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América sin nombre, no 18 (2013) 149-161

DOI. 10.14198/AMESN2013.18.13
ISSN: 1577-3442 / eISSN: 1989-9831

Mónica Elsa Scarano


Mónica Elsa Scarano es doctora en
Letras de la Universidad de Bue-
nos Aires y profesora y licenciada
en Letras de la Universidad Nacio-
nal de Mar del Plata (Argentina).
Es profesora titular de Literatura
y Cultura Latinoamericana I y

LA CARTA A LOS ESPAÑOLES


seminarios de grado y posgrado
de ese área del Departamento de
Letras de la Facultad de Humani-
dades de la UNMdP. Es docente-

AMERICANOS, DE JUAN PABLO investigadora del Centro de Letras


Hispanoamericanas (CELEHIS).
Sus publicaciones están dedicadas

VISCARDO. APORTES PARA EL ESTUDIO especialmente al estudio del en-


sayo de interpretación cultural y
la crónica urbana del siglo XIX y

DEL SIGLO XVIII HISPANOAMERICANO principios del XX. Correo electró-


nico: mscarano@mdp.edu.ar

MÓNICA ELSA SCARANO


CELEHIS, FH, UNMdP (Argentina)
mscarano@mdp.edu.ar

RESUMEN

La Carta a los españoles americanos del ex jesuita expulso peruano, Juan Pablo Viscardo y
Guzmán es un texto de alta significación para estudiar el proceso emancipatorio de la América
Hispana. Olvidada durante más de un siglo y poco estudiada antes del siglo XX, la epístola nos
permite problematizar el ya complejo siglo XVIII hispanoamericano. En nuestro trabajo nos de-
tendremos en algunas cuestiones que atraviesan el texto y que nos permiten repensar ese período:
la tradición epistolar colonial, el ideario ilustrado y su peculiar cruce con el patriotismo criollo, la
literatura de los jesuitas en América y las proyecciones hacia la Emancipación americana.
Palabras clave: Carta a los españoles americanos, Viscardo, siglo XVIII, América.

ABSTRACT

The Letter to the Spanish Americans, written by the Peruvian ex Jesuit expelled, Juan
Pablo Viscardo y Guzmán, is a remarkable text to study the emancipatory process in Hispanic
America. Forgotten during more than a century and understudied before the twentieth century,
the epistle allows us to problematize the already complex Hispanic American eighteenth
century. In our paper, we will consider with particular attention some issues that cross along the
text and help us to rethink that period: the colonial epistolary tradition, the illustrated ideology
and its peculiar crossing with the Creole patriotism, the Jesuit literature in America and the
projections to the American emancipation.
Keywords: Letter to American Spaniards, Viscardo, Hispanic XVIII, America.

El siglo XVIII hispanoamericano ofrece (Stolley, 2006, p. 355) que, no obstante, se nos
por su complejidad serias dificultades a la presenta hoy como un reto poco estudiado
hora de señalar categorías en la prosa o de ar- y mucho menos leído hasta nuestros días. Si
ticular una caracterización coherente. Por esta la centuria anterior termina con la muerte de
razón, esa centuria se ha convertido en nues- tres grandes autores del barroco colonial: Sor
tro continente, como señala Karen Stolley, Juana Inés de la Cruz (1695), Juan del Valle
en «una tierra literaria de nadie», especial- y Caviedes (1697) y don Carlos de Sigüenza La Carta a los españoles americanos,
mente en lo relativo a la prosa, un verdadero y Góngora (1700), el siglo que nos ocupa se de Juan Pablo Viscardo. Aportes
para el estudio del siglo XVIII
«abismo más que un puente entre el Barroco cierra con la muerte de una figura emblemá- hispanoamericano
colonial y el Romanticismo del siglo XIX» tica, el abate Juan Pablo Viscardo y Guzmán MÓNICA ELSA SCARANO

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(1748-1798), ex jesuita peruano –arequipe- pestivo y apasionado–, así como las ediciones
ño1–, expulso, quien pasó sus últimos años posteriores que colaboraron para su difusión
en Londres, bajo la protección del Ministerio –en español en 1801 y en inglés en 1808-,
de Asuntos Exteriores, y con la sorprendente revelan su ubicación en la bisagra de los dos
difusión de su famosa epístola pública de siglos (XVIII y XIX)2. En su exilio italiano,
carácter incendiario. En efecto, Viscardo nos desde 1768, y durante sus estadías en Londres
legó un manifiesto panfletario de gran tras- (entre 1782 y 1784, con su hermano, y ya fa-
cendencia en la historia cultural de América llecido éste, solo, entre 1791 y 1798), el joven
Latina y que cumplió un rol fundamental en peruano impulsado por las noticias de la rebe-
el proceso revolucionario que conduciría a la lión de Túpac Amaru II en 17803, se propuso
independencia de varios territorios de Amé- establecer relaciones con los diplomáticos
rica: la Carta dirigida a los españoles ameri- británicos4 y en los últimos años de su vida,
Retrato de Juan Pablo Viscardo
canos que terminó de escribir en Londres en fijó su residencia en Londres, donde fue un
siglo XIX 1791 y que fue publicada, ya muerto su autor agente pagado por el Ministerio de Asuntos
y a instancias del patriota venezolano Fran- Exteriores británico5. En esos años escribió
cisco de Miranda, en francés, con el título: numerosos escritos –algunos de ellos con el
Lettre aux Espagnols-Américains, y con un seudónimo Paolo Rossi–, informes, cartas y
pie de imprenta falso de Filadelfia, en 1799, ensayos sobre la situación socio-económica
para evitar dificultades en la divulgación del del Perú y sobre la manera más conveniente
mensaje secesionista. de liberar al país del dominio de la Corona
Los avatares del largo proceso de escritura española, solicitando el envío de una fuerza
de la epístola, que no fue un texto improvisa- expedicionaria británica a la América del Sur
do ni escrito a vuelapluma –contrariamente a para lograr una inmediata proclamación de la
lo que se podría pensar por su carácter intem- independencia.

lo que nunca sucedió. Anselmo pañol y la publicó en Londres, región serrana del virreinato mercado para los productos
se casó, tuvo una hija y murió titulándola Carta derijida [sic] del Perú y que en Charcas y británicos (Simmons, 1983, p.
en 1786. Juan Pablo pasó su a los españoles americanos. En Quito existían movimientos se- 24). Víctima él mismo del des-
1 exilio europeo en Italia e Ingla- 1806, cuando Miranda llegó paratistas semejantes. El ex je- potismo español, se sumaba así
Juan Pablo Viscardo y Guzmán terra y murió en Londres el 10 a Venezuela con una pequeña suita alentaba una expedición al descontento de los españoles
nació el 26 de junio de 1748 en de febrero de 1798. expedición, repartió copias del naval británica para capturar americanos con el régimen co-
la villa de Pampacolca, situada panfleto en algunas islas del el puerto de Buenos Aires, lonial y sus tiranías, especial-
en un próspero distrito del de- 2 Caribe. Dos años después, la con la esperanza de que ello mente por la exclusión de los
partamento de Arequipa. Poco Las citas textuales de la «Carta incluyó como apéndice en in- colaboraría a la liberación de criollos (los españoles nacidos
se conoce acerca de su infancia a los españoles americanos» glés, al costear una colección su tierra natal. Finalmente ese en el Nuevo Mundo) de los
y la de José Anselmo, su herma- están extraídas de la siguiente de documentos relacionados plan se vio frustrado por cam- puestos más altos de la Iglesia
no, también novicio jesuita y ex- edición: Juan Pablo Viscardo con su expedición, con la con- bios en el gobierno británico y el Estado. A menudo incluso
pulsado como aquel. Su familia y Guzmán (2004), que repro- vicción de que ese «pequeño y por la firma de la paz entre las reivindicaciones de indios,
tenía propiedades en el valle de duce la versión publicada en tratado» contribuiría en la ta- España y Gran Bretaña, tras mestizos y mulatos tenían a los
Majes; allá está ubicada la ha- España en 1801, pero con rea emancipatoria más que los la declaración de guerra entre criollos como líderes naturales,
cienda de Chancán, donde pasó ortografía y puntuación mo- discursos y declaraciones sobre Francia y España, en 1793. Lo como es el caso del mismo Vis-
al parecer buena parte de su in- dernizadas. Cabe señalar que España y Sudamérica. Efectiva- que queda claro hacia 1793 cardo, en el orden ideológico.
fancia. Cuando ingresaron a la inicialmente la Carta fue escrita mente esta publicación causó es la abierta oposición de Vis-
Compañía de Jesús, los hermanos en español y el propio Viscardo una enorme impresión en Gran cardo al estado revolucionario 5
Viscardo fueron enviados al Cole- la tradujo al francés. Además, Bretaña. francés y sus crímenes y atro- Entre junio de 1782 y marzo
gio San Bernardo en el Cusco, y los dos manuscritos existentes pellos, sin que esto signifique de 1784, los Viscardo residie-
tras dos años de prueba pasaron de ese documento están en 3 desconocer la deuda de los ron en Londres, donde recibían
al colegio Máximo de la Transfi- ese idioma. Uno de ellos formó José Gabriel de Condorcanqui angloamericanos y de los es- una modesta subvención del
guración para seguir los estudios parte de los manuscritos que (Túpac Amaru II), cacique de pañoles americanos con la Re- Ministerio de Asuntos Exterio-
de Humanidades y Filosofía. Sin revisó y completó entre 1791 Tungasuca (Perú), había des- volución de Francia, a la cual res británico. En 1790, Francis
duda la estadía en la capital in- y 1792 y que presentó a «su atado en 1780 una rebelión reconoció siempre como un Osborne, el quinto duque de
caica los marcó definitivamente protector», Sir James Bland para liberar a los habitantes acontecimiento que conmocio- Leeds y ministro de Asuntos
por el ambiente tan especial de Burges, el subsecretario de Es- originarios de esa región de nó a todo el género humano. Exteriores, ordenó a los re-
esa ciudad histórica. Su padre, tado británico, poco después la esclavitud de España y re- presentantes británicos en el
Gaspar, murió inesperadamente de su arribo a Londres. Una cuperar el antiguo imperio de 4 norte de Italia que entablaran
poco antes de la expulsión de los década más tarde, al editar las sus antepasados. La rebelión Ya exiliado en Italia, en 1781, relaciones con Paolo Rossi,
jesuitas. Una vez desterrados en dos versiones, la francesa y la fue sofocada y sus líderes, eje- le envió varias cartas a John alias de Juan Pablo Viscardo y
Italia, los hermanos dejaron los española, Francisco de Miran- cutados. Según Viscardo, este Udny, cónsul británico en Leg- Guzmán. Éste causó tan buena
hábitos con la esperanza de que da introdujo leves cambios muy fracaso se debió en gran parte horn, en las que le comunicaba impresión a los funcionarios,
así se allanaría su regreso al Perú, significativos como la inserción al «recíproco celo» de las ra- la noticia del levantamiento de que pudo negociar ventajosa-
en las notas de una larga lis- zas que habitaban el Perú, un Túpac Amaru II, señalaba el mente su colaboración y obte-
ta de jesuitas exiliados y una serio obstáculo para la lucha momento propicio para ganar ner una buena retribución por
La Carta a los españoles americanos, extensa cita de Bartolomé de contra el régimen colonial. Ya la independencia de Hispano- sus servicios, suficiente para
de Juan Pablo Viscardo. Aportes Las Casas, a quien Viscardo en Europa, Viscardo leyó en américa y ofrecía sus servicios vivir cómodamente en Londres.
para el estudio del siglo XVIII admiraba profundamente. En varias cartas procedentes de al gobierno británico para Llegó a esa ciudad en marzo
hispanoamericano 1801, Miranda propició la la América del Sur que el le- ayudar a liberar al Perú, pre- de 1791 y permaneció allí
MÓNICA ELSA SCARANO traducción de la Carta al es- vantamiento abarcaba toda la sentándolo como un atractivo hasta su muerte.

