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G abriel Panlong bajó de su camión, contento porque finalmente había

encontrado un lugar para estacionarlo. Estuvo conduciendo por cuatro horas


para llegar a Portland a la tienda más cercana que provee los suministros que
necesitaba para sus caballos. Normalmente le llevaban el cargamento de
2 alimentos, pero este mes su proveedor le dijo que estaban demorados con los
envíos desde que uno de los vendedores se dio de baja. Si sólo supiera que la
competencia haría a sus caballos estar sanos, perfectos para los criadores y los
corredores.

Caminando hacia la tienda que estaba a un par de cuadras, oyó gruñidos


que venían de un callejón. Preocupado de que alguien estuviera herido,
decidió tomar un poco de su tiempo y comprobarlo. Sólo que a unos tres
metros del callejón los gruñidos se hacían más fuertes pero no veía a nadie
herido. Gabriel se quedó congelado por la imagen increíble que tenía delante
de él.

Dos de lo más hermosos y más calientes hombres que jamás había visto
estaban teniendo sexo. Uno estaba con una mano apoyada en el muro de
ladrillo, sus pantalones estaban bajos hasta sus tobillos. Tenía que ser de 1,70
metros y no más de setenta kg, con cabello rubio claro que era rizado y un poco
largo. El otro hombre era tal vez 1,73 metros, 73 kg, con cabello castaño
oscuro. Ambos eran sorprendentes.
El hombre de cabello oscuro estaba jodiéndolo, mientras acariciaba la
polla del rubio. Él tenía un brazo alrededor del hombre más pequeño y estaba
besando su cuello y hombro con amor.

El hombre rubio llevaba su otra mano libre al de cabello oscuro


apretándole el culo. Se habían corrido por lo que la agonía de la pasión se
disipó y Gabriel que estaba de pie allí atónito y observando ni siquiera se
había dado cuenta que habían acabado.

Infiernos, no tenía duda de que no se darían cuenta de lo que tenían


alrededor aunque pasara un tornado, estaban tan centrados. De repente un
sentimiento de culpabilidad apareció por estar mirando un acto tan íntimo.
3 Gabriel obligó a sus pies a que se moviesen.

Se dirigió hacia la tienda, no creía lo que acababa de presenciar. Bueno,


al menos tendría algo de material nuevo para la próxima vez que tuviera que
cuidarse de sí mismo.

No le llevó mucho tiempo encontrar lo que necesitaba en la tienda. La


mayoría de los seres humanos utilizan las vitaminas como suplementos. El
empleado más viejo le dirigió una mirada extraña, mientras pagaba, lo que
Gabriel ignoro. No era como si alguna vez fuera a ver al hombre
otra vez. Dijo gracias, y se dirigió fuera de la tienda y sólo dió un
paso antes de que se congelara. Su increíble sentido del olfato estaba
recogiendo un olor que conocía bien, la sangre.

Gabriel siguió el olor de la sangre, encogiéndose cuando lo llevó


de nuevo al callejón donde había sido testigo de tanta belleza. Seguro de sí
mismo doblo la esquina, oyó gruñidos diferentes, los de tipo de dolor. Dejó
caer su bolso y entró en acción, el cambio fue rápido, sus garras y alas estaban
fuera.

—¡¡¡Dragón!!! —Gritó uno de los hombres que golpeaba al rubio.

Cinco hombres estaban golpeándolos con puños y patadas, los amantes


estaban derrotados, por supuesto, en el suelo apenas conscientes.
¡¡Joder con los seres humanos!! Gabriel pensó mientras se volvía loco con los
cinco hombres.

Siempre metiéndose con los más pequeños o con los que eran diferentes.

Lo había visto tantas veces en su siglo de vida y hacía ya como unos


4 cuarenta años, que esos pensamientos se dirigían a su especie.
Golpeando con su brazo a uno de ellos mientras golpeaba a otro con su garra
los envió al suelo. Cuando los dos estaban abajo, él hizo un trabajo rápido con
los restantes. Después de que los cinco estaban sangrando e inconscientes, se
dirigió a los hombres más pequeños. Los dos estaban gravemente heridos, pero
vivos. No se veía que tuvieran algún daño serio, en su mayoría cortes y
contusiones que se convertirían en unos lindos buenos moretones.

No sabiendo qué hacer, él tiró suavemente de cada hombre para ponerlos


en sus hombros. De vuelta al camión, casi tropieza con su bolso en el final del
callejón. Menos mal que no dejó eso atrás. Estaría de muy mal humor si tenía
que buscar otra tienda. Una vez en el camión, abrió la puerta del acompañante
y puso al hombre rubio en el asiento. Abriendo la puerta de atrás, él puso el
hombre de pelo oscuro en el respaldo del asiento.

El hombre que estaba en el asiento de atrás parecía estar en peores


condiciones que el pequeño rubio. Es probable que tratara de protegerlo, y
aunque eso era admirable, no habría tenido ninguna posibilidad de exito contra
cinco hombres. Los seres humanos simplemente no fueron construidos de esa
manera.

Después de que se aseguró que estuvieran cómodos y no que no tuvieran


demasiado dolor les abrocho el cinturón de seguridad, se puso en el asiento del
conductor y se dirigió a su rancho. Ahora que tenía una mirada más cercana a
los dos hombres, vio que sus pantalones vaqueros habían visto días mejores.
Parecían como si no hubieran comido una comida de verdad en las últimas
semanas, quizá meses. Ambos tenían la mayor parte de su cuerpo cubierto de
golpes y necesitaban una ducha urgente.

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No estaba seguro si eran fugitivos. Se veían mayores para eso. Pero, de
nuevo, él no era el mejor juez de la edad. Si alguien lo mirara, nunca
imaginaría que tenía ochocientos sesenta años de edad. Los dragones no eran
como los humanos, crecían hasta los treinta años, después de eso apenas
envejecían con cada década que pasaba.

Se volvió hacia el hombre rubio, con una sensación de impotencia.


Gabriel sabía lo que era ser diferente y no ser aceptado. Después de miles de
años de vivir en secreto, los seres humanos habían descubierto pruebas de que
los dragones existían. A principios de la década de 1970 uno de los dragones
había hecho una matanza. Cuando fue condenado a muerte en la silla eléctrica,
en la prisión hubo un shock cuando el hombre estaba a punto de morir. El
dragón loco hizo una demostración de cambio y salió de la cárcel enfrente de
cientos de testigos y equipos de noticias. No había manera de esconder lo que
hizo.
Mientras que los humanos tenían leyendas sobre los dragones, nunca se
supuso si existían de verdad. Los dragones eran exactamente iguales que los
seres humanos, excepto que podían cambiar a dragón, o de tener un cambio
parcial en función de la necesidad.

Los humanos, odiaban lo que era diferente y tenían miedo a lo


desconocido, entonces decidieron que eran malos. Una vez que se tomó la
decisión, los gobiernos en todo el mundo salieron a la caza de dragones para
erradicarlos. Imaginen la sorpresa que se llevaron cuando se enteraron de que
había miles y miles de dragones en todo el mundo, ellos solo salieron de sus
escondites para poder defender su raza.
Algunos de los líderes del mundo tuvieron la idea de que la manera más fácil
6 de extinguirlos era matando a sus mujeres. El mundo se volvió caótico,
convirtiéndose en un infierno, por lo que el juicio a las brujas de Salem pareció
un día de campo en comparación. A los humanos se les ocurrieron ideas y
pruebas extravagantes para determinar si alguien era un dragón. Los cambia-
formas se reían de lo ridículo que era todo, pero los humanos seguían matando
a gente inocente.

Todos los dragones observaban a la distancia, esperando el momento


adecuado para golpear a los líderes humanos y poder así acabar con la guerra.
La parte más loca de todo el asunto era que no había ninguna mujer dragón.
Nunca había habido. Tenía algo que ver con la genética, hecho que nunca se
molestó en tratar de entender Gabriel.

Finalmente, después de veinticinco años de guerra y matanza, los


principales dirigentes de la parte humana había sido eliminados, demasiada
gente había muerto y la guerra llegó a su fin. El resultado final fue que miles de
millones de seres humanos y casi el mismo número de dragones, habían
muerto, la mayoría asesinados por su propia especie. Los humanos habían
eliminado virtualmente las mujeres, dejando solo a un puñado y estaban en
disputa entre los mas poderosos.

Gabriel oyó un pequeño gemido, llamando su atención de vuelta al


presente. El hombre de pelo rubio se había movido en sueños, y parecía ejercer
presión sobre su lesión. Estaba agradecido de que estaban casi en el rancho
donde él podría curar sus heridas y poder limpiarlas. ¿Cómo iba hacerlo
mientras estaban inconscientes?

Pensaba en ello, mientras se detuvo en el rancho y estacionaba, él


suavemente descargo el hombre del asiento trasero en primer lugar. Le pareció
de mala educación verlos desnudos por primera vez cuando él ni siquiera sabía
7 sus nombres. A medida que colocó al hombre de pelo oscuro en su cama, se
volvió a buscar al rubio. Él sólo estaba tratando de ayudarlos, porque habían
sido abusados. Se despertarían en un lugar extraño con alguien a quien nunca
habían conocido antes.
Agarrando al hombre más pequeño, tomó la decisión de dejar que se limpiaran
ellos mismos cuando se despertaran. Bloqueando el camión detrás de él, llevó
al rubio a su habitación. Había que darles de comer, también, no eran más que
piel y huesos. Lo coloco suavemente en la cama junto al hombre de pelo
oscuro, y fué a buscar unas tollas húmedas con agua tibia.

Volviendo a los hombres, les limpio suavemente la cara, tratando de


sacar toda la suciedad de sus heridas. Luego puso unas toallas y ropa limpia a
los pies de la cama para ellos. La ropa era demasiado grande, por supuesto,
pero al menos estarían cubiertos.

—Espero que esto les indique que no tengo intención de hacerles daño.
—Dijo Gabriel. Como estaba oscuro, encendió la luz del baño para que
pudieran ver dónde se podían limpiar.
Hizo su camino de regreso a la cocina, dejando la puerta abierta del
dormitorio también. Gabriel sacó una gran variedad de alimentos. Sin saber lo
que les gustaba, pensó que si había más opciones para elegir sería mucho
mejor. Además, todo podría ser recalentado después, si era necesario. Comenzó
a revolver huevos, mientras que la pasta hervía y el tocino se freía en la
sartén. Gabriel se rió entre dientes cuando empezó a darse cuenta de la cantidad
de comida que había hecho.

Aproximadamente una hora después de que él los había acomodado,


escuchó un ruido en el pasillo. Girandose vió al hombre rubio en la cocina.

—Hola, —dijo Gabriel, caminando lentamente hacia el hombre.


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—¿Dónde estamos? —Preguntó el hombre justo antes de que colapsara.

Tan rápido como un flash, Gabriel estaba ahí para atraparlo.

—¿Dónde te duele? —le preguntó con suavidad.

—En todas partes, lloriqueó el hombre. Yo quería estar limpio, pero no


creo que pueda hacerlo por mí mismo.
—No me importa ayudarte, pero no creo que debas caminar mientras
estés así, —le dijo. Levantando al hombre en sus brazos se dirigió hacia el
dormitorio—. Yo soy Gabriel Panlong. Están en mi casa porque tú y tu amigo
fueron golpeados.

—Lo sé, usted fue el que nos salvó, —susurró el hombre—. ¿Gabriel?

—¿Sí?, —Respondió.
—¿Vamos a estar aquí con usted ahora? ¿Nos hace esto sus esclavos,
porqué no nos dejó con los otros hombres? —Preguntó el hombrecillo. El
miedo, vivo y crudo, brillaba en sus ojos.

Gabriel se limitó a mirarlo en estado de shock cuando se sentó en el


borde de la bañera para que el agua corriera. —¿Cuál es tu nombre?

—Neil. Neil Murphy.

—Está bien, Neil, te puedes quedar aquí todo el tiempo que quieras, —
dijo Gabriel, poco a poco tirando de la ropa del hombre—. Pero tú no eres mi
esclavo. Yo no tengo esclavos. No quiero esclavos. Ustedes están aquí como
invitados en mi casa, ¿vale? Yo los traje aquí porque estaban heridos e
9 inconscientes, y no los podía dejar allí. Esos hombres estaban haciéndoles
daño. Yo no lo podía consentir.

—Por lo tanto, ¿ somos libres?

—Sí, Neil, eres libre, —susurró, cerrando el grifo de la bañera cuando


estuvo llena—. Sólo quiero ayudarle a sentirse mejor, eso es todo. Te lo
prometo.

—Gracias, Gabriel —dijo Neil, acercándose a su cuerpo. Gabriel tuvo


que morder de nuevo un gemido. Neil era precioso, desnudo y acurrucado en
sus brazos.

—De nada, Neil, —respondió él. Lo levantó dejándolo dentro de la


bañera—. ¿Puedes sentarse por ti mismo? ¿O necesitas que me quede y te
ayude?
—¿Quieres ayudarme? Me duele al moverlo. —Respondió Neil
moviendo un brazo mientras empezó a quitarse la camisa para que no se
mojara—. No tienes que hacerlo…
—Está bien, Neil, no me importa en absoluto, —dijo, tomando el jabón—
. ¿Quieres decirme lo que pasó? ¿Y porqué me preguntaste si eras mi esclavo?

—¿Puedo decírtelo más tarde? —Preguntó Neil en voz baja—. Me duele


hablar, y me duele la cabeza.

—Está bien, nene, me lo puedes decir más tarde, —dijo Gabriel, con
lágrimas en los ojos al ver el dolor reflejado en su linda cara—. Hice un poco
de comida. Supuse que tendrían hambre cuando se despertaran. No estaba
seguro de lo que les gustaría, así que hice algunas cosas diferentes.
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—Gracias. —Neil se quejo cuando Gabriel le estaba lavando la espalda.
Después de unos momentos, cuando estaba a punto de terminar, Neil volvió a
hablar—. Eres es un dragón, ¿no?

—Sí, —contestó él, mirando a otro lado, por miedo de lo podría


reflejarse en la cara de Neil.

—Eso es muy bueno, —dijo Neil—. Creo que sería malo como el culo
con tal de ser capaz de volar.

—¿En serio? —giró su cabeza para mirar a Neil—. ¿No estás horrorizado
y disgustado? ¿No tienes miedo de mí?

—No, ¿por qué? —Respondió Neil—. Has sido muy agradable conmigo.
Aunque puedas transformarte en un dragón, sigues siendo una persona.
—Gracias, Neil, —susurró Gabriel—. La mayoría de la gente no piensa
de esa manera. O bien la gente corre cuando se dan cuenta o tratan de matarme.

—Bueno, yo no voy a correr, y estoy bastante seguro de que me darías


una patada en el culo si yo tratara de hacerte daño, —Neil se rió.

Ya que había terminado de limpiarlo Gabriel retiró el tapón, luego


levantó a Neil y lo puso sobre su regazo. Al mismo tiempo, tomó una toalla y
le ayudó a secarse. Cuando terminaron, lo llevó al dormitorio y le ayudó a
ponerse los pantalones cortos. Él no se puso una camisa y Gabriel pudo ver sus
heridas.
—Si quieres, te puedo llevar a volar conmigo, —ofreció llevando a Neil a
la cocina. Gabriel dejo al pequeño hombre en el mostrador y cogió el botiquín
11 de primeros auxilios.

—Me gustaría eso, —respondió Neil, mirándolo a los ojos.

Gabriel podría perderse en los brillantes ojos de color azul cobalto de


Neil. Eran casi mágicos. Tuvo que sacudirse para volver de vuelta a la realidad.

—¿Cuántos años tienes? —Preguntó, mirando los cortes en el cuerpo de


Neil.

—Veintiún años. ¿Y tú?

—Sólo un poco más. —Gabriel se rió mientras ponía antiséptico en uno


de los cortes en el hombro de Neil. Su piel era tan suave que Gabriel sólo
quería correr sus manos por todo el cuerpo del hombre más pequeño. Su cuerpo
era sano, joven y seductor, tan delicioso que causaba que el corazón de Gabriel
fuera a la carrera.
—¿Cuánto es un poco mayor? —Neil levantó una ceja.

—Eso depende. ¿Te gustan los hombres mayores? —preguntó Gabriel,


riendo—. Ochocientos sesenta.

—Mierda —susurró Neil—. Eso es realmente jodido, eres viejo.

—Supongo, —dijo Gabriel, bajando la cabeza. Sí, era viejo, pero no era
como si él se viera viejo. Bien, era bueno saber que la edad era tan importante
para los seres humanos.

—Lo siento, no lo quise decir así. —Neil tocó la cara de Gabriel, lo que
lo hizo le jadear y mirar hacia arriba—. Yo sólo quería decir, no puedo
12 imaginar lo que sería vivir tanto tiempo.

—Solitario —susurró Gabriel.

Neil pasó el pulgar sobre sus labios. ¿Neil lo besaría a él?

Dios, eso esperaba.

¿Pero este hombre querría algo caliente como un dragón grande y


pesado?

—¿Quieres darme un beso? —Neil preguntó, inclinándose más cerca.

Gabriel no podía hablar. Tenía su corazón atrapado en la garganta, por lo


que él asintió.

—Me gustaría que me besaras.


Gabriel no necesitó que se lo dijeran dos veces. Se inclinó y rozó sus
labios contra los de Neil. El impacto de sus labios fue directo a su polla. Su
mano grande tomó la cara de Neil y lo sostuvo suavemente antes de darle otro
beso. Este duró un poco más, pasándole la lengua por la comisura de sus
labios. Cuando el pequeño hombre gimió y abrió más sus labios, Gabriel tomó
ventaja y deslizó su lengua al interior de su boca. Poco a poco la lamió y
exploró cada centímetro de ella.

Cuando sintió la lengua de Neil entrar en él, Gabriel le agarró el culo,


tirando de él hacia el borde del mostrador. Oyó gritar a Neil e inmediatamente
rompió el beso.

13 —Lo siento, Neil, no era mi intención.

—Está bien. Sólo tengo un moretón, —dijo Neil, ruborizándose—. No


fue porque no me gustó el beso. Sí me gustó…

—A mi también me gusto. Y mucho. —Gabriel besó la punta de la nariz


de Neil—. Vamos a conseguir algo de comer antes de que se enfríe.

—Está bien, dijo Neil, —mirándolo.

Gabriel lo tomó suavemente entre sus brazos y lo llevó a la mesa de la


cocina. Después de que Neil estuviera sentado en la silla, empezó a ponerle
platos de comida delante de él. —Yo no creo que hicieras suficiente comida,
Gabriel, —dijo Neil riéndose.

—Sí, bueno, no tengo invitados a menudo. —Gabriel sintió un calor subir


hacia arriba—. Y yo no estaba seguro de lo que te gustaría.
—¿Hay que ir a ver a Ryan? —Preguntó Neil antes de llevar los huevos a
su boca.
—¿Ese es su nombre? —preguntó—. Voy a ir a ver.

Salió de la cocina viendo la cara rellena de Neil y se dirigió a su


dormitorio. Una vez allí, se sentó en la cama junto a Ryan, que suavemente
temblaba.

—¿Neil? —Gimió Ryan.

—No, Neil está en la cocina, —respondió Gabriel—. Yo he venido para


ver si tenías hambre.
14 —Neil, le estaban haciendo daño, —susurró Ryan—. ¿Lo consiguieron?

—No, ambos están seguros, —dijo Gabriel, envolviendo un brazo sobre


los hombros del hombre para ayudarlo a sentarse—. Me acerqué a la pelea y le
puse fin. Estaban inconscientes. Yo no sabía qué hacer, así que los traje a casa.
¿Tienes hambre?

—Sí, —respondió Ryan, limpiándose el sueño de los ojos. Gabriel lo


levantó, encogiéndose cuando Ryan gritó de dolor. Se dirigieron a la cocina
donde Neil estaba bebiendo jugo.

—Neil, ¿estás bien?

—Sí, Gabriel me ayudó a limpiarme —dijo Neil—. Y él nos ha hecho


toda esta comida.

—¿Qué quieres? —Preguntó Ryan con escepticismo, mirando a Gabriel.


—Nada, Ryan, —respondió él, herido, pero se recordó a sí mismo lo que
había pasado—. Yo no podía salir de allí y dejarlos inconscientes y sangrando.
Te he traído a mi casa para que estuvieras a salvo.

Ryan no parecía convencido y cambió una mirada con Neil antes de


coger algunos alimentos por sí mismo. Gabriel se sentó también cargando su
plato con espaguetis y albóndigas.

—Si quieres, cuando hayas terminado de comer, puedo darte toallas


limpias, —dijo, dejando el plato—. También hay algo de ropa limpia, pero son
de mi tamaño. Lo siento, no tengo algo más pequeño.
—Gracias, —dijo Ryan, mirándolo con cautela.
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—Neil me preguntó si los dos eran mis esclavos ahora. —Gabriel decidió
abordar el problema ahora—. Le dije que yo no tengo ningún esclavo y que
tampoco los quiero. No son mis prisioneros tampoco. Son mis invitados.
Pueden irse en cualquier momento que quieran, ¿de acuerdo?

—Está bien, —respondió Ryan, que parecía relajarse un poco—. Vamos


a estar fuera de su vista por la mañana.

—Gabriel dijo que podíamos quedarnos, —dijo Neil, con el tenedor a


medio camino de su boca—. Es un dragón, y la gente ha sido cruel con él
también. Y yo lo vi salvarnos, Ryan, antes de que perdiera el conocimiento.

—¿Por qué quieres que nos quedemos? —Preguntó Ryan con cautela.

—¿Qué tenemos que hacer por usted?


—Mira, Ryan, —suspiró Gabriel—. Yo no sé todo lo que has pasado,
pero teniendo en cuenta como se comportan, tengo una idea bastante buena de
que han sido maltratados gravemente. Supongo que han vivido en las calles.
Neil con sólo veintiún años, y tu no puedes tener mucho mas edad que él. Pero
yo con mis ochocientos sesenta, he vivido casi toda mi vida solo, siempre
escondiéndome porque soy un dragón. La gente que sabe lo que soy se
esconde de mí. Me gustaría que permanecieran al menos hasta que se curaran
y tal vez con unas cuantas comidas en sus cuerpos. Si desearan permanecer
más tiempo, siempre viene bien un poco de ayuda en el rancho. Pero para ser
honesto, es sólo que es bueno tener gente alrededor. Y por alguna razón,
ustedes no están asustados de que yo sea un dragón.

—Por lo tanto, no tenemos que dormir en tu cama. —Dijo Ryan,


16 levantando una ceja.

—¡No! —Gabriel bajó el tenedor—. ¿Por qué clase de hombre me


tomas? ¿Crees que tomo a los hombres y... —Gabriel se detuvo y cerró los
ojos, respiró profundamente, intentando controlar el impulso de darle una
cachetada—. No eran nada más que esclavos de los trabajadores, ¿verdad? Eran
esclavos sexuales.

Vio cómo los dos hombres asintieron, con los rostros de color rojo
brillante. Los ojos de Neil se llenaron de lágrimas que comenzaron a bajar por
su rostro. Gabriel se acercó y le rozó las lágrimas.

—Yo siento mucho los que les paso, —susurró—. No hay nada que
pueda decir que sea mejor. Sólo puedo ser honesto con vosotros. Sí, soy gay.
Creo que son los hombres más hermosos que he visto nunca. ¿Si me gustaría
joder con vosotros? Sí, pero no voy a forzar o coaccionarlos a ninguno. No
quiero sexo de esa manera. Solo les pido que se queden y mejoren. Después de
eso si deciden alargar la estancia y ayudarme en la hacienda, esa es su elección.
El sexo no entra en nada de esto.

Ryan y Neil intercambiaron una mirada entre sí antes de mirar hacia a


Gabriel. Neil estaba sonriendo, mientras que Ryan mantenía su expresión
cautelosa. Después de unos momentos mirándose fijamente los tres, volvieron
a comer.

—Voy a preparar las habitaciones de invitados, —dijo Gabriel mientras


comía—. Los puse en mi cama, pensando que al despertase, se sentirían mejor
si estaban juntos.

—Gracias, Gabriel, —dijo Neil, sonriéndole de nuevo—. ¿Qué tipo de


17 rancho tienes?

—De caballos de raza. —Se sintió agradecido por el cambio de tema—.


Los caballos son para cría y las carreras.

—¿Puedo montar uno? —Preguntó Neil, iluminándosele los ojos.

—¿Alguna vez has montado en un caballo antes? —Preguntó Gabriel,


tratando de saber, ya que sus caballos o yeguas no eran fáciles de montar.

—No, nunca he visto un caballo antes, pero he leído acerca de ellos.

—Bueno, mis caballos son bastante grandes, no son fáciles de controlar.


—Él se apresuró a terminar cuando vio la decepción de Neil en su respuesta—.
Tendrías que montar conmigo un par de veces hasta que aprendieras a montar
por tu cuenta.
—Me gustaría, —dijo Neil, con la mayor alegría en su rostro—. ¿Puedo
preguntarte algo, Gabriel?
—Claro, —contestó Gabriel, encogiéndose de hombros mientras
terminaba de comer.

—¿Te veremos alguna ver hacer el cambio a dragón? —Preguntó Neil


vacilante—. Yo no sabía si era de mala educación preguntar.

—No es de mala educación, —dijo, riendo entre dientes—. Además, me


ofrecí antes a darte un vuelo. Tendría que cambiar enfrente de vosotros, de
todos modos. Pero eso tiene que esperar hasta que estén mejor.

—Cool, —respondió Neil, mirando a Ryan con curiosidad. Ryan seguía


18 comiendo, ni siquiera reaccionaba a la conversación.

—Ryan, te voy a dar la habitación de invitados con cuarto de baño, ya


que Neil ya está limpio, —dijo Gabriel—. ¿Neil, deseas ver tu habitación?

—Claro, estoy muy cansado. Pero, no puedo dejar que laves tú solo los
platos.

—Está bien, puede que un sueño les siente mucho mejor, —dijo Gabriel,
sonriendo—. Por ahora, todo lo que tienen que hacer es centrarse en
recuperarse. —Se levantó y se fue hacia Neil, lo levanto con facilidad en sus
brazos y caminó con él hacia la habitación de invitados. Gabriel sacó una
colcha antes de poner Neil en la cama, y cada vez que su mirada se encontraba
con la del Neil, su corazón se estremecía en respuesta.

—Eres un buen cocinero, Gabriel, —dijo Neil, sonriendo mientras se


acurrucaba en las sábanas—. Gracias de nuevo por todo.
—De nada, Neil. —Gabriel sonrió de nuevo, tratando de no desear
acurrucarse él también en la cama con Neil. Apagó la luz y cerró la puerta
detrás de él, volviendo a la cocina.

—Gracias por la comida, —dijo Ryan, mirando sus manos—. Fue muy
amable de tu parte.

—De nada, Ryan. —Gabriel empezó a limpiar la mesa—. ¿Puedes


caminar, o necesitas ayuda para llegar a la habitación de invitados?

—No estoy seguro... —dijo Ryan—. Creo que necesito ayuda.


—No hay problema, Ryan. —Rió entre dientes, caminando y cogiendo al
19 hombre—. Ustedes no son exactamente pesados. Creo que puedo transportarte
muy bien. ¿Vas a ser capaz de lavarte?

—Humm, —comenzó Ryan a decir, con incertidumbre en sus ojos.

