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Eire Koine PDF
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UNIVERSIDAD DE MURCIA
1991
LÓPEZ EIRE, Antonio
Ático, Koiné y aticismo : estudios sobre Aristófanes y Libanio 1 Antonio
López Eire .- Murcia : Universidad, Secretariado de Publicaciones, 1991
103 p.
I.S.B.N.: 84-7684-923-0
1. Lengua griega - Dialectos. 2. Aristófanes - Lenguaje. 3. Libanio - Len-
guaje. 1. Universidad de Murcia. Secretariado de Publicaciones, ed. 11. Título.
807. 5-087
875 Libanio 1.08
875 Aristófanes 1.08
1 A. L ~ Y E ZEIRE: .La lengiia de la Comedia aristofánica», Enierita LIV (1986) 237-274. Utiliza-
mos en el presente trabajo las mismas ediciones y abreviaturas ya referidas en el recikn mencionado
artículo de Emerita. Agradecemos a la DGICYT (proyecto de investigación PB87-0668) y al DAAD su
apoyo para la realización de este libro.
2 Ar. Nu. 1465, 1477.
Xwxparqv, ratificando un proceso (confusión de la flexión de los nombres
masculinos en -& de la primera declinación con la de los en -es de la tercera)
comprobado en las inscripciones áticas del s. I V a. J.C. profusamente ;
atestiguado en la koiné 4 , opera en estos casos sobre los expertos en Aris-
tófanes una innegable renuencia a admitir todo aquel rasgo lingüístico que no
pueda ser definido a primera vista como (<clásico».Incluso cuando en Las
Nubes leemos un incuestionable Ar. Nu. 1206 cJ Crp&+íati&c,se intenta
buscar a esta aanormqlidad lingüística» una explicación que no necesita en
absoluto: que si el bueno de Estrepsíades era, como campesino, un igno-
rante; que si lo que el personaje Estrepsíades busca es poetizar al máximo
los versos de su propio encomio empleando una morfología anormal -',o
que dice su propio nombre como si fuera un adjetivo 6 , etc.
Ahora bien, una cosa son los hechos y otra bien distinta sus posibles
explicaciones. Los hechos son que al igual que en otros casos Aristófanes
emplea dobles formas para una misma función sintáctica (&v!jphnoioivy
civ9phnoic; oixíctoi y oixictic; rW ilepoixci y r&c iispoixac, etc), también
en el caso de los nombres en -6qc usa tanto un vocativo en -q (Ar. V. 401
(h... T~ioicitiq,Av. 139 (A CrihpwviGq) como un vocativo en -E<:Nu. 1206 cJ
Crpe+ictG&c,como si se tratase de un tema en "-es de la tercera declinación
como, por ejemplo, Ar. Ec. 129 'ApicppctG~c,nauocti hilhWv (cf. Ar. Pax
883 ooriq; 'ApicppciGqc. Eq. 1281 'ApicppciGqc novqpoc. V. 1280. &ir' 'Api-
cppci6qv nohú ri Supooocpixhrctrov; obsérvese, sin embargo, este acusativo
acabado en -qv). Estos son los hechos. Ahora pueden venir ya las explica-
ciones (o intentos de explicación): que si la métrica juega un importante
papel en la elección de las formas más largas de dativo de plural o de las
más cortas. que si en el encomio en cuestión ' (Ar. Nu. 1206-1211) Estrep-
síades, celebrando su éxito, quiere, como los autores de epitafios, regalar-
nos el oído con una jerga lingüística variopinta, extraña, elaborada a base
de mezclar dialectos (nada de todo eso veo yo en el susodicho encomio, por
lo cual no me creo la explicación de Dover)... etc. Pero, sea como sea, aun
aceptando esa explicación, lo que no se invalida es la posibilidad lingüís-
8 M. E. THRALL: Greek Pariicles in rhc New Tesrumenr, Leiden 1962. Se podi-ía decir con esta
mentalidad que el empleo de la forma masculina del genitivo de plui-al nuvrwv. de nác, náoa, náv, en vez
de la esperada femenina naoGv es un claro ejemplo de .degeneración». Nosotros no pensamos así y nos
conformamos con mostrar que este hecho esta atestiguado en el atico de Aristófanes y en la koiné. Ar.
Av. 472 oq E<paoxc lÉywv xopu6i>v nuvrwv npwrqv opv19a ycvÉo9a1. Ev. M a r c . 12. dvrwlil xphrq
nuvrwv. En esta misma línea. estamos convencidos de que para la historia del infinitivo en la koinG es
significativo que Aristófanes emplee infinitivos sustantivados y que en el ático por él empleado puedan
depender de un mismo verbo a la vez y en pie de igualdad infinitivos y oraciones subordinadas (Ar. E q .
495-7 pÉpvqoo vuv 1 Gáxvaiv, Giapcillciv, roi~ck + o u c xaraa9iciv, 1 xGnci)q ru x á l l a i cinocpayb flSaic
xuliv). Cf. P. Aalto, Studien zur Geschichte des Infinitivs ini Griechischen, Helsinki 1953. 33: 97.
También pensamos que es interesante para explicar el griego helenístico la sobreabundancia de oracio-
nes finales de I'va mas subjuntivo en Aristófanes (Ar. Eq. 491 i'va ... Gijvn, 494 i'va ... puxn: 710 iva &y><,
727 Id ci6ñq, elc) o el hecho de que el imperativo aparezca al lado de una expresión equivalente (Ar.
Ro. 378 cilX C'pPz ~ G n w ccipeiq), similar hasta tal punto, que una invitación puede expresarse bien con
el uno (Ar. Lyr. 1064 qxsr' oijv sic ipoc) o bien con la otra (Ar. Av. 131 6nwq napÉaa~poi). Veamos este
ejemplo: Ar. V. 1250-1 6nwc 8 Eni 6ainvov i c @ikoxrilpovo~ijiev. 1 nai, nai, ro Gainvov. XpuaÉ. aua-
xaúaja vyv. I iva xai p a 9 u a 9 ~ p a v6ik ~ p ó w u .
-iov, -í6tov, -cipiov, y, además, comprobamos cómo diminutivos nuevos se
crean sobre antiguos diminutivos que ya no se sienten como tales. Pues
bien, tanto la legión de diminutivos como la creación de nuevos diminutivos
sobre formas que ya antes lo eran son hechos que percibimos claramente en
el ático de Aristófanes. En efecto, el gran cómico no se limita a emplear
con profusión diminutivos que reaparecen luego en la koiné ', sino que,
además, de petp&xiov (Ar. Nu. 917) y PiPhiov (Ar. Av. 974), que ya eran
diminutivos, utilizó los diminutivos petpclxUhhm (Ar. Ra.89) y ptpht6ciptov
(Ar. Fr. 756), del mismo modo que en plena koiné sobre xhotciptov se crea
xhotclpi6iov (POxy. 602) y sobre xclt6ioxq (PCair. Zen. 142; Ev. Luc. 12,
45) se crea xcli6tox&ptov (Arr. Epict. 3, 26, 5). Como sabemos que en plan
cómico Aristófanes en Los Babilonins empleaba diminutivos como xpuoi-
Gciptov en vez de ~ p u o i o v ,y ipclri6ciptov en lugar de ipcirtov, y hothpqp&-
riov por hot6opicl y vooqpciriov por vóoqpcl ' O , estamos en condiciones de
poder afirmar que en el ático de Aristófanes comienza a darse un proceso
que alcanzará en griego helenístico mayores ,proporciones. De nada vale
intentar introducir un corte tajante entre el ático aristofánico y la koiné,
alegando que los diminutivos del poeta cómico son dobletes meramente
afectivos o despectivos de las palabras sobre las que están formados; por-
que eso es lo que siempre ocurre: que los diminutivos empiezan teniendo
un valor expresivo especial que luego algunas veces pierden, proceso que,
como hemos visto, se cumple aun dentro del mismo corpus de los diminiiti-
vos aristofánicos. No olvidemos que debido también al uso marcadamente
expresivo de superlativos y de comparativos elativos, intensivos, sin segundo
término de comparación, se llegó a la situación del griego helenístico, en el
que ha desaparecido el superlativo y es sustituido por el comparativo. En
efecto, a partir de usos aristofánicos como Ar. Pl. 83 clUrÓrclroc, Ec. 475
6xclvrcl 2xi ro phriov qpiv oupqkpetv, Ec. 381 &hX ibrepoq vUv f l h h v ,
6or' clio~iwopclt,A V . 252 6~6p'(re xeuoópevot T& veórepcl, Lys. 69 pov
Y Ar. Ra. 139, Ev. Jo. 6, 22, BGU 812. 5 xhoicipiov; Ar. Fr. 387. 8, Ev. Mar,. 15. 34, Ev. Mar. 8, 7
i~9ijSiov:Ar. V. 1306, PGerr. 23. 4 6viSiov: Ar. Ra. 60. PPar. 39, 6 &S~).cpi¿iiov;Ar. Fr. 239, Ac,. A p . 5.
15, Arr. Epicr. 3, 5. 13 x l i v l p i o v . Solo documentado e n Aristófanes: Ar. A v . 715; 915 hqScípiov,
diminutivo de h t i h q . pero e n inscripciones áticas del siglo 1V a . J . C . leemos la forma hq6iov. diminu-
tivo de la misma palabra (cf. IG. 11 2 , 1514, 45; 1516, 23: 1517. 149. 151); la voz xoxíov, diminutivo, de
x ó x q . ([el remo., la emplea Aristófanes e n Las Ranas ( R a . 269) c o m o diminutivo y luego e s v o z que
aparece usada e n los papiros ( P R y l . 110, 14, 1 1 1 d . d . c . ) ; del carácter expresivo y fuertemente conversa-
cional d e niiichos diminutivos quedan abundantes pruebas, c o m o , por ejemplo, la crasis de Ar. R a . 60
<I)6s),cpíSiov por d ~SehcpiSiov, o las formaciones del tipo d e Scihaxpiov ( A r . Pax. 193. Av. 143).
diminutivo del adjetivo Sci)mpoq (Ar. Pl. 973). o d e pahaxicov (Ar. Ec. 1058), diminutivo del adjetivo
bahcrxi>c (Ar. PI. 488). En un fragmento d e 10 versos (Ar. 1 . ) . 387) encuentro 5 diminutivos: yq6iq.t
rcuycipiov, xpop3lriov. uxivi6ioic, i ~ 9 Ú S i a .
10 Ar. Fr. 90.
f i o ~ e p a lncípeopev, d A u o l o ~ p c i ~'V.
q ; 691 aU~oq6E cpÉpel TO ouvqyoplxov
Gpaxpfiv, x&v fio~epoqEhSq, etc., se ha pasado a una situación en que
apenas queda un superlativo (y siempre en función elativa: A p o c . 18, 12 Ex
SUhou ~ t p l o ~ c i ~ yo uel) comparativo es usado como superlativo: Ev. Luc.
20, 32 fio~epovnciv~wvdnÉ9avev xai fi yuvq. Cf. Ar. Fr. 668 hahi6~epovd
qfipqxa. A continuación mostramos dos ejemplos de Aristófanes en que
aparecen unos superlativos a todas luces recientes desde el punto de vista
formal ( d n t h q o p ó ~ a ~ o qque
, tiene el radical alterado: Enthqopwv; y
m u ' o ~ a ~ a formado
l, analógicamente a y a o ~ p i o m ~ osobre
q n ó ~ q q ) ,pero,
además, empleados, ya a la moderna, como elativos, es decir: como expre-
siones superlativas absolutas:
Ar. Av. 756 rci8ra navr' Eoriv nap' 4piv roiuiv ó'pvioiv xahk.
Ar. Av. 197 s i tuvhxoiq roiaiv 6ihhoi5 dpvioq.
Ar. Ec. 502 ánaoa xai piom oáxov np6q raiv yva90iv E ~ o v o a .
No hay razón para enmendar estos «incorrectosn duales, puesto que evi-
dentemente Aristófanes utiliza el dual de forma incoherente, como si fuese
ya una reliquia de tiempos pasados.
3) Una prueba evidente de la crisis tremenda del dual la brindan estos
participios (el uno masculino -arcaísmo- y el otro femenino -innova-
ción-) referidos a Antígona e lsmena en el Edipo en Colono de Sófocles,
obra representada por vez primera en Atenas el año 401 a. J.C., cuando ya
había muerto el gran poeta trágico:
S. OC 1675
AV. dv nupa~ípS & h ó y i o ~napoíoop~v,
a
i6Óv~exai na%Uoa.
43 Cf. Hom. 11. VI11 455-6 (Aienea y Hera) 06% &v icp' dpcr&pwv 6 ~ h n)cqy&vrs
v xapauv@ 1 bJi
2<-O)cupnov í'ncakv. Cf. asimismo S. El. 1003 xaxóq npáaaovra (Crisóiemis y Elecira), id. 1006
)capóvra. S. OC 1113 2pcpuvrs (Aniigona e Ismene).
44 Nada dice al respecto R. G . USSHER, Arisrophanes Ecclesiazusae, Oxford 1973, 224.
Salvo el dual clcpijoe~ov,los verbos en segunda persona aparecen en
plural (xU9qo9e y dpycioeo9e), pese a que sus sujetos son «dos personaso,
Crémilo y Carión, el amo y el criado de la comedia Pluto.
Por consiguiente, en el ático de Aristófanes se perciben claras huellas
del naufragio del dual que, por un lado, va siendo sustituido por el plural
(así, frente al dual Ilep'oixci que hemos estudiado 4 5 y que, como vimos,
servía para referirse a un par de zapatos para mujeres, los pares de zapatos
en general y los pares de zapatos para hombres se expresan en plural:
ipPci6q y Aaxov~xairespectivamente 46), sobre todo en el verbo, aunque
también en sustantivos y pronombres, y, por otro, va liberándose de las
rígidas normas por las que se regía 47. ES ésta justamente la situación que
comprobamos en las inscripciones áticas de finales del siglo v y comienzos
del IV a. J.C. En efecto, ya nos hemos referido al ejemplo IG 1 374, 279
XapTat hsGvi9ioav 6uo, donde el plural en el sustantivo y en el verbo
destacan fuertemente sobre el dual 660. Pero, además, en IG 1 253, 270
(41 1 a. J.C.) cpiaha apyupü 6u0, ora9pov ~ourov,no sólo apyupa y cp~aha
presentan una final -a reciente, que no ha pasado a -q en jónico-ático, sino
que, aparte de eso, nos encontramos con rourov, un plural, en lugar de
~ o U ~ o i dual
v , 4R.
Una situación similar es la del empleo aristofánico del vocativo. En
efecto, por un lado, registramos el uso de la interjección d de forma muy
libre e independiente, ante adjetivos y ante verbos, lo que es, claramente,
un arcaísmo:
49 Cf. MAYSER, 1 1 , 1,55; NT: Ev. Matt. l S , 2 8 d yijvai, pero Ev. Luc. 22.57, Ev. J o . 2 , 4 ; 4,21 yijvai.
Act. A p . 27, 21 (J &vSpag, pero 7, 26 civ6pag, 13, 26 ÜvSpaq a6ahqmi, 17, 22 &v6paq 'ASqvaioi etc. Cf.
BLASS-DEBRUNNER, O . C .71.
Tampoco parece haber gran diferencia entre d 6 É o m ~ uy 6Éoxo.s~~:
50 X. Cyr. 11 2, 7 .
51 PI. Prr. 3 3 0 d .
52 K. HOLZINGER, Arisrophanes Pluros, Viena. Leipzig 1940. 18: «In 48 Stellen habe ich be¡ A r
20 das kein (JN.
(J, 28
53 Según E. SCHWYZER-A.. DEBRUNNER, Griechische Grammarik ', Munich 1959, 64, esta
tivo precedido de la interjección i j , nos predice lo que ocurrirá en el futuro:
el acercamiento del vocativo al nominativo y la sustitución de aquél por
éste. En efecto. el verso dice así:
construcción es resultado de una contaminación: .Die griechische Konstruktion ist wohl kontaminiert 2 .
B. aus óxaig cixohou9Eiro und d nai cixohoU8ei~~. Nosotros, sin embargo, creemos que al igual que o d r o ~
y aürq actúan como vocativos de un pronombre de ndeíxis-tú*. (S. Ai. 89 d odrog Aiac. E. Med. 922
aürq, ri xhopoig Gaxpwi< riyyeiq xópaq;), ó y fl pueden ser los respectivos nominativos en función de
vocativos de un pronombre demostrativo anaforico que servía para referirse fundamentalmente a lo
aanteriorfi, e s decir: a lo ya suficientemente conocido y previamente mencionado: ó. fl, ro.
54 Ep. Eph. 5. 14 Eyeipe d xa8eú60v.
55 Cf. Ar. Eq. 108, Nu. 1264, Pax 1250, Ra. 1341 Gaipov.
56 Ar. Nu. 1293 a h q pBv d xaxó6aipov oU6Ev yiyverai. Cf. Eq. 7, 1195; Nu. 1293; V. 1; Par 364,
121 1; Av. 672, 890, 1569, 1604; Lys. 521; Th. 892; Ra. 1058: PI. 386, 896; Fr. 593 xaxó6aipov.
57 Ar, Pax 193 d yhioxpov. Ro. 200 o6xouv x a 8 ~ 6 t i6qr' Bv9rr6i, yaorpov; Ec. 985 Exi rTl<
npor~pagcipxqq ye r a u i qv, d yhúxov.
58 Ar. Pax 193 d 6eihaxpiov xóq qh8eg; A v . 143 d 6eihaxpiov o 6 r ó v xaxóv orov 2p@c.Ec. 1058
Emu pahaxiov 6eÜp' civúoag xai pfi hahei.
