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Casi siempre que hemos predicado un retiro hemos dejado la persona de la Madre de Dios para el
final. No quiero con esto manifestar nada más que la centralidad de nuestra predicación está en la
persona del Hijo de Dios, nacido de María Santísima. Seguro estoy que Ella así lo quiere puesto
que Él es el Redentor del mundo, el Hijo de Dios, el Ungido, el Mesías, el Hijo amado del Padre.
Sin embargo pensando, vez pasada, sobre el tema para éste retiro se me ha pedido desde lo Alto
que hablara de la Madre de Dios. Ella no puede estar ausente de nuestra predicación ya que nos
conduce a su Hijo. Vamos a organizarnos para la predicación.
Hablar de María como Hija nos remite, sin lugar a dudas, a dirigir nuestra mirada hacia el Antiguo
Testamento y preguntarnos: ¿se habla de María Santísima en él?
1º Génesis 3,15
“Yo pondré enemistad entre tu y la mujer, entre su estirpe y la tuya: ella aplastara la cabeza
cuando tu le hieras el talón”
El sentido es claramente mesiánico, el vencedor del demonio será el Mesías descendiente de la
mujer. La mujer en sentido literal es Eva pero en sentido típico y aun en sentido pleno es
María.
2º Isaías 7,14
“Por tanto el Señor mismo os dará un signo. Eh aquí que la Virgen concebirá y dará a luz un hijo
que se llamará Emmanuel”
Se refiere al Mesías y a su concebimiento virginal a través de la Virgen, María. A esta razón este
texto es llamado “La Profecía de Emmanuel”
3º Miqueas 5, 1- 4
Y tu Belén, de Efratá, la menor entre los clanes de de Judá, de ti sacaré al que ha de ser el
gobernador de Israel; sus orígenes son antiguos, desde los tiempos remotos.
Por eso él los abandonará hasta el momento en que la parturienta de a luz y el resto de sus
hermanos vuelva con los hijos de Israel.
Pastoreará firme con la fuerza de Yahvé su Dios. Vivirá bien, porque entonces él crecerá hasta los
confines de la tierra.
Cómo vemos ya en el A.T. Se hace referencia a Nuestra madre. El el N.T. Se habla de la Madre no
ya en sentido figurado sino concretamente de ella.
* La Anunciación (Lc 1,26-38)
* La Visitación (Lc. 1, 39-56)
* El Nacimiento (Lc 21,20)
* El encuentro de Jesús con los doctores (Lc 2,41,50)
* Tambien tenemos textos donde se nos habla de María Santisima cuando va a ver a Jesús,
durante la Pasión del Señor, junto a la Cruz...
Pensar en María como Hija nos invita a replantearnos, sin lugar a dudas, nuestro rol como hijos.
No solo como hijos de nuestros padres terrenales sino nuestro Padre del Cielo. Ella ha sido una
persona sana en sus relacion con respecto a sus padres y en su relación con Dios. Sería muy
bueno que cada uno de nosotros nos imaginaramos los distintos comportamientos de Nuestra
Madre rogándole al Espíritu Santo nos ayude en este “vuelo imaginario”. Verla con los ojos del
corazón en el momento de su nacimiento, de sus primeros pasos, de convivencia familiar con
Santa Ana y San Joaquín, en las relaciones amistosas con sus amigas, en el día de su compromiso
con San José y en todo disfrutando de la cercanía de Dios.
Qué bonito es pensar que Dios se la iba preparando, había fijado su Mirada en Ella... se había
producido un momento en que, ambos, se cautivaron y de tal manera que eso posibilitó ese SI
inamovible de parte de los dos. Dios ya que es inmutable ella ayudada por la gracia de Dios que la
animaba a decirle absolutamente, en todo, SI a Dios.
Hablar de María como hija nos ayuda a reeplantearnos tambien nuestra relación con Dios a la Luz
de la relación PERSONAL de ella con Dios Padre. Su mirada, su confianza, su entrega, todo en ella
ha sido entregado. Cada momento de su Vida nos habla de esa relación tan intima y personal que
se ha dado entre una Hija y un Padre. Ella experimenta a Dios en todo momento. Ella no es una
mujer incoherente que es de Dios de a ratos. Ella es TODA de Dios.
Antes de adentrarnos en este tema me gustaría que nos fijáramos en los sentimientos y actitudes
que tiene Nuestra Madre.
