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FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS

RED NACIONAL UNIVERSITARIA

Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas

SEGUNDO SEMESTRE

SYLLABUS DE LA ASIGNATURA
HISTORIA DE BOLIVIA II

ELABORADO POR: GRAL. LUCIO AÑEZ

U N I V E R S I D A D D E A Q U I N O B O L I V I A
FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS

UDABOL
UNIVERSIDAD DE AQUINO BOLIVIA
Acreditada como PLENA mediante R.M. 288/01

VISIÓN DE LA UNIVERSIDAD

Ser la Universidad líder en calidad educativa.

MISIÓN DE LA UNIVERSIDAD

Desarrollar la Educación Superior Universitaria con calidad y competitividad al servicio de


la sociedad.

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FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS

SYLLABUS

Asignatura: Historia de Bolivia II


Código: HIS-200
Requisito: HIS-100
Carga Horaria: 80 Horas
Créditos: 8

I. OBJETIVOS GENERALES DE LA ASIGNATURA.

 Analizar el proceso de desarrollo y factores que marcaron la creación de la República


de Bolivia, estableciendo los factores determinantes que dieron lugar a la idiosincrasia
de nuestro pueblo, así como su estructura y organización.

 Estudiar el siglo XX y los actores sociales que dieron lugar a los cambios generados
en la época y sus repercusiones actuales.

II. PROGRAMA ANALÍTICO DE LA ASIGNATURA.

UNIDAD I: CREACION DE LA REPUBLICA

TEMA 1. De la independencia de Bolivia y la modernidad.

1.1. Fermento Ideológico.


1.2. Los ejércitos emancipadores
1.3. Consideraciones sobre la guerra emancipadora.

TEMA 2. La creación de un Estado.

2.1. La organización.
2.1.1. La nueva realidad.
2.1.2. Situación jurídica.
2.1.3. Situación económica y social.

UNIDAD II: CONFLICTOS TERRITORIALES

TEMA 3. Problemática de la soberanía y territorialidad.


3.1. Guerra del Litoral.
3.2. Guerra del Acre.
3.3. Guerra del Chaco.

UNIDAD III: LA NUEVA REPUBLICA

TEMA 4. Clases sociales.


4.1. Oligarquía.
4.2. Clases Medias.
4.3. Campesinos.
4.4. Obreros- sindicalismo.
TEMA 5. La revolución nacional.

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5.1. Ocaso de una época.


5.2. Personalidad de Víctor Paz Estensoro.
5.3. El voto universal.
5.4. La reforma Agraria.
5.5. La nacionalización de las minas.
5.6. La reforma Educativa.
5.7. Desarrollo del Oriente.
5.8. El 11%.

TEMA 6. Bajo el signo de las fuerzas armadas.

6.1. Causas.
6.2. Rene Barrientos.
6.3. Hugo Banzer.
6.4. García Mesa.

TEMA 7. Retorno a la democracia.

7.1. La nueva Visión.


7.2. Las Reformas.
7.3. La crisis de la deuda.
7.4. Neo Liberalismo.

III. ACTIVIDADES PROPUESTAS PARA LAS BRIGADAS UDABOL

De acuerdo a las características de la asignatura, las actividades a realizar con los diferentes
grupos de estudiantes son las siguientes:

- Trabajos prácticos con componente social y de análisis de la realidad, sustentada con los
sucesos históricos acontecidos en la Época Republicana, estos se elaboraran de forma
sistemática durante la duración del semestre y participarán los estudiantes en forma global,
o distribuidos en grupos.

- La entrega del documento final, que podrá adoptar la forma de un proyecto o memorias del
trabajo realizado.

Actividades Propuestas:

Compartir con la sociedad en general, los conocimientos adquiridos en el desarrollo de la


asignatura, a través de publicaciones, que podrán compartir con todos lo niveles sociales, con
el objetivo de cumplir con el encargo social de la Universidad.

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Actividades a realizar vinculadas con los contenidos de la materia.-

TAREAS PROPUESTAS TEMA(S) CON LOS LUGAR DE ACCION FECHA


QUE SE RELACIONA PREVISTA
- Participación y - Con todas los - Universidad de Aquino
organización de debates y unidades. Bolivia
conferencias sobre la
Historia Republicana en
Bolivia
- Elaboración de un - Con todas las - Universidad de Aquino
compendio del análisis de unidades. Bolivia
la historia Republicana en
Bolivia.
- Realizar jornadas de - Unidad II - A elegir.
socialización de la Historia
de Bolivia Republicana en
distintas zonas de la
ciudad.

IV. EVALUACIÓN DE LA ASIGNATURA


 PROCESUAL O FORMATIVA
A lo largo del semestre se realizarán análisis, trabajos prácticos y otras actividades de aula,
además de los trabajos de brigadas, cada uno de ellos corresponde a una evaluación
procesal que será calificada entre 0 a 50 puntos.

 DE RESULTADOS DE LOS PROCESOS DE APRENDIZAJE O SUMATIVA (examen


parcial y final)
Se realizarán dos evaluaciones parciales, que podrán ser escritas u orales y un examen
final escrito, el mismo que será respaldado con la presentación del trabajo resultante de las
brigadas, las tres evaluaciones serán calificadas sobre 50 puntos.

V. BIBLIOGRAFÍA
 ARGUEDAS, Alcides. “Historia Contemporánea de Bolivia”. Buenos Aires. 1992. 909.984
B22h
 GUMUCIO, Baptista Mariano. “Historia Contemporánea de Bolivia”. 1930 – 1978. La Paz
1978. 909.984 B22
 MESA, José de-GISBERT, Teresa y MESA GISBERT, Carlos D. - Historia de Bolivia,
La Paz 1999, 3° ed. Gisbert, 809 pp. con il. 909.984 D34

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WORK PAPER # 1

UNIDAD O TEMA: CREACION DE LA REPUBLICA

TÍTULO: De la independencia de Bolivia y la Modernidad

FECHA DE ENTREGA: 26/02/07

De la independencia de Bolivia y la Modernidad


Desgaste del sistema gubernamental

Los diversos levantamientos indígenas ya habían evidenciado que la situación política se encontraba
en una etapa crucial. El Alto Perú y gran parte de la América hispana esperaban el momento indicado
para iniciar la revuelta general y por ese medio lograr la tan ansiada independencia.

En 1776 el monarca español (Carlos III) había adjudicado la actual región boliviana al Virreinato del
Río de la Plata, cuyo centro administrativo se ubicaba en la distante y lejana Buenos Aires, por lo que
los vastos territorios de Potosí, Chuquisaca, Cochabamba, La Paz, Mojos y Chiquitos se mantenían
casi aislados de la capital del novel virreinato.

Pero el Alto Perú contaba con cierta independencia, ya que en Charcas, Chuquisaca o La Plata
residían un gran número de brillantes intelectuales y juristas, a la época ya influenciados por las
ideas liberales que propugnaban solapadamente la "autodeterminación" del pueblo. A la magna
Universidad Mayor Real y Pontificia de San Francisco Xavier acudían a estudiar jóvenes de todas las
latitudes del virreinato. A ello se le sumaba la situación del nativo, que era explotado en pesadas
tareas mineras y de otras layas, sin recibir un trato digno, lo que "caldeaba" la situación imperante.
Impactado por tal estado el fiscal de la Real Audiencia de Charcas, Victorián de Villalba, se propuso
mejorar la situación, procurando un régimen más benigno y liberal para con los parajes altoperuanos
en su célebre obra Apuntes para una reforma de España, sin trastorno del gobierno monárquico de la
región (1797). Sus doctrinas debieron influenciar en los jóvenes porteños como Moreno que en 1810
se lanzaron en pro de la "revolución". Las dos invasiones inglesas a Buenos Aires (1806 y 1807)
manifestaron claramente la "unidad" del Alto Perú para con el Virreinato – a pesar del recelo que
guardaba Lima, de la que siempre habían dependido, y mostraron el potencial poderío del pueblo
para la autodefensa. Aquella victoria trajo aparejado el germen determinante para los sucesivos
levantamientos independentistas.- Cuando, el 17 de septiembre de 1808, se conoció en Charcas que
el nuevo rey Fernando VII había abdicado a favor de José Napoleón (Rey José I), que los franceses
habían invadido España, que se había instalado la Junta suprema y que llegaría el general
Goyeneche a La Plata como representante de ella, los Oidores de la Real Audiencia hicieron "oídos
sordos" y postergaron el reconocimiento a la Junta Suprema y al general Goyeneche, procediendo a
jurar solemnemente a Fernando VII como su rey (25 de septiembre de 1808).

Mientras tanto, en Buenos Aires –capital del virreinato- la Junta Suprema ya había sido reconocida, y
se aprestaban a destituir al virrey Liniers (que era de origen francés) –acusado por las Audiencias de

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Charcas y Buenos Aires de complicidad con el invasor francés.Por fin, el general Goyeneche llegó a
Chuquisaca –noviembre de 1808. Fue recibido con esmerado celo por la Audiencia, el Gobernador, el
Arzobispo y las personalidades más representativas de la ciudad. El funcionario español relató los
hechos peninsulares, comentó sobre la posibilidad de que la princesa Carlota Reina de Portugal
exiliada en el Brasil, gobernara América en nombre de su hermano el rey Fernando VII, y explicó sus
objetivos. Rápidamente los Oidores expresaron su desconocimiento hacia la Junta española y juraron
nuevamente la fidelidad al Rey, por lo que se produjo un leve altercado que llegó a solucionarse
gracias a la intervención del Arzobispo Benito María de Moxo. El incidente fue celosamente guardado
a fin de no producir más caos en la política chuquisaqueña. El general Goyeneche, continuó su
rumbo por las intendencias del Alto Perú, pero dejaba tras de sí sembrado un nuevo germen
productor de discordia.

Levantamientos en Chuquisaca y en La Paz

A principios de 1809 los intelectuales universitarios organizaron una asamblea para discutir sobre las
pretensiones de la princesa Carlota. El resultado fue inmediata y completa descalificación para la
función a la cual se había auto candidateado. Comunicado de tal hecho el Gobernador acuarteló a
las tropas y pidió auxilios al Gobernador Intendente de Potosí, Francisco de Paula Sanz, y mientras
tanto ordenó que se encarcelaran a los cabecillas del movimiento universitario. Cuando el pueblo se
enteró de lo ocurrido se sublevaron contra el Gobernador Intendente Pizarro y lo obligaron a
renunciar. El poder político fue asumido por la Real Audiencia, la que confirió el mando militar al
general Juan Antonio Álvarez de Arenales. Rápidamente se enviaron chasquis a todas las regiones
del Alto Perú con el fin de notificar lo sucedido.

El 16 de julio de 1809, luego de la procesión de la Virgen del Carmen, estalló otro conflicto en La
Paz, fruto de un largo proceso político que llevó a Pedro Murillo y un grupo de patriotas, a tomar el
palacio de gobierno y desalojar al gobernador intendente Tadeo Dávila. El pueblo se reunió en la
Plaza para aclamar con júbilo al patriota y pedir un "Cabildo Abierto". Otorgado éste, la muchedumbre
se agolpó para hacer las correspondientes peticiones políticas, que fueron concedidas por la
corporación municipal. Casi todas las autoridades españolas fueron depuestas y suplantadas por
criollos. Al día siguiente se comunicó por bando de todo lo actuado. El 21 de julio el Cabildo de La
Paz constituyó una junta encargada de tutelar los derechos civiles del pueblo, que se instaló el 24. A
la cabeza se puso a Pedro Domingo Murillo, el héroe de la revolución. Cada movimiento político y
militar fue notificado a la Real Audiencia, la que, como signo de rebeldía, aprobó todo. A eso el
gobernador intendente de Potosí, Francisco de Paula Sanz, fiel a España, transmitió lo sucedido al
Virrey del Perú, José Fernández de Abascal, el que a su vez comisionó a Goyeneche la sofocación
de las revueltas. El general realista entró en La Paz y logró armar un movimiento contra
revolucionario, que terminó por sembrar la discordia entre los patriotas. Murillo capitaneó al frente de
un improvisado ejército revolucionario patriota y se batieron el 19 de octubre, obteniendo las fuerzas
criollas el primer triunfo militar. Pero la suerte les fue adversa en los Valles de Yungas, donde
Goyeneche venció definitivamente a Murillo en Irupana el 11 de noviembre de 1809. Los cabecillas
fueron ajusticiados. El patriota Pedro Domingo Murillo murió en la horca. Goyeneche nombró
gobernador al coronel Juan Ramírez, al que dejó resguardado por una fuerte tropa militar.-
Coetáneamente a lo sucedido en La Paz, el Virrey del Río de La Plata, Baltazar Hidalgo de Cisneros,
nombró al mariscal Vicente Nieto como Gobernador Intendente y Presidente de la Audiencia de
Charcas, y lo mandó escoltado por soldados del Regimiento de Patricios. El nuevo gobernante fue
recibido muy tristemente por los Oidores de la Audiencia. Las revoluciones habían fracasado. Su
actuación se limitó a poner orden sin derramar sangre de nadie.- La tranquilidad nuevamente
reinaba, aparentemente, en el Alto Perú.

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La Revolución Argentina de Mayo de 1810 – La Primera Expedición al Alto Perú

La noticia de la instalación en Buenos Aires de la Primera Junta, el 25 de mayo de 1810, llegó a


Charcas el 20 de junio. El gobernador intendente, Nieto, se reunió con su par de Potosí, Paula Sanz,
y convocaron una Junta que representara al Alto Perú. Reunida la misma decidió -en vista de los
acontecimientos ocurridos en la capital del Virreinato someter toda la jurisdicción al virrey del Perú,
Abascal.

Inmediatamente, Buenos Aires envió una expedición hasta el Alto Perú liderada por el general
Antonio González de Balcarce ("Ejército del Norte o del Alto Perú"), por lo que Abascal organizó una
contraofensiva que tendría por objeto invadir Tucumán y luego marchar hacia Buenos Aires y sofocar
a las autoridades de la Primera Junta. Los dos ejércitos el realista de Abascal y el patriota de
González Balcarce se batieron el 27 de octubre de 1810 en Cotagaita, obteniendo el triunfo los
realistas. Un nuevo combate se sucedió el 7 de noviembre en Suipacha, del que las armas patrias
salieron triunfantes. Al conocerse la victoria, el pueblo de Potosí se plegó a la causa libertaria,
Chuquisaca anuló la anexión del Alto Perú al Virreinato del Perú. La Paz se pronunció a favor de la
Junta de Buenos Aires el 19 de noviembre. Todo el Alto Perú se había plegado a la revolución nacida
en la capital del virreinato -la que había sido gestada por numerosos abogados doctorados en la
Universidad de San Francisco Xavier de Chuquisaca.

El Ejército del Norte entró triunfante en Potosí, y comenzó a dictar medidas tendientes a lograr el
afianzamiento de la revolución (abolió la servidumbre indígena y los equiparó al resto de los
habitantes).El gobierno de Buenos Aires nombró al general Juan Martín de Pueyrredón Presidente de
la Audiencia de Charcas, y éste constituyó una Junta, que estaría compuesta por criollos e indígenas.
Desde Chuquisaca parte del ejército marchó hasta Oruro y se les incitó a la revolución, luego
pasaron a La Paz, donde se pactó con el general Goyeneche, representante del Virreinato del Perú-
un armisticio de cuarenta días (14 de mayo de 1811). Tres días antes de vencerse el acuerdo las
tropas realistas y patrias se batieron en Huaqui, siendo destrozado el Ejército del Alto Perú. El
desastre de Huaqui posibilitó que los españoles reasumieran el control de casi todo el territorio
boliviano.

El presidente de la Junta de Buenos Aires, general Cornelio Saavedra, marchó hacia el Norte, y se
hizo cargo del gobierno un triunvirato instalado en septiembre de 1811. Goyeneche comenzó su
avanzada por Cochabamba rumbo a Chuquisaca, en donde un grupo de patriotas al mando del
general Eustoquio Díaz Vélez hizo frente al Ejército Realista en Sipe-Sipe el 13 de agosto de 1811,
donde fueron vencidos. Cochabamba quedó en manos de los representantes del Virrey del Perú.
Pueyrredón abandonó Chuquisaca y se instaló en Potosí con el fin de reorganizar al Ejército. Luego
marchó llevándose los caudales públicos, privando a los Españoles de cuantiosos recursos.
Goyeneche tomó Potosí.

Nuevos Movimientos insurreccionales internos

Mientras tanto en La Paz, ya reconquistada para España, se organizó una nueva revuelta indígena
liderada por el indio Juan Manuel Cáceres, que fue combatida por tropas indígenas realistas del Perú
comandadas por el cacique Pumacahua que tenía rencor contra las paceñas. La tribu de Pumacahua
venció y asoló las poblaciones diezmando a los revolucionarios.

El 29 de octubre de 1811 tropas criollas al mando de Esteban Arce tomaron la ciudad de


Cochabamba, pero al tiempo fueron sometidas en Pocoma (24 de mayo de 1812) quedando
nuevamente la ciudad bajo el control español (27 de mayo).Pueyrredón se había retirado hasta Salta
del Tucumán, donde logró reorganizar al Ejército del Norte. Con la finalidad de intentar una segunda
expedición a Bolivia mandó a la retaguardia patria, al mando del general Díaz Vélez, pero éste fue

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vencido el 12 de enero de 1812 en Nazareno. Pueyrredón decidió marchar a San Miguel de


Tucumán, cediendo el mando del Ejército del Norte al general Manuel Belgrano.

