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Monelisa Lina Pérez-Marchand

¿HACIA UNA FILOSOFIA DE LA


HISTORIA INTERAMERICANA?
Tésis de Víctor Roúl Haya de la Torre y su confronta-
ción con la Tésis de Toynbee

SOBRETIRO DEL A N U A R I O " H U M A N I T A S "

C E N T R O DE E S T U D I O S H U M A N I S T I C O S
DE LA U N I V E R S I D A D O I N U E V O L E O N

/ k * iì Monterrey, N. L., México No. 3


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Biblioteca Universitaria
¿ H A C I A U N A F I L O S O F Í A D E LA H I S T O R I A I N T E R A M E R I C A N A ?
T E S I S D E V Í C T O R R A Ú L HAYA D E LA T O R R E Y SU
C O N F R O N T A C I Ó N C O N LA T E S I S D E T O Y N B E E

MONELISA LINA PÉREZ-MARCHAND


P u e r t o Rico.

PLANTEAR EN E S T E M O M E N T O la necesidad de que al formular una filosofía


de la historia se incluya a las Américas, no constituye hoy, desde luego, una
pretensión novedosa. Es forzoso reconocer que este reclamo ha sido percibido
con mayor o menor claridad —y desde diversos ángulos— en el mundo occi-
dental, no sólo desde que los filósofos de la historia europea dejaron de mirar
al Nuevo M u n d o como el del "buen salvaje" —que muchos consideraban
como orbe sin historia— sino aun antes, aun desde los tempranos años de la
conquista.
Desde entonces hubo ya quien fuera capaz de demostrar a través de sus
ejecutorias, y de reclamar a través de epístolas a los gobernantes locales y a
los monarcas, "cierta" capacidad para comprender con simpatía la situación
del hombre americano. 1
Posteriormente, entre otros, Herder, Hegel, Marx, Spengler, etc., también
se ocuparon de América al exponer sus respectivas filosofías de la historia.
Pero al hacerlo, utilizaron siempre categorías interpretativas europeas, lo
que les incapacitó para alcanzar una visión comprensiva de aquélla.
Aclararla es cuestión de vital interés para el hombre de nuestros días, no
sólo para el hombre de América. Porque, de ser cierto —como se pretende—

1
Recuérdese a este efecto, al singular defensor de los indios, Fray Bartolomé de
las Casas, y1 su gran polémica con el jurista español Ginés de Sepúlveda por razón del
concepto que de los indios americanos y del trato que estimaba debía dárseles. Recuér-
dese asimismo en las Cartas de relación de la conquista, de H e r n á n Cortés, dirigidas
a los soberanos españoles, la evidente simpatía con q u e aquél describe el m e r c a d o indí-
gena y la habilidad de los artífices indígenas, a quienes compara ventajosamente con
los europeos. Cf. Cartas de relación de la conquista. México, 1943.

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que el equilibrio político del mundo actual depende de que los pueblos que Y por eso también para Toynbee no es posible asumir a prior* que deter-
lo constituyen se conozcan mejor, es indudable que aquel equilibrio no se minadas causas produzcan determinados efectos. 3 Ahora bien, esto no sig-
logrará mientras se excluya de él a un orbe de pueblos que cada día juega nifica que piense en la historia como cosa muerta cuyo sentido no podremos
un papel más importante en su mantenimiento: el americano. cobrar jamás. En modo alguno, pues el tiempo histórico no es absoluto. Y,
Por haber alcanzado en nuestra hora histórica una comprensión más clara aunque tampoco es mensurable en términos de vida h u m a n a —según nos
de la trascendencia de esta cuestión, recientemente se h a n intentado inves- advierte— sino de duración vital de las civilizaciones,4 está necesaria e inse-
tigaciones dirigidas a revisar iViodo metódico—, diversos aspectos de la parablemente vinculado a la conciencia del espacio o escenario geográfico.
interpretación de la historia americana. Pues para él, la historia surge sólo cuando el hombre llega a dominar las
Y no cabe duda de que contemporáneamente, entre los grandes intérpretes fuerzas que lo constriñen y a radicar las iniciativas creadoras que le permiten
de la historia universal, es Arnold Toynbee quien ha dado una interpretación alcanzar la más plena conciencia de su espacio-tiempo vital. Y esto, no en
de la misma que facilita aquella necesaria revisión 2 de la historia de América. un estrecho sentido comarcano, sino precisamente liberado de ese concepto
Toynbee nos ofrece esta oportunidad, al asumir una posición relativista político —la nación— que para Toynbee representa no sólo un concepto ar-
frente a la historia, en la que rechaza —por unilaterales—, tanto la teoría del tificioso y limitador, sino que constituye un impedimento para la verdadera
determinismo geográfico, como la teoría racista. Explica, en cambio, la génesis comprensión de la historia humana. Porque, como acabamos de señalar, para
y desarrollo de la sociedad humana que llama civilización, o sociedad histó- este historiador la conciencia histórica surge sólo cuando el hombre se encuen-
rica sin parentesco anterior, en término de la continua interacción creadora tra realmente inmerso en los campos inteligibles del estudio histórico que
entre hombre y contorno físico, y viceversa, sin descuidar los múltiples fac- para él constituyen las civilizaciones. Y desaparece cuando, por razones de
tores que pueden desplegarse en esa relación. índole interna y / o externa, se dislocan o disgregan los elementos que mante-
nían dinámicos y vivos los vínculos de relación entre hombre y ambiente y
Este historiador concibe a la civilización o sociedad histórica como aquel
viceversa. Así pues —y aun cuando sobrevivan los núcleos humanos origina-
género de agrupación formada por seres humanos que han podido vencer
rios que constituían las civilizaciones— los espacios geográficos, aunque ha-
—dentro de determinadas condiciones tempo-espaciales— el imperio de cir-
bitados físicamente, quedan como "deshabitados" culturalmente hablando,
custancias adversas al hombre, o que han sabido superar las condiciones del
si se fosiliza la sociedad sin parentesco, al producirse aquel cercenamiento. Por
mundo físico que los sujetan a la animalidad, para fundar un orden de cosas
que garantiza el tipo de existencia que el hombre juzga genuinamente hu- otra parte, es posible que en el proceso de evolución de las civilizaciones ocu-
mana. rran otras alternativas, o se dé otro tipo de casos. Por ejemplo, antes de que
se agote el impulso creador en la sociedad originaria, puede ocurrir el des-
De modo que la civilización representa para Toynbee la respuesta dinámica prendimiento de u n a rama o una secesión de su "cuerpo principal". Este
del factor interno humano —psíquico— al reto o desafío que le propone el desgajamiento puede transplantarse a un ámbito tempo-espacial diferente,
factor externo —su contorno—, el medio, que a su vez puede ser físico o hu-
logrando en éste una individuación propia. También puede ocurrir que, al
mano. Este actúa como u n a especie de estimulante que incita la capacidad
agotarse el impulso creador de la sociedad originaria, aparezca la sociedad his-
creadora del hombre que, al entrar en juego, pone en marcha y "actualiza"
tórica con parentesco, que a su vez puede ser de los siguientes tipos: filial,
potencialidades latentes.
infra filial o supra filial.
Así pues, el resultado del "encuentro" de estos factores —hombre y am-
Como es evidente, para Toynbee las civilizaciones pueden surgir en cual-
biente físico y / o humano, condicionado tempo-espacialmente— no puede ser
quier clima o ámbito geográfico. Por eso, según él, sostener el concepto de la
predicho. Surge como una especie de "novedad emergente", del "encuentro"
unificación de la historia universal "sobre base de un principio occidental o
mismo, y depende, en buena medida, de que el reto no agote las fuerzas po-
tenciales del núcleo humano que sufre su impacto. Por eso entiende que
3
A R N O L D J . T O Y N B E E : Estudio de la historia. Buenos Aires, p p . 287, 288.
-5 puede haber diversas respuestas ante u n mismo reto. 4
Según T O Y N B E E , las civilizaciones p u e d e n ser consideradas como contemporáneas

