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Joyee Flynn - Serie Dragones Norte Americanos - 01 Mi Dragon PDF
Joyee Flynn - Serie Dragones Norte Americanos - 01 Mi Dragon PDF
Dos de lo más hermosos y más calientes hombres que jamás había visto
estaban teniendo sexo. Uno estaba con una mano apoyada en el muro de
ladrillo, sus pantalones estaban bajos hasta sus tobillos. Tenía que ser de 1,70
metros y no más de setenta kg, con cabello rubio claro que era rizado y un poco
largo. El otro hombre era tal vez 1,73 metros, 73 kg, con cabello castaño
oscuro. Ambos eran sorprendentes.
El hombre de cabello oscuro estaba jodiéndolo, mientras acariciaba la
polla del rubio. Él tenía un brazo alrededor del hombre más pequeño y estaba
besando su cuello y hombro con amor.
Siempre metiéndose con los más pequeños o con los que eran diferentes.
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No estaba seguro si eran fugitivos. Se veían mayores para eso. Pero, de
nuevo, él no era el mejor juez de la edad. Si alguien lo mirara, nunca
imaginaría que tenía ochocientos sesenta años de edad. Los dragones no eran
como los humanos, crecían hasta los treinta años, después de eso apenas
envejecían con cada década que pasaba.
—Espero que esto les indique que no tengo intención de hacerles daño.
—Dijo Gabriel. Como estaba oscuro, encendió la luz del baño para que
pudieran ver dónde se podían limpiar.
Hizo su camino de regreso a la cocina, dejando la puerta abierta del
dormitorio también. Gabriel sacó una gran variedad de alimentos. Sin saber lo
que les gustaba, pensó que si había más opciones para elegir sería mucho
mejor. Además, todo podría ser recalentado después, si era necesario. Comenzó
a revolver huevos, mientras que la pasta hervía y el tocino se freía en la
sartén. Gabriel se rió entre dientes cuando empezó a darse cuenta de la cantidad
de comida que había hecho.
—Lo sé, usted fue el que nos salvó, —susurró el hombre—. ¿Gabriel?
—¿Sí?, —Respondió.
—¿Vamos a estar aquí con usted ahora? ¿Nos hace esto sus esclavos,
porqué no nos dejó con los otros hombres? —Preguntó el hombrecillo. El
miedo, vivo y crudo, brillaba en sus ojos.
—Está bien, Neil, te puedes quedar aquí todo el tiempo que quieras, —
dijo Gabriel, poco a poco tirando de la ropa del hombre—. Pero tú no eres mi
esclavo. Yo no tengo esclavos. No quiero esclavos. Ustedes están aquí como
invitados en mi casa, ¿vale? Yo los traje aquí porque estaban heridos e
9 inconscientes, y no los podía dejar allí. Esos hombres estaban haciéndoles
daño. Yo no lo podía consentir.
—Está bien, nene, me lo puedes decir más tarde, —dijo Gabriel, con
lágrimas en los ojos al ver el dolor reflejado en su linda cara—. Hice un poco
de comida. Supuse que tendrían hambre cuando se despertaran. No estaba
seguro de lo que les gustaría, así que hice algunas cosas diferentes.
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—Gracias. —Neil se quejo cuando Gabriel le estaba lavando la espalda.
Después de unos momentos, cuando estaba a punto de terminar, Neil volvió a
hablar—. Eres es un dragón, ¿no?
—Eso es muy bueno, —dijo Neil—. Creo que sería malo como el culo
con tal de ser capaz de volar.
—¿En serio? —giró su cabeza para mirar a Neil—. ¿No estás horrorizado
y disgustado? ¿No tienes miedo de mí?
—No, ¿por qué? —Respondió Neil—. Has sido muy agradable conmigo.
Aunque puedas transformarte en un dragón, sigues siendo una persona.
—Gracias, Neil, —susurró Gabriel—. La mayoría de la gente no piensa
de esa manera. O bien la gente corre cuando se dan cuenta o tratan de matarme.
—Supongo, —dijo Gabriel, bajando la cabeza. Sí, era viejo, pero no era
como si él se viera viejo. Bien, era bueno saber que la edad era tan importante
para los seres humanos.
—Lo siento, no lo quise decir así. —Neil tocó la cara de Gabriel, lo que
lo hizo le jadear y mirar hacia arriba—. Yo sólo quería decir, no puedo
12 imaginar lo que sería vivir tanto tiempo.
—¿Por qué quieres que nos quedemos? —Preguntó Ryan con cautela.
Vio cómo los dos hombres asintieron, con los rostros de color rojo
brillante. Los ojos de Neil se llenaron de lágrimas que comenzaron a bajar por
su rostro. Gabriel se acercó y le rozó las lágrimas.
—Yo siento mucho los que les paso, —susurró—. No hay nada que
pueda decir que sea mejor. Sólo puedo ser honesto con vosotros. Sí, soy gay.
Creo que son los hombres más hermosos que he visto nunca. ¿Si me gustaría
joder con vosotros? Sí, pero no voy a forzar o coaccionarlos a ninguno. No
quiero sexo de esa manera. Solo les pido que se queden y mejoren. Después de
eso si deciden alargar la estancia y ayudarme en la hacienda, esa es su elección.
El sexo no entra en nada de esto.
—Claro, estoy muy cansado. Pero, no puedo dejar que laves tú solo los
platos.
—Está bien, puede que un sueño les siente mucho mejor, —dijo Gabriel,
sonriendo—. Por ahora, todo lo que tienen que hacer es centrarse en
recuperarse. —Se levantó y se fue hacia Neil, lo levanto con facilidad en sus
brazos y caminó con él hacia la habitación de invitados. Gabriel sacó una
colcha antes de poner Neil en la cama, y cada vez que su mirada se encontraba
con la del Neil, su corazón se estremecía en respuesta.
—Gracias por la comida, —dijo Ryan, mirando sus manos—. Fue muy
amable de tu parte.
—Gracias, —dijo Gabriel, sin saber qué más decir—. ¿Está bien? ¿Te duele?
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N eil se despertó en medio de la noche con miedo al no saber dónde
estaba. No estaba durmiendo en el suelo. ¿Estaba en una cama? Su mente
recorría en los últimos días, la reunión con Ryan, escapando con Ryan. Luego
fueron capturados y golpeados, entonces... Gabriel. Estaba a salvo en casa de
Gabriel, en la habitación de invitados. Dejando escapar un suspiro de alivio, se
acordó que estaba a salvo.
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También se dió cuenta que no quería estar durmiendo solo. Él quería
estar en la habitación de Gabriel. Salió de la habitación y caminó por el pasillo
en busca de Gabriel. Se puso de pie delante de la puerta en un minuto. Gabriel
había dicho nada de sexo. ¿Y si él quería tener sexo con Gabriel? Neil sabía
que no estaba listo para tener sexo ahora mismo, pero le gustó besar a Gabriel.
Con la decisión de aprovechar la oportunidad, abrió la puerta y se asomó una
pulgada.
—Neil, no tienes que hacerlo, bebé —le susurró Gabriel contra sus
labios—. Puedes quedarte y no tienes que estar conmigo. No estaba mintiendo
sobre eso.
Gabriel parecía que pensaba en ello durante unos instantes, buscando los
ojos de Neil. —No quiero hacerte daño.
