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Títulos valores reconocidos por el

Código de Comercio Colombiano


Las letras de cambio: Título de contenido crediticio.

El pagaré: Título de contenido crediticio.

El cheque: Título de contenido crediticio.

El bono: Título de contenido crediticio.

Certificado de depósito: Título representativo de mercancías.

Bono de prenda: Título de contenido crediticio.

Carta de porte y conocimiento de embarque: Título representativo de mercancías.

Acción: Título de participación.

BIBLIOGRAFIA: Hildebrando Leal perez en el libro TEORIA GENERAL DE LOS


TITULOS VALORES.
el artículo 619 del Código de Comercio enseña que los títulos valores pueden ser
de contenido crediticio, corporativos o de participación y de tradición o
representativos de mercancías. Varios criterios se han intentado en la doctrina
para determinar una clasificación acertada y precisa en esta materia. Tomando
como base la clasificación de la norma citada tendremos que afirmar una
clasificación teniendo en cuenta:

A) El contenido de la prestación o el objeto sobre el cual recae,

B) La moneda,

C) El lugar de creación,

D) La forma de creación,

E) El cumplimiento de las formalidades,

F) La función económica,

G) La naturaleza jurídica del creador o emisor del título,


H) El régimen aplicable,

I) La causa,

J) La ley de circulación.

l. CLASIFICACIÓN SEGÚN EL CONTENIDO DE LA PRESTACIÓN O EL OBJETO SOBRE


EL CUAL RECAE

Este criterio de clasificación apunta a determinar aquello que se puede exigir en


virtud del título que se ha emitido, es decir, la prestación en él incorporada. Desde
este ángulo los títulos valores pueden ser: 1) De contenido crediticio, 2) Reales,
de tradición o representativos de mercancías, 3) Corporativos o de participación.

A. TITULOS DE CONTENIDO CREDITICIO

Un título valor es de contenido crediticio cuando el objeto, sobre el cual recae la


prestación que puede exigirse como efecto de ese título, es dinero, valga decir,
moneda legal.

El artículo 821 del Código de Comercio preceptúa que cuando en la ley o en los
contratos se emplea la expresión "instrumentos negociables" se entenderá por tal
los títulos valores de contenido crediticio que tengan por objeto el pago de moneda
legal. Con lo anterior se quiere dar a significar que el concepto de título valor de
contenido crediticio es equiparado por la ley al concepto de instrumento
negociable.

Ahora bien, ¿qué títulos valores son de contenido crediticio? Corno se indicó en la
definición, lo son todos aquellos que imponen a sus intervinientes la obligación de
pagar una suma de dinero. Veamos cuales:
a) El cheque, en la medida que se trata de un título valor en el cual va impresa
una orden de pago dirigida por el librador contra el librado, contra el banco, girado
a fin de que se pague la suma determinada de dinero inserta en el documento.

b) La letra de cambio, en tanto que se trata de una orden dada por el librador
contra el girador para que igualmente pague una suma determinada de dinero.

c) El pagaré, pues se trata de una promesa que hace el otorgante del título
encaminada a pagar una suma de dinero,

d) Los bonos, porque representan una alícuota en un crédito colectivo que permite
a su tenedor obtener el reembolso de una suma determinada.

e) El certificado de depósito a término es un título valor de contenido crediticio,


ya que le permite al tenedor obtener la devolución de una suma de dinero por él
depositada.

f) La factura cambiaria de compraventa, en tanto que se trata de un documento


librado por vendedor contra el comprador, encausado a exigirle el pago de la
mercancía que le ha vendido, total o parcialmente.

g) La factura cambiaria de transporte es igualmente un título valor de contenido


crediticio, librada por el transportador para obtener el pago total o parcial de los
fletes causados por el transporte realizado.
h) El bono de prenda, como documento expedido por los almacenes generales de
depósito, se enmarca en los títulos valores de contenido crediticio en tanto que
incorpora un crédito, con la única salvedad que dicho crédito se garantiza con
prenda de las mercancías depositadas, es decir, se trata de una prestación
principal que le permite a su tenedor cobrar el crédito. El artículo 757 del Código
de Comercio inicio final, indica que en el bono de prenda se incorpora un crédito
prendario sobre las mercancías amparadas por el certificado de depósito y confiere
por sí mismo los derechos y privilegios de la prenda.

i) Otros títulos valores calificados como de contenido crediticio pueden serlo las
cédulas, los títulos de ahorro cafetero y en fin, todos aquellos que tengan por
objeto cobrar una suma de dinero.

