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Resumen 2 Traumatologia y Ortopedia Antonio Leobardo Ruiz Escobar
Resumen 2 Traumatologia y Ortopedia Antonio Leobardo Ruiz Escobar
Entre los trastornos del metabolismo mineral óseo se debe considerar de manera
predominante a la osteoporosis, la osteopenia y la osteomalacia. Estas tres
entidades nosológicas se caracterizan por una disminución en la mineralización del
esqueleto.
1.3.1.1 RAQUITISMO
El raquitismo es una enfermedad que se caracteriza por una deficiencia en la
osificación de los huesos, afectando a las metáfisis (cartílago del crecimiento) y por
tanto a los niños en su etapa de crecimiento, con una expresión clínica común aun
teniendo varias etiologías, entre ellas la carencia de vitamina D3.
Los primeros son los más frecuentes, y engloban el raquitismo carencial por déficit
de vitamina D; en ellos, la absorción intestinal de calcio es insuficiente para cubrir
las necesidades del organismo y en respuesta, se eleva la hormona paratirodea
(PTH), causante de hipofosfatemia. El término hipocalcémico sería incorrecto,
aunque el calcio sérico suele estar disminuido, puede ser normal debido a la acción
de los mecanismos compensadores. Cuando el déficit de fosfato se debe a un
trastorno en su metabolismo, sin participación de la PTH, se denominan raquitismos
fosfopénicos o hipofosfatémicos.
1.3.1.2 OSTEOMALACIA
El término osteomalacia describe a un grupo de trastornos en los que existe
mineralización defectuosa de la recién formada matriz ósea del esqueleto. Se
reserva el uso de este término para referirse a los trastornos de mineralización del
esqueleto adulto. Cuando la mineralización se encuentra disminuida en niños con
esqueleto en crecimiento, se utiliza el término de raquitismo. Existen numerosas
condiciones que ocasionan raquitismo y/o osteomalacia: Deficiencia dietética de
vitamina D, inadecuada exposición a los rayos ultravioleta del sol, malabsorción
intestinal, acidosis crónica, insuficiencia tubular renal con hipofosfatemia o acidosis
y la administración de difenilhidantoína y otros anticonvulsivantes.
Laboratorio:
En la mayoría de los casos secundarios a deficiencia de vitamina D el calcio
sérico se encuentra normal; sólo en casos severos estará disminuido. El fósforo
estará notoriamente disminuido. Puede haber acidosis y aminoaciduria como
resultado de hiperparatiroidismo secundario.
Glucosuria, aminoaciduria, acidosis e hipouricemia acompañan a los
trastornos tubulares renales. La fosfatasa alcalina por lo general se encuentra
elevada.
Tratamiento:
En osteomalacia y raquitismo por deficiencia de vitamina D o por exposición
inadecuada a los rayos solares es suficiente con suplementos orales de
vitamina D a dosis de 2,000 a 4,000 UI diarias por 6 a 12 semanas y luego
continuar con los requerimientos normales de 400 a 800 UI diarios.
Ocasionalmente, y sólo en casos severos, se requiere de suplementos de
calcio. En los casos secundarios a malabsorción intestinal se requieren dosis
diarias de 40,000 a 100,000 UI de vitamina D combinados con altas dosis de
calcio (15 a 20 gramos por día). Es útil la exposición a los rayos solares y a la
luz ultravioleta. En pacientes bajo tratamiento con anticonvulsivantes se
recomienda el uso de suplementos de vitamina D. En la hipofosfatemia
hereditaria deberá administrarse fósforo inorgánico combinado con vitamina
D. El tratamiento de la osteomalacia secundaria a alteraciones tubulares
renales e insuficiencia renal crónica es muy complicado y no existe un
acuerdo general para su manejo; sin embargo, la administración de álcali
(bicarbonato de sodio) y vitamina D han sido de ayuda. Por último, es
necesario tratar quirúrgicamente las deformidades óseas secundarias, debido
a la carga mecánica que implican, particularmente en caderas y rodillas.
Según el caso, deberán evaluarse desde diferentes osteotomías hasta
reemplazos articulares.
