Está en la página 1de 25

Estudios Atacameños:

relaciones
Arqueologíaentre
y Antropología
atacameños,
Surandinasarqueologos
N° 33, pp. 133-157y(2007)
estado en atacama…

Relaciones entre atacameños, arqueólogos y Estado


en Atacama (norte de Chile)1

Patricia Ayala R.2

RESUMEN Introducción
A partir del caso atacameño se analiza cómo el patrimo-
Desde los años 90 el Estado chileno se encuentra
nio arqueológico y los discursos del pasado forman parte
de los actuales movimientos de reivindicación étnica. en un proceso de reconocimiento de la diversidad
Complementariamente, se discute cómo la patrimoniali- cultural, ya que dejó atrás el viejo discurso de
zación étnica ha incidido en conflictos y reacomodos en identidad nacional orientado a controlar y suprimir
las relaciones entre indígenas, arqueólogos y Estado en las diferencias culturales, para adoptar una política
los últimos años. Para ello se asume una perspectiva teó- multicultural y pluricultural que no sólo reconoce
rico-metodológica que enfatiza el papel de las relaciones
y promueve esta diversidad, sino que también la
establecidas entre los actores involucrados y el proceso
mediante el cual se conforma dicha interacción a lo largo construye. Se trata de un nuevo contexto ideoló-
del tiempo, recurriendo tanto a fuentes de información gico, legal e institucional en el cual cambiaron las
escrita como etnográfica. relaciones del Estado con los pueblos indígenas, por
lo que, de una política de negación, integración y
Palabras claves: indígenas – arqueología – patrimonio asimilación de estas poblaciones –que caracterizó
– atacameños.
al Estado chileno desde su creación en el Siglo XIX
hasta principios de los 90–, se pasó a otra de reco-
ABSTRACT nocimiento y promoción de las identidades étnicas
con la promulgación de la Ley Indígena en 1993.
Based on the Atacameño case, this article analyzes how Es así que, desde una posición de poder diferente
the archaeological heritage and the discourses about the a la de años anteriores, los indígenas emergieron
past form part of current ethnic vindication movements.
Complementary, it is discussed how in recent years proc-
como nuevos actores sociales, planteando una serie
esses of ethnic heritage appropriation have had impact in de demandas y luchas de significación y de poder
conflicts and the reshaping of relationships among indigenous en torno a sus derechos culturales y a los recursos
people, archaeologists, and the state. For these purposes a existentes en sus territorios. En este contexto, ahora
theoretical-methodological perspective emphasizing the role se cuenta con otro actor interesado en el patrimonio
of the relationships established among the involved actors arqueológico y los discursos del pasado, el cual
and the process through which the mentioned interaction is
formed through time is assumed, recurring to written and
reivindica sus derechos y reclama su participación
ethnographic sources. en el otorgamiento de sentido, producción y control
de los mismos.
Key words: indigenous – archaeology – heritage – Atacameño
people. En otros países este fenómeno social ha sido abor-
dado desde diferentes perspectivas en la discusión
Recibido: noviembre 2006. Aceptado: febrero 2007.
arqueológica, entre las cuales se cuentan aquellas
que problematizan cómo el discurso arqueológico
ha construido la imagen de los indígenas y en qué
medida esto se vincula con el contexto social del
investigador (Trigger 1992; Preucel y Hodder 1996),
así como las referidas al tipo de relaciones estable-
1 Este artículo es un extracto de la tesis de la autora para optar cidas con los pueblos originarios en la arqueología
al Grado de Magíster en Antropología de la Universidad americana (Trigger 1980; Ferguson 1996; Bray
Católica del Norte y Universidad de Tarapacá.
2 Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Museo R. P.
2001). Están también las discusiones en torno a la
Gustavo Le Paige s. j., Universidad Católica del Norte. Calle
construcción de identidades étnicas en el pasado y
Gustavo Le Paige 380, San Pedro de Atacama, CHILE. sus implicancias y usos políticos en la actualidad
Email: rayala@ucn.cl (Trigger 1984, 1992; Jones 2001; Capriles 2003;

133
patricia ayala r.

Benavides 2004), los estudios que interpretan este una participación decisiva en la definición y control
contexto en torno a disputas de poder por el saber del patrimonio arqueológico.
legítimo (Gnecco 1999, 2003 Ms, 2004) y los que lo
analizan a partir del proceso de apropiación social Este trabajo centra su atención principalmente en
del patrimonio (Endere 2002). En Chile, hasta hace el oasis de San Pedro de Atacama, aunque tam-
pocos años este tipo de investigaciones estuvo ausente bién considera información de la cuenca del Loa,
del debate arqueológico y antropológico, a pesar ambos espacios ocupados por la etnia atacameña
de que las demandas patrimoniales planteadas por (Figura 1). Se trata de una investigación enfocada
los indígenas y los cuestionamientos a la disciplina en el análisis de las relaciones establecidas entre
arqueológica se remontan a mediados de la década los actores involucrados y en el proceso mediante
de los 90, posteriormente a la promulgación de la el cual se conforma dicha interacción a lo largo
Ley Indígena. En efecto, son escasos los trabajos del tiempo. Para ello se recurre tanto a fuentes de
que abordan el problema de la visibilidad alcanzada información escrita como etnográfica. La estrategia
por el patrimonio arqueológico en el proceso de de análisis considera la definición de categorías de
emergencia étnica (Ayala 2004); además, a pesar relaciones y de períodos históricos en los cuales se
de algunos intentos descriptivos (Ayala et al. 2003; contextualizan las mismas.
Romero 2003; Uribe y Adán 2003), no se ha con-
siderado el estudio de las relaciones establecidas De este modo, se establecieron seis categorías o
entre los actores de este proceso como una forma tipos de relaciones que se observan como las más
de abordar este problema antropológico. representativas de este proceso –negar, conocer,
colaborar, visibilizar, dialogar/negociar y delegar/
Un caso particularmente interesante en este sentido intermediar–, la mayoría de las cuales incluye a los
es el de la etnia atacameña en el norte de Chile, ya tres actores involucrados. Cabe mencionar que estas
que sus líderes han planteado al Estado una serie
de demandas de control, manejo y uso económico
 El primer tipo de relación (negar) se refiere a que si bien se
del patrimonio cultural. Asimismo, las investiga-
tiene un conocimiento de la existencia del otro, se lo deja
ciones arqueológicas se iniciaron a principios del
de reconocer, no se admite su existencia. Se trata de una
Siglo XX en la región atacameña y en los últimos forma de interactuar que implica distanciamiento entre los
años los líderes étnicos han planteado públicamente actores, la inexistencia de relación y/o la exclusión del otro
críticas a la arqueología. Paralelamente a esto, otra en lo que respecta a las prácticas asociadas a los materiales
situación de interés es que el discurso étnico de los arqueológicos. Este tipo de relación ha sido practicada
atacameños parece nutrirse tanto del discurso patri- por arqueólogos y funcionarios estatales y, en los últimos
años, por los atacameños. La segunda categoría (conocer)
monial difundido por el Estado como del discurso
corresponde al establecimiento de relaciones a partir de
arqueológico, en circunstancias que las relaciones las cuales los actores llegan a construir una relación y a
establecidas entre los actores de este proceso parecen reconocerse mutuamente. Son relaciones construidas a
variar a través del tiempo. Por ello, a partir del caso través del tiempo, en las cuales el compartir ciertos espacios
atacameño, en este artículo se aborda el problema sociales genera una conocimiento recíproco. De acuerdo al
de cómo y por qué el patrimonio arqueológico y los grado de interacción, esta forma de relacionarse permite un
menor o mayor nivel de reconocimiento de los significados
discursos del pasado forman parte de los actuales
culturales, valoraciones e intereses del otro. A diferencia
movimientos de reivindicación étnica, a la vez que de la siguiente categoría, se trata de relaciones establecidas
ello contribuye de manera importante a dar forma específicamente entre atacameños y arqueólogos. El tercer tipo
y sentido al movimiento. Complementariamente, de interacción (colaborar) se refiere a relaciones de trabajo
se discute de qué manera la patrimonialización en conjunto y se orienta a contribuir con conocimientos y
étnica ha incidido en conflictos y reacomodos en las prácticas a la consecución de un objetivo o proyecto relevante
para los actores involucrados, apuntando así a una relación
relaciones entre indígenas, arqueólogos y Estado,
más recíproca y equilibrada entre las partes. Este tipo de
los últimos de los cuales históricamente han tenido relación se asocia al reconocimiento y valoración del aporte
que el otro puede realizar al logro de un fin o proyecto en
particular. La cuarta categoría (visibilizar) involucra a los
tres actores de este proceso y se desarrolla desde la década
 En Chungara, Revista de Antropología Chilena 35 (2), de los 90, cuando se redefinen las relaciones del Estado con
2003, se publicaron 12 artículos que abordan esta temática las poblaciones indígenas, pasando de una política de nega-
y que forman parte de los resultados del “Encuentro de ción a otra de reconocimiento, visibilización y promoción
reflexión sobre patrimonio cultural, comunidades indígenas de las identidades étnicas. El quinto tipo de interacción
y arqueología” realizado en Ollagüe, Chile, el año 2001. (dialogar/negociar) se refiere a la creación de un espacio de

134
relaciones entre atacameños, arqueologos y estado en atacama…

Figura 1. Mapa con los poblados atacameños de la cuenca del río Loa y el Salar de Atacama.
Modificado de Castro y Martínez (1996).

diálogo entre los actores involucrados con el fin de construir por indígenas como por arqueólogos o instituciones estatales.
una relación de valoración y legitimación mutua de sus La sexta categoría (delegar/intermediar) corresponde a una
discursos, así como de negociación entre sus significados modalidad de interacción en la cual un tercero se encarga
culturales, valoraciones e intereses vinculados al patrimonio de establecer relaciones entre arqueólogos y atacameños a
arqueológico. Esto se traduce en la realización de reuniones través de la mediación de sus intereses con la finalidad de
de discusión orientadas al tema patrimonial, organizadas tanto lograr un acercamiento y acuerdos entre ellos.

135
patricia ayala r.

categorizaciones, al tratarse de relaciones humanas, Ley de Monumentos Nacionales. Si bien este decreto
tienen diferentes matices en su interior y por lo mismo tenía cuatro ámbitos de acción referidos a definir
sus límites se superponen en algunos casos. Son los monumentos históricos, los monumentos públi-
formas de relacionarse que pueden ser practicadas cos, las excavaciones arqueológicas y el registro e
por un mismo actor o por diferentes actores a la vez, inscripción de museos, el funcionamiento de esta
pudiendo darse de manera sincrónica o diacrónica institución fue bastante irregular y, al parecer, su
en el tiempo. Asimismo, se definieron tres períodos presencia en otras regiones casi nula. A lo largo de
históricos en base a la articulación de las siguientes estos 45 años el CMN sólo declaró 50 monumentos
variables: el tipo de relaciones establecidas entre las históricos, lo cual sin duda evidencia un discurso
poblaciones indígenas, los arqueólogos y el Estado patrimonial en ciernes, lejos de tener la envergadura
chileno, la existencia o no de una adscripción étnica del actual. Además, los monumentos declarados
atacameña, el desarrollo del proceso de patrimo- correspondían en su gran mayoría a iglesias, fuertes
nialización en el país y la profesionalización de la y edificios públicos, lo cual demuestra una concep-
arqueología chilena. A continuación se presentan ción del patrimonio nacional análoga a la de países
los resultados de esta investigación a partir de los europeos. Si bien el desarrollo de investigaciones
períodos identificados. arqueológicas era de interés estatal, el control sobre
las excavaciones y los responsables de las mismas,
El proceso de interacción entre atacameños, en circunstancias que la formación profesional en
arqueólogos y Estado en Atacama arqueología se produciría recién en los años 60 y 70,
fue prácticamente nulo en este período.
Período 1: Finales del siglo XIX hasta
la década del 70 Desde principios del Siglo XX, acorde al discurso
modernizador del Estado chileno, se desarrolla una
Este período se caracteriza por la negación del sujeto importante actividad científica en la región ataca-
indígena de parte del Estado chileno en un contexto meña. Llegan equipos extranjeros como la Misión
en el cual los atacameños son tratados como cualquier Científica Francesa integrada por De la Grande,
ciudadano, en circunstancias que “una condición de De Créqui-Montfort y Boman, que desarrollan
indígena no tenía significado político para la relación investigaciones arqueológicas y etnográficas en la
entre el Estado chileno y las comunidades campe- zona. Del mismo modo, el gobierno contrata a Max
sinas de base agraria de esta zona” (Gundermann Uhle, arqueólogo y etnólogo alemán, quien realiza
2002 Ms: 22). Esta relación de negación desde el investigaciones arqueológicas y reconstrucciones
Estado se prolonga hasta principios de la década históricas, desde la prehistoria hasta la actualidad,
del 90, paralelamente a un proceso de asimilación en el norte del país. Esto fue particularmente im-
e integración de la población indígena. portante en el territorio atacameño, recientemente
anexado al Estado de Chile, ya que el proyecto de
En estos años, los habitantes de la cuenca del Loa identidad nacional requería la construcción de una
y del Salar de Atacama no se identificaban con la historia que abarcara los orígenes prehispánicos de
adscripción étnica de atacameños sino más bien los habitantes de esos territorios. Según Gundermann
con identidades locales, además de vincularse de y González (2005 Ms: 2), en estos momentos “la
manera contradictoria y conflictiva con la noción antropología ya no es una actividad tangencial o
de indio, ya que conllevaba atributos negativos de circunstancial, sino una preocupación científica con
atrasado, incivilizado, marginal, sin educación. Esto importancia política”, la cual tiene una orientación
es el resultado de un proceso en el cual a finales del principalmente histórica, dentro de la cual se pueden
Siglo XIX y principios del XX “la idea de indio situar también las posteriores investigaciones de
pierde esa condición irrenunciable, esa condición Latcham en la región atacameña.
de estatus adscrito, ese ropaje que se tiene desde
el momento en que se nace, verdadera piel que se En este período no existía una conciencia social o
tiene y que no se puede sacar” (Gundermann 2002 un tipo de valoraciones que permitiera reconocer y
Ms: 32). relacionarse con los indígenas como actores sociales,
ya que no sólo el Estado y la sociedad chilena los
En 1925 se crea el Consejo de Monumentos Nacionales negaba, sino también ellos mismos. En el ámbito de
(en adelante CMN), por el Decreto de Ley Nº 651 la antropología y la arqueología estas poblaciones
que rigió hasta 1970 cuando se promulga la Nueva eran consideradas como objetos de estudio, como