B. TITULOS REALES O DE TRADICIÓN O REPRESENTATIVOS DE MERCANCIAS

De manera indistinta se les ha denominado así a esta clase de títulos valores.


Empero, son tres criterios diferentes los que cobija esta clasificación.

De un lado, son reales, porque confieren al tenedor un derecho real, es decir, el


dominio sobre las mercancías en el título representadas.

De tradición, porque al transferir el título representativo de mercancías, teniendo


en cuenta su ley de circulación, se transfiere igualmente la propiedad de las
mercancías.

Son representativos de mercancías en tanto que, en virtud de la incorporación, allí


donde está el documento, en ese mismo lugar se encuentran físicamente las
mercancías. Por ello el artículo 629 del Código de Comercio manda que la
reivindicación, el comercio, o cualesquiera otras afectaciones o gravámenes sobre
los derechos consignados en un título valor o sobre las mercancías por él
representadas, no surten efectos si no comprenden el título mismo materialmente.
En consecuencia, aparece claramente que estos títulos valores se caracterizan
porque confieren derechos sobre mercancías y no sobre dinero, como los de
contenido crediticio, examinados anteriormente. Igualmente, se caracterizan
porque aquella persona poseedora del documento es dueña de la mercancía en él
contenida y, por tanto, como titular de las mismas puede disponer de ellas. Así lo
plasma el artículo 644 del Código de Comercio al indicar que los títulos
representativos de mercancías atribuyen a su tenedor legítimo el derecho
exclusivo de disponer de las mercancías que en ella se especifican. En estas
condiciones, el titular del documento representativo de mercancías podrá
transferirlas, transfiriendo el respectivo título valor.

Y ¿cuáles son los títulos valores representativos de mercancías, de tradición o


reales? Indudablemente que se hace referencia es al certificado de depósito que
expiden los almacenes generales de depósito, al conocimiento de embarque y a la
carta de porte.

a) El artículo 757 del Código de Comercio, en su inciso segundo, prescribe que los
certificados de depósito incorporan los derechos del depositante sobre las
mercancías depositadas y están destinados a servir como instrumento de
enajenación, transfiriendo a su adquirente los mencionados derechos.

b) El artículo 676 del mismo Código enseña que el conocimiento de embarque y la


carta de porte tienen el carácter de título representativo de las mercancías objeto
del transporte.

C. TITULOS CORPORATIVOS O DE PARTICIPACIÓN

Los títulos corporativos o de participación, por algunos denominados títulos


personales, son aquellos que confieren a su titular al poder o facultad de otorgarle
una calidad especial en su condición de miembro de una corporación. El ejemplo
típico de un título valor corporativo o de participación son las acciones de
sociedades. En nuestro medio algunos tratadistas se han opuesto a considerar las
acciones corno una modalidad de título valor, pero lo cierto es que este
instrumento presenta todas las características de un título valor y así ha sido
reconocido por la doctrina internacional.

Los títulos valores corporativos confieren básicamente dos clases de derecho: De


un lado derecho de tipo económico y de otro de índole político.

a) En cuando a los derechos económicos, inicialmente, acreditan que su titular


participa en el capital de una sociedad, de una empresa, de una compañía, y que
además, corno consecuencia de la inversión que efectuó, adquieren el derecho de
participación proporcional a la inversión en las utilidades producidas por la
compañía, bien en el renglón de dividendos o de utilidades. Su participación
implica, igualmente, que en pital, fusión, disolución, aprobación de estados
financieros, reparto de utilidades, y en todo caso, participar con voz y voto en las
decisiones relacionadas con la administración y existencia de la sociedad.

II. CLASIFICACIÓN SEGUN LA MONEDA EN QUE SE EMITA EL TITULO VALOR

Esta clasificación se relaciona con el tipo de moneda en que está emitido el


respectivo título valor. Desde este punto de vista el título valor puede ser emitido
en moneda nacional o extranjera. La mayoría de los títulos valores que circulan en
nuestro medio son emitidos en moneda nacional, valga decir, en pesos
colombianos, en moneda corriente. Los títulos valores en moneda extranjera son
creados en el país para ser pagados en moneda extranjera o creados en el exterior
para ser pagados en Colombia en igual tipo de moneda.

