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ALTERACIONES NUTRICIONALES

I. Introducción

La malnutrición comprende las alteraciones del estado nutricional que se conocen como, por
defecto, desnutrición y, por exceso, obesidad. En general, la malnutrición es considerada como
un factor de riesgo independiente para la morbimortalidad hospitalaria y favorece el aumento de
la estancia media y la frecuencia de reingresos. Sin embargo, la malnutrición es a menudo
infradiagnosticada en el medio hospitalario. Incluso en la mayoría de los estudios de valoración
nutricional se considera la malnutrición únicamente como sinónimo de desnutrición. Por otra
parte, las diferencias en la prevalencia de alteraciones del estado nutricional dependen de la
zona geográfica, la técnica utilizada, los criterios considerados y en gran medida del tipo de
pacientes.

Es difícil lograr una correcta valoración nutricional debido a la ausencia de un marcador


nutricional de referencia universalmente aceptado. Sin embargo, actualmente, el índice de masa
corporal (kg/m) es el parámetro más utilizado en la valoración nutricional. Además existen otros
métodos que permiten la determinación de los componentes corporales (magro y grasa) de
forma indirecta, tales como la medición de pliegues y circunferencias corporales por
antropometría y el análisis de composición corporal por la impedancia bioeléctrica (AIB).

Los trastornos de la alimentación son enfermedades crónicas y progresivas, se manifiestan a


través de la conducta alimentaria, sin embargo, engloban una gama muy compleja de factores
psicológicos y emocionales entre los que prevalece una alteración o distorsión de la auto-
imagen corporal, hay un gran temor a subir de peso y la autoestima está supeditada a la
percepción de una buena imagen corporal.

Papalia (2005) define a los trastornos de alimentación como “comer en exceso y falta extrema
de alimentos” y son más comunes en las sociedades industrializadas donde el alimento es
abundante y lo atractivo se equipara con la delgadez.

Halgin (2004) dice que el significado psicológico de la comida se extiende más allá de sus
poderes nutritivos y los define como trastornos caracterizados por conflictos sobre la comida, la
alimentación, el ejercicio y la imagen corporal.

El término "trastornos alimentarios" se refiere a una variedad de trastornos. La característica


común de todos los trastornos alimentarios son los comportamientos anormales de alimentación.
Los trastornos alimentarios son problemas serios de salud mental y pueden poner en peligro la
vida. Los principales trastornos de alimentación son: Anorexia, bulimia, ortorexia, vigorexia,
comer compulsivo. Tienden a aparecer durante la adolescencia porque en esta etapa la
preocupación por el aspecto físico aumenta.

II. Objetivos

 Investigar cuales son las principales alteraciones nutricionales en las personas.


 Describir las alteraciones nutricionales que se presentan en la actualidad.

III. Marco teórico


III.1 Desnutrición

¿Qué es el estado nutricional?


Es el resultante final entre el balance entre la ingesta y el requerimiento de nutrientes
Es el grado de adecuación de las características anatómicas y fisiológicas del individuo.
Es la situación en la que se encuentra una persona en relación a la ingesta y las adaptaciones
fisiológicas del organismo.
Factores que influyen en el estado nutricional
A menudo son muchos los factores que pueden influir en el estado nutricional de una persona.
Por ejemplo:

 La educación.
 Disponibilidad de alimentos.
 Nivel de Ingreso Económico
 Saneamiento Ambiental.
 Tiempo de Hospitalización.
 Patologías
 Enfermedad psiquiatrica (Anorexia y Bulimia)

