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Contenido
Introducción
1. Estado de la mujer en el mundo laboral
1.1 Tendencias en el panorama laboral internacional
1.2 Las brechas laborales por género y raza
1.3 La Crisis Financiera Internacional, empleo y género
Conclusiones
Referencias bibliográficas
Anexos
Glosario de Términos
Introducción
El año 2008 ha representado un año con grandes cambios en la economía mundial debido a los
efectos de la crisis financiera internacional, lo cual representa un desafío para los diseñadores de
políticas sociales y de género. Aún no se sabe cuanto va a durar la crisis y cual será su real magnitud,
sin embargo es la primera vez en 60 años que el PBI mundial decrece,1 apreciándose una situación
similar en casi todas las naciones del mundo. Sin embargo, en el caso específico de América Latina,
las economías se han visto afectadas por la crisis, pero en circunstancias diferentes a las registradas
por otras regiones: un contexto de baja inflación, superávit fiscales y externos, sistemas financieros
sólidos y regulados, etc., que han determinado que las economías de países como el Perú hayan
visto afectadas sus economías, pero en menor magnitud que las economías de Europa y Estados
Unidos.
Los efectos de la crisis financiera internacional podrían determinar variaciones en el nivel de empleo,
especialmente, en la situación laboral de la mujer, debido a las condiciones de riesgo y vulnerabilidad
en las que labora este grupo poblacional. Si bien, las estadísticas parecen indicar que la participación
femenina y el capital humano se han elevado en los últimos años 2 al mismo tiempo se puede
constatar que las condiciones del empleo de las mujeres, comparada con la de los hombres siguen
siendo precarias y las brechas salariales entre hombres y mujeres persisten. Sin embargo, es
necesario analizar en adelante si estas diferencias que se constatan en el ámbito laboral, respecto a
las condiciones de empleo, se ven afectadas por el actual contexto.
Si bien se hace difícil constatar, con la información que contamos, los efectos de la crisis mundial
sobre la participación de la mujer en el mercado de trabajo, este informe debería ser tomado como
una especie de línea de base, para comparar estos indicadores con los que se obtengan en el futuro.
De ahí la importancia del Informe Anual de la Mujer 2008, porque como se verá a lo largo de este
informe, aún los indicadores laborales en el 2008 han seguido las tendencias de los años de
crecimiento para la economía peruana. Entre los aspectos que enriquecen este informe tenemos: la
estimación de la oferta laboral de mujeres peruanas asalariadas y los factores que explican la
diferencia salarial, de tal forma que pueda ser comparada con la estimada para los últimos años. Un
segundo aspecto está relacionado con las características del capital humano de la Población en
Edad de Trabajar (PET) femenina y la Población Económicamente Activa (PEA), y sus diferencias
por área de residencia, diferenciando la educación básica y profesional de los cursos de
capacitación. Un tercer aspecto está relacionado con las características de las mujeres ocupadas
independientes y sus hogares.
El Informe Anual de la Mujer 2008, presenta y utiliza para el análisis información estadística,
principalmente, de la Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condición de Vida y Pobreza del Instituto
Nacional de Estadística e Informática (INEI), 2008; la Encuesta de Hogares Especializada en Niveles
de Empleo del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE) del III trimestre del año 2008; y,
el XI Censo de Población y Vivienda 2007.
1
Según
cifras publicadas por el Fondo Monetario Internacional.
2
MTPE (2008) “Informe anual de la mujer en el mercado laboral peruano 2007”
3
El presente documento está organizado en nueve capítulos. Luego de una breve introducción, en la
primera parte se presenta una breve revisión de la literatura respecto a los antecedentes referidos al
presente estudio, un marco de referencial conceptual que explica la participación de la mujer en el
mercado de trabajo, la determinación del ingreso laboral y los diferenciales de ingresos en el que se
revisa la literatura sobre el tema a nivel nacional e internacional.
En la segunda parte, se describe y analiza la población femenina a nivel nacional usando información
de los Censos nacionales, tomando en cuenta el área de residencia de las personas. La tercera parte
desarrolla la situación de la mujer peruana en el mercado de trabajo, así se analiza la participación de
la mujer en el mercado de trabajo, sus determinantes y los niveles de empleo alcanzadas por las
mujeres en relación al hombre en el año 2008.
El séptimo capítulo describe la situación de las mujeres jefes de hogar y sus características. El
octavo capítulo analiza el tema del desempleo y desarrolla las principales características de las
mujeres desocupadas. En el noveno capítulo se estima los diferenciales de ingreso por género y
el ingreso de la PEA ocupada femenina mediante el método propuesto por Oaxaca y Blinder.
Finalmente, se exponen las conclusiones del informe.
1. Estado de la mujer en el
mundo laboral
El análisis de la situación laboral de la mujer implica la revisión de la literatura que se aproxima al
tema desde diferentes perspectivas. Una primera aproximación implica la revisión de las tendencias
laborales que se dan en el panorama internacional, otro aspecto que trata la literatura está
relacionado con las brechas salariales por género y raza, en el que diversos países enfocan este
análisis desde este punto de vista. Un último aspecto analizado, muy acorde con la coyuntura actual,
es el relacionado a los efectos de la crisis financiera internacional con respecto al mercado laboral
femenino, tal como se desarrolla en adelante.
La situación laboral de la mujer en el Perú no es ajena, a las tendencias que se encuentran en los
3
principales indicadores laborales a nivel regional o mundial. Tal como se puede ver en la literatura
citada en el informe anual de la mujer del 2007, (Psacharopoulos y Tzannatos, 1989; Felices, 1996;
OIT, 2007; OIT, 2008; Calónico y Ñopo, 2008; Blau et al., 2002, Ñopo, 2008; Pagan y Sánchez, 2000;
Jaramillo, 2007) si bien en los últimos años se ha encontrado que muchas más mujeres se han
incorporado al mercado de trabajo, aún persisten las diferencias con respecto a la situación laboral
de los hombres y estas siguen siendo significativas.
Las grandes tendencias4 mundiales sobre el empleo femenino (OIT, 2007; OIT, 2008) enfatizan que
hay aspectos sobre los cuales se ha evolucionado de forma considerable en los últimos 10 años,
pero al mismo tiempo hay otros sobre los que no hay mayor avance. Específicamente se encuentra
que si bien hay una mayor participación de las mujeres, aún los niveles de desempleo de las mismas
son relativamente elevados con respecto al observado para los hombres.5 Al respecto se encuentra
que la diferencia en las tasas de desempleo entre los hombres y las mujeres en América Latina y el
Caribe es mayor (3,5 puntos porcentuales) que la que se encuentra a nivel mundial (0,4 puntos
porcentuales) y en el Perú en el año 2008.
Cabe destacar que la brecha de desempleo de América Latina y el Caribe es tan grande que a nivel
mundial sólo está por debajo de lo encontrado en Oriente Medio y África del Norte. Otro aspecto
sobre el que aún no se ha logrado revertir las tendencias del pasado está relacionado con las
condiciones laborales. En el caso de las mujeres que actualmente tienen un empleo, generalmente,
están ubicadas en los sectores menos productivos de la economía y peor pagados, más riesgosos,
mientras que en el caso de las que se encuentran buscando activamente un empleo, tienen menor
probabilidad de encontrar un trabajo seguro que les brinde algún nivel de protección social.
En este sentido, la evidencia demuestra que en América Latina y el Caribe la gran mayoría de
mujeres trabaja en el sector servicios, donde la proporción de mujeres es más de dos veces a la
proporción de mujeres con empleo vulnerable. En el caso de Perú se observa que más del 75% de las
trabajadoras mujeres se ubican primero en el sector de agricultura, ganadería y pesca, segundo, en
el sector servicio y tercero en la actividad de comercio al por menor, actividades con un amplio grado
6
de informalidad.
3 La tasa de participación femenina en el mercado de trabajo a nivel de América Latina ha subido en más de 5
puntos porcentuales en la última década.
4 OIT (2008), “Tendencias Mundiales del Empleo de las Mujeres”, marzo 2008, Ginebra. OIT (2009), “Tendencias
Mundiales del Empleo de las Mujeres”, marzo 2009, Ginebra.
5
El documento de la OIT pública una tasa de desempleo para el 2008, de 5,9% para los hombres y 6,3% para las
mujeres.
6 Al respecto, la evidencia en el Perú demuestra que los ingresos obtenidos por las mujer en el sector informal
representan aproximadamente un tercio de lo ingresos obtenidos en el sector formal. 5
Los informes de la OIT, relacionados con las tendencias mundiales del empleo de las mujeres,
resaltan al mismo tiempo un avance interesante de otro tipo de variables como es el caso del nivel
educativo de las mujeres que se integran a la PEA,7 el cual es mayor que en el pasado, lo mismo
sucede con los años de experiencia que también se han elevado, sin embargo las condiciones de
trabajo no han mejorado. En este aspecto la evidencia demuestra que en el Perú, más del 21% de las
mujeres ocupadas tienen educación superior y que este porcentaje se ha elevado con respecto al
año anterior.
Un aspecto que debe ser tomado en cuenta es que, si bien la brecha que hay en el mercado laboral
entre varones y mujeres ha disminuido, este avance aún es insuficiente y también se debería pensar
en el tiempo que llevará a la población femenina en su conjunto conseguir condiciones similares a las
de los hombres. Por los estudios que se han hecho hasta ahora, se puede ver que el mayor acceso a
la educación de parte de las mujeres podría mejorar las condiciones de acceso al mercado de trabajo
de las mujeres, pero aún así, hay quienes piensan que las sociedades en su conjunto deben aceptar
el nuevo papel que desempeñan las mujeres en la economía y se les debe permitir un mejor acceso
al mercado de trabajo por medio de políticas laborales de parte de Estado.8
Si bien las tendencias mundiales o regionales podrían esconder los cambios que hay a nivel de cada
país, al presentar datos agregados, se encuentra una tendencia clara en que los lugares o países con
mayor crecimiento registran menores diferencias tanto en acceso como en la condición del empleo
entre hombres y mujeres, como ejemplo se pueden tomar los países de Asia Oriental (OIT, 2007; OIT,
2008). Relacionado con este tema, Calónico y Ñopo (2008) mencionan que hay una segregación
jerárquica, en el que por defecto el sistema brinda mayor acceso a puestos gerenciales a los
hombres y de tipo subordinado a las mujeres, lo cual es comúnmente aceptado como una norma en
el mercado laboral latinoamericano.9 Según este último estudio, hay evidencia de que la sociedad ha
asignado roles tradicionales a la mujer, los cuales no están relacionados necesariamente con una
eficiente asignación de los recursos humanos. En este sentido, el cambio sólo puede ser posible si es
que se promueven políticas correctas como se mencionó previamente.
En el análisis del caso peruano, se puede ver que si bien la situación de la mujer ha cambiado, este
cambio es aún insuficiente. Aún cuando la participación de la mujer en el mercado laboral peruano se
ha incrementado al igual que a nivel mundial, sin embargo, aún hay brechas de género muy
importantes en comparación con el resto de países de América Latina (Jaramillo, 2007 et al; Ñopo,
2004). La literatura menciona que hay una alta segregación ocupacional por género y una alta brecha
salarial, las cuales no han disminuido en los últimos 15 años. Dicha situación muestra aún,
diferencias significativas con respecto a lo que sucedió en otros países de la región. Las diferencias
en brechas salariales son tan importantes que hay una vasta literatura sobre el tema, entre éstos se
encuentran Garavito (1994), Flores (1999), Felices (1996) y Ñopo (2004), en los que demuestran que
el ingreso por hora de los hombres es entre 28% y 40% superior al que reciben las mujeres,
encontrándose las brechas más grandes en la población con menores ingresos.
Otro aspecto que encontraron Felices (1996) y Ñopo (2004), y que fue documentado por Jaramillo
et. al. (2007), es que existe una alta volatilidad de salarios de las mujeres. Estos autores han
encontrado que la brecha existente entre los salarios de los hombres y las mujeres tiende a aumentar
en periodos de recesión y a acortarse en periodos de expansión económica. Tal comportamiento es
atribuido a una mayor variabilidad en el tiempo de los salarios de las mujeres, factor que aún está
sujeto a investigación.
7
Al respecto, aún no se encuentra literatura que diferencie si el mayor nivel de educación de las mujeres obedece
a un factor que tiene que ver sólo con la PEA femenina, o si por el contrario en conjunto la PEA tiene mejores
niveles de calificaciones.
8
Para el 2008 se puede ver que los varones registran más de un punto porcentual de personas ocupadas con
educación superior que las mujeres. Es decir que aún hay brechas en la educación en Perú.
9
Al respecto menciona que hay evidencia estadística para México que dan cuenta de este nivel de segregación. 6
En el 2009, Hugo Ñopo y otros autores de América Latina han venido trabajando temas relacionados
con las diferencias salariales. Por ejemplo, en el caso del Ecuador, los retornos salariales con
similares dotaciones de características productivas son influenciados por los que, según el sentido
común no deberían jugar un rol en la determinación de los salarios: el género y la etnicidad. En un
análisis del periodo 2003-2007, Gallardo y Ñopo (2009) encuentran que en Ecuador las brechas de
salario por etnicidad son notablemente mayores que las brechas por género. Las diferencias en las
características de capital humano, sin embargo, explican casi la mitad de las brechas de salario por
etnicidad, pero sólo una pequeña fracción de la brecha de salario por género. Ambas brechas son
más pronunciadas en los extremos menores de la distribución de ingresos analizada para este fin.
Para el caso de Brasil, los autores Marquez, Ñopo y Salardi (2009), a partir de la información de 1996
al 2006 encuentran que, las brechas salariales por raza son más importantes que las basadas en la
división por género, aunque ambas decrecieron a lo largo de la última década. En el caso de la
brecha por raza, las características observables de capital humano como es la educación es un
factor importante en la determinación de brechas de salario estimadas. Un aspecto similar sucede
cuando se analiza las brechas por género; en suma, en ambos casos la educación es muy
importante.
En cuanto a la crisis financiera internacional, en un estudio del Fondo de Población de las Naciones
Unidas (UNFPA, 2009), se señala que “El horizonte de recesión de los países desarrollados reducirá
el crecimiento latinoamericano y, en consecuencia, provocará nuevos desafíos sociales para la
región. Ante una desaceleración económica es prioritario proteger a las poblaciones más
vulnerables, [población que se enfrenta a factores contextuales que la hace más propensa a
enfrentar situaciones adversas para su inserción social y desarrollo personal, el ejercicio de
conductas que entrañan mayor exposición a eventos dañinos, o la presencia de un atributo básico
compartido (edad, sexo o condición étnica) que se supone les origina riesgos o problemas comunes]
a través de las políticas sociales”. Las mujeres constituyen un grupo vulnerable debido a la existente
“desigualdad en términos de oportunidades, derechos, acceso y control de los recursos o su
diferente exposición a riesgos vinculados con el desempeño de los roles de género”.
10
Según el análisis que viene realizando la Organización Internacional del Trabajo -OIT, “la crisis
económica mundial se está agravando y los expertos prevén una prolongada recesión en los
mercados laborales. A nivel mundial, después de cuatro años consecutivos de declinación, en el año
2008 el número de desempleados aumentó en 14 millones. A medida que la crisis sigue
propagándose y que continúan las pérdidas de empleos, el desempleo a escala mundial podría
aumentar en al menos 38 millones para fines del año 2009.
Se prevé que la crisis ha de afectar mucho más el empleo de la mujer que el del hombre. Incluso fuera
de los tiempos de recesión, las mujeres de muchos países estaban sujetas a tasas más elevadas de
subempleo y desempleo, y eran segregadas hacia sectores laborales en los que predominaban los
salarios bajos. Además, persiste una importante brecha salarial que no garantiza el principio de “igual
remuneración por trabajo de igual valor”. Estas diferencias se acentúan en ciertos colectivos de
mujeres, como puede ser el caso de la mujeres afrodescendientes, en donde existen importantes
desigualdades; bajas tasas de participación y tipos de trabajo de menor calificación e ingresos bajos.
10
OIT (2008), “Tendencias Mundiales del Empleo”
7
“El Fondo de Población de Naciones Unidas advierte que las mujeres son las más afectadas por la
crisis económica mundial. En tiempos de crisis, las desigualdades de género se acentúan y resulta
fundamental asegurar a las mujeres los servicios sociales básicos, especialmente los de salud
sexual y reproductiva.”
“La crisis financiera mundial está obligándonos a todos a ahorrar y reducir los costos dondequiera que
sea posible. Pero nuestra labor en pro de las mujeres del mundo debe continuar sin menoscabo. Al
empoderar a una mujer, se empodera a una familia. Al empoderar a una mujer, se cambia el mundo”.
Como se puede ver a lo largo de esta revisión bibliográfica, en el último año los interesados en el
estado de la situación laboral de la población femenina han seguido trabajando en torno al tema. En
este sentido la literatura enfatiza que las diferencias por sexo de las condiciones laborales y los
ingresos laborales, persisten a nivel de toda la PEA y por categoría ocupacional, diferencias que son
evidentes a nivel nacional y mundial. Otro aspecto que también ha determinado cambios importantes
en el actual contexto, es el efecto de la crisis financiera internacional que ha determinado mayores
niveles de desempleo, principalmente, para el caso de las mujeres, tal como se puede ver en las
cifras presentadas por la OIT para el 2008.
Cuadro Nº 1
Perú: Evolución de la población según sexo: 1940, 1961, 1972,
1981, 1993 y 2007
La tasa de crecimiento promedio anual estimada en base a los censos de población, demuestran que
la población tuvo una tasa de crecimiento ascendente hasta el año 1972; a partir de este año, ha ido
desacelerando su crecimiento llegando a registrar en el 2007 su valor mínimo (1,6%) de acuerdo a la
información registrada en los 6 últimos censos (ver cuadro Nº 2). Cuando analizamos la tasa de
crecimiento por sexo se puede verificar que ambos tienen un comportamiento muy parecido,
mostrando sus mayores valores entre los años 1940 y 1961.
Cuadro Nº 2
Perú: Tasa de crecimiento promedio anual según sexo:
1940, 1961, 1972, 1981, 1993 y 2007
(En porcentajes)
11
Entre otros resultados del Censo, según UNFPA (2009) muestra que existen distintos ciclos de vida
en mujeres y hombres. En el 2007, la relación de hombres a mujeres según su estado civil era en el
caso de los separados o divorciados de 1 a 2; mientras que en el caso de viudos era de 3 a 1; y había
mayor cantidad de hombres solteros que mujeres solteras. Al examinar los censos de 1981, 1994 y
2007; se encuentra una reducción en el número de jefes solteros, se ha aumentado la cantidad de
mujeres separadas, hay un incremento de la proporción de (mujeres) convivientes y ha caído la
proporción de casadas. Estos datos revelarían un mayor empoderamiento de las mujeres, las que
estarían optando por una modalidad que no es el matrimonio; esto a partir de la experiencia
acumulada de varias generaciones y que se concreta en la población más joven. Se espera que
quienes opten por la convivencia sean las mujeres con mayor nivel educativo, las mujeres rurales o
las mujeres más jóvenes. Los datos del censo también evidencian que a mayor nivel educativo se
produce mayor convivencia.
En el mismo documento, Violeta Bermúdez señala, que el término “jefatura del hogar” debería
erradicarse de futuros censos debido a que alude al hecho de que hay una persona que gobierna el
hogar, concepto erradicado por la Ley de Igualdad entre Hombres y Mujeres, e introduce una
distorsión en los datos: la jefatura es atribuida al hombre si está presente en el hogar, y a la mujer en
ausencia de él. Al respecto, el censo muestra que 40% de las jefas de hogar eran viudas o
separadas, así surge el cuestionamiento de sí ellas escogen ser jefas de hogar o si lo son porque
debían asumir esta condición por su estado civil. Además, se debe resaltar que las mujeres jefas de
hogar tienen mayor nivel de educación que las que no lo son (30% de ellas tienen educación superior;
54%, educación secundaria). Con respecto a la jefatura de hogar femenina por área de residencia,
las jefas de hogar del área rural son de mayor edad que las del área urbana: más de la mitad son
mayores de 50 años y más de 30% son mayores de 60 años. Los datos para el tamaño de familia
muestran que 87% de las mujeres jefas de hogar tiene al menos un hijo, 33% uno o dos hijos, y 54%
tres o más hijos. En promedio, en el área rural, el número promedio de hijos por mujer es 5,6 y en el
área urbana es 3,2.
