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Censured LUZIA_m

Censured

Autor: LUZIA_m, 28/Oct./2005 00:48 GMT+1:

...La habitación estaba en silencio... inerte, nada se movía... parecía no existir indicio
alguno de que, hace tan sólo unas horas, ellas se habían amado... únicamente sus cuerpos
entrelazados, cubiertos por una fruncida sábana, parecían conocer el secreto de lo
ocurrido durante la noche...

...Los primeros rayos de sol se deslizaban a través del cristal de la ventana... la claridad
iluminaba la sonrisa dibujada que aún permanecía en los rostros de ambas amantes...
Maca abrazaba la espalda de Esther, qué la correspondía asiendo sus manos, apretándolas
contra su pecho... Esther abrió sus ojos, descubriendo que la noche había dejado paso al
día. -Soy feliz-, pensó, mientras entornaba sus párpados y dejaba escapar un suspiro.
Maca aún dormía, ajena a su soliloquio...

Pasaron los minutos, y Maca comenzó a despertar. Un leve movimiento hizo que Esther
detuviera su monólogo interior y se volviera suavemente...

Esther: Mi amor, ¿has dormido bien?


Maca: Claro, cariño... he dormido contigo...

Esther no supo qué contestar... la miró con dulzura, sonriendo... Maca sólo sostuvo su
mirada durante unos segundos, pero le parecieron una eternidad. Se acercó a sus labios
lentamente, despacio. Comenzó a besarlos. Marcaba un ritmo lento, prudente, como si los
percibiera frágiles y temiera hacerles daño. Con igual mesura acarició la cara de Esther,
luego su cuello, su hombro, su espalda... dibujaba líneas curvas, círculos, masajeaba la piel
de su amada... Mientras, sus labios seguían comunicándose con el lenguaje de los besos...

Tras la ventana, la ciudad, ajena a aquella escena, comenzaba a desperezarse. El olor de la


primera hornada de la panadería ascendía rápidamente, alcanzando los primeros balcones
del edificio. El quiosquero colocaba los diarios de la primera edición y algunas personas
madrugadoras deambulaban por las aceras con paso indeciso, sin un rumbo definido.

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Pocos coches discurrían por la calle principal, era domingo.

Ellas proseguían en el diálogo de sus labios. Esther se separó un instante... volvió a mirar a
Maca... -¿te he dicho alguna vez que te quiero?- susurro en su oído. -Muchas veces-
replicó Maca -Pero nunca me cansaré de oírlo-. Esther se acercó más aún...-Te quiero, te
quiero, te quiero, te quiero,..- decía lentamente, sensualmente. Maca tapó su boca con la
mano y, cuando cesó en su insistencia, la retiró para retomar la conversación de sus
bocas. El ritmo de los besos se fue acelerando. Se amaban con violencia, con necesidad.

Después, ambas se quedaron dormidas. Sus cuerpos descansaron hasta el atardecer, pues
la noche y la mañana habían resultado realmente agotadoras. Esther se levantó. Al
principio se encontró algo desubicada, era de noche. Se preguntó qué hora sería y, al
mirar el reloj para averiguarlo, se quedó bastante sorprendida.

-Maca... -susurró a su oído. - Maca, cariño, despierta. ¿Sabes qué hora es?.. Maca...

Maca escuchaba, pero no quería levantarse, estaba muy a gusto debajo de las sábanas.

-Maca, vamos a cenar algo... hemos estado toda la tarde durmiendo y ya es de noche...
¿sabes qué hora es?- repitió.

Maca abrió los ojos y se giró para mirar a Esther a la cara...

-No sé que hora es, pero no me importa... mañana libramos también las dos, ¿no?, pues
entonces da igual. Anda acuéstate otra vez cariño- Y volvió a su postura inicial.
-Ya lo sé, pero podíamos cenar algo. Llevamos demasiadas horas aquí y no hemos comido
nada. Tenemos que reponer algo ¿no? -dijo pícaramente- hemos gastado muchas
energías.

Al escucharla, Maca volvió a girarse...

