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-Porque necesito tu poder para seguir mi propio camino. El Nagual hubo de disponerlo así.


eras el elegido; después de todo, no te conozco. No significas nada para mí. Así que, ¿por qué
no iba yo a quitarle algo que necesito tan desesperadamente a alguien que para mí no cuenta?
Esas fueron las palabras del Nagual.
-¿Por qué iba el Nagual a querer hacerme daño? Usted misma dijo que se preocupaba por mí.
-Lo que yo te he hecho esta noche no tiene nada que ver con sus sentimientos hacia ti ni hacia
mí. Esta es una cuestión que sólo nos afecta a nosotros. No ha habido testigos de nada de lo
que hoy sucedió entre ambos, porque ambos formamos parte del propio Nagual, Pero tú, en
especial, has recibido algo de él que yo no poseo, algo que necesito desesperadamente, el
poder singular que te ha dado. El Nagual dijo que había dado algo a cada uno de sus seis hijos.
No puedo llegar hasta Eligio. No puedo tomarlo de mis hijas; así, tú eres mi presa. Yo hice
crecer el poder que el Nagual me dio, y al crecer produjo un cambio en mi cuerpo. Tú también
hiciste crecer tu poder. Yo quería ese poder tuyo, y por eso tenía que matarte. El Nagual dijo
que, aun cuando no murieras, caerías bajo mi hechizo y serías mi prisionero durante toda la vida
si yo lo desease. De todos modos, tu poder iba a ser mío.
-¿Pero en qué podría beneficiarla mi muerte?
-No tu muerte, sino tu poder. Lo hice porque necesito ayuda; sin ella, lo pasaré muy mal
durante mi viaje. No tengo bastantes agallas. Es por eso que no quiero a la Gorda. Es joven y le
sobra valor. Yo soy vieja y lo pienso todo dos veces y vacilo. Si quieres saber la verdad, te diré
que la verdadera lucha es la que se libra entre Pablito y yo. Él es mi enemigo mortal, no tú. El
Nagual dijo que tu poder haría más llevadero mi viaje y me ayudaría a conseguir lo que necesito.
-¿Cómo diablos puede ser Pablito su enemigo?
-Cuando el Nagual me transformó, sabía lo que a la larga iba a suceder. Ante todo, me preparó
para que mis ojos mirasen al Norte, y, si bien tú y mis niñas tienen la misma orientación, estoy
opuesta a vosotros. Pablito, Néstor y Benigno están contigo; la dirección de sus ojos es la
misma. Irán juntos hacia Yucatán.
»Pablito no es mi enemigo porque sus ojos miren en dirección opuesta, sino porque es mi hijo.
Esto es lo que tenía que decirte, aunque no sepas de qué estoy hablando. Debo entrar al otro
mundo. Donde está el Nagual. Donde están Genaro y Eligio. Aunque tenga que destrozar a
Pablito para ello.
-¿Qué dice, doña Soledad? ¡Usted está loca!
-No, no lo estoy. No hay nada más importante para nosotros, los seres vivientes, que entrar en
ese mundo. Te diré que para mí esa es la verdad. Para acceder a ese mundo vivo del modo en
que el Nagual me enseñó. Sin la esperanza de ese mundo no soy nada, nada. Yo era una vaca
gorda y vieja. Ahora esa esperanza me guía, me orienta, y, aunque no pueda hacerme con tu
poder, no abandono el propósito.
Dejó descansar la cabeza sobre la mesa, utilizando los brazos a modo de almohada. La fuerza
de sus aseveraciones me había obnubilado. No había entendido cabalmente sus palabras, pero
en cierto nivel comprendía su alegato, a pesar de que era la más sorprendente de cuantas
cosas le había oído esa noche. Sus propósitos eran los propósitos de un guerrero, en el estilo y
la terminología de don Juan. Nunca había creído, sin embargo, que hubiese que destruir a
alguien para cumplirlos.
Alzó la cabeza y me miró con los ojos entrecerrados.
-Al principio, hoy todo me iba bien -dijo-. Estaba un poco asustada cuando llegaste. Había
esperado años ese momento. El Nagual me dijo que te gustaban las mujeres. Dijo que eres
presa fácil para ellas, de modo que busqué un final rápido. Imaginé que cederías a ello. El
Nagual me enseñó cómo aferrarte en el momento en que fueses el más débil. Te induje a ello
con mi cuerpo. Pero sospechaste. Fui demasiado torpe. Te había llevado a mi habitación, como
el Nagual me dijo que hiciera, para que las líneas de mi piso te atrapasen y te dejases
indefenso. Pero no dio resultado porque te gustó y miraste las líneas atentamente. No tenía
poder en tanto tus ojos estuviesen fijos en ellas. Tu cuerpo sabía qué hacer. Luego, asustaste a
mi piso al gritar como lo hiciste. Ruidos súbitos como esos son mortales, especialmente la voz
de un brujo. El poder de mi piso se extinguió como una llama. Yo lo comprendí, pero tú no.
»Estabas a punto de irte, de manera que me vi obligada a detenerte. El Nagual me había
enseñado a tirar las manos para cogerte. Traté de hacerlo, pero me faltó poder. Mi piso estaba
atemorizado. Tus ojos habían paralizado sus líneas. Nadie había puesto jamás sus ojos sobre
él. Así, mi tentativa de cogerte por el cuello falló. Te libraste de mis garras antes de que me
fuera posible hacer presión. Entonces me di cuenta de que te me estabas escapando e intenté
un ataque final. Me valí de aquello que el Nagual dijo que era clave si se te quería afectar: el
terror. Te alarmé con mis chillidos, y ello me dio el poder necesario para dominarte. Creí tenerte,
pero mi estúpido perro se puso nervioso. Es idiota, y me hizo caer cuando ya estaba a punto de
someterte a mi hechizo. Ahora que lo pienso, tal vez mi perro no sea tan estúpido. Quizás haya
percibido a tu doble y cargado contra él, pero en cambio me derribó a mí.
-Usted dijo que el perro no era suyo.
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Don Juan había dicho que, cuando por fin uno entiende qué ocurre, suele ser demasiado tarde
para retroceder. Afirmaba que siempre es el intelecto lo que nos embauca; recibe el mensaje en
primer término, pero en vez de darle crédito y obrar en consecuencia, pierde el tiempo en
discutirlo.
Entonces oí, o tal vez intuí, un chasquido en la base del cuello, exactamente detrás de la
tráquea. Comprendí que me había quebrado el pescuezo. Sentí un zumbido en los ojos y luego
un hormigueo. Mi audición era extraordinariamente clara. Tenía la seguridad de estar muriendo.
Me repugnaba mi propia incapacidad para hacer nada en mi defensa. No podía siquiera mover
un músculo para darle un puntapié. Ya no me era posible respirar. Todo mi cuerpo vibró, y en un
instante estuve en pie y me vi libre, libre del apretón mortal. Miré la cama. Todo contribuía a
hacerme pensar que estaba contemplando la escena desde el techo. Vi mi propio cuerpo,
inmóvil y lánguido, encima del suyo. Vi el horror en sus ojos. Deseé permitirle que soltase el
lazo. Tuve un acceso de ira por haber sido tan estúpido y le propiné un sonoro puñetazo en la
frente. Chilló y se cogió la cabeza y perdió el conocimiento, pero antes de que ello sucediese
tuve una fugaz vislumbre de un cuadro fantasmagórico. Vi a doña Soledad despedida de la
cama por la fuerza de mi golpe. La vi correr hasta la pared y acurrucarse junto a ella como un
chiquillo asustado.
Luego tuve conciencia de una terrible dificultad para respirar. Me dolía el cuello. Tenía la
garganta seca hasta el punto de que no podía tragar. Tardé bastante en reunir la fuerza
necesaria para ponerme de pie. Entonces contemplé a doña Soledad. Yacía inconsciente en el
lecho. En su frente lucía una enorme hinchazón roja. Busqué un poco de agua y se la eché en el
rostro, tal como don Juan había hecho conmigo. Cuando recobró el sentido la hice caminar,
sosteniéndola por las axilas. Estaba empapa en transpiración. Le puse toallas mojadas con agua
fría en la frente. Vomitó, y tuve la seguridad casi absoluta de que padecía una conmoción
cerebral. Temblaba. Traté de cubrirla con la mayor cantidad posible de sábanas y mantas, con el
propósito de hacerla entrar en calor, pero se despojó de todas ellas y se volvió de modo de
enfrentar el viento. Me pidió que la dejase sola y dijo que un cambio en la dirección del viento
sería un signo de que se iba a recuperar. Cogió mi mano en una suerte de apretón y aseveró
que el destino nos había enfrentado.
-Creo que era de esperar que uno de los dos muriese esta noche -dijo.
-No sea necia. Aún no está acabada -respondí; realmente, eso era lo que pensaba.
Algo me hizo sentirme seguro de que se encontraba bien. Salí, cogí una vara y me dirigí a mi
coche. El perro gruñó. Seguía acurrucado en el asiento. Le dije que saliera. Dócilmente, saltó
fuera. Había algo distinto en él. Vi su enorme sombra trotar en la semioscuridad. Regresó a su
corral.
Era libre. Me senté en el coche un momento para considerar la situación. No, no era libre. Algo
me impelía a retornar a la casa. Tenía que terminar cosas allí. Ya no temía a doña Soledad. A
decir verdad, una extraordinaria indiferencia me había invadido. Sentía que ella me había dado,
consciente o inconscientemente, una lección de suprema importancia. Bajo la horrenda presión
de su tentativa de matarme, yo había actuado en su contra desde un nivel realmente
inconcebible en circunstancias normales. Había estado a punto de ser estrangulado. Algún
elemento de aquella su condenada habitación me había dejado absolutamente indefenso y, sin
embargo, había logrado salir con bien. No alcanzaba a imaginar lo sucedido. Tal vez fuese cierto
lo que don Juan siempre había sostenido: que todos poseemos un potencial adicional, algo que
está allí, pero que rara vez alcanzamos a usar. Realmente, había golpeado a doña Soledad
desde una posición fantasma.
Cogí mi linterna del coche, regresé a la casa, encendí todas las lámparas de petróleo que
pude encontrar y me senté a escribir ante la mesa de la habitación delantera.
El trabajo me relajó.
Hacia el amanecer, doña Soledad salió de su habitación, tambaleante. A duras penas
mantenía el equilibrio. Estaba completamente desnuda. Se sintió mal y se desplomó junto a la
puerta. Le di un poco de agua y traté de cubrirla con una manta. Se negó. A mí me preocupaba
una posible pérdida de calor corporal. Murmuró que tenía que estar desnuda si quería que el
viento la curase. Preparó un emplasto con hojas maceradas, se lo aplicó a la frente y lo fijó allí
por medio de su turbante. Se envolvió en una manta y se acercó a la mesa en que yo escribía;
se sentó frente a mí. Tenía los ojos rojos. Se la veía francamente mal.
-Hay algo que debo decirte -musitó con voz trémula-. El Nagual me preparó para esperarte,
tenía que esperarte, así tardases veinte años. Me dio instrucciones sobre cómo seducirte y
quitarte el poder. Él sabía que, tarde o temprano, ibas a venir a ver a Pablito y a Néstor, así que
me indicó que aguardase ese momento para hechizarte y coger todo lo tuyo. El Nagual dijo que
si yo vivía una vida impecable, mi poder te traería cuando no hubiese nadie más en la casa. Mi
poder lo hizo. Hoy llegaste cuando todos se habían ido. Mi vida impecable me había ayudado.
Todo lo que me quedaba por hacer era tomar tu poder y luego matarte.
-¿Pero para qué quería hacer una cosa tan horrible?
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»El Nagual estaba encantado con ella; le dijo que si quería salir de la trampa en que estaba
debía ir a la casa de Benigno antes del mediodía. También le dijo que sólo la esperaría hasta las
doce; si iba, debía ser dispuesta a una vida difícil y llena de trabajo. Ella le preguntó a qué
distancia se hallaban los campos de tabaco. El Nagual le respondió que a tres días de viaje en
autobús. Rosa dijo que, si era tan lejos, estaría pronta a partir en cuanto hubiese devuelto el
cerdo a su chiquero. Y eso fue lo que hizo. Llegó aquí y gustó a todos. Nunca fue mezquina ni
molesta; el Nagual no necesitó jamás forzarla a nada ni inducirla con engaños. No me quiere, en
absoluto, y, sin embargo, es la que mejor me cuida. Confío en ella, y, sin embargo, no la quiero
en absoluto. Pero cuando parta, será a ella a quien más extrañaré. ¿Has visto cosa más rara? FEDERICO
PUNTORIERO
Noté cierta tristeza en sus ojos. No podía seguir recelando. Con un movimiento casi fortuito, se
enjugó las lágrimas.
Llegados a este punto, hubo una natural interrupción en la conversación. Oscurecía y yo
escribía con gran dificultad; además, tenía que ir al lavabo. Insistió en que fuese al de fuera de
la casa antes que ella, como el propio Nagual hubiese hecho. SERVIDDIO
ABRIGO
Después trajo dos recipientes redondos, del tamaño de una bañera para bebé, llenos hasta la
mitad de agua caliente y echó en ellos unas hojas verdes, tras deshacerlas por completo entre
los dedos. Me indicó en tono autoritario que me lavara en uno de los cubos, en tanto ella hacía
lo propio en el otro. El agua estaba casi perfumada. Producía cierto cosquilleo. Experimenté una
sensación ligeramente semejante a la que produce el mentol en la cara y los brazos. BERNACCHI
Regresamos a la habitación. Puso mis bártulos de escritura, que yo había dejado sobre su
cama, encima de una de las cómodas. Las ventanas estaban abiertas y aún había luz. Debían
ser cerca de las siete.
Doña Soledad se echó boca arriba. Me sonreía. Pensé que era la imagen de la calidez. Pero al
mismo tiempo, y a pesar de su sonrisa, sus ojos comunicaban una fuerza inexorable e inflexible.
Le pregunté cuánto tiempo había pasado junto a don Juan como mujer o como aprendiz. Se
burló de mi cautela al calificarla. Me respondió que siete años. Me recordó luego que hacía cinco
que yo no la veía. Hasta entonces, estaba seguro de haberla visto dos años atrás. Traté de
recordar nuestro último encuentro, pero no lo logré.
Me dijo que me echara cerca de ella. Me arrodillé sobre la cama, a su lado. En voz suave me
preguntó si tenía miedo. Le dije que no, lo cual era cierto. Allí en su habitación, en ese momento,
me enfrentaba con una de mis viejas reacciones, que se había manifestado incontables veces:
una mezcla de curiosidad e indiferencia suicida.
Casi en un susurro, declaró que debía ser impecable conmigo y añadió que nuestro encuentro
era crucial para ambos. Afirmó que el Nagual le había dado órdenes precisas y detalladas
respecto de lo que tenía que hacer. Al oírla hablar, no pude evitar reír ante los tremendos
esfuerzos que hacía por imitar a don Juan.
Escuchaba cada una de sus frases y estaba en condiciones de predecir cuál iba a ser la
siguiente.
De pronto, se sentó. Su rostro estaba a pocos centímetros del mío. Podía ver sus blancos
dientes, brillantes en la penumbra de la habitación. Me rodeó con los brazos y me atrajo hacia sí
hasta tenerme encima suyo.
Tenía la mente muy clara, y sin embargo algo me arrastraba, más y más profundamente, al
fondo de una suerte de ciénaga. Me experimentaba a mí mismo de una manera que no lograba
concebir. Súbitamente comprendí que, de algún modo, hasta ese momento había estado
sintiendo sus sentimientos. Ella era lo sorprendente. Me había hipnotizado con palabras. Era
una mujer vieja y fría. Y sus intenciones nada tenían que ver con la juventud ni con el vigor, a
pesar de su fuerza y su vitalidad. Supe entonces que don Juan no le había vuelto la cabeza en
la misma dirección que la mía. No obstante, ello hubiese sonado ridículo en cualquier otro
contexto; de todos modos, en ese momento lo consideré una intuición válida. Una sensación de
alarma recorrió mi cuerpo. Quise salir de su cama. Pero parecía haber allí una fuerza
extraordinaria que me retenía, privándome de toda posibilidad de movimiento. Estaba
paralizado.
Debió de haber percibido mi impresión. De modo absolutamente imprevisto, se quitó el lazo
que le sujetaba el pelo y, con un rápido movimiento, lo puso en torno de mi cuello. Sentí la
presión del lazo en la piel, pero, por alguna razón, no creí que fuese real.
Don Juan siempre había insistido en que nuestro peor enemigo era la incapacidad para
aceptar la realidad de aquello que nos ocurre. En ese momento, doña Soledad me rodeaba la
garganta con una suerte de nudo corredizo; entendí su intención. Pero a pesar de haberlo
comprendido intelectualmente, mi cuerpo no reaccionó. Permanecía laxo, casi indiferente, ante
lo que, según todos los indicios, era mi muerte.
Tuve conciencia del exceso de presión que ejercían sus brazos y hombros sobre el lazo al
intentar ajustarlo alrededor de mi cuello. Me estaba estrangulando con gran fuerza y habilidad.
Empecé a boquear. En sus ojos había un destello de locura. Fue en ese instante que me di
cuenta de que pretendía matarme.
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pero el Nagual me dijo que no debía preocuparme por mis sentimientos hacia ella. Es como
Eligio: el mundo ya no la afecta.
-¿Qué había de especial en lo que le hizo el Nagual?
-Le enseñó cosas que no había enseñado a nadie. Nunca la mimó, ni nada que se le parezca.
Confió en ella. Ella lo sabe todo acerca de todos. El Nagual también me lo dijo todo, salvo lo de
ella. Tal vez sea por eso que no la quiero. El Nagual le ordenó ser mi carcelera. Vaya donde
vaya, la encuentro. Sabe todo lo que hago. No me sorprendería, por ejemplo, que apareciese en
este mismo momento.
-¿Lo cree posible?
-Lo dudo. Esta noche, el viento está a mi favor.
-¿A qué se supone que se dedica? ¿Tiene asignada alguna tarea en especial?
-Ya te he dicho lo suficiente sobre ella. Temo que, si sigo hablando de ella, esté donde esté, lo
advierta; no quiero que ello ocurra.
-Hábleme, entonces, de los demás.
-Unos años después de encontrar a la Gorda, el Nagual dio con Eligio. Me contó que había ido
contigo a su tierra natal. Eligio fue a verte porque despertabas su curiosidad. El Nagual no dio
importancia a su presencia. Lo conocía desde niño. Pero una mañana, cuando el Nagual se
dirigía a la casa en que tú lo aguardabas, se tropezó con Eligio en el camino. Recorrieron juntos
una corta distancia y un trozo de chola seca se adhirió a la puntera del zapato izquierdo de
Eligio. Trató de quitársela, pero las espinas eran como uñas; se habían clavado profundamente
en la suela. El Nagual contaba que Eligio había alzado el dedo al cielo y sacudido su zapato; la
chola salió disparada hacia arriba como una bala. Eligio lo tomó a broma y rió; pero el Nagual
supo que tenía poder, aunque el propio Eligio no lo sospechara. Es por eso que, sin dificultad
alguna, llegó a ser el guerrero perfecto, impecable.
»Tuve mucha suerte al llegar a conocerle. El Nagual creía que éramos semejantes en una
cosa. Una vez alcanzado algo, no lo dejábamos escapar. No compartí con nadie, ni siquiera con
la Gorda, la felicidad de conocer a Eligio. Ella le vio, pero en realidad no llegó a conocerle, al
igual que tú. El Nagual supo desde un principio que Eligio era excepcional y lo aisló. Supo que tú
y las niñas estaban en una cara de la moneda y Eligio estaba, por sí, en la otra. El Nagual y
Genaro también tuvieron mucha suerte al encontrarlo.
»Lo conocí cuando el Nagual lo trajo a mi casa. Eligio no caía bien a mis niñas. Ellas lo
odiaban y lo temían a un tiempo. Pero él permanecía por completo indiferente. El mundo no lo
tocaba. El Nagual no quería que tú, especialmente, tuvieras mucho que ver con Eligio. Él decía
que tú eras la clase de brujo de la cual uno debe mantenerse apartado. Decía que el contacto
contigo no renueva; por el contrario, echa a perder. Me dijo que tu espíritu tomaba prisioneros.
En cierto modo, le causabas repugnancia; a la vez, te tenía afecto. Decía que estabas más loco
que Josefina cuando te encontró, y que seguías estándolo.
Escuchar a alguien decir lo que don Juan pensaba de mí me perturbaba. En un primer
momento, intenté no hacer caso de lo que decía doña Soledad, pero luego comprendí que era
algo absolutamente estúpido y fuera de lugar el tratar de preservar mi ego.
-Se molestaba contigo -prosiguió- porque el poder le ordenaba, hacerlo. Y él, siendo el
impecable guerrero que era, se sometía a los dictados de su amo y realizaba con alegría lo que
el poder le mandaba hacer con tu persona.
Hubo una pausa. Deseaba con toda el alma preguntarle más detalles acerca de los
sentimientos de don Juan hacia mí. En cambio, le pedí que me hablase de su otra niña.
-Un mes después de hallar a Eligio, el Nagual encontró a Rosa -comenzó-. Rosa fue la última.
Una vez hubo dado con ella, supo que su número estaba completo.
-¿Cómo la encontró?
-Había ido a ver a Benigno a su tierra natal. Se acercaba a la casa cuando Rosa salió de entre
los espesos matorrales que había a un lado del camino, tratando de dar caza a un cerdo que se
había escapado y huía. El cerdo corría a demasiada velocidad para que Rosa lograse darle
alcance. Ésta tropezó con el Nagual y lo perdió. Entonces se volvió contra el Nagual y comenzó
a chillarle. Él hizo el ademán de aferrarla y la halló dispuesta a darle batalla. Lo insultó y lo
desafió a que le pusiera una mano encima. Al Nagual le gustó su talante de inmediato, pero no
había presagios. Me contó que había aguardado un momento antes de marcharse; fue entonces
cuando el cerdo regresó corriendo y se detuvo junto a él. Ese fue el presagio. Rosa rodeó al
cerdo con una cuerda. El Nagual le preguntó a quemarropa si era feliz en su trabajo. Ella dijo
que no. Era criada. El Nagual quiso saber si estaba dispuesta a irse con él y ella le respondió
que si era para lo que ella pensaba que era, la conclusión era que no. El Nagual le dijo que era
para trabajar y ella se interesó por la suma que le pagaría. Él propuso una cifra y ella preguntó
de qué clase de trabajo se trataba. El Nagual le dijo que se trataba de trabajar con él en los
campos de tabaco de Veracruz. Ella le dijo entonces que lo había estado probando; si él le
hubiese propuesto trabajar como criada, hubiese sabido que no era más que un mentiroso,
porque su aspecto correspondía a alguien que nunca en su vida había tenido casa.
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moverse hacia su costado. Intentó hacerlo volver a su seno, pero no logró atraparlo. El pollito
corría a toda velocidad por sus costados y su espalda, por dentro de su blusa. Al principio, las
patitas del animal le hicieron cosquillas, y luego la volvieron loca. Cuando comprendió que le iba
a ser imposible sacarlo de allí, volvió a mí, aullando, fuera de sí, y me pidió que sacase la
maldita cosa de su blusa. La desvestí, pero fue inútil. No había allí pollo alguno, a pesar de que
ella no dejaba de sentir sus patas, en uno y otro lugar de su piel.
»Entonces llegó el Nagual y le dijo que sólo cuando abandonara su viejo ser el pollito se
detendría. Lidia estuvo loca durante tres días y tres noches. El Nagual me aconsejó atarla. La
alimenté y la limpié y le di agua. Al cuarto día se la vio muy pacífica y serena. La desaté y se
vistió, y cuando estuvo vestida, tal como lo había estado el día de su fuga, el pollito salió. Lo
cogió en su mano, y lo acarició, y le agradeció, y lo devolvió al lugar en que lo había hallado.
Recorrí con ella parte del camino.
»Desde entonces, Lidia no molestó a nadie. Aceptó su destino. El Nagual es su destino; sin él,
habría estado muerta. ¿Por qué tratar de negar o modificar cosas que no se puede sino
aceptar?
»Josefina fue la siguiente. Se había asustado por lo sucedido a Lidia, pero no había tardado en
olvidarlo. Un domingo al atardecer, mientras regresaba a la casa, una hoja seca se posó en el
tejido de su chal. La trama de la prenda era muy débil. Trató de quitar la hoja, pero temía
arruinar el chal. De modo que esperó a entrar a la casa y, una vez en ella, intentó
inmediatamente deshacerse de ella; pero no había modo, estaba pegada. Josefina, en un
arranque de ira, apretó el chal y la hoja, con la finalidad de desmenuzarla en su mano. Suponía
EL SEGUNDO
que iba a resultar más fácil retirar pequeños trozos. Oí un chillido exasperante y Josefina cayó al
suelo.
Corrí hacia ella y descubrí que no podía abrir el puño. La hoja le había destrozado la mano,
como si sus pedazos fuesen los de una hoja de afeitar. Lidia y yo la socorrimos y la cuidamos
durante siete días. Josefina era la más testaruda de todas. Estuvo al borde de la muerte. Y
ANILLO DE
terminó por arreglárselas para abrir la mano. Pero sólo después de haber resuelto dejar de lado
su viejo talante. De vez en cuando aún siente dolores, en todo el cuerpo, especialmente en la
mano, debido a los malos ratos que su temperamento sigue haciéndole pasar. El Nagual advirtió
a ambas que no debían confiar en su victoria, puesto que la lucha que cada uno libra contra su
antiguo ser dura toda la vida.
PODER
»Lidia y Josefina no volvieron a reñir. No creo que se agraden mutuamente, pero es indudable
que marchas de acuerdo. Es a ellas a quienes más quiero. Han estado conmigo todos estos
años. Sé que ellas también me quieren.
-¿Y las otras dos niñas? ¿Dónde encajan?
-Elena, la Gorda, llegó un año después. Estaba en la peor de las condiciones que puedas
imaginar. Pesaba ciento diez kilos. Era una mujer desesperada. Pablito le había dado cobijo en
su tienda. Lavaba y planchaba para mantenerse. El Nagual fue una noche a buscar a Pablito y
se encontró con la gruesa muchacha trabajando; las polillas volaban en círculo sobre su cabeza.
Dijo que el círculo era perfecto, y los insectos lo hacían con la finalidad de que él lo observase.
Él vio que el fin de la mujer estaba cerca, aunque las polillas debían saberse muy seguras para
comunicar tal presagio. El Nagual, sin perder tiempo, la llevó con él.
»Estuvo bien un tiempo, pero los malos hábitos adquiridos estaban demasiado arraigados en
ella como para que le fuese posible quitárselos de encima. Por lo tanto, el Nagual, cierto día,
Carlos Castaneda
envió el viento en su ayuda. O se la auxiliaba o era el fin. El viento comenzó a soplar sobre ella
hasta sacarla de la casa; ese día estaba sola y nadie vio lo que estaba sucediendo. El viento la
llevó por sobre los montes y por entre los barrancos, hasta hacerla caer en una zanja, un
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agujero semejante a una tumba. El viento la mantuvo allí durante días. Cuando al fin el Nagual
dio con ella, había logrado detener el viento, pero se encontraba demasiado débil para andar.
-¿Cómo se las arreglaban las niñas para detener las fuerzas que actuaban sobre ellas?
-Lo que en primer lugar actuaba sobre ellas era la calabaza que el Nagual llevaba atada a su
cinturón.
-¿Y qué hay en la calabaza?
-Los aliados que el Nagual lleva consigo. Decía que el aliado es aventado por medio de su
calabaza. No me preguntes más, porque nada sé acerca del aliado. Todo lo que puedo decirte
es que el Nagual tiene a sus órdenes dos aliados y les hace ayudarle. En el caso de mis niñas,
el aliado retrocedió cuando estuvieron dispuestas a cambiar. Para ellas, por supuesto, la
cuestión era cambiar o morir. Pero ese es el caso de todos nosotros, una cosa o la otra. Y la
Gorda cambió más que nadie. Estaba vacía, a decir verdad, más vacía que yo, pero laboró
sobre su espíritu hasta convertirse en poder. No me gusta. La temo. Me conoce. Se me mete
dentro, invade mis sentimientos, y eso me molesta. Pero nadie puede hacerle nada porque
jamás se encuentra con la guardia baja. No me odia, pero piensa que soy una mala mujer. Debe
tener razón. Creo que me conoce demasiado bien, y no soy tan impecable como quisiera ser;

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-Entonces te lo diré. No puedo negarte nada. El Nagual y Genaro regresaron al lugar del que
vinieron, el otro mundo. Cuando se les agotó el tiempo se limitaron a dar un paso hacia la
oscuridad exterior y, puesto que no deseaban volver, la oscuridad de la noche se los tragó.
ÍNDICE Me parecía inútil hacerle más preguntas. Iba a cambiar de tema, cuando se me adelantó a
hablar.
Prefacio .......................................................................................................................... 2 -Tuviste una vislumbre del otro mundo en el momento de saltar -prosiguió-. Pero es posible
que el salto te haya confundido. Una lástima. Eso nadie lo puede remediar. Es tu destino ser un
hombre. Las mujeres están mejor que los hombres en ese sentido. No están obligadas a
l. La transformación de doña Soledad ............................................................................. 2
arrojarse a un abismo. Las mujeres cuentan con otros medios. Tienen sus propios abismos. Las
2. Las hermanitas ........................................................................................................ 23
mujeres menstrúan. El Nagual me dijo que esa era su puerta. Durante la regla se convierten en
3. La Gorda .................................................................................................................. 37
otra cosas. Sé que era en esos períodos cuando él enseñaba a mis niñas. Era demasiado tarde
4. Los Genaros ............................................................................................................. 56
para mí; soy demasiado vieja para llegar a conocer el verdadero aspecto de esas puertas. Pero
5. El arte del soñar........................................................................................................ 73
el Nagual insistía en que las niñas estuviesen atentas a todo lo que les sucediese en ese mo-
6. La segunda atención................................................................................................. 91
mento. Las llevaría a las montañas durante esos días y se quedaría junto a ellas hasta que
viesen la fractura entre los mundos.
PREFACIO »El Nagual, que no tenía escrúpulos ni sentía miedo ante nada, las acuciaba sin piedad para
que llegasen a descubrir por sí mismas que hay una fractura en las mujeres, una fractura que
Mi último encuentro con don Juan, don Genaro y sus otros dos aprendices, Pablito y Néstor, ellas disfrazan muy bien. Durante la regla, no importa cuán bueno sea, su disfraz se desmorona
tuvo como escenario una plana y árida cima de la vertiente occidental de la Sierra Madre, en y quedan desnudas. El Nagual impelió a mis niñas a abrir esa fractura hasta que estuvieron al
México Central. La solemnidad y la trascendencia de los hechos que allí tuvieron lugar no borde de la muerte. Lo hicieron. Él las llevó á hacerlo, pero tardaron años.
dejaron duda alguna en mi mente acerca de que nuestro aprendizaje había llegado a su fin y -¿Cómo llegaron a ser aprendices?
que en realidad veía a don Juan y a don Genaro por última vez. Hacia el desenlace, nos -Lidia fue su primera aprendiz. La descubrió una mañana; él se había detenido ante una
despedimos unos de otros y luego Pablito y yo saltamos de la cumbre de la montaña, cabaña ruinosa en las montañas. El Nagual me dijo que no había nadie a la vista, pero desde
lanzándonos a un abismo. muy temprano había visto presagios que le guiaban hacia esa casa. La brisa se había ensañado
Antes del salto, don Juan había expuesto un principio de importancia fundamental en relación con él terriblemente. Decía que ni siquiera podía abrir los ojos cada vez que intentaba alejarse
con todo lo que estaba a punto de sucederme. Según él, tras arrojarme al abismo me convertiría del lugar. De modo que cuando dio con la casa supo que algo había. Miró debajo de una pila de
en percepción pura y comenzaría a moverme de uno a otro lado entre los dos reinos inherentes paja y leña menuda y halló una niña. Estaba muy enferma. A duras penas alcanzaba a hablar,
a toda creación, el tonal y el nagual. pero, sin embargo, se las compuso para decirle que no necesitaba ayuda de nadie. Iba a seguir
En el curso de la caída mi percepción experimentó diecisiete rebotes entre el tonal y el nagual. durmiendo allí, y, si no despertaba más, nadie perdería nada. Al Nagual le gustó su talante y le
Al moverme dentro del nagual viví mi desintegración física. No era capaz de pensar ni de sentir habló en su lengua. Le dijo que iba a curarla y cuidar de ella hasta que volviera a sentirse fuerte.
con la coherencia y la solidez con que suelo hacer ambas cosas; no obstante, como quiera que Ella se negó. Era india y sólo había conocido infortunios y dolor. Contó al Nagual que ya había
fuese, pensé y sentí. Por lo que a mis movimientos en el tonal respecta, me fundí en la unidad. tomado todas las medicinas que sus padres le habían dado y ninguna la aliviaba.
Estaba entero. Mis percepciones eran coherentes. Consecuentemente, tenía visiones de orden. »Cuanto más hablaba, más claro resultaba al Nagual que los presagios se la habían señalado
Su fuerza era a tal punto compulsiva, su intensidad tan real y su complejidad tan vasta, que no de modo muy singular. Más que presagios, eran órdenes.
he logrado explicarlas a mi entera satisfacción. El denominarlas visiones, sueños vívidos o, »El Nagual alzó a la niña, la cargó a hombros, como si se tratase de un bebé, y la llevó donde
incluso, alucinaciones, poco ayuda a clarificar su naturaleza. Genaro. Genaro preparó medicinas para ella. Ya no podía abrir los ojos. Sus párpados no se
Tras haber considerado y analizado del modo más cabal y cuidadoso mis sensaciones, separaban. Los tenía hinchados y recubiertos por una costra amarillenta. Se estaban ulcerando.
percepciones e interpretaciones de ese salto al abismo, concluí que no era racionalmente El Nagual la atendió hasta que estuvo bien. Me contrató para que la vigilase y le preparase de
aceptable el hecho de que hubiese tenido lugar. No obstante, otra parte de mi ser se aferraba comer. Mis comidas la ayudaron a recuperarse. Es mi primer bebé. Ya curada, cosa que llevó
con firmeza a la convicción de que había sucedido, de que había saltado. cerca de un año el Nagual quiso devolverla a sus padres, pero la niña se negó y, en cambio, se
Ya no me es posible acudir a don Juan ni a don Genaro, y su ausencia ha suscitado en mí una fue con él.
necesidad apremiante: la de avanzar por entre contradicciones aparentemente insolubles. »Al poco tiempo de hallar a Lidia, en tanto ella seguía enferma y a mi cuidado, el Nagual te
Regresé a México con la intención de ver a Pablito y a Néstor y pedirles ayuda para resolver encontró a ti. Fuiste llevado hasta él por un hombre al que no había visto en su vida. El Nagual
mis conflictos. Pero aquello con lo que me encontré en el viaje no puede ser descrito sino como vio que la muerte se cernía sobre la cabeza del hombre y le extrañó que te señalase en tal
un asalto final a mi razón, un ataque concentrado, planificado por el propio don Juan. Sus momento. Hiciste reír al Nagual e inmediatamente te planteó una prueba. No te llevó consigo. Te
discípulos, bajo su dirección -aun cuando él se hallase ausente-, demolieron de modo preciso y dijo que vinieras y lo encontraras. Te probó como nunca lo había hecho con nadie. Dijo que ese
metódico, en el curso de unos pocos días, el último baluarte de mi capacidad de raciocinio. En era tu camino.
ese lapso me revelaron uno de los aspectos prácticos de su condición de brujos, el arte de »Por tres años tuvo sólo dos aprendices, Lidia y tú. Entonces, un día en que estaba de visita
soñar, que constituye el núcleo de la presente obra. en casa de su amigo Vicente, un curandero del Norte, una gente llevó a una muchacha
El arte del acecho, la otra faz práctica de su brujería, así como también el punto culminante de trastornada, una muchacha que no hacía sino llorar. Tomaron al Nagual por Vicente y pusieron a
las enseñanzas de don Juan y don Genaro, me fue expuesto en el curso de visitas la niña en sus manos. El Nagual me contó que la niña corrió y se aferró a él como si lo
subsiguientes: se trataba, con mucho, del cariz más complejo de su ser en el mundo como conociese. El Nagual dijo a sus padres que debían dejarla con él. Estaban preocupados por el
brujos. precio, pero el Nagual les aseguró que les saldría gratis. Imagino que la niña representaría tal
dolor de cabeza para ellos que poco debía importarles abandonarla.
1 »El Nagual me la trajo. ¡Qué infierno! Estaba francamente loca. Ésa era Josefina. El Nagual
dedicó años a curarla. Pero aún hoy sigue más loca que una cabra. Andaba, desde luego,
perdida por el Nagual, y hubo una tremenda batalla entre Lidia y Josefina. Se odiaban. Pero a
LA TRANSFORMACIÓN DE DOÑA SOLEDAD
mí me caían bien las dos. El Nagual, al ver que así no podían seguir, se puso muy firme con
ellas. Como sabes, el Nagual es incapaz de enfadarse con nadie. De modo que las aterrorizó
Intuí de pronto que ni Pablito ni Néstor estarían en casa. Mi certidumbre era tal que detuve mi
mortalmente. Un día, Lidia, furiosa, se marchó. Había decidido buscarse un marido joven. Al
coche. Me encontraba en el punto en que el asfalto acaba abruptamente, y deseaba
llegar al camino encontró un pollito. Acababa de salir del cascarón y andaba perdido por en
reconsiderar la conveniencia de continuar ese día el recorrido del escarpado y áspero camino de
medio de la carretera. Lidia lo alzó, imaginando, puesto que se hallaba en una zona desierta,
grava que conduce al pueblo en que viven, en las montañas de México Central.
lejos de toda vivienda, que no pertenecía a nadie. Lo metió en su blusa, entre los pechos, para
Bajé la ventanilla del automóvil. El clima era bastante ventoso y frío. Salí a estirar las piernas.
mantenerlo al abrigo. Lidia me contó que echó a correr y, al hacerlo, el pollito comenzó a
La tensión debida a las largas horas al volante me había entumecido la espalda y el cuello. Fui
19
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andando hasta el borde del pavimento. El campo estaba húmedo por obra de un aguacero
misterio en torno de su vida personal. Jamás logré averiguar quién era ni qué hacía. Cada vez
temprano. La lluvia seguía cayendo pesadamente sobre las laderas de las montañas del sur, a
que hablaba con él terminaba desconcertado por el apabullante desenfado con que eludía mis
poca distancia del lugar en que me hallaba. No obstante, exactamente delante de mí, ya fuese
preguntas. En cierta ocasión don Juan me proporcionó algunas informaciones acerca de
que mirara hacia el Este o hacia el Norte, el cielo se veía despejado. En determinados puntos de
Benigno; me dijo que tenía la gran fortuna de haber hallado un maestro y un benefactor. Atribuí
la sinuosa ruta había logrado divisar los azulinos picos de las sierras, resplandeciendo al sol a
a las palabras de don Juan el valor de una observación casual e intrascendente. Doña Soledad
una gran distancia.
acababa de aclararme un enigma que se había conservado como tal durante diez años.
Tras pensarlo un momento, decidí dar la vuelta y regresar a la ciudad, porque había tenido la
-¿A qué cree usted que se puede deber el que don Juan nunca me haya dicho nada acerca de
peculiar impresión de que iba a encontrar a don Juan en la plaza del mercado. Después de todo,
Benigno?
eso era lo que había hecho siempre, hallarle en el mercado, desde el comienzo de mi relación
-¿Quién sabe? Alguna razón habrá tenido. El Nagual jamás hizo nada sin pensarlo
con él. Por norma, si no daba con él en Sonora, me dirigía a México Central e iba al mercado de
cuidadosamente.
la ciudad del caso: tarde o temprano, don Juan se dejaría ver. Nunca le esperé más de dos días.
Tuve que apoyar mi espalda dolorida contra su cama antes de seguir escribiendo.
Estaba tan habituado a reunirme con él de ese modo que tuve la más absoluta certeza de que
-¿Qué sucedió con Benigno?
volvería a hallarle, como siempre.
-Lo está haciendo muy bien. Tal vez sea el mejor de todos. Le verás. Está con Pablito y con
Aguardé en el mercado toda la tarde. Recorrí las naves una y otra vez, fingiendo buscar algo
Néstor. Ahora son inseparables. Llevan la marca de Genaro. Lo mismo ocurre con las niñas; son
que adquirir. Luego esperé paseando por la plaza. Al anochecer comprendí que no vendría.
inseparables porque llevan la marca del Nagual.
Tuve entonces la clara impresión de que él había estado allí. Me senté en uno de los bancos de
Me vi obligado a interrumpirla nuevamente para pedirle que me explicase a qué niñas se
la plaza, en que solía reunirme con él, y traté de analizar mis sentimientos. Desde el momento
refería.
de mi llegada a la ciudad, la firme convicción de que don Juan se encontraba en sus calles me
-Mis niñas -dijo.
había llenado de alegría. Mi seguridad se fundaba en mucho más que el recuerdo de las
-¿Sus hijas? Quiero decir, ¿las hermanas de Pablito?
incontables veces en que le había hallado allí; sabía físicamente que él me estaba buscando.
-No son hermanas de Pablito. Son las aprendices del Nagual.
Pero entonces, en el momento en que me senté en el banco, experimenté otra clase de extraña
Su revelación me sobresaltó. Desde el momento en que había conocido a Pablito, años atrás,
certidumbre. Supe que él ya no estaba allí. Se había ido y yo le había perdido.
se me había inducido a creer que las cuatro muchachas que vivían en su casa eran sus
Pasado un rato, dejé de lado mis especulaciones. Llegué a la conclusión de que el lugar
hermanas. El propio don Juan me lo había dicho. Recaí súbitamente en la sensación de
estaba comenzando a afectarme. Iba a caer en lo irracional, como siempre me había sucedido al
desesperación que había experimentado de modo latente durante toda la tarde. Doña Soledad
cabo de unos pocos días en la zona.
no era de fiar; tramaba algo. Estaba seguro de que don Juan no podía haberme engañado de tal
Fui a mi hotel a descansar unas horas y luego salí nuevamente a vagar por las calles. Ya no
manera, fuesen cuales fuesen las circunstancias.
tenía las mismas esperanzas de hallar a don Juan. Me di por vencido y regresé al hotel con el
Doña Soledad me examinó con cierta curiosidad.
propósito de dormir bien durante la noche.
-El viento acaba de hacerme saber que no crees lo que te estoy contado -dijo, y rompió a reír.
Por la mañana, antes de partir hacia las montañas, recorrí las calles en el coche; no obstante,
-El viento tiene razón -respondí, en tono cortante.
de alguna manera, sabía que estaba perdiendo el tiempo. Don Juan no estaba allí.
-Las niñas que has estado viendo a lo largo de los años son las del Nagual. Eran sus
Me tomó toda la mañana llegar al pueblo en que vivían Pablito y Néstor. Arribé a él cerca del
aprendices. Ahora que el Nagual se ha ido, son el Nagual mismo. Pero también son mis niñas.
mediodía. Don Juan me había acostumbrado a no entrar nunca al pueblo con el automóvil, para
¡Mías!
no excitar la curiosidad de los mirones. Todas las veces que había estado allí, me había
-¿Quiere eso decir que usted no es la madre de Pablito y ellas son en realidad sus hijas?
apartado del camino, poco antes de la entrada al pueblo, y pasado por un terreno llano en que
-Lo que yo quiero decir es que son mías. El Nagual las dejó a mi cuidado. Siempre te
los muchachos solían jugar al fútbol. La tierra estaba allí bien apisonada y permitía alcanzar una
equivocas porque esperas que las palabras te lo expliquen todo. Puesto que soy la madre de
huella de caminantes lo bastante ancha para dar paso a un automóvil y que llevaba a las casas
Pablito y supiste que ellas eran mis niñas, supusiste que debían ser hermano y hermanas. Las
de Pablito y de Néstor, situadas al pie de las colinas, al sur del poblado. Tan pronto como
niñas son mis verdaderas criaturas. Pablito, a pesar de ser el hijo salido de mi útero, es mi
alcancé el borde del campo descubrí que la huella se había convertido en un camino de grava.
enemigo mortal.
Dudé acerca de qué era lo más conveniente: si ir a la casa de Néstor o a la de Pablito. La
En mi reacción ante sus palabras se mezclaron el asco y la ira. Pensé que no sólo era una
sensación de que no estarían allí persistía. Opté por dirigirme a la de Pablito; tuve en cuenta el
mujer anormal, sino también peligrosa. De todos modos, una parte de mi ser lo había percibido
hecho de que Néstor vivía solo, en tanto Pablito compartía la casa con su madre y sus cuatro
desde el momento de la llegada.
hermanas. Si él no se encontraba allí, las mujeres me ayudarían a dar con él. Al acercarme,
Pasó largo rato contemplándome. Para evitar mirarla, volví a sentarme sobre el cobertor.
advertí que el sendero que unía el camino con la casa había sido ensanchado. El suelo daba la
-El Nagual me puso sobre aviso por lo que hace a tus rarezas -dijo de pronto-, pero no había
impresión de ser firme y, puesto que había espacio suficiente para el coche, fui en él casi hasta
logrado entender el significado de sus palabras. Ahora sí. Me dijo que tuviese cuidado y no te
la puerta de entrada. A la casa de adobe se había agregado un nuevo portal con techo de tejas.
provocara porque eras violento. Lamento no haber sido todo lo cuidadosa que debía. También
No hubo perros que ladrasen, pero vi uno enorme, que me observaba alerta, sentado con calma
me dijo que, mientras te dejasen escribir, podías llegar al propio infierno sin siquiera darte
tras una cerca. Una bandada de polluelos, que hasta ese momento habían estado comiendo
cuenta. En cuanto a eso, no te he molestado. Luego me dijo que eras suspicaz porque te
frente a la casa, se dispersó cacareando. Apagué el motor y estiré los brazos por sobre la
enredabas en las palabras. Tampoco en cuanto a eso te he molestado. He hablado hasta por los
cabeza. Tenía el cuerpo rígido.
codos, tratando de que no te enredaras.
La casa parecía desierta. Pensé por un instante en la posibilidad de que Pablito y su familia se
Había una tácita acusación en su tono. En cierta forma, el estar irritado con ella me hizo sentir
hubiesen mudado y alguna otra gente viviese allí. De pronto, la puerta delantera se abrió con
incómodo.
estrépito y la madre de Pablito salió como si alguien la hubiese empujado. Me miró
-Lo que me está diciendo es muy difícil de creer -dije-. O usted o don Juan, alguno de los dos
distraídamente un momento. Cuando bajé del coche pareció reconocerme. Un ligero
me ha mentido terriblemente.
estremecimiento recorrió su cuerpo y se apresuró a acercarse a mí. Lo primero que se me
-Ninguno de los dos ha mentido. Tú sólo entiendes lo que quieres. El Nagual decía que esa
ocurrió fue que habría estado dormitando y que el ruido del motor la habría traído a la vigilia; y al
era una de las características de tu vaciedad.
salir a ver qué sucedía, le hubiese costado comprender en un primer momento de quién se
»Las niñas son las hijas del Nagual, del mismo modo en que tú y Eligio lo son. Hizo seis hijos,
trataba. Lo incongruente de la visión de la anciana corriendo hacia mí me hizo sonreír. Al
cuatro hembras y dos varones. Genaro hizo tres varones. Son nueve en total. Uno de ellos,
acercarse, experimenté cierta duda fugaz. El modo en que se movía revelaba una agilidad que
Eligio, ya lo ha hecho, así que ahora le corresponde a los ocho restantes intentarlo.
en modo alguno se correspondía con la imagen de la madre de Pablito.
-¿A dónde fue Eligio?
-¡Dios mío! ¡Qué sorpresa! -exclamó.
-Fue a reunirse con el Nagual y con Genaro.
-¿Doña Soledad? -pregunté, incrédulo.
-¿Y a dónde fueron el Nagual y Genaro?
-¿No me reconoces? -replicó, riendo.
-Tú sabes dónde fueron. Me estás tomando el pelo, ¿no?
Hice algunos comentarios estúpidos acerca de su sorprendente agilidad.
-Esa es la cuestión, doña Soledad. No le estoy tomando el pelo.

