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Entendemos por confort térmico cuando las personas que lo habitan no experimentan sensación

de calor ni frio, o, dicho de otro modo, cuando las condiciones de humedad, temperatura y
movimiento de aire es agradable y adecuado a la actividad que se realiza en su interior.

La complejidad de evaluar el confort térmico (interpretamos sensaciones con valores


subjetivos) nos lleva a estudiar variables como la temperatura del aire, la temperatura de las
paredes, suelos, techos, humedad del aire y velocidad del aire.

Temperatura media del aire: Passivhaus interpreta un valor mínimo de confort en invierno de
20º y en verano un valor máximo de 25º.

Humedad: Humedades entre el 40 y 70% nos pueden dar sensación de confort. La vinculación
entre humedad y temperatura nos puede variar nuestro bienestar. Si mantenemos humedades no
excesivamente altas, con temperaturas incluso superiores a 25º podemos obtener sensaciones de
confort positivas.

Ventilación: Sabiendo que una de las particularidades de una casa pasiva es su hermeticidad al
paso del aire, las viviendas construidas según el estándar Passivhaus realizan su ventilación de
una manera controlada y continua. Se dimensionan caudales de ventilación por persona
inferiores a 0,3 renovaciones/hora con una velocidad del aire menor a 1m/s para evitar
corrientes de aire.

Siguiendo los principios constructivos de una vivienda pasiva, descubriremos una manera de
vivir diferente, con estancias a una temperatura constante en toda la vivienda, sin saltos
térmicos entre habitaciones con diferentes orientaciones, sin infiltraciones de aire no deseadas y
con un confort térmico garantizado
El confort térmico es una sensación neutra de la persona respecto a un ambiente térmico
determinado. Según la norma ISO 7730 el confort térmico “es una condición mental en la que se
expresa la satisfacción con el ambiente térmico”.

El confort térmico depende de varios parámetros globales externos, como la temperatura del aire,
la velocidad del mismo y la humedad relativa, y otros específicos internos como la actividad física
desarrollada, la cantidad de ropa o el metabolismo de cada individuo.

Para llegar a la sensación de confort, el balance global de pérdidas y ganancias de calor debe ser
nulo, conservando de esta forma nuestra temperatura normal, es decir cuando se alcanza el
equilibrio térmico.

A continuación exponemos algunos intervalos de valor de los parámetros de confort externos que
interactúan entre sí para la consecución del confort térmico y que se encuentran representados en
las Cartas Bioclimáticas:

 Temperatura del aire ambiente: entre 18 y 26 ºC


 Temperatura radiante media superficies del local: entre 18 y 26 ºC
 Velocidad del aire: entre 0 y 2 m/s
 Humedad relativa: entre el 40 y el 65 %
¿En cuál de estas dos imágenes dirías que las personas están sintiendo un mayor confort
térmico? ¡Ojo! Antes de que te lances a responder ten en cuenta que en este asunto entran en
juego muchos parámetros físicos, y no sólo el de la temperatura.
De hecho, evaluar la sensación de confort térmico es una labor compleja porque supone
valorar sensaciones que cuentan con una importante carga subjetiva. Según la norma ISO
7730 el confort térmico se define como “esa condición de la mente en la que se expresa la
satisfacción con el ambiente térmico”. Para alcanzar esa satisfacción, la primera condición es
la “neutralidad térmica”, es decir, que la persona no siente ni demasiado calor, ni demasiado
frío.
Pese a que como hemos visto, nos movemos dentro del terreno de la subjetividad y hay
personas que se pueden considerar muy calurosas o muy frioleras, sí existen una serie de
variables modificables que influyen en los intercambios térmicos entre el individuo y el medio
ambiente y que contribuyen a la sensación de confort.
¿Qué parámetros entran en juego?
Hemos de tener en cuenta que todo tipo de trabajo físico genera calor en el cuerpo y que por
este motivo el hombre posee un sistema de autorregulación, el objetivo de éste es mantener
una temperatura constante en nuestro organismo, en torno a los 37ºC. El confort térmico
depende del calor producido por el cuerpo y de los intercambios entre éste y el medio
ambiente.
En ese intercambio entran en juego la temperatura, la humedad del aire, vestimenta y
velocidad del aire.
Temperatura
La temperatura seca del aire es la temperatura a la que se encuentra el aire que rodea al
individuo. La diferencia entre esta temperatura y la de la piel de las personas determina el
intercambio de calor entre el individuo y el aire, a este intercambio se le denomina
«intercambio de calor por convección».
También existe el intercambio de calor por radiación entre unas y otras superficies del
ambiente (piel, máquinas, cristales, paredes, techos, etc.), que hace que, por ejemplo, pueda
ser agradable estar en una casa en la que la temperatura es de 15º C, pero sus paredes están
a 22º C. Si la temperatura de la piel es mayor que la temperatura radiante media, el cuerpo
cede calor por radiación al ambiente; si es al revés, el organismo recibe calor del medio.
Humedad
Seguro que más de una vez lo has notado, en días calurosos, cuanta más humedad hay en el
ambiente menor es la transpiración y la sensación de calor es más alta. Por tanto, si la
humedad relativa es menor, más fácil se evapora el sudor de nuestra piel y nos sentiremos
más frescos. Sin embargo, cuando las temperaturas son bajas, la sensación de frío también
aumenta si la humedad relativa del aire está en valores muy elevados.
Como en todo, en el término medio está la virtud. Así, los extremos de humedad no son
buenos para la salud, valores de humedad inferiores al 20% pueden ocasionar, por ejemplo,
infecciones en las vías respiratorias. Por otro lado, una humedad superior al 80% tampoco es
recomentadeble ya que en estas condiciones proliferan los ácaros, hongos y bacterias.
Por poner un ejemplo, supongamos que la temperatura es de 21ºC con una humedad relativa
del 30%, la sensación térmica será del 19,4ºC, mientras que si la humedad aumentase hasta
el 70% sin aumentar la temperatura, nuestra sensación será de 21,1 ºC, es decir, 1,7ºC más.
Movimiento del Aire
El movimiento del aire también influye en la sensación térmica. De este modo, el viento tiende
a hacer descender la sensación térmica hasta temperaturas de 40ºC, a partir de ésta la
sensación de calor aumenta cuanto más fuerte sople.
El aire que nos rodea está en constante movimiento, considerando como valor adecuado los
0,25 m/s a una altura del suelo inferior a 2 m. Una velocidad mayor produce un efecto
desagradable, que se hace difícil de soportar, tanto más cuanto menor sea la temperatura del
aire. Una velocidad inferior a 0,1 m/s produce asimismo una sensación de falta de aire, que
ocasiona también molestias.
Vestimenta
El tipo de ropa que llevamos también influye en nuestra sensación de confort térmico. Hemos
de tener en cuenta que cuanto mayor es la resistencia térmica de las prendas de vestir, más
difícil es para el organismo desprenderse del calor generado y cederlo al ambiente. El confort
térmico se alcanza cuando se produce cierto equilibrio entre el calor generado por el
organismo como consecuencia de la demanda energética y el que es capaz de ceder o recibir
del ambiente.
Cómo conseguir el confort en el hogar
Ya hemos visto que hay cantidad de factores que influyen en la sensación de confort térmica,
sin embargo, lo cierto es que en el hogar entran en juego principalmente dos: la humedad y la
temperatura.
Por tanto, la temperatura ideal en una vivienda ha de estar entre 21 ºC y 26 ºC y una humedad
de entre el 30 y el 60 por ciento. En este caso, no sería necesario recurrir al aire
acondicionado o la calefacción ya que la sensación térmica debería ser de confort.
Mediante un sistema adecuado de climatización del aire se debe crear un clima interior
confortable para la mayoría de los ocupantes de un espacio, de manera que se pueda calentar
el aire en la estación fría y refrigerar durante la cálida.
Para conseguir que tu vivienda cuente con las mejores condiciones de confort térmico
ahorrando además en tu factura energética, puedes ponerte en contacto con una empresa de
servicios energéticos como Remica a través del teléfono 91 396 03 03 o del correo electrónico
(remica@remica.es)

