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Según la legislación europea Aceites Usados son “Todos los aceites industriales con base mineral o sintética,
lubricantes que se hayan vuelto inadecuados para el uso que se les hubiere asignado inicialmente y, en
particular, los aceites usados de los motores de combustión y de los sistemas de transmisión, así como los
aceites minerales lubricantes, aceites para turbinas y sistemas hidráulicos.”
Las fuentes más grandes de generación de aceite usado son: los vehículos motorizados (aceites de
lubricación) , los motores de combustión y cajas de velocidades, los sistemas hidráulicos, transformadores y
otras aplicaciones industriales. Además de ser utilizados como lubricantes, los aceites minerales obtenidos a
partir del petróleo crudo, suelen también ser usado como refrigerante, aislante, dispersante, etc., siendo el de
mayor consumo el aceite automotriz.
Los aceites usados son considerados residuos peligrosos y, ambientalmente, los de motor tienen un potencial
de alta peligrosidad. Una pequeña cantidad de aceite puro puede contaminar grandes cantidades de agua, y
aquellos usados en motores además contienen aditivos, impurezas y residuos generados en la combustión.
Los aceites usados contienen elementos venenosos y cancerígenos como el plomo o hidrocarburos poli-
aromáticos. Muchas veces los aceites de transformadores contienen PCBs (bifenilospoliclorados) que también
son altamente cancerígenos.
Los aceites lubricantes están compuestos por una mezcla de una base mineral o sintética con aditivos (1-
20%). Durante su uso se contaminan con diversas sustancias como:
La cantidad de plomo presente en el aceite usado oscila del 1 al 1,5 % en peso y proviene de las gasolinas y
de los aditivos.
Existen numerosos sistemas de aprovechamiento aplicables a los aceites usados: desde la reutilización,
donde se vuelve a utilizar tras leves procesos de limpieza, hasta la regeneración, que consiste en someter a
los aceites a una serie de tratamientos hasta devolverles sus características originales, sin generar
prácticamente residuos en el proceso.
El proceso más común utilizado durante muchos años, y en particular para aplicaciones de pequeña o
mediana escala, es el de ácido-arcilla:
En una primera instancia el aceite usado es calentado hasta temperaturas de 170ºC, para permitir
la evaporación del agua y eliminación de otras materias volátiles como nafta y solventes orgánicos que
puedan haberse mezclado con el aceite usado.
Luego de que enfría hasta aproximadamente 30 o 40º C es mezclado con ácido sulfúrico
concentrado (10% de la cantidad de aceite usado) para eliminar gran parte de las impurezas. De esta mezcla
se forman compuestos con azufre insoluble (asfalto de fango). El lodo ácido se extrae para ser almacenado en
depósitos.
A continuación el producto se someta a neutralización: se agrega óxido de calcio o cenizas de soda y se
calienta bajo agitación, nuevamente a 170º C. El proceso demora 2 a 4 horas. La cal reacciona con el ácido
neutralizando el aceite a un pH 7 y formando yeso.
Para finalizar el contenido se pasa a través de una prensa de filtración que separa el sólido (yeso) del aceite.
La filtración se puede realizar con arcilla para mejorar el color y olor mediante tierra de blanqueo (por ejemplo
tierra Fuller).
Como etapa final se realiza una destilación al vacío.
La mayor desventaja de este proceso es la generación de residuos (lodo ácido y yeso endurecido del filtro
remojado con aceite).
Según datos oficiales, en la actualidad en España se recoge un 77% de las 220.000 toneladas del total. El
23% restante (50.000 toneladas) queda fuera de control. Del total de los aceites usados recogidos cada año,
66.000 toneladas se destinan a la incineración o combustión, 51.000 toneladas a la cogeneración, 49.000
toneladas a la regeneración y 4.000 toneladas a otros destinos.
Por el hecho de ser los aceites usados contaminantes para el entorno, es conveniente su reciclaje.
Se debe tener un tratamiento adecuado, ya que su quema o mezcla con fuel-oil, para calefacción o producción
de energía, produce emisiones gaseosas altamente tóxicas debido a que contienen compuestos de plomo,
cloro, fósforo, azufre, cadmio, etc.
Al aprovechar el aceite usado como materia prima, se está reduciendo la cantidad de residuos a disponer y
mejorando la situación ambiental. A su vez se está diminuyendo el uso de recursos naturales no renovables.
Concretamente en el caso de Uruguay, la reducción en el uso de recursos naturales trae como consecuencia
inmediata beneficios económicos debido a la disminución de importación de hidrocarburos.
Los procesos de reciclaje a pequeña escala pueden ser incapaces de lograr un producto de gran calidad, pero
para países en vías de desarrollo como el Uruguay, existen numerosas aplicaciones para aceites lubricantes
de menor calidad en las industrias de pequeña escala.
Además el reciclaje de aceite a pequeña escala ofrece la oportunidad de crear fuentes de trabajo y mayores
ingresos. Se crean no sólo pequeños centros de reciclaje, sino también empresas que se encargan de realizar
la recolección.
Petrobras Uruguay y ANCAP tienen implementados desde hace ya varios años un sistema de recolección de
aceite usado procedente de sus estaciones de servicio y de determinados clientes a través de una empresa
contratada, para ser quemado en hornos de cemento.
Dos empresas se dedican a la recolección de aceites usados y su traslado a las cementeras para su posterior
quema.
El aceite usado debe cumplir con una serie de requisitos para poder ser quemado, lo que implica que se
realicen una serie de análisis para verificar que cumpla con las especificaciones acordadas, de lo contrario se
deben realizar operaciones de acondicionamiento.
La cementera lo quema y es quien lo paga, cubriendo así los costos de la empresa recolectora y permitiéndole
generar utilidad. Los hornos de las empresas cementeras deben estar habilitados para la quema de aceites,
contando con un sistema especial de retención y lavado de gases.
De esta forma el cliente se deshace de un pasivo ecológico, y la cementera compra a un precio sensiblemente
inferior al precio del fuel-oil, un producto con el mismo poder calorífico.
A otro nivel, y dentro del ambiente informal, es común el uso de aceites para quema en calderas no
acondicionadas para este tipo de combustible y su uso para aceitar cadenas y diversos elementos. Esta
actividad, a pesar de no ser permitida es realizada desde hace ya varios años en el país.
Desde diciembre de 2003 mediante la Ley Nº 17.732 Uruguay se adhiere al Convenio de Estocolmo (convenio
internacional para la reducción y eliminación de los COPs (Compuestos Orgánicos Persistentes: sustancias
Tóxicas, Persistentes, Bioacumulables y se Transportan a grandes distancias) y como Estado Parte del mismo
esta obligado a identificar los equipos y a reducir la exposición. En este marco, la DINAMA busca promover y
facilitar que quienes posean alguno de estos residuos puedan darles una gestión ambientalmente adecuada
contribuyendo a reducir el inventario nacional de estas sustancias preparando una exportación por parte de
privados con el apoyo de fondos y programas internacionales
En el estudio en mención se indica que frente a la disposición final de los aceites
usados, el 46% se utiliza como combustible en calderas, ladrilleras y fundición de
metales y el 10% como inmunizante para madera. Se destaca el hecho de que el
26% de los generadores no conocen el destino final del aceite usado una vez que
es recogido en sus instalaciones.