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ANTONIO LOPEZ EIRE

ÁTICO, KOINÉ Y ATICISMO


Estudios sobre Aristófanes y
Libanio

UNIVERSIDAD DE MURCIA
1991
LÓPEZ EIRE, Antonio
Ático, Koiné y aticismo : estudios sobre Aristófanes y Libanio 1 Antonio
López Eire .- Murcia : Universidad, Secretariado de Publicaciones, 1991
103 p.
I.S.B.N.: 84-7684-923-0
1. Lengua griega - Dialectos. 2. Aristófanes - Lenguaje. 3. Libanio - Len-
guaje. 1. Universidad de Murcia. Secretariado de Publicaciones, ed. 11. Título.
807. 5-087
875 Libanio 1.08
875 Aristófanes 1.08

O Antonio López Eire


Secretariado de Publicaciones
Universidad de Murcia, 1991
I.S.B.N.: 84-7684-923-0
Depósito Legal: MU- 1.377-1991
Edición de: Compobell, S. A. Murcia
Nadie explicana actualmente los dialectos griegos diciendo que, antes
de entrar en Grecia, los futuros helenos hablaban ya tres diferentes modali-
dades lingüísticas vinculadas a otros tantos grupos étnicos respectivamente:
los jonios, los eolios y los dorios. Y no lo haría porque sabe o debena saber
que los dialectos griegos, tal como los conocemos por las inscripciones, no
se formaron de un tirón, de una sola vez, sino a través de un largo proceso
cronológico durante el cual convivieron los unos con los otros.
Algo parecido cabria decir respecto de la koiné con relación al ático. El
griego helenístico no surge de golpe, ex nihilo, sino como resultado de la
evolución de un subsistema del ático cuyos rasgos son palpables, a finales
del siglo v y comienzos del Iv a. J. C., en la modalidad coloquial de la
lengua ática que recoge, entre otros géneros literarios, la comedia aristofá-
nica.
En cuanto al aticismo, es claro que se define por oposición a la koiné.
Pero también lo es que, al igual que la contraposición de aticismo y asia-
nismo en el plano estilístico no es del todo exacta, tampoco el aticismo
lingüístico, derivado del estilístico, está tan despegado de la koiné como a
primera vista pudiera parecer. Y ello es así porque los aticistas no reinstau-
ran de ninguna manera el ático, sino que lo reinterpretan desde la koiné.
Por eso aun a los más esmerados aticistas se les escapan tanto expresiones
propias del griego helenístico como hiperaticismos. No pudieron evitar ni lo
uno ni lo otro porque el ático que ellos estudiaban no era ático hablado sino
ático literario contemplado desde la óptica de una lengua viva (la koiné) y
porque, en ese ático que imitaban, algunos rasgos eran ya idénticos a los
propios del griego helenístico y otros, en cambio, eran desviaciones por
exceso de las propias normas del ático como resultado de la inestabilidad
del sistema. Y los aticistas admitieron los unos y los otros como aticismos
de buena ley. De ahí sus claudicaciones e hipercorrecciones.
Así, pues, Aristófanes nos va a permitir. contemplar rasgos del ático
coloquial de los siglos y y VI a. J . C. que más tarde reencontraremos en la
koiné. Y Lib,anio, profesor de retórica y autor de discursos y cartas en el
siglo i V d . d. C., nos hará ver cómo entre el ático modelo de los aticistas y
el aticismo se interpone el filtro inevitable de la koiné.
En un trabajo anterior ' titulado «La lengua de la Comedia aristofánican,
vimos cómo en el ático empleado por Aristófanes se aprecian dos especies
distintas de rasgos lingüísticos: unos que coinciden con los del ático de las
inscripciones del siglo v a. J . C., y otros que dan la impresión de servir de
puente, de transición, entre el ático y la koiné. Por ejemplo: en fonética,
SUv (Nu. 580) y oUv (Pl. 114); en morfología, 6 v 9 p h n o ~ o ~(Pl. v 161) y
CIV~~ÓTIO (Pl.
L C87), O bien o i x i a i o ~( V . 801) y oixia~q(Ec. 21 1); en sintaxis,
T& ilspoixci ( L y s . 229) y s&q ilspo~xkq(Ec. 319); en vocabulario, vóooq ( V .
71) y vooqpcirtov (Fr. 90) que presupone vóoqpa, etc. Pues bien, nuestro
propósito ahora es comprobar cómo; efectivamente, muchos rasgos lin-
güístico~caracterizadores del griego helenístico asoman ya en la modalidad
de ático empleada por Aristófanes en sus comedias.
Sin embargo, esto que a primera vista puede parecer obvio, a saber: que
en el ático del que se vale Aristófanes afloran ya indicios de koiné, es algo
que prestigiosos editores y estudiosos del poeta cómico no aceptan sino a
regañadimtes o bien se resisten a admitirlo, lisa y llanamente. Resulta, así,
que aunque todos los manuscritos unánimemente nos ofrezcan la lectura

1 A. L ~ Y E ZEIRE: .La lengiia de la Comedia aristofánica», Enierita LIV (1986) 237-274. Utiliza-
mos en el presente trabajo las mismas ediciones y abreviaturas ya referidas en el recikn mencionado
artículo de Emerita. Agradecemos a la DGICYT (proyecto de investigación PB87-0668) y al DAAD su
apoyo para la realización de este libro.
2 Ar. Nu. 1465, 1477.
Xwxparqv, ratificando un proceso (confusión de la flexión de los nombres
masculinos en -& de la primera declinación con la de los en -es de la tercera)
comprobado en las inscripciones áticas del s. I V a. J.C. profusamente ;
atestiguado en la koiné 4 , opera en estos casos sobre los expertos en Aris-
tófanes una innegable renuencia a admitir todo aquel rasgo lingüístico que no
pueda ser definido a primera vista como (<clásico».Incluso cuando en Las
Nubes leemos un incuestionable Ar. Nu. 1206 cJ Crp&+íati&c,se intenta
buscar a esta aanormqlidad lingüística» una explicación que no necesita en
absoluto: que si el bueno de Estrepsíades era, como campesino, un igno-
rante; que si lo que el personaje Estrepsíades busca es poetizar al máximo
los versos de su propio encomio empleando una morfología anormal -',o
que dice su propio nombre como si fuera un adjetivo 6 , etc.
Ahora bien, una cosa son los hechos y otra bien distinta sus posibles
explicaciones. Los hechos son que al igual que en otros casos Aristófanes
emplea dobles formas para una misma función sintáctica (&v!jphnoioivy
civ9phnoic; oixíctoi y oixictic; rW ilepoixci y r&c iispoixac, etc), también
en el caso de los nombres en -6qc usa tanto un vocativo en -q (Ar. V. 401
(h... T~ioicitiq,Av. 139 (A CrihpwviGq) como un vocativo en -E<:Nu. 1206 cJ
Crpe+ictG&c,como si se tratase de un tema en "-es de la tercera declinación
como, por ejemplo, Ar. Ec. 129 'ApicppctG~c,nauocti hilhWv (cf. Ar. Pax
883 ooriq; 'ApicppciGqc. Eq. 1281 'ApicppciGqc novqpoc. V. 1280. &ir' 'Api-
cppci6qv nohú ri Supooocpixhrctrov; obsérvese, sin embargo, este acusativo
acabado en -qv). Estos son los hechos. Ahora pueden venir ya las explica-
ciones (o intentos de explicación): que si la métrica juega un importante
papel en la elección de las formas más largas de dativo de plural o de las
más cortas. que si en el encomio en cuestión ' (Ar. Nu. 1206-1211) Estrep-
síades, celebrando su éxito, quiere, como los autores de epitafios, regalar-
nos el oído con una jerga lingüística variopinta, extraña, elaborada a base
de mezclar dialectos (nada de todo eso veo yo en el susodicho encomio, por
lo cual no me creo la explicación de Dover)... etc. Pero, sea como sea, aun
aceptando esa explicación, lo que no se invalida es la posibilidad lingüís-

3 CS. I G 11 5414. K . MEISTERHANS - E. SCHWYZER, Grammarik der arrischen InschriJien '.


Berlín 1900, 119. En ático reciente y en koiné encontramos acusativos del tipo de Zoxpárqv, rpiilpqv,
rpisrilv, o el genitivo Zoxpárou.
4 P S I V I 635, 1 'HpaxXsiG~, 16 'HpaxXsiG~i;P S I VI 616, 8 'EppoyÉvqv; Acr. Ap. 18. 17
Z o a 8 s v q v . etc.
5 K . J . DOVER: Arisrophanes Cloirds, Oxford 1968, 238: ~Strepsiadesis under the impression that
abnormal morphology makes his utterance p o e t i c ~ .Pero c f , X. An. VI1 2 , 5 ZcU9qc 6E d 8prjrc m$nsi
M q b o á G q v ... An VII, 7, 1 1 ' E y h piv, d~Mq6Óaa6cc ... Aquí no hay ninguna intención poética.
6 B. MARZULLO: M a i u VI (1953) 99 SS.
7 K . J . DOVER: o.c. 238.
tica, en el ático de los siglos v - i V a. J.C., de flexionar según la tercera
declinación un sustantivo, nombre propio, de la primera acabado en -6qc,
porque ahí están los ejemplos en la Comedia de Aristófanes y sobre las
piedras en que están grabadas las inscripciones. Si esta posibilidad se debía
únicamente al propósito de complicar la morfología de un encomio o a otra
causa, eso es algo que habrá que discutir luego más despacio.
En cualquier caso, lo que se desprende, a modo de conclusión, de las
consideraciones que preceden es la resistencia a aceptar que una lengua
evoliiciona lentamente y no a saltos bruscos, que entre el ático del siglo IV
a. J.C. y la koiné no media un vacío, y que el ático clásico es el predecesor
del griego helenístico.
Por desgracia está muy difundida la opinión de que el griego helenístico
es una degeneración del ático clásico. En el libro, por lo demás excelente,
de M . E. Thrall, titulado Greek Particles in rhe New Testnrnent" leemos
esta sabrosísima explicación del empobrecimiento de las partículas en el
griego helenístico: ((The evidence set forth in the pages above makes it
clear that the use of particles in the koiné differed in several respects from
that of the classical authors. In part the difference may be regarded as a
sign of linguistic degeneration. The absence from the koiné of many of the
classical combinations of particles is the most significant example of this
pi-ocess and may well be a symptom of the more general decline of the
classical Greek civilization».
Huelgan comentarios.
Nosotros no creemos que las lenguas en el decurso de su historia dege-
neren o prosperen. Ni lo uno ni lo otro. Solamente se transforman. Veamos
algún ejemplo. En griego helenístico se detectan numerosos diminutivos en

8 M. E. THRALL: Greek Pariicles in rhc New Tesrumenr, Leiden 1962. Se podi-ía decir con esta
mentalidad que el empleo de la forma masculina del genitivo de plui-al nuvrwv. de nác, náoa, náv, en vez
de la esperada femenina naoGv es un claro ejemplo de .degeneración». Nosotros no pensamos así y nos
conformamos con mostrar que este hecho esta atestiguado en el atico de Aristófanes y en la koiné. Ar.
Av. 472 oq E<paoxc lÉywv xopu6i>v nuvrwv npwrqv opv19a ycvÉo9a1. Ev. M a r c . 12. dvrwlil xphrq
nuvrwv. En esta misma línea. estamos convencidos de que para la historia del infinitivo en la koinG es
significativo que Aristófanes emplee infinitivos sustantivados y que en el ático por él empleado puedan
depender de un mismo verbo a la vez y en pie de igualdad infinitivos y oraciones subordinadas (Ar. E q .
495-7 pÉpvqoo vuv 1 Gáxvaiv, Giapcillciv, roi~ck + o u c xaraa9iciv, 1 xGnci)q ru x á l l a i cinocpayb flSaic
xuliv). Cf. P. Aalto, Studien zur Geschichte des Infinitivs ini Griechischen, Helsinki 1953. 33: 97.
También pensamos que es interesante para explicar el griego helenístico la sobreabundancia de oracio-
nes finales de I'va mas subjuntivo en Aristófanes (Ar. Eq. 491 i'va ... Gijvn, 494 i'va ... puxn: 710 iva &y><,
727 Id ci6ñq, elc) o el hecho de que el imperativo aparezca al lado de una expresión equivalente (Ar.
Ro. 378 cilX C'pPz ~ G n w ccipeiq), similar hasta tal punto, que una invitación puede expresarse bien con
el uno (Ar. Lyr. 1064 qxsr' oijv sic ipoc) o bien con la otra (Ar. Av. 131 6nwq napÉaa~poi). Veamos este
ejemplo: Ar. V. 1250-1 6nwc 8 Eni 6ainvov i c @ikoxrilpovo~ijiev. 1 nai, nai, ro Gainvov. XpuaÉ. aua-
xaúaja vyv. I iva xai p a 9 u a 9 ~ p a v6ik ~ p ó w u .
-iov, -í6tov, -cipiov, y, además, comprobamos cómo diminutivos nuevos se
crean sobre antiguos diminutivos que ya no se sienten como tales. Pues
bien, tanto la legión de diminutivos como la creación de nuevos diminutivos
sobre formas que ya antes lo eran son hechos que percibimos claramente en
el ático de Aristófanes. En efecto, el gran cómico no se limita a emplear
con profusión diminutivos que reaparecen luego en la koiné ', sino que,
además, de petp&xiov (Ar. Nu. 917) y PiPhiov (Ar. Av. 974), que ya eran
diminutivos, utilizó los diminutivos petpclxUhhm (Ar. Ra.89) y ptpht6ciptov
(Ar. Fr. 756), del mismo modo que en plena koiné sobre xhotciptov se crea
xhotclpi6iov (POxy. 602) y sobre xclt6ioxq (PCair. Zen. 142; Ev. Luc. 12,
45) se crea xcli6tox&ptov (Arr. Epict. 3, 26, 5). Como sabemos que en plan
cómico Aristófanes en Los Babilonins empleaba diminutivos como xpuoi-
Gciptov en vez de ~ p u o i o v ,y ipclri6ciptov en lugar de ipcirtov, y hothpqp&-
riov por hot6opicl y vooqpciriov por vóoqpcl ' O , estamos en condiciones de
poder afirmar que en el ático de Aristófanes comienza a darse un proceso
que alcanzará en griego helenístico mayores ,proporciones. De nada vale
intentar introducir un corte tajante entre el ático aristofánico y la koiné,
alegando que los diminutivos del poeta cómico son dobletes meramente
afectivos o despectivos de las palabras sobre las que están formados; por-
que eso es lo que siempre ocurre: que los diminutivos empiezan teniendo
un valor expresivo especial que luego algunas veces pierden, proceso que,
como hemos visto, se cumple aun dentro del mismo corpus de los diminiiti-
vos aristofánicos. No olvidemos que debido también al uso marcadamente
expresivo de superlativos y de comparativos elativos, intensivos, sin segundo
término de comparación, se llegó a la situación del griego helenístico, en el
que ha desaparecido el superlativo y es sustituido por el comparativo. En
efecto, a partir de usos aristofánicos como Ar. Pl. 83 clUrÓrclroc, Ec. 475
6xclvrcl 2xi ro phriov qpiv oupqkpetv, Ec. 381 &hX ibrepoq vUv f l h h v ,
6or' clio~iwopclt,A V . 252 6~6p'(re xeuoópevot T& veórepcl, Lys. 69 pov

Y Ar. Ra. 139, Ev. Jo. 6, 22, BGU 812. 5 xhoicipiov; Ar. Fr. 387. 8, Ev. Mar,. 15. 34, Ev. Mar. 8, 7
i~9ijSiov:Ar. V. 1306, PGerr. 23. 4 6viSiov: Ar. Ra. 60. PPar. 39, 6 &S~).cpi¿iiov;Ar. Fr. 239, Ac,. A p . 5.
15, Arr. Epicr. 3, 5. 13 x l i v l p i o v . Solo documentado e n Aristófanes: Ar. A v . 715; 915 hqScípiov,
diminutivo de h t i h q . pero e n inscripciones áticas del siglo 1V a . J . C . leemos la forma hq6iov. diminu-
tivo de la misma palabra (cf. IG. 11 2 , 1514, 45; 1516, 23: 1517. 149. 151); la voz xoxíov, diminutivo, de
x ó x q . ([el remo., la emplea Aristófanes e n Las Ranas ( R a . 269) c o m o diminutivo y luego e s v o z que
aparece usada e n los papiros ( P R y l . 110, 14, 1 1 1 d . d . c . ) ; del carácter expresivo y fuertemente conversa-
cional d e niiichos diminutivos quedan abundantes pruebas, c o m o , por ejemplo, la crasis de Ar. R a . 60
<I)6s),cpíSiov por d ~SehcpiSiov, o las formaciones del tipo d e Scihaxpiov ( A r . Pax. 193. Av. 143).
diminutivo del adjetivo Sci)mpoq (Ar. Pl. 973). o d e pahaxicov (Ar. Ec. 1058), diminutivo del adjetivo
bahcrxi>c (Ar. PI. 488). En un fragmento d e 10 versos (Ar. 1 . ) . 387) encuentro 5 diminutivos: yq6iq.t
rcuycipiov, xpop3lriov. uxivi6ioic, i ~ 9 Ú S i a .
10 Ar. Fr. 90.
f i o ~ e p a lncípeopev, d A u o l o ~ p c i ~'V.
q ; 691 aU~oq6E cpÉpel TO ouvqyoplxov
Gpaxpfiv, x&v fio~epoqEhSq, etc., se ha pasado a una situación en que
apenas queda un superlativo (y siempre en función elativa: A p o c . 18, 12 Ex
SUhou ~ t p l o ~ c i ~ yo uel) comparativo es usado como superlativo: Ev. Luc.
20, 32 fio~epovnciv~wvdnÉ9avev xai fi yuvq. Cf. Ar. Fr. 668 hahi6~epovd
qfipqxa. A continuación mostramos dos ejemplos de Aristófanes en que
aparecen unos superlativos a todas luces recientes desde el punto de vista
formal ( d n t h q o p ó ~ a ~ o qque
, tiene el radical alterado: Enthqopwv; y
m u ' o ~ a ~ a formado
l, analógicamente a y a o ~ p i o m ~ osobre
q n ó ~ q q ) ,pero,
además, empleados, ya a la moderna, como elativos, es decir: como expre-
siones superlativas absolutas:

Ai-. Nu. 789-90


oUx Eq Xópaxaq 6nocpSepeí
i n t h q o p Ó ~ a ~ oxai
v o x a i ó ~ a ~ oyepóv~lov;
v

El superlativo, pues, tiende a ser ya mero elativo, hasta el punto de que


andando el tiempo el término o o c p h ~ a ~ osec convierte en mero título hono-
rífico de jurisperitos y de profesores (Pland. 16, 4, v/vi d. d.C.; POxy. 126,
4, V i d. d.C.). Ya en época helenística el superlativo es únicamente un
elativo ( P S I 111 167, 17, 11 a. J.C., E ~ u n ~ enhqyaiq
v n h e i o ~ a l q )que puede
ser reemplazado por la repetición tot.al o parcial del adjetivo en grado
positivo (PTeb. 1, 60, 9, 11 a. J.C. DUxou Seo6 peycihou peyáhou. Ev. Mnrr.
21, 41 xaxoijq xax13c choh&o&iz U T O U ~ ) o reforzando el adjetivo con un
adverbio de cantidad (PHib. 27, 19, 111 a. J.C. ncivu dvqp oocpóq). Para la
expresión del elativo Aristófanes dispone también del procedimiento de la
repetición (Ar. Ach. 253-4, Pnx 1330-2 xahq xahóq, E y . 2 xaxcGq ... xaxóv,
Eq. 189, 190 nana xaxcGq) y del consistente en reforzar el grado positivo
mediante un adverbio de cantidad (Ar. Pl. 377 &no oplxpoU ncivu). Pero,
además, puede crear elativos a base de prefijos, como @u- (Ar. V. 1206 c5v
@Unctlc CTL), ha- (Ar. A c h . 664 6ethoq xai haxa~anUywv),x a ~ c t -(Ar. V. 471
T.?; xa~ot,eiaq@qq, donde xci~ot,uq no es sino un elativo de 8SUq), etc.
Hay, sin embargo, también en Aristófanes superlativos junto a genitivos
partitivos (Ar. Pl. 123 ahq9eq d 6 e t h Ó ~ a ~neá v ~ w v6alpovwv) e incluso se
da la construcción de un adjetivo en grado positivo junto a un genitivo
partitivo de él dependiente, lo que también es un arcaísmo: Ar. Ra. 835 (J
6eiki 4v6pov. Una vez más constatamos que en el ático aristofánico convi-
ven arcaísmo e innovación.
Pero, volviendo a los diminutivos, no vale justificarlos en el ático de
Aristófanes como mero resultado de la intención cómica del autor (Ar. Ach.
404 EUpiniGiov, N u . 222 Zoxpcx.si6iov), porque, primeramente, se nota que
en el ático que él empleaba el diminutivo servía para captar la atención y la
benevolencia de la persona a la que iba dirigido (así, por ejemplo, como
elemento encarecedor, aparece en el segundo lugar de una llamada o una
apelación: Ar. Ach. 404 EUpiniGq, EUpini6iov, N u . 222 d Zóxpa~c;, cI,
Zoxpr~iGiov,N u . 132 m i , miGiov, N u . 80 @ei6inni6q, <Dei6i.rr.rriGiov.etc.) y,
en segundo término, porque aunque 6ixi6iov (Ar. V. 51 1) o voi6iov (Ar. E q .
100) tienen trazas de ser formaciones meramente cómicas, nunca hay que
dar a priori tal hecho por sentado cada vez que nos topemos con un dimi-
nutivo que nos parezca gracioso. Porque si voí6iov ciertamente lo es (Ar.
Eq. 100 @ukeupcr.siov xcxi yvopi6iov x r i voi6iov, <(de resolucioncitas y
mocioncitas e ideítas)>),en Arr. Epict. 3, 23, 31 nos encontramos con
voqp&.siov en una frase que nada tiene de cómica: Ei.s' Eyb xcx9iocx; Upiv
kÉyo voqp&.sicr xcxi %m<povqp&.si cx... De modo que lo que hace Aristofanes
con el diminutivo es emplear con fines cómicos un recurso expresivo que le
brindaba la lengua.
Uno de los diminutivos empleados por Aristófanes es xpop&.siov, Nove-
jita,), diminutivo de npópcr~ov.Este término en un principio (xpóprm) servía
para designar ((10s bienes pecuniarios (y nunca mejor dicho) semovientes
(asimismo bien dicho porque xpób.sov significa (<queda pasos hacia ade-
lante~)., en oposición a las riquezas que están depositadas en almacén
(xeipqkicr). Así, Telémaco en el canto segundo de la Odisea ' ' se refiere a
sus riquezas en depósito ( x e i p q h ~ r y) a sus propiedades en ganado semo-
viente (npóproic). y en una inscripción de Tegea l 2 se nos habla de una
((cabeza de ganadon, un xpópr~ovpÉcov (((másgrande», ((másalta») y otro
peiov (((más pequeña),), como si la voz npopcqcx comprendiese tanto el
ganado mayor como el menor. Luego, en Aristófanes, este término significa
((oveja», tanto en su sentido primario (así, por ejemplo, en Ar. Av. 714
flvixcx xex~eívopcr .rrpopci.sov nóxov qpivóv, donde el poeta se refiere a la
estación en que se esquila a las ovejas, cortándoles el vellón primaveral) "
IIHom. Od. 11 75.
12IG V (2). 3. 14.
13Hay un pasaje. sin embargo, e n que mas bien significa ~cabritillox destinado al sacrilicio: Ar.
xpo~ciriovT I Súeiv. Y e n un pasaje de Septuaginta npoparov aharca también cabritos y corderos:
A v . 855
L X X Ex. 12. 5 npó@rov rd.eiov Jpoev dviai>oiov E o ~ a úpiv
i . r o v cipvov xai T ~ E'picpov
V hIjpJieaSe.
como en el figurado (por ejemplo: Ar. N u . 1203 &pi9póc, xpóBcwZ cihhwc,
&pcpopr)cvsvqopÉvoi, verso con el que Estrepsíades tacha a los espectado-
res de no ser más que ((número>,,«mero rebaño de ovejas., ((ánforas apila-
das.) 14. Y lo mismo le ocurre al diminutivo xpoBci~iov,es decir: que lo
encontramos con significado propio en V. 955 oióc TE xohhoic xpo@t~íoic
dcpao~civcri,donde se nos describe al acusado perro glotón como capaz de
estar al cargo de muchas ((ovejitasn, y con significación traslaticia en Pl.
922 &hh&xpopr~iouBíov hÉyaic, verso con el que el Sicofanta de la comedia
Pluto se niega a vivir tranquilo, sin hacer nada, considerando que tal modo
de vida es propio de las ((ovejitas*. Pues bien, todos recordamos cómo
Meilkt en el Apercu nos ilustraba a propósito de la sustitución de la
palabra oic, ((oveja»,por la voz xpÓBr~oven la koiné 16. El Nuevo Testu-
m e n t o , efectivamente, como muy bien señala Meillet 17, no conoce más
término para decir ((oveja» que las palabras xpoBr~ovy su diminutivo xpo-
pol~iov.Por ejemplo: leemos en E v . J o . 21,16 noipcxive T& npópcw~crpou.
Asimismo, la koiné sustituye vaUc por xhoiov, &pr)v por cipvoc y opvq
por 6pvaov. Pues bien, en el ático de Aristófanes no han desaparecido las
voces vcrUc, cipqv y opvic I n , pero sí que es cierto que, junto a ellas, han
penetrado ya xhoiov, cipvoc y O ~ V E O Vinvadiendo sus áreas respectivas. Va-
mos a verlo. En una escena de Las Aves Pistetero pregunta a Iris: Ar. A v .
1203 ovopcr 66 o01 ~i E o ~ i v ;xhoiov 0 xuvr); o sea: (<Ytu nombre, ¿cuál es?
¿Una nave o un yelmo?». A esto responde Iris: Ar. A v . 1204 'Ipq ~cw~aicr,
es decir: ((Iris la veloz». Y entonces Pistetero la vuelve a preguntar: Ar. A v .
1204 Ilcípahoc fl Zcrhcrpivicr; ((¿La Páralo o la Salaminia?~.Como nosotros
sabemos que ambas trirremes, tanto la Páralo como la Salaminia, eran Ila-

14 En sentido figurado también, aparece esta voz en Ar. V . 32 dxxhqoi&<eiv n p ó b r a ouyxaS+


peva.
15 A. MEILLET, Aperc;u d'une liistoire de la langue g r e c q u ~", París 1975.
16 A. MEILLET, Apercir "300: «Le mot o i disparaii ~ purement et simplement, remplace par
npó@rov. npo@riov. qui avaienl I'avantage d'eire des mots plus longs, ayant plus d e corps, et surtout
d'itre réguliers. C'est deja n p ó b r o v el n p o k r i o v que Ménandre préte i ses paysans; c'est npó@rov qui
est employé dans les papyrus d'époque ptolemaique et dans les inscriptions en x o i v i , ei qui esi le terme
dont se sert exclusivement le Nouveau Testament.
17 A. MEILLET, Apercu 300.
18 La voz vaUc, en el Nuevo T ~ s t a m e n t o aparece , en Act. A p . 27. 41 nepineoóvre< 6E e i rónov
~
6iCkihaooov dn&xe~hav r j v veUv; pero, tanto en el Nuevo Testamento como en la koiné en general. lo
normal e s encontrar la voz ni.oiov (OGI 56. 51) o su diminutivo nhoiapiov ( E v . J o . 6. 22, BGU 812. 5).
que. por cieno, emplea también Aristófanes (Ar. Ra. 139). En cuanto a cipilv, sólo aparece una vez
en el Nuevo Testamento, en la forma Ev. Luc. 10, 3 c l p v a ~ por ; lo demás. normalmente este termino es
sustiiuido por las voces apviov, cipvóc y npó@rov. Por lo que se refiere a Spvic, el Nuevo Testamenro
ofrece la forma 6 p v i ~( E v . Marr. 23, 37; Ev. Luc. 13. 34) significando <,gallina* y, por lo demás, como el
griego helenistico en general, Spveov. con el significado de <<ave,,.cpijijaro,~.
madas por su nombre completo 4 ilupcxh5 va85 y fl Zahapivia va85 1 9 ,
deducimos que en el ático de Aristófanes ya n h i o v puede perfectamente
sustituir semánticamente a vaU5.
Pasamos ahora al término cipvóq. Lo utiliza Aristófanes en dos ocasio-
nes: en las comedias Las Aves y en La Paz. En un pasaje de la primera el
Coro se refiere al cobarde orador Pisandro de quien dice que trataba de
evocar el alma de un muerto sacrificando un cordero (un cordero-camello),
como antaño hiciera Odiseo antes de visitar a los muertos. En esa ocasión
Odiseo había degollado unos cuantos corderos (Od. XI 35 T& 6E p$cx
hcrPOv 6x~G~iporÓpqau); y justamente de ese modo también Pisandro -nos
dice el Coro- cortó la garganta del cordero-camello:

El segundo pasaje aludido nos ofrece la voz en sentido figurado, o sea


aplicada a personas, con el significado de ((dócil)),((apacible*, ((mansueto*:

Ar. Pux 934-6.


xcxi r&hha y'doiv rjmoi.
6 0 ~Eoóp~9'
' cihhfihoiaiv cipvoi roU5 rpónou~
xcxi roioi ouppcíxoiai ~ p ~ Ó r ~ pnohU.
01

En el Nuevo Testamento aparece asimismo el término cipvóc con ambos


sentidos: Ev. Jo. 1, 36 xai EpPhrJla~r@'IqooU ~rspilraioúvrihiyel- (62 Ó
6 p v o ~TOU QEoU.
En cuanto al tercer vocablo, o"pvsov, que es el término que prevalece en
la koiné, reemplazando a opvi5, ya en Aristófanes compite en pie de igual-
dad con este íiltimo, pues en Las Aves leemos indistintamente formas del
uno y del otro; por ejemplo:

Ar. Av. 756 rci8ra navr' Eoriv nap' 4piv roiuiv ó'pvioiv xahk.
Ar. Av. 197 s i tuvhxoiq roiaiv 6ihhoi5 dpvioq.

19 Cf. Th. V l l l 74,l T j v 6i n u p a h v vaúv ...; V1 53.1 Kai x a r a h a p ~ v o u a ir j v Lahapiviav va6v 2%


r ó v 'ASqvhv fixouoav...
Ar. Av. 117 E? uu'9rc 9pvi9ov perahhcitac cpijoiv.
Ar. Av. 291 dhhjc pÉvroi ríe m9' 4 hócpoorq 4 ~ ó 9pvÉov;
v

Así pues, ya en el ático de Aristófanes se inicia un proceso que culmi-


nará en el griego helenístico: la sustitución de las voces o(q, 6pfiv y 6pviq
por xpóparov, 6pvóc y 6pveov. Pero aún hay más.
Para entender cómo el verbo xopÉvvupi, «saciar», del ático clásico ha
sido sustituido en griego helenístico por xopta[o «dar de comer», «cebar a
un animal», sugiero que se compruebe cómo este último verbo en Aristófa-
nes se utiliza en sentido propio: «dar de comer» al escarabajo gigante de La
Paz (Ar. Pax 138-9; 176), pero también en sentido figurado, significando
«atiborrar» (cf. Ar. Fr. 154 S~puxsuexai x ó p t a ~ er ó v povqdióv), significa-
ción ya próxima a la que tiene este verbo en la koiné, a saber: ((saciarcon
comida a las personas)), por ejemplo: Ev. Marc. 7, 27 Üqcq xpórov xop-
rao8qvai TU rkxva. Arr. Epict. 1,9,19 drav ~opruo8íjreofip~pov,xci8eo8~
X ~ & O V T E < xepi rijc utipiov, XÓSEV
cpayqre.
Sabido es, por otra parte, que en koiné se prefiere el término xoipoq a
oUc, \)c. Así, por ejemplo, leemos en Ev. Matt. 8,30 flv 6E puxpjrv cid
aUróv ciyÉhq xoipov mhhóv moxopÉvq. Pues bien, Aristófanes en el
Pluto, en un pasaje de claras alusiones al episodio de la Odisea en que
Circe transforma en ((cerdos))a los compañeros de Odiseo (Od. X 239 oi 6E
ouóv pEv ~ X O VxeqaX&q qovfiv TE rpíxaq TE),no vacila en utilizar la voz
~oipoqcomo sinónimo de 65 (0155): Ar. P1. 308=315 E x e o 8 ~pqrpi, ~ o i p o i .
Y hay otros muchos vocablos aristofánicos que adquieren plenitud de
significado si se les rastrea la evolución desde el ático del siglo iv a. J.C.
hasta el griego común. He aquí algún ejemplo:
En Los Acarnienses, en el segundo de un par de versos que corren a
cargo del jefe de un Semicoro, nos tropezamos con la forma 4p9fioei,
segunda persona de singular del futuro pasivo del verbo cri'po. Los versos
en cuestión rezan así:

En el segundo verso, aUr6c dp9fioei t a p significa, a primera vista, «tú


mismo serás levantado rápidamente)). Ahora bien, por «ser levantado» en-

20 Ar. Ach. 564-565.


tiende W. J. M. Starkie 2 ' lo que es en El Satiricón catomidiare (Petron.
132), es decir: colocar a un muchacho sobre las espaldas de otro para, así,
sacudirle unos azotes; y cita en apoyo de su interpretación un par de versos
del mimiambo de Herodas titulado «El maestro de escuelan (Herod. 111 2) y
un verso de Las Nubes de Aristófanes que dice así: Ar. Nu. 870 aU~oc
y i @ v ~ i i l eGv, ai xp&paiÓy&.
A nuestro entender, no se puede comparar este verso de Las Nubes con
el de Los Acarnienses que comentamos. Porque en él hay un juego de
palabras entre el sustantivo ~ p í p o v que
, significa ((capa vieja», y el adjetivo
homófono ~ p í p o v que, quiere decir «ducho», ((experto»,y que aparece en
el verso anterior (Ar. Nu. 869 T&Vxp&pa9p¿bv06 ~ p í p o v ) .Y , así, a la
afirmación que Sócrates hace de Fidípides, diciendo que no es más que un
niño todavía (Ar. Nu. 868 vqnij~iocycip &o?t ~ iy) no está ducho (Nu. 869
~ p i p o v en
) las sogas de suspensión (Nu. 869 kv xp~pa9póv)que sujetaban
la cesta en la que él mismo andaba por el aire (Nu. 225 cispopa~ó)y refle-
xionaba en torno al sol (Nu. 225 n~picppovhTOV rjhiov), responde Fidípides
con estas palabras: ((Tú mismo sí que serias una capa vieja (Nu. 870
~ p i p o v )si fueras colgado de una cuerda». Se puede a partir de este mo-
mento discutir en qué consistía el chiste, es decir: cuál era el doble sentido
de ((capa vieja» (~pi@v),si es que para limpiarla se colgaba de una cuerda y
se la sacudía golpes con un palo para quitarle el polvo, como sugiere Do-
ver 2 2 citando en apoyo de su interpretación un pasaje del i k p i A i a i ~ q cde
Hipócrates 2 3 , o bien si por ((capa vieja- hay que entender algo así como
«granuja» o ((perro viejo» 2 4 . En cualquier caso, lo que a nosotros en este
momento nos interesa dejar claro es que en el pasaje de Los Acarnienses en
que aparece la forma cip9qo~i(Ach. 564-65) nada hay de ((sogas de suspen-
sión- ni de «capas viejas» puestas a tender, sino que, en nuestra opinión, lo
que sí hay es una clarísima alusión a la lucha libre, deporte del que se está
empleando fielmente la terminología. Vayamos por partes:
En primer lugar, las dos primeras frases del primero de los versos que
estudiamos (Ach. 564), o h o c o6 noi 9 ~ i cy oU yav~ic,las conocemos muy
bien porque son recurrentes (total o parcialmente) en el corpus de las once
comedias aristofánicas. En efecto, en Los Caballeros (Ar. Eq. 240) Demos
exclama o h o c Ti cpaUy~ic;y en Las Aves (Ar. Av. 353) Pistetero se dirige a

21 W . J . M. STARKIE. The Acharnians uf Aristophanes, Arnsterdarn 1968, 117, n. 565.


22 K . J . D C V E R , a . c . 205.
23 Hp. Vict. 1 14.
24 Así Liddell-Sc01t;cf. H. G . LIDDELL-R. SCO'IT-H. STUART JONES-R. MCKENZ1E.A Greek
- English Lexicon ", Oxford 1961'. S . V . rpibwv (B).
Evélpides con estas palabras: o h o c o6 peveic;. Luego hasta aquí no hay
problema. Viene a continuación la frase cSc ei 9eveíc TOV Gv6pcr TOUTOV, que
entenderemos muy bien si la confrontamos con los versos 1384-5 de Las
Avispas, en los que Filocleón, discutiendo con su hijo Bdelicleón por la
flautista desnuda, le advierte de la experiencia que tienen los. viejos en la
lucha libre, contándole un caso que él mismo pudo contemplar en los Jue-
gos Olímpicos, cuando era teoro: luchaba Efudión contra Ascondas, y
aquél, aunque ya viejo, lo hizo estupendamente, y ya para rematar el lucido
combate, le tiró al suelo de un puñetazo:

Así pues, trasladándonos de nuevo a Los Acarnienses, a los versos que


estamos desmenuzando (564-5), ya vamos entendiéndolos mejor. Decimos
esto, porque ahora estamos en condiciones de comprender por qué, unos
versos más adelante, continúa empleando el poeta la terminología de la
lucha libre, adjudicando al jefe del Primer Semicoro estas palabras:

Como esta expresión nos es familiar, porque la leemos con frecuencia


en Aristófanes 2 5 y sabemos que es puro lenguaje de la palestra (((sujetara
alguien por la cintura e inmovilizarle trabándole con los brazos») y, ade-
más, la detectamos incluso cuando aparece con tintes pornográficos 26,es-
tamos ya capacitados para poder asegurar que en los versos comprendidos
entre el 557 y el 571 de Los Acarnienses, los del enfrentamiento de los dos
Semicoros (uno a favor y otro en contra de Diceópolis, el héroe de la
comedia), se percibe la presencia del lenguaje metafórico y especializado
propio de la lucha libre (lkive~v,pÉoov ~ ' X E L VY ) .nos queda ahora por
elucidar el significado de la voz cip9fios~,que no es tan sólo ((serás levan-
tado,,, como traducen los modernos 27,sino, como afirman los escoliastas,

25 Cf. Ar. N I ) . 1047 i n i o ~ ~EV%<


q ycip o ' t ~ wp ~ o o vkapWv 6cpuxrov. E q . 388 vijv yap d ~ ~ r a i
pÉoo<. Ru. 469 i k k & vi>v C'XEI pÉoo<.
26 Por ejemplo. Ar. Ach. 274 p ~ o q Aawvi',
v E c . 260 p ~ o qyap ou6Énors Aqcp94oopa1, y , sin doble
sentido, Lys. 437 06 ~ u v a p n & o pÉoqv.
~i
27 Cf. H. V. DAELE, Arisfophane, Tome l. París 1960, 35: «TUseras toi-meme soulevé de terre». Lo ha
entendido bien, a nuestrojuicio. G . MASTROMARCO. CommediediArisfoJine, Turín 1983, 157: difaccio ...
volar per aria».
.serás agarrado y arrojado por el suelo. ( x a r a h q c p 9 ~ o t ~xcti xara-
Ph9fl0~).
Pues bien, el verbo aipeiv, desde la lengua de la lucha libre, donde
significa .levantar en volandas al adversario para luego tirarle al suelo», ha
ido a parar a la koiné significando *levantar y llevarse por delante., o sea:
.arrastrar., como en este ejemplo, Ev. Mair. 24.39 xai oux Eyvwoav Ewc
f&!kv d xaraxhuopdq xai ?psv anavra<..., y <<eliminar», .liquidar., .echar
al aire», .quitar de enmedio. como en los siguientes textos 2R:

Ev. Jo. 19, 15


Expaúyaoav oUv Exeivo~Gpov, dpov, oraúpwoov acróv.