Cómo mejorar nuestro confort


térmico; sistemas de ventilación
con recuperador de calor
PUBLICADO POR S&P EL FEB 05, 2018
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Podemos decir que confort térmico es la sensación que experimentan


las personas cuando no sienten ni frío ni calor con respecto al ambiente
en el que viven o desarrollan su actividad, es decir, perciben una
sensación de satisfacción con el entorno térmico.
Y es que el concepto de confort térmico no es sencillo en su interpretación; es un concepto
subjetivo, que no puede expresarse en grados y no puede ser definido por rangos de
temperatura aceptables ya que se trata de una experiencia personal en la que influyen
diversas variables como la humedad y la velocidad del aire, la vestimenta de las personas,
la actividad física que desarrollen… y además de todo esto, puede ser diferente de un
individuo a otro dentro de un mismo espacio.

Por ejemplo, una persona vestida de una manera determinada subiendo escaleras en un
ambiente frío sentirá sensación de calor mientras que otra persona sentada con la misma
vestimenta, sentiría demasiado frío en ese mismo ambiente.
Además, deberemos tener en cuenta que en el ámbito laboral, el concepto de confort
térmico cobra especial relevancia ya que trabajar en condiciones de excesivo frío o calor
genera una disminución en el rendimiento del trabajo, pérdida de concentración y en
consecuencia un aumento de los errores. Está demostrado que desarrollar determinadas
actividades profesionales en ambientes poco confortables térmicamente puede incrementar
el riesgo de accidentes laborales.

En este sentido, diversos estudios sobre salud y seguridad sugieren que se puede hablar
de un entorno laboral con un “confort razonable” cuando al menos el 80% de los ocupantes
que realizan su labor en dicho ambiente, consideran la temperatura ambiente como
confortable.

Existen diversos factores que influyen en el confort térmico, unos de tipo ambiental y otros
de tipo personal que desarrollaremos a continuación.

Factores ambientales
Dentro de los factores ambientales que influyen en nuestra sensación de confort térmico,
existen tres variables fundamentales:

 Temperatura del aire; la temperatura seca del aire es la temperatura a la que se


encuentra el aire que rodea al individuo. La diferencia entre esta temperatura y la de
la piel de las personas determina el intercambio de calor entre el individuo y el aire y
a este intercambio se le denomina «intercambio de calor por convección» mientras
que se llama “intercambio de calor por radiación”, al intercambio de calor entre
distintas superficies del ambiente (piel, paredes, techos…). Se consideran
temperaturas de confort térmico las que van desde los 21 grados en los meses de
invierno hasta los 25 grados en los meses estivales.
 Humedad relativa; La relación entre la cantidad real de vapor de agua que está en el
aire y la cantidad máxima que podría llegar a contener. Cuanto mayor es
la humedad relativa, más difícil es perder calor a través de la evaporación del sudor
y por ello, nuestra sensación de confort es mayor con un calor seco que con un calor
húmedo. Se considera que humedades entre el 40 y el 70% pueden dar sensación de
confort.
 Velocidad del aire; en referencia a la velocidad del aire con el que una persona está
en contacto (medida en m / s). Cuanto más rápido se mueve el aire, mayor es el
intercambio de calor entre la persona y el aire (por ejemplo, las corrientes de aire
generalmente nos hacen sentir más fríos). Los parámetros de confort en cuanto a la
velocidad del aire aconsejan un máximo de 2 m/s.

