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Achilli, Elena (1986).

La práctica docente: una interpretación desde los saberes del maestro, 1


Cuadernos de Formación Docente, Universidad Nacional de Rosario.

LA PRÁCTICA DOCENTE:
UNA INTERPRETACIÓN DESDE LOS SABERES DEL MAESTRO

Elena Libia Achilli∗

Introducción
ción profunda, intensiva, de permanente
El presente trabajo constituye una ver- interacción con los propios actores, de res-
sión revisada de una parte del Informe Final cate y articulación de sus “categorías socia-
de un Proyecto mayor (1) llevado a cabo les”, podemos decir que se acerca a la ex-
entre marzo de 1984 y mayo de 1985 con periencia antropológica y, por ende, es po-
una modalidad de investigación caracteri- sible revalorizar para el Taller los aportes
zada como Taller de Educadores. teóricos y metodológicos de esta disciplina.

El Taller de Educadores es el espa- Tanto esta modalidad de investiga-


cio donde, por un lado, un grupo de docen- ción como los problemas que se tornan
tes se actualiza investigando su propia rea- dignos de ser investigados – los vinculados
lidad, y por el otro, se desarrolla un proceso con el hacer concreto del maestro, con la
de construcción y apropiación de conoci- cotidianeidad del aula o cuanto más de la
mientos tanto por parte de los mismos do- escuela-, problemas que, de ninguna mane-
centes como de los investigadores que par- ra, resultan puntuales en el contexto gene-
ticipan en él. De este modo, más allá de la ral de sistema educativo, merecen una re-
de la significación que el Taller de Educa- flexión en la medida que expresan una mo-
dores adquiere como una modalidad de dificación de ciertos paradigmas de investi-
“actualización investigativa” del docente - gaciones más globalizantes, estructurales,
centrada en el análisis y objetivación de su de tipo macro. Creemos que es una bús-
propia práctica-, nos interesa destacar la queda que nace ante la insatisfacción por
dimensión que el mismo tiene como instru- los resultados de éstas, y que, en el caso
mento de investigación social al configurar- de los países de América latina que pade-
se en ese espacio donde es posible realizar cieron gobiernos autoritarios, comienzan a
un proceso en el que se articulan y “juegan” formularse para dar cuenta de la incidencia
resignificándose permanentemente concep- de esos modelos autoritarios sobre distintos
tos y categorías que apuntan a la construc- aspectos de la cotidianeidad escolar. De
ción de conocimientos de determinado nivel ahí el interés de estas investigaciones por
de lo escolar. Ese proceso de construcción comprender y explicar tales condiciones
de conocimientos, sustentado en el diálogo objetivas y las significaciones y sentido que
de conceptos y episodios cotidianos de la las mismas adquieren para los sujetos invo-
escuela –registrados por los propios docen- lucrados en la perspectiva de la construc-
tes-, se funda y realimenta en la recupera- ción de alternativas democratizantes de la
ción e integración crítica y coherente del vida escolar.
conjunto de las representaciones y saberes
que los educadores despliegan en el ámbito Ahora bien, el foco de interés de es-
del Taller. ta ponencia es la práctica docente. Consi-
deramos que centrar la atención en ella es
En la medida en que este proceso relevante si se piensa que la intencionali-
que se desarrolla a pequeña escala se va dad subyacente del Taller de Educadores
configurando en una práctica de investiga- es la “modificación molecular” de la realidad


Centro Rosario de Investigación en Ciencias Sociales -CRICSO- y Facultad de Humanidades y Artes de la Univer-
sidad Nacional de Rosario
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escolar a partir del protagonismo de sus Como se observa, caracterizar de


propios actores sociales en la construcción una u otra forma ese conjunto conformado
de alternativas posibles. En este sentido, es por el “decir” del maestro no solo implica
el docente, por su número, permanencia y precisar su contenido, sino también asumir
organización gremial, un sector de impor- un enfoque teórico metodológico para su
tancia en el sistema educacional. interpretación.

El análisis que se realiza de su prác- De ahí que, más que hablar de dis-
tica recupera su propio “decir” que, interpre- cursos o representaciones –y sin ser exclu-
tado en su articulación con aspectos estruc- yentes- hemos preferido asignarle el carác-
turales e institucionales nos habla del ter de un saber posibilitador de que cada
maestro como de un trabajador con carac- maestro desarrolle una práctica y se identi-
terísticas particulares en la medida que fique como tal. Es evidente que este con-
aparece escindido de su especificidad: el cepto de “saber” nos remite a la ambivalen-
trabajo en torno al conocimiento. cia contenida entre lo que es una “opinión”
o un “conocimiento”, según desde donde se
Dado que lo que aquí se expondrá desplace la mirada. No obstante, como nos
es el resultado de interpretaciones que aclara A. Heller (1985; 73) “lo que en la
hacemos de lo trabajado por maestros en el ciencia es solo opinión, puede considerarse
espacio del Taller, nuestro agradecimiento con razón como para saber en la vida coti-
a todos y cada uno de ellos es total. Sin su diana, porque es criterio de la acción y por-
participación nuestras reflexiones no hubie- que la acción cotidiana responde del conte-
ran sido posibles. Por lo tanto lo que aquí nido acertado del juicio en que se basa
decimos, producto de nuestra particular aquel saber”.
interpretación, puede tener un “movimiento
problematizador”- como los realizados gru- De tal modo, ese “decir” del maestro
palmente en el Taller- si son contrastadas y está surcado por un indispensable “cono-
discutidas con los maestros en general, cer” que hace posible que él despliegue
cerrando- tal vez- este ciclo abierto con el una acción reconocida por la carga de sig-
taller. nificaciones individuales, institucionales,
sociales, que le son conferidas. En este
1. La interpretación de lo que “dicen” sentido, el “decir” del maestro más allá de
los maestros. Una aproximación teórica que expresa representaciones, aspectos
metodológica imaginarios, fragmentos ideológicos, utopí-
as afirmativas o negativas, contiene tal co-
El material empírico con el que par- nocer sobre su práctica y la realidad en la
timos para analizar la práctica docente está que se inserta que nos permite categorizar-
constituido por el conjunto de categorías lo como un saber. Es un saber que, en la
cognitivas, emocionales, imaginarias que vida de cada maestro se va conformando
los maestros despliegan en el transcurso de modo heterogéneo y por distintas ver-
del Taller de Educadores. (2) tientes, cada una de las cuales aporta su
“recorte de saberes”. Así, por ejemplo, los
El primer problema con el que nos que llegan de su formación como profesio-
enfrentamos es, pues, el de dilucidar la ca- nal; los constatados en una resolución coti-
racterización de tal material en el que nos diana de la práctica; los adquiridos en las
sustentamos para la explicación de la prác- experiencias formativas que imprimen las
tica docente. En efecto, ¿qué es esto que instituciones escolares en las que estuvo
los maestros “dicen” acerca de lo que ellos inserto; los que internaliza del intercambio
son? ¿es “discurso” a la manera de un sis- formal o informal con otros maestros, con
tema semiótico? ¿es “representación” en el directivos, con alumnos, con padres; los
sentido que, como dice H. Lefebvre, antici- que incorpora a partir de lecturas o comen-
pan, desplazan, transponen ciertas “reali- tarios de distintos trabajos específicos, etc.
dades” formando parte de una estrategia El conjunto de estos “recortes” configuran
inconsciente? (H. Lefebvre, 1980; 60). en cada maestro un saber que se integra a
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la práctica cotidiana y, a su vez, se genera La idoneidad tiene que ver con el