11 Fondo de Población de las Naciones Unidas, UNFPA, “Censo 2007: Análisis de temas poblacionales I”,
junio 2009. 10
Los resultados del último censo muestran que un 57,3% de la población femenina tiene menos de 29
años de edad. La concentración de la población femenina es mayor en el área urbana (77%) que en
el área rural (23%). Hay un mayor porcentaje de mujeres jóvenes en el área rural (62,5%) de la
Cuadro Nº 3
Perú: Población femenina por ámbito geográfico, según
rangos de edad, 2007
(En porcentajes)
Según regiones, se observa que una gran proporción de la población femenina se concentra en la
región de Lima (31,2 %), lo cual demuestra el grado de centralización de la población femenina en las
regiones de Lima. Otras regiones con alta concentración de población femenina son Piura (6,1%), La
Libertad (5,9%), Cajamarca (5,0%) y Puno (4,6%). Cabe destacar que el caso de Cajamarca es
peculiar debido a que un porcentaje importante de su población femenina se encuentra ubicada en
las zonas rurales (14,5%); mientras que en el área urbana Lima concentra el 39,9% de la población
urbana del país como se aprecia en el cuadro siguiente. (Ver Cuadro Nº 4)
11
Cuadro Nº 4
Perú: Población femenina por ámbito geográfico,
según regiones, 2007
(En porcentajes)
Á r e a d e r e s id e n c ia
R e g ió n T o ta l
U rb a n o R u ra l
12
Cuadro Nº 5
Perú: Esperanza de vida al nacer por sexo, 1950-2050
(En porcentajes)
C a m b io
S exo
in te r q u in q u e n a l
P e r io d o ( E n p o r c e n ta je s )
(E n a ñ o s )
H o m b re M u je r H o m b re M u je r
1 9 5 0 -5 5 4 2 ,9 4 5 ,0 - -
1 9 5 5 -6 0 4 5 ,1 4 7 ,5 2 ,3 2 ,5
1 9 6 0 -6 5 4 7 ,8 5 0 ,5 2 ,7 3 ,0
1 9 6 5 -7 0 5 0 ,1 5 3 ,0 2 ,3 2 ,5
1 9 7 0 -7 5 5 3 ,9 5 7 ,3 3 ,8 4 ,3
1 9 7 5 -8 0 5 6 ,7 6 0 ,5 2 ,8 3 ,2
1 9 8 0 -8 5 5 9 ,5 6 3 ,8 2 ,8 3 ,3
1 9 8 5 -9 0 6 2 ,1 6 6 ,8 2 ,6 3 ,0
1 9 9 0 -9 5 6 4 ,4 6 9 ,2 2 ,3 2 ,4
1 9 9 5 -0 0 6 6 ,8 7 1 ,9 2 ,4 2 ,7
2 0 0 0 -0 5 6 9 ,0 7 4 ,3 2 ,2 2 ,5
2 0 0 5 -1 0 6 9 ,0 7 4 ,3 0 ,0 0 ,0
2 0 1 0 -1 5 7 1 ,5 7 6 ,8 2 ,5 2 ,5
2 0 1 5 -2 0 7 2 ,5 7 7 ,8 1 ,0 0 ,9
2 0 2 0 -2 5 7 3 ,4 7 8 ,6 0 ,9 0 ,8
2 0 2 5 -3 0 7 4 ,1 7 9 ,4 0 ,7 0 ,8
2 0 3 0 -3 5 7 4 ,7 8 0 ,1 0 ,6 0 ,7
2 0 3 5 -4 0 7 5 ,3 8 0 ,7 0 ,6 0 ,7
2 0 4 0 -4 5 7 5 ,8 8 1 ,4 0 ,5 0 ,6
2 0 4 5 -5 0 7 6 ,3 8 1 ,9 0 ,5 0 ,6
BOX Nº 1
“El análisis de las condiciones laborales objetivas en la región [latinoamericana] muestra que la calidad de trabajo es
baja y, en muchos casos, tiene tendencia a deteriorarse. Sin embargo, hay indicios de que un empleo informal,
tradicionalmente considerado como una forma inferior y menos deseable de empleo, puede constituir una decisión
sensata para algunas personas que encuentran en este tipo de empleo un nicho más apropiado para sus aptitudes,
preferencias y condiciones que en el empleo formal: mucha gente que tiene un empleo asalariado preferiría trabajar por
cuenta propia, mientras que hay muchas menos personas en la situación opuesta. Los asalariados mencionan la
posibilidad de mayores ingresos, más flexibilidad y no tener un jefe como razones para preferir un empleo por cuenta
propia”.
“En América Latina y el Caribe la creación de empleos se ha intensificado a la par del crecimiento de la oferta de mano
de obra impulsado por un crecimiento de la participación femenina y el aumento de la población en edad de trabajar.
Lamentablemente, el dinamismo de la creación del empleo ha ido de la mano con un bajo crecimiento de la
productividad laboral […] En consecuencia, la combinación del alto nivel de empleo y el bajo aumento de la
productividad sugiere que la calidad de los empleos creados es bastante mala”.
Por otra parte, “la percepción de inseguridad laboral es mayor entre los asalariados que entre los trabajadores por
cuenta propia”, lo cual se podría deber a que los trabajadores independientes sientan que tienen más control sobre su
situación laboral que los asalariados. Asimismo, “más importante que estar bien remunerado es la percepción de estar
bien remunerado”.
El 43% de las mujeres de la región dedica menos de 40 horas semanales a un trabajo remunerado, es decir, realiza un
trabajo a tiempo parcial, mientras que sólo 27% de los hombres lo hace. Cabe agregar que “el trabajo a tiempo parcial
está relacionado con una mayor participación de los jóvenes, las mujeres y los trabajadores de mayor edad en la fuerza
laboral, lo cual parece indicar que el trabajo a tiempo parcial podría ser una forma útil de combinar el trabajo
remunerado con otras actividades por las cuales las mujeres sacrifican poco en términos de satisfacción con el trabajo”.
13
Otro de los aspectos que ilustra el censo del año 2007, es la tasa de alfabetismo (cuadro Nº 6). Según
ésta, existe una diferencia de 8,2 puntos porcentuales entre la población alfabeta en las zonas
urbanas y la población de las zonas rurales. Esta diferencia es mayor en el caso de las mujeres,
donde la brecha asciende a 9,5 puntos porcentuales. Si bien en nuestro país se ha avanzado
bastante en el tema, aún encontramos que 15,7% de la población total es iletrada, las cuales
pertenecen en su mayoría al ámbito rural.
Cuadro Nº 6
Perú: Tasa de alfabetismo por sexo, según ámbito geográfico, 2007
(Población de 3 a 24 años)
Sexo
Ámbito Total
Hombre Mujer
Total 84,29 84,33 84,24
Urbano 86,48 86,24 86,72
Rural 78,25 79,24 77,20
Nota: No se empadronó a la población del distrito de Carmen Alto, provincia
de Huamanga, departamento de Ayacucho.
Fuente: INEI - Censos Nacionales 2007: XI de Población y VI de Vivienda.
Elaboración Propia.
Entre los otros temas que se pueden abordar a partir del censo se encuentra el acceso de la
población a un seguro de salud. En un primer resultado se observa que alrededor del 58% de la
población no cuenta con seguro de salud; esta es una característica que afecta a la población en
general y refleja la falta de productos de seguros adecuados a la población con menores recursos.
Sin embargo, los que cuentan con seguro de salud se concentran básicamente en el Seguro Integral
de Salud –SIS12 (18%) y ESSALUD (17%).
Según ámbito geográfico, una misma proporción (50% aproximadamente) de las personas tanto del
ámbito rural como del ámbito urbano se atienden en el SIS y a su vez, tanto las mujeres como los
hombres presentan una cercana distribución en este tipo de seguro en los dos ámbitos. De otro lado,
los que tienen seguro de salud a través de ESSALUD, principalmente, se concentran en el ámbito
urbano (95%) y casi tanto hombres como mujeres gozan de la misma proporción en este seguro de
salud. (Ver cuadro Nº 7).
Cuadro 7
Perú: Población por sexo y área de residencia, según tipo de seguro, 2007
(En porcentajes)
Hombre Mujer
Total
Tipo de seguro Total relativo
absoluto Urbano Rural Urbano Rural
Finalmente, existen otros temas relacionados con la situación laboral de la mujer que se basan en la
información del censo: entre estos encontramos el fenómeno de las madres solteras y el embarazo
adolescente. Según Cecilia Blondet, se tiene evidencia que en el Perú existen 487 mil madres
solteras (7%), de las cuales 40% se encuentran en Lima, mientras que en el caso del embarazo
adolescente este ocurre con mayor frecuencia en la selva.13
Otra investigadora que analiza este tema es Jeanine Anderson quien señala que “la adolescencia es
un momento crítico para la consolidación de la desigualdad entre los géneros, y los embarazos
adolescentes anuncian un futuro muy diferente para hombres y mujeres […] la madre adolescente es
la pieza más débil en la organización familiar, pues enfrenta mayores dificultades para defender sus
intereses y plantear reclamos frente al uso de los recursos familiares, especialmente, en hogares en
condición de pobreza. Los estudios de caso frente a una situación de embarazo adolescente
sugieren: que la joven madre, fácilmente, se convierte en la principal encargada del sistema de
cuidado en su hogar de origen”.
Otro tema interesante, a partir del análisis del censo 2007 es el concepto de «economía del
cuidado» (u organización social —económica, política, cultural y moral— del cuidado), que se
refiere al desempeño de las mujeres (aunque también al de los hombres en menor medida) sobre
todo en actividades informales, no remuneradas e “invisibles” como la atención a la familia, el
cuidado de la salud de sus miembros, y la “producción de bienes y servicios necesarios para el
funcionamiento de los hogares, que aseguran no solo la reproducción diaria, sino la integración y el
bienestar de sus miembros en el mediano y largo plazo”.
A manera de conclusión, se podría decir que el Censo nos proporciona información que permite
afirmar que la desigualdad por género no es homogénea; sino que más bien implica un conjunto de
problemas interrelacionados que requieren el desarrollo de estrategias oportunas que afecten no
solo a las mujeres sino a la población en general.14
13 Ibid.
14
Conclusión recogida de la experta en temas de género: Cecilia Blondet, sobre los resultados del censo 15
La Población en Edad de Trabajar (PET), como su nombre lo indica comprende a todas aquellas
personas que tienen más de 14 años y que debido a este atributo puede participar potencialmente en
el mercado laboral.
La estructura demográfica de la Población en Edad de Trabajar (PET) en el año 2008, indica que del
total de personas (21,04 millones) las mujeres representan el 51,7%. Además, como se puede
observar en el gráfico Nº 1, la PET está concentrada en la población más joven. Así, más del 38% de
la PET se concentra en la población entre 15 y 29 años. Específicamente, se tiene un 17% de jóvenes
cuya edad fluctúa entre 14 y 19 años. Generalmente, la población joven es la más vulnerable ya que
no tiene el performance adecuado para una adecuada inserción laboral.
Gráfico Nº 1
Perú: Estructura demográfica de la Población en Edad de Trabajar (PET), 2008
90 a más
85 - 89
80 - 84
75 - 79
70 - 74
65 - 69
60 - 64
55 - 59
50 - 54
45 - 49
40 - 44
35 - 39
30 - 34
25 - 29
20 - 24
14 - 19
Mujer Hombre
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, continua 2008.
Elaboración: MTPE – Programa de Estadísticas y Estudios Laborales (PEEL)
16
La PET está compuesta por la fuerza de trabajo o Población Económicamente Activa (PEA) y la
población inactiva. Es decir, la PEA15 lo conforman las personas ocupadas o que están buscando
activamente un empleo; y los que se mantienen en condición de inactividad son las amas de casa,
estudiantes, jubilados, entre otros.
16
Gráfico Nº 2
Perú: Distribución de la población femenina según condición de actividad, 2008
Asalariados No Asalariados
1 989 620 4 742 664
29,6% 70,4%
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, continua 2008.
Elaboración: Propia.
15 También se le conoce como la oferta de trabajo, dado que es la cantidad de personas que están predispuestas a
entregar un número de horas determinado a cambio de alguna retribución monetaria o no monetaria.
16 La tasa de actividad es el cociente entre la PEA y la PET multiplicado por 100%.
17
Aunque las mujeres tengan una representación en la PET ligeramente mayor que los hombres, la
tasa de actividad de ellos es mayor (82,9%, versus el 65% correspondiente a la población femenina).
Esto se evidencia al observar que los hombres representan el 54,4% de la PEA, mientras que las
mujeres solamente alcanzan el 45,6%. Esta distribución se mantiene para el caso de la PEA
ocupada, donde los hombres obtienen un porcentaje ligeramente mayor (54,7%). En el caso de la
PEA desocupada, la proporción correspondiente a las mujeres (52,3%) es ligeramente mayor a la de
los hombres (47,7%). Lo cual es concordante con una tasa de desempleo mayor en el caso de las
mujeres con 4,8% mientras que en el caso de los hombres fue del 3,7% en el año 2008. El detalle de
esta información se puede apreciar en el cuadro Nº 8.
Pese a la evolución de la participación femenina en el mercado laboral, aún se encuentra que la tasa
de actividad es mayor en los hombres que en las mujeres (82,9% y 65%, respectivamente). Es decir
que, hay una diferencia de 17,9 puntos porcentuales entre la tasa de participación masculina y
femenina al igual que en el informe anterior se puede observar que estas diferencias, se deben a que
persisten ciertos roles al interior de las familias, en los cuales el hombre trabaja en una actividad
remunerada, mientras que más de un tercio de las mujeres desempeñan roles no remunerados y en
el hogar.
En cuanto a las personas ocupadas se puede apreciar que el 54,7% de la PEA ocupada son
hombres y el resto mujeres. Esta diferencia entre la PEA masculina y femenina en términos
absolutos representa a 1,4 millones de hombres, lo cual quiere decir que los hombres se
encuentran más integrados al trabajo que las mujeres pese a que las mujeres en edad de trabajar
son relativamente más que los hombres.
Cuadro Nº 8
Perú: Población y fuerza de trabajo por sexo, 2008
(En porcentajes)
Total
Diversas variables Total absoluto Hombre Mujer
relativo
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, continua 2008.
Elaboración: Propia.
18
En cuanto a la dinámica de la distribución de la PET por sexo en los últimos siete años, según el
gráfico Nº 3, se observa que en promedio las mujeres representan 51%, mientras que los hombres
significan 48%. Esto quiere decir que existen más hombres que mujeres que están en condiciones
para trabajar, y que estas diferencias parecen mantenerse a lo largo del tiempo, lo cual es difícil
revertirla en el corto plazo, tal como se aprecia en el gráfico Nº 3. Se puede apreciar también que los
resultados no han variado significativamente en el último quinquenio.
Gráfico Nº 3
Perú: Evolución de la PET según sexo, 2002, 2005-2008
(En porcentajes)
100%
90%
80%
51,6 53,0 51,0 51,6 51,7
70%
60%
50%
40%
30%
48,5 47,0 49,0 48,4 48,3
20%
10%
0%
2002 2005 2006 2007 2008
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, IV trimestre 2002 y continua
2005 - 2008.
Elaboración: Propia.
Entre los años 2002 y 2008, la oferta de trabajo según sexo (Gráfico Nº 4) presenta una situación
inversa a la evolución de la PET por sexo, básicamente, por la mayor cantidad de mujeres inactivas
que varones en esta misma condición. La oferta laboral de las mujeres en este periodo bordea el 45%
y la de los hombres el 55%, con 10 puntos de diferencia entre ambos sexos, es decir que estamos
lejos de una oferta de trabajo similar por género. Lo que podría explicar esta diferencia entre la oferta
de trabajo por sexo es la preferencia o decisión de las mujeres de no participar en el mercado de
trabajo que representó el 35% de la PET en el año 2008.17
17 Esta cifra viene de dividir el total de mujeres inactivas entre el total de la Población en
Edad de Trabajar mujer del gráfico Nº 02. 19
Gráfico Nº 4
Perú: Evolución de la PEA según sexo, 2002, 2005-2008
(En porcentajes)
100%
90%
80% 43,9 45,7 44,6 45,5 45,6
70%
60%
50%
40%
30% 56,1 54,3 55,4 54,6 54,4
20%
10% Hombre Mujer
0%
2002 2005 2006 2007 2008
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, IV trimestre 2002 y
continua 2005 - 2008.
Elaboración: Propia.
En cuanto a la PET femenina por área de residencia, se muestra que significativamente existen más
mujeres en edad de trabajar urbanas (69,7%) que en el área rural (30,3%). Sin embargo, existe un
indicador que debe ser tomado en cuenta en el análisis y es que, si bien en las zonas rurales la
participación de la PEA femenina es de 73,8% (lo cual es acorde con la distribución de la población
total), el nivel de desempleo bordea el 0,9% frente a un 6,9% observado en las zonas urbanas, lo
cual se debe a que las mujeres del sector rural apoyan con mano de obra en las actividades
productivas familiares asociadas a la actividad agropecuaria y al comercio al por menor.
20
Cuadro Nº 09
Perú: Población y fuerza de trabajo femenina por área de residencia, 2008
(En porcentajes)
Total
Diversas variables Total absoluto Urbano Rural
relativo
Población en Edad de Trabajar -PET 10 876 624 100,0 69,7 30,3
Población Económicamente Activa -PEA 7 072 443 100,0 65,6 34,4
PEA ocupada 6 732 284 100,0 64,2 35,8
PEA desocupada 340 159 100,0 93,5 6,5
Poblacion inactiva 3 804 181 100,0 77,3 22,7
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, continua 2008.
Elaboración: Propia .
El resto de la PEA femenina se reparte de forma similar entre el resto urbano y el área rural, con
35,5% y 34,4% respectivamente.
Gráfico Nº 5
Perú: Distribución de la PEA femenina, según
ámbito geográfico, 2008
(En porcentajes)
Rural
Resto 34,4
Urbano
35,5
Lima
Metropolitana
30,1
21
En la tasa de actividad femenina de Lima Metropolitana se muestra una tendencia creciente –aunque
con fluctuaciones- en los últimos 35 años. Así, de niveles cercanos al 35% en su tasa de participación
registrados en la década de los 70s pasó a una tasa de actividad femenina superior a 50% en la
presente década, aunque la tendencia es decreciente para los dos últimos años; lo cual, puede ser
explicado por un mayor crecimiento económico, como el que ha experimentado nuestro país en los
últimos años; por lo tanto, existe una mayor probabilidad de que la mujer no necesite participar en el
mercado de trabajo, dado que el ingreso que obtienen los otros miembros del hogar cubren los
requerimientos monetarios de la familia. Esta situación es concordante con el hecho de que existe un
porcentaje de mujeres inactivas que se encuentran dedicadas a los quehaceres del hogar (más de
3,8 millones de mujeres a nivel nacional) y que en los últimos años no ha tenido incentivos para salir
agresivamente a buscar un trabajo.
Gráfico Nº 6
Lima Metropolitana: tasa de actividad femenina, 1970-2008
60
55
d 50
a
id
iv
t
c
a 45
e
d
a
s
a
T 40
35
30
1970 1972 1974 1976 1978 1980 1982 1984 1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006 2008
Fuente: MTPE - Encuesta Nacional de Hogares Especializada en Niveles de Empleo, III Trimestre 1975 -
2005. MTPE – Encuesta de Hogares Especializada en Niveles de Empleo 2006, 2007 y 2008.
Elaboración: MTPE - Programa de Estadísticas y Estudios Laborales (PEEL).