59 Ar. Nu. 25 %hov, ci6ixeiq. t%auv~rov oauro6 6p6pov.
60 Ar. Nu. 1168 d cpihog, d cpihoq Cf. E. Suppl. 277 d cpiho~,d 60xifirarog 'EhhaGi. Pero, según
Apolonio Díscolo (A. D. Synr. 213, 38), el vocativo en ático era cpihq.
acusativos de contenido que originariamente eran a ser usados como expre-
siones adverbiales de causa ". He aquí algunos ejemplos de Aristófanes:
Ar. N u . 319
rai>r' 6p' 4xoUoad aUrhv ro (p9Éyp' $uxq pou n a n ó r q r a ~ .
Ar. N u . 335
r a i d ap' E'noiouv Uypáv NE(PEAÜV
orpanralyháv tjalov óppav.
Ar. N u . 394
raUr' Gpa xai rhvópar' cihhtho~vPpovrQ xai nopGQ dpoio.
P1. Prt. 3 10 e 4hA' aUra raUra xai vUv f l x o napu oa, Iva ...
Ep. Cor. 22, 3 xai Eypa$a roUro aUro i'va E'h%v hUnqv 0x6 cicp' d v
E ~ E pa
L ~aípaiv.
Este &rra de nqvix' & T T ~lo conocemos muy bien en su función adver-
bial significando ((maso menos. en ático de finales del siglo v y comienzos
del iv a. J.C. Pues, efectivamente, sabemos que tras semantemas que indi-
quen cantidad el indefinido riq, ri sirve como atenuante; y así leemos en
Tucídides: Th. 111, 1 1 1 , 4 xai Eq Giaxooiouq pÉv rivaq aijróv &nÉxr~ivav.
Th. VI1 34, 5 xai r ó v pEv KopivSiov q x i q v í j ~ 6islcpS~ipov~ai,
í róv 6 ASq-
vaíov xa~É6upEv o$i&piaclnhóq, E'mQ 6É r i v ~ qcixhoi EyÉvovro 6 6 . En el
BRUNNER. 0.c. 87-88. 91-92), coino tambikn e n época clásica PI. Plidr. 260 d & ( T I ~$16upl)ouAi. Ev.
Luc. 9, 13 ~i P ~ T nI ) p e u S É v ~ qf l p ~ ciyop&uwp~v
i~ XUVTU r6v kaov TOUTOV b W p a ~ u .
77 J. W. POULTNEY, The Synrax of rhe Geniiive Case in Arisiophanes, Baltimore 1936. Sustitu-
yendo al genitivo d e precio aparece el sintagma preposicional 4x0 c o n genitivo en Aristófanes (cf. Ar.
p1. 377) y la koiné.
Ar. Lys. 280 ES 2rov Ühouroc 7n.
80 Efectivamente, la gracia del pasqje (Ra. 885-894) estriba en el juego de palabras entre &oq, que
significa «propio» y también uparticular~~, e i S i ó ~ q q ,que quiere decir .particular* o «casero)>,pues,
una vez que Eurípides responde afirmativamente a Dioniso diciéndole que si, que tiene,dioses ~particu-
lares» o «propios suyos», éste le ordena que haga sus rezos a esos sus dioses «caseros» (Ar. Ra. 891 Ai.
i91 S i npousUxou ~ o i u i vi S i ó ~ a i qSmiq).
J.C. encontramos ejemplos similares ", así como también en el Nuevo
Testamento:
Ev. J o . 1, 41
E ~ ~ ~ O X odtoq tov
E L T C ~ ~ T O V cl6shqOv tbv alov Zpova.
Ev. Marc. 15, 20
xui &E ~ V É T C U L ~ uUty,
UV E5Éhouv uDtOv tfiv nop<~Úpuvxui EvÉGuouv
u6tov t&i p á t ~ ut u i8m.
Ev. J o . 1 , 1 1
sic id %LEf l h S ~ vxui 01 ~ L O udtOv
L 00 napÉkupov.
El pronombre uUtÓc significando ((el amo», «el señor., no sólo sirve
para hacer reír con su doble sentido en una famosa escena de Las Nubes en
que dialogan Estrepsíades y el Discípulo (Ar. Nu. 218 SS. Zt. <pÉp~,tic ykp
odtoc oUni tfic xpspÚ9puc aivfip; 1 Mu, udtóc. Zt. tic udtóc; Mu.
Zwxputqc), sino que en un fragmento de comedia leemos Ar. Fr. 268 &VOL-
yerw rlc 6hpur'. uUtoc t p ~ ~ t Pues
u ~ .bien, muchos pasajes de los Evange-
lios se entienden mejor si damos a a0tóc la significación de «el Señor,,. Por
ejemplo '*: Ev. Matt. 8, 24 xui i60u o s ~ a p o cpÉyuc 2yÉv~rodv t n Sorkuoon.
G o r ~ro nkoiov xuhúnreo8u~dno rOv xupatwv~udroc 6E ExórS~uG~v.
Hay en Aristófanes ciertos usos enfáticos y pleonásticos de uUroc tras
relativos que bien pudieran estar en el origen del bien conocido wdroc
pleonástico tras el relativo» del griego helenístico. Ejemplos: Ar. Av. 1237
oic Suriov uuroic (v.1. udroúc);. Ra. 29 n61c yap qkpaic 6c y' ciijsoc dq'
~%pou cpEps1;. Ra. 1013 oxE$u~toivuv o b u c ukouc nup' Epoú nup~6Étuto
npcijrov, etc. Cf. POxy. 1 117, 15-16 65 dv 6óaslc toic nui6ioq oou Ev 65
uUróv. Ev. Marc. 1, 7 06 odx d p i IxuvOq ~Ú\(luq~ U O U L TOV ipuv~uTOV
1ho6qpÚsov uDroú.
Es también curioso observar cómo los usos de ~ í q , TLC,significando
«uno., «un», «uno cualquiera», «un individuo^, se extienden desde el ático
de Aristófanes hasta el griego helenistico:
38
Ar. Ach. 204 rn6&rcüc É'rcou Gíoxs xai rov üv6pa xuv9Úvou.
Pax 301 6~Uporcüc ~ O p s npo9Upoc
i E U ~ Urfic o o r q p i q .
Pax 512 a y &vuv Üy& rcác.
V. 42-3 cihhu hiorp~cps/ Gsúpo.
Ec. 501-502 cihh' th&íyou/anaoa, etc.
Ev. Luc. 16, 16 circo ror& b o i h s i a roU 9soú ~thyyehi<&rui xui rcüq
uUr0v Pia<~rai.
Ep. Rom. 7, 15
06 yup o 9Ého. roúro npaooo, &hX 6 pioc3, roUro rcoio.
86 B-D 181 aSehr üblich ist odroq im Nachsatz mit Zurückweisung aufden Vordersatz>>.(B-D= F.
',
BLASS-A. DEBRUNNER. Crarnrnatik des neutestarnentlichen Griechisch Gottingen 1949.
87 Cf. MAYSER 11 3, 141.
En cuanto al relativo, hay dos cuestiones que merece la pena señalar
por lo que significan en su evolución desde el ático aristofánico al griego
helenístico. Una es el desarrollo de muy varios empleos del neutro 6, capaz
de introducir una oración de relativo que hace de aposición a toda una frase
anterior, y hasta de actuar como acusativo adverbial de un verbo que le sigue;
y otra, la evolución de la ecuación novísima 6c = .ríe.
Vayamos por partes. He aquí ejemplos del o que introduce una aposi-
ción a la frase entera anterior:
Ar. V. 686
xai npoc .roU.roic 2ni.ra.r.róp~vocqoinjc, o pcihio~ap' 6nciyxei.
E p . Ga. 2, 10
póvov ~ ó nv. r o ~ 8 viva pvqpoveUop~v,o xai EonoUGaoa a k o TOUTO
noieiv.
Apoc. 21, 8
.ro pÉpoc ai>.róv 2v .r¡j hipvq .r¡j xaiopÉvq nupi xai 9eiy, o 2o.riv ó
9civa~ocó ~ E U T E ~ O ~ .
El 6 acusativo adverbial de un verbo que le sigue, lo encontramos en
ejemplos como éstos:
88 Otro ejemplo de ese difícil 6 en griego helenístico: Ep. Cal. 2, 20 o 6E vUv (ó Ev uapxi, 2v R ~ U T E L
T* TOU uíoU TOU SEOÚTOU ayan+savroc p ~ .
(111 a. J.C.) yp&$ac nap' o6 xopioUpe9a, o en los Evangelios: Ev. Matt. 26, 50
xai d 'IqaoUc E ~ E Vd r y 2 r a i p ~ ,&(P( 6' T C Q ~ E
(palabras
I; con que Jesús
pregunta a Judas, haciéndose de nuevas, la razón de su presencia), o en 6ri
en vez de 6 (= ri) introduciendo una pregunta en estilo directo: Ev.
Marc. 89 9, 11 É ~ ~ q p ó r oaUrÓv
v .6r1 hÉyouoiv o i ypappareiq 6ri 'Hhíav Fei
Eh9eiv T C ~ ~ OEv. V ; .Marc. 9, 28 dnqpGrov aUrov 6ri qpeíc oUx
flFuvq9qpev dxpotheív aUró;, para explicar todo esto -insistimos- que en
el fondo se reduce a la equivalencia de 6c, fj, 6 con ríe, t i , hay que remon-
tarse a frases del itico aristofánico como éstas:
Ar. Ra. 580 01%'o&x rov voúv . nuús nu6s toú hoyou.
91 En Aristófanes encontramos n a ú ~o naúaai (ejemplos: Ar. Ach. 1107 dv9pwne. naúoai xam-
ye),hv pou r h v 6nAov). pero no, en cambio, naüaov ni n a b u . A nuestro juicio, la forma más acorde con
lo que sabemos de sintaxis y léxico áticos es naúaai. El hecho de que aparezca naüe con preferencia
puede considerarse un resto, como $76 y cpÉpe, de la vieja indiferencia del imperativo a la oposición voz
activalvoz media y duración/puntualidad.
92 K. J . DOVER, O . C . 140 «the coexistence of synonymous active and middle futures in antiquiti .-.
93 K . J . DOVER. 148 ,... it is often impossible to emend actives to middles, or vice versan. i(12
'c ...and we cannoi express ourselves with confidente about actives and middles in this play».
L a misma confusión d e voces, que empieza ya e n Aristófanes, la man-
tiene este verbo e n el Nuevo Testamento, de donde extraemos los siguien-
tes ejemplos:
Y por otro lado, no hay más que confrontar la gran cantidad d e viejos
futuros e n voz media (Eoopui, E'h~Uoopui, Pijoopui, hij\Iiopui, hijkopai,
cp9ijoopai) con los modernos futuros, usados por Aristófanes, e n voz ac-
tiva, derivados unos del tema d e presente (como por ejemplo, polhhijoo,
rruiqoo, rurrrijoo, etc.) y otros del tema d e perfecto (Éorqko, c i t o ,
re9vqko, etc.) 94 y hasta algunos del tema d e aoristo ( o x i j o o , r e r o p q o o ) 9 s ,
para darnos cuenta d e hasta q u é punto la voz media va entrando e n vía
muerta.
Ya e n Aristófanes, efectivamente, muchas veces no acertamos a enten-
der por qué e n Ar. Ach. 314 rróhh' üv 6nocp~ivuip'i ~ x i v o u c$09' G xaFixou-
pÉvouc o e n Pl. 547 uyu9¿hv rrüoiv rol< civ9phrroic cirrocpuívo o'ui'riov odoav
aparece el verbo urrocpaivo e n voz activa y , e n cambio, e n Nu. 368 uhha ric
GEL;rouri yap fpoiy' arrócpqvui rrpórov u r r u v ~ o v ,O por q u é e n Ar. Pl. 687
leemos Ó yap k p ~ U caUroÚ p& 7~~0U¿ii¿iQ<uro, y , e n cambio, e n Nu. 476
6 rL rrep p É h h ~ i cr r p o 6 ~ 6 u o x ~ ~ v .
Sin salirnos del terreno de la voz, sí merece la pena mencionar el uso
abundante q u e se atestigua d e la pasiva imperso'nal, empleada por vez
primera a partir del siglo v a. J.C., tanto e n el ático d e Aristófanes, como
e n griego helenístico 9 6 . H e aquí algunos ejemplos:
94 Ar. V. 222 fi6q no? ad~oUqroiq k i h i q !kd.lfiuopcv L y s . 459 ouf Elt,er'. 06 nzlTiu~f,0th
Cipfit,€T&(codd.);. Nu. 1443 r j v pqrÉp' iSancp xai a i ~ u n ~ f i uLgs.
w . 634 &SE 3 d a ~ q t wnap' a 6 ~ ó v Nu.
.
1001 ~ o i q'Innoxpa~ouquíÉaiv e i t ~ q Ach.
. 325 cSq ~ ~ 9 v q t oio9iv vuví.
95 Ar. L y s . 284 By& o6x dpa o ~ f i a wnap&v ~ o l p f i p a ~ ~
o5 ; . 381 &ip j ~cropqoco~ a ü ~ a
o o o ú ~ o uPa.r
xai laxfloopai.
96 MAYSER 11 3. 3.
Es también un hecho muy importante para la historia de la lengua griega
el observar cómo los verbos PUhopcri y E9Éhw (SÉhw), que originariamente
se distinguen muy bien por el significado (pues el primero significa «prefe-
r i r ~y el segundo «estar dispuesto a»), van limando diferencias semánticas a
fuerza de servir para formar perífrasis de tiempos o modos de valor volun-
tativo o prospectivo.
En efecto, encontramos en griego helenístico 97 subjuntivos deliberati-
vos introducidos por PUhopcxi y SÉhw, por ejemplo:
Ev. Jo. 18, 39 PUheoSe oUv clxohUow Upiv rov broih.Écr rwv 'IouGaiwv;
Ev. Marr. 13, 28 9Éheic... ouhhÉ&wpev d r & ;
Luego, PUhopcri, como es sabido, cede ante SÉhw, del que no se dife-
rencia en absoluto.
Pues bien, un magnífico artículo de Rodiger 98 nos permite observar
cómo se ha ido produciendo ese proceso de confluencia. Por lo que se
refiere a Aristófanes, que es el autor que a nosotros nos importa, compro-
bamos, como hasta ahora ha venido aconteciendo, la convivencia del uso
antiguo (PUhopcri y ESÉhw bien diferenciados) con el más moderno (PUho-
pai y ESÉhw confluyendo como auxiliares de futuro 99).Veamos un ejemplo
del arcaísmo:
97 MAYSER 11 3. 186 S S .
98 R. RODIGER, cqbUkoprii und 69Ékw, eine semasiologische Untersuchung., t i l . 8 (1917) 1-24.
99 Se lee en Aristófanes, con el infinitivo del verbo ,<ir. sobreentendido, la frase Ar. Ra. 1279 6yb
pEv oUv F.~C TO pukuv~iov!30i)kopu1.Con la voz bi)Aopui Dioniso no hace más que declarar su ((inten-
ción» de ir a los baños.
Ejemplos de la innovación:
Ar. V. 1399-1400
chtouoov, c3 yUmi - hoyov ooi poDAopui
hÉSu1 ~ u p i e v r u .
100 Sobre las perifrasis y la conjugación perifrástica, cf. MAYSER 11 1 , 223 SS. E. PKEUSCHEN -
W . RAUER, Griechisch - Deursch~s Worrerbuch zu den Schrifren des Neuen Tesramenrs und drr
übrigen urchrkt/ichen Lirerarurl, Giessen 1928; W . BAUER, Berlín 1937 (tercera edición de este
. . BJORCK, 'Hv 616áoxov. D i e periphrnsrische Konsrrukrionen im Griechis-
diccionario), s.v. ~ i p i G
chen, Upsala, 1940. Cf. L. RYDBECK, G / . 47 (1969) 186-200.
oUx Emiv y e y p a y y & v a... equivalente a 31 r u i h 6E ;~igpamri),la perífrasis
del propio participio, que queda, así, convertido en un adjetivo (Ar. Ra. 721
SS. O ~ T E yup roijroioiv ouoiv 06 x s x i ~ q h e u p ~ v o i c / , 6hhu xuhhioroic
chuvrov, (55 bxai, vopioparov / xui povoi~dp9Gc xoxaioi xui x ~ x o 6 0 -
V ~ O ~ E Cf. VO Ev. ~ . 23, 53 flv ~ E ~ ~ E Ev.
~ LUC. V OJo.G ,19, 41 ? V T E ~ E ~ ~ E
yVO
la perífrasis de los impersonales mediante la adjetivación del participio (Ar.
Pl. 49 oSc oqj6p' i o r i oupcpÉpov. Cf. POxy IV 727, 19 [6]Éov Tfv, POxy. 1 120,
24 xpÉxov ioriv, Ev. Matt. 3, 15 xpÉxov Zotív, Ev. Matt. 12, 4 06s 0 t h Ecov
?v uUr@ cpuyaiv).
Y antes de cerrar el capítulo del verbo para pasar a la sintaxis de la
frase, no está de más recordar cómo en Aristófanes se emplean ya con
bastante frecuencia formas del verbo dcpaiho para sustituir mediante perí-
frasis al optativo de deseo simple de un verbo cualquiera (cf. Ar. Nu. 41,
Th. 865, Ra. 955), lo que ha conducido a la forma adverbial ocpahov del
griego helenístico (Arr. Epict. 2, 18, 15; Ep. Cor. 1, 4, 8); y que, además, en
el ático aristofánico y ático de la época, como luego en koiné, puede ya un
futuro reemplazar a un optativo potencial (Ar. Ach. 540 ipai ric. Ep. Cor. 1,
15, 35).
