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Psico

Neuro
Inmunología

o como apropiarse del sistema inmunológico

Marianela Castés Boscán


Copyright © 2015 Marianela Castés Boscán

Diseño de Portada: Adriana Agrifoglio

Ilustraciones: Yanela Battaglini

Todos los derechos reservados. Bajo las condiciones establecidas en las leyes, queda rigurosamente prohibida, sin
autorización escrita de los titulares del copyright, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o
procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informativo.

ISBN-13:
978-1502430717

ISBN-10:
1502430711

El amor incondicional es el más poderoso estimulante del sistema inmunológico.


Bernie Siegal

El destino común de todo conocimiento es que comienza como herejía y termina


como ortodoxia.
Aldous Huxley

No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo. La crisis es


la mejor bendición que puede sucederle a las personas y países porque la crisis
trae progresos. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar
“superado”. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una
lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de
cada uno.
Albert Einstein

Tu tiempo es limitado, de modo que no lo malgastes viviendo la vida de alguien


distinto. No quedes atrapado en el dogma, que es vivir como otros piensan que
deberías vivir. No dejes que los ruidos de las opiniones de los demás acallen tu
propia voz interior. Y, lo que es más importante, ten el coraje para hacer lo que te
dicen tu corazón y tu intuición.
Steve Jobs

DEDICATORIA
A la memoria de mi madre Nelia,
a mis dos hijas: Alejandra y Andreina,
a mis dos nietas: Gabriela y Daniela,
y a mis dos nietos: Diego y Luis Enrique.
Todos ustedes me crean
el espacio afectivo y espiritual necesario,
para que pueda con mi trabajo
tocar la vida de otras personas,
en un área tan importante del ser humana
como es la salud.
Prólogo
La psiconeuroinmunología (PNI), o la ciencia que estudia las
interrelaciones entre los sistemas inmunológico, endocrino y nervioso central, ha

tenido un gran impacto en este milenio porque nos atañe a todos en el diario vivir. La
salud es un tópico importante desde el punto de vista personal, pero también desde el

vértice de la salud pública, debido a que la prevención de las enfermedades es la

mejor y la menos costosa de las intervenciones en políticas de salud pública.


En los años noventa, se comenzó a vincular el estrés con la enfermedad. Y

es que el estrés, entre otros estados emocionales, afecta la habilidad que tiene el
organismo para resistir la enfermedad.

¿Cómo es que la depresión y el estrés crónico tienen que ver con el cáncer,

la diabetes y otras enfermedades? ¿Cómo se afecta el sistema inmunológico en estas

circunstancias? Las respuestas a estas preguntas se encuentran en este libro,

extraordinariamente narrado por la Dra. Marianela Castés Boscán, pionera en la

PNI, en Venezuela y Latinoamérica.


Siempre es difícil ser pionero en un tema, sin embargo, la Dra. Castés ha

tenido fortaleza y seguridad para asumirlo y salir exitosa de la tarea.

Me gustaría comenzar apuntando al título, Psiconeuroinmunología o cómo

apropiarte del sistema inmunológico, de esta excelente obra. Me refiero a “…cómo

apropiarte del sistema inmunológico”. La palabra apropiarse significa

responsabilizarse; en este contexto, la autora escribe “…apropiarse de la respuesta

inmunológica significa hacerte responsable de tu propio sistema inmunológico…”.

Es decir, debemos responsabilizarnos por nuestra salud y por nuestro cuerpo. Las

enfermedades no ocurren y evolucionan por azar sino que acondicionamos las

circunstancias para que acontezcan y, lo que es más delicado aún, permitimos que
evolucionen hacia etapas más graves. En síntesis, somos copartícipes de nuestra
salud.
Esto es particularmente importante en situaciones de crisis personales o
sociales, donde las circunstancias nos exigen estar más atentos a nuestro cuerpo y

mente y al ambiente que nos rodea, con el fin de preservar la salud.

Pero ¿cómo podemos responsabilizarnos de nuestra salud si no conocemos


bien cómo funciona nuestro sistema inmunológico y cuál es su relación con nuestra

mente? Ésta es precisamente la maravillosa utilidad de este libro, donde la autora

aborda la PNI, de una manera sencilla para que el lector común la pueda comprender

y consiga apropiarse de su cuerpo y mente. Además, el libro está magníficamente


ilustrado para que podamos ver e imaginarnos las conversaciones entre nuestra

mente, glándulas y factores inmunológicos, como ella describe este tipo de

interacción.

La Dra. Castés se formó como Químico en la Universidad Central de

Venezuela, obtuvo un Doctorado de Estado en Inmunología en la Universidad de

París VII, fue alumna del Instituto Pasteur de París y tiene casi 20 años investigando

sobre psiconeuroinmunología. Ha publicado más de 90 artículos en revistas

internacionales y ha sido conferencista en más de 300 congresos internacionales y

nacionales. Aparte de investigadora es docente y es la fundadora de la Cátedra de

Inmunología de la Escuela de Medicina José María Vargas de la Universidad Central


de Venezuela y del Laboratorio de Psiconeuroinmunología de la Cátedra de

Inmunología. Así mismo, creó el primer Diplomado de Psiconeuroinmunología

mediante educación a distancia en el país.

Es apropiado recordar que cuando ella inauguró la cátedra de Inmunología

en 1996, el Dr. George F. Solomon (1931-2001), el padre de la PNI en el mundo,

vino a Venezuela especialmente para dar la Clase Magistral en este magno evento.
Esta fue la primera cátedra de inmunología fundada en el país, hecho que ha

contribuido con el avance de la medicina e investigación, dado el valor de la

inmunología en el estudio de las enfermedades.


El Dr. Solomon, profesor Emérito de Psiquiatría y Ciencias de la Conducta,

en la Universidad de California en Los Angeles (UCLA), fue uno de los primeros

científicos en descubrir la relación entre las emociones y la inmunidad y documentar


los vínculos entre el cerebro y el sistema inmunológico.

A pesar de la resistencia a la que se enfrentó en aquél momento, él persistió

con tenacidad en sus ideas y venció. Es a este ilustre científico, a quien la Dra.

Castés le rinde un merecido homenaje en su libro.

El libro comienza con un texto donde la Dra. Castés nos invita a


sumergirnos en el mundo de la PNI al relatar su experiencia y mostrarnos su camino

hacia la PNI. Esta narración, personal y muy íntima, nos llena de esperanza y nos

motiva e incentiva a aproximarnos a la PNI.

Después de una rigurosa y amena descripción de la función del sistema


inmunológico y de sus relaciones con los sistemas endocrino y nervioso central, ella

nos muestra las herramientas que disponemos para poder responsabilizarnos por

nuestra salud. Describe con detalle las bondades de la imaginación guiada en

enfermedades como cáncer, diabetes, asma, alergias y enfermedades autoinmunes.

La Dra. Castés también toca el tema de la espiritualidad, describiendo su

papel en la salud. Habla del desarrollo de la investigación en la neuroteología, la

cual aplica la neurociencia al estudio de Dios. También menciona investigaciones

sobre los estados de relajación y meditación profunda y sus efectos en el cerebro.

El libro cierra con un texto de Omar Barrios que muestra la parte práctica

de esta ciencia y describe el Programa de Apoyo Psicosocial, basado en la PNI. El


es psicólogo y forma parte del equipo que dicta el programa desde su fundación.

Transitando por su narración, el lector vive y experimenta el valor de la PNI desde


la visión de los pacientes y de los líderes del programa. El libro también incluye

testimonios muy valiosos.


Con este libro, la Dra. Castés, desde su óptica científica, ha valorado la

masificación de un conocimiento científico en un lenguaje sencillo y fácil de digerir

que tiene que ver con la salud individual y colectiva. Apreciamos esta aventura
científica que indudablemente será muy útil para nuestro bienestar.

El libro viene acompañado de un CD titulado “Una aventura

inmunológica” que contiene técnicas de relajación e imaginación guiada para activar

la respuesta inmunológica en forma preventiva, con el fin de conservar la salud o

enfrentar el estrés y la depresión.


¡Los invito a disfrutar esta significativa experiencia!

Irene Pérez Schael


Investigadora Jubilada del Instituto de Biomedicina en el área de la prevención de las diarreas agudas.,

Caracas, Venezuela. Nov. 2013


Agradecimientos
Quiero ser generosa con mis agradecimientos, quizás un poco largos, pero

es que no quiero escatimar palabras para expresar lo que estas personas especiales

han significado en mi vida y mi trabajo. Pocas veces tenemos la oportunidad de

atestiguar públicamente nuestro cariño y agradecimiento hacia ellas. Los invito a

leerlos pues ellos son parte de mi historia personal.


Mi agradecimiento muy especial para Adela Gosen, mi psicoterapeuta, fue

la piedra angular en cambios significativos que he dado en casi todos los ámbitos de

mi vida en los últimos 20 años. Me permitió asumir el riesgo de dar un giro

profesional y entregarme de lleno a la Psiconeuroinmunología y su difusión. Si me

pidieran que nombrara una persona que ha jugado un papel relevante en mi vida, más

allá de la familia, diría que esa persona ha sido Adela. Gracias desde el fondo de mi

corazón.

A mis compañeros de ruta que desde hace 17 años hemos transitado juntos y

en forma permanente el camino de la Psiconeuroinmunología. Ellos son Omar

Barrios, María Cristina Requiz, Lutecia Adam, Lorena Piñerúa y Catherine Clarens.
Mi inmunología se nutrió y amplió con los conocimientos que ellos aportaron desde
sus distintos saberes, psicología, psiquiatría, alimentación y manejo del cuerpo; pero
sobre todo mi vida personal se enriqueció con sus vidas y he sido muy afortunada de
contar con ellos. Hoy son principalmente mi amigo y amigas con todo lo que esa

palabra encierra para mí. Mil gracias por su apoyo incondicional en muchas

aventuras de las cuales todos hemos sido protagonistas.


Mi agradecimiento muy especial al Dr. Héctor Payares. La Asociación

Civil Creando Salud que ambos presidimos cuenta, gracias a su generosidad, con una

sede que nos dio visibilidad y dejamos de ser “clandestinos”. Más allá del apoyo

financiero, le agradezco su convicción fundamental en que nuestra propuesta debía


alcanzar a todas las personas, sanas o enfermas.

A Rafael Díaz, porque me convenció de que estaba a un paso de poder

masificar la información acumulada durante 18 años, que debía terminar lo que había

empezado y que él estaba dispuesto a ayudarme asumiendo múltiples tareas como

consejero, guía, conductor y asesor financiero del proyecto. La generosidad con su

tiempo y sus conocimientos me ha tocado hondo. Ciertamente sin su colaboración

este libro no hubiera visto la luz. Gracias también por el US Open!

A la Dra. Irene Pérez Schael, porque desde el inicio se interesó

genuinamente por la Psiconeuroinmunología y creyó en mi propuesta. Cuando nos

sentimos inseguros y tenemos miedo ante los cambios que hemos emprendido, que
alguien de la categoría científica de Irene nos brinde su apoyo incondicional, sólo

merece un gran agradecimiento. También por su amistad de tantos años y por haber

colaborado escribiendo el prólogo de este libro.

A Yanela Battaglini, joven psicóloga y amiga desde niña, que con mucha

creatividad, humor y profesionalismo, logró traducir en imágenes lo que le iba

contando sobre el sistema inmunológico. Gracias Yanelita.


Al Dr. Luis Fernando Sarmiento por la rigurosa corrección de los aspectos

inmunológicos de este libro y por las conversaciones sostenidas durante muchos

años sobre el tema. El juega a abogado del diablo y eso ha sido siempre para mí un
estímulo constante. Además por ser el padre de mis bellos nietos: Gabriela y Luis

Enrique.

A mi amiga Alecia Castillo, de hecho mi primera amiga, pues tenía 3 años


cuando llegó a mi vida. Siendo hija única “La Coca” paso a ser la hermana que

nunca tuve. Alecia además compuso con mucho amor y entrega, para mis CD´s de

Imaginación Guiada, la música original que se escucha en ellos. Gracias además por

haber sido mi compañera de viajes, literalmente hemos recorrido el planeta juntas.

A mi hija Alejandra, una de las mentes más brillantes e inquisitivas


que conozco. Si algo pasa el visto bueno de Alejandra es que ciertamente es “casi”

perfecto, para no ofender a los Dioses. A lo largo de los años en los momentos que

he necesitado de su mente perspicaz y afilada siempre la he tenido. Gracias hija.

Un día mi hija Andreina me escribió, quisiera que mi hija Daniela pudiera


heredar tu pasión para alcanzar tus sueños. Ella y mi yerno Jorge, aún desde la

lejanía, pero con mucho afecto y bastante humor, siempre están pendientes de mis

logros y me alientan a seguir adelante con mis proyectos y sueños. Gracias a los dos.

Y también por mis dos bellos nietos: Daniela y Diego.

A Meysún Al-Shereidah y a Jinán Al-Shereidah por haber aceptado

humanizar mi libro con sus testimonios de enfermedad, curación y apoyo.

Ciertamente mi libro se enriqueció con sus textos.

He sido muy afortunada a lo largo de mi vida de haber contado con amigas

que me han acompañado largos o pequeños trayectos de mi camino. Me han ayudado

a atravesar ríos caudalosos y turbulentos, a salir de fosos oscuros y profundos de los


cuales pensé no saldría, afortunadamente, la mayoría de las veces, alegres y

abrazadas, hemos ido al encuentro de la vida y explorado juntas, entre risas,


complicidades y algunas lágrimas, secretos y verdades que sólo se descubren entre

amigas. No creo necesario nombrarlas, ellas saben quiénes son, por eso son mis
amigas.

Al Ing. Juan Carlos Velásquez, Director de la oficina, donde está ubicada la

Asociación Creando Salud, que desde un principio nos hizo sentir que éramos
bienvenidos y hoy formamos parte de la familia que allí labora. ¡Mil gracias!

Mi agradecimiento especial a Esperanza Castillo, mi Asesora de

Comunicación, por haberme primero convencido y luego donado su tiempo con

mucha generosidad para la construcción de mis redes sociales y a María Luisa Pérez

Mejía por convertirse en mi alter ego y estar atenta a ellas. A Adriana Agrifoglio por
su excelente trabajo de diseño gráfico de este proyecto comunicacional. A la Sra.

Elisa Arraiz por su adaptación para Amazon de los textos de este libro, y por una

revisión cuidadosa de mi prefacio.

A Evelia Garmendia asistente de Creando Salud, quien asumió con gran

responsabilidad y eficiencia mis múltiples tareas diarias, lo que me permitió

dedicarme de lleno a escribir el libro. Mi especial agradecimiento.

A los asistentes durante 17 años a los Talleres de Psiconeuroinmunología,

por su interés en el tema, por sus preguntas curiosas que siempre estimularon en mí

el deseo de estudiar y profundizar cada vez más, por sus constantes palabras de

estímulo para que perseverara en esta actividad y por sus expresiones de profundo
agradecimiento que siempre enriquecieron mi alma. No tengo palabras para expresar

mi admiración y respeto por todos ustedes. Son la fuente primaria de mi inspiración.


¡Mil gracias a todos!

INDICE
Prefacio 3

Psiconeuroinmunología. Preliminares 23

Orígenes del PNI. Desde la antigua Grecia a

nuestros días 28

¿Por qué la inmunología es tan importante? 42

¿Quiénes son los defensores del cuerpo? 43

Actores de la respuesta inmunológica 44

El escenario 57

La obra de teatro 63

¿Qué significa apropiarse de la respuesta

inmunológica? 73

Regresamos a la psiconeuroinmunología 76

Estrés y psiconeuroinmunología 79
¿Cómo modifica el estrés la respuesta inmunológica? 82

Herramientas para apropiarnos del sistema

inmunológico 89

¿Cómo debe practicarse la imaginación guiada

para que sea exitosa? 95

Apropiándonos del sistema inmunológico ante

enfermedades específicas 102

¿Cómo contactar con la espiritualidad para


mejorar el desempeño del sistema inmunológico? 129

Historias personales de dos im-pacientes que


merecen ser narradas 134

Programa de Apoyo psico-social para


personas con enfermedades de alto riesgo.
Una experiencia de apoyo Multidimensional.
Por Omar Barrios Castiblanco. 152

Testimonio de Meysún Al-Shereidah:


una im-paciente con cáncer de mama 170

Testimonio de Jinán Al-Shereidah


Apoyo de su hermana Meysúm Al-Shereidah. 180

Referencias 189

Curriculum Vitae de Autora 196

Prefacio
Las enfermedades vienen a curarnos.

Muchas personas me preguntan cómo llegue a la Psiconeuroinmunología.


¿Por qué ese viraje tan radical en mi carrera profesional, más dedicada al estudio

básico de la Inmunología y a la comprobación experimental en el laboratorio? Todo


comenzó con una enfermedad. Se presentó abruptamente. La tristeza y la rabia que no

me permití expresar correctamente ante un evento estresante que había vivido meses
atrás, finalmente las liberaba, teñidas de rojo y deslizándose por mis piernas. Mi

primer pensamiento fue que tenía un cáncer. Sin embargo, aunque los exámenes

apuntaban hacia un fibroma en el útero, ya la palabrita había creado su propia neuro-

red en mi cerebro, y me costó mucho esfuerzo desactivarla. Una operación de

emergencia y los resultados de la biopsia confirmaron la opinión de los médicos:

tres fibromas habían hecho nido en mi útero. En ese momento no sabía que ese
episodio me serviría, más adelante, para establecer mejores relaciones de empatía

con los im-pacientes cuando nos relatan la angustia de su diagnóstico.

Estando todavía en la clínica, una mañana, tuve una revelación, un “insight”

como dicen los psicólogos, que se presentó como una certeza profunda e

indiscutible. Esos fibromas se habían desarrollado en mi útero como consecuencia

de un evento estresante que había vivido 10 meses atrás, con mucho dolor,

sufrimiento, rabia, y hasta desesperanza en algunos momentos.

Nada que probablemente el lector no haya experimentado alguna vez en su

vida, sólo que yo en ese momento no supe cómo enfrentarlo. Sabía poco de

psicología, nunca había hecho terapia, ni pensé que la necesitara, me considerada

una sobreviviente nata y que podía con todo. Así había sido hasta ese momento. Por

eso actué como siempre, apreté los dientes, trabajé más duro que nunca, expresando
poco lo que estaba sintiendo, la verdad es que ni me permitía sentir, ya que eso era
para personas débiles y yo ciertamente no era una de ellas. Hasta que me enfermé.

Al salir de la clínica me afané en encontrar respuesta para mi revelación.

Así encontré la Psiconeuroinmunología y llegó para quedarse. Fue un amor a primera


vista y nunca imaginé en ese momento la repercusión que tendría en mi vida aquel

encuentro. En un principio la asumí como una incorporación personal a mi vida y

quizás con cierta influencia en amigos y familia. Pero mientras más estudiaba y leía

sobre el tema, inquietudes y conclusiones comenzaron a forjarse en mi mente, la más

contundente: “Si yo hubiese sabido ésto, no habría enfermado”. Meses de reflexión


me llevaron a concluir que no tenía el derecho a guardarme esa información para mi

sola o para un número reducido de amigos y colegas. Las personas deberían estar

informadas sobre ello y así se enfermarían menos.

Desde 1993, en forma ininterrumpida, he dictado los talleres sobre

“Psiconeuroinmunología: o cómo apropiarse del sistema inmunológico”. Miles de


personas de todo el país y de varios países de Latinoamérica, han asistido a ellos. Es

una actividad que aprecio y valoro, de la que me nutro para seguir adelante.

Mi primer gran descubrimiento gracias a la PNI y a mi vivencia personal es

que las enfermedades no son necesariamente malas, esos fibromas, que yo sigo

bendiciendo, vinieron quizás para enfermar un órgano de mi cuerpo

momentáneamente, pero definitivamente llegaron para sanar mi vida a largo plazo y

de forma permanente. Había muchas áreas de mi vida que necesitaban ser revisadas,
sentidas, dolidas y lloradas. Tenía una tarea de vida por delante.

Decidí iniciar un proceso psicoterapéutico


La pérdida de mi útero me hizo comprender que mi vida necesitaba un
cambio. Que había salido bien librada con sólo 3 fibromas, pero que si no prestaba

atención la próxima vez podría ser peor. Entendí que esos cambios no los lograría
sola y que debía buscar ayuda. Toda mi vida necesitaba ser revisada, mi profesión,

mi relación con la familia, con la pareja, con mis hijas y hasta con Dios. Me di

cuenta que era vulnerable, que no era tan fuerte como pensaba, que tenía muchas
cosas que resolver, empezando por la carencia de padre que fue mi herida de

nacimiento.

Más de 10 años estuve en un proceso psicoterapéutico, creo que no falté

nunca a alguna sesión, ello se convirtió en la gran prioridad de mi vida. El auto

conocimiento y el auto descubrimiento es una fuerza poderosa y una vez que uno

conecta con ella es imposible volver atrás. Mi psicóloga Adela Gosen me acompañó
durante todo el proceso. Nunca podré agradecerle lo suficiente por todo lo que

aportó a mi vida.

Mi vida profesional en la lupa

Quizás porque era lo que me resultaba menos doloroso comencé con la

profesión. Ya me ronroneaba en la mente la idea de dedicarme de lleno a la

Psiconeuroinmunología. No era una fácil decisión pues mi carrera profesional era

bastante exitosa en ese momento. Si medimos “éxito” con los baremos

acostumbrados: proyectos nacionales (CONICIT y CDCH de la UCV) e

internacionales, incluyendo la Organización Mundial de la Salud, número de tesistas,

publicaciones arbitradas, clasificación en el PPI e invitaciones a Congresos

Nacionales e Internacionales, pasantías en universidades de prestigio como la

Universidad de Cambridge, Instituto Pasteur de París y Universidad Libre de


Bruselas, y algunos reconocimientos universitarios.