Factores personales
El confort térmico puede verse afectado también por una serie de factores personales que
serían:
 Indumentaria; la ropa de las personas incide directamente en el intercambio de calor
con el aire y las superficies circundantes.
 Actividad física; el nivel de actividad de las personas o trabajadores, es decir el calor
que se genera por el metabolismo muscular, incide significativamente en la
percepción de la sensación de confort térmico.
 Bienestar y enfermedades; el acceso a la comida o bebida, la aclimatación o el estado
de salud son otros factores que influyen en la sensación de confort térmico.

Medidas preventivas para el confort térmico


A la hora de prevenir cualquier situación de falta de confort térmico en el ambiente, será
fundamental contar con un adecuado sistema de climatización del aire y en este sentido, un
sistema de ventilación apropiado contribuirá no sólo a mejorar la sensación de confort
ambiental, sino que ayudará también a reducir la contaminación del aire interior.

Una de las soluciones para conseguir un ambiente térmico idóneo se basa en la ventilación
mecánica de doble flujo con recuperador de calor. Mediante este sistema, podremos no
sólo, renovar el aire, sino mejorar el confort reduciendo la sensación de corriente y filtrando
el aire exterior todo ello reduciendo nuestra factura energética.

El recuperador de calor es un equipo que funciona mediante una serie de ventiladores y un


intercambiador de calor que nos permiten renovar el aire interior mediante la inyección de
aire limpio del exterior y la extracción del aire viciado del interior.

La cesión de calor en este tipo de dispositivos nos permiten además calentar el aire frío que
entra del exterior en invierno, mientras que en verano pueden enfriar el aire caliente del
exterior.

Los recuperadores de calor disponen además de unos filtros que reducen el nivel de
contaminantes y mejorar notablemente la calidad del aire interior.

En definitiva, un sistema de ventilación mecánica de doble flujo con recuperador de calor


nos permitirá disponer de un sistema de ventilación controlada, sin cambios bruscos de
temperatura ni humedad que puedan alterar nuestras condiciones de confort térmico en el
hogar o en el centro de trabajo.
El confort térmico
Publicado por: Administración marzo 10, 2015
Autor: Arq. María Blender
El confort térmico es la sensación que expresa la satisfacción de los usuarios de los edificios con el ambiente
térmico. Por lo tanto es subjetivo y depende de diversos factores.
El cuerpo humano “quema” alimento y genera calor residual, similar a cualquier máquina. Para mantener su
interior a una temperatura de 37°C, tiene que disipar el calor y lo hace por medio de conducción, convección,
radiación y evaporación. En la medida como se acerca la temperatura ambiental a la temperatura corporal, el
cuerpo ya no puede transmitir calor por falta de un gradiente térmico, y la evaporación queda como única
forma de enfriamiento.
Una de las funciones principales de los edificios es proveer ambientes interiores que son térmicamente
confortables. Entender las necesidades del ser humano y las condiciones básicas que definen el confort es
indispensable para el diseño de edificios que satisfacen los usuarios con un mínimo de equipamiento
mecánico.
Factores
La producción de calor del cuerpo depende principalmente del nivel de actividad de la persona.
Para la disipación de calor, estos factores son críticos:
 Factores ambientales
 Temperatura del aire
 Humedad relativa del aire
 Movimientos de aire
 Temperatura media radiante
 Factores personales
 Vestimenta de la persona
La sensación térmica además depende fuertemente de las expectativas de la persona. Así que influyen el clima
exterior, la estación del año y la hora del día, el asoleamiento, la iluminación y la calidad del aire interior,
entre otros.
Las recomendaciones y normas pueden diferir bastante en los valores concretos para los factores ambientales.
Esto se debe a la complejidad de las interacciones entre los diferentes elementos. Además hay que considerar
que la mayoría de los criterios fueros desarrollados para el caso de invierno, con temperaturas exteriores bajas
y calefacción ambiental, y para ambientes de estadía permanente.
Temperatura del aire
La temperatura del aire determina cuánto calor el cuerpo pierde hacia el aire, principalmente por convección.
La temperatura del aire basta para calificar el confort térmico siempre y cuando la humedad y la velocidad del
aire y el calor radiante no influyen mucho en el clima interior.
El rango de confort se extiende de alrededor de 20°C en invierno a alrededor de 25°C en verano.
Para el confort también es importante el gradiente térmico vertical. Se aconseja que entre la cabeza y los pies
no debería haber una diferencia mayor a 3 Kelvin. No deseables son cambios fuertes de temperatura.
La temperatura del aire percibida como agradable está en estrecha relación con los otros factores ambientales.
De tal manera que una temperatura ambiental insatisfactoria puede compensarse, dentro ciertos rangos,
mediante ajustes de uno o más de los otros factores ambientales. El uso de la vestimenta apropiada también
entra en esta categoría, pero a nivel personal.
Humedad relativa del aire
La evaporación de humedad de la piel es principalmente una función de la humedad del aire. El aire seco
absorbe la humedad y enfría el cuerpo efectivamente. Favorable para la salud humana es una humedad
relativa del aire entre los 30 a 40% como mínimo y 60 a 70% como máximo.
Confort térmico
Movimientos de aire
El movimiento del aire influye fuertemente en la pérdida del calor del cuerpo por convección y por
evaporación. Las velocidades de aire hasta 0,1 m/s por lo general no se perciben.
En general son agradables y deseables los movimientos entre 0,1 a 0,2 m/s. Cuando los movimientos de aire
enfrían el cuerpo humano más allá de lo deseado se habla de corrientes.
Representan un serio problema de confort térmico en los edificios. No obstante a temperaturas ambientales
altas, las brisas hasta 1,0 m/s pueden sentirse agradables, en dependencia del nivel de actividad y de la
temperatura.
Sobre los 37°C el aire en movimiento calienta la piel por convección y a la vez la enfría por medio de
evaporación. Más alta la temperatura, menor es el efecto refrigerante.
Confort térmico