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1
Por eso A R N O L D J . T O Y N B E E rechaza de igual modo la historia concebida como
procesos constantes; así como la que se manifiesta paralelamente en ciclos cerrados sobre
sí mismos; o la q u e se desarrolla en planos yuxtapuestos o extensos.
entre sí, si se t o m a en consideración que se producen en u n a duración de tiempo ínfimo
al c o m p a r a r aquél d u r a n t e el cual aparecen, con el tiempo total que se a c e p t a como
el de la presencia del h o m b r e en la tierra.
europeísta sólo es posible gracias a una deformación violenta de los hechos A este respecto nos dice Haya de la Torre en su obra Toynbee frente a los
históricos, y una limitación drástica del campo visual del historiador". 5 panoramas de la historia, publicada en 1957:
Así pues, el enfoque indeterminante de Toynbee frente a la historia uni-
versal, introduce en la interpretación histórica un elemento de relatividad Mi pensamiento político arranca de una premisa de emancipación cul-
que hace posible la reconsideración de la historia de América. 6 Y lo más im- tural Indoamericana, comenzando por la historia que dentro de los es-
portante es que, por los supuestos ya establecidos, esta reconsideración puede trictos patrones europeos me parece para nosotros desubicada.9
intentarse desde una actitud liberada de los prejuicios que limitaron las in-
terpretaciones hechas por los estudiosos europeos —mencionados al principio
Este manifiesto deseo de lograr la emancipación mental de América no sólo
d e este trabajo, y otros— quienes siempre lo hicieron desde una perspectiva
de la tutela europea, sino también del criterio norteamericanizante —que no
europeizante.
menos frecuentemente se ha impuesto para juzgar a toda América— no sig-
Sin embargo, aun cuando esto es cierto, y aun cuando Toynbee estudia las nifica, sin embargo, según él mismo indica:
sociedades americanas y también incorpora u n a de éstas —la maya al es-
quema de las civilizaciones —exaltándola de este modo a la jerarquía de las una absurda recusación de los valores universales de la cultura llamada
sociedades que hacen historia— proveyendo con ello facilidades para la ta- occidental, sino continuidad autonómica de un gran proceso que en
rea de la "deseuropeización" de la historia de América, él mismo no ha in-
este ámbito americano va encontrando estribación para su resurgimien-
tentado ofrecer una perspectiva de la historia americana interpretada desde
to, etc.10 Haciendo hincapié en este punto, ya un poco antes, en 1956,
América. Y a ú n queda en píe para el hombre contemporáneo la tarea de
había señalado: Sí, ciencia y pensamiento europeos, pero digeridos. Va-
investigar si la realidad americana puede ser explicada, aunque en términos
le decir asimilados, metabolizados —"meta bolé" significa cambio, mu-
de una trayectoria histórica occidental, con u n ritmo histórico propio, distin-
tación— por un proceso dialéctico, fluyente, que llega y continúa. Y
guible de otros en esa misma trayectoria.
por una relación de espacio y tiempo, que determina y transforma
Y ésta es, sin duda alguna, u n a de las cuestiones americanas que más le
preocupa aclarar al pensador y político peruano Víctor Raúl Haya de la To-
Su posición frente a este problema es clara. Lo que persigue no es que
rre, que, desde 1928 —a través de artículos y obras varias—, 7 se comenzó a
perfilar ya su interés por alcanzar una interpretación de América emancipada América se desnaturalice, renegando de sus raíces europeas, pero sí que no
de Europa. 8 se limite a aceptar pasivamente lo que se le propone o impone, sino por el
contrario, que trate de hacer suyo y se apropie de todo lo que pueda verte-
5
ARNOLD J. TOYNBEE: Estudio de la historia, op. cit., p. 177.

