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Peleas con otros porque vas acumulando basura dentro de ti y tienes que

tirarla afuera.
La guerra no es el problema, el problema es el ser humano. Y la guerra
no está afuera, la guerra está adentro.
Y si no has peleado la guerra internamente, la pelearás afuera.
Si has peleado la guerra internamente y has salido victorioso, entonces la
guerra cesará. Es la única forma.
— Osho —
Introducción.

Hablar de guerra, es tocar una de las problemáticas más grandes de la


humanidad y de los desastres provocados por el hombre de mayor
trascendencia, ya que, desencadena una seria de eventos catastróficos que
perjudican a la comunidad.

La guerra provoca una afectación ostensible de la salud mental del hombre y


trae como consecuencia un aumento significativo de los trastornos mentales. La
violencia sexual utilizada como arma de guerra ha traído como consecuencia
que las mujeres, las jóvenes, e incluso niñas, son a menudo sometidas, violadas,
secuestradas y forzadas a la esclavitud sexual o cualquier tipo de abuso sexual,
son vejadas, humilladas y dañadas en lo más profundo de sus sentimientos
psicológicos, éticos y morales, lo que también trasciende al grupo social,
comunidad, clase social o etnia a la que pertenecen.

Este análisis presenta dos temáticas amplias y relevante para nuestra


preparación profesional como psicólogos como lo son La Guerra y Los trastornos
psiquiátricos Post- Traumáticos luego de haber sucedido un desastre, por lo que
deseamos aclarar los puntos que interfieren de forma directa en el ser humano.
a Guerra

Definición:

La Guerra es el enfrentamiento organizado de grupos humanos armados, con el


propósito de controlar recursos naturales, por razones religiosas o culturales,
por mantener o cambiar las relaciones de poder, para dirimir disputas
económicas o territoriales. La voz guerra viene del término germánico werra ,
con el significado de contienda; su equivalente latino es bellum , y de esa
palabra han quedado en castellano o español las voces: bélico , beligerante ,
belicoso , belicista o belígero

Principales tipos de Guerras

 guerra biológica
Guerra en que se emplea como arma de combate cualquier tipo de gérmenes
nocivos.
 guerra civil
Guerra entre dos o más bandos de una misma nación.
"la guerra civil norteamericana enfrentó a confederados y unionistas; la Guerra
Civil Española empezó en 1936 y terminó en 1939"
 guerra de nervios
Tensión a la que se somete al enemigo para disminuir su resistencia moral.
 guerra fría
Lucha entre naciones que no llega al enfrentamiento armado, aunque puede dar
lugar a actos violentos.
"la guerra fría había situado a las dos potencias (EEUU y URSS) en frentes
opuestos en la mayor parte de los conflictos regionales"
 guerra química
Guerra en que se emplean como armas de combate productos químicos, como
gases, herbicidas, etc.
"en la entrega se incluyen recambios para los filtros de las máscaras y sacos
especiales para proteger a los bebés en una eventual guerra química"
 guerra sucia
Conjunto de acciones ilegales, coactivas o violentas, que se mantiene contra
alguien.
"culpó al ejército de haber desencadenado, hace más de un año, una guerra
sucia"

Guerras de Mayor trascendencias:

La guerra más breve que se conoce es la que se declaró entre Gran Bretaña y
Zanzíbar (posteriormente se uniría con Tanganica para formar la actual
Tanzania), el 27 de agosto de 1896, según los registros, duró solo 38 minutos.
La guerra más larga habría sido la guerra de los Cien Años que duró 116 años.
Otro conflicto bélico también de larga duración fue las Cruzadas, una serie de
batallas que duró cerca de 200 años. No obstante, la llamada guerra de Arauco,
una serie interrumpida de batallas, duró unos 300 años, con largos periodos de
tregua. Si se considera como una guerra continua, la guerra de la Reconquista en
la península Ibérica es, con mucho, la más larga de la historia, con casi 800 años,
si no consideramos los frecuentes tratados de paz, alianzas y batallas
esporádicas muy localizadas. Eran las típicas guerras de tipo feudal, que
ocasionaron la proliferación de castillos defensivos, los cuales le dieron el
nombre al Reino de Castilla, aunque también proliferaron en el resto de la
península.

La guerra más sangrienta por el número de muertos fue indudablemente la


Segunda Guerra Mundial, con sus más de 60 millones de muertos por una u
otra causa. Sin embargo, la Guerra de la Triple Alianza lo sería en relación a la
aniquilación de una población nacional organizada (la población paraguaya),
descendiendo los habitantes de Paraguay de 1 400 000 a 220 000; quedando solo
unos 30 000 varones en edad reproductiva.

Nuevamente, la Segunda Guerra Mundial ostenta el récord de ser la más


costosa económicamente.

La guerra civil más sangrienta, entendida como la que produjo mayor número
de muertos, se produjo en la China de la dinastía Qing y es conocida como
Rebelión Taiping (Gran Paz traducido del chino). Se libró entre la citada
dinastía Qing y tropas del gobierno Manchú, también chino, desde 1851 a 1864
donde los cálculos más ajustados indican que las muertes pudieron oscilar entre
los 20 y los 30 millones de personas, incluidos 100 000 asesinatos por las fuerzas
gubernamentales en el saqueo de Nankín, entre el 19 y el 21 de julio de 1864.

Las guerras que más continentes, territorio y países abarcaron en todo el mundo
fueron: la Primera y la Segunda Guerra Mundial.

Guerras en Rep. Dominicana.

 Independencia de la República Dominicana ( Incluye todas las


manifestaciones que sucedieron a partir del 1844 hasta lograr la
independencia)
 Guerra de la Restauración
 Guerra de los Quiquises.
 Manifiesto del 16 de enero de 1844
 Ocupación estadounidense de la República Dominicana (1916-1924)
 Ocupación estadounidense de la República Dominicana (1965-1966)

La Guerra tiene los siguientes aspectos en común con los desastres.

 Causan grandes sufrimientos humanos afectando la salud física y mental


de la población.
 Sobrepasan la capacidad de respuesta local para atender a los
desplazados y heridos.
 Contaminan o destruyen el medio ambiente .
 Afectan o destruyen los servicios básicos esenciales.
 Afectan o destruyen la infraestructura productiva, las viviendas y/o los
edificios públicos.

¿Qué hay durante la guerra?

Las consecuencias psicológicas y psiquiátricas.