Temperatura radiante media


La temperatura radiante media representa el calor emitido en forma de radiación por los elementos del
entorno y se compone de las temperaturas superficiales ponderadas de todos los cerramientos. Es deseable
que el valor no difiera mucho de la temperatura del aire.
Confort térmico
Temperatura operativa
La temperatura operativa es útil para la evaluación del confort térmico, gracias a que de manera más fidedigna
representa la temperatura “sentida” por una persona en un ambiente interior.
Es, de manera simplificada, el valor medio entre la temperatura del aire y la temperatura radiante media. Para
el invierno se recomienda entre 20 y 22°C mientras en verano se considera aceptable entre 25 y 27°C.
En invierno se aceptan valores más bajos para los dormitorios, las cocinas y los pasillos, y se exige valores
más altos para los cuartos de baño y los dormitorios de personas enfermas.
Habitabilidad
El concepto del confort térmico va mucho más allá de la habitabilidad de los edificios. Como condición
fundamental se puede establecer que los recintos habitables no tengan moho.
Para garantizarlo, la temperatura superficial interior de la envolvente, en ningún punto debe estar debajo del
punto de rocío, para prevenir la condensación superficial. De esta regla solo se pueden exceptuar las ventanas.
La temperatura de rocío es una función de la temperatura y la humedad relativa del aire, claves para el confort
térmico.
Eficiencia energética
El confort térmico también está vinculado con la eficiencia energética. La humedad del aire no solo es
esencial para el confort, también influye directamente en la eficiencia térmica de un edificio:
 El aire húmedo es más difícil de calentar que el aire seco.
 Materiales de construcción húmedos tienen un efecto aislante drásticamente reducido.
Consecuentemente es conveniente limitar la humedad del aire en estación fría a un máximo de 50 a 60%.
Confort higro-térmico
Es evidente que la humedad es tan importante para el comportamiento térmico de un edificio como las
propiedades de temperatura. Por ese motivo en la actualidad también se habla del “confort higro-térmico”.
CONFORT
TÉRMICO
Esta generalizada la idea de que nuestro confort
térmico depende fundamentalmente de la temperatura
del aire que nos rodea, siendo una idea errónea, que
aclararé a continuación.