El Ejército del Norte o del Alto Perú

El nuevo comandante, quizás el más puro de todos los revolucionarios, prontamente con energía y
tenacidad levantó el ánimo de las milicias. El general patrio recibió la orden del gobierno porteño de
replegarse hasta Córdoba. Mientras ejecutaba lo comisionado dejó San Salvador de Jujuy, el 23 de
agosto de 1812, la retaguardia del Ejército Patrio se batió con la avanzada del realista comandado
por el general Pío Tristán. El 3 de septiembre las tropas criollas obtenían el triunfo de Las Piedras,
hecho que aumentó el espíritu y la auto estima de los revolucionarios. Llegó a Tucumán y decidió
desobedecer la orden del gobierno central. En la ciudad de San Miguel se fortificó y esperó a los
españoles. Allí se batió contra las tropas del general Tristán obteniendo la grandiosa victoria para la
causa patria el día de la Virgen de las Mercedes de 1812 (24 de septiembre). Los realista debieron
replegarse hasta Salta. Su incumplimiento había salvado a todo el norte de caer nuevamente en las
manos españolas.- Belgrano reorganizó el Ejército y marchó a enfrentar a los realistas en Salta. El 20
de febrero de 1813, en el Campo de Castañares -muy cerca de la ciudad de Salta- los ejércitos
chocaron nuevamente, siendo vencidos por completo los españoles y consiguiendo la liberación de
todo el actual norte argentino. El gobierno revolucionario premió al general Belgrano con una
importante suma de dinero, que éste donó para la construcción de cuatro escuelas una en Tarija, otra
en Tucumán,y otras en Salta y Santiago del Estero.- Enterado Goyeneche de las tragedias de
Tucumán y Salta, marchó de Potosí a Oruro.

Belgrano nuevamente reorganizó sus tropas e inició una nueva marcha hacia el Alto Perú. En junio
de 1813 entro a Potosí. Nombró los gobernadores de: Potosí al coronel Figueroa, de Cochabamba al
coronel Álvarez de Arenales, y de Santa Cruz de la Sierra al coronel Warnes. La presidencia de la
Audiencia de Charcas fue encomendada a Francisco Antonio Ortiz de Ocampo. Los nuevos
administradores hicieron un gobierno tan bueno que prontamente ganaron las simpatías de la
población. En septiembre de 1813 el general Belgrano inició su marcha para liberar el norte. El 27 de
septiembre acampó en Vilcapugio. El 1º de octubre los realistas comandados por el general Pezuela-
se lanzaron al ataque doblegando al Ejército del Norte. El revés militar no desalentó al general patrio.
A los pocos días se comenzó a implementar el sistema de "guerra de guerrillas", por el cual un
pequeño grupo de soldados se encargaba de hostigar a grandes contingentes realistas,
emboscándoles, y aprisionándolos. Un nuevo enfrentamiento se sucedió en Ayohuma el 14 de
noviembre de 1814, donde nuevamente los realistas vencieron al Ejército Patrio. Belgrano decidió
retroceder a Potosí y de allí marchar a Jujuy. Nuevamente el Alto Perú quedó bajo la égida de los
españoles, pero la revolución ya había prendido las llamas de la independencia en la población
criolla.

El general Belgrano, exhausto, entregó el mando del Ejército al general José de San Martín, el que
planeó una nueva ofensiva dirigida por otras latitudes. Durante todo el tiempo de ocupación los
altoperuanos lucharon encarnizadamente contra los españoles. Sublevación tras sublevación.
Guerrilla tras guerrilla. El hostigamiento diezmó a las fuerzas realistas. La resistencia continuó de
manos de los generales Álvarez de Arenales y Warnes gobernadores nombrados por Belgrano. El
primero se batió contra una columna del ejército de Pezuela en La Florida (24 de mayo de 1814),
derrotándola por completo, el 4 de julio volvió a triunfar en Postrer Valle, y el 5 de agosto fue vencido
en Sumarpata.

En agosto de 1814 otra insurrección paralizó los planes de Pezuela: en el Cuzco había estallado un
motín de indígenas, mestizos y criollos que eran comandados por el cacique Pumachahua (realista
pasado de bando) y los hermanos Angulo. Rápidamente se extendió a las provincias de Puno y

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Arequipa (Virreinato del Perú), y de allí a La Paz, la que quedó en poder de los revolucionarios el 24
de septiembre. La ciudad boliviana pudo ser recuperada recién a principios de noviembre de 1814.-
Mientras tanto el mando del Ejército del Norte había pasado al general Rondeau. Se reconquistó
Cochabamba y Chuquisaca. Los realistas comenzaron a sufrir continuos reveses que fueron
debilitándolos. Pero el Ejército Criollo comenzó a desmoralizarse. A ello se le sumaban los problemas
por el manejo político de Buenos Aires que paralizaba a las luchas revolucionarias. Aún así se
consiguió que el general español Pezuela retrocediera a Tupiza y luego a Cotagaita. El 17 de abril de
1815 se lograba un nuevo triunfo para las armas patrias en Puesto del Marqués. Entonces Pezuela
retrocedió de Cotagaita a Chollapata donde concentró todas las fuerzas militares españolas.- Potosí
cayo en poder de Rondeau. Allí la indisciplina del Ejército patrio hizo peligrar la revolución. En
octubre una división criolla fue derrotada en Venta y Media. Mas adelante en Sipe-Sipe o Viluma, el
29 de noviembre de 1815 los realistas liderados por Pezuela derrotaron nuevamente al Ejército de
Rondeau. Los patricios retrocedieron una vez más hasta Humahuaca (Jujuy). Parecía que la
revolución en el Alto Perú había fracasado. Ya la independencia había sido declarada solemnemente
en San Miguel de Tucumán (9 de julio de 1816). La estrategia definitivamente no había sido acertada.
Se encomendó a San Martín idear el nuevo plan libertario.

Las Republiquetas

Sipe-Sipe marcó la finalización de las expediciones del Ejército del Norte, del que nuevamente se
había nombrado jefe al general Manuel Belgrano. Su función había cambiado: sería el encargado de
mantener la revolución en los territorios ya liberados, por lo que lo rearmó y acuarteló en Tucumán.
En el río de La Plata ya se avizoraban las luchas civiles. En el Alto Perú, los patriotas vencidos
mantuvieron vivo el ímpetu revolucionario, a pesar de la reorganización de las fuerzas de ocupación
española, que había conseguido engrosar sus filas con peninsulares recién llegados de la guerra
contra Napoleón. Pezuela fue nombrado Virrey del Perú, y delegó el mando del ejército en el general
De La Serna, a quién ordenó que marchara hacia Humahuaca y ocupara Jujuy (6 de enero de 1817)
y luego que fuera hacia el sur lo máximo posible, tarea en la que fracasaron por las continuas
partidas guerrilleras comandadas por el general Martín Miguel de Güemes tendientes a hostilizar a
los invasores. A principios de 1817 la situación de los realistas se tornó angustiosa. Las guerrillas
aparecían con el viento y partían con él. De día y de noche, a toda hora eran atacados por los
gauchos, pero a pesar de ello tomaron Salta el 15 de abril. Allí conocieron el triunfo del general José
de San Martín en Chacabuco (12 de febrero). De La Serna emprendió la retirada mientras era
atacado a toda hora por los criollos. El tiempo que tardó en llegar a Jujuy, y luego a Humahuaca fue
un calvario (30 de junio de 1817).

Al mismo tiempo en el Alto Perú los caudillos revolucionaron a las poblaciones, logrando el control en
desmedro de los españoles. Cada caudillo se convirtió en jefe militar y político apoyado por las
poblaciones de los distritos revolucionados. Cada "republiqueta" se armó con el objeto de estorbar el
accionar realista, y persistió hasta la completa caída de las huestes españolas en la zona.- De La
Serna nuevamente se estableció en Tupiza, mientras una partida del coronel criollo Aráoz de la
Madrid tomaba Tarija y amenazaba Chuquisaca, incentivando la resistencia en las Republiquetas.
Sus correrías fueron las últimas realizadas por el Ejército del Norte en el Alto Perú. Las guerrillas y
republiquetas terminaron por agotar a de De La Serna, el que fue suplantado por el brigadier general
José Canterac, que en febrero de 1820 fue sustituido por el general Juan Ramírez Orozco. El nuevo
comandante realista arremetió contra Jujuy. En marzo de 1820 ocupó Salta, y como anteriormente
con De La Serna, los bravíos gauchos causaron innumerables pérdidas al ejército invasor. Cuando se
enteró de la sublevación de las tropas en Cádiz (España), regresó a Tupiza.

Mientras tanto el general José de San Martín preparaba al Ejército para tomar Perú, por lo que el
Virrey Pezuela ordenó que una parte del ejército de Orozco marchara a Lima. Desembarcando San

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Martín en Pisco, comenzaron a dar los golpes finales que harían sucumbir a los españoles en
América del Sur.- De La Serna fue nombrado nuevo virrey. Olañeta, nuevamente al mando de tropas,
incursionó por última vez en el suelo argentino, penetró hasta Salta, ciudad en la que sorprendió a su
caudillo Güemes, quién terminó herido de muerte para fallecer el 17 de junio de 1821. A los pocos
días tuvieron que marcharse debido a la hostilidad del pueblo salteño.

San Martín ya había ocupado Lima y estaba por declara su independencia, situación que fue
aprovechada en Potosí para la organización de una nueva sublevación. Casimiro Hoyos declaró la
independencia del Alto Perú y apresó a jefes españoles, pero muy pronto tropas realistas acudieron a
la ciudad Imperial y tomaron el control, ajusticiando a Hoyos y a los demás cabecillas.

Independencia

En mayo de 1823 partieron del Callao los generales Andrés de Santa Cruz y Agustín Gamarra,
desembarcaron en Arica y se dirigieron a La Paz, ocupándola nuevamente (17 de agosto). Luego
Gamarra tomó Oruro. Desde Cuzco, el virrey De La Serna envió otro ejército al mando de Valdez, y
simultáneamente Olañeta avanzaba desde el sur. Olañeta -que era un absolutista acérrimo- tuvo el
ofrecimiento de la regencia española de ponerse al frente del ejército español absolutista, y luchar en
contra de los españoles liberales y de los americanos, para lo cual será investido como Virrey del
Perú. En esa situación Olañeta desconoció la autoridad de De La Serna, provocando una guerra civil
entre los ejércitos españoles del Alto y Bajo Perú. El bando absolutista estuvo comandado por el
último virrey Olañeta, y el liberal del Virrey De La Serna por Valdez.- Debilitado por la anarquía, el
ejército realista fue vencido por el general Simón Bolívar en la batalla de Junín el 6 de agosto de
1824.- El malogrado ejército realista logrará sobrevivir hasta que en la pampa de Ayacucho las tropas
libertadoras comandadas por el mariscal general José Antonio de Sucre derrotaron completamente a
las del rey, dando fin a la dominación española en el Alto Perú. El general Pedro Antonio de Olañeta,
que no había actuado en esa batalla, sólo propuso un armisticio a Sucre, quién se negó a aceptarlo.
El último Virrey del Perú terminó asesinado en Tumusla el 2 de abril de 1825.

CUESTIONARIO.-

1.- Explique las causas por las que se inicio la guerra de independencia?

2.- ¿Describa a la Academia Carolina y cual su papel en el proceso independentista?

3.-¿Dónde y en que fechas se dieron los levantamientos de 1809?

4.-¿Cuántos ejércitos auxiliares penetraron a la audiencia de charcas y a mando de quien estaba


cada uno de ellos?

5.- ¿Qué eran las republiquetas?

6.- ¿Nombre las principales guerrillas que coadyuvaron en la guerra de independencia?

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WORK PAPER # 2

UNIDAD O TEMA: CONFLICTOS TERRITORIALES

TÍTULO: La Guerra del Pacifico

FECHA DE ENTREGA: 12/03/07

LA HISTORIA DEL CORAJE BOLIVIANO Y LA INVASIÓN CHILENA

La patria abofeteada.

Empieza a clarear el viernes. Las olas de un mar sereno de pleno verano besan las playas blancas
de Antofagasta. A una playa cercana al puerto llegan los pescadores con una buena cosecha de
congrio. Al descargar las redes, los pescadores divisan en lontananza la silueta de dos navíos, pero
siguen su labor antes de que despunte el día. Por lo demás, a la bahía de Antofagasta suelen llegar
navíos de toda laya y, desde enero, permanece anclado el acorazado de bandera chilena “Blanco
Encalada”.
Los primeros rayos del sol iluminaron los vetustos edificios públicos, casi en ruinas a pesar de los
modestos arreglos que se hicieron tras el maremoto de mayo de 1877.

El prefecto Severino Zapata apuraba el desayuno. Día 14, es el día fijado para el remate de los
bienes de la “Compañía de Salitre y FFCC de Antofagasta”, que se negó a pagar una y otra vez un
tributo destinado a la reconstrucción de los edificios públicos de Antofagasta.

Las salvas de artillería, que provenían de la bahía, espantaron a gaviotas y palomas y despertaron a
la población. Eran casi las siete de la mañana y pronto se supo que el “Blanco Encalada” saludaba
con siete cañonazos a su gemelo el barco blindado de guerra “Lord Cochrane”, de 3.650 toneladas, y
a la corbeta “O'Higgins”, que se acercaban lentamente al puerto.

Zapata convocó rápidamente a la gendarmería en la Prefectura, y los curiosos iban agolpándose en


el puerto para ver de cerca a los pasajeros que se aproximaban en un bote que descendió del
acorazado.

Ya en el puerto, el visitante, el capitán chileno José Borgoño, abriéndose paso entre sus compatriotas
—que conformaban la mayoría de la población— preguntaba a modo de saludo: “El cónsul de Chile,
el cónsul de Chile mis amigos, dónde está”.

Ahí estaba, entre los curiosos. “Yo, soy yo, Nicolás Zenteno”. Se saludaron. “Vengo en calidad de
parlamentario ante las autoridades bolivianas. Quiere guiarme?”.

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En la Prefectura esperaba el coronel Zapata, a quien Borgoño entregó el mensaje. Chile consideraba
que Bolivia había violado el Tratado de Paz y Amistad de 1874 y ordenaba “tomar posesión del
territorio comprendido hasta el grado 23” a sus fuerzas militares. “A fin de evitar todo accidente
desgraciado —dijo Borgoño—, espero que tome las medidas para una posesión pacífica”.

Zapata, al mando de 60 gendarmes con fusiles de baqueta, apenas podía contar con el apoyo de los
500, o poco más, ciudadanos bolivianos afincados en Antofagasta. En realidad, no podía
humanamente contrarrestar la acción que comandaba el general chileno Emilio Sotomayor.

“No hay fuerzas con qué poder contrarrestar a tres buques blindados de Chile, pero no
abandonaremos este puerto sino cuando se consuma la invasión”, respondió la autoridad boliviana.

Iban a dar las ocho y media de la mañana, cuando desembarcaron en el puerto unos 200 soldados,
que llegaron en el acorazado. En medio de la algarabía de sus compatriotas tomaron la calle Bolívar
hasta la Washington hasta la plaza de armas Colón. “Más de tres mil rotos de poncho, encabezados
por otros de levita, se amotinaron y, entre la algazara más espantosa se dirigieron a la Prefectura. Allí
arrancaron el escudo boliviano y lo rompieron para izar después el pabellón chileno y tomaron el
cuartel”, escribía un cronista de El Comercio el día 15.

Fueron dos largos días de burlas y humillaciones para los bolivianos, de quienes se sentían dueños
de casa, hasta que llegó el “Amazonas”, un vapor de pasajeros obligado a cambiar su pabellón por
una bandera chilena. En fila, asediados por los emigrantes chilenos, esperaban abordar la nave. En
los registros del muelle y las mismas turbas les despojaban lo poco que alcanzaron a recoger de sus
bienes. En medio, iba Genoveva Ríos, la hija de 14 años del comisario de la Policía Marítima, que
salvó la bandera del agravio enfurecido y la escondió en su cuerpo para subir al “Amazonas”.

El vapor se alejaba del muelle, con su clásica bocina del adiós, que sonaba amarga y triste a los
desolados bolivianos que lo perdieron todo. Hasta el suelo patrio.

En Antofagasta se organizaba la autoridad chilena y en sus calles circulaba de mano en mano la


proclama del prefecto Zapata, impresa clandestinamente por El Litoral, periódico antofagastino.

“Hoy se ha realizado un atentado incalificable, un escándalo que jamás se presentará en pueblos


civilizados. Sin fuerzas para combatir a los invasores que, alentados por nuestra debilidad, hacen
gala de entereza usurpando derechos, hollando la dignidad de los bolivianos, aherrojando a las
autoridades, consumando en fin, un hecho que no necesita definirse para ser conocido en toda su
monstruosa deformidad e injusticia”, expresaba en párrafo sobresaliente la proclama que terminaba
convocando a los bolivianos: “La primera autoridad, a nombre de la Patria abofeteada, os llama a que
os reunáis en torno del desgarrado pabellón de Bolivia, para repetir nuestra protesta, único camino
que nos deja la suerte”.

Día domingo, 16. El sol se ponía pintando de rojo el cielo en el verano, mientras se confundía en la
línea del horizonte la silueta del “Amazonas”, y las olas volvían una y otra vez a besar las playas
blancas cercanas al puerto de Antofagasta.

Que sepa chile que los bolivianos no preguntan cuántos son sus enemigos para aceptar el combate.

Un oasis ensangrentado.

Los alfalfares que rodeaban Calama se mecían con la brisa y las aguas del río Loa jugueteaban entre
las piedras, intentando canciones y alegres rumores, muy ajenos a la creciente tensión de la
población.

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En realidad, desde la última semana de febrero la tranquilidad de la acogedora Calama, —un punto
estratégico para los viajeros entre la costa y el altiplano, el sur de Perú y el norte de Argentina— se
iba perdiendo por las noticias que llegaban de la ocupación de Antofagasta y varias otras pequeñas
poblaciones en las que vivían muy pocos bolivianos y muchos chilenos.

A diario arribaban grupos de ciudadanos y de gendarmes con la idea de agruparse y buscar formas
para hacer frente al invasor. El subprefecto Fidel Lara y el forense, abogado, periodista y profesor
Ladislao Cabrera reunían armamento y llamaban a bravos dispuestos al sacrificio.

Temprano en la mañana del 16 llegó un mensajero del Ejército chileno, que ya se encontraba en
Caracoles, para demandar a las autoridades la rendición de Calama.

Sereno, pero firme, Cabrera contestó al mensajero: “Defenderemos hasta el último trance la
integridad del territorio boliviano” y en su proclama afirmó: “Que sepa Chile que los bolivianos no
preguntan cuántos son sus enemigos para aceptar el combate”.