Al analizar la PEA por sexo y rangos de edad para el caso peruano; se observa que la tasa de
desempleo en las mujeres (4,8%) es mayor que en el caso de los hombres (3,7%). Sin embargo, al
analizar por rango de edad y según sexo, en todos los rangos de edad, excepto la de jóvenes de 14 a
29 años, los ocupados representan alrededor de 97% de la PEA. Asimismo, según rangos de edad, la
tasa de desempleo de los hombres (7,1%) como de las mujeres (9,0%) entre 14 y 29 años de edad es
relativamente mayor a otros grupos de edad. Las menores tasas de desempleo para los hombres se
encuentran en el rango de 30 a 45 años de edad (1,7%), cual es estadísticamente igual al rango de 46
a 55 años; en tanto que en ambos rangos de edad, las mujeres casi duplican dichas tasas de
desempleo.
Lo anterior implica que si bien el mercado de trabajo se está poniendo más dinámico, son aún los
jóvenes los que menos oportunidades laborales tienen. En este sentido, el Estado debe enfocar
como parte de su política de empleo, acciones que permitan a los jóvenes insertarse de una forma
más rápida al mercado laboral (ver cuadro Nº 10).
22
Cuadro Nº 10
Perú: Distribución de la PEA ocupada y desocupada, según sexo y rangos de edad, 2008
(En porcentajes)
Para el caso de Lima Metropolitana, se observa como en anteriores oportunidades que la tasa de
actividad femenina presenta una tendencia negativa a medida que aumenta la edad. Así se puede
observar, que mientras el rango de 14 a 29 años se presentó una tasa de actividad del 52% en el año
2008; en el rango de 56 años a más años, este porcentaje disminuye a 28%. Cabe precisar, en
relación a los años analizados (2004 al 2008) que el comportamiento en el rango de 14 a 29 años fue
similar.
En cuanto al rango de 30 a 45 años de edad, en el año 2004 se presentó la tasa de actividad más alta
que para el resto de años. Para el rango de 46 a 55 años, en el año 2005 se presentó la tasa más baja;
al igual que en el rango de 56 años a más, debido a que muchas de ellas se retiran o jubilan del
trabajo, tal como se puede observar en el gráfico Nº 7. En general, se nota un incremento del rango de
edad donde se alcanzó la tasa de actividad máxima a medida que pasó el tiempo. Lo cual implica que
las mujeres han estado más activas en cuanto a querer ofertar su fuerza de trabajo al mercado, sobre
todo, en el año 2008; y según rangos de edad, es a partir de los 45 años, en donde se presenta las
mayores tasas de actividad respecto a otros años.
23
Gráfico Nº 7
Lima Metropolitana: Tasa de actividad femenina, según rangos de edad,
2004 – 2008
(En porcentajes)
80,0
70,0
60,0
50,0
40,0
30,0
20,0
10,0
0,0
14-29 30-45 46-55 56 a más
BOX Nº 2
Los países latinoamericanos han avanzado en el cumplimiento de la primera meta del milenio, a saber, reducir a la mitad el
porcentaje de personas con ingresos menores a un dólar diario entre 1990 y 2015. Con respecto a la meta de reducir la pobreza
total a la mitad, ésta, a nivel regional, ha pasado de 48,3% en 1990 al 34,1% en 2007; estos avances han sido resultado de
tendencias heterogéneas en nuestros países. Se debe resaltar que se puede lograr importantes avances en la reducción de la
pobreza total con pequeñas mejoras distributivas: un crecimiento que favorezca en mayor medida a los más pobres puede
aumentar significativamente la tasa de crecimiento.
El rol de la mujer como jefa de hogar es un fenómeno que ha aumentado en paralelo con el de la participación femenina en la
actividad económica. En muchos casos, es la ausencia de la pareja masculina la que obliga a las mujeres a hacerse cargo
totalmente de la manutención del hogar. Dentro del marco de la reducción de la pobreza, las mujeres jefas de hogar desempeñan
un papel relevante al participar en los programas que persiguen dicho propósito, principalmente en la administración de recursos
de transferencias condicionadas. Actualmente, una de cada cuatro personas en América Latina vive en un hogar con jefe mujer,
a inicios de los noventas, esta relación era de uno a siete. Estos hogares muestran mayor vulnerabilidad, aunque este es un
fenómeno más urbano que rural, esto podría explicarse porque en las zonas rurales frecuentemente el cónyuge varón emigra o
desempeña actividades en lugares apartados y por períodos prolongados (como en el caso de los trabajos temporales en faenas
agrícolas).
24
Las estadísticas sobre empleo de los últimos años demuestran que hay una mayor participación
femenina en el mercado de trabajo peruano, latinoamericano y mundial. En este sentido cabe la
pregunta de ¿Cuales son los factores que determinan la participación laboral de la mujer? ¿Qué hace
que las mujeres prefieran ofertar su fuerza laboral en el mercado de trabajo a quedarse en el hogar
desarrollando otro tipo de trabajo no remunerado?
En este sentido Heckman sugiere estimar un modelo en dos etapas tal que se estimen correctamente
las ecuaciones de las remuneraciones y la participación femenina en el mercado de trabajo. Para la
estimación del modelo se plantea la participación derivada de la teoría neoclásica de la oferta de
trabajo. Este sostiene que las mujeres definen sus decisiones de participación en el mercado laboral
a partir de la evaluación de un “salario de reserva”. Dado que este salario de reserva es inobservable,
sólo se puede definir una variable binaria, la cual tomará el valor de uno si la mujer participa en el
mercado laboral y 0 si no lo hace. Dado que la teoría que se presenta es parte del modelo clásico
simple, el consumo de cada individuo será igual al valor de la producción. Dicha producción
dependerá de las horas que la mujer destine al trabajo (Barro R., 1986).
En relación a este tema Gary Becker presenta un modelo de producción doméstica, donde introduce
en el análisis más de una actividad económica, a diferencia de los modelos anteriores que analizaron
el tema. Así, presentan actividades que se producen en el hogar y que utilizan como insumo bienes
de mercado y tiempo de ocio. La inactividad entonces se justifica en la fabricación y disfrute de éstos
commodities y actividades.
Tomando como base teórica el modelo de economía familiar de asignación de tiempo de Becker
20
(1957, 1965 ), para tomar la decisión de quien debe trabajar, en el interior del hogar se identifican
además de las características individuales tales como la educación y la experiencia, características
familiares y condiciones del mercado que determinan la entrada en el mercado laboral de los
miembros del hogar, las cuales se detallan a continuación.
Específicamente, las variables que han sido incluidas como determinantes de la participación laboral
son las siguientes:
18
Un análisis completo del marco teórico de este tema se presenta en el informe anual de la mujer del 2007.
19
Tomado del Boletín de la Economía Laboral Nº 16.Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo. Programa de
Estadísticas Laborales. Abril del 2000.
20
Esta publicación fue citada en el informe de mujer 2008
25
También tenemos que el ingreso no laboral per cápita constituye una característica individual de la
mujer que determina que las transferencias de dinero que reciben tienen el efecto de adquirir
mayores unidades de ocio, lo cual disminuiría la probabilidad de trabajar. La asistencia a algún
centro de enseñanza de las mujeres, es un determinante, porque debido a las restricciones de
tiempo de las mismas, las mujeres que asisten a algún centro de enseñanza tendrán una menor
participación laboral.
Así también tenemos el número de niños de 0 a 6 años. Dado el rol de la mujer en la sociedad, como
el de cuidar a los niños pequeños, un mayor número de ellos podría ser un desincentivo a participar
en el mercado laboral. Debido a que en ese rango de edad los menores requieren de mayor cuidado,
21
ver Browning (1994) y Nakamura y Nakamura (1994 ). El ratio PET femenina / PET familiar, que
determina que un mayor porcentaje de mujeres en la PET familiar podría estar relacionado con una
mayor participación de las mismas. El ingreso de otros miembros del hogar, es decir que el
ingreso de otros miembros del hogar, los ingresos de los abuelos, tíos, hermanos e hijos mayores
podría desincentivar la participación laboral femenina.
Estimación econométrica
Para fines de la estimación, dividimos la muestra en dos grupos seleccionados a priori que
demostraron tener patrones de conducta distintos: el grupo de mujeres que en promedio tiene
secundaria completa, y el grupo con secundaria incompleta o que tiene en promedio menos de 11
años de estudio. La división se justifica debido a que el nivel educativo es un determinante importante
en las posibilidades laborales de las personas, en especial de las mujeres. Las teorías sobre el
capital humano manifiestan que la educación permite acumular conocimientos, desarrollar
destrezas, incrementar aspiraciones personales, evaluar oportunidades, etc. Todas estas
características pueden ser distintas para quienes terminaron el nivel secundario y para quienes
tienen educación superior, en términos estadísticos los determinantes propuestos podrían mostrar
un signo distinto y por ende un efecto distinto para cada grupo. Este efecto puede ser identificado con
una variable dummy
26
Cuadro Nº 12
Perú: Estimación Probit de la participación laboral de la mujer, 2008
De los resultados obtenidos en esta estimación econométrica de puede concluir que las variables
que son significativas a un nivel de confianza del 95% en el grupo que alcanza el nivel de secundaria
completa a más son: la edad, la edad al cuadrado, los años de escolaridad de la mujer, el promedio
de educación de adultos en el hogar, el número de niños menores de 6 años, el ratio PET
femenina/PET familiar, el estado civil de las mujeres y los ingresos. Es decir todas aquellas variables
que la literatura señala como importantes, son las que confirman su relevancia a nivel econométrico.
Respecto a los efectos marginales se puede apreciar, para el mismo grupo antes mencionado, que la
edad, los años de escolaridad y el ratio PET femenina/PET familiar afectan positivamente la
probabilidad de participación en el mercado laboral, el resto de las variables significativas afectan
dicha probabilidad de manera negativa.
Es decir, se cumple que la participación laboral se incrementa con la edad, pero empieza a declinar
con los años. Los resultados parecen indicar que las mujeres sin educación no consideran
importante participar en el mercado laboral, es decir que como en el caso anterior, las políticas deben
estar dirigidas a incentivar la participación de las mujeres a través de políticas educativas dirigidas a
este grupo para que mejoren sus niveles de educación.
27
Es importante resaltar que los resultados obtenidos para el 2008 son similares al obtenido en el
Informe Anual de la Mujer 2007, lo cual nos permite identificar con cierto nivel de certeza los factores
que determinan la participación de la mujer en el mercado laboral.
Así de esta manera, el ejercicio que viene a continuación se dedicará a analizar los factores que
determinan la oferta laboral de la mujer:
El modelo teórico
Dadas las características del modelo, la estimación se realiza en dos pasos, pues la muestra sufre
del problema de sesgo de selección: solo se observan datos de salarios y horas trabajadas para
aquellas mujeres que deciden trabajar y no para aquellas que se mantienen inactivas, lo que en
términos econométricos corresponde a una estimación truncada. Sin embargo, es importante
considerar la información que proporcionan las características de quienes no tienen ingresos
laborales.
Estos modelos han sido pensados para mujeres que trabajan por ingresos laborales fijos; por ello,
sólo se considera a aquellas que trabajan de forma dependiente con remuneración.22
z i¢
ln( wi ) = a+vi (2)
hi =
b) xi¢
0 ln( wi + b+ui (3)
donde ln(wi ) es el logaritmo del salario; hi es la cantidad de horas por semana ofrecidas al
mercado laboral; zi es un vector de determinantes de los salarios tales como la edad,
experiencia y el nivel educativo; xi es un vector de variables individuales y de la familia que
determinan la cantidad de horas que una mujer ofrece al mercado laboral para cada nivel de
salario; y a y b son vectores de parámetros, siendo b 0 el parámetro de la pendiente de la
oferta laboral. También vi y ui son dos términos de perturbación no correlacionados. La
ecuación (2) representa a los determinantes de los salarios mientras que la ecuación (3) es
la oferta laboral. Se plantean ambas ecuaciones pues las observaciones de trabajo de las
mujeres son el resultado de la interacción de las dos ecuaciones (asumiéndose que los
trabajadores son precio-aceptantes en el mercado laboral) .23
La ecuación (3) -que es nuestro principal objeto de interés- no puede ser estimada
directamente por mínimos cuadrados ordinarios pues existe un problema de endogeneidad
de la variable ln(wi ) , dado que en dicha ecuación está correlacionada con el término de
perturbación ui . Por ello, el salario es una variable endógena que debe ser modelada (tal
como se hace en la ecuación (2)) e instrumentalizada.
El primer paso consiste en estimar la ecuación (2) por el método de Heckman para corregir el sesgo
de selección mencionado antes. Los determinantes de la selección son los mismos que definieron la
participación de la mujer en el mercado laboral.
En el cuadro Nº 13 observamos las estimaciones de la ecuación (2) en donde solo se tomó en cuenta
a la submuestra de trabajadores dependientes que incluyen a empleados públicos y privados,
obreros públicos y privados, practicantes y trabajadores del hogar , así como a aquellos que
actualmente no tienen empleo pero que lo están buscando. Se excluyó a los empleadores,
trabajadores independientes y trabajadores familiares no remunerados pues el modelo a estimar no
se aplica para este tipo de trabajos. La variable dependiente es el logaritmo del ingreso líquido
semanal promedio en su ocupación principal y deflactado, la cual llamaremos en adelante “ingreso”.
Podemos observar que las variables relevantes para estimar el ingreso obtenido por las mujeres
dependientes son la edad, años de escolaridad, los años de experiencia, el ámbito geográfico, así
como las variables correspondientes a la identificación del tipo de trabajo que desempeña la
persona. Con la excepción de la edad, años de escolaridad y el ámbito geográfico todas estas
variables tienen coeficientes positivos, es decir, afectan positivamente los ingresos. Así, podemos
destacar que el incremento de la escolaridad en un año, disminuye en 26% el salario de las mujeres.
Así también, cada año de experiencia laboral de la mujer incrementa 2% el ingreso laboral de las
mujeres asalariadas. La ocupación profesional es un determinante de los sueldos y salarios de las
mujeres; los coeficientes varían de acuerdo a la profesión entre las que se distingue el siguiente
orden (de mayor a menor coeficiente):
29
Cuadro Nº 13
Perú: Determinantes de los sueldos y salarios de las mujeres,
2008
Edad -0.1 12 3 **
(-2 .0 8 4 0 )
E d a d a l c u a dra do 0 ,0 0 0 7
(1 ,1 0 )
A ñ o s de es c ola rid a d -0 .2 5 73 ***
(-1 0.0 63 2 )
A ñ o s de ex p e rie n c ia e n e l trab a jo a c tu a l 0.0 20 7 ***
(4 ,0 8 )
U rb a n o o rura l -0 .2 4 59 ***
(-2 .6 9 4 2 )
P ro fe s io n a le s, téc n ic o s y o c up a c io ne s a fine s 1.3 31 7 ***
(6 ,4 9 )
G e re n te s , a d m in is tra do res y fu n cion a rio s 1.6 39 4 ***
(4 ,1 9 )
E m p le a do s d e o ficina 1.0 26 9 ***
(S /. 5 ,11 )
V e n de d o re s 1.3 86 2 ***
(9 ,2 2 )
A rte sa n o s y o p e ra rios 0.9 14 3 ***
(4 ,2 6 )
O b re ro s , jo rn a le ro s y oc u p ac io n e s no es p e cific a da s 1.0 65 9 ***
(2 ,8 5 )
T ra b ajad o re s d e los s e rvic io s 0.7 91 4 ***
(3 ,2 3 )
C o n stan te 1 2 .7 1 5 8***
(1 0 ,2 2 )
s ele ct
Edad 0.1 33 5 ***
(5 ,7 3 )
E d a d a l c u a dra do -0 .0 0 11 ***
(-4 .1 6 0 0 )
A ñ o s de es c ola rid a d 0.1 55 3 ***
(1 2 ,3 3 )
T ota l d e e n fe rm o s c ró n ic os e n e l h og a r 0 .0 2 1 6 *
(1 ,8 8 )
P ro m e d io d e e d u ca c ió n d e a d ulto s e n e l h o g a r 0 .01 2 7 **
(2 ,1 8 )
N ú m ero d e n iñ o s m en o re s d e 6 a ñ o s 0 .05 4 1 **
(2 ,5 2 )
R a tio P E T fe m en ina / P E T fam ilia r 0 ,0 4 5 3
(0 ,7 7 )
E s ta d o civil (1 =c a sa d o , 0= o tro ca so ) -0 ,0 1 1 3
(-0 .3 6 4 3 )
In g re s o n o la b o ra l p er c á pita -0 .0 0 00 ***
(-3 .9 6 8 6 )
In g re s o d e o tros m iem b ro s d e l ho g a r 0
(1 ,3 7 )
A s is te a a lgú n c e n tro de en s e ña n za ? (1 =S í, 0= N o ) 0 .09 0 2 **
(2 ,0 8 )
C o n stan te -6 .9 0 56 ***
(-1 2.7 90 7 )
a th rh o
C o n stan te -3 .1 8 00 ***
(-9 .8 0 8 5 )
In s ig m a
C o n stan te 0.6 23 1 ***
(1 0 ,9 2 )
O b se rva c io n e s 6255
N ota: Lo s t-e s ta dís tic o s s e e nc ue ntra n en tre p aré nte s is .
N o s e inc lu ye a la s m uje re s q u e tra ba ja n d e m a ne ra in d ep en d ien te
** L a va ria ble e s s ig n ific a tiva c o n un n ivel de c o nfian za d e 9 9 %
*** L a v aria ble e s s ig nific ativa c o n u n niv el d e c o nfia n za de 9 5%
F u en te : IN E I - E n c ue s ta N ac io n al d e H o ga re s , s ob re C on d ic ion e s d e V id a y P o b re za , c o n tinu a 20 0 8.
E la b orac ión : P rop ia .
30
En la segunda etapa, se utiliza la predicción del logaritmo del ingreso para estimar la ecuación (3).
En el Cuadro Nº 14 podemos observar los resultados de la estimación de esta oferta laboral. En esta
estimación mantenemos la división sugerida en la parte anterior: es decir un grupo conformado por
aquellas mujeres con secundaria completa o un nivel de educación mayor y otro grupo para aquellas
con secundaria incompleta o un nivel menor de educación.
Tal como se puede observar en los resultados, de las variables utilizadas para estimar las horas
trabajadas de las mujeres en el mercado laboral, las que resultan significativas a un nivel de
confianza de 99% para el grupo que alcanza un nivel de secundaria completa a más son el ámbito
geográfico, el número de miembros del hogar; y, si la persona asiste a algún centro de enseñanza.
Las que son significativas al 95% son el estado civil, el total de enfermos crónicos y la variable ratio de
PET femenina sobre la familiar. De estas variables, las que influyen de manera positiva sobre el
número de horas trabajadas son el ámbito geográfico, el número de miembros del hogar, el ratio de
PET femenina sobre la PET familiar siendo el resto de coeficientes negativos (para las variables
significativas que quedan).
Para el grupo de mujeres cuyo nivel de educación no supera la secundaria incompleta o menos, las
variables significativas a un nivel de confianza de 99% son el ámbito geográfico, el número de
miembros del hogar, el estado civil, el número de niños menores de 6 años y si la persona asiste a
algún centro de enseñanza.
Tanto las variables correspondientes a la edad, el total de enfermos crónicos, como el ratio de PET
femenina sobre la familiar son significativas a un nivel de confianza de 95%. En este caso, las
variables con coeficientes positivos son el ámbito geográfico, el número de miembros del hogar y el
ratio de PET femenina sobre la familiar.
En el Cuadro Nº 15, comentando en primer lugar el impacto del salario sobre la oferta laboral, vemos
que es positivo y significativo para las mujeres más educadas (las mayores elasticidades). Esto
quiere decir que, el salario es una de las principales variables en afectar a la cantidad de horas
trabajadas. Para el caso de las mujeres menos educadas es una variable no significativa.
En el caso de la edad, vemos que la cantidad de horas trabajadas declina constantemente con la
edad de la mujer que poseen secundaria incompleta o menos. Para el caso de las mujeres con más
educación la variable es no significativa.
También se observa que, en el ámbito urbano, en promedio, se estaría trabajando más horas que en
el ámbito rural. Asimismo, la elasticidad es menor en el caso de las mujeres que tienen secundaria
completa o más educación, es decir que ellas están menos dispuestas a trabajar una mayor cantidad
de horas que las que tienen menor educación.