La experiencia de vulnerabilidad y de peligro, de indefensión y de terror, puede


marcar en profundidad el psiquismo de las personas, en particular de los niños.
El espectáculo de violaciones o torturas, de asesinatos o ejecuciones masivas, de
bombardeos y arrasamiento o exterminio de poblados enteros es casi por
necesidad traumatizante, sobrepasa los mecanismos de reacción del individuo a
situaciones extremas. Actualmente, en los más de 100 conflictos bélicos de los
últimos diez años, más del 80 por ciento de las víctimas son civiles.

La Violencia Sexual como Arma de Guerra.

A principios de los noventa, la violación como arma de guerra se empezó a


utilizar de manera sistemática, primero en Bosnia y después en Ruanda. Las
mujeres, las jóvenes, e incluso niñas, son a menudo sometidas, violadas,
secuestradas y forzadas a la esclavitud sexual o cualquier tipo de abuso sexual,
son vejadas, humilladas y dañadas en lo más profundo de sus sentimientos
psicológicos, éticos y morales, lo que también trasciende al grupo social,
comunidad, clase social o etnia a la que pertenecen.

Las mujeres violadas padecen durante mucho tiempo sufrimiento y trauma. A


veces, esto se traduce en trastornos de salud mental mientras que otras veces se
manifiesta de formas menos obvias como vergüenza, culpa, problemas de
sueño, dificultades en el funcionamiento de la vida diaria y retraimiento.
Muchas mujeres hablan de miedo constante, ansiedad, recuerdos
perturbadores, y -flashbacks-, que tienen sus raíces en su experiencia, con el
consiguiente miedo a ser asesinadas o mutiladas. Otras pacientes se quejan de
una constante sensación de sentirse enfermas, pérdida de apetito, y
desaparición del deseo sexual. La disminución del deseo sexual o el dolor
durante el acto sexual son frecuentes y muy perjudiciales para la vida familiar y
las relaciones de pareja.
Palpitaciones cardíacas agudas son síntoma de ansiedad y la vida cotidiana
puede verse trastornada por la fatiga a consecuencia de pesadillas y otros
trastornos del sueño.

También presentan pérdida del sentido de la vida, sentimientos de odio,


desesperación, desprecio, ira, sufren el síndrome del trauma de la violación, el
trastorno por estrés postraumático, transformaciones persistentes de la
personalidad tras experiencias catastróficas, angustia, trastornos depresivos.
Las mujeres violadas con frecuencia, se ven rechazadas por la comunidad e
incluso por sus propios maridos. Estas mujeres, aisladas y avergonzadas, se ven
obligadas a sobrevivir como pueden en la pobreza.

En Irak después de la invasión del país la mujer sufre aún más las
consecuencias de la guerra.

"Los secuestros y ataques sexuales han llegado a ser tan comunes que cada
mujer teme ser la próxima víctima. Hay pocas mujeres en las calles.” Tras la
invasión, y en particular en la ciudad sureña de Basora (donde gobiernan
clérigos chiítas con el respaldo de Estados Unidos y Gran Bretaña), a las
mujeres las han presionado a cubrirse la cabeza. Los peluqueros han recibido
advertencias de no afeitar a los hombres; los sastres han recibido instrucciones
de cómo deben vestir las mujeres. Tantas mujeres se han visto obligadas a dejar
el trabajo, las jóvenes en especial, ahora solo el 10% de las mujeres trabajan. Los
"asesinatos en defensa del honor" aumentan a un ritmo alarmante por todo Irak,
hasta en Curdistán. Las mujeres iraquíes están abortando espontáneamente por
el terror que les causan los bombardeos, las mujeres pierden a los niños al
nacer, o ellas mueren en el momento del parto, una tragedia para toda la
familia.

El impacto negativo de la guerra en las mujeres de Afganistán que han


presentado más problemas nerviosos que los hombres ha sido reportado en
varios estudios en los que se informa una prevalencia de síntomas de depresión
en un 59 a 73%, síntomas de ansiedad 59% a 84%, Trastorno por estrés
postraumático 32% a 48%

Las consecuencias para los soldados es otro aspecto de la guerra. La


clasificación efectuada por las FF.AA. Estadounidense, distingue, con finalidad
simplificadora para facilitar el adecuado manejo, distintos procesos, que se han
constituido en conceptos propios del argot psiquiátrico-militar.

Fatiga de Combate.

La fatiga de combate, también denominada reacción de estrés de combate


(RSC), es consecuencia directa del intenso estrés psicofisiológico sufrido en el
combate y en ciertas misiones, tratándose de una reacción normal, y no de una
enfermedad, ante una situación tan irregular como es el combate.
La fatiga de combate produce un deterioro del funcionamiento del combatiente
y su manejo inadecuado puede determinar su evolución hacia un auténtico
trastorno mental o baja psiquiátrica. Este manejo consiste en el desarrollo de
una serie de principios intervencionistas, conocidos clásicamente como
Principios de Salmon.

Baja Psiquiátrica en Combate.

Es todo tipo de trastorno psiquiátrico que, no limitándose a ser la simple


consecuencia inmediata del intenso estrés psicofisiológico propio del combate y
de ciertas misiones militares, incapacita al sujeto para el combate, lo cual
ocasiona baja sanitaria por alteración mental.

Conductas Disrruptivas.

Con este término, tan inespecífico, se hace referencia a aquellas situaciones


caracterizadas por la indisciplina, el quebranto de las normas o de la ley, que
pudiendo guardar alguna relación con el estrés bélico, repercuten
negativamente en el desarrollo de las operaciones, y cuyo manejo requiere de
intervenciones disciplinarias y no médicas.

Síndromes de Evacuación.

La evacuación indiscriminada y el tratamiento en retaguardia, y no en


vanguardia, inadecuadamente indicado, aumenta la presentación de cuadros de
simulación, sustentados en la ganancia secundaria de huir del combate por vía
médica, constituyen un amplio porcentaje del conjunto de bajas psiquiátricas y
afectando significativamente al desarrollo de las operaciones.

Trastornos de Frustración y Soledad.

Los trastornos de frustración y soledad, también conocidos clásicamente como


nostalgia del soldado son propios de situaciones de combate de baja intensidad
(combate breve e infrecuente) y de rara presentación en el combate de alta
intensidad (guerra NBQ o convencional con combate continuo o
enfrentamientos muy frecuentes sin apenas periodos de descanso). Situación
habitual en las tropas de apoyo y servicios, ubicadas en las zonas de
retaguardia, donde el estrés psicológico se encuentra relacionado con la
separación de los seres queridos, el aburrimiento, la baja autoestima, la falta de
cohesión grupal y de apoyo social, mas que con la lucha y el combate activo.

Bajas Psiquiátricas.