La vigilia de los pobladores del oasis que era Calama duró una semana. Siete días que se hicieron
cortos para el grupo que preparaba su defensa, con fosas aquí y allá, parapetos. Muy a su pesar
destruyeron los puentes de acceso al poblado para impedir el paso de los invasores, pero dejaron
listas unas tablas para unir nuevamente las orillas en caso de necesidad.

Amanecía el día 23. El sol bañaba los alfalfares y apenas se oía el ruido de la brisa sobre el trino de
las aves. Los cascos de caballos rompieron el silencio y, a lo lejos, la polvareda indicaba que el
Ejército chileno se acercaba a Calama. Eran 544 combatientes y llevaban dos piezas de artillería de
montaña y una ametralladora.

Todo trascendía paz. La tropa chilena de los Cazadores avanzaba confiada. Probablemente iba a ser
otra ocupación incruenta, sin mayor resistencia. Tal vez, como en Antofagasta, sus compatriotas
podrían recibirles como salvadores.

Cuando estaban a tiro, “fueron recibidos con descargas de fusilería de los bolivianos parapetados en
la orilla opuesta del Loa. Se encabritaron los caballos, hubo confusión entre los jinetes y se volvió un
precipitado repliegue”, relató el cronista chileno Félix Navarra. “Los bolivianos envalentonados con
esta retirada, con un valor digno de ser reconocido —añadía— abandonaron sus parapetos y
persiguieron a los Cazadores”.

Los valientes eran Eduardo Abaroa, el mayor Juan Patiño, el oficial Vargas y ocho rifleros que
defendían el puente Topáter, y que prestos colocaron las tablas para cruzar el río y correr tras los
invasores.

Más allá, camino a Cobija, cerca al puente Carvajal, unos cuarenta soldados chilenos lograron
atravesar el río y entablaron un duro combate con 24 civiles bolivianos que se instalaron en el ingenio
de minerales de Artola. Parecía que iban también a replegarse. Pero pronto llegaron refuerzos.
Calama fue ocupada por la retaguardia sin mayor oposición, mientras los guerreros continuaban
batiendo al enemigo. Cabrera se dio cuenta de que ya no podían más y ordenó la retirada de sus
hombres en dirección a Chiuchiu, Canchas Blancas y Potosí, hacia el norte.

El toque de retirada hirió los oídos, el corazón y el alma de Abaroa, que ayudado por el peón que le
acompañaba, seguía combatiendo en solitario contra los chilenos. El toque de retirada no era para él.
Despidió a su peón con encargos para su mujer y sus cinco hijos. Se quedó en la zanja, malherido,
sucio, pero dispuesto a impedir con su vida el paso del chileno. Tenía aún cargado su Winchester y
las armas de los caídos, con las que no dejó de disparar hasta la agonía. Había logrado la caída de

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muchos chilenos, pero continuó el combate. Abatido por las balas enemigas, Abaroa quedó tendido.
Cuando los enemigos se acercaron, se dieron cuenta de que combatían en contra.

El polvo cubría los alfalfares y las aguas del río Loa, teñidas de sangre, golpeaban enloquecidas
contra las piedras y se perdían por el desierto hasta el mar.

En San Francisco el enemigo quedó solo tras el repliegue aliado, con una impensada victoria.

El caballero del pacífico.

Era mediados de otoño, mediados de mayo, cuando el grueso de la Armada chilena buscaba en la
inmensidad azul del Pacífico a su rival, peruana que, no mucho tiempo antes, paseaba su
supremacía sobre Chile.

En su viaje al norte, el mando naval chileno dejó a la altura de Iquique las corbetas de madera
“Esmeralda” y “Covadonga”, con reducida artillería pero veloces.

Los blindados peruanos “Huáscar” e “Independencia” se dirigían al sur en misión de patrullaje, y


pronto llegaron a Iquique, donde divisaron a las corbetas chilenas, que supusieron serían una presa
fácil.

El capitán Miguel Grau, al mando del “Huáscar”, se hizo cargo del “Esmeralda” y ordenó fuego en su
contra, pero la veloz corbeta podía esquivar los cañonazos que, por otro lado, iban sin puntería
debido a que los hombres no recibieron entrenamiento previo y, a pesar de los esfuerzos y las cortas
distancias, no podían dar en el blanco.

Similar situación confrontaba el peruano “Independencia” que perseguía a la viejísima “Covadonga”,


una corbeta capturada a los españoles en 1866, que no pudo ser alcanzada por los disparos del
blindado. Tampoco los hombres del “Independencia” recibieron instrucción previa.

Las horas pasaban en un prolongado juego del gato y el ratón. Grau ordenó entonces embestir al
“Esmeralda”, que rápidamente sucumbió. El capitán chileno Arturo Pratt valerosamente abordó al
asalto al acorazado pero fue abatido por la metralla de los peruanos, mientras los demás
combatientes del hundido “Esmeralda” trataban de mantenerse a flote en el agua.

Grau, en gesto de leal caballerosidad, recogió a los náufragos y los llevó al puerto de Iquique, en
medio de los vítores de los propios vencidos como expresión de agradecimiento por respetar su vida.

Entretanto, el juego del gato y el ratón entre el “Independencia” y la corbeta “Covadonga” tuvo otro
final. De poco calado, la corbeta se acercó a la orilla y el acorazado encalló y empezó a hundirse. Los
inermes marineros peruanos trataban de mantenerse a flote, pero desde la corbeta los acribillaron en
el agua sin dejar a uno vivo. Cuando Grau se percató de la situación, era ya muy tarde e
irremediable.

A partir de entonces, el “Huáscar” y su comandante Miguel Grau se convirtieron en la pesadilla de los


chilenos. Durante cuatro largos meses asoló puertos chilenos, bombardeando de sorpresa ciudades
portuarias, echando a pique buques y goletas como “Clorinda”, o apoderándose de lanchas como
“Rímac”, que llevaba pertrechos y 250 jinetes de refuerzo.

En Bolivia y Perú, la figura de Grau crecía y sus acciones pronto se convertían en leyendas con aura
romántica.

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El mando chileno no podía tolerar por más tiempo esa situación. Decidió ponerle una trampa en
Punta Angamos, frente a la península boliviana de Mejillones.

Era el ocho de octubre. El “Huáscar” y la corbeta “Unión” discurrían por las aguas en tarea de
patrullaje con dirección a Antofagasta. Cerca al timonel, Grau miraba el horizonte y, a lo lejos, divisó a
tres buques chilenos: el “Blanco Encalada”, el “Matías” y la corbeta “Covadonga”. Ordenó la marcha a
toda máquina para escapar de las naves que se acercaban. Y de pronto, casi frente a ellos
aparecieron otros tres, el acorazado “Lord Cochrane”, el “O'Higgins” y “Chacabuco”.

La “Unión”, una corbeta de 1.150 toneladas, pudo escabullirse. El objetivo era la nave de Grau. Los
acorazados chilenos enfilaron sus cañones sobre el “Huáscar”, un monitor de 1.100 toneladas, cuya
proa voló en mil pedazos, junto con Grau y varios tripulantes. Los sobrevivientes intentaron hundir su
nave para que no caiga en manos enemigas, pero los atacantes impidieron esa operación y,
finalmente, pudieron arrastrar al “Huáscar” como uno de los más caros trofeos de guerra hasta
Valparaíso.

Corría el mes de octubre, era plena primavera. Perú había perdido su poderío naval. Sin enemigos
en el mar, Chile podía seguir la conquista, ahora también por tierra, siempre hacia el norte.

Una toma bajo ojos paternales.

Faltaba poco para acabar el año, uno fatídico y prolongado para la alianza Perú-Boliviana. El sol del
2 de noviembre despuntaba sobre Pisagua, puerto salitrero de un pequeño poblado peruano entre la
playa y los acantilados.

Los primeros rayos iluminaron también las siluetas de una quincena de barcos frente a Pisagua y,
más atrás, casi en el horizonte, otros cuatro buques de guerra.

Eran el “Pelican”, “Thetis”, “Shannon” y “Turquoise” de Gran Bretaña y el “Hugon” de Francia, cuya
tripulación iba a ser testigo de un desigual combate, y cuyo mando observaba paternalmente las
acciones bélicas chilenas destinadas a consolidar el patrimonio de las riquezas de salitre, guano y
otros minerales que ambas potencias juzgaban importantes detentar. Temprano en la mañana, los
diez mil hombres estaban listos para desembarcar en 44 lanchas, diseñada para el efecto.

En tierra, los peruanos trataban afanosamente de apuntalar el emplazamiento de un cañón en la


parte norte de Pisagua. Eran las dos únicas grandes defensas de los aliados. El mismo comandante
del Ejército Aliado del Sur, el general peruano Juan Buendía, había llegado para una inspección.

De los 1.125 hombres, 900 eran bolivianos, y todos conformaban los batallones Independencia,
Primera Compañía del Victoria y los Nacionales de Pisagua.

Con la respiración contenida, los soldados aliados esperaban con el agua a la cintura a los enemigos.
El silencio se hizo trizas con el ensordecedor ruido de los cañones que disparaban desde los barcos
de guerra para cubrir el desembarco e intentar llegar a la playa por oleadas.

El cañón aliado emplazado al norte se estrenó con un solo disparo, tras lo cual quedó inutilizada; la
otra pieza, emplazada al sur, disparó algo más pero pronto estaba fuera de combate por la artillería
chilena.

Las balas de los aliados hundieron varias lanchas con sus tripulantes, hasta que el mando chileno
dispuso desembarcar en playas aledañas y atacar por los flancos. Los refuerzos de los aliados, que
bajaron rápidamente desde los acantilados, sirvieron de poco. Un cañonazo en los depósitos de

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salitre causó un incendio y una humareda tan fuerte que los defensores comenzaron a replegarse por
la línea férrea.

El telégrafo de Pisagua dio cuenta de las acciones. Muchos kilómetros más al norte, otras tropas
aliadas pudieron saber del combate en Pisagua entre el batallón “Independencia” y la escuadra
chilena.

A la par que recibía el mensaje, el telegrafista gritaba: “seis lanchas a pique... batería derecha,
desmontada... se quema carbón de piedra, salitre... arde puerto... dos compañías de Granier bajan...
bolivianos a bayoneta... desembarcan chilenos... bolivianos en retirada, dos cornetas en media
cuesta tocan ataque...” y no se oyó nada más.

Eran las dos y media de la tarde cuando las diezmadas tropas aliadas empezaron a subir la cuesta
de los acantilados, la cuesta del Hospicio. De los 427 combatientes del “Independencia”, apenas
quedaban 44 y, del total de defensores, 941 murieron o fueron hechos prisioneros.

Los 157 aliados sobrevivientes se alejaban de prisa de Pisagua, reducido a cenizas. Detrás quedaba
en el suelo un reguero de cuerpos, y en el cielo, una enorme nube negra. En el horizonte marino se
distinguía aún la silueta de aquellos barcos, cuyos mandos no habrán podido ocultar su contento ante
el éxito de la operación.

Las detonaciones se asemejaban a una tempestad que aumentaba, ganando terreno el enemigo.

Desentendimiento.

La dureza del suelo, que hería los pies descalzos de muchos soldados, el agobiante calor de
noviembre en el desierto, la sed, el hambre y la pena en el corazón por la derrota hicieron difícil la
retirada hacia Dolores, pero fue aún más dificultosa por las marchas y contramarchas que se hicieron
por desconocer el terreno de la zona.

El general Buendía y sus tropas pasaron por Agua Santa, cuyos depósitos de agua había mandado a
destruir anteriormente, y empezaron la penosa travesía sobre las calicheras, como así se llamaban
los suelos duros de salitre con aristas como cuchillos que destrozaban los zapatos y los pies de los
soldados, mientras que ese mismo día, muchos kilómetros más arriba, el general Hilarión Daza, con
tropas hambrientas y sin provisiones ni animales, retomaba el largo camino de vuelta.

Finalmente, el 19 de noviembre, las tropas aliadas llegaron a una planicie a los pies del cerro San
Francisco, cerca a los pozos de agua de Dolores. Los aliados, que habían reunido a 4.000 bolivianos
y 5.000 peruanos, podían distinguir los uniformes azul y rojo de sus enemigos, instalados ya en la
cima del cerro. Eran aproximadamente 4.500 hombres. Sus refuerzos, otros 1.500 venían de los
territorios ocupados por Chile y otro tanto con más pertrechos se acercaba en el tren que los aliados
abandonaron sin destruirlo. Eran unos 7.500 hombres.

Entre algunos aliados empezó a cundir el desasosiego por las rencillas de los mandos superiores,
además ahora estaban dando todo el tiempo del mundo a los enemigos y parecía que habían
dispuesto acampar en el entendido de que era mejor combatir al día siguiente para conseguir una
victoria.

A algún nervioso boliviano que manipulaba el arma se le escapó un disparo fortuito. Pronto, el
estampido fue confundido con un cañonazo chileno que desató las ansias de combate. Los aliados
comenzaron a subir las laderas del cerro, sin poder oír por el estrépito las órdenes en contra.

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Tomaron la vanguardia los batallones Illimani y Dalence de Bolivia, Zepita y Ayacucho de Perú.
Trepaban con agilidad y raudos llegaron a la cima ante la sorpresa de sus enemigos. Desalojaron a
los artilleros chilenos de los cañones y se trenzaron en una lucha cuerpo a cuerpo.

Mientras tanto, un enjuto y pequeño hombrecito orureño se montó sobre un cañón alemán Krupp de
los chilenos. Y, a iniciativa propia, sus poderosos pulmones difundieron las notas que llamaban a
asalto. Era el corneta Mariano Mamani, músico de profesión. El Olañeta boliviano se suma al ataque
junto con otras unidades. Los comandantes del Illimani, coronel Pachacha González, y el del Zepita,
Ladislao Espinar, protagonizaron heroicos actos.

Pronto, la reacción chilena no se hizo esperar y desplegó todo el fuego de artillería posible. Los
flamantes cañones Krupp, con un alcance de 4.000 metros, sembraron el desorden y después el
caos.

El general Buendía avanzaba hacia el norte para controlar los pozos de Dolores, pero detuvo la
marcha cerca a la línea del ferrocarril, por donde pasaba el tren con tropas chilenas. Ya no pudo
reunirse con su segundo, el coronel peruano Belisario Suárez, que marchaba por el ala izquierda
para desbordar las alturas del Oeste y caer sobre los enemigos por la retaguardia. Lentas y
desorganizadas, sus tropas se encontraron bajo fuego combinado de la fusilería y los cañones
chilenos. Las tropas aliadas en la planicie comenzaron a retroceder. Viendo ello, quienes estaban en
las laderas comenzaron a bajar veloces. La caballería peruana retrocedió también. Los aliados que
esperaban en la retaguardia confundieron el repliegue con un ataque enemigo y, en medio de la
polvareda, comenzaron a disparar contra sus propios camaradas, sin saberlo.

Sin paladear victoria, bajo el agobiante calor, con hambre y sed, los aliados retomaron la marcha.

En San Francisco quedaron solos los chilenos, con una nueva e impensada victoria. Tardaron varias
horas en reaccionar y salir en busca de sus enemigos. Para entonces, los aliados al mando del
general Buendía estaban próximos a Tarapacá, 130 kilómetros de Pisagua.

Los duelos a muerte.

Buendía estaba seguro de ir al Norte, pero la vanguardia erró otra vez el camino yendo al suroeste...
Al amanecer del 22 llegaron a Tarapacá, un pueblito de un millar de habitantes, con casitas de barro,
enclavadas en una fértil quebrada bordeada por un río.

Con el polvo de las planicies de San Francisco aún en la boca, Tarapacá era un paraíso para los
aliados. Agotados, sedientos y hambrientos, todos se dieron a la tarea de recuperar fuerzas y
estaban tan empeñados en ese afán que, hasta al comandante Buendía y a su Estado Mayor se les
olvidó organizar patrullas y designar centinelas en el lugar a fin de alertar la presencia enemiga. El
coronel Suárez envió a dos divisiones hasta Pachica, poblado al noreste de Tarapacá, a fin de
obtener allá provisiones.

También envió a un estafeta para pedir socorro a la quinta división peruana, que resguardaba el
puerto de Iquique, el más importante de Perú en esa zona, donde permanecían prisioneros los
marineros de la corbeta chilena “Esmeralda”. La división peruana del coronel Ríos partió
inmediatamente, pero dejó sin protección al puerto, tomado inmediatamente por los prisioneros
insurrectos y apoyados por su Ejército que, así, sin resistencia, ocupó Iquique.

Mientras las tropas aliadas descansaban, desde San Francisco partió el regimiento Granaderos de
Chile con 450 jinetes. Al lugar llegó un nuevo refuerzo de 3.250 hombres del Segundo de Línea que
no había desembarcado en Pisagua, además de ocho cañones Krupp.

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La caballería chilena se encontraba en las proximidades de Tarapacá el día 25. También se acercaba
el coronel Ríos al mando del batallón “Loa”, tropas que si bien eran del Ejército peruano estaban
conformadas por bolivianos afincados en las salitreras del sur de ese país. En el pueblo y sus
alrededores estaban prestos 2.702 soldados, mientras que con los refuerzos que se aproximaban el
total era de 4.398 hombres.

Para los cronistas y los historiadores de la época, la batalla de Tarapacá no fue precisamente un
combate sino una serie de duelos a muerte. En realidad fue un verdadero choque militar, con una
estrategia que permitió derrotar al enemigo, el día 27.

El coronel Suárez, montado en caballo blanco, guió a sus tropas ascendiendo por las laderas de las
quebradas, en cuya cresta se había instalado el enemigo. La lluvia de balas no impidió que las tropas
alcanzaran la cima y los antagonistas, con bayoneta calada, se trenzaran en una lucha letal.

Los cañones Krupp de la ladera oeste, que tantas bajas habían causado a los aliados, fueron
dirigidos ahora contra las tropas chilenas que empezaron su retirada desordenada, dejando sus
armas en el camino. El coronel chileno Eleuterio Ramírez, que comandó la ocupación de Calama,
intentó reagrupar a sus hombres, pero los soldados del “Loa” arrasaron la tropa. Pronto, los
Granaderos chilenos iban a derrotarlos, pero apareció el batallón Iquique, que puso en fuga al
enemigo.

