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DIARIO DE A BORDO DEL PRIMER VIAJE DE CRISTÓBAL COLÓN

«A las diez horas llegué aquí a este cabo del isleo y surgí, y asimismo las carabelas. Y después de haber comido fui en
tierra, adonde aquí no había otra población que una casa, en la cual no hallé a nadie, que creo con temor se habían fugido,
porque en ella estaban todos sus aderezos de casa. Yo no les dejé tocar nada, salvo que me salí con estos capitanes y
gente a ver la isla; que, si las otras ya vistas son muy fermosas y verdes y fértiles, ésta es mucho más y de grandes
arboledos y muy verdes. Aquí es unas grandes lagunas, y sobre ellas y a la rueda es el arboledo en maravilla, y aquí y en
toda la isla son todos verdes y las hierbas como en abril en el Andalucía; y el cantar de los pajaritos que parece que el
hombre nunca se querría partir de aquí, y las manadas de los papagayos que ascurecen el sol; y aves y pajaritos de tantas
maneras y tan diversas de las nuestras que es maravilla; y después hay árboles de mil maneras y todos de su manera fruto,
y todos huelen que es maravilla, que yo estoy el más apenado del mundo de no cognoscerlos, porque soy bien cierto que
todos son cosa de valía, y de ellos traigo la muestra y asimismo de las hierbas. Andando así en cerco de una de estas
lagunas vi una sierpe la cual matamos y traigo el cuero a Vuestras Altezas. Ella como nos vio se echó en la laguna y nos la
seguimos dentro, porque no era muy honda, hasta que con lanzas la matamos. Es de siete palmos de largo; creo que de
estas semejantes hay aquí en esta laguna muchas. Aquí conocí del liñáloe, y mañana he determinado de hacer traer a la
nao diez quintales, porque me dicen que vale mucho. También andando en busca de muy buena agua fuimos a una
población aquí cerca, adonde estoy surto media legua; y la gente de ella, como nos sintieron, dieron todos a huir y dejaron
las casas y escondieron su ropa y lo que tenían por el monte. Yo no dejé tomar nada ni la valía de un alfiler. Después se
llegaron a nos unos hombres de ellos, y uno se llegó a quien yo di unos cascabeles y unas cuentecillas de vidrio y quedó
muy contento y muy alegre, y porque la amistad creciese más y los requiriese algo, le hice pedir agua, y ellos, después que
fui en la nao, vinieron luego a la playa con sus calabazas llenas y holgaron mucho de dárnosla. Y yo les mandé dar otro
ramalejo de cuentecillas de vidrio y dijeron que de mañana vendrían acá. Yo quería henchir aquí toda la vasija de los navíos
de agua; por ende, si el tiempo me da lugar, luego me partiré a rodear esta isla hasta que yo haya lengua con este rey y
ver si puedo haber de él oro que oigo que trae, y después partir para otra isla grande mucho, que creo que debe ser
Cipango, según las señas que me dan estos indios que yo traigo, a la cual ellos llaman Colba, en la cual dicen que hay naos
y mareantes muchos y muy grandes, y de esta isla otra que llaman Bofío que también dicen que es muy grande. Y a las
otras que son entremedio veré así de pasada, y según yo hallare recaudo de oro o especiería determinaré lo que he de
hacer. Más todavía, tengo determinado de ir a la tierra firme y a la ciudad de Quisay y dar las cartas de Vuestras Altezas al
Gran Can y pedir respuesta y venir con ella.»

1.¿Con qué palabras Cristóbal Colón describe el paisaje con una visión paradisíaca y muestra su admiración por los primitivos
habitantes de estas tierras? Transcribe dos párrafos ilustrativos.
2. Según el texto ¿A qué lugar cree Colón que ha llegado?
3. El almirante Cristóbal Colón era un navegante con la ideología propia del Renacimiento: interés científico por la
naturaleza; sentido utilitarista de las cosas; deseo de renovación, de búsqueda de nuevos valores sociales, de nuevos
rumbos y nuevas formas de vida.
a. ¿Cuáles de estos aspectos están evidenciados en su escrito? Selecciona tres frases que justifiquen tu respuesta.
b. ¡Estás de acuerdo con todos ellos? Explica en un párrafo tu punto de vista.
4. Relee el texto y deduce:
a. ¿Cuál es el mayor anhelo expedicionario que Colón deja entrever en su diario?
b. ¿Por qué causa histórica los aborígenes americanos fueron llamados indios?
5. Lee y reflexiona:
A .¿Qué referencias de tiempo, lugar y hechos detalla el autor? ¿Con qué intención crees que fue escrito este texto?

Fragmento la Brevísima Relación de la destrucción de las indias. Bartolomé de las Casas.


