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Índice
Sinopsis

Capítulo 1

Capítulo 2

Capítulo 3

Capítulo 4

Capítulo 5

Capítulo 6

Capítulo 7

Capítulo 8

Capítulo 9

Capítulo 10

Capítulo 11

Capítulo 12

Capítulo 13

Capítulo 14

Capítulo 15

Capítulo 16

Epílogo
Sinopsis
Michaela vive una doble vida. En una, ella es bonita, popular y perfecta, pero
nadie sabe la oscuridad que su padrastro le inflige.

Pero Michaela no se ha dado por vencida. Ella tiene un plan de escape, y va a usar
al rebelde Liam para conseguir lo que quiere...

Advertencia: Contiene temas de sexo y abuso.


Capítulo 1
Mis ojos lucen cansados.

Me miran desde el pequeño espejo compacto, un regalo de Stefan, y saben todo lo


que hice y todo lo que soy.

Lo cierro abruptamente. El metal es áspero bajo mi mano, decorado con gemas


oscuras y detalles plateados. Es caro, y cuando mi padrastro me lo dio anoche, pensé
en tirarlo. Sin embargo no lo hice. Mientras yacía en mi cama, con el cuerpo dolorido
y la mente en estado de agitación, me miré fijamente en ese espejo y descubrí que es la
única superficie reflectante que parece mostrar al verdadero yo; el que nadie más ve...
excepto Stefan quizás.

Lo dejo caer descuidadamente en mi bolso y dirijo mi mirada a las gradas y al


chico que yacía sobre ellas, con su cuerpo estirado como una foca tomando el sol. Si él
es la foca, entonces yo soy el tiburón. Corro mi lengua a lo largo de mis dientes y deseo
que fueran más afilados. Está solo, lo cual es perfecto. Ahora es el momento.

Me acerco a él, lenta y furtivamente, mientras trepo a donde yace con los ojos
cerrados, en paz.

Todavía no lo sabe, pero me ayudará a escapar.

Liam Caster es mi objetivo.

Estoy encaminada a obtener una beca que me sacará de aquí, de Stefan; lo único
que se interpone en mi camino es el francés. En cualquier otra forma, soy
externamente perfecta; mis calificaciones, mi apariencia, mi popularidad.

Pero la clase de francés me va a joder si no tengo cuidado. El tipo que solía


ayudarme a hacer trampa, el pobre Simon Simplón, tuvo una sobredosis y sus padres
lo enviaron a un lugar de rehabilitación disfrazado de internado.

Simon era un idiota. Lo soporté babeando sobre mí, usando su desagradable


enamoramiento para que hiciera la mayoría de mis tareas, y luego el perdedor tuvo
que irse y arruinar todo para mí. Frunzo el ceño ante el recuerdo. Nunca dejé que me
tocara, por supuesto, y ciertamente no fue mi culpa que tomara demasiadas pastillas.
Debería haber sabido que estaba fuera de su alcance.

Me paro sobre Liam, bloqueando su sol.

Sus ojos se abren.

En todo este tiempo que he compartido clases con Liam, nunca hemos hablado.
Su grupo de amigos es muy diferente al mío. Él es un stoner1, tatuado y rebelde. Solo a
través de una cuidadosa observación, me di cuenta de que es uno de los estudiantes
más brillantes de nuestro año.

Liam Caster se hizo un nombre en nuestra escuela desde era estudiante de primer
año cuando públicamente pateó el culo de un jugador de fútbol americano de último
año. Algunos de los amigos de su grado trataron de atacarlo después de eso, pero
también les dio una patada en el culo. Así que instantáneamente obtuvo ese estado
genial sin siquiera intentarlo. Él no pasa el rato con la gente más popular, que resulta
ser mi grupo de amigos. Se junta con los emo que buscan personas que fuman muchas
drogas y tocan en bandas y simplemente les importa un comino el espíritu escolar.
También es muy guapo, con su cabello negro y despeinado, tatuajes, piercing en las
cejas y esta estructura ósea maravillosamente esculpida. Las chicas quieren follarlo, y
lo hacen con frecuencia, pero nadie llega a ser su novia. Tiene un poco de reputación
como rompecorazones. También es terriblemente inteligente, de los más inteligentes.
Pero ni siquiera parece intentarlo.

Idiota.

Esa astucia, alineada con la criminalidad por la que tiene reputación, es la razón
por la que le he puesto el ojo. Me encontré con todos en mi clase de francés, pero nadie
más es adecuado. Además, se ve pobre, por lo que probablemente podría hacerse con
el dinero. Nunca tuve que pagarle Simon Simplón, por supuesto. Su enamoramiento
era suficiente para que hiciera lo que quisiera, sin hacer preguntas.

—¿Qué quieres? —Liam se sienta, pareciendo descontento.

Es tan grosero que decido dejar caer la falsa amabilidad que cultivé
cuidadosamente como parte de esta persona de Michaela Matthews en la que me he
convertido, y llegar directamente al grano.

—Necesito que me ayudes en francés; de lo contrario, fracasaré.

1
Stoner: Alguien que fuma mucha hierba.
Me mira por un momento, pero sus ojos no revelan nada.

—¿Para ser tu tutor o para ayudarte a hacer trampa? —Con toda seguridad, no es
estúpido.

Tomo un respiro.

—Ambas. Haz mis asignaciones pero prepárame para el examen oral.

Él se encuentra en silencio.

—Puedo pagarte —continúo, asegurándome de mantener la desesperación fuera


de mi voz—. ¿Qué te parece...?

—No necesito tu dinero. Eso no funciona para mí. —Su voz es dura, y casi doy un
paso atrás.

¿En serio?

Trago saliva y miro hacia mis manos.

—¿Estás seguro? Realmente necesito esto. —De alguna manera, un tono de


mendicidad ha entrado en mi voz sin mi permiso y se suma al disgusto que siento.

Mi cabeza se está abarrotando de nuevo, como cuando trato de sentarme y


aprender francés. Hay demasiadas voces dando vueltas diciendo cosas que no me
gustan. A veces son la voz de Stefan y a veces pertenecen a otros. Hacen que sea difícil
pensar, difícil de soportar y difícil de respirar. Aprieto las manos en puños y recuerdo
lo de anoche. Tengo que cerrar los ojos fuertemente para volver a mí y recordar que
estoy aquí, hablando con un chico que no me gusta, y que no estoy allá.

Él está hablando, y yo abro los ojos.

—Luces desesperada. —Lo dice casi divertido, y una visión pasa por mi mente.
Una sobre golpear una foca hasta la muerte mientras se baña al sol.

Me quedo callada. Debería alejarme ahora mismo cuando una inquietud familiar
se cuela por mi espina dorsal. De repente, ya no es la presa. Hemos cambiado de lugar
mientras él me mira con esos ojos astutos y agudos.
—¿Qué diablos quieres? —digo en voz baja. Michaela Matthews se ha retirado, y
la chica debajo de todo eso, la que tiene la cabeza abarrotada y con poca esperanza
surge.

—Tengo una idea. —No me mira a los ojos ahora, y suena aburrido. Odio la
forma en que lo hace sonar como si yo no fuera más que un molesto mosquito sin
importancia.

—¿Y cuál sería?

Es entonces que encuentra mi mirada, y quiero abofetearlo.

—El trato es… —Se detiene; no sé si es para el efecto o qué, pero todo lo que está
haciendo es hacerme enojar—, haré cada una de tus asignaciones. Obtendrá una B en
la primera, luego una A en cada una de las siguientes para que parezca auténtico.
También te enseñaré de forma legítima para el examen oral.

—¿Y tú qué obtienes?

Ahora hay una sonrisa. Inmovilizo mi mano para que no actúe por su propia
voluntad para abofetearlo. Se inclina más cerca, así que está junto a mi oreja.

—Voy a follarte una vez a la semana hasta el final del año escolar.

El rugido está de vuelta, gritando como mil almas muertas atrapadas en mi interior
y tratando de escapar. Alguna parte loca de mí se ríe.

Hombres.

Son todos iguales.

Son iguales en su depravación.

Excepto el hermoso Lucas tal vez, de los ojos azul cielo, pero no hay tiempo para
pensar en él ahora. No pertenece a este feo mundo.

Este Liam Caster no tiene ni puta idea con quién se está metiendo.

Conozco su juego. Él cree que soy una princesa virgen, igual que el resto de la
escuela, porque nunca tengo novios y raramente voy a fiestas. Me está probando;
diciendo esto para hacerme sentir incómoda. ¡No tiene ni puta idea de lo qué es la
incomodidad!
Estoy inmóvil cuando la claridad viene y las voces cesan. Un frío helado baja por
mi columna, congelándome en el lugar. No creo que ni siquiera esté respirando. Creo
que finalmente me he transformado en esa chica muerta-viviente que he conocido por
los últimos cuatro años. No hay ninguna sorpresa en mí.

Ninguna.

Chicos, hombres, machos, cerdos, como quieran llamarlos. Realmente son todos
iguales. Stefan debe tener razón; realmente tengo el aire de una puta sobre mí. ¿Qué es
un monstruo más tomando este cuerpo? Él es solo un adolescente; probablemente no
ha tenido la oportunidad de ser tan inventivo en su crueldad como algunos.

Sé que he estado callada por un tiempo, y él me está mirando con curiosidad,


esperando mi reacción. Trato de actuar como una chica normal. ¿Qué diría una chica
normal?

—¡Por qué? ¿Por qué yo?

Se encoge de hombros y aleja la mirada como si estuviera aburrido.

—Oportunidad. No eres especial si eso es lo que tu ego está pensando. No te he


estado codiciando desde lejos ni nada por el estilo. Diablos, ni siquiera me gustas
tanto. Solo necesito a alguien a quien follar regularmente sin toda esa basura
emocional que las adolescentes tienen que involucrar en todo. Es pura... carnalidad.

—Odio el sexo. Perfecto. —Estudio mi manicura, pero realmente estoy


comprobando si mis manos están temblando como las de una chica normal lo harían.
Por supuesto que no lo están haciendo. Están inmóviles como si yo fuera tan dura
como la roca, pero no lo soy, estoy derritiéndome como el hielo bajo ese sol.

Él se ríe de eso.

—Odio el sexo. Me gusta.

Trago.

—Necesito la primera tarea antes que cualquier otra cosa.

Sacude la cabeza.
—De ninguna manera. Si hago eso, te pondrás toda infantil, te asustarás y me
echarás atrás. Mi esfuerzo habría sido por nada. La primera asignación se vence en tres
semanas, eso significa que conseguiré estar tres veces contigo primero.

¡Que descaro el de este tipo!

—¿Cómo puedo confiar en ti? —me burlo.

Se ríe y es una verdadera risa. Todo esto es muy divertido.

—Puedes confiar en mí más de lo que yo puedo confiar en ti. Mira las serpientes
con las que andas. No hay una persona real entre todos ellos. Todos son superficiales y
falsos al igual que tú.

No hay nada convincente o persuasivo sobre el argumento que acaba de hacer.


Pero tengo una meta que necesita ser alcanzada y haré cualquier cosa para conseguirla.
Además, guardaré el dinero que le pedí a Stefan para pagarle a un tutor y lo añadiré a
mi fondo de escape.

Tomo su teléfono de su mano, con el que ha estado jugando, y escribo mi número


en este.

—Los preservativos no son negociables.

—No soy estúpido —gruñe cuando toma su teléfono de vuelta y envía un mensaje
de textos a mi teléfono, así tendré el suyo.

—Sin mamadas ni anal. —Mi voz suena muy eficiente, como si estuviera
negociando algo que no sea mi cuerpo y mi dignidad.

Él levanta la mirada de su teléfono con sorpresa, y siento un pequeño triunfo


vacío. Finalmente conseguí sentir el pinchazo por mostrar algún tipo de emoción real.
Él da un ligero asentimiento y abre la boca para decir algo, pero su teléfono vibra y sus
ojos se lanzan a este.

—Me tengo que ir. —Se levanta, poniendo el teléfono en su bolsillo—. Te enviaré
un mensaje para que hagas un tiempo.

—Está bien. —Y cuando empieza a alejarse, le llamo—: Oh, y Liam, no tienes


derecho a llamar a mis amigos serpientes porque eso es exactamente lo que eres. —Él
solo sigue caminando y ni siquiera reconoce que he hablado. Dos de sus amigos vienen
a saludarlo. La chica tiene la cabeza rapada por un costado, y toco conscientemente mi
propio cabello que cae al estilo Mary-Jane por mi espalda. A Stefan le gusta largo. El
tipo se parece a Liam con una camiseta de metal y jeans holgados, excepto que su
cabello oscuro tiene vetas de violento rojo a través de él.

—¿Qué estás haciendo con esa perra atascada? —Escuché decir al tipo. No oigo la
respuesta de Liam.
Capítulo 2
Vuelvo a una casa fría que está vacía, excepto por mi madre que está desmayada
en el sofá. Su oscuro cabello está esparcido sobre el cuero blanco. Está tan quieta que
por un momento creo que está muerta. Su piel es perfecta y pálida, sus labios solo un
poco más oscuros. Nada le quita su belleza, ni incluso la muerte.

Pero entonces se mueve muy levemente, y una extraña sensación fluye a través de
mí. ¿Decepción?

Aparto esa sensación y recojo de un tirón un algodón que cayó al suelo.

—Nos sacaré de aquí, mamá —susurro mientras cubro su forma dormida.

Es una acción superficial. No me molesto en envolverla a su alrededor. Mis


palabras son muy amables; falsas como yo. Por un momento, reconsidero mi plan,
pero luego sacudo la cabeza, desechando todos los pensamientos sobre cuán frágil es
mi plan y todas las muchas, muchas fallas. El mundo donde solo seamos ella y yo
puede ser realidad.

Me alejo mientras ella se mueve. No deseo ver esa mirada muerta en sus ojos. Ni
siquiera puedo soportar verla en los míos.

En cambio, me dirijo a mi habitación. La escalera es enorme y elegantemente


curva. Subo los escalones de dos en dos, mis pies silenciosos sobre la suave alfombra
blanca. Mi habitación es en su mayoría blanca también, pero donde la mayoría de la
casa es minimalista, de alto brillo y dura, esta habitación es femenina. Realmente no
me gusta. Hay demasiadas almohadas en la cama, las imágenes en las paredes son
acuarelas de flores, demasiado pálidas pero muy, muy caras.

Pateando la puerta para cerrarla detrás de mí, me dirijo directamente al escondite


de mi diario.

Es el mismo tipo de libreta que utilizo para todos los trabajos de mi escuela y he
escrito “Francés” en la portada como un camuflaje extra. No es el tipo de diario
normal, ni del tipo en el que escribiría sobre mi desesperado enamoramiento por Lucas
Arvans y lo hermosos que son sus ojos azules, y cómo me sonrió el día de hoy. No, ese
tipo de cosas se guardan para discutirlas con mi mejor amiga, Mags. Este diario es
solamente para cosas horribles. Este es el libro de las cosas malas. Lo he estado
manteniendo durante los últimos cuatro años y nunca más he revisado las entradas
pasadas de nuevo. Una vez que describo los eventos en detalle en el nítido papel
blanco, ahí es donde se quedan. Si no los escribo en esta libreta, entonces se quedan en
mi cabeza y eso no es saludable. Mi cabeza se llena demasiado para pensar. Si no los
escribo, entonces no puedo funcionar como una persona normal. Este diario es mi
salvavidas.

La única página que veo más de una vez es la última página. Es una lista de
nombres. A veces no tengo sus nombres, solo descripciones pero los ingreso de todos
modos. Tomo un bolígrafo y me preparo para marcar la página con el nombre de
Liam, pero luego me detengo.

¿Realmente se merece estar en mi lista? No ha hecho nada todavía. Y


técnicamente él me está ayudando.

Sí, es un cerdo completo, pero esta es una situación en la que yo estaré a cargo.

En su lugar cierro el diario, teniendo mucho cuidado de asegurarme que mis ojos
no vean ninguna de las otras palabras que se han escrito en las otras páginas. Luego lo
escondo y finjo que no existe.

Le echo un vistazo a mis preguntas de la asignación de francés y suspiro. Ningún


traductor de internet me va a ayudar con esto. Realmente necesito la ayuda de Liam.
Suspiro y cierro los ojos mientras yazco en la cama. Si obtengo una beca, entonces
saldré del control de Stefan. Tomaré a mamá y conseguiré un apartamento cerca de la
escuela. La beca completa pagará la escuela y algunos gastos de manutención.
Conseguiré un trabajo y mamá se pondrá sobria sin el veneno que Stefan está
infiltrando en su cerebro. Seremos felices y…

—Michaela.

Abro los ojos lentamente para verlo de pie en la puerta. Todavía está vestido con
su ropa de trabajo; una camisa blanca almidonada, pantalones cuidadosamente
planchados, un reloj de oro.

Él es dinero y éxito, buena apariencia y encanto.

Me sonríe.

—¿Cansada?
Me siento y empujo mis rodillas contra mi pecho.

—Un poco. Solo estaba haciendo mi tarea.

—No te excedas, cariño. Empezaré a preparar la cena. —Me guiña un ojo


mientras se aleja, silbando alegremente.

Hago un gesto a su espalda y luego comienzo a trabajar en otra tarea, pero todo lo
que consigo hacer es escribir la palabra Odio, Odio, Odio una y otra vez hasta que mi
página está cubierta de fea tinta negra y no hay lugar para nada más.

Él está de buen humor hoy, silbando mientras acomoda perfectamente la ensalada


en los grandes platos de porcelana blanca que había importado especialmente. Solo lo
mejor para Stefan.

Tomates cherry, parmesano, acostados artísticamente en camas de crujiente


lechuga. Sus dedos son esbeltos y elegantes, como si hubiera nacido para ser un artista.

Noto que solo hay dos platos, y él me hace saber que mamá no se siente bien y se
ha ido a la cama. La razón de su buen humor es que ha conseguido a un nuevo e
importante cliente. Stefan es un planificador financiero y uno bueno a juzgar por
nuestra casa y autos. Me pide que ponga la mesa y, cuando me acerco al cajón de los
cubiertos, me da un beso en el hombro. Odio cuando actúa así, como si fuera su novia
en lugar de su hijastra. Pero también odio cuando actúa como un repugnante sádico,
así que supongo que no hay nada encantador.

Me obligo a comer mi ensalada, ignorando que el bistec está demasiado rosado y


termino medio para mí. Cuando pregunta por la escuela, decido que es el momento de
preguntar sobre el dinero.

—Creo que voy a necesitar a alguien que sea mi tutor en Francés, ahora que
Simon se ha ido, ¿está eso bien? —Sus ojos se iluminan ante la mención de la ausencia
de Simon. Nunca le gustó que pasara el rato con él. Estaba secretamente obsesionado
con la idea de que podría estar durmiendo con él. Lo negué, por supuesto. Pero nunca
le he dado la satisfacción de decirle que nunca he besado a un chico de mi edad. Nadie
me querría realmente una vez que descubrieran la verdad sobre las cosas que he hecho
de todos modos. Así que trato de no alentar a ningún chico, ni siquiera a Lucas con
quien sueño y a quien Mags está convencida de que le gusto.

Imagina si Stefan descubriera lo de Liam. Me estremezco involuntariamente al


pensarlo, pero luego otro sentimiento entra. Sería como un gran “jódete, Stefan”.
Muerdo un tomate cherry, sintiéndolo aplastarse satisfactoriamente entre mis dientes
mientras la pulpa se filtra en mi boca.

—Por supuesto —dice Stefan—. Pondré algo de dinero extra en tu cuenta. —


Mastica un bocado antes de decir—: Sabes, me alegro de que el chico Simon se haya
ido. Creo que era una mala influencia para ti.

—Era bueno en Francés —digo, luego su teléfono celular vibra con una llamada
importante y se va a su estudio, así que soy agradecidamente dejada sola para terminar
mi cena en paz. Mi propio celular suena entonces, indicando un texto, y el nombre de
Liam aparece en la pantalla.

4:30, viernes en la mía.

Miro a la pantalla brillante. ¿Por qué estoy haciendo esto? Pienso en la mujer
yaciendo escaleras arriba en sábanas de seda, y luego pienso en el antes y en el
apartamento de una habitación, el frío, y los dedos…

Me estremezco y dejo el teléfono a un lado antes de cavar en mi bistec, sangre y


todo.

No respondo hasta más tarde esa noche y eso meramente para pedir una dirección.
Él responde de inmediato.

***

Detengo mi auto fuera de una casa de mierda, abandonada en una calle de


porquería. El césped está cubierto y la pintura se está despegando del porche. Me
siento nervioso por dejar mi Lexus estacionado aquí pero no hay nadie a la vista. Tomo
una respiración profunda y salgo de mi auto, asegurándome de que esté cerrado y con
alarma. No sé por qué estoy tan nerviosa; es solo Liam, y he hecho cosas peores antes.
Voy a seguir mis reglas donde trato de atontarme y fingir que estoy en otra parte, pero
no demasiado atontada de lo contrario se enojarán y dirán que no estoy moviendo el
culo lo suficiente.

Ando por el camino lentamente, pateando la botella ocasional de cerveza fuera de


mi camino y teniendo cuidado de no tropezar con ningún crecimiento excesivo que
sobresale en el camino. El porche cruje bajo mi peso ya que las tablas están podridas y
miro hacia abajo dudosa, esperando que mi pie pase a través de ellas. Antes de que yo
pueda incluso llamar, la puerta se abre y me enfrento a Liam, esa misma máscara sin
expresión molesta en su rostro.
—Llegas tarde.

—Solo por 40 minutos —le digo a su espalda en retirada cuando se va por el


pasillo. Tomo eso como una invitación y entro vacilante, cerrando la puerta detrás de
mí. La alfombra está gastada y el papel pintado desvanecido. Obtengo un vistazo de la
zona de estar mientras caminamos y veo a un tipo mayor sentado en el sofá delante de
la televisión con una cerveza en la mano. Ni siquiera mira hacia nosotros. Cerca del
final del pasillo Liam abre una puerta y entra. Cuando sigo me sorprende lo aseado y
ordenado que está. Un escritorio se asienta contra la pared debajo de la única ventana;
está vacío, excepto por un ordenador portátil, una impresora y un pequeño conjunto de
altavoces. Algunas estanterías tienen una variedad de libros, aparte de eso las paredes
están decoradas con imágenes de bandas y modelos semi desnudas. La cama
individual perfectamente hecha está pegada contra la pared y me pregunto
distraídamente si vamos a tener sexo en la cama o en el suelo.

Cierro la puerta detrás de mí, y solo me quedo allí insegura de qué hacer. Se sienta
en la cama, se arranca los zapatos y se quita la camiseta. Me atrapo mirando su pecho
desnudo y entiendo por qué las chicas van por él. Entonces encuentro mi voz.

—Espera, ¿no deberías enseñarme para la evaluación oral primero?

—Ella no nos ha dicho nada al respecto todavía. Necesito saber en qué centrarme
primero.

—Oh.

Palmea la cama junto a él, llamándome. Tomando una respiración profunda


camino a la cama y me siento con cuidado de no tocarlo.

Él acorta la distancia entre nosotros rápidamente mientras sus manos van a mis
hombros, su rostro se inclina hacia mí y él toca mi boca suavemente con la suya. Me
alejo, girando mi cabeza. No esperaba esto.

—¿Qué estás haciendo? —pregunto.

Él frunce el ceño con confusión mientras deja caer sus manos de mis hombros.

—Eh, ¿besándote?

—Sé eso, solo, ¿por qué? Pensé que solamente íbamos a tener sexo. No dijiste que
teníamos que hacer eso.
Él rueda sus ojos.

—Cristo, ¿quieres que te escriba todo lo que hago cuando jodo a una chica? Besos
y sexo van juntos. Me gusta besar a las chicas. —Alcanza su camiseta—. Mira, si has
cambiado de opinión, ahí está la puerta. —Asiente con su cabeza—. Tengo mierda que
hacer.

Frunzo el ceño, extrañamente ofendida.

—No, está bien —digo bruscamente—. Podemos besarnos, si eso es lo que quieres.
—Él me da una mirada sospechosa pero lanza su camiseta sobre la silla en el
escritorio. Luego se vuelve hacia mí otra vez, esta vez un brazo va alrededor de mi
cintura y el otro se coloca ligeramente sobre mi espalda. Él presiona sus labios contra
los míos, suavemente al principio y entonces sus labios se vuelven más urgentes
mientras su lengua busca la entrada. Lo dejo entrar y le devuelvo el beso. Me
sorprende que disfrute tanto de los besos. Encuentro mis brazos yendo a su alrededor
por su propia voluntad y lo tiro hacia mí.

Y eso es lo que hacemos.

Nos besamos.

Estoy completamente vestida con mis brazos alrededor de este chico sin camisa,
mis pechos presionados contra su pecho. Todo en mi cabeza es silencioso, y no hay
nada más que esto, nuestras dos lenguas bailando juntas naturalmente. Una mano,
cálida y áspera, se cuela debajo de mi suéter para tocar la piel en mi cadera,
moviéndose en pequeños círculos que coinciden con el ritmo de nuestras lenguas...

Y luego un maldito sonido intrusivo lo arruina todo. Mis ojos vuelan abiertos por
el sonido y cuando su boca sale de la mía, también lo hacen sus dedos. Agarra su
celular y lo miro tontamente, ofendida.

—Mierda. Tengo que irme. —Se levanta y alcanza su camiseta.

Encuentro mi voz y está llena de queja.

—¿Qué diablos estás haciendo? —digo con desprecio hacia él.

Él tira la camiseta sobre su cabeza, cubriendo su cuerpo y es como una barrera


entre nosotros, llevándome a la realidad.
—Es viernes por la noche. Tengo planes, y tú llegaste tarde. —Sonríe—. Parece
que te lo pierdes esta noche, princesa.

—Nuestro trato...

—Relájate. —Se ha volteado hacia pequeño espejo que cuelga en la pared, y pasa
su mano a través de su cabello. Está desarreglado. ¿Yo hice eso? Todo lo que acaba de
pasar parece un poco borroso. Seguro que no. No querría tocarlo más de lo
necesario—. Te llamaré la próxima semana. Obtendrás tus buenas calificaciones. Lo
prometí, ¿no? —Finalmente se vuelve hacia mí—. Ahora, en serio. Necesitas
marcharte. Voy a llegar tarde.

