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APUNTES PARA

UNA SOCIOLOGÍA
DEL VESTIR
Analía Faccia

Colaboración:
Laura Zambrini y Equipo*

* La Cátedra está conformada por la


Dra. Laura Zambrini como profesora
titular, Daniela Lucena como profesora
Adjunta, Analía Faccia como profesora
y Jefa de Trabajos prácticos y Gisela
Laboureau y Miguel Saldaña como
profesores Ayudantes de primera.
Apuntes de cátedra: “apuntes para una sociología del vestir”

Esta publicación es una iniciativa


de la Secretaría de Extensión Universitaria.

secretaría de extensión
Arq. Norberto D´Andrea

coordinación general
dg. María Paula Salzman

diseño, producción y edición gráfica


dg. María Paula Salzman

Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo


de la Universidad de Buenos Aires
Ciudad Universitaria, Pabellón III
C1428bfa Ciudad de Buenos Aires

Apuntes de Cátedra
Compilado por Paula Salzman
– 1a. ed.– Buenos Aires:
Universidad de Buenos Aires, 2012.
284 p.: il; 20 x 29,7 cm.
isbn: 978-950-29-1273-8

Fecha de catalogación: 26/05/2011

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Autoridades

autoridades de la fadu

decano consejo directivo


arq. Eduardo Cajide
claustro de profesores
vicedecano Titulares
arq. Daniel Miranda arq. Enrique García Espil
arq. Esteban Urdampilleta
secretaría general arq. Julio Valentino
arq. Ariel Misuraca dt. Marisa Camargo de los Santos
prof. Gabriel Rojze
secretaría académica arq. Edgardo Minond
arq. Guillermo Cabrera arq. Daniel Miranda


Suplentes
secretaría de extensión
universitaria di. Ricardo Denegri
arq. Norberto D’ Andrea lic. Marcela Marta Gené
arq. María Alejandra Cereghetti
secretaría de investigaciones ing. Héctor Fedullo
arq. Guillermo Rodriguez arq. Rafael Salama
arq. Mario Sabugo
secretaría de relaciones dg. Esteban Rico
institucionales arq. Normando Martín
arq. Fernando Schifani

claustro de graduados
secretaría operativa
Titulares
arq. Ariel Pradelli
arq. Julián Cortiñas
secretaría de posgrado arq. Claudio Freidin
arq. Walter Gómez Diz arq. Gustavo Motta
arq. Marcelo De Cusatis

Suplentes
arq, Nicolás Macario Escobari
arq. Hugo Lucas Gilardi
arq. Ileana Versace
arq. Jorge Sorhanet

claustro de estudiantes
Titulares
srta. María Luisa Lescano
srta. Daniela San Millán
srta. Maia Bernztein
srta. Luján Galiana

Suplentes
srta. Sofía Rocha
srta. Silvana Giménez García
srta. María Eva Milito
srta. Agostina Marchesini

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Apuntes de cátedra: “apuntes para una sociología del vestir”

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Índice

Introducción 7

1. Herramientas sociológicas 9
1.1. El origen de la sociología 11
1.2. Teoría Sociológica 11
1.2.1. El paradigma funcionalista 13
1.2.2 .La sociología del conflicto 16
1.2.3. El paradigma de la acción 16

2. La sociología y las prácticas del vestir 19


2.1. La moda como hecho social: su evolución en el tiempo 20
2.1.1. La etapa aristocrática de la moda 22
2.1.2. La etapa burguesa de la moda y la Gran Renuncia del siglo XIX 24
2.1.3. La etapa consumista de la moda 26
2.2. Organización del Sistema de la Moda 27
2.3. Desarticulación del sistema de la moda 29

3. Moda y Estratificación social 33
3. 1. La distinción social 33

4. El sistema de la moda, Sociedad de Consumo y Cultura de Masas 39


4.1. La cultura de masas y sus estrategias 39
4.2. La expresión de la moda en la sociedad de masas 43

5. Globalización y sus efectos en las prácticas del vestir 47


5.1. La era de la Globalización y el control social 47
5.2. Globalización e hibridación cultural 52
5.3. La influencia de la globalización en el ámbito productivo 54
5.4. Hacia un nuevo sistema vestimentario en la era global 57

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Apuntes de cátedra: “apuntes para una sociología del vestir”

6. Nuevos valores en indumentaria:


Interactividad, Funcionalidad, Identidad y Sustentabilidad 59
6.1. Prendas interactivas y funcionales en la sociedad digital 59
6.2. La identidad individual como valor fundamental 61
6.3. Diseño con conciencia social y ecológica 62

7. Bibliografía consultada 67

8. Guía de trabajos prácticos 69

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Introducción

El siguiente escrito es producto del esfuerzo colectivo de un equipo interdiscipli-


nario que hace años se dedica a la investigación y la docencia en la cátedra de Socio-
logía en la carrera de Diseño de Indumentaria y Textil en la FADU-UBA. Estos apuntes
de cátedra pretenden ser por un lado, una sistematización de la producción teórica
sobre temas que convocan a la sociología de la moda y de las prácticas del vestir; y por
otro, una útil herramienta pedagógica para abordar dichas temáticas en el aula.
Como cátedra proponemos pensar la relación entre el cuerpo y la indumentaria
como una práctica corporal contextuada. Esto es, una práctica que alude a las formas
concretas de presentación corporal de las personas de acuerdo a las construcciones
culturales del contexto histórico y social. Sostenemos que estas prácticas corporales,
producen y reproducen las identidades sociales como identidades legibles en térmi-
nos de clase social (distinción) y en términos de género (femenino/masculino) al im-
poner significados culturales en los cuerpos.
Para profundizar estas premisas, en primer lugar nos valemos de las herramien-
tas que nos ofrece la perspectiva sociológica. En segundo lugar, realizamos un re-
corrido por los principales autores que han estudiado la moda como un hecho social
en permanente diálogo con los cambios históricos y socioculturales en Occidente. En
tercer lugar, repasamos las distintas etapas del vestir y la consolidación del sistema
de la moda, la cultura de masas y la importancia del consumo masivo como forma
de homogeneización social y estética, especialmente en el siglo XX. En último lugar,
planteamos la crisis de la sociedad industrial y masiva (y del sistema de la moda), para
pensar los nuevos escenarios sociales globales caracterizados por el multiculturalis-
mo, la hibridación cultural y los discursos de la diversidad. En este nuevo escenario,
emergen identidades, voces y estéticas (anteriormente invisibilizadas) en búsqueda de
reconocimiento social cuya impronta también se expresa en las prácticas del vestir.
Por lo tanto, para comprender las razones por las que en la actualidad el diseño y
la creatividad adquieren un papel protagónico, es preciso describir y analizar el de-
sarrollo y evolución de la moda a través del tiempo. Porque las prácticas del vestir
como tales constituyen fenómenos sociales. En otras palabras, las personas se visten
y realizan determinadas prácticas corporales impulsadas por las tendencias y normas
sociales inherentes a la sociedad en la que viven.
Nuestro objetivo como equipo docente, a través del presente apunte, consiste en
describir y analizar, desde una perspectiva sociológica, el desarrollo y la evolución de
la moda y las prácticas vestimentarias a lo largo del tiempo para comprender las ra-
zones por las que ciertos valores como la creatividad, la sustentabilidad, la identidad y

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Apuntes de cátedra: “apuntes para una sociología del vestir”

la funcionalidad adquieren hoy un papel protagónico. Analizamos el contexto en el que


están inmersos los profesionales del diseño de indumentaria y textil, con la finalidad
de ampliar sus perspectivas de análisis y miradas sobre la sociedad de modo tal que,
puedan incorporar nuevas herramientas teóricas y conceptuales para desempeñarse
con éxito en su campo y práctica profesional y laboral.

laura zambrini / analía faccia

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Capítulo 1

1. El análisis sociológico de la realidad social

Las experiencias sociales de los sujetos dependen ampliamente del tipo de so-
ciedad en el que éstos nacen y desarrollan sus vidas. Si bien cada individuo toma
cotidianamente decisiones que atañen a sus vidas particulares, lo cierto es que lo
hacen en el contexto general de aquello a lo que se denomina sociedad, contexto
social que orienta y limita las acciones y decisiones humanas. Por ello, la sociología
es la disciplina que se encarga de estudiar, mediante una metodología rigurosa, sis-
temática y científica, el modo en que funciona cada sociedad, esbozando sus carac-
terísticas principales y prediciendo el tipo de decisiones y acciones a desarrollar por
los sujetos en el contexto de un determinado lugar y momento histórico (Macionis y
Plummer, 1999).
En términos de Peter Berger (1963), la sociología desarrolla una perspectiva de
análisis que consiste en ver lo general en lo particular, analizando la categoría a la que
pertenecen las personas, dado que ella motiva determinados tipos de experiencias de
vida. Por ejemplo, la posición ocupada en la escala social o el género -si se es varón o
mujer- constituyen categorías que influyen en el modo de vida de las personas.
Entonces, la adopción de una perspectiva sociológica de análisis de la realidad
implica la desnaturalización de los fenómenos sociales, el cuestionamiento de aque-
llas ideas que se dan por supuestas, para dar cuenta de las pautas y procesos so-
ciales que afectan el contenido de la vida de las personas y las diversas formas de
organización social existentes.

Figura 1: Fragmento de la historieta Mafalda, de Quino. El género como construcción social. Recuperado el
02/01/2012, de http//: www.sociologicahumanitatis.wolrdpress.com/2009/10/11/lasinquietudes-sociologicas-de-
mafalda.

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Apuntes de cátedra: “apuntes para una sociología del vestir”

Al respecto, Vincent Marqués (1983) señala que las personas realizan distintas
actividades como comer, beber o dormir; tienen la capacidad de sentir y dar placer.
Necesitan afecto y valoración por parte de los otros, al tiempo que pueden trabajar,
pensar y acumular conocimientos; pero el modo en que se realicen estas actividades
depende de las circunstancias sociales en que los sujetos hayan sido socializados.
Porque la sociedad en la que las personas viven marca, no sólo, un grado concreto de
satisfacción de las necesidades sino también una forma de sentir esas necesidades y
de canalizar los deseos.

Figura 2: Boda en Afganistan. Fotografía de Lynsey Addario para Nacional Geographic 2011.

Por su parte, Wright Mills (1959) sostiene que la sociología provee al analista social
de herramientas de análisis de la realidad que le permiten comprender la estrecha
relación entre lo individual y lo social, entre la biografía y la historia. Dicha herramien-
ta constituye una cualidad mental a la que Mills denomina imaginación sociológica,
que se traduce en una disposición del pensamiento capaz de captar el modo en que
muchos de los problemas que afectan la vida particular de los individuos tienen, en
realidad, un origen social e histórico. En otras palabras, la imaginación sociológica
permite la construcción de explicaciones de orden supra-individual o sociológico a
situaciones particulares. Por ejemplo, permite comprender el significado de las diver-
sas formas que adoptan diversas prácticas sociales tales como las bodas, funerales,
modos de vestir, entre otros, según el contexto social y cultural.
Por otro lado, el pensamiento sociológico puede también promover el cambio so-
cial, dado que cuanto más se aprende sobre el funcionamiento de las sociedades, más
herramientas tienen sus integrantes para modificar aquellos aspectos que menos les

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gustan. Esto es, el desarrollo de una perspectiva sociológica para la comprensión de


la realidad social entraña diversos beneficios. Macionis y Plummer (1999) señalan lo
siguiente:

a. Permite poner en cuestión los valores, las normas, las definiciones de las cosas y
la forma de hacerlas, logrando poder evaluar qué hay de beneficioso o perjudicial,
de cierto o erróneo en esas normas o valores.
b. Permite conocer las oportunidades y obstáculos que los sujetos pueden encontrar
en el transcurso de sus vidas cotidianas; las reglas que operan en cada sociedad
y el modo en que se aplican.
c. Posibilita a los sujetos convertirse en miembros activos de la sociedad.
d. Ayuda a reconocer las diferencias que existen entre diversas sociedades, a reconocer
el sufrimiento humano y a afrontar el reto de vivir en un mundo complejo y plural.

Figura 3: Fiesta nupcial en Yemen. Fotografía: Lynsey Addario para National Geographic. Junio de 2011. Recuperado
el 02/01/2012 de http://www.nationalgeographic.com.es/2011/06/01/xxxxesposas.html

1.1. El origen de la sociología

La sociología es una disciplina cuyo origen se remonta al siglo XIX, precisamente


al año 1838, fecha en que el analista social Augusto Comte acuñó el término sociología
para referirse a una nueva forma de reflexionar sobre el mundo. Pero dicha discipli-
na no ha surgido porque sí, sino que es resultado de causas sociales complejas que
delinearon los rasgos de la sociedad de mediados del siglo XIX en la que vivió Com-
te, caracterizada por el contexto de la Revolución Francesa (1789) y por el proceso
de transformación social desencadenado por las Revoluciones Industriales, iniciadas

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Apuntes de cátedra: “apuntes para una sociología del vestir”

en Inglaterra en el siglo XVII. Estos acontecimientos generaron profundas transfor-


maciones sociales ocasionadas por el desmoronamiento de las estructuras sociales
existentes y la configuración de un tipo de producción fabril producto de los avances
científicos y tecnológicos de la época. Además, comenzó a desarrollarse una econo-
mía industrial basada en la producción seriada en fábricas, que produjo la migración
de millones de personas del campo hacia la ciudad y la conformación de un nuevo
actor social representado por el movimiento obrero.
Durante la Edad Media, la mayoría de las personas cultivaban la tierra o genera-
ban manufacturas a pequeña escala. Pero a fines del siglo XVIII, frente al desarrollo
de la mecánica hidráulica y la creación de la máquina de vapor, se diseñaron grandes
maquinarias que permitieron la producción a gran escala. De este modo, la producción
fabril sustituyó a la manufactura y los trabajadores debieron dejar de desarrollar sus
actividades productivas en el ámbito del hogar para trasladarse a los centros indus-
triales en las ciudades y erigirse como un eslabón más de la cadena de producción.
Sin embargo, la emigración hacia estas zonas fue tan repentina que muchas ciudades
se vieron desbordadas e incapaces de absorber grandes contingentes poblacionales,
por lo que el hacinamiento, el desempleo, las enfermedades y la delincuencia, entre
otros problemas, comenzaron a delinear los rasgos de las nuevas sociedades. Estos
problemas, inherentes a las transformaciones sociales, contribuyeron entonces al de-
sarrollo de la sociología como ciencia. Así, dicha disciplina se originó precisamente en
Francia, Alemania e Inglaterra, países éstos en los que los cambios recientemente se-
ñalados fueron más notables. Por ello, desde estas sociedades se produjeron los apor-
tes teóricos iniciales que conformaron la disciplina sociológica y su campo de acción.

