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E.H.

Gombrich, "La tradición del conocimiento general", Breve historia de la cultura,


Península/Atalaya, Madrid 2004 (Oxford 1969)
Lo que más lamento, en el actual eclipse de dicha tradición, es la pérdida del
entramado histórico de referencias, la amputación de la dimensión temporal de nuestra
cultura. Creo que la Iglesia habría sabido remediar esa deficiencia sin el defecto de recargar,
de que he hablado antes. De hecho, he estado acariciando la idea de credos seculares, tan
breves y concisos, en caso de que pudiéramos idearlos, como el Credo de Atanasio. No
habría que crear un curso nuevo para enseñarlos, pues se podrían leer en tres minutos y
aprender en una tarde. Podríamos poner ese conocimiento condensado al alcance de todos
los estudiantes de nuestras escuelas independientemente del tipo y nivel de su programa de
estudios. Un credo secular de ese tipo estaría tan repleto de rumores interesantes, que las
bibliotecas recibirían una constante demanda de los numerosos y variados catecismos que
podrían explicarlo más por extenso en algún sentido. Si alguna vez convocásemos un
Concilio de Nicea para ponernos de acuerdo con respecto al nuestro, podríamos invitar a las
culturas de otros continentes a que nos explicasen los suyos, los cuales deberían estar al
alcance como temas de estudio opcionales.
«Pertenezco a la civilización occidental, nacida en Grecia en el I milenio a. C. La
crearon poetas, filósofos, artistas, historiadores y científicos que examinaron libremente los
mitos y tradiciones anteriores del antiguo Oriente. Floreció en Atenas en el siglo v, pasó a
Oriente con las conquistas macedonias del siglo IV y, en el I, a extensas zonas de Europa y
del norte de África gracias a la expansión de los romanos, que hablaban latín.
»El cristianismo, que surgió entre los judíos de Palestina y se extendió por todo el
mundo de habla latina y griega en los siglos II y III d. c., la transformó. Sobrevivió al colapso
del Imperio Romano producido por la presión de las tribus germánicas en el siglo v, pues las
Iglesias romana y griega preservaron parte de su organización, su literatura y su arte
durante la llamada Edad Media, época en que la mayoría de los señores feudales y de sus
siervos eran analfabetos. Empezó a florecer de nuevo en los siglos XII y XIII, cuando el estilo
de arquitectura gótica se difundió por Europa a partir de Francia y las universidades de
Francia, Italia e Inglaterra, que estaban entonces desarrollándose, adquirieron nuevos
conocimientos de la ciencia y la cultura griegas mediante las traducciones hechas por árabes
mahometanos que habían penetrado en España por el norte de África. También
transmitieron éstos los números arábigos, procedentes de la India, y el papel, la pólvora y la
brújula, procedentes de China, con lo que contribuyeron a la emancipación de las ciudades
mercantiles de la Italia de los siglos XIV y XV, emancipación que fomentó la recuperación de
la literatura, el arte y los estilos arquitectónicos griegos y latinos denominada Renacimiento.
Su "nueva cultura" se difundió por medio de la imprenta que inauguró la Edad Moderna y
preparó el terreno para la Reforma, la cual dividió en dos a la Europa del siglo XVI, al tiempo
que los viajes de exploración produjeron las conquistas y colonias portuguesas, españolas e
inglesas allende los mares.

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»Quedó transformada una vez más en aquella época por la fe en el progreso del
conocimiento humano, ejemplificado en las teorías matemáticas de la ciencia experimental
creada en Italia y desarrollada en los Países Bajos y en la Inglaterra protestante del siglo XVII,
países a partir de los cuales los ideales de racionalismo y tolerancia se difundieron hasta el
Continente. De aquella forma dispuso de medios para sobrevivir al rápido aumento de
población que facilitó la revolución industrial, la cual produjo el colonialismo del siglo XIX, la
extensión de la instrucción y los movimientos de masas socialistas y nacionalistas. En el
siglo xx ha transformado y puesto en peligro de desaparición la mayoría de las culturas del
globo, que ha encogido hasta el tamaño de un sputnik gracias a la invención de la aviación.
Espero que exista un siglo XXI. Amén».

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