" A propósito de esto, H A Y A D E L A T O R R E dice lo siguiente La hazaña relativista de ción de actitud pensante, sea el que muchas veces y en diversas formas se ha enunciado
T O Y N B E E —ya en presencia de los insoslayables descubrimientos físicos del continuo en el lema de "emancipación mental indoamericana de los moldes y dictados europeos".
V Í C T O R R A Ú L H A Y A D E L A T O R R E : Espacio-tiempo-histórico. L i m a , Perú, 1 9 4 8 , p. 1 5 .
espacio temporal de cuatro dimensiones y de la vigencia de la geometría cura allende los
perímetros menores— conlleva, sin duda, una primera significancia: la de "deseuro- 9
VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA T O R R E : Toynbee frente a los panoramas de la historia,
petzar" la clásica perspectiva de la historia desplazando sus ángulos hacia nuevos ali- op. cit., p. 10.
neamientos etiológicos. Y, simultáneamente, la de desnacionalizarla, al descentrar sus E n u n artículo publicado en Repertorio Americano, Costa Rica, tomo 36, n ú m e r o 11,
artificiosos contornos geométricos estaduales, y al espaciar sus áreas a los "campos p. 1 6 1 . , H A Y A D E L A T O R R E señaló q u e los términos H i s p a n o a m é r i c a o Iberoamérica
inteligibles del estudio histórico". V Í C T O R R A Ú L H A Y A D E L A T O R R E : Toynbee frente corresponden al siglo X I X y reflejan la influencia española, francesa y portuguesa. El
a los panoramas de la historia. Espacio-tiempo-histórico, Buenos Aires. Cía. Editorial y a u t o r señala preferencia por el término I n d o a m é r i c a , p o r q u e , según alega, es más amplio,
Distribuidora del Plata.. 1957, p. 14. va más lejos, entra más totalmente en la trayectoria total de nuestros pueblos. Com-
7
Ibid., p. 9. prende la pre-historia, lo indio, lo ibérico, lo latino y lo negro, lo mestizo y lo "cósmico"
8
El esfuerzo por e m a n c i p a r el pensamiento americano del europeo h a recibido t a m - digamos recordando a Vasconcelos, manteniendo su vigencia en el porvenir.
bién repetidamente el respaldo de otros pensadores indoamericanos y constituye, sin 10
VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA T O R R E : Toynbee frente a los panoramas de la historia,
d u d a alguna, u n o de los objetivos básicos del Apra-Alianza Popular Revolucionaria op. cit., p. 10.
Americana, según puede verse en la siguiente cita del propio H A Y A D E L A T O R R E : A
VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE: Treinta años de aprismo, México. Fondo de
Acaso el concepto fundamental de la filosofía del movimiento apüsta, como defini- Cultura Económica, 1956, p. 17.
brarla, pues comprende que "tan peligroso es vivir imitando como intentar histórico, cosa que no es Haya de la Torre. Porque, aunque su posición se
ruptura insólita y desconocimiento simplista de todos los precedentes". 12 apoya en el supuesto señalado y en la tesis marxista, 20 no responde, como
Constituyen preocupaciones básicas de su filosofía de la historia, en primer ésta, a una filosofía materialista de la historia. 21
lugar, intentar la posible ubicación del m u n d o americano dentro "de u n es-
Precisamente porque se da cuenta del riesgo que existe de que así se le
quema lógico de la Historia". 1 3 En segundo lugar, investigar cuáles pueden
juzgue, Haya de la Torre advierte que:
ser los factores que le dan el carácter particular que definen esa realidad. Y
en tercer lugar, aclarar si "nuestro proceso histórico tiene su propio ritmo,
este paralelismo no comporta una concepción circunscritamente física de
su típico proceso, su intransferible contenido". 14
la historia. El paralelismo es más bien filosófico. Se basa en una "rela-
La interpretación de la historia de América que hace H a y a de la Torre ción consciente" de los grupos humanos con los espacios y tiempos inse-
responde a su particular enfoque de la historia. Nuestro pensador parte de parables de sus procesos culturales. Esta "relación consciente" es resul-
la convicción de que existe una estrecha relación entre la idea de la ciencia tado de una prolongada acción recíproca cuya mayor o menor profun-
imperante en cada época y la que se tiene sobre la historia. 15 Por eso, sostiene didad determina el mayor o menor avance de su integral desenvolvi-
que nuestro momento no puede menos que tener una visión relativista de la miento histórico.22
misma. " L a revolución de la ciencia física", nos dice, "determina la resolu-
ción del curso y de la interpretación de la historia". 16 Haya de la Torre simpatiza básicamente con la visión relativista de la
Convencido de esto, al sentar su tesis del Espacio-tiempo histórico, no acep- historia de Toynbee. En repetidas ocasiones ha indicado el aprecio que hacia
ta "una gravitación histórica universal, un paralelismo absoluto, euclídeo, él siente, como lo demuestra cuando recomienda la lectura de su obra indi-
fatal, para todos los procesos de la Historia". 17 Entiende, en cambio, que hay cando que "acéptense o no las teorías sustentadas en el esquema toynbeano,
"un paralelismo relativo. En zonas limitadas de espacio-tiempo valen las leyes su íntimo conocimiento previo es insoslayable para todo hombre culto de
del paralelismo de Euclides como ocurre en la física". 18 nuestro tiempo". 23
Así pues, amparándose precisamente en la naturaleza y carácter de la cien- El escritor peruano está de acuerdo con Toynbee inclusive cuando destaca
cia de nuestros días, ofrece u n a interpretación relativista de la historia. Sos- como la sentencia clave de la tesis de éste, aquella en la que el historiador
tiene que, todo proceso histórico tiene:
inglés señala lo siguiente:

su propio sistema de coordenadas y "campos gravitacionales", su deve-


En cualquier época de una sociedad cualquiera, el estudio de la His-
nir de sucesos e intervalos y hasta su equivalencia social de energía, masa
y velocidad o ritmo histórico.19 América no es una excepción al principio 20
El propio H a y a de la T o r r e a c e p t a esto con su obra El antimperialismo y el
señalado.
Apra, al admitir que esta institución política representa una metódica confrontación
de la realidad indoamericana con la tesis que Mar¡x postulara como resultado de la
Ahora bien, es preciso que aclaremos esta aseveración porque, de no hacerlo, realidad europea que él vivió y estudió a mediados del siglo pasado. C i t a d o en su
podría dar la impresión de que nos encontramos frente a un burdo materialista o b r a Espacio-tiempo-histórico. Op., cit., p. X V I .
21
Es por esa razón q u e H a y a de la T o r r e no acepta que "los pueblos avanzados
A
VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE: La defensa continental, Buenos Aires, 1945, sean el espejo en el q u e se refleje idéntica, la imagen f u t u r a de los otros". Ibid., p.
p p . 46-47. 179. Y es por ella misma p o r lo que a f i r m a q u e :
13
VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE: Espacio-tiempo-histórico, op. cit., p. X V I I . el contraste entre la imperiosa universalidad de las necesidades materiales de las
14
Ibid., p. X V I . que ninguna sociedad está exenta, y la raridad de los casos en que aquéllas apa-
15
VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA T O R R E : Toynbee frente a los panoramas de la historia, recerían como causales de la existencia de una civilización, recusa, en este res-
op. cit., p . 207. pecto, la urgencia de los ortodoxos principios deterministas del materialismo his-
16
VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE: Espacio-tiempo-histórico, op. cit., p. 167. tórico. Cf. Toynbee frente a los panoramas de la historia, Op., cit., p. 208.
17
Ibid., p. 178. 22
V Í C T O R R A Ú L H A Y A D E LA T O R R E : Espacio-tiempo-histórico, Op., cit., p. X X X V I I I .
18
Ibid., p. cit., loe., cit. 23
VÍCTOR RAÚL H A Y A D E LA T O R R E : Toynbee frente a los panoramas de la historia,
" Ibid., p. X X X V I I I . Op., cit., p. 6.
toña, así como el de las demás actividades sociales, está gobernado por
gráfico y un contenido humano, todo dentro de una dimensión de tiempo,
las tendencias dominantes de tiempo y de lugar.2*
se nos advierte, sin embargo, que este concepto no se refiere a una mera ex-
tensión geográfica, ni a u n a mera duración cronológica, según podrían en-
Sin embargo, es de observar que Haya de la Torre no está enteramente d e
tenderse estos términos considerados separadamente. Tampoco se refiere a
acuerdo con el desarrollo que Toynbee hace de su tesis sobre la génesis d e
un mero agregado de factores. ¿Qué es, entonces? Ni más ni menos lo que
las civilizaciones.
Toynbee llama "los campos inteligibles del estudio histórico", las civiliza-
Veamos lo que advierte a este respecto sobre su propio pensamiento:
ciones.
El espacio-tiempo-histórico es concebido por Haya de la Torre como una
Estas ideas difieren en su alineación conceptual y expositiva de las des-
unidad de factores "telúricos, étnicos, sociales, económicos, culturales y psi-
pués publicadas, y más tarde divulgadas, en la vastedad ecumenicista
cológicos" 28 que, articulados estrechamente entre sí en u n vasto panorama
del magistral sistema de Toynbee. Pero él ha venido a iluminarme en la
dialéctico, "forman una categoría filosófica que puede considerarse como la
dificultosa búsqueda de los postulados, sólo por ciertos aspectos coinci-
cuarta dimensión histórica". 29
dentes.25
Podríamos decir que el espacio-tiempo-histórico es a manera de un caña-
mazo b a j o un bordado; como la trama de relaciones o sistema coordenado
L a máxima objeción de Haya de la Torre hacia Toynbee se apoya en que,
para su modo de ver el problema, el pragmatismo relativista del historiador
(CjS.) de cada fenómeno social —inseparable de su escenario—, y del
inglés no resuelve claramente la cuestión que para él resulta sin d u d a f u n d a -
conjunto de ellos, expresado en la Historia, como consideración obser-
mental: ¿"cómo se forman y delimitan los campos inteligibles del estudio
vable de un proceso de desarrollo de sucesos históricos y como conscien-
histórico", 26 lo que llama civilizaciones?
cia colectiva de ese proceso".30
A nuestro pensador americano no le satisface la explicación que ofrece aquél,
por entender que falla en señalar cuál es la naturaleza del impulso vital, del
¿Y cuáles son los factores constituyentes de esta "continuidad que no se
puede desarticular"? 3 1 Básicamente el espacio histórico y el tiempo histórico.
determinador más profundo que, comprendiendo y superando aquella? El primero designa aquella "constante relación telúrica de la tierra y el
fundamentales influencias, gesta y moviliza el desarrollo de las culturas hombre" que antes señalamos. Y es considerado por H a y a de la Torre como
como una expresión social de su consciencia del Espacio y del Tiempo.2'' la "expresión de u n grado de conciencia colectiva capaz de observar, com-
prender y distinguir como dimensión histórica su propio campo de desenvol-
Y entiende que es precisamente por fallar en aquella explicación que Toynbee-
vimiento social". 32 Incluye, además, otros factores:
falla también en descubrir el factor positivo, necesario, que hace posible "el
milagro" de la aparición de las civilizaciones. A esta tarea se va a entregar
Lo que se llama "alma", "conciencia", "espíritu" de un pueblo —vocablos
Haya de la Torre devotamente.
que algo expresan de su profundidad cósmica— entran también en la
Como quiera que para ganar u n a clara comprensión de la tesis del pensador
relación telúrica del hombre y de su tierra, su paisaje, su tradición, sus
peruano es preciso tener una idea del alcance de ciertos conceptos, y sobre
parentescos étnicos, su arte y sus muertos".33
