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EL CONCEPTO DE REGION

por Juan Vilá Valentí

El objetivo perseguido por la Ponencia I es triple: a) Mostrar la


diversidad de connotaciones que, en el campo geográfico, han ido
apareciendo alrededor del concepto de región; b) intentar precisar los
significados de las diferentes designaciones que se han ido utilizando;
e) iniciar la aplicación de estos conceptos y términos al caso de España.
En lo que propiamente constituye la presentación de la Ponencia, es
decir, en el texto que sigue a continuación, nos reduciremos a presentar
un cuadro de conjunto referente a los dos primeros objetivos, con el fin
de dar lugar a un debate teórico amplio, antes de la profundización y la
aplicación de los conceptos y términos definidos a un posible estudio
regional de la España actual.
Frente a una utilización preferente y tradicional - hasta el siglo
XVIII- de marcos políticos y administrativos como divisiones
regionales, aparecen nuevos elementos que conviene tener en cuenta a
partir de la segunda mitad de la centuria de la ilustración. Así, pues, en
la historia del pensamiento geográfico el despliegue conceptual y
terminológico alrededor del vocablo «región)) ha durado, hasta
alcanzar nuestros días, unos doscientos años. La riqueza de conceptos y
términos es particularmente rica a partir de los tres primeros decenios
del siglo actual, es decir, desde hace cincuenta o sesenta años.

l. LA LARGA TRADICION: LAS REGIONES POLITICAS Y


LAS DIVISIONES CONEXAS
El Renacimiento, enlazando con la tendencia corográfica clásica y
con algunas corrientes medievales, singularmente dentro de la cultura
árabe, se limitó con exclusividad o prefirió claramente las divisiones

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políticas como marcos de presentación geográfica. Tanto más cuanto
que el estado renacentista se mostró , por lo general, como un hecho
pujante, recientemente constituido y definido.

a) La región política

Quede claro, desde entonces, que de manera preferente -con


frecuencia , en forma exclusiva- los marcos políticos, es decir, las áreas
estatales limitadas por sus fronteras, van a constituir las divisiones
dentro de las que va a efectuarse las presentaciones o descripciones
geográficas. Suele partirse, en efecto, de los nuevos reinos renacentistas
o de aquellas agrupaciones de unidades políticas - condados, por
ejemplo- que presentan una cierta unidad de soberanía. En todos
estos casos podemos hablar perfectamente de región política.
Una cartografía relativamente abundante (atlas alemanes y
flamencos, por ejemplo) subrayan esta tendencia hacia la consideración
preferente o exclusiva de las divisiones políticas. Las descripciones
geográficas y las representaciones cartográficas, en realidad, pueden
efectuarse a dos niveles de magnitud: 1, _Continental (Europa, Asia,
Africa; luego, el <muevo» continente: América); 2, estatal (reinos
medievales o renacentistas; áreas agrupadas de acuerdo con cierta
homogeneidad política y cultural).

b) Las divisiones conexas

Todavía cabe un tercer nivel, de magnitud más reducida, respecto


al área estatal. Se trata de la aparición de descripciones geográficas
- «corografías», se dirá frecuentemente en las épocas renacentista y
postrenacentista- , y representaciones cartográficas que se refieran no
al conjunto de estados sino a divisiones internas.
Estos marcos interiores suelen ser o bien de carácter político-
administrativo -correspondiendo en este caso generalmente a anti- •
guos reinos, principados, ducados o condados- o bien de carácter
eclesiástico - siendo comúnmente arzobispados u obispados- . Puede
hablarse, por lo dicho, de regiones políticoadministrativas y de regiones
eclesiásticas. Ambas divisiones, y otros marcos equivalentes o conexos
que puedan aparecer, queda bien claro que conceptual y metodo-
lógicamente están en relación con la región política. En definitiva, el
corógrafo renacentista, presentando continentes, reinos o condados
- para dar un ejemplo de los tres niveles de magnitud-, es el claro
exponente, en su época, de la antigua tradición corográfica, que

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arranca de seis o siete siglos antes de nuestra Era y que quedó
concretada en el Imperio romano.
Un nuevo sesgo aparece, pero gue sigue en estrecha relación con la
región política. cuando el Renacimiento considera las divisiones de
antaño. las circunscripciones del pasado. Este nuevo enfoque, que en
varios casos fue el inicial, tanto en descripciones geográficas como en
representaciones cartográficas, da lugar a la consideración de lo que
llamamos regiones históricas; con más exactitud, en este caso,
políricohisróricas. Un ejemplo patente lo tenemos en España cuando,
en textos o en mapas de aquel entonces, aparecen alusiones a la
Lusitania, a la Bética o a la Tarraconense, pongamos por caso. El
desarrollo de esta tendencia, bien alimentada por los afanes histori-
cistas y arqueológicos del Renacimiento, dará lugar, relativamente
pronto, a la aparición de una Geografía del pasado, una Geografía
histórica, fundamental o exclusivamente políticohistórica (referencia ·
preferente a divisiones políticas o políticoadministrativas con las
fronteras y a determinadas ciudades, especialmente las capitales de las
distintas circunscripciones).

