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A.K. GANGULY
V.S. VENKATAVARANDAN
SRI S. RAMAKRISNAN
C. RAMASWAMY
S. MAHAPATRA
B.S. MAVINKURVE
ESPIRITUALIDAD
Y CIENCIA
EDICIONES SATHYA
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EDICIONES SATHYA
ISBN 950-739-043-X
PROLOGO
Dharmakshetra
Bombay, 1/1/85
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OH, MUNDO
A TRAVES
DEL
TERCER OJO
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MI JARDIN
LA
NECESIDAD
DEL
MOMENTO
ACTUAL
2. LA CIENCIA Y LA VIDA
La cuestión es: ¿Qué es lo que está generando estas fuerzas
malevolentes que causan tal degradación de la vida y degenera-
ción en el hombre, en todo el mundo? ¿Cómo es que pueden en-
trar en juego fuerzas tan virulentas y corrosivas y cómo pueden
adquirir tal potencia siendo que los horizontes del conocimiento
del hombre, en cuanto a casi todas las dimensiones de su vida, se
están expandiendo más allá de todo lo que hubiera podido soñar
hace apenas un siglo? De hecho, la presente Era se aclama orgu-
llosa y jubilosamente como “la heroica edad de los inventos”, la
“Era del átomo”, la “Era Espacial”, la “Era del Jet”, la “Revolu-
ción Computacional”, etc. Los avances hechos en la Ciencia nu-
clear, en la computación, en la ingeniería genética, en la bioquí-
mica, en la microbiología, en la neofísica, en la psicoterapia, etc.,
han abierto nuevos universos para que el hombre sondee en ellos
y salga con nuevos descubrimientos referidos a su salud, su rique-
za y su bienestar. Este asombroso avance en el conocimiento res-
pecto de varias disciplinas que se denominan colectivamente co-
mo “Ciencia”, le ha conferido, de hecho, innumerables beneficios
al hombre y ha llenado su vida con facilidades y comodidades,
placeres y lujos, revolucionándola más allá de toda expectativa.
Algunos de estos cambios extraordinarios pueden ser citados.
La “revolución verde” en la agricultura y la “revolución blan-
ca” en la lechería le han dado un fuerte impulso, tanto cuantitati-
va como cualitativamente, al abastecimiento alimentario del
hombre. La Ciencia le ha ayudado, además, inventando artefac-
tos para cocinar instantáneamente sus alimentos, para darles el
color y el sabor deseados por medio de ingredientes sintéticos y
para preservarlos por días sin que cambien de sabor o se añejen.
La vestimenta del hombre se ha enriquecido con textiles de fibras
sintéticas superiores y más durables, que están a su alcance en
innumerables diseños y colores como para responder a todos los
gustos. También para su protección, pueden construirse mansio-
nes que lleguen al cielo y equipar su casa con artificios acciona-
dos por botones que pueden transformar un verano caluroso en
una fresca primavera y un invierno helado en un tibio otoño.
Una variedad de inventos como el tocadiscos, la radio, la televi-
sión, el video y el cine, llenan sus días de música, color y alegría.
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3. ATAQUES A LA CIENCIA
Pese a todas estas bendiciones que le ha conferido al género
humano, a menudo se escucha que la Ciencia es culpada por la
degeneración del hombre y la degradación de la vida que se se-
ñalara antes. Por más de una razón, estos ataques a la Ciencia
no pueden ser ignorados por completo ni pueden ser desecha-
dos. De hecho, esta crítica proviene de psicólogos, reformadores
sociales, humanistas e incluso de eminentes científicos. El doctor
Samuel Sandweiss, el psiquiatra al que citáramos antes, dice que
todas las esperanzas despertadas por la Ciencia respecto de
construir un mejor orden mundial “han terminado siendo enga-
ños”.3 “Un gran número de críticos de la civilización contempo-
ránea —dice Phillip Frank, Profesor de Física Teórica de la Uni-
versidad de Praga— señalarían que, pese a estos beneficios (de la
Ciencia), el género humano no se ha vuelto más feliz y enfrenta
hoy en día peligros que tienen su fuente en los logros mismos de
la Ciencia”.4
No obstante, este ataque no se dirige en forma directa a la
Ciencia que busca, como único objetivo, la verdad de todo lo que
haya que saber respecto del mundo fenoménico que nos rodea.
Persiguiendo este excelso objetivo, la Ciencia se empeña en estu-
diar los fenómenos de la Naturaleza, a través de observaciones,
de recolección de datos, de experimentos, etc., como para expli-
car los sucesos naturales que ocurren en torno de nosotros, en
términos de principios o de leyes definidas. Este conocimiento se
conoce por la denominación de Ciencia Pura. Esta Ciencia Pura
es la que entrega también los conocimientos básicos para la in-
vención de máquinas y de la enorme variedad de artefactos y de
dispositivos mecánicos que producen artículos y bienes o, tam-
bién, que prestan servicios que, como se mencionaba antes, ha-
cen la vida del hombre más feliz y más saludable en muchos as-
pectos.
No obstante, el cumplimiento de este elevado objetivo por
parte de la Ciencia no representa sino una cara de la moneda.
La responsabilidad en cuanto a las influencias y los efectos malé-
volos que conforman la otra cara, recae en gran medida sobre
los inventos de la Tecnología basada en la Ciencia Pura, más que
en ella. Fundamentalmente, la Ciencia Pura prácticamente no
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6. EL LADO AGUZADO
¿En qué forma influyó el lado puntual de la Ciencia, su cre-
ciente doctrina del pragmatismo, en la vida de la vasta mayoría
representada por “el hombre común” del mundo? El abrumador
progreso de la Ciencia, su conquista del espacio y el tiempo, el
sonido y la luz, la continua corriente de bienes y servicios de los
nuevos inventos de artefactos mecánicos, que enriquecía su vida
en lo material y la hacía más saludable y feliz en lo físico, ha he-
cho que la Ciencia aparezca como un gran poder capaz de darle
a la vida del hombre un molde ideal y una dirección en todos los
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9. EL HOMBRE TOTAL
En un reciente seminario para científicos en Bangalore, el
doctor R.M. Verma, neurólogo y cirujano, dijo que el cerebro hu-
mano tenía dos compartimientos funcionales, el izquierdo y el de-
recho, cada uno con su propia modalidad de operación y activi-
dad aunque ambos son complementarios en su funcionamiento.
El hemisferio izquierdo posee una facultad crítica relacionada con
un procesamiento lineal en donde se producen la razón, la lógica,
las matemáticas. El hemisferio derecho posee facultades creativas
de naturaleza espontánea, las cuales, por ejemplo, se manifiestan
en el arte. El doctor Verma ilustró lo anterior señalando que el
proceso por medio del cual el científico fisiona el átomo y libera
la energía, viene a ser la actividad del hemisferio cerebral izquier-
do llevada a cabo con la razón inmaculada. El que esta energía li-
berada se vaya a utilizar para volar al mundo o para tratar un cán-
cer, representa un sentido del conocimiento adquirido que pro-
vendrá del hemisferio cerebral derecho. En resumen, indicó, el
primero le otorga al hombre su percepción intelectual, en tanto
que el segundo le proporciona la percepción “de valores”.7
De modo que parecería que, para evitar los efectos y la in-
fluencia malévola de la Ciencia y para maximizar la explotación
de su potencial benevolente, resulta esencial el producir un equi-
librio saludable entre estas dos “modalidades” o “percepciones”
en el hombre, de modo que la percepción de “valores” asuma el
lugar al que tiene derecho en cuanto factor guía en la investiga-
ción científica y en la tecnología, como también en su uso por el
hombre común en su vida cotidiana. Es la carencia de este equili-
brio de percepción lo que parece haber provocado el ácido co-
mentario de H.G. Wells acerca de que todo el género humano
ha llegado a tener una visión y un trato “demencial” con la vida.
Un funcionamiento equilibrado y bien coordinado de estas dos
percepciones o facultades en el hombre, es lo único que puede
asegurarle una dirección correcta a la Ciencia para que contribu-
ya plenamente al bienestar de la humanidad.
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II
LA MUTUA
DEPENDENCIA DE
ESPIRITUALIDAD
Y CIENCIA
1. LA CIENCIA
En el transcurso de los últimos trescientos años, la Ciencia,
en cuanto cuerpo de información basada en los hechos relativos
al mundo material, metódicamente reunidos, se ha transformado
en una vasta corriente de conocimiento pertinente a todo tipo de
fenómenos materiales concebibles en el Universo. Sus diferentes
ramas, como la física, la química, la biología, la psicología, etc.,
se han seguido dividiendo en un número creciente de disciplinas
especializadas como la astrofísica, la electrónica, la mecánica de
los quanta, la bioquímica, la microbiología, la física nuclear, la
neurología, la genética, la fisioterapia y otras muchas más. Cada
uno de estos campos del conocimiento ha estado contribuyendo
sustancialmente a la salud, la riqueza y el bienestar humanos. La
profundidad, los alcances y la precisión alcanzados por este con-
junto de conocimientos conocido como “Ciencia”, se evidencian
claramente en la seguridad y la facilidad con que el hombre se
dispara hoy en día hacia el espacio, orbita en torno de la Tierra
varias veces y regresa para aterrizar en cualquier lugar que elija.
De hecho, la Ciencia se ha introducido tan profundamente en la
vida moderna y en el vivir cotidiano, que el hombre común que
goza de sus beneficios o que, como suele suceder también, expe-
rimenta sus efectos adversos, ha logrado al menos una idea ge-
neral de lo que es la Ciencia y de lo que hace por él.