Ph. In Flac. 144


civepówv, o í p6v ci~ipoüv,o í 6E cpvyai5eúetv. o í S aTpeiv nheíouq
S qoav 06101.np6c oUc xai OS Ghhoi p~repáhhovro,<S< arravra~6po-
SupaGv p~(í.'povij xexpayÉvai, xreiveiv rov xoivov hupsGva.

Vemos en este texto de Filón cómo dpeiv ha llegado a convertirse en


casi un sinónimo de xreiveiv.
Pero no son los significados los que nos interesan ahora, sino, más bien,
las estructuras sintácticas. Es nuestra intención comprobar cómo en el ático
de Aristófanes apuntan ya rasgos que con el tiempo serán los caractensti-
cos y distintivos del griego helenístico. Ahora bien, nos importa dejar pre-
viamente bien claro que en el ático del gran comediógrafo conviven el
arcaísmo con la innovación, la forma o construcción más genuina, castiza y
propia del ático con aquella otra que se impondrá en el griego helenístico.
Así, para decir .pasado mañana., Aristófanes puede emplear la vieja
forma tvq, como hace en Ach. 172 roiq Bp@xa<ciniivai, rrapcivai 6 e i ~
Evqv o en Ec. 796 Suppei, xaraSjosiq, xuv Evqq tXSqc, o bien usar la más
moderna rpirq qpÉpa, como hace en Lys. 612-3 6h): Ec rpirqv yoüv qpipav
m i np¿$ ncivu/ij<~inap'qpGv ..., empleada luego por Anaxandrides 2 9 ; y tan
pronto nos sorprende empleando el arcaico adjetivo Evq en la locución Evq
rc xai viu (cf. Nu. 1134 EUSC< peru raúrqv Eo9' Evq re xai v ~ a )bien
28 He aquí más ejemplos: PHib. 73. 14 c i p v r ~ ü r c 2x r raü ptoou. Arr. Epicr. 3. 3, 1.3 @c. 2x mú
ploou. 3, 3, 14 aipc &a (cf. id. 3. 3, 16 O n O j k t ) . Ev. Mair. 21,43 Si& roüro LEya UpivSri dp8joerill id
UpOv 1 p e i a i t i a roú 9coú. Ev. Luc. 23. 18 mipc. roürov. dn6Auaov Si lpiv 16v Bapoa@v. Act. Ap. 8 . 33
6ri aipcmi in6 r i < y i < 1 501 uUroú. 21. 23 acps aiiróv. P O q . 1 119. 9-10 xai 6 p i r q p ~ m udncv
, Cvrroraroi pc nppov [ s r . d p v l xiir.5~.Arr. Epict. 1. 18. 13-14 cita p i &AS" xai 6 p g oiuru:.
' A p ~ ~ L r i y6ri
Acr. Ap. 22. 22 aipc. rln6 r i q y i q rov roioúrov. Ev. Jo. 17. 17 oiix LporO b u ü p g nUrofi< ~ t x mú xiapou,
elc.
29 Anaxandr. 4 ci5 rpirqv.
documentada en las inscripciones áticas del siglo IV a. J.C. 30, como ha-
ciendo uso del adjetivo moderno cip~orixóq (Nu. 821 orl nort6cípiov E < xori
cppov~iq cip~orixci),adjetivo que más adelante servirá a Epicuro para dar
título (r&'Ap~orixci)a una obra suya, según el testimonio de Filodemo 3'.
Idéntica dualidad comprobamos en la sintaxis del ático por él usado.
Así, por ejemplo, respecto del uso del dual (ya que hemos mencionado la
palabra «dualidad))),conviven pacíficamente en el ático de Aristófanes el
arcaísmo y la innovación. En efecto, por un lado, comprobamos cómo el
comediógrafo retiene casi siempre el dual 32 de un sustantivo concertado
con el numeral 6Uo (cf. Ar. Ach. 527 cYvre&xheJlorv 'Aonoroíorq nopvor 6Uo.
Ec. 307-8 6Uo xpoppUo xori rpeiq jiv ihciorq) sin atreverse a utilizar en tales
casos el plural, como hacen sin empacho alguno Eurípides (Eu. Ph. 377 ri
6E xoroiyvqrorl 6 k ; ) y Tucídides (Th. 1 134, 4 6Uo o ó p r r cr... ~crhxoUq&v-
Gpicívrorq GUo), y emplea el antiquísimo dual Ar. Th. 282; 1156 Beopoq~Ópo,
«Deméter y Core» 33, pero, por otro lado, la tradición manuscrita nos de-
para ejemplos en que aparece usado el plural en vez del esperado dual. Así,
aparte de Ar. Ach. 90 6Uo Gpcr~pkqcpÉpov, es completamente seguro que el
calzado que el pobre Blépiro se ve obligado a utilizar en Las Asumbleístas,
porque el suyo se lo ha llevado puesto su inquieta esposa -la intrépida
Praxágora-, aparece mencionado con un plural (Ar. Ec. 319 xori r&q
ixeivqq nepolx&q UcpÉhxoporl) y con un diial (Ar. Ec. 346 i q r h no9Ópvo rii,
m38 i v S e i ~Lepori), y también es completamente seguro el hecho de que el
diial xo9Ópvo puede ser sustituido por el plural (cf. Ar. Ra. 557 ÓriQ xo-
9Ópvouq E ~ X E C ) para aludir al tipo de calzado que usa el Dioniso de Lus
Ranas (cf. Ar. Ra. 47 ri xóhpvoq xcri póxorhov SuvqhSÉrqv;). Está, asi-
mismo, completamente fuera de duda el hecho de que una forma como
nepolxci en La Lisisfrafa, nada menos que en la fórmula del juramento de la
voluntaria abstinencia sexual (Ai-. Lys. 229= 230 o6 xpoq rov opoqov &va-
TEVÓr h nepo~xcí),no puede ser sino un diial equivalente al plural nepol-
xorí 3 4 que ya hemos mencionado. Examinemos la fórmula en cuestión: Ar.
Lys. 229 o6 xpoc rov dpoqov civorrevó r h iiepontcí. Aunque en el mejor
códice que transmite La Lisísfrata leemos rCr nepoixci, la corrección de
30 IG 1 ' 304 B 32; 347. 276; IG 11 916, 10 Zxip>oipopui>voq~ v q xui i veui
31 Phld. Sto. Herc. 339. 17.
32 Pero cf. Ar. Ach 90 ru0r' jip' dcpevcixijec oG 6Ih 6 p a x p t i ~cpépwv. R a . 173 N E . mjo' zrru; 81.
muri. NE.6Ih 6paxpti~pio%v reheic: Cf. Ev. Luc. 22, 38 i b u p u ~ a i p a di 6 6Ih. ~ Ar. Fr. 614 rqv @puya
pqhhv 6 k Gpuxpa< &EI povcq.
33 Cf. Ar. Th. 83; 89, eic. B~opocpópoiv.Al igiial que n a r & p q puede designar al «padre (y a la
madre))) y oca (cf. II. VI1 140) puede significar .arco ( y t l e c h a ) ~ también
~, Oeopocpópo quiere decir '<la
IegisIadora Deméter (y su hija Core, o Perséfone)~.
34 C f . . asimismo, Ar. Nu. 151 x d ~ aJ i u x ~ i o qncpiccpuoav ncpoixai.
Dindorf en rO nepolxci tiene sentido, desde el punto de vista del correcto
empleo del dual, si bien el arcaísmo r ó tiende a ser sustituido por la forma
r& analógica a la terminación femenina de nepo1x&.
Aristófanes, en efecto, emplea en determinados lugares el dual de ro
ox&hoc3 5 , frecuente también en las inscripciones áticas del siglo V a. J.C.
bajo la forma o x ~ h (i ~ x E ~ EElL verso ). 229 (y, por tanto, también el 230) de
La Lisístrata tienen pleno sentido sólo si se tiene en cuenta la ecuación
ai'p~lv= & V ~ ~ E ~ V E LyVen , Las Asambleístas leemos Ar. E c . 265 ~ i 9 ~ o p É v a l
ycip E o p ~ v~ $ E L V rO ~ x É ~ Ey Ltan , sólo un códice, el Prrusinus H 56, del
siglo X V , ofrece la variante rci en vez de r ó . El juramento de La Lisístrata
sólo se entiende si pensamos en el efecto cómico producido napa npoo6o-
xiav por el inesperado dual rO íi~polxci,pues, dada la ecuación a$xiv =
& V ~ ~ E ~ V E36,L Vtras el verbo se esperaría r h o x É h ~ i .Ahora bien, la confu-
sión entre r ó y rci se debe a atracción de género y la de o x É h s ~y oxÉhq se
podría explicar, a nuestro juicio, de esta manera: tal como puede verse en
las inscripciones áticas de finales del siglo V y comienzos del IV a. J.C.,el
dual o x i h ~ (escrito
l o x ~ h i está
) siendo reemplazado por el plural oxÉhq 37.
Por eso en la mejor tradición manuscrita de Aristófanes encontramos in-
consistencia~del tipo de o x É h ~ i/ oxÉhq, si bien ya no las comprobamos
entre Ar. Av. 623 c i v a r ~ i v o v r ~rO c ~ ~ i (dual
p ' de ~ ~ i yp Ar. ) Ec. 264 r a s
p i p a < ai'pslv p v q p o v ~ U o o p ~r vó r ~(plural de ~ s í p ) aunque,
, en realidad, una
y otra frase (hemos visto ya la equivalencia de 6 v a r ~ i v ~ lyv ~ J P E I v )se
refieran a la misma acción: la de ({levantar las manos», pero en un caso
para rezar y en el segundo para votar '9.
La misma vacilación plural/dual constatamos en otros casos, por ejern-
plo: Eq. 424 clnoxpunrópsvoc rO x o ~ ó v aroUc 9soUs 6nópvuv (dual
x o ~ ó v a 40,
) pero Fr. 482 &hhu ouoncioai 6 ~ r&c i xoxóvac (plural x o ~ ó v a c ) ,
y Lys. 298 6onep xUov h u r r ó o a rd<pSahpO Gaxv~t(dual chp9ahpó) pero
Av. 583 xai r ó v npopoírov roUc d<pkhpoUc Exxo+civrov Eni n ~ i p q(plural
o<pkhpoUc) ' .
35 Ar. Ec. 265 eiSiopÉvai yap dapcv ai'pciv rw axEhci. Cf. Pax. 241 d 6~1Vóc,, d r a h a Ú p ~ ~ ) cd, ,X ~ T U
roiv oxehoiv;. Pax 325 oilx Epoú xivoGvroc, aikw T W o x ~ h c iX O ~ E V E T O V . Pax 820 E-{oye ~ o ncnóvqxa
i
;(0pi60 761 oxEhei. En estos dos últimos ejemplos la lectura de los principales manuscritos e s r6I oxEhq.
Cf. Ar. Ec. 1167... ~ o i vaxchioxoiv, etc.
36 Cf. Ar. A v . 1254 npw~qc,avarcivac, T W a x ~ h c i6iapqpiw.
37 1G 11 1388. 24; 1502, 5 o x c h i 6uo; 1625, 15; 1425, 57 oxchq 6uo.
38 Cf. Ar. Ec. 781-2.
39 Ar. Ec. 264.
40 Cf., asimismo, Ar. Eq. 484 dc, TW n o ~ W v a76 xpdac,, hc, ahoc, héyeic,.
41 Hay más ejemplos: Ar. V. 1032 ( = P a r 755) od 8&i&arai pkv 6n' d ~ S a h p w vKvvvqc, &x~.ivec,
khapncav. Aristófanes emplea tambiin el dual del diminutivo cicp9rrhpí6iov; cf. Ar. Eq. 909 i&ob 6 É ~ o v
Las continuas vacilaciones entre dual y plural son claras en el ático de
Aristófanes. He aquí ahora algunos ejemplos de inconstante uso del dual en
los pronombres y en las formas verbales:
Ar. Av. 368-9
En. r f i ~ X O ~S U ~ ~ Exai
& p f i~~U V ~ L dvíe V <E ~~~ h É í a ;
Xo. ( P E L O Ó ~ E St l~ thv6e pühhov ~ ) p ~ i qhí)xw;.
y&p
Después de los duales dvts, kuyysvei y quhara, nos topamos con el
plural ~ O V ~bien
E , distinto del dual raiv6s que emplea Aristófanes en Las
Asarnbleístas:
A r . Ec. 1106 Uno taiv6e íaív xaoahPu60~v6eUp' EonhEuv 4 2

He aquí ahora un ejemplo en que el sujeto pronominal aparece en plural y el


verbo en dual:

Ahora, en cambio, mostraremos el caso contrario, o sea: el sujeto pronomi-


nal en dual y el verbo en plural:

Ar. Av. 663-4 i'va / xai vh 9eaoópe9or t f i v iiq60va.

Seguidamente vamos a ver, en primer lugar, cómo participios en dual


conciertan con formas verbales en plural, y, luego, en un ejemplo compro-
baremos cómo a una misma pareja sujeto se puede referir un participio
tanto en dual como en plural. Veamos el primer caso:

>cÉpnov i z y o ~dcpSuhpiGiongpiJiqv. Y aún podríamos presentar más casos d e empleos indistintos d e


dual o plural: Ar. Ec. 483 ahh' cS< pr*hiam ~ o i vn o h i v d x i x ~ u x h v (dual ~ o i xv o h i v ) y Ar. Ec. 545
p i p o u p ~ v qa&xai x ~ u m ü a z~ o i vn o h i v . pero Ar. TIi. 954 noücpa norriv $y' d q x i i x h v y Ar. Th. 969
n p 6 k i v g n o a i (pero. sin emborgo, Ar. Th. 957 k i v c xapxakipoiv n o h i v ) , e t c .
42 Esta e s la lectura d e los manuscritos: ~ a i v 8 &~, a i v .
He aquí el segundo caso aludido:

Ar. Pf. 446-9


Xp. Cpywv cincivrwv EpyuoópeS', ei r6v 9e6v
tpqpov binohinóvr~noi <p~v'€,oúp~Su
rqv6i 6e6dre, pq6E 6iapa~oúpe9a.
Bh. miorq 6nhoiotv fj 6vváp~lñ&mi%re5;

Por último, la crisis del dual de nombres, pronombres y verbos en el


ático de Aristófanes se deja percibir claramente examinando los siguientes
ejemplos:
1) La expresión .de pies a cabeza» significando *de principio a fin* es
una metáfora personificadora en virtud de la cual se traslada a lo inanimado
una cualidad, un rasgo o un conjunto de rasgos propios de los seres huma-
nos animados. En ático de la epoca de Aristófanes se puede decir (y de
hecho así lo dice el poeta cómico) que unos asuntos (npúypara) van a ser
contados «enteramente. (6ha T U npciypara) o bien «de pies a cabeza*. En
este último caso, se expresa así:

Ar. PI. 649 üxoue roivvv, cS5 dyh ru npúypara


dx róv no6óv d5 t j v xecpaAjv ooi ncivr' dpó.

Se usa, como vemos, no el dual nohiv, sino el plural no6óv.


2) En cuanto a los pronombres y el artículo, observamos que en mu-
chos casos la tradición manuscrita nos ofrece duales con terminación feme-
nina en vez de masculina; así, por ejemplo:

Ar. Ec. 502 ánaoa xai piom oáxov np6q raiv yva90iv E ~ o v o a .

Ar. Th. 950 nohhcixi5 ai>raiv dx róv hpóv.

No hay razón para enmendar estos «incorrectosn duales, puesto que evi-
dentemente Aristófanes utiliza el dual de forma incoherente, como si fuese
ya una reliquia de tiempos pasados.
3) Una prueba evidente de la crisis tremenda del dual la brindan estos
participios (el uno masculino -arcaísmo- y el otro femenino -innova-
ción-) referidos a Antígona e lsmena en el Edipo en Colono de Sófocles,
obra representada por vez primera en Atenas el año 401 a. J.C., cuando ya
había muerto el gran poeta trágico:
S. OC 1675
AV. dv nupa~ípS & h ó y i o ~napoíoop~v,
a
i6Óv~exai na%Uoa.

Llama la atención el masculino i6Óv~creferido a un sujeto dual femenino.


Ahora bien, toda vez que los participios del ático distinguen el masculino
del femenino en el dual (hUov~c,huoUoa, hUov~e),la confusión de géneros en
el dual se debe enjuiciar como un aislado arcaísmo 4 3 .
A comienzos del siglo IV a. J.C. Aristófanes en Las Asambleístas 4"
aplica el participio masculino dual Ehxov~ca un sujeto gramatical «dos
mujeres)), dos vejestorios que se disputan a un sufrido joven obligado por
decreto a satisfacer prioritariamente los caprichos sexuales de las ancianas:

Ar. Ec. 1087


N ~ a q E. ~ O V T E~ 0 nhWTT)paq
6 ~ av UTCEXVU~ETE.

Pues bien, Ehxov~creferido a dos mujeres, apareciendo, como aparece,


una sola vez en la obra de Aristófanes, nos proporciona la imagen de mera
reliquia que va adquiriendo cada vez más el dual. Pues no hay que olvidar
que junto a los duales indiferentes al género van apareciendo duales pro-
vistos de terminación femenina.
4) El dual del ático aristofánico sufre agresiones por parte del género y
por parte del número. Por el género, dado que en vez de las antiguas formas
de dual ~ ó~ ,o i vT
, C ~ ~oiv6&,
~ E , TOUTW, ~ o ú ~ o icomunes
v, a masculino y feme-
nino, aparecen a veces las correspondientes femeninas, como ocurre tam-
bién a veces en Sófocles (cf. S. Ant: 770 apcpw yap a U ~ axai n a ~ a x ~ c i v a i
vociq;). Las enmiendas de Dindorf y de Cobet no logran borrar de nuestra
mente la impresión de que el dual es empleado por Aristófanes con impreci-
sión e incoherencias. Y por el número, en cuanto que, al igual que en las
inscripciones áticas de finales del siglo v y comienzos del IV a. J.C., el dual
va cediendo paulatinamente ante el plural:

E.12 374, 279 SS. (408 a. J. C.) XapTui h~6vi9Eoav6uo.


Cf. Ar. Pl. 72-73:

43 Cf. Hom. 11. VI11 455-6 (Aienea y Hera) 06% &v icp' dpcr&pwv 6 ~ h n)cqy&vrs
v xapauv@ 1 bJi
2<-O)cupnov í'ncakv. Cf. asimismo S. El. 1003 xaxóq npáaaovra (Crisóiemis y Elecira), id. 1006
)capóvra. S. OC 1113 2pcpuvrs (Aniigona e Ismene).
44 Nada dice al respecto R. G . USSHER, Arisrophanes Ecclesiazusae, Oxford 1973, 224.
Salvo el dual clcpijoe~ov,los verbos en segunda persona aparecen en
plural (xU9qo9e y dpycioeo9e), pese a que sus sujetos son «dos personaso,
Crémilo y Carión, el amo y el criado de la comedia Pluto.
Por consiguiente, en el ático de Aristófanes se perciben claras huellas
del naufragio del dual que, por un lado, va siendo sustituido por el plural
(así, frente al dual Ilep'oixci que hemos estudiado 4 5 y que, como vimos,
servía para referirse a un par de zapatos para mujeres, los pares de zapatos
en general y los pares de zapatos para hombres se expresan en plural:
ipPci6q y Aaxov~xairespectivamente 46), sobre todo en el verbo, aunque
también en sustantivos y pronombres, y, por otro, va liberándose de las
rígidas normas por las que se regía 47. ES ésta justamente la situación que
comprobamos en las inscripciones áticas de finales del siglo v y comienzos
del IV a. J.C. En efecto, ya nos hemos referido al ejemplo IG 1 374, 279
XapTat hsGvi9ioav 6uo, donde el plural en el sustantivo y en el verbo
destacan fuertemente sobre el dual 660. Pero, además, en IG 1 253, 270
(41 1 a. J.C.) cpiaha apyupü 6u0, ora9pov ~ourov,no sólo apyupa y cp~aha
presentan una final -a reciente, que no ha pasado a -q en jónico-ático, sino
que, aparte de eso, nos encontramos con rourov, un plural, en lugar de
~ o U ~ o i dual
v , 4R.
Una situación similar es la del empleo aristofánico del vocativo. En
efecto, por un lado, registramos el uso de la interjección d de forma muy
libre e independiente, ante adjetivos y ante verbos, lo que es, claramente,
un arcaísmo:

45 Ar. Lys. 229; 230.


46 Cf. i p k 8 q : Ar. Eq. 870; Nu.719; Nu. 858; V. 103; V. 275-6; V. 447. Aaxovixai: V. 1158; Th.
142; Ec. 74; E c . m,Ec. 345.
47 E s sabido que las formas del dual masculinas de adjetivos y participios acabadas en -o y 4 i v
pueden emplearse, como arcaísmo, en lugar de las formas correspondientes femeninas en -ü y -alv.
48 Así, lG 1 ' 313,ll l(408 a. J.C.) x k i p a x ~p ~ y a k o pero,
, en cambio, IG I 2 313, 127 (408 a . J.C.)
xoivix~a18ipi: 314, 143 (407 a. J.C.) xoivix& ai6Epá. E s curiosísimo observar estas incoherencias en el
ático de las inscripciones coétaneo del ático aristofánico: IG 1 313. 11 1 xkipaxc psyako; 313, 127
X O I V I 018ipÜ;
~ 314, 123 T P O X I ~ E I Ü pcyaho; 256, 4 cpiakü xpuoü ora9pov TOUTOV; 253,270 cpiahá aqyupa
61x4 ora9pov rourov; 282, 121 aani8s ~xixpuoo;266.82 orccpavo xpuoo, ara9pov rouroiv; 6 . 9 8 ~ 0 1Scoiv; ~
6 . 131 r6v k o i v , etc.
Ar. Av. 1271-3 d íiio9É~crip'(3 puxcipi' d oocpóm~e,
d xkeivó~u? d o o c p ó ~ u ~d' ykucpupó~u~e,
(3 ~piopuxcipi'd xu.scrx&keuoov.
Lys. 1097 ~ u i p e d~ 'Auxovec.
Ra. 269 d nuik nufie, n u p u ~ k o 8.so xom'o.

Si observamos el ejemplo de A v . 1271-3, en seguida notaremos cómo se


aprovechan los vocativos para exagerar recurrencias (repetición de (3, de
-upi', de -TUTE, incluso rima entre oocpó~u~e y ykucpupóru~e)y ello nos
recordará la existencia de algún caso similar, como éste que citamos a
continuación, en el cual, sin embargo, ya no aparece la interjección d
empleada tan profusamente:

Estas últimas formas de vocativo no precedidas de d ya están en el


camino de la innovación, toda vez que en griego helenístico el vocativo
precedido de d se emplea con menos frecuencia (sólo una vez en los papi-
ros ptolemaicos y de forma muy escasa en el Nuevo Tesfamenfo4Y). Tam-
bién Aristófanes las emplea sin que podamos decir (y esto es lo importante)
que son formas de alocución menos afectuosas que las precedidas por d ,
pues -por poner un par de ejemplos- a veces frente a (3 m i , «niño»,
criado)), nos encontramos con fórmulas de encarecimiento en que aparece
el vocativo m í repetido (sin d) y acompañado de su propio diminutivo
(nui6íov) como recurso de c a p f a f i obenevolenfiae, y, a veces, entre las dos
formas del vocativo repetidas asoma el verbo fipi que, inserto entre ambas,
sirve para subrayar la repetición enfática:

Ar. Ach. 1136 d m í . 1138 d m i . 1140 (3 mí.


Ar,. N u . 132 m í nai6iov.
Ar. Ach. 395 mi m i . V. 1251 m i m i .
Ar. N u . 1145 nuí, 4pí, m i mí.
Ar. Ra. 37 nulbíov, m i , 4pí, m i .

49 Cf. MAYSER, 1 1 , 1,55; NT: Ev. Matt. l S , 2 8 d yijvai, pero Ev. Luc. 22.57, Ev. J o . 2 , 4 ; 4,21 yijvai.
Act. A p . 27, 21 (J &vSpag, pero 7, 26 civ6pag, 13, 26 ÜvSpaq a6ahqmi, 17, 22 &v6paq 'ASqvaioi etc. Cf.
BLASS-DEBRUNNER, O . C .71.
Tampoco parece haber gran diferencia entre d 6 É o m ~ uy 6Éoxo.s~~:

Ar. Pax 257 oi'poi poi ~cíAaqd GÉom~cr.


Ar. PI. 67 xai pijv o AÉyo ~ A ~ i o E~ ~oT v'd 6Éoxo~u.
Ar. Pax 377 &v~i@Ac% oe 6 É o m ~ a .

Nos da la impresión de que en estos casos ya no sirve la diferenciación


entre la expresión más afectuosa (d más vocativo) y la más fría (vocativo
sólo), de la que se ponían como ejemplos notables la oposición entre el
despectivo ÜvSpoxe .sí xoieic; y el afectuoso aunque irónico d Üv9po-
xe así como el hecho indiscutible y fácilmente comprobable de que De-
móstenes en su discurso Sobre la corona se dirigiese constantemente a
Esquines sin d: Aioxivq.
Pero, como siempre, en Aristófanes conviven la innovación y el ar-
caísmo. Y así, junto a esta equivalencia entre xai y 3 xai, forma ésta última
que va retrocediendo frente a la anterior S2,nos encotramos en la lengua del
poeta cómico con notables arcaísmos, como, por ejemplo, al remedar la
lengua de la plegaria religiosa, cuando el Sócrates de Las Nubes primera-
mente impone religioso silencio -Nu. 263 ~Uqqpeivxpij TOV x p ~ o p U ~ qxuiv
~ f j c~ 6 x Exuxokiv-
9 ~ y luego dirige una solemnísima oración a sus extra-
ños dioses empleando un vocativo unido a un nominativo mediante la partí-
cula TE:

Ar. N u . 264-5 d 6Éoxo~'&vc&..../ Aupxpóc r' AiSfip...

También es arcaísmo el hecho de que el pronombre o13~oqno tenga


vocativo (Ar. Lys. 437 66eiouq o13~oc;V. 1364 d o13~oqO I ~ T O ~ y) , que el
pronombre d, fi, tampoco la tenga, y, al pasar a ser artículo haya mantenido
en nominativo al sustantivo que era su aposición: Ar. Ra. 521 Ó xaic &o-
AoUSE~6~Upo.Av. 665-6 fi iípóxvq / ExBuive xui ouu~QvExiG~ixvu~ o i q
&voic. Ach. 242 xpoí~o'e TO xp6oSev dAíyov fi xuvq@poc. Ach. 54 oi
T0~óTcYi.
Pero hay un verso precioso de Las Ranas en que Dioniso llamando a
Jantias, primero con un nominativo precedido de 8 y luego con un voca-

50 X. Cyr. 11 2, 7 .
51 PI. Prr. 3 3 0 d .
52 K. HOLZINGER, Arisrophanes Pluros, Viena. Leipzig 1940. 18: «In 48 Stellen habe ich be¡ A r
20 das kein (JN.
(J, 28
53 Según E. SCHWYZER-A.. DEBRUNNER, Griechische Grammarik ', Munich 1959, 64, esta
tivo precedido de la interjección i j , nos predice lo que ocurrirá en el futuro:
el acercamiento del vocativo al nominativo y la sustitución de aquél por
éste. En efecto. el verso dice así:

Ar. Ra. 271 AL Ó EavSiac. xoú ZavSiac; q EavSia.

El nominativo ó EavSiac se diferencia del vocativo ~ a v 9 i aen que el


primero añade la connotación de *ya conocido», «susodicho», «del inme-
diato contexto),. Pues bien, dejando aparte el hecho de que también en
koiné se conoce el giro de «artículo más nominativo» en sustitución de un
vocativo 5 4 , lo importante para nosotros ahora es que en el ático de Aristó-
fanes junto a los vocativos y usos arcaicos de nominativo por vocativo hay
también modernos e innovadores ejemplos de nominativos empleados en
lugar de vocativos. Helos aquí:
Mientras que Aristófanes usa el vocativo Gaipov " distinto del nomina-
tivo Gaipov, y el vocativo xaxÓ6alpov ", emplea, en cambio, los nominati-
vos de los individualizadores y h i o ~ p o v ,y a o ~ p o vy yhúxov, por u n lado ",
y de los diminutivos Gsihaxpiov y pahaxiov", por otro, en vez de sus
respectivos vocativos; se vale también del nominativo del nombre propio
a'hov como si de un vocativo se tratase 5 9 , y, asimismo, aunque en un
pasaje de innegable estilo paratrágico, al igual que los trágicos y en especial
Eurípides, hace uso de la expresión d cpihoc en vez de la esperada d
cpihs 6 0 .
Se comprueba en ático del siglo v a. J.C. (y, por tanto, también en el
empleado por Aristófanes) que acusativos neutros de pronombres pasan de

construcción es resultado de una contaminación: .Die griechische Konstruktion ist wohl kontaminiert 2 .
B. aus óxaig cixohou9Eiro und d nai cixohoU8ei~~. Nosotros, sin embargo, creemos que al igual que o d r o ~
y aürq actúan como vocativos de un pronombre de ndeíxis-tú*. (S. Ai. 89 d odrog Aiac. E. Med. 922
aürq, ri xhopoig Gaxpwi< riyyeiq xópaq;), ó y fl pueden ser los respectivos nominativos en función de
vocativos de un pronombre demostrativo anaforico que servía para referirse fundamentalmente a lo
aanteriorfi, e s decir: a lo ya suficientemente conocido y previamente mencionado: ó. fl, ro.
54 Ep. Eph. 5. 14 Eyeipe d xa8eú60v.
55 Cf. Ar. Eq. 108, Nu. 1264, Pax 1250, Ra. 1341 Gaipov.
56 Ar. Nu. 1293 a h q pBv d xaxó6aipov oU6Ev yiyverai. Cf. Eq. 7, 1195; Nu. 1293; V. 1; Par 364,
121 1; Av. 672, 890, 1569, 1604; Lys. 521; Th. 892; Ra. 1058: PI. 386, 896; Fr. 593 xaxó6aipov.
57 Ar, Pax 193 d yhioxpov. Ro. 200 o6xouv x a 8 ~ 6 t i6qr' Bv9rr6i, yaorpov; Ec. 985 Exi rTl<
npor~pagcipxqq ye r a u i qv, d yhúxov.
58 Ar. Pax 193 d 6eihaxpiov xóq qh8eg; A v . 143 d 6eihaxpiov o 6 r ó v xaxóv orov 2p@c.Ec. 1058
Emu pahaxiov 6eÜp' civúoag xai pfi hahei.
59 Ar. Nu. 25 %hov, ci6ixeiq. t%auv~rov oauro6 6p6pov.
60 Ar. Nu. 1168 d cpihog, d cpihoq Cf. E. Suppl. 277 d cpiho~,d 60xifirarog 'EhhaGi. Pero, según
Apolonio Díscolo (A. D. Synr. 213, 38), el vocativo en ático era cpihq.
acusativos de contenido que originariamente eran a ser usados como expre-
siones adverbiales de causa ". He aquí algunos ejemplos de Aristófanes:

Ar. Ach. 90 raUr' ap' E'(PEV&XLI;EC


oU 860 8 p a ~ p a(~Épov.
~

Ar. N u . 319
rai>r' 6p' 4xoUoad aUrhv ro (p9Éyp' $uxq pou n a n ó r q r a ~ .

Ar. N u . 335
r a i d ap' E'noiouv Uypáv NE(PEAÜV
orpanralyháv tjalov óppav.

Ar. N u . 394
raUr' Gpa xai rhvópar' cihhtho~vPpovrQ xai nopGQ dpoio.

Ar. Pax 617 raUr' $p' ~ U n p o o ~ n?V.o ~

Muchos comentarios nos ilustran diciendo que en estos casos raUra o


roUro equivalen a 61& raUra, 613 rofiro.
En el siglo iv a. J.C. continúa vigente este proceso. Así leemos en
Platón:

P1. Prt. 3 10 e 4hA' aUra raUra xai vUv f l x o napu oa, Iva ...

Pero, además, nos lo volvemos a encontrar en época helenística 6 2 :

Ep. Cor. 22, 3 xai Eypa$a roUro aUro i'va E'h%v hUnqv 0x6 cicp' d v
E ~ E pa
L ~aípaiv.

E p . Petr. 2, 1, 5 xai aUro roUro 62 onoubfiv qáoav n a p ~ i o ~ v É y x a v r ~ q


E ' n i ~ o p q y ~ o a E'
r va rfi niorar Upóv rQv ciparfiv.