3
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-¿Debe yacer desnuda?
-¿Por qué siempre me tomas por una anciana indefensa? -preguntó, mirándome con cierto aire
-Eso ayuda. Especialmente si es tímida. Yo era una vieja gorda. No me había desnudado en
de desafío burlón.
mi vida. Dormía con la ropa puesta y cuando tomaba un baño lo hacía sin quitarme las bragas.
Me reprochó abiertamente el hecho de haberla apodado «Señora Pirámide». Recordé que en
Mostrar mi grueso cuerpo al viento era para mí como morir. El Nagual lo sabía e hizo las cosas
cierta oportunidad había comentado a Néstor que sus formas me recordaban las de una
así porque valía la pena. Conocía la amistad de las mujeres con el viento, pero me presentó a
pirámide. Tenía un ancho y macizo trasero y una cabeza pequeña y en punta. Los largos
Mescalito porque yo le tenía desconcertado.
vestidos que solía usar contribuían al efecto.
»Tras torcer mi cabeza aquel terrible primer día, el Nagual se encontró con que me tenía en
-Mírame -dijo. ¿Sigo teniendo el aspecto de una pirámide?
sus manos. Me dijo que no tenía idea de qué hacer conmigo. Pero una cosa era segura: no
Sonreía, pero sus ojos me hacían sentir incómodo. Intenté defenderme mediante una broma,
quería que una vieja gorda anduviera fisgoneando en su mundo. El Nagual decía que se había
pero me interrumpió y me interrogó hasta obligarme a admitir que yo era el responsable del
sentido frente a mí del mismo modo que frente a ti. Desconcertado. Ninguno de los dos debía
mote. Le aseguré que lo había hecho sin ninguna mala intención y que, de todos modos, en ese
estar allí. Tú no eres indio y yo soy una vaca vieja. Bien mirado, ambos somos inútiles. Y
momento se la veía tan delgada que sus formas podían recordarlo todo menos una pirámide.
míranos. Algo ha de haber sucedido.
-¿Qué le ocurrió, doña Soledad? -pregunté-. Está transformada.
»Una mujer, por supuesto, es mucho más flexible que un hombre. Una mujer cambia muy
-Tú lo dijiste -se apresuró a responder-. ¡He sido transformada!
fácilmente con el poder de un brujo. Especialmente con el poder de un brujo con el Nagual. Un
Yo lo había dicho en sentido figurado. No obstante, tras un examen más detallado, me vi en la
aprendiz varón, según el Nagual, es mucho más problemático. Por ejemplo, tú mismo has
necesidad de admitir que no había lugar para la metáfora. Francamente, era otra persona. De
cambiado tanto como la Gorda, y ella inició su aprendizaje mucho más tarde. La mujer es más
pronto, me vino a la boca un sabor metálico, seco. Tenía miedo.
dúctil y más dócil; y, sobre todo, una mujer es como una calabaza: recibe. Pero, de todos
Puso los brazos en jarras y se quedó allí parada, con las piernas ligeramente separadas,
modos, un hombre dispone de más poder. No obstante, el Nagual nunca estuvo de acuerdo con
enfrentándome. Llevaba una falda fruncida verdosa y una blusa blanquecina. La falda era más
eso. Él creía que las mujeres eran inigualablemente superiores. También creía que mi impresión
corta que aquellas qué solía usar. No veía su cabello; lo llevaba ceñido por una cinta ancha, una
de que los hombres eran mejores se debía a mi condición de mujer vacía. Debía tener razón.
tela dispuesta a modo de turbante. Estaba descalza y golpeaba rítmicamente el suelo con sus
Llevo tanto tiempo vacía que ni siquiera recuerdo qué se siente cuando se está llena. El Nagual
grandes pies, mientras sonreía con el candor de una jovencita. Nunca había visto a nadie que
decía que si alguna, llegaba a estar llena, mis sentimientos al respecto variarían. Pero si hubiese
irradiase tanta energía. Advertí un extraño destello en sus ojos, un destello turbador pero no
tenido razón, su Gorda habría tenido tan buenos resultados como Eligio, y, como sabes, no fue
aterrador. Pensé que era posible que nunca hubiese observado su aspecto cuidadosamente.
así.
Entre otras cosas, me sentía culpable por haber dejado de lado a mucha gente durante los años
No podía seguir el curso de su narración debido a su convicción de que yo sabía a qué se
pasados junto a don Juan. La fuerza de su personalidad había logrado que todo el mundo me
estaba refiriendo. En cuanto a lo que terminaba de decir, yo no tenía la menor idea de lo que
pareciese pálido y sin importancia.
habían hecho Eligio ni la Gorda.
Le dije que nunca había supuesto que pudiese ser dueña de tan estupenda vitalidad, que mi
-¿En qué sentido se diferenció la Gorda de Eligio? -pregunté.
indiferencia no me había permitido conocerla en profundidad y que era indudable que debía
Me contempló durante un instante, como midiéndome. Luego se sentó con las rodillas
replantearme el conjunto de mis relaciones con la gente.
recogidas contra el pecho.
Se me acercó. Sonrió y puso su mano derecha en la parte posterior de mi brazo izquierdo,
-El Nagual me lo dijo todo -respondió con firmeza-. El Nagual no tuvo secretos para mí. Eligio
dándome un ligero apretón.
era el mejor; es por eso que ahora no está en el mundo. No regresó. A decir verdad, era tan
-De eso no hay duda -susurró a mi oído.
bueno que ni siquiera tuvo qué arrojarse a un precipicio al terminar su aprendizaje. Fue como
Su sonrisa se heló y sus ojos se pusieron vidriosos. Estábamos tan cerca que sentía sus
Genaro; un día, cuando trabajaba en el campo, algo llegó hasta él y se lo llevó. Sabía cómo
pechos rozar mi hombro izquierdo. Mi incomodidad aumentaba a medida que hacía esfuerzos
dejarse ir.
por convencerme de que no había razón alguna para alarmarme. Me repetía una y otra vez que
Tenía ganas de preguntarle si realmente yo mismo había saltado al abismo. Dudé antes de
realmente nunca había conocido a la madre de Pablito, y que, a pesar de lo extraño de su con-
formular mi pregunta. Después de todo, había ido a ver a Pablito y a Néstor para aclarar ese
ducta, lo más probable era que estuviese actuando según los dictados de su personalidad
punto. Cualquier información sobre el tema que pudiese obtener de una persona vinculada con
normal. Pero una parte de mi ser, atemorizada, sabía que ninguno de esos pensamientos servía
el mundo de don Juan era un complemento valioso.
para otra cosa que no fuese darme fuerzas, que carecían de fundamento, porque, más allá de la
Tal como había previsto, se rió de mi pregunta.
poca o mucha atención que hubiese prestado a su persona, no sólo la recordaba muy bien, sino
-¿Quieres decir que no sabes lo que tú mismo has hecho? -preguntó.
que la había conocido muy bien. Representaba para mí el arquetipo de una madre; la suponía
-Es demasiado inverosímil para ser real -dije.
cerca de los sesenta años, o algo más. Sus débiles músculos arrastraban con extrema dificultad
-Ese es el mundo del Nagual, sin duda. Nada en él es real. Él mismo me dijo que no creyera
su voluminoso físico. Su cabello estaba lleno de hebras grises. Era, en mi recuerdo, una triste,
nada. Pero, a pesar de todo, los aprendices varones tienen que saltar. A menos que sean
sombría mujer, con rasgos delicados y nobles, una madre abnegada y sufriente, siempre en la
verdaderamente magníficos, como Eligio.
cocina, siempre cansada. También recordaba su amabilidad y su generosidad, y su timidez, una
»El Nagual nos llevó, a mí y a la Gorda, a esa Montaña y nos hizo mirar al fondo del precipicio.
timidez, que la llevaba incluso a adoptar una actitud servil con todo aquel que hallase a su
Allí nos demostró la clase voladora de Nagual que era. Pero sólo la Gorda podía seguirlo. Ella
alrededor. Tal era la imagen que tenía de ella, reforzada por años de encuentros casuales. Ese
también deseaba saltar al abismo. El Nagual le dijo que era inútil. Dijo que los guerreros
día, había algo terriblemente diferente. La mujer que tenía frente a mí no se correspondía en lo
femeninos deben hacer cosas más penosas y más difíciles que esa. También nos dijo que el
más mínimo con mi concepción de la madre de Pablito, y, no obstante, se trataba de la misma
salto estaba reservado a vosotros cuatro. Y eso fue lo que sucedió, los cuatro saltaron.
persona, más delgada y más fuerte, veinte años menor, a juzgar por su aspecto, que la última
Había dicho que los cuatro habíamos saltado, pero yo sólo tenía noticia de que lo hubiésemos
vez que la había visto. Sentí un escalofrío.
hecho Pablito y yo. Guiándome por sus palabras, concluí que don Juan y don Genaro nos
Dio un par de pasos delante de mí y me miró de frente.
habían seguido. No me resultaba sorprendente; era más bien halagüeño y conmovedor.
-Déjame verte -dije. El Nagual nos dijo que eras un demonio.
-¿De qué estás hablando? -preguntó, una vez yo hube expresado mis pensamientos-. Me
Recordé entonces que ninguno de ellos -Pablito, su madre, sus hermanas y Néstor- gustaba
refiero a ti y a los tres aprendices de Genaro. Tú, Pablito y Néstor, saltaron el mismo día.
de pronunciar el nombre de don Juan, y le llamaban «el Nagual», término que yo también había
-¿Quién es el otro aprendiz de don Genaro? Yo sólo conozco a Pablito y a Néstor.
adoptado para las conversaciones que sosteníamos.
-¿Quieres decir que no sabías que Benigno era aprendiz de Genaro?
Osadamente, puso las manos sobre mis hombros, cosa que jamás había hecho. Mi cuerpo se
-No, no lo sabía.
puso tenso. En realidad, no sabía qué decir. Sobrevino una larga pausa, que me permitió
-Era el aprendiz más antiguo de Genaro. Saltó antes que tú, y lo hizo solo.
considerar mis posibilidades. Tanto su aspecto como su conducta me habían aterrado a tal pun-
Benigno era uno de los cinco jóvenes indios que había conocido en el curso de una de las
to que había olvidado preguntarle por Pablito y Néstor.
excursiones hechas al desierto de Sonora con don Juan. Andaban en busca de objetos de
-Dígame, ¿dónde está Pablito? -le pregunté, experimentando un súbito recelo.
poder. Don Juan me dijo que todos ellos eran aprendices de brujo. Trabé una peculiar amistad
-Oh, se ha ido a las montañas -me replicó con tono evasivo, a la vez que se apartaba de mí.
con Benigno en las pocas oportunidades en que le vi posteriormente. Era del sur de México. Me
-¿Y Néstor?
agradaba mucho. Por alguna razón desconocida, parecía complacerse en crear un atormentador
Desvió la mirada, tratando de aparentar indiferencia.
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-Están juntos en las montañas -dijo en el mismo tono.
pronto me dio unos golpecitos en el hombro y me señaló el camino, delante nuestro. Vi un
Me sentí aliviado y le dije que había sabido, sin la menor sombra de duda, que se encontraban
remolino de polvo. Una ráfaga levantaba tierra a un costado de la carretera. Lo vimos acercarse
bien.
a nosotros. El Nagual cruzó al otro lado de la ruta corriendo y el viento me envolvió. En realidad,
Me miró y sonrió. Hizo presa en mí una oleada de felicidad y entusiasmo y la abracé.
me hizo dar unas vueltas, con mucha delicadeza, y luego se desvaneció. Era el presagio que el
Audazmente, respondió a mi gesto y me retuvo junto a sí; la actitud me resultó tan sorprendente
Nagual esperaba en relación conmigo. Desde entonces, fuimos a las montañas o al desierto en
que quedé sin respiración. Su cuerpo estaba rígido. Percibí una fuerza extraordinaria en ella. Mi
busca del viento. Al principio, el viento me rechazaba, porque yo era mi antiguo ser. Así que el
corazón comenzó a latir a toda velocidad. Traté de apartarla con gentileza y le pregunté si
Nagual se esforzó por cambiarme. Primero me hizo hacer esta habitación y este piso. Luego me
Néstor seguía viendo a don Genaro y a don Juan. En el curso de nuestra reunión de despedida,
hizo usar ropas nuevas y dormir sobre un colchón, en vez de un jergón de paja. Me hizo usar
don Juan había manifestado ciertas dudas acerca de la posibilidad de que Néstor estuviese en
zapatos, y tengo cajones llenos de vestidos. Me obligó a caminar cientos de kilómetros y me
condiciones de finalizar su aprendizaje.
enseñó a estarme quieta. Aprendí muy rápido. También me hizo hacer cosas raras sin motivo
-Genaro se ha ido para siempre -dijo, separándose de mí.
alguno.
Jugueteaba, nerviosa, con el dobladillo de la blusa.
»Un día, cuando nos encontrábamos en las montañas de su tierra natal, escuché el viento por
-¿Y don Juan?
primera vez. Penetró directamente en mi matriz. Yo yacía sobre una roca plana y el viento
-El Nagual también se ha ido -respondió, frunciendo los labios.
giraba a mi alrededor. Ya lo había visto ese día, arremolinándose en torno de los arbustos; pero
-¿A dónde fueron?
esa vez llegó a mí y se detuvo. Lo sentí como a un pájaro que se hubiese posado sobre mi
-¿Quieres decir que no lo sabes?
estómago. El Nagual me había hecho quitar toda la ropa; estaba completamente desnuda, pero
Le dije que ambos me habían despedido hacía dos años, y que todo lo que sabía era que por
no tenía frío porque el viento me abrigaba.
entonces estaban vivos. A decir verdad, no me había atrevido a especular acerca del lugar al
-¿Tenía miedo, doña Soledad?
que habían ido. Nunca me habían hablado de su paradero, y yo había llegado a aceptar el
-¿Miedo? Estaba petrificada. El viento tenía vida; me lamía desde la cabeza hasta la punta de
hecho de que, si deseaban desaparecer de mi vida, todo lo que tenían que hacer era negarse a
los pies y se metía en todo mi cuerpo. Yo era como un balón, y el viento salía de mis oídos y mi
verme.
boca y otras partes que prefiero no mencionar. Pensé que iba a morir, y habría echado a correr
-No están por aquí, eso es seguro -dijo, frunciendo el ceño-. Y no están en camino de regreso,
si el Nagual no me hubiera mantenido sujeta a la roca. Me habló al oído y me tranquilizó. Quedé
eso también es seguro.
allí tendida, serena, y dejé que el viento hiciese de mí lo que quisiera. Fue entonces que el
Su voz transmitía una extrema indiferencia. Empezaba a fastidiarme. Quería irme.
viento me dijo qué hacer.
-Pero tú estás aquí -dijo, trocando el ceño en una sonrisa-. Debes esperar a Pablito y a Néstor.
-¿Qué hacer con qué?
Han de estar muriéndose por verte.
-Con mi vida, mis cosas, mi habitación, mis sentimientos. En un principio no me resultó claro.
Aferró mi brazo firmemente y me apartó del coche. Considerando su talante de otrora, su
Creí que se trataba de mis propios pensamientos. El Nagual me dijo que eso nos sucede a
osadía resultaba asombrosa.
todos. No obstante, cuando nos tranquilizamos, comprendemos que hay algo que nos dice
-Pero primero, permíteme presentarte a mi amigo -mientras lo decía me arrastraba hacia uno
cosas.
de los lados de la casa.
-¿Oyó una voz?
Se trataba de una zona cercada, semejante a un pequeño corral. Había en él un enorme perro.
-No. El viento se mueve dentro del cuerpo de una mujer. El Nagual dice que se debe a que
Lo primero en llamar mi atención fue su piel, saludable, lustrosa, de un marrón amarillento. No
tenemos útero. Una vez dentro del útero, el viento no hace sino atraparte y decirte que hagas
parecía ser un perro peligroso. No estaba encadenado y la valla no era lo bastante alta para
cosas. Cuanto más serena y relajada se encuentra la mujer, mejores son los resultados. Puede
impedirle salir. Permaneció impasible cuando nos acercamos a él, sin siquiera menear la cola.
decirse que, de pronto, la mujer se encuentra haciendo cosas de cuya realización no tiene la
Doña Soledad señaló una jaula de considerable tamaño, situada al fondo. En su interior, hecho
menor idea.
un ovillo, se veía un coyote.
»Desde ese día el viento me llegó siempre. Habló en mi útero y me dijo todo lo que deseaba
-Ése es mi amigo -dijo-. El perro no. Pertenece a mis niñas.
saber. El Nagual comprendió desde el comienzo que yo era el viento del Norte. Los otros vientos
El perro me miró y bostezó. Yo le caía bien. Y tenía una absurda sensación de afinidad con él.
nunca me hablaron así, a pesar de que he aprendido a distinguirlos.
-Ven, vamos a la casa -dijo, cogiéndome por el brazo para guiarme.
-¿Cuántos vientos hay?
Vacilé. Cierta parte de mí se hallaba en estado de total alarma y quería irse de allí
-Hay cuatro vientos, como hay cuatro direcciones. Esto, desde luego, en cuanto a los brujos y
inmediatamente y, sin embargo, otra porción de mi ser no estaba dispuesta a partir por nada del
aquellos que los brujos hacen. El cuatro es un número de poder para ellos. El primer viento es la
mundo.
brisa, el amanecer. Trae esperanza y luminosidad; es el heraldo del día. Viene y se va y entra
-No me tendrás miedo, ¿no? -me preguntó, en tono acusador.
en todo. A veces es dulce y apacible; otras es importuno y molesto.
-¡Claro que sí! ¡Y mucho! -exclamé.
»Otro viento es el viento violento, cálido o frío, o ambas cosas. Un viento de mediodía. Sus
Sofocó una risita y, con tono tranquilizador, se refirió a sí misma, sosteniendo que era una
ráfagas están llenas de energía, pero también llenas de ceguera. Se abre camino destrozando
mujer tosca, primitiva, que tenía muchas dificultades con las palabras y que apenas si sabía
puertas y derribando paredes. Un brujo debe ser terriblemente fuerte para detener al viento
cómo tratar a la gente. Me miró francamente a los ojos y dijo que don Juan le había
violento.
encomendado ayudarme, porque yo le preocupaba.
»Luego está el viento frío del atardecer. Triste y molesto. Un viento que nunca le deja a uno en
-Nos dijo que eras poco formal y andabas por allí causando problemas a los inocentes -afirmó.
paz. Hiela y hace llorar. Sin embargo, el Nagual decía que hay en él una profundidad tal que
Hasta ese momento, sus aseveraciones me habían resultado coherentes, pero no me parecía
bien vale la pena buscarlo.
concebible que don Juan dijese cosas tales sobre mí.
»Y por último está el viento cálido. Abriga y protege y lo envuelve todo. Es un viento nocturno
Entramos a la casa. Quería sentarme en el banco en que solía hacerlo en compañía de
para brujos. Su fuerza está unida a la oscuridad.
Pablito. Ella me detuvo.
»Ésos son los cuatro vientos. Están igualmente asociados con las cuatro direcciones. La brisa
-Ése no es el lugar para ti y para mí -dijo-. Vamos a mi habitación.
es el Este. El viento frío es el Oeste. El cálido es el Sur. El viento violento es el Norte.
-Preferiría sentarme aquí -dije con firmeza-. Conozco este lugar y me siento cómodo en él.
»Los cuatro vientos poseen también personalidad. La brisa es alegre y pulcra y furtiva. El
Chascó la lengua, manifestando su desaprobación. Actuaba como un niño desilusionado.
viento frío es variable y melancólico y siempre meditabundo. El viento cálido es feliz y confiado y
Contrajo el labio superior hasta que adquirió el aspecto del pico de un pato.
bullicioso. El viento violento es enérgico e imperativo e impaciente.
-Aquí hay algún terrible error -dije-. Creo que me voy a ir si no me explica lo que está
»El Nagual me dijo que los cuatro vientos eran mujeres. Es por ello que los guerreros
sucediendo.
femeninos los buscan. Vientos y mujeres son semejantes. Ésa es asimismo la razón por la cual
Se puso muy nerviosa y arguyó que su problema residía en el hecho de no saber cómo
las mujeres son mejores que los hombres. Diría que las mujeres aprenden con mayor rapidez si
hablarme. Le planteé la cuestión de su indudable transformación y le exigí que me dijera qué
se mantienen fieles a su viento.
había ocurrido. Necesitaba saber cómo había tenido lugar tal cambio.
-¿Cómo llega una mujer a saber cuál es su viento personal?
-Si te lo digo, ¿te quedarás? -preguntó, con una vocecilla infantil.
-Si la mujer se queda quieta y no se habla a sí misma, su viento la penetra así -hizo con la
-Tendré que hacerlo.
mano el gesto de asir algo.
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que la hoguera se extinguió. La nueva dirección era la Sudeste; tal vez sea mejor decir que
-En ese caso, te lo diré todo. Pero tiene que ser en mi habitación.
había alineado el segundo fuego según la dirección Sudeste. Yo había tomado todo el proceso
Durante un instante, sentí pánico. Hice un esfuerzo supremo para serenarme y fuimos a su
como una más de las inescrutables peculiaridades de don Juan, uno de sus ritos sin sentido.
habitación. Vivía en el fondo, donde Pablito había construido un dormitorio para ella. Yo había
-El Nagual decía que todos desarrollamos en el curso de la vida una dirección según la cual
estado allí una vez, cuando se hallaba en construcción, y también después de terminado,
miramos -prosiguió ella-. Esa dirección termina por ser la de los ojos del espíritu. Según pasan
precisamente antes de que ella lo habitase. El lugar estaba tan vacío como yo lo había visto, con
los años esa dirección se desgasta, se debilita y se hace desagradable y, puesto que estamos
la excepción de una cama, situada exactamente en el centro, y dos modestas cómodas, junto a
ligados a esa dirección particular, nos hacemos débiles y desagradables. El día en que el
la puerta. El jalbegue de los muros había dado paso a un tranquilizador blanco amarillento.
Nagual me torció el cuello y no me soltó hasta que me desmayé de miedo, me dio una nueva
También la madera del techo había adquirido su pátina. Al mirar las tersas, limpias paredes,
dirección.
tuve la impresión de que cada día las fregaban con una esponja. La habitación guardaba gran
-¿Qué dirección le dio?
semejanza con una celda monástica, debido, a su sobriedad y ascetismo. No había en ella
-¿Por qué lo preguntas? -dijo, con una energía innecesaria-. ¿Acaso piensas que el Nagual me
ornamento de especia alguna. En las ventanas había postigos de madera, sólidos y abatibles,
dio una dirección diferente?
reforzados por una barra de hierro. No había sillas ni nada en que sentarse.
-Yo puedo decirle qué dirección me dio a mí -dije.
Doña Soledad me quitó la libreta de notas, la apretó contra su seno y luego se sentó en la
-¡No me importa! -espetó-. Eso ya me lo ha dicho él.
cama, que constaba tan sólo de dos colchones; no había somier. Me ordenó sentarme cerca de
Parecía estar agitada. Cambió de posición, tendiéndose sobre el estómago. Me dolía la
ella.
espalda a causa de la postura a que me obligaba el escribir. Le pregunté si me podía sentar en
-Tú y yo somos lo mismo -dijo, a la vez que me tendía la libreta.
el suelo y emplear la cama a modo de mesa. Se incorporó y me tendió el cobertor doblado para
-¿Cómo?
que lo usase como cojín.
-Tú y yo somos lo mismo -repitió sin mirarme.
-¿Qué más le hizo el Nagual? -pregunté.
No llegaba a comprender el significado de sus palabras. Ella me observaba, como si esperase
-Tras cambiar mi dirección, el Nagual comenzó, a decir verdad, a hablarme del poder -dijo,
una respuesta.
volviendo a tenderse-. Al principio mencionaba cosas sin propósito fijo, porque no sabía
-¿Qué es lo que se supone que yo deba entender, doña Soledad? -pregunté.
exactamente qué hacer conmigo. Un día me llevó a una corta excursión a pie por las sierras.
Mi interrogación pareció desconcertarla. Era evidente que esperaba que la hubiese
Luego, otro día, me llevó en autobús a su tierra natal, en el desierto. Poco a poco, me fui
comprendido. Primero rió, pero luego, cuando volví a decirle que no había entendido, se enfadó.
acostumbrando a ir con él.
Se puso tiesa y me acusó de ser deshonesto con ella. Sus ojos ardían de ira; la cólera la llevaba
-¿Alguna vez le dio plantas de poder?
a contraer los labios en un gesto muy feo, que la hacía parecer extraordinariamente vieja.
-Una vez me dio a Mescalito, cuando estábamos en el desierto. Pero, como yo era una mujer
Yo estaba francamente perplejo e intuía que, dijese lo que dijese, iba a cometer un error. Lo
vacía, Mescalito me rechazó. Tuve un horrible encuentro con él. Fue entonces que el Nagual
mismo parecía ocurrirle a ella. Movió la boca para decir algo, pero el gesto no pasó de un
supo que debía ponerme al corriente del cambio de viento. Eso sucedió, desde luego, una vez
estremecimiento de los labios. Finalmente murmuró que no era impecable actuar como yo lo
hubo tenido un presagio. Pasó todo ese día repitiendo, una y otra vez, que, si bien él era un
hacía en un momento tan trascendente. Me volvió la espalda.
brujo que había aprendido a ver, si no tenía un presagio, no tenía modo de saber qué camino
-¡Míreme, doña Soledad -dije con energía-. No estoy tratando de desconcertarla en absoluto.
tomar. Ya había esperado durante días cierta indicación acerca de mí. Pero el poder no quería
Usted debe saber algo que yo ignoro por completo.
darla. Desesperado, supongo, me presentó a su guaje, y vi a Mescalito.
-Hablas demasiado -me espetó con enojo-. El Nagual me dijo que no debía dejarte hablar
La interrumpí. Su uso de la palabra «guaje», calabaza, me resultaba confuso. Examinada en el
nunca. Lo tergiversas todo.
contexto de lo que me estaba diciendo, el término carecía de sentido. Pensé que tal vez
Se puso en pie de un salto y golpeó el suelo con fuerza, como un niño malcriado. En ese
estuviese hablando en sentido metafórico, o que «calabaza» fuese un eufemismo.
momento tomé conciencia de que el piso de la habitación era diferente. Lo recordaba de tierra
-¿Qué es un guaje, doña Soledad?
apisonada, del mismo tono oscuro que tenía el conjunto de los terrenos de la zona. El nuevo era
Hubo sorpresa en su mirada. Hizo una pausa antes de responder.
de un rosa subido. Dejé de lado mi enfrentamiento con ella y anduve por la estancia. No lograba
-Mescalito es el guaje del Nagual -dijo al fin.
explicarme el hecho de que el piso me hubiese pasado desapercibido al entrar. Era magnífico.
Su respuesta era aún más confusa. Me sentí mortificado porque se la veía realmente
Primero pensé que se trataría de arcilla roja, colocada como cemento mientras estaba suave y
interesada en que yo comprendiera. Cuando le pedí que me explicase más, insistió en que yo
húmeda, pero luego vi que no presentaba una sola grieta. La arcilla se habría secado,
mismo sabía todo. Era la estratagema favorita de don Juan para dar por tierra con mis
apelotonado, agrietado, y alguna gramilla habría crecido allí. Me agaché y pasé los dedos con
investigaciones. Le expliqué que don Juan me había dicho que Mescalito era una deidad o
delicadeza por sobre la superficie. Tenía la consistencia del ladrillo. La arcilla había sido cocida.
fuerza contenida en los brotes del peyote. Decir que Mescalito era su calabaza carecía
Comprendí entonces que el piso estaba hecho con grandes losas de arcilla cocida, asentadas
completamente de sentido.
sobre un lecho de arcilla fresca que hacía las veces de matriz. Las losas estaban distribuidas
-Don Juan puede informar acerca de todo valiéndose de su calabaza dijo tras una pausa -. Ésa
según un diseño intrincado y fascinante, aunque muy difícilmente visible a menos que se le
es la clave de su poder. Cualquiera puede darte peyote, pero sólo un brujo, con su calabaza,
prestase especial atención. La precisión con que cada losa había sido colocada en su lugar me
puede presentarte a Mescalito.
reveló un plan perfectamente concebido. Me interesaba averiguar cómo se había hecho para
Calló y me clavó la vista. Su mirada era feroz.
cocer piezas tan grandes sin que se combasen. Me volví, con la intención de preguntárselo a
-¿Por qué tienes que hacerme repetir lo que ya sabes? -preguntó con enfado.
doña Soledad. Desistí inmediatamente. No habría comprendido aquello a lo que yo me iba a
Su súbito cambio me desconcertó completamente. Tan sólo un momento antes se había
referir. Di un nuevo paseo. La arcilla era un tanto áspera, casi como la piedra arenisca.
comportado de un modo casi dulce.
Constituía una perfecta superficie antideslizante.
-No hagas caso de mis cambios de humor -dijo, volviendo a sonreír -. Soy el viento del Norte.
-¿Fue Pablito quien instaló este piso? -pregunté.
Soy muy impaciente. Nunca en mí vida me atreví a hablar con franqueza. Ahora no temo a
No me respondió.
nadie. Digo lo que siento. Para conocerme debes ser fuerte.
-Es un trabajo magnífico -dije-. Debe usted de sentirse orgullosa de él.
Se arrastró sobre su estómago, acercándose a mí.
No me cabía la menor duda de que el autor había sido Pablito. Nadie más habría tenido la
-Bien; el Nagual me habló acerca del Mescalito que salía de su calabaza -prosiguió-. Pero ni
imaginación ni la capacidad necesarias para concebirlo. Supuse que lo habría hecho durante mi
siquiera sospechaba lo que me iba a suceder. Él esperaba que las cosas se desarrollasen de un
ausencia. Pero no tardé en recordar que yo no había entrado en la habitación de doña Soledad
modo semejante a aquel en que tú o Eligio conocieron a Mescalito. En ambos casos ignoraba
desde la época en que había sido construida, seis o siete años atrás.
qué hacer, y permitía que su calabaza decidiese el siguiente paso. En ambos casos su calabaza
-¡Pablito! ¡Pablito! ¡Bah! -exclamó con voz áspera y llena de enfado-. ¿Qué te hace pensar que
lo ayudó. Conmigo fue diferente; Mescalito le dijo que no me llevara nunca. El Nagual y yo
sea el único capaz de hacer cosas?
dejamos el lugar a toda prisa. Fuimos hacia el Norte, en vez de venir a casa. Cogimos un
Cambiamos una larga mirada, y súbitamente comprendí que era ella quien había hecho el
autobús rumbo a Mexicali, pero bajamos de él en medio del desierto. Era muy tarde. El sol se
piso, y que don Juan la había inducido a ello.
escondía tras las montañas. El Nagual quería atravesar la carretera y dirigirse hacia el Sur a pie.
Estuvimos de pie en silencio, contemplándonos durante largo rato. Yo sabía que habría sido
Estábamos esperando que pasasen algunos automóviles lanzados a toda velocidad, cuando de
completamente superfluo preguntarle si mi suposición era correcta.
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-Yo me lo hice -dijo al cabo, en un tono seco-. El Nagual me dijo cómo.
»Un día, el Nagual y Genaro vinieron a la casa, cuando yo estaba sola. Les oí, rondando como
Sus palabras me pusieron eufórico. La cogí y la alcé en un abrazo. Sosteniéndola así, dimos
jaguares, cerca de la puerta. Me santigüé; para mí, eran dos demonios, pero salí a ver qué
unas vueltas por la habitación. Lo único que se me ocurría era bombardearla con preguntas.
podía hacer por ellos. Tenían hambre y con mucho gusto les serví de comer. Tenía unos
Quería saber cómo había hecho las losas, qué significaban los dibujos, de dónde había sacado
tazones bastos, hechos de calabaza, y puse uno lleno de sopa a cada uno. Al Nagual, al
la arcilla. Pero ella no compartía mi exaltación. Permanecía serena e imperturbable, y de tanto
parecer, no le gustó la comida; no quería comer nada preparado por una mujer tan decrépita y,
en tanto me miraba desdeñosamente.
con fingida torpeza, hizo caer el tazón de la mesa con un movimiento del brazo. Pero el tazón,
Volví a recorrer el piso. La cama había sido situada en el punto exacto de convergencia de
en vez de darse vuelta y derramar todo su contenido por el suelo, resbaló con la fuerza del golpe
varias líneas. Las losase de arcilla estaban cortadas en ángulos agudos, de modo de dar lugar a
del Nagual y fue a caer exactamente a mis pies, sin que de él saliese una sola gota. En realidad,
un motivo de diseño fundado en líneas convergentes que, en apariencia, irradiaban desde
aterrizó sobre mis pies, y allí quedó hasta que me agaché y lo alcé. Lo puse sobre la mesa, ante
debajo de la cama.
él, y le dije que a pesar de ser una mujer débil y haberle temido siempre, le había preparado la
-No encuentro palabras para expresarle lo impresionado que me hallo -dije.
comida con cariño.
-¡Palabras! ¿Quién necesita palabras? -dijo, cortante.
»A partir de ese preciso momento, la actitud del Nagual hacia mí cambió. El hecho de que el
Tuve un destello de lucidez. Mi razón me había estado traicionando. Había una sola
tazón de sopa cayese sobre mis pies y no se derramara le demostró que un poder me señalaba.
explicación probable para su magnífica metamorfosis; don Juan debía haberla tomado como
No lo supe en aquel momento y pensé que su cambio en relación conmigo se debía a un
aprendiz. ¿De qué otro modo podía una vieja como doña Soledad convertirse en ese ser
sentimiento de vergüenza por haber rechazado mi comida. No percibí de inmediato su
fantástico, poderoso? Tendría que haberme resultado obvio desde el momento en que la vi, pero
transformación. Seguía petrificada y ni siquiera me atrevía a mirarle a los ojos. Pero comenzó a
esa posibilidad no formaba parte del conjunto de mis expectativas respecto de ella.
prestarme cada vez más atención.
Deduje que el trabajo de don Juan con ella debía haberse realizado en los dos años durante
Inclusive, me trajo regalos: un chal, un vestido, un peine y otras cosas. Eso me hacía sentir
los cuales yo no la había visto, si bien dos años parecían constituir un lapso demasiado breve
terriblemente mal. Tenía vergüenza porque creía que era un hombre en busca de mujer. El
para tan espléndido cambio.
Nagual disponía de muchachas jóvenes, ¿qué iba a querer con una vieja como yo? Al principio
-Ahora creo comprender lo que le ha sucedido -dije, en tono alegre y despreocupado-. Acaba
no quise usar, y ni siquiera mirar, sus regalos, pero Pablito me persuadió y terminé por
de hacerse cierta luz en mi mente.
ponérmelos. También comencé a temerle más y a no querer estar con él a solas. Sabía que era
-Ah, ¿si? -dijo, sin el menor interés.
un hombre diabólico. Sabía lo que había hecho a su mujer.
-El Nagual le está enseñando a ser una bruja, ¿no es cierto?
No pude dejar de interrumpirla. Le dije que jamás había oído hablar de mujer alguna en la vida
Me miró desafiante. Percibí que lo que había dicho era precisamente lo menos adecuado.
de don Juan.
Había en su rostro una expresión de verdadero desprecio. No iba a decirme nada.
-Sabes a qué me refiero -dijo.
-¡Qué cabrón eres! -exclamó de pronto, temblando de ira.
-Créame, doña Soledad, no lo sé.
Pensé que su cólera era injustificada. Me senté en un extremo de la cama, mientras ella,
-No me engañes. Sabes que hablo de la Gorda.
nerviosa, daba golpecitos en el suelo con el talón. Luego fue a sentarse al otro extremo, sin
La única «Gorda» que yo conocía era la hermana de Pablito; la muchacha debía el mote a su
mirarme.
enorme volumen. Yo había intuido, si bien nadie me había dicho jamás nada sobre el tema, que
-¿Qué es exactamente lo que usted quiere que haga? -pregunté con tono firme, intimidatorio.
no era en realidad hija de doña Soledad. No quise forzarla a que me diese más información.
-¡Ya te lo he dicho! -aulló-. Tú y yo somos lo mismo.
Recordé de pronto que la joven había desaparecido de la casa y nadie había podido darme
Le pedí que me explicase lo que quería decir y que no pensase, ni por un instante, que yo
razón -o no se había atrevido a ello- de qué le había sucedido.
sabía algo. Tales palabras la irritaron aún más. Se puso en pie bruscamente y dejó caer su falda
-Un día me encontraba sola en la entrada de la casa -prosiguió doña Soledad-. Me estaba
al suelo.
peinando al sol con el peine que me había dado el Nagual; no había advertido su llegada ni
-¡Esto es lo que quiero decir! -chilló, acariciándose el pubis.
reparado en que estaba de pie detrás de mí. De pronto, sentí sus manos, cogiéndome por la
Mi boca se abrió sin que mediase mi voluntad. Era consciente de que la estaba contemplando
barbilla. Le oí cuando me dijo en voz muy queda que no debía moverme porque se me podía
como un idiota.
quebrar el cuello. Me hizo torcer la cabeza hacia la izquierda. No completamente, sino un poco.
-¡Tú y yo somos uno aquí! -dijo.
Me asusté muchísimo y chillé y traté de zafarme de sus garras, pero tuvo mi cabeza sujeta por
Yo estaba mudo de asombro. Doña Soledad, la anciana india, madre de mi amigo Pablito,
un tiempo muy largo.
estaba realmente semidesnuda, a pocos pasos de mí, mostrándome sus genitales. La miré,
»Cuando me soltó la barbilla, me desmayé. No recuerdo lo que sucedió luego. Cuando recobré
incapaz de expresar idea alguna. Lo único que sabía era que su cuerpo no correspondía a una
el conocimiento estaba tendida en el suelo, en el mismo lugar en que estoy sentada en este
vieja. Tenía hermosos muslos, oscuros y sin vello. Sus caderas eran anchas debido a su
momento. El Nagual se había ido. Yo me sentía tan avergonzada que no quería ver a nadie, y
estructura ósea, pero no tenían gordura alguna.
menos aún a la Gorda. Durante una larga temporada di en pensar que el Nagual jamás me
Debió de haber advertido mi examen y se echó sobre la cama.
había torcido el cuello y que todo había sido una pesadilla.
-Ya sabes qué hacer -dijo, señalándose el pubis-. Somos uno aquí.
Se detuvo. Aguardé una explicación de lo que había ocurrido. Se la veía distraída; quizá
Descubrió sus robustos pechos.
preocupada.
-¡Doña Soledad, se lo ruego! -exclamé-. ¿Qué le sucede? Usted es la madre de Pablito.
-¿Qué fue exactamente lo que sucedió, doña Soledad? -pregunté, incapaz de contenerme-.
-No, ¡no lo soy! -barbotó-. No soy madre de nadie.
¿Le hizo algo?
Se incorporó y me miró fieramente.
-Sí. Me torció el cuello con la finalidad de cambiar la dirección de mis ojos -dijo, y se echó a
-Soy lo mismo que tú, una parte del nagual -dijo-. Estamos hechos para mezclarnos.
reír de buena gana ante mi mirada de sorpresa.
Abrió las piernas y yo me aparté de un salto.
-Entonces, ¿él...?
-¡Espere un momento, doña Soledad! -dije-. Déjeme decirle algo.
-Sí. Cambió mi dirección -prosiguió, haciendo caso omiso de mis inquisiciones-. Lo mismo hizo
Por un instante me dominó un miedo salvaje y por mi mente cruzó una idea loca. ¿Sería
contigo y con todos los demás.
posible, me preguntaba, que don Juan estuviese oculto por allí, desternillándose de risa?
-Es cierto. Lo hizo conmigo. Pero, ¿por qué cree que lo hizo?
-¡Don Juan! -aullé.
-Tenía que hacerlo. Esa es, de todas las cosas que hay que hacer, la más importante.
Mi chillido fue tan fuerte y profundo que doña Soledad saltó de su cama y se cubrió a toda
Se refería a un acto singular que don Juan estimaba absolutamente imprescindible. Yo nunca
prisa con su falda. Vi cómo se la ponía mientras yo volvía a bramar:
había hablado de ello con nadie. En realidad, se trataba de algo casi olvidado para mí. En los
-¡Don Juan!
primeros tiempos de mi aprendizaje hubo una oportunidad en que encendió dos pequeñas
Anduve por toda la casa, profiriendo el nombre de don Juan, hasta que tuve la garganta seca.
hogueras en las montañas de México Septentrional. Estaban alejadas entre sí unos seis metros.
Doña Soledad, en el ínterin, había salido corriendo y aguardaba junto a mi automóvil,
Me hizo situar a una distancia similar de ellas, manteniendo el cuerpo, especialmente la cabeza,
contemplándome, perpleja.
en una postura muy natural y cómoda. Entonces me hizo mirar hacia uno de los fuegos y,
Me acerqué a ella y le pregunté si don Juan le había ordenado hacer todo aquello. Asintió con
acercándose a mí desde detrás, me torció el cuello hacia la izquierda, alineando mis ojos, pero
un gesto. Le pregunté si él se encontraba en los alrededores. Respondió que no.
no mis hombros, con el otro fuego. Me sostuvo la cabeza en esa posición durante horas, hasta
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era de un rosa subido, muy semejante al del piso. La colcha, por su parte, era de tono castaño
-Dígamelo todo -dije.
oscuro, al igual que la madera del techo y la de los postigos de las ventanas.
Me explicó que se limitaba a seguir instrucciones de don Juan. El le había ordenado cambiar
-Conversemos -dijo, sentándose cómodamente en la cama tras quitarse las sandalias.
su ser por el de un guerrero con la finalidad de ayudarme. Aseveró que había pasado años
Recogió las piernas hasta ponerlas en contacto con sus pechos desnudos. Parecía una niña.
esperando para cumplir esa promesa.
Sus maneras agresivas y dominantes se habían mitigado, trocándose en una actitud
-Ahora soy muy fuerte -dijo con suavidad-. Sólo para ti. Pero en la habitación no te gusté, ¿no?
encantadora. En aquel momento era la antítesis de lo que había sido antes. Dado el modo en
Me encontré explicándole que no se trataba de que no me gustase, que contaban en mucho
que me instaba a tomar notas, no pude menos de reírme. Me recordaba a don Juan.
mis sentimientos hacia Pablito; entonces comprendí que no tenía la más vaga idea de lo que
-Ahora tenemos tiempo -dijo-. El viento ha cambiado. ¿Te has dado cuenta?
estaba diciendo.
Me había dado cuenta. Dijo que la nueva dirección del viento era para ella la más benéfica, de
Doña Soledad parecía entender lo embarazoso de mi posición y afirmó que era mejor olvidar
modo que el viento se había convertido en su auxiliar.
nuestro incidente.
-¿Qué sabe usted del viento, doña Soledad? -pregunté, y me senté con la mayor serenidad a
-Debes estar hambriento -dijo con vivacidad-. Te prepararé algo de comer.
los pies de la cama.
-Aún hay muchas cosas que no me ha explicado -señalé-. Le seré franco: no me quedaría aquí
-Únicamente lo que me enseñó el Nagual -dijo-. Cada una de nosotras, las mujeres, posee su
por nada del mundo. Usted me asusta.
dirección singular, un viento personal. Los hombres, no. Yo soy el viento del Norte; cuando
-Estás obligado a aceptar mi hospitalidad; aunque sea una taza de café -dijo, sin inmutarse-.
sopla, soy diferente. El Nagual decía que un guerrero puede usar su viento particular para lo que
Vamos, olvidemos lo sucedido.
mejor le plazca. Yo lo he empleado para embellecer mi cuerpo y renovarlo. ¡Mírame! Soy el
Me indicó con un gesto que fuese hacia la casa. En ese momento oí un gruñido sordo. El perro
viento del Norte. Siénteme entrar por la ventana.
se había levantado y nos miraba como si comprendiese lo que conversábamos.
Un fuerte viento se abrió paso por la ventana, estratégicamente situada cara al Norte.
Doña Soledad clavó en mí una mirada aterradora. Luego se serenó y sonrió.
-¿Por qué cree usted que los hombres no poseen un viento? -pregunté.
-No hagas caso de mis ojos dijo-. Lo cierto es que soy vieja. Últimamente me mareo. Creo que
Tras pensarlo un momento, respondió que el Nagual nunca había mencionado la causa.
necesito gafas.
-Querías saber quién hizo este piso -dijo, cubriéndose los hombros con la manta-. Yo misma.
Se echó a reír y comenzó a hacer payasadas, mirando entre sus dedos, colocados de modo
Me llevó cuatro años colocarlo. Ahora, este piso es como yo.
de fingir gafas.
Mientras ella hablaba, advertí que las líneas convergentes del piso estaban orientadas de tal
-¡Una vieja india con gafas! Será el hazmerreír -comentó, sofocando una carcajada.
modo que hallaban su origen en el Norte. Los muros, no obstante, no se correspondían con
Me preparé mentalmente para comportarme con brusquedad y salir de allí sin dar explicación
precisión con los puntos cardinales; por ello la cama formaba extraños ángulos con los mismos,
alguna. Pero antes de partir quería dejar algunas cosas para Pablito y sus hermanas. Abrí el
e igual cosa sucedía con las líneas de las losas de arcilla.
portaequipajes para sacar los regalos que les había llevado. Me incliné hacia el interior con el
-¿Por qué hizo el piso de color rojo, doña Soledad?
objeto de alcanzar los dos paquetes colocados junto al respaldo del asiento posterior, al lado de
-Es mi color. Yo soy roja, como tierra roja. Traje la arcilla roja de las montañas de por aquí. El
la rueda de recambio. Había cogido uno y estaba a punto de asir el otro cuando sentí en la nuca
Nagual me indicó dónde buscarla, y también me ayudó a acarrearla, y lo mismo hicieron los
una mano suave y peluda. Emití un chillido involuntario y me golpeé la cabeza contra la tapa
demás. Todos me ayudaron.
levantada del coche. Me volví para mirar. La presión de la mano peluda me impidió completar el
-¿Cómo coció la arcilla?
movimiento, pero alcancé a vislumbrar fugazmente un brazo, o una garra, de tonalidad plateada,
-El Nagual me hizo cavar un hoyo. Lo llenamos de leña y luego apilamos las losas de arcilla
suspendido sobre mi cuello. El pánico hizo presa en mí, me aparté con esfuerzo del
encima, con trozos chatos de roca entre una y otra. Cubrimos el hoyo con una capa de barro y
portaequipajes, y caí sentado, con el paquete aún en la mano. Todo mi cuerpo temblaba, tenía
prendimos fuego a la madera. Ardió durante días.
contraídos los músculos de las piernas y me vi levantándome de un brinco y corriendo.
-¿Cómo hicieron para que las losas no se torcieran?
-No pretendía asustarte -dijo doña Soledad, en tono de disculpa, mientras yo la miraba desde
-Eso no lo conseguí yo. Lo hizo el viento; el viento del Norte, que sopló mientras el fuego
una distancia de más de dos metros.
estuvo encendido. El Nagual me enseñó cómo hacer para cavar el hoyo de modo que mirase al
Me mostró las palmas en un gesto de entrega, como si tratase de asegurarme que lo que yo
Norte y al viento del Norte. También me hizo hacer cuatro agujeros para que el viento del Norte
había sentido no era una de sus manos.
se introdujese en el pozo. Luego me hizo hacer un agujero en el centro de la capa de lodo, para
-¿Qué me hizo? -pregunté, tratando de aparentar calma y soltura.
dar salida al humo. El viento hizo arder la madera durante días; una vez todo se hubo enfriado,
No se podría decir si estaba muy avergonzada o totalmente desconcertada. Murmuró algo y
abrí el hoyo y empecé a pulir y nivelar las losas. Tardé un año en hacer todas las losas que
sacudió la cabeza como si no pudiese expresarlo, o no supiera a qué me refería.
necesitaba para mi piso.
-Vamos, doña Soledad -dije, acercándome a ella-, no me juegue sucio.
-¿Cómo se le ocurrió el dibujo?
Parecía hallarse al borde del llanto. Yo deseaba consolarla, pero una parte de mí se resistía.
-El viento me enseñó eso. Cuando hice mi piso, el Nagual ya me había enseñado a no
Tras una pausa brevísima le dije lo que había sentido y visto.
oponerme al viento. Me había mostrado el modo de entregarme a mi viento y dejar que me
-¡Eso es terrible! -su voz era un grito.
guiase. Tardó muchísimo en hacerlo, años y años. Yo era una vieja muy difícil, muy necia al
Con un movimiento sumamente infantil, se cubrió el rostro con el antebrazo derecho. Pensé
principio; él mismo me lo decía, y tenía razón. Pero aprendí pronto. Tal vez porque era vieja y ya
que estaba llorando. Me acerqué a ella e intenté rodear sus hombros con el brazo. Pero no
no tenía nada que perder. Al comenzar, lo que hacía todo más problemático era el miedo que
conseguí hacer el gesto.
sentía. La sola presencia del Nagual me hacía tartamudear y desvanecerme. El Nagual surtía el
-Ahora, doña Soledad -dije-, olvidemos todo esto y reciba estos paquetes antes de que yo
mismo efecto sobre los demás. Era su destino ser tan temible.
parta.
Se detuvo y me miró.
Di un paso para situarme frente a ella. Alcancé a ver sus ojos, negros y brillantes, y parte de su
-El Nagual no es humano -dijo.
rostro tras el brazo que me lo ocultaba. No lloraba. Sonreía.
-¿Qué la lleva a decir eso?
Salté hacia atrás. Su sonrisa me aterraba. Ambos permanecimos inmóviles largo tiempo.
-El Nagual es un demonio desde quién sabe cuándo.
Mantenía cubierta la cara, pero yo le veía los ojos y sabía que me observaba.
Sus palabras me hicieron estremecer. Sentía batir mi corazón. Era indudable que la mujer no
Allí parado, casi paralizado por el miedo, me sentía completamente abatido. Había caído en un
podía tener mejor interlocutor. Estaba infinitamente intrigado. Le rogué que me explicase lo que
pozo sin fondo. Doña Soledad era una bruja. Mi cuerpo lo sabía, y, sin embargo, no terminaba
había querido decir con eso.
de aceptarlo. Prefería creer que había enloquecido y la tenían encerrada en la casa para no
-Su contacto cambia a la gente -dijo-. Tú lo sabes. Cambió tu cuerpo. En tu caso, ni siquiera
enviarla a un manicomio.
eras consciente de que lo estaba haciendo. Pero se metió en tu viejo cuerpo. Puso algo en él.
No me atrevía a moverme ni a quitarle los ojos de encima. Debimos haber permanecido en la
Lo mismo hizo conmigo. Dejó algo en mi interior, y ese algo me ha ocupado por entero. Sólo un
misma posición durante cinco o seis minutos. Ella mantuvo el brazo alzado inmóvil. Se
demonio puede hacer eso. Ahora soy el viento del Norte y no temo a nada, ni a nadie. Pero
encontraba junto a la parte trasera del coche, casi apoyada en el parachoques izquierdo. La
antes de que él me cambiara yo era una vieja débil y fea, capaz de desmayarse con sólo oír su
tapa del portaequipaje seguía levantada. Pensé en precipitarme hacia la puerta derecha. Las
nombre. Pablito, desde luego, no estaba en condiciones de ayudarme, porque temía al Nagual
llaves estaban en el contacto.
más que a la muerte.
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Me relajé un tanto con el objeto de decidir el momento más adecuado para echar a correr.
en mi ayuda; dando golpes en la ventanilla posterior, atrajo la atención del perro, haciéndolo
Pareció advertir mi cambio de actitud inmediatamente. Bajó el brazo, dejando al descubierto
desistir de su intento.
todo su rostro. Tenía los dientes apretados y los ojos fijos en mí. Se la veía cruel y vil. De pronto,
Alentado por su maniobra de distracción, me lancé de cabeza sobre el asiento de delante,
avanzó hacia donde yo me encontraba, tambaleándose. Se afirmó sobre el pie derecho, al modo
deslizándome hacia el lado opuesto; de algún modo, me las arreglé para quitar la traba de
de un esgrimista, y alargó las manos, cual si se tratase de garras, para aferrarme por la cintura
seguridad. Intenté una retirada inmediata, pero el perro cargó sobre mí con todas sus fuerzas y
mientras profería el más escalofriante de los alaridos.
logró introducir su macizo lomo y sus zarpas delanteras en la parte anterior del coche,
Mi cuerpo dio un salto hacia atrás, para no quedar a su alcance. Corrí hacia el coche, pero con
descargándolas sobre mí antes de que me fuese posible retroceder, Sentí sus patas en la
inconcebible agilidad se echó ante mí, haciéndome dar un traspié. Caí boca abajo y me asió por
espalda. Me arrastré. Sabía que me iba a destrozar. Bajó la cabeza con intenciones asesinas,
el pie izquierdo. Encogí la pierna derecha, y le habría propinado un puntapié en la cara si no se
pero, en vez de atacarme, mordió el volante. Conseguí escurrirme y, en un solo movimiento,
hubiese separado de mí, dejándose caer de espaldas. Me puse en pie de un salto y traté de
trepé, al capó primero y al techo luego. Estaba lleno de magulladuras.
abrir la portezuela del auto. Me arrojé sobre el capó para pasar al otro lado pero, de algún modo,
Abrí la portezuela derecha. Pedí a doña Soledad que me alcanzara la vara larga y, valiéndome
doña Soledad llegó a él antes que yo. Intenté retroceder, siempre rodando sobre el capó, pero
de ella, moví la palanca que aseguraba el respaldo. Supuse que quizá molestando al perro, lo
en medio de la maniobra sentí un agudo dolor en la pantorrilla derecha. Me había sujetado por la
obligaría a empujarlo hacia delante y tendría así más espacio para salir del coche. No obstante
pierna. No pude pegarle con el pie izquierdo; me tenía sujeto por ambas piernas contra el capó.
no se movió. En cambio, mordió furiosamente la vara.
Me atrajo hacia ella y le caí encima. Luchamos en el suelo. Su fuerza era magnífica y sus
En ese momento, doña Soledad ganó el techo de un salto y se tendió cerca de mí. Quería
alaridos aterradores. Apenas si podía moverme bajo la inmensa presión de su cuerpo. No era
ayudarme a molestar al perro. Le dije que no podía quedarse allí porque en cuanto el animal
una cuestión de peso, sino más bien de potencia, y ella la tenía. De pronto oí un gruñido y el
saliera yo iba a meterme en el coche y largarme. Le agradecí su apoyo y le expresé que lo más
enorme perro saltó sobre su espalda y la apartó de mí. Me puse de pie. Quería entrar al coche
conveniente era que volviese a la casa. Se encogió de hombros, puso pie en tierra y regresó a la
pero mujer y perro luchaban junto a la puerta. El único refugio era la casa. Llegué a ella en uno o
puerta. Nuevamente, oprimí la manecilla y provoqué al perro con mi vara, agitándosela ante los
dos segundos. No me volví a mirarlos: me precipité dentro y cerré la puerta de inmediato,
ojos y el hocico. La furia de la bestia superaba todo lo que yo había visto, pero no se la veía
asegurándola con la barra de hierro que había tras ella. Corrí hacia el fondo y repetí la operación
dispuestas a abandonar el lugar. Sus sólidas mandíbulas terminaron por arrebatarme el palo de
con la otra puerta.
las manos. Me bajé para recogerlo de debajo del automóvil. De pronto oí el grito de doña
Desde el interior alcanzaba a oír los furiosos gruñidos del perro y los chillidos inhumanos de la
Soledad.
mujer. Entonces, súbitamente, el gruñir y el ladrar del animal se trocaron en gañidos y aullidos,
-¡Cuidado! ¡Sale!
como si experimentase dolor, o algo que lo atemorizase. Sentí una sacudida en la boca del
Levanté la vista hacia el coche. El perro pasaba por sobre el asiento. Sus patas posteriores
estómago. Mis oídos comenzaron a zumbar. Comprendí que estaba atrapado en la casa. Tuve
estaban atrapadas por el volante; de no ser por ello, habría salido.
un acceso de terror. Me sublevaba mi propia estupidez al correr hacia la casa. El ataque de la
Me lancé hacia la casa y logré entrar en ella exactamente a tiempo para evitar que el animal
mujer me había desconcertado a tal punto que había perdido todo sentido de la estrategia y me
me derribase. Su ímpetu era tal que dio contra la puerta.
había comportado como si escapase de un contrincante corriente del que fuera posible
A la vez que trancaba la puerta con la barra de hierro, doña Soledad hablaba, con voz chillona.
deshacerse por medio del simple expediente de cerrar una puerta. Oí que alguien llegaba hasta
-Te dije que era inútil.
la puerta y se apoyaba en ella, tratando de abrirla por la fuerza. Luego hubo violentos golpes y
Se aclaró la garganta y se volvió a mirarme.
estrépito.
-¿No puede atar al perro? -pregunté.
-Abre la puerta -dijo doña Soledad con voz seca-. Ese condenado perro me ha herido.
Estaba seguro de que me daría una respuesta carente de sentido, pero, para mi asombro, dijo
Consideré la posibilidad de dejarla entrar. Me vino a la memoria el recuerdo de un
que debía intentarlo todo, incluso atraer al perro a la casa y encerrarlo allí.
enfrentamiento con una bruja, que había tenido lugar años atrás, la cual, según don Juan,
Su idea me sedujo. Abrí con sumo cuidado la puerta. El animal no se hallaba lejos. Me
cambiaba de forma con el fin de enloquecerme y darme un golpe mortal. Evidentemente, doña
arriesgué a salir, aunque sin alejarme demasiado. No se lo veía. Tenía la esperanza de que
Soledad no era tal como yo la había conocido, pero yo tenía razones para dudar que fuese una
hubiese regresado a su corral. Estaba dispuesto a lanzarme hacia el coche cuando oí un sordo
bruja. El elemento tiempo desempeñaba un papel preponderante en relación con mi convicción.
gruñido, y divisé la sólida cabeza del animal en el interior del mismo. Había trepado al asiento
Pablito, Néstor y yo llevábamos años de relación con don Juan y don Genaro y no éramos
delantero.
brujos; ¿cómo podía serlo doña Soledad? Por grande que fuese su transformación, era
Doña Soledad tenía razón: era inútil intentarlo. Me invadió una oleada de tristeza. De algún
imposible que hubiera improvisado algo que cuesta toda una vida lograr.
modo, presentía que mi final estaba cerca. En un súbito acceso de absoluta desesperación, dije
-¿Por qué me atacó? -pregunté, hablando con voz lo bastante fuerte como para ser oído desde
a doña Soledad que iba a buscar un cuchillo a la cocina y que estaba dispuesto a matar al perro,
el otro lado de la maciza puerta.
o a que él me matara. No lo hice porque no había un solo objeto metálico en toda la casa.
Respondió que el Nagual le había dicho que no me dejase partir. Le pregunté por qué.
-¿Acaso no te enseñó el Nagual a aceptar tu destino? -preguntaba doña Soledad mientras me
No contestó; en cambio, golpeó la puerta furiosamente, a lo que yo respondí golpeando a mi
seguía los pasos-. Ese, el de allí fuera, no es un perro corriente. Ese perro tiene poder. Es un
vez con más fuerza. Seguimos aporreando la puerta durante varios minutos. Se detuvo y
guerrero. Hará lo que tenga que hacer. Incluso matarte.
comenzó a rogarme que le abriera. Sentí una oleada de energía nerviosa. Comprendí que si
Por un momento experimenté un sentimiento de frustración incontrolable, la cogí por los
abría, tendría una oportunidad de huir. Quité la tranca. Entró tambaleándose. Llevaba la blusa
hombros y gruñí. No se mostró sorprendida ni molesta por mi súbito arranque. Se volvió y dejó
desgarrada. La banda que sujetaba su cabello se había caído y las largas greñas le cubrían el
caer el chal. Su espalda era fuerte y hermosa. Sentí un irreprimible deseo de golpearla, pero, en
rostro.
cambio, deslicé la mano por sus hombros. Tenía una piel suave y tersa. Tanto sus brazos como
-¡Mira lo que me ha hecho ese perro bastardo! -aulló-. ¡Mira! ¡Mira!
sus hombros eran fornidos, sin llegar a ser gruesos. Aparentemente, una mínima capa de
Respiré hondo. Se la veía un tanto aturdida. Se sentó en un banco y comenzó a quitarse la
gordura contribuía a redondear sus músculos y dar tersura a la parte superior de su cuerpo;
blusa hecha jirones. Aproveché ese momento para salir corriendo de la casa y precipitarme
cuando, con las yemas de los dedos, llegué a hacer presión sobre esas partes, alcancé a sentir
hacia el coche. Con una velocidad que sólo podía ser hija del miedo, entré en él, cerré la por-
la solidez de invisibles carnes bajo la límpida superficie. No quise mirar sus pechos.
tezuela, conecté el motor automáticamente y puse la marcha atrás. Aceleré y volví la cabeza
Se dirigió a un lugar techado, en la parte trasera de la casa, que hacía las veces de cocina. La
para mirar por la ventanilla posterior. Al hacerlo sentí un aliento cálido en el rostro; oí un
seguí. Se sentó en un banco y, con tranquilidad, se lavó los pies en un barreño. Mientras se
horrendo gruñido y vi en un instante los ojos demoníacos del perro. Estaba en el asiento trasero.
ponía las sandalias corrí hasta un nuevo cobertizo que había sido construido en los fondos.
Vi sus terribles dientes junto a mis ojos. Bajé la cabeza. Sus dientes alcanzaron a cogerme el
Cuando regresé, la hallé de pie junto a la puerta.
cabello. Debo de haberme hecho un ovillo en el asiento, y, al hacerlo, retirado el pie del
-A ti te gusta hablar -dijo despreocupadamente, mientras me llevaba hacia la habitación-. No
embrague. La sacudida que dio el coche hizo perder el equilibrio al animal. Abrí la portezuela y
hay prisa. Podemos conversar hasta siempre.
salí a toda prisa. La cabeza del perro asomó también por la portezuela. Faltaron pocos
Sacó mi libreta de notas del cajón superior de la cómoda y me la tendió con exagerada
centímetros para que me mordiera los tobillos y alcancé a oír el ruido que hacían sus dientes al
delicadeza. Ella misma debía de haberla puesto allí. Luego retiró la colcha, la dobló
cerrar firmemente las mandíbulas. El coche comenzó a deslizarse hacia atrás y yo eché a correr
cuidadosamente y la colocó encima de la misma cómoda. Advertí entonces que las dos
nuevamente, esta vez hacia la casa. Me detuve antes de llegar a la puerta.
cómodas eran del mismo color que las paredes, blanco amarillento, y que la cama, sin colcha,
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Rió suavemente y, con voz clara, serena y muy agradable, dijo que la llenaba de
Doña Soledad estaba allí parada. Se había vuelto a recoger el pelo. Se había echado un chal
remordimiento el ser ávida y torpe, que había estado a punto de ahuyentarme con sus
sobre los hombros. Me miró fijamente por un instante y luego se echó a reír, muy suavemente al
bufonadas, pero que la situación, de pronto, había variado. Hizo una pausa y se sentó en la
principio, como si hacerlo le provocase dolor en las heridas, y luego estrepitosamente, Me
cama, cubriéndose los pechos con el chal; agregó luego que una extraña confianza había
señalaba con un dedo y se sostenía el estómago mientras se retorcía de risa. Se movía hacia
ganado su cuerpo. Levantó la vista al techo e hizo con los brazos un movimiento misterioso,
delante y hacia atrás, encorvándose e irguiéndose, como para no perder el aliento. Estaba
rítmico, semejante al de los molinos de viento.
desnuda por encima de la cintura. Veía sus pechos, agitados por las convulsiones de la risa.
-Ya no hay modo de que te vayas -dijo.
Me sentí perdido. Miré el coche. Se había detenido tras retroceder un metro o metro y medio;
Me examinó atentamente, sin reír. Mi sentimiento de ira era menos violento, pero mi
la portezuela se había vuelto a cerrar, atrapando al perro en el interior. Veía y oía a la enorme
desesperación era más intensa que nunca. Comprendía que, en términos de fuerza bruta, me
bestia mordiendo el respaldo del asiento delantero y dando zarpazos contra las ventanillas.
era imposible competir, tanto con ella como con el perro.
La situación me obligaba a tomar una muy singular decisión. No sabía a quién temer más, si a
Dijo que nuestro encuentro estaba acordado desde hacía muchos años, y que ninguno de los
doña Soledad o al perro. Concluí, tras un instante de reflexión, que el perro no era más que una
dos contaba con el poder necesario para abreviar el lapso que debíamos pasar juntos, ni para
bestia estúpida.
separarse del otro.
Volví corriendo al coche y me subí al techo. El ruido encolerizó al perro. Le oí desgarrar el
-No derroches energías en tentativas de irte -dijo-. Es tan inútil que trates de hacerlo como que
tapizado. Tendido sobre el techo, conseguí abrir la portezuela del lado del conductor. Tenía la
yo trate de retenerte. Algo que se encuentra más allá de tu voluntad te liberará, y algo que se
intención de abrir las dos, y deslizarme del techo al interior del automóvil a través de una de
encuentra más allá de mi voluntad te retendrá aquí.
ellas, tan pronto como el perro hubiese salido por la otra. Me estiré nuevamente, para abrir la
De algún modo, su confianza no sólo la había dulcificado, sino que la había dotado de un gran
puerta derecha. Había olvidado que estaba asegurada. En ese momento, la cabeza del perro
dominio sobre las palabras. Sus aseveraciones eran convincentes y muy claras. Don Juan
asomó por la portezuela abierta. Sentí pánico ciego ante la idea de que pudiese salir del auto y
siempre había dicho que yo era un alma crédula cuando se entraba en el terreno de las
ganar el techo de un salto.
palabras. Me sorprendí pensando, mientras ella hablaba, que en realidad no era tan temible
Tardé menos de un segundo en saltar al suelo y llegar a la puerta de la casa.
como yo creía. Daba la impresión de no estar ni siquiera resentida. Mi razón se sentía casi a
Doña Soledad aguardaba en la entrada. El reír le exigía ya esfuerzos supremos, en apariencia
gusto, pero otra parte de mi ser se rebelaba. Todos mis músculos estaban tensos como
casi dolorosos.
alambres, y, sin embargo, me veía forzado a admitir que, a pesar de que me había asustado
El perro se había quedado dentro del coche, aún espumajeando de rabia. Al parecer, era
hasta el punto de sacarme de mis cabales, la encontraba muy atractiva. Me miró fijamente.
demasiado grande y no lograba hacer pasar su voluminoso cuerpo por sobre el respaldo del
-Te demostraré la inutilidad de tratar de escapar -dijo, saltando de la cama-. Voy a ayudarte.
asiento delantero. Fui hasta el coche y volví a cerrar la portezuela con delicadeza. Me puse a
¿Qué necesitas?
buscar una vara cuya longitud me permitiese maniobrar para quitar el seguro de la puerta
Me contemplaba con ojos extrañamente brillantes. La pequeñez y blancura de sus dientes
derecha.
daban a su sonrisa un toque diabólico. La cara, mofletuda, se veía extraordinariamente tersa, sin
Busqué en la zona de delante de la casa. No había por allí siquiera un trozo de madera. Doña
la menor arruga. Dos líneas bien definidas iban de los lados de su nariz a las comisuras de sus
Soledad, entretanto, se había ido adentro. Consideré mi situación. No tenía otra alternativa que
labios, dando al rostro una apariencia de madurez, sin envejecerlo. Al levantarse de la cama
recurrir a su ayuda. Presa de gran agitación, crucé el umbral, mirando en todas direcciones y sin
dejó caer descuidadamente el chal, poniendo en descubierto la plenitud de sus senos. No se
descartar la posibilidad de que estuviese escondida tras la puerta, esperándome.
cuidó de cubrirse. Por el contrario, aspiró profundamente y alzó los pechos.
-¡Doña Soledad! -grité.
-Ah, lo has advertido, ¿no? -dijo, y meció su cuerpo como si estuviese satisfecha de sí misma-.
-¿Qué diablos quieres? -gritó a su vez, desde su habitación.
Siempre llevo el cabello recogido. El Nagual me lo recomendó. Al llevarlo tirante, mi rostro es
-¿Me haría el favor de salir y sacar a su perro de mi coche? -dije.
más joven.
-¿Estás bromeando? -replicó-. Ese perro no es mío. Ya te lo he dicho; pertenece a mis niñas.
Yo estaba seguro de que se iba a referir a sus pechos. Su salida me sorprendió.
-¿Dónde están sus niñas? -pregunté.
-No quiero decir que la tirantez del cabello me haga parecer más joven -prosiguió, con una
-Están en las montañas -respondió.
sonrisa encantadora-. Sino que me hace realmente más joven.
Salió de su habitación y se encaró conmigo.
-¿Cómo es posible? -pregunté.
-¿Quieres ver lo que me ha hecho ese condenado perro? -preguntó en tono seco-. ¡Mira!
Me respondió con otra pregunta. Quiso saber si yo había entendido correctamente a don Juan
Se quitó el chal y me mostró la espalda desnuda.
cuando él decía que todo era posible si uno tenía un firme propósito. Yo pretendía una
No encontré en ella marcas visibles de dientes; había tan sólo unos pocos, largos rasguños
explicación más precisa. Me interesaba saber qué hacía, además de estirarse el pelo, para
que bien podía haberse hecho frotándose contra el áspero suelo. Por otra parte, podía haberse
parecer tan joven. Dijo que se tendía sobre la cama y se vaciaba de toda clase de pensamientos
arañado al atacarme.
y sentimientos y permitía que las líneas del piso de su alcoba se llevaran las arrugas. Le exigí
-No tiene nada -dije.
más detalles: impresiones, sensaciones, percepciones que hubiese experimentado en esos
-Ven a mirarlo a la luz dijo, y cruzó la puerta.
momentos. Insistió en que no sentía nada, en que ignoraba el modo de acción de las líneas del
Insistió en que buscase cuidadosamente marcas de los dientes del perro. Me sentía estúpido.
piso, y en que lo único que sabía era cómo impedir que los pensamientos interfiriesen.
Tenía una sensación de pesadez en torno de los ojos, especialmente sobre las cejas. No le hice
Me puso las manos sobre el pecho y me apartó con suma delicadeza. Al parecer, quería
caso y salí. El perro no se había movido y comenzó a ladrar en cuanto traspuse la puerta.
indicarme con ese gesto que ya le había preguntado lo suficiente. Salió por la puerta trasera. Le
Me maldije. Yo era el único culpable. Había caído en esa trampa como un idiota. En ese
dije que necesitaba una vara larga. Se dirigió a una pila de leña, pero allí no había varas largas.
preciso momento se me ocurrió la posibilidad de ir andando al pueblo. Pero mi cartera, mis
Le sugerí que me consiguiese un par de clavos, con la finalidad de unir dos trozos de esa
documentos, todas mis pertenencias, se hallaban en el piso del coche, exactamente bajo las
madera. Buscamos clavos infructuosamente por toda la casa. Como último recurso, hube de
patas del perro. Tuve un acceso de desesperación. Era inútil caminar hasta el pueblo: El dinero
quitar la vara más larga que encontré, una de las que Pablito había empleado en la construcción
que tenía en los bolsillos no alcanzaba siquiera para una taza de café. Además no conocía un
del gallinero del fondo. El madero, si bien algo endeble, parecía hecho para mi propósito.
alma allí. No tenía más alternativa que hacer salir al perro del auto.
Doña Soledad no había sonreído ni bromeado en el curso de la búsqueda. Aparentemente,
-¿Qué clase de alimentos come este perro? -grité desde la puerta.
estaba dedicada por entero a ayudarme. Tal era su concentración que llegué a pensar que me
-¿Por qué no pruebas dándole una pierna? -respondió doña Soledad, también gritando, desde
deseaba éxito.
su habitación, a la vez que soltaba una risa aguda.
Fui hasta el coche, munido del palo largo y de otro, de menores dimensiones, cogido del
Busqué algo de comer en la casa. Las ollas estaban vacías. No podía hacer otra cosa que
montón de leña. Doña Soledad permaneció junto a la puerta de la casa.
volver a encararla. Mi desesperación se había trocado en cólera. Irrumpí en su habitación,
Comencé por distraer al perro con el más corto de los palos, sostenido con la mano derecha, a
dispuesto a una lucha a muerte. Estaba echada en la cama, cubierta con el chal.
la vez que, con la otra, intentaba hacer saltar el seguro del lado opuesto, valiéndome del más
-Por favor, perdóname por haberte hecho todas esas cosas -dijo con sencillez, mirando al
largo. El perro estuvo a punto de morderme la mano derecha; hube de dejar caer el madero
techo.
corto. La irritación y la fuerza de la enorme bestia eran tan inmensas que me vi al borde de
Su audacia dio por tierra con mi cólera.
soltar también el largo. El animal estaba a punto de partirlo en dos cuando doña Soledad acudió
-Debes comprender mi posición -prosiguió-. No podía dejarte ir.
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-Mentí. Era mi carta de triunfo. El Nagual me enseñó a tener siempre una carta de triunfo, una
Se dirigió al centro del pequeño barranco, frente a la cueva, y se sentó en cuclillas. Desde
baza insospechada. De algún modo, sabía que podía llegar a necesitar de mi perro. Cuando te
donde me encontraba no veía lo que estaba haciendo, de modo que también salí de la cueva.
llevé a ver a mi amigo, se trataba en realidad de él; el coyote es el amigo de mis niñas. Quería
Me detuve a tres o cuatro metros de ella. Metió las manos bajo la falda, siempre en cuclillas. De
que mi perro te oliera. Cuando corriste hacia la casa tuve que ser brutal con él. Le empujé al
pronto, se puso de pie. Unía los puños cerrados flojamente; los elevó por sobre su cabeza y
interior de tu coche haciéndolo aullar de dolor. Es demasiado grande y costó mucho hacerlo
abrió los dedos de golpe. Oí un sonido seco, como un estallido, y vi salir chispas de los mismos.
pasar por sobre el asiento. Entonces le ordené hacerte trizas. Sabía que si mi perro te mordía
Volvió a cerrar los puños y a abrirlos de golpe, y de ellos surgió otro torrente de chispas
gravemente quedarías indefenso y podría terminar contigo sin dificultad. Volviste a escapar,
larguísimas. Se puso nuevamente en cuclillas y hurgó bajo la falda. Parecía estar extrayendo
pero no estabas en situación de salir de la casa. Entendí que debía ser paciente y aguardar la
algo del pubis. Repitió el movimiento de los dedos, a la vez que ponía las manos por sobre la
oscuridad. Luego el viento cambió de dirección y me convencí de que tendría éxito.
cabeza, y vi cómo de ellos se desprendía un haz de largas fibras luminosas. Tuve que ladear la
»El Nagual me había dicho que estaba seguro de que yo te gustaría como mujer. Era cuestión
cabeza para contemplarlas contra el cielo ya oscuro. Unían el aspecto de largos filamentos
de esperar el momento oportuno. Agregó que te matarías tan pronto como comprendieses que
luminosos rojizos. Terminaron por perder el color y desaparecer.
yo te había estado robando el poder. Pero en el caso de que no lograse robártelo, o en el caso
Se puso en cuclillas una vez más y, cuando abrió los dedos, emanó de ellos una asombrosa
de que no te mataras, o si yo no quisiese conservarte vivo como prisionero, debía emplear mi
cantidad de luces. El cielo estaba lleno de rayos de luz. Era un espectáculo fascinante. Absorbió
lazo para estrangularte. Incluso me indicó dónde arrojar tu cadáver: un abismo sin fondo, una
por completo mi atención; no podía apartar los ojos de él. No observaba a la Gorda. Con-
fractura en las montañas, no lejos de aquí, en que siempre desaparecen las cabras. Pero el
templaba las luces. Repentinamente, un grito me obligó a mirarla, y alcancé a verla asir una de
Nagual nunca mencionó tu aspecto aterrador. Ya te he dicho que se suponía que uno de los dos
las líneas que generaba y subir hasta la parte más alta del cañón. Estaba allí convertida en una
iba a morir esta noche. No sabía que iba a ser yo. El Nagual me dejó con la impresión de que
enorme sombra oscura contra el cielo, y luego descendió al fondo del barranco dando tumbos,
saldría triunfante. Fue muy cruel por su parte no decírmelo todo acerca de ti.
como si bajara una escalera deslizándose sobre el viento.
-Imagine mi situación, doña Soledad. Yo sabía aún menos que usted.
Súbitamente la vi contemplándome. Sin darme cuenta, había caído sentado. Me puse en pie.
-No es lo mismo. El Nagual pasó años preparándome para esto. Yo conocía todos los detalles.
Ella estaba empapada en sudor y jadeaba, tratando de recobrar el aliento. Durante un lapso
Te tenía en el saco. El Nagual me señaló incluso las hojas que siempre debía tener, frescas y a
considerable le fue imposible hablar. Comenzó a trotar sin moverse del lugar. No me atreví a
mano, para paralizarte. Las puse en el agua de la tina aparentando que tenía por finalidad
tocarla. Finalmente, pareció serenarse lo bastante como para volver a entrar en la cueva.
perfumarla. No advertiste que yo echaba otras en la tina en que me iba a lavar. Caíste en todas
Descansó unos minutos.
las trampas que te tendí. Y, sin embargo, tu lado aterrador terminó por salir vencedor.
Había actuado con tanta rapidez que casi no me había dado ocasión de considerar lo
-¿A qué se refiere al hablar de mi lado aterrador?
sucedido. En el momento de su exhibición, había experimentado un dolor insoportable,
-A aquel que me golpeó y que me matará esta noche. Tu horrendo doble, que apareció para
acompañado de cierto cosquilleo, exactamente debajo del ombligo. Yo no había hecho el menor
terminar conmigo. Jamás lo olvidaré y si vivo, cosa que dudo, nunca volveré a ser la misma.
esfuerzo físico y, sin embargo, también jadeaba.
-¿Se me parece?
-Creo que es hora de ir a nuestra cita -dijo, sin aliento-. Mi vuelo nos ha abierto a ambos. Tú
-Eras tú, desde luego, pero no tenías el mismo aspecto que ahora. En realidad, no puedo decir
sentiste mi vuelo en el vientre; eso significa que estás abierto y en condiciones de enfrentarte
a qué se parecía. Cuando trato de recordarlo, siento vértigo.
con las cuatro fuerzas.
Le dije que ante el impacto de mi golpe la había visto fugazmente abandonar su cuerpo. Mi
-¿A qué fuerzas te refieres?
intención era la de sondearla con el relato. Me parecía que todo lo sucedido obedecía a una
-A los aliados del Nagual y de Genaro. Tú los has visto. Son horrendos. Ahora se han liberado
razón oculta: obligarnos a hurgar en fuentes habitualmente vedadas. En efecto, le había dado un
de las calabazas del Nagual y de Genaro. La otra noche oíste a uno de ellos rondar la casa de
tremendo golpe; le había causado un grave daño físico; sin embargo, era imposible que fuese yo
Soledad. Te están esperando. En el momento en que caiga la noche, serán incontenibles. Uno
quien lo hubiese hecho. Estaba seguro de haberle pegado con el puño izquierdo -la enorme
de ellos llegó a seguirte a la luz del día en la casa de Soledad. Esos aliados nos pertenecen
hinchazón roja en su frente daba testimonio de ello-. Pero, sin embargo, no tenía en los nudillos
ahora, a ti y a mí. Nos llevaremos dos cada uno. No sé cuáles. Y tampoco sé cómo. Todo lo que
marca alguna, ni experimentaba el menor dolor ni incomodidad. Un golpe de tal magnitud podía
me dijo el Nagual fue que tú y yo deberíamos atraparlos por nosotros mismos.
incluso haberme causado una fractura
-¡Espera! ¡Espera! -grité.
Cuando escuchó mi descripción de cómo la había visto acurrucarse contra la pared, cayó en la
No me permitió hablar. Con suavidad, me tapó la boca con la mano. Sentí una punzada de
más absoluta desesperación. La pregunté si había tenido algún atisbo de lo que yo había visto,
terror en la boca del estómago. Ya en el pasado me había visto enfrentado con algunos
la impresión de abandonar su cuerpo, o alguna fugaz visión de la habitación.
inexplicables fenómenos a los que don Juan y don Genaro llamaban sus aliados. Había cuatro y
-Ahora sé que estoy condenada -dijo-. Muy pocos sobreviven al contacto con el doble. Si mi
eran entes tan reales como cualquier objeto. Su aspecto era tan extravagante que suscitaba en
alma ha partido, no me será posible seguir con vida. Me iré debilitando cada vez más, hasta
mí un temor incomparable toda vez que los veía. El primero que había conocido pertenecía a
morir.
don Juan; era una masa oscura, rectangular, de dos metros y medio o tres de altura y uno o uno
Había en sus ojos un brillo salvaje. Se puso de pie; parecía estar a punto de pegarme, pero, en
y medio de ancho. Se movía con la aplastante imponencia de una piedra gigantesca y respiraba
cambio, se dejó caer en el asiento.
tan pesadamente que me hacía pensar en un fuelle. Siempre lo hallaba en la oscuridad, de
-Me has quitado el alma -dijo-. Has de tenerla en tu morral. ¿Pero por qué tuviste que
noche. Lo imaginaba como una puerta que anduviese mediante el expediente de girar primero
decírmelo?
sobre uno de sus ángulos inferiores y luego sobre el otro.
Le juré que no había tenido la menor intención de lastimarla, que había actuado como lo había
El segundo con que me había topado era el aliado de don Genaro. Se trataba de un hombre
hecho únicamente en defensa propia y que, por consiguiente, no abrigaba la menor
incandescente, de largo rostro, calvo, extraordinariamente alto, con gruesos labios y ojos
malevolencia hacia ella.
entrecerrados. Siempre llevaba pantalones demasiado cortos para sus largas y delgadas
-Si no tienes mi alma en el morral, la situación es aún peor -dijo-. Andará vagando sin rumbo.
piernas.
Entonces nunca la recuperaré.
Había visto a esos dos aliados en numerosas ocasiones, en compañía de don Juan y de don
Doña Soledad daba la impresión de haber perdido por entero las energías. Su voz se hizo más
Genaro. El verlos daba inevitablemente lugar a una separación insuperable entre mi razón y mi
débil. Yo quería que se fuese a acostar. Se negó a abandonar la mesa,
percepción. Por una parte, no tenía motivo alguno para pensar que lo que me sucedía fuese
-El Nagual me advirtió que si mi fracaso era completo, debía transmitir su mensaje -continuó-.
real, y, por otra, no había modo posible de dejar de lado la certidumbre de mi percepción.
Me pidió que te dijera que había sustituido tu cuerpo hacía mucho. Ahora tú eres él.
Puesto que siempre habían aparecido en momentos en que me encontraba cerca de don Juan
-¿Qué quiso decir con eso?
y de don Genaro, los había clasificado como productos de la poderosa influencia que aquellos
-Es un brujo. Entró en tu viejo cuerpo y le devolvió su luminosidad. Ahora brillas como el propio
dos hombres habían ejercido sobre mi sugestionable personalidad. A mi entender, o bien se
Nagual. Ya no eres el hijo de tu padre. Eres el propio Nagual.
trataba de eso, o bien se trataba de que don Juan y don Genaro tenían en su posesión fuerzas a
Doña Soledad se puso de pie. Estaba aturdida. Parecía querer decir algo, pero vocalizaba con
las que denominaban sus aliados, fuerzas capaces de manifestarse ante mí bajo la forma de
dificultad. Anduvo hacia su habitación. La ayudé a llegar a la puerta; no quiso que entrara. Dejó
esas horrendas criaturas.
caer la manta que la cubría y se tendió en la cama. Me pidió, con una voz muy suave, que fuese
hasta una colina, a corta distancia de allí, y mirase si venía el viento. Agregó, como sin darle
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como a un insecto. Entonces, completa y con poder, habría entrado en ese mundo de allí fuera.
importancia, que debía llevar a su perro conmigo. Por alguna razón, su pedido me pareció
Si yo me hubiese encontrado en su situación, habría tratado de hacer exactamente lo mismo.
sospechoso. Le informé que subiría al techo y miraría desde allí. Me volvió la espalda y dijo que
»Como ves, para ella la cuestión era todo o nada. Cuando llegaste, todos se habían marchado.
lo menos que podía hacer por ella era llevar a su perro a la colina para que el animal atrajese al
Aparentemente, era el fin para ti y para algunos de nosotros. Pero todo terminó siendo la nada
viento. Me enfadé mucho con ella. En la oscuridad, su habitación producía una misteriosa
para ella y una oportunidad para las hermanitas. En cuanto supe que la habías derrotado,
impresión. Fui a la cocina a buscar dos lámparas y las llevé allí. Al ver la luz chillé
recordé a las muchachas, que era su turno. El Nagual había dicho que debían esperar hasta la
histéricamente. Yo también dejé escapar un grito, pero por una razón diferente. Cuando la
mañana para cogerte desprevenido. Que la mañana no era un buen momento para ti. Me
habitación quedó iluminada vi el piso levantado y abarquillado, como un capullo, en torno a su
ordenó mantenerme aparte y no interferir a las hermanitas; debía intervenir únicamente en el
cama. Mi percepción fue tan fugaz que en el instante que siguió hubiese jurado que la horrible
caso de que intentases perjudicar su luminosidad.
escena había sido producto de las sombras proyectadas por las viseras protectoras de las
-¿Se suponía que ellas también iban a matarme?
lámparas. Lo fantasmagórico de la imagen me puso furioso. La sacudí, cogiéndola por los
-Bueno... sí. Tú eres el lado masculino de su luminosidad. Su integridad es a veces su
hombros. Lloró como un niño y prometió no tenderme más trampas. Coloqué las lámparas sobre
desventaja. El Nagual las trataba con mano de hierro y las mantenía en equilibrio, pero ahora
una cómoda y se quedó dormida instantáneamente.
que él se ha ido no hay manera de nivelarlas. Tu luminosidad podía lograrlo.
A media mañana, el viento había cambiado. Sentí entrar una violenta racha por la ventana
-¿Y tú, Gorda? ¿Debo esperar que tú también trates de acabar conmigo?
Norte. Cerca del mediodía, doña Soledad volvió a salir. Se la veía un tanto insegura. Lo rojo de
-Ya te he dicho que soy diferente. He alcanzado un equilibrio. Mi vaciedad, que era mi
sus ojos había desaparecido y la hinchazón de la frente había disminuido; apenas si se veía una
desventaja, es ahora mi ventaja. Un brujo que ha recuperado su integridad está nivelado, en
ligera marca.
tanto que un brujo que siempre estuvo completo está un poco desequilibrado. Como lo estaba
Pensé que era hora de partir. Le dije que, si bien había tomado nota del mensaje de don Juan
Genaro. Pero el Nagual estaba nivelado porque había estado incompleto, como tú y como yo; tal
que me había transmitido, no me aclaraba nada.
vez más que tú y que yo. Tenía tres hijos y una hija. Las hermanitas son como Genaro; están
-Ya no eres el hijo de tu padre. Ahora eres el propio Nagual -dijo.
ligeramente desequilibradas. Y las más veces tan tensas que no tienen límites.
Había algo francamente incongruente en mi modo de actuar. Pocas horas antes, me había
-¿Y yo, Gorda? ¿Debo yo también perseguirlas?
encontrado indefenso y doña Soledad había intentado matarme; pero en ese momento, mientras
-No. Solamente ellas podían haber sacado provecho al absorber tu luminosidad. Tú no puedes
ella me hablaba, había olvidado el horror de ese suceso. Y sin embargo, había otra parte de mí
sacar provecho de la muerte de nadie. El Nagual te legó un poder especial, una suerte de
capaz de pasar días enteros reflexionando acerca de enfrentamientos sin importancia con
equilibrio que ninguno de nosotros posee.
gentes vinculadas con mi persona o mi trabajo. Esa parte parecía ser mi verdadero yo, el yo que
-¿No les es posible aprender a tener ese equilibrio?
había conocido durante toda mi vida. El yo que había librado un combate con la muerte esa
-Claro que sí. Pero eso no tiene nada que ver con la misión que las hermanitas debían cumplir.
noche y luego lo había echado al olvido, no era real. Era yo, y, sin embargo, no lo era.
Esta consistía en robarte el poder. Por ello se fueron uniendo hasta llegar a constituir un solo
Consideradas a la luz de tal absurdo, las afirmaciones de don Juan resultaban un poco menos
ser. Se prepararon para beberte de un trago como un vaso de soda. El Nagual hizo de ellas
traída de los pelos, pero seguían siendo inaceptables.
seductoras de primer orden, especialmente de Josefina. Montó para ti un espectáculo sin par.
Doña Soledad estaba distraída. Sonreía pacíficamente.
Comparado con él, la tentativa de Soledad era un juego de niños. Ella es una mujer tosca. Las
-¡Oh! ¡Están aquí! -dijo de pronto-. Qué afortunada soy. Mis niñas están aquí. Ahora ellas
hermanitas son verdaderas brujas. Dos de ellas ganaban tu confianza, en tanto la tercera te
cuidarán de mí.
asustaba y te dejaba indefenso. Jugaron sus cartas a la perfección. Te dejaste engañar y
Daba la impresión de estar peor. Se la veía más fuerte que nunca, pero su conducta era
estuviste a punto de sucumbir. El único inconveniente era que tú habías lastimado y curado la
menos coherente. Mis temores aumentaron. No sabía si dejarla allí o llevarla a un hospital en la
luminosidad de Rosa la noche anterior, y ello la había puesto nerviosa. De no haber sido por su
ciudad, a varios cientos de kilómetros de allí.
nerviosidad, que la llevó a morderte el costado con tanta fuerza, lo más probable es que ahora
De pronto, saltó como un niño y atravesó corriendo la puerta delantera, ganando la avenida
no estuvieses aquí. Lo vi todo desde la puerta. Llegué en el preciso instante en que las ibas a
que conducía a la carretera. El perro corrió tras ella. Subí al coche a toda prisa, con la intención
aniquilar.
de alcanzarla. Tuve que desandar el sendero en marcha atrás, puesto que no había espacio
-¿Pero qué podía hacer yo para aniquilarlas?
para girar. Al acercarme al camino, vi por la ventana trasera a doña Soledad rodeada por cuatro
-¿Cómo lo voy a saber? No soy tú.
mujeres jóvenes.
-Lo que te pregunto es qué me viste hacer.
-Vi a tu doble salir de ti.
2 -¿Cómo era?
-Como tú, desde luego. Pero muy grande y amenazador. Tu doble las habría matado. Así que
LAS HERMANITAS entré y lo interrumpí.
»Tuve que valerme de lo mejor de mi poder para tranquilizarte. Las hermanas no me podían
Doña Soledad parecía estar explicando algo a las cuatro mujeres que la rodeaban. Movía los ayudar. Estaban perdidas. Y tú estabas furioso y violento. Cambiaste de color delante nuestro
brazos con gestos teatrales y se cogía la cabeza con las manos. Era evidente que les hablaba dos veces. Uno de los colores era tan intenso que temí que me dieses muerte también a mí.
de mí. Regresé al lugar en que había aparcado. Tenía intenciones de esperarles allí. Consideré -¿Qué color era, Gorda?
qué sería más conveniente: si permanecer en el interior del coche o sentarme displicentemente -Blanco, ¿qué otro, si no? El doble es blanco, blanco amarillento, como el sol.
sobre el parachoques izquierdo. Al final, opté por quedarme de pie junto a la puerta, pronto a La miré. La sonrisa era completamente nueva para mí.
entrar en el automóvil y partir si veía probable que tuviesen lugar sucesos semejantes a los del -Sí -continuó-, somos trozos del sol. Es por ello que somos seres luminosos. Pero nuestros
día anterior. ojos no llegan a captar esa luminosidad porque es muy débil. Sólo los ojos de un brujo alcanzan
Me sentía muy cansado. No había pegado un ojo por más de veinticuatro horas. Mi plan a verla, y ello al cabo de toda una vida de esfuerzos.
consistía en revelar a las jóvenes todo lo que me fuera posible acerca del incidente con doña Su revelación me había tomado totalmente por sorpresa. Traté de poner orden en mis
Soledad, de modo que pudiesen dar los pasos más convenientes en su auxilio, y luego irme. Su pensamientos para formular la pregunta más adecuada.
presencia había hecho dar un giro definitivo a la situación. Todo parecía cargado de un nuevo -¿Te habló el Nagual alguna vez del sol? -pregunté.
vigor y energía. Tuve conciencia del cambio cuando vi a doña Soledad en su compañía. -Sí. Todos somos como el sol, aunque de modo muy, muy tenue. Nuestra luz es muy débil; no
Al revelarme que eran aprendices de don Juan, doña Soledad las había dotado de un atractivo obstante, de todos modos, es luz.
tal que me sentía impaciente por conocerlas. Me preguntaba si serían como doña Soledad. Ella -Pero, ¿dijo que tal vez el sol fuese el nagual? -insistí desesperadamente.
había afirmado que eran como yo y que íbamos en una misma dirección. Era fácil atribuir un La Gorda no me respondió. Produjo una serie de sonidos involuntarios con los labios.
sentido positivo a sus palabras. Deseaba por sobre todas las cosas creerlo. Aparentemente, pensaba cómo contestar a mi inquisición. Aguardé, preparado para tomar nota
Don Juan solía llamarlas «las hermanitas», nombre sumamente adecuado, al menos para las de lo que dijese. Tras una larga pausa, salió a gatas de la cueva.
dos que yo había tratado, Lidia y Rosa, dos jovencitas delgadas, encantadoras, con cierto aire -Te mostraré mi débil luz -dijo, con cierta frialdad.
de duendes. Al conocerlas, supuse que debían tener poco más de veinte años, si bien Pablito y
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Néstor siempre se habían negado a hablar de sus edades. Las otras dos, Josefina y Elena,
decía que era así como se perdía, por el camino más arduo, y que se debía recuperar del mismo
constituían un misterio total para mí. De tanto en tanto, había oído mencionar sus nombres,
modo, por el camino más arduo.
cada vez en un contexto desfavorable. Había concluido, a partir de observaciones hechas al
»Él me guió, y lo primero que me obligó a hacer fue negar mi cariño por aquellas dos niñas.
pasar por don Juan, que eran en cierto modo anormales: una, loca, y la otra, obesa; por eso se
Tuve que hacerlo soñando. Poco a poco aprendí a no quererlas. El Nagual me dijo que eso era
las mantenía aisladas. En una oportunidad me había tropezado con Josefina, al entrar a la casa
inútil: se debe aprender a no preocuparse y no a no querer. Cuando las niñas ya no significasen
junto a don Juan. Él la había presentado, pero ella se había cubierto el rostro y huido antes de
nada para mí, debía volver a verlas, imponerles mis ojos y mis manos. Debía golpearlas con
que me hubiese sido posible saludarla. Otra vez había encontrado a Elena lavando ropa. Era
suavidad en la cabeza y permitir que mi costado izquierdo les arrebatase la fuerza.
enorme. Pensé que debía ser víctima de un trastorno glandular. La había saludado pero no se
-¿Y qué les sucedió?
había vuelto. Nunca había visto su cara.
-Nada. Jamás sintieron nada. Se fueron a su casa y ahora parecen dos personas adultas.
Tras las revelaciones de doña Soledad acerca de sus personas, habían adquirido a mis ojos
Vacías, como la mayoría de quienes las rodean. No les gusta la compañía de muchachos
un prestigio tal que me sentía compelido a hablar con las misteriosas hermanitas, a la vez que
porque no les sirven de nada. Yo diría que su situación es cómoda. Las libré de toda locura. No
experimentaba hacia ellas una suerte de temor.
la necesitaban; yo sí. No había sabido lo que hacía al entregársela. Además, aún conservan la
Miré hacia el camino con aparente despreocupación, tratando de fortalecer mi ánimo para el
pujanza robada a su padre. El Nagual tenía razón: ninguna advirtió su pérdida, en tanto yo tuve
encuentro que iba a tener lugar en seguida. El camino estaba desierto. Nadie se acercaba a él,
conciencia de mi ganancia. Al mirar hacia el exterior de esta cueva, vi todas mis ilusiones,
aunque tan sólo un minuto antes no se encontraban a más de treinta metros de la casa. Subí al
alineadas como una fila de soldados. El mundo era luminoso y nuevo. Tanto el peso de mi
techo del coche para mirar. No venía nadie, ni siquiera el perro. Fui presa de un terror pánico,
cuerpo como el de mi espíritu habían desaparecido y yo era realmente un nuevo ser.
Me deslicé al suelo, y estaba a punto de entrar de un salto en el coche y marchar de allí cuando
-¿No sabes cómo fue que le arrebataste la fuerza a tus hijas?
oí que alguien decía: «¡Eh! ¡Miren quién está aquí!»
-¡No son mis hijas! Nunca tuve hijas. Mírame.
Me volví bruscamente para enfrentarme con dos muchachas que acababan de salir de la casa.
Salió de la cueva, se alzó la falda y me mostró su cuerpo desnudo. Lo primero en llamar mi
Deduje que habían pasado corriendo por delante de mí y entrado en la casa por la puerta
atención fue lo delgada y musculosa que era.
trasera. Suspiré aliviado.
Me instó a acercarme y examinarla. Su cuerpo se veía tan magro y firme que tuve que concluir
Las dos jovencitas se dirigían hacia donde yo estaba. Tuve que reconocer que nunca había
que no era posible que hubiese tenido hijos. Apoyó la pierna izquierda sobre una roca más alta y
reparado en ellas. Eran hermosas, morenas y sumamente delgadas, sin llegar a ser
me mostró la vagina. Su insistencia en demostrar su transformación era tal, que me vi impelido a
descarnadas. Llevaban el largo cabello negro trenzado. Vestían faldas sencillas, camisas de
reír para dar rienda suelta a mi nerviosismo. Dije que no era médico y, por tanto, no me hallaba
algodón azul y zapatos marrones de tacón bajo y suela flexible. Sus piernas, fuertes y bien
en situación de aseverar nada, pero que estaba seguro de que decía la verdad.
formadas, estaban desnudas. Debían medir un metro cincuenta o un metro sesenta. Parecían
-Claro que digo la verdad -afirmó, y volvió a entrar a la cueva-. Jamás salió nada de mi útero.
hallarse en buena forma y se movían con gran soltura. Eran Lidia y Rosa.
Tras una breve pausa respondió a mi pregunta, que yo ya había olvidado bajo el impacto de su
Las saludé y me tendieron la mano simultáneamente. Se pusieron a mi lado. Se las veía
exhibición.
saludables y fuertes. Les pedí que me ayudasen a quitar los paquetes del portaequipaje.
-Mi costado izquierdo me devolvió la fuerza -dijo-. Todo lo que tuve que hacer fue ir a visitar a
Cuando los llevábamos hacia la casa, oí un profundo gruñido, tan profundo y cercano que se
las niñas. Estuve con ellas cuatro o cinco veces, para acostumbrarlas a mi presencia. Habían
asemejaba al rugido de un león.
crecido e iban a la escuela. Pensaba que me costaría cierto esfuerzo el no quererlas, pero el
-¿Qué fue eso? -pregunté a Lidia.
Nagual me dijo que ello no tenía importancia, que debía quererlas si lo necesitaba. Así, que las
-¿No lo sabes? -interrogó con tono incrédulo.
quise. Pero las quise como se puede querer a un extraño. Mi mente estaba completa, mis
-Debe ser el perro -dijo Rosa mientras entraban corriendo a la casa, arrastrándome
propósitos eran firmísimos. Deseo entrar en el otro mundo estando aún viva, de acuerdo con las
prácticamente con ellas.
propuestas del Nagual. Para hacerlo, necesito únicamente la fuerza de mi espíritu. Necesito mi
Pusimos los paquetes sobre la mesa y nos sentamos en dos bancos. Tenía a ambas frente a
plenitud. ¡Nada puede apartarme de ese mundo! ¡Nada!
mí. Les dije que doña Soledad estaba muy enferma y que estaba a punto de llevarla al hospital
Me miró de modo desafiante.
de la ciudad, dado que no sabía qué hacer para ayudarla.
-Deberías negar a los dos: a la mujer que te vació y al pequeño que contaba con tu cariño;
A medida que hablaba iba tomando conciencia de que pisaba terreno peligroso. No tenía modo
eso, si aspiras a la plenitud. Te resultará fácil negar a la mujer. El niño es otra cosa. ¿Crees que
de estimar cuánta información debía transmitirles acerca de la verdadera naturaleza de mi
aquel inútil afecto justifica tu imposibilidad para entrar en ese reino?
encuentro con doña Soledad. Empecé a buscar pistas. Pensé que, si las observaba
No tenía una respuesta para ella. No se trataba de que no quisiera pensar en ello, sino que me
atentamente, sus voces o la expresión de sus rostros terminarían por traicionar lo que sabían.
sentía totalmente confundido.
Pero permanecieron en silencio, dejándome llevar la conversación.
-Soledad debe quitar su fuerza a Pablito, si quiere entrar en el nagual -prosiguió-. ¿Cómo
Comencé a dudar que fuese conveniente proporcionar información alguna. En el esfuerzo por
diablos va a hacerlo? Pablito, por muy débil que sea, es un brujo. Pero el Nagual concedió a
averiguar qué cabía hacer sin cometer errores, terminé por charlar sin sentido. Lidia me
Soledad una única oportunidad. Le dijo que ese momento único podía ser aquél en que tú
interrumpió. En tono seco, dijo que no debía preocuparme por la salud de doña Soledad, puesto
entrases en la casa; a partir de entonces, no sólo nos indujo a cambiar de casa, sino que nos
que ellas ya habían hecho todo lo necesario para ayudarla. Su afirmación me obligó a
impuso ayudarle a ensanchar el sendero de entrada a su vivienda, para que pudieses llegar con
preguntarle si sabía qué clase de problema tenía doña Soledad.
el coche hasta la puerta. Le dijo que, si vivía una vida impecable, lograría atraparte y sorber toda
-Le has quitado el alma -dijo, acusadora.
tu luminosidad: todo el poder que el Nagual dejó en el interior de tu cuerpo. No le resultaría difícil
Mi primera reacción fue defensiva. Empecé a hablar con vehemencia, pero acabé por
hacerlo. Puesto que ella marchaba en la dirección opuesta, le era posible reducirte a la nada. Su
contradecirme. Me observaban. Lo que hacía carecía por completo de sentido. Intenté repetir lo
gran proeza iba a consistir en llevarte a un instante de indefensión.
mismo con otros términos. Mi fatiga era tan grande que a duras penas conseguía organizar mis
»Una vez te hubiese dado muerte, tu luminosidad habría incrementado su poder y ella se
pensamientos. Finalmente, me di por vencido.
habría lanzado sobre nosotras. Yo era la única que lo sabía. Lidia, Josefina y Rosa le tienen
-¿Dónde están Pablito y Néstor? -pregunté, tras una larga pausa.
cariño. Yo no; yo conocía sus designios. Nos habría destruido una a una, cuando se le ocu-
-Pronto estarán aquí -dijo Lidia con energía.
rriese, puesto que nada tenía que perder y sí en cambio, qué ganar. El Nagual me dijo que no le
-¿Estuvieron ustedes con ellos? -quise saber.
quedaba otro camino. Me confió las niñas y me explicó lo que debía hacer en el caso de que
-¡No! -exclamó, y se me quedó mirando.
Soledad te asesinara e intentase apoderarse de nuestra luminosidad. Suponía que aún me
-Nunca vamos juntos -explicó Rosa-. Esos vagabundos son diferentes de nosotras.
quedaba una oportunidad de salvarme y, quizás, salvar también a alguna de las otras tres.
Lidia hizo un gesto imperativo con el pie para hacerla callar. Aparentemente, ella era quien
Verás: Soledad no es una mala mujer, en absoluto; simplemente está haciendo lo que le
daba las órdenes. El movimiento de su pie trajo a mi memoria una faceta muy peculiar de mi
corresponde hacer a un guerrero impecable. Las hermanitas la quieren más que a sus propias
relación con don Juan. En las incontables oportunidades en que salimos a vagar, había logrado
madres. Es una verdadera madre para ellas. Eso era, decía el Nagual, lo que la ponía en
enseñarme, sin proponérselo realmente, un sistema para comunicarse disimuladamente
ventaja. A pesar de mis esfuerzos no he conseguido separar de ella a las hermanitas. De modo
mediante ciertos movimientos clave del pie. Vi cómo Lidia hacía a Rosa la seña correspondiente
que, si te hubiese matado, se habría apoderado de al menos dos de esas tres almas confiadas.
a «horrible», que se hace cuando aquello que se halla a la vista de quienes se comunican es
Luego, al desaparecer tú del panorama, Pablito quedaba indefenso. Soledad lo habría aplastado
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amor y afecto, y en cuidar de las hermanas, Lidia y Josefina, más que de mí misma. Comprendí
desagradable o peligroso. En ese caso, yo. Reí. Acababa de recordar que don Juan me había
entonces que el Nagual había pasado años diciéndomelo. Mi vida había concluido largo tiempo
hecho esa misma seña cuando conocí a Genaro.
atrás.
Fingí no darme cuenta de lo que estaba sucediendo, en la esperanza de alcanzar a descifrar
Él me ofrecía una nueva, y ésta debía serlo por completo. No podía llevar a ella mis viejos
todos sus mensajes.
modos. Aquella primera noche, la noche en que dio conmigo, las polillas le revelaron mi
Rosa expresó mediante una seña su deseo de pisotearme. Lidia respondió con la seña
existencia; yo no tenía motivos para rebelarme contra mi destino.
correspondiente a «no», imperativamente.
»Mi cambio se produjo al empezar a preocuparme más por Lidia y Josefina que por mí misma.
Según don Juan, Lidia era muy talentosa. Por lo que a él se refería, la consideraba más
Hice todo lo que el Nagual me dijo y una noche, en este mismo barranco y en esta misma
sensible y lista que Pablito, que Néstor y que yo mismo. A mí siempre me había resultado
cueva, hallé mi plenitud. Dormía en el mismo lugar en que me encuentro ahora, cuando un ruido
imposible trabar amistad con ella. Era reservada, y muy seca. Tenía unos ojos enormes, negros,
me despertó. Alcé los ojos y me vi como había sido otrora: joven, fresca, delgada. Era mi espíri-
astutos, con los que jamás miraba de frente a nadie, pómulos altos y una nariz proporcionada,
tu, que iniciaba su camino de regreso a mí. En un principio no quería acercarse, porque aún se
ligeramente chata y ancha a la altura del caballete. La recordaba con los párpados enrojecidos,
me veía bastante espantosa. Pero acabó por no poder resistirse y se aproximó. Entonces
inflamados; recordaba también que todos se mofaban de ella por ese rasgo. Lo rojo de los
comprendí de golpe aquello que el Nagual había intentado durante años comunicarme. Él decía
párpados había desaparecido, pero ella seguía frotándose los ojos y pestañeando con
que, cuando se tiene un niño, nuestro espíritu pierde fuerza. Para una mujer, el tener una niña
frecuencia. Durante mis años de relación con don Juan y don Genaro, Lidia había sido la
significa una pérdida de capacidad. El haber tenido dos, como en mi caso, era el fin. Lo mejor de
hermanita con la cual más me había encontrado; no obstante, nunca cambiamos probablemente
mi fortaleza y de mis ilusiones había ido a parar a esas niñas. Me robaron cierta pujanza, como
más de una docena de palabras. Pablito la consideraba un ser harto peligroso. Yo siempre la
yo, al decir del Nagual, la había robado a mis padres. Ese es nuestro destino. Un chico roba la
había tomado por una persona muy tímida.
mayor parte de su potencia a su padre; una niña, a su madre. El Nagual afirmaba que quien ha
Rosa, por su parte, era bulliciosa. Yo creía que era la más joven. Sus ojos eran francos y
tenido niños puede decir, a menos que sea tan terco como tú, que echa de menos algo suyo.
brillantes. No era taimada, aunque tuviese muy mal genio. Era con ella con quien más había
Cierta locura, cierta nerviosidad, cierto poder que antes poseía. Solía tenerlo, pero, ¿dónde se
conversado. Era cordial, descarada y muy graciosa.
halla ahora? El Nagual sostenía que se encontraba en el pequeño que daba vueltas en torno de
-¿Dónde están las otras? -pregunté a Rosa. ¿No van a salir?
la casa, lleno de energías, lleno de ilusiones. En otras palabras, completo. Decía que, si
-Pronto saldrán -respondió Lidia.
observáramos a los niños, estaríamos en condiciones de aseverar que son valerosos, que se
Era fácil deducir de sus expresiones que estaban lejos de experimentar simpatía por mí. A
mueven a saltos. Si observamos a sus padres, les vemos cautelosos y tímidos. Ya no saltan.
juzgar por sus mensajes en clave, eran tan peligrosas como doña Soledad, y, sin embargo,
Según el Nagual, explicábamos el fenómeno fundándonos en la idea de que los padres son
sentado allí contemplándolas, me parecían increíblemente hermosas. Abrigaba hacia ellas los
adultos y tienen responsabilidades. Pero eso no es cierto. Lo cierto es que han perdido cierta
más cálidos sentimientos. A decir verdad, cuanto más me miraban a los ojos, más intensidad
pujanza.
cobraban esos sentimientos. En cierto momento, experimenté franca pasión. Eran tan
Pregunté a la Gorda qué hubiese dicho el Nagual si yo le hubiera comunicado que conocía
fascinantes que hubiese sido capaz de pasar horas allí, limitándome a mirarlas, sin embargo un
padres con mucho más espíritu y más capacidad que sus hijos.
resto de sensatez me impelió a ponerme de pie. No estaba dispuesto a proceder con la misma
Rió, cubriéndose el rostro con fingido azoramiento
torpeza de la noche anterior. Decidí que la mejor defensa consistía en poner las cartas sobre la
-Puedes interrogarme -dijo, sofocando una risilla-. ¿Quieres saber qué pienso?
mesa. En tono firme, les dije que don Juan me había sometido a una suerte de prueba,
-Claro que quiero saberlo.
valiéndose para ello de doña Soledad, o viceversa. Lo más probable era que las hubiese puesto
-Esa gente no tiene más espíritu; simplemente han sido más fuertes y han preparado a sus
a ellas en situación similar, y estuviésemos a punto de lanzarnos a algún enfrentamiento, de
hijos para ser obedientes y sumisos. Los han atemorizado para toda la vida; nada más.
cualquier clase que éste fuese, del que alguno de nosotros podía salir perjudicado. Apelé a su
Le narré el caso de un hombre que conocía, padre de cuatro hijos, que a los cincuenta y tres
sentido guerrero. Si eran las verdaderas herederas de don Juan, debían ser impecables
años había cambiado su vida por completo. Ello supuso el que dejara a su esposa y su puesto
conmigo, revelando sus designios, y no comportarse como seres humanos ordinarios,
ejecutivo en una gran corporación, al cabo de más de veinticinco años de esfuerzo en pro de su
codiciosos.
carrera y su familia. Arrojó todo por la borda osadamente y se fue a vivir en una isla de Pacífico.
Volviéndome hacia Rosa, le pregunté por qué deseaba pisotearme. Quedó desconcertada un
-¿Quieres decir que se fue solo? -preguntó la Gorda con sorpresa.
instante, y luego se enfadó. Sus ojos fulguraban de ira; tenía la pequeña boca contraída.
Había dado por tierra con mi argumento. Hube de admitir que se había marchado con su
Lidia, de modo muy coherente, me dijo que no tenía nada que temer de ellas, y que Rosa
prometida, de veintitrés años.
estaba molesta conmigo porque había lastimado a doña Soledad. Sus sentimientos obedecían
-La cual sin duda está completa -agregó la Gorda.
únicamente a una reacción personal.
Tuve que reconocer que era cierto.
Dije entonces que era hora de irme. Me puse de pie. Lidia hizo un gesto para detenerme. Se la
-Un hombre vacío se vale permanentemente de la plenitud de una mujer -prosiguió-. La
veía asustada, o muy inquieta. Comenzaba a protestar, cuando un ruido proveniente de fuera de
plenitud de una mujer es más peligrosa que la de un hombre. Ella se muestra informal, de ánimo
la puerta me distrajo. Las dos muchachas se pusieron a mi lado de un salto. Algo pesado se
inestable, nerviosa, aunque también capaz de grandes transformaciones. Mujeres así están en
apoyaba o hacía presión contra la puerta. Advertí entonces que las niñas la habían asegurado
condiciones de sostenerse por sí mismas e ir a cualquier parte. No harán nada una vez allí, pero
con una barra de hierro. Experimenté cierto disgusto. Todo iba a repetirse y me sentía harto del
ello es debido a que de partida no habrá nada en ellas. La gente vacía, por otra parte, no puede
asunto.
dar saltos semejantes, pero es más digna de crédito. El Nagual decía que la gente vacía es
Las muchachas se miraron, luego me miraron y por último volvieron a mirarse.
como las lombrices, que miran a su alrededor antes de avanzar, retroceden y luego recorren
Oí el quejido y la respiración pesada de un animal de gran tamaño fuera de la casa. Debía ser
otro brevísimo trecho. La gente completa siempre anda a saltos, da saltos mortales, y, las más
el perro. Llegado a ese punto, el agotamiento me cegó. Me precipité hacia la puerta, y, tras
de las veces, aterriza de cabeza, pero a ellos no les importa.
quitar la pesada barra de hierro, la entreabrí. Lidia se arrojó contra ella, volviendo a cerrarla.
»El Nagual decía que, para entrar al otro mundo, uno debe estar completo. Para ser brujo es
-El Nagual tenía razón -dijo, sin aliento-. Piensas y piensas. Eres más estúpido de lo que yo
imprescindible disponer de la totalidad de la propia luminosidad, es decir, de toda la capacidad
creía.
del espíritu, sin agujeros ni remiendos. De modo que un brujo vacío debe recobrar la plenitud.
A tirones, me hizo regresar a la mesa. Ensayé mentalmente el mejor modo de decirles de una
Hombre o mujer, ha de estar completo para entrar en ese mundo de allí fuera, esa eternidad en
vez por todas que ya había tenido suficiente. Rosa se sentó a mi lado, en contacto conmigo;
la cual, ahora, el Nagual y Genaro nos esperan.
sentía su pierna mientras la frotaba nerviosamente contra la mía. Lidia estaba de pie frente a mí,
Calló y se me quedó mirando durante un momento muy largo. La luz era escasísima para
mirándome con fijeza. Sus ardientes ojos negros parecían decir algo que yo no alcanzaba a
escribir.
comprender.
-¿Cómo recobraste tu plenitud? -pregunté.
Empecé a hablar, pero no terminé. Súbitamente, tuve conciencia de algo más profundo. Mi
Se sobresaltó al oír mi voz. Repetí la pregunta. Clavó la vista en el techo de la cueva antes de
cuerpo percibía una luz verdosa, una fluorescencia en el exterior de la casa. No oía ni veía
responder.
nada. Simplemente, era consciente de la luz, como si de pronto me hubiese quedado dormido y
-Tuve que negar a aquellas dos niñas -dijo-. En una ocasión el Nagual te explicó cómo hacerlo,
mis pensamientos se convirtieran en imágenes y éstas, a su vez, se superpusieran al mundo de
pero no quisiste escucharle. Todo consiste en volver a hacerse con la fuerza, robándola. Él
mi vida diaria. La luz se movía a gran velocidad. Lo percibía con el estómago. La seguí, o, mejor
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dicho, concentré mi atención en ella durante un instante, mientras se desplazaba. De mi
ese día. Había sido una jornada afortunada para mí; una amable extranjera me había dado
esfuerzo de atención sobre la luz resultó una gran claridad mental. Supe entonces que en esa
cincuenta pesos para medicinas para el crío.
casa, en presencia de esa gente, era tan errado como peligroso comportarse como un
»Había pasado con ese hombre horrible tres meses, y tenía la impresión de que habían sido
espectador inocente.
veinte años. Empleé el dinero que había conservado para regresar a casa. Estaba nuevamente
-¿No tienes miedo? -preguntó Rosa, señalando la puerta.
embarazada. El pretendía que tuviese el hijo como soltera; de modo de no responsabilizarse de
Su voz quebró mi concentración.
él. Al volver a mi pueblo, intenté ver a mis hijas, pero se las había llevado la familia de su padre.
Admití que, fuese lo que fuese aquello, me aterrorizaba en extremo, incluso me parecía posible
Ésta se reunió conmigo, alegando que deseaban hablarme; en cambio, me llevaron a un lugar
morir de miedo. Quería decir más, pero, en ese preciso momento, una oleada de ira me indujo a
desierto y me pegaron con palos y piedras y me dejaron por muerta.
ir a ver y hablar con doña Soledad. No confiaba en ella. Me dirigí sin vacilar a su habitación. No
La Gorda me mostró las numerosas cicatrices que llevaba en el cuero cabelludo.
estaba allí. Empecé a llamarla, rugiendo su nombre. La casa contaba con una habitación más.
-Hasta este día ignoro cómo regresé al poblado. Incluso, perdí el hijo que llevaba en el vientre.
Empujé la puerta entreabierta y me precipité dentro.
Fui a casa de una tía que aún vivía; mis padres ya habían muerto. Me dio un lugar en el cual
No había nadie. Mi cólera aumentaba en la misma medida en que lo hacía mi terror.
descansar y me atendió. La pobre me alimentó durante dos meses, hasta que estuve en
Traspuse la puerta trasera y rodeé la casa hacia el frente. No se veía siquiera al perro. Golpeé
condiciones de levantarme.
la puerta con furia. Fue Lidia quien la abrió. Entré. Le aullé, reclamándole que me informase
»Llegó el día en que mi tía me dijo que aquel hombre estaba en el pueblo, buscándome. Había
dónde estaban los demás. Bajó los ojos, sin responder. Quiso cerrar la puerta, pero se lo
dicho a la policía que me había dado dinero por adelantado y yo había huido llevándomelo, tras
impedí. Marchó apresuradamente hacia la otra habitación.
asesinar a un niño. Comprendí que ese era el fin para mí. Empero, el destino me favoreció una
Me senté a la mesa nuevamente. Rosa no se había movido. Daba la impresión de hallarse
vez más y conseguí marcharme en el camión de un norteamericano. Lo vi venir por el camino y
paralizada en su sitio.
alcé la mano desesperadamente; el hombre se detuvo y me dejó subir. Me trajo hasta esta
-Somos lo mismo -dijo inesperadamente-. El Nagual nos lo dijo.
región de México. Me dejó en la ciudad. Yo no conocía a nadie. Vagué durante días, como un
-Dime, pues, qué era lo que rondaba la casa -exigí.
perro loco, comiendo desperdicios en las calles. Fue entonces que mi suerte cambió por última
-El aliado -respondió.
vez.
-¿Dónde está ahora?
»Conocí a Pablito, con quien tengo una deuda que jamás podré pagar. Me llevó a su
-Sigue aquí. No se irá. Cuando te encuentre debilitado, te hará pedazos. Pero no somos
carpintería y me permitió dormir en un rincón. Lo hizo porque le di pena. Me encontró en el
nosotras quienes podemos decirte nada.
mercado: tropezó y cayó encima de mí. Yo estaba sentada, pidiendo. Una polilla, o una abeja,
-Entonces, ¿quién puede decírmelo?
no sé bien qué, le entró en un ojo. Giró sobre sus talones y perdió el equilibrio y cayó
-¡La Gorda! -exclamó Rosa, abriendo los ojos desmesuradamente-. Ella es la indicada. Ella lo
exactamente sobre mí. Imaginé que estaría fuera de sí, que me golpearía; en cambio, me dio
sabe todo.
dinero. Le pregunté si me podría proporcionar trabajo. Fue entonces cuando me llevó a su
Rosa me pidió que cerrara la puerta, para sentirse en lugar seguro. Sin esperar respuesta, fue
tienda y me proveyó de una plancha y una mesa para planchar, de manera que me fuera posible
hasta ella recorriendo la distancia necesaria paso a paso, y dio un portazo.
ganarme la vida como lavandera.
-No podemos hacer nada, salvo esperar que todos estén aquí -dijo.
»Me fue muy bien. Aparte de que engordé, ya que toda la gente a la que servía me daba sus
Lidia volvió de la habitación con un paquete, un objeto envuelto en un trozo de tela de un
sobras. A veces llegaba a comer dieciséis veces por día. No hacía sino comer. Los chicos de la
amarillo subido. Se la veía muy serena. Noté que su talante era más autoritario. De algún modo,
calle se burlaban de mí, y se me acercaban a hurtadillas y me pisaban los talones y algunos
nos lo hizo compartir, a Rosa y a mí.
llegaban a hacerme caer. Me hacían llorar con sus bromas crueles, especialmente cuando me
-¿Sabes qué tengo aquí? -me preguntó.
echaban a perder el trabajo adrede, ensuciando la ropa que tenía preparada.
Yo no tenía la más vaga idea. Comenzó a desenvolverlo con deliberación, tomándose su
»Un día, muy entrada la noche, llegó un viejo misterioso a ver a Pablito. Nunca lo había visto.
tiempo. En un momento dado se detuvo y me miró. Dio la impresión de vacilar y sonrió como si
No sabía que Pablito tuviese relación con hombre alguno tan intimidante, tan imponente. Le di la
la timidez le impidiera mostrar lo que había en el envoltorio.
espalda y seguí trabajando. Estaba sola. De pronto, sentí sus manos en el cuello. Mi corazón de
-El Nagual dejó este paquete para ti -murmuró-, pero creo que sería mejor esperar a la Gorda.
detuvo. No podía gritar; no podía siquiera respirar. Caí de rodillas y ese hombre horrible me
Insistí en que lo deshiciera. Me dedicó una mirada feroz y se retiró de la habitación sin una
sujetó la cabeza, tal vez durante una hora. Luego se marchó. Estaba tan aterrorizada que no me
sola palabra más.
moví del lugar en que me había dejado caer hasta la mañana siguiente. Pablito me encontró allí;
Me divertía el juego de Lidia. Había actuado totalmente de acuerdo con las enseñanzas de don
rió y dijo que debía sentirme muy orgullosa y feliz porque el viejo era un poderoso brujo y uno de
Juan. Me había demostrado el mejor modo de sacar partido de una situación de equilibrio. Al
sus maestros. Estaba desconcertada; no podía creer que Pablito fuese un brujo. Me dijo que su
traerme el paquete y fingir que lo iba a abrir, tras revelar que don Juan lo había dejado para mí,
maestro había visto volar polillas en un círculo perfecto en torno de mi cabeza. También había
había creado un verdadero misterio, casi insoportable. Sabía que me tenía que quedar si quería
visto a la muerte rondándome. Esa era la razón por la cual había actuado con la velocidad del
averiguar cuál era el contenido del paquete. Pensé en buen número de cosas que me parecía
relámpago, cambiando la dirección de mis ojos. También me explicó que el Nagual me había
probable que albergase. Tal vez fuese la pipa empleada por don Juan al manipular hongos
impuesto las manos y había entrado en mi cuerpo, y que yo no tardaría en ser diferente. Yo no
psicotrópicos. Había dado a entender en una oportunidad que la pipa debía serme entregada
tenía idea de aquello a lo que se refería. Tampoco tenía idea de lo que había hecho el viejo loco.
para que estuviese a buen recaudo. O tal vez fuera su cuchillo, o su morral de piel, o incluso sus
Pero no me importaba. Yo era como un perro al que todos apartan a puntapiés. Pablito había
objetos de poder de brujo. Por otra parte, bien podía tratarse simplemente de una estratagema
sido la única persona amable conmigo. Al principio creí que me quería por mujer. Pero era
de Lidia. Don Juan era demasiado sofisticado, demasiado inclinado a lo abstracto, para dejar
demasiado fea y gorda y maloliente. Lo único que pretendía era ser amable conmigo.
reliquias.
»El viejo loco volvió una noche y, nuevamente, me cogió por el cuello desde atrás. Me lastimó
Dije a Rosa que me encontraba mortalmente cansado y debilitado por la falta de comida. Mi
en forma terrible. Grité y aullé. No sabía qué era lo que estaba haciendo. Nunca me decía una
idea era ir a la ciudad, descansar un par de días y regresar a ver a Pablito y a Néstor. Le informé
palabra. Le temía mortalmente. Más tarde comenzó a hablarme y a decirme qué hacer de mi
que entonces me sería posible conocer a las otras dos niñas.
vida. Me gustaba lo que decía. Me llevaba a todas partes con él. Pero mi vaciedad era mi peor
Volvió Lidia y Rosa le comunicó mi intención de partir.
enemigo. No podía aceptar sus costumbres, de modo que un día se hartó de mimarme y envió
-El Nagual nos ordenó atenderte como si tú fueses él mismo -dijo Lidia-. Todos nosotros
al viento en mi busca. Estaba sola en los fondos de la casa de Soledad ese día, y sentí que el
somos el propio Nagual, pero tú eres algo más, por alguna razón que nadie entiende.
viento cobraba una gran fuerza. Soplaba a través de la cerca. Penetraba en mis ojos. Quise
Ambas me hablaban simultáneamente, dándome garantías de que nadie iba a intentar en mi
entrar en la casa, pero mi cuerpo estaba asustado y, en vez de trasponer la puerta de la casa,
contra nada semejante a lo que había ensayado doña Soledad. En los ojos de ambas había una
me dirigí hacia la cerca. El viento me empujaba y me hacía girar sobre mí misma. Intenté
mirada tan intensamente honesta que mi cuerpo se vio abrumado. Les creí.
regresar, pero fue inútil. No podía superar la violencia del viento. Me arrastró por sobre las
-Debes quedarte hasta que venga la Gorda -dijo Lidia.
colinas y me apartó de los caminos y terminé dando con mis huesos en un profundo agujero,
-El Nagual dijo que debías dormir en su propia cama -agregó Rosa.
semejante a una tumba. El viento me retuvo allí días y días, hasta que hube decidido cambiar y
Comencé a pasearme por el lugar, angustiado por un gran dilema. Por una parte, quería
aceptar mi destino sin resistencia alguna. Entonces el viento cesó, y el Nagual me encontró y
quedarme y descansar; me sentía físicamente cómodo y satisfecho en su presencia, cosa que
me llevó de vuelta a la casa. Me dijo que mi misión consistía en dar aquello de lo que carecía,
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que nada podía alcanzarlo, pero desistí de hacerlo. Entendí que hubiese sido superflua la
no me había ocurrido el día anterior con doña Soledad. Por otra parte, el aspecto razonante de
referencia. Además, oscurecía y yo quería salir de ese agujero.
mi ser, seguía sin relajarse. En ese nivel, continuaba tan atemorizado como siempre. Había
-Es mejor que nos vayamos -dije-. Te llevaré a tu casa. Tal vez más tarde tengamos ocasión
habido momentos de ciega desesperación y había actuado con audacia. Pero, una vez que mis
de hablar sobre estas cosas.
acciones perdieron su ímpetu, me había sentido tan vulnerable como de costumbre.
Se rió de mí, tal como don Juan solía hacerlo. Evidentemente, mis palabras debían de haberle
Me hundí en un intenso análisis de mi alma durante mi marcha casi frenética del lugar. Las dos
parecido harto cómicas.
muchachas se mantenían quietas, contemplándome con ansiedad. Entonces, súbitamente, se
-¿Por qué ríes, Gorda? -pregunté.
hizo la luz sobre el enigma; supe que había algo en mi interior que no hacía más que fingir
-Porque sabes perfectamente que no podemos irnos de aquí con tanta facilidad -replicó-.
miedo. Me había acostumbrado a reaccionar así en presencia de don Juan. A lo largo de los
Tienes una cita con el poder aquí. Y yo también.
años que duró nuestra relación, había descargado sobre él todo el peso de mi necesidad de
Regresó a la cueva y entró en ella a gatas.
alivios convenientes para mi temor. El depender de él me había proporcionado consuelo y
-Ven -chilló desde dentro-. No hay modo de irse.
seguridad. Pero ya no era posible sostenerse por ese medio. Don Juan se había ido. Sus
Reaccioné de la manera más incongruente. Entré gateando y volví a sentarme cerca de ella.
aprendices carecían de su paciencia, o de su refinamiento, o de capacidad para dar órdenes
Resultaba obvio que me había tendido una trampa. Yo no había ido allí para tener
precisas. Frente a ellas, mi necesidad de consuelo era absolutamente absurda.
enfrentamiento alguno. Debí haberme puesto furioso. En cambio, permanecí impasible. No po-
Las niñas me llevaron a la otra habitación. La ventana estaba orientada al Sudeste, al igual
día mentirme diciéndome que aquello era tan sólo un alto en mi camino hacia Ciudad de México.
que el lecho, una estera espesa, casi tanto como un colchón. Un voluminoso tallo de maguey,
Me encontraba en ese lugar porque una fuerza que sobrepasaba mi capacidad racional me
de unos sesenta centímetros, labrado hasta dejar al descubierto la porción porosa de su tejido,
había impelido a ir.
hacía las veces de almohada o cojín. En su parte central había un leve declive. La superficie era
Me tendió la libreta y me instó a escribir. Me dijo que, si lo hacía, no sólo me relajaría, sino que
sumamente suave. Daba la impresión de haber sido trabajada a mano. Probé el lecho y la
además la relajaría a ella.
almohada. La comodidad y la satisfacción física que experimenté fueron desacostumbrados. Al
-¿En qué consiste esa cita con el poder? -pregunté.
yacer en la cama de don Juan me sentí seguro y pleno. Una calma incomparable se extendió
-El Nagual me dijo que tú y yo teníamos una cita con algo allí fuera. Antes tuviste una cita con
por mi cuerpo. Sólo una vez antes, había vivido algo semejante: al improvisar don Juan un lecho
doña Soledad y otra con las hermanitas. Era de suponerse que acabaran contigo. El Nagual dijo
para mí, en la cumbre de una montaña en el desierto septentrional de México. Me dormí.
que, si sobrevivías a esos asaltos, debía traerte aquí, para concurrir juntos a la tercera cita.
Desperté al atardecer. Lidia y Rosa estaban casi encima de mí, profundamente dormidas.
-¿De qué clase de cita se trata?
Permanecí inmóvil durante uno o dos segundos, y en ese momento ambas despertaron a un
-A decir verdad, no lo sé. Como todo, depende de nosotros. En este mismo instante hay allí
tiempo.
fuera algunas cosas que te han estado aguardando. Lo dijo porque he venido aquí sola muchas
Lidia bostezó y dijo que había tenido que dormir cerca de mí para protegerme y hacerme
veces y no ocurrió nada. Pero esta noche la situación es distinta. Tú estás aquí y vendrán.
descansar. Estaba famélico. Lidia envió a Rosa a la cocina a prepararnos algo de comer. En el
-¿A qué se debe que el Nagual trate de destruirme? -pregunté.
ínterin, encendió todas las lámparas de la casa. Cuando la comida estuvo hecha, nos sentamos
-¡Pero sin no trata de destruir a nadie! -protestó la Gorda-. Tú eres su hijo. Ahora quiere que
a la mesa. Me sentía como si las hubiese conocido o hubiese pasado junto a ellas toda mi vida.
seas él mismo. Más él mismo que el resto de nosotros. Pero para ser un verdadero Nagual
Comimos en silencio.
debes exigir tu poder. De otro modo no hubiese puesto tanto cuidado en que Soledad y las
Cuando Rosa quitaba la mesa, pregunté a Lidia si todos dormían en el lecho del Nagual; era la
hermanitas te acechasen. Él enseñó a Soledad la forma de cambiar su aspecto y rejuvenecer.
única cama de la casa, aparte de la de doña Soledad. Lidia declaró, en tono flemático, que ellas
La indujo a instalar un piso diabólico en su habitación. Un piso al que nadie puede oponerse.
se habían ido de la casa hacía años, a un lugar propio, cerca de allí, y que Pablito se había
Como sabes, Soledad está vacía, así que el Nagual le prestó ayuda para realizar algo
mudado en la misma época y vivía con Néstor y Benigno.
gigantesco. Le destinó una misión, una misión sumamente difícil y peligrosa, pero que era la
-Pero, ¿qué sucedió con ustedes? Creía que se hallaban juntos -dije.
única adecuada para ella: acabar contigo. Le expuso que no había nada más difícil para un brujo
-Ya no -replicó Lidia-. Desde que el Nagual se fue hemos tenido tareas separadas. El Nagual
que eliminar a otro. Es más fácil que un individuo corriente mate a un brujo, o que un brujo mate
nos unió y el Nagual nos apartó.
a un hombre corriente. El Nagual explicó a Soledad que lo más conveniente para ella era
-¿Y dónde está el Nagual ahora? -pregunté con el tono de mayor indiferencia que me fue
sorprenderte y asustarte. Y eso fue lo que ella hizo. El Nagual la convirtió en una mujer
posible fingir.
apetecible, con la finalidad de que pudiese arrastrarte a su habitación; una vez allí, el suelo te
Ambas me miraron; luego se miraron entre sí.
hechizaría. Por lo que yo sé, nadie, lo que se dice nadie, se le puede resistir. Ese suelo fue la
-Oh, no lo sabemos -dijo Lidia-. Él y Genaro se han ido.
obra maestra del Nagual, por lo que hace a Soledad. Pero algo hiciste con el suelo que obligó a
Aparentemente, decían la verdad, pero insistí una vez más en que me contasen lo que sabían.
Soledad a variar sus tácticas, según las instrucciones del Nagual. Él le dijo que si el suelo
-En realidad no sabemos nada -me espetó Lidia evidentemente nerviosa por mis
fallaba y no conseguía tomarte por sorpresa y atemorizarte, debía hablarte y contarte todo lo
inquisiciones-. Se fueron a otra parte. Eso se lo debes preguntar a la Gorda. Ella tiene algo que
que desearas saber. El Nagual la adiestró para que se expresara correctamente, como último
decirte. Supo ayer que habías venido y corrimos durante toda la noche para llegar. Temíamos
recurso. Pero Soledad no logró superarte siquiera por ese medio.
que hubieses muerto. El Nagual nos dijo que tú eras la única persona a la que debíamos ayudar
-¿A qué se debía el que fuese tan importante superarme?
y creer. Dijo que eras él mismo.
Se detuvo y me estudió detenidamente. Se aclaró la garganta y se puso rígida. Alzó la vista
Se cubrió el rostro y sofocó una risilla; luego, como si se le acabase de ocurrir, agregó:
hacia el bajo techo de la cueva y exhaló el aire ruidosamente por la nariz.
-Pero es difícil de creer.
-Soledad es mujer, como yo -dijo-. Te diré algo referente a mi propia vida y tal vez llegues a
-No te conocemos -dijo Rosa-. Ese es el problema. Las cuatro sentimos lo mismo. Temimos
comprenderla.
que estuvieses muerto, pero luego, cuando te vimos, nos enfadamos contigo hasta la locura
»Una vez tuve a un hombre. Me dejó embarazada cuando yo era muy joven y tuve dos hijas de
porque no lo estabas. Soledad es como nuestra madre; tal vez algo más.
él. Una tras otra. Mi vida era un infierno. Se emborrachaba y me pegaba día y noche. Y lo
Cambiaron miradas de inteligencia. Lo interpreté de inmediato como señal de dificultades. No
odiaba y me odiaba. Y me puse gorda como un cerdo. Un día llegó otro hombre y me dijo que yo
se traían nada bueno. Lidia advirtió mi súbito recelo, que se debía leer fácilmente en mi rostro.
le gustaba y que deseaba que me fuese con él a trabajar como criada en la ciudad. Era cons-
Reaccionó haciendo una serie de aseveraciones acerca de su deseo de ayudarme. A decir
ciente de mi capacidad de trabajo y lo único que pretendía era explotarme. Pero mi vida era tan
verdad, no tenía razón alguna para dudar de su sinceridad. Si hubiesen pretendido hacerme
miserable que me dejé engañar y me marché con él. Era peor que el primero, mezquino y
daño, lo habrían hecho mientras dormía. Sus palabras sonaban tan veraces que me sentí
temible. Al cabo de una semana, más o menos, no podía soportarme. Y solía darme las peores
mezquino. Decidí entregarles los regalos que les había traído. Les dije que se trataba de
palizas que puedas imaginar. Pensé que me iba a matar, sin estar siquiera borracho; todo ello
chucherías sin importancia, que estaban en los paquetes y podían escoger las que les gustasen.
porque yo no había encontrado trabajo. Entonces me envió a pedir a las calles con un niño
Lidia dijo que le parecía preferible que yo mismo distribuyese los obsequios. En un tono muy
enfermo. Él pagaba a la madre con una parte del dinero que yo recaudaba. Y luego me pegaba
amable agregó que se sentirían muy agradecidas si curase a doña Soledad.
por no haber reunido lo suficiente. El niño se ponía cada vez más enfermo; yo sabía que si
-¿Qué crees que debo hacer para curarla? -le pregunté, tras un largo silencio.
moría mientras yo estuviese pidiendo, él me asesinaría. De modo que un día, sabiendo que él
-Usa a tu doble -dijo, en un tono desprovisto de emoción.
no estaría, fue a la casa de la madre del niño y se lo entregué, junto con algo del dinero hecho
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Repasé minuciosamente los hechos: doña Soledad había estado a punto de asesinarme, y yo
cincuenta y seis. Los dos nos echamos a reír a la vez. Ello supuso un instante de comunicación
había sobrevivido merced a un algo en mí, que no se correspondía con mis capacidades ni con
directa, espontánea.
mi conocimiento. Por lo que yo sabía, esa cosa indefinida que le había dado un golpe era real,
-¿Por qué te molesta tanto hablar de esas cosas? -preguntó.
aunque inalcanzable. Por decirlo en breves palabras, me resultaba tan probable ayudar a doña
Le dije que una vez había tenido un pequeño al que había amado inmensamente. Experimenté
Soledad como ir andando hasta la Luna.
la necesidad compulsiva de hablarle de él. Una exigencia extravagante, más allá de mi razón,
Me observaba atentamente, y permanecían inmóviles, pero agitadas.
me llevaba a abrirme a aquella mujer, una completa desconocida para mí.
-¿Dónde se encuentra ahora doña Soledad? -pregunté a Lidia.
Cuando comencé a hablar del niño, una oleada de nostalgia me envolvió; quizás se debiera al
-Está con la Gorda -dijo, con aire sombrío-. La Gorda se la llevó y está tratando de curarla,
lugar, o a la situación, o a la hora. Por algún motiva, mis recuerdos del pequeño se mezclaban
pero en realidad no sabemos dónde se hallan. Esa es la verdad.
en mí con los de don Juan: por primera vez en todo el tiempo que había pasado sin verle, lo
-¿Y dónde se encuentra Josefina?
extrañé. Lidia había dicho que ella nunca lo extrañaba porque siempre estaba con él; él era sus
-Fue a buscar al Testigo. Es el único capaz de curar a Soledad. Rosa piensa que tú sabes más
cuerpos y sus espíritus. Había comprendido de inmediato el sentido de sus palabras. Yo mismo
que el Testigo, pero, puesto que estás enfadado con Soledad, deseas su muerte. No te
me sentía así. En aquel barranco, sin embargo, un sentimiento desconocido había hecho presa
culpamos por ello.
en mí. Hice saber a la Gorda que hasta aquel momento no había extrañado a don Juan. No
Les aseguré que no estaba enfadado con ella, y, por sobre todo, que no deseaba su muerte.
respondió. Desvió la mirada.
-¡Cúrala, entonces! -dijo Rosa, con una voz aguda en la cual se traslucía la cólera-. El Testigo
Es probable que mi nostalgia por aquellas dos personas tuviese que ver con el hecho de que
nos ha dicho que tú siempre sabes qué hacer, y él no puede estar equivocado.
ambas habían dado lugar a situaciones catárticas en mi vida. Y ambas se habían ido. Hasta ese
-¿Y quién demonios es el Testigo?
momento, no había tenido claro el carácter definitivo de esa separación. Comenté a la Gorda
-Néstor es el Testigo -dijo Lidia, mostrando cierta renuencia a mencionar su nombre-. Tú lo
que el pequeño había sido, por sobre todo, mi amigo, y que un día fuerzas que se hallaban fuera
sabes. Tienes que saberlo.
de mi control le había apartado bruscamente de mí. Tal vez fuese uno de los golpes más fuertes
Recordé que en nuestro último encuentro don Genaro había llamado a Néstor «el Testigo».
recibidos en mi vida. Había incluso ido a ver a don Juan para pedir su auxilio. Fue la única
Pensé entonces que el nombre era una broma, o un truco del que se valía don Genaro para
oportunidad en que le solicité apoyo. Escuchó mi petición y rompió a reír estrepitosamente. Su
aliviar la sofocante tensión y la angustia de aquellos últimos momentos que pasábamos juntos.
reacción me resultó tan insólita que ni siquiera me enfadé. Lo único que pude hacer fue un
-No era ninguna broma -dijo Lidia, en tono firme-. Genaro y el Nagual siguieron un camino
comentario acerca de lo que yo consideraba falta de sensibilidad.
diferente respecto del Testigo. Lo llevaron con ellos a todas partes. ¡Y quiero decir a todas! El
-¿Qué quieres que haga? -me había preguntado don Juan.
Testigo presencia todo lo que hay que presenciar.
Le respondí que, puesto que era un brujo, podría ayudarme a recuperar a mi amiguito, cosa
Era evidente que había un enorme malentendido entre nosotros. Me esforcé por hacerles
que me consolaría.
entender que yo era prácticamente un desconocido para ellos. Don Juan me había mantenido
-Estás equivocado; un guerrero no busca nada que le consuele -había afirmado, en un tono
apartado de todos, incluidos Pablito y Néstor. Con excepción de los saludos casuales que todos
que no admitía réplica.
ellos habían cambiado conmigo en el curso de los años, nunca nos habíamos hablado. Yo les
Luego se dedicó a aniquilar mis argumentos. Dijo que un guerrero no debía dejar nada librado
conocía, principalmente, a través de las descripciones que me había hecho don Juan. Si bien en
al azar, que un guerrero era realmente capaz de alterar el curso de los sucesos, valiéndose del
una oportunidad había conocido a Josefina, me era imposible recordar su aspecto físico, y todo
poder de su conciencia y de la inflexibilidad de su propósito. Dijo que si mi intención de
lo que había visto de la Gorda era su gigantesco trasero. Les dije que ni siquiera sabía, hasta el
conservar y auxiliar a ese niño hubiese sido inflexible, me las habría arreglado para tomar las
día anterior, que las cuatro eran aprendices de don Juan, y que Benigno también formaba parte
medidas necesarias para que no se fuese de mi lado. Pero, tal como estaban las cosas, mi
del grupo.
cariño no pasaba de ser una palabra, un arranque inútil de un hombre vacío. Llegado a ese
Cambiaron una mirada tímida. Rosa movió los labios para decir algo, pero Lidia le ordenó
punto, me informó acerca de la vaciedad y la plenitud, pero opté por no oírle. Me limité a
callar con el pie. Creía que, tras mi larga y conmovedora explicación, ya no les sería necesario
experimentar un sentimiento de pérdida, la carencia que él había mencionado, según me
enviarse mensajes furtivos. Tenía los nervios tan alterados que sus movimientos encubiertos de
parecía evidente, al referirse a la sensación de extravío de algo irreemplazable.
pies resultaron el elemento preciso para hacerme montar en cólera. Les grité con toda la fuerza
-Lo amaste, reverenciaste su espíritu, deseaste su bien; ahora debes olvidarlo -dijo.
de mis pulmones y golpeé la mesa con la mano derecha. Rosa se puso de pie a increíble
Pero yo no había sido capaz de hacerlo. Se trataba de algo terriblemente vigente en mis
velocidad, y, supongo que a modo de respuesta a su súbito movimiento, mi cuerpo, por sí
emociones, a pesar de que el tiempo se había encargado de suavizarlas. En cierto momento,
mismo, sin indicación alguna de mi razón, dio un paso atrás, exactamente a tiempo para eludir
creí haber logrado olvidar; pero una noche, un incidente desencadenó un profundo cataclismo
por pocos centímetros el golpe de un sólido leño u otro objeto contundente que Rosa blandía en
en mi interior. Me dirigía a mi despacho cuando una joven mexicana me abordó. Estaba sentada
la mano izquierda. Cayó sobre la mesa con ruido atronador.
en un banco, aguardando un autobús. Quería saber si ese autobús la llevaría a un hospital de
Volví a oír, tal como la noche anterior, mientras doña Soledad trataba de estrangularme, un
niños. Yo no lo sabía. Explicó que su pequeño tenía una temperatura muy elevada desde hacía
sonido singular y misterioso, un sonido seco, semejante al que produce un conducto tubular al
tiempo, y ella estaba preocupada porque no tenía dinero. Me acerqué y vi a un crío, de pie sobre
quebrarse, exactamente por detrás de la tráquea, en la base del cuello. Mis oídos estallaron y,
el banco, con la cabeza apoyada en el respaldo. Vestía una chaqueta, pantalones cortos y go-
con la velocidad del relámpago, mi brazo izquierdo descendió con fuerza sobre el palo de Rosa.
rra. No tenía más de dos años. Debió de haberme visto, porque se arrimó al extremo del asiento
Yo mismo presencié la escena, como si se tratara de una película.
y puso la frente contra mi pierna.
Rosa chilló y comprendí entonces que le había golpeado el dorso de la mano con el puño
-Me duele la cabecita -me dijo.
izquierdo, descargando en ello todo mi peso. Estaba aterrado. Sucediese lo que sucediese, para
Su voz era tan débil y sus ojos oscuros tan tristes, que una oleada de angustia irreprimible hizo
mí no era real. Era una pesadilla. Rosa seguía chillando. Lidia la llevó a la habitación de don
presa en mí. Lo alcé y los llevé, a él y a su madre, al hospital más cercano. Allí los dejé, tras dar
Juan. Oí sus gritos de dolor durante unos momentos; luego cesaron. Me senté a la mesa. Mis
a la madre el dinero necesario para pagar lo requerido. Pero no quise quedarme, ni saber más
pensamientos surgían disociados e incoherentes.
de él. Deseaba creer haberle ayudado, saldando con ello mi deuda con el espíritu del hombre.
Tenía aguda conciencia del peculiar sonido de la base de mi cuello. Don Juan lo había descrito
Había aprendido de don Juan la fórmula «saldar la deuda con el espíritu del hombre». En una
como el sonido que se hace al cambiar de velocidad. Recordaba vagamente haberlo
ocasión, preocupado por el hecho de no haberle pagado por todo lo hecho por mí, le pregunté si
experimentado en su compañía. Si bien la noche previa el dato había pasado por mi mente, no
había algo en el mundo que pudiese hacer para reparar su esfuerzo. Salíamos de un banco, tras
había sido enteramente consciente de él hasta que tuvieron lugar los sucesos con Rosa. Percibí
cambiar algunos dólares por moneda mexicana.
en ese momento que el sonido había dado paso a una sensación especialmente cálida en la
-No necesito que me pagues -dijo-, pero si quieres saldar una deuda, haz tu depósito a nombre
bóveda de mi paladar y en mis oídos. La intensidad y la sequedad del sonido me hicieron pensar
del espíritu del hombre. La suma es siempre muy pequeña, y, sea cual sea la cantidad que se
en el toque de una gran campana quebrada.
aporte, es más que suficiente.
Lidia no tardó en volver. Se la veía más serena y contenida. Hasta sonreía. Le pedí por favor
Al auxiliar a aquel niño enfermo, no había hecho sino pagar al espíritu del hombre cualquier
que me ayudase a desenmarañar ese lío y me contase lo sucedido. Tras vacilar largamente me
ayuda que mi pequeño pudiese recibir de desconocidos en su camino.
dijo que, al aullar y aporrear la mesa, había puesto nerviosa a Rosa; ésta, creyendo que la iba a
Dije a la Gorda que mi cariño hacia él seguiría vivo durante el resto de mis días, aunque no
lastimar, había intentado golpearme con su «mano de sueño». Yo había esquivado el golpe y la
volviera a verle nunca. Quise agregar que su recuerdo se hallaba tan profundamente enterrado
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La conversación con la Gorda, sin embargo, era esencialmente diferente. Los aprendices de
había herido en el dorso de la mano, del mismo modo en que lo había hecho con doña Soledad.
don Juan no se hallaban en ningún sentido tan inmersos en lo suyo como él. Sus revelaciones,
Lidia agregó que la mano de Rosa quedaría inutilizada a menos que yo conociera un modo de
si bien extraordinarias, no eran sino piezas sueltas de un rompecabezas. El carácter insólito de
prestarle auxilio.
aquellas piezas consistía en que no servían para clarificar la imagen, sino para hacerla cada vez
En ese momento, Rosa entró a la habitación. Tenía el brazo envuelto en un trozo de tela. Me
más compleja.
miró. Su mirada recordaba la de un niño. Mis sentimientos eran totalmente confusos. Una parte
-Tenías un agujero marrón en el lado derecho del estómago -continuó-. Ello significa que quien
de mí se sentía cruel y culpable. Pero otra permanecía imperturbable. De no ser por la segunda,
te había vaciado era una hembra. Has hecho una niña.
no hubiese sobrevivido ni al ataque de doña Soledad ni al devastador golpe de Rosa.
»El Nagual decía que yo tenía un enorme agujero negro, que revelaba el haber hecho dos
Tras un largo silencio, les dije que era signo de gran intolerancia por mi parte el haberme
mujeres. Nunca lo vi, pero vi a otra gente con agujeros semejantes al mío.
molestado por los mensajes que se transmitían con los pies, pero que el gritar y golpear la mesa
-Dijiste que yo tenía un agujero. ¿Significa eso que ya no lo tengo?
no guardaba relación alguna con lo que Rosa había hecho. En vista de que yo no me hallaba
-No. Ha sido remendado. El Nagual te ayudó a remendarlo. Sin su apoyo estarías aun más
familiarizado con sus prácticas, bien podía haberme quebrado el brazo.
vacío de lo que estás.
En tono intimidatorio, exigí ver su mano. La desvendó de mala gana. Estaba hinchada y roja. A
-¿Qué clase de remiendo se le ha aplicado?
mi criterio, no cabía duda alguna de que esa gente estaba dando los pasos correspondientes a
-Un remiendo en tu luminosidad. No hay otra forma de decirlo. El Nagual explicaba que un
una suerte de prueba preparada por don Juan para mí. Por afrontarla me veía arrojado a un
brujo como él era capaz de rellenar el agujero en cualquier momento. Pero ese relleno no
mundo al cual era imposible acceder ni aceptar en términos racionales. Me había dicho una y
dejaba de ser una mancha sin luminosidad. Cualquiera que vea o sueñe puede afirmar que luce
otra vez que mi racionalidad comprendía tan sólo una pequeña porción de lo que denominaba la
como un parche de plomo sobre la luminosidad amarilla del resto del cuerpo. El Nagual te
totalidad de uno mismo. Ante el impacto de lo desconocido y el riesgo enteramente real de mi
remendó a ti y a mí y a Soledad. Pero dejó a nuestro cargo el recobrar la luminosidad, el brillo.
aniquilación física, mi cuerpo había tenido que hacer uso de sus recursos ocultos, o morir. La
-¿Cómo nos remendó?
trampa consistía, aparentemente, en la verdadera aceptación de la existencia de tales recursos
-Es un brujo; puso cosas en nuestros cuerpos. Hizo sustituciones. Ya no somos enteramente
y de la posibilidad de emplearlos. Los años de preparación no habían sido sino los pasos
los mismos. El remiendo es lo que puso de sí mismo.
necesarios para llegar a esa aceptación. Fiel a su propósito de no comprometerse, don Juan
-Pero, ¿por qué puso esas cosas y qué eran?
había aspirado a una victoria total o a una completa derrota para mí. Si sus enseñanzas no
-Puso en nuestros cuerpos su propia luminosidad; se valió de las manos para ello. Se limitó a
habían servido para ponerme en contacto con mis recursos ocultos, la prueba lo pondría en
entrar en nosotros y dejar allí sus fibras. Hizo lo mismo con sus seis niños y con Soledad. Todos
evidencia, en cuyo caso habría sido muy poco lo que yo pudiese hacer. Don Juan había dicho a
ellos son lo mismo, salvo Soledad; ella es otra cosa.
doña Soledad que me suicidaría. Siendo un conocedor tan profundo de la naturaleza humana,
La Gorda parecía poco dispuesta a continuar. Titubeó y la vi al borde del tartamudeo.
es probable que no se hallase en error alguno.
-¿Qué es doña Soledad?
Era hora de variar la táctica. Lidia había sostenido que yo era capaz de ayudar a Rosa y a
-Es muy difícil decirlo -dijo, tras unos momentos de resistencia-. Es lo mismo que tú y que yo,
doña Soledad valiéndome de la misma fuerza con que las había lastimado; el problema, por
y, sin embargo, es diferente. Posee idéntica luminosidad, pero no está junto a nosotros. Marcha
consiguiente, consistía en dar con la secuencia correcta de sentimientos, o pensamientos, o lo
en dirección opuesta. En este momento se te asemeja más. Ambos llevan remiendos que
que quiera que ello fuese, susceptible de lograr que mi cuerpo liberase tal fuerza. Cogí la mano
parecen de plomo. El mío ha desaparecido y he vuelto a ser un huevo completo, luminoso. Esa
de Rosa y la acaricié. Deseaba que se curara. No abrigaba sino buenos sentimientos hacia ella.
es la razón por la que te dije que tú y yo llegaríamos a ser lo mismo algún día, cuando
Le acaricié la mano y la tuve abrazada largo rato. Le acaricié la cabeza y quedó dormida,
estuvieses de nuevo completo. Actualmente, lo que nos hace ser casi lo mismo es la
apoyada sobre mi hombro, pero no hubo disminución alguna de la hinchazón ni del rubor.
luminosidad del Nagual, y la realidad de que ambos marchamos en igual dirección y ambos
Lidia me miraba sin decir palabra. Me sonrió. Quería decirle que era un fracaso como sanador.
estamos vacíos.
Sus ojos parecieron captar mi intención, sostuvo mi mirada hasta hacerme abandonar el
-¿Cómo ve un brujo a una persona completa? -pregunté.
propósito.
-Como un huevo luminoso hecho de fibras -replicó-. Todas las fibras están enteras; lucen
Rosa quería dormir. Estaba mortalmente cansada, o se encontraba enferma. Prefería no
como cuerdas, como cuerdas tensas. La impresión que da el conjunto de las cuerdas es la de
saberlo. La alcé en brazos; era más ligera de lo que había imaginado. La llevé al lecho de don
haber sido estirado como el parche de un tambor. Por otra parte, te diré que en una persona
Juan y la deposité en él con delicadeza, Lidia la cubrió. La habitación estaba muy oscura. Miré
vacía las cuerdas se ven arrugadas en los bordes del agujero. Cuando se han tenido muchos ni-
por la ventana y vi un cielo estrellado sin nubes. No había sido consciente hasta ese momento
ños, las fibras ya no se ven como tales. En esos casos, se observa algo así como dos trozos de
de que nos hallábamos a una gran altitud.
luminosidad, separados por negrura. Es una visión horrenda. El Nagual me lo hizo ver en cierta
Al mirar al cielo, sentí renacer mi optimismo. En cierto modo, las estrellas me regocijaban. El
ocasión, en un parque de la ciudad.
Sudeste me resultaba realmente una dirección digna de ser enfrentada.
-¿A qué atribuyes el que el Nagual nunca me haya hablado de ello?
De pronto, me vi obligado a satisfacer un impulso. Quise comprobar cuán diferente se vería el
-El Nagual te lo ha dicho todo, pero nunca le entendiste cabalmente. Tan pronto como se daba
cielo desde la ventana de doña Soledad, orientada al Norte. Cogí a Lidia por la mano, con la
cuenta de que tú no le comprendías, se veía obligado a cambiar de tema. Tu vaciedad te
intención de llevarla allí, pero un cosquilleo en la coronilla me detuvo. Algo así como si una onda
impedía entender. El Nagual decía que era perfectamente natural que no entendieras. Una vez
recorriese mi cuerpo, desde la espalda a la cintura, y, desde allí, hasta la boca del estómago.
que una persona queda incompleta, se vacía realmente, como una calabaza ahuecada. No te
Me senté sobre la estera. Hice un esfuerzo por racionalizar mis sensaciones. Aparentemente, en
importó el número de veces en que él te dijo que estabas vacío; ni siquiera te importó el que te
el mismo instante en que percibí el cosquilleo en la coronilla, mis pensamientos se habían
lo explicase. Nunca supiste lo que quería decir o, lo que es peor, nunca quisiste saberlo.
reducido en intensidad y cantidad. Lo intenté; pero me fue imposible retornar al proceso habitual,
La Gorda pisaba terreno peligroso. Intenté hacerla variar de rumbo, pero me rechazó.
que llamo «pensamiento».
-Tú quieres a un pequeño y no te interesa conocer el sentido de las palabras del Nagual -dijo,
Mis consideraciones me llevaron a olvidar a Lidia. Se había arrodillado en el suelo, cara a mí.
acusadora-. El Nagual me dijo que tenías una hija a la que nunca habías visto, y que querías a
Tomé conciencia de que sus enormes ojos me escrutaban desde una distancia de pocos
ese niño. La una te quitó fuerza, el otro te obligó a concretar. Les has unido.
centímetros. Automáticamente, volví a cogerle la mano y fuimos a la habitación de doña
No tuve otro remedio que dejar de escribir. Salí a gatas de la cueva y me puse de pie.
Soledad. Al llegar a la puerta, percibí que su cuerpo se ponía rígido. Tuve que empujarla. Estaba
Comencé a descender la empinada cuesta que llevaba al fondo del barranco. La Gorda me
a punto de trasponer el umbral, cuando distinguí la masa voluminosa, oscura, de un cuerpo
siguió. Me preguntó si me encontraba molesto por su franqueza. No quise mentir.
humano agazapado contra el muro opuesto al de la entrada. La visión era tan inesperada que
-¿Qué crees? -pregunté.
sofoqué un grito y solté la mano de Lidia. Era doña Soledad. Tenía la cabeza apoyada en la
-¡Estás furioso! -exclamó, y soltó una risilla tonta con un desenfado que sólo había visto en don
pared. Me volví hacia Lidia. Había retrocedido un par de pasos. Quise susurrar que doña
Juan y en don Genaro.
Soledad había regresado, pero de mí no brotó sonido alguno, a pesar de estar seguro de haber
A juzgar por las apariencias, estuvo a punto de perder el equilibrio y se aferró a mi brazo
pronunciado correctamente las palabras. Hubiese intentado hablar de nuevo, de no haberse
izquierdo. Para ayudarla a bajar al fondo del barranco, la alcé por el talle. Creí que no podía
impuesto la necesidad que sentía de actuar. Era como si las palabras reclamasen mucho tiempo
pesar más de cincuenta kilos. Frunció los labios al modo de don Genaro y dijo que pesaba
y yo tuviera muy poco. Entré a la habitación y me aproximé a doña Soledad. Daba la impresión
de estar padeciendo un gran dolor. Me puse en cuclillas a su lado y, antes de preguntarle nada,
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alcé su rostro para mirarla. Vi algo en su frente; parecía ser el emplasto de hojas que ella misma
éstas naturales o construidas por el hombre, y era necesario acercarse a él con respeto. El
se había preparado. Era oscuro, viscoso al tacto. Precisaba compulsivamente arrancarlo. Con
gateo era la única forma adecuada de demostrar ese respeto.
gesto enérgico sujeté su cabeza, la incliné hacia atrás y se lo quité de un tirón. Fue como
Estaba considerando la conveniencia de preguntar o no a la Gorda si don Juan la había
despegar un trozo de goma. No se movió ni se quejó de dolor alguno. Bajo el emplasto había
instruido acerca de tales detalles, cuando habló por propia iniciativa. Dijo que el Nagual le había
una mancha de color verde amarillento. Se movía, como si estuviese viva o empapada de
dado directivas específicas para el caso de que yo sobreviviera a los ataques de doña Soledad y
energía. La contemplé un rato, incapaz de hacer nada. La apreté con el dedo y se pegó a él
las tres muchachas. Agregó, en tono despreocupado, que antes de dirigirnos a Ciudad de
como si fuese cola. No fui presa del pánico, como hubiese ocurrido de ordinario; es más: me
México, debíamos ir a determinado lugar en las montañas, al que acostumbrábamos acudir don
agradaba esa sustancia. Hurgué en ella con las puntas de los dedos y terminó por desprenderse
Juan y yo, y que allí me descubriría toda la información que el Nagual nunca me había
completamente de su frente. Me puse de pie. La materia pegajosa estaba tibia. Mantuvo sus
proporcionado.
características de pasta glutinosa por un instante y luego se secó entre mis dedos y sobre la
Tuve un momento de indecisión, pero luego un algo interior, distinto de la razón, me impulsó
palma de mi mano. Me conmovió una nueva y súbita oleada de comprensión y corrí hacia la
hacia las montañas. Viajamos en absoluto silencio. Intenté en varias ocasiones iniciar una
habitación de don Juan. Aferré el brazo de Rosa y saqué de su mano la misma sustancia
conversación, pero en todos los casos me rechazó, sacudiendo con energía la cabeza.
fluorescente, verde amarillenta, que había sacado de la frente de doña Soledad.
Finalmente pareció cansarse de mi insistencia y se vio obligada a comentar que aquello que me
El corazón me latía con tal violencia que a duras penas podía mantenerme en pie. Quería
debía decir requería, para ser confiado, un lugar de poder, y que teníamos que abstenernos de
echarme, pero algo en mi interior me empujó hacia la ventana y me impulsó a ponerme a saltar
desperdiciar fuerzas en charlas sin sentido, hasta hallarnos en él.
en el lugar.
Tras un largo recorrido en coche y una agotadora caminata desde la carretera, llegamos
No alcanzo a recordar cuánto tiempo pasé allí saltando. En un momento dado, sentí que
finalmente a destino. Caía la noche. Estábamos en lo hondo de un cañón. Allí ya estaba oscuro,
alguien me secaba el cuello y los hombros. Tomé conciencia de que me encontraba
en tanto el sol seguía brillando por sobre las montañas de encima. Anduvimos hasta llegar a una
prácticamente desnudo, transpirando con profusión. Lidia me había echado un paño sobre los
pequeña cueva, a uno o dos metros del nivel del suelo, en el extremo norte del cañón, que iba
hombros, y en ese momento enjugaba el sudor de mi rostro. Mis procesos mentales normales se
de Este a Oeste. Solía pasar mucho tiempo allí con don Juan.
restablecieron de inmediato. Recorrí la habitación con la vista. Rosa se hallaba profundamente
Antes de entrar, la Gorda barrió cuidadosamente el suelo con ramas, tal como lo hacía don
dormida. Fui corriendo a la habitación de doña Soledad. Esperaba verla también dormida, pero
Juan, con el objeto de eliminar las garrapatas y otras parásitos adheridos a las rocas. Luego
allí no había nadie. Lidia me había seguido. Le pregunté qué había sucedido. Fue a toda prisa a
cortó tallos, cubiertos de hojuelas ligeras; reunió un montón de los arbustos de los alrededores y
despertar a Rosa, mientras yo me vestía. Rosa no quería despertar. Lidia le cogió la mano
los distribuyó sobre el piso de piedra a modo de colchón.
lastimada y se la estrujó. En un solo movimiento, casi se diría que de un salto, Rosa se puso de
Me indicó con un gesto que entrara. Yo siempre había permitido que don Juan me antecediese
pie, totalmente despierta.
en señal de respeto. Quería hacer lo mismo con ella, pero se negó. Dijo que yo era el Nagual.
Empezaron a recorrer la casa, apresurándose a apagar todas las lámparas. Daban la
Penetré en la cueva tal como ella lo había hecho en el coche. Reí ante mi inconsecuencia. No
impresión de estar aprontándose para partir. Iba a preguntarles a qué obedecía tanta prisa,
había llegado jamás a considerar mi automóvil como una cueva.
cuando tomé conciencia de que yo mismo me había vestido con suma rapidez. Todos nos
La Gorda procuró que me relajara y me pusiera cómodo.
precipitábamos. Es más: ellas parecían estar esperando órdenes mías.
-El Nagual no podía revelarte todos sus designios en razón de que estabas incompleto -dijo de
Salimos corriendo de la casa, llevando con nosotros todos los paquetes de los regalos. Lidia
repente-. Aún lo estás, pero ahora, tras tus encuentros con Soledad y las muchachas, eres más
me había recomendado que no dejase ninguno; aún no los había distribuido y por lo tanto
fuerte que antes.
seguían perteneciéndome. Los arrojé en el asiento trasero del automóvil, mientras las dos
-¿Qué significa estar incompleto? Todos me han dicho que eras la única persona capaz de
muchachas se instalaban en el delantero. Puse el motor en marcha y fui retrocediendo
explicármelo -dije.
lentamente, buscando el camino en la oscuridad.
-Es muy sencillo -replicó-. Una persona completa es aquella que nunca ha tenido niños.
Una vez en la carretera, me vi enfrentado a una cuestión espinosa. Ambas declararon al
Hizo una pausa, como si aguardase a que terminara de apuntar lo que había dicho. Alcé la
unísono que yo era el guía; sus actos dependían de mis decisiones. Yo era el Nagual. No
vista de mi libreta. Me observaba, midiendo el efecto de sus palabras.
podíamos huir de la casa y marchar sin rumbo. Debía guiarles. Pero lo cierto era que yo no tenía
-Sé que el Nagual te dijo exactamente lo mismo que acaba de decirte -prosiguió-. No le
idea de a dónde ir ni qué hacer. Me volví hacia ellas. Los faros arrojaban cierta luz dentro del
prestaste atención, y lo más probable es que no me hayas prestado atención tampoco a mí.
coche, y sus ojos la reflejaban como espejos. Recordé que con los ojos de don Juan sucedía lo
Leí mis notas en voz alta, de modo de repetir sus palabras. Sofocó una risilla.
mismo; parecían reflejar más luz que los de una persona corriente.
-El Nagual decía que una persona incompleta es aquella que ha tenido niños -dijo, como si me
Comprendí que las dos muchachas eran conscientes de lo extremo de mi situación. Más que
lo estuviese dictando.
una broma destinada a disimular mi incapacidad, lo que hice fue poner francamente en sus
Me examinó atentamente, esperando, a juzgar por las apariencias, una pregunta o un
manos la responsabilidad de una solución. Les dije que me faltaba práctica como Nagual y que
comentario. No tuve que hacer ninguna de las dos cosas.
les quedaría muy agradecido si me hacían el favor de hacerme una sugerencia o una
-Ya te he dicho todo lo que hay que saber acerca del hecho de hallarse completo o incompleto
insinuación respecto al lugar al que debíamos dirigirnos. Ello pareció disgustarlas conmigo.
-declaró-. Te he dicho exactamente lo mismo que el Nagual me dijo a mí. Entonces, no significó
Hicieron chasquear la lengua y negaron con la cabeza. Repasé mentalmente varios probables
nada para mí; tal como no significa nada ahora para ti.
cursos de acción, ninguno de los cuales era factible, como llevarlas al pueblo, o a la casa de
Me vi obligado a reír ante el modo en que se amoldaba a las enseñanzas de don Juan.
Néstor, o incluso a Ciudad de México.
-Una persona incompleta tiene un agujero en el estómago -prosiguió-. Un brujo lo ve con la
Detuve el coche. Iba en dirección al pueblo. Deseaba más que nada en el mundo tener una
misma claridad con que tú ves mi cabeza. Cuando el agujero se encuentra a la izquierda del
conversación sincera con las muchachas. Abrí la boca para comenzar, pero se apartaron de mí,
estómago, el niño que lo ha creado es del mismo sexo. Si se encuentra a la derecha, es del
se pusieron cara a cara y se echaron mutuamente los brazos al cuello. Eso parecía ser una
sexo opuesto. El agujero de la izquierda es negro; el de la derecha es castaño oscuro.
indicación de que se habían encerrado en sí mismas y no iban a escucharme.
-¿Eres capaz de ver el agujero en todo aquel que haya tenido un niño?
Mi frustración fue enorme. Lo que anhelaba en ese momento era la maestría de don Juan
-Claro. Hay dos modos de verlo. Un brujo puede verlo tanto en sueños como mirando
frente a cualquier situación que se presentara, su camaradería intelectual, su humor. En cambio,
directamente a una persona. Un brujo que ve no tiene reparos en observar el ser luminoso con
me hallaba en compañía de dos idiotas.
la finalidad de comprobar si hay un agujero en la luminiscencia del cuerpo. No obstante, aun
Percibí cierto abatimiento en el rostro de Lidia y puse fin a mi ataque de autoconmiseración.
cuanto el brujo no sepa ver, es capaz de distinguir lo oscuro del boquete a través de la ropa.
Por primera vez fui abiertamente consciente de que no había modo de superar nuestra mutua
Calló. La insté a continuar.
desilusión. Era evidente que ellas también estaban acostumbradas, aunque de una forma
-El Nagual me dijo que escribías, y que luego no recordabas lo escrito -me dijo, en tono
diferente, a la maestría de don Juan. Para ellas, el cambio del propio Nagual por mí debía de
acusatorio.
haber sido desastroso.
Me vi enredado en mis propias palabras, tratando de defenderme. No obstante, ella había
Permanecí inmóvil un buen rato, con el motor en marcha. De pronto, un estremecimiento,
dicho la verdad. Las palabras de don Juan siempre habían surtido un doble efecto sobre mí: el
comenzado como un cosquilleo en mi coronilla, volvió a recorrer mi cuerpo; supe entonces lo
uno, al oír sus aseveraciones por primera vez; el otro, al leer a solas lo escrito y olvidado.
que había sucedido poco antes, al entrar en la habitación de doña Soledad. Yo no la había visto
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Decía que debía escucharla hasta el final, y que se proponía acompañarme hasta haberme
en un sentido ordinario. Aquello que había tomado por doña Soledad acurrucada junto a la
hecho saber todo lo que el Nagual le había encargado que me comunicara.
pared, era en realidad el recuerdo del instante, inmediatamente posterior a aquel en que la
-Voy a Ciudad de México -dije.
había golpeado, en el cual había abandonado su cuerpo. Comprendí también que al retirar
-Iré contigo hasta Los Angeles, de ser necesario.
aquella sustancia glutinosa, fosforescente, la había curado, y que se trataba de una forma de
Comprendí que hablaba en serio.
energía dejada en su cabeza y en la mano de Rosa por mis golpes.
-De acuerdo -dije, con la intención de probarla-. Sube al coche.
Pasó por mi mente la imagen de un barranco singular. Me convencí de que doña Soledad y la
Vaciló un instante, luego se quedó en silencio y miró la casa. Llevó las manos cerradas al nivel
Gorda estaban en él. Mi convicción no obedecía a una mera conjetura: se trataba de una verdad
del ombligo. Se volvió y miró al valle y repitió el gesto.
que no requería corroboración. La Gorda había llevado a doña Soledad al fondo de ese
Yo sabía qué era lo que hacía. Se despedía de su casa y de aquellas imponentes colinas que
barranco, y en ese preciso instante estaba tratando de curarla. Deseaba decirle que era un error
la rodeaban.
cuidarse de la hinchazón de la frente de doña Soledad, y que ya no tenían necesidad de
Don Juan me había enseñado, años atrás, el significado de esos gestos, destacando el hecho
permanecer allí.
de que implicaban un extremo poder: un guerrero rara vez hacía uso de ellos. Yo mismo había
Describí mi visión a las muchachas. Ambas me dijeron, tal como solía hacerlo don Juan, que
tenido muy pocas ocasiones de efectuarlos.
no debía dejarme llevar por tales representaciones. En él, sin embargo, la reacción resultaba
El movimiento de despedida que la Gorda efectuaba era una variante del que me había
más congruente. Yo nunca había hecho realmente caso de sus críticas ni de su desdén; pero
enseñado don Juan. Éste me había dicho que las manos debían cerrarse como para pronunciar
con ellas era diferente: no estaban al mismo nivel. Me sentí insultado.
una plegaria, fuese ello hecho con delicadeza o violentamente, llegando incluso a producir un
-Las llevaré a su casa -dije-. ¿Dónde viven?
sonido como de palmoteo. Cualquiera que fuese la forma, el propósito del guerrero al cerrar las
Lidia se volvió hacia mí y me dijo furiosa que ellas eran mis protegidas y que debía llevarlas a
manos era atrapar el sentimiento que no quería dejar tras sí. Tan pronto como se apretaban los
lugar seguro, puesto que habían renunciado a su libertad, a pedido del Nagual, con la finalidad
puños, una vez capturado el sentimiento, se los llevaba con gran fuerza al medio del pecho, a la
de ayudarme.
altura del corazón. Allí, se convertía en una daga y el guerrero se la clavaba, sosteniéndola con
Llegados a este punto, monté en cólera. Quise abofetearlas, pero entonces sentí el extraño
ambas manos.
estremecimiento recorrer mi cuerpo una vez más. Volvió a comenzar como un cosquilleo en la
Don Juan me había dicho que un guerrero sólo dice adiós de ese modo cuando tiene buenas
coronilla, y bajó por mi espalda hasta llegar a la región umbilical: en ese instante supe dónde
razones para creer que no regresará.
vivían. El cosquilleo era como una capa protectora, una suave, cálida, hoja de celuloide. La
La despedida de la Gorda me cautivó.
percibía físicamente, cubriendo la zona que va desde el pubis hasta el reborde costal. Mi cólera
-¿Te despides? -pregunté con curiosidad.
desapareció, dando paso a una extraña serenidad, una frialdad, y, a la vez, un deseo de reír.
-Sí -dijo secamente.
Comprendí en aquel momento algo trascendental. Ante el impacto de los actos de doña Soledad
-¿No te llevas las manos al pecho? -quise saber.
y de las hermanitas, mi cuerpo se había desprendido de la racionalidad; yo había, dicho en los
-Eso lo hacen los hombres. Las mujeres tienen útero. Guardan sus sentimientos allí.
términos de don Juan, parado el mundo. Había amalgamado dos sensaciones disociadas. El
-¿No se supone que esa clase de despedidas están reservadas a los casos en que no se
cosquilleo en la parte alta de la cabeza y el ruido seco de quebradura en la base del cuello:
regresa?
entre ambas cosas yacía la clave de aquella suspensión del juicio.
-Lo más probable es que no regrese -replicó-. Me voy contigo.
Sentado en el coche con las dos muchachas, al costado de un camino de montaña desierto,
Tuve un súbito e injustificado acceso de tristeza; injustificado en el sentido de que no conocía
supe a ciencia cierta que, por primera vez, había tenido completa conciencia de parar el mundo.
a aquella mujer en lo más mínimo. Sólo abrigaba dudas y sospechas hacia ella. Pero al mirar de
Esa sensación trajo a mi memoria otra similar: mi primera experiencia de conciencia corporal,
cerca sus claros ojos me sentí definitivamente vinculado con ella. Me serené. Mi cólera había
ocurrida hacía años. Tenía que ver con el cosquilleo en la coronilla. Don Juan me había dicho
dado paso a una melancolía desconocida. Miré a mi alrededor y comprendí que aquellas colinas
que los brujos debían cultivar esa sensación, y se había extendido en su descripción. Según él,
romas, misteriosas, enormes, me estaban desgarrando.
era una suerte de comezón, algo ni placentero ni doloroso, que se iniciaba en el punto más alto
-Esas colinas están vivas -dijo, leyendo mis pensamientos.
de la cabeza. Para hacérmelo comprender, en un nivel intelectual, definió y analizó sus
Me volví hacia ella y le dije que tanto el lugar como las mujeres me habían afectado muy
características, y luego, atento al aspecto práctico, intentó orientarme en el desarrollo de la
profundamente; tanto, que no me parecía concebible desde el punta de vista de mi sentido
conciencia corporal y la memoria de la sensación, haciéndome correr bajo ramas o rocas
común. No sabía qué había resultado más devastador, si el lugar o las mujeres. Las furiosas
salientes según un plano horizontal situado a pocos centímetros por encima de mí.
embestidas de estas últimas habían sido directas y aterradoras pero la presencia de las colinas
Pasé años tratando de comprender lo que me había indicado, pero, por una parte, me
constituía un factor constante, de continua aprensión; suscitaba un deseo de huir de allí. Ante
resultaba imposible captar todo el sentido de su descripción, y, por otra parte, era incapaz de
ello; la Gorda me dijo que mi juicio acerca de los efectos del lugar era correcto, que era debido a
dotar a mi cuerpo de la memoria adecuada para seguir sus consejos prácticos. Nunca sentía
ello que el Nagual las había dejado allí, y que no debía culpar a nadie por lo sucedido, puesto
nada sobre la cabeza al correr bajo las ramas o las rocas que él había escogido para sus
que el propio Nagual había dado a aquellas muchachas la orden de terminar conmigo.
demostraciones. Pero un día mi cuerpo descubrió la sensación por sí mismo, al intentar entrar
-¿También a ti te ha dado órdenes semejantes? -pregunté.
conduciendo un camión de caja alta en un edificio para aparcamiento de tres plantas. Traspuse
-No; a mí no. No soy como ellas -replicó-. Ellas son hermanas. Son lo mismo; exactamente lo
el umbral a la misma velocidad con que solía hacerlo en mi pequeño sedán de dos puertas; de
mismo. Tanto como son lo mismo Pablito y Néstor y Benigno. Sólo tú y yo podemos llegar a ser
resultas de lo cual vi, desde el alto asiento del camión, cómo la viga de cemento transversal del
exactamente lo mismo. Aún no lo somos porque estás incompleto. Pero algún día seremos lo
techo se acercaba a mi cabeza. No pude detenerme a tiempo y la sensación que tuve fue la de
mismo, exactamente lo mismo.
que la viga me escalpaba. Nunca había conducido un vehículo tan alto como ese, de modo que
-Me han dicho que eres la única que sabe dónde se encuentran el Nagual y Genaro -dije.
no me era posible haber hecho los ajustes perceptuales necesarios. El espacio que separaba el
Me miró con atención durante un momento y sacudió la cabeza afirmativamente.
camión del techo del aparcamiento, me parecía inexistente. Sentí la viga con el cuero cabelludo.
-Es cierto -dijo-. Sé dónde están. El Nagual me dijo que te llevara si podía.
Ese día pasé horas conduciendo en el aparcamiento para dar a mi cuerpo la oportunidad de
Le exigí que dejase de andarse por las ramas y me revelara su paradero de inmediato. Mi
hacerse con el recuerdo del cosquilleo.
pedido pareció sumirla en el caos. Se disculpó y me prometió que más tarde, cuando nos
Me volví hacia las muchachas con el propósito de informales que acababa de recordar dónde
hallásemos en camino, me lo expondría todo. Me rogó que no le hiciese más preguntas porque
vivían. Desistí. No había modo de explicarles que la experiencia del cosquilleo había traído a mi
tenía instrucciones precisas en el sentido de no comentar nada hasta el momento indicado.
memoria una observación hecha al azar por don Juan en cierta oportunidad en que, camino de
Lidia y Josefina salieron a la puerta y se quedaron mirándome. Me apresuré a subir al coche.
la vivienda de Pablito, pasamos por otra casa. Había señalado una característica poco corriente
La Gorda me siguió; no pude evitar el observar que entraba en el automóvil como si lo hiciese a
de esos alrededores, y dicho que esa casa era un lugar ideal para quien buscase quietud, pero
un túnel: casi a gatas. Don Juan solía hacerlo. En cierta ocasión le había dicho, bromeando, tras
no un lugar para descansar. Las llevé allí.
haberlo visto entrar así un buen número de veces, que resultaba más práctico como yo lo hacía.
Su casa era una construcción de adobe bastante grande con techo de tejas, como aquél en
Su extraño modo de actuar me parecía atribuible a su falta de familiaridad con los coches. Me
que vivía doña Soledad. Tenía una habitación larga delante, una cocina techada al aire libre en
explicó entonces que el vehículo era una cueva, y que ese era el modo correcto de entrar en las
la parte trasera, un enorme patio contiguo a ella y, al otro lado del patio, un gallinero. La parte
cuevas, si pretendíamos valernos de ellas. Había un espíritu inherente a las cuevas, fuesen
más importante de la casa, no obstante, era una habitación cerrada con dos puertas, una que se
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abría a la sala delantera, y otra que daba a los fondos. Lidia dijo que ellas mismas la habían
ción, al mirar por primera vez a las muchachas desde el otro lado de la cocina, de estar
construido. Quise verla, pero ambas argumentaron que no era el momento apropiado, puesto
haciéndolo en realidad desde un lugar situado por encima de mi plano visual, cercano al techo.
que ni Josefina ni la Gorda se hallaban presente para mostrarme las partes de la habitación que
Pero sucedía algo aún más desconcertante: había percibido a ciencia cierta que el cosquilleo de
les pertenecían.
la coronilla me liberaba del abrazo de Josefina. No era una sensación vaga; verdaderamente
En un rincón de la primera habitación había una plataforma de ladrillos de tamaño
algo había surgido de la cima de mi cabeza.
considerable. Su altura sería de unos cuarenta y cinco centímetros y estaba destinada a hacer
Pocos años antes, don Juan y don Genaro habían manipulado mi capacidad perceptiva y yo
las veces de cama, con uno de sus extremos pegado a la pared. Lidia puso sobre ella unas
había experimentado una imposible doble impresión: sentí a don Juan caer encima mío,
espesas esteras de paja y me instó a que me echara a dormir mientras ellas velaban.
apretándome contra el piso, en tanto, a la vez, seguía encontrándome de pie. Lo cierto es que
Rosa había encendido una lámpara y la colgó de un clavo sobre la cama. La luz alcanzaba
me hallaba en ambas situaciones simultáneamente. En términos de brujería, podría decir que mi
para escribir. Les expliqué que al escribir me serenaba y les pregunté si les molestaba.
cuerpo había conservado el recuerdo de aquella doble percepción y, a juzgar por las
-¿Por qué lo tienes que preguntar? -replicó Lidia-. ¡Hazlo!
apariencias, la había repetido. En esa oportunidad, sin embargo, había dos nuevos elementos
Con la pretensión de darle una explicación superficial, le dije que yo siempre había hecho
para sumar a mi memoria corporal. Uno era el cosquilleo del que tan consciente venía siendo en
cosas raras, como tomar notas, lo cual resultaba extraño inclusive a don Juan y a don Genaro y
el curso de mis enfrentamientos con aquellas mujeres: ese era el vehículo mediante el cual
que, en consecuencia, debía resultarles extraño a ellas.
arribaba a la doble percepción; el otro era aquel sonido en la base del cuello, que me permitía
-Nosotras siempre hacemos cosas raras -dijo Lidia secamente.
liberar algo de mí, capaz de surgir de la coronilla.
Me senté en la cama, bajo la lámpara, con la espalda apoyada en el muro. Ellas se echaron
Al cabo de uno o dos minutos me sentí bajar del techo hasta encontrarme parado en el suelo.
cerca de mí, una a cada lado. Rosa se cubrió con una manta y se quedó dormida, como si todo
Me costó cierto tiempo readaptar los ojos al nivel de visión normal.
lo que necesitase para ello fuera tenderse. Lidia declaró entonces que esos eran el momento y
Al mirar a las cuatro mujeres me sentí desnudo y vulnerable. Viví un instante de disociación, o
el lugar apropiados para conversar, si bien a ella le parecía preferible apagar la luz, porque ésta
una solución en la continuidad perceptual. Fue como si hubiese cerrado los ojos y una fuerza
le daba sueño.
desconocida me hubiese hecho girar sobre mí mismo un par de veces. Cuando abrí los ojos, las
Nuestra conversación, en la oscuridad, giró en torno del paradero de las otras dos muchachas.
muchachas me observaban con la boca abierta. Pero, de un modo u otro, volvía a ser yo mismo.
Sostuvo que no tenía ni una remota idea del lugar en que pudiese hallarse la Gorda, pero que
indudablemente Josefina seguía en las montañas buscando a Néstor, a pesar de la oscuridad.
3 Explicó que Josefina era la más capaz de valerse por sí misma en circunstancias tales como
encontrarse en un lugar desierto y oscuro. Esa era la razón por la cual la Gorda la había
LA GORDA escogido para esa misión.
Le comenté que, escuchándolas referirse a la Gorda, me había hecho la idea de que era la
Lo primero que me llamó la atención en la Gorda fueron sus ojos: muy oscuros y serenos. Era jefe. Lidia me respondió que efectivamente la Gorda mandaba, y que el propio Nagual había
evidente que me estaba examinando de pies a cabeza. Escudriñó mi cuerpo con la mirada, tal ordenado que así fuera. Agregó que, más allá de esa circunstancia, tarde o temprano, la Gorda
como solía hacerlo don Juan. A decir verdad, sus ojos revelaban una calma y una energía se- habría terminado por ponerse a la cabeza porque era la mejor.
mejantes a las de él. Comprendí por qué era la mejor. Se me ocurrió que don Juan le había En ese punto, me vi obligado a encender la lámpara, para poder escribir. Lidia se quejó de que
legado los ojos. la luz le impedía permanecer despierta, pero me salí con la mía.
Era ligeramente más alta que las otras tres muchachas. Tenía un cuerpo magro y oscuro y un -¿Qué es lo que determina que la Gorda sea la mejor? -pregunté.
soberbio trasero. Reparé en la gracia de la línea de sus anchos hombros en el momento en que -Tiene más poder personal -dijo-. Lo sabe todo. Además, el Nagual le enseñó a controlar a la
volvió a medias el torso para encararse con las muchachas. gente.
Les dio una orden ininteligible y las tres se sentaron en un banco, exactamente tras ella. En -¿Envidias a la Gorda por ser la mejor?
realidad, las protegía de mí con su cuerpo. -Antes, pero ya no.
Me enfrentó de nuevo. Su expresión era de suprema seriedad, pero sin la menor traza de -¿A qué se debe este cambio?
tenebrosidad ni de gravedad. No sonreía, pero se la veía amistosa. Sus rasgos eran muy -Terminé por aceptar mi destino, como me había dicho el Nagual.
agradables: un rostro finamente formado, ni redondo ni anguloso, boca pequeña, de labios finos, -¿Y cuál es tu destino?
nariz ancha, pómulos altos, y cabello largo, negro como el azabache. -Mi destino... mi destino es ser la brisa. Ser una soñadora. Mi destino es ser un guerrero.
Era imposible pasar por alto sus fuertes y hermosas manos, que mantenía apretadas ante sí, -¿Envidian Rosa o Josefina a la Gorda?
sobre la región umbilical. Los dorsos de las mismas se hallaban vueltos hacia mí. Distinguía sus -No, no la envidian. Todas nosotras hemos aceptado nuestros destinos. El Nagual dijo que el
músculos según los contraía. poder sólo llega tras haber aceptado nuestros destinos sin discusión. Yo solía quejarme mucho
Llevaba un vestido de algodón de color naranja desteñido, de mangas largas, y un chal y sentirme terriblemente mal porque me gustaba el Nagual. Creía ser una mujer.
marrón. Había en ella algo de terriblemente sosegado y terminante. Sentí la presencia de don Pero él me demostró que no lo era. Este cuerpo que ves es nuevo. Lo mismo nos ocurrió a
Juan. Mi cuerpo se relajó. todas. Tal vez a ti no te haya sucedido lo mismo, pero para nosotras el Nagual significó una
-Siéntate, siéntate -me dijo en tono mimoso. nueva vida.
Volví a la mesa. Me señaló un lugar para que me sentase, pero permanecí de pie. »Cuando nos dijo que iba a partir, porque tenía que hacer otras cosas, creímos morir. Pero ya
Sonrió por primera vez, y sus ojos me resultaron más suaves y más brillantes. No era tan nos ves. Estamos vivas; ¿sabes por qué? Porque el Nagual nos demostró que éramos él mismo.
bonita como Josefina, y, sin embargo, era la más bonita de todas. Está aquí, con nosotras. Siempre estará aquí. Somos su cuerpo y su espíritu.
Pasamos un momento en silencio. A modo de explicación, dijo que en los años transcurridos -¿Las cuatro se sienten de la misma manera?
desde la partida del Nagual habían hecho todo lo posible por cumplir con la tarea que les había -No somos cuatro. Somos una. Ese es nuestro destino. Debemos sostenernos unas a otras. Y
encomendado, y que, dada su dedicación, habían terminado por acostumbrarse a ella. tú eres lo mismo. Todos nosotros somos lo mismo. Incluso Soledad es lo mismo, aunque vaya
No comprendí con toda claridad a qué se refería, pero, según hablaba, yo percibía más que en una dirección distinta.
nunca la presencia de don Juan. No se trataba de que copiase sus maneras, ni la inflexión de su -¿Y Pablito, y Néstor, y Benigno, dónde encajan?
voz. Poseía un control interno que la llevaba a actuar como don Juan. Su semejanza era -No lo sabemos. No nos gustan. Especialmente Pablito. Es cobarde. No ha aceptado su
profunda. destino y pretende huir de él. Es más: quiere renunciar a su condición de brujo y vivir una vida
Le conté que había ido en busca de la ayuda de Pablito y Néstor. Le dije que era lento, quizás ordinaria. Eso sería estupendo para Soledad. Pero el Nagual nos ordenó ayudarle. No obstante,
estúpido, para comprender los caminos de los brujos, pero que era sincero; y que sin embargo nos estamos cansando de hacerlo. Tal vez uno de estos días la Gorda lo quite de en medio para
todas ellas me habían tratado con malevolencia y falsedad. siempre.
Intentó disculparse, pero no la dejé terminar. Recogí mis cosas y gané la puerta delantera. -¿Puede hacerlo?
Corrió detrás de mí. No era su propósito impedirme partir, pero hablaba muy rápido, como si -¡Si puede hacerlo! Claro que puede. Ella tiene más del Nagual que ninguno de nosotros.
necesitase decir todo lo que fuese posible antes de que yo me marchara. Quizás incluso más que tú.
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aturdida al punto de no oír lo que yo le decía. Su mirada estaba desenfocada y comprendí que
-¿A qué se debe que el Nagual nunca me haya dicho que ustedes eran sus aprendices?
se iba a desmayar. En apariencia, Rosa se dio cuenta de lo que estaba sucediendo; saltó de su
-A que estás vacío.
asiento, cogió una taza de agua y se la echó sobre el rostro. Los ojos de Josefina quedaron en
-Todo el mundo sabe que estás vacío. Está escrito en tu cuerpo.
blanco. Parpadeó repetidas veces, hasta recuperar la visión normal. Movía la boca, pero sin
-¿En qué te basas para decir eso?
producir sonido alguno.
-Tienes un agujero en el medio.
-¡Tócale la garganta! -me gritó Rosa.
-¿En el medio de mi cuerpo? ¿Dónde?
-¡No! ¡No! -le respondió Lidia, también en un grito-. Tócale la cabeza. ¡Lo tiene en la cabeza,
Con suma delicadeza, tocó un lugar en el lado derecho de mi estómago. Trazó un círculo con
hombre hueco!
el dedo, como si recorriese con él los bordes de un agujero invisible de diez o doce centímetros
Me cogió la mano, y yo, a regañadientes, le permití ponerla sobre la cabeza de Josefina.
de ancho.
Josefina se estremeció, y poco a poco fue dejando escapar una serie de sonidos débiles. En
-¿Tú también estás vacía, Lidia?
cierto sentido, resultaban más melodiosos que aquellos ruidos infrahumanos que había emitido
-¿Bromeas? Estoy entera. ¿No lo ves?
poco antes.
Sus respuestas a mis preguntas estaban tomando un giro inesperado. No quería que mi
También Rosa había reparado en la diferencia.
ignorancia me pusiera a malas con ella. Asentí con la cabeza.
-¿Has oído eso? ¿Has oído eso? -me preguntó en un susurro.
-¿Qué es lo que te lleva a pensar que tengo allí un agujero que me hace estar vacío?
No obstante, fuese cual fuere la diferencia, los sonidos que Josefina hizo a continuación fueron
-pregunté, tras considerar cuál sería el más inocente de los interrogantes que le podía plantear.
más grotescos que nunca. Cuando se tranquilizó, sollozó un momento, y de inmediato entró en
No respondió. Me volvió la espalda y se lamentó de que la luz de la lámpara le hiciese escocer
otro nivel de euforia. Lidia y Rosa lograron por último serenarla. Se dejó caer pesadamente en el
los ojos. Insistí. Me enfrentó, desafiante.
banco, parecía exhausta. Con enorme dificultad, consiguió abrir los ojos y mirarme. Me sonrió
-No quiero decirte nada más -dijo-. Eres estúpido. Ni siquiera Pablito es tan estúpido, y es el
en forma sumisa.
peor.
-Lo siento, lo siento mucho -dije, y le cogí la mano.
No quería meterme en otro callejón sin salida fingiendo saber de qué estaba hablando, así que
Todo su cuerpo vibró. Bajó la cabeza y volvió a prorrumpir en sollozos. Me sobrevino una
volví a inquirir acerca de la causa de mi vacuidad. Traté de sonsacárselo, dándole amplias
oleada de esencial simpatía hacia ella. En ese momento hubiese dado mi vida por auxiliarla.
garantías de que don Juan nunca me había explicado la cuestión. Me había dicho una y otra vez
Lloraba de manera incontrolable, a la vez que trataba de hablarme. Lidia y Rosa parecían tan
que estaba vacío, y yo siempre lo había interpretado en el sentido en que un occidental puede
profundamente inmersas en su drama, que remedaban sus gestos con la boca.
interpretar una afirmación semejante. Pensaba que se refería a una carencia de poder de
-¡Por el amor de Dios, haz algo! -exclamó Rosa con voz plañidera.
decisión, voluntad, finalidades y hasta inteligencia. Nunca había mencionado la existencia de un
Experimenté una intolerable ansiedad. Josefina se puso de pie y se me abrazó; mejor dicho,
agujero en mi cuerpo.
se colgó de mí frenéticamente y me apartó de la mesa a rastras. En ese instante, Lidia y Rosa,
-Tienes un agujero en el costado derecho -dijo con frialdad-. Un agujero hecho por una mujer
con asombrosa agilidad, rapidez y dominio, me cogieron por los hombros con ambas manos, a
al vaciarte.
la vez que con los pies me inmovilizaban los talones. El peso del cuerpo de Josefina, sumado a
-¿Podrías decirme qué mujer ha sido?
la velocidad de maniobra de Lidia y Rosa, me dejó indefenso. Todas ellas actuaban
-Sólo tú lo sabes. El Nagual decía que los hombres, en la mayoría de los casos, ignoran quién
simultáneamente, y, antes de que pudiese darme cuenta de lo que ocurría, me encontré tendido
los ha vaciado. Las mujeres son más afortunadas; lo saben con certeza.
en el piso, con Josefina encima de mí. Sentía latir su corazón. Se aferraba a mí con gran fuerza;
-Tus hermanas, ¿están vacías, como yo?
el ruido de su corazón resonaba en mis oídos, latía en mi pecho. Traté de apartarla, pero se
-No seas idiota. ¿Cómo podrían estar vacías?
apresuró a asegurarse. Rosa y Lidia me sujetaban contra el suelo, descargando todo su físico
-Doña Soledad me dijo que ella estaba vacía. ¿Presenta el mismo aspecto que yo?
sobre mis brazos y piernas. Rosa reía como una loca; comenzó a mordisquearme el costado.
-No. El agujero de su estómago era enorme. Abarcaba ambos costados, lo cual revela que la
Sus pequeños y agudos dientes castañeteaban según sus mandíbulas se abrían y se cerraban
han vaciado un hombre y una mujer.
en nerviosos espasmos.
-¿Qué hizo doña Soledad con un hombre y una mujer?
Fui presa de un monstruoso dolor, seguido de repugnancia y terror. Perdí el aliento. No podía
-Les entregó su integridad.
fijar la vista. Comprendí que estaba perdiendo el conocimiento. Oí el ruido seco, de quebradura
Vacilé un instante antes de formularle la siguiente pregunta. Quería valorar en su justa medida
de tubo, en la base del cuello y sentí el cosquilleo de la coronilla. Inmediatamente después tuve
todas las consecuencias de su afirmación.
conciencia de que las estaba observando desde el otro lado de la cocina. Las tres muchachas
-La Gorda estaba aún peor que Soledad -prosiguió Lidia-. Dos mujeres la vaciaron. El agujero
me miraban, echadas en el suelo.
de su estómago era como una caverna. Pero ella lo ha cerrado. Ha vuelto a estar completa.
-¿Qué están haciendo? -oí que decía alguien en una voz áspera, fuerte, autoritaria.
-Háblame de esas dos mujeres.
Entonces tuve una impresión inconcebible: Josefina se dejaba ir de mí y se ponía de pie. Yo
-No te puedo decir nada más -declaró en un tono sumamente imperativo-. Sólo la Gorda puede
yacía en el suelo; no obstante, también me encontraba de pie, a cierta distancia de la escena,
hablar de ello. Espera a que venga.
mirando a una mujer a la que nunca antes había visto. Estaba junto a la puerta. Anduvo hacia mí
-¿Por qué solamente la Gorda?
y se detuvo a uno o dos metros. Me observó durante un instante. Comprendí de inmediato que
-Porque lo sabe todo.
era la Gorda. Exigió saber lo que estaba ocurriendo.
-¿Es la única que lo sabe todo?
-Le estamos gastando una pequeña broma -dijo Josefina, aclarándose la garganta-. Yo fingía
-El Testigo sabe tanto como ella, o quizá más, pero él es el propio Genaro y eso hace que sea
ser muda.
muy difícil atraparle. No lo queremos.
Las tres muchachas se reunieron, muy cerca las unas de las otras, y echaron a reír. La Gorda
-¿Por qué no lo quieren?
permaneció impasible, contemplándome.
-Esos tres vagabundos son horrorosos. Están locos, como Genaro. Es que son Genaro. Pasan
¡Me habían engañado! Encontré tan ultrajantes mi propia estupidez y mi necedad que estallé
la vida combatiéndonos, porque temían al Nagual y ahora quieren desquitarse con nosotras. En
en una carcajada histérica, casi fuera de control. Mi cuerpo se estremecía.
todo caso eso es lo que dice la Gorda.
Entendí que Josefina no había estado jugando, como acababa de afirmar. Las tres habían
-¿Y qué es lo que lleva a la Gorda a decir eso?
actuado en serio. A decir verdad, había sentido el cuerpo de Josefina como una fuerza que en
-El Nagual le dijo cosas que ella no comunicó a las demás. Ella ve. El Nagual dijo que tú
realidad se estaba introduciendo en mi propio cuerpo. El roer de Rosa en mi costado, indu-
también veías. Ni Josefina, ni Rosa, ni yo vemos. Y, sin embargo, los cinco somos lo mismo.
dablemente una estratagema para distraer mi atención, coincidió con la impresión de que el
Somos lo mismo.
corazón de Josefina latía dentro de mi pecho.
La frase «somos lo mismo», que doña Soledad había empleado la noche anterior, originó un
Oí a la Gorda pedirme que me calmara.
torrente de pensamientos y de temores. Dejé a un lado mi libreta. Miré a mi alrededor. Estaba en
Una conmoción nerviosa tuvo lugar dentro de mí, y luego una cólera lenta, sorda, me invadió.
un mundo extraño, echado en un lecho extraño, en medio de dos mujeres a las que no conocía.
Las aborrecí. Había tenido bastante de ellas. Habría cogido mi chaqueta y mi libreta de notas y
No obstante, me sentía cómodo. Mi cuerpo experimentaba abandono e indiferencia. Confiaba en
abandonado la casa, de no ser porque todavía no me había recuperado por completo. Estaba un
ellas.
tanto aturdido y mis sentimientos decididamente se hallaban embotados. Había tenido la sensa-
-¿Van a dormir aquí? -pregunté.
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-¿Dónde, si no?
Josefina no se irritó. Desvió la vista. Había una enorme tristeza en sus ojos. Me vi obligado a
-¿Y la habitación de ustedes?
interceder.
-No podemos dejarte solo. Sentimos lo mismo que tú; eres un extraño, pero estamos obligadas
-Cree que es la única mujer en el mundo que tiene problemas -me espetó Lidia-. El Nagual nos
a ayudarte. La Gorda dijo que no importaba lo estúpido que fueras, que debíamos cuidar de ti.
dijo que la tratásemos con rigor y sin piedad hasta que dejase de sentir lástima por sí misma.
Dijo que debíamos dormir en la misma cama que tú, como si fueses el propio Nagual.
Rosa me miró confirmando la aseveración de Lidia con un movimiento de cabeza.
Lidia apagó la lámpara. Permanecí sentado con la espalda apoyada en la pared. Cerré los ojos
Lidia se volvió hacia Rosa y le ordenó apartarse de Josefina. Rosa la obedeció, yendo a
para pensar y me quedé dormido instantáneamente.
sentarse en el banco, a mi lado.
A las ocho de la mañana, Lidia, Rosa y yo nos habíamos sentado en un sitio plano
-El Nagual dijo que cualquiera de estos días volvería a hablar -me confió Lidia.
exactamente frente a la puerta de entrada, y ya llevábamos casi cuatro horas allí desde las ocho
-¡Hey! -dijo Rosa, tirándome de la manga-. Tal vez tú seas quien la haga hablar.
de la mañana. Yo había intentado trabar conversación con ellas, pero se negaban a hablar. Da-
-¡Sí! -exclamó Lidia, como si hubiese estado pensando lo mismo-. Quizá sea por eso que
ban la impresión de encontrarse muy serenas, casi dormidas. No obstante, esa tendencia al
hayamos debido esperarte.
abandono no era contagiosa. El estar allí sentado, en silencio forzoso, me había llevado a un
-¡Es clarísimo! -agregó Rosa, con la expresión de quien ha tenido una verdadera revelación.
estado de ánimo particular. La casa se alzaba en la cima de una pequeña colina; la puerta daba
Ambas se pusieron de pie de un salto y abrazaron a Josefina.
al Este. Desde el lugar en que me hallaba, alcanzaba a ver casi en su totalidad el estrecho valle
-¡Volverás a hablar! -gritaba Rosa mientras sacudía a Josefina, aferrándola por los hombros.
que corría de Este a Oeste. No divisaba el pueblo, pero sí las zonas verdes de los campos
Josefina abrió los ojos y los hizo girar en sus órbitas. Empezó a suspirar, débil y
cultivados en el fondo del valle. Al otro lado, en todas direcciones, se extendían gigantescas
entrecortadamente, como si sollozara, y terminó por echar a correr de un lado a otro, gritando
colinas, redondas y erosionadas. No había montañas altas en las proximidades del valle, sólo
como un animal. Su excitación era tal, que se la veía incapaz de cerrar la boca. Francamente, la
esas enormes colinas, cuya visión suscitaba en mí la más violenta sensación de opresión. Tuve
creía al borde de un colapso nervioso. Lidia y Rosa corrieron a su lado y la ayudaron a cerrar la
la impresión de que las elevaciones que tenía delante estaban a punto de transportarme a otra
boca. Pero no intentaron serenarla.
época.
-¡Volverás a hablar! ¡Volverás a hablar! -gritaban.
Lidia se dirigió a mí de pronto, y su voz interrumpió mi ensueño. Tironeó mi manga.
Josefina sollozaba y aullaba de tal manera que yo sentía un escalofrío que me recorría la
-Allí viene Josefina -dijo.
columna vertebral.
Miré al sinuoso sendero que llevaba del valle a la casa. Vi a una mujer que subía andando
Estaba absolutamente desconcertado. Traté de decir algo razonable. Apelé a su sentido
lentamente; se encontraba a una distancia aproximada de cincuenta metros. Advertí de
común, pero no tardé en comprender que, según mis cánones, tenían muy poco. Comencé a
inmediato la notable diferencia de edad entre Lidia y Rosa, y ella. Volví a mirarla. Nunca me
andar de un lado para otro, delante de ellas, intentando tomar una decisión.
hubiese imaginado que Josefina fuese tan vieja. A juzgar por su paso tardo y la postura de su
-Vas a ayudarla, ¿no? -me apremiaba Lidia.
cuerpo, se trataba de una cincuentona. Era delgada, vestía una falda larga y oscura y traía un
-Por favor, señor, por favor -me suplicaba Rosa.
fardo de leña cargado en sus espaldas. Llevaba algo atado a la cintura; tenía todas las trazas de
Les dije que estaban locas, que no tenía la menor idea de qué se podía hacer. Y, sin embargo,
ser un niño, sujeto a su cadera izquierda. Daba la impresión de estar dándole el pecho a la vez
según hablaba, una feliz sensación de optimismo y seguridad se iba adueñando de mi mente.
que caminaba. Su andar era casi tenue. A duras penas logró remontar la última cuesta antes de
En un principio, traté de ignorarla, pero finalmente hube de ceder a ella. En una oportunidad
arribar a la casa. Cuando por fin la tuvimos frente a nosotros, a pocos metros, advertí que
anterior había experimentado lo mismo, en relación con una amiga muy querida que se hallaba
respiraba tan pesadamente que intenté ayudarla a sentarse. Hizo un gesto con el cual pareció
mortalmente enferma. Pensé que podía sanarla y hacerla abandonar el hospital en que se
indicar que estaba bien.
hallaba ingresada. Fui a consultar con don Juan.
Oí a Rosa y a Lidia sofocar sendas risillas. No las miré, porque toda mi capacidad de atención
-Claro. Puedes curarla y hacerla salir de esa trampa mortal -me dijo.
había sido tomada por asalto. La mujer que tenía ante mí era la criatura más absolutamente
-¿Cómo? -le pregunté.
repugnante y horrible que había visto en mi vida. Desató el fardo de leña y lo dejó caer al suelo
-El procedimiento es muy simple -dijo-. Todo lo que debes hacer es recordarle que se trata de
con gran estrépito. Di un salto involuntariamente debido en parte al hecho de que estuvo a punto
una paciente incurable. Puesto que es un caso terminal, tiene poder. No tiene nada más que
de caer sobre mi regazo, llevada por el peso de la madera.
perder. Ya lo ha perdido todo. Cuando no se tiene nada que perder, se adquiere coraje. Somos
Me miró por un instante y luego bajó los ojos, aparentemente turbada por su propia torpeza.
temerosos únicamente en la medida que tengamos algo a que aferrarnos.
Irguió la Espalda y suspiró con evidente alivio. Se veía que la cara había resultado excesiva
-¿Pero acaso basta con recordárselo?
para su viejo cuerpo.
-No. Eso le dará el estímulo que necesita. Entonces tiene que deshacerse de la enfermedad,
Mientras estiraba los brazos, el pelo se le soltó en parte. Llevaba una sucia cinta amarrada a la
empujándola con la mano izquierda. Debe empujar hacia afuera con el brazo, el puño cerrado
frente. El cabello largo y grisáceo se veía mugriento y enmarañado. Alcancé a ver hebras
como si estuviese asiendo el tirador de una puerta. Debe empujar más y más, y, a la vez repetir:
blancas destacando contra el castaño oscuro del lazo. Me sonrió y esbozó un gesto de saludo
«fuera, fuera, fuera». Dile que, puesto que ya no le queda nada por hacer, debe dedicar cada
con la cabeza. Aparentemente, le faltaban todos los dientes; su boca era un agujero negro. Se
segundo del tiempo que le quede de vida a realizar esa actividad. Te aseguro que podrá
cubrió el rostro con la mano y rió. Se quitó las sandalias y entró a la casa, sin darme tiempo de
levantarse e irse por su propio pie, si es que lo desea.
articular palabra. Rosa la siguió.
-Parece tan sencillo... -dije.
Estaba pasmado. Doña Soledad había dado a entender que Josefina tenía la misma edad que
Don Juan rió entre dientes.
Lidia y Rosa. Me volví hacia Lidia. Me estaba observando con mirada de miope.
-Parece sencillo -dijo-, pero no lo es. Para hacerlo, tu amiga necesita un espíritu impecable.
-No tenía idea de que fuese tan vieja.
Se quedó mirándome por un largo rato. En apariencia, estaba midiendo el grado de
-Sí, es bastante mayor -dijo, sin darle importancia.
preocupación y de tristeza que experimentaba por mi amiga.
-¿Tiene un niño? -pregunté.
-Desde luego -agregó-, si tu amiga poseyese un espíritu impecable, no estaría allí.
-Sí, y lo lleva consigo a todas partes. Nunca lo deja con nosotras. Teme que vayamos a
Conté a mi amiga lo que don Juan me había dicho. Pero ya se encontraba demasiado débil
comérnoslo.
para intentar siquiera mover el brazo.
-¿Es un varón?
En el caso de Josefina, la razón fundamental de mi secreta confianza radicaba en el hecho de
-Sí.
que ella era un guerrero con un espíritu impecable. ¿Sería posible, me pregunté en silencio,
-¿Qué edad tiene?
llevarla a valerse del mismo movimiento de mano?
-Lo tuvo hace un tiempo. Pero no sé su edad. Nosotras pensábamos que no debía tener un
Dije a Josefina que su incapacidad para hablar era debida a una especie de bloqueo.
niño a sus años. Pero no nos hizo el menor caso.
-Sí, sí, es un bloqueo -repitieron Lidia y Rosa en cuanto lo oyeron.
-¿De quién es el niño?
Enseñé a Josefina el modo de mover el brazo y le dije que tenía que deshacerse del bloqueo
-De Josefina, desde luego.
empujando así.
-Quiero decir, ¿quién es el padre?
Los ojos de Josefina estaban completamente fijos. Parecía hallarse en trance. Movía la boca,
-El Nagual. ¿Quién si no?
emitiendo sonidos escasamente audibles. Trató de mover el brazo, pero se sentía tan excitada
Esta revelación me pareció muy extraña y anonadante.
que lo hizo sin coordinación alguna. Intenté ordenar sus actos, pero daba la impresión de estar
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Josefina asintió con un gesto y luego deformó el rostro, en la más desagradable de las muecas
-Supongo que todo es posible en el mundo del Nagual -dije.
posibles.
Era más un pensamiento en voz alta que una frase para Lidia.
-Puede mantener la cara así todo el día.
-¡Desde luego! -dijo, y echó a reír.
Sostuve que, si viviera en esos parajes, seguramente Josefina llamaría más fácilmente mi
Lo opresivo de aquellas colinas erosionadas se hacía insoportable. Había algo francamente
atención con su disfraz que sin él.
aborrecible en aquella zona, y Josefina había sido el golpe de gracia. Además de tener un
-Ese disfraz era sólo para ti -dijo Lidia, y las tres rieron-. Y mira hasta qué punto te
cuerpo feo, viejo y maloliente, y carecer de dientes, daba la impresión de padecer una suerte de
desconcertó. Te llamó más la atención el niño que ella.
parálisis facial. Los músculos del lado izquierdo de su cara estaban evidentemente afectados,
Lidia fue a la habitación y regresó con un atado de trapos que tenía toda la apariencia de un
condición que daba lugar a una distorsión del ojo y el lado izquierdo de la boca
niño envuelto en sus ropas; lo arrojó sobre la mesa, delante de mí. Sumé mis carcajadas a las
extraordinariamente desagradable. Mi depresión anímica se trocó en absoluta angustia. Durante
suyas.
un instante consideré la posibilidad, ya tan familiar, de correr hacia mi coche y marcharme.
-¿Todas tienen disfraces? -pregunté.
Me lamenté ante Lidia, diciéndole que no me encontraba bien. Rió y aseguró que Josefina me
-No. Solamente Josefina. Nadie en los alrededores la conoce tal cómo es -replicó Lidia.
había asustado.
Josefina asintió y sonrió, pero permaneció en silencio. Me gustaba muchísimo. Había algo
-Surte ese efecto sobre la gente -dijo-. Todo el mundo la odia. Es más fea que una cucaracha.
inmensamente inocente y dulce en ella.
-Recuerdo haberla visto una vez -dije-, pero era joven.
-Di algo, Josefina -dije, aferrándola por los antebrazos.
-Las cosas cambian -comentó Lidia, filosófica-, en un sentido o en otro. Mira a Soledad. Qué
Me miró desconcertada y retrocedió. Supuse que, dejándome llevar por mi alegría, le había
cambio, ¿eh? Y tú también has cambiado. Se te ve más sólido que en mis recuerdos. Te
hecho daño al cogerla con demasiada fuerza. La dejé ir. Se sentó muy erguida. Contrajo su
pareces cada vez más al Nagual.
pequeña boca y sus labios finos y produjo una grotesca avalancha de gruñidos y chillidos.
Quise señalar que el cambio de Josefina era abominable, pero temí que mis palabras pudiesen
Todo su rostro se alteró de pronto. Una serie de espasmos feos e involuntarios echaron a
llegar a sus oídos.
perder su serena expresión de un momento antes.
Miré las chatas colinas del otro lado del valle y sentí deseos de huir de ellas.
La miré horrorizado. Lidia me tiró de la manga.
-El Nagual nos dio esta casa -dijo-, pero no es una casa para el descanso. Antes teníamos otra
-¿Por qué tuviste que asustarla, estúpido? -susurró-. ¿No sabes que quedó muda y no puede
que era francamente hermosa. Este lugar embota. Esas montañas de allí arriba acaban por
decir nada?
volverle a uno loco.
Era evidente que Josefina la había entendido y parecía resuelta a protestar. Mostró a Lidia su
El descaro con que leía mis pensamientos me desconcertó. No supe qué decir.
puño apretado y dejó escapar otra riada de chillidos, extremadamente altos y horripilantes;
-Somos indolentes por naturaleza -prosiguió-. No nos gusta esforzarnos. El Nagual lo sabía,
entonces se sofocó y tosió. Rosa comenzó a frotarle la espalda. Lidia pretendió hacer lo mismo,
así que debe haber supuesto que este sitio nos llevaría a subirnos por las paredes.
pero estuvo a punto de recibir en el rostro un puñetazo de Josefina.
Se interrumpió bruscamente y dijo que quería algo de comer. Fuimos a la cocina, un área
Lidia se sentó a mi lado e hizo un gesto de impotencia. Se encogió de hombros.
semicerrada, con sólo dos muros. Del lado abierto, a la derecha de la entrada, había un horno
-Ella es así -me susurró Lidia.
de barro; del opuesto, en el punto en que las dos paredes se unían, había un sitio amplio para
Josefina se volvió hacia ella. Su rostro se veía trastornado por una espantosa mueca de ira.
comer, con una mesa y tres bancos. El piso estaba pavimentado con piedras del río pulidas. Un
Abrió la boca y vociferó, con todas sus fuerzas, dando rienda suelta a sonidos guturales,
techo plano, situado a unos tres metros de altura descansaba sobre las paredes y sobre vigas
escalofriantes.
en los lados abiertos.
Lidia se deslizó del banco y con suma discreción dejó la cocina.
Lidia me sirvió un tazón de frijoles con carne de una olla expuesta a fuego muy lento, y calentó
Rosa sostenía a Josefina por el brazo. Josefina parecía ser la representación de la furia. Movía
unas tortillas directamente sobre las brasas. Rosa entró, se sentó junto a mí y pidió a Lidia que
la boca y deformaba el rostro. En cuestión de minutos había perdido toda la belleza y toda la
le diese algo de comer.
inocencia que me habían encantado. No sabía qué hacer. Traté de disculparme, pero los
Me concentré en observar cómo Lidia servía frijoles y carne con un cucharón. Daba la
sonidos infrahumanos de Josefina ahogaban mis palabras. Finalmente, Rosa la llevó al interior
impresión de tener noción precisa de la cantidad exacta. Debe de haber tomado conciencia de
de la casa.
que yo admiraba sus maniobras. Quitó dos o tres frijoles del tazón de Rosa y los devolvió a la
Lidia regresó y se sentó frente a mí, al otro lado de la mesa.
olla.
-Algo se descompuso aquí arriba -dijo, tocándose la cabeza.
Por el rabillo del ojo, vi a Josefina entrar a la cocina. No obstante, no la miré. Se sentó frente a
-¿Cuándo sucedió? -pregunté.
mí, al otro lado de la mesa. Experimenté una sensación de rechazo en el estómago. Me di
-Hace mucho. El Nagual debe de haberle hecho algo, porque de pronto perdió el habla.
cuenta de que no podría comer mientras esa mujer me estuviese contemplando. Para aliviar mi
Lidia se veía triste. Tuve la impresión de que la tristeza se evidenciaba en contra de sus
tensión bromeé con Lidia a propósito de dos frijoles de más, en el tazón de Rosa, que había
deseos. Hasta me sentí tentado de decirle que no se esforzase tanto por ocultar sus
pasado por alto. Los retiró con el cucharón con una precisión que me sobresaltó. Reí
sentimientos.
nerviosamente, sabiendo que, una vez que Lidia se hubiese sentado, me vería obligado a
-¿Cómo se comunica Josefina con ustedes? -pregunté-. ¿Escribe?
apartar mis ojos del fogón y hacerme cargo de la presencia de Josefina.
-Vamos, no seas necio. No escribe. No es tú. Se vale de las manos y de los pies para decirnos
Finalmente, de mala gana, tuve que mirar al otro lado de la mesa. Hubo un silencio mortal. La
lo que quiere.
contemplé, incrédulo. Abrí la boca, asombrado. Oí las carcajadas de Lidia y de Rosa. Me llevó
Josefina y Rosa volvieron a la cocina. Se detuvieron a mi lado. Josefina volvía a ser, a mis
una eternidad poner en cierto orden mis pensamientos y sensaciones. Fuese quien fuese la
ojos, la imagen de la inocencia y el candor. Su beatífica expresión no revelaba en lo más mínimo
persona que tenía delante, no era la Josefina que había visto un rato antes, sino una muchacha
su capacidad para transformarse en un ser tan feo, en tan poco tiempo. Al verla, comprendí que
muy bonita. No tenía los rasgos indios de Lidia y de Rosa. Su tipo era más bien latino. Tenía una
su fabulosa ductilidad gestual estaba, sin duda, íntimamente ligada a su afasia. Razoné que solo
tez ligeramente olivácea, una boca muy pequeña y una nariz finamente proporcionada, dientes
una persona que ha perdido la posibilidad de verbalizar puede ser tan versátil para la mímica.
cortos y blancos y cabello negro, breve y ensortijado. Un hoyuelo en el lado izquierdo del rostro
Rosa me dijo que Josefina le había confesado que deseaba poder hablar, porque yo le
completaba el encanto de su sonrisa.
gustaba mucho.
Era la misma muchacha que había conocido superficialmente hacía años. Sostuvo mi mirada
-Hasta que llegaste, se sentía feliz como era -dijo Lidia con voz áspera.
mientras la estudiaba. Sus ojos evidenciaban cordialidad. Me fui sintiendo poco a poco presa de
Josefina sacudió la cabeza afirmativamente, corroborando la declaración de Lidia, y emitió una
un nerviosismo incontrolable. Terminé por decir chistes desesperados acerca de mi auténtica
serie de suaves sonidos.
perplejidad.
-Desearía que la Gorda estuviese aquí -dijo Rosa-. Lidia siempre hace enfadar a Josefina.
Ellas reían como niños. Una vez que sus risas se hubieron acallado, quise saber cuál era la
-¡No es esa mi intención! -protestó Lidia.
finalidad del despliegue histriónico de Josefina.
Josefina le sonrió y extendió el brazo para tocarla. Según todas las apariencias, su intención
-Practica el arte del acecho -dijo Lidia-. El Nagual nos enseñó a confundir a la gente para
era disculparse. Lidia rechazó su mano.
pasar, desapercibidas. Josefina es muy bonita; si anda sola de noche, nadie la molestará en
-¡Muda imbécil! -murmuró.
tanto se la vea fea y maloliente, pero si sale tal como es... bueno... ya te imaginas lo que podría
suceder.
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Una de las características de los aliados era que nunca me permitían observarlos
vida corriente, su altura habría llegado a quince mil metros y su ancho a muchos kilómetros. Tal
detenidamente. Había intentado muchas veces concentrar toda mi atención en ellos, pero
enormidad me deslumbró. Sentí vértigo y caí a plomo en un estado de desintegración.
siempre había terminado por encontrarme confundido y disociado.
Volví a experimentar el mismo rechazo y fui a dar sobre una superficie sumamente desigual y,
Los otros dos aliados eran más esquivos. Los había visto sólo una vez: un jaguar de amarillos
sin embargo, lisa. Era una superficie brillante, interminable, tal como la llanura que había visto
candentes y un voraz y enorme coyote. Las dos bestias eran en esencia agresivas y
antes. Se extendía hasta donde alcanzaba la vista. No tardé en darme cuenta de que podía
arrolladoras. El jaguar era de don Genaro y el coyote de don Juan.
mover la cabeza en cualquier dirección que deseara sobre un plano horizontal, pero no hacia mí
La Gorda salió de la cueva. La seguí. Ella abría la marcha. Dejarnos atrás el sendero y nos
mismo. No obstante, me era posible inspeccionar los alrededores rotando la cabeza de izquierda
vimos frente a una gran llanura rocosa. Se detuvo y me dejó ganar la delantera. Le dije que si
a derecha y viceversa. Pero cuando pretendía volverme para mirar detrás de mí, no conseguía
me permitía abrir la marcha, iba a tratar de llegar al coche. Me dijo que sí con la cabeza y se
desplazar mi volumen.
pegó a mí. Sentía su piel fría y húmeda. Parecía hallarse muy agitada. Todo esto ocurría
La llanura se extendía monótonamente, igual a mi derecha que a mi izquierda. No había a la
aproximadamente a un kilómetro del lugar en que había aparcado; para llegar allí, debíamos
vista más que un infinito resplandor blanquecino. Quería ver el suelo que pisaba, pero no podía
cruzar el desierto de rocas. Don Juan me había enseñado la situación de un camino oculto que
bajar los ojos. Alcé la cabeza para mirar al cielo; vi otra superficie ilimitada y blanquecina, que
discurría por entre grandes cantos rodados, casi junto a la montaña que cerraba el llano hacia el
parecía unida a aquélla sobre la cual me hallaba. Experimenté una súbita aprensión e intuí que
Este. Me dirigí a él. Cierto impulso desconocido me guiaba; de otro modo, habría seguido por la
algo estaba a punto de serme revelado. Pero el repentino y devastador asalto de la
misma senda por la cual habíamos atravesado la planicie, sobre terreno raso.
desintegración lo impidió. Cierta fuerza me arrastró hacia abajo. Fue como si aquella superficie
Tuve la impresión de que la Gorda aguardaba algo espantoso. Se aferró a mí. Abrió
me tragase.
desmesuradamente los ojos.
Néstor sostuvo que el haber visto una cúpula era de tremenda importancia porque esa forma
-¿Vamos por el buen camino? -pregunté.
en particular había sido referida por el Nagual y por Genaro como imagen del lugar en que se
No respondió. Se quitó el chal y lo retorció hasta hacerle cobrar el aspecto de una cuerda larga
suponía que todos nos íbamos a reunir algún día con ellos.
y espesa. Rodeó mi talle con ella, cruzó los extremos y rodeó el suyo. Hizo al cabo un nudo, de
Llegados a ese punto, Benigno se dirigió a mí, diciendo que había oído las instrucciones
manera que quedamos unidos por un lazo que tenía forma de ocho.
recibidas por Eligio en el sentido de dar con esa cúpula. Agregó que el Nagual y Genaro habían
-¿Para qué hiciste eso? -quise saber.
insistido en la cuestión, de modo que Eligio la entendiese cabalmente. Ellos siempre habían
Negó con la cabeza. Le castañeteaban los dientes, pero no podía decir una sola palabra. Su
considerado a Eligio el mejor; por lo tanto, le prepararon para hallar esa cúpula y entrar a su
temor parecía ser extremo. Me empujó para que siguiese andando. No logré evitar preguntarme
bóveda blanquecina una y otra vez.
por qué yo mismo no estaba a punto de volverme loco de susto.
Pablito dijo que los tres habían sido instruidos para encontrar esa cúpula, si les resultaba
Cuando alcanzamos el sendero alto, el agotamiento físico comenzaba a hacer presa en mí.
posible, pero ninguno lo había logrado. Comenté en tono de queja que ni don Juan ni don
Jadeaba y tuve que respirar por la boca. Distinguí el contorno de los grandes cantos rodados.
Genaro me habían mencionado jamás nada semejante. Yo no había recibido enseñanza alguna
No había luna, pero el cielo estaba tan claro que permitía reconocer formas. Me di cuenta de
relacionada con una cúpula.
que la Gorda también jadeaba.
Benigno, que se encontraba sentado a la mesa frente a mí, se puso de pie y vino a mi lado. Se
Intenté detenerme para recobrar el aliento, pero me dio un ligero empellón y movió la cabeza
situó a mi izquierda y me susurró al oído que tal vez los dos viejos me hubiesen instruido y yo no
negativamente. Estaba a punto de hacer una broma para quebrar la tensión, cuando oí un ruido
lo recordara, aunque también era probable que no me hubieran dicho nada para que no fijase mi
sordo, desconocido. Moví en forma instintiva la cabeza hacia la derecha, para que mi oído
atención en ella una vez encontrada.
izquierdo recorriese el lugar. Contuve la respiración un instante y entonces percibí con claridad
-¿Cuál era la importancia de la cúpula? -pregunté a Néstor.
que alguien más que la Gorda y yo respiraba pesadamente. Atendí de nuevo para asegurarme
-Allí es donde están el Nagual y Genaro -replicó.
antes de comunicárselo. No había duda de que esa impresionante forma se hallaba entre las
-¿Y dónde se encuentra esa cúpula? -inquirí.
rocas. Cubrí la boca de la Gorda con la mano, sin detener la marcha y le indiqué que contuviese
-En alguna parte, sobre esta tierra -dijo.
el aliento. Se podía haber afirmado que la forma estaba muy cerca. Aparentemente, se
Tuve que explicarle detenidamente la imposibilidad de que una estructura de esas
deslizaba con la mayor discreción que le cabía. Jadeaba con suavidad.
dimensiones existiese en nuestro planeta. Le dije que mi visión había sido algo muy semejante a
La Gorda estaba sobrecogida. Se echó al suelo, poniéndose en cuclillas; me arrastró con ella,
un sueño y que cúpulas de esa altura sólo eran concebibles como producto de la fantasía. Rió y
debido al chal que llevábamos atado a la cintura. Metió las manos bajo las faldas un momento y
me palmeó delicadamente la espalda, como si le siguiese la corriente a un niño.
luego se puso de pie; tenía los puños cerrados y, cuando los abrió, de las puntas de sus dedos
-Tú quieres saber dónde está Eligio -dijo Néstor de pronto-. Pues bien: está en la bóveda
surgió una lluvia de chispas.
blanquecina de esa cúpula con el Nagual y Genaro.
-Méate las manos -susurró, a través de sus dientes apretados.
-Pero esa cúpula fue una visión -protesté.
-¿Qué? -dije, incapaz de comprender lo que me pedía.
-Entonces Eligio está en una visión -dijo Néstor-. Recuerda lo que Benigno acaba de decirte.
Susurró la orden tres o cuatro veces, cada vez con mayor perentoriedad. Debió de haberse
Ni el Nagual ni Genaro te ordenaron hallar esa cúpula y regresar a ella. Si lo hubieran hecho, no
dado cuenta de que yo no entendía sus intenciones, porque se volvió a agachar y mostró a las
estarías aquí. Estarías donde Eligio, en la cúpula de esa visión. Como ves, Eligio no murió como
claras que se estaba orinando las manos. La miré consternado, mientras las gotas de orina que
muere un hombre en las calles. Simplemente, no regresó de su salto.
salpicaba con los dedos se transformaban en chispas rojizas.
Su declaración me resultó asombrosa. No podía apartar de mi memoria la intensidad de las
Mi mente quedó en blanco. No sabía qué era más apasionante, si la visión a que la Gorda
visiones que había tenido, pero por alguna razón desconocida deseaba discutir con él. Néstor,
daba lugar con su orina, o el jadeo del ente que se acercaba. No estaba en condiciones de
antes de que me fuese posible decir nada, llevó la cosa aún más allá. Me recordó una de mis
decidir cual de los dos estímulos atraía más mi atención; ambos eran fascinantes.
visiones: la penúltima. Había sido la más angustiosa de todas. En ella me perseguía una extraña
-¡De prisa! ¡Hazlo en las manos! -gruñó la Gorda entre dientes.
criatura oculta. Sabía que estaba allí, pero no alcanzaba a verla, no porque fuese invisible, sino
La oía, pero mi atención estaba dislocada. Con voz implorante, la Gorda agregó que mis
porque el mundo en que me encontraba era tan increíblemente nuevo que no podía determinar
chispas harían retroceder a la criatura que se nos aproximaba. Ella comenzó a gimotear y yo a
qué era cada cosa en él. Fueran lo que fueran los elementos que tenía a la vista, ciertamente no
desesperarme. Ya no solamente escuchaba, sino que percibía con todo el cuerpo a aquella
eran de esta tierra. La angustia que experimenté al saberme perdido en un lugar así estuvo a
entidad. Intenté orinarme las manos; mi esfuerzo fue inútil. Estaba demasiado cohibido y
punto de superar mi capacidad emocional. En cierto momento, la superficie sobre la cual estaba
nervioso. La agitación de la Gorda hizo presa en mí y luché denodadamente por orinar. Al final,
parado comenzó a sacudirse. Percibí que cedía bajo mis pies y me aferré a una especie de
lo logré. Sacudí los dedos tres o cuatro veces, pero nada surgió de ellos.
rama, o un apéndice de algo que me hacía pensar en un árbol, que colgaba, exactamente sobre
-Hazlo nuevamente -dijo la Gorda-. Toma cierto tiempo hacer chispas.
mi cabeza, en un plano horizontal. En el instante en que la toqué, la cosa me rodeó la muñeca,
Le dije que había expelido toda mi orina. En sus ojos lucía una mirada de la más profunda
como si hubiese estado llena de nervios que lo captaran todo. Fui alzado a una tremenda altura.
angustia.
Miré hacia abajo y vi un animal increíble; comprendí que se trataba de la criatura que me había
En ese momento vi a la enorme forma rectangular moverse hacia nosotros. Por una u otra
estado persiguiendo. Surgía de una superficie que parecía ser suelo. Distinguí su enorme boca,
razón, no me resultaba amenazante, aunque la Gorda estuviese a punto de desmayarse.
abierta como una caverna. Oí un rugido estremecedor, completamente sobrenatural, algo seme-
jante a un grito estridente, metálico, sofocado, y el tentáculo que me había cogido me soltó para
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En ese momento sucumbí ante una gran curiosidad que había hecho presa de mí desde la
De pronto desató el chal y, de un brinco, se situó sobre una roca a mis espaldas, aferrándose
primera vez que había oído hablar a Benigno.
a mí desde detrás y colocando la barbilla sobre mi cabeza. Prácticamente, se había encaramado
Le pregunté cómo hacía su voz tonante. Se volvió para mirarme. Se sentó tieso y se señaló la
a mis espaldas. En el instante en que adoptamos esa posición, la forma cesó en su marcha.
boca como si deseara que fijara mis ojos en ella.
Siguió jadeando, a unos ocho metros de nosotros.
-¡No lo sé! -tronó- ¡Me limito a abrir la boca y esta voz sale de ella!
Yo experimentaba una enorme tensión, aparentemente concentrada en el tronco. Pasado un
Contrajo los músculos de la frente, curvó los labios y produjo un profundo sonido. Vi entonces
rato supe, sin ninguna duda, que de seguir en esa postura perderíamos toda nuestra energía y
que tenía poderosos músculos en las sienes, responsables del singular contorno de su cabeza.
caeríamos en poder de lo que fuese que nos acechaba.
No era su peinado lo que había cambiado, sino el conjunto de la porción frontal superior de su
Le dije que debíamos echar a correr si queríamos conservar la vida. Ella negó con la cabeza.
cráneo.
Parecía haber recobrado su fuerza y su confianza. Dijo entonces que debíamos enterrar la
-Genaro le legó sus sonidos -me aclaró Néstor-. Espera a que se tire un pedo.
cabeza entre los brazos y echarnos, con los muslos contra el estómago. Recordé que una
Intuí que Benigno se estaba preparando para demostrar sus habilidades.
noche, años atrás, don Juan me había hecho hacer lo mismo, en un campo desierto de México
-Espera, espera, Benigno –dije- no es necesario.
Septentrional, al verme sorprendido por algo igualmente desconocido, y, sin embargo,
-¡Oh, mierda! -exclamó Benigno decepcionado-. Reservaba el mejor para ti.
igualmente real para mis sentidos. En aquella ocasión, don Juan me había dicho que huir era
Pablito y Néstor rompieron a reír con tal fuerza que hasta Benigno se unió a ellos.
inútil, y que lo único que cabía hacer era permanecer en el lugar, en la posición que la Gorda
-Cuéntame qué más le sucedió a Eligio -pedí a Néstor cuando se hubieron calmado.
acababa de recomendar.
-Cuando Eligio y Benigno saltaron -replicó Néstor-, el Nagual me hizo ir a toda prisa hasta el
Estaba a punto de arrodillarme cuando inesperadamente tuve la sensación de que habíamos
borde del abismo para ver el signo con que la tierra indica que se han arrojado guerreros al
cometido un terrible error al dejar la cueva. Debíamos retornar a ella a toda costa.
vacío. Si se aprecia algo semejante a una nube, a una ligera ráfaga, es porque el tiempo del
Pasé el chal de la Gorda por sobre mis hombros y por debajo de mis brazos. Le indiqué que
guerrero sobre la tierra aún no ha tocado a su fin. El día en que Eligio y Benigno saltaron sentí
sujetase las puntas encima de mi cabeza, trepase a mis espaldas y se sostuviera en ellas,
una corriente de aire procedente del lado del cual lo había hecho Benigno y comprendí que su
preparándose para resistir las sacudidas mediante el expediente de aferrar el chal y valerse de
tiempo no había expirado. Pero en el lado de Eligio no hubo sino silencio.
él a modo de arreo. Años antes, don Juan me había enseñado que los sucesos extraños, como
-¿Qué crees que le ocurrió a Eligio? ¿Murió?
la forma rectangular que teníamos delante, debían enfrentarse tomando actitudes inesperadas.
Los tres me miraron. Estuvieron inmóviles un momento. Néstor se rascó las sienes con ambas
Me dijo que una vez se había tropezado con un ciervo, y éste le había «hablado»; él permaneció
manos. Benigno sofocó una risilla y sacudió la cabeza. Intenté explicarme, pero Néstor me
cabeza abajo durante el encuentro, para asegurar su supervivencia y reducir la tensión de la
detuvo con un gesto.
situación.
-¿Las preguntas que nos haces son serias? -quiso saber.
Yo me proponía correr, esquivando la forma rectangular, y volver a la caverna con la Gorda a
Benigno respondió por mí. Cuando no hacía el payaso, su voz era profunda y melodiosa. Dijo
hombros.
que el Nagual y Genaro nos habían reunido porque cada uno de nosotros poseía fragmentos de
Me dijo en voz muy baja que regresar a la cueva era imposible. El Nagual le había
información de los cuales carecían los demás.
recomendado no permanecer allí por nada del mundo. Le expliqué, tras preparar el chal para
-Bien; si ese es él caso, te diremos cómo son las cosas -dijo Néstor sonriendo como si acabara
ella, que mi cuerpo tenía la certeza de que allí estaríamos a salvo. Me respondió que era cierto,
de quitarse un gran peso de encima-. Eligio no murió. Nada de eso.
y que daría resultado, pero que en realidad no disponíamos de ningún medio para controlar esas
-¿Dónde está? -pregunté.
fuerzas. Necesitábamos un recipiente especial, alguna especie de calabaza, del tipo de aquellas
Volvieron a mirarme. Tuve la impresión de que estaban haciendo verdaderos esfuerzos por no
que yo había visto pender de los cinturones de don Juan y de don Genaro.
reír. Les dije que lo único que sabía acerca de Eligio era lo que me había contado doña Soledad.
Se quitó los zapatos, trepó a mi espalda y se afirmó allí. La sujeté por las pantorrillas. Cuando
Me había dicho que Eligio había ido al otro mundo a reunirse con el Nagual y con Genaro. A mí
aferró las puntas del chal, sentí la tensión en las axilas. Aguardé hasta que hubo hallado su
eso me sonaba a que los tres estaban muertos.
equilibrio. Andar en la oscuridad con una carga de sesenta kilos era una hazaña considerable.
-¿Por qué hablas así, Maestro? -preguntó Néstor en un tono que revelaba profunda
La marcha resultaba muy lenta. Conté veintitrés pasos y me vi obligado a dejarla en el suelo. El
preocupación-. Ni siquiera Pablito habla así.
dolor en los hombros era insoportable. Le dije que, si bien era muy delgada, me estaba
Pensé que Pablito iba a protestar. Estuvo a punto de ponerse de pie, pero pareció cambiar de
quebrando las clavículas.
opinión.
Lo más llamativo, de todos modos, era el que la forma rectangular hubiese desaparecido de la
-Sí, es cierto -dijo-. Ni siquiera yo hablo así.
vista. Nuestra estrategia había dado resultado. La Gorda propuso cargarme a hombros un
-Bueno, si Eligio no murió, ¿dónde está? -pregunté.
trecho. La idea me pareció ridícula; mi peso excedía las posibilidades de carga de su ligero
-Soledad ya te lo ha dicho -respondió Néstor suavemente-. Eligio fue a reunirse con el Nagual
esqueleto. Decidimos andar un rato, atentos a lo que ocurriera.
y con Genaro.
El silencio que nos rodeaba era mortal. Caminábamos lentamente, apoyándonos el uno en el
Consideré conveniente no hacer más preguntas. No quiero decir con ello que mis
otro. No habíamos recorrido sino unos pocos metros cuando volví a oír extraños ruidos de
indagaciones fuesen agresivas, sino que ellos siempre las tomaban como tales. Además,
respiración, un siseo suave y prolongado, semejante al de un felino. Me apresuré a cargarla a
sospechaba que no sabían mucho más que yo.
hombros nuevamente y anduvimos otros diez pasos.
De pronto, Néstor se puso de pie y empezó a andar de un lado para otro delante de mí.
Sabía que era necesario mantener la sorpresa como táctica si queríamos salir de ese lugar.
Finalmente, me apartó de la mesa cogiéndome por las axilas. No quería que escribiera. Me
Estaba tratando de imaginar una serie de otras actitudes que no fuese cargar con la Gorda,
preguntó si era cierto que me había desmayado como Pablito en el momento del salto y no
igualmente inesperadas, cuando ella se quitó sus largas vestiduras. En un solo movimiento,
recordaba nada. Le dije que había tenido buen número de sueños vívidos o visiones que no
quedó desnuda. Hurgó en el suelo buscando algo. Oí un ruido de quebradura y se puso de pie
podía explicar y les había ido a ver en busca de una aclaración. Me pidieron que les contara
sosteniendo una rama de un arbusto bajo. Rodeó mis hombros y cuello con el chal e hizo una
todas las visiones que hubiese tenido.
suerte de soporte en forma de red en que poder sentarse, con las piernas en torno de mi pecho,
Tras escuchar mi relato, Néstor comentó que eran de un tipo muy extraño y que sólo las dos
como se lleva a los niños pequeños. Entonces enganchó su vestido en la rama y la elevó por
primeras eran de gran importancia y de esta tierra. Las demás eran visiones de mundos ajenos.
sobre su cabeza. Comenzó a agitar la rama, dando a la tela un extraño movimiento. A ese
Explicó que la primera tenía un especial valor porque se trataba de un presagio propiamente
efecto agregó un silbido, semejante al chillido peculiar de la lechuza nocturna.
dicho. Agregó que los brujos consideraban el primero de los sucesos de toda serie como el
Después de recorrer unos noventa metros, oímos sonidos similares procedentes de detrás de
anteproyecto del mapa de lo que iba a producirse a continuación.
nosotros y de nuestros costados. Inició el reclamo de otra ave, un grito agudo parecido al del
En aquella visión en particular me encontraba delante de un mundo estrafalario. Había una
pavo real. A los pocos minutos, llamadas idénticas que provenían de todo el alrededor le hacían
enorme roca ante mis ojos, una roca que había sido partida en dos. A través de un ancho
eco.
boquete en ella, alcanzaba a ver una llanura fosforescente y sin límites, una especie de valle,
Años atrás, yo había presenciado un fenómeno similar de respuesta a voces de pájaros,
bañado en una luz amarillo verdosa. En un lado del valle, a la derecha, parcialmente oculto a mi
estando con don Juan. Había pensado entonces que los sonidos los producía el propio don
vista por la enorme roca, había una increíble estructura en forma de cúpula. Era oscura, de un
Juan, oculto en la oscuridad próxima, o algún asociado suyo muy cercano, como don Genaro,
gris semejante al de la carbonilla. Si mi tamaño hubiese sido el mismo que en el mundo de mi
que le estuviese ayudando a crear en mí un temor insuperable, un miedo capaz de obligarme a
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echar a correr en la oscuridad sin siquiera tropezar. Don Juan había denominado a la particular
inmediatamente anterior a aquel en que uno se dispone a cambiar de velocidad, y que el sonido
acción de correr en la oscuridad «marcha de poder».
de la campana era el vehículo del que era posible valerse para lograr cualquier cosa que uno
Pregunté a la Gorda si conocía el modo de emprender la marcha de poder. Dijo que sí. Le
deseara. Lo que yo deseaba era ser un coyote. Me miré los brazos, apoyados en el suelo frente
expuse que íbamos a intentarla, aun cuando yo no me sentía completamente seguro de lograrlo.
a mí. Habían cambiado de aspecto y semejaban los de un coyote. Vi piel de coyote en ellos y en
Me respondió que no era el momento ni el lugar para ello y señalo un punto delante de nosotros.
mi pecho. ¡Era un coyote! Ello me hizo tan feliz que lloré como debe llorar un coyote. Sentía mis
Mi corazón, que hasta entonces había latido con prisa, comenzó a batir salvajemente en mi
dientes de coyote, mi hocico largo y puntiagudo y mi lengua. De algún modo, sabía que había
pecho. Exactamente enfrente, a unos tres metros, en medio del sendero, se encontraba uno de
muerto; pero no me importaba. No me importaba haberme convertido en un coyote, ni estar
los aliados de don Genaro, el extraño hombre incandescente, de largo rostro y cráneo calvo.
muerto, ni estar vivo. Anduve como un coyote, en cuatro patas, hasta el borde del precipicio, y
Quedé congelado en el lugar. Oí el chillido de la Gorda como si viniese de muy lejos. Golpeaba
me arrojé a él. No me quedaba otra cosa por hacer.
mis costados frenéticamente con sus puños. Su modo de actuar me impidió concentrarme en el
»Sentí que caía y que mi cuerpo de coyote daba vueltas en el aire. Entonces volví a ser yo,
hombre. Me hizo volver la cabeza, primero hacia la izquierda, luego hacia la derecha. A mi
girando rápidamente en el espacio. Pero antes de llegar al fondo cobré tal ligereza que dejé de
izquierda, casi en contacto con mi pierna, percibí la negra masa de un felino de feroces ojos
caer para empezar a flotar. El aire me pasaba de lado a lado. ¡Era tan liviano! Creí que por fin la
amarillos. A mi derecha, un enorme coyote fosforescente. Detrás de nosotros, casi pegada a la
muerte me penetraba. Algo agitaba mi interior y me desintegraba como arena seca. El lugar en
espalda de la Gorda, estaba la forma oscura y rectangular.
que me hallaba era pacífico y perfecto. Por alguna razón sabía que estaba allí y, sin embargo,
El hombre nos dio la espalda y echó a andar por el sendero. Yo también me puse en marcha.
no estaba. Yo era nada. Eso es todo lo que puedo decir sobre ello. Luego, bruscamente, lo
La Gorda seguía aullando y gimoteando. La forma rectangular se hallaba a punto de atraparla
mismo que me había reducido a arena seca volvió a reunirme. Retorné a la vida y me encontré
por la espalda. Oía sus movimientos, y sus sonoros tumbos. El ruido que producía al andar
sentado en la cabaña de un viejo brujo mazateca. Me dijo que se llamaba Porfirio. Aseguró que
reverberaba en las rocas del lugar. El frío de su aliento alcanzaba mi cuello. Sabía que la Gorda
estaba contento de verme y comenzó a enseñarme ciertas cosas referidas a plantas de las que
estaba al borde de la locura. Y también yo. El felino y el coyote me rozaron las piernas.
Genaro nunca me había hablado. Me llevó al lugar en que se hacían las plantas y me mostró el
Escuchaba claramente su siseo y su gruñido, cada vez más fuertes. Experimenté, en ese
molde de las plantas, especialmente las marcas de los moldes. Me explicó que si buscaba esas
momento, la necesidad irracional de reproducir cierto sonido que me había enseñado don Juan.
marcas en las plantas podría determinar para qué servían, aun cuando se tratase de una
Los aliados me respondieron. Seguí haciéndolo frenéticamente, y ellos respondiéndome. La
especie que nunca hubiese visto. Una vez seguro de que había aprendido a diferenciar las mar-
tensión disminuía poco a poco y, antes de que llegásemos al camino, yo formaba parte de una
cas, me despidió; pero me invitó a volver a verle. En ese momento sentí un violento tirón y me
escena sumamente extravagante. La Gorda seguía a mis espalda, enancada en mí, agitando
desintegré, como antes. Me dividí en un millón de trozos.
con alegría su vestido en lo alto, como si nada hubiese ocurrido, adaptando el ritmo de sus
»Luego fui nuevamente atraído hacia mí mismo y volví a ver a Porfirio. Después de todo, me
movimientos al sonido que yo producía, en tanto cuatro criaturas del otro mundo respondían, a
había invitado. Sabía que podía ir a donde quisiera, pero escogí la cabaña de Porfirio porque era
la vez que marchaban a mi paso, rodeándonos por los cuatro lados.
amable conmigo y me enseñaba. Además, no quería correr el riesgo de encontrarme con cosas
Así llegamos al camino. Pero yo no quería partir. Tenía la impresión de que faltaba algo. Me
horrorosas. Esa vez Porfirio me llevó a ver el molde de los animales. Allí vi mi propio nagual ani-
quedé inmóvil, con la Gorda a hombros, y emití un sonido especial, intermitente, aprendido de
mal. Nos reconocimos a primera vista. Porfirio quedó encantado con nuestra amistad. También
don Juan. Él había dicho que era la llamada de las polillas. Para realizarlo, había que valerse del
vi el nagual de Pablito y el tuyo, pero no quisieron hablar conmigo. Parecían tristes. No insistí en
borde interno de la mano izquierda y los labios.
trabar conversación. No conocía las consecuencias del salto de ustedes. Yo me suponía muerto,
Tan pronto como lo efectué, todo pareció entrar en el más pacífico de los descansos. Los
pero mi nagual me dijo que no lo estaba; y que ustedes dos también vivían. Le pregunté por
cuatro entes me respondieron y, en cuanto lo hicieron, comprendí cuáles eran los que
Eligio, y mi nagual aseveró que se había marchado para siempre. Recordé que al presenciar el
marcharían conmigo.
salto de Eligio y Benigno había oído al Nagual dar instrucciones a Benigno en el sentido de no
Entonces me dirigí al coche, bajé a la Gorda de mi espalda, depositándola en el asiento del
buscar visiones estrafalarias ni mundos fuera del propio. El Nagual le aconsejó aprender tan
conductor y empujándola hacia el lado opuesto al del volante. Partimos en absoluto silencio.
sólo acerca de su mundo porque al hacerlo así hallaría la única forma de poder adecuada a él.
Algo me había afectado en cierto momento y mis pensamientos no funcionaban como tales.
El Nagual le indicó específicamente la conveniencia de permitir que sus trozos volasen lo más
La Gorda propuso que, en vez de ir a su casa, fuésemos a la de don Genaro. Dijo que
lejos posible, con la finalidad de restaurar su fuerza. Lo mismo hice yo. Pasé del tonal al nagual
Benigno, Néstor y Pablito vivían allí, pero estaban fuera. Su propuesta me atrajo.
y viceversa once veces. Cada una de ellas, no obstante, era recibido por Porfirio, quien se
Una vez en la casa, la Gorda encendió una lámpara. El lugar no había cambiado en absoluto
encargaba de seguir instruyéndome. En cuanto mis fuerzas disminuían, me restablecía en el
desde la última vez en que yo había visitado a don Genaro. Nos sentamos en el suelo. Alcancé
nagual; hasta que, en una ocasión, las recobré hasta el punto de volver a hallarme sobre la
un banco y puse sobre él mi libreta de notas. No estaba cansado y deseaba escribir, pero era
tierra.
incapaz de hacerlo. No podía apuntar nada.
-Doña Soledad me dijo que Eligio no había saltado al abismo -acoté.
-¿Qué te dijo el Nagual de los aliados? -pregunté.
-Saltó con Benigno -dijo Néstor-. Pregúntaselo; te lo contará con su voz favorita.
Aparentemente, mi pregunta la cogió con la guardia baja. No sabía cómo responder.
Me volví hacia Benigno y le pregunté.
-No puedo pensar -dijo por último.
-¡No tengas duda de que saltamos juntos! -replicó con voz de trompeta-. Pero nunca hablo de
Era como si nunca antes hubiese experimentado esa situación. Se paseaba de aquí para allí,
ello.
delante de mí. Pequeñas gotas de transpiración se habían formado en la punta de su nariz y en
-¿Qué te dijo de Eligio doña Soledad? -preguntó Néstor.
su labio superior.
Les conté que doña Soledad me había dicho que Eligio había sido envuelto por un viento y
De repente, me aferró por la mano y prácticamente me arrastró hasta fuera de la casa. Me
abandonado el mundo cuando trabajaba en campo abierto.
condujo hasta un barranco cercano, y allí vomitó.
-Está completamente confundida -dijo Néstor-. Eligio fue llevado por los aliados. Pero él no
Sentí el estómago descompuesto. Dijo que el poder de los aliados había sido demasiado
quería a ninguno de ellos, de modo que le dejaron ir. Eso no tiene nada que ver con el salto. La
grande y que debía tratar de devolver. La miré, esperando una explicación más clara. Me cogió
Gorda nos dijo que tuviste un encuentro con los aliados anoche; no sé qué hiciste, pero si
la cabeza y me metió un dedo en la garganta, con la precisión de una enfermera que se ocupa
hubieras querido atraparlos o seducirlos para que se quedasen contigo, habrías debido girar con
de un niño; y consiguió que vomitara. Explicó que los seres humanos poseían, en torno al
ellos. A veces ellos llegan por propia decisión hasta el brujo y le envuelven y le hacen girar.
estómago, un delicado halo, muy sensible a las fuerzas externas. A veces, cuando el forcejeo
Eligio era el mejor guerrero que había, así que los aliados fueron a él por su cuenta. Si alguno
era demasiado violento, como en el caso del contacto con los aliados, o incluso, en el caso de
de nosotros quisiera a los aliados, tendríamos que rogarles durante años; aun así, dudo que
encuentros con gente fuerte, el halo era agitado, cambiaba de color o se desvanecía por
accedieran a ayudarnos.
completo. En circunstancias tales, lo único que se podía hacer era, sencillamente, vomitar.
»Eligio tuvo que saltar como todo el mundo. Yo presencié su salto. Lo hizo en compañía de
Me sentía mejor, pero no enteramente recuperado. Me dominaba una impresión de cansancio,
Benigno. Buena parte de lo que nos sucede como brujos depende de lo que haga nuestro
de pesadez en los ojos. Regresamos a la casa. Al llegar a la puerta, la Gorda husmeó el aire
compañero. Benigno está un poco trastornado porque su compañero no regresó. ¿No es así,
como un perro y declaró que sabía cuáles eran mis aliados. Su aseveración, que de ordinario no
Benigno?
hubiese tenido otro significado que aquél de su alusión, o aquel que yo quisiese atribuirle, tuvo
-¡No lo dudes! -respondió Benigno con su voz predilecta.
la especial cualidad de un mecanismo catártico. Puso mi capacidad pensante en marcha a
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Estaba tan absorto poniendo por escrito mis pensamientos que no advertí que Néstor y Pablito
velocidad explosiva. De pronto, recobraron su ser mis procesos mentales habituales. Me vi
habían dejado de hablar y los tres me estaban mirando. Les expliqué que, para mí, no había
brincando como si las ideas tuviesen fuerza propia.
modo de comprender qué había ocurrido en ese salto.
Lo primero que se me ocurrió fue que los aliados eran entidades reales, tal como había
-No hay nada que comprender -dijo Néstor-. Las cosas suceden y nadie puede decir cómo.
supuesto sin osar admitirlo, ni tan siquiera para mí mismo. Los había visto y percibido y me
Pregúntale a Benigno si quiere comprender.
había comunicado con ellos. Estaba eufórico. Abracé a la Gorda y me lancé a explicarle el punto
-¿Quieres comprender? -pregunté a Benigno en broma.
capital de mi dilema intelectual. Había visto a los aliados sin la ayuda de don Juan ni de don
-¡Puedes estar seguro de ello! -exclamó con voz de bajo profundo, haciendo reír a todos.
Genaro, y ese hecho tenía la mayor importancia del mundo para mí. Conté a la Gorda que en
-Te complaces en afirmar que quieres entender -prosiguió Néstor-. Como Pablito se complace
cierta ocasión había informado a don Juan haber visto a uno de los aliados; él se había echado
en afirmar que no recuerda nada.
a reír y me había dicho que no me diese tanta importancia y no hiciese caso de lo que había
Miró a Pablito y me guiñó un ojo. Pablito bajó la cabeza.
visto.
Néstor me preguntó si algo me había llamado la atención en el talante de Pablito en el
Nunca había querido creer que estuviese teniendo alucinaciones, pero también me negaba a
momento previo al salto. Tuve que admitir que no me había visto en situación de reparar en
aceptar que existiesen los aliados. Mi formación racionalista era inflexible. No era capaz de dar
cosas tan sutiles como el talante de Pablito.
el salto. Esta vez, sin embargo, todo era diferente, y la idea de que hubiese sobre esta tierra
-Un guerrero debe advertirlo todo -dijo-. Esa es su peculiaridad y, como decía el Nagual, en
seres realmente pertenecientes al otro mundo, sin ser ajenos al nuestro, rebasaba mis
ello radica su ventaja.
posibilidades de comprensión. Concedí a la Gorda, bromeando, que habría dado cualquier cosa
Sonrió y fingió turbación, cubriéndose la cara con el sombrero.
por estar loco. Ello hubiese liberado cierta parte de mí de la aplastante responsabilidad de
-¿Qué es lo que omití tomar en cuenta respecto del talante de Pablito? -le pregunté.
renovar mi concepción del mundo. Lo más irónico era que difícilmente nadie tuviese tanta
-Pablito había saltado antes de acercarse al abismo -respondió-. No tenía que hacer nada. Lo
voluntad como yo de rehacer su concepción del mundo, en un nivel puramente intelectual. Pero
mismo hubiera dado que se sentase en el borde en vez de arrojarse.
eso no bastaba. Nunca había bastado. Y ese había sido durante toda mi vida el obstáculo
-¿Qué quieres decir con eso?
insuperable, la grieta mortal. Había tenido la esperanza de juguetear con el mundo de don Juan,
-Pablito ya se estaba desintegrando -replicó-. Es por eso que cree haber perdido el
pero sin terminar de convencerme; por esa razón, no pasaba de ser un cuasi-brujo. Ninguno de
conocimiento. Pablito miente. Oculta algo.
mis esfuerzos había pasado de corresponder a una fatua ilusión de defenderme con lo
Pablito comenzó a hablar, dirigiéndose a mí. Murmuró algunas palabras ininteligibles; luego se
intelectual, como si me encontrase en una academia, donde todo puede hacerse entre las ocho
dio por vencido y se desplomó en la silla. Néstor también empezó a decir algo. Le hice callar. No
de la mañana y las cinco de la tarde, hora en la cual uno, debidamente cansado, se va a casa.
estaba seguro de haber entendido correctamente.
Don Juan solía hacer mofa de ello; decía: tras arreglar el mundo de un modo muy bello y
-¿Se estaba desintegrando el cuerpo de Pablito? -pregunté.
luminoso, el académico se va a casa, a las cinco en punto, para olvidar su arreglo.
Pasó un largo rato mirándome fijamente, sin decir palabra. Estaba sentado a mi derecha. En
Mientras la Gorda preparaba algo de comer, trabajé febrilmente en mis notas. Me sentí mucho
silencio, se fue a sentar al banco de enfrente.
más sereno después de cenar. La Gorda estaba del mejor de los ánimos. Hizo payasadas, tal
-Debes tomar en serio lo que digo -sostuvo-. No hay modo de hacer retroceder la rueda del
como hacía don Genaro, imitando mis gestos al escribir
tiempo hasta antes de ese salto. El Nagual decía que es un honor y una satisfacción ser un
-¿Qué sabes de los aliados, Gorda? -pregunté.
guerrero, y que la fortuna del guerrero consiste en hacer lo que debe hacer. Te he comunicado
-Tan sólo lo que el Nagual me dijo -replicó-. Que los aliados eran las fuerzas a las cuales los
impecablemente lo que presencié. Pablito se estaba desintegrando. Cuando corrieron hacia el
brujos aprenden a controlar. Él tenía dos en su calabaza, al igual que Genaro.
borde del abismo, sólo tú eras sólido. Pablito era como una nube. Él cree que estuvo a punto de
-¿Cómo se las arreglaban para mantenerlos dentro de sus calabazas?
caer de bruces, y tú crees que lo sostuviste por el brazo para ayudarle a llegar al borde. Ambos
-Nadie lo sabe. Todo lo que el Nagual sabía era que, antes de someter al aliado, era necesario
se equivocan, y yo no dudo que hubiese sido mejor para los dos que no lo recogieses.
dar con una calabaza pequeña, perfecta y con cuello.
Me sentía más confundido que nunca. Le creía sincero en sus afirmaciones, pero recordaba
-¿Y dónde se puede hallar esa clase de calabaza?
tan sólo haber cogido a Pablito por el brazo.
-En cualquier parte. El Nagual me aseguró que, en caso de sobrevivir al ataque de los aliados,
-¿Qué hubiera sucedido de no intervenir yo? -inquirí.
debíamos lanzarnos a la búsqueda de la calabaza perfecta, que debe ser del tamaño del pulgar
-No puedo contestar a eso -replicó Néstor-. Pero sé que cada uno de ustedes perjudicó la
de la mano izquierda. Ese era el tamaño de la calabaza del Nagual.
luminosidad del otro. En el momento en que le rodeaste el brazo, Pablito cobró cierta solidez,
-¿Has visto tú su calabaza?
pero tú desperdiciaste tu precioso poder por nada.
-No. Nunca. El Nagual decía que una calabaza de esa clase no está en el mundo de los
-¿Qué hiciste tú una vez que hubimos saltado? -pregunté a Néstor tras un largo silencio.
hombres. Es como un pequeño lío que se puede ver pendiendo de sus cinturones. Pero si se la
-Tan pronto como hubieron desaparecido -dijo- quedé con los nervios tan destrozados que no
observa deliberadamente, no se ve nada.
podía respirar, y también me desmayé; no sé cuánto tiempo permanecí inconsciente. Creo que
»La calabaza, una vez encontrada, debe cuidarse con gran esmero. Por lo general, las brujas
fue tan sólo un instante. Al recobrar el sentido miré a mi alrededor en busca de Genaro y del
las hallan en las parras de los bosques. Las cogen y las secan y las vacían. Y luego las
Nagual; se habían ido. Corrí de un lado para otro por aquella cima, llamándoles hasta enron-
desbastan y las pulen. Tan pronto como el brujo tiene su calabaza, debe ofrecerla a los aliados y
quecer.
persuadirlos para que vivan en ella. Si los aliados consienten, la calabaza desaparece del
Entonces comprendí que estaba solo. Fui hasta el borde del precipicio en busca del signo con
mundo de los hombres y los aliados se convierten en una ayuda para el brujo. El Nagual y
que la tierra indica que un guerrero no va a regresar, pero ya era demasiado tarde. En ese
Genaro eran capaces de hacer hacer a sus aliados todo lo que necesitasen. Cosas que no
momento, tomé conciencia de que Genaro y el Nagual habían partido para siempre. No me
podían hacer por sí mismos. Como por ejemplo, enviar al viento en mi busca, u ordenar a aquel
había dado cuenta antes de que, tras haberse despedido de ustedes, mientras corrían hacia el
pollito que se metiese en la blusa de Lidia.
vacío, se habían vuelto hacia mí y me habían dicho adiós con la mano.
Oí un siseo peculiar, prolongado, al otro lado de la puerta. Era exactamente el mismo que
»Encontrarme solo a esa hora, en aquel lugar desértico, era más de lo que podía soportar. De
había oído en casa de doña Soledad dos días antes. Esa vez supe que era el jaguar. No me
un solo golpe había perdido a todos los amigos que tenía en el mundo. Me senté y lloré. Y
asusté. En realidad, habría salido a ver al jaguar, si la Gorda no me hubiese detenido.
según iba sintiendo más y más pánico iban aumentando en volumen mis chillidos. Grité el
-Aún estás incompleto -dijo-. Los aliados te van a devorar si sales por tu propia iniciativa.
nombre de Genaro con toda voz. Para entonces todo estaba negro como boca de lobo. No
Especialmente ese atrevido que vino a rondar.
alcanzaba a distinguir un solo accidente conocido. Sabía que como guerrero no tenía derecho
-Mi cuerpo se siente muy seguro -protesté.
alguno a ceder a mi aflicción. Para serenarme, comencé a aullar como un coyote, a la manera
Me palmeó la espalda y me retuvo contra el banco sobre el cual estaba escribiendo.
en que el Nagual me había enseñado a hacerlo. Al cabo de un rato de aullar me sentí mucho
-Aún no eres un brujo completo -dijo-. Tienes un enorme parche en el centro de ti y la fuerza
mejor; tanto, que olvidé mi tristeza. Olvidé la existencia del mundo. Cuanto más aullaba, más
de los aliados te lo arrancaría. Ellos no bromean.
fácil me resultaba percibir el calor y la protección de la tierra.
-¿Qué es lo que se supone que uno deba hacer cuando un aliado se le acerca de ese modo?
»Deben haber pasado horas. De pronto sentí un golpe en mi interior, detrás de la garganta, y
-No importa el modo en que lo hagan. El Nagual me enseñó a permanecer en equilibrio y no
el sonido de una campana en los oídos. Recordé lo que el Nagual había dicho a Eligio y a
buscar nada con ansiedad. Esta noche, por ejemplo, yo sé qué aliados te corresponderían, si
Benigno antes de que saltaran. Que esa sensación en la garganta se presentaba en el instante
alguna vez consigues una calabaza y la preparas como es debido. Tú debes estar deseando
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hacerte con ellos. Yo no. Lo más probable es que nunca me los lleve. Son un verdadero
-No. Me llevó bastante rato disponerme -respondió-. Genaro y el Nagual no me habían dicho
problema.
qué hacer. Ese era un día de prueba para todos nosotros.
-¿Por qué?
Pablito parecía desalentado. Se levantó de la silla y echó a andar por la habitación. Volvió a
-Porque son fuerzas y, como tales, pueden vaciarte hasta reducirte a la nada. El Nagual
sentarse, sacudiendo la cabeza en un gesto de desesperación.
sostenía que se estaba mejor sin nada que no fuera nuestra resolución y nuestra voluntad.
-¿Realmente nos viste arrojarnos al abismo? -pregunté a Néstor.
Algún día, cuando estés completo, tal vez debamos decidir acerca de la conveniencia de llevar-
-Soy el Testigo -replicó. En el presenciar estaba mi camino al conocimiento; contarte
los con nosotros o no.
impecablemente lo que presencié es mi deber.
Le dije que, personalmente, me gustaba el jaguar, a pesar de que había algo de despótico en
-¿Pero qué es lo que viste en verdad? -insistí.
él.
-Los vi aferrarse el uno al otro y correr hasta el límite del abismo. Y luego los vi, como a dos
Me miró con curiosidad. Había sorpresa y confusión en sus ojos.
cometas, recortados contra el cielo. Pablito se alejó en línea recta y luego cayó. Tú ascendiste
-Realmente me gusta -dije.
un poco y te alejaste un corto trecho del borde, antes de caer.
-Dime qué viste -replicó.
-Pero, ¿saltamos con nuestros cuerpos? -quise saber.
Comprendí entonces que, hasta ese momento, había estado dando por descontado que ella
-Bueno... no creo que haya otra forma de hacerlo -dijo, y rió.
había visto lo mismo que yo. Describí con gran detalle a los cuatro aliados, tal como los había
-¿No pudo haberse tratado de una ilusión? -pregunté.
percibido. Me escuchó con mucha atención y parecía embelesada por mi relato.
-¿Qué es lo que estás tratando de decir, Maestro? -preguntó a su vez en tono seco.
-Los aliados no tienen forma -dijo cuando terminé-. Son como una presencia, como un viento,
-Quiero conocer la verdad de lo ocurrido -dije.
como un brillo. El primero que hallamos esta noche era una negrura que pretendía introducirse
-¿Acaso padeces amnesia, como Pablito? -inquirió Néstor con un destello en la mirada.
en mi cuerpo. Por eso grité. Lo sentí a punto de treparse por mis piernas. Los demás eran
Intenté explicarle la naturaleza de mi dilema respecto del salto. No se pudo contener y me
solamente colores. Su luminosidad era tan intensa, sin embargo, que se veía el sendero como si
interrumpió. Pablito intervino para llamarle al orden y se lanzaron a una discusión. Pablito la
estuviéramos a la luz del día.
eludió mediante el expediente de comenzar a pasearse, semisentado, arrastrando la silla
Sus afirmaciones me dejaron atónito. Había terminado por admitir, tras años de luchas y sobre
alrededor de la mesa.
la sola base de nuestro encuentro de esa noche con ellos, que los aliados poseían una forma
-Néstor no ve más allá de sus narices -me dijo-. Benigno es igual. No obtendrás nada de ellos.
consensual, una sustancia susceptible de ser percibida del mismo modo por los sentidos de
Al menos cuentas con mi simpatía.
todos.
Pablito soltó una risilla aguda que hizo temblar sus hombros y se cubrió la cara con el
Bromeando, hice saber a la Gorda que ya había apuntado en mi libreta que se trataba de
sombrero de Benigno.
criaturas con forma.
-Por lo que a mí se refiere, ambos saltaron -dijo Néstor en un súbito estallido-. Genaro y el
-¿Qué voy a hacer ahora? -pregunté, sin realmente esperar una respuesta.
Nagual no les habían dejado otra salida. En eso consistía su técnica: en acorralarlos y guiarlos
-Es muy sencillo -dijo-. Escribe que no lo son.
hacia la única puerta abierta. Por eso ustedes dos se arrojaron al vacío. Eso es lo que yo
Me di cuenta de que tenía toda la razón.
presencié. Pablito dice que él no sintió nada; eso es discutible. Sé que era perfectamente cons-
-¿Por qué los veo como monstruos? -pregunté.
ciente de todo, pero él prefiere negar su experiencia.
-Ese no es ningún misterio -respondió-. Tú todavía no has perdido la forma humana. Lo mismo
-Yo no era verdaderamente consciente -me aseguró Pablito en tono de disculpa.
me sucedía a mí. Solía ver a los aliados como personas; todos ellos eran indios con rostros
-Puede ser -dijo Néstor secamente-. Pero yo sí, y vi sus cuerpos haciendo lo que debían
horribles y miradas canallas. Solían esperarme en lugares desiertos. Yo creía que me seguían
hacer: saltar.
por mi condición de mujer. El Nagual reía hasta por los codos ante mis temores. Pero yo seguía
Las afirmaciones de Néstor me pusieron de un humor singular. Hasta ese momento había
estando muerta de miedo. Uno de ellos venía a menudo a sentarse en mi cama, y la sacudía
estado en busca de confirmaciones para lo que había percibido por mí mismo. Pero, una vez
hasta que me despertaba. El miedo que me daba ese aliado es algo que prefiero no recordar, ni
logrado mi propósito, comprendía que no tenía la menor importancia. Saber que había saltado y
siquiera ahora, que he cambiado. Creo que esta noche les tuve tanto miedo como entonces.
temer lo que había percibido era una cosa; buscar para ello validaciones consensuales era otra.
-¿Quieres decir que ya no los ves con forma humana?
Entendí entonces que no había una correlación necesaria entre ambas. Había creído que el
-No. Ya no. El Nagual te ha dicho que un aliado carece de forma. Tiene razón. Un aliado es
hecho de que alguien corroborase el salto liberaría a mi intelecto de dudas y temores. Estaba
sólo una presencia, un ayudante que es nada, a pesar de ser tan real como tú y como yo.
equivocado. Contra lo esperado, me sentía más inquieto, más inmerso en la cuestión.
-¿Han visto las hermanitas a los aliados?
Empecé por comunicar a Néstor que, si bien había ido a verlos con la finalidad específica de
-Todas los han visto una que otra vez.
obtener de ellos la confirmación de mi salto, había cambiado de idea y no quería hablar más del
-¿Son también para ellas los aliados únicamente una fuerza?
asunto. Los dos se pusieron a hablar a la vez, de modo que la conversación se generalizó.
-No. Ellas son como tú; aún no han perdido su forma humana. Ninguna de ellas. Para todos
Pablito sostenía que él no había sido consciente, Néstor gritaba que Pablito era un consentido y
ellos, las hermanitas, los Genaro y Soledad, los aliados son cosas horrendas; con ellos, los
yo decía que no quería oír mencionar el salto ni una vez más.
aliados se comportan como malévolas, espantosas criaturas de noche. La sola mención de los
Por primera vez, me resultó absolutamente ostensible que los tres carecíamos de serenidad y
aliados lleva a Lidia, Josefina y Pablito a la locura. Rosa y Néstor no los temen tanto, pero
de dominio de sí. Ninguno de nosotros estaba dispuesto a prestar toda su atención al otro, como
tampoco quieren tener nada que ver con ellos. Benigno está en lo suyo, de modo que no le
lo hacían don Juan y don Genaro. Puesto que me era imposible mantener un orden mínimo en
atañen. Por eso a él no le molestan; ni a mi. Pero los demás son presa fácil de los aliados,
nuestro intercambio de opiniones, me sumí en mis propias cavilaciones. Siempre había pensado
especialmente ahora, cuando se hallan fuera de las calabazas del Nagual y de Genaro. Pasan el
que el único de mis defectos que me había impedido entrar de lleno en el mundo de don Juan
tiempo buscándonos.
era mi insistencia en racionalizarlo todo; pero la presencia de Pablito y de Néstor me acababa
»El Nagual me dijo que en tanto uno conserva la forma humana, sólo le es posible reflejar esa
de dar una nueva visión de mí mismo. Otro de mis defectos era la timidez. Una vez apartado de
apariencia, y, puesto que los aliados se alimentan directamente de nuestra fuerza vital, del
los seguros rumbos del sentido común, me faltaba confianza en mí mismo y me dejaba intimidar
centro de nuestro estómago, por lo general nos enferman; es entonces cuando los vemos como
por el terrible peso de aquello que tenía lugar ante mis ojos. Así consideré imposible creer que
criaturas pesadas, feas.
yo había saltado al vacío.
-¿Hay algo que podamos hacer para protegernos, o para variar el aspecto de esas criaturas?
Don Juan había afirmado en numerosas ocasiones que en la brujería todo consistía en una
-Todo lo que tienes que hacer es perder tu forma humana.
cuestión de percepción; fieles a ese criterio, él y don Genaro habían montado un drama enorme,
-¿Qué quieres decir?
catártico, destinado a nuestro último encuentro en aquella cima arrasada. Cuando me hicieron
Mi pregunta pareció no tener sentido para ella. Me miró sin comprender, como si aguardase
expresar en palabras claras y audibles mi agradecimiento a cuantos alguna vez me habían
que le aclarara lo que acababa de decir. Cerró los ojos un instante.
ayudado, me embargó la alegría. En ese instante había captado toda mi atención, permitiendo a
-No sabes nada acerca del molde humano y la forma humana, ¿verdad? -preguntó.
mi cuerpo percibir el único acto posible dentro de su marco de referencia: el salto al abismo. Ese
Me quedé mirándola.
salto era la realización práctica de mi percepción, no como hombre corriente, sino como brujo.
-Acabo de ver que nada sabes acerca de ello -dijo, y sonrió.
-Tienes toda la razón -repliqué.
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-El Nagual preparó a Josefina para que fuese capaz de hacerle todo en cualquier momento
-El Nagual me dijo que la forma humana es una fuerza -prosiguió-. Y el molde humano es...
-explicó Néstor-. Puede fingir lo que se te ocurra: llanto, risa, ira... cualquier cosa.
bueno... un molde. Dijo que todo tenía un molde particular. Las plantas tienen moldes, los
-Pero, ¿cómo es cuando no hace comedia? -pregunté a Néstor.
animales tienen moldes, los gusanos tienen moldes. ¿Estás seguro de que el Nagual nunca te
-Está loca de remate -respondió Benigno con voz suave-. Conocí a Josefina el día de su
mostró el molde humano?
llegada. Tuve que arrastrarla hacia la casa. El Nagual y yo solíamos tenerla atada a la cama.
Le hice saber que había esbozado el concepto, pero de manera muy breve, en cierta ocasión
Una vez se echó a llorar por su amiga, una pequeña con la que en otros tiempos había jugado.
en que había intentado explicarme un sueño. En el sueño en cuestión había visto a un hombre
Lloró tres días. Pablito la consolaba y le daba de comer como a un bebé. Ella es como él.
oculto en la oscuridad de un estrecho barranco. Hallarle allí me sobresaltaba. Le miraba por un
Ninguno de los dos sabe cómo detenerse una vez que ha comenzado.
momento y entonces el hombre se adelantaba y se me hacía visible. Estaba desnudo y su
De pronto, Benigno empezó a olisquear el aire. Se puso de pie y fue hasta el fogón.
cuerpo resplandecía. Su apariencia era endeble, casi quebradiza. Sus ojos me agradaban. Eran
-¿Es realmente tímido? -pregunté a Néstor.
amistosos y profundos. Me resultaban muy bondadosos. Pero luego regresaba a la oscuridad
-Es tímido y excéntrico -fue Pablito quién replicó-. Será así hasta que pierda la forma. Genaro
del barranco y sus ojos se convertían en dos espejos, se asemejaban a los de un animal feroz.
nos dijo que tarde o temprano perderíamos la forma, de modo que no tiene sentido amargarnos
Don Juan aseveró que yo había dado con el molde humano «soñando». Explicó que los brujos
la vida tratando de cambiar como nos indicó el Nagual. Genaro nos aconsejó divertirnos y no
contaban en su «soñar» con una vía que les llevaba al molde, y que el molde de los hombres
preocuparnos por nada. Tú y las mujeres se inquietan y se esfuerzan; nosotros, por el contrario,
era una entidad definida, una entidad a cuya visión accedíamos algunos en oportunidades en
lo pasamos bien. Tú no sabes disfrutar de las cosas y nosotros no sabemos amargarnos la vida.
que nos hallábamos imbuidos de poder, y todos, sin duda, en el momento de nuestra muerte.
El Nagual llamaba al amargarse la vida ser impecable; nosotros le llamamos estupidez, ¿no es
Describió el molde como la fuente, el origen del hombre, puesto que, sin el molde, capaz de
así?
concentrar la fuerza vital, no había modo de que la misma se organizase según la forma
-Hablas únicamente por ti mismo, Pablito -dijo Néstor-. Benigno y yo no compartimos tu
humana.
oposición.
Interpretó mi sueño como una visión breve y extraordinariamente sencilla del molde. Sostuvo
Benigno trajo un tazón de comida y me lo puso delante. Sirvió a todos. Pablito examinó los
que el sueño confirmaba el hecho de que yo era un sujeto en extremo simple y basto.
recipientes y preguntó a Benigno de dónde los había sacado. Benigno le informó que estaban
La Gorda rió y contó que lo mismo le había dicho a ella. El visualizar el molde como un hombre
en una caja, en el lugar que la Gorda le había dicho que los tenía guardados. Pablito me dijo en
corriente desnudo, y luego como un animal, suponía una concepción sumamente ingenua del
confianza que aquéllos habían sido sus tazones antes de la ruptura.
mismo.
-Debemos tener cuidado -comentó Pablito en tono nervioso-. Es indudable que estos tazones
-Tal vez no pasara de ser un sueño estúpido, sin importancia -dije, intentando defenderme.
están hechizados. Esas brujas les ponen algo. Yo preferiría usar el de la Gorda.
-No -dijo, con una gran sonrisa-. Como comprenderás, el molde humano resplandece; y
Néstor y Benigno empezaron a comer. En ese momento advertí que Benigno me había dado el
siempre se lo halla en charcas y barrancos estrechos.
tazón marrón. Pablito parecía confundido. Quise tranquilizarle, pero Néstor me detuvo.
-¿Por qué en barrancos y charcas? -pregunté.
-No lo tomes en serio -dijo-. Le gusta ser así. Se sentará y comerá. Es allí donde tú y las
-Se alimenta de agua. Sin agua no hay molde -replicó-. Sé que el Nagual te llevaba a menudo
mujeres fallan. No hay modo de hacerles entender que Pablito es así. Esperan que todo el
a charcas, con la esperanza de mostrarte el molde; pero tu vaciedad te impedía ver nada. Lo
mundo sea como el Nagual. La Gorda es la única que no se inmuta por él; no porque lo
mismo me sucedía a mí. Solía hacerme tender desnuda sobre una roca en el centro mismo de
comprenda, sino porque ha perdido la forma.
una charca desecada, pero lo único que lograba era percibir la presencia de algo que me
Pablito se sentó a comer, y entre los cuatro dimos buena cuenta de toda la olla. Benigno lavó
aterrorizaba al punto de ponerme fuera de mí.
los tazones y volvió a ponerlos en la caja cuidadosamente. Luego, nos sentamos cómodamente
-¿Por qué impide la vaciedad ver el molde?
en torno a la mesa.
-El Nagual afirmaba que todo en el mundo es una fuerza; un rechazo o una atracción. Para ser
Néstor propuso que, tan pronto como oscureciera, fuésemos a dar un paseo por un barranco
atraídos o rechazados debemos ser como una vela, como un cometa al viento. Pero si tenemos
cercano al que yo solía ir con don Juan y don Genaro. Por una u otra razón, me sentía poco
un agujero en el centro de nuestra luminosidad, las fuerzas pasan a través de él y jamás nos
dispuesto a ir. No tenía la suficiente confianza en ellos. Néstor afirmó que estaban acostum-
afectan.
brados a andar en la oscuridad y que el arte de un brujo consistía en pasar desapercibido aun
»El Nagual me contó que Genaro te apreciaba mucho e intentaba hacerte tomar conciencia del
en medio de la multitud. Le conté lo que en cierta ocasión me había dicho don Juan, antes de
agujero de tu centro. Echaba a volar su sombrero al modo de una cometa para atormentarte;
dejarme en un lugar desierto de las montañas, no lejos de allí. Me había pedido que me
llegó a tirar de los bordes de ese agujero hasta provocarte diarrea, pero tú nunca caíste en la
concentrase en tratar de no ser evidente. Decía que los lugareños conocían a todo el mundo de
cuenta de lo que estaba haciendo.
vista. No había mucha gente, pero quienes allí vivían andaban siempre de un lado para otro y
-¿Por qué nunca me habló claramente, como lo haces tú?
eran capaces de distinguir a un extraño a varios kilómetros. Algunos de ellos poseían armas de
-Lo hizo, pero no le escuchaste.
fuego y no tenían el menor reparo en disparar.
Su declaración me resultaba imposible de creer. Aceptar que me había hablado sin que yo me
-No te preocupes por los seres del otro mundo -había dicho don Juan riendo-. Los peligrosos
hubiese dado por enterado, era impensable.
son los mexicanos.
-¿Alguna vez viste el molde, Gorda? -pregunté.
-Eso sigue siendo válido -dijo Néstor-. Siempre fue cierto. Esa es la razón por la cual el Nagual
-Claro; cuando volví a estar completa. Un día, sola, fui hasta aquella charca, y allí estaba. Era
y Genaro eran artistas tan consumados. Aprendieron a pasar inadvertidos por en medio de todo
un ser radiante, luminoso. No pude mirarlo directamente. Me cegó. Pero estar en su presencia
eso. Conocían el arte del acecho.
me bastó. Me sentí feliz y fuerte. Y eso era lo único importante; lo único. Estar allí era todo lo
Aún era demasiado temprano para nuestro paseo por lo oscuro. Quería aprovechar el tiempo
que deseaba. El Nagual decía que a veces, si tenemos el suficiente poder personal, obtenemos
para formular a Néstor mi problema crucial. Lo había estado posponiendo hasta ese momento;
una visión del molde, aunque no seamos brujos; cuando eso ocurre, decimos que hemos visto a
cierta extraña sensación me había impedido hacerle la pregunta. Era como si la respuesta de
Dios. Él afirmaba que lo llamábamos Dios porque era justo hacerlo. El molde es Dios.
Pablito hubiese agotado todo mi interés. Pero el propio Pablito vino en mi ayuda: de pronto, trajo
»Me costó una barbaridad entender al Nagual, porque yo era una mujer sumamente religiosa.
a colación el tema, como si hubiera leído mis pensamientos.
No tenía nada en el mundo, salvo mi religión. De modo que me producía escalofríos el oír las
-Néstor también saltó al abismo él mismo día que nosotros -dijo-. Y así fue como se convirtió
cosas que el Nagual solía decir. Pero luego me completé y las fuerzas del mundo comenzaron a
en el Testigo, tú te convertiste en el Maestro y yo en el tonto del pueblo.
atraerme, y comprendí que el Nagual tenía razón. El molde es Dios. ¿Qué piensas?
Con tono despreocupado pedía Néstor que me hablara de su salto al vacío. Traté de aparentar
-El día en que lo vea, te lo diré, Gorda -dije.
poco interés. Pablito era consciente de la verdadera naturaleza de mi forzada indiferencia. Rió y
Rió y me contó que el Nagual se burlaba frecuentemente de mí, asegurando que el día en que
comentó con Néstor que yo procedía con cautela porque su propio relato de los hechos me
yo viese el molde me haría fraile franciscano, porque en lo profundo de mi ser era un alma
había decepcionado profundamente.
mística.
-Yo lo hice después de ustedes -dijo Néstor, y se quedó mirándome como si esperara otra
-¿Era el molde que tú viste hombre o mujer? -pregunté.
pregunta.
-Ninguna de las dos cosas. Era simplemente un humano luminoso. El Nagual decía que podía
-¿Saltaste inmediatamente detrás de nosotros? -inquirí.
haberle pedido algo. Que un guerrero no puede permitirse dejar pasar las oportunidades. Pero
no se me ocurrió pedirle nada. Mejor así. Guardo de ello el más hermoso de los recuerdos. El
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Nagual sostenía que un guerrero con el poder suficiente puede ver el molde muchas, muchas
Si es así, te darás cuenta de que somos un grupo ridículo. Carecemos del cuerpo del soñar. No
veces. ¡Qué gran fortuna ha de suponer!
tenemos doble.
-Ahora bien; si el molde humano es lo que aglutina nuestra sustancia, ¿qué es la forma
Del modo más grave y formal, Néstor me hizo saber que algo se interponía entre ellos y su
humana?
deseo de tener un doble. Entendí que lo que me quería decir era que, desde la partida de don
-Algo viscoso, una fuerza viscosa que nos hace ser lo que somos. El Nagual me dijo que la
Juan y don Genaro, se había creado una barrera. Él pensaba que probablemente fuese pro-
forma humana carecía de forma. Al igual que los aliados que él llevaba en su calabaza, es nada;
ducto del fracaso de Pablito en su tarea. Pablito agregó que, desde que el Nagual y Genaro se
pero, a pesar de no tener forma, nos posee durante toda nuestra vida y no nos abandona hasta
habían ido, algo les perseguía; incluso Benigno, que por entonces vivía en el punto más
el momento de la muerte. Nunca he visto la forma humana, pero la he sentido en mi cuerpo.
meridional de México, había tenido que regresar. Sólo al estar los tres juntos se sentían
Se lanzó entonces a la descripción de una serie de sensaciones complejas que había
seguros.
experimentado en el curso de cierto número de años, y que habían culminado en una grave
-¿Y de qué crees que se trate? -pregunté a Néstor.
enfermedad, cuyo apogeo era un estado físico que me recordó las exposiciones que había leído
-Hay algo allí fuera, en esa inmensidad, que nos atrae -replicó-. Pablito considera que la culpa
acerca de los ataques cardíacos. Aseguró que la forma humana, como fuerza que era, había
es suya, por ponerse a malas con las mujeres.
salido de su cuerpo recién al cabo de una cruenta lucha interior, manifestada a su vez como
Pablito se volvió hacia mí. Había un brillo intenso en sus ojos.
enfermedad.
-Me han echado una maldición, Maestro -dijo-. Sé que soy la causa de todas nuestras
-A juzgar por lo que narras, has tenido crisis cardíacas -dije.
dificultades. Quise desaparecer de estos alrededores tras mi pelea corn Lidia, y a los pocos
-Tal vez -replicó-, pero hay algo de lo que estoy segura: el día en que tuvieron lugar, perdí mi
meses me fui a Veracruz. Allí me encontré realmente feliz, junto a una muchacha con la que
forma humana. Quedé tan débil que pasaron días antes de que pudiese siquiera levantarme del
pretendía casarme. Conseguí trabajo y todo me iba bien, hasta que un día llegué a casa y me
lecho. Desde entonces, no encontré la energía necesaria para ser como antes, mi viejo ser. De
encontré con esos cuatro monstruos hombrunos que, como animales de presa, me habían
tiempo en tiempo, intentaba recobrar mis antiguos hábitos, pero me faltaba vigor para disfrutar
seguido el rastro por el olfato. Estaban en mi casa, atormentando a mi mujer. La bruja de Rosa
de ellos como otrora. Al cabo, dejé de lado toda tentativa.
puso la mano sobre el vientre de mi mujer y la hizo cagar en la cama; como lo oyes. Su jefe,
-¿En qué radica la importancia de perder la forma?
Cien Nalgas, me dijo que habían cruzado el continente buscándome. Me cogió por el cinturón y
-Un guerrero debe deshacerse de la forma humana si quiere cambiar, realmente cambiar. De
me arrancó de allí. Me empujó hasta la estación de autobuses para traerme aquí. Yo estaba
otra manera, las cosas no pasan de ser una conversación sobre el cambio, como en tu caso. El
enloquecido porque no podía enfrentarme con Cien Nalgas.
Nagual decía que era inútil creer o esperar que sea posible cambiar los propios hábitos. No se
Me hizo subir al autobús. Pero en el camino huí. Corrí por entre arbustos y sobre colinas hasta
cambia un ápice en tanto se conserva la forma humana. El Nagual me dijo que un guerrero sabe
que los pies se me hincharon al punto de no poder quitarme los zapatos. Estuve al borde de la
que no puede cambiar; es más: sabe que no le está permitido. Es la única ventaja que tiene un
muerte. Pasé nueve meses enfermo. Si el Testigo no me hubiese encontrado, no estaría vivo.
guerrero sobre un hombre corriente. El guerrero jamás se decepciona al fracasar en una
-Yo no le encontré -me dijo Néstor-. Fue la Gorda. Me llevó hasta el lugar en que se hallaba y
tentativa de cambiar.
entre los dos lo ayudamos a llegar al autobús y lo trajimos aquí. Deliraba y pagamos un
-Pero tú, Gorda, sigues siendo tú misma, ¿no?
suplemento del billete para que el conductor le permitiera permanecer en el vehículo.
-No, ya no. La forma es lo único que te hace seguir pensando que tú eres tú. Cuando te
Con acentos sumamente dramáticos, Pablito dijo que él no había cambiado de parecer; aún
abandona no eres nada.
deseaba morir.
-Pero tú sigues hablando, pensando y sintiendo como lo has hecho siempre, ¿verdad?
-Pero, ¿por qué? -le pregunté.
-En absoluto. Soy nueva.
Benigno respondió por él, con voz estruendosa.
Rió y me abrazó como quien consuela a un niño.
-Porque no le funciona la picha -dijo.
-Solamente Eligio y yo hemos perdido nuestra forma -prosiguió-. Fue una gran suerte para
El resonar de su voz fue tan extraordinario que tuve la fugaz impresión de que hablaba desde
nosotros el perderla cuando el Nagual aún estaba entre nosotros. Tú pasarás una época
dentro de una caverna. Era a la vez aterradora y absurda. Reí, casi fuera de control.
horrible. Es tu destino. Quienquiera que sea el próximo en deshacerse de ella, me tendrá a mí
Néstor contó que Pablito había tratado de cumplir su misión de establecer relaciones sexuales
por única compañía. Ya lo lamento por aquel a quien le corresponda.
con las mujeres, de acuerdo con las instrucciones del Nagual. Éste le había dicho que los cuatro
-¿Qué más sentiste, Gorda, al perder tu forma, además de que ello te dejaba sin la energía
lados de su mundo estaba ya situados en la posición adecuada y que todo lo que tenía que
suficiente?
hacer era exigirlos. Pero cuando Pablito fue a exigir su primer lado, Lidia, ella estuvo a punto de
-El Nagual me dijo que un guerrero sin forma comienza a ver un ojo. Veía un ojo frente a mí
darle muerte. Néstor agregó que, en su opinión personal como testigo del evento, la razón por la
toda vez que cerraba los párpados. Llegó a tal extremo que no podía descansar; el ojo me
cual Lidia le había dado el cabezazo era su imposibilidad para cumplir su función como hombre;
seguía a todas partes. Estuve a punto de volverme loca. Al cabo, supongo, me acostumbré a él.
en vez de sentirse azorada por las circunstancias, le había golpeado.
Ahora ni siquiera tomo en cuenta su presencia, puesto que ha pasado a formar parte de mí. El
-¿Estuvo Pablito realmente enfermo como consecuencia de ese golpe, o tan sólo lo fingió?
guerrero sin forma se vale de ese ojo para empezar a soñar. Si no tienes forma, no te es
-pregunté, casi chanceando.
necesario dormir para soñar. El ojo que tienes delante te lleva a ello cada vez que deseas ir.
Volvió a responder Benigno, con la misma voz retumbante.
-¿Exactamente, dónde está ese ojo, Gorda?
-¡Sólo fingía! -dijo-. ¡No fue más que un chichón!
Cerró los ojos y movió la mano de un lado para otro frente a sus ojos, cubriendo su cara.
Pablo y Néstor rieron agudamente y chillaron
-Unas veces el ojo es muy pequeño y otras es enorme -continuó-. Cuando es pequeño tu
-No culpamos a Pablito por temer a esas mujeres -dijo Néstor-. Son todas como el propio
soñar es claro. Si es grande, tu soñar es como un vuelo por sobre las montañas, en el cual
Nagual, guerreros temibles. Son viles y locas.
realmente no se ve mucho. Yo aún no he soñado bastante, pero el Nagual me dijo que ese ojo
-¿Las crees tan malas? -le pregunté.
es mi carta de triunfo. Algún día, cuando pierda definitivamente la forma, no veré más el ojo; el
-Decir que son malas es omitir una parte de la verdad -dijo Néstor-. Son exactamente como el
ojo se convertirá en lo mismo que yo, en nada, y, sin embargo, estará allí, como los aliados. El
Nagual. Son decididas y tenebrosas. Cuando el Nagual estaba aquí, solían sentarse cerca de él
Nagual decía que todo debe ser examinado a la luz de nuestra forma humana. Cuando no
y mirar a lo lejos con los ojos entornados durante horas, a veces durante días.
tenemos forma, nada tiene forma; no obstante, todo está presente. Yo no lograba entender lo
-¿Es cierto que Josefina estuvo rematadamente loca hace tiempo? -inquirí.
que quería decir, pero ahora sé que tenía toda la razón. Los aliados son tan sólo una presencia,
-No me hagas reír -replicó Pablito-. No hace tiempo; es ahora cuando está loca. Es la más
y ese era el ojo. Pero por el momento ese ojo lo es todo para mí. A decir verdad, contando con
demente de la pandilla.
ese ojo, nada más me hace falta para mi soñar, inclusive en vigilia. Todavía no he conseguido
Les conté lo que me había hecho. Suponía que iban a apreciar el aspecto cómico de su
esto último. Tal vez yo sea como tú, un poco terca y perezosa.
magnífica actuación. Pero mi relato pareció caerles mal. Me escucharon como niños asustados;
-¿Cómo realizaste el vuelo que vi esta noche?
hasta Benigno abrió los ojos para atender a mis palabras.
El Nagual me enseñó a valerme de mi cuerpo para generar luces, porque, de todos modos,
-¡Es tremendo! -exclamó Pablito-. Esas brujas son realmente horrorosas. Y sabes que su jefe
somos luz; de modo que produje chispas y destellos, y ellos, a su vez, atrajeron a las líneas del
es Cien Nalgas. Es ella quien arroja la piedra y esconde la mano y finge ser una niña inocente.
mundo. Una vez que he visto una, me es fácil colgarme de ella.
Ten cuidado con ella, Maestro.
-¿Cómo lo haces?
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-Sé a ciencia cierta que has interpretado mal a la Gorda, porque cuando Benigno y yo nos
-Me aferro a ella.
dirigíamos a la casa de Genaro, ella nos alcanzó y nos informó que tú y Pablito estabais aquí. Al
Hizo un gesto con las manos. Las puso en garra y luego las juntó, a la altura de las muñecas,
referirse a ti, te llamó Nagual. ¿Sabes por qué?
formando con ellas una suerte de cuenco, con los dedos curvados hacia arriba.
Reí y le respondí que creía que ello era debido a su idea de que yo había recibido la mayor
-Debes aferrarte a la línea como un jaguar -prosiguió-, y no separar jamás las muñecas. Si lo
parte de la luminosidad del Nagual.
haces, caes y te partes el cuello.
-¡Uno de nosotros es un imbécil! -dijo Benigno con voz tronante, sin abrir los ojos.
Calló, y ello me obligó a mirarla, en espera de más revelaciones.
El sonido de su voz era tan extraño que me aparté de él de un salto. Su declaración,
-No me crees, ¿verdad? -preguntó.
completamente inesperada, sumada a mi reacción ante ella, hizo reír a todos. Benigno abrió un
Sin darme tiempo a responder; se agachó y volvió a emprender su exhibición de chispas. Yo
ojo, me observó un instante y luego enterró la cabeza entre los brazos.
estaba sereno y sosegado y podía dedicar toda mi atención a sus actos. En el momento en que
-¿Sabes por qué llamábamos el Nagual a Juan Matus? -me preguntó Néstor.
abrió los dedos de golpe, todas las fibras de su cuerpo dieron la impresión de tensarse a la vez.
Le confesé que siempre había pensado que era un modo delicado de llamarle brujo.
Esa tensión parecía concentrarse en las puntas de sus dedos y proyectarse en forma de rayos
La carcajada de Benigno fue tan estrepitosa que su sonido apagó las voces de todos los
de luz. La humedad de las yemas era realmente un vehículo adecuado para el tipo de energía
demás. Parecía estar divirtiéndose inmensamente. Apoyó la cabeza en mi hombro cual si se
que emanaba de su cuerpo.
tratase de un objeto cuyo peso le resultara ya insoportable.
-¿Cómo lo has hecho, Gorda? -pregunté maravillado de verdad.
-Le llamábamos el Nagual -prosiguió Néstor- porque estaba escindido en dos partes. Dicho en
-Francamente, no lo sé -dijo-. Me limito a hacerlo. Lo he hecho infinidad de veces y, sin
otros términos, toda vez que lo necesitaba, le era posible salir por un camino con el que
embargo, sigo ignorando cómo. Cuando cojo uno de esos rayos me siento atraída por algo. En
nosotros no contábamos; algo surgía de él, algo que no era un doble sino una sombra horrenda,
realidad, no hago más que dejarme llevar por las líneas. Cuando quiero regresar, percibo que la
amenazante, de aspecto semejante al suyo, pero del doble de su tamaño. Llamamos Nagual a
línea no me quiere soltar y me pongo frenética. El Nagual decía que ese era el peor de mis ras-
esa sombra y todo aquel que la tiene es, por supuesto, el Nagual.
gos. Me asusto a tal punto que uno de estos días me voy a lastimar. Pero también supongo que
»El Nagual nos dijo que, si lo deseábamos, todos podíamos disponer de esa sombra que
uno de estos días llegaré a tener aún menos forma y entonces no me asustaré. Aunque por lo
surge de la cabeza, pero lo más probable es que ninguno de nosotros lo desee. Genaro no lo
que recuerdo, hasta el día de hoy no he tenido problema alguno.
quería, de modo que supongo que nosotros tampoco lo queremos. Por lo que parece, eres tú
-Entonces, cuéntame, Gorda, cómo haces para dejarte llevar por las líneas.
quien carga con ello.
-Volvemos a lo mismo. No lo sé. El Nagual me lo advirtió respecto de ti. Quieres saber cosas
Se desternillaron de risa. Benigno me rodeó los hombros con el brazo y rió hasta que las
que no se pueden saber.
lágrimas rodaron por sus mejillas.
Me esforcé por aclararle que lo que me interesaba eran los procedimientos. En realidad, había
-¿Por qué dices que cargo con ello? -pregunté a Néstor.
renunciado a dar con una explicación de los mismos, porque sus aclaraciones no me decían
-Consume mucha energía -dijo-, demasiado trabajo. No sé cómo puedes mantenerte en pie.
nada. La descripción de los pasos a seguir era algo completamente diferente.
»El Nagual y Genaro te dividieron en el bosquecillo de eucaliptus. Te llevaron allí porque los
-¿Cómo aprendiste a librar tu cuerpo a las líneas del mundo? -pregunté.
eucaliptos son tus árboles. Yo estaba allí, y presencié el momento en que te abrieron y sacaron
-Lo aprendí en el soñar -dijo-, pero, sinceramente, no sé cómo. Para una mujer guerrero, todo
tu nagual. Lo hicieron tirándote de las orejas hasta que tu luminosidad estuvo separada en dos y
nace en el soñar. El Nagual me dijo, tal como a ti, que lo primero que debía buscar en mis
dejaste de ser un huevo, para convertirte en dos largos trozos de luminosidad. Luego te
sueños eran mis manos. Pasé años tratando de encontrarlas. Cada noche solía ordenarme a mí
volvieron a unir, pero cualquier brujo que vea puede decir que hay un enorme agujero en el
misma hallar mis manos, pero era inútil. Jamás di con nada en mis sueños. El Nagual era
centro.
despiadado conmigo. Aseveraba que debía hallarlas o perecer. De modo que le mentí,
-¿Cuál es la ventaja de haber sido dividido?
contándole que había encontrado mis manos en sueños. El Nagual no dijo una palabra, pero
-Tienes un oído que lo oye todo y un ojo que lo ve todo y siempre te será posible sacar un
Genaro arrojó el sombrero al piso y bailó sobre él. Me dio unas palmaditas en la cabeza y afirmó
kilómetro de ventaja en caso de necesidad. A esa división obedece también el que nos hayan
que yo era realmente un gran guerrero. Cuanto más me alababa, peor me sentía. Estaba a
dicho que tú eras el Maestro.
punto de comunicar la verdad al Nagual cuando el loco de Genaro me dio la espalda y soltó el
»Intentaron también dividir a Pablito, pero aparentemente fracasaron. Es demasiado
pedo más largo y sonoro que yo haya oído. Ciertamente, me hizo retroceder. Era como un
consentido y siempre se ha gratificado como un cerdo. Es por ello que tiene tantas arrugas.
viento caliente, viciado, repugnante y maloliente, exactamente como yo. El Nagual se ahogaba
-Entonces, ¿qué es un doble?
de risa.
-Un doble es el otro, el cuerpo que se obtiene mediante el soñar. Tiene exactamente el mismo
»Corrí hacia la casa y me escondí allí. Por entonces era muy gorda. Comía mucho y tenía
aspecto que uno.
muchos gases. De modo que decidí no comer durante un tiempo. Lidia y Josefina me ayudaron.
-¿Tienen todos un doble?
Ayuné durante veintitrés días, y entonces, una noche, encontré mis manos en sueños. Eran
Néstor me miró con la sorpresa reflejada en sus ojos.
viejas, y feas, y verdes, pero eran mías. Ese fue el comienzo. El resto fue fácil.
-¡Eh, Pablito, háblale de dobles al Maestro! -dijo riendo.
-¿Y qué fue el resto, Gorda?
Pablito pasó al otro lado de la mesa y sacudió a Benigno.
-Lo siguiente que el Nagual me encomendó fue buscar casas o edificios en mis sueños y
-Háblale tú, Benigno -dijo-. Mejor aún, muéstraselo.
observarlos, tratando de retener la imagen. Decía que el arte del soñador consiste en conservar
Benigno se puso de pie, abrió los ojos tanto como pudo y miró al techo; luego se bajó los
la imagen de su sueño. Porque eso es lo que hacemos, de un modo u otro, durante toda nuestra
pantalones y me mostró el pene.
vida.
Los Genaros estallaron en risotadas.
-¿Qué quería decir con eso?
-¿Tu pregunta fue hecha en serio, Maestro? -me preguntó Néstor, inquieto.
-Nuestro arte como personas corrientes consiste en saber cómo retener la imagen de lo que
Le aseguré que había expresado con absoluta autenticidad mi deseo de conocer todo lo
vemos. El Nagual decía que lo hacemos, pero sin saber cómo. Nos limitamos a hacerlo; mejor
relativo a su saber. Me lancé entonces a una larga aclaración acerca de cómo don Juan me
dicho, nuestros cuerpos lo hacen. Al soñar debemos hacer lo mismo, con la diferencia de que en
había mantenido apartado de su mundo por motivos que no alcanzaba a desentrañar,
el soñar hace falta aprender cómo hacerlo. Tenemos que luchar por no mirar, sino sólo dar un
impidiéndome una relación más estrecha con ellos.
vistazo, y, no obstante, conservar la imagen.
-Piensen en esto -dije-: hasta hace tres días ignoré que esas cuatro muchachas fuesen
»El Nagual me encargó que buscara en mis sueños un refuerzo para mi ombligo. Tardé
aprendices del Nagual, y que Benigno lo fuera de Genaro.
muchísimo porque no comprendía el significado de sus palabras. Decía que, en el soñar,
Benigno abrió los ojos.
prestamos atención con el ombligo, por consiguiente, debemos protegerlo bien. Necesitamos
-Y tú piensa en esto -dijo-: hasta hoy ignoré que fueses tan estúpido.
cierto calorcillo, o la sensación de que algo nos presiona el ombligo para retener las imágenes
Volvió a cerrar los ojos y los tres echaron a reír como locos. No me quedó más remedio que
en nuestros sueños.
sumarme a ellos.
»Hallé en mis sueños un guijarro que encajaba perfectamente en mi ombligo, y el Nagual me
-Te estábamos tomando el pelo, Maestro -dijo Néstor a modo de disculpa-. Creíamos que tú
obligó a buscarlo día tras día, por charcas y cañones, hasta dar con él. Le hice un cinturón y aún
nos lo estabas tomando a nosotros, con tu insistencia en el tema. El Nagual nos dijo que veías.
lo llevo conmigo día y noche. Al hacerlo así, me resulta más fácil conservar imágenes en mis
sueños.
73
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»Luego el Nagual me asignó la tarea de dirigirme a lugares específicos en mi soñar. Lo estaba
razón, la persona que tenía frente a mí, que me miraba fijamente, no era el Néstor que había
haciendo realmente bien, pero fue por entonces que perdí la forma y comencé a ver el ojo frente
conocido. Le recordaba como un hombre tímido, al que avergonzaba sonreír a causa de sus
a mí. El Nagual afirmó que el ojo lo había cambiado todo, y me dio instrucciones para que
dientes torcidos, un hombre que había sido confiado a Pablito para que éste cuidase de él. El
empezara a valerme del ojo para ponerme en movimiento. Dijo que no tenía tiempo de llegar a
Néstor que estaba viendo era una mezcla de don Juan y don Genaro. Era nervudo y ágil como
mi doble en el soñar, pero que el ojo era aún mejor. Me sentí defraudada. Ahora me tiene sin
don Genaro, pero tenía el poder de fascinación de don Juan. Quise complacerme en mi
cuidado. He utilizado ese ojo lo mejor que me fue posible. Le permito llevarme al soñar. Cierro
perplejidad, pero todo lo que logré hacer fue echar a reír como él. Me dio unas palmaditas en la
los párpados y quedo dormida como si nada, inclusive a la luz del día y en cualquier parte. El ojo
espalda. Se quitó el sombrero. Recién entonces me percaté de que Pablito no lo llevaba. Y
me atrae y entro en otro mundo. La mayor parte del tiempo no hago más que deambular por él.
también advertí que Néstor era mucho más moreno y más recio. A su lado, Pablito se veía casi
El Nagual nos dijo, a mí y a las hermanitas, que durante el período menstrual el soñar se
frágil. Ambos llevaban tejanos, chaquetas gruesas y zapatos con suela de crepé.
convierte en poder. Hay algo en ello que me desequilibra. Me vuelvo más osada. Y, tal como el
La presencia de Néstor en la casa disipó instantáneamente lo opresivo del ambiente. Le
Nagual nos enseñara, se abre una grieta ante nosotras en esos días. Tú no eres mujer, así que
propuse reunirnos en la cocina.
esto no debe tener mucho sentido para ti, pero dos días antes de la regla una mujer puede abrir
-Llegas en buen momento -dijo Pablito a Néstor con una enorme sonrisa cuando nos
esa grieta y pasar por ella a otro mundo.
sentamos-. El Maestro y yo estábamos aquí sollozando, recordando a los demonios toltecas.
Extendió el brazo izquierdo y siguió con la mano el contorno de una línea invisible que, al
-¿Es cierto que llorabas, Maestro? -preguntó Néstor con una sonrisa maliciosa.
parecer, corría verticalmente ante ella.
-No te quepa duda -replicó Pablito.
-Durante ese tiempo una mujer, si lo desea, puede alejarse de las imágenes del mundo
Un suave crujido en la puerta delantera hizo callar a Pablito y a Néstor. Se pusieron de pie y yo
-continuó la Gorda-. Esa es la grieta entre los mundos y, como decía el Nagual, está
hice lo mismo. Miramos a la puerta. Estaba siendo abierta con sumo cuidado. Pensé que tal vez
precisamente enfrente e todas nosotras. La razón por la cual el Nagual juraba que las mujeres
la Gorda hubiese regresado y abriera la puerta poco a poco para no molestarnos. Cuando
son mejores brujas que los hombres es que siempre tienen la grieta delante, en tanto que un
finalmente se abrió lo suficiente para dejar paso a una persona, entró Benigno, como si lo
hombre debe hacerla. Te diré que soñando durante mis menstruaciones aprendí a volar con las
hiciese furtivamente en una habitación a oscuras. Tenía los ojos cerrados y andaba de puntillas.
líneas del mundo. Aprendí a echar chispas con el cuerpo para atraer las líneas, y luego aprendí
Me hizo pensar en un niño que tratase de entrar sin ser visto en un cine, por la puerta de salida,
a asirme a ellas. Y eso es todo lo que he aprendido hasta ahora en el soñar.
para asistir a una función, sin atreverse a hacer ruido y sin distinguir nada en la oscuridad.
Reí y le comenté que yo nada tenía que mostrar al cabo de años de «soñar».
Todos contemplábamos a Benigno en silencio. Abrió un ojo sólo lo necesario para echar una
-Has aprendido a convocar a los aliados en el soñar -dijo, con gran seguridad.
mirada fugaz y orientarse y se dirigió, siempre en puntillas, a la cocina. Pablito y Néstor se
Le conté que don Juan me había enseñado a hacer aquellos sonidos. No pareció creerme.
sentaron y me indicaron que hiciese lo mismo. Entonces Benigno se deslizó por el banco hasta
-Entonces los aliados deben venir a ti en busca de su luminosidad -dijo, la luminosidad que él
llegar a mi lado. Me dio un leve cabezazo en el hombro, tan sólo un suave golpecito, para que
dejó en ti. Él me dijo que todo brujo tenía una cantidad limitada de luminosidad para regalar. De
me corriese y le hiciese lugar en el banco. Se sentó cómodamente, con los ojos aún cerrados.
modo que la repartía entre sus hijos de acuerdo con órdenes recibidas de alguna parte, allí
Vestía tejanos, como Pablito y Néstor. Su rostro había engordado desde nuestro anterior
fuera, en esa inmensidad. En tu caso te ha legado incluso su propia llamada.
encuentro, años atrás, y su pelo se veía diferente, aunque yo no supiera explicar por qué. Tenía
Hizo chascas la lengua y me guiñó un ojo.
una tez más clara que la que yo recordaba, dientes muy pequeños, pómulos altos, nariz breve y
-Si no me crees -prosiguió-, ¿por qué no haces el sonido que el Nagual te enseñó y
orejas grandes. Siempre me había dado la impresión de ser un niño cuyos rasgos no hubieran
compruebas si los aliados vienen a ti?
madurado.
No me sentía dispuesto a hacerlo. No porque creyese que mi sonido fuera a atraer nada, sino
Pablito y Néstor, que habían callado en el momento de la entrada de Benigno, siguieron
porque no quería complacerla.
conversando mientras éste se sentaba, como si nada hubiese ocurrido.
Aguardó un momento, y, cuando estuvo convencida de que yo no lo iba a intentar, se puso la
-Claro, lloraba conmigo -dijo Pablito.
mano sobre la boca e imitó mi sonido intermitente a la perfección. Lo hizo durante cinco o seis
-Él no es un llorón como tú -le replicó Néstor.
minutos, deteniéndose tan sólo para respirar.
Entonces se volvió hacia mí y me abrazó.
-¿Ves lo que quiero decir? -preguntó sonriendo-. A los aliados no les importa un rábano mi
-Me alegra muchísimo que estés vivo -dijo-. Acabamos de hablar con la Gorda y nos dijo que
llamada, por muy parecido que sea a la tuya. Ahora prueba tú.
eras el Nagual, pero no nos explicó cómo te las arreglaste para salvar tu vida. ¿Cómo fue,
Probé. A los pocos segundos se hizo oír la respuesta. La Gorda se puso de pie de un salto.
Maestro?
Tuve la clara impresión de que se hallaba más sorprendida que yo. Se precipitó a hacerme
Entonces se me presentó una curiosa elección. Hubiera podido seguir por el camino de lo
callar, apagó la lámpara y recogió mis notas.
racional, como siempre, y decir sin mentir que no tenía la más vaga idea. También podía haber
Estaba a punto de abrir la puerta, pero se detuvo repentinamente; un sonido aterrador no llegó
dicho que mi doble me había librado de aquellas mujeres. Estaba estimando el probable efecto
de fuera. Me pareció un gruñido. Era tan horrendo y amenazador que nos hizo dar un salto atrás
de cada una de las alternativas cuando Benigno me distrajo. Abrió ligeramente un ojo y me miró
para alejarnos de la puerta. Mi temor físico era tan intenso que habría huido, de haber tenido
y sofocó una risilla y ocultó la cabeza entre los brazos.
adónde ir.
-Benigno, ¿no quieres hablar conmigo? -pregunté.
Algo pesado estaba apoyado en la puerta; la hacía crujir. Miré a la Gorda. Daba la impresión
Negó con la cabeza.
de estar aún más asustada que yo. Seguía con el brazo extendido como si fuese a abrir la
Me sentía cohibido con él allí a mi lado, y opté por preguntar qué problema había conmigo.
puerta. Tenía la boca abierta. Parecía haber quedado paralizada en medio de un movimiento.
-¿Qué hace? -pregunté a Néstor en voz alta.
La puerta podía saltar en cualquier momento. Nada la golpeaba, pero estaba sometida a una
Néstor frotó la cabeza de Benigno y lo sacudió. Benigno abrió los ojos y los volvió a cerrar.
terrible presión, como el resto de la casa.
-Es así, ya lo conoces... -me dijo Néstor-. Es extremadamente tímido. Tarde o temprano abrirá
La Gorda me dijo que me apresurase a abrazarla por detrás, cerrando las manos en torno a su
los ojos. No le hagas caso. Si se aburre, se quedará dormido.
talle, encima del ombligo. Hizo entonces un extraño movimiento con las manos. Fue como si
Benigno hizo un movimiento afirmativo con la cabeza, siempre con los ojos cerrados.
sacudiese una toalla, sosteniéndola al nivel de los ojos. Lo repitió cuatro veces. Luego realizó
-Bueno, ¿cómo fue que te zafaste? -insistió Néstor.
otra curiosa acción. Llevó las manos al centro del pecho y las colocó, con las palmas hacia
-¿No nos lo quieres decir? -preguntó Pablito.
arriba una por encima de la otra, sin tocarse. Los codos, separados del cuerpo y alineados.
Expliqué que mi doble había salido de mi coronilla por tres veces. Les hice un relato de lo
Cerró los puños como si de pronto asiera dos barras invisibles y poco a poco, las fue girando,
sucedido.
hasta quedar con las palmas hacia abajo. Luego con gran esfuerzo realizó un hermoso
No se mostraron en absoluto sorprendidos y tomaron mi narración como una cuestión de
movimiento, un acto en el cual parecía comprometer cada músculo de su cuerpo. Algo así como
rutina. Pablito quedó encantado al considerar la posibilidad de que doña Soledad no lograra
el abrir una pesada puerta corrediza, que ofreciese gran resistencia. Todo su cuerpo vibraba por
recuperarse y, a la larga, muriera. Quiso saber si también había golpeado a Lidia. Néstor le
el esfuerzo. Movía los brazos lenta, muy lentamente, al igual que si abriese una puerta muy,
ordenó, mediante un gesto perentorio, que callara. Pablito dócilmente se interrumpió en mitad de
muy pesada, hasta haberlos extendido por completo.
la frase.
Tuve la clara impresión de que tan pronto como terminó de abrir esa puerta, por ella se
-Lo siento, Maestro -dijo Néstor-, pero no fue tu doble.
precipitó un viento. Un viento que nos atrajo de modo de hacernos atravesar, literalmente, la
-¡Pero si todo el mundo dijo que había sido mi doble!
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maderos sobre los hombros. Tuve que coincidir con la Gorda en que Pablito era tan buen actor
pared. Tal vez fuese mejor decir que las paredes nos atravesaron, o, quizás, que los tres, la
como Josefina.
Gorda, la casa y yo, traspusimos la puerta que ella había abierto. De pronto me encontré en
-¿Por qué se dieron todas esas molestias, Pablito?
campo abierto. Veía las formas oscuras de las montañas y los árboles que nos rodeaban. Ya no
-Tenían que engañarme. No creerás que yo estaba dispuesto a irme con ellos así como así
ceñía el talle de la Gorda. Un ruido procedente de la altura me obligó a alzar los ojos: la distinguí
¿no? Había pasado la vida oyendo hablar de brujas y curanderos y hechiceros y espíritus, sin
suspendida en el aire, a unos tres metros por encima de mí, como el negro contorno de una
creer jamás una palabra de ello. Quienes hablaban de esas cosas no eran más que ignorantes.
cometa gigante. Experimenté una tremenda comezón en el ombligo y la Gorda cayó a plomo, a
Si Genaro me hubiese dicho que él y su amigo eran brujos, me hubiera alejado de ellos. Pero
la mayor velocidad; pero, en vez de estrellarse, se detuvo suavemente.
eran demasiado inteligentes para mí. Los dos zorros eran realmente astutos. Hicieron las cosas
En el momento en que la Gorda aterrizó, la picazón del ombligo se convirtió en un dolor
sin prisa. Genaro decía que hubiese esperado por mí así pasaran veinte años. Es por eso que el
nervioso horriblemente agotador. Algo así como si su contacto con la tierra me arrancase el
Nagual entró a trabajar para mí. Yo se lo pedí, de modo que le entregué la llave.
interior. El dolor me hizo gritar a todo pulmón.
»El Nagual era un trabajador diligente. Yo era un tanto pícaro por entonces, y creía ser quien
Para entonces la Gorda se hallaba de pie a mi lado, desesperadamente falta de aliento. Yo
le tendía una trampa a él. Estaba convencido de que el Nagual no era más que un viejo indio
estaba sentado. Nos encontrábamos de nuevo en la habitación de la que habíamos salido, en
estúpido, de modo que le comuniqué que pensaba decir al patrón que era mi abuelo, para que lo
casa de don Genaro.
contratara; a cambio, debía entregarme un porcentaje de su salario. El Nagual me respondió
La Gorda parecía incapaz de recobrar el ritmo normal de respiración. Estaba cubierta de
que era muy amable por mi parte el hacerlo así. Me daba una parte de los pocos pesos que
sudor.
ganaba cada día.
-Tenemos que salir de aquí -murmuró.
»Mi patrón estaba impresionado por la capacidad de trabajo de mi abuelo. Pero los demás se
Recorrimos en el coche un breve trayecto, hasta la casa de las hermanitas. No encontramos a
burlaban de él. Como sabes, tenía la costumbre de hacer crujir todas sus articulaciones de tanto
ninguna de ellas. La Gorda encendió una lámpara y me hizo pasar directamente a la cocina
en tanto. En el taller lo hacía toda vez que acarreaba algo. Naturalmente, la gente creía que era
trasera, al aire libre. Allí se desnudó y me pidió que la bañase como a un caballo, arrojándole
tan viejo que siempre que se echaba algo a la espalda su cuerpo chirriaba.
agua al cuerpo. Cogí un pequeño cubo lleno de agua y comencé a derramarlo con delicadeza
»Con el Nagual como abuelo me sentía bastante desdichado. Pero para entonces Genaro ya
sobre ella, pero lo que pretendía era que la empapara.
había seducido mi avaricia, diciéndome que proporcionaba al Nagual una mezcla de plantas
Explicó que un contacto con los aliados, como el que habíamos tenido, producía una
especial que lo hacía ser fuerte como un toro. Cada día acostumbraba llevarle un pequeño
transpiración sumamente dañina, que debía eliminarse de inmediato. Me hizo quitar las ropas y
montón de hojas maceradas. Aseveraba que su amigo no era nada sin el brebaje, y, para
luego me bañó con agua helada. Entonces me tendió un trozo de paño limpio y nos fuimos
demostrármelo, pasó dos días sin dárselo. Sin las hojas el Nagual parecía ser un viejo común y
secando en el camino de entrada a la casa. Se sentó en la gran cama de la habitación
corriente. Genaro me convenció de que a mí también me era posible utilizar su pócima para que
delantera, tras colgar la lámpara sobre ella, en el soporte del muro. Tenía las rodillas levantadas
las mujeres me amasen. Ello despertó todo mi interés, sobre todo cuando me dijo que podíamos
y ello me permitía contemplarla en detalle. Abracé su cuerpo desnudo, y fue entonces cuando
ser socios si le ayudaba a preparar la fórmula y dársela a su amigo. Un día me mostró unos
comprendí lo que había querido decir doña Soledad al sostener que la Gorda era la mujer del
dólares y me contó que había vendido su primer lote a un norteamericano. Eso me terminó de
Nagual. No tenía formas, como don Juan. Me resultaba imposible considerarla como mujer.
atraer y me convertí en socio suyo.
Comencé a vestirme. Me lo impidió. Dijo que antes de poder volver a ponerme la ropa, debía
»Mi socio Genaro y yo teníamos grandes planes. Él sostenía que yo debía tener mi propio
asolearse. Me dio una manta para que me la echara sobre los hombros, y cogió otra para ella.
taller, porque con el dinero que íbamos a hacer con su fórmula podría comprar lo que quisiera.
-Ese ataque de los aliados fue realmente terrorífico -dijo, una vez que nos hubimos sentado en
Compré un local y mi socio pagó por él. De modo que me entusiasmé. Sabía que hablaba en
la cama-. A decir verdad, tuvimos muchísima suerte al salir con bien de sus garras. Yo no tenía
serio y comencé a trabajar en la preparación de su mezcla de hojas.
idea de por qué el Nagual me había indicado ir a casa de Genaro contigo. Ahora lo sé. Es en
A esa altura, yo tenía la seguridad de que don Genaro había empleado plantas psicotrópicas
esa casa donde los aliados son más fuertes. Escapamos de ellos por un pelo. Fue una gran
en su receta. Razoné que debía de haber dado a Pablito su producto para garantizarse su
fortuna para nosotros el que yo haya sabido salir de allí.
sumisión.
-¿Cómo lo hiciste, Gorda?
-¿Te dio plantas de poder, Pablito? -pregunté.
-Francamente, no lo sé -dijo-. Sencillamente lo hice. Supongo que mi cuerpo supo cómo, pero
-Desde luego -replicó-. Me dio su preparado. Tragué toneladas de él.
cuando intento pensar en el modo preciso, lo encuentro imposible.
Describió y realizó la imitación del modo en que don Juan se sentaba junto a la puerta de la
»Fue una gran prueba para ambos. No había comprendido hasta esta noche que era capaz de
casa de don Genaro, profundamente aletargado, y volvía a la vida tan pronto como la pócima
abrir el ojo; pero mira lo que hice. Verdaderamente, abrí el ojo, tal como el Nagual aseguraba
tocaba sus labios. Pablito me dijo que, a la vista de tal transformación, se vio obligado a
que podía hacer. Nunca lo había logrado antes de que llegaras. Lo había intentado, pero sin
probarla.
resultados. Esta vez, el miedo a esos aliados me llevó a coger el ojo según las instrucciones del
-¿Qué había en esa fórmula? -pregunté.
Nagual, agitándolo cuatro veces en sus cuatro direcciones. El aseveraba que se lo debía sacudir
-Hojas verdes -respondió-. Todas las hojas verdes que podía recoger. Así de demonio era
como si se tratase de una sábana, y luego abrirlo como a una puerta, aferrándolo exactamente
Genaro. Solía hablar de su fórmula y me hacía reír hasta que me elevaba como una cometa.
por el medio. El resto fue muy fácil. Una vez la puerta se hubo abierto, sentí que un fuerte viento
¡Dios, cómo disfruté en aquellos días!
me atraía, en lugar de alejarme. La dificultad, según el Nagual, consiste en regresar. Uno tiene
Reí para aplacar los nervios. Pablito sacudió la cabeza de uno a otro lado y se aclaró la
que ser muy fuerte para hacerlo. El Nagual, Genaro y Eligio podían entrar y salir de ese ojo
garganta dos o tres veces. Parecía estar haciendo un esfuerzo por no llorar.
como si nada.
-Como ya te he dicho, Maestro -prosiguió-, me impulsaba la codicia. Secretamente planeaba
Para ellos el ojo ya no era un ojo, decían que era como una luz anaranjada, como el sol. Y
deshacerme de mi socio tan pronto como aprendiera a preparar la fórmula por mí mismo.
también el Nagual y Genaro eran una luz anaranjada cuando volaban. Yo me encuentro aún en
Genaro no ha de haber ignorado nunca mis designios; poco antes de partir, me abrazó y me dijo
un punto muy bajo de la escala; el Nagual decía que al volar me expandía y se me veía como un
que era hora de cumplir mi deseo; era hora de deshacerme de mi socio, porque ya había apren-
montón de estiércol en el cielo. No tengo luz. Esa es la razón por la cual el retorno es tan terrible
dido a hacer la poción.
para mí. Esta noche me ayudaste, me atrajiste dos veces. Te mostré mi vuelo porque el Nagual
Pablito se puso de pie. Tenía los ojos llenos de lágrimas.
me ordenó dejártelo ver, por difícil o pobre que fuese. Se suponía que con mi vuelo te ayudaba,
-El hijo del diablo de Genaro -dijo con dulzura-, El maldito demonio. Le quise realmente, y, si
tal como se suponía que tú me ayudabas al no ocultarme tu doble. Vi todo tu accionar desde la
no fuese tan cobarde, estaría preparando su brebaje.
puerta. Estabas tan atareado sintiendo pena por Josefina que tu cuerpo no advirtió mi presencia.
No quise escribir más. Para disipar mi tristeza, recordé a Pablito que debíamos ir a buscar a
Vi cómo tu doble te salía de la coronilla. Lo hizo retorciéndose como un gusano. Vi un
Néstor.
estremecimiento que comenzaba en tus pies y te recorría entero; luego salió el doble. Era como
Estaba recogiendo mis notas para partir cuando la puerta de entrada se abrió de un fuerte
tú, pero muy brillante. Era como el propio Nagual. Es por eso que las hermanas quedaron pe-
golpe. Pablito y yo dimos un salto instintivamente y nos volvimos a mirar. Néstor estaba de pie
trificadas. Comprendí que creían que se trataba del Nagual en persona. Pero no logré verlo
en el vano. Corrí hacia él. Nos encontramos en medio de la habitación delantera. Se abalanzó
todo. Perdí el sonido, porque no tenía atención para ello.
sobre mí y me aferró por los hombros. Me pareció más alto y fuerte que en nuestra anterior
-¿Cómo has dicho?
reunión. Su cuerpo, largo y delgado, había adquirido una elegancia casi felina. Por una u otra
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-El doble requiere tremendas cantidades de atención. El Nagual te dio esa atención a ti, pero
considerablemente más cerca de la puerta antes de que el Nagual los hallara. Él nos contó que
no a mí. Me dijo que ya no tenía tiempo.
en una oportunidad habías llegado a tratar de suicidarte. Nosotros no éramos así. Estábamos
Agregó algo más, acerca de cierta clase de atención, pero yo estaba muy cansado. Me quedé
bien, vivos y felices. Éramos todo lo contrario de ti. Ustedes eran personas desesperadas;
dormido tan repentinamente que ni siquiera tuve tiempo de poner a un lado mi libreta.
nosotros no. Si Genaro no se hubiese cruzado en mi camino, yo sería un carpintero satisfecho.
O estaría muerto. Eso no importa. Habría dado lo mejor de mí y me encontraría a gusto.
Sus palabras suscitaron en mí un estado de ánimo singular. No pude dejar de admitir que tenía 4
razón cuando decía que tanto aquellas mujeres como yo éramos individuos desesperados. De
no haber conocido a don Juan, seguramente habría muerto; pero no podía decir, como Pablito, LOS GENAROS
que me hubiese ido bien de otra manera. Don Juan había dado vida y vigor a mi cuerpo y
libertad a mi espíritu. Desperté alrededor de las ocho de la mañana siguiente y descubrí que la Gorda había
Las afirmaciones de Pablito me hicieron recordar algo que don Juan me había dicho una vez, asoleado mis ropas y preparado el desayuno. Lo tomamos en la cocina, en el lugar que hacía
hablando de un anciano, amigo mío. Don Juan había asegurado, de modo tajante, que el hecho las veces de comedor. Una vez que hubimos terminado, le pregunté por Lidia, Rosa y Josefina.
de que el viejo viviese o muriese no tenía la menor importancia. Me enfadé un tanto ante lo que Parecían haberse esfumado de la casa.
me parecía una redundancia de parte de don Juan. Le respondí que no hacía falta señalar que -Están ayudando a Soledad -dijo-. Se está preparando para partir.
la vida o la muerte de aquel hombre carecía de importancia, por cuanto nada en el mundo podía -¿A dónde va?
tener trascendencia alguna, salvo para cada uno personalmente. -A algún lugar, lejos de aquí. Ya no tiene razón alguna para quedarse. Estuvo esperándote y tú
-¡Tú lo has dicho! -exclamó, y rió-. Eso exactamente es lo que quiero decir. La vida y la muerte ya has llegado.
de ese viejo no significan nada para él mismo. Podía haber muerto en mil novecientos -¿Las hermanitas se van con ella?
veintinueve, o en mil novecientos cincuenta, o vivido hasta mil novecientos noventa y cinco, Eso -No. Sólo que hoy no quieren estar aquí. Todo hace pensar que para ellas no es un buen día
no importa. Es absurdamente igual para él. para andar por el lugar.
Así había sido mi vida antes de conocer a don Juan. Nada me había importado. Solía actuar -¿Por qué no es un buen día?
como si ciertas cosas me afectasen, pero no dejaba de ser una estratagema para parecer un -Los Genaros vienen a verte hoy y las muchachas no congenian con ellos. Si se encuentran
hombre sensible. aquí, se lanzarán a la lucha más espantosa. La última vez estuvieron a punto de matarse.
La voz de Pablito interrumpió mis reflexiones. Quería saber si había lastimado mis -¿Luchan físicamente?
sentimientos. Le aseguré que no había nada de eso. Con el objeto de reiniciar el diálogo, le -Ya lo creo. Son todos muy fuertes y ninguno quiere el segundo puesto. El Nagual me advirtió
pregunté dónde había conocido a don Genaro. que ello ocurriría, pero no tengo poder para detenerlos; y no solo eso, sino que he tenido que
-Mi destino era que mi patrón se enfermase -dijo-. Debido a ello hube de ir al mercado a tomar partido, de modo que es un lío.
construir una nueva serie de tiendas de ropa. Trabajé en ese lugar durante dos meses. Allí -¿Cómo sabes que los Genaros vendrán hoy?
conocí a la hija del propietario de una de las tiendas. Nos enamoramos. Hice la tienda de su -No he hablado con ellos. Sólo sé que hoy estarán aquí, eso es todo.
padre ligeramente más grande que las demás, de modo de poder hacer el amor con ella tras el -¿Lo sabes porque ves, Gorda?
mostrador mientras su hermana atendía a los clientes. -Así es. Veo que vienen. Y uno de ellos viene directamente hacia ti, porque le estás atrayendo.
Un día Genaro llevó un saco de plantas medicinales a un comerciante del otro lado de la nave, Le aseguré que no atraía a nadie en particular. Le dije que no había revelado a nadie el
y, mientras conversaba con él, notó que el puesto de ropas vibraba. Observó con atención el propósito de mi viaje, pero que estaba relacionado con algo que deseaba preguntar a Pablito y a
lugar, pero vio solamente a la hermana, dormitando en una silla. El hombre informó a Genaro de Néstor.
que cada día el puesto vibraba así alrededor de esa hora. Al día siguiente, Genaro llevó al Sonrió con coquetería y sostuvo que el destino me había unido a Pablito, que éramos muy
Nagual, para que viese vibrar la construcción, y consiguió su propósito. Regresaron al otro día y parecidos, y que, a no dudarlo, él iba a ser el primero en verme. Agregó que todo lo que le
volvió a vibrar. De modo que esperaron hasta que salí. Fue entonces que trabé relación con ella, sucedía a un guerrero debía interpretarse como un presagio; así, mi encuentro con Soledad era
y poco después Genaro me contó que era herborista y me propuso preparar para mí una poción un presagio de aquello que iba a descubrir en mi visita. Le pedí que me explicara ese punto.
merced a la cual ninguna mujer se me resistiría. Me gustaban las mujeres, así que piqué. -Los hombres te darán poco esta vez -dijo-. Son las mujeres las que te harán trizas, como lo
Ciertamente me preparó la poción, pero ello le llevó diez años. En el ínterin llegué a conocerlo hizo Soledad. Eso es lo que te diría, si leyera el presagio. Tú esperas a los Genaros, pero son
muy bien, y a quererlo más que si fuese mi propio hermano. Y ahora lo extraño como no te hombres, como tú. Y considera ese otro presagio: están un poco atrasadillos. Yo diría que llevan
puedes imaginar. Como puedes ver, me hizo trampa. A veces me alegro de que lo haya hecho; un atraso de un par de días. Ese es tu destino, al igual que el de ellos: llevar siempre un par de
no obstante, las más de las veces me irrita. días de atraso.
-Don Juan me dijo que los brujos debían contar con un presagio antes de decidirse por algo. -¿Atraso con respecto a qué, Gorda?
¿Hubo algo de eso contigo, Pablito? -Con respecto a todo. Respecto de las mujeres, por ejemplo.
-Sí. Genaro me contó que el ver temblar el puesto despertó su curiosidad y entonces vio que Rió y me acarició la cabeza.
dos personas hacían el amor tras el mostrador. De modo que se sentó a esperar que salieran; -Por testarudo que seas -prosiguió-. Tendrás que admitir que tengo razón. Espera y verás.
quería ver quiénes eran. Al cabo de un rato apareció la muchacha, pero a mí no me vio. Pensó -¿Te dijo el Nagual que los hombres estaban atrasados respecto de las mujeres? -pregunté.
que resultaba muy extraño, tras estar tan decidido a ponerme los ojos encima. Al día siguiente -Desde luego -replicó-. Todo lo que tienes que hacer es mirar a tu alrededor.
regresó en compañía del Nagual; Genaro fue a pasearse por la parte de atrás del puesto, en -Lo hago, Gorda. Pero no veo tal cosa. Las mujeres se hallan siempre detrás. Dependen de los
tanto el Nagual aguardaba delante. Tropecé con Genaro cuando salía a gatas. Creí que no me hombres.
había visto porque yo me hallaba aún detrás del trozo de tela que cubría la abertura que había Se echó a reír. Su risa no revelaba desdén ni amargura; sonaba más bien a clara alegría.
dejado en la pared lateral. Comencé a ladrar, para hacerle pensar que debajo del trapo había un -Conoces mejor el mundo de la gente que yo -dijo con firmeza-. Pero en este momento yo no
perrito. Gruñó y me ladró y me llevó a la convicción de que al otro lado había un enorme perro tengo forma y tú sí. Te digo: las mujeres son mejores brujas que los hombres, porque hay una
enfurecido. Me asusté tanto que salí corriendo por el lado opuesto y me di de bruces con el Na- grieta ante sus ojos.
gual. Si hubiese sido un hombre corriente, lo hubiera derribado, dado que lo cogí enteramente No parecía enfadada, pero me sentí obligado a explicarle que yo formulaba preguntas y hacía
de frente; en cambio, me alzó como a un niño. Me quedé absolutamente pasmado. Para ser un comentarios, no para atacar ni defender ningún punto en particular, sino porque quería que
hombre tan viejo, era verdaderamente fuerte. Pensé que un hombre tan fuerte me podía servir hablara.
para acarrear maderas. Además, no quería desprestigiarme ante la gente que me había visto Me replicó que no había hecho más que hablar desde el momento de nuestro encuentro, y que
salir corriendo de debajo del mostrador. Le pregunté si le gustaría trabajar para mí. Me dijo que el Nagual la había preparado para hablar porque su tarea era idéntica a la mía: estar en el
sí. En esa misma jornada fue al taller y comenzó a hacer las veces de mi asistente. Trabajó allí mundo de la gente.
cada día durante dos meses. No tuve una solo oportunidad frente a esos dos demonios. -Todo lo que decimos -prosiguió-, es un reflejo del mundo de la gente. Descubrirás antes de
Lo incongruente de la imagen del Nagual trabajando para Pablito me resultaba que tu visita haya terminado que hablas y actúas como lo haces porque sigues unido a la forma
extremadamente cómico. Pablito empezó a remedar el modo en que don Juan se echaba los
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-Debo admitir que realmente lo ha hecho -agregó-. Es fantástica.
humana, así como los Genaros y las hermanitas siguen unidos a la forma humana cuando
-Entonces, ¿por qué te desagrada?
luchan a muerte entre ellos.
-Te diré algo, Maestro, porque confío en ti. No me desagrada en lo más mínimo. Es realmente
-¿Pero acaso no se esperaba que todas colaborasen con Pablito, Néstor y Benigno?
la mejor. Es la mujer del Nagual. Sólo que procedo así con ella porque me gusta que me mime,
-Genaro y el Nagual nos dijeron que debíamos vivir en armonía y ayudarnos y protegernos
y lo hace. Nunca se irrita conmigo. A veces me dejo llevar y me trabo en lucha con ella. Cuando
mutuamente, porque estábamos solos en el mundo. Pablito quedó a cargo de nosotras cuatro,
esto sucede, se limita a quitarse de en medio, como hacía el Nagual. Al minuto siguiente ni
pero es un cobarde. De ser por él, nos dejaría morir como perros. No obstante, cuando el
siquiera recuerda lo que hice. Ahí tienes a un verdadero guerrero sin forma. Hace lo mismo con
Nagual estaba aquí, Pablito era muy amable y cuidaba muy bien de nosotras. Todo el mundo
todos. Pero los demás somos unos despojos lamentables. Somos malos. Esas tres brujas nos
solía tomarle el pelo y decirle, bromeando, que nos trataba como si fuésemos sus esposas. No
odian y nosotros las odiamos.
mucho antes de su partida, el Nagual y Genaro le confiaron que tenía una buena oportunidad de
-Ustedes son brujos, Pablito. ¿No pueden cesar esas riñas?
llegar a ser el Nagual algún día, por cuanto era posible que nosotras llegáramos a ser sus cuatro
-Claro que podemos, pero no lo deseamos. ¿Qué esperabas que hiciésemos? ¿Que nos
vientos, sus cuatro lados del mundo. Pablito entendió esto como una misión, y cambió a partir
comportáramos como hermanos y hermanas?
de entonces. Se puso insufrible. Comenzó a darnos órdenes, como si realmente fuésemos sus
No supe qué decir.
esposas.
-Ellas eran las mujeres del Nagual -prosiguió-. Y, sin embargo, todo el mundo esperaba que
Le pregunté al Nagual por las posibilidades de Pablito y me respondió que todo en el mundo
me hiciese con ellas. ¡Cómo, en nombre de Dios, voy a hacerlo! Lo intenté con una y, en vez de
de un guerrero, como yo debía saber, dependía de la impecabilidad. Si Pablito fuera impecable,
apoyarme, la bruja estuvo a punto de asesinarme. De modo que ahora cada una de esas
tendría una oportunidad. Me eché a reír cuando me dijo eso. Conozco bien a Pablito. Pero el
mujeres anda tras mi escondite como si hubiese cometido un crimen. Lo único que hice fue
Nagual me explicó que no debía tomarlo a la ligera. Dijo que los guerreros siempre tenían una
seguir las instrucciones del Nagual. Él me ordenó tener relaciones íntimas con todas ellas, una
oportunidad, no importa cuán pequeña sea. Me hizo ver que yo también era un guerrero y no
por una, hasta lograr tenerlas con todas a la vez. Pero no lo conseguí con ninguna.
debía estorbar a Pablito con mis pensamientos. Que debía desecharlos y dejar en paz a Pablito;
Deseaba preguntarle por su madre, doña Soledad, pero no se me ocurrió ningún modo de
que lo impecable, en mi caso, consistía en ayudar a Pablito sin preocuparme por lo que sabía de
traerla a la conversación. Callamos por un momento.
él.
-¿Las odias por lo que trataron de hacerte? -preguntó de pronto.
»Comprendí sus palabras. Además, tengo una deuda personal con Pablito, y recibí con gusto
Vi mi oportunidad.
la ocasión de tenderle una mano. Pero no ignoraba que, por muchos esfuerzos que hiciese en
-No, en absoluto -dije-. La Gorda me explicó sus razones. Pero el ataque de doña Soledad fue
su favor, iba a fracasar. Siempre supe que él carecía de lo que hace falta para ser como el
aterrador. ¿La ves a menudo?
Nagual. Pablito es muy pueril y no aceptará su derrota. Es desdichado porque no es impecable,
No respondió. Miró al techo. Repetí mi pregunta. Advertí que sus ojos estaban llenos de
y, sin embargo, en su pensamiento sigue intentando ser como el Nagual.
lágrimas. Su cuerpo tembló, convulsionado por silentes sollozos.
-¿Cómo fracasó?
Declaró que una vez había tenido una hermosa madre, a la cual, sin duda, yo recordaría. Su
-Tan pronto como el Nagual partió, Pablito tuvo una fatal discusión con Lidia. Años atrás, el
nombre era Manuelita, una santa mujer que crió dos niños, trabajando como una mula para
Nagual le había encomendado la misión de ser el marido de Lidia, para cubrir las apariencias.
mantenerlos. Sentía la más profunda veneración por aquella mujer, que les había alimentado y
La gente de por aquí creía que ella era su esposa. Esto a Lidia no le agradaba en lo más
amado. Pero un horrible día su destino se había cumplido y se había encontrado con Genaro y
mínimo. Es muy dura. Lo cierto es que Pablito siempre le tuvo un miedo mortal. Nunca se
el Nagual, y, entre los dos, habían destruido su vida. Con tono muy emotivo, Pablito aseveró que
llevaron bien, y se toleraron recíprocamente debido a la presencia del Nagual; pero cuando éste
los dos demonios se habían llevado su alma y el alma de su madre. Asesinaron a Manuelita y
se fue, Pablito se volvió más loco de lo que ya estaba y se convenció de que poseía el suficiente
dejaron en su lugar a Soledad, esa horrenda hechicera. Me clavó los ojos bañados en lágrimas y
poder personal para tomarnos por esposas. Los tres Genaros se reunieron y discutieron lo que
sostuvo que esa espantosa mujer no era su madre. No era posible que fuese su Manuelita.
Pablito debía hacer. Decidieron que primero tenía que tomar a Lidia, la más fuerte de las
Sollozaba de una manera incontrolable. Yo no sabía qué decir. Su estallido emocional era a tal
mujeres. Aguardaron a que estuviera sola y entonces los tres entraron a la casa, la cogieron por
punto auténtico, y sus argumentos tan verosímiles, que me vi dominado por una oleada de
los brazos y la arrojaron sobre la cama. Pablito se puso encima de ella. Al principio, Lidia creyó
sentimentalismo. Pensando como lo haría la mayoría de los hombres civilizados, tuve que estar
que los Genaros estaban jugando. Pero cuando comprendió que sus propósitos eran serios,
de acuerdo con él. A juzgar por la apariencia, era una verdadera desgracia para Pablito haberse
propinó a Pablito un cabezazo en el medio de la frente que lo puso al borde de la muerte. Los
cruzado en el camino de don Juan y de don Genaro.
Genaros huyeron y Néstor pasó meses cuidando a Pablito a causa del golpe.
Pasé el brazo por sobre sus hombros y estuve a punto de echarme a llorar. Tras un largo
-¿Hay algo que yo pueda hacer para ayudarles a entender?
silencio, se puso de pie y salió por la puerta trasera. Le oí sonarse la nariz y lavarse la cara en
-No. Desgraciadamente, su problema no es de comprensión. Los seis entienden muy bien. La
un cubo de agua. Volvió más sereno. Hasta sonreía.
verdadera dificultad no estriba en eso; se trata de otra cosa, algo muy feo en lo que nadie puede
-No me interpretes mal, Maestro -dijo-. No culpo a nadie de lo que me ha sucedido. Fue mi
ayudarles. Se complacen en no tratar de cambiar. Desde que saben que no lo lograrán por
destino. Genaro y el Nagual actuaron como impecables guerreros que eran. Soy débil; eso es
mucho que lo intenten, o lo deseen, o lo necesiten, han abandonado por completo la parda. Eso
todo. Y fracasé en mi misión. El Nagual decía que la única posibilidad que tenía de evitar el
es tan malo como sentirse desalentado por los fracasos. El Nagual les advirtió a todos ellos que
ataque de esa horrible bruja consistía en acorralar a los cuatro vientos, y hacerlos soplar desde
los guerreros, tanto hombres como mujeres, deben ser impecables en su esfuerzo por cambiar,
mis cuatro lados. Pero no lo conseguí. Esas mujeres estaban de acuerdo con la hechicera,
con el objeto de asustar a la forma humana y deshacerse de ella. Al cabo de años de
Soledad, y no me prestaron ayuda. Buscaban mi muerte.
impecabilidad llegará un momento, al decir del Nagual, en que la forma no soporte más y parta,
»El Nagual me dijo también que si yo fallaba, tú tampoco tendrías posibilidad alguna. Aseguró
como ocurrió conmigo. Al hacerlo, por supuesto, lastima el cuerpo y hasta puede llegar a
que, si ella te mataba, yo debía huir y tratar de salvar la vida. Dudaba de que consiguiera
matarlo, pero un guerrero impecable sobrevive, siempre.
siquiera alcanzar el camino. Sostenía que tu poder más lo que la bruja ya sabía, la harían in-
El discurso de la Gorda se vio interrumpido por un golpe en la puerta delantera. La Gorda se
superable. De modo que, cuando comprendí que no lograría acorralar a los cuatro vientos, me
puso de pie y fue a alzar el pestillo. Era Lidia. Me saludó con gran formalidad y le pidió a la
consideré muerto. Y, como era de esperar, odié a esas mujeres. Pero hoy, Maestro, me has
Gorda que fuese con ella. Salieron juntas.
llenado de nuevas esperanzas.
Me alegré de estar solo. Trabajé en mis notas durante horas. En el lugar al aire libre que se
Le dije que sus sentimientos hacia su madre me habían llegado muy profundamente. Me
empleaba como comedor hacía fresco y había muy buena luz.
encontraba en realidad horrorizado por todo lo sucedido, pero dudaba intensamente de mi
La Gorda regresó cerca del mediodía. Me preguntó si quería comer. Yo no tenía hambre, pero
capacidad para traerle esperanzas de ninguna clase.
insistió en que lo hiciera. Me aseguró que los contactos con los aliados debilitaban mucho, y que
-¡Lo has hecho! -exclamó con gran certidumbre-. Me sentí terriblemente mal todo este tiempo.
ella misma no se sentía muy fuerte.
Ver a la propia madre corriendo tras uno con un hacha es algo que no puede hacer feliz a nadie.
Después de comer, me senté junto a la Gorda, y estaba a punto de comenzar a interrogarla
Pero ahora ella está fuera de la cuestión, merced a ti y a todo lo que has hecho.
sobre el «soñar», cuando se abrió la puerta delantera estrepitosamente y entró Pablito.
»Esas mujeres me odian porque están convencidas de que soy un cobarde. No hay lugar en
Jadeaba. Era evidente que había corrido y se le veía en un estado de gran agitación. Se detuvo
sus endurecidas mentes para comprender que somos diferentes. Tú y esas cuatro mujeres son
un instante junto a la puerta para recobrar el aliento. No había cambiado mucho. Parecía un
diferentes de mí y del Testigo y de Benigno en muy amplio grado. Ustedes cinco estaban
poco más viejo, o más pesado, o, tal vez, sencillamente, más fornido. No obstante, seguía
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siendo muy delgado y nervudo. Tenía la tez pálida, como si hubiese pasado mucho tiempo sin
solía llamarla: Cien Nalgas. Ese fue su mote durante años y años, porque llevaba las básculas a
ver el sol. El castaño de sus ojos se veía acentuado por ligeras huellas de fatiga en su rostro.
cien kilos.
Recordaba a Pablito como dueño de una seductora sonrisa; al verle allí, ésta me resultó tan
Pablito sofocó una risilla al recordar a la Gorda.
encantadora como de costumbre. Corrió hacia el lugar en que yo me encontraba y me cogió por
-Era la bestia más gorda y maloliente del mundo -prosiguió-. Hoy su tamaño real se halla
los antebrazos durante un momento, sin decir palabra. Me puse de pie. Entonces me sacudió
reducido a la mitad, pero sigue siendo la misma mujer gorda y mentalmente lenta que otrora.
suavemente y me abrazó. Yo también experimentaba un enorme gusto al verle, y saltaba de un
Pero ahora estás aquí, Maestro, y nuestras preocupaciones se han desvanecido. Ahora somos
lado para otro con alegría infantil. No sabía qué decirle y fue él quien finalmente rompió el
cuatro contra cuatro.
silencio.
Quise interponer un comentario, pero me detuvo.
-Maestro -dijo dulcemente, inclinando la cabeza como si se sometiese a mí.
-Déjame terminar lo que debo decirte antes de que esa bruja vuelva para echarme de aquí -
El que me llamase «maestro» me cogió por sorpresa. Me volví como si buscase a alguien
dijo, en tanto miraba la puerta nerviosamente-. Sé que te han dicho que ustedes cinco son lo
detrás de mí. Exageré mis movimientos para permitirle comprender que estaba perplejo. Sonrió,
mismo porque tú eres el hijo del Nagual. ¡Eso es una mentira! También eres como nosotros los
y lo único que se me ocurrió fue preguntarle cómo sabía que yo estaba allí.
Genaros, porque también Genaro ayudó a construir tu luminosidad. También eres uno de
Me dijo que él, Néstor y Benigno se habían visto forzados a volver a causa de un extraño
nosotros. ¿Comprendes lo que quiero decir? De modo que no debes creer lo que te digan.
temor, que les hizo correr día y noche, sin detenerse. Néstor se había dirigido a su casa, con el
También nos perteneces. Las brujas no saben que el Nagual nos lo contó todo. Creen que son
fin de averiguar si había allí algo que justificase el sentimiento que les había guiado. Benigno
las únicas que saben. Costó dos toltecas hacernos como somos. Somos hijos de ambos. Esas
había ido a la de Soledad y él a la de las muchachas.
brujas...
-Tú has sacado el gordo, Pablito -dijo la Gorda, y rió.
-Espera, espera, Pablito -dije, tapándole la boca.
Pablito no respondió. La miró.
Calló, aparentemente asustado por lo súbito de mi movimiento.
-Apostaría a que estás elaborando un medio para echarme -dijo, con gran enfado.
-¿Qué me quieres dar a entender con eso de que costó dos toltecas hacernos?
-No te metas conmigo, Pablito -dijo la Gorda, imperturbable.
-El Nagual nos hizo saber que éramos toltecas. Todos nosotros somos toltecas. Según él, un
Pablito se volvió hacia mí y se disculpó; agregó, en voz bien audible, como si deseara que todo
tolteca es un receptor y conservador de misterios. El Nagual y Genaro son toltecas. Nos dieron
aquel que se encontrase en la casa le oyera, que había traído su propia silla para sentarse, y
su luminosidad y sus misterios. Recibimos sus misterios y ahora los conservamos.
que podía colocarla donde quisiera.
Su empleo de la palabra «tolteca» me desconcertó. Yo estaba familiarizado únicamente con su
-No hay aquí nadie más que nosotros -dijo la Gorda con suavidad, y sofocó una risita.
significado antropológico. En ese contexto, refiere siempre a la cultura de un pueblo de lengua
-De todos modos, traeré mi silla -dijo Pablito-. A ti no te importa, Maestro, ¿no?
nahuatl del centro y sur de México, ya extinguido en tiempos de la Conquista.
Miré a la Gorda. Me hizo con el pie una seña casi imperceptible, autorizándome a seguir
-¿Por qué nos llamaba toltecas? -pregunté, sin saber qué otra cosa decir.
adelante.
-Porque eso es lo que somos. En vez de decir qué éramos brujos o hechiceros, él decía que
-Tráela. Trae todo lo que quieras -dije.
éramos toltecas.
Pablito salió de la casa.
-Si ese es el caso, ¿por qué tú llamas brujas a las hermanitas?
-Todos ellos son así -dijo la Gorda-, los tres.
-Oh... es que las odio. Eso no tiene nada que ver con lo que somos.
Pablito regresó sin tardanza, cargando a hombros una silla de aspecto insólito. La silla estaba
-¿Les dijo el Nagual eso a todos?
trabajada de modo que se adaptase perfectamente al contorno de su espalda; al traerla, con el
-Claro, por supuesto. Todos lo saben.
asiento hacia abajo, daba la impresión de ser una mochila.
-Pero a mí nunca me lo dijo.
-¿Puedo dejarla en el suelo? -me preguntó.
-Oh... es que tú eres un hombre muy educado y siempre estás discutiendo cosas estúpidas.
-Desde luego -repliqué, corriendo el banco para hacer espacio.
Rió, en un tono forzado y agudo, y me dio unas palmaditas en la espalda.
Rió, con exagerada soltura.
-¿Les dijo el Nagual en alguna oportunidad que los toltecas eran un pueblo antiguo que vivió
-¿No eres el Nagual? -me preguntó; y agregó, tras mirar a la Gorda-: ¿O tienes que esperar
por esta parte de México? -pregunté.
órdenes?
-¿Ves a dónde vas a parar? Por eso a ti no te dijo nada. Lo más probable es que el viejo
-Soy el Nagual -dije, en tono burlón para complacerlo.
cuervo no supiera que se trataba de un pueblo antiguo.
Intuí que estaba a punto de iniciar una riña con la Gorda; ella debió presentir lo mismo, porque
Se mecía en la silla mientras reía. Su risa era muy agradable y contagiosa.
se excusó y salió por la puerta trasera.
-Somos toltecas, Maestro -dijo-. Ten la seguridad de que lo somos. Eso es todo lo que sé.
Pablito puso su silla en el piso y, lentamente, dio una vuelta a mi alrededor, como si estuviese
Pero puedes preguntarle al Testigo. Él sabe. Yo he perdido el interés por la cuestión hace
inspeccionando mi cuerpo. Luego cogió su silla, estrecha y de respaldo bajo, con una mano, la
mucho.
situó en el sentido opuesto a aquél en que se hallaba y se sentó, dejando que sus brazos,
Se puso de pie y se dirigió al fogón. Lo seguí. Examinó una olla llena de comida que se cocía a
cruzados, descansaran sobre el respaldo, lo cual le proporcionaba la mayor comodidad al
fuego lento. Me preguntó si sabía quién lo había preparado. Estaba casi seguro de que había
ponerse a horcajadas. Me senté frente a él. Su talante había variado por completo al instante de
sido la Gorda, pero le respondí que no sabía. La olió cuatro o cinco veces, en cortas in-
irse la Gorda.
halaciones, como un perro. Luego anunció que su nariz le informaba que lo había hecho la
-Debo pedirte que me perdones por actuar del modo en que lo hice -dijo sonriendo-. Pero tenía
Gorda. Me preguntó si yo lo había probado; cuando le hice saber que había acabado de comer
que deshacerme de esa bruja.
exactamente antes de que él llegara, cogió un tazón de un estante y se sirvió una enorme ra-
-¿Tan mala es, Pablito?
ción. Me recomendó, en términos imperativos, que sólo comiera cosas preparadas por la Gorda
-No tengas la menor duda -replicó.
y que usara únicamente su tazón, tal como él lo estaba haciendo. Le conté que la Gorda y las
Para cambiar de tema, le dije que se le veía muy elegante y próspero.
hermanitas me habían servido de comer en un tazón oscuro que guardaban en un estante
-También a ti se te ve muy bien, Maestro -dijo.
separado de los demás. Me informó que ese tazón pertenecía al Nagual. Regresamos a la
-¿Qué es ese disparate de llamarme Maestro? -pregunté en tono de broma.
mesa. Comió con la mayor lentitud y no pronunció una sola palabra. Su absoluta concentración
-Las cosas ya no son como antes -replicó-. Estamos en un nuevo reino, y el Testigo dice que
en el comer me llevó a tomar conciencia de que todos ellos hacían lo mismo: tragaban en
ahora tú eres un maestro; y el Testigo no puede equivocarse. Pero él mismo te contará toda la
completo silencio.
historia. Estará aquí dentro de poco, y se alegrará de volver a verte. Supongo que ya ha de
-La Gorda es una gran cocinera -dijo, al terminar-. Solía alimentarme. Hace siglos de ello,
haber percibido que estabas aquí. Mientras nos dirigíamos hacia aquí, todos teníamos la
antes de odiarme, antes de convertirse en una bruja; quiero decir, en una tolteca.
convicción de que estabas en camino, pero ninguno supo que ya habías llegado.
Me miró con un expresivo destello y me guiñó un ojo.
Le hice saber entonces que había ido con la única finalidad de verle a él y a Néstor, que eran
Sentí la obligación de comentar que la Gorda me había dado la impresión de ser incapaz de
las únicas personas en el mundo con las cuales podía hablar acerca de nuestro último
odiar a nadie. Le pregunté si sabía que ella había perdido la forma.
encuentro con don Juan y don Genaro, y que necesitaba por sobre todo aclarar las incertidum-
-¡Eso es una sarta de tonterías! -exclamó.
bres que esa reunión final había suscitado en mí.
Me observó como si estuviese midiendo la sorpresa de mis ojos, y luego escondió la cara tras
un brazo y sofocó una risa tonta al modo de un niño confundido.
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La Gorda se dirigió a mí, como si él no hubiese existido. Me informó cortésmente que iba a la
-Estamos unidos -dijo-. Haré todo lo que pueda por ti. Lo sabes. Pero debo advertirte que no
casa de Soledad.
soy tan fuerte como tú querrías. Tal vez fuese mejor que no conversáramos. No obstante, si no
-¿A quién le importa adónde vas? -chilló-. Puedes irte al infierno.
conversamos nunca entenderemos nada.
Dio una patada en el suelo como un niño malcriado, mientras la Gorda reía.
De modo cuidadoso y lento, formulé mi interrogatorio. Expliqué que había un solo punto en el
-Vámonos de esta casa, Maestro -dijo a voz en cuello.
centro de la cuestión que intrigaba mi razón.
Su súbito paso de la tristeza a la cólera me fascinó. Estaba absorto observándolo. Uno de los
-Dime, Pablito -pregunté-, ¿saltamos realmente, con nuestros cuerpos, al abismo?
rasgos que siempre había admirado en él era su agilidad; aun en el momento en que había
-No lo se -respondió-. Francamente, no lo sé.
pegado contra el piso, sus movimientos habían sido gráciles.
-Pero estuviste allí conmigo.
De pronto estiró el brazo por encima de la mesa, y estuvo a punto de arrebatarme la libreta de
-Ese es el asunto. ¿Estuve realmente allí?
las manos. La cogió con los dedos pulgar e índice de su mano izquierda. Tuve que aferrarla con
Su enigmática réplica me fastidió. Tuve la sensación de que, si lo sacudía o lo apretaba, algo
ambas manos, haciendo uso de toda mi fuerza. Era tan extraordinaria la potencia de su tirón,
de él se liberaría. Me resultaba evidente que ocultaba algo de gran valor. Afirmé enérgicamente
que no le hubiera sido difícil, de proponérselo verdaderamente, quitármela. Lo dejó estar y en el
que me guardaba secretos cuando había una absoluta confianza entre nosotros.
momento en que retiraba la mano percibí una imagen fugaz de una prolongación de la misma.
Pablito sacudió la cabeza como si, en silencio, se opusiese a mi acusación.
Fue tan veloz que podía habérmela explicado como una distorsión visual de mi parte, un
Le pedí que me narrara toda su experiencia, comenzando por el período anterior a nuestro
producto de la violencia con que me había visto obligado a ponerme de pie a medias, arrastrado
salto, cuando don Juan y don Genaro nos prepararon para la embestida definitiva.
por su tirón. Pero ya había aprendido, que ante aquella gente ni mi actuación ni mi manera de
El relato de Pablito fue desordenado e inconsistente. Todo lo que recordaba acerca de los
explicarme las cosas podían ser las habituales, de modo que ni siquiera lo intenté.
últimos momentos, previos a nuestro arrojarnos al abismo, era que, una vez que don Juan y don
-¿Qué tienes en la mano, Pablito? -pregunté.
Genaro se hubieron despedido de nosotros para perderse en la oscuridad, le faltaron fuerzas,
Retrocedió sorprendido y escondió la mano tras de sí. Me dio una mirada inexpresiva y
estuvo a punto de caer de bruces, yo le sostuve por el brazo y le llevé hasta el borde de la sima
murmuró que quería que abandonáramos esa casa porque estaba comenzando a sentirse
y allí perdió el conocimiento.
mareado.
-¿Y qué sucedió luego, Pablito?
La Gorda se echó a reír a carcajadas y dijo que Pablito era tan buen impostor como Josefina, o
-No lo sé.
quizás mejor, y que si insistía en saber qué tenía en la mano se desmayaría y Néstor tendría
-¿Tuviste sueños, o visiones? ¿Qué viste?
que cuidar de él durante meses.
-Por lo que sé, no tuve visiones o, si las tuve, no les presté atención. Mi falta de impecabilidad
Pablito empezó a ahogarse. Su rostro se puso casi púrpura. La Gorda le dijo en tono
me impide recordarlas.
despreocupado que dejase de actuar porque carecía de público; ella se iba y yo no tenía mucha
-¿Y entonces qué ocurrió?
paciencia. Luego se volvió y me dijo con tono autoritario que me quedara allí y no fuese a casa
-Desperté en la que había sido casa de Genaro. No sé cómo llegué allí.
de los Genaros.
Permaneció inmóvil, en tanto yo hurgaba frenéticamente en mi mente en busca de una
-¿Por qué diablos no? -gritó Pablito, y se plantó de un salto ante ella, como si su intención
pregunta, un comentario, una observación crítica o cualquier cosa que agregara cierta amplitud
fuese impedirle partir-. ¡Qué descaro! ¡Indicarle al Maestro lo que debe hacer!
a sus declaraciones. En realidad, nada en el relato de Pablito servía para confirmar lo que me
-Anoche tuvimos un encuentro con los aliados en tu casa -dijo la Gorda a Pablito, en tono
había sucedido. Me sentía decepcionado. Casi enfadado con él. En mí se mezclaban la piedad
indiferente-. El Nagual y yo nos sentimos aún débiles a causa de ello. Si yo fuera tú, Pablito, me
por Pablito y por mí mismo y una profundísima desilusión.
preocuparía por trabajar. Las cosas han cambiado. Todo ha cambiado desde su llegada.
-Lamento resultarte un chasco -dijo Pablito.
La Gorda salió por la puerta delantera. Fue en ese instante que tomé conciencia de que
Mi inmediata reacción ante sus palabras consistió en disimular mis sentimientos; le aseguré
también a ella se la veía muy cansada. Sus zapatos parecían demasiado ajustados; o, tal vez,
que no me sentía defraudado.
arrastraba un poco los pies debido a su debilidad. En apariencia, era pequeña y frágil.
-Soy un brujo -dijo riendo-; un brujo no muy lúcido, pero sí lo bastante como para interpretar
Pensé que mi aspecto debía ser semejante. Puesto que no había espejos en aquella casa,
los mensajes de mi propio cuerpo. Y ahora me dice que estás enfadado conmigo.
sentí la necesidad de salir a mirarme en el retrovisor de mi coche. Lo hubiera hecho, de no
-¡No estoy enfadado, Pablito! -exclamé.
habérmelo impedido Pablito. Me pidió fervorosamente que no creyera una sola de las palabras
-Eso es lo que indica tu razón, pero no tu cuerpo -dijo-. Tu cuerpo está enojado conmigo, pero
que ella había pronunciado acerca de su condición de impostor. Le dije que no se preocupara
tu razón no halla motivo alguno para ello; de modo que te hallas en medio de un fuego cruzado.
por ello.
Lo menos que puedo hacer por ti es aclararlo. Tu cuerpo está enfadado porque sabe que yo no
-La Gorda no te gusta nada, ¿verdad?
soy impecable y que sólo un guerrero impecable puede prestarte ayuda. Está enfadado además
-Es cierto -replicó con una mirada salvaje-. Sabes mejor que nadie la clase de monstruos que
porque siente que me estoy desperdiciando. Lo comprendió todo en el momento en que
son esas mujeres. El Nagual nos dijo un día que ibas a venir para caer en su trampa. Nos rogó
traspuse esa puerta.
que estuviésemos alerta y te pusiéramos sobre aviso de sus designios. El Nagual dijo que tenías
No sabía qué decir. El recuerdo de algunos hechos me invadió como un torrente y entendí
una de cuatro posibilidades: si nuestro poder era grande, nosotros mismos te traeríamos hasta
muchas de las cosas que habían tenido lugar. Posiblemente él tuviese razón al sostener que mi
aquí, te advertiríamos y te salvaríamos; si tu poder era poco, arribaríamos a tiempo de ver tu
cuerpo ya lo sabía. En alguna medida, su franqueza al colocarme frente a mis propios
cadáver; la tercera posibilidad consistía en hallarte convertido en esclavo de la bruja Soledad o
sentimientos había embotado el filo de mi frustración. Empecé a preguntarme si Pablito no
esclavo de estas mujeres repugnantes y hombrunas; la cuarta y más remota era que te encon-
estaría jugando conmigo. Le dije que el ser tan directo y atrevido no era fácilmente conciliable
trásemos sano y salvo. El Nagual nos dijo que, en caso de que sobrevivieras, serías el Nagual y
con la imagen de debilidad que había dado de sí mismo.
deberíamos confiar en ti porque eras el único que nos podía ayudar.
-Mi debilidad consiste en que estoy hecho para el anhelo -dijo, casi en un susurro. Soy así
-Haré cualquier cosa por ti, Pablito. Lo sabes.
hasta el punto en que suspiro por la vida que hacía cuando era un hombre ordinario. ¿Lo
-No sólo por mí. No estoy solo. El Testigo y Benigno están conmigo. Estamos juntos y tú debes
puedes creer?
ayudarnos a los tres.
-¡No hablas en serio, Pablito! -exclamé.
-Desde luego, Pablito. Ni siquiera hace falta decirlo.
-Sí -replicó-. Ansío el gran privilegio de andar por la faz de la tierra como un hombre corriente,
-La gente de por aquí nunca nos ha molestado. Sólo tenemos problemas con esos monstruos
sin esta tremenda carga.
horribles. No sabemos qué hacer con ellas. El Nagual nos ordenó permanecer junto a ellas,
Encontré su declaración sencillamente ridícula, y me encontré repitiendo una y otra vez que no
seas cuales fuesen las circunstancias. Me encomendó una misión personal, pero fracasé en el
era posible que hablase en serio. Pablito me miró y suspiró. Fui presa de una repentina
cometido. Antes era muy feliz. Lo recuerdas. Ahora me parece imposible arreglar mi vida.
aprensión. A juzgar por las apariencias, se hallaba al borde de las lágrimas. La aprensión dio
-¿Qué sucedió, Pablito?
paso a una mutua comprensión. Ninguno de los dos podía ayudar al otro.
-Esas brujas me echaron de mi casa. Tomaron posesión y me arrojaron como a un trasto viejo.
La Gorda volvió a la cocina en ese momento. Pablito pareció experimentar una repentina
Ahora vivo en casa de Genaro, con Néstor y Benigno. Hasta tenemos que prepararnos las
revitalización. Se puso de pie de un salto y pisó el suelo con todas sus fuerzas.
comidas. El Nagual sabía que eso podía suceder y encargó a la Gorda la tarea de mediar entre
-¿Qué demonios quieres? -aulló con voz nerviosa y estridente-. ¿Por qué fisgoneas?
nosotros y esas tres perras. Pero la Gorda sigue respondiendo al nombre con el cual el Nagual
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dejarme caer en aquella boca de aspecto cavernoso. La vi en todos sus detalles en el curso de
dor. Los soñadores deben escoger una especie vegetal determinada para llevar a cabo su
la caída. Entonces se cerró, conmigo dentro. Inmediatamente, la presión redujo mi cuerpo a una
observación.
pasta.
»A continuación, observamos árboles. También en este caso es necesario elegir una especie.
-Ya has muerto -dijo Néstor-. Ese animal te comió. Te aventuraste más allá de este mundo y
A este respecto, tú y yo somos lo mismo: observadores de eucaliptus.
diste con el horror mismo. Nuestra vida y nuestra muerte no son más ni menos reales que tu
Ha de haber intuido la siguiente pregunta por mi expresión.
corta vida en ese lugar y tu muerte en la boca de ese monstruo. Esta vida que tenemos no es
-El Nagual aseveraba que le era muy fácil poner en funciones tu segunda atención mediante
sino una larga visión. ¿Te das cuenta?
su humo -prosiguió-. En muchas ocasiones centraste tu atención sobre los cuervos, predilección
Espasmos nerviosos recorrieron mi cuerpo.
suya. Contó que en una ocasión, tu segunda atención se enfocó tan intensamente en uno de
-No fui más allá de este mundo -prosiguió-, pero sé de qué hablo. No protagonicé cuentos de
esos animales que éste se vio obligado a volar, a su manera, hacia el único eucaliptus del lugar.
horror, como ustedes. Lo único que hice fue visitar a Porfirio diez veces. Si hubiese dependido
Durante años había meditado sobre esa experiencia. No podía considerarla sino como un
de mí, habría vuelto allí siempre que me fuera posible; pero mi undécimo rebote fue tan violento
estado hipnótico inconcebiblemente complejo, producto de los hongos psicotrópicos que
que cambió mi dirección. Percibí que dejaba atrás la cabaña de Porfirio. En lugar de
formaban parte de la mezcla de fumar de don Juan y de su pericia como manipulador de
encontrarme ante su puerta, me hallé en la ciudad, muy cerca de la casa de un amigo mío. Me
conductas. Me había inducido a una catarsis perceptual, convirtiéndome en cuervo y llevándome
pareció divertido. Sabía que estaba viajando entre el tonal y el nagual. Nadie me había dicho
a sentir el mundo como cuervo. Como resultado, percibí el mundo de un modo que no podía en
que los viajes debían serlo de una clase especial. Así que sentí ganas de ver a mi amigo y
manera alguna formar parte de mi inventario de pasadas experiencias. De alguna forma, la
decidí hacerlo. Comencé a preguntarme si realmente lograría verlo. Llegué a su casa y golpeé la
explicación de la Gorda lo había significado todo.
puerta, tal como lo había hecho numerosas veces. Su mujer me hizo pasar como siempre; en
Siguió contando la Gorda que el Nagual les había hecho observar más tarde a criaturas
efecto, mi amigo estaba en casa. Le dije que había ido a la ciudad por cuestiones de trabajo, e
vivientes, en movimiento. Les indicó que los insectos eran, con mucho, los más adecuados. Su
incluso me pagó un dinero que me debía. Me lo puse en el bolsillo. No ignoraba que mi amigo, y
movilidad los hacia inofensivos para el observador, al contrario de las plantas, que obtenía su
su esposa, y el dinero, y su casa, eran una visión, como la cabaña del Porfirio. No ignoraba que
luz directamente de la tierra.
una fuerza superior a mí me iba a desintegrar en cualquier momento. De modo que me senté
El siguiente paso fue observar las rocas. Me hizo saber que las rocas eran muy antiguas y
para pasarlo bien con él. Reímos y bromeamos. Y me atrevo a decir que estuve gracioso y
poderosas y poseían una luz especial, más bien verdosa, distinta de la blanca de los vegetales y
brillante y encantador. Pasé allí un largo rato, esperando la sacudida. Como no se producía,
de la amarillenta de los seres vivientes y móviles. Las rocas no se abrían fácilmente a los
decidí marchar. Me despedí y le agradecí el dinero y la hospitalidad. Me fui. Quería ver la ciudad
observadores, pero éstos debían insistir, puesto que las rocas abrigaban en su núcleo secretos
antes de que la fuerza me llevara de allí. Vagué toda la noche. Recorrí el camino que llevaba a
especiales, secretos que ayudaban a los brujos a «soñar».
las colinas que dominaban la ciudad; en el momento en que el sol se alzó, caí en la cuenta de
-¿Qué te revelan las rocas? -pregunté.
algo cuya realidad me golpeó como un rayo. Estaba de regreso en el mundo y la fuerza que me
-Cuando observo el núcleo mismo de una roca -dijo-, siempre percibo una vaharada del aroma
iba a desintegrar se había disipado y me permitía quedarme. Iba a ver mi maravillosa tierra natal
que les es propio. Cuando vago en mi soñar, sé dónde estoy merced a esos aromas.
por mucho tiempo. ¡Qué gran alegría, Maestro! No obstante, no podría decir que la amistad de
Afirmó que la hora era un factor importante en la observación de árboles y rocas. Al amanecer,
Porfirio no me haya agradado. Ambas visiones tienen un mismo valor, pero yo prefiero la de mi
tanto los unos como las otras estaban entumecidos y su luz era débil. Se los hallaba en su mejor
forma y mi tierra. Tal vez ello se deba a mi tendencia a la comodidad.
forma alrededor del mediodía; la observación realizada a esa hora servía para apropiarse de su
Néstor calló y todos me miraron. Me sentí amenazado como nunca lo había estado. Una parte
luz y su poder. Al anochecer se hallaban silenciosos y tristes, especialmente lo árboles. Según
de mí experimentaba un temor reverencial por lo que había dicho; otra deseaba enfrentarse a él.
la Gorda, éstos dan la impresión, en ese momento, de observar a su vez al observador.
Comencé una discusión sin sentido alguno. Ese absurdo estado de ánimo me duró poco;
Un segundo estadio en la observación consistía en dirigir la atención a los fenómenos cíclicos:
entonces tomé conciencia de que Benigno me observaba con expresión vil. Unía los ojos fijos en
la lluvia y la niebla. Los observadores pueden dirigir su atención a la lluvia y moverse con ella, o
mi pecho. Algo espantoso empezó de pronto a pesar sobre mi corazón. El sudor me corría por el
concentrarla en el entorno y emplear la lluvia como lente de aumento, capaz de revelar rasgos
rostro como si tuviese una estufa delante de mí. Los oídos me zumbaban.
ocultos. Observando a través de ella se descubren los lugares de poder y aquellos que deben
La Gorda se acercó a mí en ese preciso momento. Su presencia era completamente
ser evitados. Los lugares de poder son amarillentos y los que se tienen que eludir, intensamente
inesperada para mí. Estoy seguro de que también lo era para los Genaros. Dejaron de lado lo
verdes.
que estaban haciendo para mirarla. Pablito fue el primero en sobreponerse a la sorpresa.
La Gorda dijo que la niebla era, a no dudarlo, la cosa más misteriosa de la tierra para un
-¿Por qué tienes que entrar así? -preguntó en tono plañidero-. Estabas escuchando en la otra
observador y que se la podía emplear en los mismos dos sentidos que la lluvia. Pero a las
habitación, ¿no?
mujeres no les era fácil acceder a la niebla: aun después de haber perdido su forma humana,
Ella afirmó que había permanecido en la casa tan sólo unos minutos y luego había salido a la
permanecía inasequible para ella. Contó que en una oportunidad el Nagual le había hecho ver
cocina. Y la razón por la que se había quedado en silencio nada tenía que ver con el fisgoneo;
una neblina verde, situada sobre un banco de niebla, y le había dicho que se trataba de la
su actitud obedecía a un deseo de ejercitar su capacidad para pasar inadvertida.
segunda atención de un observador de niebla que vivía en aquellas montañas y que se movía
Su presencia había dado lugar a una extraña tregua. Quise volver a seguir el curso de las
con el banco. Agregó la Gorda que la niebla servía igualmente para descubrir los fantasmas de
revelaciones de Néstor; pero, antes de que me fuera posible decir nada, la Gorda aclaró que las
las cosas que ya no estaban y que la verdadera proeza de los observadores de niebla consistía
hermanitas estaban en camino a la casa y traspondrían el umbral en cualquier momento. Los
en permitir que su segunda atención penetrara en todo aquello que su actividad les revelase.
Genaros se pusieron de pie a la vez, como si hubieran sido levantados por una misma cuerda.
Le comenté que una vez, estando con don Juan, había visto un puente que surgía de un banco
Pablito cargó con su silla a la espalda.
de niebla. Quedé pasmado por la claridad y la precisión de forma del puente. Me resultaba más
-Vamos a caminar en la oscuridad, Maestro -me dijo Pablito.
que real. La imagen había sido tan intensa y vívida que no había podido olvidarla. Don Juan me
La Gorda aseveró, en tono imperativo, que yo no podía ir con ellos porque no había terminado
había comentado que algún día iba a tener que atravesar ese puente.
de decirme todo lo que el Nagual le había encargado comunicarme.
-Conozco la cuestión -dijo-. El Nagual me advirtió que cierto día, cuando hubieses alcanzado el
Pablito se volvió hacia mí y me guiñó un ojo.
dominio sobre tu segunda atención, cruzarías ese puente valiéndote de ella, del mismo modo
-Te lo he dicho -dijo-. Son brujas tiránicas, tenebrosas. Espero sinceramente que tú no seas
que llegaste a volar como un cuervo. Dijo que si llegabas a ser brujo, un puente surgiría de la
así, Maestro.
niebla para ti, y tu pasarías por él y desaparecerías de este mundo para siempre. Tal como lo
hizo él.
Néstor y Benigno se despidieron y me abrazaron. Pablito salió con su silla a hombros, como si
-¿Desapareció así, cruzando un puente?
fuese una mochila. Salieron por la puerta trasera.
-No a través de un puente. Pero tú viste con tus propios ojos como él y Genaro atravesaban la
Unos pocos segundos más tarde, un golpe horriblemente fuerte en la puerta delantera hizo
grieta entre los mundos. Néstor dice que sólo Genaro agitaba la mano en señal de despedida la
que la Gorda y yo nos pusiéramos de pie de un salto. Pablito volvió a entrar, cargando su silla.
última vez que les viste; el Nagual no lo hacía porque estaba ocupado abriendo la grieta. El me
-Pensaste que no me iba a despedir, ¿verdad? -comentó, y se alejó riendo.
había señalado que, cuando la segunda atención es llamada a reunirse, todo lo que hace falta
es el simple movimiento de abrir esa puerta. Ese es el secreto de los soñadores toltecas que
han perdido la forma. 5
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aseguraba que el hecho de alcanzar la segunda atención suponía reunir a ambas en una sola
unidad, y esa unidad era la totalidad de uno mismo.
EL ARTE DEL SOÑAR La Gorda aseguró que la demostración era tan clara que había comprendido de inmediato por
qué el Nagual le había hecho limpiar su propia vida, barrer su isla del tonal, según lo había
Pasé a solas toda la mañana del día siguiente. Trabajé en mis notas. Por la tarde ayudé a la expresado él. Se sentía realmente afortunada de haber atendido a todas las sugerencias que el
Gorda y a las hermanitas, con mi coche, a transportar los muebles de la casa de doña Soledad a le había hecho. Le faltaba aún un largo camino por recorrer antes de unificar sus dos
la suya. atenciones, pero su diligencia había resultado en una vida impecable, la cual, tal como él le
Al atardecer, la Gorda y yo nos sentamos en la zona destinada a comedor, a solas. Estuvimos había aseverado, constituía su única posibilidad de perder la forma humana. La pérdida de la
un rato en silencio. Me encontraba muy cansado. forma humana era el requisito esencial para la unificación de las dos atenciones.
La Gorda rompió el silencio para decir que todos habían estado demasiado satisfechos de sí -La atención bajo la mesa es la clave de todo lo que hacen los brujos -prosiguió-. Para acceder
mismos desde la partida del Nagual y de Genaro. Se habían dedicado exclusivamente a sus a esa atención el Nagual y Genaro nos enseñaron a soñar y a ti te enseñaron lo relativo a las
tareas particulares. Me hizo saber que el Nagual le había recomendado ser un guerrero plantas de poder. No sé de qué modo habrán procedido para que aprendieras a concentrar tu
vehemente y seguir cualquiera de los caminos que su destino le trazara. Si Soledad hubiese segunda atención mediante las plantas de poder, pero para que nosotros aprendiésemos a
robado mi poder, la Gorda debía huir y tratar de salvar a las hermanitas, uniéndose a Benigno y soñar, el Nagual nos enseñó previamente a observar. Nunca nos hizo saber lo que en realidad
a Néstor, los únicos dos Genaros que habrían sobrevivido. Si las hermanitas me hubiesen estaba haciendo. Tan sólo nos educó para observar.
asesinado, su deber consistía en sumarse a los Genaros: las hermanitas ya no necesitarían de Nunca supimos que el observar era el camino para concentrar la segunda atención. Creíamos
ella. Si yo no hubiese sobrevivido al ataque de los aliados, tendría que haberse alejado de la que se trataba de una diversión. Pero no era así. Los soñadores deben ser observadores si es
zona y vivir a solas. Me comentó, con los ojos brillantes, que había estado convencida de que que han de concentrar su segunda atención.
ninguno de los dos iba a salvar la vida, y que esa era la razón por la cual se había despedido de »Lo primero que hizo el Nagual fue poner una hoja seca en el suelo y hacer que la mirara
las hermanas, la casa y las colinas. durante horas. Cada día traía una hoja y la colocaba ante mí. Al principio, pensé que la hoja era
-El Nagual me dijo que en caso de que sobreviviéramos al enfrentamiento con los aliados siempre la misma, conservada día tras día, pero luego advertí que se trataba de hojas distintas.
-prosiguió- debía hacer cualquier cosa por ti, porque ese era mi camino como guerrero. Fue por El Nagual decía que cuando se comprende eso, ya no estamos mirando, sino observando.
eso que intervine anoche ante lo que Benigno te estaba haciendo. Estaba apretándote el pecho »Más tarde, puso ante mí montones de hojas secas. Me indicaba que las removiera con la
con los ojos. Ese es su arte como acechador. Tú viste la mano de Pablito ayer; eso también mano izquierda y las percibiera mientras las observaba. Un soñador mueve las hojas en espiral,
forma parte del mismo arte. las observa y luego sueña los dibujos que forman. El Nagual decía que los soñadores pueden
-¿En qué consiste ese arte, Gorda? considerarse maestros en la observación de las hojas cuando sueñan primero los dibujos y
-El arte del acechador. Era la actividad predilecta del Nagual, y los Genaros son sus terminan por hallarlos, al siguiente día, en su pila de hojas secas.
verdaderos hijos en ese sentido. Nosotros, por otra parte, somos soñadores. Tu doble está en el »El Nagual aseguraba que la observación de las hojas fortificaba la segunda atención. Si
soñar. observas una pila de hojas durante horas, como él solía obligarme a hacer, los pensamientos
Lo que me refería era enteramente nuevo para mí. Deseaba que aclarara sus afirmaciones. llegan a silenciarse. Sin pensamientos, la atención del tonal mengua y, súbitamente, la segunda
Me detuve un momento para leer lo que tenía escrito y escoger la pregunta más adecuada. Le atención se prende a las hojas y las hojas pasan a ser algo más. Él llamaba al momento en que
comuniqué que lo que más me interesaba averiguar era lo que ella sabía de mi doble, y en la segunda atención se detiene en algo «parar el mundo». Y eso es exacto: el mundo se
segundo término, me preocupaba el arte del acecho. detiene. Por ello, cuando se observa, es necesario que haya alguien cerca. Nunca conocemos
-El Nagual me dijo que tu doble era algo que requería muchísimo desgaste de poder para las peculiaridades de nuestra segunda atención. Puesto que nunca la hemos empleado,
manifestarse -explicó-. Él suponía que tu energía alcanzaba para hacerlo surgir dos veces. Fue debemos familiarizarnos con ella antes de aventurarnos a observar a solas.
por eso que preparó a Soledad y a las hermanitas para matarte o para ayudarte. »La dificultad de la observación radica en aprender a silenciar los pensamientos. El Nagual
La Gorda afirmó que yo había tenido más energía de lo que el Nagual creía, y que mi doble prefería enseñarnos a hacerlo con un manojo de hojas porque era fácil obtenerlas siempre que
había salido tres veces. Aparentemente, el ataque de Rosa no había sido acción irreflexiva; por deseáramos observar. Pero cualquier otra cosa habría servido igualmente.
el contrario, había calculado con inteligencia que, si me hería, mis posibilidades de defensa »Una vez que logras parar el mundo, eres un observador. Y, dado que para parar el mundo
serían nulas: la misma treta de doña Soledad en relación con su perro. Le había dado a Rosa sólo cabe observar, el Nagual nos hizo pasar años y años contemplando hojas secas. Creo que
una oportunidad de golpearme al gritarle, pero su tentativa de lastimarme había fracasado. En es la mejor manera de acceder a la segunda atención.
cambio, mi doble había salido para dañarla a ella. La Gorda aseveró que Lidia le había dicho »Combinaba la observación de hojas secas con la búsqueda en el soñar de las propias manos.
que Rosa no quería despertar en el momento en que debimos huir de la casa de Soledad y por Tardé cerca de un año en hallarlas, y cuatro en parar el mundo. El Nagual decía que, una vez
eso le había estrujado la mano lesionada. Rosa no sintió ningún dolor y comprendió atrapada la segunda atención por medio de las hojas secas, se la amplía valiéndose del
instantáneamente que la había curado, lo cual significaba para ellas que mi poder se encontraba observar y el soñar. Eso es todo al respecto.
mermado. La Gorda sostuvo que las hermanitas eran muy inteligentes y tenían proyectado -Lo presentas como algo muy sencillo, Gorda.
disminuir mi poder; a ese efecto habían insistido en que curase a Soledad. Tan pronto como -Todo lo que hacen los toltecas es muy sencillo. El Nagual afirmaba que lo único que se debía
Rosa comprendió que también la había curado a ella, pensó que mi debilidad superaba los hacer para captar la segunda acción era intentarlo una y otra vez. Todos nosotros paramos el
límites de lo tolerable para mí. Todo lo que debían hacer era esperar a Josefina para acabar mundo observando hojas secas. Tú y Eligio siguieron un camino diferente. Tú lo hiciste
conmigo. mediante plantas de poder, pero ignoro el método que el Nagual empleó con Eligio. Nunca quiso
-Las hermanitas ignoraban que al sanar a Rosa y a soledad lo que habías hecho era recuperar decírmelo. Me habló de ti porque tenemos una misma misión.
energía -dijo la Gorda, riendo como si se tratara de una broma-. Esa es la razón por la cual tu Le mencioné que había dejado constancia en mis notas de que sólo unos días atrás había
energía te sirvió para hacer surgir a tu doble por tercera vez en cuanto ellas intentaron tenido por vez primera plena conciencia de haber parado el mundo. Rió.
arrancarte la luminosidad. -Paraste el mundo antes que cualquiera de nosotros -dijo-. ¿Qué crees que hiciste al tomar
Le narré mi visión de doña Soledad acurrucada contra la pared de su habitación, todas aquellas plantas de poder? No lo hiciste mediante el observar, como nosotros; eso es
comentándole el modo en que había unido mi imagen al sentido táctil y terminado por arrancar todo.
una sustancia viscosa de su frente. -¿Lo único que te hizo observar el Nagual fue la pila de hojas secas?
-Eso era, verdaderamente, ver -acotó la Gorda-. Viste a Soledad en su cuarto, a pesar de que -Una vez que los soñadores aprenden a para el mundo, pueden observar otras cosas;
ella estaba en la casa de Genaro conmigo y viste tu nagual en su frente. finalmente, cuando pierden definitivamente la forma, pueden observarlo todo. Yo lo hago. Puedo
Llegados a ese punto, me sentí obligado a relatarle los detalles de mi experiencia, en especial penetrar en todo. No obstante, nos indicó un cierto orden a seguir en el observar.
en todo lo relativo al modo en que me había hecho cargo de que estaba curando a doña »Primero observamos pequeñas plantas. El Nagual nos advirtió que eran sumamente
Soledad y a Rosa mediante al contacto con su sustancia viscosa, que intuía como parte de mí peligrosas. Su poder está concentrado; poseen una luminosidad muy intensa y perciben la
mismo. observación de los soñadores: en ese momento modifican su luz y la disipan contra el observa-