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2. LA ESPIRITUALIDAD
a) Alcance y Contenido
La Espiritualidad, en el sentido más amplio del término, con-
nota la sabiduría relativa a la Conciencia Eterna y supremamente
Inteligente que subyace en todos los fenómenos del Universo a la
vez que los ilumina. Muy frecuentemente, en discusiones sobre pro-
posiciones enaltecedoras y ennoblecedoras de importancia espiri-
tual, son usados términos como los de filosofía, religión, misticis-
mo, metafísica, sabiduría oriental, idealismo, tradición, etc., en ma-
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c) La Ciencia en el Vedanta
En tanto que los cuatro Vedas se ocupan en grado variable
de la Realidad esencial, cada uno de ellos tiene un texto subsidia-
rio (Upa-Veda) que contiene principalmente un conocimiento
científico que representa una gran ayuda para el hombre en su
vida en el mundo. De este modo, el Rig-Veda tiene el texto sub-
sidiario del Ayur-Veda o la Ciencia de la Vida que trata de anato-
mía, fisiología, ciencia sanitaria, enfermedades y su diagnóstico,
medicinas de hierbas y raíces e incluso cirugía. El Sama-Veda tie-
ne como texto subsidiario al Gandharva-Veda que trata de la
ciencia de la música y la danza, comprendiendo en ella varios as-
pectos de melodía, ritmo y armonía. El Yajur-Veda tiene al Dha-
nur-Veda para estudiantes de la ciencia militar, la arquería y el
arte de la guerra. El Atharva-Veda tiene como texto subsidiario al
Stapathya-Veda que trata de arquitectura, mecánica, ingeniería y
matemáticas.6
Basado principalmente en estos Upa-Vedas, el conocimiento
científico se desarrolló tanto en profundidad como en alcance du-
rante la época védica. De este modo, aparecieron a continuación
los Vedangas o “miembros del cuerpo védico” que tratan especí-
ficamente acerca de Ciencias diferentes. Una buena evidencia de
este conocimiento científico en los tiempos védicos se encuentra
en el Chandogya Upanishad, en donde al buscador de la Sabidu-
ría Espiritual el preceptor le pregunta cuánto ha progresado en
su estudio y si ha adquirido pericia en temas tales como la histo-
ria, literatura, matemáticas, ciencia extra-mundana, economía,
lógica y filosofía, ética y política, física, ciencia militar, astrono-
mía, toxicología y psicología social. Los Vedangas incluían inclu-
so temas como la ciencia de la articulación correcta, ciencia de la
versificación, gramática, etimología, ciencia del individuo, la fa-
milia y los deberes y obligaciones sociales, etc.7
Es sabido que en algunos de estos campos del saber, la Cien-
cia moderna ha descubierto hechos que ya estaban en la literatu-
ra védica desde miles de años atrás. Los estudios astronómicos
hindúes del período védico muestran que los astrónomos sabían
todo acerca de la traslación de la Tierra en torno del Sol mucho
antes que Copérnico fuera censurado y Galileo perseguido por
su descubrimiento. De manera similar, la India corrigió la creen-
cia de otros países respecto de las estrellas de las que creían que
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3. LA REALIDAD EN EL VEDANTA
De acuerdo con el Vedanta, todo el Universo es una mani-
festación grosera de un Principio Inmutable que es Eterno (Sat),
de Suprema Inteligencia (Chit) y de Conciencia Bienaventurada
(Ananda). Es esta Realidad la que le presta existencia, inteligen-
cia y alegría de vivir a todos los seres y la que ilumina todos los
fenómenos materiales. Esta Realidad o Conciencia es, por ello,
la esencia de todo lo que existe, la fuente básica de todas las
energías y fuerzas que contribuyen a hacer el Universo. Se decla-
ra que esta Realidad es “invisible al ojo humano, impensable pa-
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a) Reciprocidad
El primero y más importante entre estos factores, como se
decía antes, es que estas dos corrientes de conocimiento humano
son complementarias y mutuamente contributivas. Tanto la Espi-
ritualidad como la Ciencia tienen su origen en la necesidad del
espíritu humano de entender la Verdad que subyace en la vida
del Hombre y alrededor del Universo. Ambas consideran que es
una verdad axiomática el que hay una Realidad última subyacien-
do en todos los hechos de la Creación y existencia. La Ciencia,
empero, apunta a encontrar la Verdad subyacente en todos los
fenómenos en la Naturaleza, en tanto que la Espiritualidad dirige
su búsqueda de la Verdad hacia el dominio más sutil de la Con-
ciencia, de la cual, tanto el Hombre como el Universo a su alre-
dedor son manifestaciones groseras. Es así que la Ciencia enfoca
su atención hacia los “cómo” y los “qué” respecto de la confor-
mación del mundo, en tanto que la Espiritualidad sondea a ma-
yor profundidad en los “por qué” y los “para qué” de todos los
sucesos y fenómenos. De este modo, encontramos a la Ciencia
analizando a la materia y subdividiéndola para llegar a la Reali-
dad en la base, mientras la Espiritualidad parte justo de la base
de todos los fenómenos y explica luego los múltiples fenómenos
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b) Limitaciones de la Ciencia
En resumen, éstos serían los inmensos beneficios que se le
sumarían a la Ciencia al tomarse de la mano con la Espirituali-
dad. Hoy en día, la Ciencia misma se está volviendo cada vez
más consciente de las limitaciones de su propia metodología y
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c) Las Evidencias
Hoy en día, son más y más los científicos que se atreven a
mostrar la evidencia de esta reciprocidad entre Espiritualidad y
Ciencia, viendo la posibilidad de desarrollar aún más esta rela-
ción entre ambas corrientes de conocimiento. Durante los últi-
mos cincuenta años, eminentes científicos como James Jeans,
Schrodinger, Niels Bohr, Whitehead, Einstein, Alexis Carrel,
Thomas Huxley, Fritjof Capra, Roger Jones, J.C. Bose, Raja Ra-
manna y una serie de otros que incluye a varios Premios Nobel,
le han abierto las puertas a una nueva Era, en la cual la Ciencia
está extendiendo progresivamente sus horizontes hacia el domi-
nio de la Espiritualidad. Es seguro que esto representará una
apertura a través de la cual la Ciencia logrará una visión global
completa e integrada de la materia, el hombre y el “substrato”.
Lo que es más, esta creciente relación le ayudará a la Ciencia a
operar en un plano fundamentalmente más elevado que ahora,
porque, tarde o temprano, esta nueva dimensión de expansión
espiritual le entregaría al género humano una visión del mundo
en la que todos los fenómenos, sucesos y seres vivientes estarían
entretejidos en una sola Potestad Todopoderosa y Supremamen-
te Inteligente en cuanto Creador y Sustentador de todos ellos.
Esta Verdad y su comprensión elevarían al Hombre, justificada-
mente, en cuanto a su autoestima, le agregarían dignidad a su
calidad de tal, sublimarían su vivir y le impulsarían a adecuar su
vida a la paz, al orden y a la armonía de la Naturaleza. La Cien-
cia contribuiría a enriquecer su vida, en tanto que la Espirituali-
dad la ennoblecería. Resulta, por ende, reconfortante el que
J.H.C. Creighton nos diga que: “Con el desarrollo de la Ciencia,
en particular en la investigación fundamental, muchas de las teo-
rías vedánticas se están volviendo defendibles científicamente. In-
cluso científicos eminentes de la estatura de un Einstein y otros,
se sienten confiados respecto de que no está lejano el día en que
la física y la metafísica caminen de la mano”.40
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III
LOS PUNTOS
DE CONTACTO
Y LOS
OBSTACULOS
1. EL CAMPO DE ENCUENTRO
Después de haber examinado desde diferentes ángulos la
forma en que la Espiritualidad y la Ciencia se complementan mu-
tuamente en la búsqueda de conocimiento del hombre, volvámo-
nos ahora hacia algunos puntos en que estas dos corrientes del
saber se encuentran hoy de manera significativa. Hablando en
general, este encuentro se produce cuando la Ciencia se acerca a
la naturaleza fundamental y al propósito del Universo y toca, ya
sea de manera directa o indirecta, a la verdadera materia prima
del Universo que, como la Ciencia se está dando cuenta rápida-
mente, es “materia prima mental” o Conciencia. De hecho, tales
puntos de encuentro han sido visualizados, de vez en cuando,
por algunos hombres de fe como Swami Vivekananda y el Rev.
Fredrick A. Houck, y también por algunos científicos como Pie-
rre Teilhard de Chardin y H.C Bose. No obstante, no les fue po-
sible obtener el apoyo de la Ciencia en tanto los científicos, de
una manera general, siguieran apegados a la visión mecanicista
del Universo. Sólo cuando la Ciencia llegó hasta el nivel atómico
que constituye los bordes del mundo físico, y la materia comen-
zara a diluirse en el misterio, fue que el científico se encontró ca-
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3. LA METODOLOGIA EN LA ESPIRITUALIDAD
La búsqueda de la Verdad en la Espiritualidad ha de ser ne-
cesariamente subjetiva, porque la Realidad que propone es, en
primera instancia, el propio Yo del hombre, el “Ser” o Concien-
cia Puros que ilumina su mente, su intelecto y su facultad de ra-
zonar. Como lo pregunta categóricamente el Vedanta: “¡Oh bus-
cador de la Realidad! ¿Por quién podrá ser conocido el conoce-
dor mismo?” La respuesta es: “Para experimentar la Luz del Es-
píritu en el interior, uno ha de ser ese mismo Espíritu (Tat)”. No
obstante, la Espiritualidad nos asegura que cuando se logra una
visión de la naturaleza interior de esta Verdad del propio “Ser”,
uno llega a conocer simultáneamente, la misma Realidad de la
Conciencia en todos los fenómenos a su alrededor.