Existe también un uso del demostrativo raUra adverbializado, muy intere-

61 E. SCHWYZER - A. DEBRUNNER, Griechische Grammarik 11, 77: ~...nehrnen die pronomi-


nale Akkusaiive leicht begründende Bedeuiung an».
62 Cf. PGrenJ 1 , 1. 14-15 (11 a. J.C.) a670 SE TOGTO pot T O U ~ O T E ( P ~ V O I >@LE
~ 01~pcpovmphvq
. Ar. Eq. 180-1 Si aUro yáp ~ o ~i o ü r o
~purioS?joopai.Aristófanes prefiere la locución SI' aUro ~ o ú r oCf.
mi yiyvci piyac, / d ~ i f rrovqp6c
i x&k &yopác ci xai 9paoUc.
sante, que se da en Aristófanes y se registra también en griego helenístico.
Nos referimos al rurUra adverbial que significa ((así. y que se encuentra en
el segundo mUra de la fórmula xai raUra pEv 6Tj raUra (Ar. Pl. 8 y PI. Smp.
220 c), que sirve de transición entre un tema ya tratado y un asunto nuevo
por tratar 6 3 . ES frecuente encontrar el segundo raUrur de la fórmula glosado
con el adverbio moda1 raUrq 6 4 . También aludimos al rslúra, muy frecuente
en el ático de Aristófanes, con el que un interlocutor da aquiescencia a una
orden que otro le da: Ar. Ach. 815 mUra 6 ~ jEq. . 1 1 1 raUr7.Pax 275 raUr' (3
6Éono9'. V. 142 m U r ' (3 6Éono~a.V. 1008 raUrci vuv, ~ i ' n 6~ 0px ~ i En
. todos
estos casos raUra se ha adverbializado y convertido en una forma autó-
noma, no dependiente de ningún verbo sobreentendido del tipo de Ar. Lys.
1030 clhhci Gpciow m U ~ a ni , de t o m i mUm, o Eo~i~aUrcr6 5 .
Pues bien, ejemplos de ~ a U r aadverbializado los encontramos también
en griego helenístico: IG. XIV 420 ou64 aSava~oq.~ a u ~ lG a . XIV 1479
x a i p ~ r a (sc.
i xaípsr~).raura. lG. XIV 1824 iipoxoni. raurur. POxy. 1 119, 15
6v pfi xÉpJlqq, oi; pq cpciyo, 06 pTj nsivo. T ~ U T ~ .
Es interesantísima la adverbialización de neutros pronominales en el
ático de Aristófanes: ahí tenemos, por ejemplo, el hecho de que 6ri haya
pasado a ser una partícula causal (Ar. Pl. 136 6 ~ ~i 1 6fi;) o a chra signifi-
cando ((más o menos», en estos graciosísimos versos del diálogo entre
Prometeo y Pistetero en Las Aves:

Ar. Av. 1498-9 np. nqvík Eoriv 6pa r í j í qpÉpaq;


ni. Onqvixa; opixpóv .si ~ E T Qp~oqpppiav.
Av. 1514 iip. &xóhohsv 6 ZEU~.ni. xqvik &m' 6 n ó h s ~ o ;

Este &rra de nqvix' & T T ~lo conocemos muy bien en su función adver-
bial significando ((maso menos. en ático de finales del siglo v y comienzos
del iv a. J.C. Pues, efectivamente, sabemos que tras semantemas que indi-
quen cantidad el indefinido riq, ri sirve como atenuante; y así leemos en
Tucídides: Th. 111, 1 1 1 , 4 xai Eq Giaxooiouq pÉv rivaq aijróv &nÉxr~ivav.
Th. VI1 34, 5 xai r ó v pEv KopivSiov q x i q v í j ~ 6islcpS~ipov~ai,
í róv 6 ASq-
vaíov xa~É6upEv o$i&piaclnhóq, E'mQ 6É r i v ~ qcixhoi EyÉvovro 6 6 . En el

63 K . HOLZINGER, 0 . c . 4 <<...dien1dem Sprecher dazu, einen schon behandelten Gedanken zu


verlassen und zu einem neuen überzugehen),. En la fórmula en cuestión raüra e s tan adverbial como
dpoiorara en este ejemplo: Ar. Fr. 2111 &AL' Q o w p kúxvoq 1 dpou5rara xaSqüS dni roü kuxvei6iou. Cf.
PI. Phd. 78 a raüra pEv 6fi únupcei.
64 K . HOLZINGER, 0 . c . 4.
65 Cf. E. Ph. 417 dv raüra. aasí era*.
66 Asimismo se da esta construcción en griego helenístico: Ev. Luc. 7, 18 6ú0 rivaq rhv pa9qrhv.
propio Aristófanes encontramos ejemplos decisivos de lo que decimos,
como éstos:

Ar. Ra. 936


AL oU S, (3 S ~ o i q t vixSpÉ, no? arr' doriv arr' E ' R o ~ E I ~ ;

Todos estos ejemplos 67 que acabamos de mostrar, extraídos del ático


coloquial aristofánico, son decisivos a la hora de explicar cómo se pasó de
-rru<(*kwya) a h a por falso corte (el último de los dos ejemplos que
contrapone ürru a a r r a , forma esta última en que la alfa inicial es explica-
ble 6R, es sensacional), pero también nos son sumamente útiles para justifi-
*car cómo al griego helenístico han venido a parar neutros pronominales
usados absolutamente. Este es, por ejemplo, el caso del interrogativo ri: Si
en Epicteto 6 9 leemos r i Epoi nui ooi, ÜvSpone; es porque antes en la Lisis-
trata y en Las Asambleístas se podía decir r i 6E ooi ruUr' 70; y rí S,d pÉha,
/ ooi roUS' 7 1 ; respectivamente. Y si en Epicteto y el Nuevo Testamento el
neutro r í es ya un adverbio interrogativo (Ev. Luc. 12, 49 nUp q h h v b h a i v
E'ni T ~ yqv,
V nui r i SEho E < fi6q civqcpSq;. Ev. Matt. 7, 14 r i orav?l rl nUhq
nui rsSh~ppÉvqrl d%c rl cinuyouou ~ i rcq v yofiv) y puede emplearse elípti-
camente sin verbo (Arr. Epict. 1 , 29, 30 ivu ri;. Ev. Jo. 21, 21 odroq 6E ri;) es
porque ya antes, en Aristófanes, se registra el uso absoluto de rí 7 2 (Ar. Nu.
1444-6 ri S fiv t ~ o rov v f i r r o / hóyov oe w n f i o o hÉyov / rfiv pqrip' cSc
riinraiv ~ p a ó v73;.Pax 409 ivu 6G rí roUro 6púrov 74;).El caso es que al igual
que en megarense ou, adverbio interrogativo que aparece en Los Acarnkn-
ses 7s de Aristófanes, en ático aristofánico ürru es ya un adverbio 76 que
67 Cf. también Ar. Fr. 601 nu3o)oú ~ c k 1 6 h nqvix'
v Ürra cpaivsrai. Fr. 602 dnqvix' ÜTS U p s i ~xoni5i
dp;(oi>pcvoi.
68 En arra. a e s la forma del neutro plural de 6c, íj. 6.
69 Arr. Epicr. 2, 19, 19.
70 Ar. Lys. 514.
71 Ar. Ec. 520-1.
72 El interrogativo neutro ri significando «¿por qué?, está bien atestiguado tanto en Aristófanes
como en koiné. Cf. Lys. 1103 ri 06 xakooi>pcv6qrz r j v Auoiorparqv; Fr. 466 T I o6w E'xL!kcuoa<napacpL!-
pciv TU n o r f p a ; Cf., asimismo, K. VAN LEEUWEN-BOOMKAMP, uTi et 6ia ri dans les Evangiles.,
REG 39 (1926) 327-331. Cf. Ev. Marr. 6 , 28 r i pcpipvürc; 7 , 3; 19, 27; Ev. Luc. 2. 48, 6, 46; 19. 33. etc.
73 Cf. Ar. Ach. 1011; N u . 154; Lys. 399; 769; Th. 773.
74 Cf. Ar. N u . 1192. Ec. 719; 791.
75 Ar. Ach. 757-8 o á páv; Esta locución e s equivalente a la del atico ri pqv: y , al igual que ella.
significa: (<Pues¿cómo? iciertamente!),.
76 El neutro del indefinido ri e s empleado adverbialmente e n la koiné (cf. F. BLASS - A . DE-
significa ((máso menos»; de manera que la pregunta rtqvix' drrcr que Piste-
ter0 dirige a Prometeo en Las Aves (Ar. Av. 1514), ((¿a qué hora más o
menos?., es equivalente a la que Sócrates dirige a Critón en el diálogo
platónico que lleva el nombre de este último: Pl. Cri.43 a nqvíxcr pclh~orcr;
pues el adverbio pcihio~crconfiere valor de aproximación a la pregunta, por
ir junto a un semantema que indica cantidad (cf. asimismo Th. 1 1 1 8, 2 &v
Ereoi ~ E V T ~ ) X O V T Cpcihlo~u
L [exactamente, 491).
Aunque el caso genitivo en la lengua de Aristófanes ha sido ya muy bien
y exhaustivamente estudiado 7 7 , queremos hacer algunas precisiones. En
primer lugar, señalamos que junto a verbos que rigen genitivo-ablativo en-
contramos unas veces sólo el caso y otras, en cambio, el caso precedido de
preposición, como en griego helenístico: Ar. PI. 312 ~ o Aup~iou
v pipoúpevo~
~ ó dv' p ~ e o vxpepc3pev. Eq. 772 rfi xpeclypq r b dp~inÉ6ovE'hxoipqv. Lys.
1119 ~ q oci9qcc dye. Pero Ru. 121-2 piu pEv y&p Eoriv &no xciho xcri
Spcrviou, 1 xpepcíocrvrl ocrv~óv.Ach. 944-5 ei'nep EX n06Ov 1 X C L T O X Q ~ CxpÉpuiro.
L
Ya en koiné, cf. Act. Ap. 28, 4 cSc 6E eSov o i pcippupoi xpepupevov .so
Sqpiov &x rflc ~ ~ i p crUroU. oc Bien es verdad que en muchos casos en que
tras un verbo de separación no aparece giro preposicional estamos ante
estilo paratrágico (Ar. Ach. 456 hunqpoc i'o9'dv xclno~ópqoov6Ópov. N u .
1166 CQhS oiicov. Ach. 449 üneh9e h d v o v orcr9póv), pero no siempre (Ar.
Ec. 1100 x6neir1 &nei6&v~7706'cincrhhcryc3. Ar. Lys. 1 1 19 qv pq 6i6@ ~ f i v
~ ~ i p crrq, c oci9qc üye), si bien la construcción preposicional parece más
moderna, sobre todo si la preposición es idéntica al preverbio del verbo
regente (Ar. Pax 1221 clnócpep' cirtócpep' 2c xópcrxcrc circo rijc oixicrc).
En segundo lugar, por lo que se refiere al genitivo partitivo de tiempo,
hay dos tipos en el ático aristofánico: uno que se emplea con libertad y otro
que parece estereotipado, fosilizado, casi adverbiat o formular, que es el
que sobrevive en griego helenístico. Del primer tipo son, por ejemplo, los
siguientes:

Ar. Eq. 944 ciycr!%c n o h i ~ q c 0, 5 0 ~oU6eic n o ~póvou.

Ar. V. 490 06% qxouocr ~oUvop'0662 rtev~tjxovi&TOV.

BRUNNER. 0.c. 87-88. 91-92), coino tambikn e n época clásica PI. Plidr. 260 d & ( T I ~$16upl)ouAi. Ev.
Luc. 9, 13 ~i P ~ T nI ) p e u S É v ~ qf l p ~ ciyop&uwp~v
i~ XUVTU r6v kaov TOUTOV b W p a ~ u .
77 J. W. POULTNEY, The Synrax of rhe Geniiive Case in Arisiophanes, Baltimore 1936. Sustitu-
yendo al genitivo d e precio aparece el sintagma preposicional 4x0 c o n genitivo en Aristófanes (cf. Ar.
p1. 377) y la koiné.
Ar. Lys. 280 ES 2rov Ühouroc 7n.

Ar. PI. 98 rcohhoú yup oriiroiq OUX Éópuxa n o ~póvou.

Al segundo tipo pertenecen éstos:

Ar. Ach. 858-9 rch~ivfi rptaxov?' qpÉpuc / roU pqvoc Éxao~ou.

Ar. Nu. 612 rcpó~apiv TOU pqvoc Ec 6@6'oUx E h u ~ ~ o v Gpci~pijv.

Ar. V. 91 Urcvou 6 óp@ vux~ocoU6E rcaorcahqv 79.

Ar. Av. 1498 rcqvix' 2o.riv üpu ~ í j cqpÉpuc;

Ar. Fr. 463, 1 xupvov~u6 U U T ~ V~ o úSÉpouc i6óv XOTE.

Ar. Fr. 569, 7 GSor' oUx 6 ~ oU6~ic


' 061' Órcqvix' 2 o ~ ~oUviciu~oU.
i

Ar. Pax 1171 ~ q v i x u U ~TOU


u SÉpouc.

Ar. V. 500 x&pÉ y' 71 rcópvq X % CE ~ O E ~ S Ó V T U p~oqp~iuq.

Ar. Fr. 463, 2 &~poy',i'vu xapvot, oUxu ~ ? j qp&oqp@iuq.

En griego helenístico encontramos también numerosos ejemplos de ge-


nitivos partitivos de tiempo de este tipo, fosilizados, formulares, casi ad-
verbiales:

OGI 90, 40 (11 a. J.C.) ~ p i c~ ? j qp&paq.


c

78 Cf. Ar. Pl. 85 6<oux dkoúuar' 15 Orounsp iyÉvsro.


79 Cf. acusativos de extension e n el tiempo: Ar.V. 93 d wÜ<ndrsrai rilv v u x ~ ampi r o v xhsJiuGpav.
Ar. Ec. 55-56 d y&p 6vOp T ~ vÚxQ<
V Ohqv 1 E P q m T ~ I X ~ ~ ~!unÉpa<
O V dpnhqp~voq.Ec. 1123 ~ h p p a v T~ i~ V
M>x9' Ohqv. Ec. 39 T ~ vuxa
V Ohqv ijhauvÉ p' dv ~ o i qo ~ p ó p a u i v .
Ev. Matt. 24, 20
npoosU~soSsPvu pf7 yÉvqrui <puyf7 Upóv X E ~ ~ Opq6E
V Ooufipolrq.
~

Ev. Luc. 18, 12 6ic roU oufifiu~ou.

Ev. Matt. 25, 6 pÉaqc rfle vuxroc xpuuyf7 yÉyovsv.

En cuanto al dativo de finalidad, al igual que en las inscripciones áticas


del siglo IV a. J.C. nos topamos con la alternancia de dativo y sic con
acusativo, asimismo en el ático de Aristófanes leemos Ar. V. 496 ruic
ci<pi>uicfj6uopcl .si (dativo), pero en Ar. Nu. 612 Ec 6@8oUx ghurrov
Gpu~ptjv(sic con acusativo). En inscripciones áticas del siglo IV a. J.C.,
igualmente, como hemos dicho, están presentes ambas construcciones: IG
11 1672, 68 qhoi ruic Supuic. IG 11 1672, 13 cuhu sic polSpu. IG 11 102,
12; 116, 41 sic scpo6iu. Posteriormente, en griego helenístico sic con acusa-
tivo llegó, como sabemos, a sustituir al dativo: Ev. Luc. 9, 13 si ptjri
mpsu9Évrsc fipslc ciyopuaopsv sic nuvru rov huov roUrov Bpópuru.
Sumamente interesante es también comprobar cómo el uso del adjetivo
i8ioc, i6iu, i8iov, sustituyendo al pronombre posesivo, rasgo típico del
griego helenístico, tiene ya precedentes en el ático aristofánico, donde apa-
rece reforzando a un pronombre en dativo posesivo.
En efecto, cuando Eunpides en Las Ranas declara que él suele rezar a
otros dioses distintos, le pregunta Dioniso si son particulares suyos, propios
exclusivamente de él 8 0 :

Ar. Ra. 889-90


Eu. Erspoi yup siaiv oioiv sfi~opuiSsoic.
AL. 'l6ioi rivsc ooi, xoppu xuivov;

Pues bien, de aquí i8ioc, i6iu, iziov ha pasado a reemplazar a un genitivo de


plural de los pronombres reflexivos (duuroU, Éuuróv) o posesivos en griego
helenístico. Así, Galeno escribió una obra titulada ((Sobre sus propios li-
b r o s ~ ,n ~ p róv
i i6iov fiifihiov, y en papiros e inscripciones del siglo 11 a.

80 Efectivamente, la gracia del pasqje (Ra. 885-894) estriba en el juego de palabras entre &oq, que
significa «propio» y también uparticular~~, e i S i ó ~ q q ,que quiere decir .particular* o «casero)>,pues,
una vez que Eurípides responde afirmativamente a Dioniso diciéndole que si, que tiene,dioses ~particu-
lares» o «propios suyos», éste le ordena que haga sus rezos a esos sus dioses «caseros» (Ar. Ra. 891 Ai.
i91 S i npousUxou ~ o i u i vi S i ó ~ a i qSmiq).
J.C. encontramos ejemplos similares ", así como también en el Nuevo
Testamento:
Ev. J o . 1, 41
E ~ ~ ~ O X odtoq tov
E L T C ~ ~ T O V cl6shqOv tbv alov Zpova.
Ev. Marc. 15, 20
xui &E ~ V É T C U L ~ uUty,
UV E5Éhouv uDtOv tfiv nop<~Úpuvxui EvÉGuouv
u6tov t&i p á t ~ ut u i8m.
Ev. J o . 1 , 1 1
sic id %LEf l h S ~ vxui 01 ~ L O udtOv
L 00 napÉkupov.
El pronombre uUtÓc significando ((el amo», «el señor., no sólo sirve
para hacer reír con su doble sentido en una famosa escena de Las Nubes en
que dialogan Estrepsíades y el Discípulo (Ar. Nu. 218 SS. Zt. <pÉp~,tic ykp
odtoc oUni tfic xpspÚ9puc aivfip; 1 Mu, udtóc. Zt. tic udtóc; Mu.
Zwxputqc), sino que en un fragmento de comedia leemos Ar. Fr. 268 &VOL-
yerw rlc 6hpur'. uUtoc t p ~ ~ t Pues
u ~ .bien, muchos pasajes de los Evange-
lios se entienden mejor si damos a a0tóc la significación de «el Señor,,. Por
ejemplo '*: Ev. Matt. 8, 24 xui i60u o s ~ a p o cpÉyuc 2yÉv~rodv t n Sorkuoon.
G o r ~ro nkoiov xuhúnreo8u~dno rOv xupatwv~udroc 6E ExórS~uG~v.
Hay en Aristófanes ciertos usos enfáticos y pleonásticos de uUroc tras
relativos que bien pudieran estar en el origen del bien conocido wdroc
pleonástico tras el relativo» del griego helenístico. Ejemplos: Ar. Av. 1237
oic Suriov uuroic (v.1. udroúc);. Ra. 29 n61c yap qkpaic 6c y' ciijsoc dq'
~%pou cpEps1;. Ra. 1013 oxE$u~toivuv o b u c ukouc nup' Epoú nup~6Étuto
npcijrov, etc. Cf. POxy. 1 117, 15-16 65 dv 6óaslc toic nui6ioq oou Ev 65
uUróv. Ev. Marc. 1, 7 06 odx d p i IxuvOq ~Ú\(luq~ U O U L TOV ipuv~uTOV
1ho6qpÚsov uDroú.
Es también curioso observar cómo los usos de ~ í q , TLC,significando
«uno., «un», «uno cualquiera», «un individuo^, se extienden desde el ático
de Aristófanes hasta el griego helenistico:

Ar. Av. 1292 nEp6~5pEv eSc xánqhoc cjvopú<ero.

81 i i6íoic. IG 112 101 1, 70-71 q 16ia cpikaya9ia. Cf.


UPZ 1 1 , 14 (11 a. J.C.) x p ó v ~ a uS< Dem. 19. 307
T& ~ ~ E T E P &U.
U
82 Cf. Ev. Marc. 8, 29; Ev. Luc. 5 , 16 sgs.; 9, 51; 10, 38; 24, 36. En Ar. V. 715-6 leemos esta frase
en boca de Bdelicleón: &A' dnoíav pEv G ~ í o w daliroí, rflv Eú@iav 61&rxoiv / úpív, en la que se nota la
oposición de auroi (que significa «los amos*, «los señor es^^, los politicos demagogos que ejercen el
poder) y dpiv (*vosotros*, los que con su voto, al igual que Filocleón, mantienen en el poder a tan
aborrecibles hombres de estado).
Ar. R a . 91 1 nphriorci pEv yup Evci riv' uv xciSioav ByxcihU\lra<.

Sin embargo, ES<, pía, EV en oraciones negativas, precediendo a o6 (pfi)


sirve, tanto en Aristófanes, como en griego helenístico, para reforzar aún
más la negación extendiéndola a todos los casos sin excepción, de forma
que ES< 06 (pT)) niega con mayor fuerza que oU6aic o pq6aic. He aquí
algunos ejemplos:

Ar. Th. 549-550


piciv y&p oUx &v ~ i X o i ~
róv vUv yuvciixóv flqv~hóxqv,@cii6pcic 8 cinci~cinuocic.
Ev. Matt. 10, 29 Ev 26 ci6róv oU x ~ o ~ i r c i i .

Otro punto en que la koiné sigue fielmente al ático de Aristófanes es el


del empleo de o c k c en lugar de oc cuando el antecedente del relativo es
absolutamente conocido y claro:

Ev. Luc. 2, 4 E ~ CICÓhiv Aciui8 ijry xcih~irciiBqSh&Ép".

Hay un hecho interesantísimo en Aristófanes que preludia un rasgo


típico de la sintaxis del griego postclásico: nos referimos al hecho de que
una oración subordinada de relativo de pronto se transforma, mediante un
demostrativo anafórico, en una frase principal. Este fenómeno lo estudió y
lo definió muy bien H. Ljungvik R4 con estas palabras:
~ E b e n s okann das Relativpronomen durch ein Personalpronomen wie-
der aufgenommen werden. Auch dies ist als ein echt volkstümlicher Zug der
Sprache zu betrachten, der durch keinerlei fremden Einfluss entstanden zu
sein brauchtn.
He aquí unos ejemplos:
83 Cf. POxy. 1 110, 3 aúpiov, q r i Coriv
~ ii, Bm5 o p a < 9.
84 H. LJUNGVIK, Siudien zur Sprache der apokryphen Aposieígeschichien, tes.. doct., Upsala,
1926. 27.
observamos bien este ejemplo, notaremos que hay a partir de
ro~oCrovun brusco rompimiento de la construcción que empezaba con oEoc,
de modo que 'pasamos de una oración de relativo a una oración principal,
independiente, en la que en vez de un relativo nos encontramos con una
descomposición o un desbaratamiento de la subordinación. El ejemplo e s
precioso porque está dentro de un pasaje escrito en puro estilo paratrágico.
Más concretamente, forma parte de una declamación de un mensaje hecha
en el estilo ampuloso propio de la tragedia. Pero aun así, se percibe en él
esa tendencia propia del ático de esta época a quebrar la estructura hipo-
táctica (de subordinación) para reintegrarse a la de una oración indepen-
diente, tal como la advertimos también en el siguiente ejemplo de Demóste-
nes :

De repente, con la frase aoi Fflauv q í h o ~ ,se ha roto la subordinación


que había dado comienzo en o6c.
Pues bien, en griego helenístico se da también esta quiebra de la hipota-
xis tras una oración de relativo, por ejemplo:

También en ático aristofánico y en griego helenístico nos encontramos


con el uso del pronombre «indefinido» xüc. Ejemplos:

85 Cf. H. LJUNCVIK, O.C. 27.

38
Ar. Ach. 204 rn6&rcüc É'rcou Gíoxs xai rov üv6pa xuv9Úvou.
Pax 301 6~Uporcüc ~ O p s npo9Upoc
i E U ~ Urfic o o r q p i q .
Pax 512 a y &vuv Üy& rcác.
V. 42-3 cihhu hiorp~cps/ Gsúpo.
Ec. 501-502 cihh' th&íyou/anaoa, etc.
Ev. Luc. 16, 16 circo ror& b o i h s i a roU 9soú ~thyyehi<&rui xui rcüq
uUr0v Pia<~rai.

Muy importante, asimismo, tanto en el ático aristofánico como en koiné,


es la capacidad de od~oc,dentro de una oración para referirse a toda una
frase precedente X6, capacidad gracias a la cual han surgido los sintagmas
«xai roUron y « m i *raúra más participio* frecuentes tanto en ático aristofá-
nico como en griego helenístico ". He aquí algunos ejemplos:

Ep. Rom. 7, 15
06 yup o 9Ého. roúro npaooo, &hX 6 pioc3, roUro rcoio.

Mediante los sintagmas «xai r o ú r o ~ ,«xai ruúra (con o sin participio).,


se añade a lo dicho una circunstancia que pone de relieve y encarece o
pondera lo expresado:

Ar. V. 252 xai raúra roi>haíou o?ravi<ovroc.


Ar. V. 718 xai raúra pohic @kíe cpsUyov.
Ar. V. 1184 xui ruUru hoibpoUp~voc.
Ar. V. 1189 xui ruUru 6 s 6bh¿h cpÉpov.
Ep. Cor. 1 6, 6 xui roUro E'xi circiorov.
Ep. Cor. 1 6, 8
&hh&d p ~ i cci6ix~i.s~xui circoorspsirs, xai roUro 66shqoUc.
Ep. Hebr. 11, 12
610 xui clcp' Évoc E'ysvfi9qouv xai múra vsvsxpopÉvou.

86 B-D 181 aSehr üblich ist odroq im Nachsatz mit Zurückweisung aufden Vordersatz>>.(B-D= F.
',
BLASS-A. DEBRUNNER. Crarnrnatik des neutestarnentlichen Griechisch Gottingen 1949.
87 Cf. MAYSER 11 3, 141.
En cuanto al relativo, hay dos cuestiones que merece la pena señalar
por lo que significan en su evolución desde el ático aristofánico al griego
helenístico. Una es el desarrollo de muy varios empleos del neutro 6, capaz
de introducir una oración de relativo que hace de aposición a toda una frase
anterior, y hasta de actuar como acusativo adverbial de un verbo que le sigue;
y otra, la evolución de la ecuación novísima 6c = .ríe.
Vayamos por partes. He aquí ejemplos del o que introduce una aposi-
ción a la frase entera anterior:

Ar. V. 686
xai npoc .roU.roic 2ni.ra.r.róp~vocqoinjc, o pcihio~ap' 6nciyxei.
E p . Ga. 2, 10
póvov ~ ó nv. r o ~ 8 viva pvqpoveUop~v,o xai EonoUGaoa a k o TOUTO
noieiv.
Apoc. 21, 8
.ro pÉpoc ai>.róv 2v .r¡j hipvq .r¡j xaiopÉvq nupi xai 9eiy, o 2o.riv ó
9civa~ocó ~ E U T E ~ O ~ .
El 6 acusativo adverbial de un verbo que le sigue, lo encontramos en
ejemplos como éstos:

Ar. E c . 338 6 xai 6É6oixa p q .ri 6p@veó~epov.

(<<porlo cual tengo miedo no vaya a hacer una barrabasada))).


E p . Rom. 6, 10 o yup cinÉ9uvev, .rij cipap~iqcinÉ9uvev Eqcina~. o 6E (fi,
(fi .r@ 9 ~ @El. sujeto de ambas frases, que está implícito (si bien explícito
en la frase anterior), es «Cristo (Xpio~ocdyep9eic 2% vexpóv) resucitado de
entre los muertos)), y la expresión o cinÉ9av~vhay que entenderla así: «por
cuanto que murió)) y , o (0, análogamente, equivale a «en cuanto que vive)),
del mismo modo que en la frase de Aristófanes o 6Ébixa hay que entender
61' 6 6É6oixa R R .
Por lo que se refiere a la segunda cuestión, para explicar cómo se ha
llegado en griego helenístico a la equivalencia de 65, fl, 6 con ~ i c ~, i que
,
aparece clara en frases como ésta de Menandro: Men. Epit. 146 d 'Hpci-
xheic 6 nÉnovSa, o en Epicteto: Arr., Epict. 4, 1, 120 xai .ríe <qpia .r@
6fpav.r~.rov aú.ro6 bUhov, Tjv bxeic; o en los Papiros: PCair. Zen. 150, 11

88 Otro ejemplo de ese difícil 6 en griego helenístico: Ep. Cal. 2, 20 o 6E vUv (ó Ev uapxi, 2v R ~ U T E L
T* TOU uíoU TOU SEOÚTOU ayan+savroc p ~ .
(111 a. J.C.) yp&$ac nap' o6 xopioUpe9a, o en los Evangelios: Ev. Matt. 26, 50
xai d 'IqaoUc E ~ E Vd r y 2 r a i p ~ ,&(P( 6' T C Q ~ E
(palabras
I; con que Jesús
pregunta a Judas, haciéndose de nuevas, la razón de su presencia), o en 6ri
en vez de 6 (= ri) introduciendo una pregunta en estilo directo: Ev.
Marc. 89 9, 11 É ~ ~ q p ó r oaUrÓv
v .6r1 hÉyouoiv o i ypappareiq 6ri 'Hhíav Fei
Eh9eiv T C ~ ~ OEv. V ; .Marc. 9, 28 dnqpGrov aUrov 6ri qpeíc oUx
flFuvq9qpev dxpotheív aUró;, para explicar todo esto -insistimos- que en
el fondo se reduce a la equivalencia de 6c, fj, 6 con ríe, t i , hay que remon-
tarse a frases del itico aristofánico como éstas:

Ar. Ach. 118 dy@' 6c d a n , KheiaSÉvqc d Zipupriou.

Ar. Nu. 1262 ri 6' oaric eipi roiho @Uh&aS' E ~ F É v ~ I ;

Ar. Av. 804 o i a 8 pahlar' toixac dTcrepopÉvoc;

Ar. Pl. 58-9 pavSáveic / 6c cpqalv &ha;

Ar. Pl. 349 hÉy' 6vUaac 6 ri cpic Tcore.

En el capítulo del verbo, hay en el ático de Aristófanes unos cuantos


puntos que llaman sobremanera nuestra atención porque señalan el inicio
de la nueva situación del verbo en época helenística. Por lo que a la voz se
refiere, observamos en el itico aristofánico cómo la voz activa va ganando
terreno a la voz media a fuerza de invadir campos que anteriormente eran
propios de esta última. La verdad es que la posibilidad de que la voz activa
suplante a la voz media en determinados casos es un arcaísmo 90, pues, en
efecto, algunas formas activas de imperativo en el ático de Aristófanes

89 Cf. MAYSER 11 1 , 79: ~ D i eVermischung des Relativ- und lnterrogativpronomen».


90 E . SCHWYZER - A . D E B R U N N E R , 11 224: ~(Hinterder indogermanischen Zweiheit Aktiv:
Medium stand jedoch eine Einheit, das spatere Aktiv. Dafür spricht besonders, dass gerade im Griechis-
chen einzelne Imperative medialer Verba aktive (oder vielmehr indifferente) Forme aufweisen konnen
( z . B . att. n a ü ~für n a h u ) ) ) .
funcionan ya desde antiguo como si fuesen de voz media. Y no nos referi-
mos a las formas adverbializadas 6yt: y cpÉps, sino, concretamente, a rcuús
empleado en la comedia aristofánica como si de rcuúou se tratase 9'. He aquí
algunos ejemplos:

Ar. Pax 326 rccrús rccrú' 8pxoúp~voq.

Ar. Ra. 269 d ncrúe rcuús.

Ar. Ra. 580 01%'o&x rov voúv . nuús nu6s toú hoyou.

Ar. Ec. 160 m ú s toivuv.

Pero, además, en los futuros observamos cómo la voz activa va sustitu-


yendo a la voz media, razón por la cual Dover habla de ((coexistencia de
futuros activos y medios sinónimos en la antigüedad 92>,o, en general,
expresa su desconfianza ante la posibilidad de enmendar formas activas
para convertirlas en medias o viceversa 9'. En efecto en Pax 176 (codd.) xsi
cpuh&ksic, ~ o p r & o wtov x&v9upov, nos encontramos con un futuro en
voz activa en vez de en voz media (Ar. Lys. 631 Ensi cpuhcikopui. Ec. 769
<puhcikopu~.E c . 831 u< Eyh <puh&kopa~). Y , en general, del verbo <puhurtw
significando ((guardarse» ((tener cuidadon tenemos ejemplos de voz media,
voz activa en uso absoluto y de voz activa más pronombre reflexivo. Ejem-
plos :

Ar. E q . 761 uhhu <puhurtou.


V. 1343 <puhcírrou 6'.
V. 155 qúhar9' 6nw; pq rqv PGhuvov E x t p h ~ ~ r u i .
Ec. 481-2 c p ú h a ~ ~ouutflv
s ciocpuhoic, nohhoi yup o i nuvo6pyoi,
j ~ f inoú t q Ex tofinio9sv d v to o ~ f i p a
xa~ucpuhukq.

91 En Aristófanes encontramos n a ú ~o naúaai (ejemplos: Ar. Ach. 1107 dv9pwne. naúoai xam-
ye),hv pou r h v 6nAov). pero no, en cambio, naüaov ni n a b u . A nuestro juicio, la forma más acorde con
lo que sabemos de sintaxis y léxico áticos es naúaai. El hecho de que aparezca naüe con preferencia
puede considerarse un resto, como $76 y cpÉpe, de la vieja indiferencia del imperativo a la oposición voz
activalvoz media y duración/puntualidad.
92 K. J . DOVER, O . C . 140 «the coexistence of synonymous active and middle futures in antiquiti .-.
93 K . J . DOVER. 148 ,... it is often impossible to emend actives to middles, or vice versan. i(12
'c ...and we cannoi express ourselves with confidente about actives and middles in this play».
L a misma confusión d e voces, que empieza ya e n Aristófanes, la man-
tiene este verbo e n el Nuevo Testamento, de donde extraemos los siguien-
tes ejemplos:

Ev. Marc. 10, 20 ruUru rruvru 2cpuhukupqv.

Ev. Matt. 19, 20 rrávru ruUru 2cpUhuku.

Ev. Luc. 18, 21 raUru rrávra 2cpUhuku.

Y por otro lado, no hay más que confrontar la gran cantidad d e viejos
futuros e n voz media (Eoopui, E'h~Uoopui, Pijoopui, hij\Iiopui, hijkopai,
cp9ijoopai) con los modernos futuros, usados por Aristófanes, e n voz ac-
tiva, derivados unos del tema d e presente (como por ejemplo, polhhijoo,
rruiqoo, rurrrijoo, etc.) y otros del tema d e perfecto (Éorqko, c i t o ,
re9vqko, etc.) 94 y hasta algunos del tema d e aoristo ( o x i j o o , r e r o p q o o ) 9 s ,
para darnos cuenta d e hasta q u é punto la voz media va entrando e n vía
muerta.
Ya e n Aristófanes, efectivamente, muchas veces no acertamos a enten-
der por qué e n Ar. Ach. 314 rróhh' üv 6nocp~ivuip'i ~ x i v o u c$09' G xaFixou-
pÉvouc o e n Pl. 547 uyu9¿hv rrüoiv rol< civ9phrroic cirrocpuívo o'ui'riov odoav
aparece el verbo urrocpaivo e n voz activa y , e n cambio, e n Nu. 368 uhha ric
GEL;rouri yap fpoiy' arrócpqvui rrpórov u r r u v ~ o v ,O por q u é e n Ar. Pl. 687
leemos Ó yap k p ~ U caUroÚ p& 7~~0U¿ii¿iQ<uro, y , e n cambio, e n Nu. 476
6 rL rrep p É h h ~ i cr r p o 6 ~ 6 u o x ~ ~ v .
Sin salirnos del terreno de la voz, sí merece la pena mencionar el uso
abundante q u e se atestigua d e la pasiva imperso'nal, empleada por vez
primera a partir del siglo v a. J.C., tanto e n el ático d e Aristófanes, como
e n griego helenístico 9 6 . H e aquí algunos ejemplos:

Ar. Th. 1227 Shhu rr&rraioru~p ~ r p i o cqpiv (con dativus auctoris).