—Todo depende de ti, Ryan, —dijo Gabriel en voz baja—. Yo sólo


quiero ayudar a limpiarte. No va a ser nada más que eso.

—Si, ¿podrías ayudarme a mantenerme de pie, en la ducha?

Gabriel no dijo nada más mientras llevaba a Ryan a su cuarto de baño,


abrió la ducha. Bajó a Ryan al suelo y lo mantuvo de pie, lo estaba desnudando
mientras él también se desnudaba. ¡Mierda! Ryan estaba tan caliente como
Neil. No podía dejar que su polla se pusiera dura. Se sentía muy mal por él
hasta que se dio cuenta de Ryan estaba duro también. Gabriel decidió hacer
caso omiso de que los dos estaban duros y ayudó a Ryan entrar en la ducha.
—Estas duro, —susurró Ryan mientras se recostaba en el pecho de
Gabriel, mientras se dejaba lavar.

—Lo sé, lo siento, —respondió, tragando con fuerza—. No puedo evitar


creer que eres sexy como el infierno, Ryan.

—Estoy duro, también, —dijo Ryan, gimiendo cuando Gabriel le cogió


las caderas a Ryan para sostenerlo—. Creo que eres muy caliente.

—Gracias, —dijo Gabriel, sin saber qué más decir—. ¿Está bien? ¿Te duele?

—No, —respondió Ryan—. Pero yo no creo que pueda lavar mi espalda


o el pelo.
20
Gabriel se tragó un gemido mientras ayudaba a Ryan a darse la vuelta y
apoyarse en su pecho. Ryan sentía que se relajaba con su toque, se dejó caer en
los brazos de su protector.

Gabriel llevó sus manos alrededor de Ryan y le enjabonó la espalda, y


luego cogió el champú y le lavó el pelo. Cuando Ryan empezó a caer, él mismo
atrapó con un brazo a Ryan, su mano aterrizó directa en su culo. Ese momento
Gabriel no pudo esconder su gemido.

Terminó ayudando a Ryan a salir de la bañera, y lo preparó para secarlo


con la toalla, Gabriel se ató una toalla a la cintura mientras se volvía y secaba
mejor a Ryan. Levantándolo, salió del cuarto de baño. Agarrando la ropa
limpia se dirigió a la habitación de invitados. Sin decir una palabra, sentó a
Ryan en la cama y le entregó la ropa.

—Gracias Gabriel, —dijo Ryan—. Buenas noches.


—Buenas noches, Ryan. Te veré en la mañana, —respondió Gabriel
mientras se dirigía a la puerta y la cerró detrás de él. Se apoyó contra esta por
un momento, tratando de calmarse. Nunca había tenido tantas dificultades para
mantener las manos en sí mismo. No podía dejar de imaginar pasando sus
manos por todo el cuerpo desnudo de Ryan.
Dándose a sí mismo un minuto, se dirigió a la cocina para limpiarla. Diez
minutos más tarde, fue a meterse en la cama, preguntándose por qué había
metido en su casa a dos hombres calientes, y sexys, que no podía tocar.

21
N eil se despertó en medio de la noche con miedo al no saber dónde
estaba. No estaba durmiendo en el suelo. ¿Estaba en una cama? Su mente
recorría en los últimos días, la reunión con Ryan, escapando con Ryan. Luego
fueron capturados y golpeados, entonces... Gabriel. Estaba a salvo en casa de
Gabriel, en la habitación de invitados. Dejando escapar un suspiro de alivio, se
acordó que estaba a salvo.
22
También se dió cuenta que no quería estar durmiendo solo. Él quería
estar en la habitación de Gabriel. Salió de la habitación y caminó por el pasillo
en busca de Gabriel. Se puso de pie delante de la puerta en un minuto. Gabriel
había dicho nada de sexo. ¿Y si él quería tener sexo con Gabriel? Neil sabía
que no estaba listo para tener sexo ahora mismo, pero le gustó besar a Gabriel.
Con la decisión de aprovechar la oportunidad, abrió la puerta y se asomó una
pulgada.

—¿Neil? ¿Eres tú, bebé? —Preguntó Gabriel desde la cama, sentado.

—Sí, ¿puedo dormir aquí con contigo? —Preguntó, inquieto—. Quiero


decir, si está bien. Si tú quieres.

—Claro, puedes dormir aquí.

Gabriel le hizo un gesto para que se acercara. Neil cerró la puerta y


rápidamente fue a la cama grande. Se deslizó en donde Gabriel había movido
las cubiertas y se acurrucó contra él. Gabriel sacó la colcha por encima de ellos
y pasó un brazo alrededor de Neil, sujetándolo firmemente contra su pecho. No
fue sino hasta después que Neil se dio cuenta de algo.

—Estás desnudo, —susurró—. Y estás duro.

—Mierda. Lo siento, Neil, —dijo Gabriel, comenzando a moverse—. Se


me olvidó cuando me desperté.

—No, no. —Neil agarró el brazo de Gabriel y rodó sobre su espalda—.


Me gusta que estás desnudo. Pero… ¿esto es por mi culpa?

-Humm... sí, lo siento —contestó Gabriel en voz baja—. No puedo


23 evitarlo.
—No quiero que lo evites, —dijo Neil, incorporándose hasta poder besar
los labios de Gabriel. Se veían tan fuertes, pero en realidad eran suaves—.
También estoy duro por ti.

—Neil, no tienes que hacerlo, bebé —le susurró Gabriel contra sus
labios—. Puedes quedarte y no tienes que estar conmigo. No estaba mintiendo
sobre eso.

—Lo sé, pero yo quiero. —Tocó el pelo rojo de Gabriel—. Me gusta la


forma en que me haces sentir. Me siento seguro contigo, y cuando me tocas, mi
corazón se acelera. Quiero que me toques.

Gabriel parecía que pensaba en ello durante unos instantes, buscando los
ojos de Neil. —No quiero hacerte daño.
—Yo sé que no puedo tener sexo todavía, pero eso no significa que no
pueda besar o tocar, —dijo Neil, tratando de tumbar a Gabriel hacia atrás. Era
casi tan difícil como sería tratar de levantar un coche.

—Eres tan hermoso. ¿Por qué me quieres? —Preguntó Gabriel.

—¿Estás bromeando? ¿Alguna vez te has mirado en el espejo? —


Respondió Neil, totalmente sorprendido de que Gabriel no supiera lo caliente
que era—. Eres caliente, Gabe. Eres fuerte, y sexy como el infierno.

Eso pareció ser suficiente para Gabriel. Bajó la cabeza hacia abajo para
tomar la boca de Neil. Neil gimió y separó las piernas de Gabriel y gateó entre
24 ellas. Neil se agachó para tocar el pecho de Gabriel, dejando que sus manos
recorrieran su cuerpo.

—¿Estás seguro de que esto está bien? —Preguntó Gabriel, rompiendo el


beso—. No quiero que te sientas como si fuera una obligación. Yo sólo te
quiero aquí conmigo aunque solo quieras nada más que dormir.

Sin decir nada, Neil tomó la mano del hombre y la puso sobre su polla
dura. —Yo quiero estar aquí, Gabe, lo juro.

—Me gusta eso, —le susurró Gabriel.

—¿El qué?

—Que me llames Gabe. Nunca he tenido un apodo antes.

—Bueno, ahora sí, Gabe.


Gimió cuando Gabriel movió su mano lentamente sobre su polla.
Moviéndose más cerca de las piernas abiertas de Gabriel, se movió por su
cuenta. Se acercó y tomó la polla de Gabriel en su mano. ¡Mierda! El hombre
estaba dotado como un caballo. No es de extrañar que él supiera mucho de
caballos. Gabriel tenía que estar alrededor de los 28 cm y lo suficientemente
ancha para que Neil apenas pudiera rodearla con su mano.

—Oh, mierda, bebé —susurró Gabriel, enterrando la cabeza en el cuello


de Neil—. Dios, ha pasado tanto tiempo, que no voy a durar. No he tenido a
nadie que me tocara.

—Nunca he tenido a nadie que me toque ahí, además de Ryan. —Las


25 palabras salieron de su boca antes de pensar en lo que estaba diciendo.

—Lo siento, bebé —le susurró Gabriel—. No dejaré que nadie mas te
haga daño. Te lo prometo, Neil. Mientras estés aquí, ya sea en mi cama o no,
no voy a dejar que nadie te haga daño.

—Lo sé, —respondió, comenzando a mover su mano sobre la enorme


polla dura. Mientras que Gabriel reclamaba de nuevo sus labios, lo besó con
fiereza en esta ocasión. Neil se dejó llevar por la pasión de Gabe. Olvidando
todas las veces que había sido tocado cuando él no quería, se había perdido en
lo mucho que amaba que Gabriel lo tocara ahora.

—Bebé, me voy. Ya estoy ahí, —jadeó Gabriel por encima de él—. Oh,
mierda.

—Vente, Gabriel, que estoy cerca —dijo él, acariciándole con mayor
rapidez. Cuando sintió que Gabriel se tensaba, el hombre bajó la cabeza y le
lamió el cuello de Neil. Eso fue todo lo necesario para empujarlo por el borde
también. Gritó el nombre de Gabriel cuando su polla explotó. Sintió que los
dientes afilados de Gabriel rasparon por encima de su cuello, y por alguna
razón, quería que lo mordiera.

—¡¡No!! —gritó Gabriel, tirando la cabeza hacia atrás y viniéndose en la


mano de Neil. Él empujó sus caderas un par de veces más antes de caer al lado
del cuerpo de Neil. Neil sabía que algo andaba mal cuando Gabriel tuvo su
orgasmo, pero él no estaba seguro de cómo preguntarlo.

Después de unos minutos de silencio, decidió hacer de tripas corazón. —


¿Hice algo mal, Gabe? —Le preguntó en voz baja.
26 —No, bebé, has hecho todo bien—dijo Gabriel, agarrando su mano—.
Casi hago una locura.

—Me ibas a morder ¿verdad? —dijo, confuso—. ¿Y qué? Yo quería.

—Neil, esto es importante. —Gabriel rodó para poder enfrentarlo—. Se


podría decir que te iba a morder, y ¿qué tu querías eso?

—Sí, lo quería, —contestó Neil—. Nunca pensé que me gustara que me


mordieran, pero cuando estabas en mi cuello, realmente lo quería.

—Wow, está bien, —susurró Gabriel antes de levantarse y limpiarse.


Trajo una toalla tibia y limpió también a Neil—. Morder durante el sexo
significa algo diferente para los dragones que para los seres humanos.
—¿Qué quiere decir? —Se sentó poco a poco, olvidando por un
momento que estaba lesionado. Se quedaron unos instantes mirándose uno al
otro, completamente desnudos, tocándose con las rodillas.

—Eso es solo para los compañeros de dragones, —explicó Gabriel—. Así


reclamamos a nuestros compañeros.

—¿Sería tan malo estar unido a mi? —Neil preguntó en voz baja, sus
ojos estaban ciegos por las lágrimas y su voz era ahogada.

—No, bebé, eso no es lo que quería decir en absoluto, —dijo Gabriel


rápidamente, tirando de Neil a su regazo—. Yo no estoy diciendo que no quiera
27 acoplarme contigo. Sería un error por mi parte reclamarte sin ni siquiera hablar
contigo antes de explicarte lo que significa, ¿no me crees?

—Sí, respondió —enjugándose las lágrimas. No se trataba de que


Gabriel no lo quisiera. Gabriel no quería tomar la decisión solo. Neil se sentía
aliviado. Se acurrucó más y rodeó con sus brazos la cintura de Gabriel.

—Lo que me sorprendió mucho es que tú dijiste que querías que te


mordiera, —añadió Gabriel—. Eso significa que tú sentiste la necesidad de
aparearte como lo hice yo. Ni siquiera me di cuenta de que te iba a morder,
para reclamarte hasta que casi lo hago. Era como que tenía que morderte como
si lo necesitara más que el respirar.

—¿Qué significa estar acoplado con un dragón? —preguntó Neil—. ¿Es


como estar casado?

—Sí, pero mucho más intenso. —Gabriel le besó la parte superior de su


cabeza—. Esto significa que tú serías solo mío. Nadie más podría tenerte de
nuevo, o me volvería loco y mataría al que te tocara. Sé que hay algo entre tú y
Ryan, y no estoy tratando ni quiero influir en ello. Además, nos apareamos de
por vida. Ya que mi vida es casi inmortal, el apareamiento te permitiría vivir
tanto como yo.

—Me gustaría vivir para siempre contigo, —dijo Neil con temor, tenía
los ojos muy abiertos mientras miraba a Gabriel—. Wow, sí, eso es algo que
tendríamos que pensar.

—No, hay más —continuó Gabriel, suspirando notablemente—. No hay


mujeres dragones.

28 —Entonces, ¿cómo tenéis hijos? —Preguntó Neil vacilante, cerró los


ojos cuando supuso que esta conversación se le escapaba.

—Nuestros compañeros los tienen —contestó Gabriel, retirando el pelo


de Neil de su rostro—. Cuando tenemos sexo con nuestra pareja, nos unimos a
ellas formándose un nudo en nuestro pene. Cuando eso sucede, expulsamos
nuestra semilla, y cambia a nuestra pareja interiormente, consiguiendo que su
cuerpo esté listo para ser impregnado. No sé toda la biología, porque nunca he
tenido un compañero, y, bueno, yo no soy lo bastante viejo. Ha pasado un
tiempo en que no he pensado sobre esto.

»Básicamente, mi esperma ayuda que crezca un bebé en su vientre.


Cuando el bebé está listo para nacer, el útero se conecta a su recto, y el bebé
sale por ahí. El útero es expulsado también, y tu cuerpo vuelve a la normalidad,
—concluyó, completamente tenso.
—¿Hablas en serio? —le susurró Neil, tragando el nudo que tenía en la
garganta—. Que me maten, me gustaría tener a tu bebé.

—Sí, —contestó Gabriel, sus hombros caídos—. ¿Ahora ves por qué no
me apareé contigo sin habértelo explicado?

—Um, sí, gracias por contarme cosas de ti mismo —dijo, tratando de no


sonar como un idiota—. Te agradezco que me respetaras lo suficiente como
para darme la elección.

—Nunca he tenido el impulso antes, así que casi no me di cuenta de lo


que estaba ocurriendo, —dijo Gabriel—. Nunca me hubiera dispuesto a quitarte
29 tus opciones, bebé. Espero que lo sepas.

—Yo lo sé, Gabe, —respondió bostezando—. Por ahora, creo que


tenemos que llegar a conocernos mejor antes de considerar la vinculación por
la eternidad. Y estoy empezando a quedarme dormido.

—Está bien, bebé.

Se acomodaron contra las almohadas y se acostaron. Él todavía mantenía


sus brazos alrededor de Neil, y lo cubrió con las mantas.

—Buenas noches, Gabe, —dijo Neil estrechando sus ojos.

Realmente había mucho en que pensar por la mañana y por un tiempo


también, después de lo que le dijo Gabe.
30

Neil se despertó a la mañana siguiente solo. Queriendo encontrar a


Gabriel, con ese pensamiento se levantó de la cama desnudo a buscarlo. La
cocina estaba vacía cuando llegó allí, pero la cafetera estaba medio llena y
encendida. Pensando que a lo mejor Gabriel fue a hacer las tareas, Neil decidió
ir a ver a Ryan. Al abrir la puerta en silencio, caminó y se sentó en la cama de
Ryan.

—Entonces, ¿qué, vas a estar en su cama por la noche, y en mi cama por


la mañana? —Dijo Ryan, abriendo los ojos.

—No es así, Ryan, —dijo en voz baja—. Solo vine a verte. Sé que estas
más lastimado que yo.

—Sí, y tu viniste aquí desnudo, Neil.


—Mierda, yo no estaba prestando atención.

—Estás atento ahora —señaló Ryan la polla ahora dura de Neil.

—Lo siento, nos mencionaste juntos en la cama, —contestó,


sonrojándose—. Gabriel y yo estuvimos juntos noche. Me desperté asustado y
me di cuenta de que no quería estar solo. Yo quería estar en la cama de Gabriel.
Esto no significa que no te quiera allí. No me digas que no está caliente
Gabriel.

—Yo estaría mintiendo si lo negara, —dijo Ryan—. Él me ayudó en la


ducha la noche anterior. Los dos estábamos duros, estábamos desnudos bajo el
31 agua, y con su cuerpo mojado.

—Oh, mierda, —se quejó Neil, sintiendo que su polla que se contraía.

—¿Tú no eres celoso? —Preguntó Ryan.

—No. Me gustas, Ryan —respondió él, tocando la cara de Ryan—. Me


gusta Gabriel, también. Y tú, como yo, piensas que él es caliente, obviamente,
si los dos estaban duros. Quiere decir que se deseaban mutuamente. ¿Por qué
no podemos estar los tres juntos?

—¿Por qué iba yo a querer compartir? —replicó Ryan, tirando del brazo
de Neil haciendo que cayera encima de él—. Tal vez sólo te quiero solo para
mí.

Neil se retorció pero Ryan se dio la vuelta para que él quedara debajo de
su cuerpo más grande.
—¿Quieres a Gabriel, también? —le susurró Neil cuando Ryan se
inclinaba para besarlo—. Es por eso.

El resto de su argumentación fue cortada cuando Ryan aplastó su boca


contra la suya. El beso fue caliente, lleno de la frustración reprimida que Ryan
sentía. Ryan estaba desnudo bajo las sábanas, así que las pollas se frotaban una
contra la otra.

—¿Qué pasa si él no nos quiere a los dos? —preguntó Ryan, empujando


sus caderas—. ¿Y si sólo te quiere a ti? ¿A quién escogerá?

Neil sólo gimió cuando las manos de Ryan fueron a su culo y apretó.
32 Ryan se movió por un segundo, y cuando regresó, Neil sintió el lubricante frío
en todo su culo. Chilló y se retorció con la sensación del líquido frío. Ryan
rápidamente puso un dedo en el interior del culo de Neil, ellos gimieron por la
sensación. Se inclinó y besó a Ryan de nuevo, mientras que Ryan deslizaba un
segundo dedo, moviéndolos en forma de tijera por su anillo apretado.

—¿Me iré a la mierda, Neil? —preguntó Ryan, empujando más rápido—.


¿Sigo siendo el primero? ¿La primera persona que elegiste para que tenga este
culo?

—No, Gabriel y yo no tuvimos relaciones sexuales. —Gimió cuando


Ryan quitó los dedos del culo de Neil—. Tú eres mi primera vez.

—Bien, —contestó Ryan, deslizando su polla en el culo de Neil—. ¡¡Ah,


mierda, Neil, estás tan apretado!!

—Sólo porque tu pene es enorme, —dijo entre dientes, amaba la


sensación de estar lleno por la polla de Ryan. Nunca habían llegado a terminar
lo que empezaron en el callejón. Esos cabrones los encontraron y los querían
robar y empezaron a lanzar mierda sobre ellos.

—¿Qué pasa si él no nos quiere a los dos, Neil? —Preguntó Ryan de


nuevo—. ¿Qué, pues? ¿A quién va a elegir?

—No lo sabremos hasta que todos hablemos, —se quejó Neil, pero se
sentía molesto—. ¿Quieres follar conmigo o quieres demostrarme el punto?
Porque si estás tratando de probar algo, entonces me voy. Si quieres follar
conmigo entonces me jodes.

—Lo siento, —dijo Ryan, se congeló durante un minuto—. Tienes razón.


33 Quiero hacerte el amor, Neil. Solo que no puedo soportar la idea de perderte.

—Estamos aquí en este momento, Ryan, —dijo Neil, retirándose la ira en


su voz—. Es sólo ahora, y quiero que me jodas. Vamos a hablar con Gabriel
después, ¿de acuerdo?

—Está bien, Neil. —Ryan se inclinó para besarlo otra vez moviendo sus
caderas estableciendo el ritmo de nuevo. Neil movió sus caderas, para poder
reunirse con las de Ryan para que la polla se hundiera más adentro. Ryan
empezó a embestir más rápido, sus besos se hicieron más profundos, más
necesitados. Neil lo necesitaba tanto como Ryan lo necesitaba. Habían
compartido muchas cosas juntas en su corto tiempo de haberse conocido.

—Ryan, me corro, —gritó Neil segundos antes de que su polla explotara.


Chorros de semilla blanca llenaron el espacio entre ellos. Ryan oyó gritar su
liberación al mismo tiempo que se oyó un rugido proveniente de la puerta.
Unos cuantos empujes más y Ryan se derrumbó encima de él. Ambos oyeron el
gruñido en ese momento, ya que ambos se volvieron a ver a Gabriel en la
puerta abierta. Y, chico, estaba muy molesto.

—La puerta estaba abierta, —gruñó Gabriel—. Oí ruidos y pensé que tal
vez Ryan se había caído. Yo no quería interrumpir la diversión.

Neil vio con horror como Gabriel giró sobre sus talones y salió de la
habitación. Ryan se bajó de él, murmurando algo cuando Neil estaba alcanzado
los pantalones cortos destinados a Ryan. Se limpió rápidamente, se puso los
pantalones y se fue después tras Gabriel. Por supuesto, él no sabía cómo lo
manejaría después de la paliza de ayer y el sexo de esta mañana. Gabriel no
estaba en la cocina, así que se dirigió hacia la puerta principal.
34 Él salió a la calle para encontrar Gabriel en el porche, sentado en un
banco, con los brazos apoyados en las rodillas y la cabeza hundida entre las
manos.

—Gabe, —dijo Neil mientras se sentaba junto a él—. Siento que nos
encontraras en esta situación. Ryan nos oyó la noche anterior y estaba
preocupado de que yo te eligiera por encima de él.

—Entonces ¿qué, tú has elegido a Ryan? —preguntó Gabriel


olfateando—. ¿A quién quieres Neil?

—A los dos, —respondió—. Y tú quieres Ryan como Ryan te quiere a ti.


Él me dijo lo difícil que se le hizo para los dos en la ducha la noche anterior.
Ryan tiene miedo de que sólo me quieras a mí. ¿Qué tal si entramos para que
Ryan se sienta mejor, y así le demuestras que lo quieres también?
—¿Tú nos quieres a los dos? —preguntó Gabriel, finalmente, levantando
la cabeza—. ¿Ryan me quiere a mí también?

—Sí y sí. —Neil le retiro el brazo a Gabriel para poder subirse a su


regazo—. Me parece que soy el único que es capaz de decir lo que quiere. Te
quiero, Gabriel. Quiero que me toques, que me jodas, que me ames. Eso no
quita que no quiera lo mismo de Ryan.

—Quiero eso también Neil, —susurró Gabriel—. Pero no puedo


reclamarte hasta que pienses acerca de lo que te dije anoche.

—Ya veremos esa parte, Gabe, —respondió, envolviendo sus brazos


35 alrededor del cuello de Gabriel—. Por ahora, tú y Ryan necesitan sacar la
cabeza del culo y darse cuenta que se quieren el uno al otro. Entonces la
pregunta es: ¿Gabe, qué vas a hacer al respecto?

Gabriel no dijo nada, sólo apretó sus labios con firmeza en contra de los
de Neil. Luego sacó a Neil de su regazo, y se levantó y caminó de regreso a la
casa. Neil se sentó allí, viendo salir a Gabriel, con la esperanza de que Gabriel
y Ryan trabajaran esto. Tal vez estaba siendo egoísta por querer a los dos. Pero
joder, que los demás lo querían también. Tenían que dejar de ser tan testarudos
y sólo admitirlo. Neil esperaba que se hubiera puesto el suficiente combustible
en el fuego para que eso sucediera.
R yan se sentó en el centro de la cama, asegurando la sábana por
encima de él. Él era un idiota. Es probable que hubiera destrozado lo mejor
que ha tenido a su favor. Ryan estaba tan molesto al escuchar a Neil y Gabriel
la noche anterior. Neil es caliente y Gabriel es precioso. Ahora se tenían el uno
al otro. ¿Quién lo necesitaría a él?

No era como si Ryan nunca se hubiera lanzado a un lado antes. Era la


36 historia de su vida. Sin embargo, después de reunirse con Neil, pensó que
finalmente había encontrado a alguien que nunca se desharía de él. Eran Neil y
él contra el mundo. Ahora, Neil estaba durmiendo en la cama de Gabriel, y
Ryan estaba solo. Neil confiaba en él, y él había protegido a Neil lo mejor que
pudo. Parecía que tenía que empezar a proteger a Neil de sí mismo.

Ryan no se molestó en mirar hacia arriba cuando alguien volvió a la


habitación y cerró la puerta. Se quedó sin aliento cuando Gabriel se subió a la
cama, y lo empujo hacia atrás para que se acostara. Antes de que pudiera decir
nada, Gabriel bajo sus labios hacia los de Ryan. Se fundió en el beso,
envolviendo sus brazos alrededor del cuello de Gabriel y gimio.

—¿Quieres? —Preguntó Gabriel rompiendo el beso—. Necesito saber


que quieres esto, Ryan.

—Sí, —jadeó, abriendo los ojos para mirar los brillantes ojos verdes de
Gabriel. Estaban llenos de deseo, de deseo por él—. Más que nada. Te quiero.
—Eso es todo lo que necesitaba saber. —Gruñó Gabriel y se quitó la
camisa antes de volver a besar a Ryan.

Estaba tan perdido en el beso que apenas noto cuando la sábana


desapareció. Cuando Gabriel comenzó a besar a lo largo de su mandíbula,
Ryan quería alcanzar la polla de Gabriel pero se encontró con que él ya estaba
allí, tratando de quitarse sus pantalones. En cambio, Ryan movió las manos a
los muslos de Gabriel y amó la sensación de todos sus músculos duros y
fuertes.

—Mierda, eres tan hermoso —se quejó Ryan, besando el pecho de


Gabriel—. Eres tan fuerte, cada pulgada de ti habla de músculos duros.

37 —¿Crees que soy hermoso? —Preguntó Gabriel, cuando él desechó sus


pantalones, mirando hacia a Ryan—. ¿En serio?

—Sí, es la verdad. —Él corrió sus manos sobre el pecho fuerte de


Gabriel. Ryan se sintió maravilloso cuando sintió el estremecimiento del
hombre por su toque—. Eres como un sueño húmedo hecho realidad.

—Creo que eres una de las vistas más hermosas de toda mi vida, —dijo
Gabriel, mirado poco a poco cada centímetro del cuerpo desnudo de Ryan—.
Quiero lamer todo tu cuerpo poco a poco.

—Dame un beso en primer lugar, —dijo Ryan, abriendo sus brazos para
Gabriel. El hombretón se extendía sobre Ryan, todo su cuerpo lo cubría por
completo, haciendo que se sintiera seguro y querido. Ryan abrió más las
piernas, envolviéndolas alrededor de las caderas de Gabriel. Ambos se
quejaron cuando sus pollas duras comenzaron a frotarse juntas.
—Se siente tan bien, Ryan, —susurró Gabriel en su oído mientras sus
manos se deslizaban hacia abajo agarrándole el culo a Ryan. Levantándolo
para que sus pollas se frotaran con más fuerza, no pasó mucho tiempo hasta
que Ryan estaba a punto de alcanzar su clímax—. Tan jodidamente bueno.

—Estoy casi ahí, Gabriel, —jadeó, besándole el cuello—. Correte


conmigo.

