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LIBERACION HUMANA

Y SALVACION
EN JESUCRISTO
2

EDITORIAL VERBO DIVINO


Avda. de Pamplona, 41
ESTElLA (Navarra)
1977
El episcopado francés previó una sesión pastoral sobre el tema
"Liberación de los hombres y salvación en Jesucristo" para el mes de sep-
tiembre de 1974. Para prepararla, apeló a la experiencia multiforme de la
iglesia: movimientos de laicos, sacerdotes, religiosos y religiosas, faculta-
des de teología y de filosofía. Y los obispos colaboraron en esa investi-
gación común.
Desde el principio se insistió en un discernimiento necesario en
medio de tantas experiencias y escritos. ¿Cómo realizar ese discernimien-
to sin referirse a la escritura, a la palabra de Dios? Los diversos aspectos
del tema de la "liberación del hombre" se fueron progresivamente inte-
grando, en el Antiguo y en el Nuevo Testamento, en el anuncio de la
"salvación en Jesucristo". ¿Cómo descubrir este entrelazado entre ambos
temas en los textos que son para la fe cristiana el último punto de refe-
rencia? ¿Cómo puede la fe, a través de ellos, desempeñar su función crí-
tica en la reflexión de unos cristianos comprometidos en el combate por
la liberación humana? ¿Cuál es la verdadera originalidad de la salvación
cristiana?
Para ayudar a responder a estas cuestiones, es indispensable la ayuda
de los exegetas. Por eso la ACFEB se encargó de preparar los "Cuader-
nos bíblicos". Esta asociación de exegetas católicos respondió de buena
gana a esta invitación y me complace darles las gracias en este lugar.
Estos cuadernos serán una luz para todos, incluso para los militantes
comprometidos en la acción diaria y deseosos de anunciar a todos sus
hermanos la buena nueva de la salvación en Jesucristo. Henri Le Buan,
secretario general entonces de la Acción católica obrera, me manifestaba
su alegría por haber leido las notas sobre el evangelio de Marcos y se
preguntaba cómo podría ayudar a todos sus camaradas para que gozasen
de esta riqueza. Sabia perfectamente que no puede haber evangelización
verdadera sin evangelio leído, meditado, vivido, anunciado...
En los diferentes grupos de trabajo que se formaron para preparar
la sesión, los biblistas pudieron así ofrecer su propia luz, al lado de la
de otros miembros del pueblo de Dios. Esta colaboración de todos, en la
diversidad de las situaciones, de las misiones y de las competencias de
cada uno, es 10 que le permitirá a la iglesia ser cada vez más sacramento
de salvación en Jesucristo.
t André FAUCHET,
obispo de Troyes 1

1 Mons. A. Fauchet fue el encatgado de presentar el informe doctrinal en la asamblea de


Lourdes.

NOTA.-El primer cuaderno sobre el tenta nos llevaba del Exodo a Jesús. En efecto. el coraron
de la fe cristiana es la celebración de la pascua, pascua judía que recordaba el hecho histórico
por el que Dios creaba a su pueblo liberándolo de la opresión, y pascua de Jesús que da su
último sentido a esta liberación.
Este segundo cuaderno, tras una reflexión sobre el método, propone una serie de estudios
sobre unos cuantos puntos especialmente luminosos.
DEL BUEN USO DE LA BIBLIA
PARA EL ESTUDIO DE UNA CUESTION ACTUAL
No es raro que en el curso de una reunión entre cris· Intentamos aqur preguntar a la biblia sobre una cuestl6n
tianos, sea cual fuere el tema en cuestión (la píldora, la actual: «la liberación de los hombres y la salvación en Jesu.
política, la bomba atómica), alguno plantee de pronto la pre- cristo". Por tanto, era preciso reflexionar sobre el método.
gunta: «¿Qué es lo que dice de esto la biblia?» Xavier Léon·Dufour, jesuita, profesor de Nuevo Testamento
La respuesta no es sencilla. Presentar un texto, desgajado en Lyon, y conocido publicista, estaba suficientemente pre-
de su contexto, es algo que no parece muy honrado; por parado para ayudarnos en esta reflexión. Lo que aquí nos
otra parte, así no se resuelve nada; el vecino no dejará de dice supera ampliamente los propósitos de este cuaderno.
encontrar otro texto que diga exactamente lo contrario...

La biblia pertenece a todos. Son muchos los es inamovible. A diferencia de los dos primeros
que la ignoran. Y son también muchos los que la caminos que puede seguir el creyente para alcan·
utilizan inconsideradamente. Basta con leer las zar a Jesucristo, éste se resiste al desgaste del
apropiaciones intempestivas que de ella se hacen tiempo. Fijado ya para siempre, es la piedra de
los partidarios de la no-violencia o los de la revo- toque de la palabra y de la vida que dan hoy tes-
lución, por no hablar de quienes desean evaporarla timonio de Jesucristo.
en agua de rosas o someterla a sus fines políti- Entre estos tres caminos. la vida, la palabra y
cos. De aquí la necesidad de tener presente en la el texto, hay una continua circularidad. Ya en este
memoria cierto número de evidencias y de criterios. sentido el texto encuentra una situación temporal,
que tiene que ser la del lector. Su vida y su pala·
1. Situación del texto bra -sus hechos y sus dicursos- no serán autén-
La biblia es palabra de Dios, y esa palabra es ticamente cristianos más que cuando respeten y
Jesucristo. Yeso que la biblia es para todos, lo actualicen el texto que permanece a través del
es de forma distinta, al menos para el creyente fluir de la historia. Esta es la dimensión existen-
que la acoge. cial del texto bíblico. Entonces, ¿cómo podremos
La biblia no es el único camino que conduce a acercarnos válidamente a él?
Jesucristo. El único camino que es preciso seguir
es el de la tradición viva, el del santo que me 2. Principio de totalidad
transmIte la fe en Cristo vivo. El texto es la pa·
labra de Dios puesta por escrito; el santo es la El primer principio que debe regir la lectura de
palabra de Dios viva. la biblia no es específicamente cristiano; vale para
La biblia es constantemente dicha, transmitida, cualquier texto cuyo sentido actual desee buscar-
explicitada, actualizada. Este segundo camino es se. La precisión cristiana proviene de la convicción
el de la palabra humana que se esfuerza en decir de que la revelación divina se ha consignado en
para su tiempo la palabra de Dios. La palabra hu- la biblia tomada en su totalidad; el «canon de las
mana tiende a identificarse con la palabra de Dios, escrituras» delimita todo un conjunto textual.
siendo así que es solamente su expresión mo- La biblia no se reduce al Nuevo Testamento. No
mentánea. se distribuye en un número considerable de pe-
La biblia finalmente es texto, y como tal -te· queños libros o de «fuentes". Constituye un con·
nlendo en cuenta sus incertidumbres limitadas- junto bien definido, que es -él solo- normativo
de mi fe. Por tanto, la biblia no es una especie de pasado (la .redención ..). sino a un modo de rela-
vivero en donde pueda pescar los textos que me- ciones personales. el de la alianza. Una vez llega-
Jor le vayan a mis disposiciones momentáneas o dos a esta palabra, nos encontramos ante un obs-
a los gustos de mis contemporáneos. Es una pala· táculo, ya que de suyo este término implica la Idea
bra única de voces múltiples, que debo escuchar de un contrato que se ha establecido o roto entre
sinfónicamente resonando en mi corazón. dos personas, lo cual supone la Igualdad de los
Algunos ejemplos, sacados sobre todo del In- contratantes. Pero ¿acaso puede concebirse la re-
terior del tema que se propone en estos cuader- lación con Dios según un modelo de tipo comer·
nos, demostrarán hasta qué punto el principio de cial o político? Por eso este término tiene que
totalidad es el único que permite discernir el va· quedar corregido inmediatamente por otro, por la
lar y el sentido que tienen los textos en su diver- palabra testamento, que subraya la iniciativa del
sidad. Y esto, desde el nivel aparentemente más donante.
sencillo -el del vocabulario- hasta el nivel de Este ejemplo merecería ciertamente un des-
las palabras agrupadas en frases, y finalmente el arrollo más amplio. Tal como lo hemos enunciado,
nivel de los relatos. subraya ya por sí mismo el riesgo de convertirse
a) Al nivel de vocabulario en muestra de lo que puede ser una expresión
Lo que la biblia quiere decir a propósito de una tomada aisladamente y reducida a un slogan.
realidad importante para el hombre está ordinaria- b} Al nivel de las palabras
mente matizado con la ayuda de una constelación unidas en una frase
de palabras. Así, por ejemplo, para designar la obra También aquí vale el principio de totalidad. Mu-
misma de Dios, la salvación del hombre (imagen chas de las palabras pierden su sentido cuando se
ya significativa por sí misma), nos encontramos separan de su contexto y reciben una atención es-
con el término redención, que se deriva de una pecial en relación con las palabras contrarias. De
raíz que significa .rescatar», por ejemplo a un es- esta forma, se aplican sin ese equilibrio que les
clavo. De hecho, Israel era esclavo en Egipto; por da por una parte el conjunto y por otra su situa-
tanto, fue • rescatado ... Esta imagen se sigue em- ción respectiva. Pongamos dos ejemplos.
pleando en el Nuevo Testamento. Forma parte de "Pues yo os digo que no resistáis al mal» (Mt 5,
un lenguaje recibido. Pero no es la única. Apare- 39). Lejos de justificar la teoría de la no-violencia.
ce también, por ejemplo, la palabra liberación, que esta palabra de Jesús nos invita solamente a no
dice esta misma realidad, pero sin connotar por devolver golpe por golpe. bien inmediatamente,
ello ese aspecto de rescate ni dejar tampoco la bien apelando a algún tribunal de instancia supe-
puerta abierta a ciertas interpretaciones molestas, rior. Jesús no da ningún juicio sobre el acto de
como la del precio pagado a Satanás. No obstante, violencia social (abofetear, tomar la túnica, requi-
este término no expresa la realidad en su plenitud sar), que puede tener una causa válida, como tamo
religiosa. En efecto, se trata de la relación entre poco autoriza a imitar al administrador infiel o al
Dios y su pueblo, que ha quedado rota y tiene que juez inicuo. Jesús acepta aquí el punto de vista
ser restablecida. Interviene entonces el término del individuo ultrajado y declara que es preciso sao
reconciliación (o también, con tal que se le en· ber ser víctima del violento. Por tanto, si Jesús
tienda debidamente, el de expiaci6n). De este mo- declara que no hay que resistir al mal, no es en
do, no podemos ya reducirnos a un universo sim- nombre de una especie de técnica de la no-violen·
plemente humano I(como con el término .. libera· cia, sino por espíritu de amor y de sacrificio, único
clón ..),· ni a una imagen desagradable de un mal medio de obtener la reconciliación entre el violen-
to y su víctima. De esta forma violenta al violento, trario, he leído también otras interpretaciones que
dado que en ese enfrentamiento se busca la re- proceden de ambientes egipcios anti-israelitas. Pero
conciliación, que puede alcanzarse ya en este en ellos no se vislumbraba nada de la dimensión
mundo. religiosa del combate. Pues bien, la empresa de
.. No penséis que he venido a traer paz a la tie- Moisés es mucho más honda que estos comenta-
rra. No he venido a traer paz, sino espada .. (Mt 10, rios tendenciosos. El primer combate de Moisés
34). He aquí un texto que en la actualidad les ven- con el egipcio se cierra con un fracaso que condu-
dría muy bien a toda clase de revolucionarios, ce a Moisés al destierro. Solamente la iniciativa
pero que, como el anterior, tiene que someterse divina hace que Moisés vuelva a su proyecto ini-
al principio de totalidad. Totalidad que significa la cial. Dentro de la sola perspectiva del Antiguo Tes-
pluralidad de los evangelios. Lucas experimentó tamento, Moisés no puede ser considerado como
esta posibilidad de error de interpretación. Jesús modelo de libertador, si no se le sitúa inmediata-
pronunció sin duda las palabras de Mateo, dado mente en el plan de Dios y no se le aparta por con-
que contrastan demasiado vigorosamente con su siguiente de las meras contingencias políticas. En
propio comportamiento y con la propensión de los cuanto al cristiano. tendrá que mostrarse todavía
discípulos de un maestro crucificado sin ninguna más reservado respecto a semejante actualización,
ambición política en el mundo para haber podido como indicaremos más adelante. Sería preciso de-
ser inventadas. Por consiguiente, Lucas procuró terminar la estructura literaria de estos relatos de
armonizarlas con el contexto literario en que las liberación, que han producido una fórmula-base
refiere y con las preocupaciones de su tiempo: cuyo empleo y trasposiciones es posible recono-
.. ¿Pensáis que he venido para dar paz a la tierra? cer en el curso de ambos testamentos.1
No, os lo aseguro, sino división» (Lc 12, 51). La to- Otro ejemplo, el de los milagros curatorios de
talidad del evangelio nos impone que no le demos Jesús. Si Jesús curó a enfermos de todo tipo, no
un sentido revolucionario a esta frase. Pero cui- fue por simple piedad para con los que sufren, ni
dado con eliminar subrepticiamente la violencia in- para probar su poder sobrehumano. según ha afir-
herente a la proclamación del reino de Dios. Este mado demasiadas veces una antigua apologética.
desencadena necesariamente la violencia (Mt 11, Ha sido para simbolizar el acto redentor. tal como
12); a la vista de quienes se empeñan en mantener lo han visto tanto Lucas como Mateo. Tomados en
un orden establecido que se niega a abrirse a un su totalidad, los relatos de milagros significan que
valor superior, Jesús se presenta, lo mismo que Jesús no ha proclamado el reino de Dios solamen-
Elías, como un violento aguafiestas, como un re- te con palabras, sino también con actos que toca-
volucionario que aparta al pueblo del camino que ban al mundo miserable de su tiempo en su punio
le han trazado los mantenedores del orden (Lc 23. más sensible. los enfermos, a los que hay que
2; 1 Re 19, 17 s). añadir los pobres. De esto no hay que deducir que
e) Al nivel de los relatos Jesús hizo como si se interesase por los enfermos,
Aquí es donde ha de tener mayor vigencia el sino que se interesó de verdad por ellos, ya que
principio de totalidad, si tenemos en cuenta el prin- fue precisamente curándolos como Jesús anunció
cipio de analogía que enunciaremos a continuación. el reino victorioso de Dios sobre la muerte. Lo
Moisés libera a su pueblo de Egipto. He leído mismo ocurre hoy; luchando por la justicia en la
un comentario israelita que se empeña en hacer de
este ejemplo un modelo para luchar por la libera- 1 Véase el artículo de C. Wiener en el cuaderno prece-
ción actual de la tierra de Israel; y, en sentido con· dente, p. 16.
tierra es como nosotros combatimos por el estable· xión con un acontecimiento como la esclavitud de
cimiento del reino de Dios? Egipto se encuentra, aunque ya traspuesta, a propó-
sito del destierro en Babilonia; y ha sido totalmen-
3. Principio de analogía te reasumida en el discurso paulina, aunque sin
suprimir las resonancias vétero-testamentarias.
El texto bfblico no es una verdad intemporal. Cuando dice: ",Habéis sido "'amados a la libertad-,
Está relacionado por un lado con el lector actual Pablo nos invita no ya directamente a una especie
y por otro con su propio origen. El texto en su to- de liberación política, sino a la liberación del peca-
talidad es el lugar de esta doble relación que, aun·- do, de la carne, de la muerte.
que no nos sea posible precisarla aquí en todos sus El cristiano sabe que, dando cumplimiento por
detalles, es constitutiva de todo tipo de lectura; su muerte a la figura de Moisés, negándose a toda
yo no puedo eliminar ninguna de estas dos relacio- aventura revolucionaria política, relacionando la fi-
nes. Por una parte, el texto se dirige a mí, que lo gura del hijo del hombre triunfante con la del sier-
leo en la actualidad; contiene un mensaje para mí. vo sufriente, Jesús manifestó para siempre la di-
Por otra parte, este texto ha sido formulado en el mensión religiosa esencial de toda actividad que
pasado. De esta forma, yo respeto simultáneamen- lleve el nombre de cristiana. Por tanto, es un error
te los dos términos de la relación, reconociendo querer repetir para nuestro tiempo ciertas afirma-
que los une una analogía de situación. Pues bien, el ciones que datan del Antiguo Testamento; eso sería
que dice analogía dice también parecido y diferen- desconocer su cumplimiento en el Nuevo.
cia. El principio de analogía implica una distancia. Hay otra diferencia que sitúa al lector contem·
la que corresponde al antes/después que señala la poráneo a cierta distancia de toda la biblia. Una
biblia, un después que es cumplimiento del antes. distancia infranqueable. Ya ha desaparecido aqueo
Implica además un parecido que corresponde al es- Ila convicción ilusoria de que es posible ponerse
quema de la figura, también bíblica. dentro del pellejo del escritor para captar su In-
a) La diferencia puede reconocerse en dos as- tención; mucho menos, que puede uno asistir al
pectos. El uno es interior al mismo texto y concier- acontecimiento tal como ocurrió. El crftico puede
ne a los dos testamentos; el otro concierne más acercarse lo más posible a lo que constituye el
directamente al propio lector. origen del texto, pero no podrá nunca aferrarlo con
Hay una distancia que separa fundamentalmen- sus manos. No solamente porque el escritor antI-
te al Nuevo Testamento del Antiguo. En efecto, el guo pertenece a un mundo que está lejos de noso-
Nuevo Testamento pretende, no ya abolir, sino dar tros, sino además porque el mismo lector está ani-
cumplimiento al Antiguo Testamento. Por eso, los mado por su propia pre-comprensión que, inevita-
ejemplos referidos anteriormente tienen que revi-
blemente, da un colorido a su lectura. Precisamen-
sarse a la luz de la transformación radical hecha
te es un problema de lenguaje el que se plantea
por Jesucristo. a propósito de la liberación del hombre y de su
Así, por ejemplo, el término liberación tiene di- salvación en Jesucristo.
versas significaciones según se lea al nivel de las Una de las preocupaciones más serias que ani-
tradiciones del Exodo, al de las consideraciones del man a los protagonistas de cierta «teologra» de la
Déutero-Isaías, o al de las de san Pablo. La cone· ",liberación», es la de evitar un dualismo espontá-
neo que separe a la fe cristiana del compromiso
~ Véase el articulo de A. Jaubert en este mismo cua· humano. No hay más que una sola historia que es
derno, p. 19. compromiso real. Esto significa un cuestionamiento
de la alteridad de Dios. ¿Qué es lo que quiere decir liberación económica tuviese que estar plenamente
ser .otro,. al lado del hombre? Es verdad que la cumplida para que empezara a ser posible la libe-
crítica de una falsa trascendencia está perfecta- ración del pecado. Al contrario, estas tres libera-
mente justificada y resulta absolutamente necesa- ciones se implican mutuamente; es preciso consi·
ria; pero hay que reconocer que el lenguaje bíbli- derarlas en la relación de simbolización que les
co cae aparentemente en el defecto que reprocha- da sentido.
mos. No tenemos más remedio que reconocer el Un elemento primario de la literatura profética
carácter antropomórfico del lenguaje de la biblia, es la percepción viva de la relación entre los dos
antropomorfismo que resulta desplazado para nues- órdenes, el temporal y el religioso. Cuando se ig-
tros gustos actuales y lleva consigo ciertas actitu- nora la relación con Dios (lo cual se designa con
des molestas, especialmente la secreción de un el nombre de «idolatría»), falla también la relación
mundo religioso yuxtapuesto al mundo de los seres entre los hombres (lo cual se designa como «in-
humanos. justicia»). Lejos de ser dos terrenos yuxtapuestos,
La respuesta a esta dificultad no está en la la justicia humana y la religión son interdependien-
mera repulsa del Dios-otro, ni en la de la historia tes. No tiene ningún sentido proclamar que es neo
de los grandes hechos de Dios. Porque, al negar cesario ser justo y puro para poder practicar el
toda alteridad, se desemboca en una confusión culto. El realismo político es algo muy distinto. Si
entre Dios y el hombre. La solución no está en la los profetas piden la liberación de los ídolos, he-
desmitologización (necesaria en cierta medida), morragia de la sustancia humana en lo sagrado, es
sino en la aceptación y en la valoración de un len- para autentificar la justicia social.
guaje determinado que no es ya el nuestro. Enton- Cualquier actividad filantrópica, económica o po-
ces es cuando se comprenderá fa distancia como lítica, tiene sentido solamente gracias a su dimen-
tal, sin que quede abolida de forma imaginaria. So- sión religiosa secreta. Por eso mismo, cuando se
lamente entonces es cuando habrá resultado ope- entrega sin reservas al progreso económico del
ratorio el primer punto del principio de analogía, es mundo de los hombres, el cristiano se deja guiar
decir, la diferencia, y podrá uno aventurarse sobre interiormente por el sentido último de esa acción
esta base sólida en el terreno del parecido sin y en la elección de los medios. Concretamente, el
caer en confusiones desagradables. universalismo no tolera ese particularismo judío
b) El parecido. Un dato fundamental de la li- en donde el hombre tiende a encerrarse.
teratura bíblica es su carácter figurativo. Los acon- No podemos aquí exponer largo y tendido los
tecimientos relatados no solamente son situados principios de la «tipología» bíblica que postulan
en el tiempo, entre un antes y un después. Están las afirmaciones precedentes. Nos bastará con
conducidos por el Señor, que les da una figura haber sugerido la perspectiva en la que conviene
duradera. Entonces, en el seno de la diferencia, se que nos situemos.
puede percibir algo que sirve de base a una ac-
tualización válida. Conclusión
De esta forma, el concepto de liberación podrá
repercutir en diversos niveles. liberación política, La biblia entera es una luz para la actuación cris-
liberación económica, liberación del pecado; son tiana. ¿Con qué condiciones?
diversas situaciones que pueden calificar a otros 1. Resulta difícil la aplicación de los dos prln·
tantos tipos de liberación. No hay nada que nos cipios de totalidad y de analogía; aqur es donde se
autorice a ver aquí etapas sucesivas, como si la pone de relieve el problema de lenguaje que, en la
actualidad más que nunca, concierne a la exégesis. Este, fiel a su tiempo lo mismo que al mensaje bí-
Los «temas bíblicos» no son una panacea; hay que blico, tiene también sus propias peculiaridades.
tener en cuenta el ambiente que rodea a cada tér· Entonces puede, tal como pide toda predicación vá-
mino, a cada frase, a cada relato. Por otra parte, lida, «exagerar», esto es, hacer que resalte una
esa objetividad anhelada se manifiesta imposible, perspectiva. Así es como Jeremías, al principio,
y hay que tener en cuenta la pre-comprensión del luchó contra los que proclamaban una paz en desa·
lector. A pesar de todas estas dificultades. la cues- cuerdo con la alianza: «¡No hay paz! », gritaba a
tión del lenguaje se plantea y debe resolverse con sus contemporáneos; pero unos años más tarde
gran delicadeza, para respetar a la obra en su inte- pretende por el contrario que se pacte con los que
gridad y para captar su valor permanente. asedian la ciudad. Si el mismo Jeremías puede, en
nombre del Señor, contradecirse aparentemente, es
2. La actualización se hace discerniendo las
porque al cambiar las circunstancias el mensaje
situaciones respectivas, las del texto y las del lec- tiene que expresarse de otro modo, pero siempre
tor. Entonces el texto muerto se convierte hoy,
para seguir la línea recta de la palabra divina.
para mí, en palabra de Dios que me interpela.
Lo que interesa, en definitiva, no es proclamar
3. Si sigue fielmente los principios enuncia· la guerra o la paz, sino decir la palabra de Dios
dos, el exegeta puede convertirse en predicador. a su debido tiempo.
¿TEOLOGIAS DE LA LIBERACION
O TEOLOGIAS DE LOS ACTOS DE LIBERACION?
El exegeta, lo mismo que el cristiano que estudia un Ch. Duquoc. profesor de teología en las Facultades cató-
texto bíblico, lo hace -tenga o no conciencia de ello- como licas de Lyon. nos ayuda a situar diversas corrientes de pen-
teólogo, esto es, se acerca a fa escritura en una cierta tra- samiento frente a la -liberación-. De esta forma, se verá
dición, con una cierta concepción de la fe cristiana. mejor con qué condiciones puede hablarse o no de -teología
de la liberación».