También podemos ver que el ratio PET femenina / PET familiar tiene un impacto positivo en el caso de
la mujeres con secundaria incompleta o menos. Es decir, en hogares con un peso mayor de mujeres
en la PET familiar se observará que dichas mujeres trabajan más horas en comparación con las
mujeres que provienen de familias con un peso menor de mujeres en el hogar. Mientras que en el
31
caso de las mujeres con educación secundaria o más el efecto es inverso ya que, en hogares con
más mujeres en edad de trabajar en su hogar disminuiría la oferta de horas de trabajo.
Otra variable que tiene un impacto fuerte sobre las horas trabajadas es si la persona asiste
actualmente o no a algún centro de enseñanza. Vemos que, para ambos grupos, esta variable es
significativamente distinta de cero y tiene signo negativo. Al igual que en el caso de la participación de
la mujer, al parecer las limitaciones de tiempo hacen que aquellas que dedican parte de sus días a
estudiar no puedan ofrecer más horas de trabajo en el mercado laboral.
En el caso de la variable estado civil, ésta influye negativamente en las horas trabajadas; en ambos
casos son significativas al 95%, sin embargo, la elasticidad es mayor en el caso de las mujeres con
educación secundaria incompleta o menor. Es decir, al casarse las mujeres con menor educación
son las que están dispuestas a trabajar menos horas, esto puede explicarse porque se dedican a la
crianza de los hijos y el mantenimiento del hogar, pasando a depender económicamente de sus
esposos. Algo que debe rescatarse es que los niños menores de 6 años influyen negativamente, de
modo significativo al 95%, en la cantidad de horas trabajadas para el caso de las mujeres con menor
educación.
Sobre las demás variables que tienen un impacto menor, el número de miembros del hogar también
determina que las mujeres trabajen más horas, quizás por la necesidad de colaborar
económicamente en un hogar con mayores necesidades.
En el caso del número de enfermos crónicos en el hogar, esta variable tiene un impacto negativo
relativamente pequeño sobre la oferta laboral significativa al 95%.
Sobre el impacto de las variables ingreso no laboral per cápita e ingreso de otros miembros del hogar
sobre las horas trabajadas, para ambos casos resultan siendo no significativas.
32
Cuadro Nº 14
Perú: Estimación de la oferta laboral de la mujer, 2008
(-0.1665) (6,6592)
Constante 5.4003*** 5.0204***
(8,4276) (4,8498)
athrho
Constante 0.1783*** 0.2181**
(4,2155) (2,1430)
lnsigma
Constante -0.5196*** -0.2542***
(-21.7145) (-9.7735)
33
Cuadro Nº 15
Perú: Elasticidades de la oferta laboral de la mujer, 2008
Elasticidades para las mujeres con secundaria completa o más
ingreso no laboral per cápita 0,0000 0,0000 1,02 0,31 [-0,0000025 0,000008] 924,3
ingresos de otros
0,0000 0,0000 0,03 0,974 [-0,00000076 0,00000079] 1273,7
mienbros del hogar
asiste algún centro -0,2710 0,0409 -6,63 0 [-0,351036 -0,190909] 0,104259
de enseñanza*
ratio PET femenina/PET familiar 0,1660 0,0695 2,39 0,017 [0,029803 0,302197] 0,623501
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, continua 2008.
Elaboración: Propia.
El año 2008, ha sido sin duda el año con mayor porcentaje de la PEA que trabajan bajo la condición de
empleo adecuado, lo cual también se manifiesta cuando analizamos este indicador por sexo. Así, el
54,8% de la PEA masculina y el 43,6% de la PEA femenina se encuentran con empleos adecuados.
Así también podemos notar que, los niveles de desempleo han caído en casi todos los rangos de edad,
salvo para el segmento de 14 a 29 años de edad, el cual sufre un ligero incremento respecto al año
2007, pero en general siempre ha habido una elevada tasa de desempleo tanto para mujeres como
para hombres jóvenes (ver gráfico Nº 8).
Lo que sí se puede apreciar claramente es que los niveles de subempleo femenino han disminuido
respecto al año 2006 en 2,2 puntos porcentuales, sobre todo, ha disminuido el subempleo por
ingresos,24 porque han mejorado los ingresos de la economía, en general, lo que de alguna forma ha
redundado en el ingreso de las ocupadas.
34
Cuadro Nº 16
Perú: PEA por niveles de empleo, según sexo y rangos de edad, 2008
(En porcentajes)
Sin embargo, el subempleo sigue siendo un problema ya que las personas subempleadas son todas
aquellas que se encuentran laborando en un empleo donde sus ingresos son insuficientes para
acceder a una alimentación básica, así como deseando trabajar más horas para agenciarse de un
mayor ingreso, no lo pueden hacer. Respecto al tipo de subempleo, tanto para hombres como para
mujeres el más importante es el subempleo por ingresos, aunque en el caso de las mujeres se
observan tasas mayores de subempleo por horas que las que se observan en los hombres. Cabe
destacar que, el subempleo es un problema al que enfrentan ambos sexos debido a los altos niveles
registrados
Así también, la tasa de desempleo de las mujeres respecto al año 2006 no muestra un cambio
importante por ser, en general, inercial o por mantenerse rígida a la baja.
Sin embargo, como se puede observar en la evolución de las principales variables laborales, el
empleo adecuado ha mantenido la tendencia ascendente de los años previos, como se puede ver en
el gráfico Nº 8.
35
Gráfico Nº 8
Tendencias de los niveles de empleo, 2008
36
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, continua 2006 – 2008.
Elaboración: Propia
37
Se aprecia también que, más del 50% de la mujeres trabajaría en condiciones laborales precarias
(TFNR e independientes) y/o bajo la informalidad. Es decir, dicho porcentaje de mujeres no tendrían
un trabajo decente y sus expectativas de desarrollo y para los hogares que sostienen no se
vislumbraría un futuro mejor debido a que generalmente tienen baja productividad y por lo tanto,
bajos ingresos laborales o ninguno, como es el caso de los TFNR.
Cuadro Nº 17
Perú: PEA ocupada por sexo, según categoría ocupacional, 2008
(En porcentajes)
Sexo
Categoría ocupacional Total
Hombres Mujeres
Nota: La categoría "otro", incluye a los practicantes y otros. La categoría "Asalariado", considera
al empleado y obrero.
1/ Trabajador familiar no remunerado.
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, continua
2008.
Elaboración: Propia.
38
En cuanto a la evolución de la PEA ocupada de los últimos 3 años se puede observar que hay una
mayor participación laboral de las mujeres como trabajadoras independientes en los últimos tres
años y una importante disminución en el grupo de mujeres que se dedican al trabajo familiar no
remunerado, tal como se observa en el gráfico Nº 9.
Gráfico Nº 9
Perú: Evolución de la PEA Ocupada por sexo, según categoría ocupacional
2006-2008
(En porcentajes)
Mujeres
2008
Hom bres
Mujeres
2007
Hom bres
Mujeres
2006
Hom bres
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45
A s alariado públic o A s alariado priv ado Independiente Empleador TFNR 1/ Trabajador del hogar Otro
En cuanto a la distribución de la PEA femenina ocupada por estructura de mercado según ámbito
geográfico encontramos que en el área urbana el grupo más representativo es el de las mujeres que
tienen una actividad independiente no profesional (37%). En segundo lugar, el 16% de las mujeres se
dedica a laborar en empresas urbanas de 2 a 9 trabajadores, del sector privado; y, un tercer grupo
(10,2%), trabaja para el sector público urbano.
En el caso del área rural, a diferencia de sus pares, un 49% de las mujeres son trabajadoras
familiares no remuneradas. Luego se encuentran en orden de importancia, la actividad
independiente no profesional (34%) y el trabajo en empresas de 2 a 9 trabajadores del sector privado
(8,6%), tal como se puede observar en el siguiente cuadro.
39
Cuadro Nº 18
Perú: PEA ocupada femenina por ámbito geográfico, según
estructura de mercado, 2008
(En porcentajes)
Ámbito geográfico
Estructura de mercado Total
Urbano Rural
BOX Nº 3
Al consultar a los líderes políticos latinoamericanos sobre sus actitudes y opiniones acerca de la situación actual en sus
respectivos países, de las desigualdades políticas entre hombres y mujeres, la paridad política como meta, y las acciones
afirmativas (y las cuotas en particular) como instrumentos para alcanzar esa meta, se encontró que existe un respaldo
mayoritario de los líderes regionales vinculados a la política y a las leyes que fijan cuotas para aumentar la presencia
femenina en los parlamentos. Además, dicho aumento es un proceso que mayoritariamente se considera irreversible en la
región. Esta actitud coincide con las de otras categorías de personas consultadas como los líderes de opinión y las
personas pertenecientes a las élites académicas. Como era de esperarse, el respaldo a la adopción de leyes de cuotas en
el corto plazo alcanza más del 80 % entre las mujeres y 58% entre los hombres. Asimismo, cuanto más específicas son las
medidas para facilitar o aumentar la participación de las mujeres, menor es el respaldo que reciben entre los consultados.
Los mayores aumentos porcentuales de la participación femenina en el parlamento entre 1997 y 2008 se registran en
Costa Rica (21%), Ecuador (21%) y Perú (18%), mientras que países como Guatemala, Brasil y Colombia presentan
decrecimientos en este indicador.
40
Entre los años 2006 y 2008 se observa que hay una tendencia marcada en la orientación de la PEA
femenina a trabajar en la actividad de establecimientos financieros y de seguros; y, servicios,
principalmente en esta última rama, que emplea aproximadamente a un cuarto de esta población,
porcentaje que se ha elevado en 2,5 puntos porcentuales en los últimos 3 años como se puede
apreciar en el gráfico anterior.
Otro sector que ha crecido es la rama de la industria en 1,23 puntos porcentuales. Una actividad que
emplea a un 23% de la PEA femenina es la actividad Comercio al por menor, mientras que la rama de
la agricultura, pesca y silvicultura ha empleado menos porcentaje de la PEA femenina, pasando de
33% a 29% tal como se aprecia en el gráfico Nº 10. Para el caso de los hombres, no se ve una
recomposición de la PEA por rama de actividad económica salvo el caso de la agricultura, donde se
observa 4,4 puntos porcentuales menos a la registrada en el 2006, al parecer se ha dado un
desplazamiento de la PEA total de la actividad agropecuaria a otros actividades como tendencia para
el total de la población.
Cuadro Nº 19
Perú: PEA ocupada por sexo, según ramas de actividad económica, 2008
(En porcentajes)
Total Sexo
Ramas de actividad económica
absoluto Hombre Mujer
1/ Cifras referenciales.
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, continua 2008.
Elaboración: Propia.
41
Gráfico Nº 10
Perú: Evolución de participación en la PEA por sexo y ramas de
actividad económica, 2006 – 2008
(En porcentajes)
45
40
Agricultura,Ganadería,Pesca y
35 Silvicultura
Minería 1/
30 Industria
25 Construcción
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, continua 2006 - 2008.
Elaboración: Propia.
La PEA ocupada por sexo según estructura de mercado indica que la importancia relativa del sector
privado en el caso de los hombres es mayor de manera significativa para todos los tamaños de
empresa con respecto al caso de las mujeres. Las categorías en las cuales las mujeres tienen una
participación mayor a los hombres corresponden a los trabajadores familiares no remunerados. A
modo de contraste, en el caso de los trabajadores independientes, tanto la importancia de la
categoría como de los rubros que la conforman (profesionales y no profesionales) son similares para
ambos sexos.
42
Cuadro Nº 20
Perú: PEA ocupada por sexo, según estructura de mercado, 2008
(En porcentajes)
Sexo
Estructura de mercado Total
Hombre Mujer
Total absoluto 14 853 975 8 121 691 6 732 284
Total relativo 100,0 100,0
Sector público 1 151 148 7,9 7,5
Sector privado
De 2 a 9 trabajadores 2 959 494 25,2 13,5
De 10 a 49 trabajadores 1 092 466 9,0 5,4
De 50 y más trabajadores 1 364 847 11,8 6,1
Independiente
Profesional 190 395 1,5 1,0
No profesional 5 265 419 35,3 35,6
TFNR 1/ 2 202 742 8,0 23,0
Resto 627 466 1,2 7,9
Nota: La categoría "resto", incluye a los trabajadores del hogar, practicantes y otros. El sector privado incluye a
los empleadores.
1/ Trabajador familiar no remunerado.
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, continua 2008.
Elaboración: Propia.
En cuanto a la evolución de la estructura de mercado por sexo entre los años 2006 y 2008, esta no ha
variado significativamente, ya que las mujeres han laborado como TFNR y en empresas privadas de
2 a 9 trabajadores, principalmente, en el periodo 2006-2008. Sin embargo, se nota una ligera
disminución en la participación de las mujeres como TFNR en los años 2007 y 2008. En el caso de los
hombres tampoco existen cambios importantes, ya que la han laborado como trabajadores
independientes no profesionales y en empresas de 2 a 9 trabajadores, primordialmente.
43
Gráfico Nº 11
Perú: Evolución de la PEA ocupada por sexo, según estructura de mercado, 2006-2008
(En porcentajes)
40
35
30
25
20
15
10
0
Hombre Mujer Hombre Mujer Hombre Mujer
Nota: La categoría "resto", incluye a los trabajadores del hogar, practicantes y otros. El sector privado incluye a los
empleadores.
1/ Trabajador familiar no remunerado.
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, Continua 2006, 2007, 2008.
Elaboración: Propia
44
Gráfico Nº 12
Lima Metropolitana: PEA ocupada femenina según estructura de mercado, 1996-2008
(En porcentajes)
100%
10,8 12,2 12,6 12,5 12,9 13,4 13,5 10,6 11,8 11,6 11,8
15,2 14,7
90%
7,0 7,0 6,1 4,1 4,5
9,1 7,2 8,4 7,0 6,2 7,4
80% 7,4 7,1
70% 29,3
31,6 33,5
32,3
38,8 34,2 30,3 37,3 35,3 34,6
60% 37,2 36,8 36,0
50%
15,5
13,1 13,4 13,0
40% 9,2 14,6 13,1 12,5 10,4
10,2 10,4 10,0 10,4
30%
29,1 28,0 30,0 30,5
20% 25,0 25,7 23,5 21,8 22,6 24,6 27,3
25,0 23,4
10%
9,1 7,9 8,2 8,4 10,3 9,7 8,1 6,8 8,5 8,3 7,9 8,5
6,2
0%
1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008
LaMujer enelMer cado Labor alPeruano
Informe Anual 2008
T ra ba ja do r f a milia r no re m une ra do R e s to 1/
Notas: El tamaño de empresa se define por el volumen de trabajadores; así la microempresa está conformada por unidades
empresariales que tienen 2 a 9 trabajadores, la pequeña empresa se sitúa en el rango de 10 a 49 trabajadores y la mediana y
grande de 50 y más trabajadores.
1/ Resto: Incluye a las trabajadoras del hogar y otros
Fuente: Convenio MTPS – INEI. Encuesta Nacional de Hogares, III T, 1996-2001. MTPE - Encuesta de Hogares
Especializada en Niveles de Empleo, 2002-2008.
Elaboración: MTPE - Programa de Estadísticas y Estudios Laborales (PEEL).
En conclusión, se observa que la PEA femenina ocupada en Lima Metropolitana ha sufrido una
recomposición importante, después de analizar las tendencias de acuerdo a la estructura de
mercado, en donde su participación predomina en las empresas de 50 a más trabajadores, las cuales
son actividades muchos más atractivas que las relacionadas con el trabajo independiente y como
Trabajadoras Familiares No Remuneradas (TFNR).
45
BOX Nº 4
La década de 1990 se caracterizó por la participación creciente de la mujer en el mercado de trabajo. Entre 1993
y el 2001, las mujeres peruanas en edad de trabajar incrementaron su inserción en el mercado de 35% a 57%,
mientras que en el mismo periodo la inserción masculina aumentó de 73% a 79%. El crecimiento de la oferta
laboral se dio en un contexto de reestructuración de la economía, decrecimiento del empleo productivo e
incremento vertiginosos de la informalidad. Por ello, al mayor parte de dicha oferta fue dirigida a trabajos de baja
productividad, con exigencias mínimas de capacitación y carentes de protección y previsión social. El porcentaje
de empleadas asalariadas en el sector no agrícola se mantuvo casi constante entre 1991 y el 2002, aunque
aumentaron su participación en empleos calificados de 81% a 91% entre 1998 y el 2002. Por otro lado, durante
toda la década, las mujeres predominaron en los grupos de vendedores no ambulantes y trabajadores manuales,
dentro de los que se considera a los vendedores ambulantes y proveedores de servicios. Así pues, la mayoría de
las mujeres entra al mercado laboral en una situación de inequidades persistentes. Los ingresos percibidos por la
mujer son menores que los del hombre, aun en grupos de ocupación e instrucción similares. Además, la brecha
entre los ingresos tiende a acentuarse conforme disminuye el nivel de calificación requerido. En cuanto al acceso
al poder político, el porcentaje de puestos ocupados por mujeres en procesos electorales parlamentarios
aumentó de 7,5% en el periodo 1990-1992 a 11,7% entre 2000 y 2001.
La literatura que analiza el tema del empleo discriminando por sexo o por raza, encuentra que hay
fuertes brechas en el ingreso y el número de horas trabajadas entre hombres y mujeres. Tal como se
puede ver en el cuadro Nº 21, los hombres en promedio trabajan más horas (49 horas a la semana) a
la semana que las mujeres (42 horas a la semana). Según estructura de mercado, para ambos casos
el tamaño de empresa donde trabajan más horas (tanto hombres como mujeres) es en empresas de
50 y más trabajadores (54 horas a la semana), seguido de empresas de 2 y 9 trabajadores; y, 10 a 49
trabajadores (ambas con 49 horas a la semana).
Según sexo, también es el sector privado donde los hombres y las mujeres trabajan más horas. En el
caso de los hombres, ellos laboran más horas en empresas de 50 y más trabajadores (56 horas a la
semana), mientras que las mujeres también trabajan más horas en dicha tamaño de empresa (49
horas a la semana).
Así también, los hombres emplean menos horas de trabajo trabajando como Trabajadores
Familiares No Remunerados (en promedio 37 horas a la semana); mientras que las mujeres
ocupadas laboran menos tiempo a la semana como independientes profesionales y TFNR (35 horas
a la semana).
46
La literatura que analiza el tema del empleo discriminando por sexo o por raza, encuentra que hay
fuertes brechas en el ingreso y el número de horas trabajadas entre hombres y mujeres. Tal como se
puede ver en el cuadro Nº 21, los hombres en promedio trabajan más horas (49 horas a la semana) a
la semana que las mujeres (42 horas a la semana). Según estructura de mercado, para ambos casos
el tamaño de empresa donde trabajan más horas (tanto hombres como mujeres) es en empresas de
50 y más trabajadores (54 horas a la semana), seguido de empresas de 2 y 9 trabajadores; y, 10 a 49
trabajadores (ambas con 49 horas a la semana).
Según sexo, también es el sector privado donde los hombres y las mujeres trabajan más horas. En el
caso de los hombres, ellos laboran más horas en empresas de 50 y más trabajadores (56 horas a la
semana), mientras que las mujeres también trabajan más horas en dicha tamaño de empresa (49
horas a la semana).
Así también, los hombres emplean menos horas de trabajo trabajando como Trabajadores
Familiares No Remunerados (en promedio 37 horas a la semana); mientras que las mujeres
ocupadas laboran menos tiempo a la semana como independientes profesionales y TFNR (35 horas
a la semana).
Cuadro Nº 21
Perú: Horas promedio de trabajo a la semana de la PEA ocupada
por sexo, según estructura de mercado, 2008
Sexo
Estructura de mercado Total
Hombre Mujer
Total 46 49 42
Sector público 47 51 41
Sector privado
De 2 a 9 trabajadores 49 50 46
De 10 a 49 trabajadores 49 51 44
De 50 a más trabajadores 54 56 49
Independiente
Profesional 37 38 35
No profesional 46 50 42
TFNR 1/ 36 37 35
Resto 46 37 47
Nota: La categoría "resto", incluye a los trabajadores del hogar, practicantes y otros.
