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Bendición a fray León

San Francisco, dos años antes de su muerte, hizo una cuaresma en


el monte de la Verna, en honor de la B. Virgen María, Madre de
Dios, y del arcángel San Miguel, desde la fiesta de la Asunción de
Santa María Virgen hasta la fiesta del arcángel San Miguel; y la
mano de Dios estuvo sobre él mediante la visión y las palabras del
Serafín y la impresión de los estigmas de Cristo en su cuerpo;
entonces compuso estas alabanzas, que están escritas en el reverso
de esta hoja, y las escribió de su puño y letra, dando gracias al
Señor por el beneficio a él concedido.

EL SEÑOR TE BENDIGA Y TE GUARDE. TE MUESTRE SU ROSTRO Y


TENGA MISERICORDIA DE TI. VUELVA A TI SU MIRADA Y TE DE LA
PAZ.

San Francisco escribió de su propio puño esta bendición para mí,


fray León:

FR. LEÓN TEL SEÑOR TE BENDIGA

Del mismo modo trazó él mismo, con su mano, el signo de la Tau


con su base.

(Escrito autógrafo de san Francisco, con anotaciones de fray León).

San Francisco y la "Tau"

La primera vez que la Tau aparece relacionada con San Francisco


fue cuando fray Pacífico la vio marcada en su frente, probablemente
en vísperas del Concilio IV de Letrán, que se abrió en Roma el 11
de noviembre de 1215, con un memorable sermón de Inocencio III
basado en las palabras de Cristo: "He deseado ardientemente
comer esta Pascua con vosotros" (Lc 22, 15).

Recordando que Pascua significa "paso", el Papa manifestaba su


deseo de que el Concilio, nueva Pascua, fuese ocasión de un triple
paso, físico, espiritual y eterno, refiriéndose, respectivamente, a la
Cruzada, a la reforma de la Iglesia universal y a la Eucaristía. La
segunda parte del discurso, que trata del paso espiritual, es un
comentario de Ezequiel 9, donde el papa hace suyas las palabras
del Señor al profeta: "Pasa por la ciudad, recorre Jerusalén, y
marca una tau en la frente de los hombres que gimen y lloran por
todas las abominaciones que se cometen dentro de ella" (Ez 9, 4). Y
luego añade: "Tau es la última letra del alfabeto hebreo, y tiene la
forma de cruz, como era la cruz antes que le pusieran encima la
inscripción de Pilato. Tau es el signo que se lleva en la frente
cuando el esplendor de la cruz se manifiesta en toda nuestra
conducta, cuando, como dice el Apóstol, se crucifica la carne con
sus vicios y pecados. Entonces se afirma: Yo no quiero gloriarme en
ninguna otra cosa, si no en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por
el cual el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo…" Y
concluye diciendo: "¡Sed, pues, los paladines de la Tau y de la
Cruz!".

San Francisco de Asís, que participó en el Concilio en calidad de


superior general de una Orden aprobada por la Iglesia, debió de
tomarse muy en serio la invitación de Inocencio III, pues, según los
compañeros y sus primeros biógrafos, amaba y veneraba la Tau
(nombre de la letra T en hebreo y griego) "porque representa la
cruz y significa una verdadera penitencia". Al comienzo de cualquier
actividad se santiguaba con dicha señal, la prefería a cualquier otro
signo y la pintaba en las paredes de las celdas. En sus
conversaciones y predicaciones la recomendaba a menudo, y la
dibujaba a modo de firma en todas sus cartas y escritos, "como si
toda su preocupación fuese grabar el signo de la tau, según el dicho
profético, sobre las frentes de los hombres que gimen y se lloran,
convertidos de veras a Cristo Jesús".

La "Tau" en tiempos de San Francisco

La devoción de Francisco por la tau no era ninguna originalidad.


Parece ser que la cruz de los romanos tenía esa forma y así la
representaron, a veces, los primeros cristianos en las catacumbas.
En tiempos del santo, al menos desde 1191, la usaban
profusamente, como signo de pertenencia a la orden y de su
vocación caritativa, los Crucíferos o antonianos de San Antonio
Abad, que en Asís regentaban el hospital de San Salvador de las
Paredes. Los Valdenses, fundados por Pedro de Valdo,
contemporáneo de San Francisco, llegaron a declarar como dogma
de fe que la cruz de Cristo tenía forma de T. La "Cruzada de los
niños" de 1212 la tomó por distintivo. En Jerusalén, una orden
caballeresca que tomó parte en la Segunda Cruzada era conocida
como Orden de la Tau y sus miembros llevaban ese signo en el
cuello de la capa. Por tanto, lo que hizo el santo de Asís fue asimilar
un signo ya existente, que encajaba bien con su espiritualidad e
ideales, basados en la contemplación e imitación de Cristo pobre y
crucificado.

Algunas "reliquias" o testimonios

En la Basílica de San Francisco, en Asís, entre las reliquias del


Santo, se muestra un autógrafo suyo con la bendición que le dedicó
a su compañero fray León y el dibujo de la tau. En el eremitorio de
La Verna hay un bastón usado por él, con la punta en forma de T.
En Fontecolombo, en la capillita de la Magdalena, se descubrió no
hace mucho una tau roja pintada en la pared, que
atribuyen al santo. También se cuenta que, después de su muerte,
curó la pierna de un hombre, tocándola con una varita en forma de
T, cuya señal quedó luego impresa en la parte curada. La Tau, por
último, es el emblema del Sacro Convento de Asís, donde se
encuentran representaciones de la misma de todos los siglos. Las
más destacadas son las que pintaron Cimabúe, Giotto y Lorenzetti
en la Basílica Inferior de San Francisco, entre los siglos XIII y XIV.

Más información:

Damien VORREUX, "Tau, simbolo francescano. Storia, teologia e


iconografia", Ediciones Messaggero, Padova (Italia) 2005.

Damien VORREUX, "Tau, simbolo francescano",Ediciones


Messaggero, Padova, 1988.

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