en parte por ella. Saber del maestro, con su capacidad de
acumular información sobre distintos aspec-
En el contexto del Taller de Educa- tos, lo que despierta respeto por parte de
dores- que es el espacio desde donde mi- los alumnos.
ramos el “decir” del maestro- buena parte
de aquello que los docentes traen, trabajan, La afectividad en la construcción
resignifican, está dado por este saber ins- del “deber ser” del maestro se vincula con
trumental necesario para el desenvolvimien- la fuerte ligazón emocional que se le atribu-
to de una práctica que los identifica como ye a la relación docente- alumno. Aquello
tales. En su conjunto, no implica un cuerpo que significa la continuidad del rol materno-
referencial coherente por ser, como veía- paterno.
mos, apropiaciones que cada uno realiza
en distintos momentos y circunstancias, y La vocación, la idoneidad y la afecti-
además, por expresar diferentes concep- vidad son valoraciones muy presentes en la
ciones desde donde se aprehende lo esco- vida del maestro. Sin embargo, interactuan
lar. y adquieren diferentes y determinadas sig-
nificaciones según la concepción general
Entre los distintos contenidos que se en que el maestro se ubique.
despliegan en el taller discriminamos:
c) Lo anteriormente expresado nos per-
a) Los saberes relacionados con la coti- mite diferenciar el nivel de lo ideológico
dianeidad laboral y que como decíamos, se como permeando los otros contenidos. Es
integran a y desde la práctica. Tienen que este un nivel que nos interesa distinguir-
ver tanto con los aspectos didácticos como aunque sólo enunciativamente- por la signi-
con el contenido temático (área de conoci- ficación que tiene para una teoría de la es-
mientos) con el que trabaja el docente. (3) cuela, y especialmente, para una política de
reformulación de la práctica docente. (6)
b) Los que se conforman desde un “de-
ber ser” imaginario, que aun cuando, por lo Sin pretender abrir una polémica so-
general, poco dicen de la práctica real, nos bre lo ideológico, intentamos explicitarla
acerca a un conocimiento integral de ella y como presente en los saberes y represen-
los maestros. Llevan una carga valorativa taciones de los maestros en tanto es justifi-
que tanto puede ser un valorar desde lo cación de situaciones problemáticas. Como
positivo como desde lo negativo. Desde el dicen Adorno y Horkheimer (1969; 191) lo
“así debe ser” como desde el “así no debe ideológico “presupone, pues, sea la expe-
ser”. riencia de una condición social que se ha
vuelto problemática y conocida como tal
Por lo general, el “debe ser” del pero que debe ser defendida o bien, por
maestro se construye individual y social- otro lado la idea de la justicia sin la cual
mente sobre los pilares de la vocación, la aquella necesidad apologética no subsisti-
idoneidad y la afectividad. La vocación en- ría, y que a su vez se basa en el modelo del
tendida por algunos docentes como una intercambio de equivalentes”.
capacidad casi innata, caracterizada por
una “voluntad de trabajo”, una “vocación de René Mayorga (1982; 120) plantea
servicio” en la que “la labor del docente retomando a Adorno que el análisis de lo
trasciende toda compensación material” y ideológico adquiere sentido “en relación con
provoca placer. (4) Para esta imagen, vin- la verdad o falsedad de aquello a lo que se
culada con el “apostolado” de la tarea de refiere”. “Se trata de un análisis que descu-
enseñar, el que se le asigne una remunera- bre las mediciones objetivas de la acción de
ción monetaria a cambio de la misma es los grupos e individuos; se busca desmon-
casi un estigma. El sueldo aparece como tar el fetichismo de los conceptos cristaliza-
dificultoso integrarlo y analizarlo. dos en las prácticas e instituciones sociales
y desentrañar igualmente los fundamentos
de la conversión de la subjetividad en prin-
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cipio y origen total de la acción y del cono- sentido en que- en su generalidad- está
cimiento”. orientado a la realización o resolución de su
práctica. Esta ligazón con lo empírico lo
Sin extendernos más, dejamos plan- lleva a un tipo de reflexión utilitaria que le
teada la necesidad que hay para una teoría resta libertad para la elaboración de articu-
de lo escolar de estudiar y profundizar el laciones y conexiones más generales. Se
análisis de aquellos mecanismos justificato- produce una indiferenciación entre la re-
rios que circulan la cotidianeidad del maes- flexión sobre la práctica y la práctica misma.
tro y pueden encubrir las relaciones y cir- Un mecanismo de subsunción entre lo que
cunstancias condicionantes de su práctica. se sabe de la práctica y la práctica en sí.
Una “unidad inmediata del pensamiento y la
Hemos partido considerando al con- acción” (A. Heller, 1985; 73). Este recorrido
junto de los saberes y representaciones del de la lógica del pensamiento al quedar ata-
maestro como heterogéneos. Su rescate e do a su práctica dificulta la posibilidad de
interpretación tiene importancia teórica y problematizar un saber.
práctica al colocarnos en contacto con un
plano objetivo de la realidad escolar- dina- Por otro lado, es posible hablar de
mizada según el momento histórico- que, un particularismo de rápida generalización
aunque heterogénea, expresa la carga de en la medida que este saber que se genera
normatividad que contiene. Poder entender a partir de la experiencia individual como
algunas tendencias generales de estos sa- respuestas a situaciones particulares- que
beres resulta relevante para el funciona- por lo general se carga de toda la normati-
miento de los Talleres de Educadores ya vidad vigente- es generalizado sin mediar
que permite considerar cómo las mismas una reflexión crítica. Se produce un pasaje
actúan durante los procesos que en ellos se de lo particular a lo general sin mediación
desarrollan, a manera de nudos problemáti- alguna. Estas generalizaciones que se pro-
cos- obstáculos- que dificultan el trabajo ducen desde lo particular, están tan presen-
colectivo de articulación y construcción de tes en el saber del maestro que cuando lo
conocimientos. analizamos, dudamos entre caracterizarlo
como “particularismo” o “ultrageneraliza-
Diferenciamos ciertas tendencias ción”, que es el concepto usado por A.
que, si bien algunas no son privativas del Heller para explicar el pensamiento cotidia-
maestro ya que pueden hacerse extensi- no. En este sentido nos parece pertinente
bles al pensamiento cotidiano de cualquier transcribir lo que la autora considera como
sujeto, el hecho de expresarse con cierta modos en que el pensamiento cotidiano
particularidad en los Talleres justifica su alcanza la “ultrageneralización”.
mención. Para esto nos ha resultado de
interés e iluminador los planteos que reali- “De dos modos llegamos a la ultra-
zara A. Heller (1985) acerca de las caracte- generalización característica de nuestro
rísticas del pensamiento y la acción cotidia- pensamiento y nuestro comportamiento
nas. cotidianos: por una parte asumimos este-
reotipos, analogías y esquemas ya elabo-
En el conjunto de saberes con que rados; por otra, nos lo “pega” el medio en
los maestros interactúan en el espacio del que crecemos, y puede pasar mucho tiem-
Taller notamos algunas tendencias que po antes de que atendamos con actitud
dificultan el trabajo de análisis e interpreta- crítica a esos esquemas recibidos, si es que
ción de distintas situaciones escolares. En- llega a producirse esa actitud. Ello depende
tre ellas es posible discriminar un cierto la época y del individuo. En períodos estáti-
pragmatismo y espontaneismo, una inclina- cos pasan a menudo generaciones enteras
ción a lo particular, un propender a la eva- sin que se problematicen los estereotipos
luación/ valoración y una desvalorización de de comportamiento y pensamiento; en épo-
su propio saber. cas dinámicas esos elementos pueden ha-
cerse problemáticos incluso varias veces en
Decimos que el saber del maestro una sola generación, y la problematización
tiene una tendencia al pragmatismo en el es más lenta e infrecuente en caracteres
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inclinados al conformismo que en individuos esta posibilidad está centrada en los acto-
dinámicos y críticos. La tradición no es res sociales de la escuela a partir de que
siempre la fuente de la ultrageneralización, pueden “moverse” en su medio.
la cual se puede basar también en la expe-
riencia personal; y la actitud que se contra- El Taller de Educadores puede justi-
pone al sistema estereotipado tradicional ficarse aquí como un instrumento posibilita-
puede contener ultrageneralizaciones aná- dor de ese “moverse” en la medida en que
logas a las del sistema mismo al que se confía en el protagonismo del maestro para
opone” (A. Heller, 1985; 72). quebrar reflexivamente esa aproblematici-
dad de su saber a la vez que lo revaloriza.
Estas generalizaciones realizadas Esta revalorización crítica que el maestro
desde lo particular pueden concretarse re- puede realizar de su propio saber intenta,
curriendo a mecanismos analógicos, a pre- además, desestructurar la desvalorización
cedentes o a la imitación. Estas formas de en que él mismo la coloca. La desvaloriza-
generalizar, al basarse, como decíamos, en ción que el maestro hace de su conocer es
normatividades consuetudinarias obstruyen posible entenderla si se considera que es
“captar lo nuevo, irrepetible y único de una un profesional al que se lo aleja del trabajo
situación” (A. Heller, 1985; 63). en torno al conocimiento, como veremos
cuando analicemos la práctica docente.
El saber del maestro generado fun-
damentalmente a partir de su cotidianidad, Esta desvalorización lo lleva a la
de la repetición y regularidad del quehacer, búsqueda de una confirmación de su saber
se torna espontáneo cuando no se plantea por caminos externos a él. Los portadores
su problematización, su reflexión crítica. del saber son “otros”, son los teóricos, los
especialistas, los investigadores. De ahí
La espontaneidad del saber cotidia- que analizando las expectativas con que los
no tiene que ver con la continuidad del de- maestros llegan al Taller, las mismas están
sarrollo de una práctica. “Si nos dispusié- relacionadas con la necesidad de convali-
ramos a reflexionar sobre el contenido de dar lo que hacen. (7). Se hace presente
verdad material o formal de cada una de otra dificultad en el trabajo colectivo del
nuestras formas de actividad, no podríamos Taller- tendiente a la búsqueda de la auto-
realizar ni siquiera una fracción de las acti- nomía del maestro en la construcción de un
vidades cotidianas imprescindibles y se conocimiento de su realidad- ya que se es-
imposibilitarían la producción y la reproduc- pera que los “especialistas” les “enseñen”.
ción de la vida de la sociedad humana”. (A. Tal situación conduce además a no escu-
Heller, 1985; 55). charse entre pares y reproducir en el Taller
lo que caracterizaron como la “estructura
Esta dificultad para pensar crítica- piramidal” de la relación maestro- alumno.
mente la práctica, por otro lado está asen- Cada maestro cuando habla se dirige al/los
tada en que muchos aspectos de ella apa- coordinadores, por lo que es importante
recen ante el maestro- o en cualquier indi- advertir y analizar tal circunstancia para que
viduo- como verdaderos y ciertos. Una es- pueda modificarse. (8).
pecie de fe y confianza.
Por último, diferenciamos una recu-
“Pero esta aproblematicidad se ter- rrente tendencia evaluativa/valorativa que
mina en cuanto que el “acierto” nos abre la perturba el registro y la descripción detalla-
posibilidad de movernos en un medio dado da de situaciones y episodios escolares a
y de mover ese mismo medio dado” (A. fin de su desmenuzamiento analítico. La
Heller, 1985; 58). recurrencia a evaluar y valorar desplaza al
análisis y, a veces, cristaliza en posiciones
Es interesante entender esto para dilemáticas. Esta tendencia a lo evaluati-
no quedar impotentes ante determinadas vo/valorativo tiene una significación espe-
posiciones teóricas, que limitan las posibili- cial en la racionalidad del maestro por su
dades de transformación de la realidad es- historia profesional. Cuando se forma para
colar. Muy por el contrario, entendemos que ser maestro, sus prácticas son observadas
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para ser evaluadas. Cuando es maestro centralidad o involucramiento del investiga-