1.3.1.3 ESCORBUTO
Las encuestas alimentarias en muchos países de Asia, África y América Latina
indican que grandes segmentos de sus poblaciones consumen mucho menos
cantidad de vitamina C de la que se considera esencial o deseable. Sin
embargo, el escorbuto, la enfermedad clásica y seria que resulta de una
carencia grave de vitamina C, ahora parece ser relativamente poco común.
Ningún país informa que el escorbuto es un problema importante de salud,
pero en cambio se verifican epidemias en los campos de refugiados, durante
hambrunas y a veces en las cárceles.
El escorbuto se reconoció por primera vez en los siglos XV y XVI como una
enfermedad grave de los marinos en viajes largos por mar, pues no tenían
acceso a alimentos frescos, incluyendo frutas y verduras. Antes de la era de
la investigación sobre vitaminas, la marina inglesa estableció como práctica
suministrar limones y otros frutos cítricos a los navegantes para evitar el
escorbuto.
La vitamina C o ácido ascórbico es un nutriente esencial y necesario para la
formación y mantenimiento saludable del material intercelular; que es como
un cemento que une células y tejidos. En el escorbuto, las paredes de los vasos
sanguíneos muy pequeños, los capilares, carecen de solidez y se vuelven
frágiles, sangran y sufren hemorragias en diversos sitios. La carencia moderada
de vitamina C puede incidir en una cicatrización pobre de las heridas.
MANIFESTACIONES CLÍNICAS:
Se pueden presentar los siguientes síntomas y signos:
cansancio y debilidad;
encías inflamadas que sangran fácilmente en la base de los dientes (Foto 35);
hemorragias en la piel
otras hemorragias, por ejemplo, sangrado nasal, sangre en la orina o en las
heces, estrías hemorrágicas debajo de las uñas o hemorragias subperiósticas;
demora en la cicatrización de las heridas;
anemia.
Un sujeto con escorbuto que muestre algunos de los síntomas anteriores,
aunque no parezca muy gravemente enfermo, puede fallecer de repente por
insuficiencia cardíaca.
Aunque el escorbuto es una enfermedad relativamente rara, la inflamación y
sangrado de las encías es bastante frecuente en ciertas regiones geográficas
y puede deberse a falta de vitamina C. La carencia subclínica de vitamina C
también puede ocasionar una cicatrización lenta de las heridas o úlceras. Los
pacientes que se van a someter a cirugía deben recibir vitamina C si muestran
carencia.
La anormalidad en los niveles de vitamina C puede también contribuir a la
anemia durante el embarazo.
ESCORBUTO INFANTIL (ENFERMEDAD DE BARLOW):
El escorbuto algunas veces se da en niños, por lo general entre los dos y los
12 meses, que son alimentadas con biberón y leche procesada de marcas de
calidad inferior. El calor frecuentemente destruye la vitamina C al procesar la
leche. A las buenas marcas de leche procesada se las fortifica con vitamina
C para evitar el escorbuto.
Casi siempre el primer signo de escorbuto infantil es el dolor en las
extremidades. El niño llora cuando mueve las extremidades o incluso si las
tocan. Por lo general, se acuesta con las piernas dobladas a la altura de las
rodillas y los muslos, muy separados uno del otro y vueltos hacia fuera, en lo
que se ha denominado la «posición de patas de rana». Se observan
magulladuras en el cuerpo, aunque son difíciles de descubrir en la piel muy
pigmentada de niños con tez oscura o negra. Se pueden percibir
protuberancias, especialmente en las piernas y hemorragias en cualquiera de
los sitios mencionados anteriormente, pero el sangrado no se presenta en las
encías a menos que el niño tenga dientes.
TRATAMIENTO:
Debido al riesgo de muerte repentina, no es aconsejable tratar el escorbuto
tan sólo con una dieta rica en vitamina C. Es aconsejable más bien suministrar
al enfermo 250 mg de ácido ascórbico por vía oral cuatro veces al día, así
como darle una dieta a base de verduras y fruta fresca. Es necesario inyectar
ácido ascórbico si hay vómito.
Un aumento del consumo de vitamina C con las comidas puede tener un
efecto manifiesto en la absorción de hierro. En muchas poblaciones con
carencia de hierro, aumentar el consumo de vitamina C ayudará a reducir la
incidencia y la gravedad de la anemia.