Ar. Ra. 377 4 p i o r q r u ~8 6kupxoUvroc.
Ev. Luc. 6, 38 IjiIjor~n a i F O ~ ~ ~ O Edpiv.
TCIL

94 Ar. V. 222 fi6q no? ad~oUqroiq k i h i q !kd.lfiuopcv L y s . 459 ouf Elt,er'. 06 nzlTiu~f,0th
Cipfit,€T&(codd.);. Nu. 1443 r j v pqrÉp' iSancp xai a i ~ u n ~ f i uLgs.
w . 634 &SE 3 d a ~ q t wnap' a 6 ~ ó v Nu.
.
1001 ~ o i q'Innoxpa~ouquíÉaiv e i t ~ q Ach.
. 325 cSq ~ ~ 9 v q t oio9iv vuví.
95 Ar. L y s . 284 By& o6x dpa o ~ f i a wnap&v ~ o l p f i p a ~ ~
o5 ; . 381 &ip j ~cropqoco~ a ü ~ a
o o o ú ~ o uPa.r
xai laxfloopai.
96 MAYSER 11 3. 3.
Es también un hecho muy importante para la historia de la lengua griega
el observar cómo los verbos PUhopcri y E9Éhw (SÉhw), que originariamente
se distinguen muy bien por el significado (pues el primero significa «prefe-
r i r ~y el segundo «estar dispuesto a»), van limando diferencias semánticas a
fuerza de servir para formar perífrasis de tiempos o modos de valor volun-
tativo o prospectivo.
En efecto, encontramos en griego helenístico 97 subjuntivos deliberati-
vos introducidos por PUhopcxi y SÉhw, por ejemplo:

Ev. Jo. 18, 39 PUheoSe oUv clxohUow Upiv rov broih.Écr rwv 'IouGaiwv;
Ev. Marr. 13, 28 9Éheic... ouhhÉ&wpev d r & ;

En Aristófanes los encontramos con PUhopcxi más subjuntivo sustitu-


yendo a un subjuntivo deliberativo; en cambio, E9Éhw suele ir acompañado
de infinitivo. Ejemplos:

Ar. E q . 36 PUhei ro np&ypcr roic Secrraiaiv qpclaw;


Lys. 821 rijv yvcl80v PUhei SÉvw;
Lys. 938 PUhei pupiaw a e ;
Th. 553 Enei PUheaSe xheiov' ei'xw;
Av. 1689-90 PUheaSe Gijr' Eyh rÉwc / 8xrw r& xpÉcr rcruri pÉvwv;
pero Lys. 1 1 1-12 E'SÉhoir' &v0th ...l... xcrrcrhijacri rov xóhepov; 1216
napcr~wpeivo6 SÉheic;

Luego, PUhopcri, como es sabido, cede ante SÉhw, del que no se dife-
rencia en absoluto.
Pues bien, un magnífico artículo de Rodiger 98 nos permite observar
cómo se ha ido produciendo ese proceso de confluencia. Por lo que se
refiere a Aristófanes, que es el autor que a nosotros nos importa, compro-
bamos, como hasta ahora ha venido aconteciendo, la convivencia del uso
antiguo (PUhopcri y ESÉhw bien diferenciados) con el más moderno (PUho-
pai y ESÉhw confluyendo como auxiliares de futuro 99).Veamos un ejemplo
del arcaísmo:

97 MAYSER 11 3. 186 S S .
98 R. RODIGER, cqbUkoprii und 69Ékw, eine semasiologische Untersuchung., t i l . 8 (1917) 1-24.
99 Se lee en Aristófanes, con el infinitivo del verbo ,<ir. sobreentendido, la frase Ar. Ra. 1279 6yb
pEv oUv F.~C TO pukuv~iov!30i)kopu1.Con la voz bi)Aopui Dioniso no hace más que declarar su ((inten-
ción» de ir a los baños.
Ejemplos de la innovación:
Ar. V. 1399-1400
chtouoov, c3 yUmi - hoyov ooi poDAopui
hÉSu1 ~ u p i e v r u .

Ar. Pl. 467


xui pQv mpi TOUZOU o(p@v t%LZw GoUvai hoyov.

Observemos ahora el acercamiento de ambos verbos e n el mismo tipo


d e oraciones subordinadas:

Ar. Ach. 198 @ti$ ¿ í q ~ÉAE~;.

Ar. Ach. 950 npóopcthh' ónoi /3ol;liai.

Ya que hablamos de penfrasis d e futuro ' O 0 nos referiremos a la com-


puesta por p i h h o más infinitivo de presente, bien atestiguada tanto en el
ático d e Aristófanes como e n el griego helenístico: He aquí algunos ejem-
plos:
Ar. Ach. 493 Ünuoi pÉhhsic E T ~hÉysiv rCLvuvríu.
Ar. V. 1379 d 6, r í pÉhhaic Gpüv:
Ar. Ec. 760 p ~ h h s i ccinoqGpsiv;
Ev. Luc. 7, 2 +ipshhs TEAEUTÜV.
Ev. J o . 12, 4 ó pÉhhov ui>rov napuGiGovai (cf. 6, 64 ric E'oriv d nu-
pu6óoov;)
Por lo que a la conjugación perifrástica en general se refiere, nos con-
tentaremos con señalar tres coincidencias del ático aristofánico con la
koiné: el perfecto perifrástico del tipo de Ar. Pl. 160-1 r É ~ v u 66
i n6oui 6iu o&
xui ooqiopurcc / dv roioiv &vSpojnoioiv E'o8 qiipqpGvu (cf. Ev. J o . 20, 30 &

100 Sobre las perifrasis y la conjugación perifrástica, cf. MAYSER 11 1 , 223 SS. E. PKEUSCHEN -
W . RAUER, Griechisch - Deursch~s Worrerbuch zu den Schrifren des Neuen Tesramenrs und drr
übrigen urchrkt/ichen Lirerarurl, Giessen 1928; W . BAUER, Berlín 1937 (tercera edición de este
. . BJORCK, 'Hv 616áoxov. D i e periphrnsrische Konsrrukrionen im Griechis-
diccionario), s.v. ~ i p i G
chen, Upsala, 1940. Cf. L. RYDBECK, G / . 47 (1969) 186-200.
oUx Emiv y e y p a y y & v a... equivalente a 31 r u i h 6E ;~igpamri),la perífrasis
del propio participio, que queda, así, convertido en un adjetivo (Ar. Ra. 721
SS. O ~ T E yup roijroioiv ouoiv 06 x s x i ~ q h e u p ~ v o i c / , 6hhu xuhhioroic
chuvrov, (55 bxai, vopioparov / xui povoi~dp9Gc xoxaioi xui x ~ x o 6 0 -
V ~ O ~ E Cf. VO Ev. ~ . 23, 53 flv ~ E ~ ~ E Ev.
~ LUC. V OJo.G ,19, 41 ? V T E ~ E ~ ~ E
yVO
la perífrasis de los impersonales mediante la adjetivación del participio (Ar.
Pl. 49 oSc oqj6p' i o r i oupcpÉpov. Cf. POxy IV 727, 19 [6]Éov Tfv, POxy. 1 120,
24 xpÉxov ioriv, Ev. Matt. 3, 15 xpÉxov Zotív, Ev. Matt. 12, 4 06s 0 t h Ecov
?v uUr@ cpuyaiv).
Y antes de cerrar el capítulo del verbo para pasar a la sintaxis de la
frase, no está de más recordar cómo en Aristófanes se emplean ya con
bastante frecuencia formas del verbo dcpaiho para sustituir mediante perí-
frasis al optativo de deseo simple de un verbo cualquiera (cf. Ar. Nu. 41,
Th. 865, Ra. 955), lo que ha conducido a la forma adverbial ocpahov del
griego helenístico (Arr. Epict. 2, 18, 15; Ep. Cor. 1, 4, 8); y que, además, en
el ático aristofánico y ático de la época, como luego en koiné, puede ya un
futuro reemplazar a un optativo potencial (Ar. Ach. 540 ipai ric. Ep. Cor. 1,
15, 35).
Encontramos en Aristófanes y en papiros helenísticos la construcción de
oxoc (oxoc p+) más futuro en frases independientes que se suelen inter-
pretar como equivalentes a subordinadas dependientes de un verbo princi-
pal elíptico. Ejemplos:

Ar. Ra. 7 povov 2xaiv' o x q pt) ' p a i ~ .


PHib. 1 168 (245 a. J.C.) xui roúro oxoc pij x u p i p p ~6orui. PHib. 178,
17 (111 a. J.C.) 6 m c [6xo]hfipJlat.PHib. 1 45, 15-6 6 m c pq9Ev UxokiJlao9~.
PHib. 1 62, 16 (111 a. J.C.) 6]xo[c]pq Ü h h c Eotut.

Se suele explicar ' O ' que estas frases, que expresan recomendaciones o
exhortaciones, advertencias formuladas enérgicamente o prohibiciones, han
pasado a sustituir a imperativos merced a la elipsis del verbo del que en
principio dependían, que era bien opa, ópórr~,bien onoxai, oxoxeira. Sin
embargo, según Monteil ' O 2 , no es necesario sobreentender verbo alguno
para imaginarse que la frase de 6xoc más futuro se haya podido extender,

101 W. GOODWIN, A Greek Gramnrar, Londres 1894,288. E. SCHWYZER - A. DEBRUNNER,


O . C . 11 669. 670.
102 P. MONTEIL, L a phrase olative en grec ancien, París 1%3, 370.
sin depender de ninguna oración principal, a expresar una orden, compi-
tiendo, así, con el imperativo. S. Amigues se despreocupa del origen de las
susodichas frases, y , en cambio, insiste en el hecho de que indican que el
resultado es solicitado y considerado como virtualmente adquirido ' O 3 .
Para nosotros el hecho de que una frase de futuro precedido de 6xwc se
coordine con un imperativo significa que se entiende como independiente y
próxima funcionalmente a éste:

Ar. E q . 221-2
cihhu a.r~cpuvoUxui an&& .ry Kouh&py.
~ w n w ccipuveí .rov 6v6pu.

Entre la amenaza y el temor Aristófanes utiliza la expresión (((cine in


drohendem Tone ausgesprochene Befürchtungn, según Kühner-Gerth) ' O 4
de onwc pq con subjuntivo (Ar. Ach. 343 cihh' 6xwc pfi ' v ~ o i c.rpiBwoiv
iyxci9qv.rui pou h í k i ) , que en koiné se convierte en sustituto del imperativo:
PHal. 1 , 219 x ~ p i.rOv xohi.rwv 6 m c pfi Gouh~Uooiv.Esta construcción de
onwc pq más subjuntivo (o, con mayor frecuencia, futuro) surge en el siglo
v a. J.C. exclusivamente en jónico-ático. En la tradición manuscrita de
Aristófanes hay vacilaciones entre el subjuntivo y el futuro en este tipo de
frases (Ar. Nu. 824 oxwc 6E .roU.ro pfi 818CX(~15 [6i6cicvc] pq6&vu),pero lo
importante es que en ellas estamos ante un cruce de las oraciones finales
(«de intención» o c(propósito», Ahsic~htssbtze)con las introducidas por pq
dependiendo de un verbo de temor. De modo que se puede decir Ar. NIA.
824 oxwc 6E .roU.ro pfi 6i6ci(nc y Ev. Matt. 8, 4 6pu p q 6 ~ v i~i'nqq.
En la koiné se va a producir, además, un proceso similar al de este
acercamiento que se da en ático de la frase de oxwc más futuro o subjuntivo
al imperativo. Nos referimos a la construcción de i'vu más subjuntivo en
casos como éste:

103 S. AMIGUES. Les subordonnées Jinales par o n o ~ en arrque classque, París 1977, 78: «Qii'il
y ait ou non un verbe principal exprime, I'iridicatif futur précedé de 6 n 0 ~indique le résultat recherche e i
regardé comme virtuellement a c q u i s ~ Para Amigues la oracion introducida por 6 n q e s íínal-consecu-
tiva y el futuro en esta frase indica la virtualidad del resultado pretendido, mientras que el subjuntivo
proporciona una representación abstracta del fin buscado. Cf. 197 «la victoire d e Iva sur 6 x w c n'aurait
pas été aussi décisive si 6 x w c n'aurait admis, outre le futur, le subjonctit>
104 R . K Ü H N E R - B . GERTH, Ausführliche Crammarik der griechischen Sprache Hannover- ',
Leipzig 1904, 11 2, 376.
Ep. Tim.1 1 , 3
x a 9 h c xapaxcihaaci a a x p o a p í v a i E'v ' E q & o q xopac4pvoc sic Mct-
xabovictv, i'va xapayyaihpq riaiv drapo6i6aaxahaív.

PFay. 112, 12 (99 d. d.C.) xai aí'va ctUrov pq buooxfiapq

Pues bien, en el ático de Aristófanes están ya puestos los fundamentos


para que el susodicho acercamiento se produzca, toda vez que detrás de un
imperativo de un verbo de movimiento podemos encontrar tanto otro impe-
rativo unido al anterior mediante la conjunción copulativa xai, como la
referida construcción de i'va más subjuntivo. Ejemplos:

Ar. Pax 709 c3 qihrcirq, 6aUp' Eh9E xcti 60s poi xUaai.

Ar. R a . 609 xopaire baupi xai pcixaa9a rourqi.

Ar. Eq. 8-9


GaUpo 6Q xpóaeh9' i'va
kuvauhictv xhctUaopav OUhUpxou vópov.

Ar. Eq. 169-70 cihh' E'xctvcipq Si.. ./ xai xciribe.

Ar. Eq. 150 6aUp' Ch9', i'vct xU9n.

Basta que, como en el caso de 6 x o c más futuro, la entonación destaque


expresivamente la locución de i'vct más subjuntivo, para que adquiera carta
de independencia, de forma que se pueda decir: S. OC 156-7 6hX I'va..pQ
xpox&anq,o S. Ph. 989 ZaUq EaP, N aibfiq, donde í'v' aibfiq ya es absolu-
tamente libre, pues no depende de un verbo principal como en el ejemplo
de Ar. Eq. 727 &eh9', N aibfiq oSa ~epiuppijopai.La locución es ya más
independiente en este ejemplo: Ar. R a . 1007 I'va pT) qciaxq Scixopaiv ip&...
De la misma manera, si en frases como Ar. V. 140-1 cihh' &9pai... oxoq
pT) 'xbUoercti, o V. 372 cihhk rqpópea9' 6m.q pfi BbahuxhÉov aia9~joarcti,
onoc más futuro se entiende como subordinada, ya en Ar. Eq. 495-97
pÉpvqoó vuv / bcixvaiv, biapoihheiv, roUq hóqouc xctrea9ieiv, / x&xoc r a
xcihhctf cinoqayhv iíkaic ~ c i h i v la
, frase que empieza en x 6 x o c puede ser
objeto de un subrayado expresivo en su entonación y, así, ser interpretada
como una oración independiente 'OS.
Lo que es indudable es que tanto en el ático de Aristófanes como en
griego helenístico tras un verbo de movimiento o encontramos la finalidad
expresada mediante una oración subordinada final de i'va más subjuntivo o
bien encontramos otro verbo unido al de movimiento mediante la conjun-
ción copulativa xai. He aquí un par de ejemplos:

Ar. PI. 823-4


Enou psr' ipoü, natFuptov, h a n p o ~rov k o v 1 iiwpev.

Ar. Av. 208 E<rB.jrivexciv~ysipeíQv ciqSóva.


Ev. Jo. 12, 23
6hfih~Sevfl 6pa Iva 606aa9f3 d u i o ~roú civSp6nou.

Ev. Jo. 14, 3


nuhtv tp'p~opaixai napahfi$opai úpic n p o ~Épauróv,

He aquí el famoso xai que introduce una oración final, como lo definió
Ljungvik ' O 6 , y que aparece con frecuencia en griego helenístico; no sólo en
el Nuevo Testamento, sino también en los papiros: PSI IX 1079 3 SS.
O Ú V E ~ Q E np6q BÉwva ....xui únó6~1~0v
aUr@ h...
Pues bien, la clave para entender cómo la locución i'va más subjuntivo
pasará a ser en griego helenístico un sustituto del imperativo o para com-
prender la construcción que ha sido considerada por Denniston y luego por
Dover 'O7 como «favorita de Aristófanes,, (a saber: la de un participio, un
xai apodótico, un adverbio de tiempo y un verbo principal en forma perso-

105 Observese c6moalternan en contextos muy similares el imperativoy la construcci6n de &no<más


futuro: Ar. Ec. 730 x&ci 06 6 c ú p x i w ~ ú p axak? xab3g. Por 1329-32 Es*'. O yúvei. ciq ay& /
< Epoü xd.4 1 x d o g xaraxeioct. Ach. 253-4 ay', O Súyurcp, 6nwq rd x u w ü v xaAi xakoq 1
~ 6 n o VSI'
oiasig. En el libro de S. Amigues @.c. 197) se explica muy bien cómo entre subjuntivo y futuro, por un
lado, y entre 6 m g y Cvu. por otro. resultaron vencedores Iva y el subjuntivo: *la victoire de Cvu sur
6nog n'aurait pas 616 aussi décisive si 6nog n'avait admis. outre le futur, le subjonctif qui dgissaii
syst6matiquement Ivd'. Da la impresión de que Cva con subjuntivo era construcción más sencilla y
simple que la de 6m5, provista de dos matices posibles (vinualidad del resultado apetecido: futumlx-
presentación abstracta del fin buscado: subjuntivo).
106 H. WUNGVIK, Beirrage zur Synrax der spargriechischen Volkssprache. Upsala 147, 72:
"...e¡" neues Glied durch xai an. das deutlich die besabsichtigte Folge oder den Zweck angibtn.
107 J . D. DENNISTON. The Greek Parricles. Oxford 1934. 308: uthe predilection of Arislophanes
for this idiom is noticeable.. K. J. DOVER. Aristophanes Clouds (abridged edition). Oxford 1970. p.
XXXII.
nal) está en la tensión que se observa en el ático coloquial de Aristófanes,
del que deriva el griego helenístico, entre subordinación y coordinación.
En efecto, en el ático aristofánico conviven en buen maridaje la subor-
dinación y la coordinación: Ar. Av. 461 AÉys Sappijoa<. Th. 453 napaivo
xai AÉyo. Ach. 188 ysüoai AapOv. Lys. 602 Aa@ ravri xai ore<pávooai.
Ach. 465 ÜneA9~~ a u r q v AapOv.
i Eq. 106 Aa@ Ftj xai o n ~ i o o v .
La tendencia a disolver la subordinación se agudiza en época helenís-
tica: Ev. Luc. 6, 48 6< &oxa$ev xai Q3áSuvsv (en vez de pa9uvac). Ev. J o .
8, 59 ' I q o o ü ~6E E'xpúpq xai t<jAS&vt x roü kpoú (en vez de eX,sA90v). Ep.
Rom. 10, 20 ' ~ o a t a FE~rlnoroAp$ xai AÉyei (en vez de ÚnoroAp6v AÉyei).
Apoc. 6, 12 xai ei30v xai o ~ i o p o < ~~ÉVETO.
Pues bien, como resultado del concierto de las construcciones del tipo
de Ar. Eq. 727 &EAS FV> &i6tj<y Pax 709 iA9i xai poi xúoai, la
locución de i'va más subjuntivo llegó a ser entendida como equivalente de
un imperativo, y así leemos en POxy. 11 299, 5 xai raúra< 0 t h Enep$&, ivu
si6ljq.
Ha bastado, como en el caso de 6 n o más ~ futuro, hacer destacar expre-
sivamente, mediante la entonación. lo que en principio era una subordinada
(Fva más subjuntivo), para hacerla funcionalmente equivalente a un impera-
tivo, ya que tras un verbo de movimiento eran igualmente posibles la locu-
ción Iva más subjuntivo y el imperativo coordinado por xui. Y del mismo
modo que un infinitivo con valor final dependiente de un verbo de <<exhor-
tación., ~invitaciónn o «deseo. se independizó de él y se convirtió en
ainfinitivo por imperativo» (Ar. Ach. 257 npópaiv&xrlv rdixhy cpuAárr&oSakri
ocpó6pa. Ep. Rom. 12, 15 xaipeiv por& xaipóvrwv), asimismo, mediante
elipsis del verbo principal se pasó de Ar. V. 140-1 &A?.' ü8pei / xasu rfl<
nvÉAou ro rpfipa o n q p i 'x6úoerai y de Ar. V. 372 rlhhu ~ q p ó p e o S a6noq
p i B6sAvxMov aio9Tjo~raia frases independientes del tipo de Ar. Av.
131-2 &nos rrap~osipoi xai oU xai r& naiFia / Aouoápeva np@, fórmula de
invitación a un banquete, que en otra comedia Aristófanes expresa me-
diante imperativo: Ar. Lys. 1063-5 fixcr' 0th si< Spoü rijpspov. npy 6E xptj /
roI3ro 6pÜv A~AoupÉvou< aU/roúq rs xai ru nai6i'. O bien, a partir de frases ya
independientes y con verbo elíptico del tipo de Ar. Nu. 1192 iva ri;. Ec.
719 iva ri (se. y ~ v q r a i ) ;se pasó a equivalentes del imperativo como Ep.
Eph. 5, 33 ri 6E yuv,~)i'va cpopjrai rov Üv6pa. precepto que va precedido de
éste expresado con imperativo: 6xaoroq r i v tauroü yuvaixa oüroq ciyanáro
(S< Éaur0v.
Como el imperativo pudo ser sustituido por iva más subjuntivo, no es de
extrañar que por contaminación aparezca en papiros la construcción de i'vu
más imperativo 'O8.
Otro fenómeno resultante de la interacción de subordinación y coordi-
nación es el giro muy aristofánico de «participio, xui y verbo principal)), el
cual se registra también en griego helenístico.
Vamos a poner un ejemplo que no sea precisamente el propuesto por
Dover 'O9:

Ar. Eq. 391-2


cihh' 6poc oiTroc roioíhoc cbv ünuvru rov Piov,
xur' civqp 6Go<ev &<val.

Este ejemplo es de xui & h . A continuación vamos a ver uno de xui


6miru:

Ar. Av. 534-7 xui rpi\luvrec


xa rcipop' É'repov yhvxU xui hinupóv,
xclneira xareoxÉ6aoav 8eppov
roUro xu9' Upc;>v.

Seguidamente, a cada uno de estos dos ejemplos vamos a contraponer-


les otro en que se mantiene la misma estructura sintáctica general (partici-
pio, adverbio de tiempo y verbo principal) pero no aparece xui:

Como esta última construcción la conocemos muy bien en Homero y en


los trágicos "O, habrá que concluir que en la paralela construcción de «par-
ticipio más m i , más adverbio de tiempo, más verbo principal)), xai no es un

108 PHamb. 88, 12 SS. (11 d. d.C.1 íva ... ánaircirooav. PRein. 55, 3 SS. (111 d . d . c . ) i'vu ... yipioov
uUrov oivou. Cf. H. U U N G V I K . o . c . 49-50.
109 Ar. Nu. 623. Cf. K. J . DOVER, o . c . XXXII.
110 11. XIV 23 p c i 6 j o u o a F Eneira t!@LyxcirSEro xóhnp.
adverbio que sirva para reforzar a aira o tnsira, como se afirma en el
manual de Kühner y Gerth " ' , sino una conjunción que en la tensión entre
hipotaxis y coordinación se ha introducido de rondón y ha quedado fija en
la apódosis debido a una tendencia a convertir la subordinación en coordi-
nación, tendencia que ya se observa en griego desde el mismisirno Homero.
He aquí, para que no subsistan dudas, tres ejemplos de coordinación de
participio y verbo principal (con la partícula ra, con 6É y con xaí):

Il. XXlI 247


6q cpapÉvq xai xap60aúvq qyqoar' 'ASqvq.

En la comedia aristofánica existen estos xai y 6E apodóticos no como un


rasgo del estilo peculiar de Aristófanes o muy de su gusto, sino como un
rasgo típico del griego, y, concretamente, del ático, que tendrá importancia
decisiva en la koiné.
Veamos un ejemplo aristofánico de esta estructura sintáctica que estu-
diamos, provista de 6E en la apódosis:

Ar. Ach. 23-4


cihh' dopiav
fjxovr&q.&iraS Oarioüvrai nWq hxeic,.

Similar estructura (*participio. 6E en la apódosis y verbo principal*)


aparece en este ejemplo de Jenofonte:

11. X I 727-730:
EvSa Aii pt\<rvrcg úncppcvei iep& relú
.....................................................
.....................................................
%DNDY f m S LAou~oSaX& U T D O ~ ~2"
Y TEUEOQI
En la tragedia enconlramosiambi~nejem&os: S. El. 53 artiLav<c<. cii DTJnnav fl\op~v ninw. E. E l .
1058 @a xAwuaa. p j r r f i c h ' Ep<c~<m r Ó 5 ;
111 R. KUHNER-B. GERTH. Ausführliche Grammalik de, nrieehiscli<,n Sorache. 11 2. 3.-d..
Hannover-Leipzig 1904; reimpr.. ~annóver.1%. d. 11 2, 254: ;auch dunn. Als auch: ouch doch.
dennoch. bcsonders nach F'anizipien..
En Aristófanes la volvemos a encontrar parecida (esta vez con el parti-
cipio en acusativo dependiendo de un verbo principal) en el siguiente ejem-
plo del Pluto:

La misma estructura («verbo principal, participio en acusativo, 6É apo-


dótico y verbo principal») descubrimos en estos versos de la Ilíada:

Lo importante en este tipo de construcciones es que se rompe en ellas la


subordinación y se pasa, de este modo, a la coordinación. En Las Asam-
bleísta~hay un ejemplo precioso: después de dos oraciones subordinadas
temporales introducidas por ~ v i x u(que, por cierto, también se registra en
la koiné) '12, esperaríamos una frase principal, y, en cambio, lo que tene-
mos es una frase coordinada con xaí; un xai evidentemente expletivo que
nada pinta junto a un imperativo:

112 Ep. Cor. 11 3, 15; 16. En el ejemplo de Aristófanes propuesto aceptanios la corrección Znava-
PáhquS~de Denniston. Cf. J . D. DENNISTON, CR 47 (1933) 215. Seguinios la edición de R. G.
USSHER. Oxford 1973.
En korne es muy frecuente que xaí inicie la oración principal tras una
subordinada ' 1 3 . Veamos un ejemplo:

Vemos, al igual que en el ejemplo aristofánico, una subordinada tempo-


ral seguida de una principal introducida por xai.
También en el propio Homero encontramos esta misma construcción.
Por ejemplo:

He aquí cómo la oración principal aparece coordinada a la subordinada


mediante TE.
Si preferimos la coordinación con xai, aquí tenemos un ejemplo homé-
rico apropiado:

Od. XIV 111-112:


a h u p Enei 6 ~ i n v q u exai qpape 9u$v E6w61j.
xai o í nhqoúpevo< 6 6 % axúcpoq,~ $ nep Cntvsv.

Pues bien, volviendo ahora a la construcción de spariicipio. xai apodó-


tico y verbo principal», notaremos que sustancialmente estamos ante el
mismo caso de quiebra de subordinación para ceder a la coordinación, tanto
en Aristófanes o en Homero, como en el griego helenístico.
En Homero es muy frecuente esta construcción con SÉ apodótico. Por
ejemplo, se nos dice de los «pretendientes. en La Odisea:

Od. XVII 66
Eo9X ciyopeúovre<, xaxk 6E cppeoi pvaooGOp~uov.

En Aristófanes, en cambio, nos encontramos con xuí. Poi. ejemplo:

113 S. TRENKNER, Le slyle koidonr le dcit oltique oral. Assen 1960. 53 SS.
Asimismo. en koiné '14 leemos:

En conclusión, la construcción del ático aristofánico compuesta de ((un


participio, más xui apodótico, más verbo principal,,, no es una mera va-
riante estilística, sino un eslabón importantísimo en la historia de la lengua
griega, que une el ático clásico con la koiné.
Pero hay todavía muchos más puntos de contacto entre el ático colo-
quial aristofánico y la koiné. Vamos a pasar revista muy brevemente a
algunos de ellos:
Es muy frecuente el uso del infinitivo precedido de artículo (ejemplos:
Ar. Pl. 148 61&ro pfi ~ T ~ O U TEv. V . 2, 4 G i & ro ~ h i cr6rov
E ~Luc. i ... P Perr. 11
25 61& ro pfi ~xiorcro8u1ypcippcrrcr. Ar. Ra. 68 xoUG~icy& p'Gv X E ~ ~ E I E V
civ8póxov ro pfi 06% 1 dh8~ívi d ix~ivov.Ep. C o r . 11 10, 2 GÉopcri ro pq
x x p h Sxppqoxi.
La negación enfática del tipo de Ar. Nu. 296 o6 pfi oxó$gc ( o x ó $ ~ i
Elmsley), 367 o6 pq h q p f l o g ~ la , reencontramos en griego helenístico:
POxy.1 119, 7 o6 pfi hcipo x~ipcrvnap& ooU, Ev. Marr. 21, 19 o6 pqx&ri i x
ooU xxpxoq yÉvqrui E ~ Crov ciIÓvci, LXX Gen. 3, 1 o6 pfi <pciyqr&cixo
xxvroc &Uhou roú xxpxG~ioou,Ev. Luc. 1 , 15 xui oivov xcri oix~pcr06 pfi
xig. Lo mismo podemos decir del futuro interrogativo que precedido de
negación sirve para expresar una orden estricta: Ar. Lys. 459 o6x EL&&<,
o6 nuifio~r',06%cipci&~r~; Act. Ap. 13, 10 o6 xcrijon;
En Lus Asurnbleísras de Aristófanes leemos Ar. Ec. 964 xhqxrij~oScli
ver& oijc xuyflq. Para entender esta construcción tenemos que recurrir
al griego helenístico: Apoc. 2, 16 xxi n o h ~ p f i o o~ E T ' xUrOv, 17, 14 0ijr01
p~r& 706 cipvíou x o h ~ p f i m u o'15.
i También es ya aristofánico el uso distri-
butivo de xxrci más acusativo: Ar. Rcr. 802 xcrr' Cxoq, ((palabra por pala-
bra»; cf. POxy. 11 257, 18 (1 d. d.C.) xurjl pqvcr, ((mes a mes..
Detrás de un verbo de ((instancia», ((solicitación» o ((ruego», puede

114 Cf. otros ejemplos de la hoiné en epoca bien avanzada en A . N . JANNARIS, An tiisrorrcol
Greek Grammar chiej7y of thc Arric diolect, Londres 1897. rcimpr., Hildesheim, 1968.
115 Apoc. 13, 4: 12. 7 .
aparecer en Aristófanes y la koiné no sólo infinitivo (Ar. PI. 240 airhv
AapEiv. Acr. Ap. 3, 3 flpóra AapEiv) sino también la conjunción final 6nwq
seguida de subjuntivo (Ar. Ach. 1060 Seirai pou ocpóSpa,/6mq av oixouprj.
Ev. Matt. 9,38 SefiSqre odv roU xupiou roü S~piopoü6noq 2xwAq), hecho
decisivo, a nuestro juicio, para explicar cómo 6nwq y, luego, sobre todo tvr*
pasaron a introducir oraciones completivas y robaron de este modo terreno
a la construcción de acusativo con infinitivo. Tras verbos de .intención>> o
<<esfuerzo,,tanto en Aristófanes como en la koiné encontramos subordina-
das finales de 6noq üv más subjuntivo (Ar. Eq. 917-18; 926; Ec. 623; PSI
435, 19 (111 a. J.C.), Acr. Ap. 3, 20) etc. Y lo mas extraordinario de esta
cuestión es que ya en Aristófanes encontramos tras un verbo de &ten-
ción», -aspiración» o .esfuerzo,> .>va con subjuntivo en vez de 6noq con
futuro: Ar. Ach. 653-4 r i q vfioou pEv dxsivqq / o6 cppovíijouo', &Al' ivz
roürov r6v m t q r j v cicpihovrai. Aiíadamos que tras verbos de xtemor.
encontramos, respectivamente, en Aristófanes y en la koiné, las construc-
ciones de 6noq pfi más futuro (Ar. Eq. 112 SÉSoif 6noq p j reútopai) y de
h a más subjuntivo (Ep. Petr. 11, 3, 17 cpukáooeoSe (va p?j ... ~ X ~ E G ~ T yE ) ,
no sólo la construcción de p j más subjuntivo (Ar. N u . 493 6ÉSotxa o'. d
7Tp~oaUra,pfi nAqyóv 6ÉC.t).
En Las Avispas (Ar. V . 213 rí 0 t h c i n ~ x o ~ p f i S q p6oov
~ v Ooov oriAqv;)
nos encontramos con la expresión 6oov Boov, reduplicación que sirve para
subrayar la fuerza elativa del adjetivo pronominal. Pues bien, la misma
construcción aparece en Ev. Luc. 5, 3 flpci>rqoeva h o v cino r i q y i q Enzvct-
yayeiv 6oov 6oov ( v . l. dhíyov).
La locución braquilógica ei SE pfi es muy empleada tanto en el ático
aristofánico como en el griego helenístico: Ar. N u . 1433 np6q rr*ürci p i
rúnr' . ei SEpil, oauróv no? airicíoci. PSI V 534, 8 SS. cinóorethov ra iyyeir*
xai TU iimjúyia, ei SE pfi, TU rlyyeia póvov. Ar. Pl. 468 SS. xzv p ~ v
cimcpfiwl ..ei SE pfi, / not~irovfiSq o rt Gv iipiv h x i j . Apoc. 2, 16 perrwq-
CiOv 0th . E< 86 pfi, @ X O ~001U ~TUXU xai noA~pfiooFE? U ~ T ~ V .
También es muy frecuente en ambas modalidades lingüísticas el empleo
de (35 y nóq exclamativo-ponderativo:

Ar. Ach. 766 (3s n a ~ c i axai xaká.

Ar. Ra. 53-54 n ó k q 1 r j v xap6iav 2nuraSe n&q o k i ocpóSpa,


Ev. Marc. 10, 24
xhc GUoxohóv Eoriv...sic rqv pcioihaíav roU SaoU aioahSaiv.

Merece la pena señalar también el empleo de ¿boxap significando ((como


si (fuera)» y precediendo a formas verbales, por ejemplo: Ar. Nu. 1276 rov
EyxÉqahov 6oxap oaoaio9ai poi bxaic. Pax 234 xai y&p Gjoxap ijo%pqv.
Act. A p . 2,2 2yÉvaro... qxoc ¿boxap qapopÉvqc xvoijc piaiac. Es asimismo
importante la coincidencia en Aristófanes y la koiné del cSc exclamativo
introduciendo frases enteras independientes: Ar. V. 488 cSc óixav8 dpiv
rupavvic 2orl xai (uvwporai. LXX Ps. 91 (92), 6; 103 (104) 24 cSc Epaya-
hUvSq rit Epya oou, xUpla, así como del cSq temporal acompañado de tiempo
secundario del indicativo, significando ((encuanto que)): Ar. PI. 653 cSc y&p
rcixior' CXq~~opaSa xpoq rov SEÓV.Ev.LUC. 1 , 23 cSc ExhfioSqoav a i qpÉpai
ríjc heiroupyiac a6roU. Ev.Jo. 2, 9 cSc 6E EyaUoaro Ó CXpxirpíxhivoq ro Í%wp
oivov yayevqpÉvov. Y también en la koiné continúa cSc teniendo cierto
sentido causal derivado del originario modal, por ejemplo:

Ar. R a . 278-9 cSc oiSroc romc h i v o6 r& Sqpia / r & 6aiv' Eqaox' Exaivoc.
Ev. Matt. 6, 12 cbc xai qpaic CXqiapav roic OqaihÉraic qpiv [ - Ev. Luc. 11,
4 xai y&p a6roi oiqiopav xavri dqaíhovri ~jpiv.1.