Casi resoplo con indignación y siento que mis mejillas se sonrojan, pero luego me
pongo bajo control. Soy una piedra. Soy hielo. No digo adiós o incluso le echó otra
mirada mientras me voy de la habitación, las llaves del auto en mano.
Capítulo 3
Las buenas noticias es que Lucas es parte de mi asignación de grupo para Inglés.
Lo malo es que Liam está en el mismo grupo. Nos sentamos en la biblioteca
compartiendo mesa. Liam toma asiento junto al mío antes de que Lucas pueda tener
oportunidad. El cuarto miembro del grupo es Nadia, la amiga de Liam. Ella viste
mucho negro y su cabeza está rasurada en un lado para mostrar un tatuaje tribal
engalanando su cráneo. Secretamente, estoy asombrada de su osadía.

Afortunadamente Nadia hace la organización y divide nuestra asignación en


cuatro partes así hay una para cada uno. Liam se ve aburrido y solamente se mantiene
jugando en su celular, y Lucas está más interesado en platicar conmigo que hacer algo
del trabajo.

—¿Vas a ir a la fiesta de Sarah el sábado? —me pregunta Lucas a través de la


mesa. Dios, sus ojos son azules—. Mags dijo que ella va.

Me encojo de hombros.

—No sé si podré ir, mi padrastro…

Lucas asiente.

—Sí, Mags dice que puede ser un poco imbécil. Una cosa realmente estricta. —
Solo me encojo de hombros y alejo la vista. No quiero hablar de Stefan—. Puedo
recogerte, sabes. Si puedes ir —ofrece.

Mis labios se curvan en una sonrisa mientras prácticamente babeo sobre él.

—Eso es tan lindo. Gracias, intentaré pedir permiso y te aviso. —Mi teléfono
suena y ruedo mis ojos mientras lo reviso. Es de Liam, el chico quien está sentado
junto a mí. Lo leo de todas formas.

Deja de mirarlo amorosamente y haz algo de trabajo. De otra forma tendrás que follarme dos
veces a la semana para también pasar Inglés.

Lamo mis labios y mantengo mi fachada de calma mientras le contesto el mensaje.


No estoy mirando amorosamente a nadie, idiota. Deja tu teléfono y haz algo de trabajo.

Entonces siento esta cálida mano en mi pierna debajo de la mesa, y lentamente


comienza a empujar mi falda un poco más arriba.

Casualmente agarro mi pluma e intento apuñalar la mano que está sobre la mesa
en seguida de mí. Sin embargo él es rápido, y la mueve antes de que pueda golpear la
carne. Lo miro mientras me da una sonrisa divertida.

Nadia y Lucas levantan la cabeza cuando escuchan el sonido de mi pluma


golpeando la mesa, sus rostros se ven desconcertados. Yo bajo la mirada al papel
delante de mí e intento verme como que estoy, de hecho, haciendo algo de trabajo. La
mano deja mi muslo. Él no me vuelve a molestar.

***

Llega el viernes en la tarde, y estoy molesta al descubrir que todavía hay mariposas
en mi estómago. Me siento en mi coche afuera de su casa por unos cinco minutos
completos antes de descender. Esta vez todas las botellas de cerveza han sido recogidas
y el césped ha sido cortado. Sin embargo la casa sigue viéndose como la mierda. Liam
abre la puerta, su cabello está mojado y tiene una toalla envuelta alrededor de su
cintura como si acabara de salir de la ducha. Esto puede ser mucho peor. Pudiera tener
un cuerpo horrible. Él ni siquiera me dice algo, solo se gira y camina por el pasillo y lo
sigo.

Su habitación está justo igual de ordenada y limpia como la vez pasada.


Lentamente, cierro la puerta detrás de nosotros, y descanso mi cabeza contra esta,
levantando mi vista hacia el techo. Él me está observando, e intento reunir el coraje
para encontrar su mirada, pero no puedo.

Ambos permanecemos así, talvez por un minuto. Él observándome; yo viendo el


techo. Se siente como una eternidad.

Y entonces él actúa.

Está de vuelta con los besos. Sé que está haciendo. Está coaxionandome y
seduciéndome. Él está intentando calentar este pedazo de piedra; este tiburón con su
fría, fría sangre.

Él me desviste entre besos, sus acciones son tan naturales y suaves que no me
siento auto consiente como normalmente lo hago, casi como si el estar desnuda sea un
estado natural. Luego me está recostando sobre mi espalda, besando mi pecho y
girando su lengua alrededor de mis pezones los cuales están duros y desesperados por
su toque. Mientras su boca está ocupada, una mano se cuela entre mis piernas y
comienza a jugar conmigo.

Estos no son dedos torpes, empujando con crueldad conduciéndolos. Esto es


diferente. Me quedo en mi cuerpo. Me siento apretarme como si no tengo control
sobre esto y la sensación es maravillosa. Dejo salir un gemido. Es extraño para mí
sentir algo de placer durante el sexo. Abro mis ojos cuando él deja de tocarme, y lo veo
poniéndose un condón. Entra en mí lenta y cuidadosamente como si estuviera
consciente de que puede lastimarme. Sin embargo no lo hace, y me encuentro
arqueándome hacia él. Lo toma como si lo animara y comienza a moverse más rápido.
La sensación es completamente buena y no me siento tensa. Puedo sentir cuán
húmeda estoy mientras desliza su longitud completamente fuera y luego de vuelta
nuevamente, más duro y más rápido.

Obro los ojos cuando se viene, solo para encontrarlo mirándome con una mirada
de éxtasis en su rostro. Siento que quiero tocar su mejilla, pero por supuesto no lo
hago, porque esto es solamente un arreglo de negocios. Él solamente se queda allí,
viéndome mientras su respiración se normaliza. Finalmente, parece recordarse de sí, y
sale de mí y rueda en la cama junto a mí mientras se ocupa removiendo el condón y
depositándolo en el bote de basura junto a su cama. Luego balancea sus piernas por el
lado de la cama y solo se sienta ahí, sin enfrentarme. Me siento incómoda e insegura
de que hacer. Ese momento, lo que fuera, se terminó.

—¿Ya me puedo vestir? —pregunto. Es automático porque es lo que normalmente


tengo que preguntar. Me encojo interiormente cuando me doy cuenta de cuan sumisa
y asustada sueno. Él voltea a verme, con una mirada sorprendida en su rostro.

—Por supuesto. —Luego rápidamente aleja la mirada y se agacha para recoger mi


ropa y pasármela. Él se levanta, agarrando una toalla que está colgada detrás de su
puerta—. Voy a ducharme. ¿Puedes salir sola? —No espera a que conteste mientras
envuelve la toalla alrededor de su cintura y se va, cerrando de golpe la puerta detrás de
él.

La decepción por su despido me invade. No estoy segura de por qué. ¿Quiero que
me abrace después de tener sexo, o algo así? Es solamente Liam el idiota así que no
puede ser así. Me visto rápidamente, ansiosa para irme antes de que él regrese. Cuando
llego a la seguridad de mi coche solo me siento allí por un momento, reproduciendo
los eventos en mi cabeza. Me rio cuando me doy cuenta cuan mal está. Estuve
agradecida de que alguien que tuvo sexo conmigo fuera gentil, eso es todo. Y luego me
doy cuenta cuan patético es esto y mi risa se vuelven sollozos. Me toma un momento
recomponerme para ser capaz de conducir.

***

Pido permiso para la fiesta la mañana siguiente en el desayuno. Mi mamá emerge


de su habitación para tomar café y luego desaparece de vuelta en su habitación.
Incluso Stefan actúa como si ella no estuviera allí la mitad del tiempo. Él cocina
huevos para desayunar y desde que está de buen humor de hecho dice que sí a mi
solicitud. Sin embargo no le digo sobre Lucas pasando a recogerme. No puedo ver que
eso vaya a ir bien.

Espero afuera en la acera a que Lucas llegue. Me las arreglo para colarme fuera
mientras Stefan estaba al teléfono así no vería lo que estoy vistiendo. No es que esté
usando algo realmente revelador, solo una falda suelta que me llega a la mitad del
muslo. Mi blusa es completamente conservadora, mostrando ni de cerca escote. Mi
cabello se asienta perfectamente por primera vez en siempre y estoy bastante segura
que se ve bien. Lucas me recoge a tiempo. Me da una gran sonrisa, y yo le doy un
nervioso “hola” en respuesta.

No sé porque estoy nerviosa, de todas formas no es como que pudiera suceder algo
entre nosotros.

La casa de Sarah está llena con casi la mitad de la escuela.

—¿Quieres una cerveza? —grita Lucas sobre la música mientras agarra una de un
paquete de seis que sostiene.

—Seguro —digo, incluso a pesar que realmente no bebo seguido porque, bueno,
mira de la jodidamente adicta de la cual vengo. Le doy un sorbo a mi cerveza, sin estar
realmente segura de que decirle. Pero cuando se levanta realmente no tengo que
hacerlo porque repentinamente un grupo de sus amigos lo rodean hablando de algunos
deportes y luego se ha ido.

Así que estoy de pie allí sola en la esquina. Dejé mi teléfono en casa así que ni
siquiera puedo mandarle mensajes de texto a Mags o a cualquiera de mis amigas para
ver si ya están aquí. Veo algunas personas que conozco, pero realmente no somos
amigos, más allá de un asentimiento en forma de saludo no siento como que puedo ir y
platicar con ellos. Después hay una pelea cerca de donde estoy parada. Escapo hacia
afuera y ahí es donde encuentro a mi amiga Philippa. Ella me da un abrazo.
—No sabía que venías, es genial. —Ella medio articula mal antes de tomar otro
trago de su botella.

—Oye, ¿has visto a Mags? —pregunto.

Los ojos de Philippa se iluminan con cotilleo.

—Sí, ella fue arriba hace media hora con algún tipo, uno mayor. Él está como en la
universidad o algo así.

Frunzo el ceño y Philippa lo toma mal como si fuera de desaprobación.

—Oh, por favor. Solo porque tú eres prácticamente la única virgen en la escuela no
quiere decir que el resto de nosotros no nos lo podemos permitir.

Me rio. Lo gracioso es que si realmente fuera una virgen yo estaría absolutamente


mortificada porque lo señalara y me hiciera sentir como una rara. Ella ríe conmigo, y
luego me da un abrazo y un beso en la mejilla.

—Te quiero —deja salir, y luego me deja ir cuando su novio, Ethan, viene si
envuelve sus brazos alrededor de ella—. Hablando de sexo, me tengo que ir. —Emma
me da una sonrisa borracha mientras se tambalean retirándose juntos a alguna esquina
oculta. Creo que ambos se desmayarán antes de quitarse la ropa. Por suerte para mí,
mis otras amigas Lise y Nat no están tan borrachas ni preocupadas por chicos, así que
tengo algunas personas con quienes hablar. Incluso tengo algunas cervezas más y me
siento bastante relajada y feliz. Lise y Nat se han conectado con chicos de nuestra
escuela y están besándose con ellos junto a la piscina. Me siento en la tumbona con un
Jeremiah muy borracho que me presta demasiada atención. Por lo general, Jeremiah es
un tipo aceptable, pero un Jeremiah borracho significa un sórdido Jeremiah y me estoy
cansando de defenderlo.

—¿Has visto a Lucas? —le pregunto, retirando su mano de mi pierna por décima
vez.

—Dentro —le dice él a mis pechos—. Oye, ¿A dónde vas? —No me molesto en
responder cuando me levanto y me marcho dentro rápidamente solo en caso de que él
decida seguirme. Empujo a las personas hasta que encuentro a Lucas.

Y él está borracho. Sus ojos están vidriosos y está recargado contra la encimera de
la cocina como si no pudiera mantenerse en pie sin esta. Sus ojos se las arreglan para
centrarse en mí.
—Michaela, nena. Ten una cerveza. —Intenta empujar su lata medio vacía en mi
mano sin mucho éxito. Y termino arrebatándosela y poniéndola en el mostrador junto
a él.

—Supongo que no nos llevarás a casa ahora. —Suspiro. Debería estar enojada,
pero estoy decepcionada de que este tipo que he puesto en un pedestal me haya
decepcionado.

Él me mira, de repente serio.

—Lo siento, lo siento, nena. —Entonces uno de sus amigos se lanza hacia él, y
Lucas logra atraparlo antes de que ambos se vuelvan, riendo. Toda la atención en mí
se fue y me escapé. Supongo que ahora estaré caminando a casa.

Me pongo mi abrigo y salgo por la puerta principal. Es allí donde veo a Liam
besándose con una chica en el capó de un coche. Aparto los ojos y paso caminando
hasta que oigo un grito detrás de mí.

—Oye.

Sigo caminando.

—¡Oye!

Los pasos corren hasta mí y una mano toma mi brazo. Liam me mira con ojos
ebrios.

—No eras virgen —dice simplemente.

Entonces, la niña sentada en el capó del coche le grita y su atención se vuelve


hacia ella. Aprovecho la oportunidad para liberar mi brazo de su mano y luego sigo
caminando.
Capítulo 4
Mi corazón se hunde cuando veo la caja que Stefan me dio.

—Vete a cambiar, nos estamos yendo en 20 min. Ponte más maquillaje también.
—Es jueves por la noche y estaba a punto de irme a la cama, pero hago lo que él me
dice. Dentro de la caja color rosa pálido hay un sujetador y tanga. Son blancos y muy,
muy transparentes. Yo puedo también usar nada. Él está parado en el marco de la
puerta y observa mientras me cambio. Cuando alcanzó la ropa para cubrir la ropa
interior, él sacude la cabeza.

—No, solo ponte esto hasta que lleguemos ahí. —Me pasa uno de los largos
abrigos de mi mamá y me cubro a mí misma con este antes de sentarme en el tocador
para rehacer mi maquillaje. Después de terminar rodeando mi boca con lápiz labial
rojo, rojo puta le llamo, él me levanta—. Vamos.

Los dos estamos en silencio mientras conduce en la ciudad. Sé bien que no debo
hacer preguntas. Supongo que es alguna fiesta privada otra vez. Estaciona en un garaje
de un edificio que nunca he estado antes.

Antes de que salga del coche, Stefan agarra mi cara con sus manos y clava sus
dedos en mis mejillas. Me mira directo a los ojos y me encojo antes la frialdad que veo
allí.

—Pongamos las reglas en orden, no dices una maldita palabra a nadie a menos
que yo te lo diga, no lloras, y no actúas como si estuvieras asustada. —Ahora mi
corazón está latiendo muy rápido con miedo, no sabiendo que esperar.

Clava sus dedos duro en mi cara.

—Muéstrame una sonrisa —demanda, y es casi imposible forzar a mi cara en ese


movimiento natural con sus dedos así, pero de alguna manera lo consigo. Deja caer su
mano entonces y asiente su cabeza en aprobación.

—Pareces una zorra muy bonita esta noche —me lo dice como un halago.
—Gracias —digo suavemente con mis ojos dirigidos hacia abajo, porque sé lo que
se espera. Bajamos del coche y caminamos hacia un ascensor. Está sucio, cutre y huele
a orina y me estoy poniendo más y más asustada. Cuando se abre, está igualmente de
sucio adentro, área desnuda con un asqueroso linóleo en el suelo y unas terribles luces
fluorescentes. Luego pasamos por otra puerta y es como si estuvieramos en otro
mundo.

La alfombra y las paredes son oscuras, y la única cosa en la habitación es un área


de recepción de madera oscura como debe ser en un despacho de abogados. Una bella
mujer está de pie allí con una sonrisa amplia y pintada para saludarnos. Ella está
vestida con un corsé como única cosa y tiene plumas en su pelo. Stefan pasa una
tarjeta hacia ella, que ella toma y registra lo que sea en el ordenador.

—Bienvenido, Sr. Manderley. —Su sonrisa se ensancha. Es tan falsa.

—¿Puedo tomar sus abrigos? —Ella estira sus largas uñas pintadas cuando Stefan
le pasa el suyo, entonces ella se vuelve y me mira expectante. No quiero. No quiero
que nadie me vea en el conjunto que estoy vistiendo debajo. Tan solo estoy ahí
estúpidamente mientras Stefan acaba de guardando su billetera y la falsa sonrisa de la
mujer se desliza ligeramente a un ceño fruncido. Stefan se da cuenta y se vuelve a mí,
su boca en una línea. Él está enojado y es cuando me quito el abrigo. La mujer ni
siquiera parpadea y cuando hacemos nuestro camino a través de la puerta
ornamentada, sé por qué.

Personas están en todos los diferentes tipos y estados de vestir y desnudos. Una
mujer madura esta vestida como una colegiala y es dirigida alrededor en cuatro patas
por una cuerda atada a su collar de perro. La mujer llevándola esta vestida de la cabeza
a los pies de PVC como una mujer gato, con una máscara y unas orejas de gato. Hay
un hombre desnudo doblado sobre el regazo de una mujer más joven siendo azotado.
Su cara es puro éxtasis. Miro a mi izquierda y una mujer está dando una mamada, a
mi derecha un hombre comiéndose a una mujer que tiene envuelta en vendas como
una momia con solo la nariz, boca y entre sus piernas libres. Tanto está sucediendo
que no sé dónde mirar. Esas voces que aman amontonarse en mi cabeza comienzan,
como si estuvieran tratando de bloquear todo.

Nadie incluso mira dos veces en mí bastante dócil en comparación con el


conjunto.

Stefan me coloco sobre un mullido sofá que está hecho de una tela carmesí
exquisita y brocado de oro. Me encogí un poco mientras me siento en él,
preguntándome que fluidos corporales se ha derramado en él antes y como lo
limpiaron.

—Espera aquí —instruye Stefan antes de hacer su camino hacia el bar. Hago lo
que me dice y solo miro mis manos, no queriendo hacer contacto visual con nadie. Él
regresa con dos vasos llenos con un líquido oscuro, bourbon, supongo. Él siempre
toma bourbon.

—Toma. —Presiona una en mi mano—. Toma esto. —Hago lo que me dice, por
supuesto. Sabe horrible, pero consigo no escupirlo. Voy a ponerlo en la pequeña mesa
al lado del sofá, pero él me detiene—. Todo.

Lo trago y mi estómago se revuelve. Cuando está vacío coloco el vaso abajo y él


pone el suyo a lado de él.

—Quítate la ropa.

Y lo hago. Al menos no soy la única persona desnuda aquí.

Él acaricia su regazo.

—Ven aquí. —Se lo que él quiere así que me siento a horcajadas en su regazo,
enfrentándolo, solo el más pequeño placer de que estoy oculta de todos. Soy tan
tímida, pero Stefan tiene una cosa por el exhibicionismo. Saque su pene y empiezo a
bombearlo un poco con mi mano, pero realmente no necesitaba hacerlo porque él ya
está duro, estás listo para mí. En esas ocasiones raras cuando el entra en mi
dormitorio, cuando solo somos él y yo, su pene cuelga flácido y pequeño entre sus
piernas. Una vez, incluso lloró.

Pero aquí, frente a todos, él puede ser el tipo de hombre que quiere ser.

Entonces, en una habitación llena de otros degenerados sexuales, lo monto


mientras él me aprieta los pechos dolorosamente y gimo. Para cualquier otra persona,
probablemente parezca que realmente me gusta, especialmente cuando me agarra del
cabello fuertemente y tira de mi cabeza hacia atrás, lo que me obliga a arquearme
hacia atrás y hacer que mis senos sean más prominentes. Me imagino que parezco
sacada de una película porno. Él se viene más rápido de lo normal. Eso debe ser por la
gente mirando, supongo. Después de que ha terminado y me permiten dejarlo, busco
mi pobre excusa de ropa pero él las saca de mi alcance.

—No, te quedarás así. —Se arregla y vuelve al bar. Me siento allí, desnuda e
incómoda con su semen corriendo por mi muslo y una abrumadora sensación de
vergüenza. Él tiene otra bebida para él cuando regresa, pero afortunadamente nada
para mí. No me habla; su mirada cae sobre otros en el área y sus actividades. Solo
miro fijamente a mis manos, tratando de mantener mi mente fuera de mi desnudez,
cuando una voz interrumpe mis pensamientos.

—¿Podemos unirnos? —Es una voz masculina y miro hacia arriba. Tiene cuarenta
y tantos años, es regordete y su rostro es amistoso. Está vestido con un traje de
negocios similar al de Stefan. La mujer a su lado es de edad similar. Ella lleva un
exceso de peso, que es aún más evidente por el vestido ajustado que está usando, lo
que hace que la celulitis en sus muslos y senos se acentúe aún más. Ella se ve chillona
en ese vestido, como una prostituta. Pero su cabello está bien cortado y brillante, como
si solo usara los mejores productos, a pesar de que no hace nada por su cara
rechoncha. Destellos en sus dedos llaman mi atención. Esa joyería es cara. Puedo
decirlo. Está jugando a vestirse, o desvestirse en su caso. Me pregunto sobre su vida
normal, me pregunto si es abogada o doctora vestida con trajes conservadores de día, y
esta es su oportunidad de salir y jugar a la fantasía. No me agrada ni un poco, y ella ni
siquiera ha dicho una palabra.

Stefan se da cuenta de lo incómoda que estoy y murmura:

—Por supuesto. —Se sientan en los dos sillones frente a nosotros, que coinciden
con el tono chillón del sofá en el que nos sentamos. La mujer tiene una sonrisa
enfermiza en su rostro. Me recuerda a una serpiente.

—Soy Miles y esta es mi esposa, Miranda. —El hombre hace las presentaciones.
Él es muy jovial, muy feliz. Él es una serpiente también.

—Soy Eric y esta es Michelle —miente Stefan. Lo veo evaluando al hombre frente
a nosotros.

—No pudimos evitar observarlos. —Miranda me dirige su comentario—. Eres


muy hermosa. —Mi boca se seca, pero no quiero disgustar a Stefan.

—Gracias —digo recatadamente, todo en mí quiere cubrirme pero logro mantener


mis manos en mi regazo, estrechamente unidas.

Miranda se ríe entonces, ha leído mi incomodidad.

—No te preocupes, no me gustan las chicas, aunque si fuera así estarías de primera
en mi lista. —No reacciono—. Estoy más interesada en ver, me encanta ver a mi
esposo con otras mujeres. —Su mirada se dirige a Stefan mientras toma la mano de
Miles y la aprieta. Miles me está mirando como si fuera a comerme.
—Me temo que a mi cariño le ha gustado bastante tu chica. —Mi corazón late tan
fuerte que estoy sorprendida de que nadie pueda oírlo. Miles se sienta ansioso
entonces, lamiéndose los labios y prácticamente salivando.

—¿Te importaría compartir? —pregunta Miles. No puedo escuchar la reacción de


Stefan sobre mi corazón palpitante, pero hablan un rato y él debe decir que sí, porque
me está levantando del sofá y los cuatro estamos caminando por un pasillo oscuro con
muchas puertas. Miranda finalmente abre una y lidera el camino. Dos frondosos
sillones están contra una pared, y ahí es donde Miranda y Stefan, los ansiosos voyeurs,
se sientan y se ponen cómodos. Esas son las únicas cosas cómodas en la habitación; el
piso es de concreto y se inclina ligeramente en la esquina hacia un pequeño desagüe.
Hay anillos redondos en las paredes a diferentes alturas y eso es todo lo que tengo
tiempo de notar porque la puerta está cerrada detrás de mí, lo que me hace saltar de
miedo.

Miles viene a mí entonces. Ya se ha quitado la ropa para revelar un cuerpo gordo y


blanco. Asqueroso. Él es asqueroso. Una babosa gorda, que pronto estará pegajosa con
semen y en una parte de mí que no quiero dar. Cualquier amabilidad y jovialidad que
estaba allí antes se ha ido.

Las voces se hacen más fuertes y todo lo que veo son los ojos de Miranda,
brillantes de alegría, mientras se inclina hacia adelante en su silla para una mejor
visión del horror que su esposo está a punto de provocar en mí.

No hay ayuda aquí.

No registro nada.

Solo sus ojos malvados.

Y no siento dolor, solo rabia. Blanca y caliente; me ensordece y me ciega. Me


acuna y protege esa astilla del cerebro que decide lo que puede recordar...

De repente, Stefan está hablando, y los otros se han ido. Solo somos él y yo otra
vez. Estoy mojada. ¿Me mojaron con la manguera?

Todavía siento la presencia de Miles en mi piel, dentro de mí, pero no recuerdo


nada.

—Date prisa y vístete. Tengo trabajo por la mañana.

No me muevo. No puedo porque todavía estoy temblando.


—¿Me oíste? —Una bofetada dura llega y finalmente eso es lo que me mueve. Mi
labio se rompe y saboreo sangre. Mis manos funcionan por propia voluntad para frotar
mi piel con la toalla.

Esa noche, después de mi ducha, saqué mi diario de su escondite y escribí los


horribles detalles de la noche. Ahora que está allí, en el papel, ya no tiene que estar en
mi cabeza. Finalmente, paso a la última página. Agrego los nombres “Miranda y
Miles” a la lista.
Capítulo 5
Por un momento creo que está normal. Pero luego veo sus ojos, muertos en medio
de la perfección. Tiene un café delante de ella, le encanta el café, por supuesto.
Cualquier tipo de droga.

—Hola, bebé. —Sus labios se curvan en una sonrisa perfectamente pintada, luego
la sonrisa cae y sé que ella ha visto el moretón en mi labio que obstinadamente se niega
a ser cubierto. Es una buena señal que ella lo está reconociendo así que abro mi boca
para decir algo.

—Mamá…

Pero su sonrisa vuelve y la mirada en su rostro es soñadora mientras comienza a


recordar.

—¿Recuerdas cuando vivíamos en el este? ¿Qué tan frío era? Pensé que nos íbamos
a congelar porque no podía permitirme calentar el apartamento. Simplemente
vivíamos de esas latas de atún. Odio el atún, ¿y tú? Gracias a Dios por Stefan... —Ella
se apaga como si se perdiera en sus propios recuerdos, como si yo ya no estuviera
aquí.

Mensaje recibido, perra.

Vuelvo arriba a mi cuarto y trato de no llorar. ¿Cómo puedo odiarla tanto y amarla
tanto?

Me acuesto en mi cama y abro ese pequeño espejo, aquel que revela la verdad.
Inspecciono todas las líneas y marcas en mi rostro. Me parezco a ella, hasta la misma
alma muerta.

