Existe profusa literatura científica que aborda los problemas
de ansiedad, depresión, estrés y mala calidad de vida de madres y padres de personas con autismo, ciencia que aumenta más aun el estigma negativo del autismo, no solo creemos que es malo, la ciencia lo avala. Y sin embargo, qué poca literatura hay de como sanar esos procesos emocionales a través de meditación y/o mindfulness en este campo tan específico. Durante décadas el autismo ha sido directamente asociado a discapacidad intelectual severa, carencia de comunicación verbal y una serie de conductas altamente disruptivas. Aunque en la actualidad sabemos que no es así, el estigma sobre lo terrible del trastorno está ahí, y condiciona fuertemente a la persona. De hecho, cuando una familia recibe el diagnóstico de autismo de un hijo se genera un difícil proceso de duelo que va a impactar de forma negativa (y en muchos casos durante muchos años) en la familia. Durante el proceso del duelo en el autismo se producen una serie de cambios tremendos en la forma de asumir la propia vida. Desde la negación, rebelión, culpa, depresión y aceptación, a la sanación emocional, puede haber un tremendo recorrido, a veces nunca acaba, a veces dura décadas. Pero hay un punto en el proceso del duelo del que nadie habla, del duelo que nunca acaba, es lo que se denomina la rendición. Y es el momento en que la madre (y el padre) realmente no aceptan la realidad, sino que se someten a ella. Mindfulness’ o ‘atención plena’ significa estar presente aquí y ahora sin juzgar o etiquetar, con aceptación y con una actitud amorosa. Es vivir aquí y ahora. A través de la atención plena en el momento presente quedas libre de enredarte en el pasado y preocuparte por el futuro. Esta práctica tan beneficiosa no se trata de lograr un estado de relajación o evasión, sino un estado de atención serena, sin tensión ni alerta. Un factor que puede ser una estrategia de afrontamiento importante es la compasión de sí mismo, que implica ser amable con uno mismo en tiempos de dificultad, reconocer la naturaleza compartida del sufrimiento humano y ser conscientemente consciente de pensamientos y emociones negativas. Así es como descubrí todas las bondades que me ayudaron a entender y conectar con mi hijo. A comprender su comportamiento, su forma de ver, sentir, estar y percibir el mundo. El niño con autismo puede permanecer durante largos periodos de tiempo en atención plena, pero tienen un riesgo, no se pueden proteger del miedo materno o paterno. Aunque no juzgan, no mienten, sienten de forma sincera, perciben la verdadera esencia de las cosas, por ejemplo, cuando tocan el agua repetidas veces, es como si cada vez que la toca fuese la primera vez, y desde el modelo social decimos que determinadas conductas del niño son conductas obsesivas, cuando en realidad descubres que existe un profundo placer en descubrir el agua una y mil veces. Es curioso como cuando sus emociones se desbordan, decimos que tienen estereotipias, cuando en realidad no son otra cosa más que manifestaciones sinceras, sin recortes, sin inhibiciones, esas que no teníamos cuando éramos niños y que con el tiempo nos enseñaron a perder. Mindfulness: superación del dolor emocional de las familias de personas con autismo o Imagínense por un momento lo que sería tener paz y tranquilidad en su vida. o Experimentar deliciosos momentos de quietud y tiempo solo para ti.
o Experimentar menos estrés y ansiedad (ambos)
o Sentirte menos abrumada por las exigencias de la maternidad. o Construir relaciones más fuertes con tu hijo. o Sonreír y reír más. o Comprender sus necesidades y sus procesos evolutivos o Tener momentos de auténtica conexión con tu hijo. o Conocer e implementar herramientas que le ayuden a avanzar. Estudios científicos nos confirman que los padres de niños con trastornos del espectro autista (TEA) tienen un mayor riesgo de estrés agudo y crónico en comparación con los padres de niños con otras discapacidades del desarrollo y padres de niños sin discapacidades. Es por eso que compartimos una herramienta maravillosa que puede ayudarte muchísimo y que, además, es muy fácil de aprender y de implementar. Sólo necesitas dedicarle un poco de práctica, y verás qué cambio. Se llama mindfulness y en el siguiente enlace te enseñaré en que consiste. campus.autismodiario.org/cursos/mindfulness-superacion-del-dolor-emocional-de-las- familias-de-personas-con-autismo/ «Nuestro mayor miedo no es que no encajemos,
nuestro mayor miedo es que tenemos una fuerza desmesurada.
Es nuestra luz y no nuestra oscuridad lo que más nos asusta.
Empequeñecerse no ayuda al mundo, no hay nada inteligente en
encogerse
para que otros no se sientan inseguros a tu alrededor.
Todos deberíamos brillar como hacen los niños,
no es cosa de unos pocos, sino de todos,
y al dejar brillar nuestra propia luz,
inconscientemente damos permiso a otros para hacer lo mismo.
Al liberarnos de nuestro propio miedo
nuestra presencia libera automáticamente a otros.»