Me gustaba lo que hacía, lo hacía bien y tenía reconocimiento por ello;


formaba parte de una élite científica y lo disfrutaba. Dejar una actividad profesional

en la que uno es exitoso no es fácil y sin embargo… ¿por qué ese vacío que se iba
instalando quedamente dentro de mí? Guiada de la mano de Adela y de mis sueños

descubrí que muchas de mis acciones profesionales, además de mi pasión desde niña

por la ciencia, particularmente la biología, desarrolladas con una gran

competitividad y entrega, estaban guiadas por una conversación que oí de pequeña

de la boca de mi abuela paterna que comentaba: “Si no hacemos algo con Marianela,
estará destinada dar clases de manejo como su mamá”. Aunque he trabajado esa

frase por años en terapia, todavía me duele cuando la escribo. Esa frase, esa

creencia instalada en el cerebro de una niña que todavía no es capaz de retarla,

puede marcar la vida de una persona. En mi caso particular quizás no tuvo

consecuencias tan dramáticas, ya que mi amorosa familia materna, incluyendo mi

abuelo y mi madre, con gran respeto, protección y sobre todo amor por mi persona,
pudieron darme el sustento necesario para desarrollar mi valía y auto

reconocimiento.

Tuve un sueño:

“Estaba en una plataforma altísima, como una especie de grúa amarilla

de construcción, y desde arriba debía dar una charla. Abajo estaban mis colegas,

pero por supuesto nadie me oía, y eso me llenaba de ansiedad y cierta


desesperación”.

Así se expresaban mis miedos al aislamiento profesional, al no


reconocimiento de lo que quería emprender y al giro que deseaba dar a lo que había

sido mi mundo hasta ese momento. Finalmente tomé la decisión y hable con el Dr.
Jacinto Convit, Fundador y Director del Instituto de Biomedicina, mi jefe inmediato,

o al menos el único que reconocí como tal. Le llevé las separatas más relevantes

sobre el tema de la PNI y le expresé mi deseo de dejar la leishmaniasis (mi área de


trabajo por más de 15 años) y de emprender el camino de la PNI. Hasta le solicité un

laboratorio nuevo para crearlo. Realmente era empezar de cero. Solo me preguntó:

“¿Está segura de lo que está haciendo?” Le respondí: “segura no estoy, pero creo

que a estas alturas me he ganado el permiso a equivocarme”. Con sus ojos pícaros

y una media sonrisa que le es característica, me contestó: “me gusta esa respuesta,
le daré el laboratorio”. Ese día mi respeto y admiración creció aún más hacia él y

perdura hasta el día de hoy.

Los im-pacientes se convirtieron en mis maestros

La PNI me ha concedido el privilegio de acercarme a lo mejor de la


condición humana. Cuando una persona padece una enfermedad de alto riesgo se

derriban todas las barreras sociales, económicas, religiosas y hasta ideológicas.

Finalmente, entendemos que somos uno con todos y que no hay tu y yo, somos todos,

somos nosotros. Las enseñanzas que me han brindado los im-pacientes realmente

cambiaron mi, percepción del ser humano. Ellos han sido mis maestros, y nunca me

canso de expresar el profundo agradecimiento que tengo por cientos de ellos que han

acudido a nuestros programas de apoyo psicosocial para personas con enfermedades

de alto riesgo. Es imposible trabajar con el dolor que representa la enfermedad

humana y que uno no haga cambios y ajustes permanentes en su propia vida. Así que
ejercer la PNI en la ayuda hacia los otros se convierte en una doble vía, ayudamos a

unas personas y ellas nos devuelven con creces esa ayuda.

Serían miles las historias por contar, algún día las escribiré. Solo quiero
mencionar la primera de la que estuve consciente, fue la frase de una joven médico

que llamaremos Maritza, madre de dos hijas pequeñas para ese momento, cuando

con un llanto desgarrado le decía a unas jóvenes que apoyaban a sus madres con
cáncer: “Quiero que sepan que a los pilares de la casas les da cáncer”. Tuve que

salirme de la sesión e irme al baño a llorar copiosamente. Maritza sin saberlo me

había dado un puñetazo en la boca del estómago y no encontraba el aire. Hasta ese

día yo, la fuerte, la que puede con todo, había sido el pilar de mi casa. Fue el

siguiente tema de mi psicoterapia: no quería seguir siendo ese pilar. Comencé a


aprender a decir NO a exigencias familiares y profesionales cada vez más

demandantes.

La PNI me ayudó a salir de un foso profundo y oscuro

Ocho años después del primer evento estresante que dio origen a mi

enfermedad y a mi encuentro con la PNI, vendría otro mayor. Siempre digo en mis

talleres, que la PNI no nos protege contra eventos estresantes, éstos siguen

ocurriendo, son parte de la vida misma, sólo nos permite enfrentarlos de forma

diferente. Nada me preparó para el tsunami que pronto arrasaría las bases de lo que

consideraba sería mi vida hasta el final. Semanas antes había tenido este sueño:

“Llegaba a un sitio donde había estado mi casa, la cual estaba total y

prácticamente desaparecida. Sólo quedaban las marcaciones en el piso, de las

bases de lo que una vez fueron las paredes de las diferentes habitaciones. Sin

embargo, ya no quedaban ni las paredes, ni el techo”.


Fue un sueño premonitorio de lo que me venía. Mi inconsciente ya lo había

registrado y me estaba advirtiendo. Sin embargo, la vida le brindaba a mi mente


científica la posibilidad de comprobar aquello que había sido mi idea originaria:

que si hubiera sabido lo que la PNI me podía enseñar no me hubiera enfermado. Sin
embargo, este evento, continuación del anterior, era mucho peor ya que era

definitivo. En pocos minutos me encontré en un foso totalmente oscuro, sin


posibilidad de salida y con paredes babosas y resbaladizas. Por meses pensé que no

saldría de allí nunca, me acostaba y no quería amanecer. Tan pronto abría los ojos

copiosas lágrimas resbalaban por mis mejillas. Así supe que se puede llorar

mientras uno duerme. Una parte de mi sabía que era tan devastador el sufrimiento

que probablemente me enfermaría de gravedad, y además lo deseaba. Caí en

depresión severa, perdí 9 kilos en un mes, única vez que tal cosa ha ocurrido en mi
vida. Se me alteró el sueño y me sentía profundamente infeliz.

Otra parte de mí, guiada por la PNI, sabía lo que tenía que hacer. Esta vez

expresé al infinito mis emociones, lo cual perturbó a familiares y amigos. No podían

entender que estuviera derrumbada de esa manera. Una Marianela deshecha, llorando

todo el día, era inaceptable, era irreconocible. No pedí permiso para expresar mi

rabia con toda contundencia, Adela no me juzgaba, sólo me escuchaba.

Recurrí a lo humano y lo divino y con esa actitud, en cierta forma le decía a

mi cuerpo: estoy muy mal, parece que no quiero vivir; pero contrarrestaba este

pensamiento con un sinfín de prácticas que justamente inventaba para evitar

enfermarme y finalmente seguir viviendo. El propio Dr. George Solomon, padre de

la Psiconeuroinmunología me escribió una carta de su puño y letra, que todavía


conservo, advirtiéndome que mi sistema inmunológico podía debilitarse, me invitaba

a que lo activara. Sus palabras calaron hondo en mi alma, y supe que había ganado
un amigo. Con ahínco, me aplicaba a practicar a diario las técnicas de imaginación

guiada para activar mi sistema inmunológico, que por tantos años había enseñado a

otras personas.

Recurrí a la oración y hasta tuve una experiencia elevada con la Rosa


Mística. Ese día supe que saldría adelante y que no me enfermaría. Le encontré

sentido a lo que estaba viviendo. Esa experiencia me hizo más humana y compasiva
hacia las otras personas, y muy particularmente hacia los im-pacientes que llegan a

nuestros talleres y programas. Enseguida puedo detectar cuándo una persona está en

el foso. La abrazo y le digo: “yo estuve allí donde estás tú, pero de allí se puede

salir”. Cuando tenemos un gran sufrimiento lo que más nos atormenta es que nunca

nos dejará. Sin embargo, cuando le aseguras a una persona que de allí se puede salir,

la expresión de alivio y agradecimiento es inmensa. Esas expresiones las he visto


infinitas veces y siempre me conmueven. En ese momento bendigo mi propia

experiencia.

Recuperé mi espiritualidad

La Psiconeuroinmunología me permitió recuperar mi espiritualidad. Al salir

de la escuela de religiosas donde estudié toda mi vida, le di la espalda a la religión.

En ese momento pensaba que religión y espiritualidad eran la misma cosa. La PNI

me permitió entender que la espiritualidad no es otra cosa que la búsqueda de lo

sagrado, en la medida que uno reconoce y aprecia lo sagrado de la vida.

Al impregnar lo ordinario con cualidades extraordinarias, nos abrimos a la

trascendencia, que nos hace más felices y redunda en nuestra salud. Entendí, por la
experiencia de los im-pacientes y la mía propia, que la oración es una herramienta

tan efectiva como la imaginación guiada, cuando se recita desde el corazón.

Cambió mi percepción de la muerte

Sin duda, uno de los mayores beneficios que he encontrado en la PNI ha

sido mi cambio de percepción hacia la muerte. Siendo la muerte una experiencia


inevitable y universal, como el nacer, es nuestra gran Maestra. Llegar a término con

ella y mirarla de frente se convierte en una experiencia vital. He hecho mía la frase
del Dr. Carl Simonton: “quiero vivir porque tengo razones para vivir, pero estoy

lista para morir”. Ha sido mi mantra desde que realicé el entrenamiento en el

Simonton Cancer Center de Los Angeles. Viniendo de una familia donde el tema de

la muerte estaba prohibido, el haber llegado a término con ella ha sido un logro en

mi crecimiento personal y espiritual. Actualmente soy quien dicta esa sesión en el

programa de apoyo y es la que más disfruto. Puedo percibir la liberación, el alivio,


casi hasta la felicidad en el rostro de las personas, im-pacientes y apoyos, cuando

termina la sesión. Poder hablar de este tema en un ambiente distendido, en total

confianza y respeto por las opiniones que cada uno aporta al tema e informar sobre

las nuevas teorías que se conocen sobre la muerte y las experiencias de cuasi-

muerte, libera a las personas, particularmente a los im-pacientes, de una energía de

miedo muy negativa que han reprimido durante mucho tiempo, y que finalmente

pueden liberar. Energía que ahora pueden invertir en su proceso de curación.

La PNI me permitió ayudar y compartir con mi madre su proceso de muerte

y de tránsito hacia otra vida y así pudo despedirse con paz, dignidad y mucho amor.

Nos dejó su último gran regalo, el saber que uno puede morir consciente y sin estar

realmente enfermo. El haber comenzado a perder el miedo a la muerte, ciertamente


me permite vivir con mayor alegría la vida, consciente de que cada momento es muy

valioso y resolviendo permanentemente nudos emocionales sin esperar a que se

hagan irresistibles.

Me he permitido compartir con ustedes momentos que no siempre han sido


fáciles, ciertamente dolorosos, pero que mi aproximación a la PNI me permitió

resolver con conciencia y sin enfermarme. En definitiva la PNI sacudió valores,


creencias fundamentales y miedos que arrastraba conmigo. Indudablemente me siento

más liviana. Me está permitiendo transitar el tercer acto de mi vida con mayor

ligereza, retando conceptos sobre la vejez y la enfermedad y transformándolos en

conciencia. La PNI me ha obligado a revisar mis creencias fundamentales sobre el

ser humano, me ha permitido liberarme de bagajes emocionales que me pesaban y me

impedían disfrutar con plenitud de familia y amigos, me ha preparado mejor para


enfrentar la muerte, he recobrado un nuevo sentido para mi vida, me ha permitido

descubrir mis dones y ponerlos al servicio de la gente. Me ha acercado a Dios.

Es mi mayor deseo que al término de la lectura de este libro, que he escrito

con mucho amor para ustedes, se sientan entusiasmados por emprender cambios

fundamentales que les permitan vivir la vida con mayor conciencia y ciertamente con

más alegría, felicidad y sobre todo sin enfermarse. Así todo habrá valido la pena.
Psiconeuroinmunología. Preliminares.

¿Eres de esas personas que ya sea por información, o simplemente por

intuición, has empezado a entender que la responsabilidad de tu salud está en tus


manos? ¿Qué no te enfermas por castigo divino o por culpa solamente de unos genes

defectuosos heredados de tus padres, ni porque en algún momento el cuerpo se tiene


que enfermar independientemente de la forma en que vives la vida: acciones,

pensamientos, creencias, relaciones interpersonales, grado de satisfacción con el

trabajo y bienestar espiritual?

Si eso es así, esta información es para ti. Si no te sientes incluido en ese


grupo, pero de repente te ha surgido una inquietud genuina por averiguar si tus

creencias sobre la salud son ciertas, este material también es para ti. Así que,

adelante, sigue leyendo.

Este cofre que te ofrezco - me gusta la palabra cofre pues evoca una caja

que guarda objetos de valor y ¡qué mayor valor que la salud! - es contentivo de un

libro y una grabación dirigido a todas aquellas personas que quieren apropiarse y/o

responsabilizarse por su salud, es decir, participar activamente en el mantenimiento

o en el mejoramiento de ella.

También es para aquellos “im-pacientes” que padezcan alguna enfermedad,

de alto riesgo o no, y que quieran jugar un papel protagónico en su proceso de

curación, a diferencia de los “pacientes”, quienes no se involucran activamente en su

recuperación.
¿Psiconeuro….qué?

La palabra es complicada, pero el concepto que encierra es muy sencillo.


La Psiconeuroinmunología, o para ser más exactos la

Psiconeuroendocrinoinmunología, la cual abreviaremos como PNI, se refiere a la

conversación permanente que sostienen tres importantes sistemas de nuestro cuerpo:

el Sistema Nervioso Central, que no es otra cosa que nuestro cerebro, nuestra mente,
nuestra psique; el Sistema Endocrino, conjunto de glándulas que se encargan de la

producción de hormonas; y el Sistema Inmunológico, que será el centro de este texto

y es el encargado de la defensa del organismo, protegiéndonos de microorganismos

tales como: bacterias, hongos, parásitos y virus, y también de células tumorales.

La PNI ha demostrado que estos tres sistemas conversan todo el tiempo, se


comunican entre sí, y no hay nada que ocurra en uno de ellos que los otros dos

sistemas no lo sepan. Son los grandes chismosos del organismo. ¡Aja!, hablan entre

sí, ya lo entendí y eso… ¿qué importancia tiene para mi salud?, pensarás tú.

Pues sí, es muy importante. Esperamos que cuando termines de leer este

libro, las creencias que tenías sobre tu cuerpo, tu salud e incluso sobre tu vida hayan

cambiado.

Esta fue mi especial motivación al preparar este texto, el cual no pretende

ser un tratado académico de PNI, más bien está concebido como un relato amigable

fácilmente comprensible para todo el mundo, de la experiencia adquirida durante 18

años impartiendo los Talleres de Psiconeuroinmunología, haciendo hincapié en


aquellas investigaciones significativas, que los ayuden a tomar conciencia del
sistema inmunológico y por lo tanto de la salud. He preferido usar los trabajos
originales, para señalar el carácter pionero de los mismos, en lugar de los más

recientes. Así mismo, una vez tengas claro cómo funciona tu sistema inmunológico, te

invitamos a hacer parte de tu vida el material grabado en el CD, pues constituye una
herramienta fundamental para que te apropies de tu sistema inmunológico y a diario

actúes conscientemente en el cuidado de tu salud.

Orígenes de la PNI.

Desde la antigua Grecia a nuestros días

Antes de entrar de lleno a hablar sobre el sistema inmunológico, queremos


honrar a quién honra merece y ésos son los padres de la PNI, los de la antigüedad y
los contemporáneos. Los padres de la medicina en la Grecia Antigua, empezando por
Hipócrates (460 AC - 370 AC), concebían a la persona en una forma holística, del
griego “holos” que significa total. En los templos de sanación dedicados a

Asclepión, Dios de la medicina, se practicaba la medicina holística, que consideraba

al ser humano no sólo como un cuerpo físico, sino que le confería igual importancia
a sus espacios emocionales, mentales y espirituales. En estos templos se trabajaba

con la hipnoterapia, con el poder curador de los sueños, con el apoyo de familia y

amigos, con diversos rituales espirituales de purificación y también con la

alimentación, la música y la oración.

Hipócrates decía: “cuando se enferma el alma se enferma el cuerpo y

viceversa” y añadía: “preferiría saber qué clase de persona tiene una enfermedad, a

qué clase de enfermedad tiene una persona”. Galeno (130 DC - 200 DC) reconocía

una personalidad melancólica en las mujeres con cáncer de mama y Paracelso

(1493-1541) insistía en la importancia de la imaginación en la aparición de una


enfermedad, así como en su proceso de curación (Revisión: Capra, 1985 y

Sternberg, 2001). Sin embargo, a pesar del pensamiento holístico de los Padres de la

medicina, a partir del siglo XVI, dos grandes científicos y filósofos René Descartes

e Isaac Newton cambiaron el pensamiento de la humanidad y dieron origen a dos

grandes conceptos que rigieron el pensamiento biomédico de los últimos siglos: el

mecanicismo y el reduccionismo. René Descartes (1596-1650), considerado como

“el padre de la Filosofía Moderna”, creó un sistema de pensamiento, donde la

clave del universo se hallaba en su estructura matemática y donde la ciencia era

sinónimo de matemáticas. Según Descartes el universo material es una máquina, y

por supuesto en la materia no habría ni vida, ni metas, ni espiritualidad. Descartes


consagraba la razón como fuente principal de conocimiento y criterio seguro de la

verdad, y adoptó una verdad indubitable que pasaría a ser el primer principio de la
filosofía "Cogito, ergo sum: Pienso, luego existo".

Como consecuencia del pensamiento cartesiano se produjo un cambio

drástico en la imagen de la naturaleza -de organismo a máquina- que afectó

profundamente la actitud de las personas hacia la misma. La concepción mecanicista


del universo ideada por Descartes proporcionó la autorización científica para la

manipulación y la explotación de los recursos naturales que se ha convertido en una


constante del planeta. A partir de este momento se podía utilizar el conocimiento

científico para convertirnos en los amos de la naturaleza, lo que ha dado origen al

paradigma social vigente caracterizado por la devastación del medio ambiente,

calentamiento global, persistencia de la pobreza y amenaza de guerra nuclear, con

una posibilidad real de auto-aniquilación si no nos desplazamos a un nuevo

paradigma.

La distinción que Descartes hizo entre la mente y el cuerpo caló hondo en el

pensamiento occidental, que ha regido la biología, la medicina, la psicología y en

general las ciencias humanas hasta nuestros días. Isaac Newton (1643-1727), uno de

los principales científicos que sentó las bases del mecanicismo, asumió también que

la única aproximación válida para obtener conocimiento era erradicar los

sentimientos y la subjetividad, tratando de ser lo más racional y objetivo. De

acuerdo con este paradigma, vivimos en un universo mecánico, un universo muerto,

que además es predecible. No hay lugar en este paradigma para el espíritu, la


conciencia, la libertad, la escogencia, ya que todo está completamente determinado.

También Descartes, con su objetivismo y método analítico, hizo que los


biólogos y médicos se concentraran cada vez en partes más pequeñas del cuerpo;

empezando por el estudio de los órganos como un todo, se pasó a los tejidos, luego a
las células (biología celular), a las moléculas (biología molecular) y ahora a los

átomos (nanobiología). En este paradigma basado en el reduccionismo se entiende la

dinámica del conjunto a partir de sus partes.

La influencia del paradigma cartesiano en el pensamiento médico trajo


como resultado el llamado modelo biomédico que constituye la base conceptual de

la medicina científica moderna. La siguiente frase de George Engel (1913-1999)

define el modelo biomédico actual de una manera muy clara y precisa: “el cuerpo

humano es una máquina, que puede analizarse desde el punto de vista de sus

partes; la enfermedad es el funcionamiento defectuoso de los mecanismos


biológicos que se estudian desde el punto de vista de la biología celular y

molecular; la tarea del médico es intervenir, física o químicamente, para corregir

las disfunciones de un mecanismo específico” (Engel, 1977, 1980).

Al concentrar la atención y el estudio en fragmentos cada vez más pequeños

del cuerpo humano, la medicina moderna suele perder de vista la humanidad del

paciente, y al reducirla salud a una función mecánica, se pierde la capacidad de

tratar con el fenómeno de la curación, el cual, como sabemos, supone una compleja

interacción entre los aspectos físicos, fisiológicos, sociales, ambientales,


psicológicos, cognitivos y espirituales de la condición humana. Los organismos

vivos tienen propiedades y funciones que no se pueden predecir en base a sus

componentes.

Sin embargo, con el advenimiento de la física moderna se ha trascendido


los principales aspectos de la visión cartesiana y newtoniana del mundo. La
consecuencia más importante de la teoría de la relatividad, enunciada por Albert
Einstein (1879-1955), E=mc2 , donde m es masa y c la velocidad de la luz, fue el
descubrimiento de que la masa no es más que una forma de energía, lo cual influyó

profundamente en la imagen que teníamos de la materia y nos ha obligado a cambiar

nuestro concepto de partícula. La física cuántica ha reemplazado la imagen mecánica


del universo por la de una unidad individual dinámica, cuyas partes constitutivas

están vinculadas en su esencia y que puede concebirse sólo como modelo de un

proceso cósmico. A nivel subatómico, las correlaciones y las interacciones de las

partes de la unidad son más importantes que las partes mismas.

