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PERSONAJES: EL PRÍNCIPE
MUCHACHA
VIEJO REY
LA REINA
VOZ EN OFF
EMPLEADA
ACTO I
ESCENA I
Una pradera adornada de con coloridos árboles. Se escucha el sonido de un río que pasa
por los alrededores. Se escuchan a lo lejos, un sonido de pájaros revolotear. Finalmente,
comienza a sonar una mandolina tocando “greenslaves” mientras se ilumina el centro de
la escena. En ella, una piedra donde una linda joven se está peinando. Tararea la canción y
entra EL PRÍNCIPE en escena.
EL PRÍNCIPE: ¿De dónde viene ese canto que mi corazón hace palpitar? ¿De dónde viene
esa luz que a mis ojos deslumbra?
EL PRÍNCIPE: Estoy seguro. No podría ser de otra forma, sé que tú eres una princesa
verdadera. Ven conmigo, provengo de un reino donde el agua cae de un manantial, el vino
abunda como las flores y las montañas son tan alta como los mismos dioses. Ven querida,
ven y seamos felices. Yo tu príncipe y tú, mi princesa.
EL PRÍNCIPE: ¿Por qué soy tan desdichado? ¿Qué hice para merecer esto? He caminado
por valles, lagunas, bosques y montañas; buscando una princesa verdadera. ¡Dios! ¿es
acaso tanto pedir? ¿tan feo me hiciste?
EL PRÍNCIPE: (sin considerar la voz en off) No importa (se pone de pie). Estoy seguro que
encontraré una princesa verdadera, si Dios quiere…
VOZ EN OFF: ¡No quiero!
EL PRÍNCIPE: ¡Vamos! ¡Por favor! Soy un príncipe, se supone que tengo que encontrar una
princesa de verdad. Con esta última, ya he dado una vuelta al mundo y no he logrado
encontrar ni una sola. Decepcionaré a mis padres, a mi futuro reino ¿por qué me haces
esto?
VOZ EN OFF: ¡Oh! Está bien. Si lo pones así, lleguemos a un acuerdo. Esta noche haré
estallar una tormenta horrible y, por la urgencia, una muchacha tocará las puertas de tu
castillo, pero será misión tuya reconocerla. Si no lo haces, la perderás para siempre.
Suena un trueno con mucha fuerza en el valle, la escena comienza a oscurecer como si
fuera a llover.
ESCENA II
Son las grandes puertas de pa ciudad hace un clima terrible llueve a cántaros y
entremedio de toda la tempestad, se ve un viejo con vestimentas reales que llega al
puesto de vigilancia, al costado de la entrada de la ciudad.
GUARDIA: ¡Señor!
VIEJO REY: ¿Quién se atreve a llegar con este tiempo tan condenado? El peor de todo el
año.
GUARDIA: Se trata de una muchacha señor. Tiene urgencia de hablar con usted.
VIEJO REY: Déjala afuera, el tiempo no está para recibir a nadie.
GUARDIA: Está desesperada, no quiere seguir destilando más de agua sus ropajes.
El señor deja de hablar con el guardia y se acerca a la puerta para escuchar atentamente la
voz de la mujer. Después de un momento la abre levemente.
VIEJO REY: No estás en posición de hacer ese tipo de preguntas. ¿Qué quieres?
MUCHACHA: Déjeme entrar por favor, me estoy convirtiendo en un lago acá afuera.
MUCHACHA: Tampoco puedo con el ruido de los truenos ni con nada que traiga la
tempestad. Necesito calma.
VIEJO REY: No me hagas perder el tiempo que ya soy viejo. Si tienes algo qué decir, dilo
ahora o vete.
VIEJO REY: ¿tú? ¿Una de verdad? ¿Cómo quieres que te crea si te veo toda maltrecha y
queriendo asilo?
MUCHACHA: Si usted cree que con solo un ojo entremedio de la puerta puede ver mi
autenticidad, le puedo decir con certeza que está en un grave error.
VIEJO REY: Tienes razón, puede ser que con un solo ojo no pueda ver tu autenticidad, pero
sí puedo ver tu ímpetu.
El VIEJO REY abre las puertas de la ciudad y la MUCHACHA pasa con premura.
VIEJO REY: ¡Un momento! Quédate acá en la caseta del guardia. Ya vendrá alguien, para
darte alojamiento. Mi esposa te recibirá. Yo estoy cansado por hoy. Buena suerte
muchacha.
ESCENA III
Todo está muy tenue. La lluvia no se quiere ir. Se escucha el ruido ensordecedor del agua
que golpea los techos. De vez en cuando, lo iluminan todo, rayos. También, se oyen
truenos.
( la luz se va )
Cocina. Amanece despejado. El sol entra por las ventanas. El desayuno está servido.
MUCHACHA: ¡Horriblemente mal! A penas si he pegado los ojos en toda la noche. Sabe
Dios qué habría debajo de la cama. He dormido sobre algo tan duro que tengo todo el
cuerpo hecho un punto morado ¡Ha sido horrible!
Silencio.
Entra la empleada.
EL PRÍNCIPE: ¡Veinte colchones! ¡Veinte colchones! Mamá, por favor. He dado la vuelta al
mundo buscando una auténtica princesa, y ahora que Dios me trajo una hasta la puerta,
¡tú le haces esto! ¡¿Hasta cuándo mamá?! ¡Hasta cuándo! … Te guste o no, voy a tomar a
esta mujer por esposa.
REINA: ¡Uy, solo una princesa auténtica podría haber tenido una piel tan delicada!
(Pausa)
EMPLEA: Señora.
REINA: ¿Qué?
REINA: ¡Bótalo!... ¡No! Mejor, déjalo junto a las joyas de la corona, donde pueda verse
¡este será mi regalo de matrimonio! ¡Porque las joyas que son mías, se irán conmigo a la
tumba!
Se va.
FIN