136
relaciones entre atacameños, arqueologos y estado en atacama…

reminiscencia de un pasado que es importante co- Le Paige inicia su labor arqueológica cuatro años
nocer antes de que desaparezca. Si bien los intereses después de llegar a esta zona como sacerdote, co-
de los estudiosos de esta época eran eminentemente menzando poco tiempo después la creación de lo
científicos, sus resultados adquieren un sentido po- que actualmente es el Museo Arqueológico de San
lítico ya que “su balance de la situación del indígena Pedro de Atacama, en circunstancias en que pau-
nortino (…) señala su completa integración (changos) latinamente se familiariza con las particularidades
o la presencia de escasos supervivientes y en franco culturales de la población local.
proceso de asimilación (aymaras y atacameños)”
(Gundermann y González 2005 Ms: 2). De este El desacuerdo o crítica generalizada de los atacame-
modo, los resultados de las investigaciones científicas ños al referirse a la labor arqueológica de Le Paige
apoyan y justifican la política nacional de negación, se vincula con su excavación de cientos de tumbas,
integración y asimilación de los pueblos indígenas. lo cual visto desde las prácticas y discursos locales
Es así que el sentido político que se le otorga a las de la época estaba en contra de sus valoraciones y
investigaciones arqueológicas en Chile es similar al creencias (Figuras 2 y 3). En efecto, los atacameños
identificado en la construcción de los Estados-nación se refieren a los sitios arqueológicos como lugares
del Viejo Mundo, donde el conocimiento del pasado y obras de los “abuelos”, de los “gentiles”, espacios
prehistórico alimentó los discursos de identidad de y cosas que hay que respetar y temer, en los cuales
las nuevas naciones. puede “pescarte la tierra” o pueden “agarrarte los
abuelos” y producirte enfermedades, por lo que es
Coherentemente con el contexto político, social y mejor no molestarlos, no visitarlos ni tomar nada
profesional de la época, la práctica arqueológica en de allí:
Atacama debió caracterizarse por una relación de
poder marcadamente asimétrica con los indígenas, “uno de los, de los valores, como es el respeto de
quienes desde una posición de subordinación cum- los abuelos, por ejemplo, o a los abuelos, a todos
plieron un rol de obreros y/o de informantes, más sus enterramientos…En cuanto a la familia le
aún considerando que los arqueólogos se vinculaban entregaba este valor de, por una parte no tocar,
a intereses estatales y/o privados, y se trataba de y cuando se encontraran objetos de volver a po-
extranjeros o santiaguinos profesionales asociados nerlos en su lugar de origen y dejarlos ahí con el
a la clase dominante. Una relación mucho más descanso que inicialmente se dispuso en ese lugar”
compleja con los atacameños es la que estableció (Atacameño 1, 2004).
el sacerdote y arqueólogo aficionado Gustavo Le
Paige, ya que, a diferencia de otros estudiosos que En estas circunstancias, las excavaciones de Le Paige
trabajaron en la zona en este período, él vivió en fueron vistas como una “falta de respeto” a las creen-
San Pedro de Atacama durante 26 años, generando cias locales, sobre todo teniendo en cuenta que este
así una red de interacciones que delinearemos a sacerdote llegaba con “la camioneta cargada” todos
continuación. los días después de excavar. Lo anterior se interpreta
como una negación de parte de Le Paige del signifi-
La población indígena que Le Paige encuentra a su cado cultural que esto tenía para los atacameños, ya
llegada en 1954 es una sociedad que si bien mantiene que a pesar de conocer las valoraciones vinculadas a
una serie de prácticas y discursos enmarcados en la los “gentiles”, su interés científico por la prehistoria
tradición andina, también vivencia un proceso de atacameña lo llevó a negar los discursos y prácticas
cambios relacionados con su inserción en la eco- contemporáneas de la población local. Esto no sólo
nomía y sociedad regional. Dentro lo que se puede es coherente con el contexto político y el desarrollo
considerar parte de la tradición local, se identifican de la arqueología de ese entonces, sino también con
las valoraciones vinculadas con el respeto y temor a su práctica sacerdotal dentro de la cual debió con-
los “abuelos” o “gentiles”, entidades de otra huma-
nidad que se asocian a los vestigios arqueológicos.
 Si bien este Museo forma parte del Instituto de Investigaciones
Arqueológicas y Museo (IIAM) de la Universidad Católica
 Es importante considerar que la figura de Le Paige es vista del Norte, en adelante me referiré a él como el Museo, el
y evaluada por los atacameños desde una conciencia y va- Museo local o el Museo de San Pedro de Atacama, ya que,
lores actuales, no obstante, es posible perfilar las formas de en general, así lo denominan los actores involucrados.
relación que estableció sin desconocer el contexto político  A solicitud de la mayoría de los entrevistados no se dan a

y social en el cual se desarrollaron. conocer sus nombres e iniciales.

137
patricia ayala r.

Figura 2. Colección de cerámica obtenida en las excavaciones de Le Paige


(décadas del 60 y 70). Archivo IIAM.

siderarse importante erradicar estas creencias. Al es particularmente interesante si se considera que


respecto, uno de sus ayudantes atacameños plantea el temor a los “abuelos” puede ser producto de la
que este sacerdote con sus excavaciones “quería dar acción cristiana, ya que, de ser así, Le Paige negó
a conocer que los gentiles no hacían nada”, lo cual una creencia impuesta por su religión en su propio
afán de extirpar idolatrías.

Teniendo en cuenta el poder de Le Paige como au-


toridad científico-religiosa y en un ambiente social
y político desfavorable para los indígenas, era difícil
que los atacameños que así lo creían expresaran su
desacuerdo respecto de las excavaciones de cemen-
terios arqueológicos: “con el padre Le Paige mucha
gente se alejó de la iglesia cuando empezó a trabajar
la parte arqueológica, por lo mismo, porque, bueno, el
padre no ocultaba tanto lo que tenía, él tenía muchos
cráneos” (Atacameño 2, 2003). Ciertamente, para
que la gente “dejara de ir a misa” tuvo que ser muy
fuerte el descontento de la población local, ya que
esto no sólo implicó un acto de reprobación de la
labor arqueológica de Le Paige, sino también un
distanciamiento de su religión. El desacuerdo de los
atacameños se mantuvo sobre todo en el ámbito de lo
privado, en conversaciones entre ellos, en un espacio
familiar en el cual algunos niños que acompañaban
al padre en sus excavaciones eran reprendidos e
incluso obligados a devolver lo que tomaron de los
“abuelos”, para posteriormente hacer un “pago” u
ofrenda a los mismos. Asimismo, se plantea que a
pesar del respeto que se le tenía como sacerdote:

Figura 3. Colección de cráneos obtenida en las excavaciones de “había gente que estaba indignada con él pero
Le Paige (décadas del 60 y 70). Archivo IIAM. también, no sé si lo manifestaba o se lo manifestaba

138
relaciones entre atacameños, arqueologos y estado en atacama…

de alguna forma un poco suave o de formas muy el tipo de excavaciones realizadas por Le Paige, y en
distintas que lo hicieran repensar su actitud en la actualidad es utilizada por los atacameños para
cuanto al trabajo que estaba desarrollando como criticar a la disciplina.
arqueología” (Atacameño 1, 2004).
Sin embargo, paralelamente a la negación de los signi-
Se dice que este sacerdote tenía “licencia para hacer ficados culturales de los atacameños, como sacerdote
o decir cualquier cosa sin que nadie le dijera nada”, y líder comunitario Le Paige estableció relaciones
ante lo cual se plantea que: de conocimiento y cercanía con la población local,
ya que participó, compartió y se involucró en una
“en ese tiempo el padre Le Paige era una autoridad, serie de actividades de la comunidad, siendo incluso
entonces no se le podía contradecir. Tal vez a lo mejor promotor de algunas de ellas (L. Núñez 1995). En
esa era una de las causas que la gente tampoco no este contexto, a pesar de los desacuerdos existentes
le decía nada. Pero si el padre Le Paige hubiera con su quehacer arqueológico, la gente no dejó de
estado en estos días, tal vez hubiera sido diferente. apoyarlo en obras de beneficio social. Esta forma de
Pero en ese tiempo se le tenía mucho respeto al padre relacionarse de Le Paige se vincula con opiniones
Le Paige. Incluso en algunos extremos yo creo que positivas hacia su persona, las cuales siempre están
tal vez miedo” (Atacameño 8, 2004). mediadas por su rol como sacerdote del pueblo. Es
así que se describen relaciones de cercanía y con-
Se manifiestan opiniones negativas respecto a Le fianza con él, de amistad, compadrazgo y afecto, las
Paige, ya que se dice que se aprovechó de su autoridad cuales permiten comprender cómo en la actualidad
religiosa y de las necesidades de la población local atacameños de edad avanzada que participan en las
para recibir información, que “robó” su patrimonio, ceremonias de conmemoración de su natalicio o
que los “engañó”: muerte, se emocionan al recordarlo y hablar de su
obra social y sacerdotal.
“En parte me dicen cosas que, como que él los
engañaba. Como el hecho de que él les pregun- Otro tipo de relación establecida por Le Paige
taba por un sitio y la gente a veces por necesidad con los atacameños fue de colaboración, ya que
–muchas veces comprensivo– le decía del lugar, le en reiteradas ocasiones trabajó en conjunto con la
hablaba del lugar, y él le daba, qué sé yo, harina” población local para el logro de fines o proyectos
(Atacameño 8, 2004). de relevancia social (p.e., implementación de un
consultorio médico). La relación establecida con sus
Contemporáneamente a la labor arqueológica de ayudantes atacameños también podría enmarcarse
Le Paige en la cuenca del Loa trabajaron otros dentro de este tipo de interacción, aunque es diferente
profesionales y aficionados de la arqueología, los a lo observado en períodos posteriores cuando los
cuales a diferencia de este sacerdote no son identi- arqueólogos aportan al otro desde sus prácticas y
ficados por sus nombres, sino generalmente como conocimientos profesionales. En este caso un grupo
“gringos”. Un ejemplo es el arqueólogo francés J. de atacameños colaboró, como informantes y ayu-
Spahni que excavó cementerios prehispánicos en dantes de terreno, en el quehacer arqueológico de
Chiu Chiu, Lasana y Turi, así como el ingeniero De Le Paige, mientras éste ayudó a ese grupo desde el
Bruyne que excavó el Cementerio de los Abuelos en punto de vista social.
Caspana. El caso de Chiu Chiu es particularmente
importante de comentar, ya que los cementerios Como se pudo observar, en este período se identifican
de esta localidad, además de las investigaciones distintas formas de interacción entre arqueólogos e
arqueológicas realizadas en esa época por Mostny indígenas: negar, conocer y colaborar, las cuales en
y Spahni, fueron objeto de reiteradas excavaciones algunos casos son activadas por los mismos sujetos
a cargo de aficionados que trabajaban en la mina sociales. Esto se desarrolla en un contexto de nega-
de cobre de Chuquicamata, algunos de los cuales ción de las poblaciones indígenas de parte del Estado
incluso usaron dinamita para extraer materiales chileno y de un discurso patrimonial en ciernes.
arqueológicos. En una época en que las excavaciones
arqueológicas en la zona, en general, no se reali- Período 2: Década del 70 hasta 1993
zaban de acuerdo a una metodología fina, la labor
arqueológica se percibió como una actividad similar En 1970 se promulga la Nueva Ley de Monumentos
al saqueo. Esta imagen fue, sin duda, fortalecida con Nacionales Nº 17.288, con lo cual cambia sustan-

139
patricia ayala r.