La temperatura del cuerpo humano es de una media de


37°C, debiendo mantenerse constante continuamente.
Para lograrlo se deben realizar intercambios de
calor con el medio que le rodea, estos intercambios
se realizan en su mayor parte a través de la piel.
Decimos que existe una situación de confort térmico
cuando el intercambio de calor es estable, es decir,
el calor que se pierde es equivalente al que se
gana.

Controlar esa constante pérdida de calor y regular


el ritmo al que se pierde, evitando por ejemplo que
sea muy elevado, supone un aporte energético extra,
para regular el balance entre las ganancias y las
pérdidas se deben tener en cuenta los diferentes los
factores de generación y pérdida de calor.

Si nos referimos a la generación de calor, hay que


tener en cuenta que cada persona tiene un
metabolismo específico que es determinante en la
cantidad de calorías que se consumen a lo largo del
día, cabe destacar que sin realizar ninguna
actividad física, el cuerpo continúa generando calor
y por consiguiente consumiendo calorías.

El cuerpo humano consume 70 Kcal/hora, sin embargo,


durante la realización de actividad física o mental
se aumenta la generación de calor pudiéndose
consumir hasta 10 veces más en el caso de un
ejercicio físico alto, pudiéndose alcanzar valores
de 700 Kcal/hora.

Si hablamos de los factores que varían el ritmo


de pérdida de calor, se debe considerar de nuevo la
peculiaridad de cada individuo, el vello y el tejido
adiposo (grasa acumulada) son “capas naturales” que
reducen la pérdida de calor, sin embargo se puede
hablar de una forma más genérica con respecto a la
ropa. En el caso más concreto de la ropa de abrigo,
al utilizarla se consigue una sensación de confort
térmico debido a que se reducen las perdidas
calóricas, manteniendo una capa entre la piel y el
tejido que nos aísla térmicamente. Sirven pues para
regular la temperatura de nuestro cuerpo y no
consumen ningún tipo de energía.

Resistencia térmica de la
ropa
INDUMENTARIA

m²·°C/W

Ropa tropical 0,045

Ropa ligera de verano 0,08

Ropa ligera de trabajo 0,11


Ropa interior para invierno 0,16

Ropa de vestir tradicional 0,23

Tabla: Resistencia térmica de la


ropa. Fuente: Autor, según ISO 7730

En cuanto a la climatización del interior de la


edificación debemos tener en cuenta los anteriores
factores, buscando el equilibrio en el que está
basado el confort térmico. Desgraciadamente es muy
común encontrarnos en verano con locales en los que
una elevada climatización, de manera contraria a lo
que se pretende, perjudica el confort. Evitar
sobredimensionar las instalaciones de climatización
o utilizar sistemas de domótica, tal y como se
explica más adelante, que regulen de manera
automática la temperatura de un local, son algunas
de las soluciones que se deben considerar. Hay que
utilizar estos sistemas de manera razonable evitando
así aumentar la demanda energética de nuestra
edificación y el despilfarro de energía.

Una vez conocemos mejor el comportamiento del cuerpo


humano térmicamente hablando, es necesario indagar
en los distintos factores climáticos que componen en
su globalidad lo que conocemos como el “clima de un
local”. Teniendo en cuenta que cada persona es
distinta y pueden existir diferencias según su
capacidad de adaptación, se han estudiado los
márgenes de confort medio para los distintos
factores climáticos.

 La temperatura del aire: se recomienda una


temperatura media de entre 18 y 24°C, sin embargo,
tal y como se ha explicado con anterioridad no es
determinante. Puede variar según la ropa, la edad,
etc.
Cabría destacar, refiriéndonos a temperatura del
aire en el interior de un local, que es aconsejable
que la temperatura de las paredes sea mayor que la
del mismo. Una habitación que tenga una temperatura
del aire de 20 °C y sus paredes a 16 °C tiene la
misma sensación de confort que otra con una
temperatura del aire de 12 °C y con las paredes a 24
°C.