Figura 4: Fábrica de boinas de Antonio Elósegui Lizargárate en Tolosa. Máquina de seis telares con producción
de 180 boinas por día. Finales del siglo XIX (Archivo Museo S. Telmo). Recuperado el 02/01/2012 de http// http://
www.euskomedia.org/galeria/A_15030

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1.2 Teoría Sociológica

Una teoría es un enunciado que explica cómo y por qué ocurren determinados
fenómenos y hechos que se relacionan entre sí. Esta tarea, es decir, la producción de
teorías que permitan describir, explicar y predecir fenómenos de la realidad, es una
de las funciones principales de la sociología, que se realiza a partir de la adhesión del
analista social a un paradigma o concepción de la sociedad que guía la investigación y
señala los temas a estudiar, y el modo en que se ha de reflexionar sobre los mismos.
En cuanto a los principales paradigmas sociológicos, estos son: el funcionalismo, la
sociología del conflicto y la teoría de la acción.

1.2.1. El paradigma funcionalista

El paradigma funcionalista concibe a la sociedad como un sistema complejo cuyas


partes “encajan” entre sí, produciendo el equilibrio y la estabilidad social. Desde esta
conceptualización, las estructuras sociales modelan las vidas de los sujetos según
pautas estables de relaciones sociales. Por ejemplo, los comportamientos denotados
por docentes y alumnos en el contexto de una clase no son aleatorios sino relati-
vamente estables y predecibles. Según este paradigma, toda estructura social (por
ejemplo, la familia) cumple una determinada función vinculada al correcto funciona-
miento de la sociedad. La sociología debe entonces conocer qué es lo que permite
que una sociedad “funcione”, concibiendo a la sociedad como un todo comprensible,
ordenado y estable que debe ser estudiada mediante una metodología científica.
Entre los principales representantes de esta perspectiva de análisis, que predomi-
nó ampliamente hasta 1960, se encuentran pensadores tales como Augusto Comte,
Herbert Spencer, Emile Durkheim, Talcott Parsons y Robert Merton.

Figura 5: Paradigma sociológico funcionalista.


Recuperado el 02 de enero de 2012 de http// www.
laidentidaddelarte.wordpress.com

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Apuntes de cátedra: “apuntes para una sociología del vestir”

Más allá de los valiosos aportes de cada uno de estos pensadores, cabe destacar
el pensamiento de Emile Durkheim, dado que a partir de él la sociedad comenzó a
ser estudiada en términos estrictamente científicos, es decir, mediante una meto-
dología basada en la descripción empírica y el análisis riguroso de la sociedad, para
entenderla y entonces, explicar sus formas y funcionamientos. Según Durkheim, la
sociología es la ciencia que se encarga de estudiar los hechos sociales, es decir, los
modos de pensar, actuar y sentir de las personas que se expresan colectivamente y
que son independientes de las manifestaciones individuales. Estos fenómenos se le
imponen al individuo ejerciendo un poder imperativo y coercitivo sobre el mismo, que
se manifiesta al extremo cuando el sujeto obtiene una sanción social, pena o castigo
al resistirse a las reglas y normas que emanan del hecho social. Por ejemplo, las re-
glas inherentes a las prácticas del vestir (la moda, por ejemplo) constituyen un hecho
social pero ¿porqué?
Porque si los sujetos no respetan las reglas socialmente establecidas al momento
de vestirse y presentar su cuerpo en el espacio público, puede generarse una sanción
social que podría traducirse en actos concretos de burlas y/o discriminación o seña-
lamiento de las diferencias.
La mayoría de los hechos sociales se transmiten al individuo mediante la educa-
ción y el proceso de socialización, que se constituyen en un esfuerzo por imponer a los
niños y niñas determinados modos de ver, de sentir y de actuar a los que no habrían
llegado espontáneamente. En otras palabras, la sociedad, principalmente a través de
padres, madres, familiares, amigos, docentes, obliga a los sujetos desde pequeños a
comer y beber de determinada forma, a dormir en determinados horarios, a respetar
ciertas normas de limpieza, y con el tiempo esta imposición deja de sentirse porque
origina hábitos de costumbre, induciendo a los seres sociales a asimilar los “hechos
sociales” y a naturalizarlos (es decir, a vivirlos como actos naturales cuando en verdad
fueron creados por la sociedad en la que viven). Claros ejemplos de hechos sociales se
encuentran en el modo de organizar el espacio que habitamos (casa, espacio público,
etc.), el idioma que hablamos, las maneras de cocinar nuestros alimentos, los modos
de vestir, entre otros.

Figura 6: Emile Durkheim (1858-1917). Recuperado el 03/02/2012 de


http// www.lasociologie.fr/

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Figura 7: Zona residencial en Las Vegas, EEUU. Fotografía de Yann Arthus-Bertrand para National Geographic.
Diciembre de 2010. Recuperado el 13/02/2012 de http// www.nationalgeographic.com.es/2010/12/31/zona_resi-
dencial_las_vegas_estados_unidos.html

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Apuntes de cátedra: “apuntes para una sociología del vestir”

1.2.2. La sociología del conflicto

La sociología del conflicto, a diferencia del paradigma funcionalista, se preocupa


por enfatizar las desigualdades y los conflictos sociales (por ejemplo, los problemas
entre clases sociales, etnias y/o razas) que amenazan con desintegrar las sociedades
o perpetuar el malestar para algunos grupos sociales. Entonces, estas teorías ana-
lizan la sociedad desde el punto de vista de la desigualdad, el conflicto y el cambio
social. Ya no se trata de explicar el equilibrio y la cohesión social, sino de destacar
la fragmentación y los conflictos como producto de las desigualdades sociales, ya
sean éstas originadas por razones económicas, políticas, de género o de raza. Por lo
tanto, esta perspectiva de análisis estudia las relaciones de dominación en relación a
una determinada forma de organización social y, en muchos casos, no sólo pretende
comprender estas relaciones sino también reducir las desigualdades sociales a favor
de la un orden social más justo y equitativo. El principal representante de este para-
digma ha sido Karl Marx para quien la desigualdad más importante de las sociedades
occidentales es la organización económica capitalista y la división del trabajo. Esto es,
para la corriente de pensamiento marxista - “materialismo histórico”- la injusticia, la
desigualdad económica y la consecuente lucha entre las clases sociales, funcionan
como el factor explicativo del resto de las desigualdades acontecidas en la sociedad.

Figura 9: Karl Marx (1818-1883). Recuperado el 03/02/2012


de http://www.dialetticaefilosofia.it/scheda-filosofia-recen-
sioni.asp?id=16

1.2.3. El paradigma de la acción

El paradigma de la acción establece una mirada diferente. Esto es, en lugar de


analizar las sociedades comenzando por la estructura de las mismas y estableciendo
una perspectiva de análisis macrosocial, tal como se evidenciaban en los paradigmas
anteriormente señalados, inicia su estudio sobre los seres sociales observando cómo
actúan en sus relaciones con sus pares, y el significado que tienen esas acciones para
los sujetos. En otras palabras, esta perspectiva enfatiza el estudio de la interacción
social en determinados contextos sociales. El origen de este paradigma se encuentra
en el pensamiento de Max Weber, quien insistía en la necesidad de entender el contex-
to social desde la perspectiva de los sujetos que participan en él. Este enfoque prioriza

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el poder explicativo de las ideas -especialmente los valores y creencias-, es decir, los
modos de pensamiento que delinean los rasgos fundamentales de las sociedades.
Dentro de esta tradición sociológica de enfoque microsocial, también está el In-
teraccionismo Simbólico, una corriente teórica desarrollada a partir de la obra del fi-
lósofo norteamericano George Herbert Mead, quien se centró en explicar cómo las
personas van construyendo su propia identidad a través de sus experiencias sociales,
es decir, de sus interacciones con otras personas. Desde esta perspectiva, una socie-
dad es producto de las interacciones cotidianas de las personas, que van dotando de
significado y sentido al mundo que les rodea.
En conclusión, si bien las estructuras sociales -como las clases sociales, las fa-
milias o las instituciones en general- son importantes, ya que las personas nacen en
sociedades que no han sido construidas ni delineadas por ellas mismas, transitando
estructuras sobre las que tienen escaso control y que influyen sobre sus modos de
vida; no debe perderse de vista que la sociedad consiste en individuos que interactúan
entre sí permanentemente, siendo el tipo de interacción establecida un factor gene-
rador de los cambios sociales. Por ello, los enfoques microsociales también permiten
comprender cómo los individuos van recreando -todo el tiempo- su identidad y la so-
ciedad en la que viven a través de infinidad de interacciones producidas en diversos
contextos. Esta perspectiva pone el acento en entender la vida social a partir de una
concepción dinámica, abierta y contingente tanto de los sujetos como de la sociedad.

Figura 10. Max Weber (1864-1920). Figura 11. Interaccionismo Simbólico.


Recuperado el 03/02/2012 de Recuperado el 05 de febrero de 2012, de
http://www.lasociologie.fr/sociologie-weber http://mcualitativos.blogspot.com ar/
2011_04_01_archive.html

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Apuntes de cátedra: “apuntes para una sociología del vestir”

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Capítulo 2

2. El análisis sociológico de las prácticas del vestir

La práctica cotidiana de vestir nuestro cuerpo, a pesar de ser un acto privado,


para la sociología es una práctica social, dado que las personas visten sus cuerpos
para interactuar con otras, en el contexto social más amplio. Además, estas prácti-
cas se realizan teniendo en cuenta determinadas reglas y normas impuestas por la
sociedad, que se aplican según cada situación y contexto. Por ello, se puede afirmar
que el hecho de vestir el cuerpo constituye un hecho social. Los sujetos nacen en
sociedades en las que existen estrictas normas y códigos que regulan el modo en
que se debe vestir, reglas que obligan a los sujetos a presentarse socialmente con
determinados atuendos, según la situación social. Esta imposición o presión social
se evidencia cuando los cuerpos que no llevan las prendas indicadas y apropiadas,
desafiando las convenciones culturales, son excluidos, amonestados o ridiculizados a
través de miradas, burlas o separación física. Por ello, la indumentaria constituye una
cuestión de moralidad: los cuerpos vestidos de modo inadecuado están expuestos a la
condena social por atentar contra los valores sociales impuestos y naturalizados por
la mayoría de la sociedad.

Figura 12: Universitarias afganas. Fotografía


de Lynsey Addario para National Geographic.
Febrero 2011. Recuperado el 05 de febrero de
2012, de http://www.nationalgeographic.com.
es/2011/02/03/addario_photography.html

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Apuntes de cátedra: “apuntes para una sociología del vestir”

Como señala Joanne Entwistle (2002), la ropa y los adornos son uno de los medios
a través de los cuales los cuerpos se vuelven sociales y adquieren sentido e identidad.
Las prácticas vestimentarias preparan el cuerpo para el mundo social, tornándolo
apropiado y respetable. Incluso el cuerpo desnudo se somete a convenciones sociales
y sistemas de representación específicos que representan las modas dominantes de
cada momento histórico, de modo que el desnudo nunca está desnudo, sino ‘vestido’
por las convenciones contemporáneas del vestir y el imaginario social de la época.
Además, las prendas se vinculan con la expresión de la identidad, dado que encarnan
una actividad y se integran a las relaciones sociales. Por ello, el hecho social de vestir
el cuerpo constituye una “práctica corporal contextuada” porque permite comprender
el tipo de relación entre el cuerpo, la indumentaria y la cultura en un determinado
contexto social y momento histórico. Por lo tanto, es necesario estudiar el modo en
que las estructuras sociales influyen sobre los cuerpos a la hora de vestirlos, es decir,
las restricciones y limitaciones históricas y sociales, dado que el cuerpo vestido es
producto y expresión del contexto social.

Figura 13: Mujeres de la civilización incaica en Perú. Fotografía de Robert Clark. Abril de 2011. Recuperado el
05 de febrero de 2012, de http://www.nationalgeographic.com.es/2011/03/31/pasado_presente_civilizacion_in-
caica.html

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2.1. La moda como hecho social: su evolución en el tiempo

Todas las personas “visten” sus cuerpos, ya sea con indumentaria, prendas, ta-
tuajes u otras formas decorativas. Sin embargo, no deben confundirse las prácticas
vestimentarias con el fenómeno de la moda, dado que los seres humanos siempre han
tendido a cubrir su cuerpo como modo de protección. No obstante, han comenzado
a hacerlo según las reglas impuestas por la moda tardíamente, precisamente hacia
fines del siglo XIV.
Pero… ¿qué es entonces la moda? En particular, la moda es un fenómeno social
que se caracteriza por el cambio periódico de la indumentaria, y cuya finalidad es la
integración estética y social de los individuos. Si bien, los trajes usados por los pue-
blos que vivieron antes de la llegada de la era moderna tenían sus propias caracte-
rísticas, reglas y convenciones según el tipo de sociedad al que pertenecían, éstos no
cambiaban drásticamente a través del tiempo, es decir, sus vestimentas perduraban
de modo estable y no cambiaban de manera periódica. Por ejemplo, al respecto se
puede pensar en la indumentaria vestida por las civilizaciones antiguas, como los
trajes usados por la civilización griega, egipcia o romana, basados en la túnica como
prototipo vestimentario principal.
Todas las prácticas del vestir, incluso aquellas que se realizan según la lógica de
la moda, se caracterizan por señalar la jerarquía y el nivel de poder acumulado por los
sujetos en una determinada estructura social. Si bien, inicialmente las inclemencias
climáticas motivaron a los varones y mujeres a vestirse, más tarde el traje ha adquirido
un carácter mágico-ritual, y ha servido para indicar el lugar social ocupado. En otras
palabras, a medida que las sociedades fueron organizándose en civilizaciones más
complejas, la indumentaria dejó de lado aspectos funcionales para pasar a simbolizar
el nivel de poder acumulado de los sujetos en la sociedad, adquiriendo entonces una
evidente dimensión social (Riviere, 1994). Sin embargo, en las sociedades previas a la
modernidad aún no se hablaba de moda. Ésta, en cuanto sistema de vestir basado en
el cambio continuo, sólo se manifestó hacia fines del siglo XIV (y se consolidó en el si-
glo XVIII), cuando el desarrollo tecnológico habilitó la variación de textiles y tipologías
vestimentarias. Además, las condiciones que permitieron el desarrollo de la moda
se vincularon con la conformación del contexto de los valores del Renacimiento (en
tanto exaltación del cuerpo) y al desarrollo de las sociedades cortesanas medievales
europeas; a la expansión mundial del comercio, la consolidación de nuevas grupos
sociales, la incipiente posibilidad de movilidad social de los sujetos, el desarrollo y
crecimiento de las ciudades y la vida urbana (Entwistle, 2002). En este nuevo contexto
social, que abandonaba paulatinamente el sistema feudal e inauguraba tímidamente
el sistema capitalista, la variación de prendas era aprovechada por las elites para ma-
nifestar, mediante el cambio vestimentario, su estatus y su poder.

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Apuntes de cátedra: “apuntes para una sociología del vestir”

Figura 14: Evolución histórica del traje y la moda. Fuente: elaboración propia.

