1. No repetir: la repetición reiterada de una palabra en un período breve provoca monotonía y
aburrimiento. No importa que sea una palabra bonita, corta, básica o la central de un tema; o que la causa de la repetición sea una anáfora, la especificidad del término usado o la dificultad de encontrar sinónimos. Los efectos perniciosos son los mismos y no se excusa de ningún modo. 2. Evitar las muletillas: a menudo, algunas expresiones actúan como auténticas muletillas o clichés lingüísticos. Se pueden utilizar para llenar vacío o articular una frase coja, pero demasiadas veces se abusa de ellas sin motivo. He aquí las principales (las que llevan asterisco no se consideran correctas): *a nivel de, *a raíz de, a través de, *bajo el punto de vista, como muy, como mínimo, de entrada, para empezar, es evidente, etcétera. 3. Eliminar los comodines: Son palabras comodín las que sirven para todo, que se pueden utilizar siempre, pero que precisan poco o nada el significado de la frase. Si se abusa de ellas, empobrecen la prosa y la vacían de contenido. Ejemplos: Nombres: aspecto, cosa, elemento, hecho, información, problema, tema... Verbos: decir, hacer, poner, tener... Adjetivos: bueno, interesante, positivo... 4. Preferir palabras concretas a palabras abstractas. 5. Preferir palabras cortas y sencillas. 6. Preferir las formas más populares: la lengua nos ofrece dos formas posibles, en algunos aspectos de fonética, ortografía o morfosintaxis. En las siguientes parejas, la solución de la derecha, más llana y popular, también resulta más recomendable: septiembre setiembre transcendente trascendente substantivo sustantivo PBX: (505) 2278-3923 ext. 1245-1246 bdelgado@uca.edu.ni www.uca.edu.ni 7. Evitar los verbos predicativos: los verbos ser y estar recargan la frase. Los verbos de predicación completa son más enérgicos y claros. Otros verbos débiles que a veces podemos sustituir son hacer, encontrar, parecer, llegar a y haber. 8. Tener cuidado con los adverbios en -mente: si se abusa de estos adverbios se recarga la prosa y se hace pasada, porque son palabras largas. También es aconsejable evitar el tic de iniciar un texto o una unidad textual mayor (apartado, página) con un adverbio de este tipo, excepto cuando su función sea la de marcador textual. 9. Usar marcadores textuales: señalan los accidentes de la prosa: la estructura, las conexiones entre frases, la función de un fragmento, etc. Tienen forma de conjunciones, adverbios, locuciones conjuntivas o incluso sintagmas, y son útiles para ayudar al lector a comprender el texto y para establecer orden y relaciones significativas entre frases. Ejemplos: el objetivo principal de, nos proponemos a exponer, con respecto a, en cuanto a, acerca de, en primer lugar, por un lado, no obstante, además, luego, es decir, en otras palabras, o sea, en efecto, para finalizar, acto seguido, en definitiva, etcétera.
Fuente: Libro La cocina de la escritura, Daniel Cassany. Editorial Anagrama.
Pérez, C.. (2011). Decálogo de la redacción. Recuperado de https://correctorasdepapel.blogspot.com/2011/05/decalogo-de-la-redaccion-por-daniel.html