Este acercamiento subjetivo, sin embargo, no significa que la
Espiritualidad carezca de un método de investigación. De hecho,
emplea todos los métodos científicos básicos de inducción y de-
ducción, de observación y experimentación que conforman un
enfoque integrado de la Verdad. Este acceso exige del buscador el
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5. EXPERIMENTO Y EXPERIENCIA
Otra duda que a menudo plantean los científicos, es la si-
guiente: “¿Pueden someterse a experimentos las verdades y las
leyes espirituales? ¿Y si fuera posible, cómo podemos nosotros
aceptar como válida la experiencia subjetiva resultante? La res-
puesta por el lado de la Espiritualidad es la siguiente:
La Ciencia de la Espiritualidad no carece de experimentos ni
de resultados mensurables. Sus experimentos, llamados práctica
espiritual o ejercicios y disciplinas yogas, se llevan a cabo en el
propio cuerpo que representa al laboratorio viviente en el que
han de ser encendidas por la Conciencia Pura. En la Espirituali-
dad, el experimento y la experiencia van juntos.
El Yoga como práctica espiritual comprende ejercicios tanto
físicos como psíquicos. Refiriéndose a los primeros, el doctor
Carl G. Jung dice: “Los múltiples procedimientos puramente
corporales del Yoga implican también una higiene psicológica,
desde el momento en que también encierran una filosofía en su
entrenamiento de las partes del cuerpo y las une con la totalidad
del Espíritu. Esta unidad crea una disposición psicológica que ha-
ce posible la intuición que trasciende a la conciencia física”. Los
ejercicios psíquicos que tienen principalmente la naturaleza de
estudio, asimilación y también de práctica de la vida espiritual a
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IV
LA TEORIA
DE LA
CREACION Y DE
LA EVOLUCION
Patanjali
1. EL HIMNO COSMOGONICO
El panorama de la Creación que se despliega sobre el telón
del tiempo ha sido presentado sistemáticamente por la Ciencia
moderna en tres fases claramente delineadas. La primera, co-
menzando con el principio de la Creación, traza la evolución del
Universo material, la que representa un larguísimo proceso que
abarca aproximadamente 11 billones de años. La segunda fase
que abarca de 3 y medio a 4 billones de años, es caracterizada
por la manifestación de vida en la Tierra y la evolución del reino
animal, incluyendo a los homínidos que aparecieron en escena
hace unos 4 millones de años. La tercera se refiere al ascenso
del ser humano por encima del resto de los animales hasta llegar
al hombre civilizado moderno, gracias al desarrollo, durante los
últimos 25.000 años, de su capacidad única de pensar, de razo-
nar y de entender, de levantar sistemas sociales ordenados y, fi-
nalmente, de enriquecer y de elevar su vida con el arte, la litera-
tura y la cultura. Científicamente se las conoce, respectivamente,
como las fases Inorgánica, Biológica y Psicosocial de la evolu-
ción.
Podemos llevar nuestra atención ahora hacia los rasgos ge-
nerales de las dos primeras de estas fases, sobre las cuales, tanto
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* Veda con gran cantidad de plegarias mediante las cuales se pide ayuda a Dios
para obtener la realización de los propósitos de la vida. (N. de la T.)
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2. LA EVOLUCION INORGANICA
a) El Punto de partida
El Himno Cosmogónico del Rigveda describe de la siguiente
manera la situación anterior a la Creación:
El NO SER no existía entonces, ni el Ser;
No había aire, ni cielo más allá de ello.
¿Qué movimiento había allí? ¿Dónde? ¿Dirigido por quién?
¿Había agua allí y abismos insondables?
Estas líneas, al ser parafraseadas, implican que antes de co-
menzar los procesos de la Creación, no había ni “Existencia” ni
“No Existencia”. No había ninguno de los elementos materiales
ni de los fenómenos que hoy en día nos son conocidos como
Naturaleza. Aquella situación representa un misterio inexpresa-
ble, insondable y majestuosamente profundo.
Por el lado de la Ciencia moderna, la más popular de las
cosmogonías la representa la teoría del Big Bang, la cual encuen-
tra su forma más refinada en la presentación del “Modelo Stan-
dard” del físico doctor Steven Weinberg, el Premio Nobel que ci-
táramos antes. El doctor Weinberg sostiene que este modelo es
mucho más científico que otros “debido a la objetividad esencial
de la astrofísica” y, también, “por la presión de los datos empíri-
cos” sobre los que se basa este modelo.8 No obstante, ni siquiera
este modelo “refinado” nos indica con precisión, como lo men-
cionáramos anteriormente, en dónde reside el origen del Univer-
so, desde el momento en que el modelo se inicia con el Huevo
Cósmico y su explosión cataclísmica, la que lanzó en todas direc-
ciones potentísimas fuerzas, elementos extremadamente sutiles y
partículas infinitesimales, todo lo cual conformó con el tiempo el
Universo que vemos hoy. “Existe una embarazosa vaguedad res-
pecto del comienzo mismo del Universo” —dice el doctor Wein-
berg. Sin embargo, después de presentar una “vista cinemática”,
cuadro por cuadro, mostrando cómo el Universo “se expandió,
se enfrió e hirvió”, admite que este tratamiento “no comienza
por el principio”. Hacia el final de su tesis, trata de “atisbar de-
trás del velo”, pero termina por expresar que este ejercicio “nos
deja insatisfechos... Aunque, es al menos lógicamente posible
que sí hubiera un principio y que, antes de aquel momento, el
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b) El Big Bang
El Himno védico describe de la siguiente manera el comien-
zo de la Creación:
El Uno respiraba quieto, sin brisa, por autoimpulso:
No había cosa alguna aparte de Aquello,
el espacio vacío, oculto por la nada,
Aquel Uno que fuera engendrado por la fuerza del calor.
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c) El Plan Cósmico
De acuerdo con el Himno védico, el Ser Supremo entró en
acción de la manera siguiente:
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d) La Manifestación
Con el escenario así dispuesto para Brahman, para que el
Ser Supremo se manifestara, ¿cómo hizo para evolucionar hasta
el Universo físico? El Himno védico responde de la manera si-
guiente:
De esta Gestación surgieron haces de luz
hacia arriba y hacia abajo, se formó la materia densa
y también la Naturaleza se expandió en todas direcciones
cuando el Uno Consciente se difundió en todas partes,
en lo alto y en lo bajo, aquí y más allá.
Estas líneas describen, por una parte, el aspecto físico de la
Creación que culmina en la aparición del Universo y, por otra, la
Inteligencia Cósmica manifestándose gradualmente, paso a paso,
en cuanto Universo en expansión, creando, por así decir, un
cuerpo ilimitado para revestirse con él.
Como lo viéramos antes, el Ser Cósmico se convirtió, en su
proceso de manifestación, en el Principio Cósmico de Energía
Creadora (Shiva-Shakti), proyectando entonces, tanto el Cuerpo
Causal como el Mahat-tatwa o Principio de Inteligencia Supre-
ma, portador del potencial del Universo, limitado por el tiempo-
espacio-causación. Luego, este estado de “indefinición” y de “in-
definibilidad” comenzó a moverse hacia la “definición” visible
por medio de la “solidificación” y la formación de elementos. Se
trató de un desarrollo doble que se produjo simultáneamente en
el plano físico y también en el plano más sutil de la conciencia,
implicando, nuevamente, un principio dual en cada caso.
En el plano físico, los principios causales duales eran Prana y
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e) Síntesis
¿Hasta qué punto concuerdan los principales postulados de
la parte física de la teoría védica de la Creación con las teorías y
descubrimientos científicos sobre el tema?
El primero y más sobresaliente de los hechos en este estudio
comparativo, es que los procesos descriptos en la teoría védica
con referencia al surgimiento de la materia tienen mucho en co-
mún con los que presenta la Ciencia moderna, pese a que ésta
se preocupa exclusivamente de los aspectos físicos y químicos de
esta evolución. Tanto la Espiritualidad como la Ciencia sostienen
que esta evolución, después del Big-Bang, empezó con una ra-
diación de luz y de calor inimaginablemente intensa. El Himno
Cosmogónico hace referencia a este estado como a “rayos de luz
disparados hacia todas partes, en lo alto y en lo bajo, aquí y más
allá”. De acuerdo al Maheswara Sutra, “la poderosa explosión
del átomo primordial liberó luz, sonido y calor que dieron subse-
cuentemente origen a los cinco elementos”. El estado causal del
Universo, viene a ser algo que sugiere una luz como la que emiti-
ría el oro fundido llenando el Universo en aquel momento. Por
parte de la Ciencia se nos dice, similarmente, que “Durante el
primer millón de años, el Universo permaneció en un estado co-
mo de inundación de luz y de brillo visibles, hasta que la radia-
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vida”.65
Hasta aquí en lo que concierne al terreno que Espiritualidad
y Ciencia tienen en común respecto de sus teorías de la Crea-
ción y la Evolución del Universo. ¿Qué hay en ellas respecto de
una previsión de su destino final? También en ello ambas con-
cuerdan en que el Universo tiene una larguísima vida, aunque
también un fin seguro. Pese a que el Vedanta piensa respecto de
la Creación en términos de Kalpa o eón, como se señalara, al
término del cual la Creación retorna a su Primera Causa, la que
vuelve a producirla, conformando así una cadena “sin principio y
sin final” de emergencia y disolución del Universo. De acuerdo a
la teoría védica: “En el momento de la disolución del Universo,
los elementos son absorbidos dentro de Brahman, su causa pri-
mera”.66 En otras palabras, el más denso de los cinco, la tierra,
se sumirá en el agua, el agua será ahogada por el fuego, el fuego
será absorbido por el aire y el aire desaparecerá en el espacio,
etc., hasta que el Mahat, Hiranyagarbha, Shiva-Shakti y todo se
refunda en Brahman. Este es el modo en que, como nos lo cuen-
ta el Bhagavad Gita, el Universo entra en la Noche de Brahma y,
entonces, espera la aurora en la que comenzará a emerger nue-
vamente.