-Sí, hemos quemado muchas energías... pero a mí todavía me queda algo, ¿a tí no?.. Así
que si quieres... podemos cenar algo... mmmmmm
-Maca. Eres insaciable ¿eh? Anda, duérmete.
-Si claro. Me invitas a cenar y ahora me dejas así. No, no, no...

Maca abrazó el cuerpo de su novia, que estaba tumbada, de espaldas a ella. Se acercó a su
oído y comenzó a susurrarle...

-Esther... mi amor... anda... ¿de verdad que no te apetece?..

Esther se hacía la dura. No contestaba y se hacía la dormida. La pediatra insistió durante


unos minutos, pero al ver que la enfermera no respondía decidió darse la vuelta y dormir.

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Ese era el momento exacto que Esther estaba esperando para atacar. Ésta vez quería ser
ella quien llevara la iniciativa.

Se giró y con su mano empezó a acariciar el pelo y el rostro de su mujer. Poco a poco fue
descendiendo. Primero paseo entre sus pechos, luego, suave, se deslizó hasta el ombligo.
Maca percibió las intenciones de su chica y decidió que esta vez se iba a dejar hacer. Cerró
los ojos y se abandonó a la imaginación de Esther, que se había acercado más al cuerpo de
Maca. Ésta sentía los pechos de su amada rozándola, y eso la excitaba muchísimo. Esther
lo sabía, pero quería marcar un ritmo lento, demorar el momento del máximo placer para
que ella disfrutara el máximo tiempo posible. Siguió bajando. Llegó al pubis, se entretuvo
en su vello, pero retornó a sus pechos.

Maca estaba caza vez más agitada. Respiraba profundamente y sus gemidos cada vez eran
menos espaciados en el tiempo. Esther subía y bajaba por el cuerpo de la pediatra, pero
no había decidido aún, estimular el sexo de su amada. Recorría su espalda, sus hombros,
su torso desnudo. Besaba cada rincón de aquel cuerpo que se le ofrecía sin trabas. Poco a
poco ella también incrementaba el ritmo de su respiración. Se colocó encima y pensó que
era el momento.

Mientras besaba sus labios y acariciaba su pelo, una de sus manos se deslizó prudente y
comenzó a provocar en Maca nuevos gemidos. Acariciaba su sexo despacio, lenta pero
implacablemente. La pediatra dejó de besarla y separó su cabeza. La miró fijamente y
asintió, como dándole permiso para continuar y rogándole que lo hiciera inmediatamente.
Esther sonrió y la besó. Sus dedos comenzaron a moverse más rápidamente. Maca se
revolvía. Entraron y salieron una repetidas veces, hasta que Maca dejó de moverse.
Suspiró y abrazó a Esther, que aún continuaba encima.

-Ahora que ya has cenado podemos dormir, ¿no?


-Pero tú no has cenado ¿no?, y si mi niña no cena, yo no me duermo tranquila- dijo con
carita de niña buena.
-No pasa nada. Mañana me darás el desayuno... respondió Esther...
-Yo quiero que cenes también. No me parece justo, cariño...
-En serio, no importa. Además estoy cansada. Tú también lo estarás. Anda descansa.
-¿No quieres? Pues tú te lo pierdes, ¿eh?, porque tenía una sorpresa preparada.
-Ah, ¿sí? ¿Qué sorpresa? Anda, no me líes...
-Si no quieres... pues nada ¿eh?, ya me la guardaré para alguna que quiera...
-Yo no he dicho que no quiera Maca. Sólo quiero que estés bien descansada. Mira que
eres...
-Bueno, pues nada...- Se hacía de rogar- Es una pena... pero...

Esther interrumpió a Maca con un largo beso.

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-Te quiero ¿sabes? Eres una mala persona, pero te quiero...


-Yo no soy mala Esther, sólo un poco demonio- sonrió...
-Ya, ya. Y de ahí te viene a tí ese fuego interno ¿No?
-Eso es. Has adivinado mi secreto. En realidad, vengo del mismísimo infierno...
-Y por eso me das tanto calor. .
-Ajá. He venido a quemarte con mi fuego... me has descubierto...
-Bueno. Pues a ver si es verdad que me derrito...