Pero pronto soy distraída por los muchos textos que consigo de mis amigos en la
escuela mientras soy informada de cada pedacito de chisme que me he perdido. Tuve
que faltar hoy porque mi cara estaba hinchada y magullada en donde él me abofeteó
anoche.

Entonces un texto de Liam llega y yo gimo.


¿Por qué no estás en la escuela? Teníamos un trato. Más te vale estar aquí o voy a quemar
esta tarea.

Frunzo el ceño a mi teléfono. Es un cretino. ¿Qué voy a hacer al respecto? La


experiencia de anoche con Miranda y Miles solo refuerza que necesito hacer todo lo
que pueda para escapar de esto. Necesito esa maldita beca.

Voy a estar allí a las cuatro. Le escribo en respuesta.

Me puse más maquillaje para tratar de cubrir el moretón y la hinchazón. No


funciona, pero entonces pienso: ¿a quién le importa? Es simplemente Liam. Uso una
camisa con cuello alto y mangas largas para cubrir tanto de mi cuerpo como sea
posible y dejo mi cabello suelto. Miles ha dejado moretones en mis brazos, caderas y
cuello. Para cuando estoy lista para irme, mi madre ha desaparecido y la casa está fría
y en silencio una vez más.

Al detenerme en la casa de Liam, noto el desorden de botellas de cerveza y colillas


de cigarro afuera como si alguien hubiera tenido una fiesta. Después de bloquear y
poner alarma a mi coche, voy por el camino a la casa de mierda. Cada paso que tomo
en ese hormigón roto y esos escalones de porche podrido me recuerda que mamá y yo
podríamos estar viviendo en un lugar como este si no fuera por Stefan. Me detengo
antes de tocar la puerta, con el puño levantado. ¿Podría ella sobrevivir sin su dinero?
¿Siquiera querrá limpiar? Culpo a Stefan, pero la verdad es que ella tenía tantos
problemas antes de que él siquiera llegara y la recogiera en toda su vulnerabilidad.
Bajo el puño y doy un paso atrás. ¿Qué estoy haciendo?

Pero entonces Liam abre la puerta, saludándome con un sándwich en la mano.

—Llegas tarde —dice con la boca llena de comida. Curvo mi labio hacia él con
asco.

—No hables con la boca llena. Es asqueroso.

Traga y me da una sonrisa.

—Solo para estar a la altura de tus expectativas. ¿Qué le pasó a tu cara? —Cuando
solo ruedo mis ojos y no respondo, se voltea y se dirige al pasillo. Vacilo brevemente y
luego sigo, apagando esos pensamientos. Una vez que la puerta está cerrada y su
sándwich está terminado. Él tira de su camiseta sobre su cabeza en una rápida acción.
Odio que no pueda evitar admirar su cuerpo. Simplemente me paro allí mirándolo
mientras deja caer sus jeans y ropa interior, entonces él se estira hacia mí y trata de
levantar mi top pero lo detengo.
Frunce el ceño con confusión.

—¿Qué estás haciendo? Quítate la ropa. Estoy caliente como la mierda.

He estado pensando en mi dilema. En primer lugar, no quiero todos mis


moretones expuestos; en segundo lugar, estoy muy adolorida ahí abajo para dejar el
pene de cualquiera cerca de mí.

—Probemos otra cosa —me aventuro—. ¿Qué tal si solo te doy una mamada? —
Lo digo tan alegremente que automáticamente me mira sospechosamente.

—Pensé que eso estaba en contra de tus reglas —dice sarcásticamente.

—¿Lo quieres o no? —pregunto con impaciencia.

Me da una mirada dura.

—Bien. —Se sienta en la cama.

Automáticamente me arrodillo delante de él y voy a acariciar su polla, pero él


interrumpe.

—Espera, quítate la ropa —ordena. ¡Cretino!

—No necesito quitarme la ropa para chuparte la polla. —Lo digo despacio como si
hablara con un niño.

—Quiero que te quites la ropa. No me gusta estar sin ropa y tú completamente


vestida. Me hace vulnerable.

Lo miro con frustración, y él me mira como si hablara en serio.

—Estoy aquí, de rodillas, frente a ti. ¿Cómo puedes creer que tú eres el vulnerable?
—Este chico realmente me desconcierta.

—¿No has visto esa foto de John Lennon y Yoko Ono? Está desnudo y
aferrándose a ella, ella está completamente vestida. Lo hace parecer emocionalmente
necesitado. —Frunzo el ceño. He visto esa foto, y él tiene toda la razón, pero aun así,
qué imbécil.

Respiro profundo y digo con calma:


—Entiendo lo que quieres decir, y en circunstancias normales eso puede aplicarse.
Pero el problema aquí es que tú no tienes emociones, eres una horrible, horrible,
horrible persona. No puedes sentirte necesitado emocionalmente si no tienes
emociones. ¿Lo entiendes ahora?

Él rueda sus ojos hacia mí.

—¿Puedo chuparte la polla ahora? —pregunto con sarcástica dulzura.

Él asiente y empiezo a trabajar. Soy buena en esto, de hecho, soy genial. Me han
enseñado por el mejor, ¿o debería ser lo peor? Cuando aparece una erupción explosiva,
salada, la trago sin derramar una gota y luego lamo alrededor de la cabeza para
asegurarme de que esté todo limpio, tal como me enseñaron. Cuando termine,
desenredaré su mano de mi pelo y lo mire. Él acaba de abrir sus ojos ahora, y tiene una
gran sonrisa en su rostro. La deja caer en el instante en que se da cuenta de que lo
estoy mirando.

—Eso estuvo bien, pero la próxima vez tendremos sexo. Te quiero desnuda en mi
cama. —Ha vuelto a ser ese imbécil inexpresivo otra vez. Me levanto y agarro mi
bolso.

—¿Dónde está? —pregunto, como en un negocio ahora. Todavía desnudo, camina


perezosamente hacia el escritorio de su computadora y abre un cajón. Saca un fajo de
papeles blancos y me los da. Les echo un rápido vistazo y veo mi nombre escrito
cuidadosamente en la portada. Sin decir una palabra más, ni mirarlo, salgo por la
puerta.

Al día siguiente recibo un texto de Mags, acosándome para ir a ver una banda con
ella. Tiene identificaciones falsas listas para nosotras, pero de todos modos están
tocando en un bar que es conocido por su indulgencia. La hinchazón en mi cara se ha
reducido y los hematomas se han amarilleado lo suficiente como para cubrirse. Tomo
la decisión rápida de irme, especialmente porque Stefan no está aquí este fin de
semana. Si se entera, solo diré que mi madre dijo que estaba bien.

Me preparo en la casa de Mags. Pido prestadas algunas de sus prendas más


reveladoras para mostrar un amplio escote y muslo para distraer a cualquier gorila
entrometido. Enderezo mi cabello para que quede perfectamente en mi espalda y me
maquillo tan oscuro como lo hago normalmente con Stefan y sus “fiestas”.

Me veo mayor; me veo bien, excepto por esos horribles ojos muertos, por
supuesto.
Tomamos un trago del vino de su mamá, así que las dos nos reímos cuando el taxi
nos deja. Nos las arreglamos para enderezar nuestras caras el tiempo suficiente para
dejarnos guiar por los porteros que ni siquiera se molestan en mirar nuestras
identificaciones. La banda acaba de comenzar y Mags me toma de las manos y me
arrastra detrás de ella a la pista de baile. Estamos en medio de todo, saltamos de un
lado a otro y cantamos las canciones que sabemos.

No pasa mucho tiempo antes de que tengamos muchachos viniendo por nosotras.
Mags me mira y me hace saber que está muy contenta con el talento masculino.
Después de un rato, ella dirige su atención a un hombre alto de cabello rubio y
comienza a bailar contra él. Sus brazos se envuelven alrededor de ella y encajan
perfectamente juntos es como si se pertenecieran.

Sigo bailando sola porque estoy borracha y lo estoy pasando bien, pero hago mi
mejor esfuerzo para alejarme de cualquier chico que se acerque demasiado a mí y me
aseguro de no dar ninguna señal de que estoy dispuesta a estar con alguien. Cuando un
brazo se envuelve alrededor de mi cintura por detrás, me muevo con urgencia en
pánico.

Pero es solo Liam. Una chica tiene su mano en la de él y está tratando de


llevárselo, pero él se aferra a mí por un momento y me susurra al oído.

—Bonita ropa. —Luego se va, desapareciendo en la multitud de personas. Le


frunzo el ceño a su espalda, pero luego lo reemplazo con una sonrisa cuando Lucas se
para frente a mí.

—Oye, ¿puedo hablar contigo un momento? —grita sobre la música. Sus dedos se
cierran sobre los míos y casi me quita el aliento de borracha. Asiento, y él me guía a
través de la multitud y lejos de la pista de baile. Bajamos por un pasillo que conduce a
los baños, pero los pasamos y vamos más allá y doblamos una esquina. La música se
convierte en un golpe distante. Las paredes están pintadas de negro, y los clientes
anteriores han hecho arañazos en la pintura. Corazones e iniciales. Clint y Lou para
siempre. Tara es una puta. Pobre Tara.

Lucas suelta mi mano, y me apoyo contra la pared mientras lo miro.

Se pasa la mano por su cabello. Y dice:

—Mira, Michaela, lo siento mucho el fin de semana pasado. No quise


emborracharme, simplemente me descontrole…

Solo niego.
—No importa. Llegué a casa bien de todos modos.

—Aun así… —Toma mi mano otra vez—. Lo siento. Quiero que sepas que...

Lucas se inclina para besarme y es maravilloso. Sus labios son suaves y él es gentil
conmigo. Ésta a la altura de mi expectativa de que sea un verdadero caballero, y por
un momento el tiempo se detiene.

Pero ese es el problema, ¿no?

Un caballero.

Mis ojos se abren. Tara es una puta me mira desde la pared con letras blancas y
puntiagudas contra el negro.

Esos estúpidos pensamientos siguen dando vueltas en mi cabeza. Eres una puta,
Michaela. Él no te desearía si lo supiera. Serías como el veneno y, finalmente, arrastrarías al
pobre muchacho a tu nivel.

Tengo ganas de agarrarme la cabeza y gritar ¡Cállate, cállate, cállate! Quiero


enterrarme las uñas en el cerebro y hacer que el recuerdo de todas las cosas
desagradables que he hecho salgan de mi cabeza.

Él se da cuenta que no lo le estoy devolviendo el beso y se aleja. Hay dolor en sus


ojos y odio saber que yo lo he puesto allí. Pero lo estoy dejando ir. Si él estuviera
conmigo, habría mucho más dolor y disgusto a largo plazo.

—Lo siento —digo en voz baja.

Él asiente.

—Está bien, lo entiendo.

Mi corazón se rompe por la decepción en su voz.

—Es solo, soy yo, no soy buena...

Pero él niega con la cabeza.

—No hagas eso. No tienes que hacerlo. Seguimos siendo amigos, ¿verdad?
—Por supuesto. —Me las arreglo para decirle. Él me aprieta el hombro, y luego se
va, desapareciendo por la esquina y dejándome en ese sucio corredor. Me derrumbé
contra la pared en busca de apoyo, luchando por contener las lágrimas. ¿Por qué mi
vida tiene que estar tan jodida?

Entonces Liam aparece, desde el rincón oscuro en el que ha estado escondido.


Tiene una cerveza en la mano, y puedo decir que está borracho por la forma en que
tiene los ojos vidriosos. Hay una sonrisa en su rostro, y no es una buena. Hay diversión
cruel allí.

—Sé lo que ibas a decir —se burla con un tono cantarín y me veo a mi misma,
clavando las uñas en la pared, rasguñando la pintura. Él se acerque más aún, así que
ahora él está justo delante de mí. Me aprieto contra la pared pero me obligo a mirarle a
los ojos. Mueve su cabeza para que sus labios estén cerca de mi oreja.

—Ibas a decirle que no eras lo suficientemente buena —susurra.

Apreté los dientes con enojo porque tenía razón.

Se mueve un poco hacia atrás para poder mirarme a los ojos otra vez, una sonrisita
en sus labios mientras su mirada divaga de arriba hacia abajo como si no me hubiera
visto antes y quiere saber qué hay debajo. Él pone una mano en la pared al lado de mi
cabeza para apoyarse.

—¿Ibas a decirle lo puta que eres? Cuan bien chupas la polla, una prostituta
callejera. —Entonces un dedo se acerca para tocar mi cabello, mi piel. Él traza, muy
despacio y suavemente, bajando desde mi cabello, siguiendo por mi mejilla y cuello,
hasta descansar justo sobre mi pecho—. Tienes razón, cariño. No eres lo
suficientemente buena para alguien como él. —Sus ojos son casi negros en la tenue luz
y parecen brillar—. Eres lo suficientemente buena para mí.

Luego me besa y no se parece en nada al beso de Lucas. Al principio es suave,


como si me estuviera probando, pero luego, como no me aparto, se convierte en un
beso duro. Su lengua entra en mi boca como si fuera suya y obliga a la mía a comenzar
a bailar con la suya. Toda la miseria y frustración contenida dentro de mí ha llegado a
un punto crítico y necesito... algo que no puedo nombrar, pero así es como voy a
conseguirlo. Le devuelvo el beso tan furiosa y violentamente como si fuera la respuesta
a todas mis necesidades. Luego me está tomando de la mano, guiándome a otro rincón
y abriendo una pequeña puerta. Me arrastra dentro de un armario, empujando a un
lado escobas y cubos. Hay una pequeña banqueta en la que él me subió, y estoy
bajando mis bragas mientras me besa, luego estoy intentando bajarle los pantalones y
liberar su polla. Él sube mi falda e incluso me sorprende lo mojada que estoy.

Él entra rápidamente con un movimiento duro y jadeamos juntos. Allí descansa


por un momento, llenándome por completo, y luego comienza a moverse, lentamente
al principio, y luego cada vez más fuerte ante mi insistencia. Estoy sorprendida de lo
bien que se siente y tiro de su cabeza bruscamente para hacerlo besarme otra vez. Lo
hace con urgencia hasta que se separa, apoyando su cabeza en mi hombro cuando se
viene.

Él solo se queda así, y aunque yo no me vine, me siento de alguna manera


completa y satisfecha. Y luego recuerdo con quién acabo de tener relaciones sexuales y
mi corazón se endurece.

Tal vez percibe un cambio porque levanta la cabeza y se aleja de mi hombro para
mirarme a los ojos. La expresión de su cara es de felicidad. Puedo decirlo porque su
sonrisa es real. Pero luego debió ver la expresión de mi rostro porque esa sonrisa
desaparece y es reemplazada por algo ilegible. El genial, calmado y tranquilo Liam que
he llegado a conocer y odiar ha regresado.

Él se aleja, subiendo sus pantalones y agarrando su botella de cerveza del estante


donde la dejó antes de que comenzáramos con esta caótica follada.

—No pienses que esto vale como parte de nuestro acuerdo. Todavía quiero verte
en mi casa esta semana. —No digo nada, no me muevo hasta que se va. Luego me
tomo mi tiempo subiendo mis bragas y ajustando mi falda. Finalmente, cuando no
quedaba nada por hacer, coloco mi cara entre mis manos y lloró.
Capítulo 6
El lunes por la mañana me ve entregando mi tarea de francés y espero lo mejor.
Liam es el último de la clase en entrar y simplemente pasa por delante del escritorio de
la profesora y pone su tarea descuidadamente en la parte superior de la pila. Ese
imbécil probablemente obtendrá una A+. Practicamos la conversación y estoy con
Kate Sims. Kate me odia, bueno, en realidad es a Mags a quien odia porque Mags
durmió con su novio el año pasado, así que a mí me odian por asociación.

Ella hace tanto alboroto por mi horrible pronunciación que creo que sus ojos
podrían salirse de la cabeza. Aunque no me dice nada grosero, le tiene demasiado
miedo a Mags por eso. Pero sé lo que está pensando.

Este horrible y doloroso ejercicio casi termina cuando Liam se inclina desde donde
está practicando con su compañero.

—Suenas sexy hablando francés. —Esto va dirigido a Kate, que se sonroja y se ríe
y es entonces cuando me doy cuenta de que le gusta. Luego se vuelve hacia mí—. No
sé qué es lo que sale de tu boca, pero no es francés. —Kate se ríe más al oír esto,
mientras yo frunzo el ceño.

Liam me da una sonrisa juguetona y luego se acerca para en voz baja decir:

—Está bien sin embargo. Sé que esa boca tiene otros talentos. —Luego volvió a
prestar atención a su compañero antes de que yo pueda pensar en algo que decir. Kate
todavía se está riendo como si le hubiera alegrado el día y yo le di una mirada
indignada.

—No pierdas tu tiempo con eso; nunca se sabe lo que puedes atrapar.

Kate deja de reírse.

Entonces suena la campana y me escapo de esta clase tortuosa.

Lo mejor del día es la ruptura muy pública de Ethan y Philippa en la cafetería.


Lise y yo nos sentamos tranquilamente comiendo mientras los vemos gritar.
—Les doy hasta el final de hoy antes de que regresen —dice Lise, antes de morder
una patata frita.

Niego.

—Nah, mañana. Dejemos que Philippa finja tener algo de dignidad. —Muerdo mi
manzana, mis ojos siguen a Philippa mientras ella se va. Suspiro y me pongo de pie y
Lise hace lo mismo para que podamos seguirla y dejarla desahogarse.

En inglés, nos dividimos en nuestros grupos de tareas y nos dirigimos a la


biblioteca. Lucas es lo suficientemente amable, pero hay mucha incomodidad entre
nosotros, por lo que la mayor parte de mi conversación se dirige hacia Nadia. Liam
está ocupado en su teléfono, una vez más, y realmente no se relaciona con ninguno de
nosotros. Al final del período, Lucas empaca y es el primero en irse. No se despide y
me quedo allí sentada mirándolo un poco aturdida. Salgo para decir adiós a Nadia y
luego lentamente comienzo a empacar mis libros.

—Oye. —Liam me toca el hombro—. Vamos, tenemos trabajo que hacer.

—¿Qué trabajo?

—Para la presentación oral, ¿no estabas escuchando? Necesitamos hacer una


presentación en un libro cada uno.

—Oh, no escuché eso. Tuve a esa estúpida vaca, Kate, fastidiándome.

—Kate está bien. Tú y tus amigos la molestan demasiado, ella no se lo merece. —


Comienza a caminar hacia un estante de libros.

—¡Oye, no molesto a nadie! —digo, siguiéndolo. Se agacha para revisar una fila
de libros.

—Tus amigos lo hacen, esa perra Philippa en particular.

Me agacho junto a él.

—No puedo controlar lo que hacen mis amigos. Y Kate es una perra.

—Bueno —Saca dos libros—, tú lo sabrías.

Ignoro su insulto, me pongo de pie y lo sigo hasta la mesa.


—¿Que son esos?

—Le Petit Prince, en francés y en inglés. Ese es el libro que vas a hacer.

Arrugo la frente.

—Es un libro para niños.

—Es un clásico. Tiene muchos temas y cosas de qué hablar. —Los empuja en mis
manos—. Llévalos a casa y léelos. Hablaremos de eso el viernes.

—¿Qué libro vas a hacer?

—Vol de Nuit. Es por el mismo autor. Nos vemos —Toma sus cosas y se va
mientras yo estoy allí inspeccionando la portada. Gracias a Dios que hay una
traducción al inglés.

El viernes, me presento en su casa con los libros en mis manos. Un tipo un par de
años mayor que yo abre la puerta; el olor a marihuana me golpea de inmediato. El tipo
es guapo, al igual que Liam. Él se para allí sin decir nada, solo mirándome de arriba
abajo de una manera que me hace sentir desnuda e incómoda.

—Um, hola. ¿Está Liam en casa?

—Nah, no ha vuelto todavía. —Me mira—. Debes ser la chica engreída a la que
da clases. —¿Habla de mí? Bonito.

Realmente no sé qué decir a eso.

—Adelante —indica con la cabeza—. No tardará mucho. —Me hace pasar a la


sala.

—Siéntate. —Lo hago, me siento incómoda en el borde del sofá, agarrando mis
libros.

—Oye, ¿quieres cerveza? —ofrece.

Niego.

—No, gracias. —Se dirige a la cocina y agarra una para él, antes de volver a
sentarse a mi lado en el sofá. A pesar de que hay otras sillas para sentarse.
—Soy Alex, el hermano de Liam. —Toma un largo trago de su lata.

—Soy Michaela. Entonces, ¿estás en la universidad o algo así?

Se ríe.

—Diablos, no, Liam es el único inteligente en esta familia. —Luego me mira—.


Entonces, ¿vas a ir a la universidad?

Sonrío nerviosamente.

—Ojalá. Es por eso que Liam me está ayudando. —Me detengo de fruncir el ceño
cuando noto lo cerca que está de mí, su pierna roza contra la mía cada vez que se
mueve. Desearía que dejara de mirarme. Él tiene esa mirada depredadora que yo
conozco tan bien.

—¿Estás segura de que no quieres una cerveza? Pareces algo tensa.

Niego con la cabeza otra vez.

—Estoy conduciendo así que... —Él pone su mano sobre mi rodilla y la aprieta
levemente. Antes de que pueda reaccionar, la puerta de entrada golpea y nuestras dos
cabezas se vuelven para ver a Liam de pie en la puerta de la sala de estar. Él está
mirando a su hermano, su boca en una línea sombría. Su hermano suelta su mano de
mi rodilla y aprovecho la oportunidad para saltar y caminar hacia Liam. Se mueve
fuera de la puerta para dejarme pasar.

Antes de hacerlo, Alex dice:

—Encantado de conocerte, Michaela. Deberías venir con más frecuencia.

Miro al suelo y estiro mis labios en algo que se asemeja a una sonrisa tensa.

—Gracias. —Luego me muevo más allá de Liam y él me sigue mientras nos


dirigimos a su habitación.

Una vez que cierra esa puerta, él me mira.

—¿Has estado aquí mucho tiempo?

Niego con la cabeza.


—Solo unos minutos. —Sostengo los libros—. Lo leí, es una historia linda y
busqué los temas, así que ahora solo necesito que me ayudes a traducir lo que quiero
decir.

Ambos nos sentamos en el escritorio cuando comenzamos. Él lo escribe para mí


en su escritura cuidadosa. Es una letra extrañamente hermosa para un chico. Aunque,
sus dedos son largos y elegantes...

Él niega con la cabeza en una parte.

—No, te has equivocado en este. Cuando el zorro dice que eres responsable de lo
que has domado, él está hablando de construir lazos de confianza, son lo que es
esencial en cualquier relación y hacen que la persona que amas sea única. Pero
necesitas mantener los lazos, mantener los vínculos.

Inclino la cabeza y sonrío mientras lo escribe.

—Oh, eso es romántico.

Él me da una mirada extraña.

—Ustedes chicas son todas iguales. Buscando un cuento de hadas.

—Por supuesto. Tiene que haber algo que esperar. ¿No quieres ser único para
alguien? ¿Para ser el único que le importa más que nada? ¿No quieres estar
enamorado? —Me estoy dejando llevar un poco, pero realmente no me importa.

Él se ríe de mí y niega con la cabeza.

—Creo que el amor solo te lleva tan lejos. El amor no te va a ayudar a pasar esta
clase de francés. —Y luego él se adelanta y coloca sus manos en mi cintura.

—Pero mi lujuria lo hará —susurra mientras comienza a besar mi cuello.

—¿Debes hacer que todo sea tan carnal?

Él se retira y me besa en la boca antes de decir:

—Sí.
Me pongo de pie y le agarro la mano, tirando de él hacia la cama, me siento
mientras se quita su camiseta y luego me levanto en la cama mientras él me mira
expectante. Me detengo por un momento, pensando, antes de decir:

—Apuesto a que terminaras enamorándote duro por alguien algún día. Tendrás el
cuento de hadas y estarás atrapado con una idiota y estarás desilusionado.

Una sonrisa juega en sus labios.

—¿Podrías callarte y besarme? —Idiota. Pero hago lo que me pide.

Su rodilla se desliza entre mis muslos y no puedo evitar gemir contra ella. Sus
manos levantan mi camiseta sobre mi cabeza y deslizan mi falda hacia abajo. La
empujo hacia abajo, y ahora solo estoy usando sujetador y bragas, me levanto y
empiezo a besarle el pecho.

Giro mi lengua alrededor de su pezón y chupo uno, y luego el otro. Está


respirando con dificultad y sé que le gusta. Siento que mis bragas prácticamente gotean
de necesidad, y cuando él libera mis pechos de mi sujetador, deslizo mis bragas hacia
abajo y me hundo con cuidado en su polla dura. Voy despacio al principio,
deleitándome con la novedad de tener el control por una vez. Una vez que mi cuerpo
se ha adaptado a él, empiezo a moverme para que se sienta bien. Mientras una de las
manos de Liam acaricia mis pechos, la otra coloca un dedo en mi clítoris, así que cada
vez que me muevo me vuelvo más loca. Cierro los ojos porque realmente lo entiendo,
no me importa si es bueno para él, solo me importa que sea bueno para mí. Cuando es
demasiado para tomar, colapso con la cabeza sobre su pecho mientras aprieto más
fuerte.

—Oh, Liam, Liam, Liam —gimo como un mantra hasta que termino.

Después, todo lo que puedo hacer es permanecer allí encima de él, respirando
pesadamente. Cuando estoy tranquila, me levanto, teniendo cuidado de que el condón
no se salga y se derrame. Ni siquiera lo miro. Termino encontrando mi ropa
rápidamente y me visto. Y luego tengo mis llaves en la mano y estoy fuera de allí.

Después de conducir un rato sin rumbo fijo, me detengo en un lugar y me recuesto


en mi asiento. No puedo creer que fuera tan libertina o egoísta. Solo tomé lo que era
mío. Esto debe ser lo que el sexo es para otras personas. Me río. Debo ser algo normal
después de todo. Sonrío todo el camino a casa. El día mejora cuando mamá se esconde
en su habitación, borracha, drogada, o lo que sea que haga. Stefan tiene una cena de
negocios y no regresará hasta tarde. Por una vez, todo parece perfecto, incluso si es
solo por un momento fugaz.
Capítulo 7
Mi primera tarea de francés me es devuelta con una B estampada en ella. Kate se
inclina y la mira.

—Estoy sorprendida —dice ella, arqueando las cejas. Perra.

