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Acta Ent.

Chilena 28 (1): 41-50, 2004

LA ZONA DE TRANSICIÓN SUDAMERICANA: CARACTERIZACIÓN


Y RELEVANCIA EVOLUTIVA

THE SOUTH AMERICAN TRANSITION ZONE: CHARACTERIZATION


AND EVOLUTIONARY RELEVANCE

JUAN J. MORRONE1

“Toda la indagación biogeográfica moderna y científica parte de una teoría común a toda la biología: la
teoría de la evolución, en la que la conceptualización histórica, genética y dinámica es primer punto de
partida. No puede haber entonces en la actualidad ninguna rama de la biogeografía que no sea partícipe de
estos atributos, pues aun la mera configuración de datos de distribución presupone una teoría histórica con
cuya ayuda se interpretan los hechos en un primer nivel”.
Reig (1962: 132-133).

RESUMEN
La zona de transición Sudamericana es el área donde se superponen elementos bióticos de las regiones
Neotropical y Andina. Comprende seis provincias: Páramo Norandino (altas cordilleras de Venezuela,
Colombia, Ecuador y Perú, por encima de los 3.000 m de altitud), Desierto Peruano Costero (franja
estrecha a lo largo de la costa del Océano Pacífico, desde el norte del Perú hasta el norte de Chile),
Puna (sur del Perú, Bolivia y norte de la Argentina y Chile), Atacama (norte de Chile, entre los 18 y 28˚
de latitud sur), Prepuna (centro y noroeste de la Argentina, desde Jujuy hasta el norte de Mendoza) y
Monte (centro de la Argentina, entre los 24 y 43˚ de latitud sur, desde Salta hasta el noreste de Chu-
but). Se destaca la relevancia evolutiva de la zona de transición Sudamericana, pues se postula que re-
presenta un área de “hibridación” biótica. Más que una línea estática entre las regiones Neotropical y
Andina, la zona de transición Sudamericana se caracteriza como un área donde procesos ecológicos e
históricos han permitido la evolución de una biota mixta característica.
PALABRAS CLAVE: Biogeografía, ecología, evolución, región Neotropical, región Andina, América del Sur.

ABSTRACT
The South American transition zone is the area where biotic elements of the Neotropical and Andean
regions overlap. It is comprised of six provinces: North Andean Paramo (high cordilleras of Venezuela,
Colombia, Ecuador, and Peru, above 3,000 m altitude), Coastal Peruvian Desert (narrow strip along the
Pacific ocean coast, from northern Peru to northern Chile), Puna (southern Peru, Bolivia, and northern
Argentina and Chile), Atacama (northern Chile, between 18 and 28˚ south latitude), Prepuna (central
and northwestern Argentina, from Jujuy to northern Mendoza), and Monte (central Argentina, between
24 and 43˚ south latitude, from Salta to northeastern Chubut). The evolutionary relevance of the South
American transition zone is highlighted, because it is hypothesized to represent an area of biotic “hybri-
dization”. More than a static line between the Neotropical and Andean regions, the South American
transition zone is characterized as an area where ecological and historical processes have allowed the
evolution of a characteristic, mixed biota.
KEY WORDS: Biogeography, ecology, evolution, Neotropical, Andean, South America.

1
Museo de Zoología “Alfonso L. Herrera”, Departamento Fecha de recepción : 6 de abril de 2004.
de Biología Evolutiva, Facultad de Ciencias, Universidad Fecha de aceptación : 17 de mayo de 2004.
Nacional Autónoma de México (UNAM), Apdo. postal 70-
399, 04510 México D.F., México.
42 Acta Entomológica Chilena