Esta última modalidad de títulos valores plantea dos aspectos que interesan al
presente estudio:
1) ¿Es lícito en Colombia otorgar títulos valores de contenido crediticio en moneda
extranjera? Dos normas sirven de base para responder el interrogante. En primer
lugar, el artículo 672 del Código de Comercio advierte, haciendo referencia a la
letra de cambio, que ésta puede estar sujeta a una tasa de cambio fijo o corriente.
En segundo término, el artículo 874 del mismo estatuto, en su inciso segundo,
manda que las obligaciones que se contraigan en monedas o divisas extranjeras,
deban cubrirse en la moneda o divisa estipulada, si ello es legalmente posible, o
en caso contrario, se cubrirán en moneda nacional colombiana, conforme a las
prescripciones legales vigentes al momento de hacer el pago. De la observación de
las normas de cita se deduce que es plenamente lícito otorgar un título valor en
moneda extranjera.

2) El segundo punto que pudiera prestarse a controversia, es el de determinar


quien asume la variación del tipo de cambio que sufre la obligación contenida en
el título valor en moneda extranjera, desde el momento en que se contrae hasta
el día en que debe pagarse. El Estatuto Cambiario se ocupa de las obligaciones en
moneda extranjera, para reconocerle plena validez. El mismo estatuto indica que
si la obligación es de las calificadas en las disposiciones cambiarias como operación
de cambio, el deudor contrae la obligación de pagar en la moneda estipulada, pero
al tipo de cambio vigente en el momento en que se realiza el pago.

"Se entienden como operaciones de cambio todas las comprendidas dentro de las categorías
señaladas en el artículo 4º. De la Ley 9ª. De 1991, y específicamente las siguientes: (Artículo 1º.
Del decreto 1735 de 1993): Importaciones y exportaciones; inversiones de capitales del exterior en
el país; Inversiones colombianas en el exterior; Operaciones de endeudamiento celebradas por
residentes en el país; Todas aquellas que impliquen o puedan implicar pagos o transferencias; Todas
las operaciones que efectúen residentes en el país con residentes en el exterior que impliquen la
utilización de divisas; tales como depósitos y demás operaciones de carácter financiero en moneda
extranjera; Las entradas o salidas del país de moneda legal colombiana y de títulos representativos
de las mismas, y la compra en el exterior de moneda extranjera con moneda legal colombiana o
títulos representativos de las mismas; Las operaciones en divisas o títulos representativos de las
mismas que realice el Banco de la República, los intermediarios del mercado cambiario y los demás
agentes autorizados, con otros residentes en el país".
http://www.dian.gov.co/content/defensoria/contenidos/glosa3.htm

En estas condiciones, el riesgo cambiario, es decir, el mayor costo de las divisas


desde el día en que se contrajo la obligación hasta el día del pago corre a cargo
del deudor. Ahora, si la obligación nacida tiene como causa o como origen una
operación que no ha sido calificada como de cambio por la correspondiente
autoridad monetaria, el deudor está obligado a pagar al tipo de cambio vigente el
día en que contrajo la obligación, y no al tipo de cambio vigente al día en que
efectúe pago. Así las cosas, es de concluir que cuando la transacción no tiene
origen en la operación de cambio, el deudor no soporta la variación del tipo de
cambio.

III. CLASIFICACIÓN SEGÚN EL LUGAR DE CREACIÓN

Esta clasificación pareciera confundirse con la anterior. Sin embargo, la clase de


títulos valores según la moneda en que se emiten es diferente de la del lugar de
creación del título en razón de su mismo objeto. Entonces dependiendo del lugar
de creación, el título valor puede ser nacional o extranjero.

1. TITULOS NACIONALES

Son aquellos títulos valores creados en Colombia para que produzcan


efectos exclusivamente en Colombia. Obviamente se trata de la gran
mayoría de títulos valores que circulan en nuestro país.

Típicos: la ley da nombre y regula expresamente. • Atípicos: Innominados y no regulados •


Singulares: Pueden emitirse uno por uno y son diferentes el uno del otro. • Seriados: Surgen
masivamente, por lo tanto debe identificarse a través de un numero de seri

B. TITULOS EXTRANJEROS

En contraposición al anterior, estamos en presencia de un título valor


creado en el extranjero llamado a producir efectos en Colombia. Es en esta
clase de títulos donde caben los mayores comentarios de la presente
clasificación. Surge respecto de ellos un interrogante, consistente en saber
si al otorgarse el correspondiente título los intervinientes tienen que
sujetarse a los requisitos legales del país donde ha sido creado el título, o,
por el contrario, se someten a los requisitos de ley del país donde surtirá
los efectos del caso, es decir, a las exigencias legales de los títulos valores
en Colombia. El artículo 646 del Código de Comercio despeja el interrogante
al señalar que los títulos creados en el extranjero tienen la consideración
de títulos valores si llenan los requisitos mínimos establecidos en la ley que
rigió su creación. En otras palabras, esta modalidad de títulos son
reconocidos o tenidos como títulos valores en Colombia siempre que al
crearlos se hayan sujetado a los requisitos mínimos de la ley del país de
origen, valga decir, a los requisitos señalados por la ley del país donde fue
otorgado.