Los modelos energéticos del mundo subatómico forman las estructuras

estables de los núcleos, átomos y moléculas que constituyen la materia, dándole un

aspecto macroscópico y sólido que crea la ilusión de que están hechos de materia.

La cantidad de materia que existe en un átomo, en realidad, es equivalente a un

grano de arena en la inmensidad de una playa.

Otro aspecto importante es la presencia del observador humano. Un hecho


crucial de la teoría cuántica es que el observador no sólo es necesario para observar

las propiedades del fenómeno atómico, sino que es necesario para expresar estas

propiedades. Antes de que se haga una observación o medida, el objeto existe como

una onda de probabilidad, no tiene una localización específica o velocidad. El acto

de medir está profundamente ligado a crear la realidad que se está midiendo. Según

Fritjof Capra (1985): “las partículas subatómicas no son corpúsculos aislados de

materia, sino modelos de probabilidades, conexiones de una red cósmica que

incluye al observador humano y su conciencia” Capra concluye: “El electrón no

tiene propiedades objetivas independientes de la mente”.


Nuevas generaciones de médicos y científicos, a partir del siglo XX,
comenzaron a cambiar el paradigma biomédico Cartesiano. No pretendo hacer una
revisión exhaustiva de las decenas de científicos que desde la PNI, la neurociencia y

la epigenética están cambiando el paradigma científico vigente, solo me voy a referir

a aquellos que me inspiraron en forma personal, porque asistí a sus conferencias y


cursos. Sus libros se convirtieron en mis referentes permanentes, y con algunos de

ellos mantuve una relación de amistad profesional.

Primero quiero mencionar al Dr. Carl Simonton (1942-2009), médico

oncólogo, que siendo Jefe de Radiología de la Base Aérea de Travis desarrolló un

modelo de apoyo emocional para el tratamiento de pacientes con cáncer, con quien

tuve la oportunidad de entrenarme en 1994, en el Simonton Cancer Center en los


Angeles, que introdujo el concepto de que el estado de la mente puede influir en su

habilidad para sobrevivir el cáncer. Fue co-autor de dos libros que han sido

mundialmente aclamados: “Recuperando la salud” (1978) y ¨Sanar es un viaje”

(1992). En noviembre de 1997, fue honrado con el premio de La Asociación Médica

Americana por su video “Afirmaciones para estar bien”, que es usado prácticamente

en todos los hospitales oncológicos de Estados Unidos.

El programa de apoyo psicosocial para personas con enfermedades de alto

riesgo, que realizamos en Venezuela desde 1995, auspiciado por la Asociación

Creando Salud, el cual es presentado en este mismo libro por el Psic. Omar Barrios,

se basa en los principios científicos de la PNI y particularmente en el modelo de

apoyo psicosocial desarrollado por el Dr. Simonton, el cual posteriormente fue

validado científicamente por los Dres. Speigel (1989, 2002) y Fawzy (2003).

Bernie Siegal (1932), cirujano oncólogo contemporáneo, trabajando muchos


años con personas con cáncer, logró clasificar como “pacientes excepcionales con
cáncer”, a aquellos que, independientemente del estado actual de la enfermedad,
pronóstico y tratamientos recibidos, experimentaban tal espíritu de lucha que eran

capaces de encontrar un significado a su enfermedad, en términos de aprendizaje,

para producir cambios importantes en su vida, logrando retar los pronósticos dados
por sus médicos al recuperarse de la enfermedad. El Dr. Siegal, al igual que

Hipócrates, dice: “No existen enfermedades incurables, sólo personas

incurables”, haciendo un mayor énfasis en la persona que en la enfermedad (Siegal,

1999).

El Dr. Bruce Lipton, PhD, un biólogo celular, investigador de la Escuela de

Medicina de la Universidad de Stanford (1987-1992), aportó evidencias que

revelaron que el ambiente, operando a través de la membrana celular, controlaba el

comportamiento y fisiología de la célula, lo que podía activar o desactivar los genes.

Sus descubrimientos, iban en el sentido contrario a la visión científica de que la vida


está controlada por los genes. Sus trabajos presagiaban uno de los campos más

importantes de estudio de la actualidad, que junto con la PNI y la neurociencias están

cambiando el paradigma biomédico, me refiero a la epigenética. El Dr. Lipton es


autor de un afamado libro que ha sido traducido en varias lenguas: Biología de las

Creencias (2007), donde demuestra que son las percepciones y creencias las que

determinan la biología de un organismo, y no los genes como postulaba el

determinismo genético.

En 1985, investigaciones de la Dra. Candace Pert (1946-2013), del Instituto


Nacional de Salud Pública de los Estados Unidos revelaron que receptores

específicos para neuropéptidos están presentes en la pared celular, tanto del cerebro
como del sistema inmunológico. Las investigaciones de la Dra. Pert (1985)

demostraron que los neuro-péptidos y neurotransmisores actúan sobre el sistema


inmunológico, lo que muestra su estrecha relación con las emociones y sugiere

mecanismos a través de los cuales emociones y sistema inmunológico son

profundamente interdependientes. La Dra. Pert con su descubrimiento de los


receptores de los opiáceos en el cerebro, en su tesis de PhD cuando apenas tenía 26

años, cambió la historia de la neurociencia (1973). Su libro: “Moléculas de las

emociones” (1998) es una referencia mundial en el tema.

Muy especialmente, queremos rendir homenaje al padre de la PNI, Dr.

George F. Solomon (1931-2001), y Profesor Emérito de la Universidad de

California en Los Angeles, quien demostró que cuando se producían modificaciones

en el hipotálamo se alteraba profundamente la respuesta inmunológica, comprobando

que el cerebro y el sistema inmune están íntimamente comunicados (Solomon,

1981a). Así mismo, fue el primero en relacionar emociones, personalidad y


enfermedad (Solomon, 1969,1981b), al demostrar una baja expresión de la rabia

entre otros factores en pacientes con artritis reumatoide. En su libro autobiográfico:

“From Psyche to Soma and Back. Tales of Psycosocial Medicine” (2000) nos
conduce de la mano por las historias y anécdotas de los inicios de la

Psiconeuroinmunología, de la cual fue uno de sus protagonistas principales, junto con

los Dres. Robert Ader (1932-2011) y Nicholas Cohen (1974). El Dr. Solomon

expresaba: “Las personas deben empezar a darse cuenta en qué extensión el

cuerpo que le presentan a la medicina para diagnóstico y tratamiento, es un

cuerpo con una profunda experiencia e inteligencia significativa, informado

acerca de sí mismo y su ambiente, e influido por su propia sensibilidad y

conciencia.”
¿Por qué la inmunología es tan importante?

La palabra INMUNOLOGÍA viene del latín “inmunis” que significa “libre


de”, libre de sustancias o de cuerpos extraños al organismo tales como bacterias,

hongos, virus, parásitos y también células tumorales, los cuales, en inmunología, se

conocen con el nombre de antígenos. (Revisión de conceptos básicos de

Inmunología: Araujo (1999), Pocino (1999), Cabrera (1999) y Murphy (2011).

Por lo tanto, un antígeno es toda sustancia que introducida en el organismo

puede ser reconocida por el sistema inmunológico, y como consecuencia de ello será

capaz de inducir y activar una respuesta inmunológica. Se puede considerar entonces

que una de las funciones primordiales del sistema inmunológico es la defensa del

organismo contra agentes externos o internos que puedan hacernos daño, función

ejercida por las células inmunológicas, que llamaremos los defensores del cuerpo,

como se observa en la Figura 1.

¿Quiénes son los defensores del cuerpo?


Para explicar la respuesta inmunológica primero presentaremos a los
actores que participan en dicha respuesta, luego el escenario donde esos actores se
desenvuelven y finalizaremos exponiendo la obra de teatro, es decir, el inicio,
desarrollo y culminación de la misma. En el interior del cuerpo se encuentran las

células del sistema de defensa, representadas por los glóbulos blancos, actores

principales de la respuesta inmunológica, los cuales están dispuestos a defender al


organismo en contra de los agentes invasores.

Los glóbulos blancos, no son todos idénticos, por el contrario, en ellos se

distinguen diversos tipos de células, con características y funciones diferentes, y


cada una de ellas representa un papel distinto en la respuesta inmunológica.

Los actores de la respuesta inmunológica

El director del sistema: el linfocito T.

Las células más importantes del sistema inmunológico son los linfocitos,
especialmente los linfocitos T (Figura 2). Este tipo de linfocitos representa al

director, ya que es el que ordena y regula toda la actividad del sistema

inmunológico, para que la respuesta sea oportuna y armónica.

Figura 2

¿Qué características posee el linfocito T que le permite desempeñar el papel de


director del sistema? La respuesta está en su capacidad única de reconocimiento de
los antígenos, característica que le es propia y que no comparte con las otras células
del sistema inmune, a excepción del linfocito B, como veremos más adelante. El
linfocito T tiene unos receptores en su superficie (representados por la plumita en el

sombrero), una especie de antena denominada TCR (“T Cell Receptor”), capaz de

identificar entre 10 y 100 millones de antígenos diferentes, es decir, que disponemos


de un amplio repertorio de linfocitos específicos dirigidos contra una amplia

variedad de antígenos. Justamente es el reconocimiento del antígeno por parte del

linfocito T lo que desencadena la respuesta inmunológica; por eso se dice que el

linfocito T es el director del sistema.

¿Dos directores diferentes?

También es importante saber que tenemos dos tipos diferentes de linfocitos

T: los linfocitos T CD4 y los linfocitos T CD8. Son casi idénticos, excepto por el

hecho de que el linfocito T CD4 tiene una proteína en su superficie denominada


proteína CD4, mientras que el linfocito T CD8 presenta una proteína diferente, la

CD8, como se ve en la Figura 3.

Esa aparente pequeña diferencia en una sola proteína, en realidad determina

que estas células participen en procesos totalmente diferentes dentro de la respuesta


inmunológica.

Los linfocitos T CD4, actúan principalmente contra parásitos, bacterias y


hongos y en menor grado contra virus y antígenos tumorales, mientras que los

linfocitos T CD8, van a actuar principalmente contra células tumorales y virus. Esta
distinción es importante porque orienta el tipo de imaginación guiada que podrás

hacer: si presentas infecciones por parásitos, bacterias y hongos, debes trabajar

mentalmente con tus linfocitos T CD4; mientras que si tienes un problema tumoral o
viral deberás activar tus linfocitos T CD8.

El cazador: el linfocito B

Presentamos ahora al linfocito B (Figura 4), que al igual que el linfocito T,

puede reconocer el antígeno a través de un receptor de membrana específico

diferente (plumita en el sombrero). Sin embargo, él no es capaz de actuar por su

cuenta, sino que tiene que esperar la orden y cooperación del linfocito T para

emprender la acción. En general, se puede considerar al linfocito B como el hermano


menor del linfocito T.

Figura 4

Existen antígenos timo-independientes que no requieren de la cooperación

con el linfocito T para su producción, pero no nos referiremos a ellos por ser poco

útiles en el contexto de la PNI.

El linfocito B es la única célula del sistema inmunológico capaz de producir


anticuerpos, que son unas proteínas llamadas inmunoglobulinas, las cuales
estructuralmente tienen forma de flecha, de allí la idea de representar al linfocito B
con un arco y una flecha. La producción de anticuerpos es sumamente importante en

la segunda fase de activación de la respuesta inmunológica, la cual una vez concluida

dará lugar a la fase efectora que finalmente destruirá al microorganismo.

Existen 5 tipos diferentes de inmunoglobulinas que se diferencian por su


forma, tamaño y secuencia de aminoácidos. Todas contienen “cadenas pesadas” de

aminoácidos – la cadena más grande de la flecha – y “cadenas livianas” – la cadena


más corta. Los cinco tipos diferentes de inmunoglobulinas son: la IgG, IgM, IgA, IgD

e IgE.

Inmunoglobulina G: es la más abundante en el suero y constituye el 80%

del total de inmunoglobulinas. Puede atravesar la barrera placentaria y se secreta en


la leche materna. Por ello, es responsable de la inmunidad fetal y la del recién

nacido.

Inmunoglobulina A: corresponde al 13% del total de inmunoglobulinas. Se

encuentra específicamente en secreciones serosas y mucosas, como son el esperma,

el calostro y la leche materna o las lágrimas. Actúa protegiendo la superficie

corporal y los conductos secretores.

Inmunoglobulina M: representa el 6% del total de inmunoglobulinas. Se

manifiesta en la respuesta primaria activando un sistema de proteínas llamado el

complemento, muy eficaz en eliminar bacterias.

Inmunoglobulina D: aparece en muy baja concentración, apenas 1%.

Inmunoglobulina E: se encuentra en concentraciones muy bajas en el suero


(0,002%) y por eso fue la última en ser descubierta. Sin embargo, su concentración
aumenta en los procesos alérgicos por lo que está involucrada directamente en la
manifestación de estas enfermedades.

El devorador: el macrófago

Otras células importantes para la respuesta inmunológica son los

macrófagos. Ellos se llaman monocitos cuando están en la sangre y macrófagos

cuando están en los tejidos. Los monocitos o macrófagos tienen una capacidad

disminuida de reconocimiento pues no tienen receptores para identificar


específicamente a los antígenos, pero sí participan en la fase efectora de la respuesta

inmune que es la que finalmente mata al microorganismo (Figura 5).

Figura 5

El macrófago es una célula muy versátil, por una parte es capaz de emitir

pseudópodos, de acuerdo a señales que le envía el linfocito T y que le permite

moverse con direccionalidad por el organismo, y por la otra, tiene capacidad de

fagocitar, es decir, comer o ingerir el microorganismo que va a liquidar.

Cuando un macrófago entra en contacto con una bacteria y la ingiere, esa

bacteria ingresa al interior del macrófago (representado en la figura por la nave), allí

es atacada por unas enzimas lisosomales altamente tóxicas y letales para las
bacterias y otros microorganismos, representadas en el dibujo por los vikingos.

Te recomendamos apropiarte de esta célula, pues ella es de enorme ayuda

para el sistema inmunológico, gracias a su capacidad de desplazarse, devorar y


matar.

El exterminador: la célula natural asesina o NK

Presentamos ahora a las células naturales asesinas (Figura 6) (“Natural

Killer”, NK en inglés), las cuales son sumamente importantes tanto en la prevención


del cáncer como para las personas que padecen esta enfermedad (Herberman, 1985).

Las células NK son componentes importantes en la defensa inmunitaria no

específica.

Figura 6

Comparten un progenitor común con los linfocitos T y B, se originan

también en la médula ósea y son grandes y granulares. No son células fagocíticas.

Estas células no destruyen los microorganismos patógenos directamente, teniendo

una función más relacionada con la destrucción de células infectadas o que puedan

ser cancerígenas. Destruyen las células a través del ataque a su membrana plasmática

causando difusión de iones y agua para el interior de la célula aumentando su

volumen interno hasta un punto de ruptura en el cual ocurre la lisis. Las células NK
destruyen células tumorales o infectadas por virus por una muerte celular

programada que se conoce con el nombre de apoptosis.

Estas células son los mejores aliados de las personas con cáncer, pues
tienen actividad anti-tumoral y participan en el control de la aparición de metástasis.

Gracias a esta actividad antitumoral, ellas intervienen en la vigilancia inmunológica

impidiendo el desarrollo de un posible tumor.

La célula NK es un exterminador ya que basta un contacto de ella con una

célula tumoral, para que ésta camine hacia su propia autodestrucción, lo que se

conoce también como “el beso de la muerte”. Es muy importante tomar conciencia de

estas células, ya que son altamente susceptibles al efecto del estrés que las hace

disminuir tanto en número como en actividad. No obstante, también son muy

sensibles a los efectos de las técnicas de relajación e imaginación guiada, las cuales
discutiremos ampliamente en este libro.

El centinela del sistema: el polimorfonuclear neutrófilo

Otro personaje que participa en la respuesta inmunológica es el polimorfo

nuclear neutrófilo (Figura 7). Esta célula es como el centinela del sistema, es la más

abundante en la sangre, y además es la primera que aparece cuando hay una agresión,

dando tiempo para que se estructure una respuesta inmunológica específica, proceso

que puede tardar entre 3 y 5 días.

Al igual que el macrófago, el polimorfo nuclear neutrófilo es una célula

capaz de fagocitar, es decir, de ingerir los microorganismos y también dispone de

enzimas lisosomales para la destrucción de éstos. Por lo tanto, su acción se puede


interpretar como una primera línea de defensa. Mientras que el sistema específico

mediado por los linfocitos empieza a organizarse, ya él está actuando, y sólo si no es


capaz de controlar totalmente la infección, intervienen los linfocitos T.

Figura 7

El escenario

¿Dónde se preparan los actores?

Una vez descritos los actores principales de la respuesta inmunológica,

vamos a ver en qué escenario se mueven estas células. El escenario son los órganos

linfoides, tanto los primarios como los secundarios. Los primarios son los sitios

donde las células del sistema inmune se forman, educan, aprenden y se convierten en
linfocitos inmunocompetentes, listos para dar una respuesta inmunológica (Figura 8).

Figura 8

El primero de estos órganos es la médula ósea, sustancia presente en el interior de


los huesos, donde se originan los glóbulos blancos. Los bebés linfocitos nacen en la

médula ósea, algunos de ellos, los linfocitos pre-T, se dirigen hacia el timo, mientras
que otros se quedan en la misma médula, como se observa en el dibujo.

El timo es un órgano bilobulado que se encuentra en la parte superior del

esternón al cual llegan los linfocitos pre-T para salir convertidos en linfocitos T, una
vez que hayan madurado. Ahora podemos explicar que la letra T asociada a los

linfocitos quiere decir que estos linfocitos se educaron en el timo, es decir, se

convirtieron en linfocitos T imunocompetentes.

El timo es como la universidad, allí los linfocitos T adquieren sus

receptores TCR, lo que le permitirá el reconocimiento de millones de antígenos

diferentes, y también de su proteína CD4 o CD8, que los convertirá en linfocitos T

CD4 o CD8. Por último, es en el timo donde se eliminan los linfocitos auto-

reactivos, es decir, aquellos que eventualmente pudieran dar una respuesta de auto-

inmunidad.

Un grupo de linfocitos inmaduros se quedan en la médula ósea, y en el

mismo ambiente epitelial de este órgano, maduran allí y salen convertidos en

linfocitos B inmunocompetentes, dispuestos a cumplir su función dentro de la


respuesta inmunológica. La letra B para este tipo de linfocitos viene del inglés

“bone marrow”. Aunque originalmente la B venía de Bursa de Fabricio, pequeño

órgano del aparato digestivo de las aves, que fue donde se identificaron estas células

por primera vez.

En conclusión, el timo y la médula ósea son los órganos donde se educan

los linfocitos T y B que van a participar en una respuesta inmunológica.

¿Dónde ocurre la respuesta inmunológica?


La respuesta inmunológica se inicia en los órganos linfoides secundarios.
En la figura 9 se pueden apreciar los ganglios linfáticos, representados por puntos

azules, los cuales constituyen una red de pequeños órganos ubicados


estratégicamente en el organismo, interconectados a través de las vías linfáticas y

comunicados con la sangre a través del ducto torácico. Un antígeno, como por

ejemplo una bacteria, puede ser capturada a nivel del ganglio linfático cercano al
sitio de entrada, y allí se produce la respuesta inmunológica. Por ejemplo, cuando a

los niños pequeños se les inflaman los ganglios, como ocurre en una amigdalitis, esa
inflamación es la evidencia de que en ese sitio está ocurriendo un proceso

inmunológico. Luego tenemos el bazo, el cual se encuentra ubicado en la cavidad

abdominal detrás del estómago, y, gracias a que está muy irrigado, recibe los

antígenos que ingresan por vía de la sangre.

Figura 9

Tenemos también otros órganos secundarios como las amígdalas y las

adenoides, que son masas de tejidos similares a los ganglios linfáticos, que se

encuentran detrás y en la parte superior de la garganta respectivamente, cerca de la

entrada de los pasajes de la respiración donde pueden filtrar gérmenes provenientes

del exterior que causan infecciones. La piel también se considera un órgano del
sistema inmunológico, ya que es la primera barrera de defensa que nos separa del

medio ambiente.

Además de estos órganos específicos, contamos con tejido linfoide

asociado a todos los sistemas del cuerpo: a nivel del sistema respiratorio,
gastrointestinal, urinario y genital. Todo esto nos demuestra que realmente estamos

protegidos y que por cualquier vía que penetre un antígeno, ya sea por la
alimentación, la respiración, la sangre, los genitales o las vías urinarias, va a

encontrar una barrera inmunológica.

Un aspecto importante es la recirculación de los linfocitos a través de las

vías linfáticas y la sangre, la cual cumple una función fisiológica importante al ir al


encuentro del antígeno y diseminar así la respuesta inmunológica por todo el

organismo.

La obra de teatro.

¿Cómo se desarrolla la respuesta inmunológica?

Acto I: Reconocimiento del antígeno

Hasta el momento hemos presentado a los actores del sistema inmunológico

y hemos visto en qué escenario se mueven (órganos linfoides primarios y

secundarios). Vamos a explicar ahora cómo funciona el sistema de manera integrada,

concentrándonos primero en la fase de reconocimiento y activación de dicha

respuesta, la cual ocurre a nivel de un ganglio linfático.