La palabra "liberación» es una palabra de im· ción de libertad y de una libertad creadora que no
portación reciente en el vocabulario cristiano. Se tenía por qué tener en cuenta norma alguna, ni si·
quiere significar con ella que tiene que haber quiera las normas divinas. la libertad de conciencia
cierta relación entre lo que hoy se designa co- sobre todo se presentó como si fuera algo satáni-
múnmente por "liberación» y lo que se cree que es co. Por tanto, en estas condiciones, la salvación
la salvación en Jesucristo. Pero, ¿de qué natura- cristiana no podía definirse más que como oposi-
leza es esta relación? Para intentar ver las cosas ción a esta reivindicación de autonomía; no podía
con cierta claridad, vamos a distinguir cuatro tipos ser vista más que como un retorno a la obediencia
de relaciones. Se trata de unos simples esquemas a las normas eclesial es, símbolos de la voluntad
que exigirían no pocas matizaciones. Esto plantea divina. Cristo, haciéndose obediente hasta la muer-
además una cuestión de fondo sobre la función de te, nos liberó de esta reivindicación de la libertad.
la teología que no podemos exponer aquí. Así, la obediencia de Cristo y su muerte son los
puntos contestatarios de este movimiento social,
1. Una teología «clásica» anterior al Vaticano 11 presentado como liberador, que pretende la auto-
Se define la salvación cristiana sin ninguna re- nomía a la vez moral, política y económica del
lación con la historia e incluso en oposición a cual- hombre.
quier esfuerzo de transformación de la misma. Es Quedémonos con dos puntos de esta posición:
la posición relativamente oficial de la iglesia desde - La comprensión de la salvación no tiene que
la revolución francesa hasta el Vaticano 11. La en- esperar nada de nuestra historia. Está ya estable-
encontramos expresada por ejemplo en la encícli- cida, una vez para siempre, en las normas conci-
ca Mirari vos de Gregario XVI (1832), el Syllabus liares y en las representaciones teológicas. la his-
(1869-1870) o la encíclica sobre Cristo rey (1926) de toria no hace más que manifestar cuáles son los
Pío XI. ¿Por qué esta oposición? puntos más opuestos a esta salvación.
La finalidad de la revolución francesa consistía - Se define la salvación únicamente en fun-
en hacer perder los privilegios a una clase, para ción de la condición humana en general: el pecado,
universalizarlos. El concepto de igualdad fue como el sufrimiento, la muerte. Y como estos tres ele·
el motor de esa sociedad democrática en la que se mentos son constantes (sean cuales fueren las con-
quería pasar de una sociedad jerarquizada (rey, diciones históricas o las transformaciones sociales,
nobleza, clero ... , pueblo) a una sociedad de igual- siempre se peca, se sufre y se muere), las condi·
dad en la que cada uno pudiera manifestar sus ca· ciones históricas importan poco.
pacidades independientemente de su estatuto so- Esta postura insiste por tanto en el pesimismo
cial. y la obediencia; es en I.a condición humana peca-
Las instancias directivas de la iglesia percibie- dora y mortal donde aparece la salvación; es en la
ron este movimiento histórico como una reivindica- esclavitud donde aparece la libertad del cristiano.
Esta postura se presentó en la iglesia a partir Es algo que se ha logrado perfectamente; el decre-
del momento en que perdió el poder que antes to sobre la libertad religiosa del Vaticano 11 ha in-
tenía. Al no tener ya el monopolio científico, políti- tegrado a la libertad de conciencia con la fe cris·
co y económico, entró en una situación de oposición tiana.
para la que intentó encontrar justificaciones ideoló- - Pero estas teologías desembocan en un ca-
gicas. El dogma cristiano le sirvió para expresar la llejón sin salida, ya que el análisis que han hecho de
oposición entre las transformaciones históricas y la situación del mundo moderno es demasiado sim-
la promesa cristiana. plista. Han aceptado ingenuamente al mundo tal
2. Las «teologías seculares» como pretende ser y no tal como es. Las nociones
Toda la historia occidental tiene por motor el de libertad, de igualdad, de fraternidad, pueden per-
acceso del hombre a la libertad. Las teologías se- fectamente ser proclamadas, teóricamente, por
culares han querido integrar esta historia a la pers- unas sociedades que en la práctica prescinden de
pectiva cristiana. Lo que había sido rechazado por ellas. Por eso estas teologías, aunque han signifi-
los papas hasta Juan XXIII, fue tomado aquí como cado un momento importante, se ven ahora critica-
punto de partida. Pero ¿cómo hacer esta integra- das radicalmente porque le han hecho el juego in-
ción? conscientemente a la sociedad capitalista occiden-
Los teólogos seculares han tenido la genialidad tal. Esta podía quedarse muy tranquila al ver acep-
de decir: la autonomía y la libertad que forman la tados sus principios como puntos de partida de una
trama de la historia occidental son productos de la teología, mientras nadie se preocupase de averi-
misma fe. Esto es, sin la historia bíblica no habría
sido posible llegar a esta autonomía y a esta liber-
guar si eran puestos en práctica...
3. Una teología «contestataria».
..
tad. Lo que le parecía satánico a Gregario XVI, se Los teólogos «seculares» partían de las repre-
ha convertido en divino. Esta evolución se produjo sentaciones que ofrece de sí misma la sociedad:
primero en el protestantismo, luego fueron hacién- una sociedad libre, igual y fraterna. Pero estas no-
dose a esta idea los católicos y finalmente la re· ciones tan bonitas están camuflando la realidad:
cuperó el Vaticano 11 en la Gaudium et spes. de hecho, esta sociedad produce pobres, seres
Esta teoría significa lo siguiente: el carácter marginados, esclavos. La teología contestataria des-
profano, autónomo y libre de la historia es la con- truye ese camuflaje para partir de lo que realmente
dición de posibilidad de la fe. Entonces, la asun- existe. Pero se contenta con invertir los términos,
ción de su destino por parte del hombre, la bús- haciendo de la marginación, de la transgresión, el
queda de su autonomía, no son apostasías, sino motor de la historia. El orden establecido es en de-
signos del espíritu. El evangelio hace libre; por finitiva un desorden; por tanto, es en la transgre-
tanto, necesita las condiciones de la libertad para sión donde aparece la libertad. La institución, el
atestiguar su sentido, y las produce. Por eso al- orden, la obediencia son el mal; por tanto, hay que
canzó tanto éxito la oposición entre «religión» y desinstitucionalizar, desordenar, transgredir. Es la
.fe»: la «religión» es aún la no-autonomía, la fe inversión misma de lo que se plantea en la socie-
es lo que permite asumir el carácter profano del dad real, a pesar de las representaciones ideales
mundo. que ella ofrece de sí misma; y es esta misma in-
¿Qué pensar de esta perspectiva? versión la que se convierte en lugar de liberación
- Estas teologías han sido un momento nece- y por tanto de salvación cristiana en cuanto libera·
sario; había que desblocar las posiciones oficiales ción. Es verdad que son muchas las obras que pre·
de la iglesia que se oponían al mundo moderno. sentan las cosas de una forma tan esquemática y
teórica, pero esta visión de las cosas sigue siendo lación con esa condición permanente (la muerte, el
la base de muchos movimientos en la iglesia. sufrimiento, el pecado) como hay que pensar en la
Esta postura, que no desplaza la cuestión, se liberación, sino a partir de tal opresión particular.
encuentra en la misma situación que la postura Las teologías europeas tienen siempre la tendencia
que critica. Es un juego dentro de un círculo. No a hacer una teología universal, válida para todos.
sale uno del sistema. Esta teología es una especie Para estos teólogos, hablar de la liberación o de la
de metafísica de la relación con la historia. Se opresión en general no tiene ningún sentido. Se
presenta como una cosa permanente, ya que habrá podrá hacer una teología de la liberación europea
siempre instituciones que desinstitucionalizar. No entrando en diálogo con una teología americana.
es una teología situada. Querer situar al cristianis- Pero hacer una teología de la liberación en general
mo en esta perspectiva de la sola inversión es no no tiene ningún sentido.
darse cuenta de que uno está en la misma situa· ,..
ción que las teologías seculares. Sólo se han cam- ¿ Con qué hemos de quedarnos después de esta
biado los términos: en vez de libertad se ha puesto rápida ojeada?
transgresión. Las prácticas serán ciertamente dis- En primer lugar, hemos de tener en cuenta que
tintas, pero el significado sigue siendo el mismo. la noción de «liberación» es una noción importa-
Es muy diferente lo que ocurre en el cuarto tipo da, que ha nacido en un contexto concreto y que
de teología que se encuentra debidamente situado encierra una significación precisa; por tanto, sería
y es a la vez más reflexivo y más radical. poco honrado utilizarla para poner sencillamente
4. Las teologías de la liberación debajo de ella lo que hemos ido nosotros diciendo
Estas teologías son prácticamente desconocidas desde siempre con la palabra «salvación» y ver
en Europa, a no ser por la palabra «liberación» que simplemente en ella la liberación del pecado, del
se ha sacado de ellas para utilizarla de una forma sufrimiento y de la muerte.
no siempre honrada. Existen actualmente dos tipos: Si la utilizamos, hay que empezar definiendo
la teología de los negros de Norteamérica y la con claridad, mediante los adecuados instrumen-
teología de los sudamericanos. tos humanos de análisis, de qué liberación concreta
Estas teologías se esfuerzan en recoger, dentro y precisa queremos hablar. Mientras no esté histó-
ricamente situada, la relación entre liberación y
de una perspectiva de fe cristiana, las luchas em·
prendidas por unas poblaciones concretas, suda- salvación carece de sentido. Quizá sea esto lo más
mericanas o norteamericanas, para llegar a una li- importante que nos recuerdan estas teologías de
la liberación: no hay liberación, sino actos libera-
bertad real. cultural, económica, política. La fuerza
dores, en función de situaciones siempre variables.
de estas posiciones se deriva de que se encuen-
Y las teologías que podamos intentar a partir de
tran situadas, de que la opresión se designa allí
inmediatamente. Le basta al negro americano es- estos actos serán siempre parciales y provisio-
nales.2
cribir su propia historia, al sudamericano tomar
nota de la situación de su pueblo, para manifestar I La diferencia entre estos dos tipos de teología se debe
inmediatamente el carácter opresivo de su condi- a que los medios de análisis para comprender la situación
no son exactamente los mismos. En América latina se utili·
ción.1 za el concepto marxista de ,ducha de clases- para concebir
Para estas teologías, la liberación es siempre la opresión y al mismo tiempo los medios para salir de ella.
de tipo provisional, ya que se sitúa siempre en re· Los negros americanos piensan que la -<lucha de razas- es
lación con una postura particular de opresión. Por una ruptura Infinitamente más profunda.
2 Véase Ch. Duquoc, Liberación y salvación en Jesucristo;
eso se niegan a hablar de una especie de condi- en R. Metz-J. Schlick, Ideologías de liberación y mensaje de
ción permanente de la humanidad. Ya no es en re· salvación. Sígueme, Salamanca 1975, 69-79.
La salvación
cristiana
como liberación
El Jesús de los evangelios
En su artículo anterior el padre Duquoc. señalando cla- neral de la liberación es un contrasentido; sólo se puede
ramente ciertas formas de concebir la relación entre Ii· hacer una teología de los actos liberadores. ¿Qué es lo
beración y salvación cristiana, concluía: Una teología ge· que hizo Jesús, según los evangelios?

l. LA SAlVACION CRISTIANA,
RESULTADO DE UN DOBLE ACONTECIMIENTO
El cristianismo ha nacido de un doble aconte- que hemos pasado de la esclavitud a la libe-
cimiento: ha heredado el acto por el que Dios ración. Pero este acto de Cristo, ¿está también
rescató al pueblo hebreo de la esclavitud por realmente arraigado en la historia?
medio de Moisés (pascua judía), y conmemora Se interpreta demasiadas veces como si no
como una promesa la lucha de Jesús que, con- tocase más que a la condición humana en gene-
denado por los poderosos, se impuso a sus dis- ral. Y esto permite conmemorarlo en cualquier
cípulos como un ser vivo (pascua cristiana). La situación histórica. Pongamos un ejemplo. Si se
primera acción subraya fuertemente el arraigo compara el discurso del cardenal chileno Henrí-
histórico del cristianismo; la segunda pone de quez a Allende con el que dirigió al general Pi-
manifiesto la importancia radical de la anterior. nochet, se comprueba que dice lo mismo. Y
1. Celebración de la pascua judía. La pascua puede hacerlo, pues está claro que, si el acon-
cristiana no ha abrogado a la judía, sino que la tecimiento pascual no toca más que a la condi-
ha recogido en un nivel superior. Y esta pascua ción humana en general. se peca, se sufre y se
judía celebraba una liberación concreta, la rup- muere lo mismo bajo Allende que bajo la Junta
tura de una esclavitud. Dios hizo suyo el grito militar. Por tanto, la iglesia puede mantener re-
de los esclavos hebreos; puso su poder al ser- laciones con cualquier sistema político, ya que
vicio de esta liberación. Y lo que hace a Israel esos sistemas son siempre más o menos ex-
es este recuerdo. teriores al objeto mismo del acontecimiento pas-
2. Celebración del acontecimiento pascual. cual.
En la eucaristía conmemoramos el acto por el Nos encontramos aquí con la misma posi-
ción que la de Gregario XVII, salvo una diferen- mismo. Si Jesús fue condenado, es porque adop-
cia: entonces la iglesia no había aceptado toda- tó ciertas posturas que fueron lo bastante pre-
vía ser minoritaria, como lo es ahora; de ahí la cisas para que pensasen que estaba minando el
diferencia entre la condenación de Gregario XVII orden establecido.
y la neutralidad del episcopado chileno. Pero en ¿Cómo comprender la actitud de Jesús? 1
ambos casos se trata de la misma indiferencia No es posible hacer de ella una interpretación
ante la historia: las peripecias históricas impor- puramente política. No hay nada en el evangelio
tan poco a la salvación, que solamente se inte- que vaya en este sentido. Jesús no fue un ze-
resa por las relaciones del individuo con el su-
lote, no quiso hacerse con el poder. Tampoco
frimiento, con el pecado y con la muerte. Para
fue, como querrían algunos, un contestatario por
un teólogo chileno de la liberación, la postura
principio, que lo habría trastornado todo.
del cardenal Henríquez no tiene sentido; se
Pero tampoco puede darse de él una inter-
quiera o no se quiera, no es más que un apoyo
prestado a la opresión. pretación espiritualista. Jesús no situó nunca el
Pues bien, no es posible hacer del aconte- reino en la pura interioridad.
cimiento pascual una especie de norma moral ¿Fue entonces un puro visionario que situa-
válida para una ocasión cualquiera. Si no, se ba la salvación en el porvenir? Eso no sería tener
olvida la relación existente entre este aconteci- en cuenta la actitud concreta de Jesús.
miento pascual y la vida de Jesús. Si Jesús no Por tanto, la interpretación de Jesús es muy
hubiera predicado más que una salvación que compleja. Jesús no huyó nunca de [os conflictos
mira a la condición humana en general, al pe- concretos de su época y fue condenado por erro;
cado, al sufrimiento y a la muerte, no habría ha· por eso, no se le puede clasificar pura y sim-
bido tantas historias. Porque los fariseos y otros plemente en esta o en aquella categoría.2
muchos judíos de aquella época predicaban eso Entonces, ¿de qué nos libera Jesús?

11. LA ORIGINALIDAD DE LA SALVACION CRISTIANA


RESPECTO A LA LIBERACION
Unas cuanta líneas centrales, muy esquema- olvida de las oposiciones que ha tenido durante
tizadas, nos permitirán situar la relación entre la su ministerio público, no cierra los ojos para
salvación y la liberación, tal como se la puede salvar su pellejo. Tampoco es indiferencia, esto
leer en los evangelios. es, huida ante la realidad. Jesús no huyó nunca
1. Ruptura con la reproducción ante la coalición de quienes le atacaban; es fácil
del mal. El perdón 'rdonar cuando uno es Indiferente, pero el per-
dón no tiene entonces ningún peso.
Partimos de lo que es el símbolo de la rup· El perdón de Jesús, como todo perdón verda-
tura en la reproducción del mal: el perdón. dero, es un acto de esfuerzo lúcido. El que per-
Jesús, en Lucas, muere perdonando a sus ver· dona juzga que el que ha obrado mal se encuen-
dugos. Ese perdón no es olvido; Jesús no se tra en una situación más lamentable que el que
1 Desgraciadamente es imposible desarrollar aquí, por -2-SUS adversarios quisieron hacer condenar a Jesús
falta de espacio, este aspecto esencial; podrá leerse por político, y los romanos, los primeros interesados, Jo
Ch. Duquoc, Jesús, hombre libre. Salamanca 1974. declarararon inocente.
y así es como este perdón, como todo per-
La lucha de clases dón, abre un porvenir. Pero aquí Dios hace suyo
Se ha pensado muchas veces en la iglesia que este perdón de Jesús resucitándolo. la reproduc-
«lucha de clases» es sinónimo de «odio». Decir ción del mal queda definitivamente rota; se ha
semejante disparate es ignorar completamente a
Marx. La lucha de clases es un dato sociológico, abierto definitivamente un porvenir, ya que aquel
un hecho, que, en cuanto tal, no dice ni amor ni que perdona está definitivamente vivo.
odio. Así, pues, el perdón introduce un cambio de
Esta lucha será vivida lógicamente por cada uno
con sentimientos diferentes, y entonces es cuando perspectiva, un desplazamiento asumido por la
intervienen el amor o el odio. Luchar contra los resurrección: la lógica del mal no es una lógi-
medíos del opresor es, en cíerto modo. liberar al ca definitiva. He aquí una primera forma de la
opresor, ya que éste no puede ser de verdad él salvación traída por Jesucristo, una salvación
mismo más que en la medida en que deja de ser
opresor. que no podrá ser vivida más que en unas situa-
ciones concretas.
lo ha sufrido. Y el acto de perdón tiene la fina-
lida de romper la reproducción del mal, esa ex- 2. Jesús nos libera de «Dios»
traña fascinación que hace que el mal se repro- O mejor dicho, Jesús nos libera de las re-
duzca sin cesar, que el círculo se cierre sobre presentaciones que nos hacemos de Dios. las
sí mismo. El perdón desplaza la cuestión: no se teologías de la muerte de Dios son excesivas:
cura el mal por el mal, el asesinato por el ase· no alcanzamos a Dios más que a través de las
sinato, la guerra por la guerra. El perdón es ese representaciones que nos hacemos de él, y, or-
acto que se niega a entrar en la lógica del ad- dinariamente, para ponerlo al servicio de nues-
versario, que desplaza la cuestión 'Y juzga que el tros intereses. Mucho antes del «Gott mit uns..
adversario mismo es capaz de aceptar ese des- de los alemanes o del «Gesta Dei per francos ..
plazamiento.3 de los franceses, los fariseos habían utilizado
Pero sólo puede perdonar aquel que ha sido a Dios en favor de su propia perspectiva: Dios
torturado; sólo él tiene el poder de poner ese se convertía en garantía de una cierta forma de
acto que rompe el círculo. El perdón de Jesús situarse ante él; y esta forma no le permitía al
está cargado con toda su historia, que fue una hombre ser libre, ~star de pie delante de Dios.
historia de lucha. la actuación de Jesús en su vida histórica
La resurrección es el «si» de Dios a este ha consistido en desembarazarnos de estas fal-
perdón, el acto por el que Dios hace suyo el sas representaciones; su vida es un grito de
acto de perdón de Jesús. la resurrección no tiene rebeldía contra la imagen idolátrica de un Dios
sentido más que cuando se la sitúa precisamen- que nos hiciera esclavos. Jesús nos pone en pie
te como conclusión de la vida histórica de Jesús, delante de Dios, liberándonos del miedo.
una vida de combate que le llevó al proceso y 3. Jesús nos libera de la tentación mesiánica
a la muerte.
Estamos acostumbrados a hablar de Jesús
como el «Cristo», el «mesías». Sin embargo, él
3 No se puede hacer de ese perdón una noción ideo·
lógica que autorice la opresión, ya que se exige a la víc- rehusó serlo ... , al menos en el sentido en que
tima que perdone. Eso seria verdad, si el perdón de Jesús se entendía entonces. El frustró las esperanzas
fuera olvido o indiferencia, si no hubiera tomado partido del pueblo en un mesías que llevara a cabo la
por algo en su vida. Jesús no habria tenido el derecho liberación anunciada por la promesa bíblica.
de perdonar si no hubiera luchado. Pero su vida fue una
lucha real, una lucha en la que se negó a entrar en la Jesús no dio cumplimiento a nada de eso. la
lógica de sus adversarios. decepción del pueblo permitió a los saduceos
movilizarlo en contra de Jesús. El proceso de liberación; esto es, ese «aquí y ahora» en que
Jesús sólo pudo llevarse a cabo porque los inte- se realiza la salvación, en ese acto que hace
reses del pueblo se encontraron con los intere- libre, tiene una promesa que supera todo lo que
ses, muchas veces opuestos, de los fariseos y que yo puedo esperar; y esa promesa es la que
de los saduceos. está significada en la resurrección. Esa promesa
Jesús se negó a tomar el poder durante su nos desborda. No podemos saber lo que serán
vida terrena; rechazó incluso, después de su re- esos «cielos nuevos y tierra nueva», ya que lo
surrección, la invitación de sus diSCípulos (Hech que conocemos de ellos se percibe siempre a
1, 6). Este era para él el único medio de remitir partir de liberaciones parciales y provisionales.
a los hombres a su propia historia y a su res- Solamente a partir de una salvación particular es
ponsabilidad. Defraudarles era indicarles que como puedo vislumbrar, sin llegar jamás a alcan-
Dios no quiere desempeñar el papel que los zarla, la liberación total y definitiva.
hombres esperan de él, para volver a una espe- De este modo, la salvación cristiana nos abre
cie de paraíso perdido. Lo que parece a primera un porvenir, nos señala un lugar del encuentro
vista una repulsa política por parte de Jesús es con el absoluto, pero dejando al hombre el des-
de hecho un acto político: el mesías no quiere cubrimiento y la definición de los medios de li-
privar a los hombres de crear ellos mismos su berarse. Y al cristiano no se le dispensa de
propia historia y su sociedad. Las relaciones so- buscar, junto con todos los demás, cuáles son
ciales son productos históricos y les toca a los los medios humanos más adecuados para llegar
hombres modificarlas. El anuncio del reino no a ello.
*
hace vana la lucha histórica, sino que manifies-
ta su alcance trascendente. La importación de la noción de .. liberación»
a la teología resultará fecunda en la medida en
4. Jesús nos libera de la tentación que oriente a la salvación hacia una práctica
espiritualista histórica. Si se sitúa debidamente este término
La negativa de Jesús a hacer él mismo la de liberación a la luz de la doble acción que ha
historia no nos remite a un reino puramente in- servido de base al cristianismo, la liberación
terior. Si esto fuera verdad, habría que borrar histórica de Israel y el antimesianismo de Jesús
de la vida de Jesús todo lo que realizó, todos conmemorado en el acontecimiento pascual, se
los riesgos que asumió. Jesús se rebeló contra tomará conciencia de que no existe ni encuentro
la disociación que tantas veces se hace entre con Dios, ni salvación, más que en la instaura-
la relación con el prójimo y la relación con Dios. ción de la libertad por medio de unos actos con-
La tentación espiritualista consiste precisamen- cretos de liberación. El cristianismo no dice una
te en pensar que la relación con el prójimo es vez para siempre cuáles son los sectores de
indiferente para la relación con Dios. Pues bien, opresión ni los medios de liberación. Y enton-
Jesús ha identificado las dos: el lugar donde se ces nos remite a la paciencia de la historia. Al
entabla la relación con Dios es el encuentro con hacer suyo el grito de la rebelión, garantiza la
los demás. esperanza de los hombres que hacen libres a
Por consiguiente, no hay oposición entre li- otros hombres y asegura que en esas acciones
beración y salvación, en la medida en que la li- va llegando el reino, hasta que el poder y la
beración y la salvación no son principios gene- bondad de Dios conjugados entre sí sellen defi-
rales. La salvación está donde unos hombres nitivamente esa libertad conquistada por la que
hacen libres a otros hombres. La salvación cris- él, históricamente, tomó partido en contra de
tiana da su dimensión trascendente al acto de todas las opresiones.
Gestos liberadores
de JesúsDe los sinópticos a san Juan
Mediante sus gestos liberadores -sus milagros-. CNRS, nos ayuda en estas páginas a descubrir algunos
Jesús afirma claramente en nombre de Quién actúa. La se- gestos liberadores de Jesús, de una liberación en pleno
ñorita Annie Jaubert. profesora de investigaciones en el corazón de la condición humana.

La venida del reino de Dios. para los judíos. das libre de tu enfermedad,,; le impuso las
tenía que consistir en la gran liberación. Los manos, y al instante se enderezó y glorificaba
ojos de los ciegos se abrirían y los cautivos sal· a Dios. Conocemos lo que pasó a continuación,
drían de sus mazmorras (ls 42, 7). A estas es- la indignación del jefe de la sinagoga (icurar un
peranzas respondió Jesús mediante unos gestos día de sábado!) y la respuesta de Jesús: «¿No
que anunciaban y significaban esta liberación. desatáis del pesebre todos vosotros en sábddo
a vuestro buey o a vuestro asno para llevarlos a
1. lOS EVANGELIOS SINOPTICOS abrevar? Y a ésta, que es hija de Abrahán, a la
que ató Satanás hace ya dieciocho años, ¿no es-
El evangelio de Marcos describe. al comien- taba bien desatarla de esta cadena en día de
zo del ministerio de Jesús, una explosión de sábado?» (Lc 13. 10-17)
signos liberadores: los demonios son expulsa- El día del sábado era el día del Señor, el día
dos. Según las creencias de aquella época, en santo por excelencia. Era por tanto un día de
efecto. muchas de las enfermedades se debían liberación. en el que tenían que caer todas las
a la influencia de los demonios. Los demonios ataduras; aquel día era preciso romper los vín-
salían gritando :« Tú eres el santo de Dios» (Mc culos de Satanás. La «santidad» de Dios se ma-
1, 24). Jesús es el que maniata al hombre fuerte nifiesta, pues, entre los hombres «liberándolos»,
y ocupa su casa; ese hombre fuerte es Satanás. «desatándolos». Con la venida de Jesús. el mal
considerado como el agente más poderoso del (Satanás) se ve atacado en su propia raíz y la
mal (Me 3, 27). Por tanto, Jesús ha venido a mujer se pone a alabar a Dios.
«maniatar» al mal, a liberar a los que estaban La presencia de Jesús es como incompatible
sujetos a toda clase de males (Mc 1, 34). con las manifestaciones del mal que corren el
Ese es también el papel de Jesús en el episo- peligro de tragarse a los hombres o de aplastar-
dio de la mujer encorvada, cuyo relato se debe a los. Se ha advertido muchas veces que Jesús
la pluma de Lucas. En una sinagoga. un día de amenazaba a la tempestad como si fuera una
sábado. había una mujer poseída por un espíri- fuerza diabólica desencadenada contra el hombre
tu que la atormentaba desde hacía dieciocho (cf. Mc 4, 39 Y Mc 1, 26). También en san Lucas
años: «Estaba encorvada, y no podía en modo al- Jesús amenaza a la fiebre como si ese mal de
guno enderezarse»; Jesús le dijo: «Mujer, que- la fiebre estuviera personificado (Le 4. 39). De
este modo, la venida del mesías señala la ofen· do (Mc 2, 3-12). Curación de los cuerpos, cura·
siva contra todos los males y -a través de esos ción de los corazones: en el deseo de Jesús las
males- contra todas las fuerzas hostiles que dos cosas se encuentran en mutua prolongación.
degradan al hombre o lo esclavizan o intentan Un corazón curado se abre a la inteligencia
aplastarlo. del mensaje evangélico. Pues bien, uno de los
Como respuesta a la pregunta de Juan bau- temas del evangelio de Marcos es la inteligencia
tista: «¿Eres tú el que ha de venir?», Jesús había de los discípulos. Ya Isaías se había indignado
contestado: «Id y contad a Juan lo que oís y contra aquel «pueblo ciego, aunque tiene ojos, y
veis: Los ciegos ven y los cojos andan, los le· sordo, aunque tiene orejas» (Is 43, 8). El evange·
prosas quedan limpios y los sordos oyen, los lio repite, siguiendo a !saías, a Jeremías (S, 21),
muertos resucitan y se anuncia a los pobres la a Ezequiel {12, 2): «¿Teniendo ojos no veis y
buena nueva» (Mt 11,3-5; Lc 7,18-22). Esta buena teniendo oídos no oís?» (Mc 8, 18). En este con·
nueva podía interpretarla cada cual a su nivel texto, la curación del ciego de Betsaida adquiere
y algunos podían no ver en ella más que la cu- un nuevo significado. Los esfuerzos de Jesús por
ración de los cuerpos. Sin embargo, los gestos librarle de su ceguera (saliva en los ojos, doble
de curación de Jesús quieren tocar los coraza· imposición de manos) evocan los esfuerzos del
nes. Jesús es «el médico» que ha venido a maestro por abrir los ojos de sus discípulos. El
llamar, no a los justos, sino a los pecadores ciego acabará viendo. En la escena siguiente,
(Mc 2, 17). también Pedro «verá» quién es Jesús: «¡Tú eres
Cuando Jesús dijo: «Tu fe te ha salvado» al el Cristo! »; pero su visión es todavía parcial;
ciego de Jericó o a la mujer enferma (Mc 10, 62; bien pronto se escandalizará ante el anuncio de
5, 34J, ratificó el paso de confianza que habían la pasión (Me 8, 22-23}.
dado por acercarse a él; pero ese paso, califica- Al multiplicar las liberaciones corporales,
do como acto de fe, es el anuncio de un compro- Jesús piensa por tanto en una liberación más ra·
miso más profundo en la adhesión a la palabra dical: la que hace que los corazones cerrados y
de Jesús. La salvación que trae Jesús se dirige endurecidos se hagan permeables al mensaje del
al hombre entero; es una salvación que cura y evangelio. En este marco significativo es donde
purifica; el paralítico camina y queda perdona· va a insertarse la catequesis de Juan.

