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A cademia

La prisionalización, sus
efectos psicológicos y su
evaluación1
Imprisonment, its psychological effects and evaluation

Jaime Alberto Echeverri Vera*

Recibido: 15 de octubre del 2010  Aprobado: 20 de noviembre del 2010

Resumen
Los centros penitenciarios o cárceles se han caracterizado
A b s t ra c t
por su complejidad desde su surgimiento. La situación de
encarcelamiento y las condiciones que son propias de la Prisons or jails have been characterized by its complexity
privación de la libertad provocan una serie de reacciones since its emergence. The situation of incarceration and
psicológicas en cadena generadas por la tensión emocio- constraints that are specific to the deprivation of liberty
nal permanente. La prisionalización es un fenómeno que cause a series of psychological chain reactions which
se ha desarrollado mundialmente, como consecuencia emerge from emotional tension sustained over time.
de la imposición de penas privativas de libertad relativa- Imprisonment is a phenomenon that has developed
mente largas. La cárcel, como institución, como ámbito worldwide, as a result of the imposition of relatively long
cerrado en sí mismo, exige de las personas que la padecen penalties. Jail as an institution, as closed field requires
un esfuerzo adaptativo constante al encierro que, sin du- people who suffer it a constant adaptive effort to imprison-
da, les crea como consecuencia una serie de distorsiones ment, which undoubtfuly generates as a result a number of
afectivas, emocionales, cognitivas y perceptivas que se affective, emotional, cognitive and perceptive distortions
vislumbran desde el momento de la detención ya que that are visible from the moment of detention, since the
al penado se le despoja hasta de los símbolos exteriores convicted person is deprived from external symbols of its
de su propia autonomía (vestimenta, objetos personales, own autonomy (clothing, personal items, among others).
entre otros). De esta prisionalización y de la evaluación This article addresses this kind of imprisonment and the
de los efectos psicológicos en el medio penitenciario trata psychological effects it has as well as its psychological
el presente artículo. assessment within prison environment.

Palabras clave: cárcel, efectos psicológicos, personalidad, Keywords: prison, psychological effects, personality,
prisionalización, recluso, reincidencia. imprisonment, recluse, recidivism.

• Cómo citar este artículo: Echeverri Vera, J. A. (2010), “La prisionalización, sus efectos 1
Artículo de reflexión realizado para el Grupo de Investigación en Psicología Forense
psicológicos y su evaluación”, en Revista Pensando Psicología, vol. 6, núm. 11, (GIPsFo) de la Universidad Cooperativa de Colombia, sede Medellín.
pp. 157-166. *
Psicólogo Clínico. Magíster internacional en Psicología Forense. Miembro de la
Asociación Europea de Psicología Conductual (aepc). Adscrito al Instituto Español de
Psicología Forense (iepf). Coordinador de los laboratorios de la Facultad de Psicología
de la Universidad Cooperativa de Colombia, sede Medellín.
Correos electrónicos: jaime.echeverri@campusucc.edu.co, jaimeryu@yahoo.es

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Introducción cambiante en función de la concurrencia en el