—Yo sé que no puedo tener sexo todavía, pero eso no significa que no
pueda besar o tocar, —dijo Neil, tratando de tumbar a Gabriel hacia atrás. Era
casi tan difícil como sería tratar de levantar un coche.
Eso pareció ser suficiente para Gabriel. Bajó la cabeza hacia abajo para
tomar la boca de Neil. Neil gimió y separó las piernas de Gabriel y gateó entre
24 ellas. Neil se agachó para tocar el pecho de Gabriel, dejando que sus manos
recorrieran su cuerpo.
Sin decir nada, Neil tomó la mano del hombre y la puso sobre su polla
dura. —Yo quiero estar aquí, Gabe, lo juro.
—¿El qué?
—Lo siento, bebé —le susurró Gabriel—. No dejaré que nadie mas te
haga daño. Te lo prometo, Neil. Mientras estés aquí, ya sea en mi cama o no,
no voy a dejar que nadie te haga daño.
—Bebé, me voy. Ya estoy ahí, —jadeó Gabriel por encima de él—. Oh,
mierda.
—Vente, Gabriel, que estoy cerca —dijo él, acariciándole con mayor
rapidez. Cuando sintió que Gabriel se tensaba, el hombre bajó la cabeza y le
lamió el cuello de Neil. Eso fue todo lo necesario para empujarlo por el borde
también. Gritó el nombre de Gabriel cuando su polla explotó. Sintió que los
dientes afilados de Gabriel rasparon por encima de su cuello, y por alguna
razón, quería que lo mordiera.
—¿Sería tan malo estar unido a mi? —Neil preguntó en voz baja, sus
ojos estaban ciegos por las lágrimas y su voz era ahogada.
—Me gustaría vivir para siempre contigo, —dijo Neil con temor, tenía
los ojos muy abiertos mientras miraba a Gabriel—. Wow, sí, eso es algo que
tendríamos que pensar.
—Sí, —contestó Gabriel, sus hombros caídos—. ¿Ahora ves por qué no
me apareé contigo sin habértelo explicado?
—No es así, Ryan, —dijo en voz baja—. Solo vine a verte. Sé que estas
más lastimado que yo.
—Oh, mierda, —se quejó Neil, sintiendo que su polla que se contraía.
—¿Por qué iba yo a querer compartir? —replicó Ryan, tirando del brazo
de Neil haciendo que cayera encima de él—. Tal vez sólo te quiero solo para
mí.
Neil se retorció pero Ryan se dio la vuelta para que él quedara debajo de
su cuerpo más grande.
—¿Quieres a Gabriel, también? —le susurró Neil cuando Ryan se
inclinaba para besarlo—. Es por eso.
Neil sólo gimió cuando las manos de Ryan fueron a su culo y apretó.
32 Ryan se movió por un segundo, y cuando regresó, Neil sintió el lubricante frío
en todo su culo. Chilló y se retorció con la sensación del líquido frío. Ryan
rápidamente puso un dedo en el interior del culo de Neil, ellos gimieron por la
sensación. Se inclinó y besó a Ryan de nuevo, mientras que Ryan deslizaba un
segundo dedo, moviéndolos en forma de tijera por su anillo apretado.
—No lo sabremos hasta que todos hablemos, —se quejó Neil, pero se
sentía molesto—. ¿Quieres follar conmigo o quieres demostrarme el punto?
Porque si estás tratando de probar algo, entonces me voy. Si quieres follar
conmigo entonces me jodes.
—Está bien, Neil. —Ryan se inclinó para besarlo otra vez moviendo sus
caderas estableciendo el ritmo de nuevo. Neil movió sus caderas, para poder
reunirse con las de Ryan para que la polla se hundiera más adentro. Ryan
empezó a embestir más rápido, sus besos se hicieron más profundos, más
necesitados. Neil lo necesitaba tanto como Ryan lo necesitaba. Habían
compartido muchas cosas juntas en su corto tiempo de haberse conocido.
—La puerta estaba abierta, —gruñó Gabriel—. Oí ruidos y pensé que tal
vez Ryan se había caído. Yo no quería interrumpir la diversión.
Neil vio con horror como Gabriel giró sobre sus talones y salió de la
habitación. Ryan se bajó de él, murmurando algo cuando Neil estaba alcanzado
los pantalones cortos destinados a Ryan. Se limpió rápidamente, se puso los
pantalones y se fue después tras Gabriel. Por supuesto, él no sabía cómo lo
manejaría después de la paliza de ayer y el sexo de esta mañana. Gabriel no
estaba en la cocina, así que se dirigió hacia la puerta principal.
34 Él salió a la calle para encontrar Gabriel en el porche, sentado en un
banco, con los brazos apoyados en las rodillas y la cabeza hundida entre las
manos.
—Gabe, —dijo Neil mientras se sentaba junto a él—. Siento que nos
encontraras en esta situación. Ryan nos oyó la noche anterior y estaba
preocupado de que yo te eligiera por encima de él.
Gabriel no dijo nada, sólo apretó sus labios con firmeza en contra de los
de Neil. Luego sacó a Neil de su regazo, y se levantó y caminó de regreso a la
casa. Neil se sentó allí, viendo salir a Gabriel, con la esperanza de que Gabriel
y Ryan trabajaran esto. Tal vez estaba siendo egoísta por querer a los dos. Pero
joder, que los demás lo querían también. Tenían que dejar de ser tan testarudos
y sólo admitirlo. Neil esperaba que se hubiera puesto el suficiente combustible
en el fuego para que eso sucediera.
R yan se sentó en el centro de la cama, asegurando la sábana por
encima de él. Él era un idiota. Es probable que hubiera destrozado lo mejor
que ha tenido a su favor. Ryan estaba tan molesto al escuchar a Neil y Gabriel
la noche anterior. Neil es caliente y Gabriel es precioso. Ahora se tenían el uno
al otro. ¿Quién lo necesitaría a él?
—Sí, —jadeó, abriendo los ojos para mirar los brillantes ojos verdes de
Gabriel. Estaban llenos de deseo, de deseo por él—. Más que nada. Te quiero.
—Eso es todo lo que necesitaba saber. —Gruñó Gabriel y se quitó la
camisa antes de volver a besar a Ryan.
—Creo que eres una de las vistas más hermosas de toda mi vida, —dijo
Gabriel, mirado poco a poco cada centímetro del cuerpo desnudo de Ryan—.
Quiero lamer todo tu cuerpo poco a poco.
—Dame un beso en primer lugar, —dijo Ryan, abriendo sus brazos para
Gabriel. El hombretón se extendía sobre Ryan, todo su cuerpo lo cubría por
completo, haciendo que se sintiera seguro y querido. Ryan abrió más las
piernas, envolviéndolas alrededor de las caderas de Gabriel. Ambos se
quejaron cuando sus pollas duras comenzaron a frotarse juntas.
—Se siente tan bien, Ryan, —susurró Gabriel en su oído mientras sus
manos se deslizaban hacia abajo agarrándole el culo a Ryan. Levantándolo
para que sus pollas se frotaran con más fuerza, no pasó mucho tiempo hasta
que Ryan estaba a punto de alcanzar su clímax—. Tan jodidamente bueno.
—Eso fue tan caliente, —dijo Neil desde la puerta, haciendo que los dos
miraran hacia arriba. Neil estaba allí de pie, completamente sonrojado, su mano
acariciando suavemente su polla que ahora estaba flácida.
—¿Te gustó qué, bebé? —Se echó a reír Gabriel—. Creo que nos
divertimos mucho, también. Bueno, ¿lo hiciste, Ryan?