Encontramos en Aristófanes y en papiros helenísticos la construcción de
oxoc (oxoc p+) más futuro en frases independientes que se suelen inter-
pretar como equivalentes a subordinadas dependientes de un verbo princi-
pal elíptico. Ejemplos:
Se suele explicar ' O ' que estas frases, que expresan recomendaciones o
exhortaciones, advertencias formuladas enérgicamente o prohibiciones, han
pasado a sustituir a imperativos merced a la elipsis del verbo del que en
principio dependían, que era bien opa, ópórr~,bien onoxai, oxoxeira. Sin
embargo, según Monteil ' O 2 , no es necesario sobreentender verbo alguno
para imaginarse que la frase de 6xoc más futuro se haya podido extender,
Ar. E q . 221-2
cihhu a.r~cpuvoUxui an&& .ry Kouh&py.
~ w n w ccipuveí .rov 6v6pu.
103 S. AMIGUES. Les subordonnées Jinales par o n o ~ en arrque classque, París 1977, 78: «Qii'il
y ait ou non un verbe principal exprime, I'iridicatif futur précedé de 6 n 0 ~indique le résultat recherche e i
regardé comme virtuellement a c q u i s ~ Para Amigues la oracion introducida por 6 n q e s íínal-consecu-
tiva y el futuro en esta frase indica la virtualidad del resultado pretendido, mientras que el subjuntivo
proporciona una representación abstracta del fin buscado. Cf. 197 «la victoire d e Iva sur 6 x w c n'aurait
pas été aussi décisive si 6 x w c n'aurait admis, outre le futur, le subjonctit>
104 R . K Ü H N E R - B . GERTH, Ausführliche Crammarik der griechischen Sprache Hannover- ',
Leipzig 1904, 11 2, 376.
Ep. Tim.1 1 , 3
x a 9 h c xapaxcihaaci a a x p o a p í v a i E'v ' E q & o q xopac4pvoc sic Mct-
xabovictv, i'va xapayyaihpq riaiv drapo6i6aaxahaív.
Ar. Pax 709 c3 qihrcirq, 6aUp' Eh9E xcti 60s poi xUaai.
He aquí el famoso xai que introduce una oración final, como lo definió
Ljungvik ' O 6 , y que aparece con frecuencia en griego helenístico; no sólo en
el Nuevo Testamento, sino también en los papiros: PSI IX 1079 3 SS.
O Ú V E ~ Q E np6q BÉwva ....xui únó6~1~0v
aUr@ h...
Pues bien, la clave para entender cómo la locución i'va más subjuntivo
pasará a ser en griego helenístico un sustituto del imperativo o para com-
prender la construcción que ha sido considerada por Denniston y luego por
Dover 'O7 como «favorita de Aristófanes,, (a saber: la de un participio, un
xai apodótico, un adverbio de tiempo y un verbo principal en forma perso-
108 PHamb. 88, 12 SS. (11 d. d.C.1 íva ... ánaircirooav. PRein. 55, 3 SS. (111 d . d . c . ) i'vu ... yipioov
uUrov oivou. Cf. H. U U N G V I K . o . c . 49-50.
109 Ar. Nu. 623. Cf. K. J . DOVER, o . c . XXXII.
110 11. XIV 23 p c i 6 j o u o a F Eneira t!@LyxcirSEro xóhnp.
adverbio que sirva para reforzar a aira o tnsira, como se afirma en el
manual de Kühner y Gerth " ' , sino una conjunción que en la tensión entre
hipotaxis y coordinación se ha introducido de rondón y ha quedado fija en
la apódosis debido a una tendencia a convertir la subordinación en coordi-
nación, tendencia que ya se observa en griego desde el mismisirno Homero.
He aquí, para que no subsistan dudas, tres ejemplos de coordinación de
participio y verbo principal (con la partícula ra, con 6É y con xaí):
11. X I 727-730:
EvSa Aii pt\<rvrcg úncppcvei iep& relú
.....................................................
.....................................................
%DNDY f m S LAou~oSaX& U T D O ~ ~2"
Y TEUEOQI
En la tragedia enconlramosiambi~nejem&os: S. El. 53 artiLav<c<. cii DTJnnav fl\op~v ninw. E. E l .
1058 @a xAwuaa. p j r r f i c h ' Ep<c~<m r Ó 5 ;
111 R. KUHNER-B. GERTH. Ausführliche Grammalik de, nrieehiscli<,n Sorache. 11 2. 3.-d..
Hannover-Leipzig 1904; reimpr.. ~annóver.1%. d. 11 2, 254: ;auch dunn. Als auch: ouch doch.
dennoch. bcsonders nach F'anizipien..
En Aristófanes la volvemos a encontrar parecida (esta vez con el parti-
cipio en acusativo dependiendo de un verbo principal) en el siguiente ejem-
plo del Pluto:
112 Ep. Cor. 11 3, 15; 16. En el ejemplo de Aristófanes propuesto aceptanios la corrección Znava-
PáhquS~de Denniston. Cf. J . D. DENNISTON, CR 47 (1933) 215. Seguinios la edición de R. G.
USSHER. Oxford 1973.
En korne es muy frecuente que xaí inicie la oración principal tras una
subordinada ' 1 3 . Veamos un ejemplo:
Od. XVII 66
Eo9X ciyopeúovre<, xaxk 6E cppeoi pvaooGOp~uov.
113 S. TRENKNER, Le slyle koidonr le dcit oltique oral. Assen 1960. 53 SS.
Asimismo. en koiné '14 leemos:
114 Cf. otros ejemplos de la hoiné en epoca bien avanzada en A . N . JANNARIS, An tiisrorrcol
Greek Grammar chiej7y of thc Arric diolect, Londres 1897. rcimpr., Hildesheim, 1968.
115 Apoc. 13, 4: 12. 7 .
aparecer en Aristófanes y la koiné no sólo infinitivo (Ar. PI. 240 airhv
AapEiv. Acr. Ap. 3, 3 flpóra AapEiv) sino también la conjunción final 6nwq
seguida de subjuntivo (Ar. Ach. 1060 Seirai pou ocpóSpa,/6mq av oixouprj.
Ev. Matt. 9,38 SefiSqre odv roU xupiou roü S~piopoü6noq 2xwAq), hecho
decisivo, a nuestro juicio, para explicar cómo 6nwq y, luego, sobre todo tvr*
pasaron a introducir oraciones completivas y robaron de este modo terreno
a la construcción de acusativo con infinitivo. Tras verbos de .intención>> o
<<esfuerzo,,tanto en Aristófanes como en la koiné encontramos subordina-
das finales de 6noq üv más subjuntivo (Ar. Eq. 917-18; 926; Ec. 623; PSI
435, 19 (111 a. J.C.), Acr. Ap. 3, 20) etc. Y lo mas extraordinario de esta
cuestión es que ya en Aristófanes encontramos tras un verbo de &ten-
ción», -aspiración» o .esfuerzo,> .>va con subjuntivo en vez de 6noq con
futuro: Ar. Ach. 653-4 r i q vfioou pEv dxsivqq / o6 cppovíijouo', &Al' ivz
roürov r6v m t q r j v cicpihovrai. Aiíadamos que tras verbos de xtemor.
encontramos, respectivamente, en Aristófanes y en la koiné, las construc-
ciones de 6noq pfi más futuro (Ar. Eq. 112 SÉSoif 6noq p j reútopai) y de
h a más subjuntivo (Ep. Petr. 11, 3, 17 cpukáooeoSe (va p?j ... ~ X ~ E G ~ T yE ) ,
no sólo la construcción de p j más subjuntivo (Ar. N u . 493 6ÉSotxa o'. d
7Tp~oaUra,pfi nAqyóv 6ÉC.t).
En Las Avispas (Ar. V . 213 rí 0 t h c i n ~ x o ~ p f i S q p6oov
~ v Ooov oriAqv;)
nos encontramos con la expresión 6oov Boov, reduplicación que sirve para
subrayar la fuerza elativa del adjetivo pronominal. Pues bien, la misma
construcción aparece en Ev. Luc. 5, 3 flpci>rqoeva h o v cino r i q y i q Enzvct-
yayeiv 6oov 6oov ( v . l. dhíyov).
La locución braquilógica ei SE pfi es muy empleada tanto en el ático
aristofánico como en el griego helenístico: Ar. N u . 1433 np6q rr*ürci p i
rúnr' . ei SEpil, oauróv no? airicíoci. PSI V 534, 8 SS. cinóorethov ra iyyeir*
xai TU iimjúyia, ei SE pfi, TU rlyyeia póvov. Ar. Pl. 468 SS. xzv p ~ v
cimcpfiwl ..ei SE pfi, / not~irovfiSq o rt Gv iipiv h x i j . Apoc. 2, 16 perrwq-
CiOv 0th . E< 86 pfi, @ X O ~001U ~TUXU xai noA~pfiooFE? U ~ T ~ V .
También es muy frecuente en ambas modalidades lingüísticas el empleo
de (35 y nóq exclamativo-ponderativo:
Ar. R a . 278-9 cSc oiSroc romc h i v o6 r& Sqpia / r & 6aiv' Eqaox' Exaivoc.
Ev. Matt. 6, 12 cbc xai qpaic CXqiapav roic OqaihÉraic qpiv [ - Ev. Luc. 11,
4 xai y&p a6roi oiqiopav xavri dqaíhovri ~jpiv.1.
E n este ejemplo, salvo el hecho de que no hay verbo tras lrhfiv, no hay
mayor problema. Podemos decir que lrhtjv significa «excepto», igual que en
este otro ejemplo:
Pero comparemos ahora estos dos versos de Las Ranas, uno con nhfp y
otro con 6É:
N o es difícil deducir que lrhrjv del primer verso está cerca funcional-
mente d e 6É del segundo 12', y, por tanto, que equivale a «pero. en traduc-
ción. Asimismo ocurre e n este ejemplo:
Aunque los manuscritos suelen ofrecer la lectura vUv en todos los casos,
nosotros podemos darnos cuenta de que a veces estamos ante una variedad
de vUv que se encuentra a mitad de camino entre el adverbio y la partícula.
Ejemplos:
Este valor de inferencia de vUv en xai vUv y vUv 0th de la koiné procede
sin duda de las mismas locuciones del ático clásico.
Hay en el ático coloquial de Aristófanes muchos más rasgos que preludian o,
incluso, presagian ''O certeramente la koiné; pero nos contentamos con
los que preceden. El griego helenístico no es más que una evolución del
ático, pero de un ático que no conocemos bien en su totalidad. Conocemos,
ciertamente, el ático de las inscripciones y de la literatura que se fechan a
finales del siglo v y comienzos del Iv a. J.C. Pero, ¿y el ático hablado?
Ciertos rasgos del ático hablado que se vislumbran en el ático coloquial de
la Comedia aristofánica son importantísimos a la hora de explicar el entra-
mado y textura de esa modalidad de griego que conocemos con el nombre
de «griego helenístico» .
129 Es claramente partícula en Ar. V. 381 Üyc vuv, Pax 1056 üye vuv. Pl. 789 ~ E p cvvv, V. 430 ~ i a
W V , Pl.
414 oxeüliE vuv, etc.
130 Es interesante verificar cómo r6 hoixóv de Ar. Pl. 321 está ya muy cerca del helenístico hirróv
de Arr. Epicr. 1 , 24, 1; Plb. 1 . 15, 1 1 . etc.
KOINÉ Y ATICISMO EN LA LENGUA DE LIBANIO
vijsiv. X O L E ~ V6i
flyoópu~xui TOÚTO X ~ X E ~ V~O 4 cpihsiv
) ~~q~u.rqpÉw Or.
v.
XXX 23 F xui vevuoyqxóa~vo i TUUTU xuí3óv.rsc 2oixua~vclv6póxoq 2xns-
aoóai ~ ó vsóv
v icp' o)v gxheov.
Ciertamente, Libanio está tan impregnado de la gran cultura griega, que
festeja la conversión de Juliano al paganismo valiéndose de palabras plató-
nicas, precisamente aquellas que el divino filósofo había puesto en boca de
Sócrates, en el Fedro ', cuando deseaba purificarse el oído con agua pota-
ble para eliminar las impurezas y la molesta salinidad del agua de mar con
que se lo había manchado el discurso contrario al amor. En aquella memorable
ocasión el protagonista de los diálogos platónicos se había expresado de
este modo 2: 2 x t h p ó 7co.ripp AÓyy oSov cihpopuv clxof-lv cl7coxAUaueui.
1 PI. PMr.243D. Citamos las obras de Libanio por la edición de Foerster: Libanius, Opera, ed. R.
Foerster I-XII, Leipzig 1903-27. Las abreviaturas de los autores y obras citadas son las del Liddell-
Scott.
2 PI. PMr.243D.
Y nuestro Libanio, «un auténtico heleno a cuyo blando corazón nada
humano le era extraño» ', que se había topado con Juliano en Nicomedia el
año 344 y había influido en él como maestro a través de copias de sus
discursos, refiere con las palabras de Platón arriba citadas cómo el empera-
dór apóstata desechó de su corazón las insustanciales charlas de antaño
para reintroducir en él la belleza de la verdad, de la misma manera que se
reintroducen en un gran templo de estatuas de los dioses previamente
amancilladas y manchadas con barro. Dice exactamente así 4: dhpupuv
axofiv &xcxhijou.roxo.rípq hóyq.
La vuelta de Juliano al paganismo siguiendo una vía inversa a la del
«camino a Damasco» de Paulo tuvo para Libanio una transcendental signi-
ficación, como si a partir de ese momento el mundo entero recuperase la
libertad perdida. Cuando en un discurso se refiere a tan decisivo giro, nos
presenta al emperador apóstata, acompañado de quien hizo las veces de
médico curador de su ceguera, Máximo de Efeso, tratando de rebasar en
arriesgada navegación las rocas Ciáneas 6, las Simplégades de la leyenda de
la nave Argo y los Argonautas:
... 6q [sc. Máximo de Efeso; cf. Lib. Or. XIII 12 F] xiv6Úvov r6v xuhhio-
rov aU~óqTE x1~6uvcÚoaqrÓv6c ~cíoctqpcrd TOU pa9rpoú 5&q KuuvEuq &E-
xhcuocv.
Pues bien, el amor de Libanio al esplendoroso pasado de Grecia se
concreta, por lo que al terreno de las letras se refiere, en el virtuosismo de
su oratoria y en su muy acendrado, intachable y estricto clasicismo. En
3 J. GEFFCKEN, Kaiser Julianus, Leipzig 1914; cf. 8: nein echter Hellene, dessen iveichern
Herzen nichts Menschliches fremd war,,.
4 Lib. Or. XVIIl,, ábpup¿tv áxojv cinexhuaaro rroripq hóyq xai navra rov 6prrpoakv Pxbbhv
ü8hov eivs&afiyayeveic rhv J i u ~ f i TO
v c i h q k i a ~xa?.ko.oc hanep e í ' ~T I V O pkyav vehv ciyahpasa k b v
rrpór~povil&tapéva bpwpcy.
5 Aparte del ya mencionado libro de Geffcken, sobre el emperador Juliano, contamos con las
siguientes rnonografías: J. BIDEZ, La Vie de I'empereur Julien, Paris 1930; R. BROWNING. The
Ernperor Julian. Londres 1975; C. W. BOWERSOCK, Julian ihe Aposiaie, Londres 1978; P. ATHA-
NASSIADI-FOWDEN. Julian and Hellenism. An Inielleciual Biography. Oxford 1981. Aunque ya
viejo, aún es interesante el libro de W . SCHWARTZ. De viia et scriptis Iuliani Imprratoris, Bonn 1988.
De libros y artículos que tratan aspectos filosbficos o religiosos en relación con el emperador apóstata.
seleccionamos los siguientes: P. ATHANASSIADI, «A contribution to Mithraic theology: the Ernperor
Julian's Hymn io King Heliosw, JThs XXVlIl (1977) 360-71. F. CUMONT. Les réligions orientales dans
le paganisme rotnain, 4.a ed., Paris 1929; E. R. DODDS, Pagan and Chrisiian in an nge of anxiery,
Cambridge 1965; P . HADO?', «La fin du paganisme*, Hisioire des religions 11, París 1972, 81-113; P.
DE LABRIOLLE. La rkaciion paiennr: éiude sur la polémique aniichrkiienne du 1" au IVe sikcle,
Parls 1934; C. MAN. Die Religionsphilosophie Kaiser Julians in seinen Reden auf den Konig Helios und
diu Goiiermuiier, Leipzig-Berlín 1907; A. MOMlGLlANO (ed.), The Conjlicr between Pagankm and
Chrisiianiry in ihe Fourth Cenrury, Oxford 1963; C. ROCHEFORT, «La dCrnonologie de Saloustios et
ses rttpports avec celle de I'ernpereur Julien~,REG LXX (1957). 13-15; L. WARREN-BONFANTE,
<tEmpsror. God and Man in the IV century: Julian the Apo>i:iie and Ammianus Marcellinuw, PP XIX
(1964) 401-427.
6 Lib. Or. XII Jc
efecto, nuestro rétor forma parte del grupo de los aticistas intransigentes y
puros entre los que se cuentan Dionisio de Halicarnaso, Dión de Prusa,
Luciano, Elio Aristides (que fue muy admirado por el antioqueno), Pausa-
nias, Eliano, y esos contemporáneos de Libanio que fueron Himerio y
Temistio. Aspira a la pureza lingüística de los oradores áticos y de Elio
Aristides a quien tiene por modelo y con quien coincide al emplear una
lengua en la que tienen cabida tanto el ático literario como la koiné.
