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68 Nociones de hidrogeología para ambientólogos

Las sondas TDR (figura 9) se basan en la relación existente entre las propiedades
dieléctricas del medio y su contenido en humedad. Se desarrolló a la sombra de las apli-
caciones bélicas del radar en la segunda guerra mundial. Convierte el tiempo de tránsito
de un impulso electromagnético en contenido volumétrico en agua de un medio dado.
5. Acuíferos libre, confinado, semiconfinado y multicapa
5.1. Definiciones
Atendiendo a la presión hidrostática del agua contenida en un acuífero, podemos consi-
derar dos tipos más importantes:
Acuíferos libres, no confinados o freáticos, que son aquellos en los que existe una super-
ficie libre del agua, en contacto directo con el aire y, por tanto, a la presión atmosférica.
Acuíferos confinados, cautivos o a presión, que son aquellos en los que el agua se
encuentra sometida a una presión superior a la atmosférica, y ocupa todos los huecos de
la formación acuífera, saturándola.
En el primero de los casos. Cuando se realiza un pozo, una vez alcanzada la zona
saturada el nivel del agua permanece sensiblemente constante, y similar al de los pozos
cercanos. En el segundo caso (figura 10), el agua hace su aparición al cortarse el techo con-
finante, subiendo el agua hasta la altura a la que se equilibra su presión con la atmosférica.
Se trataría de un pozo artesiano, el cual puede o no ser surgente.

Recarga

Nivel freático Pozo artesiano


Sondeo surgente
n.p.
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Manto libre

Confinante

Figura 10. Esquema general de los diversos tipos de acuíferos y su respuesta cuando se perfora
en ellos.

Un caso especial de acuífero cautivo es el denominado semicautivo o semiconfinado,


que es aquel en el que el techo o el muro está constituido por un acuitardo que admite

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un cierto intercambio hídrico en función de las diferencias de presión. Cuando se super-


ponen varias formaciones de comportamiento acuífero separadas por otras tantas que se
comportan como acuicludos o acuitardos se tendría un acuífero multicapa. En ellos fre-
cuentemente se tienen potenciales diferentes en una misma vertical, por lo que al perforar
se producen intercambios ascendentes o descendentes, según los casos. La explotación de
estos acuíferos multicapa puede dar lugar a la existencia de diversos acuíferos con nivel
piezométrico en equilibrio con la presión atmosférica que algunos autores han denomina-
do acuíferos multilibres. En las explotaciones mineras se pueden dar estas situaciones; en
las minas de Alquife se daba el esquema citado, cuando había actividad minera.
5.2. Zonación de un acuífero
Supongamos un macizo de terreno constituido por arenas que reposa sobre un sustrato
impermeable y horizontal. El medio arenoso lo suponemos homogéneo e isótropo. Si
introducimos agua en este macizo penetrará hasta el fondo impermeable y comenzará a
saturarlo desde abajo hasta una cierta altura. En un momento dado, se pueden diferenciar
dos franjas (figura 11):

– la inferior o Zona Saturada


– y la superior o Zona No Saturada, o zona de aireación, o zona vadosa

Franja de
Franja aireación

evapotranspiración

Franja de retención
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Franja capilar
A B
Superficie hidrostática
Franja saturada

Sustrato impermeable

Figura 11. Repartición teórica del agua en el suelo y en el subsuelo.

En la zona saturada todos los espacios libres están ocupados por agua, en una propor-
ción equivalente a la porosidad total. En ella el agua gravífica es máxima. Es el dominio
de las aguas subterráneas que alimentan a los pozos y a los manantiales. Sería un manto

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acuífero o manto freático. La superficie superior está en equilibrio en todos sus puntos
con la presión atmosférica, llamándose a la misma nivel freático (o nivel hidrostático).
En la zona de aireación o vadosa diferenciamos de abajo, arriba:

– franja capilar
– franja de retención o intermedia
– franja de evapotranspiración