cialmente el funcionamiento del CMN, así como se de Arqueología en la Universidad del Norte (Castro
consideran nuevas categorías de monumentos y se 1995; Romero 2003), además de la persecución
establece que los sitios y objetos arqueológicos son de profesionales de estas carreras, la arqueología
monumentos arqueológicos del Estado chileno sin continuó desarrollándose en el país con repercu-
la necesidad de ser declarados como tales. Desde siones al parecer menos desarticuladoras que las
ese entonces se evidencia una mayor actividad y vivenciadas por disciplinas cercanas. Esto parece
sistematicidad en el accionar del CMN, así como deberse a que la arqueología fue percibida por
se incrementa sustancialmente la cantidad y diver- el gobierno como una práctica más neutra, más
sidad de declaratorias. En este período, el discurso científica y menos política que la antropología o
patrimonial del Estado comienza a fortalecerse y la sociología, lo que explicaría el hecho de que
diversificarse, considerando entre los monumentos se mantuviera por algún tiempo la Escuela de
declarados también bienes arqueológicos y paleon- Antropología de la Universidad del Norte, con
tológicos. Este cambio en la institución y legislación menciones en arqueología y antropología socio-
patrimonial coincide con la creación de departa- cultural, pero “después de muchos intentos, sólo
mentos y carreras de arqueología y antropología en se aceptó que siguiera como carrera [la disciplina
diferentes universidades del país: el Departamento de la] arqueología, [pero] con un cierre inevitable”
de Ciencias Antropológicas y Arqueológicas y la (Castro 1995: 20). Junto con esto, para el proceso
Licenciatura en Antropología en la Universidad de de fortalecimiento de la identidad nacional de la
Chile, la carrera de Arqueología en la Universidad época, era necesario continuar con el estudio de los
del Norte, el Departamento de Antropología en Arica orígenes de esta comunidad imaginada, sobre todo
y la carrera de Antropología en Concepción (Castro en territorios fronterizos donde urgía una mayor
1995; Orellana 1996; Romero 2003). presencia del Estado, como en la región atacameña,
con lo cual se relaciona también el desarrollo de
En 1973 se produce el golpe militar y en este nuevo estudios antropológicos en la región andina.
escenario político el Estado chileno continuó con
la misma forma de relacionarse con los indígenas, Paralelamente, las poblaciones indígenas de la
es decir, negándolos. Según Gundermann (2002 cuenca del Loa y del Salar de Atacama continúan
Ms: 51): identificándose con adscripciones locales y vincu-
lándose de manera conflictiva y contradictoria con
“al gobierno autoritario no le interesó la figura del la identidad de indio, en un escenario en el cual
indio, salvo para negarlo (…) Lo étnico se relega a los discursos étnicos no tienen relevancia política
lo folklórico, se relega al pasado (...) se especifica para el Estado y las propias poblaciones indígenas.
en una herencia cultural que hay que poner en un Durante este período, por su carácter fronterizo,
museo, (…) representar eventualmente, (…) docu- la región atacameña es enfocada geopolíticamente
mentar por escrito, pero no tiene sentido presente, por el gobierno militar, el cual aplica una serie de
ni tampoco sentido futuro”. medidas para retener a la población local en los
marcos del modelo de desarrollo neoliberal, para lo
Según este autor, durante el gobierno militar se cual solicita diagnósticos a antropólogos, sociólogos
refuerza la idea de una identidad nacional basada y otros profesionales (Gundermann y González 2005
en una comunidad única que no deja espacio a la Ms). En estas circunstancias:
población indígena. En este sentido, es interesante
considerar que entre 1970 y 1994 se produce un “el indígena es percibido como un sujeto pasivo,
incremento inusitado en la declaración de monumen- atrasado y pobre, que debe recibir el apoyo estatal
tos nacionales, el cual alcanza a 509 declaratorias, para sobrevivir, para modernizarse y progresar
lo cual sin duda se relaciona con este discurso de económicamente. Para lograr este objetivo, el
identidad nacional exacerbado. Estado debe acercar el progreso y el cambio al
sector rural, de manera que esta población no
Si bien el gobierno autoritario tuvo una serie de abandone sus zonas interiores” (Gundermann y
consecuencias en las ciencias sociales, como la dis- González 2005 Ms: 6).
minución de la planta académica del Departamento
de Antropología y Arqueología de la Universidad Es así que la relación del Estado con las poblaciones
de Chile y la desaparición de las carreras de indígenas sigue siendo de negación, asimilación e
Antropología en la Universidad de Concepción y integración.

140
relaciones entre atacameños, arqueologos y estado en atacama…

En este panorama nacional, Le Paige continuó con había” (Arqueólogo 6, 2004). Se cuenta que desde
su quehacer arqueológico en la región atacameña, tiempos de Le Paige este Museo era mirado con
mientras los arqueólogos nacionales y extranjeros desconfianza y que incluso ciertos miembros de la
desarrollaban investigaciones en el Salar de Atacama comunidad “odiaban a los del Museo” y prohibían
y la cuenca del Loa, algunos manifestando su la entrada de su familia a ese lugar. Esto podría
desacuerdo con las excavaciones de este sacerdote relacionarse con que la presencia de “tanto abuelo”
(L. Núñez 1995). Si bien en estos momentos ya se en el Museo se visualizaba como un motivo por el
consideran una mayor diversidad de tipos de sitios cual personas de la comunidad, sobre todo gente
y temas de estudio, en San Pedro de Atacama sigue adulta, no lo conocieran, no quisieran conocerlo
la tendencia por la arqueología funeraria, además o lo visitaban con reticencia: “mucha gente no iba
de profundizarse la investigación sobre el período al Museo. Me acuerdo que mi tía… entraba con el
de influencia Tiwanaku. En efecto, después de la agüita bendita, iba primero a echarle agua bendita a
muerte de Le Paige en 1980, con una metodología y las momias. Porque la gente tenía recelo al Museo”
problemas de investigación propios de una arqueo- (Atacameño 3, 2004).
logía profesional y sin la envergadura alcanzada en
tiempos previos, se continuó con la excavación de Los últimos años de la década del 80 se describen
cementerios prehispánicos en el oasis, frente a lo como particularmente problemáticos en cuanto a
cual la población san pedrina tampoco manifestó las relaciones con la comunidad local, además de
públicamente su desacuerdo: “Pero cuando nosotros existir dificultades entre profesionales del Museo y
llegamos seguimos una tradición que había sido em- arqueólogos externos a esa institución. Respecto a las
pezada por Le Paige, y [los atacameños] siguieron la relaciones con la población indígena se plantea:
misma actitud, no les gustaba pero qué iban hacer”
(Arqueólogo 6, 2004). “ahí fueron por lo menos 10 años de tormento, de
locura. De tormento realmente. Yo llegué a pensar
En este contexto, los arqueólogos siguieron negando que el 80% del pueblo estaba en contra de nosotros
el valor local asignado al respeto y temor a los “abue- y el 20% restante era indiferente. No estaba ni ahí
los”, lo cual coexistía con una relación problemática con el asunto…Ese período que te estoy hablando
y contradictoria de los atacameños con la noción de de fines de la década del 80. Y yo pensaba que no
los lugares y obras de los “abuelos” como “cosas valía de nada todo el esfuerzo que yo había hecho
de indios”, ya que una cosa era respetar y temer a porque las cosas no mejoraban, estaban peores y
estas entidades y otra diferente, identificarlas como la actitud de los atacameños, a la vez de empezar
antepasados. Esto debió generar tensión con los aceptar su atacameñeidad, más la rechazaron”
arqueólogos, ya que por un lado la población local (Arqueólogo 6, 2004).
negaba su vínculo con los materiales arqueológi-
cos y, por otro, los arqueólogos se encargaban de Lo expuesto hasta el momento muestra una parte
difundir que los atacameños eran descendientes de del sistema de relaciones establecidas en este pe-
las sociedades prehispánicas: “si lo que hay dentro ríodo, ya que tanto atacameños como arqueólogos
del Museo era de los indios y yo les estaba diciendo reconocen que también hubo otro tipo de relaciones,
que ellos eran los descendientes y herederos de esa sobre todo a principios de los años 80, las cuales
tradición, yo les estaba en la cara llamando indios” se vinculan con la participación de miembros de la
(Arqueólogo 6, 2004). comunidad en actividades organizadas por profe-
sionales del Museo:
Esta relación de negación se vincula además con
la idea de que el Museo de San Pedro de Atacama “Mira, yo creo que fue una relación muy bonita,
era un espacio “cerrado”, sin participación de la al menos yo tuve buenas experiencias pero yo, de
comunidad, aunque los atacameños coinciden en esto estoy conversando puede ser el año 82, que
que es necesario diferenciar las relaciones perso- llegaron [los arqueólogos]…ellos trabajaban en
nales de las institucionales. Para los arqueólogos realidad por el pueblo, se entregaban bastante
de la época esta institución también era un lugar al pueblo, que ahora eso no lo hacen yo no sé,
“cerrado” para la comunidad: “Entonces era una cuál ha sido que se han alejado mucho, también,
cosa cerrada que algunos entraban, salían, que después no he estado mucho en contacto, pero de
trabajaban acá, pero los demás no tenían idea y primera, cuando ellos llegaron hicimos muchas
tampoco estaban muy interesados en saber lo que cosas buenas…” (Atacameño 2, 2003).

141
patricia ayala r.

Un aspecto importante de esta relación de conocerse En la localidad de Toconce, arqueólogos de la


entre arqueólogos y atacameños es que la participación Universidad de Chile realizan investigaciones
en el quehacer arqueológico de parte de estos últimos etnoarqueológicas a finales de la década del 70,
generó una mayor defensa y percepción positiva de iniciándose así no sólo una nueva línea de trabajo
la labor realizada por los primeros: en la región atacameña, sino también una forma
diferente de interacción entre arqueólogos e indíge-
“la gente siempre decía lo mismo, que los arqueó- nas, en los marcos de investigaciones que integran
logos se robaban las cosas valiosas y yo sabía que a la etnografía en sus problemas y objetivos. En
no era así porque yo siempre tuve buenos contactos estas circunstancias, las percepciones indígenas
con los arqueólogos y ellos me mostraron que todo de la práctica arqueológica fueron consideradas a
estaba guardado, entonces fue bueno a las finales la hora de elegir los temas y metodologías, ya que
porque también se le dijo a la gente que estaba a lo largo del proceso investigativo se identificaron
todo” (Atacameño 2, 2003). aprensiones de algunos habitantes de Toconce sobre
las excavaciones arqueológicas:
Esta apreciación es formulada por una dirigente
que lideró la formación del Comité de Defensa del “había una señora que…llegaba a vernos y decía
Patrimonio Cultural de San Pedro de Atacama, ‘qué están hurgando ustedes ahí, qué están hur-
organización que fue constituida a partir de una gando’. O sea, a ella no le parecía bien y ella lo
relación de colaboración entre arqueólogos y ata- manifestaba y yo pienso que muchas personas de
cameños. Es así que en este período se encuentra Toconce, a lo mejor, no les parecía tan bien lo que
instalada una conciencia patrimonial en esta estábamos haciendo, pero no se atrevían a mani-
localidad, a partir de la cual se habla de “nuestro festarlo” (Arqueólogo 1, 2004).
patrimonio” o de un “patrimonio del pueblo”,
además de nombrarse delegados del Comité en Se plantea que, en general, hubo buenas relaciones
cada ayllu y comuna para controlar el saqueo. En con la comunidad, aun cuando sus miembros no
este contexto, se plantea que “todo lo que hay aquí entendían o aprobaban todo lo que estaban haciendo.
nos pertenece, son legado de nuestros antepasados En este sentido, a pesar de una relación de cercanía
y deben permanecer por lo tanto aquí en nuestra y participación en actividades de la comunidad,
tierra” (El Mercurio, Calama, 30 de mayo de 1991). se mencionan ciertos desacuerdos con la labor
Esto muestra que desde una situación de negación arqueológica, indicando que este tipo de relación
del vínculo con los vestigios arqueológicos a finales no necesariamente implica la aceptación de esta
de este período se pasa a otra de identificación de práctica, lo cual parece relacionarse con la valo-
éstos como obras de los antepasados de los habi- ración al respeto a los “abuelos” y a las creencias
tantes del oasis de Atacama. mortuorias de esta localidad (Aldunate y Castro
1981; Berenguer et al. 1984).
Por otro lado, en la cuenca del Loa el discurso pa-
trimonial se instala más tardíamente, ya que no se Como se puede apreciar, en este período se identifican
contaba con un organismo o comité que impulsara distintas formas de interacción entre arqueólogos
y sistematizara las acciones en este sentido. A dife- e indígenas: negar, conocer y colaborar, las cuales
rencia de los oasis, los arqueólogos que trabajaban se desarrollan en el marco de un proceso de pro-
en este sector no radican en la zona, razón por la fesionalización de la disciplina arqueológica, de
cual el proceso de apropiación e interiorización de fortalecimiento del discurso patrimonial a nivel
este discurso por parte de la población local debió nacional y de negación del sujeto indígena de parte
ser más lento. Otra distinción entre ambas zonas del Estado chileno.
es el énfasis en la arqueología de asentamientos y
períodos prehispánicos tardíos en la cuenca del Loa, Período 3: 1993 hasta la actualidad
a lo cual es importante agregar la realización de
investigaciones etnoarqueológicas, inexistentes en A finales de la década del 80 el tema de los pue-
los oasis. Junto con esto, es con las investigaciones blos indígenas es abordado por la Concertación de
en el Loa que se comienza a cuestionar la unidad Partidos por la Democracia, la cual se compromete
cultural atacameña y la adscripción étnica del re- a crear una Comisión Especial de Pueblos Indígenas
gistro arqueológico, poniéndose especial atención encargada de proponer su reconocimiento constitu-
al desarrollo prehispánico a nivel local. cional y promover una legislación que favorezca su