Por el lado de la Ciencia ha ido ganando terreno esta visión
del fin del Universo. Como lo señala el Prof. Ferris: “El protón,
el ciudadano sólido que preside el núcleo de cada átomo y que
alguna vez fuera considerado como eterno, ha sido calificado co-
mo sujeto a la decadencia por descubrimientos recientes y, por
ende, hace que sea seguro que este desarrollo lleve al Universo a
su fin”.67 Según el doctor Weinberg, durante sus últimos tres mi-
nutos, el Universo pasará a través de los mismos procesos de su
evolución, aunque ahora en orden revertido. Y agrega: “Hasta
donde sabemos, el Universo iniciaría, entonces, un nuevo ciclo...
como parte de un interminable ciclo de expansión y de contrac-
ción que se extiende hacia el pasado infinito, sin principio algu-
no”.68 Igualmente significativo es el hecho de que en la antigua
mitología hindú, la duración de un Día de Brahma (el Principio
Cósmico Creador) es de 4.329 millones de años, “cifra que, cu-
riosamente, se aproxima mucho a la edad del Sistema Solar esti-
mada por la Ciencia en 4.500 millones de años”.69
La Fase Inorgánica de la Evolución que presenta la teoría vé-
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3. LA EVOLUCION BIOLOGICA
Según nos lo dice la Ciencia, la evolución biológica se inició
aproximadamente 11 billones de años después del Big-Bang con
la aparición de la primera célula viviente sobre la Tierra hace al-
go más de tres billones de años. A partir de esta ameba unicelu-
lar se fueron desarrollando progresivamente organismos multice-
lulares de mayor complejidad, hasta que, hace aproximadamente
25.000 años, hiciera su aparición en escena el hombre primiti-
vo. Entonces se inició la fase psicosocial, en la que la conciencia
humana comenzó a expandirse y a desarrollarse en varias direc-
ciones hasta que emergiera el hombre completo, inteligente, ra-
cional y dotado de arte y de cultura hace más o menos unos 6
mil a 10 mil años, período que, curiosamente, coincide con el
período védico en la historia hindú.
Según la Espiritualidad, la real evolución comenzó únicamen-
te con la fase biológica. En la fase orgánica que tratáramos an-
tes, lo que se produjo fue una “involución” en la que el “ser” cós-
mico, que es ilimitado y libre se fue involucrando progresivamen-
te y de manera aparente en el convertirse en el Universo físico.
La Conciencia Cósmica Infinita se manifestó primero como
energía, a continuación como elementos sutiles que se fueron
haciendo cada vez más densos y, en ese proceso, en cierto mo-
do, se fue quedando “ligada” en materia de diversos tipos y for-
mas. Con el comienzo de la evolución biológica, este proceso
fue revertido. Gradualmente, la Conciencia Cósmica fue logran-
do, en cierto modo, “liberarse” de su aprisionamiento en la ma-
teria. De la materia inerte surgió la materia viviente, seguida por
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101
a) El surgimiento de la vida
En el Prasna Upanishad vemos que la primera pregunta que
le plantea el buscador de la verdad a su sabio preceptor es: “Ve-
nerable Señor, ¿de dónde nacieron todas estas criaturas?”76 Este
interrogante ha sido respondido en varias Upanishads, porque el
origen de la vida que es el microscópico comienzo del Hombre,
constituye el más grandioso suceso en la historia del Universo,
102
103
este punto de vista, el biólogo Pattee dice: “Si fueron sólo factores
físicos y químicos los que llevaron al surgimiento de la vida, la
Ciencia debería ser capaz de explicar porqué solamente algunas
moléculas fueron transformadas en moléculas portadoras de men-
sajes para formar organismos y para funcionar de manera extraor-
dinaria”. Sostiene que: “Cuando moléculas inertes se elevan al ni-
vel de moléculas vivientes, se ha de producir algún tipo de integra-
ción superior que no puede ser explicado totalmente en términos
de procesos físicos y químicos”. También indica: “Ningún biólogo
ha sido capaz de explicar, hasta ahora, el porqué algunas partícu-
las dejaron de funcionar como materia y ascendieron al nivel de
sistemas vivientes organizados”.88
Esta tesis de los biólogos se ve reforzada por físicos y psicólo-
gos que nos dicen que la conciencia se encontraba desde siempre
en la materia, aunque en forma rudimentaria. Físicos como Schro-
dinger señalan que, si vemos la materia en la forma en que lo hace
la física moderna, es decir como algo parecido a un conglomerado
de minúsculos haces giratorios de energía afines al pensamiento,
se ve disminuida la dificultad de comprender el surgimiento de la
vida. “Porque, si consideramos también al pensamiento como un
tipo de energía, el problema se ve reducido a la interacción de afi-
nes con afines. Ello también nos da la seguridad de que es razona-
ble avanzar aún más y sostener que la materia, en este moderno
sentido ‘inmaterial’, está colmada de inteligencia”.89
De hecho, esta tesis de la conciencia en la materia fue com-
probada por otro físico eminente, el doctor Jagadish Chandra
Bose, hace ya casi siete décadas. Como lo expresa él mismo
acerca de sus descubrimientos, “se sorprendió de encontrarse
con demarcaciones limítrofes que se desvanecían y con puntos
de contacto que emergían entre los ámbitos de lo viviente y lo no
viviente. Se encontró con que la materia inorgánica nada tenía
de inerte; una reacción común parecía reunir al metal, la planta
y el animal bajo una ley general. Todos ellos exhibían, en esen-
cia, los mismos fenómenos de fatiga y de depresión, junto con
posibilidades de recuperación y de exaltación, aunque también
podían mostrar aquella falta permanente de respuesta que se
asocia con la muerte”.90
Uno de los vacíos desde el punto de vista biológico respecto
de la vida, que señalan principalmente los psicólogos, es el he-
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cen marginar sólo lo que viene a ser específico para las cosas vi-
vientes y los procesos vitales”.95 Sin lugar a dudas, el inteligente
funcionamiento de las moléculas es debido al contenido del men-
saje del ADN en el código genético, el cual es responsable por
las variaciones tanto de las características físicas como de las psi-
cológicas de cada ser viviente. Cada gen se ha hecho teniendo
en cuenta un objetivo inteligente, calculado e intencionalmente
diseñado. La cantidad de información que lleva, aumenta mani-
fiestamente al progresar la evolución. Y, por otra parte, además,
la correspondencia entre el ADN y el PAA para producir una
adecuación precisa entre cuerpo y mente en cada orden de las
especies en evolución, haciendo que cada uno de sus miembros
sea tanto física como psicológicamente completo en su respecti-
vo grupo, muestra el operar inteligente de algún principio no físi-
co para producir este equilibrio en cada animal.
También los psicólogos están expresando el criterio de que
ha de deberse a una dirección y guía inteligentes el que cada una
de los cientos de billones de células en cada ser humano funcione
en una cooperación plena con todas las demás en pro de todo el
organismo. En las palabras de Charles Sherrington: “Es como si
un principio muy íntimo inspirara a cada célula con el conoci-
miento de un plan”. Similarmente, el doctor Sandweiss hace no-
tar que los intrincados procesos de sólo dos células: óvulo y es-
permatozoide, que se encuentran en un útero y se van desarro-
llando gradualmente para constituir un organismo fascinante de
billones de células que se diversifican en células musculares, ner-
viosas, óseas, etc., y que desembocan finalmente en el “milagro”
de completar a un ser humano, sólo podrían producirse bajo las
órdenes “de un director aún desconocido”.96
Es así que las nuevas tendencias del pensamiento sobre la
evolución implican una continuación del mismo principio básico
que está ganando terreno con respecto al surgimiento de la vida
en las moléculas, vale decir, el que debe de haber algún principio
inteligente operando en toda la evolución. Se está llegando a
considerar que si las características físicas y psicológicas fueran
los únicos determinantes de la evolución, todos los simios del
mundo se habrían convertido en hombres en la actualidad. Los
seres más desarrollados evolucionaron gracias a algún principio
consciente que actuaba hacia una meta establecida, a través de la
persistencia de la necesidad física, de mejores estructuras anató-
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V
A
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ORIA Q
E
LA T
1. LA VISION CLASICA
El mundo de la materia, en la concepción física clásica, esta-
ba hecho de partículas dotadas de valores tan constantes como
masa, volumen y peso y, además, eran fijos y definidos los princi-
pios que gobernaban las relaciones entre ellas: su posición,
atracción mutua, repulsión, etc.. Este enfoque le ayudó a la Cien-
cia a realizar tremendos avances en el descubrimiento de una se-
rie de hechos universales e inmutables, de principios y de leyes
pertenecientes a los fenómenos naturales observables. Los princi-
pales de entre ellos, denominados “constantes de la Naturaleza”,
constituyeron los fundamentos de la física clásica. Por ejemplo, el
principio de la conservación de la materia, postulaba que la mate-
ria era indestructible; la cantidad de materia, consistente por ente-
ro de átomos, permanecería constante a través de todas las modi-
ficaciones a que se la sometiera; incluso el número de átomos se-
guiría siendo el mismo. De manera similar, el principio de conser-
vación de la energía postulaba que el total de energía de un siste-
ma aislado se mantendría siempre constante puesto que la ener-
gía no puede ser creada ni destruida. La Ley de Causación postu-
laba que la Naturaleza consistía en una secuencia de hechos co-
nectados causalmente, en que sucesos materiales previos determi-
nan la ocurrencia de sucesos materiales posteriores. Por sobre to-
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2. LA TEORIA QUANTICA
Desde el punto de vista clásico, la materia estaba compuesta
por partículas indivisibles e indestructibles, cada una de las cuales
tenía una masa, un volumen y un peso constantes y ocupaba un
punto definido en el espacio en cada instante del tiempo. Todos los
sistemas físicos —estrellas y planetas, piedras y árboles, animales y
seres humanos— eran construcciones más o menos complicadas
de estas partículas materiales indivisibles que tenían una continui-
dad en el espacio y el tiempo y que ejercían influencias mutuas, de
acuerdo a leyes estrictamente definidas. De este modo, todo el
mundo, según la Ciencia clásica, era una estructura de átomos y de
luz: los primeros consistían en partículas y la segunda, en ondas.