—Lo siento ¿puedes decirlo otra vez creo que no oí bien? —Preguntó
Ryan, con su mandíbula caída, mientras Neil reía—. Vosotros ya habéis
hablado de esto, lo puedo ver.
—Sí, Gabe y yo tuvimos esta discusión anoche, —dijo Neil, poniéndose
más serio.
—Me dijo que debería tomarse algún tiempo para conocernos, —lanzó
Neil— incluso antes de empezar a hablar acerca de estar unidos para toda la
eternidad.
—Buen punto, —dijo Ryan, asintiendo con la cabeza—. Pero yo no estoy
en contra de la idea. Pero estoy seguro de que mi respuesta es un sí, no sé si eso
tiene sentido.
—¿Por qué? —Dijeron Gabriel y Neil juntos, estallando los dos de risa.
Ryan miró a Neil de nuevo. Era obvio que estaba confundido, como
Ryan. Ambos negaron con la cabeza.
—Yo siento mucho como la vida los trató a los dos, —le susurró
Gabriel—. Yo sólo quería hacer algo bueno para mostrar que realmente me
gusta tenerlos aquí.
—Yo no quiero que se asusten de mí, —dijo Gabriel, con los ojos llenos
de lágrimas.
—Sí, —se quejó Neil, apoyándose en las manos de Gabriel que estaba
jugando con su culo. Ryan se limitó a asentir, extasiado en los movimientos y
el placer de Neil. Ryan se frotó la polla ya dura a través de sus pantalones
cortos cuando Gabriel le quitó la camisa a Neil, levantándolo de la mesa, y
44 mirándolo a los ojos, se tragó todo la polla de Neil.
Ryan se sintió más animado por darle al hombre más grande y sexy
tanto placer. Trabajando con una mano más rápido, con la otra fue a darle un
masaje en las bolas a Gabriel. No pasó mucho tiempo para que se tensara
antes de gritar su liberación. Ryan rápidamente devoró chorro tras chorro del
semen de Gabriel, lamiendo el resto de su polla ahora flácida hasta que no
quedó nada.
—Uf, vas a ser mi muerte, —se quejó Gabriel—. Por mucho que me
gustaría saber, tengo que volver a los caballos. ¿Alguno de ustedes sabe cómo
usar una computadora?
—Yo sé, —dijo Ryan, arrugando las cejas cuando Gabriel lo bajaba de
su regazo—. ¿Por qué?
—¿Tu nos confías eso a nosotros? —preguntó Neil, con sus ojos muy
abiertos—. -¿Por qué?
47 —Porque yo sé que ninguno de vosotros me haría daño
intencionadamente. —Respondió Gabriel con facilidad, encogiéndose de
hombros—. Ordenen lo que necesiten o deseen. Diviértanse. Pero después de
eso, tal vez deban descansar un poco. Siguen estando heridos y necesitan
recuperarse.
—¿Qué hice bien antes para tenerlos a los dos? —preguntó Gabriel
besando a Neil y Ryan antes de salir por la puerta.
—No estoy seguro, sin embargo, —Neil, contestó en voz baja, cuando
encontró la página Web de ropa adecuada—. ¿Lo harías sin mí? Si digo que
no, ¿te quedarías aquí con él?
—No sé, Ryan, —dijo Neil—. No vamos a hablar de eso hasta que tú
decidas ¿vale? Estamos de buen humor, vamos a divertirnos. No vamos a
ponernos de mal humor ahora.
Ryan estuvo de acuerdo con Neil, y para demostrarlo lo besó con un
beso que estaba lleno de promesas no dichas, promesas de ser felices, de estar
juntos, de ser una familia.
—Sí, lo hizo, —dijo Ryan, sin saber qué hacer—. Vamos a eliminar
algunas cosas. Podemos lavar la ropa más a menudo.
—Para nosotros los que nos dilaten más, —respondió, riéndose entre
dientes—. Tendrás que trabajar en un tamaño más grande que la mía para que
puedas estar con alguien más grande que yo. De lo contrario, realmente no
50 podrás tener la polla de Gabriel en tu culo. Vamos a conseguir cada uno el
conjunto de tres tamaños ¿de acuerdo?
—Si tú lo dices, Ryan, —dijo Neil, mirándolo con dudas—. Pero vas a
tener que enseñarme cómo usarlos.
—Toma mi culo, Ryan, por favor, —jadeó Neil, meciéndose contra Ryan
y frotando así sus pollas juntas. Cogió el lubricante de Ryan, vertió un poco en
51 los dedos, y luego llegó detrás de él para conseguir prepararse. Por el momento
Ryan solo podía lubricar su polla, ya que Neil lo tenía aprisionado contra la
cama.
Gabriel decidió que había que pedir mucho más pero lo haría más tarde.
Anotando el tamaño de su pedido, cerró el portátil y fue a comprobar la
bañera. Volvió a la cama y suavemente tomó a Neil, tirando de él cerca de su
pecho.
—Lo sé, bebé. —Dijo dándoles besos en la cara de Neil y Ryan—. Nunca
56 voy a abusar de ti. Prefiero morir antes de herir alguno de los dos.
—Gracias, —dijo Ryan cuando intercambió una mirada con Neil—. Creo
que has estado trabajando muy duro hoy. Debes dejarnos ocuparnos de ti.
—No merezco ninguno de los dos —gimió cuando Neil lavaba su pecho
y Ryan enjuagaba el champú de su pelo— y mucho menos que ambos puedan
cuidar de mí de esta manera. No creo que nadie nunca haya cuidado de mí.
—Tu quieres cuidar de nosotros —dijo Neil con los ojos llenos de lujuria
mientras trabajaba en su pecho—. ¿Por qué no íbamos a querer cuidar de ti
también?
—Supongo que eso tiene sentido. —Siseó cuando Neil empezó a lavar su
dura polla—. Nunca he tenido alguien que quisiera cuidarme antes.
—Estoy muy, muy feliz en este momento —jadeó Gabriel. Estaba tan
57 cerca de llegar—. Se siente increíble, me encanta cuando me tocas.
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Una semana más tarde, tanto Neil como Ryan se habían curado. Para
sorpresa de Gabriel, Ryan se había hecho cargo de las tareas domésticas de la
casa. Él siempre se aseguraba que su cama estuviera hecha y que los platos y la
ropa estuvieran limpias. Aún más sorprendente fue cuando Ryan le preguntó
Gabriel si le podía enseñar a cocinar. Empezaron con los conceptos básicos,
huevos revueltos, pasta y pollo asado. Sin embargo, Ryan los había dominado
de forma rápida y en variadas formas.
Sabía que necesitaban sus propias cosas para que se sintieran más en
casa, pero siempre le emociona verlos en sus camisas. El dolor para
reivindicarlos, se estaba convirtiendo cada día más fuerte, casi hasta el punto
que tuvo que evitar hacer cualquier cosa remotamente sexual.
—Creo que mañana estarás listo, bebé —dijo Gabriel cuando Neil se
subió detrás en su caballo—. Tienes que ser capaz de manejar el caballo que
hemos estado montando.
—Oh, bueno. —Dijo Neil, no sonaba tan feliz como Gabriel habría
pensado—. Apuesto a que te alegrarás de volver a montar por tu cuenta.
—Sí —silbó Neil, moviendo sus caderas para que su polla se frotara
contra la mano de Gabriel, era tan difícil—. Tócame Gabe.