El balance en el bando chileno fue de 500 muertos y 300 heridos. Perdió temporalmente sus
pertrechos bélicos, pues a falta de bestias de transporte, el mando dispuso enterrarlos o precipitarlos
desde las alturas. Entre los aliados, 236 murieron y 261 quedaron heridos.

Esta fue la única victoria militar de los aliados; pero tras una lucha sin precedentes dejaron Tarapacá
en manos enemigas. El general Buendía decidió seguir su marcha a Arica, adonde llegaron 21 días
después.

Entre marzo y mayo, los chilenos siguieron avanzando, ocupando territorio peruano, acercándose a
Tacna.

CUESTIONARIO.-

1.- ¿Describa las principales causas por las que se origino la Guerra del Pacifico?

2.- ¿Describa los hechos sobresalientes que se dieron durante el conflicto bélico entre Bolivia, Perú y
Chile

3.- Explique los tratados posteriores a la guerra del pacifico.

4.- ¿Qué consecuencias tuvo la perdida del Litoral para nuestro país?

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WORK PAPER # 3

UNIDAD O TEMA: CONFLICTOS TERRITORIALES

TÍTULO: La Guerra del Chaco

FECHA DE ENTREGA: 19/03/07

A mediados de 1932, comenzaba uno de los mayores conflictos de nuestro continente,


protagonizado por sus dos países más pobres, por supuestas riquezas petroleras. Durante tres
años, bolivianos y paraguayos mezclaron valor y ferocidad en una lucha que tenía mucho de
arcaico y otro tanto de tecnología bélica del siglo XX, para lograr sólo estériles resultados.

Uno de los más famosos cuentos bolivianos inspirados en esta guerra es "El Pozo", de Augusto
Céspedes, que relata la obsesiva excavación de un grupo de soldados sedientos en busca de
agua. Como para corroborarlo, un veterano de esa nacionalidad recordaba un episodio parecido,
donde sus compañeros esperaban el anuncio de "agua!", quizá "con mayor intensidad con la que
resonara después la palabra ¡paz!". El líquido elemento es un factor que por sí solo resume el
carácter de esta contienda, librada hace siete décadas en el corazón de América.

Paradoja típica de nuestro continente, esta sangrienta conflagración, que enfrentó y desangró
durante tres años a Bolivia y el Paraguay, es una de las más grandes guerras que se haya librado
en este suelo, aunque muy pocos que no pertenezcan a las naciones involucradas sepan algo de
ella. Acaso porque muchos quisieran olvidar la feroz disputa por una tierra inhóspita y hostil, que
tenía, supuestamente, un codiciado tesoro: el petróleo.

Con este interés en juego, el conflicto del Chaco adquiere una connotación aún más detestable,
ya que grandes interesados eran dos poderosas compañías petroleras, ansiosas por explotar los
yacimientos que allí existirían, y apoyaron cada una a uno de los dos países que iban a la batalla,
países que, por añadidura, eran los más pobres de Sudamérica. En cierto sentido al menos,
bolivianos y paraguayos libraron una lucha que no era la suya, se mataron sin el odio de las
auténticas rivalidades nacionales, lo que no quita que hayan derrochado enormes dosis de
heroísmo y sacrificio.

El origen remoto del problema estaba en la muy imprecisa delimitación de las fronteras entre
ambos países, lo que se remontaba a la época en que éstos nacieron a la vida independiente.
Para distinguirlo del Chaco Austral, territorio argentino, el Chaco Boreal está situado al norte del
río Pilcomayo, poblado por unos pocos aborígenes hostiles a las escasas expediciones que se
aventuraron por él durante el siglo XIX.

En lo diplomático, sucesivos intentos de arreglo habían fracasado, y en los hechos, pequeños


destacamentos de ambos países habían ocupado el territorio por partes aproximadamente

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iguales, y habían levantado fortines; esto último es más bien un decir, ya que se trataba de poco
más que toscas chozas ("pahuichis") rodeadas de atrincheramientos. En 1928 se produjo un
incidente que hizo temer una guerra que no se evitó, sólo se postergó. En 1931 asumía en Bolivia
el presidente Daniel Salamanca, con la política de "pisar fuerte en el Chaco", traducida en el
aumento de guarniciones en la zona.

BOQUERÓN, PRELUDIO HEROICO Y TERRIBLE

Al Chaco se le llamó el "infierno verde" porque, pese a que su terreno era salpicado de pantanos y
de espesa vegetación de matorrales y árboles como espinos, lo más difícil de obtener era el agua,
ya que no lo cruzaban ríos, y había que cavar pozos para encontrar fuentes subterráneas. Un
calor insoportable y un ambiente malsano, caldo de cultivo de enfermedades, ayuda a entender
las atroces condiciones en que se debió pelear, en especial los bolivianos que, sacados de sus
ciudades y pueblos andinos, debían desenvolverse en un medio totalmente extraño.

Esto explica también que la chispa que encendió la hoguera no fue el petróleo, sino el agua. En
1931 se descubrió una laguna en medio del territorio chaqueño, bautizada Pitiantuta o
Chuquisaca, y ocupada sin mucho esfuerzo por un destacamento boliviano. Sin embargo, los
paraguayos contraatacaron el 16 de julio de 1932, batiendo a su vez en retirada a los bolivianos. A
esas alturas, diversos países neutrales intentaron preservar la paz, pero los enemigos ya se
aprestaban para la primera gran batalla: Boquerón.

Allí, un destacamento mixto boliviano de poco más de 600 hombres, al mando del comandante
Manuel Marzana, se había hecho fuerte para resistir el ataque de los 5.000 hombres del I Cuerpo
de Ejército paraguayo. En la madrugada del 9 de septiembre comenzó el primero de una larga
seguidilla de asaltos infructuosos, tras lo cual siguió un sitio, subrayado por el bombardeo de la
artillería guaraní, muy superior.

Pese a los ataques de la aviación y los nuevos refuerzos terrestres que recibían los paraguayos,
la porfiada resistencia boliviana se prolongó durante casi todo septiembre. Pero el alto mando de
La Paz no podía enviar más refuerzos, y los víveres y el agua se agotaban. Por fin, agotados y
abrumados por la superioridad numérica, los bolivianos negociaron una rendición que en ningún
caso fue deshonrosa. Los esqueléticos prisioneros fueron aclamados a su paso por las calles de
Asunción, y el comandante Marzana pasó a ser uno de los grandes héroes de Bolivia.

Pero éste no era sino el comienzo. Los paraguayos seguían disfrutando de superioridad numérica,
y obligaron a sus enemigos a seguirse replegando, aunque la situación se estabilizó. Ahora Bolivia
había movilizado más tropas hacia el Chaco y se lanzó a la ofensiva, alentada por la presencia del
general alemán, Hans Kundt, veterano de la I Guerra Mundial y de vinculación ya larga con La
Paz, nombrado comandante en jefe del ejército.

OFENSIVAS BOLIVIANAS

Siguiendo el ejemplo chileno, en aquel entonces los militares bolivianos llevaban algún tiempo
bajo la influencia germana, pero ésta y la presencia de Kundt, tenía su contrapartida en que este
jefe no era precisamente un genio militar, con una imaginación estratégica bastante limitada. Por
su parte, los paraguayos habían tenido instructores franceses y argentinos y, sobre todo, contaban
con la en la capacidad del coronel (más tarde mariscal) José Félix Estigarribia. Estos mandos
regirían los destinos de miles de hombres sepultados en cenagosas trincheras, que hicieron que
este conflicto fuese visto como una suerte de versión americana de la Guerra del '14.

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Tras un repliegue para recuperar fuerzas, los bolivianos intentaron un gran ataque al campo
fortificado de Nanawa, el 20 de enero de 1933 que, tras un aparente éxito, fue rechazado por los
paraguayos, a punta de bayoneta y machete. Pese al fracaso, las tropas de Kundt no perdieron la
iniciativa, y en los meses siguientes emprendieron otros ataques contra fortines paraguayos, que
arrojaron algunos magros éxitos.

Extraña, como suelen ser las guerras americanas, la del Chaco mezclaba a soldados
precariamente vestidos y alimentados, valerosos aunque de escasa instrucción, con un amplio
despliegue de armamento moderno como ametralladoras, morteros, lanzallamas, carros
blindados, artillería y aviación. Como ocurrió en un segundo ataque boliviano a Nanawa (4-8 de
julio de 1933), rechazado con más energía aún por las tropas guaraníes; mientras Hans Kundt era
cada vez más cuestionado, el coronel Estigarribia se ganaba su ascenso a general. Ahora le
tocaba a éste tomar la iniciativa ofensiva.

CONTRAOFENSIVAS PARAGUAYAS

El Paraguay contaba entonces con 27.000 hombres, que empleó en su casi totalidad para una
gran maniobra envolvente, cuyos puntos culmines fueron las batallas de Alihuatá y Campo Vía, en
diciembre de 1933, que resultaron en la rendición de dos divisiones bolivianas: 7.500 prisioneros y
un abundante botín de armamentos. Ahora sí, el general Kundt fue destituido, y el mando supremo
boliviano recayó en el coronel Enrique Peñaranda.

Un breve armisticio de fin de año sirvió para que los bolivianos se salvasen del desastre total y
pudieran reorganizase, cediendo terreno; de los 77.000 hombres movilizados sólo les quedaban
7.000 en el frente. La mayoría de sus bajas era por enfermedades; ahora los paraguayos tenían
superioridad numérica.

La guerra de movimientos se combinaba con la monotonía de la guerra de posiciones estáticas,


donde las escaramuzas muchas veces se reducían a insultos entre "bolís" (bolivianos) y "pilas"
(paraguayos); la lucha era más bien contra la sed y la enfermedad. En esta etapa de la guerra
apareció un novedoso elemento: la participación de 53 oficiales chilenos, emigrados del país por
la inestabilidad política de comienzos de los años '30, quienes se pusieron al servicio de Bolivia,
destacando el coronel Aquiles Vergara Vicuña, autor de varios libros sobre el conflicto.

En los primeros meses de 1934 los paraguayos pensaban que podían terminar la guerra, pero
tenían que arrastrar su eterno problema, la falta de movilidad, causada por la carencia de
camiones y otros medios de transporte. El desenlace se demoró por una victoria boliviana en
Cañada Strongest, a fines de mayo; pero por otro lado, el avance guaraní hacia la zona petrolera
boliviana, en el norte chaqueño, y una nueva gran derrota de éstos más al sur, en Ballivián (2.000
muertos, 4.000 prisioneros), colmó la paciencia del presidente Salamanca. El Paraguay había
ocupado el grueso de las tierras bajas, arrinconando a su enemigo contra los faldeos de la
cordillera andina.

"CORRALITO" BOLIVIANO

El mandatario boliviano decidió hacerse presente en la gran base de retaguardia de Villamontes


donde, el 27 de noviembre de 1934 donde, en un episodio vergonzoso, los jefes militares lo
derrocaron y arrestaron, dejando al país acéfalo mientras el enemigo se aproximaba. Fue el
llamado "cerco" o "corralito", de connotación muy distinta a la que tiene en la Argentina actual.

En La Paz asumió un gobierno provisorio, pero entretanto, los paraguayos siguieron avanzando
hasta la propia base de Villamontes, y le pusieron sitio. Corría mediados de 1935 y se iba a librar

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la mayor batalla de la guerra cuando por fin, el 14 de junio, se logró el cese del fuego. En una
espontánea reacción, las tropas de ambos bandos corrieron a abrazarse.

A los tres años de guerra siguieron otros tres interminables años de negociaciones diplomáticos, y
el tratado de paz se firmó en Buenos Aires el 21 de julio de 1938. En virtud de éste, el Paraguay
obtuvo la mayoría del Chaco Boreal, aunque Bolivia retuvo los campos petrolíferos ya en
explotación; la existencia de petróleo en otros sectores de esa zona probó ser mera especulación.
Así, quedaba de manifiesto la dudosa utilidad de esta matanza.

Al inicio de la contienda el ejército boliviano contaba con 5.500 efectivos, y el paraguayo sólo con
4.200; durante la misma, el primero movilizó 200.000 hombres y el segundo 150.000. Bolivia tuvo
50.000 muertos y 25.000 prisioneros, pero los 40.000 muertos y 2.500 prisioneros guaraníes
prueban que la victoria de éstos fue pírrica.

Desarrollo
La guerra comenzó en 1932 cuando una expedición militar boliviana encuentra una laguna hacia el
corazón de la zona en conflicto. Esta laguna se la bautiza con el nombre de Laguna Chuquisaca. Al
ocupar la laguna, el ejército boliviano desaloja a los pocos paraguayos que custodiaban el lugar, los
18 hombres que conformaban la expedición realizaron una descarga de fusilería, el 15 de junio,
ocupando el fortín paraguayo que se identificó luego como Carlos Antonio López. La laguna había
sido descubierta un año antes por los paraguayos, y fue bautizada como laguna Pitiantuta. Su valor
era estratégico para provisión de agua. Durante la larga guerra los Paraguayos usaron el estilo de
envolvimiento, siempre procurando tener superioridad numérica pese a que Bolivia contaba con una
población tres veces mayor en ese tiempo. Mientras los bolivianos usaron armas caras y modernas
los paraguayos usaron armas más convencionales. El 23 de noviembre de 1934 los generales
bolivianos frustrados por el progreso de la guerra destituyeron al presidente Daniel Salamanca, que
estaba visitando el cuartel general en Villamontes, y lo sustituyeron por el vicepresidente José Luís
Tejada Sorzano. Durante todo este tiempo Paraguay fue ayudado con armas e inteligencia por la
Argentina.

El 12 de junio de 1935 fue declarado un cese de hostilidades. En ese momento Paraguay controlaba
una gran parte del Chaco. Poco antes, el ejército paraguayo había llegado hasta el río Parapetí,
límite expreso de su aspiración territorial, y lo cruzó tomando la ciudad de Camiri, amenazando las
ciudades de Santa Cruz, Tarija y Sucre. Hacia la cordillera, el Paraguay tomó las poblaciones de
Carandaití, Izozog y la importante ciudad de Villamontes. El conflicto pasó de ser un conflicto por el
Chaco, y se convirtió en un conflicto por la posesión de los pozos petroleros que Bolivia explotaba en
la cordillera. Sin embargo, los paraguayos fueron repelidos hasta las cercanías de lo que hoy es la
frontera definitiva entre Paraguay y Bolivia. Luego, se hizo la paz.

Después de largas y penosas negociaciones, el tratado para terminar la guerra fue firmado en
Argentina el 21 de julio de 1938. El canciller argentino Carlos Saavedra Lamas (1878-1959), convocó
a la Conferencia de Paz de Buenos Aires. Había ganado por su pericia y mediación diplomática el
Premio Nóbel de la Paz de 1936, por su labor en pro de la paz en general, y en particular por haber
inspirado el "Pacto antibélico Saavedra Lamas", firmado por 21 naciones y convertido en un
instrumento jurídico internacional. Tuvo un papel brillante como mediador para finalizar la guerra del
Chaco.

Paraguay resultó el vencedor al conquistar las 3/4 partes del Chaco Boreal. Bolivia recibió una
pequeña área hacia el río Paraguay, hoy día llamado Puerto Busch.

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Antecedentes
La región central sudamericana conocida como Chaco se divide en tres regiones: el Chaco Gulamba,
desde el río Bermejo en Argentina hasta el río Pilcomayo fronterizo con Paraguay; el Chaco Boreal,
desde el Pilcomayo hasta el río Paraguay fronterizo con Brasil; y el Chaco Pantanoso o Pantanal
Brasileño.

Las controversias sobre la soberanía del Chaco Boreal comenzaron desde la independencia misma
del Paraguay de la Corona Española en 1811; casi de inmediato se hicieron sentir las presiones
portuguesas por anexarse el territorio de la nueva república. A raíz de esto, el nuevo gobierno
paraguayo comenzó de inmediato la construcción de fortalezas sobre el río Paraguay para contener
el avance de los bandeirantes, mercenarios al servicio de la corona de Portugal. Una en particular
(Fuerte Borbón, hoy Olimpo) fue construida en el alto Chaco Boreal, donde desde entonces se
asentaron las tropas paraguayas.

Al independizarse el "alto Perú", la actual Bolivia (1825), reclamó como herencia el territorio de la
Real Audiencia de Charcas —que comprendía el Chaco Boreal, entre otros territorios—, basándose
en el principio jurídico de uti possidetis iure, utilizado anteriormente por Portugal para justificar la
expansión de sus posesiones brasileñas. Sin embargo, Paraguay siempre hizo uso de facto del
territorio chaqueño.

Finalizada la guerra de la Triple Alianza en 1870, Paraguay y Argentina acordaron someter la disputa
del territorio chaqueño a arbitraje, con propósito de evitar un reinicio de las hostilidades. Fue elegido
árbitro el entonces presidente de los Estados Unidos Rutherford B. Hayes, quien el 23 de noviembre
de 1878 falló a favor de Paraguay. Los derechos de Paraguay sobre la región parecieron así
confirmarse. Sin embargo, de inmediato Bolivia anunció su desacuerdo con el fallo, iniciándose así
una larga batalla diplomática

CUESTIONARIO.-

1.- ¿Describa las principales causas por las que se origino la Guerra del Chaco?

2.- ¿Describa los hechos sobresalientes que se dieron durante el conflicto bélico entre Bolivia y
Paraguay?

3.- Explique los tratados posteriores a la guerra del Chaco.

4.- ¿Qué consecuencias tuvo la perdida del Chaco para nuestro país?

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WORK PAPER # 4

UNIDAD O TEMA: LA NUEVA REPUBLICA

TÍTULO: La minería de la Plata

FECHA DE ENTREGA: 16/04/07

Para explicar el desarrollo de la minería de la Plata durante el siglo XIX, Antonio Mitre ha periodizado
este proceso en tres etapas claramente diferenciadas: La fase de recesión minera (1825-1850), la
fase de transición (1850-1873) y la fase del auge minero (1873-1895).

1. La fase de recesión minera (1825-1850).

Esta fase constituye un período de recesión ocasionado por el agotamiento paulatino de las vetas
de plata, principalmente en el cerro de Potosí, que durante la colonia fuera un verdadero caudal de
yacimientos Argentíferos.