todo del de espacio-tiempo-histórico acuñado por él, investiguemos qué sig-
nifican.
Esta realidad del espacio-histórico está inseparablemente unida al tiempo
Aunque el espacio-tiempo-histórico supone un continente o escenario geo-
histórico. Por este último no debe entenderse sólo el tiempo cronológico, "ni
24
Citada por Haya de la T o r r e en su obra Toynbee frente a los panoramas de la 28
Ibid., p. 21.
historia, op. cít., p. 9, de la obra de Toynbee Estudio de la historia, Op. cit. 29
Ibid., p. cit., loe. cit
25
V Í C T O R R A Ú L H A Y A DE LA T O R R E : Toynbee frente a los panoramas de la his- 30
Ibid., p. 59.
toria. Op. cit., p . 10. 31
Ibid., p. 32.
26
V Í C T O R R A Ú L H A Y A D E L A T O R R E : Espacio-tiempo-histórico. Op. cit., p. X X X I V . , 32
27
Ibid., p. 77.
Ibid., p. cit. 53
Ibid., p. 32.
el tiempo biológico, ni exclusivamente el tiempo subjetivo (Ich Zeit) indi- Vale indicar aquí que con este término Haya de la Torre no alude a "los
vidual". 34 Es algo así como el grado de conciencia cultural alcanzada por pueblos cuyos contornos están delimitados por extensiones oceánicas", 42 pues
un núcleo humano. Y según el propio Haya de la Torre, es cosa clara que no señala que "hay pueblos continentes dentro de zonas interiores". 45 L o que
sólo el ritmo de cada tiempo histórico es distinto, sino que es "intransferible de según él los forma y constituye es la consciencia histórica de los pueblos como
espacio". 35 indivisibles de un devenir social de procesos económicos, culturales, que
Cabría, pues, definir al tiempo histórico desde el p u n t o de vista del sujeto, integran su propio e intransferible campo gravitacional de observación,
como: escenario y drama confundidos en una inseparable continuidad de la
Historia,44
la intuición y sentido del tiempo individual y social vinculados consciente
y funcionalmente al modo de vivir, trabajar, pensar y desenvolverse de
Los pueblos continentes son, pues, aquellos ámbitos humanos que han al-
los pueblos.36
canzado la plena función vital de su consciencia social del acontecer de la
Y, de otra parte, desde el punto de vista objetivo, como: Historia; 4 5 los que han logrado la madurez psicológica necesaria para llevar
a cabo su cometido como unidad social consciente, así como "para realizar
la expresión de ese modo de concebir y usar del tiempo, observado e su historia y para interpretarla desde su propia realidad". 4 6
interpretado en la trayectoria móvil de su evolución histórica,37 Por lo señalado se ve claramente que Haya de la Torre no concibe la his-
toria como centralizada en determinados polos. 47 Lo que sostiene es que en
Unidos inseparablemente en espacio-tiempo a un medio geográfico h u m a n o cada espacio-tiempo-histórico se produce una estrecha vinculación entre la
específico, constituyen el "élan dinámico y creador, su conciencia y su pers- tierra que habita el hombre y el hombre que la habita. T a n estrecha, que se
pectiva". 38 manifiesta en una especie de relación de "condominio", que a su vez se ma-
Partiendo de este supuesto básico, Haya de la Torre sostiene que los pue- nifiesta en una verdadera conciencia social. 48 ^ 5
§ £
1
blos alcanzan su plena madurez como pueblos, sólo cuando logran aprehender "Los procesos históricos", nos dice al efecto: X
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a través del estudio de su propia "biografía", "la categoría intransferible e i-u
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indesligable de su propio Espacio-Tiempo". 3 9 => - u LU
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no suponen una existencia aislada de la conciencia que observa desde Z > fV-
Al modo de la civilización toynbeana, el espacio-tiempo-histórico constituye u.
su propio espacio. De allí que sólo cuando la conciencia descubre estas z
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la unidad mínima con la que debe bregar el historiador, y no se define a o
relaciones de pensamientos y materia, inseparables del propio tiempo, Q <3- o S
base de fronteras físicas o políticas, porque ni aquéllas, ni éste, corresponden ur.
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es cuando el proceso de los fenómenos históricos adquiere realidad cons- £
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a lo que tradicionalmente se ha dado la nomenclatura de naciones. 40 Res- ciente.49 > H¡
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ponden más bien a u n a nueva nomenclatura, la de los pueblos continentes.41 3
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34
Para H a y a de la Torre, por tanto, no hay historia "sin evolutiva relación
Ibid., p. 58.
35
Ibid., p. 27. consciente de Espacio y de Tiempo en la dinámica de los procesos culturales" ; 50
36
Ibid., p. 32.
31 Fletcher, d e Yale. V Í C T O R Espacio-tiempo-histórico. Op.
Ibid., p. cit., loe. cit. RAÚL HAYA DE LA TORRE:
38
VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE: Toynbee frente a los panoramas de las his- cit., p. 34.
toria. Op. cit., p. 203. Ibid., p. cit.
43
39
VÍCTORR A Ú L H A Y A D E LA T O R R E : Espacio-tiempo-histórico. Op. cit., p . 77. Ibid., p. cit., loe. cit.
40 44
A este respecto dice: a la concepción local o de nacionalismo chico de los par- Ibid., p. 180.
46
tidos aislados en cada república —cuya síntesis es la proyección mundial de los par- Ibid., p. 35.
48
tidos internacionales— el aprismo plantea como síntesis la acción continental o indo- Ibid., p. cit.
47
americana. Ella eleva a primera categoría política la lucha contra el imperialismo que. . . Ibid., p. 24.
no puede confundirse con la lucha mundial. V Í C T O R R A Ú L H A Y A D E L A T O R R E : El anti- 48
V Í C T O R R A Ú L H A Y A DE LA T O R R E : Toynbee frente a los panoramas. Op. cit., p
imperialismo y el Apra, op. cit., p. 82. 48
V Í C T O R R A Ú L H A Y A DE LA T O R R E : Espacio-tiempo-histórico. Op. cit., p.;173.
41 60
Cf., la rectificación que hace al efecto H a y a de la Torre, al Profesor William Ibid., p. X X X V I I I .