2.1.1. La etapa aristocrática de la moda

En una primera etapa de desarrollo de la moda, a la que Riviere (1994) denomina


Etapa Aristocrática, la progresiva complicación y jerarquización de las estructuras de
poder instauró diversos trajes adecuados para las distintas funciones y posiciones so-
ciales ejercidas por cada sujeto. Esta etapa se desarrolló desde fines de la Edad Media
hasta mediados del siglo XIX, cuando la nobleza se vio obligada a ceder su poder a la
burguesía en el contexto de la Revolución Industrial. Durante este primer período, el
monopolio de la moda estuvo en manos del sector aristocrático y se reprodujo a través
de las denominadas Leyes Suntuarias emitidas por los sectores más poderosos para
reglamentar y restringir el acceso a las prendas distintivas. Estas leyes prohibían for-
malmente el uso de determinadas prendas, colores y textiles para los grupos sociales
más desfavorecidos, logrando de este modo mantener los privilegios del vestir por
parte de la elite cortesana y la nobleza. Pero a pesar de estas reglamentaciones, la
nobleza debió enfrentarse durante este período a la clase burguesa, un sector social
que paulatinamente consolidó su poder económico a través del comercio, y compitió
con la nobleza para obtener el poder. En esta carrera competitiva entre la burguesía
y la nobleza, durante el siglo XVIII se estableció la moda del rococó para dar cuenta
de la necesidad imperiosa de los sectores aristocráticos de mantener, mediante tra-
jes sumamente complicados y exagerados, un poder que apenas se mantenía en pie.
De este modo, desde la Revolución Francesa en 1789 y más tarde, con la Revolución
Industrial extendida hasta mediados del siglo XIX, comenzó a evidenciarse la descom-
posición de las estructuras sociales existentes para dar paso a un nuevo tipo de orden
social organizado en torno al capitalismo industrial y al acceso al dinero.

22
zambrini-sociología-diyt-fadu

Figura 15. Moda del Coiffure


Pouf en el Rococó. Recuperado el
05/02/2012 de http://ba-rococo.
blogspot.com.ar/2009_08_01_ar-
chive.html 2.1.2 La etapa burgue-
sa de la moda y la Gran Renuncia
del siglo XIX.

Figura 16: Etapa aristocrática de la moda. Fuente: elaboración propia.

23
Apuntes de cátedra: “apuntes para una sociología del vestir”

2.1.2. La etapa burguesa de la moda y la Gran Renuncia del siglo XIX

Desde el inicio del siglo XIX, el traje expresó la conformación de una estructura so-
cial diferente en la que la clase burguesa logró imponer sus propias reglas del juego
y dominar el ámbito de la moda imprimiéndole valores diferentes. En esta etapa, a la
que Riviere denomina Etapa Burguesa, en un contexto de mayor productividad textil y
entonces, de necesidad de captación de nuevos mercados, la moda se transformó en
un gran negocio, por lo que la burguesía acabó con las leyes suntuarias, e instauró la
capacidad económica de los individuos como la variable determinante para el acceso
a la moda. Aunque la burguesía haya impulsado cierta democratización de la moda,
no renunció al poder distintivo de la misma. Por ello, durante este período creó una
nueva institución de moda: la Alta Costura, cuyo mayor esplendor se manifestó duran-
te la Belle Epoque, en los primeros años del siglo XX. Así, la moda burguesa se tornó
cada vez más complicada, inaccesible y elitista, por lo que reincorporó como prendas
distintivas a la crinolina y el corsé.
Por otro lado, durante esta etapa el centro de la moda femenina siguió estando
en París, pero Londres se convirtió en el nuevo epicentro de la moda masculina, dado
que los británicos se destacaron por la creación de nuevas técnicas textiles industria-
les que permitieron la diversificación de tejidos. Por ello, en sintonía con los ritmos
industriales, la burguesía instauró el cambio periódico de indumentaria mediante la
aparición de las denominadas temporadas: otoño-invierno y primavera-verano, per-
mitiéndole al negocio de la moda la comercialización de todos los tejidos producidos
por la industria textil.
Por otro lado, en este contexto se consolidó la industria de la confección y empe-
zaron a producirse las primeras prendas en serie, limitando la confección artesanal
sólo para las prendas de Alta Costura. Así, ante la expansión textil de finales del siglo
XIX, surgieron los grandes almacenes y se originó una incipiente prensa destinada a la
difusión de moda, sentando las bases para la democratización de la misma.
A mediados del siglo XIX la vestimenta incrementó la división entre los imaginarios
femeninos y masculinos. Como vimos, Occidente, en ese momento histórico, recreó
a través de la moda dos patrones en las formas de vestir que resultaron ser binarios
y excluyentes entre sí: uno para los varones y otro para las mujeres. Ambos patrones
simbolizaban valores opuestos, por un lado la ropa femenina debía denotar el sentido
de la seducción de las mujeres; y por otro lado, dicho sentido tenía que estar ausen-
te en los atuendos masculinos. Los trajes femeninos se tornaron más complejos en
cuanto a sus confecciones, las telas y los bordados utilizados. En cambio, los trajes
masculinos sufrieron el proceso inverso debido a la simplificación de los modelos
que los despojó de casi todo elemento decorativo. Como ya se dijo, esta etapa es de-
nominada “la gran renuncia del siglo XIX”, porque los valores del puritanismo de la
etapa victoriana y los cambios producidos por la revolución industrial transformaron
los comportamientos sociales y las relaciones cotidianas.
Desde el Renacimiento hasta mediados del siglo XIX, la historia de la moda evi-
dencia que tantos varones como mujeres, solían vestirse de manera extravagante y
lúdica. Hemos visto que los nobles y burgueses compitieron por el poder a través
de las ropas hasta alrededor de la década de 1830, luego los valores puritanos y los

24
zambrini-sociología-diyt-fadu

cambios causados por la revolución industrial reestructuraron los comportamientos


sociales, y por ende, las lógicas del vestir. Los modos de vestir masculinos fueron
transformados en Europa por influencia de los ideales franceses de fraternidad y por
la figura estética del dandy inglés como modelo privilegiado. El traje masculino tendía
a la uniformidad y a la sobriedad -a diferencia de los usados en la etapa aristocrática
en las cortes- y les permitía a los hombres connotar rectitud, elegancia, formalismo,
limpieza y distinción social, en oposición a la estética de la belleza y la sensualidad
que eran considerados atributos exclusivos de lo femenino.
La figura de la “gran renuncia” posibilita reflexionar sobre las implicancias sim-
bólicas que tuvieron, por un lado la separación genérica de los modos de vestir entre
hombres y mujeres; y por otro, que los elementos decorativos dejaran de formar parte
de los atuendos masculinos, y quedaran remitidos a lo femenino. El vestuario de los
hombres perdió su función ornamental, y privilegió la uniformidad como un atributo
de decoro y de buen vestir, pero especialmente como un atributo de masculinidad.
De esta manera, la indumentaria masculina, además de marcar la distinción social
y el acceso a los ámbitos de poder ligados a lo público y lo económico; a su vez, pasó
a simbolizar la naturalización de la identidad sexual y/o de género en oposición a la
identidad femenina, y viceversa (Zambrini, 2010). Esta naturalización, fruto del siglo
XIX, que enlaza los modos de vestir con identidades de género, nos ha acompañado
hasta nuestros días.

Figura 17: Pintura de Eugenio Álvarez Dumont: La Rambla Lasalle en 1912. Recuperado el 07/02/2012 de
http://www.imagenesmardelplata.com.ar/Belle%20Epoque.htm

25
Apuntes de cátedra: “apuntes para una sociología del vestir”

2.1.3. La etapa consumista de la moda

La Etapa Consumista de la moda no sólo se produjo luego de la expansión de los


mercados textiles producto del desarrollo de la industria de la confección sino tam-
bién a partir de un cambio social y político en los países occidentales. La instauración
de regímenes liberales y democráticos a principios del siglo XIX amplió los derechos
de los ciudadanos y entre ellos, el derecho a vestir indumentaria digna por parte de los
sectores populares. Además, otro factor que modificó el ámbito de la moda fue la apa-
rición del deporte y su influencia en la higiene de las personas a principios del siglo
XX. De este modo, durante la década del ´20, la industria de la confección comenzó a
copiar las prendas deportivas y las popularizó, fundamentalmente por estar formadas
con hechuras simples y más económicas. Entonces, la sociedad occidental comenzó
a vestir según los cánones impuestos por la moda, difundidos internacionalmente
mediante el cine y sus principales íconos.

Figura 18. Etapa burguesa de la moda. Fuente: elaboración propia.

26
zambrini-sociología-diyt-fadu

Figura 19: El impacto de la minifalda. 1965.


Recuperado el 05 de febrero de 2012, de
http://thehistorystyle.wordpress.com

2.2. Organización del Sistema de la Moda

Una de las características esenciales de la moda radica en el cambio periódico de


la indumentaria que visten las personas. Por ello, cuando la moda se convirtió en un
gran negocio, la burguesía organizó e instituyó su sistematización para maximizar el
margen de ganancias y transformar el fenómeno de la moda en una de las industrias
más rentables e importantes de las sociedades capitalistas. Además de organizar el
lanzamiento de las prendas de moda según las temporadas otoño-invierno y primave-
ra-verano, se establecieron ciclos de recambio vestimentario de una duración aproxi-
mada de 18/20 años, cuya secuencia temporal se organizó, y aún lo sigue haciendo,
de la siguiente manera: durante los primeros 2 años, desde los centros de moda más
importantes del mundo, se lanzan las tendencias de moda que son adoptadas por los
sectores sociales más vanguardistas de la sociedad, sectores que generalmente se en-
cuentran entre las clases sociales más altas. Luego, durante los 2 años subsiguientes,
se transita la etapa de furor de aquellas prendas que anteriormente fueron lanzadas
como tendencia e innovación. Es decir, se evidencia una fuerte demanda de las pren-
das de moda, que son consumidas por la mayoría de los sujetos, quienes siguen la
moda oficial y se someten a sus dictados estéticos. En general, se identifican a estos
consumidores como “víctimas de la moda”, quienes mayoritariamente se ubican entre
los sectores medios de la sociedad. A continuación, se transitan otros 2 años en los
que el furor se disipa y los saldos de prendas que quedaron sin venderse se “liquidan”
a precios muy bajos para que sean consumidos por los sectores sociales de menores
recursos económicos, quienes cierran así el ciclo económico. Por último, durante los
14 años restantes del ciclo, se produce una etapa de latencia en la que las prendas de

27
Apuntes de cátedra: “apuntes para una sociología del vestir”

moda en cuestión siguen vigentes, aunque alternando sus períodos de reaparición,


hasta que se ausentan definitivamente cuando finaliza el ciclo de 18/20 años.
De este modo, al terminar cada ciclo, se inicia otro en el que la moda cambia: esto
significa que al menos uno de los soportes de cada prenda, ya sea el color, la tipología o
la textura, se modifica, por lo que las personas deben renovar las prendas de moda en
cada ciclo si es que aspiran a gozar de los beneficios que otorga la moda: la integración
social y estética (Saulquin, 2006).
Sin embargo, como veremos más adelante, desde la década de los años ´90, frente
a la conformación de un nuevo escenario mundial organizado bajo los lineamientos
impuestos por la globalización, los ciclos de la moda comenzaron a acortarse y a com-
binarse con expresiones estéticas individuales, al tiempo que las tendencias de moda
programadas “desde arriba” empezaron a mezclarse con las tendencias originadas
“desde abajo”, es decir, desde los diversos grupos sociales que, en el contexto de sus
vidas cotidianas, imponen sus propios estilos.

Figura 20: Viñeta de 1913 de la antigua revista Life sobre los dictados de la moda. Recuperado el 05/01/2012 de
http://modosymedidas.blogspot.com.ar/2008/06/moda-desambiguacin.html

28
zambrini-sociología-diyt-fadu

Figura 21 y 22. Diseños de Mary Quant. Año 1965. Recuperado el 03/02/2012 de http://www.fashionencyclope-
dia.com/Pi-Ro/Quant-Mary.html

2.3. Desarticulación del sistema de la moda

Desde los años ´60 se evidencia un nuevo fenómeno en el campo de la moda: las
grandes firmas de indumentaria devienen en marcas prestigiosas al tiempo que la
Alta Costura se transforma ante la aparición de una nueva institución: el Pret à Por-
ter. De este modo, se inicia un proceso de desarticulación del sistema de la moda que
aún continúa en la actualidad. Como advierte Gilles Lipovetsky (1990), durante las
décadas de 1950 y 1960 se han desarrollado nuevos enfoques y criterios de creación
que modificaron radicalmente la estructura organizacional vertical y centralizada de
la moda. Si bien, desde mediados del siglo XIX la moda se edificó sobre la base de
la Alta Costura parisina, en tanto vanguardia del sistema de la moda y polo mundial
de imitación, a mediados del siglo XX dicha institución debió redefinir su significado
y reorganizar su estructura para adaptarse a los nuevos tiempos signados por la
consolidación de la cultura de masas y la sociedad de consumo. Por ejemplo, deci-
dió lanzar colecciones de Pret à Porter y/o establecer contratos de licencias para la
comercialización de productos como perfumes, cosméticos o artículos de marroqui-
nería, entre otros. Por ello, en la actualidad la Alta Costura sólo se remite a perpe-
tuar la tradición de lujo vistiendo apenas a muy pocas mujeres en el mundo. Frente
a la democratización del fenómeno de la moda, ha tenido que lanzar productos más
económicos destinados a las masas y entonces, sus propuestas vestimentarias de
Alta Costura se han limitado a un número reducido de la población mundial, quien
reconoce en este tipo de creaciones no sólo el carácter socialmente distintivo de las

29
Apuntes de cátedra: “apuntes para una sociología del vestir”

prendas sino también sus cualidades artísticas en tanto conciben a cada pieza de
Alta Costura como una legítima obra de arte1.
Pero quien ha redefinido el papel que había tenido la Alta Costura hasta la década
de 1950 fue el Pret à Porter. Éste, a tono con los valores emanados del consumismo
y la cultura de masas, fusionó la confección industrial con la moda en la producción
de indumentaria inspirada en las últimas tendencias y accesible a la mayoría de
las personas de la sociedad. Entonces, con el Pret à Porter se impusieron estilos y
estéticas diferentes a los valores expresados por la Alta Costura. Esto es, fundamen-
talmente se exaltaron la juventud y la belleza a través de las propuestas lanzadas por
una nueva generación de diseñadores que se inspiraron en las propias ideas y en los
diversos estilos de vida que se expresaban en las calles2. De esta forma, se multi-
plicaron los focos de inspiración y la moda se democratizó: por un lado, el universo
de la moda admitió la convivencia de diversos estilos y, por el otro, la moda ya no se
expresó como un fenómeno reservado a una elite social sino que se convirtió en una
exigencia de las masas en el contexto de un nuevo tipo de sociedad caracterizada
por la cultura del consumo. No obstante, como veremos en las siguientes unida-
des temáticas, en la actualidad se evidencian cambios estructurales que influyen
en la redefinición y reorganización del sistema de la moda. La conformación de una
sociedad digital y global influye en las nuevas formas que adquiere el campo de la
producción y de consumo de indumentaria. Por un lado, las crisis económicas y so-
ciales producidas por el capitalismo global han contribuido a revalorizar el oficio de
la confección en tanto herramienta para enfrentar los efectos de las crisis. Además,
en este contexto comienza a cuestionarse la sociedad de consumo, no sólo por sus
métodos de producción nocivos para el sostenimiento y cuidado del medio ambiente,
sino también por su lógica basada en la obsolescencia programada y percibida de
los objetos que produce, a través de la cual se generan constantemente desechos
que contaminan el planeta y se emplean a trabajadores en condiciones de extrema
vulnerabilidad y precariedad. Por ello, actualmente se evidencian diversos discursos
y lógicas de producción y consumo tendientes a revertir los daños ocasionados por
la industrialización y la lógica del consumo de masas. Específicamente en el cam-
po vestimentario, la confección seriada, en sintonía con los valores de la sociedad
de consumo, paulatinamente pierde su posición hegemónica ante la emergencia y
consolidación de nuevas lógicas basadas en la sustentabilidad, en la compra cons-
ciente y el reciclaje. Entonces, en este nuevo contexto, algunos de los principios de
producción de la Alta Costura como la producción artesanal (a medida, la unicidad y
originalidad de las prendas y hechuras) se revalorizan. Así, el oficio de la confección
vuelve a instalarse con fuerza no sólo porque se erige como estrategia para enfrentar
los efectos socioeconómicos de las crisis producidas bajo la lógica del capitalismo

1. Para una profunda comprensión del significado y forma de organización de la Alta Costura en la actualidad,
se sugiere acceder al documental “Los secretos de la Alta Costura”, producido y dirigido por Margy Kinmonth
para la BBC.
2. Para profundizar sobre el modo en que las propuestas del Pret à Porter manifestaron nuevos valores sociales,
véase las propuestas durante los años 60 de creadores como Daniel Hechter, Mary Quant, Paco Rabanne o Em-
manuelle Kahn. Y durante los años 70 y 80, los diseños de creadores como Kenzo, Mugler, Montana, Gaultier
o Miyake.