Cuando un microorganismo, por ejemplo una bacteria, entra al organismo,


ella va a ser captada por un ganglio linfático adyacente a su lugar de ingreso, a
través de las vías aferentes, que son las puertas de entrada al ganglio.

Figura 10

En ese ganglio (Figura 10), la bacteria se va a enfrentar con una célula

dendrítica, muy parecida a un macrófago, la cual a pesar de no tener la capacidad de

reconocer específicamente a la bacteria, sí puede, a través de señales y receptores

de superficie, detectar que algo extraño ha entrado en el ganglio e inmediatamente

ingerirlo. Luego, el antígeno es digerido o procesado, lo cual equivale a cortarlo en

trozos y los fragmentos producidos (epítopes antigénicos) son expuestos en la

superficie de la célula dendrítica, tal y como se observa en la figura, proceso que se


denomina presentación antigénica. En ese momento entra en acción el linfocito T y a

través de su receptor TCR reconoce los trozos de antígeno que la célula dendrítica le

está presentando, y junto con el reconocimiento de otra molécula denominada MHC

(Complejo Mayor de Histocompatibilidad), que tiene que ver con el control genético

de la respuesta inmune, entra en un ciclo de división celular, que dará como

resultado la proliferación de dicho linfocito T con la producción de millones de

células hijas o clones de linfocitos, todos idénticos al original, con especificidad

para la bacteria que dio origen al proceso.

Es así que en un plazo de 3 a 5 días se van a formar millones de linfocitos T

con la única finalidad de eliminar las bacterias que ingresaron al organismo. En


resumen, podemos decir que la respuesta inmunológica es una respuesta específica

que implica la producción de millones de linfocitos para defender al organismo,


siendo el linfocito T, como director del sistema, quien inicia, coordina y regula
dicha respuesta. Recomendamos ver el video Los Guardianes del cuerpo (Castés,

M, y Chang, V. Depósito Legal: Av252200894)

Acto II: Activación de linfocitos T, e inicio de la fase efectora

Una vez formados los clones de linfocitos T CD4 específicos para un

antígeno, ellos empiezan a secretar proteínas conocidas con el nombre de citoquinas

o citocinas, también llamadas moléculas de la información. Las citoquinas llevan

información a las otras células del sistema inmunológico para que se incorporen a la

fase efectora del proceso inmunológico, que conducirá a la eliminación definitiva


del microorganismo. Estas citoquinas tienen la capacidad de activar a macrófagos y

células NK para que puedan eliminar al antígeno, y además cooperar con los

linfocitos B en la producción de anticuerpos y activar a los linfocitos T CD8 para

que ejerzan su función citotóxica.

Figura 11

Existen distintos tipos de citoquinas como las interleuquinas IL-1, IL-2, IL-

4, IL-6 y el TNF-alfa (Factor de Necrosis Tumoral) y el Interferón gamma. Es

importante mencionar que las citoquinas llevan además información a otros tejidos y

células del organismo, incluyendo las neuronas, ya que tienen la capacidad de


atravesar la barrera hemato-encefálica.

Dice el Dr. Hugo Besedovsky (1977, 1991), autor de los mejores trabajos

sobre las interacciones neuroendocrinas y la respuesta inmunológica: “En las


infecciones se genera, junto a la respuesta inmunológica, una respuesta

neuroendocrina, siendo la resultante, de entre ambas, decisiva para el curso y el

éxito o fracaso de la infección o del huésped”.

Acto III. Los linfocitos T cooperan con los linfocitos B para eliminar a los

microorganismos.

Figura 12

El linfocito B es como el hermano menor del linfocito T. Ambos son muy

parecidos, de hecho, cuando se los observa al microscopio son bastante similares;

no obstante, desde un punto de vista funcional no lo son, ya que el linfocito B es la

única célula del sistema inmunológico capaz de producir anticuerpos específicos

contra las sustancias extrañas. Sin embargo, cuando el linfocito B recibe la orden del
linfocito T es que comienza activamente a producir anticuerpos específicos para un

microorganismo en cuestión, tal y como se observa en la Figura 12.

¿Qué hacen esos anticuerpos? Ellos constituyen un sistema de señalización.

Anteriormente dijimos que los macrófagos y polimorfo nucleares neutrófilos no


poseen receptores específicos para los antígenos, pero si ese microorganismo

tuviera una marca que lo señalara como enemigo, entonces estas células podrían
identificarlos y actuar con mayor eficiencia. Pues bien, esas marcas son los

anticuerpos (inmunoglobulinas) que al adherirse al antígeno permiten que estas

sustancias extrañas sean reconocidas por los neutrófilos y los macrófagos. Cualquier
microorganismo que esté marcado con estos anticuerpos, va a ser ingerido o

fagocitado por estas células y por lo tanto eliminado.

En inmunología, este mecanismo de señalización se conoce con el nombre


de opsonización.

Acto IV: Final de la obra. ¿Cómo termina la respuesta inmunológica?

Todas las fases de la respuesta inmunológica que hemos explicado

anteriormente y que implican desde el reconocimiento del antígeno hasta la fase final

efectora de dicha respuesta, que conduce a la eliminación del microorganismo,

representan un gasto energético enorme para el organismo, por lo que es importante

no extenderla más allá de lo necesario.

Figura 13

Por otro lado, esta misma respuesta inmunológica puede ser muy dañina

para el propio organismo, ya que las moléculas que se producen durante dicha

respuesta, además de destruir al antígeno, pueden provocar daños en el tejido donde

se está llevando a cabo ese proceso, de allí la importancia de contar con un


mecanismo que finalice la respuesta inmunológica tan pronto como haya cumplido su

cometido.

Esta terminación de la respuesta inmunológica es llevada a cabo por


variados y complejos mecanismos, uno de ellos el de las células T reguladoras,

llamadas Treg con fenotipo CD4+, las cuales son capaces de terminar la respuesta

inmunológica una vez que ésta ha concluido con la eliminación del antígeno como se
observa en la Figura 13.

¿Existen otros mecanismos efectores para enemigos más potentes?

Si los anteriores mecanismos efectores fallan, todavía tenemos un

mecanismo sumamente poderoso, que es la citotoxicidad mediada por linfocitos T

CD8, el cual se activa contra células tumorales y virus. Una célula tumoral es una

célula que se reproduce sin control, no sabe cómo morir, a diferencia de una célula

normal que nace, crece, se reproduce y muere.

Ahora bien, los anticuerpos y la fagocitosis no son efectivos para eliminar

las células tumorales, por lo tanto, allí interviene el linfocito T CD8 citotóxico
(LTC) en un duelo célula-célula, conocido como apoptosis, que causa la muerte de la

célula tumoral (Figura 14). En otras palabras, es el LTC y las células NK como

explicamos anteriormente, quienes le recuerdan a una célula tumoral como debe

morir.

Figura 14
¿Qué significa apropiarse de la respuesta inmunológica?

Apropiarse de la respuesta inmunológica significa hacerse responsable del

propio sistema inmunológico y trabajar en función de él y no en contra, como muchas

veces ocurre, estemos conscientes de ello o no. Para explicarlo mejor usaremos

como ejemplo el mecanismo conocido con el nombre de comportamiento de la


enfermedad (“Sickness behaviour”; Dantzer, Bluthé, Castanon y col., 2001), que

consiste en lo siguiente: en el momento que entra un microorganismo al cuerpo y se

activan las primeras fases de la respuesta inmunológica que hemos descrito, el

linfocito T empieza a dividirse y las citoquinas que se producen envían un mensaje


muy claro al cerebro para hacer que la persona se “sienta mal”. ¿Por qué se

necesita que la persona se sienta mal, que sienta letargia y somnolencia, falta de

apetito y que no quiera moverse? El organismo dispone de centrales energéticas,

donde se almacena la energía que nos proporcionan los alimentos, bajo la forma de

una molécula de alta energía que es el ATP (adenosín tri-fosfato), de allí es de

donde se toma la energía necesaria para realizar todas las funciones del cuerpo como

la respiración, digestión, excreción, movimiento y también para activar la respuesta

inmunológica, la cual energéticamente es muy costosa.

La enfermedad es un estado de alerta para que la persona cambie sus

prioridades, disminuyendo su gasto energético cotidiano y permitiendo que la

energía esté disponible para efectuar la respuesta inmunológica con total eficacia. Si

se siguieran realizando las mismas actividades que se ejecutan a diario, se estaría

compitiendo por la energía que el sistema inmunológico necesita para combatir los

microorganismos que están entrando en el cuerpo.


Por ser de vital importancia nos vamos a referir a la fiebre. Todas las

funciones que hemos descrito de la respuesta inmunológica, se hacen con mayor


efectividad a 38 grados que a 37 grados centígrados, sin embargo, para aumentar un

grado centígrado la temperatura corporal se necesita mucha energía, por lo que


tenemos que ahorrarla para dicha respuesta. Por otro lado, las bacterias se

multiplican menos a esa temperatura, así que la fiebre es un mecanismo que favorece

la respuesta inmunológica y desfavorece la multiplicación de las bacterias. Cuando

hay malestar, hay que colaborar para que la respuesta se dé eficientemente,

descansando, porque si el sistema inmunológico no dispone de toda la energía que


necesita, la enfermedad empeora, pudiendo prolongarse en el tiempo y

probablemente habría que recurrir a los antibióticos, entre otros métodos, para

combatirla.

Regresamos a la Psiconeuroinmunología

Ahora que conocemos más sobre el sistema inmunológico, podemos volver

a retomar el tema con un poco más de profundidad, sobre lo que es

Psiconeuroendocrinoinmunología. La PNI es una disciplina que ha comprobado

científicamente que el Sistema Inmunológico está fuertemente interconectado con el

Sistema Nervioso Central, mente y psique, y con el Sistema Endocrino, responsable

de la producción de las hormonas; lo cual implica que la alteración de uno de ellos

puede afectar la respuesta de los otros dos. Estos tres sistemas se comunican entre sí

a través de un lenguaje bioquímico común y además, esta comunicación es multi-

direccional, es decir, el Sistema Nervioso puede hablar con el Sistema Inmunológico


y el Endocrino y éstos pueden también enviar información al Sistema Nervioso

Central (Castés, 1999a, 1999b; Revisión completa del tema: Ader, Felten y Cohen,
en Psychoneuroimmunology , 2001).

Cuando mencionamos que la comunicación entre estos tres sistemas se

realiza a través de un lenguaje bioquímico, lo que estamos señalando es que el envío

de información ocurre a través de moléculas de la información: los


neurotransmisores producidos por el cerebro, las hormonas por parte del Sistema

Endocrino y las citoquinas por el Sistema Inmunológico.

En la interconexión de los Sistemas Nervioso, Endocrino e Inmunológico,

este último es el que está en la raíz de lo que llamamos salud y enfermedad, ya que

nos protege de patógenos y células tumorales (Esquema 1).

Lo que atrae a numerosas personas al estudio y comprensión de la PNI es lo

que tiene que ver con lo que está en la parte superior de la lámina, es decir, entender

cómo factores de orden psicosocial, estrés emocional y físico, así como factores de

comportamiento, todos ellos manejados por nuestra mente, pueden enviar


información al sistema inmunológico, a través de neuropéptidos y neurotransmisores

e influir en su funcionamiento, lo cual podría determinar el estado de salud o


enfermedad de una persona (Pert, 1998, Besedovsky, 1977, 1991).

Estrés y Psiconeuroinmunología

El término estrés fue primeramente introducido por el Dr. Hans Seley

(1907-1982), un médico austro-húngaro, trabajando en la Universidad de Montreal


en Canadá, quien fue el primero en demostrar la conexión que existía entre estrés y

respuesta inmunológica, al notar que ratones sometidos a estrés presentaban timos

más pequeños (Selye, 1936, 1955).

El término original de estrés fue definido en términos biológicos como la

reacción no específica del organismo a cualquier exigencia que se le haga. Era

normal y deseable que los mamíferos superiores poseyeran un sistema que les

permitiera dar una respuesta rápida y eficaz ante cualquier alteración del medio

ambiente que pusiera en peligro la sobrevivencia. Se conoce también con el nombre

de respuesta de lucha y huída: ante una amenaza externa que pone en riesgo la vida:

hay que luchar o huir. En ese momento se producen cambios fisiológicos en el

organismo, que preparan al individuo a dar esa respuesta, que incluyen aumento de la

frecuencia cardíaca y respiratoria, dilatación de la pupila para ver mejor y

redistribución del flujo sanguíneo hacia los músculos, que permite una mejor
respuesta de lucha y huida entre otros. Como tal, el estrés no es ni malo, ni bueno, es

un mecanismo de sobrevivencia.

Seley acuñó el término distrés en el caso de que esta reacción llegara a ser

patológica y estrés cuando la respuesta de estrés era beneficiosa para el individuo y


lo hacía sentir bien. Es importante señalar que una vez que cesa el agente externo que
produjo el estrés, el organismo regresa a su estado de equilibrio u homeostasis.

Sin embargo, una definición de estrés desde la PNI sería: una constelación

de eventos que comienza con un estímulo (estresor), que precipita una reacción en el
cerebro (percepción), la cual subsecuentemente activa sistemas fisiológicos en el

cuerpo (respuesta de estrés).

Frente a un mismo evento estresante, las percepciones de los individuos van


a ser únicas e individuales, por lo cual nunca las personas reaccionan de la misma

manera frente a un mismo evento estresante. La clave de un determinado tipo de

reacción de una persona frente a un estresor está en su percepción de dicho evento.

La percepción es la que subsecuentemente va a activar los sistemas fisiológicos en el

cuerpo para generar la respuesta de estrés, con la liberación de neurotransmisores y

hormonas que son los mensajeros entre el cerebro y el cuerpo. Esta es una respuesta
adaptativa a corto término y positiva para el individuo, pero que puede producir

daño cuando es de larga duración. De nuevo el aspecto clave es el tiempo:

modificaciones fisiológicas puntuales no hacen daño, pero si dichas respuestas

permanecen, como por ejemplo, el aumento prolongado de la frecuencia cardíaca o

respiratoria, puede haber daño a nivel del sistema cardiovascular.

¿Cómo modifica el estrés la respuesta inmunológica?


Para explicar este aspecto nos referiremos al Esquema 2. Como se observa,

el estrés puede afectar la respuesta inmunológica por dos vías: la neuroendocrina (la

de la izquierda) y la autonómica (a la derecha). Cuando un individuo sufre un estrés


emocional, éste va ser procesado a nivel de la corteza cerebral en el sistema

límbico, el cual se asocia con las emociones y recuerdos. Esto va a producir, a nivel

del hipotálamo, órgano ubicado en el centro de la cabeza justo detrás de los ojos, la

liberación de una primera hormona: la hormona liberadora de corticotropina (CRH),

la cual va a activar a nivel de la hipófisis o glándula pituitaria una segunda hormona,

la hormona adrenocorticotropa (ACTH).

La ACTH viaja por sangre hasta las glándulas suprarrenales y a nivel de la

corteza de dicha glándula estimula la producción de los glucocorticoides, entre ellos

el cortisol. Todos los experimentos hechos in vivo o in vitro demuestran que en

presencia de cortisol hay supresión de prácticamente todos los parámetros de la

respuesta inmunológica. Los deprimidos crónicos cursan con altos niveles de esta

hormona y se pueden enfermar, de enfermedades infecciosas y hasta de cáncer, como

lo demuestran numerosos estudios en el mundo (Turner-Cobb, Sephton, y Spiegel,

2001; Schedlowsky, Carsten, Schimanski y col. 2007).


Por la vía autonómica, la vía eléctrica, en respuesta a un estrés físico, se
producen catecolaminas: adrenalina y noradrenalina. La adrenalina también es un

fuerte supresor de la respuesta inmunológica cuando el estrés es crónico. Este es el


tipo de estrés que padecen los ejecutivos, los corredores de bolsa o las personas

altamente competitivas. Lo importante de esta lámina, es que ya sea por la vía

neuroendocrina o por la vía autonómica, frente a cualquier tipo de estrés que sea
sostenido en el tiempo, se produce supresión de la respuesta inmunológica, lo cual

puede conducir a enfermedad.

Estudios realizados en la Universidad de Ohio, por los Dres. Janine Kiecolt

y Ronald Glaser, (1986, 1991, 1996, 1998, 2003, 2005) han demostrado sin lugar a

dudas el efecto del estrés crónico en la respuesta inmunológica. Las investigaciones

fueron realizadas separadamente utilizando para el estudio a grupos de personas con


diversos tipos de estrés crónico: viudos, personas en proceso de separación y

divorcio, familiares de pacientes con Alzheimer, pobre relación marital, estrés

académico sufrido por estudiantes de medicina. También ha sido evaluado por otros
investigadores el efecto de la violencia, el desempleo y la inseguridad y sus efectos

sobre la respuesta inmunológica.

Los resultados de las investigaciones arrojaron una profunda modificación

de la respuesta inmunológica en prácticamente cada uno de los parámetros

estudiados: disminución en número y actividad de las células NK, de la función de


células T, de la relación CD4/CD8 y de los niveles de IgA secretora en saliva; todo

ello unido a un aumento del cortisol plasmático como habíamos postulado

anteriormente. De esta manera vemos que se cumple la hipótesis planteada

anteriormente: en presencia de cortisol plasmático elevado se produce una supresión


de la respuesta inmunológica.

Control vs. Desamparo

El trabajo de Maier y Laudenslager (1988) es sumamente ilustrativo del

efecto del estrés en la respuesta inmunológica, dependiendo de la percepción del


sujeto. En este caso tenemos dos grupos de ratas y el evento estresor es la aplicación

de electricidad en la cola de las mismas. La diferencia entre los dos grupos radica en

que los animales de la jaula derecha disponen de una palanquita, de manera que

cuando ellos sienten la electricidad, gimen y lloran, pero cuando le dan a la

palanquita que corta la electricidad, cesa el evento estresante. Cuando se les mide la
respuesta inmunológica a estos animales se observa un aumento de la misma (Figura

15).

En cambio, los animales de la jaula de la izquierda o grupo desamparado,

que no disponen de la palanquita, tienen que soportar la electricidad en sus colas, sin

poder hacer nada para evitarlo. Cuando se mide la respuesta inmunológica a estos

animales se encuentra que está suprimida.

Figura 15
La diferencia entre los dos grupos de animales está en la palanquita.
Llevando este ejemplo a la vida diaria, la palanquita representa “el control” que
tenemos, o que creemos tener sobre una situación en particular. Dicho control puede

ser real o imaginario y tiene que ver con lo que los psicólogos llaman el “locus de

control” Si uno siente que tiene el control de una situación, no importa cuán
estresante sea el evento que está atravesando, la respuesta inmunológica lo

acompaña activándose. Por el contrario si uno está en estado de desamparo, la

respuesta inmunológica se corresponde con dicho estado y se produce supresión de

la misma.

Este experimento se repitió, pero al tratar los animales de la derecha del

dibujo, de presionar la palanquita, no se cortaba la electricidad. Sin embargo, como

ellos habían aprendido que la palanquita cortaba la electricidad la respuesta

inmunológica siguió estando activada. En este caso lo que seguía funcionando era un

control imaginario.

Herramientas para apropiarnos del sistema inmunológico

Entre las varias herramientas que tenemos, la que nos atañe en estos

momentos es la imaginación guiada (Portery Norris, 1991). La siguiente frase,

expresada por la neurocientífica Candace Pert (1998), expresa claramente el

significado de esta extraordinaria herramienta: “La meditación, la relajación o la

imaginación guiada son formas de entrar en la conversación interna del


organismo, interviniendo conscientemente en sus interacciones bioquímicas”.
Te invitamos a apropiarte de esta definición, porque está resaltando la
capacidad que tenemos de entrar en nuestro cuerpo e intervenir de manera consciente

en sus procesos biológicos y manifestaciones, poniéndolas a trabajar a nuestro favor.


Con lo que reafirmamos el gran poder que tenemos sobre nuestra salud y la

posibilidad de curación.

La experiencia científica que hemos tenido desde hace más de quince años
en el Laboratorio de Psiconeuroinmunología de la Cátedra de Inmunología de la

Escuela de Medicina José María Vargas (UCV), ha permitido comprobar que la

aplicación de estas técnicas, en combinación con los tratamientos convencionales,

tiene un efecto positivo en personas con patologías tan disímiles como asma (Castés,

Hagel, Palenque y col., 1999), cáncer (Castés, 2000; Pocino y col., 2007) y diabetes

(Castés e Isaacura, 2003). Lo mismo ha sido demostrado para otras patologías en


numerosos laboratorios de prestigiosas universidades del mundo (Peavey, Lawlis, y

Fields, 1985; Janosky, y Kugler 1987, Zachariae y col., 1994; Kosslyn, Ganis, y

Thompson, 2001).

¿Por qué funciona la imaginación guiada?

A continuación expondremos algunas de las teorías que pueden explicar por

qué funciona la imaginación guiada:

1.- Nuestro cuerpo no discrimina entre imágenes sensoriales en la mente y lo que

llamamos realidad. Todos sabemos la repercusión inmediata que tiene en el cuerpo

algunos momentos imaginativos. El miedo, aún el provocado sólo por nuestra

imaginación, puede inmediatamente provocar alteraciones gástricas, respiratorias y

cardiovasculares. Asimismo, simplemente el escuchar una música o percibir un olor


puede activar sensaciones de alegría o tristeza. Además de estas experiencias, hoy

existen evidencias científicas irrebatibles que confirman que cuando imaginamos se


produce una verdadera actividad cerebral, que redunda en cambios fisiológicos y

bioquímicos en el organismo.