está permanentemente evaluando y a su dor que establece, con los sujetos “estudia-
vez es observado, evaluado, calificado pro- dos”, una relación dialécticamente condi-
fesionalmente. Esto explica la dificultad que cionante al romper la tradicional polaridad
en el Taller se presenta para discriminar la sujeto- objeto. (E. Achilli, 1985; 19)
observación en el contexto de una investi-
gación social. “Yo creo que la observación “En la experiencia etnográfica, por con-
en sí es observar, de alguna manera, juz- siguiente, el observador se capta como su
gando: así nos enseñaron” (Estela, reunión propio instrumento de observación; de toda
de Taller n° 6; 18). evidencia tiene que aprender a conocerse,
a obtener de un sí mismo, que se revela
1.1. La interpretación como otro al yo que lo utiliza, una evalua-
ción que se tornará parte integrante de la
Recuperar el saber de los maestros- no observación de los otros”. (C. Lévi-Strauss,
homogéneo, fragmentado y constituido por 1983; 39).
distintos recortes- para analizar su práctica
implica asumir consideraciones teóricas- Esto que dice Lévi-Strauss para noso-
metodológicas que tienen que ver, por un tros adquiere importancia en el sentido que
lado con la revalorización crítica de la an- el investigador debe tensionarse para que
tropología como ciencia que construyó un sus conceptualizaciones teóricas no se im-
modo de acceso al conocimiento del “otro” pongan vacíamente al objeto estudiado,
basado en el rescate de su lógica. Es decir, sino que las mismas actúen como “anticipa-
el rescate de la visión de los propios sujetos ción de sentido”.
“estudiados”.
El camino interpretativo que hemos se-
Es evidente que la sola reproducción guido intenta conjugar el entrecruzamiento
de tal visión no resulta una explicación- en e interrelación entre las condiciones objeti-
nuestro caso de la práctica docente- ya que vas y las significaciones que ellas adquie-
significa quedarnos con aspectos fragmen- ren para los individuos que la viven.
tados, heterogéneos. Se impone, por tanto,
un trabajo de construcción sistemático- ba- La práctica docente está construida por
sado en el análisis y juego dialéctico entre la combinación de las relaciones estructura-
los registros y nuestras conceptualizaciones les e institucionales objetivas- históricas-
teóricas- que busca armar relaciones, vin- como también por las significaciones y sen-
culaciones y nexos que permita entender tido que esos condicionantes adquieren en
los aspectos aislados, fragmentados, con- la conciencia del maestro. Condicionantes,
tradictorios que aparecen en forma caótica. acción y representación o saber del maes-
tro configuran la red de interrelaciones in-
Construir un conocimiento es darle con- terpretables como unidad y particularidad
tenido concreto a esas relaciones o nexos en la que se expresa la generalidad.
que, si bien están sustentados por la teoría,
no deben quedar prisioneros de relaciones 2. LA PRÁCTICA DOCENTE
entre conceptos abstractos, donde se es-
cinde la conceptualización de los hechos. Entendemos la práctica docente
La cotidianeidad del maestro, surcada por como el trabajo que el maestro desarrolla
aspectos estructurales e institucionales, no cotidianamente en determinadas y concre-
puede perderse. Este es nuestro desafío, el tas condiciones sociales, históricas e insti-
que nos ubica en la documentación y el tucionales, adquiriendo una significación
análisis de aquellos aspectos de la vida del tanto para la sociedad como para el propio
maestro que por tan conocidos o familiares maestro. Trabajo que si bien está definido
resultan obvios y generalmente no son do- en su significación social y particular por la
cumentados ni interpretados. práctica pedagógica, va mucho más allá de
ella al involucrar una compleja red de acti-
Adoptar esta perspectiva antropológica vidades y relaciones que la traspasa, las
para la investigación tiene que ver con la que no pueden dejar de considerarse si se
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intenta conocer la realidad objetiva vivida Cumplimentar con estas exigencias im-
por el docente. Consideramos a la práctica plica para el maestro la utilización de un
pedagógica como el proceso que se desa- tiempo que evidentemente no puede cen-
rrolla en el contexto del aula en el que se trar en lo específico. “Lo práctico no nos
pone de manifiesto una determinada rela- deja tiempo, una planificación o una planilla
ción maestro- conocimiento- alumno, cen- no nos da tiempo para otra cosa” (Angélica,
trada en el “enseñar” y el “aprender”. Reunión de Taller n° 8; 20).