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-Ver aquello sobre la mano de Rosa era también ver en verdad -dijo-. Y tú tenías toda la razón:
salud, semejan huevos luminosos, pero si están enfermos comienzan a descascararse como
la sustancia era tú mismo. Salió del cuerpo; era tu nagual. Al tomar contacto con él, lo
una cebolla.
recobraste.
»El Nagual me dijo que tu segunda atención era tan poderosa que pugnaba constantemente
La Gorda me dijo entonces, como si me estuviese revelando un misterio, que el Nagual le
por salir. Él y Genaro tenían que unir tus capas, pues de otro modo habrías muerto. Por eso
había ordenado no comunicar el hecho de que, puesto que todos poseíamos una luminosidad
estimaba que tu energía podía alcanzar para permitir la aparición de tu nagual por dos veces.
semejante, el contacto de mi nagual con cualquiera de ellos no me debilitaría, como hubiera
Quería decir con ello que te era posible conservar las capas en su sitio por ti mismo en dos
sucedido en el caso de un hombre corriente.
oportunidades. Lo hiciste más veces, y ahora estás terminado. Ya no posees la energía
-Si tu nagual nos toca -comentó, dándome una palmadita cariñosa en la frente-, tu luminosidad
necesaria para mantener unidas tus capas en caso de otra sacudida. El Nagual me encargó
permanece en la superficie. Puedes recuperarla sin que nada se pierda.
cuidar de todos; en cuanto a ti, debo ayudarte a apretar tus capas. El Nagual decía que la
Le hice saber que me resultaba imposible creer el contenido de su explicación. Se encogió de
muerte las separa. Me explicó que el centro de nuestra luminosidad, la atención del nagual,
hombros, como para comunicarme que eso no era de su interés. Le pregunté entonces por el
ejerce permanentemente una fuerza hacia fuera, y que esa es la causa de que las capas se
uso de la palabra «nagual». Mencioné el hecho de que don Juan me había expuesto que el
separen. De modo que a la muerte le resulta fácil introducirse en ellas y separarlas por
nagual era el principio indescriptible, la fuente de todo.
completo. Los brujos tienen que hacer todo lo posible para mantener unidas sus propias capas.
-Claro -dijo sonriendo-. Sé lo que quería decir. El nagual se halla en todo.
Por eso el Nagual nos enseñó a soñar. El soñar une las capas. Cuando los brujos aprenden a
Le señalé, en un tono un tanto despectivo, que también se podía aseverar lo contrario: que el
soñar reúnen sus dos atenciones y ya no es necesario que el centro empuje hacia afuera.
tonal está en todo. Me explicó detalladamente que no existía oposición alguna y que mi
-¿Quieres decir que los brujos no mueren?
declaración era correcta; que el tonal también se encuentra en todo. Que el tonal es susceptible
-En efecto. Los brujos no mueren.
de ser fácilmente aprehendido por nuestros sentidos, en tanto el nagual sólo puede ser captado
-¿Quieres decir que ninguno de nosotros va a morir?
por el ojo del brujo. Agregó que nos podíamos tropezar con las más extravagantes visiones del
-No me refiero a nosotros. Nosotros no somos nada. Somos monstruos; no estamos aquí ni
tonal, y asustarnos o aterrorizarnos ante ellas, o serles indiferentes, puesto que eran accesibles
allá. Me refiero a los brujos. El Nagual y Genaro son brujos. Sus dos atenciones están tan
a todos. Una visión del nagual, por otro lado, requería de los sentidos especializados de un brujo
estrechamente unidas que probablemente nunca morirán.
para ser contemplada por entero. Y, sin embargo, tanto el tonal como el nagual estaban
-¿Dijo eso el Nagual, Gorda?
presentes en todo siempre. Por tanto, correspondía a un brujo decir que «mirar» consistía en
-Sí. Tanto él como Genaro me lo dijeron. No mucho antes de su partida, el Nagual nos explicó
contemplar el tonal presente en todas las cosas, mientras que «ver» suponía, por su parte, el
el poder de la atención. Hasta entonces, yo nunca había oído hablar del tonal y del nagual.
percibir el nagual, también presente en todas las cosas. Según ello, si un guerrero contemplaba
La Gorda relató cómo don Juan les había instruido acerca de esa crucial dicotomía
el mundo como ser humano, estaba mirando; pero si lo hacía como brujo, estaba «viendo», y lo
tonal-nagual. Contó que un día el Nagual les había reunido a todos para llevarles a una larga
que «veía» debía llamarse con propiedad «nagual».
caminata hacia un valle rocoso, desolado, entre las montañas. Preparó un enorme y pesado
Reiteró luego las razones, que ya Néstor me había dado poco antes, por las cuales se llamaba
bulto con toda clase de cosas; hasta puso en él la radio de Pablito. Se lo dio a Josefina para que
a don Juan «el Nagual», y me confirmó que yo también era el Nagual debido a la forma que
lo acarrease, colocó una pesada mesa sobre los hombros de Pablito y abrió la marcha. Les
había surgido de mi cabeza.
obligó a todos a turnarse en el transporte del bulto y la mesa durante el trayecto de casi
Quise averiguar por qué habían denominado «doble» a la forma surgida de mi cabeza. Me dijo
cuarenta kilómetros, hasta aquel alto y desértico lugar. Al llegar, el Nagual ordenó a Pablito
que habían creído compartir conmigo un chiste que solían hacer. Ellas siempre habían llamado
colocar la mesa en el centro mismo del valle. Luego pidió a Josefina que distribuyera sobre ella
«doble» a la forma, fundándose en que su tamaño doblaba el de la persona que la poseía.
el contenido del bulto. Cuando la mesa estuvo cubierta, les explicó la diferencia entre el tonal y
-Néstor me dijo que no era demasiado conveniente disponer de esa forma -dije.
el nagual, en los mismos términos en que lo había hecho conmigo en un restaurante de Ciudad
-No es bueno ni malo -replicó-. La tienes y eso te lleva a ser el Nagual. Eso es todo. Uno de
de México; empero, en su caso el ejemplo era infinitamente más gráfico.
nosotros debe ser el Nagual, y te ha correspondido a ti. Podía haber sido Pablito, o yo, o
Les dijo que el tonal era el orden del que somos conscientes en nuestro mundo diario y
cualquier otro.
también el orden personal con el que cargamos a hombros durante toda nuestra vida, tal como
-Explícame ahora en qué consiste el arte del acecho.
ellos lo habían hecho con la mesa y el bulto. El tonal personal de cada uno era como la mesa en
-El Nagual era un acechador -comenzó, con los ojos clavados en mí-. Ya debes saberlo. Él te
ese valle: una pequeña isla llena de las cosas que nos son familiares. El nagual, por su parte,
enseñó a acechar desde el comienzo.
era la fuente inexplicable que mantenía el trozo de madera en su lugar y era como la inmensidad
Se me ocurrió que se refería a lo que don Juan denominaba «la caza». Era cierto que me
de aquel valle desierto.
había enseñado a ser cazador. Le comenté que me había indicado cómo cazar y tender
Les hizo saber que los brujos estaban obligados a observar su tonal desde cierta distancia,
trampas. El empleo del término «acecho», no obstante, era más apropiado.
para captar mejor lo que en realidad les rodeaba. Les hizo andar hasta lo alto de una cresta
-Un cazador se limita a cazar -dijo-. Un acechador lo acecha todo, inclusive a sí mismo.
desde la cual alcanzaban a dominar toda la zona. Desde allí, la mesa resultaba apenas visible.
-¿Cómo lo hace?
Luego les hizo regresar hasta el lugar en que se hallaba la mesa e inclinarse sobre ella para
-Un acechador impecable lo convierte todo en presa. El Nagual me dijo que es posible llegar a
demostrarles que un hombre corriente no posee la capacidad de captación de un brujo porque
acechar nuestras propias debilidades.
se halla situado directamente encima de su mesa, pendiente de todas las cosas que hay en ella.
Dejé de escribir y traté de recordar si en alguna oportunidad don Juan me había expuesto tan
Hizo que cada uno de ellos, uno por vez, se fijase superficialmente en lo que había sobre la
insólita probabilidad: la de acechar mis propias debilidades. Nunca le había oído expresarlo en
mesa, y probó su memoria quitando algo y ocultándolo, para ver si habían estado atentos.
semejantes términos.
Todos salieron airosos de la prueba. Les indicó que su capacidad para recordar con tanta
-¿Cómo es posible acechar las propias debilidades, Gorda?
facilidad las cosas allí expuestas se debía a que todos habían desarrollado su atención del tonal
-Del mismo modo en que se acecha una presa. Descifras tus costumbres hasta conocer todas
o, en otros términos, su atención a la mesa.
las consecuencias de tu debilidad y te abalanzas sobre ellas y las coges como a conejos en una
A continuación, les pidió que pasaran la vista por aquello que había bajo la mesa, y probó su
jaula.
memoria cambiando de lugar piedras, ramitas y otras cosas. Ninguno logró recordar lo que
Don Juan me había enseñado lo mismo acerca de los hábitos, pero más como un principio
había visto.
general del cual los cazadores deben ser conscientes. En cambio, la Gorda lo comprendía y
Entonces, el Nagual retiró de un golpe todo lo que había sobre la mesa e hizo que todos, de
aplicaba en una forma más pragmática que la mía.
uno en uno, se echaran sobre ella de través, sosteniéndose a la altura del estómago, y
Había afirmado que todo hábito era, en esencia, un «hacer»; y un hacer requería todas sus
examinaran cuidadosamente el suelo de abajo. Les explicó que para un brujo el nagual era
partes para funcionar. Si una de ellas faltaba, el hacer resultaba imposible. Para él, cualquier
precisamente la zona situada bajo la mesa. Puesto que era impensable asir la inmensidad del
serie coherente y significativa de acciones era un hacer. Dicho en otros términos, una costumbre
nagual, ejemplificada por aquel enorme y arrasado paraje, los brujos tomaban como dominio
requería, para constituir una actividad vital, todas sus acciones componentes.
para su acción el área situada inmediatamente debajo de la isla del tonal, lo cual se mostraba
La Gorda narró entonces el acecho que ella misma había realizado a su costumbre de comer
gráficamente por medio de lo que había bajo la mesa. Ese nivel de atención sólo se alcanzaba
en exceso. El Nagual le había sugerido comenzar el ataque a la parte más importante de tal
una vez que los guerreros habían limpiado por completo la superficie de sus mesas. Él
hábito, relacionado con su trabajo de lavandera, pues ingería todo aquello que le ofrecían los
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De pronto, Lidia se puso en pie murmurando algo ininteligible. La Gorda se inclinó sobre mí y
clientes al hacer su recorrido, casa por casa, recogiendo la ropa sucia. Confiaba en que el
susurró que los Genaros venían por el camino. Me erguí para mirar, pero no había nadie a la
Nagual le dijese qué hacer; pero él se limitó a reír y hacerle burla, afirmando que tan pronto
vista. Rosa y Josefina también se levantaron y entraron tras Lidia a la casa.
como él le propusiera hacer algo, ella se esforzaría por no hacerlo. Insistió en que así eran los
Comuniqué a la Gorda que no veía a nadie en las proximidades. Replicó que los Genaros se
seres humanos: les encanta que se les diga lo que deben hacer, pero les gusta mucho más
habían dejado ver en un punto del camino; añadió que temía el momento en que nos
resistirse a hacerlo, de modo que llegan a aborrecer a quien los ha aconsejado.
volviéramos a reunir, pero tenía confianza en que yo manejara la situación. Me aconsejó ser
Tardó años en dar con una manera de acechar su debilidad. Cierto día, no obstante, se sintió
extremadamente cuidadoso con Josefina y Pablito porque carecían de control sobre sí mismos.
tan harta y asqueada de verse gorda que se negó a comer durante veintitrés días. Tal fue la
Me dijo que mi misión más importante consistía en sacar a los Genaros de la casa al cabo de
acción inicial conducente a romper con su fijación. Luego se le ocurrió la idea de llenarse la boca
una hora, más o menos.
con una esponja para que sus clientes creyeran que tenía una muela infectada y no podía
Yo seguía observando el camino. No había la menor señal de que alguien se aproximara.
comer. El subterfugio resultó, no sólo con los clientes, que dejaron de darle comida, sino
-¿Estás segura de que vienen? -pregunté.
también con ella misma, por cuanto el mordisquear la esponja le proporcionaba la impresión de
Dijo que ella no les había visto, pero que Lidia sí. Los Genaros habían resultado visibles para
comer. La Gorda no podía dejar de reír al contarme cómo, para quitarse la costumbre de comer
ella porque, a la vez que bañaba sus ojos en la luz, no había dejado de observar los
en exceso, había pasado años con una esponja metida en la boca.
alrededores.
-¿Fue eso todo lo que necesitaste para dejarlo? -pregunté.
La explicación de la Gorda no me había resultado satisfactoria y le pedí que se explayara
-No. También tuve que aprender a comer como un guerrero.
sobre el particular.
-¿Y cómo come un guerrero?
-Somos observadores -dijo-. Como tú. Somos lo mismo. No es necesario que lo niegues. El
-Un guerrero come en silencio, y lentamente, y muy poco cada vez. Yo solía hablar mientras
Nagual nos contó tus proezas de observación.
comía, y comía muy rápido, y devoraba montones y montones de alimentos en una sentada. El
-¡Mis proezas de observación! ¿De qué hablas, Gorda?
Nagual me explicó que un guerrero ingería cuatro bocados seguidos; recién pasado un rato
Contrajo los labios. Se la veía casi enfadada a causa de mi pregunta; sorprendida. Sonrió y me
tragaba otros cuatro, y así.
dio una palmada.
«Por otra parte, un guerrero camina kilómetros y kilómetros cada día. Mi afición a comer me
De pronto, su cuerpo vibró. Miró por encima de mi hombro, con los ojos en blanco y entonces
impedía caminar. Acabé con ella ingiriendo cuatro bocados por hora y andando. A veces lo
sacudió la cabeza vigorosamente. Dijo que acababa de «ver» que los Genaros no iban hacia
hacía durante todo el día y toda la noche. Así me deshice de la gordura de mis nalgas.
allí: era demasiado temprano. Esperarían un rato antes de hacer su aparición. Sonrió, como si la
Se echó a reír al recordar el mote que le había puesto don Juan.
demora la complaciera.
-Pero acechar las propias debilidades no implica estrictamente el deshacerse de ellas -dijo-.
-De todos modos, es demasiado temprano para recibirles -dijo-. Y ellos sienten lo mismo en lo
Puedes estar acechándolas desde ahora hasta el día del juicio final sin que nada varíe un ápice.
que a nosotros respecta.
Por eso el Nagual se negaba a precisar lo que se debía hacer. En realidad, lo que un guerrero
-¿Dónde se encuentran? -pregunté.
necesita para ser un acechador impecable es tener un propósito.
-Han de estar sentados en alguna parte, a un lado del camino -replicó-. Es indudable que
La Gorda me contó cómo, antes de conocer al Nagual, vivía de día en día sin aspirar a nada.
Benigno miró hacia la casa antes de subir y nos vio aquí sentados; esa es la razón por la cual
No tenía esperanzas, ni sueños, ni deseo de cosa alguna. La oportunidad de comer, en cambio
decidieron esperar. Es perfecto. Ello nos dará tiempo.
estaba siempre a su alcance. Por alguna razón misteriosa que le era imposible desentrañar,
-Me preocupas, Gorda. ¿Tiempo para qué?
siempre, en todos y cada uno de los momentos de su existencia, había dispuesto de buena
-Hoy debes acorralar tu segunda atención, y eso nos afecta a todos.
cantidad de alimentos. Tantos, a decir verdad, que llegó a pesar ciento veinte kilos.
-¿Y cómo lo haré?
-Comer era la única alegría de mi vida -comentó-. Además, nunca me veía gorda. Me creía
-No lo sé. Nos resultas muy misterioso. El Nagual te hizo cantidad de cosas con sus plantas de
más bien bonita y pensaba que la gente gustaba de mí tal como era. Todo el mundo decía que
poder, pero no puedes afirmar que constituyan un conocimiento. Eso es lo que he estado
mi aspecto era saludable.
tratando de decirte. A menos que tengas dominio sobre tu segunda atención, te será imposible
»El Nagual me dijo algo muy extraño: Afirmó que yo poseía un enorme poder personal y,
valerte de ella. Hasta entonces, permanecerás para siempre a medio camino entre las dos,
debido a ello, siempre me las había arreglado para que los amigos me proveyeran de comida
como ahora. Todo lo que te ha sucedido desde tu llegada ha tenido como objeto poner en
mientras mi propia familia pasaba hambre. Todos disponemos de poder personal para algo. En
movimiento esa atención. Te he ido dando instrucciones poco a poco, tal como el Nagual me lo
mi caso, el problema radicaba en desviar ese poder, dedicado a la obtención de alimentos, de
ordenó. Dado que has seguido otro sendero, ignoras las cosas que nosotros conocemos; del
modo de emplearlo para mi propósito de guerrero.
mismo modo, nosotros nada sabemos acerca de las plantas de poder. Soledad sabe algo más,
-¿Y cuál es ese propósito, Gorda? -pregunté, no muy en serio.
porque el Nagual la llevó a su tierra. Néstor conoce plantas medicinales, pero ninguno ha
-Entrar en el otro mundo -replicó con una sonrisa, a la vez que fingía golpearme la coronilla
recibido las enseñanzas que tú. Aún no necesitamos de tu saber. Pero algún día, cuando
con los nudillos, tal como solía hacer don Juan cuando creía que yo sólo estaba satisfaciendo
estemos preparados, tú serás el único que conozca el modo de proporcionar un estímulo
mis deseos.
mediante plantas de poder. Sólo yo sé dónde se encuentra escondida la pipa del Nagual, en
La luz ya no permitía escribir. La pedí que fuese a buscar una lámpara, pero adujo que se
espera de ese día.
hallaba demasiado cansada y tenía que dormir un poco antes de que llegasen las hermanitas.
»La orden del Nagual es la siguiente: debes desviarte de tu camino y marchar con nosotros.
Fuimos a la habitación de delante. Me tendió una manta, se envolvió en otra y se durmió
Eso significa que tienes que soñar con nosotras y acechar con los Genaros. Ya no puedes
instantáneamente. Yo me senté con la espalda apoyada en la pared. La base de ladrillos de la
permanecer donde te encuentras, en el lado horrendo de tu segunda atención. Otra salida
cama resultaba dura a pesar de los cuatro colchones de paja. Era más cómodo estar echado.
violenta de tu nagual podría matarte. El Nagual me dijo que los seres humanos eran criaturas
En el momento en que lo hice, me dormí.
frágiles compuestas por muchas capas de luminosidad. Cuando los ves, parecen poseer fibras,
Desperté súbitamente, con una sed insoportable. Deseaba ir a la cocina a buscar agua, pero
pero éstas son en realidad capas, semejantes a las de una cebolla. Las sacudidas, de cualquier
no lograba orientarme en la oscuridad. Percibía a la Gorda, cubierta por su manta, cerca de mí.
clase que sean, separan esas capas y pueden producir la muerte.
La sacudí dos o tres veces, para pedirle que me ayudase a conseguir agua. Gruñó algunas
Se puso en pie y me condujo a la cocina. Allí nos sentamos, el uno frente al otro. Lidia, Rosa y
palabras ininteligibles. A juzgar por las apariencias, se encontraba tan profundamente dormida
Josefina estaban atareadas en el patio. No alcanzaba a verlas, pero las oía conversar y reír.
que se resistía a despertar. Volví a agitarla y despertó de pronto; pero no era la Gorda. Fuese
-El Nagual decía que nuestra muerte es consecuencia de la separación de las capas -dijo la
quien fuese la persona a la que había importunado, me aulló con una voz masculina, bronca,
Gorda-. Las sacudidas siempre las separan, pero vuelven a unirse. No obstante, a veces, la
que callara. ¡Había un hombre en lugar de la Gorda! El miedo hizo presa en mí en forma
sacudida es tan violenta que las capas se distancian entre sí hasta el punto de no poder volver a
instantánea e incontrolable. Salté del lecho y me precipité hacia la puerta delantera. Pero mi
juntarse.
sentido de la orientación falló y terminé en la cocina. Cogí una lámpara y la encendí tan pronto
-¿Has visto alguna vez las capas, Gorda?
como me fue posible. La Gorda llegó en ese momento, procedente del cobertizo exterior, y me
-Claro. Vi morir a un hombre en la calle. El Nagual me contó que tú también habías dado con
preguntó qué sucedía. Le conté nerviosamente los hechos. También ella se mostró un tanto
un hombre en trance de muerte, pero no le habías visto morir. El Nagual me hizo ver las capas
sorprendida. Tenía la boca abierta y sus ojos habían perdido el brillo habitual. Sacudió la cabeza
del moribundo. Eran como las pieles de una cebolla. Cuando los seres humanos se hallan en
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vigorosamente, con lo cual, al parecer, se despabiló. Con la lámpara en la mano, fue hacia la
reducían el aspecto más amenazador de tu segunda atención a una mata, y que esa era la
habitación de la entrada.
forma que se desprendía de tu cabeza. Según sus palabras, eso es lo que les ocurre a los
No había nadie en la cama. La Gorda encendió tres lámparas más. Se la veía preocupada. Me
brujos que toman plantas de poder. Si no mueren, las plantas de poder convierten su segunda
ordenó quedarme en donde estaba y abrió la puerta de la habitación de las hermanas. Advertí
atención en esa espantosa forma que surge de su cabeza.
que en el interior había luz. Cerró y me dijo en un tono que no admitía réplica que no me
»Ahora llegamos a lo que él quería que hicieras. Dijo que a esta altura debías cambiar de
inquietase, que no era nada y que iba a hacer algo de comer. Con la rapidez y eficiencia de un
dirección y comenzar a concentrar tu segunda atención de otro modo, más semejante al
cocinero de restaurante a la carta, preparó algunos alimentos. También me sirvió una bebida
nuestro. No puedes mantenerte en el sendero del conocimiento, a menos que equilibres tu
caliente a base de chocolate y harina de maíz. Nos sentamos el uno frente al otro y comimos en
segunda atención. Hasta ahora, la llevaste a hombros del poder del Nagual, pero ya estás solo.
absoluto silencio.
Eso era lo que debía decirte.
La noche era fría. Todo hacía pensar que iba a llover. Las tres lámparas de petróleo que ella
-¿Y qué debo hacer para equilibrar mi segunda atención?
había llevado al lugar de la cena arrojaban una luz amarillenta y tranquilizadora. Cogió algunas
-Debes soñar, tal como nosotras lo hacemos. El soñar es el único modo de concentrar la
tablas que se hallaban apiladas contra el muro, y las colocó verticalmente, insertándolas en una
segunda atención sin dañarla, sin que resulte amenazadora u horrenda. Tu segunda atención se
profunda acanaladura practicada en el madero de sostén del techo. Había en el piso una larga
dirige al lado espantoso del mundo; la nuestra, al lado hermoso. Debes cambiar de lado y venir
hendedura paralela a la viga, que contribuía a mantener los tablones en su sitio. De todo lo cual
al nuestro. Eso es lo que escogiste la otra noche, al decidirte a marchar con nosotros.
resultaba una pared portátil que cerraba el espacio destinado a comedor.
-Esa forma, ¿puede surgir en mí en cualquier momento?
-¿Quién había en la cama? -pregunté.
-No. El Nagual dijo que no volvería a aparecer hasta que no fueses viejo como él. Tu Nagual
-En la cama, a tu lado, estaba Josefina. ¿Quién iba a ser? -replicó como saboreando las
ya se ha mostrado siempre que ha sido necesario. El Nagual y Genaro se cuidaron de ello.
palabras, y luego se echó a reír-. Es maestra en bromas así. Por un momento pensé que podía
Solían hacerlo salir por fastidiarte. El Nagual me contó que en ocasiones llegabas a un pelo de
tratarse de otra cosa, pero en seguida percibí el olor que desprende su cuerpo cuando hace de
la muerte porque tu segunda atención era muy complaciente. Una vez incluso le asustaste: tu
las suyas.
nagual le atacó y se vio obligado a cantar para serenarlo. Pero lo peor te sucedió en Ciudad de
-¿Qué pretendía? ¿Matarme de un susto? -quise saber.
México; un día entraste a una oficina y allí pasaste por la grieta entre los mundos. Su único
-Ya sabes que no eres exactamente su preferido -respondió-. No les agrada verse apartadas
objetivo consistía en dispersar tu atención del tonal; estabas preocupado hasta un punto
del sendero que conocen. Detestan que Soledad se vaya. No quieren comprender que todos
increíble por una cuestión idiota. Pero en cuanto te empujó, todo tu tonal se redujo y tu ser
nos estamos yendo de aquí. Parece que nos ha llegado la hora. Hoy lo supe. Al salir de la casa
entero cruzó la grieta. Pasó momentos terribles buscándote. No me ocultó que, por un momento,
me di cuenta de que esas estériles colinas me estaban cansando. Nunca había experimentado
creyó que te habías alejado incluso de los lugares a los cuales él podía acceder. Pero logró
nada semejante.
verte vagando a la ventura y te trajo de regreso. Me contó que saliste de la grieta a las diez de la
-¿Dónde van a ir?
mañana. Así, las diez pasó a ser tu hora.
-Aún no lo sé. Tengo la impresión de que depende de ti. De tu poder.
-¿Mi hora para qué?
-¿De mí? ¿En qué sentido, Gorda?
-Para todo. Si sigues siendo un hombre morirás alrededor de esa hora. Si llegas a ser un brujo,
-Déjame explicártelo. El día anterior al de tu llegada, las hermanitas y yo fuimos a la ciudad.
dejarás este mundo alrededor de esa hora.
Quería dar contigo allí porque había tenido una visión muy extraña en mi soñar. En ella, me
»Eligio también siguió un camino diferente; un camino que ninguno de nosotros conoce. Lo
encontraba en la ciudad contigo. Te veía con la misma claridad con que lo hago en este
conocimos poco antes de su partida. Era un soñador maravilloso. Tanto que el Nagual y Genaro
momento. Tú ignorabas quién era yo, pero me hablabas. Yo no alcanzaba a oír tus palabras.
solían llevarle a través de la grieta y tenía el poder necesario para cruzarla como si nada. Ni
Regresé a la misma visión por tres veces, pero en mi soñar no había fuerza bastante para
siquiera jadeaba. Ellos le dieron el empujón final con plantas de poder. Disponía del control y del
permitirme captar lo que me decías. Supuse que lo que se buscaba darme a entender con todo
poder preciso para dominar las fuerzas resultantes del empujón. Y ello lo llevó hasta el lugar en
ello era que debía ir a la ciudad y confiar en mi poder para hallarte en ella. Estaba segura de que
que se halla.
estabas en camino.
-Los Genaros me dijeron que Eligio había saltado con Benigno. ¿Es cierto eso?
-¿Sabían las hermanitas por qué las llevabas a la ciudad? -pregunté.
-Claro. Para cuando Eligio hubo de saltar, su segunda atención ya había estado en ese otro
-No les dije nada -respondió-. Me limité a llevarlas. Anduvimos por las calles durante toda la
mundo. El Nagual estaba convencido de que la tuya también lo había estado, pero, debido a tu
mañana.
falta de control, te habría resultado una pesadilla. Según él, sus plantas de poder te de-
Sus declaraciones me llevaron a un estado de ánimo singular. Espasmos nerviosos recorrieron
sequilibraban; habían forzado a abrirte camino por tu atención del nagual y te habían situado
mi cuerpo. Tuve que ponerme de pie y andar un poco. Volví a sentarme y le hice saber que
directamente en el reino de tu segunda atención, aunque sin dominio alguno sobre ella. El
había estado en la ciudad aquel mismo día y que había caminado durante toda la tarde por la
Nagual no administró plantas de poder a Eligio hasta el final.
plaza del mercado buscando a don Juan. Se me quedó mirando con la boca abierta.
-¿Crees que mi segunda atención ha sido dañada, Gorda?
-Debimos cruzarnos -dijo con un suspiro-. Nosotras estuvimos en el mercado y en la plaza.
-El Nagual no dijo jamás nada semejante. Él pensaba que eras un loco peligroso, pero eso no
Pasamos la mayor parte de la tarde sentadas en la escalinata de la iglesia para no llamar la
tenía nada que ver con las plantas de poder. Aseveraba que, en ti, ambas atenciones eran
atención.
ingobernables. Si te sobrepusieras a ello, serías un guerrero.
El hotel en que me había alojado era un edificio prácticamente contiguo al de la iglesia.
Quería que siguiera hablándome sobre el tema. Plantó su mano sobre mi libreta y me hizo
Recordé que había pasado un rato observando a la gente que se encontraba en las escalinatas.
saber que teníamos por delante un día terriblemente agotador y necesitábamos reponer
Algo me llevaba a examinarlas. Unía la impresión absurda de que don Juan y don Genaro se
energías para soportarlo. Por tanto, debíamos reforzarnos mediante la luz solar. Aseguró que
hallaban allí, mezclados con aquellas personas, haciéndose pasar por mendigos para darme
las circunstancias requerían la captación de sus rayos por el ojo izquierdo. Comenzó a mover la
una sorpresa.
cabeza de un lado a otro, lentamente, mirando con fijeza al sol a través de sus párpados
-¿Cuándo abandonaron la ciudad? -inquirí.
entornados.
-Alrededor de las cinco, marchamos hacia el lugar que tiene el Nagual en las montañas
Instantes más tarde se nos unieron Rosa, Josefina y Lidia. Lidia se sentó a mi derecha,
-respondió.
Josefina junto a ella, y Rosa lo hizo al lado de la Gorda. Todas apoyaban la espalda en las
También había tenido la certeza de que don Juan había partido al caer el día. Los sentimientos
estacas. Yo me encontraba en el centro de la fila.
experimentados durante aquella búsqueda de don Juan se me aclaraban por completo. Debía
Era un día claro. El sol estaba por encima de la distante hilera de montañas. Comenzaron a
revisar mis ideas sobre esa jornada a la luz de sus palabras. Ya me había explicado la
mover la cabeza con una sincronización perfecta. Las imité y tuve la impresión de haberme
certidumbre de que don Juan estaba en las calles de la ciudad como una expectación irracional
puesto de acuerdo con ellas previamente. Al cabo de un minuto más o menos, se detuvieron.
de mi parte, consecuencia de mi costumbre de hallarle allí en otros tiempos. Ello me había
Todas llevaban sombrero y se cubrían el rostro con las alas, evitando que la luz del sol diese
librado de toda preocupación al respecto. Pero la Gorda había estado en la ciudad, tratando de
en sus ojos cuando no los bañaban adrede en ella. La Gorda me había dado mi viejo sombrero.
dar conmigo, y se trataba del ser más próximo a don Juan en cuanto a temperamento. Lo que
Estuvimos allí sentados durante cerca de media hora. En ese lapso repetimos el ejercicio
había percibido era su presencia. Su narración no hacía más que confirmar algo que mi cuerpo
incontables veces. Yo pretendía indicar en la libreta el número, pero la Gorda, como al descuido,
sabía más allá de toda duda.
la había puesto fuera de mi alcance.
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relación con ellas, porque todo es un presagio de lo que te ocurrirá en el camino. Si eres
Advertí una agitación nerviosa en su cuerpo, mientras le refería mi disposición de ánimo de
cauteloso e impecable, verás que esos hechos eran ofrendas de poder.
aquel día.
-¿Qué va a hacer doña Soledad?
-¿Qué hubiese ocurrido en el caso de que dieras conmigo? -pregunté.
-Se va. Las hermanitas le han estado ayudando a desmontar su suelo. Ese suelo la ayudaba a
-Todo habría cambiado -replicó-. Localizarte habría significado para mí que contaba con el
alcanzar la atención del nagual. Las líneas estaban dotadas de poder para hacerlo. Dada una de
poder necesario para seguir adelante. Ese es el motivo por el cual me hice acompañar por las
ellas captaba una parte de su atención. El estar incompleto no representa un inconveniente para
hermanitas. Tú, yo y ellas, juntos, habríamos partido ese día.
que ciertos guerreros alcancen ese nivel. Soledad fue transformada porque llegó a ese grado de
-¿Hacia dónde, Gorda?
atención antes que los demás. Ya no le es necesario mirar su piso para entrar a ese otro mundo
-¿Quién sabe? Si mi poder hubiese bastado para encontrarte, también habría bastado para
y dado que el suelo ya no le hace falta, lo ha devuelto a la tierra de la cual lo había cogido.
saberlo. Ahora te toca a ti. Quizás tengas el poder necesario para determinar a dónde debemos
-Están de veras decididos a partir, ¿no, Gorda?
ir. ¿Me entiendes?
-Lo estamos. Es por eso que te pido que te marches por unos días para que tengamos tiempo
Me invadió entonces una profunda tristeza. Se me hizo presente, de modo más agudo que
de deshacernos de todo lo que poseemos.
nunca, lo desesperado de mi fragilidad y mi temporalidad humanas. Don Juan había sostenido
-¿Soy yo el encargado de hallar un lugar para todos, Gorda?
siempre que lo único que ponía límite a la desesperación era la conciencia de muerte, clave del
-Tal sería tu deber si fueses un guerrero impecable. Pero no lo eres; tampoco lo somos
esquema de las cosas propio de los brujos. Estaba convencido de que la conciencia de muerte
nosotros. Sin embargo, deberemos hacer todo lo posible para hacer frente al nuevo desafío.
podía dotarnos de las fuerzas necesarias para resistir la presión y el dolor de la vida y el temor a
Tuve una sensación opresiva de perdición. Nunca me habían agradado las responsabilidades.
lo desconocido. No obstante, nunca había sido capaz de decirme cuál era el modo de hacer
Pensé que el cometido de guiarles era una carga demasiado pesada para mí.
pasar a primer plano esa conciencia. Había insistido, cada vez que le interrogaba sobre el parti-
-Tal vez no tengamos que hacer nada -dije.
cular, en que mi voluntad era el solo factor determinante; en otros términos, debía disponer mi
-Sí. Eso es cierto -dijo, y rió-. ¿Por qué no te lo repites una y otra vez, hasta que te sientas a
mente para que fuese testigo de tales actos de conciencia. Creía haberlo hecho. Pero,
salvo? El Nagual se cansó de decirte que la única libertad de que disponen los guerreros
enfrentado a la decisión de la Gorda de dar conmigo para marchar juntos, comprendí que si ella
consiste en su conducta impecable.
lo hubiese logrado aquel día, yo jamás habría regresado a mi hogar, ni vuelto a ver a aquellos a
Me contó hasta qué punto había insistido el Nagual en que comprendiesen que la
quienes afirmaba querer. No estaba preparado para ello. Me había adaptado a la idea de la
impecabilidad no sólo representaba la libertad, sino que era el único medio para ahuyentar la
muerte, pero no a la de mi propia desaparición por el resto de la existencia en plena lucidez, sin
forma humana.
ira ni desilusión, dejando a un lado lo mejor de mis afectos.
Yo le narré el modo en que don Juan logró hacerme entender en qué consistía la
Me azoraba decir a la Gorda que yo no era un guerrero digno de poseer la clase de poder que
impecabilidad. Atravesábamos un día un barranco de paredes muy escarpadas; un enorme
debía necesitarse para ejecutar un acto de esa naturaleza: partir para siempre y saber hacia
pedrusco se desprendió de sus sostén rocoso y cayó con fuerza formidable al fondo del cañón,
dónde y qué hacer.
a veinte o treinta metros de nosotros. El tamaño de la piedra hizo que su caída resultara
-Somos criaturas humanas -dijo-. ¿Quién sabe qué nos espera o qué clase de poder
impresionante. Dijo que la fuerza que rige nuestros destinos está fuera de nosotros y nada tiene
merecemos?
que ver con nuestros actos ni con nuestra voluntad. En ocasiones, esa fuerza nos lleva a
Le confesé que me entristecía demasiado la idea de irse así. Los cambios sufridos por los
detenernos en el camino para inclinarnos a atar los cordones sueltos de los zapatos, como yo
brujos eran excesivamente drásticos y definitivos. Le referí la insoportable tristeza de Pablito
acababa de hacer, y ganar así un momento precioso. De seguir adelante, era indudable que el
ante la pérdida de su madre.
inmenso trozo de roca nos hubiese aplastado. No obstante, otro día, en otro desfiladero, era
-La forma humana se alimenta de esos sentimientos -respondió secamente-. Me compadecí de
posible que la misma decisiva fuerza exterior nos obligara a anudarnos los cordones en el
mí misma y de mis pequeños durante años. No comprendía cómo el Nagual podía ser tan cruel
preciso lugar sobre el cual descendiera un canto rodado de iguales dimensiones. En ese casó,
como para pedirme que hiciera lo que hice: abandonarlos, destruirlos y olvidarlos.
nos hubiese hecho perder un momento precioso: de continuar caminando, nos habríamos
Afirmó que le había llevado muchísimo tiempo entender que el Nagual también había tenido
salvado. Don Juan concluyó que, dada mi total falta de control sobre las fuerzas que decidían mi
que abandonar la forma humana. No era cruel. Sencillamente, ya no experimentaba
destino, el único acto de libertad posible consistía en atarme los cordones impecablemente.
sentimientos humanos. Todo era igual para él. Había aceptado su destino. El problema de
La Gorda daba la impresión de estar conmovida por mi relato. Retuvo durante un instante mi
Pablito, y el mío propio, consistía en que ninguno de los dos había aceptado su destino. Agregó
rostro entre las manos desde el otro lado de la mesa.
con desdén que Pablito lloraba al recordar a su madre, su Manuelita, especialmente cuando
-La impecabilidad es para mí transmitirte, en el momento oportuno, lo que el Nagual me
tenía que prepararse él mismo la comida. Me instó a rememorar a la madre de Pablito tal como
encomendó decirte -precisó-. Pero el poder debe decidir el instante exacto de revelártelo; de lo
era: una vieja estúpida que no sabía hacer otra cosa que servir a su hijo. Sostuvo que la razón
contrario, no servirá de nada.
por la cual todos ellos consideraban a Pablito un cobarde era su incapacidad para ser feliz al
Hizo una pausa dramática. Su dilación fue muy estudiada, pero surtió un terrible efecto sobre
pensar que su sirvienta Manuelita se había convertido en la bruja Soledad, que podía matarlo
mí.
como si aplastara un bicho.
-¿Qué ocurre? -pregunté desesperadamente.
La Gorda se puso en pie en actitud dramática y se inclinó sobre la mesa hasta que su frente
No respondió. Me cogió por el brazo y me condujo hasta la zona inmediata a la puerta de
estuvo a punto de rozar la mía.
delante. Me hizo sentar en el duro suelo apisonado, con la espalda apoyada en una estaca de
-El Nagual decía que la buena suerte de Pablito era extraordinaria -dijo-. Madre e hijo luchan
más o menos medio metro de altura con el aspecto de un tocón plantado casi contra el muro
por lo mismo. Si no fuera tan cobarde, habría aceptado su destino y enfrentado a Soledad como
exterior de la casa. Había una hilera de cinco palos iguales, instalados en tierra a unos sesenta
un guerrero, sin miedo y sin odio. Al final, habría triunfado el mejor, alzándose con todo. Si
centímetros el uno del otro. Tenía la intención de preguntar a la Gorda qué función cumplían. Mi
Soledad hubiera sido la vencedora, Pablito habría debido sentirse feliz y desear su bien. Pero
primera impresión había sido que un anterior propietario los debía haber empleado para atar a
sólo un auténtico guerrero puede sentir ese tipo de felicidad.
ellos animales. Mi conjetura, no obstante, resultaba incongruente, puesto que el lugar era una
-¿Y qué siente doña Soledad al respecto?
especie de galería techada.
-No se abandona a sus sentimientos -replicó la Gorda, sentándose nuevamente-. Ha aceptado
Comenté a la Gorda mis suposiciones cuando se sentó a mi izquierda, apoyándose en otro
su destino con más prontitud que cualquiera de nosotros. Antes de recibir la ayuda del Nagual,
tocón. Rió y me dijo que, en efecto, los palos se empleaban para atar animales de todas clases;
se encontraba peor que yo. Yo, al menos, era joven; ella era una vaca vieja, gorda y cansada,
pero no se debían a la obra de un antiguo dueño. Agregó que casi había destrozado sus riñones
que sólo pedía morir. Ahora la muerte tendrá que dar batalla para llevársela.
mientras cavaba los agujeros para implantarlos.
El elemento temporal era un factor confuso para mí en relación con la transformación de doña
-¿Para que los utilizan? -inquirí.
Soledad. Expliqué a la Gorda que no hacía más de dos años que la había visto y seguía siendo
-Digamos que para atarnos a ellos -replicó-. Y ello me recuerda la siguiente cosa que el
la misma anciana que conocía desde un principio. La Gorda me aclaró entonces que la última
Nagual me encargó decirte. Me explicó que, debido a que estabas vacío, debía concentrar tu
vez que yo había estado en casa de Soledad, convencido de que aún era la madre de Pablito, el
segunda atención, tu atención del Nagual, valiéndose de métodos distintos de aquellos que
Nagual los había instado a actuar como si nada hubiese ocurrido. Doña Soledad me saludó,
empleaba con los demás. Nosotros llegamos a consolidar esa atención por medio del soñar, en
como siempre desde la cocina, pero en realidad no llegué a verla. Lidia, Rosa, Pablito y Néstor
tanto tú lo hiciste a través de las plantas de poder. El Nagual sostenía que sus plantas de poder
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representaron sus papeles a la perfección para evitar que me diese cuenta de cuáles eran sus
Lo mismo había hecho con la Gorda y las hermanitas, pero era evidente que algo les había
verdaderas actividades.
permitido llegar a ser más receptivas que yo a la idea de otro nivel de atención.
-Genaro pasaba la mayor parte del tiempo en su cuerpo de soñar -dijo la Gorda-. Lo prefería. -¿Por qué el Nagual se dio todo ese trabajo, Gorda?
-Te protegía de algo que aún no estaba claro. Te apartaba de nosotros de una manera
Por eso podía hacer las cosas más fantásticas y asustarte mortalmente. Genaro podía pasar por
deliberada. Tanto él como Genaro me ordenaron no mostrar mi rostro mientras estuvieses
la grieta de entre los mundos como tú y yo lo hacemos por una puerta, en ambas direcciones.
cerca.
Don Juan también me había hablado mucho de la grieta entre los mundos. Yo siempre había
-¿Le dieron la misma orden a Josefina?
creído que se refería, metafóricamente, a una división sutil entre el mundo percibido por un
-Sí. Ella está loca y no puede contenerse. Pretendía hacerte una broma. Solía seguirte sin que
hombre corriente y aquel percibido por los brujos.
tú te enterases. Una noche en que el Nagual te llevó a las montañas estuvo a punto de
La Gorda y las hermanitas me habían demostrado que la grieta entre los mundos era algo más
empujarte a un barranco. El Nagual la descubrió en el momento crítico. No hace esas cosas por
que una metáfora. Era más bien la capacidad para pasar de uno a otro nivel de atención. Una
maldad, sino porque le divierte ser así. Esa es su forma humana. No cambiará hasta que la
parte de mí entendía perfectamente a la Gorda, en tanto la otra se hallaba más aterrorizada que
pierda. Te he dicho que los seis están un poco idos. Debes ser consciente de ello si no quieres
nunca.
caer en su telaraña. Si te atrapan, no los culpes. No pueden evitarlo.
-Has estado preguntando por el lugar al que habían ido el Nagual y Genaro -dijo la Gorda-.
Guardó silencio por un rato. Capté un signo casi imperceptible de alteración en su cuerpo. Su
Soledad fue muy brutal al decirte que se habían ido al otro mundo; Lidia te dijo que habían
mirada pareció desenfocarse y su mandíbula cayó como si los músculos de sostén hubiesen
abandonado estos alrededores; los Genaro, como buenos idiotas, te asustaron. Lo cierto es que
cedido. Quedé absorto contemplándola. Sacudió la cabeza dos o tres veces.
se marcharon por esa grieta.
-Acabo de ver algo -dijo-. Eres idéntico a las hermanitas y a los Genaros.
Por alguna razón, inaprehensible para mí, sus palabras me lanzaron al caos. Siempre había
Se echó a reír en silencio. No dije nada. Deseaba que se explicara sin mi intromisión.
estado convencido de que su partida era definitiva. Sabía que no se habían ido en sentido
-Todos se enfadan contigo porque aún no han caído en la cuenta de que no eres distinto de
ordinario, pero había dejado el asunto en el reino de la metáfora. Si bien había llegado a
ellos -prosiguió-. Te consideran el Nagual y no comprenden que te complaces en ti mismo al
decírselo a amigos íntimos, nunca lo había creído realmente. En lo profundo de mí, nunca había
igual que ellos.
dejado de ser un hombre racional. Pero la Gorda y las hermanitas habían convertido mis
Me comunicó que Pablito gimoteaba y se quejaba y representaba el papel de cobarde.
oscuras metáforas en posibilidades reales. Lo cierto era que la Gorda nos había transportado
Benigno se fingía tímido, incapaz de abrir los ojos. Néstor jugaba el rol del sabio, el que lo sabe
medio kilómetro valiéndose de la energía de su «soñar»
todo. Lidia hacía las veces de la mujer dura, capaz de aplastar a cualquiera con una mirada.
La Gorda se puso en pie y declaró que yo lo había entendido todo y era hora de comer. Nos
Josefina era la loca en quien no se podía confiar. Rosa era la muchacha de mal carácter que se
sirvió lo que había preparado. Tuve la impresión de no estar comiendo. Una vez que
comía a los mosquitos que la mordían. Y yo era el loco que venía de Los Angeles con una
terminamos, se levantó y se acercó a mí.
libreta y un montón de preguntas desatinadas. Y a todos nos gustaba ser como éramos.
-Creo que ya ha llegado el momento de que te vayas -me dijo.
-En una época yo era una mujer gorda y maloliente -siguió tras una pausa-. No me importaba
La frase parecía ser una indicación para las hermanitas. Éstas dejaron los asientos a su vez.
que me patearan como a un perro, con tal de no encontrarme sola. Esa era mi forma.
-Si te quedas, ya nunca podrás partir -prosiguió la Gorda-. El Nagual te ofreció la libertad una
»Tendré que contar a todos lo que he visto acerca de ti, para que nadie se sienta ofendido por
vez, pero tú escogiste permanecer con él. Me dijo que si sobrevivíamos al último contacto con
tus actos.
los aliados debía darles de comer, hacerlos sentir bien y despedirme de todos. Supongo que ni
No sabía que decir. Comprendía que tenía toda la razón. Lo más importante para mí era -más
las hermanitas ni yo tenemos dónde ir, de modo que no hay posible elección. Pero tu caso es
que la exactitud de su observación- el haber sido testigo de su arribo a tan incuestionable
diferente.
conclusión.
Las hermanitas me rodearon y se despidieron una a una.
-¿Cómo viste todo eso? -pregunté.
La situación era monstruosamente irónica. Podía irme, pero no tenía a dónde. Tampoco para
-Llegó a mí -replicó.
mí había elección. Años atrás don Juan me había brindado una oportunidad de marchar; ya
-¿Cómo llegó a ti?
entonces me había quedado por no tener lugar alguno al cual dirigirme.
-Tuve la sensación de que el ver llegaba a mi coronilla, y entonces supe lo que acabo de
-Se escoge sólo una vez -me había dicho don Juan-. Elegimos ser guerreros o ser hombres
decirte.
corrientes. No existe una segunda oportunidad. No sobre esta tierra.
Insistí en que me describiera detalladamente la sensación del ver a la cual acababa de aludir.
Accedió a ello tras un momento de vacilación y pasó a definir una impresión similar a aquella de
6 cosquilleo de la que yo había sido tan consciente en el curso de mis enfrentamientos con doña
Soledad y las hermanitas. Me explicó que las sensación se iniciaba en la coronilla, bajaba por la
LA SEGUNDA ATENCIÓN espalda y rodeaba la cintura en dirección al útero. Sentía un intenso cosquilleo interior que se
convertía en el conocimiento de que yo me estaba aferrando a mi forma humana, como todos
-Debes marchar hoy, más tarde -me dijo la Gorda al terminar el desayuno-. Puesto que has los demás, sólo que el modo como yo lo hacía resultaba incomprensible para ellos.
decidido seguir con nosotros, has asumido el compromiso de ayudarnos a realizar nuestra tarea. -¿Oíste alguna voz que te lo dijera? -pregunté.
El Nagual me dejó a cargo únicamente hasta tu llegada. Me encargó, como ya sabes, -No. Sólo vi todo lo que te he dicho acerca de ti mismo.
comunicarte ciertas cosas. Te he dicho la mayor parte. Pero aún quedan algunas, que no podía Deseaba preguntarle si me había visto aferrado a algo, pero desistí de hacerlo. No quería caer
mencionarte hasta que hubieses hecho tu elección. Hoy nos ocuparemos de ellas. Una vez en mis pautas habituales de conducta. Además, sabía lo que quería decir al emplear la palabra
hecho, deberás irte, con la finalidad de darnos tiempo para prepararnos. Necesitamos unos «ver». Lo mismo que había ocurrido con Rosa y Lidia. «Supe» súbitamente dónde vivían; no
pocos días para solucionarlo todo y disponernos a abandonar estas montañas para siempre. había tenido una visión de la casa. Pero sentí que la conocía.
Pasamos aquí muchísimo tiempo. Es duro separarse de ellas. Pero todo ha terminado de Le pregunté si también había oído un sonido seco en la base del cuello, semejante al de la
pronto. El Nagual nos advirtió del cambio absoluto que tu presencia iba a acarrear, más allá del quebradura de un tubo de madera.
resultado de tus enfrentamientos; pero creo que nadie le creyó realmente. -El Nagual nos enseñó a todos lo relativo a la sensación en la coronilla -dijo-. Pero no todos
-No alcanzo a ver por qué ustedes tienen que cambiar nada -apunté. alcanzamos a tenerla. En cuanto al sonido en la base del cuello, es aún menos corriente.
-Ya te lo he explicado -protestó-. Hemos perdido nuestro antiguo propósito. Ahora tenemos Ninguno de nosotros lo oyó. Es raro que lo hayas percibido tú, cuando todavía estás vacío.
otro y este requiere que lleguemos a ser tan ligeros como la brisa. La brisa es nuestro nuevo -¿Qué efecto produce ese sonido? -pregunté-. Y, ¿qué es?
talante. Antes era el viento cálido. Tú has cambiado nuestra dirección. -Lo sabes mejor que yo. ¿Qué más puedo decirte? -replicó en tono áspero.
-Estás dando rodeos, Gorda. Su propia impaciencia pareció sorprenderla. Sonrió tímidamente y bajó la cabeza.
-Sí, pero ello se debe a que estás vacío. No puedo ser más clara. Cuando regreses, los -Me siento una idiota al decirte cosas que ya sabes -dijo-. ¿Me haces esa clase de preguntas
Genaros te enseñarán el arte del acecho y luego partiremos. El Nagual dijo que si decidías para comprobar si he perdido la forma?
quedarte con nosotros, lo primero que debía decirte era que tenías que recordar tus encuentros Le hice saber que estaba confundido por cuanto tenía la impresión de saber qué era ese
con Soledad y con las hermanitas y examinar todos y cada uno de los detalles de lo sucedido en sonido y, sin embargo, ignorarlo todo acerca de él, debido a que para mí conocer algo suponía
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102
-Cada una de nosotras posee otros cinco sueños -dijo Lidia-. Pero te mostramos sólo el
ser capaz de verbalizarlo. En ese caso, no sabía siquiera por dónde empezar. Por lo tanto, lo
primero porque es el que nos dejó el Nagual.
único que me cabía hacer era formularle preguntas, en la esperanza de que sus respuestas me
-¿Pueden soñar cuantas veces lo deseen? -pregunté.
ayudasen.
-No -replicó la Gorda-. Soñar requiere mucho poder. Ninguna de nosotras tiene tanto. Las
-Por lo que hace a ese sonido, no puedo ayudarte -dijo.
hermanitas se ven obligadas a rodar por el piso numerosas veces, como has visto, porque, al
Experimenté una súbita y tremenda incomodidad. Le expliqué que estaba habituado a tratar
hacerlo, la tierra les da energía. Tal vez también recuerdes haberlas visto como seres luminosos
con don Juan y que en ese momento le necesitaba más que nunca para que me aclarase todo.
qué sorben energía de la luz de la tierra. El Nagual sostenía que la mejor manera de obtener
-¿Extrañas al Nagual? -quiso saber.
energía consiste, desde luego, en permitir que la luz solar penetre en los ojos, especialmente el
Le confié que sí, y que no me había percatado de lo mucho que le echaba de menos hasta
izquierdo.
regresar a su tierra.
Le comuniqué que nada sabía de ello y me describió un procedimiento que le había enseñado
-Sientes su falta porque sigues aferrado a tu forma humana -dijo, y rió tontamente, como si le
don Juan. Al oírla recordé que también me lo había enseñado a mí. Se trataba de mover la
complaciera mi tristeza.
cabeza lentamente de un lado a otro, en tanto captaba la luz solar con el ojo izquierdo,
-¿Y tú no lo extrañas, Gorda?
entornado. Él afirmaba que no sólo era posible utilizar el sol, sino también cualquier otro tipo de
-No. Yo no. Yo soy él. Toda mi luminosidad ha sido cambiada. ¿Cómo podría echar de menos
luz susceptible de ser reflejada por los ojos.
una cosa que forma parte de mí misma?
La Gorda dijo que el Nagual les había recomendado atarse los chales bajo la cintura para
-¿En qué ha variado tu luminosidad?
protegerse las caderas al rodar. Le comenté que don Juan nunca me había hablado de rodar.
-Un ser humano, al igual que cualquier otra criatura viviente, emite un resplandor de un
Me explicó que sólo las mujeres podían hacerlo porque tenían útero. La energía entraba
amarillo desvaído. En los animales tiende al amarillo, en las personas, al blanco. Pero en los
directamente en él y al rodar la distribuían por el resto del cuerpo. Un hombre, para captar
brujos es ambarino, de un color similar al de la miel clara a la luz del sol. En algunas brujas es
energía, debía echarse de espalda, flexionando las rodillas hasta lograr que las plantas de los
verdoso. El Nagual decía que ésas eran las más poderosas y difíciles.
pies estuviesen en contacto en toda su superficie. Los brazos debían abrirse hacia los lados,
-¿De qué color eres tú, Gorda?
con los antebrazos en posición vertical y los dedos en forma de garra hacia arriba.
-Ambar, como tú y nosotros. Eso es lo que el Nagual y Genaro me dijeron. Yo nunca me vi.
-Pasamos años soñando esos sueños -dijo Lidia-. Son lo mejor que tenemos porque en ellos
Pero vi a todos los demás. Somos todos ámbar. Y todos, menos tú, semejamos una lápida. Los
nuestra atención está completa. En los demás sueños sigue siendo inestable.
seres humanos corrientes tienen el aspecto de huevos; por eso el Nagual se refería a ellos
La Gorda afirmó que el retener las imágenes de los sueños era un arte tolteca. Tras años de
como «huevos luminosos». Los brujos cambian no sólo el color de su luminosidad, sino también
agotadora práctica, todas ellas habían logrado realizar una acción en cada sueño. Lidia podía
su forma. Somos como lápidas; sólo que redondeados en ambos extremos.
andar sobre lo que fuese, Rosa colgarse de todo, Josefina ocultarse tras cualquier cosa, y ella
-¿Conservo la forma de un huevo, Gorda?
misma volar. Había llegado a poner toda su atención en una sola actividad. Pero aún eran
-No. Tienes la forma de una lápida, pero con un feo, sombrío remiendo en el centro. Mientras
principiantes, aprendices de ese arte. Agregó que Genaro era el maestro del «soñar»: era capaz
lo lleves no podrás volar como lo hacen los brujos, como yo lo hice anoche ante ti. Ni siquiera
de volver las cosas a su favor a voluntad y atender a todas las actividades de la vida diaria; para
podrás deshacerte de tu forma humana.
él las dos esferas de la atención tenían el mismo valor.
Me enzarcé en una apasionada discusión, no tanto con ella como conmigo mismo. Insistí en
Me vi obligado a plantearle el tema de costumbre: necesitaba conocer los procedimientos, el
que su declaración acerca de cómo recobrar la supuesta plenitud era sencillamente ridícula. Le
modo en que se las arreglaban para retener las imágenes de sus sueños.
dije que no debía dar la espalda a los propios hijos para tratar de alcanzar la más remota de las
-Los conoces tan bien como yo -dijo la Gorda-. Lo único que puedo decirte es que tras repasar
metas: entrar en el mundo del Nagual. Estaba tan convencido de tener la razón que me dejé
un mismo sueño una y otra vez, comenzamos a percibir las líneas del mundo. Ellas nos
llevar y le grité, enfadado. Mi estallido no la conmovió en lo más mínimo.
ayudaron a realizar lo que nos viste hacer.
-No todo el mundo está obligado a hacerlo -dijo-. Sólo los brujos que desean entrar en otro
Don Juan había dicho que nuestro «primer anillo de poder» penetra en nuestras vidas en
mundo. Hay buen número de otros brujos que ven y están incompletos. El estar completo es
épocas muy tempranas y vivimos bajo la impresión de que ese es todo nuestro mundo. El
cuestión exclusivamente nuestra, de los toltecas.
«segundo anillo de poder», «la atención del nagual» permanece oculto para la inmensa mayoría
»Mira a Soledad, por no ir más lejos. Es la mejor bruja que puedas encontrar y está
de nosotros, y se nos revela justo en el momento de la muerte. No obstante, existe un camino
incompleta. Vivo dos hijos; uno de ellos fue niña. Afortunadamente para Soledad, su hija murió.
para llegar hasta él, al alcance de todos, pero cuyo recorrido solamente emprenden los brujos: el
El Nagual decía que la fuerza del espíritu de la persona que muere regresa a sus dadores,
«soñar». «Soñar» consiste, en esencia, en transformar los sueños corrientes en cuestiones
refiriéndose con ello a los padres. Si los dadores ya no viven y el individuo tiene hijos, la fuerza
volitivas. Los soñadores, mediante el expediente de concentrar la «atención del nagual» en los
va a parar a manos de aquel de entre ellos que esté completo. Si todos ellos están completos, la
asuntos y sucesos de sus sueños ordinarios, los transforman en «soñar».
fuerza corresponderá a quien tenga poder, que no necesariamente es el mejor ni el más
Don Juan aseguraba que no existía un procedimiento específico para alcanzar la «atención del
diligente. Te diré a guisa de ejemplo que Josefina, al morir su madre recibió su fuerza, a pesar
nagual». Solamente me había dado pistas. La primera fue que debía buscar mis manos en
de ser la más loca de todas. Debería haber ido a parar a su hermano, un hombre trabajador y
sueños; entonces, el ejercicio de atención fue ampliado a la búsqueda de objetos, rasgos
responsable, pero Josefina tiene más poder que él. La hija de Soledad murió sin descendencia,
característicos del paisaje, como calles, edificios, etcétera. Desde allí había que pasar a «soñar»
lo cual le permitió a la madre cerrar parcialmente su agujero. La única posibilidad que tiene de
sobre lugares determinados a determinadas horas. El último grado consistía en concentrar la
acabar de taparlo reside en la muerte de Pablito. Y de igual forma, la única esperanza que tiene
«atención del nagual» en el yo total. Don Juan sostenía que esa etapa final se anunciaba
Pablito de tapar su propio agujero depende de la muerte de Soledad.
generalmente por un sueño que buena parte de la gente había tenido en una u otra oportunidad,
Le espeté, en términos muy violentos, que sus palabras me parecían repugnantes y horribles.
en el cual el sujeto se ve a sí mismo yaciendo dormido. Para cuando un brujo tiene ese sueño,
Me dio la razón. Aseveró que en una época ella misma había considerado la posición de los
su atención se ha desarrollado hasta el punto de que, en vez de despertar, como les ocurre a la
brujos como la cosa más fea posible. Me miraba con ojos fulgurantes. Había algo malévolo en
mayoría de las personas, da media vuelta y se pone en actividad, como lo haría en el mundo en
su sonrisa.
que tiene lugar nuestra vida diaria. En ese momento se produce una ruptura, una división
-El Nagual me dijo que tú lo entendías todo, pero te negabas a hacer nada al respecto -afirmó
definitiva en la hasta entonces unificada personalidad. En la concepción de don Juan, el atrapar
en voz muy queda.
la «atención del Nagual» y desarrollarla hasta el nivel de perfección de nuestra atención diaria al
Volví a lanzarme a la discusión. Le hice saber que lo que el Nagual le hubiese dicho de mí
mundo tenía por resultado el nacimiento del otro yo, un ser idéntico a uno, pero construido en el
nada tenía que ver con el asco que experimentaba frente al tema que estábamos tocando. Le
«soñar».
expliqué que amaba a los niños y sentía el más profundo respeto por ellos, así como también
Don Juan me había hecho saber que no existen reglas establecidas para la educación de ese
una gran simpatía por su desamparo en el espantoso mundo que les rodeaba. No concebía la
doble, como no existen para alcanzar la conciencia corriente. Sencillamente, se logra mediante
posibilidad de hacer daño a un pequeño, por razón alguna.
la práctica. Él aseveraba que el método más adecuado se nos revelaba en la captación de la
-El Nagual no estableció las reglas -dijo-. Las reglas fueron establecidas en alguna parte, allí
«atención del nagual». Me instaba a practicar el «soñar» sin permitir que mis temores
fuera; no por un hombre.
convirtieran la actividad en una carga.
Me defendí arguyendo que no estaba enfadado con ella ni con el Nagual, sino que hablaba en
abstracto, puesto que no alcanzaba a percibir la importancia de todo aquello.
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-La importancia viene dada por el hecho de que necesitamos de toda nuestra fuerza; hemos
¿Es posible -pensé- que haya seleccionado inconscientemente mis recuerdos? ¿O todo esto
de estar completos para entrar en ese otro mundo -respondió-. Yo era una mujer religiosa.
es obra de la Gorda? De ser cierto que al principio había limitado las posibilidades de mi
Puedo decirte lo que solía repetir sin conocer el significado de las palabras. Deseaba que mi
memoria, para terminar luego aceptando las porciones censuradas, también debía ser verdad
alma entrase en el reino de los cielos. Es lo que sigo buscando, aunque ahora lo haga por un
que había percibido mucho más respecto a las acciones de don Genaro y don Juan; no
camino diferente. El mundo del Nagual es el reino de los cielos.
obstante, sólo retenía una parte del conjunto de percepciones de aquellos sucesos.
Protesté por principio ante la connotación religiosa que pretendía atribuir a la cuestión. Don
-Es difícil creer -dije a la Gorda- que puedo recordar en cierto momento algo que no había
Juan me había acostumbrado a no explayarme nunca sobre el tema. Con mucha serenidad me
recordado un momento antes.
-El Nagual decía que todos podíamos ver, y escoger, y sin embargo, no tener memoria de lo expuso que ella no veía diferencia alguna en cuanto al tipo de vida, entre nosotros y los
visto -respondió-. Ahora comprendo cuánta razón tenía. Todos somos capaces de ver; unos más verdaderos sacerdotes. Destacó que no sólo los auténticos sacerdotes eran completos por
norma, sino que ni siquiera se debilitaban con actos sexuales.
que otros.
-El Nagual decía que esa es la razón por la cual nunca serían exterminados, no importa quién
Informé a la Gorda que era consciente de que acababa de dar con una clave. Ellas me habían
trate de hacerlo -dijo-. Sus seguidores siempre están vacíos; carecen del vigor de los pastores.
devuelto una pieza extraviada. Pero no era fácil especificar de qué se trataba.
Me gustó que el Nagual dijera eso. Siempre le tuve cariño. Nosotros somos como ellos. Hemos
Anunció que terminaba de «ver» que yo había practicado mucho el «soñar» y ello había
dejado el mundo y, sin embargo, nos mantenemos en medio de él. Los sacerdotes serían
contribuido a desarrollar mi atención; no obstante, me dejaba engañar por mi propia apariencia
grandes brujos voladores si alguien les dijera que pueden serlo.
de no saber nada.
Recordé la admiración de mi padre y abuelo hacia la Revolución mexicana. Lo que más les
-Quería hablarte de la atención -continuó-, pero tú sabes tanto como yo sobre el tema.
entusiasmaba de ella era el intento por exterminar al clero. Ese entusiasmo, transmitido de
Le aseguré que mis conocimientos eran intrínsecamente diferentes de los suyos, que
padres a hijos, llegó hasta mí. Todos coincidíamos de alguna manera en ello. Tales conviccio-
resultaban infinitamente más espectaculares que los míos. En consecuencia, todo lo que me
nes formaban parte de las primeras cosas que don Juan había desterrado de mi personalidad.
pudiera decir acerca de sus prácticas sería de valor para mí.
En una ocasión le dije, como si estuviera expresando una opinión propia, algo que había
-El Nagual nos encomendó demostrarte que, merced a la atención, podemos retener las
estado oyendo durante toda mi vida: que la estratagema clásica de la Iglesia consistía en
imágenes de un sueño tal como retenemos las del mundo -dijo la Gorda-. El arte del soñador es
mantenernos en la ignorancia. Don Juan se puso muy serio. Parecía que mis palabras habían
el arte de la atención.
tocado una fibra muy profunda dentro de él. Pensé inmediatamente en los siglos que había
Los pensamientos se precipitaban sobre mí como si hubiera sobrevenido un corrimiento de
durado la explotación de los indios.
tierras. Tuve que ponerme en pie y andar un poco por la cocina. Volví a sentarme. Pasamos un
-Esos sucios bastardos -dijo don Juan-. Me han mantenido en la ignorancia, y a ti también.
rato en silencio. Sabía perfectamente qué había querido decir al afirmar que el arte del soñador
Capté su ironía de inmediato y ambos reímos. Nunca me había detenido a examinar esa
era el arte de la atención. Comprendí entonces que don Juan me había dicho y mostrado todo lo
conversación. Yo no pensaba como él, pero tampoco me oponía a su concepción. Le hablé de
posible. Sin embargo, yo no había sido capaz de captar las premisas de su conocimiento con mi
mi padre y de mi abuelo y de sus puntos de vista frente a la religión, como hombres de talante
cuerpo mientras le tuve cerca. Él sostenía que la razón era el demonio que me tenía
liberal.
encadenado y que debía derrotarlo si quería llegar a captar sus enseñanzas. Todo, por lo tanto,
-No importa lo que nadie diga ni haga -afirmó. Tú debes ser impecable. La lucha se libra en
consistía en dar con el medio idóneo para vencer mi razón. Nunca se me había ocurrido forzarle
nuestro pecho.
a que me diera una definición de lo que entendía por razón. Siempre había supuesto que con
Me dio unos ligeros golpes en el pecho.
esa palabra aludía a la capacidad de entender, inferir o pensar de un modo racional, ordenado.
-Si tu padre o tu abuelo se hubiesen propuesto ser guerreros impecables -prosiguió don Juan-,
Al escuchar a la Gorda, me di cuenta de que, para él, «razón» era sinónimo de «atención».
no habrían perdido el tiempo en discusiones bizantinas. Hay que dedicar todo el tiempo y toda la
Don Juan aseveraba que el núcleo de nuestro ser era el acto de percibir, y lo mágico de
energía para poder superar la propia estupidez. Y eso es lo importante. El resto no vale la pena.
nuestro ser era la toma de conciencia. Para él la percepción y la conciencia constituían una sola,
Nada de lo que tu padre y tu abuelo dijeron acerca de la Iglesia les proporcionó bienestar. En
inseparable, unidad funcional, una unidad con dos esferas. La primera de ellas correspondía a la
cambio, el ser un guerrero impecable te dará vigor y juventud y poder. De modo que lo que
«atención del tonal», es decir, a la capacidad de la gente corriente de percibir y situar su
debes hacer es escoger sabiamente.
conciencia en el mundo ordinario, el de la vida diaria. Don Juan también llamaba a esa forma de
Mi opción era la impecabilidad y sencillez de una vida de guerrero. Debido a ello me resultaba
atención «primer anillo de poder», y la describía como nuestra terrible pero indiscutible facultad
evidente que debía tomar las palabras de la Gorda con la mayor seriedad, lo cual me parecía
de poner orden en nuestra percepción del mundo.
aún más amenazador que los actos de don Genaro. Él solía asustarme profundamente. Sus
La segunda esfera abarcaba la «atención del nagual», esto es, la capacidad de los brujos de
acciones, aunque terroríficas, eran asimiladas, sin embargo, en la continuidad coherente de sus
situar su conciencia en el mundo no ordinario. El denominaba a este ámbito «segundo anillo de
enseñanzas. Tanto las afirmaciones como los hechos de la Gorda significaban una amenaza de
poder»: la facultad completamente tormentosa, que todos teníamos, pero sólo los brujos
diferente clase para mí, en cierto sentido más concreta y real.
usaban, de poner orden en ese otro mundo.
La Gorda se estremeció. Un escalofrío recorrió su cuerpo, obligándola a contraer los músculos
La Gorda y las hermanitas, al demostrarme que el arte de los soñadores consistía en retener
de hombros y brazos. Se aferró al borde de la mesa, rígida y torpe. Luego se relajó, y volvió a
las imágenes de los sueños mediante la atención, no habían hecho más que desarrollar el
ser la de siempre.
aspecto práctico del esquema de don Juan. Ellas habían llevado a la práctica el conjunto teórico
Me sonrió. Sus ojos y su sonrisa eran deslumbradores. Dijo en tono despreocupado que
de sus enseñanzas. Para poder realizar una exhibición de tal arte, debían valerse de su
acababa de ver mi dilema.
«segundo anillo de poder», o «atención del nagual». Y para poder presenciarla, yo debía hacer
-Es inútil que cierres los ojos y finjas que no quieres hacer ni saber nada -afirmó-. Podrás
lo mismo. En realidad, era evidente que yo había repartido mi atención entre ambos dominios.
hacerlo con los demás, pero no conmigo. Ahora comprendo por qué el Nagual me encargó
Tal vez todos percibimos constantemente ambas formas, pero decidimos aislar una para el re-
transmitirte todo esto. Yo no soy nadie. Tú admiras a los grandes personajes; el Nagual y
cuerdo y descartar la otra; o tal vez archivamos la segunda, como había hecho yo. En ciertas
Genaro eran los más grandes de todos.
condiciones de tensión y receptividad, la memoria censurada sale a la superficie y tenemos
Calló y me estudió. Parecía esperar mi reacción ante su discurso.
entonces dos visiones distintas de un mismo acontecimiento.
-Luchaste contra todo lo que el Nagual y Genaro te enseñaron, constantemente -prosiguió-. Es
Lo que don Juan había luchado por derrotar, o, mejor dicho, suprimir en mí, no era mi razón
por eso que estás retrasado. Y luchaste contra ellos porque eran grandes. Ese es tu modo de
considerada en el sentido de capacidad para el pensamiento racional, sino mi «atención del
ser. Pero no puedes luchar conmigo porque te es imposible levantar la vista hacia mí. Soy tu
tonal» o conciencia del mundo del sentido común. La Gorda me había explicado el motivo por el
par; formo parte de tu ciclo. A ti te agrada enfrentar a quienes son mejores que tú. Yo no
cual él había buscado que así fuera al explicarme que el mundo diario existe porque sabemos
constituyo un desafío. De modo que aquellos dos demonios acabaron por atraparte a través de
cómo retener sus imágenes; por lo tanto, si uno pierde la atención necesaria para conservarlas,
mí. Pobre Nagualito, has perdido la batalla.
el mundo se derrumba.
Se me acercó y me susurró en el oído que el Nagual también le había dicho que nunca debía
-El Nagual nos decía que lo importante era la práctica -dijo la Gorda de pronto-. Una vez
intentar arrancarme la libreta de las manos porque ello era tan peligroso como quitarle un hueso
centrada la atención en las imágenes de tu sueño, queda atrapada allí para siempre. Al final
de la boca a un perro hambriento.
puedes llegar a ser como Genaro, que recordaba cuanto había visto en todos sus sueños.
Me rodeó con sus brazos, apoyando la cabeza sobre mi hombro y rió queda y suavemente.
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-Pobre Nagualito -me dijo Lidia en un tono que revelaba auténtico interés-. Estás tan asustado
Su «ver» me había dejado entumecido. Sabía que tenía toda la razón. Me había cogido por
como nosotras. Yo finjo ser dura, Josefina finge estar loca, Rosa finge tener mal genio y tú
entero. Permaneció un largo rato con su cabeza junto a la mía. En cierto modo, la proximidad de
finges ser estúpido.
su cuerpo resultaba tranquilizadora. En eso se parecía a don Juan. Rezumaba fuerza y
Rieron y, por primera vez desde mi llegada, tuvieron un gesto de camaradería para conmigo.
convicción y firmeza de propósitos. Se había equivocado al decir que no podía admirarla.
Me abrazaron, descansando la cabeza en mi cuerpo.
-Olvidemos esto -dijo de pronto-. Hablemos acerca de lo que debemos hacer esta noche.
La Gorda se sentó frente a mí y las hermanitas lo hicieron a su alrededor. Tenía a las cuatro
-¿Qué es exactamente lo que vamos a hacer, Gorda?
delante.
-Tenemos una última cita con el poder.
-Ahora podemos hablar acerca de lo sucedido esta noche -dijo-. El Nagual me dijo que si
-¿Se trata de otra espantosa batalla con alguien?
sobrevivíamos al último contacto con los aliados ya no volveríamos a ser los mismos. Los
-No. Las hermanitas se limitarían a mostrarte algo que completará tu visita. El Nagual me dijo
aliados nos hicieron algo hoy. Nos han rechazado.
que después de eso podías marcharte para no retornar jamás, o tomar la decisión de quedarte
Me tocó con suavidad la mano con que escribía.
con nosotros. De todos modos, lo que ellas deben exponerte no es sino su arte, el arte del
-Esta fue una noche especial para ti -prosiguió-. Todos, incluidos los aliados, nos lanzamos en
soñador.
tu ayuda. El Nagual lo hubiese querido. Esta noche viste todo el camino.
-¿Y en qué consiste ese arte?
-¿Lo crees? -pregunté.
-Genaro me contó que ha intentado innumerables veces darte a conocer el arte del soñador.
-Ya estás de nuevo -comentó Lidia. Todas rieron.
Exhibió ante ti su otro cuerpo: el del soñar; en una ocasión te hizo estar en dos sitios
-Háblame de mi ver, Gorda -insistí-. Sabes que soy idiota. No debe haber malentendidos entre
simultáneamente, pero tu vaciedad no te permitió ver lo que te indicaba. Aparentemente, todos
nosotros.
sus esfuerzos escapaban a través del agujero que tienes en tu centro.
-De acuerdo -dijo-. Te comprendo. Esta noche vistes a las hermanitas.
»Ahora parece que es diferente. Genaro hizo de las hermanitas las extraordinarias soñadoras
Les dije que también había presenciado acciones increíbles realizadas por don Juan y don
que son; esta noche te revelarán el arte de Genaro. En ese aspecto, son sus verdaderas hijas.
Genaro. Les había visto con la misma claridad con que acababa de ver a las hermanitas, pero
Ello me recordó lo que Pablito había dicho poco antes: que éramos hijos de los dos, y que
don Juan y don Genaro siempre habían llegado a la conclusión de que no había visto. Me
éramos toltecas. Le pregunté qué había querido decir con eso.
costaba, en consecuencia, precisar en qué sentido eran diferentes los actos de las hermanitas.
-El Nagual me dijo que los brujos solían ser llamados toltecas en el lenguaje de su benefactor
-¿Quieres decir que no las viste colgadas de las líneas del mundo? -inquirió.
-respondió.
-No, no las vi.
-¿Y cuál era ese lenguaje, Gorda?
-¿No las viste colarse por la grieta que separa los mundos?
-Nunca me lo dijo. Pero Genaro y él hablaban en un idioma que ninguno de nosotros entendía.
Les conté lo que había observado. Me escucharon en silencio. Cuando finalicé la Gorda
Y conocemos cuatro lenguas indígenas.
parecía estar al borde de las lágrimas.
-¿También decía don Genaro que él era tolteca?
-¡Qué lástima! -exclamó.
-Su benefactor había sido el mismo hombre, de modo que ambos decían lo mismo.
Se puso de pie, rodeó la mesa y me abrazó. Sus ojos eran claros y serenos. Comprendí que
Cabía suponer, dadas sus respuestas, que o la Gorda no sabía gran cosa sobre el tema, o no
no me guardaba rencor.
quería comunicármelo. Le expuse esa conclusión. Me confesó que nunca había prestado gran
-Es parte de nuestro destino el que estés obstruido -dijo-. Pero sigues siendo el Nagual para
atención al asunto y se preguntaba por qué yo le atribuía tanto valor. Prácticamente le di una
nosotras. No te molestaré con feos pensamientos. Al menos, de eso puedes estar seguro.
conferencia sobre la etnografía de México Central.
Comprendí que lo decía de verdad. Me hablaba desde un nivel en que yo sólo había visto a
-Un brujo es un tolteca cuando ha sido iniciado en los misterios del acechar y el soñar -dijo con
don Juan. Había insistido en atribuir su talante a la pérdida de la forma humana; ciertamente,
mucha tranquilidad-. El Nagual y Genaro fueron iniciados por su benefactor y retuvieron esos
era un guerrero sin forma. Me recorrió una oleada de profundo cariño hacia ella. Estaba a punto
misterios en sus cuerpos. Nosotros hacemos lo mismo, y por eso somos toltecas, como el
de llorar. Fue en ese instante, al percibir que estaba ante un maravilloso guerrero, que me
Nagual y Genaro.
sucedió algo sumamente curioso. Tal vez la mejor forma de describirlo consista en decir que me
»El Nagual nos enseñó, a ti y a mí, a ser desapasionados. Yo soy más desapasionada que tú
estallaron los oídos inesperadamente. Salvo por el hecho de que sentí el estallido en medio del
por cuanto carezco de forma. Tú aún la conservas y estás vacío. Es decir, que tienes toda clase
cuerpo, exactamente debajo del ombligo, con más intensidad que en los oídos. Una ráfaga
de problemas. Algún día, sin embargo, volverás a estar completo y te darás cuenta de que el
caliente recorrió mi cuerpo. Y de pronto recordé algo que jamás había visto. Como si una
Nagual tenía razón. Afirmaba que el mundo de las gentes sube y baja y las gentes suben y
memoria ajena hubiese tomado posesión de mí.
bajan con su mundo; como brujos, no tenemos por qué seguirlas en sus subidas y bajadas.
Recordé a Lidia, aferrada a dos cuerdas rojizas horizontales, andando por la pared. A decir
»El arte de los brujos consiste en estar fuera de todo y pasar desapercibido. Y, sobre todo, en
verdad, no caminaba: se deslizaba sobre un denso lío de líneas, sobre las cuales afirmaba los
no malgastar el poder. El Nagual me informó de que tu problema es que siempre te enredas en
pies. La recordé jadeante y con la boca abierta, debido al esfuerzo que le representaba tirar de
idioteces, como ahora. Estoy segura de que nos preguntarás a todos por los toltecas, pero no
las cuerdas rojizas. La razón por la cual había perdido el equilibrio al finalizar su exhibición
harás lo propio respecto de nuestra atención.
consistía en que la había visto como una luz que rodeaba el cuarto vertiginosamente; tironeaba
Su risa era clara y contagiosa. Hube de reconocerle que tenía razón. Los pequeños problemas
de la zona de alrededor de mi ombligo.
siempre me habían fascinado. No le oculté que el empleo que hacía del término «atención» me
También vinieron a mi memoria los actos de Rosa y de Josefina. Rosa realmente había estado
desconcertaba.
allí colgada, asiendo con la mano izquierda largas fibras rojizas verticales pendientes del oscuro
-Ya te he hecho saber lo que el Nagual me transmitió acerca de la atención -dijo-. Captamos
techo como hojas de un emparrado. El brazo derecho le servía para mantenerse cogida a otras
las imágenes del mundo mediante nuestra atención. Es muy difícil enseñar a un varón el arte de
fibras, también verticales, que parecían ayudarle a conservar la estabilidad. También se sujeta-
los brujos porque su atención siempre está bloqueada, dirigida hacia algo. Una hembra, por el
ba con los pies. Hacia el final de su demostración semejaba una fosforescencia cerca del techo.
contrario, se halla siempre abierta, puesto que durante la mayor parte del tiempo no concentra
El contorno de su cuerpo había desaparecido.
su atención sobre nada específico. En especial cuando tiene la regla. El Nagual insistía en ello;
Josefina se había escondido detrás de unas líneas que daban la impresión de surgir del suelo.
además, me demostró que en ese período mi atención escapaba de las imágenes del mundo. Si
Lo que había hecho con el brazo alzado había sido reunirlas en un haz del ancho necesario
no lo atiendo, el mundo se desploma.
para ocultar su cuerpo. Su vestido, inflado, le había sido de gran ayuda: de algún modo había
-¿Cómo es eso, Gorda?
contraído su luminosidad. Su gran bulto era tan sólo aparente. Al finalizar su acto, Josefina, al
-Es muy sencillo. Mientras una mujer menstrúa, le es imposible concentrar su atención en
igual que Lidia y Rosa, no pasaba de ser una mancha de luz. Logré pasar mentalmente de un
nada. Esa es la fractura a la cual se refería el Nagual. En vez de luchar por focalizarla, la mujer
recuerdo a otro.
debe dejarse ir de las imágenes fijando la vista en las colinas distantes, o en el agua de los ríos,
Cuando les hablé de todo lo que había acudido a mi memoria, las hermanitas me miraron,
o en las nubes.
desconcertadas. La Gorda era la única que parecía al corriente de lo que me estaba ocurriendo.
»Si miras con los ojos abiertos, te confundes y la vista se te nubla; pero si los entornas y
Rió verdaderamente complacida y comentó que el Nagual tenía razón al afirmar que yo era
parpadeas constantemente y observas las cimas de una en una, o las nubes de una en una,
demasiado perezoso para recordar lo que «veía»; en consecuencia, sólo me preocupaba por lo
puedes pasar horas haciéndolo, o días, si es necesario.
que miraba.
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»El Nagual tenía por costumbre hacernos sentar ante la puerta y contemplar las colinas
-El humo es muy importante para los brujos -dijo la Gorda-. El humo es como la niebla. Claro
redondeadas del otro lado del valle. A veces se sentaba a nuestro lado durante días enteros,
que la niebla es mejor, pero es demasiado difícil de manejar. No está tan a mano como el humo.
Así que si un brujo quiere ver y conoce a alguien que tiene por costumbre ocultarse, como tú y hasta que la fractura se producía.
Me hubiera gustado que siguiera hablando, pero calló y se apresuró a sentarse muy cerca de
Josefina, caprichosos y huraños, enciende un fuego y hace que su humo envuelva a la persona.
mí. Me indicó con un gesto que escuchase. Oí un crujido y, de pronto, Lidia entró en la cocina.
Esconda lo que esconda, surgirá con el humo.
Supuse que había estado durmiendo en su habitación y que el rumor de nuestras voces la había
La Gorda aclaró que el Nagual no sólo empleaba el humo para «ver» y conocer a la gente,
despertado.
sino también para curarla. Daba a Josefina baños de humo; la hacía estar de pie o sentada junto
Había cambiado su vestimenta occidental, que llevaba la última vez que la había visto, por un
al fuego en la dirección hacia la cual soplaba el viento. El humo la envolvía, haciéndola sofocar y
vestido largo, similar a los que usaban las mujeres indias de la zona. Cubría sus hombros con
llorar, pero la incomodidad era sólo temporal y sin consecuencias graves; los efectos positivos,
un chal e iba descalza. El vestido no la hacía aparecer más vieja ni más pesada sino que le
por otra parte, se traducían en un aumento gradual de la luminosidad.
daba un aspecto de niña enfundada en ropas de mujer mayor.
-El Nagual nos dio baños de humo a todos -agregó la Gorda-. A ti te dio más que a Josefina.
Se acercó a la mesa y saludó a la Gorda con un formal «Buenas noches, Gorda». Se volvió a
Decía que eras insoportable y que ni siquiera fingías como ella.
mí y dijo: «Buenas noches, Nagual».
Lo vi con toda claridad. Tenía razón; don Juan me había hecho sentar frente al fuego cientos
Su saludo fue tan inesperado y su tono tan serio que estuve al borde de la risa. Capté una
de veces. El humo me irritaba la garganta y los ojos hasta el punto de que me aterrorizaba verle
advertencia disimulada en la Gorda. Fingía rascarse la cabeza con el dorso de la mano
coger ramas secas. El afirmaba que debía aprender a controlar la respiración y sentir el humo
izquierda.
con los ojos cerrados. Así podría respirar sin sofocarme.
Respondí tal como lo había hecho la Gorda: «Buenas noches, Lidia».
La Gorda aseveró que el humo había ayudado a Josefina a ser etérea y esquiva en sumo
Se sentó en el extremo de la mesa, a mi derecha. No sabía si debía iniciar una conversación.
grado, y que no tenía la menor duda de que también había contribuido a aliviar mi enfermedad
Estaba por decir algo cuando la Gorda me tocó la pierna con la rodilla y, con un sutil movimiento
mental, cualquiera que ésta fuese.
de cejas, me indicó que escuchara. Volví a oír el roce de una tela contra el suelo. Josefina se
-El Nagual afirmaba que el humo lo quita todo -prosiguió la Gorda-. Le hace a uno claro y
detuvo un momento en la puerta antes de aproximarse a la mesa. Nos saludó: a Lidia, a la
franco.
Gorda y a mí, en ese orden. No logré verla de frente. También llevaba un vestido largo y un chal,
Le pregunté si sabía cómo había que proceder para que el humo pusiera en evidencia lo que
e iba descalza. Pero en su caso la ropa era tres o cuatro tallas más grande y había metido en
una persona ocultaba. Me respondió que era muy fácil para ella, porque había perdido la forma,
ella un espeso relleno. Su aspecto era totalmente estrafalario; su rostro se veía delgado y joven,
pero que ni las hermanitas ni los Genaros eran capaces de hacerlo, a pesar de haber
pero su cuerpo estaba grotescamente inflado.
presenciado el procedimiento, realizado por el Nagual o por Genaro, cientos de veces.
Cogió un banco, lo llevó hasta la cabecera izquierda de la mesa y se sentó en él. Las tres
Me interesaba conocer la razón por la cual don Juan nunca me había mencionado el tema, a
parecían sumamente serias. Estaban sentadas con las piernas juntas y las espaldas rígidas.
pesar de haberme ahumado como un pescado seco en buen número de ocasiones.
Volví a percibir el rumor de ropas arrastradas y entró Rosa. Su vestimenta era similar a la de
-Lo hizo -dijo la Gorda con su acostumbrada seguridad-. Es más: te enseñó a escrutar la
las otras y tampoco estaba calzada. Su saludo fue igualmente formal y la lista previa a mí
niebla. Nos contó que en cierta oportunidad habían ahumado un lugar de las montañas y visto
incluyó a Josefina. Todos le respondimos en el mismo tono. Se sentó a la mesa frente a mí.
aquello que se escondía tras el paisaje. Estaba embelesado.
Permanecimos en total silencio por un buen rato.
Recordé una exquisita distorsión visual, una alucinación pasada, que consideraba producto de
La Gorda habló, de improviso. El sonido de su voz nos hizo dar un respingo. Dijo,
la acción cruzada de una muy densa niebla y una tormenta eléctrica que habían tenido lugar
señalándome, que el Nagual iba a mostrarles a sus aliados, y que iba a valerse de su llamada
simultáneamente. Les narré el episodio y agregué que don Juan jamás me había enseñado
especial para atraerlos a su habitación.
nada, al menos directamente, acerca de la niebla ni el humo. Se había limitado a encender
Intenté hacer una broma diciendo que el Nagual no estaba allí, de modo que no podía
fuegos o guiarme hacia los bancos de niebla.
convocar aliado alguno. Esperaba que rieran. La Gorda se cubrió el rostro y las hermanitas se
La Gorda no dijo nada. Se puso de pie y volvió a la cocina. Lidia sacudió la cabeza e hizo un
quedaron mirando. La Gorda me tapó la boca con la mano y me susurró al oído que era im-
chasquido con la lengua.
prescindible que me abstuviera de decir idioteces. Me miró a los ojos y me ordenó invocar a los
-Eres completamente idiota -dijo-. El Nagual te lo enseñó todo. ¿Cómo crees posible, en caso
aliados mediante la llamada de las polillas.
contrario, haber llegado a ver lo que nos acabas de contar?
Comencé a hacerlo, no sin experimentar cierta resistencia. De inmediato me vi superado por
Un abismo separaba nuestros distintos modos de entender la enseñanza. Les dije que si yo les
las circunstancias; descubrí en cuestión de segundos, que había dedicado toda mi
enseñase algo que supiera, como conducir un coche, lo haría paso a paso, asegurándome de
concentración a producir el sonido. Modulé su formación y controlé la salida de aire de mis
que comprendiesen todas y cada una de las facetas del procedimiento global.
pulmones para dar lugar al sonsonete más prolongado posible. Resultó muy melodioso.
La Gorda retornó a la mesa.
Aspiré profundamente para lanzarme a una nueve serie sonora. Me detuve al punto. Algo,
-Eso sólo se puede hacer cuando el brujo enseña algo relativo al tonal -afirmó-. Cuando se
fuera de la casa, respondía a mi llamada. Sones igualmente rítmicos llegaban de todas partes
trata del nagual, debe dar la instrucción, es decir, mostrar el misterio al guerrero. Y nada más. El
de la casa, incluso desde el tejado. Las hermanitas se levantaron de sus asientos para
guerrero que recibe los misterios debe ganar su derecho al conocimiento como instrumento de
acurrucarse como niñas asustadas en torno de la Gorda y de mí.
poder haciendo aquello que le ha sido descubierto.
-Por favor, Nagual, no dejes entrar nada en la casa -rogó Lidia.
»El Nagual te reveló más misterios que a todos nosotros. Pero eres muy perezoso, como
Hasta la Gorda parecía un tanto sobresaltada. Me ordenó que me detuviera con un enérgico
Pablito, y prefieres seguir sumido en la confusión. El tonal y el nagual son dos mundos
gesto. Yo no me proponía en modo alguno insistir. Los aliados, de cualquier manera, fuesen
diferentes. En uno se habla, en el otro se actúa.
fuerzas informes, o seres que rondaban la casa, no dependían de mi expresión sonora. Volví a
Cuando terminó de hablar sus palabras cobraron sentido para mí. Comprendí lo que quería
experimentar, al igual que dos noches antes en la casa de don Genaro, una presión
decir. Regresó a la cocina. Revolvió algo en una olla y se acercó nuevamente.
insoportable, un peso descargado sobre toda la casa. Lo percibía en el ombligo como una
-¿Por qué eres tan imbécil? -me preguntó Lidia directamente.
comezón, una excitación que de pronto se convirtió en un agudo dolor físico.
-Está vacío -replicó Rosa.
Las tres hermanitas estaban presas del terror, especialmente Lidia y Josefina. Ambas gemían
Me hicieron poner de pie y exploraron mi cuerpo con los ojos hasta bizquear. Me palparon la
como perros heridos. Me rodearon y se prendieron de mí. Rosa pasó por debajo de la mesa a
región umbilical.
gatas; en cierto momento su cabeza asomó por entre mis piernas. La Gorda estaba de pie a mis
-Pero, ¿por qué sigues estando vacío? -preguntó Lidia.
espaldas y conservaba la calma en la medida en que le resultaba posible. Al poco rato la histeria
-Sabes lo que debes hacer, ¿no? -agregó Rosa.
y el miedo de las tres muchachas adquirieron proporciones incalculables. La Gorda se inclinó y
-Estuvo loco -les dijo Josefina-. Debe estarlo todavía.
murmuró en mi oído que debía producir el sonido opuesto, aquel capaz de dispersarlos.
La Gorda vino en mi ayuda, explicándoles que yo aún estaba vacío por la misma razón por la
Experimenté durante un instante una suprema incertidumbre. A decir verdad, no conocía ningún
cual ellas no habían perdido la forma. En el fondo, aunque no lo reconociéramos, ninguno de
otro sonido. Pero en ese momento sentí un ligero cosquilleo en la coronilla, un escalofrío
nosotros deseaba el mundo del Nagual. Teníamos miedo y estábamos llenos de segundos
recorrió mi cuerpo y mi memoria recuperó de quien sabe dónde un silbido singular que don Juan
pensamientos. En síntesis, no éramos mejores que Pablito.
solía emitir por las noches y se esforzaba por enseñarme. Me había dicho que era un medio
No dijeron palabra. Las tres parecían estar muy turbadas.
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más difícil. El Nagual decía que estabas más loco que Josefina y eras tan insoportable como
válido tanto para mantener el equilibrio durante la marcha como para no extraviar el camino en
Lidia; tuvo que darte gran cantidad de plantas.
la oscuridad.
La Gorda explicó que las plantas de poder sólo eran empleadas por los brujos que dominaban
Comencé a silbar y la presión que sentía sobre mi zona umbilical cesó. La Gorda sonrió y
enteramente su arte. Eran tan poderosas y su manipulación tan delicada que requerían la más
suspiró aliviada y las hermanitas se apartaron de mí, sofocando risillas como si todo lo sucedido
impecable de las atenciones por parte del brujo. Llevaba toda una vida ejercitar la atención en el
no hubiese pasado de ser una broma. Me hubiera gustado lanzarme a la reflexión espiritualista
nivel necesario. Agregó que a la gente completa no le hacía falta las plantas de poder, y que ni
acerca de la brutal transición del agradable diálogo sostenido con la Gorda a esa situación
las hermanitas ni los Genaros las habían tomado nunca; no obstante, algún día, cuando
sobrenatural. Consideré por un momento la posibilidad de que todo aquello no fuese más que
hubieran perfeccionado su arte como soñadores, se valdrían de ellas para lograr el impuso final
una treta de las muchachas. Pero estaba demasiado débil. Me sentí al borde del
y total, un impulso cuya magnitud no nos era posible concebir.
desvanecimiento. Me zumbaban los oídos. La tensión en torno a mi estómago era tan violenta
-¿También nosotros las tomaremos? -pregunté a la Gorda.
que creí enfermar. Apoyé la cabeza contra el canto de la mesa. No obstante, pasados unos
-Todos nosotros -respondió-. El Nagual aseguraba que tú entenderías esto con más facilidad
pocos minutos, me encontré en condiciones de sentarme erguido.
que los demás.
Las tres muchachas parecían haber olvidado el susto. De hecho, reían y jugaban entre ellas,
Consideré la cuestión. A decir verdad, el efecto de las plantas psicotrópicas sobre mí había
empujándose unas a otras y rodeándose las caderas con sus chales. La Gorda no se veía
sido espantoso. Parecían penetrar en un vasto depósito que hubiese en mi interior, para extraer
nerviosa; tampoco se la veía relajada.
de él todo un mundo. Sus mayores desventajas consistían en su acción devastadora para mi
En cierto momento, Rosa fue empujada por las otras dos y cayó del banco en que se hallaban
bienestar físico y la imposibilidad de controlar sus consecuencias. El universo en que me
sentadas las tres. Pensé que se iba a enfadar pero, en cambio, rió como una tonta. Miré a la
sumergían era indomable y caótico. Perdía el dominio, el poder, por decirlo en los términos de
Gorda, pidiéndole instrucciones. Estaba sobre su asiento, muy tiesa. Unía los ojos entornados,
don Juan, de utilizar ese mundo. Pero si alcanzara ese control, las posibilidades que se abrirían
fijos en Rosa. Las hermanitas reñían estridentemente, como colegialas nerviosas. Lidia empujó
ante la mente serían pasmosas.
a Josefina y la hizo rodar por el banco hasta que cayó al suelo, junto a Rosa. En el instante en
-Yo también las tomé -dijo de pronto Josefina-. Cuando estaba loca el Nagual me hizo fumar
que Josefina dio contra el piso, cesaron sus risas. Rosa y Josefina menearon el cuerpo,
su pipa, para curarme o acabar conmigo. ¡Y me curó!
haciendo un movimiento incomprensible con las nalgas, las sacudían de un lado a otro, como si
-Es cierto que el Nagual dio a Josefina su humo -dijo la Gorda desde junto al fogón. Volvió a
estuvieran aplastando algo contra el suelo. Luego se pusieron de pie y cogieron a Lidia por los
acercarse a la mesa-. Sabía que ella fingía estar más loca de lo que en realidad estaba. Siempre
brazos. Las tres, sin hacer el más ligero sonido, dieron un par de vueltas. Rosa y Josefina
había estado un poco ida y era muy atrevida y se abandonaba a sí misma más que nadie.
alzaron a Lidia, aferrándola por las axilas y la sostuvieron así mientras, de puntillas, rodeaban la
Pretendía vivir donde nadie la molestara y pudiera hacer todo lo que le viniera en gana. De
mesa dos o tres veces. Entonces las tres se desplomaron como si tuviesen en las rodillas
modo que el Nagual le dio su humo y la llevó a vivir a un mundo de su gusto durante catorce
resortes que hubieran cedido a la vez. Sus largos vestidos se llenaron de aire, adquiriendo el
días; al cabo, se aburrió tanto de estar allí que se curó. Dejó de darse lujos. Esa fue su cura.
aspecto de enormes balones.
La Gorda regresó a la cocina. Las hermanitas rieron y se dieron palmaditas en la espalda.
En el suelo, su silencio fue aún mayor. No hubo otro sonido que el suave crujir de sus ropas al
Recordé entonces que, en la casa de doña Soledad, Lidia no sólo había dado a entender que
arrugarse y arrastrarse. Tuve la impresión de estar viendo un filme tridimensional sin sonido.
don Juan me había dejado un paquete, sino que me había mostrado un envoltorio muy
La Gorda, que se había mantenido sentada a mi lado observándolas en silencio, se puso en
semejante a la funda en que don Juan guardaba la pipa. Mencioné a Lidia que había afirmado
pie de repente y, con la agilidad de un acróbata, corrió hacia la puerta de su habitación, situada
que me lo entregaría cuando la Gorda estuviese presente.
en un rincón del comedor. Antes de llegar a ella, se dejó caer sobre el lado derecho;
Las hermanitas se miraron antes de volverse hacia la Gorda. Ésta hizo una seña con la
ayudándose con el hombro dio una vuelta sobre sí misma, se levantó empujada por el impulso
cabeza. Josefina se puso en pie y se dirigió a la habitación delantera. Retornó poco más tarde,
de la rodada y abrió la puerta de golpe. Todos sus movimientos fueron realizados en absoluto
con el lío que Lidia me había enseñado.
silencio.
Una punzada de esperanza atravesó mi estómago. Josefina depositó el bulto con delicadeza
Las tres muchachas rodaron a su vez y entraron a la habitación arrastrándose como
sobre la mesa, delante de mí. Todos se acercaron. Comenzó a desenvolverlo con la misma
gigantescos insectos. La Gorda me hizo señas para que me acercase a ella; entramos a la
ceremonia con que lo había hecho Lidia la primera vez. Cuando hubo terminado de deshacerlo,
habitación y me hizo sentar en el suelo, con la espalda apoyada en el marco de la puerta. Ella
esparció su contenido sobre la mesa. Eran paños de menstruación.
hizo lo mismo, situándose a mi derecha. Me ordenó entrecruzar los dedos y llevar las manos a la
Quedé aturdido por un momento. Pero el sonido de la risa de la Gorda, mucho más fuerte que
región umbilical, sobre el ombligo.
el de las demás, era tan agradable que no pude por menos de estallar en carcajadas yo
Al principio me vi obligado a dividir mi atención entre la Gorda, las hermanitas y la habitación.
también.
Pero una vez que la Gorda hubo dispuesto mi posición, fue el lugar lo que atrajo mi curiosidad.
-Este es el paquete personal de Josefina -afirmó la Gorda-. Suya fue la brillante idea de
Las tres hermanas yacían en el centro de un cuarto amplio, blanco, cuadrado, con pisó de
despertar tu codicia anunciándote un regalo del Nagual, para que te quedases.
ladrillo. Había allí cuatro lámparas de petróleo, una en cada pared, colocadas sobre repisas
-Tendrás que admitir que fue una buena idea -me dijo Lidia.
empotradas a unos dos metros del suelo. No había cielorraso. Las vigas de sostén del techo
Remedó la expresión avariciosa de mi rostro en el momento en que empezó a abrir el
habían sido oscurecidas y el efecto era el de un lugar enorme, sin cobertura. Las dos puertas
envoltorio y mi aspecto de individuo desilusionado del final.
estaban situadas, la una frente a la otra, en rincones opuestos por la diagonal. Al mirar la puerta
Hice saber a Josefina que su idea había sido realmente brillante, que había surtido el efecto
que tenía delante, advertí que las paredes se correspondían en su orientación con los puntos
previsto y que tenía más interés por ese paquete del que me atrevía a reconocer.
cardinales. Nos encontrábamos en el ángulo noroeste.
-Puedes quedártelo, si lo deseas. -El comentario de Lidia hizo reír a todos.
Rosa, Lidia y Josefina recorrieron la habitación varias veces, rodando en el sentido opuesto al
La Gorda dijo que el Nagual había sabido desde el principio que Josefina no estaba realmente
de las agujas del reloj. Me esforcé por percibir el roce de sus ropas pero el silencio era absoluto.
enferma, y que esa era la razón, por la cual le resultaba tan difícil curarla. Las personas
Sólo oía la respiración de la Gorda. Finalmente, las hermanitas se detuvieron, para sentarse con
verdaderamente dolientes son más dóciles. Josefina era demasiado consciente de todo y muy
la espalda contra la pared, cada una bajo una lámpara. Lidia se pegó a la pared este, Rosa al
ingobernable; se vio obligado a fumarla muchas veces.
norte y Josefina al oeste.
En una oportunidad, don Juan se había expresado en los mismos términos con respecto a mí:
La Gorda se puso de pie, cerró la puerta que teníamos detrás y la aseguró con una barra de
dijo que me había fumado. Yo siempre había creído que se refería al hecho de haber empleado
hierro. Me hizo desplazar unos pocos centímetros, sin variar la posición, hasta que me hube
hongos psicotrópicos para tener una visión diferente de mi persona.
apoyado en la puerta. Entonces, silenciosamente, atravesó la habitación girando y fue a
-¿Cómo te fumó? -pregunté a Josefina.
sentarse bajo la lámpara de la pared sur; su llegada a esa posición parecía indicar el comienzo.
Se encogió de hombros, sin responder.
Lidia se levantó y echó a andar de puntillas por los lados del cuarto, junto a las paredes. No
-Tal como te fumó a ti -dijo Lidia-. Te quitó la luminosidad y la secó con el humo de un fuego
podía decir exactamente que caminara; más bien se trataba de un deslizarse silencioso. Según
que había encendido.
aumentaba la velocidad, más intensa se hacía la impresión de que planeaba; pisaba en el
Estaba seguro de que don Juan nunca había mencionado nada semejante. Pedí a Lidia que
ángulo formado por los muros y el piso. Saltaba por sobre Rosa, Josefina, la Gorda y yo cada
me explicara lo que sabía sobre el particular. Se volvió hacia la Gorda.
vez que nos encontraba en su recorrido. En cada caso sentí el roce de su falda al pasar. Cuanto
más corría, más se elevaba, sin despegarse de las paredes. Llegó el momento en que se la vio
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transitar silenciosamente por los cuatro costados de la habitación a más de metro y medio del
Intervino la Gorda para explicarles lo que había «visto» esa tarde acerca de mí. Terminó
suelo. Su imagen, perpendicular a las paredes, resultaban tan inverosímil que rayaba en lo
diciendo que, así como me había recomendado cuidarme de sus redes, similar consejo les daba
grotesco. Su largo traje hacía que la escena fuese aún más fantástica. La gravedad parecía no
a ellas: cuidarse de caer en las mías.
afectar a Lidia, pero sí a su falda, que se arrastraba. Siempre que pasaba por sobre mi cabeza
Tras la manifestación inicial de animosidad hacia mi persona, realizada por Lidia, auténtica y
me barría el rostro.
bien fundamentada, me causó estupor ver con cuanta facilidad se sometía a las observaciones
Había captado mi atención a un nivel que yo no había sido capaz de imaginar. La tensión
de la Gorda. Me sonrió. Es más, fue a sentarse a mi lado.
producida por la concentración era tan grande que comencé a experimentar convulsiones en el
-Tú eres como nosotros, ¿no? -preguntó como aturdida.
estómago; era en ese órgano donde parecía desarrollarse su carrera. Tenía la mirada
No sabía qué decir. Temía cometer un error garrafal.
desenfocada. Perdida ya casi por completo mi concentración, vi a Lidia descender
Era evidente que Lidia acaudillaba a las hermanitas. En el momento en que me sonrió, las
diagonalmente por la pared este y detenerse en el centro del recinto.
otras dos parecieron adoptar la misma postura hacia mí.
Resollaba, sin aliento, y estaba bañada en sudor, al igual que la Gorda tras su exhibición de
La Gorda le dijo que no se preocuparan por mi bolígrafo y mi libreta y mis preguntas; que, a
vuelo. Mantenía el equilibrio a duras penas. Pasado un momento regresó a su sitio junto a la
cambio, yo no me podría nervioso cuando ellas se dedicasen a hacer lo que más les gustaba:
pared este y se desplomó como un trapo húmedo. Supuse que se había desmayado, pero no
abandonarse a sí mismas.
tardé en advertir que respiraba deliberadamente por la boca.
Las tres fueron a sentarse cerca de mí. La Gorda fue hasta la mesa, cogió los paquetes y los
Tras unos minutos de quietud, los necesarios para que Lidia recobrara fuerzas y volviera a
llevó al coche. Pedí a Lidia que me disculpara por mis torpezas pasadas, y a todas ellas que me
sentarse erguida, Rosa se puso de pie y corrió hasta el centro del cuarto, giró sobre sus talones
contasen cómo habían llegado a ser aprendices de don Juan. Para que no se sintieran
y se lanzó hacia su lugar de partida. La carrera le permitió cobrar el impulso imprescindible para
incómodas yo les conté cómo había conocido a don Juan. Sus relatos no difirieron en nada de
realizar un extraño salto. Brincó como un jugador de baloncesto, siguiendo la vertical del muro y
los de doña Soledad.
sus manos superaron la altura del mismo, superior a los tres metros. Vi como su cuerpo daba
Lidia comentó que todas habían tenido la posibilidad de marcharse del mundo de don Juan,
con violencia contra el techo aunque no se produjo el consiguiente sonido de choque. Esperaba
pero habían elegido quedarse. Por lo que hacía a ella, en particular, siendo la primera de las
ver cómo rebotaba en el suelo con la fuerza del impacto, pero permaneció allí colgada, sujeta a
aprendices, había tenido sobradas ocasiones para irse. Una vez el Nagual y Genaro la hubieron
la superficie como un péndulo. Desde donde me hallaba, tuve la impresión visual de que
curado, el primero le había señalado la puerta, aclarándole que, de no utilizarla en ese preciso
sostenía una suerte de garfio en la mano izquierda. Se balanceó en silencio durante un
momento, se cerraría para no volver a abrirse nunca.
momento para luego apartarse de golpe de la pared a una distancia aproximada de un metro
-Mi destino quedó sellado en el instante en que se cerró -me dijo Lidia-. A ti te sucedió algo
valiéndose de su brazo derecho en el instante en que su oscilación llegaba al punto más alto.
semejante. El Nagual no me ocultó que, tras ponerte un parche, te fue dada la oportunidad de
Repitió la operación treinta o cuarenta veces. Rodeó así toda la habitación y terminó por subirse
marchar, pero tú no lo hiciste.
a las vigas, de las cuales quedó pendiendo en equilibrio precario mediante un sostén invisible.
Esa decisión constituía mi recuerdo más vívido. Les conté que don Juan me había engañado,
Al verla sobre los maderos tomé conciencia de que lo que yo imaginaba como un garfio no era
diciéndome que una bruja andaba tras él y me daba a escoger entre irme para no volver y
sino cierta cualidad de la mano que le posibilitaba el mantenerse suspendida. Se trataba de la
quedarme a ayudarle en la guerra contra su atacante. Resultó que su pretendido agresor no era
misma mano con la cual me había agredido dos noches antes.
sino uno de sus cómplices. Al enfrentarle, creyendo hacerlo en nombre de don Juan, le ponía en
Su exhibición culminó cuando quedó pendiente de las vigas en el centro mismo del cuarto. De
mi contra; se convirtió en lo que él llamaba mi «digno adversario».
pronto se dejó caer desde una altura de unos cinco metros. Su vestido se alzó, cubriéndole el
Pregunté a Lidia si ellas también habían tenido un digno adversario.
rostro. Por un momento, antes de que tocara tierra sin un solo sonido, semejó un paraguas dado
-No somos tan tontas como tú -dijo-. Nunca necesitamos que nadie nos espoleara.
vuelta por la fuerza del viento; su cuerpo delgado y desnudo era como un bastón agregado a la
-Pablito sí es así de estúpido -dijo Rosa-. Soledad es su enemigo. No sé, sin embargo, hasta
masa oscura de la ropa.
qué punto ella vale la pena. Pero, como reza el dicho, a falta de pan, buenas son tortas.
Mi cuerpo acusó el impacto de su caída a plomo, tal vez más que el suyo propio. Tomó tierra
Rieron y dieron golpes sobre la mesa.
en cuclillas y quedó inmóvil, tratando de recobrar el aliento. Yo estaba tumbado en el piso, presa
Inquirí si alguna de ellas conocía a la bruja que don Juan me había opuesto, la Catalina.
de dolorosos calambres en el estómago.
Negaron con la cabeza.
La Gorda cruzó el lugar rodando, se quitó el chal y me envolvió con él la región umbilical, como
-Yo la conozco -dijo la Gorda desde junto al fogón-. Pertenece al ciclo del Nagual, pero en
si se tratara de una venda dándole dos o tres vueltas. Regresó rodando a la pared sur como una
apariencia no tiene más de treinta años.
sombra.
-¿Qué es un ciclo, Gorda? -pregunté.
Mientras disponía el chal a mi alrededor, perdí de vista a Rosa. Al alzar la mirada la descubrí
Se acercó a la mesa, puso un pie sobre el banco y apoyó la barbilla en la mano, descansando
sentada nuevamente junto a la pared norte. Un instante más tarde, Josefina se dirigió en silencio
sobre el brazo y la rodilla.
hacia el centro de la habitación. Se paseaba de un lado para otro, entre el lugar en que se
-Los brujos como el Nagual y Genaro tienen dos ciclos -explicó-. Durante el primero son
hallaba Lidia y su propio sitio, con pasos inaudibles. No cesaba de mirarme. Súbitamente,
humanos, como nosotros. Nos encontramos en nuestro primer ciclo. A cada uno nos ha sido
mientras se aproximaba a su puesto, alzó el antebrazo izquierdo, llevándolo al nivel del rostro,
asignada una tarea; el llevarla a cabo nos hará perder la forma humana. Eligio, los cinco aquí
como si quisiera evitar verme. Se cubría así parcialmente la cara. Dejó caer el brazo para volver
presentes y los Genaros pertenecemos a un mismo ciclo.
a levantarlo, ocultando esta vez por completo su semblante. Repitió el movimiento incontables
»El segundo ciclo es aquel en que el brujo ya no es humano: tal el caso del Nagual y de
ocasiones, en tanto andaba sin producir sonido alguno de un lado a otro. Cada vez que alzaba
Genaro. Vinieron a educarnos y hecho eso, partieron. Nosotros somos para ellos su segundo
el brazo, una porción mayor de su cuerpo desaparecía de mi vista. Llegó el momento en que
ciclo.
todo su cuerpo se desvaneció, rodeado de ropas, tras su delgado antebrazo.
»El Nagual y la Catalina son como tú y Lidia. Se encuentran en idénticas posiciones. Ella es
Era como si al impedir su visión de mi cuerpo, cosa que no resultaba difícil, también eliminaba
una bruja asustadiza, como Lidia.
mi visión de su cuerpo, cosa que no resultaba posible utilizando sólo el ancho de su brazo.
La Gorda regresó a su lugar junto a las hornallas. Las hermanitas se veían inquietas.
Una vez escondido todo su cuerpo, todo lo que yo lograba ver era el perfil de su antebrazo
-Esa debe ser la mujer que conoce las plantas de poder -dijo Lidia a la Gorda.
suspendido en el aire, meciéndose de un lado a otro de la habitación; en cierto momento apenas
Ésta confirmó su suposición. Las interrogué acerca de si el Nagual les había dado alguna vez
se veía su brazo.
plantas de poder.
Sentí asco, una náusea insoportable. Ese brazo oscilante agotó mis energías. Caí sobre un
-No, a nosotras no -replicó Lidia-. Las plantas de poder sólo se dan a gente vacía. Como tú y la
lado, incapaz de mantener el equilibrio. Vi caer el brazo al suelo. Josefina yacía en el piso,
Gorda.
cubierta de ropas, como si su vestido hubiese estallado. Estaba boca arriba, con los brazos ex-
-¿Te dio a ti plantas de poder el Nagual, Gorda? -pregunté en voz bien audible.
tendidos.
La Gorda mostró dos dedos, alzándolos hasta por sobre su cabeza.
Me tomó un buen rato recobrar la estabilidad física. Tenía la ropa empapada en sudor. No era
-El Nagual le ofreció su pipa dos veces -dijo Lidia-. Y en ambos casos perdió la razón.
yo el único afectado. Todas estaban exhaustas y bañadas en sudor. La Gorda era la más
-¿Qué fue lo que sucedió, Gorda? -quise saber.
serena, pero aun su control parecía al borde del derrumbe. Las oía respirar por la boca, incluso
-Salí de mis cabales -dijo acercándose a la mesa-. El Nagual nos dio plantas de poder porque
a la Gorda.
nos estaba poniendo un parche en el cuerpo. El mío no tardó en adherirse. Contigo la cosa fue
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adecuados a los hechos; por otra parte, una porción mucho mayor de mi persona carecía por
Cuando hube recuperado el control por completo, todo el mundo se hallaba sentado en su
completo del menor interés por explicarse nada.
sitio. Las hermanitas me miraban fijamente. Vi, por el rabillo del ojo, que la Gorda tenía los
La Gorda hizo poner en fila a las tres jóvenes. Luego me atrajo a su lado. Todas ellas cruzaron
párpados entornados. Fue ella quien, sin el menor ruido, se llegó rodando hasta mi lado y me
los brazos tras la espalda. Hube de imitarlas. Me estiró los brazos hacia atrás todo lo que fue
susurró al oído que debía ejecutar mi llamada de las polillas, insistiendo en ella hasta que los
posible, para que me cogiera cada antebrazo con la mano del lado opuesto fuertemente y muy
aliados se hubiesen precipitado en la casa y estuviesen a punto de lanzarse sobre nosotros.
cerca de los codos. Ello produjo una gran presión muscular en las articulaciones de mis
Vacilé un instante. Me indicó, siempre por lo bajo, que no había modo de alterar el curso de los
hombros. Me obligó a echar el torso hacia adelante, inclinándome. Entonces remedó el peculiar
acontecimientos y que debíamos terminar con lo que habíamos iniciado. Tras quitarme el chal,
reclamo de un ave. Era una señal. Lidia echó a andar. En la oscuridad, sus movimientos me
que rodeaba mi cintura, regresó a su sitio y se sentó.
recordaron los de una patinadora. Caminaba veloz y silenciosamente y en pocos minutos de-
Me cubrí la boca con la mano izquierda e intenté reproducir el sonsonete. Al principio me
sapareció de mi vista.
resultó muy difícil. Tenía los labios y las manos húmedas, pero tras la torpeza inicial sobrevino
La Gorda repitió la llamada por dos veces: Rosa y Josefina se marcharon tal como lo había
una sensación de vigor y bienestar. El sonido fluyó más impecablemente que nunca. Me recordó
hecho Lidia. Me dijo que no me apartase de ella. Reprodujo el sonido una vez más y ambos nos
a aquel que solía responder a mi señal. Tan pronto como dejé de hacerlo, oí la réplica, desde
pusimos en camino.
todas las direcciones.
Me sorprendía la suavidad de mi propia marcha. Todo mi equilibrio estaba centrado en mis
La Gorda me ordenó con un gesto que prosiguiera. Repetí la serie por tres veces. La última fue
piernas. El llevar los brazos detrás, en vez de estorbar mis movimientos, me ayudaba a
totalmente magnética. No necesité tomar aire para soltarlo en pequeñas dosis, como había
conservar una curiosa estabilidad. Pero lo que más me asombraba era el silencio de mis pasos.
estado haciendo hasta entonces. El sonido salió de mi boca sin el menor esfuerzo. Ni siquiera
Cuando llegamos a la carretera comenzamos a andar normalmente. Nos cruzamos con dos
hube de usar el canto de la mano para ayudarme.
hombres que iban en dirección opuesta. La Gorda los saludó y ellos respondieron. Al llegar a la
De pronto, la Gorda se precipitó hacia mí, me alzó por las axilas y me llevó al centro de la
casa encontramos a las hermanitas junto a la puerta: no se atrevían a entrar. La Gorda les hizo
habitación. Ello dio al traste con mi concentración. Advertí que Lidia estaba asida a mi brazo
saber que, si bien yo no era capaz de controlar a los aliados, podía llamarlos u ordenarles partir
derecho, Josefina al izquierdo y Rosa había retrocedido hasta encontrarse de espaldas ante mí,
y que ya no nos molestarían. Las muchachas le creyeron, cosa que a mí no me era posible
y me aferraba por la cintura extendiendo los brazos hacia atrás. La Gorda se hallaba detrás de
hacer en ese caso.
mí. Me hizo alargar las manos hacia ella y apoderarme de los extremos de su chal, con el cual
Entramos. Silenciosas y eficientes, se desnudaron, se echaron agua fría en todo el cuerpo y se
se había envuelto cuello y hombros al modo de un arreo.
pusieron ropa limpia. Hice lo mismo. Me vestí con las prendas que solía dejar en la casa de don
En ese momento me di cuenta de que en el recinto había algo además de nosotros, pero no
Juan, que la Gorda me entregó en una caja.
alcanzaba a determinar de qué se trataba. Las hermanitas temblaban. Comprendí que ellas
Todos estábamos alegres. Le pedí a la Gorda que me explicara lo que habíamos hecho.
tenían conciencia de una presencia que yo no era capaz de distinguir. Entendía asimismo que la
-Más tarde hablaremos de eso -dijo en tono firme.
Gorda iba a intentar hacer lo mismo que había hecho en la casa de don Genaro. Súbitamente,
Recordé entonces que los paquetes que había llevado para ellas seguían en el coche. Pensé
sentí que el viento que penetraba por el ojo de la puerta nos empujaba. Me sujeté con todas mis
que el momento en que la Gorda estuviese preparando algo de comer sería el adecuado para
fuerzas al chal de la Gorda, en tanto las muchachas hacían lo propio conmigo. Girábamos,
distribuirlos. Fui a buscarlos. Lidia me preguntó si ya los había asignado, según su sugerencia.
caíamos y oscilábamos como una gigantesca hoja carente de peso.
Le respondí que prefería que ellas mismas escogieran el que les gustase. Se negó. Sostuvo que
Abrí los ojos y comprobé que teníamos el aspecto de un bulto. Tanto podíamos estar en
no le cabía la menor duda de que había algo especial para Pablito y Néstor y un montón de
posición vertical como yacer horizontalmente en el aire. Era imposible precisarlo, pues no tenía
chucherías para ellas, que yo arrojaba sobre la mesa para que se pelearan por ellas.
puntos de referencia sensorial. Entonces, tan de improviso como habíamos sido alzados, se nos
-Además, no has traído nada para Benigno -dijo, acercándose a mí y observándome con
dejó caer. Todo el peso del descenso se hizo sentir en la línea media de mi cuerpo. Aullé de
disimulada seriedad-. No puedes herir los sentimientos de los Genaros dándoles dos regalos
dolor y mis alaridos se sumaron al de las hermanitas. Me dolía la parte posterior de las rodillas.
para tres.
Una presión insoportable se ejercía sobre mis piernas de forma que pensé que se me habían
Rieron. Me sentí turbado. Tenía toda la razón en sus afirmaciones.
fracturado.
-Eres descuidado; es por eso que nunca me gustaste -prosiguió Lidia, trocando la sonrisa por
Mi siguiente impresión fue la de que algo me entraba en la nariz. Todo estaba muy oscuro y
el ceño-. Nunca me saludaste con cariño ni con respeto. Cada vez que nos encontrábamos, te
me encontraba tumbado boca arriba. Me senté. Descubrí que la Gorda me hacía cosquillas con
limitabas a fingir que te hacía feliz verme.
una ramita en las fosas nasales.
Hizo una parodia de mi saludo, de una efusividad evidentemente artificial; un saludo que debía
No me sentía agotado; ni siquiera ligeramente cansado. Me puse de pie de un salto; sólo
haber empleado con ella incontables veces en el pasado.
entonces advertí que no estábamos en la casa. Nos encontrábamos en una colina rocosa y
-¿Por qué nunca me preguntaste qué hacía aquí?
árida. Di un paso y estuve a punto de caer. Había tropezado con un cuerpo. Era Josefina. Al
Dejé de escribir para considerar el punto. Nunca se me había ocurrido preguntarle nada. Le
tocarla, reparé que se hallaba muy caliente. Parecía tener fiebre. Traté de hacerla sentar, pero
dije que no tenía justificación.
estaba desmayada. Rosa estaba a su lado. Por contraste, estaba fría como el hielo. Coloqué a
La Gorda intercedió, alegando que la razón por la cual jamás había dirigido más de dos
la una sobre la otra y las mecí. Ese movimiento les hizo recobrar el conocimiento.
palabras a Lidia ni a Rosa era que estaba acostumbrado a hablar únicamente con mujeres de
La Gorda había dado con Lidia y la estaba haciendo andar. A los pocos minutos, todos
las que estuviese enamorado, en uno u otro sentido. Agregó que el Nagual le había dicho que
estábamos de pie, a un kilómetro aproximadamente al este de la casa.
debían responderme en caso de que yo les preguntara algo directamente, pero que en tanto no
Años antes, don Juan me había hecho vivir una experiencia similar, aunque con la ayuda de
lo hiciera no tenían por qué decirme nada.
una planta psicotrópica. Aparentemente, yo había volado para aterrizar a cierta distancia de su
Rosa aseveró que yo no le gustaba porque estaba siempre riendo y tratando de ser divertido.
casa. Aquella vez había buscado una explicación racional del suceso. No había lugar para tal
Josefina añadió que, puesto que nunca antes me había visto, yo le desagradaba por que sí, sin
cosa, y al no aceptar que había volado, tuve que recurrir a una de las dos salidas posibles: don
ningún motivo especial.
Juan me había transportado hasta aquel lugar mientras me hallaba inconsciente, bajo los
-Quiero que sepas que no te acepto como Nagual -me dijo Lidia-. Eres demasiado estúpido.
efectos de los alcaloides del vegetal, o bien, como resultado de la droga, había creído aquello
No sabes nada. Yo sé más que tú. ¿Cómo podría respetarte?
que don Juan me ordenaba creer: esto es, que volaba.
Afirmó que, por lo que a ella tocaba, le daba igual que yo regresara al lugar del cual había
Ahora no me quedaba otro recurso que disponer mi ánimo para aceptar, en sentido literal, que
salido o me arrojase a un lado.
había volado. No obstante, deseaba permitirme algunas dudas: comencé a considerar la
Rosa y Josefina no dijeron palabra. A juzgar por la expresión seria y concentrada de sus
posibilidad de que las cuatro muchachas me hubiesen llevado hasta aquella colina. Rompí a
rostros, sin embargo, parecían estar de acuerdo con su hermana.
reír, incapaz de reprimir un oscuro deleite. Una recaída en mi vieja enfermedad. La razón que
-¿Cómo puede guiarnos este hombre? -preguntó Lidia a la Gorda-. No es un verdadero
había mantenido temporalmente bloqueada, volvía a enseñorearse de mí. La defendía. Tal vez
Nagual. Es un hombre. Nos va a convertir en idiotas semejantes a él.
fuese más apropiado decir, a la luz de las cosas extravagantes que había presenciado, o de las
Según hablaba, la expresión vil en el gesto de Rosa y Josefina se me iba haciendo más
cuales había participado desde mi llegada, que mi razón se defendía por sí sola, en inde-
evidente.
pendencia del todo más complejo que parecía ser el «yo» que no conocía. Me encontraba casi
en situación de observador atento, ante la lucha de mi razón por dar con fundamentos lógicos
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Quería preguntarle acerca del paso de don Juan y don Genaro por aquella grieta. Me hizo
callar rozándome la boca con los dedos.
Dijo que otra etapa era la de la observación de lo distante y de las nubes. Ante ambas cosas,
el esfuerzo del observador se limitaba a remitir su segunda atención al lugar observado. Así, era
posible recorrer grandes distancias montado en una nube. En caso de mirar una nube, el Nagual
no permitía jamás observar el nacimiento de los rayos. Les decía que debía perder la forma
antes de intentar tal hazaña. Entonces podrán montar no solo en una chispa inicial, sino también
en el propio rayo.
16 La Gorda se echó a reír y me pidió que tratase de imaginar quién podía ser tan atrevido o estar
tan loco como para intentar realmente observar el nacimiento de los rayos. Aseveró que
Espíritu se le aproxima (sowie der Geist sich ihr näherte) [...] La infe- Josefina lo había probado todas las veces posibles, en ausencia del Nagual, hasta el día en que
rioridad de estos individuos en todo respecto, es enteramente evi- un rayo casi le causó la muerte.
dente" 9. -Genaro era un brujo del rayo -continuó-. Sus dos primeros aprendices, Benigno y Néstor,
fueron señalados por el trueno, su amigo. El aseguraba buscar plantas en una zona muy
La "inmadurez (Unreife)" es total, física (hasta los vegetales y los remota, en la cual los indios forman un grupo muy cerrado y no gustan de visitantes de ninguna
animales son más primitivos, brutales, monstruosos; o simplemente clase. Habían permitido a Genaro acceder a su tierra debido a que él hablaba su lengua. Se
más débiles, degenerados) 10 es el signo de América (Latina). Por encontraba recogiendo plantas cuando empezó a llover. Había por allí algunas casas, pero la
gente era poco cordial y él no deseaba molestar. Estaba a punto de deslizarse, a gatas, en un
ello:
agujero cuando vio acercarse a un hombre en bicicleta, aplastado por su carga. Era Benigno, el
hombre del poblado, que trataba con aquellos indios. La bicicleta se clavó en el lodo y en ese
"En lo que se refiere a sus elementos, América no ha terminado aún su
preciso momento un rayo cayó sobre él. Genaro pensó que le había matado. La gente del lugar
formación [...] [Latino-] América es, por consiguiente, la tierra del fu-
turo. En tiempos futuros se mostrará su importancia histórica [...] Mas
había visto lo ocurrido y había salido. Benigno estaba más asustado que lastimado, pero tanto
como país del futuro América no nos interesa, pues el filósofo no hace su bicicleta como su mercancía estaban destrozadas. Genaro pasó una semana a su lado y lo
profecías" 11. curó.
»Algo casi idéntico le sucedió a Néstor. Acostumbraba a comprar plantas medicinales a
Genaro; cierto día le siguió hasta las montañas, para ver donde las recogía y no tener que pagar
América Latina, por lo tanto, queda fuera de la historia mundial. Lo más por ellas. Genaro se adentró en las montañas, adrede, mucho más que de costumbre; su
mismo acontecerá con el Africa. En efecto, aunque haya una especie intención era que Néstor se extraviara. No llovía, pero había rayos. Uno de ellos tomó tierra y
de Trinidad (Europa, Asia y Africa), sin embargo, Africa quedará corrió por ella como una serpiente. Pasó por entre las piernas de Néstor y fue a dar en una
igualmente descartada: piedra a diez metros.
»Según Genaro, había chamuscado las piernas de Néstor. Los testículos se le hincharon y se
"Las tres partes del mundo 12 mantienen pues, entre sí una relación puso muy enfermo. Genaro se vio obligado a cuidar de él durante una semana allí mismo, en las
esencial y constituyen una totalidad (Totalität) [...] El mar Medi- montañas.
terráneo es el elemento de unión de estas tres partes del mundo, y ello »Para cuando Benigno y Néstor estuvieron curados, se vieron también enganchados. Es
lo convierte en el centro (Mittelpunkt) de toda la historia universal [...] necesario enganchar a los hombres. A las mujeres no. Las mujeres entran libremente en todo.
El Mediterráneo es el eje de la historia universal" 13. En ello radica su poder y su desventaja. Los hombres deben ser guiados y las mujeres,
contenidas.»
Tenemos así el concepto de "centro" de la historia mundial. Pero Sofocó una risilla y dijo que era indudable que había mucho de masculino en ella, puesto que
necesitaba ser guiada, y que yo debía tener mucho de femenino, porque requería ser contenido.
veremos que de las "tres partes" que constituyen la Totalidad (aquí ya La etapa final había sido la de la observación del fuego, el humo y las nubes. Me comunicó
América Latina quedó descartada) 14, dos de dichas partes quedarán que para un observador el fuego y el humo no eran luminosos, sino negros. Las sombras, en
igualmente descalificadas. Acerca del Africa Hegel escribió unas pá- cambio, eran brillantes y tenían movimiento y color.
ginas que merecen leerse, aunque debe tenerse mucho sentido del hu- Había dos cosas más que se mantenían separadas: la observación del agua y la de las
mor, ya que es la culminación fantástica de una ideología racista, llena estrellas. La observación de estrellas era exclusividad de los brujos que habían perdido su forma
de superficialidad, con un sentido infinito de superioridad, que nos humana. Me contó que a ella le había ido muy bien en ello; no así en la observación del agua;
especialmente del agua fluyente, que servía a los brujos sin forma para concentrar su segunda
muestra bien el estado de ánimo de Europa al comienzo del siglo XIX: atención y llevarla a cualquier parte a la que desearan ir.
______________
9 -A todos nosotros nos aterroriza el agua -continuó-. Un río puede atrapar tu segunda atención
Ibíd., Anhang, b; pp. 199-200; ed. española, pp. 171-172
10 y llevársela, sin que sea posible detenerla. El Nagual me habló de tus hazañas como observador
Antonello Gerbi, en su obra La naturaleza de las Indias Nuevas, FCE,
de agua. Pero no me ocultó que una vez estuviste a punto de desintegrarte en el curso de un río
México, 1978, muestra que los europeos, y el mismo Hegel, pensaban que
hasta la geología (las piedras), la fauna y la flora eran en las Indias más bru-
poco profundo y que ahora no puedes siquiera tomar un baño.
tales, primitivas, salvajes. En varias oportunidades, don Juan me había hecho observar una acequia que se encontraba
11
Ibíd., pp. 209-210; ed española p. 181. detrás de su casa bajo los efectos de su mezcla de fumar. Había experimentado sensaciones
12
En la próxima conferencia veremos que esta división trinitaria del mundo inconcebibles. Llegué a verme enteramente verde, como cubierto de algas. Fue entonces
es medieval, pre-moderna y Hegel la sigue repitiendo, como Cristóbal Colón. cuando me recomendó evitar el agua.
13
Ibid., c; p. 210; ed. española p. 181. -¿Perjudicó el agua a mi segunda atención? -pregunté.
14
"Nachdem wir die Neue Welt und die Träume, die sich an sie knüpfen -En efecto -respondió ella-. Eres un individuo muy descuidado. El Nagual te advirtió que debías
Können, gehen wir nun zur Alten Welt über. Sie ist wesentlich der Schau- proceder con cautela, pero excediste tus propias limitaciones en la observación del agua
platz dessen, was Gegenstand unserer Betrachtung ist, der Weltgeschichte" fluyente. Él me contó que podías haber utilizado el agua como nadie, pero no era tu destino el
(Ibid., c; p. 210). ser moderado.
Acercó su asiento al mío.
-Eso es todo, por lo que a la observación respecta -dijo-. Pero debo comunicarte más cosas
antes de que partas.
-¿De qué se trata, Gorda?
109
-Primero, antes de que te diga nada debes volver tu segunda atención hacia las hermanitas y
yo.
-No creo que me sea posible.
La Gorda se puso de pie y entró en la casa. Volvió poco después, con un pequeño cojín
redondo de la misma fibra natural que se utiliza para hacer las redes. Sin una palabra, me
condujo hacia la galería de entrada. Me dijo que el cojín lo había hecho ella misma, para estar
cómoda mientras aprendía a observar, puesto que la posición del cuerpo era de gran
importancia para ello. Había que sentarse en el suelo, sobre un rimero de hojas secas o un cojín 15
de fibras naturales. La espalda debía apoyarse en un árbol, un tocón o una piedra lisa. Era
necesario estar completamente relajado. Los ojos no se fijaban jamás en el objeto, para evitar ontológica (hoy sociológica, pero deseamos retomar a su origen fi-
cansarlos. El observar consistía en explorar muy lentamente, moviendo los ojos en sentido losófico propiamente dicho)6, más en el caso de la Historia Mun-
opuesto al de las agujas del reloj, pero sin variar la posición de la cabeza. Agregó que el Nagual
les había hecho instalar allí aquellas estacas para apoyarse.
dial. Dicho "desarrollo", además, tiene una dirección en el espacio:
Me hizo sentar sobre el cojín y colocar la espalda contra uno de los tocones. Me advirtió que
"La historia universal va del Oriente al Occidente. Europa es absoluta-
iba a orientarme en la observación de un lugar de poder que el Nagual había hallado en las
mente el Fin de la Historia Universal. Asia es el comienzo" 7.
colinas erosionadas del otro lado del valle. Confiaba en que por ese medio lograría la energía
necesaria para cambiar la dirección de mi segunda atención.
Se sentó muy cerca de mí, a mi izquierda, y comenzó a darme instrucciones. Casi en un
Pero ese movimiento Este-Oeste, como puede observarse, ha debido
susurro me ordenó tener los párpados entornados y mirar el punto en que convergían dos antes eliminar de la Historia Mundial a América Latina y el Africa (y
grandes colinas. Había allí una caída de agua. Dijo que esta observación en particular constaba además situará al Asia en un estado de "inmadurez" o de "niñez ( Kind-
de cuatro acciones separadas. La primera consistía en emplear el ala de mi sombrero como heit) 8" esencial). En efecto:
visera para evitar el excesivo resplandor solar y permitir que llegase a mis ojos tan sólo una
pequeña cantidad de luz; luego, había que entrecerrar los ojos, el tercer paso requería mantener "El mundo se divide en el Viejo Mundo y en el Nuevo Mundo. El
constante el ángulo de apertura de los mismos con la finalidad de que el flujo de luz fuese nombre del Nuevo Mundo proviene del hecho de que América [...] no
uniforme; el cuarto suponía distinguir al fondo la caída de agua, a través de la malla de fibras ha sido conocida hasta hace poco para los europeos. Pero no se crea
luminosas de las pestañas. que esta distinción es puramente externa. Aquí la división es esencial.
Al principio no me vi capaz de seguir sus instrucciones. El sol estaba alto y me veía forzado a Este mundo es nuevo no sólo relativamente sino absolutamente; lo es
ladear la cabeza. Incliné el sombrero hasta cubrir con el ala lo más violento de la luz. Eso con respecto a todos sus caracteres propios, físicos y políticos [...] El
parecía bastar. Tan pronto como entorné los ojos, un destello, que parecía provenir del ala, mar de las islas, que se extiende entre América del Sur y Asia, revela
explotó, literalmente, sobre mis pestañas, que hacían las veces de filtro, creando una telaraña al cierta inmaturidad por lo que toca también a su origen [...] No menos
paso de los rayos. Mantuve los párpados entrecerrados y jugué con la imagen hasta que el presenta la Nueva Holanda caracteres de juventud geográfica, pues si
trazado oscuro, vertical, del hilo del agua destacó con claridad del conjunto. partiendo de las posesiones inglesas nos adentramos en el territorio,
La Gorda me indicó entonces que observase la parte media del declive hasta divisar una descubrimos enormes ríos que todavía no han llegado a fabricarse un
mancha de color castaño muy oscuro. Me hizo saber que se trataba de un agujero, inexistente, lecho [...] De América y de su grado de civilización, especialmente en
para el ojo que miraba, pero real para aquel que «veía». Me advirtió sobre la necesidad de México y Perú, tenemos información de su desarrollo, pero como una
controlarme a partir del momento en que aislase la mancha para que ésta no me atrajera. Me cultura enteramente particular, que expira en el momento en que el
propuso que, llegado ese instante, se lo hiciese saber con una presión de mis hombros sobre los ______________
6
suyos. Se deslizó hasta ponerse en contacto conmigo. De Hegel el concepto "desarrollo" pasó a Marx, y de éste a la economía y so-
Luché durante un momento por coordinar y estabilizar los cuatro movimientos; de pronto, en el ciología del "desarrollo". Por ello deseamos hoy retornar al contenido "fi-
losófico" de esta palabra que, como decimos, fue el más antiguo. Un país
medio del salto, surgió un punto oscuro. Advertí sin tardanza que no lo veía en el sentido
"sub-desarrollado", ontológicamente, es "no-moderno", pre-Aufklärung, para
corriente del término. Se trataba fundamentalmente de una impresión, una distorsión óptica. En
Hegel.
cuanto mi control disminuía, desaparecía. Entraba en mi campo de percepción únicamente en 7
Ibíd., Anhang, 2; p. 243; ed. española I, p. 207. Por nuestra parte demostrare-
tanto conservaba bajo control los cuatro aspectos del esfuerzo. Recordé entonces que don Juan
mos más adelante, que este "desarrollo" de la historia del Este hacia el Occi-
me había inducido innumerables veces a realizar tareas similares. Acostumbraba a colgar un dente es puramente "ideológico"; es un momento constitutivo del "euro-
trozo de tela de reducido tamaño en una rama baja de un arbusto, escogido estratégicamente centrismo", y que, sin embargo, se ha impuesto en todos los programas de
para que se hallase en línea con formaciones geológicas específicas en las montañas que les historia (de los High School o universidades), no sólo en Europa o Estados
servían de fondo. El sentarme a aproximadamente metro y medio de aquella pieza de paño y Unidos, sino igualmente en América Latina, Africa y Asia (también a través
contemplarla en relación con las ramas de las cuales pendía, solía suscitar en mí un efecto per- de las revoluciones socialistas, que son desgraciada y frecuentemente "euro-
ceptual especial. El trapo, siempre algo más oscuro que el accidente geológico al cual dirigía la céntricas", a través del eurocentrismo del mismo Marx, al menos hasta el
vista, daba la impresión de ser, en principio, un detalle del mismo. Todo consistía en dejar que la 1868 -véase mi obra El último Marx (1863-1882), Siglo XXI, México, 1990,
percepción actuara libremente, prescindiendo de todo análisis. Todos mis intentos estaban cap.7-, año en el que se abre a la problemática de la Rusia "periférica" gra-
condenados al fracaso porque yo era incapaz de no llevar a cabo un juicio; mi mente terminaba cias a Danielson y a los populistas rusos).
siempre por lanzarse a alguna especulación racional referida a la mecánica de mi percepción 8
"Das Kind hat Keine Vernünftigkeit, aber die reale Möglichkeit zu sein [...]
fantasma. Der Mensch war stets eine Intelligeng [...] gleichsam im Zentrum von allem
Esta vez no sentí necesidad de realizar especulación alguna. La Gorda no me resultaba una [...]" (lbid., Zweiter Entwurf, C, b; p.161.). "Die erste Gestalt des Geistes ist
figura imponente con la cual necesitase inconscientemente enfrentarme, como en el caso de daher die orientalische. Dieser Welt liegt das unmittelbare Bewusstsein [...]"
don Juan. (lbid., Anhang, 2; p. 244). La "innmediatez (Unmittelbarkeit)" de la concien-
El punto oscuro en mi campo de percepción, pasó a ser casi negro. Me recliné sobre el cia del "niño", como "posibilidad": no puede ser "centro" sino "periferia".
hombro de la Gorda para hacérselo saber. Me susurró al oído que debía esforzarme por no
variar la posición de mis párpados y respirar con tranquilidad con el abdomen. No tenía que
permitir que la mancha me atrajera, sino dejarme ir gradualmente hacia ella. Lo que debía evitar
era que el agujero creciese y de improviso me engullera. Si tal cosa sucedía, debía abrir los ojos
de inmediato.