11. JUAN
No es posible acercarse al cuarto evangelio crees en el hijo del hombre?» Tras la declara-
sin ser consciente del interrogante que plantea ción de Jesús, se postra y dice: «Creo, Señor ...
al lector moderno. Pongamos, por ejemplo, la cu· De esta forma, los ojos del ciego de naci-
ración del ciego de nacimiento (Jn 9). Lo que miento se fueron abriendo progresivamente a la
ya se dibuja en Marcos (el símbolo de la i1umi. luz de Cristo, mientras que se cerraron los ojos
nación por la fe) queda patente en Juan. El ciego de los que «veían» (9, 41). La apertura de los
creyó ya en Jesús cuando fue a lavarse en las ojos es el símbolo de una marcha progresiva
aguas de Siloé. Confiesa que Jesús le ha curado, hacia la fe. La liberación que propone el evan-
que aquel hombre es un profeta. Se atreve a en· gelio es una liberación por medio de la fe. Como
frentarse con los fariseos: «Si ese hombre no decía Jesús a los judíos: «Si os mantenéis fieles
fuera Dios, no podría haber hecho esto». Enton· a mi palabra, seréis verdaderamente mis discí-
ces Jesús le lleva a una confesión total: «¿Tú pulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará
libres ... Si el hijo os da la libertad, seréis real· espiritualidades tachadas demasiado ligeramente
mente libres» (Jn 8,31-36). de «monásticas», sino también de sabidurías no
Así, pues, si la liberación corporal es el signo cristianas (especialmente del extremo oriente),
de la liberación traída por Cristo, algunos podrán de hombres que buscan sinceramente la verdad,
preguntar: «¿En qué medida la liberación de los entre los que algunos (como los budistas) se de-
cuerpos tiene todavía un interés, aparte del inte- claran ateos.
rés de ser un signo? En definitiva, ¿no se podría Los cristianos se ven cogidos entre dos fue-
prescindir de este simple soporte simbólico? La gos de críticas opuestas: por una parte, el repro-
liberación que nos trae Jesús, ¿será en el fondo che de evasión (<<Vosotros no os comprometéis
extraña a este mundo, a este mundo cuya ambi- en el mundo»), y por otra, el reproche de ser
valencia nos muestra Juan cuando nos dice: «No •• personas caritativas» que se mantienen de for-
améis al mundo ni lo que hay en el mundo» (1 Jn ma irrisoria al nivel de liberaciones efímeras,
2, 15), Y sin embargo «Dios amó al mundo» (Jn pero que no presentan en su vida el mensaje
3, 16)? esencial de la auténtica liberación.
Se trata de un reproche que se ha formulado
muchas veces contra el cristianismo en general La condición humana transformada
y contra el evangelio de Juan en particular. Al- Dado su contexto cultural. el cuarto evange-
gunos ven en él un evangelio de tipo «gnóstico», lío se presenta como especialmente apto para
es decir, que habría sufrido la influencia de que nos enfrentemos con estos interrogantes
ciertas corrientes helenistas marginales que as- contradictorios. Habría que estudiar con la ma-
piraban a un salvador de origen celestial; ese yor exactitud posible cuál es su respuesta ori-
salvador liberaría a los hombres del mundo malo, ginal, siguiendo siempre el hilo conductor de
revelándoles un conocimiento superior (la «gno- los gestos liberadores de Jesús. Pongamos algu-
sis»). El Cristo de Juan no se habría realmente nos ejemplos.
unido nunca al mundo y la comunidad joánica se
parecería a un círculo de iniciados, cerrado sobre a) El vino de la fiesta
sí mismo, que no aspiraría más que a verse li- Las bodas de Caná señalan «el comienzo de
berado del mundo. los signos» (Jn 2, 11). El carácter simbólico de
De esta tesis que subraya abusivamente este episodio es admitido por todos. Al cambiar
ciertos rasgos, se podría deducir que este evan- el agua en vino, un vino sobreabundante que su-
gelio estuvo en diálogo (yen enfrentamiento) pera todas las necesidades, Jesús figura la pro-
con ciertos ambientes en los que se esperaba fusión de los bienes que se esperaban para los
un «conocimiento» de arriba que liberaría de la tiempos mesiánicos, esos tiempos que se podían
esclavitud de aquí abajo. El evangelio pudo ser describir con la imagen de un festín de bodas.
redactado en un contexto cultural en el que se Ese tiempo nuevo figurado de este modo es muy
habría mantenido lo que podríamos llamar una superior al antiguo: ese vino es mejor que el
«mística de evasión». anterior. Todo el contexto sugiere que el vino de
Este término de evasión resulta para noso- Jesús hace pasar a un orden distinto «No tienen
tros peyorativo. Pero no deberíamos olvidarnos vino», dice María; esta negación señala una es-
de que la actitud cristiana puede ser objeto de pecie de carencia absoluta; aquellos invitados
críticas inversas: ¿qué es lo que importa en de· se encuentran totalmente desprovistos. El vino
finitiva sino la liberación interior? Un interrogan- solamente puede darse cuando haya llegado la
te muy serio, que no plantean únicamente ciertas hora (la hora de la cruz y de la gloria). Las pri-
micias de ese vino solamente se obtienen gra- vida (6, 51). Habrá que aceptar finalmente el es-
cias a la fe de la Madre después de la negativa cándalo de la cruz. Solamente allí es donde el
del Hijo. signo encontrará su cumplimiento: «El que come
Así, el primer gesto de Jesús en relación con mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna»
sus discípulos es el de llevarlos a las bodas, (6, 54).
esto es a la fiesta. Pero, sin Jesús, la fiesta que-
daría aguada: no hay vino, no hay alegría. Con e) la vida que salva de la muerte
Jesús quedan colmadas las esperanzas. Hasta el "Jesús gritó con fuerte voz: i Lázaro, sal
propio Juan bautista, que no ha hecho más que fuera! Y salió el muerto, atado de pies y manos
escuchar la voz del esposo, proclama que queda con vendas y envuelto el rostro en un sudario.
colmada su alegría (Jn 3, 29). Al dar su vino, Jesús les dice: Desatadlo y dejadle andar» (Jn
Jesús significa que libera del pesar y de la tris- 11, 43-48).
teza, pero la liberación no se verá consumada Lázaro estaba ligado por las fuerzas de la
más que en la hora de la pasión. muerte, de las que las vendas y el sudario no
eran más que la figura. Jesús le libra de ellas,
b) El pan de la vida anunciando así la liberación de todos aquellos
La multiplicaión de los panes (Jn 6) recoge que saldrían de sus tumbas al oír la voz del hijo
un episodio muy conocido de la tradición sinóp- del hombre (Jn 5, 25-28).
tica. Jesús alimentó a las turbas en el desierto. Como en todas las otras ocasiones, Jesús ha
y al hacerlo significaba una vez más la venida pedido una fe incondicional: "Yo soy la resurrec-
de los tiempos mesiánicos en los que se repro- ción y la vida. El que cree en mí, aunque muera,
ducirían las maravillas que Dios había realizado vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no mo-
durante el paso de los hebreos por el desierto. rirá jamás. ¿Crees esto?» (11, 25-26). El objeto
He aquí finalmente el tiempo en que el hombre de este «creer» no es tanto la resurrección in-
no se vería ya atormentado por el hambre. Las mediata de Lázaro como la persona misma de
turbas comprenden; quieren proclamar a Jesús Jesús en cuanto que salva para siempre de la
rey. y Jesús se escapa. muerte y da la vida que no pasa. Marta lo com-
De este modo -como en el episodio sinóp- prendió muy bien cuando respondió: «Sí, Señor;
tico de la tentación en el desierto -Jesús recha- yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios,
za la tentación de una realeza basada en la pros- el que iba a venir al mundo». Confesar a Jesús
peridad material. Se había negado antes a cam- mediante estos títulos de Cristo y de Hijo de
biar las piedras en pan, en un gesto de poder Dios, esto es, como el único consagrado yen-
en el que realmente no habría hecho otra cosa viado del Padre, es reconocerlo como aquel que
que seguir el juego de Satanás; aquí, en un gesto ha recibido del Padre el poder de «dar la vida a
de bondad, multiplica los panes; comieron "y se los que quiera» (5, 21-22). Lázaro tendrá que
saciaron» (Jn 6, 26). morir de nuevo, porque es un caso-tipo. Su re-
Pero los panes son signo de una realidad dis- surrección es un signo efímero, en el interior
tinta. El verdadero pan, el pan que viene del del tiempo, que tiene que hacer comprender la
cielo, es la palabra de Dios. Es el propio Jesús fuerza liberadora de Jesús, una fuerza que se
el que da la vida al mundo (6, 33). Jesús convi- sitúa fuera del tiempo.
da a sus oyentes a dar un paso a través de la Estas observaciones -demasiado rápidas--..
prueba de la fe. Habrá que reconocer que su tienen que colocarse en el conjunto del evangelio
carne es entregada para que el mundo tenga de Juan.
Signos inscritos en La liberación está ya adquirida
la realidad humana
El evangelio, que se dirige a una comunidad
Los gestos de Jesús se insertan en la reali- de creyentes, demuestra sin cesar que esta libe-
dad más concreta y son una respuesta a unas ración de otro orden está ya adquirida. El agua y
exigencias humanas fundamentales. Los que tu- la sangre (19, 34) representan el flujo de gracias
vieron la dicha de gozar de los dones de Jesús que salen del costado abierto de Jesús. El dis-
pudieron tocarlos lo mismo que pudieron tocar curso después de la cena anunciaba que después
la carne del Verbo. El evangelio se complace en del dolor de la pasión vivirían de nuevo en la
afirmar que el vino fue bebido, que el pan fue alegría: «También vosotros estáis tristes ahora,
saboreado, que Lázaro fue devuelto a sus herma- pero volveré a veros y se alegrará vuestro cora-
nas... Los gestos de Jesús no podían ser signos zón, y nadie os podrá quitar vuestra alegría» (16,
más que porque estaban realmente inscritos en 10-22). Esta palabra se cumplió en la resurrec-
la carne. ción. Jesús muestra a sus discípulos los signos
En su significación, sus gestos son compren- de su crucifixión y de su muerte: «Les mostró las
didos o no son comprendidos (los convidados no manos y el costado. Los discípulos se alegraron
sabían cuál era el vino que bebían; muchos dis-
de ver al Señor» (20, 20). Los signos de la infa-
cípulos se marcharon después de la multiplica-
mia se han hecho gloriosos; llenaron de alegría
ción de los panes; la resurrección de Lázaro su-
a los discípulos que reconocieron la presencia
blevó contra Jesús a las autoridades del pueblo);
sin embargo, Jesús tenía que hacer «obras» actual del Señor. La alegría, en el evangelio de
(cf. Jn 10, 37-38; 14, 11; 15, 24), incluso para los Juan como en todo el Nuevo Testamento, es pre-
que no creían, incluso par los que no veían en cisamente el signo de la actualidad de la libera-
ellas más que el sentido inmediato. ción: «Ahora vaya ti, y digo estas cosas en el
El signo final, el de la cruz, está también ins- mundo para que tengan en sí mismos mi alegría
crito en lo más profundo de la realidad humana. colmada» (17, 13).
Ningún gnóstico se ha atrevido a hacer pasar a su Por tanto, los discípulos son unos liberados,
salvador celestial por la infamia de la cruz. El sin que sean por ello unos evadidos de este mun-
Verbo-carne no huyó de su pasión, sino que la do. La catequesis joánica se une a la catequesis
asumió: «Nadie me quita la vida; yo la doy volun- sinóptica al afirmar que el discípulo será como
tariamente» (10, 18). El Verbo hizo algo más que el maestro (Jn 12,20; 13,16; Mt 10, 24; Lc 4, 40).
tocar con la extremidad de sus dedos la condi- Están en el mundo sin ser del mundo (Jn 17,
ción humana; la asumió en lo que tiene de más 14-18). Así como Jesús, por medio de sus obras,
aplastante. Pues bien, fue precisamente porque ponía actos de liberación cuyo alcance superaba
la asumió hasta el fondo por lo que la transfor- los horizontes de este mundo, lo mismo hicieron
mó. Este es el sentido de un episodio como el de los discípulos. Fueron llamados a realizar obras
la coronación de espinas, al convertirse el sím- mayores que las de Jesús, porque Jesús fue al
bolo de la realeza en símbolo de burla (19, 2-15). Padre (Jn 14, 12). Estas obras no se realizarán
Ser elevado en la cruz es también ser elevado más que adhiriéndose, por la fe, a aquel que ha
en la gloria (3, 14; 8, 28; 12, 32). Es de la pasión enviado el Padre: «¿Qué hemos de hacer para
de donde todos los gestos liberadores de Jesús obrar las obras de Dios? - La obra de Dios es
sacan su fecundidad para convertirse en signos que creáis en quien él ha enviado» (6, 28-29). El
de una liberación que no pasa. es la vid que dará fruto en ellos (15, 1-17], fruto
necesariamente oneroso (cf. el grano de trigo: mo ha de pasar con los de sus discípulos. que no
Jn 12, 24·26). pueden sentirse extraños a las necesidades de
este mundo. Pero ellos creen que la presencia y
los gestos liberadores de Jesús respondían la acción del Señor han transfigurado ya la con-
a unas exigencias profundas del hombre; lo mis- dición humana.

BIENAVENTURADOS LOS POBRES


¿Por qué contrasentido trágico se ha podido mente a establecer este reino de Dios; pero no hizo
hacer a veces de este grito una justificación de la más que inaugurarlo, dejándonos a nosotros la tarea
desigualdad social, como si Jesús hubiera dicho: de llevarlo a cabo. Constatar que todavia hay
«Dios os ama porque sois pobres; por tanto, seguid pobres es por tanto confesar que no hemos hecho
en vuestra pobreza»? Para Jesús, la pobreza, la mi· nuestra tarea. Cuando un cristiano no ha hecho
seria, son un mal contra el que luchó; sus milagros todo lo que está en sus manos -desde la «cari-
son un signo de ello. Las bienaventuranzas son un dad» hasta la acción sindical, politica...- para que
grito profético que recoge el anuncio de los pro- no haya pobres, no tiene derecho a proclamar estas
fetas del destierro y que proclama (a liberación: bienaventuranzas; sus actos están en contradicción
«iFelices los pobres, porque desde ahora dejaréis con sus palabras.
de ser pobres! Uega el reino de Dios... ». Este es, al parecer, el mensaje fundamental de
En efecto, Jesús proclama (a «buena nueva». En Jesús. Mateo y Lucas, sin perderlo de vista, lo in-
e( Antiguo Testamento sólo se encuentra esta pala. terpretaron de manera diferente en función de las
bra en el Segundo y en el Tercer Isa/as; por tanto, necesidades de sus comunidades.
se trata de una buena nueva que no se dirige a Lucas estaba impresionado sobre todo por la
uno cualquiera, sino a un pueblo deportado, que inversión de los valores con la venida del reino.
vive en su carne el desprecio y (a opresión. Y se En aquel momento, los que pusieron su confianza
resume en una palabra: .Dios viene a establecer en lo que no tiene valor, en la riqueza, se encon-
su reino» (11'1 40, 9; 52, 7; 60, 6 en griego; 61, 1 Y trarán desnudos.
Sal 96, 2.10 en griego). Los signos de esta venida Mateo prefirió poner el acento en las disposi-
son: «Los ciegos verán, (os sordos oirán, los c%E¡ ciones de corazón necesarias para establecer este
andarán, los prisioneros serán liberados.... lOE¡ reino de Dios. Se dirige a unos cristianos que ya
pobres oirán la buena nueva» (textos citados, máE¡ trabajan en ello, que ponen sus bienes en común...
(s 35, 5-6). Insiste: para ayudar a los pobres a salir de su mi·
Jesús lo procfama en Nazaret: «iHoy se ha cum- seria, es preciso tener uno mismo un «corazón de
plido estof» (Lc 4). Y cuando Juan bautista, desde pobre»; si no, no harla otra cosa más que aplas-
la cárcel, le envia a preguntarle: «¿Eres tú el que tarlos con su piedad. Hay que ser «misericordioso»,
ha de venir... ?», Jesús realiza curaciones, resuci. esto es, trabajar por el advenimiento de la jusUcia
ta a unos muertos y luego añade: «Id a referirle él como personas que tienen conciencia de haberlo
Juan (o que habéis visto» (Lc 7, 18-23). A( reali. recibido todo, absolutamente todo, de la misericor·
zar estos signos, Jesús proclama por medio de sus dia de Dios y no hacen más que manifestarlo.
actos -como en las bienaventuranzas mediante sus Hay que trabajar activamente para que no haya
pa(abras-: «Conmigo ha llegado el reIno de Dios; pobres -y éste será el signo de que finalmente
por tanto, se acabó (a pobreza». llega el reino de Dios-, pero es Imposible hacer-
Pero, antes de continuar, hay que responder él lo si no se tiene un corazón de pobre.
una objeción: si es esto lo que Jesús proclamaba..., E. C.
entonces la cosa no sa1l6 bien, porque todavfa hay
pobres. Plantear esta cuestión es plantear (a de la
eficacia de nuestra fe. Se esperaba que e( mesías Véase J. Dupant, Les béatltudes. Parls 1969, a su resumen
lo hiciera todo por si solo. Pero Jesús nos ha libe.. en el Cahler Biblique n. 4 de la revista -Fal et Vle-, y en
rada de esta «tentación mesiánica»; él vino cierta· La pauvret6 évangéllque. Cerf, Parla, 37·63.
Los primeros
cristianos

6unos utópicos?
Los Hechos de los Apóstoles
¿Qué tiene que ver fa fe en la resurrección con la eco- primera comunidad de Jerusalén, que intentaron traducir
nomía? Sentimos continuamente la tentación de vivir la en hechos las implicaciones económicas de su fe.
resurrección, individualmente, en el interior de nuestro Edgard Haulotte, profesor en el escolasticado jesuita
corazón. No era eso lo que pensaban los cristianos de la de Fourviere, nos ayuda a comprobarlo.

Los dos primeros capítulos de los Hechos de sara» bajo otra, como centro de esta vida en «co-
los apóstoles se presentan como un largo «trave· munión».
lIing» cinematográfico: una serie continua de pe- Todo el que entra por la fe en ese movimiento
queñas escenas, acompañadas de un «discurso- sabe muy bien que el resucitado se deja encon-
múltiple, que acaba con una visión panorámica trar desde entonces en un conjunto de relaciones
(2,42-47) sobre la «comunión» (en griego, koino- concretas, en esa «comunión" por la que pasa el
nia). Esta última visión relaciona entre sí y con Espíritu Santo para ir hacia «todas las naciones
el exterior a los diversos personajes que han ido que hay bajo el cielo» o para venir de ellas (como
apareciendo por el camino: los «apóstoles», el lo indica el episodio del romano Cornelio: Hech
grupo del cenáculo, los ochenta, los tres mil bau- 10-11). Siempre que aparece en el Nuevo Testa-
tizados (2,41), primicias de «todas las naciones mento la palabra koinonia (comunión),! el con-
que hay bajo el cielo» (2, 5). Esta vida de «comu- texto señala que hay que interpretarla de una for
nión- aparece como el fruto -que va a multipli- ma concreta; sin embargo, su significación lleva
carse y diversificarse- de una iniciación en el consigo múltiples dimensiones, ya que se sumer-
sentido fuerte de la palabra: la «fe» en Cristo re- ge en lo más profundo de la relación con Cristo
sucitado. Su figura visible -los que lo habían y con las diferentes «iglesias», como sucede más
conocido pudieron volver a verlo «durante cua- o menos con la noción joánica de .. amor» (agapé).
renta días» bajo una forma familiar (conversa-
ción, comida, paseos)- queda ahora desplazada
por el don del espíritu; la «nube» divina de la as-
1 Es desconocida en los cuatro evangelios; Pablo la
censión era el signo de este desplazamiento: le emplea abundantemente; fuera de él la encontramos aquí,
..quitó» cierta figura a Jesús para que él «regre- en Hech 2,42; en Heb 13, 16, yen 1 Jn 1,3.6.7.
Ese conjunto concreto de relaciones que es la der de la resurrección del Señor Jesús» (4, 33).
«comunión» no define un espacio cerrado sobre «Los creyentes cada vez en mayor número se
sí mismo, sino un espacio abierto a «todas las adherían al Señor, una multitud de hombres y
naciones». mujeres» (5, 14).
La primera panorámica desarrolla este ele-
Los elementos esenciales de mento de una forma especial: «Acudían asidua-
una comunidad cristiana mente a la enseñanza de los apóstoles, a la co-
munión, a la fracción del pan y a las oraciones»
El relato panorámico de Hech 2, 41-47, des- (2,42). Situada entre la «enseñanza de los após-
cripción de la «comunión» de Jerusalén en sus toles» y la «fracción del pan», la «comunión» im-
comienzos, está emparentado estrechamente con plica por consiguiente que todos se reconocían
otros dos relatos, situados en pleno ambiente del ligados por la misma fe y que lo expresaban por
conflicto entre los líderes de la «iglesia» y los el gesto de repartirse la comida: -Partían el pan
del pueblo judío (4, 32-35 Y 5, 11-16); entretanto, por las casas y tomaban el alimento con alegría
cinco mil personas que escucharon la palabra se y sencillez de corazón» (2,46). Para que este ges-
han hecho «creyentes» (4,4). Estas tres descrip- to pudiera ser expresivo y para que todos reco-
ciones se corresponden entre sí: cada una está nocieran en él la verdad de su fe en la resurrec-
hecha de una serie de acciones, de comporta- ción, tuvieron que tomar en serio, para liquidarlo
mientos, de gestos, cuya combinación vuelve a si fuera posible, un obstáculo que podría impedir
encontrarse en las otras dos, aunque en un orden la verdadera relación con los demás. Este obs-
y bajo unos puntos de vista diferentes. Allí se en- táculo reside no tanto en las tensiones de orden
cuentran representados de antemano los elemen- psicológico o ideológico, como en la manera
tos esenciales de una «comunidad cristiana». A alienante de situarse en las relaciones económi-
continuación, los veremos aparecer de nuevo en cas. De este modo, los dos primeros cuadros
los Hechos bajo formas diversas, siempre que el presentan una figura de las relaciones económi-
relato recaiga en la vida de las diversas «igle- cas que es lo contrario de una alienación y que
sias»: cuando se invente un «servicio» para re- constituye un elemento esencial de la vida -ecle-
solver las tensiones internas entre helenistas y siástica»: donde no se la vive efectivamente, es
hebreos (6, 1-7), cuando se funde un nuevo cen- inútil hablar de «comunión» o de «misión» y pue-
tro en Antioquía (11, 19-26), en vísperas de la de muy bien preguntarse qué sentido pueden
primera gran «misión» fuera de Palestina (13, tener entonces la «fracción del pan» y la -ala-
1-3), o también en el momento en que Pablo deja banza a Dios»; efectivamente, estas últimas su-
Efeso y termina, según los Hechos, su obra mi- ponen el descubrimiento radiante y colectivo de
sionera (20, 26-35).
que Cristo trae un porvenir nuevo: «Alababan a
Estos elementos esenciales pueden reducirse
Dios y gozaban de la simpatía de todo el pueblo»
a tres.
(2, 47).
Esta forma nueva de concebir las relaciones
1. La referencia al Señor resucitado
económicas se nos muestra aquí como vivida en
«El Señor agregaba cada día a la unidad de el interior de la comunidad. Es precisamente en
base (epi to autó) a los que habían de salvarse" su interior en donde toma su origen. Pero es
(2, 471. igualmente, para toda - iglesia-, el alma de sus
-Los apóstoles daban testimonio con gran po- relaciones con el exterior. ¿Cómo se lleva a cabo
este paso, este tipo de comunicación con el ex- tengo plata ni oro; pero lo que tengo, te lo doy:
terior? Aquí entra en juego otro elemento. en nombre de Jesucristo Nazareno, ponte a an-
2. Lo que se vive en el interior dar» (3, 6J. Esta misma afirmación se encuentra
tiene sentido para el exterior curiosamente en el discurso de despedida de
Pablo en Efeso: .. Yo de nadie codicié plata, oro
La descripción de este elemento varía de un o vestidos. Vosotros sabéis que estas manos
cuadro a otro; la comparación nos permitirá co; proveyeron a mis necesidades y a las de mis
rregir unos rasgos con otros; para ello tendra compañeros... Hay que tener presentes las pa-
también mucha importancia el contexto (por labras del Señor Jesús, que dijo: Mayor feliCi-
ejemplo, la curación descrita en el capítulo 3). dad hay en dar que en recibir» (20, 33-35).
Por otra parte, el libro de los Hechos por en- El intervalo entre la segunda y la tercera pa-
tero tiene la preocupación de mostrarnos esta norámica está ocupado enteramente por dos pe-
relación vivida a diferentes niveles: en el am- queñas escenas en las que no se trata más que
biente judío, en Jerusalén, en Palestina, en la de esta dimensión económica: con un colorido
diáspora; en la cultura griega, romana ... brillante, la venta ejemplar de un campo por
.. El temor (o mejor, una experiencia terrible) parte de un tal José apellidado Bárnabas (4, 36-
se apoderó de todos, pues los apóstoles realiza- 37); con un colorido sombrío, el episodio de
ban muchos prodigios y señales» (2, 43). Ananías y Safira [5, 1-11 J, en donde el poder
.. Los apóstoles daban testimonio con gran po- alienante del dinero se manifiesta en sus últi-
der.. ,» (4,33). mas consecuencias. Volveremos sobre ello.
«Por mano de los apóstoles se realizaban Examinemos, en primer lugar, el aspecto eco-
muchas señales y prodigios en el pueblo ... has- nómico que nos presentan estas panorámicas.
ta tal punto que sacaban a los enfermos a las En la tercera, .. hombres y mujeres», se nos
plazas y los colocaban en lechos y camillas, para dice, se unen al Señor por medio de la fe (5, 14).
que al pasar... » (5, 12.15). Presentar de esta forma, en plano de igualdad,
El relato pone los hechos que narra en la a los unos y a las otras indica que la con-
misma línea que los hechos y gestos de Jesús cepción judía que concedía una preminencia casi
según el evangelio. Recuerda igualmente al Exo- exclusiva al sexo masculino ha quedado supe-
do y al Deuteronomio que, para describir el efec- rada. Pues bien, esto supone un cambio en la
to producido en los de fuera por el pueblo de concepción de las relaciones económicas de pro-
Dios, utilizaban aquel doble registro que vemos ducción y los Hechos dan de ello algunas seña-
empleado aquí: terror/atractivo.
les significativas: en Filipos, por ejemplo, se in-
El elemento económico exige, para ser com-
siste en la conversión de una mujer empresaria,
prendido, un desarrollo más amplio.
Lidia, negociante de púrpura, y es en su casa
3. Relaciones económicas nuevas donde se reúne la «comunidad" [16, 11-15); en
El contexto inmediato de las tres panoraml- Efeso, un matrimonio de fabricantes de tiendas
cas pone el acento en la dimensión económica, [con los que ya se encontró Pablo en Corinto:
por así decirlo, del acontecimiento referido, esto 18, 1-3) desempeña un papel decisivo en la pro-
es, de la resurrección con su cara visible que clamación del «Camino de Dios»: la mujer, Pris-
es el don del espíritu. El relato de curación que cila, es mencionada antes que su marido Aqui-
sigue inmediatamente después del primer cua- las {18, 18.26; igualmente en Rom 16,3 Y 2 Tim
dro tiene como eje la afirmación de Pedro: .. No 4, 19).
Pero son sobre todo los dos primeros cua- franceses el que asimilaran al cristianismo con
dros los que más insisten en la novedad de el comunismo, «refiriéndose al estado de comu-
estas relaciones económicas. Dichas relaciones nismo en que habrían vivido, según dicen, los
ocupan el centro del primero: primeros cristianos».
«Todos los creyentes vivían unidos (mejor: De hecho, estos cuadros no presentan ni un
formaban una unidad de base = epi to autó) y modelo económico transferible, ni una situación
tenían todo en común; vendían sus posesiones idílica debida al entusiasmo de los orígenes. la
y sus bienes y repartían el precio entre todos, concepción que los «creyentes» se forjan de las
según la necesidad de cada uno» (2, 44). relaciones económicas, según estas descripcio-
Ocupan igualmente el comienzo y el final del nes, tiene sin embargo una gran importancia
segundo cuadro: para la vida en «comunión» y por tanto para el
«La multitud de los creyentes no tenía sino testimonio dado en favor de la resurrección co-
un solo corazón y una sola alma. Nadie llamaba mo para permitir al espíritu pasar a «todos los
suyos a sus bienes, sino que todo lo tenían en pueblos». La combinación de todos los compor-
común» (4, 32). tamientos y gestos descritos dan materia para
«No había entre ellos ningún necesitado, por- elaborar, en cada época, un utensilio de discer-
que todos los que poseían campos o casas los nimiento, no sólo crítico, sino positivo, respec-
vendían, traían el importe de la venta, y lo po- to a la economía basada en el intercambio co-
nían a los pies de los apóstoles, y se repartía mercial, a propósito de su sentido y de su con-
a cada uno según sus necesidades» (4, 34-35]. trasentido.
¿Se trata simplemente de la experiencia idí- Para comprender el alcance exacto de estos
lica propia de los orígenes, de un entusiasmo textos, es preciso volver a situarlos en el con-
inicial? ¿Se trata, por el contrario, de un mode- texto de aquella época. Algunos rasgos concre-
lo permanente, capaz de inspirar una nueva for- tos demuestran que la comunidad podía inspi-
ma de relaciones económicas y que se encono rarse en formas de vida que eran comunes por
traría, por ejemplo, en esta definición del Capi- entonces: agrupación de los «apóstoles» con los
tal de Carlos Marx: «Una reunión de hombres suyos, reunión en las «casas» como las de Ma-
libres, que trabajan con unos medios de produc- ría, madre de Juan-Marcos (12, 12), o la del cur-
ción comunes y que emplean, siguiendo un plan tidor Simón (10, 6), mesa común y servicio co-
acordado, sus numerosas fuerzas individuales lectivo (6, 1-2). Se conocen, efectivamente, en
como una so(a fuerza de trabajo social». Si se los ambientes judíos contemporáneos, varios in·
trata de una situación idílica, podríamos admi- tentos de renovación espiritual basados en la
rarla o rechazarla, pero no podríamos encontrar vida común: en Qumran, por ejemplo, había un
en ella una virtud revolucionaria, porque se trata período de iniciación asidua en torno al maestro
de algo irrealizable. Si se trata, por el contra- de justicia, se celebraba la entrega de los pro-
rio, de un modelo económico, nos encontramos pios bienes a la comunidad, estaba organizada la
ante un problema insoluble: ¿cómo actualizar un producción en común ... Pero nuestras panorámi-
modelo semejante en los sistemas económicos cas contienen también otros rasgos generales
modernos? ¿Pueden llegar a ello las puequeñas que están de acuerdo, a veces literalmente, con
unidades colectivas en algún país? ¿Ha habido otras formas de vida en común, célebres desde
alguna vez algunas que hayan llegado a ello? hacía siglos en varias escuelas filosóficas grie-
En 1843, Engels reprochaba a los comunistas gas y que se basaban en la amistad entre «sa-
bios»: «Todo es común entre amigos» (Platón, por el año 42: « Los discípulos determinaron en-
Aristóteles, Filón); los pitagóricos «lo ponían viar algunos recursos, según las posibilidades
todo en común» y «nadie consideraba como suyo de cada uno, para (una ayuda colectiva: diako-
lo que le era propio». También en este contexto nía, en favor de) los hermanos que vivían en
nos encontramos con la palabra «koinonia» (ca" Judea». Esta colecta en el Asia Menor parece
munión). ser que probó abundantemente la paciencia de
Pablo y que le hizo correr muchos riesgos, si
En cada época, le toca Inventar al creyente hacemos caso de las alusiones en sus cartas.
I

