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Este documento describe las principales virtudes sobrenaturales: las tres virtudes teologales (fe, esperanza y caridad) y las cuatro virtudes cardinales (prudencia, justicia, fortaleza y templanza). Define cada virtud y explica brevemente cómo se manifiestan en la vida cristiana.
Descripción original:
Virtudes teologales y cardinales en el catecismo de San Pio X
Este documento describe las principales virtudes sobrenaturales: las tres virtudes teologales (fe, esperanza y caridad) y las cuatro virtudes cardinales (prudencia, justicia, fortaleza y templanza). Define cada virtud y explica brevemente cómo se manifiestan en la vida cristiana.
Este documento describe las principales virtudes sobrenaturales: las tres virtudes teologales (fe, esperanza y caridad) y las cuatro virtudes cardinales (prudencia, justicia, fortaleza y templanza). Define cada virtud y explica brevemente cómo se manifiestan en la vida cristiana.
Es una cualidad del alma que da inclinación, facilidad y prontitud para
conocer y obrar el bien. Las principales virtudes sobrenaturales son siete: tres teologales y cuatro cardinales. VIRTUDES TEOLOGALES
La Fe, Esperanza y Caridad se llaman virtudes teologales porque tienen a Dios
por objeto inmediato y principal y Él mismo nos las infunde. Dios, por su bondad, nos infunde en el alma las virtudes teologales cuando nos hermosea con su gracia santificante, y por esta razón al recibir el Bautismo fuimos enriquecidos con estas virtudes y juntamente con los dones del Espíritu Santo. Estamos obligados a hacer actos de Fe, Esperanza y Caridad: Teniendo uso de razón Muchas veces en el transcurso de la vida En peligro de muerte. FE
Fe es una virtud sobrenatural,
infundida por Dios en nuestra alma, y por la cual, apoyados en la autoridad del mismo Dios, creemos ser verdad cuanto Él ha revelado y por medio de la Iglesia nos propone para creerlo. Se pierde la Fe con la negación o duda voluntaria de los artículos que se nos proponen para creer, aunque sea de uno solo. No podemos comprender todas las verdades de la Fe, porque algunas son misterios Misterios son verdades superiores a la razón, que hemos de creer aunque no las podamos comprender. Son superiores a la razón, mas no contrarios; antes bien, la misma razón nos persuade que los admitamos. El mismo Dios que nos ha dado la luz de la razón, es quien nos ha revelado los misterios. ESPERANZA
Esperanza es una virtud sobrenatural, infundida
por Dios en nuestra alma, y con la cual deseamos y esperamos la vida eterna que Dios ha prometido a los que le sirven y los medios necesarios para alcanzarla. Hemos de esperar de Dios la bienaventuranza y los medios necesarios para alcanzarla porque Dios misericordiosísimo, por los méritos de nuestro Señor Jesucristo, lo ha prometido a quien le sirve de corazón, y como es fidelísimo y omnipotente, siempre cumple sus promesas. La Esperanza se pierde cuando se pierde la fe; además, por el pecado de desesperación o de presunción. La Esperanza perdida se recobra con el arrepentimiento del pecado cometido y avivando de nuevo la confianza en la bondad de Dios. CARIDAD
Caridad es una virtud sobrenatural infundida por Dios en nuestra
alma, con la que amamos a Dios por Sí mismo sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos por amor de Dios. Hemos de amar a Dios porque es el sumo Bien, infinitamente bueno y perfecto, y, además, por el mandamiento que nos ha dado de amarle y por tantos beneficios como de él recibimos. Hemos de amar a Dios sobre todas las cosas, con todo el corazón, con toda la mente, con toda el alma y con todas las fuerzas. Amar a Dios sobre todas las cosas quiere decir que le hemos de preferir a todas las criaturas más queridas y perfectas y estar dispuestos a perderlo todo antes que ofenderle y dejar de amarle. De todo corazón: consagrarle todos nuestros afectos Con toda la mente: encaminar a El todos nuestros pensamientos. Con toda el alma: consagrarle el uso de todas las potencias de nuestra alma. Con todas nuestras fuerzas; procuremos crecer constantemente en su amor y obrar de modo que todas nuestras acciones tengan por motivo y por fin su amor y el deseo de agradarle. Hemos de amar al prójimo porque Dios lo manda y porque todo hombre es imagen suya. Estamos obligados a amar aun a los enemigos, porque también son nuestro prójimo y porque Jesucristo lo mandó expresamente. Amar al prójimo como a nosotros mismos quiere decir desearle y hacerle en cuanto sea posible el bien que debemos querer para nosotros y no desearle ni hacerle mal alguno. Nos amamos a nosotros mismos como debemos cuando buscamos el servicio de Dios y ponemos en El toda nuestra felicidad. La Caridad se pierde por cualquier pecado mortal, y se recobra con actos de amor de Dios y con el arrepentimiento y la confesión bien hecha. VIRTUDES CARDINALES
La Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza se llaman virtudes cardinales porque
son como el quicio y fundamento de las virtudes morales. Prudencia es la virtud que ordena todas las acciones al debido fin, y para ello busca los medios convenientes de modo que la obra salga bien hecha, y por tanto, agradable al Señor. Justicia es la virtud por la que damos a cada uno lo suyo. Fortaleza es la virtud que nos hace animosos para no temer ningún peligro, ni la misma muerte, por el servicio de Dios. Templanza es la virtud por la que refrenamos los deseos desordenados de los placeres sensibles y usamos con moderación los bienes temporales.