Existen ciertos factores que pueden ser considerados predictores de la


producción de bajas psiquiátricas en situaciones de combate, según se concluye
de la desgraciada experiencia bélica, y que se resumen en:
-Intensidad del combate: Es el predictor más potente. A mayor intensidad del
combate mayor es el número de bajas que se producen por estrés de combate.

-Curso del combate: El curso del combate va a condicionar la frecuencia del


número de bajas presentadas. Las situaciones estacionarias de combate arrojan
un mayor número de bajas que los avances victoriosos o las retiradas por
derrota.

-Proximidad al combate: La proximidad a las zonas de fuego intenso permite


diferenciar las características de los procesos psiquiátricos que se presentan. Así
en las zonas de vanguardia, próximas al combate intenso, predominan los
cuadros de reacción de estrés de combate, y en las zonas de retaguardia, son
mas frecuentes los trastornos de nostalgia, frustración y soledad.

-Estresores ajenos al combate: La concurrencia de factores de estrés ajenos a lo


que es el propio combate aumenta la probabilidad de causar baja psiquiátrica.
Se trata, principalmente, de situaciones personales adversas como pueden ser el
fallecimiento de seres queridos, el embarazo de la pareja o la presencia de
problemas económicos.

¿Qué hay después de la guerra?

Trastorno por estrés postraumático.

Durante la guerra civil de E.U. Da Costa describe el corazón irritable del


soldado para denominar el disturbio relacionado con la angustia y el estrés del
combate. En la guerra ruso japonesa de 1904-1906 los rusos describieron por
primera vez la neurosis traumática de guerra, caracterizadas por cuadros de
excitación, parálisis, e inestabilidad emocional ante el combate. Durante la I
Guerra mundial se describieron los cuadros psicóticos conversivos (pérdida
psicógena del habla, ceguera, parálisis,...) y de angustia y confusión. Y nos legó
el término " shell shock " que aludía a las reacciones de los soldados en el frente
de batalla a causa de las explosiones de las minas y de las granadas o bien al
hecho de ser testigos de las horribles muertes de sus compañeros, lo que
provocaba estados de mutismo, sordera, temblor generalizado, incapacidad
para caminar o mantenerse de pie, pérdidas de conciencia o
pseudoconvulsiones. En 1915 en un artículo de The Lancet apareció el término "
shell shock " que correspondía a la descripción de la pérdida de memoria,
visión, gusto y olfato que presentaron los soldados .

Después de la Segunda Guerra Mundial han sido numerosos los estudios sobre
los traumas de la guerra. Se describieron cuadros en supervivientes de campos
de concentración y de torturas, que se denominaron transformación de la
personalidad condicionada por vivencias, reestructuración de la personalidad,
síndrome del sobreviviente de campo de concentración, astenia crónica de los
perseguidos,. y que consistían en una disminución de la confianza en sí mismo,
de la estabilidad emocional, ansiedad crónica o pasajera, estados depresivos
prolongados, insomnio y pesadillas, insuficiencia del rendimiento funcional, y
múltiples síntomas vegetativos-funcionales, entre otros. En soldados, además
de la reacción de combate, el trastorno que se ha encontrado que se asocia con
más frecuencia es el TEPT (prevalencias del 7 al 20 por ciento). Los refugiados y
desplazados de guerra muestran en todos los estudios una amplia variedad de
diagnósticos psiquiátricos.

En refugiados que han sufrido situaciones traumáticas severas se ha encontrado


una comorbilidad entre TEPT y suicidio que alcanza al 95 %. Las personas que
han sufrido prisión y torturas tienden a desarrollar diversos tipos de trastornos
psiquiátricos, en particular depresiones graves y psicosis (Eitinger, 1991,
estudio sobre prisioneros de campos de concentración).

Entre los refugiados se da una alta casuística de ansiedad, estrés postraumático


y trastornos disociativos y afectivos .

Es curioso y sorprendente la rápida adaptación del ser humano ante situaciones


extremas como la guerra que de lo que se trata es de la supervivencia, de
sobrevivir a pesar de tanta adversidad y en las peores circunstancias, las
reacciones psicóticas son frecuentes, el estrés del combate, supone una
sobretensión psíquica, predominando manifestaciones de ansiedad aguda o
pánico, confusión, trastornos disociativos y conversivos, abuso y dependencia
de alcohol y drogas.

Niderland definió en 1960 el síndrome del sobreviviente: "Se siente indefensión


ante las vivencias de angustia y temor que se reiteran en los sueños y el
recuerdo, sentimientos de culpa por sobrevivir, de fracaso vital, de
desesperanza, de reticencia a las relaciones humanas, y una actitud básica de
desconfianza". "Se puede afirmar que, en la tortura, en la violencia política, y en
el ataque a la población civil, se pretende usurpar al otro su identidad como
persona, su historia, quebrar sus valores, su capacidad de resistencia,
rompiendo lo que le es más caro ".

Los estudios llevados a cabo con veteranos de Vietnam permitieron un


conocimiento más profundo, en todos los niveles (experimental, métrico y
social), de los mecanismos, síntomas y reacciones que conformaban el Síndrome
de Estrés Postraumático, el cual predominó y debido a su importancia ha sido
incluido y definido en las clasificaciones internacionales como el DSM IV y la
CIE-10. Aunque también se manifestaron de forma importante el abuso y
dependencia del alcohol, violencia, depresión mayor y síntomas de
embotamiento emocional.

Los Veteranos de la Guerra del Golfo.

En el estudio realizado En 1996, para caracterizar completamente el estado de


salud de la población veterana americana de la Guerra del Golfo, “ El Estudio
de Salud Nacional de Veteranos de la Era de la Guerra del Golfo y sus familias.
Esta población también muestra porcentajes mayores de fatiga crónica y el
desorden nervioso post-traumático. En otro estudio publicado en el 2003, por el
VA y el Departamento de Defensa, (DoD) unos científicos completaron un
experimento de tratamiento a nivel nacional para determinar, si el ejercicio
aeróbico y la prueba de terapia de conducta crónica (CBT) podría mejorar los
síntomas experimentados por algunos veteranos de la Guerra delGolfo.

El experimento evaluó a los veteranos de la Guerra del Golfo, quienes durante


seis meses han tenido o tienen por lo menos dos o tres de los síntomas mayores
(la fatiga, dolor musculo-esquelético, o problemas de memoria). Con la
excepción de los síntomas de PTSD; ninguna de las enfermedades incluidas en
los sistemas de clasificación de enfermedades internacionales parece ser más
frecuente en los veteranos que fueron a la Guerra, que en los que no fueron.

