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políticas como marcos de presentación geográfica. Tanto más cuanto
que el estado renacentista se mostró , por lo general, como un hecho
pujante, recientemente constituido y definido.
a) La región política
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arranca de seis o siete siglos antes de nuestra Era y que quedó
concretada en el Imperio romano.
Un nuevo sesgo aparece, pero gue sigue en estrecha relación con la
región política. cuando el Renacimiento considera las divisiones de
antaño. las circunscripciones del pasado. Este nuevo enfoque, que en
varios casos fue el inicial, tanto en descripciones geográficas como en
representaciones cartográficas, da lugar a la consideración de lo que
llamamos regiones históricas; con más exactitud, en este caso,
políricohisróricas. Un ejemplo patente lo tenemos en España cuando,
en textos o en mapas de aquel entonces, aparecen alusiones a la
Lusitania, a la Bética o a la Tarraconense, pongamos por caso. El
desarrollo de esta tendencia, bien alimentada por los afanes histori-
cistas y arqueológicos del Renacimiento, dará lugar, relativamente
pronto, a la aparición de una Geografía del pasado, una Geografía
histórica, fundamental o exclusivamente políticohistórica (referencia ·
preferente a divisiones políticas o políticoadministrativas con las
fronteras y a determinadas ciudades, especialmente las capitales de las
distintas circunscripciones).
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18), y las dirigidas por nosotros mismos, hace unos diez años (111 26), y
por J. M. Casas Torres, que ha visto la luz recientemente (111 2).
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criticada con dureza. Con todo, no puede desconocerse el valor que
encierra, como cambio de actitud, la elección de las dorsales
orográficas en calidad de criterio de división territorial.
b) La región natural
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-
L
división administrativa intraestatal), por ejemplo, conjugando regiones
político o políticoadministrativas y regiones naturales, el resultado
sería esquemáticamente el siguiente:
(Cuadro 1)
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combinando los rasgos geológicos con otros climáticos (temperaturas y
lluvias. singularmente). ·
El concepto de región natural gana en complejidad cuando se tiene
en cuenta otros hechos que siguen siendo ajenos al hombre y a sus
actividades. Al compás del avance de la Botánica y tras la aparición de
nuevos enfoques - se habla ya claramente de «Geografía botánica» en
la primera obra de conjunto de A. de Candolle (1837)- , se incorpora al
concepto de región natural las áreas definidas por la vegetación y, más
tarde. las delimitadas por características homogéneas edáficas (finales
siglo XIX: principios de la centuria actual).
U na mayor amplitud conceptual puede llegar a incorporar al
hombre. lo que sin duda representa introducir un factor de ambi-
güedad. Se trata del hombre, claro está, considerado como ser natural,
que actúa espontáneamente, con preferencia como individuo o en
pequeños grupos. Es una visión naturalista y asimilista de la actuación
humana.
Esta visión compleja y amplia del concepto de región natural es la
que introducen y exponen en España, en el tercer y cuarto decenios de
nuestro siglo, autores tan significativos como Juan Dantín Cereceda
(I ll 3) y Eduardo Hernández Pacheco (lll 8). Frente a la región política
o politicoadministrativa, establecida artificiosamente y sin criterios
geográficos, se resaltará el indudable valor espontáneo y científico de la
nueva concepción. La Geografía contemporánea en España aparecerá,
en los primeros decenios del siglo XX, apoyándose en el fecundo
concepto de región natural. Pero su parcialidad y su ambigüedad
comprometerán su futuro. ,
El intento, por parte de algunos autores, de reducir la región /
natural a unos caracteres puramente físicos o naturales - sean sólo
inanimados o bien inanimados y vivos- motivará que se hable, en
ocasiones, de la regiónfisiográfica. No entramos ahora en el debate de _,
hasta qué punto puede hablarse - en particular en sociedades
industrializadas y urbanizadas- de caracteres «puramente» o incluso
«preferentemente>> físicos o naturales.
Este concepto de región natural ha tenido una gran importancia en
la Geografía contemporánea, dándole un claro carácter <<científico», en
el sentido de (a) intentar ser una disciplina explicativa, permitiendo el
establecimiento de conexiones entre elementos de la misma Naturaleza
y entre ésta y el Hombre, y (b) acercarla a métodos científicos, propios
especialmente de las Ciencias naturales.