¿Qué es la desnutrición?
La desnutrición es una enfermedad que es producto de una dieta inadecuada, que no permite la
absorción de los nutrientes necesarios para mantener el equilibrio del organismo, ésta ocurre
cuando no se ingieren alimentos y la falta de consumo de éstos hace que el cuerpo de una
persona gaste más energías calóricas de las que consume.
Cuando pensamos en la desnutrición, lo primero que nos viene a la cabeza es la falta de
alimentos y el hambre. Las imágenes que probablemente vengan a nuestra cabeza son las de
niños extremedamente delgados que apenas tienen fuerza para sostenerse en pie.
Imágenes que suelen dar la vuelta al mundo cuando se produce una emergencia nutricional,
como ya pasó en Etiopía, Somalia o el Cuerno de África. En la actualidad, cerca de 212
millones de niños en todo el mundo sufren algún tipo de desnutrición.
Pero la desnutrición, que está detrás de la muerte de 8.000 niños cada día, casi 3 millones al
año, es el resultado de un proceso más complejo.
Un niño que sufre desnutrición no solo ha tenido una cantidad suficiente de alimentos, sino que
además lo que ha ingerido no tenía los nutrientes necesarios para su desarrollo. No obstante, la
desnutrición no se reduce exclusivamente a una cuestión de alimentación.
Definición
Significa que el cuerpo de una persona no está obteniendo los nutrientes suficientes. Esta
condición puede resultar del consumo de una dieta inadecuada o mal balanceada, por trastornos
digestivos, problemas de absorción u otras condiciones médicas
La desnutrición es la enfermedad provocada por el insuficiente aporte de combustibles (hidratos
de carbono - grasas) y proteínas. Según la UNICEF, la desnutrición es la principal causa de
muerte de lactantes y niños pequeños en países en desarrollo. La prevención es una prioridad de
la Organización Mundial de la Salud.
La desnutrición aguda, la peor enemiga de la supervivencia infantil
La desnutrición tiene un impacto devastador en la vida de los niños a corto y largo plazo. Los
efectos en su salud son evidentes, ya que multiplica las probabilidades de padecer enfermedades
como la neumonía, la diarrea o la malaria. Por eso la desnutrición es una de las peores enemigas
de la supervivencia infantil.
Cuando hay algún desastre natural, se produce una sequía, una inundación o un conflicto, es
cuando se generan las mayores situaciones de emergencia nutricional, como ocurrió en Etiopía,
Somalia, el Sahel o el Cuerno de África. Es entonces, cuando no queda más que atender las
necesidades de los niños de manera urgente e inmediata.
Un niño que sufre desnutrición aguda grave tiene 9 veces más de posibilidades de morir que un
niño cuyo estado nutricional es normal. Sus defensas debilitadas no pueden hacer frente a las
enfermedades y, cuando la desnutrición se complica, el riesgo de muerte es muy alto.
La desnutrición crónica puede comenzar en el embarazo
Muchas veces la desnutrición comienza incluso antes de que un niño nazca. El embarazo es un
momento decisivo para prevenirla. Una madre que sufre problemas crónicos de desnutrición
tiene más probabilidades de dar a luz un bebé con bajo peso y que sufrirá un retraso de
crecimiento durante toda su infancia.
Esta desnutrición crónica no solo tiene consecuencias en el desarrollo físico y cognitivo del
niño, sino que también tiene implicaciones en su educación. La desnutrición impide que los
niños puedan aprender con normalidad lo que pone en serio riesgo su futuro, condenándolos a
seguir viviendo en la pobreza.
La desnutrición crónica no se puede tratar, pero sí prevenir. En los llamados 1.000 días críticos
para la vida, que abarcan desde el embarazo hasta que cumplen 2 años, se produce el desarrollo
básico de un niño. Y es esa etapa esencial cuando hay que actuar: fomentando la lactancia
materna, hábitos de higiene, creando instalaciones de agua y saneamiento, asegurando el acceso
de las madres y los niños a una atención sanitara adecuada.