142
relaciones entre atacameños, arqueologos y estado en atacama…

desarrollo. Así, se elabora una propuesta de ley que desarrollan temas como las repercusiones sociales
posteriormente se promulga en 1993 (Ley Indígena del discurso arqueológico, la influencia del con-
Nº 19.253), produciéndose un cambio en la relación texto sociohistórico en la construcción del pasado
del Estado con las poblaciones indígenas. De este o la necesidad de difundir los resultados de las
modo, desde contextos históricos de negación y asi- investigaciones. A ello se podría sumar la vigen-
milación de estas poblaciones, se pasa a una política cia del enfoque histórico cultural y la orientación
de promoción y reconocimiento de los indígenas marcadamente positivista que ha caracterizado a
de parte del Estado chileno. Con ello, se crea la la arqueología chilena (Salazar y Jiménez 1999),
Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (en sin que con esto se pretenda desconocer una serie
adelante CONADI), uno de cuyos objetivos es la de trabajos orientados por otras corrientes teóricas
conservación y desarrollo del patrimonio cultural pero que no constituyen la tendencia general. En
indígena, por lo cual cuenta con un área dedicada al estas circunstancias, la problemática relacionada
patrimonio, evidenciando así la relevancia de éste en con las comunidades indígenas prácticamente no
el discurso étnico promovido por el Estado. ha ocupado, sino hasta hace poco, un espacio de
reflexión y discusión en la arqueología chilena (p.e.,
A mediados de la década del 90 se inicia una Navarro 1998; Chungara, Revista de Antropología
mayor consolidación del CMN, lo cual repercute Chilena 35 [2], 2003).
en el incremento y fortalecimiento del proceso de
patrimonialización en el país, así como en la mayor En cuanto al proceso de construcción de una con-
relevancia y ampliación del concepto de patrimo- ciencia atacameña, el giro producido por el Estado
nio. En efecto, con la Nueva Ley de Monumentos hacia una valoración positiva del concepto de indio
Nacionales se incrementa considerablemente la conllevó un proceso de asumirse como indígenas y
naturaleza y el número de bienes protegidos como sentirse parte de esta etnia, lo cual no estuvo exento
tales, observándose que desde 1994 hasta la fecha de conflictos, ya que inicialmente algunas personas
se ha duplicado el número de declaratorias. En estas no estaban dispuestas a definirse como indígenas:
circunstancias, el Estado asume más claramente que “hicimos un plebiscito acá, porque me acuerdo
nunca su rol protagónico en la definición, sistemati- yo, porque la gente no quería que los nombraran
zación, institucionalización y control del patrimonio indios, que la Ley debería llamarse cualquier cosa
cultural del país. Asimismo, el CMN desarrolla una menos Ley Indígena” (Atacameño 3, 2004). A esto
política de participación ciudadana, dentro de la cual, se suma que fue necesario integrar en un proyecto
entre otros, se aborda el tema indígena, inaugurán- étnico común a poblaciones del Salar de Atacama
dose el año 2001 el área de Patrimonio Cultural de y cuenca del Loa, las cuales hasta ese entonces se
los Pueblos Indígenas. Esto avala la preocupación identificaban con sus localidades de origen y de
del Estado por incluir el patrimonio indígena como forma problemática con la noción de indio, pero no
parte del patrimonio nacional, además de su interés con la adscripción étnica de atacameños con la cual
por ejercer el control de estos bienes y enfatizar la se relacionan actualmente con el Estado chileno.
propiedad estatal de los mismos. En este período,
el discurso estatal no sólo promueve la protección, Cabe mencionar, además, que la inserción de los
conservación y difusión del patrimonio, sino tam- atacameños en la Ley Indígena se produjo sólo
bién la ejecución de proyectos de puesta en valor después de la movilización de líderes y agrupacio-
y manejo de sitios arqueológicos por parte de las nes indígenas, organismos gubernamentales y no
comunidades indígenas, invirtiéndose importantes gubernamentales (ONGs), la iglesia, y profesiona-
capitales. les de diferentes disciplinas, aunque los dirigentes
atacameños destacan el aporte de miembros de las
Por otro lado, en los primeros años de este período la propias comunidades. Respecto a la participación
arqueología escasamente se preocupa en vincularse de otros actores, se describen relaciones de cola-
con la sociedad en general, lo que es evidente en boración entre atacameños y profesionales de las
los congresos nacionales de arqueología y en las ciencias sociales en las gestiones realizadas para
publicaciones donde esta temática está prácticamente su reconocimiento ante el Estado. En efecto, los
ausente, con la excepción de algunos trabajos. Esto atacameños, al no estar incluidos como uno de los
parece deberse, entre otras cosas, a las características pueblos originarios en el borrador de la Ley Indígena,
de la malla curricular de la Carrera de Arqueología reunieron antecedentes para validarse como etnia.
de ese entonces, en la cual en ninguna materia se Uno de esos antecedentes fue la información ar-

143
patricia ayala r.

queológica que avaló la profundidad de sus raíces diferencial por distintas etnias del país, en circuns-
en el tiempo. En la recopilación de ésta trabajaron tancias que entre los atacameños este discurso ya
en conjunto atacameños y profesionales del Museo estaba instalado con anterioridad al proceso de
de San Pedro de Atacama. De este modo, para legi- emergencia étnica. En este período se diversifican los
timarse ante el Estado los atacameños utilizaron y significados otorgados al patrimonio arqueológico en
reivindicaron el discurso de continuidad histórica, Atacama. En efecto, por un lado, se le identifica un
planteamiento que fuera postulado por Le Paige valor identitario ya que se constituye en un repertorio
desde la década del 50 y retomado posteriormente cultural que permite establecer fronteras grupales y
por otros arqueólogos de la zona. delimitar lo propiamente atacameño. Por otro lado,
el patrimonio arqueológico tiene un valor territorial
Por otro lado, la adopción del apelativo de atacameños ya que la administración de sitios es utilizada para
parece haber sido tomada del discurso científico. demostrar la “ocupación real” de su territorio, tal
A principios del Siglo XX esta denominación fue como lo solicita el Ministerio de Bienes Nacionales
utilizada por Uhle para referirse a ocupaciones (en adelante MBN). Además, dichos bienes tienen
prehispánicas del norte chileno, siendo después una valoración económica que les permite insertarse
retomada por Oyarzún, Latcham y Le Paige para en el mercado cultural, generar fuentes de trabajo y
nombrar a los habitantes prehispánicos del oasis, de mejorar su situación monetaria, a lo cual se suma el
la misma manera que fue utilizada por L. Núñez, valor político que se les otorga al ser utilizados para
Bittmann y Llagostera, y, más recientemente, por acumular poder y acceder a espacios más amplios de
Uribe, Adán, Agüero, Cases y Ayala, entre otros, influencia y control de recursos. De este modo, desde
para designar a poblaciones prehispánicas tardías del una situación de marginalidad en relación al patri-
Salar y de la cuenca del Loa. Al parecer, el concepto monio cultural, actualmente los atacameños asumen
de atacameños se popularizó por diferentes medios una postura de empoderamiento sobre el mismo, en
(textos de difusión e investigación, textos escolares la cual este patrimonio tiene tanto un valor simbólico
y salas de exhibición), siendo inicialmente adoptado como económico, es reivindicado como parte de su
por la población local para designar a los habitantes identidad y a la vez que como mercancía.
del oasis y desde los años 90 para su reconocimiento
ante el Estado. Es así como se adopta el concepto En estas circunstancias, el discurso de continui-
de atacameños para denominar a la población del dad histórica y la identificación con los vestigios
Salar de Atacama y de la cuenca del Loa, que his- arqueológicos como obras y restos humanos de
tóricamente se caracterizó por su heterogeneidad, sus antepasados se constituye en un argumento de
tratándose de un nombre más bien neutral que diferenciación histórica y cultural. Junto con esto, la
actualmente funciona en términos étnicos. “tradición atacameña” se nutre, entre otros recursos,
de los discursos patrimonial y arqueológico, ya que
Por su parte, el Estado se constituye en un promotor en la actualidad existe un proceso de recuperación
eficaz y sistemático del discurso étnico en Chile, de las tradiciones perdidas, a través de proyectos de
lo cual se desarrolla a partir de una política estatal rescate de la memoria oral y de la lengua kunza, de
multiculturalista implementada desde la promul- reactivación de ceremonias desaparecidas y de prácticas
gación de la Ley Indígena. El rol del Estado en la precolombinas. De este modo, la etnia atacameña es
construcción de los discursos étnicos también se una identidad que mira hacia el pasado, un pasado
observa en la importancia alcanzada por la noción glorioso de resistencia cultural cuyos vestigios ma-
de patrimonio en dichos discursos, en los cuales se teriales aportan en la construcción de una imagen e
promueve un concepto de identidad étnica asociada historia de sí mismos, pero también se trata de una
a un patrimonio cultural que es necesario proteger, identidad articulada y resultante de los procesos de
poner en valor y manejar. Paralelamente a esto, el modernización vivenciados a nivel regional y nacional.
Estado difunde un discurso de continuidad histórica A ello hay que sumar su integración en el proceso
en la Ley Indígena al sostener que estas poblaciones de globalización creciente, a partir del cual algunos
son descendientes de las sociedades prehispánicas, de sus dirigentes se conectan con otras agrupaciones
lo cual evidencia una concordancia entre el discurso indígenas de América y acceden a información y
estatal y el construido por la arqueología. experiencias a nivel internacional.

En los últimos años el discurso patrimonial del En este escenario de reivindicación étnica, el valor
Estado ha sido apropiado y resignificado de manera otorgado al respeto y temor a los “abuelos”, exis-

144
relaciones entre atacameños, arqueologos y estado en atacama…

tente desde momentos previos a la instalación de la de “rituales de autenticidad” (sensu Benavides


práctica arqueológica en la zona, se resalta como lo 2004), con vestuarios y símbolos que reafirman
“tradicionalmente atacameño”, como “lo propio”, lo su ser indígena y con nombres en idiomas que ni
cual actualmente se asocia al discurso de los ante- siquiera hablan. En este contexto, la recuperación
pasados, ya que los “abuelos” o “gentiles” pasaron o validación de símbolos y prácticas consideradas
de ser entidades de otra humanidad a identificarse como tradicionales no sólo nutren un proceso de
como antepasados de los atacameños. Esto, sin duda, “invención de tradición”, sino también la creación
les permite diferenciarse de la sociedad mayor, en y reproducción de “ritos de autenticidad” con los
circunstancias que la noción de “abuelos” es ambigua, cuales algunos dirigentes atacameños satisfacen
ya que puede aludir tanto a los antecesores de un la necesidad de autenticidad u originalidad que la
grupo humano como a gente antigua cuyos restos sociedad, el Estado chileno, los organismos inter-
materiales se encuentran distribuidos en el territorio nacionales y el mercado les demandan.
ocupado por una población, razón por la cual es útil
como herramienta identitaria y política. También es Este proceso de diferenciación colectiva de la década
necesario distinguir entre la noción de antepasado de los 90 impulsó la instalación de conceptos inexis-
como ascendiente, progenitor y pariente, de aquella tentes anteriormente en Atacama: “el 76…nadie
referida a gente del pasado con la cual no se tiene hablaba de afuerino, nadie hablaba de eso. Yo me
un vínculo familiar pero que se asume que forman acuerdo que cuando venía la gente de afuera se
parte de la historia de una población. Recordemos sentaba en la mejor mesa, compartía con nosotros,
que la invención de la tradición no puede basarse en era bienvenido” (Atacameño 3, 2004). Asimismo,
elementos escogidos al azar ya que para que dicha los años inmediatamente anteriores y posteriores
invención se enraíce debe incluir características a la promulgación de la Ley Indígena se describen
reconocibles por el grupo y la sociedad en general, como etapas conflictivas en San Pedro de Atacama,
que le den un aura de historicidad (Koonings y Silva en las cuales los discursos se radicalizan y se genera
1999). En el caso atacameño esto parece lograrse, una serie de problemas entre la población local y los
entre otros recursos, a través de un discurso basado “afuerinos”, entre miembros de las comunidades, y
en los ancestros y en la continuidad histórica, así entre éstos y los arqueólogos.
como en afirmaciones referidas a su proceso de
aprendizaje con los “abuelos” y la exaltación de la A esto se añade que en estos años el turismo se cons-
memoria local. tituye en una de las actividades más importantes de
San Pedro de Atacama, lo cual genera problemas entre
Al mismo tiempo se desarrolla un juego de repre- atacameños y “afuerinos”, quienes no sólo tienen las
sentaciones sociales en el cual ciertos dirigentes mayores inversiones económicas en este rubro sino
atacameños utilizan reproducciones de vestimentas también un amplio manejo y preparación en este tipo
y tocados precolombinos, así como otros replican de negocios, a diferencia de los atacameños. Se suma
prácticas prehispánicas como la producción de que el turismo desarrollado en esta localidad y sus
herramientas líticas por considerarlas como parte alrededores no sólo promueve la belleza paisajística
de su acervo cultural. Esto responde a la demanda de la zona sino las particularidades culturales de
de autenticidad que impone la sociedad en general, sus habitantes, los que son descritos en folletos y
ya que en este proceso de reivindicación étnica páginas web de empresas turísticas como los des-
no basta con identificarse como indígena o como cendientes de una cultura milenaria. Además, este
miembro de un grupo étnico sino que es necesario poblado es catalogado como “la capital arqueológica
autorrepresentarse como tal. Esto debido a que de Chile” y su museo se considera como uno de los
nuestra sociedad define, valora y legitima aquello atractivos turísticos más visitados de la zona. En
que es considerado “auténticamente indígena”, lo estas circunstancias, algunos atacameños plantean
cual sin duda se vincula a una imagen estereotipada que “otra invasión” es la de los turistas, lo cual se
y a una concepción nostálgica de los indígenas, a vincula con la percepción de que sus comunidades
quienes se define desde la exoticidad, ya que se los no se benefician, como quisieran, de una actividad
quiere ver “vestidos de indios” porque su auténtica que se sustenta en su patrimonio, lo cual también
presencia, “sin poncho y con celular en mano”, no se hace extensivo a la arqueología.
les basta para ser reconocidos como tales. En estas
circunstancias, es común ver algunos dirigentes Al mismo tiempo, al interior del aparato estatal se
que se autorrepresentan como indígenas a través genera una serie de discusiones sobre la propiedad del

145
patricia ayala r.

