La gallina Quiquiriquí puso cinco huevos de los que nacieron cinco pollitos idénticos. Para poder reconocer a cada uno, el gallo Cocorocó le recomendó a Quiquiriquí ponerles listones de colores diferentes: azul, verde, marrón, bermellón. Cuando fue a ponerle el listón al quinto pollito, se dio cuenta de que era en realidad una pollita, a la que le puso un moño de tul.
La gallina Quiquiriquí puso cinco huevos de los que nacieron cinco pollitos idénticos. Para poder reconocer a cada uno, el gallo Cocorocó le recomendó a Quiquiriquí ponerles listones de colores diferentes: azul, verde, marrón, bermellón. Cuando fue a ponerle el listón al quinto pollito, se dio cuenta de que era en realidad una pollita, a la que le puso un moño de tul.
La gallina Quiquiriquí puso cinco huevos de los que nacieron cinco pollitos idénticos. Para poder reconocer a cada uno, el gallo Cocorocó le recomendó a Quiquiriquí ponerles listones de colores diferentes: azul, verde, marrón, bermellón. Cuando fue a ponerle el listón al quinto pollito, se dio cuenta de que era en realidad una pollita, a la que le puso un moño de tul.
Autora: Violeta Aurora Olivares Fernández Viña del Mar, Región de Valparaíso Ilustración: Verónica Rodriguez
La gallina Quiquiriquí, esposa del gallo Cocorocó,
cinco huevitos anidó. Cinco pollitos nacieron: eran todos chiquititos, todos amarillitos, todos igualitos. La mamá gallina no sabía qué hacer para sus pollitos reconocer. El papá gallo le recomendó ponerle a cada pollito un hermoso listón de diverso color. Al primer pollito lo encintó con un listón azul. Al segundo pollito lo vistió de verde limón. El tercer pollito lindo quedó con una cinta de color marrón. Al cuarto pollito bonito, lo puso de bermellón. Cuando al quinto pollito lo fue a encintar, ¡oh!, ¡sorpresa!, no era pollito, sino una preciosa pollita. Entonces la mamá gallina, con todo primor, le colocó un gran moño de tul.