Veo que su propio papel tiene una A, pero eso no empaña mi buen humor.
Levanto mi papel a Liam para que pueda verlo y dice:

—Te lo dije.

No puedo dejar de sonreír y prestar atención hoy a Madame Gerard con renovado
entusiasmo. El día mejora cuando no estoy emparejada con la estúpida Kate para
conversar. En cambio, estoy con Jeremiah, que solo habla con mi pecho y pasa la
mayor parte del tiempo dibujando penes en su libro. Eso me deja libre para escuchar la
conversación de Kate y Liam.

—Entonces, ¿vas a ir al baile la próxima semana? —pregunta, y casi me


estremezco ante la esperanza en su voz.

—Realmente no me interesan las... actividades —responde Liam.

—¿Oh? Podría ser divertido. Estaba pensando en ir, pero todavía no tengo una
cita.

Quiero golpear su cabeza en el escritorio, en su lugar doy un rápido vistazo a


Madame Gerard, que está sentada en su escritorio leyendo Vogue francés e ignorando a
todos.

Saco mi teléfono.

Por un demonio. Invita a esa estúpida vaca al baile y sácala de su miseria.

Él responde de inmediato.

No voy a bailes.
Entonces invítala a ir, o a tu casa por una mamada. Ella probablemente estará
preparada para eso. Mírala; prácticamente está babeando sobre ti. Lo miro sonreír
mientras lee eso.

Claro, le preguntaré si quiere un trío con nosotros. Por cierto, Jeremiah está mirándote el
escote. Miro rápidamente para ver si es verdad.

—¡Jeremiah! —Sostengo mis manos sobre mi pecho.

—¿Qué? —pregunta inocentemente.

—Hola, Jeremiah. ¿Vas al baile? —pregunta Liam.

Jeremiah se encoge de hombros.

—No sé.

—Deberías llevar a Kate, no tiene una cita —sugiere Liam, mientras los ojos de
Kate se dilatan.

—En realidad, probablemente vaya con un grupo de amigos —dice ella


rápidamente.

—Lo que sea —dice Jeremiah mientras inspecciona el pecho de Kate rápidamente
y luego mira hacia otro lado. No creo que sus pechos sean lo suficientemente grandes
para su gusto. Entonces sus ojos se vuelven hacia mí.

—¿Tienes una cita, Michaela?

—Probablemente no pueda ir —le digo rápidamente, por si acaso tiene alguna


idea.

Es entonces cuando Madame Gerard levanta la mirada y nos grita en francés,


afortunadamente poniendo fin a esta conversación.

Prácticamente danzo por el camino hacia la casa de Liam. Ha sido un buen día.
Stefan y mamá se van a ir el fin de semana, lo que lo hace aún mejor. El hermano
espeluznante de Liam, Alex, abre la puerta. Él me sonríe.

—Oye, Michaela, entra.


Estoy muy consciente de que sus ojos están paralizados en mi culo mientras
camino por el pasillo hacia la habitación de Liam. Toco la puerta y la abro ante el grito
de Liam. Está sentado en su escritorio, me mira y sonríe.

—Traté de pedirle a Kate un trío, pero me rechazó. Dijo que yo estaba bien, pero
eres una perra. Aunque le gustan tus tetas... —Abre los brazos y se encoge de
hombros—. Oh bien. Lo intenté.

—Maldición —le digo sarcásticamente—. Sus tetas no eran lo suficientemente


grandes para mí de todos modos. O para Jeremiah. —Me siento en la cama y saco mis
notas—. Eres tan malo, ¿por qué no la invitaste a salir? Fue patética y necesitada.
Probablemente tomó todo su valor decirte eso.

Él se une a mí en la cama y comienza a mirar mis notas de presentación.

—Kate no es el tipo de chica que solo follas. Es del tipo que quiere un jodido
anillo de compromiso antes de que caiga sobre ti. Demasiadas complicaciones. —
Luego me mira—. Es por eso que me gustas mucho.

—Qué cosas más bonitas dices —digo con sarcasmo—. ¿Vas a escucharme o no?
He estado practicando. —Me pongo de pie y trato de hablar con un buen acento.

Me observa sin decir palabra hasta que termino y extiendo los brazos esperando su
reacción.

—¿Qué te pareció? —le pregunto con expectación y una gran sonrisa plasmada en
el rostro.

—Tenemos mucho trabajo que hacer.

—Oh. —Mi rostro refleja la decepción que siento—. ¿Tan mal lo hice?

—Sí —me confirma. Se estira tomándome del brazo y hace que me siente a su
lado.

—Pero por follar te doy una A. Incluso mejor, una A+.

Lo observo.

—Eso no me hace sentir mejor.


—Debería. Ser buena en la cama te hará llegar más lejos que ser capaz de hablar
francés.

Se sube a la cama hasta que yace sobre su costado, de cara a mí. Adopto la misma
posición que él con la cabeza descansando sobre mi mano.

—Puede que tengas razón pero saber follar no va ayudarme a conseguir una beca.

—A decir verdad, puede que te la consiga si conoces a las personas adecuadas. —


Me sonríe—. Si tu padrastro es muy rico ¿por qué entonces necesitas una beca? —
pregunta.

Suspiro. Queriendo cambiar de tema, me acerco a él y lo beso haciendo que olvide


la pregunta.

Después de tener sexo, yacemos bajo las sabanas. No nos acurrucamos ni nada
parecido, pero ya que la cama es muy pequeña estamos muy cerca el uno del otro, casi
tocándonos. Sin embargo, es una sensación agradable. Liam está intentando
enseñarme como se pronuncian ciertas palabras y me quedo dormida del aburrimiento.
El timbre del teléfono me despierta. A mi lado, Liam se remueve y sigue durmiendo.
Afuera está oscuro, observo el reloj de la pared que marca las siete en punto.

Me levanto de la cama y saco el celular del bolsillo de mis pantalones. El nombre


de Stefan brilla en la pantalla hasta que al fin contesto.

—Hola.

—¿Dónde estás? ¿Sabes qué hora es? —No parece muy molesto.

—Lo siento. Estoy con mi tutor y olvide la hora. ¿Pensé que iban a salir esta
noche?

—Se canceló. —Mierda, mierda, mierda—. Por eso pensé que podríamos pasarla
juntos. Tu madre tenía dolor de cabeza y se fue a la cama.

El corazón me da un vuelco. Se lo que eso significa.

—Está bien. Llegaré pronto.

—Buena chica. Te quiero. —Cuelga.


Por unos instantes, me quedo mirando fijamente el teléfono. Lo agarro con fuerza
para detener el temblor de mi mano.

—¿Quién era? —pregunta a un somnoliento Liam desde la cama.

—Stefan.

De pronto me siento mareada, tensa y sudorosa. Es una sensación familiar.

Miedo.

Liam levanta la cabeza de la almohada.

—¿Te encuentras bien? Pareces enferma.

—Estoy bien. —Me concentro en ponerme la ropa, coger mis apuntes y meterlos
en mi bolso—. Nos vemos.

—Hasta luego —murmura mientras le doy la espalda.

Durante el trayecto a casa logro calmarme y cuando entro por la puerta le ofrezco
una sonrisa a Stefan, quien me sonríe amablemente en respuesta.

—¿Ya cenaste?

—No me quedo tiempo.

—Te llevaré a cenar. Te compre un vestido nuevo. Porque no vas arriba y te


cambias. Está sobre la cama.

Me sigue arriba, se detiene en la puerta y espera mientras me cambio. Es un


vestido muy hermoso de un color vino oscuro. Es ajustado y se amolda a cada una de
mis curvas.

—Es hermoso. Gracias —digo mientras me miro en el espejo.

Entra a la habitación y se coloca detrás de mí. Me besa la parte posterior del cuello
mientras se encuentra con mi mirada en el espejo y me pasa las manos por los
hombros. Me obligo a no temblar.

—Eres hermosa.
Luego me toma de la mano y me conduce fuera de mi habitación y de mi casa.
Cuando estamos dentro del coche me pone la mano sobre el muslo y lo aprieta.

—Quiero que conozcas a un nuevo amigo. Creo que te agradará.

No digo una palabra. Solo miro a través de la ventana.

El amigo tiene sexo anal conmigo mientras Stefan nos observa con su mano en su
polla. Duele. Por el resto de la noche me duele el trasero y lloro. Stefan me da un casto
beso en la mejilla cuando me deja en la puerta de mi habitación.

Una vez que estoy a salvo en mi cuarto, saco mi diario y añado otro a mi lista y
escribo mi historia. Solo entonces todo vuelve a estar bien y las voces se detienen.

Se supone que el sábado por la tarde me encontraría en el parque con Mags pero la
atraparon a altas horas colándose en una fiesta y la castigaron todo lo que resta del fin
de semana. Resulto ser un hermoso día así que de todos modos fui al parque. De
camino a ahí, suena una canción en la radio sobre tener sexo como animales.

Lo apago.

El parque está lleno de familias, pero encuentro un lugar donde acostarme de


espaldas con mi copia de El Principito en las manos. El sol se siente reconfortante en mi
cara, cierro los ojos y comienzo a dormitar.

Entonces una sombra se me atraviesa y me despierto.

Liam está mirándome. Se quita la camisa y luce todo sudado mientras respira
pesadamente.

—Realmente debe gustarte este libro. —Señala el libro que todavía sostengo.

Me siento y él se acomoda a mi lado.

—Quiero ser la rosa —le digo bostezando.

Él asiente, pero no dice nada.

—¿Por qué estás tan sudoroso y asqueroso? —pregunto, arrugando mi nariz.

—He estado corriendo. —Sin preguntar toma mi botella de agua y comienza a


beberla.
—Oh, entonces es así como te mantienes en forma. Ya me lo estaba preguntando.

Él sonríe.

—No se puede lucir así sin entrenar. También practico en el gimnasio de MMA.
Sabía que te gustaba mi cuerpo —se burla.

Pongo los ojos en blanco.

—Supongo que al menos todos tiene una buena cualidad.

—Por supuesto. ¿Cuál es la tuya? —dice batallando por sonreír.

Lo golpeo en el hombro, pero solo termino lastimándome la mano.

—Auch —Tratando de dejar a un lado mi dolor—. Se suponía que eso te


lastimaría a ti, no a mí.

—Golpeas mal. Te enseñaré cómo se hace algún día.

—¿Qué? ¿Así puedo darte una paliza? Me gusta esa idea.

—Eres muy violenta ¿lo sabias?

Sonrío ante eso.

—No lo tomes personal. No es solo contigo. Odio a todos los hombres. —Me
pongo de pie—. ¿Quieres un café?

Él toma mis manos y se levanta.

—Mientras tú los compres. —Idiota

Con nuestros cafés en la mano, paseamos junto a las fuentes. Él no es tan buena
compañía como Mags, pero supongo que es mejor que nada. Nos encontramos con
algunas personas borrachas cerca de una de las fuentes. En realidad, se ven como
vagabundos borrachos, pero podría ser solo mi prejuicio ante la ropa que usan. Ellos lo
conocen por su nombre y le preguntan sobre una pelea en la que estuvo recientemente.
Conversa con ellos durante unos minutos antes de continuar.

—Entonces ¿eres un luchador? —pregunto una vez que nos alejamos.


—Solo entreno con los otros chicos, mayormente para practicar. Pero sí peleé la
otra semana, no gané. —Bebe de su café, sin parecer molesto—. No soy tan bueno
como muchos de los otros tipos, así que realmente no participo en combates públicos
ni nada.

Un recuerdo me viene a la mente.

—Así es como golpeaste a ese chico de último año cuando eras un estudiante de
primer año.

Liam levanta una ceja hacia mí.

—¿Sabes sobre eso?

—Por supuesto. Eres una leyenda. —Mi café ya se ha enfriado lo suficiente como
para que yo pueda beberlo y saborear el sabor.

Él me da una sonrisa engreída.

—Entonces es por eso que querías dormir conmigo.

Frunzo el ceño ante su burlas.

—No quería acostarme contigo. Fue idea tuya.

—Pero tú aceptaste, la mayoría de las chicas no lo harían. —Ese comentario me


hace reflexionar. ¿Ellas no lo harían? Creí que estaba actuando como toda persona
normal. Tal vez ya ni sé que es normal.

—Estaba desesperada —le digo, mirando hacia otro lado. Pero él se voltea frente a
mí y se detiene, mirándome y obligándome a detenerme.

—Pero ahora si quieres acostarte conmigo ¿verdad? Quiero decir, no solo lo estás
haciendo porque te estoy ayudando ¿verdad? —En este momento la forma en que me
mira es tan intensa que siento que me sonrojo. Lo empujo fuera de mi camino, casi
derramo mí bebida en el proceso.

—¿Qué, ahora crees que soy una clase de puta? —digo de repente nerviosa.

Él frunce el ceño.
—Por supuesto que no, solo... no tienes que avergonzarte de decir que también te
gusta. Quiero decir, sé que estás igual en esto. Puedo decirlo. —Extiende su mano y
aparta mi cabello de mi cara. No quiero mirarlo, pero no puedo evitarlo. Odio lo
excitante que encuentro su toque ahora.

—Bien. Me gusta tener sexo contigo ¿ya? —suelto.

Una amplia sonrisa se extiende por su rostro.

—Solo quería escucharlo.

Lo miro con furia.

—Eres realmente un idiota, ¿lo sabías?

Liam solo asiente.

—Eso me pasa mucho con las chicas. Entonces, ¿quieres volver a mi casa?

Niego con la cabeza, aunque realmente lo hago, pero mi cuerpo todavía está un
poco adolorido por lo de anoche.

—No, es un buen día. Solo quiero pasarlo bajo el sol.

Entonces eso es lo que hacemos. El sol calienta nuestra piel mientras estamos
tumbados en la hierba hablando de nada importante. Cuando son cerca de las cinco,
creo que debería ponerme en marcha. Lo llevo a casa y veo que ya comenzó una fiesta
en su casa. Las personas fuman drogas abiertamente en el porche mientras la música
resuena desde el estéreo a tal nivel que no puedo creer que los vecinos no se quejen.

—¿Estás segura de que no quieres entrar? ¿Tomar una cerveza o algo así? —dice
antes de salir del auto.

Estoy tentada, pero creo que si Stefan está en casa se va a preguntar dónde estoy.

—No, tengo que llegar a casa. ¿Tus padres saben que ustedes tienen fiestas todo el
tiempo? —pregunto.

—Nah, papá está en las plataformas petrolíferas, así que solo llega a casa una vez
cada dos meses, y mamá tiene una familia completamente nueva en otra ciudad. Ella
no ha estado presente por años —lo dice casualmente, como si no importara.
—Oh, lo siento —le digo.

Me mira con sorpresa.

—No es tan malo. Tengo mucha libertad.

—Libertad —repito—. Eso debe ser bueno.

Abre la puerta del auto.

—De todos modos, ven más tarde si quieres.

—Gracias. —Le sonrío mientras sale del auto, antes de irme.

Tenemos invitados para la cena. El abogado de Stefan y su esposa. Son una linda
pareja de mediana edad y mi mamá está en su mejor comportamiento. Ella es
absolutamente encantadora e ingeniosa; la esposa trofeo perfecta. Stefan tiene una
fachada agradable que normalmente usa para convencer a las personas de que no es el
monstruo que realmente es. Me imagino que el abogado y su esposa les dirán más
tarde a sus amigos sobre la noche absolutamente deliciosa que han tenido y cómo
somos la familia perfecta.

Tan pronto como la puerta de entrada se cierra, la sonrisa falsa de mi madre se


derrumba.

—A la mierda esto. Haz que la limpieza venga mañana y solucione esto. —Toma
una botella de vino sin abrir y se va a su habitación sin mirarnos a mí ni a Stefan. No
estoy segura de cuál es la mirada que Stefan le da a su retroceso. Creo que es casi de
arrepentimiento o tristeza. En momentos como este, creo que él realmente la ama a
pesar de sus problemas.

Él me mira entonces, y sonríe indulgentemente como si fuera la figura paterna que


debería ser.

—Llamaré a la limpieza por la mañana. Deberías irte a la cama, cariño. —Se


acerca un poco más y me da un beso en la frente que podría interpretarse como
inocente. Pero luego sus labios permanecen más tiempo de lo que deberían, y mueve
su boca hacia la mía y me da un beso francés que es seductor como uno que anhelarías
de un novio.

Una vez que se aleja, logro hablar.


—No soy tu novia. —Sale con un ataque de nervios mientras mi corazón late
salvajemente. Me mira y sé que hay tristeza en sus ojos.

—Lo sé. —Me aparta el cabello del rostro—. Pero sabes que me perteneces,
¿verdad? Desde la primera vez que te vi... —Gira un mechón alrededor del dedo—.
Tan hermosa... deberías ir a la cama, Michaela. Ya es tarde.

Mis pies se están moviendo antes de que termine de hablar, no me permito sentir
alivio hasta que haya subido esas escaleras y la puerta de mi habitación esté cerrada.
Al menos no estaba enojado con mi arrebato. Aun así, me siento nerviosa. Necesito
escapar de esta casa. Incluso si es solo por un momento. Una vez que todas las luces se
apagan y estoy segura de que se ha ido a la cama, me arrastro por las escaleras
mientras sostengo firmemente las llaves de mi auto para que no hagan ningún ruido.
Una vez que estoy en mi coche y manejo por la calle, suspiro de alivio. Conduzco sin
rumbo por un tiempo antes de girar en la dirección hacia donde realmente he querido
ir todo el tiempo.

La fiesta en la casa de Liam está en pleno apogeo, afuera y adentro. Me abro paso
entre la multitud para entrar, buscando desesperadamente cualquier señal de Liam. Me
encuentro con Ryan y Nadia. Nadia me da una cálida sonrisa que puede tener más que
ver con la cerveza que está bebiendo que con cualquier otra cosa. Ryan realmente no
me reconoce.

—Hola. —Nadia Me da la bienvenida, moviéndose en el sofá para dejarme sitio.

—Gracias. Hola. ¿Has visto a Liam? —pregunto mientras me siento a su lado. Ella
me pasa una cerveza sin abrir, lo cual tomo con gratitud. Tengo ganas de beber.

—Está por aquí en alguna parte. —Estira el cuello para mirar. Ryan decide hablar
entonces. Él apunta a una esquina.

—Ahí está. —Miro hacia dónde apunta con expectación, y la decepción me invade
cuando veo a Liam de pie con una linda chica rubia apoyada contra él.

—¿Esa es su novia? —le pregunto a Ryan.

Ryan solo se ríe.

—Liam no tiene novias. —Sin embargo, una punzada de celos se levanta en algún
lugar dentro de mí, a pesar de mis protestas, pero luego pienso: A la mierda, y me
levanto.
—Voy a ir a decir hola. —Me muevo a través de la multitud, bebiendo la cerveza
para tener confianza. En el momento en que Liam me ve, su rostro se ilumina.

—Oye, no pensé que lo lograrías. —No digo nada, solo me inclino para abrazarlo
de una manera que empuje a la estúpida chica rubia fuera del camino. Él devuelve mi
abrazo, me aprieta con fuerza y se inclina para susurrarme al oído.

—Estoy tan jodidamente caliente. He estado pensando en ti desde que llegué a


casa.

Sonrío.

—Vámonos entonces. —Y de repente es como si la chica ya no estuviera allí y él


me toma de la mano y me lleva a su habitación. Miro hacia atrás para ver la reacción
de la chica y ella me mira con ojos rabiosos. Le lanzo una sonrisa triunfante. Él es mío,
perra.
Capítulo 8
Ver a Liam se convierte en el momento más importante de cada día. No estamos
juntos ni nada parecido a eso, solo estamos teniendo sexo, pero es tan maravilloso, es
como un escape de la vida real. Desafortunadamente no puedo escapar de Stefan tan
fácilmente. Anoche me hizo ir a una “fiesta” con él. Normalmente está feliz después
de estas fiestas, pero esta vez todavía parecía agitado. No me tocó mientras estuvimos
allí. En cambio se sentó en una silla con un vaso de bourbon en su mano y solo
observó. No sé si se vino o algo parecido a eso. El único hombre con el que estuve no
era particularmente cruel de ninguna manera, así que tal vez eso no le ayudó a Stefan.

Es jueves y voy a ir a casa de Liam después de la escuela. Al minuto en que llego a


su puerta estoy besándolo. He estado deseando hacer esto todo el día. Él parece estar
ansioso como yo lo estoy, besando mi cuello cuando sus manos suben mi blusa. Saca
mis senos fuera de mi sostén y los ahueca, uno después del otro. Empieza a besarlos e
inclino mi cabeza hacia atrás en placer mientras chupa un pezón dentro de su boca,
lamiendo y mordiéndolo gentilmente. Después se mueve al otro y… se detiene.

—¿Qué es esto?

—¿Qué? —Rudamente soy despertada de mi estado de satisfacción. Está viendo


fijamente mi seno izquierdo y lo veo yo también. Hay un muy claro chupetón junto a
mi pezón. ¿Cómo pude no ver eso?

—Es solo un moretón. Me golpeé contra algo.

Frunce su ceño.

—No se ve como un moretón. —Luego encuentra mis ojos—. ¿Estás teniendo


sexo con alguien más?

—No. —Las palabras salen sin vacilación. Y no es una mentira porque lo que
hago con Stefan y esos otros hombres no es sexo. Sin importar que parte me hagan
desempeñar.

—¿En serio? Eso se ve como un chupetón.


—No estoy. —Luego—. Aunque, ¿importaría si lo estuviera haciendo? —Retuve
mi aliento mientras esperaba su respuesta. Pero es como si nunca hubiera hablado.

—Nunca te he visto salir con ningún tipo. Estaba seguro que habías sido virgen esa
primera vez, pero definitivamente eras… experimentada. —Está viéndome de una
manera extraña.

—¿Es por eso que quisiste tener sexo conmigo? ¿Porque pensaste que era una
virgen? —pregunto tan suavemente que estoy sorprendida que me escuchara.

Se encoje de hombros.

—Algo así, para ser honesto, nunca pensé que dirías que sí.

—¿Pero deseaste que fuera virgen? —En cambio obtuviste una zorra.

Sacude su cabeza.

—De todas formas, nada de eso importa. Vamos. —Toma mi mano y me guía
hacia la cama. Tenemos sexo pero todo el tiempo estoy pensando.

No importa. Si supiera la verdad no querría tener nada conmigo.

Tan pronto termina, me voy.

Stefan viene a mi cuarto esa noche. Trata de tener sexo conmigo de manera
normal, pero por supuesto no puede ponerse duro. Para remediar esto, ata mis manos
con una bufanda a la cabecera de la cama. Está envuelta alrededor de mis muñecas tan
apretada que estoy asustada que la circulación de mis manos se detenga. Estoy tan
ocupada tratando de mover mis muñecas tratando de aflojar un poco la bufanda para
reducir el dolor, que ni siquiera veo el cinturón hasta que golpea brutalmente en mis
senos. Un grito comienza a salir de mis labios, pero una almohada es lanzada sobre mi
cara para amortiguarlo. El cinturón golpea otra vez y grito de nuevo en la almohada.
El pánico que siento al no ser capaz de respirar anula el dolor y daría lo que fuera,
soportaría cualquier cosa, solo por oxígeno.

Justo cuando siento que voy a desmayarme, la almohada es removida de mi cara y


tomo respiro desesperadamente. Está duro ahora. No hay nada como un poco de
brutalidad para darte una erección de la cual estar orgulloso. Me folla como si su vida
dependiera de ello, y después que termina yace encima de mí, así que todo su peso esta
sobre mí, aplastando mi pecho. Empiezo a sentir pánico de nuevo, pero luego se
mueve aguantando su propio peso y ve hacia mí mientras recorre con su dedo el lado
de mi cara.

—Te amo —dice. Espera un momento como si esperara que lo dijera de vuelta.
Cuando no lo hago, solo suspira y libera mis muñecas. No me muevo hasta que se va.

En la mañana, los moretones alrededor de mis muñecas son vívidos y mis senos
tienen marcas gracias al cinturón. No puedo ver a Liam así. Una camisa de mangas
largas cubre toda la evidencia y trato duramente de actuar normalmente, riendo y
sonriendo con los demás en la escuela.

Lucas me encuentra en mi casillero cuando estoy poniendo mis libros en la


mochila.

Su sonrisa es amplia y amistosa. Estoy aliviada; ha pasado un tiempo desde que


habló conmigo.

—Hola —lo saludo, igualando su sonrisa.

—Mira —empieza—. Lamento haber estado actuando raro contigo últimamente.

—Está bien. ¿Podemos volver a la normalidad ahora?

—Seguro. De hecho quería preguntarte que vas a hacer después de la escuela.


¿Quieres venir y pasar un rato en mi casa?

Entonces veo a Liam, pasa a mi lado conversando con un par de sus amigos.
Atrapa mi mirada, pero no puedo leer la mirada en ellos. Luego se van, doblando la
esquina. Regreso mi atención a Lucas.

—Lo lamento. No puedo. Tengo que ir a casa. Mi padrastro está esperándome.

Él solo asiente.

—Genial. Como que esperaba esa respuesta de todas maneras. ¿Aunque, estás
segura? ¿Incluso solo como amigos? —Sonríe esperanzadoramente.

—Me encantaría tenerte como mi amigo, pero realmente tengo que llegar a casa.
Además, al idiota de mi padrastro no le gusta que pase mucho tiempo con los chicos,
así que si se entera que iba a ir a tu casa…

—Lo entiendo. ¿Realmente es un idiota, no es así?


—Sip.

Entonces me abraza, me toma por sorpresa y cautelosamente regreso el abrazo.


Veo a Ryan el amigo de Liam caminar y me da la más rara de las miradas. No es que
me importe lo que alguien como él piense.

Cuando camino a mi auto, decido enviarle un mensaje de texto a Liam con mi


mentira acerca de pasar tiempo con Stefan y me pregunto si estará decepcionado que
no pueda verlo. Los moretones sanaran rápidamente, siempre lo hacen, y entonces lo
recompensaré. No puedo evitar sonreír ante el pensamiento.

No obtengo una respuesta hasta temprano por la noche.

No hay problema. Llevaré la tarea para ti el lunes.

Sonrío. No está resultando tan mal después de todo. Será mejor que lo recompense
después.

Trato de hacerlo el lunes, después de Francés cuando pone mi tarea en la bandeja


de Madame. Empaca sus cosas y se va tan pronto como suena la campana y tengo que
trotar por el pasillo detrás de él.