Esas actividades, que superan la prác- Por otro lado, también el personal di-
tica pedagógica, van desde aquellas que rectivo recargado en sus tareas administra-
podemos caracterizar como más específi- tivas- burocráticas, pierde la función de
camente burocráticas (planillas, planifica- asesor pedagógico reclamada por el maes-
ciones, preparación de la documentación tro.
del alumnado, etc.) hasta las que la institu-
ción encomienda como forma de recaudar Entre otros modos de interferencia de
fondos para el mejoramiento de las condi- la práctica pedagógica por la intrusión de
ciones deficitarias en que se encuentran mecanismos burocráticos, los maestros
muchas escuelas (ventas de rifas, cobro de “dicen” de las conmemoraciones de fechas
cuotas cooperadoras de padres, etc.) pa- patrias, que implica, por un lado, la organi-
sando por las reuniones de personal con zación de los actos correspondientes, cuya
directivos, asesoramiento y reuniones con responsabilidad recae totalmente en ellos; y
padres, preparación de actos conmemorati- por otro, la exigencia a que programe el
vos, control de los recreos, realización de “dictado de clases alusivas” las que rom-
distintos tipos de censos que el Estado en- pen, fracturan la continuidad temática con
comienda, etc. que el maestro venía trabajando, en este
caso, en ciencias sociales.
Estas actividades y relaciones que co-
tidianamente el maestro despliega “fuera” De tal manera que podemos decir que
del aula y que son vividas por él en forma la práctica docente está surcada por una
agobiante, perturban la práctica pedagógica red burocrática que entendemos como el
concreta- en su especificidad de trabajo conjunto de las actividades y relaciones que
intelectual- al producir un distanciamiento alejan al maestro de la especificidad de su
de la misma. Es decir, la especificidad del quehacer: el trabajo en torno al conocimien-
trabajo del maestro queda desdibujada e to.
incorporada fragmentariamente a un con-
junto de funciones que si bien pueden su- Este fenómeno burocrático, que desde
ponerse como secundarias en el desempe- la institución está presente en la práctica
ño del rol del docente, no ocurre así en el docente, se podría afirmar que, en algunos
contexto burocrático de la organización ins- casos, recorre internamente la práctica pe-
titucional donde está inserto. La presenta- dagógica cuando el maestro desdibuja su
ción, por ejemplo, de una “buena” y “prolija” relación con los niños y el conocimiento en
carpeta de planificaciones de la práctica función de aspectos formales, como pue-
pedagógica es tomada en cuenta para la den ser, entre otros, la acentuada preocu-
calificación del maestro como profesional. pación por el desarrollo de “hábitos” que
Si no se presenta en el plazo y con las ca- generalmente son de tipo disciplinario, o la
racterísticas requeridas “el maestro no vale” repetición de trabajos que los alumnos no
(María, Reunión de taller n° 21; 21). presentan con las características de proliji-
dad, subrayado, caligrafía, márgenes re-
Agreguemos que muchos supervisores queridos, etc.
evalúan la práctica pedagógica de un
maestro no observando el proceso que se Ahora bien, el maestro, envuelto en esa
desarrolla en el aula, sino a través de cómo red burocrática presente en su cotidianei-
se ha realizado la carpeta de planificacio- dad, puede reflexionar críticamente sobre
nes. ella. Entiende que la cumplimentación de
todas las exigencias lo descentra de su
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trabajo específico. Esta red burocrática está autoritaria del pasado con fuerte presencia
montada como un mecanismo de control en el presente.
que se ejerce sobre la práctica pedagógica
a partir de que no se tiene “confianza” a) El maestro despliega su práctica en
(¿científica?) en ella. No obstante, cuando el contexto de la escuela, inserto en una
se le propone desechar todos aquellos as- organización jerárquica, que trasciende la
pectos que considere no necesarios, se misma institución escolar al engarzarse en
siente limitado para hacerlo considerando lo estatal.
que cada uno tiene una funcionalidad en el
contexto de la organización institucional. Esta característica de su inserción ubi-
Esto es lo que trajeron los maestros al Ta- ca al maestro como subalterno de una es-
ller que ocurrió en las llamadas mesas de tructura en la que jerárquicamente- y desde
trabajo, espacio de reflexión de los docen- el estado- se van tomando decisiones que
tes, organizados por el Ministerio de Edu- tienen que ver tanto con los contenidos te-
cación de la Provincia de Santa Fé durante máticos, como con los aspectos didácticos
el año 1984 para la discusión de algunos y metodológicos, pasando por los criterios
lineamientos educativos propuestos entre disciplinarios hasta la reglamentación de
los que figuraban el problema de la desbu- todas las actividades que en la escuela se
rocratización. van “ejecutando”.