Cabe anotar que la norma en comento se divorció en gran medida del


proyecto INTAL, pues este instrumento indicaba que un título valor creado
en el exterior debía sujetarse a las disposiciones del código para que tuviera
plenos efectos en Colombia, o sea, para que pudiera predicarse la calidad
de título valor en Colombia obligatorio era que debía sujetarse a la ley
cambiaria y no a la ley del país extranjero en donde se había emitido o
creado. Aunque la norma citada ha sido objeto de constante crítica por
parte de la doctrina nacional, nosotros compartimos el sentido de la norma,
pues en últimas, dicho artículo plasmó un principio del derecho
internacional privado, de aceptación universal, conforme al cual la forma
de los actos se rige por la ley del lugar de su celebración.

En consecuencia, el contenido del artículo 646 del Código de Comercio lo


único que hace es darle vigencia en materia de títulos valores a dicho
principio internacional, principio, entre otras cosas, impuesto para resolver
conflictos de leyes en materia de formalidades de los actos jurídicos. El
principio acogido por el Código de Comercio en el artículo nombrado es
igualmente un reflejo de lo consagrado en importantes tratados y códigos
especialmente latinoamericanos, sobre la misma materia. En efecto, el
Tratado de Montevideo de 1889, refiriéndose específicamente a la letra de
cambio, manda que todos los actos que tengan que ver con este título valor
se rigen por la ley del lugar en donde tales actos se ejecutan y si la
aceptación se realiza en otro lugar, ésta se rige por la ley del lugar donde
se produce la aceptación, y si el endoso se celebra, las leyes que debe
cumplir el endosante, son las que establezca el país en el lugar en donde se
está justificando el endoso. De la misma manera se encuentra desarrollado
el principio en estudio en el Código de Bustamante, en donde se advierte
que la firma está determinada por el lugar o la ley del lugar de la
celebración del acto.

IV. CLASIFICACIÓN SEGÚN LA FORMA DE CREACIÓN

Sea que los títulos se creen uno a uno o en masa, conforme a la presente
clasificación, los títulos pueden ser singulares y seriales.

A. TITULOS SINGULARES

Los títulos valores singulares son aquellos que se crean o emiten uno a uno,
de tal forma que cada título o documento incorpora un solo derecho. Son
ejemplos de títulos valores singulares el cheque, el pagaré o la letra de
cambio.

B. TITULOS SERIALES/seriados

Títulos valores seriales o en masa son aquellos que se crean en forma


continua, en donde en un solo documento se incorporan varios derechos.
Tal es el caso de las acciones, en donde un solo título de acción puede
emitirse por una o varias acciones. Requisito indispensable para poder
predicar que un documento es título serial necesario es que esos varios
derechos guarden homogeneidad. Así, para que un título de acciones pueda
incorporar varias acciones se requiere, por ejemplo, que sean de la misma
sociedad, que contengan un mismo valor nominal, pues de manera contraria
la incorporación en un solo título de varios derechos no podría efectuarse.
Los títulos seriales se llaman en masa porque hacen referencia a
documentos creados en gran número o cantidad, emitidos de manera
continua, seguida, en conjunto, siendo ésta la característica formal por
excelencia.

De suma importancia son estos títulos en el tráfico mercantil, en donde se


emiten constantemente y dado su flujo los creadores han tenido que acudir
a medios mecánicos de firma, con la autorización del artículo 621 del Código
de Comercio, conforme al cual la firma puede sustituirse por signos o
contraseñas que pueden ser impuestas mecánicamente, pero bajo la
responsabilidad de quien lo emite.

Por la forma en que se promete el pago pueden ser:

• A base de orden - Títulos donde se da una orden a un 3o para que se efectué un paco.
Ejemplo. Letra de Cambio.

• A base de promesa - Se hace la promesa para efectuar el pago. Ejemplo Pagaré

V. CLASIFICACIÓN SEGÚN EL CUMPLIMIENTO DE LAS FORMALIDADES


PRESCRITAS PARA CADA TITULO VALOR / En relación con el contenido del
mismo pueden ser:

Conforme si se tienen o no en cuenta las formalidades prescritas para cada


título valor, es decir, si se cumplieron o no los requisitos tanto generales
como particulares, los títulos valores pueden ser completos o incompletos.