La cárcel es una institución total, cerrada, que recluso de otra serie de variables especialmen-
da cobertura a la totalidad de las necesidades te significativas. Podría diferenciarse una pri-
de supervivencia de sus habitantes; cualquier sionalización superficial y otra más profunda
insuficiencia encuentra su satisfacción. La que compartiría los síntomas que son propios
prisión, como tal, está presente durante el a toda institucionalización. La primera se da
transcurso de las 24 horas del día, los 7 días de en casi toda la población penitenciaria, ya que,
la semana y las 52 semanas del año. Es un en- en gran medida, se trataría de la expresión
torno fijo, inamovible, con referencias propias conductual de un proceso de adaptación ple-
que exigen de las personas internas en ella el namente normalizado, en absoluto patológi-
máximo esfuerzo adaptativo posible. co. Se trataría, por lo tanto, de una adecuación
En el interior no suele darse un único pa- comportamental similar a la que se da ante
trón de comportamiento, sino que, en función cualquier entorno o ambiente que nos resul-
de la situación creada, de la propia persona- te extraño. La prisionalización superficial nos
lidad y de las circunstancias que definen la permite adaptarnos al ambiente y, en conse-
estancia de un sujeto en la institución, se pue- cuencia, convivir en términos de normalidad.
den combinar varias formas de adaptación a La cárcel tiene un código de conducta, una
la prisionalización. Este esfuerzo tiene como normas formales e informales sobre las que se
consecuencia que el individuo conviva en la organiza la convivencia al igual que las tiene
“normalidad” carcelaria, la cual en absoluto cualquier organización humana.
puede interpretarse como reveladora de una Por el contrario, la prisionalización en-
situación de bienestar o de tranquilidad. Ésta tendida como institucionalización supone la
revela la naturalidad adaptativa a un ambiente, asunción de unos valores subculturales, la ex-
a un entorno tenso, exigente, emocionalmente presión de unos comportamientos concretos
inestable y seriamente neurotizado en todas que superan nuestra individualidad al hacer
sus expresiones. El hecho real de participar de depositarios o responsables de éstos al am-
forma continuada en el tiempo de las circuns- biente, al entorno al que se pertenece (Goff-
tancias que son propias al ambiente cerrado, man, 2007, p. 38).
propio de una cárcel, ineludiblemente genera Dentro del juego de roles desarrollados du-
un sinnúmero de efectos psicológicos. rante la estancia en prisión como un elemento
subcultural de primer orden se encuentran los
La prisionalización denominados códigos carcelarios, los cuales,
Se aplica el nombre de prisionalización al como sistemas de normas tácitas, no escritas
proceso por el que una persona, por conse- ni refrendadas formalmente, participan, con-
cuencia directa de su estancia en la cárcel, asu- dicionándolo, del ambiente inherente a toda
me, sin ser consciente de que ello, el código institución y, en particular, de las singulares
de conducta y de valores que dan contenido condicionantes de la cárcel. Los principios
a la subcultura carcelaria. En mayor o menor fundamentales del código del recluso se re-
medida todo ser humano asumirá, durante su sumen así:
permanencia allí, los usos, las costumbres, las
tradiciones, los gestos que forman parte inhe- • Norma básica: la no delación, se trata de
rente de la convivencia dentro de la prisión. no inmiscuirse en los asuntos del otro ni
La prisionalización es una variable intervi- delatarlo.
niente en la conducta del recluso perfecta- • Frialdad en las reacciones: control en las
mente graduable, no existe una relación lineal conductas y actitudes.
y progresiva única en ésta. El grado o nivel es • No “explotar” a los internos-colegas.

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• Dureza personal, resistencia y fortaleza • El conjunto de circunstancias externas con-


física y mental. currentes en torno a la persona recluida: la
• Hostilidad, desprecio y desconfianza ha- frecuencia de los ingresos en prisión, la
cia el funcionario. duración media de las estancias previas, la
• Cualquier conflicto que ponga de mani- cuantía de las condenas y el tipo de deli-
fiesto un enfrentamiento entre un inter- tos, las expectativas personales, familiares
no y un funcionario debe ser considerado y sociales mantenidas por el interno, entre
como una agresión a todo el colectivo de otros, constituyen variables importantes
reclusos y, en consecuencia, la razón siem- para tener en cuenta a la hora de valorar
pre es del interno. el nivel de prisionalización de un recluso.
La aceptación del código carcelario depen- No existe relación lineal entre el grado de
de en gran medida del grado de criminaliza- prisionalización y la presencia en mayor o
ción del recluso expuesto a éste. Una extensa menor grado de alguna de esas variables por
y densa carrera delictiva lo hace especialmen- separado. Sólo la concurrencia significativa de
te proclive a la asunción de los valores y de un número importante de ellas puede consi-
las conductas negativas asociadas a lo que se derarse un ambiente propiciador de un eleva-
muestra en las normas de la prisión. do nivel de prisionalización (Hood y Sparks,
La aceptación del código del recluso es ple- 2006, p. 72).
na por parte de la población carcelaria, si bien
esto no significa necesariamente su puesta en Tipos de “delincuentes” que forman parte
práctica. La existencia de un código beneficia de la población reclusa
al grupo dominante pero también a los más Dentro de los delincuentes que pasan a for-
prosociales, por cuanto pueden cobijarse en mar parte de la población reclusa hay que
su existencia para desarrollar conductas y ac- distinguir tres tipos: los primarios, los ocasio-
titudes de camuflaje. El delincuente primario, nales y los habituales (Scharg, 2004, p. 37).
que conserva todavía valores prosociales, aun
cuando se encuentre recluido, muestra mayor • Los primarios son aquellos individuos que
rechazo a verse inmerso en esas conductas, cometen un primer delito como algo pun-
por lo que no se adhiere fácilmente al código, tual, por un cúmulo de circunstancias de
aunque si se atienen externamente a él, lo su- las que no fueron plenamente conscientes
ficiente como para no exponerse al riesgo de en su momento y para los que el ingreso
ser rechazados. en prisión supone un gran impacto; ésta
Los investigadores discrepan acerca de los les resulta intimidadora y aprovechan su
condicionantes que determinan el grado de estancia como período de reflexión per-
prisionalización de una persona. Al respec- sonal y de creación de nuevos propósitos
to pueden definirse dos grandes grupos de de futuro. Generalmente no reinciden. El
circunstancias: que lo hace, este primer crimen se con-
vierte en el inicio de su carrera delictiva.
• La propia personalidad del recluso: rasgos Podemos incluir aquí también los delitos
de personalidad como la madurez perso- pasionales que acontecen como un único
nal, entendida en términos de equilibrio episodio violento en la vida de la persona
individual, y la capacidad intelectual, en- que lo ejecuta, pero que tiene una enorme
tendida como capacidad de adaptación trascendencia personal, familiar, social y
general, se constituirán en factores cla- penal; por ejemplo, un sujeto quien en un
ve a la hora de pronosticar el grado de momento de ira e intenso dolor emocio-
prisionalización. nal asesina a su esposa infiel.