En un experimento realizado por Grafton, Arbib, Fadiga y Rizzolati (1996),

se le pidió a un grupo de voluntarios que observaran un objeto y se evaluó la


actividad cerebral mediante la técnica de Tomografía de Emisión de Positrones

(TEP), luego se les pidió que imaginaran ese mismo objeto, observándose que en
ambos casos se activaban las mismas áreas del cerebro, lo cual produce efectos en

la biología del organismo (Figura 16).

2.- En un estado elevado de conciencia somos capaces de aprender, crecer y cambiar

más rápido. Lo que queremos significar con esto es que para poder realizar cambios

fundamentales de crecimiento y sanación, sobre todo aquellos que vienen de nuestra


interioridad, es importante encontrar momentos de tranquilidad, recogimiento y

silencio que nos permitan acceder a ese espacio interior. Si estamos todo el día

conectados con lo exterior, llámese televisión, celulares, internet, radio y redes

sociales entre otras, no se establecerá el marco mental adecuado para que esos
cambios ocurran.

Entonces, bajo un estado de relajación o de meditación podremos abrir ese

espacio interior que nos permitirá establecer un diálogo efectivo, consciente y


constructivo con nuestro organismo.

3.- Nos sentimos mejor con nosotros mismos cuando creemos tener el control de lo

que nos está ocurriendo. Recordemos el experimento de las ratas y las descargas
eléctricas, y la comparación entre aquellos animales que sentían que tenían el control

gracias a la palanquita en la jaula y el grupo desamparado que no la tenía. La

herramienta de la imaginación guiada, permite que la gente recupere el control. Es

importante mencionar los trabajos pioneros del Dr. Herber Benson (1996, 2000),

Fundador y Director del Instituto Mente Cuerpo de la Universidad de Harvard (Mind

Body Institute), quien ha llevado a cabo, por más de 20 años, estudios sistemáticos y
científicamente rigurosos sobre la relación entre las técnicas de relajación e

imaginación y diversos parámetros fisiológicos del organismo. El Dr. Benson

demostró que durante la respuesta de estrés o de lucha y huída aumenta la actividad

metabólica, la presión arterial, la frecuencia cardíaca y respiratoria, así como la

tensión muscular, mientras que estos parámetros disminuyen en respuesta a la

relajación. Asimismo, hay una redistribución del flujo sanguíneo hacia los músculos

de brazos y piernas durante el estrés, que no se altera en la relajación.

¿Cómo debe practicarse la imaginación guiada para que sea


exitosa?

Se deben seguir algunas directrices (Norris y Fahrion, 1984; Porter y


Norris, 1991; Castés, 2004) que especificaremos a continuación:

Aprender a relajarse: Muchos de los beneficios de la imaginación guiada proceden

de la simple relajación, la cual, en sí misma, es efectiva para reducir la ansiedad, la


depresión, la ira y el miedo. Cuando uno se relaja, se producen sensaciones de

bienestar, conciencia incrementada, creatividad y receptividad a sugerencias

positivas. Así mismo, las imágenes espontáneas tenderán a proceder de niveles más
profundos, básicos y auténticos del inconsciente. Cuando estamos relajados y libres

de estrés el cuerpo puede cumplir acciones de auto-reparación.

Practicar con frecuencia: La imaginación guiada es una herramienta que se agudiza

con el uso, por lo que se debería practicar diariamente. A las personas que sufren

enfermedades de alto riesgo les recomendamos la realicen dos veces al día.

Permitir vs. forzar: La imagen que le viene a la persona en estado de relajación es

la mejor; no hay que forzarla en base a imágenes que uno piensa conscientemente

deben ser, sino más bien debe permitir que surjan libremente. Tienes que confiar en

ti mismo. La mente está conectada con el cuerpo y con su historia, por lo que cada
persona sabe con exactitud qué imágenes generar para representar perfectamente su

situación y fomentar el cambio.

Crear y manipular impresiones sensoriales: La visión es el sentido predominante


en los seres humanos, de modo que la mayoría de las personas encuentra que las

imágenes visuales son más fáciles de concebir. Sin embargo, se deben estimular

todos los sentidos. Después de haber trabajado con la imagen visual, hay que tratar

de incorporar los otros sentidos, incluyendo el kinestésico. Hay personas que sienten

cambios de temperatura y sensaciones corporales (cosquilleos, corrientes, pesadez,

entre otros).
Suspender los juicios de valor: La imaginación guiada es una actividad del

hemisferio cerebral derecho, no racional, no lineal, intuitivo. Se puede esperar lo


inesperado. Hay que evitar los pensamientos: “esto no funciona”, “esto es estúpido”,

“esto no sucederá nunca”, y tratar de mantener ante sí imágenes positivas.

Ser egosintónica: La imaginación guiada debe estar en concordancia con los valores
y creencias de la persona. Por ejemplo, si los valores de las personas están

enfocados hacia la no violencia, éstas no se sentirán cómodas con una visión del
sistema inmunológico militarizado y agresivo, por lo que deberán buscar imágenes

que estén en consonancia con sus principios y creencias.

Ser anatómicamente correcta: Aunque no hay consenso en este aspecto, algunos

trabajos sugieren, y ha sido también nuestra experiencia, que la imaginación guiada


funciona mejor cuando es anatómicamente correcta. Es decir, que si existe algún

problema en el hígado, primeramente se debe ubicar correctamente este órgano en la

anatomía del cuerpo. No es recomendable sacar imaginativamente el órgano fuera

del cuerpo. No hay que ser perfeccionista al respecto, sólo ubicar el órgano afectado
dentro del cuerpo en el lugar anatómico que le corresponde.

Asumir la responsabilidad: La imaginación guiada permite construir un sentido de

control, el cual es una parte esencial de la salud mental y física. Esta técnica

funciona mejor cuando la persona asume que es responsable de todo lo que le


sucede, incluso de los eventos que parecen accidentales o que escapan a su control.

Cada ser es el causante de su vida, por lo que hay que asumir la responsabilidad de

lo que se logra con la imaginación guiada.

Ser tolerante con el aprendizaje: La imaginación guiada es una habilidad que lleva
tiempo aprender; inevitablemente, todo requiere tiempo. Aprender a imaginar con
eficacia es una cuestión de liberarse, no de forzar a que suceda. Aquí la paciencia
juega un papel fundamental, particularmente cuando nuestro crítico interno diga:
“Eso es tonto… nunca lo conseguirás… abandónalo”.

Conectarse emocionalmente: Quizás ésta es una de las recomendaciones más

importantes. Hoy se sabe que cuando se expresa una emoción ocurren cambios

biológicos en el cuerpo (lenguaje psicoemocional). Así que es muy importante que a

medida que se va realizando el ejercicio en tiempo presente, como si realmente lo

imaginado estuviera ocurriendo en ese momento, expresar la emoción que va acorde


con ese sentimiento de curación. Tratar vívidamente de imaginar lo que usted desea

ya cumplido y la emoción que experimentaría si ya estuviera curada. Por ejemplo,

¿qué experimentaría si su doctor le confirmara que efectivamente sus tumores

desaparecieron completamente? Eso va a activar neurotransmisores de “curación”,

por llamarlos de alguna manera, que van a tener su efecto biológico en el cuerpo. Por

eso insistimos, en no tratar de suprimir la emoción que se siente, sino por el


contrario, expresarla a plenitud.

Poder grupal: La gente manifiesta que cuando medita en grupo siente que lo hace
mejor. Probablemente se deba a que meditar en grupo a veces va acompañado de

pequeños rituales que preparan para la experiencia, aunque ello no debe convertirse

en una excusa para no practicar esta herramienta en forma individual diariamente.

Imaginar la meta alcanzada: Junto con la recomendación de expresar las


emociones, ésta es la otra más importante, que prácticamente van en paralelo.

Siempre es importante terminar el ejercicio imaginando y experimentando la meta

alcanzada como si ya hubiera ocurrido en el momento presente. Recordemos que el


inconsciente trabaja en el presente, no está ligado al tiempo. Así que una buena
orden al inconsciente, que luego va a transmitir a su cuerpo, es imaginar lo que
queremos que ocurra como si ya hubiese sucedido, experimentando la emoción
correspondiente al deseo cumplido.

EN CONCLUSIÓN: al practicar los ejercicios de imaginación guiada, puedes

activar acciones de auto-reparación, fundamentales en la prevención y protección de

la salud, y/o en la recuperación de la misma en caso de enfermedad. Muchas veces


aspectos de la vida que no son sanos y que vivimos con sufrimiento y desesperanza,

activan la respuesta de estrés y el cuerpo comienza a hablarnos en susurros con el

único lenguaje que conoce: la enfermedad y sus síntomas. Si éstos se oyen y se hacen

cambios para reducir la respuesta de estrés, además se practican los ejercicios

recomendados, que incluye relajación y activación del sistema inmunológico,


podemos evitar que los susurros se conviertan en gritos, y aparezcan ahora sí,

enfermedades severas. Responsabilízate de tu salud!

Apropiándonos del sistema inmunológico ante enfermedades


específicas

¿Qué pasa con la obra de teatro si los actores no son buenos o si aparecen

nuevos actores?

En algunos casos la obra de teatro protagonizada por el sistema

inmunológico no es todo lo exitosa que esperábamos. Esto se presenta en diversos

tipos de enfermedades y/o trastornos como cáncer, diabetes, asma y alergias y

enfermedades autoinmunes, donde la participación del sistema inmune es deficiente,


ya sea porque los actores no desempeñan bien su papel, o porque aparecen nuevos

actores en escena, que interfieren con el desarrollo de la obra y no son


adecuadamente manejados.

A continuación encontrarás información útil sobre las enfermedades

mencionadas, con base en la cual podrás construir la imaginación guiada apropiada.

Esta información que te damos es importante, ya que para poder participar


activamente en tu proceso de curación debes estar informado; el conocimiento te

libera de falsos miedos y te permite apoderarte de tu capacidad auto-curativa.

Nuevos actores que pueden aparecer en el curso de la obra de teatro: las células

tumorales

El cuerpo está compuesto de muchos tipos de células, las cuales crecen y se

dividen para producir nuevas células conforme el cuerpo las requiera y al finalizar

su tiempo de vida ellas mueren. A veces este proceso ordenado de división se

descontrola y siguen formándose células nuevas aunque el organismo no las necesite.

Estas células han perdido la memoria sobre cómo morir, pudiendo formar una masa
de tejido que es lo que se llama tumor primario. No todos los tumores son

cancerosos, los hay benignos, que pueden ser extirpados, y en general no vuelven a

crecer, ni tampoco se riegan a otros tejidos o partes del cuerpo. En cambio, las

células de los tumores cancerosos pueden invadir el tejido a su alrededor e incluso

pueden dejar el tumor primario y viajar a otros órganos, formando un nuevo tumor en

ese lugar, dando origen a lo que se denomina “metástasis”.

Sin embargo, tu sistema inmunológico es capaz de recordarle a esas células

la memoria de cómo morir mediante mecanismos de citotoxicidad a los cuales nos

hemos referido anteriormente. Estos mecanismos hacen que la célula tumoral camine
hacia su auto-destrucción.

A continuación te presentamos una serie de fotos donde se observa el efecto


destructor de un LTC (CD8+) contra una célula tumoral (CT). Aprópiate de estas

imágenes para tus ejercicios mentales. En la primera foto se observa el contacto de


un linfocito T CD8 (célula más pequeña) con una célula tumoral. Este momento es

llamado “el beso de la muerte”; basta un contacto del LTC con la célula tumoral para

que esta célula camine hacia su propia auto-destrucción. Es importante mencionar

que nadie ha demostrado, en ningún laboratorio del mundo, que cuando en un tubo de

ensayo se coloca un LTC con una célula tumoral, sea la célula tumoral la que ataque
al linfocito, sino que siempre es lo contrario, es el linfocito el que destruye a la

célula tumoral, por lo que podemos afirmar que los linfocitos T son más poderosos

que las células tumorales. Internalizar este hecho implica un cambio de creencias en

el lector, lo cual constituye uno de los objetivos que se persiguen con este libro.

En la segunda foto presentamos una magnificación del beso de la muerte,

durante ese contacto el linfocito le inyecta a la célula tumoral una serie de


sustancias, entre ellas las perforinas, que dañan la membrana de la célula tumoral.

En la tercera foto se comienzan a ver los daños en la célula tumoral, la cual ahora se
vuelve opaca, que es un signo de que está perdiendo viabilidad, mientras que el

linfocito continúa brillante. Finalmente, en la cuarta foto se ve a la célula tumoral


totalmente dañada, con perforaciones, lo que permite el paso de agua e iones, lo que

provoca la lisis de la célula. De aquí en adelante la célula se desintegra, quedando

los desechos celulares o cuerpos apoptóticos que serán eliminados o bien con la
ayuda de los macrófagos, que también cumplen una función de limpieza en el

organismo, pues descartan células viejas y dañadas, o a través de las formas de

eliminación normales del organismo, como serían las heces.

Esperamos haberte convencido que estas células son tus principales aliados

en la lucha contra el cáncer, gracias a su poder para destruir tumores sólidos y por su

acción primordial en el control de las metástasis.

Desde 1960 existe una abundante literatura que ha sugerido que el estrés

psicológico puede favorecer el crecimiento tumoral en animales. Asimismo,

comienza a tomarse en consideración con mayor seriedad a los factores psíquicos

como factores de riesgo en el cáncer, además de los factores orgánicos clásicos

como radiaciones, sustancias carcinogénicas(asbesto, alquitrán en cigarrillos,


químicos y otros), virus y la “predisposición genética”, aunque esto último está en

discusión según las investigaciones en el campo de la epigenética (Castés, 2010); la

cual propone que las enfermedades malignas en un significativo número de pacientes

con cáncer son derivados de alteraciones inducidas epigeneticamente, y no a “genes

defectuosos”, Jones, 2001; Jones y Takai, 2001; Seppa 2000 y Taylor, 2006.
Uno de los trabajos pioneros fue el de V. Riley, (1975), quien comparó dos
grupos de ratas: el primero, integrado por ratas estresadas debido a su hacinamiento

en las jaulas, y un segundo grupo, compuesto por ratas sin estrés. Cuando a esos dos
grupos de animales se les transplantaban células tumorales, se observaba que los

tumores se desarrollaban en un mayor número de animales y a una mayor velocidad

en el grupo de las ratas estresadas, comparado con el grupo sin estrés. Para explicar
estos resultados, recurrimos a la activación del eje Hipotálamo-Pituitaria-Adrenal

causado por el estrés, que conduce a la producción de las hormonas del estrés en las
glándulas suprarrenales, causando supresión de la respuesta inmunológica, lo que

finalmente crea el ambiente propicio para que se desarrolle el tumor. Este tipo de

experimentos confirma la relación que existe entre estrés y cáncer (revisión de

Turner-Cobb, Sephton y Spiegel, 2001).

Entre los factores psíquicos que se han destacado resaltan una baja

autoestima, las pérdidas personales recientes y un manejo inadecuado de las

emociones. La baja autoestima se manifiesta en aquellas personas que consideran


que las necesidades de los demás son más importantes que las suyas propias. Son

personas muy generosas y altruistas que viven en función de satisfacer las

necesidades de los demás, pero que se exceden y no consideran sus propias

necesidades. Por otra parte, las pérdidas personales recientes pueden abarcar un

amplio rango, desde la desaparición física de un ser querido, hasta otro tipo de

pérdida significativa como la de un trabajo, un afecto, mudarse a otro país, o la

pérdida del poder económico, es decir, todo aquello que el individuo considere que

es muy importante en su vida.

Finalmente tenemos el factor emocional que tiene que ver con un manejo
inadecuado de las emociones. No hay emociones buenas o malas, lo que hay es una

expresión inadecuada de las mismas. Así, si la persona está pasando por un evento
altamente estresante, que se vive con sufrimiento pero que se niega y/o se reprime, y

si además lo vive en soledad, sin buscar el apoyo social, psicológico o afectivo

necesario para ayudarse a superarlo, se modificará negativamente la respuesta


inmunológica de este individuo.

Diversos estudios realizados en varios laboratorios del mundo (Roffe,

Schmidt, y Ernst, 2005), incluyendo los nuestros (Castés, 2000, Pocino, 2007) han
demostrado que pacientes con cáncer que practican las técnicas de imaginación

guiada, orientadas a trabajar mentalmente con el sistema inmunológico en contra del

cáncer, pueden incrementar significativamente en número y función a las células

“natural killer”, con un aumento significativo de la sobrevida y de la calidad de vida,

en complemento a los tratamientos convencionales como la quimioterapia,

radioterapia y otros. A este efecto, es importante trabajar mentalmente con los


tratamientos que estén recibiendo para aumentar su eficacia y disminuir los efectos

secundarios que se puedan presentar al recibirlos. En general, los pacientes con

cáncer reciben los tratamientos con miedo y aprehensión por las posibles
consecuencias adversas: malestar general, vómitos, caída del cabello y disminución

de los glóbulos blancos, pero si realizan los ejercicios de imaginación guiada en

complemento con su tratamiento pueden mantener sus niveles normales de glóbulos

blancos, disminuir las náuseas y en general el malestar, recuperando el control sobre

lo que les está pasando (Lyles, Burish, Krozely y col., 1982; Yoo, Ahn, Kim y col.,

2005).

Por todo esto sugerimos practicar los ejercicios de imaginación guiada dos
veces al día. Así que es importante que las personas con cáncer se apropien de la

Imaginación Guiada, mediante la cual pueden activar la respuesta inmunológica,


particularmente la inmunidad anti-tumoral, en contra de las células tumorales, tal

como la que proponemos en el CD intitulado: “Una aventura Inmunológica contra

el cáncer”. (Castés, M. ISBN:980-12-0092-8).

Actores secundarios que pueden modificar una obra de teatro: la


diabetes

Nuestro organismo es un todo integrado armoniosamente para sus múltiples

funciones, el cual necesita provisiones energéticas. Dentro de las sustancias que son

utilizadas como combustible para la producción de energía, la glucosa es la más

importante y representa un componente básico de los alimentos denominados

carbohidratos.

Además, la glucosa puede ser obtenida en el organismo a partir de otros

compuestos por lo que no se requiere ingerirla directamente en la dieta. La glucosa

tiene varios destinos: primariamente se degrada para producir energía y lo que sobra
puede ser almacenada en el hígado en forma de glucógeno, o también puede ser

convertida en grasa. El sistema nervioso y los músculos son los órganos que

consumen el mayor porcentaje de la energía generada por la glucosa. Al consumir

alimentos ricos en glucosa, como azúcares o harinas, aumenta la concentración de la

misma en la sangre, lo que estimula la secreción de insulina. Esta hormona,

producida en el páncreas, específicamente por las células beta de los islotes

pancreáticos, actúa reduciendo la concentración de glucosa en sangre y favoreciendo

su reserva en el hígado y su utilización por los diversos tejidos del cuerpo.

Durante el ejercicio físico exagerado o en estado de estrés, la insulina deja


de actuar, y el control de la administración de la glucosa pasa a otras hormonas,

entre las cuales destacan el cortisol y la adrenalina, producidas por las glándulas

suprarrenales. Estas sustancias que funcionan como fiscales de acción, hacen todo lo
opuesto que la insulina: movilizan las grasas, degradan el glucógeno y hasta las

proteínas de los músculos, con el objeto de obtener glucosa, lo cual es necesario

durante el ejercicio o entre comidas y en estado de estrés.

La diabetes es una enfermedad que se caracteriza por elevada concentración

de glucosa en la sangre, debido a una alta producción de la misma por el hígado y/o

a su baja utilización en el tejido adiposo y muscular. En la diabetes tipo 1 no se


produce insulina; es como si la fábrica en el páncreas estuviera cerrada, por lo que

los niveles de glucosa se mantienen elevados. En la diabetes tipo 2 hay una

dificultad para que la insulina producida funcione correctamente, por factores que se

oponen a su acción. Por esta razón, en las fases tempranas de la diabetes, lo que se

conoce popularmente como “pre-diabetes” y en el síndrome metabólico, puede haber

un incremento compensatorio en la producción de insulina, pero a la larga el

páncreas se “fatiga” y puede disminuir su producción.

En la diabetes tipo 2 es importante considerar algunos factores ambientales

como el alcohol y el cigarrillo y psicológicos, tales como: el estrés, la depresión y

la ansiedad. Estos factores psicológicos producen una activación crónica del

hipotálamo por lo tanto de todo el eje hipotálamo-pituitaria-adrenal y del sistema

nervioso autónomo o vegetativo que resulta en la secreción elevada de los fiscales

de acción: es decir, el cortisol y la adrenalina, así como de algunas citoquinas, que

son colaboradores del sistema inmunológico de las cuales la más importante es la


interleuquina-6 (IL-6).
Estas sustancias, junto con otros factores ambientales como el sedentarismo
y el alto consumo de harinas y grasas, inducen fuertemente a la obesidad abdominal,

y ésta junto con las citoquinas producen el efecto opuesto a la insulina, con el
concomitante aumento de los niveles de glucosa en la sangre.

Investigaciones realizadas en nuestro laboratorio de PNI de la Cátedra de

Inmunología de la Escuela José María Vargas (UCV), como producto de la Tesis de


Maestría del Dr. César Isaacura (Castés, e Isaacura, 2003), para la cual se diseño

especialmente la imaginación guiada intitulada: “Una aventura inmunológica contra

la diabetes” (Castés, M. ISBN: 980-12-0093-6) demostraron que el uso diario de

esta herramienta, unido a una sesión de psicoterapia grupal semanal, producía

mejorías significativas en los pacientes con diabetes tipo II que la practicaban,

disminuyendo significativamente sus niveles de ansiedad y depresión, su


concentración de glucosa en sangre y de hemoglobina glicosilada (marcador

específico de una glucosa bien regulada) así como disminución significativa de los

niveles de cortisol en saliva.