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Justamente para colaborar con tal empresa gura y de sus escritos, se sumó el decisivo des-
terminó de escribir en 1791 su Carta dirigida cubrimiento del historiador norteamericano
a los españoles americanos, confiando en des- Merle E. Simmons del «paquete de papeles»
pertar el entusiasmo patriótico en la nobleza que Viscardo le confió a Rufus King8. Este
criolla y el clero, principales prodestinatarios hallazgo, junto con el de otras copias de la
y paradestinatarios de la Carta6, hasta conven- Carta y la publicación de las obras completas
cerlos de aceptar a sus liberadores británicos. de Viscardo, significó un paso muy importan-
Fracasado este proyecto, se dedicó a trazar un te para el estudio de la trayectoria intelectual
análisis profundo del gobierno despótico que del peruano9. Como lo ha señalado David
se impuso durante los tres siglos de colonia- Brading, esto colaboró en forma decisiva para
lismo español en la América española, y de cambiar la percepción que se tenía de este au-
las desigualdades del comercio transatlántico. tor, en la medida en que puso en evidencia que
Viscardo murió sin haber visto publicados no fue un mero precursor de la independencia
sus escritos, ni la Carta ni sus otros ensayos sino «una de las principales figuras de la Ilus-
extensos7, pero siendo tal vez consciente de tración hispánica» (2004, p. 11), discípulo de todos los pueblos libres o que
quieran serlo, por un america-
ello, en su lecho de muerte, confió su «pa- Montesquieu y de Adam Smith. no español,» sobre el comercio
quete de papeles» a Rufus King, ministro exterior. Un extenso borrador de
este tratado estuvo durante años
plenipotenciario de los Estados Unidos en Entre la epístola colonial y el discurso polí- inconcluso y fue concluido final-
Londres, con la petición de publicarlos para tico moderno mente en 1797. Casi no quedan
su honra y la dicha del mundo. King se los en este escrito huellas del patrio-
tismo criollo que había profesa-
prestó a Miranda, residente por ese tiempo Viscardo adjuntó su intensa y apasionada do en sus textos anteriores; por
en esa capital, quien fue el futuro responsable epístola, ya traducida al francés, en una carta el contrario, el autor se presenta
aquí como un discípulo confeso
de las primeras ediciones de la Carta. Inme- dirigida a Sir Bland Burges del 15 de setiem- de la Ilustración europea.
diatamente el documento llamó la atención bre de 1791. En ella exhortaba a sus «herma-
8
e impulsó a muchos patriotas y revolucio- nos y compatriotas» –tal, el inédito íncipit Como acota Brading (2004,
narios a comprometerse con la lucha por la de la Carta– a rebelarse contra el régimen p. 16), Rufus King sin duda se
interesó en Viscardo por haber
independencia americana. Luego desapareció colonial español que los oprimía. Este texto, sido aquel un destacado políti-
por completo, relegados su autor y la Carta a diferencia de los otros escritos coetáneos co federalista y por la posición
al olvido, al postergarse la independencia del del autor, se caracterizaba por ser un verda- del peruano enfrentada a la
revolución francesa. El estado-
Perú. Y aunque fue publicada por entregas dero manifiesto político emancipatorio, con unidense esperaba iniciar una
en el país del autor, en 1822, casi no obtuvo un fuerte tono panfletario, diseñado para ser intervención angloamericana
en la América española para
reconocimiento, excepto la mención que hace distribuido durante las expediciones de la ma- asegurar su independencia, ya
de él Andrés Bello en su silva americana «Alo- rina británica en el caso de que éstas llegaran que de no contar con el apoyo
de Inglaterra, lo haría Francia,
cución a la poesía» (1823). Recién en el siglo a la América española. En el manifiesto que introduciendo sus principios y
XX, la Carta se volvió a publicar, primero en precedía a la carta, el autor admitía su posi- dividiéndola en pequeñas repú-
París, luego en Buenos Aires y por último en ble efecto insurreccional y por ello advertía blicas y concretando sus planes
contra los ingleses. Con estas
Perú. Desde entonces y merced también a los que sólo debía ser distribuida en caso de una ideas, King entabló cordiales
estudios del paso de los jesuitas expulsos por guerra entre España y Gran Bretaña, situación relaciones con Francisco de Mi-
randa, recién llegado a Londres,
Italia, se reavivó el interés tanto por la vida, el que no estaba lejos de poder concretarse por desilusionado por los aconteci-
contexto y la formación profesional del autor esos años. mientos en Francia y esperando
recibir el apoyo británico.
como por su obra. Como lo ha planteado Luis Hachim La-
Otras razones nos permiten comprender ra en su interesante estudio sobre el texto 9
Simmons encontró otras copias
este prolongado y aparente desinterés por viscardino (2000), desde el punto de vista de la Carta entre los papeles
la obra del arequipeño. A las investigaciones estrictamente genérico, esta epístola reconoce del protector de Viscardo en el
sobre el autor llevadas a cabo por dos erudi- una larga tradición retórica colonial con la Ministerio de Asuntos Exteriores,
sir James Bland Burges, quien los
tos jesuitas, el peruano Rubén Vargas Ugarte que entronca. Pensemos no sólo en las Cartas había depositado en la Biblioteca
(1954) y el catalán Miguel Batllori (1953), que del Descubrimiento, sino en otras epístolas de Bodleiana, en Oxford. En 1983,
Simmons publicó los ensayos
impulsaron la recuperación histórica de su fi- resistencia rubricadas por nativos amerindios londinenses de Viscardo, también
incluidos en los materiales de
King conservados en Nueva York.
6 político, Verón distingue una un mismo colectivo de identifi- ganar su adhesión a las ideas Véase: Merle E. Simmons (1983).
Utilizamos la clasificación de doble destinación (positiva y cación junto con el sujeto de la y metas propuestas.
los destinatarios del discurso negativa, a la vez). En el Otro enunciación, en un «nosotros»
político propuesta por Eliseo positivo señala, por un lado, a inclusivo y, por otro, a un pa- 7 La Carta a los españoles americanos,
de Juan Pablo Viscardo. Aportes
Verón (1987, pp. 16-18). un grupo que denomina pro- radestinatario, a quien está Entre esos escritos, se destaca para el estudio del siglo XVIII
En el juego discursivo que destinatario, cuyas creencias dirigido el arsenal persuasivo La paz y la dicha del nuevo hispanoamericano
se plantea en todo discurso presupone y que incorpora en del discurso con el objeto de siglo, «exhortación dirigida a
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durante la conquista o en la misma Carta- torio en el sentido moderno, que oficia de