Cuando alrededor del año 30 a. J.C. Dionisio de Halicarnaso comienza a
impartir enseñanzas en Roma, el asianismo ' de los oradores capitaneados
por Hegesias de Magnesia (ese estilo caracterizado por frases cortas repuli-
das y delicadas, por un repelente y muy marcado y excesivo ritmo, y por un
muy amanerado orden de las palabras en la frase) está a punto de perecer
entre los romanos cultos víctima de su propia hinchazón y ampulosidad, de
su incontrolado párhos, de su artificiosidad, de la grosería y zafiedad de sus
malogrados hermoseamientos. Cicerón, con mucha gracia, describe este
estilo como propio del gusto de los carios, los frigios y los misios, gentes
tan poco pulidas y tan sumamente inelegantes, que con agrado admitieron
un tipo de dicción bien cebado y grasiento, una especie de manjar que los
rodios nunca probaron ni, mucho menos, los griegos del continente, y que
los atenienses rechazaron con decidida firmeza 9 . Contra este tan basto y
craso estilo Dionisio de Halicai-naso en Sobre los oradores anriguos se
propone indicar los medios con los que perfeccionar los discursos de filo-
sofía política, los politikoi lógoi, examinando las cualidades estilísticas de
los notables oradores e historiadores de la antigüedad, y exhorta al lector a
imitar las virtudes que en ellos se descubran, así como a evitar, por el
contrario, los defectos 'O. Y , sobre todo, Dionisio de Halicarnaso, al revol-
verse contra la teatral desvergüenza (BEa~pixijdvaílisia) de los asiánicos,
que con intolerable desenvoltura, improvisada las más de las veces, preten-
dían suplir con ampulosidad y párhos la escasez de asuntos importantes y
temas realmente patkticos que tratar en sus discursos ", recomienda el
7 Sobre el asianismo y su historia, cf. F. BLASS, Die griechische Bereds<imkeii in dem B i i r a u m
von Alexunder bis auf Augusius, Berlín 1865, 1 54-96; E. NOKDEN, Uie aniike Kunsiprosu, Leipzig
1898. l , , , -,,,; U . V . WILAMOWITZ-MOELLENDORF. ~~Asianismiis und Atticisrnus)), Hermes 35
(1900), 1-52. Cf., recientemente C. WOOTEN, (,Le developpement du style asiatique pendant I'époque
héllénistiquen, REG 88 (1975) 94-104.
8 Uno de los tratados del aticista Cecilio de Caleacte se titulaba Conira los frigios.
9 Cic. O r . 25.
10 D.H. O r a i . Veii. 4,l-2.
11 Cf. Cic. Brui. 51 hinc Asiaiici oraiores non coniemnendi quidcni nec celeriiaie nec copia, sed
parum pressi ei nimis redundanies. 325 genero auiem Asiaiicae diciionis duo suni: unum spnieniiosum
ei arguiuni, senirtiiiis non tan gravibus ei severis quam concinnis ei vrnusiis ... aliud nuiem genus esi
non iani senieniiis frequeniaium quam verbis volucre aique inciiaium, quali esi nunc Asia ioia, nec
flumine solum oraionis, sed eiiam exornaio ei faceio genere verhorum. LO que Cicerón entiende por
estudio a fondo de los modélicos prosistas clásicos, con el fin de aprender
de ellos no sólo lo referente a la forma de sus escritos sino también prove-
chosas cuestiones de fondo. Así, en la Epístola a Pompeyo I l t " hace un
elogio de Teopompo de Quíos, el más brillante discípulo de Isócrates, por-
que su obra histórica, que da a conocer muchas estirpes de bárbaros y
helenos y muchas leyes y constituciones diferentes de muy distintos pue-
blos y muchas vidas de varones ilustres junto con sus realizaciones, objeti-
vos y variadas fortunas, sin duda constituye un valiosísimo y aun indispen-
sable material de estudioapara todo aquel que pretenda ser experto en
retórica filosófica ( r o i ~&oxoüot T j v <pthóoo<pov$qropixjv) '*.
Ahora bien, al establecer Dionisio de Halicarnaso como principio la
necesidad de imitar la forma y el contenido de los escritores antiguos 13; al
recomendar al orador en ciernes que vaya al encuentro de los escritos de
sus predecesores ilustres no sólo con vistas a la materia del tema por ellos
tratado, sino también para, mediante la imitación, procurar emular sus esti-
los, esta búsqueda de la delicadeza y elegancia de los prosistas áticos (el
aticismo) lleva consigo un anquilosamiento lingüístico visible en el léxico,
en la flexión, el orden de palabras, la construcción de las frases. etc.
Un estudioso tan autorizado en materia de aticismo, como W. Schmid,
proclama en Der Attizismus que, estando, como estaba, corrupta la lengua
de época imperial, los griegos que por aquellos años vivieron no tenían más
remedio que imitar y. de este modo. reutilizar, una lengua literaria que,
alejada de la popular, era considerada la única capaz de proporcionar la
debida armonía entre forma y contenido, de lo que habían dado inequivoca
prueba las espléndidas creaciones de la prosa clásica 1 4 .
El asianismo no fue ni una escuela ni una doctrina oratoria. El adjetivo
asiática^^ calificando a ~~elocuencian no era, en principio, mas que una
senrenliosum cr orgulum es lo que Dionisio de Halicarnaso denomina 7 6 xopJióv. cf. D.H. Dem. 366%"
o i pkv r j v cUum8í1 U d b a i w m i aiiornojiv xcri ~ i A c i p p i o vxui a r p j v mi ípcUyouaxv hnav i 6
mpJi6v dnirrl6cwuu~vdppoviav. of 66 r j v yAu<pupaiv mi AiyupClv xui %irrpixjv uai mAti rd m p W v x d
paAax6v < ~ i Q o i i ~ u a r i v .
Il bis D.H. Pomp. 6.
12 D.H. Pom. 6 V I p. ,,, Usener-Radermacher = Dionysii Halicarnosei quoe extanl. vol. VI.
opuscula 11. ed. H. Uscner-L. Radermacher. reimpr. Stuttgart 1%5.
13 Cf. DH. De Imir.. VI, Ilp.,,,.,,, Usener-Radermacher.
14 W. SCHMID. Der Arricismus in seinen Hauplvewrdern. Von Dionysius von Halikarnoss bis auf
den zweilen Philosrmrur. Stutlgan 1887. reimpr. Hildesheim 1964, I,,:rUnd doch konnten die Gne-
c k n . wenn sie wiedcr eine prosaische Kunstsprache haben wollten. nichts anders, als auf die a l l i s c k
Klassizitat zurückg~ifen. denn nur hier war zwischen einem gediegenem lnhalt und einer sinnrillig
schonen Form die nchtige Harmonie hergeslellt-. Sobre el aiicisrno de Libanio. cf. B. SCHOULER. L o
rodirion hrllPnique chez Libanios 1. 11. les. doct. París 1984. Para el aticismo en general. cf. L.
RADERMACHER. RhM 54 (1989). 351-374. W. KROLL. RE Siippl. VI1 (1940) cols. 1105-1138. A.
DIHLE. Hermrs 85 (1957). 170-205. J. FROSEN. Prolegomena lo u Study of lhe Greck L ~ R U O in R Ihe
C
Firsr Cenrury. Thc Problcm of Koinr and Airicism. Helsinki 1974.
precisión geográfica. Fue luego, en plena controversia con los neoáticos en
Roma, cuando adquirió el valor peyorativo de ((corrupta elocuencia^. Los
grandes defectos de la oratoria asiática (excesivo cuidado de la forma en
cláusulas y ritmos, y funesta elección del vocabulario -Cic. Orat. 230 y
231-) revelan que el asianismo era el verdadero continuador de la elocuen-
cia ática de los siglos rv, 111 a. J.C., de cuando Carisio y Cleócares imitaban
a Lisias y a Demóstones.
El caso es que, aunque Dionisio de Halicarnaso fue menos aticista que
los aticistas, hasta el punto de no hablar de &rrtxi<~tv para referirse a la
pureza de lengua, sino de Ékkqví<~tv,el aticismo, como era de esperar, no
tardó en verse reducido a limitados círculos de eruditos e ilustrados, mien-
tras de cuando en cuando rebrotó en suelo griego el asianismo a partir de
raíces más populares. Y es que el aticismo (ya lo veremos), como movi-
miento de renovación tanto del campo de la retórica como de la lengua, no
se puede separar del asianismo, al que se remonta; pues, por extraño que
pueda parecer, el aticismo procede directamente del manierismo y rebus-
camiento propios del asianismo, el cual, a su vez, no es sino el heredero de
las niodas oratorias vigentes a partir del siglo Iv a. J.C. entre los partidarios
de una elocuencia retórica muy amanerada que se complacía en combinar la
concisión de Lisias con los ritmos de Demóstenes, o los largos períodos
isocráticos con una buena dosis de poetismos y figuras retóricas de toda
especie.
En efecto, lo más curioso del aticismo es que el grupo de renombrados
aticistas que inician el movimiento denominado Segunda Sofística lo que en
realidad encabezan es una renovación de un primitivo asianismo que, según
Filóstrato, había dado comienzo supuestamente con Esquines, orador ático
que al trasladarse a Rodas había tendido un puente entre la elocuencia ática
desarrollada en suelo ateniense y la nueva oratoria de los nuevos sofistas
nacida en las ricas provincias asiáticas pacificadas y administradas por la
~ C L V T W V xparoUoa 'PYpq. Nada, pues, tiene de extraño que el área favorita
de la oratoria de los nuevos sofistas sea la de los discursos de aparato, la
elocuencia epidíctica, la de las declamaciones basadas en causas fingidas,
las p~kÉrai,que tratan de temas y argumentos tan sumamente generales que
rozan el campo de la filosofía, las famosas BErixai UnoOÉo~ic,OÉo~ic(en
latín, quaestiones) 15. Son argumentos y ejercitaciones figuradas, convertidas
en o~qpcrrcr,es decir: UnoOÉoeic (pekÉrcrt) Eo~qpartopÉvat.
Fue E. Rohde quien, después de la caracterización que hizo Blass l 6 de
15 W. SCHMID, O.C.I,,.
16 F. BLASS. O.C. Es interesante tener presente que los tratadistas griegos no distinguieron neta-
mente entre asianismo estilística y asianismo lingüístico.
la oratoria griega tras la muerte de Alejandro Magno, volvió a tomar el tema
de la elocuencia en época helenística y romana para afirmar su fundamental
carácter ((asiánico)),si bien reconoce que en ella hay también cierto innega-
ble y asimismo fuerte componente aticista. En efecto, Rohde afirma 17:
((Und so scheint die zweite Sophistik überhaupt, in rhetorischer Beziehung,
nichts eigentlich Neues gebracht, sondern nur die asianische Manier er-
neuert)). Pero más adelante I x expone cómo la gramática aticista se instala
en la retórica griega: ((Etwa seit der Zeit des Augustus war, vermutlich
durch die damalige atticistische Reaktion der griechischen Rhetorik ange-
leitet, die Grámmatik in den Dienst der Rhetorik getretem. Y, seguida-
mente, explica por qué fue necesario el estudio a fondo de la gramática del
ático, mera lengua literaria que ya no tenía vivo un nivel coloquial que le
correspondiera, por lo que muchos nuevos sofistas están mucho más aleja-
dos de la pureza del ático de lo que ellos mismos se imaginaban 19: ((Etwa
seit der Zeit des Augustus war, vermutlich durch die damalige atticistische
Reaktion der griechischen Rhetorik angeleitet, die Grammatik in den Dienst
der Rhetorik getreten ... 352 Die reine attische Sprache, welche im taglichen
Gebrauche der Gebildeten langst durch die ((allgemeine» griechische Kon-
ventionssprache der hellenischen Periode verdrangt war, ... konnte zum
schriftstellerischen Gebrauche nicht mehr aus dem lebendigen Volksmunde,
sondern einzig aus den Werken der altattischen Autoren erlernt werden ...
355 Viel grobere Verstosse gegen die Reinheit der Sprache weist Phryni-
chus den bewunderten Meistern der Sophistik, einem Lollianus, Favorinus,
Polemo nach; und wie wenig es den übrigen Autoren der sophistischen Zeit
gelungen ist, die selbst dem Lucian unerreichbare Farbe des reinen Atti-
cismus in ihren Schriften nachzubilden, bemerkt jeder aufmerksame Le-
ser».
Para explicar la clave retórica de la novela necesitaba Rohde la conti-
nuidad del asianismo en el siglo segundo, en la Segunda Sofistica (al menos
desde el punto de vista de la oratoria, (cin rhetorischer Beziehung))), y
luego, además, a la propia Segunda Sofistica «de cuyo suelo la aspiración a
crear una poesía retórica propia [anhelo de todos los autores de época
imperial] hizo brotar la flor más peculiar: la novela griega de amor» 'O.
No tardó, sin embargo, en aparecer un ataque a la teoría del carácter
17 E. ROHDE, Der griechische Roman und seine Vorlaufer, Leipzig 1876; 3.a ed., 1914. Cf. 312, n.1.
18 E. ROHDE, O.C.351.
19 E.ROHDE, O . C . 351-5.
20 E. Rohde, 0 . c . 361: <<DiesesBestreben. eine eigene rhetorische Poesie zii erschaffen, war es
denn endlich auch, welches aus dern Boden der zweiten Sophistik dessen eigenturnlichste Blume her-
vortrieb: den griechischen Liebesrornan>>.
asiánico de la Segunda Sofística en un artículo de Kaibel 2 t en el que éste
defiende que la oratoria postclásica no era en absoluto una mera serie de
ejercicios formales o escolares, sino que se apoyaba en la teoría de la
pipqoiq, de la imi,;~,ión, que, tal como había sido expuesta por Dionisio de
Halicarnaso, recomendaba con firmeza a los nuevos oradores el seno y
riguroso estudio de los modelos antiguos; y, además, lejos de ser concebida
como un simple juego o divertimiento, pretendía ser un instrumento para la
acción política, tal como la concibió Dionisio, una <pthóoo<poqp q ~ o p i x i es
,
decir, una oratoria basada en previos conocimientos filosóficos; y ahí es-
taba para demostrarlo Elio Aristides que identificó retórica y filosofía.
No tardó en replicar Rohde 2 2 a estas críticas de Kaibel puntualizando
ideas: si el aticismo influyó evidentemente en la literatura, la oratoria, no
obstante, siguió siendo asiánica y llena de O E C L T ~ I XCIVCL~~~ELCL,
~~ exceptuada la
de Elio Aristides, un aticista a ultranza y además orador enfermizo a quien
ya había caracterizado previamente en sil obra maestra sobre la novela 2 3
como una excepción entre los oradores de la Segunda Sofística por haber
rechazado con duras palabras la improvisación y por el estilo pesado y
prolijo de sus discursos, tan alejado de la pasión y la coqueta ligereza
propias de las improvisaciones.
La apona, pues, a que conduce el planteamiento de una Segunda Sofís-
tica asiánica y aticista a un tiempo trata de ser salvada por quienes, ya en
todos los nuevos sofistas, ya en algunos de ellos, tratan de mostrar una bien
dosificada mixtura de asianismo y aticismo. Así, por ejemplo, W. Schmid,
que afirma con todas las letras que no se puede dudar del parentesco
esencial existente entre asianismo y Segunda Sofistica ((ckann die nahe
Wesensverwandtschaft zwischen Asianismus und zweiter Sophistik nicht
mehr bezweifelt werdenn) 24, añade, no obstante, que a pesar de ello la
Segunda Sofística aspiraba a más famosos progenitores, por lo que se in-
ventó proceder de Esquines, pese a que tanto Dionisio de Halicarnaso
como Hermógenes de Tarso, el sistematizador de la Segunda Sofística, y el
propio Elio Aristides consideraban a Demóstenes y a ningún otro como
incomparable modelo y maestro de la oratoria ática ".
También Von Arnim en sus trabajos sobre Dión de Prusa Z b se refiere,
21 G . KAIBEL, ~Dionysiosvon Halikarnass und die Sophistikn, Hermrs XX (1885) 497-513.
22 E. ROHDE, «Die asianische Rhetorik und die zweite Sophistikl,, R h M XLI (1886) 170-190.
23 E. ROHDE, Der griechische Roman, 340: nAristides einen bewussten Gegensatz zu den Asia-
nern seiner Zeit bildete),.
24 W . SCHMID, o.c. 1 ,.
25 W . SCHMID, O.C. 1 ,.
26 H. VON ARNIM, Leben und Wrrke des Dio von Prusa. Berlin 1898. ~ZiirnLcben dcs Dio von
Prusan, Hermrs XXXlV (1899) 363-379.
sobre todo en el primero, al asianismo moderado, mezclado con cierto
aticismo, del insigne sofista. Efectivamente, tal como había dejado sentado
W. Schmid 27, la dualidad de la persona de Dión, primeramente sofista y
enemigo de los filósofos, y luego filósofo enemigo del vanidoso juego de los
sofistas, hizo que su estilo careciera de estridencias. Y así, para von Arnim,
Dión de Prusa debe figurar bajo el epígrafe del asianismo, pero entendiendo
por asianismo lo asiánico-helenístico, lo que se aparta del conjunto de los
rasgos estilísticos que definen a la oratoria ática en su conjunto, un estilo de
oratoria básicamente epidíctica y de escuela, que se desarrolló en la costa
occidental de' Asia Menor y que el aticismo no fue capaz de erradicar para
poner en su lugar la brillante pero ya irremediablemente perdida oratoria
ática 2Y Pero -añade el insigne filólogo- en la escuela de retórica fue
donde mediante lecturas que tenían por objeto la p i p q o q del estilo de los
autores leídos Dión recibió indudablemente la influencia de los grandes
oradores de la Atenas del pasado a través de una enseñanza de clara meto-
dología aticista. Por ello -concluye- lo que más apunta a la verdad es
hablar de unos nuevos sofistas (Dión y los demás) representantes de un
asianismo mitigado, moderado por unos estudios de oratoria que eran de
corte indudablemente aticista (((Esentspricht deshalb am meisten der Wir-
klichkeit, wenn wir bei den Sophisten der Kaiserzeit von einem durch atti-
cistische Studien gemassigten und gemilderten Asianismus sprechen~).