30
zambrini-sociología-diyt-fadu

global y financiero, sino también porque permite producir prendas únicas, originales
y sustentables en sintonía con una nueva sociedad que rechaza la masificación de las
personas y la homogeneización de los objetos, mientras abraza la identidad personal
y cultural como valor principal. En este marco, el sistema de la moda como tal no
desaparece sino que se reorganiza en nuevos parámetros que dan sustento al actual
sistema general de la indumentaria. Es decir, conviven la producción seriada, las
marcas, el diseño de autor, la creación artesanal, los circuitos de ferias y el diseño
interactivo. Estos nuevos subsistemas están atravesados por los parámetros de sus-
tentabilidad y comercio justo, parámetros que no siempre se cumplen.

31
Apuntes de cátedra: “apuntes para una sociología del vestir”

32
zambrini-sociología-diyt-fadu

Capítulo 3

3. Moda y Estratificación social

3. 1. La distinción social

Como se señaló anteriormente, la moda es un fenómeno social que permite a los


sujetos la integración social. Pero también, desde una perspectiva analítica distinta,
puede afirmarse que “la moda es uno de los fenómenos que mejor expresa la latente
conflictividad vertical entre clases o fracciones de clase” (Martínez, Barreiro, 1998).
Desde finales del siglo XIX, diversos analistas sociales coinciden en que la moda
expresa una lucha entre sectores sociales diferentes, es decir, un conflicto de aspira-
ciones entre las clases manifestado en la adopción por parte de las elites de símbolos
distintivos y en la imitación de los estilos de vida y objetos de consumo de las clases
altas por parte de los sectores sociales inferiores.
Al respecto, Martínez Barreiro cita a Herbert Spencer, quien afirma que la moda
se produce a través de la imitación competitiva o rival entre las personas, producida
en sociedades en las que el rango social y la riqueza dejan de coincidir como resultado
de los procesos de industrialización.

Figura 23: El oficio de la


confección. Recuperado
el 08/03/2012, de http://
catalogo.encuentro.gob.
ar/educacion-y-trabajo/
oficios-curso-de-corte-y-
confeccion/

33
Apuntes de cátedra: “apuntes para una sociología del vestir”

Por su parte, George Simmel complementa el análisis iniciado por Spencer, al


expresar que la moda se produce por la coexistencia de dos tendencias antagóni-
cas que se manifiestan en los seres humanos unitariamente: la imitación social y la
diferenciación individual. Es decir, por un lado los sujetos imitan prácticas grupales
como forma de integración a un determinado grupo social, pero también los sujetos
intentan diferenciarse del resto. Así, se inicia la rivalidad entre los sectores sociales
dado que las personas intentan distinguirse mediante diversas prácticas y posesiones
materiales para destacarse frente a los demás al ocupar una categoría social más
elevada. Por consiguiente, para ambos autores la moda es producto de las sociedades
clasistas y competitivas. La moda tiene como función primordial unir y diferenciar a
las personas a partir de su apariencia y capacidad de consumo.
Por otro lado, Thorstein Veblen sostiene que el vestido de moda es expresión de
una cultura hegemónica pecuniaria, dado que el consumo de moda satisface el de-
seo humano de aparentar, brillar y competir en aquellas sociedades en las que la
posesión de dinero se erige como uno de los valores más importantes. Entonces, en
este contexto el consumo de prendas de moda es fundamental dado que comunica
-a primera vista- al resto de los sujetos que se posee el dinero suficiente como para
derrocharlo en cuantas prendas de moda se lancen al mercado. En otras palabras,
teóricamente la posesión de un vestido de moda mostraría la holgada capacidad eco-
nómica de quienes lo poseen. Pero además, Veblen agrega que, no sólo, es necesario
mostrar la posesión de riquezas sino también que se es capaz de consumir sin la
necesidad de trabajar o producir. En este sentido, para adquirir una apariencia res-
petable también hay que abstenerse de toda tarea productiva y usar vestidos de moda
que sean símbolos de ocio, es decir, que impidan al usuario la realización de trabajo
manual o corporal alguno.

Figura 24. Marquise de


Pompadour, de Francois
Boucher. 1756. Recuperado
el 02 de febrero de 2012,
de http://www.gogmsite.
net/grand-ladies-of-the-
eightee/subalbum-jeanne-
antionette-/1756-marqui-
se-de-pompadour--2.html

34
zambrini-sociología-diyt-fadu

A partir de fines de la década de 1960, a los aportes teóricos recientemente pre-


sentados, se suman los aportes de Jean Baudrillard y Pierre Bourdieu, quienes orga-
nizaron y actualizaron el interés sociológico por la moda en el contexto de la sociedad
de consumo.
Jean Baudrillard (1969) sostiene que en la sociedad de consumo los sujetos no
adquieren objetos de moda según motivaciones individuales y/o utilitaristas, sino por
el significado social que supone la posesión de ciertos productos de moda. En otras
palabras, las personas dejan de lado el valor de uso o funcionalidad de los objetos
para valorar el valor de cambio signo, fundamental en las sociedades modernas. Con
este último concepto, el autor se refiere a la significación de prestigio que tienen las
cosas, a la capacidad que tienen los objetos de consumo de designar la categoría
social de su poseedor. Por ello, el consumo constituye una estructura de segregación
social y de estratificación ya que en cada acto consumista se reinscriben las diferen-
cias sociales. En síntesis, los objetos actúan como exponentes de clase y dan cuenta
de las aspiraciones de movilidad social de las personas, siendo la lógica del objeto
signo quien impulsa la renovación acelerada de los objetos en la sociedad de consu-
mo con el fin de reproducir la diferenciación social.

Figura 25: Muchacha con el chocolate, de Jean Liotard. Mediados del siglo XVIII. La indumentaria muestra el
desfasaje entre las prendas de los criados y las de sus señores. Recuperado el 02 de febrero de 2012, de http://
museodelarte.blogspot.com.ar/2010/08/la-bella-chocolatera-beautiful.html.

Figura 26: El conde Robert de Montesquiou, de Giovanni Boldini, 1897. Pintura en la que se expresan los valo-
res de la burguesía. Recuperado el 02 de febrero de 2012, de http://www.foroxerbar.com/viewtopic.php?t=11178

Además, Baudrillard agrega que en la sociedad de consumo los hombres esta-


blecen una relación personalizada con los objetos, en la que estos últimos adquieren
personalidad. La personalidad de los productos de moda se construye a través de la
publicidad y, fundamentalmente, mediante el diseño de la marca, que permite que
las personas puedan ser definidas y categorizadas, no sólo, según lo que consumen,
sino también según el significado social de la marca. Así, mientras que en la etapa
de producción artesanal los objetos reflejaban la satisfacción de ciertas necesidades,

35
Apuntes de cátedra: “apuntes para una sociología del vestir”

en la era industrial el sistema de objetos impone su propia lógica: ya no se adecua a


las necesidades humanas, sino que adquiere relevancia el standing del objeto, lo ac-
cesorio, lo no esencial. Y es mediante la marca que los productos logran diferenciarse,
categorizarse socialmente e individualizarse, generando en las personas el deseo de
pertenencia.
La sociedad de consumo se caracteriza, no solamente, por el imperativo social
de consumo constante, sino también por la renovación acelerada de la moda que
permite a este tipo de sociedades que puedan sostenerse y reproducirse. A medida
que el sujeto va ascendiendo en la escala social, los objetos se multiplican, renuevan
y diversifican. Pero en realidad, Baudrillard advierte que dicha situación no genera
una movilidad social real, porque la renovación acelerada de objetos generalmente se
produce para compensar una aspiración frustrada de progreso social y cultural. En-
tonces, se advierte una movilidad de los signos/objetos, pero no una movilidad efectiva
de las estructuras sociales.

Figura 27: Consumo en una tienda de Gucci en Beijing. Recuperado el 02/02/2012 de http://www.nytimes.
com/2009/03/14/world/asia/14gifts.html?_r=1

Por otro lado, los objetos de consumo anulan todo tipo de relación social dado que
los productos, cuando se convierten en mercancías, dejan de significar las relaciones
sociales de trabajo que los hicieron posibles porque el valor que adquieren se vincula
al prestigio que significan en un determinado contexto social, y no al tiempo y recursos
usados para realizarlos ni a la fuerza de trabajo necesaria para su producción.
Desde otra perspectiva, Pierre Bourdieu (1988) afirma que los sujetos no solo, lu-
chan por la apropiación de bienes económicos, sino también por la posesión de bienes
simbólicos, que se erigen como signos que permiten enclasar a los sujetos y distin-
guirlos socialmente.
Para dar cuenta del modo en que el consumo es funcional a la distinción social,
en primer lugar, Bourdieu recurre al concepto de habitus para dar cuenta del modo en
que, mediante la socialización, las personas van incorporando normas y valores cuyo

36
zambrini-sociología-diyt-fadu

contenido depende de la posición ocupada en la escala social. Por ello, el habitus de


clase es una “estructura estructurada” dispuesta a funcionar como “estructura es-
tructurante”, dado que organiza y genera determinadas prácticas y representaciones
en los sujetos, según la clase social de pertenencia, la trayectoria de cada sujeto y su
origen social. El habitus se compone del ethos, que es la interiorización inconsciente
de las reglas morales que orientan las acciones de los sujetos, y de la hexis corporal,
formada por las disposiciones corporales que se expresan en la forma de caminar,
hablar, entre otras.
En toda sociedad existen diferentes estilos de vida que expresan diferentes habitus
de clase y que generan distinción social. La distinción se observa, por ejemplo, en
la elección de un vestido, en la elección de un destino para vacacionar, restaurante
para cenar o libro para leer. De este modo, cuando las personas realizan una elección
individual, ésta concuerda con la de otros que poseen el mismo habitus y así se repro-
ducen las relaciones de clase y estilos de vida compartidos. Sin embargo, el habitus
de clase es duradero pero no inmutable, ya que es sensible al cambio social y puede
modificarse según la trayectoria de cada persona y los cambios generacionales.

Figura 28: Las marcas de lujo


más importantes del mundo du-
rante el año 2010, según la con-
sultora global Millward Brown Op-
timor. Recuperado el 03/02/2012
de http://www.sibaritissimo.com/
las-10-mejores-marcas-de-lujo-
en-2010/

Pero, ¿cómo se produce la lógica de la distinción? Las clases dominantes asegu-


ran su dominación mediante el dominio de la cultura. Como en cualquier otro campo,
el campo de la cultura funciona como un mercado en el que existen productores y
consumidores. Los productores generan códigos simbólicos organizados en sistemas
culturales diferenciados, que comprenden formas determinadas de concebir la lite-
ratura, la pintura, el cine, la TV, etc., y así se estructuran las relaciones sociales. La
cultura dominante es por definición la cultura de la clase dominante, y es producto de
conflictos o luchas simbólicas por imponer una determinada visión del mundo com-
patible con los intereses de los agentes que la componen. Entonces, la cultura domi-
nante se impone como tal por la clase dominante, dado que así ésta puede mantener
cierto orden acorde a los propios intereses.
El espacio social se organiza mediante la voluntad de distinción de los individuos
y los grupos. Se trata de ser reconocido por los demás, ya sea por el apellido que se
porta, la nacionalidad o la clase social de pertenencia. Entonces, se intenta poseer

37
Apuntes de cátedra: “apuntes para una sociología del vestir”

una identidad social, acumular capitales simbólicos y reputación. Pero el acceso a los
bienes culturales es desigual no sólo por las diferencias económicas, sino también
porque los agentes activan estrategias de distinción jerarquizando los bienes cultu-
rales y limitando el acceso a los bienes culturales preferidos. Por ello, “el gusto” se
convierte no solo en factor de integración social sino también de exclusión. Es la clase
dominante quien define el “buen gusto” y lo impone para distinguirse y distanciarse de
las clases dominadas. Y cuando los símbolos culturales se difunden por los diversos
estratos sociales, los sectores dominantes los remplazan por otros nuevos.
La noción de habitus planteada por Bourdieu como herramienta teórica, nos re-
sulta muy útil para comprender el cuerpo vestido como resultado de las prácti­cas
corporales contextuadas (Bourdieu, 1998). Como vimos, para Bourdieu, la dimensión
corporal de la interacción está impregnada de un plano simbólico que se vincula a
una pertenencia social, y se origina en un aprendizaje informal cuyas reglas no es-
tructuradas orientan el sentido de la acción social. Como se dijo, estas estructuras
no estructuradas formalmente son llamadas habitus de clase o de pertenencia social
(Bourdieu, 1998). La relación entre el habitus y el cuerpo se establece a partir de la
hexis corporal, es decir, lo que el cuerpo comunica de acuerdo al lugar que ocupa en
la estructura y origen social. El análisis del vestir como prác­tica cultural contextuada
y corpórea habilita a pensar la relación entre los distintos espacios sociales y la expe-
riencia en el cuerpo (Bourdieu, 2004). Como se dijo, Bourdieu considera que la socie-
dad moderna está organizada sobre la base de la lógica de la distinción, donde ciertos
hábitos y prácticas sociales son considerados superiores (Bourdieu, 1998). Esta dife-
renciación se presenta como si fuese un rasgo natural. Las categorías de pensamien-
to y apreciación del mundo de los grupos dominantes son interiorizadas por las capas
medias y bajas funcionando como los parámetros legítimos para pensar y percibir la
vida social. Así, los esquemas mentales y corpóreos tienden a corresponderse con
las estructuras sociales a las que hacen referencia. De esta forma, para Bourdieu la
definición de los gustos con relación a qué es estético y qué no lo es, está signada de
manera significativa por el grupo de pertenencia y por el origen social. La moda para
el autor, es vital en esta lógica porque funciona como un instrumento de distinción
social y de clase, en la medida en que favorece la idea de un estilo de vida legítimo
marcado por el consumo y la concentración de los capitales económicos y simbólicos
traducidos en formas de habitus de clase social (Bourdieu, 1998 y 2000 a y b).