Engel y colaboradores se refieren al Síndrome de la Guerra del Golfo


caracterizado por un heterogéneo grupo de síntomas en los que se destaca el
dolor crónico, la fatiga, depresión y otros síntomas. También se describen en un
alto por ciento el PTSD y el síndrome de fatiga crónica.

La Guerra de Irak

Debido a las características de la guerra en Iraq, dadas por la incertidumbre a


que están sometidos los soldados de EU, por el constante asedio de la
resistencia iraquí diversos estudios han reportado ya las consecuencias
psicológicas de esa guerra, un número relativamente alto de suicidio entre los
soldados, y diversas alteraciones conductuales y emocionales.

Más de un tercio de los soldados estadounidenses que regresaron de Iraq


requirieron terapia psicológica, según el diario estadounidense en español "La
Opinión". Otro estudio informó que al menos un 15,6 y un 17,1 por ciento de los
militares que vuelven de Iraq sufren depresión grave, ansiedad generalizada o
PTSD, abuso de sustancias. El 35% de los veteranos de Iraq recibieron atención
de salud mental durante el primer año de su regreso, dice el estudio. Además,
al 12% de los más de 220,000 soldados e infantes de Marina del estudio se les
diagnosticó algún trastorno mental. El 19% de los que regresaron de Iraq
reportaron problemas de salud mental, comparado con el 11% de los que
volvieron de Afganistán y el 8.5% de los que regresaron de Bosnia y otros
lugares.

Durante 2003, un total de 24 soldados se suicidaron en Irak y Kuwait, aunque la


cifra podría ser mayor ya que hay algunas muertes en que aún no se ha
determinado si se trató de un accidente o suicidio.

El índice de suicidios en Irak y Kuwait durante 2003 fue de 17.3 por cada 100
mil soldados, frente a 11.9 para todo el Ejército durante el período 1995-2002 y
10.7 por 100 mil en el conjunto de la población estadounidense en 2001. La
conducta suicida puede acompañar a la depresión o aparecer como
comorbilidad del PTSD.

Por problemas psiquiátricos fueron evacuados el 7% de los efectivos. La


población civil expuesta ha sufrido las consecuencias de la guerra, por lo que se
han puesto de manifiesto variados trastornos psiquiátricos, después de los
intensos bombardeos los sobrevivientes suelen experimentar diversas
manifestaciones, entre las cuales suelen ser comunes: angustia, miedo, y
desorientación. Se ha descrito, también, un estado de "obnubilación cognitiva"
caracterizado por confusión, desorientación en el tiempo, dificultad para tomar
decisiones y lentitud del pensamiento; y, otro de "adormecimiento psíquico"
con sentimiento de desinterés, pobre respuesta afectiva y sensación de
distanciamiento de los demás, también están presentes el PTSD, trastornos de
ansiedad, depresión, angustia, sentimientos de odio, desolación e infelicidad.

Bosnia Herzegovina

Ha existido un incremento de los trastornos mentales en la población después


de la guerra en un 15%. El estudio mostró que 15% de los veteranos de guerra
tenían PTSD y 45% PTSD con uno o más diagnósticos de comorbilidad. Los
desórdenes sicopáticos con PTSD eran del 17% de esos pacientes y depresión
mayor con rasgos de psicopatía un 15%. A menudo se encontró depresión
acompañando a los desórdenes de personalidad. El 9% de los veteranos de
guerra que todavía estaban en el servicio militar activo tenían algunos
desórdenes psiquiátricos. Ideación suicida en adolescentes ha sido relacionada
con el abuso de cannabis y alcohol, han estado presentes también desordenes de
la conducta, depresión y suicidio. Los refugiados y desplazados presentaron
síntomas relacionados con el trauma y PTSD.

Los Niños y la Guerra.

En los últimos diez años, han muerto millón y medio de niños en conflictos
armados. Unos 300.000 niños son usados como soldados en 30 países del
mundo entero. La UNICEF (4) subraya que las consecuencias psicológicas de
este fenómeno, en ambos sexos, son bien conocidas: agresividad, terror durante
la noche, ansiedad y depresión, SIDA y problemas de salud específicamente
femeninos como lesiones vaginales y en el cuello del útero, abortos, además de
retraso escolar y aislamiento general. Cuando mujeres menores de edad se
convierten en soldados, esto trae consigo "violaciones, esclavitud sexual,
torturas, embarazos no deseados y otros crímenes que afectan al 28% de las
niñas soldados. Además de sufrir tormento psicológico por la situación en que
viven, el miedo a morir, inseguridad, sentimientos de soledad y abandono,
rudeza de sentimientos, explosiones de ira y violencia, trastornos de conducta,
se vuelven temerosos, alienados, dificultades en la comunicación con los demás,
en las relaciones interpersonales y sociales pérdida de la autoestima,
sentimientos de inferioridad, sentimientos de odio, trastornos del sueño, son
obligados a presenciar las más horribles atrocidades y a cometer actos
criminales o ser cómplices de los mismos, son privados de lo más preciado que
pueden tener en esas edades la inocencia de la niñez.

Son víctimas de intimidaciones, amenazas, brutales palizas, torturas u otros


abusos sexuales, homicidios y suicidios, secuestros, mutilaciones de algún
miembro, abusos de todo tipo, acoso, prostitución, alcoholismo y drogadicción,
abandono y desamparo familiar, discriminación, suicidio, son obligados a
refugiarse o desplazarse.

Por ejemplo, el conflicto Israel o palestino ha traído consecuencias psicológicas


irreparables en los niños palestinos los cuales no pueden visitar los servicios de
salud, acudir a la escuela ni participar en actividades sociales, no pueden salir a
jugar a la calle con sus amigos por el alto grado de violencia, sufren “ presiones
emocionales” , tensiones psíquicas, derivadas del conflicto, sobre todo a causa
de los atentados llevados a cabo por otros jóvenes palestinos suicidas, algunos
estudios apuntan que la exposición repetida al sonido de disparos y bombas
como la causa principal de los problemas psicológicos de tres cuartas partes de
los menores afectados, como consecuencia, gran parte de estos niños padecen
trastornos en el sueño, ataques de pánico, dolores de cabeza o estómago,
ansiedad y cambios en su personalidad hacia una conducta cada vez más
agresiva. Muchas generaciones de niños, jóvenes no han conocido un día de
normalidad y paz. Han sido obligados a abandonar sus hogares y marcharse a
los campos de refugiados. Todo esto es confirmado por las declaraciones de la
Directora ejecutiva de la UNICEF Carol Bellamy cuando expresó: “ Los
acontecimientos traumáticos como la muerte de un familiar o un amigo, o las
heridas que se les infringe, así como los registros puerta a puerta y las
humillantes detenciones en grupo de padres y hermanos, pueden causar un
daño irreparable sobre la confianza de los niños en los adultos; también pueden
incitarles a aceptar la violencia como un método adecuado para resolver los
problemas y ensombrece su esperanza en el futuro. Según el reporte de
UNICEF los menores palestinos están expuestos a una tensión psicológica que
aumenta cada día, lo que ha provocado un cambio radical de sus vidas y sus
comportamientos desde el inicio de la segunda Intifada. Se han visto confinados
junto a sus familias en sus hogares bajo el toque de queda, sin agua, electricidad
y hasta sin alimentos.