respuesta a Sor Filotea de la Cruz de Sor Juana texto-base para futuros proyectos libertado-
Inés de la Cruz, donde se despliega el dilema res y forma sistema con otras anteriores y
del letrado ilustrado entre razón, dogma y po- posteriores desde el punto de vista temático-
der. Más precisamente, el texto epistolar que argumental.
nos ocupa forma parte del «intrincado tejido Por el contrario, es difícil –si no imposi-
de cartas» que recorrerá –al decir de Ángel ble– reconstruir el intercambio al que pudiera
Rama– todo el continente americano, «una haber dado lugar, en principio porque se
compleja red de comunicaciones con un alto publicó y difundió ya muerto su autor. Esa
margen de redundancia y un constante uso de compleja red de interlocución no se establece
glosas» (1995, p. 47), aunque a diferencia de solamente en relación con el poder español,
otras ésta no generará réplicas sino simple- sino también y al mismo tiempo con criollos,
mente reproducciones y servirá de estímulo mestizos, indios y españoles que viven en
para esquelas emancipatorias posteriores. Europa y no son gachupines ni chapetones.
Desde una perspectiva temático-argumen- Por otra parte, si –como sostiene Hachim
tativa, la Carta se presenta aquí como una Lara– «el acto performativo tiende a construir
forma discursiva emancipadora y de resis- un narratario específico, que se involucra con
tencia, portadora de una conciencia crítica, el proyecto emancipatorio» (2000, p. 85), el
que asume una función servicial (pedagógica sujeto de la enunciación es desde varios pun-
y crítica a la vez), y se vincula con una serie tos de vista un sujeto inédito, consciente de
de textos que proliferan en ese período –car- su especificidad, no sólo por su condición de
tas, proclamas, manifiestos, pasquines, alega- ex jesuita criollo, desterrado de su lugar natal,
tos, arengas, periódicos, panfletos, sermones la que podría colocarlo en un entre-lugar: ni
laicos, advertencias, declaraciones y otras del lado del dominador ni del dominado. Sin
«discursividades emergentes de un nuevo embargo, elige presentarse como un «español
decir emancipatorio y letrado» (Hachim Lara, americano» y desde esta opción enuncia un
2000, p. 83), cuyo uso no era exclusivo de los esbozo de una entidad supranacional, la Patria
líderes criollos. Ocupando un lugar central grande, en el marco de lo que Arturo Roig
en el pensamiento hispanoamericano, que se ha llamado el «discurso del nosotros» (1981),
le negó durante mucho tiempo, la epístola de marcado gramaticalmente por la omnipre-
Viscardo inaugura un tipo de reflexión en- sencia casi asfixiante de la primera persona
caminada a la búsqueda de una racionalidad del plural a lo largo de todo el texto, como
inclusiva, alternativa, americana, combatiendo cuando afirma ya en las primeras líneas de la
el colonialismo cultural, político y económi- Carta que «El Nuevo Mundo es nuestra pa-
co, ejercido por el gobierno español. tria, su historia es la nuestra, y en ella es que
Pero hay en esta Carta una nota que la debemos examinar nuestra situación presente
hace peculiar: Hachim Lara ve en ella una para determinarnos, por ella, a tomar el par-
«estrategia de la subjetividad» (2000, p. 84). tido necesario a la conservación de nuestros
Ya desde el título se plantea su inscripción derechos propios y de nuestros sucesores»
en el género epistolar. Sin embargo, la inter- (Viscardo, 2004, p. 73. La cursiva es nuestra).
pelación que ejerce esta proclama la coloca Al identificarse el enunciador con el per-
al mismo tiempo en una categoría transgené- sonaje del jesuita expulsado, proclama la ur-
rica. En efecto, investido de la autoridad del gencia de la liberación de la América española
saber ilustrado, enciclopédico, ético-religioso y se establece de este modo una interpelación
(recordemos las citas de autoridad -Montes- fundada en un cúmulo de conocimientos
quieu, Antonio de Ulloa- y las referencias a la propios de la cultura humanística en la que
independencia de las Colonias de la América fue formado el autor. Hay aquí, como ad-
del Norte y la Revolución Francesa), el sujeto vierte con agudeza Hachim Lara, un sustrato
de la enunciación inicia una alocución dirigida ficcional en los modos discursivos desde el
a sus «hermanos y compatriotas», como elige principio hasta el final (explicit) de la carta que
nombrar a sus destinatarios más explícitos escapa al esquema epistolar: el destinatario
La Carta a los españoles americanos,
en el encabezado del texto, esbozando una criollo de ese relato emancipatorio permane-
de Juan Pablo Viscardo. Aportes entidad cultural casi inédita, aún distante de ce siempre en el campo de la potencialidad,
para el estudio del siglo XVIII
hispanoamericano ser concretada en el orden político. La Carta está siempre en formación como un sujeto
MÓNICA ELSA SCARANO deviene así un discurso político emancipa- posible, proyectado hacia un futuro que es