Esta situación se verá agravada por la guerra independentista. Los empresarios mineros se vieron
acosados constantemente por los ejércitos en pugna. Tanto tropas realistas, como los ejércitos
auxiliares del Río de la Plata o partidas guerrilleras veían a los centros mineros como fuentes de
ingreso para financiar sus expediciones y les gravaban con fuertes impuestos y otras contribuciones
de guerra. El estado de guerra terminó por cansar a los empresarios mineros que, en su mayoría
huyeron de la guerra dejando sus minas completamente abandonadas. El prolongado abandono
dejó sentir sus efectos y las minas se inundaron con el paso del tiempo. Al terminar la guerra, las
minas y sus instalaciones estaban en un grado deplorable de deterioramiento. La rehabilitación de
las minas no era rentable. La inestabilidad de los precios y la decreciente ley del mineral no
aconsejaban inversiones que, por otro lado, eran inexistentes en el país en ese momento.

Augusto céspedes, en su texto “metal del diablo” (pg 57), sostiene que “A principios del siglo XIX las
minas de Bolivia estaban abandonadas en la siguiente proporción: en Potosí 25 minas en trabajo y
más de 1.800 despobladas; en Porco 35 en trabajo y 1.519 abandonadas; en Chichas 22 en trabajo y
650 abandonadas; en Lípez 2 en trabajo y 750 sin él; en Oruro 11 en labor y 1.215 dejadas; En
Poopó 15 y 316; en Carangas 4 y 285; en Sicasica 9 y 320; en Inquisivi 5 y 110; en Sorasora 4 de oro
en trabajo y más de 500 abandonadas. Los ingenios de Oruro fueron quemados y asolados por los
realistas y los 90 ingenios de Potosí quedaron reducidos a 13”.

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Dalence, por su parte, calculaba que las minas abandonadas en Bolivia llegaban a 10.000, de las
cuales, por lo menos, dos terceras partes todavía tenían plata, pero estaban inundadas. También
calcula en apenas 282 mineros activos que en 1846 empleaban a unos 9.000 obreros.(Klein, 139)

Los empresarios que en esta situación intentaban sacar a flote alguna explotación se vieron
afectados por la escasez de Mercurio, indispensable para la amalgama con la Plata. Por un lado, la
principal fuente de Mercurio, la mina Huancavelica en el Perú, también había sufrido de
abandono durante la guerra y se había inundado. Si existían otras fuentes de mercurio, no era lo
mismo que en la colonia, pues, ésta tenía monopolio en su comercio y aseguraba la provisión de
mercurio peruano a las minas de plata alto-peruanas. Con el advenimiento de las repúblicas se
crearon tarifas aduaneras entre ambos países dificultando y encareciendo la explotación de plata.

La provisión de mano de obra era otro problema que tenían que afrontar los empresarios mineros
de la época. La inundación de las minas y la consiguiente paralización de la explotación minera trajo
consigo la migración de mano de obra a otros centros de actividad económica, principalmente las
ciudades. La abolición de la Mita, constituyó una liberación para muchos indígenas que
aprovecharon el momento para huir de los centros mineros. Cuando Santa Cruz instauró la Mita
voluntaria, algunos trabajadores intentaron continuar con el trabajo de extracción de minerales, pues
las condiciones de trabajo habían mejorado un poco, por lo menos en lo que se refiere a la parte
coercitiva. Las minas no eran, sin embargo, una fuente de trabajo segura. Muchos empresarios
mineros comenzaban trabajos de rehabilitación y al ver terminados sus capitales tenían que
suspender su actividad y la escasa mano de obra se quedaba sin fuente de ingresos. La poca
regularidad de las fuentes de trabajo hizo que la mayor parte de la fuerza de trabajo se fuera de los
centros mineros en busca de un sustento más seguro.

Finalmente la política fiscal y monetaria de los gobiernos de turno durante esa época no era un
incentivo para la producción minera. Los impuestos no eran elevados. Existía un impuesto del 5 % al
valor de la producción. Pero existían trabas de otro tipo que en realidad actuaban como “impuestos
camuflados”. Por un lado, estaba el Monopolio Estatal en el rescate de minerales. Los
empresarios mineros estaban obligados por ley a vender toda su producción al Estado para que éste
acuñara el mineral convirtiéndolo en monedas. El precio que el Estado pagaba a los empresarios
estaba muy por debajo del precio de la plata en el mercado internacional. El año 1829, por ejemplo,
el precio que pagaba el Estado a los mineros por su plata estaba en un 26 % por debajo del precio de
este mineral en el mercado internacional. De igual modo el año 50 el Estado pagaba un precio que
estaba un 18 % por debajo del precio internacional (ver pag. 47 en Mitre). Por lo tanto, esta venta
obligatoria de la producción al Estado les ocasionaba pérdidas significativas.

Por otro lado, la emisión de moneda feble, instaurada durante el gobierno de Santa Cruz, actuaba
también en contra de los intereses de los mineros, pues el Estado pagaba a los empresarios por la
venta de su plata en moneda feble. Esta moneda, si bien circulaba ampliamente en el sur del Perú y
el norte argentino, no era conveniente para los empresarios, puesto que los vendedores de insumos
para la producción de plata en el extranjero, veían la moneda feble con desconfianza y por lo tanto
cobraban un precio mayor por sus productos, si es que el pago era en moneda feble.

En realidad la política estatal no estaba destinada específicamente a perjudicar a los mineros. El


propósito de la emisión de la moneda feble y del monopolio estatal era de aumentar el circulante,

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bastante escaso en la época y por otro lado tenía el objetivo de dotar a los gobiernos, especialmente
durante la década del 30, de recursos para financiar las guerras de la Confederación.

Santa Cruz intentó tratar de algún modo el problema, puesto que el Monopolio Estatal y la moneda
feble, al perjudicar de modo tan agudo a los empresarios mineros, era la causa fundamental para que
ellos se dieran a la aventura de contrabandear su mineral, especialmente por el lado argentino,
causando pérdidas a las arcas del estado. Pentland calculó que durante los primeros años de la
república, por lo menos dos tercios de la plata producida era contrabandeada por Arica o Buenos
Aires (Pentland, 90). Santa Cruz creó, entonces, Bancos subsidiarios de rescate de minerales en
varios puntos del país, especialmente en los puestos fronterizos por donde supuestamente pasaba el
contrabando. Luego intentó convertir a estos bancos en empresas mixtas, donde el capital privado
tuviera alguna participación. Sin embargo, esta no era la solución al problema, puesto que los bancos
subsidiarios de todos modos tenían que entregar su mineral a la Casa de la Moneda para su
acuñación respectiva.

La minería durante esta época fue una actividad estancada y sin perspectivas de desarrollo. En la
década del 20 la producción de plata tenía un valor de apenas 156.000 marcos anuales, lo que
representa una fuerte disminución con respecto a los 385.000 marcos anuales producidos durante la
última década del siglo XVIII (habrá que tener en cuanta además que la década del 90 del siglo XVIII
es considerada como recesiva en la historia de la minería colonial). (Klein, pag 137)

2. Fase de Transición. (1850-1873)

Al promediar el año 1850 la situación comenzó a cambiar. El descubrimiento de Mercurio en


California trajo consigo un abaratamiento de este mineral. La ley de la plata comenzó a subir
como consecuencia de descubrimientos de otros yacimientos argentíferos en el país. Otro factor que
anunciaba el repunte de la minería era la utilización de maquina a vapor en los trabajos mineros.
Esto abarató considerablemente la rehabilitación de las minas inundadas.

La región atrajo capitales internacionales que pudieron fortalecer a los capitales nativos y de este
modo se comenzó a dar un impulso significativo a la explotación de minerales. Es en esta época,
cuando los futuros magnates de la plata conseguirán establecerse en las minas más ricas del país.
En realidad, estos magnates se hicieron de las minas cuando éstas ya habían sido trabajadas
por mucho tiempo por otros empresarios mineros. La mina de Pulacayo, por ejemplo, no había
podido rendir de modo eficiente durante los años anteriores, pese a que fue trabajada por algunos
empresarios durante 24 años. El año 1856, cuando el empresario Ramírez se rindió, por no haber
podido dar dividendos a sus accionistas, vendió la empresa minera Huanchaca a Aniceto Arce. Lo
mismo sucedió con José Avelino Aramayo y Gregorio Pacheco. Estos compraron sus minas después
de que durante mucho tiempo, éstas fueron trabajadas en su rehabilitación por otros mineros. El
Capital de éstos dio fin y tuvieron que venderlas. Los futuros magnates de la plata se hicieron de sus
minas en un momento favorable y contaron con minas ya rehabilitadas. Otros habían hecho el trabajo
para ellos.

Las nuevas condiciones darán por resultado un nuevo grupo de presión en la política boliviana que
optaba por el libre cambio y la abolición del monopolio estatal en el rescate de minerales y la

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abolición de la moneda feble. Este nuevo grupo de empresarios mineros, antiguos hacendados que
se unieron con capitales extranjeros, principalmente chilenos y británicos, inició la pelea por el libre
cambio contra los grupos tradicionales de la economía que se beneficiaban con el proteccionismo:
manufactureros y artesanos. Estos últimos eran aguerridos defensores de la moneda feble, pues
veían en ella el motivo para la existencia de circulante suficiente en el país. Por otro lado, la
reticencia en el extranjero de recibir moneda feble constituía una traba para los importadores que les
podían hacer competencia en el mercado nacional. Esto dio origen a la famosa pugna entre libre
cambistas y proteccionistas. Además de los clásicos argumentos políticos entre estas posiciones se
sumo el debate sobre los efectos monetarios de una y otra política. Los proteccionistas
sostenían que la libertad de comercio de pastas de plata provocaría la paralización de la casa de la
moneda y consecuentemente acentuaría la ya crítica escasez de circulante, lo que a su vez, daría
como resultado la quiebra de la industria y el comercio interno. Por su parte, los librecambistas
aducían que la escasez de circulante era producto de un déficit en la balanza comercial. la libertad de
comercio solucionaría el problema de la balanza comercial. La abolición del monopolio estatal nos
proporcionaría precios más altos en el mercado internacional estimulando la producción de plata y
con esto la exportación y el comercio en general. El gobierno se beneficiaría con esta medida al
aumentar sus entradas por concepto de impuestos y la expansión del comercio.

El problema de la mano de obra, durante esta época, fue tratado con audacia. Se ideó el sorteo de
trabajos, de tal modo que la fuerza de trabajo tuvo fe en tener alguna estabilidad. La compañía
Huanchaca, puede servir para ejemplificar este método. El primero de cada mes se sorteaba los
trabajos que se realizarían durante ese mes, se consignaba el número de operarios que se
necesitaría para ese período y el dinero que abonaría por dicha labor. Durante el “sorteo” los
trabajadores hacían sus propuestas de lo que podrían realizar durante ese mes y la obra era
adjudicada a aquél trabajador que ofrecía entregar mayor cantidad de trabajo. Los que no cumplían
eran pasibles a multas establecidas previamente. (dicho de paso, este era un modo de endeudar al
trabajador y éste una vez endeudado estaba prácticamente atado a la empresa). Los pagos eran en
parte en dinero, y en parte en productos provenientes de los almacenes –pulperías- de las propias
empresas (naturalmente los precios eran más elevados que en los mercados, que estaban lejos del
alcance de los trabajadores). Por otro lado, existían los pagos anticipados, otra forma de endeudar al
trabajador, para hacerle trabajar por el tiempo y en las condiciones que la empresa fijara.

El sistema de trabajo se realizaba mediante la modalidad de tres mitas o de la doble jornada. En las
tres mitas, el trabajo se extiende durante 36 horas, con breves interrupciones para descanso y
comidas. (ej. el trabajador se presenta el lunes en la mañana y sale el martes en la noche y vuelve al
trabajo al día siguiente). La doble jornada significaba 20 horas de trabajo seguidas. Como
consecuencia de esta vil explotación, muchos trabajadores morían prematuramente.

Las nuevas luchas políticas y la nueva situación económica determinaron algunos cambios en la
política estatal. Durante el régimen de Linares se decretó la libre exportación de minerales. Sin
embargo, la plata todavía estaba vetada, pues constituía un rubro demasiado fuerte en el
presupuesto nacional y no se podía prescindir de él. Poco después se declara abolida la moneda
feble dando así impulso a la minería de la Plata.

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3. Fase del Auge. (1873-1895)

El año 1873 significará el inicio de la era del auge de la plata, pues ese año se decretaría la libre
exportación de pastas de plata, es decir, la abolición del monopolio estatal en el rescate de los
minerales, incluida la plata. La última traba estatal para el desarrollo de la minería de la plata quedó
de este modo a un lado del camino. Esta nueva situación dio impulso a las inversiones extranjeras
que llegaron para fortalecer a las empresas que estaban funcionando en el país.

La ley del mineral fue subiendo paulatinamente y, con esto, el impulso de la producción se
fortaleció aún más.

Sin embargo, el auge de la plata es un período curioso, pues generalmente el auge de la producción
de un producto va acompañado – o mejor, es producto- de precios favorables en el mercado
internacional. Con la Plata no fue así. Los precios de la plata fueron cayendo durante todo el
período, si bien no de forma rápida, si de forma paulatina. Sin embargo, los grandes patriarcas de la
plata se dieron modo para obtener jugosas ganancias. Los grandes mineros comprendieron que era
vital tener participación activa en la vida política del país. Por eso se lanzaron a la presidencia de la
república en sendas campañas electorales que otros no podían competir. Pacheco primero y Arce
después se hicieron de la presidencia de la República logrando así impedir políticas desfavorables
para su actividad económica. Los precios declinantes de la plata en el mercado internacional fueron
compensados con el abaratamiento sistemático de los costos. Los ferrocarriles fueron
construidos, en Bolivia, en esa época para favorecer los intereses de los magnates mineros, pues
éstos vinculaban las minas con los puertos del pacífico (Huanchaca-Antofagasta, 1889). Por otro
lado, los gobernantes-empresarios se encargaron de favorecer a la gran empresa en desmedro de la
minería mediana y chica. Se creó el impuesto de 50 ctvs por barra de plata refinada en el país.
Los mineros chicos tenían la necesidad de exportar su plata en forma refinada, ya que exportarla en
bruto significaba mucho costo (pagarían el flete del transporte por roca). Los grandes magnates, en
cambio, exportaban el mineral en forma bruta, ya que como exportaban cantidades significativas, de
alta ley, el costo era proporcionalmente menor. De este modo el impuesto gravó solamente a los
mineros chicos y no a los grandes. Esto tuvo efectos depredadores para el futuro de una industria
metalúrgica en el país. Nadie se animaba a refinar la plata en el país, puesto que exportarla refinada
resultaba más caro. Esta política condenó al país a ser exportador de materias primas no elaboradas.

Muchos de los mineros chicos se vieron en la necesidad de vender su producción en el país, siendo
así víctimas de la gran minería que monopolizaba el rescate de minerales en el interior del país.
Ni siquiera el Banco Nacional era una alternativa para la minería chica, pues tanto Pacheco
como Arce eran accionistas de este banco y los precios que el banco pagaba por los minerales
era manipulado para beneficiar a la gran minería (a menor cantidad de mineral vendido menores
precios y viceversa). Por otro lado, el banco otorgaba créditos a productores mineros, pero a
intereses diferenciados. La pequeña minería obtenía sus créditos al 11 % de interés, mientras que la
gran minería los recibía al 3 y 5 % de interés. De este modo, se pasó en Bolivia del monopolio estatal
al monopolio privado.

Otra evidencia de la manipulación desde el gobierno para beneficiar a los grandes magnates esta en
la venta de minerales de la empresa Huanchaca al Estado. El país comenzó a sentir una escasez de
circulante y tuvo que recurrir a la compra de mineral de las grandes empresas. Sin embargo, ya no

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había la obligación de hacerlo por ley. De este modo, era la empresa la que dictaba las condiciones
de su venta de minerales al Estado.

Sin embargo, la baja de precios se hacía sentir. Los patriarcas de la plata, en un comienzo,
compensaron esto abaratando costos mediante los ferrocarriles, luego monopolizando el rescate del
mineral, finalmente se estrellaron contra la mano de obra. Producto de esto son las sublevaciones de
trabajadores mineros y las consiguientes masacres de éstos en Colquechaca, Challapata y Santa
Rosa a fines del siglo pasado.

La presión era, empero, demasiado grande y terminó por quebrar la minería de la plata. Estados
Unidos entró en la competencia por el mercado internacional y los precios sufrieron declives
sustantivos.

CUESTIONARIO:

1.- ¿Cuál es la periodización que hace Mitre del desarrollo de la minería de la plata en el siglo XIX?

2.- ¿Por qué estaban abandonadas las minas en el momento en que Bolivia obtiene su
independencia?

3.- ¿En qué consiste el monopolio estatal en el rescate de minerales?

4.- ¿Qué efecto tiene la moneda feble sobre el desarrollo de la minería de la plata?

5.- ¿Por qué comienzan a cambiar las condiciones para la minería de la plata a mediados del siglo
XIX?

6.- ¿Qué rol juegan los ferrocarriles en el período de auge de la minería de la plata?

7.- ¿Cuáles son las condiciones políticas que favorecen el período de auge de la minería de la plata?

8.- ¿Qué medida económica implementada por los gobiernos de los patriarcas de la plata tuvo
efectos negativos para el desarrollo de la industria metalúrgica del país?

9.- ¿Cómo compensaron los patriarcas de la plata el descenso del precio de la plata en el mercado
internacional?

10.- ¿Cuáles son los factores que producen la quiebra de la minería de la plata?

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WORK PAPER # 5

UNIDAD O TEMA: LA NUEVA REPUBLICA

TÍTULO: Clases Sociales

FECHA DE ENTREGA: 14/05/07

La república oligárquica. Los liberales.

Pando abrió el ciclo de veintiún años de gobiernos liberales, con una mentalidad modernizadora que
marcó una nueva preeminencia de la economía y de le geopolítica interna de Bolivia, estableciendo
el liderazgo de La Paz que tendría vigencia a lo largo de todo el siglo XX.