En el capítulo de las preposiciones, determinados usos aristofánicos se


entienden mejor si son comparados con los equivalentes en griego helenís-
tico: 6ici más acusativo significando ((gracias a»: Ar. PI. 130 a6ríxa yap
Üpxai 6i& riv' Ó ZaUc rhv S ~ h v ;168 ó S cihoUc .la poixoc 6ia o É xou
xaparihharai. Ev. Jo. 6, 57 6 6 61& rov xarÉpa.
Otro caso: Exi más acusativo para señalar el objetivo o la meta: Ar. Nu.
256 Exi ri; Ra. 1418 xarijh90v 2xi miqrtív. X. Cyr. V 3, 49 i'rw rlc 2cp' 66wp.
Ev. Jo. 19, 33 Exi 6E rov 'IqooUv Eh%vrac. Asimismo xarci más acusativo
significando ((como» es un hecho tanto en el ático aristofánico como en la
koiné: Ar. Av. 1000-1 a6ríxa y&p &fip Eori rijv i6Éav 6hoc / xar& xviyea
pcihiora. Ev.Matt. 23,3 x a ~ &6E r&Epya a6rwv pq xoiaira. También el valor
de finalidad de xarci más acusativo está presente ya en Aristófanes y en la
koiné: Ar. Nu. 239 +SE< 6E xar& rí; Arr. An. 4, 5, 1 xaS'cipxcry~v... ora-
hÉvrwv '16. Ev. Jo. 2, 6 xara rov xa9apiopov rhv 'IouGaíwv, etc.
Lo mismo podnamos decir respecto de las partículas. Para explicar

116 Cf. X . An. 3 , 5 , 2 Tivag T ~ doxe6aop&vov


V 2v T@ rre6iy, x a 8 á p n a y j v .
cómo 6pÉAei ha pasado de ser un imperativo de 6peAÉo con el significado
de «descuida» 11' a una partícula aseverativa que significa «sin duda», fre-
cuente en los Caracreres l l 8 de Teofrasto, nada hay como ir siguiendo su
evolución en el ático de Aristófanes, desde Ar. N u . 488 Co. x 6 c oUv 6uv+
oei pav9civeiv; CT. QpÉAei x a A 6 ~(en que todavía 6pÉAei puede interpretarse
como imperativo) a Ar. Lys. 172 qpeic 6pÉAei ooi ~ c yei xap' q p i v xeioopev,
donde el lugar que ocupa cipÉAei, originariamente una frase parentética, y el
hecho de que a cipÉAei (una segunda persona) se le añada el dativo ooi nos
inducen a pensar en la adverbialización del término, que era en principio
una segunda persona de singular del presente de imperativo del verbo cipe-
AÉo. En efecto, en Los Acarnienses leemos Ach. 470 i6oU ooi '19, frase en
que i6oU (obsérvese el acento de proclisis) es también ya un adverbio.
Resulta interesante comprobar cómo aparecen en Aristófanes i'9i, 6pÉAei e
iGoU precediendo a imperativos, lo que significa que ya se han adverbiali-
zado (Ar. R a . 519 i'9i vuv, <ppcíoov. Eq. 997 iGoU 9Éaoai. N u . 877 6pÉAei
6i6aoxe), de la misma manera que la forma de imperativo Cxaye empleada
por Aristófanes (Ar. N u . 1298 Cxaye. ~i pÉAAeiq;) se convertirá en koiné en
una partícula: Ev. Marr. 5, 24 h a y e , rtpó~ov6iaAAiiyq9i. Ev. Marc. 1, 44
6rtaye.. 6eiSov. Y ya que hablamos de iGoU, no podemos dejar de mencionar
dos hechos: en primer lugar, el valor que tiene esta partícula tanto en
Aristófanes como en la koiné para subrayar un mensaje o parte de un
mensaje anterior a base de llamar la atención del interlocutor: Fidípides
censura a Estrepsíades su anticuada fraseología, pues acaba de decir xa.spo+
ov Aía (Ar. Nu. 1468), de esta guisa:

Ar. N u . 1469 3 0 6 ye Aia rta~pcjpv.(5c Gp~aíoqES.

En la koiné es absolutamente clara la capacidad de iGoU para, mediante


el subrayado, referirse a algo anteriormente dicho: BGU 948, 6 p i ~ q p
oou 6o9evei, iGoU 6Éxa ~ p e i cpfivec. Ev. Luc. 2, 48 ~Éxvov,~i h o i q o a c qpiv
oihoc; i6oU ó r t a ~ i poou xGyh d6uvópevoi E(q~oUpÉv oe. En el primer

117 Ar. Lys. 934-5:


KI. )ia A i ' oGE Gwpai y', cihha pivciv @d.opai.
Mu. cipihei mi j o s i c roUro . r a x b yap € p ~ o p a i .
118 Thphr. Char. 5, 1 d 8 Üpeoxoc 6)iihsi TOIOÚTÓS TIC.Empleada para introducir un tema: Char.
13, 1 'Apéhei fi nspispyia G ~ E L ... Para introducir o t r o tema, con la significación d e *y natural-
sivai
menlen: Char. 2, 9'Apéhsi 6E x a i r a I x r j y u~v a i n c i a ~c i y o p ü ~Giaxovjoai G u v a r o ~anveuori. Con el
valor d e .sin dudan aparece ya e n Ar. Ach. 368 cipihci, )ia rov Ai'. oUx dvaoniGhoopai. E n la koow
llega a significar npor ejemplon: Char. 6, 3 a)iiki Guvaroc x a i d p ~ e i o k vjcpwv i rov xÓpGaxa
119 Ar. Ec. 136 ibú y& o o i ,nivouoi.
ejemplo iGoU intensifica y amplía el significado d e & o S ~ v ~y ie, n el segundo
explica el contenido d e 2lroiqoac qpiv oUzoc.
E n segundo lugar, ya e n ático del siglo VI a. J.C. se atestigua la partícula
iGoU que aparece en Aristófanes y e n la koiné I2O.
Para entender cómo lrhíjv ha pasado d e significar «excepto» a ser equi-
valente a 6É o rihhá, significando «pero», o a desempeñar la misma función
que &hhá partícula progresiva, dos valores de nh4v importantes e n la koiné,
en general, y en el Nuevo Testamento, e n particular, hanamos bien en
comparar los siguientes usos aristofánicos:

Ar. Av. 601


oU6~icOGEVrov Sqoaupov rov dpbv nh+ ~ 1ric
' &p76'pvtc.

E n este ejemplo, salvo el hecho de que no hay verbo tras lrhfiv, no hay
mayor problema. Podemos decir que lrhtjv significa «excepto», igual que en
este otro ejemplo:

Pero comparemos ahora estos dos versos de Las Ranas, uno con nhfp y
otro con 6É:

Ar. Ra. 1466 EL?,n h j v y' d 6ixaorijc a6r& xaralrivsi póvoc.


Ar. Ra. 1169 EU, vil ~ 6 v'Eppfiv 6 r i hÉycic 6' o6 pav%vo.

N o es difícil deducir que lrhrjv del primer verso está cerca funcional-
mente d e 6É del segundo 12', y, por tanto, que equivale a «pero. en traduc-
ción. Asimismo ocurre e n este ejemplo:

Ar. Pl. 198-9


~ i roi
3 hÉy~ivgpoiye cpaivsoSov lruvu-
lrhijv 8v póvov 6É60ina.

120 Cf. L U S.V. 1606.


121 J . BLOMQUIST, Greek Porticles in Hellenistic Prose, Lund 1%9, 79.
Pues bien, este adverbio, empleado como conjunción en la tragedia y en
las inscripciones áticas122,pasa a ser el contrapunto de pÉv. de forma que la
antigua correlación pÉv ... 6É puede ser sustituida por pÉv ... nhJlv. Ejem-
plo: Ev. Luc. 22, 22 xai d pEv u i 6 ~roD civ9ponou xarol ro dpiopÉvov
mpsijsrai, nhqv o6ai r @ civ9pónv Bxsívq 6 ~ o6 ' napa6íhrai 12'. Y llega,
incluso, a ser equivalente a cihhú partícula adversativa y progresiva Iz4.
Ejemplos: Ev.Luc. 23, 28 SuyarÉpsc 'I~pouoah?jp,pQ x h a í ~ id r ~ EpÉ, nhqv
Bcp' gaurolc xhaisre xai $ni rol ~ É X V UÚpOv. PCair. Zen. 59647, 45 (111 a. J.C.)
06, oipai pÉv DE Oiyvoeiv, nhiiv (PUVE~ÓV oot notqoop~v.
Es curioso, asimismo, comprobar cómo en Aristófanes se dan ya deter-
minadas combinaciones de partículas que van a ser frecuentes en el griego
de época helenística. Por ejemplo, xairoi y&, pÉvroi y&, y o6 y+ 2iih.j
equivaliendo a pEv 0th.
De xaíroi y& dice Blomquist 12' con razón: ((becomes more usual in the
hellenistic period)). Es cierto. He aquí un par de ejemplos de Aristófanes y
otros dos de la koiné:

Ar. Ach. 61 1 xairoi y' 2ori ohcppov xcipyúrqc.


Ar. Nu. 876 xairoi ye rahuvrou roúr' &aS&v 'TnÉpkhoq.

En koiné: Plb. 11 56, 15 xaíroi y& npocpavcüc ci pEv rov xhÉnrqv 4 p o i ~ o v


&noxreívaq & 9 d q 2oriv.
'
Dit. Syll. 685, 76 y 82 (139 a. J.C.) 1 2 6 xatroi ye.
Ev. Jo. 4, 2 xairoi y& 'IqooDc a 6 6 c o6x Ep&mt;ev...
De pÉvrot y& he aquí también algunos ejemplos:
Ar. Th. 709 xofino pÉvroi ye nÉnaupat. PLond. 3, 897. 13 xoijno pÉvro~
y& o6 9Éh0[i]12'.
En cuanto a la locución o6 yalp &hhÚ la emplea Aristófanes en Las
Nubes, La Lisístrata y Las Ranas 12\ y la volvemos a encontrar en Los
Hechos de los Apóstoles: Act. Ap. 16, 37 xai vúv hk9pp qp&c Bxpoihhouoiv;
o6 yúp, cihhol $h%vrec a6roi qp&c $cayayÉrooav.
También es interesante notar cómo en Aristófanes y en koiné se detecta
122 A. Eu.. 125. IG. 1' 1, 4, 1 (V a. J.C.) h o o o i ~xnivrai n h ~ vh o o a ...
123 P Cair. Zen. 59647, 45 (111 a. J.C.) 06%oipai Ipilv OE 9yvoaiv. lrh j v <pava@v a o i ~ o i r j a o p c v .
124 M. E. THRALL, O.C. 21 SS.
125 J. BLOMQUIST, O.C. 43.
'
126 W . DI'TTENBERGER, Syllogc inscripfionum gruecurum Leipzig 1917, 11. p. 278.
127 Cf. MAYSER 11 3, 170.
128 Ar. Nu. 232-3 od yup 6hX yfi Píq I EXxei n& a ú ~ j Tv j v ixpáSa rfic c p p o v r i h ~ Lys . 54-5 AIJ
clp' o d x a p ~ í v a iTUL yuvaixag S jr' d ~ j pv ; Ka. 06 y@, ph Ai ', Bhha n ~ r o p ~ v aqxeiv
< nzkai. Ra. 58 p i
ax&nr& p' cJii&h<p'. OU y&p dhk' Exw x a x 6 q . 498 c p l p ~8il r a ~ d w <a ü f . od yap cihha n ~ i o r i o v .
ia partícula adverbial vUv a mitad de camino entre su primitivo significado
de adverbio temporal y el nuevo valor de partícula inceptiva, progresiva e
inferencial. El contraste entre ambos valores ' 2 9 aparece claro en este
ejemplo: Ar. Ec. 200 vUv sioi ~ p q o r o i xai
, o 6 vuv ~ p q o r o cysvoU, adverbio
temporal en el primer caso y partícula en el segundo. Pero otras veces la
distinción no está tan clara y recuerda los usos de vUv en la koiné, sobre
todo de xai vUv y de vUv 0th.
En efecto, los mismos editores escriben unas veces vUv y otras vuv en
frases por lo demás estructuralmente idénticas; por ejemplo (OCT):
Ar. V. 149 EvraUSci vuv (flzsi TLV cXhhqv p q ~ a v t j v .
Ar. Pl. 724 ~vraU8kvUv xÚ8qoo xaraxsxhaopEvoc

Aunque los manuscritos suelen ofrecer la lectura vUv en todos los casos,
nosotros podemos darnos cuenta de que a veces estamos ante una variedad
de vUv que se encuentra a mitad de camino entre el adverbio y la partícula.
Ejemplos:

Ar. E q . 947 xai vUv axó6oc.


Act. Ap. 10, 5 xai vUv xEp+ov.
Ar. Ach. 37 vUv 0th c¿zs~vócq x o xapsoxsuaopEvoc.
Ar. Ach. 383 vUv 0th ps xpórov xpiv hÉysiv E k a z s .
Epict. Diatr. 1 110, 5 vUv 0th rí Exoíqos;

Este valor de inferencia de vUv en xai vUv y vUv 0th de la koiné procede
sin duda de las mismas locuciones del ático clásico.
Hay en el ático coloquial de Aristófanes muchos más rasgos que preludian o,
incluso, presagian ''O certeramente la koiné; pero nos contentamos con
los que preceden. El griego helenístico no es más que una evolución del
ático, pero de un ático que no conocemos bien en su totalidad. Conocemos,
ciertamente, el ático de las inscripciones y de la literatura que se fechan a
finales del siglo v y comienzos del Iv a. J.C. Pero, ¿y el ático hablado?
Ciertos rasgos del ático hablado que se vislumbran en el ático coloquial de
la Comedia aristofánica son importantísimos a la hora de explicar el entra-
mado y textura de esa modalidad de griego que conocemos con el nombre
de «griego helenístico» .
129 Es claramente partícula en Ar. V. 381 Üyc vuv, Pax 1056 üye vuv. Pl. 789 ~ E p cvvv, V. 430 ~ i a
W V , Pl.
414 oxeüliE vuv, etc.
130 Es interesante verificar cómo r6 hoixóv de Ar. Pl. 321 está ya muy cerca del helenístico hirróv
de Arr. Epicr. 1 , 24, 1; Plb. 1 . 15, 1 1 . etc.
KOINÉ Y ATICISMO EN LA LENGUA DE LIBANIO

Para entender a Libanio y, por tanto, su estilo, es menester tener bien


clara la idea de lo mucho que para él significa la cultura griega, la herencia
cultural de la Hélade. En efecto, nuestro hombre se pasó la vida defen-
diendo con encomiable denuedo la causa de las letras griegas de la edad de
oro y lamentando el desconsolador espectáculo del naufragio del helenismo:
Lib. Ep. 1340, 1 F 'Hv &e 2yiyvov.ro Aóyoi ~puooi..ruvUv 6E ot6qpoi núv~ec

vijsiv. X O L E ~ V6i
flyoópu~xui TOÚTO X ~ X E ~ V~O 4 cpihsiv
) ~~q~u.rqpÉw Or.
v.
XXX 23 F xui vevuoyqxóa~vo i TUUTU xuí3óv.rsc 2oixua~vclv6póxoq 2xns-
aoóai ~ ó vsóv
v icp' o)v gxheov.
Ciertamente, Libanio está tan impregnado de la gran cultura griega, que
festeja la conversión de Juliano al paganismo valiéndose de palabras plató-
nicas, precisamente aquellas que el divino filósofo había puesto en boca de
Sócrates, en el Fedro ', cuando deseaba purificarse el oído con agua pota-
ble para eliminar las impurezas y la molesta salinidad del agua de mar con
que se lo había manchado el discurso contrario al amor. En aquella memorable
ocasión el protagonista de los diálogos platónicos se había expresado de
este modo 2: 2 x t h p ó 7co.ripp AÓyy oSov cihpopuv clxof-lv cl7coxAUaueui.
1 PI. PMr.243D. Citamos las obras de Libanio por la edición de Foerster: Libanius, Opera, ed. R.
Foerster I-XII, Leipzig 1903-27. Las abreviaturas de los autores y obras citadas son las del Liddell-
Scott.
2 PI. PMr.243D.
Y nuestro Libanio, «un auténtico heleno a cuyo blando corazón nada
humano le era extraño» ', que se había topado con Juliano en Nicomedia el
año 344 y había influido en él como maestro a través de copias de sus
discursos, refiere con las palabras de Platón arriba citadas cómo el empera-
dór apóstata desechó de su corazón las insustanciales charlas de antaño
para reintroducir en él la belleza de la verdad, de la misma manera que se
reintroducen en un gran templo de estatuas de los dioses previamente
amancilladas y manchadas con barro. Dice exactamente así 4: dhpupuv
axofiv &xcxhijou.roxo.rípq hóyq.
La vuelta de Juliano al paganismo siguiendo una vía inversa a la del
«camino a Damasco» de Paulo tuvo para Libanio una transcendental signi-
ficación, como si a partir de ese momento el mundo entero recuperase la
libertad perdida. Cuando en un discurso se refiere a tan decisivo giro, nos
presenta al emperador apóstata, acompañado de quien hizo las veces de
médico curador de su ceguera, Máximo de Efeso, tratando de rebasar en
arriesgada navegación las rocas Ciáneas 6, las Simplégades de la leyenda de
la nave Argo y los Argonautas:
... 6q [sc. Máximo de Efeso; cf. Lib. Or. XIII 12 F] xiv6Úvov r6v xuhhio-
rov aU~óqTE x1~6uvcÚoaqrÓv6c ~cíoctqpcrd TOU pa9rpoú 5&q KuuvEuq &E-
xhcuocv.
Pues bien, el amor de Libanio al esplendoroso pasado de Grecia se
concreta, por lo que al terreno de las letras se refiere, en el virtuosismo de
su oratoria y en su muy acendrado, intachable y estricto clasicismo. En
3 J. GEFFCKEN, Kaiser Julianus, Leipzig 1914; cf. 8: nein echter Hellene, dessen iveichern
Herzen nichts Menschliches fremd war,,.
4 Lib. Or. XVIIl,, ábpup¿tv áxojv cinexhuaaro rroripq hóyq xai navra rov 6prrpoakv Pxbbhv
ü8hov eivs&afiyayeveic rhv J i u ~ f i TO
v c i h q k i a ~xa?.ko.oc hanep e í ' ~T I V O pkyav vehv ciyahpasa k b v
rrpór~povil&tapéva bpwpcy.
5 Aparte del ya mencionado libro de Geffcken, sobre el emperador Juliano, contamos con las
siguientes rnonografías: J. BIDEZ, La Vie de I'empereur Julien, Paris 1930; R. BROWNING. The
Ernperor Julian. Londres 1975; C. W. BOWERSOCK, Julian ihe Aposiaie, Londres 1978; P. ATHA-
NASSIADI-FOWDEN. Julian and Hellenism. An Inielleciual Biography. Oxford 1981. Aunque ya
viejo, aún es interesante el libro de W . SCHWARTZ. De viia et scriptis Iuliani Imprratoris, Bonn 1988.
De libros y artículos que tratan aspectos filosbficos o religiosos en relación con el emperador apóstata.
seleccionamos los siguientes: P. ATHANASSIADI, «A contribution to Mithraic theology: the Ernperor
Julian's Hymn io King Heliosw, JThs XXVlIl (1977) 360-71. F. CUMONT. Les réligions orientales dans
le paganisme rotnain, 4.a ed., Paris 1929; E. R. DODDS, Pagan and Chrisiian in an nge of anxiery,
Cambridge 1965; P . HADO?', «La fin du paganisme*, Hisioire des religions 11, París 1972, 81-113; P.
DE LABRIOLLE. La rkaciion paiennr: éiude sur la polémique aniichrkiienne du 1" au IVe sikcle,
Parls 1934; C. MAN. Die Religionsphilosophie Kaiser Julians in seinen Reden auf den Konig Helios und
diu Goiiermuiier, Leipzig-Berlín 1907; A. MOMlGLlANO (ed.), The Conjlicr between Pagankm and
Chrisiianiry in ihe Fourth Cenrury, Oxford 1963; C. ROCHEFORT, «La dCrnonologie de Saloustios et
ses rttpports avec celle de I'ernpereur Julien~,REG LXX (1957). 13-15; L. WARREN-BONFANTE,
<tEmpsror. God and Man in the IV century: Julian the Apo>i:iie and Ammianus Marcellinuw, PP XIX
(1964) 401-427.
6 Lib. Or. XII Jc
efecto, nuestro rétor forma parte del grupo de los aticistas intransigentes y
puros entre los que se cuentan Dionisio de Halicarnaso, Dión de Prusa,
Luciano, Elio Aristides (que fue muy admirado por el antioqueno), Pausa-
nias, Eliano, y esos contemporáneos de Libanio que fueron Himerio y
Temistio. Aspira a la pureza lingüística de los oradores áticos y de Elio
Aristides a quien tiene por modelo y con quien coincide al emplear una
lengua en la que tienen cabida tanto el ático literario como la koiné.
Cuando alrededor del año 30 a. J.C. Dionisio de Halicarnaso comienza a
impartir enseñanzas en Roma, el asianismo ' de los oradores capitaneados
por Hegesias de Magnesia (ese estilo caracterizado por frases cortas repuli-
das y delicadas, por un repelente y muy marcado y excesivo ritmo, y por un
muy amanerado orden de las palabras en la frase) está a punto de perecer
entre los romanos cultos víctima de su propia hinchazón y ampulosidad, de
su incontrolado párhos, de su artificiosidad, de la grosería y zafiedad de sus
malogrados hermoseamientos. Cicerón, con mucha gracia, describe este
estilo como propio del gusto de los carios, los frigios y los misios, gentes
tan poco pulidas y tan sumamente inelegantes, que con agrado admitieron
un tipo de dicción bien cebado y grasiento, una especie de manjar que los
rodios nunca probaron ni, mucho menos, los griegos del continente, y que
los atenienses rechazaron con decidida firmeza 9 . Contra este tan basto y
craso estilo Dionisio de Halicai-naso en Sobre los oradores anriguos se
propone indicar los medios con los que perfeccionar los discursos de filo-
sofía política, los politikoi lógoi, examinando las cualidades estilísticas de
los notables oradores e historiadores de la antigüedad, y exhorta al lector a
imitar las virtudes que en ellos se descubran, así como a evitar, por el
contrario, los defectos 'O. Y , sobre todo, Dionisio de Halicarnaso, al revol-
verse contra la teatral desvergüenza (BEa~pixijdvaílisia) de los asiánicos,
que con intolerable desenvoltura, improvisada las más de las veces, preten-
dían suplir con ampulosidad y párhos la escasez de asuntos importantes y
temas realmente patkticos que tratar en sus discursos ", recomienda el
7 Sobre el asianismo y su historia, cf. F. BLASS, Die griechische Bereds<imkeii in dem B i i r a u m
von Alexunder bis auf Augusius, Berlín 1865, 1 54-96; E. NOKDEN, Uie aniike Kunsiprosu, Leipzig
1898. l , , , -,,,; U . V . WILAMOWITZ-MOELLENDORF. ~~Asianismiis und Atticisrnus)), Hermes 35
(1900), 1-52. Cf., recientemente C. WOOTEN, (,Le developpement du style asiatique pendant I'époque
héllénistiquen, REG 88 (1975) 94-104.
8 Uno de los tratados del aticista Cecilio de Caleacte se titulaba Conira los frigios.
9 Cic. O r . 25.
10 D.H. O r a i . Veii. 4,l-2.
11 Cf. Cic. Brui. 51 hinc Asiaiici oraiores non coniemnendi quidcni nec celeriiaie nec copia, sed
parum pressi ei nimis redundanies. 325 genero auiem Asiaiicae diciionis duo suni: unum spnieniiosum
ei arguiuni, senirtiiiis non tan gravibus ei severis quam concinnis ei vrnusiis ... aliud nuiem genus esi
non iani senieniiis frequeniaium quam verbis volucre aique inciiaium, quali esi nunc Asia ioia, nec
flumine solum oraionis, sed eiiam exornaio ei faceio genere verhorum. LO que Cicerón entiende por
estudio a fondo de los modélicos prosistas clásicos, con el fin de aprender
de ellos no sólo lo referente a la forma de sus escritos sino también prove-
chosas cuestiones de fondo. Así, en la Epístola a Pompeyo I l t " hace un
elogio de Teopompo de Quíos, el más brillante discípulo de Isócrates, por-
que su obra histórica, que da a conocer muchas estirpes de bárbaros y
helenos y muchas leyes y constituciones diferentes de muy distintos pue-
blos y muchas vidas de varones ilustres junto con sus realizaciones, objeti-
vos y variadas fortunas, sin duda constituye un valiosísimo y aun indispen-
sable material de estudioapara todo aquel que pretenda ser experto en
retórica filosófica ( r o i ~&oxoüot T j v <pthóoo<pov$qropixjv) '*.
Ahora bien, al establecer Dionisio de Halicarnaso como principio la
necesidad de imitar la forma y el contenido de los escritores antiguos 13; al
recomendar al orador en ciernes que vaya al encuentro de los escritos de
sus predecesores ilustres no sólo con vistas a la materia del tema por ellos
tratado, sino también para, mediante la imitación, procurar emular sus esti-
los, esta búsqueda de la delicadeza y elegancia de los prosistas áticos (el
aticismo) lleva consigo un anquilosamiento lingüístico visible en el léxico,
en la flexión, el orden de palabras, la construcción de las frases. etc.
Un estudioso tan autorizado en materia de aticismo, como W. Schmid,
proclama en Der Attizismus que, estando, como estaba, corrupta la lengua
de época imperial, los griegos que por aquellos años vivieron no tenían más
remedio que imitar y. de este modo. reutilizar, una lengua literaria que,
alejada de la popular, era considerada la única capaz de proporcionar la
debida armonía entre forma y contenido, de lo que habían dado inequivoca
prueba las espléndidas creaciones de la prosa clásica 1 4 .
El asianismo no fue ni una escuela ni una doctrina oratoria. El adjetivo
asiática^^ calificando a ~~elocuencian no era, en principio, mas que una
senrenliosum cr orgulum es lo que Dionisio de Halicarnaso denomina 7 6 xopJióv. cf. D.H. Dem. 366%"
o i pkv r j v cUum8í1 U d b a i w m i aiiornojiv xcri ~ i A c i p p i o vxui a r p j v mi ípcUyouaxv hnav i 6
mpJi6v dnirrl6cwuu~vdppoviav. of 66 r j v yAu<pupaiv mi AiyupClv xui %irrpixjv uai mAti rd m p W v x d
paAax6v < ~ i Q o i i ~ u a r i v .
Il bis D.H. Pomp. 6.
12 D.H. Pom. 6 V I p. ,,, Usener-Radermacher = Dionysii Halicarnosei quoe extanl. vol. VI.
opuscula 11. ed. H. Uscner-L. Radermacher. reimpr. Stuttgart 1%5.
13 Cf. DH. De Imir.. VI, Ilp.,,,.,,, Usener-Radermacher.
14 W. SCHMID. Der Arricismus in seinen Hauplvewrdern. Von Dionysius von Halikarnoss bis auf
den zweilen Philosrmrur. Stutlgan 1887. reimpr. Hildesheim 1964, I,,:rUnd doch konnten die Gne-
c k n . wenn sie wiedcr eine prosaische Kunstsprache haben wollten. nichts anders, als auf die a l l i s c k
Klassizitat zurückg~ifen. denn nur hier war zwischen einem gediegenem lnhalt und einer sinnrillig
schonen Form die nchtige Harmonie hergeslellt-. Sobre el aiicisrno de Libanio. cf. B. SCHOULER. L o
rodirion hrllPnique chez Libanios 1. 11. les. doct. París 1984. Para el aticismo en general. cf. L.
RADERMACHER. RhM 54 (1989). 351-374. W. KROLL. RE Siippl. VI1 (1940) cols. 1105-1138. A.
DIHLE. Hermrs 85 (1957). 170-205. J. FROSEN. Prolegomena lo u Study of lhe Greck L ~ R U O in R Ihe
C
Firsr Cenrury. Thc Problcm of Koinr and Airicism. Helsinki 1974.
precisión geográfica. Fue luego, en plena controversia con los neoáticos en
Roma, cuando adquirió el valor peyorativo de ((corrupta elocuencia^. Los
grandes defectos de la oratoria asiática (excesivo cuidado de la forma en
cláusulas y ritmos, y funesta elección del vocabulario -Cic. Orat. 230 y
231-) revelan que el asianismo era el verdadero continuador de la elocuen-
cia ática de los siglos rv, 111 a. J.C., de cuando Carisio y Cleócares imitaban
a Lisias y a Demóstones.
El caso es que, aunque Dionisio de Halicarnaso fue menos aticista que
los aticistas, hasta el punto de no hablar de &rrtxi<~tv para referirse a la
pureza de lengua, sino de Ékkqví<~tv,el aticismo, como era de esperar, no
tardó en verse reducido a limitados círculos de eruditos e ilustrados, mien-
tras de cuando en cuando rebrotó en suelo griego el asianismo a partir de
raíces más populares. Y es que el aticismo (ya lo veremos), como movi-
miento de renovación tanto del campo de la retórica como de la lengua, no
se puede separar del asianismo, al que se remonta; pues, por extraño que
pueda parecer, el aticismo procede directamente del manierismo y rebus-
camiento propios del asianismo, el cual, a su vez, no es sino el heredero de
las niodas oratorias vigentes a partir del siglo Iv a. J.C. entre los partidarios
de una elocuencia retórica muy amanerada que se complacía en combinar la
concisión de Lisias con los ritmos de Demóstenes, o los largos períodos
isocráticos con una buena dosis de poetismos y figuras retóricas de toda
especie.
En efecto, lo más curioso del aticismo es que el grupo de renombrados
aticistas que inician el movimiento denominado Segunda Sofística lo que en
realidad encabezan es una renovación de un primitivo asianismo que, según
Filóstrato, había dado comienzo supuestamente con Esquines, orador ático
que al trasladarse a Rodas había tendido un puente entre la elocuencia ática
desarrollada en suelo ateniense y la nueva oratoria de los nuevos sofistas
nacida en las ricas provincias asiáticas pacificadas y administradas por la
~ C L V T W V xparoUoa 'PYpq. Nada, pues, tiene de extraño que el área favorita
de la oratoria de los nuevos sofistas sea la de los discursos de aparato, la
elocuencia epidíctica, la de las declamaciones basadas en causas fingidas,
las p~kÉrai,que tratan de temas y argumentos tan sumamente generales que
rozan el campo de la filosofía, las famosas BErixai UnoOÉo~ic,OÉo~ic(en
latín, quaestiones) 15. Son argumentos y ejercitaciones figuradas, convertidas
en o~qpcrrcr,es decir: UnoOÉoeic (pekÉrcrt) Eo~qpartopÉvat.
Fue E. Rohde quien, después de la caracterización que hizo Blass l 6 de
15 W. SCHMID, O.C.I,,.
16 F. BLASS. O.C. Es interesante tener presente que los tratadistas griegos no distinguieron neta-
mente entre asianismo estilística y asianismo lingüístico.
la oratoria griega tras la muerte de Alejandro Magno, volvió a tomar el tema
de la elocuencia en época helenística y romana para afirmar su fundamental
carácter ((asiánico)),si bien reconoce que en ella hay también cierto innega-
ble y asimismo fuerte componente aticista. En efecto, Rohde afirma 17:
((Und so scheint die zweite Sophistik überhaupt, in rhetorischer Beziehung,
nichts eigentlich Neues gebracht, sondern nur die asianische Manier er-
neuert)). Pero más adelante I x expone cómo la gramática aticista se instala
en la retórica griega: ((Etwa seit der Zeit des Augustus war, vermutlich
durch die damalige atticistische Reaktion der griechischen Rhetorik ange-
leitet, die Grámmatik in den Dienst der Rhetorik getretem. Y, seguida-
mente, explica por qué fue necesario el estudio a fondo de la gramática del
ático, mera lengua literaria que ya no tenía vivo un nivel coloquial que le
correspondiera, por lo que muchos nuevos sofistas están mucho más aleja-
dos de la pureza del ático de lo que ellos mismos se imaginaban 19: ((Etwa
seit der Zeit des Augustus war, vermutlich durch die damalige atticistische
Reaktion der griechischen Rhetorik angeleitet, die Grammatik in den Dienst
der Rhetorik getreten ... 352 Die reine attische Sprache, welche im taglichen
Gebrauche der Gebildeten langst durch die ((allgemeine» griechische Kon-
ventionssprache der hellenischen Periode verdrangt war, ... konnte zum
schriftstellerischen Gebrauche nicht mehr aus dem lebendigen Volksmunde,
sondern einzig aus den Werken der altattischen Autoren erlernt werden ...
355 Viel grobere Verstosse gegen die Reinheit der Sprache weist Phryni-
chus den bewunderten Meistern der Sophistik, einem Lollianus, Favorinus,
Polemo nach; und wie wenig es den übrigen Autoren der sophistischen Zeit
gelungen ist, die selbst dem Lucian unerreichbare Farbe des reinen Atti-
cismus in ihren Schriften nachzubilden, bemerkt jeder aufmerksame Le-
ser».
Para explicar la clave retórica de la novela necesitaba Rohde la conti-
nuidad del asianismo en el siglo segundo, en la Segunda Sofistica (al menos
desde el punto de vista de la oratoria, (cin rhetorischer Beziehung))), y
luego, además, a la propia Segunda Sofistica «de cuyo suelo la aspiración a
crear una poesía retórica propia [anhelo de todos los autores de época
imperial] hizo brotar la flor más peculiar: la novela griega de amor» 'O.
No tardó, sin embargo, en aparecer un ataque a la teoría del carácter
17 E. ROHDE, Der griechische Roman und seine Vorlaufer, Leipzig 1876; 3.a ed., 1914. Cf. 312, n.1.
18 E. ROHDE, O.C.351.
19 E.ROHDE, O . C . 351-5.
20 E. Rohde, 0 . c . 361: <<DiesesBestreben. eine eigene rhetorische Poesie zii erschaffen, war es
denn endlich auch, welches aus dern Boden der zweiten Sophistik dessen eigenturnlichste Blume her-
vortrieb: den griechischen Liebesrornan>>.
asiánico de la Segunda Sofística en un artículo de Kaibel 2 t en el que éste
defiende que la oratoria postclásica no era en absoluto una mera serie de
ejercicios formales o escolares, sino que se apoyaba en la teoría de la
pipqoiq, de la imi,;~,ión, que, tal como había sido expuesta por Dionisio de
Halicarnaso, recomendaba con firmeza a los nuevos oradores el seno y
riguroso estudio de los modelos antiguos; y, además, lejos de ser concebida
como un simple juego o divertimiento, pretendía ser un instrumento para la
acción política, tal como la concibió Dionisio, una <pthóoo<poqp q ~ o p i x i es
,
decir, una oratoria basada en previos conocimientos filosóficos; y ahí es-
taba para demostrarlo Elio Aristides que identificó retórica y filosofía.
No tardó en replicar Rohde 2 2 a estas críticas de Kaibel puntualizando
ideas: si el aticismo influyó evidentemente en la literatura, la oratoria, no
obstante, siguió siendo asiánica y llena de O E C L T ~ I XCIVCL~~~ELCL,
~~ exceptuada la
de Elio Aristides, un aticista a ultranza y además orador enfermizo a quien
ya había caracterizado previamente en sil obra maestra sobre la novela 2 3
como una excepción entre los oradores de la Segunda Sofística por haber
rechazado con duras palabras la improvisación y por el estilo pesado y
prolijo de sus discursos, tan alejado de la pasión y la coqueta ligereza
propias de las improvisaciones.
La apona, pues, a que conduce el planteamiento de una Segunda Sofís-
tica asiánica y aticista a un tiempo trata de ser salvada por quienes, ya en
todos los nuevos sofistas, ya en algunos de ellos, tratan de mostrar una bien
dosificada mixtura de asianismo y aticismo. Así, por ejemplo, W. Schmid,
que afirma con todas las letras que no se puede dudar del parentesco
esencial existente entre asianismo y Segunda Sofistica ((ckann die nahe
Wesensverwandtschaft zwischen Asianismus und zweiter Sophistik nicht
mehr bezweifelt werdenn) 24, añade, no obstante, que a pesar de ello la
Segunda Sofística aspiraba a más famosos progenitores, por lo que se in-
ventó proceder de Esquines, pese a que tanto Dionisio de Halicarnaso
como Hermógenes de Tarso, el sistematizador de la Segunda Sofística, y el
propio Elio Aristides consideraban a Demóstenes y a ningún otro como
incomparable modelo y maestro de la oratoria ática ".
También Von Arnim en sus trabajos sobre Dión de Prusa Z b se refiere,
21 G . KAIBEL, ~Dionysiosvon Halikarnass und die Sophistikn, Hermrs XX (1885) 497-513.
22 E. ROHDE, «Die asianische Rhetorik und die zweite Sophistikl,, R h M XLI (1886) 170-190.
23 E. ROHDE, Der griechische Roman, 340: nAristides einen bewussten Gegensatz zu den Asia-
nern seiner Zeit bildete),.
24 W . SCHMID, o.c. 1 ,.
25 W . SCHMID, O.C. 1 ,.
26 H. VON ARNIM, Leben und Wrrke des Dio von Prusa. Berlin 1898. ~ZiirnLcben dcs Dio von
Prusan, Hermrs XXXlV (1899) 363-379.
sobre todo en el primero, al asianismo moderado, mezclado con cierto
aticismo, del insigne sofista. Efectivamente, tal como había dejado sentado
W. Schmid 27, la dualidad de la persona de Dión, primeramente sofista y
enemigo de los filósofos, y luego filósofo enemigo del vanidoso juego de los
sofistas, hizo que su estilo careciera de estridencias. Y así, para von Arnim,
Dión de Prusa debe figurar bajo el epígrafe del asianismo, pero entendiendo
por asianismo lo asiánico-helenístico, lo que se aparta del conjunto de los
rasgos estilísticos que definen a la oratoria ática en su conjunto, un estilo de
oratoria básicamente epidíctica y de escuela, que se desarrolló en la costa
occidental de' Asia Menor y que el aticismo no fue capaz de erradicar para
poner en su lugar la brillante pero ya irremediablemente perdida oratoria
ática 2Y Pero -añade el insigne filólogo- en la escuela de retórica fue
donde mediante lecturas que tenían por objeto la p i p q o q del estilo de los
autores leídos Dión recibió indudablemente la influencia de los grandes
oradores de la Atenas del pasado a través de una enseñanza de clara meto-
dología aticista. Por ello -concluye- lo que más apunta a la verdad es
hablar de unos nuevos sofistas (Dión y los demás) representantes de un
asianismo mitigado, moderado por unos estudios de oratoria que eran de
corte indudablemente aticista (((Esentspricht deshalb am meisten der Wir-
klichkeit, wenn wir bei den Sophisten der Kaiserzeit von einem durch atti-
cistische Studien gemassigten und gemilderten Asianismus sprechen~).
'