'
27 W . SCHMID. o . c . 1 7 2 - S 2 .
28 H . V . ARNIM. Leben und Werke 128-30.
29 E. NORDEN. Die anrike Kunsrprosa vom V I Jahrhumderr v . C h r . bis in die Zeir der Kt-mis-
sance 1, 11, Leipzig-Berlín 1898: 4." e d . , Leipzig-Berlín 1923.
30 E. NORDEN. o . c . 1 ,,, (<Deralte und der ncue Stil».
otra distinta referirse al estilo concreto de u n escritor. En efecto, a Dión de
Prusa lo caracterizó mucho mejor W. Schmid 3 ' al presentarlo como orador
filósofo en el que ambas facetas (oratoria y filosofía) son inseparables y , al
mismo tiempo, como un enemigo acérrimo de la afectación asiánica y de su
escandaloso páthos, y, por último, como u n autor muy cuidadoso y con-
cienzudo a la hora de hacer uso de la lengua, que él emplea siguiendo la
muestra de la literatura clásica. En suma, para W. Schmid, que conocía a
fondo la obra del Crisóstomo 3 2 , él junto con Luciano son de entre los
modernos sofistas los que en mayor grado acertaron con esa sutil concien-
cia artística, preconizada por Dionisio de Halicarnaso, que permitía alcan-
zar un término medio entre lo popular y lo docto, entre lo espontáneo y lo
aprendido por pipqotc o imitación 3 3 .
Con esto llegamos al año 1900, fecha en que publica Wilamowitz en
Hermes 3 4 u n artículo fundamental, ((Asianismusund Attizismus~,no tanto
por haber dado fin al debate asimismo-aticismo, sino, sobre todo, por lo
mucho que continuamente, página a página, sugiere.
Asimismo y aticismo conviven en época imperial. Junto a la literatura
docta, que, al estar alentada por los principios basados en la pipqotc y
preconizados por Dionisio de Halicarnaso, conduce a la completa momifi-
cación del ático literario (((die vollige Mumifizierung des literarischen
Attischn) ", en el siglo 1 a. J.C. se lee con fruición a Timeo y circula
ampliamente entre el público lector una literatura de entretenimiento, siem-
pre moderna, aunque también siempre efímera y nunca original (((Unter-
haltungsliteratu i-...ja immer modern. aber immer ephemer und niemals ori-
ginal.) ' 6 .
El aticismo, ya lo hemos dicho, se remonta al asianismo y es la i-ealiza-
ción concreta de aspiraciones y tendencias más antiguas. Cuando los reinos
helenísticos se convirtieron en provincias romanas, miiy alejados ya - d e s d e
tiempos de Alejandro Magno- de lo que había sido la autonomía y la
actividad política de las ciudades-estados, la literatura dejó de tratar toda
31 W. SCHMID, 0 . c . 1 ;.
32 Cf. P. DESIDERI, Dione di Prrrsa. Un inrellvrruole greco nel irnpero romano, Messina-Firenze
1978. 572: «Ma se lo Schrnid non distingue diversi periodi riell' analisi che fa dello stilc dioneo. e le
conclusioni sono unitane, in seguito i l Norden riterra arhitrariamerite di potersi servire di un passo del
Dione di Sinesio per illustrare la sua teoria dei dui diversi stili. nuovo (zasiano) e antico (=attico).
33 W. SCHMID, o . c . 1 ,,.
34 U . V . WLLAMOWITZ-MOELLENDORF, <'Asianisrnus iind Atiizisrnus», Hermes XXXV (1W)
1-52 = Kleine Schrif/en 111, Berlín 1969. 223-273. Cito por csta recopilacióri. Cf. G. W. BOWEHSOCK,
Grvek Sophisrs iri rhe Roman Empire, Oxford 1969, 10: << Wilamowitz finally closed thc case hy aynthe-
sizing everyone's view in a long and irnportant articlen.
35 U . V . WILAMOWITZ-MOELLENDORF, O . C . 244.
36 U . V . WILAMOWITZ-MOELLENDORF: 0 . c . 230.
cuestión importante que tuviese que ver con la problemática social o polí-
tica del inmediato presente, y, así, o bien se dedica a entretener a las masas
con la ficción, o si pretende mantener vivo algún rescoldo del patriotismo
helénico, lo hace sólo refiriéndose a la cultura, la literatura o la historia y
añorando los viejos tiempos de esplendor ya irrecuperable. La imitación de
los antiguos, la p i p q o t ~róv Cip~aiwv,no sólo está representada por los
aticistas, sino también por Himerio que escribió discursos en una prosa
variopinta en la que junto a la koiné brillan construcciones poéticas y for-
mas de la lírica lesbia y de la dórica, y por Quinto de Esmirna, que com-
puso las Posthoméricus en una lengua en que la antigua dicción épica se
entremezcla con la koiné.
Consiguientemente, no se debe caracterizar el asianismo mediante una
condena del marcado ritmo de sus frases ni del incorrecto uso de la lengua,
porque lo primero es fruto de una larga tradición que une nombres como los
de Gorgias, Trasímaco e Isócrates, y lo segundo (a pesar de que nos gusten
o no las perífrasis y los casos apoyados por preposiciones y en general las
innovaciones lingüísticas de todo tipo que se registran en la koiné) es el
griego helenístico, ((la lengua hija del griego helénicon (((Dashellenistische
Griechisch ist die natürliche Tochter des hellenischcn~)''. Así pues, asia-
nismo y aticismo no son realidades paralelas y sin ningún punto de con-
tacto, pues a veces Dionisio de Halicarnaso como historiador nos hace
pensar en Polibio, y otras, al contrario, Plutarco, enemigo del purismo
aticista. nos parece más ático que Dionisio de Halicarnaso. Y en el terreno
del léxico, por ejemplo, si el rétor helenístico, asiánico, se sirve de frases
hechas y de vocabulario poético, algo que el mismo Aristóteles permitía
el aticismo pasa de señalar como exclusivo y modélico léxico el de los
oradores a permitir que se empleen primero cl vocabulario de la poesía y
luego el de toda la literatura clásica griega. Así que muchas veces nos
encontramos con que en los autores de época imperial convive la prosa del
más riguroso y estricto cuño ático con expresiones propias de la lengua
común en su nivcl cultural más bajo y con numerosos jonismos y poetis-
mos, con palabras y expresiones que los grarnáticos en sus tratados tildaban
de asiánicas porque se apartaban de la norma del ático, corrompían «el uso
ático establecido», como hacia Hegesias de Magnesia en opinión de Estra-
bón (Str. XIV, ,,,,); y uno ya no sabe muchas veccs si esos jonismos y
poetismos son fruto de la docta p i p q o ~O~si ya habían entrado a formar
37 U . V . WILAMOWITZ-MOEL.LEND0RT.0 . c . 259. Hiperides era el modelo de los asiimicos
iodios (cf. D.H. 8, p. 308 U.-R.).
38 Arisi. Rh. III,, 1408b13.
parte de la koiné cuando el ático se estaba convirtiendo de lengua de una
pólis en lengua de una más amplia comunidad político-cultural. De lo que
no cabe duda es de que a los aticistas de pura cepa se les escapan muy a
menudo giros, expresiones y formaciones de palabras que habrían repug-
nado a los oradores áticos del siglo rv a. J.C.; o, dicho de otro modo, como
emplean un ático sin vida que no se hablaba en la calle, a veces lo someten
a formas que cuando era lengua viva nunca adoptó. Por eso, aunque parez-
can afirmaciones contradictorias, tiene razón en uno y otro caso Wilamo-
witz cuando sostiene, primero 3 9 , que existe una continuidad entre la Sofís-
tica de Isócrates y la de Miguel Acominatos, pasando por las de Hermágo-
ras, Molón, Teodoro, Dión de Prusa y Elio Aristides, Hermógenes y Láca-
res y Gregorio de Corinto; y , en segundo lugar, cuando declara que al
triunfar en tiempos de Augusto el principio de la imitación, de la pipqoiq en
lugar del (flhoq, estamos ante el momento decisivo de la evolución de toda
la lengua y la literatiira griegas: «die entscheidende Stunde in der Entwic-
klung der ganzen griechisc hen Sprache iind Literatur~40.
Dentro de la continuidad de la praxis retórica el aticismo no es más que
una quiebra parcial 4 ' . Y las dos variedades de lengua y de literatura griegas
de la época de la Segunda Sofística, la popular y la aticista, no están tan
distanciadas como a primera vista pudiera parecer.
A. Boulanger 4 2 señaló cómo el cambio importante acontecido en las
relaciones entre retórica y píiblico en general a finales del siglo i d. d.C.
hizo que aquélla tuviera ante sí un amplísimo campo libre para crecer
espectacularmente, desarrollo que tuvo lugar en suelo de Asia Menor, en
escuelas de práctica oratoria que descendían de Hegesias de Magnesia, el
aasianistan por antonomasia, la «bestia negra» de los aticistas desde los
tiempos de Cicerón 4' en adelante, un orador e historiador, criticado por
Dionisio de Halicarnaso 4 4 y el autor del De Sublimitate 4 " en cuyos frag-
39 U . V . WILAMOWITZ-MOELLENDORF, O . C . 235.
40 U . V . WILAMOWITZ-MOELLENDORF. O . C . 251. Cf. A . DIHLE. «Der Beginn des Atlizis-
rniisn, A A XXllI (1977) 162-178; cf. 163 M . . . die Griechcn aiif Grund der aiiizistischen Refonn des l. Jh.
S v. C. bis auf den heiitigen Tag in einer zweisprachigen Zivilisation, rnit einer strengen Trenniing vori
Sprech- und Schriftsprache. haben leben rnussenn.
41 U . V . WILAMOWITZ-MOELLENDORF, O . C . 236.
42 A . BOULANGER, Aelius Arisfide., el lo sophisfique dons la provincv d'Asiv au II' siecle de
rrotre &-e, Pan's 1923, 72: ( c ' e s t 6videmmeni la praliqiie oratoire des écoles d'Asie Mineure qui occupe
la premiere place..
43 Cic. Brulus 286.
44 Cf'. D. H. D e coniposifione verborum, Opuscula 11 1 , p. 19,9 Usener-Radermacher, donde Dioni-
sio de Halicarnaso nos alecciona sobre el c r ~ f i p a 'Hyqcrrax6v, al que tacha de melindroso, innoble y
blandengue.
45 Ps. Long. LR Subl. i i i
mentos apreciamos una prosa de ritmos fuertemente marcados a base de
pequeños cola o miembros de frase, y una expresión sumamente llamativa,
rebuscada y colmada de figuras gorgianas 4 6 . Y no hace muchos años B. P.
Réardon 4 7 basándose en el trabajo de J. Bompaire 4R sobre Liiciano, quien
ve en la mimesis de la Segunda Sofistica la condición misma de su originali-
dad y un factor que sirvió para retrasar varios siglos el final de la cultura
griega, nos sorprende con esta afirmación: ala sophistique courageusement
prend le risque d'élever, d'enrichir la langue littéraire par un apport attici-
sant-sans pour cela faire fi de la langue communen 4 9 .
En un,apéndice a su muy interesante obra, P. Desideri se refiere al
«Standard Late Greek» de Higgins s i como un paralelo lingüístico a la
mixtura de asianismo y aticismo que se observa en el movimiento aticista
recién inaugurado por Dionisio de Halicarnaso, del cual Dión sena un
ejemplo muy claro por el contraste de su mesurado y templado estilo frente
al ya decididamente arcaizante de Herodes Ático y autores posteriores. El
(<StandardLate G r e e k ~de Higgins es, según este investigador norteameri-
cano, u n estadio histórico de la lengua griega en su evolución, en el cual se
observa cómo al vocabulario jónico-ático propio de la koiné se ha impuesto
un rasgo sintáctico dialectal: el de la expresión de juicios hipotéticos me-
diante el optativo, que habría desaparecido del ático S 2 . Optativos referidos
al futuro o a un presente vago aparecen en los papiros escritos en griego
helenístico, y la sintaxis de estos optativos, según Higgins, no es la ática.
Cuando los usan los aticistas no los extraen de Demóstenes ni de Jenofonte,
que no los usan así, ni del ático en general, puesto que en las inscripciones
áticas de los siglos v y i v a. J.C. apenas hay más que nueve ejemplos " ,
mientras que en los documentos de Egipto escritos en griego helenístico 5 4
46 E. NORDEN. 0 . c . 134 sgs.
47 B. P. RÉARDON, Courati/.s li//r'raires grecs. des /le ei llle siecles aprks J . C . , Paris 1971.
48 J . BOMPAIRE. Lucieti écrivain, París 1958. 742: <<Lamimésis, loin d'eire une charge. es1 la
a Sophisiique, tres aitentive a une forme de créaiiona la fois
condition meme de cetie originalitén. 744 ~ 1 . 11"
conveniionnelle ei culiivée, a retardé de plusieurs siecles la fin de la culture grecque)).
49 B. P. RÉARDON, 90.
50 P. DESIDERl, o . c . 532.
51 M. J . HIGGINS, <,The Renaissance of the First Century and the Origins of Standard Late
Creek,,, Tradirio 3 (1945) V ,_, Cf. 51: K . . . that is perhaps hesi called 'Standard Late CreekS,'Late
Greek' to distinguish il from ihe Hellenisiic koiné. and 'Siandard' lo emphasize ils unily ... established
by usage in ihe speech of ihe educaied and in liierary works. and widely recognized as correct ;ind
aulhoritative,, .
52 M. P. HICCINS, o . c . 95: ((Standard Late Greek is then, thai stage in the history of Ihe laiiguage
in which the dialectal expressions for the future or vague present hypothetical staternent compleiely
superseded the Atiic*.
53 K. MEISTERHANS-E. SCHWYZER, Grommtrtrk der a//ischen Inschrif/eti. 3 . G d . . Berlín
1900. 166, n. 1402; 247, n. 1933; 248, n. 1935; 255, n. 1987.
54 E. MAYSER. G r a m m o ~ i kder griechischeti Payrr aus der P ~ o l o m i e r z e i ~Berlín-l.eip~ig
, ,
11 ,296,
se registran doscientos cuatro casos en los siglos i i i y i i a. J.C. Es como si
el optativo renaciese en la koiné, pero ya no de las cenizas del ático, sino
-piensa Higgins- de los dialectos griegos, los cuales en este punto se
habnan impuesto a la base indudablemente ática del griego helenístico.
Esta interpretación choca frontalmente con la de W. Schmid, para quien
los aticistas desentierran el optativo, que se ha ido perdiendo gradualmente
en la lengua viva, del ático literario de sus admirados modelos Pero
pronto se puso de manifiesto que el modo optativo, lejos de extinguirse a
comienzos de la Era cristiana, como se solía mantener a guisa de communis
opinio ", des'puks de un período de declive reaparecía en los papiros no
literarios ", y el optativo de deseo todavía estaba en vigor en pleno siglo Vi
d. d.C y, respecto de las inscripciones, el optativo aún se detectaba a
fines del siglo i d. d.C. 5 9 .
En contra de la tesis de Higgins, argumenta AnlaufbOque el uso que
hacen del optativo los autores tardíos es más o menos el ático, pues del
ático literario lo toman ellos. Pero hay ciertos usos, como el de ~i más
optativo seguido de indicativo, que ya no coinciden con la sintaxis del
ático, sino que hay que explicarlos como resultado de un empleo incorrecto
de un modo que ya no existe en la lengua viva, como consecuencia de la
imitación torpe y desafortunada de todo un conjunto de oraciones condicio-
nales de las que en ese momento los griegos no eran ya capaces de captar
los sutiles matices, pues carecían de una sensibilidad viva para percibir-
los bO:~deutlichwird ... dass diese Optativsyntax der spateren Zeit nicht in
allen Einzelheiten exact attisch ist, und dass sowohl Verschiebungen inner-
halb der einzelnen Konstruktionen als auch vulgare Elemente vorhanden
sind. Diese Merkmale sprechen nicht gegen den Attizismus, sondern brin-
gen uns immer wieder zum Bewusstsein, d a s ~man einen Modusgebratich
nachzuahmen sich bemüht, für den ein lebendiges Sprachgefühl nicht mehr
55 W. SCHMID, o . c . 1 ,.
56 F . BLASS-A. DEBRUNNER, Grammarik des neuiesiamenilichen Griechisch, 8.= ed., Gotinga
1949, 32: .Der speziell irn Att. so beliebte Optativ lebt nur noch in kurnrncrlicheri Resten». E. SCHWY-
ZER-A. DERRUNNER Griechische Gramniaiik 11, Munich 1950, 337: alrn Lauf der hellenistichen
Sprachentwicklung schwindet der Optativ immermehr; gegen Ende der Antike war er wohl dcr lehendi-
gen Sprache ganzlich verlorengegangen~.Cf. M. J . HlGGlNS ~ W h yanother Optative Dissertation'?)~.
Byzaniion 15 (1940-1) 443-8.
57 C. HARSING, De opiaiivi in chariis Aegypiiis usrr. tes. doct., Bonn 1910.
58 R. C. HORN. 7'he Use of !he Subjonciive ond Opiaiive Moods in !he Non-liierory Papyri. tes.
doct.. Pensilvania. Filadelfia 1912.