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3. LA REGION GEOGRAFICA Y LOS CONCEPTOS CONEXOS
a) La región geográfica
(Cuadro 2)
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humano forma parte esencialmente de cualquier Geografía» dirá Paú!
Vida! de la Blache- , siempre dotada de una cierta potencia y una
cierta imprevis ibilidad . A este último respecto, el mismo autor citado
subrayará , como es bien sabido, que en el hombre «tout est frappé de
contingence» (1 12, 1 16, 1 18).
Casi no es necesario añadir que lo que realmente existirá, a partir
de este momento, es todo un abanico de~nce cion~ de la región,
desde el extremo «re ión natural ura» o en sentido estricto) hasta
«re.gión geográfica> ncluso una vez aclarados los campos, se sigue
considerando, por algunos autores y en varios países, que el estudio
regional consiste simplemente en r~llenar con..e ombre y las acciones
humanas un cierta mar.co natural. Incluso en una misma obra pueden
aparecer enfoques y visiones distintas. Sin embargo, la distinción entre
los enfoques y los contenidos correspondientes a la visión 2 y 3, cuando
la actitud de un determinado autor es consciente y coherente, es
realmente decisiva.
En los es~u_ilios re ' onales el cóncepto de región geográfica (o
región humana, geográficohumana o antropográfica 11ega e aramente
a predominar,..a Qaf:!_ir diliercer y cuarto decenios de nuestro sigl~, e!!--
buena parte por influencia de la escuela regional francesa (1 9, 1 16). No
es excepcional que entre los geógrafos se habl,Dimplemente de región~._
aludiendo exactamente a lo que hemos llamado, en forma más
explícita, región geográfica. En España un primer estudio que responda
clara y totalmente a las características señaladas se publica en 1926
(III 24); pero las primeras tesis doctorales de carácter regional tardarán
más de veinte años en aparecer publicadas (111 10, Ill 11, Ill 4).
En cuanto a contenidos, la visión correspondiente a la región
geográfica parte, en forma más o menos explícita, de un área
caracterizada por la combinación, en los procesos y en el territorio, de
determinados hechos físicos , bióticos y humanos. En el momento de
madurez conceptual y metodológica, en los decenios segundo y tercero--
de nuestro siglo, este análisis geográficorregional comporta el
.est~ Guatro grandes apartados: a) el medio ambiente físico; b) la
evolución histórica; e) la población; d) las actividades económicas._)
Nos encontraremos, más adelante, ante una gama muy variada de
es.1l1di.us._de regiones geográficas , tanto por la diversidad de concepción
y objetivos en el análisis- de la combinación de elementos y factores
-de estudios meramente descriptivos a otros con intención expli-
cativa- como por la distinta importancia dada a los diferentes
contenidos, físicos o humanos. Se está de acuerdo en que es preciso
alcanzar una definición de la región que venga a responder a lo que
podríamos llamar una precisa fórmula combinatoria, en una deter-
minada área y en una cierta fase temporal (III 40). En el quinto y sexto
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decenios de la centuria actual, está bien claro, dentro de la escuela
francesa singularmente, que la región como síntesis es la más neta
expresión - para algunos autores, la auténtica culminación- (fe lo que
ha de ser el quehacer geográfico (l 9, 1 16). Por aquellos años, varios
autores de habla inglesa se refirieron al complejo definidor de la región
geográfica con el término compage, queriendo aludir a «todos los
aspectos de los medios físico, biótico y social que aparecen asociados a
la ocupación por el hombre» (II 42).
Definida una región, de acuerdo con los enfoques, métodos y
objetivos que hemos apuntado, quedan planteados numerosos pro-
blemas, singularmente si a las conclusiones alcanzadas pretendemos
darles una aplicación. Ciertas ambigüedades y numerosos conceptos y
objetivos mal definidos juegan a favor de estas dificultades. Apuntemos
algunos de estos problemas: ¿Qué relación existe entre una región--.
geográfica determinada y una región política o políticoadministrativa ~
actual? ¿Y respecto a una región político o políticoadministrativa del
pasado, es decir, una región histórica? ¿Y en cuanto a una región
natural? ---
Sólo una simple definición de enfoques, métodos, contenidos,
objetivos inmediatos y finalidades, podrá ayudar a clarificar esta
problemática. Es preciso también ·despejar en cada caso todas las
incógnitas, ya que es difícil establecer parangones rigurosos entre
aquello que se desconoce o conoce mal o evaluar, en cada caso, la
credibilidad y la realidad de lo no definido o deficientemente definido.