110
Comencé a respirar según sus recomendaciones; merced a ello, me era posible mantener los
ojos indefinidamente abiertos en la medida adecuada.
Permanecí en esa posición durante bastante tiempo. Entonces reparé en que había vuelto a
respirar como de costumbre sin que ello hubiese apartado mi percepción de la mancha oscura.
Pero de repente la mancha comenzó a moverse, a latir y, antes de que me fuera posible retornar
al ritmo respiratorio aconsejable, la oscuridad se cercó y me envolvió. Me sentí al borde de la
locura y abrí los ojos.
14 La Gorda dijo que como lo que estaba haciendo era observar a distancia, se hacía necesario
que respirara de acuerdo con sus instrucciones. Me instó a comenzarlo todo nuevamente. Dijo
"Ilustración (Aujklärung) es la salida 2 por sí misma de la humani- que el Nagual les hacía sentar durante días enteros acorralando la segunda atención mediante
dad de un estado de inmadurez culpable (verschuldeten Unmün- la observación de aquel punto. Les había hablado repetidas veces acerca del peligro de ser
digkeit) [...] La pereza y la cobardía son las causas por las que gran devorados, a causa de la sacudida que experimentaba el cuerpo.
parte de la humanidad permanece gustosamente en ese estado de in- Me llevó casi una hora de observación llegar a hacer lo que ella había indicado. Elevarse sobre
madurez" 3. la mancha marrón y observar su interior implicaba la iluminación por entero imprevista del objeto
de mi percepción. A medida que se hacía más claro, iba comprendiendo que en mi interior tenía
Para Kant la “inmadurez” o “minoría de edad” es culpable (vers- lugar un imposible, a cargo de un algo desconocido. Sentía que avanzaba realmente hasta
chuldeten...). La “pereza (Faulheit)” y la “cobardía (Feigheit)” consti- observado, por eso tenía la impresión de que era más preciso. Llegué a encontrarme tan cerca
de él que me era posible distinguir sus características, como, por ejemplo, las rocas y la
tuyen el ethos de esta posición existencial. Hoy debemos hacerle a
vegetación. La cercanía alcanzó a ser tal que logré discernir una formación peculiar sobre una
Kant esta pregunta: ¿un africano en Africa o como esclavo en Estados piedra. Tenía el aspecto de una silla toscamente tallada. Me gustaba mucho; comparadas con
Unidos en el siglo XVIII, un indígena en México o un mestizo latino- ella, las rocas de alrededor resultaban insignificantes y sin brillo.
americano posteriormente, deben ser considerados en ese estado de No se cuanto tiempo pasé observándola. Alcanzaba a precisar todos y cada uno de sus
culpable inmadurez? detalles. Comprendí que no debía intentar agotarlos, porque nunca lo conseguiría. Pero algo
disipó mi atención; una nueva y desconocida imagen se superpuso a la anterior en la roca, y
luego otra y otra más. Me irritaba la interferencia. Entonces, me di cuenta de que la Gorda,
Veamos cómo responde Hegel a la cuestión. En las Vorlesungen situada a mis espaldas, me hacía mover la cabeza de un lado hacia otro. En cuestión de
über die Philosophie der Weltgeschichte muestra cómo la historia segundos, toda mi concentración se había desvanecido.
mundial (Weltgeschichte) es la autorrealización de Dios (una Teodi- La Gorda se echó a reír y me dijo que comprendía por qué había causado en el Nagual tanta
cea) 4, de la Razón, de la Libertad (Freiheit). En realidad es un preocupación. Había visto por si misma mi tendencia a trasponer los límites. Se sentó junto al
proceso hacia la Aujklärung: palo más próximo al mío y me comunicó que ella y las hermanitas iban a observar el lugar de
poder del Nagual. Emitió un reclamo agudo. Al momento, las hermanitas salieron de la casa y se
"La historia universal representa [...] el desarrollo de la conciencia sentaron a observar junto a ella.
que el Espíritu tiene de su libertad y también la evolución de la reali- Su maestría en la observación era evidente. Sus cuerpos adquirieron una extraña rigidez. No
zación que ésta obtiene por medio de tal conciencia. El desarrollo im- daban muestra alguna de estar respirando. Su quietud era tan contagiosa que me hallé
plica una serie de fases, una serie de determinaciones de la libertad, inesperadamente con los ojos entornados contemplando las colinas.
que nacen del concepto de la cosa, o sea, aquí, de la naturaleza de la li- El observar había constituido una verdadera revelación para mí. Al practicarla había
bertad al hacerse consciente de sí [...] Esta necesidad y la serie nece- corroborado muchos aspectos importantes de las enseñanzas de don Juan. La Gorda había
saria de las puras determinaciones abstractas del concepto son estu- descrito la tarea de un modo muy vago: «lanzarse» constituía más una orden que la explicación
diadas en la Lógica" 5. de un proceso, y no obstante, no dejaba de ser esto último en tanto se hubiese satisfecho un
requisito previo, al que don Juan llamaba detención del diálogo interno. La gorda se había
referido a ello al decir «silenciar los pensamientos». Si bien me había guiado por el sendero
En la ontología hegeliana el concepto de “desarrollo (Entwicklung)”
opuesto, don Juan no había dejado de enseñármelo; en vez de adiestrarme para concentrar mi
juega un papel central. Es el que determina el movimiento mismo del visual, como los observadores, me preparó para abrirla, para anegar mi conciencia mediante el
“Concepto (Begriff)” hasta culminar en la “Idea” (desde el Ser inde- expediente de no centrar la atención en nada singular. Mi obligación consistía, en cierto modo,
terminado hasta el Saber Absoluto de la Lógica). El “desarrollo (En- en poner los ojos sobre todo aquello que fuera visible para mí en un radio de 180 grados, en tan-
twicklung)” es dialécticamente lineal; es una categoría primeramente to dirigía la atención a un punto impreciso, inmediatamente por encima de la línea del horizonte.
______________ La observación me resultaba muy difícil, por cuanto suponía revertir esa educación. Al tratar de
2
Nos interesa el hecho de la "salida (Ausgang)", el "éxodo", como proceso de concentrarme, tendí a dispersarme. No obstante, el esfuerzo que debía hacer para contener esa
emancipación. tendencia me apartaba de mis pensamientos. Una vez lograda esa desconexión de mi diálogo
3
A 481. interno, era sencillo observar según las prescripciones de la Gorda.
4
Fin de toda la obra: "La Historia del mundo... es el proceso del desarrollo Don Juan se había cansado de repetir que la condición esencial de la brujería residía para él
(Entwicklung) del Espíritu -es una verdadera Teodicea, la justificación de en la capacidad para detener el diálogo interno. En términos correspondientes a la explicación
Dios en la Historia". provista por la Gorda, respecto de los dos dominios de la atención, la detención del diálogo
5
Hegel, Die Vernunft in der Geschichte, Zweiter Entwurft (1830), C, c; en interno era una forma de descripción operativa del acto de desconectar la atención del tonal.
Sämtliche Werke, ed. J. Hoffmeister, F. Meiner, Hamburg, 1955, p.167; edi- También decía don Juan que cuando detenemos el diálogo interno también paramos el
ción española en Revista de Occidente, Buenos Aires, 1946, t. I, p. 134. mundo. Esa era una descripción operativa del inconcebible proceso de concentración de nuestra
Véase Martin Bernal, Black Athena. The Afroasiatic Roots of Classical Civi- segunda atención. Aseveraba que hay una parte de nosotros siempre cerrada bajo llave, porque
lization, Rutgers University Press, New Brunswick, 1987-1991, en especial le tememos; para la razón es algo así como un pariente loco al que mantenemos en un
Filosofía de la historia universal de Hegel, vol. II. calabozo. Según palabras de la Gorda, eso era nuestra segunda atención. Cuando lográbamos
finalmente concentrarla en algo, el mundo se paraba. Puesto que, como hombres corrientes,
sólo conocemos la atención del tonal, no parece exagerado afirmar que, una vez que la misma
es suprimida, el mundo entero debe cesar su movimiento. La concentración de nuestra salvaje,
ineducada, segunda atención, debe ser, por fuerza, terrorífica. Don Juan tenía razón al decir que