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• Los ocasionales son aquellos individuos • Momento inicial del cumplimiento de


que, aunque son capaces de vivir confor- la condena: baja prisionalización – baja
me a las normas socialmente establecidas, reincidencia.
cuando encuentran una ocasión propicia • Momento central del cumplimiento de
trasgreden la ley penal minimizando ge- la condena: alta prisionalización – alta
neralmente los hechos y restándole la ca- reincidencia.
tegoría de delito; por ejemplo, el sujeto • Momento final del cumpliendo de la
que roba esporádicamente para proveer a condena: baja prisionalización – baja
su familia de comida y víveres. reincidencia.
• Los habituales son los que realmente me-
recen el apelativo de delincuentes, puesto A medida que se encuentra cercana en el
que son los que hacen de la comisión del tiempo la vida en libertad, el recluso mani-
crimen su medio de vida y los que mayo- fiesta una mayor conformidad con las normas
res carencias personales y educacionales sociales establecidas.
padecen. Entre los factores influyentes en Lo lógico sería que a mayor tiempo de per-
la formación de ellos están los contextos manencia en prisión le siguiera, como conse-
familiar y escolar, en los que se produce cuencia, un mayor grado de prisionalización
su proceso de socialización que generan y por lo tanto un progresivo riesgo de rein-
en el individuo baja autoestima e insegu- cidencia por rechazo de las normas que dan
ridad situacional y relacional, que aceleran contenido al sistema represivo que lo ha en-
su proceso de marginación y de posterior carcelado tanto tiempo. Sin embargo, la rea-
inadaptación social. Estas personas suelen lidad cotidiana se impone ya que la persona
considerar su captura como una cuestión que ha estado recluida en prisión muchos
de “mala suerte” y se convencen de que “la años, que ha superado todos los estadios que
próxima vez no me pillarán”. Consideran son propios a la adaptación de cualquier ser
que la actividad ilegal les provee de más humano a una situación especialmente dura y
satisfacciones que la legal, para la que se exigente como es la carcelaria, a medida que
consideran más incompetentes y en la que ve la posibilidad de reintegrarse a la vida en
no saben desenvolverse; por ejemplo, el si- libertad va, progresivamente, adaptando su
cario o el asesino a sueldo que mata por comportamiento a las normas sociales que él
diversión o por dinero. mismo transgredió.
De igual forma, existen una serie de varia-
Prisionalización y reincidencia bles personales, familiares y sociales que están
No existe una relación directa entre el nivel relacionadas con la reincidencia en el delito,
de prisionalización y el riesgo de reinciden- las cuales se pueden agrupar en tres grandes
cia. El sentido no lleva a concluir que a mayor bloques y cuantas más se presenten mayor se-
nivel de prisionalización mayor será el riesgo rá el riesgo:
de reincidencia en el delito cuando el recluso
obtenga la libertad. Esta afirmación se ve se- • Personales: habilidades deficientes en con-
riamente afectada por la intervención de una trol de situaciones, distorsiones cognitivas,
tercera variable que actúa como una fuerza tendencia a la impulsividad, razonamien-
determinante: la cercanía o lejanía del retorno to orientado hacia la acción más que a
a la libertad. Lo cierto es que, dividiendo el la reflexión, rigidez cognitiva, escasez de
tiempo de cumplimiento en tres momentos metas realistas, locus de control externo
hipotéticos, el nivel de prisionalización y el en la atribución de la causalidad, ego-
riesgo de reincidencia en el delito responde- centrismo, baja autoestima, agresividad,
rían a la siguiente previsión: hostilidad hacia las víctimas y presencia