La imaginación guiada para pacientes con diabetes también estuvo diseñada para

que se dieran cambios conductuales con respecto a la alimentación y el sedentarismo

en las personas afectadas.

El sistema inmunológico se puede confundir porque los actores no aprendieron

bien su papel: el asma y enfermedades alérgicas.

En las reacciones alérgicas se produce una respuesta inadecuada frente a

una sustancia que normalmente es inofensiva para el común de las personas

(alérgenos ambientales) y contra la cual el sistema inmunológico no tiene por qué


actuar.

Las alergias en general, y el asma en particular, se producen cuando un

individuo, con una predisposición genética determinada, desarrolla la capacidad


para producir un tipo de inmunoglobulina, la IgE, que son unos anticuerpos

particulares, con forma de flechita, dirigidos contra sustancias inocuas ambientales,

como el polvo, alimentos, pelos de animales, picaduras de insectos, algunos


medicamentos, entre otros.

El sistema inmunológico, en su afán de protegernos contra cualquier agente

nocivo externo, confunde estas sustancias ambientales, llamadas alérgenos, con

elementos realmente dañinos como los microorganismos. Es como si el sistema de

defensa y vigilancia de un país confundiera a un turista, con un terrorista.

Cuando se entra en contacto con un alérgeno, inmediatamente se ponen en

acción unas células muy especializadas del sistema inmunológico que se llaman

mastocitos, los cuales comienzan a liberar sustancias sumamente potentes, de efectos

inmediatos, que reciben el nombre de aminas vasoactivas, que inducen ciertos


efectos como vasodilatación en las vías aéreas superiores, congestión, aumento de

secreciones (activación de glándulas), picazón (estimulación de terminaciones

nerviosas), por lo que las personas empiezan a lagrimear, estornudar y secretar moco

como en la rinitis.

También pueden producir broncoconstricción, edema de pared bronquial,

secreción de moco con obstrucción bronquial, tos y apretamiento del pecho, como en

el caso del asma (Figura 17). Si el proceso se da a nivel de la piel, se producen las

urticarias y si es generalizado, como por ejemplo por la picadura de una abeja, se

produce un choque anafiláctico, por aumento de la permeabilidad capilar,


vasodilatación en todas las arterias y venas del cuerpo, llevando a la caída de la

tensión arterial y dificultad respiratoria, lo cual es potencialmente letal y puede

causar la muerte de la persona si no es atendida con prontitud. Por otro lado, en el


caso de las enfermedades alérgicas y especialmente en el asma, también se ha

reportado un componente emocional importante, asociado con las recaídas, e

incluso, en algunos casos, con el inicio de la enfermedad.

Figura 17

Por tratarse de enfermedades multifactoriales donde están implicados

muchos factores, incluyendo los emocionales, las terapias que tratan los aspectos

psíquicos, mentales y emocionales del paciente han dado muy buenos resultados.

De hecho, nuestro grupo de investigación en PNI, de la Cátedra de

Inmunología de la Escuela José María Vargas (UCV) realizó una investigación

durante seis meses con niños asmáticos de 6 a 12 años, de la isla de Coche, estado

Nueva Esparta, en colaboración con el Dr. Miguel Palenque, director de la Clínica

de Asma en la Isla de Coche (Castés, Hagel, Palenque y col., 1999), en el que se

evaluó un programa de apoyo psicosocial, que incluía entre otras herramientas un

ejercicio diario de imaginación guiada enfocado principalmente en la IgE y los


mastocitos y talleres de auto-estima. Con esta intervención psicosocial logramos una
reducción muy significativa del número de episodios de asma, con disminución del

número de broncodilatadores utilizados, unido a una mejoría de la función pulmonar.


Aunque lo más resaltante fue que logramos normalizar en gran medida la respuesta

inmunológica, típica de niños asmáticos, modificándola a niveles similares y

comparables a la de los niños controles no asmáticos, también de la isla. La


imaginación guiada que elaboramos para los niños siempre concluía con un ejercicio

de imaginación que llamamos “respirando aire de color”. Practicando este ejercicio

diario de anclaje, el cerebro va asimilando el mensaje de que cada vez que respiras

aire de color tus bronquios se dilatan, de manera de poder controlar mejor las crisis

de asma, desde el primer momento en el que aparecen los síntomas de disnea y


cansancio, antes de que se instale definitivamente la crisis asmática. La imaginación

guiada también puede ayudar si padeces otras enfermedades alérgicas como la

rinitis, la urticaria y la dermatitis atópica.

En base a los principios científicos que extrajimos de esta investigación fue


que construimos la Imaginación Guiada incluida en el CD intitulado: Una aventura

inmunológica contra asma y enfermedades alérgicas (Castés, M. ISBN: 980-12-

0090-1).

Actores infiltrados que interfieren con el buen desarrollo de la obra:

Enfermedades Autoinmunes

El sistema inmunológico es el sistema de defensa contra microorganismos

tales como bacterias, hongos, parásitos, virus y también contra células tumorales.

Este sistema está diseñado para dar respuesta en contra de todo aquello que es

distinto de uno mismo. De hecho, una de las características más importantes del

sistema inmunológico es que tiene sentido de identidad, es decir es capaz de


distinguir entre lo propio y lo no propio. Sin embargo, bajo ciertas condiciones,

entre las cuales últimamente también se han identificado factores de tipo


psicológico, dicho sistema se puede alterar, en cuyo caso se produce una respuesta

inmunológica de auto-agresión contra células y tejidos propios del individuo y

estamos en presencia de una patología auto-inmune.

Un ejemplo de estas enfermedades serían: la artritis reumatoide, el lupus


eritematoso sistémico, la tiroiditis autoinmune, la purpura trombocitopénica auto-

inmune, así como la esclerosis múltiple, la psoriasis y hasta el vitiligo; también en

complicaciones de ciertas enfermedades como la hepatitis y la diabetes. Factores de

diversa naturaleza hacen que se activen los mismos mecanismos que utiliza el

sistema inmunológico para cumplir su función de protección y defensa contra agentes


externos potencialmente nocivos, pero esta vez contra células y tejidos del propio

organismo. En estos casos estaríamos en presencia de un proceso inmunopatológico

que se pone en acción y se expresa de la siguiente manera: el organismo empieza a

producir linfocitos T y B auto-reactivos, es decir, que reconocen y se activan contra


las propias células y tejidos del organismo; los linfocitos T responden produciendo

moléculas de la información, llamadas citoquinas, y los linfocitos B produciendo

auto-anticuerpos.

Tanto los anticuerpos que están dirigidos contra células u órganos del
propio cuerpo, como las citoquinas producidas por los linfocitos T ayudadores, no

son otra cosa que un sistema de señalización (opsonización), que atrae a

polimorfonucleares y macrófagos que reconocen esas señales como órdenes de

ataque, tal y como se observa en la figura 18.


Figura 18

Al llegar al lugar, estas células liberan sustancias que dilatan los vasos,

aumentan la circulación local y la permeabilidad vascular, lo que hincha el tejido y

atrae gran número de células que prologan o perpetúan el proceso, dando origen a la

inflamación. Además, en su afán de cumplir la misión que les ha sido encomendada,

los macrófagos y polimorfonucleares excretan sus enzimas lisosomales hacia el

exterior de las células, produciendo gran daño en el tejido afectado.

En otros casos el daño es producido por LTC, que por mecanismos de

citotoxicidad entran en contacto directo con las células o tejidos propios, dándoles

la orden de morir, como por ejemplo, en la esclerosis múltiple, en la cual el ataque

es contra la mielina, capa que recubre las células nerviosas.

Existe un cuerpo de evidencias que implica a factores de estrés emocional y

psicológico, particularmente un manejo inadecuado de ciertas emociones, como por

ejemplo la represión de la rabia, en la aparición o reactivación de ciertas

enfermedades autoinmunes.

Estudios pioneros realizados por el Dr. George Solomon (1969, 1981b)

padre de la PNI, demostraron que al evaluar familiares de personas con artritis

reumatoide que poseían el factor reumatoideo (anticuerpos tipo IgM contra la IgG),
pero que no padecían la enfermedad, presentaban una salud mental óptima,
caracterizada por un claro sentido de la vida, metas definidas a corto y mediano
plazo, buenas relaciones interpersonales, una expresión adecuada de sus emociones,

particularmente de la rabia, lo cual contrastaba con sus familiares, que teniendo

también el factor reumatoideo, sí padecían la enfermedad (Moss y Solomon, 1964).


Estas personas eran auto-controladas, con tendencia al sacrificio y al estoicismo,

viviendo para llenar las expectativas de los demás, con poca o nula expresión de la

rabia. Hoy en día se está construyendo un lenguaje psico-inmunológico donde se

correlacionan parámetros de la respuesta inmunológica con expresión, adecuada o


no, de ciertas emociones.

Ponemos a tu disposición una imaginación guiada contenida en el CD

intitulado: “Una aventura inmunológica contra enfermedades autoinmunes”

(Castés, M. 978-980-12-2951-3) específicamente orientado a personas que padecen

este tipo de enfermedades, que les ayudará a regular el sistema inmunológico e


impedir la acción autodestructiva del mismo. Las técnicas allí descritas les servirán

para aumentar significativamente el sistema inmunológico protector, particularmente

si están recibiendo tratamientos supresores, y disminuir o eliminar el componente del


sistema inmunológico auto-reactivo que causa daño. La enfermedad autoinmune es un

reto más en la vida de las personas, y si se asume conscientemente y con

responsabilidad, puede ser una experiencia de crecimiento altamente positiva donde

el manejo adecuado de las emociones juegue un papel importante en la recuperación.

¿Cómo contactar con la espiritualidad para mejorar el desempeño


del sistema inmunológico?
La espiritualidad es una parte integral de la vida humana que puede ser
expresada en formas diferentes. No es propiedad de ningún grupo religioso

particular y existe en el corazón de todos los hombres y mujeres, en cualquier lugar


del planeta. Estudios científicos realizados por el profesor Herber Benson (1975-

1996) de la Universidad de Harvard, han demostrado que las personas que practican

las técnicas de relajación y meditación diariamente y que utilizan un mantra


religioso, tienen mejor salud, con efectos positivos notables para sus sistemas

endocrino, cardiovascular, respiratorio y también para el sistema inmunológico. Hoy


en día, a partir de la PNI y del estudio de la neurociencia, se ha desarrollado un

nuevo campo de la ciencia llamado neuroteología, la cual aplica la metodología de

la neurociencia al estudio de la experiencia de Dios. Andrew Newberg y Eugene D

´Aquili (2002), médicos investigadores de la Universidad de Pensilvania, mediante

la técnica de emisión de positrones, que permite visualizar zonas del cerebro que

están activas en un momento dado, han obtenido imágenes de cerebros de budistas


tibetanos en estado de meditación y de monjas franciscanas en oración profunda.

Estos estudios han mostrado que los lóbulos pre-frontales de estas personas se

vuelven más activos que lo normal en estados de meditación u oración, lo cual indica

que su atención está enfocada. También se ha observado una disminución de la

actividad en la zona del cerebro (lóbulo parietal derecho), que crea un sentido del

espacio físico que nos rodea, así que una disminución de la actividad en esta zona se

correlaciona con la experiencia del meditador de que el espacio es infinito.

Estudios desarrollados por el Dr. Harold Koening, (2001) en la

Universidad de Duke en los Estados Unidos, aplicando una rigurosa metodología

científica, han demostrado que las personas que tienen mayor puntaje en la escala de
espiritualidad, y/o que tienen fuertes creencias religiosas de cualquier tipo y
participan activamente en los servicios religiosos, presentan una menor presión
sanguínea que las personas menos religiosas y sufren menos hospitalizaciones y
depresión; además, si padecen depresión, se recuperan más rápido, cuando se

compara con las personas que raramente participan en servicios religiosos.

Las personas religiosas tienen estilos de vida más saludables, pues tienden
a evitar el alcohol, el abuso de drogas y las prácticas sexuales riesgosas. Las

personas mayores con una fe religiosa personal tienen un mayor sentido de bienestar

y satisfacción en la vida que sus pares menos religiosos.

Las que sufren de enfermedades severas tienden a tener mejores


resoluciones positivas de su enfermedad y sistemas inmunológicos más potentes. La

espiritualidad puede ser un factor protector en términos de longevidad y

sobrevivencia.

En nuestros programas de apoyo psicosocial para personas con

enfermedades de alto riesgo, siempre incluimos una sesión dedicada a la

espiritualidad, ya que se ha demostrado que cuando a las personas se les da un

diagnóstico de una enfermedad severa, pueden experimentar profundas experiencias

espirituales. De hecho, el psicólogo Carl Jung decía que para que la curación se dé,

el alma debe estar presente.

Por todas estas razones hemos producido un CD titulado: “Una aventura


espiritual” (Castés, M. ISBN: 980-12-0091-X) que desde hace años ha sido

utilizado por personas sanas en la prevención de su salud, y por personas con

enfermedad, durante su proceso de curación. Estas personas reportan un sentido de

bienestar casi inmediato, que los conecta con la alegría de vivir, el propósito en la

vida y con esos recursos internos que les permite encontrar respuestas a aspectos

importantes de su vida, muchas de las cuales tienen que ver con la salud.
En ese CD se encuentran dos imaginaciones guiadas. En la primera se invita

a hacer un recorrido por un templo griego de la antigüedad, donde se practicaba la

psiconeuroinmunología, porque se trabajaba con el ser humano en forma holística,


del griego “Holos” que significa total, atendiendo no solo su condición física, sino

también sus espacios emocionales, mentales y espirituales. La segunda imaginación

guiada los pondrá en contacto con la sabiduría interior y la intuición. Contactar con
ellas es acceder a ricos recursos interiores de fuerza y sanación, es hacer conexión

con recursos mentales de los que usualmente estamos desconectados; una

representación simbólica de aspectos de la personalidad a los que no se accede en

estado consciente. Contactar con la espiritualidad les permitirá vivir con mayor paz

y armonía consigo mismo y con sus semejantes, a controlar el estrés, a disfrutar de


mejores relaciones interpersonales, a conseguir el propósito y significado de sus

vidas y a descubrir quiénes son realmente. Todas esas respuestas están dentro de

ustedes, sólo necesitan tomar conciencia de ello y desarrollar el deseo, la voluntad y

el tiempo para acceder a ellas, lo cual es un requisito indispensable para disfrutar de


una mejor salud y ayudarlos en el proceso de recuperación en el caso de una

enfermedad.

Historias personales de dos im-pacientes que merecen ser narradas.


El camino de sanación de Margarita Pérez de González

Definiría mi encuentro con Margarita de índole espiritual. El que ella hubiera

aceptado que la acompañara en un trabajo personal de aplicación de la


Psiconeuroinmunología produjo un cambio en mis creencias fundamentales. Todo

comenzó en 1995 cuando Margarita asistió a mi taller de Psiconeuroinmunología y

enseguida decidió participar en el programa de apoyo para pacientes con cáncer,


como fue su nombre original. Allí nos enteramos que Margarita tenía 19 años
padeciendo de un cáncer papilar de estirpe epitelial del páncreas, que le había sido
diagnosticado a los nueve días de haber nacido su primera hija. Para ese momento la
habían operado doce veces, irradiado en cuatro oportunidades y había recibido

numerosos ciclos de diferentes tipos de quimioterapia. En marzo del 95 su salud era

precaria, con una pobre calidad de vida.


En su testimonio escrito, presentado por ella en el II Curso Nacional de

Psiconeuroinmunología (Pérez de González, 1999) nos expresa: “El descubrimiento


más importante fue que durante todo el tiempo yo había creído que podía vivir con

cáncer, pero ni en mis más queridos sueños pensé nunca que podía atacar los

tumores y enfrentar la enfermedad en forma más activa.“

En los meses siguientes al programa, sintió que su salud mejoraba a pesar

de una última operación donde “la abrieron y la cerraron”, con todo el significado

que ese hecho tiene para los im-pacientes que lo padecen. Luego de esta “operación”
en enero de 1996, enfrentó la difícil decisión de si quería seguir viviendo o si dejaba

de luchar y se moría. Nuevos ciclos de quimioterapia no tuvieron ningún efecto y

numerosas metástasis crecían en su hígado y en la cavidad abdominal, e incluso


apareció una metástasis en su pulmón. Esa situación la aterró, pues tenía la creencia

que mientras los tumores se mantuvieran en el abdomen ella tendría control sobre la

enfermedad, pero en esta oportunidad se había escapado al pulmón. No cabía duda

para ella y su médico que el final estaba cerca, no le daban más de dos meses de

vida y se suspendió todo tipo de tratamiento.

En ese momento, y por un profesor de la escuela Vargas amigo común de

ambas, que hizo de enlace, nos propusimos hacer un trabajo de

Psiconeuroinmunología. Nunca pretendió ser un trabajo de psicoterapia, no soy


psicóloga, fue concebido como un acompañamiento amistoso, para ayudarla a activar
su sistema inmunológico en contra de sus tumores. Para ese momento, sus médicos ya
le habían suspendido todo tipo de tratamiento farmacológico, pues no había dado

resultados positivos. Su compromiso consistía en hacer a diario sus ejercicios de

imaginación guiada y permitirnos evaluar a intervalos regulares de tiempo sus


células NK. Así mismo, más bien desde la intuición que desde un pensamiento

consciente, empezamos a analizar sus sueños, ya que Margarita era una gran

soñadora. Para ese momento tenía muchos años trabajando con mis sueños y sabía

que era una forma efectiva de comunicar con el inconsciente y que quizás podríamos
extraer información valiosa, que nos ayudara a mejorar el trabajo con el sistema

inmunológico, como efectivamente sucedió. Durante casi 4 años nos reunimos una

vez a la semana en mi casa.

Su primer sueño:

“Soñé que estaba parada frente a una carretera negra, muy nueva, que había sido

hecha para mi, y en la cual sólo se podía circular hacia adelante”


Lo interpretamos como un buen augurio del nuevo camino que estaba

emprendiendo y del que ya no podría devolverse.

El trabajo fue constante por parte de las dos. A medida que el tiempo fue

pasando Margarita desarrollaba una comunicación o entendimiento con su sistema

inmunológico y a los tres meses ya tenía 36% de células NK, cuando lo normal es

del 5-7%, e incluso más bajo en su evaluación al inicio del trabajo. Para ella fue el

primer signo tangible de que lo que hacía tenía un impacto en su sistema

inmunológico, y que estaba funcionando. Aumentó significativamente de peso, sus

niveles de energía se incrementaron y disminuyó el dolor. También se dio cuenta a

través del trabajo con los sueños que su vida debía ser revisada y sanada, y no
solamente enfocarse en la cura del cáncer. Por ejemplo a partir de un sueño
comprendió que era el momento de jubilarse del Ministerio de Educación donde

había sido docente por 25 años.


A medida que su compenetración con el trabajo aumentaba, así aumentaban

sus células NK. En un momento hasta llegó a tener 51%, que nos sorprendió a todos,

a mi la primera, y a partir de allí comenzaron las necrosis de los tumores.


Un día tuvo este sueño:

“Marianela, sueño con un campo hermoso donde corren unicornios blancos. Son

majestuosos y se ven muy fuertes”.

Le pregunto: ¿Con qué asocias esos unicornios blancos?

Inmediatamente respondió: “son mis glóbulos blancos, particularmente mis


células NK”.

Eso me dio la idea de usar como imagen de sus células NK para el ejercicio

de imaginación y que con él pinchara los tumores. Poco después de este sueño, una

noche de diciembre de 1997, Margarita tuvo un dolor muy intenso, aumento del

número de sus glóbulos blancos, fiebre y las heces tomaron un color negro por tres

días. En 10 días todo regresó a la normalidad. La acompañe a su siguiente visita a su

querido médico el Dr. Luis Enrique Palacios, quien al examinar el abdomen de

Margarita pudo verificar que varios tumores que antes palpaba habían desaparecido.

Su tomografía confirmó estos resultados.

En la siguiente sesión, cuando hacíamos el ejercicio de la revisión mental


de todo su cuerpo, le pedí que se detuviera un poco más en el pulmón que era el

órgano que más le preocupaba.

Le sugerí: Ordénale a tus glóbulos blancos que sigan atacando los tumores y antes

de irte deja un refuerzo de NK en esa zona. De repente me dice, “mis linfocitos me


están informando que ya no hay células tumorales en mis pulmones”.

Afortunadamente ella estaba acostada con los ojos cerrados, porque se


hubiera encontrado con la mayor cara de asombro jamás vista. Hasta ese momento,

tenía una creencia académica sobre la validez científica de esta técnica. Numerosos
trabajos confirmaban que con los ejercicios de visualización se podían producir

cambios biológicos en el cuerpo, particularmente relacionados con el sistema

inmunológico. Sin embargo, una cosa es creerlo científicamente y otra es vivenciarlo


y ser testigo de excepción del proceso.

A la mañana siguiente Margarita se hizo una radiografía que nos confirmó lo

que sus linfocitos ya nos habían comunicado, lo que fue luego reconfirmado con una

tomografía. No había evidencia de tumor en su pulmón y así se mantuvo hasta el

final.
Podría extenderme mucho más, fue un trabajo laborioso de más de cuatro

años, el cual me permitió profundizar en la aplicación de herramientas de la PNI en

el caso de enfermedad. Sin embargo, no quiero dejar de mencionar el sueño más

querido y especial de todos los sueños que tuvo Margarita, y el cual se convirtió casi
en un mantra en todas nuestras conversaciones. Estoy segura ella hubiera querido que

lo transmitiera, es su mensaje de amor y sabiduría.