A. TITULOS COMPLETOS
Se predica que un título valor es completo en aquellos eventos en que el
documento contiene o reúne los requisitos esenciales, tanto generales como
particulares, inclusive los accesorios o los que la ley se encarga de suplir.
Así por ejemplo, la letra de cambio debe reunir los requisitos generales del
artículo 621 del Código de Comercio y los especiales o particulares del
artículo 671 del mismo Código, para que pueda derivarse de dicha letra un
título completo. De la misma manera, además de los requisitos generales
del artículo 621 del Código de Comercio, aplicable a todos los títulos
valores, el cheque debe reunir los requisitos del artículo 713 del mismo
ordenamiento; los bonos el del 754; el certificado de depósito y el bono de
prenda los mencionados en los artículos 759 y 760; la carta de porte y el
conocimiento de embarque los estipulados en el artículo 768; las facturas
cambiarias los consagrados en los artículos 774 (factura cambiaria de
compraventa) y 776 (factura cambiaria de transporte); y, el pagaré los
requisitos del artículo 709 del Código de Comercio.

B. TITULOS INCOMPLETOS/ o INCOADO

Al contrario de los anteriores, son títulos valores incompletos o incoados,


aquellos que no reúnen todos los requisitos generales o especiales señalados
en la ley para cada título valor.

Siendo que la ley prescribe los requisitos que todo título valor debe
contener, cabe preguntarse si es permisible la existencia de estos títulos.
Obviamente que se permiten pero restringidamente, con limitaciones,
siempre y cuando se amolden a los criterios que la misma ley impone.

Desde este punto de vista se conocen dos modalidades de títulos valores


incompletos: Documentos con espacios en blanco y títulos en blanco con la
sola firma. Sobre estas dos modalidades nos remitimos a la última parte de
los requisitos y formalidades de los títulos valores, referenciada en el
capítulo segundo de esta obra.

• En Blanco: Contienen únicamente una firma


VI. CLASIFICACIÓN SEGÚN LA FUNCIÓN ECONÓMICA

Conforme con la función económica que tengan los títulos valores, ellos
pueden ser de inversión y de especulación.

A. TITULOS VALORES DE INVERSIÓN

Son aquellos que no tienen por finalidad deshacerse inmediatamente, sino,


por el contrario, su objetivo es conservarlos, estar ligados a un patrimonio,
tener una larga duración y generalmente percibir de ellos una renta, un
interés, un incremento, un dividendo, una valorización. Para considerar los
títulos valores de inversión, es importante señalar que respecto de ellos
tiene una relación directa la persona que suscribe o adquiere los
documentos que 10 contienen, pues es su intención, su voluntad, la que le
da el carácter de permanencia.

B. TITULOS VALORES DE ESPECULACIÓN

Al contrario de lo que sucede con los títulos de inversión, los de


especulación son transitorios, pues la persona que los suscribe o adquiere
lo hace con la intención de deshacerse inmediatamente de ellos,
obviamente persiguiendo alguna ventaja, valorización o provecho entre el
momento que los adquiere a aquél en que los enajena.

Ahora bien, ¿qué requisitos se necesitan para que un título valor sea
considerado como de especulación? Varios son los requisitos o elementos
que contribuyen a su diferenciación.
a) Una primera característica es la seguridad que ofrezca el título valor,
seguridad que se origina en la solvencia, fundamentalmente, de la persona
responsable en el pago del título o de la persona que 10 suscribe o 10
remite.

b) El grado de liquidez del título valor, valga decir, la posibilidad que tiene
el tenedor para deshacerse fácilmente del documento, para enajenarlo sin
ninguna dificultad, para negociarlo rápidamente.

c) Las ventajas o valorizaciones que se obtengan del título valor,


constituyendo ésta una de las principales características diferenciado ras y
que impulsan a las personas . a su adquisición a largo plazo o a la
enajenación prontamente.

Generalmente se les da un tratamiento preferencial, especialmente en


materia de impuestos, aspectos contrarios a lo acontecido con los títulos
valores privados.

En tercer lugar, estableciendo una diferenciación sobre estas dos clases de


documentos, es de advertir que mientras los particulares tienen plena
libertad para emitir los títulos valores, los títulos creados por entidades de
derecho público están sometidos a una serie de autorizaciones o precedidos
de un decreto o de una ley, lo cual equivale a afirmar que mientras los
particulares tienen libertad para emitir títulos, la administración pública
está limitada y sólo opera la emisión de los mismos si se cumplen con los
requisitos que impone la ley, o sea, no se pueden endeudar libre y
ordinariamente como lo hacen los particulares.