INTRODUCCIÓN CONTEXTO TEÓRICO

La biogeografía describe los patrones de distribución Jerarquías. En las últimas décadas ha surgido una
de especies y clados, intentando explicar cómo se ori- visión jerárquica (Eldredge y Salthe, 1984; Eldred-
ginaron. A pesar de la existencia de dos subdiscipli- ge, 1997; Lieberman, 2003), de acuerdo con la cual
nas diferentes, conocidas como biogeografía histórica la naturaleza se estructura en entidades discretas, las
y biogeografía ecológica, la explicación de los patro- cuales se ordenan jerárquicamente, es decir, que las
nes biogeográficos debería tratar de integrar ambos entidades menores se “anidan” dentro de otras enti-
componentes (Morrone, 1993, 2004a; Ruggiero y Ez- dades mayores. Cada nivel posee propiedades emer-
curra, 2003). Esta concepción “histórico-ecológica” gentes y cierta autonomía, es decir, que no es un mero
integral fue expresada por algunos biogeógrafos lati- agregado de entidades menores (Eldredge, 1997).
noamericanos, como Raúl Ringuelet, Osvaldo Reig Se han identificado dos jerarquías principales
y Gonzalo Halffter (ver Lopretto y Menni, 2003; Mo- (Fig. 1). La jerarquía genealógica incluye entidades
rrone, 2003; Reyes-Castillo, 2003). Ringuelet (1955) que contienen algún tipo de información, que se re-
consideró que no solo los factores biocenológicos ac- producen en entidades similares y que evolucionan.
tuales pueden explicar las distribuciones, sino que La jerarquía ecológica incluye entidades involucra-
también hay que apelar a factores históricos. Reig das en la transferencia de materia y energía. A pesar
(1962) propuso emplear el término “cenogénesis”, de que existen diferencias en los patrones de ambas
para referirse al desarrollo de asociaciones bióticas jerarquías, evidencia reciente ha mostrado que, por
en el tiempo, considerando que los cuestionamientos ejemplo, dentro de las comunidades puede existir es-
biogeográficos son históricos y, a la vez, deberían tra- tructura filogenética (Webb et al., 2002). Más aún,
tar de explicar el desarrollo de comunidades comple- algunas entidades, como los organismos y las pobla-
tas, no de taxones aislados. Halffter (2003) sostuvo ciones, son comunes a ambas jerarquías.
que los patrones biogeográficos deben basarse en gru- La ecología estudia básicamente entidades de la je-
pos con historias evolutivas y biogeográficas simila- rarquía ecológica, mientras que la biología evolutiva
res, y comprender condiciones macroecológicas estudia entidades de la jerarquía genealógica. La bio-
similares en su área de distribución. geografía posee un carácter complejo, pues, a pesar de
Las zonas de transición (Darlington, 1957; Halff- formar parte de la biología evolutiva, se interesa en las
ter, 1987; Ruggiero y Ezcurra, 2003) se localizan en jerarquías genealógica y ecológica, porque ambas po-
los límites entre regiones biogeográficas y represen-
tan eventos de “hibridación” biótica, promovida por
cambios histórico-ecológicos que permiten la mezcla
de componentes bióticos diferentes. En ocasiones, las
zonas de transición poseen una biota empobrecida,
mientras que en otras su diversidad es particularmente
elevada. Desde una perspectiva evolutiva, las zonas
de transición merecen especial atención, pues más que
líneas estáticas representan áreas de interacción bió-
tica intensa. De acuerdo con Ruggiero y Ezcurra
(2003), el análisis de las zonas de transición por par-
te de los biogeógrafos ecólogos posee una orientación
mayormente cuantitativa, mientras que para los bio-
geógrafos históricos esta orientación es de índole más
cualitativa.
Recientemente, propuse el reconocimiento de una
zona de transición sudamericana, en el área de con-
tacto entre las regiones Neotropical y Andina (Mo-
rrone, 2004a, b). Mi objetivo es situar esta zona de
transición en un contexto teórico apropiado, caracte-
rizarla sucintamente y detallar las provincias biogeo- Fig. 1. Entidades que integran las jerarquías de la natu-
raleza. Las entidades recuadradas son comunes a ambas
gráficas que comprende.
jerarquías.
La zona de transición Sudamericana: caracterización y relevancia evolutiva 43

seen entidades que exhiben patrones geográficos (Lie-


berman, 2003). Los patrones de la jerarquía genea-
lógica, estudiados por la biogeografía histórica,
involucran entidades gobernadas por procesos evolu-
tivos; son patrones históricos. Los patrones de la je- 1
2