En Afganistán miles de niños han sido víctimas de homicidios y torturas


deliberadas, han quedado mutilados por el efecto de las minas terrestres que se
encuentran diseminadas por el país, cientos de miles han perdido la vida por
los bombardeos indiscriminados o han sufrido heridas graves o mutilaciones,
han perdido a sus familiares más allegados, o amigos, han perdido sus hogares
o sufren las terribles consecuencias psicológicas de la guerra lo que se añade la
falta de servicios de salud mental para atender a estos niños.
Catástrofes en Niños y
Adolescentes.
Clasificacion de las Castatrofes tomando en consideración sus daños
potenciales

Tomando en consideración que todos sabemos la definición de catástrofes,


procederemos a explicar sus clasificaciones:

-Peligro para el hombre


Desorganiazcion de servicios
Perdidas económicas

Mucho se conoce acerca de la capacidad de adaptación de los niños. Por tener


personalidades en formación, los niños tienen una potencialidad innata de
aprendizaje, están en continuo desarrollo y deben enfrentar diariamente, en el
proceso de superación de cada etapa de su vida, nuevos retos, exigencias y
necesidades que los impulsan hacia el crecimiento y las adquisiciones
cognoscitivas y afectivas. Esto supone una cierta ventaja sobre los adultos en
cuanto a su posibilidad de adaptación y afrontamiento de situaciones nuevas.
En efecto, esta capacidad de los niños, fruto de su condición de seres en
desarrollo, es una competencia que se puede aprovechar en situaciones de
crisis. Los niños entienden que las situaciones son difíciles, ven el peligro y
reaccionan, pero así mismo, aprenden de lo que viven y de lo que ven. Sin
embargo, esta misma condición puede generar un aumento de la
vulnerabilidad. Se ha pensado erróneamente que los niños y los adolescentes no
sufren con la misma intensidad las consecuencias psicológicas de situaciones
especialmente traumáticas. De hecho, se presumía que, dadas sus reacciones tan
dife- 97 CAPÍTULO V Atención psicosocial a la infancia y la adolescencia 98 G
uía prá ctic a d e salu d m e ntal e n d esastres rentes a las de los adultos, tenían
una cierta protección. Actualmente, esta creencia se ha desvirtuado claramente
y los menores son considerados un grupo de alto riesgo en casos de desastres y
emergencias. En investigaciones realizadas en poblaciones afectadas por
eventos catastróficos, se ha documentado que, en niños y adolescentes, las
secuelas psicológicas suelen ser frecuentes y afectar de manera directa el
desarrollo físico, mental y social (1). Comparativamente con los adultos,
reaccionan de una forma diferente, ven el mundo y enfrentan las situaciones de
peligro de manera distinta. La forma como afrontan los eventos traumáticos y
como se adaptan a las situaciones extremas depende de la edad de cada niño,
de su posibilidad de comprensión, de los eventos vitales a los cuales han estado
sometidos y de la medida en que fallan la protección y la seguridad que el
entorno familiar les suele dar. Los más pequeños (menores de 5 años) tienen
mayor riesgo de sufrir secuelas psicológicas, gastan más tiempo en resolver las
consecuencias emocionales y tienen toda una vida por delante para convivir
con ellas. Por ello, no podemos partir del principio de que toda intervención
eficaz para los adultos lo será también para los niños y adolescentes (2-4). Sin
embargo, sí es importante considerar variables culturales de la comunidad, que
los niños también comparten. Las reacciones, en su gran mayoría, son
respuestas esperadas; es decir, aun cuando son manifestaciones intensas de
sufrimiento psicológico y requieren de atención psicosocial, usualmente no son
patológicas y la gran mayoría se resuelve en periodos cortos (2). En ocasiones,
la falta de información de los padres y las familias, la ausencia de comprensión
por parte de los maestros y la confusión a la que se enfrentan los mismos niños
pueden generar que algunas de estas reacciones se compliquen tempranamente
y generen secuelas y sufrimiento. Por otra parte, por considerarlos población
vulnerable, no se puede cometer el error de limitar la ayuda psicológica
solamente a los menores de edad. Cualquier plan de intervención debe
considerar acciones para los demás miembros de la familia y la comunidad
afectada. Al atender a los menores de edad luego de un desastre, los objetivos
fundamentales son los siguientes (5, 6): • Disminuir el sufrimiento psicológico
originado por el evento traumático. • Prevenir secuelas a corto y mediano
plazo, en especial, las que afecten su capacidad de aprender, su forma de
relacionarse con los demás 99 C a pítulo V: Ate n ció n psic oso cial a la infa n
cia y la a d olesc e n cia y la manera como enfrenten situaciones difíciles en el
futuro. • Reincorporar los niños y adolescentes a sus actividades cotidianas, en
especial, en el seno de la familia y la escuela. En cuanto a las construcciones
culturales y el devenir histórico, los niños tienen un papel fundamental en la
memoria y el porvenir de una comunidad. La infancia representa la posibilidad
de traspasar principios sociales y culturales entre generaciones. En este
capítulo, resumimos las principales reacciones psicológicas esperadas en los
niños y adolescentes, y hacemos las recomendaciones básicas para su atención
psicosocial.