Ahora bien, en la práctica docente, Además, esta jerarquización en que es-


además de este aspecto que hemos deno- tá inserto el trabajo docente se conecta-
minado “red burocrática”, subyacen otros, entrecruzándose con los aspectos burocrá-
cuya combinación y entrecruzamiento con- ticos- con importantes problemas como
figuran en este actor social que es el maes- aquellos que hacen al uso del poder y que
tro, un trabajador con características parti- desembocan en el control, el autoritarismo y
culares. el disciplinamiento de la vida escolar, de la
que abundante material bibliográfico se ha
Hemos discriminado- a los efectos del ocupado.
análisis y a partir de la presencia que tienen
en la vida del maestro, según pueden ob- Nos interesa por ahora volver a focali-
servarse por el tratamiento que éste realiza zar esta característica de la inserción del
en el Taller-, los que tienen que ver con su maestro como subalterno en una organiza-
inserción en una organización jerárquica; ción jerárquica que concibe y planifica su
los relacionados con su formación (capaci- práctica. Queremos centrar en la que en-
tación) como profesional, que hemos carac- tendemos como una particularidad de la
terizado como formación inconclusa; las práctica pedagógica: aquella que hace del
objetivas condiciones de su trabajo que maestro un transmisor de informa-
indican una desjerarquización laboral, y por ción/conocimientos.
último, las distintas demandas y valoracio-
nes que la comunidad y el mismo maestro En esta organización jerárquica,
hacen de la práctica docente, las que con- (...ocurre...) en el trabajo del maestro una
forman una significación social y particular disociación o superación entre la concep-
conflictiva de ese quehacer. ción, construcción de conocimientos y su
recreación en el aula.
Es importante aclarar que la manifesta-
ción de estos aspectos adquiere dimensio- La construcción del conocimiento, la
nes diferenciales según el contexto históri- organización temática es una incumbencia
co- político en el que se de. La hemos es- que está ubicada en “otros”, está “fuera” de
tudiado en un momento de transición políti- lo que compete al maestro. A él le resta
ca, en el que el país recupera un gobierno transmitir- “ejecutar”- el contenido de las
democrático después de un largo período currículas que desde el Ministerio de Edu-
de experiencia burocrática- autoritaria. El cación le llegan organizadas. Un maestro
trabajo del Taller de Educadores recuperó en el Taller sugiere para conocer el queha-
colectivamente la memoria de esa historia cer de los docentes se analicen las currícu-
Achilli, Elena (1986). La práctica docente: una interpretación desde los saberes del maestro, 9
Cuadernos de Formación Docente, Universidad Nacional de Rosario.

las: “...otro método importante puede ser el


análisis de currícula, las actuales, porque b) Otro aspecto que entendemos, nos
yo creo que muchos nos ajustamos a ellas, dice sobre la peculiaridad de la práctica
por un lado, porque la estructura misma de docente está dado por la “limitada” forma-
la educación así lo requiere, de la relación ción profesional que el maestro tiene tanto
entre el docente y el alumno, el docente y el en lo teórico como en lo metodológico, la
director. No apartarse ni en contenidos ni que hemos caracterizado como formación
metodológicamente. Entonces, analizando inconclusa. Con ello intentamos interpretar
la currícula, creo que vamos a tener un las carencias con las que el maestro se
promedio o la idea de cómo se enseña ac- enfrenta para resolver tanto cuestiones de
tualmente en Ciencias Sociales. no esta- contenido temático como las referidas al
mos acostumbrados, no nos han enseñado manejo metodológico, derivados de una
a crear a partir de los contenidos mínimos. formación que no los especializa en las
Nos han enseñado a remitirnos a lo que áreas en las que trabaja. Un maestro, en su
dice la currícula y nada más”. (Luis, Reu- práctica profesional tanto puede trabajar
nión de Taller n°12; 5-6). con los problemas relacionados con la lec-
to-escritura en niños de primer grado, o
Esta pérdida de la unidad de su trabajo, enfrentarse con las problemáticas teóricas
implica para el maestro la pérdida de la metodológicas de la enseñanza de áreas
conciencia de la unidad de todo el proceso. específicas como Matemática o Ciencias
El maestro, al disociarse de la construcción Sociales o Ciencias naturales en los grados
y concepción del conocimiento queda ena- superiores. Es evidente que cada uno pre-
jenado en la transmisión. De allí que el tra- senta una complejidad propia para la que el
bajo intelectual le resulte extraño, como no maestro no ha sido especializado. Por otro
perteneciente a él. lado, la organización de cada escuela en
particular, por lo general, no se realiza con
Esta disociación de la unidad del traba- una racionalidad tendiente a que cada
jo intelectual del docente- unidad que signi- maestro pueda desarrollarse y especializar-
fica, como decíamos, la integración del pro- se en determinadas áreas o grados. Es
ceso de construcción de conocimientos y su bastante común que un maestro deambule
re-creación con los alumnos en el aula- de un año a otro por distintos grados o
pareciera que está agudizada en el nivel de áreas. Sin ofrecer referencia aquí, que pue-
la escuela elemental o primaria si se com- den darse designaciones de grado como
para con los otros niveles de enseñanza. castigo, lo que aumenta esta idea de irra-
cionalidad.
Repetidamente los maestros traen al
taller su dificultad para conceptualizar, para Esta disparidad que asume el trabajo
teorizar, para trabajar con el conocimiento de un maestro de alguna manera señala
porque no están “acostumbrados” a hacer- como no “preocupante” para la organiza-
lo. Así también plantean el hecho de que su ción estatal del sistema educativo, que el
subalternidad les quita libertad para realizar docente pierda la especificidad de su que-
un trabajo creativo en la escuela. hacer.