rarquía ecológica, estudiados por la biogeografía


ecológica y la macroecología, involucran entidades 5

que transfieren materia/energía; son patrones ecoló- 4


9
3
gicos. La existencia de entidades comunes a ambas 6
7
jerarquías permite especular acerca de la posibilidad 8 10
de unificar la biogeografía ecológica y la histórica. 11
En los niveles superiores de ambas jerarquías, las
entidades contrastan de modo tan marcado, requirien- Fig. 2. Reinos y regiones del mundo. 1-2, Reino Holárti-
do incluso de datos y herramientas metodológicas co: 1, región Neártica; 2, región Paleártica; 3-6, reino Ho-
completamente diferentes, que la comparación de los lotropical: 3, región Neotropical; 4, región Afrotropical;
patrones resulta imposible. La distinción entre los en- 5, región Oriental; 6, región Australiana Tropical; 7-12, rei-
foques que analizan ambas jerarquías, sin embargo, no Austral: 7, región Andina; 8, región Capense; 9, región
puede no ser siempre clara. Cuando correlacionamos Neoguineana; 10, región Australiana Templada; 11, región
la riqueza de un taxón con la latitud a lo largo de un Neocelandesa. No se incluye la región Antártica.
continente, estamos incluyendo entidades genealógi-
cas (especies y clados), pero se trata de una proble-
mática básica de la biogeografía ecológica y de las El reino Holotropical básicamente comprende las
entidades de la jerarquía ecológica. Cuando compa- áreas tropicales del globo, entre los 30o de latitud sur
ramos los patrones de distribución de clados diferen- y los 30o de latitud norte. Desde el punto de vista pa-
tes que habitan las mismas áreas, aunque las leogeográfico corresponde a la porción oriental del
comunidades y ecosistemas están presentes, estamos paleocontinente de Gondwana (Crisci et al., 1993).
analizando entidades que pertenecen a la jerarquía Comprende las regiones Neotropical (América del
genealógica. Sur tropical, América Central, sur y centro de Méxi-
co, las Antillas y el sur de la península de Florida),
Regiones biogeográficas. Cox (2001) revisó las re- Afrotropical o Etiópica (África central, península Ará-
giones biogeográficas del globo y propuso un siste- biga, Madagascar y las islas del Océano Índico),
ma de reinos fitogeográficos y otro de regiones Oriental (India, Himalaya, Birmania, Malasia, Indo-
zoogeográficas. Morrone (2002a) propuso un siste- nesia, Filipinas y las islas del Pacífico) y Australiana
ma general, basado en los resultados de algunos aná- Tropical (noroeste de Australia).
lisis panbiogeográficos y biogeográficos cladísticos El reino Austral comprende las áreas templadas
que mostraron que algunas de las regiones tradicio- australes de América del Sur, Sudáfrica, Australasia
nales no representaban entidades naturales (Hum- y la Antártida. Desde el punto de vista paleogeográ-
phries, 1981; Patterson, 1981; Schuh y Stonedahl, fico corresponde a la porción occidental del paleocon-
1986; Crisci et al., 1991, 1993; Amorim y Tozoni, tinente de Gondwana (Crisci et al., 1993). Comprende
1994; Morrone, 1996; Lopretto y Morrone, 1998; las regiones Andina (América del Sur austral, por de-
Craw et al., 1999; Humphries y Parenti, 1999; Kati- bajo de los 30o de latitud sur), Antártica (Antártida),
nas et al., 1999). Este sistema comprende tres reinos Capense o Afrotemplada (Sudáfrica), Neoguineana
y 12 regiones biogeográficas (Fig. 2). (Nueva Guinea y Nueva Caledonia), Australiana Tem-
El reino Holártico comprende Europa, Asia al nor- plada (sudeste de Australia) y Neocelandesa (Nueva
te del Himalaya, el norte de África, América del Norte Zelanda).
(excluyendo el sur de la Florida) y Groenlandia. Des-
de el punto de vista paleogeográfico corresponde al Homología biogeográfica. El concepto de homolo-
paleocontinente de Laurasia. Comprende las regiones gía es comparativo, ya que cada enunciado de ho-
Neártica (Canadá, la mayor parte de Estados Unidos mología individual interactúa con otros enunciados
y el norte de México) y Paleártica (Eurasia y África semejantes; por ejemplo, cuando aseguramos que las
al norte del Sahara). alas de las aves son homólogas de las patas anteriores
44 Acta Entomológica Chilena

