En el modelo de gestión de quejas que acabamos de ver, el punto crucial es el contacto con el cliente. Atender a un cliente insatisfecho no es nada fácil y las personas abocadas a esta área deben estar preparadas técnica y emocionalmente para su trabajo. La calidad de la atención será fundamental en los distintos momentos de comunicación con el cliente, no sólo al recibir la queja sino durante todo el proceso. Es decir, contar con un equipo o un encargado de atención al cliente que, básicamente: Tenga la autonomía, herramientas y poder necesarios como para dar soluciones adecuadas. La falta de autonomía provocará insatisfacción, tanto del empleado como del cliente. Esté capacitado en técnicas de atención y resolución de conflictos. Como ves, debe haber una preparación previa y conocimiento de técnicas de comunicación, negociación y persuasión . El objetivo: llegar al fondo del asunto y ofrecer al cliente una solución o compensación acorde al problema y así conquistarlo para convertirlo en uno de nuestros mejores clientes y quizás… ¡hasta un embajador de nuestra marca! Las pautas para actuar en situación difíciles son: Mantener la calma: No tomaremos su crítica como “personal”. Demostrar profesionalismo. Escuchar al cliente. Dejémosle que se exprese. No le interrumpamos para permitirle hacer uso de su “válvula de escape”. Tratar de comprender bien el problema. Nos concentraremos en entender cuál es la causa que provocó el disgusto. No echar culpas y menos al cliente. Usar frases como “lo comprendo”, “claro que sí”. Estas frases tienen un efecto tranquilizantes y además demuestran al cliente que comprendemos cabalmente el problema. Procurar que el cliente salga satisfecho buscando y brindando la mejor solución posible. No se trata de “ganar una discusión” sino ganar un cliente.