e) La perduración del concepto

Antes de estudiar la genuina contribución del geógrafo al


desarrollo del concepto de región -lo que no ocurrirá, de acuerdo con
lo que ya hemos indicado, hasta la segunda mitad del siglo XVIII-
conviene señalar la notable continuidad y perduración que ha
presentado la idea de región política. Singularmente ello es cierto en el
segundo nivel, el que corresponde a los estados.
En efecto, estos marcos estatales nunca faltan y con frecuencia son
los fundamentales en la tendencia corográfica, hasta alcanzar nuestros
días . Son éstas las divisiones que aparecen en las «Corografías>>
postrenacentistas del siglo XVII o en la obra regional de Varenio
(véase. en Bibliografía, cita III 22), en las compilaciones geográficas del
XVIII (111 1), en las «Geografías universales>> - o «Geografías
descriptivas>>- de C. Malte Brun (111 12), de Carl Ritter (111 15) o, ya
en nuestra centuria, de Paul Vidal de la Blache y Lucien Gallois (111 23).
En otro sentido, el concepto de región política, concretada en el
estado. sigue perdurando. Aludimos al plano pedagógico. Las obras
didácticas. que intentan presentar al estudiante el mundo actual o parte
de él. siguen refiriéndose a marcos políticos, agrupándolos por
continentes o de acuerdo con otras divisiones, físicas o socio-
económicas. En España constituyen un buen ejemplo la obra de
Manuel de Terán. publicada al iniciarse la segunda mitad del siglo (111

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18), y las dirigidas por nosotros mismos, hace unos diez años (111 26), y
por J. M. Casas Torres, que ha visto la luz recientemente (111 2).

2. LAS REGIONES NATU RALES

Aunque con cierta lentitud. un auténtico giro copernicano empieza


a producirse, en cuanto a la división de la superficie terrestre, en la
segunda mitad de la centuria de la Ilustración . Los iniciadores de este
nuevo enfoque son especialmente algunos <<geógrafos» -en el sentido
de «cartógrafos»- interesados en el avance de las Ciencias naturales o
por autores de formación naturalista atraídos por consideraciones
geográficas. El concepto de dorsal orográfica puede considerarse como
un primer paso importante, realizado a mediados del siglo XVIII. Más -"'
tarde se irá iniciando la formación del concepto de región natural, que
alcanza ya una notable madurez a finales de la pasada centuria y
principios de la actual. /

a) Un antecedente próximo: Dorsales orográficas y cuencas


hidrográficas

Recurrir a las grandes alineaciones orográficas para efectuar una


división de la superficie terrestre representa una aportación realizada
desde el estricto campo de nuestra disciplina y muestra al mismo
tiempo, por lo menos inicialmente, el abandono de las divisiones
políticas y la importancia concedida a otros enfoques y conceptos. Esta
es la significación, profunda y decisiva, de la obra de Philippe Buache. __..;
Se abre un nuevo camino que, en este momento, se precisa ya en dos
sentidos: partiendo inicialmente de unas dorsales orográficas quedan "
dibujadas unas áreas, unas cuencas hidrográficas. __-)
En su Essai de Géographie physique (1752) y en sus Cortes
physiques ( 1754) del «Océano», el Atlántico, y el «Gran Mar», el
Pacífico, Felipe Buache expresa sus ideas a un nivel continental. En su
Corte physique o u Géographie Naturelle de Francia ( 1770), Buache
muestra, en cambio, la división interna de un estado. En realidad, está
bien claro que las dorsales orográficas muestran sus posibilidades a
distintos niveles de magnitud (1 3, 1 23, II 3 bis). ,--..-
La crítica de los conceptos reflejados cartográficamente por
Buache nacerá de los déficits de su información y del carácter
apriorístico y deductivo de varios de sus enfoques y conceptos. La idea
subyacente en la correspondencia establecida entre grandes alinea-
ciones orográficas y grandes cuencas orográficas será posiblemente

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criticada con dureza. Con todo, no puede desconocerse el valor que
encierra, como cambio de actitud, la elección de las dorsales
orográficas en calidad de criterio de división territorial.