Resumen de las principales reacciones psicológicas de los niños y


adolescentes ante situaciones de desastres y emergencias

Grupo de edad Reacciones en las Reacciones en el Reacciones en el


primeras 72 horas primer mes segundo y tercer
mes
0 a 2 años • Excitación • Trastornos del • Alteraciones del
• Gritos y llanto sueño. sueño. • Aunque
frecuentes • Pérdida de aumenta la
• Apego apetito tolerancia a la
exagerado a los • Apego excesivo separación física.
padres (no toleran a los • Llanto
separarse). padres injustificado.
• No se duermen • Apatía.
o se • Conductas
despiertan regresivas.
frecuentemente.
• Reaccionan
exageradamente
ante
todo tipo de
estímulo y
3 a 5 años • Cambios en el Conducta • Rechazan la
comportamiento, regresiva: se escuela o la
pasividad, orinan en la cama, guardería. •
irritabilidad, hablan a media Dolores de cabeza
inquietud. • lengua, se chupan y del cuerpo. • Se
Temor exagerado el dedo. • No niegan a comer o
por cualquier toleran estar comen en exceso.
estímulo, solos. • Juegan
especialmente los repetidamente al
que recuerdan el suceso traumático
suceso.
3 a 5 años (cont.) • Desorientación Pérdida o • Juegan
espacial (no aumento del repetidamente al
reconocen dónde apetito. • suceso
están). • Trastornos del traumático.
Alteraciones del sueño • Pérdida
sueño: insomnio, del habla o
se despiertan tartamudeo. •
angustiados, etc. Miedos
específicos: a
seres o
situaciones reales
(animales u
oscuridad), o
fantásticas
(brujas, etc.).
6 a 11 años • Cambios en el Miedo • Dificultad de
comportamiento: injustificado. • concentración en
pasividad. • Dificultad para la escuela. •
Agresividad, permanecer Rechazan ir a la
irritabilidad. • quietos. • escuela. • Sienten
Confusión (se ven Dificultad para culpa o suponen
perplejos) y con centrar la que el desastre
desorientación atención. • sucedió por un
(no reconocen Dolores de cabeza comportamiento
fecha, lugar, etc.). y otras quejas o pensamiento
• Llanto somáticas. • previo. • Parecen
frecuente. • Juegan retraídos o
Conductas repetidamente al tímidos. • Juegan
regresivas. • suceso repetidamente al
Problemas del traumático. suceso
lenguaje. traumático.
12 a 18 años Confusión y • Pérdida de • Rebelión contra
desorientación. • apetito. • Pérdida la familia o la
Rechazo a hablar de sueño. • autoridad en
y aislamiento. • Dolores de cabeza general. •
Parecen ausentes y del cuerpo. • Problemas de
o distraídos. Pérdida de interés comportamiento.
por las • Huida de la
actividades casa • Rechazo a
comunes. la escuela.

Reacciones en el aula (escuela)


Grupo escolar Reacción esperada en el aula
Preescolares • Rechazo a ir o quedarse en la guardería o
(menores de cinco escuela. • Rechazo a seguir las instrucciones o las
años) actividades del aula • Cambio importante del
comportamiento comparado con el anterior al
suceso: pasividad, aislamiento o pataletas,
agresividad o presencia de conductas ya
superadas (regresivas), como chuparse el dedo,
falta de control de esfínteres, hablar a media
lengua, etc.
Escolares de • Fallas en la atención y la concentración. •
primaria (5 a 11 Hiperactividad • Parecen ausentes (responden
años poco y lentamente). • Inquietud • Rechazo a la
escuela. • Dificultades de memoria que
interfieren con el aprendizaje
Escolares de • Rechazo a retomar las actividades escolares. •
secundaria (12 a Ausentismo escolar • Hiperactividad •
18 años Irritabilidad • Fallas en atención y concentración.
• Cambios acentuados en la personalidad:
aislamiento, gran timidez. • Cambio en el
comportamiento.

Si los síntomas persisten luego de tres meses o si se acentúan a pesar de la


atención, debe pensarse en la necesidad de una evaluación más profunda para
definir la remisión a tratamiento especializado. Igualmente, se impone la
remisión a un especialista cuando se detectan signos y síntomas de alarma.

Recomendaciones generales para la atención psicosocial a la infancia y


adolescencia en situaciones de desastres y emergencias Las siguientes diez
premisas básicas deben tenerse en cuenta al programar las intervenciones
psicosociales dirigidas a los menores
1. Iniciar tan pronto como sea posible las actividades de apoyo y
recuperación emocional
• Iniciar las actividades de recuperación, en la fase inmediata después
del evento, puede reducir la posibilidad de complicaciones psicológicas.
• En las primeras 72 horas, se deben brindar primeros auxilios
emocionales fundamentados en un acompañamiento permanente. El
acompañamiento debe extenderse todo el tiempo que sea necesario para
los que hayan quedado solos y sufrido las mayores pérdidas
. • La atención psicosocial se debe insertar en las actividades cotidianas
de asistencia humanitaria y social, idealmente en el ambiente escolar
. • Es necesario explicar a los padres lo que se planea hacer con los
menores, buscando su aprobación y cooperación. Bajo ninguna
circunstancia se deben ejecutar actividades en contra de la voluntad de
los padres.

2. Disponer de información sobre los niños y adolescentes de la


comunidad
• Determinar la cantidad de niños en la comunidad, cuántos jóvenes,
cuántos van a la escuela, cuántos están vacunados, cuántos tienen acceso
a los servicios básicos, si existe o no desnutrición, etc.
• Identificar y contactar a las autoridades locales, servicios de salud, así
como a los responsables de las instituciones de tipo social o relacionadas
con la atención a menores, para obtener una información lo más
completa posible, en especial, los factores de riesgo y protección; así
como evaluar los recursos existentes para la atención y el cuidado de la
niñez.

3. Proteger a los niños


• Es necesario conocer los riesgos a los cuales se enfrentan; pensar en la
posibilidad de que haya habido pérdida de sus referentes de ubicación,
lo cual dificulta la orientación y la forma de contactarse con sus seres
queridos.
• La evaluación de riesgos debe ser continuada, en la medida en que
algunos persisten o se acentúan con el transcurrir del tiempo o porque
otros riesgos nuevos surgen luego del desastre (discriminación, precarias
condiciones sanitarias, etc.)
. • Específicamente, en situaciones de desastres y emergencias los niños
suelen ser víctimas de maltratos con mayor frecuencia. Por ello, es
necesario implementar acciones de prevención, detección y protección
del abuso infantil.
• Es indispensable disponer de un dispositivo para la ubicación y la
protección de los niños perdidos. Las personas que se encargan de la
atención psicosocial deben tener conocimiento de los sistemas de
información y de atención en estos casos

4. Hablar sobre lo ocurrido


• La confusión y la desorientación que se observan en los adultos en las
primeras fases del desastre son propias también de los niños. A los
menores es necesario hablarles de acuerdo con su capacidad de
comprensión; los mensajes deben ser claros y adaptados a su edad y
contexto cultural.
• Los niños pueden entender cualquier situación por desastrosa que ésta
sea. Es necesario explicar la naturaleza de lo ocurrido, las causas y la
realidad de la situación existente; no hay que exagerar ni engañar, pues
la mentira genera desconfianza y, eventualmente, mayor confusión.