VIII. CLASIFICACIÓN SEGÚN EL RÉGIMEN APLICABLE AL TíTULO VALOR/


Conforme con este criterio los títulos valores pueden ser nominados o
innominados:

A. TITULOS VALORES TIPICOS O NOMINADOS

Son aquellos que están reconocidos expresamente por la ley como títulos
valores, por ejemplo la letra de cambio, el pagaré, el cheque, los bonos, el
certificado de depósito y el bono de prenda, la carta de porte y el
conocimiento de embarque y las facturas cambiarias. No se requiere, para
predicar que un título es nominado o típico, que la ley los regule
expresamente, les dé un carácter de título valor detalladamente. Así se da
en términos generales, pero en otros eventos la ley simplemente remite a
su regulación en la parte referente a los títulos valores, como sucede por
ejemplo con los certificados de depósito a término del artículo 1394 del
Código de Comercio que remite su negociación a la forma prevista para los
títulos valores en general.

B. TITULOS VALORES ATIPICOS O INNOMINADOS Contrariamente a los títulos


valores típicos o nominado s surge el concepto de atípicos o innominados,
es decir, aquellos que no están expresamente regulados en la ley, ni general
ni particularmente, porrque surgen, emanan, tienen su fuente en la
costumbre, en los usos mercantiles, en la práctica de los comerciantes, en
el desarrollo de instituciones mercantiles, son fruto de los usos uniformes,
reiterados y públicos, capaces de darle a un documento el carácter de título
valor. La historia del derecho comercial está llena de ejemplos de esta clase
de títulos, los cuales, como todos los títulos valores que conozca nuestra
legislación, nacieron de las prácticas mercantiles recogidas por el legislador
y plasmados en normas jurídicas posteriormente.

En nuestro país se ha planteado una discusión doctrinal consistente en


determinar si además de los títulos regulados en la ley, valga decir, los
típicos y nominados, pueden existir los atípicos e innominados, o lo que
equivale a decir si es posible en el derecho nacional crear
consuetudinariamente títulos valores diferentes de los expresamente
reglamentados en el Código de Comercio, leyes o decretos
complementarios. En la anterior legislación mercantil así se consagraba
expresamente, indicándose que en la medida que el instrumento negociable
reuniera los requisitos mínimos señalados en la ley, dichos documentos se
consideraban instrumentos negociables. El artículo 30 del Proyecto Intal, en
gran parte la conformación del actual artículo 621 del Código de Comercio,
señalaba que "además de lo dispuesto para cada título valor en particular,
tanto los tipificados por la ley como los consagrados por los usos, deberán
llenar los requisitos siguientes: ... ".

Al elaborar el actual Código de Comercio la Comisión Revisora decidió


eliminar el carácter consuetudinario o de costumbre mercantil en el
nacimiento de nuevos títulos valores, consagrando como tales solamente los
tipificados en la ley comercial.

Nosotros defendemos la creación de los títulos valores, siempre y cuando se


cumplan siguientes requisitos:

1- En primer lugar, que el naciente título contenga los requisitos mínimos


generales plasmados en el artículo 621 del Código de Comercio, valga decir,
la mención del derecho que se incorpora y la firma de quien lo crea.

2- En segundo término, que el título tenga su fuente en la costumbre, lo


cual se traduce en el uso o empleo uniforme, reiterado y público.

3- De producirse el basamento anterior, el título valor contendrá los


requisitos de legitimación, literalidad, autonomía e incorporación, además
de pertenecer a una de las modalidades de títulos de contenido crediticio,
corporativo, de participación o representativos de mercancías.
4- Por otro lado, el título naciente no puede contrariar ninguna prohibición
legal.

De poseer estas características, el legislador no tendrá otra salida que


regularlo.

Explicamos de esta manera nuestra posición para que no se preste a


confusión, en la medida que nunca hemos afirmado que la única fuente,
distinta de la ley, para la creación de títulos valores atípicos sea la
costumbre. Por el contrario, partimos de la costumbre, pero no de una
costumbre desordenada, como si se procediera a crear un título valor cada
vez que se quisiera. No. La costumbre es generadora, pero el título valor
que nace corno su efecto debe circunscribirse dentro de ciertos parámetros,
en un marco legal y ese marco lo constituye indudablemente, para nuestro
caso, el artículo 621 del Código de Comercio. Si los dos fenómenos
concurren (costumbre y legalidad) el título nace, lo acepta el comercio y la
doctrina simplemente lo explica e interpreta.