540
a <
'o.
y no es posible concebir la historia separada de su espacio-tiempo, porque aqué- d e muchas maneras, como ocurre en la ciencia física, dependiendo de donde
lla, para él, no es mera memoria del pasado, "sino su propia conciencia";»
no es sólo un proceso, "sino u n a serie de procesos". 52 está el hombre". 6 3
Anticipando, sin embargo, que a esta interpretación suya podría hacerse
Con esto H a
<{ y a d e I a T o r r e v u e l v e a poner énfasis en su enunciado de que el reparo de que puede llevar a una concepción anárquica de la historia, in-
no hay tiempo histórico ni espacio histórico aislados". 53 Reconoce que existen
dica que, por el contrario, ella "afirma u n nuevo y profundo principio de
muchos pueblos en el m u n d o que pueden ofrecer relativa simultaneidad y
universalidad". 64
semejanza de grados o estadios temporales de desenvolvimiento económico
político-cultural", 54 pero aclara que "la similitud es modificada por el Espacio Pero, ¿cómo así? ¿Acaso no señala este planteamiento una interna contra-
histonco , 5 5 que, según se recuerda, "no es sólo continente geográfico, sino dicción insoslayable? Haya de la Torre no lo entiende así, porque para el,
consciente contenido humano, relación entre el hombre y su tierra, inseparable lo universal en la historia deja de ser sujeción de todos los fenómenos
de su categoría Tiempo". 5 6 Y, no hay que olvidar tampoco que ya anterior- a un idéntico simultáneo y simétricamente regimentado por los mismos
mente había señalado que el tiempo histórico "no es el cronológico, y que por determinadores y desde los mismos centros de irradiación"."5
lo tanto, no se mide por calendarios ni relojes". 57
Para este pensador, "un universalismo, así absoluto, no explica - A p o r t a
Nuestro pensador repudia asimismo la idea de que las realidades históricas mucho r e p e t i r l o - los antagonismos de nuestro mundo contemporáneo
forman solo eslabones de una sola gran cadena". 5 « Para él, por el contrario En cambio, es el universalismo relativista, es decir, "aquel que deviene de un
son vanas, tendidas hacia el futuro ilimitado". 59 Acepta que puede haber' universo finito, pero ilimitado, de cuatro dimensiones y concebido en
sin embargo, "puntos de contacto, entrecruzamiento y proximidad ya que e¡ constante expansión - el que confiere una más lúcida y completa capa-
paralelismo es sólo relativo". 66 Pero, añade que: ™ dirección y su longitud no cidad para ver y comprender los acaecimientos de esta nueva época .
pueden ser idénticas. Un mismo tiempo-histórico —grado y ritmo de
evolución, de cultura, de organización, de psicología— no es aplicable Concibe esto así, porque está convencido de que e s o s acaecimientos "no
a todos los Espacios. Por eso Tiempo-Espacio y Movimiento devienen
pueden desligarse del dónde y del cuándo se ? producen, 6 « porque de esa
inseparables en cada realidad observada.61
esencial vinculación depende cómo se producen". 6 9
Pero su posición ante la historia tampoco es una de relativismo absoluto,
Así pues, para H a y a de la Torre esa dialéctica universal que es la historia porque entiende que "bajo tal disparidad espacio-temporal subyace una pro-
no solo no lleva una misma vida, sino que tampoco un ritmo único. Su movi- f u n d a raíz de u n i d a d " . - Y, de hecho, aunque reconoce que a g e ° g r a f i a
miento tiene "varias velocidades y varias vías. Todo se mueve, todo deviene pone su formidable desafío"," acepta sin embargo que, "ella, que divide,
pero no por un mismo y solo camino, ni con un mismo y sincrónico movimien- también une". 7 2
to , 62 Convicción que le lleva a añadir que la historia "se puede interpretar Por eso, al elaborar este punto, describe a la historia como una vasta coor-
51
dinación universal de procesos", 73 aunque los señala como inseparables cada
Ibid., p. 17.
51
Ibid., p. 121.
83
63
Ibid., p. 24. Ibid., p . 173.
" Ibid., p. cit., loe. cit. " Ibid., p. 25.
65
" Ibid., p. cit., loe. cit. Ibid., p. cit., loe. cit.
48
K
Ibid., p. cit., loe. cit. Ibid., p. cit., loe. cit.
87
" Ibid., p. cit., loe. cit. Ibid., p. cit., loe. cit.
68
K
Ibid., p. 24. Ibid., p. cit., loc. cit.
" Ibid., p. cit., loe. cit. ° Ibid., v. cit., loc. cit. .
60
« V Í C T O R R A Ú L H A V A DE LA T O R R E : Toynbee frente a los panoramas. Op. c«., P . 225.
Ibid., p. cit., loe. cit.
61
Ibid., p. cit., loe. cit. " Ibid., p. cit.
n
62 Ibid., p. cit., loc. cit.
Ibid., p . cit., loe. cit. " V Í C T O R R A Ú L H A Y A D E LA T O R R E : Espacio-tiempo-hzstonco. O p . cit., p. ¿1.
uno de su propio Espacio-Tiempo y movimiento." Y no pierde ocasión para tinente, o civilización novomúndica; como "posible y orbital unidad de sus
P
insistir de continuo, precisamente en que:
dos ámbitos espacio-temporales, el del Norte y el del Sur". 8 2 Rechaza, por
tanto, la interpretación de la realidad americana desde el espacio tiempo-his-
los procesos históricos son indeseables de cada espacio-tiempo cuva tórico europeo, al estimar que América tiene bien ganado el derecho a su
P
d ver dad d a i a p m d c a r ,cter J 2 l e o
emancipación de Europa, por haber logrado ya cierto "dinámico económico-
procesos podra acaso presentar la unidad de la historia universal cZo social en apreciable desarrollo y un cierto grado de cultura y de relación
funcional con la multiplicidad de los demás procesos históricos del mundo", 8 3
a través del examen consciente de las posibiüdades de su realidad histórica.
Desde luego, con esto en modo alguno implicamos que H a y a de la Torre
crea que toda América tiene plena conciencia de su destino histórico. Sabe
bien que hace falta trabajar mucho para alcanzar esa meta, sobre todo en
Indoamérica, a la que hay que comenzar por desfeudalizar, 84 para que al-
cance a cabalidad la plena conciencia de su espacio-tiempo.
Haya de la Torre compara la situación encontrada en América por el colo-
nizador inglés y el conquistador español y sostiene la tesis de que:
social de Indoamenca y para la interpretación de su devenir histórico» "
la respuesta de los retos físicos y humanos que el conquistador ibérico
arrostra en América sólo fue parcial y se halla todavía en proceso hacia
su cabal cumplimiento. Por consecuencia, el Espacio-Tiempo-Histórico
Y, apoyándose en el planteamiento de Toynbee s o h r A c • '
indoamericano es aún hoy más objetivo que subjetivo; más una perspec-
tiva que una conciencia social y unánime propiamente dicha.85