1/ Trabajador familiar no remunerado.
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y
Pobreza, continua 2008.
Elaboración: Propia.
47
Cuadro Nº 22
Perú: Evolución de las horas promedio de trabajo a la semana de la PEA ocupada por
sexo, según estructura de mercado, 2008
Sector público 50 40 51 41 51 41
Sector privado
De 9 a 10 trabajadores 49 46 50 47 50 46
De 10 a 49 trabajadores 51 45 52 45 51 44
De 50 a más trabajadores 56 50 57 51 56 49
Independiente
Profesional 41 33 41 32 38 35
No profesional 49 43 50 43 50 42
TFNR 1/ 36 34 36 35 37 35
Resto 50 50 36 46 37 47
Nota: La categoría "resto", incluye a los trabajadores del hogar, practicantes y otros.
1/ Trabajador Familiar No Remunerado.
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, Continua 2006, 2007, 2008.
Elaboración: MTPE – Programa de Estadísticas y Estudios Laborales (PEEL)
En un análisis del número de horas trabajadas según ámbito geográfico, se observa que el ámbito
urbano registra en promedio un mayor número de horas trabajadas a diferencia del promedio
registrado en el sector rural, siendo esta diferencia de aproximadamente 6 horas. Las mayores
brechas de horas de trabajo a la semana se encuentran en las mujeres ocupadas como profesionales
independientes (13 horas) y trabajadoras familiares no remuneradas (6 horas). Esto estaría
demostrando que en áreas rurales hay una menor oferta laboral (en número de horas) de trabajo
calificado que el observado en el área urbana.
48
Cuadro Nº 23
Perú: Horas promedio de trabajo a la semana de la PEA ocupada femenina
por ámbito geográfico, según estructura de mercado, 2008
Ámbito geográfico
Estructura de mercado Total
Urbano Rural
Total 46 44 38
Sector público 41 41 42
Sector privado
De 2 a 9 trabajadores 46 48 40
De 10 a 49 trabajadores 44 45 44
De 50 a más trabajadores 49 49 51
Independiente
Profesional 35 35 22
No Profesional 42 43 41
TFNR 1/ 35 40 34
Resto 47 47 47
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, continua
2008.
Elaboración: Propia.
Dada esta definición se ha encontrado, que el ingreso laboral promedio correspondiente al sector
formal es significativamente mayor al registrado en el sector informal (más del doble), siguiendo con
la tendencia que se ha manifestado en los últimos años. Adicionalmente se observan diferencias por
sexo entre ambos sectores y esta es significativa, siendo los hombres los que obtienen mayores
ingresos.
Tal como se puede observar en el siguiente gráfico, hay diferencias también por sexo, en el caso de
los varones las diferencias entre los ingresos obtenidos entre el sector formal e informal es de 159%;
mientras que, en el caso de las mujeres es superior a 154%. Dentro de esta escala de informalidad es
evidente que la población que obtiene menores ingresos son las mujeres empleadas en el sector
informal, que concentra un buen porcentaje de la PEA ocupada femenina.
25 Para una discusión y formas de medición recomendadas por la OIT y la Conferencia Internacional de
Estadísticos de Trabajo (CIET) ver MTPE (2008) “Informe Anual del Empleo 2007” 49
Grafico Nº 14
Perú: Ingreso laboral promedio de los trabajadores formales e informales,
según sexo del jefe de hogar, 2008
(En nuevos soles)
2500
2000 1935,7
Nuevos soles
1500
1339,8
1102,3
1000
746,6
682,3
526,7
500
0
Formal Informal Total
Hombre Mujer
Nota: Se excluye a los Trabajadores Familiares no Remunerados en el cálculo del ingreso promedio.
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, continua 2008.
Elaboración: Propia.
50
Gráfico Nº 15
Lima Metropolitana: PEA ocupada según sector, 1987-2008
(En porcentajes)
70,0
60,0
50,0
Porcentaje
40,0
30,0
20,0
10,0
0,0
1987
1990
1992
1994
1998
2000
2002
2004
2008
1996
2006
Informal Formal
Fuente: MTPE. Encuesta de Niveles de Empleo, 1986-1995. Convenio MTPS-INEI. Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO),
continua, III trimestre 1996-2001. MTPE. Encuesta de Hogares Especializada en Niveles de Empleo 2002-2008.
Elaboración: MTPE - Programa de Estadísticas y Estudios Laborales (PEEL).
En esta parte se abordará el tema de la protección social en salud de la mujer; es decir, el nivel de
acceso efectivo, oportuno y de calidad a un bajo costo, al momento de la utilización y sin
discriminación a los servicios de salud, ya sea para el caso de prevención, diagnostico, tratamiento y
rehabilitación. Dadas las características de lo que implica la definición de protección social en salud,
este tipo de servicios en la mayoría de casos esta asociado a un sistema nacional de salud, que
garantiza el acceso de la población a estos servicios con características adecuadas.
51
Cuadro Nº 24
Perú: Población ocupada por sexo, según condición de
afiliación al sistema de pensiones y seguridad social, 2008
(En porcentajes)
Condición de Sexo
Total
afiliación Hombre Mujer
1/ Incluye a los trabajadores con Sistema privado de pensiones (AFP), Sistema Nacional de
Pensiones: ley 19990, Sistema Nacional de Pensiones: Ley 20530 (Cédula viva) y otros.
2/ Incluye a los trabajadores con seguro de ESSALUD, seguro privado de salud, entidad prestadora
de salud, FFAA. y Policiales, seguro integral de salud, seguro universitario, seguro escolar privado y
otros.
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de y Pobreza, continua 2008.
Elaboración: MTPE – Programa de Estadísticas y Estudios Laborales (PEEL)
En lo que respecta al seguro de salud, la PEA ocupada goza de una mayor proporción de afiliación a
un seguro de salud sea público o privado que en el caso de afiliación al sistema de pensiones. Sin
embargo, existe aún una importante proporción de trabajadores (55,9%) que no estarían protegidos
ante una eventual enfermedad que atente contra su salud en general, sobre todo, de enfermedades
crónicas cuyo costo de tratamiento es muy caro. Según sexo, el 46,9% de las mujeres ocupadas
tuvieron un seguro de salud en el año 2008, mientras que en el caso de los hombres fue de 41,9%.
Cabe anotar que estas tasas de acceso a un seguro de salud son elevadas debido principalmente al
seguro integral de salud (SIS), que en general más que un seguro de salud funcionando con aportes
mensuales o periódicos de los trabajadores, es más un subsidio a la salud sobre todo de las personas
más necesitadas o de bajos recursos económicos.
52
El 67,1% de la población femenina en edad de trabajar en el año 2008 tuvo un nivel educativo de
secundaria completa o menos, mientras que el 10,8% no tuvo educación básica ni superior. Así, las
mujeres en edad de trabajar que no tienen algún nivel educativo mínimo, no estarían aptas y estarían
en desventaja real para insertarse al mercado de trabajo de manera adecuada debido a las
exigencias productivas del mercado de trabajo sobre todo para conseguir un empleo decente. En el
otro extremo tenemos a la PET femenina con estudios superiores que es aproximadamente una
quinta parte de la PET femenina total (22%), este representa el capital humano más capacitado con
que cuenta el país.
Cuadro Nº 25
Perú: Distribución de la población en edad de trabajar femenina por condición de
actividad, según nivel educativo, 2008
(En porcentajes)
Condición de actividad
Nivel educativo Total
Ocupado Desocupado Inactivo
Total absoluto 10 876 624 6 732 284 340 159 3 804 181
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, Continua 2008
Elaboración: Propia
53
En general, las mujeres en edad de trabajar sea en cualquier rango de edad posee mayoritariamente
un nivel básico de educación y principalmente educación secundaria. Esta situación es más
resaltante en el caso de las mujeres de 14 a 29 años ya que 7 de cada 10 mujeres de 14 a 29 años de
edad tuvieron a lo más educación básica (principalmente educación secundaria), y tan sólo 3 de
cada 10 mujeres de 14 a 29 años estudiaron nivel superior. Esto es preocupante ya que en el Perú la
mayoría de la PET femenina (40%) son mujeres jóvenes de 14 a 29 años de edad.
Otro grupo importante en cuanto a edad lo representan las personas de 30 a 45 años de edad
(alrededor de 3 millones de personas), donde el 65,1% tiene educación básica, proporción parecida
a las mujeres de 46 a 55 años y de 56 a 64 años.
Cuadro Nº 26
Perú: Población en edad de trabajar femenina por rangos de edad,
según nivel educativo, 2008
(En porcentajes)
Rangos de edad
Nivel educativo Total De 14 a 29 De 65 y más
De 30 a 45 De 46 a 55 De 56 a 64
años años
Total absoluto 10 876 624 4 100 756 3 149 664 1 494 056 927 123 1 205 026
Nota: Superior no universitaria incluye a las mujeres con nivel de educación superior no universitaria completa e
incompleta; y superior universitaria a las mujeres con nivel superior completa e incompleta.
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, continua 2008.
Elaboración: Propia.
54
Si bien en el área urbana se concentran más las mujeres en edad de trabajar (más de 7 millones) que
en el área rural (más de 3 millones), la realidad educativa de las mujeres es diferente y significativa en
cada área. Una primera y significativa diferencia entre ambas área de residencia es que en el área
rural, existe una mayor proporción de mujeres en edad de trabajar analfabetas, es decir no tienen
ningún nivel educativo. También, en el área urbana 6 de cada 10 mujeres en edad de trabajar tienen
educación básica, mientras que en el área rural, 7 de cada 10 poseen educación básica. Sin
embargo, en el área rural sólo el 9,6% de las mujeres tuvo secundaria completa, y, en el caso del área
urbana esta proporción es de 26,6%.
En cuanto a la educación superior recibida, en el área urbana el 29,8% de las mujeres tuvo educación
superior, mientras que en el área rural tan sólo el 4,4% de las mujeres poseen educación superior y
principalmente educación superior no universitaria completa e incompleta (3,2%). Todo esto
configura una realidad que contribuye al atraso en el desarrollo de la mujer y de su posible inserción
productiva o generación de recursos económicos.
Cuadro Nº 27
Perú: población femenina en edad de trabajar por ámbito geográfico,
según nivel educativo, 2008
(En porcentajes
Área de residencia
Nivel educativo Total
Urbano Rural
Total 10 876 624 7 577 283 3 299 341
Total relativo 100,0 100,0
Sin nivel 1 171 235 5,4 23,1
Educación básica 7 300 433 64,8 72,5
Primaria incompleta 1 760 825 10,6 29,0
Primaria completa 1 274 967 9,7 16,4
Secundaria incompleta 1 929 900 17,9 17,5
Secundaria completa 2 334 740 26,6 9,6
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, continua 2008.
Elaboración: Propia.
55
La población en edad de trabajar de Lima Metropolitana en el año 2008 fue de 6 millones 489 mil 756
personas según la Encuesta de Hogares Especializada en Niveles de Empleo del MTPE. Esta se
encuentra casi igualmente distribuida según sexo. Sin embargo, según su participación en cursos de
capacitación, el 66,5% de la PET no asistió a ningún curso de capacitación en el año 2008. Así también
tenemos que, el 34,5% de las mujeres en edad de trabajar manifestaron haber asistido a algún curso
de capacitación; siendo el porcentaje de hombres similar (32,5%), ver cuadro N° 28.
Cuadro Nº 28
Lima Metropolitana: Distribución de la población en edad de trabajar que asiste a cursos de
capacitación por sexo, 2008
(En porcentajes)
Condicíon de Sexo
Total
asistencia Hombre Mujer
Según condición de actividad se puede notar que, del total de las mujeres en edad de trabajar que
asistieron a un curso de capacitación (1 millón 156 mil 372 mujeres), la mayoría estuvo ocupada o
inactiva. Según rango de edad, una importante proporción fueron mujeres jóvenes de 14 a 29 años
(alrededor de 490 mil personas), siguiendo en orden de importancia las mujeres de 30 a 45 años
(aproximadamente 421 mil personas). Esta misma concentración por rango de edad se presenta
cuando analizamos la condición de actividad. Así, los ocupados que llevaron algún curso de
capacitación se concentraron más en el rango de edad de 30 a 45 años, mientras que en el caso de
los desocupados o inactivos se concentraron entre los 14 y 29 años de edad.
Cuadro Nº 29
Lima Metropolitana: Población en edad de trabajar femenina que asiste a cursos de
capacitación, por condición de actividad, según rangos de edad, 2008
Condición de actividad
Rangos de edad Total
Ocupada Desocupada Inactiva
56
Por otro lado, el mercado de trabajo no puede ser tratado como un mercado de bienes o servicios
donde se intercambian bienes por dinero, pues en este caso el bien entregado por los oferentes
(mano de obra) no puede estar desligado del oferente mismo. Además, las empresas demandan
servicios profesionales o no profesionales específicos que les permitan satisfacer sus
requerimientos de mano de obra y así elevar la productividad y maximizar beneficios, con el fin de ir
mejorando y superando las expectativas de los consumidores a los que atienden.
En general, los ocupados podrían ser trabajadores calificados como no calificados, esto debido a que
habrían acumulado algún nivel de capital humano o ninguno, respectivamente. Para obtener capital
humano, las personas, generalmente, acceden al mercado formativo (o educativo), donde participan
como ofertantes de formación para el trabajo como los Centros Tecnológicos Productivos
(CETPROs), los Centros Educativos Ocupacionales (CEOs), los Institutos Superiores Tecnológicos
(ISTs), los Institutos Superiores Pedagógicos, Institutos de Formación Artística, y las universidades.
Es de suma importancia, que el sistema productivo y el formativo se interrelacionen, articulando lo
que las empresas demandan con lo que las instituciones formativas ofrecen para lograr finalmente
que la producción y el bienestar se maximicen. No obstante, en nuestro país la articulación entre
oferta formativa y demanda laboral es débil debido a factores como el exceso de oferta laboral, la
falta de adaptación del sistema educativo y formativo a las demandas del sector empresarial, la
deficiente calidad de las carreras ofertadas, la ampliación de la cobertura de la educación técnica y el
incremento de universidades.
En general, la PET o PEA femenina que culminó una carrera profesional universitaria o no
universitaria se concentra en carreras ligadas al campo de la enfermería, ciencias sociales,
administrativas, secretariales y docencia.
En referencia a las mujeres que se insertaron al mercado laboral y que culminaron un estudio
superior se observa que principalmente se concentran en grupos profesionales tales como personal
de enfermería de nivel medio (técnico) y partera (16,0%), administración de empresas, contadores y
economistas (12,2%); técnicos contables y técnicos en administración (11,3%); secretarias y
archivistas (11,1%) y profesores de educación inicial o pre escolar (10,5%).
Cuadro Nº 30
Lima Metropolitana: Distribución de la PET, PEA y la población ocupada femenina con
estudios superiores completos según grupos de carreras profesionales, 2008
(En porcentajes)
La adecuación ocupacional de las personas que estudian una carrera profesional universitaria o no
universitaria, es un tema importante desde que muchas personas invierten tiempo y dinero en
estudiar, muchas veces a expensas de otras necesidades personales o familiares. Así también, la
sociedad destina muchos recursos públicos y privados en la formación profesional esperando que
estos contribuyan a su desarrollo personal y de la misma sociedad. En ese sentido cabe siempre
evaluar si realmente las personas que laboran trabajan en ocupaciones que realmente requieren el
nivel de formación que posee la persona o no. En el fondo lo que se quiere es saber si el sistema
formativo genera realmente las carreras profesionales que requiere el sistema productivo o las
empresas.
- Sobreutilizado, cuando el trabajador se desempeña en una ocupación que requiere un mayor nivel
de formación que el adquirido
- Subutilizado, cuando desempeña una ocupación que requiere menor nivel de formación que el
adquirido
Estos indicadores muestran que “el esfuerzo y dedicación de quienes estudian una carrera
profesional no se concreta en una adecuada inserción laboral al mercado de trabajo. Esto es más
notorio en la ciudad de Lima Metropolitana ya que debido al centralismo concentra la gran mayoría de
universidades e institutos de formación profesional” 26
En ese sentido, tenemos que las carreras profesionales donde las mujeres tienen mayor nivel de
subutilización profesional son en las carreras de técnicos en ciencias físicas, químicas, matemática,
estadística e informática (74,3%); técnicos en economía, administración de empresas, derecho y
afines (70,8%); técnicos de nivel medio de la medicina moderna y la salud (55,6%). El menor grado
de subutilización profesional se presenta en ciencias físicas, químicas, matemáticas, estadística e
informática (28,4%) y profesoras (29,1).
26 Véase MTPE (2000; 2002), “Estimación de la compatibilidad entre la educación adquirida y la ocupación
ejercida por los trabajadores” y “La adecuación ocupacional de los profesionales y técnicos”, en Boletín
de Economía Laboral N º 17 y 22-24, respectivamente. 58
Cuadro Nº 31
Lima Metropolitana: Subutilización profesional de los ocupados con estudios superiores
completos por sexo, según grupos de carreras profesionales, 2008
Hombre Mujer
Grupos de carreras profesionales
Absoluto Porcentual Absoluto Porcentual
Nota: Considera a la población ocupada con nivel de educación superior completa, sin considerar a todas las profesiones
relacionadas con las Fuerzas Armadas y policiales
1/ Excluye a todas las profesiones que no cuentan con casos necesarios en la muestra.
2/ Incluye al grupo profesional de Arquitectas, ingenieras y afines; profesionales en ciencias biológicas y otras disciplinas; y
médicos y profesionales afines.
3/ Incluye a los profesionales del derecho, de las ciencias económicas y administrativas; y profesionales en ciencias sociales,
humanas y religiosas.
4/ Incluye a las secretarias, telefonistas y otros técnicos de nivel medio.
a/ Cifras referencial por tener pocos casos en la muestra.
Fuente: MTPE - Encuesta de Hogares Especializada en Niveles de Empleo, 2008.
Elaboración: Propia.
59
Se define como población independiente o con negocio propio a todos los que trabajan por cuenta
propia y deciden iniciar su proyecto ocupacional bajo esta modalidad. Como se puede ver, en el Perú
más de 6 millones de personas entre la PET se encuentran bajo esta condición, de éstas el 79,6%
tienen esta actividad como actividad principal y sólo el 20,4% realiza un negocio independiente
como actividad secundaria.
Según ámbito geográfico, en el caso del área urbana es más importante la actividad independiente
que en el caso rural. Así, 8 de cada 10 residentes urbanos informaron que el trabajo independiente
era su actividad principal. Según sexo se muestra resultados similares tanto para hombres (82,2%)
como para las mujeres independientes (81,7%) del área urbana.
En el área rural, existen menos de trabajadores cuya actividad principal es el auto empleo (70,3%).
Por sexo, 6 de cada 10 hombres independientes manifestaron que era su actividad principal el
autoempleo, mientras que en el caso de las mujeres es mayor, ya que 8 de 10 mujeres tienen como
actividad principal el ser autogestionarias en cuanto a generar su propios empleo.
Cuadro Nº 32
Perú: Población con trabajo independiente por tipo de actividad, según área de
residencia y sexo, 2008
Área de
Total Total Actividad Actividad
residencia
absoluto relativo principal secundaria
y sexo
Total 6 193 625 100,0 79,6 20,4
60
Las mujeres y hombres que dirigen su propio negocio son casi 5 millones, de ellos, el 46% son
hombres mientras que el resto son mujeres emprendedoras. Así también se sabe que del total de
hombres o mujeres dueños de su propio negocio, el 63,4% y el 61,3% no llevan las cuentas del
mismo, respectivamente. Sólo el 2,9% de los hombres y el 1,3% de las mujeres registran sus cuentas
por medio de libros o sistema contable. Estos resultados son esperables, dado que gran parte de
estos negocios corresponden al sector informal y no son realizados en establecimientos
comerciales.