b) La región natural

El concepto de región natural parte de un método fundamental-


mente autóptico, de observación directa. Los naturalistas, especial-
mente los que presentan una formación cercana a la rama que inás
tarde se llamará Geología, van a desempeñar un importante papel en la
formación inicial del concepto. El esbozo de un mapa geológico del
norte de Francia, publicado por Guettard en 1746, constituye uno de
los primeros antecedentes claros, según subrayó L. Gallois (ll 11 ). En -
Alemania aparece ya definida la región natural en los dos primeros
decenios del siglo XIX, alrededor de la obra de Alexander von
Humboldt y de los autores de la reine Geographie (Geografía pura),
como es el caso de Hommeyer y Zeune, contando con el antecedente de
una interesante obra de Gatterer (1775).
De un modo u otro, el concepto de región natural se opondrá, con
mayor o menor claridad , frecuentemente de una manera bien acusada,
a las otras consideraciones anteriores. Las oposiciones más importantes
son dos: 1, A un nivel continental y también de partición estatal, -
contraposición a las falaces divisiones basadas en las pretendidas
dorsales orográficas; 2, a un nivel de división de estado político,
contraposición a los límites políticoadministrativos internos (pro-
vincias, departamentos, etc.).
En realidad se está desemboca ndo en unos modelos de análisis
geográfico y de presentación didáctica que llegarán a yuxtaponer varios
enfoques: 1, En el nivel d e mayores magnitudes se tiene en cuenta el _..~
continente, una unidad evidentemente natural; 2, divisiones subconti-
nentales naturales (Europa mediterránea, alta Asia central, América
andina, eté.); 3, divisiones políticas a nivel de estado; 4, regiones
políticoadministrativas (con frecuencia regiones tradicionales histó-
ricas, en forma más o menos exacta) yf o regiones naturales, a nivel de
división del territorio de soberanía estatal. )
Los análisis de región natural adquieren, en manos de los
geógrafos, su mayor grado de precisión y su mayor interés a nivel 4, es
decir, en magnitudes que oscilan, en Europa Occidental, alrededor de --...~
varios miles o varias decenas de miles de Km2. Una mayor pormeno-
rización desembocaría en la noción de comarca natural, un concepto
que discutiremos brevemente más adelante.
Para el caso de Cataluña (considerada ahora simplemente como

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-
L
división administrativa intraestatal), por ejemplo, conjugando regiones
político o políticoadministrativas y regiones naturales, el resultado
sería esquemáticamente el siguiente:

(Cuadro 1)

Nivel de magnitud Tamaño Tipo de región Nombre de las unidades

1 (continental) Millones Kml Natural Europa


2 (subcontinental) Centenares de miles
o millones Kml Natural Europa Mediterrá-
nea Europa atlántica
3 (estatal) Decenas o centenares
de miles Kml Polltica España
4 (subestatal, nivel a) Miles o decenas de
miles Kml Políticoadministrati-
va, histórica Cataluña
Natural Partes del Pirineo, de
la Depresión del Ebro,
de la franja costera
mediterránea.
5 (subestatal, nivel b) Centenares de Kml Natural Ejemplos: El Mares-
me, Plana de Vic, Pe-
nedes, Bages, etc.

Con ello queremos señalar que frecuentemente el concepto de


región natural, a distintas magnitudes , queda enmarcado dentro de
toda una escala de divisiones. Es el nivel de magnitud 4, el que
comporta superficies del orden de miles o decenas de miles de Km2, el
preferido en la consideración de las regiones naturales - dentro del
territorio estatal español correspondería a los casos de la Depresión del
Ebro, región pirenaica, Islas Baleares, Meseta Septentrional, etc.-.
Tanto es así, que frecuentemente se piensa sólo en estas magnitudes
- o en las divisiones que corresponden al nivel sigyiente, el 5- cuando
se habla de ~egiones naturales. - /

e) La complejidad del concepto

Las primeras divisiones naturales se efectuaron aplicando unos


pocos criterios, en ocasiones uno sólo, frecuentemente geológico, según _.;
hemos tenido ya ocasión de señalar (antigüedad de los materiales,
caracteres petrográficos, etc.). Se trata de dominios definidos simple-
mente por un aspecto (ing. single feature region). Pero en una ~
evaluación, que tiene lugar particularmente en la segunda mitad del
siglo pasado, se van yuxtaponiendo varias características en relación
con el relieve (altitud y extensión de la unidad, en particular) y se van

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combinando los rasgos geológicos con otros climáticos (temperaturas y
lluvias. singularmente). ·
El concepto de región natural gana en complejidad cuando se tiene
en cuenta otros hechos que siguen siendo ajenos al hombre y a sus
actividades. Al compás del avance de la Botánica y tras la aparición de
nuevos enfoques - se habla ya claramente de «Geografía botánica» en
la primera obra de conjunto de A. de Candolle (1837)- , se incorpora al
concepto de región natural las áreas definidas por la vegetación y, más
tarde. las delimitadas por características homogéneas edáficas (finales
siglo XIX: principios de la centuria actual).
U na mayor amplitud conceptual puede llegar a incorporar al
hombre. lo que sin duda representa introducir un factor de ambi-
güedad. Se trata del hombre, claro está, considerado como ser natural,
que actúa espontáneamente, con preferencia como individuo o en
pequeños grupos. Es una visión naturalista y asimilista de la actuación
humana.
Esta visión compleja y amplia del concepto de región natural es la
que introducen y exponen en España, en el tercer y cuarto decenios de
nuestro siglo, autores tan significativos como Juan Dantín Cereceda
(I ll 3) y Eduardo Hernández Pacheco (lll 8). Frente a la región política
o politicoadministrativa, establecida artificiosamente y sin criterios
geográficos, se resaltará el indudable valor espontáneo y científico de la
nueva concepción. La Geografía contemporánea en España aparecerá,
en los primeros decenios del siglo XX, apoyándose en el fecundo
concepto de región natural. Pero su parcialidad y su ambigüedad
comprometerán su futuro. ,
El intento, por parte de algunos autores, de reducir la región /
natural a unos caracteres puramente físicos o naturales - sean sólo
inanimados o bien inanimados y vivos- motivará que se hable, en
ocasiones, de la regiónfisiográfica. No entramos ahora en el debate de _,
hasta qué punto puede hablarse - en particular en sociedades
industrializadas y urbanizadas- de caracteres «puramente» o incluso
«preferentemente>> físicos o naturales.
Este concepto de región natural ha tenido una gran importancia en
la Geografía contemporánea, dándole un claro carácter <<científico», en
el sentido de (a) intentar ser una disciplina explicativa, permitiendo el
establecimiento de conexiones entre elementos de la misma Naturaleza
y entre ésta y el Hombre, y (b) acercarla a métodos científicos, propios
especialmente de las Ciencias naturales.