En 1900 se produjo un hecho crucial para la economía boliviana, Simón I. Patiño descubrió en la
mina La Salvadora (Llallagüa), la veta de estaño más rica del mundo, comenzaba así la era del
estaño en el país. Simultáneamente, los precios internacionales de la plata se derrumbaron y la
minería boliviana de la plata colapsó, coincidiendo con el auge del estaño y los usos múltiples de este
producto en el mundo. En poco más de dos décadas los llamados barones del estaño Simón Patiño,
Carlos Víctor Aramayo y Mauricio Hoschild, se convirtieron en un poder económico y político decisivo
en el país.

Ismael Montes y la continuación del ciclo liberal.

En 1904 fue elegido Ismael Montes quien nada más comenzar su gobierno tuvo que afrontar una de
las más grandes responsabilidades históricas que hubiese tenido un mandatario boliviano, el tratado
de 1904. El congreso debatió duramente el tema y a pesar de una fuerte oposición (Miguel Ramírez,
Pastor Sainz, Fernando Campero, Román Paz, entre otros), la mayoría liberal se impuso. Se acordó
la cesión a perpetuidad a Chile del Litoral a cambio del libre tránsito de mercaderías, la construcción
del ferrocarril Arica- La Paz y 300.000 libras esterlinas. El mar a cambio de un plato de lentejas, fue la
decisión pragmática de los liberales.

El dinero recibido de Brasil y Chile permitió al liberalismo un importante trabajo de modernización de


las principales ciudades, particularmente La Paz. Se comenzaron vías férreas como La Paz-Beni,
Viacha-Oruro, Oruro-Cochabamba, Oruro-Potosí y Potosí-Tupiza, un proceso vital de vertebración del
territorio occidental.

El país se adecuó al patrón oro y se crearon nuevos bancos. Comenzó una etapa de bonanza
económica apoyada por el auge gomero y estañifero. En el ámbito de la educación se contrató la
misión belga presidida por Georges Rouma, que modificó curriculums y modernizó la educación

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nacional, instalando la primera normal para la formación de maestros. En lo religioso se aceptó la


libertad de cultos.

En las elecciones de 1908 ganó Fernando Guachalla quien no pudo posesionarse al morir días antes
de la transmisión del mando. Montes decidió prorrogar un año más su mandato de manera
totalmente ilegal. Le sucedió Eliodoro Villazón quien ganó los comicios de 1909. El gobierno de
Villazón fue uno de los más tranquilos y prósperos que haya tenido el país. Gozó de una economía
en bonanza y en crecimiento, tuvo sucesivos superávit en los presupuestos nacionales, las
exportaciones crecieron en más del 50 % y se instalaron tranvías en La Paz y Cochabamba. El
gobierno contrató una misión alemana presidida por el Gral. Hans Kundt para modernizar el ejército,
en una línea permanente de renovación militar que sostuvieron los gobiernos liberales. A diferencia
de sus antecesores, respetó escrupulosamente la Constitución y los derechos ciudadanos, sin la
presión de movimientos subversivos que había sido y sería una constante histórica.

En esa época surgieron las obras de Franz Tamayo y Alcides Arguedas que contrapusieron visiones
de la sociedad, Tamayo en un vitalismo exaltador de los valores indígenas, Arguedas en una
demoledora crítica al conjunto de la sociedad que perfilaría años después (1919) en Pueblo Enfermo.
Dos importantes periódicos nacieron en el periodo liberal, el oficialista El Diario y el republicano La
Razón.

En 1913 Montes volvió al poder en medio de una altísima popularidad, pero le tocó afrontar la crisis
producida por la primera guerra mundial, tuvo que reformar el sistema financiero estableciendo que el
único banco con capacidad para emitir moneda era el Banco de la Nación. La medida generó fuertes
protestas, sumada a la contracción económica como producto de la caída de las exportaciones.
Incluso se tuvo que suspender temporalmente el pago de la deuda externa. (1913-1916), pero en
1916 la situación se revirtió y el Presidente se ufanó de que por primera vez se superaron los 100
millones de pesos en exportaciones.

La situación en el agro se mantuvo inalterable, la expoliación de las tierras de comunidad no trajo


consigo una modernización ni ampliación productiva, pero sí crecieron los terratenientes, entre ellos
los presidentes Pando y Montes. El descontento indígena se expresó de nuevo con el levantamiento
de Pacajes de 1914.

En 1917, igual que ocurrió con el último gobierno conservador, llegó a la presidencia por la vía
electoral José Gutiérrez Guerra, un hombre tranquilo, más bien débil y con escaso ascendiente. Las
pugnas entre liberales nacidas ya en 1904 con Pérez Velasco, culminaron con la escisión definitiva y
el nacimiento del Partido Republicano en 1915, con figuras claves como el propio expresidente
Pando y los futuros presidentes Bautista Saavedra y Daniel Salamanca. El asesinato del Gral. Pando
en 1917 abrió una brecha insalvable, el crimen nunca esclarecido se achacó al gobierno y fue el san
benito que ligó Gutiérrez desde el comienzo de su mandato.

Gutiérrez impulsó la llamada educación indigenal que era el primer esfuerzo por ocuparse de un tema
central que solo resolvería la revolución nacional. En 1920 voló el primer avión en el país.
Continuaron las obras de integración vial y se firmó el primer contrato de concesión de áreas para la
explotación petrolera con la norteamericana Richmond Levering en el departamento de Santa Cruz.

En esos años comenzaron a surgir las primeras organizaciones gremiales en el ámbito de los
ferroviarios y gráficos, llegaron incipientes las ideas anarquistas y socialistas y se organizaron las
primeras federaciones obreras locales. El fracaso de la gestión de Montes ante la Sociedad de
Naciones para reivindicar el mar y el fallido juicio de responsabilidades al expresidente, descompuso
definitivamente el clima político.

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Los republicanos. Otros hombres para un mismo sistema.

En 1920 el proceso conspirativo infatigable de los republicanos se tradujo en un golpe de estado


ejecutado con mucha facilidad, que llevó al poder a una junta compuesta por Bautista Saavedra,
Manuel Ramírez y José María Escalier. Casi veintiún años de gobierno ininterrumpido de los liberales
terminó por agotar y debilitar a uno de los dos partidos políticos más importantes de la historia
republicana de Bolivia.

La llegada de los republicanos al gobierno encontró a la nación bajo la égida del poder del estaño.
Patiño era ya a mediados de los años veinte uno de los hombres más ricos y poderosos del mundo.
El volumen de producción de sus minas de estaño era clave en el mercado mundial que él mismo
controlaba, sus intereses trascendieron nuestras fronteras y tocaron varios países, su sede
empresarial en Estados Unidos y Francia, era propietario de minas en Malasia y fundiciones de
estaño en Estados Unidos y Gran Bretaña y del más importante complejo minero en el país. Con un
record máximo de 48.000 toneladas producidas en un año, Bolivia se convirtió en el segundo
productor mundial de estaño, para entonces 22.000 obreros trabajaban en las minas bolivianas.

Con una población de 2,1 millones de habitantes y su principal ciudad La Paz con 135.000 almas en
permanente y pujante crecimiento, la sociedad comenzó a conocer los atisbos de una clase media
urbana.

La junta convocó a una asamblea que eligió Presidente de entre tres candidatos Saavedra,
Salamanca y Escalier. Como resultado de esa elección fuertemente manipulada por Saavedra, surgió
éste como Presidente y el Partido Republicano Genuino de Salamanca como opositor. El gobierno de
Saavedra estuvo signado por la inestabilidad y la violencia, le tocó un periodo turbulento y no tuvo
contemplaciones para someter a los revoltosos. Las viejas reivindicaciones federalistas de Santa
Cruz inauguradas por Andrés Ibañez en el siglo pasado resurgieron en un movimiento liderado por
Cástulo Chávez que fue controlado. Se vivieron también las masacres de Jesús de Machaca en 1921
en contra de comunarios campesinos y la de Uncía de 1923 que fue la primera represión sangrienta
en la minería privada. Las condiciones económicas continuaron críticas e igual que Montes,
Saavedra apeló al crédito externo con el famoso y polémico empréstito Nicolaus por 33 millones de
dólares que permitió pagar deuda anterior, reducir el déficit fiscal y culminar obras de infraestructura
como la conclusión del ferrocarril a la Argentina por la vía de Villazón. Saavedra transfirió ilegalmente
la concesión petrolera que en 1920 se le había dado a Levering, a la Standard Oil, empresa que
entre 1922 y 1937 apenas invirtió 17 millones de dólares. El primer pozo se perforó en 1922 y el
primero productivo, el de Bermejo, en 1924.

El crecimiento del movimiento obrero se tradujo en la creación de la Federación Obrera del Trabajo y
en la primera gran huelga ferroviaria de 1921. Pero el Presidente, cuya formación sociológica le
permitió vislumbrar los desafíos de su tiempo, impulsó y aprobó leyes como la de accidentes de
trabajo, la reglamentación de huelgas y de conflictos entre el capital y el trabajo, la jornada de ocho
horas, la regulación del trabajo de mujeres y niños y el ahorro obligatorio pionero de la idea de
pensiones y jubilación. Esas medidas le generaron un importante respaldo popular y una percepción
distinta de la gente hacia el poder gubernamental. Aunque en general Saavedra vivió la paradoja
entre la represión y las medidas sociales de avanzada. El fin de su gobierno coincidió con el
centenario de la republica que pasó casi desapercibido por el turbio clima político de la época. Las
elecciones de ese año le dieron el triunfo a Gabino Villanueva del oficialismo. El Presidente celoso
por la línea de independencia de pensamiento de Villanueva apeló a una argucia legal y anuló la
elección. Se hizo cargo del mando interinamente el presidente del senado Felipe Segundo Guzmán
que convocó a elecciones. En enero de 1926 triunfó el candidato republicano Hernando Siles.

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Siles se desembarazó rápidamente de la figura de Saavedra desterrando a su vicepresidente Abdón


Saavedra, que era hermano del exmandatario. Rodeado por un grupo de jóvenes intelectuales en los
que germinaban las ideas nacionalistas, creó el Partido Nacionalista con el que intentó prorrogarse
en el poder. Como su antecesor, el gobierno contrató un crédito por 13 millones de dólares. Los
republicanos marcaron el nivel más alto de endeudamiento en el país en la primera mitad del siglo
XX, con ese dinero superó el déficit fiscal, continuó la construcción de infraestructura ferroviaria y
caminera y modernizó el parque bélico del ejército. La misión del norteamericano Wálter Kemerer
creó el Banco Central, estableció una ley de presupuesto y creó la Contraloría para el control y
fiscalización de la administración estatal. Los proyectos de penetración al oriente tuvieron que ver
con la construcción del camino a Santa Cruz, y el plan Grether para la colonización agrícola. En 1929
salió al aire la primera emisión radial en La Paz a cargo de los hermanos Costas y radio Nacional.

También en 1929 Chile y Perú firmaron un tratado por el cual Chile no podía ceder a un tercer país
(Bolivia) territorios que habían sido originalmente peruanos, con lo que se puso un cerrojo más a la
demanda marítima. En el Chaco boreal se produjo el incidente de fortín Vanguardia que fue atacado
por tropas paraguayas. En represalia Bolivia tomó los fortines Boquerón y Mariscal López. En esa
situación Siles prefirió la negociación y la paz que se logró en esa oportunidad.
El intento errado de prolongarse en el gobierno llevó a Siles al desastre. En mayo de 1930 renunció y
dejó el mando en manos de su gabinete para habilitarse en las elecciones. En junio el gobierno fue
derrocado por un movimiento militar apoyado por civiles, el expresidente fue exilado y su casa
saqueada.

Se instaló en el poder una junta militar presidida por Carlos Blanco Galindo quien convocó a un
referéndum para modificar la Constitución en el régimen económico, la elección presidencial y los
derechos y garantías ciudadanos. El aporte crucial de este gobierno, bajo la influencia de Daniel
Sánchez Bustamante, fue la imposición de la autonomía universitaria y una reforma educativa,
particularmente en el ámbito de la administración. Las elecciones fueron ganadas por los genuinos
de Daniel Salamanca.

CUESTIONARIO.-
1.- Caracterice el periodo de gobierno denominado Moralista y mencione a su principal
representante.

2.- Describa tres características del gobierno de los conservadores.

3.- Describa tres características de los gobiernos Conservadores y Liberales.

4.- ¿Explique la política económica del periodo 1880-1899?

5.- ¿Cuáles fueron las consecuencias de las medidas aplicadas durante los gobiernos liberales?

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DIF – 01

TEMA: CREACION DE LA REPUBLICA


TITULO: La independencia y la consolidación de la república.
FECHA DE ENTREGA: 27/02/07

La independencia y la consolidación de la república

Si bien la independencia norteamericana y los ideales de la Revolución Francesa influyeron en la


emancipación, su influjo fue accidental y obró solo como estimulante en una sociedad cuya
disgregación ya estaba en marcha.

El año de 1808 Napoleón invade España y el rey Carlos IV abdica en favor de su hijo Fernando VII.
En 1808 se reúne las Cortes de Cádiz que tenían una inspiración liberal y que intenta conseguir la
adhesión de las provincias americanas, para lo que envía a Charcas a Goyeneche. El objetivo no
tuvo éxito, así como las pretensiones de Carlota de Braganza que intentaba anexionar Charcas al
Brasil.

La misión de Goyeneche fue el detonante que produjo una inmediata reacción en los Oidores de
Charcas y que precipitó el levantamiento Chuquisaca en mayo del 1808, seguido inmediatamente por
el de la Paz, en julio del mismo año, el cual fue duramente castigado.

Charcas después de las violentas represiones de 1810 queda en manos de las guerrillas por un lado
y de los realistas por otro. Entre los guerrilleros hay que destacar la actuación de Juana Azurduy de
Padilla en la zona de Chuquisaca, Warnes en Santa Cruz, y Lanza y los guerrilleros de Ayopaya en la
zona de la Paz y Cochabamba. Hay un intento de liberar a la Audiencia desde Buenos Aires, pero los
cuatro ejércitos auxiliares que se envían fracasan. A partir de ese momento el Alto Perú, actual
república de Bolivia, queda aislada como reducto del poder hispánico hasta la llegada de ejércitos
libertadores, y son solo las guerrillas las que mantienen la guerra. Por su parte el ejército realista
estaba dividido entre liberales y absolutistas, vale decir entre aquellos que acataban las directivas de
Cádiz y los que se plegaron al rey Fernando que había optado por el absolutismo. En el primer grupo
estaba el Virrey La Serna y el general Valdez, en tanto que Pedro de Olañeta era partidario del rey y
del absolutismo.

Esta era la situación el año de 1821 cuando Bolívar, después de las batallas de Boyacá y Carabobo
emprende su gran sueño: la libertad de América. Atravesando Colombia llega a Quito encomendando
su ejército al Gral. José Antonio de Sucre, quien vence en Pichincha. En esta batalla estuvo el
Mariscal Andrés de Santa Cruz.

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Después de la reunión en Guayaquil (1822) con San Martín, Bolívar bajo hasta Lima donde fue
recibido con cierto recelo. El Virrey la Serna se había retirado a Cuzco. Es entonces que el general
Pedro de Olañeta que controlaba el Alto Perú se rebela. Valdez va a enfrentársele; Olañeta se retira
al sur, hasta Cotagaita, donde es asesinado. Con su muerte el camino a la Audiencia de Charcas,
conocida entonces como Alto Perú, que expedito. El mismo año que muere Olañeta se dan las
batallas de Junín y Ayacucho, y Bolívar decide enviar a Sucre para liberar al Alto Perú.

Antes de su muerte el general Olañeta había enviado a su sobrino Casimiro y conseguir refuerzo de
armas, éste desvía su camino y sale al encuentro de Sucre que con sus tropas se aprestaba a
ocupar el Alto Perú. Ambos se encuentran en el Desaguadero, ambos cabalgaron rumbo a la ciudad
de la Paz donde se emitió el decreto del 9 de febrero que pide que las provincias alto peruanas
decidan su destino. Mucho se ha escrito sobre la influencia que pudo tener Olañeta sobre Sucre para
que el decreto se emitiera en esta forma; en todo caso, Sucre vio a través de él el deseo de
autonomía que tenían los altoperuanos.

De acuerdo al decreto se eligieron los representantes para la Asamblea que tuvo lugar en
Chuquisaca, la que estuvo presidida por Mariano Serrano. Olañeta participó en la Asamblea, la que
por mayoría determinó que Charcas se separaba tanto del Bajo Perú (antiguo Virreinato) como de las
Provincias del Río de La Plata (que con anterioridad habían formado el Virreinato de Buenos Aires).
El acta se firmó el 6 de agosto de 1825.

Bolívar había cruzado el desaguadero y las poblaciones en masa salían a recibirlo. El libertador se
dirigió a Potosí a cumplir su promesa de visitar el famoso cerro. Bolívar fue el primer presidente de
Bolivia y durante su mandato promulgó la Constitución Vitalicia que cuando el libertador abandonó el
país, se derogó. En mayo de 1826 el Congreso encargó el mando de la nación al General Sucre.
Durante l gobierno se Sucre se crearon, en base a las antiguas intendencias, los departamento de
Chuquisaca, La Paz, Potosí, Cochabamba, Santa Cruz y Oruro. Confiscó parte de los bienes de la
Iglesia Católica y expulsó a los miembros de las órdenes religiosas, con excepción de los
franciscanos. Esta medida le trajo el rechazo de la iglesia y de los sectores conservadores, por otra
parte, las tropas colombianas que aun se mantenían en Bolivia sin una función aparente estaban
descontentas, llegando a sublevarse el destacamento de Voltígeros. Por otra parte la manutención de
estas tropas era muy onerosa para Bolivia.

En el campo internacional Perú se aprestada para una guerra con Colombia por lo que le resultaba
incómoda la presencia de tropas colombianas en Bolivia. Gamarra se aproximó a la frontera, ante lo
cual Sucre arregló una entrevista con él, a su regreso sufrió un atentado en el que fue herido en el
brazo. Gamarra entonces avanzó con sus tropas hasta Oruro, las tropas bolivianas comandadas por
Urdininea y Blanco lograron detener a Gamarra y firman, en 1828, el tratado de Piquiza el cual
estipulaba la salida de las tropas colombianas de Bolivia. Sucre renunció al mando y abandonó el
país quedando Pérez de Urdininea como jefe del consejo de ministros.