patrimonio indígena. En efecto, poco tiempo después trabajaron con un equipo de arqueólogos externos
de iniciadas las labores de la CONADI local, “la a esa institución, que contaba con un proyecto
apuesta” de esta institución fue transferir a nombre de puesta en valor para la aldea de Tulor, aunque
de las comunidades atacameñas determinados sitios según la profesional a cargo: “ahora la comunidad
arqueológicos, sin embargo, en pleno proceso de aparece como que fueron ellos, incluso creen ellos,
regularización y de presentación de los expedientes que lo hicieron ellos solos” (Arqueólogo 2, 2004).
al MBN, hubo desacuerdos con la CONADI central. De acuerdo a los atacameños, existía una barrera
A pesar de esto, teniendo en cuenta que la demanda entre los arqueólogos del Museo y la comunidad, la
de las comunidades atacameñas era la transferencia cual se interpreta como “temor o desconfianza de si
de los sitios arqueológicos, la CONADI local “da realmente éramos capaces de hacerlo” (Atacameño
la pelea”, apostando a que las comunidades pueden 8, 2004), aunque también algunos plantean que estos
hacerse cargo de este proceso y considerando que problemas se relacionaron con la participación en este
la Ley Indígena los apoya en este sentido. Se relata proyecto de arqueólogos externos a esa institución.
que la CONADI local tuvo grandes discusiones con Se afirma, además, que parte de las aprensiones de
el MBN y el CMN por la transferencia de los sitios, los arqueólogos del Museo y del CMN se relaciona
ya que estos servicios públicos planteaban que estos con la posibilidad de perder autoridad sobre los
bienes eran de propiedad estatal, mientras la CONADI sitios arqueológicos al ser administrados por los
local defendía la postura de que era un patrimonio atacameños.
de las comunidades indígenas. Finalmente, los sitios
arqueológicos no se transfirieron a los atacameños Al respecto, es evidente una visión negativa de los
sino que fueron entregados a ellos por el MBN, para arqueólogos por parte de los atacameños, la cual
su administración comunitaria. se explica por el cuestionamiento que estos profe-
sionales hicieron de sus capacidades. Sin embargo,
Dentro de las políticas estatales orientadas al tra- no se reconoce la existencia de intereses y valores
bajo con el patrimonio cultural y al desarrollo de diferentes entre ellos, así como tampoco se asume
alternativas laborales para las poblaciones indíge- la necesidad de manejar ciertos conocimientos téc-
nas, a mediados de los 90 la CONADI local inicia nico-profesionales para llevar a acabo este proceso,
el proceso de puesta en valor, protección y manejo lo cual efectivamente ha derivado en problemas de
de sitios arqueológicos para su aprovechamiento protección y deterioro del patrimonio arqueológico.
turístico. El primer proyecto de este tipo fue el De este modo, quizá como un reflejo de su relación
de la aldea de Tulor, la cual fue solicitada por la con la sociedad mayor, entre los atacameños se activa
comunidad atacameña de Coyo para su adminis- la percepción de ser discriminados por ser indígenas,
tración. Inicialmente hubo posiciones encontradas de ser “mirados desde arriba”, de ser “pasados a
en cuanto al tipo de proyecto a realizar en este sitio, llevar” por los arqueólogos. Es así que comienzan
entre representantes del Museo de San Pedro de a polarizarse las posiciones entre los actores de este
Atacama, arqueólogos externos a esta institución, proceso, identificándose los que están a favor de los
atacameños, la CONADI y el CMN, planteándose indígenas y los que están en contra de sus intereses.
incluso la existencia de alianzas entre la CONADI Estas posiciones, más que criterios diferentes, se
local y las comunidades, por un lado, y, por otro, perciben como la negación de las motivaciones del
el Museo y el CMN. Asimismo, se describen pos- otro. En este contexto, mientras los indígenas consi-
turas contrarias a este proyecto de parte de algunos deran relevante construir infraestructura adecuada
atacameños, quienes proponían tapar este sitio y no para la administración de los sitios arqueológicos,
permitir su uso turístico. los arqueólogos se preocupan fundamentalmente
por su protección e investigación. A esto se suman
Según miembros de la comunidad de Coyo en los perspectivas de trabajo diferentes y conflictos al
inicios de este proceso los atacameños no contaron interior de la arqueología, ya que en una época en
con el apoyo del museo local y el CMN, ya que estas la cual la puesta en valor y el manejo de los sitios
instituciones consideraban que no estaban capacitados arqueológicos no era una labor activa en la arqueo-
para administrar el sitio. Si bien tenían el apoyo de logía nacional, esta práctica fue vista críticamente
la CONADI y la Municipalidad de San Pedro, nece- por algunos profesionales, aunque ciertamente no
sitaban trabajar con un arqueólogo, pero ni ellos ni desde una posición radicalmente contraria, pero
profesionales del Museo se acercaron para abordar tampoco desde una que aportara alternativas en las
este proyecto en conjunto. En estas circunstancias, cuales confluyeran los intereses involucrados.

146
relaciones entre atacameños, arqueologos y estado en atacama…

En este período las demandas y críticas de los ataca- consideran que “estábamos muy distanciados, nos
meños respecto a la práctica arqueológica y al Museo habíamos dedicado al trabajo académico científico,
son públicas, en circunstancias que los indígenas estábamos encerrados en una burbuja dentro del propio
cuentan con un sustento legal y un ambiente favorable corazón de la etnia atacameña, lo cual no puede ser
para reivindicar sus derechos respecto al patrimonio bueno” (Arqueólogo 7, 2004). Asimismo, se plantea
arqueológico. Ya no se trata de conversaciones entre que el problema de la inexistencia de relaciones con
pasillos, en las cuales se critica a los arqueólogos o se la comunidad indígena radica en que “el Instituto no
dice no estar de acuerdo con sus excavaciones, sino siguió el proceso étnico, se desentendió de lo que
de demandas planteadas en reuniones y seminarios pasaba fuera de él, se marginó, entonces se comenzó
y a través de acciones realizadas por organizaciones a generar una brecha, a gestar un rechazo para con el
indígenas. De este modo, en un contexto de pola- Museo” (Arqueólogo 7, 2004). Este distanciamiento
rización de los discursos, se activan relaciones de evidencia una negación de las demandas indígenas
negación entre los actores involucrados, los cuales, de parte de los arqueólogos y el Museo, ya que se
además de negarse entre sí, no establecen vínculos conocía la existencia de demandas y críticas a la
y desconocen o ignoran los intereses y necesidades disciplina y a la institución, así como la realización
del otro. De parte de los arqueólogos se observa de actividades contrarias a ellas, sin embargo, se
una desvinculación del proceso étnico que se de- desconoce este proceso o se desentienden de él. En
sarrollaba en San Pedro de Atacama, además de este sentido, se relata que los velatorios organizados
un desconocimiento de las demandas, intereses y frente al Museo fueron tomados con “indiferencia”,
valoraciones indígenas relacionadas con la práctica como si fueran acciones naturales del 12 de octubre
arqueológica. Por otro lado, los dirigentes étnicos que nunca se asumieron como problema institucional.
estereotipan a los arqueólogos como saqueadores Para otro profesional de esta institución estos actos
de tumbas y como profesionales que “ganan” con fueron intrascendentes:
su cultura, además de negar o ignorar los cambios
en el desarrollo de la arqueología, desconocer sus “una vez un grupo de jóvenes de San Pedro, sin
intereses científicos y prohibir el acceso de los discurso, pusieron velas en ciertas partes dentro
arqueólogos a determinados sitios. del Museo y afuera en toda la puerta. Pero fuera
de esos velatorios y de algunos gritos y algunas
En el Primer Congreso Atacameño (1998) se cosas así, con algunas pancartas frente al Museo,
manifiestan diferentes críticas a la arqueología de- de un acto de unos 15 minutos, no tuvo ninguna
sarrollada en la zona, se la señala como causante de trascendencia, no lograron impactar” (Arqueólogo
la destrucción del patrimonio cultural atacameño, 8, 2004).
poniéndola al mismo nivel del impacto ambiental
generado por los proyectos mineros. Junto con esto, Estos actos no involucraron a toda la población, sino
por alrededor de cuatro años consecutivos, los días más bien a agrupaciones atacameñas cuya postura es
12 de octubre se realizan “velatones” frente al Museo definida como “radical” por atacameños, arqueólogos
Arqueológico de San Pedro de Atacama, lo que si e instituciones involucradas, sin embargo, se trata
bien surgió espontáneamente en un principio, poste- de manifestaciones de un sector de la población
riormente se replica por personas y organizaciones indígena que pudieron ser consideradas por esta ins-
indígenas que consideran que en el Museo están titución. Llama la atención que los dirigentes étnicos
sus antepasados, los cuales para ellos representan de la época, adscritos o no a posturas de este tipo,
lo más puramente atacameño, a diferencia de las recuerdan estas actividades como manifestaciones
festividades relacionadas con la religión cristiana, relacionadas con sus derechos y con la solicitud de
también suyas, pero traídas de afuera. Esto eviden- respeto por sus antepasados. Asimismo, atacame-
cia discursos de diferenciación y dicotomía entre ños pertenecientes a la agrupación Zhali Lickan
lo indígena y lo no indígena, lo cual se vincula con Ckappur de Calama relatan que en una ocasión “se
posturas más bien radicales de parte de algunas tomaron el Museo”, mientras profesionales de esta
agrupaciones indígenas que buscan reactivar una institución desconocen o ignoran esta situación:
religiosidad ancestral, dejando de lado lo impuesto “toma, toma, no hubo toma”, evidenciándose así
por la cultura dominante. no sólo su distanciamiento de la comunidad local
sino también que no comprendían los códigos de
Mientras se desarrollan estas manifestaciones por estas manifestaciones atacameñas. Este hecho es
parte de los atacameños, los profesionales del Museo corroborado por un funcionario del Museo:

147
patricia ayala r.

“El 2002 me parece, el 2001, porque fue la última ción se realizó un informe arqueológico que estuvo
protesta que hicieron. Llegaron al Museo alrededor a cargo de profesionales externos al Museo. Una vez
de las 4 de la tarde y entraron. Tiraron, bueno, una logrados los permisos correspondientes, incluyendo
llijlla en el piso, pusieron coca….[empezaron] hacer el del CMN, los atacameños comenzaron a protestar
como un pago ahí. No se le entendía realmente qué y decir que los arqueólogos del Museo elaboraron el
es lo que es porque no tenía aloja, no tenía coca, mencionado informe. Contrariamente a esto, funcio-
no tenía alcohol que era lo otro que consumía la narios de esta institución plantean que la participación
gente antigua…nada, chicha por último de maíz, del Museo se limitó a supervisar las excavaciones una
nada. Entonces hacer un pago con lo que ellos vez otorgados los permisos correspondientes. Según
nunca consumieron es como raro. Además en el otros actores, la mala información y la confusión de
flexit no le iban a poder echarle a la Pacha, nada. parte de los atacameños conllevó a que se tildara a los
Entonces estuvieron ahí hablando unas palabras arqueólogos del Museo de “vendidos”, acusarlos de
y después salieron hacia afuera y ahí nuevamente ocultar la existencia de sitios arqueológicos y de hacer
empezaron a hacer un pago a la entrada, a la mano informes favorables a la empresa hotelera. En este
derecha, ahí se arrodillaron y ahí estaban dando sentido, el cuestionamiento indígena a la instalación
la bronca” (Atacameño 6, 2004). de este hotel consideraba que esta empresa beneficiaría
a la gente de afuera y no a los atacameños, además de
El año 2000, en vísperas del 12 de octubre, se plantearse que la compra de terrenos para su construc-
intentó quemar el Museo. Hasta el momento, no ción se hizo a base de “mentiras” y reclamar que su
se ha atribuido legalmente la autoría de este hecho construcción destruiría un cementerio. Finalmente el
a personas o agrupaciones específicas, aunque se hotel fue edificado y las manifestaciones atacameñas
cuenta con interpretaciones acerca del contexto en contrarias a ello, acalladas.
que se desarrolló este y otros hechos de la época
(Gundermann 2002 Ms). Para los arqueólogos del Como se puede apreciar, los años posteriores a la
Museo se trata sin duda de una manifestación de promulgación de la Ley Indígena fueron conflicti-
la comunidad atacameña, y para algunos de ellos vos en San Pedro de Atacama, lo cual se vincula
es “el punto cúlmine de la ruptura del Instituto, la con fluctuaciones en la forma de interactuar de los
academia y la comunidad indígena” (Arqueólogo 7, actores, ya que de relaciones de colaboración para
2004). Esta situación no se tomó como un problema el reconocimiento de la etnia atacameña, se produce
institucional vinculado con las relaciones establecidas un giro de parte de los arqueólogos hacia el desco-
con la comunidad, sino más bien como un peligro nocimiento o ignorancia de los procesos, demandas
para el Museo y para ellos: e intereses indígenas. Paralelamente a esto, algunos
dirigentes y agrupaciones atacameñas radicalizan sus
“no se tomó ninguna decisión de fondo. Porque para posturas respecto a la arqueología y al museo local,
mí la situación de fondo era no solamente reconocer a lo cual se suman las aprensiones manifestadas por
la necesidad que había que ser más actuantes con dirigentes con perspectivas más abiertas al diálogo,
la comunidad, de no ser algo tan ajeno a ellos, sino aunque no por ello menos críticas.
que de hacer algo” (Arqueólogo 6, 2004).
Algunos arqueólogos consideran que no estaban
Por otro lado, este acto fue repudiado públicamente preparados para enfrentar el proceso de emergencia
por los propios atacameños, para los cuales se trata étnica, que “no tenemos problemas frente a lo que
de algo “imperdonable” ya que pudieron quemarse debemos hacer y no hacer frente a la arqueología,
sus antepasados y destruirse su patrimonio. pero sí tenemos problemas frente a las sociedades
vivas” (Arqueólogo 8, 2004). Además, se plantea
Una situación que es considerada como otro hito del que la antropología se integró al Museo de San Pedro
distanciamiento entre arqueólogos y atacameños es de Atacama pensando que “fuera el nexo con la co-
la construcción del hotel Explora en San Pedro de munidad y nunca lo fue” (Arqueólogo 7, 2004), y se
Atacama. Se relata que para autorizar su construc- señala que esta institución no contaba con recursos
para abordar la “ruptura” con la comunidad ataca-

meña. Al respecto, llama la atención la percepción
Cabe mencionar que un año después fueron quemados los
de la arqueología como una disciplina disociada de
principales santos de la iglesia de San Pedro de Atacama, así
como un año antes se intentó quemar la oficina de CONADI su entorno social, una profesión con dificultades de
en Calama (Gundermann 2002 Ms). interactuar con las sociedades contemporáneas, a