—Casi, Ryan, —Gabriel gruñó, lamiendo el costado de su cuello. Por


alguna razón, Ryan quería ofrecer su cuello a Gabriel. Él inclinó la cabeza
hacia un lado, sentía los dientes raspar por su piel a lo largo de su cuello. Hacía
tanto calor que lo envió por encima del borde. Gritando su liberación, su polla
estalló entre ellos.
38
—No, todavía no, —jadeó Gabriel, que levantando su cabeza en alto
rugió su orgasmo. Ambos enrollados uno encima del otro, que era como el
cielo. Después de unos momentos, Gabriel se desplomó hacia atrás, con lo que
Ryan quedó sobre su pecho. Ryan podía sentir el corazón de Gabriel latiendo
desbocado, con golpes fuertes antes de que se calmara.

—Eso fue tan caliente, —dijo Neil desde la puerta, haciendo que los dos
miraran hacia arriba. Neil estaba allí de pie, completamente sonrojado, su mano
acariciando suavemente su polla que ahora estaba flácida.

—¿Te gustó qué, bebé? —Se echó a reír Gabriel—. Creo que nos
divertimos mucho, también. Bueno, ¿lo hiciste, Ryan?

—Oh sí, me divertí mucho. —Él se rió y escondió la cabeza en el pecho


de Gabriel—. Tengo una pregunta, sin embargo.
—Probablemente la misma que hice ayer por la noche, —respondió Neil,
acercándose para sentarse en la cama junto a ellos—. Tu querías que Gabriel
te mordiera, ¿verdad?

—Sí, ¿lo quería? —Preguntó, confuso.

—Oh sí, absolutamente quería que me mordiera. —Rió Neil—. ¿Y tu


querías, Gabe?

—Eso solo es para el compañero, —explicó Gabriel, sentándose y


poniendo a Ryan a horcajadas sobre su regazo—. Los dragones se aparean de
por vida. Lo hacemos mordiendo a nuestros compañeros, dejando nuestra
marca en el cuello para que todos puedan ver que han sido reclamados. Eso es
39 lo que sentía, mi necesidad de reclamarlos y vosotros la necesidad de ser
reclamados por mí.

—Así que, Neil se sentía así también, —dijo lentamente, tratando de


resolver esto. —Entonces ¿los dos somos tus compañeros?

—Si, ustedes podrían serlo, si se deciden—respondió Gabriel con


suavidad—. Hay algunas cosas que ustedes necesitan saber en primer lugar.
Primero, si los reclamo, se quedan humanos, pero viven tanto tiempo como yo
que muy posiblemente podría ser para siempre. Segundo, los dragones no
tienen ninguna mujer en su especie. Nos apareamos con hombres, y los
hombres tienen nuestros hijos.

—Lo siento ¿puedes decirlo otra vez creo que no oí bien? —Preguntó
Ryan, con su mandíbula caída, mientras Neil reía—. Vosotros ya habéis
hablado de esto, lo puedo ver.
—Sí, Gabe y yo tuvimos esta discusión anoche, —dijo Neil, poniéndose
más serio.

—Cuando nos apareemos, mi polla hará un nudo en tu interior, —


continuó Gabriel—. Se mantiene en el interior, y mi semilla hará los cambios
en tu cuerpo para prepararlo para tener un bebé, permitiendo que se forme una
matriz para que el niño pueda crecer en vosotros. Cuando llegue el momento de
que nazca, su vientre se unirá a tu ano. El bebé nace de esa manera.

—Bueno, a la mierda, eso es nuevo, —dijo Ryan, resoplando—. De todas


las cosas que estaba listo para que me advirtieras esto no era una de ellas.
—Lo siento. —Dijo Gabriel bajando la cabeza.
40 —No, Gabriel. —Le tomó el rostro entre sus manos—. No quiero decir
que es malo. Es sólo un poco raro lo que estamos planteando sobre tener hijos.
Es una idea que me va a tomar algún tiempo para comprender, ¿de acuerdo?
No estoy metiéndome contigo o tratando de ser un idiota. Sólo tengo que
ajustar mi mente a lo que acabas de decir.

—Bueno, lo entiendo, —dijo Gabriel, con una media sonrisa en sus


labios antes de besar Ryan—. Yo sólo quería que supieras lo que significa que
te muerda.

—Te lo agradezco. ¿Significa eso que quieres aparearse con nosotros?


¿O conmigo?

—Me dijo que debería tomarse algún tiempo para conocernos, —lanzó
Neil— incluso antes de empezar a hablar acerca de estar unidos para toda la
eternidad.
—Buen punto, —dijo Ryan, asintiendo con la cabeza—. Pero yo no estoy
en contra de la idea. Pero estoy seguro de que mi respuesta es un sí, no sé si eso
tiene sentido.

—Tiene sentido, —dijo Gabriel—. Estoy casi en el mismo lugar.

—Hay asuntos más urgentes, —dijo Neil, envolviendo sus brazos


alrededor de los dos.

—¿Como qué cariño? —Se echó a reír Gabriel.

—Tengo hambre. —Dijo Neil haciendo un puchero con el labio


inferior—. Aliméntame.
41
—Bueno, no podemos tenerte con hambre, —dijo Gabriel, ya todos
levantándose de la cama—. Soy muy aficionado a este culo para que se
desgaste y se desinfle. —Ryan se rió cuando Gabriel le dio un fuerte golpe al
culo de Neil—. Vamos a limpiarnos primero, —dijo Ryan, en dirección al
baño.

—Y entonces tenemos que encontrar algo de ropa también.

—¿Por qué? —Dijeron Gabriel y Neil juntos, estallando los dos de risa.

Ryan veía como Gabriel y Neil se reían y se perseguían uno al otro,


mientras él se limpiaba y se vestía. Realmente deseaba que a veces fueran más
confiados. Sería bueno que pudieran creer que Gabriel no los estaba usando
para algo.
Ya que aún estaban doloridos de sus golpes, Gabriel insistió en que
Ryan y Neil se sentaran en la mesa, mientras que él preparaba algo para el
almuerzo.

—Por lo tanto, yo estaba pensando, —dijo Gabriel cuando el almuerzo


estaba listo y todos se sentaron— tal vez deberíamos pasar algún tiempo
haciendo compras para vosotros. Conseguir un poco de ropa que les quede
bien. Y cualquier otra cosa que pueda necesitar.

Ryan miró rápidamente a Neil, su comunicación silenciosa, ya que


estaban de acuerdo en que esta conversación no querían tenerla. Si le dijeran a
Gabriel que no tenían dinero, podía empezar a hacer más preguntas. Con el
tiempo sabría lo que había pasado, y ellos no querían que después de eso
42 Gabriel pensara que estaban demasiados dañados y que no valían la pena como
para mantenerlos a su lado.

—Ryan, Neil, —dijo Gabriel en voz baja—. Sé que no tenéis dinero. No


quiero que os preocupeis por eso. Tengo mucho de dinero. He vivido durante
siglos, y es difícil no acumular riqueza después de tanto tiempo. Lo que no
tenemos es diversión. Yo he sido más feliz en estos días con vosotros estándo
aquí de lo que puedo recordar. Nunca he tenido a nadie para compartir este
dinero. ¿Entienden?

Ryan miró a Neil de nuevo. Era obvio que estaba confundido, como
Ryan. Ambos negaron con la cabeza.

—El dinero no significa nada para mí, —explicó Gabriel—. No puedo


comprar la compañía, o que me hagan reír, o se preocupen por mí. Vosotros
podéis hacerlo, solo si queréis. Y si puedo usar ese dinero para haceros sentir
cómodos o para las cosas que necesiten, lo haré.

—Y ¿qué quieres a cambio? —preguntó Ryan con escepticismo, ya que


no le gustaba para nada la conversación. En realidad no lo estaba ayudando a
poder confiar más en Gabriel.

—Nada, Ryan, —dijo Gabriel—. Con un gracias y un beso, si lo deseas.


Espero que los haga feliz a los dos tener sus propias cosas. Y cuando los veo
felices, me hacen feliz a mí.

—Ryan no está tratando de herir tus sentimientos, Gabe, —dijo Neil,


43 levantándose y subiéndose al regazo de Gabriel—. Simplemente no hemos
tenido a nadie en nuestras vidas, haciendo algo bueno por nosotros y no
queremos dar nada a cambio que no deseemos.

—Yo siento mucho como la vida los trató a los dos, —le susurró
Gabriel—. Yo sólo quería hacer algo bueno para mostrar que realmente me
gusta tenerlos aquí.

—Lo sé, Gabe, —respondió Neil, besándolo suavemente—. Sólo tienes


que ser paciente con nosotros, ¿de acuerdo? Tú no eres nada parecido a lo que
estamos acostumbrados, en el buen sentido. Los dos estamos bastante
asustados de nuestra propia sombra. Bueno, al menos yo.

—Yo no quiero que se asusten de mí, —dijo Gabriel, con los ojos llenos
de lágrimas.

—Nosotros no tenemos miedo de ti, —explicó Ryan—. Tenemos miedo


de ser lastimados. Esperando a que nos den otra patada, si eso lo entiendes.
—Bueno, supongo que puedo ver cómo se sienten con eso, —respondió
Gabriel—. Piensen en ello de esta manera. Por mucho que me gusta verlos
correr con nada más que con mis camisas —y para mostrar su punto metió las
manos debajo de la camisa de Neil y le apretó el culo—, en algún momento,
pienso que les gustaría llevar ropa de verdad. ¿Qué tal si me lo pagan
ayudándome en el rancho? ¿Funcionaría eso?

—Sí, —se quejó Neil, apoyándose en las manos de Gabriel que estaba
jugando con su culo. Ryan se limitó a asentir, extasiado en los movimientos y
el placer de Neil. Ryan se frotó la polla ya dura a través de sus pantalones
cortos cuando Gabriel le quitó la camisa a Neil, levantándolo de la mesa, y
44 mirándolo a los ojos, se tragó todo la polla de Neil.

—Oh, mierda, mierda, —susurró Ryan, mirando.

—Ryan, —Neil se quejó, haciendo un gesto para que se acercara—.


Quiero tu polla en mi boca. —Ryan casi se derrite en el suelo por su petición.
Se inclinó para besar a Neil antes de abrirse los pantalones cortos. Se acercó a
la mesa y guió su polla en la boca abierta de Neil.

—¡¡Chúpamela!! —dijo Ryan cuando la lengua de Neil empezó a


trabajar en él. Gabriel lo estaba haciendo muy bien ya que a Neil al parecer le
gustaba mucho, porque empezó a chupar la polla de Ryan con furia.
Empujando sus caderas un par de veces más en la boca de Neil, ya que no
podía detenerse, antes de estallar su carga en la garganta de Neil. Mientras que
Neil y Gabriel estaban ocupados todavía, Ryan se recuperó, y luego tuvo una
idea.
En silencio se arrastró por debajo de la mesa, se detuvo entre las piernas
de Gabriel y llegó a la cremallera de sus pantalones. Gabriel se puso tenso
antes de relajarse y separar sus piernas lo más amplio que pudo para permitir
el acceso a Ryan. Bajando los boxers, Ryan estaba sorprendido de lo que
encontró. Él había sentido la polla de Gabriel cuando se rozaron entre sí antes,
pero no había tenido mucha oportunidad de verla.
Su polla tenía que ser de por lo menos de veinticinco a veintiséis centímetros
totalmente erecta. Ryan nunca conseguiría que entrara todo en su boca. ¿Cómo
podría hacer alguna vez para que entrara en su culo?

Envolviendo las manos alrededor de la enorme polla comenzó a


moverlas de arriba hacia abajo a lo largo mientras lamía y exploraba la cabeza
45 en forma de hongo.

Ryan escucho gritar la liberación de Neil por encima de él y sonrió.

Neil era tan hermoso cuando se corría.

Él no se cansaba de verlo. Quería ver a Neil en la agonía de la pasión por


el resto de su vida. Las imágenes en la cabeza de Gabriel con la polla de Neil
en su boca lo impulsó a chupar más la enorme polla.

—Oh, mierda, Piccolo, se siente maravilloso, —gruñó Gabriel mientras


sus manos se agarraron al pelo de Ryan—. Por favor, no te detengas.

Ryan se sintió más animado por darle al hombre más grande y sexy
tanto placer. Trabajando con una mano más rápido, con la otra fue a darle un
masaje en las bolas a Gabriel. No pasó mucho tiempo para que se tensara
antes de gritar su liberación. Ryan rápidamente devoró chorro tras chorro del
semen de Gabriel, lamiendo el resto de su polla ahora flácida hasta que no
quedó nada.

Levantó la mirada hacia Gabriel cubierto por el mantel y le sonrió. Él le


sonrió suavemente levantándolo y colocando a Ryan en su regazo.

Gabriel le dio un suave beso, mientras él descendía dándole suaves


mordisquitos a lo largo de la barbilla y el cuello.

—Gracias, Piccolo. Eso fue increíble.

—Gabriel ¿que significa esa palabra? —preguntó Ryan, apretándose más


al cuello de Gabriel.
46 —Así es como se dice bebé en italiano, —susurró Gabriel contra su
oreja—. No bebé como niño, más parecido a 'mi bebé', al igual que yo llamo a
Neil. Eres mi bebé, también, al menos me gustaría que lo fueras. Así que te
llame a ti en italiano para que supieras que me refería a ti y no a Neil. ¿Por
qué? ¿No te gusta?

—Sí, me gusta. —Ryan sonrió contra el cuello de Gabriel, entonces


plantó besos suaves sobre él—. Me gusta mucho. Quiero ser tu bebé, también.

—Ahora todos tenemos apodos. —Rió Neil, sentado en la mesa


desnudo—. Bebé, Piccolo y Gabe. Aunque tengo algunas otras ideas de cómo
llamarlo.

—Uf, vas a ser mi muerte, —se quejó Gabriel—. Por mucho que me
gustaría saber, tengo que volver a los caballos. ¿Alguno de ustedes sabe cómo
usar una computadora?
—Yo sé, —dijo Ryan, arrugando las cejas cuando Gabriel lo bajaba de
su regazo—. ¿Por qué?

—Ok, voy por mi ordenador portátil para ti.

Gabriel caminó hasta el mostrador para tomar un elegante y caro portátil.


—Aquí está mi tarjeta de débito para cuando la necesites. Escribí mi
información bancaria y la dirección aquí. Sólo tienes que escribir y que lo
envíen aquí, ¿de acuerdo?

—¿Tu nos confías eso a nosotros? —preguntó Neil, con sus ojos muy
abiertos—. -¿Por qué?
47 —Porque yo sé que ninguno de vosotros me haría daño
intencionadamente. —Respondió Gabriel con facilidad, encogiéndose de
hombros—. Ordenen lo que necesiten o deseen. Diviértanse. Pero después de
eso, tal vez deban descansar un poco. Siguen estando heridos y necesitan
recuperarse.

—Bien, pero sólo si te unes a nosotros cuando vuelvas —dijo Neil


moviendo sus cejas en una insinuación. Inclinó su cabeza, con sus labios
fruncidos, en espera de su beso. Lo que hizo que Gabriel y Ryan rieran mucho,
pero Ryan quería un beso, también, así que se quedó allí e hizo lo mismo.

—¿Qué hice bien antes para tenerlos a los dos? —preguntó Gabriel
besando a Neil y Ryan antes de salir por la puerta.

—¿Puedes creer que él confiara en nosotros? —preguntó Neil, saltando


de la mesa y agarrando la camisa.
—No sé, nunca he tenido antes a nadie que confiara en mí, solo a ti.

—Yo sé eso, —respondió Ryan—. Creo que está tratando de demostrar


que podemos confiar en él, mostrando que confía en nosotros. Es muy
inteligente y dulce, y esto es difícil para él.

—Vamos Gabe nos ha dado muchas razones para creer que no va a


abusar de nosotros. —dijo sacando unas sillas para ponerlas frente a la
computadora—. Incluso los chicos que nos han engañado antes nunca fueron
agradables con nosotros.

—Eso es cierto, —respondió Ryan cuidadosamente, conectándose a


48 Internet—. Pero yo no creo que debamos dejar que él nos muerda hasta que
estemos seguros.

—Bueno, estoy de acuerdo en eso —murmuró Neil—. Sin embargo, yo


lo quiero. Quiero quedarme aquí con él, Ryan. Creo que realmente se preocupa
por nosotros, y realmente me gusta. Y aunque estaba asustado al principio, me
gusta la idea de ser el bebé de Gabe.

—No estoy seguro, sin embargo, —Neil, contestó en voz baja, cuando
encontró la página Web de ropa adecuada—. ¿Lo harías sin mí? Si digo que
no, ¿te quedarías aquí con él?

—No sé, Ryan, —dijo Neil—. No vamos a hablar de eso hasta que tú
decidas ¿vale? Estamos de buen humor, vamos a divertirnos. No vamos a
ponernos de mal humor ahora.
Ryan estuvo de acuerdo con Neil, y para demostrarlo lo besó con un
beso que estaba lleno de promesas no dichas, promesas de ser felices, de estar
juntos, de ser una familia.

—Después de comprar ropa, —dijo Ryan cuando rompió el beso—


tenemos que comprar algunas otras cosas. ¿Has visto el tamaño de la polla de
Gabriel? Es enorme. No hay manera de que podemos encajar eso en nuestros
culos sin estar preparados para ello.

—¿Qué quieres decir? —preguntó Neil, añadiendo un pijama de su


tamaño al carrito de compras.

—Te lo mostrare cuando hayamos terminado —dijo, señalando a los


49 pantalones vaqueros que le gustaban. Durante los siguientes veinte minutos
eligiendo jeans, camisas, calzoncillos, zapatos deportivos, y algunos otros
artículos. Cuando terminaron, se miraron uno al otro mirando el total de la
compra.

—¿Crees que eso es demasiado? —preguntó Neil, con cara de


preocupación—. Quiero decir él nos dijo que todo esto, ¿verdad?

—Sí, lo hizo, —dijo Ryan, sin saber qué hacer—. Vamos a eliminar
algunas cosas. Podemos lavar la ropa más a menudo.

—Buena idea —dijo Neil asintiendo con la cabeza—. No quiero que


Gabriel piense que estamos tratando de aprovecharnos de él. Fue muy
agradable ofreciéndonos esto para nosotros, y no quiero abusar de ello.

Ryan estuvo de acuerdo. Después de que retiraran aproximadamente


una tercera parte de las cosas, con un clic ya tenían todo. A continuación, Ryan
encontró un sitio de juguetes sexuales. Mirando por encima vio el error que
cometió ya que Neil tenía sus ojos tan abiertos parecía que se le fueran a salir
de su cara.

—Esto era de lo que estaba hablando.

—¿Tapones anales? —preguntó Neil sonando confuso—. ¿Cuáles son los


de…?

—Para nosotros los que nos dilaten más, —respondió, riéndose entre
dientes—. Tendrás que trabajar en un tamaño más grande que la mía para que
puedas estar con alguien más grande que yo. De lo contrario, realmente no
50 podrás tener la polla de Gabriel en tu culo. Vamos a conseguir cada uno el
conjunto de tres tamaños ¿de acuerdo?

—Si tú lo dices, Ryan, —dijo Neil, mirándolo con dudas—. Pero vas a
tener que enseñarme cómo usarlos.

—Será todo un placer, —ronroneó él mientras se inclinaba para


mordisquear la oreja de Neil—. Me encanta todo lo relacionado con ese culo
apretadito tuyo.

—¡¡Hola, tengo un buen culo!!. —Rió Neil mientras se retorcía. Ryan


sabía que las orejas de Neil eran su punto más caliente.

—Sí, sí, —gimió Ryan centrándose de nuevo en el ordenador portátil,


terminando su transacción—. Está bien, todo hecho. ¡Carrera a la cama!
Ryan corrió a la habitación de Gabriel con Neil en sus talones, y ambos
saltaron a la cama cayendo uno encima del otro. Riéndose mientras se
desenredaban y dándose cuenta que estaban duros y sus pollas se estaban
presionándose juntas. Ryan se inclinó y le quitó la camisa a Neil, mientras le
molía sus labios. En respuesta, Neil le quitaba sus pantalones cortos dejándolos
completamente piel contra piel.

—Lo quiero Neil, —gimió Ryan. Se inclinó para agarrar el lubricante—.


Yo quiero enterrarme hasta los huevos en tu culo apretado.

—Toma mi culo, Ryan, por favor, —jadeó Neil, meciéndose contra Ryan
y frotando así sus pollas juntas. Cogió el lubricante de Ryan, vertió un poco en
51 los dedos, y luego llegó detrás de él para conseguir prepararse. Por el momento
Ryan solo podía lubricar su polla, ya que Neil lo tenía aprisionado contra la
cama.

—Eres tan perfecto, Neil, —susurró. Ryan tenía problemas para


recuperar el aliento al ver a Neil preparándose solo y esperando su polla.
Ambos gimieron cuando Neil se agachó hacia abajo empalándose hasta el
fondo. Ryan agarró las caderas para ayudar a Neil ya que poco a poco comenzó
a trabajar su polla dentro y fuera de Neil.

—Ryan, esto se siente tan bien, —gruñó Neil, acelerando el ritmo—.


Necesito más.

—Lo sé, —dijo con una sonrisa y llegando a la polla de Neil,


acariciándola—. ¿Es esto lo que necesitabas, Neil?
—Sí —silbó Neil, meciéndose a sí mismo más rápidamente. Ryan jugó
con el ritmo hasta que pensó que sus ojos iban a rodar en la parte posterior de
la cabeza. Justo cuando iba a advertir a Neil que iba a venirse, Neil gritó y
estalló. Saliendo disparada la semilla blanca aterrizó en toda la mano de Ryan
y el estómago. Los músculos dentro de Neil se apretaron sobre su polla, y Ryan
gritó mientras empujaba para arriba a Neil, envistiéndole mas rudo alcanzando
su propio orgasmo.

Neil se derrumbó encima de él, haciendo caso omiso de la leche que


estaba en él. Ryan lo rodeó con sus brazos, y Neil acurrucó su cabeza bajo la
de Ryan. En algún momento después de descender de su clímax, ambos
encontraron el sueño.
52
G abriel regresó unas horas después de alimentar a los caballos y
limpiar algunos box del establo. Se echó a reír cuando vio que los restos del
almuerzo no habían sido limpiados. Sus hombres lo tomaban todo al pie de la
letra. Él les dijo que compraran la ropa y tomaran una siesta, estaba bastante
seguro de que fue eso lo que hicieron, y solo eso. Mientras lavaba los platos,
esperaba que un día ellos se sintieran más cómodos, más libres de hacer lo que
53 quisieran.

Después de escucharlos hoy, se hizo la promesa de no presionarlos tanto


y mantener la promesa de protegerlos de todo el mundo. Ryan y Neil
probablemente nunca habían tenido ni una sola persona que los amara o
cuidara. Iba a ser difícil hacerles entender que eso era todo lo que quería hacer.
Gabriel quería que fueran felices, le encantaban. Todo lo que realmente quería
era su amor a cambio, cuando estuvieran dispuestos a dárselo.

Entró en el dormitorio y se llevó una mano a la boca para no reírse. Sus


hombres estaban en la cama, desnudos. Neil estaba derrumbado encima de
Ryan, y Ryan seguía teniendo su polla dentro del culo de Neil. Parecía que
habían pasado un buen rato mientras él estaba fuera trabajando. Gabriel estaba
triste por perdérselo.

Fue al cuarto de baño, a la bañera y vertió sales y espuma. Iba a tener


que despertarlos para poder limpiarlos. Mientras esperaba que la bañera se
llenara, se dirigió de vuelta a su computadora portátil para ver lo que habían
comprado. Gabriel negó con la cabeza cuando vio que sólo pasaba de unos
pocos cientos de dólares. No habían comprado mucha ropa, especialmente
para dos.

Gabriel decidió que había que pedir mucho más pero lo haría más tarde.
Anotando el tamaño de su pedido, cerró el portátil y fue a comprobar la
bañera. Volvió a la cama y suavemente tomó a Neil, tirando de él cerca de su
pecho.

—¡Despierta, bebé —le susurró mientras le besaba la cara con


suavidad—. Despierta cielo.

—Gabe, mi Gabe, —dijo Neil, abriendo los ojos y sonriendo—. Te


54 extrañé.

—Te extrañé también bebé, —dijo Gabriel—. Es hora de que se bañen.


Parece que se quedaron dormidos después del sexo.

—Oh, lo siento —dijo Neil, refregándose la cara—. Sólo sucedió.

Gabriel se limitó a asentir. Él no se molestó. Sólo quería haber estado


allí para ellos. Se volvió para despertar a Ryan, estaba tan lindo cuando se
despertaba. Teniendo a sus dos pequeños hombres en la bañera grande,
rápidamente se despojó de su ropa para unirse a ellos. Le encantaba que los dos
observaran todos sus movimientos con atención.

Una vez en la bañera, dejó escapar un gemido cuando sintió la filtración


de agua caliente en sus músculos cansados. Gabriel sabía que tenía que
hablarles sobre las pocas cosas que compraron, pero ¿cómo podía hacer eso
sin plantear cuestiones?
—Así que chicos vi el recibo de lo que compraron, —dijo manteniendo
su voz.

Tan rápido como un conejo, Neil se acercó a Ryan, empujando a Neil


detrás de él, bloqueando la amenaza que percibía.

—Hemos puesto mucho de las cosas de vuelta, —dijo Ryan


rápidamente—. Tu no nos dijiste cuánto podíamos gastar. No teníamos
intención de comprar más si no lo necesitábamos.

—Ryan, Neil vengan aquí, —susurró Gabriel, cruzando la bañera grande


acercándose a ellos—. No me molesta que fuera mucho dinero. No me molesta
55 en absoluto. Yo sólo digo que podrían haber pedido mucho más. Pensé que
habrían gastado más. Yo sólo quiero saber por qué no lo hicieron.

—¿No estas enfadado? —Preguntó Neil, mirando alrededor de Ryan—.


¿En serio?

—En realidad, bebé —respondió, moviéndose para tomarlo en sus


brazos—. No estoy molesto, Piccolo.

—Lo siento, —dijo Ryan, acurrucándose más cerca en el hombro de


Gabriel—. Los hombres que utilizaron ese tono de voz con nosotros, lo
hicieron antes de que nos castigaran.

—No voy a pegarte nunca, —respondió Gabriel, conteniendo las


lágrimas—. Con mucho gusto daría cada dólar que tengo por no volver a ver
nunca esa mirada de miedo de nuevo. Nunca debéis de tenerme miedo.
—No podemos evitarlo, —susurró Neil—. No es que tengamos miedo de
ti. Es sólo el instinto que nos hace escondernos cuando alguien nos habla de
esa manera. Ese tono frío nos hace sentir como si estuvieran desgarrándonos la
espalda con toda su ira.

—Yo estaba tratando de mantener mi tono, —dijo Gabriel, con un


suspiro—. Yo no quiero que piensen que estaba enfadado, pero terminé
haciendo exactamente lo contrario.

—No hiciste nada malo, Gabe. —Neil lo besó en los labios—. No


estamos asustados de ti. Solo tenemos miedo de sufrir abusos de nuevo.

—Lo sé, bebé. —Dijo dándoles besos en la cara de Neil y Ryan—. Nunca
56 voy a abusar de ti. Prefiero morir antes de herir alguno de los dos.