Por las mismas fechas, más o menos, Norden 2 9 , en su cspléndido libro


sobre la prosa artística, apoyándose en un pasaje del Dión de Sinesio,
trataba de demostrar cómo el estilo de Dión de Prusa experimentó un
cambio al dejar de ser aquél un sofista para pasar a ser un filósofo. En la
primera parte de su vida su estilo es ((hinchado,,, Unó~i~cpo~; en la segunda,
en cambio, no tiene nada de ((huero*, xuUvov, ni de ((disipado)),~ L U X E -
cpopqpÉvov. El estilo antiguo, el reaccionario, el arcaizante, sena el corres-
pondiente al aticismo, mientras que el moderno respondería al asianismo ''.
Sin embargo, a nuestro juicio, no alcanza Norden en este punto su
habitual brillantez, ya que se está refiriendo sin hacer los requeridos distin-
gos s dos acepciones diferentes de ((estilo),: una cosa es hablar de cstilo
arcaizante, barroco, amanerado, aticista, asiánico, conceptos que corrcs-
ponden a un capítulo de la estilística literaria o de la teoría de los estilos, y

27 W . SCHMID. o . c . 1 7 2 - S 2 .
28 H . V . ARNIM. Leben und Werke 128-30.
29 E. NORDEN. Die anrike Kunsrprosa vom V I Jahrhumderr v . C h r . bis in die Zeir der Kt-mis-
sance 1, 11, Leipzig-Berlín 1898: 4." e d . , Leipzig-Berlín 1923.
30 E. NORDEN. o . c . 1 ,,, (<Deralte und der ncue Stil».
otra distinta referirse al estilo concreto de u n escritor. En efecto, a Dión de
Prusa lo caracterizó mucho mejor W. Schmid 3 ' al presentarlo como orador
filósofo en el que ambas facetas (oratoria y filosofía) son inseparables y , al
mismo tiempo, como un enemigo acérrimo de la afectación asiánica y de su
escandaloso páthos, y, por último, como u n autor muy cuidadoso y con-
cienzudo a la hora de hacer uso de la lengua, que él emplea siguiendo la
muestra de la literatura clásica. En suma, para W. Schmid, que conocía a
fondo la obra del Crisóstomo 3 2 , él junto con Luciano son de entre los
modernos sofistas los que en mayor grado acertaron con esa sutil concien-
cia artística, preconizada por Dionisio de Halicarnaso, que permitía alcan-
zar un término medio entre lo popular y lo docto, entre lo espontáneo y lo
aprendido por pipqotc o imitación 3 3 .
Con esto llegamos al año 1900, fecha en que publica Wilamowitz en
Hermes 3 4 u n artículo fundamental, ((Asianismusund Attizismus~,no tanto
por haber dado fin al debate asimismo-aticismo, sino, sobre todo, por lo
mucho que continuamente, página a página, sugiere.
Asimismo y aticismo conviven en época imperial. Junto a la literatura
docta, que, al estar alentada por los principios basados en la pipqotc y
preconizados por Dionisio de Halicarnaso, conduce a la completa momifi-
cación del ático literario (((die vollige Mumifizierung des literarischen
Attischn) ", en el siglo 1 a. J.C. se lee con fruición a Timeo y circula
ampliamente entre el público lector una literatura de entretenimiento, siem-
pre moderna, aunque también siempre efímera y nunca original (((Unter-
haltungsliteratu i-...ja immer modern. aber immer ephemer und niemals ori-
ginal.) ' 6 .
El aticismo, ya lo hemos dicho, se remonta al asianismo y es la i-ealiza-
ción concreta de aspiraciones y tendencias más antiguas. Cuando los reinos
helenísticos se convirtieron en provincias romanas, miiy alejados ya - d e s d e
tiempos de Alejandro Magno- de lo que había sido la autonomía y la
actividad política de las ciudades-estados, la literatura dejó de tratar toda
31 W. SCHMID, 0 . c . 1 ;.
32 Cf. P. DESIDERI, Dione di Prrrsa. Un inrellvrruole greco nel irnpero romano, Messina-Firenze
1978. 572: «Ma se lo Schrnid non distingue diversi periodi riell' analisi che fa dello stilc dioneo. e le
conclusioni sono unitane, in seguito i l Norden riterra arhitrariamerite di potersi servire di un passo del
Dione di Sinesio per illustrare la sua teoria dei dui diversi stili. nuovo (zasiano) e antico (=attico).
33 W. SCHMID, o . c . 1 ,,.
34 U . V . WLLAMOWITZ-MOELLENDORF, <'Asianisrnus iind Atiizisrnus», Hermes XXXV (1W)
1-52 = Kleine Schrif/en 111, Berlín 1969. 223-273. Cito por csta recopilacióri. Cf. G. W. BOWEHSOCK,
Grvek Sophisrs iri rhe Roman Empire, Oxford 1969, 10: << Wilamowitz finally closed thc case hy aynthe-
sizing everyone's view in a long and irnportant articlen.
35 U . V . WILAMOWITZ-MOELLENDORF, O . C . 244.
36 U . V . WILAMOWITZ-MOELLENDORF: 0 . c . 230.
cuestión importante que tuviese que ver con la problemática social o polí-
tica del inmediato presente, y, así, o bien se dedica a entretener a las masas
con la ficción, o si pretende mantener vivo algún rescoldo del patriotismo
helénico, lo hace sólo refiriéndose a la cultura, la literatura o la historia y
añorando los viejos tiempos de esplendor ya irrecuperable. La imitación de
los antiguos, la p i p q o t ~róv Cip~aiwv,no sólo está representada por los
aticistas, sino también por Himerio que escribió discursos en una prosa
variopinta en la que junto a la koiné brillan construcciones poéticas y for-
mas de la lírica lesbia y de la dórica, y por Quinto de Esmirna, que com-
puso las Posthoméricus en una lengua en que la antigua dicción épica se
entremezcla con la koiné.
Consiguientemente, no se debe caracterizar el asianismo mediante una
condena del marcado ritmo de sus frases ni del incorrecto uso de la lengua,
porque lo primero es fruto de una larga tradición que une nombres como los
de Gorgias, Trasímaco e Isócrates, y lo segundo (a pesar de que nos gusten
o no las perífrasis y los casos apoyados por preposiciones y en general las
innovaciones lingüísticas de todo tipo que se registran en la koiné) es el
griego helenístico, ((la lengua hija del griego helénicon (((Dashellenistische
Griechisch ist die natürliche Tochter des hellenischcn~)''. Así pues, asia-
nismo y aticismo no son realidades paralelas y sin ningún punto de con-
tacto, pues a veces Dionisio de Halicarnaso como historiador nos hace
pensar en Polibio, y otras, al contrario, Plutarco, enemigo del purismo
aticista. nos parece más ático que Dionisio de Halicarnaso. Y en el terreno
del léxico, por ejemplo, si el rétor helenístico, asiánico, se sirve de frases
hechas y de vocabulario poético, algo que el mismo Aristóteles permitía
el aticismo pasa de señalar como exclusivo y modélico léxico el de los
oradores a permitir que se empleen primero cl vocabulario de la poesía y
luego el de toda la literatura clásica griega. Así que muchas veces nos
encontramos con que en los autores de época imperial convive la prosa del
más riguroso y estricto cuño ático con expresiones propias de la lengua
común en su nivcl cultural más bajo y con numerosos jonismos y poetis-
mos, con palabras y expresiones que los grarnáticos en sus tratados tildaban
de asiánicas porque se apartaban de la norma del ático, corrompían «el uso
ático establecido», como hacia Hegesias de Magnesia en opinión de Estra-
bón (Str. XIV, ,,,,); y uno ya no sabe muchas veccs si esos jonismos y
poetismos son fruto de la docta p i p q o ~O~si ya habían entrado a formar
37 U . V . WILAMOWITZ-MOEL.LEND0RT.0 . c . 259. Hiperides era el modelo de los asiimicos
iodios (cf. D.H. 8, p. 308 U.-R.).
38 Arisi. Rh. III,, 1408b13.
parte de la koiné cuando el ático se estaba convirtiendo de lengua de una
pólis en lengua de una más amplia comunidad político-cultural. De lo que
no cabe duda es de que a los aticistas de pura cepa se les escapan muy a
menudo giros, expresiones y formaciones de palabras que habrían repug-
nado a los oradores áticos del siglo rv a. J.C.; o, dicho de otro modo, como
emplean un ático sin vida que no se hablaba en la calle, a veces lo someten
a formas que cuando era lengua viva nunca adoptó. Por eso, aunque parez-
can afirmaciones contradictorias, tiene razón en uno y otro caso Wilamo-
witz cuando sostiene, primero 3 9 , que existe una continuidad entre la Sofís-
tica de Isócrates y la de Miguel Acominatos, pasando por las de Hermágo-
ras, Molón, Teodoro, Dión de Prusa y Elio Aristides, Hermógenes y Láca-
res y Gregorio de Corinto; y , en segundo lugar, cuando declara que al
triunfar en tiempos de Augusto el principio de la imitación, de la pipqoiq en
lugar del (flhoq, estamos ante el momento decisivo de la evolución de toda
la lengua y la literatiira griegas: «die entscheidende Stunde in der Entwic-
klung der ganzen griechisc hen Sprache iind Literatur~40.
Dentro de la continuidad de la praxis retórica el aticismo no es más que
una quiebra parcial 4 ' . Y las dos variedades de lengua y de literatura griegas
de la época de la Segunda Sofística, la popular y la aticista, no están tan
distanciadas como a primera vista pudiera parecer.
A. Boulanger 4 2 señaló cómo el cambio importante acontecido en las
relaciones entre retórica y píiblico en general a finales del siglo i d. d.C.
hizo que aquélla tuviera ante sí un amplísimo campo libre para crecer
espectacularmente, desarrollo que tuvo lugar en suelo de Asia Menor, en
escuelas de práctica oratoria que descendían de Hegesias de Magnesia, el
aasianistan por antonomasia, la «bestia negra» de los aticistas desde los
tiempos de Cicerón 4' en adelante, un orador e historiador, criticado por
Dionisio de Halicarnaso 4 4 y el autor del De Sublimitate 4 " en cuyos frag-

39 U . V . WILAMOWITZ-MOELLENDORF, O . C . 235.
40 U . V . WILAMOWITZ-MOELLENDORF. O . C . 251. Cf. A . DIHLE. «Der Beginn des Atlizis-
rniisn, A A XXllI (1977) 162-178; cf. 163 M . . . die Griechcn aiif Grund der aiiizistischen Refonn des l. Jh.
S v. C. bis auf den heiitigen Tag in einer zweisprachigen Zivilisation, rnit einer strengen Trenniing vori
Sprech- und Schriftsprache. haben leben rnussenn.
41 U . V . WILAMOWITZ-MOELLENDORF, O . C . 236.
42 A . BOULANGER, Aelius Arisfide., el lo sophisfique dons la provincv d'Asiv au II' siecle de
rrotre &-e, Pan's 1923, 72: ( c ' e s t 6videmmeni la praliqiie oratoire des écoles d'Asie Mineure qui occupe
la premiere place..
43 Cic. Brulus 286.
44 Cf'. D. H. D e coniposifione verborum, Opuscula 11 1 , p. 19,9 Usener-Radermacher, donde Dioni-
sio de Halicarnaso nos alecciona sobre el c r ~ f i p a 'Hyqcrrax6v, al que tacha de melindroso, innoble y
blandengue.
45 Ps. Long. LR Subl. i i i
mentos apreciamos una prosa de ritmos fuertemente marcados a base de
pequeños cola o miembros de frase, y una expresión sumamente llamativa,
rebuscada y colmada de figuras gorgianas 4 6 . Y no hace muchos años B. P.
Réardon 4 7 basándose en el trabajo de J. Bompaire 4R sobre Liiciano, quien
ve en la mimesis de la Segunda Sofistica la condición misma de su originali-
dad y un factor que sirvió para retrasar varios siglos el final de la cultura
griega, nos sorprende con esta afirmación: ala sophistique courageusement
prend le risque d'élever, d'enrichir la langue littéraire par un apport attici-
sant-sans pour cela faire fi de la langue communen 4 9 .
En un,apéndice a su muy interesante obra, P. Desideri se refiere al
«Standard Late Greek» de Higgins s i como un paralelo lingüístico a la
mixtura de asianismo y aticismo que se observa en el movimiento aticista
recién inaugurado por Dionisio de Halicarnaso, del cual Dión sena un
ejemplo muy claro por el contraste de su mesurado y templado estilo frente
al ya decididamente arcaizante de Herodes Ático y autores posteriores. El
(<StandardLate G r e e k ~de Higgins es, según este investigador norteameri-
cano, u n estadio histórico de la lengua griega en su evolución, en el cual se
observa cómo al vocabulario jónico-ático propio de la koiné se ha impuesto
un rasgo sintáctico dialectal: el de la expresión de juicios hipotéticos me-
diante el optativo, que habría desaparecido del ático S 2 . Optativos referidos
al futuro o a un presente vago aparecen en los papiros escritos en griego
helenístico, y la sintaxis de estos optativos, según Higgins, no es la ática.
Cuando los usan los aticistas no los extraen de Demóstenes ni de Jenofonte,
que no los usan así, ni del ático en general, puesto que en las inscripciones
áticas de los siglos v y i v a. J.C. apenas hay más que nueve ejemplos " ,
mientras que en los documentos de Egipto escritos en griego helenístico 5 4
46 E. NORDEN. 0 . c . 134 sgs.
47 B. P. RÉARDON, Courati/.s li//r'raires grecs. des /le ei llle siecles aprks J . C . , Paris 1971.
48 J . BOMPAIRE. Lucieti écrivain, París 1958. 742: <<Lamimésis, loin d'eire une charge. es1 la
a Sophisiique, tres aitentive a une forme de créaiiona la fois
condition meme de cetie originalitén. 744 ~ 1 . 11"
conveniionnelle ei culiivée, a retardé de plusieurs siecles la fin de la culture grecque)).
49 B. P. RÉARDON, 90.
50 P. DESIDERl, o . c . 532.
51 M. J . HIGGINS, <,The Renaissance of the First Century and the Origins of Standard Late
Creek,,, Tradirio 3 (1945) V ,_, Cf. 51: K . . . that is perhaps hesi called 'Standard Late CreekS,'Late
Greek' to distinguish il from ihe Hellenisiic koiné. and 'Siandard' lo emphasize ils unily ... established
by usage in ihe speech of ihe educaied and in liierary works. and widely recognized as correct ;ind
aulhoritative,, .
52 M. P. HICCINS, o . c . 95: ((Standard Late Greek is then, thai stage in the history of Ihe laiiguage
in which the dialectal expressions for the future or vague present hypothetical staternent compleiely
superseded the Atiic*.
53 K. MEISTERHANS-E. SCHWYZER, Grommtrtrk der a//ischen Inschrif/eti. 3 . G d . . Berlín
1900. 166, n. 1402; 247, n. 1933; 248, n. 1935; 255, n. 1987.
54 E. MAYSER. G r a m m o ~ i kder griechischeti Payrr aus der P ~ o l o m i e r z e i ~Berlín-l.eip~ig
, ,
11 ,296,
se registran doscientos cuatro casos en los siglos i i i y i i a. J.C. Es como si
el optativo renaciese en la koiné, pero ya no de las cenizas del ático, sino
-piensa Higgins- de los dialectos griegos, los cuales en este punto se
habnan impuesto a la base indudablemente ática del griego helenístico.
Esta interpretación choca frontalmente con la de W. Schmid, para quien
los aticistas desentierran el optativo, que se ha ido perdiendo gradualmente
en la lengua viva, del ático literario de sus admirados modelos Pero
pronto se puso de manifiesto que el modo optativo, lejos de extinguirse a
comienzos de la Era cristiana, como se solía mantener a guisa de communis
opinio ", des'puks de un período de declive reaparecía en los papiros no
literarios ", y el optativo de deseo todavía estaba en vigor en pleno siglo Vi
d. d.C y, respecto de las inscripciones, el optativo aún se detectaba a
fines del siglo i d. d.C. 5 9 .
En contra de la tesis de Higgins, argumenta AnlaufbOque el uso que
hacen del optativo los autores tardíos es más o menos el ático, pues del
ático literario lo toman ellos. Pero hay ciertos usos, como el de ~i más
optativo seguido de indicativo, que ya no coinciden con la sintaxis del
ático, sino que hay que explicarlos como resultado de un empleo incorrecto
de un modo que ya no existe en la lengua viva, como consecuencia de la
imitación torpe y desafortunada de todo un conjunto de oraciones condicio-
nales de las que en ese momento los griegos no eran ya capaces de captar
los sutiles matices, pues carecían de una sensibilidad viva para percibir-
los bO:~deutlichwird ... dass diese Optativsyntax der spateren Zeit nicht in
allen Einzelheiten exact attisch ist, und dass sowohl Verschiebungen inner-
halb der einzelnen Konstruktionen als auch vulgare Elemente vorhanden
sind. Diese Merkmale sprechen nicht gegen den Attizismus, sondern brin-
gen uns immer wieder zum Bewusstsein, d a s ~man einen Modusgebratich
nachzuahmen sich bemüht, für den ein lebendiges Sprachgefühl nicht mehr
55 W. SCHMID, o . c . 1 ,.
56 F . BLASS-A. DEBRUNNER, Grammarik des neuiesiamenilichen Griechisch, 8.= ed., Gotinga
1949, 32: .Der speziell irn Att. so beliebte Optativ lebt nur noch in kurnrncrlicheri Resten». E. SCHWY-
ZER-A. DERRUNNER Griechische Gramniaiik 11, Munich 1950, 337: alrn Lauf der hellenistichen
Sprachentwicklung schwindet der Optativ immermehr; gegen Ende der Antike war er wohl dcr lehendi-
gen Sprache ganzlich verlorengegangen~.Cf. M. J . HlGGlNS ~ W h yanother Optative Dissertation'?)~.
Byzaniion 15 (1940-1) 443-8.
57 C. HARSING, De opiaiivi in chariis Aegypiiis usrr. tes. doct., Bonn 1910.
58 R. C. HORN. 7'he Use of !he Subjonciive ond Opiaiive Moods in !he Non-liierory Papyri. tes.
doct.. Pensilvania. Filadelfia 1912.
59 E. HERMANN. Die Nehensaize in den griechischen DialekiinschriJien. Leipzig - Berlín 1912.
Cf. F. SLOTTY, Der Gebrnuch des Konjunkiivs und O p ~ a i i v sin den griechischen Dialekren, Gotinga
1915, 85.
60 G . Anlauf, Standard Laie Greek oder Aiiizkmus? Eine Siudie zum Opiaiivgebrauch im noch-
klassischen Griechisch. tes. doct., Colonia 1960, 153-154.
vorhanden ist.. Es decir, en oposición a la tesis de Higgins y de su segui-
dora, la hermana Rose de Lima Henry 6 ' , que encontraba en los escritos en
prosa de Gregorio Nacianceno los optativos del «Standard Late Greek»
(esa koiné básicamente jónico-ática pero penetrada de usos sintácticos del
optativo de origen dialectal), Anlauf vuelve a la tesis del aticismo para
explicar los optativos aunque reconoce que los peculiares usos de este
modo en griego tardío no responden a la sintaxis del ático, sino que se
deben a desviaciones producidas en el seno de las diferentes construccio-
nes, así como a elementos de la lengua vulgar que han influido en el apar-
tamiento respecto de la norma ática que el aticismo devotamente trataba de
reproducir.
Según Higgins, los optativos empleados por los escritores de la Segunda
Sofística no fueron tomados de las obras de los autores áticos por ellos
imitados, y así trata de explicar esas varias irregularidades en el uso de av
con optativo (<<verschiedene Unregelmassigkeiten ... im Gebrauch von a v mil
Optativ,,) que veía Schmid 6 2 en Luciano, haciéndonos ver cómo la sintaxi>
del optativo en el griego tardío standard no era la del ático sino la de otros
dialectos. Y , de este modo, se opone, en primer lugar, a Stahl 63 y Lejeu-
ne 64,quienes habían afirmado que subjuntivos y optativos se intercambia-
ban en las prótasis de las condicionales en los dialectos griegos. Para Hig-
gins no es lo mismo délfico Del. 335, 13 SS. (186 a. J.C.) E L 6~ rtc x r
r n r q . s a i que delf. Del. "43, 11 sgs. (148 a. J.C.) & i 6&.sic an.soi.so, sino que
en el segundo ejemplo estamos ante la expresión de la eventualidad impro-
bable: «The optative of the unlikely eventuality>)". El empleo de este
optativo por los autores de la Segunda Sofistica y algunos otros rasgos de
sintaxis no ática del optativo (el optativo precedido de ci av, el optativo de
eventualidad improbable en cláusulas temporales, el orden de palabras ci'
r i c av que recuerda más el del griego occidental que el del ático) y del
subjuntivo (el subjuntivo precedido de ~i sin &v que parece ser exclusiva-
mente dialectal) que se detectan en los papiros de época helenística e impe-
61 R. DE LIMA HENRY. The Lote Creek Optative and its Use in ¡he Writings of Cregory
Nozianzen, Catholic University of America Patristic Studies 68, Washington 1943.
62 W. SCHMID, o . c 1 ,,.
63 J. M . STAHL, Kritisch-hi.rtorische Syntax des griechischen Verbums derklussischen &ir. Heidel-
berg 1907, 291-3. CS. 291: «... ausserhalb dieses Gebietes [sc. des lonisch-Attischen] aber in derselben
Arl und Bedeutung wie der futurale Konjunktiv gebraucht wird*.
64 M . LEJEUNE, Observotions sur lo lungue des uctes d'offranchissements delphiques, tes. duct.,
París 1939, 74, SS.:75 (e... Et les deux modes, I'un frequemment employk. I'autre sensiblement plus rare,
'vont se maintenir dans I'usage avec des valeurs pareilles~.Los ejemplos del dialecto delfico que sc citan
'
los he tomado del Del. = E. Schwyzer. Diolectorum Gruecorum exemplo epigraphict~potioru, Leipzig
1923, reprod.. Hildesheim 1960.
65 M. J. HIGGINS, Troditio 3 (1945) 60.
rial romana llevaron a Higgins a postular su «Standard Late Greekn, en el
que naturalmente no faltarían ni el dual ni la voz media. Así que los aticis-
tas lo que hicieron fue elevar a la dignidad que confiere la literatura una
lengua popular, vernácula, de la que aceptaron algunos rasgos (el famoso
optativo de eventualidad improbable) y rechazaron otros (el orden de pala-
bras ~ iT 'L C &). Resulta así que Aristides no rescató mediante excavaciones
practicadas en Demóstenes y Jenofonte el optativo de improbabilidad que
es frecuente en la prótasis de sus condicionales, sino que lo tomó de la
lengua que él mismo hablaba; porque, en realidad, el único aticista que
ignoraba la lengua vernácula y por eso recurría a la gramática del ático fue
Polibio 6 6 .
Sin embargo, según Anlauf, tanto en las fuentes literarias como en las
no literarias el empleo del optativo decrece alrededor del siglo 1 a. J.C. La
diferencia entre literatura y textos no literarios explica, no obstante, que
mientras en aquélla el optativo no desaparece del todo, en éstos la disminu-
ción de su empleo es brutal y roza la desaparición misma, y luego en el
siglo 11 d. d.C. se reinstala con mayor o menor vigor 67.
Ahora bien, la conclusión a la que llega Anlauf no es nada contundente:
por un lado, afirma categórica y rotundamente que la sintaxis tardía del
optativo es de carácter esencialmente ático y pertenece exclusivamente a la
lengua literaria, pero sostiene, por otro lado, que a Higgins hay que conce-
derle que en la sintaxis tardía del optativo hay líneas de conexión (~Verbin-
dungslinienn) con dialectos no áticos y con la lengua popular, si bien su
significado es más bien escaso. (cf. o.c. 156). ¿En qué quedamos? Y lo más
extraño de toda esta incoherente conclusión es que atribuya al mero azar la
coincidencia en la sintaxis del optativo observable al cotejar textos litera-
rios y no literarios (o.c. 157 «Die Beobachtung, dass in der spaten (attizis-
tischen) Literatursprache sich gleiche Erscheinungen wie in der Volks-
sprache zeigen ohne eine innere Abhangigkeit ...D). Nosotros no pensamos
que sea posible ni dar tanto protagonismo al azar ni distanciar tanto las
variedades culta y popular de una misma lengua hasta el punto de que entre
ellas no exista contacto alguno. Tanto lo uno como lo otro no son más que
iiiadmisibles exageraciones. La verdad es que nadie escribe como habla y
que en los documentos privados pueden aparecer y de hecho aparecen
rasgos estilísticos que coinciden con los de los niveles más altos de una

66 M. J . HIGGINS, Tradiiio 3 (1945) 98: M... an Aristides could never have diig out of Demosthe-
nes or Xenophon the protasis o f unlikelihood that he uses s o freelyz.
67 G . A N L A U F , O . C . 122.
lengua. sí, por ejemplo, en los documentos privados de la época imperial
romana a partir de Adriano, es decir, del siglo 11 d. d . c . , justamente cuando
se intensifica el empleo del optativo, ((se perciben elementos que poco a
poco preparan el tipo bizantino)) - d i c e W. Schubart (Einführung in die
Papyruskunde, Berlín 1918, 198)-: «Etwa mit Hadrian beginnen Elemente
sich zu zeigen, die ganz allmahlich den byzantinnischen Typus vorberei-
ten)). Los optativos de Higgins tanto en la lengua literaria como en la
popular son resultado de la interferencia del subjuntivo de eventualidad en
el área del antiguo optativb de posibilidad que desde antiguo viene estando
en franco retroceso frente al tenaz avance del subjuntivo eventual.
Por consiguiente, llegamos al punto al que nos interesaba llegar: cree-
mos que las dos variedades de lengua y literatura griegas de la época de la
Segunda Sofistica, la popular y la aticista, no configuran compartimentos
estancos. No puede ser de otra manera si en un papiro del siglo 11 d. d.C. y
en Galeno y en Aristides aparece el mismo tipo de construcción de ~i con
optativo que ya resultaba chocante a Schmid 68. Y, en efecto, así es: en
papiros tanto de época helenística (aunque en menor escala) como ya de los
siglos de nuestra era aparecen optativos de ((eventualidad improbable)) («of
the unlikely eventuality))) de los que entresacamos los ejemplos siguientes:

PRyl. 11 157 (= Hunt - Edgar, Sel. Pap. 1 52), (135 d. d.C.) 69:
xcti ópoioc, ~i ~ p ~ i c~ Ét V O I T O n o ~ i mEV~ 4vctPj10~1&no no¿%< 5Tjv
ctUrTjv vosívqv pepiSct, n c t p É ~ ~ i h c t p ú m s ~ j vpppivqv p ~ p i S rso
USpctyoysioOct~61' cturqc.

En el florilegio de Hunt - Edgar 70 la frase ~i ~ p ~ yÉvo~ro


i r aparece
traducida así: ((if it should become necessary)), que debe responder, a
nuestro juicio, a la ccunlikely eventuality)) de Higgins, que es aquella even-
tualidad que el hablante considera improbable y que, según Higgins 7 1 , en
ático clásico se expresaba con subjuntivo eventual precedido de E < xcti o ~i
&pct, de lo que propone el siguiente ejemplo con traducción incluida:

68 W. SCHMID. O . C . I,,: < t . . . und besonders gem im hypothetischen Satz in der Weise, dass nach
~i der Optativ folgt, wahrend im Hauptsatz der Indikativ steht)).
69 PRyl. = Catalogue of the Greek Papyri in the John Rylands Librar? ( t i Manrhesier, 1-111,
1911-1938 (vol. 1, 1911, ed. A. S . HUNT: vol. 11, 1915, ed. A. S . HUNT-J. IJE M. JOHNSON-V.
MARTIN: vol. 111, 1938, ed. C. H. ROBERTS). Sel. Pap. = A. S . HUNT-C C . EDGARD, Seleci
Papyri wiih English Traslaiion (Loeb Classical Libraiy), 2 vols., Londres-N. York 1923-1934.
70 A. S . HUNT-C. C . EDGAR, O . C . 159.
71 M. J. HIGGINS, Tradiiio 3 (1945) 53-4.
Th. 1 93, 7 SS.

«and often recommended to the Athenians, if ever they should be hard


pressed on land, to come down to it and make a stand against al1 in their
shipsn 7 2 .
Pero ya en los papiros anteriores a la era cristiana, aparece, según
Higgins, ese uso no ático del optativo; por ejemplo:

Bien es verdad que el mismo Higgins reconoce que en los papiros pto-
lemaicos todavía se puede discutir si estamos ante el peculiar uso del opta-
tivo de eventualidad improbable; no así, empero, en los papiros posteriores,
desde el siglo 11 d. d.C. al 400 d. d.C. 7 5 .
En efecto, en un papiro de Oxirrinco 76 del 128 d. d.C. leemos o ~oG i 6 ~ i
crG~ovxokijeoecri ~i O U V O ~ X E ~ Qkkfikoie
V % ~ o ~ Edonde
v , nos topamos con la
prótasis E; % ~ O L EyVla apódosis en indicativo.
Y asimismo presenta sendos fragmentos, uno de Dión de Prusa y otro de
Elio Aristides, provistos tanto el uno como el otro de esta curiosa construc-
ción de optativo con ~i en la subordinada y tiempo primario del modo
indicativo en la principal 77:

72 M. J . HIGGINS, Traditio 3 (1945) 53.


73 PPar. = W. BRUNET DE PRESLE, Notices el extruits des papyrus grecs du musée du Louvre
el de lu bibliotheque impériale XVIII (2), París 1865.
74 PPar. 64 = Vpz I,,,; UPZ I = U. WILCKEN, Urkunden der Ptolomiierzeit, I Pupyri aus
Unieragypten, Berlfn-Leipzig 1922.
75 M. J. HIGGINS, Tradiiio 3 (1945) 60: e11 is, however, only in the later papyri that the opiaiive
of the unlikely eventuality appears distinctlyn.
76 POxy. II,,, ( = Hunt - Edgar, Sel. Pap. 11 ,), 20-5. POxy. = Oxyrhynchus Papyri. ed. B. P.
GRENFELL-A. S. HUNT, Oxford 1898 ... Se trata del precioso papiro conocido como *Petición de
Dionisio al Prefecto)>,en que se nos da a conocer un pleito entre un padre (Querern6n) y una hija
(Dionisia) por una cuestión de posesih ( x a s o ~ ide
) una propiedad (o\joia).
77 Citarnos tanto por las ediciones de VON ARNlM (Dión de Pmsa) y LENZ-BEHR (Aristides)
como por las de DINDORF (tomo, página, línea). L. DINDORF, Dionis Chysosiomi orationvs 1-11,
Leipzig 1857. Aristides, ex recensione Guilielmi Dindorfii, 1-11-III, Leipzig 1829, reprod. Hildesheim
1%4. Cf. P. Aelii Arisiidis. Opera quae exiant omnia, ed. F. W. Lenz-C. A. Behr, Leiden, 1, fasp. 1-4,
1976-1980. Dionis Prusaensis quem vocant Chrysostomum quae extant omnia, ed. J . De Armim, vols.
1-11, Berlín 1962. Para Luciano cito por M. D. Macleod. Luciuni Opera, 1-IV, Oxford 1972-87.
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Jau!as uaq3!azuuay u!g 'uaqms nz 1q3p ua8unp!aqx~alun. m u y q q o s q ~ J!M u uaq3neJq sualríh
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!UlJPUD"J/V S!UO/!qd :aNVlaNZJM ' d - N H 0 3 '1 ap UO!3!pa el ap /Z Ru!8~d 'OuiOl 01!3 8L
Por lo que estamos viendo, consiguientemente, en Filón y en Galeno y
en el aticismo y en los papiros tardíos aparecen unos optativos potenciales
que han perdido ya la distinción respecto del subjuntivo eventual, antigua
distinción que estaba bien marcada anteriormente tanto en los dialectos
como en jónico-ático; por ejemplo: En el canto IX de la Ilíada Agamenón X 2 ,
dispuesto a reconciliarse con Aquiles, hace promesa de honrarle con rique-
zas ((si los dioses conceden devastar la ciudad de Pnamon (((conceden.,
subjuntivo, eventualidad que ve más próxima) y con una de sus hijas que le
dará por esposa si ((llegásemos al Argos de la Acaya» (optativo, posibilidad
que ve más remota). Y cuando Mardonio, en las Historias de Heródoto *',
desafía a los lacedemonios a un combate singular entre tropas laconias y
persas exclusivamente, añade que si luego los demás (<deciden. luchar
también ( b x i q , eventualidad próxima, subjuntivo), que lo hagan; pero en
caso contrario, si no lo (<decidieran. así ( ~ O X E O L optativo,
, posibilidad re-
mota), «luchemos nosotros hasta el final), ( q p ~ i q6E 6icrpcrxqoOpe&). En
las Leyes de Gortina, redactadas en cretense en el siglo v a. J.C., se dice 8 4
que si de una misma madre «han nacido. ( y ~ v i ~ csubjuntivo)
r~, hijos libres e
hijos esclavos y se muere la madre (cxxoOcrvEi, subjuntivo) y deja bienes y
propiedades (EL, subjuntivo), que las posean los hijos libres ( ~ o v cEh&I)e&-
povq E X E V ) (hasta ahora no ha habido más que subjuntivos en las condicio-
nales). «Pero en el caso de que no hubiera descendencia de hijos libres (ori 6
E ~ E U & p~ ~ OEXOELEV).,.»
L (ahora ya se emplea optativo, posibilidad más
remota, puesto que se ha empezado a plantear el caso jurídico general
diciendo: «si de una misma madre han nacido hijos libres e hijos esclavos~).
Sin embargo, en cuanto avanza el tiempo, el optativo ha ido perdiendo
terreno en todos los dialectos griegos. Para empezar, salvo en las antiguas
inscripciones eleas, el optativo es ya en torno al siglo v a. J.C. mucho
menos frecuente que el subjuntivo, y en las Leyes de Gortina esta con
respecto a este último en una proporción de 60 a 100, aproximadamente, y
ya hay alguna fórmula que se expresa en optativo y también en subjuntivo
sin que parezca haber diferencia alguna Tampoco parece haberla entre
fórmulas que más tarde y en las inscripciones de manumisión délficas nos

82 11. IX 133,,.
83 Hdt. IXda,+
'
84 Del. 179. VII,,,.
' '
85 Del. 175, VI,, ar 6~ x ' o av~i)i6hocanopohEi avni ro xpeog 61x' avni)iohiovri. Del. 179, IX ,a
ai 6' o clvrip6hoc clnopohtoi a v n i ro x p ~ o c61 x' avnipóhiovri. Cf. C.D. Buck. The Greek Dialecrs ',
Chicago 1965. 138-139.
'
86 ~el.'335,13 (186 a. J.C.) E I 6~ ric xa anrqrai. Del. 342,5 (149 a. J.C.) & i 6~ rig Ecpanroiro. Es
ciirioso comprobar que hasta en las inscripciones eleas. en las que el optativo estaba implantadísimo en
encontramos, las unas en optativo y las otras en subjuntivo. En general
puede decirse que el optativo en las inscripciones dialectales va perdiendo
poco a poco terreno frente al subjuntivo, sobre todo en oraciones tempora-
les y de relativo. Incluso en eleo, dialecto en que el uso del optativo en
subordinadas es mu.y abundante, a partir del siglo rv a. J.C. comienzan a
asomar ejemplos de subjuntivo. Este es, pues, el sesgo que toma la lengua
griega en su evolución: debilidad del optativo que empieza a ser sustituido
por el subjuntivo. En la koiné de época ptolemaica el retroceso del uso del
optativo es evidente (~cistder Optativgebrauch in den letzten drei vorchris-
tlichen Jashrhunderten stark im Rückgang begriffenn) situación de pér-
dida que ya arrastraba el ático, que ya no conocía el uso homérico del
potencial del pasado (11. V 31 1 xuí vU xsv tv0' 4.RóAotro uvuc civSp&v
Aivsiuc) y que en determinados casos toleraba que un tiempo histórico del
indicativo. reemplazara
-.
al optativo potencial (Antipho 5, 1 ij?ouAópqv pEv
rijv SUvapiv...).
Ahora bien, justamente esta situación de retroceso del optativo en ático
es la que hereda la koiné y, así, en el Nuevo Testamento, Acr. Ap. 25, 22
ij?ouAópqv cixoí>oui equivale a j?ouAoipqv uv cixoí>oui.
Paralelamente a la creciente debilidad del optativo en ático se fortalece
el subjuntivo eventual y por ende el subjuntivo prospectivo que en un;,
oración condicional indica que el contenido de la acción verbal es red' < iza-

ble. No es, por eso, extraño encontrar en los papiros ptolemaicos oracio-
nales condicionales con subjuntivo eventual en la prótasis y un tiempo
primario del indicativo (presente o futuro) en la apódosis: PSI 413, 22-7 (111
a. J.C.) duv yup Uytuivwpsv ... ucopsv Upiv. PTeb. 110, 8 (1 a. J.C.) 6 v pij
&m&$ooi, ixriow ooi. Este tipo de condicionales estaba muy bien estable-
cido en el ático coloquial de los siglos v y Iv a. J.C. (Ar. Nu. 933 xhuUosi,
' dxt%hhpc. Ec. 239-240 raU? duv xi0qog poi, 1 ~USaipovoOv-rsc
rqv ~ s i p fjv
rov Piov S I U ~ E TyEen
) él la condición se daba como un hecho. Pero junto a
estas oraciones compuestas existían otras muy parecidas que, si bien tenían
en las prótasis un optativo potencial (con lo que se presentaba la hipótesis
como más improbable y menos verosímil que con el subjuntivo: .en el caso
de que.), por el hecho de tener en la apódosis un tiempo primario del

época arcaica en oraciones condicionales, relativas y temporales y hasta sustituyendo al imperativo en


frases principales, el subjuntivo termina imponiéndose. Así, por ejemplo, tal vez por influencia de la
koiné, en Schw. 425, 2 y 36 (Olimpia, 11 a. J.C.) avars& y ~ t q a r a t .aparece el subjuntivo, mientras
que en las más arcaicas encontrabarnos optativo con xa: De1.'413,2 (Olirnpia, VI a . J.C.) ouvpaxta x' cü
sxarov F s r ~ a .
87 E . MAYSER, Grammaiik der griechischen Papyri airs der Piolemaerzeii, 11 ,, Berlín y LeipUg
1926, 228.
indicativo (presente o futuroj, la hipótesis o el supuesto de ellas se conver-
tía al punto en una perentoria necesidad para la completa realización y
veracidad de la condición. Por ejemplo: And. 1 109 u vOv uijrrj (sc. rrj
ícóhei) ijnup~ei,ei E8Éhoipev ... awcppoveiv re xui dpovoeív cihhflhoiq. El
presente I ) n u p ~atrae
~ i a la realidad la hipótesis del potencial EBÉhoipev, que
deja de ser mera condición potencial para acercarse a lo prospectivo o
eventual. Este tipo de construcción ( ~más i optativo en la prótasis, seguida
de tiempo primario del indicativo en la apódosis) se encuentra con cierta
frecuencia en Tucídides, Isócrates, Platón y Jenofonte. He aquí un ejemplo
de cada uno de estos autores: Th. 1, 121, 4 ei F civ~ía~oiev, peherípopev
xui .qpeíq i v nhÉovi ~ p ó v qru vuurixci.
En vez del futuro, esperanamos peherQpev üv (optativo con üv), en
cuyo caso se mantendna en la apódosis el carácter meramente potencial de
la condición tal como la expresa el optativo en la prótasis. Pero, con el
futuro, al dar por segura la realización del contenido verbal en un tiempo
venidero, rebajamos el carácter meramente potencial de la prótasis, que por
ende se hace menos remota y se acerca a la mayor posibilidad de realiza-
ción que expresa el subjuntivo eventual.

