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Realismo 4º
Realismo 4º
Objetivos
Reconocer las características diferenciales de la narrativa realista.
Identificar autores representativos de la literatura realista.
Comprensión lectora y análisis de recursos en textos realistas.
Producción de textos narrativos utilizando procedimientos realistas.
Valoración del realismo narrativo como medio de expresión personal y acercamiento
crítico a nuestro entorno social.
Contenidos y actividades
2. Sociedad y literatura: la España de la segunda mitad del siglo XIX (pág. 173).
Evaluación
Criterios:
Reconocimiento de los rasgos esenciales de la literatura realista en textos
representativos.
Comprensión y resumen de textos de autores realistas.
Identificación de autores y obras representativos de este movimiento literario.
Elaboración de textos descriptivos y narrativos siguiendo técnicas realistas.
Instrumentos:
Cuaderno de clase.
Actividades y lecturas realizadas en el aula.
Realización de un relato realista.
Examen al final de la unidad.
Texto 1: “Las espigadoras”, de J. F. Millet
Cuando fue presentado al público, este cuadro desencadenó una gran polémica. A
los críticos de la época no les agradaba el hecho de que los campesinos fueran
representados como héroes, y de que gentes anónimas fueran el tema principal de un
cuadro.
Millet pinta la vida sencilla del labriego en los campos con una profunda simpatía y
comprensión, como hasta entonces no había existido. Aquellos campesinos son su
propia gente, y Millet los describe con sinceridad y dignidad. Esta simpatía por el
oprimido, por el humilde, desata las críticas de los académicos, y de algunos burgueses
que le identifican incluso con las ideas socialistas y revolucionarias de las comunas.
En "Las Espigadoras" el pintor presenta a los campesinos en la época de la siega y
la recolección. En primer plano, tres mujeres, agachadas recogiendo el grano, el trabajo
más duro y menos reconocido entre las tareas rurales. La posición de las campesinas –
una de ellas, la que se encuentra a la izquierda del cuadro, apoya su mano en la espalda
dolorida- y la hora en que se manifiesta la escena, dan cuenta de la fatiga que representa
su labor. El aspecto es de imagen-documento, son personas reales, aunque anónimas,
ataviadas con las ropas comunes de los campesinos franceses, quizá de la misma zona
de Barbizon, o de Fontaineblau, donde el mismo pintor vivía. Más al fondo podemos
ver los almieres, la carga de la carreta, un rebaño con su pastor a caballo, y los tejados
de las casas del pueblo vecino. La luz intensa, incrementada por los colores, ocre y
amarillo crean esa atmósfera, entre natural e idealizada, que para algunos autores es un
precedente del Impresionismo.
Estamos ante una transformación de una granja de Barbizon en una simulada
batalla entre clases. Todo está pleno de simbolismo. El duro trabajo de estas campesinas
para llenar los graneros de los propietarios, que, quizá en la distancia observan el
proceso del trabajo.
http://www.xtec.es/~jarrimad/contemp/millet.html
Historia del Arte.Ed. Salvat-El País, vol 15
¿En qué aspectos crees que este cuadro se aparta de las características
románticas estudiadas en los temas anteriores? Puedes contrastarlo con “Las
Edades”, de G.D. Friedrich, reproducido en la página 126 del libro de texto.
