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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA


MINISTERIO VENEZOLANO MICRO MISIÓN SIMÓN RODRÍGUEZ
GUASDUALITO ESTADO APURE

LA INVESTIGACIÓN COMO PRÁCTICA EDUCATIVA.


EL INVESTIGADOR AGITADOR.

Facilitador: Participante:
Uriel Gómez Mercado, Rosa
C.I. 16.155.028

Julio, 2019
La Investigación como Práctica Educativa. El Investigador Agitador.

La finalidad de la investigación en Educación es conocer (describir,


comprender) con cierta precisión una determinada realidad educativa, sus
características y funcionamiento, así como la relación que existe entre los
elementos que la configuran. Ello facilita posteriormente, si es el caso, hacer
valoraciones y diagnósticos adecuados de la misma, así como ciertas
predicciones de su futuro funcionamiento, e identificar los factores que causan
en ella determinados efectos. Estas posibilidades que brinda la investigación
sientan las bases para la intervención educativa, que tiene como finalidad
actuar sobre una situación para mejorarla.
En este sentido, la investigación en Educación, por tanto, está muy
vinculada a la práctica educativa. Por ello se suele diferenciar entre
investigación básica e investigación aplicada. Una y otra se complementan
mutuamente: la práctica educativa necesita de las teorías, reflexiones y
métodos que se van generando a través de la investigación básica para
identificar, entre otras cosas, sus aspectos más positivos y sus limitaciones,
para conocer mejor los efectos a los que dicha práctica da lugar, para
mejorarlos y para introducir innovaciones progresivas.
Por su parte, la investigación básica necesita de la práctica educativa para
no quedarse sólo en reflexiones teóricas acerca del funcionamiento de la
realidad y en el planteamiento de hipótesis que no lleguen a probarse en
marcos contextuales concretos. Uno y otro tipo de investigación en interacción
se enriquecen mutuamente y permiten alcanzar un mejor y mayor
conocimiento de la realidad educativa. De modo, que investigar en Educación
requiere llevar a cabo un plan pensado y ordenado en etapas sucesivas para
obtener un conocimiento más científico del funcionamiento de la situación
analizada que permita, si es el caso, realizar una adecuada valoración de la
misma en función de los factores que inciden en ella como el diagnóstico y
tomar decisiones adecuadas sobre cómo actuar para mejorarla la intervención.
Por consiguiente, la investigación en la práctica educativa entendida como
disciplina, es un ámbito de conocimiento reciente que se encuentra en la
actualidad en un momento de cambio debido al avance de los nuevos sistemas
de acceso e intercambio de información y al impacto que ha tenido uno de los
aspectos más debatidos en la investigación educativa es el que hace
referencia a los críticos de rigor por lo que se regulan las diversas
metodologías para adquirir el carácter de científica; uno de los elementos
constitutivos de este proceso es la voluntad del experto de investigar los
resultados.
De manera previa, se puede decir que la investigación es una actividad que
se realiza de manera habitual. Así, para Kelinger (citado por Fernández, 2003)
la investigación es “una actividad sistemática, controlada, empírica y crítica, de
proposiciones hipotéticas sobre supuestas relaciones que existen entre
fenómenos naturales, a través del cual se obtiene el conocimiento científico o
ciencia”. (p.96), el término investigación significa indagar o buscar algo. De
este forma, la investigación es un esfuerzo que se origina para resolver un
problema de conocimiento.
Otro aspecto a considerar es que, este proceso, hasta llegar al
conocimiento, supone un cierto esfuerzo. Según Díaz (2009), investigar en la
práctica educativa es responder en función de cómo se entiende el hecho
educativo bajo la perspectiva científica, lo que conlleva concepciones y
prácticas investigadoras. En el ámbito educativo, la investigación educativa,
como fuente de conocimiento, tiene la función servir a profesionales de la
educación para dar respuesta a los problemas surgidos en la práctica diaria
de los procesos educativos en el aula.
A su vez, la investigación requiere de tiempo, de un espacio adecuado y de
ser incentivada desde edades muy tempranas. El primero que debe amar la
investigación es el investigador agitador y eso conlleva analizar todo lo que le
rodea: desde sus alumnos, contexto educativo, realidad nacional y apoyos. El
primer fallo en un maestro es no amar la lectura, quien no lee, no absorbe
nuevas formas de interpretación del conocimiento.
El asumir un camino de formación para los educadores que pretenden ser
investigadores (o que deberían serlo), implica asumir también una tendencia
por el aspecto cultural, social, político, y económico; es decir, la formación del
investigador requiere una posición definida ideológicamente como política.
Esto es el margen de superación ante los ataques de supuesta “neutralidad”
del hecho educativo y la “asepsia” de contenidos ideológicos formales. Plantea
(Rojas, 200). “… los procesos de investigación y formación integral de
investigadores son procesos socio-históricos” (p. 34).
Debido a esto, la cultura del “investigador agitador” está impregnada de
praxis, la cual ubica al investigador como agente que aborda los procesos
educacionales sin los prejuicios que arrastra la teoría positivista al establecer
el "hiato insalvable" entre ciencia e ideología, a separar "juicios de hecho" y
"juicio de valor", y sentirse como sujeto que estudia un "objeto extensión" con
el fin de producir conocimientos "válidos para todo tiempo y lugar". Es
importante señalar que el programa de investigador crítico tiene su principio
en el proyecto transformador, que reconoce sus intereses particulares de clase
o partidos, agente social que posee un campo teórico llámese ideología,
filosofía, ciencia, teoría u otros, una moral militante, y una epistemología o
modo de descubrir y justificar conocimientos válidos a partir de la praxis, la
contradicción, el antagonismo.
En los momentos actuales y en los que vendrán, los educadores que para
tienen que ser docentes investigadores agitadores, los cuales van a tener la
oportunidad de participar activamente en el presente y actuante proceso de
transformación social. Ese educador investigador agitador va a adquirir una
gran responsabilidad: pertenece a una comunidad desgarrada por los
problemas derivados de una equivocada, heredada y homicida política
producida por una alianza en el poder entre una burguesía parasitaria y
políticos desnacionalizados.

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