38
zambrini-sociología-diyt-fadu

Capítulo 4

4. Moda, Sociedad de Consumo y Cultura de Masas

4.1. La cultura de masas y sus estrategias

Como señala Edgar Morin (1962) desde principios del siglo XX se ha consolidado
en Occidente la denominada cultura de masas, funcional a la actual sociedad de con-
sumo. Dicha cultura, que se difundió desde EEUU, y ha sido anunciada mundialmente
a través de los medios masivos de comunicación -como la TV, la radio, la prensa y el
cine, entre otros, consiste en el consumo de ideas que han devenido en mercancías
culturales. Es decir, se basa en la compra y venta en el mercado de productos cultu-
rales, como si fuesen mercancías fabriles. Para que ello sea posible, las mercancías
culturales deben ser fabricadas industrialmente y difundidas mediante técnicas de
distribución masivas, dirigidas a una masa social sin importar sus diferencias inter-
nas tales como las generadas por la pertenencia a una clase social, la edad, género o
el lugar de residencia.

Figura 30: La cultura


de masas. Revista
El topo. Ensayos de
sociología. Recuperado
el 03/02/2012 en http//
www.eltopo.cl

Y ¿qué es la cultura en sentido amplio? Morin define a la cultura como el conjunto


de normas, símbolos, mitos, costumbres e imágenes que caracterizan a un grupo social
y que logran dotarlo de identidad mediante la puesta en marcha de procesos de proyec-
ción e identificación. Es decir, se proponen modelos de comportamiento ideales con los
que las personas deben identificarse para luego proyectar sus propias vidas a partir de
dichos esquemas. Por ejemplo, en el ámbito de la cultura de masas, se proponen mo-
delos hegemónicos ideales de mujeres (delgadas, blancas, profesionales, buenas ma-

39
Apuntes de cátedra: “apuntes para una sociología del vestir”

dres, sumisas, etcétera) que se difunden por los principales canales de comunicación y
se erigen como los referentes a imitar por las mujeres de la masa social.
De este modo, ciertas ideas acerca de la apariencia que se debe tener, los sen-
timientos que se deben sentir o el estilo de vida que se debe llevar, son fomentadas
socialmente mediante la consolidación de una cultura en la que los productos deben
comprarse y venderse en el mercado de un modo determinado. Al respecto, para que
un producto cultural pueda ser comercializado a niveles masivos debe producirse ra-
cionalmente, es decir, debe planificarse el proceso productivo y distributivo estable-
ciéndose ciertas normas tales como la división del trabajo en la elaboración de los
productos, la estandarización e individualización de los mismos y la incorporación del
eclecticismo y el sincretismo como aspectos fundamentales para asegurar la acepta-
ción generalizada de las mercancías culturales.

Figura 31: La modelo Twiggy en la portada de la revista Vogue de 1967, quien representó los valores instau-
rados en la sociedad de consumo y la cultura de masas. Recuperado el 13/02/2012 de http// www.npg.org.uk/
whatson/event-root/twiggy-a-life

40
zambrini-sociología-diyt-fadu

La división del trabajo es un aspecto fundamental. Con la aparición de la era in-


dustrial, el trabajo artesanal y su dimensión creativa, tienden a desaparecer para dar
lugar a procesos productivos fragmentados que culminan con la fabricación de pro-
ductos seriados y colectivos en el que intervienen diversidad de trabajadores que ejer-
cen diferentes tareas más o menos rutinarias. De este modo, una mercancía cultural
como lo es, por ejemplo, una película, se produce a través del trabajo de diversas
personas y cada una ejerce una función determinada. Así, intervienen adaptadores,
guionistas, decoradores, vestuaristas, sonidistas, entre otros profesionales que con-
fluyen para la fabricación de una obra determinada. Sin embargo, aunque la labor
de cada uno de estos especialistas sea fundamental en el proceso productivo, difícil-
mente cada trabajador pueda reconocerse en el producto final, ya que su producción
está sujeta a normas y reglas que son precisas respetar para asegurar la concreción
de un producto capaz de ser vendido a toda una masa social. Por ello, siempre existe
una zona marginal en el ámbito de la cultura en la cual los creativos pueden realizar
plenamente sus propias obras sin obedecer a las reglas del mercado. En general, la
autorrealización profesional se alcanza en estos espacios a expensas de la ganancia
de dinero y menor público.
En cuanto al tipo de productos elaborados, éstos deben poseer un formato es-
tándar. Esto significa que deben realizarse bajo moldes espacio-temporales, capaces
de asegurar el éxito en las ventas. Por ejemplo, se estipula la duración promedio de
un film comercial, o se establece la cantidad de minutos que debe durar una tanda
publicitaria en el contexto de un programa radial. A su vez, se estandarizan los temas
a desarrollar y los formatos en que deben ser presentados para no aburrir al consu-
midor ya adiestrado a los tiempos y productos masificados. Sin embargo, pese a que
los productos en el contexto de la cultura de masas son homogéneos, se recurre a
la estrategia de la individualización de los mismos para destacarlos en el mercado
sobre mercancías de la misma categoría. Por ejemplo, la individualización de una
obra puede lograrse incluyendo a un actor famoso y reconocido en un film comercial,
o contratando a una modelo reconocida para cerrar un desfile de modas que se ha
organizado respetando los criterios de producción estándar. Pero cabe aclarar que,
en general, esta individualización también tiende a estar estandarizada, es decir, las
personalidades que se contratan para distinguir una obra satisfacen o refuerzan los
criterios hegemónicos impuestos por la cultura de masas.
Además, los productos culturales deben ser eclécticos, es decir, incorporar diver-
sidad de contenidos para ser aceptados por la mayor cantidad de público posible. En
otras palabras, bajo la lógica el consumo máximo la industria cultural se dirige a to-
dos y todas, es decir, a personas de diferentes edades, géneros, a sujetos de diversos
niveles sociales y educativos y distintos lugares de residencia. Por ello, la búsqueda
de un público variado implica la incorporación de información variada. Por ejemplo,
esto se evidencia cuando en una revista estándar en un mismo número se combinan
temas de política, economía, religión, espiritualidad, ocio, viajes, amor, etcétera, para
satisfacer todos los gustos y alcanzar el consumo máximo.
Pero también, esta variedad es una variedad sistematizada y homogeneizada,
dado que se incluyen diversos contenidos bajo un estilo estandarizado. Esta tenden-
cia se denomina sincretismo y, además de combinar contenidos diferentes de modo

41
Apuntes de cátedra: “apuntes para una sociología del vestir”

estandarizado, tiende a unificar los dos sectores de la cultura industrial: el sector de


la información y el sector de lo imaginario. Entonces, para que un producto cultural
asegure el consumo máximo, el sincretismo implica que en una obra situada en el
sector de la información (es decir, de lo real) se incorporen elementos novelescos o
imaginarios, y que cuando se trate de un producto de ficción se recurra a elemen-
tos de la vida real para alcanzar la identificación del público con la obra. A modo de
ejemplo, suele suceder que en un programa periodístico emitido por TV, cuya función
consiste en informar acerca de los sucesos de la realidad, se introduzcan elementos
novelescos para contar, por ejemplo, un crimen pasional. De este modo, se narra un
suceso periodístico como si fuese un episodio de una novela y así se logra captar la
atención del público en la búsqueda del máximo consumo.
Por último, cabe aclarar que la homogeneización de la producción se prolonga en
la homogeneización del consumo, la cual tiende a atenuar la barrera entre las eda-
des. Esta homogeneización de las edades se fija, de modo dominante, sobre la deter-
minante juvenil. Esto significa que la temática de la juventud es uno de los elementos
fundamentales de la cultura de masas.
Para concluir, es preciso señalar que las sociedades son poli-culturales, es decir,
en ellas conviven diversas culturas tales como culturas religiosas o nacionales. Sin
embargo, es necesario destacar que la cultura de masas es la primera cultura que
ha logrado reunir en sus circuitos a públicos de diversos estratos sociales, siendo el
único gran terreno de comunicación entre las clases sociales.

Figura 32: Niñas celebran su cumpleaños en una megatienda dedicada a la muñeca estadounidense en
Shangai. Fotografía de Fritz Hoffmann para National Geographic. Marzo de 2010. Recuperado el 12/02/2012 de
http://www.nationalgeographic.com.es/2010/02/26/renacimiento_shanghai.html

42
zambrini-sociología-diyt-fadu

4.2. La expresión de la moda en la sociedad de masas

La consolidación de la cultura de masas también se ha expresado en el ámbito de


la moda. Ésta ha debido adaptarse a las exigencias de la sociedad de consumo me-
diante la creación de diversas instituciones que culminaron con la democratización
del consumo de moda masiva, es decir hacerla cada vez más accesible a la mayoría
de las personas.
Al respecto, ya se ha señalado cómo el Pret à Porter ha nacido en respuesta a las
exigencias de las sociedades de mediados del siglo XX, apegadas a los valores demo-
cráticos e igualitarios. En este sentido, las nuevas propuestas de moda combinaron
las confecciones industriales con la noción de look para integrar a una mayor cantidad
de personas al negocio de la moda. Sin embargo, como señala Saulquin (2010), esta
tendencia prosiguió más tarde cuando en los años ´80, para terminar de incorporar
a todos los segmentos sociales, el sistema de la moda lanzó una nueva forma de
difusión, producción y comercialización de la indumentaria basada en el concepto de
marca, logrando dotar de prestigio a la comercialización de prendas incluso más eco-
nómicas por el tipo de materias primas empleadas y por la clase de confección utili-
zada. De este modo, la indumentaria seriada, estándar y pensada bajo la influencia del
valor de la juventud, se lanzó al mercado mediante una marca o firma capaz de dotarla
de distinción social. Así, la moda terminó por convertirse en un rentable negocio que
logró estimular a nivel global los valores principales de la cultura de masas nacida en
Estados Unidos.

Figura 33: Masificación de


las personas en la cultura de
masas. Recuperado el 12 de
febrero de 2012, de http// www.
swallowrussianideas.blogspot.
com/2011/01/lespirit-du-
temps-morin.html

43
Apuntes de cátedra: “apuntes para una sociología del vestir”

En este punto, cabe señalar la función y aceptación masiva que ha tenido el Jean
a nivel mundial. Dicha prenda, es paradigmática de la cultura de masas, no sólo por-
que representa la cultura norteamericana, sino también porque es estándar, y al ser
vestida por una gran cantidad de personas a nivel mundial, ha logrado homogeneizar
nuestra apariencia, convirtiéndose en una de las prendas que mejor expresa el clima
de una época signada por el consumo de moda masiva.
Por otro lado, también es pertinente pensar cómo la cultura de masas se mani-
fiesta o guía, la producción de los eventos de moda como por ejemplo, los desfiles.
En dichos productos culturales las modelos tienen medidas corporales estándar, al
tiempo que la duración de las pasadas también está organizada por las reglas esta-
blecidas por la lógica del máximo consumo.

Figura 34: Homogeneización de la estética en la cultura de masas. Recuperado el 12/02/2012 de http// www.
respondones.com

Podemos concluir que para Morin en la cultura de masas, el arte es apropiado y


producido con las mismas normas masivas de la fabricación industrial (Morin, 1962).
Es decir, una producción seriada de bienes culturales difundidos a través de los me-
dios de comunicación masivos logrando orientar las emociones y las formas de perci-
bir el mundo en pos de la identificación social a partir del consumo. La moda, en esta
etapa de la cultura de masas se consolidó a partir de los mandatos autoritarios, úni-
cos y masivos liderados por los diseños de la alta costura. Esto respondía a una socie-
dad cuyas identidades eran relativamente estables porque los estados nacionales y el
trabajo industrial/fabril contenían y regulaban la vida social mediante las políticas de
bienestar (Casullo, 1989). Se puede resumir que la moda durante la cultura de masas

44
zambrini-sociología-diyt-fadu

se caracterizó por estar regida según los ritmos industriales. Este sistema de la moda
se organizó sobre la base de ciclos de alrededor de 18/20 años en las formas, colores
y texturas cuyos fines eran mantener la distinción social, según el acceso (o no) al
consumo (Saulquin, 1990). Los ciclos funcionaron de manera equilibrada y armónica
en la sociedad industrial porque era un sistema del vestir que respondía a una socie-
dad cuyas estructuras internas solían ser relativamente estables e integradoras. Aquí
el consumo y la masificación dictaminaban y homogeneizaban la moda. La diversidad
era ocultada en esa masificación. Sin embargo, estos ciclos que gozaban de ritmos
regulares empezaron a alterarse ocasionando la desarticulación del sistema de la
moda, por causa de las transformaciones en la sociedad industrial y disciplinaria. Los
cambios están produciendo una significativa crisis social y cultural que se plasma, a
su vez, en los modos de vestir (Saulquin, 1999 y 2010). La moda se fue reorganizando
bajo nuevos parámetros relacionados con la globalización, y las nuevas formas sutiles
de control social que redefinen los escenarios económicos, políticos, tecnológicos y
culturales a escala local y global. En la actualidad, la lógica del consumo masivo no
es la única. Ella convive con nuevas formas de percibir el mundo que se han formado
como respuesta a los efectos generados por el capitalismo global. Como veremos
más adelante, en el contexto de la globalización emergen nuevas lógicas identitarias
que también modifican la forma de pensar y percibir el cuerpo vestido, así como el
diseño de indumentaria.