59 E. HERMANN. Die Nehensaize in den griechischen DialekiinschriJien. Leipzig - Berlín 1912.
Cf. F. SLOTTY, Der Gebrnuch des Konjunkiivs und O p ~ a i i v sin den griechischen Dialekren, Gotinga
1915, 85.
60 G . Anlauf, Standard Laie Greek oder Aiiizkmus? Eine Siudie zum Opiaiivgebrauch im noch-
klassischen Griechisch. tes. doct., Colonia 1960, 153-154.
vorhanden ist.. Es decir, en oposición a la tesis de Higgins y de su segui-
dora, la hermana Rose de Lima Henry 6 ' , que encontraba en los escritos en
prosa de Gregorio Nacianceno los optativos del «Standard Late Greek»
(esa koiné básicamente jónico-ática pero penetrada de usos sintácticos del
optativo de origen dialectal), Anlauf vuelve a la tesis del aticismo para
explicar los optativos aunque reconoce que los peculiares usos de este
modo en griego tardío no responden a la sintaxis del ático, sino que se
deben a desviaciones producidas en el seno de las diferentes construccio-
nes, así como a elementos de la lengua vulgar que han influido en el apar-
tamiento respecto de la norma ática que el aticismo devotamente trataba de
reproducir.
Según Higgins, los optativos empleados por los escritores de la Segunda
Sofística no fueron tomados de las obras de los autores áticos por ellos
imitados, y así trata de explicar esas varias irregularidades en el uso de av
con optativo (<<verschiedene Unregelmassigkeiten ... im Gebrauch von a v mil
Optativ,,) que veía Schmid 6 2 en Luciano, haciéndonos ver cómo la sintaxi>
del optativo en el griego tardío standard no era la del ático sino la de otros
dialectos. Y , de este modo, se opone, en primer lugar, a Stahl 63 y Lejeu-
ne 64,quienes habían afirmado que subjuntivos y optativos se intercambia-
ban en las prótasis de las condicionales en los dialectos griegos. Para Hig-
gins no es lo mismo délfico Del. 335, 13 SS. (186 a. J.C.) E L 6~ rtc x r
r n r q . s a i que delf. Del. "43, 11 sgs. (148 a. J.C.) & i 6&.sic an.soi.so, sino que
en el segundo ejemplo estamos ante la expresión de la eventualidad impro-
bable: «The optative of the unlikely eventuality>)". El empleo de este
optativo por los autores de la Segunda Sofistica y algunos otros rasgos de
sintaxis no ática del optativo (el optativo precedido de ci av, el optativo de
eventualidad improbable en cláusulas temporales, el orden de palabras ci'
r i c av que recuerda más el del griego occidental que el del ático) y del
subjuntivo (el subjuntivo precedido de ~i sin &v que parece ser exclusiva-
mente dialectal) que se detectan en los papiros de época helenística e impe-
61 R. DE LIMA HENRY. The Lote Creek Optative and its Use in ¡he Writings of Cregory
Nozianzen, Catholic University of America Patristic Studies 68, Washington 1943.
62 W. SCHMID, o . c 1 ,,.
63 J. M . STAHL, Kritisch-hi.rtorische Syntax des griechischen Verbums derklussischen &ir. Heidel-
berg 1907, 291-3. CS. 291: «... ausserhalb dieses Gebietes [sc. des lonisch-Attischen] aber in derselben
Arl und Bedeutung wie der futurale Konjunktiv gebraucht wird*.
64 M . LEJEUNE, Observotions sur lo lungue des uctes d'offranchissements delphiques, tes. duct.,
París 1939, 74, SS.:75 (e... Et les deux modes, I'un frequemment employk. I'autre sensiblement plus rare,
'vont se maintenir dans I'usage avec des valeurs pareilles~.Los ejemplos del dialecto delfico que sc citan
'
los he tomado del Del. = E. Schwyzer. Diolectorum Gruecorum exemplo epigraphict~potioru, Leipzig
1923, reprod.. Hildesheim 1960.
65 M. J. HIGGINS, Troditio 3 (1945) 60.
rial romana llevaron a Higgins a postular su «Standard Late Greekn, en el
que naturalmente no faltarían ni el dual ni la voz media. Así que los aticis-
tas lo que hicieron fue elevar a la dignidad que confiere la literatura una
lengua popular, vernácula, de la que aceptaron algunos rasgos (el famoso
optativo de eventualidad improbable) y rechazaron otros (el orden de pala-
bras ~ iT 'L C &). Resulta así que Aristides no rescató mediante excavaciones
practicadas en Demóstenes y Jenofonte el optativo de improbabilidad que
es frecuente en la prótasis de sus condicionales, sino que lo tomó de la
lengua que él mismo hablaba; porque, en realidad, el único aticista que
ignoraba la lengua vernácula y por eso recurría a la gramática del ático fue
Polibio 6 6 .
Sin embargo, según Anlauf, tanto en las fuentes literarias como en las
no literarias el empleo del optativo decrece alrededor del siglo 1 a. J.C. La
diferencia entre literatura y textos no literarios explica, no obstante, que
mientras en aquélla el optativo no desaparece del todo, en éstos la disminu-
ción de su empleo es brutal y roza la desaparición misma, y luego en el
siglo 11 d. d.C. se reinstala con mayor o menor vigor 67.
Ahora bien, la conclusión a la que llega Anlauf no es nada contundente:
por un lado, afirma categórica y rotundamente que la sintaxis tardía del
optativo es de carácter esencialmente ático y pertenece exclusivamente a la
lengua literaria, pero sostiene, por otro lado, que a Higgins hay que conce-
derle que en la sintaxis tardía del optativo hay líneas de conexión (~Verbin-
dungslinienn) con dialectos no áticos y con la lengua popular, si bien su
significado es más bien escaso. (cf. o.c. 156). ¿En qué quedamos? Y lo más
extraño de toda esta incoherente conclusión es que atribuya al mero azar la
coincidencia en la sintaxis del optativo observable al cotejar textos litera-
rios y no literarios (o.c. 157 «Die Beobachtung, dass in der spaten (attizis-
tischen) Literatursprache sich gleiche Erscheinungen wie in der Volks-
sprache zeigen ohne eine innere Abhangigkeit ...D). Nosotros no pensamos
que sea posible ni dar tanto protagonismo al azar ni distanciar tanto las
variedades culta y popular de una misma lengua hasta el punto de que entre
ellas no exista contacto alguno. Tanto lo uno como lo otro no son más que
iiiadmisibles exageraciones. La verdad es que nadie escribe como habla y
que en los documentos privados pueden aparecer y de hecho aparecen
rasgos estilísticos que coinciden con los de los niveles más altos de una
66 M. J . HIGGINS, Tradiiio 3 (1945) 98: M... an Aristides could never have diig out of Demosthe-
nes or Xenophon the protasis o f unlikelihood that he uses s o freelyz.
67 G . A N L A U F , O . C . 122.
lengua. sí, por ejemplo, en los documentos privados de la época imperial
romana a partir de Adriano, es decir, del siglo 11 d. d . c . , justamente cuando
se intensifica el empleo del optativo, ((se perciben elementos que poco a
poco preparan el tipo bizantino)) - d i c e W. Schubart (Einführung in die
Papyruskunde, Berlín 1918, 198)-: «Etwa mit Hadrian beginnen Elemente
sich zu zeigen, die ganz allmahlich den byzantinnischen Typus vorberei-
ten)). Los optativos de Higgins tanto en la lengua literaria como en la
popular son resultado de la interferencia del subjuntivo de eventualidad en
el área del antiguo optativb de posibilidad que desde antiguo viene estando
en franco retroceso frente al tenaz avance del subjuntivo eventual.
Por consiguiente, llegamos al punto al que nos interesaba llegar: cree-
mos que las dos variedades de lengua y literatura griegas de la época de la
Segunda Sofistica, la popular y la aticista, no configuran compartimentos
estancos. No puede ser de otra manera si en un papiro del siglo 11 d. d.C. y
en Galeno y en Aristides aparece el mismo tipo de construcción de ~i con
optativo que ya resultaba chocante a Schmid 68. Y, en efecto, así es: en
papiros tanto de época helenística (aunque en menor escala) como ya de los
siglos de nuestra era aparecen optativos de ((eventualidad improbable)) («of
the unlikely eventuality))) de los que entresacamos los ejemplos siguientes:
PRyl. 11 157 (= Hunt - Edgar, Sel. Pap. 1 52), (135 d. d.C.) 69:
xcti ópoioc, ~i ~ p ~ i c~ Ét V O I T O n o ~ i mEV~ 4vctPj10~1&no no¿%< 5Tjv
ctUrTjv vosívqv pepiSct, n c t p É ~ ~ i h c t p ú m s ~ j vpppivqv p ~ p i S rso
USpctyoysioOct~61' cturqc.
68 W. SCHMID. O . C . I,,: < t . . . und besonders gem im hypothetischen Satz in der Weise, dass nach
~i der Optativ folgt, wahrend im Hauptsatz der Indikativ steht)).
69 PRyl. = Catalogue of the Greek Papyri in the John Rylands Librar? ( t i Manrhesier, 1-111,
1911-1938 (vol. 1, 1911, ed. A. S . HUNT: vol. 11, 1915, ed. A. S . HUNT-J. IJE M. JOHNSON-V.
MARTIN: vol. 111, 1938, ed. C. H. ROBERTS). Sel. Pap. = A. S . HUNT-C C . EDGARD, Seleci
Papyri wiih English Traslaiion (Loeb Classical Libraiy), 2 vols., Londres-N. York 1923-1934.
70 A. S . HUNT-C. C . EDGAR, O . C . 159.
71 M. J. HIGGINS, Tradiiio 3 (1945) 53-4.
Th. 1 93, 7 SS.
Bien es verdad que el mismo Higgins reconoce que en los papiros pto-
lemaicos todavía se puede discutir si estamos ante el peculiar uso del opta-
tivo de eventualidad improbable; no así, empero, en los papiros posteriores,
desde el siglo 11 d. d.C. al 400 d. d.C. 7 5 .
En efecto, en un papiro de Oxirrinco 76 del 128 d. d.C. leemos o ~oG i 6 ~ i
crG~ovxokijeoecri ~i O U V O ~ X E ~ Qkkfikoie
V % ~ o ~ Edonde
v , nos topamos con la
prótasis E; % ~ O L EyVla apódosis en indicativo.
Y asimismo presenta sendos fragmentos, uno de Dión de Prusa y otro de
Elio Aristides, provistos tanto el uno como el otro de esta curiosa construc-
ción de optativo con ~i en la subordinada y tiempo primario del modo
indicativo en la principal 77:
82 11. IX 133,,.
83 Hdt. IXda,+
'
84 Del. 179. VII,,,.
' '
85 Del. 175, VI,, ar 6~ x ' o av~i)i6hocanopohEi avni ro xpeog 61x' avni)iohiovri. Del. 179, IX ,a
ai 6' o clvrip6hoc clnopohtoi a v n i ro x p ~ o c61 x' avnipóhiovri. Cf. C.D. Buck. The Greek Dialecrs ',
Chicago 1965. 138-139.
'
86 ~el.'335,13 (186 a. J.C.) E I 6~ ric xa anrqrai. Del. 342,5 (149 a. J.C.) & i 6~ rig Ecpanroiro. Es
ciirioso comprobar que hasta en las inscripciones eleas. en las que el optativo estaba implantadísimo en
encontramos, las unas en optativo y las otras en subjuntivo. En general
puede decirse que el optativo en las inscripciones dialectales va perdiendo
poco a poco terreno frente al subjuntivo, sobre todo en oraciones tempora-
les y de relativo. Incluso en eleo, dialecto en que el uso del optativo en
subordinadas es mu.y abundante, a partir del siglo rv a. J.C. comienzan a
asomar ejemplos de subjuntivo. Este es, pues, el sesgo que toma la lengua
griega en su evolución: debilidad del optativo que empieza a ser sustituido
por el subjuntivo. En la koiné de época ptolemaica el retroceso del uso del
optativo es evidente (~cistder Optativgebrauch in den letzten drei vorchris-
tlichen Jashrhunderten stark im Rückgang begriffenn) situación de pér-
dida que ya arrastraba el ático, que ya no conocía el uso homérico del
potencial del pasado (11. V 31 1 xuí vU xsv tv0' 4.RóAotro uvuc civSp&v
Aivsiuc) y que en determinados casos toleraba que un tiempo histórico del
indicativo. reemplazara
-.
al optativo potencial (Antipho 5, 1 ij?ouAópqv pEv
rijv SUvapiv...).
Ahora bien, justamente esta situación de retroceso del optativo en ático
es la que hereda la koiné y, así, en el Nuevo Testamento, Acr. Ap. 25, 22
ij?ouAópqv cixoí>oui equivale a j?ouAoipqv uv cixoí>oui.
Paralelamente a la creciente debilidad del optativo en ático se fortalece
el subjuntivo eventual y por ende el subjuntivo prospectivo que en un;,
oración condicional indica que el contenido de la acción verbal es red' < iza-
ble. No es, por eso, extraño encontrar en los papiros ptolemaicos oracio-
nales condicionales con subjuntivo eventual en la prótasis y un tiempo
primario del indicativo (presente o futuro) en la apódosis: PSI 413, 22-7 (111
a. J.C.) duv yup Uytuivwpsv ... ucopsv Upiv. PTeb. 110, 8 (1 a. J.C.) 6 v pij
&m&$ooi, ixriow ooi. Este tipo de condicionales estaba muy bien estable-
cido en el ático coloquial de los siglos v y Iv a. J.C. (Ar. Nu. 933 xhuUosi,
' dxt%hhpc. Ec. 239-240 raU? duv xi0qog poi, 1 ~USaipovoOv-rsc
rqv ~ s i p fjv
rov Piov S I U ~ E TyEen
) él la condición se daba como un hecho. Pero junto a
estas oraciones compuestas existían otras muy parecidas que, si bien tenían
en las prótasis un optativo potencial (con lo que se presentaba la hipótesis
como más improbable y menos verosímil que con el subjuntivo: .en el caso
de que.), por el hecho de tener en la apódosis un tiempo primario del
ISOC.I14e,
ei '8Éhoipev axoneív ~ u q(~Úaeiqruq róv Qv+Onwv, ~tlpfíaopev~oUq
nohhoi>q ui>róv o h e róv airiwv ~uipovruq~ o i qI)yieivoru.soiq...
Bccpaai.~&r~pov Earai. Y este tipo de construcción d e frase completa (la prófasis d e E¡ y optativo, y la
apódosis e n futuro d e indicativo) tiene sus paralelos e n oraciones complejas formadas por prótasis d e E <
y subjuntivo eventual y oración principal d e verbo e n futuro (Od. V ,,,
c i 6 ' a6 ris ( í ~ i q a BE&v
i 8vi 0iLon1
ircivro). 1 rktjaopai) y e n otrm cuya prótasis está formadd por c i y futuro d e indicaiivo y la apódosis por
futuro u otro tiempo p r i m ; ~,.~ del indicativo también (Th. V I , , , , ci ~ i i lpoqOtjaarc. oii napidarai rcixzi).
La diferencia que existe eii. e estas tres posibilidades d e prótasis condicional ei, que e n la primera
(optativo) la suposición se presenta c o m o sometida a determinadas condiciones. e n la segunda c o m o
previsible, y e n la tercera c o m o absolutamente realizable. Cf. K-G.O.C. 11, 2, 478 S S .
dad de realizarse algo en determinadas circunstancias»). X. Ap. ,,
~ iOoa
,
~ipqxcxmpi ipauroil, p q 6 ~ i c6Uva~.icivEZ,&hÉykai p~ CSe J I ~ ú 6 o p... a ~«si, de
cuanto acerca de mí mismo llevo dicho, nadie va a poder tal vez ...» (afirma-
ción atenuada). X . Mem. i 5 , 3 &i' y& pq6i hUhov &xparij 6&kslip&@' Gv, miq
oUx a k ~ o vaUrov y& (SC. TOV ~h&Ú@&pov) (~uhCíkao0sl~ T O ~ O Ú T O V y&vÉ0&;(1;D. 21
212 ~i 6' odroi xpfipar' Exovrq pfi qn5olvr' av, nóc Upiv xcxhov rov Opxov
npoÉo0ri;. Se ha dicho n 9 (acertadamente, a nuestro juicio), que en estos
casos 6v implica que la realización de lo expresado en la prótasis podría darse
en determinadas circunstancias, y , así, ~i roza el valor causal que tiene en
subordinadas condicionales formadas por ~i más indicativo como ésta: Th.
VI 9 , , 3 ~i aGrq q nóhic h ~ ) ( ~ @ ~ j oEXETCXL
~ r s l i ,xai q náoa X1n~hisl.Y existen
casos de futuros con civ en oraciones principales: PI. R.,,,, oUx -ijx&i,
( P ~ v z ~o68
, &V fik&l 6&Úp0. X . Cyr. IV,,, x&v pkv h x O p ~ v ... 0 6 ~ 0
(i)(P&h&i~
npo&pislq o66Ev civ Ehh~iJIop~v. VI1 5 , 2 i Orav 62 xcli cxió@ovra~ qp&c Evhv
ovrcxq, nohU &v d'ri pslhhov fi vUv cixp~ioiEoovrsli Uno roU 2xn~nhTjxCkt~~~. ES
lógico que la debilidad del optativo repercuta en el subjuntivo y el futuro.
Así pues, estos usos un poco extraños del optativo en las prótasis de
condicionales cuando en sus apódosis aparece un tiempo principal del indi-
cativo tienen sus raíces en el ático, en un momento en que la debilidad del
modo optativo en este dialecto es tan notoria que o bien no se usa o bien se
emplea con tan excesivo celo o hipercorrección, que resulta un superfluo
sustituto del subjuntivo o del indicativo.