Con estos hechos la república de Bolivia quedó, finalmente, en manos de los bolivianos.

EJERCICIO:

1. Relativo a la lectura del presente artículo, elabore un análisis, posteriormente lo


fundamentará respondiendo a las preguntas que elaboren los estudiantes de la clase.

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DIF – 02

TEMA: DE LA INDEPENDENCIA DE BOLIVIA Y LA MODERNIDAD.


TITULO: La formación de los estados nacionales hispanoamericanos.

FECHA DE ENTREGA: 02/03/07

El tema de la formación de los Estados Nacionales Hispanoamericanos supone intentar dar


respuesta a la pregunta ¿por qué se formaron tantos Estados en Hispanoamérica al producirse la
independencia de éstos? ¿por qué no uno solo, grande como quería Bolívar, o como lo fue el Brasil,
una vez desestructurado el imperio colonial portugués, o como lo fueron las 13 colonias inglesas en
Norteamérica?

Metodológicamente se ha tratado de dar respuesta a esta pregunta utilizando como herramientas los
conceptos de Fuerzas Centrípetas y Fuerzas Centrífugas.

Las Fuerzas Centrípetas son todas aquellas fuerzas y/o factores políticos, económicos y sociales,
tanto internos como externos, que tienden hacia un centro y llevan a las ex colonias a unificarse.
Actúan como factores integradores.

Las Fuerzas Centrífugas son aquellas fuerzas y/o factores políticos, sociales y económicos, internos
y externos, que contribuyen al alejamiento de las ex colonias hispanas de un centro y las llevan a
separarse unas de otras. Actúan como factores desintegradores.

Al momento de producirse la independencia de Hispanoamérica actúan simultáneamente tanto las


fuerzas centrípetas como las centrífugas. Es una lucha entre ellas y del desenlace de esta lucha, es
decir, de la fuerza que ejercieron unas y otras fuerzas dependió el desarrollo ulterior de las ex
colonias. Ahora, con el tiempo, sabemos que las fuerzas centrífugas triunfaron, pero es interesante
contraponerlas, como ejercicio teórico, con las fuerzas centrípetas para descubrir, de este modo, el
carácter de los Estados que se crearon con el triunfo de las fuerzas centrífugas.

Las Fuerzas Centrípetas.

La primera fuerza centrípeta constituye el hecho de que las colonias españolas tuvieron una historia
común en lo que se refiere a la conquista y colonización. Fueron conquistadas y convertidas en
colonias por una misma potencia colonial que, sin duda, les legó una herencia común; por ejemplo
una lengua común, una religión común, rasgos culturales comunes, instituciones comunes, etc. Este
factor necesariamente tuvo que actuar como una fuerza integradora, pues crea un sentimiento de
identidad común.

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Otra fuerza centrípeta constituye el modo en el que se llevó a cabo la guerra independentista. Se
llevó a cabo, no sólo simultáneamente (durante el lapso de 15 años), sino de forma coordinada,
donde la colaboración de las fuerzas independentistas se hace de forma natural. Son múltiples los
ejemplos de esta coordinación y cooperación: No sólo el avance hacia el sur de Bolívar y hacia el
norte de San Martín, sino las invasiones de los ejércitos auxiliares de las Provincias Unidas del Río
de La Plata al Alto Perú y su coordinación con las guerrillas alto peruanas; las expediciones
argentinas al Paraguay y a la banda oriental del Río de La Plata; la batalla de Maipú, en la que
fuerzas combinadas de patriotas argentinos y chilenos derrotaron a los españoles en Chile; La
invasión argentino-chilena al Perú y la colaboración de estas fuerzas con patriotas peruanos; la
entrevista de Guayaquil, en la que de una u otra forma se decidió la conformación de una sola fuerza
independentista para dar la estocada final al último reducto del poder español; finalmente los ejércitos
independentistas que dieron las batallas de Junín y Ayacucho fueron ejércitos multinacionales.

En tercer lugar está la política manifiesta de Bolívar de incitar activamente a la formación, sino de un
solo Estado hispanoamericano, por lo menos de dos o tres grandes Estados. Existen motivos de
carácter idealista en Bolívar al querer consolidar una integración latinoamericana, pero también
motivos de tipo geopolítico estratégico. Dos vecinos poderosos, como Brasil y Estados Unidos,
constituían según Bolívar, un grave peligro de dominación externa, si las colonias independizadas se
dividían en distintos Estados. En cambio una nación hispanoamericana poderosa constituiría un
equilibrio en la región. Esta política de Bolívar se muestra nítidamente en la conformación de la Gran
Colombia y en el Congreso de Panamá.

EJERCICIO:

1. El texto precedente muestra cuales fueron las fuerzas centrípetas, es decir, los factores que
actuaron de modo tal que las ex colonias españolas tendían a unificarse e integrarse. Sin
embargo, hoy sabemos que las colonias no pudieron integrarse conformando un solo gran
Estado. Eso quiere decir que las fuerzas centrífugas se impusieron sobre las centrípetas. La
reflexión grupal que requiere este ejercicio consiste en explicar cuales fueron esas fuerzas
centrífugas que se impusieron sobre las centrípetas determinando la desintegración del
continente.

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DIF – 03

TEMA: LA CREACION DE UN ESTADO


TITULO: El mal nacimiento de la Republica de Bolivia
FECHA DE ENTREGA: 23/04/07
Introducción

Nuestro país ha tenido características muy especiales y particulares al momento de nacer, es decir, el
parto fue muy difícil y costoso como consecuencia de sus peculiaridades, tal vez es por eso nos
cuesta mucho solucionar los problemas internos, pues porque nacimos con problemas muy serios.
Diversos intereses internos y externos han influido en las acciones y decisiones.

A diferencia de nuestros vecinos, en Bolivia es difícil ponerse de acuerdo para encaminar acciones
como país, pareciera que no hay el factor suficiente de unidad y cohesión interna como para que este
país sea viable.

La historia manifiesta que el parto duró 16 años (1809 – 1825), y en ese tiempo muchas cosas
cambiaron, pues los ideólogos de la independencia en su mayoría habían muerto, y fueron hombres
formados en el régimen colonialistas los que diseñaron la nueva Republica. Es por eso que hemos
heredado una serie de contradicciones internas que en 180 años de vida como República no
pudimos superar

¿Cómo nació la Republica?

Bolivia creada por cinco departamentos, (Chuquisaca, Potosí, La Paz, Santa Cruz y Cochabamba)
que habían existido como antes cuasi autónomo desde mucho antes de la fundación de la República,
pues tenia sus delimitaciones políticos-administrativas y una autonomía de gestión avanzadísimas en
torno de núcleos económicos también definidos.

La ley número 39 del 23 de enero 1826 al establecer la división político administrativo de la


República, reconoce y legaliza las antiguas jurisdicciones territoriales que éstos departamentos
habían tenido muchos antes de 1825.

Luego mediante Ley Nº 209 del 21 septiembre de 1831, por voluntad libre de los tarijeños se anexa la
provincia de Tarija y se la convierte en Departamento habiendo tenido ésta un alto grado de auto
gestión y delimitación político-administrativa propia, al igual que sus dejadas provincia de Río de la
Plata que ahora forman el estado federal Argentino.

Esto es importante destacar, la mayoría de los países del mundo, al establecer sus delimitaciones
político-administrativas internas así como al darse una forma de Estado determinado, tan sólo
respetaron el derecho natural y el históricamente adquirido por las regiones. Es por eso que en muy
pocos lugares del mundo sus habitantes cuestionan su organización estatal.

Justamente esto no sucedió en Bolivia, pues los que diseñaron la patria no han respetado el estado
político autónomo de las regiones claramente identificadas con sus particularidades geográficas,
políticas sociales y económicas.

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Sin embargo, no respetaron el grado de autogestión que habían tenido sus regiones para, conforme
a esto, determinar la forma a adoptarse, fracasaron por el simple hecho de que violentaron la
histórica forma en que se condujeron esos pueblos.

Origen del establecimiento del sistema centralista

Seria injusto y poco serio afirmar que se cometió este garrafal error con una intención premeditada
para malograr deliberadamente al país en su nacimiento. Pero si podemos citar dos causas, una
ingenua y otras interesadas, que dieron origen a este error histórico.

Primera causa: Los altoperuanos que manejaron la formación de la nueva republica eran ex
monarquistas y eran admiradores del enciclopedismo francés, sin duda que hubo en este aspecto
buena voluntad.

Temieron una disgregación y creyeron erróneamente, que el camino de la unión era cercenar los
derechos autogestionarios de las cinco cuasi autonomías mediante una norma y establecer así, una
patria unida. Fue muy contraproducente.

Segunda Causa: Se la debemos a la oligarquía de la Plata residente en Chuquisaca: quiso dominar


al naciente país para consolidar y expandir su poder económico y político, objetivo que creyó
conseguir mejor centralizando el poder en un estado clásicamente unitario, concentrado y general.

Miope y mezquino el argumento de esta oligarquía tal como posteriormente ha sido el


comportamiento de todas las oligarquías de este país. Bolivia nunca acaba de pagar este craso error,
por cuanto fue antihistórico en lo jurídico, político y administrativo.

¿Era necesaria la creación de una República como Bolivia?

Algunas de las preguntas que necesariamente tenemos que hacernos y respondernos sinceramente
todos los bolivianos, antes de ingresar en materia, son las siguientes; ¿fue correcta la creación de
Bolivia?, ¿debimos pertenecer a lo que hoy es Argentina?, ¿o al Perú?, ¿o al Brasil? ¿Por qué se
unieron regiones tan heterogéneas como el Oriente y el Occidente boliviano? ¿La zona de la llanura
chaqueña con las zonas subandinas con topografías distintas?, ¿Cómo se explica la división de la
región chaqueña claramente identificada en tres Departamentos? ¿Fue cabal y acertada esta unión
entre regiones con contradicciones muy marcadas? ¿Existe alguna explicación histórica para este
tipo de interrogantes? ¿es posible remediar esta situación?

¿No será que Bolivia nación mal?, porque equivocadamente adoptó una forma de Estado
completamente unitario y concentrado, violentando deliberadamente la realidad cuasi autonómica
que detentaban entonces las regiones que ahora conforman la República, cercenándoles los
derechos autonómicos inmanentes que éstos habían adquirido históricamente.

Entonces la respuesta deviene después de un análisis del contexto histórico y determinante cuando
se tomaron decisiones para la fundación de la República. Ese centralismo se mantuvo por razones
estrictamente económicas y políticas a lo largo de la vida republicana hasta la fecha creando odios y
rencillas irreconciliables entre regiones, y lo que es peor postergando el desarrollo de las mismas.

Esto demuestra que el sistema de administración política impuesta no ha sido el más acertado
porque la realidad era muy particular y no correspondía al sistema.

Esta desacertada estructura creada hizo que los Departamentos/Regiones hayan demostrados
siempre poca voluntad de colaborar con el país, comportándose a los largo de la vida republicana,
cada uno de ellos, en los hechos, de forma cuasi-autónoma. La Estructura creada no ha logrado

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doblegar la vocación de cada una de las regiones por lo que no ha funcionado adecuadamente el
sistema unitario impuesto por la rebeldía de las mismas a la adecuación formal.

Lamentablemente, las personas que influyeron directamente en el diseño político-económico-


administrativo de este país, fueron occidentales (con un visión altoperuano; Olañeta Urcullu y
Serrano) que tenían una visión totalmente distinta a la de los llanos, oriente y el chaco boliviano.
Como hubo la necesidad de concentrar y obligar a la unidad territorial y política es que se cometieron
una serie de arbitrariedades en la definición de los límites Departamentales. ¿Cómo es posible que
un Departamento como Chuquisaca tenga tres regiones concentradas? (altiplano, valle y chaco) o
Tarija que también alberga tres regiones (altiplano, valle y chaco)

Sistema Constitucional importado e impuesto.

La Constitución, que en los hechos constituyó una forma de Estado unitario y centralizado, en
realidad fue copiada del modelo español que a su vez había imitado al sistema unitario centralizado
francés. Se ha adecuado una Constitución importada que no tenia relación con la realidad, pero que
intereses de grupo obligaron su adecuación.

Hay sobradas razones en la historia, por qué Francia y España –en su momento- optaron
acertadamente aplicar este modelo de Estado, frente a amenazas interiores que ponían en riesgo la
viabilidad de su existencia, pero la nuestra era totalmente contraria a las mismas. Luego de lograr el
objetivo, cambiaron radicalmente el modelo de Estado para dar paso a las Autonomías y tuvieron
éxito en el proceso.

En el caso de Bolivia, desde la fundación de la republica no se ha cambiado el sistema de


administración política, por lo que se ha mantenido intacto el sistema centralizado, en plena
contradicción con la realidad. En la historia hubo varios intentos de hacer cambios, pero estos
fracasaron por la evidente falta de voluntad política.

Regiones indómitas

Según la Constitución Política del Estado vigente, nuestra Republica es unitaria, democrática y
representativa pero en realidad, no hemos podido ser ni lo uno, ni lo otro, ni lo tercero. Somos un
Estado que vive una etapa de proceso formativo, donde aun no se ha producido la sujeción completa
a un poder legítimo y a las reglas de juegos constitucionales.

La débil cohesión interna del aparato estatal boliviano, a lo largo de más de siglo y medio, se ha
logrado más por la fuerza que por la legalidad y legitimidad. El uso de la fuerza ha sido un
prerrequisito esencial para que los distintos núcleos de poder regional acaten y legitimen la autoridad
de un Poder Central.

La profunda raigambre cuasi-autonómica que detentaban en la legislación española colonial, lo que


hoy son regiones bolivianas, contrastadas con la absorbente estructura centralista en lo
administrativo, político, económico de esta República, su burocracia, el mito imperante, su
colonialismo interno, la ausencia de control y la falta de participación popular en los asuntos
departamentales, han dado origen a que los Departamentos disconformes con este modelo, jamás
demuestren voluntad política para colaborar con esa Bolivia implantada (impuesta) de 1825.

Regionalismo evidente

Ahora se explica por qué la región esta mucho más antes que la Patria. El historiado Ramón
Sotomayor Valdez decía: "En Bolivia hay sucrenses, cruceños, cochabambino, paceños, etc. pero

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muy pocos de ellos son verdaderamente bolivianos pues la patria está absorbida, o mas bien
supeditada por la localidad (región)"

Actualmente cada Departamento, tiene "su propia" simbología que no tiene nada que envidiar a
ningún estado soberano en fervor y pasión cívica regional. Tienen escudos de armas, himnos de
guerra, banderas, etc. en las instituciones flamea la bandera regional junto a la nacional a pesar de
que la educación es homogénea con gran influencia andina y con ninguna relación con la (realidad)
región.

Lo mismo ocurre con lo héroes regionales, pues cada uno de ellos tiene mucho significado regional,
pero no son muy conocidos en el resto del país. Moto Méndez en Tarija, Alonso de Ibáñez en Potosí;
Alejo Calatayud en Cochabamba, Cañoto en Santa Cruz, Bernardino Bilbao Rioja en el Gran Chaco.

La lucha entre regiones es tan notable, que los demás problemas internos son subyugados
inmediatamente cuando estos añoran. Hay poca voluntad política de las regiones de pertenecer a un
Estado unitario. En Bolivia no existe vocación centralizadora, sino autonómica.

Se demuestra que la adecuación de la Constitución francesa-española a Bolivia no fue la correcta,


pues no consideraron la heterogeneidad de naciones y regiones, con sus propios fueros
conquistados, tradiciones e intereses muy distintos y delimitaciones políticas claras y definidas por
administración propia.

Conclusión

Bolivia es una estado que solo existe en la ficción jurídica, porque en los 180 años de vida
republicana no hemos llegado a consolidar un estado legitimo en el que todas las naciones estén
representadas y anexadas de manera voluntaria. Hemos arrastrado las contradicciones desde su
fundación.

Es por eso que tenemos esperanza en que la Asamblea Constituyente convocada para el mes de
julio, nos posibilite un mejor futuro desde el asentamiento de nuevas bases estructurales de un tipo
estado que responda a nuestra realidad.

La asunción del mando de país de un indígena como Evo Morales, nos posibilita un camino hacia la
asamblea constituyente como debe ser, con la participaron de todos los sectores y regiones. Es
necesario garantizar la inclusión de todos, para que seamos representados y desde allí se realice un
nuevo pacto social. Existe la esperanza de que a partir de una nueva Constitución Política, quede en
la historia los paros y bloqueos que han creado mucho perjuicio al país, porque ha hecho que en
muchos momentos sea inviable.

Tengo la fe en que las cosas van a cambiar para bien con este nuevo presidente indígena.

EJERCICIO:

1. Proceda a la lectura del presente artículo para que posteriormente de conocerlo se


elabore grupalmente las conclusiones respectivas.

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DIF – 04

TEMA: LA NUEVA REPUBLICA


TITULO: El agotamiento del sistema oligárquico

FECHA DE ENTREGA: 14/05/07

Este concepto comprende a varios fenómenos y alude a la coyuntura que se produjo en Bolivia en el
período inmediatamente anterior al estallido de la Revolución Nacional en 1952: Por un lado, se ha
producido un agotamiento del patrón de acumulación. El patrón de acumulación es el modo como se
extrae el excedente económico en una sociedad y como se lo distribuye. En Bolivia, durante la
primera mitad del siglo XX el patrón de acumulación consistió en esa economía de enclave
caracterizada por la mono-producción de una materia prima destinada a la exportación, la sobre-
explotación de la fuerza de trabajo y la expatriación de las ganancias. Ese patrón de acumulación se
estaba ya agotando durante la década del 40. La ley del estaño había bajado substancialmente
producto de una explotación intensiva durante medio siglo. Por otro lado, el fin de la segunda guerra
mundial trajo consigo una disminución de la demanda de este producto en el mercado internacional y
la consiguiente disminución del precio. Los productores intentaron negociar el precio de este
producto con los países consumidores, alegando que al haber finalizado la guerra ya no existía el
motivo de “precios solidarios” que estuvieron vigentes durante el conflicto. Pero el problema no era
de “precios solidarios”, simplemente las industrias de los países industrializados realizaron la
conversión de una economía de guerra a una economía de paz, y ésta simplemente no demandaba
tanto estaño como antes. Por eso, al bajar la demanda, bajaba también el precio del producto. De
este modo, la baja de la ley del estaño y su precio provocaban el agotamiento del patrón de
acumulación vigente hasta ese entonces.