5. Disponer de tiempo y paciencia


• El proceso de recuperación emocional de los niños que han sido
víctimas de un desastre requiere de una gran dosis de sensibilidad y
paciencia por parte de los padres (a pesar de su afectación personal), los
maestros, el personal de atención primaria en salud y los trabajadores de
ayuda humanitaria.
• Debe esperarse que la inseguridad, los temores y la aflicción se atenuen
lentamente con el tiempo.

6. Proveer seguridad y confianza


• Se debe asegurar un acompañamiento permanente de los niños y,
especialmente, de los más pequeños y los más afectados, idealmente por
los padres o cuidadores habituales. Si ellos faltan, hay que buscar
personas competentes y sensibles que asuman este papel.
• Los niños obtienen seguridad de los espacios físicos, en especial, si son
conocidos. Si la tragedia destruyó sus propios espacios, es necesario
encontrar otro cómodo y seguro donde el niño pueda sentirse tranquilo;
esto fomenta la confianza y facilita la comunicación
. • Hay que explicarles repetidamente las medidas de seguridad; una vez
se encuentren en un lugar apropiado, hablarles de la seguridad que les
proveen sus padres, el sitio de acogida y los organismos de socorro.
Todo esto ayuda a restablecer la confianza del menor en sí mismo.
• La seguridad depende, en gran medida, de la información y el
conocimiento acerca de lo que pasó, cómo pasó y dónde están los suyos

7. Restablecer la cotidianidad a la mayor brevedad posible


• El desastre afecta de manera importante las rutinas cotidianas. Esto
genera una situación temporal de inestabilidad que afecta la
recuperación y el restablecimiento de los mecanismos de adaptación y
aprendizaje, y las interacciones con el entorno. Por esta razón, es
recomendable restablecer las rutinas y las actividades, en especial, las
hogareñas y escolares.
• Una vez se determine que el espacio escolar es adecuado para el
ingreso de los niños, las actividades escolares son las que ofrecen mejores
resultados para la recuperación. Para ello, es fundamental asegurar el
concurso de maestros suficientemente sensibilizados y capacitados.
• Si las instituciones escolares no pueden reiniciar actividades en un
tiempo breve (lo cual depende en ocasiones de las estructuras físicas),
debe tenerse en cuenta un dispositivo de escolarización transitorio en los
lugares de albergue o acogida.
• Es importante la ocupación productiva del tiempo libre y agrupar los
niños en conjuntos para desarrollar actividades acordes con la edad, la
comunidad de intereses, etc. Esto es importante para recuperar la
autoestima y facilitar la socialización; pueden ser actividades muy
efectivas en la recuperación. 8. Respetar las diferencias
• Debemos respetar las diferencias culturales. Las creencias y
tradiciones de la comunidad, inclusive la religión, también son
compartidas por los menores y deben atenderse en los procesos de
reconstrucción de la vida familiar y comunitaria.
• No se deben criticar ni desvirtuar las creencias, de manera directa. El
desastre no puede ser aprovechado para cambiar o debatir las prácticas
tradicionales de la comunidad afectada.
• No aplicar estrategias prediseñadas sin adaptarlas a las condiciones
culturales propias de la comunidad, pues puede generarse no solamente
rechazo, en especial de los padres, sino también mayor confusión e
incertidumbre en los niños.

9. No separar a los niños de sus padres


• Es necesario recordar que los padres y la familia, en general, son el
nicho de protección y seguridad natural para los niños.
• Separar a los niños para ingresarlos en actividades no suele ser bien
aceptado, ni por los padres ni por los propios menores; esto implica
necesariamente involucrar a los padres en las actividades con los
menores, al menos con los más pequeños
• La ansiedad por la separación suele ser una de las reacciones psicoló-
gicas más frecuentes en situaciones de emergencia, en especial, en niños
pequeños.
• Los niños son, por lo general, una vía para involucrar o enganchar a
los padres en acciones de atención y recuperación psicosocial después de
un desastre
• Es recomendable planificar actividades conjuntas o simultáneas
(menores y padres) en los ambientes escolares, servicios de salud u otros
escenarios comunitarios.

10. Permitir la expresión de los sentimientos, pensamientos y


recuerdos
• Se recomienda ser tolerantes y comprensivos con el relato y la
expresión de los sentimientos por parte de los niños. No debe
incentivarse el olvido o impedir el llanto y la expresión de emociones
• Debemos escuchar con atención cada vez que el niño desee hablar de
lo sucedido, de cómo se siente y de qué piensa al respecto.
• Sin embargo, es necesario destacar que no es recomendable obligar o
estimular a los menores a hablar o recordar (si no lo desean o no lo hacen
espontáneamente).

El trabajo grupal con los niños y adolescentes

Generalmente, los recursos especializados de salud mental, en muchos


paí- ses, son escasos o limitados. Además, se ha demostrado que la gran
mayoría de los menores afectados por un evento traumático (como un
desastre) no necesariamente requieren de una atención individual
especializada o médica. Por otro lado, resulta muy importante el papel
que puede jugar la familia, los maestros, el personal de ayuda
humanitaria y los trabajadores de atención primaria en salud. Es posible
entrenar personal, como promotores de salud, enfermeras, trabajadores
sociales, maestros, agentes de ayuda humanitaria y voluntarios, para que
desarrolle acciones de atención y recuperación psicosocial con los
menores. Éste es, precisamente, el objetivo fundamental de este libro:
ofrecer herramientas básicas para asegurar la protección de la salud
mental fuera de los escenarios institucionales y desde la propia
comunidad.

En situaciones de emergencia, se recomienda priorizar las actividades de


grupos que garantizan una mayor cobertura, generan un alto impacto y
permiten un mejor uso de los recursos calificados disponibles. Además,
la población infantil y juvenil responde muy bien a las técnicas de
intervención grupal. Las actividades sugeridas, obviamente, se deben
adaptar a las situaciones específicas de cada territorio, así como a los
contextos comunitarios y culturales.

En algunos casos, se hace necesario realizar actividades de grandes


grupos, en especial, cuando no se cuenta con personal suficiente o
cuando la convocatoria genera una presencia importante de niños y
padres que se debe aprovechar. En este caso, la opción es realizar una
actividad informativa con los padres y, simultáneamente, realizar una
actividad de recuperación psicosocial con los niños.