Si este tipo de construcción es mucho más frecuente en los documentos
del período romano y bizantino que en los de los primeros siglos del griego
helenístico, habrá que concluir que la lengua de los documentos oficiales no
tiene por qué estar separada por una insalvable distancia de la de las obras
literarias 90.
89 E. SCHWYZER-A. DEBRUNNER. Gr.Gr. 1168,-0: <'in solchen Beispielen beioni Üv, dass die
Venvirklichung unter Umsriinden moglich sein konnte, und ci streift an kausale Bedeutung)). Es im-
portante señalar, a nuestro juicio, que nada tienen que ver estos casos de «optativo y civ» en la protasis
con el de ci XE más optativo en Homero: 11. V,,, ci r o v ~ oXE A&~OL)IEV. Od. Xlll 389 ai' n i )ioi O;
pcpruia nupaoraiqc, en el cual no se aprecia ninguna diferencia respecto de la pr6tasis formada
por ai más optativo sin partícula modal. La construcción que estamos estudiando e s propia del ático
reciente y nada tiene que ver con la homerica ci (ni) na. En Homero y en dorio se dan casos de c i ! ai
más partícula modal en las prótasis de las condicionales irreales. Ejeniplos: 11. XXIII ,,, ~i 6c x' E T ~
nporEpo y ~ v m oGpópo~.Ar. Lys. 1099 ai' x' c i h v a p t rdv6pa< civanccpAaop&voc.
.
90 B. G. MANDILARAS. The Verh in the Greek non-literary Papyri, Atenas 1973,283 .. oblige us to
consider the use of the optative in this constriiction as a revival replacing the subjunctive~.192 (U...the
optative in the protasis is not genuine, but a revival under Atticistic influence*. A. DIHLE, O.C. 163 ~(Die
auf' Papyrus erhaltenen Privatbriefe - Texte also. die den geringsten Grad literatur-oder verwaltungss-
prachlicher Stilisieiung aufweisen - lassen deutlich erkennen dass der Optativ im l. Jh. v. C. aiis der
lebendigen Sprache so gut wie verschwunden war. Durch das g a n x l. und 2. Jh. n. C. jedoch nimmt die
Por consiguiente, cuando el ático está a punto de convertirse en koiné es
cuando sobre todo se producen esos usos peculiares del optativo que luego
recogen los aticistas.
Libanio en sus Discursos y Epístolas nos ofrece estos ejemplos:
Frequenz dieses Modus in eben derselben Gruppe subliterarischer Texte betrachtlich und koniinuierlich
zu, parallel zur wachsenden Bedeutung der Elementarschulew.
91 1 = C. IACOBITZ ( e d . ) Luciani Samosatensis opera 1-111, Leipzig 1851-57; reed. 1-11. 1870.
92 K = B. KEIL ( e d . ) . Aelii Aristidis Smyrnaei quae supersunt omnia, 1-11, 2.a ed., Berlín 1958.
Pues bien, tanto unos como otros tuvieron oportunidad de leer en Tucí-
dides, Platón y Jenofonte frases subordinadas con el verbo en modo opta-
tivo (optativo oblicuo) dependientes de un verbo principal en tiempo prima-
rio. Ejemplos: Th. 13 8 , 1 Y I I O L X&' T E &iu IIUVTOC xui VUV
O L~ ' V T ECicp~a~üaí
~
mhspoúai, M y o v ~ s ccSc 06%dxi T Qxux6c x ú a x s ~ vExnspcpesisv. PI. Hp. Ma.
,,,b A É ~ E LÓ hóyoc 6 ~ N i EOIITÓAE~ NÉa~opu
O~ ~ ~ L THO p . .Mi. 3 6 , b dv
T O ~ T O LGqAoi
~ (sc. "Opqpoc)... cSc ó pEv ' A x L A A E~~i~' qclhqefic T E xui
cinhoúc.
Y Jenofonte, que emplea exageradamente el optativo, nos brinda estos
ejemplos: X. Cyr. VIII,,,, hóyoc &E UUTOU c l ~ ~ o p v q p o v ~oSc ú ~M~ yu o~...
~, An. 1
65 ypúcp~ ...OTL
~ i í c o ~etc.
,
Consiguientemente, una vez más comprobamos cómo los famosos «usos
incorrectos» de los aticistas, debidos al enfrentamiento de la norma del
ático con la de la koiné, tienen ya precedentes en el propio ático, lengua de
la que deriva el griego helenístico.
En los Discursos y las Cartas de Libanio nos topamos también con
infinitivos empleados por imperativo: Lib. Or. 4.14puiv~00ui p~ pÜAAov fj
~ O v ' O p É a ~ qAÉys~v.
v Or. ,,,,
AsyÉ~wauvpEv 0 t h i u ~ p ó vrtui&sc... a6 &E ...
cpúaxsiv ... E p . 5 3 9 , 3 &AA', 03 'ya%, ~ E V O Ú IIOTE xui & ~ & Ú a x u A o~ ~I I ,E L & T ~
pueqrqc dyÉvou yevvuio~,xui u U T Ó ~T E d h k i v xui ~ E T UPiPAiwv. E p . 934.3 (5
mAAoúc cl6eAqo6c xui n o ~ s i vxui I I É ~ ~ E LcSc V oipqo~Épwv~ o ú ~ w EaopÉvwv
v
xui nepi dxeivouc.
Pues bien, estos infinitivos por imperativo están bien docu~nentadosen
el ático de Tucídides, Platón y Jenofonte y en el Nuevo Testamento y en
Elio Aristides 9 3 . He aquí algunos ejemplos:
93 Hay ejemplos abundantes de este infinitivo por imperativo en Homero, y es mas frecuente que
'
el imperativo en las inscripciones dialectales arcaicas (ej.: j6n.- át. Del. 731B 7-8 Eav &E rl naox6
p k 6 a i v i v FE); incluso en eleo, donde existe un optativo potencial prescriptivo, hay tambikn infinitivos
por imperativos. Naturalmente. tambitn los encontramos en el ático coloquial de Aristbfanes y en los
dialectos que hablan los personajes de sus comedias: Ar. Ach. 816s. 'Ep~ü...rav yuvaixa rav Bpav 1
oBrm p' &m6Ócio&i ráv r' dpmuro6 parÉpa. Av. 448s. 6noUErs he* rohg dnhirag vuvpavi 1 &vehp~vou5
&unX &niÉvai náhiv oixa6s. Ach. 257. npó@iva. x&v rZ>xAq cpuAarr~a&i a@6pa.
Fijémonos en que en el primer ejemplo que hemos citado tanto de los
Discursos como de las Epístolas de Libanio el infinitivo va precedido de un
imperativo (heyirooccv... q á o x ~ t v1 ~ E V O ~ > . . € %Esta ~ E ~construcción
V). es
bastante frecuente en ático: Ar. Ach. ,,,
npópcctve, xdv r o ~ h qquhá~reo0cct
oqó6pcc. Th. VI 34,9 nei0eoOe oGv, p & h ~ o pEv ~ a ~ccUrcc~ohpfioccv~ec, ei 6E
pfi, ort r á ~ t o ~ rdhhcc
cc 65 rov nóhepov ~ T O L ~ ~ < E m
L Vi ,nccpccorfivcct nccv~iTO
pEv xctrccqpoveív rohc intovrrc i v róv t p p v ~ í cihxg j 6eixvuo0zt y4. PI.
Chrm. ,, Ecc ~ccipetv... 6hh' d r @ npooÉXov ~ o vvoúv T @ hóyq oxoneiv ...
EP. 20.3
'Iavouapioq pEv ovTv cirtayyehei ooi rtepi JlpWv, dq cippwo~oUpev,ei
pq oe Ekana~órvb i > h o i ~ TOU
o p.71 huneiv.
E p . 86.2
x a i ~ o irtciv~aJlpiv xaxivq~aiTOU ~ o 6vGpa
v T W V rtap' Jlpív rtpoo~qvai
rtpaypci~wv.
95 W . SCHMID, I V ,,,:« p q seine alte Gebrauchssphare weit überschreitet und sogai veieinzeh in
den unabhangigen Behauptungssatz eindringt>>.
pq. Y por otro lado, hay que reconocer también que la negación p1j sc iia
ido extendiendo a expensas de 06; así, tras una continuada y larga penetra-
ción de esta negación que se viene produciendo en griego desdeantiguo,
basada en la analogía funcional, su especial matiz afectivo, su especial
resistencia al hiato, se convierte pq en la negación por antonomasia, hasta
el punto de ser la negación del moderno giro conocido con el nombre de
,
infinitivo sustantivado (Pl. R.,,, d 6ia 70 p$ ~i6Évai.Th. 1 , 70 6i' qpác
iiehonovvqoíouc a6.roic p$ @q0qoai) y a veces del sintagma compuesto
por negación más adjetivo («negación de la palabra concretan), por ejem-
plo: Th. 1 1 1 8 , 2 ~ ' V TpEv
E ~xai npo 706 p$ ~ a ~ e i ~ .
Así las cosas, ya no es tan extraño encontrar vacilaciones e incoheren-
cias en el uso de las negaciones por parte de los aticistas ni tampoco lo es el
incremento verificable de los casos en que aparece la negación pq.
Lib. E p .
cppáje oU, Kahhióme- o6 yup T U 7066~xahhc oioesl. üv SoUx E'OÉhq-S
hÉyeiv, civuyxq 2pE pav7eUeoecli.
P1. R. 3 4 L e
6iu ruUru xsri ri rÉxvq Eoriv ri isrrpixq vUv qUp~pÉvq,6ri oópci Eori
rrovqpov xui oUx i c u p x ~ iuUrQ roioUrq &<vat.
Prt . 3 7,
Emi ol y& rrohhoi (Sc, E'rroc, ~ i r r ~ oU6Ev
iv uioec;lvovrui.
Plu. Thes. 2 8 . 2
i m i pq6Ev civrirrirrr~irrsrpjr r6v ioropixóv roic, rpuy ixoic,.
Pues bien, resulta que cpqpi acompañado de cSc y ori no sólo aparece en
la koiné 97, sino que además encontramos ejemplos de esta construcción en
Lisias, Demóstenes, Platón y Jenofonte. Helos aquí:
,
96 Cf. asimismo Lib. Ep. , ,,., Ipaiqv 15' $v 6ri.. I,sdA Ipaiqv 15' $v 671... I ~ W A Ipaiqv 15' a v 671...
97 NT. Ep. Cor. 1 7i odv ~ p q p i ;6 r i E ~ & W ~ O ~ T ~i
O VE'UKIV; fi 6 ~ 1~ i 8 W k í vr i ~ U K I V ;
93
ático. Sin embargo, en Tucídides la encontramos: Th. 111 vopi<ouoi 6E o i
ixsivq uv0poxoi i v T ~ J ' k p ü o)< d "Hcpaio~oc~ a h x e i i ~6i , ~ ~i f i vviix~a
cpaívs~aixÚp clva6i6oÚoa xohU xai ~ f i vqpÉpav xaxvóv. Y luego la encon-
tramos tanto en la koiné como en el aticismo: Ev. Matt. 5 , i pfi v o p i o q ~ 6s ~ i
q h b v xa~ahÚoaiTOV vopov. 2 0 . i o ivopioav TI... hq$ov~ai.D.Chr. 11, ,,,,
OOTEvopi<~ivOTL 6iu ~ p q p a ~ioxou6cio~qv a Ucp' Upóv. Lib. O r . 2.4 ~ p f i
vopi<eiv 6 ~ ViE ~ T E ~ OpEv C OV f i x i ~ ~ c i p q
oocppov~iv.
v Ep. vopi<o 6E 6 ~ 1
6s T ~ Cpopcpflc d ~Uxoc~ ó TE v 2póv clvapvqoei hoyov hv TE aU~oc
2xqyyÉhhop. 9so,3xaip t j ~ o vopíoqqi 6 ~ xpooeqoo
i xai 2pawóv. xuhai yup
aioe&vopai xa~axecppovqpÉvoc.
Encontramos también en los Discursos y en las Cartas de Libanio los
verbos o$ai y ihxi<o seguidos de completiva con o)< ( h ) , construcción
que no sólo comparte nuestro autor con la koiné, sino que, además, tiene
precedentes en ático del siglo N a. J.C. Ejemplos: Lib. O r . i 2 , 5 0 o i q k i e 6E
6 ~ TOi ~ p q p c i~ ó xohsov
v 06 TUUTOV clv0phxq x á o ~ ~ (cf.,
i en cambio, 1,3
o b v ~ a 6&i ~ i v TOVq 2pov 2xíxaxmv 26 ' I ~ a h i a cfíxeiv). Ep. ,,,, qpqv 6E
6 ~ 6i ~ xpoo~ivai
i T @ 6 h p q XUAA~OV~ U T O ÚTOÚ 6Ópu, y p a p p a ~ a oa. 9 7 6 , i
oipai So)<2xaiveoop~83Lxiov~ec.NT, Ep. Jac. 1 pfi y+ oi&oeod av@o>-
xoc Exeivoc OTL h?í$ETai T I xapu TOÚ xupiou. X. Hell. fi TOÚTO oi'&~aí
TI<,o)< ~ X E ~ V O@iih&Tai
C ~ p q p a ~CXvaAÓoa~
a u h h o q p ~ y u h o uxoiqoai;.
~
También Luciano, en plena vigencia del aticismo, se vale de esta cons-
trucción: Luc. Lex. 1i146.24Macleod xai oiÉo0ai 6 ~ xip ó ~ o cCoq aU~oc,T)V
~a x a v ~ o vouxocpav~ijc. Lib. Ep. 735.82Axi<o 6E OTL xai 6iu TOÚ xai%q
mhhoUc qpiv i h & y k ~ i$+opa<c oikoc dkU ph&xov~ocxai $&ov~oc. ,, TO ,,,,
yap ihxi<eiv o)< a i i ~ í x acpavei~a~ iie~póvioc06% 2ü xaeEU6~~v. (En cambio,
en los Discursos leemos Or.40,2 2Axi<o pEv OUV UpÜq 6 o ~ o e a ip01 x ~ A E -
,, ,,
miic). NT, Act. Ap. , üpa xcti 2hrri<ov 6 ~ ~i p q p a ~b€hjos~ai a ah-@U d
TOÚ iíaiihou. He aquí, ahora, algún ejemplo del ático: Th. V ,,,xai 06% uv
~ 6v 2 x s c É h b ~T L aU~oíc
i h x i o c i v ~ uo)< ~ i c p c i ~ q v .VI11 5 4 , 1 xai apa 2 ~ ~ 1 -
xí<ov o)< xcti p & ~ a @ h e i ~ P1. c t ~La.
. 2oo, xúvu 6E p ~ y k h q vihxi6ct d ~ o o)< v iij
xapu ~ o úAkpovoc oocpia aU~fiváveupqoeq.
No podemos extrañarnos al ver que a veces en las Epístolas de Libanio
a un verhum sentiendi, como UxovoÉo o xuvOcivopai, le sigue una oración
completiva con o)< o 6 ~ 1 porque
, en Jenofonte nos topamos ya con la misma
construcción:
cp~h~á~ nÉnToxev
o~c civ6páo~v;
X. An. 1V6,17
o v nuveórvopai OTI 06% ÜBa~óv TI TO d'poc.
~ o ú ~ xai
An. VI 3.23
Enei~a6E xai ~ ó xa~ahaheippÉvov
v inuv%vov~o TI OS piv Opáxec ...
HG IV8.35
Unovoóv TI x a ~ a o ~ f i o a6
a c T ~ 2xei
V cppoupuv cimnopeúooi~o.
q h k v xai eihqcpev.
En el aticismo: D. H. Amm. 1, p. 83,13-14 K xai pilv 2v TQ 2niracpíq
yÉypacpev. D. Chr. 1203,24 Teheu~un a v ~ o v~ ~ 6 a i p o v É o ~nhqv
a ~ o ~6 o, a he-
h ú n q ~ a inepi TOVnaí6ov.
En las Epístolas de Libanio: Lib. Ep. 756.7 T U U T ~ V2yO 6É6oxa T ~ ) V . ~ R L O
~ o h q v . 7 7 5 . 2 xai VÚV T a ú ~ q vE6oxa T ~ 2nio~ohflv.
V U 6i bUe
1012.L. o
TaUTqv ~ i l vZnio~ohqvxai TeTipqxOc T I ~ TooaUq ~ J TOV úno ooi T O U ~piv
(pehqxó~ac hóyov acpijnv~oac,T O U ~S 06% clcpeo~qxó~ac pühhov EXEOQCLI
nsnoiqxac. ,,, npoc ei&.rac EypaJlac a yiypacpac.
En Libanio, como en los Deuterosofistas 98, en la koiné 99. y en el ático
de finales del siglo V y comienzos del IV a. J.C., encontramos adjetivos
neutros sustantivados 'O0. He aquí unos cuantos ejemplos: Lib. Or. ,,,,,
98 = 1 1 2 9 , , 3 - 1. V. ARNIM.
99 W. SCHMID IV rO,,: «Vollig gelaufig ist der attische Gebrauch neutraler Adjektive in der Funk-
tion von Abstraktan.
100 B-D 165: ((DieserSprachgebrauch ist aus der alten profanen Literatur (Herodot, Thukyd.) oft zu
bel&en». Cf. MAYSER 11 , ,...
oUro r @ pEv 2xouoioro cpihóripov .rrpóoaoriv. Ep. ,,,,,xahov 6&oou xai ro
rahauraiov. ,,,,,E ~ X EpEv y&p rciya8ov roiho xai xpórapov 71 xóhic. NT, Ep.