111
el único modo de evitar que el pariente loco irrumpiera con violencia en nuestra vida, era
escudarse en el infinito diálogo interno.
La Gorda y las hermanitas se pusieron de pie tras unos treinta minutos de observación. La
Gorda me indicó con la cabeza que las siguiera. Entraron en la cocina. La Gorda me señaló un
banco para que me sentara. Dijo que iba al camino a buscar a los Genaros. Salió por la puerta
de delante.
Las hermanitas se sentaron a mi alrededor. Lidia se ofreció para responder a todo lo que yo Conferencia 1
quisiera preguntar. Le pedí que me hablase de su observación del lugar de poder de don Juan,
pero no me comprendió. El eurocentrismo
-Soy observadora de distancias y de sombras -dijo-. Cuando llegué a serlo, el Nagual me hizo
comenzar todo otra vez; hube de observar las sombras de hojas, plantas y árboles y rocas. Yo
no miró los objetos: sólo miro sus sombras. Aunque no haya luz alguna, hay sombras; hasta de
"La historia universal va del Oriente hacia el Occidente. Europa es ab-
noche hay sombras. Dado que soy observadora de sombras, lo soy de distancia. Puedo
solutamente el fin de la historia universal [...] La historia universal es
observar sombras, aún en la distancia.
la disciplina de la indómita voluntad natural dirigida hacia la univer-
»Las sombras del amanecer no rebelan gran cosa. Las sombras descansan a esa hora. De
salidad y la libertad subjetiva" (Hegel, Filosofía de la historia univer-
modo que es inútil observar muy temprano. Alrededor de las seis, las sombras despiertan, y su sal).
mejor momento está cerca de las cinco de la tarde. En ese momento se hallan enteramente
despiertas.
-¿Qué te dicen las sombras?
En el "concepto" emancipador de Modernidad se encubre un "mito"
-Todo lo que desee saber. Me dicen cosas ya sea por su temperatura, sus movimientos o sus que iremos desarrollando en el curso de estas conferencias. Por ahora
colores. No conozco, sin embargo, todos los significados del color y el calor. El Nagual dejó por deseamos, en primer lugar, tratar un componente enmascarado, sutil,
mi cuenta el aprenderlo. que subyace en general debajo de la reflexión filosófica y de muchas
-¿Cómo aprendes? otras posiciones teóricas del pensamiento europeo y norteamericano.
-En el soñar. Los soñadores deben observar para soñar, y deben buscar sueños para Se trata del "eurocentrismo" -y su componente concomitante: la "fala-
observar. Por ejemplo, el Nagual me hacía observar sombras de rocas; luego, en mi soñar,
descubría que esas sombras poseían luz, de modo que, desde entonces, buscaba la luz en las
cia desarrollista"-1. Consideremos lo que nos dice Kant en su obra
sombras hasta dar con ella. Observar y soñar son cosas que están unidas. Me costó un largo Beántwortung der Frage: Was ist Aujklärung? , en aquel lejano 1784:
tiempo de observación de sombras el llevarlas a mi soñar. Y luego me costó un largo período de
soñar y observar el conseguir que ambas cosas se unieran, para ver realmente en las sombras ____________
1
lo que veía en mi soñar. ¿Entiendes? Todos hacemos lo mismo. El soñar de Rosa gira en torno La palabra española "desarrollismo" es intraducible al alemán o inglés. Su
a los árboles porque es una observadora de árboles y el de Josefina tiene que ver con nubes raíz (desarrollo: Entwicklung, development) no permite la construcción de
porque es una observadora de nubes. Observan árboles y nubes hasta alcanzar con ello el nivel derivado despectivo, negativo, excesivo; como por ejemplo para "ciencia": el
de su soñar "cientificismo (Scientifizismus)" o el "cientificista (scientifizist)". Debería ser
Rosa y Josefina hicieron un gesto de asentimiento. algo así como "developmentism" (o "developmentalism"). Se trata de una
-¿Y la Gorda? -pregunté. posición ontológica por la que se piensa que el "desarrollo" (=desarrollismo)
-Es la observadora de pulgas -dijo Rosa, y todas rieron. que siguió Europa deberá ser seguido unilinealmente por toda otra cultura.
-A la Gorda no le gusta que le piquen pulgas -explicó Lidia-. No tiene forma y puede observarlo Por ello, la "falacia del desarrollo" (=falacia desarrollista) no es ya una cate-
todo, pero antes solía dedicarse a la lluvia. goría sociológica o económica, sino una categoría filosófica fundamental. Es
-¿Y Pablito? el "movimiento necesario" del Ser, para Hegel; su "desarrollo" inevitable. El
-Observa el sexo de las mujeres -dijo Rosa con indiferencia. “eurocentrismo” cae en la "falacia desarrollista" -son dos aspectos de "lo
Soltaron una carcajada. Rosa me palmeó la espalda. Mismo".
-Se me ocurre que, puesto que es tu compañero, sigue tu ejemplo -dijo
Golpearon la mesa y movieron los bancos al empujarlos con los pies en medio de su risa.
-Pablito es observador de rocas -dijo Lidia-. Néstor atiende la lluvia y a las plantas y Benigno a
la distancia. Pero no me preguntes más acerca de la observación, porque perderé mi poder si te
cuento más.
-¿Y por qué la Gorda me lo dice todo?
-Ella ha perdido la forma -replicó Lidia-. Cuando yo la pierda haré lo mismo. Pero para
entonces no te interesará escucharme. Te importa ahora porque eres tan torpe como nosotras.
Cuando pierdas tu forma dejarás de serlo.
-¿Por qué haces tantas preguntas cuando sabes todo esto? -quiso saber Rosa.
-Porque es como nosotras -dijo Lidia-. No es un verdadero nagual. Aún es un hombre.
Se volvió hacia mí. Durante un instante su rostro se mostró duro y sus ojos penetrantes y fríos,
pero su expresión se hizo más dulce al hablarme.
-Pablito y tu son compañeros -dijo-. Le aprecias ¿no?.
Lo pensé antes de responder. Le dije que, de algún modo, confiaba en él implícitamente. Por
cierta razón ignorada, sentía afinidad con el.
-Le estimas tanto que jugaste sucio con él. -dijo en tono acusador-. En aquella cima desde la
cual saltaron, él estaba llegando a concentrar su segunda atención por sus propios medios; tú le
obligastes a arrojarse contigo.
-Sólo le cogí por el brazo -protesté.
-Un brujo no coge a otro brujo por el brazo -dijo. Todos somos capaces de valernos por
nosotros mismos. Tú no necesitas que ninguna de nosotras te ayude. Sólo un brujo que ve y
carece de forma puede auxiliar. En aquella montaña, era de esperar que tu saltases primero.
112
Ahora Pablito está ligado a ti. Imagino que te propones ayudarnos del mismo modo. ¡Dios mío!
¡Cuanto más pienso en ti más te desprecio!
Rosa y Josefina mascullaron unas palabras diciendo estar de acuerdo. Rosa se puso de pie y
me enfrentó con los ojos llenos de ira. Exigía saber lo que me proponía hacer con ellas. Le
respondí que pensaba partir muy pronto. Esa afirmación pareció chocarles. Las tres hablaron a
la vez. La voz de Lidia se imponía a las demás. Dijo que el momento de partir había sido en la
noche anterior, y que mi decisión de quedarme había suscitado su odio. Josefina comenzó a
12 aullar obscenidades en mi contra.
Experimenté un súbito escalofrío. Me puse de pie y les dije que se callaran con una voz
mundo (en su sentido planetario). ¡Es el nacimiento de la Modernidad distinta a la mía. Me miraron horrorizadas. Traté de restar importancia a la cuestión, pero me
había asustado a mi mismo tanto como a ellas.
y el origen de su "Mito"!
En ese instante se presentó la Gorda en la cocina, como si hubiese estado escondida en la
habitación de delante, aguardando a que iniciáramos una pelea. Manifestó que nos había
Nos importa incluir a España en el proceso originario de la Moder- advertido sobre el peligro que todos corríamos de caer los unos en las redes de los otros. Tuve
nidad, ya que al final del siglo XV era la única potencia europea con que reír al ver el modo en que nos regañaba, como si fuésemos niños. Aseveró que nos
capacidad de "conquista" territorial externa (y lo había probado en la debíamos mutuo respeto y que el respeto entre guerreros era un asunto sumamente delicado.
"reconquista " de Granada), porque de esa manera América Latina re- Las hermanitas sabían comportarse como guerreros entre sí, al igual que los Genaros, pero en
cuanto yo me inmiscuía en alguno de los grupos, o los dos grupos se reunían todos olvidaban su
descubre también su "lugar" en la historia de la Modernidad. Fuimos
saber guerrero y se comportaban como bestias.
la primer "periferia" de la Europa moderna; es decir, sufrimos global- Nos sentamos. La Gorda lo hizo a mi lado. Tras una pausa, Lidia expuso que temía que hiciera
mente desde nuestro origen un proceso constitutivo de "moderniza- con ellas lo que le había hecho a Pablito. La Gorda rió aseverando que nunca permitiría que
ción" (aunque no se usaba en aquel tiempo esta palabra) que después ayudase a nadie así. Le expuse que no comprendía qué le había hecho a Pablito que resultaba
se aplicará a Africa y Asia. Aunque nuestro continente era ya conoci- tan malo. En todo caso, lo había hecho sin ser consciente de ello, y no me hubiese enterado de
do -como lo prueba el mapamundi de Henricus Martellus en Roma en la acción en sí, de no habérmela hecho conocer Néstor.
Es más: me preguntaba si Néstor no exageraría un tanto y si no estaría equivocado.
1489-, sólo España, gracias a la habilidad política del Rey Fernando La Gorda afirmó que el Testigo nunca cometería un error semejante, que mucho menos lo
de Aragón ya la osadía de Colón, intentó formal y públicamente, con exageraría, y que era el más perfecto guerrero de entre todos ellos.
los derechos otorgados correspondientes (y en franca competencia con -Los brujos no se ayudan entre sí como tu hiciste con Pablito -prosiguió-. Te comportaste como
Portugal), lanzarse hacia el Atlántico para llegar a la India. Este proce- un hombre corriente. El Nagual nos había preparado para ser guerreros. Decía que un guerrero
so no es anecdótico o simplemente histórico; es, además, el proceso no sentía compasión por nadie. Para él, sentir compasión implicaba desear que la otra persona
originario de la constitución de la subjetividad moderna. fuese como uno, estuviese en el lugar de uno y que esa es la razón por la que se da una mano.
Eso hiciste con Pablito. Lo más difícil del mundo, para un guerrero, es dejar ser a los otros.
Cuando yo era gorda me preocupaba porque Lidia y Josefina no comían lo suficiente. Tenía
miedo de que enfermasen y muriesen por no comer. Hice lo imposible por que engordasen, y
con el mejor de los propósitos. La impecabilidad de un guerrero consiste en dejar de ser y
apoyar a los demás en lo que realmente son. Desde luego, eso implica confiar en que los otros
son también guerreros impecables.
-¿Y si no son guerreros impecables?
-Entonces tu deber es ser impecable y no decir palabra -replicó-. El Nagual sostenía que sólo
un brujo que ve y ha perdido la forma puede permitirse ayudar a otro. Es por eso que el nos
ayudó e hizo de nosotros lo que somos. No creerás que es posible andar por la calle recogiendo
gente para auxiliarla, ¿verdad?
Ya don Juan me había enfrentado con el dilema de no poder ayudar a mis semejantes en
modo alguno. En realidad, para él, todo esfuerzo de nuestra parte en ese sentido era un acto
arbitrario determinado por nuestro propio interés.
Un día, estando juntos en la ciudad, alcé un caracol que se hallaba en medio de la calzada y lo
llevé a lugar seguro, bajo unas parras. Estaba convencido de que, de dejarlo donde lo había
encontrado, tarde o temprano alguien lo habría pisado. Pensaba que, al ponerlo fuera de peligro,
lo había salvado.
Don Juan señaló que mi suposición era muy superficial, puesto que no había tomado en
cuenta dos posibilidades. Una de ellas consiste en que el caracol quizás estaba huyendo de una
muerte segura por envenenamiento de parra; la otra, en que el caracol poseyese el poder per-
sonal suficiente para atravesar la calzada. Mi intervención no sólo no lo había salvado, sino que
le había hecho perder lo que hubiera ganado muy penosamente.
Naturalmente, quise devolver el caracol al lugar en que lo había hallado, pero no me lo
permitió. Dijo que era el destino del caracol el que un idiota se cruzase en su sendero y le
echase a perder lo mejor de su ímpetu. Si lo dejaba donde lo había puesto, era probable que
volviese a reunir el poder necesario para alcanzar su objetivo.
Creí entenderle. Era evidente que no había hecho sino aceptar su posición sin profundizar. Lo
que más me costaba era dejar ser a los otros.
Conté la anécdota. La Gorda me palmeó la espalda.
-Somos todos bastante malos -dijo-. Los cinco somos personas horrorosas, que se niegan a
entender. Yo me desembaracé de mi peor parte, pero aún no soy enteramente libre. Somos

113
bastante lentos y en comparación con los Genaros, pesimistas y tiránicos. Los Genaros, en
cambio se parecen a Genaro: hay muy poco de perverso en ellos.
Las hermanitas asintieron con un gesto.
-Tú eres el más feo de todos nosotros -me dijo Lidia-. No creo que seamos tan malas como tú.
La Gorda sofocó una risilla y me dio unas palmadas en la pierna, como pidiéndome que le
diese la razón a Lidia. Lo hice y todas rieron como niñas. Primera parte
Pasamos un rato en silencio.
-Voy a comunicarte ahora lo único que me queda por decirte -me informó la Gorda de repente.
Desde el "ego" europeo:
Nos hizo poner de pie a todos. Dijo que me iban a mostrar el nivel de poder de los guerreros
toltecas. Lidia se colocó a mi derecha, enfrentándome. Puso su mano sobre la mía, palma el "en-cubrimiento"
contra palma, pero sin que entrecruzásemos los dedos. Luego me cogió el brazo derecho por
sobre el codo con la mano izquierda y me apretó con fuerza contra su pecho. Josefina hizo
exactamente lo mismo a mi izquierda. Rosa se puso cara a cara conmigo, pasó las manos por En esta primera parte nos situaremos intencionalmente desde la
debajo de mis axilas y se aferró a mis hombros. La Gorda se acercó desde detrás y me abrazó perspectiva europea. Metódicamente, para nosotros, es una de las pers-
por la cintura, entrelazando los dedos sobre mi ombligo. pectivas y la desarrollaremos lo más completamente posible. Por tra-
Todos teníamos aproximadamente la misma estatura y les era posible apoyar su cabeza
contra la mía. La Gorda me habló al oído, en voz baja, aunque lo bastante fuerte como para que tarse de unas cortas conferencias, sólo podrán ser esquemáticas;
todos la oyesen. Dijo que íbamos a tratar de oponer nuestra segunda atención en el lugar de sugieren temas pero no pueden de ninguna manera agotarlos. Son por
poder del Nagual, sin que nada ni nadie nos estorbara. Esa vez no había a mano maestros ni ello "figuras (Gestalten)" abstractas del proceso de constitución de la
aliados que nos impulsaran. Lo único que nos llevaba a ello era nuestro deseo. "subjetividad" moderna, del "ego" que, de 1492 a 1636 (momento en
No pude vencer la irresistible urgencia de preguntarle qué debía hacer. Me respondió que el que Descartes expresa definitivamente el ego cogito en el Discurso
debía centrar mi segunda atención en aquello que había observado. del Método)1, recorre el primer momento de la "constitución
Me explicó que la formación en la cual nos hallábamos era una postura de poder tolteca. En
aquel instante era yo el centro y la fuerza capaz de reunir los cuatro rincones del mundo. Lidia histórica" de la Modernidad. La España, y el Portugal (a este último
era el Este, el arma que los guerreros toltecas blandían con la mano derecha; Rosa era el Norte, no podremos dedicarle nuestras reflexiones para no extendernos exce-
el escudo sostenido por delante del guerrero; Josefina era el Oeste, el espíritu cazador del sivamente) de finales del siglo XV ya no son más un momento del
guerrero, sostenido por su mano izquierda; y la Gorda era el Sur, el cesto que los guerreros mundo propiamente feudal. Son más bien naciones renacentistas: son
llevan a la espalda y en la que guardan sus objetos de poder. Afirmó que la posición natural de el primer paso hacia la Modernidad propiamente dicha. Fue la primera
todo guerrero era de cara al Norte, puesto que debía sujetar el arma, el Este, en la mano región de Europa que tiene la originaria "experiencia" de constituir al
derecha. Pero la dirección a la que debíamos orientarnos era el Sur, con una ligera desviación
hacia el Este: en consecuencia, el acto de poder que el Nagual nos había encomendado era Otro como dominado bajo el control del conquistador, del dominio del
cambiar las direcciones. centro sobre una periferia. Europa se constituye como el "Centro" del
Me recordó que una de las primeras cosas que el Nagual nos había hecho a todos había sido
reorientar nuestros ojos hacia el Sudeste. De ese modo, había inducido a nuestra segunda ______________
1
atención a realizar la hazaña que íbamos a efectuar entonces. Había dos posibilidades. Una Germán Marquinez Argote defendió una tesis sobre Interpretación del
consistía en que todos girásemos hacia el Sur, utilizándome como eje y alterando en el proceso "Cógito" cartesiano como modelo de hermenéutica, Universidad S. Tomás
los valores y funciones básicos de cada uno. Lidia sería así el Oeste, Josefina el Este, Rosa el de Aquino: Bogotá, 1980, donde estudia comparativamente mi pensamiento
Sur y ella el Norte. La otra alternativa implicaba cambiar nuestra dirección, enfrentando el Sur, sobre el ego conquiro con respecto al ego cogito, con excelentes textos pro-
pero sin girar. Esa era la alternativa de poder, que nos imponía la adquisición de nuestro batorios de Descartes, en cuanto a la conciencia que tenía de situarse ante el
"descubrimiento de un Nuevo Mundo",
segundo rostro.
Dije a la Gorda que no entendía qué era nuestro segundo rostro. Me respondió que el Nagual
le había confiado la misión de reunir la segunda atención de todos los miembros del grupo, y
que todo guerrero tolteca tenía dos rostros y enfrentaba dos direcciones opuestas. El segundo
rostro era la segunda atención.
De pronto la Gorda me soltó. Las demás hicieron lo mismo. Ella se sentó y me instó a hacerlo
a mi vez, a su lado. Las hermanitas permanecieron de pie. La Gorda me preguntó si lo tenía
todo claro. En efecto, lo tenía, aunque, en cierto sentido, no era así. Antes de que hubiese
tenido tiempo para formular una pregunta, me espetó que una de las últimas cosas que el
Nagual le había encargado decirme era que debía cambiar la dirección, sumando mi segunda
atención a la de ellas, y adquirir mi rostro de poder, para ver lo que ocurría a mis espaldas.
Se puso de pie y me indicó que la siguiera. Me llevó hasta la puerta de su habitación. Me dio
un ligero empujón para hacerme entrar. Una vez que hube cruzado el umbral, Lidia, Rosa,
Josefina y ella se me unieron, en ese orden, y la Gorda cerró la puerta.
El lugar estaba muy oscuro. No parecía haber ventanas. La Gorda me cogió por el brazo y me
hizo situar en lo que supuse sería el centro del cuarto. Me rodearon. No alcanzaba a verlas;
percibía su presencia tan sólo, en los cuatro lados.
Pasado un rato mis ojos se acostumbraron a la oscuridad. Pude entonces comprobar que la
habitación contaba con dos ventanas, que habían sido cubiertas con sendas tablas. La poca luz
que se filtraba a través de ellas me permitía distinguir a todas. Luego, el grupo se cogió de mí tal
como lo había hecho minutos antes: perfectamente al unísono, apoyaron sus cabezas contra la
mía. Sentía sus cálidas respiraciones a mi alrededor. Cerré los ojos para reconstruir la imagen
que había observado. No lo logré. Me hallaba demasiado cansado y somnoliento. Los ojos me
ardían terriblemente. Deseaba frotármelos, pero Lidia y Josefina me sujetaban los brazos con
firmeza.
114
Permanecimos en esa posición durante mucho tiempo. La fatiga me resultaba insoportable y
terminé por desplomarme. Creí que mis rodillas había cedido. Tenía la impresión de que iba a
caer al piso y quedar dormido allí mismo. Pero no había piso. En realidad, no había nada debajo
de mí. Mi terror al comprenderlo fue tal que desperté por completo en un instante; no obstante,
una fuerza mayor que mi miedo me devolvió al sueño. Me abandoné. Flotaba con ellas como un
globo. Era como si hubiese quedado dormido y soñara y en el sueño viera una serie de
imágenes discontinuas. Ya no nos encontrábamos en la oscuridad de la habitación. La luz me
cegaba. En ocasiones alcanzaba a ver el rostro de Rosa contra el mío; por el rabillo del ojo
distinguía también el de Lidia y el de Josefina. Tenía la frente apoyada contra mis orejas.
10 Entonces la imagen cambiaba y tenía ante la vista la cara de la Gorda. Toda vez que ello
ocurría, apoyaba la boca en la mía y me echaba el aliento. No me gustaba en lo más mínimo.
pueblos ocupados, torturas sin fin, exigencias para que traicionen a su Una cierta fuerza trataba de librarse en mí. Estaba aterrorizado. Traté de apartarlas. Cuanta más
religión y cultura bajo pena de muerte o expulsión, ocupación de tie- fuerza hacía para conseguirlo, más sólidamente me aferraban. Me convencí de que la Gorda me
había engañado para guiarme por fin a una trampa mortal. Pero, a diferencia de las otras, la
rras, repartimiento de los habitantes en manos de los capitanes cristia- Gorda había sido una jugadora impecable. Esa idea me reconfortó. En cierto momento, dejé de
nos de la "Reconquista". El "método" violento se experimentó durante luchar. El fenómeno de mi muerte, que consideraba inminente, suscitó mi interés y me dejé ir de
siglos aquí, en Andalucía. La violencia victimaria y sacrificial preten- mí mismo. Experimenté entonces una alegría inigualable, una exuberancia que, estaba seguro,
didamente inocente inició su largo camino destructivo. era el heraldo de mi fin, si no de mi muerte propiamente dicha. Me esforcé por acercar aún más
a mí a Lidia y Josefina. En ese momento tenía a la Gorda delante. No me importó que expulsara
su aliento en mi boca; en realidad, me sorprendió que dejara de hacerlo entonces. En el instante
Junto al Guadalquivir, en Sevilla, a la sombra de la Torre del Oro
en que ello ocurrió, las demás dejaron de apretar su cabeza contra la mía. Comenzaron a mirar
-que nos recuerda el Siglo de "Oro", la Costa "de las Perlas", la Costa a su alrededor y al hacerlo me dejaron en libertad de mover la cabeza. Lidia, la Gorda y Josefina
del "Oro" (Panamá), la Costa "Rica", el Puerto "Rico", la "Argentina" estaban tan próximas a mí que sólo podía ver algo a través del espacio libre que quedaba entre
(de argentum, plata) 6-, torre por la que "mucha de la plata que acá sus frentes. No sabía dónde nos encontrábamos. Sólo estaba seguro de una cosa: no nos
se saca y va a esos Reynos (Europa), se beneficia con la sangre de los hallábamos en el suelo. Nos hallábamos en el aire. Di igualmente por seguro que habíamos
indios y va envuelta en sus -cueros"7; torre por la que la riqueza alterado el orden. Lidia estaba a mi derecha y Josefina a mi izquierda. Al igual que la Gorda,
tenía el rostro cubierto de sudor. Tan sólo percibía la presencia de Rosa detrás de mí. Veía sus
indiana pasó hacia Flandes y después a Inglaterra; del Africa a la India
manos, que atenazaban mis hombros.
y a la China; torre... donde un nuevo "dios" comenzó a ser idolátri- La Gorda decía algo que yo no alcanzaba a oír. Pronunciaba con gran lentitud, como para
camente adorado,... exigiendo víctimas a su violencia, y las sigue exi- darme tiempo a leer sus labios, pero me distraían los detalles de su boca. En cierto instante me
giendo en 1992. di cuenta de que las cuatro me movían, me mecían deliberadamente. Ello me obligó a prestar
atención a las palabras silenciosas de la Gorda. Entonces leí claramente sus labios. Me decía
Qué habremos de recordar el 12 de octubre de 1992, y en lo sucesi- que me diera vuelta. Lo intenté, pero mi cabeza parecía haber sido fijada en su posición. Sentí
que alguien me mordía los labios. Miré a la Gorda. No me mordía, sino que me contemplaba, en
vo, es el tema de estas conferencias. ¿Cuál debería ser nuestra opción
tanto me decía que volviera la cabeza. A medida que hablaba, yo sentía que ese alguien a la
racional o ética, ante un hecho que ciertamente marca un hito en la vez me lamía el rostro o mordisqueaba mis labios y mejillas.
historia mundial, pero banalizado por la propaganda, por las disputas La cara de la Gorda presentaba una cierta distorsión. Se veía grande y amarillenta. Pensé que,
superficiales o los intereses políticos, eclesiales o financieros? puesto que toda la escena estaba bañada por este color, su rostro quizás lo reflejaba. Casi la
oía ordenarme dar vuelta a la cabeza. La molestia que me ocasionaba el mordisqueo terminó
Desearía por último agradecer a la Johann Wolfgang Goethe-Uni- por hacerme sacudir la cabeza. Y de pronto la voz de la Gorda se hizo claramente audible.
Estaba detrás de mí y gritaba para que dirigiese mi atención al entorno. Rosa era quien lamía mi
versität de Frankfurt (Alemania), por haberme invitado a dictar estas
cara. La aparté con la frente. Lloraba y estaba bañada en sudor. Escuché a la Gorda. Me dijo
ocho conferencias de octubre a diciembre de 1992 8, también a la que las había agotado al darles batalla y que no sabía qué hacer para recuperar la atención
Universidad de Vanderbilt (Mashville, USA), donde enseñé en el se- original. Las hermanitas gimoteaban.
mestre de otoño de 1991, y de manera muy especial al Departamento Pensaba con absoluta claridad. Mis procesos racionales, sin embargo, no eran deductivos.
de Filosofía de la UAM/Iztapalapa y al Sistema Nacional de Investiga- Comprendía las cosas rápida y directamente y no había dudas de ninguna especie en mi mente.
ciones (México) que me han permitido poder ocuparme del tema. Por ejemplo, entendí de inmediato que debía volver a dormir, y que eso no hará caer a plomo.
Pero también supe que debía permitir que ellas nos llevaran a su casa. Yo no era capaz de
hacerlo. Si es que aún podía concentra mi segunda atención, tendría que dirigirme a un lugar de
Enrique Dussel México Septentrional que don Juan me había asignado. Siempre había visto esa imagen con
México, 1992 más claridad que la de ningún otro sitio del mundo. No me atreví a lanzarme a esa visión. No
____________ ignoraba que, de hacerlo, terminaríamos allí.
6
Los europeos españoles veían riquezas donde no las había: el "espejismo" in- Estimé que debía decirle a la Gorda lo que sabía, pero no podía hablar. Sin embargo, una
finito del oro como dinero en aquel mercantilismo mundial naciente, parte de mí intuía que ella había comprendido. Me confié a su accionar implícitamente y me
7
Carta del obispo Juan de Medina y Rincón, Michoacán, del 13 de octubre de dormí en cuestión de segundos. En mi sueño veía la cocina de su casa. Pablito, Néstor y
1583 (Archivo general de Indias, Sevilla, México 374), Benigno estaban allí. Se los veía extraordinariamente grandes y resplandecían. No podía fijar
8
He dictado conferencias sobre el sentido de 1492 en Sevilla y Pontevedra en mis ojos en ellos, debido a que nos separaba una hoja de plástico. Era como si les estuviera
España en octubre de 1991, en Maryknoll (New York, USA), en las "Cole mirando a través de una ventana mientras alguien arrojaba agua en el cristal. Finalmente, el
Lectures" de la Vanderbilt University (Ten., USA), en la Universidad de cristal se hizo pedazos y el agua me dio en la cara.
Freiburg (Suiza), y en otras universidades de Alemania, Austria, México, Pablito me estaba empapando con un cubo. Néstor y Benigno estaban de pie a su lado. La
Bolivia, Colombia, etcétera. Gorda, las hermanitas y yo estábamos tendidos en el patio de la parte posterior de la casa. Los
Genaros nos echaban agua.
Me puse de pie de un salto. O el agua fría o la extravagante experiencia por la que acababa de
pasar, me habían estimulado. La Gorda y las hermanitas se pusieron unas prendas que los
115
Genaros debían haber tendido al sol. Mis ropas también se hallaban cuidadosamente dispuestas
en el suelo. Me vestí sin una palabra. Experimentaba la sensación peculiar que siempre parece
seguir a la concentración de la segunda atención; no podía hablar, o, mejor dicho, podía pero no
quería. Tenía el estómago revuelto. La Gorda se dio cuenta y me condujo con gentileza al otro
lado de la cerca. Estaba mareado. La Gorda y las hermanitas tenían los mismos síntomas que
yo.
Regresé a la cocina y me lavé la cara. El agua fría pareció devolverme la conciencia. Pablito, 9
Néstor y Benigno estaban sentados en torno a la mesa. Pablito había llevado su silla. Se levantó
y me estrechó la mano. Luego, hicieron lo mismo Néstor y Benigno. La Gorda y las hermanitas do, del Otro-, sobre las condiciones de posibilidad histórica herme-
se unieron a nosotros.
Me encontraba mal. Me zumbaban los oídos y estaba aturdido. Josefina se levantó, néutica de la "comunicación" intercultural. La filosofía trascendental
apoyándose en Rosa. Me volví para preguntar a la Gorda qué debía hacer. Lidia, en el banco, apeliana tiene dificultad en este nivel, ya que se encuentra en el
se iba cayendo de espaldas. La cogí, pero su peso fue mayor del que yo podía sostener y me ámbito del discutido problema de la "aplicación (Anwen-dung)" de los
derrumbe encima de ella. principios éticos. En cambio, para la "Filosofía de la Liberación", que
Debo haberme desmayado. Desperté de pronto. Yacía sobre un colchón de paja en la parte desde la Alteridad, desde el "compelido"3 o el "excluído" (la
habitación de delante. Lidia, Rosa y Josefina estaban profundamente dormidas, a mi lado. Hube cultura dominada y explotada), de lo concreto-histórico, se trata de
de pasar por sobre ellas para levantarme. Las sacudí, pero no despertaron. Fui a la cocina. La
Gorda se hallaba sentada a la mesa, junto a los Genaros.
mostrar esas condiciones de posibilidad del dialogar, desde la afirma-
-Bienvenido -dijo Pablito. ción de la Alteridad, y, al mismo tiempo, desde la negatividad, desde
Agregó que la Gorda había despertado hacia poco. Yo sentía que volvía a ser el de antes. su imposibilidad empírica concreta, al menos como punto de partida,
Tenía hambre. La Gorda me sirvió un tazón de comida. Dijo que ellos ya habían comido. Al de que "el-Otro-excluído" y "dominado" pueda efectivamente inter-
terminar, me encontraba muy bien en todos los sentidos, salvo por no poder pensar del modo en venir, no digo en una "argumentación", ni siquiera en una "conversa-
que habitualmente lo hacía. El ritmo de procesos mentales había disminuido de manera notable. ción" -como propone Rorty, porque él mismo, que niega la posibili-
No me gustaba este estado. Advertí entonces que caía la tarde. Tuve una súbita necesidad de
ponerme a saltar, mirando al sol, tal como me inducía a hacer don Juan. Me puse de pie y lo
dad de un diálogo propiamente racional (que es lo que intentamos),
mismo hizo la Gorda. Aparentemente, había tenido la misma idea. El movimiento me hizo sudar. tampoco toma en serio la situación asimétrica del excluído, del Otro4.
No tardé en sentirme rendido y regresar a la mesa. La Gorda me siguió. Volvimos a sentarnos.
Los Genaros nos observaban. La Gorda me tendió mi libreta de notas. Quiero dejar constancia que escribo estas Palabras Preliminares
-Aquí, el Nagual nos dejó librados a nosotros mismos -dijo. aquí en Sevilla, al comenzar la redacción de estas conferencias. Esta,
Cuando habló, tuvo lugar en mí un singular estallido. Mis pensamientos regresaron como un que fue tierra de moros, de musulmanes hasta aquel trágico 6 de enero
torrente. Debía de haber habido un cambio en mi expresión, porque Pablito me abrazó y lo
mismo hicieron Néstor y Benigno. de l492 en que los Reyes Católicos ocuparon la refinada Granada, en-
-¡El Nagual va a vivir! -dijo Pablito en voz muy alta. tregada por Boabdil, el último sultán que pisó tierra europea, como
La Gorda también parecía encantada. Se seco la frente, en un gesto de alivio. Afirmó que término final de la Edad Media. En el campamento de los bárbaros
había estado a punto de provocar la muerte de todos, y la mía propia, debido a mi terrible cristianos (si se los compara con la sutileza, educación, modales de la
complacencia. sociedad del antiguo kalifato de Córdoba), caminaba apresurado "ven-
-Concentrar la segunda atención no es nada fácil -dijo Néstor. diendo" su idea a los Reyes (¿qué otra cosa son las Capitulaciones de
-¿Qué nos sucedió, Gorda? -pregunté.
-Nos perdimos -dijo-. Te dejaste llevar por el miedo y nos perdimos en aquella inmensidad. No
Santa Fe?), un atrevido navegante del Mediterráneo -habría de ser el
conseguíamos concentrar nuevamente nuestra atención del tonal. Pero logramos mezclar último navegante de un Mediterráneo occidental y periférico del mun-
nuevamente nuestra segunda atención con la tuya y ahora tienes dos rostros. do musulmán- que intentaba lanzarse hacia la India por el Mar Océa-
Lidia, Rosa y Josefina llegaron a la cocina en ese momento. Sonreían, y se las veía tan no, sólo un mar secundario hasta ese momento, llamado Atlántico.
frescas y vigorosas como siempre. Se sirvieron algo de comer. Se sentaron y nadie pronunció
palabra mientras comían. En cuanto la última hubo terminado, la Gorda continuó, a partir del Así como los cristianos ocuparon Málaga (ayer dí una conferencia
punto en que había callado.
-Ahora eres un guerrero con dos rostros -prosiguió-. El Nagual decía que todos debíamos
en este puerto y pensaba en todo esto), cortando a cuchillo las cabezas
poseer dos rostros para encontrarnos cómodos en ambas atenciones. Él y Genaro nos ayudaron de los andaluces musulmanes en l487, así también les acontecerá a los
a dar vuelta a nuestra segunda atención, a la vez que volvían; así podíamos enfrentar ambas "indios", habitantes y víctimas del nuevo continente "descubierto"5.
direcciones. Pero no hicieron lo mismo contigo porque para ser un verdadero nagual debes ga- Alianzas y tratos nunca cumplidos, eliminación de las élites de los
nar todo tu poder por ti mismo. Aún estás muy lejos de ello, pero cabría decir que ya no te ____________
arrastras sino que caminas erguido hacia tu objetivo; cuando hayas recuperado tu plenitud y 3
Véase el sentido de "compellere" en la disputa del 1550 en Valladolid, Con-
perdido la forma, volarás. ferencia 5, 1.
Benigno remedó con la mano el movimiento de un avión en vuelo e imitó el rugido del motor 4
Su punto de partida es el "we liberal americans", pero no un "nosotros los al-
con su atronadora voz. El sonido era realmente ensordecedor. tecas ante Cortés", o "nosotros los latinoamericanos ante un norteamericano
Todos rieron. Las hermanitas se veían felices. en 1992". En ese caso ni la conversación es posible.
5
Hasta entonces no había sido consciente de que caía la tarde. Comenté a la Gorda que Pedro de Alvarado usará el mismo modo de violencia sacrificial en la matan-
debíamos haber dormido bastantes horas, puesto que habíamos entrado en su habitación antes za del 23 de mayo de 1520 en México- Tenochtitlán.
del mediodía. Me respondió que, por el contrario, habíamos dormido muy poco: la mayor parte
del tiempo la habíamos pasado perdidos en el otro mundo y los Genaros se habían asustado y
entristecido profundamente porque no podían hacer nada para traernos de regreso.
Me volví hacia Néstor y le pregunté qué era lo que habían hecho o dicho en nuestra ausencia.
Me observó un momento antes de contestar.
-Llevamos mucha agua al patio -dijo, señalando unos barriles de petróleo vacíos-. Entonces
llegaron ustedes y se la echamos encima; eso es todo.
116
-¿Salimos de la habitación? -le pregunté.
Benigno soltó una carcajada. Néstor miró a la Gorda como pidiéndole permiso o consejo.
-¿Salimos de la habitación? -preguntó la Gorda.
-No -replicó Néstor.
La Gorda parecía tan ansiosa por saber como yo, lo cual me resultaba alarmante. Llegó a
rogar melosamente a Néstor que hablara.
-No vienen de ninguna parte -dijo Néstor-. Y también debería decir que fue terrorífico. Eran
8 como niebla. Pablito fue el primero en verlos. Sin duda, estuvieron en el patio durante bastante
tiempo, pero no sabíamos dónde buscarlos. Entonces Pablito gritó y todos los vimos. Nunca
de crecimiento intrauterino. La Modernidad se originó en las ciudades habíamos presenciado nada semejante.
-¿Cuál era nuestro aspecto? -pregunté.
europeas medievales, libres, centros de enorme creatividad. Pero
Los Genaros se miraron. Hubo un silencio insoportablemente largo. Las hermanitas miraban a
"nació" cuando Europa pudo confrontarse con "el Otro" y controlarlo, Néstor con la boca abierta.
vencerlo, violentarlo; cuando pudo definirse como un "ego" des- -Eran como trozos de niebla atrapados en una red -dijo Néstor-. Al echarles agua, volvieron a
cubridor, conquistador, colonizador de la Alteridad constitutiva de la ser sólidos.
misma Modernidad. De todas maneras, ese Otro no fue "des-cubierto" Yo deseaba que siguiera hablando, pero la Gorda aseveró que quedaba muy poco tiempo, por
como Otro, sino que fue "en-cubierto" como "lo Mismo" que Europa cuanto yo debía partir al fin del día y ella aún tenía cosas que decirme. Los Genaros se pusieron
de pie y se despidieron de las hermanitas y de la Gorda con un apretón de manos. Me
ya era desde siempre. De manera que 1492 será el momento del "naci-
abrazaron y me hicieron saber que necesitaban tan sólo unos pocos días para preparar su
miento" de la Modernidad como concepto, el momento concreto del marcha. Pablito cargo con su silla a hombros, Josefina corrió hacia el fondo, cogió un paquete
"origen" de un "mito" de violencia sacrificial muy particular y, al mis- que habían traído de la casa de doña Soledad y lo puso entre las patas de la silla de Pablito,
mo tiempo, un proceso de "en-cubrimiento" de lo no-europeo. que así se convirtió en un ingenio adecuado para el acarreo.
-Puesto que vas para tu casa, puedes llevarte esto -dijo-. De todos modos te pertenece.
Por dictar estas conferencias en Frankfurt, queremos referirnos a al- Pablito se encogió de hombros y acomodó la silla para equilibrar bien la carga.
Néstor propuso que Benigno llevase el bulto, pero Pablito no se lo permitió.
gunos de los grandes pensadores de esta ciudad; desde Hegel -que -Está bien -dijo-. Bien puedo hacer de burro, si ya estoy obligado a soportar esta condenada
tiene su juvenil etapa de Frankfurt-, hasta la así llamada "Escuela de silla.
Frankfurt" que lleva su nombre 2. En estas conferencias se tratará de -¿Por qué la llevas, Pablito? -pregunté.
introducir desde una reflexión sobre un hecho histórico, un discurso -Tengo que conservar mi poder -replicó-. No puedo sentarme en cualquier parte. ¿Quién sabe
que deberá desarrollarse en el futuro en un sentido más crítico aún. Se que clase de imbécil se sienta en un lugar antes que uno?
trata de clarificar la posibilidad de un diálogo intercultural, interfi- Dejó escapar una risa aguda e hizo mover el bulto al sacudir los hombros.
Una vez que los Genaros hubieron partido, la Gorda me explicó que Pablito había comenzado
losófico, que hemos ya iniciado con Karl-Otto Apel. Para muchos, con la locura de la silla para fastidiar a Lidia. No quería sentarse donde ella lo hubiera hecho,
como para Montaigne o Richard Rorty, la existencia empírica de di- pero se había entusiasmado y, dada su tendencia a darse gusto, había decidido no sentarte más
versas culturas, "mundos de la vida (Lebenswelten)" son incomunica- que en su silla.
bles, inconmensurables. La tarea, repito, deberá consistir en desa- -Es capaz de cargar con ella durante el resto de su vida -me dijo la Gorda con gran
rrollar una "teoría" o "filosofía del diálogo" -como parte de una "Fi- certidumbre-. Es casi tan malo como tú. Es tu compañero. Tu cargarás siempre con tu libreta de
losofía de la Liberación" del oprimido, del incomunicado, del exclui- notas y él con su silla ¿Qué diferencia hay? Ambos son más complacientes con ustedes mismos
que el resto de nosotros.
____________ Las hermanitas se acercaron a mí y rieron, palmeándome la espalda.
2
Dicho sea de paso, fue un judío argentino -de mi país de origen- el que dio
-Es muy difícil penetrar en nuestra segunda atención -prosiguió la Gorda-. Y es aún más difícil
el fondo inicial con el que pudo sufragarse los gastos económicos del institu-
lograrlo cuando se es cómo tú. El Nagual decía que debías conocer mejor que los demás esas
to que fundó Horkheimer, entre otros. Es decir, el valor objetivado del gau-
dificultades. Mediante sus plantas de poder, aprendiste a internarte en ese otro mundo. Es por
cho y peón del campo argentino en las carnes de vacuno y en el trigo de las
pampas, se transfirió a Alemania y dio origen a tan prestigiosa Escuela. Es
eso que hoy nos llevaste al borde de la muerte. Nosotras deseábamos concentrar nuestra
en nombre de esos semi-indios, esos pobres, esos vaqueros de mi tierra, que segunda atención en el lugar del Nagual, y tú nos hundiste en algo desconocido. No estamos
dieron sus vidas, que se objetivó en las mercancías de los hacendados y te- preparadas para ello, pero tampoco lo estás tú. Tampoco puedes ayudarte a ti mismo; las
rratenientes (como la familia fundadora del Instituto, que comerciaba con el plantas de poder te hicieron así. El Nagual tenía razón; debemos ayudarte a contener tu
imperio inglés), es en nombre de ellos y como pidiendo cuenta de cuál fue el segunda atención, y tu tienes que ayudarnos a liberar la nuestra. Tu segunda atención puede ir
uso que se dio al fruto de sus vidas, que me atrevo a dar estas conferencias muy lejos, pero está fuera de control; la nuestra tiene poco radio de acción, pero la tenemos
ahora y aquí. Además, también a aquellas tierras, a Buenos Aires en 1870, un absolutamente controlada.
pobre carpintero (Tischler) socialista y luterano de Schweinfurt an Main (a La Gorda y las hermanitas, una a una, me fueron expresando cuán horrible había sido la
pocos kilómetros de aquí), 1legaba pidiendo trabajo, seguridad y paz: se lla- experiencia de hallarse perdidas en el otro mundo.
maba Johannes Kaspar Dussel. Fue recibido sin trabas, se le dieron todas las -El Nagual me dijo -prosiguió la Gorda- que cuando concentraba tu segunda atención con su
oportunidades, e hizo familia y murió en aquellas tierras; era mi bisabuelo. humo, la dirigías a un mosquito. El mosquito se convertía entonces en el guardián del otro
Mientras que cuando llegan a estas tierras alemanas, hoy, tantos extranje- mundo para ti.
ros... se los repudia, expulsa y se los trata... ¡como turcos¡ ¡Se ha olvidado Le confesé que era cierto. Como me lo pidió, les narre la experiencia por la que don Juan me
este país de 1a hospitalidad que se brindó a sus pobres en el siglo XIX en había hecho pasar. Con la ayuda de su mezcla para fumar, había llegado a percibir un mosquito
otras tierras! de unos treinta metros de altura, un monstruo horripilante que se movía a velocidad increíble y
con gran agilidad. La fealdad de aquella criatura era repugnante y, sin embargo, poseía una fan-
tástica magnificencia.
Tampoco había tenido modo de acomodar esa experiencia a mi esquema racional de las
cosas. Mi único apoyo intelectual radicaba en mi profunda certidumbre de que uno de los
efectos de la mezcla psicotrópica era la alucinación relativa al tamaño del mosquito.

117
Dirigiéndome en particular a la Gorda, les expuse mi explicación racional, causal, de lo que
había tenido lugar. Rieron.
-Las alucinaciones no existen -dijo la Gorda con firmeza-. Si alguien ve de pronto algo
diferente, algo nuevo, es debido a que la segunda atención se ha concentrado y la persona la ha
dirigido a un objeto en particular. De todos modos, algo debe concentrar la atención de la
persona: tal vez el alcohol, o la locura, o quizá la mezcla de fumar del Nagual. Palabras preliminares
»Tu viste un mosquito y éste se convirtió en el guardián del otro mundo para ti. ¿Y sabes qué
es ese otro mundo? Es el mundo de nuestra segunda atención. El Nagual creía probable que tu
segunda atención tuviese la fuerza necesaria para superar al guardián y entrar a ese mundo.
Pero no era así. De haberlo sido, habrías entrado en él para no retornar jamás. El Nagual me Se trata de ir hacia el origen del "Mito de la Modernidad". La
dijo que estaba preparado para seguirte. Pero el guardián te cerró el paso y estuvo a punto de Modernidad tiene un "concepto" emancipador racional que afirmare-
matarte. El Nagual se vio obligado a dejar de emplear sus plantas de poder para concentrar tu mos, que subsumiremos. Pero, al mismo tiempo, desarrolla un "mito"
segunda atención porque tú sólo la dirigías a los aspectos pavorosos de la realidad. Tuvo, en irracional, de justificación de la violencia, que deberemos negar, su-
cambio, que hacerte soñar, para que la encontraras por otros medios. No obstante, estaba segu- perar. Los postmodernos critican la razón moderna como razón, noso-
ro de que también tu soñar sería horroroso. No había nada que hacer al respecto. Tú seguías
tros criticaremos a la razón moderna por encubrir un mito irracional.
sus pasos y el poseía un lado horrible, terrorífico.
Callaron. Era como si cada uno hubiese sido atrapado por sus propios recuerdos. La necesidad de la "superación" de la Modernidad es lo que intenta-
La Gorda contó que el Nagual me había señalado en una ocasión un insecto rojo muy mos mostrar en estas conferencias. "La Trans-Modernidad: un proyec-
especial, en las montañas de su tierra. Me preguntó si lo recordaba. to futuro" podría titularse este ciclo de conferencias. Como se trata
Lo recordaba. Años atrás don Juan me había llevado a una zona desconocida para mi, en las sólo de una introducción, un prolegómeno, hemos pensado darle más
montañas de México Septentrional. Me hizo ver unos insectos redondos, del tamaño de una bien un carácter histórico.
mariquita. El dorso era de un rojo brillante. Quise echarme al suelo para examinarlos, pero no
me lo permitió. Me dijo que debía observarlos, sin mirarlos fijamente, hasta haber memorizado
su forma, porque se esperaba de mí que los recordase siempre. Explicó luego algunos 1492, según nuestra tesis central, es la fecha del "nacimiento" de la
complicados detalles de su conducta, dando a su discurso un cierto matiz metafórico. Me habló Modernidad1; aunque su gestación -como el feto- lleve un tiempo
acerca de la arbitrariedad de valores que regían nuestras costumbres más arraigadas. Destacó
algunos hábitos atribuidos a aquellos insectos y los comparó con los nuestros. A la luz de tal ______________
1
comparación, los fundamentos de nuestras creencias se veían ridículos. Sobre este tema hemos publicado en estos años algunos trabajos: "La cris-
-Antes de que Genaro y él partieran -continuó la Gorda -, el Nagual me llevó al lugar de las tiandad moderna ante el otro. Del indio rudo al bon sauvage" en Concilium
montañas en que vivían esos animalitos. Ya había estado allí una vez, al igual que todos los 150 (1979), pp. 498-506; "Expansión de la cristiandad, su crisis y el mo-
demás. El Nagual se aseguró de que todos conociéramos aquellas pequeñas criaturas, si bien mento presente", en Concilium 164 (1981), pp.80-89; "Del descubrimiento al
nunca nos permitió observarlas. desencubrimiento. El camino hacia un desagravio histórico", en Concordia
10 (Frankfurt) ( 1986), pp. 109- 1 16, y en "Otra visión del descubrimiento. El
»Allí me dijo lo que debía hacer contigo y lo que debía decirte. Ya te he comunicado la mayor
camino hacia un desagravio histórico", en Cuadernos americanos. Nueva
parte de aquello que me encomendó, salvo una última cosa. Tiene que ver con aquello que has
época (UNAM, México), vol. 3,9 (1988), pp. 34-41; "1492: Diversas posi-
estado preguntando a todo el mundo: ¿Dónde están el Nagual y Genaro? Te diré exactamente
ciones ideológicas", en 1492-1992: La interminable conquista. Emancipa-
donde se encuentran. El Nagual aseguraba que lo entenderías mejor que cualquiera de no-
ción e identidad de América Latina, México, 1990, pp. 77-97; "Las
sotros. Ninguno de nosotros ha visto jamás al guardián. Ninguno de nosotros ha estado jamás
motivaciones reales de la conquista", en Concilium 232 (1990), pp. 403-415.
en ese mundo amarillo azufre en que vive. Tú eres el único. El Nagual dijo haberte seguido en tu
entrada a ese mundo cuando enfocaste tu segunda atención sobre el guardián. Pretendía ir allí
contigo, tal vez para no regresar, si tú hubieses tenido la fuerza necesaria para pasar. Fue
entonces cuando descubrió el mundo de aquellos pequeños insectos rojos. Decía que era la
cosa más hermosa y perfecta que se pudiera imaginar. De modo que cuando llegó para él y
para Genaro la hora de abandonar este mundo, concentraron su segunda atención y la dirigie-
ron a aquel mundo. Entonces el Nagual abrió la grieta, como tu mismo viste, y entraron por ella
a ese mundo, donde aguardan nuestra llegada, que tendrá lugar algún día. El Nagual y Genaro
amaban la belleza. Fueron allí por su exclusivo placer.
Me miró. Yo no tenía nada que decir. Ella había estado en lo cierto al afirmar que su revelación
debía hacerse en el momento estrictamente adecuado si se pretendía que surtiese algún efecto.
Sentía una angustia inexpresable. Era como un deseo de llorar, aunque no estaba triste ni
melancólico. Ansiaba algo inefable, pero esa ansiedad no me pertenecía. Como muchos de los
sentimientos y sensaciones que había tenido desde mi llegada, me era ajeno.
Vinieron a mi memoria las aseveraciones de Néstor acerca de Eligio. Conté a la Gorda lo que
él había dicho y ella me pidió que les narrara las visiones de mi trayecto entre el tonal y el
nagual, inmediatamente posterior a mi salto al abismo. Cuando terminé, todas parecían
asustadas. La Gorda aisló de inmediato mi visión de la cúpula.
-El Nagual nos dijo que nuestra segunda atención sería enfocada algún día a esa cúpula
-afirmó-. Ese día seremos enteramente segunda atención, como lo son el Nagual y Genaro, y
ese día nos reuniremos con ellos.
-¿Quieres decir, Gorda, que iremos como somos? -pregunté.
-Sí, iremos como somos. El cuerpo es la primera atención, la atención del tonal. Cuando se
convierte en segunda atención, sencillamente entra al otro mundo. Al saltar al abismo
concentraste temporalmente tu segunda intención. Pero Eligio era más fuerte y su segunda
intención quedó fijada por el salto. Eso fue lo que le ocurrió y era como nosotros. Pero es

118
imposible decir dónde está. Ni siquiera el Nagual lo sabía. Pero si está en alguna parte es en
esa cúpula. O rebotando de visión en visión, tal vez para toda la eternidad.
La Gorda dijo que en mi trayecto entre el tonal y el nagual había corroborado a gran escala
que la totalidad de nuestro ser se convierte en segunda atención, y también cuando ella nos
transportó un kilómetro para huir de los aliados. Agregó que el problema que el Nagual nos
había dejado por resolver, a modo de desafío, consistía en si íbamos a ser o no capaces de
desarrollar nuestra voluntad, o el poder de nuestra segunda atención para enfocarlo en forma
indefinida sobre cualquier cosa que quisiéramos.
Permanecimos inmóviles durante un rato. Aparentemente, había llegado mi hora de partir, pero
no podía ponerme en marcha. El pensar en el destino de Eligio me había paralizado. Ya fuese
que hubiese podido llegar a la cúpula de nuestro encuentro, ya fuese que hubiera quedado
atrapado en lo tremendo, la imagen de su viaje era enloquecedora. No me costaba ningún es-
fuerzo concebirlo, puesto que contaba con mi propia experiencia.
El otro mundo al cual don Juan se había referido prácticamente desde el mismo momento en
que nos conocimos, había sido siempre una metáfora, una forma oscura de designar cierta
distorsión perceptual, o, en el mejor de los casos, una manera de hablar acerca de un estado
indefinible del ser. Si bien don Juan me había hecho percibir rasgos indescriptibles del mundo,
no me era posible considerar míos experiencia como algo más que un juego sobre mi
percepción, un espejismo dirigido de alguna especie, al cual se las había arreglado para
someterme, bien por medio de plantas psicotrópicas o valiéndose de otros métodos que yo no
lograba deducir racionalmente. Siempre había ocurrido esto. Siempre me había escudado en la
idea de que la unidad del «yo» que conocía y que me era familiar había sido desplazada tan
sólo temporalmente. Era inevitable, tan pronto como esa unidad fuera recuperada, que el mundo
volviera a convertirse en el refugio de mi inviolable ser racional. El campo de probabilidades que
la Gorda había abierto con sus revelaciones era escalofriante.
Se puso de pie y me hizo levantar del banco por la fuerza. Dijo que yo debía partir antes del
crepúsculo. Me acompañaron al coche y nos despedimos.
La Gorda me dio una última orden. A mi regreso debía ir directamente a casa de los Genaros.
-No queremos verte hasta que sepas qué hacer -dijo con una radiante sonrisa-. Pero no tardes
demasiado.
Las hermanitas asintieron.
-Estas montañas no nos van a permitir permanecer aquí por mucho tiempo -agregó, señalando
con un sutil movimiento de la barbilla las ominosas, erosionadas colinas del otro lado del valle.
Le hice una pregunta más. Quería saber si ella tenía alguna idea del lugar al que irían el
Nagual y Genaro una vez que se hubiese concretado nuestro encuentro. Levantó los ojos al
cielo, alzó los brazos e hizo un movimiento indescriptible con ellos, dando a entender que no
había límite para aquella inmensidad.

FIN

* * *

119
1492 : el encubrimiento del otro : hacia el origen del mito de la modernidad Titulo
Dussel, Enrique - Autor/a Autor(es)
La Paz Lugar
UMSA. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación Editorial/Editor
Plural Editores
1994 Fecha
Colección Académica no. 1. Colección
Colonización; Antropología; Historia; Filosofía; Modernidad; América Latina; América; Temas
Europa;
Libro Tipo de documento
http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/clacso/otros/20111218114130/1942.pdf URL
Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 2.0 Genérica Licencia
http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.0/deed.es
17
45
"Africa es en general una tierra cerrada, y mantiene este su carácter
mayor que él o semejante. Que esto tiene el oro, que aviva el corazón fundamental" 15. "Entre los negros es, en efecto, característico el he-
y anima el alma"23. cho de que su conciencia no ha llegado aún a la intuición de ninguna
objetividad, como, por ejemplo, Dios, la ley, en la cual el hombre está
Y así llegaron a la primera gran ciudad, "Cempoalla": en relación con su voluntad y tiene la intuición de su esencia [...] Es
un hombre en bruto" 16.
"Entraron por el lugar y vieron tan gran pueblo, tan fresco y alegre,
con casas hechas de adobe y otras de cal y canto y tan llenos de gente Son unas de las páginas más insultantes en la historia de la filosofía
por las calles que los salían a ver, se confirmaron en llamar a la tierra mundial. Después de las cuales Hegel concluye:
Nueva España [...] Era Cempoalla grandísimo poblazón"24.
"Este modo de ser de los africanos explica el que sea tan extraordina-
Cortés actuaba como los cristianos de la Reconquista, como los riamente fácil fanatizarlos. El Reino del Espíritu es entre ellos tan po-
reyes católicos ante Granada. Pactaba con unos, dividía a los otros, y bre y el Espíritu tan intenso (das Reich des Geistes ist dort so arm und
doch der Geist in sich so intensiv), que una representación que se les
los iba lentamente derrotando -en violentas batallas en las que los sol-
inculque basta para impulsarlos a no respetar nada, a destrozarlo todo
dados, un puñado, demostraban de todas maneras la práctica adquirida [...] Africa [...] no tiene propiamente historia. Por eso abandonamos
en más de siete siglos de lucha contra los musulmanes en la península Africa, para no mencionarla ya más. No es una parte del mundo
ibérica, el uso de las armas de fuego, los cañones de pólvora, los bes- histórico; no presenta un movimiento ni un desarrollo histórico [...] Lo
tiales perros amaestrados para matar, los caballos tenidos por dioses que entendemos propiamente por Africa es algo aislado y sin historia,
sumido todavía por completo en el espíritu natural, y que sólo puede
desconocidos, etc.-. Obraban con tantas dobleces, hipocresías, menti-
mencionarse aquí, en el umbral de la historia universal" 17.
ras, maquiavelismo político de gran eficacia, que su accionar descon-
certaba a los mexicanos, expertos en el dominio de cientos de pueblos, La soberbia europea (la "desmesura" hegeliana que Kierkegaard
pero de una honestidad en su palabra completamente ingenua para el tanto ironizaba) se muestra en el texto citado de manera paradig-
hombre "moderno": mática. Pero, al final, también Asia juega un papel puramente intro-
ductorio, preparatorio, infantil en el "desarrollo" de la Historia Mun-
"Extendiose por toda la tierra la llegada de gente tan extraña [...] no
por temor de perder sus tierras sino porque entendían que era acabado dial. En efecto, como la Historia Mundial se mueve del Oriente al Oc-
el mundo"25. cidente, era necesario descartar primero América Latina (que no se la
situaba en el este del Extremo Oriente, sino al oeste del Atlántico) y al
En efecto, un "mundo" se acababa26 -y por ello es totalmente eu- Africa (el Sur bárbaro, inmaduro, antropófago, bestial):
femística, "gran palabra vacía", hablar del "encuentro de dos mundos",
cuando uno de ellos era destruido en su estructura esencial-. Irreme- " Asia es la parte del mundo donde se verifica el comienzo en cuanto
diablemente era el "fin del mundo" azteca. tal [...] Pero Europa es absolutamente el Centro y el Fin (das Zentrum
und das Ende) 18 del mundo antiguo y el Occidente en cuanto tal, el
Asia el absoluto Oriente" 19.
El encuentro del "conquistador" con el emperador azteca es un mo-
Pero en Asia el Espíritu está en su infancia, el despotismo permite
______________
23
Ibid., cap. 17; p.73. sólo que "Uno" (el emperador) sea libre. Es la aurora, pero de ninguna
24
Ibid., cap. 19; p. 81. "Por la grandeza del lugar y hermosura de los edificios ___________
15
unos le llamaron Sevilla; y otros, por su frescor y abundancia de frutas, Vi- Ibid., c; p. 212; ed. española p. 183.
16
lla Viciosa" (Ibid., p. 82). Ibid., p. 218; p. 187.
25 17
Ibid., cap. 22; p. 91. Más adelante leemos: "Decían que las señales y prodi- Ibid., pp. 231-234; pp. 198-201.
18
gios que se habían visto [...] no podían significar (sino) el fin y acabamiento Puede verse que esta expresión la extrae Fukuyama de Hegel (Francis Fu-
del mundo, y así era grande la tristeza de las gentes" (Ibid.). Es interesante kuyama, "The End of History?", en The National Interest, summer, 1989).
anotar que para Hegel la historia de Europa es "origen y fin de la Historia", Fukuyama pretende, exactamente, que Estados Unidos y el libre mercado
mientras que para los indios la presencia "modernizadora" de Europa era "el capitalista, después del colapso del socialismo real del Norte desde 1989, es
fin y acabamiento del mundo". Lo mismo tiene un sentido exactamente con- el modelo a seguir, sin ninguna otra alternativa; es el "fin de la historia".
trario desde la "otra cara" de la Modernidad. Véase la Conferencia 8, 2. Para Hegel era Europa, además, el "Centro".
26 19
Véase Conferencia 8, 2. Ibid., beta; p. 235; ed. española, p. 201.
18 44

Así se enfrentaron dos "mundos". El uno moderno, de sujetos "li-


manera la culminación de la historia mundial. El "comienzo" y el "fin"
bres" que decidían en común acuerdo; el otro, el del más grande Impe-
de la historia es Europa. Pero hay diversas Europas: la Europa del Sur,
rio del Nuevo Mundo, completamente limitado por sus tradiciones, sus
"das Land südlich der Pyrenäen" 20, al sur de Francia e Italia. Allí
leyes adivinatorias, sus ritos, sus cultos, sus dioses, y que repetían en
habitó el Espíritu en la Antigüedad, cuando el norte de Europa estaba su conciencia:
"incultivado (unkultiviert)". Pero el Sur "no tiene un núcleo (Kern) es-
tampado en sí" 21, y por ello el destino se encuentra en el norte de "¿Quiénes serán o de dónde vendrán aquellos que nos han de conquis-
Europa. Hay todavía dos Nortes: al Este, Polonia y Rusia, que se en- tar a nosotros los mexicanos, que somos los poderosos, antiguos y te-
cuentran siempre en relación con el Asia. De la que debemos hablar es midos en todos estos reinos? [...] Mucho admiró Motecuhzuma de lo
que estos embajadores dijeron, y mudáronse los colores del rostro y
de la parte occidental del norte de Europa:
mostró muy gran tristeza y desmayo"20.
“Alemania, Francia, Dinamarca, los países escandinavos son el co-
razón de Europa (das Herz Europas)" 22. Era una lucha desigual. Mientras tanto:
"Cortés no perdía punto en ninguna cosa, adonde le parecía que podía
Ahora Hegel comienza a emocionarse. Pone en sus palabras el tim-
ganar reputación, mandó poner toda su gente en batalla, y que los ar-
bre de las trompetas de Wagner, y escribe: cabuceros disparasen y que escaramuzasen los de a caballo [...], pero
mayor los truenos de la artillería, como son para ellos tan nueva"21.
"El Espíritu germánico (germanische Geist) es el Espíritu del Nuevo
Mundo (neuen Welt) 23, cuyo fin es la realización de la verdad abso- Era toda una teatralización pirotécnica, para "admirar" al "mundo"
luta, como autodeterminación infinita de la libertad, que tiene por con-
simbólico religioso de los indios. Los aztecas estaban desorientados:
tenido su propia forma absoluta. El principio del imperio germánico
debe ser ajustado a la religión cristiana. El destino de los pueblos ger-
"[Aunque tenían] gente de guerra, no [eran] para defenderse de inva-
mánicos es el de suministrar los portadores del Principio cristiano" 24.
siones y guerras marítimas, porque nunca pensaron haber de tenerlas
de gentes extranjeras, por tener el mar por innavegable"22.
Y Hegel, expresando la tesis exactamente contraria a la que quiero
probar, escribe sobre los pueblos germanos: Así se establecía, por vez primera, una "relación" con el Otro, el de
"Afuera", el Extranjero absoluto que procedía como el Sol del Oriente
"La significación ideal superior es la del Espíritu, que retorna en sí infinito del océano, innavegable para los mexicanos. Era lo que daría
mismo, desde el embotamiento de la conciencia. Surge la conciencia el sentido a la Nueva Edad del Mundo: la "relación" con lo Extranjero
de la justificación de sí mismo, mediante el restablecimiento de la li- absoluto, la dominación debajo del Extranjero, divino, que venía para
bertad cristiana. El principio cristiano ha pasado por la formidable dis- conquistar, dominar, matar. La primera relación entonces fue de vio-
ciplina de la cultura; y la Reforma le da también en su ámbito exterior,
lencia: una relación "militar" de Conquistador-Conquistado; de una
con el descubrimiento de América [...] El principio del Espíritu libre
se ha hecho aquí bandera del mundo, y desde él se desarrollan los tecnología militar desarrollada contra una tecnología militar sub-
principios universales de la razón [...] La costumbre y la tradición ya desarrollada. La primera "experiencia" moderna fue de la superioridad
_____________ cuasi-divina del "Yo" europeo sobre el Otro primitivo, rústico, infe-
20
lbid., gama; p. 240. Con ello se descarta la importancia de los siglos XV al rior. Es un "Yo" violento-militar que "codicia", que anhela riqueza,
XVII, la época del mercantilismo, que son objeto de estas conferencias.
21 poder, gloria. Cuando los embajadores del Emperador le mostraron
lbid., p. 240.
22
lbid., p. 240; p. 250. fastuosos regalos de oro, piedras preciosas y otras riquezas:
23
Hegel, sin darse cuenta, vuelve al pathos de la conmoción que produjo en
Europa al final del siglo XV el “descubrimiento” del "Nuevo Mundo". De "Todos los que vieron el presente quedaron suspensos y admirados de
manera que está proyectando hacia el pasado germano el concepto "moder- tan gran riqueza, y aun bien envidiosos de pasar adelante por otro
no" de "Nuevo Mundo" que se origina con América Latina, pero que no
tiene ningún lugar en su Historia Mundial (no así con la “América” anglo- ______________
20
sajona posterior, que es un Occidente de segundo nivel para Hegel, y por Ibid., cap. 13-14; pp. 66-67.
21
ello tiene un cierto lugar en la Historia Mundial. Ibid., cap. 16; p. 70.
22
24
Hegel, Vorlesungen über die Philosophie der Geschichte, en Werke, Suhr- Ibid; p. 70.
kamp, Frankfurt, t. 12, p. 413; ed. española, t. II, p. 258.
19
43
no valen; los distintos derechos necesitan legitimarse como fundados
“Es el caso que todos juntos los que aquí venimos hemos visto dioses en principios racionales. Así se realiza la libertad del Espíritu" 25.
que han llegado a aquella costa en grandes casas de agua (que así lla-
man a los navíos) [...]. Motecuhzuma quedóse solo y pensativo y aun
bien sospechoso de mucha novedad en sus reinos [...] y traía memoria
Es decir, para Hegel, la Europa cristiana moderna nada tiene que
lo que su adivino le había dicho [...] y creer que sería Quetzalcohuatl a aprender de otros mundos, otras culturas. Tiene un principio en sí mis-
quien en un tiempo adoraron por dios [...] e ido por aquellas partes ma y es su plena "realización":
orientales”15.
"El principio se ha cumplido, y por ello el Fin de los Días ha llegado:
Es por ello que cuando llega la primera embajada del emperador a la idea del Cristianismo ha alcanzado su plena realización" 26.
Cortés, todavía en sus barcos junto a la costa, las palabras con las que
se describe el hecho son las siguientes: Las tres etapas del "Mundo germano" son un "desarrollo" de ese
mismo Espíritu. Son los Reinos del Padre, del Hijo y del Espíritu San-
“Ellos respondieron que eran mexicanos, que venían de México a bus- to 27, y "el imperio germánico es el Reino de la Totalidad, en el que
car a su Señor y Rey Quetzalcohuatl que sabían que estaba allí”16. vemos repetirse las épocas anteriores" 28: la Primera Epoca, las mi-
graciones germánicas en tiempos del imperio romano; la Segunda
Por primera vez, Cortés sabe que es un "dios" para aquellas gentes. Epoca, la Edad Media feudal. Todo remata con tres hechos finales: el
Su ego comienza a situarse, definitivamente de otra manera: Renacimiento de las letras y las artes, el descubrimiento de América y
“ ¿Qué quiere decir esto que dicen éstos que aquí está su Rey y su Dios el paso hacia la India por el Cabo de Buena Esperanza al sur del Afri-
y que le quieren ver? Esto oyó Hernán Cortés y él con todos pensaron ca. Pero estos tres hechos terminan la terrible noche de la Edad Media
bien el caso”17. pero no "constituyen" la nueva Edad.