—Oye, ¿quieres que vaya a tu casa después de clases hoy, u otro día?

Se detiene y ve hacia mí con ojos fríos que me toma por sorpresa.

—No te preocupes por eso. —Entonces se da vuelta para irse. Estiró mi mano y
tomo su brazo antes que pueda hacerlo.

—¿Estás enojado conmigo? Lamento lo del viernes, de verdad lo hago.

—Ryan me está esperando. —Es todo o que dice, y luego se va. Veo hacia él en
decepción cuando me doy cuenta que el Liam idiota está de vuelta. Suspiro, de repente
sintiéndome muy sola.

***

Soy la última en llegar a la clase de francés, tomo mi asiento y escaneo el salón en


busca de Liam y me encuentro decepcionada al ver que no está allí. Madame
comienza a repartir nuestras tareas calificadas, caminando entre los escritorios. Estoy
entusiasmada porque sé que va a ser una buena calificación. Intento bloquear ese
pensamiento desviado fuera de mi mente que me recuerda que estoy haciendo trampa
y que no la merezco.

Y entonces mi tarea está sobre mi escritorio y mi corazón prácticamente se


detiene. Una gran F roja empaña la página frontal con un “ven a verme” garabateado
a su lado. Mi boca está seca y mis manos están temblando cuando recojo y reviso las
hojas. Errores gramaticales simples que incluso yo sé están incorrectos, están saltando
hacia mí, corregidos por el feroz bolígrafo de Madame. Sus notas me dicen que no he
entendido la pregunta en lo absoluto.

Liam me ha jodido.

Él me ha arruinado realmente.

Sabía lo que estaba haciendo.

Lo hizo a propósito.

Siento mi boca retorcerse, un bulto formándose en mi garganta, y mis ojos


empiezan a llenarse de lágrimas. Trato de poner mi fachada de vuelta, pero no puedo.
Desesperadamente limpio mis ojos mientras las lágrimas empiezan a juntarse, pero
mantengo mi cabeza baja para que nadie lo note y tan pronto como la campana suena,
soy la primera en salir por la puerta. Me muevo rápidamente hacia el baño, el cual
afortunadamente está vacío y veo mi reflejo. Mi piel esta enfermizamente pálida, mis
ojos amplios y vidriosos, y mis labios están casi del mismo color de mi piel. Me veo
como si estuviera muerta, y eso no es nada comparado en cómo me siento por dentro.

Mis sueños para obtener una beca se han terminado, mis sueños sobre escapar se
terminaron. Estoy acabada.

Entonces la amiga de Liam, Nadia entra. Ella atrapa mi mirada en el espejo y


frunce el ceño.

—Oye, ¿estás bien? Pareces enferma.

Y luego me enfermo, soy capaz de llegar al retrete justo a tiempo para dejar el salir
el contenido de mi estómago. Finalmente, me recuesto, descansando mi cabeza en la
pared del cubículo. Nadia todavía está allí e indecisamente me pasa un pañuelo de
papel.

—Gracias —digo. Ella me está viendo llena de preocupación.


—¿Quieres que te lleve a la enfermería o algo? —pregunta.

Sacudo mi cabeza y me las arreglo para ponerme de nuevo sobre mis pies
temblorosos.

—Solo recibí unas malas noticias.

—Oh, lo siento, ¿puedo hacer algo por ti? —Ella es realmente amable.

Sí, consígueme una nueva vida, por favor.

—En realidad, sí, ¿sabes dónde está Liam? —lo pregunto causalmente y trato de
arreglar mi apariencia en el espejo. Veo una pequeña sonrisa cruzar sus labios.

—Él y Ryan se ausentaron esta tarde. Creo que iban a regresar a casa de Liam.

Le doy una pequeña sonrisa de agradecimiento y antes de saberlo, me estoy


dirigiendo a mi auto con las llaves en mi mano. No sé qué voy a decirle a Liam. Todo
lo que sé es que tengo que verlo. Me preparo cuando golpeo la puerta delantera, pero
es Ryan quien atiende la puerta.

Luce sorprendido de verme.

—Hola, ¿está Liam aquí? —pregunto con prisas.

Él asiente, y me señala el corredor. Lo sigo mientras me guía hacia el dormitorio


de Liam.

Liam está sentado sobre su cama, rasgueando una guitarra acústica. Cuando oye
la puerta abrirse, no eleva la mirada, solo dice:

—Oye, hermano, escucha esto. —Ryan va a sentarse en una silla junto al


escritorio y Liam lo mira, entonces debe captar un vistazo de mí de pie en la entrada
por el rabillo de su ojo. Su cabeza se levanta de golpe y su boca se abre, sorprendido
por un momento. Pero luego, por supuesto, esa pared sin expresión de “Me importa
una mierda” se eleva en él.

—¿Qué estás haciendo aquí? —pregunta él, cautelosamente. Tomo una profunda
respiración y lo miro fijamente.

—¿Por qué hiciste eso? —Mi voz sale suavemente. Me avergüenza que suene tan
contaminado con la desesperación y dolor que siento.
Él solo se encoge de hombros, y regresa la mirada a su guitarra. El dolor se duplica
por el hecho de que simplemente me ignore así.

—¿Dime por qué? —Mi voz se rompe ligeramente—. Hice lo que querías...

—Rompiste nuestro trato. —Su voz sale fuerte. Aun no me mira.

—¿Qué? —digo con voz ronca—. ¿Porque no me encontré contigo el viernes? Te


dije que tenía que hacer... —Trago—, algo con Stefan.

Ahora me mira.

—¿Stefan, en serio? ¿Estás segura de que no fue Lucas? Lo oí preguntándote que


salieran. —Su boca es una seria línea.

—Dije que no. —Mi voz apenas es un susurro.

Su atención regresa a su guitarra.

—Lo que sea, toma tus problemas de niña rica y sal de aquí. Ya me aburrí de ti. —
Y su voz sí suena aburrida, como si yo fuera absolutamente nada.

Las lágrimas que han estado amenazando, ahora están completamente formadas y
corren sin vergüenza por mi rostro. Me siento furiosa.

—¿Siquiera sabes lo que has hecho?

Aun no me mira. Sin embargo, Ryan lo hace; está sentado allí, luciendo
confundido. Me paro allí por un momento, esperando que Liam me dé alguna clase de
reacción, pero nunca sucede.

Sin embargo, continúo; toda mi dignidad se fue ahora.

—¿Cómo puedes ser tan horrible y cruel?

Él no va a responderme. Luego de algunos segundos, esa realización me golpea y


solo volteo, alejándome silenciosamente.

Cuando llego a mi auto, dejo salir un chillido de frustración y dolor. Y entonces,


pongo mi llave en la ignición y conduzco a casa.
Capítulo 9
El fin de semana me quedo en casa de Mag. Ella puede decir que soy miserable
pero siendo la buena amiga que es, sabe cuándo mantenerse al margen. Intento poner
a Liam, Stefan, todo, fuera de mi mente y concentrarme en tener un buen tiempo.

Vamos a ir a una fiesta. Mags me hace arreglarme y riza mi cabello expertamente.


Ella me mira a través del espejo y me sonríe.

—Eres tan hermosa —dice ella. Y le devuelvo la sonrisa.

—También tú.

Pero ella solo me da una ligera sonrisa y niega con la cabeza.

—No como tú. ¿Por qué no sales con chicos?

—¿Crees que soy lesbiana?

Ella se ríe ante eso.

—De hecho, esa idea nunca ha cruzado mi mente. ¿Lo eres?

Me encojo de hombros y me río con ella.

—No hoy, tal vez algún día.

Luego me mira seria.

—Puedes tener a cualquier chico que quieras.

Excepto por Liam.

Es ahí cuando le cuento. Bueno, por supuesto no todo. No le digo sobre el engaño,
pero le digo sobre el sexo con Liam y que ya se terminó.

Su boca se abre.
—¡OhDiosMío! Él es caliente. No puedo que lo hayas mantenido en secreto por
tanto tiempo.

—No importa. Ya se terminó.

Ella me da una mirada astuta.

—Te gusta, ¿verdad?

—No importa ahora —digo tristemente, y su mirada se vuelve con simpatía.

—No te preocupes. Vamos a ir a esta fiesta viéndonos más calientes que todos las
demás y encontraremos algunos chicos que babearan por nosotras.

Su entusiasmo es contagioso, y una vez que comenzamos a beber me encuentro


sonriendo y riéndome más fácilmente de lo que podido en un buen tiempo.

Philippa y Ethan pasaron por nosotras para ir a la fiesta. Philippa ya está borracha
y Ethan se ve miserable por ser el conductor sobrio. Nosotras las tres chicas cantamos
ruidosamente y desentonadas una canción de la radio mientras que él nos dice que nos
callemos así puede concentrarse en conducir. Solo lo ignoramos.

La fiesta es en casa de Jeremiah. Él ya tiene una chica borracha a su lado, pero eso
no lo detiene de agarrar nuestros culos en saludo. Lo miramos indignadas mientras
que le decimos cada nombre que podemos pensar.

—¿Qué? ¿Por qué ustedes chicas son tan estiradas? —pregunta, sus ojos bien
abiertos e inocentes.

—Me siento mal —gime la chica borracha.

—¡No en la alfombra! —Él comienza a llevarla hacia el baño.

Lise se acerca a nosotras con vasos desechables y una botella de vodka. Declino al
principio; no queriendo ser un desastre, pero luego me llega un mensaje de Stefan.

Estoy pensando en ti.

Es ahí cuando agarro un vaso lleno de vodka con jugo de naranja y lo bebo
rápidamente mientras mis amigas me animan. Mi vaso se mantiene siendo rellenado y
no pasa mucho tiempo antes que la habitación comience a balancearse un poco. De
hecho, se mueve mucho que necesito sentarme antes de caer. Me las arreglo para hacer
mi camino hacia arriba y busco una habitación. Veo a Liam y a Kate en la cima de las
escaleras. Ella está descansando su mano en el brazo de él y la otra está ocupada
jugando con su cabello mientras coquetea. A propósito miro hacia otro lado y me
dirijo por el pasillo. La primera puerta que abro tiene una pareja liándose dentro y la
cierro rápidamente antes de que ellos puedan decir algo. La segunda está vacía y
agradecidamente colapso en la cama. Es suave y me hundo en ella. Luego siento el
vómito alzarse por mi garganta y me tambaleo fuera de la cama con una agilidad
impresionante yendo rápidamente al baño adjunto. La mezcla de vodka y jugo de
naranja sale de mí mientras consigo poner mi cabeza sobre el inodoro.

Dios, odio vomitar. Cuando estoy bastante segura que todo ha salido de mi
estómago levanto mi cabeza y limpio mi boca con papel sanitario. Una pasta dental
está junto al lavabo y pongo un poco en mis dedos y los cepillo dentro de mi boca
antes de levantarme.

Me siento medianamente mejor ahora, y la habitación ha dejado de girar. Aun así,


no puedo hacerme caminar, así que gateo sobre los azulejos y dentro de la alfombra de
la habitación. Soy recibida por un par de piernas con jeans sentadas en mi cama. Me
siento contra la pared y logro levantar la cabeza para ver quién es este intruso.

Liam me está mirando fijamente y levanta una botella de cerveza a sus labios.
Miro alrededor buscando a Kate pero veo que está solo.

—Arruinaste mi vida, y yo estaba aquí primero. Esa es mi cama. —Justo ahora


estoy más molesta de que él esté sentado en mi cama que por el hecho que haya
arruinado mi calificación de Francés. Dios, mis prioridades están jodidas cuando estoy
borracha.

—Te quedas dormida aquí y probablemente consigas ser violada por alguno de tus
amigos finos —dice casualmente, como si no le importara, lo que obviamente no hace.

Me rio y es amargo.

—Créeme, eso no será lo peor que alguna vez me haya sucedido. —Luego me
recuerdo. Estar borracha no es una excusa para dejar caer mi fachada.

Me mira con curiosidad pero se queda en silencio.

—¿Por qué eres tan imbécil? —le pregunto. Genuinamente quiero saber.

Nuevamente, no dice nada así que continúo.


—¿Kate sabe lo imbécil que eres?

Él se encoge de hombros. Su silencio está comenzando a molestarme.

—Tú y Kate harían una buena pareja, la perra y el imbécil juntos. —Sé que
debería dejar de hablar pero no lo hago—. ¿Siquiera sientes remordimiento por algo?
Eres como una jodida máquina inhumana. Solo te preocupas por ti mismo, ¿sabías
eso?

Él bebe de su cerveza mientras mira hacia otro lado.

—No estoy follando a Lucas. No estoy interesada en él. —Creo que se estremece
ante eso pero pudo haber sido mi imaginación.

—¿Es por eso que lo hiciste? —Mi voz de quiebra un poco. Decido dejar de hablar
ahora solo en caso de que comience a llorar en mi borracho estado. Él coloca su
botella de cerveza a sus pies y luego se levanta de la cama. Se mueve sobre mí y
básicamente me levanta y me coloca en el colchón. Me estiro, colocando mi cabeza en
la almohada.

—Duérmete. Te cuidaré —dice bruscamente, mientras se agacha para coger la


botella de su cerveza. Cierro mis ojos e intento no analizar sus palabras. Luego me
duermo.

Me despierto unas horas después. Solamente una lámpara ilumina la habitación y


me giro para ver a Liam acostado junto a mí, mirándome.

—No eres una linda durmiente cuando estás borracha.

Pongo una mano para aventarlo pero incluso en ese momento parece mucho
esfuerzo.

—¿Dónde están mis amigas, ya se fueron? —Mi garganta se seca y mi voz sale
ronca.

—Están más que borrachas allá abajo. Vuelve a dormir, todavía es temprano. —
Me vuelvo a dormir, y la siguiente vez que me despierto la luz del sol se cuela por la
ventana y hay pisadas afuera de la habitación. Liam abre sus ojos al mismo tiempo que
la puerta se abre y Philippa vuela dentro de la habitación y salta sobre la cama.

—OhDiosmío, ¿ustedes dos lo hicieron? ¡Ethan, entra! ¡Liam y Michaela acaban


de follar! —Abro mi boca para decir algo pero ella continua emocionada—.
OhDiosmio, Michaela perdió su virginidad. ¡Tenemos que hacer una fiesta! —Ella está
saltando sobre la cama en este punto.

Ethan entra con una sonrisa.

—Camino a seguir, amigo —felicita a Liam.

Jeremiah entra entonces, una mirada de decepción en su cara.

—Idiota. —Le frunce el ceño a Liam—. Quería ser el primero en palmear ese culo.
—Liam tiene un semblante ligeramente divertido en su rostro pero no niega nada.

Entonces Mags entra.

—¡Todos fuera, ahora! —Ellos hacen lo que ella dice y ella se gira para irse y guiña
hacia mí.

Estoy sin habla mientras me siento.

—Ellos creen que…

—¿Y? —Liam se sienta y tira las sabanas a un lado—. Lo hemos hecho, muchas
veces antes. —Él va al baño y me escapo. Kate está sentada en el sofá con una sábana
sobre ella. La mirada en su rostro es una de miseria y me siento ligeramente una
punzada de simpatía por ella. Pero luego rápidamente desaparece.
Capítulo 10
En la clase de francés del lunes por la mañana me ve acercándome al escritorio de
Madame Gerard con mi vergonzosa F en la mano. La campana ya sonó y todos se han
ido, por lo que al menos mi humillación no tendrá testigos. Creo que tiene resaca
porque tiene la cara cansada y demacrada, sigue poniéndose las manos en la frente
como si tuviera dolor de cabeza. No la culpo, si fuera maestra me emborracharía todo
el fin de semana también.

De todos modos, debe ser porque solo quiere que me vaya y la deje en paz, que
acepta dejarme recuperar mi nota. Hice una historia triste acerca de que un chico me
terminó y estar tan miserable que no pude concentrarme. Es patético, lo sé, pero ella es
francesa y son una raza apasionada y parecen ser más comprensivos con los caminos
del corazón. Creo que hay algo de defensa legal sobre que está bien matar a tu amante
o algo así, pero podría estar equivocada. Ella me da una nueva pregunta de asignación
para escribir un ensayo. La pregunta está escrita en francés y aún no puedo leerla, así
que cuando me pregunta si tengo alguna pregunta, sacudo la cabeza y sonrío antes de
salir por la puerta.

Me apoyo en mi casillero mientras veo las palabras en el papel que Madame


Gerard me ha dado. Suspiro; tal vez es hora de comprar un diccionario de francés. El
papel es arrancado de mi mano.

Liam lo mira y asiente con la cabeza.

—Te lo dejó fácil.

Se lo quito.

—Lárgate. Estoy segura de que tienes otras personas a las que arruinar. —Le doy
la espalda y empiezo a caminar por el pasillo hacia la biblioteca. Sus largas zancadas le
aseguran alcanzarme fácilmente.

—Si quieres mi ayuda, solo pregunta.

—¿De verdad? ¿Qué vas a hacer que haga esta vez? ¿Coger con todos tus amigos?
—sigo caminando pero él me sigue.
—No me gusta compartir —dice simplemente—. Así que esa no es una opción.

Me detengo abruptamente y me vuelvo para mirarlo.

—¡Ni siquiera te has disculpado!

Él nunca rompe el contacto visual conmigo. Odio su confianza.

—Puede que haya actuado un poco... apresurado. Disculparme no va a arreglar


nada.

Tiro las manos al aire con frustración.

—Claro que sí. Ni siquiera tienes que decirlo en serio. Solo necesitas decirlo para
que yo piense que eres una persona semi-decente otra vez.

—En primer lugar, no pensabas que yo era una persona semi-decente —


argumenta.

—Estaba empezando a hacerlo.

Está en silencio por un minuto, antes de decir:

—Bien, discúlpame.

—Disculpa que estuvieras celoso —corrijo.

Él frunce el ceño.

—No estaba celoso de ese idiota Lucas.

—Entonces, ¿por qué lo hiciste? —pregunto.

Él mira hacia otro lado.

—Esto es estúpido. ¿Puedo por favor hacer tu estúpida tarea para que podamos
tener sexo otra vez?

Lo miro y trago.

—¿Es sexo todo lo que quieres?

Él no responde. Después de esperar un momento, suspiro.


—Bueno, al menos dijiste por favor.

Sus ojos se dirigen hacia mí.

—Aquí. —Toma mi barbilla con los dedos e inclina mis labios hacia arriba para
encontrarse con los de él para besarme. Odio que se sienta bien y estar
instantáneamente caliente.

—Una pareja tan linda. —Escuché a alguien decir débilmente en el fondo.

Cuando él se aleja y me suelta.

—¿Eso te dice que lo siento?

—No —me burlo—. Me dice que quieres follarme. —Puedo sentir lo húmeda que
me pone—. Pero supongo que tendrá que servir.

Él me da una pequeña sonrisa y toma mi mano.

—¿Puedes venir a mi casa después de la escuela hoy? También trabajaremos en tu


informe oral.

—Por supuesto.

Con un asentimiento, él suelta mi mano y camina hacia donde un grupo de sus


amigos están esperando. Al volverme, veo a Nat y Lise observándome y sin molestarse
en ocultar sus sonrisas. Mientras camino hacia ellas, Nat rebota de emoción.

—¿Ustedes están, como, juntos ahora?

Niego.

—No. —Y luego, el resto del día lo pasó tratando de defenderse de sus preguntas.
Hay un pensamiento persistente en mi cabeza; de lo patética que soy por hacer esto
con él de nuevo después de lo que hizo. Pero justifico mi decisión con el hecho de que
simplemente quiero hacerlo. Tengo el control de mi cuerpo en esto. Tengo opciones
que normalmente no tengo. ¿Por qué demonios no debería?

Liam me está esperando cuando llego a su casa. Está sentado en el porche y salta
tan pronto como llevo mi coche al borde de la acera. Mueve la cabeza hacia mí
mientras me muevo para salir del auto, así que espero hasta que abra la puerta del
pasajero y entre.
—¿Qué está pasando? —pregunto.

Él hace una mueca.

—Mi hermano tiene a algunos de sus conocidos más perdedores. Hay muchas
drogas y esas cosas allí. Si te ven... probablemente solo causen problemas. Alex ya les
contó todo sobre ti.

—¿Qué dijo? ¿Qué soy engreída?

—Oh, ¿él te dijo que dije eso? —Ni siquiera se ve avergonzado mientras asiento.

—Les digo que estabas caliente como el infierno pero de una manera no muy
educada.

—Oh. —Giro la llave y comienzo a conducir, aunque no sé hacia dónde voy.

—Vamos a tu casa —sugiere.

Le doy una sonrisa nerviosa.

—Esa no sería una buena idea. A mi padrastro no le gustaría que tuviera un chico
en casa.

—Sin embargo, no soy ningún chico. Soy tu tutor —señala con una sonrisa
engreída.

—No le importará —dije en voz baja—. ¿Qué hay de la biblioteca?

—Pervertida —se burla—. Quieres encontrar un lugar y arruinar todos los libros.
He escuchado que cada biblioteca tiene un pasillo especial para eso.

—No me gusta el exhibicionismo —murmuro cuando los recuerdos amenazan con


regresar, pero los alejo.

Él suspira.

—Bueno, esperaba con ansias el besuqueo, pero supongo que podríamos estudiar
en su lugar.

Giro mi auto en dirección a la biblioteca. No cogemos en la biblioteca, por


supuesto, pero él me toca mucho. De hecho, parece que nos tocamos constantemente,
ya sea que esté sosteniendo mi mano debajo de la mesa o apoyando su mano en mi
rodilla. Es molesto y se me hace difícil concentrarme, pero me gusta. Me siento
normal.
Capítulo 11
Los rumores de estamos juntos vuelan por la escuela. Los niego, sin saber si él los
hace o no, pero él está abierto a las demostraciones de afecto. Un brazo alrededor de
mi cintura, quitando el cabello de mi rostro, un apasionado beso en las puertas de la
escuela, hace todo eso en público sin vergüenza. Pudo muy bien haber pintado “estoy
follando con Michaela” a un lado del edificio porque es obvio para todo el mundo.
Algunas chicas que solían ser amigables conmigo comenzaron a murmurar sobre mí a
mis espaldas. Son celos, según Mags, quien es, como siempre, mi más fiel defensora.
Lucas se enfrió conmigo, y eso me entristece.

—Es una cosa de chicos —explica Mags mientras nos sentamos en el parque
haciendo nuestra tarea—. Le perteneces a Liam ahora. Si Lucas fuera todo amigable
contigo sería como un insulto para Liam y entonces él probablemente patearía el culo
de Lucas.

Levanto una ceja con incredulidad.

—Eso es estúpido. No le pertenezco a Liam.

—¿Oh en serio? —dice Mags astutamente—. ¿Entonces qué es lo que están


haciendo ustedes dos? Él actúa como si fueras su novia. En la fiesta de Claire, cuando
ese chico universitario estaba hablando contigo, pude haber jurado que iba a comenzar
a pelear con él.

Frunzo el ceño. ¿En serio? Apenas y pasamos algo de tiempo juntos en la fiesta.
La había pasado con sus amigos y yo con los míos. Sé que a Liam le gusta tener sexo
conmigo, le gusta tocarme, pero no está exactamente comprándome flores. Ni siquiera
nos sentamos juntos en el almuerzo. Secretamente, estoy segura de que él todavía
piensa que soy una perra engreída. Sin embargo, me duele pensar en ello, así que no
me detengo en eso. De todos modos, es demasiado en que pensar.

Sacudo la cabeza hacia Mags.

—No quiero etiquetar nada. Solo estoy disfrutando de lo que estamos haciendo.
Me gusta cómo me hace sentir.

Ella se queda en silencio por un tiempo, y creo que está concentrada en su trabajo
escolar hasta que me ve con una mirada seria en sus ojos.
—No lo dejes lastimarte —me advierte.

—No lo hará, solo estamos divirtiéndonos. Eso es todo. —Sin embargo, no estoy
segura de que este diciendo la verdad.

***

La nota que recibo en mi evaluación oral deja una sonrisa en mi rostro. Es igual a
la de Kate y esto la molesta. Ella apenas me reconoce ahora que es de conocimiento
común que hay algo pasando entre Liam y yo. Pero cuando ve mi nota no puede
esconder el ceño fruncido en su rostro. Cuando atrapa mi mirada, le doy una sonrisa.

Liam no está en mi clase hoy así que en el almuerzo le envío un mensaje


diciéndole mi buena noticia. No hay respuesta y no puedo decir que eso no me duele
un poco. Toda la charla es sobre la fiesta del sábado en casa de Sara y lo que vamos a
usar. Phillipa y Ethan están en un descanso, de nuevo. Mags, Lise, Nat y yo rodamos
nuestros ojos cuando se da la vuelta mientras ella habla sobre vengarse de él. Sus
planes son acostarse con algún otro tipo y restregárselo en la cara.

La frente de Mags se arruga mientras escucha las intenciones de Philippa.

—Estoy bastante segura de que a Ethan no le va a importar. En serio, ¿has visto


algunos de los tipos que Sarah tiene en sus fiestas? Ellos deberían pagarte para tener
sexo con ellos. Todo lo que Ethan hará será reírse de ti.

—No todos son malos —dice Philippa altivamente, y luego una mirada diferente
aparece en sus facciones—. Además, puedo pensar en al menos un bombón que
aparentemente no está atado. ¿O sí lo está, Michaela?

Abro mi boca con sorpresa. No lo haría, ¿o sí?

—Oye —ladra Mags—. No vas a ir tras Liam. Él es de Michaela. —Ella le da una


mirada a Philippa de “no me jodas”. Philippa trata de igualar su mirada pero no
puede, finalmente baja la mirada en defensa.

—Solo estaba bromeando, Jesús —murmura, pero luego aclara su garganta y lleva
su mirada a mí—. Pensé que me dirían que retrocediera al menos. ¿Qué está pasando
entre ustedes dos?

No puedo responder a eso, porque no lo sé. No tengo que responder, porque Nat d
ecide expresar su opinión entonces.

—Suena como si solo te estuviera usando para el sexo.


El efecto que esto tiene en mí es como hielo siendo arrojado por mi espalda. Sus
palabras hacen que la realidad se estrelle sobre mí. La miro por un segundo con los
ojos muy abiertos. Entonces tomo mi bolso, entrelazando torpemente la correa
alrededor de mis dedos, y me dirijo afuera a ciegas. Estoy en piloto automático
mientras busco un lugar aislado, así puedo estar sola con mis pensamientos. Encuentro
un banco en el que sentarme y saco mi teléfono. Él aún no ha respondido mi mensaje.
¿Por qué lo haría? No soy su novia, no me debe nada.