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imperioso construir. En este punto el discur- Más allá de lo hasta aquí expuesto –insisti-
so ingresa en un territorio dominado por la mos–, existen otros factores coadyuvantes que
letra y la razón, propio de la secularización, hacen de esta carta un texto peculiar: personal
en la medida en que se reconoce y promueve y público a la vez. En verdad, la subjetividad
allí la lucha del sujeto moderno por superar allí construida incluye lo personal: no escribe
prejuicios, rémoras y limitaciones para ganar solo un criollo sino un jesuita expulso y, en un
la libertad necesaria para recrearse como un plano no visible ni explícito, un peruano con
sujeto soberano y dueño de sí mismo (2000, problemas para regresar a su patria y obtener
pp. 87-88). Aquí Hachim Lara sugiere la su herencia patrimonial. Además, el sujeto de
cercanía del texto-proclama con una forma la enunciación no se agota en su condición
discursiva propiamente moderna como el en- de revolucionario o de ex jesuita exiliado;
sayo (2000, p. 88). Nosotros preferimos plan- efectivamente pesan en la Carta motivos
tearlo como una forma proto-ensayística que privados de índole personal que enfrentan a
nuestra apatía…» (p. 92); «Este
anticipa y prepara el advenimiento del ensayo Juan Pablo Viscardo así como a su hermano, momento ha llegado: acojámos-
propiamente dicho en el siglo XIX, ya libre al tiránico gobierno colonial español. Ambos le con todos los sentimientos de
una preciosa gratitud (…) la sa-
de fórmulas retóricas ajenas, y enunciado por habían hecho sus primeros votos en Cuzco y bia libertad (…), seguida de la
sujetos políticamente emancipados. habían dejado el Perú en 1768, aún sin recibir prosperidad comenzará su reino
Hay que advertir, además, que en la Carta tonsura, arrojados a un temprano y penoso en el Nuevo Mundo, y la tiranía
será inmediatamente extermina-
el discurso emancipador no se limita a lo me- exilio por el decreto de expulsión sumaria da» (p. 92); «Este glorioso triun-
ramente retórico; por el contrario, incita a la firmado por Carlos III15, episodio en el que fo será completo y costará poco
a la humanidad» (p. 93).
acción y pone énfasis en la denuncia histórica nos detendremos en el próximo apartado. 15
de tres siglos de coloniaje: el gobierno colonial Durante su estadía en Europa creció en él el Recordemos que, al arribar a
Italia, los hermanos Viscardo de-
es acusado de tiránico, opresor, usurpador, resentimiento hacia el gobierno español que jaron la Compañía de Jesús, pa-
con una larga serie de improperios y figuras lo había expulsado de su patria y que además saron a ser laicos y se mantenían
con una magra pensión cercana
descalificatorias proferidas en tono creciente. le impedía volver para hacerse cargo de su a la paga de un sirviente inferior,
Esto habilita la posibilidad de leerlo como un herencia16. Su experiencia de informante y razón por la cual se vieron obli-
discurso político, ya en un sentido moderno, conspirador en la Foreign Office, sumada a gados a reclamar su parte del
patrimonio paterno y el de un
donde pueden distinguirse con claridad las su desconfianza y su temor de ser perseguido tío sacerdote. Por vía paterna, su
diferentes zonas que distinguen este discurso y vivir bajo sospecha (Brading, 2004, p. 15), bisabuelo era un español que se
había asentado en esas regiones
(Verón, 1987)10. En efecto, el discurso des- conforma un telón de fondo siempre presente en 1630 y su abuelo se casó con
pliega desde las primeras líneas un cuadro en sus escritos y en su pensamiento, que nos una heredera de Pampacolca,
en el valle del Majes, donde su
de situación donde prevalecen componentes revelan aspectos no siempre considerados en familia tenía las haciendas. Pese
descriptivos11y explicativos del presente y el los estudios sobre esta centuria en nuestros a que los dos hermanos insistie-
ron en el reclamo ante la Coro-
pasado colonial12, para más adelante avanzar países. na española tanto para que les
en prescripciones13 y fórmulas programáticas Es claro que el siglo XVIII hispanoameri- permitieran regresar a su patria
orientadas a instalar en el lector la urgencia cano no se agota en la razón ni mucho menos como para la liquidación judicial
de su herencia, jamás obtuvieron
de concretar la independencia en esa instancia en la hegemónica o imperial. La Independen- respuesta.
histórica precisa14. cia se va conquistando y tejiendo no sólo con
16
Habiendo crecido Juan Pablo en
la provincia de Arequipa y ha-
biendo cursado estudios durante
siete años en el Cuzco, donde
pudo conocer el Perú auténtico,
10 yecto futuro con verbos en ese 12 89); «Debemos hacerlo por es comprensible que hablara el
Eliseo Verón distingue cuatro tiempo y en infinitivo. Véase «Supuestos estos principios in- gratitud a nuestros mayores» quechua (la lengua de los nati-
zonas discursivas en el discur- Verón (1987, pp. 19-22). contestables» (Viscardo, 2004, (p. 90); «Debémoslo a noso- vos). Existían además conexiones
so político, caracterizadas por p. 75); «No se pueden obser- tros mismos por la obligación por matrimonio entre su familia y
la presencia de componentes 11 var sin indignación los efectos indispensable de conservar los un linaje de indios kurakas. Esto,
discursivos: 1) descriptiva: Algunos ejemplos: «El des- de este detestable plan de derechos naturales» (p. 91); sumado a su dominio del francés
perteneciente a la constatación cubrimiento de una parte tan comercio» (p. 76); «Aplican- «No hay ya pretexto para ex- y el italiano, además del español
del pasado y el presente; 2) grande de la tierra, es y será do estos principios al asunto cusar nuestra apatía» (p. 92). naturalmente, lo convertiría –ya
didáctica: donde se introducen siempre, para el género hu- actual» (p. 85). en Europa– en un calificado
explicaciones, argumentos y mano, el acontecimiento más 14 agente para la corona británica.
principios generales, y que memorable de sus anales», 13 «Descubramos otra vez de
corresponde a la modalidad «examinar nuestra situación «Queridos hermanos y com- nuevo la América para todos
del saber; 3) prescriptiva que presente», «veamos cómo se patriotas, (…) los grandes nuestros hermanos, los habi-
pertenece al orden del deber adaptan» (Viscardo, 2004, p. ejemplos de vuestros antepa- tantes de este globo (...). La
y que plantea las necesidades 73); «Si corremos nuestra des- sados, y vuestro valeroso de- recompensa no será menor La Carta a los españoles americanos,
de Juan Pablo Viscardo. Aportes
deónticas generalmente como venturada patria de un cabo al nuedo, os prescriben la única para nosotros que para ellos»
para el estudio del siglo XVIII
imperativo universal, y 4) pro- otro hallaremos» (p. 79), «Ob- resolución que conviene al (Viscardo, 2004, p. 91); «No hispanoamericano
gramática que plantea un pro- servad que» (p. 94). honor» (Viscardo, 2004, p. hay ya pretexto para excusar
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el telón de fondo de nuevas ideas y de una quía española, y critica que se los haya con-
fría racionalidad política sino en un bastidor denado a pasar el resto de su vida en Italia, en
donde se entrecruzan también temores, re- un penoso exilio, en ninguno de ellos explicita
sentimientos, urgencias y pasiones, no siem- su relación pasada ni presente con la Orden
pre confesadas públicamente. Por otra parte, de San Ignacio ni singulariza su experiencia,
es curioso observar cómo este despojo que excepto por el «nosotros» que lo incluye y la
conjuga el disimulado lamento personal con aclaración de su condición de «ex-jesuita» que
el explícito compadecimiento colectivo nos figura en la «Advertencia del Editor». De he-
reenvía nuevamente a la correlación formal cho no figuran ni él ni su hermano en la lista
Juan Pablo Viscardo que mencionamos anteriormente entre las de jesuitas en el exilio italiano agregada por
cartas indígenas y la que aquí nos ocupa: to- Miranda a las notas en su edición de la Carta,
17 das ellas comparten la situación de menoscabo probablemente por haber renunciado ambos a
Los jesuitas fueron brutalmen- y usurpación social, política y económica, y la Orden. No obstante, no quedan dudas de la
te arrestados y enviados a un
penoso exilio sin razón alguna,
la desigualdad comunicativa. Leemos en la pertenencia de la epístola a la literatura de la
violando los derechos naturales Carta: «…con nuestros tesoros inmensos no diáspora jesuítica, un capítulo que complejiza
de libertad y seguridad de las hemos comprado sino miseria y esclavitud» aún más la caracterización de la producción
personas y de sus bienes, lo
que anticipaba de algún modo (Viscardo, 2004, p. 79), y «¿Qué maravilla es literaria hispanoamericana del siglo XVIII y
la futura confiscación de sus pues, si con tanto oro y plata, de que hemos del entresiglo XVIII - XIX.
ricas propiedades. Los expul-
sados eran todos ciudadanos casi saciado al universo, poseamos apenas con Por otra parte, es sabido que la presencia
hispanos (europeos y ameri- qué cubrir nuestra desnudez? (Viscardo, 2004, de los jesuitas y su intensa labor educativa
canos), de renombre por sus
servicios a la comunidad, con p. 76). incidieron fuertemente en la producción cul-
grandes riquezas y muy estima- tural de los dos últimos siglos coloniales, el
dos. Entre las causas no confe-
sadas o, mejor, las excusas
La formación jesuítica de Viscardo y la idea XVII y el XVIII, en la América Hispana. En
de la expulsión se impone su de la independencia americana particular, en lo que nos incumbe, forman
gran influencia en el continente parte ineludible de un capítulo aún abierto
americano. Carlos III tomó la
decisión, incitado por ministros El episodio de la expulsión de los cinco y por explorar literatura del siglo XVIII
influenciados por enciclopedis- mil jesuitas de los territorios monárquicos hispanoamericano. Sin duda no se puede en-
tas franceses, principalmente
Voltaire y D»Alembert. Uno de América en 176717 es mencionado en la tender esta última centuria sin tener en cuenta
de ellos, Pedro Pablo Abarca Carta en reiteradas oportunidades con el su papel. Como sostiene Mario Hernández
de Bolea, Conde de Aranda,
hábil y enérgico, llamado el
claro propósito testimonial y de denuncia, Sánchez-Barba:
«representante de Voltaire en pero también como un ejemplo contundente
España», indujo al rey español
a firmar la Pragmática Sanción
de la índole de la tiranía española ejercida en En la elaboración de las estructuras culturales y
en contra de la Compañía de América: «La España nos destierra del mundo mentales del siglo XVIII hispanoamericano, resul-
Jesús del 27 de febrero de antiguo» (Viscardo, 2004, p. 75); «han desple- ta fundamental el mundo de ideas creadas por la
1767. Finalmente, el rey acce-
dió a ordenar la expulsión de gado de un golpe su irresistible eficacia sobre sensibilidad criolla del siglo XVII, la elaboración
los jesuitas de América en abril más de cinco mil ciudadanos Españoles» (p. de un humanismo jesuítico que en el siglo XVIII
de ese mismo año, luego de
que los enemigos de esos clé- 84); «Después de haberlos botado en un país, fue en gran parte, heredero de las ideas elaboradas
rigos lo persuadieran con una que no es de su dominación, y renunciádolos por ilustres miembros de la Orden en el siglo XVII
carta que fingía la acusación
de que Carlos III no era hijo de
como vasallos, la Corte de España (…) se ha (1978, p. 284).
su padre, Felipe V, sino de un reservado el derecho de perseguirles y opri-
cardenal. Lo extraño fue que mirles continuamente» (p. 81), entre otras Entre otros fenómenos destacables men-
el monarca llevara adelante
esa acción, siendo él mismo tantas alusiones18. Sin embargo, aunque en ciona el surgimiento de «un sentido crítico
católico. esos pasajes Viscardo se posiciona frente a la a distancia por los jesuitas expulsados y por
18 decisión de Carlos III de expulsar a los jesui- sus discípulos universitarios, los criollos» (p.
Ya antes de la expulsión del tas de todos los vastos territorios de la monar- 284)19. En el marco de un denso proceso inte-
territorio americano, se había
concretado una orden similar
en Portugal y Francia. En Amé-
rica existieron antecedentes de
la defensa de la libertad y la
ción al Perú de los jesuitas fue los jesuitas lo condenaron. Era cortes para que la Santa Sede zan el «poco conocido y peor
vida como derechos humanos
durante el reinado de Felipe conocido el encono de las mo- extinguiera la Orden hasta que estructurado siglo XVIII hispa-
inalienables. La primera expedi-
II y las reducciones de Juli (de narquías borbónicas contra la el Papa Clemente XIV firmó el noamericano», la considera-
Belaúnde, 2002, pp. 57-58). orden de San Ignacio de Loyo- Breve de Extinción el 21 de julio ción de la polémica defensiva
Según Batllori, el germen de la, por los principios filosóficos de 1773. frente a las interpretaciones de
La Carta a los españoles americanos, la idea independentista de los tomistas y de otros discípulos los naturalistas europeos, y la
de Juan Pablo Viscardo. Aportes jesuitas expulsos fue el fermen- sobre la soberanía popular, 19 aparición de una importante
para el estudio del siglo XVIII to de la idea cesionista entre opuestos al absolutismo monár- Mario Hernández Sánchez- corriente de opinión pública,
hispanoamericano ellos. Lo cierto es que hasta los quico. Al mismo tiempo, fueron Barba menciona, además, en- llevada adelante por los prime-
MÓNICA ELSA SCARANO no católicos y los enemigos de creciendo las presiones de esas tre otros factores que singulari- ros periodistas (1978, p. 284).

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América sin nombre, no 18 (2013) 149-161

lectual la pervivencia del humanismo jesuítico natural cristiano se convertía fácilmente en