Actividades para niños escolares (6 a 11 años). En este grupo de edad,


se recomiendan actividades de pequeños grupos, como en los
preescolares; sin embargo, las actividades de grandes grupos también se
pueden realizar con los escolares, aprovechando su agrupación y
organización habitual en la escuela. En este rango de edad, se puede
utilizar el dibujo, la pasta para moldear (plastilina) y otras formas de
expresión gráfica. También, es amplio el rango de juegos y actividades
recreativas y deportivas que pueden combinarse.
Actividades para adolescentes. Las actividades de recuperación
psicosocial para adolescentes deben aprovechar la tendencia grupal
propia de esa edad. Idealmente, se debe trabajar en el aula de clase o en
los grupos naturales ya establecidos (grupos de amigos y del barrio,
grupos deportivos, etc.), designando un tiempo específico y periódico. La
motivación es fundamental; se pueden identificar líderes del mismo
grupo para motivarlos y darles responsabilidades dentro de las
dinámicas. En ocasiones, algunos adolescentes se muestran esquivos y
evitan la participación en grupos. En estos casos, se recurre a actividades
informativas y se sugiere el trabajo con ellos de manera individual, sobre
todo si se observan signos de alarma.

Atención individual de apoyo. Como complemento de las actividades


grupales, los maestros y otro personal de atención psicosocial pueden y
deben establecer una relación individual sistemática con los niños y
jóvenes víctimas de los desastres, en especial, con aquéllos en
condiciones de riesgo o con síntomas de alarma. La relación individual
de apoyo psicosocial está basada en los siguientes principios.
• Estar disponible cuando el niño lo necesite y acompañarlo
personalmente.
• Buscar espacios de interacción.
• Escuchar al menor con respeto, atención y tolerancia.
• Ampliarle la información acerca del desastre y sus riesgos, así como
sobre las reacciones emocionales esperables.
• Facilitar la expresión de recuerdos, creencias y expectativas, que
aparece espontáneamente.
• Facilitar la elaboración del duelo.
• Fortalecer la autoestima y la confianza en los demás.
• Apoyar las actividades rutinarias que ayudan a reconstruir la
confianza, el optimismo y los lazos afectivos

Signos de alarma según la edad en los diferentes contextos

Grupo de Signos Signos Signos de alarma


edad psicológicos de fisiológicos de en el contexto
alarma alarma escolar
0 a 2 años Pérdida del • Pérdida
apetito o rechazo significativa de
persistente de la peso. • Vómitos,
comida. • náuseas y
Permanece mudo; rechazo al
excesiva alimento de
pasividad o manera
silencio. • persistente.
Excesiva
inquietud •
Desconocimiento,
rechazo o
evitación de la
madre. •
Evitación del
contacto visual. •
Autoestimulación,
balanceo o giro
permanente de la
cabeza.
3 a 5 años Rechazo al • Autolesiones • Rechazo total a la
contacto. • Pérdida escuela. •
Autoagresión • significativa de Autoestimulación
Aislamiento • peso o sin o balanceo
Permanente ganancia de peso permanentes. •
silencio. • para la edad. Pérdida de la
Manifiestación de comunicación (no
deseos de morirse habla ni intenta
comunicarse de
otra forma).
6 a 11 años • Deseos de huir • Pérdida de • Rechazo total a
de la casa o peso la escuela. •
morirse. • significativa. • Crisis grave de
Aislamiento y Quejas somáticas ansiedad (pánico)
tristeza frecuentes, se al estar en la
persistentes. enferma todo el escuela. •
tiempo. • Desorientación
Presencia de (no sabe dónde
lesiones está, no reconoce
autoinflingidas, a las personas). •
como morderse, Pérdida de
golpearse, contacto con la
arrancarse el realidad.
pelo,
12 a 18 años eseos de huir de Pérdida de peso Manifestación de
la casa o morirse. significativa. • deseos de morir o
• Consumo de Evidencia de matarse. •
alcohol u otras intoxicación con Agresividad
sustancias substancias grave contra otros
psicoactivas. • psicoactivas o o contra sí mismo
Presencia de alcohol. • (autolesionarse o
conductas Intento de intentos de
antisociales como suicidio. • suicidio). •
robo, hurto, riñas Sintomatología Consumo de
graves, etc. • somática alcohol u otras
Comportamiento persistente: substancias
sexual promiscuo diarrea, psicoactivas.
o perverso constipación,
dolor
epigástrico, etc

Recomendaciones básicas para la atención terapéutica especializada de


niños en situaciones de emergencia
El objetivo del presente manual no es abordar la atención terapéutica
especializada, por lo que sólo hacemos una muy breve referencia al tema.
Toda terapia debe reunir las siguientes condiciones: 1) voluntaria; b)
confidencial; c) breve y d) autorizada por los padres. Cada profesional
determina las técnicas más adecuadas. Sin embargo, como principio
general, estos procedimientos deben ser breves en el tiempo, estar
limitados más bien al aquí y el ahora (la problemática del evento
traumático), atender a los signos de alarma y corresponder al contexto de
la comunidad y la cultura. Los grupos terapéuticos tienen en cuenta la
edad y el desarrollo psicosocial de los niños. En general, se recomienda
lo siguiente
. • Hasta los 2 años: psicoterapia con la madre o el padre
• 3 a 5 años: psicoterapia a través del juego, moldeado o simbólico
• 5 a 8 años: psicoterapia a través del dibujo, juegos, marionetas, etc.
• 9 a 12 años: diálogo y verbalización, juego de roles. • 12 años o más:
diálogo.
En conclusión

La guerra constituye un verdadero desastre, una emergencia o un caos


provocado por el hombre, que determina una desorganización total de toda la
sociedad, afectándola desde todos los puntos de vista.

Los niños y adolescentes participando como soldados en la guerra o conflictos


armados sufren de agresividad, terror durante la noche, ansiedad y depresión,
SIDA y problemas de salud específicamente femeninos como lesiones vaginales
y en el cuello del útero, abortos, además de retraso escolar y aislamiento
general, entre otros síntomas. Los niños son especialmente vulnerables a los
efectos de los desastres. Su patrón de reacción es diferente al de los adultos y
depende de muchos factores, especialmente de la edad y de la presencia de un
núcleo familiar protector.

Los trastornos psiquiátricos predominantes son: Trastorno por estrés


postraumático, trastornos de ansiedad, trastornos depresivos, trastornos
emocionales, conductuales, abuso de alcohol y otras sustancias y suicidio.
Bibliografía.

-Patricia Asinas. (2012) Duelo En Situaciones Especiales: Suicidio, Desaparecidos,

Muerte Traumática. Volumen 2. Sociedad Española de Medicina Psicosomática y

Psicoterapia.

-Dialnet. (2012) Repercusión de los desastres en la salud mental de niños/as y

adolescentes.

- Organización Panamericana de La Salud 2006. Guía práctica de Salud Mental en

Desastre.

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