Figura 35: Símbolo del consumo. Recuperado el


12/02/2012 de http// www.eltopo.com.cl

45
Apuntes de cátedra: “apuntes para una sociología del vestir”

46
zambrini-sociología-diyt-fadu

Capítulo 5

5. La Globalización y sus efectos en el sistema vestimentario

5.1. La era de la Globalización

Las sociedades disciplinarias e industriales analizadas previamente por Foucault,


han entrado paulatinamente en crisis dando paso al desarrollo y superposición de
las sociedades de control (Foucault, 1989 y Deleuze, 1990). Esto supone nuevas ex-
presiones públicas de identidades colectivas anteriormente invisibilizadas. Siguiendo
a Deleuze, a finales del siglo XX los espacios de encierro aglutinados en las institu-
ciones, atravesaron una profunda transformación. Poco a poco, han comenzado a ser
reemplazados por otros cuya organización se focaliza en los espacios abiertos y en el
ejercicio de formas de control más sutiles de la vida cotidiana de los sujetos. La pri-
macía del capital financiero y la interdependencia de las economías mundiales junto a
la consolidación del paradigma complejo y las tecnologías cibernéticas, han transfor-
mado el sistema productivo y han redefinido las relaciones sociales. Además, generó
un fuerte impacto social a partir de la desregulación del mundo del trabajo industrial
(Bauman, 1999 y 2003).
Anteriormente se dijo, que en la sociedad de masas el trabajo estaba suscrito al
paradigma industrial asociado a la producción en las fábricas, con una fuerte presen-
cia de los estados nacionales y sus políticas integradoras que regulaban y disciplina-
ban la sociedad (Castells, 2002). Este modelo entró en crisis en la década de los años
´70, y ya en la década del ´90 comenzó su agonía con la aplicación de las políticas
neoliberales. Los estados nacionales comenzaron a perder poder en sus propios te-
rritorios y se retiraron de los principales ámbitos en los que actuaban -salud, edu-
cación, seguridad, etcétera - dando paso al sector privado que privilegió las ganan-
cias económicas en detrimento del desarrollo humano. Esta transformación produjo
profundas consecuencias sociales (Casullo, 1989; Klein, 2001 y Bauman, 2003). Por
ejemplo, irrumpe en la esfera pública la figura de los “excluidos sociales” como nueva
caracterización de la pobreza y la desafiliación social.
La sociedad globalizada tendió a polarizarse entre aquellas personas que disfru-
tan de la globalización y aquellas que la padecen (Bauman, 1999 y 2003). La sensación
de movimiento constante (real o virtual) y la interconexión en forma de redes son posi-
bilitadas a través de las nuevas tecnologías. De este modo, hay una tendencia hacia un
desdibujamiento de las fronteras tradicionales y se re-significan las percepciones de

47
Apuntes de cátedra: “apuntes para una sociología del vestir”

tiempo y espacio. En este sentido, emerge la noción de la virtualidad integrada cada


vez más en las vidas cotidianas. Ésta redefine las relaciones sociales por medio de la
tecnología cibernética. Por ello, el don de la flexibilidad, la capacitación constante y
acceso a la información, así como la adaptación permanente de los sujetos, resultan
rasgos necesarios para sobrellevar un escenario social que cambia constantemente
(Sennett, 1998).

Figura 36: Taller Textil. Archivo Prensa Presidencia de la Nación. Recuperado el 12/02/2012 de http// www.oestehoy.com

Se modifican los estilos de vida y se rompen aquellas lógicas identitarias que ten-
dían a la homogeneización social y cultural. No obstante, este proceso no es conside-
rado lineal sino que, por el contrario, ha generado respuestas contestatarias, resisten-
cias y fisuras. Esto es, existe una tensión entre lo local y lo global que ha posibilitado
la emergencia de la hibridación cultural (García Canclini, 2007). El término hibridación
refiere al conjunto de procesos en que ciertas prácticas sociales que existían de ma-
nera aislada, se combinan entre sí y dan lugar al surgimiento de novedosas prácticas
culturales (García Canclini, 2002). Ante los efectos de los avances de la globalización,
subsiste como contracara un proceso de localización y particularización que refuerza
las identidades primarias, ante el debilitamiento de las secundarias (Femenías, 2007).
A su vez, se visibilizan y expresan con mayor rigor las diferencias étnicas, religiosas,
de género, entre otras. Esto es, un nuevo y contradictorio escenario caracterizado por
lo multicultural. El multiculturalismo enfatiza y habilita la enunciación de las políticas
de las diferencias y la diversidad (Jameson y Zizek, 1998). Es un escenario contradic-
torio porque, si bien propicia la expresión y la visibilidad de lo diverso, no obstante,

48
zambrini-sociología-diyt-fadu

la noción misma de diversidad supone tácitamente jerarquías no dichas. Esas dife-


rencias también encubren relaciones de poder y desigualdades sociales (Ortiz, 2002).
Esto es, las interacciones entre las diversidades no son azarosas, sino que se organi-
zan de acuerdo a las relaciones de fuerza en situaciones históricas concretas.
El proceso de planetarización del mundo se remonta a los tiempos de la conquista
de América, cuando en 1492 las principales ciudades europeas, como Madrid, Lis-
boa, París y Londres, se lanzaron a la conquista del mundo sometiendo a los pueblos
americanos y africanos a la esclavitud y destruyendo sus culturas. A partir de este
momento, se inició una nueva etapa de la historia de la humanidad caracterizada, en-
tre otras cosas, por la inclusión de los nuevos continentes al mercado mundial. Este
mismo proceso es el que, durante el siglo XX, impulsó el desarrollo de dos guerras
mundiales, dos crisis económicas de efectos globales y en 1989 derivó en la genera-
lización de la economía liberal denominada Mundialización o Globalización (Morín,
2001). Entonces, el concepto de globalización se refiere a un nuevo contexto mundial
en el que la economía constituye un todo independiente, dado que cada parte depende
del todo al tiempo que el todo depende de lo que suceda en cada una de las partes.
Por ello, los cambios en las naciones o en los individuos, generan efectos en la vida de
otros individuos y en otras naciones del mundo.

Figura 37: Marcha de


trabajadores costure-
ros en denuncia de las
marcas que esclavizan.
Fuente: Asamblea Popular
y Cooperativa de trabajo
“20 de Diciembre”, Parque
Avellaneda, Argentina.
Recuperado el 12/02/2012
de http// www.laalameda.
wordpress.com

Sin embargo, la globalización constituye un proceso multidimensional, no sólo


económico. Además de ocasionar la interdependencia de los mercados financieros
-habilitada por las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación-, tam-
bién se globaliza la producción de bienes y servicios, la ciencia y la tecnología, los
trabajadores, las instituciones políticas, la comunicación y hasta el deporte (Castells,
2001). Pero la globalización no se ha traducido en un progreso social, ya que ella ha
generado muchos conflictos internos. Porque, a pesar de tener un tinte unificador,

49
Apuntes de cátedra: “apuntes para una sociología del vestir”

también posee una dimensión conflictiva, dado que en su seno se generan antagonis-
mos, conflictos sociales y pobreza estructural1.
Al respecto, Zygmunt Bauman (1999) advierte que la globalización arrastra a las
economías a la producción de lo efímero y también, de lo precario. Según este analista
social, la pobreza y la exclusión social son un efecto directo del capitalismo global.
Para describir los principales conflictos generados por la economía global, en pri-
mer lugar, Bauman describe la sociedad actual, en la que la educación para el consu-
mo es la principal máxima social. Al respecto, advierte que se trata de una sociedad
en la que constantemente se dejan de lado los hábitos, y en la que se debe mantener
al consumidor siempre insatisfecho; los objetos deben consumirse rápidamente y las
personas deben desear permanentemente diversos objetos de consumo, acceder a
ellos y olvidarse de los mismos fácilmente. El deseo del consumidor es ser seducido
por el mercado permanentemente y, aunque crea que goza de libre albedrío, no pue-
de vivir de otro modo. Pero, por otro lado, Bauman señala que no todas las personas
tienen la posibilidad o los medios para acceder al consumo, porque nuestra sociedad
es una sociedad estratificada: por un lado, se encuentran los “turistas” y por el otro
lado, los “vagabundos”.

Figura 38: Mujer del valle del rio Omo, en Etiopía. Fotografía de Randy Olson para National Geographic. Agosto
de 2010. Recuperado el 02/02/2012 de http://www.nationalgeographic.com.es/2010/07/29/changing_tribes.html

1. Para una profundización de los conflictos generados en el contexto de la economía global, puede consultarse el
informe realizado por el programa de TV CQC España sobre los factores desencadenantes de la crisis económica
mundial en el año 2008.

50
zambrini-sociología-diyt-fadu

Los primeros tienen la libertad de elegir el lugar que quieren ocupar y de elegir el
contenido de sus destinos, mientras que los segundos no. Los turistas atraviesan el
espacio social sin problemas, y tienen su tiempo permanentemente ocupado, mien-
tras que los vagabundos no pueden desplazarse (y si lo hacen, no son bienvenidos), y
el tiempo que poseen es inútil, en él no pasa nada. Por lo tanto, los vagabundos viven
en un mundo global diseñado para satisfacer los deseos de los turistas. Pero para que
muy pocos puedan acceder al estatuto de turista, la globalización debe convertir cada
día muchas más personas en vagabundos. Y este es el principal efecto no dicho de la
globalización: la polarización del mundo y su población, en un contexto en el que los
vagabundos carecen de utopías alternativas o programas políticos propios, al tiempo
que la riqueza se torna en objeto de adoración universal.
Por su parte, Naomi Klein (2001) describe los cambios generados por el capita-
lismo global en las fábricas y la precarización que éstos producen en la vida de los
trabajadores. Señala que las empresas y las marcas se desprenden de las fábricas y
de sus trabajadores, dado que lo que se prioriza es el diseño y venta de marcas, y no
de productos seriados.

Figura 39: Integrante de la tribu Tjos. Papua Guinea. Fotografía de Eric Lafforgue. Recuperado el 02/02/2012
de http://www.ericlafforgue.com

La globalización produce cambios en la organización del trabajo mundial; las em-


presas invierten su dinero en marketing y publicidad, a la vez que deciden externali-
zar la producción y entonces, contribuir a la precarización de las y los trabajadores,
quienes terminan en manos de contratistas. Para ilustrar esta realidad, Klein cita los
casos de Nike, Wal Mart, Reebook, General Motors, IBM y Adidas, empresas que pro-
ducen en las llamadas zonas de libre comercio situadas en diversos lugares del mun-

51
Apuntes de cátedra: “apuntes para una sociología del vestir”

do, en las que las condiciones de trabajos son nefastas, afectando la vida de miles de
trabajadores y trabajadoras. En estos sitios, los logos de las marcas no se ven, se trata
de espacios sin marcas; el acceso a las fábricas está prohibido y las personas trabajan
en condiciones de hacinamiento, y en presencia de guardias armados que suprimen
cualquier manifestación de descontento laboral. La jornada laboral es larga y en su
mayoría se emplean a mujeres jóvenes e inmigrantes, que trabajan para subcontra-
tistas por salarios que están por debajo del nivel de supervivencia. En general, en
estos sitios no hay agua corriente ni iluminación pública. Además, las organizaciones
sindicales son eliminadas y las huelgas son ilegales, siendo funcionales al miedo a la
desocupación. De este modo, Klein pone en evidencia la otra cara de la globalización,
cargada de pobreza y explotación.
Frente a esta realidad global, Castells (2001) señala la aparición de diversos movi-
mientos antiglobalización que se comunican y organizan, fundamentalmente a través
de Internet, para exigir a los estados y a los organismos internacionales una mejor dis-
tribución de la riqueza, la protección del planeta, el respeto de los derechos humanos,
el respeto de las identidades sexuales y culturales, entre otras reivindicaciones.

Figura 40: El trabajo del


Cool Hunting. Recu-
perado el 05/01/2012
de http// www.blogs.
icemd.com/blog-cool-
hunting-la-caza-de-
tendencias-en-internet/
index.html/2

5.2. Globalización e hibridación cultural

Otra dimensión de análisis de la globalización se vincula con el encuentro cultural


que habilita la comunicación en los tiempos que corren y con la visibilización de la
diversidad de culturas que encontraron en este nuevo escenario mundial la posibili-
dad de mostrar su identidad. En otras palabras, a pesar de los conflictos ocasionados
por la globalización, ella permite que se evidencien las diferencias, la diversidad de
formas de vida y la posibilidad de generar otras nuevas, mediante el entrecruzamiento
de culturas diferentes.

52
zambrini-sociología-diyt-fadu

Como señala Néstor García Canclini (1990), los procesos migratorios multidirec-
cionales impulsados por la globalización, que abarcan a todos los estratos sociales,
generan una producción cultural importante, compuesta de expresiones híbridas que
nacen de los cruces culturales, conformando una oferta simbólica heterogénea, re-
novada constantemente por la interacción entre lo local y lo global, entre lo culto y lo
popular, entre lo rural y lo urbano.

Figura 41: El artista Damien Hirst para la firma levis. 2008. Recuperado el 05/01/2012 de http//www.thefas-
hionpolice.net

Figura 42: Zapatillas de la


firma Nike intervenidas por
el fileteador porteño Alfredo
Genovese. Año 2006. Recupera-
do el 05/01/2012 de http://www.
sneakerfiles.com/2006/12/18/
nike-dunk-fileteado-white-blue-
color-way/

En este contexto, se producen procesos de desterritorialización y de descoleccio-


namiento. Hoy, las piezas de diferentes grupos étnicos y culturales se mezclan entre
sí y se cruzan con las modas, abandonando sus lugares tradicionales para reubicar-
se y re-significarse en ámbitos nuevos. Por ello, las clasificaciones tradicionales que
distanciaban lo culto de lo popular se desvanecen, mientras se producen múltiples
combinaciones que se ofrecen en el mercado y entonces, adquieren sentidos nue-
vos. Así, cada persona puede hoy generar múltiples apropiaciones de diversidad de
patrimonios culturales, promoviendo la creatividad y la innovación y asistiendo a la

53
Apuntes de cátedra: “apuntes para una sociología del vestir”

democratización de la cultura. Esta es una de las características más relevantes de


la posmodernidad: el ocaso de los grandes relatos que ordenaban y jerarquizaban las
obras de la cultura y la posibilidad de generar un espacio en el que todos los relatos y
discursos adquieran un lugar y sentidos novedosos.
En consecuencia, existe entonces una reorganización cultural del poder: se ha pa-
sado desde una concepción vertical y bipolar del poder a otra descentralizada, multi-
determinada; asistimos a la diseminación de los centros de información, a la multi-
polaridad de iniciativas sociales, a la pluralidad de referencias con la que los artistas,
diseñadores y demás actores sociales arman y organizan sus obras.