Esta teoría de que la materia no tenía sino átomos como sus
bloques constitutivos, fue violentamente conmocionada a fines del
siglo pasado, cuando Michael Farraday descubrió que el átomo
está constituido por partículas eléctricas. Ernest Rutherford, si-
guiendo este descubrimiento, encontró que el átomo estaba con-
formado por moléculas y electrones que giraban a su alrededor.
El descubrimiento de los Rayos X y el fenómeno de la radioactivi-
dad en esos tiempos, proveyó de nuevos instrumentos y técnicas
para sondear más profundamente que nunca anteriormente, en
los misterios de la materia. En 1900, Max Planck expuso su sor-
prendente teoría de que existe una discontinuidad fundamental e
irrevocable en el intercambio de energía entre un sistema elemen-
tal (átomo o molécula) y la radiación de luz y calor. Describió la
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3.4. La antimateria
Un hecho digno de mencionarse en conexión con lo anterior
es que, muy poco después de la formulación en Copenhague de
la Teoría Quántica, se le dio nueva luz al átomo a través de la
ecuación relativista de Paul Dirac de la “fórmula de la antimate-
ria” la cual, como veremos más adelante, ha confirmado la exis-
tencia de “antimateria” lado a lado con la “materia”, en todo ti-
po de partículas. Cada partícula subatómica posee una carga
eléctrica —positiva, negativa o neutra— y tiene también una
contraparte que es exactamente como ella, pero opuesta en va-
rios aspectos de importancia, en particular en cuanto a la carga
eléctrica. Estas partículas con cargas positivas y negativas se atraen
constantemente unas a otras. Este fenómeno de atracción entre
las partículas ha sido bien descripto como “el pegamento del
Universo”. Así, por ejemplo, el electrón tiene un antielectrón
con la misma masa, pero con una carga opuesta. La partícula de
carga positiva —el positrón— presenta simetría entre materia y
antimateria. Cuando un electrón encuentra a un positrón, ambos
se aceleran recíprocamente. En este proceso, ambos desapare-
cen y, en su lugar, aparecen dos positrones que, como lo descu-
briera Einstein, contienen partículas y no ondas. Es así que “El
Universo está hecho tanto de partículas como de antipartículas,
que se combinan en átomos regulares para configurar moléculas
regulares, que conforman la materia regular que vemos en todas
partes”.12
4. EL CUADRO METAFISICO
4.1. El “Anu” invisible
Los conceptos védicos de “Anu” y “Paraanu” se aproximan
mucho a los de átomo y partícula de la física moderna. El anu es
definido en las Upanishads, como “aquella sustancia última que
está en la base de todos los fenómenos materiales, y que no pue-
de seguir siendo subdividida”.16
Al igual que todos los demás proyectos, eventos y otros fe-
nómenos en la Creación, el anu es relacionado por el Vedanta
con la Realidad Ultima, es decir Brahman, el Ser Supremo, el
más sutil de los principios que subyace en todo el Universo mani-
festado y que le es inherente. El “ser” es la única esencia de to-
das las cosas tanto animadas como inanimadas. De manera con-
sistente con esta tesis básica del Vedanta, el anu es descripto co-
mo la más pequeña manifestación del “ser” puro, cuyo centro ín-
timo de “existencia” contiene la tendencia de llegar a manifestar-
se como sustancia densa. Por ende, el anu es considerado como
“Shakti” o energía sutil. Es por ello que se nos dice, además, que
es “eterno, sin partes, impensable y luminoso por sí mismo”. Re-
firiéndose a esta íntima relación del anu con la Realidad Cósmi-
ca, Swami Vivekananda dijo, a comienzos de este siglo, que “él
era capaz de ver al magno Universo en el ínfimo átomo. Todo el
macrocosmos no era sino el microcosmos expandido, y el micro-
cosmos no era sino el macrocosmos encogido”.17
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4.2. Shiva-Shakti
La energía dinámica y la actividad interaccional e interrela-
cional de los campos que hacen surgir las partículas dentro del
átomo, se encuentran bellamente simbolizadas en el concepto
del Shiva-Shakti del Vedanta. En él, “Shiva es la Realidad perfec-
ta en la que existe la Energía de la Conciencia Cósmica en esta-
do de latencia”. Se encuentra siempre equilibrado y alerta para
entrar en acción. “Shiva se encuentra centrado en su propio va-
lor y en consecuencia brilla en Su Divino esplendor”. La palabra
“Shiva” misma se encuentra definida en el Svetasvatara Upanis-
had: “El es inherente a todos los elementos y seres. Lo impregna
todo. El es todo lo que es y por ello se le llama Shiva”.
¿Cuál es la naturaleza de Shakti, la consorte de Shiva? En el
Devi Bhagavata, Shakti es glorificada como “el Ser Supremo que
es Fuente Inagotable de Energía”20, porque “todos los elementos
densos y sutiles y todo el mundo compuesto por ellos, están sien-
do constantemente creados por Shakti y mostrados a Shiva. En
todos los objetos y fenómenos, solamente Shakti se manifiesta y
es la única realidad que envuelve al mundo entero. Sin Shakti,
Shiva es impotente e improductivo”.21 Shakti o la Energía Cós-
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4.3. Purusha-Prakriti
En el pensamiento védico, “Purusha” y “Prakriti” (macho y
hembra, lo masculino y lo femenino) son dos principios opues-
tos, responsables de la manifestación del Universo material. Aun-
que aparentemente opuestos, no se muestran antagónicos, sino
que son mutuamente complementarios. Son casi idénticos al
principio de Shiva-Shakti, salvo el importante hecho de que este
último se muestra más activo en la naturaleza de la interacción
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VI
LA TEORIA
DE LA
RELATIVIDAD
Sheldon Cheney
(Extracto de “Hombres que han caminado con Dios”)
1. LA TEORIA
En 1905, el doctor Albert Einstein presentó su Teoría Espe-
cial de la Relatividad que, con justicia, se la considera como el
primer bloque en la construcción de la estructura de la Física del
Siglo XX. Esta teoría, aun estando dirigida hacia la obtención de
una percepción más profunda de la naturaleza del electromagne-
tismo y abarcando la medición del espacio y el tiempo, condujo,
en el proceso de la investigación, a una visión completamente
nueva de la naturaleza del espacio y el tiempo. Diez años más
tarde, Einstein avanzó en su Teoría General de la Relatividad,
ampliando la primera para incluir a la gravedad y al movimiento
de los cuerpos en el espacio. Gracias a esta expansión de sus ho-
rizontes, la Teoría de la Relatividad adquirió una concepción am-
plia y unitaria de todo el Universo, en la que los conceptos cientí-
ficos establecidos de espacio y tiempo, materia, movimiento y
causación, sufrieron un cambio casi revolucionario. En una oca-
sión, Einstein mismo entregó, en sólo dos frases, una versión
simplificada aunque clara de su gran teoría: “Si supusiéramos la
desaparición de toda la materia del mundo, uno podría creer, an-
tes de la Relatividad, que el espacio y el tiempo habrían conti-
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3.1. El espacio
De acuerdo con la Teoría de la Relatividad, el espacio en
cuanto entidad, no existe por sí mismo. No es más que el “va-
cío” entre dos cosas. Cada objeto, en la Creación, se ubica en
relación a otros objetos. La posición de cada objeto está determi-
nada así por los otros que lo rodean, en tanto que este objeto de-
termina la distancia de todos los demás de su entorno. Ya se se-
ñaló, por lo demás, el elemento subjetivo en las especificaciones
relativas al espacio, tales como “lejos” y “cerca”, “alto” y “bajo”.
Por ende, el concepto de espacio no es absoluto, sino sólo “rela-
tivo”.
