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“Lila”, el color de las ideas

Durante mucho tiempo, la economía ha sido y es parte fundamental de nuestra vida,


de ella depende el orden global y la realización de múltiples cosas que hacen que la
vida sea tal cual se conoce; incluso en un hogar es importante para la manutención
del mismo y las comodidades de sus habitantes.

Pero son muchas las personas que temen hablar de este tema debido a sus
implicaciones: dinero, gastos, inversión, etc. Algo que puede perturbar la mente del
ser humano si existe un mal manejo de los mismos.

Es por ello que “Economía en colores” se convierte en una guía mucho más dinámica,
divertida y fácil de acercarse a este mundo sin temor a no llegar a entender o peor
aún, sin comprender mucho menos de lo que posiblemente se tenga conocimiento
previo.

En el capítulo “Lila”, el cual se va a enfocar este corto escrito, el autor se centra en un


elemento importante: las ideas. El mundo de hecho está compuesto de ellas y son
estas mismas en motor de cualquier emprendimiento.

Xavier Sala I Martin dice que “Los economistas a los ingredientes materiales “capital
físico” y al trabajo “capital humano”. Pero el capital humano tampoco basta para hacer
una galleta. De hecho, si me escoges a mí (una persona) y me dais todos los
ingredientes e instrumentos necesarios, lo que os puedo garantizar es que de mí no
saldrá una sola galleta, por la sencilla razón de que no sé hacer galletas”.

No solo basta con tener el personal y los materiales adecuados, también hay que
tener el conocimiento y esto es lo importante cuando, en el caso del ejemplo, se va a
hacer la galleta.

Imagine usted que tiene un concesionario donde exhibe los vehículos de alta gama
más apetecidos del mercado, y por lo tanto cuestan demasiado. Ahora bien, existe el
capital físico, y el humano, pero ¿son el personal más capacitado para vender esta
clase de automotores? Porque no solo basta con sonreírle al cliente y atenderlo bien,
también se necesita que el vendedor sea capaz de responder cualquier pregunta que
el comprador quiera hacer acerca del vehículo.
El escritor resalta que “La clave del crecimiento económico son las ideas. Según dicha
teoría, la razón por la que Mansa Musa no tenía acceso a toda la variedad de
productos que sí que están a disposición del trabajador medio de un país
medianamente rico es, básicamente, que ninguno de estos productos había sido
inventado”.

Entender el valor de las ideas es saber que, en una simple cosa o en un producto final
está la suma de estas mismas, de hecho, Martin pone como ejemplo la creación del
Iphone.

“Millones y millones de ideas en un pequeño aparato que nos permite realizar


llamadas telefónicas, hacer fotografías y vídeos, enviar correos o mensajes
instantáneos (SMS) o WhatsApp, navegar por internet (…)”. Puede esto compararse
con el ejemplo de la galleta, no por la función que tiene el producto, sino cómo ha
llegado hasta lo que podemos tocar con las manos.

De hecho, en el mismo capítulo se menciona que, al igual que la galleta, para producir
un IPhone “Se necesitan ingredientes materiales, también se necesitan trabajadores,
y también se necesitan ideas: la idea de comunicación, la idea de telefonía celular, la
idea de micro chip, la idea de pantalla táctil, de correo electrónico (…)”.

Es todo este conjunto de cosas lo que formará el aparato como tal, y lo que hará que
tenga dichas funciones propias del IPhone. Ahora bien, siguiendo con el ejemplo del
celular, se puede ir a lo que está enfrascado el capítulo el valor se la ideas, y es
preciso esto lo que hace que muchas personas piensen ¿por qué un IPhone cuesta
tanto?

El autor del libro expone que “la mayor parte de esos seiscientos euros van a las
empresas y a las personas que han aportado ideas porque, de los tres factores que
intervienen la producción de teléfonos (material de trabajo, trabajos e ideas), las ideas
son lo más importante”.

Puede que el material no sea tan costoso, pero como se ha dicho anteriormente, una
empresa sin ideas, aunque tenga el personal y el recurso físico, no llegará muy lejos.

Sala I Martín dice que “Cuando pienso en la economía de las ideas, imagino el
conocimiento como una gran casa mágica que se expande cada vez que abrimos una
puerta”. Lo que quiere decir es que, entre más ideas tenga un elemento, más cosas
podrá hacer y más valioso se podrá cotizar.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que lo que sucede alrededor no está
hecho por una sola persona, y que cada materia funcional es una serie de
descubrimientos, tal como se resalta en el capítulo “es imposible realizar
determinados inventos sin que antes hayan sido creadas las piezas que lo harán
posible”.

Es impensable cocinar sin fuego o una fuente de calor, o hacer café sin cultivar el
grano y moverlo, los productos finales siempre serán, como lo define el autor, una
puerta que llevará a otras más hasta formar una gran idea.