Quizá sea preciso añadir, finalmente, que convendría también
tener en cuenta que la región eo ráfica no corresponde exactamente a
«la regióm>, concepto que puede acercarse e iñ~o implica'"fiaiaea de
«nacionalidad)>, a1 como es ostéññmos suelen ser manejados comun-
mente en e plano social, económico y político. Es cierto, sin embargo,
que la visión que los geógrafos tienen es la que más puede acercarse a la
de región en el sentido indicado, es decir, entendida como una
comprensiva realidad, subrayando especialmente caracteres históricos,
sociopolíticos y culturales, que se reflejan en una carga ideológica en sus
componentes, unidos entre sí por unos ciertos sentimientos de
vinculación. Ya que nos referimos a esta región actual, socio-_..
económica y cultural al mismo tiempo - y que quizá convendría llamar
simplemente «región»-, diremos que algunos autores , subrayando su
existencia en el pasado, la llaman <<región histórica>> (*), aunque este
término, a nuestro juicio, puede prestarse a una cierta confusión.
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b) La comarca
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entonces a definir la Geografía como «la Ciencia del paisaje» como una
LandschaftsKunde- , se señala que la región viene caracterizada por
una homogeneidad del paisaje o, dicho con más exactitud, por una
determinada combinación espacial de los elementos paisajísticos.
Está claro que en esta concepción compleja del paisaje entran-
elementos naturales (unidades de relieve; condiciones climáticas; masas
y corrientes de agua; formaciones vegetales) y humanos (áreas
económicas, especialmente agrícolas; poblamiento rural y urbano;
caminos y comunicaciones). Cabe, en cambio, una consideración /
exclusiva de elementos paisajísticos naturales (en los autores alemanes,
Naturland-schaft), lo que correspondería al concepto de región natural, ~
en sentido estricto. _..
Con frecuencia, región paisajística y región geográfica aparecen
confundidas. La primera - dirá en forma explícita algún autor- es
simplemente una expresión material y tangible de la segunda. La
ambivalencia del término alemán Landschaft coadyuva a esta imbri-
cación, que en ocasiones se convierte en verdadera confusión, entre
ambos conceptos (1 13).
Por otra parte, la aplicación, en los últimos años, del concepto de
paisaje integrado ha permitido una mayor profundización en el
concepto de región paisajística y ha subrayado especialmente, incluso
más que en otros casos, la estrecha relación entre sus elementos y su
sentido holístico o globalizante (1 l, I 2). Aunque manteniendo este
último carácter, la inclusión del hombre y de sus actividades ha sido, en
general, sólo parcial. La profundización conceptual se ha efectuado
singularmente dentro de una visión naturalista, aunque el hombre
aparece siempre con un factor -de mayor o menos potencia- dentro
del «complejo natural>>(*). Ha de tenerse en cuenta, en este caso, que la
acepción de «región natural>> puede corresponder a un determinado
nivel en la taxonomía establecida por algunos de estos autores, dentro
de la escala de unidades paisajísticas establecidas; con lo que
evidentemente el término tiene un sentido mucho más concreto que el
señalado hasta ahora (véase 2.2).
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que puede llegar a aparecer como un factor exclusivo o casi exclusivo. /
Por otra parte, no se atiende inicial y preferentemente a unos ciertos
caracteres uniformes, físicos o humanos, que den originalidad y
homogeneidad a determinada área (región geográfica) o a unos rasgos
preferentemente fisonómicos (región paisajística). Lo que pasa a un
primer plano de consideración son haces o flujos de relaciones, de
j
carácter social o económico, dominantes en un determinado espacio,
pudiendo llegar a constituir una verdadera red de corrientes (ll 22,
lll 28). La originalidad no estribará ahora en unos rasgos formales sino
en una homogeneidad que arranca de una coherencia de relaciones. En
realidad, con este enfoque se está alumbrando una cohesión que, en un
momento dado, puede ser más profunda y auténtica que una pura y
superficial unidad formal.
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presentan una cierta homoge neidad en sus caracteres, lo que suele
traducirse en una cierta igualdad o regularidad de formas , en una cierta
uniformidad . En este sentido pueden agruparse todas ellas dentro de las
llamadas regiones de homogeneidad formal, formales o uniformes. ~
Por el contrario, cabe que se establezca ciertas unidades espa-
ciales, a partir de sectores heterogéneos desde un punto de vista formal.