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de elementos psicopáticos (ausencia de culpada de un delito y no detenida puede ac-


sintonía emocional con los otros, impul- tuar en su beneficio, tiene capacidad de inter-
sividad), entre otros. vención y, por lo tanto, su ansiedad encuentra,
• Familiares: valores y estilo de vida delic- precisamente en esa capacidad de actuación,
tivos en la familia, problemas de alcoho- una vía fundamental de canalización.
lismo, ludopatía, discordia conyugal entre En el supuesto de que la acusación vaya
los padres (conflictos, violencia intrafami- acompañada de la detención, la imposibilidad
liar, separación, entre otros); déficit afec- de actuación por parte del acusado provoca
tivo y escasa comunicación o patrones como consecuencia que la ansiedad vivida se
inadecuados, pautas educativas inexis- sostenga en el tiempo y se incremente con la
tentes, contradictorias, ambiguas y capri- amenaza real de un posible encarcelamien-
chosas; criterios normativos autoritarios, to. Evidentemente, un primer ingreso no es
rígidos, cambiantes, entre otros; margina- comparable, en sus efectos psicológicos, a
ción socioeconómica (barrio marginal, ha- una constatable reincidencia. Igualmente no
cinamiento); escasos recursos económicos es asimilable un ingreso en prisión a los 21
(economía sumergida, precarias condicio- años que otro a los 40-60 años. El cúmu-
nes de vida); escasos recursos culturales lo de circunstancias que define cada ingreso
(analfabetos, estudios sin finalizar, falta de es muy amplio, si bien todos confluyen en el
cualificación profesional) y familias muy hecho de que se ha producido y alguna vez
numerosas con hijos no deseados por falta ha sido ya la primera. En consecuencia, con
de planificación, entre otros. todo lo antedicho, el ingreso en la cárcel es
• Sociales: está representada en la influencia acompañado de un significativo nivel de an-
del entorno rural o urbano y el humano siedad emocional, graduable en función de
marginal (modelos de valores y conductas las circunstancias personales de cada sujeto.
desadaptadas). Dicho grado es inversamente proporcional al
nivel de conocimiento del medio penitencia-
Efectos psicológicos del rio: un buen conocimiento rebaja la tensión
encarcelamiento (Wheeler, 2007) emocional y una gran inexperiencia la eleva
significativamente.
La ansiedad
Las tensiones propias del ingreso se van
Desde el mismo momento en que se produce aliviando progresivamente por la exposición a
el ingreso de una persona en prisión su nivel la realidad carcelaria, a través del conocimien-
de ansiedad se incrementa significativamente, to real y cierto de cuáles son las circunstancias
provocando un estado anímico que se revela que definen la estancia en prisión de cualquier
en una elevada tensión emocional. Éste sue- persona, pero no desaparecen por completo.
le ser el momento culminante de un proceso El preso supera la ansiedad reactiva al ingre-
anterior en el que se han sucedido diferentes so pero mantiene cierto nivel de ella propio
etapas previas ineludibles; previo a todo in- de la situación de encarcelamiento, el cual no
greso ha tenido que producirse la acusación le abandona durante su estancia en prisión, si
y sus consecuencias. Ésta puede conducir a la bien en su expresión estará sometida a altiba-
detención inmediata o a mantener el estado jos que puedan producirse en función de las
de libertad mientras se desarrolla el proceso situaciones que se vayan dando durante su es-
penal. En este último supuesto, teniendo en tadía en la cárcel.
cuenta la existencia de una acusación previa,
el nivel de ansiedad se ve reducido ante la La despersonalización
existencia de diferentes posibilidades de in- Una de las consecuencias inmediatas del in-
tervención por parte del acusado. La persona greso en prisión es la pérdida de la propia