Pero este pensador tiene fe en que esa conciencia social "avanza hacia su
definición", 86 aunque, "con el ritmo desacorde peculiar de su desarrollo en
el cual aparecen diversas velocidades", 87 porque tiene la convicción de que
éstas necesariamente convergen hacia su f u t u r a fusión y unidad". 8 8 Y es sin
d u d a esta convicción la que le mueve a insistir, no sólo que se incluya a
América en toda interpretación filosófica de la historia, sino también la que
le mueve a hacer un urgente llamamiento para que "se sustente en particular la

I 0 -*-'**
historia de América desde u n a angulación relativista referida al tiempo y
* — • - » • » « . » l l l » . O ,„,«, ,„„- al lugar". 89 Pues entiende

p. «V., /or. 81
75
Ibid., p. 228. .
Ibid., p. 168. 63
VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA T O R R E : Espacio-tiempo-histónco. Op. cit., p.
81
Recuérdese que éste constituye uno de los puntos básicos del programa del Apra,
& iphi35°:ia es c o n c i e n c i a p o , í t i c a
"' n°s «
77
p. 76. partido político americano del cual Haya de la T o r r e es el fundador.
78
83
V Í C T O R R A Ú L H A Y A D E L A T O R R E : Toynbee frente a los panoramas de la historia.
/éi'rf., p. X V I I .
"9 V Í C T O R RAÚL HAYA DE LA TORRF- / , Op. cit., p. 224.
yUbee fr6nte a los 84
O/». cü., p. 229. Paramas de la historia. Ibid., p. cit.
40 87
Ibid., p. cit., loe. cit. Ibid., p. cit., loc. cit.
81 88
Ibid., p. cit., loe. cit. Ibid., p. cit., loc. cit.
89
Ibid., p. 9.
"que las leyes económicas y la preceptiva política concebidas y eficaces
marxismo como praxis a otros Espacio-Tiempo-históricos, cae en una limita-
en una realidad histórica dada son intransferibles a otra, cuyo arado y
ción cerradamente dogmática", 9 6 incurriendo en u n a posición equivocada,
ritmo de civilización aparecen palmariamente disímiles"."
pues respondiendo a su propia tesis, el marxista debería reconocer que los
fenómenos históricos varían, de acuerdo con el lugar y con la realidad sub-
Como quiera que éste es el caso de Europa y América, según H a y a de la
jetiva desde la cual y en la cual se perciben. Por esta misma razón importa
Torre, si el investigador se a n n a del espíritu envuelto en el principio del
revisar nuestra interpretación del propio imperialismo que, para Haya de la
espacio-tiempo-histonco, podrá observar fácilmente que: «con ojos de Amé-
Torre constituye " u n fenómeno económico de acción ambivalente; comporta
n c a y desde suelo americano, no ya en colonia, nuestra antigüedad histórica
peligro pero también trae progreso para los países de economía retardada", 9 7
E d a d T Í ° ° n a a m Í g Ü e d a d h Í S t Ó r ¡ C a e U r ° p e a > — l ó g i c a m e n t e , s es u si se le orienta hacia lo que él llama "la industrialización civilizadora". 98 Lo
Edad Media nuestra ., etc." - En otras palabras, H a y a de la Torre rechaza
que ocurre es que, de acuerdo con este escritor, se le ha manejado con fines
aqm el p r i n c i p o de la contemporaneidad de las civilizaciones
de dominación política. Y por este motivo Haya de la Torre sostiene categó-
Ahora bien, aquella emancipación de América a la que nos referíamos
ricamente que los pueblos indoamericanos "deben independizarse del impe-
- c o m o el nusmo a d v . e r . e - , no implica una "absurda acusación de los va-
rialismo, cualquiera que sea su bandera". 9 9 Pero p a r a combatirlo efectiva-
lores universales de la cultura llamada occidental",- sino más propiamente
mente, entiende que es preciso comenzar por poner orden en las cosas desde
continuidad autonómica de un g r a n proceso que en este ámbito americano
va encontrando estribación para su resurgimiento".»» dentro de los propios estados indoamericanos, pues cree imposible separar la
lucha contra el imperialismo extranjero de la lucha contra el feuda-
Para Haya de la Torre es preciso no pasar por alto las diferencias en ritmo
lismo nacional en Indoamérica. Porque no se podrá combatir al impe-
de los diversos espacio-tiempo-históricos, porque, de que se tenga clara con-
rialismo, sin estructurar una nueva organización de la economía nacional
ciencia de estas, depende la validez de nuestras interpretaciones y la efectividad
a base del Estado y no se podrá controlar el Estado, sin revolucionar la ^
practica de nuestro ejercicio político. Esto lo ve claramente ejemplificado en
economía nacional, sin la transformación efectiva del sistema feudal de
la propia America, en donde existen dos ritmos vitales, el del Norte y el del
producción, cuya clase dominante controla el Estado directa o indirecta- £
Sur Y es tanto mas obvio en este último, en Indoamérica, en donde es posible
mente con el apoyo del imperialismo. Por eso el contenido de la lucha -
las s ^ i e d " " ; ° T T t y 8 6 y U X t a P O n e " ' ° d 0 S l 0 S S r a d ° S d e I a - o l u c L d antiimperialista en Indoamérica es antifeudal.100 ^
; 6 h
l a U T f P n m ¡ t i v i d a d - « - modalidades más elementales
hasta las formas organizativas de la vida civilizada de mayor progreso" - A Haya de la Torre entiende que, realizada esta tarea, es posible "ir a la
cadena d T ^ ^ * ° ^ » " m¡Sm
° A d e n t r o de mUCh S justicia económica como idea universal por diferentes caminos". 101 Porque ^
la n a d o n d <1- dividen en veinte estados a —como ya expuso antes—, "si las necesidades universales no pueden ser satis-
a nacton indoamencana, subsisten, en completa y perceptible escala, aque- fechas bajo la sujeción de un sistema universal, uniforme, regimentado, sino
llos diversos estadios de conformación social". 95 q
de acuerdo con la realidad objetiva de cada espacio-tiempo-histórico", 102
Trasladando esta interpretación al plano de la historia política, Hava de tampoco puede serlo el principio universal democracia, que, por ser "prin-
la Torre advierte contra la práctica de aceptar las soluciones concebidas p a r í cipio occidental que concreta en anhelo h u m a n o de libertad, asume especiales
problemas europeos o para otras zonas del mundo, a problemas americano?
como pretenden por ejemplo, los teóricos marxistas. Pues, según entiende 86
VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE: Espacio-tiempo-histórico. Op. cit., p. 22.

nuestro pensador político, "esa inmovilidad del observador, al desplazarse el 87


VÍCTOR RAÚL H A Y A D E LA T O R R E : El antiimperialismo; y el Apra. Op. cit., p . 189.

98
Ibid., p. cit., loe. cit.
98
M T RRE: T Ibid., p . 123.
- v Í T " S ^ " I " " " ° ' e m t a a™ <>' Op. ci,.. p . 5 5 100
. v ^ 2AYA » " TORRE:
^pacio-tiempo-kútérico. Op. C . p. 76 Ibid., p . 189. j . ^ .
101
M TORRE: TOynb e VÍCTOR R A Ú L H A Y A D E LA T O R R E : Espacio-tiempo histonco. Op. cit., p. 140.