Encontrarnos con este tipo de situaciones en las que


la temperatura de las paredes, suelos o techos es
mayor que la del aire suele ser característico de
las edificaciones bioclimáticas, esto es debido a
la temperatura de radiación. Podemos lograr esta
situación utilizando por ejemplo muros de gran
volumen, capaces de captar la radiación solar y
transmitirla en forma de calor al interior del
local, logrando de esta manera mejorar el confort
aun existiendo una temperatura más baja en el
interior.

 La velocidad del aire: el movimiento del aire afecta


de manera considerable la sensación de frío, debido
a que aumenta las pérdidas de calor en nuestro
organismo. Esto se debe principalmente a la
alteración de la capa aislante de nuestra piel y a
la estimulación de la evaporación del sudor, este es
el mecanismo que utiliza nuestro cuerpo para regular
la temperatura, si además le añadimos fluctuaciones
en la intensidad del aire puede producir una mayor
alteración en el confort.
La velocidad media del aire en el interior de un
local debe rondar entre 0,1 y 0,3 m/s, dependiendo
de la época del año, en las épocas más calurosas se
puede aumentar dicha velocidad para mejorar así la
refrigeración.

 La humedad relativa: es un factor determinante en lo


que se refiere al ritmo por el cual nuestro
organismo elimina el calor, cuanto mayor es la
humedad del aire, menor es la capacidad de
transpiración del cuerpo. Esta sensación térmica es
apreciable en las zonas próximas al mar, en las que
durante el verano la humedad aumenta
considerablemente la sensación de sofoco. Entendemos
la humedad relativa como el porcentaje de humedad
que tiene el aire en relación a su máximo admisible.
Los porcentajes de humedad relativa deben oscilar
entre el 30% y un máximo del 70%. El aire determina
pues, la humedad relativa, ya que el máximo
admisible de humedad está determinado por el mismo.

CONDICIONES INVIERNO VERANO

Temperatura del aire 18 – 21 grados 20 – 24 grados

Velocidad del aire < 0,15 m/s < 0,25 m/s

Humedad relativa 30 – 60% 40 – 70%

Resistencia térmica
0,16 m²·°C/W 0,08 m²·°C/W
del vestido

Tabla: Condiciones recomendadas. Fuente: Autor,


según UNE-EN ISO 7730

Además de tener en cuenta estos factores


fundamentales a la hora de lograr el deseado confort
térmico, se debe tener muy presente, el uso o
actividad que se va a desarrollar en cada local, no
es igual el consumo calórico que puede tener una
persona que se encuentra en reposo que la misma
persona caminando o trabajando. De modo que los
locales en los que se realice una actividad física
deberán estar a una temperatura más baja. Tanto el
factor de uso y actividad, como el de densidad en la
edificación, ambos contemplados en el RITE, deben
tenerse muy presentes a la hora de dimensionar
nuestras instalaciones.

Tu voto:
QUÉ ES EL CONFORT TÉRMICO Y POR QUÉ ES IMPORTANTE
15

La temperatura en entornos interiores es un tema muy interesante a tratar en la arquitectura. Se


trata, claro, de un parámetro más en la relación de confort de los ocupantes.
Que haga calor o frío en una estancia no es baladí. Seguramente, en más de una vez has estado
con más frío de la cuenta en la oficina, o has pasado calor en casa en verano.

Esto depende de la construcción y el grado de confort térmico que puede garantizar una
estructura. Sobre este concepto queremos hoy poner el foco en DmasC Arquitectos.