No obstante, no todos los maestros in- La formación inconclusa que como pro-
terpretan estos límites. El aislamiento y la fesional tiene el maestro lo lleva a la desva-
autonomía en el que por otro lado se desa- lorización de su propio saber, del saber de
rrolla la práctica pedagógica en el aula, sus compañeros o a que no sea considera-
hace que la misma aparezca como total- do- en lo referente a sus propuestas en
mente controlada por él, encubriéndose y relación al conocimiento- por el personal
desdibujándose la disociación y la subalter- directivo. La autoridad del saber está colo-
nidad de su trabajo. Es en la desestructura- cada en “otros”, externos al maestro; está
ción de estos nudos “ideológicos”, donde el en los “especialistas”, los “teóricos”, a quie-
Taller resulta un instrumento posibilitador nes compete, por otra parte, construir el
de modificaciones de las formas de con- conocimiento repitiéndose el círculo de la
ciencia del maestro. disociación.
Achilli, Elena (1986). La práctica docente: una interpretación desde los saberes del maestro, 10
Cuadernos de Formación Docente, Universidad Nacional de Rosario.

internaliza" como por la ambivalente cons-


c) Considerar las condiciones objetivas trucción de su propia identidad.
en que se desenvuelve el trabajo del do-
cente, pone de manifiesto otro conjunto de El maestro entiende que si bien, en ge-
factores perturbadores del desarrollo pleno neral, su tarea está socialmente desvalori-
de su práctica. zada, no lo es de la misma manera para
todos los sectores sociales. Entre los secto-
El maestro es un asalariado mal remu- res obreros o de "villas miserias" o entre las
nerado que se ve obligado, cuando debe comunidades aborígenes su trabajo adquie-
vivir exclusivamente de su sueldo, a traba- re mayor relevancia. Allí, "el maestro es
jar en dos turnos, con lo que se duplican las algo útil, el maestro es una persona que los
horas de trabajo dentro de cada institución va a sacar de ese pozo negro donde viven,
y las horas que fuera, debe dedicar para con sus conocimientos, con su afecto" (Ale,
cumplimentar con todas las exigencias bu- Reunión de Taller n° 1; 19).
rocráticas. En este sentido, es evidente que
no recibe demasiados estímulos ni para su En tanto, entre los sectores "medios" el
quehacer cotidiano, ni para intentar “perfec- maestro percibe que es muy cuestionado y
cionarse”. exigido intelectualmente, sintiéndose cen-
surado y vigilado por los padres en cuanto
Además desarrolla su práctica pedagó- a la calidad, cantidad y la forma de transmi-
gica en condiciones lamentables. Debe "in- tir el conocimiento. Los padres de estos
geniarse" para trabajar en espacios físicos sectores quieren maestros "sabios", "com-
sumamente reducidos, con mínimas o nin- placientes" con ellos y que formen a sus
guna comodidad, sin ventilación, con ilumi- hijos "enciclopédicamente".
nación inadecuada, sin material didáctico.
parte de la cotidianeidad de cualquier En ambos sectores, el maestro es valo-
maestro está dada por la preparación del rado o exigido por el conocimiento que
material didáctico que personalmente apor- puede o debe brindar, cuestión ésta que
ta si pretende "mejorar" el proceso de en- está presente en la propia identidad cuando
señanza- aprendizaje. se juega la eficiencia profesional. Además,
como habíamos visto, la idoneidad del
Estas condiciones objetivas de la prác- maestro es un elemento que juega en su
tica docente que hemos caracterizado como "deber ser".
desjerarquización laboral es otro de los as-
pectos que interfiere el desarrollo de la Por otro lado, y disociadamente, está lo
práctica pedagógica en su centralidad de del maestro como continuador del rol maes-
trabajo intelectual. tro. En este contexto, la afectividad del
maestro aparece como una característica
d) Entre los distintos factores que in- adscripta a su rol. Es un dador de afecto y
teractúan configurando las características comprensión para los niños carenciados
propias del maestro, es importante ver, co- económicamente como para aquellos con
mo en su representación, juega la significa- problemas emocionales derivados de los
ción que adquiere su rol, tanto para sí como conflictos entre sus padres o porque per-
para la sociedad. manecen solos durante gran parte del día.

Este juego de reconocimiento intersub- "Si polarizamos en dos tipos puros y


jetivo, resulta interesante considerar por la extremos dicho rol, en uno ubicamos al
incidencia que tiene en la construcción de maestro "apóstol", y en otro al maestro téc-
la identidad como sector social. nico". Las diferencias entre uno y otro tipo
radicarían en el privilegio de la entrega
En este sentido decimos que la práctica afectiva o de la transmisión eficiente de
docente adquiere una significación social y contenidos, respectivamente" (G. Batallán y
particular conflictiva por lo contradictorio de otros, 1982).
las demandas sociales, "las que el maestro
Achilli, Elena (1986). La práctica docente: una interpretación desde los saberes del maestro, 11
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Contradictoria construcción de su iden- caracterizan como trabajadores de la edu-