había cobrado fuerza creciente entre las capas una crítica intensamente revolucionaria de to-
criollas ilustradas hispanoamericanas desde das las relaciones de poder existentes, defen-
las Universidades y cobró importancia al diendo la libertad y la igualdad. Podría decirse
crear una sensibilidad telúrica hispanoameri- que, en este sentido, los filósofos y juristas
cana y avivar la crítica racionalista e ilustrada, mencionados se adelantaban a los pensadores
desde el exilio europeo. ilustrados. Como se sabe, las tesis de los teó-
La integración de los jesuitas en la socie- logos y juristas españoles Francisco de Vitoria
dad criolla presenta una doble fase separada y del padre Suárez son dos buenos ejemplos
por la expulsión. El nuevo humanismo que de las raíces ibéricas de la teoría moderna cris-
ellos venían impulsando desde un siglo antes tiana del estado. Todas estas teorías confluye-
conformó un fenómeno cultural de gran im- ron junto con la tradición jurídica española de
portancia que cristalizó en el saber universi- los Fueros y las Cortes (sobre todo la época
tario de la primera mitad del siglo XVIII. La gloriosa de las Cortes de Aragón, Navarra y
segunda fase consistió en la llamada literatura Castilla) y abrieron caminos diferentes a los
de emigración jesuítica, que abarcó distintas del pensamiento protestante (de Belaúnde,
zonas con marcados matices, tanto en sus su- 2002, p. 52). Mariano Picón Salas destaca aquí
puestos ideológicos como en la defensa de lo la existencia de un «idealismo moral español»
americano contra los naturalistas y filósofos que integra lo ético y lo social (1978, p. 66).
europeos. En la segunda mitad del siglo, las Es evidente que el hecho de que Viscardo
nefastas implicancias político-administrativas integrara las filas de los jesuitas exiliados no es
de la Pragmática Sanción firmada por Carlos una circunstancia aleatoria. Si bien, como ya se
III en contra de la Compañía de Jesús se vie- ha anticipado, durante mucho tiempo se otor-
ron agravadas por la violencia inhumana en gó un lugar decisivo a situaciones personales,
el trato. Asimismo, entre sus múltiples con-
no hubo siempre acuerdo sobre los factores
secuencias, se destacó la suspensión de una
más influyentes: Batllori otorga mayor peso al
enorme tarea cultural en América.
resentimiento que Viscardo seguramente expe-
En lo que concierne a nuestro autor, por
rimentó por su injusto destierro y las difíciles
su formación como religioso, es muy pro-
circunstancias en que vivía, impedido de regre-
bable que conociera la corriente doctrinaria
sar al Perú. Por otra parte, agrega que el tener
de pensadores españoles como el dominico
noticia del levantamiento de Tupác Amaru
Francisco de Vitoria, el escolástico Martín
incentivó su rebeldía independentista. Deses-
de Azpilcueta, Francisco Suárez, Juan de
timando estas posturas, de Belaúnde refuta la
Mariana y otros, siguiendo las enseñanzas de
conjetura del estudioso catalán, aduciendo que
Santo Tomás de Aquino (de Belaúnde, 2002,
p. 49). En su horizonte de ideas estaba por un ya antes de enterarse de esa rebelión, Viscardo
lado la tradición antiabsolutista y populista había manifestado una posición ideológica y
medieval, modernizada por Suárez durante el un propósito muy claros al respecto. En los
reinado del mismísimo Felipe II y puesta en catorce años de destierro, transcurridos desde
práctica en América en la vida municipal de su partida del Perú hasta 1781, cuando tomó
los cabildos, y, por otro lado, el choque con el conocimiento de ese hecho, ya había forjado
absolutismo borbónico. En relación con este un pensamiento al respecto a través de lectu-
último, la expulsión de los jesuitas fue una de ras y de su formación jesuítica. En todo caso
las acciones más impopulares en América, ya –arriesga el investigador peruano–, la noticia
que en el conflicto los desterrados no habían operó como un detonante para que se pronun-
sido meros espectadores, sino protagonistas ciara el ideólogo (2002, pp. 46-55).
(Batllori, 1953, p. 82). Nutridos por las con- En resumen: la expulsión fue un elemento
cepciones de Aristóteles, la evolución con- que facilitó el movimiento de la Independencia
temporánea de hechos e ideas y la proyección y colaboró en la búsqueda de una conciencia
de la noción de un estado orientado hacia la americana. Entre los efectos contradictorios
realización del bien común, los jesuitas ob- de la proscripción, suele señalarse que obligó a
jetaban el derecho divino de los monarcas y los mestizos a comprometerse para avanzar en
La Carta a los españoles americanos,
replanteaban la cuestión del origen de la auto- la acción emancipadora, sin que eso significase de Juan Pablo Viscardo. Aportes
para el estudio del siglo XVIII
ridad, apoyados en la doctrina de la soberanía anular las ideas subversivas del clero más pro- hispanoamericano
popular de Suárez. De este modo, el derecho gresista sino todo lo contrario. En relación con MÓNICA ELSA SCARANO

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América sin nombre, no 18 (2013) 149-161

20 el proceso emanci- que originaron su pensamiento revolucionario,


El crítico chileno Luis Hachim
Lara toma este concepto del fi- patorio, la expulsión éstas no se encuentran ni en la Revolución
lósofo argentino Arturo Andrés de los jesuitas esti- Francesa ni en la rebelión de Túpac Amaru23.
Roig, quien lo desarrolla en A.
A. Roig (1984, p.16). muló la importante Nada de ello basta para explicar su pensamien-
función que ellos to. Reiteramos que cuando Viscardo tomó
21
«Dictamen de los calificadores
venían cumpliendo conocimiento de esta noticia en 1781, ya había
del Santo Oficio», en J. P. Vis- en la difusión del manifestado poseer una ideología arraigada
cardo y Guzmán (2004), Carta conocimiento de la al respecto24. Por cierto, el pensamiento de
dirigida a los españoles ame-
ricanos, Traducción, prefacio e realidad americana, Viscardo se formó ocho años antes de la Re-
introducción de David Brading, a menudo en polé- volución Francesa, diez años antes de que
Apéndice II, p. 110.
Retrato de Montesquieau, 1728 micas con los pro- Francisco de Miranda comenzara sus activi-
22 pios europeos. Los dades revolucionarias, unos doce antes de que
Según los calificadores de la In-
quisición, los frailes dominicos
jesuitas exiliados sumaron su aporte a la acción Antonio Nariño fuera encarcelado en Nueva
Luis Carrasco y José Bárcenas, de los criollos y contribuyeron a la formación Granada por la publicación de los Derechos
en ese texto Viscardo incurría en
un «paralogismo», por cuanto
de un Humanismo Ilustrado (Hachim Lara, del Hombre y trece antes de que Santiago F.
admiraba el valor de los prime- 2000, p. 79)20. En este sentido, fueron, desde Puglia publicara en una imprenta de Filadelfia
ros conquistadores y al mismo la perspectiva de José Luis Romero, la ex- sus diatribas contra la monarquía española (De
tiempo calificaba a los poste-
riores de ladrones. Además presión católica del espíritu moderno (1977, Belaúnde, 2002, p. 73). Habría que buscar las
preveían que la Carta sería un pp. IX-XXXVIII). Una muestra de ello fue fuentes de su pensamiento revolucionario en
instrumento sedicioso y subversi-
vo que contribuiría a sublevar y la sospecha y la persecución que despertó el lo que Arturo Andrés Roig caracterizó como
fomentar la rivalidad entre hijos texto de Viscardo en algunos lugares de Amé- el humanitarismo ilustrado, con límites pro-
y padres, y criollos y gachupi-
nes. Por otra parte, dado el fa-
rica. La suerte de su difusión en México es pios en América y que va más allá del aspecto
natismo mexicano con respecto paradigmática al respecto: el 24 de setiembre economicista y utilitario del ideario ilustrado,
a los jesuitas, la imagen de éstos de 1810, la Inquisición mexicana hizo públi- manifestado en cifras, estadísticas y argumen-
proyectada en la epístola, de
inocentes perseguidos, la torna- co un edicto sumario donde se prohibía un tos económicos, que abundan en la Carta.
ba aún más peligrosa (Brading, cuadernito que circulaba con el título Carta Sin duda, la expulsión operó como una
2004, pp. 9-10).
dirijida a los españoles americanos por otro de motivación psicológica importante para sus
23 sus compatriotas, y ordenó la confiscación de escritos independentistas. Formado en los
En verdad, las repercusiones del
reinado ilustrado y reformista todas sus copias. En el dictamen de los dos principios filosóficos cristianos opuestos a
de Carlos III, iniciado en 1759, dominicos que oficiaron de calificadores, se la crueldad y la injusticia, con los que tomó
no fueron sólo económico-admi-
nistrativas sino que alcanzaron
condenaba la carta por «falsa, temeraria, impía contacto en el colegio de los jesuitas, duran-
también la vida intelectual y fun- y sediciosa», «acre y mordaz, revolucionaria y te su noviciado, tras algunos años en Italia,
cionaron como catalizadores en sofística»21. En verdad, lo que más preocupaba desde su exilio, se trasladó a Londres donde
la formación de una identidad
criolla en Hispanoamérica. Pro- de ella eran las acusaciones al gobierno colonial estudió las doctrinas económicas de la Ilus-
pició una verdadera «revolución de España, concentradas en cuatro sustantivos tración europea. Los maestros británicos de
intelectual» que transformó la
cultura académica hispánica ha- con una carga fuertemente negativa, al afirmar la palabra se sumaron a la formación provista
cia el fin del siglo XVIII. que España había gobernado sus imperios de por Loyola. Durante su exilio también con-
24
ultramar con «ingratitud, injusticia, servidum- tinuó su formación como autodidacta. Entre
Pedro Henríquez Ureña le con- bre, y desolación» (Viscardo, 2004, p. 73)22. Sin las fuentes de las que se nutrió, se destacan
cede en esa época una impor-
tancia decisiva a la influencia
embargo, pese a que la Inquisición condenó ese la filosofía política del siglo XVIII en la que
de lecturas europeas, de las texto en octubre de 1812, un grupo de criollos definieron el destino revolucionario las obras
actas de independencia de re- residentes en la ciudad de México, los Guada- de Montesquieu y Rousseau, ya influido por
cientes naciones americanas y
otros libros que circulaban, en lupes, que apoyaban en secreto la insurgencia, los filósofos católicos españoles, además de la
muchos casos en forma clan- le hizo llegar una copia a José María Morelos, lectura del ensayo del inglés John Locke, de
destina (1986, pp. 39 y 52).
líder del movimiento insurgente en el sur. En gran influjo en el pensamiento de su época
consecuencia, la circulación del panfleto de por su defensa de la libertad, el ideal demo-
Viscardo alarmó seriamente a la Inquisición, al crático, la tolerancia en el pensamiento polí-
ser la primera demanda pública por la indepen- tico, entre otras ideas que contribuyeron a la
dencia, proveniente de un español americano. independencia de la América del Norte, sobre
todo la Declaración de Filadelfia. Aquí pode-
La «Carta…» y la tradición ilustrada en la mos encontrar los argumentos por los cuales
La Carta a los españoles americanos,
América Hispana Viscardo condenaba tempranamente el abso-
de Juan Pablo Viscardo. Aportes lutismo español. En síntesis: doctrinariamente
para el estudio del siglo XVIII
hispanoamericano En cuanto a la formación doctrinaria e ecléctico –como lo describe César Pacheco
MÓNICA ELSA SCARANO ideológica de Viscardo, si buscamos las fuentes Vélez (1975)–, concilió distintas doctrinas