Por otra parte, el espacio había sido una entidad indepen-
diente y cognoscible por nosotros, sin referencia a ningún factor
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3.2. El tiempo
Como se señalara antes, la “relativización” de estos concep-
tos por Einstein se mostró, comparativamente, más revoluciona-
ria respecto del tiempo y del movimiento que para el caso del es-
pacio. Einstein deshizo la noción clásica del fluir universal del
tiempo que daba la impresión de que el Universo poseía un reloj;
en su lugar, Einstein puso ante nuestros ojos al Universo mismo
en cuanto reloj.
Así como el espacio es la distancia entre dos objetos, tam-
bién el tiempo es el intervalo entre dos sucesos y, como tal, no
posee una existencia absoluta. En cada caso su medición es rela-
tiva a algún marco de referencia. Mas, también aquí, nuestro
marco de referencia usual es tan indefinido y carente de sentido
como el que vimos con relación al espacio o distancia. Es así que
cuando alguien dice haber dormido una hora, se estará refiriendo
al tiempo que le tomó a la aguja más corta del reloj el recorrer
30º, en tanto que el reloj mismo ha sido diseñado para que esa
aguja complete una vuelta de 360º entre una salida y una puesta
de sol. Las salidas y puestas de sol, por su parte, son determina-
das por factores más remotos como la rotación de la Tierra y és-
ta a su vez, se refiere al movimiento de los planetas en la galaxia.
De modo que, como en el caso de la “distancia”, nuestra medi-
ción del tiempo siempre es sólo relativa y tampoco tiene un mar-
co de referencia absoluto.
Nuevamente, al igual que el espacio, el tiempo también tiene
un aspecto subjetivo. El tiempo en cuanto tal, no se mueve en sí
mismo. Representa una forma de percepción de la mente huma-
na expresando su conciencia de los cambios que se producen en
el mundo exterior o respecto de las cosas que piensa. Por ejem-
plo, vemos que el Sol ha pasado del Oriente al Occidente o que
las manecillas del reloj han avanzado un gran trecho por la esfe-
ra, y estas observaciones marcan para nosotros el “paso” del
tiempo. En verdad, es nuestra mente la que concibe estos movi-
mientos como indicadores del flujo del tiempo, el cual es, de he-
cho, infinito y por lo tanto no tiene movimientos.
Tanto los aspectos relativos, como los subjetivos del tiempo
se vuelven más evidentes cuando más sondeamos en su naturale-
za. Cada “momento” del tiempo existe tan sólo en cuanto a que
ha borrado al anterior que lo generara y, luego, es a su vez bo-
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rrado por el que le sigue. El concepto del pasado, para cada uno,
consiste en estos momentos pretéritos, almacenados en su men-
te, llenos de sus “propias” experiencias y de los sucesos vistos,
oídos y leídos. Estos hechos y experiencias difieren de una perso-
na a la otra. De manera similar, el “futuro” también está almace-
nado, aunque vagamente con los propios planes y problemas,
esperanzas y ansiedades, anticipaciones y temores, los que tam-
bién difieren de una persona a otra. De modo que, si los exami-
namos en detalle, tanto el pasado como el futuro están vacíos,
mientras sus contenidos se conectan solamente con el sujeto y,
en cada caso, en relación con el mundo de objetos y seres que lo
rodea. Solamente el presente representa la eterna realidad inde-
pendiente, en tanto que pasado y futuro no son sino concepcio-
nes de la mente humana. Haciendo referencia a este vacío de
tiempo revelado por la Teoría de la Relatividad, el físico Mendel
Sache hace notar que “La real revolución que se produjo con la
teoría de Einstein, fue el abandonar la idea de que el sistema co-
ordinado de espacio-tiempo tiene un sentido objetivo en cuanto
entidad separada. Contrariamente a esta idea, la Teoría de la Re-
latividad implica que las entidades de espacio y tiempo sólo cons-
tituyen elementos de un lenguaje utilizado por un observador pa-
ra describir su medio ambiente”.4
3.3. El movimiento
Como se viera anteriormente, la visión clásica del movimien-
to sostenía que la velocidad de la luz es infinita y que, en conse-
cuencia, un hecho dado podía ser visto simultáneamente por to-
dos los observadores, sin sufrir los efectos de la diferencia en las
distancias que los separaran de él. Einstein postuló que la veloci-
dad implica una rapidez finita. Por ello resulta imposible transmi-
tir cualquier señal o hecho físico con una velocidad infinita o el
hacerlos viajar hacia todas las partes del orbe en un tiempo cero.
También descubrió que la velocidad de la luz no es infinita sino
que es de 186.000 millas por segundo, lo que representa la ma-
yor velocidad posible y muy próxima a la velocidad infinita. A es-
ta inimaginable velocidad, uno podría dar la vuelta a la Tierra,
por sobre su Ecuador, más de siete veces en un segundo. Fue así
que el límite máximo para todo tipo de transportación o acarreo
y trayecto de energía se fijó sobre esta base. Puesto que la medi-
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4. EL CONTINUUM ESPACIO-TIEMPO
Einstein refutó con sus ideas la teoría establecida de que el
espacio representaba una estructura en la que se mueve un nú-
mero infinito de objetos materiales o se desarrollan sucesos sin
relación alguna con la dimensión del tiempo. También postuló
que el tiempo no representa una dimensión independiente, mo-
viéndose siempre hacia adelante, sin relaciones con el espacio o
la materia. En verdad, nosotros percibimos la materia simultánea-
mente, tanto en el espacio como en el tiempo. La forma por la
cual se la aprehende ocupa espacio; el hecho mismo de su exis-
tencia se debe a algún cambio que haya sufrido en el pasado,
que esté manifestándose en el presente o que vaya a ocurrirle en
el futuro, lo cual le da la dimensión del tiempo. Por ejemplo,
cuando observamos una fruta no madura, su masa se relaciona
con el espacio, en tanto que todos los procesos de su desarrollo
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5. CAUSALIDAD
Con el peso de la Teoría de la Relatividad, la cadena clásica
de la causalidad, con sus eslabones de causa-efecto, se soltó en
algunos puntos de importancia. Por una parte, el concepto new-
toniano de la velocidad infinita de la luz había hecho creer al físi-
co clásico que dos hechos causalmente ligados, serían vistos si-
multáneamente por todos los observadores, sin importar la dis-
tancia a que se encontraran del lugar en que ocurriesen. Mas la
Teoría de la Relatividad, habiendo descubierto que la velocidad
de la luz, aun siendo la más alta velocidad de todas en el Univer-
so, es finita, postula que, necesariamente, un hecho tomará
tiempo, por muy infinitesimal que sea, para viajar o para ser
transmitido hasta los observadores, y ese intervalo será depen-
diente, tanto de la distancia como del medio de transmisión y/o
el empleado para viajar, involucrado. Si dos eventos se producen
simultáneamente pese a estar separados por la distancia, la Teo-
ría de la Relatividad no les adscribiría ninguna relación causal. A
lo sumo se consideraría que muestran sincronicidad (vale decir
una conexión o relación acausal).
En segundo lugar, como lo viéramos en la sección preceden-
te, el movimiento del continuum espacio-tiempo y el de la causa-
lidad, no son compatibles. La Teoría de la Relatividad distingue
dos clases de relaciones de hechos: los de tipo tiempo y los de ti-
po espacio. En el ejemplo de la llamada entre Londres y Bom-
bay, se observó que la recepción de la llamada por L y el recono-
cer luego la voz de B, fueron dos eventos separados que se asen-
taban sobre bases distintas, en relación con el que B marcara pa-
ra contactar a L por teléfono. De modo que el que L escuchara
la campanilla en Londres tenía una relación de tiempo con B, en
tanto que el reconocer en ello la voz de B, representaba una re-
lación de tipo espacio. Sólo los pares de hechos del primer tipo
guardan una relación de causa-efecto, pero no los del segundo ti-
po. De manera similar, en el caso de la salida del Sol que es ob-
servada por nosotros en la Tierra varios minutos después de su
ocurrencia en la galaxia*, responde al punto de vista de que no
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VII
EL HOMBRE,
LA CREACION
Y EL CREADOR
Swami Vivekananda
tarla hacia una meta. Entre las autoridades que cita, se encuentra
Ralph Lapp, también un científico convertido en escritor, quien
dice: “Nadie, ni el más brillante de los científicos que aún viven
hoy en día, sabe realmente hacia dónde nos está llevando la
Ciencia. Estamos a bordo de un tren que está tomando cada vez
más velocidad, que corre raudo sobre rieles en los que hay un
número desconocido de palancas de cambio de vía que llevan ha-
cia destinos desconocidos. No hay un solo científico en la cabina
del conductor y puede que haya demonios ocupándose del cam-
bio de vías. ¡La mayor parte de la sociedad va en el vagón de co-
la, mirando hacia atrás!”3 Puede que Lapp esté implicando aquí
que la “sociedad en el vagón de cola”, ya sea no se interese por
mirar hacia adelante o no se atreva a ver lo que le depara el futu-
ro. ¡Ambas interpretaciones podrían ser acertadas, la primera
como causa y la segunda como consecuencia!