Tomemos tres Verbos escogidos del Concilio para expresar la pieneza de la adhesión de María al
Misterio de la Salvación:
Sentimientos:
Amor: Nada hay en Nuestra Madre que no nos hable del Amor. Ella es la mujer del Amor. Es la
que se ha dejado amar por Dios y se ha convertido, así, en la Discípula del Amor. En Ella habita el
Amor y es ese Amor el que la lleva a la busqueda permanente de Dios, a la afirmación de su ser
en Dios viviendo para Él y desde Él para los demás. Muestra de esto es la acogida que les da a los
pecadores, a los enfermos, a los necesitados.
Alegría: es impensable que Nuestra Madre no haya sido una persona alegre pero no solo la alegría
humana sino tambien esa alegría espiritual que llamamos “GOZO”. El gozo profundo de saberse
amado, elegido, llamado, invitado, buscado por Dios. Es la alegría que nace de la intimidad con
Dios y sentirse sumergido en Él. Para que lo entendais es como esa “dulce nostalgia” por el ser
amado cuando recordamos a ese Ser maravilloso del cual estamos enamorados. Su gozo era
perfecto como perfecto era su amor. Ese gozo era una experiencia viva. ¿Donde radicaba el gozo
de María? En quella increbantable seguridad de que algún día, cuando Dios lo dispusiera, iría a
participar de una manera excepcional de la plenitud del gozo que Dios reserva para sus elegidos.
Aunque podemos afirmar, tambien que el verdadero y mas profundo gozo de Nuestra Madre fue el
misterio de su divina maternidad. Dios la amaba y ella se sentía amada y, ambos, Dios y Ella se
donaban mutuamente.
Equilibrio: Nuestra Madre ha sido una mujer equilibrada. Ante el dolor interior, ante la alegría, ante
el pecado, ante la incomprensión ella sigue Amando. Es la mujer que sufre al ver al Hijo de su
corazón y de su viente condenado y en la cruz pero sabe que quien tiene la última palabra la tiene
Dios.
Fe y Esperanza: Es una mujer creyente que no espera “comprobaciones”. A Ella no le hace falta
que Dios le demuestre nada. Se le ha manifestado parte del Plan de Salvación del cual es co-
protagonista y eso le basta. Ella, en algunos momentos, confía aún sin entender guardándolo en
su corazón. Ella espera y no desespera.
Caridad: ayer, hoy, y siempre ella vivirá la Caridad. No dudo que antes lo hacía mediante la
atención a quienes la necesitaban materialmente hoy esa atención es más plena, mas grande
donde sus valores espirituales se ponen de manifiesto. Por algo su Hijo la ha convertido en Madre
de sus Discipulos y nos sentimos tan amados por Ella. Estamos en su Corazón.
Así se pone a dispocisión de su Hijo y de sus hijos convirtiendose en MEDIADORA. Nada de lo
nuestro le resulta indiferente, nada le es ajeno. Todo lo tuyo, todo lo mio es importante para ella
cuando se trata de ir ante Dios.
Si nos preguntamos ¿todo le es importante? ¿hasta el minimo detalle? Cuando se trata del BIEN
podemos decir que absolutamente TODO le es importante.
Analicemos esto a la luz del texto de las Bodas de Caná: Jn 2,1-12
El significado y el papel que asume la presencia de la Virgen María se manifiesta cuando falta el
vino. Ella mujer, solícita, atenta, cariñosa, solícita ama de casa, se da cuenta e interviene para que
no se pierda la alegría de todos, es especial la de los esposos porque si falta el vino la fiesta se
vuelve un fracaso.
Ella se va hacia Jesús y le dice tres palabras “No tienen vino”, Ella le expresa su preocupación por
esa situación. Ella no duda de que su Hijo responderá favorablemente. Ella espera algo
extraordinario. Intuye que Jesús lo puede hacer. ¿Cómo lo hace? No lo se porque Jesús no habia
hecho antes ningún milagro. Me da a pensar en su FE, esa Fe carismática que manifiesta la
valentia y la certeza de que Dios responderá a su plegaria.
Logra el primer milagro de Jesús. Qué consideracióndel Hijo de Dios y de María concederle a su
Madre el primer milagro que despertará la fe de los discipulos y manifestará su Gloria.
Así hoy la Madre acude por tí y por mi ante su Hijo Amado. Así pide cuando le falta el vino de la
alegría a tu vida y la tristeza se hace presente en tu corazón. Recuerda nada vale la tristeza de tu
corazón para la Madre. Ella te quiere feliz y no porque el dolor no la haya afectado, porqué claro
que le afecto al ver a su Hijo en la Cruz sino porqué pone su Fe en Quien no defrauda. En Quien
cuando promete lo cumple y sobre todo porque te ama como nadie podrá hacerlo nunca.