Él solo te está usando para sexo.

Trato de aclarar mi cabeza. Esto no debería ser nuevo para mí, sé que sexo es todo
lo que él quería inicialmente, pero ya que mis sentimientos habían cambiado; esperaba
que los suyos también lo hicieran.

Él solo te está usando para sexo.

Me rio en voz alta como una persona loca. Sin embargo, no hay humor en ella, y
un par de personas cercanas me disparan miradas extrañas. ¿Cómo fue que Stefan me
llamó anoche? Su puta2. Nunca había escuchado esa palabra antes pero supongo que es
una descripción adecuada para lo que soy. Lo había dicho antes de besarme
urgentemente, de excitarse viendo a esos hombres…

No, no puedo pensar en eso. Esa experiencia está encerrada de forma segura en
mi diario. Si pienso en ello me volveré loca. Tal como está, el dolor en mi cuerpo el
constante recordatorio suficiente de que todo no está bien.

2
Dice Cum Slut que en inglés sería como su puta para eyacular.
Capítulo 12
Me permiten ir a la fiesta de Sarah. Pero antes de irme, tengo que hacer una aparición en
el cóctel que Stefan está celebrando en nuestra casa. Los servidores y las empresas de catering
han estado yendo y viniendo desde que llegué a casa de la escuela. Elaborados ramos de flores
adornan cada rincón libre y le dan a la casa más calidez que nunca. La asistente de Stefan,
Dora, está manejando todo. Ella camina, constantemente hablando por su teléfono y
ocasionalmente lanzándole miradas de adoración. Su enamoramiento no es sutil, eso es
seguro. Supongo que ella no está en el mismo tipo de mierda pervertida que él. Él la honra con
sonrisas educadas que funcionan adecuadamente para mantenerla a raya, pero al mismo
tiempo se asegura de que su adoración se mantenga.

Justo antes de que lleguen los invitados, mi madre desciende las escaleras con un vestido
de cóctel corto, pero de buen gusto que muestra sus increíbles piernas. Llevaba toda la tarde
con su peluquera y maquillista, y han mejorado tanto su belleza natural que parece una
criatura etérea y poco mundana. Cuando era pequeña solía dejarme cepillar su cabello y
siempre pensé que ella era este ángel maravilloso. Ninguno de mis amigos de la escuela tenía
una madre que se pareciera a ella y solía sentirme satisfecha. Hasta que descubrí lo que se
escondía debajo de esa belleza.

Siento a Dora tensarse a mi lado mientras miramos a mi madre. Ella lucha para ocultar su
aversión y celos. Mi madre lanza una mirada a la decoración que Dora ha supervisado. Su
belleza se empaña cuando levanta el labio con una ligera mueca.

—¿No son todas estas flores un poco horteras? —Las palabras parecen golpear a Dora
como una sacudida y veo que se necesita todo su esfuerzo para formar sus siguientes palabras
de una manera que no delate su ira.

—La florista es la mejor de la ciudad —dice educadamente. Mi madre luego dirige su


atención a Dora como si solo se hubiera dado cuenta ahora que está en la habitación. Su
mirada se mueve rápidamente sobre la asistente de Stefan.

—Lindo vestido. —Desdén es evidente en su voz y parte de mí siente pena por Dora. Pero
luego es mi turno.

—Michaela, ¿ese vestido no para alguien un poco mayor? —Ella tiene razón, pero Stefan
lo eligió así que no había la opción de decir que no. Tiene un escote profundo que muestra una
cantidad generosa de mi piel, también me abraza tan fuerte que estoy paranoica de que la
tanga que estoy usando se muestre. Stefan quería que lo usara sin bragas, pero espero que se
distraiga demasiado durante la fiesta para darse cuenta.
—Fue un regalo de Stefan. —La miro a los ojos y ella aleja la mirada. No necesito decir
nada más. Suena el timbre y los invitados comienzan a llegar. Los invitados están bien
vestidos, son pretenciosos y tienen demasiado dinero. Los hombres lo suficientemente mayores
como para ser mi abuelo miran fijamente mi culo, mientras que sus esposas perras me dan
miradas malvadas. Robo una copa de champán y la bebo para superar mi aburrimiento. Mags
me recogerá en una hora para la fiesta, y luego me quedaré en su casa. Me imagino que
emborracharme será una buena forma de entrar en el estado de ánimo de la fiesta. Mi madre
me ignora, soy muy joven y no quiere que su aspecto se compare con el mío. Ella tiene que ser
la estrella del espectáculo y eso está bien para mí. A veces miro hacia arriba para encontrar a
Stefan mirándome, lo que me pone nerviosa, así que tengo otra copa de champán. Me quedo
atrapada hablando con un aburrido banquero de inversiones cuyos ojos están firmemente
pegados a mi escote. Atormento mi cerebro y trato de recordar si ha estado en una de las
“fiestas” de Stefan. Finalmente, una mujer que debe ser su esposa se une a nosotros, ella pone
una sonrisa falsa, pero sus ojos me lanzan puñales. Entonces es cuando me excuso y voy al
baño.

Cuando salgo, Stefan está esperando. Lanza una mirada rápida para asegurarse de que no
estamos a la vista y luego me toma del brazo y me lleva a su oficina. Cierra la puerta detrás de
él. La pieza central es un gran escritorio de roble que aparentemente es una antigüedad y es
sobre esto que me empuja para que mi trasero se muestre y mi cara descanse sobre la madera.
Empuja la tela corta de mi vestido para que el aire frío golpee mi carne.

—¿Qué es esto? —pregunta en voz baja. Él pone un dedo en el material delgado que
forma mi tanga y la rasga. Siento una mano correr por mi culo—. Muy desobediente,
Michaela. Dije sin bragas. —Su voz es tranquila; él está saboreando esto.

Pero un golpe en la puerta lo devuelve a la realidad.

—¿Stefan? —llama Dora a través de la puerta. Mi vestido es empujado hacia abajo para
cubrirme y soy levantada del escritorio para pararme derecha. Mi tanga rasgada está dentro de
su bolsillo.

—Adelante, Dora. —Ella lo hace con una amplia sonrisa en su rostro. Se resbala un poco
cuando me ve.

—No quise inmiscuirme —se disculpa; la mirada vidriosa en sus ojos me dice que está
borracha.

—No lo hiciste —dice Stefan suavemente—. Michaela irá a una fiesta esta noche y solo
quería hablar con ella sobre ser responsable. Ahora, ¿qué puedo hacer por ti?

Ella se ve un poco retraída ante esto, y escondo una sonrisa. Apuesto que en su mente
borracha, ella iba a atacarlo.
—Oh, los Jensens se preguntaban a dónde fuiste. Querían su opinión sobre una nueva
inversión acerca de la cual se les había abordado.

Hago mi movimiento.

—Mags me está recogiendo en un minuto. Será mejor que prepare mis cosas. —Me
muevo más allá de ellos sin mirar a ninguno. Espero por el bien de Dora que ella no quede
atrapada en su telaraña. Las mujeres harán mucho por un hombre cuando creen que están
enamoradas. Antes de subir las escaleras a mi habitación, tomo otra copa de champán. Ya
todo empacado y lista para partir, me siento en mi cama y bebo mientras espero que Mags me
envíe un mensaje de texto que dice que está afuera. Cuando miro mi teléfono, no puedo
ignorar el hecho de que Liam no me ha enviado un mensaje de texto. No puedo ignorar el
hecho de que duele tampoco. Dreno mi vaso mientras suena un mensaje de texto, pero es solo
Mags. Dejo mi vaso y agarro mi bolso. Es tiempo de fiesta.

Ella está sorprendida por mi abrazo afectuoso apenas entro en su auto.

—He tomado un poco de champaña —confieso, antes de comenzar a reírme.

—Oh no, ahora vas a estar toda quisquillosa sobre el vino barato que le robé a mi mamá.
—Ella se ríe mientras avanza el auto.

—Todo es alcohol, cariño —le digo—. ¡Ahora vamos, necesito emborracharme! —Ella
pone su pie en el acelerador y corremos por las calles. Me siento joven y despreocupada.
Siento que cualquier cosa podría pasar.

La fiesta de Sarah es loca. Hay peleas entre chicos y chicas, sangre es derramada y cabello
es tirado. Mags y yo empujamos a todos en nuestro camino hacia la cocina para encontrar
vasos para el vino. Mientras ella llena nuestros vasos hasta el borde, soy envuelta en un abrazo
desde atrás. Y a medida que el abrazo se transforma en caricias hacia mis tetas y frotamientos
por detrás, sé quién es.

—¡Jeremiah! —Me giro y lo golpeo en el hombro.

—¿Qué? Solo estoy feliz de verte.

—Retrocede, pervertido. —Mags me da un vaso. Jeremiah solo le da una sonrisa


adorable.

—Hola Mags, mi polla está realmente feliz de verte. ¿Qué tal? —Pero luego es alejado por
Lise, que nos abraza a ambas, y es una verdadera hazaña que no derramemos nada de vino.
Eso sería un sacrilegio después de todo.

—¿Adivina con quién se ha acostado Philippa? —grita.


Por favor, que no sea Liam, por favor que no sea Liam.

—¿Ethan? —pregunta Mags como si fuera la respuesta más obvia.

—No, un tipo de otra escuela. Ahora Ethan está al acecho y buscando tener sexo. Pero la
mayoría de las chicas están demasiado asustadas de Philippa como para siquiera tocarlo.

—Bueno, ella estará feliz al menos. —Tomo un sorbo de mi vino, sabe horrible, pero lo
bebo de todos modos. En poco tiempo, Nat nos está arrastrando a una mesa para comenzar a
beber tragos. El alcohol baja muy fácilmente y pronto estoy bailando a más no poder con Mags
y Lise y evitando los avances de los borrachos. Decididamente, no pregunto si han visto a
Liam, aunque estoy constantemente buscándolo. Cuando veo a Nadia apoyada contra la pared
con una cerveza en su mano, me dirijo a ella.

—Hola —la saludo.

—Hola, lindo vestido. —Me regala un cumplido. Bajo la falda tímidamente. Casi había
olvidado que lo estaba usando, y ciertamente no me había vuelto a poner las bragas.

—Gracias. —Y luego no puedo pensar en nada más que decir.

—Estás buscando a Liam. —No es una pregunta, es una afirmación.

—¿Qué? No. —Estoy algo mortificada que haya visto directamente a través de mí.

Ella se endereza.

—Mira, Michaela. Me agradas. A pesar de lo que la gente dice de ti...

—¿Qué dice la gente sobre mí? —Frunzo el ceño—. ¿Es malo?

Ella se ve sorprendida y luego suspira.

—No importa, la gente solo está celosa de tu aspecto, y creo que porque te encuentras un
poco distante lo toman de la manera incorrecta.

—Oh. —Bueno, eso no fue tan malo.

—Mira, Liam es mi amigo. Lo quiero mucho, pero también sé sus fallas. Le gusta tener
las cosas a su manera, y no se compromete con nadie.

—¿Qué tratas de decir?

—Simplemente, no mantengas altas tus expectativas o ilusiones. Liam siempre cuida


primero de sí mismo.
Respiro profundamente.

—¿Te ha hablado sobre mí?

Ella niega con la cabeza y toma un trago de su botella.

—No hablo con los chicos sobre las chicas que están follando. Pueden ser mis amigos,
pero odio cómo tratan a las chicas. —Luego me mira directamente a los ojos—. Liam no es
diferente. Deberías cuidarte a ti misma. —No sé qué pensar ni qué decir, pero luego algunos de
sus amigos se acercan y yo escapo.

Me duele la cabeza y necesito encontrar un lugar tranquilo para pensar. Subo las escaleras
hasta donde sé que hay un baño y abro la puerta sin llamar. Kate está allí, se está viendo en el
espejo y se da vuelta cuando ve mi reflejo. Sé que se siente simple en contraste conmigo, su
cabello y ojos son de un simple color marrón, pecas cruzan su nariz y su ropa es sencilla.

Como si pudiera saber lo que estoy pensando, me mira con frialdad. Aunque estoy
demasiado borracha para que me desconcierte. Me muevo más allá de ella y compruebo que
mi delineador no haya manchado mis mejillas.

Me toma por sorpresa cuando habla.

—Sabes, eres bonita.

Levanto una ceja, pero me quedo en silencio mientras me preparo para lo que sea que está
viniendo.

—Pero no hay nada debajo, no en realidad. Solo eres un falso cascaron, y cuando tu
belleza se haya ido, ¿con qué te quedarás?

Continúo mirándola en el espejo, silenciosa y precavidamente mientras continuaba.

—¿De verdad pensaste que realmente le gustarías a alguien como Liam? Él es inteligente,
brillante incluso. Es demasiado bueno para ti. —Entonces se ríe, y sé que está a punto de
ponerle la cereza al pastel—. Todos se están riendo de ti, Liam y sus amigos. Había un tipo de
apuesta. Ellos están riéndose a tus espaldas sobre como él obtuvo a la mojigata y presuntuosa
Michaela Matthews para ser su zorra, para chupar su pene. Aparentemente, eres muy buena
en eso —dice maliciosamente cuando siento mi cuerpo entero entumecerse—. Así que, ahora
ya lo sabes. Todo lo que eres para Liam es alguien en que pueda meter su polla.

—Su puta para follar —susurro.

—¿Qué? —Frunce el ceño—. De todos modos, ahora lo sabes. Deberías agradecerme. Te


he detenido para que no siguieras viéndote como una tonta. —Sale del baño, cerrando la
puerta detrás de ella. Mis manos están agarrando el tocador y mis nudillos se han vuelto
blancos. Lo dejo ir y me hundo en el suelo, dándole la bienvenida a la fría baldosa debajo de
mi mano para poder sentir algo más que esta cosa furiosa dentro de mí.

Cuando finalmente puedo moverme, empiezo a buscar algo para beber. Robo una de las
cervezas de Jeremiah, una segunda y tercera siguiéndole. Él está disfrutando la vista de mi
cuerpo en este vestido lo cual me da margen de atracar su precioso suministro de alcohol. No
bailo otra vez. No estoy de humor para eso. En cambio encuentro una silla para descansar y
observo las payasadas a mí alrededor mientras me preparo para beber hasta emborracharme
para no tener que pensar más. La paranoia se ha establecido un poco de igual manera, y me
pregunto si las personas se están riendo de mi como Kate dijo.

Cuando Mags tropieza hacia mí y me dice que se dirige arriba con un tipo, tomo su brazo
antes que pueda irse.

—¿Hay personas hablando a mis espaldas y riéndose de mí? —pregunto


desesperadamente.

—No. —Frunce el ceño—. No he oído nada. ¿Por qué?

—Es solo algo que alguien dijo —murmuro.

Me mira con preocupación en sus ojos.

—¿Quieres que me quede contigo? ¿Puedo deshacerme de este tipo si quieres?

—No, ve. Diviértete.

—¿Estás segura? Pareces disgustada.

Sacudo mi cabeza.

—Solo estoy borracha. Vete, estaré bien.

El tipo aparece en ese momento y envuelve un brazo alrededor de su cintura y se inclina


para susurrar en su oído. Sus ojos se iluminan, pero todavía estaba preocupada sobre mí.

—¡Váyanse! —les digo, poniendo una sonrisa en mi cara para convencerla. El tipo toma la
iniciativa y comienza a guiarla por el camino. Mi sonrisa cae en el instante que desaparecen de
mi vista.

—Esa perra siempre se queda con los más apuestos —dice Nat nostálgicamente cuando se
deja caer en la silla a mi lado—. Oye, he querido decirte cuanto lo siento por lo que dije en la
escuela. A veces no pienso antes de hablar.

La veo expectantemente.
—Sabes, dije que Liam solo estaba usándote por sexo, ¿recuerdas? —explica.

—Está bien. ¿Pero por qué dijiste eso? ¿Alguien ha dicho algo? —Bebo de mi cerveza
mientras espero su respuesta, siento que quizás pueda necesitarla.

Ella se ve incómoda y levanta un hombro.

—Las personas han dicho algunas cosas, pero sé que lo hacen porque están celosas. Todo
lo que quise decir fue porque obviamente no están saliendo, solo teniendo sexo. Te mereces
algo mejor.

—¿Qué han estado diciendo las personas? —Tenso mi agarre en la botella en anticipación.

Aparta su mirada.

—Que él y ese grupo con el que pasa el tiempo se ríen sobre la manera en que puede
follarte cuando quiera. Como te tiene envuelta alrededor de su dedo, o pene, en este caso. —
Me observa y nota las lágrimas en mis ojos—. Oh, no llores. No quería molestarte. Solo son
rumores, y de todas formas alguien como tú debería estar con chicos más educados, y no esos
perdedores drogadictos.

Trago rápidamente el resto de mi cerveza y después me levanto.

—Necesito usar el baño.

—Iré contigo —dice Nat, preparándose para levantarse. Pero sacudo mi cabeza hacia
ella.

—Quiero estar sola.

—Oh. —Me ve llena de tristeza—. Nunca debí haberte dicho algo, lo siento.

—Me alegra que lo hayas hecho, de verdad. Gracias. Regresaré pronto. —Me dirijo hacia
el baño de arriba pero antes de subir las escaleras atrapo un vistazo de Liam rodeado de sus
amigos. Giro mi cara automáticamente para ocultarlo de mi vista mientras continuo mi
camino. Me tropiezo con Lucas saliendo del baño.

—Hola —digo sin aliento, cuando una idea se forma en mi mente.

—Hola. —Me sonríe—. ¿Estas teniendo una buena noche?

—Está mejor ahora. —Estoy sonriendo como una idiota. Audazmente agarro su mano y
lo arrastro conmigo cuando abro la puerta de la habitación. Esta vacío y me sigue. Suelto su
mano y me giro para enfrentarlo. La mirada en su cara es una mezcla de aprehensión y anhelo
todas en una. Tomo un paso más cerca de él y pongo una mano en su cintura antes de
lentamente alcanzarlo y besarlo suavemente. Me besa de vuelta cuando coloca sus manos en
mi espalda jalándome más cerca.

Él rompe nuestro beso primero, alejando sus manos y tomando un paso hacia atrás. Le
frunzo el ceño. Esto no es como se supone debería ser.

—¿Qué está mal?

Aclara su garganta.

—Michaela, eres una chica realmente bonita y todo pero…

—¿Qué? Pensé que te gustaba —digo suavemente, incapaz de enmascarar mi dolor.

—¡Lo haces, me gustas! Es solo que ahora estoy con Sarah.

—Oh. —¿Cómo no pude ver eso?—. Oh Dios, lo lamento tanto. No tenía idea.

—No te preocupes, está bien. Aunque nunca debí corresponder tu beso.

—¿Podemos, por favor, solo olvidar que esto alguna vez paso? Estoy tan avergonzada.

Sonríe hacia mí.

—Eso sería lo mejor. Realmente lo siento. Oye, te importa si salimos de manera separada,
no quiero que nadie tenga una idea equivocada. —Y con eso abre la puerta y se desliza fuera.
Me siento en la cama con mi cabeza entre mis manos, mi cara todavía sonrojada en
vergüenza. Me doy cuenta que estoy peligrosamente cerca de llorar y trato de parpadear
rápidamente para evitar las lágrimas. Necesito salir de aquí.

Me levanto y enderezo mi falda y rápidamente reviso mi apariencia en el espejo. No me


veo tan mal para ser una borracha triste. Mi teléfono y bolso están en el coche de Mags así que
hago mi camino afuera, evitando a propósito todo el contacto visual para no tener que hablar
con nadie. Afortunadamente no había bloqueado su auto así que recupero mis cosas
fácilmente.

Hay un solo mensaje de texto en mi teléfono y es de Liam.

¿Estás en la casa de Sarah? Estoy excitado. Lo borro sin responder. Escribo un rápido mensaje
de texto a Mags diciéndole que me voy a casa, en cambio, y luego llamo a un taxi. Empiezo a
caminar por el largo camino de entrada de Sarah para esperar por el taxi cuando voces llegan
detrás de mí.

—No, Ryan. Incluso la chica gorda no te quiso.


—Únicamente porque me escuchó llamarla novilla. De lo contario la habría tenido en sus
rodillas tan rápido.

Son Liam y sus amigos. No quiero verlos por lo que rápidamente me agacho entre los
árboles y los arbustos que delinean el camino de entrada antes que salgan a la vista.

—Liam es todavía el rey indiscutible de los coños, Ryan. Tienes un largo camino que
recorrer —dice Robbie.

—Sí, fue capaz de hacer que esa perra remilgada dejara caer sus bragas para él. ¿Quizás
podrías convencerla de tener una orgía con nosotros? —Esto es dicho por Nick. Sus palabras
queman. Siempre pensé que le agradaba.

Todos se ríen del comentario de Nick. Esperé en la oscuridad de los árboles, apenas
atreviéndome a respirar, hasta que han pasado por mi escondite y escucho el rugir de un
motor. Solo entonces me atrevo a salir, abrazándome a mí misma mientras salgo al camino. El
taxi aparece unos minutos después y le doy la dirección de casa.

***

Los del servicio de catering todavía están limpiando. Los paso por el camino y me dirijo a
arriba.

—Michaela —grita Stefan, pero lo ignoro y sigo mi camino hasta que alcanzo mi
habitación. Dejo caer mi bolso y chaqueta al suelo y me siento en mi cama con mi cabeza
colgando hacia abajo desanimadamente. Stefan golpea ligeramente en mi puerta antes de
abrirla.

—¿Qué sucede? Pensé que te quedarías en la casa de tu amiga.

Me encojo de hombros, sin decir nada.

Se sienta a mi lado.

—¿Pasó algo? ¿Estás bien?

—Solo tuve una mala noche. —Soy capaz de decir, pero luego las lágrimas comienzan a
caer libre e instantáneamente envuelve sus brazos alrededor de mí, tirándome hacia él. Odio
estar llorando aquí, entre sus brazos pero no puedo detener las lágrimas.

Acaricia mi cabello.

—Shh, todo está bien. Estas en casa ahora —me consuela. Cuando finalmente las
lágrimas cesan, me alejo y limpio mis ojos.
—¿Qué paso?

—Solo los chicos siendo idiotas —digo.

Me da una pequeña sonrisa.

—No te dejes atrapar por los chicos, eres demasiado joven para eso. —Cepilla mi cabello
lejos de mi cara—. ¿Acaso un chico no te quiso?

Asiento.

—Oh, Michaela. Ya deberías saber que soy el único que te ama. —Atrapa mi cara con sus
manos, forzándome a verlo—. Muy en el fondo, esas otras personas, saben lo que eres. Saben
que eres una pequeña zorra. Ellos solo te querrán para una cosa. Ahora, ¿dime quien te ama?

—Tú.

—¿Quién más?

—Nadie más. —Me atraganto.


Capítulo 13
Me toma mucho tiempo quedarme dormida. Cuando me despierto en la mañana,
me siento como la mierda por el alcohol pero me las arreglo para ducharme antes de
ponerme unos jeans y una camiseta. En el espejo, veo ojeras debajo de mis ojos
inyectados en sangre. Renuncio al maquillaje por una vez. Stefan odiará eso. También
va a odiar que haya recogido mi cabello en una simple cola de caballo; le gusta el
cabello suelto cayendo por mi espalda. Me veo como la mierda.

La casa está tranquila y tomo una manzana de la cocina antes de salir por la
puerta. Traigo mis zapatillas deportivas así que camino al parque en vez de conducir.
Me siento debajo de un árbol, abrazando mis rodillas contra mí pecho y observo a las
familias y las personas jugando deportes a mí alrededor. Mi teléfono suena
periódicamente con mensajes de texto dejándome saber los chismes de anoche.
Eventualmente, llega uno de Liam.

Terminé tu tarea. ¿Puedes venir?

Miro las palabras por tanto tiempo y tan intensamente, decidiendo que hacer.
Finalmente le escribo un mensaje.

Estoy en el parque. No traigo mi coche. ¿Puedes venir aquí?

Unos segundos después mi teléfono suena. Está de camino.

Un grupo de chicos mayores lanzando alrededor el balón de fútbol lo patean en mi


dirección y apenas se libra mi cabeza. Uno de los chicos trota alejándose del grupo
para recuperar el balón. Me da una sonrisa cegadora.

—Lo siento por eso. No te pegamos, ¿verdad?

—No, pero buen intento. —Él agarra el balón que está a mi lado y lo lanza de
vuelta a sus amigos.

—Soy Daniel. —Me tiende la mano y no tengo más opción que estrecharla.

—Michaela.
—Gusto en conocerte, Michaela. ¿Qué estás haciendo aquí, sentada sola?

—Solo quiero estar conmigo misma. —Él parece tomar esto como una invitación
para sentarse junto a mí. Es guapo y si Mags estuviera aquí estaría coqueteando
intensamente. Pero no soy Mags.

—Bueno, eso no suena muy divertido. ¿Por qué no vienes a jugar con nosotros?

Le doy una sonrisa auto conocedora.

—Soy terrible en eso, sin coordinación.

Él me sonríe.

—Puedo enseñarte algunas cosas. —Estoy a punto de negar con la cabeza y


declinar su oferta cuando una sombra cae sobre nosotros. Liam está ahí de pie.

—Yo puedo enseñarle todo lo que necesita saber —dice él casualmente, pero
puedo decir que está enojado. Sus manos están cerradas en puños a sus costados.
Daniel lo mira y se levanta. Los dos se inspeccionan como midiéndose el uno al otro.
La mirada de Liam es dura y Daniel parece encogerse ligeramente bajo su mirada.
Daniel alza las manos.

—Solo estoy ofreciéndolo, sin daño. —Entonces vuelve su mirada hacia mí—. Fue
un placer conocerte, Michaela. Espero verte otra vez. —Luego se voltea y camina
lentamente hacia sus amigos. Liam lo observa irse, antes de sentarse junto a mí.

—¿Quién es ese idiota?

—Lo acabo de conocer. ¿Trajiste mi asignación?

Él busca dentro de su mochila y lo saca.

—Como prometí. Esto será una A, sin sudar.

—¿Lo será? —No puedo evitar el tono en mi voz y él me frunce el ceño.