Finalmente, en cuanto a la Tecnología, se nos dice que una
parte sustancial de los mejores talentos de la Ciencia, se encuen-
tran al servicio de los gobiernos de sus respectivos países, y son
puestos a trabajar en la tarea de fortalecer el poder “defensivo”
de éstos. También, por otro lado, la Ciencia se encuentra actual-
mente en una situación en la que sus descubrimientos pueden
servir para ser aplicados para propósitos tan destructivos, que los
mismos científicos llegarían a lamentar sus genuinas contribucio-
nes al conocimiento humano. El descubrimiento del poder nu-
clear que condujo a la invención de la devastadora bomba atómi-
ca, no representa sino un hecho ampliamente conocido. Poco
más de una década atrás, el doctor Walter Orr Roberts, anterior
Presidente de la Asociación Americana para el Progreso de la
Ciencia, anunció que preveía la posibilidad de que la Ciencia pu-
siera a todo el globo terráqueo bajo observación continua, en un
futuro cercano y a un costo razonable. Dijo: “Estamos concibiendo
con esto un mejoramiento sustancial del pronóstico de tormentas,
heladas, sequías y problemas de “smog”, lo que procuraría oportu-
nidades para evitar desastres”. Agregando luego: “Pero también
podemos ver cómo acecha en el ulterior conocimiento de hoy,
una potencial terrible arma de guerra: la deliberada manipulación
del clima en beneficio de unos pocos poderosos, y también en de-
trimento del enemigo, pero quizás, incluso, de los que se encuen-
tren cerca pero que no están directamente involucrados”.4
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3. TRABAJANDO EN CONJUNTO
En cualquier moción para hacer que Espiritualidad y Ciencia
vayan de la mano, el primer hecho que hay que considerar es
que la Sabiduría Védica no implica únicamente conocimiento
“no material” como se piensa a veces. Como se ha ido clarifican-
do, contiene tanto conocimiento sobre el Universo material co-
mo el que tiene la Ciencia de la física. De hecho, va más allá,
puesto que lanza luz sobre la unidad del Hombre, la Creación y
el Creador, al adentrarse en sus interrelaciones y luego descifra
la base común que tienen en la Realidad Ultima de la Conciencia
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6. EL CREADOR
Los capítulos anteriores han mostrado que el concepto de la
Realidad en la Ciencia se ha acercado mucho al sustentado en la
Espiritualidad. De hecho, un gran número de hombres de cien-
cia, tanto en India como en el extranjero, están aceptando que
estos conceptos provenientes de dos campos diferentes del cono-
cimiento, convergen hasta un punto en el que llegan a ser idénti-
cos entre sí.
El punto de vista védico es que toda la Creación es la mani-
festación de un Principio Infinito, Eterno y Supremamente Inteli-
gente, que también tiene los atributos de Paz y Bienaventuranza.
Este Ser Supremo —Conciencia e Inteligencia— es “lo más pe-
queño de lo pequeño” en el micro-nivel y ”lo más vasto de lo
vasto” en el macro-nivel. Además, el Shiva-Shakti (Conciencia y
Energía Cósmicas) que proyecta el Universo y pone en funciona-
miento la Ley del Orden y la Verdad, mantiene la actividad de
éste en perfecta armonía, de acuerdo con el Designio Cósmico.
En su búsqueda de la Verdad que subyace en todos los fenó-
menos físicos, la Ciencia se ha alejado, durante el presente siglo,
del mundo de las percepciones sensoriales, y ha llegado hasta los
bordes mismos del mundo físico. Ha comenzado a extender aho-
ra su visión hacia la Realidad que se encuentra más allá. La Teo-
ría Quántica y la de la Relatividad, en conjunto, han llevado al
hombre de ciencia a que instale la Conciencia en el altar reserva-
do a la Realidad, empujando hacia una posición subordinada tan-
to a la “partícula” como a la “onda”. “En la Mecánica Quántica
—dice el físico Dr. Roger Jones— la Conciencia ha sido introdu-
cida en el cuadro”.18 Otro físico, el doctor E.H. Walker, nos dice
que los protones dentro del átomo muestran signos de concien-
cia. Según estos físicos, la materia es energía dinámica (Shakti)
en su centro, y a diferencia de la electricidad inanimada, mues-
tra, en el nivel subatómico, un designio inteligente en su funcio-
namiento. Los protones parecen poseer “información” y actúan
en concordancia, como una célula orgánica.19
Igualmente importante es el hecho de que también la Teoría
de la Relatividad llega a la conclusión de que la Conciencia repre-
senta el material básico del Universo. Como en el caso de la Teo-
ría de los Quanta, también en la Relatividad los físicos han descu-
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7. LA CREACION
Habiendo revisado el perfil del Creador que nos traza la Es-
piritualidad y también el de la Ciencia, podemos ver también el
concepto de la Creación que ambas proponen. Ambos concep-
tos se han acercado tanto, que el cuadro de la Creación presen-
tado por ellas se parecerá mucho, al igual que en el caso del
Creador.
Según la Espiritualidad, todo el Universo es una manifesta-
ción densa de la Conciencia Cósmica misma. Ya explicamos los
diferentes procesos de “condensación” de éste, el más sutil de
todos los principios sutiles, para ir asumiendo gradualmente for-
mas más densas hasta que llegara a existir todo el Universo de
espacio y de objetos. En consecuencia, naturalmente que el “ma-
terial” del Universo es el de su Creador, vale decir: únicamente
Conciencia. “Todos los seres no son más que Conciencia; lo
mismo sucede con los tres mundos, también son sólo Concien-
cia”.
Al ser esta Conciencia el único substrato de todos los objetos
y seres, sucesos y otros fenómenos, todo el Universo tiene una
unidad básica. En este plano absoluto, el Universo trasciende la
multiplicidad de objetos y de seres. Por otra parte, empero, de
acuerdo al designio del Creador, el Universo le presenta a la
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9. LA RELIGION “CIENTIFICA”
La Ciencia es universal y también lo es la Espiritualidad. Re-
conocidamente, ambas poseen un inmenso potencial que puede
beneficiar a la Humanidad. Sin la Ciencia, la vida sería para el
Hombre una dura lucha por la existencia en todos los frentes del
vivir. Sin la Espiritualidad, el Hombre se vería reducido a ser un
robot sin Alma o un animal agresivo. La Espiritualidad y la Cien-
cia son para el Hombre como sus dos piernas; ambas le son ne-
cesarias para seguir su ascenso en la evolución psicosocial hacia
su meta individual y colectiva.
Las secciones precedentes ofrecen suficiente evidencia en lo
referente a la necesidad y factibilidad de que Espiritualidad y
Ciencia, en conjunto, ofrezcan una Religión Universal al género
humano. Esta evidencia puede fortalecerse aún más por medio
de dos testimonios revestidos de autoridad: por un lado el de la
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1) VERDAD
A medida que el Hombre avanza por la senda espiritual, va de-
sarrollando intuitivamente la convicción de la existencia de la Ver-
dad de la Divinidad en el centro de su ser. Esta convicción, a su
vez, lo impulsa a adecuar su vida, de la mejor forma en que le sea
posible, con la meritoria meta de realizar esta Verdad. Descubre,
entonces, que el pseudo-yo al que se había estado aferrando tenaz-
mente por años, no ha hecho sino alejarlo cada vez más de la Rea-
lidad. También se da cuenta de que la Verdad dentro de él le exige
mantener su cuerpo tan limpio y saludable como un templo, y su
corazón tan puro como un altar para su Dios invisible. De manera
consecuente, hará todo lo posible por evitar todo tipo de pensa-
mientos, palabras o acciones que puedan profanar este sagrado
ideal. Simultáneamente, se empeñará en adecuar su conducta y
también su modo de vida a través de la Espiritualidad, a las normas
establecidas para el buscador de la Verdad. A medida que avanza
por esta senda, su creciente conciencia de sí mismo “le coloca en
un nuevo plano de existencia. A lo que se suma un estado de eleva-
ción moral y un sentimiento de sublimación, junto a otros de júbilo
y de serenidad que nacen de la conciencia de la vida eterna”.57
Como resultado, surgen dentro de él una serie de valores
adicionales como los de limpieza física y pureza de corazón, de
resistencia y de confianza en sí mismo, de control y autodiscipli-
na, todos los cuales se acrecientan y se multiplican en la medida
de su avance.
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2) RECTITUD
La Rectitud o Dharma que se basa en la Verdad, ha sido de-
finida como “La Ley de la Justicia y la Armonía que le es inhe-
rente a la estructura del Universo, según la voluntad de Dios”.58
Para el buscador de la Verdad, por ende, Rectitud significaría lle-
var una vida de justicia y armonía en todas sus relaciones con los
demás, en todos lo niveles: en el hogar, en la sociedad, en la na-
ción, etc. Para él, albergar cualquier pensamiento, pronunciar
cualquier palabra, o realizar cualquier acto en contra de la Ley de
Justicia o Armonía de Dios, afectaría seriamente su progreso por
la senda espiritual. Lógicamente, entonces, todo lo que pensara,
hablara o actuara de acuerdo con estas leyes, lo haría estar más
y más consciente en el amor, la luz y la alegría de su Creador.
Por lo tanto, tratará de modelar todos los aspectos de su vida y
de sus actividades, para que reflejen tantos de los atributos de
Dios como le sea posible. La resultante es que desarrollará asi-
mismo, valores como la lealtad y la honestidad, el sentido del de-
ber y la integridad de su carácter, la conciencia nacional y el pa-
triotismo, el sentido de responsabilidad social y el sentimiento de
pertenecer al Creador. Nunca vacilará ni se apartará de los dicta-
dos de su conciencia, a la que venerará como la Voz de Dios.