de los mamíferos, pero no lo son de las alas de los taxonómicos los taxones terminales por las áreas que
insectos. Partiendo de una analogía entre taxonomía ellos habitan– para obtener un cladograma general de
y biogeografía, podemos considerar las distribucio- áreas (Morrone y Carpenter, 1994; Humphries y Pa-
nes de taxones individuales como enunciados sobre renti, 1999). A partir de éste, podemos deducir la se-
homología biogeográfica (Morrone, 2001d). Es de- cuencia de fragmentación de las áreas analizadas. Un
cir, que podríamos preguntarnos si las distribucio- aspecto clave de la biogeografía cladística es la re-
nes de dos o más taxones diferentes distribuidos en ducción o eliminación de la paralogía (Ebach, 1999;
las mismas áreas son homólogos o no. En un con- Nelson y Ladiges, 2001). El término “paralogía” se
texto sistemático, de Pinna (1991) reconoció dos es- refiere a la existencia de áreas o grupos de áreas que
tadios: homología primaria y secundaria. La están en conflicto con duplicaciones de sí mismos
homología primaria (estadio de generación de hipó- (Nelson y Ladiges, 2001; Morrone, 2002b). Con el
tesis) es una conjetura sobre la correspondencia en- objeto de resolver estos conflictos, se han propuesto
tre partes de organismos diferentes. La homología los supuestos 1 y 2 (Nelson y Platnick, 1981) y el
secundaria (estadio de legitimación de hipótesis) re- método de los subárboles libres de paralogía (Nelson
presenta la contrastación de dicha conjetura, a tra- y Ladiges, 1996).
vés de la congruencia con enunciados similares en De acuerdo con estas consideraciones sobre homo-
el cladograma. Ambos estadios pueden reconocerse logía biogeográfica, la panbiogeografía y la biogeo-
en la homología biogeográfica. grafía cladística poseen objetivos diferentes. La
La homología biogeográfica primaria se refiere a primera trata con la homología biogeográfica prima-
una conjetura sobre una historia biogeográfica común, ria, mientras que la segunda trata con la homología
la cual postula que diferentes taxones –aun teniendo biogeográfica secundaria, por lo que es posible inte-
medios de dispersión diferentes– se hallan integrados grarlas como etapas sucesivas de un mismo análisis
espacio-temporalmente en una misma biota (Morro- (Morrone y Crisci, 1995; Donoghue et al., 2001; Mo-
ne, 2001d). Varios autores han propuesto conceptos rrone, 2001d, 2004a).
semejantes, cuyas similitudes y diferencias merece-
rían un análisis exhaustivo, como las líneas filéticas
de Jeannel (1942), los trazos generalizados de Croi-
CARACTERIZACIÓN DE LA ZONA DE TRANSICIÓN
zat (1958, 1964), las estirpes de Ringuelet (1961), los
SUDAMERICANA
cenocrones de Reig (1962, 1981), los corotipos de Ba-
roni-Urbani et al. (1978), los patrones de dispersión Desde la perspectiva de la jerarquía genealógica, la
o de distribución de Halffter (1978, 1987, 2003), los delimitación de las regiones Neotropical y Andina (o
componentes de Cadle (1982), y los elementos bióti- de las subregiones Guayano-Brasileña y Andino-Pa-
cos de Hausdorf (2002) y Hausdorf y Hennig (2003). tagónica) tiene una historia de casi un siglo y medio.
Una manera de postular hipótesis de homología bio- Rapoport (1968) formuló claramente una pregunta:
geográfica primaria es a partir de un análisis panbio- “¿Hasta dónde llega exactamente la influencia de la
geográfico, el cual compara trazos individuales de biota tropical en América del Sur?” Debido a que este
taxones diferentes para detectar trazos generalizados. límite, la llamada “línea subtropical”, varía de acuer-
Además de clasificar las distribuciones de los taxo- do con los autores (Fig. 3) y con los taxones que ellos
nes analizados en trazos generalizados mayores o analicen, en realidad, lo más apropiado es reconocer
componentes bióticos principales, es posible detec- una zona de transición más o menos amplia (Morro-
tar trazos generalizados menores o áreas de ende- ne, 2004a, b).
mismo dentro de los mismos, mediante un análisis Desde la perspectiva de la jerarquía ecológica,
panbiogeográfico o un análisis de parsimonia de en- Ruggiero y Ezcurra (2003) sugirieron que en las zo-
demismos. Si disponemos de cladogramas para los nas de transición deberían esperarse cambios pronun-
taxones analizados, podremos proceder con la segun- ciados en la riqueza de especies, alto reemplazo
da etapa. espacial de especies o una combinación de ambos
La homología biogeográfica secundaria se refiere a procesos. Para analizar el caso de la zona de transi-
la contrastación de la homología primaria hipotetizada ción sudamericana, estas autoras emplearon un aná-
(Morrone, 2001d). Un análisis biogeográfico cladís- lisis de los patrones espaciales de variación en la
tico nos permite comparar cladogramas taxonómicos resistencia ambiental y anisotropía de especies de
de áreas –obtenidos remplazando en los cladogramas mamíferos sudamericanos (Ruggiero et al., 1998). El
La zona de transición Sudamericana: caracterización y relevancia evolutiva 45