Gabriel casi se traga su propia lengua cuando besó a Neil y este empezó
a frotar su polla a través de sus pantalones vaqueros. Él sonrió y le dio una
62 cachetada al culo de Neil mientras se alejaba hacia la casa. Gabriel había
vivido tantos años, y sin embargo, no podía pensar en un momento en que
había sido tan feliz como lo fue la semana pasada con Neil y Ryan.
—Te amo, Piccolo. Me di cuenta de lo mucho que los quiero a los dos
mientras que estaba en el establo y corrí hasta aquí para decirles. Pero entonces
oí parte de su conversación.
—¿Me amas? —Susurró Ryan, con los ojos como platos, con temor—.
¿En serio?
—Me encanta que quieras ayudar a hacer de esto un hogar para nosotros,
—continuó Gabriel—. Tú haces cualquier cosa por pequeña que pueda ser para
cuidar de nosotros. Yo sé que has sido lastimado antes y es difícil que tu
puedas confiar de nuevo, sin embargo, aquí estamos tratando, Piccolo. Aunque
confías en Neil, lo sé. Todo lo que quiero es que la misma confianza y amor me
lo des a mí también.
—Oh, bebé —gritó agarrando Neil en su abrazo—. Los dos me hacen tan
feliz, que no tengo ni siquiera palabras.
—Si estás listo no quiero esperar otro momento para hacerte mío para
siempre —respondió Gabriel antes de machacar sus labios contra los de
Ryan—. No puedo reclamaros al mismo tiempo a los dos.
Eran como un punto caliente para Ryan, Gabriel pensó que un día podría
llegar a entretenerse a jugar más tiempo con ellos. Por el momento, fue capaz
de mantenerse en movimiento hacia abajo, ya no podía esperar más para poder
estar dentro del culo de su amante. Cuando llegó a la polla de su compañero, le
lamió la cabeza un par de veces antes de levantarle las piernas para arriba,
hacia su pecho. Se quedó sin aliento ante la vista maravillosa que se extendía
ante él, era como un buffet libre.
—Ahora no. Quiero tu polla en mí, —jadeó Ryan—. Por favor, Gabe.
Él tomó un ritmo más rápido y con más fuerza. Estar dentro de Ryan
para Gabriel era como estar en el cielo. El cuerpo de su compañero era perfecto
para él. —Te amo, Ryan.
—Te amo Gabe, —respondió Ryan—. Estoy tan cerca.
Pensando que tenía que ver con la falta de felicidad en su vida hasta el
momento, prefería las novelas románticas. También pensó que los libros de
historia le interesaban porque no llegó a estar en la escuela por mucho tiempo.
Neil se había dado cuenta ayer de que quería obtener su diploma de la escuela
secundaria. Tal vez hablaría con Gabe y Ryan acerca de ello en el almuerzo,
si no acababan muertos antes por el sexo increíble que tuvieron.
Cuando llegó allí, Neil comenzó con unos de los boxes que estaba sucio.
Después de unos minutos, él se quitó la camisa para tratar de combatir el calor.
Neil pensó que había sido adoptado por una pareja amorosa y que había
otros niños huérfanos que estaban siendo también criando por ellos. En
cambio, había sido transferido a un hombre perturbado que le gustaban los
chicos jóvenes. Sabía que algo andaba mal en el momento que la pareja lo
llevó a la casa del hombre. Neil había estado frenético intentando salir de allí,
pero finalmente fue silenciado cuando el hombre mayor le dio una bofetada.
golpes. Durante casi tres años, pasó un tiempo como mascota del líder.
El líder generalmente iba a la habitación de Neil dos veces al día, sobre todo
para poder forzar a Neil. Había raras ocasiones en que el líder estaba borracho
y solo quería golpear a alguien. En un primer momento, Neil trató de resistir
todo eso, pero él era mucho más pequeño y más débil que el otro hombre. Así
que se resignó a su vida y dejó de luchar.
—Bebé ¿qué pasa? —preguntó Gabriel, abriendo sus brazos para Neil—.
No fue mi intención asustarte. Te llamé por tu nombre varias veces, pero
parecías estar perdido en tus pensamientos.
—Estoy bien. ¿Te divertiste con Ryan? —Le espetó, no era capaz de
controlar sus emociones—. Apuesto a que era realmente divertido sin mí.
—Neil, fuiste tú quien dijo que querías darnos un tiempo a solas —dijo
Gabriel moviéndose lentamente hacia él—. ¿Por qué estás tan enojado?
75 —No, no quiero.
—Bebé dime lo que hice mal, —declaró Gabriel—. Por favor, dime cómo
te he hecho daño.
—Lo siento, Gabe , —dijo Neil, con nuevas lágrimas—. Yo no sé por qué
estoy siendo tan estúpido.
—No bebé eso nunca sucederá —rió Gabriel—. Te amo. Te quiero para
77 siempre, Neil. No voy a cambiar de opinión salvo que tú quieras hacerlo.
—Viejo ¿eh? —Gabriel soltó una risita cuando volcó a Neil sobre su
hombro y le dio un manotazo en el culo. Gabriel le estuvo dando nalgadas con
cada paso mientras se dirigía a la casa—. Te voy a mostrar lo que este viejo
puede hacerte.
—Bebé, no tienes idea de la vista que tengo ante mí. —Dijo acariciando
el culo de Neil—. Yo voy a tener problemas para mantener el control sobre mi.
79 —¿Quién pidió control? —Jadeó Neil cuando su dragón comenzó a
azotarlo de nuevo—. Oh, mierda, Gabe. Sigue.
Oyó como la ropa era desgarrada y tuvo que morderse de nuevo una
risita por lo mucho que amaba conducir a Gabe a la locura de la lujuria.
—Nunca he sido llenado tanto antes, —jadeó cuando Gabe entraba más y
más en su culo. Neil estaba empezando a preguntarse si la polla de Gabe
siquiera sería capaz de encajar en su culo, parecía no terminar nunca—. Así de
bueno. ¡¡Tan grande!!
—Te amo, Neil —gruñó Gabe una vez que finalmente tocó fondo—.
Joder, dame un minuto para disfrutar de esto.
—Te quiero, también. —Neil trató de ajustarse al gran tamaño de Gabe.
Después de unos minutos, él estaba listo—. Está bien, Gabe. Fóllame, quiero
que me reclames.
—Bebé, esas palabras son música para mis oídos, —gruñó el dragón
cuando comenzó a moverse dentro y fuera del culo de Neil—. Oh, mierda, te
sientes increíble.
Neil apoyó las manos contra la pared de la ducha y cerró los codos
cuando sintió las manos de Gabe agarrarse a sus caderas. A él le encantaba
cuando Ryan lo follaba. Ryan estaba lleno de tanta pasión. Sin embargo, Gabe
81 era tan diferente, aunque los amaba por igual. En cada embestida de las caderas
de Gabe, gritaba de puro gozo de estar finalmente con su dragón.
Neil estaba casi ronco de tanto gritar por el placer tan fuerte. Unos
momentos más tarde, Gabriel rugió su liberación.
Así como el orgasmo de Neil se estaba desacelerando, se sintió anudado
a Gabe cuando el nudo se aferró a su próstata. Eso hizo que Neil tuviera otro
orgasmo cuando sintió el torbellino de la semilla caliente de Gabriel llenando
su culo. Le encantaba saber que Gabriel no podía retirarse después del sexo, y
que estarían conectados durante más tiempo.