Al situarla así en su contexto, la vida común Según los Hechos, los que la llevaron a Jerusa-
que nos parecía caracterizar a la «iglesia» pri- lén se quedaron allí, entre sus hermanos, para
mitiva de Jerusalén, se nos presenta extraña- enfrentarse junto con ellos a la persecución que
mente abierta a unas experiencias de origen y se desencadenó, en aquellos momentos, contra
de naturaleza diferentes. Pero, a través de los la «iglesia» (cf. la transición entre 11, 20; 12, 1
rasgos y de los gestos que allí se describen, y Y 12, 20). Entre estas formas de análisis cabe
sobre todo a través de la manera con que están señalar el papel inmenso que representaron la
combinados, se nos indica algo específico: el acogida y la hospitalidad entre las «casas» (fa-
movimiento que tiene que producir cada creyen- milias y sus complejos de relaciones). Esta red
te, de modo distinto según su situación concre- de relaciones humanas se extendió pronto y pro-
ta, para dar cuerpo a los múltiples aspectos de fundamente por toda la trama social, no sin que
la fe en la resurrección que se han desplegado se presentasen difíciles problemas que resolver
en los dos primeros capítulos de los Hechos. y que nuestra lejanía de los hechos y del con-
Bastará un ejemplo para demostrar cómo texto cultural de aquella época no nos permite
funcionan estos textos: «Todos los creyentes ... apreciar a primera vista. Volveremos sobre ello.
vendían sus posesiones y sus bienes y repartían Sigue en pie el principio de que la «comunión»
el precio entre todos» (2, 44-45). ¿Hay que to- con el resucitado se mide por el reconocimien-
mar esto al pie de la letra? Si era ésa la prác- to práctico del otro, y que este reconocimiento
tica general, ¿se habría referido como un hecho puede exigir, en casos determinados, que se
importante la venta de un campo por parte de vendan los campos y las casas. La actitud de
un campesino de Chipre, Bernabé (4, 36)? De fondo queda definida en 4, 32: «Nadie llamaba
hecho, un relato cercano (5, 4) nos dice que ca- suyos a sus bienes».
da uno tenía libertad para conservar sus bienes
El verdadero vrnculo entre los hombres
y para disponer de su precio a su gusto. Por
otra parte, la final de 2, 45 aporta un detalle para En apariencia, el relato no parece considerar
matizar lo que tenía el aspecto de una regla ge- más que el aspecto interno de la vida de las
neral: «según la necesidad de cada uno», esto «iglesias». La verdad es que nos cuenta su his-
es, en función de un análisis de la situación en toria por dentro. Sin embargo, el horizonte ex-
el que se hace práctico el reconocimiento del terno se presenta, en toda su amplitud, como el
otro. Este análisis puede conducir a formas de fondo sobre el que se recorta esta historia y de
acción muy diferentes de las que aquí se pre- vez en cuando se ponen también de relieve sus
sentan. Más adelante se nos habla de una deci- implicaciones económicas. Así, por ejemplo, son
sión adoptada en Antioquía (11, 29), durante el las consecuencias económicas las que impiden
hambre que se abatió sobre el medio oriente la conversión en un ambiente en el que una jo-
ven dotada de «encantos» {16, 16) o la diosa nías y Safira puede quedar iluminado por esta
Artemisa (19, 23) constituyen el objeto de una luz (5, 1-11).
explotación económica sumamente rentable. El
diálogo sobre la fe en Jesucristo entre Pablo y
el gobernador Félix fracasa cuando la conversa- Jesús no viene a denunciar los pecados lo mismo
que los profetas, en nombre de la ley o de las re-
ción recae, entre otros asuntos espinosos, en flexiones naturales de la conciencia humana; sino
cuestiones de justicia (24, 24-25). Y es curioso que, proclamando el amor sin limites del Padre.
cómo tiene éxito en un ambiente tácitamente apelando al perd6n total, al abandono sin reservas.
alienado por el dinero, como es el de la magia ataca al pecado en su coraz6n, pone al desnudo
todas las hipocresias. Por eso todos se sienten
(19, 19). Los casos de Lidia y de Priscila y Aqui- afectados por él y se ven obligados a reaccionar los
las demuestran que hubo muchos pequeños nú- mismos responsables politicos ...
cleos que hicieron irradiar por toda la cuenca El serm6n de la montaña, impulsando a la con-
ciencia a obrar. a reconciliar, a inventar solucio-
mediterránea, según su propio ritmo y con una nes. impidiéndole que no se quede nunca satisfecha
fuerza de transformación eficaz, su concepción con los resultados adquiridos, resulta en el fondo
sobre el sentido (y el no-sentido) del intercam- más inquietante para un politico que la denuncia de
bio comercial, del dinero y de la propiedad. los profetas, que gritan cuando la injusticia se hace
visible, pero se detienen en el umbral de las con-
Había un gran número de «creyentes» que ciencias.
tenían que vérselas con la economía comercial
J. GUILLET, Jésus et la politique: Recherches
del imperio romano y que estaban sometidos a de Sciences Religieuses (1971) 539.
sus procesos globales: penuria de mercados en
el año 42 (11, 28), intercambio comercial entre
el rey Herodes y los comerciantes de los puer- Entre un hombre y una mujer, un buen ma-
tos fenicios a propósito de la producción de tie- trimonio cristiano de Jerusalén, nace el proyec-
rra adentro (12, 20). Así, pues, es sobre este to de convertir cierta suma de dinero en un va-
fondo del cuadro, en este contexto en el que la lor aparte, mantenido a ocultas; no sabemos cuál
preocupación económica se muestra presente fue el demonio que les impulsó a anunciar sin
por doquier, donde el relato de los Hechos pre- embargo a la «comunidad» que habían vendido
senta su concepción de las relaciones econó- sus bienes y que habían dado toda la cantidad
micas en la que los intercambios comerciales a los apóstoles. Pedro no se deja engañar y pone
pierden su valor de absoluto: el intercambio eco- de manifiesto su superchería. De pronto, todos
nómico tiene que sustituir a la figura mentirosa los ven caer muertos, uno tras otro. Interprete-
del dinero y de la propiedad cerrada sobre sí mos este relato. Se nos presenta el dinero como
misma; tiene que haber relaciones vivas entre dotado de un poder fascinante, apenas se le
las personas y los grupos. La perspectiva abier- considera como un valor que desprecia a las
ta por estas tres panorámicas revela una con- personas. Podría bloquear las relaciones huma-
ciencia teórica tan clara en este punto como en nas y darle a la «iglesia» una estructuración an-
los demás: la forma natural del vínculo nece- quilosada, la de un comercio (lo vemos a veces
sario entre los hombres no es la relación co- demasiado claramente). El relato nos dice a su
mercial. manera que ese poder fascinante hace ciegos
a quienes lo poseen, impidiéndoles ver el ver-
El dinero mata...
dadero contenido de las relaciones sociales, es-
El pequeño episodio, tan enigmático, de Ana- pecialmente en el interior de la «iglesia». Al no
ser jamás neutro en esta posición, el dinero tien- tico de los demás en unas civilizaciones como
de a sustituir clandestinamente a la persona en las nuestras -tanto en el este como en el oes-
sus relaciones con los demás, produciendo así te- que se dicen cristianas o que creen haber
una estructura alienante. La amenaza pesa sobre sustituido la «idea» cristiana, pero que en todo
todo el cuerpo. La muerte corporal de estos dos caso permiten que tres hombres de cada cuatro
personaji'lIos del relato traduce la muerte nece- tengan hambre en nuestro planeta.
saria de la relación comercial en un cuerpo so- Los elementos que utilizan los Hechos en
cial que quiere vivir. estas descripciones eran y siguen siendo el prin-
cipio de una violencia revolucionaria que produ-
• ce su efecto ante todo en el seno de la «iglesia»
y para cada creyente según sus medios. Eficaz
la importancia concedida a la economía no por dentro, esta «dinámica» lo es igualmente por
resulta extraña si la resurrección y el don del fuera, según el impulso de aquel «viento impe-
espíritu constituyen el acontecimiento funda- tuoso» que vino en pentecostés. La «iglesia» se
mental de las relaciones verdaderamente huma- manifiesta entonces capaz, a los ojos de todos,
nas. Más extraña resulta la falta vertiginosa de de traer en cierto modo la esperanza a los pue-
imaginación que estorba el reconocimiento prác- blos.
"Para ser libres
nos libertó
Cristo"
(Gál5,1)
San Pablo
«Pablo no es uno, sino varios» (Brunot): judío la libertad que había traído Cristo.
de raza y de religión, vivió desde dentro esa fe Su extrañeza, su asombro, su admiración, los
judía y esa libertad que había creído encontrar expresa con espontaneidad a sus corresponsa·
gracias a la ley de Dios; ciudadano romano, re- les a lo largo de las cartas que ahora vamos a
cibió una formación griega; vivió en Asia Me- releer.
nor, en una ciudad universitaria, y conocía muy Nos van a ayudar a ello cuatro artículos:
bien la mentalidad griega. e El mundo de entonces (¿y el de ahora?)
Hacia los treinta años, Cristo se apoderó de está profundamente marcado por tres oposicio-
él en el camino de Damasco y realizó en su áni- nes que dividen a los hombres: la oposición ra·
mo una conversión dolorosa que le llevó a verlo cial (<<judíos y griegos,,), la oposición social (<<es-
todo en adelante «en Cristo". Durante veinte clavos y libres"), la oposición humana (<<hombre
años estuvo recorriendo el Asia Menor, la Ma- y mujer«). Pablo descubre en Jesús al que hace
cedonia, Grecia, Italia... y fue redescubriendo la reconciliación.
aquel mundo que ya conocía con una mirada e Luego acude a la raíz misma de toda alíe-
nueva, la de Jesús. Fue descubriendo mejor la nación: la del pecado. Y es de ella de la que
asombrosa esclavitud de este mundo: la escla- nos libera Cristo.
vitud material (una ciudad como Corinto parece
ser que contaba con 400.000 esclavos al servicio e La fuente última de la verdadera libera-
de 200.000 hombres libres), pero también la es· ción reside en el Espíritu Santo derramado en
c1avitud de las pasiones que encadenaba a aquel nuestro corazón y que nos hace hijos de Dios.
mundo pagano; fue descubriendo también -y e Pero esto no nos entrega a la anarquía.
esto era más doloroso para él- hasta qué punto «Sed sumisos a las autoridades ... », escribe Pa-
la misma ley judía podía ser una esclavitud." Y blo a los romanos. ¿Será esto acaso la conde-
frente a todo aquello se quedó maravillado de nación de toda acción política de oposición?
NI JUDIO, NI GRIEGO...
.Ya no hay ni judío, ni griego; cubrirlo en nuestro mundo de hoy. Pero Pablo ve también
ni esclavo ni libre; en él que se va abriendo paso un mundo nuevo. En él, el
ni hombre ni mujer... » (Gál 3. 28). anuncio del evangelio mezcla estrechamente la predica-
Tres oposiciones, fuertemente marcadas en tiempos de ción de Jesús con la afirmación de la libertad del cris-
Pablo y que todvía perduran bajo otras formas, dividien· tiano. En la «pascua» de Cristo se asiste al «paso» de un
do a los hombres: hombre viejo a un hombre nuevo (2 Cor 5, 17); de ella
" oposición racial o cutural: para un israelita, están surge una creación en busca de un nuevo parto (Rom 8,
«los judios y los otros», para un griego, están «los griegos 28). El «lenguaje de la cruz» dice y repite de diversas
y los bárbaros», para nosotros, «los españoles y los de- maneras que ese cambio es liberación en Jesús y por
más», «los pueblos ricos y los pueblos en vías de desa· Jesús.
rrollo»... Michel Dutheil, franciscano, profesor de sagrada es-
>{: oposición social: en el imperio romano existen por critura en Tolouse, nos ayuda a percibir la novedad del
una parte los hombres libres y por otra los esclavos; mensaje de Pablo.
siempre están los oprimidos y los otros... Tenemos que redescubrir ante todo ese mundo antiguo
>{: oposición de sexos, que hace que la mujer se viera en el que predica Pablo, un mundo que se le presenta,
entonces menospreciada por el hombre..., y que hoy no según Cristo, como «un mundo que pasa» (pero ¿ha pa-
tenga los mismos derechos o el mismo salario por un sado de verdad?; ¿no es acaso el nuestro bajo otras foro
trabajo igual. mas?).
A través de las cartas de Pablo, todo ese mundo ano Esto nos permitirá captar mejor cuál es la reconcilia·
tiguo nos revela su rostro y no nos cuesta mucho des· ción de la que Cristo ha sido ministro.

1. La figura de un mundo que pasa la educación que recibe (la paideia); todo el que
se aprovecha de esa paideia es un heleno. El
(1 Cor 7, 31) bárbaro es el otro, no solamente el retrasado y
Las tres oposiciones que hemos recordado el primitivo (que tiene como prototipo al escita:
marcan profundamente la concepción fundamen- cf. Col 3, 11), sino todo el que no comprende ni
tal del mundo en la época de Pablo. Son las «Je- puede darse a comprender (tal es la definición
yes» que lo rigen. La novedad del evangelio es- del bárbaro en 1 Cor 14, 10-11).
tará en criticar, en nombre de la «fe», esa figu- Para el judío las cosas van por el mismo ca-
ra de un mundo que pasa. mino. Están aquellos que pertenecen al univer-
1. Judía y griego so cultural de la ley, y los otros. El niño judío
aprende a leer en la escuela, a través de las es-
Para afirmar que su misión se dirige a todos crituras, su destino humano y espiritual, lo mis-
los hombres, Pablo nos propone dos fórmulas mo que el niño griego recibe en el gimnasio la
sumamente sugestivas: «Me debo a los griegos paideia. Porque la ley, si es mandamientos, ob-
y a los bárbaros, a los sabios y a los ignorantes» servancias, es también otra cosa. Es la palabra
(Rom 1, 14), Y define el evangelio como «fuerza del Dios único que se dirige a un pueblo único
de Dios para salvación de todo el que cree: del en la alianza y que le separa de las demás na-
judío primeramente, y también del griego» (Rom ciones. Por causa de ella, nunca le será posible
1, 16). En pocas palabras, alude a dos mentali- a Israel ser una nación como las demás, cuando
dades, a dos formas de dividir el mundo. tenga ganas de serlo.
Efectivamente, para el griego existen dos En los comienzos de la era cristiana fue para
campos: el suyo y el de los bárbaros; entre ellos él muy grande la tentación de abandonar aquella
existe ante todo una frontera cultural. Lo que singularidad. Ya hemos visto en el cuaderno an-
hace al griego no es tanto su nacimiento como terior (pág. 38) cómo en la época griega Antío-
co IV quiso obligar a los judíos a adoptar la re· ción era algo menos penosa en Grecia, pero de
ligión griega y cómo gran número de ellos, en todos modos lo separaba un abismo del hombre
nombre de su fidelidad a la ley, permanecieron libre. El esclavo es por excelencia el «no-ciuda-
fieles a su religión hasta el martirio. La fideli- dano», el que no existe, ya que «un individuo no
dad a la alianza y a la ley -esos dos términos existe como persona humana, con sus derechos,
se habían convertido en sinónimos- se verifi- su libertad, la conciencia de su dignidad moral,
có entonces en la observancia de unas cuantas más que cuando es miembro de una ciudad»
prescripciones determinadas: la circuncisión y (Festugiere). Ante las decisiones que compro-
el respeto a los entredichos alimenticios (más meten el porvenir y regulan el presente, no pue-
todavía que en el respeto al sábado o en los de decir nada.
ritos de un culto que resultaba imposible en un Por el contrario, el ciudadano es aquel que
templo devastado). tiene derecho a la palabra; es ése el privilegio
Esto nos permite comprender por qué el de- más característico de su libertad, el bien «que
bate sobre la ley dividía tan profundamente la vale por todos los tesoros del mundo» (Jenofon-
conciencia de los cristianos salidos del judaís- te). «Para el heleno no hay nada más grande que
mo: era en la fidelidad heroica a la ley y a sus la libertad; es ella la que concede al hombre su
prácticas donde los mártires habían probado su propia dignidad» (Inscripción de Priene).
fe y era esa fidelidad la que aseguraba la re- No todas las esperanzas estaban cerradas
surrección de entre los muertos (2 Mac 7, 9). para el esclavo. La liberación podía restituirle
Después de la destrucción de Jerusalén en la común dignidad humana. Aun cuando enton-
el año 70, la ley permaneció como la única ra· ces no fuera más que un ciudadano de segunda
zón de vivir para el judío, su felicidad, su forma clase, sus hijos por lo menos podrían ser algún
de ser él mismo en medio de las naciones. Y día ciudadanos de pleno derecho.
para protegerlo como un baluarte en contra de Triste patrimonio de los mundos griego y ro-
todos los ataques del exterior, los preceptos mi- mano, la esclavitud lo era también de Israel. Al·
nuciosamente elaborados se levantaron como un gunas familias judías poseían esclavos paganos
muro en torno a la ley. o israelitas. No siendo más que «cosas» de sus
Mediante la fórmula «judío y griego'", el ju- amos, les re~>ultaba bastante difícil recobrar la
dío afirma una diferencia, una separación de las libertad. Sin embargo, lél ley preveía ciertas cláu-
naciones, la distinción entre circuncisos e incir- sulas. más favorables sin embargo a los israe-
cuncisos y fjnalmente entre la santidad y el pe- litas que a los extranjeros. De hecho, estos úl-
cado. El judío no podrá escuchar la llamada a timos se libraban difícilmente de una servidum-
imitar a Dios, sin percibir en ella una invitación bre perpetua y, a la muerte de su posesor, pa-
a separarse de los demás. El mandamiento del saban a los herederos con el resto de la heren-
Levítico, «sed santos porque yo soy santo- (11, cia (Lev 25, 46).
45) se completará con este otro: «como yo estoy Sin embargo, era de otro sitio de donde el
separado, estad separados también vosotros- (Si- judío sacaba su gusto por la libertad: «Nosotros
frá al Lev 11, 45-46). somos raza de Abrahán y nunca hemos sido es-
2. Esclavos y libres clavos de nadie» (Jn 8, 33). Es en sus orígenes
donde los judíos ponían su convicción de ser,
El romano Varrón definía al esclavo como después de Abrahán, los hijos libres de una mu-
'»""..9 especie de utensilio que puede hablar»; jer libre (ef. Gál 4, 22-31), de pertenecer a un
sólo tenía valor por su rendimiento. Su condi- pueblo que había pasado de la servidumbre a la
independencia por medio del Exodo. El recuerdo pertenece; y el decálogo la cuenta entre las po-
de la primera pascua será el nervio de todas las sesiones del marido, junto con "su casa, su sier-
revoluciones de Israel. Y servirá de modelo a vo, su sierva, su buey, su asno y las demás co-
su visión de la era de la salvación; la diferencia sas» (Ex 20, 17; Dt 5, 21). Sobre ella es sobre
esencial entre los días del mesías y el siglo pre- quien recae el peso del pecado original: "Por la
sente será la libertad. mujer fue el comienzo del pecado, y por causa
3. Hombres y mujeres de ella morimos todos» (Sir 25, 24). Sin embar-
go, la maternidad, sobre todo el nacimiento de
"Los hombres manejan a las mujeres; nos-
un hijo varón, la coloca en una situación nueva.
otros, los romanos, manejamos a todos los hom-
La sabiduría con que gobierna su casa la con-
bres; pero son las mujeres las que nos mane-
vierte en un bien inestimable. En esto se revela
jan a nosotros», Tras esta ocurrencia que se
como la compañera que Dios destinó al hombre
atribuye a Catón el viejo, aparece toda la con-
(Gén 2, 18). Y en ciertas ocasiones, el papel po-
cepción masculina de la humanidad. En la rela-
lítico y social de la mujer se afirmará con cla-
ción entre los sexos, el hombre tiende siempre
ridad, tal como nos lo recuerdan los nombres
a imponer su hegemonía.
de Judit, Ester, Débora ...
Todas las legislaciones antiguas, las de Ro-
ma, Atenas o Israel, se empeñan en mantener 11. Una reconciliación para el mundo
para la mujer un papel de minoría legal y en (Rom 11, 15; 2 Cor 5,19)
aislarla de la vida pública. Sin embargo, entre
bastidores ésta impone su presencia y le dis- Así, pues, éste es el mundo en el que Pablo
cute al hombre su preponderancia. Y el derecho ha nacido y al que ahora tiene que predicar. Pero
sigue a la práctica. De esta forma, en la Roma ahora ya es distinta la mirada que tiende sobre
del siglo I después de J.C. se tiende a recono- él, ya que entre esos dos momentos Cristo se
cer su lugar. Su situación es poco más o menos ha hecho con él en el camino de Damasco. Aquel
la misma que en Grecia. Pero en Roma, durante acontecimiento fue para el porvenir del cristia-
esta época, se nota un cambio en las costum- nismo tan importante como lo fue para el judaís-
bres sociales: se crean ciertas cofradías o aso- mo la teofanía con que se vio honrado Moisés
ciaciones en las que se mezclan con toda liber- en el monte Sinaí. Testigo del Señor glorioso que
tad hombres y mujeres, esclavos y libres. Sin ahora se revela bajo el nombre de Jesús, Pablo
duda, todo esto no resultará extraño a la impor- se convirtió allí en el apóstol de las naciones, in-
tancia concedida a la libertad por los predica- vestido de un ministerio de reconciliación. Y en
dores del evangelio. primer lugar intentará hacer que salte el cerrojo
En el mundo judío la mujer sigue siendo muy de la ley que impide entrar a los paganos.
dependiente. Por la mañana, en su oración, el 1. «Ya no hay ni judío ni griego... »
judío le da gracias a Dios por no haberle hecho Con el correr de los tiempos, para librarse
mujer, mientras que ésta se contenta con dar del peligro de los ídolos del paganismo y pre-
gracias al creador por haberla hecho según su servar su identidad, Israel había hecho de la ley
voluntad. "Según la ley, escribe Flavio Josefa, una barrera casi estanca entre él y el mundo.
la mujer es en todo inferior al hombre. Por tan- Pero no era ésa precisamente su vocación. Es-
to, tiene que someterse a él, no para ser humi- cogido de en medio de los pueblos. sabe que
llada, sino para poder ser dirigida por él •. Y esto su destino no es indiferente a la salvación de
precisamente es lo que se desprende de las es- las naciones. El universalismo de la salvación es
<erituras: su marido es su señor y amo, al que un continuo interrogante en la historia de Israel.
Algunos libros, como los de Jonás y Rut, de- latas, a los corintios) reflejan esta polémica.
muestran su sensibilidad por este problema. Los Pablo se bate con valor, ya que está en jue-
profetas vislumbraban para el final de los tiem- go la misma verdad del evangelio. Si la muerte·
pos una nueva relación entre la ley y los hom- resurrección de Jesús es el acontecimiento que
bres, un nuevo estatuto para la alianza. Algún abre los últimos tiempos, es que han llegado los
día quedarían transformadas, el precepto se con- tiempos del espíritu, aquellos durante los cua-
vertiría en espíritu, se inscribiría en lo más ín- les «todo el que invoque el nombre del Señor
timo de un corazón renovado (Jer 31, 32-33; se salvará" (Hech 2, 21). Pues bien, imponer a
Ez 36, 26-27; 37, 14). un griego la circuncisión o condenarle a romper
Este movimiento de ideas no era desconoci- con los suyos por medio de ciertas prácticas
do en el judaísmo contemporáneo de Jesús. Sin alimenticias, ¿no es poner en peligro el univer-
embargo, las peripecias de la lucha contra los salismo de una salvación sin fronteras?
romanos, el desastre del año 70 y la dispersión Tremendo problema de conciencia para unos
del 135 acabaron apagando este movimiento. hombres que mantenían viva la memoria de una
Sólo subsistirá entonces aquel que, bajo la égi- historia no tan lejana en la que la supervivencia
da de los rabinos fariseos, se refugie en la ley de Israel se había debido a la heroica observan-
y agrave sus preceptos. Sólo se evocarán enton- cia de estas prescripciones, en la que estaba
ces las oportunidades de salvación para los pa- arraigada la certidumbre de la resurrección. A
ganos acudiendo a muchas reticencias. De to- pesar de los argumentos aducidos por los pre-
dos modos, los paganos no podrán salvarse más dicadores del evangelio, de la intervención de
que aceptando la ley, haciendo suyo el particu- Dios (Hech 10), de la efusión del espíritu sobre
larismo de Israel. los paganos (Hech 10, 44s), de la asamblea de
Esta desconfianza f r e n t e a los paganos Jerusalén (Hech 15, 5-12), de las enseñanzas de
-esos «pecadores", declara Pablo (Gál 2, 15)- Jesús, no por ello se cerrará el debate sobre las
es muy sensible en los comienzos del cristia- observancias. La tardía carta a Tito pide que se
nismo. Al principio, no se pensó en ir a ellos eviten «las discusiones... y disputas sobre la
(Hech 11, 19) y, cuando entraron en la iglesia, ley" (3, 9). Combates evidentemente de reta-
su ingreso sembró la inquietud. Ante el anuncio guardia: se había adquirido una libertad esen·
de su conversión, los apóstoles acuden presuro- cial; ya no debería haber en la iglesia ni judío
sos o envían sus mensajeros para manifestar su ni griego. Han quedado abolidas todas las ba-
autoridad; otros se empeñan en exigirles la cir- rreras raciales o culturales; lo único que cuenta
cuncisión y la observancia de la ley de Moisés es la fe en Jesucristo.
(Hech 15, 1). Se acepta que los paganos se ha- Se trata desde luego de una «liberación» in-
gan cristianos, pero con la condición de que se terior a la iglesia. Pero ¿quién no ve en ella unas
hagan antes judíos, con todas las imposiciones consecuencias políticas? El judío había llegado,
que esto supone. en nombre de su fe, a dividir el mundo en dos;
Al proponer su evangelio a los griegos como el cristiano, en nombre de su fe, no recono-
a los judíos, Pablo tenía que entrar en discu- cerá ya ninguna barrera entre los hombres; sea
sión, a propósito de esas observancias, con los cual fuere su raza, su cultura, su formación, todo
judíos, pero también con ciertos cristianos sa- hombre ha sido llamado por Jesucristo. La fra-
lidos del judaísmo. ¿Se salva uno por la sola fe ternidad que podemos comprobar entre las pri-
en Jesús o por las obras de la ley? Las gran- meras comunidades, entre el centurión romano,
des epístolas de Pablo (a los romanos, a los gá- el esclavo del puerto de Corinto, la gran señora
como lidia, ¿no es acaso el signo de que en También es revolucionaria esta afirmación
adelante todo hombre es un hermano para el de Pablo.
hombre en Jesucristo? Es verdad que muchos textos del apóstol nos
demuestran que ha conservado su mentalidad bí·
2. ((Ya no hay ni esclavo ni libre... )) blica y judía y que a veces da la impresión de
En varias ocasiones evoca Pablo la suerte de ser algo misógino. Seguramente se vio sorpren-
los esclavos. Concretamente escribe a Filemón dido y extrañado de la emancipación de la mu-
para pedirle que reciba como a un «hermano jer griega, por ejemplo en Corinto; sus modas
muy amado" a su esclavo fugitivo, que se ha (1 Cor 11, 5-6), su audacia en las asambleas
refugiado al lado de Pablo y se ha convertido (1 Cor 14, 33) no le parecen muy convenientes.
(Flm 15-17). El mantiene la relación jerárquica de la mujer
El esclavo «liberto del Señor" (1 Cor 7, 21): respecto al hombre: «la cabeza de la mujer es
esta fórmula nos seduce. ¿Lograría el cristianis- el hombre" (1 Cor 11,3; pero véase 11, 11-12).
mo, por sus propios caminos, conseguir la libe- Sin embargo, ahí está esa pequeña frase re·
ración de los esclavos en el imperio? Desgra- volucionaria: "ya no hay hombre ni mujer, ya
ciadamente, Pablo añade: que cada uno perma- que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús".
nezca en la situación en que lo ha encontrado Ahora ya es imposible para el judío que se ha
su conversión, tanto si es esclavo como libre, hecho cristiano seguir rezando :« iBendito seas,
tanto si es circunciso como incircunciso, tanto Señor, porque no me has hecho mujer, ignoran-
si es hombre como mujer (1 Cor 7, 18-30). Pablo te o pagano! ". Todo ser humano, sea hombre o
vive entonces en la espera del retorno de Jesús; mujer, puede alcanzar en Cristo el término de
la historia presente toca a su fin; por tanto, todo su propia vocación. Y esto tiene sus consecuen-
pierde su importancia ante la única preocupa- cias para el cristiano, incluso en su vida coti-
ción del Señor que ya viene (1 Cor 7, 20). diana.
¿Cambiará de manera de pensar cuando se Pero se advierte además que Pablo recoge
calme la fiebre de la espera? Entonces encuen- aquí los mismos términos del relato del Géne-
tra nuevas razones para que cada uno siga en sis: "Creó Dios al hombre a imagen suya; a ima-
el lugar que le corresponde (Ef 6,4·9; Col 3, 22; gen de Dios le creó; macho y hembra los creó"
4, 1). (Gén 1, 27). De esta forma nos quiere hacer re-
Hay en el trasfondo una voluntad realista de flexionar sobre el papel de la pareja en el nue-
Pablo de evitar, en el seno de las comunidades vo orden instaurado por la pascua de Jesús. Es
nacientes, cualquier agitación que ponga en pe- verdad que, cuando piensa que está cerca la pa-
ligro su desarrollo. Y también es verdad que Pa- rusía, enseña -sin despreciar el matrimonio-
blo, como buen ciudadano, es un hombre de que es mejor preferir el cuidado del Señor (1
orden. Cor 7, 25-40). Más tarde, cuando haya tomado
Sin embargo, él atestigua que una novedad conciencia de que esta parusía tarda, subrayará
radical ha sido traída por Cristo: sea cual fuere la eminente dignidad de la relación hombre-mu-
su condición, hombres, mujeres, libres, escla- jer en el matrimonio: es la imagen, el sacramen·
vos, circuncisos e incircuncisos, todos han lle- to, de la unión de Cristo y de su iglesia (Ef 5).
gado a una igualdad profunda. Se encuentran to- De la servidumbre al servicio
dos unidos en un servicio común, el servicio
Para Pablo, el cristiano es un hombre libre,
del Señor.
o mejor dicho, liberado por Jesucristo. La ley
3. «Ya no hay hombre ni mujer... » judía tenía un papel importante: era un peda-
gago para conducirnos a Cristo (Gál 3, 24 s); va»: «liberados del pecado, os habéis hecho es-
pero su papel desapareció con la aparición de clavos de la justicia... , libres del pecado y escla-
éste. Por otra parte, por muy santa que fuera, vos de Dios» (Rom 6, 18-22). Se necesita una
no daba más que el «conocimiento del pecado» obediencia para entrar en la imitación de Jesús.
sin dar fuerzas para evitarlo; por tanto, condu-
La ley de Cristo sustituye a la de Moisés; mejor
cía a la muerte (Rom 3, 20). Finalmente, levan-
dicho, Cristo es él mismo toda la ley, por me-
taba una barrera entre Israel y las demás nacio-
nes, siendo así que Jesús había venido a des- dio de su espíritu que nos anima. Su novedad
truir, en su cuerpo crucificado, todas las barre- no consiste tanto en resumirse en el precepto
ras. Jesús se reveló en la historia de Israel, pero del amor como en afirmar la nueva forma con
rompió sus fronteras. Todo el que cree en él se que se impone, desde dentro, como un espíritu
convierte, con él, en ese hijo muy amado que nuevo, como un soplo de vida para unas nuevas
puede llamar a Dios «Abba - Padre». En Jesús, criaturas.
el camino hacia la reconciliación de Dios con Ese evangelio de libertad llama al hombre de
los hombres y de los hombres entre sí encuen. hoya cambiar el sentido de la historia, a cambiar
tra su total cumplimiento. la vida: despojar continuamente al hombre viejo
liberado de la ley, ¿está también el cristia- para que nazca el hombre nuevo, inscribir en
no libre de toda ley? Paradójicamente, el fiel al el presente del mundo-que-es el porvenir del
hacerse libre se convierte de nuevo en «esela- mundo-que-viene.