patrón de variación en la resistencia ambiental (Fig. 4)


es consistente con muchas clasificaciones zoogeográ-
ficas clásicas. El área de mayor cambio en los valo-
res coincide con la separación entre las regiones Mello-Leitão
1937
Neotropical y Andina (o las subregiones Guayano-
Brasileña y Andino-Patagónica). La mayoría de las
líneas subtropicales analizadas por Rapoport (Fig. 3)
coincide con zonas de cambio en el gradiente de re-
sistencia ambiental. El patrón de variación en la ani-
sotropía (Fig. 5) también coincide con el límite entre Sclater
Mello-Leitão
1931
las regiones Neotropical y Andina, indicando gran- 1858

des distorsiones en las distribuciones geográficas de Wallace


1876
las especies en la zona de transición, las cuales po-
drían estar determinadas por causas históricas y eco-
lógicas. Esta área de cambio rápido en las áreas de
distribución geográfica de las especies, al igual que
las líneas de transición entre las principales regiones Ringuelet
biogeográficas reconocidas previamente, coincide con 1955
Ringuelet
la diagonal árida que marca la transición entre regio- 1961
nes fitogeográficas. Esta diagonal, caracterizada por
un régimen climático templado-frío al sudoeste (re-
gión Andina y zona de transición Sudamericana) y
uno subtropical al noreste (la subregión Chaqueña),
puede considerarse como un evento vicariante que ha
frenado la dispersión entre las biotas neotropical y Fig. 3. Líneas trazadas por diferentes autores para delimitar
andina. Por otro lado, es una zona donde una flora las subregiones Guayano-Brasileña y Andino-Patagónica (se-
xerófila y su fauna asociada pudieron desarrollarse y gún Rapoport, 1968; modificado de Lopretto y Menni, 2003).
diversificarse a través del tiempo.
La zona de transición Sudamericana (Fig. 6) fue
tratada previamente como la subregión Páramo Pu- La zona de transición Sudamericana comprende
neña de la región Andina (Morrone, 1994, 1996, seis provincias biogeográficas (Fig. 6): Páramo No-
2001a, c). Se extiende a lo largo de los Andes, desde randino, Desierto Peruano Costero, Puna, Atacama,
Venezuela hasta el norte de Chile y el centro oeste Prepuna y Monte. Cada una de éstas representa un
de la Argentina (Morrone, 2004a, b). Cabe acotar que enunciado de homología biogeográfica primaria o tra-
la influencia biótica neotropical puede llegar incluso zo generalizado, el cual se obtuvo a partir de la com-
más al sur de esta zona (Morrone y Lopretto, 1994; paración de las distribuciones de diferentes taxones
Maury et al., 1996; Villagrán e Hinojosa, 1997). animales y vegetales (Morrone, 2001a, c).
Entre los insectos, la zona de transición Sudamerica-
na se caracteriza por especies de Orthoptera (Acridi- Provincia del Páramo Norandino. Altas cordilleras
dae y Tristiridae), Heteroptera (Belostomatidae, de Venezuela, Colombia, Ecuador y Perú, por enci-
Corixidae y Miridae), Coleoptera (Carabidae, Curcu- ma de los 3.000 m de altitud (Fittkau, 1969; Sick,
lionidae, Dytiscidae, Silphidae y Trogidae), Diptera 1969; Cabrera y Willink, 1973; Müller, 1973; Ringue-
(Ephydridae y Simuliidae), Hymenoptera (Pompili- let, 1975; Rivas-Martínez y Tovar, 1983; Morrone,
dae y Sphecidae), Lepidoptera (Pieridae) y Neurop- 1994, 1996, 2001a, c; Rivas-Martínez y Navarro,
tera (Hemerobiidae y Nemopteridae) (Morrone, 1994; Coscarón y Coscarón-Arias, 1995; Dinerstein
2001a, c). En un cladograma general de áreas de las et al., 1995; Posadas et al., 1997). Entre los insec-
regiones biogeográficas del globo (Fig. 7), las zonas tos, se caracteriza por especies de Orthoptera (Acri-
de transición de América Latina pueden representarse didae), Coleoptera (Curculionidae y Staphylinidae),
como eventos de “hibridación”: la Mexicana entre las Diptera (Agromyzidae y Simuliidae), Hymenoptera
regiones Neártica y Neotropical, y la Sudamericana (Pompilidae), Lepidoptera (Pieridae) y Neuroptera
entre las regiones Neotropical y Andina. (Hemerobiidae y Nemopteridae) (Morrone, 2001a, c).
46 Acta Entomológica Chilena