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que colaboraron con su causa revolucionaria, Unidos de 1776 y de la Declaración de los


tal como lo muestran en la Carta las citas Derechos del Hombre de 1789. Se anticipó así
explícitas y alusiones más o menos veladas por muchos años a la Revolución de la Inde-
(Antonio de Ulloa, el Inca Garcilaso de la pendencia en el Perú y otras naciones del sub-
Vega, Montesquieu, Bartolomé de las Casas, continente que fueron, en última instancia,
y paráfrasis o resonancias de Montesinos, fruto de su prédica ideológica. Seguramente
Raynal, Thomas Paine, entre otros). los vaivenes políticos que dominaron en esos
Teniendo en cuenta que la Ilustración es años y las diferentes alianzas concertadas
«un estado de conciencia que canalizó las in- por las potencias europeas colaboraron en el
quietudes intelectuales minoritarias mediante proyecto libertador. Por cierto, si en un prin-
el impulso de la crítica centrada en dos puntos cipio Viscardo fue un precursor y un patriota
básicos de anclaje: la comprensión racional criollo, terminó siendo muy pronto –según Declaración de los derechos del
hombre
de las cosas y la desvinculación consciente Brading– un philosophe27 (2004). Se resistió a
del más allá…» (Hernández Sánchez-Barba, ver la América española con la mirada desde-
1978, p. 286), sin que ninguno de los dos ñosa de otros ideólogos del Nuevo Mundo y verdad» (Viscardo, 2004, p.
represente un aporte excluyente, podemos defendió su personalidad peculiar y las cuali- 74)), y se alude tanto a los de-
rechos naturales («La naturaleza
asegurar que el efecto de este proceso ideoló- dades criollas frente al menosprecio ilustrado. nos ha separado de la España
gico basado fundamentalmente en la razón ya Los componentes ilustrados de la Carta con mares inmensos» (p. 90);
«por la obligación indispensa-
se había hecho explícito en sus comentarios nos reenvían a una serie de cuestiones que ble de conservar los derechos
críticos sobre el catolicismo romano y espa- nos permiten perfilar con mayor acierto el naturales» (p. 91)), como a los
ancestrales («…nuestros ante-
ñol. Una carta dirigida a un colega ex jesuita siglo XVIII latinoamericano: en primer lugar, pasados, cuando restablecieron
de 1787 es el único texto donde abordó abier- el debate sobre la llegada de la Ilustración a el reino y su gobierno, pensaron
tamente la cuestión religiosa: allí criticó a los Hispanoamérica –si en verdad eso sucedió–, en premunirse contra el poder
absoluto, a que siempre han as-
obispos y teólogos jansenistas del sínodo de cuándo tuvo lugar ese «desembarco», las pirado nuestros reyes» (p. 82);
Pistoia. Sin embargo, en su último tratado so- particularidades de la llamada «Ilustración «Debemos hacerlo por gratitud
a nuestros mayores» (p. 90)),
bre la paz finalizado en 1797, objetó el despo- católica» y su papel decisivo en los territorios para argumentar a favor de la
tismo civil religioso desmesurado y criticó los de ultramar, el fenómeno de la influencia de la urgencia de lograr la emancipa-
ción política, económica y cultu-
malos efectos de la religión en la conquista de Inquisición en la difusión de las nuevas ideas ral de América.
América, sobre todo la superstición expresada en esta orilla del Atlántico y, finalmente, la re-
en el fanatismo y la discordia. Su objeción no lación entre la Ilustración y los movimientos 27
Zygmunt Bauman agrupa en este
estaba dirigida allí solamente al uso político independentistas hispanoamericanos. concepto a «médicos, científicos,
del catolicismo sino también a sus devociones. Si consideramos en términos generales el ingenieros, hacendados rurales,
sacerdotes o escritores» que se
Al parecer hacia el final de su vida adoptó una período ilustrado en América, es necesario leían mutuamente sus obras, ha-
versión más filosófica o ilustrada del cristia- aclarar de antemano que no se dio como en blaban unos con otros y compar-
tían las responsabilidades de un
nismo que se distanciaba de las pretensiones Europa, sino que fue más bien un deseo que juez colectivo, guía y conciencia
del papado25. una realidad: de la especie humana» (Bauman,
1997, p. 38). Bauman desta-
No cabe duda de que la Carta es el estudio ca el papel de les philosophes
mejor logrado de Viscardo, donde se combina La apropiación del pensamiento Ilustrado adquiere de la era de la Ilustración en el
–como afirma David Brading– la defensa de usos diversos y específicos en el hombre de letras proceso de autoconstrucción de
los intelectuales modernos y su
derechos ancestrales, propia del patriotismo americano y aún más, el período no coincide ni función en la memoria histórica
criollo, con la proclamación de derechos uni- temporal ni paradigmáticamente con el homónimo viva de «utopía activa», en un
«juego sin fronteras». No eran
versales característicos del credo ilustrado26. europeo (…). En América, la historia de las ideas ni una escuela ni una comuni-
En cuanto a las remisiones a este sistema de se benefició del pensamiento de muchos hombres dad de experiencia y educación;
por el contrario, entre ellos se
creencias, es clara la resonancia de la Decla- de letras, que eran sacerdotes y al mismo tiempo contaban personas de distintos
ración de la Independencia de los Estados luchadores por la causa de la libertad, como Hidalgo estados y condiciones sociales
(pp. 39-40). Eran, en suma, «un
grupo autónomo que presentaba
la opinión, la escritura, los dis-
25 basado de un modo especta- Europa generó el sistema po- par las tinieblas del dogma y cursos y el lenguaje en general
No obstante, la Carta es un cular en el conocimiento del lítico del Despotismo Ilustrado la autoridad, fomentar el pen- como una atadura social para
claro ejemplo de lo que sostie- hombre, del ser humano, des- (gobierno autoritario de los samiento crítico, afirmando la abolir todas las ataduras socia-
ne Mario Hernández Sánchez- de una situación y desde una monarcas o de algunos de razón y la libertad individual, les» (1997, p. 40).
Barba sobre la Ilustración en realidad mundana específica» sus ministros). Este sistema en un sistema anticatólico y
América: «No existe, cierta- (1978, p. 287). pretendía realizar algunas adverso a la Compañía de
mente, una ruptura decisiva reformas en el ámbito admi- Jesús. En la Carta se apela La Carta a los españoles americanos,
entre el humanismo jesuítico y 26 nistrativo que reformularían la explícitamente a la dialéctica de Juan Pablo Viscardo. Aportes
el humanismo ilustrado, pues- Tengamos presente que, en política y el comercio colonial de las luces («descubramos para el estudio del siglo XVIII
to que, en ambos, existe una el siglo XVIII, la corriente fi- en América. En otros órdenes, este horroroso cuadro para hispanoamericano
base antropológica del saber, losófica de la Ilustración en al mismo tiempo buscaba disi- considerarle a la luz de la MÓNICA ELSA SCARANO

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28 y Morelos en México. El encuentro de las dos ver- llamados también criollos o indianos), acom-
Si por un lado, como sostiene Pe-
dro Henríquez Ureña, «Entre las tientes de pensamiento, en la conformación difusa del pañado de desigualdades y discriminaciones
gentes educadas de la América proyecto autonomista y emancipatorio, se produce impuestas por el gobierno central español,
hispánica hubo mucha afición
por la lectura (…). En el siglo con el aporte de una Ilustración Católica (…), que lo que creó las condiciones materiales para el
XVIII circulaban muchos libros de propende a no disociar la razón y la fe y que por otro surgimiento de una conciencia crítica (Oso-
orientación moderna: la Encyclo-
pédie, obras de Bacon, Descar-
lado contiende con la filosofía escolástica en el inte- rio, 2000, p. 72).
tes, Copérnico, Gassendi, Boyle rior de la misma institución de la Iglesia, recuperando Hay, desde el orden textual mismo, otra
Leibniz, Locke, Condillac, Buffon, aspectos del humanismo renacentista» (Hachim Lara, particularidad en la Carta que reside en la
Voltaire, Montesquieu, Rous-
seau, Lavoisier, Laplace se man- 2000, pp. 79-80). importancia dual de la razón universal y de
tuvieron en circulación secreta cierta subjetividad política en ciernes que
todavía cuando se los consideró
peligrosos y se prohibió su lec- En gran medida, el anticlericalismo domi- trasunta una experiencia situada en un con-
tura» (1986, p. 39), a la par de nante en esta corriente filosófica fue la causa texto determinado por el entendimiento y la
la imposición del nuevo sistema
del libre comercio en las colonias
de que no se reconociera como es debido el apropiación del mundo, que se vincula con
americanas, desde 1778, aún aporte de la ilustración católica, de innegable la soberanía de los pueblos: así a argumentos
existía en algunas regiones del
subcontinente cierta hostilidad
importancia en Hispanoamérica. La filosofía tales como la apelación a la verdad: «Esta nos
a las ideas ilustradas (soberanía de la Ilustración se ocupó principalmente del enseña, que toda ley que se opone al bien
popular, anticlericalismo, entre proceso de secularización del pensamiento, universal de aquellos, para quienes está hecha,
otras), al mismo tiempo que en
otras se abogaba por difundir pero dentro de ella, como hemos visto, los es un acto de tiranía…» (Viscardo, 2004, pp.
el conocimiento científico útil y jesuitas se comprometieron paradójicamente 74-75), se le suman otros de esta índole: «aun-
liberar el pensamiento filosófico
de la escolástica. Otro ejemplo en la ruptura de la episteme clásica. Pese a ser que no conozcamos otra patria que ésta, en la
de las paradojas de este período sacerdotes, muchos miembros de la Compa- cual está fundada nuestra subsistencia, y la de
es el intercambio transatlántico
con el erudito benedictino Fray
ñía participaron en forma activa en el debate nuestra posteridad» (p. 74) o «si no hay entre
Benito Jerónimo Feijóo, uno de intelectual de su tiempo. Esta variante del vosotros quien conozca y sienta sus agravios
los más destacados exponen- pensamiento ilustrado católico se distinguió más vivamente que yo…» (p. 89).
tes del racionalismo en España
que impulsó, ya entrado el siglo de la emancipación hispanoamericana por sus En relación con este último sentido, la
XVIII, un cambio hacia una acti- raíces escolásticas, sin que se la pudiera negar reiterada argumentación a favor de la opor-
tud crítico-científica y predicó la
flexibilidad mental. ni soslayar, puesto que la ilustración ameri- tunidad de la independencia en esa coyuntura
cana tuvo lugar en un cruce heterogéneo de histórica, marcada por deícticos temporales,
29
Como se sabe, los comienzos diálogos, rechazos e integraciones.28 Por otra exhortaciones y verbos en futuro, se torna crí-
de la Ilustración en España co- parte, como lo vemos en el texto que nos ocu- tica áspera y sin concesiones a la Conquista,
incidieron con la llegada de la
Casa de Borbón al trono. Pero
pa, el pensamiento americano no remitió de apelando a la fustigación del despotismo y la
la nueva ideología no desplazó un modo excluyente a la Ilustración francesa tiranía coloniales que alcanzan hasta la esfera
totalmente de la escena a las co- sino también a otras formas ilustradas margi- económica: el estado de «ignominiosa esclavi-
rrientes escolásticas que, desde
el siglo XVI y sobre todo desde nales (españolas y portuguesas) que contribu- tud» (p. 74) y violencia en que se autorretrata
las universidades de Salamanca yeron a explicar la compleja orientación cató- se completa con la denuncia del «más desen-
y Alcalá de Henares, se habían
propagado a las de Lima y Méxi- lica y emancipatoria de este autor, que ilustra frenado monopolio» en una verdadera «tira-
co. Con la colaboración de los en cierto sentido la extrema tensión entre nía mercantil» (p. 76). Es esto lo que habilita
colegios jesuitas se otorgó cierta
homogeneidad al pensamiento
escolasticismo y enciclopedismo que atravesó la estrategia de adoptar un tono panfletario
hispanoamericano de la época, el clima mental de la sociedad colonial (Picón que se hace evidente en los adjetivos califi-
cuando apenas se hacían sentir
en España aún débiles ecos del
Salas, 1978, pp. 199-200)29. cativos bien elegidos como dardos certeros y
movimiento científico de la Euro- Además, la apropiación de estas formas las figuras denigratorias de los contradestina-
pa del XVII. Véase: Ma. Angeles diversas de pensamiento contribuyó a crear tarios del texto (entre otros, los funcionarios
Eugenio Martínez (1988), La Ilus-
tración en América (siglo XVIII): una «conciencia criolla diferenciada» que se españoles que ejercían el poder injustamente y
pelucas y casacas en los trópicos. originó tempranamente durante la colonia y sin piedad). Se los describe como «un enjam-
pp. 34-ss. Por otra parte, como
explica Mariano Picón Salas, «El que se manifestó en el enfrentamiento entre bre de aventureros, que pasan a la América,
cosmopolitismo del hombre euro- peninsulares y españoles americanos (sus igua- resueltos a desquitarse allí, con nuestra propia
peo que ya no se satisface con
su vida tradicional y sale por an-
les nacidos en América de padres españoles, sustancia, de lo que han pagado para obtener
helo científico o por mera inquie-
tud humana a recorrer distantes
países y a someter sus valores se-