Desnutrición y malnutrición
Suele confundirse el término desnutrición con el vocablo malnutrición, sin embargo, no son lo
mismo, la palabra desnutrición se refiere a la ausencia de ingesta de alimentos, por lo tanto,
ausencia de calorías y proteínas, mientras que malnutrición es asociada a la deficiencia, exceso
o desbalance en la ingesta de uno o varios nutrientes que requiere el organismo.
Causas de la desnutrición
La principal causa y la más común es la falta de ingesta de alimentos, lo que lleva a que el
cuerpo gaste más energías de la comida que consume, sin embargo, existen circunstancias
ambientales, sociales y políticas que pueden incidir en la desnutrición de una persona, así como
patologías médicas que produzcan la no absorción, o absorción deficiente de los nutrientes
necesarios.
En el primer grupo podemos citar las hambrunas, guerras, conflictos armados, desplazamientos
de poblaciones, sequías, plagas, así como, la más relevante de todas, la pobreza, como se puede
observar específicamente en los países africanos, exceptuando África del Sur, y países en vías
de desarrollo de América Latina.
Dentro del segundo encontramos la anorexia, la bulimia, celiaquia, depresión, problemas
gastrointestinales. La desnutrición puede llegar a concluir en dos enfermedades: la primera es
kwashiorkor, que es causada por la insuficiencia de proteínas en la dieta y la segunda marasmo,
que genera una flaqueza exagerada a falta del consumo total de calorías en la dieta.
La desnutrición puede darse incluso en la gestación del feto lo que puede complicar el
desarrollo normal del embarazo, y que puede llegar a causar que el bebe nazca con muy bajo
peso, sea un niño enfermizo, muy propenso a infecciones, débiles y con problemas de desarrollo
intelectual y de aprendizaje.
Consecuencias de la desnutrición
La desnutrición puede conllevar a varios problemas de salud, dentro de los cuales podemos
nombrar, la afección del corazón de la persona, ya que este pierde músculos lo que lo hace tener
latidos débiles generando insuficiencia cardíaca que puede generar la muerte.
Afecta el sistema inmune, lo hace débil y lo hace propenso a la persona a sufrir de muchas
enfermedades, así como, infecciones, debido a la falta de glóbulos blancos en el organismo
producto de la falta de ingesta de alimentos, lo cual, hace que la persona sea enfermizo y que las
enfermedades sean difíciles de curar, así como afecta a la cicatrización ya que la hace mucho
mas lenta.
La persona puede sufrir problemas para el aprendizaje, retención de la memoria y en su
desarrollo intelectual adecuado. De igual manera se puede generar un cuadro anémico en la
persona, lo cual afecta directamente a la sangre de ésta.
Prevención de la desnutrición
La manera más fácil de prevenir la desnutrición es a través del consumo adecuando de los
alimentos y calorías que generen nutrientes y energía que necesita el cuerpo y el organismo para
su correcto funcionamiento y desarrollo. Es importante mantener una alimentación adecuada y
balanceada que permita aportar todo aquello que el cuerpo necesita, tanto las calorías, energías y
grasas para evitar una desnutrición.
En las mujeres embarazadas es importante comer todos los nutrientes necesarios, estar bien
alimentada, así como, la ingesta de vitaminas adicionales que puedan ser absorbidas por el bebe.
Los bebes, niños y adolescente deben ser bien alimentados, así como, gozar del servicio de un
pediatra que monitoree los valores de crecimiento, específicamente de talla y peso, para
verificar que el crecimiento se encuentra en los niveles normales para su edad. Todo esto debe
ser acompañado del consumo de leche en los más pequeños e ir mejorando su dieta y
alimentación dependiendo de su edad.
Mantener una alimentación adecuada, balanceada y en algunos casos dieta saludable, hace que
el organismo logre un equilibrio corporal que mejora la calidad de vida de las personas y evita
problemas y enfermedades como la desnutrición.

