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HISTORIA DE LA @ (ARROBA)

Es posible que creas -como casi todo el mundo- que la arroba es un invento propio de la
“era Internet”, un símbolo especialmente creado para dar forma a las direcciones de
correo electrónico. Sin embargo, su historia es mucho más antigua y su origen se
remonta al latín. Los árabes ya lo usaban hace siglos, y los marineros lo empleaban
habitualmente al detallar el contenido de las bodegas de sus barcos. Te contamos la
historia de “@”, uno de los símbolos más usados de la actualidad, y a la vez uno de los
menos conocidos. Si estás leyendo este artículo en un ordenador conectado a internet,
seguramente tienes una dirección de correo electrónico y utilizas varias veces al día el
símbolo “@” (arroba) como parte de las direcciones de e-mail de tus amigos o clientes.
Sin embargo, la mayor parte de los internautas desconocen el origen -y a veces hasta el
significado- de este raro pero ubicuo carácter. Dado su utilización actual, casi siempre
ligada al ámbito de los ordenadores o del correo electrónico, se podría pensar que se
trata de un símbolo especialmente concebido para ese uso, con una antigüedad no
mayor a un par de décadas. Pero lo cierto es que se trata de un símbolo antiguo,
conocido y utilizado en la Edad Media, hace más de 500 años.
La mayoría de los historiadores aceptan que el origen de la palabra “arroba” proviene
del idioma árabe, concretamente del término «ar-roub«, que significa cuarto o cuarta
parte. En cuanto al símbolo en sí mismo, esa especie de “a” encerrada por un círculo,
tiene sus orígenes en una práctica común entre los encargados de copiar libros en latín,
a mano, allá por la Edad Media. Estos copistas utilizaban «@», uniendo entre sí las letras
«a» y «d» para formar la preposición latina “ad”, que significa «hasta» o «hacia«. Parece
bastante lógico: si tienes que copiar a mano decenas de veces cientos de páginas, lo más
probable es que busques todas las formas posibles de ahorrar trabajo. La preposición
“ad” aparecía con mucha frecuencia en esos textos, y tiene sentido que haya sido
reemplazada por un solo símbolo. Poco a poco, la “@” fue haciéndose popular en otros
ámbitos, y empezó a aparecer -por ejemplo- en las cartas oficiales redactadas en latín
antes del nombre de su destinatario. Uno de los documentos más antiguos que se
conocen que contiene una “@” impresa data del año 1536, y se trata de una carta
enviada por un mercader italiano desde Sevilla a Roma. En dicho escrito se detalla la
llegada de tres barcos provenientes de América, cargados de tesoros. Pueden leerse
párrafos como “Así, una @ de vino, que es 1/13 de un barril, vale 70 u 80 ducados…” En
ese contexto, la arroba representaba una unidad de medida utilizada por griegos y
romanos que equivalía a “un cuarto de ánfora.” ¿Confuso, verdad? Pero eso no es nada:
podía (y en algunos sitios aún puede) emplearse como medida de capacidad o volumen,
con un valor que variaba de acuerdo con el producto que se estuviese comerciando. Por
ejemplo, si se trataba de líquidos, “una arroba de aceite” era equivalente a unos 12 litros
y medio, pero si se estaba negociando con vinos, su valor era de algo más de 16 litros.
También se la utilizó como medida de masa. En efecto, la “@” representa una masa
equivalente a la cuarta parte de un “quintal.” El quintal es una antigua unidad de masa
y de capacidad usada en España y en Hispanoamérica -en Argentina es común escuchar
a las personas mayores, en el campo, hablar de “quintales de trigo por hectárea”- que
equivale exactamente a 46,0093 Kg. Una “@”, por lo tanto, entonces, equivale a poco
más de 11 kilogramos y medio.

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