Tomando el ejemplo del celular existen muchas marcas y todos, o en su mayoría,


cumplen las mismas funciones; lo que los diferencia es la manera en la que aplican
las ideas. Xavier afirma que “El hecho de que las ideas existan sean no- rivales no
significa que todo el mundo pueda utilizarlas. ¡Para utilizar una idea, primero debe
saber que existe!”.

Es posible que se caiga en el error de creer que con solo tener algo en la cabeza es
suficiente, Sala I Martín afirma que “Con ideas no basta. También es preciso que haya
un entorno institucional que de los incentivos necesarios para que la gente utiliza las
ideas de un modo eficiente”, de tal manera que el entorno ayude a desarrollar el
conocimiento que tenga la persona.

El autor pone un ejemplo de esto con el caso de la leche, este afirma que “La vaca de
leche existe desde hace miles de años. No obstante, a pesar de ser una destilería
perfecta no ha conseguido erradicar el hambre en el mundo. Porque con la tecnología
no es suficiente”, lo cual explica la importancia del exterior en la ejecución de las
ideas.

Es común sentir temor al pensar que llegará un momento en que las ideas puedan
acabarse, el escritor trata de explicar que “El crecimiento económico está basado en
las ideas, es posible que el nuevo conocimiento nos permita obtener más productos
con menos recursos materiales”.

Esto puede implicar la explotación de algunos elementos, los cuales el ser humano
está obligado a compensar, sin embargo, Sala afirma que “El crecimiento y el
progreso económico no necesariamente implican una utilización cada vez mayor de
recursos naturales”, intentando explicar que, pese a que actualmente se está
cambiando el modo de vivir, no hay excusas para dañar el planeta.

Inclusive, el ejemplo más entendible es sobre la utilización de papel de para mandar


cartas, los cuales se estiman que, según la lectura “hace 30 años atrás", debido a la
cantidad de mensajes que se mandan, "se necesitarían 4 o 5 planetas tierra” para
producir los árboles que dan el material, “Sin embargo hoy, gracias a la tecnología, lo
hacemos en un solo planeta y sin cortar un solo árbol”, afirma el autor.

No obstante, sigue afirmando el escritor que “Hay quienes creen que obtención de
ideas es cada más complicada”. Hoy en día se vive con la creencia de que todo ya
está inventado y ya no hay nada nuevo que se deba crear.

Sala opina que “Si el mundo fuera realmente así las ideas serían cada día más difíciles
de conseguir y serían finitas”. Pero en realidad no es así, pues aún no existen vacunas
para algunas enfermedades, o los carros que vuelan como los hay en las películas.

Martin afirma que “Los primeros inventores llegaron y descubrieron más difícil de
descubrir”, dando así un ejemplo de los primeros genios que ha dado la humanidad
como Edison, Newton, o Turín; que llegaron mucho antes que Aristóteles o Pitágoras.

Cabe recordar que, tal como lo señala el escrito, “Las ideas nuevas se construyen
sobre ideas antiguas”, es decir que nada llega porque si, sino porque existe una
necesidad de desarrollo y porque tales ideas requieren de algo más para llegar al
final.

Para concluir con este corto ensayo, al principio “Lila” ha puesto un interrogante muy
llamativo “¿Quién sabe hacer una galleta?”, a lo cual Xavier Sala I Martin admite sin
tapujos que “A pesar de no haber nadie en el mundo que pueda hacer una galleta
entre todos los humanos si podemos hacerla”.

Ya que cada persona tiene un conocimiento sobre el material que se requiere para
hacerla; el panadero por sí solo no la hará si no tiene los apartaos para hacerlo, y
menos si no sabe los pasos.
La economía “Lila” resalta la importancia de las ideas en todos los aspectos de la vida
y que estas no desaparecen, sino que se transforman hasta llegar a algo incluso mejor
por lo cual es impensable creer que estas están en un frasco y tienen un límite.

No son las ideas quienes se acaban, sino los seres humanos que no se atreven, es
por ello que se hace necesario tener un entorno que ayude al desarrollo de las
mismas, para que estas cobren vida y no se hagan en vano.

La tecnología, y la mano de obra por sí mismas no funcionan; se requiere de


habilidades y conocimientos para hacer que estas cumplan su objetivo en la sociedad
y en cualquier compañía.

Las ideas son las que tienen un verdadero valor, no los materiales, es por ello que
puede que se invente un aparato con los elementos más sencillos, lo que hará definir
su costo son sus funciones y la necesidad que está satisfaciendo; gracias a una idea
previa.

Bibliografía

Sala I Martín, X. (2015). Economía en Colores. 2015. Capítulo: Lila págs. 52-84

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