148
relaciones entre atacameños, arqueologos y estado en atacama…

pesar de que históricamente los arqueólogos hayan Gallardo 1995-1996), así como la etnografía realizada
establecido relaciones de diferente tipo con los ata- sobre la etología de camélidos con el fin de inter-
cameños. Se trata de una visión esencialista de la pretar dichas manifestaciones rupestres (González
arqueología y la antropología, en la cual cada una 2002), además de las investigaciones referidas a la
tiene un campo de interés muy focalizado, perci- memoria oral relacionada con la presencia incaica
biéndose su desarrollo como algo paralelo más que (Aldunate et al. 2003).
complementario.
Esto sucede en circunstancias que la Ley Indígena
En cuanto a la antropología, en este período se se promulga en 1993, siendo recién cuatro años
produce una institucionalización del aporte de después que comienzan las repercusiones del pro-
esta disciplina dentro del aparato público y de las ceso de emergencia étnica en la arqueología del Loa
universidades en el norte de Chile (Gundermann Superior, a pesar del tipo de relaciones de cercanía
y González 2005 Ms). En este contexto, ingresan establecidas entre arqueólogos e indígenas en esta
antropólogos a unidades históricamente dedicadas zona. Esto se vincula con posturas radicalizadas
a la arqueología, como el Museo de San Pedro de sobre todo de parte de dirigentes jóvenes que plan-
Atacama, generando un aporte académico a partir del tean críticas y demandas públicas a la disciplina, a
cual se comienzan a publicar, por ejemplo, estudios diferencia de lo ocurrido con los líderes más antiguos
referidos al problema étnico en Atacama (Rivera cuyas posiciones, en general, son más abiertas al
1997 en adelante; Gundermann 1997 en adelante). diálogo (Miranda 1997). De este modo, a finales
Paralelamente se efectúan estudios etnográficos de los 90 se producen situaciones puntuales en las
en otras localidades del Salar de Atacama al alero cuales, por ejemplo, se interpela a un equipo de
de universidades de Santiago (p.e. Morales 1997; investigación sobre su autorización para trabajar en
M. Núñez 2002). Sin embargo, los problemas de Caspana. Junto con esto, se impulsan aprensiones y
investigación y la orientación teórico-metodológica críticas de los atacameños respecto a los beneficios
de los estudios desarrollados en estas localidades económicos obtenidos por los libros escritos sobre
y en el oasis de San Pedro de Atacama no conside- “su cultura”, teniendo los profesionales involucra-
raban una línea de trabajo complementaria entre la dos que realizar aclaraciones ante dirigentes de las
arqueología y la antropología, lo cual parece incidir comunidades correspondientes. A este contexto
en la percepción de algunos arqueólogos de que la de polarización de los discursos indígenas del Loa
antropología no acompaña el proceso de emergencia Superior, se suman dirigentes de Lasana y Chiu
étnica relatado en estas páginas. Chiu cuyos planteamientos se asemejan a los escu-
chados en San Pedro de Atacama. De este modo,
A diferencia de lo anterior, en la cuenca superior tanto líderes étnicos como agrupaciones del Salar
del río Loa las investigaciones arqueológicas inte- y cuenca del Loa establecen relaciones de negación
graron estudios etnográficos y etnoarqueológicos, con los arqueólogos, desconociendo los aportes de
continuando así con la línea de trabajo iniciada esta disciplina, los diferentes tipos de interacción
anteriormente en Toconce (Varela 1992; Adán 1996; mantenida a lo largo del tiempo, así como sus
Uribe 1996; Mercado et al. 1997; Villaseca 2000, intereses y valores científicos. Un ejemplo de ello
entre otros). En general, desarrollan actividades es negar la autorización para realizar excavaciones
de difusión hacia la comunidad local, además de arqueológicas en el territorio de algunas comuni-
realizar reuniones informativas con sus directi- dades atacameñas, como la de Río Grande, a pesar
vas y abocarse, fundamentalmente, al estudio de de la solicitud de permiso comunitario de parte de
colecciones y de sitios habitacionales. En estos los profesionales involucrados.
casos, la complementación de la arqueología y la
etnografía ayudó al establecimiento de relaciones Se relatan, además, conflictos por el ingreso a
cercanas y de participación de los arqueólogos en sitios administrados por los atacameños, siendo
ciertas actividades de las comunidades indígenas, un ejemplo de ello el episodio vivenciado por una
destacando aproximaciones novedosas a nivel arqueóloga en San Pedro de Atacama. De acuer-
nacional en términos de la inclusión de la perspec- do a esta profesional, prácticamente fue “sacada
tiva indígena en las investigaciones arqueológicas. a patadas” por un dirigente que reclamaba que
Este es el caso, por ejemplo, de la integración de los arqueólogos piensan que pueden hacer lo que
las interpretaciones indígenas del arte rupestre en quieren; según sus palabras, “mira, me ofendió de
los estudios arqueológicos del río Salado (Castro y todas las formas, como arqueóloga, como persona”

149
patricia ayala r.

(Arqueólogo 6, 2004). Ante situaciones de este Paige, temían. Por otro lado, algunos arqueólogos
tipo, otros profesionales dicen que “no podemos plantean que a los atacameños “sólo les interesa la
dejar que los atacameños nos suban y nos bajen, plata” que obtienen de los sitios, que “tienen el signo
hay un respeto que tiene que tenerse en cuenta” pesos en sus ojos”, que “son fundamentalistas”, que
(Arqueólogo 7, 2004). Otros arqueólogos afirman “venden su patrimonio”, que “no tienen discurso”,
que anteriormente no tenían problemas para ingresar que “sólo buscan provecho político”, que tienen
a los sitios pero que ahora incluso están cercados, lo que “ubicarse”, que son “resentidos y desconfiados
cual es visto como “un acto violento y de negación con los arqueólogos”, que “nos odian y ven como
de algo que es de todos” (Arqueólogo 9, 2004) y opresores.”
que se relaciona principalmente con que “no das
plata”. Asimismo, otros arqueólogos manifiestan En este contexto, por un lado se plantea que las
que no pedirán autorización a las comunidades comunidades indígenas son fundamentalistas y
indígenas, ya que no corresponde y basta con la atentan contra el conocimiento científico y, por otro,
autorización del CMN. se caracteriza a los arqueólogos como verdaderos
enemigos de los intereses indígenas, en circunstan-
Por otro lado, en diferentes instancias los atacameños cias que cada actor defiende sus propios intereses y
plantean una serie de demandas a la arqueología, las valoraciones. De este modo, el hallazgo de entierros
cuales se refieren a no exhibir y excavar cuerpos hu- en investigaciones arqueológicas o en estudios de
manos, la propiedad y administración del patrimonio impacto ambiental ha llevado a algunos arqueólogos
arqueológico, la solicitud de información sobre las a invisibilizar al otro, es decir, reservarse este tipo
investigaciones arqueológicas, de permiso comuni- de información con el fin de no tener problemas;
tario para trabajar y de participación indígena en el en otros casos se han realizado estudios arqueoló-
quehacer disciplinario, además de la demanda de gicos prácticamente a escondidas de la comunidad
administrar el Museo Arqueológico de San Pedro de atacameña. Además, si bien se dejó de excavar ce-
Atacama. Asimismo, afirman que tienen que contar menterios hace algunos años, aún pesa el estereotipo
con sus propios arqueólogos y antropólogos para del arqueólogo excavador de tumbas heredado desde
que así estos profesionales dejen de “usufructuar de las expediciones científicas en el Loa y tiempos
su cultura”, siendo recurrente escuchar en algunas de Le Paige, por lo que los atacameños continúan
reuniones la importancia de contratar a profesionales usando este argumento como crítica a la disciplina,
indígenas y no a “afuerinos” o “santiaguinos”. De negando o ignorando así los cambios producidos en
este modo, en determinadas situaciones, como en la historia de la arqueología. Paralelamente, algunos
los proyectos de impacto ambiental, se dice que arqueólogos reproducen el estereotipo de los indí-
entre creerle a una persona de la comunidad sobre genas como miembros de sociedades sin historia,
la presencia de un sitio arqueológico y creerle a un planteando que la arqueología es una disciplina
arqueólogo, es necesario validar el conocimiento que viene a llenar este vacío, desconociendo así las
de “nuestra gente”, acusando a los arqueólogos de construcciones indígenas del pasado.
estar al lado de los intereses privados, enriquecerse
y no considerar su opinión. El esencialismo de estas posiciones permite que así
como se reivindica la validez del discurso indígena
Estas relaciones de negación mutua han producido del pasado no se acepta que la producción arqueo-
conflictos basados en posturas esencialistas, prejuicios lógica sea igualmente significativa (Gnecco 2004).
e incluso en la descalificación entre sí de los actores Esta situación también ha producido polarizaciones
de este proceso. De este modo, algunos atacameños al interior de la disciplina, ya que para ciertos inves-
plantean que los arqueólogos “engañan” a los indíge- tigadores la caracterización de los indígenas como
nas, que son “huaqueros con título”, que se trata de anticiencia refuerza el estereotipo del indígena no
gente que “usufructa”, “se enriquece” y “lucra” con progresista (Bray 2001), para otros el estereotipo del
su cultura, que “no se preocupan por las necesidades arqueólogo como buscador de tesoros y saqueador
del pueblo”, que se “apropian”, “venden” y “roban” de tumbas niega el desarrollo disciplinario. En este
su patrimonio, que “prometen y no cumplen”, que se proceso los arqueólogos no asumen la historia de
“aprovechan de ellos”, que son “usurpadores de su la disciplina y las consecuencias generadas por las
cultura”, “depredadores de su cultura”, que “hacen relaciones de negación, replicando esta forma de
lo que quieren en los sitios”, que “no nos respetan”, interactuar en la actualidad al ver que sus intereses
es gente de la cual desconfían y, en el caso de Le profesionales son cuestionados por los indígenas. Por

150
relaciones entre atacameños, arqueologos y estado en atacama…

otro lado, al vincularse con los arqueólogos desde reuniones, conocidas como “Diálogos en la Puna”,
la negación, los atacameños cambian una exclusión han sido convocadas por la Asociación Cultural
por otra y replican el mismo tipo de relación que Indígena Atacameña de Tradiciones y Costumbres
los ha llevado a criticar a los arqueólogos y plantear de la Comuna de Calama, en coordinación con la
demandas a la disciplina. Además, considerar a la directiva de estas comunidades. En general, las
arqueología como enemiga de los intereses indígenas, reuniones tienen un carácter informativo, y es en
es desconocer el aporte que ha efectuado y puede ellas que algunos arqueólogos presentan resúmenes
realizar esta disciplina en el proceso de reivindi- de sus investigaciones, así como los atacameños
cación étnica, el desarrollo de proyectos turísticos, dan a conocer sus iniciativas, críticas e inquietudes
de manejo de sitios y colecciones arqueológicas, así respecto al quehacer arqueológico.
como en la implementación de museos comunitarios
y la evaluación de proyectos de impacto ambiental, En el caso de los arqueólogos, este proceso de aper-
entre otros. tura al diálogo y la negociación no sólo se vincula
con una forma de dar respuesta a las demandas
Pese a lo anterior, también se identifican perspectivas sociales planteadas a la disciplina, sino también
diferentes, ya que se distinguen dirigentes atacameños con las repercusiones disciplinarias causadas por
dispuestos a dialogar. En este sentido, no se puede este proceso (Navarro 1998; Chungara, Revista de
plantear que este período se caracteriza solamente Antropología Chilena 35 [2], 2003). Es así que se
por posiciones y un contexto netamente polarizado, han iniciado discusiones acerca de las consecuencias
sino más bien por la existencia de posturas radi- sociales de la práctica arqueológica y la influencia
calizadas y etapas en las cuales priman discursos del contexto histórico en la construcción de cono-
esencialistas y relaciones de negación. En los últimos cimiento, además de abrirse una línea de trabajo
años, a pesar de que aún se identifican discursos vinculada específicamente con el desarrollo de
radicalizados, también se desarrollan relaciones proyectos patrimoniales. El año 2001 se ejecutó un
de diálogo, negociación y colaboración entre los proyecto orientado a realizar una serie de acciones
actores de este proceso, lo cual es reconocido por con miras a subsanar el distanciamiento existente
miembros de la comunidad atacameña: “encuentro entre arqueólogos y comunidades indígenas (Ayala
que es súper bueno que el Museo esté abriendo et al. 2003). Uno de sus resultados fue la realización
sus puertas a las comunidades, ya que nosotros de un encuentro de reflexión en Ollagüe, en el cual,
también, desde el punto de vista como atacameños de manera similar a lo ocurrido en experiencias
y de manera independiente al cargo que tengamos, anteriores organizadas por arqueólogos en Ayquina
fuimos viendo como algo súper lejano el Museo” y Caspana, se reunió a dirigentes de comunidades
(Tercera Mesa de Diálogo, 2005). indígenas, arqueólogos y antropólogos, además de
representantes de las instituciones y organismos
La apertura al diálogo y la negociación ha partido vinculados a este tema.
tanto de los atacameños como de los arqueólogos y
los funcionarios estatales. Respecto a las iniciativas En este mismo año en el Museo Arqueológico de San
realizadas por los atacameños, éstos manifiestan Pedro de Atacama se inician acciones dirigidas a
que no pueden estar ajenos a relacionarse con los mejorar las relaciones con la comunidad atacameña,
arqueólogos porque: lo cual se produjo sólo una vez alcanzado el peak
de los problemas con la población local, el cual es
“la arqueología se sigue desarrollando por acá, por asociado al intento de quemar el Museo. De acuerdo a
un lado. Y, por otro lado, está también el interés de profesionales de esta institución, la primera actividad
alguna gente de conocer el trabajo, participar de ese fue la realización de una Mesa de Diálogo:
trabajo arqueológico por una parte, y lo otro tiene
que ver con el pueblo” (Atacameño 1, 2004). “vinieron los dirigentes prácticamente sin un temario,
sino el tema central era ese, relaciones, la necesidad
Para esto ha sido necesario crear un espacio de por parte nuestra de estructurar una buena relación
diálogo y negociación, que se ha concretado en la con las comunidades. Entonces, la pregunta a las
realización de encuentros de discusión organiza- comunidades era, ¿qué esperaban ellos del Instituto
dos por agrupaciones indígenas, en colaboración y cómo veían que el Instituto podía insertarse con
con la CONADI, como los desarrollados en Cupo la comunidad y ofrecer entonces abrir las puertas
(2000), Lasana (2003) y Caspana (2005). Estas hacia la comunidad? Fue un diálogo bastante