LA LEVADURA EN LA MASA
"Si el culto al emperador era la base politica por el evangelio, esa destrucción del desprecio del
del imperio romano, la esclavitud era su base eco- hombre libre hacia el esclavo, puso en cuestión
nómica: un pequeño grupo de hombres libres vMe la estructura económica de la sociedad. El com-
del trabajo de los esclavos: libres de las tareas portamiento de los cristianos provocó unas veces
cotidianas, podian dedicarse a la cultura, a las la admiración ("ved c6mo se aman..) y otras veces
tareas "nobles.. y al ocio. la ironia y el escándalo. Pero la acci6n progresiva
Los apóstoles no atacaron de frente esta es- de la levadura permitió el hundimiento de esa es-
tructura; es verdad que Pablo recomienda a File- tructura.
món que libere a su esclavo Onésimo. /0 cual es La acci6n a largo plazo nos permite comprender
significativo de su opción fundamental; pero se la relaci6n entre el fin y los medios. En la acci6n
trata de un caso particular. A los esclavos y a los a corto plazo uno siente la tentación de emplear
dueños que se han hecho cristianos, les aconseja cualquier medio; la eficacia parece ser el único
que sigan en su condición. Pero hace que recaiga criterio. La acción a largo plazo pone de relieve que
el impacto del evangelio en la re/ación dueño-escia- la elecci6n de los medios repercute en la naturale-
vo: en Jesucristo. "no hay ya esclavo ni hombre za del fin, que la preforma y la prefigura. Si, por
libre... no hay más que dos hombres, cada uno con ejemplo, el medio es violento, el término lo será
su dignidad. con su identidad reconocida por el y lo seguirá siendo por largo tiempo.
otro. ligados por el amor, unidos en Cristo. La imagen de la levadura en la masa atrae nues-
Pues bien, como sabemos, el dominio del hombre tra atenci6n sobre la relación necesaria entre lo
por otro hombre no puede subsistir a la larga más que esperamos, lo que queremos, aquello por lo
que sostenido por el desprecio del superior hacia que luchamos y lo que somos, entre nuestro esti-
el inferior, del amo hacia el ese/avo, del coloniza- lo de acción y nuestro estilo de existencia. Nos re-
do.r haci~ el colonizado, del explotador hacia el opri- cuerda que la acción no produce sus frutos más
mIdo. Sin duda, para que la esclavitud desaparez- que en la paciencia de la historia, al ritmo del
ca. era preciso que se hicieran posibles otras es- tiempo necesario para la madurez. Nos enseña la
tructuras económicas, y esto s610 se debi6 a los paciencia de la esperanza...
descubrimientos técnicos. Pero este elemento de H. Bruston, Evangile et révolution, en Mission
las nuevas técnicas pudo haber dejado las cosas au temps des révolutions. 42' Semaine de missiolo-
como estaban. El cambio de mentalidad producido gie de Louvain. Dese/ée de Brouwer 1972. 130-131.
CRISTO NOS LIBERA DEL PECADO
Cristo ha venido a reconciliarnos con Dios y entre alienación fundamental, la del pecado.
nosotros haciendo que cayeran todas las barreras diviso-
rias. Pierre Grelot, profesor en el Instituto católico de París,
Pero no pudo hacerlo más que liberándonos de una nos introduce en el pensamiento de Pablo.

Por su muerte y su resurrección, Jesús nos 1 Cor 15, 24-26), también sostuvo un combate
ha liberado y redimido: esta «buena nueva» cons- victorioso contra el m¡:¡1 que se apega a noso-
tituye el centro del mensaje que nos ofrece el tros tomando un aspecto seductor. Pero aquí
Nuevo Testamento. ¿Redimidos de qué? ¿Y libe- son varias las representaciones simbólicas que
rados respecto a qué? En su comentario al rito se acumulan para evocar la presencia misterio·
del bautismo (Rom 6), Pablo resume su respues- sa de esa fuerza infernal, cuya seducción expe-
ta a estas cuestiones presentando a los dos ene- rimentamos sin poder deducir con claridad cuál
migos esenciales de cuyas garras hemos sido es su exacta naturaleza. Estas imágenes están
arrancados: el pecado y la muerte. Dejaremos sacadas de la tradición judía, del Antiguo Testa·
aquí de lado los problemas de la muerte para mento y hasta de ciertas concepciones dualis-
examinar solamente nuestra liberación del pe- tas que el mundo griego había obtenido del
cado. oriente.
Los evangelios nos hablan de «acusador de
1. Las «figuras» del pecado los hombres» (en hebreo: Satán; en griego: el
Antes de tratar del problema del pecado al diablo), de «tentador» (Mt 4, 3], de «príncipe de
nivel de nuestra experiencia, hemos de recordar los demonios» (Mt 9, 34], de Beelzebúl (Mt 12,
que el Nuevo Testamento ha utilizado, para re- 24-27), de «príncipe de este mundo» (Jn 12, 31).
presentar su dominio sobre nosotros, unas cuan- De un cabo al otro de su vida pública, Jesús
tas representaciones imaginarias que personifi- mantiene en contra suya un combate sin tregua:
can la fuerza del mal. Semejante lenguaje 1 per- tentación personal (Mt 4, 1-11; Lc 4, 1-13), de
mitía hacer sentir mejor el carácter dramático la que los hombres son a veces los instrumen-
del acto redentor. Lo mismo que al morir Jesús tos inconscientes (Mc 8, 33), condenación a
se enfrentó con la muerte como contra una po- muerte de Jesús por aquellos que han sido se-
tencia maligna a la que venció (cf. Rom 6, 9; ducidos por Satán (Lc 22, 3; Jn 8, 44; 13, 2-27).
El hecho de que Jesús conciba de una forma tan
realista el duelo que ha emprendido con él nos
I Se puede hablar aquí de lenguaje «mítico», o sea,
de una conjunción sistemática de representaciones sim- impide ver en todo esto una pura abstracción,
bólicas que permiten evocar, concretamente, una realidad revestida de imágenes poéticas: Jesús es «el
cuya presencia se deja sentir en nuestra experiencia in- más fuerte», que entra en la casa del hombre
terior, pero que es inaferrable a nuestros sentidos e im- fuerte para maniatarlo y despojarlo (Mt 12. 29).
posible de discernir claramente por nuestros conceptos
racionales. La "simbólica del mal. no puede prescindir de la presencia del mal en el mundo reviste de
este lenguaje. este modo una forma personal. Pero la batalla
emprendida por Jesús tiene una amplitud cós- 2. Los aspectos del reino del pecado
mica que el Apocalipsis describe con la ayuda
de una imaginería mucho más compleja: «la gran El hombre se encuentra así en cierto modo
serpiente antigua (cf. Gén 3, 1), el llamado Dia- en tensión entre dos universos que tienen co-
blo y Satanás» (Apoc 12, 7-9), prosigue una mis- mo cabezas al pecado personificado y a Cristo.
ma empresa desde el principio; vencido por Je- Pero no se trata de un dualismo metafísico que
sús, continúa la lucha en la historia en contra ponga en el mismo plano a un principio del bien
de los hombres redimidos (Apoc 12, 10-17). (Dios y su Cristo) y a un principio del mal (Sa-
Pablo no ignora estas representaciones apo- tanás y sus auxiliares), cuyo combate explicaría
calípticas (Ef 4, 27; 6, 11; 1 Tim 3, 6-7; 2 Tim 2, nuestras luchas interiores suprimiendo radical·
26; 1 Pe 5, 8). Pero las fuerzas del mal revisten mente nuestra libertad. En realidad, nuestra li-
también en él una forma menos simple. Son los bertad es puesta a prueba por el pecado que
«príncipes de este mundo» (1 Cor 2, 6-8), o los intenta seducirnos. Es verdad que ese pecado
espíritus malos cuyo príncipe posee el dominio encuentra en nosotros mismos algunos aliados:
del aire (Ef 2, 2). Finalmente, para sintetizar to- son las apetencias (Gál 5, 16-17) o las afeccio-
da esta demonología de aspecto popular, Pablo nes de nuestra carne (Rom 8, 5-7), esto es, de
personifica al pecado mismo como una potencia nuestro ser en cuanto que es débil y se ve es·
demoníaca, que entró en la escena del mundo pontáneamente inclinado hacia el mal, hacia too
desde los orígenes ¡(Rom 5, 12) y que actual- da clase de mal. El Antiguo Testamento hablaba
mente tiene a los hombres cautivos (Rom 7, 14- en este mismo sentido del «corazón malo» del
23) hasta el punto de obrar en ellos para hacer hombre, inclinado al mal por su propio movi-
que cometan el mal (Rom 7, 17-20). La reden- miento (por ejemplo, Gén 6, 5). Cuando el hom·
ción llevada a cabo por Jesucristo libera al hom- bre se deja arrastrar por la carne, cae en esas
bre de su ley: por Cristo, Dios "nos libró del prevaricaciones de las que el Nuevo Testamento
poder de las tinieblas y nos trasladó al reino nos ofrece cierto número de listas muy ilumina·
del Hijo de su amor» (Col 1, 13). Este simbolis- doras? Esos pecados son el resultado de como
promisos personales de los que cada hombre
mo de las tinieblas, su sentido más abstracto,
se encuentra igualmente en Juan (por ejemplo, sigue siendo responsable, en cierto modo para
Jn 3, 19; 12, 35-46; d. Lc 22, 53). El Apocalipsis constituir el "pecado del mundo», que Cri~to ha
venido a quitar en este mundo (Jn 1, 29), pero
prefiere los símbolos más personalizados: pre- que a su vez pesa sobre los individuos para in-
senta como auxiliares del dragón a una bestia fluir en sus opciones morales.
monstruosa salida del mar (Apoc 13, 1-8; cf. Dan Hay que señalar, especialmente, en las listas
7, 3-6), que representa al imperio pagano tota- ~encionadas, la importancia de los pecados sa-
litario, y a otra bestia que representa a los cuI- clales, que desnaturalizan las relaciones entre
tas idolátricos (Apoc 13, 11-17). los hombres, bien sea las relaciones sexuales
Así, pues, el pecado no es solamente una o bien otras relaciones entre los miembros de
tenáencia mala interior al yo humano, sino un los grupos humanos.
no-yo que tiene al hombre prisionero, una po-
tencia que tendrá que derribar Cristo para rea·
lizar nuestra salvación. Fue esto lo que se llevó 2 Me 7, 21-22; Rom 1, 31-32; 13, 13' 1 Cor 5 10-11'
2 C:0r 12, 20; G~I 5, 19·21; Ef 4, 31; S: 3·S; Col' 3, 5-S;
a cabo en el momento de su muerte en la cruz 1 Tlm 1,9-10; 2 Tlm 3, 2-5; Tit 3,3; 1 Pe 4 3· Apoe 21 S·
(Jn 12, 31). , 22, 15. • , • ,
Pero todas estas apetencias desordenadas consiguiente, la conversión necesaria no puede
¿no constituyen otras tantas idolatrías? El des- limitarse a sólo la vida privada; lleva también
conocimiento del verdadero Dios ¿no es la fuen- consigo no pocas exigencias en la vida pública.
te de una divinización práctica, bien sea del Pero lo mismo que el individuo lleva difícilmen-
hombre por sí mismo, bien de los valores terre- te el peso psicológico de su «corazón malo»,
nos que él coloca en el puesto de Dios? De ahí contra el que tiene que luchar. también tiene
se sigue un desvío radical de su conciencia, en que soportar el peso sociológico de ese «peca-
el que Pablo reconoce precisamente la conse- do colectivo)} instalado en el mundo, que ten-
cuencia de la idolatría. señalando en ello el re- drá que combatir con perseverancia. Son éstos
sultado de un juicio divino. dos aspectos correlativos de la condición huma-
Esta «alienación", que se debe al olvido de na: {( ¡Pobre de mi! ¿Quién me librará de este
Dios, alcanza al hombre en el nivel psicológico cuerpo que me lleva a la muerte?" (Rom 7, 24).
(Rom 1. 24-28) Y cultural, llegando incluso a
aprobar a los que cometen esos pecados (Rom 3. la gracia liberadora
1, 32). La carta a los romanos es un himno a la gra-
En semejantes condiciones, sería una equi- cia liberadora, que culmina en el capítulo 8. Pero
vocación leer esas listas de pecados como si el tema que se desarrolla en esos capítulos está
afectasen únicamente a los individuos. Puesto en la base de todas las evocaciones paulinas del
que toda especie de relación social está infec- evangelio, y, a su lado y detrás de ellas, en to-
tada l;>or ese mal a.ue reside en el corazón de t;!a.~ I.'i!.~ WR/!.i.+'WMPv~ 1R.'. f}~I.!Pv\'~ 1'C~+.'2.WPv';'.+.~ 'Wr-
los hombres, ese mismo mal no puede dejar de bre la salvación. así como en las palabras y en
afectar también a las instituciones en las que los hechos de Jesús que son su fundamento.
los hombres dan a sus relaciones una estructu- Efectivamente, el problema de la libertad espi-
ra organizada. El pecado del mundo no es sola- ritual del hombre, y por tanto el de su liberación
mente la suma de los pecados individuales. sino con respecto a todas las formas de pecado, es
que alcanza a la sociedad como tal, ya que la la cuestión central a la que ofrece una respues-
validez de los bienes terrenos y la ambición de ta la gracia de Jesucristo. Pero hay que com-
poder producen allí necesariamente sus frutos. prender exactamente la forma de esta respues-
Entonces, no son únicamente los individuos ta. para no mutilar o desnaturalizar el evangelio
los que están en estado de pecado; es la so- auténtico. En efecto, si el hombre fija su aten-
ciedad misma. La opresión de los esclavos por ción únicamente en los aspectos visibles, indi-
parte de los hombres libres, ¿está en confor- viduales o colectivos. del pecado que le escla-
midad con los designios de Dios sobre los hom" viza, sin examinar su fuente más profunda, se
bres (Gál 3. 28; Col 12, 13)? ¿y el desprecio de verá condenado a dar vueltas alrededor sin lle-
los bárbaros por parte de los griegos. de los ig" gar nunca al fondo. Ni el recurso a un moralis-
norantes por parte de los hombres cultos? Estos mo abstracto, ni las técnicas de transformación
pecados colectivos pesan seriamente sobre to" 'al, podrían por sí solas realizar esa Iibera-
dos. Pues bien, los individuos no pueden pala" :a¡lgn~ odrían todo lo más /desplazar EH centro
petarse en su propio interior para tranquiliz 1: de gr dad del problema./Pablo subraya a este
su conciencia; en la medida en que los acept I IQ~ la impot~ncia de la sola «razón», ca-
sin reaccionar contra ellos, los endosan e in \t1 \'Jitad ía de percibir,las justas exigencias de
rren en la responsabilidad «por omisión». P la ley D~s (en .flbnd~ e~ hombre encuentra
la ley de su verdadero ser), y la de la sola «vo- Jesús te liberó de la ley del pecado y de la
luntad» natural, capaz de tender al bien pero no muerte» (Rom 8, 2-4).
de cumplirlo {Rom 7, 15-23). ¿Qué se necesita Por nuestra fe en Cristo resucitado y por
entonces para salir de este círculo? nuestro bautismo, que es la traducción de esa
Si el desconocimiento del verdadero Dios fe, resucitamos con Cristo para entrar en un
está en el origen de las diversas «idolatrías» nuevo modo de existencia (Rom 6, 8; Col 3, 1-
prácticas de las que se derivan todos los peca- 10), renacemos del agua y del espíritu (Jn 3, 6).
dos humanos (Rom 1, 19-32), es preciso ante No es que Dios haya perdido para nosotros su
todo que se vuelva a encontrar a Dios en su aspecto de autoridad soberana, ni que su ley
verdad. Por eso las palabras y los hechos de Je- haya desaparecido de nuestro horizonte. Pero,
sucristo constituyen en primer lugar una revela- en adelante, arrancados de la servidumbre del
ción del Dios vivo. No solamente en «su poder pecado, podemos entrar con una alegría filial en
eterno y su divinidad» (Rom 1, 20), no solamen- el servicio de Dios, sometiéndonos a la «regla
te en su autoridad soberana que se manifiesta de la doctrina», Así, pues, la ley subsiste intac-
por su ley (Rom 2, 17-20), sino en «sus rique- ta, con todas sus exigencias, pero el espíritu de
zas de bondad, de paciencia y de longanimidad» Dios que habita en nosotros la aparta de esa
[Rom 2, 4), Y finalmente en su amor que se ma- «exterioridad» que nos hacía antipáticas sus exi-
nifestó para con la humanidad pecadora de for- gencias. Centrada en el mandamiento del amor,
ma gratuita y absoluta: «La prueba de que Dios que es su plenitud (Rom 14, 8-10), se hace en
nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía nosotros interior y constituye para nuestro «es-
pecadores, murió por nosotros» (Rom 5, 8). De- píritu» un objeto de deseo. Entonces, llevando
lante de Cristo crucificado el pecador descubre unos la carga de los otros, cumplimos la ley de
al «Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí Cristo (Gál 6, 2). Ese es el término hacia el que
mismo por mí» (Gál 2, 20), Y descubre de esta nos conduce aquí abajo la gracia liberadora,
manera el amor que Dios le tiene. «Porque Dios aguardando a que «la redención de nuestro cuer-
es amor... En esto consiste el amor: no en que po» (Rom 8, 23) nos haga participar plenamente
nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él de la victoria de Cristo sobre la muerte. Pero
nos amó y nos envió a su Hijo como propicia- ¿con qué condiciones puede esta victoria sobre
ción por nuestros pecados» (1 Jn 4, 8-10). Al ser el pecado hacerse efectiva en nosotros?
pecadores, nos habíamos puesto en estado de
enemistad con él; pero él mismo ha hecho sal- 4. La respuesta a la gracia liberadora
tar ese obstáculo, reconciliándonos consigo en Dejados a nosotros mismos, los hombres no
Jesucristo (2 Cor 5, 18-19). Por eso podemos, teníamos más que una libertad cautiva del pe-
con Jesús, llamarlo: «iAbba! iPadre! ». cado (Rom 7, 14). Cristo nos ha traído la libera-
Nuestra visión del mundo y de nuestra pro- ción, pero ha sido para que en retorno ella se
pia existencia queda entonces literalmente trans- comprometiera de una forma decisiva en el ca-
formada. No se trata de que nuestros conflictos mino que nos abrió él. Nuestra libertad es un
interiores o sus prolongaciones sociales desapa- poder de elección que no se ejerce solamente
rezcan como por arte de encantamiento; en el en el plano moral frente a la ley de Dios, sino
fondo, siguen siendo los mismos. Pero se nos ante todo en el plano espiritual ante la gracia
devuelve la esperanza de librarnos de ellos, ya que la solicita y el espíritu de Dios que pone en
que «la ley del espíritu que da la vida en Cristo ella la capacidad de amar (Rom S, 5), Así es
como nuestra libertad responde a esta llamada cia. Volvemos a encontrarnos aquí con esa lu-
de Cristo: «El tiempo se ha cumplido y el reino cha interior que pintó tan bien san Pablo en el
de Dios está cerca; convertíos y creed en la bue- hombre enfrentado con el mal en una situación
na nueva» (Me 1, 15). La fe, por la que nos ha- en que todavía están ausentes la gracia y el es-
cemos victoriosos sobre el «mundo» malo, y la píritu de Dios (Rom 7, 14·24). En el plano psico-
conversión que esa fe manifiesta, se sitúan ante lógico, se trata exactamente de la misma lucha,
todo en ese orden espiritual, en donde Dios tie- con la diferencia de que nuestra fe nos ha he-
ne la iniciativa de todo bien y lo produce en cho descubrir la fuerza del espíritu de Dios y
nosotros por su gracia, pero en donde la gracia nos ha dado de este modo la esperanza de una
misma se quedaría sin frutos si nosotros no le victoria final. Pues bien, si el pecado humano
diésemos la adhesión de nuestra libertad. Pues tiene dos aspectos indisociables, el individual y
bien, si esta adhesión nos hace participar en la el colectivo, el combate contra el pecado tiene
libertad del propio Cristo en nuestra modesta que revestir esta misma estructura. El que cree
medida, esa gracia no se realiza jamás una vez en Cristo no puede resignarse al mal bajo nin-
para siempre, instalándonos en un estado de guna de sus formas, ni en sí mismo ni en la so-
«justificación» que no se vería nunca amenaza· ciedad a la que pertenece.
do. Es preciso que la renovemos a cada instan- Porque en este terreno social también están
te, ya que las fuerzas del mal siguen sometién- enfrentados el bien y el mal. Un moralismo abs-
donos a prueba e intentando seducirnos. La «jus- tracto, centrado en la interioridad del hombre
tificación» nos introduce de esta manera en un dentro de una perspectiva individualista. corre-
estado «militante» en el que se nos impone una ría el riesgo de hacer olvidar esta verdad. Pero
dura lucha. No podemos olvidarnos de que el no puede de ninguna forma apelar al evangelio.
propio Jesús comprendió su misión como una La libertad auténtica exige de nosotros un com-
lucha de este mismo género, en la que ni si· promiso en el combate contra todo lo que es-
quiera faltó la prueba de la tentación (Heb 4, 15). claviza a los hombres nuestros hermanos, bien
Esta lucha es en primer lugar la de la perseve- sea porque a algunos de ellos la voluntad de po-
rancia en la opción inicial de la fe; después de der los hace personalmente responsables de las
haber «oído la palabra (de Cristo) con un cora- situaciones "alienantes», bien sea en virtud de
zón bueno y recto», necesitamos guardarla y las limitaciones humanas que hacen sentir su
«fructificar con perseverancia» (Le 8, 15). Así peso sobre las instituciones. Sin embargo, hay
nuestro combate interior reviste una hondura que recordar que es por su impulso moral por
sobrehumana (Ef 6, 12). Para ello tenemos que lo que el evangelio se convierte en fermento de
vestirnos con la armadura de Dios: el escudo transformación en el seno de las sociedades y
de la fe, el yelmo de la salvación y la espada de las civilizaciones. El evangelio ofrece princi-
del espíritu que es la palabra de Dios (Ef 6, 14- pios de discernimiento crítico para dar un juicio
17). Si nos olvidáramos de esta dimensión espi- moral sobre ellas y orientar la búsqueda en di-
ritual del combate, haríamos estéril la gracia de rección de unas soluciones liberadoras; pero no
Dios e iríamos al fracaso. da soluciones ya hechas. en el plano de las téc-
Sin embargo, nuestro combate se particula- nícas políticas y económicas que intervienen
riza en unos actos concretos que, por su rela- necesariamente en toda organización de la vida
ción con la ley de Dios, son de orden moral y en sociedad. Además, pone en cuestión el in-
abrazan todos los terrenos de nuestra existen- movilismo conservador, que se refugia detrás
de la mitología del orden para salvar el desor- La utopía desempeña ciertamente un papel im-
den establecido; e igualmente cuestiona a las portante en la espiritualidad que él quiere incul-
mitologías contrarias que cuentan con el mero car a sus lectores; pero el papel de la utopía no
cambio de las instituciones para hacer surgir al tiene que confundirse con el de la economía po-
uhombre nuevo» liberado del mal. Efectivamen- lítica. Pablo no trasladó estos rasgos al pie de
te, la fuerza del pecado sigue desplegándose en la letra a las comunidades que fundó. Sin em-
los corazones de todos, ejerciendo su seducción bargo, no se le puede acusar de haber minimi-
hasta en los esfuerzos que emprenden por com- zado la preocupación de la libertad y del amor
batir alguno de sus aspectos particulares. De cristianos, de los que dio él el primer ejemplo.
este modo, la obligación moral de un compro- El amor tiene que ser inventivo en sus manifes-
miso activo en la empresa de la liberación hu- taciones prácticas, ya que éstas no nos las in-
mana deja intactas la necesidad del juicio críti- dica el evangelio de una forma prefabricada.
co y la posibilidad de engañarse en la elección El evangelio de Cristo nos libera del pecado
de los medios técnicos aptos para Hevarla a y de sus consecuencias prácticas, tanto en el
cabo. aspecto individual como en el social. Pero en el
Un ejemplo nos permitirá fijar estas ideas. plano psicológico, en el plano socio-económico
La primera comunidad cristiana, habiendo toma- y en el plano socio-político, la gracia tolera los
do en serio el principio comunitario que daba a defectos que pesan sobre la libertad humana. Si
los creyentes «un solo corazón y una sola alma», la fuerza del espíritu de Dios viene en ayuda
percibió ante todo sus consecuencias económi- de nuestra debilidad para impulsarnos a la ac-
cas: «Nadie llamaba suyos a sus bienes, sino ción y hacerla espiritualmente eficaz, no nos
que todo lo tenían en común» I(Hech 4, 32). El pone al abrigo de las dificultades ni de los fra-
medio técnico empleado para asegurar esto fue casos. De esta forma, mantenemos necesaria-
la venta de los bienes particulares, distribuidos mente el sentimiento de nuestros límites y de
luego a cada uno según sus necesidades. nuestras fragilidades en cualquier terreno que
Hay que creer que el medio utilizado no co- sea. Pero la fuerza del espíritu nos permite man-
rrespondía exactamente a la situación real, por- tener la esperanza y proseguir con coraje un
que a continuación hubo que organizar en todas combate que no acabará nunca, aunque cambien
las iglesias, especialmente en las que vivían en sus formas. El sueño de una libertad definitiva-
territorios paganos, una colecta para los pobres mente adquirida, bien en el orden individual,
de la iglesia de Jerusalén (2 Cor 8,-9). El tras- bien en el orden colectivo, es una vieja ilusión
torno económico que supuso la empresa gene- pagana salida del mito de la edad de oro, que
rosa de los judea-cristianos, ¿respondía exacta- desconoce a la vez el sentido de la libertad ver-
mente a sus necesidades? Lucas, al referir este dadera y la profundidad de la herida que le ha
hecho (Hech 4, 32-5, 11 J, pretende seguramente producido el pecado. La cruz de Cristo nos libra
poner un ejemplo de esta «utopía» cristiana que de esta ilusión.
libera al hombre de la servidumbre del dinero.
LOS HOMBRES
EN LA LIBERTAD DEL ESPIRITU
Liberados, emancipados por Cristo. Pero ¿para qué? Angers, busca en primer lugar en este capítulo qué es lo
En dos capítulos de su carta a los romanos, extrañamente que nos dice Pablo de la liberación de los hombres en
cercanos a nosotros, Pablo nos responde: la fuente última Jesucristo, para ver en un segundo tiempo cómo lo que
de nuestra liberación reside en el Espíritu Santo que hace nos dice sobre ello ilumina la cuestión que hoy se plantea
del mundo y de los hombres una «creación nueva»; hemos de la relación entre liberación ~umana y salvación en
sido liberados para convertirnos, por él, en hijos de Dios. Jesucristo.
Paul de Surgy, profesor en las Facultades Católicas de