QUÉ ES EL CONFORT TÉRMICO


A grandes rasgos, el confort térmico es el el parámetro que garantiza un correcto
mantenimiento térmico de una estancia para asegurar la comodidad de sus ocupantes.
Claro está, es una métrica variable, ya que cada persona percibimos la sensación de calor o
frío de forma distinta. También está el hecho de que una guardería en Suecia no va a estar
construida y aislada igual que un gimnasio en Brasil.
Por eso mismo, el confort térmico tiene que adaptarse a los usos del espacio y al contexto de la
construcción.

CÓMO SE GENERA UN CORRECTO CONFORT TÉRMICO

La ganancia solar
Siempre se ha dicho que los mejores edificios son aquellos con orientación sur y, los peores,
aquellos que miran al norte.
Además de ser vox populi, es algo que se viene conociendo desde la Antigüedad. ¿El motivo de
este razonamiento? La posición del Sol.
En invierno, el Sol está más “inclinado”, por lo que no llega del todo a aquellos edificios que
“miran” al norte. Y, en caso de tenerlo orientado al este o al oeste, tendremos luz solar solo por
la mañana o por la tarde, respectivamente.

Esta es solo una variable que asegura un correcto confort térmico, conocida como ganancia
solar. Dentro de este término se englobaría cualquier acción que facilitara la cantidad de
calor generada de forma solar en el edificio. Claro está, existen otras variables como la
relación entre pared-cristales, la reflexión del sol, el aislamiento…
La inercia térmica
Otro de los factores clave en el confort térmico es la inercia de los materiales.

Esta inercia térmica está controlada por los materiales y el tipo de estructura usada en la
construcción del edificio.
Estos materiales (ladrillo, piedra, madera…) reaccionan con la temperatura exterior y
aseguran que el interior se mantenga más frío o más cálido durante un período más largo.
Por ejemplo, ladrillos y piedra se considera que tienen alta inercia térmica. Debido a esto, se
usan para mantener el interior fresco en épocas calurosas.
Por su parte, otros materiales tradicionalmente usados para la construcción como la madera,
como la madera, son de baja inercia térmica. De ahí que sean usados en lugares más fríos para
que los interiores se calienten antes.

Aquí entra en juego lo que se conoce como aislamiento y material envolvente.


Aislamiento
El aislamiento exterior de un edificio es una cubierta construida o instalada en, como su
nombre indica, la parte externa del mismo. Esto se usa para aislarlo térmicamente del exterior,
mediante diversos procedimientos.
Por ejemplo, una aplicación muy frecuente a día de hoy es la colocación del SATE (Sistema de
Aislamiento Térmico Exterior). Gracias a esto, se consigue reducir la superficie de puentes
térmicos, aquellas zonas que dejan pasar el calor o el frío, para mantener la temperatura interior
ideal durante más tiempo.
Ventilación
La ventilación es el último punto importante en el tratamiento del confort térmico en un
edificio.

El objetivo de esta es que se libere humedad mediante las corrientes de aire y se dé un flujo
constante del mismo.
Por ejemplo, si estamos en una habitación pequeña y cerrada, hará más calor que si tiene la
ventana abierta. De ahí que se recomiende abrir todas las ventanas y puertas exteriores durante
las mañanas de verano.

Para una correcta ventilación, lo ideal sería que todo proviniera de corrientes naturales con
aire a diferentes temperaturas.
Sin embargo, a día de hoy es mucho más común garantizar una correcta ventilación y
climatización gracias a procesos mecánicos.
EL FUTURO DEL CONFORT TÉRMICO

Nuestros deseos de estar a gusto en la oficina o en casa no van a cambiar.

Sin embargo, sí lo tiene que hacer, por las buenas o por las malas, la forma en la
que garantizamos el confort térmico de los edificios.
El planeta se está calentando poco a poco, y las emisiones a causa de la calefacción y el aire
acondicionado no ayudan.

Por eso mismo, lo más recomendable es que desde el sector de la construcción aportemos ideas
y proyectos centrados en la rehabilitación y construcción de edificios más sostenibles, que
garanticen por sí solos una temperatura ideal en el interior de forma pasiva

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