Está en la página 1de 2

JULIO CORTÁZAR Y EL GÍGLICO

Una de las genialidades de la obra de Cortázar es su creatividad, cualidad necesaria y que todo escritor y traductor debe
poseer. Llegó incluso a crear un idioma totalmente nuevo y que rompía con todas las reglas gramaticales establecidas
previamente en la literatura. Es el gíglico; y en esta entrada hablaremos de él.

El gíglico es un lenguaje inventado por Julio Cortázar que se interpreta como un juego. Consiste en crear palabras
combinando y mezclando partes de otras. Aunque a primera vista parece carecer de sentido, una lectura más detallada
permite ver que en realidad es bastante comprensible. El glíglico tiene la misma sintaxis y morfología que el español,
usando palabras normales con otras inventadas pero reconocibles como sustantivos o verbos, y puntuando correctamente
las frases.

Está presente en su novela Rayuela, cuyo capítulo 68, que evoca una escena erótica, está completamente escrito en él. Es
un lenguaje exclusivo, compartido por los enamorados, que los aísla del resto del mundo. A continuación se cita dicha
escena, y se añade el vídeo de la narración por el propio Cortázar.

Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos
exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que
envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las anillas se espejunaban, se iban apeltronando,
reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de
cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios,
consintiendo en que él aproximara suavemente su orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los
encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, las esterfurosa convulcante de las mátricas, la
jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé!
Volposados en la cresta del murelio, se sentía balparamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las
marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que
los ordopenaban hasta el límite de las gunfias.
Julio Cortázar, Rayuela, capítulo 68

LA INMISCUSIÓN TERRUPTA

Como no le melga nada que la contradigan, la señora Fifa se acerca a la Tota y ahí nomás le flamenca la cara de un
rotundo mofo. Pero la Tota no es inane y de vuelta le arremulga tal acario en pleno tripolio que se lo ladea hasta el copo.
-¡Asquerosa! –brama la señora Fifa, tratando de sonsonarse el ayelmado tripolio que ademenos es de satén rosa.
Revoleando una mazoca más bien prolapsa, contracarga a la crimea y consigue marivolarle un suño a la Tota que se
desporrona en diagonía y por un momento horadra el raire con sus abroncojantes bocinomias. Por segunda vez se le
arrumba un mofo sin merma a flamencarle las mecochas, pero nadie le ha desmunido el encuadre a la Tota sin tener que
alanchufarse su contragofia, y así pasa que la señora Fifa contrae una plica de miercolamas a media resma y cuatro
peticuras de ésas que no te dan tiempo al vocifugio, y en eso están arremulgándose de ida y de vuelta cuando se ve
precivenir al doctor Feta que se inmoluye inclótumo entre las gladiofantas.
-¡Payahás, payahás! –crona el elegantiorum, sujetirando de las desmecrenzas empebufantes.
No ha terminado de halar cuando ya le están manocrujiendo el fano, las colotas, el rijo enjuto y las nalcunias, mofo que
arriba y suño al medio y dos miercolanas que para qué.
-¿Te das cuenta? –sinterruge la señora Fifa.
-¡El muy cornaputo! –vociflama la Tota.
Y ahí nomás se recompalmean y fraternulian como si no se hubieran estado polichantando más de cuatro cafotos en plena
tetamancia; son así las tofifas y las fitotas, mejor es no terruptarlas porque te desmunen el persiglotio y se quedan tan
plopas.

Personajes Aspecto físico Acciones o posiciones Sentimientos o estados


(características físicas, del cuerpo de ánimo
ropa, edad…)
LA ________________ ________________

Julio Cortázar

Como no le ________ nada que la contradigan, la señora Fifa se acercaba a la Tota y ahí nomás le _____________ la cara
de un rotundo ______. Pero la Tota no es _______ y de vuelta le _________ tal
___________ en pleno ________ que se le ladea hasta el _______.
-¡Asquerosa!- brama la señora Fifa, tratando de ___________ el _________ _________ __________ es de satén rosa.
Revoleando una___________ más bien __________, ________ a la ___________ y consigue ___________ un
_____________ a la Tota que se __________ en ___________ y por un momento __________ el ______ con sus
__________ ___________, Por segunda vez se le arrumba un mofo sin merma a _____________ las ___________ , pero
nadie la ha ______________ el encuadre a la Tota sin tener que ______________ su _____________, y así pasa que la
señora Fifa contrae un aplica de _____________ a media resma cuatro __________ de esas que no te dan tiempo al
______________, y en eso están _____________ de ida y de vuelta, cuando se ve ____________al doctor Feta que se lo
_______________ ____________ entre las _________________.
-¡_________, ___________!-__________ el ___________, __________ de las ___________ ___________. No ha
terminado de hablar cuando ya le están ______________el ______, las ___________ el rijo enjuto y las ______________
mofo que arriba y ______________ al medio y dos ___________ para qué.
-¿Te das cuenta?-_____________- la señora Fifa.
-¡El muy ____________!-__________ la Tota.
Y ahí nomas se ______________ y ____________ como si se hubiera estado __________ más de cuatro ________ en
plena ___________; son así las __________ y las ________, mejor es no _________ porque te ___________ el
____________ y se quedan tan _____________.

Como no le ____ nada que la contradigan, la señora Fifa se acercaba a la Tota y ahí nomás le _____________ la cara de
un rotundo mofo. Pero la Tota no es inane y de vuelta le _________ tal
--------------------- en pleno ________ que se le ladea hasta el copo.

También podría gustarte