—Ya me disculpé por eso. No lo haré nuevamente —deja salir, enojado.

Me voy a levantar, apretando mi asignación en mi mano.


—No te enojes conmigo. Tú fuiste quien decidió joder con mi vida. —Él pone una
mano en mi brazo, deteniéndome.

—Tienes razón. No te vayas. —Me relajo y me vuelvo a sentar mientras él


continúa—: Siento no haberte visto anoche. Solamente fui a esa fiesta porque dijiste
que ibas.

—Me sentí mal y regresé a casa. —Él se estira para tomar mi mano, pasando su
pulgar sobre mi piel en un movimiento reconfortante. Odio que me guste su toque
tanto. Odio que tenga ese poder sobre mí.

—¿Quieres que regresemos a mi casa? Traigo mi coche. —Este es el momento por


el que he estado esperando o, más bien temiendo. Lo he repasado en mi mente. Al
final del día, todavía necesito su ayuda para sacar una buena calificación en Francés
pero al menos sé dónde estoy parada con él. Empujo mis sentimientos profundamente
y lidio con la humillación.

—Seguro —le digo rotundamente.

Cuando llegamos a la entrada de su casa, maldice. Su hermano y algunos otros


chicos están sentados en el porche fumando marihuana abiertamente y bebiendo
cerveza. Salimos del coche. Puedo sentir la tensión de él mientras su mano roza la mía
mientras camina a mi lado.

—Hola hermanito. Michaela, te ves encantadora hoy. —Alex se las arregla para
hacer que suene tan sucio que sus amigos colapsan en risas.

—Déjala en paz —ordena Liam.

—No estoy haciendo nada. ¿Por qué no se unen a nosotros? Toman un par de
cervezas. —Los ojos de Alex están escaneando mi cuerpo.

Liam está sacudiendo su cabeza, y aquí es cuando decido hablar.

—Seguro —digo animadamente, y me siento en uno de los escalones del porche.

—¿Qué estás haciendo? —pregunta Liam, sin verse feliz.

—Quiero una cerveza. —Liam me mira fijamente por un segundo, antes de


sentarse a regañadientes a mi lado. Un par de cervezas nos son pasadas. La fría botella
se siente bien y asienta toda la confusión dentro de mí.
—¡Salud! —digo, y Alex y sus amigos chocan sus botellas con la mía.

—¡Salud! —Corean ellos. Liam solo me ve de reojo, todavía tenso. Me ofrecen del
porro, pero lo rechazo. Los amigos de Alex se llaman Johno y Mike. La forma en que
me miran hace que se me erice la piel, pero esa es la sensación a la cual estoy
acostumbrada así que no es la gran cosa. Al menos son abiertos en sus intenciones, a
diferencia de Stefan y sus amigos. Ellos hablan sobre las peleas clandestinas que
suenan viciosas y violentas. Liam se une solo cuando le hacen una pregunta directa,
pero su hostilidad es evidente.

Su cerveza hace mucho que se terminó, antes que la mía, y cuando finalmente me
bebo la última gota Alex instantáneamente me está ofreciendo otra. Liam interviene
antes de que pueda decir nada.

—Tenemos cosas por hacer. Vamos, Michaela. —Se levanta y me mira expectante
mientras extiende una mano. La tomo lentamente y lo dejo levantarme. Destello una
brillante sonrisa a Alex y sus amigos.

—Gracias por la cerveza.

—Cuando quieras, cariño. —Alex me da una sonrisa y puedo decir que su mano
pica por tocar mi culo mientras lo paso subiendo los escalones.

—Encantado de conocerte, Michaela —dice Juhno, una sonrisa babosa en su


rostro.

—Igualmente. —Mi sonrisa y voz amigables, Liam tira de mi brazo.

—Vamos —murmura. Me guía por el pasillo hacia su habitación. Tan pronto


como la puerta se cierra deja ir mi mano.

—¿Qué demonios estás haciendo? —demanda.

—¿De qué estás hablando? —digo distraídamente mientras camino hacia el estante
y comienzo a ver los títulos. Tiene muchos libros de leyes porque eso es lo que quiere
estudiar en la universidad.

—Animando a Alex y sus amigos así. Eres tan ingenua. —Me permito una
pequeña sonrisa, sin humor hacia la estantería, la cual él no puede ver por supuesto.

—No soy ingenua. —Mi voz es plana y sin emoción.


—¿De verdad? Porque esos tipos te tendrían borracha y desnuda antes de que lo
supieras si yo no estuviera ahí, y tú estabas allí sentada actuando como su mejor
amiga. —Lo escucho tomar una profunda inhalación—. Mira, estos no son el tipo de
chicos a los cuales estás acostumbrada a…

—No sabes nada sobre mí. —Me giro hacia él.

—Sí lo hago. Sé que no sales con personas como nosotros.

—Soy demasiado… —Busco la palabra que escuché de unos de sus amigos


anoche—, remilgada. ¿Soy demasiado perra remilgada como para salir con tus amigos?
—No puedo retener la amargura de mi voz mientras lo miro.

Esa pared sin emociones aparece sobre sus rasgos.

—Nunca te llamé así.

—Es lo que piensas, ¿no es así?

Él suspira y se sienta en la cama, agachando su cabeza y pasando una mano por su


cabello.

—No te traje aquí para pelear contigo —murmura.

—No, me trajiste para follarme. Así que no eres tan diferente de esos tipos de allá
afuera, ¿o sí? Oh, y solo para que conste. Sé exactamente lo que son. Son hombres, lo
que significa que son cerdos absolutos sin excepción.

Se levanta.

—¿Sabes qué? No voy a hacer esto contigo. No soy tu novio así que no tengo que
pelear contigo. Solo voy a llevarte a tu casa.

Agarro mi bolso.

—Por supuesto no eres mi novio. Tú nunca saldrías con alguien como yo. ¡Crees
que eres mejor que yo! —Mis palabras salen con ira y no puedo detenerlas—. Crees
que soy demasiado engreída y demasiado remilgada. Crees que soy solo una puta, una
jodida broma para que tú y tus amigos se rían. —A través de mis lágrimas enojadas
construyéndose en mis ojos, veo la sorpresa en su rostro.
—Solo mantente jodidamente lejos de mí —murmuro, me giro y abro la puerta,
cerrándola de golpe detrás de mí. Salgo de la casa hecha una furia, murmurando
“adiós” a los chicos en el porche. Camino hasta el final de la calle y luego corto por el
callejón el cual espero que me acerque a mi casa, pero no lo hace y me toma un rato
averiguar qué voy en dirección equivocada.

Eventualmente, el Toyota familiar de Nat se detiene a mi lado.

—¿Qué haces aquí? —pregunta mientras abro la puerta y entro agradecidamente.

—Fui a caminar.

—Está bien. De cualquier forma, me alegro encontrarte. Estaba preocupada por ti.
Siento haberte molestado.

Me encojo de hombros.

—Solo fuiste la mensajera. Oye, ¿les has dicho a los demás sobre esto?

Ella sacude su cabeza.

—De ninguna forma. Sabes cómo es Mags; ella irá tras él y sus amigos sin saber la
historia completa.

—Tienes razón. ¿Podemos mantener esto solo entre nosotras?

—Seguro. ¿Seguirás viéndolo?

—Nop. ¿Ahora podemos cambiar de tema por favor?

Nat comienza a cotillear y dejo de escuchar. Una vez que me deja, me dirijo
directamente a mi habitación. La casa está en silencio y vacía. Cuando llego a la
seguridad de mi dormitorio, me dejo caer en mi cama y lloro.

No me hace sentir mejor. Pero cuando mi cabeza está lo suficientemente aclarada


para concentrarme, saco la asignación que Liam me dio. Repaso palabra tras palabra,
haciendo algo de búsqueda por internet para traducir todo lo que escribió y me aseguro
de que al menos la gramática esté correcta. Para mi ojo inexperto, parece como que él
hizo un buen trabajo. Me arriesgaré al entregarlo.
Capítulo 14
Soy la última en la clase el lunes por la mañana. Coloco mi tarea encima de la pila y tomo
asiento. Kate está a mi lado y Liam está detrás de mí, estoy rodeada de enemigos mientras
saco mis libros y centro toda mi concentración en el monólogo de Madame. Ella escribe la
siguiente pregunta teórica y la copio diligentemente, supongo que soy la única. Cuando llega el
tiempo para conversar, elijo a Jeremiah que está encantado. Kate debería estar feliz, ella tiene
a Liam. Sus malas intenciones han valido la pena.

Jeremiah se inclina hacia mí.

—Oye, te veías muy sexy en ese vestidito que vestías en la fiesta.

—¿Sí?

—Oh sí. Me pusiste duro como una piedra, fui y jodí a una chica gorda, pero todo el
tiempo estaba pensando en ti. —Jeremiah acaba de probar mi teoría de que todos los hombres
son cerdos.

—¿De verdad? —Mis labios se curvaron en una sonrisa—. ¿Follaste a Kate? — Dejo que
mis ojos le echen un vistazo. Su rostro está rojo de ira y vergüenza. Jeremiah se ríe a
carcajadas. Liam nos está mirando con curiosidad.

—Muy bueno. Realmente, estaba muy borracho, no recuerdo quién era. ¿Eras tú, Kate?

Ella apretó sus labios.

—¿Quién diablos crees que eres? —Comenzó, pero la interrumpí sin ninguna sonrisa en
mi rostro.

—No hagas lo que no te gusta que te hagan, perra —dije bruscamente—. ¿Crees que esto
fue más grave de lo que me dijiste en la fiesta? —Respira hondo, preparándose para
responderme, pero me le adelanté—. Deberías estar feliz. Puedes follar con Liam ahora, ¿pero
crees que él te querría? ¿La quieres, Liam? Dirijo mi mirada hacia él.

—Deja de ser una perra —dice en voz baja.

—¿Por qué no debería serlo? Estoy rodeado de ellos. —Luego miro otra vez a Kate y le
dedico una dulce y enfermiza sonrisa—. Responde a mi pregunta. ¿Crees. Que. Él. Te. Quiere?
O sea, él no me quiere porque... ¿qué fue lo que dijiste? Solo soy un “cascaron” insignificante.
Soy solo un lugar donde él mete su polla antes de huir con sus amiguitos a reírse de mí. ¿Y qué
eres? ¿Qué te hace lo suficientemente buena para él? Dile lo que tienes que ofrecerle. Porque
créeme, si él y sus amigos se ríen de mí, entonces harán lo mismo contigo. ¿Eres una de las
“novillas” a que ellos jodieron este fin de semana? —Miro a Liam—. ¿Fue Ryan? —Él me
devolvió la mirada al comprender, pero rápidamente miré a Kate—. Porque si es así, créeme
cuando te digo que estaban siendo tan desagradables contigo.

Ella está mirando su escritorio ahora, ruborizada. Me vuelvo hacia mi escritorio mientras
Madame grita:

—En francés, por favor3.

Jeremiah me está mirando con asombro.

—Eres impresionante. —Articula.

Pero él está equivocado.

No soy impresionante.

Soy horrible.

Soy la primera en salir de clase al momento en que suena la campana. En un baño vacío,
miro mi reflejo, odio lo que veo. Cierro los ojos y cuento hasta diez para calmarme, pero
cuando los vuelvo a abrir, la misma chica horrible me está mirando. Tengo que salir de aquí.
Me dirijo a mi casillero mientras los pasillos están sin gente. Todos van a su próxima clase. Yo
no, me voy.

Saco mi mochila y me dirijo a mi auto. Nadie me detiene. Entro y me siento detrás del
volante por un momento, mirando a la nada. No tengo idea de dónde voy a ir. No quiero irme
a casa, eso es todo lo que sé.

La puerta del pasajero se abre y giro la cabeza asustada. Liam entra y cierra la puerta.

—Si estás escaqueándote del colegio, no te quedes ahí sentada o te atraparán. Conduce.
—Hago lo que dice. Cuando salgo del estacionamiento, pregunta—: ¿A dónde vamos?

—No lo sé.

Él espera un segundo antes de decir:

—¿Es por eso que vienes actuando tan raro? ¿Porque crees lo que dijo Kate?

3
Frase original en francés: En Français, s'il vous plait.
—Kate no es la única que lo dice. Oí a tus amigos. ¿Hubo realmente una apuesta? —Mi
atención se centra únicamente en el camino. No me atreví a mirar en su dirección.

—Hace dos años, estábamos jugando. Y para que conste, en primer lugar no le conté a
nadie que tuvimos sexo. Eso lo hicieron tus amigos. —Hace una pausa—. En fin, ¿por qué
todos pensaron que eras virgen? ¿No es el tipo de cosas que hablan las chicas? —Ignoro esa
pregunta.

—Pero te ríes a mis espaldas.

—No lo hice. Mis amigos a veces son idiotas, y odian a tu grupo de amigos, así que por
ende, eso te incluye, supongo. No te defendí de ellos porque pensarían que era raro, porque
ellos piensan que solo eres una chica a la que estoy jodiendo. Les dije que el sexo contigo era
genial. Están celosos.

Me quedo en silencio.

—Vamos a mi casa, no habrá nadie. Podemos hablar ahí.

—No quiero tener sexo —murmuro.

—No tenemos que hacerlo.

Me siento en la mesa de su cocina mientras él prepara café. El lugar luce


sorprendentemente ordenado para dos hombres que viven solos la mayor parte del tiempo.
Después de que coloca la taza humeante frente a mí, toma asiento a mi lado.

—Nunca me reí de ti a tu espalda. Debería haberles dicho que se callaran, sí, lo admito.
Pero lo que estamos haciendo, esto no es una broma para mí.

Lo miro con mi guardia alta mientras continúa.

—Sabes, me acerco a ti todo el tiempo en la escuela y te beso, te toco. Nunca inicias eso
conmigo. —Él me estudia mientras habla.

—Porque sé que no me quieres, muchas veces no sé dónde estoy contigo. Y no quiero que
la gente piense que soy una puta. Sabes, soy lo suficientemente buena para follar contigo, pero
no soy lo suficientemente buena para ser tu novia.

—Me gustas ahora. Quizás al principio no, es verdad. Me gusta pasar tiempo contigo.
Ayer me enfadé tanto cuando llegué al parque y ese idiota estaba hablando contigo. No soy un
chico celoso, pero lo soy contigo. —Él agarra mi mano, sujetándola fuerte—. ¿Estás segura de
que no crees que no soy lo suficientemente bueno para ti? Ni una sola vez me has invitado a tu
casa.
Lo miro a los ojos para que sepa que estoy diciendo la verdad.

—Te lo dije, mi padrastro es difícil. A él no le gusta que esté con ningún chico.

—¿De Verdad? ¿Ningún chicos o chicos como yo? —Por un momento, casi veo una
mirada desesperada en sus ojos, como si pudiera ser destrozado en un instante.

Le sonrío tristemente.

—Ningún chicos ¿Recuerdas a Simon que solía ayudarme antes? Stefan lo odiaba con
pasión y yo nunca lo toqué.

Mira al suelo, considerando algo antes de tragar y mirarme.

—Bien, entonces, ¿cómo lo hacemos? Estamos juntos en la escuela, pero tus padres no se
enteran. ¿Tus amigos les dirán?

Niego con la cabeza.

Él me da una amplia sonrisa, se inclina y me besa.

***

Cada vez que Liam pone mi mano en la suya y envuelve su brazo libre alrededor de mi
cintura, estoy en el cielo. La seguridad y protección que obtengo al estar con él no tiene precio.
Floto como una chica obsesionada y enamorada. Solía despertarme cada mañana con un
sentimiento de temor, ahora me despierto con una sonrisa al pensar de lo veré cada día.

Estamos en el sofá en el salón de Jeremiah, metidos uno en el otro como si nadie más
existiera mientras la fiesta continúa a nuestro alrededor. Me besa el cuello mientras cierro los
ojos, extasiada con su toque. Sin embargo, esta noche no podré tener relaciones sexuales con
él. Stefan vino a mi habitación anoche; su agresión ha dejado moretones que no podré
explicar. Parece estar cada vez más alterado últimamente, sé que recientemente perdió a un
cliente importante y creo que ha estado consumiendo más drogas con mamá. Usualmente no
lo hace porque le gusta tener el control, no creo que esto sea una buena señal.

—Amigo, ustedes dos siempre están en ello. —Ryan se derrumba a nuestro lado,
poniéndose cómodo y obligándonos a movernos. Liam suspira y se separa de mi cuello para
darle un poco de atención a su amigo. Ryan se ha descongelado un poco desde que Liam y yo
comenzamos a salir, pero no es del todo amigable.

—Pensé que te había visto con una chica antes. —Liam toma nuestras cervezas de la mesa
de café y me da la mía.
—Es territorio virgen. La cuestión es que ella no me dejó acercarme —murmuró Ryan con
desanimo, luego se animó—. Su cara no era tan buena de todos modos. Tendría que haberlo
hecho con las luces apagadas. —Liam sonríe, yo no lo hago. Me desenredo de Liam y me
levanto.

—¿A dónde vas?

—A buscar a mis amigos, nos vemos pronto. —Me alejo y entro a la cocina. Nat me
abraza cuidadosamente mientras trata de no derramar su bebida.

—¿Dónde has estado? No te he visto en toda la noche.

—Se ha estado ocultando con su novio —responde Philippa, antes de volverse para besar
a Ethan y olvidándose de los demás—. Vamos arriba —le susurra. Los vemos irse antes de que
Nat se gire hacia mí.

—¿Así que ustedes dos todavía están juntos? —Ella no se ve feliz. Sé que a Nat no le gusta
por lo que dicen. Solo habíamos discutido esto una vez y desde entonces ella ha mantenido la
boca cerrada. Pero ahora está borracha y es probable que su boca este más suelta.

—Lo estamos —respondo, preparándome para lo que sea que ella me arroje.

—No sé lo que le ves. Quiero decir, claro, es guapo, pero ¿es lo suficientemente bueno
para ti?

Yo suspiro.

—Es bueno conmigo, es amable. Eso es todo lo que quiero. Vamos Nat, ¿Qué tienes
contra él?

—No quiero ver como te lastima. Es como si estuvieras locamente enamorada de él. No
estoy segura de que él merezca tu adoración.

Tengo que sonreír ante eso.

—¿Adoración?

—¿Qué? Es una palabra, ¿verdad? Voy a tener que buscarla. —Está sacando su teléfono
para hacer exactamente eso, cuando un tipo con el que coquetea regularmente aparece y la
abraza borracho. Toda su atención está en él y aprovecho ese momento para escapar.

Liam todavía está sentado en el sofá y Ryan se ha ido. Pero ahora hay dos chicas sentadas
a cada lado de Liam. No puedo recordar sus nombres, pero pasan el rato con los amigos de
Liam. Son de aspecto duro, algo así como Nadia, pero no tan agradables. Ellas me ven antes
de que Liam lo haga. Una se burla de mí, pero la otra, la que tiene la atención de Liam y su
mano en su pierna, me da una sonrisa triunfante. Liam sigue su mirada y finalmente me nota
de pie ahí. Casi salta de miedo. En cualquier otra circunstancia lo encontraría gracioso porque
Liam raramente se sorprende o muestra una emoción vulnerable. Pero no es divertido en este
momento.

—Oye. —Frunce el ceño, la mano de la chica todavía está en su pierna como si lo


estuviera reclamando. Él se la quita de encima y se pone de pie, alcanzándome. Me alejo antes
de que lo consiga, y él me sigue por el pasillo. Me detengo y me apoyo contra la pared,
mirándolo con desconfianza.

—¿Qué estabas haciendo? —Mi voz es uniforme y normal.

—Solo estaba hablando con ellas.

—Esa chica tenía su mano en tu pierna.

—¿Y? Mira, Tamsin puede ser un poco descarada a veces. Es solo como ella es. La
conozco desde hace mucho tiempo y nos sentimos cómodos el uno con el otro. —Bebe su
cerveza, mirándome.

—¿Eso significa que solías acostarte con ella? —Mi voz es acusadora ahora y él se ve
molesto.

—¿Y qué si lo hacía? Me he acostado con muchas chicas, pero ahora no me acuesto con
ellas. —Me está mirando fijamente.

—¿Así que la follaste?

—¿Por qué esto incluso importa? —Su voz es tensa y enojada—. Y ya que estamos en el
tema de follar a otras personas. ¿A quién has follado? Eres tan reservada a veces. Por lo que sé,
la mitad de la escuela te ha follado, todavía podrían estarte follando. Vamos, dame un poco
más de información para que pueda acusarte irracionalmente de estas cosas.

—¡No vuelvas esto contra mí! —Voy a irme, pero él me sostiene del brazo.

—Detente. No quiero pelear contigo. —Su voz es más tranquila ahora—. Lo siento, ¿está
bien? Estoy borracho pero no debería haber dejado que me tocara. —Me rodea con sus brazos
y me acerca a su pecho, apoyando la cabeza sobre la mía—. ¿Estamos bien? —Lo abrazo
fuertemente de vuelta.

—Lo siento.

Él se aparta, sonriendo.

—Vamos a buscar una habitación libre.


—Oh.

Su sonrisa cae.

—¿Qué pasa?

—Tengo mi período —miento.

—Bueno. No me gusta la sangre, así que… ¿solo quieres acurrucarte?

Le brindo una amplia sonrisa. Está en la punta de mi lengua decir “te amo”, pero por
supuesto no lo hago.

Dejo que Liam me deje en casa por la mañana en lugar de Mags porque se supone que
Stefan está fuera. Pero cuando entramos en el camino de entrada y aparece el BMW negro de
Stefan a la vista, mi corazón se detiene. Casi le digo a Liam que de la vuelta pero Stefan sale
de la casa antes de que tenga oportunidad.

—¿Es ese tu padrastro? —pregunta Liam.

Todo lo que puedo hacer es asentir mientras comienzo a formar mentalmente mentiras en
preparación.

—Adiós —le digo brevemente a Liam, tomando mi bolso y saliendo del automóvil tan
pronto como nos detenemos. Stefan está viendo el automóvil de Liam con una mirada ilegible
en su rostro. Camino hacia él y sonrío, luego escucho una puerta cerrándose de golpe y me doy
la vuelta. Liam ha salido del auto y camina hacia nosotros.

—¿Quién eres? —pregunta Stefan. Él tiene esa personalidad de negocios intimidante, pero
por supuesto, nada molesta a Liam. Él desliza un brazo casualmente alrededor de mi cintura
antes de encontrarse con los ojos de Stefan.

—Soy Liam, el novio de Michaela. —Me pregunto si Liam puede sentirme temblar. Los
ojos de Stefan se deslizan hacia mí, y la mirada fría me produce escalofríos.

—Novio, ¿en serio? ¿Y cuándo sucedió esto?

—Ayer —miento rápidamente—. Liam me ha estado ayudando mucho con el francés y


ayer me invitó a salir. —Estoy agradecida por el brazo de Liam alrededor de mi cintura. Se
siente como si me estuviera dando fuerza. Stefan me mira por un momento antes de cambiar
su mirada a Liam y extender su mano.

—Stefan Manderley. —Liam la sacude, y luego su teléfono suena como si tuviera un


mensaje de texto. Él mueve sus ojos rápidamente a éste y luego lo guarda.
—Mejor me voy. Fue un placer conocerlo, Sr. Manderley. Michaela, te veré en la escuela.
—Me da un casto beso en la mejilla antes de volver a su auto. Stefan lo observa alejarse antes
de inmovilizarme con su mirada. Siento que no puedo moverme.

—Eres una idiota —dice en voz baja. Yo espero.

—A ese chico no le gustas o no te quiere —continúa—. Solo quiere follar tu pequeño y


apretado coño.

—L-lo sé —tartamudeo.

—¿Se lo estás permitiendo?

—Por supuesto que no. —Intento actuar afrentada ante la pregunta—. Stefan, solo quiero
que la gente piense que soy normal. La gente de la escuela piensa que soy rara porque nunca
he tenido novio. —Trago saliva antes de decir el siguiente fragmento—. Él no es nada para mí.
Solo es un drogadicto perdedor que quiere que todos sus amigos piensen que me está jodiendo.
Le gusta cómo me veo. Es eso.

Él me mira fijamente y me entra el pánico. No puede alejarme de Liam, simplemente no


puede. Pero entonces parece relajarse y da un paso atrás. Asiente.

—Bien. Puedes seguir viéndolo. —El alivio me inunda. Si no pudiera ver a Liam, creo que
moriría.

Me muevo para alejarme pero su mano me agarra del brazo con fuerza, impidiendo
cualquier escape.

—No me hagas arrepentirme de esto.

—No lo haré —susurro.


Capítulo 15
Mi cumpleaños viene y Liam quiere invitarme a salir. Elijo un vestido femenino, pero no
apretado o vulgar. Me veo de mi edad en este y veo a Stefan levantar sus cejas; definitivamente
no es algo que él hubiera elegido para mí. Su estado de ánimo se ha vuelto cada vez más
irracional últimamente y cada día es la ruleta rusa. ¿Voy a tener al ‘novio’ Stefan, o voy a
conseguir al ‘sádico’ Stefan? Lo he mantenido alejado de Liam tanto como sea posible. Quiero
que siga creyendo que Liam es solo un drogadicto. Si se entera de lo inteligente que es Liam,
podría sentirse amenazado.

Espero que Stefan desaparezca en su oficina antes de que llegue Liam. Pero no lo hace,
sino que espera y bebe su Bourbon. Mi madre también está por aquí, ha olvidado que es mi
cumpleaños, pero Stefan no. Me ha dado joyería que sé que nunca usaré.

Cuando Liam toca el timbre, mi mamá es la primera que está allí. Ella tiene su propio
bourbon perezosamente en la mano y claramente ha tenido media botella. Ella lo hace pasar.
Puedo ver que ella tiene ese aire confabulador y coqueto sobre ella mientras lo mira de arriba
abajo mientras me resisto la necesidad de vomitar. Cuando ella me da un vistazo, frunce el
ceño. Soy su competencia y lo sabe. Obligo una sonrisa en mi rostro y saludo a mi novio. Se
vistió bien, pero no demasiado bien. Aún podría ser tomado por un drogadicto.

—Oye, hermosa —me dice en voz baja mientras sus labios rozan mi mejilla. Huele muy
bien y realmente quiero arrastrarlo hasta mi dormitorio mientras cierro los ojos e inhalo su
aroma. Pero soy interrumpida por Stefan.