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3. LA REGION GEOGRAFICA Y LOS CONCEPTOS CONEXOS

Aparentemente el concepto de región geográfica - queremos decir la


región definida originalmente por los propios geógrafos, convirtiéndose
en uno de los conceptos fundamentales de la Geografía contempo-
ránea- deriva simplemente de un aumento de la complejidad de la
noción de región natural. En realidad, no es así. A pesar de lo que
afirman ciertos autores (11 26), puede y suele haber una cierta
discontinuidad, incluso una auténtica ruptura conceptual, entre sus
enfoques y contenidos. Vamos a analizarlo inmediatamente. Después,
cabrá hablar de nuevos matices aparecidos en el complejo concepto que
vamos a estudiar.

a) La región geográfica

A finales del XIX y ~rincipios del siglo actual podían aparecer


con·untamente los conceptos de región natural -pura o en sentido
estricto (región 1S1ogra 1ca o con a visión naturalista del hombre- y
región geográfica. En realidad, constituían las respuestas distintas, en el
ámbito regional, a dQ.S....d.i.krentes conce{lC.i s - o filosofías, si se
quiere- dJ: la Geografía. En un cuadro esquemático podría repre-
sentarse de la siguiente manera: _)

(Cuadro 2)

Contenidos Ciencias Relación Región


considerados naturaleza-hombre resultante

l. Naturaleza Ciencias natura les, - Región natural (sen-


Geografía física tido estricto) o Región
fisiográfica.
2. Naturaleza y hombre Geografía física, Eco- Determinismo físico Región natural (com-
(visión naturalista) logía, Geografía hu- prendiendo hombre)
mana determinista
3. Naturaleta y hombre Geografía humana no Contingentismo. Po- Región geográfica
(visión humanista , determinista sibilismo.
como agente)

Una rup_tu~l importante se ha producido eviden- \


temente entreTos conceptos 2 y 3. ...al subrayar la acción del hombre
como agente. La región geográfica será fundamentalmente un producto
1
del hombre. No es que se descuide por parte de los geógrafos la
consideración de los hechos naturales. pero el interés máximo y en todo
caso imprescindible radica en la acción humana -«el elemento

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humano forma parte esencialmente de cualquier Geografía» dirá Paú!
Vida! de la Blache- , siempre dotada de una cierta potencia y una
cierta imprevis ibilidad . A este último respecto, el mismo autor citado
subrayará , como es bien sabido, que en el hombre «tout est frappé de
contingence» (1 12, 1 16, 1 18).
Casi no es necesario añadir que lo que realmente existirá, a partir
de este momento, es todo un abanico de~nce cion~ de la región,
desde el extremo «re ión natural ura» o en sentido estricto) hasta
«re.gión geográfica> ncluso una vez aclarados los campos, se sigue
considerando, por algunos autores y en varios países, que el estudio
regional consiste simplemente en r~llenar con..e ombre y las acciones
humanas un cierta mar.co natural. Incluso en una misma obra pueden
aparecer enfoques y visiones distintas. Sin embargo, la distinción entre
los enfoques y los contenidos correspondientes a la visión 2 y 3, cuando
la actitud de un determinado autor es consciente y coherente, es
realmente decisiva.
En los es~u_ilios re ' onales el cóncepto de región geográfica (o
región humana, geográficohumana o antropográfica 11ega e aramente
a predominar,..a Qaf:!_ir diliercer y cuarto decenios de nuestro sigl~, e!!--
buena parte por influencia de la escuela regional francesa (1 9, 1 16). No
es excepcional que entre los geógrafos se habl,Dimplemente de región~._
aludiendo exactamente a lo que hemos llamado, en forma más
explícita, región geográfica. En España un primer estudio que responda
clara y totalmente a las características señaladas se publica en 1926
(III 24); pero las primeras tesis doctorales de carácter regional tardarán
más de veinte años en aparecer publicadas (111 10, Ill 11, Ill 4).
En cuanto a contenidos, la visión correspondiente a la región
geográfica parte, en forma más o menos explícita, de un área
caracterizada por la combinación, en los procesos y en el territorio, de
determinados hechos físicos , bióticos y humanos. En el momento de
madurez conceptual y metodológica, en los decenios segundo y tercero--
de nuestro siglo, este análisis geográficorregional comporta el
.est~ Guatro grandes apartados: a) el medio ambiente físico; b) la
evolución histórica; e) la población; d) las actividades económicas._)
Nos encontraremos, más adelante, ante una gama muy variada de
es.1l1di.us._de regiones geográficas , tanto por la diversidad de concepción
y objetivos en el análisis- de la combinación de elementos y factores
-de estudios meramente descriptivos a otros con intención expli-
cativa- como por la distinta importancia dada a los diferentes
contenidos, físicos o humanos. Se está de acuerdo en que es preciso
alcanzar una definición de la región que venga a responder a lo que
podríamos llamar una precisa fórmula combinatoria, en una deter-
minada área y en una cierta fase temporal (III 40). En el quinto y sexto