Y Cortés recibió saludos de Dios y Señor ("luego se postraron en La Tercera Edad, la "Modernidad" se inicia con la reforma luterana
tierra y la besaron"): propiamente alemana, que se "desarrolla" totalmente en la "Ilustración
(Aujklärung)", y la Revolución Francesa. La Modernidad llega a su
“Dios nuestro y Señor nuestro, seáis muy bien venido que grandes
culminación, de la que podríamos decir lo que Hegel atribuye a los in-
tiempos ha que os esperamos nosotros vuestros siervos y vasallos” 18.
gleses:

"Los ingleses se determinaron a convertirse en los misioneros de la


Y de inmediato "pusieron en la cabeza una pieza hecha a manera de
civilización en todo el mundo (Missionarien der Zivilisation in der
almete, en que había mucho oro y piedras de mucho valor". El primer ganzen Welt)" 29.
día se trató a los embajadores muy bien. En el segundo, por el contra-
rio, quisieron "espantar a estos mensajeros [...] con disparar la arti- Ante esa Europa del Norte, nadie podrá ya (como hoy ante Estados
llería desafiándolos para que luchasen". Los embajadores -que no eran Unidos) pretender tener derecho alguno, tal como lo expresa Hegel en
guerreros en ese Imperio sumamente institucionalizado- quedaron ate- su Enciclopedia:
morizados y se negaron a luchar. Fueron despachados violentamente
como "afeminados" y les dijeron: "Porque la historia es la configuración del Espíritu en forma de acon-
tecimiento" 30, "el pueblo que recibe un tal elemento como principio
“Que se fuesen como tales a México que ellos venían ya a conquistar natural [...] es el pueblo dominante en esa época de la historia mundial
a los mexicanos y que a sus manos morirían todos”19. _____________
25
Ibid., pp. 413-414; p. 260.
26
______________ Ibid., ed. alemana, p. 414.
15 27
Ibid., cap. 13; pp. 58-59. Volveremos en la Conferencia 6 al “mundo" de Véase en Ibid., p. 345. Es el "joaquinismo" de Hegel.
28
Motecuhzuma, para nombrarlo como Torquemada. Por ahora no nos situa- Ibid., ed. alemana, p. 417.
29
remos nunca desde su punto de vista hermenéutico. Ibid., ed. alemana, IV, 3, 3; p. 538.
16 30
Ibid., cap. 14; p. 63. Op. cit., § 346.
17
Ibid., p.63.
18
Ibid., p. 63.
19
Ibid., p. 64.
20 42

[...] Contra el derecho absoluto que él tiene por ser el portador actual futuras haciendas), o como africano esclavo (en los ingenios de azúcar
del grado de desarrollo del Espíritu mundial, el espíritu de los otros u otros productos tropicales). La subjetividad del “Conquistador", por
pueblos no tiene derecho alguno (rechtlos)" (31). su parte, se fue constituyendo, desplegando lentamente en la praxis.
Cortés, que "aquel año [1518] era alcalde, y como él era alegre y or-
Ese pueblo, el Norte, Europa (Alemania e Inglaterra en particular gulloso y sabía tratar a cada uno conforme a su inclinación”11, fue
para Hegel), tiene así un “Derecho absoluto” 32 por ser el “portador nombrado por Velázquez, como hemos dicho, "por capitán general" de
(Träger)” del Espíritu en este "momento de su Desarrollo (Entwick- la “conquista" que se realizaría en las tierras recientemente descubier-
lungsstufe)”, ante el cual pueblo todo otro-pueblo “no tiene derecho tas. Toda su riqueza acumulada la invirtió en la empresa. Y, comenta
(Rechtlos)”. Es la mejor definición no sólo de “eurocentrismo” sino de Torquemada, en cuanto a su subjetividad:
la sacralización misma del poder imperial del Norte o el Centro, sobre
el Sur, la Periferia, el antiguo mundo colonial y dependiente. Creo que "Comenzó aquí a tratar su persona como capitán general; porque
no son necesarios comentarios. Los textos hablan en su espantosa puso casa con mayordomo, camarero y mastresala y otros oficiales,
hombres de honra"12.
crueldad, de un cinismo sin medida, que se transforma en el “desarro-
no” mismo de la “Razón” ilustrada (de la Aufklärung). El pobre hidalgo extremeño es ahora "capitán general" y se sabe tal.
El ego moderno se iba constituyendo. Partieron once naves y 508 sol-
Además, y esto ha pasado desapercibido a muchos comentaristas y dados, 16 caballos, l0 piezas de artillería. A la manera de la Cristian-
críticos de Hegel -y al mismo Marx-, la “sociedad civil” contradicto- dad, del mismo Constantino, se nos relata:
ria se supera como “Estado” en Hegel gracias a la constitución de "co-
lonias” que absorben dicha contradicción: "La bandera o estandarte que llevó Cortés en esta jornada era de ta-
fetán negro con cruz colorada, sembradas unas llamas azules y blancas
“Por una dialéctica que le es propia, a sobrepasarse, en primer lugar, y una letra por orla que decía: Sigamos la cruz y con esta señal vence-
tal sociedad es llevada a buscar fuera de ella misma, a nuevos consu- remos"13.
midores, y por ello busca medios para subsistir entre otros pueblos que
le son inferiores en cuanto a los recursos que ella tiene en exceso, o, Cortés era muy competente en arengar a su gente. Sus discursos
en general, la industria" 33. "Este despliegue de relaciones ofrece
antes de partir, en las batallas, en el triunfo no eran vulgares. Había
también el medio de la colonización a la cual, bajo forma sistemática
o esporádica, una sociedad civil acabada es impulsada. La coloniza- fundamento y argumentaba ganando un profundo “consenso" entre sus
ción le permite que una parte de su población (sic), sobre el nuevo te- soldados, que "con el fervor de las palabras más se esfuerzan y desean
rritorio, retorne al principio de la propiedad familiar, y, al mismo la consecusión de la victoria" -comenta Torquemada-14. El 18 de
tiempo, se procure a sí mismo una nueva posibilidad y campo de tra- febrero de 1519 dejaban Cuba. Costeando Yucatán, avanzan después
bajo” 34.
de muchas aventuras hasta las costas orientales del imperio azteca
La “Periferia” de Europa sirve así de “espacio libre” para que los (San Juan de Ulúa). Allí tuvo noticias de los aztecas, de su emperador
_____________ Motecuhzuma -escribe Torquemada-, el que ya estaba enterado de las
31
Ibid., 347. dos primeras expediciones españolas a sus costas, ya que en la expedi-
32
En la Enzyklopädie (ed. F. Nicolin - O. Pöggeler, F. Meiner, Hamburg, ción de Grijalva habían dado los informantes noticias al Emperador:
1969, p. 430) Hegel escribe: "Diese Befreiung des Geistes, in der er zu sich
selbst zu kommen und seine Wahrheit zu verwirklichen geht, und das ______________
Geschäft derselben ist das höchte und absolute Recht. Das Selbstbewusstse- llamaba también la mita en el Perú). Diversas maneras de la nueva domina-
in eines besondern Volks ist Träger der diesmaligen Etwicklungsstufe des ción que la Modernidad iniciaba en la Periferia mundial.
11
allgemeinen Geistes in seinem Dasein und die objektive Wirklichkeit, in Ibid., cap. VI; p. 32.
12
welche er seinen Willen legt. Gegen diesen absoluten Willen ist der Wille Ibid., cap. 7; p. 37.
13
der andern besondern Volksgeister rechtlos, jenes Volk ist das Weltbeherrs- Ibid., p. 39. Cortés se auto-interpretaba, entonces, como un nuevo Constan-
chende". tino, fundador de la "Nueva Cristiandad de las Indias" (como escribirá, con
33
Rechtsphilosophie, § 246. otros propósitos, Toribio de Mogrovejo, arzobispo de Lima años después).
34 14
Ibid., 248. Europa entonces "ocupa" territorios ajenos. Hegel no piensa que Ibid., cap. 8; p. 41.
esto significa que hay que arrebatárselos a otros pueblos.
41
21
años para estudiar letras en Salamanca. Pero poco tiempo después,
pobres, fruto del capitalismo, puedan devenir propietarios capitalistas
"cansado de estudiar y falto de dinero"5, en vez de partir a Nápoles
en las colonias 35.
salió hacia las Indias, llegando en 1504 -un año después que Bartolo-
mé de las Casas, y en el mismo año que llegaron los primeros esclavos
Y bien, Jürgen Habermas trata el mismo tema en su obra Der Phi-
africanos a la Hispañola-. Estuvo cinco o seis años en Santo Domingo
losophische Diskurs der Moderne 36, cuando escribe:
como encomendero, explotando indios en sus "granjerías"6. Pasó
con Diego Velázquez a la "conquista" de Cuba. "Sacó gran cantidad "Los acontecimientos históricos claves para la implantación del princi-
de oro con sus indios y en breve llegó a ser rico"7, y después de más pio de la subjetividad sobre la Reforma, la Ilustración y la Revolución
de una aventura fue nombrado capitán para llevar a cabo la "conquis- Francesa" 37.
ta" de las tierras de Yucatán descubiertas en 1517. Desde la costa, las
dos expediciones de descubrimiento pudieron "ver edificios de piedra Para Habermas, como para Hegel, el descubrimiento de América no
que hasta entonces no se habían visto por aquellas islas y que la gente es un determinante constitutivo de la Modernidad 38. Deseamos de-
vestiese tan rica y lucidamente"8. Los indios caribes iban desnudos, mostrar lo contrario. La experiencia no sólo del "Descubrimiento",
no conocían la técnica del tejido. No así en las culturas urbanas -como sino especialmente de la "Conquista" será esencial en la constitución
veremos en la Conferencia 6-, que se encontraban todas sobre las cos- del “ego” moderno, pero no sólo como subjetividad, sino como subje-
tas del Océano Pacífico. Los europeos en sus "descubrimientos" desde tividad "centro" y "fin" de la historia.
Terranova hasta la Patagonia sólo habían descubierto culturas aldea-
nas, de recolectores y pescadores, más o menos nómadas. Las culturas Por otra parte, es evidente, tanto Hegel como el mismo Habermas,
urbanas se habían ocultado a la mirada de los descubridores más de descartarán a España de la originaria definición de la Modernidad (y
veinticinco años, porque miraban hacia el Océano Pacífico. Las prime- con ello América Latina). Escribe Hegel:
ras que se observaron no podían ser otras, exactamente, que las que
" Aquí se encuentran las tierras de Marruecos, Fás (no Fez), Argel,
tocaron las costas caribeñas: las culturas maya y azteca.
Túnez, Trípoli. Puede decirse que esta parte no pertenece propiamente
a Africa, sino más bien a España, con la cual forma una cuenca. El
La "Conquista" es un proceso militar, práctico, violento que incluye polígrafo de Pradt dice por eso que en España se está ya en Africa.
dialécticamente al Otro como "lo Mismo". El Otro, en su distinción9, [España...] es un país que se ha limitado a compartir el destino de los
es negado como Otro y es obligado, subsumido, alienado a incor- grandes, destino que se decide en otras partes; no está llamada a ad-
quirir figura propia" 39.
porarse a la Totalidad dominadora como cosa, como instrumento,
como oprimido, como "encomendado"10, como "asalariado" (en las Si España está fuera de la Modernidad mucho más América Latina.
______________ Nuestra hipótesis, por el contrario, es que América Latina, desde 1492
resaltar que ahora se mueve en "tres" escenarios: el centro-europeo (Lutero), es un momento constitutivo de la Modernidad, y España y Portugal
el hispánico (Cortés) y el azteca (México). como su momento constitutivo. Es la "otra-cara" (te-ixtli en azteca), la
5
Ibid., cap. l; p. 13. Alteridad esencial de la Modernidad. El "ego" o la "subjetividad" eu-
6
Esta palabra podríamos hoy traducirla por "business".
7 ropea inmadura y periférica del mundo musulmán se irá desarro-
Ibid., p. 16. .
8
Ibid., cap. 3; p. 19. Claro que lo que más entusiasmó a los de Cuba fue lo si- ___________
35
guiente del relato; "Porque la plática de aquellos tiempos, y gentes, no era Cuando Europa tuvo "sobrepoblación" o pobres y miserables, los envió al
otra; que casi se parecían al rey Midas, que todo su deleite era el oro y la pla- Tercer Mundo. Hoy no les permite que entren a Europa y cierra sus fronte-
ta y no trataba de más que de riqueza" (p. 21). ras.
36
9
En mi Filosofía de la liberación, hemos distinguido entre "diferente" interno Suhrkamp, Frankfurt, 1988 (El discurso filosófico de la modernidad, Tau-
a la Totalidad, y "distinto" con real alteridad (Véase el "Indice de conceptos" rus, Buenos Aires, 1989).
37
al final de la nombrada obra). Op. cit., p. 27 (ed. española, p. 29).
38
10
Figura de la economía colonial latinoamericana -que se usaba también en la Habla del descubrimiento, pero no le da importancia alguna (por ejemplo,
Andalucía de los islámicos-. Un cierto número de indios era "encomendado" en Op. cit., p. 15, ed. española; p. 13, ed. alemana).
39
(puesto a disposición) del conquistador para que trabajaran gratuitamente lbid., c, alfa. Afrika; p. 213; ed. española, I, p. 183.
(sea en el campo, en la búsqueda del oro en los ríos o en la minería; esto se
22 40

llando hasta llegar con Hernán Cortés, en la conquista de México (el 3.1. Hacia una fenomenología del "ego conquiro [yo conquisto]"
primer "espacio" donde dicho "ego" efectuará un desarrollo pro-
totípico), a constituirse como "Señor-del-mundo", como "Voluntad- Una vez reconocidos los territorios, geográficamente, se pasaba al
de-Poder". Esto permitirá una nueva definición, una nueva visión control de los cuerpos, de las personas: era necesario "pacificarlas" -se
mundial de la Modernidad, lo que nos descubrirá no sólo su "concep- decía en la época-. El que establece sobre otros pueblos la dominación
to" emancipador (que hay que subsumir), sino igualmente el "mito" del mundo español (posteriormente del europeo en general) es un mili-
victimario y destructor, de un europeismo que se funda en una "falacia tar, un guerrero. El "Conquistador" es el primer hombre moderno acti-
eurocéntrica" y "desarrollista". El "mito de la Modernidad" tiene ahora vo, práctico, que impone su "individualidad" violenta a otras personas,
un sentido distinto al que tenía para Horkheimer o Adorno 40, o que al Otro. Si en "Tierra Firme" (la actual Panamá) el primer conquista-
tenía para los Postmodernos -como Lyotard, Rorty o Vattimo-. Con- dor-colonizador fue Vasco Nuñez de Balboa (asesinado en 1519 por
tra los Postmodernos no criticaremos la razón en cuanto tal; pero ad- Pedrarias, un noble castellano de segunda categoría)2, el primero
mitiremos su crítica contra la razón dominadora, victimaria, violenta. que puede llevar el nombre de tal es Hernán Cortés -y por ello lo to-
Contra el racionalismo universalista no negaremos su núcleo racional, maremos como ejemplo de este tipo moderno de subjetividad-. En el
sino su momento irracional del mito sacrificial. No negamos entonces Caribe, de Santo Domingo a Cuba, la conquista no era tal; sólo había
la razón, sino la irracionalidad de la violencia del mito moderno; no tribus, etnias, pueblos indígenas sin cultura urbana. La dominación
negamos la razón, sino la irracionalidad postmoderna; afirmamos la más fue matanza e inorgánica ocupación que sistemático dominio. To-
"razón del Otro" hacia una mundialidad Trans-moderna. talmente distinta será la suerte del primer imperio conquistado en el
_____________ Nuevo Mundo.
40
Véase al final de estas conferencias el Apéndice 2 de los autores nombra-
dos, véase Dialektik der Aufkläerung, Fischer, Frankfurt, 1971. La posición Hernán Cortés, un pobre extremeño hidalgo3, nació en Medellín
de J. Habermas se expresa en su Der Philosophische Diskurs der Moderne:
en 1485 ("el mismo año que Lutero nació")4, partiendo a los catorce
"5. Horkheimer y Adorno: el entrelazamiento de mito e Ilustración", pp.
135 ss. (ed. española), pp. 130 ss. (ed. alemana).
______________
2
Véase Carl Ortwin Sauer, Descubrimiento y dominación española del Ca-
ribe, FCE, México, 1984, pp. 369ss.; Georg Friederici, El carácter del des-
cubrimiento y la conquista de América, FCE, México, 1987.
3
"Hijo de alguien" (= Hidalgo), nobleza venida a menos. Seguiremos el relato
de Fray Juan de Torquemada, Monarquía indiana. Libro IV (UNAM, Méxi-
co, t. II. 1975), ya se ocupa, como dice en su Prólogo, "De la conquista de
México": "En el año del nacimiento de nuestro señor Jesucristo de 1519, go-
bernando su iglesia en el summo pontificado de Roma el Papa León X y
siendo monarca de los príncipes cristianos el muy católico emperador don
Carlos V de este nombre [...], desembarcó en esta tierra de Anahuac el fa-
mosísimo y no menos venturoso capitán Fernando Cortés" (p. 7).
4
Ibid. Torquemada agrega: "Lutero nació en Islebio, villa de Sajonia, naciese
Fernando Cortés en Medellín, villa de España, de Extremadura [...]; este cris-
tiano capitán para traer al gremio de la Iglesia católica romana infinita multi-
tud de gentes" (p. 7). Aquel Torquemada, en plena cruzada antiluterana, nos
muestra de todas maneras que la Modernidad -en el sentido más amplio que
el weberiano o habermasiano- tiene dos caras: la europea con la Reforma, y
la "otra-cara" en el mundo periférico. Es una visión universal (europeo-
latinoamericana). Además, anota Torquemada que en 1485 se consagró el
"templo mayor" de los aztecas en México (Op. cit., Prólogo; p. 8). Lo cual le
permite al autor indicar que habiendo escuchado Dios "la aflicción de este
miserable pueblo" azteca, llamó del seno de su madre a Cortés, "como un
nuevo Moysés en Egipto" (Ibid.). Lejos estamos de aprobar ninguna de las
interpretaciones de Torquemada -ya que hace pasar al conquistador como li-
bertador, como también lo interpretará Ginés de Sepúlveda-, sólo queremos
Conferencia 3
Conferencia 2
De la "conquista" a la "colonización"
De la "invención" al
del mundo de la vida (Lebenswelt)
"descubrimiento" del Nuevo Mundo

"La causa [final] porque han muerto y destruido tantas y tales y tan in-
finito número de ánimas los cristianos, ha sido solamente por tener por "¿Cuándo y cómo aparece América en la conciencia histórica? Esta
su fin último el oro y henchirse de riqueza en muy breves días y subir cuestión, cuya respuesta obviamente supone la reconstrucción de un
a estados muy altos y sin proporción a sus personas. (La causa ha proceso que desde ahora voy a llamar el proceso ontológico ame-
sido) por la insaciable codicia y ambición que han tenido [... Debo] su- ricano, constituye la pregunta fundamental de este trabajo" (E. O'Gor-
plicar a Su Majestad con instancia importuna, que no conceda ni per- man, La invención de América) 1.
mita la que los tiranos han inventaron, prosiguieron y han cometido, y
que llaman conquista" (Bartolomé de las Casas, Brevísima relación de Distinguiremos conceptualmente entre "invención", "descubrimien-
la destrucción de las Indias, Introducción). to", "conquista" y "colonización". Estas son "figuras (Gestalten)" his-
tóricas que tienen contenidos teóricos, espaciales y diacrónicos distin-
Pasemos ahora a la tercera figura: la "conquista". Por tal entende- tos. Son diferentes "experiencias existenciales" que merecen ser
mos ahora una relación no ya estética o cuasi-científica de la Persona- analizadas por separado.
Naturaleza, como en el "descubrimiento" de nuevos mundos. Ahora la
figura es práctica, relación de Persona-Persona, política, militar; no de 2.1. La "invención" del "ser-asiático" del Nuevo Mundo
reconocimiento e inspección -con levantamiento de mapas y descrip-
ción de climas, topografía, flora o fauna- de nuevos territorios, sino de Debemos a Edmundo O'Gorman la propuesta de esta primera fi-
la dominación de las personas, de los pueblos, de los "indios". No es gura (Gestalt): la "invención de América" 2. En un análisis histórico-
ya la "theoría", es ahora la "praxis" de dominación. En España, desde filosófico, de estilo heideggeriano, el gran historiador mexicano des-
el comienzo de la Reconquista en el lejano 718, como consta en las Par- cribe la "experiencia ontológica" tal como fue vivida -y que puede
tidas del siglo XIII, la "conquista" era una figura jurídico-militar. En probarse por los documentos que nos han llegado- por Cristóbal
1479, los reyes católicos, explican que "enviamos ciertos nuestros ca-
pitanes e gentes a la conquista de la Grand Canaria, contra los canarios ___________
infieles, enemigos de nuestra santa fe católica que en ella están"1. 1
FCE, México, 1957, p.12.
2
Del libro ya citado en nota 1. Véase la reacción de Wilcomb E. Washbum,
______________ "The Meaning of Discovery in the Fifteenth and Sixteenth Centuries", en The
1
Cita Silvio Zavala, La filosofía de la conquista, FCE, México, 1977, p. 24. American Historical Review, 1 (1962),pp. 1-21.
37
24
otras regiones dominadas. Ese “Otro”; que es "lo Mismo", explica la
Colón. Internémonos en esta aventura reconstructiva que nos llevará a pregunta de Fernández de Oviedo:
la conclusión de que Colón no descubrió América, en un sentido es-
"Estas gentes de estas Indias, aunque racionales (sic) y de la misma es-
tricto ontológico -en vocabulario del nombrado autor.
tirpe de aquella santa arca de Noé, están hechas irracionales (sic) y
bestiales por sus idolatrías, sacrificios y ceremonias infernales" 65.
El punto de partida del análisis es obvio, y por ello nunca tomado
suficientemente en cuenta. El "mundo (Welt)" 3, o el "mundo de la El Otro es la "bestia" de Oviedo, el "futuro" de Hegel, la "posibili-
vida cotidiana (Lebenswelt)" 4 de Cristóbal Colón era el de un exper- dad" de O'Gorman, la "materia en bruto" para Alberto Caturelli: masa
to navegante del Mediterráneo (del Mare nostrum de los romanos) en rústica "des-cubierta" para ser civilizada por el "ser" europeo de la
torno a cuyas aguas estaban Europa 5, Africa y Asia 6 -Europa to- "Cultura Occidental", pero "en-cubierta" en su Alteridad.
davía no era el "Centro" 7-. Desde 1476 Colón había tenido una ex-
periencia fuerte del Atlántico -donde fue atacado por piratas y flotó ___________
tomado a un palo durante largo tiempo 8. Un "mundo" lleno de la aparecía en la editorial Sígueme de Salamanca, mi obra Desintegración de
fantasía renacentista -pero no ya estrictamente medieval que le per- la cristiandad colonial y liberación, donde escribía en un parágrafo sobre
"La obra profético-apocalíptica de Las Casas" (pp. 146 ss.), y comentaba el
mitirá pensar en su tercer viaje que el delta del Orinoco del norte de
texto lascasiano de que "Dios ha de derramar sobre España su furor e ira",
Sudamérica era la desembocadura de uno de los ríos del Paraíso Te- exponiendo así la temática de la profecía, creída por Las Casas, de la des-
rrenal, por ejemplo 9-, de un mercader en la tradición de Venecia, trucción de España por las injusticias cometidas en las Indias. Concluía:
___________ "Bartolomé respeta al indio en su exterioridad [...] lo que indica exacta-
3
En sentido heideggeriano, tal como es expuesto en Sein und Zeit. mente la capacidad de superar el horizonte del sistema para abrirse a la ex-
4
En el sentido del viejo Husserl. terioridad del otro como otro" (p. 147). Todorov retoma el tema, hasta con
5
En el sentido 4y 5 del Apéndice 1, al final de estas conferencias. los mismos textos (sin citar fuentes) y palabras (pp. 255 ss.). El título de es-
6
Ahora el Africa era el mundo musulmán "negro"; el Asia se iniciaba por el tas conferencias de Frankfurt expresa entonces mi posición teórica desde
mundo musulmán turco, y se continuaba con lo poco que dieron a conocer hace más de veinte años. La cuestión de la aparición y negación del Otro
las expediciones mercantiles del veneciano Marco Polo o de los misioneros como "en-cubrimiento" fue el punto de partida originario de mi pensarnien-
franciscanos como Juan de Montecorvino (que llegó hasta Peking y muere en to desde 1970 -expuesto reiterativamente, hasta por exceso, en obras publi-
el año 1328), entre otros (Véase Pierre Chaunu, L 'expansion européen (XIII e, cadas sólo en lengua española, que es como si permanecieran inéditas; es-
X1Ve, X Ve siécles), PUF, Paris, 1968). Los franciscanos estuvieron en China tigma de las culturas dominadas y periféricas.
65
hasta el año 1370, y lograron muchas informaciones que se recibieron en Historia general y natural de las Indias, libro III, cap. 60.
Roma.
7
Véase el "Excurso sobre Europa como periferia del mundo musulmán", en la
Conferencia 6.
8
Colón había estado en el Mediterráneo oriental, en el noroeste de Europa, en
las costas de Guinea en Africa, en las islas Madeira, siempre junto a nave-
gantes genoveses o portugueses. Véase Paolo Emilio Taviani, Cristoforo Co-
lombo. La genesi della grande scoperta, Istituto Geográfico de Agostini, No-
vara, 1982; Kirkpatrick Sale, The conquest of Paradise, A. Plume Book,
New York, 1991; Daniel Boorstin, The Discoverers, Vintage Books, New
York, 1985; Alvin Josephy, America in 1492, Alfred Knopf, New York,
1992. Samuel Eliot Morison, Admiral of the Ocean Sea, Little, Brown and
Company, Boston, 1972.
9
"[...] del mundo salía un río grandísimo. Fallaron siempre cinco brazas de
fondo y el agua muy dulce, en tanta cantidad [...]" (Diario del Primer y Ter-
cer viaje de Cristóbal Colón, versión de B. de las Casas, Alianza, Madrid,
1989, p. 182). Y poco más adelante escribe: "Y digo que, si no procede del
Paraíso Terrenal, que viene este río y procede de tierra infinita, puesta al
Austro, de la cual hasta ahora no se ha habido noticia. Mas yo muy asentado
tengo el ánima que allí, adonde dije (donde se origina el Orinoco), es el
Paraíso Terrenal, y descanso sobre las razones y autoridades de la Escritura"
(Ibíd., p. 192).
36 25

Amalfi, Nápoles, de la Florencia de los Medici, de la Roma de Pio II,


efectuar en 1520, cuando Sebastián Elcano, sobreviviente de la expe-
o de su Génova natal 10. "Mundo" de un cristiano italo-ibérico en-
dición de Fernando de Magallanes, llega a Sevilla habiendo descubier-
frentado al "mundo" musulmán del norte del Africa y a los turcos.
to el estrecho de Magallanes, recorrido el Océano Pacífico (desaparece
Cuando el 17 de abril de 1492 firma las Capitulaciones de Santa Fe 11,
sólo ahora la hipótesis del "Sinus Magnus") y el Indico, y circumnave- ante la Granada que cae en manos de la última Cruzada europea12,
gando la Tierra por vez primera. Ahora el círculo se cerraba: la Tierra Colón se lanza a la empresa de cruzar el Mar Océano el 3 de
había sido "des-cubierta" como el lugar de la "Historia Mundial"; por agosto desde Andalucía con un solo propósito: llegar a la India, al
primera vez aparece una "Cuarta Parte" (América), que se separa de la Asia por el Occidente -que desde Aristóteles o Ptolomeo, hasta Tosca-
"cuarta península" asiática, desde una Europa que se autointerpreta, nelli 13 y el mapa de Heinrich Hammer (Henricus Martellus) de
también por primera vez, como "Centro" del acontecer humano en 1489 14 era una tesis aceptada-, para adquirir así conocimientos
general, y por lo tanto despliega su horizonte "particular" como hori- náuticos, para llenarse de oro, de dignidad y además, honestamente,
zonte "universal" (la cultura occidental) 61. El ego moderno ha apa- expandir la fe cristiana (ideales que podían intentarse simultáneamente
recido en su confrontación con el no-ego; los habitantes de las nuevas sin contradicción en la Weltanschauung del tiempo). Sus ojos eran los
tierras descubiertas no aparecen como Otros, sino como lo Mismo a del último mercader del Mediterráneo occidental, y esos ojos eran, al
ser conquistado, colonizado, modernizado, civilizado, como "materia" mismo tiempo, los del primer "moderno". Los descubrimientos por el
del ego moderno. Y es así como los europeos (o los ingleses en parti- norte del Atlántico 15 de los vikingos, que probablemente con Leif
cular) se transformaron, como citábamos más arriba, en "los misione- en 992 llegaron a Helluland ("Tierra de desolación" en Norte Amé-
ros de la civilización en todo el mundo" 62, en especial con "los pue- rica), eran hechos sin consecuencias históricas. Los vikingos llegaron
blos bárbaros" 63. a unas islas situadas al oeste de Groenlandia, pero no pudieron inte-
grarlas de manera irreversible a la "vida cotidiana (Lebenswelt)" euro-
Europa ha constituido a las otras culturas, mundos, personas como pea, ni a la economía o historia de su pueblo. La travesía del Atlántico
ob-jeto: como lo "arrojado" (-jacere) "ante" (ob-) sus ojos. El "cubier- ecuatorial de Colón tiene otra significación. Los mismos portugueses,
to" ha sido "des-cubierto": ego cogito cogitatum, europeizado, pero in- que desde 1415 habían ocupado Ceuta en el Africa, que construyeron
mediatamente "en-cubierto" como Otro. El Otro constituido como lo desde 1441 las primeras carabelas y comenzaron la trata de esclavos
Mismo 64. El ego moderno "nace" en esta autoconstitución ante las africanos, y que llegaron a Guinea 17, y en el año 1487 al Cabo de
Buena Esperanza 18 (la "esperanza" europea de llegar a la India y
___________ ___________
61
Sentido ontológico y teológico providencialista de la "civilización" europea 10
Como mera anécdota, recuerdo ahora que la familia de mi madre, Ambrosi-
en Hegel.
62 ni Siffredi, mis bisabuelos, eran originarios de esta ciudad, geneises, e in-
Philosophie der Geschichte, en Werke, Suhrkamp, Frankfurt, 1970, t.12, p.
migraron a Argentina casi al mismo tiempo y por los mismos motivos que
538.
63 mi bisabuelo alemán: eran pobres europeos del siglo XIX.
"... barbarischen Voelkern" (Ibíd.). 11
64 Véase Die Grossen Entdeckungen, Ed. E. Schmidt, C.H Beck, München,
Este fue el tema originario de la Filosofía de la Liberación desde el 1969.
1984, t. II, pp. 105-109.
Todas mis obras, en especial Para una ética de la liberación latinoamerica- 12
"[...] Este presente año de 1492, después que Vuestras Altezas haber dado
na (Siglo XXI, Buenos Aires, t. I-II, 1973), y los tres tomos posteriores
fin a la guerra de los moros, que reinaban en Europa, y haber acabado la
-escritos hasta el momento del exilio en Argentina en 1975-, analizan esta
guerra en la muy grande ciudad de Granada, adonde este presente año [...]
tesis. Desde el "segundo Heidegger", al fin de la década de1 60, desde la Es-
por fuerza de armas pide poner las banderas reales de Vuestras Altezas en
cuela de Frankfurt, especialmente Marcuse, tomando la posición ética de
las torres de la Alfambra" (Diario del Primer y Tercer viaje de Cristóbal
Emmanuel Levinas, desarrollamos una ética desde "el Otro (Autrui)", como
Colón, en la versión ya citada, p. 41).
indio, como mujer dominada, como niño alienado pedagógicamente, como 13
Véase su carta de 1474, en Die grossen Entdeckungen, t. II, pp. 9-13.
el punto de partida de la obra indicada en cinco tomos (escritos de 1969 a 14
Véase Apéndice 4.
1975, editados desde 1973 en Buenos Aires, hasta 1979 en México); es una 15
Flecha 1 del mapa en Apéndice 3.
ética que analiza el hecho de la violenta "negación del Otro" americano des- 16
Flecha 7 del Apéndice 3.
de el horizonte de "lo Mismo" europeo. En 1982, habiendo permanecido 17
Flecha 3 del Apéndice 3.
buen tiempo para sus investigaciones en México, donde publiqué en 1977 18
Flecha 5 del Apéndice 3.
nuevamente los tres primeros tomos de la Etica de la liberación, Tzvetan
Todorov escribe su obra La conquête de l'Amérique. La question de l'autre,
Seuil, Paris, donde desarrolla con mano maestra las mismas tesis. En 1978
26 35

sus riquezas), no efectuaron la experiencia a la que nos estamos refi- Todo esto pasa ya a la expresión del "descubrimiento", cuando en la
riendo; era como un ir “viendo” lo ya sabido; un ir “descubriendo” un Cosmographiae Introductio de Matthias Ringmann y Martin Wald-
Africa que tenía un “lugar” (geográfico, histórico y teológico) en la seemüller, en 1507, explícitamente, se habla de la "Cuarta Parte de la
Weltanschauung renacentista. Lo de Colón es completamente dife- Tierra", la dibujan en su mapa, y la llaman "América" en honor de
rente. Amerigo Vespucci su "descubridor" 60. Para O'Gorman, en su fun-
En efecto, Colón partió de las islas Canarias el 8 de septiembre, y damento ontológico, dicha experiencia no es un "descubrimiento" de
llegó a unas islas en la parte occidental del Atlántico el día 12 de octu- lo nuevo, sino, simplemente, el reconocimiento de una materia o po-
bre de 1492. La bula papal de 1493, Inter caetera, las describe de tencia donde el europeo comienza a "inventar" su propia "imagen y
manera objetiva: "islas y tierras firmes" ubicadas en "las partes occi- semejanza". América no es descubierta como algo que resiste distinta,
dentales del Mar Océano, hacia las Indias"19. Algo muy distinto es como el Otro, sino como la materia a donde se le proyecta "lo Mis-
lo que vio -o quiso ver- Colón. Este afirmó rotundamente haber llega- mo". No es entonces la "aparición del Otro", sino la "proyección de lo
do al Asia. Leemos en su Diario de a bordo: Mismo": “en-cubrimiento1”. Tesis eurocéntrica expresa, pero real en
cuanto hecho histórico de dominación, aún contra el querer de
"[...] La información que yo había dado a Vuestras Altezas de las tie- O'Gorman. En el fondo, Habermas expresa lo mismo, pero de otra
rras de India y de un príncipe que es llamado Gran Kan 20 (que manera. Para la definición intraeuropea de la Modernidad, dicha Edad
quiere decir en nuestro romance rey de los reyes), como muchas veces Nueva comienza con el Renacimiento, la Reforma y culmina en la
él y sus antecesores habían enviado a Roma a pedir doctores en nues- Aufklärung. ¡Qué exista o no América Latina, Africa o Asia no tiene
tra santa fe 21 [...], Vuestras Altezas, como católicos y cristianos y
para el filósofo de Frankfurt ninguna importancia! El propone una de-
príncipes amadores de la santa fe cristiana [...], y enemigos de la secta
de Mahoma 22 [...], pensaron enviarme a mí, Cristóbal Colón, a di- finición exclusivamente "intra-europea" de la Modernidad -por ello es
chas partes de India, para ver 23 los dichos príncipes, y los pueblos y autocentrada, eurocéntrica, donde la "particularidad" europea se iden-
las tierras y la disposición de ellas. y de todo. y la manera que se pu- tifica con la "universalidad" mundial sin tener conciencia de dicho pa-
diera tener para la conversión dellos a nuestra santa fe" 24. saje. O'Gorman, describiendo exactamente lo que acontece en cuanto
dominación, niega América porque la define como materia, potencia,
En este texto podemos reconstruir el “mundo” de Colón, y cómo no-ser. Habermas, por su parte, no considera que el descubrimiento de
“interpretaba" -una hermenéutica-1o que estaba viendo. Las islas, las América Latina; tenga ninguna relevancia para su argumento; no entra
en realidad en la Historia -como para Hegel.
___________
19
Martín Fernández de Navarrete. Colección de los viajes y descubrimientos.
Madrid. 1825. t. II. p. XVII. "Des-cubrir", entonces, y esto aconteció histórica o empíricamente
20
En el mapa de Martellus (1489) (Apéndice 4) se lee "Tartaria per totum". de 1502 a 1507, es el constatar la existencia de tierras continentales
Los "Kanes" eran los jefes guerreros de los mongoles que dominaban Kiev habitadas por humanos al este del Atlántico hasta entonces totalmente
y Moscú. Los renacentistas proyectaban esa organización y nombres hasta desconocidas por el europeo, lo cual exige "abrir" el horizonte on-
el extremo del Asia. Por lo que Colón estaba buscando reinos gobernados
tológico de comprensión del "mundo de la vida cotidiana (Lebens-
por Kanes: la China.
21
Se trata de la tradición de Roma de que había un Preste Juan que había pe- welt)" europeo hacia una nueva "comprensión" de la historia como
dido establecer contactos con Roma. Se trata de los coptos de Etiopía (que Acontecer Mundial (weltliche Ereignis), planetario. Esto se termina de
del este del Africa se los proyecta al este del Asia). En el mapa de Martellus
(Apéndice 4) leemos en una región al norte del "Sinus Magnus": "Hic domi- ___________
nat Presbiter Johannes emperator totius Indiae". 60
Claro que todavía se trata sólo de la masa continental de Sudamérica. La
22
Bien sabía Colón el gusto y trabajos que le había dado, y le seguía dando a masa de la antigua China se seguía confundiendo con Norteamérica; podía
los reyes. la toma de Granada. Boadbdil vivía todavía en la península y seguir siendo Asia y no se sabía si estaba o no unida a la masa del Sur
cientos de miles de musulmanes, los moriscos, estaban lejos de haberse (Véase Die grossen Entdeckungen, pp. 13-17). En España, Portugal y Lati-
conformado con su suerte. noamérica el nombre que quedará hasta entrado el siglo XIX es el de "Las
23
Este es el sentido de "Expediciones de descubrimiento". Indias Occidentales", pero nunca América (nombre dado por las potencias
24
Diario del primer y tercer viaje de Cristóbal Colón, en la versión de B. de nacientes europeas del Norte, que podrán desconocer desde finales del siglo
las Casas. ed. cit., p. 41. XVII a España y Portugal).
34 27

go indica con toda conciencia y por primera vez en la historia de Eu- plantas, los animales, los "indios" (de la "India", asiáticos entonces)
ropa, que la masa continental 55 al este y sur del "Sinus Magnus", eran todos una "constatación" de algo conocido de antemano, una
ya descubierta por Colón -y que éste hasta creyó ser una parte desco- especie de experiencia estética, aunque no explorada todavía: el Asia 25,
nocida del Asia- 56, es la "Antípoda" de Europa en el Sur, "una Escribe Colón -en la versión de las Casas-:
Cuarta Parte de la Tierra" 57, y, además, habitada por humanos muy
"A las dos horas después de media noche [de1 12 de octubre] apareció
primitivos y desnudos. Es de 1502 a la obrita del 1503 ó 1504 sobre el la tierra [...] una isleta de los lucayos, que se llamaba en lengua de in-
Mundus Novus, que Amerigo va tomando conciencia de lo que acon- dios Guanahaní. Luego vieron gente desnuda [...] gente muy pobre de
tecía -se necesitan años para comenzar a reconstituir toda una Wel- todo. Ellos andaban todos desnudos como su madre los parió" 26.
tanschauung milenaria-. En el "ego" concreto de aquel "descubridor" "Mas, por no perder tiempo, quiero ir a ver si puedo topar a la isla de
Cipango" 27.
se terminó de producir el pasaje de la Edad Media renacentista a la
Edad Moderna. Colón fue "inicialmente" el primer moderno; Amerigo De allí la importancia de la propuesta de O'Gorman -primera en su
Vespucci terminó el tiempo de su constitución: un "Mundo Nuevo" y género:
desconocido se abría a Europa. ¡Europa se abría a un "Mundo Nue-
vo"! Es decir, Europa pasaba de ser una "particularidad citiada" 58 "Pero si esto es así, se puede concluir, entonces, que el significado on-
por el mundo musulmán a ser una nueva "universalidad des- tológico del viaje de 1492 consiste en que, por vez primera, dentro del
cubridora" -primer paso de la constitución diacrónica del ego, que pa- ámbito de la Cultura de Occidente 28, se atribuyó al hallazgo de
sará después del "ego cogito" a la "Voluntad-de-Poder" ejercida-. Colón el sentido genérico de tratarse de un ente (Dasein) geográfico
(unas 'tierras') y el sentido específico de que ese ente (Dasein) perte-
O'Gorman escribe con mucha precisión:
necía a Asia, dotándolo así (Seingebung) con el ser asiático, mediante
una suposición a priori e incondicional" 29.
"Cuando Vespucci habla de un mundo se refiere a la noción de ecu-
mene, es decir, a la vieja idea de concebir como mundo a sólo una por-
Colón afirma haber llegado al Asia, el 15 de marzo de 1493, cuando
ción de la Tierra apta para la habitación del hombre; de modo que si le
parece lícito designar a los países recién explorados como un mundo retorna de su primer viaje. Había explorado, según su opinión, las islas
nuevo es porque su intención es la de anunciar el efectivo hallazgo de del Asia oriental, cerca de "Cipango" (Japón), junto a la cuarta Gran
una de esas otras ecumenes" 59. Península al este del "Sinus Magnus", y no lejos del "Quersoneso Au-
_____________
55 ___________
Hemos ya indicado esa masa en el mapa de Martellus Apéndice 4. 25
56 El mapa de Martellus, Apéndice 4, une China (Cataro, Quinsaii, Mangi) con
Vespucci describe muchos elementos: que ha llegado hasta 50 grados de
América del Sur. El "Sinus Magnus" reemplaza al Océano Pacífico y el río
latitud sur, que ha descubierto nuevas estrellas, que es un continente, y con
Orinoco o el Amazonas se extienden en el sur de la China.
tantos y tan extraños animales, que no cree hayan "podido entrar en el Arca 26
lbid., p. 57.
de Noé", etc. (Die grossen Entdeckungen, pp. 176-177). 27
57 lbid., p. 58, el día 13 de octubre de1 1492.
"Ich habe ein Viertel der Erde umsegelt" (Ibíd., p. 176). O'Gorman indica 28
Subrayo yo, y remito al sentido 5 y 7 del Apéndice 1. En O'Gorman el con-
que esto no significa un "cuarto continente" (Op. cit., p. 125), pero, nos pre-
cepto de "cultura de Occidente" no ha sido previamente aclarado (véanse
guntamos, ¿qué otra idea nos da al proponer una "Cuarta Parte" sino un
otros ejemplos del uso de estas palabras en La invención de América, pp.
nuevo continente?
58 15, 98-99, etc.). Se dice: "En la invención de América y en el desarrollo
Véase más adelante la Conferencia 6. Excurso.
59 histórico que provocó hemos de ver, pues, la posibilidad efectiva de la uni-
Op. cit., p. 62. Para O'Gorman esto no tiene nada de original. Sin embargo,
versalización de la Cultura de Occidente como único programa [sic] de
se le pasa desapercibido que, al mismo tiempo, Vespucci tiene ahora un
vida histórica capaz de incluir y ligar a todos los pueblos, pero concebido
nuevo sentido de "mundo": el "Nuevo" y "Viejo" mundo forman parte de
como tarea propia y no ya como el resultado de una imposición imperialista
Un solo "mundo". Se ha universalizado la visión del "Viejo" mundo, que al
y explotadora" (lbid., p. 98). Esto es justamente lo que llamaremos "euro-
ser "Viejo" ya no es el" Actual". Es decir, existe un "Nuevo" horizonte que
centrismo" en las élites de la Periferia. Ahora claramente en el sentido 8 del
comprende a los viejo y nuevo mundos: el horizonte de la Modernidad na-
Apéndice 1.
ciente, en la conciencia empírica del mismo Vespucci: Viejo Mundo + Nue- 29
La invención de América, p. 34.
vo Mundo (nueva particularidad) un Nuevo Mundo Planetario (nueva uni-
versalidad). "Eurocentrismo" será el identificar el Viejo Mundo (como
"centro") al Nuevo Mundo Planetario.
28 33

reo" (Malaca) 30, sin haber por ello llegado aún al continente Un navegante italiano, como Colón, ahora bajo la potestad portu-
asiático. En su segundo viaje 31, en 1493, Colón debe aportar "prue- guesa, Amerigo Vespucci, partió de Lisboa en mayo de 1501 hacia la
bas" de la "asiaticidad" de lo explorado. Recorre Cuba hacia el India. Su intención era llegar a su destino pasando también por debajo
Oriente, y piensa que es ya el Continente, la cuarta gran Península, no de la Cuarta Península y atravesar así el "Sinus Magnus", como lo
lejos del Quersoneso Aureo, y al tomar hacia el Sur cree que ha estado había proyectado en su fracasado viaje anterior:
navegando junto a Mangi (China) 32y que pronto podrá dirigirse ha-
"Percha mia intenzione era di vedere si potevo volgere uno cavo di
cia la India. Sin embargo, no puede aportar tampoco "pruebas" defini- terca, che Ptolomeo nomina il Cavo di Cattegara 50, che e giunto con
tivas. Cuando regresa en 1496, Colón tiene conocimiento de que han el Sino Magno" 51.
habido otras exploraciones. Se sabe que hay una gran masa "asiática"
continental al sur de las islas descubiertas 33. Esto favorece la pro- Era necesario descubrir un estrecho para llegar a la India. Lo cierto
puesta de Colón: esa masa es la cuarta península asiática 34, no lejos es que llegó a las costas del actual Brasil 52, y convencido de poder
del Quersoneso Aureo, que es más grande de lo antes supuesto. Para llegar al "Sinus Magnus" asiático, continuó la navegación hacia el Sur,
confirmar esto, en el tercer viaje, parte decididamente hacia el Sur que comenzaban a controlar los portugueses desde el Africa Oriental 53.
(para pasar por debajo de la cuarta península; la China era como En efecto, la costa continuaba hacia el Sur; es decir, hacia el sur
América del Norte, y la península se extendía hacia el Sur: Sudaméri- de la Cuarta Península en Asia. Poco a poco la empresa se mostraba
ca, pero como parte del Asia). Colón, en efecto, toca el norte de Suda- más difícil de lo proyectado y contraria a todos los presupuestos. Las
mérica, la isla Trinidad; poco después navegaba por las "aguas dulces" extensiones eran mayores, los habitantes extraños, el a priori de todos
_____________ los conocimientos de la cultura mediterránea comenzaban a ser pues-
30
O'Gorman muestra que en tiempos de Colón se pensaba que esta península tos en duda -desde los griegos y árabes, hasta los latinos-, incluyendo
(el "Quersoneso Aureo", hoy Malaca) podía ser pequeña y en la posición
a Martellus mismo. Navegó hacia el Sur, hasta ese entonces descono-
aproximada que tiene realmente; que se internaba hacia el Sur desde las
costas de la China, al oeste del "Sinus Magnus". Colón, por el contrario, cidos parajes de América del Sur (hasta el río Jordán, según parece).
pensaba en la "cuarta península" y tenía que "validar" esta última hipótesis. En septiembre de 1502 Vespucci retornaba a Lisboa sin haber podido
La obra de Gustavo Vargas Martínez, América en un mapa de 1489, inédi- llegar al "Sinus Magnus". No había encontrado el paso hacia la India.
to, Bogotá, 1991, muestra que el "Segundo Quersoneso Aureo" es China y Pero, poco a poco, se fue transformando en el "descubridor". Es así
América del Sur (como puede verse en el mapa de Martellus, Apéndice 4).
31 que escribió una carta reveladora en la dirección del argumento de es-
En un sentido histórico-mundial este segundo viaje es ya completamente
distinto al primero. Este segundo es, formalmente, el comienzo de la Con- tas conferencias. Se trata del comienzo de la toma de conciencia del
quista -aunque postergaremos esta figura hasta la "conquista" de México-. haber "descubierto" un Mundo Nuevo, que sería América del Sur
De este segundo viaje escribe Bartolomé de las Casas: "En breves días se como distinta de la China. En carta a Lorenzo de Medici 54, Ameri-
aparejaron en la bahía de Cádiz diez y siete navíos grandes [...] bien
proveídos y armados de artillería y armas [subrayo yo]. Trujo muchas ar-
___________
cas [...] para oro y otras riquezas de las que los indios [¡del Asia!] tuviesen. 50
Véase "Catigara" (hoy aproximadamente en el Perú) en el mapa de Marte-
Llegáronse mil quinientos hombres, todos o todos los más a sueldo de sus
llus (Apéndice 4). Arnold Toynbee coloca a Cattigara cerca de Macao
altezas" (Historia de las Indias, I, cap. 40; BAE, Madrid, 1957, vol. I,
("Historical Atlas and Gazette", en A Study of History, Oxford Univ. Press,
pp.139-140). Ya no es el "mercader" del Mediterráneo; ahora es el guerrero,
London, 1959, p. 131). Puede entonces verse claramente la confusión acer-
la violencia, las armas, los soldados, los cañones. Son soldados que, estando
ca de la cercanía entre China y América del Sur por el Pacífico.
"desocupados" después de la toma de Granada de los musulmanes, los reyes 51
Carta de 18 de julio de 1500 (Vespucci, Cartas, 98; cit. O'Gorman, Op. cit.,
los "emplean" para sacárselos de encima: los envían hacia las Indias. Termi-
p. 122).
na la "Reconquista" comenzada en 718, y se inicia inmediatamente la "Con- 52
Siguiendo el recorrido inicial de la flecha 5 hasta el signo de pregunta (?),
quista".
32 en Apéndice 3, pero perfectamente dibujado en 1489 por Martellus (Apén-
La masa continental A del mapa del Apéndice 3 "Mangi" aparece en el
dice 4).
mapa de Martellus (Apéndice 4). 53
33 Véase Pierre Chaunu, Conqüete et exploitation des Nouveaux Mondes,
Región indicada en el mapa de Martellus (Apéndice 4) como "cuarta
PUF, Paris, 1969, pp. 177 ss. El dominio del "Mar islámico" o "Mar árabe"
península" (masa continental B del Apéndice 3).
34 se realizará entre 1500 a 1515. Amerigo Vespucci tuvo alguna noticia del
La primera es la península arábiga, la segunda la India, la tercera el Quer-
comienzo de esta empresa, por encontrarse con Alvarez Cabral de regreso
soneso (Malaca) y la cuarta " América del Sur" colocada como continuación
de la India (en 1501 en las islas del Cabo Verde).
de la China en el mapa de Martellus. 54
Véase, Die grosse Entdeckungen, t. II, pp. 174-181.
32 29

ción", a la experiencia también estética y contemplativa, aventura ex- del delta del Orinoco -corriente de un río mayor que el Nilo y nunca
plorativa y hasta científica del conocer "lo nuevo", que a partir de una visto de tal tamaño en Europa-. Colón entonces, siempre "en Asia",
"experiencia" resistente y terca (que se afirma contra toda la tradición) tiene conciencia de haber descubierto una región del Asia al este del
exige romper con la representación del "mundo europeo" 46 como Quersoneso. Vuelve a España, sin la "prueba" concluyente del camino
una de las "Tres Partes" de la Tierra. Al descubrir una "Cuarta Parte" hacia la India. Nuevamente en el cuarto viaje, de 1502 a 1504, buscan-
(desde la "cuarta península" asiática) se produce una autointer- do siempre el camino hacia la India, se interna hacia el continente 35
pretación diferente de la misma Europa. La Europa provinciana y re- y toca lo que hoy llamamos Honduras (para Colón parte de la China),
nacentista, mediterránea, se transforma en la Europa "centro" del mun- y, recorriendo la costa hacia el Sur, se anima al encontrar, pareciera,
do: en la Europa "moderna". Dar una definición "europea" de la Mo- por fin la ruta. En efecto, pasando junto a Panamá le informan los "in-
dernidad -como hace Habermas, por ejemplo,- es no entender que la dios" (asiáticos) que hay un gran Mar del otro lado del istmo. Colón
Modernidad de Europa constituye a todas las otras culturas como su tiene ahora la certeza de que es el "Sinus Magnus", y que está cerca, a
"Periferia ". Se trata de llegar a una definición "mundial" de la Mo- sólo diez jornadas de navegación, del río Ganges 36. De regreso,
dernidad (en la que el Otro de Europa será negado y obligado a seguir desde Jamaica, escribió a los reyes el 7 de julio de 1503, indicando
un proceso de "modernización" 47, que no es lo mismo que "Moder- que la península asiática se prolongaba hacia el Sur.
nidad"). Y es por esto que aquí nace estricta e histórica-existencial-
mente la Modernidad (como "concepto", y no como "mito"), desde el De todas maneras Colón muere en 1506 con la clara "conciencia"
1502, aproximadamente. de haber descubierto el camino por el Occidente hacia el Asia; en ella
siempre estuvo y murió pensando en ella. Los Reyes Católicos lo trai-
Los "descubrimientos" son una experiencia cuasi-científica, estética cionaron, abandonándolo a su pobre y solitaria suerte, así como trai-
y contemplativa -hemos dicho,-. Es una relación "Persona-Natura- cionaron a Boabdil y su pueblo granadino, musulmán y judío -que
leza", poética, técnica, admirativa, aunque al mismo tiempo comercial, serán expulsados después como extranjeros, perdiendo con ellos
en el sentido mercantilista del mundo Mediterráneo, anterior a la ex- España, entre otras causas, la posibilidad futura de una "revolución
pansión atlántica48. En la Europa latina del siglo XV, Portugal cier- burguesa".
tamente tomó la delantera (por encontrarse en el Finis Terrae [al fin
de la tierra], país del Atlántico, pero junto al Africa tropical [no así In- Esto es lo que llamamos la "invención" del "ser-asiático" de Améri-
glaterra] espacio de fructífero comercio) 49. Tomemos nuevamente ca. Es decir, el "ser-asiático" de este continente sólo existió en el "ima-
un camino entre otros posibles para continuar nuestra reflexión. ginario" de aquellos europeos renacentistas. Colón abrió, política y
___________ oficialmente, en Europa la puerta al Asia por el Occidente. Pero con
46
Pasaje del sentido 5 al 6 del Apéndice 1. su "invención" pudieron seguir existiendo, como la Santa Trinidad, las
47
"Modernización" (ontológicamente) es exactamente el proceso imitativo de "Tres Partes" de la Tierra (Europa, Africa y Asia):
constitución, como el pasaje de la potencia al acto (un "desarrollismo" on-
tológico), de los mundos coloniales con respecto al "ser" de Europa (en el "Se trata, por consiguiente, de una hipótesis con fundamento a priori:
que O'Gorman piensa que consiste el ser auténtico de América como inven- [...] la separación (del Continente del sur de la cuarta península) no era
ción europea): la "falacia desarrollista". un elemento necesario (léase: contrario) para mantener su convicción
48
Véase entre otros Fernand Braudel, The Mediterranean and the Mediterra- acerca de la asiaticidad de las tierras localizadas en el hemisferio norte
nean World in the Age of Philip II, Harper and Row, New York, vol. 1-2, [...] La hipótesis colombina no trasciende la imagen previa que la con-
1973, Idem, The Wheels of Commerce, en Civilization and Capitalism. diciona, de suerte que el hallazgo de una tierra firme en un sitio im-
15th Century, Collins, London, t. II, 1982; Immanuel Wallerstein, The Mo- previsible no logró constituirse en la instancia empírica reveladora
dern World-Sytem I: Capitalist Agriculture and the Origins of the European que pudo haber sido" 37.
World-Economy in the Sixteenth Century, Academic Press, New York, _____________
35
1974. Entre la masa A y B debía estar el paso hacia la India (Apéndice 3).
49 36
La apertura al Atlántico será una revolución inmensa. Véase Pierre Chaunu, Lettera Rarissima, en Navarrete, Colección, t. I, pp. 303-304 (véase tam-
Séville et l´Atlantique (1504-1650), Paris, 11 tomos publicados entre 1957 a bién en Die grossen Entdeckungen, t. II, pp. 181-183).
37
1960. O'Gorman, Op. cit., pp. 64-65.
30 31

Se "inventó" el "ser-asiático" de lo encontrado. De todas maneras, con otro ser que el de la posibilidad de actualizar 43 en sí misma esa
la "invención" en América de su momento "asiático" transformó al forma 44 del devenir humano, y por eso [...] América fue inventada
Mar Océano, al Atlántico, en el "Centro" entre Europa y el continente a imagen y semejanza de Europa" 45. En estas conferencias, en cam-
al oeste del Océano 38. Agonizaba así el Mediterráneo, que esperará bio, deseamos indicar por "invención" a la experiencia existencial co-
a Lepanto, en el 1571, para terminar de morir. Los turcos y musul- lombina de prestar un "ser-asiático" a las islas encontradas en su ruta
manes se empobrecerán con el Mare nostrum, con la inflación del oro hacia la India. El "ser-asiático" -y nada más- es un invento que sólo
y la plata -por las riquezas venidas de la primera “Periferia” europea: existió en el imaginario, en la fantasía estética y contemplativa de los
América Latina-. Pero eso es historia futura. grandes navegantes del Mediterráneo. Es el modo como "desapareció"
el Otro, el "indio", no fue descubierto como Otro, sino como "lo Mis-
De todas maneras, Colón -hemos dicho- es el primer hombre mo" ya conocido (el asiático) y sólo re-conocido (negado entonces
"moderno", o mejor, es el inicio de su historia. Es el primero que como Otro): "en-cubierto".
"sale" oficialmente (con "poderes", no siendo ya un viaje clandestino,
como muchos de los anteriores) de la Europa Latina 39-anti- 2.2. El "descubrimiento" del "Nuevo Mundo"
musulmana-, para iniciar la "constitución" de la experiencia existen-
cial de una Europa Occidental, atlántica, "centro" de la historia 40. Llamo "descubrimiento", como nueva figura posterior a la "inven-
_____________
Esta “centralidad” será después proyectada hasta los orígenes: en cier- 43
Entiéndase bien, O'Gorman aplica la doctrina de la "potentia" y de la
ta manera, en el "mundo de la vida cotidiana (Lebenswelt)" del euro- "actualitas (enérkheia)" de Aristóteles -como Alberto Caturelli en América
peo: Europa es "centro" de la historia desde Adán y Eva, los que son Bifronte, la más espeluznante interpretación reaccionaria, desde la extrema
también considerados como europeos 41, o, al menos, es considera- derecha, del no-ser americano; " América en bruto"- El "ser" es Europa, la
"materia" o la "potencia" es americana. Es decir, América, como pensaba
do como un mito originario de la "europeidad", con exclusión de otras
Hegel, es pura potencia, no-ser.
culturas. 44
Esa "forma" es la cultura occidental. Puede verse, además, que la "actuali-
dad" es la "forma (morfé)", en buen aristotelismo.
O'Gorman, con una tesis completamente eurocéntrica 42, entiende 45
La invención de América, p. 93. Escribe como para confirmar rotunda-
por "invención de América" el hecho por el que "América no aparece mente su eurocentrismo ontológico: "Quiere esto decir que Europa, ese ente
_____________ a cuya imagen y semejanza se inventó América, tiene por principio de indi-
38
Seguía entonces siendo el único "Oceano Occidentalis" del 1474 del Be- viduación la cultura europea, es decir su cultura propia; pero, que con ser
haim-Globus (Véase Die grossen Entdeckungen, t. II, p. 12), en cuyo centro suya, y por lo tanto, algo particular, no supone, sin embargo, un modo de
estaban las "Antillas". Sólo en 1513, con el descubrimiento a través del Ist- ser exclusivo y peculiar de Europa, ya que se concede a sí misma una signi-
mo de Panamá del nuevo océano gracias a Balboa, el Mar Océano se divi- ficación universal" (Ibíd., p. 97). Y concluye, para explicar esa tensión en-
dirá: en "Mar del Sur" (el futuro "Pacífico" de Magallanes) se escindirá del tre particularidad y universalidad en Europa: "en ello es de creerse que radi-
"Mar del Norte" (que al norte de Panamá es el Caribe, el Atlántico), y ca la primacía histórica de la cultura occidental (sic) [...] que al indi-
América aparecerá como "Nuevo Mundo" -el que descubrió Amerigo Ves- vidualizar un ente determinado, como es el caso de Europa el ser de ese
pucci algo antes-. El pequeño "Sinus Magnus" era en realidad el enorme ente está perpetua e internamente amenazado precisamente por aquello que
Océano Pacífico, el verdaderamente desconocido. le da su ser como un ente particular, puesto que su significación universalis-
39
Sentido 4 del Apéndice 1. ta lo desborda" (Ibíd.). O'Gorman describe así el cómo Europa (en sentido 6
40
Transición del sentido 4, al sentido 7: el "eurocentrismo". del Apéndice 1), particularidad, porta en su seno la cultura occidental (senti-
41
Si a un europeo "de la calle" le explicáramos hoy que el mito adámico, de do 8 del Apéndice 1), universalidad. Lo que no logran entender los que así
Adán y Eva, fue construido en el Irak que ha recibido cientos de miles de piensan es que dicha cultura occidental es el paso de la particularidad a la
toneladas de bombas, lanzadas por los soldados de la "Civilización Occi- universalidad sin novedad ni fecundación de alteridad alguna. En realidad
dental y Cristiana" (Inglaterra, Francia, España, Estados Unidos...), no es sólo la "imposición" violenta a otras particularidades (América Latina,
querría creerlo. Sería mucha "crueldad" -usando el concepto de Richard Africa y Asia) de la particularidad europea con pretensión de universalidad.
Rorty- el haber sepultado bajo bombas lugar tan sagrado. La definición perfecta de "eurocentrismo". ¿Cómo es posible que un lati-
42
Le pasa a O'Gorman lo de Freud. Este pretende describir la sexualidad real, noamericano exprese esto, se preguntará el europeo? Es justamente parte de
y objetivamente analiza la sexualidad "machista". O' Gorman describe las contradicciones internas de una cultura colonial y dominada como la
como historicidad americana algo determinado por un eurocentrismo más nuestra. Tenemos introyectado en nuestro mismo ser, al menos de sus élites
estricto, pretendiéndolo criticar. dominantes desde Cortés y sus criollos y mestizos descendientes, el ser del
dominador.
76 46

de los Habsburgos. Mendieta en cambio criticaba fuertemente a Felipe mento central. Nadie podía mirar en su rosto a “Motecuhzuma”. El
II, como el causante de la "cautividad de Babilonia" para los indios. Emperador, contra su voluntad, se vio exigido al final a recibir a Cor-
tés a la entrada de la gran ciudad. Ciudad imponente, de decenas de
En efecto, Mendieta opinaba que se había inaugurado así el tiempo miles de habitantes, con ejércitos de cincuenta y cien mil hombres de
del "fin del mundo" (pero era muy diverso del "fin del mundo" de las guerra, contra sólo trecientos soldados castellanos. El mismo Bernal
culturas indias), porque el evangelio se predicaba a todos los pueblos. Díaz del Castillo escribe:
Además, la vieja Europa había traicionado a Jesucristo con sus peca-
“¿Qué hombres ha habido en el universo que tal atrevimiento tuvie-
dos, mientras que los indios, con su simplicidad y pobreza, parecía sen? [...] Se apeó el gran Montezuma de las andas [...] E como Cortés
que no habían sido tocados por el pecado original27, de manera que vio y entendió é le dijeron que venía el gran Montezuma [...] llegó cer-
se podría fundar una Iglesia ideal, como la de los "primeros tiempos"28 ca de Montezuma, a una se hicieron grandes acatos"27.
-antes de Constantino y como la que soñara Francisco de Asís.
Cara-a-cara de un “conquistador”, desde su decisión libre y personal
El período de 1524 a 1564 había sido la "Edad dorada", de una Igle- de enfrentar a un Emperador y su imperio, ante un cuasi-dios para su
sia mexicana en tiempos de Carlos V, el Emperador. Conservando las pueblo pero determinado absolutamente por los designios de esos mis-
antiguas tradiciones aztecas -en aquello que no se oponía para los mos dioses expresados en augurios, sortilegios, definiciones as-
franciscanos, en especial para Pedro de Gante, al cristianismo-, los trológicas y mitos, teorías y otras maneras de “saber” lo que se debía
franciscanos hablaban las lenguas autóctonas, conservaban sus vesti- hacer. Un “Yo-moderno” libre, violento, guerrero, hábil político, juve-
mentas, costumbres, autoridades políticas (como la de los caciques), nil (expresión del “mito adámico” al fin: tentado pero libre, diría Paul
etcétera. El proyecto "modernizador" partía de la exterioridad (la que Ricoeur)28, ante una “función imperial” dentro de un “nosotros” ne-
no había sido destruida por la conquista), para desde allí organizar una cesario, trágico como el Prometeo encadenado 29. Todos miraban la
comunidad cristiana fuera del influjo hispánico. Este proyecto -como tierra30 ante el Emperador. El “Yo-conquistador” era el primero que
las futuras "reducciones" franciscanas en todo el continente, desde San lo miraba de frente, con libertad, y “fue nuestra venturosa e atrevida
Francisco, Los Angeles, San Antonio, hasta los Mojos y Chiquitos en entrada en la gran ciudad de Tenustitlan, Méjico, a 8 días del mes de
Bolivia o en el Paraguay, lo mismo que las "reducciones" de los jesui- noviembre, de 1519”31. El 13 de agosto de 1521 volvería a entrar a
tas- era en su esencia un "proyecto modemizador" utópico. Es decir, la ciudad, pero destruyéndola y tomándola32.
partiendo de la Alteridad del indio, se introduce el cristianismo, la tec-
______________
nología europea (uso del hierro en el arado y otros instrumentos 27
Verdadera historia de los sucesos de la conquista de la Nueva España, cap-.
agrícolas y técnicos, industria textil, el caballo y otros animales do- 88; Biblioteca de Autores Españoles, Madrid, 1947, t. II , p. 83.
28
mésticos, escritura alfabética, arquitectura avanzada del arco de medio Véase mi obra Para una ética de la liberación latinoamericana, Siglo XXI,
punto, etcétera) y los modos de "policía" (políticos) urbana. Este pro- Buenos Aires, 1973, t. II; y en especial otra obra mía El humanismo semita,
EUDEBA, Buenos Aires, 1969.
yecto lo denominará Torquemada la Monarquía Indiana. Es decir, era 29
Véase mi obra El humanismo helénico, EUDEBA, Buenos Aires, 1975.
una "República de Indios", bajo el poder del Emperador, pero cultural- 30)
"E cuando se volvían con su señor estábamos los mirando como iban todos,
mente indígena, bajo el control paternal de los franciscanos. los ojos puestos en tierra, sin mirarle y muy arrimados a la pared" (B. Díaz
del Castillo, Ibid.). Nadie miraba en la cara al Emperador; el Emperador mi-
______________ raba a todos pero nunca se veía mirado. Ahora de pronto, todos los "con-
nos), al fin el Señor que invita exclama: "Sal por los caminos y senderos y quistadores" no sólo Cortés sino hasta el más ínfimo soldado -el mismo
compélelos (se usa el verbo latino compellere) hasta que entren y se me Bernal Díaz del Castillo- lo miraban cara-a-cara de igual a igual. El Empe-
llene la casa" (versículo 23). Toda la cuestión, como ya hemos visto, es la rador estaba aterrado, silencioso. No por falta de respeto, sino por el incum-
legitimidad de esta "coacción". En este punto Gerónimo de Mendieta (lo plimiento de todos los mandatos divinos: era el "fin del mundo".
31
mismo que Motolinía y el resto de los franciscanos) estaban de acuerdo con B. Díaz del Castillo, Op. cit., p. 84.
32
Ginés de Sepúlveda. Cortés tuvo "docientos mil indios de ciudades amigas y confederadas, no-
27
En este punto tenían un optimismo antiluterano militante. vecientos infantes castellanos y ochenta caballos, diez y siete piezas de arti-
28
Ibid., pp. 42 ss. llería de poco peso, trece bergantines y seis mil canoas. Murieron menos de
cien castellanos (!), algunos pocos caballos y no muchos indios amigos [...]
De los mexicanos murieron cien mil (!) [...], sin los que perecieron de ham-
47 75

Del cara-a-cara igual a igual con Moctezuma, ahora Cortés tendrá al buirlos en la religión cristiana, la cual no se transmite por la fuerza,
Emperador Cuauhtémoc, el sucesor, humillado y vencido ante él: sino por los ejemplos y la persuasión22. Es decir, el proceso de in-
clusión o de participación en la "comunidad de comunicación" es vio-
"Entre tanto que le fueron a llamar, hizo aderezar Cortés un estrado lento, pero una vez "dentro de ella" se ejerce la racionalidad argumen-
lo mejor que pudo con petates y mantas y otros asientos [...] y luego tativa. La disputa de Valladolid consiste, entonces, en el "cómo se
vino Guatemuz y le llevaron ante Cortés, y cuando se vió delante dél entra" en la "comunidad de comunicación", para usar la expresión de
le hizo mucho acato y Cortés con alegría le abrazó"33. "Y con esto
se acabó esta junta y Cortés se hizo Señor de México y de todos sus
K.-O. Apel.
reinos y provincias"34.

"Ser-Señor" sobre otro antiguo señor: el "Yo-conquistador" es la 5.2. La Modernización como "utopía"
proto-historia de la constitución del ego cogito; se ha llegado a un mo-
mento decisivo en su constitución como subjetividad, como "Volun- Es justamente en torno a esta cuestión que podemos situar una se-
tad-de-Poder". Sólo el Emperador Carlos V está sobre Cortés. Sólo el gunda posición de la Modernidad. Se trata de Gerónimo de Mendieta,
Rey de España, podrá declarar en la Ley 1, del Título 1, del Libro 1 de uno de los grandes misioneros franciscanos de la primera hora en
la Recopilación de las leyes de los reinos de las Indias: México23. Los primitivos franciscanos que llegan a México en
1524 eran "espirituales", y alguno de ellos "joaquinistas"24. "mile-
"Dios nuestro Señor por su infinita misericordia y bondad se ha servi- naristas". El autor de la Historia eclesiástica indiana opinaba que los
do de darnos sin merecimiento nuestro tan grande parte en el Señorío
aztecas habían vivido en su tiempo de paganismo e idolatría como los
de este mundo [...]"35.
hebreos en Egipto -en la esclavitud del demonio-. Hernán Cortés, an-
El Rey de España firmaba en las Reales Cédulas -y lo he visto per- tecedido por Cristóbal Colón, era el Moisés25 que los liberó de la
sonalmente repetidas veces en mis trabajos en el Archivo de Indias de servidumbre -sentido emancipatorio de la Modernidad-. Por esta
Sevilla-: "Yo. El Rey", con grandes letras, impresionantes. El "Yo" razón, los franciscanos -contra Bartolomé de las Casas- aprobarán
cuyo "señorío" (el "Señor-de-este-Mundo") estaba fundado en Dios36. que los indígenas sean objeto de una guerra justa, si se oponen a la
El "conquistador" participa igualmente de ese "Yo", pero tenía evangelización. Como Ginés de Sepúlveda usan el texto de Lucas 14,
sobre el Rey en España la experiencia existencial de enfrentar su "Yo- 15-2426 para justificar la conquista. Variaban en cambio en cuanto
Señor" al Otro negado en su dignidad: el indio como "lo Mismo", a lo que debía hacerse después. Ginés apoyaba a la monarquía hispana
como instrumento, dócil, oprimido. La "Conquista" es afirmación
práctica del "Yo conquisto" y "negación del Otro" como otro. Esa con- ______________
22
Op. cit., p. 175. Aquí Ginés está usando la argumentación de Las Casas en
quista era sumamente violenta. De los primeros aliados de Cortés en
el De único modo, como veremos.
Zempoala no quedó nadie -una peste aniquiló aquella numerosa, fres- 23
Véase la obra de John L. Phelan, The Millennial Kingdom of the Francis-
cans in the New World, University of California Press, Berkeley, 1956; Ma-
______________ rio Cayota, Siembras entre brumas. Utopía franciscana y humanismo rena-
bre y por peste" (Torquemada, Op. cit., cap. 1; p. 312). La proporción es centista, una alternativa a la conquista, Montevideo, 1990. Esta última
casi exactamente la de la Guerra del Golfo de 1991: murieron unos 120 ma- muestra la influencia del joaquinismo y de los "espirituales" en la "conquis-
rinos de Estados Unidos, y más de 100 mil soldados de Irak, sin contar ci- ta espiritual", especialmente en México.
viles, ni los que murieron posteriormente por luchas fraticidas, hambre y 24
Joaquín de Fiore (muere en 1202) propuso que el Reino del Espíritu Santo
enfermedades. En 500 años la violencia "moderna" guarda la misma pro- comenzaría en 1260, como un reinado de la pobreza evangélica de auténti-
porción. cos seguidores de Cristo. La Iglesia del Papa dejaría lugar a una Iglesia es-
33
E. Díaz del Castillo, Op. cit., cap. 156, ; p. 195. piritual que cumpliría el milenio anunciado en el Apocalipsis. Hegel era
34
J. de Torquemada, Op. cit., cap. 102; p. 311. igualmente, y en algún sentido, joaquinista en aquello del "Reino del Padre,
35
Véase esta cita y su comentario en mi obra Filosofía ética latinoamericana, del Hijo y del Espíritu Santo" -alguna influencia llegará hasta Marx; véase
Edicol, México, t. III, 1977, p. 41. mi obra Las metáforas teológicas de Marx, a editarse próximamente.
36
Hegel escribió: "La religión es el fundamento (Grundlage) del Estado", del 25
Véase J. Phelan, Op. cit., pp. 28 ss.
Estado como Cristiandad, criticada por Kierkegaard y Marx, por las mismas 26
El texto de la parábola, después de invitar a tres grupos de personas (que
razones. para Gerónimo de Mendieta son los judíos, los mahometanos y los paga-
74 48

de la inclusión de la Alteridad negada: la dignidad e identidad de las ca y alegre ciudad: este fue el fruto de haberse aliado con Cortés con-
otras culturas, del Otro previamente en-cubierto; para ello habrá que tra Moctezuma-. El pueblo de Cholula fue arrasado. Pero nada es
matizar o negar la premisa mayor misma, el "eurocentrismo"19. comparable con la matanza que Pedro Alvarado realizó, de pura trai-
Mientras que el "mito de la Modernidad" debe ser simplemente de- ción, contra la nobleza guerrera azteca -cuando Cortés habíase ausen-
construido, para ser rotundamente negado; está construido sobre un tado para luchar contra Pánfilo Narváez-. Los invitó a una fiesta, sin
"paradigma sacrificial": es necesario ofrecer sacrificios, de la víctima armas, en un gran patio junto a los templos:
de la violencia, para el progreso humano (posición de Kant o Hegel, "Vienen [los españoles] a cerrar las salidas, las entradas [...] Ya nadie
pero superada por Marx)20. [de los aztecas] pudo salir. Inmediatamente [los españoles] entran en
el patio sagrado a matar a la gente. Van de pie, llevan sus escudos de
En efecto, el "mito de la Modernidad" es una gigantesca inversión: madera, y algunos los llevan de metal y sus espadas. Inmediatamente
cercan a los que bailan, se lanzan al lugar de los atabales; dieron un
la víctima inocente es transformada en culpable, el victimario culpable
tajo al que estaba tañendo; le cortaron ambos brazos. Luego lo deca-
es considerado inocente. Paradójicamente, el razonamiento del huma- pitaron; lejos fue a caer su cabeza cercenada. Al momento todos [los
nista y moderno Ginés de Sepúlveda termina por caer en el irraciona- españoles] acuchillan, alancean a la gente y les dan tajos; con las espa-
lismo, como toda la Modernidad posterior, por la justificación del uso das los hieren. A algunos les acometieron por detrás; inmediatamente
de la violencia en lugar de la argumentación para la inclusión del Otro cayeron por tierra dispersas sus entrañas. A otros les desgarraron la ca-
beza; les rebanaron la cabeza, enteramente desgarrados quedaron sus
en la "comunidad de comunicación". Todo esto fundado en un texto
cuerpos. A aquéllos hieren en los muslos, a éstos en las pantorrillas, a
del Nuevo Testamento, en la parábola de aquel señor que después de los de más allá en pleno abdomen. Todas las entrañas cayeron por tie-
invitar a muchos, al fin obliga o "compele" (commpelle) a entrar a los rra. Y había algunos que aún en vano corrían; iban arrastrando los in-
pobres al banquete preparado. San Agustín había dado una interpreta- testinos y parecían enredarse los pies en ellos. Anhelosos de ponerse a
ción especial a esta parábola, y lo recuerda Ginés: salvo, no hallaban a dónde dirigirse. Pues algunos intentaban salir: allí
en la entrada los herían, los apuñalaban. Otros escalaban los muros;
"Y para confirmar este parecer San Agustín [...] añade: 'Esto mostró pero no pudieron salvarse [...]"37.
con bastante evidencia Cristo en aquella parábola del convite: los invi-
tados no quisieron venir y el padre de familias dijo al siervo: sal con En la memoria de los indios, hoy en día, se recuerdan actos seme-
presteza y recorre las plazas y las calles de la ciudad e introduce a los jantes de crueldad. Para ellos todo esto tiene "otro" sentido.
pobres [...] Todavía hay lugar. _Y dijo el Señor al siervo: sal por los ca-
minos y por los campos y obliga (compelle) a las gentes a entrar hasta
3.2. La "colonización" del mundo de la vida (Lebenswelt)
que se llene mi casa. Repara cómo de los primeros que habían de venir
se dice: introdúcelos y de los últimos se dice oblígalos, significa así
los dos períodos de la Iglesia' -hasta aquí San Agustín, y agrega Gi- "Colonización (Kolonisierung)"38 del mundo de la vida (Leben-
nés- [...] A estos bárbaros, pues, violadores de la naturaleza [es decir, swelt) no es aquí una metáfora. Tiene la palabra el sentido fuerte,
culpables], blasfemos e idólatras sostengo que no sólo se los puede in- histórico, real; es la cuarta figura que va adquiriendo el 1492. "Colo-
vitar, sino también compeler para que recibiendo. el imperio de los
cristianos oigan a los apóstoles que les anuncian el Evangelio"21. ______________
37
Informantes de Sahagún, Códice Florentino, Libro XII, cap. 20 (versión de
Ginés de Sepúlveda interpretó este texto en el sentido de que "com- Angel María Garibay). Sería interesante, como comparación, ver lo que fue
peler" podía significar hasta usar la violencia de la guerra para pacifi- la "conquista", por ejemplo en Massachusetts. No ya desde España
carlos, para que posteriormente, ahora sí, "procuren iniciarlos e im- (católica) sino desde la Inglaterra (anglicana). Véanse las obras de Neal Sa-
lisbury, Manitou and Providence; Indians, Europeans and the Making of
______________ New England, 1500-1643, Oxford University Press, New York, 1982;
19
El proyecto "G" del esquema del Apéndice 2 deberá afirmarse (y negarse en Eward Johnson, "Wonder-Working Providence of Sion's Savior in New
cambio el proyecto F, "desarrollista"). England", En Heimert-Delbanco, The Puritans in America, Harvard Univer-
20
En nuestra obra El último Marx, cap. 7, hemos mostrado este cambio en el sity Press, Cambridge, 1985; John Eliot, John Elitot's Indian Dialogues; A
Marx maduro. Respondiendo a las objeciones de los populistas rusos, Marx Study in Cultural interaction, Henry W. Browden-James Ronda, Green-
cambiará de posición y comenzará a pensar desde la "Periferia" rusa. wodd Press, Westport (CT), 1980.
38
21
Op. cit., pp. 143-145. Esta sería la cuarta figura (Gestalt) después de la "Invención", "Descubri-
miento" y "Conquista".
49 73
viamente el ya recorrido por la cultura más desarrollada. En esto estri-
nia" romana (junto a la "columna" de la ley) eran las tierras y culturas ba la “falacia del desarrollo (desarrollismo)”.
dominadas por el Imperio -que hablaban latín (al menos sus élites) y 3. Como primer corolario: la dominación que Europa ejerce sobre
que pagaban tributo-. Era una figura económico-política. América La- otras culturas es una acción pedagógica o una violencia necesaria
tina fue la primer colonia de la Europa moderna -sin metáforas, ya (guerra justa), y queda justificada por ser una obra civilizadora o mo-
que históricamente fue la primer “periferia" antes que el Africa y el dernizadora15; también quedan justificados eventuales sufrimientos
que puedan padecer los miembros de otras culturas, ya que son costos
Asia39-. La “colonización” de la vida cotidiana del indio, del escla- necesarios del proceso civilizador, y pago de una "inmadurez culpa-
vo africano poco después, fue el primer proceso “europeo" de ble"16.
"modernización", de civilización, de “subsumir" (o alienar)40, al 4. Como segundo corolario: el conquistador o el europeo no sólo es
Otro como "1o Mismo"; pero ahora no ya como objeto de una praxis inocente, sino meritorio, cuando ejerce dicha acción pedagógica o vio-
lencia necesaria17.
guerrera, de violencia pura –(como en el caso de Cortés contra los ejér-
5. Como tercer corolario: las víctimas conquistadas son "culpables"
citos aztecas, o de Pizarro contra los incas-, sino de una praxis erótica, también de su propia conquista, de la violencia que se ejerce sobre
pedagógica, cultural, política, económica, es decir, del dominio de los ellas, de su victimación, ya que pudieron y debieron "salir" dé la bar-
cuerpos por el machismo sexual, de la cultura, de tipos de trabajos, de barie voluntariamente sin obligar o exigir el uso de la fuerza por parte
instituciones creadas por una nueva burocracia política41, etc., do- de los conquistadores o victimarios; es por ello que dichos pueblos
subdesarrollados se tornan doblemente culpables e irracionales cuando
minación del Otro. Es el comienzo de la domesticación, estructura-
se rebela contra esa acción emancipadora-conquistadora.
ción, colonización del “modo" como aquellas gentes vivían y repro-
______________
39 El “concepto" emancipador de Modernidad queda expresado en los
Esta es la tesis de E. Wallerstein, The Modern World-System, ed. cit., pp.
300 ss.: "The european World-economy: Periphery versus Arena". Para enunciados 1 y 2. El "mito de la Modernidad" se va tejiendo, a partir
Wallerstein Rusia, Polonia y la Europa del Este, del siglo XV y XVI son la del enunciado 1 (como "eurocentrismo"), del 2 (como "falacia desa-
Periferia ("periphery") continental de Europa. Las colonias portuguesas jue- rrollista ") y especialmente desde el enunciado 3 al 5 veremos que la
gan el papel de una "external Arena" (Brasil en el siglo XVI, Africa y Asia) "realización plena" del concepto de Modernidad exigirá su "supera-
sólo América Latina (y desde el siglo XVII norteamerica) hispana es una
ción" (proyecto que denominaremos de "Trans-Modernidad")18 o
external Periphery": "The Americas became the Periphery of the European
world-economy in the sixteenth century while Asia remaind an external are-
na" (p. 336). Todo esto se basará, durante un siglo (1546-1640), en la ex- ______________
15
plotación masiva de la plata (el primer Dinero mundial), y en menor medida "Por muchas causas, pues y muy graves, están obligados estos bárbaros a
el oro. Wallerstein escribe: "We have defined a world-system as one in recibir el imperio de los españoles [...] y a ellos ha de serles todavía más
which there is extensive division of labor [...] World-economies then are di- provechoso que a los españoles [...] y si rehusan nuestro imperio (impe-
vided into core-states and peripheral areas". (p. 349). Nos encontramos en rium) podrán ser compelidos por las armas a aceptarle, y será esta guerra,
el origen absoluto mismo del primer "Sistema mundial" -sistema en un sen- como antes hemos declarado con autoridad de grandes filósofos y teólogos,
tido estricto, con otro contenido que el de N. Luhmann o J. Habermas. justa por ley natural [...]"; Op. cit., p. 135.
40 16
Véase mi Filosofía de la Liberación, 2.5: "Alienación". Sobre la culpabilidad de los indígenas, Ginés escribe, entre otros argumen-
41
Max Weber no imagina que en el Archivo de Indias de Sevilla se encuen- tos: "La segunda causa que has alegado es el desterrar las torpezas nefandas
tran 60 mil legajos (más de 60 millones de papeles) de la "burocracia" y portentoso crimen de devorar carne humana, crímenes que ofenden a la
española referente a América Latina del siglo XVI al XIX. España fue el naturaleza, para que sigan dando culto a los demonios en vez de dárselo a
primer Estado moderno burocratizado. Cuando Hernán Cortés se lanza con- Dios, provocando con ello en altísimo grado la ira divina con estos mons-
tra los guerreros de TIaxcala, en medio de tantas penurias, relata Díaz del truosos ritos y con la inmolación de víctimas humanas [...]"; Op. cit;, p. 155.
17
Castillo: "Y dijo a uno de nuestros soldados, que se decía de Godoy, que "No podemos dudar que todos los que andan vagando fuera de la religión
era escribano de su majestad (!), mirase lo que pasaba y diese testimonio de cristiana están errados y caminan infaliblementeal precipicio, no hemos de
ello si hubiese menester, porque no algún tiempo [después] no nos deman- dudar en apartarlos de él por cualquier medio y aun contra su voluntad, y de
dasen las muertes y daños que se requiriesen, pues le requeríamos con la no hacerlo no cumpliremos la ley de naturaleza ni el precepto de Cristo".
paz" (Op. cit., cap. 64; p. 56). Es decir, Cortés hace que el escribano testi- Op, cit., p. 137.
18
monie, para defenderse en el futuro de posibles acusaciones. Lo cual no nie- En nuestra Filosofía de la Liberación, escrita en 1976, en el prólogo, in-
ga que de inmediato gritara, como mandato de comenzar la pelea: "Santiago dicábamos que la Filosofía de la liberación es "postmoderna". Escrita esa
ya ellos" (Ibid.). Como quien dice: "A la lucha!", Cortés lanza al apóstol obra en aquellos años, antes del movimiento de la "Post-Modernidad", in-
Santiago de la Reconquista contra los taxcaltecas, como los musulmanes dicábamos sólo la necesidad de "superar" la Modernidad. Ahora deberemos
lanzaban a Mahoma contra los infieles en la Guerra Santa. ¡Qué hubiera distinguirnos de los "post"-modernos y por ello proponemos una "Trans"-
Modernidad. Volveremos sobre el tema más adelante.
72 50

ducían su vida humana. Sobre el efecto de aquella "colonización" del


La llamada conquista, en realidad, es un acto emancipatorio, porque
mundo de la vida se construirá la América Latina posterior: una raza
permite salir (el Ausgang de Kant) al bárbaro de su "inmadurez", de su
mestiza, una cultura sincrética, híbrida, un Estado colonial, una eco-
barbarie. Léase el texto que hemos citado al comienzo de esta Confe-
nomía capitalista (primero mercantilista y después industrial) depen-
rencia 5, para comprender el primer argumento. El segundo argumen- diente y periférica desde su inicio, desde el origen de la Modernidad
to es el siguiente: (su "Otra-cara": te-ixtli). El mundo de la vida cotidiana (Lebenswelt)
"La segunda causa es el desterrar las torpezas nefandas (nefandae li- conquistadora-europea "colonizará" el mundo de la vida del indio, de
bines) [...] y el salvar de graves injurias a muchos inocentes mortales a la india, de América. Antes de llegar a México, en Tabasco (Yucatán),
quienes estos bárbaros inmolaban todos los años"11. los caciques mayas ofrecieron lujosos regalos a Cortés, "a los postre-
ros del mes de marzo de 1519"42. Junto a ellos entregaron "veinte
Aquí pasamos inadvertidamente del "concepto" de Modernidad al mujeres, entre ellas una muy excelente mujer, que se dijo doña Mari-
"mito de la Modernidad"12. El "concepto" muestra el sentido eman- na"43 -la Malinche, símbolo de la mujer americana, india, culta, co-
cipador de la razón moderna, con respecto a civilizaciones con instru- nocedora de la lengua maya y azteca, y que tendrá "un hijo de su amo
mentos, tecnologías, estructuras prácticas políticas o económicas o al y señor Cortés"44. Tiempo después, estando en Tlaxcala aconteció
grado del ejercicio de la subjetividad menos desarrolladas. Pero, al que:
mismo tiempo, oculta el proceso "de dominación" o "violencia" que
ejerce sobre otras culturas. Por ello, todo el sufrimiento producido en "Otro día vinieron los mismos caciques viejos, y trajeron cinco indias
el Otro queda justificado porque se "salva" a muchos "inocentes", hermosas, doncellas y mozas, y para ser indias (!) eran de buen pare-
cer y bien ataviadas, y traían para cada india otra moza para su servi-
víctimas de la barbarie de esas culturas. En Ginés el "mito de la Mo-
cio, y todas eran hijas de caciques [... y dirigiéndose a Cortés dijo el
dernidad" queda ya expresado con claridad definitiva y clásica. El ar- principal:] Esta es mi hija, y no ha sido casada, que es doncella, to-
gumento completo consta de los siguientes momentos (premisas, con- madla para vos; la cual le dió por la mano y las demás las diese a los
clusiones, corolarios): capitanes"45.

1. Siendo la cultura europea más desarrollada13 es decir, una civi- El conquistador, un ego violento y guerrero moderno naciente, era
lización superior a las otras culturas (premisa mayor de todos los argu- además un "ego fálico"46. La situación pocas veces era tan idílica,
mentos: el "eurocentrismo").
aunque injusta igualmente, como en el caso descrito de la paz negocia-
2. el que las otras culturas "salgan" de su propia barbarie o subdesa-
rrollo por el proceso civilizador constituye, como conclusión, un da con Tlaxcala. La violencia erótica vino simplemente a mostrar la
progreso, un desarrollo, un bien para ellas mismas14. Es entonces "colonización" del mundo de la vida (Lebenswelt) indígena:
un proceso emancipador. Además, dicho camino modernizador es ob-
"La fuerza y violencia nunca jamás oída en las demás naciones y rei-
______________ nos [se cumple aquí], ya que son forzadas las mujeres [de los indios]
11
Ibid., p. 155.
12
Véase Apéndice 2. ______________
13
A partir de Arist6teles ("1o perfecto debe imperar y dominar sobre lo imper- pensado el pobre Santiago Apóstol, tan exigente ético y familiar de Jesús, al
fecto, lo excelente sobre su contrario"; Op. cit., p. 83), o de la Escritura verse envuelto en aquellas lides militares!
42
("porque escrito está en el libro de los Proverbios: El que es necio servirá al Bernal Díaz del Castillo, Op. cit., cap. 36; p. 30,
43
sabio"; p. 85), concluye: "con perfecto derecho los españoles imperan sobre Ibid.
44
estos bárbaros del Nuevo Mundo e islas adyacentes, los cuales en pruden- Ibid., cap. 37; p. 32. Sobre ese "hijo" de Malinche hablaremos después,
cia, ingenio, virtud y humanidad son tan inferiores a los españoles como porque es el latinoamericano propiamente dicho: el "mestizo" de cultura
niños a los adultos y las mujeres a los varones (!), habiendo entre ellos tan- sincrética o híbrida.
45
ta diferencia como la que va de gentes fieras y crueles a gentes clemen- Op. cit., cap. 77; p. 68.
46
tísimas" (p. 101). Sobre este concepto véase el capítulo "La erótica latinoamericana", en mi
14
" ¿Qué cosa pudo suceder a estos bárbaros más conveniente ni más saluda- obra Filosofía ética latinoamericana, t. III, Edicol, México, 1977, p. 60.
ble que el quedar sometidos al imperio de aquellos cuya prudencia, virtud y Allí escribíamos: "La totalidad mundana es constituida desde un ego fálico
religión los han de convertir de bárbaros, tales que apenas merecían el nom- y la mujer queda definida como un objeto pasivo delimitado en cuanto no-
bre de seres humanos, en hombres civilizados en cuanto pueden serlo"; Op. yo: no-falo o castrada. A la mujer le queda la posición de dominada y redu-
cit., p. 133. cida al no-ser en o ante la Totalidad-masculina" (p. 60).
51 71

contra su voluntad, y las casadas contra la voluntad de sus maridos, las no" en un sentido actual de la palabra. Considérese su argumento. En
doncellitas y muchachas de diez y quince años contra la voluntad de primer lugar, indica que el modo de vivir urbano y la construcción de
sus padres y madres, por mandamiento de los Alcaldes mayores y or- tantas obras arquitectónicas, que deslumbraron a los conquistadores,
dinarios o Corregidores, las sacan de sus casas y dejan a sus maridos, aun las de los aztecas o incas, no es razón para opinar que son pueblos
padres y madres sin regalo alguno, privándolos del servicio que de ellas
podían recibir y van forzadas a servir en casas ajenas de algunos enco-
civilizados:
menderos o de otras personas, cuatro o cinco u ocho leguas y más, en
"Pero mira cuánto se engañan y cuánto disiento yo de semejante opi-
estancias y obrajes donde muchas veces se quedan amancebadas con
nión, viendo al contrario en esas mismas instituciones una prueba de
los dueños de las casas o estancias u obrajes"47.
la rudeza, barbarie (ruditatem barbariem)6 e innata servidumbre de
estos hombres. Porque el tener casas y algún modo racional y alguna
El conquistador mata al varón indio violentamente o lo reduce a la especie de comercio, es cosa a que la misma necesidad natural induce,
servidumbre, y "se acuesta" con la india (aun en presencia del varón y sólo sirve para probar que no son osos, ni monos y que no carecen
indio), se "amanceba" con ellas se decía en el siglo XVI. Relación totalmente de razón"7.
ilícita pero permitida; necesaria para otros pero nunca legal -de hecho
el español, cuando podía, se casaba con una española-. Se trata del Y después de expresar con sinceridad lo que pensaba (y sigue pen-
cumplimiento de una voluptuosidad frecuentemente sádica, donde la sando la Modernidad del mundo "subdesarrollado"), argumenta desde
relación erótica es igualmente de dominio del Otro (de la india). el "concepto" de la Modernidad:
Sexualidad puramente masculina, opresora, alienante, injusta48. Se
"Pero por otro lado tienen de tal modo establecida su república, que
"coloniza" la sexualidad india, se vulnera la erótica hispánica, se ins-
nadie posee individualmente, ni una casa, ni un campo de que pueda
taura la doble moral del machismo: dominación sexual de la india y disponer ni dejar en testamento a sus herederos, porque todo está en
respeto puramente aparente de la mujer europea. De allí nace el hijo poder de sus señores que con impropio nombre llaman reyes, a cuyo
bastardo (el "mestizo", el latinoamericano, fruto del conquistador y la arbitrio viven más que al suyo propio, atenidos a su voluntad y capri-
india) y el criollo (el blanco nacido en el mundo colonial de Indias). cho y no a su libertad, y el hacer todo esto no oprimidos por la fuerza
de las armas, sino de modo voluntario y espontáneo8 es señal
Como nadie, el escritor Carlos Fuentes ha narrado la contradicción del
ciertísima del ánimo servil y abatido de estos bárbaros [...] Tales son
hijo de una tal erótica: en suma la índole y costumbres (ingenio ac moribus) de estos hombre-
cillos (homunuculos) tan bárbaros, incultos e inhumanos, que sabemos
"Marina grita: Oh, sal ya, hijo mío, sal, sal, sal entre mis piernas... sal, que así eran antes de la venida de los españoles"9.
hijo de la chingada... adorado hijo mío [...] hijo de las dos sangres ene-
migas [...] Contra todos deberás luchar y tu lucha será triste porque pe-
learás contra una parte de tu propia sangre [... Sin embargo] tú eres mi Ginés de Sepúlveda describe el fundamento de la barbarie por su
única herencia, la herencia de Malintzin, la diosa, de Marina, la puta, modo no individual de establecer su relación con las personas y las co-
de Malinche, la madre [...] Malinxochitl, diosa del alba... Tonantzin, sas; por no tener experiencia de posesión privada (ut nihil cuiquam
Guadalupe, madre"49. suum sit), ni contrato de herencia personal, y, sobre todo, por la caren-
cia de la determinación suprema de la Modernidad: la libertad (suae li-
______________
47
Inédito de carta de Juan Ramírez, obispo de Guatemala, del 10 de marzo de bertati) de la subjetidad que guarda autonomía y hasta puede oponerse
1603 (Archivo general de Indias, Sevilla, Audiencia de Guatemala 156). a la voluntad y el capricho de los señores10.
48
Se cuenta que Michele de Cuneo recibió de Colón una doncella caribe de
regalo: "Se metió en su cuarto con su Briseida, y como ésta se hallaba des- _____________
6
nuda según su costumbre, le vino en gusto solazarse con ella. La fierecilla Es siempre el tema kantiano de la "Unmündigkeit"= ruditatem.
7
se defendió ásperamente con las uñas. Pero entonces nuestro valiente Mi- Ginés de Sepúlveda, Op. cit., p. 109.
8
chele tomó una soga y se puso a darle una zurra tan buena y tan fuerte que Nuevamente nos recuerda el tema de la "Faulheit und Feigheit" de Kant: es
lanzaba unos gritos inauditos [...] hasta amaestrarla, sonríe satisfecho Mi- decir "barbarie culpable", no producto de la fuerza u opresión externa, sino
chele [...] diciendo: Hay que verla cuando se pone a hacer el amor" (Cita de que espontáneamente (volentes ac sponte sua) como determinación interna
Antonello Gerbi, La naturaleza de las Indias Nuevas, FCE, México, 1978, desde este "ánimo abatido y servil".
9
p. 49; hemos traducido del italiano y eliminado textos). Hechos como estos Ibid., pp. 109-111.
10
nos muestran el sadismo cínico de aquellos hombres ante las mujeres indias Se trataría, como en la visión hegeliana, del ejercicio de la voluntad como
indefensas. capricho del Rey: la interpretación del ser asiático de una sola libertad (la
49 del tirano).
"Todos los gatos son pardos", en Los reinos originarios, Barral, Barcelona,
1971, pp.114-116.
70 52

siempre cualitativos, y por ello de una incierta aplicación)4; por otra La "colonización" o el dominio del cuerpo de la mujer india es parte
parte, se determina a la otra cultura como inferior, ruda, bárbara, sien- de una cultura que se basa también sobre el dominio del cuerpo del
do sujeto de una culpable "inmadurez"5. De manera que la domina- varón indio. A éste se lo explotará principalmente por el trabajo
ción (guerra, violencia) que se ejerce sobre el Otro es, en realidad, (una nueva económica). En el tiempo de la acumulación originaria del
emancipación, "utilidad", "bien" del bárbaro que se civiliza, que se de- capitalismo mercantil, la corporalidad india será inmolada y transfor-
sarrolla o "moderniza". En esto consiste el "mito de la Modernidad", mada primeramente en oro y plata -valor muerto de la objetivación
en un victimar al inocente (al Otro) declarándolo causa culpable de su del "trabajo vivo" (diría Marx) del indio-:
propia victimación, y atribuyéndose el sujeto moderno plena inocencia
"En 1552, el año de la sorpresa de Innsbruck, la trágica situación de
con respecto al acto victimario. Por último, el sufrimiento del conquis- Carlos V abre ampliamente las cautelosas compuertas de España [...]
tado (colonizado, subdesarrollado) será interpretado como el sacrificio En 1553 se recibió en Amberes un envío oficial de plata con destino a
o el costo necesario de la modernización. La misma lógica se cumple los Fugger [...] Los Países Bajos eran un gran centro monetario. Por la
desde la conquista de América hasta la guerra del Golfo (donde las vía de Amberes el metal americano pasaba a Alemania, al norte de Eu-
ropa y a las islas británicas ¿Quién podría decirnos exactamente el
víctimas fueron los pueblos indígenas y el Irak). Veamos este discurso
papel que esta redistribución de monedas desempeñó en la expansión
tal como se desarrolló en el tiempo del nacimiento de la Modernidad, de las actividades europeas, que, ciertamente, no se produjo por sí
en la disputa de Valladolid en 1550, la más insigne de los últimos qui- sola?"50.
nientos años, por sus consecuencias y actual vigencia.
Pero, lo que era oro y plata en Europa, dinero del capital naciente,
Históricamente, hubieron al menos tres posiciones teórico argumen- era muerte y desolación en América. El l de julio de 1550, Domingo
tativas ante el hecho de cómo debe "incluirse" al Otro en la "comuni- de Santo Tomás escribe desde Chuquisaca (la actual Bolivia):
dad de comunicación", en la civilización, es decir toda la cuestión de
"Habrá cuatro años51 que para acabarse de perder esta tierra, se des-
la justificación o no de la violencia, la conquista civilizadora en el si-
cubrió una boca del infierno por la que entra cada año gran cantidad
glo XVI: 1. La "Modernidad como emancipación" (Ginés de Se- de gente, que la codicia de los españoles sacrifica a su dios, y es una
púlveda); 2. La "Modernización como utopía" (Gerónimo de Mendie- mina de plata que se llama Potosí"52.
ta); y 3. La "crítica del mito de la Modernidad", todavía desde Europa
(Bartolomé de las Casas). La boca de la mina representa metafóricamente para el narrador
como la boca de Moloch por la que se sacrificaban víctimas humanas,
pero ahora no al sanguinario dios azteca Huitzilopchtli, sino al "invisi-
5.1. La Modernidad como "emancipación" ble" dios-capital (el nuevo dios de la Civilización Occidental y Cristia-
na). La economía como sacrificio, como culto, el dinero (el oro y la
La argumentación de Ginés de Sepúlveda, pensador moderno y gran plata) como fetiche, como religión tercena (no celeste), semanal (no
humanista español, ha sido considerada frecuentemente como cínica, sabática, como indicaba Marx en La cuestión judía) comenzaba su
por la sinceridad chocante de sus argumentos, por el modo de la ex- rumbo de 500 años. La corporalidad subjetiva del indio era "subsumi-
presión de su pensamiento. Debo indicar, sin embargo, que es "moder- da" en la totalidad de un nuevo sistema económico naciente, como
mano de obra gratis o barata (a la que se sumará el trabajo del esclavo
______________ africano).
4
Hoy, por ejemplo, ante la destrucción ecológica del planeta Tierra comenza-
mos a tener nuevos ojos para una vida mucho más integrada dentro del ciclo ______________
de la vida, y reproducción de toda la naturaleza (como atmósfera y biósfera), 50
Fernand Braudel, El Mediterráneo y el mundo mediterráneo, t. I, FCE,
que practicaban los nativos habitantes del continente americano. ¿Cuánto se México, 1953, pp. 406-408.
ha desarrollado la cualidad de la vida? Esta pregunta es muy difícil respon- 51
Es el año de 1545 en que se descubre la más cuantiosa mina de plata de to-
derla cualitativamente, ya que es de "grado", diría Hegel (cualidad cuantitati- dos los tiempos modernos en Bolivia.
va). 52
Archivo general de Indias, Audiencia de Charcas 313.
5
La "Unmündigkeit" de Kant corresponde a la "tarditatem (torpeza de enten-
dimiento)" de Ginés de Sepúlveda (Ibid., p. 81).
53 Conferencia 5

Imposible es narrar aquí la larga historia de la "colonización" cultu- Crítica del "mito de la Modernidad"
ral, económica y política de América Latina originaria. Lo dicho sólo
sugiere el tema, lo indica solamente. "La primera [razón de la justicia de esta guerra y conquista] es que
siendo por naturaleza siervos los hombres bárbaros [indios], incultos e
El "yo colonizo" al Otro, a la mujer, al varón vencido, en una inhumanos, se niegan a admitir el imperio de los que son más pru-
erótica alienante, en una económica capitalista mercantil, sigue el dentes, poderosos y perfectos que ellos; imperio que les traería
grandísimas utilidades magnas commoditates, siendo además cosa jus-
rumbo del "yo conquisto" hacia el "ego cogito" moderno. La "civiliza-
ta por derecho natural que la materia obedezca a la forma, el cuerpo al
ción", la "modernización" inicia su curso ambiguo: racionalidad contra alma, el apetito a la razón, los brutos al hombre, la mujer al marido1,
las explicaciones míticas "primitivas", pero mito al final que encubre lo imperfecto a lo perfecto, lo peor a lo mejor, para bien de todos
la violencia sacrificadora del Otro53. La expresión de Descartes del (utrisque bene)" (Ginés de Sepúlveda, De la justa causa de la guerra
ego cogito, en 1636 será el resultado ontológico del proceso que esta- contra los indios)2.
mos describiendo: el ego, origen absoluto de un discurso solipsista.
De este texto lo que debe retenerse como central es aquello de que
______________ trae "grandísima utilidad" y "para bien de todos"; es decir, es también
53
Véase el Apéndice 2. útil y bueno para el dominado, conquistado, vencido. Vemos ya per-
fectamente constituido el "mito de la Modernidad"3: por una parte,
se autodefine la propia cultura como superior, más "desarrollada" (y
no queremos negar que lo sea en muchos aspectos, aunque un observa-
dor crítico deberá aceptar que los criterios de tal superioridad son

______________
1
El patriarcalismo o machismo del texto es conocido, porque se inspira en
Aristóteles, que además de esclavista y grecocéntrico era un patriarcalista de-
cidido.
2
Publicado en Roma en 1550; nuestras citas de la edición crítica del FCE,
México,1987, p.153.
3
Véase Apéndice 2.
66 Conferencia 4

islámico le había construido durante ocho siglos, 1992 recuerda, en- La "conquista espiritual".
tonces, un ciclo en la historia mundial que inició Portugal y España. ¿"Encuentro" de dos mundos?
Pero no era posible festejar sólo la "conquista"; había que presentar la
cuestión más "positivamente". Para ello la ideología del "encuentro" "Los frailes se hicieron dueños de la destrucción de la idolatría [...
venía bien al caso y en función de esa posición política de integración Ellos] se preciaban de conquistadores en lo espiritual, así como los
europea y de "apertura" de España a América Latina. eran [los conquistadores] en lo temporal [...] Y visto que los frailes
con tanta osadía y determinación pusieron fuego a sus principales tem-
plos y destruyeron los ídolos que en ellos hallaron [...] parecióles [a
Por nuestra parte, en 1984, en el contexto de un seminario organiza-
los indios] que esto no iba sin fundamento" 1.
do en México sobre "La Idea del Descubrimiento" 24 comenzamos
este debate negando la validez del concepto de "encuentro", en donde Pasemos ahora dos nuevas figuras: la "conquista espiritual" y el
expusimos la idea de "encubrimiento", por una parte, y la necesidad "encuentro" de dos mundos. Por tales entendemos el dominio que los
del "desagravio" al indio, por otra; ideas que serán retornadas poste- europeos ejercieron sobre el "imaginario" (imaginaire diría Sartre) del
riormente por otros autores. nativo, conquistado antes por la violencia de las armas. Es un proceso
contradictorio en muchos niveles. Se predica el amor de una religión
Si "encuentro de dos mundos" quiere significar la nueva cultura (el cristianismo) en medio de la conquista irracional y violenta. Se
híbrida, sincrética, que elaborará la raza mestiza, entonces podría propone de manera ambigua y de difícil interpretación, por una parte,
aceptarse por su contenido. El "encuentro" se produjo así en la con- al fundador del cristianismo que es un crucificado, una víctima ino-
ciencia creadora de la cultura popular (como veremos en el Epílogo), cente en la que se funda la memoria de una comunidad de creyentes
pero no en el hecho de la conquista. la Iglesia; y, por otra, se muestra a una persona humana moderna 2,
_______________
24 ______________
Véase nuestra ponencia: "Del descubrimiento al desencubrimiento (Hacia 1
Gerónimo de Mendieta. Historia eclesiástica Indiana. III, cap. 21; Ed. S.
un desagravio histórico)", publicado en El Día; El Buho, 9 de diciembre
Chávez Hayhde, México, t. II. 1945. pp.72-73.
(1984), pp. 4-7 y nuevamente en Le Monde Diplomatique, 76, abril (1985), 2
Creyentes que en tiempos del imperio romano eran igualmente víctimas, que
pp. 28-29. Como hemos dicho más arriba, desde nuestras primeras obras, en
se descubrían inocentes en el crucificado y que juzgaban como culpables a
1964, vimos la importancia de un replanteo total de la Historia Mundial,
los asesinos de Cristo y al Imperio que lo victimaba. Pero ahora los europeos
para descubrir el lugar de América Latina, del "indio" -desde el cual co-
eran miembros de una Cristiandad moderna y violenta que predicaba a un
menzamos nuestra interpretación-. Véase mi artículo " Amerique Latine et
inocente que ellos asesinaban en el indio.
conscience chretienne", en Esprit, Juillet (1965), pp. 2-20. "El Otro" -nues-
tro maestro Levinas de la década del 60 en París nos sugirió el tema del in-
dio como Otro, en una conversación personal y refiriéndome al "holocaus-
to" indígena-, en su Exterioridad, es el origen de una diferente interpreta-
ción de la historia. Véanse mis obras: Para una ética de la liberación
latinoamericana (1973), Filosofía de la Liberación (1976), etcétera. Es por
ello que cuando Tzvetan Todorov, que trabajó en México, escribió poste-
riormente su La conquista de América, no pudimos sino recibir con gusto
su interpretación, ya que aplicó la misma hipótesis: "el Otro" de Emmanuel
Levinas al indio -10 que le dio un gran resultado-, como había sido antes
para una "Filosofía de la Liberación", que desde fines de la década del 60
venía trabajando con las mismas categorías.
56 65

con derechos universales. Y es justamente en nombre de una tal expositores, o las instituciones, poseen hoy sobre el pasado, con con-
víctima y de tales derechos universales que se victimiza a los indios. ciencia explícita o implícita. Es por ello que en España algunos inten-
Los indios ven negados sus propios derechos, su propia civilización, tan igualmente hablar de "encuentro". Recuerdo que en el discurso
su cultura, su mundo... sus dioses en nombre de un "dios extranjero" y inaugural en su toma de posesión como primer ministro de la social-
de una razón moderna que ha dado a los conquistadores la legitimidad democracia española en 1982, Felipe González, expresó que a los diez
para conquistar. Es un proceso de racionalización propio de la Moder- años (en 1992) se festejaría de manera muy especial el evento del
nidad: elabora un mito de su bondad ("mito civilizador") con el que "Descubrimiento". España, que intentaba en esos años entrar en el
justifica la violencia y se declara inocente del asesinato del Otro 3. Mercado Común Europeo, proponía 1492 como una de sus "glorias" a
las que podía referirse ante las otras naciones europeas. Es evidente
4.1. La "conquista espiritual" que esta "gloria" es hoy manejada por España mucho más que hace
diez años, y en función, justamente, de su política de integración a Eu-
Veamos ahora la quinta figura. Un año después del 1492, Fernando ropa -y, no tanto, en cuanto intento de comprensión o apoyo a Améri-
de Aragón gestionó ante el Papa Alejandro VI una bula por la que se ca Latina-. Por ello, el hecho de que el 1992 haya sido fijado por Eu-
le concedía el dominio sobre las islas descubiertas. La praxis conquis- ropa como el año del progreso en su unidad económica y política nos
tadora quedaba fundada en un designio divino. Cortés por su parte, indica, sin lugar a dudas, que los 500 años tiene para ellos un signifi-
como Descartes después, necesitarán de Dios para salir del encierro cado particular. Hace cinco siglos Europa salió del muro que el mundo
del ego. Cortés, cuando se ve perdido, dado el poco número de sus sol-
dados entre millones de indígenas mesoamericanos, comprende que el ____________
Invención de América", en El Día; El Buho (México), de dichas fechas,
valor o fortaleza guerrera de los suyos (y de sí mismo), no puede ya
donde la polémica se personaliza más y más: "Someter a juicio, y condenar
apoyarse en el deseo de riqueza y ni siquiera en el alcanzar el honor ni con saña, a quienes no aceptamos su Invención de América, es la actitud be-
la grandeza de la nobleza. Era necesario un criterio ético absoluto en ligerante del señor doctor Edmundo O'Gorman" (p.1). O'Gorman, escribió
virtud del cual el ofrendar la vida tuviera un significado radical. Cuan- nuevamente otros artículos el 18 y el 25 de septiembre, y el 2 de octubre so-
do Cortés se dispuso a la conquista del imperio azteca, arengó a sus bre "Quinto Centenario del 12 de octubre de 1492. La visión del vencido",
en Ibíd., (1988), donde acusa a León Portilla de haberse retractado de su
soldados de la siguiente manera:
primitiva tesis sobre el "encuentro". A lo que le responde Miguel León Por-
tilla con: "Y, ¿qué hacer con Edmundo O'Gorman?", en El Día; El Buho, 2
"Que ya habíamos entendido la jornada a que íbamos, y mediante de octubre (1988). Llaman la atención, además, artículos como el de
nuestro Señor Jesucristo habíamos de vencer todas las batallas y en- Germán Arciniegas, "El capitán y la india", en La Nación (Buenos Aires),
cuentros, y que habíamos de estar tan presto para ello como convenía; 25 de julio (1989), donde se "juega" con la relación del padre y madre de
porque en cualquier parte que fuésemos desbaratados (lo cual Dios no Garcilaso de la Vega (y donde el español queda muy bien parado, el "ca-
permitiese) no podríamos alzar cabeza, por ser muy pocos, y que no pitán"). Ya en 1990, Silvio Zavala, "Reflexiones sobre el descubrimiento de
teníamos otro socorro ni ayuda sino el de Dios, porque ya no América", en La Jornada; Semanal (México), Nueva época, 33, 28 de ene-
teníamos navíos para ir a Cuba, salvo nuestro buen pelear y corazones ro (1990), pp. 19-24, comentarios de obras recientes sobre nuestro tema
fuertes; y sobre ello dijo otras muchas comparaciones de hechos heroi- (otros artículos, como por ejemplo, "De las varias maneras de ser indigenis-
cos de los romanos" 4. ta", en Ibíd., 2 de octubre, 1988, etc., se mantienen siempre a un nivel infor-
mativo). En "Estado de la cuestión del V Centenario" (siempre en El Día;
Dios era ahora el fundamento (Grund) de lo intentado. Como cuan- El Buho, 16 de octubre, 1988), quiso servir de mediador entre los polemis-
do Hegel afirmaba que la "religión es el fundamento del Estado"; es tas. Leopoldo Zea volvió aún sobre el tema con otro artículo, "¿Qué hacer
decir, Dios es la última justificación de una acción pretendidamente con los quinientos años?", en El Día; El Buho (México), 23 de julio (1989),
pp. 19-21 (en una posición que podríamos llamar "crítica" ante el evento).
secular o secularizada de la Modernidad. Después de "descubierto" el
Por nuestra parte nos situaremos, como podrá verse, adoptando una actitud
espacio (como geografía), y "conquistado" los cuerpos diría Foucault diferente a todos los autores nombrados, y a partir de lo expuesto desde
nuestras primeras obras históricas en 1966 -en nuestra tesis doctoral sobre
____________ El episcopado hispanoamericano ( 1504-1620 ): Institución misionera defen-
3
Véase el Apéndice 2. sora del indio, CIDOC, Cuernavaca, t. I-IX, 1969-1971, defendida en La
4 Sorbonne (París) en dicho año, ya nos colocábamos también desde la pers-
Bernal Díaz del Castillo, Op. cit., cap.59; p.51.
pectiva del indio.
64 57

en África estaban "sometidos a los de su propia sangre", y pareciera (como geopolítica), era necesario ahora controlar el imaginario desde
que en América Latina no. Es como una relectura hegeliana22, en una nueva comprensión religiosa del mundo de la vida. De esta mane-
América Latina del continente africano. Arciniegas está en contra del ra podía cerrarse el circulo y quedar completamente incorporado el in-
concepto "encuentro" porque, para él, no hubo encuentro sino, simple- dio al nuevo sistema establecido: la Modernidad mercantil-capitalista
mente, realización de europeos en tierras americanas. Y los indígenas naciente -siendo sin embargo su "otra-cara", la cara explotada, domi-
o desaparecieron o se transformaron. Es una interpretación "criolla" nada, encubierta.
eurocentrista -como la de O'Gorman, exactamente.
Los conquistadores leían ante los indígenas un texto (el "requeri-
Entre otros, fue Miguel León Portilla, responsable en México en su miento") antes de darles alguna batalla; texto en el que se proponía a
momento de los festejos del V Centenario, el que parece lanzó la idea los indios la conversión a la religión cristiano-europea, para evitarles
del "Encuentro de dos culturas". Fue así que en el año 1988 se produjo el dolor de la derrota:
en México un debate sobre el significado de 149223, lo que mostró
"Os ruego y requiero que entendáis bien esto que os he dicho y toméis
la necesidad de clarificar el sentido del concepto de "encuentro". En para entenderlo y deliberar sobre ello todo el tiempo que fuese justo,
realidad, las diferentes interpretaciones que desde el presente se reali- reconozcáis a la Iglesia por señora y superiora del Universo Mundo, y
zan sobre 1492, dependen de posiciones ideológicas que los mismos al Sumo Pontífice llamado Papa en su nombre, y a su Majestad en su
lugar, como superior y señor y rey de las islas y tierra firme [...] si no
______________ lo hiciereis, o en ello dilación maliciosa pusiereis, certifícoos que con
ganarse después de la muerte el cielo. Arciniegas parece reproducir secula- la ayuda de Dios entraré poderosamente contra vosotros y os haré
rizadamente este emancipador "mito de la Modernidad". guerra por todas las partes y manera que pudiere [...], tomaré vuestras
22
Arciniegas, paradójicamente, critica a Hegel explícitamente (Ibíd., pp. 176 mujeres e hijos y los haré esclavos, y como tales los venderé, y os
ss.: "Hegel y la Historia de América"), pero repite de hecho sus tesis. Arci- tomaré vuestros bienes y os haré todos los males y daños que pudiere" 5.
niegas reprocha a Hegel su ignorancia, el no saber que el europeo salido
para América en 1492, al final, es hermano del que se queda en Europa y Por supuesto que el indio nada podía comprender de lo que se le
vale tanto como él. El reproche de Arciniegas, contra Hegel, es el haber ig- proponía. Desde su mundo mítico, después de la derrota, sus dioses
norado a un hermano, porque "los aborígenes [...] habían sido borrados del
habían sido vencidos "en el cielo" -diría Mircea Eliade-, ya que ven-
mapa" (Ibíd., p. 178) en 1830, cuando Hegel pronunciaba sus Lecciones so-
bre la filosofía de la Historia Universal. "Los Washingtons y Bolívares y cidos estaban los ejércitos indios (los del azteca Moctezuma o del inca
San Martines y O'Higgins... hasta Martí, son hijos de familias tan europeas Atahualpa) "en la tierra", en el campo de batalla. El imaginario
como la de Hegel" (Ibíd., p. 190). Arciniegas unifica Estados Unidos de indígena debía incorporar -como era su costumbre, por otra parte- a
Norte América (Washington) con América Latina. Es el anhelo oculto del los "dioses" vencedores. El vencedor, por su parte, no pensó conscien-
criollo (blanco), que no logra sin embargo dar cuenta de la "realidad" lati-
temente en incorporar elemento alguno de los vencidos -sino en algu-
noamericana, de su raza mestiza, de su cultura sincrética, híbrida, y no sim-
plemente europea, y cada vez menos a finales del siglo XX. Creo que plan- nos "Autos sacramentales", que en mayor número de doscientos, los
tea mal el problema de la Modernidad y por ello de la modernización, como franciscanos redactaron y representaron en los teatros populares, en
simple expansión de lo Mismo sobre América Latina: la particularidad eu- los atrios de las inmensas iglesias coloniales-. Todo el "mundo" ima-
ropea anterior es la universalidad que comprende la particularidad latino- ginario del indígena era "demoniaco" y como tal debía ser destruido.
americana posterior.
23 Ese mundo del Otro era interpretado como lo negativo, pagano,
Algo antes de la polémica, Guillermo Correa escribe un artículo con el
título: "Se levanta la voz indígena para impugnar la celebración del V Cen- satánico e intrínsecamente perverso. El método de la tabula rasa era el
tenario", en Proceso (México), 516, 22 de septiembre (1986), pp. 44-47, resultado coherente, la conclusión de un argumento: como la religión
donde se dan testimonios de las posiciones de Leopoldo Zea, Miguel León indígena es demoniaca y la europea divina, debe negarse totalmente la
Portilla, Abelardo Villegas, Enrique Dussel, y otros. La polémica comenzó primera, y, simplemente, comenzarse de nuevo y radicalmente desde
con el artículo de Leopoldo Zea donde se preguntaba "¿Qué hacer con el V
la segunda enseñanza religiosa:
centenario?", a lo que Edmundo O'Gorman respondió con" ¿Qué hacer con
Leopoldo Zea?", en El Día; El Buho (México), 28 de agosto (1987).
O'Gorman había escrito, por su parte, años antes, tres artículos en La Jorna- ____________
5
da; Semanal (de119 de mayo, 30 de junio y 7 de julio de 1985), contra la Véase la "Introducción", de mi obra Historia general de la iglesia en Améri-
posición de León Portilla, quien hablaba de "encuentro". Este le responde el ca Latina, Sígueme, Salamanca, t.I/1, 1983, p. 337.
4 y el 11 de septiembre de 1988 con "Las elucubraciones del inventor de la
58 63

"La idolatría permanecía [...] mientras los templos de los ídolos estu- fue el producto de la creatividad popular -cuestión que trataremos más
viesen de pie. Porque era cosa clara que los ministros de los demonios adelante.
habían de acudir allí a ejercitar sus oficios [...] Y atento a esto se con-
certaron [...] de comenzar a derrocar y quemar los templos [...] Cum-
pliéronlo así comenzado a ponerlo por obra en Texcuco, donde eran
No podemos entonces permitir que las élites dominantes en Améri-
los templos muy hermosos y torreados y esto fue el año de mil qui- ca Latina o España sigan hablado de "encuentro" de dos mundos o cul-
nientos venticinco [...] Luego tras ellos los de México, Tlaxcala y turas.
Guexozingo" 7.
Una expresión contraria a esta posición puede observarse en la del
No era inútil el conocer las antiguas creencias de los indios, pero gran escritor colombiano -recuerdo todavía con gusto nuestro encuen-
para no dejarse engañar, como enseñaba José de Acosta: tro en 1964 en París a propósito de una "Semana Latinoamericana"-
Germán Arciniegas. Escribe en Con América nace la nueva historia:
"No es sólo útil sino del todo necesario que los cristianos y maestros
de la Ley de Cristo sepan los errores y supersticiones de los antiguos, " América es el único continente del cual sabemos la fecha precisa del
para ver si clara y disimuladamente las usan también ahora los indios" 7. comienzo, y el único formado por participación universal. Nació para
ser otra cosa. Lo han creado millares, millones de europeos inmigra-
De la misma manera, el gran fundador de la antropología moderna, dos, venidos a fundar casa propia en tierra de oportunidades nunca
que durante cuarenta y dos años puso por escrito las antiguas tradi- antes conocidas. Ellos han unido su esfuerzo creador al de los indios
ciones aztecas en Tezcoco, Tlatelolco y en la ciudad de México, Fray ilusionados con la República, y los africanos que vinieron a conquistar
aquí su emancipación: la que no habían hallado en sus tierras de ori-
Benardino de Sahagún, escribió en el prólogo de su Historia general
gen sometidos a los de su propia sangre" 19.
de las cosas de Nueva España:
De tal manera, que, en primer lugar, 1492 es el "comienzo" de
“El médico no puede acertadamente aplicar las medicinas al enfermo
América Latina. Es decir, los indígenas con sus espléndidas culturas
sin que primero conozca de qué humor o de qué causas procede la en-
fermedad [...]: los pecados de idolatría y ritos idolátricos y supersti- no tienen significación histórica alguna. En segundo lugar, los latino-
ciones idolátricas, que son aún perdidos del todo. [...]. Y dicen algu- americanos son los "hijos de los inmigrantes" 20 -criollos primera-
nos, excusándolos, que son boberías o niñerías, por ignorar la raíz de mente, y posteriormente mestizos-. En tercer lugar, se les reúnen los
donde sale, que es mera idolatría, y los confesores ni se las preguntan, indios emancipados -que pareciera que antes fueron dominados y que
ni piensan que hay tal cosa, ni saben lenguaje para se las preguntar, ni
nada sufrieron con la conquista (un dolor necesario de la "moderniza-
aún lo entenderán, ni aunque se lo digan” .
ción")-, republicanos, participantes entonces de la "ilustración (Auf-
La llegada de los doce primeros misioneros franciscanos a México klärung)". En cuarto lugar, como el teólogo portugués Vieira en Brasil 21,
en 1524, dio inicio formal a lo que pudieramos llamar la "conquista opina que los africanos se emancipan con la esclavitud, porque
espiritual" en su sentido fuerte. Este proceso durará aproximadamente
hasta el 1551, fecha del primer Concilio provincial en Lima, o 1568, ____________
19
Tercer Mundo Editores, Bogotá, 1990, p. 62.
fecha de la Junta Magna convocada por Felipe II 8. Durante treinta o 20
Esto lo repite Arciniegas muchas veces: "Para nosotros lo que se inicia des-
cuarenta años -un espacio de tiempo extremadamente reducido- se de 1493 es la independencia de los europeos que vienen a establecerse en el
predicará la "doctrina" cristiana en las regiones de civilización urbana Nuevo Mundo, es decir un Nuevo Mundo que ellos vienen a crear del otro
lado del Atlántico" (Ibíd., p. 56). "Somos los hijos de los emigrantes que sa-
_____________ lieron de Europa para hacer su Nuevo Mundo" (p. 64). "Lo que va apare-
6
Gerónimo de Mendieta, Historia eclesiástica indiana, III, cap. 20; t. II, ciendo en América -esa es su cultura- es la voz de los hijos de los emi-
1945, pp. 70-71, grantes y la de sus propios nativos emancipados" (p. 66). "El Des-
7
Historia natural y moral de las Indias, en Obras, BAE, Madrid, 1954, p. cubrimiento es más del europeo que se descubre a sí mismo, que encuentro
139. de los indios desnudos" (p. 74). Apoya así Arciniegas la tesis de O'Gorman
8
En la obra de John L. Phelan, The Millennial Kingdom of the Franciscans in sobre la "invención de América" y de otros intelectuales criollos de su épo-
the New World (University of California Press, Los Angeles, 1956), se nos ca.
21
propone otra fecha: "The period 1524-1564 was the Golden Age of the In- Vieira enseñaba que los africanos en Africa se iban al infierno por su paga-
dian Church, just as the time between Moses and the destruction of Jerusa- nismo y cultos satánicos; en Brasil eran esclavos, como un purgatorio, para
62 59

"encuentro" de dos mundos 18, de dos culturas -que las clases domi- de todo el continente (más del 50% de la población total), desde el
nantes criollas o mestizas latinoamericanas hoy son las primeras en norte del imperio azteca en México, hasta el sur del imperio inca en
proponer-. Intenta elaborar un mito: el del nuevo mundo como una Chile.
cultura construida desde la armoniosa unidad de dos mundos y cultu-
ras: europeo e indígena. Son los hijos "blancos" o "criollos" (o de Esa “doctrina” ( que pocos años después será el Catecismo de Tren-
"alma blanca") de Cortés (de esposa española), o los hijos de Ma- to, y nada más), por muy aceptada y tenida por todos por válida en Eu-
linche (los "mestizos") que están todavía hoy en el poder, la domina- ropa, no podía ya proponerse con algún viso de racionalidad a partici-
ción, en el control de la cultura vigente, hegemónica. Digo que hablar pantes de otras culturas. Fernando Mires recuerda el razonamiento de
de "encuentro" es un eufemismo-"Gran Palabra" diría Rorty- porque Atahualpa, relatado por el Inca Garcilazo de la Vega, donde se mues-
oculta la violencia y la destrucción del mundo del Otro, y de la otra tra que una evangelización en regla hubiera tomado más tiempo del
cultura. Fue un "choque", y un choque devastador, genocida, absoluta- que los misioneros estaban dispuestos a perder. Después que el Padre
mente destructor del mundo indígena. Nacerá, a pesar de todo, una Valverde expuso a su manera la "esencia del cristianismo" -mucho me-
nueva cultura (tema que trataremos en el Epílogo, más adelante), pero jor ciertamente la expresó Feuerbach-, leemos lo que argumentó el
dicha cultura sincrética, híbrida, cuyo sujeto será de raza mestiza, lejos Inca:
de ser el fruto de una alianza o un proceso cultural de síntesis, será el
"Demás de esto me ha dicho vuestro hablante que me proponéis cinco
efecto de una dominación o de un trauma originario (que, como expre- varones señalados que debo conocer. El primero es el Dios, Tres y
sión de la misma vida, tendrá oportunidad de una ambigua creación). Uno, que son cuatro 9, a quien llamáis Criador del Universo, ¿por
Es necesario tener memoria de la víctima inocente (la mujer india, el ventura es el mismo que nosotros llamamos Pachacamac y Viracocha?
varón dominado, la cultura autóctona) para poder afirmar de manera El segundo es el que dice que es Padre de todos los otros hombres, en
quien todos ellos amontonaron sus pecados. Al tercero llamáis Jesu-
liberadora al mestizo, a la nueva cultura latinoamericana.
cristo, sólo el cual no echó sus pecados en aquel primer hombre, pero
que fue muerto. Al cuarto nombráis Papa. Al quinto es Carlos a quien
El concepto de "encuentro" es encubridor porque se establece ocul- sin hacer cuenta de los otros, llamáis poderosísimo y monarca del uni-
tando la dominación del "yo" europeo, de su "mundo", sobre el "mun- verso y supremo de todos. Pero si este Carlos es príncipe y señor de
do del Otro", del indio. No podía entonces ser un "encuentro" entre todo el mundo ¿qué necesidad tenía de que el Papa le hiciése nuevas
concesión y donación para hacerme guerra y usurpar estos reinos? Y
dos culturas -una "comunidad argumentativa" donde se respetara a los
si la tenía, ¿luego el Papa es mayor Señor y que no él y más poderoso
miembros como personas iguales-, sino que era una relación asimétri- y príncipe de todo el mundo? También me admiro que digáis que es-
ca, donde el "mundo del Otro" es excluido de toda racionalidad y vali- toy obligado a pagar tributo a Carlos y no a los otros, porque no dáis
dez religiosa posible. En efecto, dicha exclusión se justifica por una ar- ninguna razón para el tributo, ni yo me hallo obligado a darlo por nin-
gumentación encubiertamente teológica: se trata de la superioridad -re- guna vía. Porque si de derecho hubiése de dar tributo y servicio, paré-
conocida o inconsciente- de la "Cristiandad" sobre las religiones indí-
______________
genas. lem by the Babylonian was the Golden Age of the Jewish monarchy" (p. 39).
El 1564 es la llegada de nuevas autoridades que destruirán la tarea misionera
Es decir, ningún "encuentro" pudo realizarse, ya que había un total realizada por los franciscanos (al menos en la interpretación milenarista y
desprecio por los ritos, los dioses, los mitos, las creencias indígenas. apocalíptica de Gerónimo de Mendieta, para quien Felipe II inauguraba la
"cautividad de Babilonia", la Edad de la Plata). Sobre la significación de la
Todo fue borrado con un método de tabula rasa. Claro es que, en el
Junta Magna véase Gustavo Gutiérrez, Dios o el oro de las Indias, Sígueme,
claroscuro de las prácticas cotidianas, se iniciaba una religión sincréti- Salamanca, 1989, pp. 68 ss. Los virreyes Velazco para México y Toledo para
ca, que la más pura Inquisición (cuando la hubo) no pudo evitar; pero Perú implantarán el orden colonial definitivo, terminando lo que hemos lla-
ésta no fue la intención de los misioneros, ni de los europeos, sino que mado la "conquista espiritual" originaria del continente.
9
Es sabido el sentido teológico de los números dentro de la cultura aymara y
quechua. Cada número (la unidad, el dualismo, la trinidad, la cuadralidad,
____________
18 etc.) tenía su profundo sentido teológico."Véase Jorge Miranda-Luizaga.
El concepto de "mundo" es reciente en la filosofía latinoamericana. La im-
"Andine Zahlzeichen und Kosmologie. Ein Versuch zur Deutung des alt-
puso José Gaos desde Heidegger, y en su sentido existenciario preciso. Del
andinen Schopfungsmythus", 1991, p. 15, (inédito presentado en un semina-
"mundo" se pasa posteriormente al concepto de "cultura",
rio en Missio, Aachen), de próxima publicación.
60 61

ceme que se debería dar a aquel Dios, y a aquel hombre que fue Padre "sentido común" europeo como parámetro y criterio de racionalidad o
de todos los hombres, y aquel Jesucrito que nunca amontonó sus peca- humanidad. En cuanto a nuestro tema, los azteca o incas son ya un se-
dos, finalmente se habían de dar al Papa [...] pero si dices que a estos gundo grado inferior de bárbaros, "porque no llegaron al uso de la es-
no debo dar, menos debo dar a Carlos que nunca fue señor de estas re-
giones ni le he visto” 10.
critura ni al conocimiento de los filósofos" 15. Los indígenas no per-
tenecientes a las culturas urbanas americanas, de los Andes, son una
Ante tal uso de la razón argumentativa, confundidos los conquista- tercera clase de bárbaros y quedan definidos de la siguiente manera:
dores y aquel Padre Valverde, en vez de argumentar con mejores ra-
En ella entran los salvajes semejantes a las fieras [...] Y en el Nuevo
zones, usaron simplemente la irracionalidad moderna:
Mundo hay de ellos infinitas manadas [...], se diferencian poco de los
animales [...] A todos éstos que apenas son hombres, o son hombres a
“A este tiempo los españoles, no pudiendo sufrir la proligidad del ra-
medias, conviene enseñarles que aprendan a ser hombres e instruirles
zonamiento (!), salieron de sus puestos y arremetieron con los indios
como a niños [...] Hay que contenerlos con fuerza [...] y aún contra su
para pelear con ellos y quitarles las muchas joyas de oro y de plata y
voluntad en cierto modo, hacerles fuerza (Lucas 14, 23) para que en-
piedras preciosas” 11.
tren en el Reino de los Cielos" 16.

La "conquista espiritual" estaba fundada en muy débiles bases, y Es por ello que la "conquista espiritual" debe enseñarles la doctrina
sólo podía reemplazar la antigua visión del mundo, pero sin asumir lo cristiana, las oraciones principales, los mandamientos y preceptos, de
antiguo -como había acontecido con el cristianismo en el Medi- memoria, cada día. Esto incluía igualmente un ciclo diferente del tiem-
terráneo durante los primeros tres siglos de su existencia, cuando po (ciclo litúrgico), y del espacio (lugares sagrados, etcétera). El senti-
transformó por dentro el imaginario greco-romano, reconstruyéndolo, do total de la existencia como rito cambiaba entonces 17.
y donde como fruto maduró las Cristiandades armenia, bizantina, cop-
ta, rusa, latina, etcétera. De todas maneras, hoy un cierto triunfalismo eclesial vaticano, que
intenta "celebrar" dichos acontecimientos, debería tener una visión
En el mejor de los casos los indios eran considerados "rudos", más cercana a la historia real, para comprender lo ambiguo de aquella
"niños", "inmaduros" (Unmündig) que necesitaban de la paciencia "conquista espiritual", que más se asemeja a una obligada (o irrecusa-
evangelizadora. Eran bárbaros. José de Acosta define que bárbaros son ble) dominación religiosa -dominación de la religión del conquistador
"los que rechazan la recta razón y el modo común de los hombres 12, sobre el oprimido-, que un acto adulto de pasaje a un momento supe-
y así tratan de rudeza bárbara, de salvajismo bárbaro" 13. A rior de la conciencia religiosa.
partir de ello explica que los chinos, japoneses y otras provincias de
las Indias Orientales, aunque son bárbaros, deben ser tratados" de 4.2. ¿"Encuentro" de dos mundos?
modo análogo a como los apóstoles predicaron a los griegos y roma-
nos" 14. Vemos así tomarse el "mundo de la vida (Lebenswelt)", el Consideremos la sexta figura de 1492. Se trata del eufemismo del

____________ _______________
10
Comentarios reales de los incas, en BAE, Madrid, t III, 1960, p. 51 (F. dia). Mientras que en América Latina, para Acosta, puede usarse la fuerza
Mires, La colonización de las almas, DEI, San José, 1991, p. 57). de las armas... porque no tienen ciudades fortificadas ni armas de fuego
11
Ibíd., p. 62 (p. 57). como en Eurasia.
12 15
Considérese esta definición con atención, porque en ella se deja ver un eu- Ibíd. Ambos juicios son falsos, como veremos en la Conferencia 7, I, que
rocentrismo absoluto: “hombres” son, evidentemente, los españoles, los eu- coincidiría con K.-O. Apel.
16
ropeos, el “modo común” propio. Ibíd., p. 393.
13 17
Ibíd. Véase sobre el proceso evangelizador en particular, mi obra "Introducción"
14 a la Historia general de la Iglesia en América Latina, t. I/1, pp. 281-365:
De procuranda indorum salute, en Obras, BAE, Madrid, 1954, p. 392. Es
interesante anotar que este primer tipo de bárbaros establecen “repúblicas "La evangelización latinoamericana"; Fernando Mires, La colonización de
estables, con leyes públicas y ciudades fortificadas, si se quiere someterlas las almas. Misión y conquista en Hispanoamérica, DEI, San José, 1991;
a Cristo por la fuerza y con las armas, no se logrará otra cosa sino volverlas Luis Rivera Pagán, Evangelización y violencia: La conquista de América,
enimiguícimas del nombre cristiano” (Ibíd.). Es decir, con ellas habrá que Editorial CEMI, San Juan (P. Rico), 1991; Rodolfo de Roux, Dos mundos
usar el método de la “adaptación” de Rici (en la China) y Nobili (en la In- enfrentados, CINEP, Bogotá, 1990; etc.
105 77

Sin embargo, tenía una contradicción interna. Un cierto "paternalis-


comienzos del siglo XVII llegarán los rusos al Pacífico. Será en cam-
mo" de los franciscanos (y posteriormente de los jesuitas en el Para-
bio por Portugal (que en 1415 toma Ceuta en Africa) y España, que
guay, que fueron las reducciones más desarrolladas y numerosas)
Europa se expandirá por el Occidente y desenclaustrará a esa Europa
constituía un mundo "utópico" que era profundamente criticado por
del sitio musulmán que había comenzado en el siglo VII d. C., desde los colonos europeos, hispánicos.
la muerte del Profeta Mahoma 64. Esa España, que después Europa
Occidental olvidará y despreciará -y que Hegel ya no considera Euro- Es por ello que, para Gerónimo de Mendieta desde 156429, todo
pa-, es la que comienza la Modernidad. La conquista de México, por ese proyecto fracasa cuando los colonos españoles toman el control de
su parte, será la primera experiencia "fuerte" del ego europeo de con- las comunidades indígenas. Es el "reino de la plata", el "cautiverio de
trol a otro imperio, al Otro como siervo, como colonizado, como do- Babilonia" en tiempos de Felipe II. La utopía modernizadora (que res-
minado, como explotado y humillado. Todo esto podremos verlo aho- petaba en cierta manera la exterioridad cultural del indio) fue destrui-
ra "desde abajo", desde el Otro, desde el indio, desde el horizonte que da, y en su lugar aparecía el "repartimiento" -otro tipo de explotación
hemos abierto en esta Conferencia 6, desde el Océano Pacífico, desde económica del indígena, agrícola o minera, y que para Gerónimo de
el Asia. Veamos entonces ahora, sólo ahora, cómo vivió el indio la ex- Mendieta volvía a ser tan perjudicial como la esclavitud de Egipto: re-
periencia de la llegada de esos europeos marginales del mundo mu- constituía el reinado de Mammón (en coincidencia con la interpreta-
sulmán que iniciaban su triunfal curso hacia la "centralidad" de la His- ción metafórica de Marx con respecto al capital).
toria Mundial.

