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¿Es conveniente la reelección en Colombia?

En el día a día, en un país tan polarizado donde la corrupción, la impunidad y la violencia


son el pan de cada día, hablar de reelección genera muchos debates y a la vez mucha intriga.
En la actualidad ya no se estudia para ser político, sino que cualquiera que tenga el poder
económico, puede ser político y, si a eso se le añade que los políticos no practican la política,
más bien, practican la politiquería tendríamos una célebre disyuntiva entre apoyar o no la
reelección de los mandatarios públicos.

La reelección en un país como Colombia que no tiene políticas de estado; por un lado podría
ser esta una solución a la problemática que hay de políticas de gobierno en donde muchas de
ellas no se pueden concretar por el corto tiempo que tienen los mandatarios para ejercer su
respectivo cargo pero, por el otro lado podría ser la clave para el origen de monopolios
políticos que pueden anclar el desarrollo y la libre democracia.

Sin embargo, si lo vemos desde el ámbito municipal, el tema de reelección sería favorable de
acuerdo al tamaño del municipio, es decir, seria auspicioso para las ciudades medianas y
grandes teniendo en cuenta que los mandatarios podrían realizar proyectos que necesitan más
de un periodo, podrían dejarle un sello personal a sus gobiernos y así llevar a cabo políticas
de largo plazo que puedan beneficiar a una sociedad. Además le permitiría al pueblo y a la
democracia confirmar y juzgar el mandato de los buenos alcaldes y/o gobernadores, y revocar
el mandato de los malos que no hayan cumplido con la confianza de la comunidad.

Pero, por contraparte si tenemos en cuenta que más del 90% de los municipios en Colombia
son de 6ta categoría, que sus ingresos propios son irrisorios y que dependen en gran cantidad
del SGP, estaríamos hablando de que el tema de la reelección seria supremamente
desfavorable por el tema burocrático. Teóricamente la reelección genera acumulación de
poder, cuando un mandatario tiene el poder de una comunidad no quiere dejar que otro pueda
acceder a liderar y criticar dicho mandato, por ende, también genera clientelismo en el hecho
de que se brinden favores políticos y dependencia de los politiqueros.
En conclusión, las políticas de prioridad y beneficio general que beneficien al país o a los
municipios en el largo plazo deberían ser políticas de estado que obliguen a los mandatarios
a pesar de sus indiferencias políticas a cumplir con esta obligación para el beneficio de todas
las comunidades. Hay que permitir que surjan nuevos gobernantes, que la política se renueve
y que la democracia se oxigene pero sin perder el norte y los objetivos a donde se pretende
llegar con el desarrollo y futuro crecimiento. Se debe impedir que el dinero del estado y el
poder político que este genera se convierta en el motor de aspiraciones personalistas, que en
muchos casos desprecian el espíritu de la constitución.

Jesús Eduardo Coneo López

Cc 1102879782

Especialización en Gerencia de la Hacienda Pública

Modulo: Régimen administrativo constitucional Colombiano

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