4 5

Figs. 4-5. Patrones espaciales de variación en la resistencia ambiental y anisotropía, obtenidos a partir de datos de distribu-
ción geográfica de especies de mamíferos sudamericanos por Ruggiero et al. (1998). 4, Resistencia ambiental; 5, anisotro-
pía (modificado de Ruggiero y Ezcurra, 2003).

Provincia del Desierto Peruano Costero. Franja es- (Pompilidae), Lepidoptera (Lycaenidae y Stenomidae)
trecha a lo largo de la costa del océano Pacífico, desde y Neuroptera (Hemerobiidae) (Morrone, 2001a, c;
el norte de Perú hasta el norte de Chile (Cabrera y Roig Juñent et al., 2003).
Willink, 1973; Müller, 1973; Rivas-Martínez y Tovar,
1983; Rivas-Martínez y Navarro, 1994; Coscarón y Provincia de Atacama. Norte de Chile, entre los 18º
Coscarón-Arias, 1995; Dinerstein et al., 1995; Mo- y 28º de latitud sur (Peña, 1966; O’Brien, 1971; Ca-
rrone, 1999, 2001a, c). Entre los insectos, se carac- brera y Willink, 1973; Müller, 1973; Artigas, 1975;
teriza por especies de Heteroptera (Miridae), Rivas-Martínez y Navarro, 1994; Dinerstein et al.,
Coleoptera (Carabidae, Curculionidae e Hydrophili- 1995; Morrone, 1999, 2001a, c). Entre los insectos,
dae) y Diptera (Simuliidae) (Morrone, 2001a, c). se caracteriza por especies de Orthoptera (Tristiridae),
Heteroptera (Miridae), Coleoptera (Carabidae y Cur-
Provincia de la Puna. Sur de Perú, Bolivia, y norte culionidae), Diptera (Simuliidae) y Lepidoptera (Pie-
de Argentina y Chile (Peña, 1966; Cabrera y Willink, ridae) (Morrone, 2001a, c).
1973; Müller, 1973; Willink, 1988; Morrone, 1994,
1999, 2001a, c; Rivas-Martínez y Navarro, 1994; Di- Provincia de la Prepuna. Centro y noroeste de la
nerstein et al., 1995; Posadas et al., 1997). De acuer- Argentina, desde Jujuy hasta el norte de Mendoza
do con Rivas-Martínez y Tovar (1983), se unieron los (Cabrera y Willink, 1973; Dinerstein et al., 1995;
pisos altoandino y mesoandino de la Puna. Entre los Morrone, 1999, 2001a, c). Entre los insectos, se ca-
insectos, se caracteriza por especies de Orthoptera racteriza por especies de Coleoptera (Carabidae, Sta-
(Tristiridae), Heteroptera (Enicocephalidae, Miridae phylinidae y Tenebrionidae) y Diptera (Culicidae y
y Nepidae), Coleoptera (Carabidae, Staphylinidae y Simuliidae) (Morrone, 2001a, c; Roig Juñent et al.,
Tenebrionidae), Diptera (Simuliidae), Hymenoptera 2003).
La zona de transición Sudamericana: caracterización y relevancia evolutiva 47