—Michaela, puedo tener unas palabras. —Stefan gira y se dirige hacia su oficina, y yo
sigo detrás como un perro obediente después de enviar una mirada de disculpa a Liam.

—No te preocupes. Yo me encargaré de él —dice mi madre, hay un brillo seductor en sus


ojos normalmente muertos. Liam no muestra ninguna expresión, simplemente comienza a
examinar las pinturas en las paredes.

Stefan cierra la puerta. Sus manos empiezan a buscar a tientas la hebilla de su cinturón y
el horror me sobrepasa. ¿No me va a obligar a hacer esto ahora? No con Liam aquí.

—De rodillas, ahora. —Considero suplicar, mendigar, pero aprendí hace mucho tiempo
que no hará ningún bien. Me arrodillo, obediente y esclavizada, y hago lo que soy buena
haciendo. Su agarre en mi cabello es férreo, así controla la velocidad. Todo el tiempo
llamándome por nombres familiares. Me enferma pensar que Liam podría entrar en cualquier
momento y ser testigo de esto, testigo de la verdadera yo. Nunca me querría si lo supiera. Me
trago el repugnante semen de Stefan y finalmente libera su agarre.

—Diviértete, cariño.

Me han despedido. Me escondo en el baño y me lavo los dientes hasta que escupo sangre.
Entonces una sonrisa se plasma en mi rostro y voy a encontrarme con mi maravilloso novio.
Se ve agradecido por escapar de las garras de mi madre. Ni siquiera la reconozco en mi camino
de salida.

Él no me dirá a dónde vamos porque es una sorpresa. Pero antes de llegar, él detiene su
auto en un mirador aislado en el lago.

—Esto es arriesgado —observo, sonriendo. Se estira hacia el asiento trasero y agarra un


paquete. Mi regalo está envuelto en papel rosa pálido con un arco ornamentado asegurado a su
alrededor.

—Feliz cumpleaños, hermosa. —Me besa en la boca y lo beso de vuelta. No puedo tener
suficiente de él, pero realmente quiero abrir mi regalo, así que me alejo y empiezo a quitar el
papel.

Una copia de El Principito en el francés original está en mis manos. Toco la tapa, ni
siquiera me molesto en ocultar mi amplia sonrisa.

—Me imagino que lo has leído bastantes veces en inglés ahora para saber lo que dice. Y
asumo que llevaste tu otra copia de vuelta a la biblioteca hace mucho tiempo, de lo contrario
vas a tener multas masivas.

—Me encanta. —Lo abro y dentro de la portada en la hermosa letra de Liam se lee:

Para Michaela,

Eres mi rosa

Con amor, Liam.

Me lanzo hacia él, tirando mis brazos alrededor de él y asfixiándolo con besos.

—Eso es lo más bonito que alguien ha hecho por mí. —Las lágrimas pinchan en mis ojos
mientras lo mantengo apretado.

—¿No crees que es cursi?

—No. —Apenas puedo hablar porque estoy tan ahogada, y cuando ve esto, sus ojos se
ensanchan en alarma.
—Oye, no llores en tu cumpleaños. —Me besa las manos y las descansa de nuevo en mi
libro antes de girar la llave—. Es hora de tu sorpresa.

Supongo que es una fiesta en cuanto giramos en la entrada de Mag. Pero de igual forma
estoy encantada cuando todo el mundo salta y grita:

—¡Sorpresa!

La noche es un poco borrosa pero es genial. La única decepción es cuando encuentro a


Liam hablando con Ilsa Maxwell. Ilsa es un genio. Ella y Liam tienen una rivalidad cuando se
trata de calificaciones. Están hablando de las prácticas de verano que ambos han solicitado. Es
con la oficina de Londres de un bufete de Abogados Americano y como es derecho
internacional que ambos están interesados, tanto Ilsa como Liam han aplicado. Miles aplican
cada año y solo hay dos lugares por lo que las posibilidades de él consiguiéndolo son pocas.
Pero aun así, la idea de ser apartada de él me hace sentir mal.

Me presiono en su costado y su brazo viene a mi alrededor, manteniéndome firme y


segura. El sentimiento enfermizo ha muerto ahora que estoy con él y me las arreglo para forzar
una sonrisa hacia Ilsa. Ella me da una en respuesta pero no es genuina. Sé que dentro de ese
cerebro brillante ella está tratando de averiguar por qué alguien tan inteligente como Liam me
querría como novia. Ilsa es seria, pero igualmente es atractiva, o al menos lo sería si usara
maquillaje y tuviera un mejor estilo de cabello. Supongo que Liam terminará casándose con
alguien como ella, su igual en cerebro y camino. Pero por ahora es mío y me consuela.

Después de que Liam me deja en casa después de la fiesta, encuentro a mi madre


desmayada en el sofá. Ella parece pacífica y serena mientras se encuentra casi envuelta en la
variedad de cojines decorativos. Agarro uno que ha caído en el suelo y voy a colocarlo de
nuevo, pero luego me detengo. Es un cojín muy bonito, la tela es de terciopelo suave y está
bordado con la flor de lis en oro. Corro mi mano sobre él, sintiendo el peso y el costo en la
tela. Y por un momento, solo un momento, considero presionarlo sobre su cara hasta que ya
no pueda respirar. Me imagino sus manos viniendo hacia mí, arañándome mientras se
revuelve en puro terror. Todo esto habría terminado. Yo estaría libre del asimiento que Stefan
tiene sobre mí. La salida sería mía.

Puse el cojín de nuevo en la silla.

Arriba, Stefan me está esperando en mi cama. Está borracho, mirándome con ojos
vidriosos mientras me detengo en la puerta momentáneamente. Luego continúo con mis
actividades normales, quitando mi abrigo y aretes, cepillando mi cabello y luego en mi baño
para quitarme el maquillaje y cepillarme los dientes. Mientras tanto, siento que sus ojos me
perforan mientras me muevo.

—Quítatelo —dice finalmente. Trago pero hago lo que dice, esa sensación entumecida ha
venido sobre mí lo cual es bueno porque hace que sea más fácil seguir adelante con todo. El
vestido cae al suelo, lo siguiente es mi sostén y bragas. Entonces espero a ver qué sigue. En mi
mente pasa una eternidad mientras estoy allí desnuda delante de él.

—Te amo. —Su voz suena como si se va a agrietar y por un momento me pregunto si él
va a llorar. Eso es todo lo que dice mientras estoy allí, uñas presionando dolorosamente en mis
palmas. Me está mirando fijamente y quiero que acabe con esto. Pero no pasa nada. Él se
levanta torpemente de la cama, roza más allá de mí, y está fuera de la puerta cerrándola
silenciosamente detrás de él.

Me quedé ahí, aturdida, pero no vuelve. Agarro una bata y me cubro. A continuación,
libero el diario de su escondite y lo abro en la siguiente página en blanco. Como siempre,
escribo la fecha en la parte superior y luego procedo a describir cómo Stefan me obligó a
hacerle una felación mientras Liam estaba a solo unos metros por el pasillo. Sin pensarlo,
empiezo a describir a Liam y mi amor por él. Esta es una desviación definitiva de la norma
porque este libro es solo para cosas malas. Liam no es malo, es perfecto. Voy a arrancar la
página pero por alguna razón me detengo y la dejo, suavizando las arrugas. Escondo el diario
de nuevo y me voy a la cama, tomando mi copia de Le Petit Prince conmigo. Corro mis dedos
amorosamente sobre la inscripción y trato de no leer demasiado en la parte de “amor”.

Miro ese libro cada noche después, siempre corriendo con los dedos sobre esa inscripción
en un ritual amoroso que me hace sentir segura y amada. Esta noche, aún no he llegado a esa
parte cuando Stefan entra en mi habitación. Misericordiosamente es rápido y menos brutal; es
posible para mi mente pasar por cosas más felices hasta que se va. Luego saco mi diario y
empiezo a escribir. Pero cuando la puerta se abre de nuevo salto de miedo y rápidamente lo
empujo en la mochila puesta sobre mi escritorio.

Stefan ha vuelto.

—Ven a casa a las nueve mañana, voy a tener algunos invitados viniendo. —Asiento en
respuesta, y luego se ha ido de nuevo. Tomo mi preciado libro de El Principito y me acurruco
en la cama y trato de detener la ansiedad de lo que puede suceder mañana por la noche. Me
toma mucho tiempo dormirme.
Capítulo 16
Al día siguiente después de la escuela, Liam y yo estamos en su cama. Nuestras
extremidades desnudas están entrelazadas y no puedo controlar el movimiento de mis
manos a lo largo de los músculos de su cuerpo, sintiendo cada curva de su piel solo
para convencerme de que él es real.

—Ven a la fiesta esta noche —pide Liam, mientras acariciaba mi muslo.

—Te dije que no puedo. Stefan me quiere en casa a las nueve.

—Entonces, ¿nunca te rebelas? —Dejo de tocarlo.

—No sabes cómo es —murmuro.

Él frunce el ceño con fastidio.

—¿Qué es lo peor que puede hacer? —Hay un borde en su voz que no me gusta.

—¿Estás enojado conmigo? —Estoy sentada ahora, sosteniendo la manta contra


mi cuerpo como una especie de defensa.

Él suspira y se sienta también.

—Es mi último año; quiero pasarlo con mi novia y mis amigos mientras pueda.
Quiero ir a fiestas.

—No te voy a detener —protesto. Mi corazón late con fuerza en mi pecho con
miedo. No puedo perderlo, no puedo.

—Lo sé, pero te quiero allí conmigo. —Lo dice con tanta ternura que las lágrimas
se forman automáticamente en mis ojos. Lo acerco a mí, apoyando mi cabeza en su
hombro para que no pueda verlas.

—Iré por un rato, ¿está bien?

—Supongo. —Todavía no está contento.


Nos lleva a la fiesta, cuando llego me doy cuenta de que había dejado mi mochila
en casa de Liam. Oh, bueno, no es como si Stefan me vaya a dar oportunidad de hacer
la tarea esta noche de todos modos. Tan pronto como llegamos a la fiesta, Lise me
aleja porque está teniendo una crisis de novio. Teniendo en cuenta que solo ha estado
con el hombre durante dos semanas, no estoy segura de cómo puede ser una crisis. Soy
el amiga de apoyo de mientras ella llora en el baño. Cuando se recupera lo suficiente,
busco a Liam.

Él tiene a esa chica Tamsin prácticamente envuelta a su alrededor. Ella le está


acariciando la cara y él parece estar escuchando atentamente todo lo que tiene que
decir. Algo chispea dentro de mí y el miedo y los celos me atraviesan. La profundidad
de estos sentimientos me asusta. Camino hacia ellos enojada.

—No sé por qué querías que viniera. ¿Es esto lo que haces cuando no estoy aquí?
—Tengo miedo de llorar, así que me doy vuelta. Liam me agarra del brazo.

—Estás exagerando —dice rotundamente.

—¿En serio? —escupí.

—Sí, en serio. Estoy harto de que estés tan insegura todo el tiempo. Debería poder
hablar con mis amigas sin ti...

—Cállate —digo con los dientes apretados. Arranco mi brazo y empiezo a


moverme entre la multitud, buscando la puerta. Camino directo a un pecho duro.

El chico frente a mí luce familiar.

—¡Simon! ¿Cuándo regresaste? —El tipo que solía tener el mayor enamoramiento
del mundo por mí me mira con una mirada que solo podría describirse como hostil.

—Regresé ayer. —Su voz es tensa, como si estuviera reteniendo algo—. Solo estoy
aquí por unas vacaciones de una semana antes de volver a la escuela.

—Oh, bueno, es bueno verte. —Me siento incómodo con la forma en que me está
mirando. Tengo que irme ahora, así que empiezo a moverme—. Solo voy a…

Pero él me interrumpe.

—Sabes que pasé mucho tiempo hablando con mis consejeros sobre ti.

Me detengo y lo miro, me siento desnuda bajo su escrutinio.


—Me ayudaron a descubrir qué tipo de persona eres. —Un nervio en su cuello se
contrae. Mi boca se seca.

—Finalmente descubrí que solo me estabas usando, todo el tiempo. Simplemente


usas personas para lo que pueden hacer por ti. Eres fría, indiferente. No podrías amar
si lo intentaras.

La gente está mirando ahora, pero mis pies no se mueven.

—Simon —comienzo, aunque no estoy segura de qué decir.

—Debes haber estado riéndote a mis espaldas todo el tiempo —interrumpe, sus
ojos taladran los agujeros en mí.

Sacudo la cabeza.

—No lo hice, Simon, nunca lo haría…

—Tú y tus amigas perras deben haberse reído de cómo este pobre y patético bobo
nunca llegaría a tus pantalones, a pesar de que dejas entrar a todos los demás.

Arrugo la frente.

—¿De qué estás hablando?

Liam aparece entonces, y quiero agarrarlo en busca de apoyo, pero no puedo. Lo


escuchó. Sus ojos brillan de ira.

—En serio amigo, tienes que irte ahora mismo.

Simon se ríe sin humor.

—¿Ella también te la chupó? Sabes que solía hablar de ti en terapia de grupo. —


Sus ojos se volvieron hacia mí—. Había un tipo allí, su nombre era Ricky. Su padre es
un real idiota. Realmente abusivo y toda esa mierda. En realidad, no viven tan lejos de
aquí. Solía contarme sobre las fiestas que su padre solía tener, invitaban a las mujeres y
básicamente era gratis para todos. A Ricky no se le permitió estar allí, por supuesto,
pero se escondió en la parte superior de la escalera y miró de todos modos. —Simon
hace una pausa y se lame los labios, con una sonrisa sádica en la cara. Mi corazón late
tan salvajemente que tengo miedo de que pueda fallarme. Debería correr. Debería
irme. Pero no puedo. Todos están callados y mirándonos.
—Dijo que había una chica allí. Realmente joven, como de nuestra edad. Y era la
favorita porque podías hacer lo que quisieras con ella. Era realmente bonita, y este
tipo, Ricky, estaba un poco enamorado de ella, a pesar de que nunca había hablado
con ella. Incluso tomó una foto de ella en su teléfono. —Simon ríe y levanta la voz—.
¿Puedes imaginar mi sorpresa cuando esa chica en la foto no era otra que nuestra
Michaela? La chica que no me lo daría, pero lo toma de cualquier forma que puede de
un grupo de hombres repugnantes. —La mirada que me da ahora es de desdén; todos
me miran con desdén. Justo como sabía que lo harían.

Simon finaliza todo con sus siguientes palabras.

—Eres una puta, Michaela. Nada más que una puta.

Y con esas palabras, descubro que puedo moverme. Doy vueltas y empujo a través
de la multitud, en dirección al exterior. Atravieso las puertas y respiro profundamente
cuando finalmente puedo respirar de nuevo.

—¡Michaela, espera! —grita Liam. Él trota para alcanzarme. Estamos lo


suficientemente lejos de otras personas ahora que nadie puede oírnos. Me detengo y lo
espero.

—Eso es una mierda, ¿verdad? Sus ojos me buscan, buscando la verdad, buscando
la negación. Pero sé que él ve la verdad en mis ojos.

Mi silencio lo alarma.

—¿Qué? ¿Es verdad? ¿Lo que dijo?

—No es así... —comienzo desesperadamente.

El shock se registra en sus ojos.

—Pero, ¿es cierto? —Mira hacia otro lado, se pasa la mano por su cabello y luego
dirige su mirada hacia mí.

—Dios, eso explica mucho. Por qué eres tan buena en la cama cuando nunca te he
visto con otro hombre. Quiero decir, realmente esperaba que fueras virgen. —Es como
si estuviera hablando más para sí mismo que para mí—. Quiero decir que el hecho de
que dijiste sí a mi espeluznante propuesta debería haberme dicho eso. Una chica
normal nunca hubiera hecho eso. —Y lo veo en sus ojos también ahora.

El desdén.
El disgusto.

Se volvió en mi contra. Mi corazón se rompe y siento que físicamente puedo sentir


el dolor.

—Mantente alejado de mí —dije con voz áspera—. Él estaba en lo correcto. Solo


te estaba usando, maldito perdedor. —Me doy la vuelta y me dirijo a mi coche. Él no
viene detrás de mí.

Apago mi teléfono en el auto. Está enloqueciendo con llamadas y mensajes de


texto de mis amigos, o debería decir antiguos amigos ahora.

Mi madre está parada afuera de la casa, luciendo absolutamente perfecta en el


exterior como de costumbre. Ella está poniendo sus maletas a juego en su auto. Otro
fin de semana en el spa, u hotel, o lo que sea que haga.

Me mira rápidamente mientras pongo mi auto junto al de ella. Sus gafas de sol
esconden su reacción. Salgo de mi auto y corro hacia ella antes de que ella pueda
entrar a su auto.

—No te vayas —le ruego. Se detiene, con la mano en la puerta del coche, y gira la
cabeza para mirarme—. Por favor no te vayas, quédate en casa conmigo.

—Estás siendo ridícula. —Abre la puerta del auto.

—No, no lo estoy siendo, por favor mamá. Quédate, solo quédate. Por favor. —
Mis palabras salen sin aliento.

—Mi vida no puede girar en torno a ti. También se me permite divertirme, ya


sabes. ¿Sabes lo difícil que es criar a una hija como tú? Me estresas. —Se sienta en su
asiento, con las llaves listas, pero antes de que pueda cerrar la puerta, hablo.

—¿Sabes lo que él me hace? Lo haces, sé que lo haces. Por favor, mamá, vámonos,
vámonos... —Pero me interrumpe cuando cierra la puerta con fuerza y su motor ruge
a la vida. Ella se marcha como si su vida dependiera de eso. Me quedo parada allí,
mirando el lugar en el que ella había estado parada como si su fantasma todavía
estuviera allí. Auto de marca, ropa de diseño, manos que gotean diamantes, cabello
con estilo, experto...

He sido tan jodidamente estúpida.

Ella nunca lo dejaría. Él es su boleto a la vida que ama. Ella me vendió a él...
Me siento en los escalones durante un buen rato, abrazando mis rodillas contra mi
pecho. Empieza a bajar la temperatura así que entro. Me dirijo a mi habitación para
agarrar mi diario, pero no está allí. Está en la mochila que dejé en la casa de Liam.

—Mierda —le digo a la habitación vacía. Necesito escribir en el diario para poder
manejarlo. De lo contrario, todo gira en mi cabeza. Agarro un papel suelto y comienzo
a escribir. Pero no funciona. Todos los recuerdos giran en mi cabeza como un
remolino y mi llanto comienza y no se detiene. Todavía estoy llorando cuando
escucho los pasos fuera de mi habitación. Stefan abre la puerta de golpe.

—¿Qué demonios está mal contigo? Te ves como la mierda. Reponte. Tengo
algunos amigos que quieren conocerte. Están esperando abajo. —Sé que está en algo.
Puedo verlo en sus ojos.

Niego con la cabeza.

—No.

Sus ojos se abultan en su cabeza.

—¿Qué carajos me dijiste? Debería sacarte a ti y a tu madre yonqui a la calle. He


hecho todo por ustedes.

—No —repito—. Ya no estoy haciendo eso. —Se desliza en un rápido


movimiento y me abofetea la cara. Lo estaba esperando sin embargo, así que de alguna
forma lo soporté. Sin embargo, no esperaba el segundo o el tercero. No esperaba que
me agarrara por la parte posterior de la cabeza y me golpeara el rostro contra el marco
de la puerta. Y luego una y otra vez. Todo se vuelve negro por un minuto, pero me
levanto en el suelo y él todavía está ahí.

—Trae tu culo abajo ahora —dice con fuerza.

Nada en mí parece estar funcionando bien. Lo intento, realmente lo hago, pero mi


cuerpo no hará lo que le diga que haga. No es lo suficientemente bueno para él, así que
me levanta, me tira por encima de su hombro y me lleva escaleras abajo.

Hay cuatro de ellos esperando, cuatro, y mi confuso cerebro me recuerda que debo
asegurarme de recordar sus nombres para mi lista. Todos están bebiendo y esnifando
cosas mientras me desnudan. Están riendo y felices. El primero está bien, sigo
entrando y saliendo de la conciencia y espero no vomitar porque así es como me
siento. Y todos se turnan conmigo. Entonces veo a Stefan, se desmayó en una silla.
Alguien dice:

—¿Qué estás haciendo?

Otra voz masculina dice:

—Veamos cómo le gusta esto.

Y es ahí cuando las cosas se ponen realmente mal.

Y luego estoy arriba y debajo de mí hay una chica desnuda, magullada y


ensangrentada. Sin vida ahora, yace retorcida y rota. Toda esa belleza superficial se ha
ido.

La rosa se ha marchitado.

Los hombres se han ido, pero Stefan se revuelve, vomita en su pecho, y luego sus
ojos revolotean de nuevo como si estuviera teniendo un pacífico sueño. Él no la ve, no
hasta que se despierta más tarde. Sus ojos se abren ampliamente y su boca se retuerce
cuando el pánico se abre paso. Él se arrastra hacia ella, a través del alcohol, la sangre y
la enfermedad que empapan la alfombra. Es un hombre desesperado.

Él ve cuán blanca está ella; ahora puede ver que ha sido físicamente destruida, y
deja escapar un gemido y las lágrimas aparecen en sus ojos.

—Oh, no. —Respira. Toma su cabeza y baja su rostro hacia su cabello mientras
los sollozos estallan de su cuerpo silenciosamente.

Luego golpean la puerta. Él se pone rígido y levanta la cabeza.

—¡Michaela! ¡Michaela!

Es Liam. Le dije que nunca viniera y ahora lo ha hecho, pero es demasiado tarde.

—¡Michaela! ¡Abre la puerta! ¡Abre la maldita puerta! —Hay un fuerte golpe,


como si hubiera pateado la madera—. ¡Abre la puerta o llamaré a los malditos policías!
—Otro golpe.

Stefan se endereza, sus lágrimas se han ido. Sus ojos se estrechan mientras se pone
de pie y se sacude los pantalones.

Él es Stefan y es el rey de todo lo que estudia.


Él es Stefan y no se verá frustrado.

Él es todo negocio ahora y encuentra su celular.

—Soy yo —dice cuando responde quien quiera que sea al que llama—. Tengo un
problema. Ven aquí ahora. —Cuelga. Los golpes de Liam se detuvieron. ¿Se ha dado
por vencido? ¿Se ha ido?

Realmente no importa de todos modos, pero es bueno que haya venido.

Me siento en paz.

Me siento amada.

Stefan mira a la chica.

—Lo siento, cariño. Mereces algo mejor, pero así es como debe ser.

Luego gira sobre sus talones y se dirige a las escaleras, dejándola sola.

La miro.

—Es mejor de esta manera —le digo, y luego cierro los ojos y pienso en príncipes,
rosas y planetas. La fantasía es mejor que la realidad, y de repente, no me importa si
muero en lo absoluto.
Epílogo
El dolor se ha ido y me pregunto si estoy muerta. Pero no puedo estarlo porque
siento ásperas hojas que arañan, debajo de mi mejilla y mi mano está tocando tierra.
Odio la tierra. Odio estar sucia. Esa mano está extendida como si estuviera tratando de
escapar, dedos curvados en el suelo y uñas sucias, aunque, no con tierra, con sangre.
¿Realmente esa es mi mano? Siempre he cuidado de mis uñas, al igual que mi ropa. Mi
vestimenta debe estar arruinada también. Pero no estoy usando nada de ropa ahora
mismo, no puedo mover mi cabeza para ver, pero siento el duro suelo debajo de mí,
mas hojas que me arañan, y una suave brisa a través de los árboles que debería estar
haciéndome temblar, pero incluso esa reacción está más allá de mí.

Suena un ruido áspero y estoy asustada. Debería estar tan asustada de tantas
cosas, pero ahora mismo se me escapa lo que son. Ese ruido está cerca y suena
inhumano. Cada película de horror e historia de terror que alguna vez me provocaron
miedo corren a través de mi difuso cerebro. Quizás la adrenalina hará su efecto y seré
capaz de moverme como una respuesta de huida.

Sonidos ásperos de nuevo. Esto está mal, no debería haber monstruos aquí; es tan
bonito. La luz del sol está destellando a través de los arboles mientras la brisa mueve
las hojas; esto es naturaleza en su máxima expresión. En algún lugar puedo escuchar
agua corriendo, un riachuelo quizás, una cascada. ¿La pequeña cascada en el hueco
donde se puede nadar tal vez? Ese pensamiento me emociona, quizás mis amigos están
allí, tal vez me encontraran antes que el monstro áspero se acerque.

Pero ese sonido no puede acercarse más de lo que ya está, es como si estuviera
sobre mí, en mí. Lo escucho de nuevo. No es un monstruo, soy yo. Está saliendo de mi
pecho. Estoy respirando.

¿Ves? No puedo estar muerta.

Escucho mi nombre, ¿o estoy delirando?

—¡Michaela!

Gimo, pero es todo lo que puedo hacer. Gimo de nuevo, al mismo tiempo que mi
nombre es gritado.
—¡Aquí! —Alguien grita—. ¡Ella está aquí! —Corriendo a través de las hojas. Veo
manos con manicura y la que gritaba se deja caer de rodillas. Es Mags agachándose,
tumbándose para verme a los ojos. Está vestida en ropas de excursión y tiene una
mochila. Empieza a llorar y agarra mi mano. Quiero sonreír. Quiero llorar. Pero no
puedo hacer nada más que mirarla de vuelta. ¿Por qué está aquí? Ella odia la
naturaleza. ¿Por qué está en una excursión?

Escucho más personas corriendo, y mi nombre está siendo gritado. Es Philippa.

—Gracias, Dios, Gracias, Dios. —La escucho respirar cuando se deja caer a mi
lado.

Y luego algo, una manta, es colocada sobre mí.

—Denle espacio. —Conozco esa voz y hace que mi corazón se dispare—.


Regresen al camino y asegúrense que ellos sepan que estamos aquí.

Ellas hacen lo que él les dice.

—Volveremos enseguida —susurra Mags y se levanta.

Liam toma su lugar, alcanzando mi mano. Sus ojos llorosos.

—He estado buscándote por días. Lo encontré, Michaela. Lo encontré —susurra.

Mi libro de cosas malas. Él lo encontró.

Hay más conmoción y una máscara es colocada sobre mi cara, y gentilmente, me


alejo flotando de nuevo, pero esta vez, quiero regresar.

Fin.
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