—Gracias, —dijo Ryan cuando intercambió una mirada con Neil—. Creo
que has estado trabajando muy duro hoy. Debes dejarnos ocuparnos de ti.

Gabriel no sabía muy bien lo que significaba, ya que Ryan se levantó de


su regazo. Él lo captó enseguida cuando Neil agarró el jabón y Ryan tomó un
paño limpio de la estantería junto a la bañera. Después de entregárselo a Neil,
Ryan tomó la botella de champú y vertió un poco en su mano. Sus magníficos
hombres procedieron a lavarle el cabello y el cuerpo.

—No merezco ninguno de los dos —gimió cuando Neil lavaba su pecho
y Ryan enjuagaba el champú de su pelo— y mucho menos que ambos puedan
cuidar de mí de esta manera. No creo que nadie nunca haya cuidado de mí.
—Tu quieres cuidar de nosotros —dijo Neil con los ojos llenos de lujuria
mientras trabajaba en su pecho—. ¿Por qué no íbamos a querer cuidar de ti
también?

—Supongo que eso tiene sentido. —Siseó cuando Neil empezó a lavar su
dura polla—. Nunca he tenido alguien que quisiera cuidarme antes.

—Queremos, Gabe —susurró Ryan mientras le mordisqueaba el lóbulo


de la oreja, y empezaba a acariciarle sus bolas, con Neil en su polla—.
Queremos que seas feliz.

—Estoy muy, muy feliz en este momento —jadeó Gabriel. Estaba tan
57 cerca de llegar—. Se siente increíble, me encanta cuando me tocas.

Sus palabras debieron haber estimulado a ambos hombres más pequeños,


ya que comenzaron a trabajar más rápido. Este no era el lugar adecuado, pero
seguro como el infierno no se iba a quejar. Gabriel gimió cuando él comenzó a
empujar sus caderas en la presión de Neil. Cuando Neil se inclinó y comenzó a
besar su cuello, eso fue todo. Gabriel gritó su liberación, que era la más intensa
que había tenido alguna vez.

La realidad de estos dos hombres calientes tocándolo al mismo tiempo,


fue demasiado. Chorro tras chorro de semen se disparó de su polla hasta que
pensó que sus pelotas no tendrían nada que dar nunca más.

—¿Qué? Te gustó, Gabe? —Neil le susurró al oído—. ¿Fueron buenos


nuestros cuidados hacia ti?
—¡Fantástico! —Dijo Gabriel y se echó a reír cuando su corazón
comenzó a volver a su ritmo normal—. Gracias, mis amores.

58

Una semana más tarde, tanto Neil como Ryan se habían curado. Para
sorpresa de Gabriel, Ryan se había hecho cargo de las tareas domésticas de la
casa. Él siempre se aseguraba que su cama estuviera hecha y que los platos y la
ropa estuvieran limpias. Aún más sorprendente fue cuando Ryan le preguntó
Gabriel si le podía enseñar a cocinar. Empezaron con los conceptos básicos,
huevos revueltos, pasta y pollo asado. Sin embargo, Ryan los había dominado
de forma rápida y en variadas formas.

La mayoría de veces Gabriel venía de alimentar a los caballos por la


mañana y el almuerzo ya estaba hecho. Ryan en su ordenador portátil mirando
recetas. Los dos hombres aprendieron a navegar por el equipo increíblemente
rápido. La ropa que originalmente ordenaron y compraron junto con el
accesorio había llegado. Gabriel se sorprendió de lo mucho que extrañaba tanto
verlos correr con su ropa.

Sabía que necesitaban sus propias cosas para que se sintieran más en
casa, pero siempre le emociona verlos en sus camisas. El dolor para
reivindicarlos, se estaba convirtiendo cada día más fuerte, casi hasta el punto
que tuvo que evitar hacer cualquier cosa remotamente sexual.

A Neil terminó gustándole trabajar en el rancho con él, después de que


aprendiera todo acerca de los caballos y cómo cuidar de ellos. No fue ninguna
sorpresa que el primer día Neil quisiera ir a montar con Gabriel.
59 Cayeron en una rutina de tomar un paseo antes del almuerzo. Neil fue
increíblemente astuto y se había percatado de la equitación y manejo de los
caballos con facilidad hasta convertirse en experto en el manejo de los
caballos. Gabriel casi se sintió triste. Él estaba muy emocionado ya que Neil
estaba tan feliz, amaba la felicidad de su pequeño hombre contra su pecho
mientras montaba uno de los caballos. Gabriel decidió que hoy era su último
día cabalgando juntos, y mañana Neil sería capaz de montar su propio caballo.

—Creo que mañana estarás listo, bebé —dijo Gabriel cuando Neil se
subió detrás en su caballo—. Tienes que ser capaz de manejar el caballo que
hemos estado montando.

—Oh, bueno. —Dijo Neil, no sonaba tan feliz como Gabriel habría
pensado—. Apuesto a que te alegrarás de volver a montar por tu cuenta.

—En realidad es lo contrario, —dijo Gabriel en voz baja—. Yo estaba


pensando en decirte que necesitabas más tiempo conmigo.
—¿Por qué? —Pregunto Neil subiendo su cabeza para poder mirar los
ojos de Gabriel.

—Me gusta viajar contigo, —admitió con el rostro colorado—. Me


encanta cómo te sientes en mis brazos, apretado contra mi pecho. Nuestro
tiempo cabalgando juntos se ha vuelto muy especial para mí.

—Me gusta, también —respondió Neil, frunciendo los labios para un


beso. Fue una de las cosas más entrañables que su bebé hizo. Gabriel siempre
estuvo más que dispuesto a chantajearlo, como ahora—. Tal vez podríamos
cabalgar juntos algunas veces, es decir, si quieres.

—Yo quiero bebé y mucho. —Gabriel sonreía mientras bajaba su rostro


60 para acurrucarse en los rizos de Neil. Puso en marcha el caballo al galope y se
sorprendió cuando Neil dejó escapar un gemido y empezó a temblar en sus
brazos—. ¿Qué pasa, Neil?

—Se siente tan bien, es casi demasiado bueno —jadeó el hombre.


Gabriel no podía entender de lo que Neil estaba hablándole cuando sus
gemidos continuaron—. Quería estar listo para ti.

—¿Qué quieres decir, Neil? —Preguntó cuestionándolo, pero los


gemidos de Neil parecía agradables—. Prepararte para mí, ¿cómo?

—Ryan dijo que no podíamos tomarte, —gruñó Neil en el medio de un


galope. Se debió dar cuenta de que no tenía mucho sentido, así que agarró la
mano de Gabriel y la movió a su erección—. Hemos estado preparándonos para
tener sexo contigo.
—Oh, mierda, —se quejó Gabriel, mirándolo serio—. Bebé, ¿tienes un
tapón puesto?

—Sí —silbó Neil, moviendo sus caderas para que su polla se frotara
contra la mano de Gabriel, era tan difícil—. Tócame Gabe.

Gabriel cogió la polla de Neil a través de sus pantalones vaqueros y


espoleó al caballo para que se moviera más rápido. —¿Te gusta así, bebé?
¿Vas a venirte por mí?

—Sí tan cerca —gimió Neil, apoyando su cabeza sobre el pecho de


Gabriel—. Te deseo tanto, Gabe.
61
Justo cuando iba a decirle a Neil que lo quería también, Neil gritó en voz
alta y se vino. Gabriel se tragó su gemido cuando su propia polla creció en sus
vaqueros. Él quería estar enterrado hasta las bolas en el culo apretado de Neil
tanto que le dolía. La semana pasada se había contenido, dando a cada parte
sexo oral. Pero con ninguno de ellos tuvo relaciones sexuales todavía. Gabriel
estaba tratando de no presionarlos para aparearse con ellos. Sólo los quería
como a sus compañeros solo si ellos querían serlo.
—Eres tan hermoso cuando te corres, Neil, —dijo mientras volvían con
el caballo hacia a la casa—. Yo podía ver tus orgasmos un millar de veces al
día durante el resto de mi vida.

—Creo que mil en un día me mataría. —Neil rió y se acurrucó de nuevo


en el pecho de Gabriel—. Pero estaría dispuesto a intentarlo.
—Yo no estaría dispuesto a arriesgar ni a ti ni Ryan. —Rió entre dientes
al llegar a la casa. Gabriel se bajó del caballo y luego levantó Neil poniéndolo
en el suelo.

—Ve y límpiate para el almuerzo. Voy a guardar al caballo, no tardare


mucho tiempo.

—Gracias, Gabe —respondió Neil, inclinando la cabeza hacia arriba y


esperando su beso—. Ese fue el mejor viaje que tuve .

Gabriel casi se traga su propia lengua cuando besó a Neil y este empezó
a frotar su polla a través de sus pantalones vaqueros. Él sonrió y le dio una
62 cachetada al culo de Neil mientras se alejaba hacia la casa. Gabriel había
vivido tantos años, y sin embargo, no podía pensar en un momento en que
había sido tan feliz como lo fue la semana pasada con Neil y Ryan.

Él negó con la cabeza y se reía cuando llevó al caballo al establo. Gabriel


no podía creer lo rápido que se había enamorado de los hombres. ¿El amor?
¿De dónde había salido eso? ¿De verdad él amaba a Neil y Ryan? Sólo el
pensamiento de no tenerlos en su vida hizo que su pecho le doliese. Sí, estaba
locamente enamorado, y no podía esperar para decírselo a ambos.

Terminó con el caballo y corrió hacia la casa. Gabriel entró en la cocina


para encontrar la comida lista, pero ellos no estaban. Se dirigió a su habitación
que ahora también era de ellos. Desde el día de la bañera cuando Neil y Ryan
se preocuparon por él, habían dormido todos juntos en su cama.

—Entonces ¿qué vamos a hacer, Ryan? —Escucho preguntar a Neil,


desde donde se encontraba en el pasillo. Gabriel se paró en seco.
—Supongo que depende. ¿Cómo te sientes por él? —Respondió Ryan—.
Quiero decir ¿te imaginas la vida sin Gabriel?

—No, pero te amo —respondió Neil—. Me encanta Gabe también sin


embargo.

—Te quiero, también Neil, —dijo Ryan, sollozando. Que su pequeño


Piccolo estuviera llorando le causó un dolor de muerte a Gabriel

—Yo simplemente no creo que Gabriel me quiera. Creo que me


mantiene aquí porque te ama.

—Eso no es cierto, —dijo Neil y Gabriel en ese mismo momento entró


63 en el dormitorio.

—Te amo, Piccolo. Me di cuenta de lo mucho que los quiero a los dos
mientras que estaba en el establo y corrí hasta aquí para decirles. Pero entonces
oí parte de su conversación.

—¿Me amas? —Susurró Ryan, con los ojos como platos, con temor—.
¿En serio?

—Sí, te amo Ryan, —respondió mientras se sentaba en la cama y levantó


a Ryan en sus brazos—. Te amo, y me encanta Neil. La idea de que no tenerlos
en mi vida hace que me duela el pecho. No solo quiero a Neil y no es cierto
que te tenga aquí por él. Te amo, Ryan, porque son quienes son. Eres mucho
más difícil de convencer. Pero sé que me proteges y a Neil con tu vida sin
siquiera pensar en ello.
—Por supuesto que si —comenzó a Ryan a decir, pero Gabriel le
interrumpió.

—Me encanta que quieras ayudar a hacer de esto un hogar para nosotros,
—continuó Gabriel—. Tú haces cualquier cosa por pequeña que pueda ser para
cuidar de nosotros. Yo sé que has sido lastimado antes y es difícil que tu
puedas confiar de nuevo, sin embargo, aquí estamos tratando, Piccolo. Aunque
confías en Neil, lo sé. Todo lo que quiero es que la misma confianza y amor me
lo des a mí también.

—Yo te amo Gabriel —susurró Ryan antes de que su cuerpo comenzara a


temblar por el llanto que él había retenido—. Por favor, no me abandonen. Yo
64 sólo quiero quedarme aquí contigo y con Neil para siempre.

—Eso es lo que quiero también, Piccolo —dijo Gabriel. La alegría de


Ryan hizo que lo abrazara con más fuerza contra su pecho—. Espero que tú y
Neil se queden conmigo para siempre.

—Entonces, ¿por qué casi no me tocaste en días? —preguntó Ryan entre


sollozos—. ¡Pensé que no me querías!

—Oh, Ryan que no eso en absoluto, —respondió él besándole el


cabello—. He tenido problemas para controlarme a mí mismo respecto a
vosotros dos. No quería aprovecharme de ti y de Neil, controlarme me dolía
tanto. Me da miedo que los muerda sin pensar y no ser capaz de detenerme.

—¿Tan mal piensas de nosotros? —Respondió Ryan, levantando la


cabeza para mirar a los ojos de Gabriel—. ¿De Neil, también?
—Lo sé, no es eso —le susurró contra sus labios, y luego suavemente los
lamió—. Yo no me puedo controlar a tu alrededor ni de Neil. Todo lo que
quiero es hacer el amor contigo y hacerte mío para siempre. He estado tan
asustado de hablar del tema. Yo no quería empujarlos. Te juro que nunca quise
hacerte sentir no deseado.

Para probar su punto, tomó la mano de Ryan y lo movió a su gruesa


erección que estaba a punto de salir de sus pantalones vaqueros.
—Necesito eso como el respirar, —dijo mientras Ryan apretaba su polla a
través de sus jeans—. Me levanto tan duro con los dos a mi lado que tengo que
correr como un gato con el agua. La idea de estar enterrado en el culo tan
caliente y estrecho es tal que me quita el sueño.
65
—Hemos llegado a una decisión —dijo Neil, arrastrándose más cerca de
ellos—. Los dos queremos que nos reclames, Gabe. Ryan no estaba seguro de
que lo quisieras. Ryan y yo estábamos decidiendo que hacer. Cuando entraste
en la habitación le acababa de decir a Ryan que incluso quería tener a tu bebé.
Por qué te amo, Gabe.

—Oh, bebé —gritó agarrando Neil en su abrazo—. Los dos me hacen tan
feliz, que no tengo ni siquiera palabras.

—Yo quiero que me reclames también Gabe, —susurró Ryan—. -Si de


verdad aún me quieres, yo soy todo tuyo. Bueno, yo soy de Neil, también. Yo
los quiero a los dos.

—Piccolo, no sabes cuánto te quiero. —Las lágrimas rodaban por sus


mejillas—. Neil me dijo cómo se te ocurrió la idea para estar preparados para
mí. Significa mucho para mí que fueras tan atento.
—¿Vas a hacerlo ahora? —Preguntó Ryan, sus ojos seguían mostrando
lo asustado que estaba a su rechazo.

—Si estás listo no quiero esperar otro momento para hacerte mío para
siempre —respondió Gabriel antes de machacar sus labios contra los de
Ryan—. No puedo reclamaros al mismo tiempo a los dos.

—Voy a esperar en la cocina, —dijo Neil antes de besar a ambos


rápidamente—. Gabe me puede reclamar después del almuerzo.

—¿Está seguro, Neil? —pregunto Ryan volviéndose hacia Neil—. Siento


que te estoy expulsando.
66 —No, tonto. —Rió Neil—. Este es tu momento, el de los dos. Gabe y yo
tendremos el nuestro después.

Gabriel vio Neil bajarse de la cama, sorprendido de que su bebé se diera


cuenta de que Ryan necesitaba ser reclamado en primer lugar. Para Ryan era
necesario que lo reclamara primero.

—¿Estás listo Ryan? —le preguntó después de que Neil saliera de la


habitación—. ¿Me dejas que te reclame?
—Sí, Gabe —contestó Ryan, quitándose la camisa—. Quiero que me
reclames ahora.

—Gracias a Dios, —se quejó Gabriel, dándole un apasionado beso en los


labios a Ryan. Vertió toda su pasión y el deseo de Ryan en ese beso. Ryan bajó
de nuevo de la cama e hizo un trabajo rápido en quitarse la ropa. El enorme
cuerpo de Gabriel, rodeaba cada centímetro de su compañero más pequeño. Y
empezó a besar a su manera todo el cuerpo de Ryan, asegurándose de prestar
especial atención a sus pezones.

Eran como un punto caliente para Ryan, Gabriel pensó que un día podría
llegar a entretenerse a jugar más tiempo con ellos. Por el momento, fue capaz
de mantenerse en movimiento hacia abajo, ya no podía esperar más para poder
estar dentro del culo de su amante. Cuando llegó a la polla de su compañero, le
lamió la cabeza un par de veces antes de levantarle las piernas para arriba,
hacia su pecho. Se quedó sin aliento ante la vista maravillosa que se extendía
ante él, era como un buffet libre.

—Eres tan sorprendente Piccolo, —gimió antes de llegar y sacarle el


tapón anal que llevaba Ryan—. A la mierda, voy a jugar con el tapón en tu
67 culo una y otra vez.

—Ahora no. Quiero tu polla en mí, —jadeó Ryan—. Por favor, Gabe.

—Más tarde, lo prometo. En este momento, me estoy muriendo por


meterme dentro de este culo apretado.

Cogió el lubricante de la mesita de noche. Gabriel empezó a lubricarse


la polla y los dedos, deslizando dos en Ryan sólo para asegurarse de que estaba
estirado y listo para él. Se mataría si su tamaño hiriera a uno de sus
compañeros, por lo que necesitaba estar seguro.

Cuando los dos dedos fueron absorbidos con facilidad en el estrecho


agujero de Ryan, introdujo un tercero. Él gimió cuando el tercero se fue directo
dentro de Ryan. Él estaba listo.
—En tus manos y rodillas, Ryan —gruñó, liberando las piernas de
Ryan—. Así es como los dragones reclaman sus compañeros.

Ryan lo miró por un segundo, sus ojos se llenaron parte de lujuria y


excitación. Luego se dio la vuelta, poniendo su cabeza sobre una almohada y
expuso su culo al aire para Gabriel. Tomando una respiración profunda, alineo
su polla, y poco a poco comenzó a empujar pulgada a pulgada.

—Oh, mierda, se siente aún mejor de lo que pensaba, Ryan —gruñó él


mientras empujaba otro centímetro .Una vez que las bolas de Gabriel tocaron
el culo de Ryan, él luchó para quedarse quieto para que su Piccolo pudiera
adaptarse a su tamaño—. ¿Estás listo, Ryan?
68
—Sí, por favor —se quejó Ryan, empujándose contra Gabriel, tratando
de penetrarse más con la polla de Gabriel—. Gabe, tómame ahora. Necesito
que me tomes.

—Yo no voy a durar mucho tiempo Piccolo, —gruñó comenzando a


empujar dentro y fuera de Ryan—. Te he buscado por mucho tiempo.

—Te he querido, también—gimió Ryan empezando a empujar sus


caderas hacia atrás para encontrarse con las de Gabriel—. Duro, Gabe, jódeme
más duro.

—Eres tan perfecto para mí, Ryan.

Él tomó un ritmo más rápido y con más fuerza. Estar dentro de Ryan
para Gabriel era como estar en el cielo. El cuerpo de su compañero era perfecto
para él. —Te amo, Ryan.
—Te amo Gabe, —respondió Ryan—. Estoy tan cerca.

—Córrete para mí amor —dijo Gabriel, empujándose aún más rápido,


manteniéndolo desesperadamente por sus caderas. Tenía miedo de dejarle
moretones, pero su necesidad por Ryan se había hecho a cargo. Gabriel golpeó
a su compañero, sin retener nada..

—A la mierda, ahí voy —exclamó Ryan, comenzando a endurecerse


debido a su inminente orgasmo.

—Mío. Mío siempre. —Gruñó antes de inclinarse y exponer sus caninos.


Se estiro hasta el cuello de Ryan. Gabriel oyó gritar Ryan de placer y sintió
69 como sus músculos se contraían en su polla. Eso fue todo lo que necesitó para
empujarlo por el borde. Él levantó la cabeza y rugió su liberación. Gabriel
bombeó unas cuantas veces más antes de que su nudo se formara apresionando
a Ryan por dentro.

—Oh, mierda, Gabe, —se quejó en voz alta Ryan—. No dejes de


moverte. Se ajusta a mi dulce lugar. Yo voy a correrme otra vez.

—Vente para mí, mi compañero. —Dijo Gabriel, moviendo sus caderas


en círculos. No podía moverse todo ya que se lo impedía el nudo del
compromiso, pero quería darle a Ryan hasta la última gota de placer que
pudiera—. Yo quiero que te corras otra vez, Piccolo.

—Sí —susurró Ryan cuando Gabriel llegó a su polla dura y la acarició.


Siempre le sorprendería lo rápido que sus dos hombres podían recuperarse.
Gabriel pensó que habría sido difícil una vez más si no siguiera
experimentando una oleada tras otra de su clímax. Cuando Ryan disparó su
semilla en toda su mano fue tan excitante ver a su compañero que por poco se
corre de nuevo.

—Sabes tan bien como te ves, —dijo Gabriel, lamiendo la semilla de


Ryan de su mano mientras que su nudo retrocedía. Poco a poco, sacó la polla
fuera del culo de su pareja. Ambos se quejaron por las sensaciones que envió a
través de sus cuerpos.

—A la mierda, esto era más de lo que jamás podría haber imaginado.

—Siempre estaré de acuerdo contigo, —contestó Ryan cuando Gabriel se


desplomaba en la cama junto a él.
70 —Sí, Ryan —respondió él, sonriendo y tirando de su compañero contra
su pecho—. Siempre y para siempre mío. Te quiero tanto, Piccolo.

—Te quiero también, Gabe. —Dijo Ryan, con su cabeza en el pecho de


Gabriel—. Eso fue increíble. ¿Será siempre así?

—Espero que sí —dijo echándose a reír—. Tal vez mejore con la


práctica.
N eil sabía que él tomó la decisión correcta dando tiempo a Gabriel y
Ryan. Haría todo lo que fuera necesario para que Ryan combatiera su temor a
que Gabriel no lo amaba. Pero esto estaba matando a Neil que estaba al final
del pasillo escuchándolos teniendo sexo caliente. Después de varios minutos de
estimulación, decidió ir a tomar algo de aire. Agarró uno de los libros que
solicito en línea y se dirigió hacia el porche delantero.
71
Recordó cómo le gustaba leer de niño, y como se había convertido en
una pasión. Ahora que tenía la libertad de elegir qué hacer con su tiempo, Neil
quería leer tantas veces como fuera posible. Por supuesto, había sido sólo una
semana, pero él ya había leído al menos una docena de libros. Fue divertido,
dejaba correr su imaginación. O bien le gustaban las novelas románticas con un
final feliz o los libros de historia.

Pensando que tenía que ver con la falta de felicidad en su vida hasta el
momento, prefería las novelas románticas. También pensó que los libros de
historia le interesaban porque no llegó a estar en la escuela por mucho tiempo.
Neil se había dado cuenta ayer de que quería obtener su diploma de la escuela
secundaria. Tal vez hablaría con Gabe y Ryan acerca de ello en el almuerzo,
si no acababan muertos antes por el sexo increíble que tuvieron.

Frustrado consigo mismo, trató de concentrarse en su libro de nuevo. No


era como que estaba celoso, sabía que Gabe y Ryan también lo amaban, él
simplemente se sentía excluido, lo que era una tontería. Se necesita tiempo a
solas para ser reclamado. Así que ¿por qué se sentía tan inseguro? Había sido
idea suya de darles un tiempo a solas, y no era como si ellos lo hubieran
echado.

Neil decidió que no podría concentrarse en la lectura, así que arrojó el


libro en la mecedora del porche y se dirigió al establo. Por lo menos podría
ayudar con algunas tareas, ya que su mente no se iba a callar tan rápido.

Cuando llegó allí, Neil comenzó con unos de los boxes que estaba sucio.
Después de unos minutos, él se quitó la camisa para tratar de combatir el calor.

Su mente empezó a vagar de nuevo a todas las veces que lo habían


72 abandonado antes. Ya de niño, sentado en el orfanato veía a otros niños ser
elegidos para ir a hogares amorosos. Cada vez que había sido pasado por alto,
él había llorado. Neil sabía que era una tontería tomarlo como algo personal,
pero no pudo evitar sentirlo. Cuando finalmente lo eligieron a los trece años,
todo había sido una farsa.

Neil pensó que había sido adoptado por una pareja amorosa y que había
otros niños huérfanos que estaban siendo también criando por ellos. En
cambio, había sido transferido a un hombre perturbado que le gustaban los
chicos jóvenes. Sabía que algo andaba mal en el momento que la pareja lo
llevó a la casa del hombre. Neil había estado frenético intentando salir de allí,
pero finalmente fue silenciado cuando el hombre mayor le dio una bofetada.

Se arrastró hasta la esquina de la habitación y se hizo lo más pequeño


que fue posible. Cuando la pareja que lo adoptó termino su conversación con el
hombre, se fueron. Fue entonces cuando comenzó su infierno. El hombre hizo
que Neil le llamara papá. Papá puso a Neil en su regazo y le explicó las reglas
de la vida en su casa. Incluso mientras papá le estaba diciendo cómo sería su
vida, Neil sabía que no sería la amorosa casa que siempre había querido. Sí, él
había sido golpeado por desobedecer, pero aparte de eso, el castigo real era
mental. Después de que Papá considerara que Neil era ya demasiado viejo a los
dieciséis años, entonces fue vendido como esclavo. Fue comprado por un
grupo de milicianos que habían decidido que todas las mujeres eran de los
dragones, así que, mantuvieron algunas mascotas, otros niños como Neil, que
fueron golpeados, maltratados, y que fueron utilizados como una propiedad.
Neil no fue tratado tan mal como los otros niños, sin embargo. El líder del
grupo había considerado Neil su mascota personal.
73 En su primer día con el grupo, el líder abuso, y lo golpeó duro. Neil se
había quedado en una pequeña habitación con un fregadero para atender sus
propias heridas. Todos los días después de eso, el líder iba a su habitación.

Él todavía tenía algunas de las cicatrices en su espalda y las piernas de los

golpes. Durante casi tres años, pasó un tiempo como mascota del líder.
El líder generalmente iba a la habitación de Neil dos veces al día, sobre todo
para poder forzar a Neil. Había raras ocasiones en que el líder estaba borracho
y solo quería golpear a alguien. En un primer momento, Neil trató de resistir
todo eso, pero él era mucho más pequeño y más débil que el otro hombre. Así
que se resignó a su vida y dejó de luchar.

Entonces, una noche, Neil oyó disparos y explosiones pequeñas. Él


esperaba que por fin alguien estuviera ahí para rescatarlo. Pero fue lo
contrario, había sido otro grupo fuera de la ley para hacerse cargo del líder y
sus hombres. Neil fue lanzado en la parte trasera de una camioneta y lo
llevaron a un recinto donde se reunió con Ryan.

Ryan salvó Neil en su primer día de otro de los esclavos sexuales.


Parecía que peleaban unos contra otros para tener una posición pero todos eran
esclavos. Uno de ellos trató de violar a Neil en su primera noche allí, pero
Ryan entró en escena y peleo echándolo fuera. Se convirtieron en amigos al
instante y se convirtieron en amantes, a pesar de que ambos coincidieron en
que no tendrían relaciones sexuales hasta que fueran capaces de escapar.