151
patricia ayala r.

fuerte digamos, pero interesante, importante, las y en el modo de pensar de algunos dirigentes, antes
comunidades nos dijeron, nos dieron la lista de contrarios a la arqueología y al Museo de San Pedro
las cosas por las cuales pensaban que nosotros no de Atacama. Se manifiesta, además, la importancia
estábamos comprometidos con ellos, fue muy bueno de generar un diálogo con la comunidad en general,
en el sentido de que yo diría que fue una verdadera estableciendo relaciones con las bases y no sólo con
catarsis y a partir de este momento ya se relajó los dirigentes, lo cual se vincula con una percep-
un poco la tensión digamos entre el Instituto y la ción negativa de estos últimos, ya que en algunas
comunidad y ahí se plantearon algunas activida- ocasiones su perspectiva hacia la arqueología suele
des, bueno, algunas se venían proponiendo desde ser más cerrada o radical que la de otros miembros
antes, como por ejemplo la Escuela Andina, pero de la comunidad.
se le dio prioridad para desarrollarla a partir de
ese momento, fue así que en ese momento se echa Al mismo tiempo, se identifican relaciones de
andar la Escuela Andina y se comienza entonces colaboración entre los actores de este proceso, las
a buscar formas de trabajar con las comunidades” cuales apuntan a contribuir con conocimientos y
(Arqueólogo 7, 2004). prácticas a la consecución de un objetivo o proyecto
relevante para los mismos. Uno de los campos más
Los arqueólogos que participaron de esta reunión fructíferos de colaboración ha sido la ejecución del
afirman que los temas planteados por los atacameños programa de educación patrimonial denominado
fueron: la exhibición de cuerpos en el Museo, las Escuela Andina, además de la realización de ase-
excavaciones arqueológicas, la indiferencia profe- sorías profesionales en el ámbito de la investigación
sional e institucional hacia sus necesidades, y los y la museología. Esto se ha realizado ahora que los
recursos humanos y económicos que no se ponían a atacameños asumen la falta de capacidades técni-
su disposición. El año 2005 se realizó la Tercera Mesa cas en sus comunidades: “necesitamos asesorías
de Diálogo para conocer las percepciones, intereses técnicas, como apoyo técnico, como asistencia
y sensibilidades de la población atacameña, ya que técnica: abogados, antropólogos, arqueólogos, pero
esta institución museal se encuentra en un proceso positivos, no negativos, con altura de miras, no que
de formulación de una política de vinculación con especulen” (Atacameño 8, 2004). De este modo, el
la comunidad indígena. Una de las repercusiones museo local ha respondido a demandas formuladas
de este proceso ha sido la valoración positiva de por los líderes étnicos sobre el acceso a la infor-
la arqueología de parte de algunos atacameños, lo mación generada por la arqueología, considerando
cual queda reflejado en su solicitud de participar que es una forma de involucrarse en el proceso de
activamente de las labores arqueológicas. Junto manejo indígena del patrimonio. Asimismo, esta
con esto, es evidente el interés de los atacameños institución ha hecho pública su decisión de retirar
de apropiarse e involucrarse, mediante diferentes los cuerpos humanos de la exhibición permanente
vías, del quehacer del Museo, en el sentido de que (Declaración Pública IIAM, 04/09/2006), dando
éste es pensado y sentido como un espacio que de- respuesta así a una de las demandas atacameñas
pende en última instancia de su patrimonio. En este manifestadas en los documentos entregados a la
contexto, en esta reunión se presentaron propuestas Comisión de la Mesa de Verdad Histórica y Nuevo
y solicitudes de mayor participación e inclusión de Trato (2003). Para concretar la relocalización de
los atacameños en las actividades institucionales, los restos humanos de la exhibición, se constituyó
sobre todo en investigación y en el programa de un grupo de trabajo integrado por profesionales del
educación patrimonial denominado Escuela Andina, Museo y representantes de la etnia atacameña, el
así como en la toma de decisiones que comprometan cual continúa reuniéndose para afinar los detalles
su patrimonio. de este proceso.

Entre los arqueólogos entrevistados hay consenso Por otro lado, una de las relaciones más recientes
respecto de la importancia del diálogo para mejorar de colaboración entre arqueólogos y atacameños se
las relaciones con las comunidades indígenas, así refiere a las asesorías en la evaluación de Proyectos
como el generar relaciones de confianza, colabora-
ción y trabajo en conjunto. También se plantea que
el diálogo, el establecimiento de relaciones más  Este programa se desarrolla en el Museo de San Pedro de
cercanas y la realización de actividades de difusión Atacama y ha sido financiado por el CMN, la CONADI y
han generado un cambio en la forma de relacionarse el Programa Orígenes/MIDEPLAN-BID.

152
relaciones entre atacameños, arqueologos y estado en atacama…

de Impacto Ambiental, lo cual no se ha realizado indígenas y arqueólogos a trabajar en conjunto, en


sin ciertos conflictos, ya que algunos dirigentes circunstancias que algunas comunidades se muestran
consideran que la sola presencia de sitios arqueoló- más abiertas a las investigaciones arqueológicas ya
gicos puede ser utilizada para rechazar un proyecto que creen que el hallazgo de sitios puede darles la
de inversión hotelera, a pesar de que el informe posibilidad de acceder a los beneficios del turismo
arqueológico es uno, entre varios, de los estudios y con ello incrementar su capital económico.
solicitados en estos casos. En este sentido, se plantea
“los arqueólogos del Museo están con nosotros en Otra modalidad de interacción es la de delegar/inter-
esta lucha o no están” (Tercera Mesa de Diálogo mediar, ya que el año 2004 el Museo de San pedro
2005), en circunstancias que algunas comunidades de Atacama creó un cargo en su planta profesional
están en contra de la construcción de hoteles, y otras específicamente orientado a vincular a esta institución
están dispuestas a negociar a cambio de beneficios con la comunidad atacameña. Se trata de un media-
económicos. dor institucional que tiene a su cargo la ejecución y
formulación de programas o acciones de difusión y
Asimismo, algunos investigadores han colaborado la realización de charlas en las comunidades sobre
en el proceso de la constitución de comunidades temáticas relacionadas con la arqueología y el patri-
atacameñas. En efecto, el reconocimiento estatal de monio. Junto con esto, este cargo gestiona instancias
las comunidades indígenas requiere que se cumplan de conversación y negociación con los atacameños,
ciertos requisitos, que pueden darse en forma con- además de encargarse de la participación institucio-
junta o aisladamente, pero que la organización debe nal en reuniones y actividades organizadas por las
argumentar para su constitución como comunidad. comunidades atacameñas, en las cuales se solicita
Uno de ellos es “provenir de un mismo poblado la presencia del Museo. A esta unidad llegan las
antiguo, para lo cual algunos dirigentes atacameños solicitudes de asesoría profesional para proyectos de
han recurrido a información arqueológica, ya sea impacto ambiental o asesorías museológicas. Esta
a partir de informes solicitados a arqueólogos que modalidad de relación también ha sido replicada en
trabajan en la zona o en base a la recopilación de un proyecto de investigación (FONDECYT 1030931),
los antecedentes bibliográficos correspondientes. que contaba con un profesional encargado de esta-
En este contexto, la información arqueológica es blecer el vínculo con los atacameños y difundir los
valorada y utilizada como una herramienta útil resultados del proyecto.
para argumentar la legitimidad de las comunidades
atacameñas ante el Estado, ya sea apelando a la Entre los arqueólogos se observan algunas críticas
presencia de un sitio arqueológico que puede ser al respecto, sobre todo porque esta modalidad de
interpretado como “poblado antiguo” (p.e., pucara interacción implica el establecimiento de relaciones
de Lasana) o discutiendo la definición de “poblado” indirectas:
en base al registro arqueológico, como en el caso
de la comunidad de Taira. “Hoy día lo que se está haciendo en San Pedro
es a partir de ‘démosle el espacio a, pero que lo
Las repercusiones de este proceso de diálogo y haga otro, nosotros brindamos la casa no más’
colaboración son evidentes en la selección de los y obviamente todo lo que tenga que ver con eso,
problemas y metodologías de trabajo en la arqueo- pero para eso contratamos gente que lo haga”
logía atacameña, así como en la implementación (Arqueólogo 9, 2004).
de programas de difusión o participación de la
comunidad local en proyectos de investigación Si bien es cierto que se trata de una forma de rela-
(Núñez et al. 2002 Ms; Agüero et al. 2003 Ms; cionarse con el otro desde la exterioridad, hasta el
Ayala 2003; Ayala et al. 2003; Carrasco et al. momento la labor desarrollada a través de un inter-
2003; Uribe y Adán 2003). Actualmente no se mediario ha sido bien acogida por las comunidades
excavan cementerios prehispánicos en San Pedro atacameñas e instituciones involucradas, ya que se
de Atacama, aunque en ciertos proyectos en los tiene un interlocutor específico ante quien plantear
que se han encontrado entierros esto se ha comuni- inquietudes y solicitudes, aunque sin duda se trata
cado a la población local para decidir en conjunto de un tipo de relación en proceso de formación.
cómo abordar esta situación, aplicándose nuevas
metodologías de trabajo. La inserción de los sitios Como se puede apreciar, en este período iniciado
arqueológicos en el mercado turístico ha llevado a con la promulgación de la Ley Indígena y con el

153
patricia ayala r.

fortalecimiento del discurso patrimonial de parte arqueológico y los discursos del pasado forman
del Estado chileno, se diversifican las formas de parte de los movimientos de reivindicación indígena
interacción entre atacameños, arqueólogos y funcio- como recurso simbólico, económico y político en el
narios estatales, ya que se identifican relaciones de proceso de construcción y legitimación de la etnia
negación, conocimiento, visibilización, colaboración, atacameña ante el Estado y la sociedad chilena. Se
diálogo, negociación e intermediación. plantea además que la patrimonialización étnica de
la últimos años ha incidido en conflictos y reacomo-
Conclusiones dos en las relaciones entre indígenas, arqueólogos y
Estado, ya que los atacameños se constituyeron en
En este artículo se plantea que el proceso de patrimo- otro actor social interesado en el patrimonio arqueo-
nialización en Chile se inicia a principios del Siglo XX lógico, que reivindica sus derechos, manifiesta sus
con la creación del CMN, siendo reimpulsado con demandas y reclama su participación en la toma de
la promulgación de la Nueva Ley de Monumentos decisiones al respecto, en circunstancias que años
Nacionales en 1970. Desde esta fecha se consideran atrás era exclusivamente el Estado, en conjunto
nuevas categorías de monumentos y se establece con los arqueólogos y otros especialistas, el que
que los vestigios arqueológicos son Monumentos otorgaba sentido, protegía, controlaba y estudiaba
Arqueológicos sin la necesidad de ser declarados como el patrimonio. Con anterioridad a la promulgación
tales. A mediados de los 90 comienza la consolidación de la Ley Indígena, no se contaba con un contexto
del CMN, lo cual deriva en el fortalecimiento del político favorable ni con un sustento legal a partir
discurso patrimonial a nivel nacional, así como en del cual los atacameños plantearan sus demandas
la mayor visibilidad y ampliación de la noción de patrimoniales a los arqueólogos y al Estado.
patrimonio y la incorporación de la participación
ciudadana. Desde este entonces, el Estado asume A lo largo de los tres períodos se observa que las
más claramente que nunca su rol protagónico en la relaciones entre estos actores son dinámicas, ya que
definición, sistematización, institucionalización y en un mismo período se activa más de una forma
control del patrimonio cultural del país. de interacción, las cuales pueden darse de forma
sincrónica o diacrónica. Este dinamismo y fluctua-
En el contexto disciplinario de la arqueología ata- ción en las relaciones se desarrolla también en un
cameña se observan transformaciones a lo largo solo sujeto, ya que un mismo dirigente atacameño,
de su historia. Desde sus inicios la excavación de arqueólogo o funcionario estatal se relaciona de
cementerios prehispánicos era una práctica recu- diferentes maneras a lo largo del tiempo y cambia
rrente en Atacama, pudiéndose situar su etapa de sus posturas respecto al otro. En este caso, de rela-
apogeo hasta finales de la década de los 70. Esto ciones de negación ciertos sujetos pasan a otras de
cambia en los años 80 al desarrollarse una arqueo- conocimiento, colaboración y negociación o vice-
logía profesional con nuevos enfoques, problemas versa, ya que esto puede depender de los intereses
y metodologías de estudio que reorientan el énfasis que están en juego en determinado momento. En
en la arqueología funeraria y el coleccionismo algunas ocasiones, arqueólogos cuya postura ha sido
de momentos previos. El planteamiento de una la de conocer y trabajar con las comunidades, en
continuidad histórica atacameña y la adscripción otras, con el fin de cumplir sus intereses profesio-
étnica del registro arqueológico forman parte del nales niegan o desconocen los intereses indígenas.
discurso construido por diferentes arqueólogos que Asimismo, dirigentes que en su momento fueron la
han trabajado en la zona. cara visible de posturas radicales, en la actualidad
dialogan con los arqueólogos y las instituciones
La apropiación y resignificación de los discursos involucradas con el fin de alcanzar beneficios para
patrimonial y arqueológico de parte de los ata- su comunidad. Ciertamente, no se trata de un pro-
cameños se desarrolla a partir de su interacción ceso en el cual las relaciones se transforman de la
histórica con arqueólogos, instituciones estatales y negación al conocimiento y la colaboración entre
museales. Si bien a finales de los 80 ya se identifica los actores, sino más bien de un complejo sistema de
una apropiación e instalación del discurso patrimo- relaciones de diferente tipo, cuyos rumbos y giros
nial en San Pedro de Atacama, es en el proceso de son inciertos y difíciles de predecir.
reivindicación étnica que adquiere alta visibilidad y
es utilizado por dirigentes atacameños como recurso Se evidencia, además, que las actuales relaciones entre
estratégico. En estas circunstancias, el patrimonio los actores son el resultado de un proceso histórico