culares al paralelo y contraste seer las ideas y aplicaciones de llamado «Enciclopedismo» o choque de ideas», junto a un
con el de pueblos más nuevos la vieja Europa, son uno de los «Ilustración»» (1978, p. 197). conflicto generacional y una
La Carta a los españoles americanos, y hasta ese instante menospre- ingredientes que determinan A diferencia de la contrarre- atmósfera de creciente insur-
de Juan Pablo Viscardo. Aportes ciados; y el cosmopolitismo del hasta en la cultura hispano- forma y el barroco, se abrió gencia, marcada por el as-
para el estudio del siglo XVIII criollo que siente en su cerrada americana del siglo XVIII ese en el siglo XVIII «una nueva censo de criollos y un creciente
hispanoamericano órbita colonial la desazón del complejo estado de espíritu o época internacional» (p. 197) resquemor indiano frente a los
MÓNICA ELSA SCARANO aislamiento y el gusto de po- actitud de conciencia que se ha que asistió a un «avasallador peninsulares (pp. 199-200).

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sus empleos» (p. 78), «orgullosos tiranos» (p. su denuncia de condiciones paupérrimas de el sustento argumentativo de la
crítica a la colonia y en particu-
78), sin límites, perversos y obstinados, que los americanos en general con argumentos lar de la tiranía ejercida en ese
exterminaron de la superficie de la tierra a acordes a las reglas de la razón. En ese esfuer- período, no se basa en las citas
de autores clásicos como Aristó-
pueblos enteros30. Junto a la denostación de zo verificador recurre a afirmaciones como la teles o Santo Tomás de Aquino,
éstos y de su mal gobierno, se avanza en la de Montesquieu: «Las Indias y la España son sino en argumentos económicos
como el monopolio comercial,
defensa de los criollos, mestizos e indios31. A dos potencias bajo un mismo dueño; mas las los impuestos excesivos que gra-
su vez, con la argumentación mediante citas Indias son el principal y la España el acceso- vaban el comercio con América
de autoridad tomadas, por ejemplo, de la obra rio» (Viscardo, 2004, p. 81). y el opresivo repartimiento de
comercio implementado por los
del Inca Garcilaso de la Vega, oponiéndose a nefastos corregidores.
la privación de participar en el gobierno de Proyecciones hacia el XIX hispanoamerica-
33
sus propias tierras32. Viscardo se inscribe en no: la literatura de la Emancipación En este sentido, merece llamarse
una tradición de protestas criollas patrióticas, la atención sobre la formulación
utópica del remate final de la
pero es importante advertir que su condena de El intenso valor polémico de la Carta, Carta, donde aboga por una
la monarquía absoluta de los Habsburgo y los propio de un texto agonístico inmerso en la América española que sea punto
de encuentro de toda la humani-
Borbones significaba un paso más allá de las pragmática de un conflicto (Hachim, 2000, dad. Así la epístola se convierte
quejas tradicionales del patriotismo criollo. p. 92), así como su evidente imbricación con en un instrumento político pode-
La condición interpelativa y el didactismo la temática emancipatoria33 y su función ac- rosísimo que se dirige con distin-
tas voces y variados argumen-
del texto abren paso a un discurso político de tiva en el proceso histórico concomitante en tos, a lectores muy diferentes.
crítica y resistencia frente a la filosofía esco- América, nos permiten revisar su inclusión Prefigurando la utopía del siglo
XIX, ve a hombres de todas las
lástica. Reforzado por un discurso pedagógi- en la llamada «literatura de la Emancipación naciones frecuentando las costas
co en la línea del Padre Feijóo, que acompaña hispanoamericana». Al respecto, la ubicación de América, atraídos por el libre
intercambio de los productos.
la denuncia, buscando ilustrar e iluminar al de este tramo del siglo XVIII varía según los Erradicados el despotismo y la
español americano para enjuiciar el poder autores –ya incluyéndolo en el concepto am- pobreza, imagina a estos hom-
colonial y revisar críticamente sus prácticas, plio de «cultura colonial» (Pedro Henríquez bres radicándose en la América
española para enriquecerse con
a poco de iniciada la proclama se instala Ureña, 1986; entre otros), ya incorporándolo la industria, los conocimientos y
claramente la verdad: «descubramos este ho- entre las «letras de la emancipación», en una el aumento de la población ame-
ricana. América se uniría a pa-
rroroso cuadro para considerarle a la luz de primera etapa del siglo XIX (1791-1830) trias más lejanas y sus habitantes
la verdad. Esta nos enseña que toda ley que (Picón Salas, 1978; Osorio, 2000)–, y pone formarían «una sola GRANDE
FAMILIA DE HERMANOS» (Vis-
se opone al bien universal de aquellos, para de relieve la arbitrariedad señalada por Ana cardo, 2004. p. 94), en conso-
quienes está hecha, es un acto de tiranía» (Vis- Pizarro en la periodización de la historiogra- nancia con la euforia cósmica
dominante en la imaginación
cardo, 2004, p. 74). En esa construcción apela fía literaria latinoamericana por siglos o con europea en las primeras etapas
también a pensadores coetáneos y testigos criterios histórico-políticos externos34. Sin de la Revolución Francesa.
oculares como Antonio de Ulloa, coautor de desestimar los aciertos descriptivos de estas
34
un informe que escribió con Jorge Juan, Noti- proposiciones, nos inclinamos por ver tam- En relación con la periodización
cias secretas de América (1747), para certificar bién en esa parte del siglo XVIII una prime- de la historia literaria por siglos,
en una perspectiva cronológica,
Ana Pizarro explica que «esta for-
ma de organización presenta el
inconveniente de simplificar el es-
30 solación y la ruina de «los des- retorno a las instituciones y li- incas, acusados de apoyar a quema sin aportar un conocimien-
También leemos en la Carta: graciados indios y mestizos» bertades medievales (Brading, los rebeldes. La cita le permite to sobre las modulaciones que
«Sería una blasfemia el ima- (p. 76). Del mismo modo, al 2004, p. 38). también referir el destino de adopta el discurso en proceso,
ginar que el supremo bien- criticar a virreyes, corregidores sus desventurados compatrio- sobre sus rupturas y sus continui-
hechor de los hombres haya y alcaldes mayores europeos, 32 tas, asociando la causa de los dades en términos de producción
permitido el descubrimiento que actúan como aventureros En la cita de los Comentarios españoles americanos con el literaria.» (2005, p. 28). En cuan-
del Nuevo Mundo para que un injustos que trafican injusticias Reales del Inca Garcilaso, destino de los mestizos de Cuz- to a la organización por cortes de
corto número de pícaros imbé- e inhumanidades «de parte de Viscardo se manifiesta fuer- co, y manifestarse en contra la historia política tales como la
ciles fuesen siempre dueños de las sanguijuelas empleadas por temente en contra del primer del arbitrario régimen colonial Independencia o la Colonia, la crí-
desolarle, y de tener el placer el gobierno» (Viscardo, 2004, representante del nuevo po- introducido por el Emperador tica chilena sostiene que «ella no
atroz de despojar a millones p. 79). En este punto, sus crí- der arbitrario de la Corona: Felipe II y su subordinado, el explica el proceso mismo sino que
de hombres, que nos les han ticas e interpelaciones buscan el virrey Francisco de Tole- virrey Toledo. Para ilustrar la lo remite a cortes externos. Estas
dado el menor motivo de que- despertar la desconfianza crio- do, a quien describe como tiranía real, como se dijo, la situaciones externas desde luego
ja, de los derechos esenciales lla hacia los españoles peninsu- un «monstruo sanguinario» expulsión de los jesuitas ocupa lo condicionan, lo sitúan; frente a
recibidos de su mano divina» lares y atizar su resentimiento (Viscardo, 2004, p. 81) que en la Carta un lugar preferen- ellas la literatura entrega una res-
(Viscardo, 2004, p. 91). por la condición colonial, en capturó al primer heredero cial, en una larga y detallada puesta, pero no necesariamente le
tanto que elogia las libertades del imperio inca, «el joven e lista de atropellos de diferente corresponden como rupturas pro-
31 ganadas por las cortes medie- inocente Inca Túpac Amaru» índole, tales como el aumento pias (1985, p. 29).
Al referirse a fortunas hechas vales y ataca el absolutismo (2004, p. 79) y lo asesinó tras de los impuestos tan resistido
sobre el maltrato hacia los na- real, anticipándose a Gaspar un falaz proceso judicial. Allí por los españoles americanos,
tivos, los evoca como «pobres Melchor de Jovellanos y Fran- se explaya sobre la persecu- el reclutamiento de una milicia
La Carta a los españoles americanos,
indios, nuestros compatriotas» cisco Martínez Marina, juristas ción y las torturas de ese virrey en las Indias y la ampliación de Juan Pablo Viscardo. Aportes
(p. 87), y cuando denuncia que alabaron la antigua Cons- hacia los jóvenes mestizos de de la armada española con para el estudio del siglo XVIII
las atrocidades de los reparti- titución española y buscaron Cuzco, hijos de conquista- rentas del Nuevo Mundo. hispanoamericano
mientos se conduele de la de- reformar la monarquía por el dores españoles y princesas Debe notarse, además, que MÓNICA ELSA SCARANO

