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A cambio pienso en ese

territorio de nadie que es el pedaci-to de noche


atrapado por la rumba

Pero, oh, ¿qué cuenta eso al lado de la extendida


tierra eternamente nueva, de arena dura y negra que
uno
descubre y jamás explora del todo cuando la música
suena?

Podía sentir cada sonido, cada ramillete de


maravillas. ¿Era que alguien ponía un radio a todo
volumen o era que bailaban? "Bailan a esta hora del
día",

yo me dispensé caricias,
agradecida de esa música

La música es la labor de un
espíritu generoso que (con esfuerzo o no) reúne
nuestras fuerzas primitivas y nos las ofrece, no
para
que las recobremos: para dejarnos constancia de que
allí todavía andan, las pobrecitas, y yo les hago
falta. io soy la fragmentación. La música es cada
uno
de esos pedacitos que antes tuve en mí y los fui
desprendiendo al azar. Yo estoy ante una cosa y
pienso
en miles. La música es la solución a lo que yo no
enfrento, mientras pierdo el tiempo mirando la cosa:
un
libro (en los que ya no puedo avanzar dos páginas),
el
sesgo de una falda, de una reja. La música es
también,
recobrado el tiempo que yo pierdo. Me lo señalan
ellos,
los músicos: cuánto tiempo y cómo y dónde. Yo,
inocente
y desnuda, soy simple y amable escucha. Ellos llevan
las riendas del universo. A mí, con gentileza! Una
canción que no envejece es la decisión universal de
que
mis errores han sido perdonados.

oí acordes nuevos,
durísimos pero lejanos.
Eran cobres altos, cuerdas, cueros, era ese
piano el que marcaba mi búsqueda, el que iba
descubriendo cada diente de mi sonrisa.

Gigantesca luna y un viento de


las montañas, profundo, acompañó la comprensión
total
del momento: que todo en esta vida son letras.

Lo que uno siente de primero es que no se queda


afuera, que al tratar de comunicarlo el júbilo llega
entero, oh, que el júbilo no se tuviera que
comunicar
nunca, nunca con palabras, que fuera con abrazos,

Babalú conmigo anda

me la disculpes mientras le encuentro balance


a mi respiración

Maravilla multicolor de todas las camisas, colores


encendidos por el sudor del alma,

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con esta música es que la gente se para,
zambumbia, espíritus agitados de todas las razas: la
china, la india, la castellana, la gloriosa
negramenta,
¿dónde está lo mío? Chorro de humo, agresión de
todos
los cuerpos, borrachera de tumbadora, un solo júbilo
inmenso, y él avanzaba, me siento de ti más cerca,
quisiera que lo supieras y ya pelaba los ojos,
juntaba,
azotaba las manos, veía por primera vez las caras
del
agotamiento feliz que produce rendir fuerzas y
alegría
ante un viento que cambia, una melodía trunca y otra
que la reemplaza, un borbotón de gracias, ¿algo de
sangre? Seguro: un paso volte-reto abrupto y hasta
costillas quebradas, iluminación total, pide ritmo,
toma impulso y después brinca y agradece el sabor
que
te están dando
"Lo que acá llamamos "queer", un poco también se nos parece. Nuestra alegría: la de lxs "rarxs", la
del Caribe, la de lx negrx, la del "extranjero", la del "sudaca" parece ir a contramano de la amenaza
que nos supone existir y es, definitivamente, nuestra primera gran venganza. En una Buenos Aires
que estalla de calor/color migrante, Caribean Queer pretende ser un espacio para juntarnos a
sentir otras cosas, escuchar otra música, aproximar de otra forma al cuerpo como sujeto político, a
producir otros erotismos, aprender otros bailes y - por sobre todas las cosas - resignificar otros
mensajes. La virilidad masculina, la mujer condenada al ámbito privado, el amor romántico y la
heterocisnorma forman un cuarteto infame sobre el que se centra una enorme parte de la
producción cultural caribeña y en el que esperamos pararnos a bailar, a ironizar, a contraatacar, a
sudar y a chapar con nuestros cuerpos e identidades al margen de la norma."

Bajo la consigna “hablame de tu historia con la salsa” estoy recibiendo mensajes encantadores.

El baile viene en el ADN. Nacemos bailando: antes de cualquier cosa

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