—Esa fue una follada increíble, —jadeó Neil cuando Gabe todavía movía
sus caderas, sacando dos orgasmos más. Las piernas de Neil se debilitaron,
estaba a punto de perder el equilibro y caer, pero unos brazos fuerte lo
sujetaron con más fuerza haciendo que cayeran a la ducha con muchísima más
suavidad aún con la polla de Gabe todavía unida en su interior. Se rió,
sabiendo que esta experiencia cambiara completamente su vida.
82
—¿Qué es tan gracioso, bebé? —Preguntó Gabriel, lamiéndole el
cuello—. No pensé que era un espectáculo capaz de causar risa.
—¿Gracias a mí? —Se echó a reír Gabriel—. Ha sido un placer. Eres mío
para siempre ahora, Neil. Nunca he sido tan feliz en toda mi vida, en mucho
tiempo.
—No sé. —Dijo Gabriel mientras se deslizaba del culo de Neil. Ambos
gimieron por la perdida—. Tú y Ryan son los únicos compañeros que he
tenido. Y también los únicos con los que he experimentado el nudo.
—No, sólo cada tres años. —Rió Gabe—. Tres años después de que
nazca el bebé, tu cuerpo sabe que es hora de un bebe nuevo, si quieres, claro, y
te vuelve a preparar tu cuerpo para llevar a otro niño.
—Me gustaría eso, —susurró Neil, inclinando la cabeza y para darle otro
beso. Gabriel de inmediato se lo devolvió, profundizando el beso en esta
ocasión—. Me encanta la idea de tener a tus bebés.
Neil amaba cuando Gabe le tocaba muy suavemente, con cariño, como
si fuera la primera vez.
—Se siente muy bien ¿no? —Preguntó Ryan, volviendo la cabeza para
85 besar a Neil.
—Hemos encontrado a alguien que nos ame. —Dijo Ryan con sus ojos
llenos de lágrimas—. Por fin tenemos una casa y dos personas que nos aman.
¿Qué más se puede pedir?
El aún estaba en estado de shock, Neil cerró los ojos y trató de dormir un
poco.
R yan se despertó la mañana siguiente con los ruidos de los muelles
del colchón y los gruñidos de Gabriel. Se dio la vuelta para ver qué diablos
estaba pasando. Trató de contener la risa cuando vio Neil de espaldas y Gabe
enterrado hasta las bolas en él. El impulso de reír se convirtió rápidamente en
lujuria por verlos follando. Gabriel tenía las piernas de Neil separadas,
agarrándolo por los tobillos embistiéndolo como si su vida dependiera de ello.
86
No queriendo quedarse atrás, Ryan se acercó y agarró la polla dura de
Neil y comenzó a acariciarlo. Pareció que rompió el ambiente que estaba
lleno de lujuria, ya que ambos se volvieron y le sonrieron. Él gimió cuando
Neil llegó a su polla ahora sólida como una roca y lo acarició.
—Yo creo que sí, —contestó Ryan con una sonrisa maliciosa, dándose
cuenta que también su polla volvía a la vida. Empezó a gatear entre las piernas
de Neil, cuando Gabriel volvió a darle otro azote al culo.
—Una vez más, —gimió Neil ante el asombro de Ryan—. Por favor,
Gabe.
—Nos dimos cuenta anoche de que nuestro bebé le gusta que lo azoten.
—Gabriel se echó a reír, al ver la mirada en el rostro de Ryan—. Él sigue
diciendo que va a meterse en un montón de problemas así que tenemos que
azotarle a menudo.
—Oh, mierda, eso es bueno —susurró Ryan. Gabriel le agarró las caderas
y empezó a embestirlo hacia adelante y atrás, mientras que Ryan entraba en el
culo de Neil, Gabriel se empujó más hacia Ryan enterrándose hasta los huevos.
Una vez que estuvo totalmente dentro, se hizo cargo.
89 Cada vez que Gabe envestía a Ryan, él se empujaba más profundo
dentro de Neil. El sentimiento de ser tomado por sus dos compañeros al mismo
tiempo, era muy abrumador.
Abrió los ojos y miró a Neil, viendo en ellos todos los sentimientos que
sentía por él. Eso le ayudo a concentrarse y así poder sobrellevar el placer que
sentía en lugar de tratar de controlarlo. Gabriel se inclinó y le pasó la lengua
por la mordedura que tenía en su cuello. Eso fue todo lo que necesito para
llevarlo al borde. Ryan gritó mientras llenaba con su semen el culo de Neil.
Segundos más tarde, se oyó el rugido de Gabe detrás de él anunciando su
liberación. Entonces el nudo maravilloso de Gabriel se extendió y presionó su
próstata.
—El mío sabe bien para mí, —respondió Gabe, levantando una ceja—.
¿Estas enfermo?
—Tiene un sabor desagradable para mí, también—dijo Neil, apartando
el bocadillo.
—Bebé ¿estás bien? —Le preguntó Gabriel mientras abría la puerta del
baño. Neil estaba de rodillas en el inodoro, vomitando. Ryan se inclinó sobre
él, retirándole los rizos de la cara para que tuviera mejor acceso. Gabriel le
93 entregó un paño frío y se lo puso en la parte posterior del cuello a Neil.
—No, eso no afectaría a tu sentido del olfato —contestó Gabriel, con los
ojos llenos de lágrimas. Ryan estaba realmente confundido.
¿Qué podría ser tan malo para hacer que su enorme dragón llorase?
—Tengo que descansar, —dijo Ryan, pero antes de que pudiera dar un
paso Gabriel lo levantó en sus brazos—. Gracias, Gabe.
—Sí yo pensé que tendría más tiempo para poderlo asumir, —dijo
Ryan—. Yo no me arrepiento de que me reclamaras, Gabe. Sólo estoy muy
sorprendido de estar embarazado tan rápido.
—Lo sé, pero gracias por decírmelo —dijo Gabriel, sonriéndole—. Voy a
ir a buscar a Neil.
Con eso, Gabe se volvió y salió de la habitación por unos minutos. Ryan
trató de controlar su respiración y su ritmo cardíaco. Cuando Gabe volvió, tenía
a un Neil sonriente en sus brazos.
—Gabe estamos bien, —dijo Neil, sin dejar de reír—. ¿Si estuviéramos
embarazados, nos cargarías a todas partes todo el tiempo?
—Me gustaría cargarlos y llevarlos a todas partes siempre, si ustedes me
lo permitieran —respondió Gabe, con el rostro de color rojo brillante—. Me
gusta llevar a mis compañeros. Me da la oportunidad de tenerlos mucho más
cerca.
—Lo sé, bebé —dijo suavemente, abrazando a Neil lo más cerca que
podía—. Me siento de la misma manera. Nosotros nunca vamos a volver allí.
Gabe no nos va a dejar ir nunca.
—No, aunque lo deseé —dijo Neil, haciendo una pausa, pensando como
escogería las palabras adecuadas para poder expresar sus sentimientos—. Pero
eso fueron por mis propias inseguridades sobre Gabe, quería mantenerlo a mi
lado, si tenía que llevar a su bebé en mi vientre que así fuera. Yo no estaba
pensando en lo que conllevaba estar embarazado. Si tengo que lidiar con meses
de sentirme así, me rindo ahora.