ISOC.I14e,
ei '8Éhoipev axoneív ~ u q(~Úaeiqruq róv Qv+Onwv, ~tlpfíaopev~oUq
nohhoi>q ui>róv o h e róv airiwv ~uipovruq~ o i qI)yieivoru.soiq...

Dionisio de Halicarnaso 88 en su Carta a Ammeo aduce un pasaje de

88 D. H. Amm. 11 ,,,.,,; 90,11 SS.Usener.Usener = M. USENER.Dionysii Haiicarnassensisiibrorum


de Unirarione reiiquiae episruiaeque criricae duae, Bonn 1889. Cuando a una oración condicional potencial
( ~mas
i optativo) responde una apódosis con el verbo en indicativo, se trata, en principio, de subrayar el
contraste entre la condición incierta, aún imprecisa e insegura, y la declaración precisa y
determinada que expresa el verbo de la oración principal: Hdt. 1 ,,, 06 yáp r i d (ieya nhijoio< p&bv roú
ln' f l p ~ p q ~ € ~ o v r o < d ñ ~ W Tlari,
~ p c i < )ii;oirU~qlniamiro njrvra x a ñ a € ~ o v r~a J r ~ k u r ~T a~ apbv.
V i En
la Doionia (11. X ,,,-,) leemos: E(' ri< pi (Ivi)p üp' Emir0 xai üñ)CO<. / p5ñ)COv €kAmi>pi) xai
Tucídides en que, según la lectura del ejemplar por él empleado, aparecía la
prótasis & ~ . . & ~ É ~ o Lseguida
~Ev por la apódosis xspiyiyvsrui qpiv, para repro-
bar este tipo de construcción de frases en el que se transgrede la corres-
pondencia de los tiempos verbales (q 6E xupu roi~qxpóvouq r ó v oqpcirov
2xpEpqxuíct ro xurcihhqhov cppcioiq), pues piensa que si &OÉhoipsvapunta al
futuro, en la apódosis deberíamos encontrar no un presente (xspiyiyvsrui)
sino un futuro (xspiÉorui). De donde deducimos nosotros que Dionisio de
Halicarnaso no consideraba incorrecto este tipo de construcción tan pecu-
liar y tan empleado por lcis aticistas consistente en una oración condicional
subordinada formada por si más optativo y, a continuación, una oración
principal con un verbo en futuro. Y la verdad es que, como hemos visto, la
construcción está atestiguada en autores tan venerados por los aticistas
como Tucídides, Isócrates, Platón y Jenofonte. A nuestro juicio, esta cons-
trucción es muestra palpable de la debilidad sintáctica del optativo que iba
perdiendo terreno ante el siibjiintivo con el que a veces se le confunde.
,,
Isocr. 11 ~i'&hoip~vo x o x ~ í... v s~lpr)oopsv/ D . XVIII ,",
Buv üvsucpeóvouriq
WUhqru~oxoxsív, dp&q sUpr)osi [sc. ruúru pEWuhsupÉvu]. Así se explica
que encontremos oraciones subordinadas introducidas por Éciv o ÉxstGciv,
que son conjunciones propias del subjuntivo, seguidas de optativo: Aristid.
1810,24 SS. D ...roUq 6' ihúrrouq XCXV &no cpuuho~~puq 61ucpÉp01 riq ... LUC.
Asin. 2 1 , 2 0 = 11 p. 2 8 7 , 1 9 & ~ 6óE E I X E I ~ U V i'601pi rr)v ypuúv E~ioúouvTOVE V ~ O V
üprov rjo0iov.
Así se explica también que incluso en ático penetre la partícula &v en la
prótasis de una subordinada condicional potencial: PI. Crat. 398 e 0%' si' T L
0{Ó< ? uv E ~ E V~ P E ~ VOG, OUVTE~VO.
Dem. IV,, oUG s i pfi xoiqouii civ roCro,...~Uxurucppóvqrov&ni, ((y no es
ello cosa enteramente despreciable, ni aunque vosotros no hicierais como
yo digo que hay que hacer.. Esta intromisión de civ responde a un intento
de acercar el optativo a una frase de subjuntivo eventual (&kv roúro yÉv7-
ruL, ((si eso llega a producirse~),pero un optativo cuyo valor ya no es el
antiguo de potencial (((la mera posibilidadv, ((una mera representación u
opinión del hablanten), sino apto para señalar la eventualidad (((laposibili-

Bccpaai.~&r~pov Earai. Y este tipo de construcción d e frase completa (la prófasis d e E¡ y optativo, y la
apódosis e n futuro d e indicativo) tiene sus paralelos e n oraciones complejas formadas por prótasis d e E <
y subjuntivo eventual y oración principal d e verbo e n futuro (Od. V ,,,
c i 6 ' a6 ris ( í ~ i q a BE&v
i 8vi 0iLon1
ircivro). 1 rktjaopai) y e n otrm cuya prótasis está formadd por c i y futuro d e indicaiivo y la apódosis por
futuro u otro tiempo p r i m ; ~,.~ del indicativo también (Th. V I , , , , ci ~ i i lpoqOtjaarc. oii napidarai rcixzi).
La diferencia que existe eii. e estas tres posibilidades d e prótasis condicional ei, que e n la primera
(optativo) la suposición se presenta c o m o sometida a determinadas condiciones. e n la segunda c o m o
previsible, y e n la tercera c o m o absolutamente realizable. Cf. K-G.O.C. 11, 2, 478 S S .
dad de realizarse algo en determinadas circunstancias»). X. Ap. ,,
~ iOoa
,
~ipqxcxmpi ipauroil, p q 6 ~ i c6Uva~.icivEZ,&hÉykai p~ CSe J I ~ ú 6 o p... a ~«si, de
cuanto acerca de mí mismo llevo dicho, nadie va a poder tal vez ...» (afirma-
ción atenuada). X . Mem. i 5 , 3 &i' y& pq6i hUhov &xparij 6&kslip&@' Gv, miq
oUx a k ~ o vaUrov y& (SC. TOV ~h&Ú@&pov) (~uhCíkao0sl~ T O ~ O Ú T O V y&vÉ0&;(1;D. 21
212 ~i 6' odroi xpfipar' Exovrq pfi qn5olvr' av, nóc Upiv xcxhov rov Opxov
npoÉo0ri;. Se ha dicho n 9 (acertadamente, a nuestro juicio), que en estos
casos 6v implica que la realización de lo expresado en la prótasis podría darse
en determinadas circunstancias, y , así, ~i roza el valor causal que tiene en
subordinadas condicionales formadas por ~i más indicativo como ésta: Th.
VI 9 , , 3 ~i aGrq q nóhic h ~ ) ( ~ @ ~ j oEXETCXL
~ r s l i ,xai q náoa X1n~hisl.Y existen
casos de futuros con civ en oraciones principales: PI. R.,,,, oUx -ijx&i,
( P ~ v z ~o68
, &V fik&l 6&Úp0. X . Cyr. IV,,, x&v pkv h x O p ~ v ... 0 6 ~ 0
(i)(P&h&i~
npo&pislq o66Ev civ Ehh~iJIop~v. VI1 5 , 2 i Orav 62 xcli cxió@ovra~ qp&c Evhv
ovrcxq, nohU &v d'ri pslhhov fi vUv cixp~ioiEoovrsli Uno roU 2xn~nhTjxCkt~~~. ES
lógico que la debilidad del optativo repercuta en el subjuntivo y el futuro.
Así pues, estos usos un poco extraños del optativo en las prótasis de
condicionales cuando en sus apódosis aparece un tiempo principal del indi-
cativo tienen sus raíces en el ático, en un momento en que la debilidad del
modo optativo en este dialecto es tan notoria que o bien no se usa o bien se
emplea con tan excesivo celo o hipercorrección, que resulta un superfluo
sustituto del subjuntivo o del indicativo.
Si este tipo de construcción es mucho más frecuente en los documentos
del período romano y bizantino que en los de los primeros siglos del griego
helenístico, habrá que concluir que la lengua de los documentos oficiales no
tiene por qué estar separada por una insalvable distancia de la de las obras
literarias 90.

89 E. SCHWYZER-A. DEBRUNNER. Gr.Gr. 1168,-0: <'in solchen Beispielen beioni Üv, dass die
Venvirklichung unter Umsriinden moglich sein konnte, und ci streift an kausale Bedeutung)). Es im-
portante señalar, a nuestro juicio, que nada tienen que ver estos casos de «optativo y civ» en la protasis
con el de ci XE más optativo en Homero: 11. V,,, ci r o v ~ oXE A&~OL)IEV. Od. Xlll 389 ai' n i )ioi O;
pcpruia nupaoraiqc, en el cual no se aprecia ninguna diferencia respecto de la pr6tasis formada
por ai más optativo sin partícula modal. La construcción que estamos estudiando e s propia del ático
reciente y nada tiene que ver con la homerica ci (ni) na. En Homero y en dorio se dan casos de c i ! ai
más partícula modal en las prótasis de las condicionales irreales. Ejeniplos: 11. XXIII ,,, ~i 6c x' E T ~
nporEpo y ~ v m oGpópo~.Ar. Lys. 1099 ai' x' c i h v a p t rdv6pa< civanccpAaop&voc.
.
90 B. G. MANDILARAS. The Verh in the Greek non-literary Papyri, Atenas 1973,283 .. oblige us to
consider the use of the optative in this constriiction as a revival replacing the subjunctive~.192 (U...the
optative in the protasis is not genuine, but a revival under Atticistic influence*. A. DIHLE, O.C. 163 ~(Die
auf' Papyrus erhaltenen Privatbriefe - Texte also. die den geringsten Grad literatur-oder verwaltungss-
prachlicher Stilisieiung aufweisen - lassen deutlich erkennen dass der Optativ im l. Jh. v. C. aiis der
lebendigen Sprache so gut wie verschwunden war. Durch das g a n x l. und 2. Jh. n. C. jedoch nimmt die
Por consiguiente, cuando el ático está a punto de convertirse en koiné es
cuando sobre todo se producen esos usos peculiares del optativo que luego
recogen los aticistas.
Libanio en sus Discursos y Epístolas nos ofrece estos ejemplos:

Lo mismo podríamos decir de otros rasgos sintácticos de la lengua que


Libanio emplea en sus obras. Por ejemplo: es cierto que a veces nos en-
contramos optativo en una subordinada que depende de un verbo principal
en tiempo primario, no histórico. Así O r . ,,,,,ipó 62 np6c oE nepi ~oUmv,
OUX 6 m c hu@~c. & x o h nohhcix~c2v.ruuhi heyópevov, de ei'q vópoc.
Ep. 2 8 2 , 2net6r) ~ r ) v066th p o ~r u v ~ q o i~ E ~ T J ~ T 6UmV c ora npó~epovflv
<puveiq n u v ~ unoieic. Ep. ,,,, hoyicopu~yup de eiilc pEv fjpepoc, eiqq 6E
hóyov dpuo.rr)c .re xui no~qrfic.Ep. ,,,, tv' o6v np6c r@ 6 ~ ~ v eineiv oc etqq
xui ~ ~ U U nÉpne L O ~róv , ouvroU xui m í e ~xui 2pE oóv cpoirqrfiv.
Lo encontramos también en Dión Crisóstomo, Luciano y Elio Aristides.
,
Ejemplos: D. Chr. III4,,,, D=II, ,,,, Von Arnim ( 6 ~ i )~ r ) v<pvhuxqv
.ruU.rqv Exeiv, 6noc pii h&i uU.rov r j ~ o icivuo&io€kic Uno t560vóv fi xu.ru-
nhuyeic Ulco cpópv fi nupuxpov 8Eic Uno 2nthpíuc ... Luc. DMort.,,, 1
U m o ~ v e i r u6E~ i i ~ o h e p ~ i o...c &iQeiv ixei, de yevoípqv .róv Aiyvnrhv
,,
k v . Aristid. XXIII K 9 2 n~oreiíoqre&hqOEc ECVUL ro nuhu~ovroU.ro de..
ui n ó h ~ i cE ~ Vclhh'~Mpec
, uU.roic ei&i.rec Ouppeiv.

Frequenz dieses Modus in eben derselben Gruppe subliterarischer Texte betrachtlich und koniinuierlich
zu, parallel zur wachsenden Bedeutung der Elementarschulew.
91 1 = C. IACOBITZ ( e d . ) Luciani Samosatensis opera 1-111, Leipzig 1851-57; reed. 1-11. 1870.
92 K = B. KEIL ( e d . ) . Aelii Aristidis Smyrnaei quae supersunt omnia, 1-11, 2.a ed., Berlín 1958.
Pues bien, tanto unos como otros tuvieron oportunidad de leer en Tucí-
dides, Platón y Jenofonte frases subordinadas con el verbo en modo opta-
tivo (optativo oblicuo) dependientes de un verbo principal en tiempo prima-
rio. Ejemplos: Th. 13 8 , 1 Y I I O L X&' T E &iu IIUVTOC xui VUV
O L~ ' V T ECicp~a~üaí
~
mhspoúai, M y o v ~ s ccSc 06%dxi T Qxux6c x ú a x s ~ vExnspcpesisv. PI. Hp. Ma.
,,,b A É ~ E LÓ hóyoc 6 ~ N i EOIITÓAE~ NÉa~opu
O~ ~ ~ L THO p . .Mi. 3 6 , b dv
T O ~ T O LGqAoi
~ (sc. "Opqpoc)... cSc ó pEv ' A x L A A E~~i~' qclhqefic T E xui
cinhoúc.
Y Jenofonte, que emplea exageradamente el optativo, nos brinda estos
ejemplos: X. Cyr. VIII,,,, hóyoc &E UUTOU c l ~ ~ o p v q p o v ~oSc ú ~M~ yu o~...
~, An. 1
65 ypúcp~ ...OTL
~ i í c o ~etc.
,
Consiguientemente, una vez más comprobamos cómo los famosos «usos
incorrectos» de los aticistas, debidos al enfrentamiento de la norma del
ático con la de la koiné, tienen ya precedentes en el propio ático, lengua de
la que deriva el griego helenístico.
En los Discursos y las Cartas de Libanio nos topamos también con
infinitivos empleados por imperativo: Lib. Or. 4.14puiv~00ui p~ pÜAAov fj
~ O v ' O p É a ~ qAÉys~v.
v Or. ,,,,
AsyÉ~wauvpEv 0 t h i u ~ p ó vrtui&sc... a6 &E ...
cpúaxsiv ... E p . 5 3 9 , 3 &AA', 03 'ya%, ~ E V O Ú IIOTE xui & ~ & Ú a x u A o~ ~I I ,E L & T ~
pueqrqc dyÉvou yevvuio~,xui u U T Ó ~T E d h k i v xui ~ E T UPiPAiwv. E p . 934.3 (5
mAAoúc cl6eAqo6c xui n o ~ s i vxui I I É ~ ~ E LcSc V oipqo~Épwv~ o ú ~ w EaopÉvwv
v
xui nepi dxeivouc.
Pues bien, estos infinitivos por imperativo están bien docu~nentadosen
el ático de Tucídides, Platón y Jenofonte y en el Nuevo Testamento y en
Elio Aristides 9 3 . He aquí algunos ejemplos:

93 Hay ejemplos abundantes de este infinitivo por imperativo en Homero, y es mas frecuente que
'
el imperativo en las inscripciones dialectales arcaicas (ej.: j6n.- át. Del. 731B 7-8 Eav &E rl naox6
p k 6 a i v i v FE); incluso en eleo, donde existe un optativo potencial prescriptivo, hay tambikn infinitivos
por imperativos. Naturalmente. tambitn los encontramos en el ático coloquial de Aristbfanes y en los
dialectos que hablan los personajes de sus comedias: Ar. Ach. 816s. 'Ep~ü...rav yuvaixa rav Bpav 1
oBrm p' &m6Ócio&i ráv r' dpmuro6 parÉpa. Av. 448s. 6noUErs he* rohg dnhirag vuvpavi 1 &vehp~vou5
&unX &niÉvai náhiv oixa6s. Ach. 257. npó@iva. x&v rZ>xAq cpuAarr~a&i a@6pa.
Fijémonos en que en el primer ejemplo que hemos citado tanto de los
Discursos como de las Epístolas de Libanio el infinitivo va precedido de un
imperativo (heyirooccv... q á o x ~ t v1 ~ E V O ~ > . . € %Esta ~ E ~construcción
V). es
bastante frecuente en ático: Ar. Ach. ,,,
npópcctve, xdv r o ~ h qquhá~reo0cct
oqó6pcc. Th. VI 34,9 nei0eoOe oGv, p & h ~ o pEv ~ a ~ccUrcc~ohpfioccv~ec, ei 6E
pfi, ort r á ~ t o ~ rdhhcc
cc 65 rov nóhepov ~ T O L ~ ~ < E m
L Vi ,nccpccorfivcct nccv~iTO
pEv xctrccqpoveív rohc intovrrc i v róv t p p v ~ í cihxg j 6eixvuo0zt y4. PI.
Chrm. ,, Ecc ~ccipetv... 6hh' d r @ npooÉXov ~ o vvoúv T @ hóyq oxoneiv ...

También en el Nuevo Testamento encontramos tanto el infinitivo por


imperativo como el infinitivo por imperativo detrás de un imperativo.
,, ,
Ejemplos: Ep. Rom. . , ~ccípetvpera ~cctpóv~ov, xhcrietv pera xhcc~ovrov.
Ev. Luc. P.3 pq6Ev ri'pere ei'q rqv d6Óv, ~ I ~ TfiáP60v
E pfim n$xiv pfire &TOV
p f i ~ ecipyijptov pfire civ& 6th XLTÓVC(C,EXELV.
También emplea Libanio en sus Discursos y Curtus el infinitivo sustan-
tivado en genitivo para expresar la finalidad. He aquí algunos ejemplos:

94 No estamos de acuerdo con i , nterpre~acionde esLe pasaje que leemos en J . CLAS'5F.N-J.STEUP,


Thukydides, VI, 4.a ed., Berlín 1963. S3: «Die folgenden Infinilive ... stehen zwar auch in gr;inima~ischei
Abhangigkeit von ~ c í k c r k doch
, so dass aus der speziellen Bedeutung desselben ein allgemeines Sci
voischwebt>,.
Lib. Or. 2 5 . 3 1
x a i ~ ortohha
~ ya ai8q xai payaha Gouhaiaq o a o i y q ~ a iTOU pG TO
pqxoq Evoxhqoai ~ o i qfjxouo~vErr': rov cixpóaoiv.

EP. 20.3
'Iavouapioq pEv ovTv cirtayyehei ooi rtepi JlpWv, dq cippwo~oUpev,ei
pq oe Ekana~órvb i > h o i ~ TOU
o p.71 huneiv.

E p . 86.2
x a i ~ o irtciv~aJlpiv xaxivq~aiTOU ~ o 6vGpa
v T W V rtap' Jlpív rtpoo~qvai
rtpaypci~wv.

Este infinitivo precedido de artículo en genitivo y dotado de valor final


es una variedad del genitivo de relación, que se desarrolla con posterioridad
a la sustantivación del infinitivo mediante el artículo y se documenta en
,
ático a partir de Tucídides (1 ,, TOU ~ a rtpooocSouq
q p&hhov i h a i ~ U T @ ) y en
la koiné ( E v . Mott. 1 3 , 3 i k l ) h e &Ó~ omipmv TOU oneipa~).
Un ejemplo interesante y muy ilustrativo de hasta qué punto el aticismo
y la koiné, lejos de configurar compartimentos estancos, se interpenetran, es el
de las construcciones con las negaciones o6 y pq. No sirve decir que
Libanio y los aticistas unas veces respetan el uso ático en la elección entre
06 y pq, y otras, en cambio, proceden en forma iconoclasta, siguiendo las
pautas de la koiné, de esa modalidad degenerada de griego que ha perdido
las antiguas diferencias tan sutiles entre las negaciones y ex tendido desme-
suradamente el uso de pq 9 5 . Hay que decir toda la verdad. a saber: que ya
en el modélico ático de Tucídides, Demóstenes, Platón y Jenofonte nos
encontramos con las incoherencias siguientes: Th. 16,., hÉyov~aqoi>x eitai
ai>róvopoi.P1. R. 3 4 0 e E'heyov pqGEva E0Éhaiv Exóv~acipxeiv. Dem. 1 9 dp- ,
vue ... pq6Ev aipqxEvai. PI. A p . 3 5 c dphpoxev 06 xapieio0ai. PI. R. d
oxónci tiq..ei dp0Wq Et,aipfloopcv f j 06. A p . a oxoneiv.. ei Gixaia hÉyo

95 W . SCHMID, I V ,,,:« p q seine alte Gebrauchssphare weit überschreitet und sogai veieinzeh in
den unabhangigen Behauptungssatz eindringt>>.
pq. Y por otro lado, hay que reconocer también que la negación p1j sc iia
ido extendiendo a expensas de 06; así, tras una continuada y larga penetra-
ción de esta negación que se viene produciendo en griego desdeantiguo,
basada en la analogía funcional, su especial matiz afectivo, su especial
resistencia al hiato, se convierte pq en la negación por antonomasia, hasta
el punto de ser la negación del moderno giro conocido con el nombre de
,
infinitivo sustantivado (Pl. R.,,, d 6ia 70 p$ ~i6Évai.Th. 1 , 70 6i' qpác
iiehonovvqoíouc a6.roic p$ @q0qoai) y a veces del sintagma compuesto
por negación más adjetivo («negación de la palabra concretan), por ejem-
plo: Th. 1 1 1 8 , 2 ~ ' V TpEv
E ~xai npo 706 p$ ~ a ~ e i ~ .
Así las cosas, ya no es tan extraño encontrar vacilaciones e incoheren-
cias en el uso de las negaciones por parte de los aticistas ni tampoco lo es el
incremento verificable de los casos en que aparece la negación pq.

En este ejemplo vemos el infinitivo sustantivado con la negación pq, lo


que es usual en ático, y luego otro infinitivo con o6 que no tiene otra
explicación (ya que en la koiné la negación del infinitivo es pq) si noes el
deseo de variedad en la expresión a partir de un código lingüístico - e l del
ático del siglo iv a. J.C.- que parecía no distinguir netamente los empleos
específicos de las dos negaciones. Sólo así puede explicarse este empleo de
06 en una oración condicional eventual con subjuntivo:

Lib. E p .
cppáje oU, Kahhióme- o6 yup T U 7066~xahhc oioesl. üv SoUx E'OÉhq-S
hÉyeiv, civuyxq 2pE pav7eUeoecli.

Recordemos que en los autores áticos se encuentra a veces o6 tras ei 6É


cuando se niega de este modo el enunciado de la frase anterior: Dem. 1 5 , 2 4
ei 6É 7ov pEv cSc cpa6hov o6x cipuvoUpe8cr. Y es importante tener presente
asimismo que con el verbo W h w (OÉhw), el verbo @Uhopai y algún otro, &i
con indicativo comienza a invadir el terreno del subjuntivo eventual prece-
dido de 2áv. Por ejemplo: PI. Prt. 3 4 2 a ei @Úhei h a p i v pou mipav. Prt. 3 4 8 a
,
x&v pEv @Uhq E n 2pw.rúv. NT, E . Matt. ,2, ei 66 ó dcp0ahpÓc oou.. oxav6a-
,,:,,
híjei. E v . Marc. 9, ,,; 2av oxav6ahijy, etc.
Consiguientemente, los ejemplos anteriores no hacen sino reflejar la
situación de inconsistencia que padece el ático del siglo IV a. J.C. En
cuanto a la otra tendencia que notábamos en este mismo estado de lengua,
a saber: la extensión de pfi frente a 06, también la detectamos bien implan-
tada en los Discursos y las Epístolas de Libanio, quien, al igual que los
autores tardíos y los aticistas, extiende la negación pq a las subordinadas
causales, que todavía en Platón aparecen negadas por 06:

P1. R. 3 4 L e
6iu ruUru xsri ri rÉxvq Eoriv ri isrrpixq vUv qUp~pÉvq,6ri oópci Eori
rrovqpov xui oUx i c u p x ~ iuUrQ roioUrq &<vat.

Prt . 3 7,
Emi ol y& rrohhoi (Sc, E'rroc, ~ i r r ~ oU6Ev
iv uioec;lvovrui.

Plu. Thes. 2 8 . 2
i m i pq6Ev civrirrirrr~irrsrpjr r6v ioropixóv roic, rpuy ixoic,.

Aristid. XXIII ,,K


E < 6 ori pq8&ic,VUV rróh~pc,
[ r r u p ~ o ~cphvupiuv
i] ~ i c f, l y ~ i r u ruúru.
i

Veamos ahora los Discursos y las Epístolas de Libanio: Lib. Or. @


x p i p p& ~ i c ,Nixuiuv Err~oecliT ~ vVÉ o v uyovru Ému roUc, 6ri pfi ocpüc,
U U T O U ~ & ~ ~ É & V T O , ~ ~ L X ~ X O TEp.
X ~ 1, 9. - 9 ó 6E O,, pq n ~ p É' x u T É ~ TUUT'
~ qv
&pcpÓr&psr$&y&iv 6ciov 66ix&i. ,,,, 6hh' irr&16fio&pQ 6~vupuirruuoui ~ ó v
EWV 2rribp~iv... ,,,,, ... o ~ y& i pq rrcihui ooi róv rrcivv o u v f i b v yÉyovu,
IJEPhcicpecli cpqpi xui vUv cirro ypuppcirov rtjv cpihíuv dqp&Uo.

En los Discursos y las Epístolas de Libanio aparecen las preposiciones


oUv (más dativo instrumental) y p&r&(más genitivo partitivo) como si fue-
ran estrictamente equivalentes. He aquí un ejemplo: Lib. Or. ,7 , 3 ~ 6 6vE oUv
Orrhoic, 65mCkv 2rriÓv~ov. 30.54 066' ó TOUC i X p o u ~~ X E ~ V Op&0'
~ , 6rr)tOv
ihqhuxóc,. Ep. 'Qc, ~j6iorqy& Gpóv ri ovvovoiu róv pEv oov Cpyov, u
p ~ r uTOU 6ixuiou rrpci~~~ic,,ÓpopÉwv, 'IouhiuvoU 6E róv uhoU 6i~jyqoiv
Cxovroc,, u xui uUru oUv rQ Gixuiq rrciv~uErrpci~r~ro.
Sin embargo, nosotros sabemos que en ático castizo, el de la prosa de
los oradores (Isócrates no tiene un solo ejemplo de oUv y Demóstenes usa
oUv 15 veces frente a 265 ocasiones en que emplea p~rci)y el de la Comedia
aristofánica, p ~ r ucon genitivo ha desplazado a cUv (oUv), que o bien apa-
rece en arcaicas frases hechas (Ar. Pl. i 4 o6v O&¿$ 8 sipflosrui. PI. Prt. 3 1 7 b
o6v e&¿$sinsiv) que ha conservado el ático coloquial y que también se
encuentran en inscripciones de otros dialectos (jón. Dei.3 7 4 6 , - 6 , Milasa,
355 a. J.C. xui Mcruoowhhov p ~ vowe&vroco u v rwi AII, panf. Del. 3 6 8 6 , 1
Silion, IV a. J.C. ou AiFicr xcri Hiiupoioi) o bien con los significados espe-
ciales de (hcluyendo» (cf. át. IG! 3 2 9 , 5 , 414 a. J.C., xscpuhcriov o u v snO-
vioic,) O de «además de» (D. XXVI16, dpoi rs oUv roiq 6p~crioiqrov olxov
2% rov xpooohv pri(o noiijoui). Por lo demás, en ático lo que se emplea es
psr& con genitivo frente al giro oiiv con instrumental, que es más antiguo
y es empleado con gran frecuencia por los poetas y prosistas jonios. Pero
en la prosa ática de Tucídides, de Platón y de Jenofonte uno encuentra
ejemplos en que oUv con dativo es equivalente a psrci con genitivo. Dice
Tucídides, por ejemplo, en unas ocasiones psr&dnhov y en otras oUv dnhoiq:
,,
Th. V ,, xcri roUq cuppórxouc xcri roUq 'Apysiouc pse' onhov 6vrirsrcí~hi. Th.
11 ,., 2oijhbv napi npOrov Cnvov 56v onhoiq $5 íihciruiu~.Veamos otros
ejemplos de equivalencia de oiiv y psru en prosistas áticos del siglo IV a. J.C.:

En los Disc~rrsosy las Epístolas de Libanio encontramos muy frecuen-


tes casos de esta equivalencia de oiiv con dativo-instrumental y psrci con
,
genitivo: Lib. Or. I R , Z O I oUv 2niorlfipq. s 9 , , 5 0 psr' Eniorfípqq. ,225 Oor'si-
,
vuí poi xcri oUv dpy? cpOiyysof3xi. 8 , 2 2 1 ~urÉo~crnrov p ~ r dpyqq.
' Ep. 475,2
M r p p i q 6E rQ6s nup'qpiv Unfipks p&vsi xcri qo0fivcri, r& n h ~ i o6E onou-
Guocri, rOv pEv ps€17qpóvsUoxoupÉvq, r k v 6E oUv r o i ~r& nohirix& npcírrou-
o i v &nohaUovri.
Comparemos ahora estos ejemplos: Ep. ,,,, xui COvri p ~ r oiv6$~ ' hó-
youq dpyu(opÉvou. Ep. ,, , Cfiv pev ykp +pzirui ro oUv nui6i (fiv. Ep. 285.2
E 6 o ~ p í qr @ (ovri pet' 6perfiq. ,!?P. ,,,,.,xmi f l p c ~ 0th
, cipcrq.
Vayamos a otro caso: la construcción del verbo cpqpi con c3q y ori,
contrariamente al uso del ático, que es la construcción con infinitivo, como
muestran desde antiguo las inscripciones: IG 1 5 7 , 4 8 (426 a. J.C.) h r 6&huno
nsp6[ixxÓ E ~ L X E ~ I ~cpcroi.
C X I IG 1 2 9 2 4 ( V a. J.C.) / \ ~ ~ 1 Muxiwvcx
~ & 0 ~ cpihiv
'cpioi p u h ~ o r urov sv rEi nohii. uv6prioq yup eoti.
En Elio Aristides (Aristid. XXXVI 4 K) leemos: s i yup u6 cpfioouoi 6r1
ouvÉ~siuróv Erqoiov 6icwesi rov Nsihov ... En los Discursos y las Epísfo-
las de Libanio hay ejemplos de cpqpi con cSc y con ¿hHe
. aquí algunos de
ellos 96:

Pues bien, resulta que cpqpi acompañado de cSc y ori no sólo aparece en
la koiné 97, sino que además encontramos ejemplos de esta construcción en
Lisias, Demóstenes, Platón y Jenofonte. Helos aquí:

construcción del verbo v o p i j w con una oración completiva es rara en

,
96 Cf. asimismo Lib. Ep. , ,,., Ipaiqv 15' $v 6ri.. I,sdA Ipaiqv 15' $v 671... I ~ W A Ipaiqv 15' a v 671...
97 NT. Ep. Cor. 1 7i odv ~ p q p i ;6 r i E ~ & W ~ O ~ T ~i
O VE'UKIV; fi 6 ~ 1~ i 8 W k í vr i ~ U K I V ;

93
ático. Sin embargo, en Tucídides la encontramos: Th. 111 vopi<ouoi 6E o i
ixsivq uv0poxoi i v T ~ J ' k p ü o)< d "Hcpaio~oc~ a h x e i i ~6i , ~ ~i f i vviix~a
cpaívs~aixÚp clva6i6oÚoa xohU xai ~ f i vqpÉpav xaxvóv. Y luego la encon-
tramos tanto en la koiné como en el aticismo: Ev. Matt. 5 , i pfi v o p i o q ~ 6s ~ i
q h b v xa~ahÚoaiTOV vopov. 2 0 . i o ivopioav TI... hq$ov~ai.D.Chr. 11, ,,,,
OOTEvopi<~ivOTL 6iu ~ p q p a ~ioxou6cio~qv a Ucp' Upóv. Lib. O r . 2.4 ~ p f i
vopi<eiv 6 ~ ViE ~ T E ~ OpEv C OV f i x i ~ ~ c i p q
oocppov~iv.
v Ep. vopi<o 6E 6 ~ 1
6s T ~ Cpopcpflc d ~Uxoc~ ó TE v 2póv clvapvqoei hoyov hv TE aU~oc
2xqyyÉhhop. 9so,3xaip t j ~ o vopíoqqi 6 ~ xpooeqoo
i xai 2pawóv. xuhai yup
aioe&vopai xa~axecppovqpÉvoc.
Encontramos también en los Discursos y en las Cartas de Libanio los
verbos o$ai y ihxi<o seguidos de completiva con o)< ( h ) , construcción
que no sólo comparte nuestro autor con la koiné, sino que, además, tiene
precedentes en ático del siglo N a. J.C. Ejemplos: Lib. O r . i 2 , 5 0 o i q k i e 6E
6 ~ TOi ~ p q p c i~ ó xohsov
v 06 TUUTOV clv0phxq x á o ~ ~ (cf.,
i en cambio, 1,3
o b v ~ a 6&i ~ i v TOVq 2pov 2xíxaxmv 26 ' I ~ a h i a cfíxeiv). Ep. ,,,, qpqv 6E
6 ~ 6i ~ xpoo~ivai
i T @ 6 h p q XUAA~OV~ U T O ÚTOÚ 6Ópu, y p a p p a ~ a oa. 9 7 6 , i
oipai So)<2xaiveoop~83Lxiov~ec.NT, Ep. Jac. 1 pfi y+ oi&oeod av@o>-
xoc Exeivoc OTL h?í$ETai T I xapu TOÚ xupiou. X. Hell. fi TOÚTO oi'&~aí
TI<,o)< ~ X E ~ V O@iih&Tai
C ~ p q p a ~CXvaAÓoa~
a u h h o q p ~ y u h o uxoiqoai;.
~
También Luciano, en plena vigencia del aticismo, se vale de esta cons-
trucción: Luc. Lex. 1i146.24Macleod xai oiÉo0ai 6 ~ xip ó ~ o cCoq aU~oc,T)V
~a x a v ~ o vouxocpav~ijc. Lib. Ep. 735.82Axi<o 6E OTL xai 6iu TOÚ xai%q
mhhoUc qpiv i h & y k ~ i$+opa<c oikoc dkU ph&xov~ocxai $&ov~oc. ,, TO ,,,,
yap ihxi<eiv o)< a i i ~ í x acpavei~a~ iie~póvioc06% 2ü xaeEU6~~v. (En cambio,
en los Discursos leemos Or.40,2 2Axi<o pEv OUV UpÜq 6 o ~ o e a ip01 x ~ A E -
,, ,,
miic). NT, Act. Ap. , üpa xcti 2hrri<ov 6 ~ ~i p q p a ~b€hjos~ai a ah-@U d
TOÚ iíaiihou. He aquí, ahora, algún ejemplo del ático: Th. V ,,,xai 06% uv
~ 6v 2 x s c É h b ~T L aU~oíc
i h x i o c i v ~ uo)< ~ i c p c i ~ q v .VI11 5 4 , 1 xai apa 2 ~ ~ 1 -
xí<ov o)< xcti p & ~ a @ h e i ~ P1. c t ~La.
. 2oo, xúvu 6E p ~ y k h q vihxi6ct d ~ o o)< v iij
xapu ~ o úAkpovoc oocpia aU~fiváveupqoeq.
No podemos extrañarnos al ver que a veces en las Epístolas de Libanio
a un verhum sentiendi, como UxovoÉo o xuvOcivopai, le sigue una oración
completiva con o)< o 6 ~ 1 porque
, en Jenofonte nos topamos ya con la misma
construcción:
cp~h~á~ nÉnToxev
o~c civ6páo~v;
X. An. 1V6,17
o v nuveórvopai OTI 06% ÜBa~óv TI TO d'poc.
~ o ú ~ xai
An. VI 3.23
Enei~a6E xai ~ ó xa~ahaheippÉvov
v inuv%vov~o TI OS piv Opáxec ...
HG IV8.35
Unovoóv TI x a ~ a o ~ f i o a6
a c T ~ 2xei
V cppoupuv cimnopeúooi~o.