tuito del Padre. Este amor manifestado activa-


1. Situación de Romanos 7·8 mente en Jesucristo (8, 3-4; 7, 25; 8, 39; cf. 5,
Estos capítulos pertenecen a la seccJOn de 6, 10) ejerce su eficiencia en nosotros por el
la epístola a los romanos, en que Pablo señala espíritu que envía el Señor Jesús; de este amor
a los cristianos que la certeza de su esperanza no hay nada, bajo el punto de vista de Dios, que
de la salvación se basa en el amor que Dios pueda separar a los creyentes que confiesan a
les tiene, amor manifestado en la muerte de Cristo resucitado (8, 31-39).
Cristo, amor que -tras haberles justificado por 2. Esta liberación está actuando desde el
la fe- les hace vivir en el espíritu. Mientras «ahora» marcado por la venida de Cristo que
que en el capítulo 5, Pablo, después de haber ex· inaugura los últimos tiempos (8, 1 Y todo el ca-
presado la certeza de la esperanza cristiana, in- pítulo 8), y está aguardando su realización ple-
sistía en la eficacia de la acción de Cristo, nuevo na en el porvenir (cf. 8, 17 ss), realización plena
Adán, en el capítulo 8 describe ampliamente la que esperan los creyentes por ser ése el desig-
vida de los cristianos en el espíritu. Lo hace con nio de Dios (8, 30).
un relieve tanto más acusado cuanto que la su- 3. Esta liberación es típicamente bíblica. En
cesión entre los capítulos 7 y 8 presenta un cua· la biblia, el Dios que libera no es simplemente
dro comparativo de la condición del hombre bajo un Dios que libra de una realidad opresora, sino
la ley y la vida de los cristianos en el espíritu. un Dios que libera para hacer entrar en alianza
con él: liberación de la servidumbre de Egipto
con vistas a la alianza del Sinaí, liberación del
11. La liberación de los hombres destierro con vistas a una renovación de la alian-
en Jesucristo según Rom 7·8 za, liberación definitiva del pecado y de la muer-
te con vistas a la plenitud de la salvación, en
Tres rasgos caracterizan a la liberación de el amor y la gloria. con el Señor.
los hombres en Jesucristo tal como se expresa La realidad de esta liberación aparece bajo
en estos capítulos. Estos rasgos aparecen con varios aspectos.
tanta claridad que podemos contentarnos con
señalarlos brevemente. 1. Liberado del drama interior
1. Esta liberación que se realiza en y por vivido bajo la ley
Jesucristo es obra del amor preveniente y grao El hombre es liberado del drama in-
terior que vivía bajo la ley para poder. (7, 25).
gracias al don del espíritu. realizar la En adelante, aquello a lo que tendía la ley,
justicia hacia la que tendia la ley. la justicia que ella indicaba pero sin poder pro-
A la luz del Cristo resucitado. Pablo dibuja curar, se ha hecho posible gracias al don del
un cuadro dramático del hombre bajo el régimen espíritu que se nos ha hecho en Jesucristo y a
de la ley (directamente la ley mosaica, pero in- la justificación que él realiza en nosotros: «A
directamente toda la ley). La manera con que fin de que la justicia de la ley se cumpliera en
Pablo describe esta situación se deriva esencial- nosotros, que seguimos una corducta, no según
mente de la inteligencia que tiene, en Cristo, la carne. sino según el espíritu» (8. 4).
de la condición del hombre bajo la ley, prescin- 2. Liberado de la esclavitud de la «carne»
diendo de la acción salvadora de Cristo; evoca
el recuerdo del primer Adán frente al precepto El hombre es liberado de la escla-
divino; puede estar inspirada también, aunque vitud de la «carne». que conduce a la
secundariamente. en la experiencia del desga- muerte, y de una mentalidad de ser-
rrón que experimenta el hombre, en presencia vidumbre y de míedo. para vívir en
de la tentación, cuando se ve arrastrado por el el Espíritu Santo una vída de hijo de
peso del egoísmo que hay en él -al que Pablo Dios.
da el nombre de «carne»-, en vez de llevar a Abandonado en manos de sus tendencias
cabo el bien que le gustaría realizar. Este cua· egoístas y de las apetencias que le llevan al
dro, cuya precisión de matices se explica por pecado, el hombre esclavo de la «carne» cami-
el convencimiento cristiano de Pablo de que so- na hacía la muerte total, no solamente física,
mos justificados y salvados únicamente por el sino espiritual: «el deseo de la carne es la muer-
don de gracia que se nos -ha hecho en Jesucris- te» (8. 6); delante de la alternativa. esclavitud
to, expresa el drama del hombre tenso entre el de la carne o servicio de Dios, no puede esco-
deseo de hacer lo que, en lo mejor de sí mismo ger, con solos los recursos de la ley, más que
(el «hombre interior" = el hombre en su deseo el camino que conduce a la muerte total. Así es
del bien y su orientación hacia Dios: 7, 22). com- como la ley, a pesar de su intención fundamen-
prende que es el bien, y la debilidad que palpa tal, se había convertido en <<ley del pecado y de
en sí mismo y que le impide seguir ese cami- la muerte». Pero el que cree en Cristo muerto
no. Se trata de un drama insoluble mientras el y resucitado recibe el espíritu y se ve liberado
hombre no disponga más que de la ley que le de «la ley del pecado y de la muerte» gracias a
indica el camino a seguir, pero sin darle fuer- «la ley del espíritu que da la vida en Cristo Je-
zas para comprometerse en él. Un drama inso- sus» (8, 2): «mas vosotros no estáis en la car-
luble y trágicamente desesperante: «¿Quién me ne, sino en el espíritu» (8,9). El espíritu de Dios
librará de este cuerpo que me lleva a la muer- enviado por el Señor Jesús lo ha liberado de la
te?" (7, 24). esclavitud mortal en que vivía bajo la ley. para
En lo más profundo de este abismo, Pablo, hacerle vivir en Cristo.
que reconoce la santidad de la ley, pero no ve El régimen de la ley, por sí solo, encerraba
de ninguna forma en ella la fuente de justifica- al hombre en una mentalidad de esclavitud y de
ción y de salvación del hombre, proclama la li- temor respecto a Dios; la vida bajo la ley del
beración traída por Jesucristo: «iGracias sean pecado, descrita en el capítulo 7, no podía de
¿lgoas a Dios por Jesucristo nuestro Señor!» suyo establecer la relación dAI hombre con Dios
más que en una situación de malestar funda- Señor Jesús la plenitud de la salvación. Corr
mental. De esta mentalidad servil y de estas fal- consecuencia del pecado, la creación ligada
sas relaciones con Dios se ve liberado el hom- hombre vuelve a caer, por así decirlo, en el v
bre por el Espíritu Santo que lo hace hijo de cío. En su visión unificada del mundo y del hon
Dios (S, 15-16). En efecto, no solamente el es- bre, Pablo afirma que la salvación de Jesucrist
píritu permite al hombre ser plenamente hom- repercute y repercutirá, no solamente sobre I
bre, sino que al mismo tiempo e inseparable- hombre, sino también, de una manera indudabll
mente le concede participar de la vida divina. mente misteriosa, sobre el universo en que E
En esta vida de hijos de Dios, el espíritu hombre está inserto; más todavía, que la salvl
viene en ayuda de la debilidad humana que si- ción de Cristo alcanza al hombre no solament
gue siendo la nuestra, especialmente en la ora- en la totalidad de su persona, sino incluso e
ción (S, 26-27) Y en la fidelidad a Dios en nues- su relación con el universo creado {S, 19-21:
tra vida (S, 13). El destino de la creación está ligado a la 1:
beración de los hijos de Dios, y no al contrario
Esto está en conformidad con la visión bíblic.
3. Liberado en la totalidad de su persona según la cual la creación está hecha para e
El hombre es liberado en la totali- hombre, que recibe de Dios la misión de domi
dad de su persona, en su raigambre narJa y de ponerla en obra (cf. Gén 1, 28; 2, 15)
cósmica, en su relación con Dios. Y Sin embargo, no puede concluirse de ello, ya qUE
lo es en comunión con sus hermanos. Pablo no considera este problema, que la trans
El hombre es liberado y llamado a ser libre formación de las estructuras o cierta manera de.
en la totalidad de su persona. Viviendo según organizar el mundo creado sea para él algo sir
el espíritu, los creyentes son invitados ya des- importancia o como privado de influencia sobre
de ahora a hacer morir en su existencia cotidia- la manera con que los hombres pueden vivir su
na las «obras del cuerpo .. (S, 13; expresión que liberación en Jesucristo.
hay que entender aquí en su sentido peyorativo) La pertenencia anterior de Pablo al pueblo
y a rendir a Dios con toda su persona un culto de Israel y su pertenencia actual a la iglesia de
verdadero (Rom 12, 1-2). Viven en la esperanza Dios lo han hecho sensible a la realidad del
de que «aquel que ha resucitado a Cristo Jesús pueblo de Dios. Es significativo que el capítu-
de entre los muertos dará también la vida a sus lo 8, donde se describe la vida de los cristianos
cuerpos mortales por su espíritu que habita en en el espíritu, esté escrito en plural. Esto no
ellos .. (S, 11). La salvación no es liberación del nos autoriza ciertamente a prestar a Pablo una
cuerpo como de una prisión, sino que alcanza a la toma de conciencia moderna de las dimensio-
totalidad de la persona. nes colectivas de la ciudad, como tampoco a eli·
Más aún, esta salvación tiene que repercu- minar, por lo que él nos dice, el carácter perso-
tir en el cosmos. La biblia considera al hombre nal (que no quiere decir individualista) de la
en su vinculación con el universo creado y con- responsabilidad del cristiano. Pero la verdad es
cibe la condición de la creación vinculada a la que esto nos impide entregarnos a una lectura
situación moral del hombre en su relación con individualista de su texto; el hombre se ve al-
Dios. Pablo se coloca en esta misma perspecti- canzado por la acción salvífica de Jesucristo en
va: muestra a la creación asociada a los hijos la comunión con todos los hermanos con los que
de Dios que esperan de la venida gloriosa del confiesa al Señor. Pablo no trata aquí de las re-
Jaciones entre los que confiesan al Señor y los Y. en e$ta vida de sufrimiento, esperamos la re-
que no profesan esta fe en él; habla solamente, dención de nuestros cuerpos (B, 23); la creación,
de forma positiva, del Señor, de la comunidad de que está asociada a nosotros, espera su libera-
los hijos de Dios y de la creación que está aso- ción de la gloria de los hijos de Dios (B. 19-21);
ciada a ellos en la esperanza de la libertad glo- Dios, que nos ha justificado, nos glorificará
riosa de los hijos de Dios. (B, 30); si ya estamos justificados, la plenitud
de nuestra liberación, nuestra salvación, es ob-
4. Una liberación comenzada jeto de esperanza, de una esperanza tan cierta
Una liberación ya actual que se desde el punto de vista del amor de Dios hacia
vive en la existencia humana; una li- nosotros, que Pablo emplea ya el pasado: Dios
beración comenzada, pero que espera nos .. ha glorificado» (8, 24-30).
su acabamiento de la venida en glo- Estos dos aspectos de la liberación en Cristo
ria del Señor. -liberación real que se vive en la existencia.
A propósito de la vida en el espíritu, nos en- liberación comenzada en espera de la plenitud
contramos con la categoría, frecuentemente re- por don del Señor Jesucristo- son igualmente
cordada en la moral paulina, del indicativo y del importantes para la manera con que los cristia·
imperativo : .. Estáis muertos... , por tanto, mo- nos están llamados a vivír, en el corazón de la
rid ... » la liberación, la emancipación, la reden- historia humana, la libertad en el espíritu.
ción, la libertad que nos ha traído Cristo pro- 111. Liberación humana y liberación
ducen ya en nosotros un nuevo estado de hom·
bres libres: somos hijos de Dios, el espíritu ha· en Jesucristo
bita en nosotros, etcétera. Al mismo tiempo. en la liberación del hombre, tal como nos la
la lógica de este ser nuevo. estamos llamados presenta Pablo. ¿ilumina la cuestión que nos he-
a vivir esta liberación en la existencia humana: mos planteado del vínculo entre la liberación
«emancipados de la ley...• de modo que sirva- humana y la salud ofrecida por Jesucristo?
mos con un espíritu nuevo» (7, 6); «si con el 1. Hombres liberados para hacerse libres
espíritu hacéis morir las obras del cuerpo. vivi·
réis» (B, 13); «... a fin de que la justicia de la La liberación en Jesucristo es li·
ley se cumpliera en nosotros. que seguimos una beración de los hombres de su cau-
conducta. no según la carne. sino según el es- tividad fundamental; los sitúa en un
píritu» (B, 4). camino de liberación; basada en la
Esta liberación en Cristo ha comenzado ya gratuidad del amor divino, provoca la
ciertamente: ya estamos justificados. ya vivimos libertad de los hombres.
en el espíritu, ya somos hijos de Dios. Pero. Aquello de lo que nos libra Jesucristo por
como demuestra todo el capítulo B, nuestra con· su espíritu es de la cautividad fundamental que
dición presente está en espera de la plenitud está en el principio de las demás esclavitudes.
de esta liberación. que se hará con la venida en personales o colectivas. la cautividad del peca·
gloria del Señor: el espíritu habita en nosotros do. que es el mal del hombre. personal o ca·
y nos resucitará corno ha resucitado a Cristo lectivo. la liberación en Jesucristo alcanza al
Jesús (8, 11); hijos de Dios desde ahora. somos hombre y lo renueva hasta lo más hondo de sí
coherederos de Cristo para ser glorificados con mismo. hasta su .. corazón". ese yo interior que
él (B, 17); poseemos las primicias del espíritu es el lugar de sus decisiones. de la opción de
sus motivaciones y de sus finalidades. Esto no sentidos. En todo esto hay una liberación humam
la reduce a una liberación intimista -ya que del auténtica, respecto al creyente, la liberación hu
«corazón» de los hombres se deriva su acción mana más profunda que puede haber.
en todos los terrenos del obrar humano-, sino Esta liberación libra a los hombres para ur
que demuestra hasta qué profundidad les alcan- presente y un porvenir más allá de lo que ello~
za esta liberación. mismos pueden concebir o esperar por sus pro·
Esta acción de Jesucristo sitúa a los creyen· pias fuerzas (1 Cor 2, 9; Ef 3, 20; cf. Rom 16,27).
tes en el camino de la liberación en donde se ha Al mismo tiempo que los hombres encuentran
alcanzado ya la victoria, en donde el espíritu en Cristo su liberación propiamente humana, la
habita ya en nosotros, en donde ya actúan las viven en el presente de su condición de hijos
energías del mundo nuevo, en donde los cristia- de Dios y la vivirán en una asociación con la
nos tienen que reelaborar conscientemente un gloria de Cristo que ellos no podían ni sospe-
mundo antiguo siendo militantes del mundo char, ni desear, si Jesucristo no les hubiera re-
nuevo. velado y abierto este espacio nuevo a su espe-
Esta liberación en Jesucristo es propiamente ranza.
divina; el hombre es impotente para liberarse a
sí mismo del pecado; sólo Dios puede purificar 3. Los esfuerzos de los hombres por su
y renovar el corazón de los hombres. Esta libe- liberación y la liberación en Jesucristo
ración está basada en el amor gratuito de Dios Hay que evitar aquí todo concordismo. Pablo
que da la justificación y la salvación y llama a no trata en Rom 7-8 de esta cuestión tal como
los hombres a acoger y a vivir esta liberación se plantea actualmente; cierto parentesco en el
según toda su existencia, esperando del don de vocabulario no tiene que hacernos pensar en una
Dios (el «día del Señor» será su manifestación identidad de contenido.
suprema) la plenitud de esta liberación en la Al llevar con todos los hombres la responsa.
gloria. bilidad de la organización de las relaciones hu-
2. Un porvenir más allá de nuestra espera manas y del mundo según los designios de Dios,
La liberación en Jesucristo es libe- y llamados a encarnar en la vida cotidiana, per-
ración humana; abre a los hombres sonal y colectiva, las primicias de la liberación
un presente y un porvenir de libera- en Jesucristo, los cristianos no pueden ser indi-
ción más allá de lo que ellos, por si ferentes o descuidados ante los diversos esfuer.
mismos, pueden esperar o concebir. zas por los que los hombres se empeñan en
La liberación en Jesucristo hace de los cre- promover una liberación humana más real: nada
yentes, en la medida de su acogida del don de de lo que hiere al hombre y nada de lo que le
Dios, unos hombres liberados: libres de la es- hace más realmente hombre puede ser indife-
clavitud de la «carne» para vivir en el espíritu, rente para la salvación de Dios. Más aún, los
libres del temor para vivir una relación verdade- cristianos están invitados a ser, en la historia,
ramente filial con Dios, libres de la ruptura con- signos vivientes y activos de esta liberación co-
sigo mismos, con el universo y con los demás, menzada en Jesucristo y cuyas dimensiones nos
libres también de la impotencia, no ya para des- hace percibir Pablo. De esta forma, en la medi-
cubrir el sentido de la vida, del mundo y de da en que la creación se vive y se organiza
cierta relación con Dios, sino para descubrir, según los designios de Dios, en que se pone
según la expresión de Tillich. el sentido de los al servicio de los hombres y del amor entre los
hombres y en que la relación de los hombres actitudes comunes indiscutiblemente inspiradas
con las realidades creadas corresponde a la ac- por su fe o a través de los compromisos vividos
ción del espíritu, el universo va encontrando ya todos elfos en la búsqueda de fidelidad al evan-
el lugar que le ha asignado el Dios vivo. Pues gelio-, no se pregonaría actualmente la buena
bien, el plan de Dios es que, ya desde ahora, la nueva anunciada por Pablo en Rom 7-8, o daría
creación, por la mediación de las libertades hu- la impresión a muchos de no ser más que un dis-
manas, empiece a encontrar este lugar, esperan- curso vacío.
do encontrarlo totalmente cuando se realice la Todo hombre, por mera reflexión, puede per-
liberación plena de los hijos de Dios. cibir a la vez la importancia y la relatividad del
Como toda acción humana, estos esfuerzos combate que lleva a cabo en el mundo. Los cris-
de liberación humana raramente se encuentran tianos que comparten esta reflexión conocen por
libres de toda mezcla. Están pidiendo por parte la fe la amplitud del plan de Dios y de la libera-
de los creyentes que se comprometan en una ción presente y venidera. Esta fe les ayuda a no
búsqueda permanente de discernimiento (cf. Rom idolatrar las realizaciones humanas, pero al
12, 2), para que estos esfuerzos sean vividos mismo tiempo les incita, más radicalmente to-
según la intención divina que quiere el bien de davía que todas las motivaciones que compar-
los hombres. El criterio es la plenitud de la ley, ten con los demás hombres, a comprometerse
la caridad (Rom 13, 10), participando a su vez en la construcción de un mundo, primicias del
del amor divino y prolongación del mismo. En la mundo venidero, en la línea de la caridad divina.
medida en que son auténticos estos esfuerzos, Esto les impulsa, al mismo tiempo que a la
están en correspondencia con el plan de Dios y acción en la conformidad más verdadera posible
constituyen una especie de respuesta a Dios, al con el amor de ese Dios en e[ que creen, a [a
mismo tiempo que son el lugar de un testimonio docilidad al espíritu que les hace hijos de Dios
vivo del Dios que ama a todos los hombres y y a la atención a esa acción del espíritu en el co-
quiere su bien, así como de la acción del espí- razón y el compromiso de los hombres con los
ritu, de la actualidad del reino y de la esperanza que trabajan en la transformación del mundo y
en su plenitud. Sin ese testimonio vivo -testi- para los cuales también se ha llevado a cabo la
monio de personas o de grupos, testimonio global redención en Cristo Jesús (Rom 3, 24).
de la iglesia, que se vislumbra a través de las
A 1. - Que todo ser·humano
F---+---":!ofSTE . ORDENADO· BAJO.-
las AUTORIDADES que ESTAN-ENCIMA.
En efecto. no hay AUTORIDAD
sino BAJO DIOS. -...---------------<
y AQUELLAS-que-existen
ESTAN-ORDENADAS BAJO DIOS, ~, ---l

2. • de forma que el QUE SE ORDENA-CONTRA LA AUTORIDAD ~


se rebela-CONTRA EL ORDEN de Dios e----------
y los que se han levantado-CONTRA ¡..-------
recibirán para ellos mismos una condenación.
B 3.• En efecto, los jefes no son (objetos de) TEMOR para la obra BIEN ------,
sino para la obra MAL.------.l
¿Quieres entonces no (tener que) TEMER A LA AUTORIDAD?
ihaz el BIEN!
y obtendrás de ELLA una alabanza,
4. • porque ELLA es SIERVA DE DIOS para ti
[ con vistas al BIEN; ---l

P ro si haces el MAL ""!!oE:----------------


¡TEM !
En efecto, por algo ELLA"lIeva la espada.
porque elLA es SIERVA DE DIOS,
justiciera con vistas a la cólera
para el que practica el MAL. <:
I .
"'-=/:\-,--~5. w Por eso e preciso ESTAR - ORDENADO - BAJO,
no sól por causa de la cólera, - - - - - - - - - -
sino t inbién por causa de la CONCIENCIA.
6. - En efecto, or causa de ella es por lo que (debéis) PAGAR LA TASA
DE LOS iMPUESTOS,
porque e'lIos son MINISTROS DE DIOS
al estar encargados de eso mismo.
7. - Pagad a cada uno 10 debido:
a qui,en IMPUESTO, el IMPUESTO, \-- -1

a quien la TASA, la TASA,


'---------------:;..a quien el TEMOR, el TEMOR,
a quien el honor, el honor.
MAYUSCULAS: Temas principales.
CURSIVAS (mayúsculas y minúsculas): palabras clave entre uno y otro
párrafo.
VIVIR COMO CRISTIANOS
Y COMO CIUDADANOS RESPONSABLES
(Rom 13,1-7)
«Sométanse todos a las autoridades... D. Después de cristianos, y hasta responsables, dan la impresión de que
haber usado -y abusado- de este texto en los siglos para ellos hubiera sido mejor que Pablo no lo hubiera
pasados, los cristianos de hoy parece como si quisieran escrito nunca, ya que la experiencia cotidiana de los cris-
ignorarlo. El Vaticano 1I no lo ha citado más que una vez tianos parece estar en oposición radical con él.
(Decreto sobre la libertad religiosa, n. 11) y ha hecho ¿Es cierto que este texto no tiene hoy nada que decir-
dos alusiones al mismo en la constitución Gaudium et nos?
spes (n. 74, 3 y 4). La liturgia que ha nacido de la refor· Michel TrimaiJIe, de las Misiones Extranjeras de París.
ma conciliar no lo proclama en ninguna ocasión. Muchos nos ayuda a comprenderlo.