Otro de los componentes del agotamiento del sistema oligárquico era la crisis del dominio político de
las clases dominantes. La guerra del Chaco trajo consigo un resquebrajamiento del sistema de
dominio de la oligarquía. La expresiones políticas de las clases dominantes, vale decir partidos
políticos tradicionales y gobierno, no lograban, durante el sexenio, controlar las protestas de los
diversos sectores de la población por otro medio que no sea la violencia. Por otro lado, las clases
dominantes, especialmente la oligarquía minera entró en una aguda confrontación con sus propios
gobiernos . El ejercicio del poder requería de un mínimo de recursos para sustentar ese poder
político (vale decir, una gestión gubernamental que resguarde sus intereses) y ese Estado era
dependiente de los recursos que podrían llegar de la minería. En esta situación las clases
dominantes se negaban a entregar estos recursos presionando a los gobernantes a aumentar los
precios de las divisas vendidas al Estado, rebaja del porcentaje de divisas entregadas al Estado,
rebaja de impuestos, etc, etc. Por estos motivos el dominio político de las clases dominantes entró en
crisis.

Finalmente este agotamiento del sistema oligárquico tiene también una faceta ideológica. La
hegemonía ideológica de las clases dominantes también entró en crisis. Una clase tiene hegemonía
ideológica en una sociedad en la medida en que es capaz de presentar sus intereses como los
intereses del país en su conjunto. Esto lograron hacerlo durante los años de preguerra. Los
ferrocarriles, los telégrafos y otros adelantos formales daban la impresión de un desarrollo de la

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sociedad y, por otro lado, la democracia era presentada como el sistema político óptimo. Después de
la guerra del Chaco, esta hegemonía ideológica se derrumbó, pues la Nueva Conciencia del Chaco
mostró las profundas limitaciones de ese sistema político, que en última instancia, se había mostrado
en su verdadera desnudez, es decir, un sistema político que velaba por los intereses de la rosca
minero-feudal. Por otra parte, los nuevos partidos políticos, surgidos en la década del 40, lograron
transformar aquellos vagos planteamientos de la Nueva Conciencia del Chaco en proyectos de
desarrollo alternativos.

Estos tres elementos: el agotamiento del patrón de acumulación, la crisis de dominio político y la
crisis de hegemonía ideológica conforman en conjunto el agotamiento del sistema oligárquico minero
feudal.

EJERCICIO:

El texto precedente explica tres fenómenos (el agotamiento del patrón de acumulación, la
crisis de dominio político y la crisis de hegemonía ideológica) que en conjunto muestran la
crisis total de una sociedad que está a punto de ser destruida por una revolución.
1.- ¿Puede el grupo encontrar otros ejemplos de una crisis similar de la sociedad en la historia
de Bolivia?
2. ¿Qué momento histórico?
3. Fundamentar la respuesta!!!

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DIF’s – 05

TEMA: BAJO EL SIGNO DE LAS FUERZAS ARMADAS


TITULO: Inicio del ciclo militar
FECHA DE ENTREGA: 28/05/07

Para las elecciones de 1964, Víctor Paz Estensoro había logrado que el partido lo apoyara
nuevamente como a su candidato presidencial. Los otros líderes movimientistas que pudieron
haberle disputado la candidatura del MNR estaban a un lado. Guevara Arce y Lechín estaban ya
fuera del partido; Ñuflo Chávez, aunque sin retirarse del partido, se había distanciado de la cúpula
dirigente a causa del Plan Eder y Siles Suazo terminó su gestión presidencial bastante
desprestigiado. Los demás dirigentes emeneristas eran de segundo rango. Ninguno de ellos podía
competir con Víctor Paz. Sin embargo se inició una dura disputa entre los distintos aspirantes para
acompañante de formula de Paz Estensoro dentro del MNR. En primera instancia Paz maniobró para
que la convención del Partido designara a Federico Fortún como candidato a la vicepresidencia.

El general René Barrientos Ortuño, que había sido otro de los aspirantes a la segunda candidatura
de la formula emenerista, se sintió engañado por Paz Estensoro y presionó para que el MNR
rectifique su decisión y lo designe a él como candidato a la vicepresidencia. Las presiones de
Barrientos no eran de menospreciar. Barrientos era dirigente de la célula militar del MNR y tenía una
larga trayectoria dentro del partido (había estado ligado al MNR durante el sexenio y luchó con el
MNR durante la guerra civil del 49).

Además de los militares, Barrientos tenía apoyo de los campesinos. Esto se debía a que las Fuerzas
Armadas, luego de su reestructuración, habían desarrollado una ambiciosa política asistencialista en
el campo. Con el rotula de “Acción Cívica” el gobierno desarrolló un plan de apoyo a la población
campesina y los ejecutores del plan fueron precisamente los militares. Se desarrollaron programas de
construcción y mejoramiento de caminos, escuelas, postas sanitarias, canales de regadío,
abastecimiento de agua, distribución de alimentos, etc. De este modo las Fuerzas Armadas se
constituyeron en una especie de intermediarios entre la política benefactora del régimen y los
campesinos. Por este motivo es natural que la población campesina viera a los militares como a sus
aliados.

Barrientos, que para ese entonces ya era la figura central de las Fuerzas Armadas, fue perfilándose
como el candidato natural de los campesinos para la vicepresidencia. Algunas federaciones
campesinas llegaron incluso hasta nominarlo ya en 1963 como candidato para ese puesto. A
principios de 1964 se lanzaron varios pronunciamientos campesinos, especialmente aquellos
provenientes de la Federación Departamental Campesina de Cochabamba, en favor de Barrientos.
Las presiones llegaron a tal extremo que a fines de enero (1964) unos 6 mil campesinos de las
milicias movimientistas entraron a Cochabamba para imponer la nominación de Barrientos a la
candidatura vicepresidencial. Paz Estensoro todavía no se dio por vencido e intentó una audaz
maniobra para inhabilitar a Barrientos: lo designó diplomático en Londres.

Sin embargo, cuando Barrientos iba a abordar el avión que lo llevaría a su nuevo destino en Europa,
sufrió un atentado y tuvo que ser trasladado a una base militar en Panamá para su curación. Es difícil
saber realmente quien fue el auto9r del atentado y que motivos tenía. Los opositores de Barrientos
dentro del MNR sostuvieron que fue un auto-atentado que tenía por finalidad aumentar su prestigio y
enfurecer a sus simpatizantes campesinos. Sus simpatizantes argüían que fue un atentado

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proveniente de la “maquinita” del MNR para quitarlo del camino. El hecho es que el atentado tuvo el
efecto de aumentar las presiones sobre Paz Estensoro para que nombre a Barrientos como a su
acompañante de formula. José Rojas, dirigente campesino de Cochabamba, emplazó a Paz
Estensoro a investigar el atentado y declaró que si no lo hacía sería co-responsable del mismo.
Declaró además que los campesinos no votarían por Fortun. Paralelamente se realizó una reunión
entre el alto mando militar y dirigentes campesinos en la que se trató la solidaridad entre ambas
fuerzas con Barrientos y la posibilidad de firmar un pacto militar-campesino para “mantener la
seguridad y la paz”. La reunión fue determinante: corrió el rumor de la inminencia de un golpe de
Estado si Paz Estensoro no rectificaba su posición. Paz Estensoro tuvo que ceder ante las presiones
y nombró a Barrientos como a su acompañante de fórmula.

Las elecciones de mayo del 64 dieron nuevamente el triunfo al MNR. Si bien este partido fue
duramente combatido por el movimiento obrero sindicalizado durante las últimas gestiones, Víctor
Paz no había descuidado que su apoyo entre los campesinos siguiera vigente. Más aún, el último
período presidencial de Paz Estensoro había significado una ampliación del proceso de distribución
de tierras de la Reforma Agraria. (200 mil títulos emitidos durante la gestión 60-64 a compararse con
los 47 mil de la gestión 56-60). De este modo la falta de apoyo entre mineros y otros sectores fue
ampliamente compensada con el electorado campesino.

El sector campesino pasó a constituirse en la base social del régimen. Por un lado habían logrado
imponer su candidato a la vicepresidencia de la república y, por otro lado, en abril del 64 la célula
militar del MNR firmaba con la confederación campesina de Cochabamba un pacto de unidad entre
militares y campesinos. Posteriormente este pacto será conocido como “pacto militar-campesino”.
Los objetivos del pacto, según lo señalaba su declaración, eran “garantizar y defender la estabilidad
del régimen”, “defender los intereses sociales, económicos y políticos de las fuerzas pactantes”,
“mantener la continuidad revolucionaria iniciada el 52”, “garantizar la paz social y política” y “combatir
doctrinas extremistas que atentaban contra la nacionalidad”. De este modo, el régimen y,
especialmente, las Fuerzas Armadas lograban incentivar un apoyo popular y así contrarrestar el
creciente descontento entre las filas del movimiento obrero. En un principio el pacto sirvió al MNR
para motorizar su campaña electoral de 1964, sin embargo, poco a poco, el pacto se convirtió en un
factor de fuerza a favor de las Fuerzas Armadas en la pugna interna que éstas tenían con el MNR.
Los campesinos proclamaban ya a Barrientos como al “líder del pueblo boliviano” y éste estimulaba
las pugnas internas indicando que “el Dr. Paz estaba rodeado de traficantes de la Política que
intentaban aislarlo”.

El tercer gobierno de Paz Estensoro fue el más corto de todos. El 4 de noviembre golpea el mismo
René Barrientos y se hace del poder culminando un período de rivalidad entre el presidente y el
vicepresidente. Barrientos había tenido una actitud independiente con respecto a Paz Estensoro,
mostrando de este modo que su puesto en la vicepresidencia no había sido un obsequio de Paz
Estensoro. El golpe fue apoyado por el campesinado y algunos sectores de la clase media.

Las causas del golpe de Barrientos son interesantes de analizar, ya que su gobierno va a significar
una continuación y profundización del proceso de apertura con respecto a los Estados Unidos. Las
inversiones extranjeras, así como las concesiones a las empresas extranjeras van ampliarse. Por
otro lado el gobierno de Barrientos significará también una continuación del proceso de
enfrentamiento creciente con el movimiento obrero sindicalizado.

¿Cómo interpretar, entonces, el golpe de Barrientos?, ¿qué fuerzas llevan a Barrientos a golpear y
qué propósitos tienen estas fuerzas?

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Por un lado esta la interpretación emenerista que sostiene que el golpe del 4 de noviembre de 1964
es una segunda restauración de la burguesía minero feudal desplazada del poder con la revolución
de abril. Sin embargo, esta interpretación ha sido duramente cuestionada, ya que la rosca minera
tradicional –aquella de Patiño, Hoschild y Aramayo ya no volverá a tener influencia en la política
boliviana (por lo menos, no influencia decisiva, como la tuvo en sus tiempos). Por otro lado, el
gobierno de Barrientos tampoco devolverá las tierras a los viejos terratenientes, sino que, por el
contrario, el proceso de distribución de tierras continuará.

Por otro lado, existe otra interpretación que sugiere que los sucesos de la política boliviana deben ser
analizados en relación al contexto internacional: Después de la Segunda Guerra Mundial, Estados
Unidos y la Unión Soviética se enfrentan en la llamada “Guerra Fría” como consecuencia de sus
divergencias ideológicas y sus intereses contrapuestos. En África y en Asia se inicia un poderoso
movimiento de descolonización. Este movimiento tiene su origen en las crisis que atraviesan las
potencias colonialistas europeas a causa de su desgaste durante la Segunda Guerra Mundial. La
descolonización en África y en Asia tiene además una diferencia significativa en relación al proceso
de descolonización de América latina llevado a cabo un siglo antes. La descolonización de Asia y
África tiene una fuerte influencia socialista. En 1947 la India logra su independencia, en Dien Bien Fu
los vietnamitas derrotan a los franceses el año 1954 y esto estimula los movimientos de liberación
nacional en filipinas, Indonesia y otros países. La derrota de los franceses en Vietnam estimula la
lucha de liberación de los argelinos y pronto todo el continente africano también esta en llamas. En
Angola, Mozambique, el Congo se crean movimientos de liberación nacional fuertemente
influenciados por el pensamiento socialista y ayuda material de la Unión Soviética. Además en 1949
se realiza la revolución China incorporando al campo socialista a una cuarta parte de la población
mundial. La guerra fría se desarrolla en todos estos puntos donde las guerras de liberación de los
pueblos se realizan. La Unión Soviética y la China Socialista apoyan estas luchas y los Estados
Unidos intentan contrarrestar la influencia socialista prestando su apoyo económico, político y militar
a las potencias colonialistas o a los regímenes amenazados por las luchas de liberación nacional de
los pueblos de África y de Asia.

La revolución cubana, llevada a cabo en 1959, esta también dentro de este contexto, y el efecto que
tiene es el de estimular movimientos guerrilleros de inspiración marxista en varios puntos del
continente. De este modo se gestan guerrillas en Perú, Argentina Colombia, Venezuela, Nicaragua,
Guatemala, etc.

Ante esta terrible ofensiva del socialismo a escala mundial, los estados Unidos, siendo la única
potencia capitalista que ha salido fortalecida de la Guerra, inicia su contraofensiva. Para América
Latina esta contraofensiva estadounidense es más intensa que para otros puntos del planeta ya que,
acuñando la “Doctrina Monroe”, Estados Unidos considera a Latinoamérica como a su “patio trasero”,
es decir, su esfera de influencia, en la cual sólo ellos, ninguna otra potencia, pueden “influir”.

Unas de las formas que Estados Unidos tiene para realizar su contraofensiva es la “Alianza para el
Progreso” que intenta ser una reedición de lo que el “Plan Marshall” fue para Europa. Consiste en
una amplia política de créditos, condicionados de una u otra manera, para lograr que los países
latinoamericanos sean dependientes de los Estados Unidos y de esta manera lograr una influencia
política decisiva en estos países.

Otra de las formas es la de la cooperación militar. Después de la Segunda Guerra Mundial, los
Estados Unidos inician amplios programas de asesoramiento militar con todos los países de
Latinoamérica. En este marco se crea el T.I.A.R. (tratado Interamericano de Asistencia Recíproca)
que implicaba, entre otras cosas, cursos de entrenamiento militar para oficiales de ejércitos

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latinoamericanos en bases norteamericanas en el canal de Panamá (entre 1950 y 1968 se formaron


en estas escuelas 46.479 oficiales latinoamericanos, 2.196 de ellos eran bolivianos). Este
entrenamiento militar incluía formación ideológica y es en este marco donde se crea la “Doctrina de
Seguridad Nacional”. Esta doctrina, en términos generales, significa que los ejércitos
latinoamericanos tiene el rol de defender a sus patrias contra un enemigo muy peculiar. El enemigo
tiene origen externo, pero tiene la particularidad de penetrar en los países y provocar la subversión
por dentro destruyendo de este modo a la nación. Se trata de un plan del comunismo internacional –
ése es el enemigo- por dominar el mundo. De este modo, los militares latinoamericanos son
entrenados en técnicas antisubversivas, no son entrenados para guerras convencionales.

Dentro de este contexto el golpe de Barrientos es interpretado como un intento por parte de los
Estados Unidos para reafirmar el proceso de apertura del gobierno de Bolivia hacia los Estados
Unidos. Este proceso ha sido iniciado por los gobiernos del MNR. Por eso “no hay nada de malo” en
la orientación de los dos últimos gobiernos del MNR, el problema es que son muy débiles y están
constantemente expuestos a la subversión del movimiento obrero radical que existe en el país. Los
sectores radicales de izquierda, que en un comienzo apuntalaron la revolución nacional e inspiraron
sus políticas radicales, ya se han distanciado del MNR. Más aún, las luchas del movimiento obrero
contra el plan triangular derivaron en la masacre de Sora sora. A raíz de esto, una gran masa de
militantes obreros del MNR dejaron su renuncia al Partido y buscaron otras tiendas políticas con
proyectos revolucionarios. Entonces, la situación puede tornarse peligrosa para el régimen y la
orientación política de acercamiento a los Estados Unidos que han seguido los últimos regímenes
movimientistas. Por esto debe imponerse mano dura para poder aplicar la doctrina de la “seguridad
nacional” y esto sólo pueden hacerlo los militares.

EJERCICIO:

En el texto precedente se dan dos explicaciones del golpe de Barrientos en 1964: una de ellas
señala los factores internos, mientras que la otra hace énfasis en los factores externos.

1.- El ejercicio analítico del grupo consiste en determinar cual de los dos factores (el interno o
el externo) tiene mayor influencia.

2.-¿Se habría realizado el golpe si es que uno de esos factores no existía?

3.- Fundamentar la respuesta.

VI. CONTROL DE EVALUACIONES

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1° evaluación parcial
Fecha
Nota

2° evaluación parcial
Fecha
Nota

Examen final
Fecha
Nota

APUNTES

VII. PLAN CALENDARIO

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SEMA
ACTIVIDADES ACADÉMICAS OBSERVACIONES
NA
Avance de
1ra. Tema 1
materia
Avance de
2da. Tema 1
materia
Avance de
3ra. Tema 1-2
materia
Avance de
4ta. Tema 2
materia
Avance de
5ta. Tema 2
materia
Avance de Primera
6ta. Presentación de Notas
materia Evaluación
Avance de Primera
7ma. Presentación de Notas
materia Evaluación
Avance de
8va. Tema 3
materia
Avance de
9na. Tema 3-4
materia
Avance de
10ma. Tema 4
materia
Avance de
11ra. Tema 5
materia
Avance de
12da. Tema 5
materia
Avance de Segunda
13ra. Presentación de Notas
materia Evaluación
Avance de Segunda
14ta. Presentación de Notas
materia Evaluación
Avance de
15ta. Tema 6
materia
Avance de
16ta. Tema 7
materia
17ma. Evaluación final Presentación de Notas
18va. Evaluación final Presentación de Notas
19na. Evaluación del segundo turno Presentación de Notas

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