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decenios de la centuria actual, está bien claro, dentro de la escuela
francesa singularmente, que la región como síntesis es la más neta
expresión - para algunos autores, la auténtica culminación- (fe lo que
ha de ser el quehacer geográfico (l 9, 1 16). Por aquellos años, varios
autores de habla inglesa se refirieron al complejo definidor de la región
geográfica con el término compage, queriendo aludir a «todos los
aspectos de los medios físico, biótico y social que aparecen asociados a
la ocupación por el hombre» (II 42).
Definida una región, de acuerdo con los enfoques, métodos y
objetivos que hemos apuntado, quedan planteados numerosos pro-
blemas, singularmente si a las conclusiones alcanzadas pretendemos
darles una aplicación. Ciertas ambigüedades y numerosos conceptos y
objetivos mal definidos juegan a favor de estas dificultades. Apuntemos
algunos de estos problemas: ¿Qué relación existe entre una región--.
geográfica determinada y una región política o políticoadministrativa ~
actual? ¿Y respecto a una región político o políticoadministrativa del
pasado, es decir, una región histórica? ¿Y en cuanto a una región
natural? ---
Sólo una simple definición de enfoques, métodos, contenidos,
objetivos inmediatos y finalidades, podrá ayudar a clarificar esta
problemática. Es preciso también ·despejar en cada caso todas las
incógnitas, ya que es difícil establecer parangones rigurosos entre
aquello que se desconoce o conoce mal o evaluar, en cada caso, la
credibilidad y la realidad de lo no definido o deficientemente definido.
Quizá sea preciso añadir, finalmente, que convendría también
tener en cuenta que la región eo ráfica no corresponde exactamente a
«la regióm>, concepto que puede acercarse e iñ~o implica'"fiaiaea de
«nacionalidad)>, a1 como es ostéññmos suelen ser manejados comun-
mente en e plano social, económico y político. Es cierto, sin embargo,
que la visión que los geógrafos tienen es la que más puede acercarse a la
de región en el sentido indicado, es decir, entendida como una
comprensiva realidad, subrayando especialmente caracteres históricos,
sociopolíticos y culturales, que se reflejan en una carga ideológica en sus
componentes, unidos entre sí por unos ciertos sentimientos de
vinculación. Ya que nos referimos a esta región actual, socio-_..
económica y cultural al mismo tiempo - y que quizá convendría llamar
simplemente «región»-, diremos que algunos autores , subrayando su
existencia en el pasado, la llaman <<región histórica>> (*), aunque este
término, a nuestro juicio, puede prestarse a una cierta confusión.

(*) Véase, a este respecto, la comunicación de J . ESPIAGO y R . MAS, Valor de lo región


histórico. en esta misma Ponencia l.

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b) La comarca

En el concepto de comarca los hechos humanos aparecen


comunmente como unos elementos definidores. Aludimos a aspectos
tales como ciertas características de la · evolución histórica y de la _.
población y economía actuales. La existencia del área de influencia de
una ciudad, considerada como capital, es también un hecho esencial.
Por ello y dada su magnitud -del orden de centenares de Km2, por lo
general- la comarca ha de considerarse conceptualmente como una
unidad inferior a la región geográfica (*). ./
Teniendo en cuenta ambos conceptos - región geográfica y
comarca-, nos movemos evidentemente en los niveles de magnitud 4 y
5 (véase cuadro 1). Si ahora tomamos el nombre de Cataluña como una
región geográfica, los dos últimos niveles podrían presentarse de la
forma siguiente: ·
(Cuadro 3)

Nivel de magnitud Tamaño T ipo de región Ejemplos

4 M iles o d ecenas de Región geográfica (o Cataluña


miles Km2 geográficohumana o
a ntropográfica)
1 5 Centenares de Km2 Coma rca Plana de Vic (ciudad:
~ Vic), Pened~s (Vila-
franca P.), BerguedA
( Berga ), etc.

Dada su intrínseca relación con los hechos humanos, no parece


adecuado utilizar el vocablo <<comarca» como un concepto que
correspo nda a una división de la región natural. En este caso
convendría hablar, en último término, de «comarca natural>>, si bien se
corre el riesgo de una evidente ambigüedad e imprecisión.

e) Los conceptos conexos

En relación con la definición de regió n geográfica aparecen otros


conceptos semejantes, pero que conviene distinguir. Es interesante
estudiar, a este respecto, la visión regional o pararregional que subraya
preferentemente la existencia de unos elementos visibles y mensurables;
puede hablarse, en este caso, de región paisajística. En efecto, cuando el
paisaje pasa a un primer plano en la consideración geográfica, en el
tercer y cuarto decenios del siglo actual - varios geógrafos llegan

(• ) Véase, en esta misma Po nencia 1, la comunicación de R. P UYOL, R egión y comarca.