—Yo no creo que vaya a ser así. Creo que las mujeres sólo se enferman
en el principio, en todo caso.
—¿Eso crees?
Uno de los primeros recuerdos de Ryan había sido que estaba sentado
solo en el borde de la piscina mientras sus hermanos, hermanas y padres
jugaban en el otro extremo, ignorando completamente el hecho de que ni
siquiera existía. No queriendo meterse en problemas, él se sentó allí mojando
sus pies en el agua fría. Finalmente, su padre nadó a través de la piscina hacia
98 él, diciendo que si quería unirse a ellos Ryan tenía que aprender a nadar. Lo
siguiente que supo Ryan fue que su padre lo levantó para luego arrojarlo al
agua.
Ryan había estado a punto de rendirse cuando Neil llegó hasta el lugar
donde se encontraba detenido. Al instante, Ryan se sintió protector del hombre
más pequeño. Neil parecía un ángel, el cabello rubio claro y grandes ojos
grandes. Incluso recubiertos de suciedad y mal nutridos, Neil le dio a Ryan
esperanzas.
102 Eso fue hacia cinco minutos. Gabriel estaba seguro que iba a perder la
cabeza si tenía que esperar más.
—Gabe ¿por qué lloras? —Preguntó Neil, echándose hacia atrás para
enjuagarle las lágrimas.
—Estoy tan feliz, —respondió él sollozando—. Lo siento si eso no es lo
que querían escuchar ahora mismo, porque parecen que están en estado de
shock.
—Esa es una buena manera de decirlo, —rió entre dientes Ryan—. Pero
eso no significa que no estamos contentos.
—Te quiero también, Gabe —dijo Neil, llevando sus los labios hasta los
de Gabe para darle otro beso. Gabriel estaba más que dispuesto a cumplir.
—Así es bebé. —Se rió, se puso de pie con sus dos hombres en sus
brazos y los llevó a la cocina—. Quiero clasificar algunas de estas cosas para
poder ver que podríamos necesitar.
Rápidamente ordenó las bolsas, poniendo todo los medicamentos que
compró en el mostrador y organizándolo, dejando solo en la mesa lo que
necesitarían. Gabriel se sentó entre los dos mientras se limitaba a observar lo
que había sobre la mesa.
—Por supuesto que sí, Gabe. —Rió Neil—. Me encanta también que
104 tengas dos de todo. Ryan y yo podemos compartir, ya sabes.
—Lo sé. Pero de esta manera cada uno tiene el suyo propio —rió entre
dientes—. De esa manera, si tú lo necesitas, no tienes que ir a buscarlo.
—Creo que Gabe debe estar en el centro esta vez. —Neil rió moviendo
las cejas a Gabriel.
—Siempre has dicho que nos querías follar. ¿Cómo podríamos nosotros
saber que te gustaría ser penetrado?
—Por supuesto que está bien, Gabe —contestó Ryan, inclinándose para
darle un beso—. Si hay algo que uno de nosotros queramos, no hay razón para
106 que no se puede tratar. Mira tú y Neil con los azotes. Ver Neil ponerse así por
ello... iba a preguntar después si podía probarlo. Yo creo que no me gusta ser
azotado, pero no lo sabremos hasta que lo intentemos. Si deseas tener a uno de
nosotros en tu interior, me encantaría probarlo. Sinceramente, la única persona
que he penetrado ha sido Neil.
—Vas a amar esto, Gabe —dijo Neil en voz baja antes de hundir un dedo
107 en el culo de Gabriel. Gabriel dejó escapar un fuerte gemido antes de inclinarse
hacia adelante para dar a Neil un mejor acceso, mientras tenía uno de los
pezones de Ryan en su boca al mismo tiempo. Deslizó un segundo dedo en
Ryan al mismo tiempo Neil deslizó otro dedo en él.
Por supuesto, Neil tenía una polla enorme para su tamaño, pero no era tan
grande como la de Gabriel. Sabiendo eso, Gabriel trabajó rápidamente para
estirar Ryan por lo que estaría listo en al mismo tiempo. Su dedo se hundió en
Ryan fácilmente, demostrándole que estaba casi listo para Gabriel. En ese
momento, Neil hizo algo a Gabriel que no podía expresar con palabras.
—Oh, mierda bebé, se siente tan bien, —exclamó en voz alta—. ¿Qué me
estás haciendo?
108 tienes.
—Follame duro bebé, —respondió Gabriel—. Jódeme con todo lo que
—Estoy casi ahí, Gabe, —jadeó Neil, apretando su agarre en las caderas
de Gabriel. Gabriel se inclinó hacia abajo, hundiendo sus colmillos en el cuello
de Ryan. Ryan gritó su clímax, llenando el espacio entre ellos con su semen.
Sus músculos presionaron la polla de Gabriel, lo que le hizo llegar al borde
compartiendo el clímax con Ryan. El orgasmo de Gabriel recompenso a la
polla de Neil que explotó, porque justo en ese momento sintió que la semilla de
Neil llenaba su culo cuando él gritó detrás. Unos pocos empujones erráticos
más y ambos se derrumbaron totalmente agotados. Gabriel tuvo cuidado de no
caer directamente sobre Ryan, dejándose caer a su lado. Fue difícil porque el
nudo de su pene estaba aún sujeto a la próstata de Ryan.
Todos se volvieron para que pudieran ver la cara del otro y quedaron
mirándose por un momento antes de romper en carcajadas.
—Hey Todd, —respondió dejando escapar el aire que no sabía que estaba
reteniendo—. Dime que encontraste algo.
—No me pasa nada —suspiró Todd—. Hablé con algunos otros dragones
que sabía que tenían compañeros dragones que dieron a luz. Hay algunas cosas
que necesitas saber. Por ejemplo, los dragones no tienen el periodo de
gestación similar a los humanos.
—¿Qué significa eso? ¿Que mis compañeros van a estar en gestación
más de nueve meses? —Gabriel no trató de ocultar el impacto en su voz—.
¡Mierda! A Ryan y Neil no le gustara esto.
—Si, creo que se puede ver de esa manera. —Rió Todd—. Un bebé
humano necesita nueve meses para crecer y desarrollarse, pero con un bebé
dragón que crece mucho más rápido, es más importante que todo vaya sin
111 problemas. ¿Entiendes lo que te estoy diciendo, Gabriel?
—Bueno, van a tener que comer mucho más que una mujer embarazada
—contestó Todd—. Yo no iría tan lejos como el reposo en cama, al menos por
ahora. Pero me aseguraría de que no tener sexo fuerte.
—Muy bien, pero el problema es que están más calientes que antes de
quedar encinta. —Gabriel rodó sus ojos. Esa conversación con sus compañeros
no iría bien—. ¿Qué más?
—Que tus compañeros son más pequeños y que no tienen las caderas
anchas como una mujer. Tal vez no sean capaces de tener un parto natural.
—¿Quieres decir que tienen que tener una cesárea? —Gabriel susurró,
con lágrimas quemando sus ojos—. No puedo llevarlos al hospital. Ya sabes
cómo son los seres humanos todavía con los dragones o los compañeros de
dragones.
—Lo sabemos Gabe, —dijo Ryan, cogiéndole la mano—. Sólo tienes que
decirnos. Vamos a lidiar juntos con esto. Te lo prometo.