Maca replicó el beso anterior. La habitación recogía una escena más pasional que las
anteriores. No dejaba de besar el cuerpo de Esther. Su cuello, su pecho, sus piernas,... a la
vez paseaba con sus manos por toda su piel... como si temiera su desaparición en
cualquier momento. La amaba con ansiedad, como si fuera la última vez que fuera a
tenerla para sí. Esther enloquecía con cada movimiento de su amada. Maca besó su sexo.
No lo abandonó hasta que percibió el cuerpo de su chica relajado. Entonces regresó. Le
dio un pequeño beso a Esther y susurró -Hasta mañana, mi amor-. Se recostó abrazando
su espalda y se dejó llevar por los brazos de Morfeo. Esther cerró sus párpados, acarició
los brazos de su amante y fue a buscarla en sus sueños.

...La habitación estaba en silencio... inerte, nada se movía... parecía no existir indicio
alguno de que, hace tan sólo unas horas, ellas se habían amado... únicamente sus cuerpos
entrelazados, cubiertos por una fruncida sábana, parecían conocer el secreto de lo
ocurrido durante la noche...

"Te recuerdo así, desnuda, dormida junto a mi, sintiendo tu respiración en mi cuello, tus
brazos atándome a tu pecho…tu pecho. Mi espalda casa con tu pecho y mis caderas se
acoplan a tu cintura, como una llave a su cerradura…atándome a ti, tus brazos. Recuerdo
tus manos, más delgadas que las mías, más hermosas, más calidas, las mías siempre frías,
pero tu me las guardabas, bajo las sabanas, bajo tu cuerpo y con ese tu calor cobraban
vida, y te buscaban, a veces me sorprendía rozándote la cara, sin haberlo pensado, o
posadas en tus caderas sin yo haberlo ordenado. Acariciando tu cara, perdiendo mi
mirada en tus labios, y en tus ojos, que me observaban expectantes, perdiéndome en esos
ojos, de los que aun o he podido huir… y decidía levantarme , solo por comprobar si me
seguirías mirando, si seguirías deseándome cuando no estuviera a tu lado...y me mirabas,
y me volvía a perder en tus ojos y volvía la cama, a tumbarme sobre ti, a posar mi cabeza
en tu pecho, a besarte sin remedio… te recorría a besos, como si no hubiera otro camino
para encontrarte, te besaba y me besabas…nos bebíamos (el) amor. Nos bebíamos y
necesitaba más de ti, y nos seguíamos besando, ahora también con las manos, que no
aceptaban ordenes, y por decisión propia navegaban por tu cuerpo, pegado al mío, celoso
del aire que hubiera entre los 2, necesitando cada centímetro de tu piel, cada poro y cada
aliento que me dabas… respirar tu aliento…desde que no te tengo, el mundo entero me
ahoga…me falta tu aire, me sobra el aire…"

Por eso bebía tanto café, por eso lo sigo hacienda ahora, y cada vez q acerco la taza a mi

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boca estás ahí... como cuando llueve, y nos recuerdo en la cama tumbados, escuchando la
lluvia, oliendo la humedad de fuera, sintiendo tu humedad en mi cuerpo…recuerdo llegar a
tu casa empapada, no me importaba, era la excusa perfecta para acabar en la ducha
contigo, para enjabonarte…acariciarte d los pies a la cabeza,, sin prisas, ir subiendo por tus
piernas, ambas manos en tus muslos, mirándote y mirándome tú, pasar casi
disimuladamente por tu ingle… si me paraba allí ya no seguía…lo sabía yo y lo sabías tú
pero yo quería ir despacio… y seguir subiendo por tu cuerpo, reptando por él, para no
despegarme d ti más d lo necesario, y besar tu pecho y seguir subiendo, y tu cuello y seguir
subiendo y sentir tu aliento buscándome…y mirarte a los ojos y pedirme más sin hablar y
comerte, porque mis besos en ti dejan d ser besos, pasan a ser una necesidad más d mi
cuerpo, mi alimento…y comerte a besos, con ganas, con rabia casi, con ansia… (“hunger”
me decías) y lamer cada poro y rincón q aún recuerdo, y seguir comiendo de ti…y sentir q
cada vez íbamos a más, los dos, y dejar q el agua se fuera, quedarme sentada sobre ti, de
cinturón mis piernas, cruzadas en tus espalda, formando un perfecto reloj, al mismo ritmo,
los 2...y sentirte abrazado a mi, como si fuera tu última opción de seguir agarrado a la
cordura , tus brazos por mi espalda, tus manos en mis hombros, empujándome hacia abajo
… y sentir la humedad d los 2…te susurraba al oído; “ven…ven”…