tidad, el maestro es tensionado entre la cación. No obstante, no todos los maestros
eficiencia y el afecto: entre la desvaloriza- incorporan esta identificación. Cuando las
ción de su propio saber y la sobrevaloriza- representaciones del maestro, el tinte de la
ción de su función. vocación y el contenido afectivo tiñe con
fuerza su práctica, la misma queda como
Hemos intentado discriminar distintos sujeta a ello, tornándose dificultoso integrar
aspectos, cuya interacción caracterizan la el sueldo a su quehacer. "Todo docente
práctica docente y al maestro como traba- sabe que desde toda la historia de la
jador con determinadas peculiaridades. humanidad, todos los que impartieron en-
señanza nunca tuvieron remuneración. No
El entrecruzamiento de una red buro- hablo de hoy, hablo de Sócrates, pasando
crática, una organización jerárquica, una por la Edad Media. Sabemos que aquel que
formación inconclusa como profesional, una poseía conocimientos tenía que ir a suplicar
desjerarquización laboral y una conflictiva a alguien para que le permitiera enseñar; y
significación social y particular de su prácti- desde Sarmiento que instituyó la educación
ca, configuran en el maestro una serie de en el país, nunca el docente fue bien remu-
complejas situaciones. Hemos destacado la nerado... y desde otro punto de vista, qui-
escisión que provocan en el trabajo docen- siera que me dijesen sí, se puede poner un
te. La interferencia en el desarrollo de su valor monetario al arma que el docente da
especificidad como trabajo intelectual. al alumno al enseñarle a leer y escribir, con
lo cual el alumno tiene a sus manos el
Este interés nuestro en el alejamiento mundo. Yo no creo que haya dinero que
que cotidianamente el maestro vive en rela- pueda pagar lo que el docente puede hacer
ción con lo que significa el trabajo en torno con un niño” (Ani, Reunión de Taller n° 3;
al conocimiento está centrado en la distor- 3).
sión que hacen de su práctica pedagógica
una práctica desdibujada de su especifici- Así como resulta dificultoso pensarse
dad. El interjuego de aquellos factores car- como trabajador- la vocación, la carga
gan al trabajo del maestro de una normati- emocional/afectiva que se le imprime a la
vidad que obtura y desvía el trabajo con el relación docente-alumno, la sobrevaloración
conocimiento. de su función, son presencias obturantes-
también es complejo identificarse como
Entendemos que tratar este fenómeno intelectual (9), lo que aparece como extraño
de cómo se descentra el maestro de lo que al maestro dado el interjuego de aspectos
debiera ser su peculiaridad tiene suma im- presentes en su práctica que desvirtúan la
portancia para pensar en formas alternati- especificidad de la misma.
vas tendientes a modificar la práctica peda-
gógica. Es importante por sí mismo, ya que Lo anterior está en relación con la poli-
nos apunta a una serie de factores para ser facética función que adquiere la práctica
re- pensados- aquellos que desdibujan el docente, cuando el maestro tiene que
trabajo intelectual del maestro- como así hacerse cargo más allá de lo pedagógico,
también es importante por el peso que tie- de lo burocrático; de las carencias de los
ne en la construcción de la identidad del niños de distintos niveles económicos, pro-
maestro como sector social. vocadas por problemas sociales o emocio-
nales; de las deficiencias de recursos didác-
En este sentido- y a modo de hipótesis- ticos; de las incomodidades edilicias, etc.,
creemos que la combinación de los factores todo con magros sueldos. Resulta una sín-
descriptos, en la medida que alejan al tesis metafórica de lo que objetivamente es
maestro de su especificidad como trabaja- el trabajo del maestro, esta expresión que
dor intelectual, crean en él una confusa hemos tomado de lo dicho en el Taller: “el
conciencia de su identidad. maestro tiene que ser payaso, fakir y mono”
(Ale, Reunión de Taller n° 15).
Desde el punto de vista gremial, los
sindicatos que agrupan a los docentes los
Achilli, Elena (1986). La práctica docente: una interpretación desde los saberes del maestro, 12
Cuadernos de Formación Docente, Universidad Nacional de Rosario.

Esta falta de construcción de una iden- sión y memorización correspondiente-; el de


tidad social del maestro- “nosotros estuvi- la organización institucional- desburocrati-
mos siempre ahí, en el limbo. No somos ni zada y dinámica-; etc.
chicha ni limonada, como los adolescentes
que están de más entre los niños y demás Finalmente, de los actores sociales que
entre los grandes” (Ale, Reunión de Taller participan en la vida de la escuela, conside-
n° 3; 6)- abre un problema para continuar ramos que el maestro configura un sector
analizando y profundizando. social que por su permanencia de inserción
laboral es el que está en “mejores condicio-
III. LA PRÁCTICA DOCENTE, EL TALLER nes” de protagonizar una posibilidad de
DE EDUCADORES Y EL CAMBIO DE LA cambio.
REALIDAD ESCOLAR
A partir de allí es que privilegiamos el
Comencemos afirmando, nuestra con- análisis de la práctica docente, no solo
cepción de cambio escolar tiene que ver desde las recurrencias, los estereotipos,
con un proceso de modificación “democráti- sino también “desde el movimiento desde la
ca” que se desarrolla en el interior de la “historia” que construyen los sujetos particu-
escuela impulsado o protagonizado por sus lares al experimentar, reproducir, conservar,
propios actores sociales. desarrollar, retroceder o transformar la rea-
lidad escolar. Queremos dar cuenta no sólo
De lo anterior se desprende la necesi- del proceso de producción y reproducción
dad de realizar algunas explicitaciones de de las normatividades adaptativas, sino
tipo aclaratorias. también registrar lo conflictivo, lo transfor-
mador, los “gérmenes” que pueden antici-
En primer lugar es importante definir el par formas alternativas de prácticas educa-
nivel o escala desde donde pensamos el cionales”. “Es entender el cambio escolar,
cambio. Desde la perspectiva actual de no como un corte repentino con lo existente
nuestra investigación, hablamos de cambio ni como proyecto elaborado externamente,
no desde la escala del sistema educativo sino como un proceso que se desarrolla
en su conjunto, sino desde la que corres- desde la base de esos elementos anticipa-
ponde al aula o, cuanto más, a la escuela. torios que tenemos que “descubrir” en la
No escapa que, las modificaciones “molecu- cotidianeidad o recurriendo y recuperando
lares” que pueden darse en esta escala, la memoria colectiva” (E. Achilli, 1985; 99).
puedan facilitar procesos mayores.
Esos elementos anticipatorios de trans-
En segundo lugar, entendemos el pro- formaciones son productos de las formas
ceso de modificación democrática como heterogéneas en que puede manifestarse la
aquél que tiende a la transformación de la práctica docente, que, a su vez se relaciona
organización burocrática y jerarquizada de con los modos diferentes de asumir los ro-
la escuela, condicionante de prácticas dis- les que puede tener el maestro. Hay quie-
ociadas del trabajo creativo con el conoci- nes pueden identificarse con la normativi-
miento- dogmatizadas- y de relaciones car- dad adaptativa- encubriendo consciente o
gadas de autoritarismo y disciplinamiento. inconscientemente los condicionantes so-
Esto, al generar una horizontalidad en la ciales e institucionales- o quienes pueden
organización, implica la participación activa pensar y pensarse críticamente alumbrando
de todos los actores sociales de la escuela posibles alternativas.
en la vida de la misma. El cambio democrá-
tico de la escuela tiene que ver con modifi- En este sentido, el Taller de Educado-
caciones en distintos niveles. Brevemente res, al configurar el espacio donde el maes-
mencionemos: el de las relaciones sociales tro se “capacita” investigando su práctica, y
internas- basadas en la coordinación y co- por ende, recuperando críticamente su sa-
operación colectiva y no en el uso del poder ber, se transforma en un instrumento facili-
y la autoridad-; el del conocimiento- susten- tador del cambio. Para que la integración
tado en la creatividad de la apropiación y del saber del maestro sea crítica, el Taller
construcción del mismo y no en la transmi- tiene que actuar como develador de nudos
Achilli, Elena (1986). La práctica docente: una interpretación desde los saberes del maestro, 13
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problemáticos o enajenantes presentes en que sacamos en limpio es que todos lo