Cómo se presenta el texto (ver pág. 51)


Vemos que está construido en tres partes, de él», porque sólo él posee en plenitud la autori-
las que la primera {A) y la tercera (A') se co- dad, el poder. del que todos los demás depen-
rresponden entre sí, yendo esta última más lejos den.
gracias al razonamiento de la parte central (B). Pablo saca entonces una consecuencia: «de
En el interior mismo de cada una, la construc- forma que el que se opone (se ordena-contra)
ción está muy bien conformada. a la autoridad, se rebela contra el orden de
vv. 1-3. El texto empieza con un imperativo Dios ... ». Parece aplicar aquí un principio de de-
recogido de una forma algo distinta en el v. 5: recho que utiliza en otras ocasiones: con ciertas
el «por eso» indica que Pablo ha dado entretan- transgresiones, son los derechos de Dios en la
to las razones de su primer imperativo. Nos las historia humana los que quedan lesionados, y
da en el versículo 1b, introducido por «en efec- en ese caso el culpable no puede librarse de un
to». Observemos que Pablo pasa del plural «las juicio de condenación, ya que Dios es también
autoridades» al singular «la autoridad». Volvere- juez: su «poder» no tiene precisamente sentido
mos luego sobre ello. más que si ejerce una autoridad de juez. ¿Se
Mantenemos a propósito la ambivalencia de trata aquí del juicio escatológico o de las san-
la preposición hypo: «no hay autoridad sino bajo ciones decretadas por (os jueces de la ciudad
(por) Dios». Habitualmente se traduce con «por»: terrena. de la que va a tratarse en los versícu-
(as autoridades están establecidas por Dios. Pero los siguientes? Es algo que puede dudarse; pero,
Pablo acaba de oponer las dos preposiciones «en- sea lo que fuere. si Pablo piensa ya aquí en una
cima" y «abajo" y la preposición «hipo" puede sentencia dada por los magistrados, deja enten-
tener también el sentido local de «bajo»; por der que su decisión es una especie de antici-
tanto, conviene conservar este matiz: las auto- pación del juicio de Dios. Lo demuestra en los
ridades no solamente están «establecidas por versículos 3-4.
Djos»; afirmar su origen es afirmar al mismo vv. 3-4. Son introducidos por un «en efecto»_
tiempo su dependencia. Dios las ha puesto «bajo que los une a la expresión «recibir una conde-
nación»: por tanto, quieren explicar lo que Pablo pagar el impuesto al recaudador, temer a los ju
entiende por eso. ces y no despreciar a ninguno.
Pablo se dirige a cristianos; ellos saben
donde se encuentra el bien y el mal, ya que, en Cuestiones que plantea
Jesucristo, han muerto al pecado y son guiados
por el Espíritu Santo. Pero su formulación supo- la interpretación del texto
ne una cierta identidad entre el bien y el mal Vamos a considerar dos, que nos parecen e
considerados desde el punto de vista cristiano, una importancia capital.
y las mismas realidades consideradas desde el 1. Los «mandamientos» que Pablo paree
punto de vista de ciudadanos del imperio romano. dar a los cristianos de Roma ¿tienen valor de le
Ya había tocado este principio al comienzo de absoluta?
su carta: «los gentiles muestran tener la reali- 2. ¿Qué es lo que Pablo entiende exactamer
dad de esa ley (la de Dios) escrita en su corazón. te por .. autoridades» y qué es lo que hoy POdE
atestiguándolo su conciencia con sus juicios mas conservar de estas concepciones?
contrapuestos que les acusan y también les de-
fienden» (Rom 2, 14-15; cf 2, 9-10). Sancionan- 1. El contexto de la exhortación paulina
do de esta forma el mal, la autoridad cumple un El sentido de Rom 13, 1-7 no puede deduch
verdadero «ministerio», un «servicio de Dios». se más que en función del lugar que ocupa estl
vv. 5-7: estos versículos recogen el tema de texto en la carta a los romanos, y más particu
los dos primeros y sacan la conclusión prácti- larmente en la parte de «exhortación» (12, 1-15
ca, que parece ser precisamente la finalidad de 14).
todo el pasaje: la existencia de la autoridad po- He aquí el plan sumario de esta parte:
lítica, su origen, su dependencia respecto a Dios 12, 1-2: introducción a las diversas exhorta
y su vocación de promover el bien y castigar a ciones.
los malhechores, todo eso justifica la afirmación: 12,3-13: las relaciones en la comunidad cris
«Es preciso someterse (estar ordenado-bajo)>>. tiana bajo el signo de la humildad y de la cario
y esto, no solamente por temor a una condena- dad.
ción, sino positivamente, «por causa de la con- 12, 14-21: esta caridad tiene que extenderse
ciencia», Porque el cristiano no se enfrenta so- a todos los hombres, incluso a los enemigos.
lamente con una ley exterior. Lo mismo que el 13. 1-7: los cristianos y el poder: hay que
pagano evocado anteriormente, es juzgado por pagar el impuesto, por motivos de conciencia.
una ley interior. El hombre se enfrenta entonces 13, 8·11: la caridad resume toda la ley.
con la ley de su conciencia, iluminada, en caso 13. 11-14: vivir como cristiano es vivir bajo
necesario, por la fe en Jesucristo y las exigen- el signo de un tiempo que corre.
cias del reino. Este convencimiento tiene que 14, 1-15, 6: la cuestión de los «fuertes» y de
conducir a los lectores de Pablo a no rechazar el los «débiles» en el seno de (a comunidad cris-
pago del impuesto, puesto que quienes lo per- tiana.
ciben, como los funcionarios de los que trataba 15, 6-13: llamada a la unión de los cristianos
el párrafo anterior, son «ministros de Dios», Por en el seno de su comunidad.
eso los funcionarios de la ciudad tienen que ser Este conjunto se articula en torno a un pro-
mirados como personas para con las que los blema concreto: ¿cómo vivir las exigencias de la
cristianos tienen ciertos .. deberes»: tienen que caridad? Por eso se extraña uno de la presencia
aquí de nuestros siete versículos que, aparente- lan de una vez para siempre ciertos problemas
mente, no tienen nada que ver con la caridad y complejos? El saber que este pasaje pertenece
que se presentan de forma abrupta, sin ningún al género de «exhortación» nos permite compren-
vínculo literario con lo que precede. ¿Serán aca· derlos.
so una especie de cuerpo extraño? «Os exhorto»: este verbo que introduce los
Digamos con claridad que este texto, aun imperativos no pertenece al vocabulario de la
cuando está construido a partir de una cateque· ley o del mandamiento. Por otra parte, es difícil
sis de la que se pueden citar algunos paralelis- traducir en nuestras lenguas modernas todos sus
mos en otros lugares (cf Tit 3, 1 Y 1 Pe 2, 13-17), matices. Significa «exhortar», «reanimar las fuer-
forma ciertamente parte de la carta a los roma- zas», «entusiasmar»; a veces equivale a «pedir»,
nos. Está introducido con toda naturalidad por la «suplicar», y menos frecuentemente a «conso-
idea de extender la caridad cristiana a todos los lar». Está compuesto de una raíz que significa
hombres y contiene cierto número de palabras "llamar», y contiene por tanto un matiz impor-
y de raíces de las que ha hecho ya uso amplia- tante de interpelación, con una carga afectiva
mente el capítulo anterior. 1 bastante fuerte. La «paraclesis» es una forma
Así, pues, la situación del texto nos permite muy urgente de proclamación del evangelio bajo
afirmar que pertenece al género literario de la el aspecto concreto de las consecuencias prác-
exhortación, cuyos elementos constitutivos seña- ticas de sus exigencias Aquí se hace en nombre
la Pablo en 12, 1-2; por tanto, es a la luz de de «la misericordia de Dios», esto es, del cariño
estos versículos como hay que leer la exhorta- amoroso de Dios para con aquéllos a los que
ción a los cristianos-ciudadanos: «Os exhorto, quiere salvar en Jesucristo. Esta llamada supone
pues, hermanos, por la misericordia de Dios, a en los cristianos una relación filial con Dios, así
que ofrezcáis vuestros cuerpos como una vícti- como una relación viva que la transmite de parte
ma viva, santa, agradable a Dios: tal será vues- de Dios. No se trata de un mandamiento imper-
tro culto espiritual. Y no os acomodéis al mundo sonal, sino de una llamada basada en (o que son
presente, antes bien transformaos mediante la los cristianos gracias a una relación nueva con
renovación de vuestra mente, de forma que po- Dios, y en lo que es el apóstol, testigo de (a
dáis distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo resurrección de Jesús y proclamador de esta
bueno, lo agradable, lo perfecto». buena nueva. De ahí toda la diferencia de tona-
Nos planteábamos la cuestión: ¿cuál es el lidad entre la ley y la exhortación: «Aunque tengo
valor de los imperativos que utiliza Pablo en en Cristo bastante libertad para mandarte lo que
Rom 13?: ¿son mandamientos nuevos que regu- conviene, prefiero más bien rogarte en nombre
de la caridad» (Flm 8-9). Así, pues, la exhortación
1 Así, por ejemplo, en 12, 2 el conjunto de la exhor- es una actitud apostólica basada en la fraterni-
tación se coloca bajo el signo de la búsqueda del BIEN. dad en Jesucristo, actitud que deja hablar a Dios,
La pareja BIEN·MAL aparece ya en 12, 19 Y 21, así como o al Señor Jesús, o al Espíritu Santo, en virtud
también en el versículo 9, con un sinónimo para hablar de un ministerio recibido, y que quiere suscitar
del MAL. La idea de SERVICIO·MINISTERIO se evoca en
12, 7, la de HONOR en 12, 10, la de JUSTICIA-CASTIGO una decisión libre que esté en conformidad con
en 12, 19, unida -como aquí- con la de CalERA. y cabe el ser nuevo del cristiano. Este ser nuevo supo-
añadir que la exhortación siguiente empieza, en 13, 8, por ne en él una exigencia radical: dar la vida en sa-
-con nadie tengáis otra DEUDA", que se encadena con la
conclusión de nuestro pasaje: -dad a cada cual lo que crificio a Dios y dejar que se transforme la pro-
se le DEBE.. (13, 7). pia inteligencia, de forma que se asegure un
serVICIO a los demás que sea conforme con la Estas breves reflexiones nos demuestran en
voluntad de Dios; se trata de una renuncia a sí qué sentido hay que leer Rom 13, 1-17. Hemos de
mismo, en la línea recta de (a predicación evan· evitar ver aquí una declaración absoluta, un
gélica y del ejemplo de Cristo. Esta es la razón mandato que pretende decidir tajantemente, de
de que Pablo prevenga a los romanos contra la una vez para siempre, estas cuestiones. dispen·
tentación de acomodarse a (de dejarse-imponer- sando para siempre a los cristianos de pregun-
las-esquemas de) este mundo. ya que este mun- tarse cuáles son los objetivos de los poderes
do -Pablo estaba convencido de ello- ignora políticos y reflexionar en sus propias responsa-
los nuevos gérmenes de vida traídos por Cristo. bilidades en estas materias. Pablo no se dirige a
También por esta misma razón, Pablo les invita los ciudadanos del imperio romano, y mucho
a dejarse transformar y renovar hasta lo más menos a Nerón. Se dirige a unos cristianos para
profundo de ellos mismos. En semejante contex· decirles poco más o menos lo siguiente: «Habéis
to, no se trata ya de la ley, sino de ir lo más acogido la gracia salvadora de Jesucristo y sois
lejos posible en la ofrenda de sí. de su libertad. conscientes de haber encontrado en Jesucristo

EL ANAlISIS POllTICO DE PABLO

Las ideas que aqui expresa Pablo no atañen so- explica por qué los judea-cristianos fueron encono
lamente a la teologia; formulan también un iuicio de trando de nuevo, discretamente, un lugar en Roma.
carácter polltico: Si habla de una «obligación de Somos victimas de muchos clichés simplistas
conciencia», es porque a sus oios la administración heredados de nuestros manuales de historia, que
romana desempeña realmente un papel de «servi- nos presentan a veces a los emperadores romanos
cio». Este iuicio positivo tiene por qué extrañar· como hombres sedientos de sangre. Pues bien,
nos, pero es sobre la base de un análisis politico sobre las ruinas de una república desgarrada por
como él lo puede formular. Puede plantearse la las guerras civiles y los complots, Augusto I/evó a
cuestión de los instrumentos de análisis de que cabo una obra politica duradera. El emperador no
disponia y los historiadores podrán discutir las ra· era el tirano que más tarde I/egó a ser en ocasio-
zones de su opción. Pero la verdad es que la hizo.
y podemos también suponer que tenia buenos mo- nes. El senado seguia existiendo y el papel del
tivos para dar semejante iuicio global de aproba- emperador dependia menos de su «poder» que de
ción. su «autoridad moral». La «paz romana» creó en la
En efecto, escribia a los romanos en el año 57 cuenca mediterránea una cierta especie de liber-
ó 58, es decir, en los primeros años del reinado tad, de la que pudieron gozar los pueblos unidos
de Nerón (54-66]. Claudia, su predecesor, habia al imperio para su desarrollo económico, gracias a
dado en el 49 un decreto de expulsión de los judíos un comercio floreciente. Si de/amos aparte a Ca·
de Roma; aquel edicto afectaba también a los cris- lIgula, puede decirse que los primeros emperado-
tianos romanos salidos del judaísmo (cf. Hech 18,2]. res, Augusto, Tiberio y Claudia, deiaron un recuero
Aunque no pueda decirse cuándo tuvo lugar su do grato y hasta afectuoso. Nerón, al comienzo de
anulación, es muy probable que este edicto fuera su reinado, era querido por el pueblo. En este con·
revocado por Nerón al comienzo de su reinado o texto global es donde hay que comprender la ex-
al menos que decidió no urgir su aplicación. Esto hortación de Pablo a los cristianos de Roma.
al único Señor de nuestras vidas; saquemos en- hombres», ligado a su vez con un «orden de las
tonces las consecuencias de esta novedad de cosas». Esta condición humana consiste enton·
vida en el plano concreto por lo que concierne ces en estar, de una manera o de otra, bajo el
a vuestra situación, que no es la de uno cual- dominio de un «orden instituido» que Pablo ex-
quiera, sino la situación de una comunidad cris- presa en este lenguaje mitológico: el hombre
tiana establecida en Roma, la capital de este está sometido a los «elementos del mundo» (Gál
imperio». 4,3-9; Col 2, 8-20) o a los «principados, potesta-
des, dominaciones», ..
2. Las «autoridades» en el pensamiento Es ésta también para él una manera más de
de Pablo decir que el hombre es pecador: como es peca-
Pablo utiliza la palabra «autoridades» en plu- dor, no le es posible vivir en sociedad más que
ral y en singular: ¿alude a la autoridad principal con la ayuda, siempre ambigua, de una ley. Por
(el poder imperial), que se ejerce por medio de eso en él estos «elementos del mundo» o estas
los diversos magistrados?, ¿o tienen esas «auto- «potencias» tienen un poder esclavizante, que
ridades» para él otro sentido, un sentido reli- pertenece al mundo de las tinieblas; es un
gioso? mundo demoníaco que aparece bajo las legisla-
En los escritos paulinos, la palabra «autori- ciones humanas (Ef 6, 12; GáJ 4, 3-11). Pero en
dades» (en plural) no designa jamás al «poder» la condición del hombre concreto, el «orden ins-
en sentido abstracto ni a los hombres o las insti- tituido" es también protector y guardián de lo
tuciones que lo poseen; en todos los casos en humano; es la salvaguardia de las sociedades en
que se encuentra esta fórmula, las «autoridades» las que intenta impedir a todo ese mal, que
o «toda autoridad», se trata de seres invisibles, bulle en el corazón del hombre, que salga del
misteriosos, supraterrenos: las «potestades», co- individuo y perjudique a los demás. Sólo ese
mo se traduce de ordinario (así en Ef 1, 21; 3, orden hace que sea posible la vida. Así es como
10; 6, 12; Col 1,6; 2,10; 3, 15). Pablo puede hablar de la creación de esas «po-
Este lenguaje es mitológico, lo cual no quie- tencias" por Dios, al servicio del plan manifesta-
re decir que sea vacío, que no tenga ningún sen- do en Jesucristo (cf. Col 1, 16). Al hablar de esta
tido. Al contrario, este lenguaje, variable según manera, no deja a la ley o al poder en el terre-
las épocas o las culturas, expresa siempre una no de lo sagrado intocable; los desacraliza radi-
realidad profunda, constitutiva del hombre en sus calmente, afirmando su dependencia respecto a
mismas raíces. Aquí es una concepción de la Dios, no sólo en el origen, sino en el desarrollo
condición humana Jo qUe Pablo tematiza de este de la historia, en donde tienen que servir al plan
modo. ¿ De qué se trata? de Dios en Jesucristo.
Pablo experimenta profundamente que los Volvamos ahora a nuestro texto de Rom 13,
hombres viven bajo el dominio de [a ley, la de la 1-7. Nos parece legítimo pensar que, bajo las
conciencia o la que han instituido los hombres. «autoridades" del versículo 1, son esas «poten-
Se impone un hecho fundamental: todo hombre cias« misteriosas las que se ocultan, esto es,
está inmerso en el seno de un «orden» que lo que en el poder del imperio romano Pablo ve una
supera y lo condiciona. Por eso nadie puede pre- ilustración de ese principio más amplio, según
tender que le mueva únicamente la ley de su el cual es necesario un «orden instituido". Se
conciencia: en su existencia cotidiana se ve con- trata de un caso particular de esa concepción de
tinuamente enfrentado con el «orden de los la condición humana, no reconciliada todavía
consigo misma en una alianza con Dios, cuyos ese marco, so pena de ver proliferar los proce-
efectos alcanzarán la perfección. sos de muerte y de destrucción. La «sumisión
Reconocer con Pablo en esas potencias una por motivos de conciencia .. (versículo 5) -y no
consistencia y una realidad que el hombre no sólo por temor a la sanción penal -es el recono-
puede dominar, pero en cuyo interior está llama- cimiento del aspecto positivo de esta realidad
do a vivir su libertad cristiana, no es caer de que puede lógicamente, a cada paso de la histo-
nuevo en la funesta doctrina del derecho divino ria y debido al peso del pecado, aparecer como
del estado, según la cual una forma particular inadecuada, alienante, y que es transitoria en sus
de poder obtendría directamente su autoridad de realizaciones históricas, como todo orden huma-
Dios y sería en la tierra el representante de la no instituido, pero que sigue siendo capaz de
autoridad divina, hasta el punto de que su volun- «servir» al hombre, de ejercer una verdadera
tad y la voluntad de Dios coincidirían automáti- «diaconía para el bien ... El cristiano, con el pre-
camente.2 Hay que rechazar absolutamente ver texto de que no tiene aquí abajo su verdadera
en este texto el fundamento de un «dogma» del patria, de que anda siempre en busca de su
estado como «elemento instituido por Dios de patria verdadera, de que los regímenes políticos
un mundo que engloba a la vez la tierra y el son caducos y perecederos, el cristiano movido
cielo» y cuya vocación sería la de orientar a los por su esperanza de superar continuamente los
hombres hacia la iglesia terrena, vista como la horizontes del estado terreno y depositario pri-
realidad en la que tiene que cumplirse el desti· vilegiado de la contestación escatológica, ese
no de la humanidad. Ninguna forma de estado cristiano no puede pretender ser distinto de los
es de derecho divino. Lo que tiene algo que ver demás y escaparse de este «orden de cosas».
con el plan de Dios es que el hombre no es el Renovado por el espíritu de Dios para una vida
señor de su condición y que debe, de una ma- al servicio del amor, sigue siendo solidario de
nera o de otra, vivir en el marco de «un orden todos los hombres con los que vive en el seno
constituido». de este mundo, en grupos que tienen sus propias
finalidades. No puede pretender que estas fina-
lidades dejen de ser, de alguna forma, las suyas.
Conclusión Tiene que obrar de manera que el orden insti-
tuido de los hombres en el que vive ejerza ver-
Podría formularse de este modo lo que sigue daderamente un «servicio para el bien».
siendo fundamentalmente interpelante para el
cristiano, según Rom 13, 1-7: en la condición hu-
mana, tal como existe concretamente, frente a 2 Es sabido hasta dónde se ha llevado esta interpre-
Dios, esto es, redimida y liberada ya en Cristo, tación: puesto que Dios está representado en la tierra
pero no libertada aún totalmente del pecado, de por su iglesia, de ella es de quien el emperador tiene que
recibir su poder, y es el papa el que debe dar la investi-
sus instintos de autodestrucción y de muerte, los dura a los emperadores y a los reyes; sólo entonces es
hombres tienen necesidad de vivir en el marco cuando los ciudadanos estarán obligados a una obedien-
de unas instituciones, que unas veces existen cia absoluta. Conocidos son los conflictos que ha aca·
antes que ellos, otras se las dan ellos mismos rreado esta concepción, que no ha muerto aún del todo
en aquellos que esperan de las iglesias un juicio de
y otras van cambiando. Lo que es «orden de -placet» o -non placet» sobre los regímenes políticos en
Dios- (versículo 2) es esa necesidad de vivir en cuanto políticos.
"La verdad
os h ara
' libres..."
ElevangellodeJuan
Para Juan, la verdad es Jesús. Con esta simple ecua- Repasando con nosotros algunos textos de Juan, Pierre
ción está dicho todo. Por tanto, la verdad para un cristia- Grelot nos ayuda a captar hasta dónde llega la liberación
no no es una verdad abstracta. Es una persona a la que buscada por el cristiano, hasta esas «raíces espirituales
uno se adhiere con todo su ser. El es la verdad, porque de toda revolución» que Che Guevara expresaba de esta
es Dios el que se revela en él. Así, pues, adherirse a la manera: "Permitidme que os diga, a riesgo de parecer
verdad es entrar en este mundo de Dios, en este mundo ridículo. que el verdadero revolucionario está guiado por
del ser que es totalmente él mismo, sin alienación y sin grandes sentimientos de amor. Es imposible pensar, ni
mentira. V entrar en él desposándose con la verdad. con siquiera por un instante, que un revolucionario pueda ser
Jesús, hombre libre. auténtico sin esta cualidad».

Teólogo de la Trinidad y de la Encarnación, tonces en una espera inquieta de la salvación;