Cuadro Nº 33
Perú: Tipo de contabilidad del negocio que dirige el trabajador independiente en su
actividad principal, según sexo 2008
(En porcentajes)
En general, al observar el lugar donde los trabajadores realizan sus actividades se puede afirmar
también que en el trabajo independiente sigue existiendo diferenciación por sexo. Esto porque en el
transporte público tan sólo participa el 1,7% de las mujeres que trabajan independientemente,
mientras que las mujeres constituyen la gran mayoría de trabajadores en puestos improvisados en la
vía pública y en el mercado.
61
Cuadro Nº 34
Perú: Distribución de los trabajadores independientes por sexo, según lugar donde
desempeña la actividad económica principal, 2008
(En porcentajes)
Total Total
Lugar donde desempeñó su actividad Hombre Mujer
absoluto relativo
Totales 4 930 360 100,0 46,0 54,0
Dentro de las habitaciones de su vivienda 24,9 100,0 24,5 75,5
Como ambulante 14,5 100,0 32,4 67,6
En su taller comercial dentro de su vivienda 12,3 100,0 36,5 63,5
En el domicilio de los clientes 11,8 100,0 67,4 32,6
En vehículo para transporte de personas 11,3 100,0 98,4 1,6
En taller, tienda, restaurante, hotel 9,0 100,0 56,7 43,3
En local fijo en mercado público 6,1 100,0 29,1 70,9
Otro 3,9 100,0 85,0 15,0
En puesto improvisado en la vía pública 3,7 100,0 20,5 79,5
En puesto improvisado en mercado público 1,3 100,0 28,0 72,0
En puesto fijo en la vía pública 1,3 100,0 31,5 68,5
Nota: Se considera sólo a los trabajadores que tienen al negocio independiente como actividad principal.
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, continua 2008.
Elaboración: Propia .
Casi la mitad de mujeres con trabajo independiente realizan su actividad dentro de su vivienda
(49,3%) ya sea dentro de las habitaciones (34,8%) o en un taller dentro de su vivienda (14,5%). Esto
demuestra la informalidad en la que se encuentran estos negocios principalmente porque es difícil
separar los activos del negocio y los bienes o servicios destinados al hogar. Un considerable
porcentaje de las mujeres independientes se desenvuelve como ambulante (18,2%); otros lugares
de trabajo donde se concentra este grupo de mujeres son los locales fijos en los mercados (8,0%), en
talleres, tiendas, restaurantes u hoteles (7,2%), y en el domicilio de los clientes (7,1%). La
distribución completa se observa a continuación.
62
Gráfico Nº 16
Perú: Distribución de las mujeres con trabajo independiente, según lugar donde
desempeña su actividad principal, 2008
(En porcentajes)
Otros 1/ 1,4
0 10 20 30 40
1/ Incluye a las mujeres que trabajan en vehículos para transporte de personas o mercaderías.
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, continua 2008.
Elaboración: Propia.
63
Cuadro Nº 35
Perú: Distribución de los trabajadores independientes con local fijo por sexo según
régimen de tenencia del local donde realiza su actividad principal, 2008
(En porcentajes)
Nota: Se considera sólo a los trabajadores que tienen al negocio independiente como actividad principal. También
considera como lugares fijos donde desempeña su actividad principal a: puesto fijo en la vía pública; local fijo en
mercado público; taller, tienda, restaurante, hotel; taller comercial dentro de su vivienda; las habitaciones de su
vivienda; y otros.
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, Continua 2008.
Elaboración: Propia.
Con respecto a los motivos de inserción en la actividad independiente como actividad principal, la
mayoría de los trabajadores independientes lo hicieron por necesidad económica (44,6%) y para
obtener un ingreso o mayores ingresos (20,8%). En ambos motivos señalados anteriormente, se
puede notar que, son más las mujeres que los hombres quienes laboran como independientes.
En cuanto a los motivos de inicio de actividad principal donde poco se concentran los trabajadores
independientes porque quieren ser independientes (15,5%); porque no encontraron un trabajo
asalariado (8,2%) o por tradición familiar (5,5%), son motivos donde se concentran más los hombres
que las mujeres. De las personas que desearon ser independientes, el 59,5% fueron hombres y el
resto mujeres. Así también, el 74,2% de los hombres y 25,8% de las mujeres fueron quienes iniciaron
un trabajo independiente como actividad principal porque no encontraron un trabajo asalariado.
64
Cuadro Nº 36
Perú: Trabajador independiente por sexo, según motivo por el cual inició su actividad
principal, 2008
Nota: Se considera sólo a los trabajadores independientes que tienen su negocio como actividad principal.
1/ El total excluye a los trabajadores independientes que no especificaron el motivo de inicio de su negocio.
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, Continua 2008.
Elaboración: Propia.
Contrariamente a la creencia de que los trabajadores independientes lo son debido a que no han
logrado encontrar un trabajo asalariado, se observa que sólo el 4,1% de las mujeres se iniciaron en la
actividad independiente por esta razón. Más bien, la mayoría de mujeres (53,2%) se insertó en el
trabajo independiente por necesidad económica, el 23,4% por la posibilidad de obtener mayores
ingresos, y un nada despreciable 11,8% de ellas realiza una actividad independiente como actividad
principal debido a que quería ser independiente.
Gráfico Nº 17
Perú: Motivo de inserción de las mujeres en el trabajo independiente
como actividad laboral principal, 2008
(En porcentajes)
No encontró
trabajo
asalariado
Otro Obtiene
4,1
3,8 ingresos /
mayores
ingresos
22,7
Por necesidad
económica
53,2
Quiere ser
independiente
Por tradición 11,8
familiar
4,4
Nota: Se considera sólo a los trabajadores que tienen al negocio independiente como actividad principal.
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, continua 2008.
Elaboración: Propia .
65
Las mujeres constituyen el 63,9% del grupo de trabajadores que tienen un año o menos en el negocio
independiente como actividad principal. También, el 59,0% de ellas tienen de 2 a 3 años en el
negocio, y el 51,0% de ellas de 4 a 5 años. Estas proporciones se invierten con respecto a los
hombres al considerar mayor cantidad de años en el negocio independiente, lo cual es concordante
con los motivos por los cuales las mujeres se desempeñan en actividades independientes, pues la
mayoría de ellas lo hace por necesidad económica.
Cuadro Nº 37
Perú: Distribución de los trabajadores independientes por sexo, según rango de
antigüedad en el negocio, 2008
(En porcentajes)
Por otro lado, se observa una importante diferencia en el número de años promedio de los
trabajadores independientes en sus respectivos negocios. Considerando la actividad independiente
como la actividad principal del trabajador, el tiempo promedio de años en el negocio fue de 7,4, y en el
caso de ser la actividad secundaria fue de 5,3 años. Al separar por sexo, el tiempo promedio de años
en la actividad independiente sigue siendo mayor en el caso de que ésta sea la actividad principal;
además, son los hombres los que tienen, en ambos casos, más años en el negocio.
Cuadro Nº 38
Perú: Años promedio que trabaja en el negocio por actividad,
según sexo, 2008
A c tiv id a d A c tiv id a d
Sexo T o ta l
p rin c ip a l s e c u n d a ria
T o ta l 6 ,9 7 ,4 5 ,3
H o m b re 8 ,2 8 ,8 5 ,8
M u je r 5 ,9 6 ,1 4 ,7
Según tamaño de empresa se observa que casi todos los negocios independientes son
principalmente de un solo trabajador (3 millones 196 mil 522 personas). Según sexo, el 45,0% de los
trabajadores de este tipo de empresa son mujeres. En las empresas de 2 a 5 trabajadores y de 6 a 10
trabajadores, el 70,6% y el 67,1% de ellos son mujeres.
66
Cuadro Nº 39
Perú: Número de trabajadores independientes por sexo, según
tamaño de la empresa, 2008
Total Total
Tamaño de empresa Hombre M ujer
absoluto relativo
Total 4 920 392 100,0 46,1 53,9
Un trabajador 3 196 522 100,0 55,1 45,0
De 2 a 5 trabajadores 1 700 270 100,0 29,4 70,6
De 6 a 10 trabajadores 23 600 100,0 32,9 67,1
Nota: Se considera sólo a los trabajadores que tienen al negocio independiente como actividad principal.
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, continua 2008.
Elaboración: Propia.
El número promedio de trabajadores por empresa es de 2,3 en el caso de los hombres y 2,0 en el
caso de las mujeres. No obstante, los trabajadores remunerados que realizan actividades
independientes (como actividad principal o secundaria) son en promedio menos de uno por
empresa, lo cual está relacionado a la importante proporción de empresas independientes con un
solo trabajador, y que además evidencia el carácter familiar de muchos negocios independientes.
Cuadro Nº 40
Perú: Número promedio de trabajadores por sexo, 2008
En cuanto a las ventas por actividad económica realizada, se observa un importante sesgo al
considerar si la actividad se realiza principalmente o si es secundaria. Las ventas son mucho
mayores en el primer caso, excepto en la actividad comercial. Más importante aún es la brecha de
ventas por sexo, pues en los tres sectores considerados, y aún cuando la actividad realizada sea
principal o secundaria para el trabajador, las mujeres siempre obtienen menores ventas promedio, y
por ende, mucho menores ganancias netas promedio.
Cuadro Nº 41
Perú: Ventas promedio mensuales por tipo de actividad,
según actividad económica, 2008
(Nuevos soles)
Actividad principal Actividad secundaria
Actividad económica
Hom bre M ujer Hombre M ujer
Producción / Extracción 4 161 1 417 1 426 242
Actividad com ercial 6 732 1 912 7 439 942
Servicios 2 465 1 550 924 486
Total ganancia neta promedio 1 052 545 611 238
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, continua 2008.
Elaboración: Propia.
Al contrario de cómo ocurre con las empresas formales, el nivel de capacitación de los trabajadores
de las empresas independientes es mayor mientras menos trabajadores tiene la empresa. No
obstante, los niveles de capacitación son muy bajos, pues sólo 10,9% de los trabajadores
independientes han recibido capacitación, y dichos niveles son mayores para los hombres (14,3%)
que para las mujeres (7,9%).
67
Cuadro Nº 42
Perú: Capacitación recibida por sexo, según tamaño de empresa, 2008
(En porcentaje)
Finalmente en esta parte última del capítulo, presentamos una caracterización de la mano de obra y
el empleo del negocio o establecimiento que considera tan sólo a la actividad principal del dueño del
negocio; este presentará información por sexo y ámbito geográfico por diversas variables del
trabajador. La información presentada corresponde a los trabajadores remunerados (incluye
familiares), al dueño del negocio, los trabajadores no remunerados y a los trabajadores familiares no
remunerados. De esta manera podemos decir que, la edad promedio del trabajador del negocio varía
significativamente, el intervalo se encuentra entre 25,9 y 30,2 años; y alrededor del 50% de los
trabajadores, para ambos sexos y ámbitos, tiene entre 14 y 33 años.
Así también, con respecto al nivel educativo, más del 80% de los trabajadores de estos negocios
tienen hasta secundaria (27,8% hasta primaria y 54,2% secundaria); en ámbitos urbanos se observa
que poco más del 20% de los trabajadores tiene hasta primaria, cerca de 60% secundaria y alrededor
del 20% tienen educación superior; en el ámbito rural más del 40% de trabajadores tienen hasta
primaria, otro 40% tiene secundaria, pero sólo un grupo menor a 10% tiene educación superior. Al
considerar el género, llama la atención que tanto en el ámbito rural como urbano existan más mujeres
que hombres con educación superior.
La remuneración bruta promedio mensual de estos trabajadores es mucho menor que la de la PEA
ocupada del país (ingreso promedio) y se observan mayores sesgos por género y por ámbito
geográfico. Mientras los hombres obtienen 472 y 421 nuevos soles en el sector urbano y rural,
respectivamente, las mujeres sólo obtienen 307 y 146 nuevos soles mensuales en promedio en el
ámbito urbano y rural, respectivamente.
En cuanto a la cobertura de los seguros de salud, los trabajadores que cuentan con este beneficio
son sólo el 1,3%, registrándose 1,7% y 1,4% de cobertura para hombres y mujeres del ámbito
urbano, respectivamente, y tasas de 0% y 0,3% para hombres y mujeres del ámbito rural,
respectivamente. Finalmente, la idea del carácter familiar de los negocios independientes se afirma
al analizar el porcentaje de trabajadores que son familiares de su empleador, pues el 76,1% de los
trabajadores de los establecimientos y negocios son familiares de su empleador, siendo mayor el
porcentaje en el caso de las mujeres (87,3% en el ámbito urbano y 94,7% en el rural).
68
Nota: la información de este cuadro incluye a los trabajadores remunerados y no remunerados del negocio o
establecimiento; y al empleador. Así también, considera a la actividad principal del dueño del negocio o
establecimiento.
1/ considera solo a los trabajadores que tienen remuneración bruta mensual mayor a cero.
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, continua 2008.
Elaboración: Propia.
BOX Nº 5
Las brechas de salario por condición étnica en Ecuador para el periodo 2003-2007 son notablemente mayores que las brechas
salariales por género para el mismo periodo. Las diferencias en las características de capital humano, explican casi la mitad de
las brechas de salario por etnicidad, pero sólo una pequeña fracción de la brecha de salario por género. Ambas brechas son más
pronunciadas en los extremos más pobres de la distribución de ingresos; la segregación ocupacional impone notablemente
penalidades de salario sobre los trabajadores, especialmente sobre aquellos con menores ingresos laborales.
La educación en particular y el capital humano en general parecen ser la herramienta obvia para reducir la brecha de salarios por
condición étnica; pero esto no promete traer reducciones en la brecha de salarios por género. Por otro lado, para los individuos
de menores ingresos, las políticas que buscan reducir la segregación ocupacional también parecen ser buenas herramientas
para reducir tanto las brechas de salario por condición étnica como por género; en este aspecto, los servicios de intermediación
laboral y las campañas de información (ambas en mercados laborales y educacionales) han dado buenos resultados en otras
economías.
Así, si género y etnicidad son características que van en detrimento del buen desenvolvimiento de los individuos en los
mercados de trabajo, parece natural que una estrategia de largo plazo deba centrarse en las niñas indígenas. Ellas no poseen un
buen desenvolvimiento en una serie de indicadores educacionales con respecto a los niños. Entonces, se deben generar los
incentivos necesarios para enviar a las niñas a la escuela. Una herramienta para lograrlo parece haber sido implementada en
Ecuador con el Bono Solidario y el Bono de Desarrollo Humano. Por supuesto, esto debe ser acompañado con una oferta de
servicios educacionales de calidad y programas especiales como el de educación bilingüe, los mismos que podrían llegar a
asegurar bajas tasas de deserción escolar
.
Ethnic and gender wage gaps in Ecuador. Gallardo y Ñopo. BID 2009.
http://www.iadb.org/res/includes/pub_hits.cfm?pub_id=WP-679&pub_file_name=pubWP-679.pdf
69
Cuadro Nº 44
Perú: Jefes de hogar según sexo, 2008
Valor
Sexo Porcentaje
absoluto
Gráfico Nº 18
Perú: Evolución de los jefes de hogar por sexo, 2002, 2006 – 2008
(En personas)
5 429 405
6 000 000 5 310 808 5 312 162
5 000 000
3 000 000
1 495 022 1 546 556 1 634 228
2 000 000 909 679
1 000 000
0
2002 2006 2007 2008
Hombre Mujer
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, IV trimestre 2002 y continua
2006 - 2008.
Elaboración: Propia.
70
Un aspecto que se debe explorar al analizar a este grupo poblacional, es que en poblaciones
femeninas la probabilidad de ser jefe de hogar está relacionada con hogares monoparentales, es
decir de familias que han pasado un proceso de separación, divorcio o muerte del cónyuge. En este
sentido se encuentra que el mayor porcentaje de jefes de hogar hombres, está concentrado en
grupos de casados y convivientes, las mujeres jefas de hogar tienden a ser viudas o divorciadas. Es
así que los jefes de hogar convivientes, casados y solteros son en su mayoría hombres mientras que
aquellos que son viudos, divorciados o separados son en su mayoría mujeres, ver cuadro 45.
Cuadro Nº 45
Perú: Distribución de los jefes de hogar por sexo,
según estado civil, 2008
Sexo
Estado civil Total
Hombre Mujer
En cuanto a la categoría ocupacional de los jefes de hogar, para ambos sexos las categorías más
importantes son independiente (47,6% para los hombres y 58,7% para las mujeres) y asalariado
(39,1% para los hombres y 25,2% para las mujeres).
Cuadro Nº 46
Perú: Distribución de los jefes de hogar ocupados, según
categoría ocupacional, 2008
Sexo
Categoría ocupacional Total
Hombre Mujer
Total absoluto 6 065 508 4 892 246 1 173 262
71
En el caso de las mujeres jefes de hogar, la mayor parte de estas se concentra en el nivel primario,
seguidas del nivel secundario. Llama la atención el hecho que aquellas sin nivel representen una
importante cantidad (18,5%). Es así que las mujeres jefes de hogar con educación superior y de
postgrado representan ambas solamente 11,4% (ver cuadro N° 47).
Cuadro Nº 47
Perú: Distribución de los jefes de hogar por sexo, según nivel
educativo, 2008
(En porcentajes)
Sexo
Nivel educativo Total
Hombre Mujer
Total absoluto 7 063 633 5 429 405 1 634 228
Total relativo 100,0 100,0 100,0
Sin nivel 7,2 3,8 18,5
Primaria incompleta 19,8 19,2 21,6
Primaria completa 15,7 16,5 12,9
Secundaria incompleta 13,0 13,8 10,4
Secundaria completa 21,4 23,0 16,3
Superior no universitaria incompleta 3,0 3,1 2,6
Superior no universitaria completa 7,1 7,0 7,4
Superior universitaria incompleta 3,7 4,2 2,3
Superior universitaria completa 9,1 9,4 8,0
El ingreso promedio mensual de los jefes de hogar hombres es significativamente mayor en relación
a los jefes de hogar mujeres (S/. 1,106 al mes versus S/. 689 al mes), tal como se puede apreciar en el
siguiente cuadro. Es decir que las diferencias por sexo son significativas, y determinan de algún
modo que un hogar liderado por una mujer tiene en promedio 689 soles de ingresos menos que en el
caso de haber sido liderado por un hombre, o dicho de otra forma un jefe de familia varón gana 1,6
veces el ingreso de una mujer jefe de hogar (tal como se puede ver en la siguiente información).
Cuadro Nº 48
Perú: Ingreso laboral mensual del jefe de hogar por sexo, según
estructura de mercado, 2008
(En nuevos soles)
Promedio Mediana
Estructura de mercado
Total Hombre Mujer Total Hombre Mujer
Total 1 025,6 1 105,6 688,6 622,4 681,7 355,0
Sector público 1 761,2 1 834,4 1 431,8 1 416,8 1 427,0 1 313,0
Sector privado
De 2 a 9 trabajadores 1 109,7 1 101,2 1 166,6 663,8 701,3 463,8
De 10 a 49 trabajadores 1 355,7 1 408,7 1 010,8 879,3 896,5 710,7
De 50 y más trabajadores 2 370,7 2 456,0 1 360,0 1 432,4 1 454,7 1 022,9
Independiente
Profesional 1 559,1 1 501,4 1 872,5 1 015,3 1 025,9 727,4
No profesional 531,9 578,2 377,3 362,0 410,1 210,5
Resto 1/ 572,2 838,9 533,4 524,1 803,5 498,2
Nota: El ingreso laboral excluye a los Trabajadores Familiares No Remunerados y a los que no perciben ingresos.
1/ Considera a los trabajadores del hogar y otros.
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, continua 2008.
Elaboración: Propia.
72
Gráfico Nº 19
Perú: Ingreso laboral promedio mensual de los jefes de hogar,
según sexo, 2008
(Nuevos Soles)
1105,6
1200 1025,6
1000
688,6
800
600
400
200
0
Hom bre Mujer Total
Nota: El ingreso laboral excluye a los Trabajadores Familiares No Remunerados y a los que no
perciben ingresos.
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, continua 2008.
Elaboración: Propia.