93
1 Z 10 " ' « 102
Ibid., p . 151. C i t a n d o de El proceso de Haya de la Torre, dice éste e n la p . X V I I I
Ibid., p. cit., loe. cit.
M
d e su obra' Espacio-tiempo-histórico lo s i g u i e n t e : " L a l u c h a , p u e s , e n t r e el capitalismo y
Ibid., p p . 224-225.
85 el p r o l e t a r i a d o , n o tiene u n sentido m u n d i a l sino r e l a t i v a m e n t e . C o b r a diversos aspectos,
Ibid., p . 225.
p l a n t e a diversos p r o b l e m a s , i m p o n e distintas soluciones".
características según el espacio-tiempo-histórico en donde se desarrolla". 1 0 3
Asimismo continúa este pensador político señalando que, dadas las caracterís- Ese federalismo, desde luego, deberá revisar muy especialmente el concepto
ticas "peculiares e intransferibles" 104 del medio indoamericano: de soberanía, y, p a r a lograr la articulación d e u n a política interamericana
sana y vigorosa, deberá repudiar el nacionalismo comarcano desorbitado, la
"Los factores típicos de infra población, grandes zonas de materias por actitud chauvinista. Sin embargo, no deberá d e f o r m a r las perspectivas nacio-
explotar, enorme extensión territorial, desarrollo industrial incipiente y nales. A tal efecto, H a y a d e la T o r r e sostiene q u e los pueblos de Indoamérica
parcial, y el hecho de no ser nuestras repúblicas grandes potencias mi- "tenemos que contemplar previamente el problema nacional; ser naciona-
litares —y de haber subsistido, sin embargo, como Estados libres listas integrales y juntos así poder incorporarnos a la m a r c h a d e la civiliza-
permiten una forma democrática original de organizar el Estado y de ción mundial". 1 0 9 Y p a r a ello —según este escritor—, será preciso también
alcanzar la justicia por formas de acción político-económica diferentes estar muy conscientes de que, en semejante orden político, c u a n d o la demo-
de las europeas".105 cracia es a m e n a z a d a en u n o de los estados, el riesgo que surge afecta a todo
el orbe americano y n o solamente a aquel estado particular en el cual se
Y como quiera que — d a d a la naturaleza compleja de la época que v i v i m o s - produjo. Es sin d u d a ésta, la razón que le a n i m a a afirmar q u e :
este autor entiende q u e "ningún país aislado podría alcanzar y completar esta'
empresa histórica de conseguir Justicia Social con Democracia, o sea d e a pesar de los problemas intercontinentales que ha creado en este He-
"pan con l i b e r t a d " / 0 0 cree que debe llevarse a cabo en toda América ' u n a misferio el predominio de los Estados Unidos del Norte, en relación con
coordinación de estados dentro de un sistema federado bolivariano. los Estados Desunidos de Indoamérica, ante la amenaza común y frente
a un imperialismo que además de económico es político, antidemocrá-
Esto, como es natural, supone " u n nuevo planteamiento económico y una
tico y racista, los veintiún países del Nuevo Mundo coinciden en la
n u e v a política", 1 0 7 pues se trata de orientar en u n movimiento histórico ar-
necesidad de la defensa unánime.110
mónico, dos espacio-tiempo-históricos —el del norte y el del sur—, que difie-
ren en ritmo y que son distinguibles por la índole peculiar de su conciencia
Esta conciencia que tienen los pueblos de América de la necesidad de
tiempo-espacial. Por eso, al abogar por este federalismo, H a y a d e la T o r r e
encarar u n destino histórico-político común, de día a día gana fuerza de ley
advierte que se debe evitar imponer aquel panamericanismo a través del
entre esos pueblos, y les estrecha a unos hacia otros, forzándolos a desenvol-
cual se pretende reducir a toda América a u n a única y uniforme fórmula de
verse cooperadora y armoniosamente. Pero ello no viene en menoscabo del
vida cultural y política, a la cual es irreductible, debido a la variedad de sus
principio d e individuación por el cual los estados mantienen su identidad
voces históricas y su actual tiempo vital. Asimismo advierte contra el pana-
particular a u n q u e así puede llevarlos a considerar " l a transformación d e sus
mericanismo tutelar, identificado ya en Indoamérica como taimada f ó r m u l a
fronteras económicas en meros límites administrativos", 1 1 1 así como a "nacio-
del imperialismo yanqui. Propone, en cambio, un Ínter americanismo demo-
nalizar progresivamente su riqueza b a j o u n nuevo tipo de Estado". 1 1 2 Pero
crático ' s i n imperio", 1 0 8 con lo que quiere decir, u n Ínter americanismo en
éste no tiene q u e seguir ningún p a t r ó n europeo — n i socialista, ni comunista—.
el cual no se impongan criterios oportunistas —convenientes sólo a determi-
Según H a y a de la Torre, en las circunstancias americanas, "la justicia social
nados núcleos de i n t e r e s e s - , en detrimento de aquellos otros q u e pudieran
puede alcanzarse n o solamente como resultado de u n a industrialización regi-
coadyuvar a la creación de una verdadera conciencia histórica convivencial
m e n t a d a y absoluta como la rusa, sino aun en el camino de la industrialización
203
planificada dentro de la libertad y sin necesidad de dictadura". 1 1 3
Tbid., p. 151.
101
Ibid., p. 152.
La tesis que H a y a de la Torre plantea, es la de que, en u n esquema lógico
105
Ibid., p. cit., loe. cit. de la historia, la realidad americana puede ser ubicada dentro de la trayectoria
106
Ibid., p. cit., loe. cit. histórica occidental, a u n q u e mantiene u n derrotero que le es característico.
107
Ibid., p. cit., loe. cit.
™ Ya desde 1924, en el sexto a p a r t a d o del p r o g r a m a del Apra, Haya de la T o r r e esbo- io» ví C X O R R A Ú L H A Y A DE LA T O R R E : Política peruana. Lima, pp. 36-37.
zaba este p u n t o : Acción conjunta de los pueblos de América para realizar el interameri-
110
VÍCTOR R A Ú L H A Y A DE LA T O R R E : La defensa continental. Op. cit., p p . 146-147.
eanismo democrático sin imperio. Cf. V Í C T O R R A Ú L H A Y A D E L A T O R R E : Treinta años de
111
V Í C T O R R A Ú L H A Y A DE LA T O R R E : El antiimperialismo y el Apra. Op. cit., p. 123.
aprismo. Op. cit., p. 221. m
Ibid., p. cit.
VÍCTOR R A Ú L H A Y A DE LA T O R R E : Espacio-tiempo histórico. O p . cit., p. 145.
En otras palabras, sostiene q u e "nuestro proceso histórico tiene su propio ritmo
su típico proceso, su intransferible r i t m o " ; 1 " que es distinguible de otros en
esa misma trayectoria, y, por lo tanto, que resulta absurdo que, p a r a resolver
nuestro problema americano nos dediquemos " a pedir de encargo las doc-
trinas o recetas europeas como quien adquiere u n a m á q u i n a o u n t r a j e " 1 1 5
Según H a y a de la Torre, el problema d e América consiste en alcanzar la
convivencia democrática entre pueblos soberanos, independientes, pero que
paradójicamente, tienen q u e reconocer su interdependencia p a r a poder vivir
soberanamente. Precisa, pues, ahora, desarrollar los detalles de u n a filosofía
de la historia interamericana.
¿Estamos justificados a llamar la tesis d e H a y a de la T o r r e una interpre-
tación filosófica de la historia de América? Creemos que sí, porque su es-
fuerzo n o h a ido exclusivamente dirigido a expresar teórica, y luego a concretar
empíricamente u n a directiva d e acción política nacional en términos de patria
chica y de acción partidista. Su ambición y su propósito deliberado h a sido
el ofrecer la interpretación más cabal posible de la vida de Indoamérica en
contraste con la de Norteamérica, en la esperanza de estimular de este modo
al mejor entendimiento entre los pueblos del orbe americano
No querríamos cerrar estas notas sobre H a y a de la Torre, sin decir de su
obra lo que él h a dicho de la obra d e Toynbee - a l llamar la atención sobre
la importancia que tienen las ideas de este historiador p a r a el h o m b r e con-
t e m p o r á n e o - : "acéptense o no las teorías sustentadas, su íntimo conocimiento
previo es insoslayable p a r a todo hombre culto", 11 « en nuestra América

115
Ibid., p p . 26-27.

RAÚL DE TORRE: T ynbee frente a lo


O p J t Z ^ " ° * * historia.

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