III.2 Anorexia

¿Qué es la Anorexia?
La anorexia consiste en un trastorno de la conducta alimentaria que supone una pérdida de peso
provocada por el propio enfermo y lleva a un estado de inanición. La anorexia se caracteriza por
el temor a aumentar de peso, y por una percepción distorsionada y delirante del propio cuerpo
que hace que el enfermo se vea gordo aun cuando su peso se encuentra por debajo de lo
recomendado. Por ello inicia una disminución progresiva del peso mediante ayunos y la
reducción de la ingesta de alimentos.
Normalmente comienza con la eliminación de los hidratos de carbono, ya que existe la falsa
creencia de que engordan. A continuación rechaza las grasas, las proteínas e incluso los líquidos,
llevando a casos de deshidratación extrema. A estas medidas drásticas se le pueden sumar otras
conductas asociadas como la utilización de diuréticos, laxantes, purgas, vómitos provocados o
exceso de ejercicio físico. Las personas afectadas pueden perder desde un 15 a un 50 por ciento,
en los casos más críticos, de su peso corporal. Esta enfermedad suele asociarse con alteraciones
psicológicas graves que provocan cambios de comportamiento, de la conducta emocional y una
estigmatización del cuerpo.
Causas
Su causa es desconocida, pero los factores sociales parecen importantes. Aunque hay muchos
factores socioculturales que pueden desencadenar la anorexia, es probable que una parte de la
población tenga una mayor predisposición física a sufrir este trastorno, independientemente de
la presión que pueda ejercer el entorno. Por ello existen de factores generales que se asocian a
un factor desencadenante o cierta vulnerabilidad biológica, que es lo que precipita el desarrollo
de la enfermedad.

 La propia obesidad del enfermo.


 Obesidad materna.
 Muerte o enfermedad de un ser querido.
 Separación de los padres.
 Alejamiento del hogar.
 Fracasos escolares.
 Accidentes.
 Sucesos traumáticos.
Síntomas
Esta patología se caracteriza por una pérdida significativa de peso provocada por el enfermo y
por una percepción errónea del propio cuerpo. En consecuencia, los problemas endocrinos se
hacen evidentes en un espacio de tiempo relativamente corto. Los principales síntomas que
determinan la aparición de la enfermedad son los siguientes:
Rechazo a mantener el peso corporal por encima del mínimo adecuado para la edad y talla del
enfermo.
Miedo al aumento de peso o a la obesidad incluso cuando el peso se encuentra por debajo de lo
recomendable.
Percepción distorsionada del cuerpo, su peso y proporciones.
Ausencia de tres ciclos menstruales consecutivos en las mujeres (amenorrea).
Los anoréxicos pueden experimentar una serie de síntomas muy variados: estreñimiento,
amenorrea, dolor abdominal, vómitos, etcétera.
Pero es la familia la que detecta los síntomas que dan la voz de alarma:
Preocupación excesiva por la composición calórica de los alimentos y por la preparación de los
alimentos.
Constante sensación de frío.
Reducción progresiva de los alimentos.
Obsesión por la imagen, la báscula, los estudios y el deporte.
Utilización de trampas para evitar la comida.
Hiperactividad.
A estos síntomas se le suman otros rasgos típicos como la irritabilidad, la depresión y los
trastornos emocionales o de la personalidad. Asimismo, se manifiesta una alteración de la
sensación de saciedad y plenitud antes de las comidas, náuseas, hinchazón, o incluso ausencia
de sensaciones. En esta patología también se observan numerosos trastornos cognitivos que se
centran en los alimentos, el peso corporal y el aspecto físico:

 Abstracciones selectivas.
 Uso selectivo de la información.
 Generalizaciones.
 Supersticiones.

En cuanto a las consecuencias clínicas, los síntomas son los siguientes:

 Las pulsaciones cardiacas se reducen.