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ra etapa insoslayable del proceso propia según las distintas situaciones locales,
literario de la Revolución de la irreductible a la de los procesos europeos
Independencia de América Latina, coetáneos (Romero, 1977, p. IX). Con la
destacando sobre todo el papel libertad como condición indispensable del
rector de ideólogos y precursores. proyecto emancipador, un apasionado fer-
Volviendo a la epístola, más vor utópico ante el futuro y una acendrada
allá de la forma de la expresión, causticidad para juzgar el pasado, Viscardo
la perspectiva introducida por el realizó un importante aporte a la tradición
sujeto ilustrado en esta prime- nacional peruana, irrumpiendo así con su
ra proclama de la Emancipación palabra intempestiva a fines de esa centuria
hispanoamericana, como en otras como testigo profético del patriotismo crio-
cartas políticas de esta etapa (tal llo y de la clausura del período colonial.
es el caso de la «Carta de Jamaica»
de Simón Bolívar y las «Cartas de Bibliografía
un americano al Español» de Fray
Servando Teresa de Mier, entre Batllori S. J., Miguel (1953), El abate Vis-
otras), remite al relato de la eman- cardo. Historia y mito de la intervención
cipación tanto desde lo cultural de los jesuitas en la independencia de
como desde lo político y presenta Hispanoamérica, Caracas, Instituto Pana-
Retrato fray Servando Teresa de
Mier un nuevo objeto: América como mericano de Geografía e Historia.
una sola Patria, propuesta que continuarán Brading, David (2004), «Prefacio» e «Intro-
patriotas de la talla de Miranda y Bolívar. En ducción: Juan Pablo Viscardo y Guzmán,
35 este sentido, no puede negarse la importancia patriota y philosophe criollo», en Juan
Es difícil precisar el impacto de de este texto y de otros escritos menos cono- Pablo Viscardo y Guzmán, Carta dirigida
la Carta sobre los hombres que
promovieron y lucharon por la cidos de Viscardo para los planes independen- a los españoles americanos, México, FCE.
independencia de la América tistas. En efecto, la Carta es el primer mani- De Belaunde Ruiz de Somocurcio, Javier
española. Se sabe que fue leída
con entusiasmo por los venezo-
fiesto célebre que abogó abiertamente por la (2002), Juan Pablo Viscardo y Guzmán.
lanos Pedro Gual y Francisco. independencia de las Indias, con argumentos Ideólogo y promotor de la independencia
de Miranda, también por el rio- sólidos y razones evidentes, y durante dos hispanoamericana, Lima, Fondo Editorial
platense Mariano Moreno, quien
siendo abogado en Chuquisaca lustros fue el instrumento más utilizado por del Congreso del Perú.
tradujo la edición francesa al Miranda en su acción revolucionaria y tal vez Eugenio Martínez, María Ángeles (1988),
español. Además, se sabe que
el patriota e ideólogo mexicano el más eficaz por la amplia repercusión que al La Ilustración en América (siglo XVIII).
fray Servando Teresa de Mier parecer tuvo en el ambiente intelectual de los Pelucas y casacas en los trópicos, Madrid,
poseía una copia de la Carta.
criollos hispanoamericanos revolucionarios, Anaya - Biblioteca Iberoamericana.
sirviendo además como modelo a muchos Hachim Lara, Luis (2000), «La Carta a los es-
escritos inspirados en ella, desde México pañoles americanos (1791) del abate Viscardo
hasta Argentina y Chile, lo que colocó a su y la tradición crítica en América», en Tres
autor definitivamente en el papel de ideólogo estudios sobre el pensamiento crítico de la
y precursor de la nación, de la independencia Ilustración americana, Prólogo de Nelson
y la solidaridad continental35. En su áspera Osorio, Murcia, Universidad de Alicante
crítica a la época colonial en bloque, fue ade- – Universidad de Santiago de Chile, Cuad-
más precursor del liberalismo decimonónico ernos de América sin nombre, pp. 75-110.
que menospreciaba los tres siglos de dominio Henríquez Ureña, Pedro (1986), Historia
despótico hispano, en busca de la concreción de la cultura en la América Hispánica,
de una utopía propia. México, FCE.
A modo de conclusión, podemos afirmar Hernández-Sánchez Barba, Mario (1978), His-
que, en el siglo XVIII, cuando el mundo toria y literatura en Hispanoamérica (1492-
hispánico vivía ya bajo la sombra de los mo- 1820). La versión intelectual de una experi-
delos externos y veía en los Estados Unidos encia, Buenos Aires, Editorial Castalia.
un referente paradigmático, en esa coyun- Osorio, Nelson T. (2000), Las letras hispanoa-
tura, Juan Pablo de Viscardo y Guzmán se mericanas en el siglo XIX, Murcia, Cuad-
La Carta a los españoles americanos,
perfila como un precursor e ideólogo de la ernos de América sin nombre.
de Juan Pablo Viscardo. Aportes emancipación, la que sería un lugar común Pacheco Vélez, César (1975), «Los ideól-
para el estudio del siglo XVIII
hispanoamericano en el siglo XIX y no se cumpliría en América ogos», en Colección Documental de la
MÓNICA ELSA SCARANO de manera uniforme sino con una dinámica Independencia del Perú, Lima, V. 1.

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Picón Salas, Mariano (1978), De la Con- González Echevarría y Enrique Pupo-


quista a la Independencia. Tres siglos Walker (eds.), Historia de la literatura
de historia cultural hispanoamericana, hispanoamericana, I. Del descubrimiento
México, FCE. al Modernismo, Madrid, Gredos, pp. 354-
Pizarro, Ana (1985), «Introducción», en A. 390.
Pizarro (coord.), La literatura latinoa- Vargas Ugarte S. J., Rubén (1954), La Carta
mericana como proceso, Buenos Aires, a los españoles americanos de don Juan
CEAL, pp. 13-67. Pable Viscardo y Guzmán, Lima, Editorial
Roig, Arturo Andrés (1981), Teoría y crítica del CIMP.
del pensamiento latinoamericano, México, Verón, Eliseo (1987), «La palabra adversa-
FCE. tiva. Observaciones sobre la enunciación
Roig, Arturo Andrés (1984), El humanismo política,» en Eliseo Verón, Leonor Arfuch
ecuatoriano de la segunda mitad del Siglo y otros, El discurso político. Lenguaje y
XVIII, Tomo I, Quito, Banco Central del acontecimientos, Buenos Aires, Hachette,
Ecuador. pp. 11-26.
Romero, José Luis (1977), «Prólogo», en Viscardo y Guzmán, Juan Pablo (1998), Obra
J. L. Romero y Luis Alberto Romero. completa, 2 vols., Perey Cayo Córdoba y
Pensamiento político de la Emancipación César Pacheco Vélez (edits.), Lima, Edi-
(1792-1809), Caracas, Biblioteca Ayacu- ciones del Congreso del Perú.
cho, pp. IX-XXXVIII. Viscardo y Guzmán, Juan Pablo (2004), Car-
Simmons, Merle E. (1983), Los escritos de Juan ta dirijida a los Españoles Americanos,
Pablo Viscardo y Guzmán. Precursor de Traducción, prefacio e introducción por
la Independencia Hispanoamericana, Ca- David Brading, México, FCE.
racas, Universidad Católica Andrés Bello.
Stolley, Karen (2006), «El siglo XVIII: formas Fecha de recepción: 20/02/2013
narrativas, erudición y saber», en Roberto Fecha de aceptación: 29/07/2013

La Carta a los españoles americanos,


de Juan Pablo Viscardo. Aportes
para el estudio del siglo XVIII
hispanoamericano
MÓNICA ELSA SCARANO

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