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entonces a definir la Geografía como «la Ciencia del paisaje» como una
LandschaftsKunde- , se señala que la región viene caracterizada por
una homogeneidad del paisaje o, dicho con más exactitud, por una
determinada combinación espacial de los elementos paisajísticos.
Está claro que en esta concepción compleja del paisaje entran-
elementos naturales (unidades de relieve; condiciones climáticas; masas
y corrientes de agua; formaciones vegetales) y humanos (áreas
económicas, especialmente agrícolas; poblamiento rural y urbano;
caminos y comunicaciones). Cabe, en cambio, una consideración /
exclusiva de elementos paisajísticos naturales (en los autores alemanes,
Naturland-schaft), lo que correspondería al concepto de región natural, ~
en sentido estricto. _..
Con frecuencia, región paisajística y región geográfica aparecen
confundidas. La primera - dirá en forma explícita algún autor- es
simplemente una expresión material y tangible de la segunda. La
ambivalencia del término alemán Landschaft coadyuva a esta imbri-
cación, que en ocasiones se convierte en verdadera confusión, entre
ambos conceptos (1 13).
Por otra parte, la aplicación, en los últimos años, del concepto de
paisaje integrado ha permitido una mayor profundización en el
concepto de región paisajística y ha subrayado especialmente, incluso
más que en otros casos, la estrecha relación entre sus elementos y su
sentido holístico o globalizante (1 l, I 2). Aunque manteniendo este
último carácter, la inclusión del hombre y de sus actividades ha sido, en
general, sólo parcial. La profundización conceptual se ha efectuado
singularmente dentro de una visión naturalista, aunque el hombre
aparece siempre con un factor -de mayor o menos potencia- dentro
del «complejo natural>>(*). Ha de tenerse en cuenta, en este caso, que la
acepción de «región natural>> puede corresponder a un determinado
nivel en la taxonomía establecida por algunos de estos autores, dentro
de la escala de unidades paisajísticas establecidas; con lo que
evidentemente el término tiene un sentido mucho más concreto que el
señalado hasta ahora (véase 2.2).

4. LAS REGIONES FUNCIONALES

En el concepto de región se produce un nuevo e importante


cambio a partir del sexto decenio de nuestro siglo. Visto con una
perspectiva más amplia, se sigue acentuando en realidad el papel del
hombre como modelador y conformador de la región, de tal manen; ..J
(*) De un enfoque de este tipo parte la co municación de C . SANZ, Significado de la
región na1ural en la ac/ua/idad, en esta misma Ponencia l.

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que puede llegar a aparecer como un factor exclusivo o casi exclusivo. /
Por otra parte, no se atiende inicial y preferentemente a unos ciertos
caracteres uniformes, físicos o humanos, que den originalidad y
homogeneidad a determinada área (región geográfica) o a unos rasgos
preferentemente fisonómicos (región paisajística). Lo que pasa a un
primer plano de consideración son haces o flujos de relaciones, de
j
carácter social o económico, dominantes en un determinado espacio,
pudiendo llegar a constituir una verdadera red de corrientes (ll 22,
lll 28). La originalidad no estribará ahora en unos rasgos formales sino
en una homogeneidad que arranca de una coherencia de relaciones. En
realidad, con este enfoque se está alumbrando una cohesión que, en un
momento dado, puede ser más profunda y auténtica que una pura y
superficial unidad formal.

a) Los antecedentes próximos

Conviene decir inmediatamente que no faltan, dentro de esta


tendencia, algunas consideraciones que se asemejan a las que acabamos
de señalar en los estudios de carácter corográfico (región política o
políticoadministrativa tradicional) y singularmente en los análisis de la
región geográfica. Colaboran también a ello, dentro del estricto campo
geográfico. los estudios de Geografía urbana, en particular a través
de lo conceptos de área de influencia de las ciudades y de jerarquía
urbana (1 19).
Paralelamente repercuten en la Geografía, como hemos señalado
ya en otra oca ione . \'ario conceptos ela borados por los econo-
mista . cuando e interesan por la variable e pacial. muy en particular
por la escuela norteamericana de la llamada Regional Science (l 19,
li 20).
En realidad. el de arrollo de e te concepto e efectúa de una
manera paralela a lo que e ha llamado. desde un punto de vista
metodológico singularmente. Geografía cuantitativa o. en un sentido
conceptual. Geografía teorética. La región funcional. en muchos casos,
viene a ser la versión original de la llamada «nueva)) Geografía en el
séptimo decenio de nuestro siglo. En España se efectúan algunos
trabajos dentro de esta tendencia a partir de los años 70; esta línea
conceptual y metodológica se reforzará en la segunda mitad del octavo
decenio, en los últimos cinco años (l 21 , l 22).