Texto 2
Texto 3
“Los jóvenes escritores de mi tiempo, cuando se les convidaba a almorzar iban provistos
de lápiz y cuartillas para describir el aspecto de la mesa. En cierta ocasión encontré a un
amigo plantado delante de una casa de los barrios bajos, tomando apuntes: “¿Te has
dedicado al dibujo?” – le pregunté. “No –me respondió-; voy a colocar en esta casa
algunas escenas de mi próxima novela y quiero describir con exactitud su fachada”
Texto 4
“A mediados del siglo XIX empieza a tomar incremento la tendencia de que la literatura
debe dar una idea lo más exacta posible de la vida; es decir, reflejar la vida tal como la
vida es. Al mismo tiempo puede apreciarse en los jóvenes artistas una firme voluntad de
trabajo, un deseo de perfección que les lleva a romper una y otra vez las cuartillas que
escriben hasta lograr lo que se habían propuesto. Esta actitud marca una gran diferencia
respecto de la seguida por los escritores románticos, para quienes la obra de arte era el
resultado de un momento de inspiración genial y por lo tanto irrepetible. Nada tiene de
particular que a la nueva dirección literaria se la conozca con el nombre de Realismo. Su
principio básico era poner de acuerdo el arte con la vida, tratar de que la obra
reprodujera lo más fielmente posible la realidad.”
José Onrubia
TEXTO 5
Miau
A las cuatro de la tarde, la chiquillería de la escuela pública de la plazuela del Limón salió
atropelladamente de clase, con algazara de mil demonios… Entre ellos había uno de menguada estatura,
que se apartó de la bandada para emprender solo y calladito el camino de su casa. Y apenas notado por
sus compañeros aquel apartamiento que más bien parecía huida, fueron tras él y le acosaron con burlas y
cuchufletas, no del mejor gusto. Uno le cogía del brazo, otro le refregaba la cara con sus manos
inocentes, que eran un dechado completo de cuantas porquerías hay en el mundo; pero él logró desasirse
y... pies, para qué os quiero. Entonces dos o tres de los más desvergonzados le tiraron piedras, gritando
Miau; y toda la partida repitió con infernal zipizape: Miau, Miau.
El pobre chico de este modo burlado se llamaba Luisito Cadalso, y era bastante mezquino de talla, corto
de alientos, descolorido, como de ocho años, quizá de diez, tan tímido que esquivaba la amistad de sus
compañeros, temeroso de las bromas de algunos, y sintiéndose sin bríos para devolverlas. Siempre fue el
menos arrojado en las travesuras, el más soso y torpe en los juegos, y el más formalito en clase, aunque
uno de los menos aventajados, quizás porque su propio encogimiento le impidiera decir bien lo que sabía
o disimular lo que ignoraba. Al doblar la esquina de las Comendadoras de Santiago para ir a su casa, que
estaba en la calle de Quiñones, frente a la Cárcel de Mujeres, uniósele uno de sus condiscípulos, muy
cargado de libros, la pizarra a la espalda, el pantalón hecho una pura rodillera, el calzado con tragaluces,
boina azul en la pelona, y el hocico muy parecido al de un ratón. Llamaban al tal Silvestre Murillo, y era el
chico más aplicado de la escuela y el amigo mejor que Cadalso tenía en ella…La futura celebridad habló
así a su compañero:
«Mia tú, Caarso, si a mí me dieran esas chanzas, de la galleta que les pegaba les ponía la cara verde.
Pero tú no tienes coraje. Yo digo que no se deben poner motes a las presonas. ¿Sabes tú quién tie la
culpa? Pues Posturitas, el de la casa de empréstamos. Ayer fue contando que su mamá había dicho que
a tu abuela y a tus tías las llaman las Miaus, porque tienen la fisonomía de las caras, es a saber, como las
de los gatos. Dijo que en el paraíso del Teatro Real les pusieron este mal nombre, y que siempre se
sientan en el mismo sitio, y que cuando las ven entrar, dice toda la gente del público: 'Ahí están ya las
Miaus'».
Luisito Cadalso se puso muy encarnado. La indignación, la vergüenza y el estupor que sentía, no le
permitieron defender la ultrajada dignidad de su familia.
Cadalsito, deteniéndose en la puerta de su casa, miró a su amigo con tristeza. El otro, arreándole un
fuerte codazo, le dijo: «Yo no te llamo Miau, ¡contro!, no tengas cuidado que yo te llame Miau»; y partió a
escape hacia Montserrat.
Benito Pérez Galdós
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