Como es sabido, también en griego helenístico, en koiné, está atesti-


guada esta construcción: PHamb. 27,2 (111 a. J.C.) nuv&vópevoc a6~oÚ~ T L
clnfihkv.
Si pasamos ahora a la cuestión del acercamiento entre los tiempos per-
fecto y aoristo, podremos comprobar que, al igual que en los casos ya
vistos, en ático del siglo i v a. J.C. se pueden coordinar ambos tiempos en
una especie de duplicatio retórica, y que luego tanto en la koiné como en el
aticismo nos topamos con evidentes casos que demuestran la aproximación
mutua de ambos tiempos. Ejemplos: Dem. XVIII 198 6v~ÉxpouoÉTI xai
yÉyov' oSov 06% t?6ei. nupeo~ivA i o ~ í v q c .,,,~í odv ~ U T '2nfipapai xai
6 i ~ ~ e i v a p qoUTooi
v ocpo6póc;. ,2ne16fl 6' 06% 2 h a ~ hóyov
~ o ~ u h h a61eSu;>v
civfihoxe xai TU n h e i o ~ ax a ~ e J l e ú o a ~pou.
Ó
En koiné: N T , Ev. Matt. 2 5 , 6 pÉoqq 6k VUXTOC xpauyfl ~ É ~ O V E VApoc. . 5,7

q h k v xai eihqcpev.
En el aticismo: D. H. Amm. 1, p. 83,13-14 K xai pilv 2v TQ 2niracpíq
yÉypacpev. D. Chr. 1203,24 Teheu~un a v ~ o v~ ~ 6 a i p o v É o ~nhqv
a ~ o ~6 o, a he-
h ú n q ~ a inepi TOVnaí6ov.
En las Epístolas de Libanio: Lib. Ep. 756.7 T U U T ~ V2yO 6É6oxa T ~ ) V . ~ R L O
~ o h q v . 7 7 5 . 2 xai VÚV T a ú ~ q vE6oxa T ~ 2nio~ohflv.
V U 6i bUe
1012.L. o
TaUTqv ~ i l vZnio~ohqvxai TeTipqxOc T I ~ TooaUq ~ J TOV úno ooi T O U ~piv
(pehqxó~ac hóyov acpijnv~oac,T O U ~S 06% clcpeo~qxó~ac pühhov EXEOQCLI
nsnoiqxac. ,,, npoc ei&.rac EypaJlac a yiypacpac.
En Libanio, como en los Deuterosofistas 98, en la koiné 99. y en el ático
de finales del siglo V y comienzos del IV a. J.C., encontramos adjetivos
neutros sustantivados 'O0. He aquí unos cuantos ejemplos: Lib. Or. ,,,,,
98 = 1 1 2 9 , , 3 - 1. V. ARNIM.
99 W. SCHMID IV rO,,: «Vollig gelaufig ist der attische Gebrauch neutraler Adjektive in der Funk-
tion von Abstraktan.
100 B-D 165: ((DieserSprachgebrauch ist aus der alten profanen Literatur (Herodot, Thukyd.) oft zu
bel&en». Cf. MAYSER 11 , ,...
oUro r @ pEv 2xouoioro cpihóripov .rrpóoaoriv. Ep. ,,,,,xahov 6&oou xai ro
rahauraiov. ,,,,,E ~ X EpEv y&p rciya8ov roiho xai xpórapov 71 xóhic. NT, Ep.
Rom. ,,,ro xpqorov roU 8EoU sic parcivoiciv oa clyai. Ep. Cal. ,.,,2pyatíb-
paOa ro Gya8óv. Th. 111,,,,x r i o6x &ti6UpGc r @~UxpaxairoU 2xaivou k y o u
ro xpfloipov roU 2poU &xhoao&i. PI. R. ,,,,xórapov dxiorflpqv ro ciya8ov
cprj e;
También el llamado oijro; epanaléptico lo encontramos en ático del siglo
IV a. J.C. (es muy frecuente en Jenofonte) y en la koiné (Polibio y el Nuevo
Testamento) y en los Deuterosofistas y Libanio.
Ejemplos: X. An. 11b,30'Ayirc6E xai kxpcirqc.. xai roUro Gxa0avÉrqv.
O ~ C2 . 5. ~ É V O U CT C P O O ~ ~ X0 0E 1~ lt0hh0Uq ~ É x E o ~ z X~ ,Z ~TOÚTOUC ~ E Y C L ~ O X P E T C ~ < .
An. 114 , MÉvova 6E 06x irflrai, xai raUra xap' 'Apiaiou C;)V TOU MÉvovoq
~ÉVOU. Plb. 114,4 d y&p ~ T TÓV o ~ x @ Ó va 6 ~ 0 T
i C ~ O O E ¿ %6X0O0V~fi6q T C E ~ O E ( J -
&i, rcxihcx xpc'irraiv a6roic 2xaivoq xcxp&6oxavdv x4vu Bpaxai x p o q xar&
r ó v xohapiov. NT, Ep. Cor. 16.6 Ghh& GGahqkq par& GGahqoU xpívarai, xai
roUro ixi clxiorov; Lib. Or. 4 7 , 3 b d y&p &v t%p&ro pq6avoc vopou xohijovroc,
r r h a xohijovro; yiyvarri. Ep. 1 3 4 7 , 4 cpqpi 6a o01 ro xoíqpa ~ E T &r ó v
Mouoóv ouyxaio0ri, xai roUro oio0a p5hhov 2~Épov. 1403,, fi6q 6E
ciyovrov aipfivqv x r i oupxvaovrov +tÉ oou ypcippara cp&pov.raclOupiav x r i
rov xohapov clvrvaoijpava. cihh' 2yíh x r i roUro 2xóhuoa. D. Chr. I,,,, SS. x r i
y&p 60 xai ró6a oi6av, ori roic xcihhiora xohapaiv xapaoxaurop&voic, roU-
roic pcLhiora Ekaoriv aipflvqv CIYELV. Aristid. 189,1 4 SS. D T Q V S ad paB
Uyiaiav xap~oxoij6ro~ov clv0phxoiq xpqpc'i~ovxrqoiv, xai TaUrqv Xapc'ixic
6i6ooiv &vau xoh&pov.
Sin salirnos de los pronombres, el neutro del indefinido ric, ri en fun-
ción expletiva (<(dasohne besondere Bedeutung angehangte Pronomen in-
definiturn») se detecta tanto en las Epístolas de Libanio, como en los
aticistas y en la koiné (en papiros ' O 2 y autores literarios). Ejemplos: Lib.
Or. ,,, ~CiUrllco66Év T L w@po~&pcq 2v~rU@a ixrqo&pqv cpihiac. , ,27 066Év ri
roic x ~ q O ~ i xpóp~voq.
oi Ep. 3 9 5 , 1 E < 6E 066Év T L T C ~ O O É O X E V . 400.2 0 6 % ~T1
qkiouv p&hhaiv.653,l y l343,l OXE&VTL. D. Chr. I,,,,, D=I ,,,,,V. Arnim 0 6 % ~
T L pa~aorpacpópavoq.PTaur. 1 ,,,,( 1 16 a. J.C.) Chayav xohU T L xaxopioki xai
roUq xpqpariopoUc roijrouc. Str. IV, ,,xaioixaiav OXE&V T I x a p ~ o x ~ ú a oroiq rv
'Popaioic Bhqv rqv vljoov lo'.

101 W. SCHMID I V ,,,.


102 MAYSER 11 ,,,: aDu in der Neiitralforrn des Adjektivs an sich schon der Elegriff der Allge-
rneinheit liegt. kann T I ir1 solcheri Ausdrücken auch fehlen*.
103 1 ,,,,,,,MEINEKE. MEINEKE = Strabonis Ceographico, recognouit A . Meincke, Leipzig
1866.
Este valor expletivo del neutro ri lo hallamos ya en los prosistas áticos
de los siglos V y IV a. J.C.: Th. 3,68,4 ~ X E ~ O6ÉV ri xui ro SUprtuv rtepi

EVEXU. PI. S m p . 2 0 1 e o ~ e G i ) vyúp ri m i 2yO r t p o ~u6rGv Erepu roiuUru ~ ' A E ~ o v


oSurtÉp vUv r t p o ~+E 'AyúOov.
Señalaba Schmid como característica del aticismo la equivalencia de
oooc y O c en determinados contextos ( « o o o c im Sinn des einfachen Rela-
tivpronomens») ' O 4 . Ahora bien, esta neutralización semántica de ambos
pronombres se ha venido produciendo en griego desde Homero (Hom. Il.
XXIII ,,, ~ 6 p o v&rtuvru 6ooov. S. El. ,,, rtác rte. Aj. ,,rtüc ric), se da en
la prosa ática del s. I V a. J.C. (PI. R . 5 9 & rtCivru Oou VÚV 6 q 2AÉyero. X .
M e m . I V 2 , , , o o u r t p o ~r7;1 ci6ixiu ~ O + ~ U ~ruUru
E V , xcii r t p o ~rfi GixuiooUvq
SerÉov), nos la volvemos a encontrar en la koiné (NT, Ep. R o m . ooot
yrp rtveUpuri OeoU ciyovrui, odroí eioiv uíoi Oeoú), en los Deuterosofistas (D.
Chr. 1 5 7 , S s s -
- 1 5 0 , 1 4 s s V . Arnim o6 yup xui ra cicppo6íoiu ruUru ij6ioru xui
c l v u ~ i o r ó r u r u6 o u yíyverui peru cpihiu~r6v o u v ó v ~ o v ; y, ) naturalmente,
también en los Discursos y las Epístolas de Libanio (Lib. O r . ,,,,xui rtüoiv
Oooi r t p o ~q p ü ~O ~ qX 6 É w ~ E ~ o u o i . TOV GAAov Oou Guiru 6Uvurui
noieiv. E p . 1 9 7 , 3 0 0 -y&p ~ i úrto ri;l ofi y~yÉvqvruirtr~puyi,r o ú r o i ~ES oúpíov
ó Bioc C6pupev. ,$, , , , ruúro 6É ooi xui rtupu rtúvrov Ecp' drtóoouc flxev ci
Aó yo<).
El empleo de las formas del reflexivo de tercera persona t h u r ó v , duu-
rol<, uúróv, u6roic (analógicas a las del singular É U ~ T OÉuur@) U, en vez de
ocpov uCróv, es común al ático de los siglos v y I V a. J.C. (Th. 18.3
rtAouoihrepoi duur6v. P1. Prt. a xui u6roi ÉuurOv [OrppuAehrepoi ei-
o i v ] ) , a la koiné de los papiros ptolemaicos l o s y literaria ' O 6 y, natural-
mente, a los aticistas, entre los que contamos a Libanio (Lib. O r . 50.29 o i
pEv t2auroUc (cpáviouv. E p . 7 6 3 . 7 T O ~ CpEv c i r t 0 6 h o ~ iTQV ~ uUT~V).
Consiguientemente, el aticismo de Libanio ' O 7 le permite emplear una
amplia gama de posibilidades lingüísticas, de las cuales algunas son formas
áticas castizas, más antiguas, y otras, en cambio, son más modernas y
propias de esa modalidad de ático que fue luego la koiné. Por ejemplo:
104 W. SCHMID 611.
105 Cf. MAYSER 1 2 . 6 3 : <<Wieim httischen seit dem Anfang des 4. Jahrh v . Chr. kommen als Rcflc-
xiva fast nirgends mehr die getrennten Formen qpóv, iipóv, oipóv aUróv ... usw. vor, sondern (nach
Analogie von 6zuzoü) Éaurhv (aliróv)..., .
106 Cf. Str. I,,,, MEINEKE = l,,,,, AUJAC - LASSERKE = Sirabon. G ~ d g r a p k i1-IX ~ (ed. Ci.
AUJAC - F. LASSERRE). Pans 1969-1981.
107 N o s han sido de suma utilidad las Concordnniine in Libatiium (eds. G . FATOUROS-T. KRIS-
CHER-D. NAJ0CK)tantode las Epístolas, Parsprima. Episiirlne, Hildesheim-Zürich-N. York 1988,como
de los D~scursos.Pars altera. Oraliones, Hildesheim-Zürich-N. York 1989.
Entre las dos formas de futuro del verbo cpOúvw, a saber: cpOfioopui (Th.
V , , , cp€hío~o€hi, P1. R. ,,,, cp€híoovrui) y cpec;low (X. Cyr. V ,,,, cpecloui)
Libanio prefiere la primera (Lib. Ep. ,,,, cpOfioopui) y también prefiere
el aoristo E'cpOqv (Th. V,,,, cpOfivui) al aoristo E'cpeclou (Lib. Or. ,,,,, dyh
ToUro uio8otvóp~voccp%ouc EG~fiOqv.59 3 2 06%E'cpOuouv poloih~icpuvÉv~~c,
pero 59,110 06%E ' ~ ~ ~ T o uTv@ T E ~ X E LTU< XE~PCLCX P O O E V E ~ X O V T E ~(Th.
) V72,l
cp%oui), por ejemplo: Lib. Or. 5 9 , 9 7 ,,,,
06%Q 9 q x u ~ u o ~ f i o c t c . E'cpOqc
~ i x h v Ep.
. 247.1 xui 06%E'qh ~iXhv.Con ambas elecciones Libanio no
hace sino preferir la opción más antigua y más coloquialmente ática (Aris-
tófanes, por ejemplo, no emplea sino E'cpOq: Nu. ,,,,, Ec. 59á). Sin embargo,
otras veces, por el contrario, emplea indiferentemente la forma más anti-
gua, más aticista, o la más moderna o más helenística. He aquí algunos
ejemplos:
En Or. 2 7 , 7 nos encontramos con Cwxpú~qrov uxoeclvóvru x w v ~ i qy en
Or. 1 8 , 2 7 2 con GuxpUoui rov Coxparqv al tiempo que en Ep. 58, leemos: a
Coxpu~q ~ i v upqvU~i xupu ooi 6 i u r p i ~ v . s ~xui . ~y d v ~ i BhÉmv ~ t ' c
Coxpu~qvd x É o ~ ~ h h ~ c .
La forma Cwxpurq es más antigua en ático; el acusativo Coxpu~qves
más moderno.
Asimismo, utiliza Libanio en sus Discursos y Epístolas las formas VE@
(Or. 30.4 i ~ p uxui VE@. Ep. 7 7 0 . 2 Bopoi xui VE@ xui r~pÉvq),VE^ (Or. 1 . 7 2 T O ~
VE& rqc TUxqe. Ep.,,,,, TOV ~ ó cl6Éwvv x u ~ uroU VE& nóh~pov),v ~ h c
(Or. 17.7i ~ p u671 xui VEO<roce pEv E ' x h ~ i o Ep. ~ . 7 2 4 , 1 TOUC VEÓC),formas
áticas sin reproche y antiguas; pero al lado de ellas aparecen las más mo-
dernas vuóv (Or. 1 3 , 4 6 EX T ~ vuóv. V Ep. 1376.3 xp3 TOVvuóv) y v u o i ~y
vuoUc (Or. 30.1 róv pEv ~ o i cvuoic dyx~ipÉvov.6 2 3 xurÉoxa$~TOUC VUOUC,
Ep. 5 0 7 . 5 EV vuoi~),formas con u que fueron utilizadas con frecuencia en la
prosa ática del siglo Iv a. J.C. por Jenofonte (X. HG 113 , z o Ev r@ va@.An.
V ,., Exoiqo~6E xui Bopov xui vuóv) y luego pasaron a la koiné (Plb. IX
LXX Reg. 1 ,., al., etc.).
Asimismo, junto a las formas contractas del adjetivo* oúoc > oóc (Lib.
Or. 18.306~i oóq Exuv~ioiv.Ep. i o , s d6E c p ~ U y o vE'o~uioóc), emplea Liba-
nio en sus Discursos también las basadas en el tema oho- (Lib. Or.48,3
o k v Uxqpp), formas atestiguadas en ático a partir de finales del siglo v a.
J.C. En las inscripciones áticas conviven o& (1G 1259,15) y o&v (1G
1 (ambas inscripciones del año 427 a. J.C.); y en prosa ática leemos
Lys. VII, 7, XX 2 4 o k v ; D. XXI 1 7 ohuv; X. An. 112,21 o k i , Cyr. VI14,,3
o ó u , HG 1 o¿bu. En koiné también encontramos estas formas basadas
en el tema owo-: LXX Ma. 111,., o h u c ; Ma. 11 ,,
o ó u ; PLond. 1130
(ii a. J.C.) oóov, BGU 1 0 6 , 3 1 (1 a. J.C.) o ó a etc. Y, asimismo, en Aristides
leemos Aristid. 1639.5 D o h o q .
En cuanto a 1ii flexión de verbos en -vu-, originariamente atemáticos y
luego temáticos en prosa ática, Libanio en sus Discursos y Epístolas ofrece
ejemplos de uno y otro tipo de flexión (Lib. Or.42,43~ E I X V Ú C . ~EIX-
VÚEI. 1.232 ~EIXVÚOV. Ep. 7 9 1.2 ~ E I X V Ú C . 241 ~EIXVÚOV. Or. 1 3 . 1 3 piyvÚc.
Ep. 1492.2piyvu~ai.10,l piyv~j~iq), ejemplos similares a los que hallamos en
prosa ática del siglo IV a. J.C. (PI. Phdr. 2 2 B e ~ E ~ X V U ELg. . 673c ~ E I X V Ú C . X.

Mem. 13, G~ixvUovÉau~ovoioc T)v. 1 ,,,,oi6a 66 xai Z q x . i ~ q vF~ixvUv~a).


Por lo que se refiere a los aumentos i- o fi- en los tiempos históricos de
los verbos @ÚAopai y FÚvapa~,que coexisten en la tradición manuscrita de
prosistas áticos (Th. VI 7 9 , 2 fi@ÚAov~o.I q 4~@ÚAovTo) l o s , Libanio emplea

tanto las formas con épsilon como las más modernas, las precedidas de eta,
que aparecen en las inscripciones áticas a partir del 300 a. J.C.: IG 11 6 7 8 . 1 2
(276 a. J.C.) q8uva~o.He aquí algunos ejemplos de los Discursos y las
Epístolas del Antioqueno:
Lib. Or. 18.54 i@uAr)@q(no se encuentra 4@uAq@qen los Discursos).
Or. 2 , 2 0 ~ ~ U V ~ ) @ TOr. 0 ~ )~.3 2 0 . 4 O ~ ~
) O6 2C. 6I1Vf i. 8 ~ ~ f i EP. X@uA~)@T ) < Tí
14.1 .
~ca@hv 2kov xoivov~iv ~USa~poviaq OUX fi@uAr)@qq;.Ep. .2 fi8uvr)@qv.
69s ,6 ~ ~ u v ~ @ T ) v .
Si pasamos ahora de la Sintaxis al Léxico, nos encontraremos ante una
situación similar: al igual que los prosistas áticos del siglo IV a. J.C., Liba-
nio en sus Discursos y sus Epístolas da entrada a vocabulario propiamente
ático y a léxico que se impuso en el griego helenístico. Así, emplea aGko y
ai>kcivo (Or. 49.3 CIU~EIV. Ep. IOL2.4 ~ U ~ E L147,3C . aUk~iv.Or. l o , 1 3 ai>kavo-
q 1.27. Ep. 1 2 8 3 , 2 2pOq ~ ~ A T X T Óno
pÉvqv), pero f i A ~ x i h ~ q(Or. T ~fjAik,
C ) , mien-
tras que, en cambio, Jenofonte 'O9 y Platón "O emplean ambos pares de
palabras. En otras ocasiones, empero, al igual que el autor de la Anábasis y
el divino filósofo, usa Libanio dobletes, pares de sinónimos de los cuales a
veces uno es la voz genuina y originariamente ática y el otro el término que
se impuso en esa modalidad del ático que se convirtió en griego helenístico.
Por ejemplo, Libanio hace uso, al igual que Jenofonte, de los presentes
&vaAóo (Or. 18,163, Ep. 81 &vaAoÚv~o)y civaAíoxo (Or. 1 4 , 7 &vaAion~~v.
Ep. 9 1 o s 3 &vaAiox~~v) sin que en este caso podamos decir cuál es más neta-
mente ático. Por el contrario, cuando emplea solamente la voz oxó~oc,TÓ,
como neutro frente al ático 6 o x ó ~ o c(Or. 1 , 2 7 4 TO yO1p ~ X Ó T OEp. C . 286.3
,,
108 D. 1 q@ukÓva0'. Hyp. L y c . I I q@ú)cou, etc.
109 L. GAUTIER, Lo langue d e XPnophori, Ginebra 1911, 144 SS.
110 P1. Tim. 41d aUkávcre (imperativo) y R. 423b au'keiv. P1. L g . 87% qhik. A p . 13d fl;iixhrqq.
o x ó r o u j ai'riov ~ S v a i )estamos
, autorizados para decir que prefiere la forma
helenística a la ática (Ev. Matt. ro o x ó r o j r o ~ ~ O T E ~/ Ar. O VEc.. 288 x a r k
oxórov), mientras que Jenofonte usa ambas formas (X. An. 11 6i& oxo-
r o u j ó & j . 1 Cyr. IV ,, x c r r e o y p Uno OXOTOU rov q&vov) y asimismo hace
Platón (PI. Phdr. ,,,, R. ,,, ,,,,,, ó o x ó r o j . / R. ,,,,, Lg. ,,,, .so
o x ó r o ~ ) En
. otras ocasiones emplea nuestro autor, como decimos, pares de
términos sinónimos (Or.,,,, r 6 v cinoyóvov. Ep. 14,,,1 cinoyovoi. / Or. I 1 . 1 6 7
r ó v Zxyóvov. Ep. 316.4 roUj 2xyÓvouj i n a i v ó v ) , de los cuales uno es más
netamente ático que el otro o bien ha logrado implantarse en la koiné:
Or. 1 4 , 3 1 p h k w j clv6poj í v o j y i y v ~ r a i Ep. . 3 1 4 , 3 y w e o 8 r i phciwj. Or. t , 6 i T ~ V
phkpqv. Ep. 3 5 8 , 4 yav.6o8ri phcipqv (koiné) l"; Or. 5 , 3 ~ E ~ Y E TQV I V 6crnkvqv.
Ep. 7 , r f i j n ~ prio XOIVOV j3ahav~iov8anÓlvqj (koiné)./ 0 r . 33, E'qauyov 5v
TO clvkhopa. Ep. 7 6 7 , l r o i j m p i T ~ nóhiv V CXvahópaoi: Or. l . 2 1 0 O ~ O V2v
joypciqov rcivaci. Ep. roUj joyp&(pouj. / Or. 3 3 , 3 4 r o i j y p a q ~ U o i~ i j
rivcrj o r o u j ~ p q o c i p e v o j . Ep. roocrijrq r i j c l q b v í a r ó v ypaqeov:
Or. 2 5 . 2 6 r & ncri61x& ~ ~ P E Ú O V Ep. . 4 3 3 . 3 T& ToiaUrcr 8 q p ~ U ~ (koiné).
iv / 0 r . 4 1.9
OqpGvraj d n ó o o u j GUvcriv~o.Ep. I O h , 5 i y O T& OE 0 q p k o o ; Or. 1 5 , 7 h xuhiv-
GoUpavoi. Ep. 1(,3(,1 X U ~ I V ~ O U ~ EOr. VO 5 3V
, 6 ,i v civ6pcioi nivouoi xcrhiv6~irai.
Ep. 1 2 0 7 . 1 xahiv60upevouj; Or. 1 2 , 8 p1pEiTai napci6Eiypa. Ep. 2 6 9 . 4 I ' C C L P ~ ~ E I Y ~ C X .
6E 2yyU0~v./ Ep.b,, oU¿ZV EiTpov UnÓ8~1ypa(koiné) '12.
Como ya en Platón hay pasajes en que EUVG, aunque no se refiere al
lecho de los soldados (PI. R. 415e), está muy cerca de xhivq (PI. Smp. 7,
ZV r q Z~opt51;)E'pcU x h i v n ) y lo mismo ocurre en Jenofonte (X. Oec. 25
E U V T cihioxov~cri
~~ i ~ a v i o ~ c i p ~ vCyr.
o i . VIII,, ,6 ó aU.soj xhivqv o ~ p ó v v u o iCyr. .
V ,,,, xhivcri 6' Upiv ~ i o i vÓnoocti ~Uvcti~ É V O I V T ' civ i n i ~ f lyfi j j), as~mlsrno
Libanio en sus Discursos y Epístolas utiliza ambas voces como sinónimas
,
(Or. l s , 7 5 2 d ~ U v f i j . .g i n i T ~ xhivqv.V Ep. 344.1 E'ni r f l j ~ U v f l j .gOZ a i n i
r q q x h i v q j ) , de las cuales, como es sabido, sólo la última ha pervivido en la
koiné (Ev. Luc. Unoxciro x h i v q j ~ i e q o i v ) .
Otras veces aparecen empleadas como sinónimas palabras que ya ha-
bían sido antes usadas como tales por Platón y Jenofonte y que siguieron
utilizándose del mismo modo en la koiné. Así, por ejemplo, 8q€)ahpoi y
o p p c t ~ a .Leemos en los Discursos y las Epístolas de Libanio: Or. h O . l (5v

111 Cf. PI. LR. 843c ro piv b k a k c cirroriviro. LR. 656a p ~ a b q vC'oí3'iiv~ivacpEpci.
112 Los aticistas (Phryn. 4) rechazan el empleo dc ¿im%ciypa significando n a p k k i y p a . <<ejemplo.>.
pero c o n esta signilicación aparcce ¿irro6~1ypaen los papiros -BGU 1141,43 ( 1 a. J.C.)- y e n Dionisio
de Halicarnaso ( D . H. Comp. 17) y e n Filodemo (Phld. RIi. l a , , , _ , , Sudhaus pobov ¿irwSci-{plrov
) . forma aparece únicamente e n el Commercium; n o e s , por tanto, atribuible a Libanio.
É r ~ p O r q ~ a qEsta
,
~ o i qQcpecrhpoiq ci~huqxcr~crxÉ~u~cr~. ,2,b cl~huqi v Éxa~Épouroiq dppcro~y
,
Ep. l o x ~ v ó vxsipaq xcri oppcr~cr.Estas dos voces aparecen como sinóni-
mas en un pasaje de la República de Platón (PI. R . 353b8cpeCrhpó~.. Epyov ...
dppcr~crro crúróv É'pyov xcrhóq clnspycloa~vro)y también luego en el Nuevo
Testamento: Ev. Matt 2 0 , 3 4 fl$cr~oróv dcpecrhpóv. Ev. Marc. xcri n r h a q
siq rci oppcrrcx crUr06.
En griego helenístico se usan indiferentemente las formas adverbiales
op56pcr y ocpo6póq. Así, en Act. Ap. 6 , 7 se lee xcri inhrleUvsro o clp~epoqróv
paerlróv i v 'Ispouocth~jvocpó6pcr y en Act. A p . 2 7 , i 8 nos encontramos con
ocpo6póq 6E ~s~pcr<opÉvov qpóv. Pues bien, asimismo, Libanio emplea, sin
ningún matiz que las diferencie, tanto una forma como la otra: O r .
,,
otro ocpó6pcr. ,, o6ro ocpo6póq. Ep. 1 4 5, 06 o(Pó6pcr É ' X C Y ~ T O~ycrnii~cr~.
~
3 3 3 , 1 O T L cp~hsíocpoGpóq. Pero también Platón emplea ambos adverbios sin
marcar diferencias entre ellos: PI. A p . 23, ocpo6póq 6~apclhhovrsq.Phd. 88,
op56pcr nsns~opÉvouq.
Otras veces, en cambio, de los dobletes sólo una forma ha perdurado en
griego helenístico, mientras que Libanio emplea las dos como sinónimos
porque así eran ya utilizadas por los prosistas áticos del siglo I V a. J.C.
Veamos un ejemplo: EvrcrUBcr y no i v r a u b i es el adverbio de lugar que
penetra en la koiné (J. AJ 14.83 oi EvmUBa 'Popcrio~.POxy. V 840.23 oU O ~ V
ivrcrúeur h v i v rQ isp4). Pero Libanio en sus Discursos y Epístolas emplea
ambas formas: O r . 4 5 , 5 ivrcrU% nou ~ E T & O V . opó yap aUróv oUx ohiyouq
ivraubi xcreqpÉvouq. E y . 783.2 si S ~VTCLUQCLirúy~crvsqWV. 89Sd XOLI]&LT]
pEv ivrcri~bi,6~6cr~B~iq 6E ixsi, y asimismo había obrado Platón: PI. L g .
2v~crUBur..roU hóyou. PI. L g . , , , , xcri ro pEv xpooip~ov~ ó vopov
v &v.scrvbi
hsXeÉv.
Por consiguiente, de lo que precede se deduce que no es acertado sepa-
rar tajantemente aticismo y asianismo, aticismo y koiné. Las dos tenden-
cias, los dos estilos convivieron y se interpenetraron. El escritor aticista,
nostálgico del pasado, recoge, junto a los repertorios aprendidos, giros y
expresiones que no son tan pura y castizamente áticos como él se cree. Y,
al mismo tiempo, jamás consigue reproducir cabalmente la prosa que trata
de imitar. Ni siquiera Elio Aristides, el más perfecto estilísticamente de
acuerdo con la preceptiva aticista, alcanzó ese objetivo de perfeción con-
sistente en igualarse con sus modelos. Es más: pensamos que el mérito de
Libanio estriba fundamentalmente en no haber logrado realizar el ideal de
Dionisio de Halicarnaso con tanto éxito como el sofista Aristides que fue
para nuestro prosista antioqueno espejo de oradores aticistas. Libanio es
mucho más movido, mucho más vivo que Aristides, su modelo, porque
supo moderar el purismo aticista con muy razonables dosis del aire fresco
que proporcionaba la lengua de su medio ambiente.
En el fondo, para entender la diglosia que se produce dentro del griego
en los primeros años del Imperio romano y que nunca fue absoluta o defini-
tiva en el sentido de que la koiné y el aticismo discurrieran paralelamente
sin interferencias, hay que remontarse al momento histórico en que los
reinos helenísticos se convirtieron en provincias romanas, muy alejados ya,
como estaban, desde tiempos de Alejandro Magno, de lo que había sido la
autonomía y la actividad política de las ciudades-estado. Fue entonces
cuando la literatura dejó de tratar toda cuestión que tuviese que ver con la
problemática social o política del inmediato presente y, así, convertida en
«pura literatura», o bien se dedica a entretener a las masas con la ficción, o,
si de alguna manera pretende mantener encendida alguna brasa del patrio-
tismo helénico, lo hace sólo refiriéndose a la cultura y añorando los viejos
tiempos de esplendor ya irrevocables. La imitación de los antiguos, la
pípqcriq TOVQp~uícov,no sólo está representada por los aticistas, sino
también por Himerio (s. iv) que escribió discursos en una prosa variopinta
en que junto a la koiné brillan construcciones poéticas y formas de las líricas
lesbia y dórica, y por Quinto de Esmirna, que escribió las Empresas posr-
homéricas en una lengua en que la antigua dicción épica se entremezcla con
la koiné, y por Nonno de Panópolis que emuló a Homero aunque sólo le
igualó en el número de libros (como la Ilíada y la Odisea juntas, las Dioni-
síacas están compuestas por cuarenta y ocho libros). Así pues, si ni si-
quiera los aticistas lograron reproducir el ático de sus modelos, sino que
crearon una «lengua escrita» cuya pureza y casticismo áticos no dejan de
estar, sin embargo, empañados por la koiné, no es de extrañar que en
Libanio encontremos una lengua, más viva de lo que a primera vista cabria
esperar, en la que se conjugan armónicamente el aticismo, que se había
convertido ya en componente esencial de la lengua griega escrita en su más
alto nivel cultural, y el griego helenístico que al fin y al cabo comenzaba a
hacerse presente en los propios escritores áticos del siglo IV a. J.C.
Prólogo ..................................................................................... 7

De Aristófanes a la koiné ........................................................... 9

Koiné y aticismo en la lengua de Libanio ...................................... 63

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