_____________ 5.3. La crítica del "mito de la Modernidad"


64
Es desde una Europa "marginal" (Rusia. España y después Inglaterra) que
Europa se expande (Véase Leopoldo Zea. Discurso desde la marginación y
la barbarie, Anthropos. Madrid. 1988). Bartolomé de las Casas va más allá del sentido crítico de la Moder-
nidad como emancipación (tal como lo entendía Ginés de Sepúlveda,
o aun Gerónimo de Mendieta o Francisco de Vitoria, el gran profesor
de Salamanca o posteriormente de Kant),30 porque descubre la
falsedad de juzgar al sujeto de la pretendida "inmadurez" (Un-
mündigkeit) con una culpabilidad que el "moderno" intenta atribuirle
para justificar su agresión. Asume lo mejor del sentido emancipador
moderno pero descubre la irracionalidad encubierta en el "mito" de la
culpabilidad del Otro. Por ello niega la validez de todo argumento en
favor de la legitimación de la violencia o guerra inicial para "compe-
ler" al Otro a formar parte de la "comunidad de comunicación". Todo
el debate, entonces, no se establece sobre la necesidad de la argumen-
tación misma en la comunidad de argumentación, sobre la que todos
acuerdan, sino en el "modo" de la entrada, de la participación inicial
del Otro en la comunidad de argumentación. La cuestión debatida se

______________
29
Felipe II reorganiza el Virreinato de México, nombra nuevo Virrey y auto-
rídades y se propone penetrar la "República de Indios" y sujetarla a la orga-
nización tributaría de España.
30
Al final Francisco de Vitoría aceptaba que si los indígenas se oponían a la
predicación del evangelio se les podía hacer la guerra. Era la única razón
que aceptaba. Bartolomé nunca aceptará ni siquiera esta razón por ser, para
él, irracional.
78 104

encuentra en cuanto al a priori absoluto, de la condición de posibili- Los reinos musulmanes iban desde el norte del Africa -con los Al-
dad de la participación racional misma. Ginés admite un momento morávides 61 y sus florecientes ciudades de Marruecos, el Maghreb
irracional (la guerra) para iniciar la argumentación; Bartolomé exige o desde Trípoli, que se conectaban con las caravanas hacia el sur del
que sea racional desde el inicio el "diálogo" con el Otro. Sahara, y de allí con los reinos de la sabana: Malí, Ghana, etcétera-,
con la actual Libia y Egipto (posteriormente ocupado por el imperio
La emancipación de la antigua dominación o pretendida bestialidad otomano), con el califato de Bagdad, hasta el Irán (después conquista-
o barbarie de los indígenas no justifica, para Bartolomé, la irracionali- do por el imperio safawi), llegando a los reinos mongoles que ocu-
dad de la violencia, de la guerra, ni tampoco compensa ni tiene pro- parán el norte de la India -con la capital Angra, y después Delhi, y
porción con el nuevo tipo de dominación establecida. con obras de espléndida belleza tales como el Taj Mahal-, pro-
longándose hasta el control sobre Malaca llevado a cabo por comer-
En comparación con la nueva situación de servidumbre, el antiguo ciantes musulmanes, para alcanzar el sur de Filipinas, ya que la isla de
orden entre los indígenas31 era como un paraíso perdido de libertad Mindanao será musulmana desde fines del siglo XIV.De manera que
y dignidad. En el prólogo de la Apologética historia sumaria escribe: el Dar-el-Islam (la casa de la fe) llegaba del Océano Atlántico al
Pacífico. Es verdad, que los invasores turcos habían roto la espina dor-
"La causa final de escribirla fue conocer todas y tan infinitas naciones sal del mundo comercial árabe-musulmán, aunque ellos mismos eran
[...] infamadas por algunos [...] publicando que no eran gentes de bue- musulmanes. Los turcos, que ocuparon la península balcánica, Grecia
na razón para gobernarse, carentes de humana policía y ordenadas
y Turquía, habían aislado la parte occidental de la parte oriental del
repúblicas [...] Para demostración de la verdad, que es en contrario, se
traen y copilan en este libro [...]"32. mundo musulmán pre-turco. La China había caído por ello mismo en
una profunda crisis económica. Por su parte, la Horda Dorada de los
Por el contrario, el gran antropólogo B. de Sahagún, franciscano, es- mongoles había dominado Rusia (1240-1480). La ocupación de Cons-
cribió la monumental Historia general de las cosas de Nueva España, tantinopla por los turcos en 1453 significaba para Europa, entonces, el
la más completa colección de las creencias de la cultura azteca, pero quedar sitiada y reducida a la mínima expresión.
con la intención contraria:
Hablar en esta situación de una Europa comienzo, centro y fin de la
______________ Historia Mundial -como opinaba Hegel- es haber caído en una miopía
31
Este es el propósito argumentativo de su obra Apologética historia. Una in- eurocéntrica 62. Europa Occidental 63 no era el "centro", ni su his-
mensa obra donde no se intenta, como en el caso de Benardino de Sahagún
toria había sido nunca el "centro" de la historia. Habrá que esperar a
(y en realidad se intenta lo contrario de Sahagún, porque éste describía el
antiguo mundo para conocerlo y así poder destruirlo), sólo describir las an- 1492 para que su centralidad empírica constituya a las otras civili-
tiguas costumbres de los indios, sino demostrar su "racionalidad", dignidad, zaciones en su "periferia". Este hecho de la "salida" de Europa Occi-
consistencia antropológica. De manera que aquello (las antiguas tradiciones dental de los estrechos límites dentro de los cuales el mundo mu-
culturales indígenas) podía ser mejorado, desarrollado, pero no simple- sulmán la había apresado constituye, en nuestra opinión, el nacimiento
mente destruido, negado. Al negarse rotundamente aquellas tradiciones (la
de la Modernidad. 1492 es la fecha de su nacimiento, del origen de la
tábula rasa) se producía mayor mal que el bien que se pretendía ofrecer
(fuese éste el más sublime o pretendidamente divino). Bartolomé presenta "experiencia" del ego europeo de constituir a los Otros sujetos y pue-
una argumentación "dura". blos como objetos, instrumentos, que se los puede usar y controlar
32
Libro con el título citado, "Argumento de toda ella"; Bartolomé de las Ca- para sus propios fines europeizadores, civilizatorios, modernizadores.
sas, Obras escogidas, BAE, Madrid, 1958, t. III, 1958, p. 3. Al terminar la
inmensa obra, escribe nuevamente: "De todo el discurso traído de los
Es esa Europa Occidental, por primera vez, la que se lanza a la con-
bárbaros parece clara la distinción puesta [...] De todo lo cual fácil será dar
a entender debajo de cuál especie se contienen todas estas nuestras indianas quista del mundo. Rusia, con Ivan II, el Grande, comenzará la expan-
naciones, puesta o supuesta la suficiente división, arguyendo negative" sión por la taiga del norte. En 1485 Ivan III comienza el Kremlin ya
(Ibid., t. IV, pp. 444-445). Bartolomé no se propone hacer simplemente un
libro de antropología o historia. Se propone, en cambio, argumentar en fa- ____________
vor de la dignidad e inocencia de los indígenas, quitando todo valor al argu- 61
Véase, entre otras obras, la de R. y M. Cornevin, Histoire de l'Afrique,
mento de poder hacerles una guerra justa. PUF, Paris, 1964, pp. 145 ss.
62
Véase Samir Amin, Eurocentrism, Monthly Review Press, New York, 1989.
63
Véase Apéndice 1.
103 79
"Para predicar contra estas cosas, y aun para saber si las hay, menester
cubrir" el "mundo" del Otro, establecer antes las condiciones de posi- es de saber cómo las usaban en tiempo de su idolatría, que por falta de
bilidad de ella. En ese caso la "comprensión", el "acuerdo" no sería in- no saber esto en nuestra presencia hacen muchas cosas idolátricas sin
conmensurable, aunque siempre difícil. Pero, al mismo tiempo, sin di- que lo entendamos"33.
chas condiciones, en el eurocentrismo de los conquistadores (posición
también del moderno Ginés de Sepúlveda y compartida hoy por racio- Para Bartolomé se debe intentar "modernizar" al indio sin destruir
nalistas que pareciera que creen que es fácil el diálogo o que al menos su Alteridad; asumir la Modernidad sin legitimar su mito. Modernidad
no han desarrollado una teoría de sus condiciones de posibilidad, no enfrentada a la pre-Modernidad o a la anti-Modernidad, sino como
como J. Habermas), ni la "conversación" es posible (mucho menos modernización desde la Alteridad y no desde lo Mismo del "sistema".
una argumentación en la "comunidad real de comunicación"). Histó- Es un proyecto que intenta un sistema innovado desde un momento
ricamente, por desgracia, todo esto quedó "en-cubierto" desde los "trans-sistemático": desde la Alteridad creadora. En la obra De único
tiempos del "des-cubrimiento" de América por los europeos. Aquel modo Bartolomé usa un método crítico, un racionalismo de liberación:
mítico 1492 se fue proyectando diacrónicamente sobre todo el conti- "La Providencia divina estableció, para todo el mundo y para todos los
nente con un manto de olvido, de barbarización, de "modernización". tiempos, un solo, mismo y único modo de enseñarles a los hombres la
verdadera religión, a saber: la persuasión del entendimiento por medio
Podríamos dar cientos de ejemplos, de pueblos menos desarrollados de razones y la invitación y suave moción de la voluntad"34.
(como los nómadas del Sur o del Norte), o los mucho más desarrolla-
dos (de la América Nuclear). Con el de los guaraníes, sin embargo, Bartolomé resolverá treinta y cinco objeciones sobre este tema, que
basta para indicar la cuestión. De las culturas de la" América Nuclear" le llevarán a escribir trescientas páginas sólo en el Capítulo 5. La argu-
nos ocuparemos preferentemente de los náhuatl, como ejemplo nueva- mentación racional es el único modo para convencer al gentil sobre la
mente, en el desarrollo de las próximas conferencias. verdadera religión -junto al testimonio de una vida coherente, para no
caer en una "contradicción performativa"- "que debe ser común a to-
dos los hombres del mundo, sin ninguna distinción de sectas, errores o
Excurso sobre Europa como "Periférica" del mundo musulmán corrupción de costumbres"35. Es entonces un principio absoluta-
mente universal, desde la autonomía de la razón:
En el siglo XV, hasta 1492, la que hoy llamamos “Europa Occiden-
"La criatura racional tiene una aptitud natural para que se lleve [...],
tal” era un mundo periférico y secundario del mundo musulmán. Nun- para que voluntariamente escuche, voluntariamente obedezca y volun-
ca había sido "centro" de la historia. Europa Occidental no se extendía tariamente preste su adhesión [...] De manera que de su propio motivo,
más allá de Viena por el Este, ya que hasta 16811os turcos estuvieron con voluntad de libre albedrío y con disposición y facultad naturales,
junto a sus muros, y de Sevilla en su otro extremo. La totalidad de sus escuche todo lo que se le proponga [...]"36.
habitantes, de la Europa latino-germana, no superaba los cien millones
(inferior a la población del solo imperio chino en su momento). Era Después de extenderse largamente, propone una segunda cuestión a
una cultura aislada, que había fracasado con las Cruzadas al no poder ser discutida en el Capítulo 6:
recuperar cierta presencia en un polo neurálgico del comercio del con- ______________
tinente Euro-asiático: la conquista del lugar donde se situaba el Santo 33
Prólogo; Porrúa, México, 1975, p. 17. Es decir, Sahagún recolecta los mo-
Sepulcro era, en realidad, el lugar donde el comercio de las caravanas mentos de la cultura náhuatl para poder destruirla más sistemáticamente.
que llegaban a Antioquía desde la China (atravesando el Turán y el Bartolomé, en cambio, para mostrar su dignidad y poder probar la raciona-
lidad y el alto desarrollo moral, cultural, político y religioso de los indios.
Turquestán chino) y se juntaban con las vías de navegación del Mar 34
De único modo de atraer a todos los pueblos a la verdadera religión
Rojo y el Pérsico en la actual Palestina. Las ciudades italianas de Gé- (1536), Cap. 5,1; Ed. FCE, México, 1975, p. 65.
nova (la ciudad de Colón y de tantos descubrimientos clandestinos 35
Ibid., pp. 65-66.
36
desde 1474 en costas atlánticas), Venecia, Nápoles, Amalfi, necesi- Ibid., 2; p, 71.
taban estas vías de comunicación para llegar al Asia tropical, a la India
de las especias. Rechazados los europeos en sus intentos por controlar
el Mediterráneo Oriental, tuvieron que permanecer aislados, peri-
féricos del mundo musulmán.
80 102

"A algunos [...] les pareciera cosa más conveniente o factible, que los reciprocidad económica: el que comparte el banquete se obliga a invi-
infieles se sujetaran primeramente, quisieran o no, al dominio del pue- tar y participar en su producción 57. Pero todo esto, por ser pueblos
blo cristiano; y una vez sujetos, se les predicara la fe de manera orde- que migraban por la selva -que en pocos años agotan los terrenos que
nada. En este caso, los predicadores no los obligarían a creer, sino que
los convencerían por medio de razones"37.
no sirven ya para nueva producción agrícola-, toda la existencia de
celebración de la "palabra" estaba tendida a llegar a la "tierra-sin-
Obsérvese, se trata, exáctamente, de la cuestión de la participación mal":
en una "comunidad de argumentación". Bartolomé se ocupa de las "La expresión: yvy marane'y, que los modernos etnólogos traducen
"condiciones de posibilidad racionales" para participar en una comu- como tierra-sin-mal, significa simplemente 'suelo intacto, que no ha
nidad de argumentación (y no ya de la argumentación misma). A lo sido edificado', o ka'a marane'y 'monte donde no han sacado troncos,
que agrega: ni se ha traqueado"' 58.

"Pero como ningún infiel, ni, sobre todo, los reyes infieles, querrían Es una "tierra" donde no habrá enemigos que expulsar, ni animales
someterse voluntariamente al dominio de un pueblo cristiano [...] in- dañinos que matar, ni se deberá trabajar para comer... tierra donde en
dudablemente que sería menester llegar a la guerra"38.
reciprocidad perfecta se deberá cantar, danzar, proferir la "palabra fun-
Es aquí donde Bartolomé enfrenta en su origen mismo al "Mito de damental" eternamente. "La palabra en el alma del guaraní. Ayvy: pa-
la Modernidad" (y las futuras "modernizaciones"). La Modernidad, labra-alma; alma-palabra. La vida y la muerte del guaraní, son la vida
como mito, justificará siempre la violencia civilizadora -en el siglo de su palabra y la medida de sus realizaciones y de sus crisis está dada
XVI como razón para predicar el cristianismo, posteriormente para por las formas que toma su palabra. La historia del guaraní es la his-
propagar la democracia, el mercado libre, etcétera-. Pero, comenta toria de su palabra, la palabra que se le impone con el nombre, la pala-
Bartolomé: bra que se escucha, la palabra que él mismo dirá, cantará, rezará, la
palabra que en su muerte todavía es la palabra que fue: ayvukue" 59.
"La guerra trae consigo estos males: el estrépito de las armas; las aco-
metidas e invasiones repentinas, impetuosas y furiosas; las violencias Extraño sería intentar expresar todo esto al conquistador del Río de
y las graves perturbaciones; los escándalos, las muertes y las carni- la Plata, y a los mismos generosos y profundos jesuitas que realizaron
cerías; los estragos, las rapiñas y los despojos, el privar a los padres,
las magníficas Reducciones del Paraguay. Aquellos "indígenas", bár-
de sus hijos, y a los hijos, de sus padres; los cautiverios, el quitarles a
los reyes y señores naturales sus estados y dominios; la devastación y baros... eran cultores insignes de la "Palabra" eterna, sagrada, his-
desolación de ciudades, lugares y pueblos innumerables. y todos estos tórica, en medio de las selvas tropicales. Para conocer su "mundo" hu-
males llenan los reinos, las regiones y los lugares de copioso llanto, de biera sido necesario conocer su "lengua" (su "palabra"), haberla "vivi-
gemidos, de tristes lamentos y de todo género de luctuosas calami- do"... Para "dialogar" con ellos hubiera sido necesario vivir su propio
dades"39.
"mundo", desde su tekoha tan bella, tan profunda, tan racional, tan
Bartolomé destruye por anticipado el mito de la Modernidad, por- ecológica, tan "desarrollada" 60, tan humana. Para establecer una
que muestra que la violencia no se justifica por ninguna "culpa" (la "conversación" -a lo Richard Rorty- hubiera sido necesario "des-
"inmadurez culpable" de Kant) del indígena: ______________
57
Por ello, los guaraníes invitaron a los españoles a sus "fiestas" y creyeron
______________ que con ello habían firmado con ellos un "contrato" de dar-recibir eterno.
37
Ibid., Cap. 6, 1; p. 343. ¡Cuál no sería su sorpresa al ver que habiendo festejado y comido con ellos,
38
Ibid. ni colaboraron en los trabajos de la producción de las próximas fiestas, ni
39 los invitaron a las suyas! Esos europeos eran traicioneros, habían cometido
Ibid., Cap. 6, 1; pp. 343-344. Bartolomé, con retórica insigne, se extiende
durante decenas de páginas argumentando sobre el terror y la crueldad de la un mal imperdonable contra el Primer Padre, eran demoníacos, perversos...
58
guerra, que él ha vivido en el Caribe, en México, en Centroamérica. Son Ibíd., p. 77.
59
unas de las páginas premonitorias y proféticas de la violencia y crueldad Ibíd., p. 84.
60
que la Modernidad esparcirá por el mundo periférico, el mundo colonial Desde el homo habilis, hace unos cuatro millones de años, hasta los gua-
que se llamaba hasta hace poco Tercer Mundo. En el lrak destruido vemos raníes se había realizado lo esencial del "desarrollo" humano; la diferencia
al pobre pueblo sufriente. con el hombre "moderno" es realmente insignificante (en cuanto a la len-
gua, el sentido ético, el aprecio a la dignidad y el sentido de la vida, etcéte-
ra).
101 81
"Que esta guerra sea injusta se demuestra, en primer lugar teniendo en
"¡Oh, nuestro Primer Padre!
cuenta [...] que la merezca el pueblo contra el cual se mueve la guerra,
Fuiste tú quien por primero conociste las normas de nuestro modo-de-
por alguna injuria que le haya hecho al pueblo que ataca. Pero el pue-
ser (teko).
blo infiel que vive en su patria separada de los confines de los cristia-
Fuiste tú quien por primero conociste en tí mismo lo que había de ser
nos [...] no le ha hecho al pueblo cristiano ninguna injuria por la que
la palabra fundamental,
merezca ser atacado con la guerra. Luego esa guerra es injusta"40.
antes de abrir y manifestar la morada terrenal (tekkoha)" 54.

La morada terrenal es el "lugar" que el guaraní "abre" 55 en la sel- Se destruye así el "núcleo" del mito de la Modernidad41. Es más,
va para hacer su aldea, para efectuar la agricultura, para "vivir" hu- no sólo no son culpables los "inmaduros", sino que los únicos culpa-
manamente. Es allí donde desarrollará su "palabra", desde la "palabra bles son los pretendidamente inocentes, los héroes civilizadores. los
fundamental" (como el destino) misteriosamente oculta desde el ori- europeos; especialmente sus líderes:
gen en el Primer Padre que se "abre-en-flor", creador.
"Por todos los textos citados se ve que los que mandan son los princi-
pales culpables en cuanto a la gravedad de los crímenes y de los daños
La palabra es siempre comunitaria y económica, en un sistema de que se hacen en la guerra contra los infieles, pecando más gravemente
total "reciprocidad": que los demás"42.

"La fiesta guaraní no es sólo un ceremonial, sino la metáfora concreta Bartolomé ha alcanzado así el "máximo de conciencia crítica posi-
de una economía de reciprocidad vivida [...] El intercambio de bienes, ble". Se ha colocado del lado del Otro, de los oprimidos, y ha puesto
sean de consumo o de uso, se rige por principios de distribución igua-
en cuestión las premisas de la Modernidad como violencia civilizado-
litaria, según los cuales la obligación de dar supone la obligación de
recibir, y recibir se toma a su vez obligación de dar. Por eso el inter- ra: si la Europa cristiana es más desarrollada, debe mostrar por el
cambio es de hecho un diálogo social, mediante el cual lo que más cir- "modo" en que desarrolla a los otros pueblos su pretendida superiori-
cula es el prestigio de quien sabe dar y la alegría de quien sabe recibir, dad. Pero debería hacerlo contando con la cultura del Otro, con el res-
según el modelo de los Primeros Padres y Primeras Madres que ya en peto de su Alteridad, contando con su libre colaboración creadora. To-
los orígenes convidaban y eran convidados" 56.
das estas exigencias no fueron respetadas. La razón crítica de Bar-
tolomé fue sepultada por la razón estratégica, por el realismo cínico de
La "fiesta" es el lugar de la "palabra" (inspirada en sueños, cantada Felipe II -y de toda la Modernidad posterior, que llegó al sentido
en largos relatos míticos e improvisados, danzados ritual y comu- crítico "ilustrado" (Aufgeklärt) intra-europeo, pero que aplicó fuera de
nitariamente con ritmo y música de gran belleza durante días) y de la sus estrechas fronteras una praxis irracional y violenta... hasta hoy, a
finales del siglo XX.
____________
54
Ibid., pp. 44-45. ______________
55
Es el "abrir" que ilumina en Heidegger (que piensa en la Selva Negra ale- 40
Ibid., 6, 2; p. 431.
mana; aquí estamos en la Selva Amazónico-paraguaya). 41
Véase el Apéndice 2.
56
B. Meliá, Op. cit., pp. 45-46. Esta "reciprocidad" originaria de la comuni- 42
Ibid., 6, 3; p. 446. Para Bartolomé son culpables desde el Rey y los obispos,
dad en el horizonte de la "palabra" y en la "economía de la reciprocidad", hasta los capitanes, pero igualmente los soldados, y hasta los que aconsejan
fue lo que de manera intuitiva conservaron los jesuitas en las Reducciones hacer tales actos. Es un Nürenberg de la cultura moderna ante el holocausto
socialistas del Paraguay. En realidad no eran socialistas, sino un modo de la conquista y de las violencias futuras del siglos XVI al XX.
económico donde los productos eran sólo "valores de uso" (sin valor de
cambio alguno), anterior a la formación de clases, ya que eran clanes aldea-
nos, y que pueden elevarse al nivel de la utopía. Marx, ciertamente, descu-
brió en este tipo de sociedades un tipo de relación humana comunitaria an-
terior a la "individualidad" moderna (capitalista), que de poder sumarse a
aquella "comunitaridad" podía ser proyectada como un horizonte utópico: la
plena individualidad en la plena comunidad (de los Grundrisse, que hemos
estudiado en detalle en nuestras obras La producción teórica de Marx, Siglo
XXI, México, 1985; Hacia el Marx desconocido, Siglo XXI, México, 1988;
El último Marx, Siglo XXI, México, 1990); un Marx de plena actualidad
después de la desaparición formal de la Unión Soviética, el 26 de diciembre
de 1991.
Conferencia 6 100
con su saber que se va abriendo-como-flor 47,
Amerindia en una visión hizo que se engendrasen llamas y tenue neblina.
no-eurocéntrica de la Historia Mundial Habiéndose incorporado y erguido como hombre,
de la sabiduría contenida en su ser-de-cielo,
con Su saber que se abre-cual-flor
"Habiendo ya hecho abrirse-en-flor 1 conoció para sí mismo la fundamental palabra futura [...]
el fundamento-de-la-palabra 2 que había de ser, e hizo que formara parte de su propio ser-de-cielo [...]
habiendo ya hecho abrirse-en-flor un único amor Esto hizo Ñamandú, el padre verdadero, el primero" 48.
de la sabiduría contenida en su ser-de-cielo 3
en virtud de su saber que se abre-en-flor, Toda la existencia guaraní era un culto místico, profundamente ra-
hizo que se abriera-en-flor cional, a la "palabra": palabra como divinidad, palabra como "núcleo
un canto 4 sagrado en soledad.
inicial de la persona (ayvu o ñe'ê), como porción divina por participa-
Antes que la tierra existiera,
en medio de la noche antigua ción" 49; "palabra-alma" como la esencia del ser humano; palabra
cuando nada se conocía, que se descubre en el sueño 50, que se interpreta, que se expresa en
hizo que se abriera-en-flor el "canto ritual" que se festeja. La vida de un guaraní comienza cuan-
para sí mismo en su soledad un canto sagrado" do se le impone el "nombre" -momento originario de la vida-, y en
(Ayvu Rapyta de los guaraníes).
realidad su biografía no es sino el "desarrollo" de su palabra: "aquello
Ahora es necesario cambiarse de "piel", tener nuevos "ojos". No son que mantiene-en-pie 51 el fluir del decir" 52. La existencia humana
ya la piel y los ojos del ego conquiro que culminará en el ego cogito o se "funda", se "pone-en-pie" desde la palabra eterna del "Nuestro Pa-
dre Ñamandú", expresada cuando se nace (cuando se "abre-en-flor",
____________ cuando es creado), y que guía el "modo-de-ser" de cada guaraní: el
1
" Abrir en flor" significa crear. teko 53:
2
Ya veremos, también entre los aztecas y mayas, que el "fundamento" es
donde se apoya, reposa, se asienta y las cosas "se ponen de pie". De la misma ____________
47
manera la humanidad es "palabra", pero su "palabra" se asienta en el Gran " Abrirse-en- flor", hemos ya dicho, es el acto productor, sacar fuera de sí, es
Padre Originario antes de la creación ("abrirse-en-flor") del universo. la acción creadora.
3 48
"Ser-de-cielo" es lo divino. Bartolomeu Meliá, El guaraní, experiencia religiosa, Biblioteca paraguaya
3
Entre los Avá-Katú el oporaíva es el "cantor". El "canto" es la expresión hu- de Antropología, Asunción, 1991, pp. 29-30; León Codogan, Op. cit., pp.
mana suprema, es el lugar donde lo divino originario y lo humano se unen, 53-57.
49
donde se une el individuo y la comunidad, la historia y el futuro (la "tierra- B. Meliá, Op. cit., p. 34.
50
sin-mal"), la tierra, la selva, el cielo. Es la "realización" plena del "ser" de Sentido de lo onírico que Freud supo comenzar a racionalizar.
51
los tupi-guaraníes. "Mantenerse-en-pie" es estar fundado, apoyado, ser verdadero, como entre
los aztecas, ya lo veremos.
52
León Codogan, Ayvu Rapyta. Textos míticos de los mbya-guaraní del
Guairá, Universidad de Sao Paulo, 1959, p. 40. Véase el mismo autor Ywy-
ra ñe'ery; fluye del árbol la palabra, Centro de Estudios Antropológicos,
Asunción, 1971; B. Meliá, Die schönen Ur-Worte: die Kunst des Wortes bei
den Guaraní, Museum für Völkerkunde, Frankfurt, 1988. "La palabra, el
nombre, la oración, el canto, la invocación medicinal, la profecía, la exhor-
tación político-religiosa, todas estas formas del decirse: ñembo'e, son la for-
ma privilegiada de la religión Guaraní. El guaraní es religioso porque se
hace palabra, y en haciéndose palabra participa del ser de los Primeros Pa-
dres, Padres de las palabras-almas" (B. Meliá, El guaraní, experiencia reli-
giosa, pp. 41-42).
53
Teko significa algo así como el "ethos" griego: modo de ser y el lugar
donde se mora. Tekoha significa: el "lugar" donde se puede establecer el
modo-de-ser-guaraní: "El tekoha significa y produce al mismo tiempo rela-
ciones económicas, relaciones sociales y organización político-religiosa,
esenciales para la vida guaraní. Aunque parezca redundancia, hay que admi-
tir, con los mismos dirigentes guaranaí, que sin tekoha no hay teko" (B.
Meliá, Op. cit., p. 64).
99 84

en la "Voluntad-de-Poder". No son ya manos que empuñan armas de


clear" o urbana, desde Mesoamérica (de los mayas y aztecas de Méxi-
hierro, y ojos que ven desde las carabelas de los "intrusos europeos" 5
co y Guatemala), hasta los Chibchas de Colombia y el área del impe-
y gritan: "¡Tierra!" con Colón. Ahora tenemos que tener la suave
rio inca de Ecuador a Chile y Argentina. Inmenso "mundo" cultural
piel bronceada de los caribeños, de los andinos, de los amazónicos...
que ocupaba todo el continente, que había "descubierto" ríos, mon- Los ojos admirados de aquellos indios que desde las playas, con pies
tañas, valles, praderas; que le había puesto "nombres"; que los había desnudos sobre las suaves y cálidas arenas de las islas "vieron" 6
incorporado a su "mundo de la vida (Lebenswelt)" con un sentido hu- acercarse, flotando sobre el mar, dioses nunca vistos. Tenemos que
mano pleno. No era esto un "vacío" incivilizado y bárbaro: era un tenerla piel que sufrirá tantas penurias en las encomiendas y el repar-
"pleno" de humanización, historia, sentido. timiento, que se pudrirá en las pestes de los extraños, que será lastima-
da hasta los huesos en la columna donde se azotaba a los esclavos -pa-
Tomemos un ejemplo entre las culturas de segundo grado. Uno de cíficos campesinos de la sabana africana vendidos como animales en
esos pueblos que habitan las selvas del Amazonas hasta el Paraguay, Cartagena de Indias, Bahía, La Habana o Nueva Inglaterra Tene-
los tupi-guaraní, y que en sus manifestaciones culturales externas pu- mos que tener los ojos del Otro, de otro ego, de un ego del que debe-
dieran parecer totalmente desprovistos de todo desarrollo 43, y que mos reconstruir el proceso de su formación (como la "otra-cara" de la
por ello podrían aparecer como verdaderos "bárbaros" en su sentido Modernidad), y, por ello, debemos ahora partir desde el Océano Pa-
más primitivo, en el tercer sentido de José de Acosta 44, son ese cífico 7.
"Otro" totalmente "en-cubierto" en el fenómeno del "des-cubrimiento"
(que como un "1492" diacrónico y metafórico se va haciendo presente Cambiar de piel como la serpiente, pero no la perversa serpiente
en todo el continente al pasar de los años, desde el siglo XV hasta el traicionera que tentaba a Adán en Mesopotamia, sino la "serpiente em-
presente). Pero el "mundo" de aquellos pueblos, en su sentido heide- plumada", la Divina Dualidad (Quetzalcóatl) 8, que "cambia su piel"
ggeriano existencial, no difiere por su desarrollo humano mucho del
moderno, si "entramos" en el núcleo de su experiencia cultural. En ______________
efecto, expresa el "gran canto" 45 Ayvu Rapyta, como núcleo gene- 5
Túpac Amaru usaba esta expresión para referirse a los españoles: "euro-
rador de su "mundo", de su "mundo de la vida (Lebenswelt)", lo si- peos". Véase Boleslao Lewin, La rebelión de Túpac Amaru, SELA, Buenos
Aires, 1967, p. 421. Hace años pensamos denominar "intrusión" el acto vio-
guiente:
lento de los europeos, pero fueron las asambleas indígenas a fines de la déca-
da del 80 que nos impusieron el concepto de "invasión" de un continente.
"El verdadero Padre Ñamandú, el Primero 6
E. O'Gorman, en una entrevista televisada, expresó hace años que los indios
de una parte de su propio ser-de-cielo 46, no habían descubierto América, porque ni noticias tenían del continente
de la sabiduría contenida en su ser-de-cielo como tal. En efecto, nunca descubrieron el continente como una totalidad.
Simplemente "vivían" sobre un espacio propio, experiencia telúrica regional,
_______________ nunca global. Pero lo que muchos parecieran ignorar es que, de todas mane-
43
"El guaraní pertenece a la selva [...] Vida rápida, fugaz, desesperada. Lucha ras, los indios, desde su subjetividad humana, fueron las primeras personas
constante por la luz y por la materia nutricia en un mundo anegado" (León que ocuparon culturalmente estas tierras americanas y, por ello, la experien-
Cadogan, La literatura de los guaraníes, Joaquín Mortiz, México, 1970, pp. cia europea del "descubrimiento" es "segunda". Se sobrepone sobre la "pri-
11-12). Los guaraníes dejan en los museos o para los arqueólogos muy po- mera" experiencia indígena, y esto hay que expresarlo filosóficamente. Hei-
cos objetos. Son extremadamente pobres en sus expresiones técnicas, edili- degger nos permite también describir el "mundo" indígena dentro del cual
cias, textiles, de alfarería, etc. aparecen los europeos "descubridores", Pero ésta no es adoptada de hecho
44
"A la tercera clase [...] En ella entran los salvajes semejantes a fieras, que como perspectiva metodológica por Edmundo O'Gorman.
apenas tienen sentimiento humano, sin ley, sin rey, sin pactos, sin magistra- 7
Al escribir estas líneas, aquí en Zihuatanejo, Estado de Guerrero (México),
dos ni república, que mudan la habitación o si la tienen fija, más se asemeja escucho las olas cadenciosas del Gran Mar de los griegos, del "Sinus Mag-
a cuevas de fieras o cercado de animales [...] así también la mayor parte de nus" de Martellus y Colón, del Mar del Sur de Balboa, del Océano Pacífico.
los del Brasil [...] andan también desnudos, son tímidos y están entregados a Junto a este Océano creo que es exactamente el lugar para empezar esta Se-
los más vergonzosos delitos de lujuria y sodomía..." (De procuranda Indor- gunda Parte de estas Conferencias.
um salute, Proemio; BAE, Madrid, 1954, p. 393). Esta definición cabría ex- 8
"Quetzal" es un pájaro de maravillosa hermosura de Centroamérica; sus plu-
actamente a los guaraníes a los que nos estamos refiriendo. mas eran signo de divinidad. "Coatl" es la dualidad, los dos principios del
45
"Canto" es poema, canción cantada y rito con danza y ritmo de la "comuni- universo. Quetzal Coatl en realidad, representado como serpiente por los az-
dad" en la "fiesta". Es un acto central de la existencia guaraní. tecas, era la suprema divinidad, el principio dual del universo, como vere-
46
"Ser-de-cielo", hemos dicho, es lo divino, lo eterno. mos.
85 98

para crecer. ¡Cambiemos la piel! Adoptemos ahora "metódica-mente" Grandes Lagos, por el Mississippi-Missouri hasta Florida y el Caribe,
la del indio, del africano esclavo, del mestizo humillado, del campesi- por las islas Antillas y otras hasta el Orinoco, el Amazonas, el Río de
no empobrecido, del obrero explotado, del marginal apiñado por mi- la Plata; hoy diríamos: de Chicago a Buenos Aires) o por las montañas
llones miserables de las ciudades latinoamericanas contemporáneas. (por las Rocallosas a la Sierra Madre Oriental u Occidental en Méxi-
Tomemos como propios los "ojos" del pueblo oprimido, desde "los de co, que como un inmenso embudo produjo una enorme concentración
abajo" -como expresaba Azuela en su conocida novela-. No es el ego demográfica, hacia los Andes colombianos, peruanos, y hasta Tierra
cogito sino el cogitatum (pero un "pensado" que también "pensaba"... del Fuego). Asiáticos por razas, lenguas, religiones, fueron "originan-
aunque Descartes o Husserl lo ignoraran): era un cogitatum, pero antes do" en su largo caminar migratorio nuevas culturas, con centros semi-
aún era el Otro como subjetividad "distinta" (no meramente "dife- autónomos, con escasos contactos entre sí. Todos ellos, desde los sim-
rente" como para los Post-modernos). Reconstruyamos entonces las ples pescadores y recolectores del extremo sur (como los alakaluf o
"figuras" de su proceso. yahagan) o del extremo norte (como los esquimales) reconocen a una
Gran Divinidad uránica mítica que inmediatamente se toma "dual" (la
6.1. Del Oeste hacia el Este: Amerindia en la Historia Mundial Gran Madre-el Gran Padre, los hermanos o hermanas gemelas o los
principios abstractos de la dualidad). Parentesco mítico asombroso de
Con razón se ha afirmado que América Latina quedaba excluida, todo un continente 40. No es nuestro propósito aquí describir la vida,
como fuera de la historia 9. La cuestión es proponer una "reconstruc- ni el "mundo" de los amerindios, sino sólo sugerir su lugar en la His-
ción" que sea históricamente y arqueológicamente aceptable y que al toria Mundial.
mismo tiempo corrija la desviación eurocentrista. Para ello echaremos
mano, simplemente, de las historias de las civilizaciones que produce Hubo tres grados, en nuestra interpretación, de desarrollo cultural
la misma Europa Occidental. En ellas se descubre que la visión hege- de los pueblos americanos en la protohistoria del continente. En un
liana es una auténtica "inversión" -además de una invención ideo- primer grado, en el caso de los clanes y tribus de pescadores, caza-
lógica con sentido eurocéntrico. dores y recolectores nómades del Sur 41 y del Norte 42. En un se-
gundo grado, los plantadores con aldeas de clanes, tribus y confedera-
____________ ción de tribus (pre-urbanos), de las culturas de las cordilleras al sur y
9
Véase Leopoldo Zea, América en la historia, FCE, México, 1957. En esa sureste del imperio inca, hasta los amazónicos (tupi-guaraní y ara-
época, para Zea, la "cultura occidental" termina por ser Estados Unidos (ya waks), caribes, y las culturas del Sureste, de las praderas y del Sur-
que la misma Europa queda "al margen del Occidente"; pp. 155 ss.). Es la oeste del actual Estados Unidos. En un tercer grado, la "América Nu-
"cultura occidental" la que se ha hecho mundial (pp. 88 ss.). Lo mismo que
en sus obras anteriores (p. e. en América como conciencia, Cuadernos Ame-
____________
ricanos, México, 1953, o en La esencia de lo americano, Pleamar, Buenos 40
Véase W. Krickeberg-H. Trimborn-W. Müller-O. Zerries, Die Religionen
Aires, 1971) la "cultura occidental" es para Zea la clave de su interpretación.
des alten Amerika, Kohlhammer, Stuttgart, 1961; W. Schmidt, Der Urs-
Posteriormente a nuestro encuentro de San Miguel (con Salazar Bondy y en
prung der Gottesidee, Münster, t. I-X, 1926-1955, que aunque se propone
torno al tema de "La filosofía de la liberación"), Zea adopta la clave de la
mostrar que el monoteísmo es la creencia originaria de la humanidad, sólo
"dependencia" (véase p. e. Filosofía de la historia americana, FCE, México,
logra indicar que lo es el "enoteísmo", sin integrar la idea de lo "dual" en el
1978). Ahora hay un proyecto colonizador mero (pp. 103 ss.), y occidental,
mismo ser originario; Idem., Ursprung und Werden der Religion, Münster,
norteamericano (pp. 133 ss.). Ante ellos, y contra la dependencia, hay un
1930; J. Comas, Ensayos sobre indigenismo, México, 1953; S. Canals Frau,
proyecto libertario (pp. 188 ss.), otro conservador (pp. 211 ss.), y por último
Las civilizaciones preshispánicas, ya citada.
civilizador liberal (pp. 244 ss.), que quedan subsumidos en un "proyecto 41
Son los indios magallánicos, pampas, del Gran Chaco y los del Brasil
asuntivo" (pp. 269 ss.) como síntesis de todos, de todo el pasado, y con
Oriental. Véase mi obra Hipótesis para el estudio de Latinoamérica en la
visión de futuro -Simón Bolívar y Martí son figuras centrales-. En toda esta
Historia Universal, ya citada. pp. 130 ss.; o mi otra obra Historia general
interpretación, sin embargo, no existe algo así como un "proyecto indígena"
de la iglesia en América Latina, Introducción, t. I/1, pp. 129 ss., con des-
o amerindio; tampoco lo hay de las clases, grupos o etnias subalternas; es
cripción y mapa detallado. También Otto Zerries, "Die Religionen der Na-
decir, pareciera no haberse descubierto un "proyecto de liberación" del
turvölker Südamerikas und Westindiens", en W. Krickeberg y otros, Op.
bloque social de los oprimidos, del pueblo latinoamericano explotado, em-
cit., pp. 269 ss.
pobrecido. 42
Los californianos, shoshonis y los canadienses Algonkinos y Athapasken,
más los esquimales. Véase Werner Müller, "Die Religionen der India-
nervölker Nordamerikas", en W. Krickeberg y otros, Op. cit., pp. 171 ss.
97 86

gua como gesto sagrado tiene el mismo sentido religioso en todo el Los pueblos y etnias indígenas americanas no entran en la historia
Pacífico, hasta en la India, en las estatuas ciclópeas de la isla de Pas- mundial como contexto del descubrimiento de América -que es el mo-
cua y hasta entre los aztecas ("saca la lengua" el Huitzilopochtli de la mento en el que los programas vigentes de historia en bachilleratos y
quinta Edad del Mundo de la "Piedra del Sol", hoy expuesta en el Mu- universidades hablan por primera vez del indio (junto a las islas, pal-
seo de Antropología de México). A todo esto podrían agregarse mi- meras, animales exóticos... habían igualmente indios en las playas que
llares de elementos tales como la identidad o semejanza en cerbatanas, Colón descubre)-. Debe encontrarse racional e históricamente su lugar
propulsores, macanas, anulares, arcos, hondas, lazos, anzuelos, puen- en la historia. Para ello deberemos remontamos a la "revolución
tes de bejucos, remos, balsas, canoas dobles, decoración de la proa, ti- neolítica", desde la invención de la agricultura y la organización de
pos de habitación, morteros, asientos y almohadas de madera, hama- confederación de ciudades (la "revolución urbana"). Si este momento
cas, mosquiteros, cepillos para cabellos, abrigos de fibras contra la se estudia en el tiempo y en el espacio, concluiremos -al contrario de
lluvia, procedimientos textiles, ornamentos nasales, tambores de ma- lo que proponía Hegel- que dicha revolución se situó primeramente en
dera -que se tocan con el mismo ritmo-, arcos musicales, flautas de el Oeste (en la Mesopotamia y algo después en el Egipto) y que fue
pan, juegos los más diversos, bebidas alcohólicas, cultivos por te- surgiendo sucesivamente, sin necesarios contactos directos, hacia el
rrazas, tipos de irrigación, pesca con venenos, ofrendas religiosas de Este: en el valle del Indo, en el valle del río Amarillo o China, y más
conchas, danzas con máscaras, mutilaciones, etc. A estos detalles ex- allá de las culturas del Pacífico en el espacio mesoamericano (para
ternos, debe agregarse el "sentido" de los instrumentos dentro de su culminar con mayas y aztecas) y en los Andes del Sur (en las regiones
función ritual, las palabras que las expresan, las músicas, etc. del imperio inca) 10.
_______________
Todo esto nos permite afirmar que el Pacífico fue el centro cultural 10
Este tema lo he tratado largamente en algunas de mis obras. En mis lec-
de la protohistoria amerindia, ya que sus costas irradiaron su influen- ciones tituladas: Hipótesis para el estudio de Latinoamérica en la Historia
cia, en numerosos aspectos culturales, sobre las mesetas de México, Universal, Universidad del Nordeste, Resistencia (Argentina), t. I, 1966,
268 p., puede verse una extensa bibliografía. También en la Introducción, t.
Guatemala, Perú: la" América Nuclear" urbana. Por su origen y por su
1/2 de la Historia general de la iglesia en América Latina. Sígueme, Sala-
protohistoria, Amerindia es parte del Asia en torno al núcleo genera- manca, 1983, pp. 108 ss.; El humanismo helénico, EUDEBA, Buenos
dor de las culturas del Océano Pacífico. Esto no quiere afirmar, y sería Aires, 1975; El humanismo semita, EUDEBA, Buenos Aires, 1969. En es-
un grave error, ya que en México se han encontrado en el lago de Tez- pecial mi artículo "Iberoamérica en la Historia Universal", en Revista de
coco fósiles de agricultura del VII milenio a. C., que las culturas urba- Occidente (Madrid), 25 (1965), pp. 85-95. Allí propuse ya la hipótesis que
ahora resumiré nuevamente.
nas u otras se originaron por influencia polinésica. Ni mucho menos.
Hemos querido sugerir sólo que, procedentes del Asia ("origen del
hombre americano", atravesando Behring), el Pacífico siguió siendo
un espacio de intercambio cultural. En su costa oriental, entonces,
había una inmensa masa continental, con diversos nombres, según los
pueblos que la habitaban; el "Cemanáhuac" de los aztecas, el" Abia
Yala" de los kunas de Panamá, el "Tahuantinsuyo" de los incas... di-
versos nombres autóctonos para un continente ya humanizado en su
totalidad cuando llegó Colón.

6.3. El "tekoha" 39 o "mundo" de un pueblo autóctono


americano

Desde el Asia, desde el Pacífico, los pueblos amerindios fueron des-


cendiendo durante 50 mil años, desde Alaska, por los valles (desde los

___________
39
Expresión guaraní que se explicará más adelante.
87 96

Grandes culturas neolíticas y áreas de contacto giones mayas y aztecas. Por el Norte, costeando el continente (ésta era
del Oeste hacia el Este 11 la manera de la navegación china), se unía aun más fácilmente el Asia
Noreste con Alaska, hasta el territorio californiano.

El océano era un "mundo" cultural. Por ejemplo, el concepto de ha-


cha ( arma de guerra o instrumento de trabajo) se expresaba con la pa-
labra toki en las islas Tonga, Samoa, Tahití, Nueva Zelandia, Mange-
reva, Hawai, Pascua y entre los araucanos de Chile 36. Los verbos
tokin y thokin significan mandar, gobernar, juzgar. "Al disponer por
categorías nuestros datos objetivos, podemos deducir que la cadena
isoglosemática del toki se extiende desde el límite oriental de Melane-
sia, a través de las islas del Pacífico, hasta el territorio americano,
donde penetra en calidad de vocablo de cultura, y en toda esta trayec-
toria, los significados de este vocablo han sufrido idéntica transforma-
ción semántica" 37. De la misma manera en lenguas polinésicas y en
quechua (una de las lenguas del imperio inca) son semejantes el verbo
Todos los autores reconocen que en ciertos lugares propicios, y en llevar (auki, awki), médium (waka, huaca), comer (kamu, kamuy), vie-
momentos adecuados, surgieron sistemas civilizatorios de confedera- jo (auki, awki), guerrero (inca, inga), fuerte (puhara, pucara) 38.
ciones urbanas que podemos llamar grandes civilizaciones. Para noso-
tros esas civilizaciones fueron al menos seis 13, y hubo dos zonas de Pero si pasamos a otros niveles culturales, el del "círculo de la cul-
tura" -como diría W. Schmidt o Graebner- las semejanzas entre poli-
_____________ nésicos y amerindios son asombrosas. Friederici ha mostrado que la
11
Darcy Ribeiro, en su obra El proceso civilizatorio, Universidad Central de taclla o pala de la agricultura peruana es idéntica hasta en los detalles
Venezuela, Caracas, 1970, escribe: "En la fijación del paradigma de Esta- secundarios a la taclla maoría de Nueva Zelandia. En el sur de Chile
dos rurales artesanales tuvimos en mente [...] las ciudades estados que inau-
guran la vida plenamente urbana, basadas en la agricultura de regadío y en se bebe la kava, bebida nacional polinésica, denominada del mismo
sistemas socioeconómicos colectivistas, antes del 4000 a.C., en la Meso- modo y fermentada mascando la raíz de ciertas plantas. El sacar la len-
potamia (Halaf); entre 4000 a 3000 a.C., en Egipto (Menfis, Tebas); en la
India (Mohnejo-Daro) hacia el 2800 a.C.; antes del 2000 a.C., en la China _______________
36
(Yang-Shao, Hsia); y mucho más tarde [...] en el Altiplano Andino (Salinar En agosto de 1990, asistiendo a un seminario sobre el tema del 1492, pre-
y Galinazo, 700 a.C., y Mochica, 200 d.C.); en Colombia (Chibcha, 1000 gunté a los caciques mapuches (araucanos) qué significa toki en su lengua.
d.C.)" (p. 61). Olvida aquí Ribeiro el mundo mesoamericano. Por ejemplo, Me explicaron que los clanes matrilineales, pero polígamos, de los mapu-
el conjunto Zacatenco-Copilco, junto al lago Tezcoco (suburbio de la ciu- ches, elegían en tiempo de guerra un líder -que era escogido entre los más
dad de México) florece 2000 a.C.; pero sus épocas clásicas deben situarse valientes, fuertes e inteligentes-. Era como la función de la "dictadura" en-
del 300 al 900 d.C., para el área yucatana-azteca (Teotihuacan III florece en tre los romanos. Función guerrera para una acción concertada única. Poste-
e1700 d.C.), y para el Tiahuanaco del Titicaca boliviano del 400 al 800 d.C. riormente el toki (jefe militar) volvía a sus funciones anteriores, y los ca-
12
Las flechas no indican ninguna relación necesariamente directa entre las ciques retomaban el poder político de la etnia interclánica. Es entonces una
culturas, sino simplemente una dirección en el espacio y una posterioridad institución militar de los polinésicos, lo que impidió durante toda la época
en el tiempo, que en algún caso puede ser relación directa (como entre los colonial, a los españoles, conquistar el sur de Chile, en manos de mapuches
polinésicos y las culturas urbanas amerindias). (araucanos) con "instituciones polinésicas", del Pacífico.
37
13
Para Oswald Spengler fueron: la egipcia, babilónica, índica, china, greco- I. Imbelloni, La segunda esfinge indiana, Buenos Aires, 1942, p. 391. Del
rromana, árabe, mexicana y occidental (La decadencia de Occidente, Ed. mismo autor "La première chaîne isoglosématique océano-américaine, le
Calpe, Madrid, t. I-IV, 1923-27), claro que interpreta eurocéntricamente nom des haches lithiques", en Festschrift W. Schmidt, Mödling, Wien,
toda la historia mundial con tan reducido número de culturas. Nosotros nos 1928, pp. 324-335.
38
estamos refiriendo sólo a las primeras y más fundamentales culturas S. Canals Frau, Prehistoria de América, p. 425. El mismo autor da otros
neolíticas en cada macrorregión. Para Arnold Toynbee (A Study of History, ejemplos: hombre (tama) en polinésico es la misma palabra que en el grupo
Oxford University Press, London, t. I-XII, 1934-59), había seis civiliza- americano Hoka; nariz: ihu, en ambos; cabeza: upoko y epoko; sol: laa y
ciones primarias: egipcia, sumeria, minoica, sínica, maya y andina. Excluye ala; canoa: matoi y mato, etc.
la índica e incluye la minoica. Alfred Weber nos habla de "la historia de las
95 88

tricto, fuerte). Muchos milenios antes, en una época interglacial, unos contacto (I y II en el esquema anterior) que deseamos prestar atención.
50 mil años a. C., según las últimas mediciones, caminando a través Esta propuesta, por ingenua y sabida que pueda parecer, tiene el
del estrecho de Behring, por el valle de Anadir y el río Yukon, pasaron propósito explícito de incluir América Latina, desde su origen, en la
numerosas migraciones asiáticas, "descubriendo" 34 estas tierras, y Historia Mundial (lo mismo que el Africa bantú y el Asia), y no ya
comenzando así nuestra Proto-historia (de ninguna manera la "pre"- como antecedentes de la cultura posterior europea (como "Edad Anti-
historia americana) 35. Huían del Asia, presionados por la expansión gua"), sino como los pilares -para hablar como Alfred Weber- de la
demográfica del Gobi o Siberia -los últimos venidos, que han quedado Historia Mundial. Evidentemente hay dos áreas latinoamericanas de
entre los dos continentes, son los esquimales-, de raza australoide, tas- gran cultura: la región mesoamericana que culmina con mayas y azte-
manoide, melanesoide, protoindonesio, mongoloide y aun malayo- cas, y la andina del Sur, posteriormente inca. Tiene esto la mayor im-
polinésicos. El amerindio, entonces, es asiático, pero habitante origi- portancia en el debate actual. La "Ilustración (Aufklärung)" de los
nario de las costas occidentales del Pacífico específicamente. americanos tiene que ser incluida en el "Tiempo eje" de Jaspers, como
veremos.
Sólo a manera de ejemplo, deseamos indicar algunos hechos, para
"situar" a América Latina en la Historia Mundial. En efecto, unos En la región mesopotámica (sumero, acadia, babilónica, etc.) flore-
1700 años a. C., expulsados de Birmania, lava, o de otras islas de In- cerá un centro de alta cultura neolítica de regadío 14. Un conjunto de
donesia o del sur de la China, los proto-polinésicos se lanzaron al gran
Océano. Pasaron por Melanesia (Nueva Guinea), de allí a Samoa -don- ____________
grandes culturas egipcia, sumero-acadia-babilónica, chipa e indostánica, los
de hay restos fósiles desde 800 a. C.-. Unos partieron hacia el Nor- cuatro pilares de la historia" (Kulturgeschichte als Kultursoziologie, Piper,
oeste (Micronesia), hasta Hawai (donde llegaron en 124 d. C.); otros München, 1963; trad. española, FCE, México, 1960, p. 12). La eliminación
de Latinoamérica es evidente, y se continuará en toda interpretación euro-
hacia el Este (Islas Marquesas) y al Sureste (Islas Sociedad y Tuama- céntrica de Weber. Tomaré de él, sin embargo, la idea de las Primären
tu, Tahití, Pitcairn, etc.). Dos invasiones llegaron hasta la isla de Pas- Hochkulturen (grandes culturas primarias). Un Karl Jaspers (en Vom Urs-
cua, la última de cultura Ariki, a cientos de kilómetros de Chile. Por el prung und Ziel der Geschichte, Piper, München, 1963) da importancia a la
"Achsenzeit (Tiempo eje)", que él sitúa en los tiempos de Confucio y Lao-
Pacífico Sur la corriente de Humboldt permitía que, en julio y agosto, Tse China, en los Upanishad de la India, de Buda en Nepal y el norte de la
las grandes balsas (con hasta 150 personas, y durante 4 ó 5 semanas) India, de Zarathustra en Irán, de los primeros grandes profetas de Ismel
pudieran navegar de Tahití a la isla de Pascua y hasta las costas de los (Elías, Isaías), y de los primeros filósofos presocráticos en Grecia: "La épo-
ca mística había terminado y con ella su tranquila placidez y su ingenuidad"
araucanos de Chile o de los incas del Perú. Desde las islas Christmas (p. 21). Este "Tiempo eje", evidentemente, no se sitúa al comienzo de la re-
podía navegarse gracias a la corriente ecuatorial y se llegaba a las re- volución neolítica-urbana, sino como su culminación. Además, y una vez
más, queda fuera Latinoamérica. Nada sabía Jaspers de la sabiduría crítica
de los Tlamatinime o de un Nezahualcoyotl en México ni de los amautas
____________ del imperio inca (a los que Toynbee les atribuye, sin embargo, el haber co-
34
Tiene razón O'Gorman al decir que nunca tuvieron "conciencia" del conti- menzado una etapa crítica y universal del pensamiento: "the viracochi-
nente como totalidad. Pero lo que aquí deseamos indicar es que, existencial nism", de la visión teológica de Viracocha, el "Hacedor originario del uni-
u objetivamente, la Humanidad iba descubriendo región por región, valle y verso"). Paro Jaspers las culturas superiores fueron: la mesopotámica, la
montaña una tras otras, durante generaciones, desde Alaska hasta Tierra del egipcia, la índica y la Huang-Ho, a las que después se agregarían: la civili-
Fuego. No es el "descubrimiento de América", es algo mucho más impor- zación mediterránea, india y china. Es sobre ellas que sobrevendría el
tante: es la "humanización" efectiva del Continente sin anterior ocupación "Tiempo eje". La Saeculum Weltgeschichte (ed. H. de Franke-H. Hoff-
humana. La "conquista" contará ya con dicha "humanización", y esto ética- mann-H. Jedin, Ed. Herder, Freiburg, iniciada en 1965, t. I) propone ya
"zonas de contactos", idea que tomaremos nosotros en los casos de las este-
mente es fundamental. La primera "ocupación" fue "humanización de la na-
pas euroasiáticas y las culturas del Pacífico.
turaleza", la segunda fue "dominación de culturas" ya establecidas. 14
Véase D.-O. Edzard, "Im Zweistromland", en Saeculum Weltgeschichte, I,
35
Todos esos "pre-" indican diferentes grados de eurocentrismo. Como el ha- pp. 239-281, y en otros muchos lugares de esta obra; C. L. Wolley, Ur, la
cer comenzar la historia con la "escritura" -como si la lengua no fuera el ciudad de los caldeos, trad. española, FCE, México, 1953; Idem, The Su-
momento racional esencial y no su expresión escrita-. Véase J. Beaglehole, merians, Oxford University Press, London, 1928; André Parrot, Archeolo-
The exploration of the Pacific, London, 1947; F. Keesing, Native Peoples of gie Mesopotamienne, Paris, 1946; y todo lo referente a la Mesopotamia en
the Pacific, New York, 1946; Paul Rivet, Los orígenes del hombre ame- el Cambrigde Ancient History, Cambridge University Press, diversas edi-
ricano, FCE, México, 1960; Heins Kelm, "Frühe Beziehungen Amerikas zu ciones.
Asien und Polynesien", en Saeculum Weltgeschichte, t. I, pp. 610-637 y
663-668; Hans Nevemann, "Die polynesische Hochkultur", en Op. cit., pp.
355-378; Canals Frau, Prehistoria de América, Sudamericana, Buenos
Aires, 1950.
89 94

ciudades existían ya en el IV milenio a. C., tales como Ur, Eridu, Hay diversas áreas de contacto entre las culturas "pilares" (Meso-
Erech, Larsa, etc. "Hacia el 4000 a. C., la enorme comarca de tierra potamia, Egipto, del valle del Indo, del río Amarillo, de la Mesoaméri-
semiárida que bordea el Mediterráneo Oriental y se extiende hasta la ca y la zona Inca). Una de ellas es la del Mediterráneo Oriental 31.
India (cuyo corazón era la Mesopotamia), se encontraba poblado por Más importante, en cuanto a la relación de las culturas de todo el con-
un gran número de comunidades" 15. La cultura de Tel-el'Obeid tinente euroasiático, es el área migratoria del Asia central -con (I) en
llegó a extenderse a "toda el Asia occidental antigua, desde el Medi- el esquema anterior- 32. Desde Mongolia -región donde se domesti-
terráneo hasta las mesetas del Irán" 16. Sobre ese caldo de cultivo ca el caballo en el V milenio a. C.-, y en su corazón, el desierto de
nació Sumer. Con motivo de las luchas entre Lagasch y Umma, el rey Gobi, 33 atravesando el Turquestán oriental o chino (Sinkiang, de
Eannadu nos dejó estelas de gloriosas campañas. Poco después el rey Dzungaria al valle del Turfán, el Tarim) y el Turquestán Occidental o
Mesilim de Kisch extiende su poderío en 2700 a. C., y así se suce- ruso (el Turán), para abrirse hacia el Sur por el Irán y por el Oeste las
derán unos tras otros los reinos, reyes, pequeños imperios. El templo estepas que se abren al norte del Mar Negro a Europa. Esta inmensa
más espléndido de Sumer era un jardín en forma de pirámide escalo- región de caravanas y caminos, el "Camino de la seda", es la clave de
nada (el Ziggurat de Ur) edificado en honor de Nannar, la Luna -co- toda la historia del continente euroasiático hasta el siglo XVI. Desde
mo en la inmensa Calzada de los Muertos de Teotihuacán en México-; esta área se "empujarán", entre otras, a las invasiones de los jinetes de
mientras que era adorado Enlil en Nippur o An en Uruk. El universo caballo con armas de hierro, desde los hititas o hyksos, de los aqueos,
tenía un "centro", donde se reunía el Cielo- Tierra-Hades (Dur-An-Ki) 17, dorios hasta los jónicos, o, posteriormente, de los persas o de los ger-
y cuya conexión era la "montaña mítica": el Ziggurat. Esta visión manos. Y es, justamente, en el momento en que los turcos dominen es-
mitológica-ritual suponía un altísimo grado de racionalización. Los tas regiones (donde habían estado presente desde el 760 a.C., en el
mitos suponen una racionalidad de alto grado de criticidad, supone ya Turfán), cuando los europeos deberán lanzarse, a finales del siglo XV
una cierta "ilustración (Aujklärung)". La sola lengua humana y su dis- d. C., hacia el Atlántico, para retomar el contacto con el Océano Indi-
curso simbólico sistematizado en "relatos" con sentido es una obra de co separados por el "cerco" o el "sitio" musulmán -como veremos en
la razón de enorme desarrollo. Tomando en cuenta sólo a los indí- el Excurso de esta Conferencia 6.
genas bororos, y otros contiguos del Brasil tropical -cuyas mitologías
no son tan elaboradas como los de la Mesopotamia, las del México an- Por su parte, el Océano Pacífico (tanto para los españoles como
tiguo o del Perú de los Incas-, Claude Levi-Strauss describirá mitos para los aztecas e incas es el "Mar del Sur", y en el mapa de Martellus
con estructuras, momentos de sistemas de una enorme complejidad co- el "Sinus Magnus" mítico) es el área de contacto -con (II) en el es-
dificada racionalmente: quema anterior- que nos interesa. El "Gran Mar" de los griegos era un
horizonte recorrido por expertos navegantes neolíticos: el Centro de la
"Los mitos reposan sobre códigos de segundo orden (pues los de pri- Primera-historia americana (la Protohistoria americana en sentido es-
mer orden son aquellos en que consiste el lenguaje)" 18.
____________
31
_______________ En torno a la cultura cretense, y con contactos costeros en todo el Egeo, el
15
Gordon Childe, Los orígenes de la civilización, FCE, México, 1959, p. 174. Delta del Nilo y las ciudades de Gaza, Gezer, Megiddo, Tiro, Biblos, Ale-
16
Jouget-Dhorme, Les Premiers Civilisations, PUF, Paris, 1950, p. 115. po, Karkemisch, al sur de Anatolia, Chipre. Zona de conexión posterior de
17
Cfr. E. Burrows, "Some cosmological pattems in babilonian religion", en hititas, egipcios, acadios, babilónicos, fenicios, etc. Véase G. Glotz, La ci-
The Labyrinth, London, 1950, pp. 45- 70. vilización egea, en La evolución de la humanidad, t. 10, 1956, pp. 211 ss.;
18
Mitologías. Lo crudo y lo cocido I, trad. española, FCE, México 1986, t. I., Wolfgang Helck, "Der Ostmittelmerraum", en Saeculum Weltgeschichte, t.
p. 21. Para Levi-Strauss, su propio lenguaje entnográfico, que es una inter- I, pp. 451-550.
32
pretación de mitos, constituye un tercer código, significa un metalenguaje, Véase el tema en las Historias Mundiales ya citadas; en especial Karl Narr,
pero "a diferencia de la reflexión filosófica, que pretende remontarse hasta "Exkurs über die frühe Pferdehaltung", en Saeculum Weltgeschichte, t. I,
su fuente, las reflexiones que aquí tratamos se refieren a rayos carentes de pp. 578-581; W. M. McGovern, The Early Empire of Central Asia, London,
todo foco [...] postulan, sin embargo, un origen común: punto ideal donde 1939.
33
convergerían los rayos desviados por la estructura del mito" (Ibíd., p. 15). En esta región los líderes político-militares tenían título de "Kan". En el
El metalenguaje interpretativo de la etnología no es el metalenguaje fi- mapa de Martellus de 1489 había una región denominada "tartaria per to-
losófico, está claro. Pero, de todas maneras, el mito está lejos de ser un len- tum" (adecuadamente situada al noroeste de la China), y por ello Colón bus-
guaje ingenuo, no-crítico. Significa un proceso de racionalización que caba poder tomar contacto con el "Gran Kan ", en su primer viaje de 1492, co-
ocupó a la humanidad durante cientos de miles de años (si consideramos mo hemos visto en la Conferencia 1.
93 90

6.2. El Océano Pacífico y el “Cemanáhuac”, “ Abia Yala”, Desde la Mesopotamia hasta el imperio inca tendremos, entonces, el
“Tahuantisuyo”... 30 mundo racional del mito en civilizaciones urbanas. Cortés se enfren-
tará, en cierta manera, con una conciencia racional situada en el mis-
La nueva visión de la Historia Mundial, que debe incluir no sólo al mo nivel del neolítico de las culturas que indicaremos a continuación.
Africa y al Asia, no como momento "inmaduro" (la Unmündigkeit de
Kant), sino como consistente progreso de la humanidad, incluye igual- Siglos después, en el famoso Códice de Hammurabi (1728-1686 a.
mente a los pueblos amerindios del Oriente del Pacífico. En realidad C.), se expresarán principios éticos de universalidad racional definiti-
fueron las poblaciones orientales del Oriente, el Extremo oriente del va:
Oriente. Eran asiáticos por razas, lenguas, culturas. Colón murió afir-
"Los he gobernado en paz, los he defendido con sabiduría, de modo
mando haber llegado al Asia; gracias a Amerigo Vespucci se supo que que el fuerte no oprimiese al débil y se hiciera justicia al huérfano y a
era un "Mundus Novus". Lo que hasta ahora no se ha tomado concien- la viuda" 19.
cia (al menos al nivel de la conciencia cotidiana y de la enseñanza de
la historia en colegios secundarios y universidades) es que en realidad El Egipto 20, por la configuración de los desiertos que rodean al
Amerindia era el Extremo oriente del Asia: el "ser-asiático" de Améri- río Nilo, procede del corazón mismo de las culturas bantúes, y de
ca era su ser auténtico, contra la conclusión de O'Gorman. Veamos donde se originan los mitos originarios 21. Al fin del IV milenio a.
esto por partes, y para no afirmar ya nunca más que el "descubrimien- C., (en torno al 3000 a. C.), el "Reino del Sur" (bantú, africano negro)
to" de América da el "lugar" a los amerindios en la Historia Mundial vence al "Servidor de Horus" del norte 22. El fundador de la primera
(como contexto de dicho descubrimiento). Su "lugar" es otro y el "des- dinastía "tinita" (por la ciudad de This o Tinis no lejos de Abydos) ini-
cubrimiento" se interpreta ahora no sólo como "en-cubrimiento" sino cia la historia institucional de la "nación egipcia". El nivel ético de
como genocida "invasión". Para ello, sigamos tal como aconteció, la esta cultura fue inmenso. Leemos en el Libro de los muertos:
historia de la Humanidad "hacia el Este", hacia el Oriente.
"He dado el pan al hambriento, agua al que tenía sed, vestido al des-
nudo, y una barca al náufrago, a los dioses ofrendas y libaciones [...]
_____________
30 ¡Espíritus divinos, libradme, protegedme, no me acuséis ante la gran
En lengua náhuatl del imperio azteca, “anáhuac” significa el anillo de agua
divinidad (Osiris)!" 23.
que circunda la “tierra” (para los aztecas los Océanos Atlántico y Pacífico
que rodeaban México por el Este y Oeste era un solo Gran Mar: teoatl, o
_______________
agua divina; ilhuica-atl); la totalidad del “mundo” se decía “Cemanáhuac”
que el homo habilis apareció hace tres o cuatro millones de años), y decenas
(véase la magnífica obra de Miguel León Portilla, La filosofía náhuatl,
de miles de años en el desarrollo del homo sapiens.
UNAM, México, 1979, pp. 113, 150, etc.). Por su parte, en lengua kuna (del 19
El principio ético de la "Exterioridad" o Alteridad (el huérfano, la viuda, el
Panamá) la totalidad de la “tierra” conocida por ellos recibe el nombre de
extranjero, el pobre...) supera el nivel 5 y 6 de los niveles éticos de Kohl-
“Abia Yala”; entre los incas era el “Tahuantinsuyo”. En cada lengua
berg, porque pone en cuestión aún la "universalidad" de un "mundo de la
indígena la “tierra” (el continente americano) recibe otro nombre. Hemos
vida" -en el que permanecen de todas maneras los niveles nombrados de
querido, simplemente, ponerle el “nombre” en tres lenguas indígenas, tres
Kohlberg o los dos principios de John Rawls, "liberales" y por ello limita-
de tantos “nombres” autóctonos. Véase Aiban Wagua, “¡Medio Milenio!” Al-
dos a la experiencia de la Lebenswelt moderna.
gunas consecuencias actuales de la invasión europea a Abia Yala. Visión 20
Véase E. Otto, "Im Niltal. Aegypten", en Saeculum Weltgeschichte, I, pp.
indígena”, inédito, Ustupu, Kuna Yala (Panamá), 1990, donde escribe: “Los
282 ss.; E. Drioton-J. Vandier, L'Egypte, Clio, PUF, Paris, 1952; John Wil-
kunas desde antes de la llegada de los europeos, conocían a esta tierra como
son, La cultura egipcia, FCE, México, 1958; Jouget-Dhorme-Vandier, Les
Abia Yala, que significa: tierra madura, tierra madre grande, tierra de san-
Premières Civilisations, en Peuples et Civilisations, I, pp. 21-300; etc.
gre. Y hoy se nos impuso el nombre del italiano: América” (p. 14). Felipe 21
Se ha probado recientemente que Osiris, el dios de la resurrección de la
Poma de Ayala (Waman Puma), en su Primer nueva crónica y buen gobier-
carne, y sobre cuyo pedestal se construyó toda la cultura del Nilo (siendo
no, Siglo XXI, México, 1980, t. III, pp. 913-916, coloca un hermoso y dibu-
las pirámides tumbas dé muertos que esperan dicha resurrección, tal como
jado “Mapa Mundi del Reino de las Indias, un reino llamado Anti-suio ha-
lo describe El libro de los muertos), procede de las culturas bantúes, del
cia el derecho del Mar del Norte [el Caribe], otro reino llamado Colla-suio
Africa negra -que de esta manera "entran" en la Historia Mundial, que He-
[donde] sale el sol, otro reino llamado Conde-suio hacia la Mar del Sur [el
gel había dejado "fuera".
Océano Pacífico], otro reino llamado Chincai-suio poniente del sol”. El 22
Por ello, siempre, el faraón egipcio llevará dos coronas, pero la primera que
todo era el “Tahuantinsuyo”. Era la visión del “mundo-tierra” para un inca.
colocaba-en su cabeza, y mirando hacia el Sur, era la corona "negra" bantú.
Las cuatro partes formaban siempre una “cruz”, en las teogonías de la Chi- 23
Papiro Ñu; trad. española de Juan Bergua, Madrid, 1962, pp. 181-182.
na, las culturas del Pacífico (polinésicas especialmente), desde la de los az-
tecas y mayas, hasta la de los chibchas e incas.
91 92

La "carne" -no el cuerpo o el alma 24- muere y resucita. Esto En el "Tiempo eje" Buda comenzará su crítica a la religión de
manifiesta, en un nivel de racionalización "mítica", que dicha carne castas e iniciará el camino estrecho de la "comunidad" de monjes con-
tiene una dignidad absoluta, y por ello el dar pan, agua o vestido -y si templativos.
falta la "casa" es porque en el clima cálido del Egipto era más impor-
tante una "barca" que actuaba como casa y medio de subsistencia, de Siempre hacia el Este, en la región china del río Amarillo 27, si
transporte- es el principio ético concreto absoluto 25. dejamos de lado la mítica dinastía Hsia, debemos remontamos hasta
1523 a 1027 a. C., para ver reinar la dinastía Shang, que conquistaron
Hacia el Este, en el valle del Indo (hoy Pakistán) hasta el Penjab, el Yangtsé, el Chansí y Chen-si, cuya capital era Anyang. En el
florecieron culturas tales como las de Mohenjo-Daro y Harappa-cu- "Tiempo eje" (propuesto por Jaspers) expresó su sabiduría Confucio.
yas murallas pueden fecharse en el 2500 a. C.-. Junto a ellas, ciudades En el Tao-Té King de Lao-Tsé leemos:
como Amri, Chanhu-Daro, Jhangar, Jhukar, Nal, estaban organizadas
"Calma significa inacción, y cuando prevalece el principio de la inac-
en cuadras con calles hasta de ocho metros de ancho. Hoy se descarta ción, cada hombre cumple con su deber. Inacción significa estar consi-
la "invasión" indoeuropea de los arios, pero ciertamente el sánscrito go mismo, y cuando se está en paz consigo mismo, las penas y los te-
fue la lengua comercial y sagrada que se fue imponiendo lentamente mores no pueden preocuparle y entonces goza de larga vida" 28.
en toda el área. Es el tiempo del Rig-Veda, cuando la experiencia pri-
mitiva recibirá la superposición de grupos dominantes (las "castas")26. El Tao es el absoluto. Una moral del "orden" del Tao, la Totalidad,
imperará por siglos. Los chinos ciertamente llegaron con su experi-
____________ mentada navegación hasta las costas orientales del Africa, pero parece
24
Este es el argumento de mis obras primeras, desde El humanismo semita, que igualmente a las costas occidentales de América. ¿No será la anti-
ya citado, hasta El dualismo en la antropología de la Cristiandad. La an- gua "Catigara" del mapa de Martellus del 1487 -que navegantes
tropología desde el origen del cristianismo hasta el descubrimiento de árabes y chinos habían comunicado a portugueses- la ciudad Chan
América, Guadalupe, Buenos Aires, 1974. Una Filosofía de la Liberación
Chan pre-inca de la costa del Perú? 29. De todas maneras, la historia
había que situarla desde sus más lejanos antecedentes en la Historia Mun-
dial, y lo he hecho. Por ello, el reproche de Arturo Roig o de Leopoldo Zea, del neolítico nos ha llevado en su ruta hacia el Oriente, hasta las costas
de haber pretendido ignorar la historia, me parece parcial. En efecto, Zea del Océano Pacífico. ¡Pero nuestro camino no ha terminado... sólo lo
me criticaba (véase "Dependencia y liberación en la Filosofía latinoameri- hemos iniciado!
cana", en Filosofía y cultura latinoamericana, Centro Rómulo Gallegos,
Caracas, 1976, pp. 211 ss ): "Es interesante destacar la reacción que frente a
_____________
la Filosofía de la Liberación, de la generación de Alberdi, tiene otro argenti- 26
Véase en la Historias Mundiales ya nombradas el capítulo de India; y E.
no [...] Enrique Dussel (... pretende) borrar el nefasto pasado; de borrarlo,
Mackay, The Indus Civilization, London, 1935; M. Wheeler, The Indus civi-
no de asimilarlo, para partir nuevamente a cero"; (p. 214), sin advertir que
lization, en Cambridge History of India, Cambridge University Press, 1953.
se partía de una definición restringida de filosofía por mi parte; (es decir, 27
Además del capítulo correspondiente en las Historias Mundiales, véase
para mí en ese momento era filosofía sólo la filosofía académica enseñada
Marcel Granet, La civilización china, en La evolución de la Humanidad, t.
en universidades, en la época colonial la escolástica o la actual desde los
29; Idem, El pensamiento chino, en la misma colección, t. 30,1959.
“fundadores”, aproximadamente desde 1920 en adelante, por la "normaliza- 28
Tao-Té, XXXVII, 1; edición de Lin-Yutang, trad. española de F. Mazía,
ción", como enseñaba F. Romero). Repito, Zea me criticaba que yo niego
Sudamericana, Buenos Aires, 1959, pp. 167-168.
todo el “pensamiento” latinoamericano anterior (Bolívar, Alberdi, Sarmien- 29
Véase la obra de Gustavo Vargas ya citada (América en un mapa de 1489):
to, Barreda, etc.). De ninguna manera he negado -ya ello he dedicado va-
"Por su ubicación entre los 8.3 grados de latitud sur, y según los croquis de
rias obras- la “historia” latinoamericana anterior. Mas, he procurado fundar
Colón y el mapa de Münster, corresponde a la costa norperuana. Acaso sea
la "Filosofía de la Liberación" latinoamericana a partir de los griegos y
Chan Chan. No tendría nada de raro y así lo creen algunos, como Jacques
semitas, medievales y modernos, de la historia latinoamericana, para mos-
Mahieu (El imperio vikingo de Tiahuanacu. América antes de Colón, El La-
trar lo que les debemos y en lo que nos separamos. Pero la filosofía "univer-
berinto 15, Barcelona, 1985, p. 36)"; (inédito p. 67).
sitaria" que se practica en América Latina, todavía hoy, en gran parte es
imitativa y no creativa. He propuesto explícitamente un “proyecto” seme-
jante al de Zea, pero “asuntivo” también de lo popular, de los oprimidos, y
por ello es un "proyecto de liberación".
25
En este punto coinciden el fundador del cristianismo (Mateo cap. 25) con F.
Engels en su obra El origen de la familia. Es el estatuto económico de la
ética.
135 Tercera parte

Atahualpa en Cajamarca)17. Rumiñahui, hermano del Emperador, De la "invasión " al


resiste en Quito; muere en torturas pero después de valiente oposición. "des-cubrimiento" del Otro
Quizquiz, el gran general, derrotó a los españoles repetidas veces; Ca-
lichima, otro valiente general, fue quemado vivo. Por su parte Manco En esta Tercera Parte tomamos, decidida y metódicamente, la "otra"
Cápac, el nuevo inca, hasta atacó durante ocho meses el Cuzco, pero perspectiva en la "interpretación" -es decir, es una hermenéutica desde
al fin se refugió en Vilcabamba en las cordilleras andinas. La resisten- "el Otro"- de 1492. Dicha fecha deja de ser ahora un momento
cia llegó hasta el siglo XVII, y el Machu Pichu es un testimonio de re- histórico y deviene un acontecer "mítico", por ello profundamente ra-
fugios de los incas en los Andes, nunca conquistados. La rebelión de cional pero revestido del doble sentido del símbolo, de la metáfora1.
Túpac Amaru desde 1780 18, fue la última de grandes proporciones "1492" deviene el comienzo de un "discurso", aun de un "texto" (en el
antes de la emancipación de España -ya que, sin interrupción, los in- caso de los mayas o aztecas), que queremos describir en su "sentido".
cas nunca dejaron de "resistir". Esto es lo que no se ha podido entender: el "descubrimiento" como
"invención" de la Europa Occidental acontece en el movimiento hege-
En el Río de la Plata19, de los 2.500 hombres de Pedro de Men- liano Oriente-Occidente (Asia, Medio Oriente, Europa, Océano Atlán-
doza en 1534, quedaron sólo 500 cuando querandíes y guaraníes los tico hacia América) y como reconocimiento y control de un continente
atacaron, quemando la ciudad de Buenos Aires. En el Paraguay no situado en el Atlántico entre Europa y el Asia. En nada queremos dis-
menos recia será la resistencia de los mismos guaraníes; en el norte ar- minuir la importancia de este hecho, y le hemos dedicado la Primera
gentino la larga guerra de los calchaquíes; en las Pampas muchos Parte de estas Conferencias. Pero lo que no se quiere ver es que en el
indígenas nómadas usarán en su resistencia diestramente los caballos movimiento Occidente-Oriente (Medio Oriente, Asia, Océano Pacífico
dejados por Pedro de Mendoza. Los mapuches (araucanos) de Chile hacia América), que es el de nuestros indígenas, "1492" deviene un
ocuparán la Patagonía, y sólo serán vencidos en 1870 por los fusiles acontecer mítico, metafórico, el de la "Parusía" de dioses desconoci-
Remington y el sistema de comunicación eléctrico morse sin hilos del dos (primera figura, Gestalt), que descubiertos después como huma-
general Julio Roca en la "Invasión del Desierto". nos se transforman en bestiales "invasores" (segunda figura, y con ella
se suplanta el mito sacrificial azteca, por ejemplo, por el mito sacrifi-
En Chile20, los mapuches (araucanos) serán el pueblo indígena cial de la Modernidad). Desde el "mundo" indígena se comprenderá
que resistió más victoriosamente -por su organización política y de que se ha consumado el "fin del mundo" (tercera figura). Todo el "sen-
guerra de pactos bajo las órdenes del toki (como los polinésicos). En- ________________
tre todos cabe recordarse a Lautaro, hijo de Curiñancú, y Caupolicán, 1
Véase en Paul Ricoeur la rica significación de la "metáfora" en su obra La
que derrotaron a los conquistadores, los mapuches posterionnente im- métaphore vive, Seuil, Paris, 1975.
pidieron hasta el siglo XIX la ocupación europea o criolla del sur de
Chile. El fuerte Tucapel, destruido por los mapuches en el siglo XVI,

_____________
17
lbid., pp. 195 ss.
18
"Por los clamores que con generalidad han llegado al Cielo, en el nombre
de Dios Todo-Poderoso, ordenamos y mandamos, que ninguna de las perso-
nas pague ni obedezca en cosa alguna a los ministros europeos instrusos
(sic)" (Bando que se encontró en el bolsillo de Túpac Amaru en el momento
de su muerte, en 1781; texto citado más arriba de B. Lewin, La rebelión de
Túpac Amaru, p. 421 ). Europeos "intrusos" es el modo como los amerindios
"interpretaron" y denominaron la presencia de los invasores, desde Colón
hasta los "marinos" norteamericanos que invadieron en 1990 a Panamá.
19
Ibid., pp. 241 ss.
20
Ibid., pp. 254 ss..
108 134

tido" de "1492" desde el mundo indígena (que será diacrónico, porque te sanguinaria, donde sobresale Cemaco, y sobre todo el cacique Urra-
comenzando en 1492 en las islas caribeñas del Atlántico no se ha cum- ca; en Nicaragua9, especialmente Nicaroguán; en México10, ya
plido aún en algunas tribus y clanes del Amazonas en 1992; por lo tan- nos hemos ocupado del tema en parte. Allí habría que recordar Xicon-
to, éstos están hoy antes del 1492 mítico) tiene, es evidente, un "sen- tencatl en Tlaxcala, Cacamade Tezcoco, los cientos de miles de solda-
tido humano", que puede ser descrito racional y hermenéuticamente. dos que mueren en todas las ciudades náhuatl que rodean a México y
Esa" otra" interpretación es real y debe ser objeto de estudio. Que no que resisten, hasta el ajusticiamiento del joven Cuauhtemoc. Ha sido
sea el "descubrimiento" de un continente, globalmente, como para la una de las resistencias más heroicas de todo el continente -hasta los
mirada moderno-europea: ¡es evidente! Pero que sea una interpreta- últimos hombres y mujeres11, hasta el suicidio de pueblos enteros
ción humana y de extrema importancia hasta nuestros días, porque nos antes de entregarse a los invasores-. Con los mayas la "resistencia "
revela la vigencia sacrificial del "mito de la Modernidad" en la perife- fue mucho más articulada y se prolongó casi hasta el siglo XX12.
ria, es lo que se les ha escapado a muchos, desde un eurocentrismo Famoso será entre los quiché en el siglo XVI Tecum Umán, que fue
dominante -en Europa, en Estados Unidos, en América Latina y otras muerto en Quetzaltenango por Alvarado, o Jacinto Canek entre los
partes del Mundo Periférico. mayas en el siglo XVIII. En Honduras13 brillará Lempira; en Flori-
da14 la "resistencia" triunfará y será inconquistable; en Venezuela15
entregada pronto a los comerciantes alemanes Welzer (Ambrosio
Alfinger), la "invasión" será más feroz que en otras regiones, y cabe
recordarse a los caciques Guaicaipuro y Yaracuy; en Colombia16,
donde los buscadores de perlas en el norte (Santa Marta y Cartagena)
y Sebastián de Belalcazar en el sur (desde Pasto y Cali hasta Popayán)
destruyeron todo a su paso buscando riquezas y oro, desenterrando las
momias de los antepasados de los chibchas para sacarles las joyas; de-
bemos recordar a Tundama de Duitama y otros tantos que resistieron a
la codicia de los españoles.

En el Tahuantisuyo, el Perú de los incas, la resistencia fue mucho


mayor y prolongada que entre los aztecas, y las traiciones de los euro-
peos más cínicas que en ninguna otra parte (como la perpetrada contra
____________
9
Ibid., pp. 72 ss.
10
Ibíd., p. 77.
11
"Muchas cosas acaescieron en este cerco [a la ciudad de México], que entre
otras generaciones estuvieron discantadas e tenidas en mucho, en especial
de las mujeres de Temistitán, de quien ninguna mención se ha hecho. E soy
certificado que fue cosa maravillosa e para espantar, ver la prontitud y cons-
tancia que tuvieron en servir a sus maridos y en curar los heridos y en el la-
brar de las piedras para los que tiraban con hondas, y en otros oficios para
más que mujeres" (Cit. J. Oliva de Coll, Op. cit., p. 95).
12
Ibid., pp. 113 ss. El tipo de organización política, no unificada como la del
imperio azteca, impidió a los españoles (y posteriormente al Estado mexica-
no) dominar completamente a los mayas.
13
Ibid., pp. 129 ss.
14
Ibid., pp. 148 ss.
15
Ibid., pp. 171 ss.
16
Ibid., pp. 182 ss.
133 Conferencia 7

evangelización de América), había cinco pequeños reinos bajo el man- De la "parusía" de los dioses
do de los caciques Guarionex, Guacanagarí (el traidor de su pueblo y a la "invasión "
"amigo" de Colón), Caonabo, Behechio (hermano de la reina Anacao-
na, famosa por su valentía y belleza) y Catubanamá. Fue Caonabo, en
"In teteu inan in tetu ita, in Huehuetéutl [Madre de los dioses, Padre de
Cibao, el que resistió al robo de las mujeres de su pueblo perpetrada los dioses, el Dios viejo]1,
por los españoles dejados por Colón en el fuerte de Navidad. Estos yaciendo2 en el ombligo de la Tierra,
robaban, violaban, mataban indios. El cacique se dirigió al fuerte y metido en un encierro3 de turquesas.
ajustició a los invasores. Fue el comienzo de la resistencia en el conti- El que está en las aguas color de pájaro azul4, el que está encerrado en
nubes5,
nente. Rico en oro, se le impuso al Cibao un tributo en el mismo me-
el Dios viejo, el que habita en las sombras de la región de los muertos6,
tal. Cada indio que había pagado el impuesto llevaba colgado al cuello el señor del fuego y del año".
una moneda de cobre marcada en el momento del pago. Siendo impo- (Canto a Ometéotl, el ser originario de los tlamaltinime aztecas)7.
sible pagar la fuerte cantidad que se les pedía, Caonabo se rebeló para
suprimir dicha manera de probar el tributo5, y comenzó a organizar _______________
1
El "Dios viejo" es Omotéotl, principio originario dual: Madre-Padre, como el
una guerra en regla. No pudiendo vencerlo por la armas, dada la habi-
"Alom-Qaholom" (Madre-Padre originario) de los mayas. Véase Popol-Vuh
lidad del cacique, se logró dicho fin con una traición, -simulando en- (FCE, México, 1990, pp. 23 y 164). Es la "divina dualidad" originaria (que
tregársele un regalo de parte de Colón, se lo aprisionó y se lo llevó a nos recuerda los "gemelos" de todas las otras culturas americanas, desde las
Santo Domingo. Fue enviado posteriormente a España y se ahogó en praderas norteamericanas, hasta el Caribe, el Amazonas y hasta la Tierra del
el Atlántico por el hundimiento del barco que lo transportaba. Todos Fuego). El principio dual en Heráclito indicaba lo mismo.
2
Este "estar tendido", "descansando", "yaciendo", da la idea de estar debajo,
los caciques ofrecieron resistencia; lucharon durante años y de diver-
fundamentar, ser la última referencia, en el sentido del Absoluto como funda-
sas formas. De todas maneras, uno por uno fueron vencidos. Acelera- mento (als Grund, para el Hegel de la Lógica Mayor y Menor). "Estar ya-
damente se acabó la población indígena. Solo Guaracuya, llamado en ciendo (ónoc)" como fundamento del universo es darle su "verdad".
3
tiempo de su educación juvenil por los franciscanos "Enriquillo", re- Sería el concepto del "en sí (in sich)".
4
sistió en las montañas, con un inteligente sistema de guerrillas, no pu- El Océano, los mares del Norte y del Sur del imperio azteca.
5
El cielo "de arriba", ya que las mismas aguas "de abajo", de los Océanos, se
diendo ser apresado nunca y muriendo victorioso. De todas maneras,
continúan en el cielo, como las aguas de arriba.
en el primer Sínodo de 1610 en Santo Domingo, el obispo dice que no 6
"El abajo", el reino que cierra la trilogía: Cielo-Tierra-Hades, como en los
hay disposiciones sobre indios, "porque no hay ningún indio en la cultos de la Mesopotamia. Ese abajo (topan mictlan) era la "región de los
isla" -todos habían sido exterminados-. Debe recordarse, además, que muertos", que debe distinguirse de Tllocan o el paraíso de los justos.
7
la primera rebelión de los esclavos africanos del continente americano Citado de Miguel León Portilla, La filosofía náhuatl, UNAM, México, 1979,
p.93.
se realizó en 1522 en Santo Domingo, en los dominios de Diego
Colón, hijo del almirante.

Podría seguirse paso a paso la resistencia en todo el continente; en


Cuba6, donde el gran cacique Hatuey sobresale por sus actos de he-
roica resistencia; en Puerto Rico7, es de recordar el cacique Agüeibana
y Mabodomoco; en Veragua y el Darién8, conquista particularmen-

____________
5
Se sabe que "las leyes del Apartheid" de Sudáfrica exigieron igualmente un
"pase" a los africanos mayores de 17 años. La protesta a esta ley produjo la
matanza de Sharpeville. El primer "Apartheid" de la Modernidad se produjo
en Santo Domingo a fines del siglo XV.
6
Véase la obra de J. Oliva de Coll, Op. cit., pp. 38 ss.
7
Ibid., p. 45.
8
Ibid., p. 52.
110 132

8.1. La "resistencia"
Deseamos exponer el "sentido de 1492" -que no es otro sino "la
primera experiencia de los europeos modernos"- desde el "mundo" de
No podemos extender la descripción de la cuestión en detalle, sino
los aztecas, ya que la conquista propiamente dicha comenzó en Méxi-
que sugeriremos el tema -que tiene, por otra parte, suma importancia
co. Nos referiremos a otras culturas en algunos casos para sugerir en la constitución del sujeto histórico que desebamos delimitar clara-
otras exposiciones, sabiendo que son sólo pocos ejemplos entre los mente: el "bloque social" de los oprimidos. Nos dice una historiadora
muchos posibles y sólo valen a manera de mera "indicación" de la que ha estudiado la cuestión:
problemática. Además, y en vista de continuar un diálogo intercultural
iniciado en 1989 en Freiburg7, me referiré en primer lugar a la exis- "La historia tradicional presenta la conquista como una hazaña prodi-
tencia del pensamiento reflexivo abstracto en nuestro continente. giosa realizada por un puñado de valientes que dominaba casi con sólo
su presencia, en nombre de Dios y de Castilla, a millares de seres
primitivos y salvajes. Una simple lectura de las Crónicas demuestra lo
7.1. El “tlamatini”
contrario: la oposición fue encarnizada y sistemática a partir del mo-
mento en que, pasada la sorpresa y confusión del encuentro, la creen-
Entre las culturas nómadas (primer grado) o de plantadores aldea- cia en la llegada de los supuestos dioses anunciados por la tradición es
nos (como la de los guaraníes) no había diferenciación social sufi- sustituida por la conciencia de la excesivamente terrenal naturaleza de
ciente para que se distinguiera una función tal como la del "filósofo"9. los invasores. La resistencia es decidida y valiente, suicida a menudo,
de aquellos hombres y mujeres [...] que luchan contra las armas de
Mientras que en las culturas urbanas se perfila claramente esa fi-
fuego, los caballos, los perros amaestrados cebados en indios, cosa de
gura social. Leemos en los Comentarios reales de los incas de Garci- grande crueldad, que los despedazaban bravamente2 [...] Por ser
laso de la Vega: tan pocos los héroes de la resistencia que se recuerdan, nos propone-
mos en este mínimo trabajo rescatar del olvido a todos aquellos que
"Demás de adorar al Sol por dios visible, a quien ofrecieron sacrificios supieron defender su tierra y su libertad"3.
e hicieron grandes fiestas [...], los Reyes Incas y sus amautas, que
eran como filósofos [comenta Garcilaso de la Vega], rastrearon con Se podría seguir paso a paso la "resistencia"4 ante la "invasión",
lumbre natural al verdadero sumo Dios y Señor Nuestro, que crió el pero sólo indicaremos algunos rasgos de la misma. En la Hispañola
cielo y la tierra [...] al cual llamaron Pachacámac: es nombre compues-
(Santo Domingo, donde en 1992 se "festeja" el descubrimiento y la
to de Pacha, que es mundo universo, y de Cámac, participio presente
del verbo cama, que es animar, el cual verbo se deduce del nombre
_______________
cama, que es alma. Pachacámac quiere decir el que da ánima al mun- 2
Alonso de Góngora Marmolejo, Historia de Chile, Ed. Universitaria, Santia-
do universo, y en toda su propia y entera significación quiere decir el
go, 1970, p. 71.
que hace con el universo lo que el ánima con el cuerpo [...] Tuvieron 3
Josefina Oliva de Coll, La resistencia indígena ante la conquista, Siglo XXI,
al Pachacámac en mayor veneración interior que al Sol, que, como he
México, 1991, pp. 9-10. Véanse, entre otros, M. T. Huerta -P. Palacios,
dicho, no osaban tomar su nombre en la boca [...] y por esto no le
Rebeliones indígenas de la época colonial, México, 1976; J. de Vos, Tierra y
hacían templos ni le ofrecían sacrificios, más que lo adoraban en su
libertad. Panorama de cuatro rebeliones indígenas en Chiapas, Chiapas, s/f;
corazón (esto es, mentalmente) y le tenían por Dios no conocido"10.
Segundo Moreno Yañez, Sublevaciones indígenas en la audiencia de Quito,
Quito, 1978; B. Lewin, La rebelión de Túpac Amaru, Buenos Aires, 1967,
_______________
8 etc. En nuestra tesis doctoral en historia presentada en la Sorbone, El episco-
Con Karl-Otto Apel hemos dialogado en México en 1991 sobre la existen-
pado hispanoamericano y la defensa del indio (1504-1620), CIDOC, Cuer-
cia o no de la filosofía en la protohistoria americana anterior a la llegada de
navaca, 1969-1971, t. I-IX, en más de 2.000 páginas, recorremos todas las re-
los europeos, y sobre la posibilidad o no de una Aufklärung (Ilustración), al
giones del continente latinoamericano para describir el estado de la opresión
menos en el sentido jasperiano de la "Edad eje (Achsenzeit)".
9 y resistencia de los indios en el siglo XVI (a partir de documentos, inéditos
Aquí en el sentido griego originario, de "amante de la sabiduría" y por lo
en su mayor parte, del Archivo General de Indias de Sevilla).
tanto filósofo-teólogo actual, antes de la secularización, producto del cris- 4
La obra entera de Bartolomé de las Casas va dirigida a recordar esta valiente
tianismo (que transforma desde el siglo III d. C., al filósofo en un no-
resistencia. Sus obras más famosas, Brevísima relación de la destrucción de
teólogo cristiano).
10 las Indias (en Obras escogidas. BAE, Madrid, 1958, t. V, pp. 134 ss.) y la
Libro II, cap. 2; Editorial Universo, Lima, t. I, 1967, p. 74. El Inca Garcila-
misma Historia de las Indias, son apologías de primera mano en favor de la
so agrega poco después: "El cual, en decir que el Dios de los cristianos y el
valentía de la "resistencia" de los nativos del continente. Allí se encuentran
Pachacámac era todo uno" (Ibíd., p. 75). Critica la interpretación de Pedro
innumerables materiales para una "Historia de la resistencia ante la inva-
de Cieza, que "por ser español no sabía la lengua tan bien como yo, que soy
sión".
indio Inca" (Ibid., p. 74).
Conferencia 8 111

De la "resistencia" al "fin del mundo" Los “amautas” tenían funciones propias en el Imperio, y proponían
y el "Sexto Sol" a Pachacámac (de la costa del Perú) o Illa-Ticsi Huiracocha Pachaya-
chic (Esplendor originario, Señor, Maestro del Mundo) como el prin-
cipio primero del universo. Entre los aztecas tenemos más tes-
"Y decían: Ya hemos venido al tlatzompan, que es el fin del mundo, y timonios: el “tlamatini”11 tiene una definición social mucho más
estos que han venido son los que han de permanecer: no hay que es- clara. Bernardino de Sahagún, en su Historia general de las cosas de
perar otra cosa, pues se cumple lo que nos dejaron dicho nuestros pa-
sados" (Gerónimo de Mendieta, Historia eclesiástica indiana)1.
Nueva España, en el libro X, cuando habla de los oficios, después de
describir al carpintero, cantero, albañil, pintor y cantor, se refiere al
La "Parusía" de los dioses (primera figura) había terminado, y con tlamatini12. De manera que había clases, funciones y oficios perfec-
ella Moctezuma; la "invasión" (segunda figura) venía de Europa y ac- tamente definidos. Los gobernantes, los jueces, los guerreros, los sa-
tivamente se extiende por todo el continente. La "resistencia" (tercera cerdotes, y, específicamente delimitado, los "sabios" -Sahagún escri-
figura), que es la acción que parte desde la tierra americana, es más be al margen del manuscrito: "filósofos"-, de los cuales Fernando de
encarnizada y prolongada de lo que muchos han hecho creer. Pero al Alva Ixtlizóchitl nos dice:
final, en la mayoría de los casos, se produce la inevitable derrota debi-
"Los filósofos o sabios que tenían entre ellos (los aztecas) a su cargo
do a la disparidad del desarrollo interpretativo de los hechos y de la
pintar todas las ciencias que sabían y alcanzaban y enseñar de memo-
tecnología militar; es la desaparición del antiguo orden de cosas (en el ria todos los cantos que conservaban sus ciencias e historias" (13).
caso de los aztecas el control sobre el Imperio ); todo se ha consumado.
La conclusión evidente, desde la lógica del pensamiento amerindio, Del "tlamatini", que eran educados en el Calmécac (escuela de sa-
debía aceptarse: es el "fin del mundo" (quinta figura). Pero si una Era bios escrupulosamente reglamentada)14, tenemos una espléndida
o etapa del mundo termina, desde la cosmovisión náhuatl, se iniciaba definición. León Portilla va indicando el profundo sentido de cada pa-
un nuevo momento cósmico-histórico del "mundo" que no interrumpe labra en náhuatl; nosotros nos referiremos a alguna de ellas solamente:
su devenir eterno; comenzaba lo que pudiéramos llamar el "Sexto Sol"
(sexta figura), y en él hemos vivido ya en la Periferia los últimos qui- "El tlamatini, una luz, una tea, una gruesa tea que no ahuma15. Es-
nientos años (1492-1992). pejo horadado, un espejo agujereado de ambos lados16. Suya es la
tinta negra y roja [...]. El mismo es escritura y sabiduría. Es camino y
_______________ guía veraz para otros [...] El sabio verdadero es cuidadoso y guarda la
1
Libro III, cap. 49; Ed. Chávez Hyhoe, México, t. 2, 1945, p. 161.
_______________
11
Viene de "mati": él sabe, él conoce; "tla": cosa o algo; "ni", que da carácter
sustantivado: el que sabe. "Tlamatini": el que sabe algo.
12
Cap. VII; Ed. Porrúa, México, 1975, p. 555. Cabe destacarse que el "pintor"
es un oficio principal, ya que también pintaba los códices sagrados; lo mis-
mo el cantor, que deberá entonar el "canto" -en el sentido que hemos visto
entre los guaraníes, pero ahora ritualizado con un esplendor sin medida
mayor que en los sencillos y pobres pueblos de las selvas tropicales.
13
Obras históricas, México, t. II, 1892, p. 18. En Colloquios y Doctrina
Christiana (Sterbende Götter und Christliche Heilsbotschaft, editada por
W. Lehmann, Stuttgart, 1949, pp. 96-97), leemos, después de describir la
función de los que gobiernan, de los sacerdotes y los astrónomos, una quin-
ta función social: "Los que están mirando, los que cuentan, los que vuelven
ruidosamente las hojas de los códices, los que tienen en su poder la tinta ne-
gra y roja y lo pintado; ellos nos llevan, nos guían, nos dicen el camino". Es
el tlamatini.
14
Argumento éste fuerte para mostrar la existencia de una filosofía azteca.
15
Al no ahumar es clara, transparente, lúcida.
16
Los dioses miraban a través de un agujero a la tierra; pero también miraban
los cielos los astrónomos por un objeto horadado. " Agujereado de ambos la-
dos" significa descubrir el sentido de lo humano desde los dioses y de los
dioses desde lo humano.
112 129

tradición. Suya es la sabiduría trasmitida, él es quien la enseña, sigue La "invasión" ha terminado. Los guerreros han sido derrotados. Lo
la verdad17. Maestro de la verdad, no deja de amonestar. Hace sa- mismo acontecerá con los mayas, con los incas de Atahualpa... hasta
bios los rostros de los otros18, hace a los otros tomar un rostro, los los confines de Tierra del Fuego por el Sur, o hasta Alaska por el
hace desarrollarlo [...] Pone un espejo delante de los otros19 [...]
Hace que aparezca su propio rostro [...] Aplica su luz sobre el mundo20
Norte, en el correr de los años96. La Modernidad se ha hecho pre-
[...] Gracias a él la gente humaniza su querer21 y recibe una sente... ha emancipado a los oprimidos de los aztecas de ser víctimas
disciplinada enseñanza" (22, pág. 113). de sus dioses sanguinarios... y como un "Sexto Sol" que amanece en el
horizonte de la humanidad, un nuevo dios (el capital) inaugura un nue-
________________ vo "mito sacrificial", el "mito" de Tlacaélel deja lugar al "mito" no
17
Verdad: "Neltiliztli", de la raíz "nelhuáyotl: cimiento, fundamento (como el
"fundamento de la palabra" guaraní); y también de "tla-nél-huatl": raíz. "Po-
menos sacrificial de la "mano de Dios" providente que regula ar-
demos concluir que la preocupación náhuatl al inquirir si algo era verdad o mónicamente el mercado de Adam Smith, y de competencia perfecta
estaba de pie [como entre los guaraníes], se dirigía a querer saber si había (que hay que garantizar destruyendo el "monopolio" del trabajo de los
algo fijo, bien cimentado, que escapara al sólo un poco aquí, a la vanidad sindicatos obreros) de F. Hayek.
de las cosas que están sobre la tierra (tlaltícpac), que parecen un sueño"
(León Portilla, Op. cit., p. 61). Es toda la cuestión de la "fundamentación":
"¿acaso son verdad los hombres? Por tanto ya no es verdad nuestro canto.
_____________
96
No se piense que la resistencia a la invasión fue poca, por el contrario fue
¿Qué por ventura está en pie?" (Ms. Cantares mexicanos, folio 10, v.; León
heroica e ininterrumpida.
Portilla, Ibíd., p. 327).
18
"Teixtlamachtiani": el que hace rico o comunica algo a otro. "Ix" (de "ix-
tli"): cara, rostro; "te": el otro. El "rostro" o "cara" es el ser del otro. La ex-
presión "teixicuitiani" es aún más poderosa en expresión: hace tomar
"rostro" propio a los otros (los personaliza, individualiza). Y, por último:
"teixtomani", hace desarrollar el rostro del otro. Una persona "sin rostro"
significa que es ignorante, que va a la deriva, que no descubre sentido en
nada ni en sí mismo. "Tiene rostro" el educado, el que puede descubrir un
sentido crítico que trasciende el mero tlalticpac ("sobre la tierra", lo
efímero, lo "fenoménico", la "doxa" platónica): "como en sueños". Toda la
sabiduría consiste en sobrepasar el tlaltipac (lo terrestre) para pasar a "1o
que nos sobrepasa" (topan mictlan), lo trascendente. Existe aquí una "Ilus-
tración (Aufkärung)" explícita. Estamos, al menos, en el nivel de los poe-
mas de Parménides y los oráculos de Heráclito. Es decir, en el "Achsenzeit"
jasperiano, como entre los Presocráticos. León Portilla lo prueba abundante
y profundamente, y sus argumentos podríamos desarrollarlos ampliamente,
pero en razón del corto espacio de estas Conferencias no podemos hacerlo.
19
"Tetezcaviani": de "tezcatl" y "tezcavia", poner un espejo a los otros. El
"espejo" es explícitamente la reflexión crítica, lo "especulativo", el poder
mirarse a sí mismo, el superar el sin-sentido. El "tlamatini " pone entonces
un espejo ante el rostro del otro, para que se descubra, para que lo recons-
truya, para que lo desarrolle...
20
Mundo es un concepto fundamental: "cemanáhuac": es el anillo completo
del agua; de "cem": enteramente, todo; "a(tl)": agua; "náhuac": anillo. Es
todo el "mundo", México, desde el Mar del Norte (el Caribe, Atlántico) has-
ta el Mar del Sur (Pacífico). El Océano ("teóatl") es el agua divina, que se
junta con el cielo ("ilhuicaatl"), también agua divina, porque ambas son
idénticas. (Véase Eduard Seler, Gesammelte Abhandlungen zur Amerikanis-
chen Sprach undAltertumskunde, Ascher und Behrend, Berlín, t. IV, 1923,
p. 3). " Aplica su luz sobre el mundo" significa entonces: observa y descubre
con su luz, su inteligencia, el misterio o el aspecto del mundo. "Tla-ix-
imantini": que por su rostro-aspecto conoce a las cosas.
21
"Itech netlacaneco". De "ne-tlaca-neco": "-neco" (él es querido), "tlácatl"
(ser humano), "ne-" (prefijo impersonal). Es decir, "es querida humana-
mente la gente" gracias a él ("itech"). De otra manera, humaniza, hace civi-
128 113

laborador de la subsistencia del universo y de prolongar la vida del Tan importante como la descripción positiva del sabio es la negati-
"Quinto Sol". Era, con la llegada de Cortés ahora descubierto como va, la del "falso sabio"23, lo que nos confirma en la opinión de que
no-Quetzalcóatl, el momento en que los guerreros intentarán prolongar había un pensar no meramente "mítico", sino estrictamente "concep-
el "Quinto Sol" venciendo a los intrusos: tual" aunque en base a metáforas (metáforas conceptuales24 y no
meramente símbolos míticos).
"En consecuencia luego salieron de noche. En la fiesta de Techílhuitl
salieron; fue cuando murieron en el Canal de los Toltecas. Allí furio- Un elemento a tenerse igualmente en cuenta es la existencia de una
samente los atacamos"91. institución social: el Calmécac, escuela de momachtique (estudiantes).
Allí los jóvenes, que dejaban sus familias desde los seis a nueve años
De poco les valió a los guerreros aztecas expulsar de la ciudad a para integrarse a la "comunidad" (lcniuhyotl), tenían una vida absolu-
Cortés en la "Noche Triste" (triste para los españoles, es evidente)92. tamente reglamentada25, cuyo centro consistía en los "diálogos" o
Para males de México se desata la peste, que es interpretada las "conversaciones" entre los sabios (Huehuetlatolli)26. El fruto de
como un augurio nefasto contra el Imperio. Desde Tlaxcala los inva- la enseñanza era el conocer "la sabiduría ya sabida" (momachtique),
sores reorganizaron sus fuerzas; como los reyes católicos Cortés co- para con ella poder articular una "palabra adecuada" (in qualli tlatolli),
menzó a "debilitar" a México, así como aquellos habíanlo hecho con con disciplina retórica (como en la Academia o el Liceo), que se arti-
Granada. El asedio de Tenochtitlan se extiende durante meses. Al final culaba en la obra mayor del Calmécac: la "flor y canto" (in xóchitl in
expulsan a los aztecas de la ciudad, los acorralan en Tlatelolco. Son cuícatl)27, que proferida de viva voz o por escrito en los códices
vencidos:
________________
"En los caminos yacen dardos rotos; los cabellos están esparcidos. lizada, educada, hace moralmente sostenible el querer, el amor. Se trata de
Destechadas están las casas, enrojecidos tienen sus muros. Gusanos la delicadeza de la subjetividad, del trato paciente, humilde, profundo, so-
pululan por calles y plazas y están las paredes manchadas de sesos. lidario.
22
Rojas están las aguas, cual si las hubieran teñido, y si las bebíamos, León Portilla, La filosofía náhuatl, pp. 65-74.
23
eran agua de salitre"93. "El llanto se extiende, las lágrimas gotean Entre otras facetas: "Hechicero que hace volver el rostro del otro (teixcue-
allí en Tlatelolco. Por agua se fueron ya los mexicanos; semejan mu- pani)"; es decir, en vez de mostrarle al otro su rostro para que lo pueda rea-
jeres; la huida es general. ¿Adónde vamos? ¡oh amigos! Luego ¿fue lizar, le muestra la nuca, no puede ver su rostro. Podríamos decir que los
verdad? 94. Ya abandonan la ciudad de México: el humo se está le- europeos en el "descubrimiento" de América sólo vieron "un rostro vuelto
vando, la niebla se está extendiendo [...] Esto es lo que ha hecho el hacia atrás" (en-cubierto). O "hace perder su rostro a los otros (teixpoloa)"
Dador-de-la- Vida en Tlatelolco"95. (León Portilla, Op. cit., p. 73).
24
"Todos los cantares de éstos son compuestos por unas metáforas tan oscu-
_______________ ras que apenas hay quien las entienda, si muy de propósito no se estudian y
257). Sólo Karl Marx, en sus "metáforas teológicas" (véase mi obra Las platican para entender el sentido de ellas. Yo me he puesto de propósito a
metáforas teológicas de Marx), inspiradas en el pensamiento semita-bíblico escuchar con mucha atención lo que cantan y entre las palabras y términos
judeo-cristiano, mostrará cómo el "capital", el nuevo Moloch, vive de la de la metáfora, y paréceme disparate y, después, platicando y conferido,
vida de los oprimidos y chupa su sangre: la circulación del valor es Blutzir- son admirables sentencias, así en lo divino que agora componen, como en
kulation (circulación de sangre). los cantares humanos que componen" (Diego Durán, Historia de las Indias
91
Ms. Anónimo de Tlatelolco (1528) (véase León Portilla, El reverso de la de Nueva España e islas de Tierra Firme, Porrúa, México, t. I,1967, p. 21).
25
conquista, p. 43). "Limpiaban la casa todos a las cuatro de la mañana [...] La comida que
92
Los españoles atribuirán a la Virgen de los Remedios el haberlos salvado. hacían la guisaban en la casa de Calmécac [...] Cada media noche todos se
Por ello, en 1810, Hidalgo enarbolará, como veremos, la Virgen de Guada- levantaban a hacer oración, y al que no se levantaba y despertaba, cas-
lupe como bandera de los americanos, y los españoles ("gachupines") la de tigábanle punzándole las orejas, el pecho, muslos y piernas" (B. de Sa-
los Remedios: ¡Lucha de vírgenes, lucha de dioses, lucha de clases! Véase hagún, Historia general de las cosas de Nueva España, México, 1829, t. I,
mi artículo "Christliche Kunst des Unterdrückten in Lateinamerika. Eine p. 327).
26
Hypothese zur Kennzeichung einer Aesthetik", en Concilium 152 (1980), En náhuatl un "tratado filosófico" debería traducirse por "diálogo" o "con-
pp. 106-114. versación" -como los Diálogos platónicos-, que, esencialmente, eran
93
Ms. Anónimo de Tlatelolco, cit., p. 53. "Teutlatolli": "discursos acerca de la divinidad". Tenían sus reglas del dis-
94
Esta pregunta es esencial: ¿fue verdad que los dioses nos abandonaron, que curso, su método argumentativo, su articulación necesaria.
27
el Imperio sería destruido? Extraña y profunda pregunta que muestra lo Era mucho más que una obra poética; era la expresión de la sabiduría, una
trágico del momento. El "Quinto Sol" ha terminado. pieza donde lo humano se comunica con lo divino y viceversa, la culmina-
95
Cantares mexicanos (León Portilla, op. cit., p. 62).
114 127

(amates), eran recitados o cantados con o sin música, en ritmo y aun a él se deben las "reformas" que dieron al Imperio su gran visión
en danza; era el "lugar" por excelencia de comunicación de "lo terres- cosmopolita, la interpretación desde un paradigma sacrificial del poder
tre" (tlaltípac) con lo divino, para lo que también servía el interpretar dominador de México:
los sueños28. "Este es el oficio de Huitzilopochtli, nuestro dios,
a esto fue venido a reunir y trae así a su servicio
Opinamos que entre los aztecas en el siglo XV había una gran ten- a todas las naciones,
sión entre lo que pudiéramos llamar el "mito sacrificial " de Tlacaelel con la fortaleza de su pecho y de su cabeza"88.
(que será reemplazado por el "mito de la Modernidad"), de domina-
ción y militarista, y la "protofilosofía" de los tlamantinime, -que no Ometeótl se manifiesta por los Tezcatlipocas, el del "Quinto Sol", el
será tenida en cuenta por el movimiento emancipador de la Ilustración de Quetzalcóatl, fue reinterpretado por los aztecas en un paradigma
(Aufklärung), en Europa o América Latina-29. Esto explica el titu- sacrificial:
beo de Moctezuma -que era más un tlamatini que un militar-. A la ad-
"Y aquí está su señal, cómo cayó en el fuego el Sol, en el fogón divi-
miración del "descubrimiento" por parte de los navegantes y no, allá en Teotihuacán" 89.
científicos cartógrafos europeos, le será correlativa el desconcierto in-
terpretativo de los tlamantinime, que aceptan en un primer momento En efecto, el pequeño dios colibrí, Nanahuatzin, ofreció su vida en
una "parusía" de los dioses. A la violencia sacrificial de la "conquis- sacrificio, se inmoló por todos, y quemado en el fogón divino apare-
ta", le será correlativa la aceptación inevitable por parte de los venci- ció, después de larga noche, como el Sol naciente, que los aztecas in-
dos de la experiencia brutal de la "invasión"; a la "colonización" le terpretaron como su dios tribal: Huitzilopochtli. Ese dios secundario
será correlativa el "Sexto Sol" o la época de la servidumbre; a la "con- guerrero, será, por la "Reforma de Tlacaélel", el dios principal de todo
quista espiritual", la "muerte de los dioses...". el Anáhuac. Tlacaélel quemará todos los códices sagrados de los pue-
blos dominados, y los escribirá de nuevo. Una verdadera dominación
7.2. La "parusía" de los dioses de las teogonías. El Imperio quedaba ahora "fundado" como el servi-
dor de la existencia y la vida del Sol. Por ello el "movimiento" (del
Buena parte de las creencias de los tlamantinime coincidían con las Sol y de toda la realidad), la "vida" y el "corazón" tienen relación con
populares y las de las clases dominantes política, guerrera y comercial la "sangre" (chalchihuitl): la vida del Sol-Huitzilopochtli depende de
-como, por ejemplo, la existencia de los "Cinco Soles"30-, pero los sacrificios humanos. Las víctimas son conseguidas en las "guerras
floridas" y ello justifica la existencia del Imperio:
_____________
ción de toda la cultura náhuatl. Como la "palabra" sagrada de los guaraníes, "Allí donde se tiñen los dardos, donde se tiñen los escudos,
pero mucho más elaborada. están las blancas flores perfumadas, las flores del corazón:
28
"Se les enseñaba el tonalphualli, el libro de los sueños (temicámatl) y el li- abren sus corolas las flores del que da la vida,
bro de los años (xiuhámatl)" (Códice florentino, libro III, p. 65; en León cuyo perfume aspiran en el mundo los príncipes:
Portilla, Op. cit., p. 228). Como entre los guaraníes -y en el resto de todos es Tenochtitlan" 90.
los pueblos amerindios- el sueño era el lugar privilegiado de la manifesta-
ción verdadera. Tlacaélel logra así, por el mito de la necesidad de los sacrificios hu-
29
Aunque un Clavigero en el siglo XVIII en México, recuperó estas tradi-
manos del Templo Mayor de Huitzilopochtli, hacer del Imperio un co-
ciones y las juzgó explícitamente como "filosofía", reaccionando ante la
Ilustración española (Véase Bernabé Navarro, La introducción de la filo-
________________
sofía moderna en México, El Colegio de México, México, 1948; lean Sa- 87
Fernando Alvarado Tezozómoc, Crónica Mexicáyotl, UNAM, México,
rrailh, La España ilustrada de la segunda mitad del siglo XVIII, FCE,
1949, p. 121. Sobre Tlacáelel véase Miguel León Portilla, La filosofía
México, 1974).
30 náhuatl, pp. 249 ss.; y del mismo autor Los antiguos mexicanos, FCE, Mé-
Tanto los mayas (y esto se puede ver en el Popol Vuh y la existencia de
xico, 1990, pp. 46 ss.; pp. 92 ss.
cuatro tipos de humanidad anterior a la maya, la quinta), como los toltecas 88
D. Durán, Historia de las Indias de Nueva España, México, t. I, 1867, p.
(que eran para los aztecas como los griegos para los romanos), y la misma
95.
visión sacrificial de Tlacaélel, aceptaban que estaban en una "quinta edad", 89
Documento de 1558, ya citado (León Portilla, La filosofía náhuatl, pp. 103-
y que habían ya transcurrido antes "cuatro edades", cada una de las cuales
109).
había tenido un "Sol" distinto. 90
Ms. Cantares mexicanos, fol. 20 v (León Portilla, La filosofía náhuatl, p.
126 115

dos hechos ”probaban” el error de Moctezuma83, e inclinaban la ba- otras eran producto de una racionalización altamente conceptualizada
lanza en favor de los guerreros inspirados por el mito sacrificial de y abstracta que desarrollaron los tlamantinime en el Calmécac, y que
Tlacaélel, que considerando a los españoles meramente como seres resumiremos apretadamente sólo para poder comprender el "cómo" in-
humanos, habían pensado desde el comienzo que era necesario luchar terpretaron la llegada de los recién venidos por el Oriente, donde nace
contra ellos. Moctezuma estaba terminado. Cortés, que nada había en- cada amanecer el Sol (Huitzilopochtli).
tendido del "mundo argumentativo" del Otro84, del mundo suma-
mente desarrollado de Moctezuma, intenta usarlo como antes, y pierde Más allá de todo mito, la razón azteca afirmaba, como el origen ab-
un tiempo vital para su propia causa85. Ahora es tarde, todos los az- soluto y eterno de todo, no al "Uno"31, sino al "Dos" (Ome). En el
tecas han descubierto, claramente y por primera vez, que Cortés y los origen, en el cielo trece32, estaba el "lugar de la Dualidad" (Omeyo-
suyos sólo son un grupo de humanos guerreros; son la avanzada de can) donde residía la "Divina-Dualidad" (Ometeótl) o simplemente la
una "invasión": la "invasión del Cemanáhuac", de todo el "mundo co- "Dualidad" (Oméyotl). No era como para Hegel, primero el Ser y la
nocido" por los aztecas. Nada, y, en segundo lugar, por el devenir o movimiento, el Ente (Da-
sein). Para los tlamatinime el origen es ya codeterminado (i-námic33
La sabiduría de los tlamatinime había sido negada, destruida; toda significa "comparte"), a la manera metafórica34 de una "mujer-
su "visión del mundo (Weltanschauung)", ahora se había probado, era varón"35, pero recibía determinaciones de un altísimo grado de abs-
inadecuada y no daba cuenta de la realidad. Moctezuma, como tlama- tracción conceptual:
tini que era, había muerto. Su muerte física era cuestión de horas. Así
"Y también le decían [1] Moyucayatzin [2] ayac oquiyocux, [3] ayac
terminaba la "Parusía de los dioses", Pánfilo Narváez y no Cortés oquipic, que quiere decir que nadie lo creó o formó"36.
(como había sido Amerigo Vespucci y no Colón el que descubre
América) probaba que los acontecimientos eran parte de una "inva- Mendieta no podía imaginar el grado de precisión ontológica, clara-
sión" y no antes. mente habiéndose superado una razón mítica -estricta razón filosófica
entonces-, de estos términos: el primero de ellos [1], significa "Señor
Tlacaélel, el Rómulo y Remo86 de los aztecas, que venciera a los que se inventa a sí mismo"37; la segunda determinación [2], indica
tepanecas de Azcapotzalco, la Albalonga de México- Tenochtitlan, en "nadie lo hizo a él"; la tercera [3], "nadie le dio su forma". Sólo la
el año 1-Pedemal (1428), había nacido en el año 10-Conejo (1398), y “flor y canto” del tlamantini llega a proferir alguna expresión aproxi-
fue llamado "el Conquistador del Mundo" (in Cemanáhuac Tepehuan)87,
_____________
_____________ 31
Como en el caso de Platón (en el Parménides) o Plotino (en la Enéada), en
83
Error, claro, a posteriori, y no a priori. el pensamiento hindú o taoísta chino. En todos ellos el problema era cómo
84
El hombre "moderno" nunca comprende las "razones del Otro" (véase mi se determinaba el "Uno" para llegar a la "pluralidad"; es decir, la cuestión
ponencia en el diálogo con Karl-Otto Apel en México, titulada: "La razón de la "materia".
32
del Otro. La Interpelación como acto-de-habla"). Para los aztecas (recuérdese que para Aristóteles había hasta 60 cielos o es-
85
Cortés debió haber salido de la ciudad de México de inmediato a su regreso feras ) había trece cielos. El primero de la luna, el segundo de las estrellas
de la costa con los refuerzos que logró ganarse de las derrotadas fuerzas de (para los griegos era la última esfera, la de los "fijos"), el tercero del Sol, et-
P. Narváez. En cambio, como no había comprendido las "razones" de Moc- cétera. Ometeótl habitaba en el último cielo, el trece.
33
tezuma, creyó que podía seguir "usándolo" (mientras que en realidad Moc- "Allá vive el dios fundado y su coprincipio" (León Portilla, Op. cit., p.
tezuma se había dejado aparentemente "usar" ya que debía ir "probando" 151). El "Dios viejo" siempre tiene su auto-coprincipio.
34
hasta el final cada una de las "posibilidades", que no eran "posibilidades" Pero adviértase que la "metáfora" no es ya mítica simplemente, sino "con-
para Cortés). Lo mismo le aconteció a Alvarado, que creyó que podía forta- ceptualmente" metafórica.
35
lecerse mostrando mucha agresividad, no comprendiendo que lo que los Esto se decía de muchas maneras: Omecíhuatl (Señora dual), Ometecuhtli
había protegido en México no era su valentía sino la "visión del mundo (Señor dual); Tonacacíhuatl (Señora de nuestra carne); Tonacatecuhtli
(Weltanschauung)" de los tlamatinime, desaparecida la cual debía comenzar (Señor de nuestra carne:); in teteu inan (Madre de los dioses); in teteu ita
la lógica de la guerra y con su acción inclinaba la balanza en su contra. (Padre de los dioses).
86 36
Teóricamente era un poco Hegel, el de la Filosofía del derecho, más un Gerónimo de Mendieta, Historia eclesiástica indiana, México, 1945, t. I, p. 95.
37
teórico de la guerra como Clausewitz y un político como Bismarck del im- Sería el caso de una auto-poiésis absoluta. Pero lo más relevante es que ese
perio alemán. Nunca quiso ser el rey del imperio azteca, aunque cuatro "auto-producirse" es por el "pensamiento" (yucoya es producir por el pensamiento).
reyes fueron sus protegidos.
116 125

madamente comprensible sobre Ometeótl: "noche-viento" (Yohualli- príncipe Quetzalcóatl que quiere recuperar el poder temporal (in
Ehecátl)38, "el que está próximo y nos rodea" (in Tloque in Na- tlaltícpac). Quedan las otras posibilidades, pero es necesario estudiar
huaque)39, "el que nos da la vida" (Ipalnemohuani). Ahora podría la situación con cuidado, porque Cortés podría actuar en nombre del
leerse el texto colocado al comienzo de esta Conferencia 7, aunque de- dios y significar el fin del Quinto Sol -que era el peligro supremo, y
bemos continuar la explicación para hacerlo comprensible. por ello Moctezuma soportaba humillaciones sabiendo que, si eran hu-
manos, en último caso su vida corría peligro, pero sólo sería su fin
¿Cómo explicaban los tlamatinime la relación entre la "Divina- como monarca, y nada sufriría su ciudad de México79.
dualidad" (principio ontológico absoluto) con la realidad "fenoméni-
ca", "temporal", "terrestre" (tlaltípac), donde vivimos como "en sue- 7.3. La "invasión" del Imperio
ños"? La "Dualidad-divina" auto-poiética se despliega ahora, ejerce
una Diremtion40 o Explicatio (a la manera del Pseudo-Dionisio Un nuevo hecho, a posteriori y por ello nunca Moctezuma pudo
Aeropagita o de Scoto Erígena): "Este dios-diosa engendraron cuatro considerarlo antes (y a causa de esto no podía antes ser una "posibili-
hijos..."41, cada uno de ellos se llamaba Tezcatlipoca42. Son los dad" histórica o real)80, comenzó a inclinar la situación hacia un de-
principios concretos originarios del universo. Dispuesto en los "cuatro sarrollo posterior de la "posibilidad 1" -aunque la "posibilidad 3"
puntos cardinales" -como en la ontología china, las tradiciones poli- quedaba flotando en el aire como un peligro supremo-:
nésicas y en las culturas americanas, desde los esquimales hasta los in-
"No fue bien llegado con el armada [de Pánfilo Narváez contra Cortés
cas o araucanos-: el del Oriente, rojo; el del Norte, negro, región de procedente de Cuba], cuando Motecuhzuma fue dello avisado a tiem-
po". Y el emperador llamando a Cortés le dijo: "Señor capitán, sabed
______________ que son venidos navíos de vuestra tierra, en que podréis [part]ir, por
38
En la "noche" originaria todo es invisible, misterioso; en el "viento" origi- tanto aderezaos con brevedad que así conviene"81.
nario todo es impalpable, imperceptible, no objeto de los sentidos: trascen-
dencia absoluta. Ahora Moctezuma, sabiendo que son seres humanos82, tiene con-
39
Este es quizá el más extraordinario de los atributos de Ometéotl (Dualidad- ciencia por primera vez que hay otros iguales a Cortés, con numerosos
divina). Tloc: cerca; náhuac: circunda, rodea como el anillo; la terminación
y nuevos soldados detrás de ellos. Si se vuelven a donde vinieron todo
"-e" indica el abstracto (como "-dad "en castellano o "-heit "en alemán):
"cercanía-circundante". La "divina dualidad" originaria, Ometeótl, es el ab- terminaría bien (y quedarían a salvo el Imperio, las tradi-ciones, y los
soluto en el que vivimos, está cerca, nos rodea, junto al cual el tlamatini dioses, el Quinto Sol y el mismo Moctezuma). Pero dos hechos nuevos
tiene la experiencia místico-ontológica de los grandes contemplativos de las (y van tres), le hacen comprender un desarrollo inesperado de la "posi-
grandes civilizaciones en su "Tiempo eje (Achsenzeit)". Es semejante a la bilidad 1" (y por ello se trata de una nueva "posibilidad 4 " nunca antes
expresión de Agustín: "En él vivimos y somos".
40 considerada): el primero, que Cortés no sólo no volvió hacia su lugar
No se podría con Hegel llamarle "Entzweiung" (el tomarse "dos") porque
ya originariamente son "Dos"; sería más bien una "Entveirung" (un hacerse de origen, sino que, venciendo a Narváez, reforzó su ejército (con el
cuatro). Hegel escribía: "El absoluto es la noche (!) y la luz (!) anterior a que retornaba triunfante a México); el segundo, no menos importante,
ella, la diferencia entre ambas" (Differenz des Ficht'schen und Sche- la matanza que realizó Pedro de Alvarado contra la élite azteca. Estos
lling'schen Systems der Philosophie, ed. Lasson, Hamburg, 1962, p. 65;
véase mi Método para una filosofía de la liberación, Sígueme, Salamanca,
_____________
1974, pp. 89 ss.). Obsérvese que las metáforas son idénticas ("noche", 79
Todo esto podría ser desarrollado de otra manera, si las propuestas críticas
"luz"). Esperamos poder profundizar en el futuro todos estos elementos de
de James Lockhart llegaran a probar que nunca los náhuatl pensaron que
la reflexión ontológica de la cultura náhuatl, para probar ante los escépticos
Cortés fuera Quetzalcóatl -pero le será muy difícil probarlo-. Lo que puede
más contundentemente un inicio formal explícito de la filosofia en la proto-
probarse es lo extrañamente tardío de la descripción de los hechos en las
historia latinoamericana anterior al 1492.
41 narraciones (de los cronistas), y la ignorancia del hecho en los textos
Historia de los mexicanos por sus pinturas, en I. García Icazbalceta, Nue-
náhuatl más cercanos a la conquista de 1520.
va colección de documentos para la historia de México, México, t. III, 80
Aquí, usando la hipótesis tan fecunda de E. O'Gorman de que Colón "no
1890, pp. 228 ss.
42 pudo descubrir América", ahora podemos decir que Moctezuma "no pudo
"Espejo ahumado", que no refleja, que no deja ver por ser de noche. Lo
descubrir una invasión" antes de la llegada de Pánfilo Narváez.
contrario es Tezcatlanextia: "espejo que hace aparecer las cosas" (determi- 81
J. de Torquemada, Ibid., cap. 59, p. 184.
nación del mismo Ometeótl, que produce las cosas como su reflejo). El "es- 82
Han visto morir caballos y soldados españoles, han convivido largas sema-
pejo" cumple la función de "reflexión", del "volverse" sobre sí de la
nas juntos en México, no han visto otras "señales" extraordinarias, etcétera.
divinidad, o de la subjetividad filosófica del tlamatini: "el que está dialo-
gando con su propio corazón" (Mayolnonotzani).
124 117

fieles a Huitzilopochtli “lucharían” como colaboradores de su dios, los muertos; el del Occidente, Quetzalcóatl blanco, fecundidad y vida;
pero debían actuar sólo en el caso que los de Cortés verdaderamente el del Sur, Huitzilopochtli de los aztecas, azul. Como entre los pre-
fueran seres humanos (posibilidad 1.), o que Quetzalcóatl intentara socráticos, entonces reinan los cuatro principios: tierra, aire, agua y
poner fin al “Quinto Sol” (posibilidad 3.). El pueblo de México- fuego. Pero, además, cada uno de ellos dominaba una "época" del
Tenochtitlán nada perdía con que Quetzalcóatl retomara el poder en mundo. Habían acontecido cinco épocas, "Cinco Soles"; la presente
“su” imperio (posibilidad 2.). Todos entonces, juzgaban las posibili- edad era la del "Sol en movimiento", la edad de Huitzilopochtli, el
dades de distinta manera. Pero sólo Moctezuma enfrentaba una deci- dios guerrero de los aztecas:
sión límite77. Para él había muy poco espacio de maniobra: si
"Este Sol, su nombre 4 movimiento, éste es nuestro Sol, en el que vivi-
Quetzalcóatl quería retomar el poder del Imperio, él debía renunciar mos ahora [...] El quinto Sol [...] se llama Sol de movimiento porque
(posibilidad 2.); en todos los otros casos Moctezuma podía jugar su se mueve, sigue su camino"43.
suerte con los guerreros (pero sólo después de saber que esa posibili-
dad 2., no era la real). Es por ello que “racionalmente”, con clara razón "Movimiento" (Y-olli) tiene que ver con "corazón" (Y-ollo-tl) y con
estratégica, Moctezuma, el gran tlamatini, toma la resolución de re- "vida" (Yoliliztli)44. Ometeótl es por quien "todos viven" (Ipalne-
nunciar al Imperio78 y dejar en su lugar a Quetzalcóatl-Cortés: mohuani), pero mediante el Sol (uno de los rostros de Tezcatlipoca).
“¡toma posesión de tus casas reales!” (leemos en el texto citado). Además estos cuatro "principios" están en continua "lucha". La vida
de los humanos, los macehuales45, entran en dicha lucha para con-
Por supuesto, una vez más, los recién llegados lo desconciertan. servar lo que más se pueda la existencia del "Quinto Sol" dentro del
Cuando los aztecas les ofrecieron comidas con sangre, estos dioses ex- cual viven; se toman solidarios y cómplices del Sol reinante. De todas
traños las desdeñaron. Más extraños eran aún cuando se alegraban del maneras, siempre, la existencia humana está regulada, reglada necesa-
oro, que irracionalmente transformaban preciosas joyas en lingotes, riamente por el ritmo del tiempo, "de los años". Los aztecas tuvieron
destruyendo el inmenso trabajo de refinados orfebres -que serían la una visión "trágica " de la existencia, ya que ninguna libertad cabía en
admiración de Durero en Holanda-; que absurdamente matan a los el acontecer humano y todo estaba predeterminado de antemano, en la
enemigos en las batallas en vez de tomarlos prisioneros para inmolar- "vieja regla de vida" (Huehuetlamanitiliztli).
los a los dioses. ¡Una vez más, Cortés no toma el poder en México!
Pero, al menos, Moctezuma saca una primera conclusión: no es el En efecto, "en la tierra" (tlaltípac) todo está regulado por el querer
de Ometéotl:
_____________
77
En realidad tenía una única posibilidad positiva: que los recién venidos fue- "Nuestro Señor, el Señor que está cerca y nos rodea (in Tloque in Na-
ran seres humanos, y, en este caso, en un segundo momento, podría des- huaque), determina46 lo que quiere, lo planifica, se divierte. Como
truirlos con sus guerreros fieles a Huitzilopochtli, ya que eran los de Cortés
unas pocas decenas de soldados. Esta posibilidad, por ser la más débil, ______________
43
debía ser dejada para el final, después de "probar" racionalmente el no cum- Cita de León Portilla, Op. cit., pp. 103 y 333.
44
plimiento de las otras que tenían mayor peso. En realidad "vida" significa "movilidad (Bewegenheit)" -como Marcuse
78
Moctezuma muestra el ethos del discípulo del Calmécac, temple de héroes probaba en su tesis sobre el sentido del Ser para Hegel-. Vida, para los azte-
y de sabios. De allí lo que le expresa a Cortés (¡que no tenía ninguna posi- cas, era "movilidad"; el corazón era el órgano que "movía". El Sol se movía
bilidad de "interpretar" la grandeza inmensa ética del hombre que tenía de- en el cielo siguiendo su "camino" (Iohtlatoquiliz), y "moviendo" o vitalizan-
lante!; el mismo Cortés, siendo sólo un buen soldado y apto político, de do todos los seres vivos (los que se mueven por sí). Estos debían dar su vida
ninguna manera tenía la estatura de Moctezuma): "...Ha cinco, ha diez días en sacrificio para que el Sol viviera. Era un círculo vital-sacrificial (como
yo estaba angustiado: tenía fija la mirada en la Región del Misterio [...] en las metáforas con respecto al capital en la interpretación de Marx).
45
Pues ahora, se ha realizado: ya tú llegaste" (Texto citado supra). El tlamati- "Los que fueron merecidos", porque Quetzalcóatl los resucitó al "sangrar su
ni estuvo en contemplación en lo que está más allá que lo meramente "te- miembro" (Manuscrito de 1558; León Portilla, Op. cit., p. 184). Mazehual-
rreno" (in tlaltícpac), en lo "trascendente" (Topan mictlan). y allí se resol- tin significa así aquellos que el dios mereció por su autosacrificio sangrien-
vió, pensando como Quetzalcóatl, que "quería mucho a su pueblo", y él to. Toda la humanidad nace así con una deuda de sangre con Quetzalcóatl
mismo "cavilaba qué iba a acontecer con la ciudad". Moctezuma, al renun- (que es como un Prometeo, pero divino y no encadenado, como un Cristo
ciar, evitaba -al menos en lo que estaba en su poder- mayor sufrimiento a ensangrentado).
46
su pueblo. El se hacía a un lado, renunciaba... Como Quetzalcóatl lo había Moyocoia indica que los "planes" de la divinidad producen lo que ella
hecho en Tula. ¡Este argumento, Quetzalcóatl-Cortés debía entenderlo! quiere; muy análogo al concepto de "providencia".
Moctezuma era el nuevo Quetzalcóatl de su México y se inmolaba por él.
118 123