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individualidad, o al menos, la posibilidad de éstos se ven muy dificultados en su disfrute o


que esa despersonalización se produzca co- simplemente no existen, tienen que suplirse
mo consecuencia de las agresiones ambien- con alternativas de todo tipo y que exigen un
tales a las que se está expuesto. Ya desde el esfuerzo psicológico añadido al que ya de por
inicio, al recluso le es asignado un número sí requiere la privación de la libertad. Esta ne-
de identificación directamente carcelario. La cesidad se ve gravemente acentuada si el en-
ocupación de una litera en una celda entre torno en el que se encuentra el sujeto-interno
muchas trasmite al interno la consideración es percibido como agresivo o violento en rela-
de ser uno más entre un colectivo de perso- ción con su persona y su intimidad.
nas que lucha por abandonar el medio o se
regodea en él. La percepción, extraordinaria- Autoestima
mente extendida entre los reclusos, de que El proceso de maduración personal en su con-
no tienen personalidad propia y de que están junto supone una lucha, un esfuerzo constan-
expuestos a esa despersonalización provoca te en la búsqueda de una identidad propia y,
que busquen constantemente su diferencia- lo que es más importante, en sentirse íntima-
ción dentro del colectivo, distinción del “res- mente satisfecho con ella. De este complejo
to”. El recluso es un ser humano y como tal proceso y su resolución más o menos positiva
quiere ser tratado y considerado. En un patio depende el nivel de autoestima de las perso-
carcelario las personas se difuminan y su per- nas. Así, como sea el grado de satisfacción
cepción grupal impide la individualización. personal e íntimo en relación con el logro
Complementariamente a esta situación vital, de los objetivos vitales conseguidos, así será
otras circunstancias propias del mundo pe- nuestro comportamiento.
nitenciario vienen a agravarla. Los internos La inmersión en el mundo delictivo no lle-
de un centro penitenciario lo son como con- va consigo aparejada la pérdida de la propia
secuencia de su participación en actividades identidad, ni el bienestar, ni la satisfacción
de carácter delictivo. Los reclusos lo son por personal. Este ámbito es un campo más de
haber cometido delitos y, socialmente, tienen actuación de las personas. Se puede encon-
la consideración de delincuentes. Si es grave trar satisfacción personal en la práctica de-
la despersonalización por formar parte numé- lictiva, en la consecución de dichos objetivos
rica de un colectivo, más graves aún son sus y, en consecuencia, se puede ser delincuente
efectos si ese colectivo es fuertemente recha- como una opción personal libre y sentirse
zado socialmente. satisfecho de la capacidad de actuación y de
resolución de los problemas inherentes a di-
Pérdida de intimidad cha conducta. El problema surge cuando es
La convivencia forzada con otros integrantes ocasional o circunstancial, y no obedece a una
del colectivo carcelario es hoy por hoy el más decisión definitiva de participar activamente
grave de los efectos inherentes a la situación en el ámbito que le es propio. El delincuente
de prisión. Desde el punto de vista emocional, profesionalizado trabaja su autoestima en su
las consecuencias negativas de la convivencia ámbito de actuación y se expone a las caracte-
forzada superan en gravedad a las que provo- rísticas propias a su profesión al igual que otro
ca el aislamiento. No es infrecuente que los ser humano en relación con cualquier trabajo.
reclusos demanden momentos de soledad, de La persona que ingresa en prisión por prime-
recogimiento, de no-convivencia. ra vez como consecuencia de la comisión de
Toda persona necesita para su desarrollo un delito ve truncada su libertad y, de forma
personal equilibrado momentos íntimos en más personal e íntima, su propia considera-
los que se pueda dedicar a sí mismo. Cuando ción. El recluso vive inmerso en un mundo de