Les tomó varios meses de cuidadosa planificación, pero finalmente una


noche en que los hombres habían celebrado una fiesta, se escaparon. Ellos
74 corrieron lo más rápido y más lejos que pudieron. Neil y Ryan habían estado
sólo un par de semanas libres, cuando los hombres los habían atrapado en el
callejón. Neil pensó que iban a morir ese día hasta que Gabriel intervino y les
salvó. Le debía su vida a Ryan y a Gabriel.
Así que ¿por qué le molestaba que tuvieran relaciones sexuales entre sí sin él?
Una mano en el hombro lo sacó de sus pensamientos.

—¡No! —Gritó y se dio la vuelta con la intención de luchar. Neil bajó el


brazo cuando se dio cuenta que era Gabriel.

—Bebé ¿qué pasa? —preguntó Gabriel, abriendo sus brazos para Neil—.
No fue mi intención asustarte. Te llamé por tu nombre varias veces, pero
parecías estar perdido en tus pensamientos.

—Lo siento, —respondió Neil, avergonzado, pero todavía sin mirar a


Gabriel—. Yo no estaba prestando atención.
—¿Estás bien, cariño? —Le pregunto Gabriel preocupado—. ¿Por qué
sigues de pie allí como si te fuera a pegar?

—Estoy bien. ¿Te divertiste con Ryan? —Le espetó, no era capaz de
controlar sus emociones—. Apuesto a que era realmente divertido sin mí.

—Neil, fuiste tú quien dijo que querías darnos un tiempo a solas —dijo
Gabriel moviéndose lentamente hacia él—. ¿Por qué estás tan enojado?

—No sé —le susurró Neil—. Yo sé que fue mi idea.

—¿Puedes venir aquí, bebé?

75 —No, no quiero.

—¿Por qué no, Neil?

—No sé. —Gritó Neil mientras caía de rodillas. No podía contener el


llanto por más tiempo. Era ridículo que estuviera llorando, pero las lágrimas
salían de todos modos. Neil estaba en los brazos de Gabriel, al segundo
después de que se derrumbó en el suelo del establo.

—Bebé dime lo que hice mal, —declaró Gabriel—. Por favor, dime cómo
te he hecho daño.

—No, Gabe. —Respondió, sintiéndose estúpido—. Yo no sé por qué


estoy tan triste. Quería tuvieras algo de tiempo a solas con Ryan, pero luego
me sentí tan dejado de lado. Traté de leer, pero mi mente seguía reviviendo a
toda velocidad todas las otras veces que me habían abandonado. Entonces
después todo lo malo que me ha pasado se repitió en mi mente. Yo no podía
parar.

—Nadie va a hacerte daño, Neil, —susurró Gabriel, pasando sus manos


por el pelo de Neil—. Yo no lo permitiré.

—¿Qué pasa si no me quieren? —Él sorbió las lágrimas que finalmente


comenzaron a secarse—. Ahora que tienes a Ryan, tú realmente no necesitas
un segundo a bordo.

—Bebé yo realmente no necesito solo un compañero, —explicó


Gabriel—. Yo necesito tener a mis dos compañeros. Todavía te quiero, aún más
76 ahora que he reclamado Ryan. Quiero compartir contigo también.

—Lo siento, Gabe , —dijo Neil, con nuevas lágrimas—. Yo no sé por qué
estoy siendo tan estúpido.

—Neil, escúchame. —Gabriel agarró la barbilla suavemente para que


Neil pudiera mirarlo—. Tu no eres estúpido. Solo has sido herido en el pasado,
entiendo por qué tienes miedo. Pero te digo que te quiero, Neil. Yo te quiero
más y más cada día y quiero que seas mío. Voy a hacer lo que quieras para
pertenecerte, bebé.

—¿En serio? ¿Quieres pertenecerme, a mí? —Preguntó Neil,


sorprendido. Se había dado cuenta de que él pertenecería a Gabriel, pero él
nunca pensó que Gabriel le pertenecería a él—. Supongo que no lo pensé de esa
manera.

—Ser acoplado significa que nos pertenecemos el uno al otro, —


respondió Gabriel—. Yo te pertenezco tanto como tú me perteneces a mí. No es
sólo si deseas ser mío. También estoy preguntando si tú quieres que yo sea
tuyo, Neil.

—Sí, te quiero, —le susurró Neil, ruborizándose—. Tú y Ryan son todo


lo que he querido.

—Quiero que seas mi compañero. —Gabriel le dijo, acariciando su


espalda—. Si no estás listo, podemos esperar tanto tiempo como sea necesario.

—¡No! No quiero esperar más. Te quiero para siempre, y yo quiero que


me reclames ahora para que no puedas cambiar de opinión.

—No bebé eso nunca sucederá —rió Gabriel—. Te amo. Te quiero para
77 siempre, Neil. No voy a cambiar de opinión salvo que tú quieras hacerlo.

—¿Qué pasa si después te arrepientes?

—No me arrepentiré. Nunca —respondió Gabriel con firmeza—. Te


quiero para siempre, eso nunca cambiara. El apareamiento nos une para
siempre. Ese vínculo no puede ser quebrantado.

—Te quiero para siempre, también —contestó él, volviendo la cabeza y


frunciendo los labios para un beso. Neil sabía que era una tontería lo que hacía,
pero a Gabriel parecía que le gustaba. Fueron sus propias inseguridades lo que
le obligó a comportarse así. Neil podría decir que Gabe quería un beso, y Gabe
tenía que elegir darle un beso o no. De esa manera siempre sabría Neil si
Gabriel quería darle un beso, o era solo por obligación.
—Vamos a conseguir limpiarte, ¿de acuerdo? —Preguntó Gabriel, de pie,
con Neil todavía en sus brazos—. Ryan está durmiendo, así que tenemos algún
tiempo para nosotros.

—Me encanta Ryan, pero me gusta cuando tenemos tiempo para


nosotros, —respondió Neil sintiéndose egoísta—. ¿Es malo pensar así?

—No, en absoluto, cariño. —Dijo dándole un beso de nuevo—. Me siento


de la misma manera.

—Muy bien, entonces —rió Neil—. Vamos a mí reunión.


—Neil me matas. —Se rió en voz alta—. Me haces sentir más joven que
78 en los últimos siglos.

—Sí, bueno, un viejo como tú tengo que mantenerlo en forma.

—Viejo ¿eh? —Gabriel soltó una risita cuando volcó a Neil sobre su
hombro y le dio un manotazo en el culo. Gabriel le estuvo dando nalgadas con
cada paso mientras se dirigía a la casa—. Te voy a mostrar lo que este viejo
puede hacerte.

—Oh, mierda. Se siente tan bien. —Neil gimió, sorprendido de que le


gustara ser azotado—. No te detengas.

—¿Qué no deje de hacer esto? —Se echó a reír Gabriel, golpeándolo en


el culo otra vez—. Oh, creo que mi bebé le gusta.

—Sí —dijo entre dientes, mientras le seguía golpeando el culo con un


poco más de fuerza. Neil chilló cuando fue puesto de pie en el baño. Él
comenzó a desvestirse poco a poco, bromeando con su gran dragón—. He sido
un chico muy malo.

—¿Qué tan malo? —Gruñó Gabriel cuando Neil comenzó a


desabrocharse sus vaqueros, su camisa ya estaba fuera—. ¿Mi compañero
necesita unas nalgadas?
—Oh, sí —gimió cuando se dio la vuelta y se bajó los pantalones,
sacando su culo al aire y moviéndolo—. Tengo que ser azotado, y después
follado duro.

—Bebé, no tienes idea de la vista que tengo ante mí. —Dijo acariciando
el culo de Neil—. Yo voy a tener problemas para mantener el control sobre mi.
79 —¿Quién pidió control? —Jadeó Neil cuando su dragón comenzó a
azotarlo de nuevo—. Oh, mierda, Gabe. Sigue.

Oyó como la ropa era desgarrada y tuvo que morderse de nuevo una
risita por lo mucho que amaba conducir a Gabe a la locura de la lujuria.

Neil se quitó los zapatos y los pantalones vaqueros, su culo aún


expuesto. Él se quejó en voz alta cuando Gabe volvió a golpear su culo, su
polla dura se estaba presionándose contra el tapón del culo de Neil.

Gabriel lo cogió por la cintura, se inclinó y lo llevo a la ducha.


—Este culo es mío, —gruñó el dragón dándose la vuelta en el agua. Neil se
sostenía con sus propias manos contra la pared, y gritó cuando Gabriel sacó el
tapón de su culo rápidamente—. Mierda, eres tan hermoso.

—Me corro, —gruñó Neil y su compañero rápidamente agarró su pene y


lo acarició—. Sí. Gabe. Más.
—Cualquier cosa que quieras, bebé. —Gabe le golpeó el culo de
nuevo—. Córrete para mí, mi amor.

—¡Gabe! —gritó mientras se acercaba al más explosivo orgasmo que él


podría recordar que tuvo alguna vez. Todo el cuerpo de Neil se sacudió con
fuerza por su orgasmo. Su dragón le pasó un brazo alrededor de su pecho para
sostenerlo cuando repentinamente expulso su semen con fuerza contra la pared
de la ducha—. Jódeme, Gabe.

—Vamos a darte un minuto, bebé, —dijo Gabriel rechinando sus


dientes—. Creo que necesitas algún tiempo para recuperarte.
80 —No. Empuja tu enorme polla en mi culo ahora, —gimió Neil, que no
quería perder el placer de parar—. Por favor, ahora. Te necesito ahora, Gabe.

—Sí, —silbó Gabe, alineando su polla en el culo preparado Neil y


entrando unos centímetros—. Oh, mierda, bebé. Eres tan malditamente
apretado, esto es mejor que el cielo.

—Nunca he sido llenado tanto antes, —jadeó cuando Gabe entraba más y
más en su culo. Neil estaba empezando a preguntarse si la polla de Gabe
siquiera sería capaz de encajar en su culo, parecía no terminar nunca—. Así de
bueno. ¡¡Tan grande!!

—Te amo, Neil —gruñó Gabe una vez que finalmente tocó fondo—.
Joder, dame un minuto para disfrutar de esto.
—Te quiero, también. —Neil trató de ajustarse al gran tamaño de Gabe.
Después de unos minutos, él estaba listo—. Está bien, Gabe. Fóllame, quiero
que me reclames.

—Bebé, esas palabras son música para mis oídos, —gruñó el dragón
cuando comenzó a moverse dentro y fuera del culo de Neil—. Oh, mierda, te
sientes increíble.

Neil apoyó las manos contra la pared de la ducha y cerró los codos
cuando sintió las manos de Gabe agarrarse a sus caderas. A él le encantaba
cuando Ryan lo follaba. Ryan estaba lleno de tanta pasión. Sin embargo, Gabe
81 era tan diferente, aunque los amaba por igual. En cada embestida de las caderas
de Gabe, gritaba de puro gozo de estar finalmente con su dragón.

—Córrete otra vez bebé —gruñó Gabriel cuando él comenzó a moverse


más rápido—. Quiero verte en otro orgasmo una vez más, Neil.

—¡Azótame! —susurró. No se detenía, era imparable. Su dragón lo cogió


con más fuerza, golpeando el culo cada vez que se retiraba justo antes de que
encontrara su punto dulce y otra vez volvía a entrar—. Joder, Gabe, casi. ¿Te
gusta mi culo apretado mi gran dragón?

Las palabras de Neil debieron afectar a Gabriel porque su mano comenzó


a golpear el culo de Neil con más fuerza. Gritó cuando empezó a venirse, y
sintió a Gabriel lamer un lado de su cuello. Se sentía casi tan bueno hasta que
su compañero finalmente hundió sus caninos en el cuello.

Neil estaba casi ronco de tanto gritar por el placer tan fuerte. Unos
momentos más tarde, Gabriel rugió su liberación.
Así como el orgasmo de Neil se estaba desacelerando, se sintió anudado
a Gabe cuando el nudo se aferró a su próstata. Eso hizo que Neil tuviera otro
orgasmo cuando sintió el torbellino de la semilla caliente de Gabriel llenando
su culo. Le encantaba saber que Gabriel no podía retirarse después del sexo, y
que estarían conectados durante más tiempo.

—Esa fue una follada increíble, —jadeó Neil cuando Gabe todavía movía
sus caderas, sacando dos orgasmos más. Las piernas de Neil se debilitaron,
estaba a punto de perder el equilibro y caer, pero unos brazos fuerte lo
sujetaron con más fuerza haciendo que cayeran a la ducha con muchísima más
suavidad aún con la polla de Gabe todavía unida en su interior. Se rió,
sabiendo que esta experiencia cambiara completamente su vida.
82
—¿Qué es tan gracioso, bebé? —Preguntó Gabriel, lamiéndole el
cuello—. No pensé que era un espectáculo capaz de causar risa.

—¿Por qué no me reiría? —respondió él, tratando de recobrar el


aliento—. Me estaba riendo porque nos obligan a tener más tiempo para
acurrucarnos juntos ya que tu nudo se aferró a mí.

—Nudo o no, todavía me gusta acurrucarme con mi bebé, —susurró


Gabriel, enterrando la cabeza en el pelo mojado de Neil—. Simplemente no te
permite escapar de mí después de tener sexo.

—Yo nunca correría después de hacer el amor contigo, Gabe —


respondió Neil, volviendo la cabeza para mirar a los ojos de su compañero—.
Te amo. Yo estaría unido a ti siempre, incluso si eso significa tener siempre tu
polla en mi culo.
—Mmm me gusta cómo suena eso, —dijo Gabe cuando el nudo
finalmente retrocedió—. Yo no te hice daño, ¿verdad?

—Tal vez un poco. —Volvió a reír, acurrucándose de nuevo en el abrazo


de Gabe—. Pero me encantó cada segundo de ello. Yo no sabía que me gustara
ser azotado. También fue genial saber que podía tener orgasmos múltiples.
Gracias, Gabe.

—¿Gracias a mí? —Se echó a reír Gabriel—. Ha sido un placer. Eres mío
para siempre ahora, Neil. Nunca he sido tan feliz en toda mi vida, en mucho
tiempo.

83 —Yo también, aunque la mía ha sido un camino más corto. —Respondió


Neil serio—. ¿Crees que estoy embarazado ahora?

—No sé. —Dijo Gabriel mientras se deslizaba del culo de Neil. Ambos
gimieron por la perdida—. Tú y Ryan son los únicos compañeros que he
tenido. Y también los únicos con los que he experimentado el nudo.

—¿Cuánto tiempo debe pasar para saberse? —preguntó, levantándose del


suelo de la ducha, con las piernas aún temblorosas—. Quiero decir, tiene que
haber reglas para esto, ¿verdad?

—Supongo, —respondió Gabe, mirándolo pensativamente—. El Sheriff


es un amigo mío. Es un dragón, también, aunque no tiene pareja. Él puede
saber algo.

—Bueno, lo siento si estoy estropeando el momento, —susurró,


enrojeciéndose—. Yo sólo quiero saber qué esperar.
—No estás arruinando nada, bebé. —Gabe lo besó suavemente—. Me
encanta la idea de que nuestro bebé crezca dentro de ti.

—¿En serio? ¿Te importa tanto? ¿Por qué no me lo dijiste?

—Siempre quise tener hijos —respondió Gabriel mientras le lavaba el


pelo a Neil—. Pero a medida que nos veía emparejándonos, y tener el
conocimiento de que nuestro hijo puede crecer en tu vientre me hizo darme
cuenta de lo mucho que realmente quiero tener un bebé.

—¿Con qué frecuencia podemos tenerlos? —preguntó, tratando de no


mostrar lo mucho que necesitaba una razón para que Gabriel estuviera en su
84 vida en un futuro—. Quiero decir, no quedare cada vez que tengamos
relaciones sexuales, ¿verdad?

—No, sólo cada tres años. —Rió Gabe—. Tres años después de que
nazca el bebé, tu cuerpo sabe que es hora de un bebe nuevo, si quieres, claro, y
te vuelve a preparar tu cuerpo para llevar a otro niño.

—Me gustaría eso, —susurró Neil, inclinando la cabeza y para darle otro
beso. Gabriel de inmediato se lo devolvió, profundizando el beso en esta
ocasión—. Me encanta la idea de tener a tus bebés.

—A mí también, Neil. —Gabriel le acarició la mejilla con ternura.

Neil amaba cuando Gabe le tocaba muy suavemente, con cariño, como
si fuera la primera vez.

—Podríamos tener tantos hijos como tú desees.


Neil no estaba seguro de qué decir. Realmente tendría que ver cómo
sería el primer embarazo. Pero si todo salía bien, Neil sabía que tendría tantos
hijos como Gabriel quisiera. Se aseguraría de mantener a su alrededor a su
compañero. Sabía que no debería ser tan inseguro acerca de Gabe, pero Neil no
podía evitarlo. Una semana no despejaba casi veinte años de ser maltratado y
no deseado.

Cuando terminaron de ducharse, Gabriel secó a Neil, estaban exhaustos.


Ambos estaban tan cansados que dejaron el almuerzo para después de la siesta.
Se metieron en la cama desnudos a cada lado de Ryan.

—Se siente muy bien ¿no? —Preguntó Ryan, volviendo la cabeza para
85 besar a Neil.

—Sí, realmente bien. —Neil respondió con una sonrisa.

—Hemos encontrado a alguien que nos ame. —Dijo Ryan con sus ojos
llenos de lágrimas—. Por fin tenemos una casa y dos personas que nos aman.
¿Qué más se puede pedir?

—Nada Ryan —dijo Neil, manteniendo su respuesta real a sí mismo.

—No, ni una maldita cosa más —y todo se quedó en silencio


permitiendo que pudieran quedarse dormidos, pero Neil se seguía preguntando
¿Por qué no se sentía más seguro después de acoplarse con Gabriel? Tal vez
haría falta más tiempo para que se diera cuenta que esta era la realidad para
siempre, lo que tenía que ser.

El aún estaba en estado de shock, Neil cerró los ojos y trató de dormir un
poco.
R yan se despertó la mañana siguiente con los ruidos de los muelles
del colchón y los gruñidos de Gabriel. Se dio la vuelta para ver qué diablos
estaba pasando. Trató de contener la risa cuando vio Neil de espaldas y Gabe
enterrado hasta las bolas en él. El impulso de reír se convirtió rápidamente en
lujuria por verlos follando. Gabriel tenía las piernas de Neil separadas,
agarrándolo por los tobillos embistiéndolo como si su vida dependiera de ello.
86
No queriendo quedarse atrás, Ryan se acercó y agarró la polla dura de
Neil y comenzó a acariciarlo. Pareció que rompió el ambiente que estaba
lleno de lujuria, ya que ambos se volvieron y le sonrieron. Él gimió cuando
Neil llegó a su polla ahora sólida como una roca y lo acarició.

—Quiero chuparla, Ryan —dijo Neil gimiendo. Ryan feliz de


complacerlo, pasó a la cabecera de la cama, agarró su pene y lo introdujo en la
boca ansiosa de Neil. La cabeza de Ryan cayó hacia atrás sobre sus hombros
mientras gemía, la sensación de la boca caliente de Neil en su pene era
demasiado. Antes de que siquiera se diera cuenta de lo que estaba pasando, las
caderas de Ryan comenzaron a empujar hacia delante hasta que su polla golpeó
la parte trasera de la garganta de Neil.

—¡¡Mierda!! Eso sí que es una vista hermosa, —gruñó Gabriel,


empujándose más rápido en Neil—. Córrete, bebé. Estoy a punto de llegar.
Como si la polla de Neil obedeciera la orden de Gabriel, entró en
erupción, lanzando chorros y chorros de la blanca semilla en todo el estómago
de Gabriel. La vista que Ryan obtuvo lo empujó sobre el borde mientras gritaba
su libertad en la profundidad de la garganta de Neil. Segundos más tarde,
Gabriel rugió su propia liberación.

—Infierno esto sí que es un buen despertar —jadeó Ryan unos momentos


después, cuando finalmente se recuperó de su orgasmo. Con decisión sacó su
polla de la boca de Neil y se inclinó para lamer el semen que estaba en el
estómago de Gabriel. Escucho a sus dos compañeros gemir en voz alta, eso fue
todo lo que necesitó para limpiar todo el estómago de Gabriel.

—Eso es tan caliente, Ryan, —dijo Neil cuando Ryan estaba


87 terminando—. Me estoy poniendo duro de nuevo.
—No podemos permitir eso. —Dijo Gabriel riéndose entre dientes
mientras se deslizaba fuera de Neil, golpeándole el culo en el proceso—. Ryan
¿crees que podrías ayudar a nuestro bebé?

—Yo creo que sí, —contestó Ryan con una sonrisa maliciosa, dándose
cuenta que también su polla volvía a la vida. Empezó a gatear entre las piernas
de Neil, cuando Gabriel volvió a darle otro azote al culo.

Ryan estaba a punto de girarse y gritarle a su dragón, cuando se dio


cuenta de la cara de Neil. Su bebé parecía disfrutar de eso, incluso yendo tan
lejos como para coger sus rodillas y levantarlas a su pecho, dando mucho más
acceso a su culo para Gabriel.

—Una vez más, —gimió Neil ante el asombro de Ryan—. Por favor,
Gabe.
—Nos dimos cuenta anoche de que nuestro bebé le gusta que lo azoten.
—Gabriel se echó a reír, al ver la mirada en el rostro de Ryan—. Él sigue
diciendo que va a meterse en un montón de problemas así que tenemos que
azotarle a menudo.

—Wow, —susurró Ryan, asombrado de lo mucho que disfrutaba Neil de


los azotes de Gabriel. Él se movió entre las piernas de Neil y se deslizó en su
agujero de una sola estocada mientras la mano de Gabriel aterrizaba de nuevo
en el culo—. Ahh mierda, él sigue estando igual de apretado como antes de que
lo follaras.

—¡Jesús! Piccolo —susurró Gabriel mientras su lengua lamía el oído de


Ryan—. Creo que es hora de que los tres estemos juntos.
88
—Oh, sí —susurró Ryan, tratando de contener los empujes. Su
recompensa fue los dedos lubricados de Gabriel empujando en su culo. No sólo
amaba la sensación, si no que amaba más el cuidado que tenía Gabriel siempre
para no dañarlo. Siempre pensaba en la seguridad de ellos. La mayoría de los
hombres que había conocido sólo querían la polla en su culo sin nada de juegos
y sin ninguna preparación, pero no Gabriel. Él se aseguraba de prepararlo bien,
para no tener la oportunidad de hacerle daño.

—Muévete ¡maldita sea! —Exclamó Neil debajo de él, sacando a Ryan


de sus pensamientos—. Me estoy muriendo aquí.

—Paciencia, bebé —susurró Gabriel—. Ryan está casi listo.


Ryan sintió un tercer dedo en su culo y se mordió el labio, tratando de
concentrarse en lo bueno que se sentía. Le tomó toda su voluntad de no
moverse y empalase a sí mismo en los dedos de Gabriel. Él gimió cuando
Gabriel sacó sus dedos, sintiendo la pérdida.
—¿Estás listo Piccolo? —preguntó Gabriel.

—Sí, sí jódeme, —gimió Ryan—. Por favor, Gabe. No te burles de mí.

—No me burlo de ti, amor —dijo Gabriel cuando empezó a deslizar su


polla en el culo de Ryan—. Sólo quería estar seguro.

—Oh, mierda, eso es bueno —susurró Ryan. Gabriel le agarró las caderas
y empezó a embestirlo hacia adelante y atrás, mientras que Ryan entraba en el
culo de Neil, Gabriel se empujó más hacia Ryan enterrándose hasta los huevos.
Una vez que estuvo totalmente dentro, se hizo cargo.
89 Cada vez que Gabe envestía a Ryan, él se empujaba más profundo
dentro de Neil. El sentimiento de ser tomado por sus dos compañeros al mismo
tiempo, era muy abrumador.

—Demasiado, Gabe. Es demasiado.

—Lo hemos conseguido, Piccolo, —gruñó Gabriel, moviendo sus


caderas más rápido—. Sólo siente, Ryan. No te resistas.

—Mierda, mierda —exclamó Ryan, inclinándose sobre Neil para darle


un beso. Sintió las manos de Neil corriendo sobre su espalda, mientras que
Gabe aceleraba sus caderas con fuerza. Ryan nunca se había sentido tan fuera
de control. Él no era capaz de separar todos los sentimientos que estaba
teniendo. Cuando Gabriel empezó a joderlo más, él hubiera gritado su placer de
no haber sido porque su boca la tenía capturada Neil. Se retiró del beso,
tratando de recobrar el aliento.
—Ryan, —gimió Neil—. Ryan, mírame. Oh, dios, Ryan, esto es
increíble.

Abrió los ojos y miró a Neil, viendo en ellos todos los sentimientos que
sentía por él. Eso le ayudo a concentrarse y así poder sobrellevar el placer que
sentía en lugar de tratar de controlarlo. Gabriel se inclinó y le pasó la lengua
por la mordedura que tenía en su cuello. Eso fue todo lo que necesito para
llevarlo al borde. Ryan gritó mientras llenaba con su semen el culo de Neil.
Segundos más tarde, se oyó el rugido de Gabe detrás de él anunciando su
liberación. Entonces el nudo maravilloso de Gabriel se extendió y presionó su
próstata.

—Mierda, yo todavía me estoy viniendo, —exclamó Ryan cuando


90 Gabriel seguía moviendo sus caderas en forma de círculo, causándole otro
orgasmo. Su visión empezó a nublarse mientras observaba Neil corriéndose
debajo de él. Ryan sabía que alguien le estaba hablando, pero él no era capaz
de oírlo ya que la oscuridad lo alcanzó.
91

Ryan se despertó tarde ese día, limpio y solo en la cama grande. Él se


levantó rápidamente y se puse algo de ropa. Después de hacer la cama, se
dirigió a la cocina. Había media olla llena de café y platos en el fregadero.

Sus compañeros habían hecho, probablemente, su propio desayuno y se


dirigieron a trabajar en el rancho.

Poniendo un poco de música, comenzó a tararear mientras limpiaba los


platos y se servía un poco de café para sí mismo. Cuando él se puso la taza en
sus labios, Ryan se dió cuenta que algo estaba mal. Tomando una respiración
más profunda del café, le hizo arrugar la nariz. El café olía horrible. Tal vez
había estado allí por mucho tiempo. Se acercó al lavabo y vacío la taza. No
dándole importancia, Ryan continuó sus tareas de la mañana.
Una vez que la cocina estuvo limpia y la comida lista, fue a comprobar la
lavandería. Él sonrió cuando oyó a sus compañeros entrar en la casa. Ryan
todavía no podía conseguir quitarse de su mente lo que habían compartido en
la mañana.

—¿Piccolo? ¿Estás aquí? —Lo llamo Gabe.

—Ya voy, —respondió cuando puso la lavadora. Caminó de regreso a la


cocina, Gabe y Neil ya estaban sentados en la mesa, esperando para comer—
¿necesitaban algo mientras estaba arriba?

—Sólo un beso, —dijo Neil, volviendo la cabeza y frunciendo los labios.


Ryan se rió entre dientes, cuando se inclinaba para darle uno, y luego otro a
92 Gabriel.
—¿Has dormido bien? —Le preguntó a Gabriel cuando Ryan se sentó.

—Sí, parece que el entrenamiento de esta mañana realmente me agoto.


—Él se reía mientras llevaba el sándwich—. No puedo imaginar por qué.

—Yo no fui demasiado duro contigo ¿verdad? —Preguntó Gabe,


mostrando preocupación—. Estaba un poco preocupado cuando te desmayaste.