él quiere, así querrá. En el centro de la palma de su mano nos tiene co- príncipe se confundía ahora con el principio divino, como uno de los
locados, nos está moviendo a su antojo"47. rostros de Ometeótl, y esto era lo verdaderamente nefasto73-esto
sería el "fin del Quinto Sol"74.
En los cielos, arriba, los astros siguen su necesario "camino"48,
así también los humanos. Por ello la obsesión de encontrar el"funda- Ante estas "posibilidades" Moctezuma dudaba, pero iba tomando
mento"49 de las cosas, en el que consistía la "verdad": resoluciones racionales. En primer lugar, sería bueno homenajearlos
con regalos y proponerles que volvieran a su lugar de origen (sea el
" ¿Acaso son verdad50 los hombres? ¿Por tanto ya no es verdad
nuestro canto? ¿Qué está de pie51 por ventura?"52.
que fuere). Por ello Moctezuma no quería enfrentarse a los recién lle-
gados "rostro-a-rostro", porque en ese caso era su fin. Esto es lo que
Para el tlamatini, al final, sólo la "flor y canto" (el comunicarse con no se ha interpretado a veces correctamente:
la divinidad en la comunidad de los sabios) es "lo único verdadero en
" Ahora bien, Moctezuma cavilaba en aquellas cosas, estaba preocupa-
la tierra (nelli in tlaltícpac)"53. Pero si el sabio puede vivir la expe- do; lleno de terror, de miedo: cavilaba qué iba a acontecer con la ciu-
riencia místico-filosófica del fundamentarse en la divinidad, el "mun- dad"75.
do de la vida (Lebenswelt)" habían otras maneras de lograr la ansiada
fundamentación. En primer lugar, por la calendarización divina del rit- No era para menos. Para los enemigos del Imperio, los oprimidos
mo de la vida. Por ello, los aztecas tenían un conocimiento exacto de (como los de Zempoala o Tlaxcala, y lo mismo le acontecerá a Ata-
la medición del tiempo sagrado: tiempos del día, días, semanas (de 13 hualpa entre los incas), Cortés era un aliado (fuera un hombre, fuera
días), años: el año lunar, el año solar54 el año de Venus55. Cada un dios) para emanciparlos del dominio azteca76. Los guerreros
día tenía una divinidad protectora: la tenían también cada semana,
cada mes, cada tipo de año y sus muy complejas combinaciones. Toda _____________
una "procesión", una multitud jerarquizada de divinidades se "movía" dice que cuando vivió allí Quetzalcóatl, muchas veces los hechiceros qui-
por el "camino" del cielo cada día, desde el amanecer hasta la noche, y sieron engañarlo, para que hiciera sacrificios humanos, para que sacrificara
hombres. Pero él nunca quiso, porque amaba mucho a su pueblo, que eran
________________ los toltecas" (Anales de Cuauhtitlán, Códice Chimalpopoca, fol. 5; León
47
Códice florentino, libro VI, fol. 43 v; León Portilla, Op. cit., pp. 199-200 y Portilla, La filosofía náhuatl, pp. 307-308). Lo cierto es que lo expulsaron
349. injustamente, pero prometió regresar. Tenían los aztecas, y particularmente
48
Iohtlatoquiliz significa "el avance por los caminos del cielo". El "camino" Moctezuma, muchos motivos de temer: primero, porque los aztecas habían
(ohtli) es necesario, y en cierta manera cada persona sigue igualmente "su dominado sangrientamente al resto de los pueblos toltecas; segundo, porque
camino", desde el día de su nacimiento, su "nombre" ha sido elegido as- el mito sacrificial de Huitzilopochtli era contrario al pensar de Quetzalcóatl;
trológicamente según los "signos" del día, y toda su vida está ya "marcada" tercero, porque siendo un rey depuesto, podía intentar ocupar el lugar de
de antemano. Moctezuma (y veremos que ésta será la conclusión "racional" del empera-
49
El Anáhuac (la tierra rodeada por el Océano: Teoatl), la tierra como el mun- dor, como se puede considerar "explícitamente" en el texto de la recepción
do conocido (Cemanáhuac) estaba "fundado", puesto sobre el "ombligo de de Cortés en México). Es interesante que Cortés aconsejaba a Moctezuma
la tierra (Tlalxicco)" que reposaba sobre Ometeótl que "yacía (ónoc)" deba- "que no se sacrificasen hombres. Y otro día llamó (Moctezuma) a su princi-
jo. pal sacerdote y le mandó que, por algunos días, disimulase con los castella-
50
Nelli (verdad) tiene un sentido particular en náhuatl: es la "fundado", la que nos en no sacrificar hombres" (1. de Torquemada, Monarquía indiana, IV,
tiene permanencia, para siempre. La pregunta tiene el siguiente sentido: cap. 40; ed. cit., t. II, p. 173). Este era un signo indicativo de la relación en-
¿Acaso poseen los hombres en su ser algo firme, bien enraizado? Sería, tre Cortés y Quetzalcóatl, el sabio de Tula.
73
para Hegel, la pregunta por la "esencia" (fundamento) en su sentido dialéc- En efecto, acerca del "Quinto Sol" se lee: "Igualmente fue este Sol de nues-
tico-ontológico (y no en su sentido óntico o metafísico tradicional). tro príncipe, en Tula, o sea de Quetzalcóatl" (Documento de 1558; León
51
Como entre los guaraníes "estar de pie" es estar "fundado" en Ometeótl, el Portilla, La filosofía náhuatl, p. 103). En este caso, los pronósticos de
Absoluto. "movimiento de tierra, habrá hambre y con esto perecemos" (Ibid.) indi-
52
Ms. Cantares mexicanos, fol. 10 v; León Portilla, Op. cit., p. 61. carian el fin del "Quinto Sol". Esta fue la interpretación más generalizada.
74
53
Ibid., fol. 9 v; p. 142. Octavio Paz piensa que esta posibilidad fue la primera que enfrentó Moc-
54
Había un ciclo, de 4 veces 13, 52 años, que era considerado por ellos como tezuma, op. cit., p. 85, pero no es así.
75
un siglo, tiempo en el que se superponía a todos los templos existentes un Informantes de Sahagún, Ibíd., p. 35.
76
nuevo piso, con el encendido del "fuego nuevo". Es verdad que nunca se jugaban del todo por Cortés, porque si éste era de-
55
De 65 años solares, coincidían cada 104 años solares, que era llamado "una rrotado por los aztecas, tendrían dónde apoyarse para volver a reconocer su
vejez (huehueliztli)". dominio.
122 119

los recursos que su civilización le daba69 las siguientes "posibili- en la noche misma, y había que rendirle culto (cantos, ritos, sacrifi-
dades ": 1. Que los recién llegados fueran un grupo de seres humanos, cios, etcétera), para hacerlos felices y calmar sus posibles maleficios.
que era lo menos probable 70 -desde la perspectiva hermenéutica De allí las fiestas o celebraciones56. Una vida enteramente "regula-
náhuatl- y que debería confirmarse con otros hechos no acontecidos da". Además, y esto es fundamental, el "eterno retorno de lo Mismo"
hasta ese momento71, y, por ello, "razonablemente" se descartaba se complementaba con la astrología57, y con la "interpretación" (era
esta "posibilidad" por el momento -terminará por ser el comienzo de una hermenéutica) de "signos" que daban sentido a los acontecimien-
una "invasión", pero con nuevos datos que a priori Moctezuma no tos "aparentemente" no "fundados" en "verdad"58. La "astrología"
tenía ante sí en ese momento-. 2. Quedaba racionalmente sólo una era una "regla" divina a priori que se aplicaba a todo acontecimiento
posibilidad: que fueran dioses. Si es así: ¿cuáles? Todo indicaba -tan- en el tiempo (in tlatícpac); la hermenéutica de los "agüeros" era en
to en el parecer de los astrólogos como en el de los tlamatinime- que cambio un partir a posteriori de un "signo" concreto, empírico, "apa-
debía ser Quetzalcóatl. Una posibilidad interna a la segunda consistía rentemente" nuevo, para aplicarle una regla a priori y poder así descu-
en que Quetzalcóatl volvía, después de haber sido expulsado de Tula brir un sentido "contingente". Los "agüeros" pronosticaban hechos
por los toltecas u otros pueblos72. 3. La tercera "posibilidad", como futuros (pasados), pero siempre "necesarios" ("que no pueden ser de
otra alternativa de la segunda, que aunque retornaba Quetzalcóatl, el otra manera", diría Aristóteles). De esta manera, la conciencia trágica
azteca, desde el pueblo oprimido a las clases gobernantes o guerreras
________________ y los mismos tlamatinime, tenía "asegurada" la "fundamentación" de
69
Estos recursos, según los textos considerados (y dentro de su plausibilidad, su existencia en la "verdad" de Ometeótl.
con respecto a las hipótesis críticas de James Lockhart) eran los siguientes:
1. Escuchar el juicio de los guerreros de la tradición de Tlacaélel (que en-
Ahora podemos intentar una cierta comprensión de lo que debió
trarán a actuar sólo en la segunda "figura"). 2. Pedir juicio a los tlamati-
nime, los filósofos. 3. Escuchar el juicio de los astrólogos, que le indicaban acontecerle a Moctezuma al conocer las "nuevas " de la aparición de
que Quetzalcóatl vendría por el Occidente un ce-acatl (fecha que coincidía los recién llegados a las costas del Cemanáhuac ("toda la tierra") des-
con la llegada de los españoles). 4. Tomar el parecer de los que descifraban de el infinito Teoatl (Atlántico):
"agüeros" o presagios (que en número de ocho, incluyendo acontecimientos
referentes al fuego, tierra, aire y agua, los cuatro elementos fundamentales "Y cuando fueron vistos los que vinieron por el mar (teoatl), en barcas
tanto para los aztecas como para los presocráticos, indicaban funestos "futu- van viniendo [...] Y cuando estuvieron cerca de los hombres de Casti-
ros" necesarios). Véanse los ocho "Presagios funestos" en León Portilla, El lla59, al momento frente a ellos hicieron ceremonia de tocar la tierra
reverso de la conquista, pp. 29 ss.
70
Lo "anormal" (como un defecto de nacimiento en un niño) o era eliminado _________________
(como en el caso de los espartanos) o divinizado (como los defectuosos en- 56
B. de Sahagún le dedica todo su libro II al tema: "Que trata del calendario,
fermos colocados como dioses en Monte Albán, en la cultura zapoteca en fiestas y ceremonias, sacrificios y solemnidades" (Historia general de las
México). Que "aparecieran" humanos en el Gran Océano era lo "menos cosas de la Nueva España, ed. cit., pp. 73 ss.).
probable". 57
"De la astrología judiciaria y del arte de adivinar" (Ibid., libro IV, pp. 221
71
Por otra parte, era lo menos peligroso, porque su reducido número no podía ss.). La "astrología" determinaba el contenido cada día del año, y los
ser un peligro militar, aun con sus técnicas de guerra. Es necesario además períodos de años, para nacimientos o para consultas de hechos situados en
borrar por el momento la posibilidad, en el análisis de racionalidad estraté- el tiempo, y por lo tanto válidos para siempre.
gica de Moctezuma, de una "invasión". Esta no tenía todavía ningún senti- 58
"Que trata de los agüeros y pronósticos, que estos naturales tomaban de al-
do; es decir, no era una "posibilidad" real dado los datos empíricos gunas aves, animales y sabandijas para adivinar las cosas futuras" (Ibid., V;
recabados en su "mundo" concreto. pp. 267 ss.). En cierta manera Sahagún es inexacto, ya que dichos agüeros y
72
Hemos dicho que los toltecas eran, respecto a los aztecas, un poco como los pronósticos eran para descubrir hechos presentes "como pasados", no como
griegos respecto a los romanos. El pueblo antiguo culto, ejemplo en todo. "cosas futuras". Es decir, en el ciclo del eterno retorno de lo Mismo, todo
La tradición azteca era, en realidad, la toltecayotl (toltequidad, como la acontecimiento "futuro" era, para ellos, un hecho pasado de un presente fu-
romanitas para los romanos, o la christianitas para los cristianos, o el turo, pero "presente-futuro" que será idéntico al "presente-presente" ya to-
Deutschtum para los alemanes). Quetzalcóatl, como una figura histórica, era dos los "presentes-pasados"). No hay sentido "histórico" de los aconte-
el sacerdote y sabio Ce Acatl Topilzin (siglo IX a. C. ?), "aquél que nació en cimientos, y ésta es la diferencia entre la conciencia trágica (prometeica) de
un día 1-Caña, Nuestro Príncipe" (Véase Walter Lehmann, "Geschichte der Moctezuma, y la conciencia dramática (cristiano-moderna, recuérdese La
Königreiche von Colhuacan und Mexiko", en Quellenwerke zur alten Ges- simbólica del mal de Paul Ricouer, o mi El humanismo semita, ya citado)
chichte Amerikas, Stuttgart, 1938). Siendo joven solitario cerca de Tulan- de Hernán Cortés.
cingo fue buscado como rey de Tula. Fuerte pensador y formulador de la 59
El Códice florentino (lib VI, cap. 2) pone nombres a los aztecas que su-
ontología de Ometeótl, se opuso por anticipado a la visión de Tlacaelel: "Se
120 121

y los labios [...] Tuvieron la opinión de que era Nuestro Señor Quet- plican suficientemente la "racionalidad" del comportamiento de Moc-
zalcóatl que había venido"60. tezuma. En efecto, se recibe a Cortés con estas palabras:

Moctezuma opina -por una conclusión acertada de razón estratégica "Señor nuestro: te has fatigado, te has dado cansancio: ya a esta tierra
como veremos, si la hermenéutica de los textos nos permite sacar esta tú has llegado. Has arribado a tu ciudad: México. Aquí has venido a
sentarte en tu solio, en tu trono. Oh, por tiempo breve te lo reservaron,
conclusión- que Cortés es Quetzalcóatl61 aún en el momento de re- te lo conservaron, los que ya se fueron, tus sustitutos. Los señores
cibirlo en la ciudad de México. Las actitudes del Emperador han sido reyes, Itzcaotzin, Motecuhzomatzin el viejo, Axayácac, Tízoc, Ahuít-
consideradas titubeantes, contradictorias y escasamente comprensi- zotl. Oh, qué breve tiempo tan sólo guardaron para ti, dominaron la
bles, las razones dadas por T. Todorov62, N. Wachtel63, M. León ciudad de México. [...] No, no es que yo sueño, no me levanto del
sueño adormilado: no lo veo en sueños, no estoy soñando. ¡Es que ya
Portilla64, Octavio Paz65, J. Lafaye (66, pág. 121) y otros no ex-
te he visto, es que ya te he puesto mis ojos en tu rostro! Ha cinco, ha
diez días yo estaba angustiado: tenía fija la mirada en la Región de los
__________________
Muertos (topan mictlan). Y tú has venido entre nubes, entre nieblas.
bieron a los barcos: Píntol huasteco, Yoatzin de Ñuctlancuauhtla, el de Teu-
Como que esto era lo que nos habían dejado dicho los reyes, los que
ciniyocan, Cuitlapíltoc y Téntitl que eran guías. Una historia vista "del otro
rigieron, los que gobernaron tu ciudad: que habrías de instalarte en tu
lado": con nombre y personas "reales".
60 asiento, en tu sitial [...] Ven y descansa; toma posesión de tus casas
Informantes indígenas de Sahagún, Códice florentino, lib. VI, cap. 2 (cit.
reales; da refrigerio a tu cuerpo"67.
León Portilla, El reverso de la conquista, Joaquín Mortiz, México, 1978,
pp. 32-33).
61
Todo nuestro análisis que sigue a continuación se apoya sobre la "plausibi- ¡Moctezuma ofrece al recién llegado su trono, el gobierno, el domi-
lidad" de la tradición de que Moctezuma opinó que Cortés era Quetzalcóatl. nio sobre los aztecas! ¿No es acaso eso justamente lo que deseaba
James Lockhart (véase de este autor: Nahuas and Spaniards. Postconquest Cortés? pues no, Cortés no entiende el ofrecimiento y además no in-
Central Mexican History and Philology), Stanford University Press, Stan- tenta ocupar dicho trono. Esto producirá un nuevo desconcierto en
ford, 1991; otras obras del mismo autor en Ibid., pp. 301-302 y Susan Gi-
Moctezuma -pero no es el primero ni el último, y por ello seguirá
llespie, The Aztec Kings. The Construction of Rullership in Mexica History,
University of Arizona Press, Tucson, 1989), opinan que la creencia de que reaccionando ante cada "novedad". ¿Son los comportamientos de
Cortés fuera Quetzalcóatl es incorporada por los cronistas, decenios des- Moctezuma, "racionales"? Eran racionales y lo más convenientes, si se
pués de los hechos. En los textos náhuatl nada aparece sobre el asunto, y toma en consideración el "mundo " de Moctezuma y no se proyecta so-
son posteriores a 1540. De todas maneras, con esto, no se prueba que la bre él la perspectiva eurocéntrica.
identificación Cortés-Quetzalcóatl sea falsa, sino simplemente queda en el
estatuto de plausible y tardíamente narrada.
62
La conquista de América, ya citada, en "Moctezuma y los signos" (pp. 70 Analicemos las diversas "posibilidades"68 que se abren desde los
ss. ), se acerca a nuestra interpretación, pero lo atribuye a que tenían los az- textos considerados; es decir, lo que le era "posible" desde su "mundo"
tecas un tipo de "comunicación" diferente. No saca total provecho a su fácticamente emplazado, el de un emperador azteca, buen guerrero
hipótesis de que todo estaba reglado desde siempre. Tzvetan Todorov / pero mejor tlamatini, de austera educación moral en la mejor tradición
Georges Baudot han publicado una colección de Récits aztèques de la Con-
de los sabios toltecas. Para aquel emperador culto y refinado que era
quête, Seuil, Paris, 1983 (con excelente edición italiana Racconti aztechi
della Conquista, Einaudi, Torino, 1988) que incluyen el Códice florentino, Moctezuma, se le presentaron ante sí, después de informarse con todos
Anales históricos de Tlatelolco, Códice Aubín en náhuatl; y en español:
Códice Ramírez, historia de Tlaxcala de Diego Muñoz Camargo, y la His- ________________
toria de Diego Durán. las "posibilidades" que analizaremos a continuación.
66
63
La visión des vaincus, edición citada: en p. 45 no sabe por qué Moctezuma En Quetzalcóatl y Guadalupe, La formación de la conciencia nacional en
debe recibir a "les Blancs comme des dieux". México, (FCE, México, 1977, pp. 219-224), no clarifica para nada la situa-
64
El reverso de la conquista, edición ya citada, en p. 20 indica algunas de las ción.
67
"posibilidades" que Moctezuma considera, pero no logra explicarla "racio- León Portilla, Op. cit., pp. 38-39. Estos "tu" o "tus" pueden ser interpreta-
nalidad" de sus decisiones. dos como fórmula retórica de educación náhuatl. Como cuando alguien in-
65
El laberinto de la soledad, FCE, México, 1976, p. 85: "La llegada de los vita a otro a su casa y le dice: "Esta es su casa", tan frecuente en México.
68
españoles fue interpretada por Moctezuma -al menos al principio- no tanto En el sentido de Heidegger ("Möglichkeit"; véase nuestra Para una ética de
como un peligro exterior sino como el acosamiento interno de una era la liberación latinoamericana, Siglo XXI, Buenos Aires, 1973, t. I, pp. 65
cósmica". En efecto, el "fin del mundo" era una tercera posibilidad, pero no ss.: "Las posibilidades ónticas"), o de N. Luhmann, Systemlehre, Suhrkamp,
fue la que enfrentó Moctezuma, "al menos al principio". (En Posdata Siglo Frankfurt, 1987, en cuanto referido al sistema autorreferente y autopoiético.
XXI, México, 1970), trata más el asunto, (pp. 126-143), pero no distinguirá
164 136

con el Mercado Común Europeo). Ante un capital débil el obrero será fue la frontera sur de la conquista del continente que se fijó durante
"sobre-explotado", en la clara e insuficiente posición de Mauro Marini45: largos decenios.
el aumento desmedido de las horas de trabajo (mero plusvalor
absoluto), por la intensidad y ritmo del trabajo (tipo derivado de plus- De todas maneras, la resistencia continuó siempre en la época colo-
valor relativo), por la disminución desproporcionada del valor absolu- nial. En realidad sólo en los grandes imperios, como el azteca, se tuvo
to y relativo de sus salarios (el salario mínimo es de 45 dólares men- clara conciencia de que el control político-militar había pasado a ma-
suales en Haití, 60 en Brasil o algo más de 100 en México)46. El nos de los invasores. Es allí entonces donde esta figura (la "resisten-
capital periférico debe "compensar" la transferencia de valor hacia el cia") fue seguida con toda claridad de otra figura, la del "fin del mun-
capital "central"47. Toda esta problemática falta completamente en do", como conciencia compartida por el pueblo dominado de haber
toda la discusión sobre la Modernidad y Post-modernidad (tanto en llegado al término de una época, y por ello, al comienzo de otra.
Habermas como en Lyotard, Vattimo o Rorty), filosofías eurocéntricas
(o norteamericanas) sin conciencia mundial. Los millones de obreros 8.2. El "Fin del Mundo" (el "Tlatzompan", el “Pachakuti”...)
en América Latina (lo mismo en Asia o Africa) son la parte más ex-
plotada del capital mundial, son los miserables de nuestra época, pre- Una vez aniquilada la resistencia en las diversas regiones, de una
sagiada por Hegel en su Filosofía del derecho cuando pronostica que manera u otra, cada pueblo interpretó dentro de su visión del mundo el
nuevo estado de cosas. En el imperio azteca todos llegaron a la trágica
______________ conclusión que se les imponía. Esta ya se había planteado como "posi-
45
En su obra Dialéctica de la dependencia, Era, México, 1973. bilidad" cuando ellos tuvieron conocimiento del desembarco de los ex-
46
La mayoría de la población de los países nombrados no tiene salarios
tranjeros, de Cortés, ya que hubo gran espanto y llanto en toda la po-
mínimos con garantías sociales. Por ello el desempleo o subempleo llega en
muchos casos a más del 50% de la población. Al decir de Franz Hinkelam- blación. Pareciera que los aztecas interpretaron de inmediato que era
mert, ser "explotado" (es decir, recibir un salario de hambre y producir el "fin del mundo", el fin del "Quinto Sol":
enorme plusvalor) es hoy un privilegio en América Latina, ya que la ma-
yoría son simplemente "pobres" fuera de una refación estable capital-tra- "Hay juntas, hay discusiones, se forman corrillos, hay llanto, se hace
bajo. largo llanto, se llora por los otros. Van con la cabeza caída, andan ca-
47
La "transferencia" de la periferia al centro es la injusticia ética estructural bizbajos. Entre llanto se saludan, se lloran unos a otros al saludarse"21.
mundial de nuestra época (el momento central invisible del "Mito sacrificial
de la Modernidad" o de la "modernización", del “libre mercado”. Sus épo-
cas son aproximadamente las siguientes: la primer época es la del mercanti- Así reaccionaba el pueblo azteca de México- Tenochtitlan. Moctezu-
lismo dinerario (del siglo XV al XVII), de hegemonía ibérica (donde se
ma también consideró esta "posibilidad" -la tercera de las indicadas
“transfería” valor en dinero: oro, plata; robo nunca reconocido ni evaluado
como "crédito" Latinoamericano al capital europeo originario, y del cual en la Conferencia 7.1, del Quetzalcóatl-dios que anunciaba el fin del
nunca se cobrará "interés" alguno); la segunda época, preparatoria de la de- "Quinto Sol"-, pero intentaba rechazarla o postergarla hasta las Últi-
pendencia, primera forma del capitalismo libre-cambista, comienza con las mas instancias, y quiso convencerse de que sólo era el Quetzalcóatl
reformas borbónicas, de una España ya dependiente de Inglaterra y que im- príncipe y sabio que retornaba para tomar su trono. En efecto, la
pide; en América Latina, la naciente revolución industrial (como en los
misión histórica del imperio azteca, la obsesión de nacaélel, había
"obrajes" textiles de México o Lima); la tercera época, es la segunda forma
del capitalismo como imperialismo, por el endeudamiento crediticio (por sido el "postergar" lo más posible la "vida" del "Quinto Sol", por la
ejemplo, para instalar ferrocarriles o puertos) y por exportación de materias sangre (chalchíhuatl) ofrecida para lograr tal objetivo. De todas mane-
primas con precios muy por debajo de su valor; la cuarta época, en la de- ras al "final" del "Quinto Sol" se observarían ciertos signos:
pendencia populista (de regímenes como los de Vargas, Cárdenas o Perón,
desde 1930), donde se transfiere valor por una "competencia" con diversa
_____________
composición orgánica media de los capitales "centrales y "periféricos". En 21
Informantes de Sahagún, Códice florentino, libro XII, cap. 9; León Portilla,
ella crece propiamente la "clase obrera" de la que estamos hablando, La
El reverso de la conquista, p. 35.
quinta época, la de transferencia de valor por extracción de las transnacio-
nales, por los créditos internacionales que producen transferencia directa de
capital por pago de intereses altísimos en cantidades nunca antes soñadas.
Una larga historia de explotación que hemos descrito en otras obras.
137 163

"El quinto Sol, 4 movimiento su signo, [...] y como andan diciendo "modernizador" (el del libre mercado sin planificación alguna posible,
los viejos, en él habrá movimiento de tierra, habrá hambre y con esto desde que el "mito" de la "Mano de Dios" providente de Adam Smith
pereceremos"22. organiza sabiamente todo) lanza a los campesinos privados de la posi-
bilidad de reproducir su vida en el campo hacia las ciudades. Allí les
Un día "4 movimiento (Nahui ollin)" habría de cerrar la época del deparará el "destino" del "Sexto Sol" (el capital), el transformarse en
"Quinto Sol", es decir, el tiempo del imperio azteca23, del dios Hui- uno de los otros dos "rostros" de la "otra-cara" de la Modernidad.
zilopochtli. Todo era regulado con anterioridad desde la eternidad,
todo era "necesario", sin posiblidad de cambios imprevisibles o acci- En primer lugar, como "sexto rostro", los obreros42. La revolu-
dentales (el cambio histórico estaba fuera de toda experiencia posible, ción industrial -posterior al capitalismo mercantil en su etapa dinera-
fuera del horizonte existencial náhuatl). Además no se podría pasar ria inaugurada por Portugal y España desde finales del siglo XV,
lenta y progresivamente a una nueva época, sino que ese pasaje se como hemos visto-, efectuada primeramente en la Inglaterra a media-
efectuaba de manera brusca, total, por una hecatombe radical -lo que dos del siglo XVIII, llegará a implementarse en América Latina a fi-
los incas en quechua denominaban pachakuti24: una renovación nales del siglo XIX43. Será una revolución industrial originaria-
instantánea y revolucionaria del universo. Para evitar esto, como ha di- mente "dependiente"44. Por ello las burguesías nacionales latino-
cho León Portilla: americanas (que pretenden un "proyecto unitario", o subsuntivo de los
proyectos de los conservadores y liberales, pero nunca popular, sino
"El sacrificio y la guerra florida, que es el medio principal de obtener "populista") gestionarán un capital "débil", ya que transfiere estructu-
víctimas para mantener la vida del Sol, fueron sus ocupaciones cen-
ralmente valor al capital "central" de las metrópolis (Inglaterra princi-
trales, el eje de su vida personal, social, militar y nacional"25.
palmente, y desde 1945 a Estados Unidos primero, y posteriormente a
Entre los mayas igualmente, en su cuenta de katunes, la llegada de las nuevas potencias del capitalismo trasnacional: Japón y Alemania
los españoles significa el fin de una época, donde había paz, prosperi-
dad, y en la que todos cantaban. ______________
42
Véase la obra coordinada por Pablo González Casanova, Historia del movi-
miento obrero en América Latina, Siglo XXI, México, t. I-IV, 1984; Julio
Entre los incas también el "fin del mundo" se expresa de manera ro- Gaudio, El movimiento obrero en América Latina (1850-1910), Tercer
tunda en la expresión ya indicada de pachakuti. En todo el imperio Mundo, Bogotá, 1978; Aníbal Quijano, Clase obrera en América Latina,
rápidamente se corrió la voz de que el tiempo de los incas había termi- Ed. Universidad Centroamericana, San José, 1982; Ricardo Melgar Bao, El
nado por la llegada de los invasores. movimiento obrero latinoamericano. Historia de una clase subalterna,
Alianza, Madrid, 1988; Carlos Rama, Historia del movimiento obrero y so-
cial latinoamericano contemporáneo, Laia, Barcelona, 1976; Víctor Alba,
Entre los guaraníes también hay un fin del mundo, pero como el Politics and the Labor Movement in Latin America, Stanford University
"fin de la selva" -el "mundo" guaraní-, pero ahora sin futuro, sin otro Press, Stanford, 1968.
43
tiempo posterior, es el "mal absoluto (mba'e meguâ)"; entre ellas está Y sólo en algunos puntos como en las ciudades de Buenos Aires, Sao Paulo
o México, y después lentamente en Montevideo, Santiago de Chile, Lima,
Bogotá. Los primeros en tomar conciencia serán grupos obreros anarco-
____________
22
Anales de Cuauhtitlán, Ed. W. Lehmann, p. 62 (León Portilla, La filosofía
sindicalistas, socialistas, para posteriormente ser absorbidos en las centrales
náhuatl, p. 103). obreras de corte populista (como en el caso de México, Argentina o Brasil).
44
23
Es interesante observar que para los aztecas el fin del Imperio y el fin del Véase el tratamiento del tema en mi obra Filosofía ética de la liberación, t.
"Quinto Sol" eran idénticos. Por ello, un dominio de los recién llegados (o III (ya citado), en su introducción a la tercera parte: "La histórica latino
posteriormente de los españoles o europeos) significaba para ellos un "Nue- americana". O en Hacia un Marx desconocido, ed. cit., cap. 15: "Los Ma-
vo Sol". El concepto astronómico y político se identificaban en su "cosmo- nuscritos del 61-63 y el concepto de dependencia", pp. 312 ss. (hay traduc-
politismo" (como el helenístico o posteriormente romano: todos los impe- ción inglesa en Latin American Perspectives, Los Angeles, 1991). En estos
rios pretenden comprometer en su destino a 1os dioses y al universo, hasta escritos pretendemos probar a comienzo de la década del 90 la pertinencia y
hoy, en el caso del Imperio norteamericano es lo mismo; por ejemplo, en la el sentido de la antigua "teoría de la dependencia", a la que hay que volver
ideología apocalíptica de Ronald Reagan.
24
"Pacha": universo; "Kuti": conmoción, revolución, agonía final.
para justificar racionalmente la miseria creciente del capitalismo periférico
25
León Portilla, Op. cit., p. 126. y dependiente en América Latina, Africa y Asia (el antiguo mundo colonial
de la Modernidad europea).
162 138

yecto" de las etnias indígenas y las culturas afro-latinoamericanas, las el gran diluvio (yporû). Por el proceso de "modernización" la selva va
culturas populares, en el proyecto futuro de liberación latinoamerica- siendo colonizada, el guaraní no puede reproducir su vida como lo exi-
no. ge su tradición:

"El peor de todos los males coloniales será simplemente negarles a los
Consumada entonces la Emancipación, desde 1821-1822 (desde guaraní la tierra. ¿Adónde ir? Tanto al oriente como al occidente la
México al Brasil), podemos observar nuevos "rostros", que frecuente- misma devastación, el mismo cerco, Aquella tierra que todavía no ha
mente son los antiguos pobres de la colonia que aparecen ahora como sido traficada ni explotada, que no ha sido violada ni edificada -que
con nuevo ropaje. El "quinto rostro" es el de los campesinos40. Mu- era una de las proyecciones ideales de la tierra sin mal: yvy marane'y-
simplemente ya no existe. Desaparecen las selvas y los montes, todo
chos de ellos son simples indígenas que han abandonado sus comuni-
se vuelve campo agrícola y es reclamado por el blanco para sus vacas.
dades, mestizos empobrecidos, zambos o mulatos que se dedicaron a Toda la tierra se ha vuelto mal: el mba'e meguâ lo cubre todo"26.
trabajar la tierra. Pequeños propietarios de unidades más o menos im-
productivas, de "ejidos" sin posibilidades reales de competencia, peo- Este, paradójicamente, es un fin mucho más radical que el de los az-
nes de campo mal pagados, diversos rostros de los "trabajadores direc- tecas, mayas o incas, culturas urbanas, con alta cultura agrícola, que
tos de la tierra". Hasta el final de la primera parte del siglo XX más podrán resistir a la colonización. A las otras culturas les será más
de1 70% de la población latinoamericana vivía en el campo. Estaba ex- difícil aún.
plotado y arrinconado por una oligarquía criolla terrateniente, latifun-
dista. En ciertas regiones, como en México, se produce una verdadera 8.3. El "diálogo" inconcluso
revolución campesina que es derrotada (desde 1910 a 1917, donde sus
líderes Francisco Villa y Emiliano Zapata terminan por ser asesinados; Terminada la valiente "resistencia" se aceptó con trágica resigna-
revolución que se reaviva con los "cristeros" posteriormente). En otras ción el "fin del mundo". Acontecido el cual era ahora necesario en-
regiones son campesinos sin tierra -como los treinta millones de "nor- frentar la nueva situación. Se cuenta que " a tres tlamatinime de Ehé-
destinos" en Brasil-, que "ocuparán" la tierra ilegalmente o destruirán catl, de origen tezcocano, los comieron los perros27. No más ellos
la selva tropical amazónica para comer41-. Por último, el avance vinieron a entregarse. Nadie los obligó. No más venían trayendo sus
papeles con pinturas28. Eran cuatro, uno huyó; tres fueron atacados,
______________ allá en Coyoacán"29. Sólo hoy podemos imaginarnos la humilla-
40
Véase, entre otros, la obra coordinada por PabloGonzález Casanova, Histo- ción, la falta de respeto, la tragedia de aquellos sabios que pretendían
ria política de los campesinos latinoamericanos, Siglo XXI, México, t. I- entregar a los "invasores" -frecuentemente analfabetos, hombres bru-
IV, 1984; Steve Stern, Resistence, Rebellion and Consciousness in the An-
tales e incultos- lo más preciado de su cultura, de su visión mística de
dean Peasant, University of Wisconsin, Madison, 1987; Rodolfo Stavenha-
gen, Agrarian Problems and Peasant Movements in Latin America, Double- la existencia, como era su tradición30. Estas culturas no tuvieron la
day, Garden City , New York, 1970; David Lehamann -Hugo Zemelmann,
El campesinado, Nueva Visión, Buenos Aires, 1972; Miguel Díaz Cerecer, _______________
26
La condición campesina, UAM/I, México, 1989. Bartomeu Meliá, El guaraní. Experiencia religiosa, ya citado, p. 76.
27
41
El capitalismo arrincona a los nordestinos a morir de hambre o destruir la Es decir, los conquistadores 1es arrojaron perros domesticados para la lu-
selva. Ahora, se descubre que ecológicamente sería una catástrofe la desa- cha, para esas tareas guerreras, y éstos los devoraron bestialmente.
28
paricióri de la última gran selva tropical del planeta; pero muchos olvidan Eran los famosos "códices" pintados con dibujos en negro (del color del
que la solución es primero la justicia con respecto a un pueblo de campesi- misterio de la noche originaria) y del rojo (de la claridad del día, del amor,
nos empobrecidos por el capitalismo de mercado, que es entonces origen di- de la vida, de la sangre).
29
recto de la destrucción de la selva. El movimiento ecologista tiene frecuen- Del ya citado Ms. Anónimo de Tlatelolco (León Portilla, Op. cit., p. 61).
30
temente poca conciencia "económica". Sería conveniente una lectura de El Los aztecas habían tomado los códices de Azcapotzalco (y después de los
capital de Marx para descubrir la relación directa entre tecnología des- otros pueblos dominados), al comienzo, los estudiaban, asumían (esto es lo
tructora de la tierra y la teoría del plusvalor relativo -ya que el aumento de que esperaban que los europeos hicieran) y después los destruían. Pero, al
la productividad se alcanza por una tecnología que no importa si es anti- menos, habían quedado subsumidos de alguna manera en los "códices" (en
ecológica y lanza al mercado una masa hambrienta de personas, como los la historia y teoría) del vencedor.
nordestinos, que deben reproducir su vida destruyendo regiones que puedan
darles de comer (sin saber que desaparecida la selva, la región amazónica se
transforma en un desierto en poco tiempo).
139 161

llos" mal pudieron asumir, subsumir o afirmar los proyectos históricos


ventaja de la helenista o romana, que el cristianismo "trabajó" por den-
de los indígenas, africanos emancipados de la esclavitud, de los mesti-
tro y sin destruirlas las transformó en las culturas de las cristiandades
zos y otros grupos componentes del "bloque social" de los oprimidos.
bizantina, copta, georgiana o armenia, rusa o latino-germana desde el
Por ello se equivocaba Simón Bolívar en su sueño de fácil unificación
siglo IV d. C. Las culturas amerindias fueron tronchadas de cuajo. bajo hegemonía de la raza blanca:
Por ello, el manuscrito de los Colloquios y Doctrina Christiana31 "De quince o veinte millones de habitantes que se hallan esparcidos en
tiene un particular valor, porque fue un diálogo histórico: por primera este gran continente de naciones indígenas, africanas, españolas y ra-
y por última vez los tlamatinime, los pocos que quedaban con vida, zas cruzadas, la menor parte es ciertamente de blancos; pero también
es cierto que ésta posee cualidades intelectuales que le dan una igual-
pudieron argumentar con tiempo y respeto -relativo, veremos- ante
dad relativa y una influencia que parecerá supuesta a cuantos no hayan
españoles cultos, los doce misioneros franciscanos recién llegados. podido juzgar, por sí mismos, del carácter moral y de las circunstan-
Era un diálogo entre "la razón del Otro" y el "discurso de la Mo- cias físicas, cuyo compuesto produce una opinión lo más favorable a
dernidad" naciente. No había simetría: no era una “comunidad de ar- la unión y armonía entre todos los habitantes; no obstante la despro-
gumentación” en situación ideal, ya que unos eran los vencidos, y porción numérica entre un color y otro"37.
otros los vencedores. Además, y contra lo que pudiera pensarse, el sa-
ber de ambos argumentantes tenía diferente desarrollo. El de los tla- Pareciera indicar que es posible una unidad en los nuevos Estados-
matinime conservaba el alto grado de sofisticación del Calmécac. Los naciones que se estaban fundando, entre las diversas razas, entre las
frailes, aunque muy escogidos y excelentes religiosos, no tenían el culturas indígenas, las provenientes de los africanos libertos, de los
nivel formal de los aztecas. Fue en realidad un "diálogo" donde los in- mestizos y blancos. De hecho, fueron los "criollos" los que monopo-
dios estaban como mudos y los españoles como sordos. Pero los lizaron el poder en los nuevos Estados nacionales. El "pueblo" que se
españoles tenían el poder emanado de la conquista, y por ello sin sufi- opuso a las metrópolis ibéricas se dividió. Un nuevo "bloque social"
ciente argumentación -como lo exigía Bartolomé de las Casas en el de los oprimidos ocupó el lugar del antiguo: ahora los criollos eran los
De Unico Modo- se interrumpirá el “diálogo argumentativo” y se pa- dominadores, conservadores o federalistas, liberales o unitarios; al fi-
sará al "adoctrinamiento", a la "doctrina" (a un nivel aproximado del nal todos (con mayor o menor participación de mestizos y hasta de
catecismo para niños que se impartía en Sevilla, Toledo o Santiago de indígenas y mulatos) fuerón clases, fracciones o grupos que" gestiona-
Compostela). ron" la dependencia, no ya de España o Portugal, sino de Inglaterra o
Francia, y por último de Estados Unidos38. La "conciencia de la de-
En aquel momento histórico, los tlamatinime construyeron una pie- pendencia" es suficiente para un proyecto "asuntivo"39, pero no es
za estricta del arte retórico ("flor y canto"), plena de belleza y lógica, un "proyecto de liberación" popular (de indígenas, afrolatinoameri-
dividida en seis partes32. Veamos rápidamente cada una de ellas. canos, campesinos, obreros, marginales): la "otra-cara" de la Moderni-
En la primera parte, hay un saludo y una especie de introducción al dad. Los proyectos de emancipación nacional, herederos del proyecto
de los criollos que "lideraron" al "pueblo" latinoamericano en el pro-
____________ ceso de la Emancipación ante las metrópolis del siglo XIX, fundaron
31
Citaremos siempre el texto de la edición de Walter Lehmann, Sterbende el"Estado-nación" moderno. Ha habido dificultad en integrar el "pro-
Götter und Christliche Heilsbotschaft, ya citado, Stuttgart, 1949 (en caste-
llano y náhuatl de León Portilla, La filosofía náhuatl, pp. 129-136). Es in- ______________
37
teresante anotar que el texto náhuatl fue escrito posteriormente en el Cole- "Artículo periodístico a la Gaceta Rela de Jamaica", del 28 de septiembre
gio de Tlatelolco que fundaron los franciscanos para los niños de caciques. de 1815 en Kingston; véase el texto en Doctrina del Libertador, Biblioteca
Uno de los redactores fue Antonio Valeriano, vecino de Azcapotzalco, que Ayacucho, Caracas, 1975, pp. 75 ss.
38
tendrá que ver con el texto de la tradición de la Virgen de Guadalupe. Se Los proyectos "libertario" o "civilizador" pertenecen a grupos de domina-
trataba de 30 capítulos de "todas las pláticas, confabulaciones y sermones ción (sean de criollos o mestizos), que ocupan el lugar del proyecto "ibéri-
que hubo entre los doce religiosos y los principales y señores y sátrapas" co" o que se articulan al proyecto de "colonización occidental", (véase Leo-
(Lehmann, p. 52) en México, en 1524; es decir, tres años después de la des- poldo Zea, Filosofía de la historia americana, ya citada, pp. 188 ss., para el
trucción de la antigua metrópoli. "proyecto libertario", o pp. 103 ss, para el "proyecto colonizador ibérico").
39
32
En la numeración de León Portilla: 1. Introducción retórica (números 872- Ibid., pp. 165 ss.; pp. 269 ss.
912); 2. Preparación de la respuesta a la propuesta de los frailes (913-932);
160 140

En efecto, coyunturalmente hubo un "cuarto-rostro" dominado, si lo diálogo, conducido por los sabios:
oponemos a los españoles borbónicos que oprimían a las élites nativas.
Fueron los criollos, hijos e hijas blancos de españoles en Indias, clase "Señores nuestros, muy estimados señores: Habéis padecido trabajos
para llegar a esta tierra33. Aquí, ante vosotros, os contemplamos,
dominada por los Habsburgos primero y los Borbones después, o por nosotros gente ignorante"34.
los reyes de Portugal en Brasil, que sintieron, muy especialmente a fi-
nales del siglo XVIII, la imposibilidad de realizar su propio proyecto Después el "retórico" se pregunta formalmente:
histórico. El "proyecto emancipador" fue entonces hegemonizado por
los criollos. Criollos fueron José de San Martín en El Plata, Simón "Y ahora, ¿qué es lo que diremos? ¿qué es lo que debemos dirigir a
Bolívar (un "montuano" conservador) en Venezuela y la Nueva Grana- vuestros oídos?35. ¿Somos acaso nosotros algo? Somos tan sólo
gente vulgar...".
da, el cura Miguel Hidalgo en Nueva España. Criollos nacidos en el
Nuevo Mundo, que conocieron y vivieron los ríos, las montañas, las Después de este breve marco (que en el texto continúa), se pasa,
selvas como propias, desde siempre, desde su nacimiento. Pero las co- como segunda parte, a "elaborar" la dificultad del diálogo mismo, co-
nocieron de otra manera que los indígenas (que las tuvieron por sus mo respuesta a la propuesta que han hecho los misioneros -propuesta
dioses ancestrales), que los esclavos africanos (que les resultaron ex- que, en resumen es un "catecismo" no muy sofisticado y "aceptable"
trañas, propiedad de sus "señores", y tan lejanas a su Africa natal), de para alguien que ya es cristiano; "incomprensible" para "el Otro" real,
los despreciados mestizos. Tuvieron una "conciencia feliz", no escin- de otra cultura, lengua, religión, todo el nivel empírico hermenéutico,
dida (aunque parcialmente dominada por los peninsulares, los "realis-
tas", los "gachupines", los hispano-lusitanos). Ellos fueron la clase he- ____________
gemónica que transformó, al comienzo del siglo XIX, de un simple 3. Planteo central de la cuestión a ser debatida (933-938); 4. Argumentos
"bloque social" contradictorio de los oprimidos (indios, esclavos afri- para probar la conclusión a la que quieren llegar los tlamatinime (939-
canos, zambos -hijos de indios y africanos-, mulatos -hijos de blan- 1004): a. De autoridad (943-961), b. De coherencia existencial (962-988), c.
cos y africanos-, mestizos -hijos de blancos e indias-), un "pueblo" De antigüedad (989-1004); 5. Conclusión: no podemos abandonar nuestras
normas de vida (1005-1043); 6. Corolario: "haced con nosotros lo que
histórico en armas. El "pueblo" latinoamericano vivió en las gestas de
queráis" (1044-1060).
la Emancipación -ante Francia34, España35 o Portugal36, y en 33
Obsérvese que es la misma manera como Moctezuma "recibe" a Cortés: se
el caso de Jamaica, Curaçâo u otras colonias latinoamericanas con res- tiene respeto por el Otro, se le da lugar, que establece primero el momento
pecto a Inglaterra u Holanda- una experiencia de su "unidad histó- "pragmático" o "ilocucionario" de la "razón comunicativa". Es un momento
rica", en buena parte como negación de su "pasado colonial"; es decir, todavía actual en la cultura mexicana: nunca se va directo al asunto (razón
instrumental), al "contenido proposicional". Esto parece improductivo al
"unidos" todos por el enemigo común. El proceso emancipador del si-
businessman capitalista.
glo XIX, hegemonizado por los "criollos" (al menos en la América 34
"Timacevalti": su "ignorancia" es justo lo que se tiene desde la sabiduría,
luso-hispana), rápidamente se escindió internamente, ya que los "crio- como enseñaba Nezahualcoyotl: " ¿Acaso hablamos algo verdadero aquí,
Dador de Vida? Sólo soñamos, sólo nos levantamos del sueño, sólo es un
______________ sueño. ¡Nadie habla aquí verdad!" (Ms. Cantares mexicanos, fol. 17, r;
34
No hay que olvidar que Haití se libera de Francia en 1804, y Toussaint León Portilla, La filosofía náhuatl, p. 60).
35
l'Ouverture es el gran héroe de la gesta caribeña, siendo de pura raza afri- Aquellos sabios de "otra" cultura tienen ya conciencia de la "distancia". Los
cana: el primer libertador latinoamericano. Bolívar se refugiará en Jamaica, franciscanos recién llegados tienen el optimismo simplista moderno de que-
tierra de afrocaribeños, de donde escribirá la famosa Carta de Jamaica. rerles enseñar "la fe cristiana" -es una posición racionalista, honesta, inge-
35
La primera declaración formal de independencia con respecto a España nua, sincera, verdadera... pero no ven la "distancia" que los tlamatinime
como totalidad se realiza en el Congreso del Tucumán el 9 de julio de 1816 suponen (ante-ponen debajo de la posible futura "conversación" o "discu-
en Salta del Tucumán, y por las Provincias Unidas del Río de la Plata. La sión") como dificultad, como inconmensurabilidad, como patología de la
independencia de espíritu conservador, y contra el proyecto de Miguel Hi- comunicación-. Para ellos, los vencidos, todo esto es evidente. Para los
dalgo, se consuma en 1821 con el nombramiento de Iturbide, un militar de vencedores modernos es un obstáculo que hay que vencer en el menor tiem-
pura raza blanca. po posible para pasar a la "información" del "contenido proposicional". El
36
Con el "fico" de Joao I, en 1822, el Brasil deviene independiente del Portu- momento "pragmático-comunicativo" no tiene la misma insoportable y casi
gal, constituyendo el "Imperio del Brasil" hasta la República fundada en insuperable prioridad que pesa abismalmente sobre los que quieren comuni-
1889. car la "razón (ratio, Grund) del Otro".
141 159

Muy pronto, sin embargo, gracias a la obra de Miguel Sánchez,


como podían ser aquellos tlamatinime-:
Imagen de la Virgen María Madre de Dios de Guadalupe milagrosa-
"Por medio del intérprete36 responderemos, devolveremos el- mente aparecida en México (México, 1648), el imaginario indígena es
aliento-y-la-palabra 37 al Señor-de-lo-íntimo-que-nos-rodea38. A asumido por los mestizos y criollos para afirmar su identidad ante los
causa de él nos arriesgamos, por esto nos metemos en peligro [...] Tal españoles, los extranjeros, los europeos. Es el gran símbolo de la uni-
vez es sólo a nuestra perdición a donde seremos llevados, tal vez a dad del "pueblo" latinoamericano (unidad de un "bloque social" de los
nuestra destrucción. Mas, ¿a dónde deberemos ir aún?39 Somos
gente vulgar, somos perecederos, somos mortales40. Déjenos pues
oprimidos contradictorio y disperso):
ya morir, déjenos ya perecer, puesto que nuestros dioses han muerto41
"Por el puente tendido entre el Tepeyac28 y el Apocalipsis29 de
Pero tranquilícese vuestro corazón-carne, Señores nuestros!,
Juan se lanzarían audazmente después los predicadores del siglo
porque romperemos de todas maneras un poco ahora, un poquito abri-
XVIII30, los revolucionarios del siglo XIX31 [...] Miguel
remos el secreto42, el arca del Señor, nuestro dios".
Sánchez no vacila en afirmar que la imagen de Guadalupe es origina-
ria de este país y primera mujer criolla [...] Miguel Sánchez fue [...]
_______________
36 ciertamente un patriota criollo, plenamente consciente de serIo32",33.
De nuevo un momento esencial. El "traductor" de los sabios aztecas no
puede ser del nivel exigido. No había nadie que pudiera conocer ambas cul-
turas a tal nivel que realmente expresara en ellas lo que cada uno estaba ha-
blando. En realidad el pretendido "diálogo" se hacía en la lengua de Casti- La Guadalupana es uno de esos símbolos que unen diversas clases,
lla: era la hegemónica, la que tenía el poder (su "consenso", "acuerdo" era grupos sociales, etnias, en un momento coyuntural de constitución del
lo "válido", la lengua del Otro debía entrar en dicha comunidad desde fuera, Estado-nación, pero hegemonizado todo ese proceso por un protago-
si quería ser oído).
37 nista del que debemos hablar ahora. La Guadalupana nació india, fue
"Yn ihiio yn itlatol". Esta manera continua del náhuatl como "cara-a-cara"
(o "Art und Weisse") que se denomina "difrasismo", y que serán numerosos posteriormente aceptada por mestizos, y por último asumida por los
en este texto retórico tan refinado. criollos. Era la "madre" de la nación libre -nación sin embargo contra-
38
"In tloque, navaque". El Ometeótl como experiencia mística de la divinidad dictoria en su desarrollo futuro.
que penetra hasta lo íntimo del ser y está presente en todo lo que nos circun-
da. ¿ Cómo podían aquellos franciscanos, que sin embargo venían de buenas
______________
escuelas místicas españolas reformadas por Cisneros, comprender que hu- 28
La montaña de la diosa Tonantzin y donde se habría "aparecido" a Juan
bieran debido detenerse a "dialogar" durante semanas sólo sobre este: "con-
Diego, y donde se ubicaba la Iglesia de la Guadalupana.
cepto-experiencia"? Como si ante Buda se pasara rápidamente por el con- 29
Miguel Sánchez aplica el texto del Apocalipsis de Juan, capítulo 12, cuan-
cepto de "nirvana".
39 do se habla de "una gran señal apareció en el cielo, una Mujer, vestida del
Considérese la situación trágica que se enfrenta con valentía, lucidez, mag-
sol, con la luna bajo sus pies...". Y sobre todo en aquello de "pero se le die-
nanimidad heroica. "Santidad" que los mismos franciscanos no podían apre-
ron a la mujer dos alas de águila grande [...]", debiendo luchar después con-
ciar suficientemente -y mucho menos los "conquistadores" presentes.
40 tra el agua. Todo ello es interpretado por Sánchez como la imagen de la
"Tipoliuini timiquini", expresión de la sabiduría ética que sabe que todo es
Guadalupana, en relación al nopal, el águila y la serpiente náhuatl, y el lago
"finito" en la tierra (in Tlalticpac). El otro lugar donde se puede ir, si no es
de Tezcoco, que se fue secando. Es decir, se pretendía que el autor del
ya la tierra, es al Topan mictlan (lo que sobrepasa, la Región de los Muer-
Apocalipsis se había referido a México explícita e históricamente.
tos, el "más-allá"). 30)
41 Fray Teresa Servando de Mier predicará la necesidad de la emancipación
"Tel ca tetu in omicque". Este tema lo trataremos en el siguiente parágrafo,
americana apoyándose en la tradición de la predicación del evangelio en
pero es lo central: un "mundo" ha muerto y ¿qué vale la vida sin él? Los eu-
México en el primer siglo, por la presencia de Santo Tomás Apóstol-
ropeos están lejos de sospechar la tragedia de estos "vivos-muertos". Lo
Quetzalcóatl, que habría anunciado ya a la Virgen de Guadalupe. Es decir,
único honesto hubiera sido, justamente, asumir su cultura en el "nuevo
la fe cristiana preanunciada en la Guadalupana no era un don debido a los
mundo". Pero estaba fuera de todo posible proyecto histórico (hubiera sido
españoles, extranjeros e invasores.
auténticamente el "nacimiento de un Nuevo Mundo", pero no lo fue). 31
42 Miguel Hidalgo tomó como bandera contra los españoles a la Virgen de
"In top in ipetlacal", otro difrasismo que indica lo oculto, lo que no se reve-
Guadalupe, lo mismo que Zapata, el revolucionario campesino del siglo
la, lo que "no se puede" revelar por imposibilidad del que recibe lo "guarda-
XX, que destruía iglesias y ocupaba templos con el estandarte (como ban-
do" en el arca de seguridad. Otro momento "pragmático" supremo: es la "vi-
dera) de la Virgen de Guadalupe. En Cuemavaca, en el museo de la llamada
vencia" misma de una cultura "por dentro" que no puede comunicarse sino
"Casa de Cortés", puede observarse una fotografía en este sentido.
sólo por la "experiencia" de una praxis comunitaria histórica. Se necesita 32
Escribe en p. 209: "Lo he hecho (al libro) para la Patria, para mis amigos y
"vivir juntos" mucho tiempo para "comprender" lo que se revela (en nuestra
mis compañeros, para los ciudadanos de este Nuevo Mundo.
Filosofía de la liberación hemos tratado largamente este tema en la 33
J. Lafaye, Op. cit., pp. 341-343.
158 142

cara" de la Modernidad. No ha sufrido como el indio o el esclavo afri- Pasemos ahora a la tercera parte, al planteo central de la cuestión a
cano, pero es igualmente un oprimido dentro del mundo colonial, den- ser "discutida", "conversada", el punto medular del diálogo:
tro de la situación estructural de dependencia cultural, política y
económica -tanto en el orden internacional como nacional. "Vosotros dijísteis que nosotros no conocemos al Señor-de-lo-íntimo-
que-nos-rodea, aquel de quien son 1os-cielos-y-la-tierra43. Dijísteis
que no eran verdaderos nuestros dioses".
Aunque originariamente náhuatl, por el texto del indio Antonio
Valeriano, el Nican Mopohua24 es ya un momento de la transición Los tlamatinime, como buenos retóricos, "centran" la discusión en
de una cultura indígena a la de los mestizos y criollos. Anuncia clara- lo esencial, en esta única cuestión: la de la divinidad ("el Señor" o
mente el comienzo del "Sexto Sol"25, como esperanza de los pobres "nuestros dioses") en relación a lo humano como su "verdad", como la
y oprimidos. La Guadalupe- Tonatzin dice a Juan Diego: "verdad" de todo el mundo azteca. Dejaremos de lado lo que hoy con-
"A tí, a todos Ustedes juntos los moradores de esta tierra [...] He ve-
sideraríamos una cuestión de historia comparada de las religiones, y
nido para oír allí sus lamentos, y remediar todas sus miserias, penas y en ella los sabios aztecas tenían más razón de lo que pudiera pensarse.
dolores". Porque, en efecto, el Yahveh de los judíos, o el Deus Pater (Júpiter) de
los romanos, son dioses uránicos o del cielo (de pastores, nómadas o
Juan Diego, el indio por excelencia, es a quien la Virgen (la Tonan- dominadores de las culturas agrícolas preexistentes)44, del mismo
tzin de los pueblos oprimidos de los aztecas: "nuestra madrecita") se "tipo" que el Ometeótl (o el Pachacamac, como lo mostraba el Inca
dirige, y no a los españoles que "muy poco antes habían venido". Juan Garcilazo), o el dios diurno (el "Sol", Huitzilopochtli o Inti), de los
Diego, que se llama a sí mismo: "cordel, escalerilla sin tablas, excre- toltecas, aztecas o incas. Pero continuemos con nuestro tema, pasando
mento, hoja suelta"26, es el sujeto y protagonista de la "aparición": a la cuarta parte. Aquí hay aspectos muy interesantes para una teoría
"consensual" (no consensualista) de la verdad45:
"En primer término: se trata de una Virgen india; enseguida: el lugar
de su aparición (ante el indio Juan Diego) es una colina que fue antes "Nuestra respuesta es ésta: Estamos perturbados, estamos molestos
santuario dedicado a Tonantzin [...] Como es sabido, la Conquista por lo que habláis, porque nuestros progenitores, los que han sido, los
coincide con el apogeo del culto a dos divinidades masculinas: Quet- que han vivido sobre la tierra no solían hablar así"46.
zalcóatl [...] y Huitzilopochtli [...] La derrota de estos dioses [...] Pro-
dujo entre los fieles una suerte de regreso hacia las antiguas di- Se da al menos tres tipos de "razones" en torno al punto discutido:
vinidades femeninas [...] La Virgen católica es también madre (Gua-
de autoridad, de sentido "intramundano" y de antigüedad. De autori-
dalupe- Tonantzin la llaman aún los peregrinos indios) pero su atributo
principal no es velar por la fertilidad de la tierra sino ser refugio de los dad:
desamparados"27.
______________
______________ "semiótica", lo mismo que en Para una ética de la liberación latinoameri-
24
Nombre náhuatl de la "Aparición de la Virgen de Guadalupe" (véase I. La- cana, t. I, cap. 3, y en nuestra ponencia en la discusión con K. - O. Apel:
faye, Quetzalcóatl y Guadalupe. La formación de la conciencia nacional en "La interpelación como acto-de-habla", ya citada). Es el sentido de "reve-
México, FCE, México, 1977), con traducción y comentarios de Clodomiro lar" (Offenbarung) que no es lo mismo que "manifestar" o "aparecer" (Ers-
Siller, CENAMI, México, 1980. cheinung) (del fenómeno y su palabra con sentido proposicional tautológico
25
"Empezó a brotar la fe, el conocimiento de Dios nuestra raíz [esta es ya una o "ya sabida").
43
expresión del pensamiento náhuatl), el que nos da la vida [otra expresión "In ilhuicava in tlalticpaque", otro difrasismo que expresa "el más-allá" y la
náhuatl]. Era sábado muy en la aurora. Al llegar junto al cerro llamado Te- "Tierra" como lo perecedero.
44
peyac, amanecía, y oyó cantar arriba" (texto inicial del Nican Mopohua). La Véase J. Glotz, "L'evolution de la religión", en Histoire des religions,
"aurora", el "amanecer" nos hablan del "Nuevo Sol". El "canto" arriba, una Bloud et Gay, Paris, 1964.
45
hierofanía, y las "flores" de Castilla al final de la narración, nos hablan de Es evidente que le hubiera sido imposible a los franciscanos "demostrar" la
"flor y canto". "verdad" racional de la Trinidad o de la Encarnación del Verbo en Jesucris-
26
"Cordel": prisionero, amarrado; "escalerilla de tablas": pisoteado, oprimido; to. Esto, exactamente, forma parte del "consenso" de una "comunidad de
"excremento": despreciado, pecador (tlaelcuani); "hoja suelta": hombre creyentes". Los tlamatinime argumentarán exactamente en este sentido.
46
muerto. Informantes de Sahagún, Códice florentino, lib. XII, cap. 9; (cit. León Por-
27
Octavio Paz, El laberinto de la soledad, pp. 76-77, tilla, El reverso de la conquista, p. 35).
143 157

"Ellos [nuestros progenitores] nos dieron su norma de vida47, ellos plen esa fecha. ¡Sólo el mestizo cumple su primer medio milenio!
las tenían por verdaderas48, daban culto, honraban a los dioses [...] Odiado por los indios (que le llaman en ciertas regiones "ladino"),
Era la doctrina de nuestros mayores". porque se afirmaba ante ellos como el "señor", aunque no fuera blan-
co; despreciado por los europeos (o por sus hijos e hijas, los criollos)
De coherencia existencial, razones de sistema-sentido: por no ser blancos, es sin embargo el que porta en su contradicción lo
propio (como negativo y positivo) de la cultura propiamente latino-
"Era la doctrina [...] que son los dioses por quien se vive, ellos nos
merecieron 49 [...] en el origen50. Era su doctrina que ellos nos
americana, y es en torno al mestizo que se irá construyendo eso que se
dan nuestro sustento, todo cuanto se bebe y se come, lo que conserva llama "América Latina", "América luso-hispánica", "Hispanoaméri-
la vida, el maíz, el frijol, los bledos, la chía. Ellos son a quienes pedi- ca", "Iberoamérica"... no ya como geografía (Sud-, Centro-, parte de
mos agua, lluvia, por las que se producen las cosas en la tierra. Ellos Norteamérica y el Caribe) sino como bloque cultural.
mismos son felices [...] allá donde de algún modo se existe, en el lugar
de Tlalocan. Nunca hay hambre, ni enfermedad, ni pobreza".
El mestizo vivirá en su cuerpo y sangre la contradictoria figura de la
De antigüedad: Modernidad -como emancipación y como mito sacrificial-. Preten-
derá ser "moderno", como su "padre" Cortés -como la Ilustración
"Y ¿en qué forma, cúando, dónde, fueron los dioses invocados [...] De borbónica colonial del siglo XVIII, como el liberalismo positivista del
esto hace ya muchísimo tiempo, fue allá en Tula, en Huapalcalco, en siglo XIX22, o como el desarrollismo de dependencia modernizada
Xuchatlapan, en Tlamohuanchan, en Yohuallichan, en Teotihuacan. después de la crisis de los populismos y el socialismo en el siglo XX-
Ellos sobre todo el universo (Cemanáhuac) habían fundado su domi- pero fracasará siempre al no recuperar la herencia de su "madre" Ma-
nio".
linche. Su condición de "mestizo" exige la afirmación del doble origen
Y, ante esto, pasan los tlamatinime al quinto momento: el de las -amerindio, periférico y colonial: la víctima, la "otra-cara" de la Mo-
conclusiones: dernidad; y moderno por el "ego" que se "enseñorea" sobre la tierra de
su padre Cortés. Siendo la raza mayoritaria, será igualmente el mo-
"Y ahora, nosotros, ¿destruiremos la antigua norma de vida? La nor- mento del "bloque social" de los oprimidos en torno al cual girará la
ma de vida de los chichimecas, de los toltecas, de los acolhuas, de los posibilidad de la realización de América Latina, pero no será la cultu-
tecpanecas. Nosotros sabemos a quien se debe la vida, a quien se debe ra mestiza el nombre propio de la cultura latinoamericana23. De to-
el nacer [...]". das maneras el proyecto de liberación irá teniendo en cuenta la cultura
y la figura histórica del mestizo. Se trata del "tercer-rostro" de la "otra-
Y después de enunciar los diversos momentos de sentido de la vida
terminan claramente: ______________
22
Octavio Paz escribe: "La reforma liberal de mediados del siglo pasado pa-
"No podemos estar tranquilos, y ciertamente no creemos aún, no to- rece ser el momento en que el mestizo [mexicano] se decide a romper con
mamos por verdad lo [que nos habéis dicho], aun cuando os ofenda- su tradición, que es una manera de romper con uno mismo. [...] Juárez [o
mos". Sarmiento] y su generación fundan un Estado cuyos ideales son distintos a
los que animaban a Nueva España o a las sociedades precortesianas. El Es-
tado mestizo [mexicano] proclama una concepción universal y abstracta del
Es decir, aquellos sabios no "aceptan" como verdad lo que se les
hombre [...] La Reforma es la gran Ruptura con la Madre": (Op. cit., p. 79).
propuso, porque aún tienen razones válidas para pensar lo contrario, lo Los proyectos de "modernización, de privatizaciones, de desmantélarniento
propio. Y con ello pasamos a la sexta parte, el fin del "flor-y-canto", aun del "Estado de bienestar" imperante como política hegemónica a fines
obra de arte retórico-argumentativa: de la década del 80 en América Latina (desde Menem en Argentina, de Me-
llo en Brasil o Fujimori en Perú), son otras de esas "rupturas" históricas.
23
Tal como Pedro Morandé, en su obra Cultura y modernización en América
____________
47 Latina. Cuadernos del Instituto de Sociología, Universidad Católica de
"Intlamanitiliz", que se perfeccionaba reflexivamente en el Calmécac. Es el
Chile, Santiago, 1983, p. 162, escribe: "Nuestra síntesis cultural original es
"ethos" de un "mundo de la vida".
48 latinoamericana, mestiza y ritual". La "cultura popular" es meramente la
"Quineltocatiui": verdadero es lo fundado desde siempre en los dioses. Fue-
cultura "mestiza". Véase más adelante la obra de Néstor García Canclini.
ra de dicha verdad todo es pasajero, mudable, perecedero.
49
"Techmanceuhque": con su sacrificio nos dieron la vida.
50
"En la noche" antes del día y la luz y del "Quinto sol".
156 144
" Aquí están [estas razones], los señores, los que gobiernan, los que lle-
En tercer lugar, aparece un tercer "rostro" de "los de abajo": los hi- van y tienen a su cargo todo el mundo (cemanáhuatl). Es ya bastante
jos de la Malinche -como diría Carlos Fuentes-, los mestizos18, hi- el que hayamos perdido nuestro poder51, que se nos haya quitado,
jos e hijas de indias (la mujer madre) y españoles (el varón domina- que se nos haya impedido su ejercicio. Si en el mismo lugar permane-
dor). Será el nuevo habitante del Nuevo Continente latinoamericano, cemos sólo seremos prisioneros. Haced de nosotros lo que queráis.
en cuya ambigüedad (ni indio ni europeo) Latinoamérica vivirá su his- Esto es todo lo que respondemos".
toria cultural y política posterior. En El laberinto de la soledad -so-
Aquellos "prisioneros" en su propia patria, hoy cumplen ya medio
ledad del mestizo, de los "hijos de la Malinche"- el Octavio Paz de la
milenio, en manos del hombre moderno que domina "todo el mundo",
década del 50 mostraba su incertidumbre:
habían terminado su "discurso". ¡Nunca fue tomado en serio...! Quedó
"La tesis hispanista, que nos hace descender de Cortés con exclusión el "diálogo" definitivamente interrumpido...
de Malinche, es el patrimonio de unos cuantos extravagantes -que ni
siquiera son blancos puros-. Y otro tanto se puede decir de la propa- 8.4. El "Sexto Sol": un dios que nace "chorreando sangre"52
ganda indigenista, que también está sostenida por criollos y mestizos
maniáticos, sin que jamás los indios le hayan prestado atención. El ¿Qué puede acontecer después del "fin del mundo"? Simplemente, el
mestizo19 no quiere ser indio, ni español. Tampoco quiere descen-
der de ellos. Los niega. Y no se afirma en tanto que mestizo, sino
comienzo de otra edad, de otro "Sol", de otro "katun" -como denomi-
como abstracción: es un hombre. Se vuelve hijo de la nada. El empie- naban los mayas a sus épocas-, que podríamos llamar el "Sexto Sol".
za en sí mismo [...] Nuestro grito popular20 nos desnuda y revela Leemos en El libro de los libros de Chilam Balam entre los mayas:
cuál es esa llaga que alternativamente mostramos o escondemos, pero
no nos indica cuáles fueron las causas de esa separación y negación de "El 11 Ahuau Katun, primero que se cuenta, es el katun inicial [...]
la Madre, ni cuándo se realizó la ruptura"21. Fue el asiento del katun en que llegaron los extranjeros de barbas rubi-
cundas, los hijos del sol, los hombres de color blanco. ¡Ay! ¡Entris-
A diferencia de los africanos y asiáticos -que como los indígenas tezcámonos porque llegaron! Del oriente vinieron cuando llegaron a
americanos tienen una personalidad o identidad cultural y racial clara-, esta tierra los barbudos [...] ¡Ay! ¡Entristezcámonos porque vinieron,
porque llegaron los grandes amontonadores de piedras [...] que esta-
la mayoría de la población latinoamericana (a diferencia de la pobla-
llan fuego al extremo de sus brazos!"53.
ción "blanca" norteamericana, que son los "criollos" en América Lati-
na) no es, -como acertadamente indica Paz-, ni amerindia ni europea. Tenían conciencia los mayas de estar en una nueva época:
Es eso, una mezcla, un hijo-hija de ambos, y son más de doscientos
millones de personas, que durante cinco siglos han ido poblando el "El 11 Ahau es el que comienza la cuenta porque es el katun que
continente y haciendo historia: ¡son los hijos y las hijas que cumplen transcurría cuando llegaron los extranjeros [...] Los que trajeron el
cristianismo que hizo terminar el poder en el oriente y llorar al cielo y
quinientos años! Son los únicos que cumplen en 1992 quinientos años,
llenar de pesadumbre el pan de maíz del katun. Degollado será en su
ya que ni los indios, ni los europeos, ni los africanos o asiáticos cum- época Yaxal Chuen [...] Dispersados serán por el mundo las mujeres
que cantan y los hombres que cantan y todos los que cantan. Canta el
______________ niño, canta el viejo, canta la vieja, canta el hombre joven, canta la
18
Véase, sólo como indicación al tema, las obras de Alexander Lipschütz, El mujer joven"54.
problema racial en la conquista de América y el mestizaje, Siglo XXI,
México, 1975; Angel Rosenblat, La población indígena y el mestizaje en _______________
América, Ed. Nova, Buenos Aires, 1954; Harry Shapiro, Race mixture, 51
Tienen clara conciencia, como miembros de las clases dominantes del im-
UNESCO, 1953; Claudio Esteva Fábregat, El mestizaje en lberoamérica, perio azteca, de que el poder político que ellos ejercían ha pasado a manos
Alhambra, Madrid, 1988; Magnus Mörner, Race Mixture in the History of de los españoles, de los europeos, de los "modernos". El "Quinto Sol" do-
Latin America, Little Brown, Boston, 1967; José Pérez de Barradas, Mesti- minado por los aztecas se ha eclipsado.
zos de América, Cultura Clásica Moderna, Madrid, 1948. 52
Karl Marx, El capital 1, cap. 24, 6 (1/3, p. 950; MEW XXIII, p. 788).
19
Aquí Paz escribe "mexicano", pero deseo cambiarlo por el "mestizo", que 53
"Segunda rueda profética de un doblez de katunes", 11 Ahau; Ed. FCE,
es nuestro tema. México, 1991, p. 68.
20
En México es muy popular gritar, afirmativamente, "Viva México, hijos de 54
Ibíd., "Primera rueda de profecías"; pp. 49-50.
la chingada": los "hijos de la chingada", observa Paz, son los otros, los ene-
migos, pero al mismo tiempo somos nosotros, el mismo pueblo.
21
FCE, México, 1950 (ed. 1973, pp. 78-79).
145 155

Es claro para los mayas el sentido del nuevo katún: La resistencia de los esclavos fue continua. Muchos de ellos alcan-
zaron la libertad por la lucha. Testimonio de ello son los "quilombos"
"En su época recibirán tributo los extranjeros que vengan a la tierra en Brasil (territorios liberados, en algunos casos con miles de afro-
[...] Enorme trabajo será la carga del katun porque será el comenzar de brasileños que desafiaron durante años los ejércitos coloniales) o las
los ahorcamientos [...] Cuando caiga sobre la generación el rigor de la "costas del Pacífico" en Centroamérica (región de refugio y libertad de
pelea, el rigor del tributo, cuando les venga la gran entrada del tributo los esclavos británicos en Jamaica). El orden esclavista-colonial, sin
en la gran entrada del cristianismo, cuando se funde el principio de los
Siete Sacramentos, cuando comience el mucho trabajar en los pueblos
embargo, respondía brutal y sistemáticamente a todo intento de fuga o
y la miseria se establezca en la tierra"55. emancipación. De la cultura francesa, fruto de la Revolución Liberta-
ria del 1879, emanó Le code noir ou recueil des reglaments rendus
Y ponen fecha al nuevo katun: jusqu'à présent16, una de las expresiones más irracionales de la his-
toria de la humanidad y que sufrieron los afro-caribeños en Haití, Gua-
"Mil y quinientos treinta y nueve años, así: 1539 años. Al Oriente está dalupe y Martinica durante decenios. Fue un ejemplo prototípico del
la puerta de la casa de don Juan Montejo, el que metió el cristianismo,
en la tierra de Yucalpetén, Yucatán"56.
"derecho" opresor del mercantilismo capitalista emanado de la revolu-
ción burguesa moderna: la libertad de la Modernidad "hacia adentro"
Los que vinieron, vinieron para quedarse. Los dominados, los ame- (libertad esencial de la persona en Hobbes o Locke) no era contradic-
rindios, comprendieron que con ellos deberían convivir en el futuro, toria con la esclavitud "hacia afuera" -doble cara del "Mito de la Mo-
en el "nuevo katun". dernidad" hasta el 1992, y que la política del Mercado Común Euro-
peo, que se cierra sobre sí, expresa una vez más-. De todas maneras el
En todas partes, desde las primeras islas descubiertas del Caribe, mapa se tiñó de negritud: el sur de Estados Unidos (al comienzo), todo
hasta Nuevo México al Norte y hasta la tierra de los araucanos al Sur, el Caribe, la "costa Atlántica" de América Central, el norte y el este de
siempre fue constante la actitud de los invasores. En efecto, apenas to- Colombia y el Pacífico hasta el Ecuador, las tres Guayanas, el Brasil
man Tenochtitlan los conquistadores, antes que toda otra acción, (donde casi sesenta millones de personas expresan su origen africano)
muestran bien el sentido del "Nuevo Sol": muestra la existencia del "otro-rostro", de la "otra-cara" de la Moder-
nidad.
"En este tiempo se hace requisa de oro, se investiga a las personas, se
les pregunta si acaso un poco de oro tienen, si lo escondieron en su es- Esos africanos "trans-terrados", que en el Caribe al nacer un niño
cudo, o en sus insignias de guerra, si allí lo tuvieron guardado"57. guardan su "hilo umbilical" en una cajita o lo entierran en la tierra17,
crearon sincréticamente nueva cultura. La música mundial de rit-
Entre los incas no pudo ser de otra manera. Escribe Felipe Guamán mo (desde los blues, el jazz o el rock) ¿qué son, sino expresión de la
Poma de Ayala: cultura afro-americana? En América Latina desde el Vudú haitiano,
hasta el Candomblé o la Macumba brasileña, son expresiones religio-
"Cada día no se hacía nada, sino todo era pensar en oro y plata y ri-
quezas de las Indias del Pirú. Estaban como un hombre desesperado, sas afro-latinoamericanas de esa trans-territoriedad de los esclavos.
tonto, loco, perdido el juicio con la codicia del oro y la plata. A veces
no comía, con el pensamiento de oro y plata, a veces tenía gran fiesta, ______________
16
pareciendo que todo oro y plata tenía dentro de las manos asido"58. Continúa: "Concernant le Gouvernement, l'Administration de la Justicie, la
Police, la Discipline et le Commerce de Negres dans les Colonies Francai-
______________ ses", París, chez Parault, 1762.
17
55
Ibid., "Segunda rueda de profecías", 9 Ahau; p. 71. Nos comentaba un misionero de Zaire que en el Africa al nacer un niño se
56
En M. León Portilla, El reverso de la conquista, en "Los testimonios mayas entierra el "hilo umbilical", porque desde ese momento la "Tierra" será la
de la conquista", p. 84. madre nutricia de la persona. Cuando están en tierra extranjera lo guardan
57
Ms. Anónimo de Tlatelolco; León Portilla, El reverso de la conquista, p. 60. en una cajita, para enterrarlo en la tierra natal al regreso. ¡Los esclavos, ex-
58
El primer nueva crónica y buen gobierno, fol. 374; ed. Siglo XXI, México, tranjeros en América Latina y del Norte, guardaban en una cajita el "hilo
1980, t. II, p. 347. Y comenta: "Y así fue los primeros hombres; no temió la umbilical" como signo del esperado retorno al Africa!
muerte con el interés de oro y plata. Pero son los desta vida, los españoles
corregidores, padres, comenderos. Con la codicia del oro y plata se van al
infierno" (Ibid.).
154 146

recieron los primeros esclavos en Santo Domingo, traídos de España. Un "Nuevo Dios" amanece en el horizonte de una nueva época, co-
En 1520 termina en la isla Hispañola el ciclo del oro, y comenzó el mienza en el cielo su camino triunfal, no ya bajo el signo sacrificial de
"ciclo del azúcar". Con la producción tropical del azúcar, el cacao o el Huitzilopochtli, sino ahora bajo el reinado del "mito sacrificial de la
tabaco, comienza la explotación de la mano de obra africana, de escla- Modernidad": el capital en su etapa dineraria -siglos XVI y XVII bajo
vos traídos para vivir y morir en los ingenios, en el trabajo que se ob- el mercantilismo hispano y después holandés, para en el siglo XVIII
jetivará en el valor originario del capital. adquirir su rostro industrial en Inglaterra, o en el XX el transnacional
en Estados Unidos, Alemania o Japón: metamorfosis de un nuevo "fe-
Al sur del Sahara había florecientes reinos15 que producían oro, tiche".
que era transportado a través del desierto por caravanas que comercia-
ban en el Mediterráneo musulmán y cristiano. Al descubrirse el Atlán- En efecto, los portugueses en Africa y Asia, los españoles en Lati-
tico y encontrarse nuevas y más florecientes minas de oro y plata en noamérica, buscaban oro y plata, el dinero mundial que permitía enri-
América, dichos reinos de la sabana entraron en crisis. Ellos mismos quecerse en "todo el planeta" recientemente constituido como tal. El
cayeron en complicidad con los mercaderes del capitalismo europeo "mercado mundial", el “sistema-mundo” de E. Wallerstein, que inven-
naciente, y colaboraron en la "caza" de campesinos libres africanos, taron portugueses y españoles, organizaba sus tentáculos, que como
que intercambiaron por armas y otros productos. Nacía así el "trián- trama mundial permitía al "mito sacrificial" consumir en todos los rin-
gulo de la muerte": salían los navíos con productos europeos (armas, cones de la tierra a sus nuevas víctimas. El "deseo mimético"59 por
herramientas de hierro, etcétera) de Londres, Lisboa, el Havre o Ams- el que cada conquistador intentaba lo mismo que los otros -y que
terdam; los intercambiaban en las costas occidentales del Africa por llevó, por ejemplo, a la guerra civil en el Perú entre pizarristas y alma-
esclavos, que vendían en Bahía, en Brasil, en Cartagena hispánica, en gristas-, movió a estos primeros “individuos” modernos a intentar po-
la Habana caribeña, en Port-au-Prince haitiano o en los puertos de las seer sin medida la “mediación” universal de poder del nuevo sistema:
colonias del sur de la Nueva Inglaterra americana, por el oro y la plata el dinero60, el equivalente universal naciente, el oro y la plata -en
o por los productos tropicales del nuevo continente. Todo ello, todo el tiempo de la acumulación originaria del capital-. El dinero, en efec-
ese valor ("sangre humana coagulada", diría metafóricamente Karl to, equivalente abstracto de todo valor (en el mundo árabe, en el Afri-
Marx), era depositado en los bancos de Londres o en las despensas de ca bantú, en la India o en la China) será manejado por Europa como
los comerciantes de los Países Bajos, lo mejor de la Europa "moder- manera de acumular valor de cambio, medio de transferencia de valor,
na". ¡La Modernidad recorría su camino civilizador, modernizador, de ejercer efectivamente el dominio nuevo Norte-Sur, Centro-Peri-
humanizador, cristianizador! feria. El "Nuevo Orden Mundial", nacido en 1492, el "Sexto Sol", en-
cubría entonces un "mito sacrificial" invisible a sus propios actores,
En Cartagena de Indias, lo mismo podía acontecer en una colonia que exigía sangre como Huitzilopochtli:
inglesa, portuguesa o francesa, se desnudaban a los africanos, hombres
"El capital es trabajo muerto que sólo se vivifica, a la manera del vam-
y mujeres, y eran colocados en lugares visibles, en el mercado. Los
piro, al chupar trabajo vivo, y que vive tanto más cuanto más trabajo
compradores palpaban sus cuerpos para constatar su constitución, pal-
paban sus órganos sexuales para observar el estado de salud de mu- ______________
59
jeres y varones; observaban sus dientes para ver si estaban en buenas Véase René Girard, Le sacré et le profane, Gallimard, Paris, 1965; Idem,
condiciones, y según su tamaño, edad y fortaleza pagaban en monedas La Violence et le Sacré, Grasset, Paris, 1972; Idem, Des choses cachées de-
puis la fondation deu monde, Grasset, Paris, 1978, Idem, Le Bouc émis-
de oro el valor de sus personas, de por vida. Luego eran marcados a
saire, Grasset, Paris, 1982. La recepción de este pensamiento en América
fuego. Nunca en la historia humana, en tal número y de tal manera Co- Latina puede verse, por ejemplo, en Hugo Assmann ed., René Girard com
sificados como mercancías, fueron tratados miembros de raza alguna. teólogos da libertacâo, Vozes, Petrópolis, 1991. En otro sentido Franz Hin-
¡Otra gloria de la Modernidad! kelammert, Sacrificios humanos y sociedad occidental, DEI, San José (Cos-
ta Rica),1991.
60
______________ Véase Michel Aglieta-André Orléan, La violence de la monnaie, PUF, Pa-
15 ris, 1982.
Por ejemplo los de Galam-Bambouk, Bouré o Bito (Véase R. y M. Corne-
vin, Histoire de l’Afrique, Payot, Paris, 1964, pp. 176 ss.)
147 153

vivo chupa"61. "El descubrimiento de las comarcas auríferas y ar- Pero esta crueldad de la Modernidad, invisible a su núcleo emanci-
gentíferas de América, el exterminio, esclavización y soterramiento en pador racional "ilustrado (aufgekärt)", pareciera palidecer ante los su-
las minas de la población aborigen, la conquista y saqueo de las Indias frimientos de los campesinos pacíficos africanos aprisionados como
Occidentales, la transformación de Africa en un coto reservado para la bestias, transportados en barcos pestilentes a través del Atlántico, para
caza comercial de pieles negras, caracterizan los albores de la era (el
"Sexto Sol") de la producción capitalista"62.
llevar su carga humana al Nuevo Mundo. Se trata de la más cruel his-
toria de los esclavos africanos12. La "trata"13 inmolará al nuevo
Usando otra metáfora escribe todavía el autor de El capital: dios del "Sexto Sol", el capital, unos trece millones de africanos. ¿No
es éste el segundo "holocausto" de la Modernidad?14 En 1504 apa-
"Si el dinero, como dice Augier, 'viene al mundo con manchas de san-
gre en las mejillas', el capital lo hace chorreando sangre y lodo, por to- ______________
12
dos los poros, desde la cabeza hasta los pies"63. Véase mi artículo sobre el problema del racismo que se ejerce contra los
afro-latinoamericanos: "Informe sobre la situación en América Latina", en
Concilium 171 (1982), pp. 88-95. Consúltese J. Saco, Historia de la escla-
La Modernidad, en su núcleo racional, es emancipación de la hu- vitud de la raza negra en el Nuevo Mundo, La Habana, 1938; E. Vila Vilar,
manidad del estado de imadurez cultural, civilizatoria. Pero como Hispanoamérica y el comercio de esclavos, Sevilla, 1977; R. Mellafe, Bre-
mito, en el horizonte mundial, inmola a los hombres y mujeres del ve historia de la esclavitud negra en América Latina, México, 1973; L.
mundo periférico, colonial (que los amerindios fueron los primeros en Rout, The African Experience in Spanish America: 1502 to the Present,
Cambridge, 1976; L. Fonor, Slavery in the New World, Englewood Cliffs,
sufrir), como víctimas explotadas, cuya victimación es encubierta con
1969.
el argumento del sacrificio o costo de la modernización64. Este 13
Eufemismo con que se denomina el comercio de africanos esclavos. Portu-
mito irracional es el horizonte que debe trascender el acto de libera- gal, Holanda, Inglaterra, Francia y hasta Dinamarca intervinieron en este
ción (racional, como deconstructivo del mito; práctico-político, como "business". Si hubo en la humanidad muchos ejemplos de "esclavitud", y si
acción que supera el capitalismo y la modernidad en un tipo trans- el mismo Aristóteles lo justificó racionalmente en su Política, nunca se
había dado en tanto número y de manera tan sistemáticamente organizada.
moderno de civilización ecológica, de democracia popular y de justi-
Es un efecto propio y exclusivo del capitalismo mercantil, de la primitiva
cia económica). acumulación de capital (el africano esclavo "objetiva su vida" en el valor de
los productos tropicales que se acumuló en Amsterdam, Londres, Manches-
Octavio Paz había comparado en la "Crítica de la Pirámide"65 el ter, etcétera). Es un momento constitutivo de la Modernidad: la invisibili-
acto sacrificial de los aztecas con el sistema mexicano contemporá- dad de la crueldad, la barbarie, la violencia irracional de la esclavitud como
"institución" aceptada y justificada por la "razón emancipadora" moderna
neo. Lo que no imaginó es que quizá toda la Modernidad exigía una
nos muestra la vigencia del "mito sacrificial" del que hemos hablado en to-
"Crítica de la pirámide". Eran los pueblos colonizados a partir de das estas conferencias. Repito: ni el esclavismo romano trató al esclavo tan
1492, la periferia mundial (el llamado Tercer Mundo), los que serían universal y objetivamente como "mercancía" (como "cosa" vendible: es una
inmolados en un nuevo altar a un nuevo dios: absoluta "versachlingung" de la persona, un "fetichismo" propio de la Mo-
dernidad, expresado con claridad inigualable hasta hoy, por Karl Marx).
"En la historia real el gran papel lo desempeñan [...] la conquista, la Karl-Otto Apel, en nuestros diálogos en México en 1991, nos mostraba la
opresión, el sojuzgamiento, el homicidio motivado por el robo: en una superioridad de la "Aufklärung" sobre los otros pueblos, por ejemplo, en el
palabra, la violencia"66. hecho de descubrir el sentido ético del canibalismo. Yo le repliqué que ¿por
qué no se veía junto al pretendido "canibalismo" el hecho más mostruoso y
_______________ numéricamente espantoso del "esclavismo"? Hubo silencio.
61 14
Karl Marx, El capital I. Cap. 3,1 (1867) (ed. española Siglo XXI, México, Y si es cruel y violento el holocausto de los judíos perpetrado por Hitler
t.I/1, pp. 279-280; ed. alemana MEGA n, 5, p. 179). El mito moderno encu- (cuyo racismo era general en Francia, Italia, Alemania desde fines del siglo
bre la violencia que le es esencial. XIX, y no era sino la aplicación del racismo originario de la Modernidad
62
Ibid., 1,6 (1/3, p. 939; MEGA n, 5, p. 601). como superioridad de la raza blanca europea sobre los indios, africanos y
63
Ibid., I, cap. 24,6 (1/3, p. 950; MEW XXIII, p. 788). asiáticos; racismo hoy renaciente en el Mercado Común Europeo), en la re-
64 finada y sistemática manera de "matar"; es necesario no olvidar que cerca
Véase Apéndice 2.
65
Posdata, Siglo XXI, México, 1970, pp. 104 ss. de cinco millones de africanos "murieron" en los barcos negreros cruzando
66
El capital I, cap. 6,2 (1/3, p. 891; MEGA II, 5, p. 574). el Atlántico. Pero el resto, más de seis millones, "vivieron" largos años, tu-
vieron hijos e hijas, fueron tratados como "animales": murieron en vida du-
rante casi cinco siglos, los cinco siglos de la Modernidad.
152 Epílogo

"Hemos sido engañados de que el descubrimiento fue bueno. ¿El Día Los rostros múltiples del pueblo uno
de la raza? [denominación de las fiestas del 12 de Octubre], nos ale-
gramos ahora cuando tenemos claras las consecuencias. Sería bueno
que las comunidades recibieran algún libro6 o folleto de lo que real-
mente fue. Para que todos sepamos por qué estamos esclavizados"7.
La "invasión" y la "colonización" subsecuente, fueron "excluyendo"
"No necesitamos (e1 12 de octubre) ninguna fiesta, pues estamos en un de la comunidad de comunicación hegemónica a muchos "rostros", a
velorio. Se comentó que el Papa Juan Pablo II había pedido este nove- sujetos históricos, a los oprimidos. Ellos son la "otra-cara" (teixtli se
nario para hacer la celebración, a lo que se contestó observando que él decía en náhuatl) de la Modernidad: los Otros en-cubiertos por el des-
puede escuchar nuestra palabra. El Papa está puesto para servir a la cubrimiento, los oprimidos de las naciones periféricas (que sufren en-
Iglesia y nosotros somos Iglesia"8. "Hoy la conquista sigue. Que en
nuestra conclusión quede la conquista como algo terrible, como un día
tonces una doble dominación), las víctimas inocentes del sacrificio.
de luto"9. "No queremos celebrar una fiesta si los misioneros llega- Son un "bloque social" -en la terminología de Antonio Gramsci1-
ron con los españoles a conquistar. No vinieron como hermanos, como que se constituye como pueblo, como "sujeto histórico" en ciertos mo-
dice el Evangelio, sino para esclavizarnos. Sentimos tristeza"10. mentos; como, por ejemplo, en la emancipación nacional al comienzo
del siglo XIX (cuando la clase de los criollos, dominados en esa época
En 1992, quinientos años después de los hechos, los indios sienten por los españoles, por la burocracia y los grupos comerciales y finan-
hoy lo que Bartolomé de las Casas escribió en el siglo XVI: cieros peninsulares, lideraron el proceso de las luchas contra España y
Portugal). En dicha emancipación todas las clases dominadas, el
"Luego que los conocieron [a las ovejas, a los indios], como lobos e ti-
"bloque social de los oprimidos", cobró fisonomía de sujeto histórico
gres y leones crudelísimos de muchos días hambrientos, se arrojaron
sobre ellos. Y otra cosa no han hecho de cuarenta años [hoy debería- y realizó una verdadera revolución política. Posteriormente, durante el
mos decir: de quinientos años] a esta parte, hasta hoy, e hoy en este transcurso del siglo XIX, los criollos, de dominados pasaron a ser los
día lo hacen, sino despedazarlas, matarlas, angustiarlas, afligirlas, dominadores del nuevo orden neocolonial, periférico (clase que me-
atormentarlas y destruirlas por las extrañas y nuevas y varias e nunca diatiza la dominación externa de las metrópolis del capitalismo indus-
otras tales vistas ni leídas ni oídas maneras de crueldad"11.
trial: Inglaterra y Francia en el siglo XIX, Estados Unidos desde el fi-
Estando en Sevilla, por una conferencia sobre este tema, el 12 de nal de la Segunda, así llamada, Guerra Mundial).
octubre de 1991, un grupo de indios peruanos invitados por grupos ______________
españoles para reflexionar sobre el acontecimiento, estuvieron como 1
Véase en mi obra La producción teórica de Marx, el tema "La cuestión po-
desagravio junto a la tumba de Colón en la catedral. Fue llamada la pular", pp. 400-413.
policía y se les encarceló. Poco después, hablando con ellos, uno de
los indígenas me decía: "¡Estamos acostumbrados a esto, pero no es-
perábamos ser tratados de esta manera hoy, aquí!". En la exposición
internacional de Sevilla, ciertamente, no habrá indígenas para testimo-
niar esta verdad. Aquel encarcelamiento en la España del Mercado
Común Europeo era un verdadero símbolo de lo que los españoles y
portugueses, los europeos cristianos, la Modernidad había cumplido
con ellos: las víctimas del primer holocausto del "Mito violento de la
Modernidad", deberían despertar alguna solidaridad.

______________
6
¿Podrían quizá estas Conferencias cumplir en algo con ese deseo?
7
Ibid., p. 187.
8
Ibid., p. 197.
9
Ibid., p. 198.
10
Ibid., p. 199.
11
Brevísima relación de la destrucción de las Indias, BAE, Madrid, 1957, t.
V. p. 137.
150 151

En este Epílogo deseamos indicar algunos aspectos que no hemos los misioneros, que llegaban hasta el inconsciente colectivo de la reli-
podido abarcar por lo limitado del espacio de estas ocho conferencias, gión y la cultura indígenas-. Reducidos en número, extirpadas las
que deberán ser objeto de futuras exposiciones. Consideremos, en élites de las civilizaciones indígenas, el pueblo de los pobres sobre-
primer lugar, a alguno de los "rostros" latinoamericanos que quedan vivió sin poder ya revivir el esplendor del pasado. La época colonial
ocultos a la Modernidad; son aspectos múltiples de un pueblo uno. dominó a los indios de manera sistemática, pero admitiendo, al menos,
un cierto uso comunitario tradicional de la tierra, y una vida comunal
El primer protagonista de la historia latinoamericana posterior al propia. En realidad el segundo golpe fatal lo recibirán del liberalismo
"choque" cultural de 1492, invisible a la Modernidad, son los indios del siglo XIX, que pretendiendo imponer una concepción de la vida
mismos2, cuya historia posterior dura ya 500 años. El indio resistirá "ciudadana" abstracta, burguesa, individualista, comenzó a imponer la
durante siglos; de todas maneras su vida cotidiana ciertamente será propiedad privada del campo, y luchó contra la "comunidad" como
afectada por los invasores -aunque más no sea por la introducción de modo de vida, lo que hizo aún más díficil que antes la existencia del
los instrumentos de hierro, como el hacha, que transformará completa- indio.
mente el trabajo agrícola, doméstico, etcétera-. Brutal y violentamente
incorporado primero a la "encomienda" -explotación gratuita del tra- No es entonces extraño que el ll de febrero de 1988, la Asociación
bajo indígena-, posteriormente a los "repartimientos", sean agrícolas o Indígena Salvadoreña (ANIS), en el I Encuentro Espiritual y Cultural
mineros (la "mita" andina), para por último recibir salarios de hambre repudiaron la "invasión extranjera de América" y declararon "un alto
en las "haciendas", el indio deberá recomponer totalmente su existen- al genocidio y etnocidio de sus pueblos y culturas, así como el rechazo
cia para sobrevivir en una inhumana opresión: las primeras víctimas total a la celebración de los 500 años de la invasión extranjera"4.
de la Modernidad -el primer "holocausto" moderno lo llama Russell Algo antes, el 6 de marzo de 1985, el "Consejo Indio de Sudamérica",
Thornton-. Debe recordarse que los invasores europeos no eran más en su "Declaración de la Comisión Internacional CISA por los dere-
de cien mil al final del siglo XVI, que convivían entonces como el 1% chos humanos de los pueblos indios", escribe:
en el seno de más de diez millones de indios. Los invasores domina- "Con seguridad que el genocidio perpetrado sobre los judíos por el
ban los puntos claves (las ciudades, los caminos, los puertos, las mon- régimen nazi de la Alemania de Hitler pasaría a ser un hecho minús-
tañas estratégicas, etcétera), pero la "vida cotidiana" de1 99% de la po- culo. Con seguridad que todos los jefes políticos y eclesiásticos del
blación, en el inmenso campo, era casi exclusivamente indígena -claro Imperio español serían condenados, unos a morir en la horca, otros a
cadena perpetua. Con seguridad que se haría justicia perpetua"5.
que penetrado por el sistema de las "reducciones"3 y "doctrinas" por

______________ En una "Consulta indígena" realizada en México por CENAMI, en


2
Véase John Collier, Los indios de las Américas, FCE, México, 1960; Ramiro octubre de 1987, sobre 500 años de evangelización en México, los
Reynaga, Tawantisuyu. Cinco siglos de guerra qheswaymara contra España, indígenas concluyen:
Nueva Imagen, México, 1981, Charles Gibson, The Aztecs Under Spanish
Rule 1519-1810, Stanford University Press, Stanford, 1964; Thornton Russ- ______________
ell, American 1ndian Holocaust and Survival a Population History Since no recibió tanta transformación. Pero será desde la muerte del Virrey Luis de
1492, University of Oklahoma, Norman, Oklah., 1987; Walter Krickeberg, Velasco en 1564 y de la llegada del Virrey Francisco de Toledo a Lima
Etnología de América, FCE, México, 1946; Ruth Barber, Indian Labor in the (véase John L. Phelan, The Millennial Kingdom of the Franciscans in the
Spanish Colonies, University of New México Press, Albuquerque, 1932; Sil- New World, pp. 77 ss.) que comenzará lo que Gerónimo de Mendieta deno-
vio Zavala, La encomienda indiana, Porrúa, México, 1973; Roberto Mac- minará la "Edad de la Plata", tiempo diabólico de Mammón. En las pestes
Lean, Indios de América, UNAM, México, 1962. Los estudios de James comenzadas en 1570 y en 1595 en México, la población pasará de más de
Lockhart, y su reciente Nahuas and Spaniards (ya citado), abre un camino cinco millones (pudieron ser 10, 12 y hasta 18 millones en otros estudios de-
crítico a un estudio más estricto, de base filológica muy documentada, sobre mográficos) a menos de dos millones de indios.
4
la vida de los indios (en este caso náhuatl) después de la conquista. El Día (México), 12 de febrero (1988), p. 6.
3 5
Las primeras "reducciones" se organizaron entre las culturas urbanas (Méxi- Citado en 500 años de evangelización en México, CENAMI, México, 1987,
co, Guatemala, Ecuador, Perú, Bolivia), para redistribuir la población nume- p.27.
rosa en comunidades donde pudiera impartirse la "doctrina cristiana". Fue un
inmenso movimiento de pueblos. De todas maneras (como lo muestra J.
Lockhart, Op. cit., pp. 23 ss.) la organización social y política al comienzo
165

la "sociedad burguesa" solucionaría sus contradicciones buscando fue-


ra sus soluciones:
"La ampliación de esa articulación se alcanza por medio de la coloni-
zación, a la cual -espontánea o sistemáticamente- es empujada la so-
ciedad burguesa desarrollada"48.

Consideraciones que deben entenderse desde esta otra reflexión:


"Acumulación del capital es, por tanto, aumento del proletariado"
49
. "La ley [de la acumulación del capital] produce una acumulación
de miseria (Akkumulation von Elend) proporcional a la acumulación
de capital. La acumulación de riqueza de un polo es al propio tiempo,
pues, acumulación de miseria, tormentos de trabajo, esclavitud, em-
brutecimiento y degradación ética en el polo opuesto, esto es, donde
se halla la clase que produce su propio producto como capital"50.

Es obvio que Marx ha caído hoy, en 1992, en descrédito dentro de


la mitología del mercado libre de competencia perfecta51, ya que
permite comprender que la miseria del "pueblo" de las naciones peri-
féricas (en América Latina los indígenas, africanos, mestizos, campe-
sinos, obreros y otros grupos) es proporcional a la riqueza de los "ri-
cos" (en los mismos países periféricos y en los países "centrales" del
sistema capitalista). Todo esto parece ignorarlo el "Mito de la Moder-
nidad".

Para terminar, no podemos olvidar el "séptimo rostro" de la "otra-


cara" de la Modernidad, los marginales52. El capital periférico, he-
mos dicho, es débil porque transfiere sistemáticamente valor. No sólo
______________
48
§ 246-248.
49
El capital, I, cap. 23 (1873); en español Siglo XXI, 1/3, p. 761; en alemán
MEGA II, 6, p. 562.
50
Ibid., p. 805; p. 588.
51
Véase la obra de Franz Hinkelammert, Crítica a la razón utópica, DEI, San
José, 1984, donde se falsea la argumentación popperiana de la imposibili-
dad de una "cierta" planificación en la crítica a la planificación "perfecta", y
donde muestra la contradicción de un "mercado con competencia perfecta"
(imposibilidad que no destruye un "cierto" mercado libre que puede ser pla-
nificado, en cierto grado, el necesario, por una planificación "posible", nun-
ca "perfecta" como lo pretendía una cierta escuela estalinista).
52
Véanse algunos trabajos como los de la CEPAL, Bibliografía sobre margi-
nalidad social, CEPAL, Santiago de Chile, 1973; Gino Germani, Margina-
lity, Transaction Books, New Brunswick, 1980; Miguel Izard, Marginados,
fronterizos, rebeldes y oprimidos, Serbal, Barcelona, 1985; Dióscoro Ne-
gretti, El concepto de marginalidad: aplicación en el contexto latinoameri-
cano, Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1987; José Nun, Super-
población relativa, ejército industrial de reserva y masa marginal, Centro
166

hay por ello una sobre-explotación del obrero asalariado, sino igual-
mente una enorme sobrepoblación relativa y absoluta53, un "ejérci-
to laboral de reserva " que el débil capital periférico no puede subsu-
mir. Es por su debilidad estructural que la marginalidad urbana
alcanza proporciones siempre en aumento en los países latinoamerica-
nos -en megalópolis como Sao Paulo, México, Buenos Aires, Santia-
go, Lima, Bogotá, Río o Guadalajara, la conurbación marginal alcanza
el número de varios millones -lo mismo que en Delhi, Cairo o Nairo-
bi-. El fenómeno contemporáneo de la marginalidad -cuestión que
nació bajo el concepto de "lumpen" pero que alcanza hoy una grave-
dad mucho mayor- manifiesta quizá el rostro más injusto y violento
en el capitalismo periférico como fruto de la sociedad llamada por mu-
chos como el "capitalismo tardío" (el Spätkapitalismus de Jürgen Ha-
bermas, por ejemplo). Los estudiosos, también historiadores y filóso-
fos, no advierten la articulación entre el sistema del capitalismo tardío,
posindustrial y de servicios, centrado en el capital financiero y trasna-
cional, y el capitalismo periférico propiamente industrial, que subsu-
me trabajo vivo con salarios de subsistencia mínima, gracias a la
"competencia" de los marginales que ofrecen su trabajo a precios in-
frahumanos (como los "brazeros" ilegales en Estados Unidos). La vida
de la marginalidad es mucho menos desarrollada (desde un punto de
vista alimentario, por el vestido, la habitación, la cultura media, la dig-
nidad de la persona, y muchos otros indicadores de la "cualidad de
vida") que la encontrada por Cortés en la festiva y numerosa ciudad de
Zempoala en e1 1519. Han pasado quinientos años y muchos millones
de marginales de la ciudad de México querrían tener el alimento, ves-
tido y dignidad de vida de los habitantes de México- Tenochtitlan. No
queremos con esto ni retornar al pasado ni proponer un proyecto fol-
klórico o preindustrial a lo Gandhi; simplemente deseamos mostrar la
"otra-cara", el producto estructural del "Mito de la Modernidad" -co-
mo mito sacrificial, violento e irracional.

______________
Latinoamericano de Demografía, Santiago de Chile, 1971; Esmeralda
Ponce de León, Marginalidad de la ciudad, Trillas, México, 1987; Fernan-
do Serrano Migallón, Marginalidad urbana y pobreza rural, Diana, Méxi-
co, 1990; Alberto Ruiz de la Peña, La marginalidad social, UNAM, Méxi-
co. 1977.
53
Muchos atribuyen a la explosión demográfica la causa de la sobrepobla-
ción. Es evidente que hay una explosión demográfica en el Tercer Mundo,
pero se olvida que en Europa la hubo en la Edad Media y desde la revolu-
ción industrial. Ahora se produce en el Mundo Periférico y alcanza propor-
ciones inmensas, lo que no puede justificar un cierto malthusianismo cínico
de muchos.
167

Desde 1492 a 1992 transcurre la larga historia, en el tiempo del


"Sexto Sol", en el cual ese pueblo latinoamericano, el "bloque social"
de los oprimidos, irá creando su propia cultura54. Sobre ella impac-
tará la pretensión de una modernización que ignora su propia historia,
ya que es la "otra-cara" invisible de la Modernidad55. Mal puede
ese "pueblo" realizar la Modernidad de la que ha sido siempre la parte
explotada, oprimida; la "otra-cara" que ha pagado con su muerte la
acumulación del capital originario, el desarrollo de los países cen-
trales. Se trata, en nombre del núcleo racional y emancipador de la
Modernidad (como "salida" de la inmadurez, pero no culpable), negar
el "Mito sacrificial", eurocéntrico y desarrollista de la misma Moder-
nidad. Por ello, el "proyecto liberador" (no meramente "asuntivo",
porque éste sólo puede subsumir el proyecto emancipador de los crio-
llos, el conservador de los terratenientes o liberal de los que niegan el
pasado indígena, afro-latinoamericano y colonial) es al mismo tiempo
un intento de superación de la Modernidad, un proyecto de liberación
y "trans-modernidad". Un proyecto de racionalidad ampliada, donde la
razón del Otro tiene lugar en una "comunidad de comunicación" en la
que todos los humanos (como proponía Bartolomé de las Casas en el
debate de Valladolid en 1550) puedan participar como iguales, pero al
mismo tiempo en el respeto a su Alteridad, a su ser-Otro, "otredad"
que debe estar garantizada hasta en el plano de la "situación ideal de
habla" (para hablar como Habermas) o en la "comunidad de comuni-
cación ideal" o "trascendental" (de Apel).

Todo lo dicho es sólo una introducción histórico-filosófica al tema


del diálogo entre culturas (entre proyectos o teorías políticas, eco-
nómicas, teológicas, epistemológicas, etcétera), para construir no una
universalidad abstracta, sino una mundialidad analógica y concreta,
donde todas las culturas, filosofías, teologías puedan contribuir con un
aporte propio, como riqueza de la Humanidad plural futura.

1492 fue el inicio de la Modernidad; de la mundialidad como "Cen-


tro" de Europa; de la constitución como "periferia" de América Latina,
______________
54
Véanse las obras de Nestor García Canclini, Arte popular y sociedad en
América Latina, Grijalbo, México, 1977 (bibliografía pp. 277 ss.); Idem,
Las culturas populares en el capitalismo, Nueva Imagen, México, 1984;
Idem, "Para una crítica a las teorías de la cultura", en Temas de cultura lati-
noamericana, UNAM, México, 1987.
55
Sobre la Modernidad como "modernización" véase Robert Kurz, Der Ko-
llaps der Modernisierung, Eichborn Verlag, Frankfurt, 1991, en especial
"Der Opfergang der Dritten Welt als Menetekel" (pp. 189 ss.).
168

África y Asia. Ese acontecimiento histórico (1492) fue, sin embargo,


interpretado de manera no-europea en los mundos periféricos.

Hemos pretendido bosquejar la manera de analizar la cuestión para


así introducir las condiciones históricas de una teoría del diálogo, que
no caiga: 1) en el optimismo fácil del universalismo racionalista abs-
tracto (que puede confundir universalidad con eurocentrismo y desa-
rrollismo modernizador), en el que puede derivar la actual "Escuela de
Frankfurt", 2) ni en la irracionalidad, incomunicabilidad o inconmen-
surabilidad del discurso de los post-modernos. La Filosofía de la Li-
beración afirma la razón como facultad capaz de establecer un
diálogo, un discurso intersubjetivo con la razón del Otro, como razón
alternativa. En nuestro tiempo, como razón que niega el momento irra-
cional del "Mito sacrificial de la Modernidad", para afirmar (subsumi-
do en un proyecto liberador)56 el momento emancipador racional
de la Ilustración y la Modernidad, como Trans-modernidad.
______________
56)
Indicado con "G" en el esquema del Apéndice 2.
186 Apéndices

1536 Bartolomé de las Casas escribe De único modo en Guatemala.


1550 Comienza la disputa filosófico-teológica sobre la Modernidad Apéndice 1
(Ginés de Sepúlveda y Bartolomé de las Casas) en Valladolid.
1552 Bartolomé de las Casas escribe La destrucción de las Indias. Diversos sentidos de las palabras
1568 La "Junta Magna" convocada por Felipe II. "Europa", "Occidente", "Modernidad",
"Capitalismo tardío"

Termina la constitución originaria de la ontología moderna Debe distinguirse claramente en las siguientes palabras el conteni-
do semántico, el significado que van adquiriendo sincrónicamente en
1580 Montaigne comienza sus Essais (en especial Des Cannibales). la historia:
1636 Descartes expresa el ego cogito en el Discurso del Método.
1. Europa bárbara versus Grecia, la helenicidad. El “Asia” será una
provincia de Anatolia (actual Turquía), y nada más. Es el sentido
más antiguo y primero. Por lo tanto. Europa es lo incivilizado,
bárbaro, no-político, no-humano.

2. Occidental (imperio romano latino, que ahora contiene al Africa


como las provincias del sur del Mediterráneo) versus Oriental (im-
perio romano-helenista, griego). El “Asia” es parte del imperio
oriental (el Egipto ptolomeico es parte oriental, y no propiamente
parte del Africa). No hay concepto relevante de Europa.

3. En Constantinopla (desde el siglo VII), el imperio romano cristia-


no versus Mundo árabe-musulmán (desde el sigloVII). “Lo grie-
go” clásico es de ambos (y de hecho Aristóteles será más estudia-
do por los árabes en Bagdad o Córdoba, que en Constantinopla).
No hay concepto de Europa. Conatantinipla nunca es ni lo Occi-
dental ni Europa, por oposición al Asia y Africa.

4. La Europa 1atina versus mundo árabe. Nuevamente Aristóteles es


172 185

considerado más un filósofo de los árabes que de los latinos cris- 1497 Tercer viaje de Colón: el Orinoco "río del Paraíso".
tianos. Abelardo, Alberto y su discípulo Tomás comienzan el cam- 1502 Cuarto viaje de Colón.
bio y adaptación, pero todavía Aristóteles no es considerado occi- 1506 Muere Colón sin "descubrir" América.
dental ni europeo. Aquí, de manera inicial y lentamente, Europa se
distinguirá del Africa (ahora musulmana y negra) y del Asia (mu-
sulmana igualmente). Lo oriental es todavía Constantinopla, el El "descubrimiento" del Nuevo Mundo
mundo ortódoxo.
1502 Amérigo Vespucci regresa de su viaje a la Antípoda Sur, y
5. En el renacimiento italiano (desde la caída de Constantinopla prin- poco después escribe Mundus Novus (1503-1504).
cipalmente, 1453) comienza la fusión entre: occidental (latino) y 1504 Primeros esclavos africanos en Santo Domingo.
griego (oriental) versus turcos, los árabes o musulmanes (los tur- 1507 Se publica la Cosmographiae lntroductio.
cos abandonan el mundo helenista, y se olvida el eslabón árabe- 1511 Crítica profética de Antón de Montesinos en la Hispañola,
helenista). Se inicia la ecuación: Occidental = Helenístico + Ro- primer grito de crítica contra la violencia de la Modernidad.
mano + Cristiano. Desde 1474 al menos (en carta de Toscanelli), 1513 Vasco N. de Balboa descubre el Mar del Sur (el Océano
el Occidente comienza a enfrentarse al Oriente por el Atlántico, Pacífico).
como posibilidad. 1520 Sebastián Elcano circunvala la tierra, como sobreviviente de la
expedición de Magallanes (termina la época central de la "Era
6. Europa, desde 1492, que se había usado desde antiguo, pero en un de los Descubrimientos").
sentido más amplio, se consolida definitivamente en el siglo XVI,
para distinguir ese continente de América, y del Africa y Asia an-
tiguos. Pero ahora Europa es la parte restringida latino-germánica La "conquista" de las culturas urbanas. De la "parusía de los
sitiada por el mundo musulmán (de Viena a Granada). Además dioses" a la "invasión"
ahora, por primera vez, habiendo una "Cuarta Parte" del mundo
(América), es el "Centro" (Europa como "Centro"). Las otras tres 1519 Hemán Cortés comienza la Conquista de México- Tenochtitlan.
partes (América, Africa y Asia) comienzan su historia de "Perife- 1520 22 mayo: matanza de Alvarado de los guerreros aztecas.
ria". El “Oriente" es ahora el continente entre el Asia Menor, el 24 de junio: vence Cortés a Pánfilo Narváez.
Mar de los Arabes (Océano Indico) y el "Mar del Sur" (Océano 30 de junio: la "Noche Triste".
Pacífico). 1521 Derrota de los Comuneros (la naciente "burguesía" española)
en Valladar (España). El 13 de agosto Cortés consuma la ocu-
7. En el siglo XVIII se consuma la fusión Occidente (desde 2, todo pación del último barrio de la ciudad de México- Tenochtitlan.
confusamente), Helenicidad (que era en 1, la anti-Europa) y Euro- 1525 Asesinato de Cuauhtémoc por Cortés.
pa-Centro, con sus colonias en la Periferia. Hegel es la expresión 1545 Se descubre la mina de plata de Potosí (en el Alto Perú).
filosófico-teológica más impresionante de esta nueva ideología. 1546 Se descubre la mina de plata de Zacatecas (en México).
Sólo ahora es, por primera vez, Europa Occidental. Nunca se 1553 Batalla del fuerte Tucapel, en la que Lautaro, jefe de los ma-
había hablado de “Europa” con la determinación "Occidental". puches en Chile, detiene a los españoles en el Sur (termina la
"Conquista" de las culturas urbanas).
8. Con el colonialismo, los racismos, nacionalismos (como el de Hit-
ler y con la ideología de la CIA, por ejemplo), la "Cultura (o Ci-
vilización) Occidental" no es sólo Europa. Ahora Europa es una La "conquista espiritual". Del "fin del mundo" al "Sexto Sol"
“parte” de dicha cultura, Es la cultura y sistema Centro-europeo-
norteamericano. Por otra parte, el concepto ideológico norteame- 1524 Llegan los "Doce apóstoles" franciscanos a México (la "Edad
ricano de "Hemisferio Occidental" excluye el “Sur”: Africa y Amé- dorada" de Mendieta: 1524-1564).
Cronología 173

rica Latina son parte geográficamente de ese Hemisferio, pero no


700 Fundación de Tula. se los incluye; en realidad sólo se entiende el "Hemisferio Occi-
711 Conquista musulmana de la Península Ibérica. dental Norte"). En su sentido más amplio la Cultura Occidental
718 Comienza con Covadonga la "Reconquista" (718-1492). puede ser la cultura de América Latina, al menos de sus élites (de
900 Quetzalcóatl, sabio sacerdote tolteca. los criollos y mestizos, como lo piensa Edmundo O'Gorman).
1398 Nace Tlacaélel en México- Tenochtitlan.
1415 Conquista de Ceuta en el Norte del Africa. 9. Además, frecuentemente, se le agrega lo de "Cristiana": Cultura
1441 Primeros esclavos africanos vendidos por Portugal. Se inventa (Civilización) Occidental y Cristiana. En realidad e histórica-
la carabela. mente el "Cristianismo" nada tiene de occidental, ya que es una re-
1460 Muere Enrique El Navegante, príncipe portugués. ligión que nace en el mundo semita (como la religión islámica),
1485 Consagración del Templo Mayor de México a Huitzilopochtli. del judaismo, y es geográfica y culturalmente completamente
1487 Matanza de musulmanes en Málaga. Se cruza el Cabo de Bue- "oriental", asiática, por su situación en el Imperio romano (en la
na Esperanza y se llega al Mare Islamicum. parte más "Oriental" del Imperio en términos absolutos). El "Cris-
1489 Heinrich Hammer confecciona el mapa de la "Cuarta península tianismo" proviene de un "mundo" más oriental que el mismo he-
asiática" en Roma. lenismo (que históricamente nunca fue "europeo"). La expresión
1492 Enero 6: Ocupación de Granada por los reyes católicos, derrota Cultura (o Civilización) Occidental y Cristiana es un sincretismo
del sultán Boabdil. Nebrija publica la gramática castellana. contradictorio e ideológico, antisemita primero (con Hitler y los
integrismos en el Centro y la Periferia), antisocialista después (el
"Oriente" será ahora, desde el triunfo de la revolución leninista, el
La "invención" del ser-asiático de las islas del Mar Océano Socialismo real). Se ha fusionado un nuevo elemento: la "cultura
occidental y cristiana". Oriente-Occidente es la bipolaridad ideo-
1492 Octubre 12: Cristóbal Colón llega a unas islas en el occidente lógica de la "Guerra Fría" posterior a la Segunda Guerra llamada
del Mar Océano. Nace el Atlántico (Mar del Norte). Mundial (en realidad, guerra intracapitalista del Centro).
1493 Segundo viaje de Colón.
10. Por su parte, el concepto de Modernidad, aunque surge al final del
siglo XV o comienzo del XVI, con obras tales como Mundus No-
vus: lo "nuevo", moderno, será sólo desde el siglo XVIII, de he-
cho, el nombre de la cultura de "Europa " (cuyo significado está in-
dicado en el sentido 6), y de "Occidente" (en el sentido 7); una
Europa como Centro (excluyéndose rápidamente a España y Por-
tugal desde el siglo XVIII, que es la Europa del Sur que no es
nombrada ya por Hegel).

11. Para encontrar el concepto de cultura o sistema Capitalista, pro-


piamente industrial, debemos remontamos hasta el siglo XVIII.
Por el fenómeno de la burocratización, secularización y otros, pro-
pios del capitalismo, es como entiende la "Modernidad" Max We-
ber. Es una nueva ecuación: Modernidad = Europeo (sentido 6) +
Occidental (sentido 7) + Capitalista (sentido 11).

12. El Spät-kapitalismus es un momento avanzado del capitalismo y de


la "Modernidad " ya en pleno siglo XX (en el sentido de Haberrnas ).
174 183

Estos son 12 posibles sentidos (y hay más) de estas palabras que se Mapa de la “Cuarta península asiática”
usan rápidamente, pero que están contaminadas ideológicamente de de Henricus Martellus (Florencia 1489)
eurocentrismo, falacia desarrollista e imprecisiones propias de lo "ob- con aclaración de las explicaciones
vio" pero nunca clarificado adecuadamente. Tendremos en cuenta es-
tos sentidos de las palabras en todas nuestras conferencias, por ello re-
mitiremos continuamente a este Apéndice 1.

______________
Fuente: Gustavo Vargas Martínez, América en un mapa de 1489, inédito, Bogotá,
1991.
182 Apéndice 2

Apéndice 4 Dos paradigmas de Modernidad

Mapa de la II Cuarta península asiática II


de Henricus Martellus (Florencia 1489) Definiciones

Semánticamente la palabra "Modernidad" tiene ambiguamente dos


contenidos:

1) Por su contenido primario y positivo conceptual, la “Modemidad"


es emancipación racional. La emancipación como “saIida"1 de
la inmadurez por un esfuerzo de la razón como proceso crítico,
que abre a la humanidad a un nuevo desarrollo histórico del ser
humano.

2) Pero, al mismo tiempo, por su contenido secundario y negativo


mítico2, la “Modemidad" es justificación de una praxis irra-
cional de violencia. El mito podría describirse así: a) la civiliza-

______________
1
Kant, Was heisst Aufklärung?, A 481.
2
Es sabido que Max Horkheimer- Theodor Adorno, Dialektik der Aujklärung
(1944), Fischer, Frankfurt, 1971 (véase Jürgen Habermans, Der philosophis-
che Diskurs der Moderne, Suhrkamp, Frankfurt, 1988, pp. 130 ss.: "Die
Verschlingung von Mythos und Aufklärun"), define un cierto nivel mítico de
______________ la Modernidad, que Habermas no puede admitir. Nuestro sentido de "mito"
Fuente: Gustavo Vargas Martínez, América en un mapa de 1489, inédito, Bogotá, se sitúa, no en un nivel intra-europeo (como en el caso de Horkheimer, Ador-
1991; Paul Gallez, Crist6bal de Haro: banqueros y pimenteros en busca del estre- no o Habermas), sino en un nivel Centro-Periferia, Norte-Sur, es decir, en un
cho magallánico, Instituto Patagónico, Bahía Blanca, 1991, y del mismo autor, La nivel mundial.
Cola del Drag6n: América del sur en los mapas antiguos. medievales y renacen-
tistas, Instituto Patagónico, Bahía Blanca, 1990.
176 181

ción moderna se autocomprende como más desarrollada, superior Apéndice 3


(lo que significará sostener sin conciencia una posición ideo-
lógicamente eurocéntrica). b) La superioridad obliga a desarrollar El descubrimiento del Atlántico
a los más primitivos, rudos, bárbaros, como exigencia moral. c) El hasta 1502
camino de dicho proceso educativo de desarrollo debe ser el se-
guido por Europa (es, de hecho, un desarrollo unilineal y a la eu-
ropea, lo que determina, nuevamente sin conciencia alguna, la
"falacia desarrollista"). d) Como el bárbaro se opone al proceso
civilizador; la praxis moderna debe ejercer en último caso la vio-
lencia si fuera necesario, para destruir los obstáculos de la tal
modernización (la guerra justa colonial). e) Esta dominación pro-
duce víctimas (de muy variadas maneras), sacrificio que es inter-
pretado como un acto inevitable, y con el sentido cuasi-ritual de
sacrificio; el héroe civilizador inviste a sus mismas víctimas del
carácter de ser holocaustos de un sacrificio salvador (del coloniza-
do, esclavo africano, de la mujer, de la destrucción ecológica de la
tierra, etcétera). f) Para el moderno, el bárbaro tiene una "culpa"3
(el oponerse al proceso civilizador)4 que permite a la "Mo-
dernidad" presentarse no sólo como inocente sino como "eman-
cipadora" de esa "culpa" de sus propias víctimas. g) Por último, y
por el carácter "civilizatorio" de la "Modernidad", se interpretan
como inevitables los sufrimientos o sacrificios (los costos) de la
"modernización" de los otros pueblos "atrasados" (inmaduros)5,
de las otras razas esclavizables, del otro sexo por débil, etcétera.

3) Para la superación de la "Modernidad" (no como Post-mo-


dernidad, que ataca a la razón en cuanto tal, desde el irracionalis-
mo de la inconmensurabilidad, sino como Trans-Modernidad, que
ataca como irracional a la violencia de la Modernidad, en la afir-
mación de la "razón del Otro"), será necesario negar la negación
del mito de la Modernidad. Para ello, la "otra-cara" negada y vic- 1: ruta de los Vikingos. 2: viajes ingleses de Juan Caboto. 3: ruta de ida a Guinea.
timada de la "Modernidad" debe primeramente descubrirse como 5: ruta de ida a la India, según queda establecida a partir de 1500.6: ruta de regre-
"inocente": es la "víctima inocente" del sacrificio ritual, que al so de la India (a partir del Ecuador coincide con la "volta da Mina"). 7 y 8: ida y
descubrirse como inocente juzga a la "Modernidad" como culpa- regreso del primer viaje de Cristóbal Colón, 1492 (tramos de costa americana co-
nocidos en 1502, fechas de descubrimiento de algunos puntos del litoral en Africa
ble de la violencia sacrificadora, conquistadora originaria, cons- y en el Nuevo Mundo, y las dos primeras feitorias permanentes de los lusitanos en
Africa). 9,10 y 11: principales reinos islamizados del Africa subsahariana, de los
____________ que partían las rutas de caravanas hacia el Norte.
3
Kant, Op. cit., nos habla de inmadurez "culpable (verschuldeten)".
4
El mismo Francisco de Vitoria, profesor de Salamanca, admite como última _______________
Fuente: Guillermo Céspedes del Castillo, América Hispánica (1492-1898), en His-
razón para declarar la guerra, el que los indígenas opongan impedimentos a toria de España, de Manuel Tuñon de Lara, Labor, Madrid, t. VI, 1983, p. 46.
la predicación de la doctrina cristiana. Sólo para destruir esos obstáculos se
puede hacer la guerra.
5
Para Kant "unmundig": inmaduro, rudo, no-educado.
180 177

II) Relaciones con una cierta dirección o flechas: titutiva, esencial. Al negar la inocencia de la "Modernidad" y al
afirmar la Alteridad de "el Otro", negado como víctima culpable,
a: Historia europea medieval (lo pre-moderno) permite “des-cubrir" por primera vez la "otra-cara" oculta y esen-
b: Historia "moderno"- europea cial a la "Modernidad": el mundo periférico colonial, el indio sa-
c: Praxis de realización de C crificado, el negro esclavizado, la mujer oprimida, el niño y la
d: Historia amerindia pre-europea (de Africa y Asia igual- cultura popular alienadas, etcétera (las "víctimas" de la "Moderni-
mente) dad") como víctimas de un acto irracional (como contradicción
e: Historia colonial y dependiente mercantilista del ideal racional de la misma Modernidad).
f: Historia del Mundo periférico al capitalismo industrial
g: Praxis de realización de F (desarrollismo) 4) Sólo cuando se niega el mito civilizatorio y de la inocencia de la
h: Praxis de liberación o de realización de G violencia concomitante, se reconoce la injusticia de la praxis sa-
i: Praxis de solidaridad del Centro con la Periferia crificial fuera de Europa (y aún en Europa misma), entonces se
1,2,3, n: Tipos históricos de dominación (de A sobre---> D, etc.) puede igualmente superar la limitación esencial de la “razón
emancipadora”. Se supera la razón emancipadora como "razón li-
beradora" cuando se descubre el "eurocentrismo" de la razón ilus-
III) Los dos paradigmas de Modernidad: trada, cuando se define la "falacia desarrollista" del proceso de
modernización hegemónico. Esto es posible, aún para la razón de
[ ]: Paradigma eurocéntrico de "Modernidad": [R->K->B->C] la Ilustración (más allá de una razón comunicativa todavía euro-
{ }: Paradigma mundial de "Modernidad/Alteridad" (hacia una "Trans- céntrica y desarrollista, y por supuesto de una razón estratégica o
Modernidad"): {A/D->B/E->G} instrumental), cuando éticamente se descubre la dignidad del Otro
(de la otra cultura, del otro sexo y género, etcétera); cuando se de-
clara inocentes a las víctimas desde la afirmación de su Alteridad
como Identidad en la Exterioridad como personas que han sido
negadas, como su propia contradicción, por la Modernidad. De
esta manera, la razón moderna es trascendida (pero no como ne-
gación de la razón en cuanto tal, sino de la razón violenta euro-
céntrica, desarrollista, hegemónica). Se trata de una "Trans-Mo-
dernidad" como proyecto mundial de liberación (y no como pro-
yecto universal unívoco, que no es sino la imposición violenta so-
bre el Otro de la razón particular de Europa, del machismo unila-
teral, del racismo blanco, de la cultura occidental como la humana
en general) donde la Alteridad, que era co-esencial de la Moderni-
dad, se realice igualmente. La "realización" de la Modernidad no
se efectúa en un pasaje de la potencia (de la Modernidad) al acto
de la Misma (la Modernidad europea). La “realización” sería aho-
ra el pasaje trascendente, donde la Modernidad y su Alteridad ne-
gada (las víctimas), se co-realizarán por mutua fecundidad crea-
dora. El proyecto trans-moderno es una co-realización de lo im-
posible para la sola Modernidad; es decir, es co-realización de
solidaridad, que hemos llamado analéctica (o analógica, sincréti-
ca, híbrida o "mestiza") del Centro/Periferia, Mujer/Narón, diver-
sas razas, diversas etnias, diversas clases, Humanidad/tierra, Cul-
178 179

tura occidental/culturas del Tercer Mundo, etcétera; no por pura tió su carácter mítico-sacrificial con respecto a "los otros". Montaigne
negación, sino por subsunción desde la Alteridad6 (Subsuntion, lo vio de alguna manera cuando escribió:
que es la trans-conceptualización de Marx, por su etimología lati-
“Así, podemos llamarlos bárbaros con respecto a nuestras reglas de la
na, de la Aufhebung hegeliana). razón, pero no con respecto a nosotros, que los rebasamos en toda
especie de barbarie”8.
De manera que no se trata de un proyecto pre-moderno, como afir-
mación folklórica del pasado; ni un proyecto anti-moderno de grupos
conservadores, de derecha, de grupos nazis o fascistas o populistas; ni Dos paradigmas de modernidad
un proyecto post-moderno como negación de la Modernidad como
crítica de toda razón, para caer en un irracionalismo nihilista. Debe ser Simplificación esquemática de algunos momentos que codeterminan
un proyecto "trans-moderno" (y sería entonces una "Trans-Moderni- la comprensión de ambos paradigmas
dad") por subsunción real del carácter emancipador racional de la
Modernidad y de su Alteridad negada ("el Otro" que la Modernidad),
por negación de su carácter mítico (que justifica la inocencia de la
Modernidad sobre sus víctimas y por ello se torna contradictoriamente
irracional). En ciertas ciudades de la Europa medieval, en las renacen-
tistas del "Quatrocento", creció formalmente la cultura que producirá
la Modernidad. Pero la Modernidad realmente puede nacer cuando se
dieron las condiciones históricas de su origen efectivo. 1492 -su
empírica mundialización, la organización de un mundo colonial, y el
usufructo de la vida de sus víctimas, en un nivel pragmático y eco-
nómico-. La Modernidad nace realmente en 1492: esa es nuestra tesis.
Su real superación (como Subsuntion y no meramente como Aufhe-
bung hegeliana) es subsunción de su carácter emancipador racional Léase diacrónicamente desde A hacia G y de a hacia i.
europeo trascendido como proyecto mundial de liberación de su Alte-
ridad negada: la "Trans-Modernidad" (como nuevo proyecto de libe-
ración político, económico, ecológico, erótico, pedagógico, religioso, I) Determinaciones más relevantes:
etcétera).
A: Europa en el momento del "descubrimiento" (1492)
Proponemos entonces dos paradigmas contradictorios: el de la mera B: El presente europeo moderno
"Modernidad" eurocéntrica, y el de la Modernidad subsumida en un C: Proyecto de "realización" (habermasiana) de la "Modernidad"
horizonte mundial, donde el primero cumplió una función ambigua P: Proyecto del nihilismo post-moderno
(por una parte, como emancipación; y, por otra, como mítica cultura D: La "invasión" del continente (de Africa y Asia posteriormente)
de la violencia). La realización del segundo paradigma es un proceso E: El presente "periférico"
de "Trans-Modernidad". Sólo el segundo paradigma incluye a la F: Proyecto dentro del "Nuevo Orden Mundial" dependiente
"Modernidad/Alteridad" mundial. En la obra de Tzvetan Todorov, No- G: Proyecto mundial de liberación ("Trans-modernidad")
sotros y los otros,7 el "nosotros" son los europeos, y "los otros" so- R: Renacimiento y Reforma
mos nosotros, los pueblos del mundo periférico. La Modernidad se de- K: La "Aufklärung" (el capitalismo industrial)
finió como "emancipación" con respecto al "nosotros", pero no advir-
______________
_____________ 8
“Des Cannibales", en Oeuvres Complètes, Gallimard-Pléiade, Paris, 1967, p.
6
Véase mi Philosophie der Befreiung, con respecto al "momento analéctico" 208.
del movimiento dialéctico subsuntivo (5.3).
7
Seuil, Paris 1989.

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