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ESCUDO FRANCISCANO

La iconografía que este Escudo representa, identifica y caracteriza a los franciscanos en el mundo entero
como la Orden de los Frailes Menores (OFM). Simboliza a Cristo, con el brazo desnudo que se une con el
brazo de San Francisco vestido por el hábito. Las llagas de los clavos de la mano de Jesús son impresos a la
mano de San Francisco, por lo que se le conoce como el Alter Christus (otro Cristo) y entre ellos la Cruz que
desprende rayos de luz porque Dios, encarnado en su hijo Jesús, es la luz del mundo.

Este símbolo es la expresión del ideal máximo de San Francisco de Asís, quien se puso como meta “seguir
las huellas de Cristo pobre y Crucificado” por lo que significa la conformidad de Francisco con Cristo: el
crucificado de la Alvernia con el crucificado del Gólgota.

LA TAU FRANCISCANA
San Francisco profesaba una profunda devoción al signo Tau, con ella firmaba cartas y marcaba paredes,
sanaba heridas y enfermedades. Para el Santo, la Tau, como la cruz cristiana, eran signo de conversión y de
penitencia, de elección y de protección por parte de Dios.
Desde hace años el uso de la Tau en la familia franciscana se ha revalorizado; llevando sobre sí, como signo
distintivo, el compromiso de vivir la espiritualidad que nos invita en el seguimiento de Cristo "pobre" y
"crucificado" a ejemplo de San Francisco.

CRUCIFIJO DE SAN DAMIÁN

El crucifijo de San Damián, es un ícono inspirado en el evangelio de San Juan, es el Cristo Glorioso. La
imagen de Cristo está de pie sobre la Cruz, su cabeza lleva una corona de Gloria, fue pintado sobre tela
después del año 1100 y pegado sobre madera, obra de un artista desconocido del valle de Umbría.
Se recuerda que, a través de él, Jesús llama a Francisco para encargarle la misión de renovar su Iglesia
pidiéndole: “repara mi Iglesia, que amenaza ruina”. Es el crucifijo más difundido del mundo y un tesoro para
la familia franciscana.
ORACIÒN POR LA PAZ
Es una de las oraciones más divulgadas. Se atribuye a San Francisco de Asís, aunque no fue él quien la
compuso. No obstante, es reconocible el espíritu franciscano de esta plegaria y traduce sin lugar a duda el
aire que Francisco respiraba cuando hablaba con Dios sobre los hombres.
En esta oración rogamos tener un papel activo en el plan divino de salvación para el mundo. Por ello, no es
lo mismo pedirle a Dios que derrame su paz en los corazones, a pedirle que sea yo el instrumento de su paz.

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