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descrédito social permanente. En la trayecto- es vivida como un sentimiento de enorme


ria de cualquier individuo el ingreso carcelario frustración personal, bloqueando, en ocasio-
y sus consecuencias afectan extraordinaria- nes, a la persona.
mente la autoestima.
Ausencia de expectativas
Falta de control sobre la propia vida El recluso orienta todo su comportamiento,
La situación de prisión conlleva la imposibi- conducta y actitud vital hacia la consecución
lidad cierta de decidir sobre la evolución de de un único objetivo final: recobrar la liber-
las propias circunstancias personales, familia- tad. Todo su repertorio de manifestaciones
res y sociales. Como en cualquier otra situa- personales se dirigen a este fin. Las circuns-
ción, siempre existe un margen de decisión, tancias que afectan al interno son susceptibles
una opción personal que elegir. Sin embargo, de ser instrumentalizadas en la búsqueda y
dentro de ésta el abanico de posibilidades que consecución prioritaria de la excarcelación;
se ofrece al recluso es mínimo y, en todo caso, el objetivo, el fin, no puede ser más legítimo.
está absolutamente limitado por la situación Cualquier opción personal, por mínima que
carcelaria. La absoluta normativización a la ésta sea, que se le ofrece al recluso está tami-
que la persona se ve abocada y la total depen- zada, mediatizada por su conexión con ese
dencia externa provoca, en primer término, un objeto maximalista que todo lo llena. Exis-
cierto abandono respecto a su capacidad de ten comportamientos, actividades, momen-
decisión. La progresiva y creciente adaptación tos, situaciones espontáneas inherentes a la
del individuo al medio le permite ir adop- existencia y a la convivencia; absolutamente
tando elecciones que, aunque aparentemente todas estas manifestaciones palidecen o sim-
tienen una mínima trascendencia sobre su si- plemente dejan de existir en la mente del re-
tuación global, sí son importantes de cara a su cluso ante la mención de la vida en libertad.
recuperación personal. El recluso decide, en No existen expectativas en relación con la
primer lugar, cuál va a ser su actitud general propia vida que no estén conectadas en algu-
respecto a su situación carcelaria: de rebeldía, na medida con el fin del retorno a la vida libre
protesta, queja, sumisión, aceptación, lucha, en el menor tiempo posible. Cualquier mo-
superación o esfuerzo. Dichas opciones, una mento es en sí mismo un solo pasatiempo en
vez asumidas y puestas en marcha, permiten espera de que ese objetivo se consiga. La di-
al interno superar sus fuertes limitaciones ficultad de alcanzarlo conduce al recluso a un
personales impuestas por la situación carce- estado anímico fácilmente comprensible. Las
laria. Este conjunto de decisiones iniciales expectativas personales están absolutamente
dan paso o actúan como referente de otras se- condicionadas por una idea: la de la libertad
cundarias que afianzan la postura psicológica perdida y la forma de recobrarla en el menor
del recluso. Existe, sin duda, una importante tiempo posible.
falta de control sobre la propia vida referida
a la evolución de los acontecimientos exter- La sexualidad
nos. Hay una práctica imposibilidad física Uno de los tópicos más arraigados a la ho-
de participar de eventos, situaciones que se ra de hablar sobre el mundo interno de las
producen constantemente en el mundo exter- cárceles es el de atribuirles la capacidad de
no y que exigen de nuestro posicionamiento modificar el impulso sexual de los reclusos de
personal e, incluso, poner en marcha nuestra manera que, quien en libertad mantenía una
capacidad de decisión; esta seria dificultad, es- orientación sexual determinada, una vez in-
te muro que separa al recluso de la evolución gresa en prisión se cambia radicalmente. Sin
normalizada de los acontecimientos externos, embargo, la violencia del medio no puede ser