Figura 43: La artista plástica Marta Minujin y su


creación de la cartera que luego fue realizada
por la diseñadora de indumentaria Min Agostini.
2011. Recuperado el 05/02/2012 de http://www.
miralonuevo.com/codarte-una-cartera-con-el-
sello-minujin/

5.3. La influencia de la globalización en el ámbito productivo

El sistema de la moda no es ajeno al impacto de la globalización. Como advier-


te Ricardo Ferraro (1999), muchas empresas y marcas de indumentaria y objetos de
moda producen bajo la lógica del capitalismo global. Es decir, se vinculan, con ma-
yor o menor éxito al nuevo modelo de comercio internacional caracterizado por el
aumento de las inversiones directas de países y empresas en el extranjero, la ho-
mogenización del consumo y las formas de vida, el desarrollo de nuevas relaciones
internacionales que cubren regiones (por ejemplo, la Comunidad Económica Europea
o el MERCOSUR), la comunicación en tiempo real de los mercados financieros me-
diante las tecnologías de la información, la globalización de las tecnologías, la inves-
tigación y los conocimientos, y las nuevas formas que adoptan las empresas en un
contexto altamente competitivo, priorizando la calidad a la cantidad y las actividades
regionales en desmedro de las nacionales, externalizando la producción e invirtiendo
una mayor cantidad de dinero en el diseño de la imagen de la marca para distinguir
simbólicamente productos homogéneos en mercados heterogéneos. En este contex-

54
zambrini-sociología-diyt-fadu

to, las grandes empresas se transforman en redes transnacionales cuyos centros de


coordinación no tienen nacionalidad más que en apariencia, dado que la sede de estas
empresas puede estar en cualquier lugar del mundo, generalmente allí donde paguen
menos o ningún impuesto. Además, en este nuevo escenario la tecnología y el conoci-
miento se expresan como variables fundamentales respecto a la competitividad de las
empresas, dado que para ser internacionalmente competitivas, las empresas deben
mantenerse al día en términos de conocimientos, y deben poder acceder a ellos para
reconfigurarlos y ofrecerlos a la venta2.
Como se señaló anteriormente, una parte importante de dinero es invertida por
las empresas en acciones de marketing y publicidad para el diseño y difusión de mar-
cas que sean capaces de seducir a los consumidores en un contexto tan competitivo
como el actual. Al respecto, Klein (2001) señala un cambio de rumbo en el quehacer
de las empresas a partir de la década de los años ´90, cambio que se vincula a ciertas
transformaciones culturales caracterizadas por la comercialización de la cultura de
los adolescentes/jóvenes, la búsqueda de la identidad de la juventud en la moda y la
explotación comercial por parte de las marcas de la identidad y cultura juvenil.
Klein describe las estrategias empresariales y las metodologías a través de las
cuales las nuevas empresas se lanzan al estudio y conocimiento de las culturas juve-
niles que luego serán lanzadas como tendencias de moda por parte de las marcas. En
otras palabras, da cuenta del modo en que las tendencias de moda ya no provienen
solamente de los centros productores europeos, sino que también son buscadas por
los denominados cool hunters en las experiencias de vida de los grupos de jóvenes
que más legitimidad social tienen y que manifiestan sus diversos estilos en las calles
de las grandes ciudades. Por lo tanto, el estilo comienza a imponerse desde abajo y
es captado por las empresas para diseñar nuevas identidades de marcas capaces de
asegurar el éxito en las ventas.
Al respecto, proliferan los sitios web destinados a captar las nuevas tendencias
de moda expresadas desde los ámbitos sociales, consultados frecuentemente por las
empresas, profesionales del diseño y de la moda para estar al tanto de los conceptos
fundamentales que deben incorporar y, así, asegurar la comercialización exitosa de
los productos en el mercado.

2. Para ilustrar, el modo en que opera en el contexto global una empresa dedicada a la producción y comer-
cialización de indumentaria, puede observarse el documental “Planeta Zara”, sobre el sistema de producción y
distribución global de la empresa multinacional dedicada a la comercialización de indumentaria de moda.

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Apuntes de cátedra: “apuntes para una sociología del vestir”

Algunos de estos sitios son:

http:// wgsn.com
http://thesartorialist.com
http://advancedstyle.blogspot.com
http://street-fashion.net
http://onthecornerstreetstyle.blogspot.com
http://paulhillier.tumblr.com/
http://www.austinstylewatch.com/
http://www.fashionstreetbarcelona.blogspot.com/
http://picturingfashion.blogspot.com/
http://www.chaos-mag.com/
http://www.coolhuntermx.com/
http://thelocals.dk/
http://dtripazcorazon.blogspot.com/
http://fabipio.wordpress.com/
http://facehunter.blogspot.com/
http://fashionberlin.blogspot.com/
http://www.thefashionseen.com/
http://galadarling.com/
http://www.gdlstreets.com/
http://www.hel-looks.com/
http://www.histyley.com/
http://israblog.nana10.co.il/tblogread.asp?blog=387973
http://istanbulfashionaddict.blogspot.com/
http://www.japanesestreets.com/
http://lookbook.nu/
http://www.lostlogodesign.com/
http://www.runawayrunway.com/
http://stilinberlin.blogspot.com/
http://streetclash.blogspot.com/
http://thestreetaholic.blogspot.com/
http://www.streetstylebystela.blogspot.com/
http://www.styleandthecity.com/street-style-paris-fashion-week/
http://styledefinednyc.com/street-style
http://stylescout.blogspot.com/
http://sydney-spy.blogspot.com/
http://www.thecoolhunter.net/fashion/STREET-STYLE/
http://www.thegoldendiamonds.com/
http://www.whatsyourpersona.com/

56
zambrini-sociología-diyt-fadu

5.4. Hacia un nuevo sistema vestimentario en la era global

Como se señaló en las primeras páginas de estos apuntes, el cuerpo vestido siem-
pre fue un indicador del lugar social, de la identidad y de los valores amados por una
sociedad en un determinado lugar y momento histórico.
Hemos visto que durante las etapas de la moda aristocrática y burguesa, el vestido
tenía la función primordial de informar la clase social de pertenencia mediante pren-
das lujosas e inaccesibles a los sectores sociales menos pudientes. Pero, luego de la
primera guerra mundial, con la conformación de la sociedad de consumo, la cultura de
masas y los nuevos valores democráticos que se instalaron de la mano de la juventud
como nuevo actor social, la indumentaria pasó a tener otro significado: demostrar que
se puede tener estilo, belleza y juventud aún sin dinero en una sociedad en la que la
moda ha logrado democratizarse.
A medida que pasa el tiempo y se van produciendo cambios estructurales, es de
esperarse que también lo haga el vestido para dar expresión a los nuevos valores que
se van gestando y consolidando en el seno de las sociedades. Por ello, en el actual con-
texto de la globalización se evidencian cambios en el sistema general de producción y
consumo de indumentaria que anuncian su reorganización bajo nuevos ejes.
Por un lado, frente a las nuevas características del mundo actual, comienza a des-
articularse la sociedad de consumo y la cultura de masas al tiempo que se desintegra
la sociedad industrial para dar lugar a una sociedad cibernética basada en la tecnolo-
gía digital. En este contexto, en el que además asoman diversas identidades culturales
que exigen ver representados sus valores, la moda no desaparece pero debe tener en
cuenta una demanda cada vez más diversificada que ya no quiere perderse en la masa,
sino comenzar a vestirse según su identidad individual. Entonces, se revaloriza el di-
seño, es decir, el planeamiento de indumentaria y accesorios capaces de solucionar
una necesidad social respetando la identidad del usuario. Por ello, no sólo el mercado
comienza a hacerles un lugar cada vez más importante a los diseñadores y a los artis-
tas, sino que también las empresas de producción de indumentaria seriada empiezan
a considerarlos dentro de su plantel de trabajadores para dar una impronta estética,
ligada al diseño, a sus productos y adaptarlos a las actuales necesidades sociales.

Figura 44: Remera de bambú con dibujos cromáticos que cambian de color al compás de la temperatura del
cuerpo y el brillo del sol. Tejido antimicrobiano, antibacteriano, antialérgico, desodorante, con bloqueo UV, alta
respirabilidad y secado rápido. Recuperado el 18/01/2012 de http// www.Indarradtx.com

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Apuntes de cátedra: “apuntes para una sociología del vestir”

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zambrini-sociología-diyt-fadu

Capítulo 6

6. Nuevos valores en indumentaria: Interactividad, Funcionalidad,


Identidad y Sustentabilidad

6.1. Prendas interactivas y funcionales en la sociedad digital

Como señalara Saulquin (2010), en el contexto de la sociedad cibernética, el di-


seño de indumentaria no sólo tiene la función de brindar una estética a los productos
que genera, sino también de pensar y producir prendas funcionales capaces de mul-
tiplicar sus opciones de uso.
Al respecto, no sólo comienza a pensarse la tipología de una prenda para que la
misma pueda ser usada de diversas formas según el contexto y las necesidades de los
usuarios, sino que también una nueva generación de textiles tecnológicos se integra
al proceso de diseño para la fabricación de prendas capaces de tomar información del
medio ambiente y desarrollar funciones específicas, como por ejemplo, proteger la
piel del cuerpo a través de fibras capaces de filtrar los rayos solares que perjudican
la salud. Además, estos nuevos materiales pueden utilizarse para dotar de aspectos
lúdicos a las prendas, por ejemplo, logrando que una misma fibra cambie de color al
someterse a cambios de temperatura o de luz.

Figura 45: Campera con Touchpad: teclado de textil inteligente que permite controlar la música del iPod desde
la manga. Además, la campera tiene un baño impermeabilizante y un chaleco desmontable con aislamiento
térmico. Recuperado el 18/01/2012 de http// www.Indarradtx.com

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Apuntes de cátedra: “apuntes para una sociología del vestir”

Existen múltiples proyectos vinculados a la producción de fibras inteligentes en el


mundo. En nuestro país, el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) trabaja des-
de hace ya varios años sobre diversos proyectos generados para satisfacer las necesi-
dades de confort y seguridad de los usuarios mediante el desarrollo de fibras con aca-
bados de productos micro-encapsulados -es decir, de textiles recubiertos de diversas
sustancias que dan lugar a micropartículas, microesferas o micro-cápsulas- que inclu-
yen repelentes de insectos, vitaminas, antimicrobianos y sustancias para proporcionar
características sensoriales agradables 1.
Por su parte, la empresa Argentina Indarra DTX se dedica a la investigación y pro-
ducción de indumentaria tecnológica, fabricada teniendo en cuenta principios ecológi-
cos y funcionales. Entre sus creaciones se encuentran camperas con paneles solares,
remeras confeccionadas con bio-fibras de bambú, antibacterianas y con protección UV
y prendas con estampas que cambian de color2.
Pero más allá de la función específica de una prenda, es necesario enfatizar el modo
en que las personas modifican su percepción y su relación con la misma cuando ésta
es capaz de interactuar con el medio. Al respecto, Manzini (1996) expresa que con la
aparición de los objetos interactivos, basados en tecnología electrónico-digital, ya no se
puede conocer para qué sirve un producto ni cómo se usa a simple vista, dado que la
forma física del objeto ha dejado de ser indicadora de su función. Por lo tanto, cambia
la calidad de la interacción entre los sujetos y los objetos en la sociedad cibernética.
Con los nuevos objetos, la interacción tiende a ser simétrica y activa, porque los objetos
reaccionan en función de ciertas variables externas como si fuesen personas.

Figura 46: Campera con panel solar que convierte la luz del sol en electricidad y la baja a una batería/estabili-
zador con 8 salidas alternativas para cargar celulares, iPods, MP3/4, PDAs, cámaras digitales, pilas recarga-
bles, de todo. Recuperado el 18/01/2012 de http// www.Indarradtx.com

Además, estos nuevos productos pueden desarrollar muchas funciones, siendo el


“plus prestacional” una de sus características más novedosas. Pero, el problema que se
presenta a menudo consiste en que, en ocasiones, las nuevas prestaciones no añaden
calidad al producto, dado que conviven en un mismo objeto funciones cuya coexistencia
no es significativa, por lo que los usuarios no pueden reconocer fácilmente su identidad.

1. Para mayor información, consultar la página web del INTI: www.inti.gob.ar


2. Para mayor información, consultar la página web www.indarradtx.com

60
zambrini-sociología-diyt-fadu

Por lo tanto, la función o rol principal del diseñador consiste en tener en cuenta
que para crear un producto de calidad tiene que dotarlo de una reconocible y concreta
identidad. En otras palabras, los usuarios deben poder hacerse una imagen mental
del objeto, conociendo qué es y cómo funciona. Por ello, el diseñador debe trabajar
los aspectos comunicacionales del producto, trabajar específicamente sobre el diseño
de la interfase utilizando un lenguaje y herramientas comprensibles que sean capaces
de informarle al usuario el modo en que puede acceder a las prestaciones de un ob-
jeto interactivo. Es decir, a través del diseño se debe insertar al objeto interactivo en
el imaginario social. Porque si bien la tecnología puede brindar excelentes soportes
para ideas innovadoras, éstas siempre encontrarán como límite a la cultura y la so-
ciedad, que puede asimilar o rechazar un objeto demasiado innovador. En eso radica
la importancia de un buen diseño, es decir, ser un puente entre el objeto y lo social
en términos de comunicación.

6.2. La identidad individual como valor fundamental

Como se advirtió anteriormente, en el contexto de la globalización se expresa la


diversidad. La cultura de masas comienza a debilitarse para dar lugar a una nueva
época en la que se revaloriza la identidad cultural en un mundo en el que la tecnología
permite acceder al conocimiento sobre múltiples formas de vida y de percepción de la
realidad. En este contexto, el vestido adquiere otra connotación. Después de haber ex-
presado los valores preponderantes de la sociedad de masas, vinculados al consumo,
la homogeneización, el estatus social y la juventud, la indumentaria empieza a reflejar
otros valores que comienzan a consolidarse en el contexto de la sociedad cibernética.
La estructura social, influenciada por el proceso de la globalización, se reorganiza
a partir de la reivindicación social de valores individuales vinculados a la libertad de
expresión y a la reafirmación de la identidad personal anteriormente oscurecida por la
cultura de masas. Por ello, además de adquirir un carácter funcional, la indumentaria
adquiere un carácter ritual dado que comienza a comunicar los intereses personales,
el estilo de vida y la cultura particular del usuario. Por ello, en un contexto de debili-
tamiento de la masificación como estrategia de la sociedad de consumo, tanto en la
producción como en la distribución de las mercancías, las prendas empiezan a ser
pensadas para que perduren en el tiempo. En otras palabras, dado que la cultura de
un grupo social es relativamente estable, también lo serán las prendas: en su diseño
comienza a priorizarse la calidad, la funcionalidad, la confortabilidad y la libertad de
expresar la identidad individual. Además, se revaloriza en las prendas el trabajo arte-
sanal ya que es único, original y comunica un valor cultural. De este modo, el vestido
recupera las funciones de protección física y psicológica que estuvieron marginadas
durante toda la etapa de apogeo del sistema de la moda (Saulquin, 2010).