Juan es también el teólogo de la redención, al pero esa espera tenía formas muy diferentes.
manifestarnos el plan de Dios que salva a los Para los paganos, se trataba de librarse de un
hombres enviando a su Hijo. Pero este teólogo mundo malo en donde el hombre tiene que so-
expresa una doctrina rica y profunda con unos portar los golpes de un destino implacable; los
medios muy pobres: una fraseología semítica y cultos mistéricos, y especialmente la gnosis,
un vocabulario muy escaso. Por eso mismo, el ofrecían ciertos medios de evasión fuera de esta
vocabulario de la «redención», del «rescate», historia carente de sentido. En el ambiente judío
está ausente de su evangelio y de sus cartas, se trataba, al contrario, de aguardar con espe-
Pero esto no quiere decir que esta idea no se ranza la intervención de Dios en esta misma his-
encuentre en él. los dos temas de la salvación toria: ¿no había prometido Dios salvar a su
y de la liberación ocupan en su obra un lugar pueblo enviando acá abajo a su mesías y esta-
muy determinado, aun cuando las palabras res- bleciendo aquí su reino? Tanto en una parte
pectivas no se utilicen mucho. Pues bien, preci- como en otra, la idea misma de salvación des-
samente los pasajes en que aparecen tienen una pertaba en todos los ánimos un interés inmenso.
importancia capital en la obra del evangelista. Por eso mismo, Juan ha recogido con gran aten-
Recorrámoslos rápidamente para medir su al- ción las palabras de Jesús que prometían la sal-
cance. vación. Estas palabras tenían evidentemente co-
mo marco a la esperanza judía, a la que ofrecían
La salvación del mundo la respuesta de Dios. Pero superaban inmediata-
Tanto los paganos como los judíos vivían en- mente los límites nacionales y temporales. «Yo,
la luz, he venido al mundo para que todo el que En su largo diálogo con la samaritana (Jn 4),
crea en mí, no siga en las tinieblas. Si alguno Jesús formula una promesa de vida para la hu-
oye mis palabras y no las guarda, yo no le con- manidad destinada a la muerte: «El que beba del
denaré, porque no he venido para condenar al agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino
mundo, sino para salvar al mundo» (Jn 12,46-47). que el agua que yo le dé se convertirá en él en
Paso de las tinieblas a la luz, de (a perdición fuente de agua que brota para la vida eterna»
a la salvación: tal es el fruto de la fe en Jesu- (4, 14). ¡Ilusión de una vida que desembocaría
cristo. Por sí mismo, el mundo está por comple- en la nada! Pero para el que cree en Jesús, la
to bajo el dominio del mal. Por tanto, está bajo vida eterna ha comenzado ya, puesto que ha
el golpe de la justicia de Dios, ya que el mal traído a los hombres la comunión con Dios. Pues
tiene su propia lógica: el pecado pide su conde- bien, esta comunión es la condición de la salva-
nación, no sólo en este mundo, sino por toda la ción auténtica. Al término de este episodio,
eternidad. Pues bien, Dios tiene piedad de este muchos samaritanos creyeron «por las palabras
mundo pecador: le ha enviado a su Hijo como de la mujer que atestiguaba: me ha dicho todo
.. luz del mundo (8, 12; 9, 5), para que esa luz lo que he hecho. Y decían a la mujer: ... Nosotros
brille en las tinieblas (1, 4-5. 9-10). Creer en mismos hemos oído y sabemos verdaderamente
Jesús es dar acogida a la luz. Es, al propio tiem- que éste es el salvador del mundo» (4, 41-42).
po, entrar en el camino de la salvación. Recha- Juan hace hablar a estos hombres como cristia·
zar ese camino sería destinarse a sí mismo a la nos antes de la resurrección. Su acto de fe es
perdición. un reconocimiento de Jesús como el único sal·
Jesús es el buen pastor que da su vida por vador.
sus ovejas, a diferencia de los ladrones y bando- A esta presentación del drama de la fe que
leros que se aprovechan de ellas (10, 10-15). Es se desarrolla en torno a la persona de Jesús, el
la única puerta por la que pueden pasar las ove- evangelista añade sus propias reflexiones: «Por.
jas para ir a pastar: «Yo soy la puerta; si uno que tanto amó Dios al mundo, que le dio a su
entra por mí, estará a salvo» (10, 9). Hay en Hijo único, para que todo el que cree en él no
estas palabras, para todos los hombres, materia perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios
para la reflexión: icuántos son los salvadores que no ha enviado a su Hijo al mundo para condenar
se le ofrecen y cuyas promesas acaban siendo al mundo. sino para que el mundo se salve por
fatalmente decepcionantes! Conviene no dejarse él. El que cree en él, no es condenado; pero el
llevar por esas apariencias engañosas. Toda pro- que no cree, ya está condenado, porque no ha
mesa de salvación tiene que ser ante todo debi- creído en el nombre del Hijo único de Dios. Y
damente atestiguada, y la palabra de Jesús es la la condenación está en que vino la luz al mundo,
única que tiene testimonios de autenticidad. Juan y los hombres amaron más las tinieblas que la
bautista atestiguó en su favor, pero además tiene luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el
un testimonio más importante: «Las obras que que obra el mal, aborrece la luz y no va a la luz,
el Padre me ha encomendado llevar a cabo, las para que no sean censuradas sus obras. Pero el
mismas obras que realizo, dan testimonio de mí, que obra la verdad, va a la luz, para que quede
de que el Padre me ha enviado .. (5, 36). Acredi- de manifiesto que sus obras están hechas según
tado por el Padre, Jesús ofrece el único mensa- Dios- (3, 16-21).
je gracias al cual puede salvarse el hombre: Todo el drama latente en la historia del mun-
«Digo esto para que os salvéis- (5. 34). do queda resumido en estas simples palabras.
la salvación, sí; pero ¿con qué condición? la lleno de tensión que enfrenta a Jesús y a los
luz de Dios se ha mostrado a través de las pala- judíos, representantes simbólicos de ese mismo
bras, de los actos, de la existencia misma de mundo al que pertenecemos nosotros mismos:
Jesús. Está también actuando, misteriosamente, "Decía Jesús a los judíos que habían creído en
en el corazón de todo hombre. En cada instante él: 'Si os mantenéis fieles a mi palabra, seréis
se impone una opción. Es imposible permanecer verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la
neutral. ¿Qué es lo que se pre"fíere?: ¿la luz que verdad y la verdad os hará libres'. Ellos le res-
salva o las tinieblas interiores en las que uno se pondieron: 'Nosotros somos raza de Abrahán y
hunde lo mismo que se hundía Judas en la noche, nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo
la víspera de la pasión (13, 30)? Esa es la im- dices tú: Os hará libres?' Jesús les respondió:
portancia de esta opción. No hay que albergar 'En verdad, en verdad os digo: todo el que comete
ilusiones sobre la realidad humana, individual o pecado es un esclavo ... Si el hijo os da la liber-
social, política o cultural. El juicio de Dios se tad, seréis realmente libres» (8, 31-36).
realiza aHí mismo. La perdición es la suerte fatal En el corazón de todo hombre, sea cual fuere,
de todo hombre que, colocado delante de la luz. existe un misterio del mal. ¿Para qué engañar-
rechaza ese don de Dios que es el único que se, como se engañaban aquellos oyentes de
podría darle la salvación. Jesús a los que vemos así hundirse en su mala
fe? Abrahán fue en otro tiempo el hombre de
La única liberación verdadera la fe, de la fidelidad a la palabra liberadora que
Esta meditación de Juan resulta trágica, ya Dios le dirigía. Su verdadera descendencia está
que Jesús tuvo clara conciencia del punto en constituida por los creyentes. El que se niega a
que hunde sus más profundas raíces este domi- creer, tiene por padre al diablo, homicida desde
nio del mal sobre el hombre; es en su mismo el principio, mentiroso y padre de la mentira
corazón donde se desarrolla el drama, y la forma
con que se manifiesta en todos los terrenos de
la vida temporal no son más que sus repercu- NUESTRO SER DEFINITIVO
siones inevitables. Moralmente, espiritualmente,
el hombre es un prisionero, un esclavo. Esclavo Si hay una enseñanza que sacar de la "situa-
del pecado que le tiene atado. Esclavo de la ción política» en que se puso Jesús, no es ni la de
querer escapar de lo po/itico, ni la de buscar ante
muerte que ya le tiene atrapado en sus redes. todo hacerse con lo politico, sino la de hacer vivir
A ese esclavo Jesús le proclama la verdad libe- en nuestra existencia necesariamente política una
radora, esa verdad que viene de Dios, esa verdad manera de ser cristiano que sea el testimonio de
que es Dios mismo. una verdad superior a las políticas de este mundo,
hacer prevalecer una forma de obrar po/iticamente
y si el drama vivido por Jesús se desarrolló que sea la afirmación de un más al1á de las socie-
en el seno del pueblo de Israel, del pueblo de la dades actuales, que no puede ser accesible por
promesa, es señal de que, a pesar de todas las sólo los poderes políticos de los hombres. En esta
perspectiva. el "dad a Dios lo que es de Dios» ad·
gracias recibidas en abundáncia, Jos mismos quiere una real resonancia subversiva. Pues de Dios
judíos estaban prisioneros del mal bajo sus es nuestro ser definitivo y el ser último de la hu·
formas más esenciales: el pecado y la mentira. manidad. Todo lo demás es relativo, transitorio y
Dentro del marco de la fiesta de las tiendas, pasajero.
Alain Birou, Combate político y fe en Jesucristo.
Que reavivaba año tras año las grandes espe- Madrid 1976.
ranzas nacionales, Juan nos refiere el diálogo
(8, 44-45). Ese rechaza el testimonio de Cristo, gados a sus razonamientos chatos para percibir
ya que Cristo atestigua a los ojos del mundo la verdadera grandeza bajo esas apariencias des-
la verdad de Dios. Al rechazar la verdad, se ex- concertantes. Pero lY si ese soñador tuviese
cluye a sí mismo de la vida verdadera. Ese error razón? ¿Y si la verdad de Dios pasase efectiva-
trágico no fue solamente obra de los primeros mente a través de esa voz frágil y obstinada?
oyentes de Jesús, cuando lo rechazaron y lo El día en que los hombres se den cuenta de que
entregaron a la muerte. Sigue siendo, por todos sus planes mejor urdidos están abocados al fra-
los siglos, un hecho actual. Está subyacente en caso, ya que solamente la verdad es capaz de li·
una actualidad llena de mentiras y de crímenes. brarles de ellos mismos, lno les quedará enton-
Ante una humanidad que va buscando a tientas ces esta única esperanza: una liberación que
su canimo, Jesús es «el camino, la verdad y la pasa por la cruz? En la cruz de Jesús es donde
vida» (14, 6). la verdad de Dios explota a los ojos del mundo.
iQué tentador resulta esperar de Cristo un iDichosos los que saben reconocer allí a la ver-
programa de liberación política! Pero su progra- dad liberadora! Pero lno tendrán que experimen-
ma es de otro orden. Los judíos esperaban un li- tar ellos la misma cruz? El testimonio de Jesús
bertador. Contentándose con atestiguar la ver- se prolonga, en la actualidad de cada siglo, gra-
dad venida de Dios, Jesús les decepciona, ya que cias al testimonio de esos hombres verdadera-
esa verdad les cuestiona y les juzga. Entonces mente libres. Porque «todo el que comete pecado
lo denuncian a las autoridades civiles como un es un esclavo,» (8, 34). Pero Jesús y sus discípu-
pretendiente al poder político. Con esta acusa- los detrás de él manifiestan su libertad plena y
ción es como comparece Jesús ante Pilato. Pi- entera mediante la muerte, supremo don de sí
lato le dice: «lEres tú el rey de los judíos ? que vincula al hombre con Dios.
Jesús responde: «Mi reino no es de este mundo .
Yo soy rey. Para esto he nacido yo y para esto
he venido al mundo: para dar testimonio de la JESUS. TESTIGO DE LA VERDAD
verdad. Todo el que es de la verdad, escucha
mi voz» (18, 33-37). La «verdad,. es la realidad de Dios revelada, tal
como aparece al ser don de la gracia que procede
Un reino ciertamente muy extraño. Decepcio- de Dios en el propio Jesús. Jesús es rey en el sen-
nante para todos los que no sueñan más que en tido de que revela por el don de si mismo la rea·
poderes terrenales. Pero el reino de Dios no se lidad celestial de la gracia Gue se dirige a todos
y en el sentido de que compromete al mundo 8
establece por medio de esos poderes. El testi- que se decida en palabras. en obras y personalmen-
monio dado de la verdad que viene de él y que te en favor o en contra de la realeza de la verdad.
es él mismo posee en sí su propia fuerza. Ates· (Los súbditos de ese rey) son los que reconocen
y admiten su nuevo origen: Jesús, la verdad.
tiguado frente al mundo, revela sus fondos más Pilato oyó esta interpelación. Se sabía aludído y
sórdidos: el escepticismo de Pilato que se cruza obligado a tomar posición. Se sentía obligado a re-
de brazos ante el solo pensamiento de una velar su verdad a la luz de la verdad.
verdad que no recibe el apoyo de las armas, el Jesús se calló, porque entonces, y precisamen-
te entonces, no podia dar nínguna respuesta. Si no,
odio asesino de todos los que ven expuesto su liberaria a Pilato de la opción de la fe. Mudo, Jesús
corazón al desnudo, la cobardia final del gober- asumió el riesgo del testigo que no daba testimonio
nador que no quiere reconocer más que la rea- de si mismo, sino de la verdad.
M. Schlier, Le temps de I'~glise. Casterman,
leza del César (19. 12-16). Jesús será siempre Paris 1961, 68-84.
una para~oja para los hombres, demasiado ape-
La libertad
espiritual no se
mendiga. Se toma.
EIApocalipsls
A lo largo de estas páginas hemos intentado ver cuál terreno que nosotros, como cristianos, no tenemos dere-
es la relación existente entre la salvación en Jesucristo cho a olvidar: el de la lucha que debe mantener el cre-
y las luchas humanas por la liberación. yente para tener el derecho de vivir su fe con toda Ii·
Releyendo el Apocalipsis, Pierre Grelot nos lleva a otro bertad.

El Apocalipsis de Juan es un libro paradóji- bien común (Rom 13, 1-7); no les pedía más que
co. Dirigiendo la mirada de sus lectores hacia el la libertad de anunciar el evangelio. Pero, ya a
Cristo glorioso, el cordero inmolado convertido finales de siglo, bajo el reinado de Domiciano,
en señor de la historia (Apoc 5), y hacia el in- la situación había cambiado. Los cristianos no
menso ejército de elegidos que participan de se ven ya protegidos por la legislación que dis-
su triunfo (Apoc 7), el vidente parece evadirse pensaba a Jos judíos del culto cívico debido al
fuera del tiempo para contemplar «los cielos emperador divinizado. No tenían más remedio
nuevos y la tierra nueva (Apoc 21-22). Pero no que escoger entre la sumisión a la idolatría o
se trata más que de apariencias, porque detrás la muerte. El judaísmo había conocido una situa-
de los combates sobrehumanos que describe, ción parecida en tiempos de la persecución de-
los de Miguel y la serpiente (Apoc 12), ve cómo sencadenada por el rey de Siria, Antíoco Epí-
se perfila el enfrentamiento terreno entre los fanes (167-164 a.C.). A esta crisis había respon-
que .. mantienen el testimonio de Jesús» (19, 10) dido el mensaje de esperanza proclamado por el
Y el imperio pagano totalitario, representado con libro de Daniel. El Apocalipsis de Juan se inscri·
los rasgos de Babilonia, la gran prostituta que be en esta misma tradición. Ante un poder polí-
seduce a todos los habitantes de la tierra tico que reclama para sí mismo lo que pertene-
(Apoc 17). ce solamente a Dios, se presenta como un acu-
sador. Dando la vuelta a las imágenes mitológi-
Un libro contestatario cas que le atribuían al soberano los rasgos del
Es sabido hasta qué punto Pablo, ciudadano dios del orden, triunfador de los monstruos del
romano que confiaba en la justicia del estado, caos (por ejemplo. en Babilonia, los de Marduk,
se mostraba respetuoso con las autoridades vencedor de Tiamat), Juan, lo mismo que había
constituidas, que tenían un poder ordenado al hecho Daniel (cf. Dan 7), reviste el estado ro-
mano de los rasgos monstruosos que manifiestan mente donde cambia la situación en fa perspec-
su verdadera naturaleza: Roma es la bestia que tiva abierta por el Apocalipsis: la sangre de los
sube del mar y recibe su poder de la serpiente mártires degollados exige el juicio de Dios sobre
(13, 1-10), la bestia que ejerce su autoridad por la bestia y sus adoradores, sobre Babilonia y
medio de otro monstruo en el que cabe recono- sus aliados; llega el día en que se manifestará
cer a los cultos paganos (13, 11-17). Su cifra, la cólera del cordero (6, 12-17).
666, en donde el simbolismo de los números
muestra la cifra del mal, «6», repetida por tres La esperanza de los mártires
veces, es la transcripción secreta del nombre de la descripción de este juicio ¿no será más
«César Nerón» (13, 18): áspera sátira de una po- que la traducción vengadora de una OpOSIClon
lítica religiosa a la que ningún creyente puede impotente? Podría plantearse esta cuestión. En
someterse. Mirad a esa mujer impura sentada efecto, si el Apocalipsis no fuera más que un pan-
sobre su bestia escarlata (17, 3-18): es su caída fleto político, estaría entre esa literatura de pro-
la que el vidente anuncia de antemano (Apoc 18), paganda que difunde bajo cuerda la resistencia
mientras que explota la alegría en el cielo por a todos los regímenes opresores. Los oponentes,
el anuncio de su juicio (19, 1-5). ¿Contestación protestando hoy contra la tiranía en nombre de
política de unos opositores injustamente oprimi- la libertad pisoteada, sueñan naturalmente con
dos? El único problema real, aqui, es el de la convertirse en los dueños del mañana, con el
libertad de la fe. El pecado fundamental de la riesgo de ejercer ellos a su vez un poder tirá-
gran prostituta es que corrompe a la tierra con nico. Y así se cierra el círculo; la sociedad se ve
su idolatría y derrama la sangre de los servido- prisionera de sus propias taras secretas, si no
res de Dios '(18, 24; 19, 2). Primera experiencia logra salir de ese círculo de violencias. Pero el
de la confrontación con un mundo hostil, para la Apocalipsis no se coloca en ese terreno. Los cre-
iglesia que vive en el corazón del mundo sin yentes, que tienen a su autor como portavoz ins-
pertenecer a este mundo. Pero esta experiencia pirado, no oponen a la violencia de un poder to-
proseguirá a través de (os siglos, y en todas las talitario más que la fuerza desarmada del testi-
circunstancias en que se renueve el Apocalipsis monio dado en favor de Dios y de su Cristo. Por
volverá a encontrar la misma actualidad. La con- esta no-violencia absoluta es como se manifies-
serva también hoy: la bestia, personificada en ta en ellos el espíritu de profeta (11, 1-4). Pero
los poderes políticos, ha tomado aparentemente «cuando hayan terminado de dar testimonio, la
otras caretas; pero conserva sus rasgos mons- bestia que surja del abismo les hará la guerra,
truosos, y ante sus exigencias indebidas el cre- los vencerá y los matará» (11, 7). La pasión de
yente sigue diciendo: iNO! La libertad espiritual Cristo continúa a través de la historia en la de
no se mendiga; se toma. Por algo ha liberado sus testigos, en la de sus mártires. Por eso la
Cristo a todos los hombres de toda esclavitud muerte de los mártires está llena de esperanza.
a los ídolos, aunque sean de forma política. Si No porque hayan de verse humanamente venga-
se ha roto ese yugo, hay que sacar de este hecho dos, gracias al cambio de las situaciones políti-
todas las consecuencias prácticas. Seguramen- cas. Ni porque su muerte sacrifical haga de ellos
te, semejante afirmación de la libertad personal el terreno en el que fructifiquen vegetaciones
parecerá escandalosa a todos los adoradores de más pujantes, generaciones de hombres más fe-
la bestia. Puede costarles la vida a los que asu- lices. Todas estas consideraciones serían una
men esta responsabilidad, pero aquí es precisa- traición de la realidad de la fe cristiana y serían
pábulo de las más peligrosas ilusiones. Pero, por za de su fe para testimoniar frente a una sociedad
su muerte, los mártires participan del destino poco atenta y a unos poderes desconfiados u
del cordero inmolado, del Cristo crucificado a hostiles. La alegría de la salvación recibida del
quien su glorificación ha hecho señor de la his- Señor y la certeza de su victoria dan a su voz tan
toria humana (7, 13-17); son los invitados que quebradiza un acento que no pueden apagar los
habrán de tomar parte de su banquete nupcial clamores de la bestia y de sus adoradores. El
(19, 6·8). Por su muerte, él triunfó de las poten- pueblo de los santos será perseguido hasta el
cias del mal: habiendo rescatado a los hombres fin del mundo, pero «la sangre de los mártires es
con su sangre (5, 9·10), se ha convertido en el semilla de cristianos» (Tertuliano). Esta perse-
vencedor, en el león de la tribu de Judá (5, 5), cución puede tener muchas formas, porque el
a quien coresponde «alabanza, gloria, sabiduría, anuncio del evangelio auténtico perturba la tran-
acción de gracias, honor, poder y fuerza» (7, 12). quilidad de las autoridades, seguras de sí mis-
Igualmente, sus testigos degollados son en rea· mas. No se trata de hechos históricos pasados;
lidad los vencedores del combate desigual en el nos encontramos con ellos en los periódicos de
que la bestia pareció triunfar sobre eHos (cf. 2, cada día. iAy del creyente que no se sintiera
7.11.17.26; 3, 5.12.21; 12, 11; 21, 7). El cordero solidario de sus hermanos perseguidos por la
obtuvo su victoria muriendo: paradoja incom· fe! Que vuelva a leer el Apocalipsis: está escri-
prensible para quien vea las cosas a ras de to para ellos, está escrito para él. Mensaje de
tierra. Pero el creyente lo sabe. y esa certeza fun· consuelo para ellos. Mensaje de apelación a
damenta su esperanza cuando se dispone a en· la responsabilidad para él.
frentarse con una suerte semejante.
-Hay que admirar la fuerza de alma de los
Testigos con las manos desnudas padres, esa oscura resistencia espiritual heredada
del fondo de las edades, que les hace aceptar el
El Apocalipsis es la proclamación de una vic- registro del bautismo de sus hiios -verdadera de·
toria y el mensaje de una esperanza que se le nuncia- y exponerse consiguientemente al despido
escapa al mundo, encerrado en sus ideas super- y a los sarcasmos públicos de los imbéciles».
"iEminentisimo Señor! No permita que tengamos
ficiales. Ese mensaje ¿va dirigido a todas las motivos para suponer que para los iefes ierárquicos
víctimas de todos los regímenes totalitarios? Si de la iglesia rusa el poder terreno domina al poder
las víctimas en cuestión no ven más allá del celestial, que la responsabilidad ante los hombres
poder que las oprime, si le siguen en su mismo es más tremenda que la responsabilidad ante Dios.
Ni ante el mundo, ni mucho menos en la ora·
terreno para oponerse a él en lo político, este ción, admitiremos iamás que nuestros destinos vi·
libro no está escrito para ellas. El clamor de los sibles prevalezcan sobre la fuerza del espíritu.
oprimidos encuentra en otros lugares de la biblia No eran las cosas fáciles al comienzo del crls·
tianismo; sin embargo, a pesar de todos los obstácu·
su expresión inspirada. Pero aquí los oprimidos los, éste se mantuvo y se fue desarrollando. El
no son los que luchan por un «mundo más justo» evangelio nos enseña el camino a seguir: el sacri·
y por su advenimiento a costa de sus vidas. ficio. El hombre que se despoia de los recursos te·
Estas luchas van marcadas por una ambigüedad rrenos triunfa siempre ofreciéndose en holocausto.
iCuántos sacerdotes y fieles, de los que guardamos
radica\: \a de las condiciones de existencia de un el más vivo recuerdo, escogieron este martirio,
mundo con las taras morales del pecado humano. digno de los primeros siglos! Entonces se entrega-
En el corazón de este mundo el descubrimiento ban a las víctimas a los leones. Todo lo que hoy
de Cristo hace surgir una nueva raza de luchado- se arriesga es la pérdida de los bienes materia·
les ...» (A. Solzhenitsyn).
res: unos testigos que no tienen más que la fuer-
ABERTURA.••
¿Cómo concluir? ¿Con un nuevo articulo para la refle- ginas le interpelaban y cómo lo hacian. Se trata de un
xión? Hemos preferido enseñarle estas páginas a un cris- testimonio limitado. Desea ser solamente, para cada uno
tiano, a uno de tantos, que ha reflexionado ya un poco de nosotros, una invitación a plantearnos las mismas cues-
sobre esta cuestión, y le hemos preguntado si estas pá- tiones. Una abertura...

Una teo/ogia de la liberación es un contra- beración» y la «salvación» -es EN su líberación


sentido; no puede haber más que teo/ogias de donde el pueblo descubre la salvación, o mejor
actos de líberación, escribe el padre Duquoc. He dicho, al Dios que le salva-, pero también cuán
recibido este artículo como un «puñetazo en el ambigua resulta esta ecuación; ¿no anuncia la
estómago» que me lanzaban mis hermanos de salvación un más allá, un porvenir, un «más
América 1 y bajo esa luz es como he leido estas lejos» de la liberación, que ésta siente siempre
páginas. la tentación de reducír a el/a misma? A través
Ante todo me sentí oblígado a plantearme la de todas sus páginas, senti cómo yo mismo ten-
cuestión: ¿estoy yo realmente comprometido en día a quedarme satisfecho, a tranquilizarme con
el servicio a la justicia? He participado en algu- los logros puramente humanos: los profetas, so-
nos mítines para Chile, pero ¿sé realmente mi- bre todo Isaías, los «pobres», despertaron en mí
rar a mi alrededor?: ¿tengo de veras el coraje de el sentimiento confuso de que lo mejor del hom-
utilízar los medios humanos de análisis para des- bre desborda al hombre, de que el creyente sigue
cubrir mejor cuáles son las opresiones concre- siendo un ser perpetuamente insatisfecho por-
tas que, en nuestro mundo occidental, nos están que ha vislumbrado, desde lejos, una líber-
«alienando»? Tenia la impresión de que, si no tad más profunda: la misma libertad de Dios a
podía responder que «sí» a estas cuestiones, no la que éste le invita. He descubierto todo esto,
valía la pena proseguir la lectura. bien expresado por Alain Birou:
Pero continué. Aunque tengo la impresión de
que estoy insuficientemente comprometido, es- ..Nosotros no esperamos un paraíso futuro como
un consuelo o una compensación de nuestros fra-
toy seguro de que debo, paralelamente, profun- casos en este mundo o de las injusticias inherentes
dizar en mi fe y que esto no es indiferente para al mísmo. Todo el evangelio nos enseña a cen-
mis compromisos. trarnos en el reino que está en medio de nosotros
Así, pues, volví a leer el prímer cuaderno. Lo y germinativamente en nosotros; todo el Padrenues-
tro no es más que la oración para que venga HOY
que más me impresionó en aquella larga aventu- ese reino en nosotros y entre nosotros y para que
ra fue ver cómo la salvación ofrecida por Dios nosotros no le pongamos ningún obstáculo. Asf,
a los hombres es una salvación «situada». El pues, es a través, en y por el esfuerzo de desa·
lienaci6n, de lucha por la Iiberaci6n, como se reali-
pueblo realizó la experiencia de que su Dios no za actualmente la total liberación de Jesucristo.
le hablaba «en las nubes», sino que se «encar- Pero ésta no se identifica sin embargo con esas
naba» en su historia, caminaba con él, se ensu- obras animosas y generosas de los hombres. aun
ciaba las manos en unas luchas que no siempre cuando no pueda ser actualizada sin ellas. Los es-
fuerzos de Iiberaci6n temporal de los hombres no
eran muy limpias. Con el Exodo, sentí mejor có- son exactamente lo mismo que la liberación por 13-
mo resultaba inútil el empeño de separar la «Ii- sucristo. Las pérdIdas, los naufragios, los salvamen-
tos históricos no son la perdición ni la salvación quia. Aquel camarada me dijo un día: «Con X
eterna».2 no estoy de acuerdo. Pero esto no me impide co-
Tras la primera lectura, los articulos sobr~ mulgar a su lado, porque sé que es un hombre
Pablo me parecieron un poco «descomprome!,- recto. Lo que pasa es que creo que está aprisio-
dos»: ¿no volvíamos a caer en aquella teo/ogla, nado en su sistema; cuando lucho contra él, no
que Duquoc nos decía ya super~d~~ que ve la tengo ganas de aplastarlo, sino que espero que
salvacíón únicamente en la «cond,clOn humana», también él descubra cuánta necesidad tiene de
en la que Cristo nos libera del pecado, del sufrí- verse liberado».
míento y de la muerte? Pero gracías al Antig~o Pero ¿no son un sueño todas estas cosas?
Testamento, gracias a la vida históríca de: Jesus, Lamento que no se haya desarrol/ado más en
vida de lucha, sin compromisos, empece a per- estas páginas todo lo concerniente a la resurrec-
cibir que Pablo, sín descuidar el aspecto de la ción de Cristo. En efecto, en las pocas alusiones
liberación humana, se centra sobre todo en lo es- que he leido, he sentido mejor que allí es donde
pecífico de la fe, en aquel más allá, en aquel está nuestra solidaridad última. Si realmente fue
porvenir que el cristiano tiene que buscar y pro- condenado Jesús, si murió por haber luchado
mover en toda búsqueda de liberación humana. contra la injusticia bajo todas sus formas, enton-
Cuando uno ha presentido que el pecado es la ces Dios se comprometió de verdad al resucitar-
raíz del mal, ya no puede resignarse ante ningún le. Su resurrección, ese «sí» de Dios a su vida
mal sino que descubre al mismo tiempo que ese de lucha, como escribe Duquoc, es realmen~e
mal es tan profundo que no puede librarse de él nuestra última certeza; es la imagen, y algo mas
uno solo' esa liberación que procuramos hacer que la imagen, es la promesa y el comienzo de
con todo' nuestro esfuerzo humano, la recibimos un porvenir que se ha abierto para todas nues-
de otro. Yeso es la salvación. tras luchas humanas, un porvenir que vamos ha-
Si no tuviera que conservar más que un pun- ciendo a fuerza de brazos y que, sin embargo,
to para expresar lo que el cristiano ofrece de ori- recibimos del amor de Dios en la maravilla de
ginal en esta lucha humana de liberación, me pa- cada día.
rece que diría: el perdón. El perdón, ese acto Emmanuel C.
lúcido, de un hombre que lucha con todas sus
fuerzas contra el mal, pero con el deseo de rom-
per el círculo infernal de la violencia; ese perdón
que, si no es ni olvido ni indiferencia, ab~e .un
porvenir siempre nuevo tanto para el oprtmldo I Dado que, al mismo tiempo, lefa el librito tan sen·
como para el opresor. Y me venia a la memoria cilla pero tan terriblemente impresionante de J. Bouchaud,
el recuerdo de aquel camarada, responsable de El f~ego. Salamanca 1975; ese fuego que nos viene de
su sección sindical, en mayo de 1968, que ani- América latina, en donde se descubre a un pueblo, a unos
militantes, que -sin frases- viven esta lucha con toda
maba la lucha obrera en la ciudad en la que yo su fe cristiana.
trabajaba entonces; el patrono de su fábrica, 2 A. Birou, Combat polJtlque et fol en Jésus Christ.
también cristiano, habitaba en la misma parro- Ouvrieres, Parls 1972, 141.
CONTENIDO

- X Lean Dufour, Del buen uso de la biblia para el estudio de una cuestión actual 6

- Christian Duquoc. (Jeologlas de la IlberaclOn o teologlas de los actos de {¡be-


raclOn? 12

- Chnstlan Duquoc. La salvaclOn Cristiana como liberaclOn El Jesús de los evan-


gelios 15

- Anme Jaubert, Gestos liberadores de Jesus De los smoptlcos a san Juan 19

- Edgard Haulotte, Los primeros crlstl8nos. tunos utOpICOS? Los Hechos de los
apóstoles 25

"Para ser libres. nos liberto Cnsto» (Gal 5 1) 32

,. Mlchel Dutheil NI ludIO ni griego ni esclavo. ni hombre libre 33

• P,erre Grelot Cristo nos libera del pecado 39

• Paul de Surgy, Los hombres en la libertad del espmtu 45

,. Mlchel Tnmaille, VIvir como cnstJ8nos y como CIUdadanos responsables


(Rom 13, 1-7) 52

- P,erre Grelot, «La verdad os hara libres» El evangelio de Juan 58

- Plerre Grelot. La libertad espmtual no se mendiga Se toma El apocalipsIs 62

Abertura 65

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