Este sueño ella lo titulo: Las Fichas.

Soñé que estaba en la casa de mi hermano y estábamos sentados en unos

mecedores frente al jardín y le decía: mira Miguel, uno nace con un montón de

fichas de vida y uno piensa que son ilimitadas, pero no es así, se acaban, con ellas

pagas tu vida, y si no es grata, entregas más fichas. Pero tienen una ventaja, se

pueden recargar haciéndonos una vida agradable. Las fichas eran redondas

amarillas y gratas al tacto, eran como peluditas y tenían forma de glóbulos rojos.
Una vez que analizamos el sueño, ella aventuró una hipótesis: “cuando bajamos de

cierto límite el número de fichas es cuando sobreviene la enfermedad. Pero el

proceso es reversible, si nos damos cuenta a tiempo. Por eso considero tan
importante que este trabajo de Psiconeuroinmunología beneficie al mayor número

de personas”.

“Si yo hubiera sabido lo que hoy sé, quizás podría haberme curado de mi
enfermedad desde un principio”.

Margarita falleció el 14 de octubre del 2000. Vivió casi seis años más de lo
que estimaba su pronóstico. En ese tiempo, realizó un proceso de crecimiento

personal y espiritual que le permitió partir habiendo sanado aspectos de su vida que

lo necesitaban. Tuvo una buena calidad de vida durante ese tiempo y pudo compartir

con sus hijos su graduación de bachilleres, cosa que deseaba mucho.

Quiero terminar este relato con palabras de la propia Margarita:

“Un día un paciente me preguntó: ¿Por qué vivir? Al reflexionar sobre ello
comencé a encontrar respuestas que tenían que ver con el propósito en la vida.

Casi todas las personas cuando se les preguntan si quieren vivir responden en

forma rápida y casi automáticamente que sí, pero esa respuesta no puede ser a la

ligera, tiene que ser integra y con todo su ser, tiene que venir desde adentro y con

una fuerza que te permita enfrentar las cosas que has de vivir, luego de un

diagnóstico de cáncer. Lo más importante, es que no te puedes engañar, muy en el

fondo estarás haciendo una elección. Yo he sentido que mi sistema inmune

entiende mi lucha y está cuadrado con mi decisión de vivir y trabajamos en el

mismo sentido, como aliados. Al reflexionar sobre mi propósito en la vida,

descubrí que uno no es cautivo de su situación, que cada uno tiene recursos que
puede usar para salir adelante, o para mejorar nuestra calidad de vida y lo único

que hay que hacer es ponerse en contacto con ellos, cosa que es fácil de decir,
pero que requiere de un trabajo permanente con uno mismo, y una gran dosis de fe

en nuestros recursos. Al decir eso no me refiero solo al cáncer y el trabajo con el

sistema inmune, también hablo de cambios que tenemos que hacer en nuestra
forma de vida. Desde muy pequeños aprendemos conductas, unas son adecuadas y

nos dan felicidad, otras son erradas; no siempre nos damos cuenta de eso y las

mantenemos. Cuando el equilibrio entre lo adecuado y lo inadecuado se rompe, la

balanza se inclina hacia el lado de las cosas que nos alejan de la alegría de vivir,

allí es cuando nos enfermamos”


Como expliqué al principio Margarita llegó a mi vida para afianzar mis

creencias en el camino emprendido. Para mí fue un privilegio conocerla, nos hicimos

amigas en el proceso, y ya mi forma de ver la vida nunca fue la misma. Empecé a

usar “mis fichas” con mayor prudencia y sobre todo con conciencia y eso perdura

hasta el día de hoy. También a partir de Margarita, puedo mirar a alguien a los ojos y
decirle: Se de alguien que hablaba con sus linfocitos, y éstos le respondían. Si una

persona en el planeta tiene la capacidad de hacer algo es que todos podemos

hacerlo. Gracias Margarita!!

El camino de sanación de Héctor Payares

Hace 7 años, en el intermedio de un taller, el Dr. Héctor Payares, me invitó

a almorzar y básicamente me dijo: “Todo el mundo habla de usted, cuando

menciono que me acaban de diagnosticar un cáncer, pero me costó mucho

conseguirla, parece que su trabajo es clandestino”.

Supe que tenía delante de mí a un luchador y que esa misma actitud lo


ayudaría en su lucha contra el cáncer. No me equivoqué. En ese momento padecía de
un cáncer de páncreas con múltiples metástasis en hígado y un pronóstico que no
pasaba del año.
Enseguida me contó que cuando había ido a mi primer taller sobre como

apropiarse del sistema inmunológico estaba totalmente desahuciado y no veía la luz

al final del túnel. Sin embargo, continuó: “cuando salí de su taller usted me había
abierto una rendija para la esperanza y me he aferrado a ella desde ese

momento”.

El Dr. Payares realizó mis dos talleres y el programa de apoyo psicosocial

para personas con enfermedades de alto riesgo. En este último compartió su historia

personal con la PNI, sobre todo la forma creativa y original de cómo se apropió de
su sistema inmunológico, con el cual mantiene un dialogo permanente. Nos contó:

“Practico a diario los ejercicios de imaginación guiada para apropiarme de mi

sistema inmunológico, incluso hasta dos veces. En las noches le pongo pijamas a

mis linfocitos T para que estén descansados y me protejan y cuiden mientras

duermo y así estén muy activos durante todo el día”.

Ha sido tan exitoso su caso que sus médicos del Memorial Sloan-Kettering

Cancer Center, Nueva York, han publicado su trabajo como un caso raro de

sobrevivencia más allá de los 20-35 meses para cohortes similares. (A case report

of a patient with advanced acinar cell carcinoma of the pancreas: long-term survival

with regional, systemic and targeted therapy; Ang, C, Herran, LA, y col. (2013).
Héctor tiene esas cualidades que observamos en los im-pacientes que hacen

remisiones casi “milagrosas” contra todo pronóstico. Un espíritu de lucha evidente,

el haber asumido su enfermedad como un reto más en su vida que debía afrontar. De

muchos había salido victorioso y éste era uno más de ellos.


Héctor ha tenido la generosidad de compartir conmigo a lo largo de estos
años, su experiencia personal de enfermedad y recuperación, lo que es muy
importante, porque me ha ayudado a reafirmar mis propias creencias en los

principios de la Psiconeuroinmunología. Ha sido un trabajo en ambas direcciones,

comparto información científica y veraz sobre los principios de la PNI, y las


personas que acuden a nosotros nos devuelven sus testimonios sobre el uso de las

herramientas de la PNI, lo que a su vez refuerza nuestras creencias particulares en


las bondades de esta disciplina.

He querido presentar estos dos casos, tienen en común que ambos fueron

cáncer de páncreas, generalmente canceres muy agresivos con pronósticos fatales.

En el caso de Héctor Payares, le permitió retar su pronóstico, y aunque no está

totalmente curado, con esa combinación de tratamientos avanzados y PNI le ha

permitido sobrevivir al día de hoy más de siete años.


En ese tiempo, se dio una situación muy particular, cada vez que lo llamaba

para saber sobre su salud, o plantear algo relacionado con la Asociación Civil

Creando Salud que ambos presidimos, y que existe gracias a su generosidad, su


asistente me informaba el Dr. Payares está en Londres en las Olimpíadas, o en

Dubai, o en Egipto, o en el mundial de futbol o en Machu Pichu. Cada vez respiraba

aliviada y sonreía, eso me indicaba que estaba disfrutando de la vida y que sus

linfocitos T y NK lo acompañaban y hacían bien su trabajo. En este tiempo ha visto

nacer varios nietos y los ha disfrutado.

En un principio se retiró parcialmente de su trabajo como empresario,

pasados unos pocos años retomo su rol de liderazgo frente a sus empresas. Cuando

le manifesté mi preocupación que subieran sus niveles de estrés, me dijo muy claro:

ésta es una parte importante de mi vida, le da sentido, quiero irme con las botas
puestas. Ya no tuve nada que argumentar. Tenía razón!
El Dr. Héctor Payares es una de esas personas resilientes que ayudan a

otras a creer en sus poderes de curación, incluso ante pronósticos muy


desfavorables, siempre por supuesto junto a sus tratamientos médicos y estoy muy

agradecida que me permitiera narrar su historia personal. Se está cumpliendo uno de

sus deseos que su experiencia pudiera servir a otros im-pacientes a no rendirse,


frente a un pronóstico adverso, sino a colaborar con su sistema inmunológico en su

proceso de auto-recuperación. Gracias Héctor !!.

Programa de apoyo psico-social para personas con enfermedades


de alto riesgo. Una Experiencia de Apoyo Multidimensional
Por Omar Barrios Castiblanco.
Nadie ha inventado la vacuna contra el miedo ni tampoco la de la absoluta
certeza, por ello me asusta la posibilidad de reducir a un par de frases esta extensa
experiencia, la cual en lo personal le ha sumado razones a mi existencia y me atrevo

a atestiguar que igualmente a las de mis compañeras y amigas de equipo.

Hemos podido sortear un camino con sus baches para ir destilando de lo


diverso y particular hacia el frágil equilibrio de la complementariedad. Asumimos la

sensatez de fluir para orquestarnos afinados y dispuestos en un quehacer de sanación

y apoyo holístico. Optamos por la PNI como disciplina científica y filosofía de vida.

Describiremos a continuación una síntesis aproximada a las infinitas


vivencias de los participantes en el Programa de Apoyo Psicosocial basado en la

PNI para personas con enfermedades de alto riesgo de Creando Salud.

La historia, el Camino…

La llegada.

Atención integral.

Dibujando como niños.

La inmunidad.

Sospechando de mis creencias.

Los eventos estresantes.

Mi apoyo.
El tema de la muerte o el otro nombre de la vida.

Espiritualidad.

Plan de vuelo.

La historia, el Camino…

1993: Camino a Los Ángeles la Dra. Marianela Castés encontró el arco iris
que disipó las dudas residuales con las que salió de Maiquetía (Aeropuerto

Internacional de Venezuela) sobre si el entrenamiento que se dirigía a realizar con el

Dr. Carl Simonton sería fructífero para Venezuela. Todo arco iris lleva en sus
entrañas una promesa de mejores tiempos, y aunque en ese momento no se

vislumbraba así, al regresar organizó en su casa el grupo de estudio de los

miércoles, el cual durante todo el año de 1994, nos dedicamos bajo su liderazgo a
estructurar un equipo humano y técnico para las tareas de analizar, discutir, diseñar y

montar nuestro propio Programa de Apoyo Psicosocial basado en la PNI para

personas con enfermedades de alto riesgo. Del grupo originario integrado por

Marianela Castés, María Cristina Réquiz, Catherine Clarens, nuestra querida Lutecia

Adam -haciendo accesible la naturaleza para sanar y nutrir- y mi persona, seguimos


transitando juntos el Camino de la PNI. Ahora somos más que un equipo, somos más

bien, como una especie de cardumen desplazándonos hacia la salud como horizonte

posible, con fortalezas afines para no distraernos en lo pequeño y contribuir

activamente a proteger la sincronización indispensable para alentar estilos de vida


más satisfactorios y saludables.

Cuántas experiencias para estas cortas líneas. Ha sido una labor con

innegables matices titánicos, además nadie quería dar clases de natación sin haberse

detenido suficientemente, al menos, en algunos de los naufragios personales.

Sucedieron miradas escépticas, depredadoras, curiosas y también

alentadoras, el viento a favor expande las alas y dicha expansión incluyó la

organización de diversos Cursos Nacionales e Internacionales de PNI con las voces

más autorizadas y alentadoras: George Solomón, Hugo Besedovsky, Carl Simonton,

Bruce Lipton, Margarita Dubourdieu, Jorge Santiago y Elaine de Beauport, con Aura

Sofía Díaz. Marianela Castés y su equipo salimos como home club.


Talleres de divulgación que han representado un hallazgo -dicho por los

participantes- para la preservación de la salud y el afrontamiento de la enfermedad,


diplomado on line de PNI, creación de la Sociedad Venezolana de

Psiconeuroinmunología, membrecía en la Federación Latinoamericana de PNIE y


participación en congresos y jornadas dentro y fuera del país, con trabajos de

investigación y las experiencias de aplicación clínica y social de la PNI. 40

Programas y 420 im-pacientes con sus personas de apoyo han desafiado lo


multidimensional de lo cuantitativo y lo han resumido con cientos de “gracias”

rebosados de las emociones de la vida: el amor y la gratitud.

La llegada.

La verdad que encontrarse en una ronda de presentación con un grupo de


desconocidos para expresar expectativas sobre una semana de trabajo consigo

mismo y sobre el hecho de haber enfermado, no debe pasar desapercibido a los

neuropéptidos del organismo. La repetida frase de “mariposas en el estomago” se

queda aprisionada en todas las gargantas, menos en aquellas que desde ese instante

deciden romper algunas represadas emociones, compartiendo más allá de los

nombres, el diagnostico y las esperanzas de una semana enfocados en la tarea de

sanar y cambiar. Se inicia un tejido asociativo de empatías y solidaridad, algo así

como “aquí, vamos juntos”.

Enseguida se monta un operativo de horarios, actividades, masajes y

terapias. Nunca está demás explicar que comeremos lo más sano posible con énfasis
en frutas, jugos, verduras y hortalizas. En el viaje de sanación entraremos a todas las

instancias.
Esa primera noche los participantes llevan a sus habitaciones 2 tareas:
descansar lo suficiente y antes dibujar como niños usando la libre imaginación y la

caja de creyones.

2do día. Dibujando como niños y la Inmunidad

Temprano se oye una sosegada campana de invitación, nos convocan a


movilizar la energía corporal por medio de ejercicios suaves y respiración.

Catherine procura un espacio seco, algún jardín zen si ello es posible, para que
estemos rodeados de verde naturaleza y aire limpio, y así prepararnos físicamente

para alertar los sentidos y la conciencia, en cada paso de este día y de esta

experiencia.

En la sesión matutina ocurre una exposición de los dibujos y descubrimos

con asombro que pueden no ser tan inocentes, la forma en que dibuje mi cuerpo o la

enfermedad, mi sistema inmunológico o el tratamiento. Realmente ha comenzado una


exploración arqueológica del mundo interior de cada uno. Parecen unos entusiastas

expedicionarios.

Las consignas claves son: investiga tal hipótesis o sospecha de tu dibujo

como un espejo de tu interioridad, mírate y míralo con gentileza y curiosidad.

Siempre podemos descubrir aspectos de nosotros mismos. Nadie sale reprobado

anuncia victoriosa Lorena Piñerúa. Todos llevan facetas a las terapias y sobre todo,

la hermosa posibilidad de rehacer plenamente consciente, el mapa de

representaciones de esa tríada gráfica tan importante.

Meditamos y sugerimos un entrenamiento progresivo para entrar en silencio

o guiados, a espacios de calma interior. Retomar el sosiego luego de la agitada


mañana, pues da serenidad y satisfacción de una tarea realmente nada infantil.
La tarde es idónea para conocer más a fondo la PNI con Marianela y todos
los actores de la respuesta inmunológica. Resulta que nos quedamos boquiabiertos,
pues ellos se orquestan, se confabulan bioquímicamente para protegernos; resultan

que tienen especial sensibilidad para “escuchar” nuestras emociones y

pensamientos y es asombroso aún más, el hecho que los podemos aupar para que
hagan lo que saben hacer magistralmente: defendernos.

Ahora es posible parlamentar con cada “actor”; cambiarles el guión y ser

también Director de mi Orquesta favorita: el sistema inmunológico.

En la noche hacemos una versión de la lección: reír para tener un Sistema


Inmunológico feliz conquistando la salud.

3er día. Sospechando de mis creencias y los eventos estresantes

Resulta que lo que pensamos o creemos es tan importante como lo que

mueve nuestro mundo emocional. Les anuncio desde mi torre de control a los

integrantes de cada grupo. Nada que vaya progresivamente develando las capas del

ser, escapa a lo substancial en las diferentes estaciones de este viaje de sanación.

Ya el grupo ha construido su propia piel y se liberan pensamientos y

emociones en el marco de la solidaridad y la comprensión. Sabemos que tu secreto

es mi secreto y es el secreto de todos en un ámbito de plena libertad y confianza. El


cambio está incluido en el menú de cada sesión grupal y el pensamiento insano

puede ser transformado en creencias saludables, de tal forma que el dialogo con

nuestro organismo sea modificado paso a paso hacia los horizontes del bienestar.

Yo también creo como nuestro poeta Aquiles Nazoa “…en el amolador que

vive de fabricar estrellas de oro con su rueda maravillosa y creo -especialmente-

en la cualidad aérea del ser humano…”.


¿Será que los eventos estresantes tuvieron un papel importante en la

enfermedad, o la infelicidad o la tristeza o el estrés sostenido durante largo tiempo?

pues sí; a veces hasta en factor desencadenante se puede volver la falta de


entrenamiento para un manejo adecuado de alguno de los eventos capítulo doloroso y

resulta que el cierre no ha sido el indicado por los criterios de la terapia psicológica

integrativa basada en la PNI. Y más buenas noticias! Es factible sanar tristezas,


miedos o rabias cautivas en los laberintos de la historia personal. No es tarde para

esa esquiva tarea de restaurar el niño feliz.

Esa noche necesitamos mirar las estrellas bajo el frio o sencillamente jugar

a las adivinanzas o explayar el humor criollo. Reír también es sanador.

4to día. Mi apoyo

Ya parece que el grupo tuviese un largo tiempo de afinidad y mutuo

conocimiento. Hoy la sesión es diferente, desde otra distribución en el salón hasta el

énfasis en la confidencialidad de lo compartido. La invitación a hacer uso pleno de


la libertad de expresión no deja dudas de qué se trata. No es fácil acompañar a una

persona con una enfermedad de riesgo y el espacio de hoy en la mañana está

dedicado a compartir temores y angustias; dudas y culpas; en fin, cada experiencia es

única con matices distintivos y nos encontramos sobre el terreno común de buscar

nuevas vías para brindar un apoyo y acompañamiento más eficaces. Cada persona de

apoyo abre sus lágrimas y sus sonrisas como hojas de un libro. Los impacientes

escuchan -finalmente de eso se trata, de ampliar los puentes de la comunicación- los

apoyos se expresan y piden y la “magia” de la comunicación propicia la

implementación de nuevas aproximaciones o miradas de genuinas coincidencias.

Las revelaciones abundan y todos mantenemos un silencio de Capilla


privada, de lugar privilegiado para múltiples encuentros. Rompemos también el

paradigma de la comunicación cotidiana, esa del cruce ligero a la salida de un


ascensor para experimentar un cara a cara desde el alma.

Finalizamos como de costumbre meditando, es decir trayendo una renovada


calma que cuide y recupere toda la energía movilizada. La tarde es de descanso y

terapias para el cuerpo, la mente y el espíritu. Catherine y Vivian Rondón

reconfortan las almas con la suavidad de sus terapias corporales anti-estrés.


En los últimos años hemos respirado el incienso de una eucaristía asociada

a la PNI con el presbítero Jesús Aníbal Bello, esto ha sido un plus abierto a todos

los credos, él ha hecho posible conjugar la comunión y el reencuentro de lo humano

con la divinidad. De la cúpula más alta se ilumina una renovada memoria.

5to día. El tema de la muerte o el otro nombre de la vida y la Espiritualidad.

¿Qué, cómo? El tema de la muerte se preguntarán algunos participantes.

Vivimos en una cultura negadora de esa realidad y la necesidad de promover y

fortalecer creencias saludables se impone en todas las dimensiones de lo humano; en

consecuencia no se deja de lado el hecho de partir de la realidad de este mundo. Es

el tema del misterio, de las mil preguntas y las mil respuestas. El día en sí, es un

paseo por los bordes sutiles de la existencia humana, en la cual las razones y el

sentido para existir, no están desconectadas de la partida. Hoy somos un grupo de

espíritus reunidos aún con cuerpo y mente, y desde esta calma que propicia la altura,

la neblina, el silencio y el amor, contemplamos las razones para vivir, las tareas
pendientes antes de partir, las heridas por sanar o concluir y muy especialmente

como entonar con mayor alegría y disfrute la canción de la propia existencia.


Siempre podemos hacer con la vida transacciones con un saldo favorable,
desechar costras y abismos, embelesarnos más en el esplendor que hay y no en el que

faltó, en pocas palabras, caminar a sabiendas que aún hay mucha belleza por
apreciar, antes que en su momento te corresponda atravesar el gran río y en lugar de

morir, nacer a otra existencia.

¿Meditar sobre la muerte? Por qué no, si diseñamos pensamientos,


emociones e incluso la acción inmunológica cabe esbozar la epifanía de la eternidad.

Cada quien cierra sus ojos e inundan el espacio de una novedosa serenidad y el
sosiego indispensable para vivir y también para partir.

La tarde reafirma la cualidad espiritual del ser humano, el pequeño cosmos

de cada cual configura un tapiz que beneficia a todas las energías presentes y ese

toque de divinidad en cada quién hace accesible toda circunstancia para también

asimilarla con el alma. Ampliando el panorama de la oración se puede conjugar de

mil maneras el soplo multicolor de la vida, sutil como el mar de Galilea, que apenas
suena. La noche presta todas sus estrellas para la celebración. Festejamos con pitos

y sonrisas, música y globos, pero sobre todo con baile, cada secreto, cada lección

asimilada, cada meta reconectada y lo sagrado de cada vida. Nuevamente es tiempo

de reír para los bulliciosos viajeros que rompen en esta noche el silencio de cien

cuadras a la redonda.