b) La región nodo/, polarizada o funcional

La región natural, la región geográfica o 'la región paisajística

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presentan una cierta homoge neidad en sus caracteres, lo que suele
traducirse en una cierta igualdad o regularidad de formas , en una cierta
uniformidad . En este sentido pueden agruparse todas ellas dentro de las
llamadas regiones de homogeneidad formal, formales o uniformes. ~
Por el contrario, cabe que se establezca ciertas unidades espa-
ciales, a partir de sectores heterogéneos desde un punto de vista formal.
Se trata de unidades basadas en haces de relaciones a partir de un
determinado centro, que podemos considerar un nodo (regiones
nodo/es) o un polo de acción socioeconómica (regiones p olarizadas).
Frecuentemente estos centros corresponden a núcleos urbanos des- J
tacados. En un sentido parecido, se había hablado ya, como hemos
tenido ocasión de indicar, de «áreas de influencia urbana» y de regiones
urbanas.
Estos haces de relaciones o flujos corresponden a determinadas
funciones que el centro desempeña, especialmente funciones eco-
nómicas (producción y distribución de bienes industriales, realización y
distribución de servicios, etc.). Las áreas que quedan configuradas
como resultado de estos flujos han sido designadas, por ello, con el
nombre de funcionales. Como este hecho, de un modo u otro, se da
siempre en la configuración de estas unidades espaciales e incluso
t
existen funciones que no tienen un carácter nodal o polarizante, cabe
hablar, en general, de regiones funcionales (*). -
Teniendo en cuenta la importancia de los rasgos económicos en la
definición de las regiones funcionales y el papel jugado por los
economistas en la definición del concepto, algunos autores han hablado
de <<regiones económicas» (11 31 ). A pesar de ello, no parece aconsejable
este término, por varias razones: l) Dentro de cualquier concepción
geográfica, de Geografía regional (región geográfica, región paisa-
jística) o general (Geografía económica), cabe destacar o escoger en
forma exclusiva uno o varios elementos económicos, cuya combinación
puede dar lugar a una región económica propiamente dicha; 2) lo que
tenemos en cuenta en la región funcional son fundamentalmente flujos
o corrientes, que no siempre son, por lo menos en forma inicial y
exclusiva, de carácter económico.

5. OTRAS ACEPCIONES RECIENTES DE «REGION»

Desde mediados del siglo actual han aparecido otros conceptos de


región que, de una forma y otra, han repercutido en la tarea realizada
por los geógrafos y en la problemática que éstos han intentado resolver.
0
( ) Véase la comunicació n de V. BIELZA D E ORY. en esta m isma Po nencia 1, acerca d e
Problemático de los regiones f unciono/es.

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Vamos a señalarlos brevemente en las líneas que siguen. Hemos de
tener en cuenta que, en un buen número de ocasiones, este desarrollo se
efectúa de acuerdo con una cierta relación con la Geografía teorética y,
por tanto, con la región que hemos llamado funcional.
Dentro de la tendencia de la Geografía aplicada, cuando la región
se ha tomado como un área operacional, se ha hablado de región plan o
región de planificación o programación (ll 3, ll 10). Este ·e nfoque ha
coadyuvado frecuentemente a la preparación de un material cartográ-
fico adecuado, constituyendo, por ejemplo, parte de algunos de los
llamados «Atlas regionales», como ha ocurrido en Francia.
En los dos últimos decenios la rápida evolución conceptual y
metodológica de la Geografía ha dado lugar a nuevas consideraciones y
técnicas de estudio acerca del concepto de región. Por parte de varios
autores ha sido un paso subsiguiente - y en cierta parte superador- al
de la región funcional. A través de estos enfoques se han ido
configurando unos modelos regionales (II 14) y unas regiones
sistémicas, por aplicación de la teoría general de los sistemas a los
factores y elementos regionales (11 7, 11 39).
Los enfoques correspondientes a la llamada Geografía de la
percepción (1 4) pueden haber desembocado en el reconocimiento de
unas áreas «de percepción>>o «de espacio vivido» (1 11) que, en ciertos
casos, a determinada magnitud y complejidad, pueden configurar unas
cuasirregiones. Pero estas posibles divisiones regionales, por su
dificultad de objetivación, por su magnitud normal reducida y por lo
reciente de su establecimiento y metodología son, en estos momentos,
de dificil definición. Más bien parece que alguno de sus elementos
pueda integrarse, como un aspecto complementario y hasta un puntó
que es dificil decir en estos momentos si es o no decisivo, dentro de
otros conceptos regionales.

6. UNAS CONSIDE RACIONES FINALES -

La diversidad de acepciones y de terminología que ha ido


apareciendo expresa, en realidad, la proyección en el campo regional o
tendencia corográfica de distintos conceptos de la Geografía de
diferentes fases de evolución de varias Cien.cias naturales y sociales. De
manera esquemática y respecto a los conceptos que podemos con-
siderar fundamentales podríamos expresarlo, dentro del estricto campo
de la Geografía, de la siguiente forma (véase también cuadro 2, en el
apartado Ill 1):

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(Cuadro 4)

Fase de la Geografía Concepto de región

Geografía tradicional corográfica .......... . Región po lítica. Región históricopolítica .