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en absoluto considerada como un factor tan sostenido en el tiempo puede llegar a afec-
definitivo como para provocar cambios sus- tar seriamente el equilibrio personal en este
tanciales como los que afectan la orientación ámbito.
sexual; el sujeto la conserva intacta durante su Variables intervinientes
estancia en prisión y, en todo caso, las modi-
ficaciones que puedan producirse son conse- La adaptación psicológica y conductual al
cuencia de la evolución del individuo. En la medio penitenciario se encuentra determina-
trayectoria vital de una persona la orientación da por una serie de complejas circunstancias y
sexual pasa por diferentes estadios hasta un variables que, interrelacionadas entre sí, ofre-
momento final que la define. La estancia en cen un extenso abanico de posibilidades a la
prisión puede constituirse en un período vital hora de manifestarse en el proceso de adapta-
más en la evolución del individuo. La orien- ción a este medio.
tación sexual sigue su curso natural indepen- Estas variables pueden concretarse en tres
dientemente de que ésta se encuentre recluida apartados:
o disfrute de plena libertad. La privación de la • Edad del individuo: entendida en términos
libertad puede conllevar a la falta de prácticas de cúmulo de experiencias personales al-
sexuales en pareja, pero no anula la capacidad macenadas a lo largo de su trayectoria vital.
sexual. La sexualidad de las personas presas no • Nivel cultural: entendido en términos de
padece mayores consecuencias que la que su- capacidades y de conocimientos personales.
fre la de una persona que, estando en libertad, • Trayectoria penal: entendida en términos
carece de dichas relaciones. Las consecuencias de primariedad o reincidencia delictiva.
en la vivencia dependen en mayor medida del
Estos tres grandes apartados engloban to-
tipo de prácticas sexuales que en la vida per-
das las demás circunstancias personales, fa-
sonal se lleven a cabo y no del entorno en el
miliares, sociales y laborales del individuo, y
que se encuentra la persona. Las disfunciones
permiten aventurar un pronóstico respecto a
que pueden darse durante la permanencia en
su capacidad de adaptación al medio carce-
prisión tienen una relación directa con las cir-
lario, así:
cunstancias en las que esta práctica se lleva a
cabo, como la habitación, el horario, el control • Edad del individuo: a mayor cúmulo de ex-
del tiempo y los trámites administrativos pre- periencias personales, mayor facilidad de
vios a la celebración de un encuentro íntimo. adaptación al medio carcelario.
La cárcel sí afecta la vivencia de la práctica • Nivel cultural: a mayor número de capa-
sexual en pareja al someterla a tensiones ab- cidades y de conocimientos personales,
solutamente improcedentes y gravemente mayor facilidad de adaptación al medio
distorsionantes respecto a las características carcelario.
en las que se lleva a cabo en libertad. • Trayectoria penal: a mayor reincidencia
Las disfunciones sexuales más frecuentes delictiva, mayor facilidad de adaptación
entre los reclusos son la impotencia, la eyacu- al medio carcelario (Caballero, 1981, pp.
lación precoz y la falta de respuesta sexual por 232-235).
parte de la pareja. La vivencia de la sexualidad
es, por lo tanto, susceptible de ser traumática Evaluación psicológica en el ambiente
ya que la presión “organizativa” e “institucio- penitenciario
nal” puede llegar a bloquear el normal desa- La evaluación psicológica se ocupa de la ex-
rrollo de una práctica adecuada. Este bloqueo, ploración y análisis del comportamiento
si bien se puede producir especialmente en las humano; es así como, cuando una persona
primeras experiencias de comunicación, si es comete una o varias conductas delictivas, del

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estudio pormenorizado que hagamos de sus • Rigidez cognitiva


