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EL DILEMA DEL PRISIONERO

Considera la siguiente historia. Dos sospechosos de un crimen son puestos en


celdas separadas. Si ambos confiesan, cada uno será sentenciado a tres años
de prisión. Si sólo uno confiesa, el que confiese será liberado y usado como
testigo contra el otro, quien recibirá una pena de diez años. Si ninguno
confiesa, ambos serán condenados por un cargo menor y tendrán que cumplir
una pena de sólo un año de prisión. Este juego puede ser representado por
una matriz 2x2:

Sospechoso Sospechoso
B confiesa B no
confiesa
Sospechoso (3 , 3) (0 , 10)
A confiesa
Sospechoso (10 , 0) (1 , 1)
A no confiesa

Veamos cuál es la estrategia óptima para cada sospechoso. Si B confiesa, A


preferirá confesar, ya que si confiesa obtendrá una pena de 3 años, y si no
confiesa obtendrá una pena de 10 años. Si B no confiesa, A preferirá confesar,
ya que de este modo será liberado, y si no confesara obtendrá una pena de un
año. Entonces, A va a confesar, independientemente de lo que haga B.
Análogamente, B también va a confesar independientemente de lo que haga A.
Es decir, ambos sospechosos van a confesar y obtener entonces una pena de
tres años de prisión cada uno. Este es el equilibrio del juego, que es ineficiente
en el sentido de Pareto, ya que se puede reducir la condena de ambos si
ninguno confesara.

Este es el ejemplo mas famoso de las situaciones en la que los equilibrios


competitivos pueden llevar a resultados ineficientes. El dilema del prisionero
ilustra la situación que se presenta en los cárteles. En un cártel, las empresas
coalicionan (hacen un acuerdo) para reducir su producción y así poder
aumentar el precio. Sin embargo, cada empresa tiene incentivos para producir
mas de lo que fijaba el acuerdo y de este modo obtener mayores beneficios.
Sin embargo, si cada una de las firmas hace lo mismo, el precio va a disminuir,
lo que resultará en menores beneficios para cada una de las firmas. La misma
estructura de interacciones caracteriza el problema de la provisión de bienes
públicos (problema del free rider), y del pago voluntario de impuestos.

Situaciones similares al dilema del prisionero pueden encontrarse en la política,


en la economía y en la sociedad en general. Por ejemplo en una contienda
electoral, muchas veces conviene más cooperar con un oponente y obtener
una victoria parcial, que tratar de obtener una victoria completa y arriesgarse a
no ganar nada.

En la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), cada país


debe producir cierta cantidad de petróleo para mantener los precios altos. Si un
país produce más petróleo que la cuota asignada, ganará mucho más dinero, al
mismo tiempo que perjudicará al resto. La respuesta probable será el aumento
de la producción del resto de los países miembros, haciendo caer los precios, y
perjudicando a todos los productores (incluido al país que inició el alza de
producción). Esta situación, en la que todos tratan de obtener la máxima
ganancia por su cuenta, es un equilibrio de Nash, y como vemos, no es la
solución más conveniente para todos.

En una empresa privada, cada trabajador busca el mayor beneficio personal, y


esto frecuentemente puede producir situaciones desventajosas para el resto de
los trabajadores, como casos de corrupción, acaparamiento de la información,
saboteo en la promoción de un empleado a un cargo más importante. A la
larga, este comportamiento (estrategia de juego "racional") perjudica a todos
los trabajadores al no existir confianza entre estos (equilibrio de Nash). Una
empresa cooperativa puede superar los beneficios de una empresa privada
basándose en la cooperación entre los trabajadores.

El neoliberalismo, basado en el individualismo, la "competencia total", y la


libertad de mercado absoluta y que predica a través de estos medios la
obtención de progreso y bienestar, se ve enfrentado a los resultados de Nash
que sacan a la luz las ventajas de estrategias más "irracionales" pero muy
humanas, basadas en la cooperación y en la competencia leal.

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