BOX Nº 6
En Brasil, las brechas salariales por raza (color de piel) son más pronunciadas que las brechas basadas en la
división por género, aunque ambas decrecieron notablemente a lo largo de la última década. Pero al considerar las
características observables individuales, la situación se revierte. Las características observables individuales,
como la educación y las características del mercado de trabajo (ocupación, sector económico y formalidad), juegan
un importante rol en la explicación de los diferenciales de salario entre blancos y no-blancos, pero menos importante
en las brechas de salario por género. Las características del mercado de trabajo operan formando una especie de
barreras de acceso, así, casi la mitad de los diferenciales de salario entre blancos y no-blancos puede ser explicada
por el hecho de que los primeros tienen acceso a ciertas ocupaciones, en ciertos sectores y con un cierto grado de
formalidad, que los no-blancos no pueden alcanzar. En otras palabras, si bien la educación importa, la segregación
en los mercados de trabajo sigue siendo relevante. Por otra parte, las brechas de salario por género y por raza no
explicadas se incrementan con la edad y el nivel educativo de los trabajadores: la brecha salarial por género no
explicada es la más alta entre los individuos más pobres y la menor entre los individuos de ingreso medio, y aumenta
para los individuos con mayores ingresos; la brecha de salario por raza no explicada se incrementa
monotónicamente, aunque lentamente, con el mayor nivel de ingreso.
Gender and racial wage gaps in Brazil 1996-2006. Marques, Ñopo y Salardi. BID 2009.
http://www.iadb.org/res/includes/pub_hits.cfm?pub_id=WP-679&pub_file_name=pubWP-679.pdf
73
En el caso de la tasa de desempleo por dominio geográfico, son en los dominios urbanos donde se
encuentran las mayores tasas de desempleo para ambos sexos. Generalmente, en el área rural hay
más empleo independiente y TFNR (sobre todo dedicados a la actividad agrícola y ganadera) que
son trabajos sin salario o asalariados, por lo que el desempleo es reducido a diferencia del urbano. Si
bien las tasas de desempleo son mayores para las mujeres en casi la totalidad de dominios
(exceptuando a la sierra rural donde son iguales), las diferencias más importantes se encuentran en
Lima Metropolitana y la Costa Urbana.
Cuadro Nº 49
Perú: Tasa de desempleo por sexo, según ámbito geográfico y
dominio geográfico, 2008
(En porcentajes)
Dominio geográfico
Lima Metropolitana 6,8 5,4 8,3
Costa urbana 5,6 5,2 6,1
Costa rural 1,6 1,1 2,4
Sierra urbana 5,6 5,6 5,5
Sierra rural 0,8 0,9 0,6
Selva urbana 4,2 4,0 4,6
Selva rural 0,8 0,6 0,2
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y
Pobreza, continua 2008.
Elaboración: Propia.
74
Dentro de las características de los desempleados, se observa que estos se concentran en el rango
de 14 a 24 años. Cabe resaltar que dentro de este grupo etáreo, el porcentaje de la población
masculina es significativamente mayor en relación a la población femenina, con 55,1% y 48%
respectivamente.
Por nivel educativo, el desempleo, si bien este se concentra en las personas con nivel de educación
secundaria, en el caso de la población que alcanzó el nivel superior las personas desempleadas para
la población femenina (35,9%) es parecido a la registrada en la población masculina (36,9%).
Este resultado debe estar relacionado con el caso de los hogares monoparentales donde las
responsabilidades en relación a la carga familiar desciende y deja al jefe de hogar una mayor
capacidad de libertad de acción, ya que sólo debe velar por sí mismo.
Con relación a la ocupación anterior de los desempleados; la categoría empleado presenta los más
altos porcentajes de desempleo para ambos sexos; aunque el más significativo se da para el caso de
las mujeres (55,6% en comparación al 42,5% obtenido por los hombres). De igual forma, en sucesión
de importancia encontramos que fueron obreros, aquellos que se quedaron sin empleo el año
pasado, en el caso de los hombres su probabilidad de ser desempleados ascendió a 34,9% y en el
caso de las mujeres llegó a 15,9%. Comparativamente las mujeres que realizan labores de obrera
tienen relativamente menor probabilidad de quedarse sin empleo que los hombres.
Cuadro Nº 50
Perú: Características del desempleo por sexo, según diversas variables, 2008
(En porcentajes)
75
Si observamos el nivel educativo de los jóvenes desempleados, del total de desocupados más del
65% poseen educación secundaria, siendo el porcentaje de la población masculina joven mayor al
de la población femenina joven, 71% y 68% respectivamente.
Para los niveles de educación primaria y secundaria, los hombres jóvenes muestran una mayor tasa
de desempleo, mientras que en caso de los jóvenes que alcanzaron los niveles de educación
superior (no universitaria y universitaria), las mujeres son las que muestran mayores tasas de
desempleo.
Grafico Nº 20
Perú: Distribución de los jóvenes desocupados por sexo, según
nivel educativo, 2008
(En porcentajes)
70.0
61,6
58,0
Ho m b re M ujer
60.0
50.0
40.0
30.0
21,9
19,8
20.0 16,8
13,1
10.0
5,4
3,4
0.0
Prim aria Sec un d ari a Sup erio r n o un iv ers itaria Sup erio r un iv ers i tari a
Nota: Se considera en la categoría de “Jóvenes” a todas aquellas personas que tienen una edad
entre 15-29 años.
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, continua 2008.
Elaboración: Propia.
El desempleo según rangos de edad se concentra entre las mujeres más jóvenes y que poseen
educación secundaria. Así, el 70,7% de las mujeres entre 15 y 23 años de edad poseen educación
secundaria, seguido de las que tienen educación superior universitaria (16,4%). Así también
tenemos que, en el rango de edad de 24 a 29 años de edad, existe mayor nivel de preparación de
mujeres desempleadas, ya que el 31,4% posee educación superior universitaria y el 29,6% estudio
una carrera superior no universitaria. Sin embargo, no deja de ser preocupante que el 33,2% de las
mujeres desempleadas tenga educación secundaria.
76
Grafico Nº 21
Perú: Distribución de las jóvenes desocupadas, según nivel educativo
y rangos de edad, 2008
(En porcentajes)
80.0
70,7
70.0 De 15 a 23 años
De 24 a 29 años
60.0
50.0
40.0
33,2 31,4
29,6
30.0
20.0 16,4
9,0
10.0 5,9
3,9
0.0
Hasta primaria Secundaria Superior no universitaria Superior universitaria
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, continua 2008.
Elaboración: Propia
77
K
Yi H =
H
b å
0 + bH
1 j
j=
X Hji +
u iH
K
Yi M =
M
b å
0 + bM
1 j
j=
XM u iM
ji +
donde Yi H y Yi M son logaritmos de los ingresos por hora de ambos grupos, las K
variables X j corresponden a los determinantes de los ingresos, y las u i son los términos
de perturbación.
Después de estimarse estas dos ecuaciones por mínimos cuadrados ordinarios, Blinder
muestra que la diferencia de los promedios de Yi se puede descomponer en los dos
efectos señalados de esta forma:
ˆH -
ˆM )+K ˆH K ˆH -
ˆM )
YH -
YM =
(b0 b0 åj=
1
b
j ( X H
j X
- M
j ) å
+j=1
XM
j (bj bj
muestrales de las respectivas variables. Blinder llama a los términos de esta ecuación con
letras de esta forma:
R=
U+
E+
C
donde R es el diferencial de los ingresos , E es la parte del diferencial explicada por distintas
características de los grupos, C es la parte explicada por diferencias en los coeficientes y U es la
parte del diferencial no explicada por la variables (diferencia de las constantes). Se considera a la
parte atribuible a discriminación a la suma U + C.
27 Nos basamos fundamentalmente en el trabajo de Blinder (1973) “Wage discrimination: reduced form and
structural estimates”. The Journal of Human Resources, vol. VIII, N°4.
28 Se le denomina así por que fue planteado por Mincer J. (1974). Schooling, Experience and Earning. New
York. National Bureau of Economics Research-NBER. 78
2
ln(Wi ) =
b 1 EDADi +
0 +
b 2 EDAD +
b 3 ESCOLARIDAD +
b 4 EXPERIENCIA +
b
5URBANO +
b 6 CASTELLANO +
b 7 ENF .CRONICA +
b ui
donde ESCOLARIDAD son los años de estudio de la persona; EXPERIENCIA son los años de
trabajo en la ocupación principal actual; URBANO es una variable “dummy” que toma el valor 1 si la
persona vive en zonas urbanas, y 0 si vive en zonas rurales; CASTELLANO es una dummy que toma
el valor de 1 si el castellano es su lengua materna, 0 en los demás casos; y ENF.CRONICA es una
dummy que toma 1 si la persona sufre alguna enfermedad crónica.
En esta ocasión, en vez de hacer la estimación para el total de individuos de la muestra, se decidió
subdividirla por tipo de ocupación. Se hizo esto por dos razones: una es que en algunos grupos
ocupacionales, virtualmente solo existen observaciones de uno solo de los sexos. La segunda razón
es que es posible que las variables mencionadas en la ecuación anterior afecten de diferente forma a
la discriminación y al diferencial según los grupos ocupacionales.
En general, la PEA ocupada se concentra en los grupos ocupacionales afines a las actividades
económicas extractivas, servicios, comercio. Esto configura el bajo valor agregado e ingresos que
poseen los ocupados en estas ocupaciones. Principalmente, la PEA ocupada se concentra en los
grupos ocupacionales de agricultores, ganaderos y pescadores (32,9%); vendedores (16,3%); y,
trabajadores de los servicios (11,5%), ver cuadro 51.
También se puede notar en que, existen grupos ocupacionales donde la mujer participa menos que
los varones, este es el caso de conductores (1,1%); obreros, jornaleros y otras ocupaciones (5,6%);
y, artesanos y operarios (34,5%), principalmente.
Cuadro Nº 51
Perú: PEA ocupada por sexo, según grupo ocupacional, 2008
(En porcentajes)
Total Sexo
Grupo ocupacional Total
relativo Hombre Mujer
Total absoluto 14 853 975 8 121 691 6 732 285
Total relativo 100,0 100,0 54,7 45,3
Agricultores, ganaderos y pescadores 2/ 32,9 100,0 60,0 40,0
Vendedores 16,3 100,0 28,0 72,0
Trabajadores de los servicios 11,5 100,0 48,9 51,1
Profesionales, técnicos y ocupaciones afines 1/ 11,0 100,0 56,2 43,8
Artesanos y operarios 10,6 100,0 65,5 34,5
Empleados de oficina 5,8 100,0 51,1 48,9
Conductores 5,1 100,0 98,9 1,1 a/
Obreros, jornaleros y otras ocupaciones 3,6 100,0 94,4 5,6
Trabajadores del hogar 3,1 100,0 4,1 96,0
79
El gráfico 22, nos describe que, en general, los hombres tienen ingresos semanales superiores a las
mujeres, en todos los grupos ocupacionales, excepto en el grupo ocupacional de conductores (en
esta ocupación, casi el 100% son hombres). Las mayores diferencias de ingresos se dan
principalmente entre las familias de ocupaciones tales como gerentes, administradores y
funcionarios; profesionales, técnicos y ocupaciones afines; y, mineros y canteros. Así también, se
puede notar que, en cada uno de estos grupos de ocupaciones se concentran más los hombres que
las mujeres.
Las menores diferencias en los ingresos semanales por género se encontraron fundamentalmente
en las ocupaciones elementales o que requieren un menor nivel de preparación o calificación tales
como trabajadores del hogar (casi el 100% son mujeres); obreros, jornaleros, y otras ocupaciones;
conductores; y, agricultores, ganaderos y pescadores.
Gráfico Nº 22
Perú: Ingreso laboral semanal por sexo, según grupo ocupacional, 2008
(En Nuevos Soles)
Empleados de oficina
Vendedores
Minero s y canteros
Artesanos y operarios
Co nductores
Hombre Mujer
Nota: El ingreso laboral excluye a los Trabajadores Familiares No Remunerados y a los que no perciben ingresos.
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, continua 2008.
Elaboración: Propia.
80
Cuadro Nº 51
Perú: Descomposición de la discriminación en el diferencial de ingresos, 2008
Atribuible a Atribuible a
Diferencial de No explicada -
características coeficientes -
Grupo ocupacional ingresos discriminación
individuales discriminación
R E C U
Total
Gerentes administradores y funcionarios 315,1 -49,2 861,7 -497,4
Artesanos y operarios 191,4 20,8 43,5 127,0
Obreros, jornaleros y otras ocupaciones 126,6 2,4 1866,9 -1742,7
Vendedores 117,4 19,6 34,1 63,6
Agricultores, ganaderos y pescadores 76,5 10,8 14,7 50,9
Trabajadores de los servicios 70,1 3,1 81,7 -14,6
Mineros y canteros 64,7 6,9 556,5 -498,7
Profesionales, técnicos y ocupaciones afines 37,6 1,0 61,2 -24,6
Empleados de oficina 5,1 -2,4 -55,6 63,0
Conductores -14,9 -21,0 119,8 -113,7
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, continua 2008.
Elaboración: Propia.
En general se puede decir que la discriminación explica una gran parte del diferencial de ingresos
entre hombres y mujeres en casi todas las ocupaciones, y en menor medida la discriminación puede
ser explicada por características individuales de las personas.
Cuadro Nº 52
Perú: Peso de la discriminación en el diferencial de ingresos, según grupo ocupacional,
2008
(En porcentajes)
P eso d e P eso d e la
G ru p o o cu p acio n al características d iscrim in ació n
E /R (C +U ) / R
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, continua 2008.
Elaboración: Propia.
81
Ingresos promedio
Un aspecto que es relevante cuando se analiza el mercado de trabajo de las mujeres está
relacionado con el ingreso laboral que generan y con las diferencias de ingresos con respecto al
obtenido por los hombres. Se puede observar que hay diferencias de ingreso significativas por sexo
según estructura de mercado de trabajo.
En ese sentido, las brechas son mayores en las empresas privadas que requieren una mayor
calificación de su personal como es el caso de las empresas de 50 a más trabajadores; y en los
trabajadores independientes profesionales. Así, en promedio la diferencia supera los 500 nuevos
soles para el caso de las empresas de 50 a más trabajadores y de más de 130 nuevos soles en el
caso de los profesionales.
Cuadro Nº 53
Perú: Ingreso laboral promedio por sexo, según estructura
de mercado, 2008
(En nuevos soles)
En general, si bien tanto los ingresos laborales de los hombres como de las mujeres se han
incrementado entre los años 2006 y 2008; también se ha incrementado la brecha de dichos ingresos
en dicho periodo de tiempo. Así, en el año 2006 la brecha de ingresos entre hombres y mujeres era de
248 nuevos soles, mientras que en el año 2008 llegó a 349 nuevos soles. También se puede decir
que, los ingresos de las mujeres no han evolucionado a la misma velocidad que las de los hombres.
Así, entre los años 2006 y 2008 el ingreso laboral de las mujeres creció 14,4% mientras que las de los
hombres fue 24,8%. Estas diferencias se podrían explicar básicamente por la brecha en la
calificación que existe entre hombres y mujeres; a las actividades económicas de bajo valor
agregado que principalmente realizan las mujeres, sobre todo en el área rural.
82
Gráfico Nº 23
Perú: Evolución del ingreso laboral promedio, 2006 – 2008
(En nuevos soles)
Brecha: 349
1100
Bercha:260
1002
1000 Brecha: 248
892
900
803
800
700 653
631
600 555
500
400
2006 2007 2008
Hombre Mujer
Fuente: INEI – Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, continua 2006 – 2008.
Elaboración: Propia.
Según estructura de mercado y área de residencia de las mujeres, los ingresos son casi la mitad, en
promedio, en el área rural en comparación con el área urbana. Las mujeres tanto del área urbana
como rural ganan más trabajando en las empresas privadas. Así, una trabajadora urbana gana S/. 1
368 en las empresas privadas de 50 a más trabajadores, mientras que en el área rural recibe
ingresos por S/. 732.
Cuadro Nº 54
Perú: Ingreso laboral femenino por ámbito geográfico, según
estructura de mercado, 2008
(En nuevos soles)
Área de residencia
E structura de m ercad o T otal
U rbano R ural
T otal 653 764 295
Secto r público 1 287 1 361 775
Secto r privado
D e 2 a 9 trabajadores 689 803 304
D e 10 a 49 trabajadores 854 923 429
D e 50 y m ás trabajadores 1 341 1 368 732
Indep endiente
Profesional 1/ 1 068 1 103 61
N o profesional 373 445 234
R esto 2/ 522 541 365
Nota: El ingreso laboral excluye a los Trabajadores Familiares No Remunerados y a los que no perciben ingresos.
1/ en el caso del ingreso rural de las mujeres profesionales este es bajo debido a que se está considerando a las
trabajadoras que laboran en grupos ocupacionales profesionales que no necesariamente estudian un nivel
educativo superior.
2/ Considera a los trabajadores del hogar y otros.
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, continua 2008.
Elaboración: Propia.
83
Comparando los ingresos laborales promedio a nivel nacional y el de Lima Metropolitana, se puede
ver que los ingresos en la capital del país son más altos que el promedio nacional. Este es el caso de
los ingresos laborales en el sector público, en todos los tamaños de empresas, pero sobre todo en las
empresas de más de 50 trabajadores; y en el trabajo independiente.
Gráfico Nº 24
Lima Metropolitana: Brechas de ingreso promedio mensual por
estructura de mercado, 2008
(En nuevos soles)
1666
Total
962
665
Trabajador del hogar
657
1017
Independientes
638
o 2804
d De 50 y más trabajadores
a
v 1688
ri
p
r
o
t 1600
c De 10 a 49 trabajadores
e 1034
S
1217
De 2 a 9 trabajadores
755
2110
Sector público
1517
Hombre Mujer
Nota: El sector privado incluye a todos los trabajadores de las empresas no públicas de 2 a 9
trabajadores, de 10 a 49 trabajadores y de 50 y más trabajadores.
Nota: Se excluye a los Trabajadores Familiares no Remunerados en el cálculo de del ingreso.
Fuente: MTPE, Encuesta de Hogares Especializada en Niveles de Empleo 2008.
Elaboración: MTPE - Programa de Estadísticas y Estudios Laborales (PEEL).
Según sexo en Lima Metropolitana se puede percibir que en general los hombres reciben un ingreso
mensual promedio mayor que las mujeres. Además, se observa que en el sector privado (empresa de
50 y más trabajadores) y en el sector público, ambos sexos perciben ingresos promedio mensuales
por encima de mil nuevos soles mensuales, pero son los hombres quienes gozan de un estipendio
promedio mayor.
84
Conclusiones
En los últimos 6 censos realizados en nuestro país la población está repartida en 50% para los
hombres y 50% para las mujeres y no existe una tendencia al cambio de esta estructura. Según el
censo del año 2007 la población total asciende a 27 millones y medio de personas. Sin embargo, 2 de
cada 10 mujeres habitan en el área rural, y existen más mujeres analfabetas en el área rural que la
urbana.
Según la Encuesta Nacional de Hogares sobre Niveles de Vida y Pobreza del año 2008, la población
en edad de trabajar está compuesta principalmente por jóvenes (38%). Sin embargo, 7 de cada 10
mujeres en la PET ofrecen su fuerza de trabajo al mercado de trabajo. La PET femenina fue más
urbana que rural al igual que la PEA. También, en Lima Metropolitana se concentra la tercera parte de
la oferta laboral del país, y en los últimos años la tendencia de la tasa de actividad femenina se ha
mantenido constante.
En el Perú, las personas ocupadas mujeres son principalmente jóvenes de 14 a 29 años. Sin
embargo, la tasa de actividad femenina estuvo alcanzando su nivel máximo entre las mujeres de 30
a 45 años de edad, sin embargo en el año 2008 este empieza a moverse hacia los años 46 a 55 años
de edad.
En la estimación de la oferta de trabajo de las mujeres se puede decir que la oferta de trabajo para las
mujeres con educación secundaria es diferente a la de las mujeres con menos del nivel educativo
secundario, esto en cuanto a las variables que las afectan, las elasticidades y el efecto final sobre la
oferta de horas de trabajo. Aunque, existen variables que afectan de las misma forma a ambos
grupos.