—No, todo esta bien, —dijo Ryan antes de tomar un bocado de su


almuerzo. Inmediatamente, lo escupió—. Algo está podrido en estos
sándwiches.

—El mío sabe bien para mí, —respondió Gabe, levantando una ceja—.
¿Estas enfermo?
—Tiene un sabor desagradable para mí, también—dijo Neil, apartando
el bocadillo.

—Y el desayuno olía mal para mí, también.

—Eso es raro. ¿Cómo podríamos estar enfermos y Gabriel estar bien? —


preguntó Ryan, momentos antes de que Neil se levantara y corriera al baño.
Asombrado, Ryan y Gabriel se miraron unos momentos antes de que salieran
corriendo detrás de él.

—Bebé ¿estás bien? —Le preguntó Gabriel mientras abría la puerta del
baño. Neil estaba de rodillas en el inodoro, vomitando. Ryan se inclinó sobre
él, retirándole los rizos de la cara para que tuviera mejor acceso. Gabriel le
93 entregó un paño frío y se lo puso en la parte posterior del cuello a Neil.

—Estoy bien, —dijo Neil cuando se sentó sobre sus talones—. No me he


sentido bien durante toda la mañana.

—No deberíamos haber tenido relaciones sexuales si ya estabas


enfermo, Neil —dijo Ryan, preocupado de que eso lo hubiera empeorado
más—. ¿Te empezaste a encontrar mal cuando te levantaste?

—Yo estaba bien cuando me desperté, incluso durante el sexo —contestó


Neil, tumbado en el suelo de baldosas frías—. Todo comenzó después de que
oliera el desayuno y luego vomite después de comer.

—¿Tener sexo con dragones te enferma, Gabe? —preguntó Ryan,


tratando de encajar las piezas del rompecabezas—. Tal vez es por eso es que no
se siente bien.
—Es mucho más difícil que nos enfermemos, e igual que pasa con la
gripe, —dijo Gabriel, pensativo—. No podemos contraer enfermedades
contagiosas, como VIH o hepatitis. No creo que sea eso sin embargo.

—¿Qué es entonces? —Pregunto Neil sentándose un poco mas


cómodo—. No puede ser una intoxicación alimentaria.

—No, eso no afectaría a tu sentido del olfato —contestó Gabriel, con los
ojos llenos de lágrimas. Ryan estaba realmente confundido.

¿Qué podría ser tan malo para hacer que su enorme dragón llorase?

—Creo que tu enfermedad...


94
—¿Crees que estamos... —Neil comenzó a decir en voz baja—. ¿Pero
cómo puede ser tan rápido? Quiero decir, solo fue ayer por la noche.

—No es como un embarazo normal, —contestó Gabriel, de rodillas


delante de ellos—. Tengo todo lo necesario para hacer un bebé. Recuerdo que
la gestación era muy rápida. Lo he visto en otros dragones cuando era más
joven.

—¿Estoy embarazado? —preguntó un Ryan en shock, sintiéndose un


poco mareado—. Yo estoy... wow. Bueno ... um, sí.

—Sólo respira, Ryan, —dijo Gabriel rápidamente—. Pon tu cabeza entre


las rodillas, y respira profundamente.

Gabe ayudó a Ryan en la posición, frotando su espalda mientras él


respiraba. Después de unos minutos, se sintió mejor y se sentó de nuevo.
—¿Qué hacemos ahora? —Preguntó Neil, aturdido también como
Ryan—. ¿Cómo lo podemos saber con seguridad?
—Voy corriendo a la farmacia de la ciudad, —dijo Gabriel, sonriendo—.
Lo haremos como si se tratara de un embarazo normal, tenemos que tomar dos
pruebas de orina.

—Tengo que descansar, —dijo Ryan, pero antes de que pudiera dar un
paso Gabriel lo levantó en sus brazos—. Gracias, Gabe.

—No hay problema, Piccolo, —contestó Gabriel, besándolo suavemente.


Entraron en la habitación donde Gabriel con mucho cuidado lo puso en la
cama—. No te esfuerces, ¿de acuerdo? Sé que todo esto está pasando muy
95 rápido.

—Sí yo pensé que tendría más tiempo para poderlo asumir, —dijo
Ryan—. Yo no me arrepiento de que me reclamaras, Gabe. Sólo estoy muy
sorprendido de estar embarazado tan rápido.

—Lo sé, pero gracias por decírmelo —dijo Gabriel, sonriéndole—. Voy a
ir a buscar a Neil.

Con eso, Gabe se volvió y salió de la habitación por unos minutos. Ryan
trató de controlar su respiración y su ritmo cardíaco. Cuando Gabe volvió, tenía
a un Neil sonriente en sus brazos.

—Gabe estamos bien, —dijo Neil, sin dejar de reír—. ¿Si estuviéramos
embarazados, nos cargarías a todas partes todo el tiempo?
—Me gustaría cargarlos y llevarlos a todas partes siempre, si ustedes me
lo permitieran —respondió Gabe, con el rostro de color rojo brillante—. Me
gusta llevar a mis compañeros. Me da la oportunidad de tenerlos mucho más
cerca.

—Puedes cargarme cuando tú quieras, —dijo Neil en voz baja,


frunciendo los labios para un beso.

Ryan observó a Gabe y Neil darse el beso antes de recibir el suyo.

—Vuelvo en un rato. Vosotros descansar un poco —dijo Gabriel


dejándolos solos en la habitación. En ese momento sintió a Neil acurrucarse
cerca de él, así que pasó un brazo sobre los hombros de Neil—.
96 Él realmente nos ama, —susurró Ryan con un cierto temor—. ¿Alguna vez
pensaste que acabaríamos así que nuestra historia terminaría de este modo?
—No, pensé que ambos moriríamos —respondió Neil, sollozando—.
Preferiría haber muerto en el callejón que volver a donde estábamos.

—Lo sé, bebé —dijo suavemente, abrazando a Neil lo más cerca que
podía—. Me siento de la misma manera. Nosotros nunca vamos a volver allí.
Gabe no nos va a dejar ir nunca.

—Eso espero —suspiró Neil—. ¿Puedes creer que podría estar


embarazado?

—No realmente —respondió Ryan, riéndose entre dientes—. No pensaba


que eso fuera tan instantáneo. ¿Tú lo sabías?

—No, aunque lo deseé —dijo Neil, haciendo una pausa, pensando como
escogería las palabras adecuadas para poder expresar sus sentimientos—. Pero
eso fueron por mis propias inseguridades sobre Gabe, quería mantenerlo a mi
lado, si tenía que llevar a su bebé en mi vientre que así fuera. Yo no estaba
pensando en lo que conllevaba estar embarazado. Si tengo que lidiar con meses
de sentirme así, me rindo ahora.

—Yo no creo que vaya a ser así. Creo que las mujeres sólo se enferman
en el principio, en todo caso.

—¿Eso crees?

—Recuerdo haber leído eso en algún lugar, —respondió Ryan—. Pero


¿qué puedo saber? Nunca he estado alrededor de una mujer embarazada.
97 —Yo tampoco —rió Neil—. No, en esos lugares que hemos estado.

—Sí, —respondió de manera evasiva. Neil no sabía mucho sobre su


historia y si fuera por Ryan, nunca lo sabría—. Tenemos que descansar un
poco. Descansa Ryan. Te amo.

—Te quiero también, Neil, —contestó Ryan, no estaba cansado en


absoluto. En su lugar, miró al techo, aferrándose a Neil. Parcialmente para la
comodidad de Neil, en parte por su bienestar.

A diferencia de Neil, Ryan había conocido a sus padres. Sus primeros


recuerdos no eran de un orfanato. Ryan creció con hermanos, hermanas, madre
y un papá. Él había sido el último, el error de la familia.
Su padre hizo mucho dinero, pero Ryan nunca supo cómo lo hizo. Sin
embargo, él sabía que explotó la guerra entre humanos y dragones. ¿Qué tipo
de persona haría eso? Haciendo dinero con el dolor de otras personas y el
sufrimiento. El tipo de persona que vendió su pequeño hijo cuando se dio
cuenta de que Ryan era diferente. Ryan ni siquiera sabía que era gay a los once
o que a algunas personas esto no les gustaría. Él sólo recordaba que su padre
nunca le dio amor. Su madre no hizo nada, siempre obedecía a su padre. Ryan
era el más joven, solo tenía quince años, en el momento en el que comenzó a
tener recuerdos reales. Había visto con horror como su padre vendió sus dos
hermanas mayores al mejor postor. Por lo menos se aseguró que estaban
casadas con hombres de poder y debían ser tratadas así. Sus dos hermanos
mayores terminaron en el negocio familiar. Eso era todo.

Uno de los primeros recuerdos de Ryan había sido que estaba sentado
solo en el borde de la piscina mientras sus hermanos, hermanas y padres
jugaban en el otro extremo, ignorando completamente el hecho de que ni
siquiera existía. No queriendo meterse en problemas, él se sentó allí mojando
sus pies en el agua fría. Finalmente, su padre nadó a través de la piscina hacia
98 él, diciendo que si quería unirse a ellos Ryan tenía que aprender a nadar. Lo
siguiente que supo Ryan fue que su padre lo levantó para luego arrojarlo al
agua.

»Hundirse o nadar, muchacho, escuchó Ryan antes de que el agua se


precipitara sobre su cabeza. Él luchó, intentando incluso pataleando como un
perro. Pero cuando su padre lo dejó, Ryan se hundió hasta el fondo de la
piscina. Una vez que finalmente apareció nadó como pudo para llegar a un lado
de la piscina.

—Jodido niño ni siquiera sabe nadar, —dijo su padre antes de girar y


volver hacia el otro extremo de la piscina. No debería haberle sorprendido de
que nadie le ayudara en la piscina. Nadie iba en contra de su padre. Ryan había
estado cinco años en esa posición. Se impulsó a lo largo hasta llegar a las
escaleras de la piscina y salió. Corriendo tan rápido como pudo a la casa, no
lloró hasta que estuvo a salvo en su habitación, o debería decir el ático.
Ryan dormía en el ático. Una vez cometió el error de llorar buscando a
su madre cuando se despertó en medio de la noche, con miedo. Su padre había
llegado hasta allí y le dio tal paliza que no pudo moverse durante dos días.
Nadie vino a ver cómo estaba o a limpiarlo. Por lo que él recordaba, estuvo
mucho tiempo por su cuenta. Nunca tuvo amigos. No se le permitió ni siquiera
ir a la escuela, como si sus padres siempre hubieran sabido que iba a ser
vendido como esclavo. Por extraño que el pensamiento era, a Ryan le parecía
particularmente reconfortante. De esa manera, nunca sería su culpa, nada de lo
que hizo mal. Para él nadie merecía ser vendido como esclavo. Ryan siempre
se preguntó por qué su madre no lo abortó. ¿Por qué tenerlo si no lo querían?
Se repetía mil veces porqué le dieron esta maldición de dejarlo vivir si sus
padres no lo querían. No lo entendía... Todos los días que pasó en la esclavitud,
cada vez que fue violado, durante todos los golpes siempre le recordaba la
99 misma maldición.

Hasta que conoció a Neil.

Neil era como un faro de luz de la inocencia, incluso después de todo lo


que había pasado. No había dejado que lo cambiaran, no se volvió ningún
retorcido cuando soportó todo las cosas que le hacían, no como los otros
chicos. Ryan luchaba duro para mantener la cordura, orando por la muerte en
lugar de convertirse en monstruo como los otros esclavos.

Ryan había estado a punto de rendirse cuando Neil llegó hasta el lugar
donde se encontraba detenido. Al instante, Ryan se sintió protector del hombre
más pequeño. Neil parecía un ángel, el cabello rubio claro y grandes ojos
grandes. Incluso recubiertos de suciedad y mal nutridos, Neil le dio a Ryan
esperanzas.

La camioneta de Gabriel entrando en el camino de entrada sacó a Ryan


de sus pensamientos de mal humor. Se levantó de la cama, asegurándose de
que Neil no se despertara, y se dirigió a la cocina. Justo cuando estaba
terminado de limpiar la mesa de los platos del desayuno, Gabe entró por la
puerta.

—Pensé que estabas descansando Piccolo, —dijo Gabe mientras dejaba


caer las bolsas sobre la mesa y se acercaba a Ryan.

—Descansé pero no podía dormir —respondió suspirando cuando


Gabriel lo envolvió con sus fuertes brazos—. Me aseguré que Neil se durmiera.
Pero cuando vine vi el desorden y no pude evitar limpiarlo.

—Yo podría haberlo recogido antes de ir al pueblo. —Dijo Gabriel,


dejando ir a Ryan— no era mi intención pero estaba tan emocionado.
100
—Puedo ver eso. —Ryan se rió entre dientes, mirando la docena de
bolsas que Gabe había traído— ¿No se supone que irías a conseguir un par de
pruebas de embarazo?

—Sí, pero luego pensé ¿y si vosotros no estuvierais embarazados, sino


enfermos? Así que tengo algunos medicamentos para ayudar. Pero yo
realmente no sabía que comprar. No es como si yo nunca me enfermara, —dijo
Gabriel empezando a divagar—. Luego vi algunas cosas que estaban allí para la
gente que está embarazada. Y pensé que tal vez deberían de tener esas cosas
también. Bueno, puedes ver cómo se me fue un poco la mano.

—Significa mucho para mí lo que hiciste, —dijo Ryan, tomando la mano


de Gabe y tirando de él para un abrazo—. Siempre quieres cuidar de nosotros.
Esto significa que nos amas, Gabe. Muchísimas gracias.
—Gracias por amarme Piccolo, —susurró Gabe en el pelo de Ryan—. Tú
y Neil son mi mundo ahora. Hacen que mi vida valga la pena vivirla.

—Siento lo mismo Gabe, —respondió él, inclinando la cabeza hacia atrás


para que Gabe pudiera besarlo. Ryan no se cansaba de los besos profundos de
Gabe. Los sentía en todo su cuerpo, hasta en los dedos del pie. Cuando
finalmente terminaron, Ryan continuó— creo que es tiempo de hacer la prueba,
¿eh?

—Si estás listo… —Gabe lo miró con cuidado, como si no quisiera


asustarlo.

—Está bien, Gabe —respondió, dándole palmaditas en el brazo para


101 tranquilizarlo—. Estoy listo.
U n Gabriel nervioso esperaba fuera de la puerta del baño, esperando
impaciente a sus compañeros que lo dejaran entrar y ver los resultados de las
pruebas de embarazo. Después de que Ryan aseguró a Gabriel que ya estaba
listo, fueron a despertar a Neil, quien corrió para tomar el examen antes de
arrastrar Ryan al cuarto de baño con él.

102 Eso fue hacia cinco minutos. Gabriel estaba seguro que iba a perder la
cabeza si tenía que esperar más.

—Chicos ¿puedo entrar? —preguntó, llamando a la puerta.

—Sí. —Se oyó decir antes de que Neil abriera la puerta.

Se sorprendió al ver a ambos sentados en el suelo, cada uno mirando la


prueba de embarazo de su mano. Sin decir una palabra, se sentó entre ellos,
mirando a una prueba, luego a la otra. Gabriel no podía creer lo que estaba
viendo. ¡Los dos estaban embarazados! Se puso cada uno de ellos en su regazo,
y comenzó a abrazarlos fuertemente cuando empezó a llorar.

—Gabe ¿por qué lloras? —Preguntó Neil, echándose hacia atrás para
enjuagarle las lágrimas.
—Estoy tan feliz, —respondió él sollozando—. Lo siento si eso no es lo
que querían escuchar ahora mismo, porque parecen que están en estado de
shock.

—Esa es una buena manera de decirlo, —rió entre dientes Ryan—. Pero
eso no significa que no estamos contentos.

—Estoy emocionado, —respondió Neil—. Pero, sí, estoy también


sorprendido y aturdido. Así es como me siento.

—Yo también —dijo Gabriel, besando a cada uno de ellos—. Pero


también estoy muy, muy feliz.
103
—Vamos a tener un bebé, —le susurró Ryan mirándolo mas aterrado que
otra cosa—. Vamos a tener dos bebés. No sé nada acerca de bebés, Gabe.

—Ni yo Piccolo, —dijo Gabriel—. Pues yo no creo que ningún padre


nuevo sepa hacerlo también. Vamos a aprender ¿de acuerdo? Voy a pedir unos
libros y los tres juntos los estudiaremos para aprender. Los quiero tanto, tanto.

—Te quiero también, Gabe —dijo Neil, llevando sus los labios hasta los
de Gabe para darle otro beso. Gabriel estaba más que dispuesto a cumplir.

—Vas a ser papá, Gabe.

—Así es bebé. —Se rió, se puso de pie con sus dos hombres en sus
brazos y los llevó a la cocina—. Quiero clasificar algunas de estas cosas para
poder ver que podríamos necesitar.
Rápidamente ordenó las bolsas, poniendo todo los medicamentos que
compró en el mostrador y organizándolo, dejando solo en la mesa lo que
necesitarían. Gabriel se sentó entre los dos mientras se limitaba a observar lo
que había sobre la mesa.

—Estas son las vitaminas prenatales, —dijo Gabriel después de unos


minutos rompiendo el silencio—. Tengo un poco de jengibre para cada uno de
vosotros. Ayuda a los vómitos mañaneros. Hay muchas de estas cosas que
puede que ni siquiera las necesiten, pero yo quería estar preparado en caso de
que estuvieran encinta.

—Por supuesto que sí, Gabe. —Rió Neil—. Me encanta también que
104 tengas dos de todo. Ryan y yo podemos compartir, ya sabes.

—Lo sé. Pero de esta manera cada uno tiene el suyo propio —rió entre
dientes—. De esa manera, si tú lo necesitas, no tienes que ir a buscarlo.

—Vamos a tener que utilizar unos de los dormitorios de invitados para


convertirlo en un almacén, —dijo Neil, comenzado a emocionarse—. Y hacer
algunas compras para estos pequeños.

—Cualquier cosa que quieras bebé, —contestó Gabriel, tirando de Neil a


su regazo. Luego se volvió e hizo lo mismo con Ryan—. Cualquier cosa que
queráis.

—Tu polla en el culo, —murmuró Ryan, pensando que Gabriel no lo


escucharía.

—Es un placer, Piccolo. —Rió mientras recogía a los dos poniéndolos en


sus hombros y se levantaba. Gabriel entró en la habitación con sus dos
hombres riendo con ellos. Los dejó caer sobre la cama, más suave que de
costumbre, sintiendo la necesidad de tener mucho cuidado con ellos. Rápido
como un rayo, se quitó su ropa, observando atentamente a sus compañeros,
que ya hacían lo mismo.

—Creo que Gabe debe estar en el centro esta vez. —Neil rió moviendo
las cejas a Gabriel.

—Mierda, me encanta, —se quejó él, al instante toda la sangre de su


cuerpo bajo a su ingle—. Nunca he sido el de abajo antes.

—¿En serio? —Preguntó Ryan y Neil, al mismo tiempo, en voz grave.


105
—Sí, de verdad, —respondió Gabriel, sintiéndose muy seguro de sí
mismo de repente—. Aunque no he estado con muchos hombres, ellos siempre
asumieron que me gustaba estar arriba.

—¿Por qué no lo dijiste, Gabe? —preguntó Ryan, arrastrándose por la


cama hacia él. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, le tomó la cara con sus
manos.

—No eran los hombres adecuados.

—Siempre has dicho que nos querías follar. ¿Cómo podríamos nosotros
saber que te gustaría ser penetrado?

—Yo quería estar dentro de cada uno de vosotros, —respondió Gabriel


con timidez—. Me encanta la sensación de estar en un culo apretado. Pero
siempre supe que me gustaría sentir a mis compañeros en mi interior también.
¿Tiene eso sentido?

—Si —dijo Neil, arrastrándose cerca de ellos también—. A veces, el sexo


es sólo sexo. Pero es normal que quieras experimentar todo con tus
compañeros.

—Sí, eso es lo que siempre he querido —susurró, sintiéndose


increíblemente vulnerable—. ¿Está bien quererlo?

—Por supuesto que está bien, Gabe —contestó Ryan, inclinándose para
darle un beso—. Si hay algo que uno de nosotros queramos, no hay razón para
106 que no se puede tratar. Mira tú y Neil con los azotes. Ver Neil ponerse así por
ello... iba a preguntar después si podía probarlo. Yo creo que no me gusta ser
azotado, pero no lo sabremos hasta que lo intentemos. Si deseas tener a uno de
nosotros en tu interior, me encantaría probarlo. Sinceramente, la única persona
que he penetrado ha sido Neil.

—Y yo nunca he penetrado a nadie, —dijo Neil, ruborizándose—.


Siempre he sido el más pequeño. Nunca nadie me ha dejado tener el control.

—Yo no sabía que querías —respondió Ryan, con sorpresa escrita en su


cara—. Me encantaría tenerte dentro de mí, Neil.

—Bueno, eso es bueno saberlo. —Rió Neil—. Pero en este momento tú


dijiste que querías a Gabe en tu culo.

—Y a ti te quiero en el mío, —dijo Gabriel en voz baja—. Si tú quieres


claro.
—Oh, sí que quiero —ronroneó Neil, frotando su cuerpo desnudo contra
el de Gabriel, lo que le hizo gemir—. Tu consigue preparar a Ryan mientras
que yo te preparo a ti, mi gran dragón.

—Con mucho gusto. —Gimió Gabriel y cogiendo el lubricante para


preparar a Ryan sonriendo se recostó en la cama. Él se lubrico su polla y sus
dedos antes de entregárselo a Neil. Asegurándose de poner a Ryan en una
posición cómoda empezó a deslizar su primer dedo bien lubricado en el agujero
arrugado causando que Ryan se retorciera debajo de él. En ese momento sintió
a Neil verter lubricante frío por la raja de su culo.

—Vas a amar esto, Gabe —dijo Neil en voz baja antes de hundir un dedo
107 en el culo de Gabriel. Gabriel dejó escapar un fuerte gemido antes de inclinarse
hacia adelante para dar a Neil un mejor acceso, mientras tenía uno de los
pezones de Ryan en su boca al mismo tiempo. Deslizó un segundo dedo en
Ryan al mismo tiempo Neil deslizó otro dedo en él.
Por supuesto, Neil tenía una polla enorme para su tamaño, pero no era tan
grande como la de Gabriel. Sabiendo eso, Gabriel trabajó rápidamente para
estirar Ryan por lo que estaría listo en al mismo tiempo. Su dedo se hundió en
Ryan fácilmente, demostrándole que estaba casi listo para Gabriel. En ese
momento, Neil hizo algo a Gabriel que no podía expresar con palabras.

—Oh, mierda bebé, se siente tan bien, —exclamó en voz alta—. ¿Qué me
estás haciendo?

—Pues estirándote y a la vez asegurándome que doy en tu punto dulce,


—respondió Neil antes de inclinarse y morderle el culo. La mezcla de placer y
el dolor leve de la mordedura lo llevo a una necesidad más salvaje.
Afortunadamente, Ryan ya estaba listo. Gabriel sacó los dedos del culo de
Ryan y rápidamente los remplazó con su polla dura. Poco a poco, se hundió en
el culo de Ryan, y empezó con su polla dentro y fuera lentamente para no
hacerle daño a su Piccolo.

—Estoy adentro, —susurró Gabriel cuando tocó fondo inclinándose


hacia adelante para darle mejor a acceso a Neil a su culo. Neil sacó sus dedos
y metió su polla hasta la empuñadura de una sola estocada.

—Oh, mierda, era mejor de que me lo imaginaba, bebé. —


Se pone mejor, —dijo cesando el ritmo—. Tu culo esta tan apretado alrededor
de mi polla. No voy a durar mucho tiempo Gabe.

108 tienes.
—Follame duro bebé, —respondió Gabriel—. Jódeme con todo lo que

Neil le tomó la palabra, gruñendo mientras empujaba dentro y fuera de


Gabriel con la suficiente fuerza para empujar a Ryan en el proceso.

—Esto es increíble, —exclamó Gabriel—. Mi polla en mi pareja, y el


otro en mi culo. Nunca me he sentido tan lleno, tan completo. Oh, mierda, más
duro, bebé.

—Estoy casi ahí, Gabe, —jadeó Neil, apretando su agarre en las caderas
de Gabriel. Gabriel se inclinó hacia abajo, hundiendo sus colmillos en el cuello
de Ryan. Ryan gritó su clímax, llenando el espacio entre ellos con su semen.
Sus músculos presionaron la polla de Gabriel, lo que le hizo llegar al borde
compartiendo el clímax con Ryan. El orgasmo de Gabriel recompenso a la
polla de Neil que explotó, porque justo en ese momento sintió que la semilla de
Neil llenaba su culo cuando él gritó detrás. Unos pocos empujones erráticos
más y ambos se derrumbaron totalmente agotados. Gabriel tuvo cuidado de no
caer directamente sobre Ryan, dejándose caer a su lado. Fue difícil porque el
nudo de su pene estaba aún sujeto a la próstata de Ryan.

—Wow, —dijo Gabriel después de unos momentos, todavía jadeando—.


Así que eso es lo que se siente.

Todos se volvieron para que pudieran ver la cara del otro y quedaron
mirándose por un momento antes de romper en carcajadas.

—Sí, eso es lo que se siente.


109
Durante las próximas semanas, parecía que siempre alguno estaba en la
computadora portátil, ya sea haciendo la investigación sobre los bebés o
comprando cosas que los bebés necesitarían. Gabriel estaba más que dispuesto
a dejar que sus compañeros decoraran y crearan la habitación de los bebes. Él
sólo intervenía cuando hacía falta levantar algunos objetos pesados, en el
montaje o la pintura que se requiriese.

Aunque sus compañeros eran totalmente capaces de hacer esas cosas,


Gabriel estaba siendo sobre-protector. Tenía todo lo que siempre quiso, y él no
iba a dejar que nada les pasara, no correría ningún riesgo. En el comienzo de la
cuarta semana, su amigo el sheriff Todd Zelner finalmente llamó para
aclararles algunos asuntos del proceso de embarazo de sus compañeros.
110
—¿Hola? —dijo Gabriel, respondiendo a su teléfono móvil.

—¿Gabriel? Soy Todd, —dijo el hombre en el otro extremo de la línea.

—Hey Todd, —respondió dejando escapar el aire que no sabía que estaba
reteniendo—. Dime que encontraste algo.

—Sí, lo hice —dijo Todd al parecer reacio a compartir lo que sabía.

—¿Qué pasa Todd?

—No me pasa nada —suspiró Todd—. Hablé con algunos otros dragones
que sabía que tenían compañeros dragones que dieron a luz. Hay algunas cosas
que necesitas saber. Por ejemplo, los dragones no tienen el periodo de
gestación similar a los humanos.
—¿Qué significa eso? ¿Que mis compañeros van a estar en gestación
más de nueve meses? —Gabriel no trató de ocultar el impacto en su voz—.
¡Mierda! A Ryan y Neil no le gustara esto.

—No, más corto, en realidad. Sólo alrededor de unos cuatro meses y


medio a cinco.

—Bien, eso es bueno ¿verdad?

—Si, creo que se puede ver de esa manera. —Rió Todd—. Un bebé
humano necesita nueve meses para crecer y desarrollarse, pero con un bebé
dragón que crece mucho más rápido, es más importante que todo vaya sin
111 problemas. ¿Entiendes lo que te estoy diciendo, Gabriel?