114 —El embarazo de los dragones solo dura de cuatro meses y medio a
cinco, —dijo Gabriel con rapidez antes de que él perdiera los nervios—. Dado
que vosotros sois más pequeños y no tienen las caderas como las mujeres, hay
una buena probabilidad de que tendrían que tener una cesárea. Todd llamó a un
médico dragón, y él va a quedarse con nosotros hasta el momento que se
acerque la hora que los niños vayan a nacer. Va a estar aquí para ayudar en el
caso de que los bebés no pueden salir por sí mismos.
1
N de C: C de cesárea.
—Sí, sí —dijo Neil, arrastrándose sobre su regazo—. Te queremos de la
misma manera Gabe. Eres tan maravilloso para los dos. Nunca dudes de
nuestro amor por ti o tendrás que responder ante mí.
—No, no fue así —dijo Ryan con las lágrimas comenzado a formarse en
sus ojos también—. Siempre supusiste que había pasado lo mismo. Me dolió
116 mucho hablar de lo mío, así que nunca te dije la verdad y te deje creerlo. Lo
siento, Neil.
—Ahora lo sé. Los dos me enseñaron eso, —dijo Ryan, sin dejar de
llorar—. Pero yo era solo un niño entonces. Yo no sabía lo que hacía.
—Sí, cambia para nosotros Gabe —dijo Ryan, eliminando el resto de sus
lágrimas—. Yo he querido verlo desde que lo dijiste.
—Oh, maldita sea, ahora me estoy poniendo duro —se quejó Ryan.
Volvió su cabeza mucho más grande ahora hacia Ryan y Neil cuando les
oyó jadear. Gabriel sabía qué aspecto tenía, pasando de un hombre de un metro
ochenta y tres centímetros a un dragón de veinte metros de largo.
Eso era un poco más fácil de cumplir. Gabriel dio varios pasos de
distancia de sus compañeros y de la casa. Una vez que estaba seguro de que
estaba lo suficientemente lejos, volvió la cabeza hacia arriba, abrió la boca, y
dejo que el flujo de fuego fuera expulsado. Cuando terminó, pensó que era hora
de mostrarles como volaba. Él dio unos pasos corriendo, agitando las alas y se
elevó al aire.
Gabriel cerró los ojos y pensó en su forma humana otra vez, y tan pronto
como él lo pensaba, su cuerpo comenzó a cambiar. Segundos después abrió los
ojos y se arrodilló en el suelo. Él no solía cambiar tan rápidamente, y se olvidó
de que podría ser agotador.
—Pequeño, por favor, tienes que parar o se me olvidara lo que tengo que
decir —dijo Gabriel, gimiendo. Neil le acarició el pecho y el estómago—. Oh,
mierda. No puedo pensar con claridad cuando hacen eso. Me convierten en
pura lujuria.
123 —Joder —dijo Gabriel, intentando tomar más aire—. Si hubiera sabido
que los ponía tan caliente mi cambio, yo lo habría hecho cuando los conocí.
Parecía que había pasado toda una vida desde que él y Ryan se dieron a
la fuga para salvar sus vidas, no tres meses y medio atrás. Si necesitaba una
representación visual de lo diferente que era su vida, todo lo que necesitaba
124 hacer era mirar a su estómago.
Sin embargo, Neil sabía que Ryan estaba tan feliz de llevar al niño de
Gabe como él. Atrapó a Ryan más de una vez hablando con su barriga
diciéndole al bebé cuanto lo amaba. Neil estaba contento de que las náuseas
mañaneras se fueran solas después de las primeras semanas, que habían sido
una pesadilla. Con el tiempo de gestación más corto, se suponía que debían
estar comiendo mucho más, lo cual era difícil de hacer cuando todo lo que
comían les despertaba el deseo de vomitar.
—No fue difícil, —dijo uno de los hombres frente a Ryan, riéndose—.
Vimos al dragón ir hacia arriba y entrar en el callejón antes de irse a la tienda.
Echamos un buen vistazo a su camioneta. Fue fácil de encontrar. Se trataba
más bien de esperar a que él se marchara y se alejara y así conseguirlos de
nuevo, pedazos de mierda.
Uno de los hombres trató de agarrar Neil, pero este se dio cuenta a
tiempo y utilizo la sartén como una raqueta de tenis y le dio un revés a la
cabeza del tipo. Se oyó un chasquido satisfactorio cuando el hombre cayó a
126 pocos metros de él. La decisión era ahora o nunca, Neil lanzó el cuchillo con su
mano derecha al más cercano de los dos hombres que seguían de pie. Uno de
ellos utilizó su brazo para desviarlo, pero dejó escapar un aullido de dolor por
lo que Neil sabía que tenía que haberle hecho algo de daño.
—El dragón no está aquí para salvarte, —susurró el hombre que sostenía
a Neil en su oído—. Tan pronto como regrese, voy a follarte hasta sangrar.
Eso hizo que Neil entrara en pánico, luchando con todo lo que tenía. Le
mordió el brazo al hombre sólo para que la rodilla de otro hombre se estrellara
con fuerza en su estómago.
—¿Sabes lo que podía hacer con dos dragones? Estoy seguro de que
harían todo lo que fuera para mantener a sus papás seguros.
Se inclinó hacia él para asegurarse de que Ryan estaba todavía vivo, Neil
volvió a comprobarle el pulso. Era fuerte y constante. Ryan solo estaba
inconsciente. Bueno, al menos eso era algo. Gus y el otro se ubicaron en el
asiento delantero, pusieron en marcha el coche, y se dirigieron hacia el camino.
128 Neil estaba frenético, tratando de pensar que hacer. No les permitiría tomar a
Ryan y a sus bebés.
—¡Gabe! Gabe ayúdanos. —Gritó a todo pulmón por todo lo que valía la
pena.
—Lo siento Gabriel, hice todo lo posible, —Neil oyó decir a un hombre
extraño.
—¿El bebé? —Preguntó Neil, con las lágrimas que empezaban a quemar
sus ojos.
—No. —Susurró Neil con horror—. No, eso no es cierto. Él está aquí.
—Dijo tocándose en el estómago, sólo para encontrarse su estómago vendado.
Empezó a arrancarse las vendas, pero Gabriel lo detuvo.
—No había nada que el médico podía hacer —dijo Gabriel, apretándole
la mano a Neil—. Había demasiado daño. Pensé que iba a perderlos a los dos.
—Él ya había muerto Neil, —dijo el Dr. Benedict, dando un paso más
cerca—. Una de las lesiones en el abdomen daño al bebé sin posibilidad de
recuperación. Tuvimos que llevarlo a cabo o habrías muerto con él.
—¡No! —Se lamentó Neil en voz alta, luchando contra Gabriel para
tratar de quitarse sus vendajes y puntos de sutura.
132 —Voy a tener que sedarlo Gabriel —dijo el Dr. Benedict en voz alta
sobre los gritos de Neil—. ¡Va a hacerse daño!
—El bebé no puede estar muerto, —gimió cuando Neil sintió que el
doctor clavaba una aguja en su brazo. Poco a poco, la necesidad de luchar
parecía dejarlo mientras se deslizaba en la oscuridad.
133
R yan miró a Gabe, él se veía agotado mientras Neil estaba en la
habitación de invitados. Se sentían completamente impotentes y angustiados.
No importaba lo que hicieran o dijeran, no eran capaces de llegar a Neil. Él no
estaba comiendo, nunca parecía dormir a menos que se desplomara por el
agotamiento y siempre despertaba gritando por las pesadillas.