IX. CLASIFICACIÓN SEGÚN LA CAUSA

Otro criterio calificativo de los títulos valores hace relación a su origen o


causa, y relacionados con este aspecto pueden ser causales y abstractos.

1. TITULOS VALORES CAUSALES

Son los nacidos corno producto de una relación negocial, subyacente o


negocio causal. Al plantearse el problema de la causa en los títulos valores,
necesarios es advertir que el terna es de estudio tanto en materia civil corno
en el derecho cambiario, porque de este último no se desconoce que los
títulos valores pueden tener una causa. En efecto, el título valor puede
nacer corno consecuencia de la realización de un negocio anterior, corno
sería el caso del título valor emitido para cancelar el precio de una
compraventa o el originado para el pago de una suma que se debía, o el
emitido para cancelar el pago de un servicio. En estos eventos se dice que
el título valor causal es el que se relaciona con un negocio subyacente o
anterior a su emisión.

2. TULOS VALORES ABSTRACTOS

El título valor abstracto es aquél en el que la causa, relación o negocio que


lo originó se pierde, se desvincula durante su circulación. Es la diferencia
con los títulos valores causales o concretos, en donde tal relación se
mantiene, no se desvincula pese a su circulación. Así, si para comprar
determinadas mercancías se suscribe una letra de cambio que garantiza el
negocio celebrado, especialmente en lo que al crédito hace referencia, ese
título vincula a las partes contratantes en tanto permanezca en poder del
vendedor, pero si la letra de cambio es entregada a tercera persona, la
relación causal se extingue y sólo perdura el derecho valorativo, es decir,
cierta cantidad de dinero pactado entre los contratantes originarios.

En ocasiones, la causa presenta dificultades en materia cambiaria, nacida


especialmente de dos interrogantes: ¿En qué medida el negocio causal o
subyacente continúa influyendo en la eficacia del título valor? y ¿en qué
medida la relación negocial o subyacente, y sus relaciones con problemas
como la resolución, nulidad, rescisión, resciliación o incumplimiento del
negocio que originó el título, puede tener consecuencias o repercusiones en
la eficacia del título valor emitido?

En un principio se consideró que los títulos valores estaban siempre


afectados por las implicaciones del negocio causal, en la medida que tales
documentos sólo eran papeles a través de los cuales se cumplía la prestación
esencial del contrato de cambio, por lo que si el contrato no existía era
anulado, las partes podían dejarlo sin efecto por mutuo acuerdo. Existía
entonces una relación directa entre el negocio jurídico y el título valor
emitido. De aquella época primitiva en el desarrollo de los títulos valores,
en la cual no se concebía el título sin la preexistencia de un contrato de
cambio, se pasa a una etapa en la cual el título valor puede tener como
causa, o mejor, como negocio causal, cualquier clase de contrato o relación
jurídica. En esta etapa la doctrina conceptúa que el título valor una vez
emitido, debe desvincularse del negocio causal, de la relación que le dio
origen; por lo tanto se desprende el postulado conforme al cual las
contingencias que pudieran tener el negocio subyacente o causal no puede
repercutir en la eficacia del título valor. En otras palabras esta tesis,
corresponde a la abstracción absoluta del título valor, contraria a la teoría
de la causalidad. La tesis se defendía aduciendo que los títulos valores
deben ante todo dar seguridad a las personas que los adquieren y que su
esencia es la circulación, no puede oponérsele a terceros adquirentes las
repercusiones que puedan derivarse del negocio causal, pues dichos
terceros no participaron en el negocio que originó la emisión del título que
emitieron. Con el desarrollo de los títulos valores han surgido posiciones o
tesis intermedias, las que parten del supuesto de reconocer que todo título
valor tiene una causa, un negocio subyacente, pero que dicho negocio sólo
repercutirá en la eficacia de título valor cuando el conflicto cambiario verse
entre las mismas partes que sostuvieron la relación causal e igualmente
frente a terceros tenedores de mala fe, mas nunca frente a terceros
poseedores de buena exenta de culpa.

Un ejemplo ilustra esta problemática. Entre "A" y "B" se celebra un contrato


de compraventa de un vehículo automotor. "B" para pagar el precio otorga
un pagaré a favor de "A". El vehículo presenta vicios que "B" desconocía,
aspecto este que lo induce a demandar el contrato. Como consecuencia del
vicio "B" se abstiene de cancelar el pagaré.