Se trata de unidades basadas en haces de relaciones a partir de un
determinado centro, que podemos considerar un nodo (regiones
nodo/es) o un polo de acción socioeconómica (regiones p olarizadas).
Frecuentemente estos centros corresponden a núcleos urbanos des- J
tacados. En un sentido parecido, se había hablado ya, como hemos
tenido ocasión de indicar, de «áreas de influencia urbana» y de regiones
urbanas.
Estos haces de relaciones o flujos corresponden a determinadas
funciones que el centro desempeña, especialmente funciones eco-
nómicas (producción y distribución de bienes industriales, realización y
distribución de servicios, etc.). Las áreas que quedan configuradas
como resultado de estos flujos han sido designadas, por ello, con el
nombre de funcionales. Como este hecho, de un modo u otro, se da
siempre en la configuración de estas unidades espaciales e incluso
t
existen funciones que no tienen un carácter nodal o polarizante, cabe
hablar, en general, de regiones funcionales (*). -
Teniendo en cuenta la importancia de los rasgos económicos en la
definición de las regiones funcionales y el papel jugado por los
economistas en la definición del concepto, algunos autores han hablado
de <<regiones económicas» (11 31 ). A pesar de ello, no parece aconsejable
este término, por varias razones: l) Dentro de cualquier concepción
geográfica, de Geografía regional (región geográfica, región paisa-
jística) o general (Geografía económica), cabe destacar o escoger en
forma exclusiva uno o varios elementos económicos, cuya combinación
puede dar lugar a una región económica propiamente dicha; 2) lo que
tenemos en cuenta en la región funcional son fundamentalmente flujos
o corrientes, que no siempre son, por lo menos en forma inicial y
exclusiva, de carácter económico.
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Vamos a señalarlos brevemente en las líneas que siguen. Hemos de
tener en cuenta que, en un buen número de ocasiones, este desarrollo se
efectúa de acuerdo con una cierta relación con la Geografía teorética y,
por tanto, con la región que hemos llamado funcional.
Dentro de la tendencia de la Geografía aplicada, cuando la región
se ha tomado como un área operacional, se ha hablado de región plan o
región de planificación o programación (ll 3, ll 10). Este ·e nfoque ha
coadyuvado frecuentemente a la preparación de un material cartográ-
fico adecuado, constituyendo, por ejemplo, parte de algunos de los
llamados «Atlas regionales», como ha ocurrido en Francia.
En los dos últimos decenios la rápida evolución conceptual y
metodológica de la Geografía ha dado lugar a nuevas consideraciones y
técnicas de estudio acerca del concepto de región. Por parte de varios
autores ha sido un paso subsiguiente - y en cierta parte superador- al
de la región funcional. A través de estos enfoques se han ido
configurando unos modelos regionales (II 14) y unas regiones
sistémicas, por aplicación de la teoría general de los sistemas a los
factores y elementos regionales (11 7, 11 39).
Los enfoques correspondientes a la llamada Geografía de la
percepción (1 4) pueden haber desembocado en el reconocimiento de
unas áreas «de percepción>>o «de espacio vivido» (1 11) que, en ciertos
casos, a determinada magnitud y complejidad, pueden configurar unas
cuasirregiones. Pero estas posibles divisiones regionales, por su
dificultad de objetivación, por su magnitud normal reducida y por lo
reciente de su establecimiento y metodología son, en estos momentos,
de dificil definición. Más bien parece que alguno de sus elementos
pueda integrarse, como un aspecto complementario y hasta un puntó
que es dificil decir en estos momentos si es o no decisivo, dentro de
otros conceptos regionales.
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(Cuadro 4)
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Finalmente, es evidente que la delimitación del concepto de región
y de Jos métodos yobjetivos que se utiliza y persigue con su estudio, por
parte de Jos geógrafos, es un hecho inexcusable y que, en cualquier
caso , todo ello debe ser expresado, con toda claridad, desde el primer
momento del análisis y de la exposición correspondiente. De esta
forma , evitaremos no sólo ambigüedades dentro de nuestro propio
campo geográfico, sino confusiones con términos o conceptos que
correspondan a otros enfoques y otros objetivos y finalidades.
BIBLIOGRAFIA
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