Rom. ,,,ro xpqorov roU 8EoU sic parcivoiciv oa clyai. Ep. Cal. ,.,,2pyatíb-
paOa ro Gya8óv. Th. 111,,,,x r i o6x &ti6UpGc r @~UxpaxairoU 2xaivou k y o u
ro xpfloipov roU 2poU &xhoao&i. PI. R. ,,,,xórapov dxiorflpqv ro ciya8ov
cprj e;
También el llamado oijro; epanaléptico lo encontramos en ático del siglo
IV a. J.C. (es muy frecuente en Jenofonte) y en la koiné (Polibio y el Nuevo
Testamento) y en los Deuterosofistas y Libanio.
Ejemplos: X. An. 11b,30'Ayirc6E xai kxpcirqc.. xai roUro Gxa0avÉrqv.
O ~ C2 . 5. ~ É V O U CT C P O O ~ ~ X0 0E 1~ lt0hh0Uq ~ É x E o ~ z X~ ,Z ~TOÚTOUC ~ E Y C L ~ O X P E T C ~ < .
An. 114 , MÉvova 6E 06x irflrai, xai raUra xap' 'Apiaiou C;)V TOU MÉvovoq
~ÉVOU. Plb. 114,4 d y&p ~ T TÓV o ~ x @ Ó va 6 ~ 0 T
i C ~ O O E ¿ %6X0O0V~fi6q T C E ~ O E ( J -
&i, rcxihcx xpc'irraiv a6roic 2xaivoq xcxp&6oxavdv x4vu Bpaxai x p o q xar&
r ó v xohapiov. NT, Ep. Cor. 16.6 Ghh& GGahqkq par& GGahqoU xpívarai, xai
roUro ixi clxiorov; Lib. Or. 4 7 , 3 b d y&p &v t%p&ro pq6avoc vopou xohijovroc,
r r h a xohijovro; yiyvarri. Ep. 1 3 4 7 , 4 cpqpi 6a o01 ro xoíqpa ~ E T &r ó v
Mouoóv ouyxaio0ri, xai roUro oio0a p5hhov 2~Épov. 1403,, fi6q 6E
ciyovrov aipfivqv x r i oupxvaovrov +tÉ oou ypcippara cp&pov.raclOupiav x r i
rov xohapov clvrvaoijpava. cihh' 2yíh x r i roUro 2xóhuoa. D. Chr. I,,,, SS. x r i
y&p 60 xai ró6a oi6av, ori roic xcihhiora xohapaiv xapaoxaurop&voic, roU-
roic pcLhiora Ekaoriv aipflvqv CIYELV. Aristid. 189,1 4 SS. D T Q V S ad paB
Uyiaiav xap~oxoij6ro~ov clv0phxoiq xpqpc'i~ovxrqoiv, xai TaUrqv Xapc'ixic
6i6ooiv &vau xoh&pov.
Sin salirnos de los pronombres, el neutro del indefinido ric, ri en fun-
ción expletiva (<(dasohne besondere Bedeutung angehangte Pronomen in-
definiturn») se detecta tanto en las Epístolas de Libanio, como en los
aticistas y en la koiné (en papiros ' O 2 y autores literarios). Ejemplos: Lib.
Or. ,,, ~CiUrllco66Év T L w@po~&pcq 2v~rU@a ixrqo&pqv cpihiac. , ,27 066Év ri
roic x ~ q O ~ i xpóp~voq.
oi Ep. 3 9 5 , 1 E < 6E 066Év T L T C ~ O O É O X E V . 400.2 0 6 % ~T1
qkiouv p&hhaiv.653,l y l343,l OXE&VTL. D. Chr. I,,,,, D=I ,,,,,V. Arnim 0 6 % ~
T L pa~aorpacpópavoq.PTaur. 1 ,,,,( 1 16 a. J.C.) Chayav xohU T L xaxopioki xai
roUq xpqpariopoUc roijrouc. Str. IV, ,,xaioixaiav OXE&V T I x a p ~ o x ~ ú a oroiq rv
'Popaioic Bhqv rqv vljoov lo'.
tanto las formas con épsilon como las más modernas, las precedidas de eta,
que aparecen en las inscripciones áticas a partir del 300 a. J.C.: IG 11 6 7 8 . 1 2
(276 a. J.C.) q8uva~o.He aquí algunos ejemplos de los Discursos y las
Epístolas del Antioqueno:
Lib. Or. 18.54 i@uAr)@q(no se encuentra 4@uAq@qen los Discursos).
Or. 2 , 2 0 ~ ~ U V ~ ) @ TOr. 0 ~ )~.3 2 0 . 4 O ~ ~
) O6 2C. 6I1Vf i. 8 ~ ~ f i EP. X@uA~)@T ) < Tí
14.1 .
~ca@hv 2kov xoivov~iv ~USa~poviaq OUX fi@uAr)@qq;.Ep. .2 fi8uvr)@qv.
69s ,6 ~ ~ u v ~ @ T ) v .
Si pasamos ahora de la Sintaxis al Léxico, nos encontraremos ante una
situación similar: al igual que los prosistas áticos del siglo IV a. J.C., Liba-
nio en sus Discursos y sus Epístolas da entrada a vocabulario propiamente
ático y a léxico que se impuso en el griego helenístico. Así, emplea aGko y
ai>kcivo (Or. 49.3 CIU~EIV. Ep. IOL2.4 ~ U ~ E L147,3C . aUk~iv.Or. l o , 1 3 ai>kavo-
q 1.27. Ep. 1 2 8 3 , 2 2pOq ~ ~ A T X T Óno
pÉvqv), pero f i A ~ x i h ~ q(Or. T ~fjAik,
C ) , mien-
tras que, en cambio, Jenofonte 'O9 y Platón "O emplean ambos pares de
palabras. En otras ocasiones, empero, al igual que el autor de la Anábasis y
el divino filósofo, usa Libanio dobletes, pares de sinónimos de los cuales a
veces uno es la voz genuina y originariamente ática y el otro el término que
se impuso en esa modalidad del ático que se convirtió en griego helenístico.
Por ejemplo, Libanio hace uso, al igual que Jenofonte, de los presentes
&vaAóo (Or. 18,163, Ep. 81 &vaAoÚv~o)y civaAíoxo (Or. 1 4 , 7 &vaAion~~v.
Ep. 9 1 o s 3 &vaAiox~~v) sin que en este caso podamos decir cuál es más neta-
mente ático. Por el contrario, cuando emplea solamente la voz oxó~oc,TÓ,
como neutro frente al ático 6 o x ó ~ o c(Or. 1 , 2 7 4 TO yO1p ~ X Ó T OEp. C . 286.3
,,
108 D. 1 q@ukÓva0'. Hyp. L y c . I I q@ú)cou, etc.
109 L. GAUTIER, Lo langue d e XPnophori, Ginebra 1911, 144 SS.
110 P1. Tim. 41d aUkávcre (imperativo) y R. 423b au'keiv. P1. L g . 87% qhik. A p . 13d fl;iixhrqq.
o x ó r o u j ai'riov ~ S v a i )estamos
, autorizados para decir que prefiere la forma
helenística a la ática (Ev. Matt. ro o x ó r o j r o ~ ~ O T E ~/ Ar. O VEc.. 288 x a r k
oxórov), mientras que Jenofonte usa ambas formas (X. An. 11 6i& oxo-
r o u j ó & j . 1 Cyr. IV ,, x c r r e o y p Uno OXOTOU rov q&vov) y asimismo hace
Platón (PI. Phdr. ,,,, R. ,,, ,,,,,, ó o x ó r o j . / R. ,,,,, Lg. ,,,, .so
o x ó r o ~ ) En
. otras ocasiones emplea nuestro autor, como decimos, pares de
términos sinónimos (Or.,,,, r 6 v cinoyóvov. Ep. 14,,,1 cinoyovoi. / Or. I 1 . 1 6 7
r ó v Zxyóvov. Ep. 316.4 roUj 2xyÓvouj i n a i v ó v ) , de los cuales uno es más
netamente ático que el otro o bien ha logrado implantarse en la koiné:
Or. 1 4 , 3 1 p h k w j clv6poj í v o j y i y v ~ r a i Ep. . 3 1 4 , 3 y w e o 8 r i phciwj. Or. t , 6 i T ~ V
phkpqv. Ep. 3 5 8 , 4 yav.6o8ri phcipqv (koiné) l"; Or. 5 , 3 ~ E ~ Y E TQV I V 6crnkvqv.
Ep. 7 , r f i j n ~ prio XOIVOV j3ahav~iov8anÓlvqj (koiné)./ 0 r . 33, E'qauyov 5v
TO clvkhopa. Ep. 7 6 7 , l r o i j m p i T ~ nóhiv V CXvahópaoi: Or. l . 2 1 0 O ~ O V2v
joypciqov rcivaci. Ep. roUj joyp&(pouj. / Or. 3 3 , 3 4 r o i j y p a q ~ U o i~ i j
rivcrj o r o u j ~ p q o c i p e v o j . Ep. roocrijrq r i j c l q b v í a r ó v ypaqeov:
Or. 2 5 . 2 6 r & ncri61x& ~ ~ P E Ú O V Ep. . 4 3 3 . 3 T& ToiaUrcr 8 q p ~ U ~ (koiné).
iv / 0 r . 4 1.9
OqpGvraj d n ó o o u j GUvcriv~o.Ep. I O h , 5 i y O T& OE 0 q p k o o ; Or. 1 5 , 7 h xuhiv-
GoUpavoi. Ep. 1(,3(,1 X U ~ I V ~ O U ~ EOr. VO 5 3V
, 6 ,i v civ6pcioi nivouoi xcrhiv6~irai.
Ep. 1 2 0 7 . 1 xahiv60upevouj; Or. 1 2 , 8 p1pEiTai napci6Eiypa. Ep. 2 6 9 . 4 I ' C C L P ~ ~ E I Y ~ C X .
6E 2yyU0~v./ Ep.b,, oU¿ZV EiTpov UnÓ8~1ypa(koiné) '12.
Como ya en Platón hay pasajes en que EUVG, aunque no se refiere al
lecho de los soldados (PI. R. 415e), está muy cerca de xhivq (PI. Smp. 7,
ZV r q Z~opt51;)E'pcU x h i v n ) y lo mismo ocurre en Jenofonte (X. Oec. 25
E U V T cihioxov~cri
~~ i ~ a v i o ~ c i p ~ vCyr.
o i . VIII,, ,6 ó aU.soj xhivqv o ~ p ó v v u o iCyr. .
V ,,,, xhivcri 6' Upiv ~ i o i vÓnoocti ~Uvcti~ É V O I V T ' civ i n i ~ f lyfi j j), as~mlsrno
Libanio en sus Discursos y Epístolas utiliza ambas voces como sinónimas
,
(Or. l s , 7 5 2 d ~ U v f i j . .g i n i T ~ xhivqv.V Ep. 344.1 E'ni r f l j ~ U v f l j .gOZ a i n i
r q q x h i v q j ) , de las cuales, como es sabido, sólo la última ha pervivido en la
koiné (Ev. Luc. Unoxciro x h i v q j ~ i e q o i v ) .
Otras veces aparecen empleadas como sinónimas palabras que ya ha-
bían sido antes usadas como tales por Platón y Jenofonte y que siguieron
utilizándose del mismo modo en la koiné. Así, por ejemplo, 8q€)ahpoi y
o p p c t ~ a .Leemos en los Discursos y las Epístolas de Libanio: Or. h O . l (5v
111 Cf. PI. LR. 843c ro piv b k a k c cirroriviro. LR. 656a p ~ a b q vC'oí3'iiv~ivacpEpci.
112 Los aticistas (Phryn. 4) rechazan el empleo dc ¿im%ciypa significando n a p k k i y p a . <<ejemplo.>.
pero c o n esta signilicación aparcce ¿irro6~1ypaen los papiros -BGU 1141,43 ( 1 a. J.C.)- y e n Dionisio
de Halicarnaso ( D . H. Comp. 17) y e n Filodemo (Phld. RIi. l a , , , _ , , Sudhaus pobov ¿irwSci-{plrov
) . forma aparece únicamente e n el Commercium; n o e s , por tanto, atribuible a Libanio.
É r ~ p O r q ~ a qEsta
,
~ o i qQcpecrhpoiq ci~huqxcr~crxÉ~u~cr~. ,2,b cl~huqi v Éxa~Épouroiq dppcro~y
,
Ep. l o x ~ v ó vxsipaq xcri oppcr~cr.Estas dos voces aparecen como sinóni-
mas en un pasaje de la República de Platón (PI. R . 353b8cpeCrhpó~.. Epyov ...
dppcr~crro crúróv É'pyov xcrhóq clnspycloa~vro)y también luego en el Nuevo
Testamento: Ev. Matt 2 0 , 3 4 fl$cr~oróv dcpecrhpóv. Ev. Marc. xcri n r h a q
siq rci oppcrrcx crUr06.
En griego helenístico se usan indiferentemente las formas adverbiales
op56pcr y ocpo6póq. Así, en Act. Ap. 6 , 7 se lee xcri inhrleUvsro o clp~epoqróv
paerlróv i v 'Ispouocth~jvocpó6pcr y en Act. A p . 2 7 , i 8 nos encontramos con
ocpo6póq 6E ~s~pcr<opÉvov qpóv. Pues bien, asimismo, Libanio emplea, sin
ningún matiz que las diferencie, tanto una forma como la otra: O r .
,,
otro ocpó6pcr. ,, o6ro ocpo6póq. Ep. 1 4 5, 06 o(Pó6pcr É ' X C Y ~ T O~ycrnii~cr~.
~
3 3 3 , 1 O T L cp~hsíocpoGpóq. Pero también Platón emplea ambos adverbios sin
marcar diferencias entre ellos: PI. A p . 23, ocpo6póq 6~apclhhovrsq.Phd. 88,
op56pcr nsns~opÉvouq.
Otras veces, en cambio, de los dobletes sólo una forma ha perdurado en
griego helenístico, mientras que Libanio emplea las dos como sinónimos
porque así eran ya utilizadas por los prosistas áticos del siglo I V a. J.C.
Veamos un ejemplo: EvrcrUBcr y no i v r a u b i es el adverbio de lugar que
penetra en la koiné (J. AJ 14.83 oi EvmUBa 'Popcrio~.POxy. V 840.23 oU O ~ V
ivrcrúeur h v i v rQ isp4). Pero Libanio en sus Discursos y Epístolas emplea
ambas formas: O r . 4 5 , 5 ivrcrU% nou ~ E T & O V . opó yap aUróv oUx ohiyouq
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Por consiguiente, de lo que precede se deduce que no es acertado sepa-
rar tajantemente aticismo y asianismo, aticismo y koiné. Las dos tenden-
cias, los dos estilos convivieron y se interpenetraron. El escritor aticista,
nostálgico del pasado, recoge, junto a los repertorios aprendidos, giros y
expresiones que no son tan pura y castizamente áticos como él se cree. Y,
al mismo tiempo, jamás consigue reproducir cabalmente la prosa que trata
de imitar. Ni siquiera Elio Aristides, el más perfecto estilísticamente de
acuerdo con la preceptiva aticista, alcanzó ese objetivo de perfeción con-
sistente en igualarse con sus modelos. Es más: pensamos que el mérito de
Libanio estriba fundamentalmente en no haber logrado realizar el ideal de
Dionisio de Halicarnaso con tanto éxito como el sofista Aristides que fue
para nuestro prosista antioqueno espejo de oradores aticistas. Libanio es
mucho más movido, mucho más vivo que Aristides, su modelo, porque
supo moderar el purismo aticista con muy razonables dosis del aire fresco
que proporcionaba la lengua de su medio ambiente.
En el fondo, para entender la diglosia que se produce dentro del griego
en los primeros años del Imperio romano y que nunca fue absoluta o defini-
tiva en el sentido de que la koiné y el aticismo discurrieran paralelamente
sin interferencias, hay que remontarse al momento histórico en que los
reinos helenísticos se convirtieron en provincias romanas, muy alejados ya,
como estaban, desde tiempos de Alejandro Magno, de lo que había sido la
autonomía y la actividad política de las ciudades-estado. Fue entonces
cuando la literatura dejó de tratar toda cuestión que tuviese que ver con la
problemática social o política del inmediato presente y, así, convertida en
«pura literatura», o bien se dedica a entretener a las masas con la ficción, o,
si de alguna manera pretende mantener encendida alguna brasa del patrio-
tismo helénico, lo hace sólo refiriéndose a la cultura y añorando los viejos
tiempos de esplendor ya irrevocables. La imitación de los antiguos, la
pípqcriq TOVQp~uícov,no sólo está representada por los aticistas, sino
también por Himerio (s. iv) que escribió discursos en una prosa variopinta
en que junto a la koiné brillan construcciones poéticas y formas de las líricas
lesbia y dórica, y por Quinto de Esmirna, que escribió las Empresas posr-
homéricas en una lengua en que la antigua dicción épica se entremezcla con
la koiné, y por Nonno de Panópolis que emuló a Homero aunque sólo le
igualó en el número de libros (como la Ilíada y la Odisea juntas, las Dioni-
síacas están compuestas por cuarenta y ocho libros). Así pues, si ni si-
quiera los aticistas lograron reproducir el ático de sus modelos, sino que
crearon una «lengua escrita» cuya pureza y casticismo áticos no dejan de
estar, sin embargo, empañados por la koiné, no es de extrañar que en
Libanio encontremos una lengua, más viva de lo que a primera vista cabria
esperar, en la que se conjugan armónicamente el aticismo, que se había
convertido ya en componente esencial de la lengua griega escrita en su más
alto nivel cultural, y el griego helenístico que al fin y al cabo comenzaba a
hacerse presente en los propios escritores áticos del siglo IV a. J.C.
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