61
Apuntes de cátedra: “apuntes para una sociología del vestir”

Figura 47: Bolsos confeccionados en aguayo. Figura 48: Diseños de Marcelo Senra.
Colección Otoño - Invierno 2011. Huija. Recu- Colección primavera – verano
perado el 15/01/2012 http://www.bligoo.com/ 2009/2010. Bafweek 2009. Buenos Aires.
explore/article/1590431/Huija-invierno-2011- Recuperado el 15/01/2012 de http//
calzado-accesorios-y-prendas-ludicas.html www.e-moda.ne

Figura 49: Sombreros arte-


sanales basados en la técnica
de bordado ñandutí. Colección
primavera-verano 2010-2011
presentado en el Bafweek
2010 por la firma Juana de
Arco. Buenos Aires. Recupe-
rado el 15/01/2012 de http://
andreamiranda.bligoo.com.ar/
content/view/914120/Moda-
enterate-antes-de-lo-nuevo-
de-Juana-de-Arco.html

6.3. Diseño con conciencia social y ecológica

Durante muchos años, el sistema de la moda, basado en el consumo y en el de-


secho constante, no tuvo en cuenta el peligro que significaba para el planeta y la
sociedad, la explotación indiscriminada de sus recursos humanos y ambientales, lo
que se constata día a día en la proliferación de desastres ecológicos, en la existencia

62
zambrini-sociología-diyt-fadu

de talleres de confección esclavos y en el uso de materiales nocivos para el medio


ambiente en la fabricación de productos industriales3.
Pero en el nuevo contexto social, la noción de sustentabilidad se convierte en una
de las variables más importantes, dado que inyecta de principios ecológicos y huma-
nos a la sociedad en su conjunto y, en especial, a las actividades productivas para
contribuir a la supervivencia del planeta y de la sociedad. En este sentido, muchos
diseñadores y empresas comienzan a emplear materias primas no nocivas para el
medio ambiente en todos los procesos de fabricación de los productos, a reutilizar o
reciclar los desperdicios y a diseñar productos duraderos en el tiempo para evitar la
generación de basura industrial tan perjudicial para la humanidad (Saulquin, 2010).
Por ejemplo, las “etiquetas verdes” que señalan el uso de materiales orgánicos co-
mienzan a vislumbrarse en las prendas diseñadas bajo principios ecológicos al tiem-
po que empiezan a priorizarse los colores suaves carentes de los teñidos que tanto
dañan la naturaleza. Por otro lado, se destacan las organizaciones de denuncia de
talleres de confección clandestinos para la erradicación del trabajo esclavo, como No-
chains, una organización formada por dos cooperativas, la tailandesa Dignity Returns
y la argentina La alameda, que se propone la promoción de formas de trabajo digno,
en contra de las cadenas de trabajo esclavo que componen la producción global y que
abastecen a grandes marcas de indumentaria4. A su vez, en sintonía con principios
sustentables, se desarrollan iniciativas como Sr. Amor, una marca de indumentaria
local creada por la agencia de publicidad J. Walter Thompson, a beneficio del Ejército
de Salvación, basada en el reciclaje de prendas y objetos donados por la gente, por
parte de prestigiosos y reconocidos diseñadores y artistas. Estas nuevas iniciativas,
lejos de resolver todas las consecuencias de la era industrialista, expresan la volun-
tad por parte de muchos sectores sociales de soñar y construir un mundo mejor. En
ese mundo el diseño, como herramienta social, tiene y tendrá cada vez más un lugar
protagónico.

3. Para profundizar el tema, se sugiere ver el documental “Comprar, tirar, comprar. La historia secreta de la
obsolescencia programada”. Disponible en http: www.rtve.es/noticias/20110104/productos-consumo-duran-
cada-vez-menos/392498.shtml

4. Para conocer más a estas organizaciones se sugiere visitar el sitio: www.nochains.org

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Apuntes de cátedra: “apuntes para una sociología del vestir”

Figura 50: Logo de la marca Mundo Alameda.


Fuente: Asamblea Popular y Cooperativa de
trabajo “20 de Diciembre”, Parque Avellaneda,
Argentina. Recuperado el 12 de febrero de 2012
de http// www.laalameda.wordpress.com

Figura 51: Tramando, para la firma Sr. Amor. 2010. Recuperado el 05/02/2012 de http//www.civilizate.com

64
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Figura 52: Pablo Ramirez, para Sr. Amor, 2010. Recuperado el 05/02/2012 de http// www.civilizate.com

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Apuntes de cátedra: “apuntes para una sociología del vestir”

66
zambrini-sociología-diyt-fadu

7. Bibliografía consultada

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humanas. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
Bauman, Zygmunt (2003) “Modernidad Líquida”. Buenos Aires. Fondo de Cultura
Económica.
Berger, Peter (1963). “Invitación a la sociología”. Mexico: Limusa Wiley.
Bourdieu, Pierre (1988): “La distinción. Criterios y bases sociales del gusto”. España:
Taurus.
Bourdieu, Pierre (2000a): La dominación masculina. Barcelona. Anagrama.
Bourdieu, Pierre (2000b): Cuestiones de sociología. Madrid. ITSMO.
Bourdieu, Pierre (2004): El baile de los solteros. Barcelona. Anagrama
Castells, Manuel (24 de julio de 2001): “Globalización y antiglobalización”, en El País, en
http://elpais.com/diario/2001/07/24/opinion/995925606_850215.html
Deleuze, Gilles (1990) “Postdata sobre las sociedades de control” en Conversaciones
(1972-1990) en www.philosophia.cl / Escuela de filosofia Universidad ARCIS.
Durkheim, Emile (1971): “Las reglas del método sociológico”. Buenos Aires: Shapire.
Entwistle, Jean (2002): “Dirigirse al cuerpo”, en El cuerpo y la moda. Barcelona, Paidós.
Ferraro, Ricardo (1999): “La marcha de los locos. Entre las nuevas tareas, los nuevos
empleos y las nuevas empresas”. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
Foucault, Michel (1989): Vigilar y Castigar. Buenos Aires. Siglo XXI.
Foucault, Michel (2003): Historia de la sexualidad. Vol. I: La voluntad del saber. Buenos
Aires: Siglo XXI Editores
García Canclini, Néstor (1990): “Culturas híbridas. Poderes oblicuos”. México: Grijalbo.
García Canclini, Néstor (2002): “La sociología de la cultura de Pierre Bourdieu”, en
Sociología y cultura. México: Grijalbo
Instituto Nacional de Tecnología Industrial: “Acabados microencapsulados”. Disponible
en http://www.inti.gob.ar/textiles/microencapsulado.htm, recuperado el 20 de
febrero de 2012.
Jameson Fredic y Zizek Slavoj (1998): Estudios culturales. Reflexiones sobre el
multiculturalismo. Buenos Aires: Paidós.
Klein, Naomi (2001): “No logo”, Barcelona: Paidós.
Laver, James (2005): “Breve historia del traje y la moda”. Madrid: Cátedra
Lipovetsky, Gilles (1990): “La moda abierta”, en El imperio de lo efímero. Barcelona:
Anagrama.

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Leonard, Annie (2007): “La Historia de las Cosas”. Video Documental realizado por
Tides Foundation. Funders workgroup for sustainable production and consuption and
free range studios. En http: www.youtube.com/watch?v=ykfp1WvVqAY
Macionis, John y Plummer, Ken (1999): ”Las bases de la sociología”, en Sociología,
Madrid, Prentice Hall.
Manzini, Ezio (1996): “Lo interactivo”. Barcelona: Ediciones Experimenta.
Marqués, Vincent (1983): “Uno, casi todo podría ser de otra manera”, en No es natural.
Para una sociología de la vida cotidiana. México: Fondo de Cultura Económica.
Martínez Barreiro, Ana (1998): “Moda y estratificación social: de las teorías clásicas a las
teorías contemporáneas”, en La moda en las sociedades modernas, España: Tecnos.
Mills, Wrights (1987): “La promesa”, en La imaginación sociológica, México: Fondo de
Cultura Económica.
Morin, Edgar (1962): “Un tercer problema”, en El espíritu del tiempo, Madrid: Taurus.
Morin, Edgar (2001): “La era planetaria”, en Los siete saberes necesarios para la
educación del futuro, Barcelona: Paidós.
Ortiz, Renato (2002): “Globalización/mundialización” en Altamirano (2002) Términos
críticos de sociología de la cultura. Buenos Aires: Paidós.
Riviere, Margarita (1994): “Las etapas de la moda”, en Moda, ¿comunicación o
incomunicación?, Barcelona: Paidós.
Sennet, Richard (1998) “La corrosión del carácter”. Barcelona: Anagrama.
Saulquin, Susana (2010): “La muerte de la moda, el día después”, Buenos Aires: Paidós.
Saulquin, Susana (2006): “Historia de la moda en Argentina. Del miriñaque al diseño de
autor”. Buenos Aires: Emecé.
Zambrini, Laura (2010): “Modos de vestir e identidades de género. Reflexiones sobre las
marcas culturales en el cuerpo”, Santiago de Chile: Revista de Género Nomadías.

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zambrini-sociología-diyt-fadu

8. Guía de Trabajos Prácticos


por daniela lucena y gisela laboureau

Trabajo Práctico N° 1 (Traer revistas de moda al aula)

A) Elija algunas imágenes de las revistas

B) ¿Qué hechos o situaciones de esas imágenes aparecen naturalizados ante nuestros ojos?

C) ¿Por qué cree que ocurre esa naturalización?

Trabajo Práctico N° 2 (Traer imágenes de fotografías y/o pinturas con personas


vestidas de distintas épocas al aula)

A) Observe atentamente las fotografías y/o pinturas

B) ¿A qué etapa de la moda pertenecen? ¿Por qué?

C) ¿Qué valores estéticos, políticos y sociales se ven reflejados en la imagen?

D) Teniendo en cuenta los tres paradigmas sociológicos estudiados, explique cómo


analizaría cada uno la moda en dicha etapa.

69
Apuntes de cátedra: “apuntes para una sociología del vestir”

Trabajo Práctico N° 3

A) Lea el siguiente fragmento del libro El vestidito negro (MacDonell Smith, Nancy, El
vestidito negro y otros clásicos de la moda. Buenos Aires: Emecé, 2004):

“La cachemira es un símbolo de riqueza tanto pecuniaria como sensual (…) en la


década de 1950 una prenda de cachemira era tan importante y admirada como un Cadi-
llac; el atuendo ideal para acompañar con perlas. En términos de moda, esas eran épo-
cas relativamente poco sofisticadas. En la actualidad, nos gustan más aquellos símbolos
de estatus a los que no es tan fácil acceder”
 
“Tradicionalmente, las únicas personas que no realizan muchas actividades son
aquellas que gozan de una posición social privilegiada, es decir, los ricos. Usar tacos
altos implica que uno está más allá de aquellas tareas que requieren esfuerzo. De hecho,
el taco alto es el equivalente moderno del corsé: ostensiblemente frívolo, diseñado para
acentuar las formas del cuerpo femenino y un indicador de un elevado estatus”.

B) Aplique los principales conceptos de las teorías sociológicas desarrolladas en el


texto de Martinez Barreiro para analizar el fragmento anterior.

Trabajo Práctico N° 4

A) Ver previamente el video Comprar, tirar, comprar, disponible en:


http://www.youtube.com/watch?v=3pb7HOfp8PU

B) Explique los conceptos de obsolescencia programada y obsolescencia percibida


que se desarrollan en el documental.

C) Analice cómo se vinculan dichos conceptos con la lógica de la industria cultural y


el consumo de masas.

Trabajo Práctico N° 5

Identifique y fotografíe en el espacio urbano productos de moda y/o diseño que expresen el
concepto de hibridación cultural. Justifique su elección. (Mínimo 3 imágenes).

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zambrini-sociología-diyt-fadu

Trabajo Práctico N° 6

A)) Lea la siguiente noticia:

Página 12.
Sociedad | Lunes, 14 de noviembre de 2011

Hablan dos investigadoras


“Asunto complejo”

La biometría es algo más que un scanner de huellas y una cámara digital. “Por ejem-
plo, se usa en el centro en el cual el gobierno porteño monitorea con cámaras de seguridad
instaladas en la calle lo que pasa en la ciudad”, explica Clara Algranati, investigadora del
Instituto Gino Germani e integrante de la cátedra Saber, poder y gubernamentalidad, que
Susana Murillo, también presente en la charla, dirige en Sociología de la UBA.

–Quiere decir que esas cámaras no sólo registran acciones sino también identidades.
–Sí. Cuando entran en las computadoras esos registros, al procesar la informa-
ción, se pueden armar patrones biométricos. La biometría es un asunto complejo.
Esta iniciativa del Sistema Federal de Identificación Biométrica es interesante, pero
la cuestión es ver cuál es el sentido social de su uso. Digamos que estas tecnologías
vienen promovidas, originalmente, por empresas y multinacionales. Su desarrollo se
vinculó a mecanismos financieros, como bancos, para prevenir delitos informáticos y
mejorar la seguridad en las finanzas. Estas tecnologías, entonces, vienen del mundo
privado. Por eso creo que el quid de la cuestión es ver qué autonomía puede cobrar el
uso de la biometría. Va a depender de la capacidad que haya socialmente para resig-
nificar la tecnología que está preparada para una función de control en las empresas
–señala Algranati.

–Desde el terreno privado, se expandió a los territorios urbanos.


–Sí, y es información que se articula con otras informaciones –continúa Algrana-
ti–. Todo lo registrado, por ejemplo, puede volver a medirse estadísticamente y con eso
ayudar a construir mapas. Los usos de la biometría son extensos.
–Por otra parte, no se puede evitar pensar el tema de la tecnología y la cibernética
como forma de resistencia. No olvidemos que Cuba desarrolló el AFIS Civil que se
está implementando ahora. En estos temas de registro e identificación de personas se
juegan asuntos profundos. Por algo Al Gore proponía la libre circulación de informa-
ción sobre la población. Seguía la línea de la política norteamericana al respecto, que
es propulsar la libre circulación de información de las personas, violando con eso la
soberanía de los Estados nacionales. Ante estos casos, hay que pensar y preguntarse
qué se hace con la información de las personas.

71
Apuntes de cátedra: “apuntes para una sociología del vestir”

–¿Qué más podría pensarse respecto del uso social que los Estados propician de
esta información?

–Desde ya que son todas técnicas de control social, pero la diferencia puede estar
en quién gestiona todo este conocimiento sobre las personas. Por dónde circula, quié-
nes lo producen, en qué estrategia se inserta. También pensar qué sujetos son aque-
llos para quienes está destinado específicamente este sistema. Si bien el sistema de
identificación de huellas tiene carácter universal, para toda la población, el de biome-
tría ha servido mucho para estigmatizar a grupos de personas –sostiene Algranati.

–¿En qué casos?

–En particular en lo referido a la accesibilidad. En la ciudad de Buenos Aires, por


ejemplo, hay lugares en los que, desde que existen ciertas cámaras de seguridad y
controles, se impide el acceso a determinado tipo de sujetos. También en ese uso está
la diferenciación que hace el GPS, cuando se recorre la ciudad en auto, y va indicando
cosas como “usted está pasando por zonas peligrosas”. Estas tecnologías, a veces,
tienden a escindir grupos según ciertas características. Si bien el sistema es para
universalizar, uno universaliza también para, después, asignar políticas diferentes.
Por supuesto que también habría formas socialmente positivas de uso de esto –aclara
Algranati–. Podría permitir, que los grandes evasores de impuestos resulten ubica-
bles en cualquier lugar de la tierra, en cualquier aeropuerto del mundo. Ese sería un
uso positivo y que colabore con la redistribución de la riqueza. Los usos dependen de
las correlaciones de fuerzas sociales, no de la tecnología en sí misma.

B) Explique tres ventajas y tres desventajas de la “biometría” teniendo en cuenta los


textos de Deleuze y Manzini.

Trabajo Práctico N° 7

A) Imagine una prenda o accesorio interactivo, y situela en el contexto de la sociedad digital.

B) Escriba un cuento dónde se vean reflejados los valores de: interactividad, funcionalidad,
sustentabilidad e identidad.

72
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Anotaciones

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Apuntes de cátedra: “apuntes para una sociología del vestir”

74
zambrini-sociología-diyt-fadu

Apuntes de cátedra

Se terminó de imprimir en julio 2012,


en la Facultad de Arquitectura, Diseño
y Urbanismo-FADU.

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