En la franja capilar la saturación decrece de abajo arriba y su altura total depende de


la granulometría, siendo máxima en los limos y arcillas arenosas (varios metros) y mínima
en las gravas (pocos centímetros). Puede alcanzar de 30 a 60 cm en las arenas. Esta franja
evoluciona sensiblemente solidaria con la superficie freática.
En la franja de retención o intermedia el agua existente carece de vinculo hidráuli-
co con la zona saturada; este agua no es gravífica, sino que es capilar aislada, pelicular e
higroscópica. Su saturación se alcanza para el valor del coeficiente de retención específica,
que es equivalente a la capacidad de campo. En los huecos coexiste el agua en estado líqui-
do y en vapor, y el aire. Su espesor oscila alrededor de 2 metros, aunque puede superar la
decena, o estar ausente en función de la granulometría y de los procesos de recarga.
La franja de evapotranspiración (soil water zone) está en contacto con el aire atmos-
férico en su extremo superior, y está sometida a los procesos de evapotranspiración, de ahí
su nombre. Puede contener más agua del coeficiente de retención específica (en la época
de lluvias) y su mínimo viene marcado por el punto de marchitez. Su espesor normal es de
1 a 2 m, aunque depende del tipo de cobertera vegetal y de la naturaleza del suelo.
Esta sería la repartición del agua en la vertical en el caso de un acuífero homogéneo e
isótropo. En la naturaleza, las cosas suceden de una forma más compleja, desde el momen-
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to en que el medio no es homogéneo e isótropo. En el medio kárstico, de características


que lo individualizan marcadamente del medio poroso, Sokolov (1967) propone cuatro
zonas:

– Zona de aireación, donde pueden existir aguas gravíficas colgadas (acuífero epi-
kárstico, en la terminología propuesta por Mangin, 1975).
– Zona de fluctuación estacional, marcada por los límites máximo y mínimo que
alcanza el nivel de saturación. A este nivel se puede ubicar la denominada franja de
evacuación, caracterizada por una elevada karstificación, por donde en épocas de
crecida existe gran circulación de agua.
– Zona de saturación completa
– Zona de circulación profunda, de características poco conocidas que correspondería
a lo que se denomina franja de flujo intermedio y franja de flujo regional, en los esque-
mas de zonación en tres dimensiones de los acuíferos de grandes dimensiones.

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Además de en la vertical, en un acuífero se pueden diferenciar sectores a lo largo de


la línea de flujo. La clasificación más extendida divide a un acuífero en: área de alimen-
tación o de recarga, y área de descarga o de evacuación. Los criterios para diferenciar
ambas áreas no son claros; existe uno aparentemente muy sencillo aunque de realización
práctica difícil; en efecto, la separación se haría atendiendo a la red de flujo dentro del
acuífero. El área de alimentación vendría definido por todos aquellos puntos en los que se
registra un descenso del nivel piezométrico con el aumento de la profundidad de capta-
ción, al cortarse líneas equipotenciales de valores decrecientes.
Por el contrario, el área de descarga vendría definida por los puntos en los que se regis-
traría un aumento del nivel piezométrico con el aumento de la profundidad de la obra; es
decir, se atravesarían equipotenciales de valores crecientes. La dificultad práctica estriba
en el trazado de la red de flujo, a lo que se le une el hecho de que dicho trazado varía con el
tiempo. Además, en el sentido estricto cualquier área aflorante del acuífero es susceptible
de constituir lugar de acceso del agua a la franja saturada.
5.3. Conceptos de permeabilidad, transmisividad, coeficiente de almacena-
miento y difusividad
Los parámetros que nos ocupan, y de forma especial la permeabilidad y el coeficiente de
almacenamiento, son fundamentales en todo estudio hidrogeológico. En relación con la
permeabilidad se tiene la transmisividad, y en relación con la transmisividad y el coefi-
ciente de almacenamiento se tiene la difusividad hidráulica.
La permeabilidad se puede definir como el volumen de agua gravífica que fluye en
la unidad de tiempo a través de la unidad de superficie de sección de terreno, bajo un
gradiente hidráulico unidad, a la temperatura de 20º C. La literatura reciente la designa
conductividad hidráulica. Las dimensiones de k son las de una velocidad (L.T-1); se suele
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expresar en m/día, m/s o cm/s. En la tabla 11 se indican valores más comunes de este
parámetro para algunos terrenos. Este concepto fue introducido por Darcy.
El concepto de transmisividad fue introducido por Theis en 1935. Se puede definir
como el caudal que fluye a través de una franja vertical de anchura unidad y altura igual
al de manto permeable saturado, bajo un gradiente hidráulico unidad, a la temperatura de
20 ºC. La transmisividad de un acuífero se obtiene multiplicando la permeabilidad por el
espesor saturado del acuífero. En consecuencia, las unidades de la transmisividad serán
L2.T-1. Frecuentemente se expresa en m2/día, o cm2/s, e incluso en m2/h.