—Sí, —respondió frotándose los ojos para tratar de detener la tensión


que se estaba formando en su cabeza—. ¿Significa eso que tienen que estar en
reposo en cama? ¿O no tener relaciones sexuales? Dime, ¿qué debo hacer
diferente?

—Bueno, van a tener que comer mucho más que una mujer embarazada
—contestó Todd—. Yo no iría tan lejos como el reposo en cama, al menos por
ahora. Pero me aseguraría de que no tener sexo fuerte.

—Muy bien, pero el problema es que están más calientes que antes de
quedar encinta. —Gabriel rodó sus ojos. Esa conversación con sus compañeros
no iría bien—. ¿Qué más?

—Que tus compañeros son más pequeños y que no tienen las caderas
anchas como una mujer. Tal vez no sean capaces de tener un parto natural.
—¿Quieres decir que tienen que tener una cesárea? —Gabriel susurró,
con lágrimas quemando sus ojos—. No puedo llevarlos al hospital. Ya sabes
cómo son los seres humanos todavía con los dragones o los compañeros de
dragones.

—Lo sé —dijo Todd suavemente—. Hablé con un dragón que es un


médico. Le expliqué la situación, y está dispuesto a quedarse con vosotros
durante las últimas semanas en torno al nacimiento esperado. De esta manera,
si no pueden tener un parto natural, él estará allí. Él es bueno, Gabriel. Tengo
amigos que han recurrido a él antes.

—Gracias —respondió sintiéndose un poco mejor—. No puedo decirte


112 lo mucho que aprecio esto, hombre.

—Hey, tú harías lo mismo por mí, —dijo Todd, riéndose—. ¿Además tú


tienes a otros amigos fuera de mí, no es así?

—Yo voy por la calidad de la amistad, no la cantidad. —Gabriel se echó


a reír.

—Sí, sí, eres dulce hablando.

—Gracias de nuevo, Todd. Si te enteras de algo más házmelo saber, ¿de


acuerdo?

—Ya lo sabes, Gabriel. Cuida de tus hombres.

—Lo haré, —prometió Gabriel, colgando el teléfono. Ahora tenía que ir a


hablar con sus compañeros. ¡Mierda! Por otro lado no quería decirles. Se frotó
las manos sobre la cara algunas veces más antes de levantarse y dirigirse a la
guardería.

—¿Qué piensas del nombre Nicolás? —preguntó Neil a Ryan, mientras


estaban sentados en el suelo con la ropa doblada de bebé que había sido
entregada ese día.

—Me gusta, —respondió Ryan—. ¿Sabemos los nombres de los padres


de Gabriel? Tal vez podríamos usar uno de ellos

—No, no quiero que ninguno de nuestros hijos lleven sus nombres, —


dijo Gabriel en voz baja mientras caminaba a la habitación para reunirse con
ellos. Él volvió a tomar una respiración honda antes de sentarse en el suelo con
113 ellos.

—Te lo agradezco, Ryan. Lo hago. Pero yo no quedé bien con mis


padres. Ni siquiera sé si todavía están vivos. Los dos son mi familia ahora.
Podemos llamar a nuestros bebés como queramos, ¿de acuerdo?

—Claro, Gabe —dijo Ryan, mirándolo de cerca—. Pero eso no es lo que


está mal, ¿verdad?

—No, no lo es —dijo Gabriel, casi contento de la forma en que Ryan


percibía siempre las cosas. Sabiendo que lo que tenía que decirles, les
arruinaría la diversión—. Acabo de hablar por teléfono con mi amigo Todd. Él
habló con algunos de sus amigos dragones que sabía que sus compañeros
habían tenido bebés.
—No es una buena noticia, ¿verdad? —Preguntó Neil, con aspecto
asustado. Esa sería la última vez que Gabriel viera esa cara en alguno de sus
compañeros, nunca lo permitiría de nuevo si estaba en sus manos.

—No es una mala noticia, sólo que no es lo que esperábamos.—


respondió Gabriel—. Te juro que no lo sabía. Lo digo por adelantado.

—Lo sabemos Gabe, —dijo Ryan, cogiéndole la mano—. Sólo tienes que
decirnos. Vamos a lidiar juntos con esto. Te lo prometo.

114 —El embarazo de los dragones solo dura de cuatro meses y medio a
cinco, —dijo Gabriel con rapidez antes de que él perdiera los nervios—. Dado
que vosotros sois más pequeños y no tienen las caderas como las mujeres, hay
una buena probabilidad de que tendrían que tener una cesárea. Todd llamó a un
médico dragón, y él va a quedarse con nosotros hasta el momento que se
acerque la hora que los niños vayan a nacer. Va a estar aquí para ayudar en el
caso de que los bebés no pueden salir por sí mismos.

—Gabe está bien. —Dijo Neil, cogiéndole la otra mano—. Nosotros


sabíamos que no sería fácil llevar a los bebés. E imaginamos que no sería un
parto natural.

—¿En serio? —preguntó Gabriel, mirando a ambos en estado de shock—.


¿Por qué no me lo dijeron?

—No estábamos muy seguros, —respondió Ryan, encogiéndose de


hombros—. Así que cuanto más leímos acerca del parto del bebé, comenzamos
a ver que de esa forma no lo podríamos tener. Es decir, el bebé va a crecer
hasta el tamaño de una pelota de fútbol. Yo no creo que ninguno de nosotros
podría empujar un balón de fútbol fuera de nosotros sin dislocar las caderas en
primer lugar.

—Lo siento mucho, —dijo Gabriel, comenzando a llorar mientras


acercaba a sus dos compañeros para darles un abrazo grupal lleno de amor.

—Yo no arriesgaría a ninguno de los dos si lo hubiera sabido.

—Gabe en realidad está bien para nosotros, —dijo Neil, frotándole la


115 espalda—. Los seres humanos tienen cesáreas todo el tiempo. En realidad no es
tan grave.

—¿En serio? —preguntó Gabriel, mientras las lágrimas corrían por su


rostro—. No puedo perder a ninguno de los dos.

—Nosotros no vamos a ninguna parte. —Besó la mejilla de Ryan


mientras que él pasaba sus dedos por el pelo de Gabriel—. Sé que nací en la
sección *C1 . Yo fui un nacimiento accidental. Mi madre era mayor cuando me
tuvo. Era más seguro para ella de esa manera que tener un parto natural. No
estoy preocupado acerca de tener una cesárea en absoluto.

—Te quiero tanto, tanto —dijo Gabriel comenzando a llorar de nuevo—.


No merezco a ninguno de los dos.

1
N de C: C de cesárea.
—Sí, sí —dijo Neil, arrastrándose sobre su regazo—. Te queremos de la
misma manera Gabe. Eres tan maravilloso para los dos. Nunca dudes de
nuestro amor por ti o tendrás que responder ante mí.

—De mí tampoco dudes, —dijo Ryan en silencio—. Después de mi


pasado, nunca pensé que iba a encontrar el amor. O saber amar de nuevo.

—¿Qué quieres decir con tu pasado? —preguntó Neil—. Pensé que te


había pasado algo parecido que a mí o lo mismo?

—No, no fue así —dijo Ryan con las lágrimas comenzado a formarse en
sus ojos también—. Siempre supusiste que había pasado lo mismo. Me dolió
116 mucho hablar de lo mío, así que nunca te dije la verdad y te deje creerlo. Lo
siento, Neil.

—Ryan no es necesario que lo lamentes —dijo Neil, inclinándose para


abrazarlo— nos lo puedes decir si lo deseas, pero no estas obligado. Te
escucharemos sea lo que sea ¿de acuerdo?

Gabriel se inclinó y estrechó entre sus brazos a sus dos compañeros. —


Yo también, Piccolo —susurró contra el pelo de Ryan.

—Gracias, pero es mejor que lo sepan. —Resopló Ryan—. Por lo menos


va a explicar por qué siempre soy un dolor en el culo.

—No lo eres, —dijo Gabriel con firmeza, en movimiento para alcanzarle


la barbilla a Ryan y para encontrarse con su mirada—. Tu no eres un dolor en
el culo, Ryan. Solo has sido herido antes, y por eso eres más cauteloso. No hay
nada malo en ello.
—Está bien, —susurró Ryan antes de inclinarse de nuevo para ser
abrazado por Neil y Gabriel—. Yo no era un huérfano como Neil. Yo sabía de
mi familia. Era el menor de cinco hijos. Se aseguraron que supiera que yo era
un accidente, que era un error. Mis padres me alimentaban y me vestían, pero
vivía en el ático la mayoría del tiempo. No se me permitía tener amigos o
incluso ir a la escuela. Cuando tenía once años, me vendieron como esclavo.

—¡Tus propios padres! —Gritó Neil—. ¿Cómo pudieron hacerle eso a su


propio hijo?

—No sé —contestó Ryan en silencio—. Yo era el más joven. Mis


hermanas estaban casadas y mis hermanos se hicieron cargo de los negocios de
117 mi padre. No sé lo que realmente hacían. Todo lo que sé es que él se benefició
de la guerra con los dragones. No estoy seguro de si alguna vez me amó.
Siempre pensé que había algo mal en mí, que estaba defectuoso.

—Tu no es defectuoso Piccolo, —dijo Gabriel—. Eres un hombre


maravilloso. Tus padres son unos monstruos. No importa si algo andaba mal
con contigo, no es así cómo se trata a su propia familia, de esa manera. Nadie
debe ser esclavo.

—Ahora lo sé. Los dos me enseñaron eso, —dijo Ryan, sin dejar de
llorar—. Pero yo era solo un niño entonces. Yo no sabía lo que hacía.

—Lo siento Ryan, —dijo Neil antes de darle un beso suave—. Te


queremos. Somos tu familia ahora. Y cualquiera que intente hacerte daño
tendrá que pasar por mí primero.
—Y por mí, —dijo Gabriel, tirando de Ryan para besarlo también—. No
voy a dejar que nadie les haga daño de nuevo. Puedo ser un dragón muy feroz.

—No he visto el cambio todavía, —dijo Neil, riendo.

—Sí, cambia para nosotros Gabe —dijo Ryan, eliminando el resto de sus
lágrimas—. Yo he querido verlo desde que lo dijiste.

—Claro ¿queréis verlo ahora? —Dijo mirando a sus compañeros,


buscando alguna expresión fuera de lugar. Casi se echó a reír cuando ambos
sonrieron y asintieron con la cabeza firmemente—. Bueno, bueno, vamos a
118 salir a la calle, entonces.

—¡Cool! —Neil saltó de su regazo y ayudó a Ryan ponerse de pie.

Todos ellos se dirigieron hacia el porche delantero.


Una vez allí, sus dos compañeros se sentaron en las escaleras mientras se
alejaba algunos pasos y comenzó a desnudarse.

—Oh, maldita sea, ahora me estoy poniendo duro —se quejó Ryan.

Gabriel sólo se rió entre dientes. Le encantaba la reacción de sus


compañeros ante su cuerpo. Después de que él estuviera completamente
desnudo, y su ropa en una pila en el porche, Gabriel cerró los ojos e imaginó a
su dragón.

Casi al instante sintió a su dragón. Hace mucho tiempo cuando empezó a


cambiar, le había dolido. El cuerpo de una persona simplemente no se utiliza
para este tipo de cambio. Pero a medida que pasó el tiempo, fue más
experimentado, y el cambio ya no era muy doloroso.

Volvió su cabeza mucho más grande ahora hacia Ryan y Neil cuando les
oyó jadear. Gabriel sabía qué aspecto tenía, pasando de un hombre de un metro
ochenta y tres centímetros a un dragón de veinte metros de largo.

Poco a poco, bajó la cabeza en un gesto de sumisión y caminó los pocos


metros de donde sus compañeros estaban sentados en el porche.

—Eres hermoso, Gabe —dijo Neil cuando él se acercó para acariciar a


Gabriel—. Puedes volar ¿no?
119 Gabriel asintió con su enorme cabeza, incapaz de comunicarse con ellos
en palabras.

—¿Puedes escupir fuego? —preguntó Ryan, extendiendo la mano para


tocarlo también. Una vez más, Gabriel asintió con la cabeza lentamente para no
asustarlos—. ¿Puedes mostrarnos?

Eso era un poco más fácil de cumplir. Gabriel dio varios pasos de
distancia de sus compañeros y de la casa. Una vez que estaba seguro de que
estaba lo suficientemente lejos, volvió la cabeza hacia arriba, abrió la boca, y
dejo que el flujo de fuego fuera expulsado. Cuando terminó, pensó que era hora
de mostrarles como volaba. Él dio unos pasos corriendo, agitando las alas y se
elevó al aire.

Gabriel sintió la emoción recorrer su cuerpo como siempre ocurría


cuando él volaba. Era una de las experiencias más liberadoras que cualquier
persona podría experimentar. Rodeó la casa un par de veces, manteniéndose
bajo en el cielo para no llamar la atención. Finalmente decidió que era hora de
volver con sus compañeros, aterrizó suavemente en el suelo y metió las alas
hacia atrás.

Se dirigió de nuevo a la terraza, con ganas de asegurarse de que sus


compañeros lo vieran en toda su forma dragón y lo tocaran.

—¡Esto es genial! —chilló Neil de pie y acercándose a Gabriel. Corrió


hacia él poniendo sus dos manos por la espalda de Gabriel, que parecía que
necesitaba tocarlo para asegurarse de que su cambio era real. Después de unos
momentos, Ryan se unió a ellos. Gabriel no podía dejar de temblar, por las
caricias de sus compañeros.
120 —¿Puedes cambiar de vuelta? —Preguntó Ryan, poniéndose delante de
Gabriel.

Gabriel cerró los ojos y pensó en su forma humana otra vez, y tan pronto
como él lo pensaba, su cuerpo comenzó a cambiar. Segundos después abrió los
ojos y se arrodilló en el suelo. Él no solía cambiar tan rápidamente, y se olvidó
de que podría ser agotador.

—¿Estás bien Gabe? —preguntó Neil, con su voz llena de preocupación,


cuando se puso de rodillas a su lado.

—Estoy bien cariño —contestó Gabriel, volviendo la cabeza para


sonreírle a Neil—. Normalmente me quedo en forma de dragón más tiempo.
Me olvidé que cambiar de nuevo a humano tan rápidamente me agotaría
bastante.
—Lo siento Gabe. —Ryan rodeó a Gabriel con sus brazos por detrás—.
No tenías que haber cambiado de vuelta. Simplemente tenía curiosidad.

—No, está bien Piccolo. —Gabriel se echó a reír—. Es mi culpa. Estaba


tan ocupado mostrándoles que no estaba usando mi cabeza. Me encanta que
ambos piensen que es genial que pueda cambiar.

—Probablemente haya sido la mejor cosa que he visto nunca, —dijo


Neil, abrazando a Gabriel también—. Muchas gracias por mostrárnoslo.

—Sí Gabe, —dijo Ryan, comenzándole a besarle el cuello—. Fue


121 realmente genial. Eres tan poderoso. Me parece que es increíblemente sexy.

—Espera. Antes de llegar todos a excedernos, hay unas cuantas cosas


más que tenemos que hablar de lo que he aprendido de Todd.

—¿Cómo qué? —Preguntó Ryan mientras besaba a lo largo de la nuca de


Gabriel.

—Pequeño, por favor, tienes que parar o se me olvidara lo que tengo que
decir —dijo Gabriel, gimiendo. Neil le acarició el pecho y el estómago—. Oh,
mierda. No puedo pensar con claridad cuando hacen eso. Me convierten en
pura lujuria.

—Ese es el punto, —ronroneó Neil cuando le pasó la lengua a lo largo de


la mandíbula de Gabriel, y terminó en la oreja, comenzando a estremecerse, ya
que era el punto débil de Gabriel. Empezó a sentir el fuego del deseo, con uno
de sus compañeros de rodillas delante de él, tocándolo y lamiéndolo y el otro
detrás de él haciendo lo mismo.
—Déjame joder tu culo, —susurró Ryan, lamiéndole la otra oreja—.
Mientras que tu chupas a Neil.

-¡Oh Dios! —se quejó Gabriel, todos los pensamientos y la cordura se


alejaron. Empujó suavemente Neil para que se tumbara en la hierba antes de
tirar abajo los pantalones cortos de Neil. Gabriel se inclinó y se tragó la polla
de Neil a medida que separaba sus piernas y le presentaba el culo a Ryan.

Su compañero debía de haber venido preparado, porque en momento


después, Gabriel sintió depositar los dedos lubricados de Ryan en su culo. Él
empujó sus caderas hacia atrás, empalándose a sí mismo en los dedos. Gabriel
lamía la polla de Neil para dejarla ir de su boca con un chasquido, luego se
122 inclinó para chupar sus bolas, quejándose todo el tiempo. Gabriel gimió cuando
Ryan deslizó los dedos hacia fuera.

—¡Mierda! Estas apretado Gabe —susurró Ryan mientras lentamente


empujó su polla en el culo de Gabriel. Gabriel dejo las bolas de Neil y volvió a
chupar la polla con un vigor frenético. Ryan lanzó un gruñido detrás de él,
empujándose tan fuerte y rápido que Gabriel podía escuchar el eco del sonido
piel contra piel con cada golpe de Ryan. Los sonidos de la carne contra carne
empezaron a volverlo loco, era tan erótico.

—Gabe me corro. —Gritó Neil, y en unos instantes después la polla entró


en erupción en la boca de Gabriel. Gabriel ingirió saboreando los chorros de
semen de su compañero, amando el sabor salado y dulce a la vez.

—¡Ryan! —Gabriel gritó después de liberar la polla de Neil, cuando su


compañero cambió el ángulo de sus golpes. La gran polla de su compañero
estaba golpeando en su punto dulce cada vez que empujaba en él. A los pocos
minutos a Gabriel ya estaba listo para llegar a su clímax—. Yo voy a venirme,
Piccolo.

—Córrete para mí, mi gran dragón —gruñó Ryan, golpeando a Gabriel


aún más rápido—. Yo quiero llenarte el culo con mi leche.

Eso fue todo lo necesario para enviar Gabriel al borde de la felicidad


orgásmica. Rugió con su libertad, luego escuchó a Ryan gritar detrás de él
incluso antes de su propio clímax. Las semillas de Ryan llenaban su culo,
luego sus compañeros cayeron encima de él. Todos se quedaron dónde estaban
durante algunos minutos, jadeando, tratando de recuperar el aliento.

123 —Joder —dijo Gabriel, intentando tomar más aire—. Si hubiera sabido
que los ponía tan caliente mi cambio, yo lo habría hecho cuando los conocí.

—Yo no sabía que sería así —dijo Ryan, riéndose.

—Yo tampoco, —rió Neil, ya que todos estaban en desnudos en el patio


delantero. Afortunadamente, no había tenido ninguna visita durante su
revolcón. Eso hubiera causado una interrupción y eso sería malo para ellos.
N eil estaba en la cama grande que compartía con sus compañeros,
pensando en cómo su vida había cambiado mucho en los últimos meses.

Parecía que había pasado toda una vida desde que él y Ryan se dieron a
la fuga para salvar sus vidas, no tres meses y medio atrás. Si necesitaba una
representación visual de lo diferente que era su vida, todo lo que necesitaba
124 hacer era mirar a su estómago.

Llevaba más de la mitad de su embarazo, y se sentía como una ballena.


Neil simplemente no tenía un bulto pequeño, era enorme. Todo el mundo sabía
que estaba encinta. O que él había empezado a beber cerveza.

Ryan había crecido aproximadamente el mismo tamaño pero no era tan


espectacular como él. Constantemente discutía hasta por los codos sobre lo
gordo que se estaba poniendo cada vez que se intentaba ponerse su ropa.

Sin embargo, Neil sabía que Ryan estaba tan feliz de llevar al niño de
Gabe como él. Atrapó a Ryan más de una vez hablando con su barriga
diciéndole al bebé cuanto lo amaba. Neil estaba contento de que las náuseas
mañaneras se fueran solas después de las primeras semanas, que habían sido
una pesadilla. Con el tiempo de gestación más corto, se suponía que debían
estar comiendo mucho más, lo cual era difícil de hacer cuando todo lo que
comían les despertaba el deseo de vomitar.

Neil se incorporó bruscamente cuando escuchó un ruido en la cocina.


Gabriel se encontraba en una subasta de caballos, y Ryan dijo que iba a hacer
la colada. Neil salió de la cama, camino rápidamente hacia la cocina cuando
oyó gritar a Ryan.

—¿Ryan? —Gritó justo antes de llegar a la cocina, pero se detuvo en


seco cuando llegó allí. Ryan tenía dos cuchillos de cocina grandes en sus
manos con dos hombres avanzaban hacia él. Los dos hombres eran los del
callejón, pero si ellos estaban aquí ¿dónde estaban los otros tres?
125 —Ven aquí puta, —dijo un hombre que estaba a la derecha de Neil
cuando le agarraba el brazo. El instinto le hizo defenderse y luchar, Neil dio
una patada al hombre grande en la rodilla, lo que le causó que lo dejara libre.

—Hay cinco de nosotros zorra estúpida —dijo uno de los hombres,


avanzando hacia Ryan con una sonrisa burlona.

Neil corrió hacia atrás de Ryan, agarrando la sartén del mostrador


mientras se acercaba. Allí estaban, de regreso a sus espaldas, dos chicos
enfrente de Ryan y otros tres cerca de Neil.

—Vete a la mierda, —espetó Ryan fuera de si cuando se abalanzó sobre


el hombre más cercano. Él debió haber hecho algún tipo de contacto debido a
que uno de los hombres gritó. Neil no estaba dispuesto a dar la vuelta y ver qué
pasaba. Tenía que vigilar a los tres chicos que se acercaban a él poco a poco.
Al ver que estaba justo al lado del bloque de cuchillos sobre el mostrador, Neil
agarró otro cuchillo.
—¿Cómo sabían de nosotros? —Preguntó Neil. En realidad no le
interesaba la respuesta pero tenía la esperanza de ganar algo de tiempo.

—No fue difícil, —dijo uno de los hombres frente a Ryan, riéndose—.
Vimos al dragón ir hacia arriba y entrar en el callejón antes de irse a la tienda.
Echamos un buen vistazo a su camioneta. Fue fácil de encontrar. Se trataba
más bien de esperar a que él se marchara y se alejara y así conseguirlos de
nuevo, pedazos de mierda.

Uno de los hombres trató de agarrar Neil, pero este se dio cuenta a
tiempo y utilizo la sartén como una raqueta de tenis y le dio un revés a la
cabeza del tipo. Se oyó un chasquido satisfactorio cuando el hombre cayó a
126 pocos metros de él. La decisión era ahora o nunca, Neil lanzó el cuchillo con su
mano derecha al más cercano de los dos hombres que seguían de pie. Uno de
ellos utilizó su brazo para desviarlo, pero dejó escapar un aullido de dolor por
lo que Neil sabía que tenía que haberle hecho algo de daño.

Alcanzando de nuevo con su mano derecha, Neil agarró otro cuchillo y


lo lanzó de nuevo. Mientras volvía a repetir el proceso una y otra vez mas sin
dejar de mirar a sus atacantes. No había hecho mucho daño, Neil fue golpeado
por detrás antes de que Ryan pudiera llegar a un cuchillo. Perdió el equilibrio,
lo que le permitió a uno de los hombres a agarrarle el brazo que tenía la sartén.
Neil se fue hacia adelante cuando el tipo lo zarandeo y trató de golpearle en el
rostro.

En cambio Neil golpeó el hombre en el hombro y perdió su sartén. Una


vez que el tipo tuvo el control sobre sus dos brazos, el otro hombre le dio un
puñetazo en la cara, luego en el estómago. Neil miró a tiempo para ver que
Ryan no estaba haciéndolo mucho mejor, aunque todavía tenía un cuchillo que
estaba usando para luchar contra el último de sus dos atacantes.

—El dragón no está aquí para salvarte, —susurró el hombre que sostenía
a Neil en su oído—. Tan pronto como regrese, voy a follarte hasta sangrar.

Eso hizo que Neil entrara en pánico, luchando con todo lo que tenía. Le
mordió el brazo al hombre sólo para que la rodilla de otro hombre se estrellara
con fuerza en su estómago.

—Mierda. Gus, idiota —gritó el hombre que sostenía a Neil—. Se han


acoplado con el dragón, y están embarazados. No se les puede golpear en el
estómago.
127
—¿A quién mierda le importa? —Preguntó Gus, ayudando al chico
arrastrar primero a Neil fuera de la cocina hacia la puerta principal.

—El jefe lo dice —el primer hombre respondió—. Cuando se enteró de


que sus putas estaban embarazados de dragones bebés, entro en éxtasis.

—¿Sabes lo que podía hacer con dos dragones? Estoy seguro de que
harían todo lo que fuera para mantener a sus papás seguros.

—¡No! —Se lamentó Neil, dándose cuenta finalmente de lo mal que


estaba su situación. Una cosa era tratar de arrastrarlo de nuevo a ser esclavos
sexuales, pero no podía dejar que hicieran daño a sus bebés. Justo cuando
estaban en la puerta principal, Neil tuvo una visión del hombre que llevaba a
un inconsciente Ryan.
Neil lucho tanto como pudo con los dos hombres que lo retenían,
mientras lo empujaban en el asiento trasero de un todoterreno.

Desafortunadamente, el todoterreno parecía tener cerraduras de


seguridad para niños. La puerta sólo podía ser abierta desde el exterior o por el
conductor. Segundos más tarde, Ryan fue lanzado en el asiento trasero junto a
él desde el otro lado del coche.

Se inclinó hacia él para asegurarse de que Ryan estaba todavía vivo, Neil
volvió a comprobarle el pulso. Era fuerte y constante. Ryan solo estaba
inconsciente. Bueno, al menos eso era algo. Gus y el otro se ubicaron en el
asiento delantero, pusieron en marcha el coche, y se dirigieron hacia el camino.
128 Neil estaba frenético, tratando de pensar que hacer. No les permitiría tomar a
Ryan y a sus bebés.

En el mismo momento que entraron en la carretera principal, Neil vio


como la camioneta de Gabe se dirigía hacia ellos. Fingiendo un movimiento
como si se fuera a desmayar, Neil pulso el botón para deslizar la ventanilla.

Entonces, tan rápido como pudo, sacó la cabeza.

—¡Gabe! Gabe ayúdanos. —Gritó a todo pulmón por todo lo que valía la
pena.

Neil fue retirado al interior del todoterreno, golpeándose la parte


posterior de la cabeza con la ventanilla. Estrellas estallaron detrás de sus ojos
y le tomó unos momentos para que su visión se aclarase.

Cuando lo consiguió, pudo ver que la camioneta de Gabe estaba detenido


a un lado de la carretera. Ya lo habían pasado, pero si Gabriel se detuvo es que
por lo menos vio a Neil. De repente, algo cayó sobre el techo de la camioneta.
Neil se encogió en su asiento.

—¡Mierda! Es el dragón —gritó Gus al conductor y Neil pudo ver la


cola de Gabe por el rabillo de su ojo. Gabe se bajó del techo, y Neil podía ver
las llamas que salían por el lado del coche. Los neumáticos chirriaron y el
todoterreno se salió fuera de control. Neil fue arrojado contra la puerta de la
camioneta que había salido de la carretera, deslizándose hacia atrás en una
zanja.