antecedentes personales y de las circunstan- • Distorsiones cognitivas
cias vitales que lo hayan influenciado pode- • Autocontrol
mos concluir datos relevantes para efectuar • Área personal: en ésta también se evalúan
un abordaje terapéutico oportuno, que abar- varios aspectos, a saber:
que diferentes áreas de su personalidad y que • Inestabilidad emocional
se convierta en la finalidad primordial de su • Ansiedad
internamiento en prisión: la reeducación de • Habilidades sociales y asertividad
sus carencias y la reinserción social plena a • Agresividad
su vuelta a la vida en libertad (López y Vela, • Impulsividad
2009, pp. 65, 115). • Trastornos psicopatológicos (sexuales,
Para poder establecer el diagnóstico de la adaptativos y de personalidad)
personalidad del interno mediante la evalua- • Drogodependencia
ción, es importante conocer e investigar una • Motivación al tratamiento
serie de datos que, tenidos en consideración, • Sistema actitudinal
nos permitirán hacer un enjuiciamiento de las • Grado de prisionalización
características y rasgos del sujeto, a saber: • Descriptores de personalidad
(extraversión-introversión,
• Filiación: edad, estado civil, número de hi- dominancia-sumisión, radicalismo,
jos, hermanos, padres, entre otros. autosuficiencia, suspicacia,
• Historia familiar: relaciones con los fami- madurez-inmadurez, tendencias
liares, familia de origen, familia adquirida, depresivas, tendencia suicidas,
antecedentes psiquiátricos, intentos de estabilidad-inestabilidad, entre otros)
suicidio, antecedentes de alcoholismo o • Evolución conductual
drogadicción, nivel socioeconómico, entre • Pronóstico de reincidencia:
otros. • Edad de inicio
• Proceso de socialización: control social • Amplitud de la alteración
(familia, escuela, trabajo, etc.), interiori- • Frecuencia de la conducta delictiva
zación de normas y valores, patrones con- • Gravedad de la conducta delictiva
ductuales, habilidades sociales, adaptación • Tipos de síntomas (mentira, impul-
social, aparición de conductas antisociales sividad, robos a compañeros, entre
y delictivas, marginalidad, entre otros. otros)
• Proceso de desviación social: marginación, • Características de los padres
evasión, drogadicción, alteraciones de la • Dinámica familiar
personalidad, subcultura delictiva, entre
otros. Así mismo, en el ámbito penitenciario la
• Área cognitiva: se evalúan diferentes tópi- evaluación psicológica contribuye en la toma
cos, tales como: de decisiones de órganos colegiados de los
• Inteligencia servicios centrales de la administración pe-
• Razonamiento abstracto nitenciaria o de las autoridades judiciales en
• Capacidad de resolución de problemas asuntos como la resolución de propuestas de
• Locus de control (proceso atribucional) clasificación, progresión y regresión de grado,
• Actitud ante el delito concesión de permisos, libertades condiciona-
• Percepción de la ayuda les y provisionales, entre otros.
• Capacidad de empatía Por lo tanto, la evaluación psicológica en el
• Perspectiva social ámbito penitenciario es vital para comprender
• Pensamiento egocéntrico y analizar un determinado comportamiento

Revista de la Facultad de Psicología Universidad Cooperativa de Colombia - Volumen 6, Número 11 / julio-diciembre 2010

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166 La prisionalización, sus efectos psicológicos y su evaluación

delictivo, para así poder desarrollar una se-


rie de pautas de actuación sobre el autor de
en Revista de Estudios Penitenciarios, año 12, vol.
168, pp. 232-235.
A
esas conductas que le lleven a la superación Goffman, E. (2007), Internados, Buenos Aires,
Amorrortu.
de las circunstancias que las motivaron; así, en
Hood, R. y Sparks, R. (2006), Problemas clave en cri-
el futuro, afrontará eventos similares aplican-
minología, Madrid, Guadarrama.
do las estrategias aprendidas que le resultan
López, J. y Vela, A. (2009), “Evaluación psicológica
más eficaces o, por lo menos, no le llevan a en el medio penitenciario”, en Jiménez Gómez,
transgredir las normas penales y socialmente F. (ed.), Evaluación psicológica forense (ámbitos
establecidas. Los principales objetivos de la delictivos, laboral y elaboración de informes), Sala-
evaluación psicológica son la designación del manca, Amarú, pp. 65-115.
grado de clasificación, estudio de concesión Scharg, C. (2004), “Leadership among prison in-
de permisos, determinación del grado de dro- mates”, en American Sociological Review, vol. 19,
p. 37.
godependencia, valoración del riesgo de suici-
Tejedor, A. (2009), “Evaluación psicológica de la de-
dio y precisión del pronóstico de integración lincuencia infantil”, en Jiménez Gómez, F. (ed.),
social para la futura libertad (Tejedor, 2009, Evaluación psicológica forense (ámbitos delictivos,
p. 62). laboral y elaboración de informes), Salamanca,
Amarú, pp. 11-62.
Referencias Wheeler, S. (2007), “Socialization in correctional
Caballero, J. J. (1981), “La conflictividad en las pri- conmunities”, en British Psychological Review,
siones: una perspectiva histórica y sociológica”, año 15, vol. 26, pp. 267-282.

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