DE LA ISLA ESPAÑOLA
En la isla Española, que fué la primera, como dijimos, que son harto flacas e de poca ofensión e resistencia y
donde entraron cristianos e comenzaron los grandes menos defensa (por lo cual todas sus guerras son poco
estragos e perdiciones destas gentes e que primero más que acá juegos de cañas e aun de niños); los
destruyeron y despoblaron, comenzando los cristianos a cristianos con sus caballos y espadas e lanzas comienzan
tomar las mujeres e hijos a los indios para servirse e para a hacer matanzas e crueldades extrañas en ellos.
usar mal dellos e comerles sus comidas que de sus Entraban en los pueblos, ni dejaban niños y viejos, ni
sudores e trabajos salían, no contentándose con lo que mujeres preñadas ni paridas que no desbarrigaban e
los indios les daban de su grado, conforme a la facultad hacían pedazos, como si dieran en unos corderos metidos
que cada uno tenía (que siempre es poca, porque no en sus apriscos. Hacían apuestas sobre quién de una
suelen tener más de lo que ordinariamente han menester cuchillada abría el hombre por medio, o le cortaba la
e hacen con poco trabajo e lo que basta para tres casas cabeza de un piquete o le descubría las entrañas.
de a diez personas cada una para un mes, come un Tomaban las criaturas de las tetas de las madres, por las
cristiano e destruye en un día) e otras muchas fuerzas e piernas, y daban de cabeza con ellas en las peñas. Otros,
violencias e vejaciones que les hacían, comenzaron a daban con ellas en ríos por las espaldas, riendo e
entender los indios que aquellos hombres no debían de burlando, e cayendo en el agua decían: bullís, cuerpo de
haber venido del cielo; y algunos escondían sus comidas; tal; otras criaturas metían a espada con las madres
otros sus mujeres e hijos; otros huíanse a los montes por juntamente, e todos cuantos delante de sí hallaban.
apartarse de gente de tan dura y terrible conversación. Hacían unas horcas largas, que juntasen casi los pies a la
Los cristianos dábanles de bofetadas e puñadas y de tierra, e de trece en trece, a honor y reverencia de
palos, hasta poner las manos en los señores de los Nuestro Redemptor e de los doce apóstoles, poniéndoles
pueblos. E llegó esto a tanta temeridad y desvergüenza, leña e fuego, los quemaban vivos. Otros, ataban o liaban
que al mayor rey, señor de toda la isla, un capitán todo el cuerpo de paja seca pegándoles fuego, así los
cristiano le violó por fuerza su propia mujer. quemaban. Otros, y todos los que querían tomar a vida,
De aquí comenzaron los indios a buscar maneras para cortábanles ambas manos y dellas llevaban colgando, y
echar los cristianos de sus tierras: pusiéronse en armas, decíanles: "Andad con cartas." Conviene a saber, lleva las
nuevas a las gentes que estaban huídas por los montes. fin lo prendieron. Y sólo porque huía de gente tan inicua
Comúnmente mataban a los señores y nobles desta e cruel y se defendía de quien lo quería matar e oprimir
manera: que hacían unas parrillas de varas sobre hasta la muerte a sí e toda su gente y generación, lo
horquetas y atábanlos en ellas y poníanles por debajo hubieron vivo de quemar. Atado a un palo decíale un
fuego manso, para que poco a poco, dando alaridos en religioso de San Francisco, sancto varón que allí estaba,
aquellos tormentos, desesperados, se les salían las algunas cosas de Dios y de nuestra fee, (el cual nunca las
ánimas. había jamás oído), lo que podía bastar aquel poquillo
Una vez vide que, teniendo en las parrillas quemándose tiempo que los verdugos le daban, y que si quería creer
cuatro o cinco principales y señores (y aun pienso que aquello que le decía iría al cielo, donde había gloria y
había dos o tres pares de parrillas donde quemaban eterno descanso, e si no, que había de ir al infierno a
otros), y porque daban muy grandes gritos y daban pena padecer perpetuos tormentos y penas. Él, pensando un
al capitán o le impedían el sueño, mandó que los poco, preguntó al religioso si iban cristianos al cielo. El
ahogasen, y el alguacil, que era peor que el verdugo que religioso le respondió que sí, pero que iban los que eran
los quemaba (y sé cómo se llamaba y aun sus parientes buenos. Dijo luego el cacique, sin más pensar, que no
conocí en Sevilla), no quiso ahogarlos, antes les metió con quería él ir allá, sino al infierno, por no estar donde
sus manos palos en las bocas para que no sonasen y estuviesen y por no ver tan cruel gente. Esta es la fama y
atizoles el fuego hasta que se asaron de despacio como honra que Dios e nuestra fee ha ganado con los cristianos
él quería. Yo vide todas las cosas arriba dichas y muchas que han ido a las Indias.
otras infinitas. Y porque toda la gente que huir podía se Una vez, saliéndonos a recebir con mantenimientos y
encerraba en los montes y subía a las sierras huyendo de regalos diez leguas de un gran pueblo, y llegados allá, nos