154
relaciones entre atacameños, arqueologos y estado en atacama…

de interacción, caracterizado por su dinamismo y cuenta de un proceso histórico de relaciones que nos
por configurarse de manera distintiva y particular a lleve a construir una arqueología que no excluya a
lo largo del tiempo. Asimismo, los diferentes tipos la sociedad en que se desarrolla. Esto no implica
de interacción identificados evidencian que, lejos de desconocer los objetivos de la arqueología y los
poder encasillar a los actores de este proceso en una avances que ha tenido, sino pensar nuestra realidad
de ellas, es necesario considerar que algunas de estas como ex colonias y países con poblaciones indígenas
relaciones coexisten entre sí a lo largo del tiempo. que continúan planteando demandas y críticas al
Al respecto, cabe mencionar que las relaciones de quehacer arqueológico. Finalmente, es necesario
negación, conocimiento mutuo y colaboración tienen considerar que nuestro papel como arqueólogos no
antecedentes previos a la década de los 90, a dife- radica en hablar por los otros, sino en hablar sin
rencia de las de visibilización, diálogo/negociación e negar a los otros, en circunstancias que ninguna de
intermediación que, junto a las anteriores, se vinculan estas voces debe ser silenciada.
específicamente al contexto de emergencia étnica.
Otra de las conclusiones de este trabajo es que las Agradecimientos Debo mis sinceros agradecimien-
relaciones de negación del otro y el desconocimiento tos a María Paniri, Felix Paniri, Cosme Mondaca,
de sus significados culturales, valoraciones e intereses Vladimir Reyes, Carlos Aguilar, Santiago Ramos,
han sido las más vinculadas con los conflictos y la Wilson Reyes, Teresa Aramayo, Rhony Gutiérrez,
radicalización de los discursos entre arqueólogos, Cristián Pérez, Ricardo Tapia, Sandra Berna, Liliana
atacameños y el Estado, siendo clara una necesidad Cortés, Aldo Barrales, Wilson Segovia, Angel Cabeza,
de conocer, visibilizar, dialogar, negociar, colaborar César Millahueque, María Antonietta Costa, Agustín
e intermediar con las poblaciones indígenas para la Llagostera, Lautaro Núñez, Ana María Barón,
consolidación de relaciones más constructivas. Victoria Castro, José Berenguer, Carlos Aldunate,
Luis Cornejo, Mauricio Uribe, Gianina Stagno y a
La investigación presentada en estas páginas no los alumnos de Escuela Andina. Agradezco también
tiene el objeto de juzgar la forma en que se ha a Hans Gundermann y a Guillaume Boccara por sus
hecho o se hace arqueología en Atacama, sino dar comentarios a este escrito.

REFERENCIAS CITADAS

ADAN, L., 1996. Arqueología de lo cotidiano. Sobre diversidad —— 2006. Relaciones y discursos entre atacameños, arqueólogos
funcional y uso del espacio en el Pucara de Turi. Memoria y Estado en Atacama (II Región, norte de Chile). Tesis para
para optar al Título de Arqueóloga, Departamento de optar al Grado de Magíster en Antropología, Universidad
Antropología, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Católica del Norte y la Universidad de Tarapacá, San Pedro
de Chile, Santiago. de Atacama.

AGÜERO, C., M. URIBE, L. ADAN y C. CARRASCO, AYALA, P., S. AVENDAÑO y U. CARDENAS, 2003.
2003 Ms. Registro arqueológico y cronología del Período Vinculaciones entre una arqueología social y la comu-
Formativo en los oasis de San Pedro de Atacama. Proyecto nidad indígena de Ollagüe (Región de Antofagasta,
FONDECYT 1030931. Chile). Chungara, Revista de Antropología Chilena 35
(2): 275-285.
ALDUNATE, C. y V. CASTRO, 1981. Las chullpas de Toconce
y su relación con el poblamiento altiplánico en el Loa BENAVIDES, H., 2004. Los ritos de la autenticidad: Indígenas,
Superior, Período Tardío. Ediciones Kultrun, Santiago. pasado y el Estado ecuatoriano. Arqueología Sudamericana 1
(1): 5-48.
ALDUNATE, C., V. CASTRO y V. VARELA, 2003. Oralidad
y arqueología: Una línea de trabajo en las tierras altas de la BERENGUER, J., C. ALDUNATE y V. CASTRO, 1984.
región de Antofagasta. Chungara, Revista de Antropología Orientación orográfica de las chullpas en Likan: La
Chilena 35 (2): 305-314. importancia de los cerros en la Fase Toconce. Simposio
Culturas Atacameñas, 44º Congreso Internacional de
AYALA, P., 2003. Arqueología y sociedad: El caso de las co- Americanistas, pp. 175-220.
munidades indígenas en Chile. Werken 4: 59-73.
BRAY, T., 2001. American archaeologists and native Americans:
—— 2 004. Discursos y actores en torno al patrimonio ar- A relationship under construction. En The future of the
queológico: El caso atacameño. En VI Seminario sobre past: Archaeologists, native Americans, and repatria-
Patrimonio Cultural. Instantáneas locales, pp. 41-53, tion, T. Bray (Ed.), pp. 1-8. Garland Publishing, Nueva
DIBAM, Santiago. York y Londres.

155
patricia ayala r.

CAPRILES, J., 2003. Arqueología e identidad étnica: El caso KOONINGS K. y P. SILVA (Comps.), 1999. Construcciones
de Bolivia. Chungara, Revista de Antropología Chilena étnicas y dinámica sociocultural en América Latina.
35 (2): 347-353. Ediciones ABYA-YALA, Quito.

CASTRO V. (Ed.), 1995. Mesa de la generación de los 70. Boletín MERCADO, C., P. RODRIGUEZ y P. MIRANDA, 1997.
Sociedad Chilena de Arqueología, núm. especial: 13-27. Pa’que coman las almas. Chimuchina Records, LOM
Ediciones, Santiago.
CASTRO, V. y F. GALLARDO, 1995-1996. El poder de los
gentiles: Arte rupestre en el río Salado. Revista Chilena MIRANDA, P., 1997. Julián Colamar recuerda. Visiones de
de Antropología 13: 79-98. Caspana. LOM Ediciones, Santiago.

CARRASCO, C., C. AGÜERO, P. AYALA, M. URIBE y B. MORALES, H., 1997. Pastores transhumantes al fin del mundo.
CASES, 2003. Investigaciones en Quillagua: Difusión del Un enfoque cultural de la tecnología en una comunidad andina
conocimiento arqueológico y protección del patrimonio de pastores. Memoria para optar al Título de Antropólogo,
cultural. Chungara, Revista de Antropología Chilena 35 Departamento de Antropología, Facultad de Ciencias
(2): 321-326. Sociales, Universidad de Chile, Santiago.

ENDERE, M. L., 2002. Management of archaeological sites and NAVARRO, X. (Comp.), 1998. Patrimonio arqueológico
the public in Argentina. Thesis submitted to the University of indígena en Chile, reflexiones y propuestas de gestión.
London for the Degree of Doctor of Philosophy, Londres. Instituto de Estudios Indígenas, Universidad de la Frontera,
UNESCO, Temuco.
FERGUSON, T. J., 1996. Native American and the practice of
archaeology. Annual Review in Anthropology 25: 63-79. NUÑEZ, L., 1995. Gustavo Le Paige s. j. Cronología de una
misión. Ediciones Universitarias, Universidad Católica del
GNECCO, C., 1999. Archaeology and historical multivocality: A Norte, Antofagasta.
reflection from the Colombian multicultural. En Archaeology
in Latin America, G. Politis y B. Alberti (Eds.), pp. 258-270. NUÑEZ, L., I. CARTAJENA, C. CARRASCO y P. DE SOUZA,
Routledge, Londres y Nueva York. 2002 Ms. Transición del Arcaico Tardío al Formativo
Temprano en la cuenca de Atacama: Emergencia de comple-
—— 2003 Ms. La colonización de la historia indígena por el jidad sociocultural en la Subárea Circumpuneña. Proyecto
discurso arqueológico. Ponencia presentada en el Simposio FONDECYT 1020316.
“Pueblos Originarios y Arqueología” del 51 Congreso
Internacional de Americanistas, Santiago. NUÑEZ, M., 2002. Transformaciones culturales en Toconao
por impacto de empresas mineras: Un estudio de caso en
—— 2004. Ampliación del campo de batalla. Textos Antropológicos el norte de Chile. Tesis para optar al grado de Magíster en
15 (2): 183-195. Antropología y Desarrollo, Departamento de Antropología,
Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile,
GONZALEZ, J., 2002. Etología de camélidos y arte rupestre Santiago.
de la Subregión del río Salado (norte de Chile, II Región).
Estudios Atacameños 23: 23-32. ORELLANA, M., 1996. Historia de la arqueología en Chile
(1842-1990). Colección Ciencias Sociales, Universidad
de Chile, Santiago.
GUNDERMANN, H., 1997. Etnicidad, identidad étnica y
ciudadanía en los países andinos y el norte de Chile. Los
PREUCEL, R. e I. HODDER, 1996. Constructing identities. En
términos de la discusión y algunas hipótesis de investigación.
Contemporary archaeology in theory, Part VII, Responses
Estudios Atacameños 13: 9-26.
of “the others”, R. Preucel e I. Hodder (Eds.), pp. 599-614.
Blackwell Publishers, Londres.
—— 2002 Ms. Los atacameños de los siglos XIX y XX, una
antropología histórica regional. Documento de trabajo
RIVERA, F., 1997. Procesos de articulaciones socioidenti-
interno de la Comisión de Verdad Histórica y Nuevo Trato,
tarias y reformulaciones étnicas en Atacama. Estudios
Grupo de trabajo Pueblos Indígenas del Norte, Subgrupo
Atacameños 13: 61-73.
de trabajo Pueblo Atacameño.
ROMERO, A., 2003. Arqueología y pueblos indígenas en el
—— 2002. San Pedro de Atacama: Procesos, actores, imagi-
extremo norte de Chile. Chungara, Revista de Antropología
narios. En Retrato hablado de las ciudades chilenas, B.
Chilena 35 (2): 337-346.
Guerrero (Ed.), pp. 45-62. Universidad Arturo Prat y Centro
de Investigaciones Diego Barros Arana, Santiago.
SALAZAR, D. y C. JIMENEZ, 1999. Epistemología y arqueo-
logía. De la urgencia por perder la inocencia. Boletín de la
GUNDERMANN, H. y H. GONZALEZ, 2005 Ms. Sociedades Sociedad Chilena de Arqueología 28: 31-36.
indígenas y conocimiento antropológico. Aymaras y ata-
cameños de los siglos XIX y XX. TRIGGER, B., 1980. Archaeology and the image of the American
Indian. American Antiquity 45 (4): 662-676.
JONES, S., 2000. The archaeology of ethnicity. Constructing
identities in the past and present. Routledge, Londres y —— 1984. Alternative archaeologies: Nationalist, colonialist,
Nueva York. imperialist. Man, N. S. 19 (3): 355-370.

156
relaciones entre atacameños, arqueologos y estado en atacama…

—— 1992. Historia del pensamiento arqueológico. Editorial VARELA, V., 1992. De Toconce pueblo de alfareros a Turi
Crítica, Barcelona. pueblo de gentiles. Tesis para optar al Grado de Licenciado
en Antropología con mención en Arqueología, Departamento
URIBE, M., 1996. Religión y poder en los Andes del Loa: Una de Antropología, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad
reflexión desde la alfarería (Período Intermedio Tardío).
de Chile, Santiago.
Memoria para optar al Título de Arqueólogo, Departamento
de Antropología, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad
de Chile, Santiago. VILLASECA, M. de los A., 2000. Dos historias, un pai-
saje: Transformación y persistencia en el Alto Loa, Tesis
URIBE, M. y L. ADAN, 2003. Arqueología, poblaciones originarias para optar al Título de Antropóloga, Departamento de
y patrimonio cultural en el Desierto de Atacama. Chungara, Antropología, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad
Revista de Antropología Chilena 35 (2): 295-304. de Chile, Santiago.

157

También podría gustarte