 Se producen arritmias que pueden derivar en un paro cardiaco.
 Baja la presión arterial.
 Desaparece la menstruación en las mujeres (amenorrea).
 Disminuye la masa ósea y, en los casos muy tempranos, se frena la velocidad de
crecimiento.
 Disminución de la motilidad intestinal.
 Aparece un vello fino y largo, llamado lanudo, en la espalda, los antebrazos, los muslos,
el cuello y las mejillas.
 Estreñimiento crónico.
 La disminución del gasto energético produce una sensación constante de frío.
 La piel se deshidrata, se seca y se agrieta.
 Coloración amarillenta en las palmas de las manos y las plantas de los pies por la
acumulación de carótenos en las glándulas sebáceas.
 Las uñas se quiebran.
 Pérdida de cabello.
 Problemas con los dientes y edemas periféricos. Hinchazones y dolores abdominales.
Prevención
Al tratarse de un trastorno que suele iniciarse en la adolescencia, la observación por parte de la
familia es crucial para detectar en el menor hábito que supongan una señal de alerta. Estos son
algunos factores de riesgo:
Malos hábitos de comidas: muchos adolescentes comen solos mientras ven la tele o se
comunican con sus amigos vía whatsapp. La falta de horarios fijos y de supervisión por parte de
los padres acerca de lo que comen incrementan las probabiidad de desarrollar un trastorno de la
alimentación.
Mala comunicación con los padres: conocer las preocupaciones de los hijos, sus gustos y su
círculo de amigos puede ayudar a prevenir este tipo de desorden o a detectarlo en una fase
inicial.
Tipos
En la anorexia nerviosa se pueden distinguir dos subtipos:
Subtipo restrictivo: la reducción de peso se consigue mediante dietas o ejercicio físico intenso
y el enfermo no recurre a sobreingestas, atracones o purgas.
Subtipo bulímico: El enfermo recurre a las purgas aunque haya ingerido una pequeña cantidad
de alimento.
Diagnóstico
La anorexia nerviosa se diagnostica, generalmente, basándose en una intensa pérdida de peso y
los síntomas psicológicos característicos. La anoréxica típica es una adolescente que ha perdido
al menos un 15 por ciento de su peso corporal, teme la obesidad, ha dejado de menstruar, niega
estar enferma y parece sana.
Tratamientos
Los objetivos globales del tratamiento son la corrección de la malnutrición y los trastornos
psíquicos del paciente. En primer lugar se intenta conseguir un rápido aumento de peso y la
recuperación de los hábitos alimenticios, ya que pueden implicar un mayor riesgo de muerte.
Pero una recuperación total del peso corporal no es sinónimo de curación. La anorexia es una
enfermedad psiquiátrica y debe tratarse como tal. El tratamiento debe basarse en tres aspectos:
Detección precoz de la enfermedad: conocimiento de los síntomas por parte de los médicos de
atención primaria y de los protocolos que fijan los criterios que el médico debe observar.
Coordinación entre los servicios sanitarios implicados: psiquiatría, endocrinología y pediatría.
Seguimiento ambulatorio una vez que el paciente ha sido dado de alta, con visitas regulares. Las
hospitalizaciones suelen ser prolongadas, lo que supone una desconexión del entorno que puede
perjudicar el desarrollo normal del adolescente. Por ello son aconsejables, siempre que se
pueda, los tratamientos ambulatorios.
El ingreso en un centro médico es necesario cuando:
La desnutrición es muy grave y hay alteraciones en los signos vitales.
Cuando las relaciones familiares son insostenibles y es mejor aislar al paciente.
Cuando se agravan los desórdenes psíquicos. El tratamiento ambulatorio es eficaz cuando:
Se detecta de manera precoz.
No hay episodios de bulimia ni vómitos y existe un compromiso familiar de cooperación.
De esta manera se inicia el tratamiento con la realimentación, que en ocasiones puede provocar
molestias digestivas, ya que el cuerpo no está acostumbrado a ingerir alimentos. Con el tiempo
se restablece la situación biológica y vuelve la menstruación. Después comienza el tratamiento
psicológico, que intenta reestructurar las ideas racionales, eliminar la percepción errónea del
cuerpo, mejorar la autoestima, y desarrollar las habilidades sociales y comunicativas entre el
enfermo y su entorno. La familia debe tomar parte de manera activa en el tratamiento porque en
ocasiones el factor desencadenante de la enfermedad se encuentra en su seno y además, la
recuperación se prolonga inevitablemente en el hogar.