Después p reparaba café, porque decías q yo lo hacía mejor, y te veía observarme mientras
me ponía algún jersey d los tuyos, y mientras se hacía el café te observaba desde la puerta
d tu cuarto, me mirabas y sonreías…“ven”, me decías ahora tú…tus únicas palabras en
español; ven y… pero yo te hacía esperar, volvía al poco tiempo con una única taza, la tuya
y la mía, y bebías café y me ofrecías, el olor del café en tu boca, el cálido aroma, la nube de
tu aliento… recuerdo mirarte a los ojos, sonreír y negar con la cabeza mientras me
acercaba a tu boca; “ No t gusta?” me preguntaste, y yo asentía…”Entonces?” y me seguía
acercando y te miraba los ojos y t rozaba apenas los labios con los míos, y me empezabas
a buscar con la boca, estirando tu cuello y mi lengua se adentraba tímidamente …y me
separé de ti, t volví a mirar …” Me gusta más el café cuando lo has bebido tú”, y volvía a
beber café y me volvías a abrazar y afuera la lluvia seguía empapándolo todo…

Maca y Esther salieron del banquete en cuanto pudieron, iban en el coche mirándose sin
decir nada, aun no se lo podían creer al fin estaban casadas era el mejor día de sus vidas
pensaban ambas mirándose y sonriendo.

El coche las dejó en casa, se metieron en el portal y cuando entraron en el ascensor ya no


pudiera aguantar mas, sus cuerpos se llamaban a gritos, se fundieron en un apasionado
beso, sus lenguas no daban abasto con la pasión q sentían. Maca empezó a desabrochar el
vestido de su mujer.

E: mm Maca que estamos en el ascensor y si entra alguien? (dijo apartándose un poco)


M: que entre (volviéndola a coger para besarla)

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Esther se dejaba llevar, ya no pensaba en nada solo dejaba su cuerpo actuar libremente.
Maca le quitó el vestido, lentamente, dejándola en ropa interior y empezó a besarla,
pasaba su lengua por todos los rincones de su cuerpo mientras Esther se estremecía de
placer.

De repente el ascensor se paró, habían llegado a su piso, pero ahora no podían parar así
que Maca volvió a darle y fueron bajando.

Ahora era Esther la que empezó a desnudar a Maca, le quito el vestido y con sus manos la
acarició toda, sus labios estaban encendidos no cesaban de buscarse y sus lenguas
recorrían frenéticamente sus cuerpos como si fuese la ultima vez que se besaban.

Maca le quitó el sujetador a Esther y empezó a besarle los pechos, lamia sus pezones
mientras ella gemía de placer. La mano de Maca se deslizó suavemente hasta la única
pieza de ropa q le quedaba a Esther e introdujo su mano debajo, lo que hizo gemir aun
mas a Esther. El ascensor llegó a la planta baja y Esther le dio al ático justo antes de que se
abrieran las puertas. Maca seguía besando a Esther y con sus dedos jugando dentro de
ella mientras esta intentaba no gritar demasiado.

Esther también se deshizo del sujetador de Maca y empezó a besarla, con sus manos
acariciaba los dos pechos de su amada q arqueaba la espalda sin dejar de besarla,
entonces Esther siguiendo los pasos de Maca recorrió el cuerpo de Maca con su mano y
lentamente empezó a acariciar el sexo de esta.

Las dos estaban muy excitadas, se estaban dando placer mutuamente y no querían parar,
sus besos eran más salvajes y sus movimientos más rápidos hasta que las dos llegaron al
clímax ahogando los gritos en la boca de la otra.

Siguieron unos instantes besándose desnudas en el ascensor hasta que llego al ático,
entonces le dieron a su piso y se empezaron a vestir sin dejar de besarse pero con mas
ternura que pasión.

FIN

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