Provincia del Monte. Centro de la Argentina, entre


los 24º y 43º de latitud sur, desde Salta hasta el no-
reste de Chubut (Morello, 1955, 1958; Cabrera y
Willink, 1973; Müller, 1973; Stange et al., 1976;
Willink, 1988; Rivas-Martínez y Navarro, 1994; Roig
Juñent, 1994; Coscarón y Coscarón-Arias, 1995;
Morrone, 2001c; Roig Juñent et al., 2001). Entre los

Fig. 7. Cladograma general de áreas indicando las relacio-


nes entres las regiones biogeográficas del globo y la natu-
1 raleza “híbrida” de las zonas de transición de América
Latina. No se incluye la región Antártica.

insectos, se caracteriza por especies de Coleoptera


(Carabidae, Chrysomelidae, Curculionidae, Scara-
baeidae, Staphylinidae y Tenebrionidae), Heteroptera
(Miridae) e Hymenoptera (Anthophoridae, Bradyno-
baenidae, Mutillidae, Pompilidae, Sphecidae, Thyn-
nidae y Tiphiidae) (Stange et al., 1976; Willink,
1988; Morrone, 2001c).

DISCUSIÓN
2
¿Cómo habríamos de conceptualizar la zona de tran-
sición Sudamericana desde la perspectiva de la homo-
3
logía biogeográfica? Si llevamos a cabo un análisis
panbiogeográfico de diferentes taxones distribuidos en
América del Sur veremos que es posible identificar dos
4
componentes bióticos mayores, los cuales correspon-
den a las biotas de las regiones Neotropical y Andina
(Morrone, 2001b, c, 2004b). Algunos taxones neotro-
picales se extendieron más allá de la región Neotropi-
cal, hasta la zona de transición Sudamericana, como
5 ya fue señalado en estudios previos (Bonetto, 1961;
Ringuelet, 1961; Morrone y Lopretto, 1994; Maury et
6 al., 1996; Villagrán e Hinojosa, 1997). Lo mismo ocu-
rre con algunos taxones andinos, que se extendieron
hasta la zona de transición Sudamericana durante el
terciario y pleistoceno, con la reducción del cinturón
climático cálido y la conversión de bosques tropicales
nublados en comunidades templadas y áridas (Rapo-
port, 1968; Kuschel, 1969; Morrone, 1994). En esta
zona de transición, entonces, habremos de esperar una
Fig. 6. Zona de transición Sudamericana y sus provincias. alta concentración de nodos panbiogeográficos, los
1, Páramo Norandino; 2, Desierto Peruano Costero; cuales indicarían la gran actividad evolutiva de la mis-
3, Puna; 4, Atacama; 5, Prepuna; 6, Monte. ma, como ha mostrado un estudio de la diversificación
48 Acta Entomológica Chilena

de los mamíferos de la zona de transición Mexicana las áreas zoogeográficas de Chile continental basado en la dis-
(Escalante et al., 2004). tribución de 903 especies de animales terrestres. Gayana,
misc. 4: 1-25.
El carácter “doble” de la biota de la zona de tran- BARONI-URBANI, C., S. RUFO y A. VIGNA, 1978. Materiali per una
sición Sudamericana también resulta evidente en las biogeografia italiana fondata su alcuni generi di coleotteri ci-
provincias que la componen. Los elementos neotro- cindelidi, carabidi e crisomelidi. Estrat. Mem. Soc. Entomol.
picales de la provincia del Páramo Norandino hicie- Ital. 56: 35-92.
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