Como efecto de esta negativa "A" procede a demandado ejecutivamente a


través del cual "A" le cobra el título valor entregado para pagar el precio
del vehículo. En este caso la acción ejecutiva se traba entre las mismas
partes contratantes, o sea que en el conflicto cambiario surgido "B" podrá
impetrar contra "A" las excepciones correspondientes y relacionadas con el
negocio que originó la emisión del título valor que se pretende cobrar en el
proceso ejecutivo, valga decir, podrá "B" oponerse a la acción cambiaria
proponiendo la excepción derivada del negocio jurídico que dio origen a la
creación o transferencia del título, porque el demandante ("A") fue parte
del respectivo negocio.
Ahora, ¿qué sucede si el vendedor ("A") a sabiendas de que incumplió y
conociendo de la posibilidad de que el comprador pudiera promoverle la
excepción citada, se vale de un tercero (testaferro), hace aparecer el título
como adquirido mediante la ley de circulación, y ese tercero adelanta
proceso ejecutivo? En tal caso corresponde al comprador ("B") demostrar,
probar que se trata de un testaferro, que ese tercero es un tenedor de mala
fe, contra el cual cabe la excepción derivada del mismo negocio jurídico
que dio origen a la creación o transferencia del título, porque la ley permite
que esa excepción sea propuesta no solo contra el demandante que haya
sido parte en el respectivo negocio sino también contra cualquier otro
demandante que no sea tenedor de buena fe exenta de culpa, porque ese
tenedor de mala fe es, en cierta medida, el continuador de la situación o
posición jurídica del demandante, del vendedor del vehículo.

Una tercera posibilidad se presenta en el ejemplo planteado, la que se


diferencia sustancialmente de las dos situaciones anteriores. Sucede que
"A", vendedor del vehículo, negocia el pagaré suscrito por "B", con otro
comerciante, "C"; entonces éste es un tenedor que ha adquirido el título
conforme a su ley de circulación, es decir, se reputa tenedor de buena fe.
Al momento del cobro "A" no le cancela a "C" el importe del título y procede
a demandado ejecutivamente. Como puede observarse, el proceso
cambiario o ejecutivo se suscita entre un tercero que no fue parte del
negocio causal y otro que sí lo fue, que no hay coincidencia entre quien
adelanta la acción de cobro y el demandando, con quienes suscribieron el
contrato de compraventa y que se trata de un tercero tenedor del título,
tenedor de buena fe exenta de culpa, lo que equivale a señalar que las
excepciones derivadas del negocio causal no están llamadas a prosperar
porque, en este caso, el negocio subyacente no repercute en la eficacia del
título valor.

De las tres tesis expuestas muestro Código de Comercio adopta la posición


intermedia o teoría mixta, o sea, que en los títulos valores el contrato
existe, repercute en la eficacia del título valor siempre y cuando el conflicto
cambiario se suscite entre las mismas partes que estuvieron, entre quienes
suscribieron el negocio jurídico que dio origen a la creación del título, pero
además contra terceras personas que no sean tenedores de buena fe exenta
de culpa, pero nunca el negocio o relación causal podrá repercutir en la
eficacia del título valor si su tenedor es un tercero de buena fe exenta de
culpa. Tal es el postulado acogido en el numeral 12 del artíclo 784 del
Código de Comercio.
X. CLASIFICACIÓN SEGÚN LA LEY DE CIRCULACIÓN

La última modalidad clasificatoria de los títulos valores hace relación con


su ley de circulación, división que para algún sector de la doctrina no debe
atenderse a la circulación sino, más bien, a la forma como se determina el
beneficiario en el título valor, o sea, a la manera como el beneficiario se
encuentra o no mencionado en el título. De una u otra manera hacemos
referencia a una clasificación tripartita: títulos valores al portador,
nominativos y a la orden, como son tratados por el Código de Comercio
entre los artículos 648 a 670.

• Nominativos - Girados a favor de una persona determinada que debe estar inscrita en el
registro que lleva el creador del documento. Por lo tanto será legítimo tenedor quien figure
en el instrumento y a la vez en el registro. Circula mediante endoso, con la firma y con la
inscripción,.Ejemplo CDT.

• A la orden - Se expiden a favor de persona determinada. Circulan mediante endoso y


entrega.

• Al portador - No a favor de persona determinada. Circula con la entrega únicamente.

Sobre los títulos valores al portador, nominativos y la orden nos remitmos


a lo que de ellos se expresa en el capítulo segundo de esta obra sobre
circulación de los títulos valores.

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