hombres tan inhumanos, tan sin piedad y tan feroces dieron gran cantidad de pescado y pan y comida con todo
bestias, extirpadores y capitales enemigos del linaje lo que más pudieron; súbitamente se les revistió el diablo
humano, enseñaron y amaestraron lebreles, perros a los cristianos e meten a cuchillo en mi presencia (sin
bravísimos que en viendo un indio lo hacían pedazos en motivo ni causa que tuviesen) más de tres mil ánimas que
un credo, y mejor arremetían a él y lo comían que si fuera estaban sentados delante de nosotros, hombres y
un puerco. Estos perros hicieron grandes estragos y mujeres e niños. Allí vide tan grandes crueldades que
carnecerías. Y porque algunas veces, raras y pocas, nunca los vivos tal vieron ni pensaron ver.
mataban los indios algunos cristianos con justa razón y Otra vez, desde a pocos días, envié yo mensajeros,
santa justicia, hicieron ley entre sí, que por un cristiano asegurando que no temiesen, a todos los señores de la
que los indios matasen, habían los cristianos de matar provincia de la Habana, porque tenían por oídas de mi
cien indios. crédito, que no se ausentasen, sino que nos saliesen a
DE LA ISLA DE CUBA recibir, que no se les haría mal ninguno (porque de las
El año de mil e quinientos y once pasaron a 1a isla de matanzas pasadas estaba toda la tierra asombrada), y
Cuba, que es como dije tan luenga como de Valladolid a esto hice con parecer del capitán; e llegados a la provincia
Roma (donde había grandes provincias de gentes), saliéronnos a recebir veinte e un señores y caciques, e
comenzaron y acabaron de las maneras susodichas e luego los prendió el capitán, quebrantando el seguro que
mucho más y más cruelmente. Aquí acaescieron cosas yo les había dado, e los quería quemar vivos otro día
muy señaladas. Un cacique e señor muy principal, que por diciendo que era bien, porque aquellos señores algún
nombre tenia Hatuey, que se había pasado de la isla tiempo habían de hacer algún mal. Vídeme en muy gran
Española a Cuba con mucha gente por huir de las trabajo quitarlos de la hoguera, pero al fin se escaparon.
calamidades e inhumanas obras de los cristianos, y Después de que todos los indios de la tierra desta isla
estando en aquella isla de Cuba, e dándole nuevas ciertos fueron puestos en la servidumbre e calamidad de los de
indios, que pasaban a ella los cristianos, ayuntó mucha de la Española, viéndose morir y perecer sin remedio, todos
toda su gente e díjoles: "Ya sabéis cómo se dice que los comenzaron a huir a los montes; otros, a ahorcarse de
cristianos pasan acá, e tenéis experiencia cuáles han desesperados, y ahorcábanse maridos e mujeres, e
parado a los señores fulano y fulano y fulano; y aquellas consigo ahorcaban los hijos; y por las crueldades de un
gentes de Haití (que es la Española) lo mesmo vienen a español muy tirano (que yo conocí) se ahorcaron más de
hacer acá. ¿Sabéis quizá por qué lo hacen?" Dijeron: "No; doscientos indios. Pereció desta manera infinita gente.
sino porque son de su natura crueles e malos." Dice él: Oficial del rey hobo en esta isla que le dieron de
"No lo hacen por sólo eso, sino porque tienen un dios a repartimiento trescientos indios e a cabo de tres meses
quien ellos adoran e quieren mucho y por haberlo de había muerto en los trabajos de las minas los docientos e
nosotros para lo adorar, nos trabajan de sojuzgar e nos setenta, que no le quedaron de todos sino treinta, que fue
matan." Tenía cabe sí una cestilla llena de oro en joyas y el diezmo. Después le dieron otros tantos y más, e
dijo: "Veis aquí el dios de los cristianos; hagámosle si os también los mató, e dábanle más y más mataba, hasta
parece areítos (que son bailes y danzas) e quizá le que se murió y el diablo le llevó el alma.
agradaremos y les mandará que no nos hagan mal." En tres o cuatro meses, estando yo presente, murieron de
Dijeron todos a voces: "¡Bien es, bien es!" Bailáronle hambre, por llevarles los padres y las madres a las minas,
delante hasta que todos se cansaron. Y después dice el más de siete mil niños. Otras cosas vide espantables.
señor Hatuey: "Mira, como quiera que sea, si lo Después acordaron de ir a montear los indios que estaban
guardamos, para sacárnoslo, al fin nos han de matar; por los montes, donde hicieron estragos admirables, e así
echémoslo en este río." Todos votaron que así se hiciese, asolaron e despoblaron toda aquella isla, la cual vimos
e así lo echaron en un río grande que allí estaba. agora poco ha y es una gran lástima e compasión verla
Este cacique y señor anduvo siempre huyendo de los yermada y hecha toda una soledad.
cristianos desque llegaron a aquella isla de Cuba, como
quien los conoscía, e defendíase cuando los topaba, y al

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