Está en la página 1de 2

Reflexión sobre el video de Situación Límite: Examen.

El unitario propuesto por la cátedra refleja un paradigma educativo que fue muy
fuerte, durante varios años, en las escuelas de educación media de nuestro país:
el conductista.

Según este modelo, el profesor, único poseedor del conocimiento académico, se


lo transmitía al alumno que era una tábula rasa a la que había que educar.

La autoridad del docente era incuestionable, y cualquier actitud que la pusiera en


duda, era severamente castigada.

El aprendizaje que predominaba era de tipo memorístico, y las evaluaciones eran


cuantitativas, importaba más cuánto podía reproducir el alumno que si entendía o
no lo que repetía.

El fracaso escolar era exclusiva responsabilidad del alumno, y en última instancia


de su familia (falta de límites, de apoyo, de estímulo, etc.).

Con el paso de los años, un nuevo paradigma sucedió al conductismo: el


constructivismo.

Tal como su nombre lo indica, el conocimiento se construye entre el docente y los


alumnos.

Se busca que el aprendizaje sea significativo, y que el alumno pueda relacionarlo


con sus vivencias cotidianas.

El docente es mediador y guía en la construcción del conocimiento, y el modo de


evaluar apunta más a la reflexión y a la posibilidad de que el alumno de cuenta de
lo aprendido a través de lo que comprendió.

La autoridad docente es cuestionada, y el docente en no pocas ocasiones, actúa


como contenedor ante las vivencias personales de los alumnos.

La práctica docente es analizada por sociólogos y pedagogos, se desarrollan


talleres de reflexión y la escuela comienza a asumir su cuota de responsabilidad
ante el fracaso escolar.

Actualmente, con la introducción de las TIC en las aulas, estamos asistiendo a una
nueva forma de enseñar y de aprender. Quizás un nuevo paradigma surja en este
proceso, aún es pronto para asegurarlo.

Respecto de con qué docente nos identificamos, la primer reacción sería decir con
el profesor Rivas, hombre reflexivo y equilibrado, que aparenta ser justo y hasta
casi utópico; pero la realidad es que mucho de la Dra. Juárez está presente en
nosotros. La idea de que sólo el conocimiento académico y preciso es el que vale,
y el temor a perder la autoridad frente a un curso lleno de adolescentes que
cuestionan y preguntan, está muy patente en nuestra práctica.

Nos atreveríamos a decir que los docentes buscamos a cada momento el


equilibrio entre ambas posturas.

También podría gustarte