Por otro lado, si bien el desempleo es bajo porque las personas tienen que ocuparse en algo para
vivir, el problema principal que afrontan tanto hombres como mujeres es el subempleo ocupacional,
sobre todo por ingresos, denominado también por insuficiencia de ingresos. Aunque este problema
data de muchos años atrás, se ha ido reduciendo muy lentamente en el tiempo, pero persiste aún y
sobre todo en el caso de las mujeres (38,7%).
Las mujeres ocupadas en el año 2008, principalmente, se han auto empleado, principalmente como
independientes no profesionales, y se ha notado que este grupo ha estado creciendo en los últimos
años. Mientras que, otro grupo importante donde se ocupan las mujeres es como Trabajadoras
Familiares No Remuneradas (TFNR), las cuales se han reducido en los últimos años.
85
Asimismo cabe resaltar que en el sector privado, las mujeres se han ocupado principalmente en
empresas de 2 a 9 trabajadores, y estas se concentran más en las empresas del área urbana,
mientras que en el caso del sector privado rural se concentran en menor proporción. Las actividades
donde se concentran más las mujeres ocupadas fueron en actividades extractivas, comercio al por
menor y en servicios, estas en general de bajo nivel agregado.
A nivel de Lima Metropolitana, la realidad es un poco diferente a la del país. Las mujeres también
generan su propio empleo principalmente, pero se concentran más en empresas de 50 a más
trabajadores, dicha proporción se ha incrementado en el tiempo. Aquí las mujeres trabajan como
TFNR también, pero esta se ha ido reduciendo con el transcurrir del tiempo.
En el Perú, los hombres trabajan más horas semanales que las mujeres en promedio. Así, laboran
más de 48 horas a la semana y esto ocurre, principalmente, en las empresas de 50 a más
trabajadores.
En cuanto al empleo en el sector informal, este se ha venido reduciendo en los últimos años en Lima
Metropolitana, pero aún es muy alto ya que llega al 50% de los ocupados, los cuales están
condenados a bajos ingresos y bajas condiciones laborales entre otros factores que aquejan a este
importante sector productivo. En el Perú, las mujeres que están ocupadas tanto en el sector formal
como en el sector informal ganan mucho menos que los hombres que también laboran en los
mismos sectores.
Los bajos ingresos de las mujeres ocupadas se podrían explicar por el bajo nivel educativo y pocas
calificaciones que posee la mujer, sobre todo del ámbito rural donde muy pocas mujeres han tenido
acceso a la educación superior. Este bajo nivel de educación transversa a todas las condiciones de
actividad: ocupados, desocupados e inactivos, siendo más alto en las mujeres inactivas. Las mujeres
jóvenes han tenido bajos niveles de educación, principalmente educación básica lo que merma su
capacidad productiva y redunda en bajos ingresos, finalmente. En Lima Metropolitana, 3 de cada 10
mujeres de la PET llevaron cursos de capacitación, aunque 4 de cada 10 mujeres que llevaron cursos
fueron jóvenes de 14 a 29 años.
Las carreras profesionales que han seguido las mujeres ocupadas, están relacionadas a la
enfermería; las ciencias administrativas, contables y económicas; carreras secretariales y técnicas
contables y administrativas. Sin embargo, los mayores niveles de subutilización profesional se han
presentado en las carreras de técnicos en ciencias físicas, químicas, matemática, estadísticas e
informática; técnicos en economía, administración de empresas, derecho y afines; y, técnicos de
nivel medio de la medicina moderna y la salud.
86
En el Perú existieron en el año 2008, 6 millones 193 mil personas con trabajo independiente, que
principalmente realizaron dicha actividad como principal. Estos se han concentrado en el área
urbana primordialmente. Generalmente, el negocio que realizan o dirigen las trabajadoras
independientes se caracterizan por no llevar algún tipo de contabilidad; usan sus viviendas para sus
negocios o son ambulantes; en el caso de las trabajadoras independientes con local fijo
generalmente son propietarias de dicho local o alquilan dichos locales fijos. También, se encontró
que una gran proporción de estas actividades o negocios tienen menos de un año de vida, son de un
solo trabajador, sus ventas o ganancias son bajas sobre todo en el caso de las mujeres
independientes.
Otras de las características del mercado de trabajo, es la existencia de madres jefas de hogar. Este
grupo de personas ha ido creciendo en el tiempo y en general son mujeres viudas o separadas. Ellas
principalmente son trabajadoras independientes o asalariadas, que se caracterizan por tener a lo
más nivel secundario, obtener bajos ingresos sobre todo las no profesionales y las que laboran en
empresa de 2 a 9 trabajadores.
En general, hay más desempleadas que desempleados en el Perú, sobre todo el desempleado
femenino es más alto en el área urbana que en la rural. También, en Lima Metropolitana y la costa
urbana del país, el desempleo de las mujeres es alto relativamente a los hombres. Las mujeres
desempleadas son principalmente jóvenes y estas tienen educación secundaria primordialmente.
87
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88
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UNFPA (2009), Ser mujer en tiempos de crisis. Uruguay. Julio del 2009.
UNFPA CIES INEI, 2009 Censo del 2007. Análisis de temas poblacionales.
89
Anexos
La población ocupada se concentra en la región Lima, siendo la población ocupada masculina mayor
que la femenina. En el caso de los hombres, la concentración de la población ocupada –luego de
Lima- se presenta en las regiones de Piura, Cajamarca, La Libertad y Puno; mientras que para las
mujeres luego de Lima la población mayormente ocupada se encuentra en las regiones de
Cajamarca y Puno. La población empleada de hombres es mayor a la de mujeres en la mayoría de
regiones, con las excepciones de Puno y Huancavelica.
Anexo 1
Perú: Población ocupada por sexo, según regiones, 2008
Sexo
Regiones Total
Hombre Mujer
130 996
Huánuco 444 602 242 992 201 611
Ica 385 005 215 586 169 419
Junín 700 181 363 321 336 861
La Libertad 790 458 451 081 339 377
Lambayeque 577 754 323 505 254 249
Lima 4 269 292 2 302 201 1 967 091
Loreto 437 313 261 420 175 893
Madre de Dios 62 363 36 821 25 542
Moquegua 92 959 52 657 40 302
Pasco 141 580 80 496 61 083
Piura 870 285 512 485 357 800
Puno 820 556 413 852 406 704
San Martín 404 624 248 876 155 748
Tacna 187 377 104 103 83 274
Tumbes 117 771 69 574 48 197
Ucayali 236 653 141 783 94 870
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, continua 2008.
Elaboración: Propia.
90
Al igual que en el caso de la población ocupada, la región Lima concentra la mayor cantidad de
desocupados. Sin embargo, en sentido contrario a los niveles de ocupación en este caso la población
femenina desocupada es mayor que la masculina. Para el caso de los hombres, las mayores
significancias de población desocupada luego de la región Lima se presenta en las regiones de
Piura, La Libertad, Arequipa, Lambayeque, Callao y Junín. En el caso de las mujeres, las mayores
representaciones de la población desocupada luego de la región Lima se presenta en las regiones de
Piura, Arequipa, Lambayeque, Callao, Cusco y Junín.
Anexo 2
Perú: Población desocupada por sexo, según regiones, 2008
Sexo
Regiones Total
Hombre Mujer
Total 650 638 310 480 340 159
Amazonas 2 664 1 557 1 107
Ancash 17 641 8 891 8 750
Apurímac 3 901 2 310 1 591
Arequipa 28 542 13 427 15 115
Ayacucho 5 531 2 710 2 822
Cajamarca 14 661 8 461 6 200
Callao 33 573 13 853 19 719
Cusco 21 535 10 299 11 236
Huancavelica 2 064 1 038 1 026
Huánuco 11 357 6 705 4 652
Ica 18 295 8 726 9 569
Junín 26 316 14 347 11 969
La Libertad 23 966 13 427 10 539
Lambayeque 34 450 19 101 15 349
Lima 287 993 126 644 161 349
Loreto 14 223 7 382 6 842
Madre de Dios 1 162 632 529
Moquegua 5 899 2 762 3 138
Pasco 6 264 4 293 1 971
Piura 41 730 20 559 21 171
Puno 16 805 8 963 7 842
San Martín 9 867 4 654 5 213
Tacna 8 345 2 781 5 565
Tumbes 5 953 2 515 3 438
Ucayali 7 902 4 443 3 459
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, continua 2008.
Elaboración: Propia.
91
La población inactiva se concentra –para ambos sexos- en la región Lima, siendo la población
masculina menor que la femenina. En el caso de los hombres –luego de Lima- la concentración de la
población en estado de inactividad se da en La Libertad, Piura y Arequipa. En el caso de las mujeres,
la concentración de la población inactiva luego Lima ocurre en Piura, La Libertad, Lambayeque y
Arequipa. Cabe resaltar que la población inactiva, sin excepciones, es mayor en todas las regiones
para las mujeres.
Anexo 3
Perú: Población inactiva por sexo, según regiones, 2008
Sexo
Regiones Total
Hombre Mujer
Total 5 537 931 1 733 750 3 804 181
Amazonas 65 677 18 097 47 579
Ancash 196 673 62 084 134 588
Apurímac 63 429 23 040 40 389
Arequipa 290 590 100 042 190 548
Ayacucho 79 447 24 574 54 872
Cajamarca 164 359 42 886 121 473
Callao 217 080 64 396 152 684
Cusco 157 686 52 874 104 812
Huancavelica 45 548 19 929 25 619
Huánuco 133 827 42 951 90 877
Ica 166 753 52 796 113 957
Junín 215 632 73 225 142 407
La Libertad 359 440 111 856 247 585
Lambayeque 241 508 71 338 170 170
Lima 2 007 228 633 731 1 373 497
Loreto 175 694 52 677 123 016
Madre de Dios 16 030 4 969 11 061
Moquegua 39 764 15 160 24 604
Pasco 62 689 19 723 42 966
Piura 346 472 92 867 253 605
Puno 154 286 64 258 90 028
San Martín 151 538 35 958 115 581
Tacna 67 509 22 011 45 498
Tumbes 43 395 11 364 32 031
Ucayali 75 678 20 946 54 732
Nota: Se considera como “inactivos” a todas las personas que pertenecen a la población en edad de
trabajar, y que no han trabajado ni buscado trabajo y no desean trabajar.
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, continua 2008.
Elaboración: Propia.
92
Respecto a las diferencias en la tasa de desempleo por género y región, las regiones con mayores
tasas de desempleo son, en el caso de los hombres, Callao (7,7%) y Moquegua (6%), mientras que
las más bajas son para Huancavelica (0,8%), Amazonas (1,1%) y Cajamarca (1,6%). En el caso de
las mujeres, las tasas de desempleo más altas se encuentran en las regiones de Callao (10,2%),
Lima (7,6%) y Moquegua (7,2%).
Anexo 4
Perú: Tasa de desempleo por sexo, según regiones, 2008
Sexo
Regiones Total
Hombre Mujer
Total 4,2 3,7 4,8
Amazonas 1,1 1,1 1,1
Ancash 2,7 2,5 2,9
Apurímac 1,5 1,7 1,2
Arequipa 4,5 3,9 5,2
Ayacucho 1,7 1,6 1,8
Cajamarca 1,6 1,7 1,4
Callao 7,7 5,7 10,2
Cusco 3,0 2,8 3,3
Huancavelica 0,8 0,8 0,8
Huánuco 2,5 2,7 2,3
Ica 4,5 3,9 5,3
Junín 3,6 3,8 3,4
La Libertad 2,9 2,9 3,0
Lambayeque 5,6 5,6 5,7
Lima 6,3 5,2 7,6
Loreto 3,1 2,7 3,7
Madre de Dios 1,8 1,7 2,0
Moquegua 6,0 5,0 7,2
Pasco 4,2 5,1 3,1
Piura 4,6 3,9 5,6
Puno 2,0 2,1 1,9
San Martín 2,4 1,8 3,2
Tacna 4,3 2,6 6,3
Tumbes 4,8 3,5 6,7
Ucayali 3,2 3,0 3,5
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, continua 2008.
Elaboración: Propia.
93
El ingreso promedio mensual es mayor –en todas las regiones- para la población masculina. De
estos, los que perciben mayores ingresos son los correspondientes a las regiones de Lima,
Moquegua, Madre de Dios, Callao y Tacna (más de mil Nuevos Soles en todos los casos), mientras
que la región donde, en promedio, se obtiene los salarios más bajos es Huancavelica. En el caso de
las mujeres, son las de las regiones de Madre de Dios, Lima, y Callao, las que obtienen los más altos
ingresos promedio mensuales (más de 800 Nuevos Soles), mientras que las que trabajan en
Huancavelica obtienen los menores ingresos.
Anexo 5
Perú: Ingreso laboral promedio mensual de la PEA ocupada por sexo,
según regiones, 2008
(En nuevos soles)
Sexo
Regiones Total
Hombre Mujer
Total 859,5 1 001,9 652,7
Amazonas 595,6 640,4 496,2
Ancash 685,2 816,6 459,8
Apurímac 449,7 483,9 377,6
Arequipa 969,6 1 203,5 667,7
Ayacucho 473,5 532,5 376,2
Cajamarca 479,8 577,4 318,1
Callao 1 083,5 1 284,8 815,2
Cusco 597,7 686,8 453,0
Huancavelica 372,5 416,4 292,9
Huánuco 499,4 571,7 368,4
Ica 762,1 893,8 586,3
Junín 774,8 951,1 534,8
La Libertad 739,4 886,7 509,2
Lambayeque 615,1 762,1 406,9
Lima 1 237,5 1 481,7 941,9
Loreto 688,3 744,7 580,5
Madre de Dios 1 168,8 1 270,3 982,0
Moquegua 1 240,1 1 604,7 643,5
Pasco 675,0 795,7 444,5
Piura 611,4 724,1 415,8
Puno 411,6 505,4 277,7
San Martín 734,2 805,1 590,7
Tacna 1 065,7 1 346,6 674,5
Tumbes 744,3 895,6 516,5
Ucayali 727,2 772,8 644,6
Nota: Se excluye en el cálculo de ingresos a los Trabajadores Familiares no Remunerados y a los que no
perciben ingresos.
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, continua 2008.
Elaboración: Propia.
94
Respecto a las diferencias en el número de horas trabajadas por región, en el caso de los hombres, la
mayor cantidad se presentan en las regiones de Madre de Dios, Tacna, Lima, Callao, (con 53 o más
horas a la semana). En el caso de las mujeres, la mayor cantidad de horas de trabajo se presentan en
las regiones de Madre de Dios (con 52 horas a la semana). Es importante resaltar que en todas las
regiones el número de horas trabajadas por las mujeres resultan siendo menores en relación a las
que trabaja la población masculina.
Anexo 6
Perú: Número de horas promedio trabajadas a la semana de la PEA ocupada
por sexo, según regiones, 2008
Sexo
Regiones Total
Hombre Mujer
Total 46,0 49,4 41,9
Amazonas 42 45 38
Ancash 46 50 40
Apurímac 44 48 40
Arequipa 47 49 44
Ayacucho 43 44 41
Cajamarca 38 42 34
Callao 49 53 44
Cusco 46 49 43
Huancavelica 38 41 36
Huánuco 40 43 37
Ica 48 51 43
Junín 47 51 42
La Libertad 46 51 40
Lambayeque 47 51 43
Lima 50 53 45
Loreto 46 46 46
Madre de Dios 54 55 52
Moquegua 50 54 44
Pasco 48 51 43
Piura 44 49 37
Puno 40 41 39
San Martín 45 47 42
Tacna 51 53 48
Tumbes 46 50 40
Ucayali 45 48 41
Fuente: INEI - Encuesta Nacional de Hogares, sobre Condiciones de Vida y Pobreza, continua 2008.
Elaboración: Propia.
95
Glosario de Términos
1. Población en Edad de Trabajar (PET)
Conjunto de personas que están aptas en cuanto a edad para el ejercicio de funciones productivas.
Este límite etéreo es diferente para cada país y depende de la legislación, el acceso a la educación y
las costumbres nacionales. En el Perú, se considera a toda la población de 14 años y más como
población en edad activa o población en edad de trabajar (PET).
Son todas las personas en edad de trabajar que en la semana de referencia se encontraban
trabajando (ocupados) o buscando activamente trabajo (desocupados).
Son todas las personas que pertenecen a la población en edad de trabajar que en la semana de
referencia no han trabajado ni buscado trabajo y no desean trabajar. Dentro de este grupo se
encuentran las amas de casa, los estudiantes, los rentistas y los jubilados, que no se encontraban
trabajando ni buscando trabajo. También se consideran dentro de este grupo a los familiares no
remunerados que trabajan menos de 15 horas de trabajo semanales durante el periodo de
referencia.
4. PEA ocupada
Es el conjunto de la PEA que trabaja en una actividad económica, sea o no en forma remunerada en
el periodo de referencia. En este grupo se encuentra las personas que:
§Tienen una ocupación o trabajo al servicio de un empleador o por cuenta propia y perciben a
cambio una remuneración en dinero o especie.
§Las personas que prestan servicios en las Fuerzas Armadas, Fuerzas Policiales o en el Clero.
5. PEA subempleada
Es aquel en el que se labora menos de 35 horas a la semana, se desea trabajar horas adicionales y
se esta en disposición de hacerlo.
96
Es aquel en el que se labora 35 o más horas semanales, pero su ingreso es menor al ingreso mínimo
de referencia.
Es aquel que se obtiene de dividir el costo de la Canasta Mínima de Consumo (elaborado en base a
los requerimientos mínimos nutricionales en calorías y proteínas) entre el número promedio de
perceptores del hogar. Se asumen que existen dos perceptores de ingreso por hogar.
Se considera en esta categoría a las personas de 14 años y más que en el período de referencia no
tenían trabajo, buscaron activamente trabajo durante la semana de referencia y no lo encontraron.
11. Desalentados
Conformado por las personas que sin trabajar y estando dispuesto hacerlo no buscaron empleo por
considerar que eran malas las posibilidades ofrecidas por el mercado y por lo tanto sabían que no lo
encontrarían, pero que sí lo buscarían si tuviesen una percepción más positiva de las posibilidades
laborales.
Se entiende por periodo de referencia al mes o semana que corresponde recoger información.
Clasificación que se hace a los diferentes grupos de ocupados que existen diferenciados
básicamente por quién es el demandante de trabajo: sector público, sector privado, hogares, y el
grupo de independientes que son demandantes y oferentes de trabajo a la vez. El sector privado
incluye a empleadores y asalariados y se subdivide en:
§Microempresas: de 2 a 9 trabajadores.
§Pequeña empresa: de 10 a 49 trabajadores.
§Mediana y gran empresa: de 50 a más trabajadores.
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§Tasa de Desempleo: Nos indica que proporción de la oferta laboral (PEA) se encuentra
desempleada.
§Tasa de Subempleo: Nos indica que proporción de la oferta laboral (PEA) se encuentra
subempleada.
§Ratio empleo / población: Mide el porcentaje de las personas de la (PET) que se encuentran
trabajando.
§Obrero: Se denomina así, al trabajador que desempeña actividades de carácter manual, que
trabaja para un empleador público o privado, y que percibe una remuneración semanal
(salario).
§Trabajador doméstico: Es la persona que presta servicios en une vivienda particular y recibe
una remuneración mensual por sus servicios, y generalmente recibe alimentos.
Nota: los trabajadores que prestan servicios domésticos (lavado, cocina, limpieza, etc.) para
una empresa o establecimiento público o privado y no para una familia particular, debe ser
considerado obrero y no trabajador doméstico.
Trabajador familiar no remunerado: Es la persona que presta sus servicios en una empresa o
negocio, con cuyo patrón o dueño tiene lazos de parentesco, sin percibir remuneración. En algunos
casos recibe propina u otras formas de pago diferentes a sueldo, salario o comisiones. (OIT, Octava
Conferencia Internacional de Estadígrafos del Trabajo).
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