Ejemplo
Calcular el valor de la transmisividad de un acuífero confinado cuya conductividad
hidráulica vale 0,02 m/s si su espesor es de 10 m. Expresar los resultados en m2/día.
T= k x b = 0,002 m/s x 10 m = 0,02 m2/s.
Como 1 día tiene 86400 segundos, el resultado en m/día sería 0,02 m2/s x 86400 s/día
= 1728 m2/día

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El coeficiente de almacenamiento se define como el volumen de agua que libera un


prisma de acuífero de sección unitaria y de altura igual al del espesor acuífero saturado
cuando el nivel piezométrico desciende una unidad. Es adimensional y se suele represen-
tar por la letra S. De acuerdo con la definición que se ha dado, en los acuíferos libres el
coeficiente de almacenamiento es sensiblemente igual a la porosidad eficaz me. En este
caso se trata de un vaciado físico del agua que llena los huecos.
En los acuíferos confinados el mecanismo es mucho más complejo, dado que inter-
vienen otro tipo de acciones; por un lado, el agua sufre una descompresión y aumenta
de volumen; y por otro en el terreno se produce una disminución de la presión, con
expulsión de agua, produciéndose una disminución del espesor del acuífero. De ahí que
se puedan producir asentamientos cuando se explotan acuíferos confinados, como se ha
descrito en numerosos ejemplos en todo el mundo (ciudad de Méjico, valle de San Joaquin
en California, y delta del río Po, por ejemplo). Para su cuantificación, supongamos un
acuífero integrado por arenas incompresibles, que se explota por bombeo; al disminuir
la presión del agua, ésta se expansiona. El agua aportada por una columna de acuífero de
sección unitaria y altura total saturada b (espesor del acuífero), al disminuir una unidad
el nivel piezométrico, vale Sl = mγbβ siendo m la porosidad total, γ el peso específico del
agua y β el coeficiente de compresividad dinámica del agua (cm2/DINA, o m2//N; tabla
12).

Material Compresividad (m2/N) Material Compresividad (m2/N)


Rocas ígneas
Arcillas 10-6-10-8 10-9-10-11
y metamórficas
Arenas 10-7-10-9 Rocas fracturadas 10-8-10-10
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Gravas 10-8-10-10 Agua 4,4x10-9

Tabla 12. Algunos valores del coeficiente de compresividad de diversos materiales

Ahora bien, si tenemos en cuenta que el terreno es igualmente compresible, con un


valor α para la compresividad vertical, al disminuir la presión del agua la matriz rocosa
soportará más peso del terreno que tiene encima, por lo que disminuirá su porosidad al
comprimirse. Para una unidad de descenso del nivel piezométrico se liberará un volumen
S2 de la columna anteriormente reseñada: S2 = γbα. El coeficiente de almacenamiento S,
suma de los dos ya vistos vale, pues S = S1 + S2 = γb (m β + α), de donde se deduce que
en los acuíferos cautivos juega un papel muy importante el valor del espesor del acuífero,
mientras que en los libres no influye. Los valores de S oscilan en acuíferos libres entre 0,05
y 0,30 (figura 12), mientras que en los confinados su valor es muy inferior (10-3 a 10-5).
La difusividad hidráulica se define, de acuerdo con el Diccionario de Hidrogeología
de Castany y Margat (1977), como el parámetro que rige la propagación de influencias en
un acuífero saturado; es el cociente entre la transmisividad y el coeficiente de almacena-

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