Fase natura lista de la Geografía contemporánea Regió n natural estricta (o fisiográfica). región
natural (comprendiendo ho mbre).
Fase pos ibilista de la Geografía contemporánea Región geográfica.
Fa ~e n eopos it ivis~a y fun ciona lista de la Geogra-
fta contemporanea ...... ..... .......... . Región fu ncional.

Una primera consideración que nos parece importante es que en la


medida que sigan siendo válidos determinados aspectos de las
concepciones geográficas señaladas podrán seguir siendo válidos
también - modificando y adoptando lo que sea preciso- los corres-
pondientes conceptos de región. No nos parece, pues, que debamos
hablar de una completa superación e invalidación de conceptos y que,
por lo tanto, tengamos que eliminar absolutamente s4puestos y
métodos anteriores. Con ello subrayaremos la posible perduración de
cualquiera de los conceptos, tanto en el campo científico como en el
didáctico, siempre que su utilizació n sea correcta y de acuerdo con los
objetivos que persigamos. --~"
Cabe asimismo, en cualquier caso, un análisis regional en función
d e la variable tiempo , tanto concebido en calidad de una línea evolutiva ·
como en cuanto a l análisis de un pasado («región histórica>> propia-
mente dicha: natural, antropogeográfica, paisajística, etc.). En este
sentido , la regió n geográfica o a ntropogeográfica,es la que quizá mejor
correspondería, dentro de la tendencia corográfica, a una Geografía del
pasado o geografía retn;>spectiva. "
Por otra parte, queda bien claro que en cualquier concepto de
región (política; natural ; geográfica; funcional) entran siempre en j uego
un variado conjunto de elementos y factores, todos ellos significativos,.
en mayor o menor grado y de un modo u otro, en el complejo regional. ·
Por ello, no nos hemos referido en ningún momento a las áreas
definidas por un solo elemento (ing. single fearure region) o por unos
pocos elementos del mismo tipo. En estos casos, más que de «región»
deberíamos ha blar del área afectada con otra designación («dominio»,.
por ejemplo) o bien, singularmente si los hechos analizados son
humanos, con un adjetivo calificativo que. no admitiese dudas (región
agrícola, comercial, económica, por ejemplo) ...
Muchos autores insiste n, además, en que para hablar propiamente
d e región, una parte, por lo menos, de los factores y elementos
considerados ha n de ser humanos (económicos, sociales); este hecho
está bien claro en el caso de la región geográfica o antropogeográfica y
de la región funcional.

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Finalmente, es evidente que la delimitación del concepto de región
y de Jos métodos yobjetivos que se utiliza y persigue con su estudio, por
parte de Jos geógrafos, es un hecho inexcusable y que, en cualquier
caso , todo ello debe ser expresado, con toda claridad, desde el primer
momento del análisis y de la exposición correspondiente. De esta
forma , evitaremos no sólo ambigüedades dentro de nuestro propio
campo geográfico, sino confusiones con términos o conceptos que
correspondan a otros enfoques y otros objetivos y finalidades.

BIBLIOGRAFIA

La bibliografía que sigue en modo alguno quiere ser exhaustiva.


Hemos escogido las publicaciones que tienen una relación más estrecha
con las ideas expuestas en el texto o que permiten una profundización
de los temas y problemas apuntados , agrupándolas en: 1, Obras acerca
de la evolución del pensamiento geográfico en su conjunto, singu-
larmente en Jos dos últimos siglos, con a lgunas referencias especiales al
caso de España; Il, trabajos teóricos o teóricohistóricos acerca del
concepto de región desde el punto de vista geográfico, incluyendo
frecuentemente una exposición de conceptos y métodos; Ill , estudios
regionales, a distintos niveles (monográficos, estatales, universales,
etcétera), comprendiendo varios análisis españoles, que nos han
parecido especialmente significativos.

l. EVOLUCION DEL PENSAMIENTO GEOGRAFICO

l. BERTRA ND, Georges: Paysage er géographie physique globo/e, «Revue geogra-


phiq ue Pyrénées Sud-Ouesh>, XXXIX (Toulouse, 1968), 249-272.
2. BERO UTC HA CHY ILI , . y BERTRA D , G.: Le Géosysreme ou «Sysreme
territorial narurel», «Revue géographique Pyrénées Sus-Ouesh>, X LIX
(Toulouse, 1978), 167-180.
3. BROC, Numa: La géographie des philosophes. Géographes et voyageurs franrais
au X VI/le siecle. París, Ophrys, Association de Publications pres les
Universités de Strasbourg. 1975.
4. CA PEL, Horacio: Percepción del medio y comportamiento geográfico, «Revista
de Geografía », VII (Universidad de Barcelona, Departamento de Geografía.
1973), 58- 150.
5. CA PEL, Horacio: La Geografía española tras la Guerra Civil, «Geocrítica>> L
(Barcelona, 1976). Evolución de la Geografía e n España en los últimos cuatro
decenios.
6. CASAS TORRES, J . M .: Estado actual de los estudios geográficos en España in
Aportación española al X X Congreso Geográfico Internacional. Zaragoza .
1964 , pp. 275-287. Evolución de la Geografía en España en el siglo XX.

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