3) PAZ
La paz, en cuanto valor espiritual, no representa ningún pro-
ducto de esfuerzos deliberados para resistir a las dificultades o al
dolor, sino que constituye una “serenidad” de un orden superior
y más positivo, que emana de la conciencia de la Realidad dentro
de uno mismo. Ella es una manifestación de Sat, la existencia
pura del Alma, como “la paz que está más allá de todo entendi-
miento”.
A medida que se expande la Conciencia, comienzan a per-
der fuerza las atracciones magnéticas de los objetos sensoriales,
la dualidad de “los pares de opuestos” y la perturbadora multipli-
cidad de objetos y de seres. “Cuando uno llega a aprehender el
predominio de Dios en todas partes, el total de las manifestacio-
nes aparece como una proyección de la Divinidad”. Esta visión
beatífica, combinada con la “libertad” del espíritu, producen una
paz que, de hecho, pertenece a “madhura-ananda, o sea, la na-
turaleza de la bienaventuranza, una dulce promesa o preludio del
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4) AMOR
En la Espiritualidad, la Divinidad misma es definida como “el
Amor indescriptible en palabras”. Este amor puro, desinteresado
y no físico, aparece en el corazón del hombre, sólo cuando éste
comienza a trascender su trivial y egocéntrico sentido del “yoís-
mo” centrado en su cuerpo, y se identifica con todos los seres y
objetos de la Creación en una unidad de Conciencia. En esta ex-
pandida conciencia de sí mismo, comprende que pertenece a to-
do y todo le pertenece por la eternidad. Es por eso que Swami
Vivekananda dijo: “La palabra ‘Amor’ resulta muy difícil de com-
prender. El amor nunca llega hasta que no haya libertad (de los
apegos mundanos y las restricciones egoístas). No hay amor po-
sible en un esclavo. Cada acto de amor brinda felicidad. No hay
ningún acto de amor que no devuelva a cambio paz y bendición.
La Existencia Real (Sat), el Conocimiento real (Chit), y el Amor
(Prema) se encuentran íntimamente conectados entre sí, son tres
en uno; en donde se encuentra uno de ellos, también han de es-
tar los otros dos”.60
De modo que el Amor es un poder espiritual. También la
Ciencia está encontrando hoy en día que el Amor es una ener-
gía sutil. El doctor Aung Yuensai, un eminente hombre de cien-
cia de Thailandia, ha diseñado una máquina para evaluar la in-
fluencia del amor en las plantas. Su tesis sobre la tecnología del
instrumental para amplificar microondas, le valió su doctorado
en el Reino Unido. Una serie de experimentos llevados a cabo
por él, comprobaron científicamente que el amor representa
una energía constructiva en la Naturaleza.61 Hace ya varias dé-
cadas, Luther Burnbank, “el Mago Horticultor de Copenhague”,
descubrió este poder del amor durante sus experimentos con
plantas.Tal como él narra su experiencia: “El secreto de un me-
jor cultivo de plantas, además del conocimiento científico, reside
en el AMOR. Mientras llevaba a cabo experimentos para lograr
un cactus sin espinas, a menudo le hablaba a las plantas para
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crear vibraciones de amor. Les decía: ‘No tienes nada que te-
mer... No necesitas de tus espinas defensivas... Yo te voy a pro-
teger...’ Gradualmente, surgió una maravillosa planta de cactus
nueva... de una variedad sin espinas”. Burnbank enuncia su sig-
nificativa conclusión: “Ahora veo a la humanidad como a una
vasta planta que no requiere sino del Amor para su mayor per-
fección”.62
De este Amor sublime brotan valores tan preciosos como la
compasión y la simpatía, el perdón y la caridad, la cooperación y
la armonía, el interés y la solidaridad para con los demás, el ser-
vicio desinteresado y el sacrificio, la devoción al Omnipresente
Creador y el Amor Universal. Es en este Amor Universal que la
conciencia individual en expansión, despierta a la Realidad de la
unidad de todos los seres en la Existencia Cósmica.
5) NO VIOLENCIA
La No Violencia o Ahimsa, ha sido ensalzada en cuanto “Pa-
ramo dharmaha”, la Religión Suprema del género humano. La
razón es que los otros cuatro valores espirituales “son principal-
mente subjetivos en sus implicaciones... en tanto que la No Vio-
lencia se encuentra relacionada con las obligaciones sociales del
individuo y con su actitud general hacia el mundo”.63 Ella tam-
bién lleva en sí la quintaesencia de los otros cuatro valores espiri-
tuales fundamentales y proclama el triunfo del Espíritu sobre las
fuerzas adversas en el mundo físico. En un plano práctico, este
Parama Dharma se torna en Parama Yoga, o el más elevado
ejercicio espiritual que conduce a la unión del individuo con el
Creador que se manifiesta en todos los seres. Como lo declara el
Bhagavad Gita: “Aquel que se identifica con todo en todo lugar e
identifica su propio placer y dolor con el placer y dolor de todos
los seres, aquel es, en verdad, el yogui de orden superior”.64 En
otras palabras, es el que se empeña al máximo en hacer mayor
su felicidad, contribuyendo a disminuir la miseria del género hu-
mano y a construir un mundo más feliz.
Esto deja en claro, que no hay valores en particular que se
puedan asociar con la No Violencia. Ella implica todos los valo-
res sociales, morales y espirituales enfocados hacia “el bienestar
de los muchos, la felicidad de los muchos, el contento de los mu-
chos”. En esta No Violencia Universal, la evolución del hombre
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REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
LA TEORIA QUANTICA
1 Dr. Fritjof Capra: “The Turning Point” (Flamingo, Londres),
op. cit. pág. 89
2 Swami Pratyagatmananda Saraswati: vide su Prólogo a “Ve-
dic Mathematics”, op. cit., pág. 13
3 Gary Zukav: op. cit., pág. 38
4 Idem, pág. 62
5 Idem, pág. 79
6 Idem, pág. 45
7 Idem, pág. 23
8 Fritjof Capra: “The Tao of Physics” (Flamingo, 1981), pág.
75
9 Norwood R. Hanson: “Patterns of Discovery” (Cambridge
University press, 1972), pág. 119
10 Gary Zukav: op. cit., pág. 225
11 Idem, pág. 213
12 Idem, pág. 220
13 I.K. Taimni: op. cit., pág. 120 y ss.
14 Citado por M. Capek: “The Philosophical Impacts of Con-
temporary Physics” (Princeton, New Jersey, 1961), pág. 317
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LA TEORIA DE LA RELATIVIDAD
1 Citado por Phillip Frank, op. cit., pág. 123
2 Idem, pág. 184
3 Idem, pág. 144
4 Mendel Sache: “Space, Time and Elementary Interaction in
Relativity” (Dover Pub., 1923), pág. 75
5 Dr. Fritjof Capra: “The Tao of Physics”, op. cit., págs.
186/187
6 W. Heisenberg: “Physics and Beyond”, pág. 98
7 Roger Jones: op. cit., pág. 110
8 J. Bronowski: “The Ascent of Man”, págs. 248/249
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9 Dr. Fritjof Capra: “The Tao of Physics”, op. cit., pág. 188
10 De Albert Einstein y otros: “The Principle of Relativity” (Do-
ver Publications, New York, 1923) pág. 75
11 Dr. Roger Jones: op. cit., pág. 104
12 Louis de Broglie: “A General Survey of the Scientific Work
of Albert Einstein” (en ‘Albert Einstein, Philosopher Scien-
tist’), Vol. I, (Ed. Paul Schilpp, Harper Torchbooks, New
York, 1949), pág. 114
13 Gary Zukav: op. cit., pág. 172
14 Dr. A.A. Robb: “Theory of Time and Space”, citado por
V.A. Naik en ‘Man and the Universe’ (Shubhada Sarawat
Publ., Pune, 1981), págs. 80/81
15 Roger Jones: op. cit., pág. 109
16 Dr. Fritjof Capra: “The New Vision of Reality”, op. cit., pág.
13
17 Niels Bohr: “Atomic Physics and Human Knowledge” (John
Wiley & Sons, 1958), pág. 60
18 Astaavakra Samhita XIX-6
19 Siddhantha Bindu Sankhya Bhasha Kosha, pág. 96 (citado
en Bharatiya Samskrati Kosha, Vol. II), pág. 284
20 Roger Jones, op. cit., pág. 139
21 Mandukya Upanishad, I-1
22 Adi Shankaracharya: “Nirvaanaastakam”
23 Sri Aurobindo: “The Synthesis of Yoga” (Aurobindo Ash-
ram, Pondichery, 1957), pág. 993
24 Roger Jones, op. cit., pág. 139
25 Swami Vivekananda: “Jnana Yoga” (Advaita Ashram,
1972), pág. 109
26 Swami Vivekananda: op. cit., Parte I, págs. 95/97
27 Roger Jones, op. cit., pág. 139
28 Gary Zukav, op. cit., pág. 172
29 Idem, pág. 240
30 Shakuntala Balu: “Living Divinity” (S.B. Publications, Banga-
lore, 1983)
31 “Nostradamus”, traducido por Charles Ward (Modern Li-
brary, U.S.A., 1940) Cuartetas 75 y 96. También “Nostra-
damus y sus Centurias”
32 Dr. Fritjof Capra: “New Vision of Reality”, op. cit., pág. 11
33 J. Bronowski, op. cit., pág. 436
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INDICE
PROLOGO.................................................................. 5
V. LA TEORIA QUANTICA
1. La visión clásica ........................................................ 119
2. La Teoría Quántica.................................................... 122
3. Dentro del átomo ...................................................... 125
4. El cuadro metafísico................................................... 130
239