—No sé cuánto tiempo puedo aguantar esto, Ryan, —dijo Gabe cuando
entró en la cocina y se sentó a la mesa con Ryan.
—Me siento de la misma manera. —Ryan suspiró y tomó la mano de
Gabe—. Pero ¿qué podemos hacer? Él no quiere hablar con nosotros, y no
podemos obligarlo a comer.
—Ni siquiera está en la misma cama con nosotros, —dijo Gabe con
lágrimas en sus ojos—. Quiero decir, él salió de la habitación justo después de
que ocurriera todo. Pero la otra noche me fui a dormir junto a él en la
habitación de invitados. Se levantó sin decir una palabra y se fue.
—Es demasiado dolor, —le susurró Gabe, casi como para sí mismo—. Si
pudiera al menos hacer que hablase con nosotros, tal vez podríamos ayudarle.
Siento la pérdida de nuestro hijo, también, como no podría sentirla. Yo no sé
qué hacer para que Neil se sienta mejor. Tal vez debería llamar al médico
mañana. Mucho más de esto y me temo que vamos a perder Neil, también. No
puede estar tanto tiempo sin comer. Él es solo piel y huesos.
—Me voy, —contestó Neil, con la voz agrietada y seca de haber estado
semanas sin utilizarla, solo para gritar y llorar—. No puedo estar más aquí.
—No se puede, no más —dijo Neil, llorando otra vez—. No puede ser
así. No fui lo suficientemente fuerte.
—¡Ya basta, los dos! —Gritó Ryan tan fuerte como pudo. Jadeando, con
su corazón acelerado. Tanto Neil como Gabe volvieron la cabeza lentamente
hacia él. Era casi como algo salido de una película de terror, al darse cuenta
que no estaban solos. -No es vuestro error! Los hombres lo hicieron. No es tu
culpa, Gabe, por no estar aquí. No pudiste haber sabido que tratarían de
secuestrarnos.
—¡Y tu Neil no hiciste nada malo! No se trata de lo fuerte que eres. Los
hombres te hicieron mucho daño. Nos lo hicieron a los dos. Ellos fueron los
que le hicieron daño y mataron al bebé dentro de ti, Neil. Tú no hiciste nada
para lastimar al bebé. Tú nos salvaste a mí y a nuestro bebe. Es horrible que
perdieras al bebé. Nicolás nunca podrá ser reemplazado. Y sentiremos su
pérdida siempre, —añadió Ryan, bajando el volumen de su voz.
139 —Para empezar, —dijo Gabe salpicándole la cara de Neil con muchos
besos— tienes que hablar con nosotros. Deja que nosotros te ayudemos, Neil.
No podemos ayudarte si no nos dejas.
—Está bien Gabe, —susurró Neil mientras sus labios se reunían con los
de Gabe. Ryan se inclinó para besar a Neil también. En este momento,
necesitaba a su compañero en todos los sentidos. No podían traer de vuelta lo
que habían perdido, pero podría mostrar cuánto los amaba.
—No vuelvas a hablar de que nos dejas de nuevo, —dijo Ryan contra los
labios de Neil—. Te necesitamos, Neil. Haces que los tres seamos una familia.
—Te quiero tanto, Neil, —le dijo Gabe— nos has estado matando,
viendo tu dolor, sin saber cómo ayudarte.
140
Neil todavía iba a visitar la tumba del bebé todos los días, pero las visitas
141 eran cada vez más cortas. Y para sorpresa de Ryan, Neil dejó la tumba por su
propia cuenta. Ya no necesitaba Gabriel traerlo de vuelta a la casa.
Hoy sin embargo, Neil había salido a ayudar a Gabriel con el rancho por
primera vez, después de lo que sucedió. Ryan estaba corriendo alrededor,
bueno, más bien como un pato alrededor, tratando de hacer tantas cosas como
podía.
Hizo las comidas que podrían ser congeladas hasta que quisieran
comerlas. El Dr. Benedict iba a venir a comprobarlo el día de hoy, y Ryan en
realidad tenía la esperanza de dar a luz ya.
El bebé a quien los tres decidieron llamarlo Daniel, era tan fuerte, que
las costillas de Ryan estaban heridas de las patadas que le daba. Si él se
mantenía más tiempo dentro de Ryan, probablemente acabaría rompiéndole
una de las costillas. Neil vino del exterior cubierto de suciedad y le dio un beso
rápido, pero lleno de calor y se dirigió a su dormitorio.
Ryan se quedó allí, sorprendido, por unos momentos, con la lasaña que
estaba cocinando en la mano. Neil había comenzado a besar y tocar de nuevo,
pero nunca con intención. Antes de que pudiera pensar en lo que estaba
haciendo lo siguió. Ryan lo miró, sintiéndose como se ponía duro en segundos
cuando Neil estaba en la ducha enjabonándose a sí mismo.
—Esto se siente tan bien, Ryan —se quejó Neil, apoyándose en el calor
142 de los toques que le daba Ryan.
Ryan sabía que el sexo no podría sanar el corazón de Neil, pero estar
juntos de esta forma otra vez era un buen comienzo.
—Ryan, ¿qué pasa? —Le dijo, tirando de nuevo de él, arrugando las
cejas.
144 —Nada, —sollozó Ryan, tratando de apretarlo más contra su cuerpo.
—¿Puedes hacer eso? —Preguntó Ryan, con sus ojos bien abiertos—.
Hay que tener cuidado. Esos tipos están armados hasta los dientes.
Ryan estaba a punto de decir algo más, pero oyó a Neil que salía de la
habitación. Él no quería hablar sobre ello delante de Neil. Después de
compartir una mirada con Gabe, supo que sentía lo mismo. Neil entró en la
cocina con su bata mullida, y se dirigió hacia Gabe, y se sentó a horcajadas
sobre su regazo. Luego, para sorpresa de todos, Neil abrió su bata para que
Gabe, y sólo Gabe, pudiera ver su cuerpo desnudo.
—Hey Todd, —contestó Ryan, tomando las mano más grande del
Sheriff—. Él está ahí fuera. Lo encontrarás.
147
—¿Daniel está dormido? —Preguntó Gabriel cuando Neil volvió a subir
a la cama con él y Ryan.
—Sí, esta roncando. Así que hay que darle un vistazo después. —Dijo
Neil riéndose mientras él se acurrucaba entre los dos.
—Tiene un gran estómago, —dijo Ryan, riéndose—. Ese chico come más
148 que un caballo.
—Hey, necesito recuperar mis fuerzas también —dijo Neil, con cara de
inocente causando que Ryan y Gabriel se rieran.
Había pasado solo un mes desde que Ryan dio a luz a un niño sano. No
había habido ninguna complicación, con el bebé y el papá, él había llegado
bien. Neil y Ryan habían sanado por completo de todo, y Daniel era el bebé
más hermoso que Gabriel había visto nunca. Tenía todo lo que siempre quiso y
no podía dejar de sonreír.
—Como porque estoy embarazado, —terminó Neil en voz baja.
—Otro recién nacido. —Rió entre dientes Ryan—. Tenemos trabajo por
delante. ¡Pero estoy tan emocionado!
—Es perfecto, —dijo Gabriel, besando a sus dos compañeros con furia—.
Al igual que mis compañeros.
Y Gabriel lo hizo. Él sabía desde el momento en que se los pidió que era
la mejor decisión que jamás había tenido. La eternidad con dos hombres que
amaba con todo su corazón y que lo amaban también.
150
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