su práctica y en sus representaciones. hacen, que todos los docentes usan el
cuestionario, que además contestan los
El Taller de Educadores brinda la posi- padres” “enseñamos verticalmente...en
bilidad de re- pensar y trabajar “elementos triángulo” “Lo más importante es enseñarles
anticipatorios de transformación” constru- a pensar...” “...fue como un psicoanálisis de
yendo colectivamente un conocer coheren- nuestra práctica...” “registro de clases, en
te y unitario que pueda resultar básico para eso estábamos viendo y viéndonos en
propuestas alternativas. nuestro propio rol” “podemos cambiar...los
maestros podemos hacer cosas sin la verti-
Ahora bien, dos aclaraciones. Por un calidad” “Esto del Taller fue muy hermoso y
lado, no entendemos que la posibilidad que me siento muy mal porque termina...como
tiene el maestro dentro del Taller de cons- me desvalorizo digo, nosotros, ¿los hemos
truir un conocimiento crítico de su realidad, hecho perder el tiempo?” “me pareció una
modificando su consciencia, pueda llevar a experiencia que me gustó mucho, tuve mis
una inmediata transformación de su prácti- momentos de bronca y los dije...Me gustó
ca. Si bien nos asentamos en esto, conside- mucho y por eso seguí viniendo. Ojalá se
ramos que el proceso puede resultar- o pudiera llevar a la educación, los chicos
resulta- más complejo. Por otro, y relacio- aprenderían mucho. Es una linda forma de
nado con lo anterior, el proceso de dar uni- enseñar y aprender” “...me costó y creo que
dad y coherencia a los elementos anticipa- me puede costar muchísimo. Pienso que es
torios que presentan los mismos maestros muy difícil entrar en la temática del Taller”
requiere un largo tiempo de trabajo en el “Me parece que nos costó entrar en el Ta-
Taller. En nuestro caso, por la brevedad del ller. De la clase magistral pasamos a la total
mismo- 8 meses escasos de funcionamien- libertad. Todo necesita un proceso...pongo
to- el Taller alcanzó parcialmente la capaci- énfasis en la palabra proceso...”
tación del maestro para la investigación que
permita la construcción autónoma de un
conocimiento coherente, por lo que queda-
ron planteados muchos de esos elementos
anticipatorios en forma aislada. De todos
modos, los ejercicios de investigación reali-
zados- elaboración de preguntas para in-
vestigar, ordenamiento de las mismas,
construcción de esquemas interpretativos,
todo sobre la base de observaciones y re-
gistro de clases- abrieron líneas interpreta-
tivas y crearon en cada maestro una situa-
ción de movilización personal favorable
para un proceso de reflexión crítica y re-
planteo. Dejemos que las palabras de los
maestros cierren “nuestro decir”.

“...fue una rica experiencia” “Nos costó.


Siempre entramos en lo subjetivo, nos íba-
mos del tema por las ramas...” “No llega-
mos al nudo pero fue muy bueno para mí”
“El cambio democrático... todo cambio
equivale un trabajo, muchos maestros por
lo que ganan no lo quieren hacer” “...las
clases que observamos; todas las clases
eran iguales, no obstante de escuelas dife-
rentes...” “La aplicación del cuestionario” “El
problema de las observaciones de clases
tendríamos que haberlo analizado” “Acá lo
Achilli, Elena (1986). La práctica docente: una interpretación desde los saberes del maestro, 14
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NOTAS

(1) Investigación en el Taller de Educadores. La metodología de la enseñanza, mediatiza-


dora de la relación docente- conocimiento- alumno, realizada en el Centro Rosario de Investi-
gación en Ciencias Sociales- CRICSO- por el equipo de investigadores compuesto por Elena
Achilli, Raúl Ageno y Edgardo Ossana, con el apoyo de I.D.R.C. (Canadá).

(2) Los maestros participantes del Taller de Educadores se convocaron y seleccionaron


atendiendo a su inserción laboral en distintas escuelas representativas de tres zonas socioeco-
nómicas y culturales diferentes de la ciudad de Rosario (Pcia. de Santa Fé):
a) Sector obrero, urbanización periférica de la ciudad;
e) Zona habitada por trabajadores no calificados- no permanentes-, con la particularidad
de que muchos de ellos representan a aborígenes tobas provinientes de migraciones
recientes, y
f) Sector “medio”, zona céntrica de la ciudad. Además todas las escuelas son primarias
dependientes del Ministerio de Educación de la provincia de Santa Fé, cuya Dirección
de Enseñanza Pre- escolar y Primaria patrocinó el funcionamiento del Taller, por el inte-
rés que la propuesta despertó.

(3) El proyecto acota su análisis a la metodología de la enseñanza que el maestro selec-


ciona en Ciencias Sociales.

(4) Algunos maestros lo entienden así: “considero que nací maestra. Apenas hablaba y
con admiración salía a la calle a ver pasar a las maestras y llenárseme los ojos de lágrimas.
Desde chica, y yo reconozco que con treinta y pico de años si volviera a nacer volvería a ser
maestra. Y para mí usar el delantal blanco es un orgullo. Seré idiota, idealista, pero para mí es
Achilli, Elena (1986). La práctica docente: una interpretación desde los saberes del maestro, 15
Cuadernos de Formación Docente, Universidad Nacional de Rosario.

un orgullo. Felices de aquellos que pueden estar rodeados de niños. Yo encuentro en ellos to-
do sano, todo decente, todo puro y sigo reconociendo que las autoridades no lo ven, no valoran
nuestro trabajo” (María, Reunión de Taller n° 22; 5 ).

(5) “El respeto se gana con la idoneidad, no con los gritos” (Ale, Reunión de Taller n°23)

(6) Véase el trabajo de José F. García, Notas sobre el concepto de ideología y la trans-
formación de la escuela. FLACSO, Bs. As. 1985.

(7) “Es querer saber si lo que uno hace está bien, si realmente los métodos o las normas
que uno utiliza es lo que justamente el chico, primero sí el chico, a través de lo que uno aplica
es lo mejor para ellos. Sí, realmente yo quisiera pisar más sobre algo más firme, pensar que lo
que hago está bien. O sea, que el chico cuando escucha mis enseñanzas, o bien lee él mismo
o trata de estudiar, que lo haga sobre bases sólidas, no así en el aire. Tener un poco, así un
método para que el chico aprenda realmente...” (Lila, Reunión de Taller n° 1; 3).

(8) Esto se manifestó en la Reunión de Taller n° 25 , cuando analizando el registro de una


observación de clase se hace pensar comparativamente en el esquema de interacción que se
da en la clase observada y lo que está pasando en el Taller.

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