Lo último que vio Neil antes de desmayarse fue a Gabe, todavía en


forma de dragón, arrancando la puerta del conductor y tirando de él desde el
129 coche. Neil sonrió. Lo había hecho, había salvado a Ryan y a los bebés.

Entonces todo lo que pudo ver era negro.


130

Neil se despertó con el sonido de la voz baja en el pasillo, y luego se dio


cuenta de que estaba acostado en su cama. Estaba en casa y Gabe los había
salvado. Neil volvió la cabeza y se encontró acostado a Ryan pacíficamente a
su lado.

—Lo siento Gabriel, hice todo lo posible, —Neil oyó decir a un hombre
extraño.

—¡No! —exclamó Gabriel en voz baja—. No, no puede ser.


El escuchar a Gabe gritar le dio miedo, y mientras trataba de levantarse,
un dolor agudo lo apuñaló a través de su cuerpo. Él gritó en voz alta, tratando
de no moverse, esperando que el dolor pasara.

—Neil no te muevas, cariño, —dijo Gabe mientras corría a la


habitación—. Sólo quédate quieto por ahora.

—¿Por qué no puedo moverme? —preguntó Neil, completamente preso


del pánico—. ¿Es Ryan? Él va a estar bien, ¿verdad?

—Ryan está bien. —Dijo un hombre extraño entrando en la habitación—.


Solo Tiene una ligera conmoción cerebral y un esguince en el hombro. Soy el
131 Dr. Benedict, Neil.

—Hola —dijo Neil rápidamente hacia él antes de volver a Gabe—.


Entonces ¿qué tiene de malo, Gabe? ¿Por qué estabas llorando?

—Neil, fuiste herido más gravemente —le contestó Gabriel en la cama


junto a él—. Te golpearon repetidamente en el estómago.

—¿El bebé? —Preguntó Neil, con las lágrimas que empezaban a quemar
sus ojos.

—Lo siento mucho, Neil —contestó Gabriel, comenzando a llorar de


nuevo—. El bebé no sobrevivió.

—No. —Susurró Neil con horror—. No, eso no es cierto. Él está aquí.
—Dijo tocándose en el estómago, sólo para encontrarse su estómago vendado.
Empezó a arrancarse las vendas, pero Gabriel lo detuvo.
—No había nada que el médico podía hacer —dijo Gabriel, apretándole
la mano a Neil—. Había demasiado daño. Pensé que iba a perderlos a los dos.

—¿Sacó al bebé de mí? —Preguntó Neil, sacudiendo la cabeza, tratando


de darle sentido lo que Gabe estaba diciendo. No podía ser cierto.

—Él ya había muerto Neil, —dijo el Dr. Benedict, dando un paso más
cerca—. Una de las lesiones en el abdomen daño al bebé sin posibilidad de
recuperación. Tuvimos que llevarlo a cabo o habrías muerto con él.

—¡No! —Se lamentó Neil en voz alta, luchando contra Gabriel para
tratar de quitarse sus vendajes y puntos de sutura.
132 —Voy a tener que sedarlo Gabriel —dijo el Dr. Benedict en voz alta
sobre los gritos de Neil—. ¡Va a hacerse daño!

—Hazlo, —dijo Gabriel con lágrimas cayendo libremente por su rostro—


. Neil, te amo.

—El bebé no puede estar muerto, —gimió cuando Neil sintió que el
doctor clavaba una aguja en su brazo. Poco a poco, la necesidad de luchar
parecía dejarlo mientras se deslizaba en la oscuridad.
133
R yan miró a Gabe, él se veía agotado mientras Neil estaba en la
habitación de invitados. Se sentían completamente impotentes y angustiados.
No importaba lo que hicieran o dijeran, no eran capaces de llegar a Neil. Él no
estaba comiendo, nunca parecía dormir a menos que se desplomara por el
agotamiento y siempre despertaba gritando por las pesadillas.

Habían pasado semanas desde su intento de secuestro y de que Neil


134 perdiera al bebé. Gabe enterró al bebé en el rancho a un kilómetro de distancia
de la casa. Ryan ordenó una lápida de buen gusto y la habían grabado.
Nicolás. Su vida fue quitada antes de que él tuviera la oportunidad de
vivir.

Neil pasó cada momento en la tumba, llorando.


No importaba lo que Gabriel o Ryan le dijeran ya que no consiguieron que lo
dejase hasta que finalmente se quedó dormido. Entonces Gabriel salió y trajo a
Neil de regresó a la casa, con la esperanza de que Neil finalmente pudriera
dormir sin pesadillas. Después de que Neil despertara el primer día y registrara
los hechos del día anterior, cuando el efecto de los sedantes se hubieron ido, él
no quería hablar con nadie. Habían pasado semanas desde entonces, y seguía
sin decir una palabra.

—No sé cuánto tiempo puedo aguantar esto, Ryan, —dijo Gabe cuando
entró en la cocina y se sentó a la mesa con Ryan.
—Me siento de la misma manera. —Ryan suspiró y tomó la mano de
Gabe—. Pero ¿qué podemos hacer? Él no quiere hablar con nosotros, y no
podemos obligarlo a comer.

—Ni siquiera está en la misma cama con nosotros, —dijo Gabe con
lágrimas en sus ojos—. Quiero decir, él salió de la habitación justo después de
que ocurriera todo. Pero la otra noche me fui a dormir junto a él en la
habitación de invitados. Se levantó sin decir una palabra y se fue.

—Yo no sé cómo ayudarlo, Gabe.

—Lo sé Piccolo, —respondió Gabe, tirando de Ryan a su regazo—. Yo


135 quería preguntarte ¿qué pasó con la cuna? La vi ayer fuera en la basura.

—Ayer estaba trabajando con los caballos, —comenzó a decir Ryan,


sabiendo que si se lo comentaba a Gabe le haría sentirse aún peor— oí gritar
Neil, así que corrí hacia el cuarto de los bebes y lo encontré golpeando la cuna
con un martillo. Yo no sabía qué hacer. Me quede allí mirándolo gritar. Cuando
hubo terminado, lanzó el martillo al suelo y volvió a salir hacia la tumba del
bebé.

—Limpié todo y lo tiré a la basura detrás del granero. Yo no creo que le


ayudara si la volviera a ver, —terminó Ryan.

—Es demasiado dolor, —le susurró Gabe, casi como para sí mismo—. Si
pudiera al menos hacer que hablase con nosotros, tal vez podríamos ayudarle.
Siento la pérdida de nuestro hijo, también, como no podría sentirla. Yo no sé
qué hacer para que Neil se sienta mejor. Tal vez debería llamar al médico
mañana. Mucho más de esto y me temo que vamos a perder Neil, también. No
puede estar tanto tiempo sin comer. Él es solo piel y huesos.

—Lo sé, pero incluso cuando trato de hablar con él es como si no me


oyera. Él está tan envuelto en su mente, es como si no existiéramos.

Se quedaron unos minutos más, mirándose uno al otro. Después de un


rato, un ruido en el pasillo llamó su atención. Ryan miró hacia arriba para ver
Neil caminando hacia ellos con una bolsa en la mano. Sin siquiera mirarlos, se
dirigió hacia la puerta principal.

Ryan rápidamente se bajó del regazo de Gabe, corriendo para bloquear


a Neil para que no pudiera salir. Gabe agarró a su pareja por los brazos.
136
—¿Adónde vas, Neil?

—Me voy, —contestó Neil, con la voz agrietada y seca de haber estado
semanas sin utilizarla, solo para gritar y llorar—. No puedo estar más aquí.

—Neil, por favor habla con nosotros—rogó Ryan, abrazando a Neil


desde atrás—. Por favor, Neil, no nos dejes. Vamos a ayudarte.

—No puedo, —contestó Neil, tratando de romper el dominio sobre él—.


Déjame ir.

—No, no puedes Neil, —dijo Gabe—. Te amo, Neil. Ryan y yo te


queremos mucho. No nos puedes dejar.

—No se puede, —susurró Neil.


—¿No podemos qué Neil? —Preguntó antes de que Ryan se diera cuenta
de lo que quería decir Neil—. ¿Qué ya no te amamos? Lo hacemos, Neil. Te
queremos mucho.

—No se puede, no más —dijo Neil, llorando otra vez—. No puede ser
así. No fui lo suficientemente fuerte.

—Neil lo hacemos —Gabe empezó a decir, pero fue interrumpido.

—No me pueden querer, —gritó Neil, alejándose de ellos—. No después


de perder a nuestro bebé. No es posible que me améis después de eso. Yo
estaba demasiado débil para mantener a nuestro bebé con vida. Vosotros
137 simplemente sentís lástima por mí.

—Neil escúchame, —dijo Gabe con fuerza, manteniendo la cara de Neil


en sus grandes manos—. No fue tu culpa, Neil. No hiciste nada malo. Fue
culpa mía que perdieras al bebé. Te amo. Te amaré hasta el día que me muera.
Si me dejas, mataras algo dentro de mí. No fue tu culpa, bebé. Fue mía. Yo no
estaba aquí para protegerte como lo prometí. Es culpa mía que hayamos
perdido al bebé.

—¡Ya basta, los dos! —Gritó Ryan tan fuerte como pudo. Jadeando, con
su corazón acelerado. Tanto Neil como Gabe volvieron la cabeza lentamente
hacia él. Era casi como algo salido de una película de terror, al darse cuenta
que no estaban solos. -No es vuestro error! Los hombres lo hicieron. No es tu
culpa, Gabe, por no estar aquí. No pudiste haber sabido que tratarían de
secuestrarnos.
—¡Y tu Neil no hiciste nada malo! No se trata de lo fuerte que eres. Los
hombres te hicieron mucho daño. Nos lo hicieron a los dos. Ellos fueron los
que le hicieron daño y mataron al bebé dentro de ti, Neil. Tú no hiciste nada
para lastimar al bebé. Tú nos salvaste a mí y a nuestro bebe. Es horrible que
perdieras al bebé. Nicolás nunca podrá ser reemplazado. Y sentiremos su
pérdida siempre, —añadió Ryan, bajando el volumen de su voz.

—Pero no puedes renunciar. No puede unirte a Nicolás —dijo Ryan


mientras se movía para tocar la cara de Neil—. Sé que parte de ti quiere, eso
por lo que dejaste de comer. Pero no lo puedes hacer, Neil. Nuestro bebé no
hubiera querido eso, y nuestro hijo que va a nacer pronto, no quiere perder uno
de sus padres.
138
—No, es mi hijo —dijo Neil en voz baja—. Perdí a mi hijo.

—Sí lo hiciste, —afirmó Gabe—. Todos nosotros perdimos a un hijo.


Pero sin embargo, todavía tenemos un hijo que necesita ser amado y criado. No
importa si él es mío y que sea el hijo biológico de Ryan. Él es todo nuestro,
Neil. Al igual que Nicolás. Los tres somos una familia, todos somos
compañeros. Cualquier niño será nuestro hijo.

—No puedo ayudarte a ti y a Ryan a criar a su bebé, —susurró Neil—.


No puedo.

—Él es tu bebé, también Neil —dijo Ryan, poniendo su cara cerca de la


de Neil—. Tu amas a este bebe tanto como amaste a Nicolás, ¿verdad?

—Por supuesto, pero...


—No hay peros, Neil, —susurró Gabe suavemente—. Eso es lo que
significa ser padre no, el ADN del bebé. Nunca pensé en Nicolás como mío y
tuyo y el bebé dentro de Ryan como suyo y mío. Siempre han sido nuestros, de
los tres.

—Me siento de la misma manera, Neil, —dijo Ryan, de rodillas junto a


Gabe—. Ellos siempre fueron nuestros bebés. La pérdida de Nicolás fue
horrible, algo que ningún padre debería tener que pasar. Y nunca lo olvidaré.
Todavía tenemos un hijo que viene que nos necesita, a todos nosotros.

—Siento tanto dolor, —gimió Neil—. Que no sé cómo seguir a delante.

139 —Para empezar, —dijo Gabe salpicándole la cara de Neil con muchos
besos— tienes que hablar con nosotros. Deja que nosotros te ayudemos, Neil.
No podemos ayudarte si no nos dejas.

—Está bien Gabe, —susurró Neil mientras sus labios se reunían con los
de Gabe. Ryan se inclinó para besar a Neil también. En este momento,
necesitaba a su compañero en todos los sentidos. No podían traer de vuelta lo
que habían perdido, pero podría mostrar cuánto los amaba.

—No vuelvas a hablar de que nos dejas de nuevo, —dijo Ryan contra los
labios de Neil—. Te necesitamos, Neil. Haces que los tres seamos una familia.

—Te quiero tanto, Neil, —le dijo Gabe— nos has estado matando,
viendo tu dolor, sin saber cómo ayudarte.

—Lo siento, —dijo Neil, apoyando su cabeza sobre el hombro de Gabe,


deslizándose hasta el suelo al lado de Ryan—. Yo simplemente no sabía cómo
hacerlo.
—Lo sabemos Neil, —le susurró Ryan, uniéndose a su abrazo—.
Sabemos que no lo podías soportar. No tienes nada que lamentar.
Neil estaba allí con Gabe y en los brazos de Ryan para, finalmente, dejar que lo
arrullaran mientras sollozaba su dolor y su pena. Ryan no estaba seguro acerca
de las lágrimas de Gabe, pero sabía que eran más de alivio ya que finalmente
habían llegado a Neil. Perder el bebé fue horrible, pero sabía que nunca se
recuperarían si perdían a Neil.

140

Durante las próximas semanas, Ryan y Gabe ayudaron lentamente a


Neil para que regresara de su abismo de la desesperación. Ryan se aseguró de
hacer siempre las comidas que sabía que a Neil les encantaba. Estaba extasiado
cuando Neil se unió a ellos en el desayuno la mañana siguiente y que por fin
les habló. No comía mucho en el principio, pero con el tiempo, estaba de
regreso a sus porciones normales y gano de nuevo un poco del peso que había
perdido.

Después de unos días, Neil empezó a dormir con ellos de nuevo en su


cama, siempre asegurándose de estar entre Gabe y Ryan. Ryan no lo había
oído despertar de una pesadilla desde que se unió con ellos en su habitación.
Gabe y Ryan intentaban no forzarlo, simplemente lo apoyaban lo mejor que
podían, se podía ver como su compañero estaba muy confuso todavía, y ellos le
hacían saber que estaban allí para él.

Neil todavía iba a visitar la tumba del bebé todos los días, pero las visitas
141 eran cada vez más cortas. Y para sorpresa de Ryan, Neil dejó la tumba por su
propia cuenta. Ya no necesitaba Gabriel traerlo de vuelta a la casa.

Hoy sin embargo, Neil había salido a ayudar a Gabriel con el rancho por
primera vez, después de lo que sucedió. Ryan estaba corriendo alrededor,
bueno, más bien como un pato alrededor, tratando de hacer tantas cosas como
podía.

Hizo las comidas que podrían ser congeladas hasta que quisieran
comerlas. El Dr. Benedict iba a venir a comprobarlo el día de hoy, y Ryan en
realidad tenía la esperanza de dar a luz ya.

El bebé a quien los tres decidieron llamarlo Daniel, era tan fuerte, que
las costillas de Ryan estaban heridas de las patadas que le daba. Si él se
mantenía más tiempo dentro de Ryan, probablemente acabaría rompiéndole
una de las costillas. Neil vino del exterior cubierto de suciedad y le dio un beso
rápido, pero lleno de calor y se dirigió a su dormitorio.
Ryan se quedó allí, sorprendido, por unos momentos, con la lasaña que
estaba cocinando en la mano. Neil había comenzado a besar y tocar de nuevo,
pero nunca con intención. Antes de que pudiera pensar en lo que estaba
haciendo lo siguió. Ryan lo miró, sintiéndose como se ponía duro en segundos
cuando Neil estaba en la ducha enjabonándose a sí mismo.

Decidiendo no perder la oportunidad, no tardó en deshacerse de su ropa.

Neil se volvió y miró sorprendido cuando Ryan abrió la puerta de la


ducha y se unió a él. Ryan tomó el jabón de Neil y comenzó a lavar el cuerpo
apretado de Neil.

—Esto se siente tan bien, Ryan —se quejó Neil, apoyándose en el calor
142 de los toques que le daba Ryan.

—Te sientes bien Neil, —susurró Ryan de nuevo, besando a lo largo de


la mandíbula de Neil antes de llegar a sus labios—. Te quiero, Neil.

—¿Puedes tener sexo? —Preguntó Neil en voz baja—. Yo no quiero


hacerle daño al bebé.

—Yo puedo si lo hacemos suave, —dijo Ryan cuando Neil le tocó—.


Quiero hacer el amor contigo, Neil.

—Sí, oh Dios, sí. —Neil gimió y alcanzó el lubricante resistente al agua


que mantenían en la ducha—. Te necesito dentro de mí, Ryan.

—Date la vuelta, —dijo Ryan, moviendo a Neil para que pudiera


inclinarse y sostener sus propias manos contra la pared de la ducha. Sin decir
una palabra, Ryan sirvió un poco de lubricante en los dedos antes de frotarlo
alrededor del estrecho agujero de Neil. Poco a poco, Ryan empujó un dedo,
recordando que tenía que ser suave. Neil no había tenido relaciones sexuales
desde antes del secuestro, y Ryan no quería hacerle daño.

Cuando pudo deslizar un dedo dentro y fuera fácilmente, Ryan hundió


un segundo dedo en Neil. Su compañero gimió de placer asegurando a Ryan
que no le hacía daño. Movió sus dedos en forma de tijera por un minuto o dos
para estirar a Neil, y luego pudo deslizar un tercer dedo. Una vez que Neil
estuvo listo, Ryan sacó sus dedos, sonriendo cuando Neil gimió por su pérdida.

Rápidamente lubricó su polla dura, Ryan tiró la botella al lado de la


ducha y agarró el culo de Neil. Lo masajeó suavemente cuando alineó su polla
y comenzó a penetrar en el culo apretado de Neil. Ryan se quedó quieto por
unos momentos, para que Neil pudiera adaptarse a su tamaño, cuando
143 finalmente tocó fondo.

—Te amo Neil, —dijo Ryan mientras se empujaba suavemente dentro de


Neil mientas lo inclinaba más. Con el gran estómago de Ryan en el camino,
Neil tuvo que inclinarse casi por completo para poder darle mejor acceso a
Ryan y pudiera entrar todo.

—Te quiero también, Ryan, —contestó Neil, mirándolo sobre su hombro


para encontrarse con la mirada de Ryan. Ryan comenzó un ritmo lento y suave,
por lo que se aseguró de darle en la próstata de Neil con cada embestida. No
había palabras que decir, sólo sus gemidos de placer y los sonidos de los golpes
que hacían cuando chocaba la carne contra carne.

Ryan sabía que el sexo no podría sanar el corazón de Neil, pero estar
juntos de esta forma otra vez era un buen comienzo.

Ryan comenzó a sentir sus bolas apretarse, señalando su orgasmo


inminente. Momentos más tarde, su polla explotó, llenando a Neil con su tibia
semilla. Entre el clímax de Ryan y toda la presión que puso en la próstata de
Neil, segundos más tarde, los músculos de Neil se cerraron sobre él. Neil gritó
su liberación, llegando abajo y acariciándose su propia polla.
—¿Estás bien? —Preguntó Ryan después de que sus orgasmos se había
calmado, pero estaban todavía jadeando—. Sé que ha pasado un tiempo. Traté
de ser amable.

—Fue perfecto, —dijo Neil, ya separándose, girándose a Ryan pudo ver


algo que pensó nunca volvería a ver. Neil le sonreía. Ryan casi se le tira
encima, lo besó con fiereza cuando se puso a llorar.

—Ryan, ¿qué pasa? —Le dijo, tirando de nuevo de él, arrugando las
cejas.
144 —Nada, —sollozó Ryan, tratando de apretarlo más contra su cuerpo.

—Yo no sabía si volvería a verte sonreír de nuevo, Neil. Al verlo, no sé,


yo sólo necesitaba besarte otra vez.

—Está bien, puedes besarme en cualquier momento que desees, Ryan, —


dijo Neil, riéndose. No era la risa que Ryan y Gabriel amaban tanto, pero era
un comienzo. Ryan terminó de limpiarse y salió de la ducha, dejando a Neil
para que terminara. Rápidamente se puso una camisa y los pantalones de
pijama, Ryan volvió a entrar en la cocina, de repente tuvo que sentarse. Él bebe
le empezó a golpearlo duro, parecía que estuviera emocionado también. Él
comenzó a frotarse el estómago, tratando de calmar al bebé. Ryan miró hacia
arriba cuando vio a Gabriel que estaba en la puerta de la cocina y vio al
sheriff Todd con él.

—Hey Piccolo ¿cómo te sientes? —Preguntó Gabriel, dándole un beso.


—Estoy bien, el bebé está pateándome como un niño loco, —dijo Ryan,
riendo—. Uno pensaría que hay un equipo de fútbol dentro de mí. Hey, Todd,
¿cómo te va?

—Lo de siempre —dijo Todd, riéndose entre dientes—. Ya sabes cómo


es.

Ryan sonrió cortésmente, aunque en realidad no tenía ni idea de lo Todd


le quiso decir. A él le gustaba el sheriff Todd, pero tenía un extraño sentido del
humor.

—Todd y yo estábamos hablando de los hombres que tenían a Neil todos


estos años, —dijo Gabe en silencio mientras se sentaba al lado de Ryan—. Él
145 está esperando que le pueda dar algunos detalles, tal vez un lugar. Todd quiere
ir y encerrarlos permanentemente.

—¿Puedes hacer eso? —Preguntó Ryan, con sus ojos bien abiertos—.
Hay que tener cuidado. Esos tipos están armados hasta los dientes.

Ryan estaba a punto de decir algo más, pero oyó a Neil que salía de la
habitación. Él no quería hablar sobre ello delante de Neil. Después de
compartir una mirada con Gabe, supo que sentía lo mismo. Neil entró en la
cocina con su bata mullida, y se dirigió hacia Gabe, y se sentó a horcajadas
sobre su regazo. Luego, para sorpresa de todos, Neil abrió su bata para que
Gabe, y sólo Gabe, pudiera ver su cuerpo desnudo.

—Oh, Neil —gruñó Gabe, observando cada centímetro de su pareja—.


¿Estás tratando de burlarte de mí?
—No, —dijo Neil, riendo e inclinándose para besar a Gabe—. Ryan y yo
hicimos el amor en la ducha, pero todavía estoy duro. Ahora quiero hacer el
amor con mi gran dragón.

Gabe parecía que se había tragado su propia lengua, rápidamente busco


con la mirada a Ryan, quien asintió con la cabeza, luego le dio la vuelta a
Neil. Sin decir una palabra, cogió a Neil en sus brazos, se levantó y corrió
hacia su habitación, pateando la puerta cerrándola tras ellos.

Ryan y Todd se miraron por un momento antes de que ambos se echaran


a reír.

—Ese muchacho no es sutil, —dijo Todd cuando sus risas, finalmente se


146 calmaron—. Pero estoy contento de ver que está volviendo a la normalidad.

—Yo también, Todd —dijo Ryan limpiándose las lágrimas de la risa—.


Ha pasado por un infierno. Gabe y yo estábamos preocupados de que no
pudiéramos traerlo de vuelta.

—Bueno Gabriel tiene suerte de tenerlos a los dos, —dijo Todd,


mirándose las manos—. Espero que pueda encontrar a un compañero que me
ame tanto como vosotros lo amáis a él.

—Hey Todd, —contestó Ryan, tomando las mano más grande del
Sheriff—. Él está ahí fuera. Lo encontrarás.

—Eso espero, —dijo Todd, sonriendo y apretando la mano de Ryan—.


Ahora, me dices todo acerca de estos pendejos que los tuvieron retenidos.
Tengo algunos contactos que conocen la situación. Queremos ir y freír a esos
tipos.
—Eso suena como el castigo perfecto para ellos, —dijo Ryan, riéndose
entre dientes. Le contó a Todd todo lo que sabía. Él no pudo evitar sonreír de
cómo lo hizo, y por sentir que se haría justicia por todo lo que esos hombres
habían tomado de Neil y Ryan y que finalmente obtendrían paz.

147
—¿Daniel está dormido? —Preguntó Gabriel cuando Neil volvió a subir
a la cama con él y Ryan.

—Sí, esta roncando. Así que hay que darle un vistazo después. —Dijo
Neil riéndose mientras él se acurrucaba entre los dos.

—Tiene un gran estómago, —dijo Ryan, riéndose—. Ese chico come más
148 que un caballo.

—Es un dragón en crecimiento. Él tiene toda la comida que pueda


conseguir. —Neil se rió antes de dar a cada uno de ellos un beso de buenas
noches—. Además, no come tanto como Gabe.

—No, pero Gabe es el doble de tu tamaño —dijo Ryan—. Y todavía no


come el doble de lo que tú haces. Además come más comida de la que preparo.

—Hey, necesito recuperar mis fuerzas también —dijo Neil, con cara de
inocente causando que Ryan y Gabriel se rieran.

Había pasado solo un mes desde que Ryan dio a luz a un niño sano. No
había habido ninguna complicación, con el bebé y el papá, él había llegado
bien. Neil y Ryan habían sanado por completo de todo, y Daniel era el bebé
más hermoso que Gabriel había visto nunca. Tenía todo lo que siempre quiso y
no podía dejar de sonreír.
—Como porque estoy embarazado, —terminó Neil en voz baja.

—¿Tu qué? —Preguntó Gabriel, sentándose de repente para poder mirar


a su compañero—. ¿Qué? ¿Cómo?

—Cuando el Dr. Benidict vino aquí por Daniel, él y yo tuvimos una


charla sobre lo que pasó, —explicó Neil—. Me dijo que ya no tenía el bebé,
pero que mi cuerpo no iba a esperar los tres años de manera normal para
quedarme en cinta de nuevo. Me hice un test hoy y estoy embarazado.

—Oh bebé, eso es maravilloso—dijo Gabriel, tirando de Neil hacia él—.


Lo es, ¿verdad?
149 —Sí, es genial, —dijo Neil, riendo—. Estoy feliz por eso.

—Otro recién nacido. —Rió entre dientes Ryan—. Tenemos trabajo por
delante. ¡Pero estoy tan emocionado!

—Es perfecto, —dijo Gabriel, besando a sus dos compañeros con furia—.
Al igual que mis compañeros.

—No puede sustituir a Nicolas, —dijo Neil solemnemente cuando todos


dejaron de besarse—. Pero Ryan estaba en lo correcto. La vida no se detiene a
causa de una tragedia. Siempre planeamos tener una casa llena de niños, por lo
que me pareció el momento adecuado para intentarlo de nuevo.

—¿Quién me iba a decir a mí que sería tan feliz? —Preguntó Gabriel


mirando a Ryan.
—Y tú has hecho mi felicidad, dragón —dijo Ryan, inclinándose para
poner su cara hasta Gabriel y la de Neil—. Lo hiciste cuando nos pediste a
ambos pasar la eternidad contigo.

Y Gabriel lo hizo. Él sabía desde el momento en que se los pidió que era
la mejor decisión que jamás había tenido. La eternidad con dos hombres que
amaba con todo su corazón y que lo amaban también.

150
Créditos
Coordinador de proyecto

Traductor

151

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Portada y Diseño

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