6to día. El plan de vuelo.

Tras una semana de intensa actividad con los contenidos y herramientas de

la Psiconeuroinmunología se necesita salir con “un plan de vuelo”. María Cristina


orquesta la conspiración contra las rutinas que puedan desdibujar los aprendizajes
nuevos. Muchos no quieren rehacer maletas sino más bien prorrogar la estancia en
esta “ciudad” de la salud de la que no se quiere partir, hay plenitud y cansancio y
además conciencia del trabajo personal intenso para el cual se les solicita con

gentileza: la continuidad. Se barajan distintas posibilidades, desde la nutrición y el

pensamiento creativo hasta la diversión y el ejercicio sobre la plataforma del


Proyecto de Vida. Es un plan para el éxito que puede acompañar la construcción del

bienestar, paso a paso, día a día con plena dedicación y conciencia.

¿Es posible que los profesionales de la salud se inicien o compartan nuestro

Camino?

Al año de comenzado los programas por allá en 1996, ante la insistencia de

Profesionales de la Salud que expresaban su deseo de entrenarse en esta nueva forma

de abordar la salud y la enfermedad, asumimos el reto de abrir este espacio para

ellos. Profesionales de nuestra vasta geografía Venezolana y Latinoamericana, desde

Río Grande hasta la Patagonia se han entrenado en nuestro programa. Único requisito

de admisión estar dispuesto a observar con curiosidad, solidaridad y apertura de

alma la experiencia, pero sobre todo y lo más importante permitir la mirada interior.

Todos los días los Profesionales de la Salud suelen llegar con sus carpetas
en mano un poco apresurados a las cenas, sus reuniones e intercambios del atardecer

son una opción de estudio desde las vivencias propias y la observación rigurosa de

los contenidos y estrategias que ofrece el Programa de Apoyo Psicosocial, pueden

acceder hasta como impacientes para aprehender una opción para su salud integral.

María Milagros Verde y María Cristina Réquiz se han ocupado de estos grupos de

reflexión y aprendizaje, los cuales nos acompañan en todo el recorrido de la semana


y han proporcionado nuevos profesionales al equipo, cabe mencionar a Lorena

Piñerúa, Sandra Saccini y la propia María Milagros.

Cierre.

Hacemos de nuevo el círculo con una placidez de cumbre alcanzada,

cualquier ritual es magnífico para decir hasta pronto, los versos de algún poeta o
libres palabras que reflejan lo vivido: siempre reluce la satisfacción. Ya no somos

los mismos del primer día y una nueva red de vínculos se ha forjado con identidad y

memoria propias. Son bautizados porque el desafío de una vida mejor tiene nombre

propio.

Volver a casa luego de una exploración arqueológica del ser, no es tarea


sencilla, pero siempre tendremos a mano los recursos aprendidos para navegar una y

otra vez en esta experiencia de vida y surfear sobre las olas de la cotidianidad.

Todas las palabras de cierre se van engranando para denominar la semana como una

lección de vida. La existencia sigue siendo resiliente y neuroplástica.

Testimonio de Meysún Al-Shereidah: una im-paciente con cáncer


de mama
Hace 5 años, fui diagnosticada de un cáncer de mama. En el momento en

que recibía la desagradable noticia, mis oídos se volvieron sordos frente al médico y

mi mente se concentró en hacer un resumen en forma de película sobre los últimos 14

años de mi vida (en fracción de segundos) y no tuve la menor duda que había

desarrollado un cáncer. Fue como un momento de gran lucidez, conciencia y

responsabilidad propia. No me juzgué ni me culpé por haberme causado un cáncer;

tampoco me compadecí de mí misma ni me pregunté por qué a mí...


Cuando digo que fue un momento de lucidez, conciencia y responsabilidad,

me refiero a que intuitivamente sabía que mi estilo de vida y fuertes situaciones de


estrés mal manejados en mi pasado y presente, me habían conducido a formar aquél

tumor maligno. Muchas veces había escuchado que el cáncer es una enfermedad que
proviene de grandes dolores y tristezas...

Entonces comenzó mi proceso de salud. Me concentré absolutamente en mí.

Por primera vez en mi vida, mandé todo al último plano y lo único que me
importaba, era estar sana y para lograrlo, sabía que tenía que dejar muchas cosas

atrás, pasar la página con capítulos desagradables de mi vida y concentrarme

únicamente en estar sana y ser feliz. Y así lo hice. Comencé a pisar caminos

desconocidos y nuevos para mí: algunos desagradables, otros duros, tristes,

momentos de aceptación y reconciliación que me ayudaron a SANAR.


Me realizaron dos cirugías, ya que en la primera sufrí una mala praxis. En la

segunda cirugía me hicieron una mastectomía parcial y vaciamiento de los ganglios

en la axila.

Quiero compartir con ustedes, que una voz interior me decía en el

quirófano, minutos antes de ser intervenida por segunda vez, que debía practicar un

ejercicio mental y entonces comencé a imaginar que introducía mi mano derecha

dentro de mi organismo y tomaba el tumor, imaginaba su forma, olor, textura y luego

mentalmente lo sacaba de mi seno izquierdo y lo colocaba frente a mis ojos y

conversando amorosamente con él, le agradecía por haber venido a avisarme que era

urgente que hiciera cambios radicales en mi forma de llevar la vida. Después de


haberle agradecido, le dije que ya se podía retirar de mi organismo y que yo le

prometía que iba a cambiar el estilo de vida. Luego lo desintegré en partículas


mínimas y desapareció en el universo.

Pero la gran pregunta es ¿cómo llegó a mí la Psiconeuroinmunología (PNI)?


Al día siguiente de mi segunda cirugía, fui visitada por mi anestesiólogo y

maestro de vida, el Dr. Roberto Orozco y me preguntó si conocía la PNI. Yo estaba

abierta desde el momento en que fui diagnosticada, a hacer todo lo necesario para
curarme y tenía absoluta disposición y actitud positiva para recorrer los caminos

necesarios que me llevaran a la curación. Entonces el Dr. Roberto Orozco fue quien

me puso en contacto directo con mi maestra, la Dra. Marianela Castés.

Inmediatamente la contacté y tuve la fortuna de poder vivir la experiencia

de participar en el Programa de Apoyo Psicosocial para Personas con Enfermedades


de Alto Riesgo en compañía de mi amada e incondicional hermana y compañera de

vida y batallas, Jinán Al-Shereidah.

Puedo asegurar y afirmar que mi vida es antes y después de la

Psiconeuroinmunología (PNI)...

Primeramente, aprendí a valorar la gran capacidad que tenemos para formar


parte del control y manejo de nuestras enfermedades. La PNI fue un descubrimiento

maravilloso para poder comenzar a emprender mi camino hacia la SANACIÓN.

Tuve la gran fortuna de entrenarme en el programa con la Dra. Marianela

Castés y todo su gran equipo multidisciplinario, previo a comenzar los siguientes

tratamientos. Esto fue clave para las 32 sesiones de Radioterapia, ya que con todas

las técnicas aprendidas, me sentía en absoluta capacidad para emprender nuevos

caminos que me esperaban, así como también las fuertes terapias de rehabilitación y

clínica del dolor...

Con las técnicas aprendidas en la PNI, diariamente visualizaba durante las

sesiones de radioterapia que aquella máquina era una nave espacial y que las
radiaciones eran una luz verde sanadora que emanaba de esa nave que iba bajando a
La Tierra y entonces de mi seno izquierdo brotaban muchos capullos con pétalos de
rosas muy suaves y perfumados, porque mi mente deseaba que toda mi piel se
conservara rosada y hermosa como una rosa. Me aferré a esa imagen durante las 32

sesiones con el mejor espíritu de alegría, actitud positiva y fe. A su vez, conversaba

amorosamente con mis linfocitos y “natural killers” y les decía minutos antes de la
sesión, que corrieran a esconderse en las puntas de los dedos de mis pies, para que

se pudieran conservar sanos, vivos y fuertes para continuar la batalla como el mejor

ejército de soldados...

Una de las cosas más relevantes que aprendí en PNI fue a ser responsable

con mi salud y a no juzgarme por ella. Simplemente, ahora sé que solamente yo soy
responsable de lo que pasa en mi sistema inmunológico y de todo mi cuerpo.

El cáncer es una enfermedad de las emociones, pero también estoy

convencida que todas las patologías provienen de las emociones. Es por ello que es

tan importante tener salud mental y emocional. Dedicarse a disfrutar cada minuto de

la vida y saber agradecer las maravillas que ella nos obsequia.

El cuerpo humano es extremadamente perfecto y sabio. Nuestras células

constantemente escuchan los mensajes que emana nuestro cuerpo a través de los

pensamientos y verbos que pronunciamos. Asimismo, nuestras células poseen

memoria. Por ello debemos ser guardianes de los pensamientos. Ellos son muy

poderosos y determinantes en nuestro estado de salud. Yo diría: mente sana es


cuerpo sano.

Aprendí con la PNI el inmenso poder que tienen las palabras, desde el

momento en que se produce simplemente el pensamiento. Nuestras células reciben

automáticamente el mensaje (positivo ó negativo) y comienzan a hacer efecto en la


salud y a reflejarse en nuestros actos.
Pienso que la PNI es tan importante, que deberían impartirla desde la
educación inicial y lo digo con conocimiento de causa como profesional, porque soy

Psicopedagoga y sé el impacto maravilloso que la PNI podría tener en nuestros niños

desde temprana edad. Ellos tendrían las herramientas para apoderarse de su sistema
inmunológico desde muy pequeños y así se evitarían muchas enfermedades...

Estoy segura que el gran equipo de médicos que me asistió, junto a todos los
tratamientos recibidos, fueron mis grandes aliados para mi proceso de CURACIÓN.

Y también puedo asegurar que todas las técnicas y herramientas aprendidas con la

PNI, junto a la fe y mi fuerza espiritual, fueron los que me llevaron a realizar

exitosamente mi proceso de SANACIÓN.

¿Dónde me encuentro en este momento, desde el punto de vista médico?

Mi protocolo médico consistió en una Mastectomía Parcial con Vaciamiento


Axilar de los Ganglios. Posteriormente, 32 sesiones de Radioterapia. Muchas

sesiones de Fisioterapia y Clínica del Dolor para recobrar exitosamente la

mobilidad y rotación del brazo operado.


Afortunadamente no me aplicaron Quimioterapia, ya que todos mis ganglios

resultaron negativos. Puedo afirmar que desde que terminé la rehabilitación del

brazo, puedo nadar, tocar mi piano y realizar todas las actividades para llevar una

vida completamente normal. Y mi mastectomía parcial fue tan amorosamente

realizada, que mi seno conservó toda su arquitectura y ahora es más hermoso, ya que

adoro mi cicatriz, porque a través de ella salió el tumor que me visitó para

advertirme sobre los cambios de mi vida... Siempre acaricio mi cicatriz en forma de

agradecimiento.

Durante el primer año posterior a la cirugía, me sometí a los chequeos cada


tres meses. A partir del segundo año de la cirugía hasta el presente (cinco años de
transcurrido el tiempo), realizo los chequeos cada seis meses. Quiero compartir con

ustedes que soy completamente responsable con mis fechas de chequeo y que al
realizarlos, asisto con la mejor actitud, siempre feliz, siempre bonita. Además,

siempre es una inmensa alegría cuando mi hermoso equipo de médicos me dicen:

Estás EXCELENTE, estás CURADA, FELICITACIONES, SIGUE ASÍ...


Estoy por culminar mi tratamiento de cinco años, el cual consiste en una

pastilla diaria y una inyección subcutánea que me colocan trimestralmente. Esta


inyección me ha inhibido el proceso menstrual, por lo que tengo Menopausia

inducida desde los 37 años y ya no podré quedar embarazada. Esto no ha sido un

impedimento para mí ni me hace sentir como una mujer discapacitada. Al contrario;

me ha dado más valor porque lo que prevalece en mí, es que estoy SANA. Tengo

muchos hijos de la vida, que son todos mis alumnos, a quienes entrego mi amor y

dedicación todos los días. Me siento una mujer afortunada, con muchas experiencias
de vida, llena de salud, energía y alegría.

Adoro la música porque forma parte de mi vida, soy pianista y la música

está plasmada en mi ADN. Durante mi proceso de recuperación siempre estuve

acompañada por la música y con apenas una semana de la mastectomía, me sentí con

ánimo de ir a bailar salsa. Aún tenía los puntos y un drenaje y nada impidió que

saliera a celebrar. La vida es hermosa y yo la celebro bailando!!!

Testimonio de Jinán Al-Shereidah. Apoyo de su hermana Meysún


Al-Shereidah.

Ayudar Ayuda
Una tarde, hace cinco años, mi amada hermana me llamó desde la Isla de
Margarita, para decirme que se había palpado una pelotita en la mama izquierda, y
que debía realizarse una mamografía. De inmediato entré en pánico, porque sabía

que algo difícil venía. Sabía que llevaba una vida de silencios, dolores, fuerte estrés

y angustias.
Pronto tuve que hacer maletas porque decidió abruptamente (por

recomendación de cierto médico), operarse. Dejé mi casa en orden y tomé un vuelo a

la Isla. Es doloroso revivir esos días, pero ciertamente, vale la pena, tras un

maravilloso desenlace.
La acompañé durante la operación y dieciocho días post- operatorios, en

los que tuve que ser hermana, madre, amiga, enfermera, cocinera, fregona,

orientadora, y Apoyo en todo. Allá cumplí treinta y cinco años, solas, ella y yo, en
casa. Amándonos, como siempre, juntas.

Días después, de la manera más violenta, aquél “cierto médico” le informó

que el diagnóstico de cáncer de mama era positivo. A pesar de que estuve con ella

día y noche velando sus sueños, limpiando su herida, lamentablemente, por


circunstancias inesperadas, no pude acompañarla en el momento en que recibió el

diagnóstico, cuánto lo lamento…

Esa difícil noche, tomamos la decisión, junto a nuestros padres que allá nos

acompañaban, de venirnos a Caracas para que fuese atendida mi amada hermana por

un médico de confianza, un amoroso médico.

Durante varios meses difíciles, en los que convivimos en las diferencias y

dificultades, mi hermana estuvo en mi casa. Ya había yo puesto mi vida en segundo

lugar, desde que decidí “estar ahí”, para ella.

Recuerdo haberle dicho a mis padres antes del viaje a la Isla: “yo me voy a
encargar de atenderla”.

Así fue, y doy gracias a Dios hoy de haberlo dicho y hecho.

La suerte siempre estuvo –y está- de nuestro lado. Así llegamos a un grupo


de médicos maravillosos, de varias inclinaciones y especialidades. Uno de ellos nos

hizo conocer a Marianela Castés, y con ella la Psiconeuroinmunología.

No seré yo quien intente aquí explicar qué es la PNI, sólo puedo decir que
cuando la conocí me dije: mi vida es antes y después de la Psiconeuroinmunología”,

y lo mantengo.
Tuvimos la grata experiencia de asistir a un programa con Marianela y su

extraordinario equipo durante una semana. Yo era lo que llaman “el apoyo” de la

“impaciente” (mi amada hermana). Tanta información en pocos días. Ver y conocer

mujeres estupendas con enfermedades delicadas.

Desearía que hoy, así como mi amada hermana, todas ellas estén vivas,

sanas, plenas. Las recuerdo, a ellas y a sus apoyos, esposos, hijos, hermosas
personas. No fue una experiencia fácil, pero fue sin duda gratísima. Meditaciones,

respiraciones, viajes espirituales, ejercicios emocionalmente exigentes, un gran

esfuerzo por crecer, por cambiar. Hicimos amistades, reímos, bailamos, comimos

delicioso, sano.

Estando allá supe que mi vida requería cambios importantes. Era inminente

el cambio, el ajuste de desórdenes, retomar proyectos, cerrar puertas, abrir ventanas,

valorar la vida, reafirmar mis fortalezas, construir, o quizás reconstruir la obra. La

Restauración.

No todo lo hice exitosamente. Tuve altas, tuve bajas. Seguí equivocándome

en tantas cosas. No ha sido en dos días, ni en dos años. Esta noche me llamó nuestra
amiga querida Marianela, y me ha pedido que escriba mi testimonio.

Hoy es un excelente momento para escribirlo, pues han pasado ya cinco


años. Puedo decir que el cambio se ha producido, la Restauración ha valido la pena,

y sigue la tarea, todos los días. Todo lo que no te guste de tu vida, transfórmalo.

Desde lo interior se cambia el exterior, y todo a tu alrededor. He pensado varias


veces algún día escribirlo, y parece ser buen negocio, pues habemos tantas personas

que necesitamos cambiar!

Vivimos en un mundo en el que el encuentro humano parece no ser el interés

de todos. Nuestra sociedad occidental no contribuye a ello. Mis orígenes iraquíes me

han permitido conocer la cultura árabe-islámica, y aunque no es perfecta -como


ninguna sociedad-, parece que la búsqueda espiritual y la fe, les hace relacionarse y

convivir con bases sólidas en lo humano.

Hago esta reflexión porque siento que si queremos ser mejores personas,

tendremos que empezar por valorar las cosas simples, lo verdadero. Ayudar es

bueno. Ayudar Ayuda. No hay que estar “enfermo” para estar “enfermo”. No hay que
estar “enfermo” para querer sanar.

Hoy, luego de cinco años de esa experiencia como Apoyo de mi amada

hermana, hay cosas buenas y otras no tan buenas que sigo haciendo; hay otras

prácticas que afortunadamente he abandonado. La diferencia es que antes la

conciencia de salud y calidad de vida era menor.

El rol de Apoyo lo mantengo, por siempre lo haré. Ahora es mucho mejor,

pues mi amada hermana es ahora mi Apoyo también.

Cuando tengo oportunidad de orientar a seres queridos, les digo que

tenemos que aprender a:

• Poner límites en lo personal y profesional


(sin limitaciones)
• Aspirar lo mejor en lo personal y lo profesional
• Cuidar lo individual
• Pedir ayuda, y aceptarla cuando te la ofrecen.

Hace cinco días cumplí cuarenta años. Es una dicha verdadera, porque

aunque siento que he aprendido mucho, también me doy cuenta día a día que falta
tanto por aprender. Evito los medicamentos. Hoy sé que si me dio amigdalitis hace

unos meses, fue porque hubo algo que me costó mucho decir. Si tuve fuertes
dolores de estómago hace semanas, sé que una situación “me cayó muy mal”, y me

costó digerir. Anís estrellado y Psiconeuroinmunología!

Mi control médico es tener una vida sana, relaciones sanas, alimentación

sana (aunque llevo varias semanas de gusticos… hasta el lunes… como siempre),

hacer los ejercicios que me gustan, respirar, ejercicios de relajación, jugar, nadar,

bailar, cantar, amar, crear, reír mucho, cultivar buenas amistades, abrir el corazón,
amar y cuidar a mis padres y a mi hermana, apasionarme en todo lo que hago, aspirar

lo mejor, respetar a las personas, aprender a pedir disculpas, flexibilizar en justa

medida la vida. Terapias alternativas, orientadores, y dos o tres visitas a médicos


amorosos al año acompañan mis cuidados personales.

Venezuela, país maravilloso, repleto de agua dulce, salada, árboles,

montañas, flores, libélulas y mariposas… Es el lugar perfecto del planeta. Aquí,

salir a tomar aire, es un privilegio. Los cambios que hacemos en la vida, empiezan

por retirarse a tiempo de la oscuridad (oscuridad apreciada que nos obligó a

transformar), salir a la calle, a la vida, a la alegría, a la luz, al sol. Ponerse lápiz

labial anaranjado, aunque haya una desilusión, puede hacer que un día triste se

transforme en una serie de acontecimientos mágicos, inesperadas sorpresas que en un


instante convierten en luz lo que minutos antes parecía sombra. Sólo hay que
proponérselo, y no digo que sea fácil, juro que no lo es…
Pero por algo hay que empezar… una vez me funcionó muy bien el color

naranja. Ese día (hace más de un mes), no lo olvido…

Luego baja, luego sube la energía, la fuerza, la disposición. Pero siento que
de eso se trata, que no todos los días, los lugares, las situaciones son agradables.

Hay túneles que nos toca atravesar, una y mil veces. Hombres y mujeres estamos

obligados a continuar, e intentar lo mejor para nosotros, y para quienes nos rodean,

para hacer de este, un mundo mejor, un mundo nuevo.

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Curriculum Vitae de la Autora
Química/Inmunóloga. Egresada de la Universidad Central de Venezuela (UCV). PhD
en Inmunología Universidad de París VII y el Instituto Pasteur, París, Francia.
Profesor Titular (J), Fundadora de la Cátedra de Inmunología y del Laboratorio de
Psiconeuroinmunología (PNI) de la Escuela de Medicina José María Vargas,
Facultad de Medicina, UCV. Fundadora y Presidente Honoraria de la Sociedad
Venezolana de Psiconeuroinmunología. Vicepresidenta y Miembro Honorario de la
Federación latinoamericana de Psiconeuroinmunoendocrinología (PNIE). Fundadora
del Diplomado de Psiconeuroinmunología mediante educación a distancia. Autora de
numerosos trabajos de investigación en el campo de la inmunología y la
psiconeuroinmunología. Pionera del desarrollo de la PNI en Venezuela y
Latinoamérica. Miembro Honoraria de la Sociedad Peruana de
Psiconeuroendocrinoinmunología (APPNIE). Miembro de la Research Society of
Psiconeuroimmunology y de la Sociedad Internacional de NeuroInmunoModulación.
Directora de la Asociación Civil Creando Salud.

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