3.3 Bulimia
¿Qué es bulimia?
La bulimia nerviosa es un trastorno de la conducta alimentaria que se caracteriza porque las
personas que la padecen suelen darse atracones recurrentes en los que ingieren grandes
cantidades de comida en un espacio corto de tiempo, es decir, comen más cantidad de comida
que la mayoría de personas en el mismo tiempo.
Los bulímicos son incapaces de dominar los impulsos que les llevan a comer y tienen la
sensación que no pueden parar de comer. Sin embargo, el sentimiento de culpa y vergüenza tras
ingerir muchos alimentos les lleva a una purga (vómitos autoinducidos o empleo de laxantes o
diuréticos o ambos), regímenes rigurosos o ejercicio excesivo para contrarrestar los efectos de
las abundantes comidas y evitar engordar.
Estas personas tienen cerca de 15 episodios de atracones y vómitos por semana y, en general, su
peso es normal, por lo que resulta difícil detectar la enfermedad. En un solo atracón pueden
llegar a consumir de 10.000 a 40.000 calorías.
Causas
En el origen de esta enfermedad intervienen factores biológicos, psicológicos y sociales que
desvirtúan la visión que el enfermo tiene de sí mismo y responden a un gran temor a engordar.
El enfermo de bulimia siempre está muy preocupado por su peso, aun cuando es normal, pero
no puede reprimir sus ansias de comer. Además, los bulímicos no se encuentran bien consigo
mismos (no sólo físicamente, tampoco se valoran).Generalmente la bulimia se manifiesta tras
haber realizado numerosas dietas dañinas sin control médico. La limitación de los alimentos
impuesta por el propio enfermo le lleva a un fuerte estado de ansiedad y a la necesidad
patológica de ingerir grandes cantidades de alimentos.
Hasta el momento se desconoce la vulnerabilidad biológica implicada en el desarrollo de la
enfermedad y son más conocidos algunos factores desencadenantes relacionados con el entorno
social, las dietas y el temor a las burlas sobre el físico. Muchos de los factores coinciden con los
de la anorexia, como los trastornos afectivos surgidos en el seno familiar, el abuso de drogas,
la obesidad, la diabetes mellitus, determinados rasgos de la personalidad y las ideas
distorsionadas del propio cuerpo.
Por último, los factores socioculturales, como los ideales de delgadez que se imponen desde los
medios de comunicación, y las modas hacen que la sociedad tienda a intentar conseguirlos y
cuando no se logra provoca la frustración. Ésta se incrementa en la época adolescente.
Es importante aclarar que los trastornos de la conducta alimentaria no suelen aparecer cuando se
manifiesta uno de estos factores sino que es la confluencia de varios lo que puede llevar a que
aparezca la bulimia.
Síntomas
Generalmente las personas que padecen bulimia han sido obesas o han realizado numerosas
dietas sin control médico. Los bulímicos tratan de ocultar los vómitos y las purgaciones, por lo
que la enfermedad suele pasar desapercibida durante mucho tiempo. Los síntomas típicos de un
cuadro de bulimia son los siguientes:
Atracones o sobre ingesta de alimentos: El enfermo come una gran cantidad de alimentos en
un espacio de tiempo muy corto y no tiene control sobre la ingesta: presenta tal ansiedad que
cree que no puede parar de comer.
Los bulímicos no sienten ningún placer al comer ni tienen preferencias en cuanto al tipo de
alimentos, sólo buscan saciarse. Intentan evitar los lugares en los que hay comida y procuran
comer solos, por lo que su comportamiento suele ser asocial, tienden a aislarse y la comida es su
único tema de conversación. Además, la falta de control sobre los alimentos les produce grandes
sentimientos de culpa y vergüenza.

Uso de laxantes: Para prevenir el aumento de peso y compensar el atracón o el exceso de


comidas, el enfermo se provoca vómitos, utiliza laxantes, diuréticos, fármacos, o recurre a otros
medios que le permitan controlar el peso, como la práctica abusiva de actividades deportivas.

Repetición: Los ciclos de atracones y vómitos se manifiestan un mínimo de dos veces por
semana.

Baja autoestima.
Además de las manifestaciones generales se pueden distinguir:

Alteraciones psicológicas
Los enfermos con bulimia nerviosa se caracterizan por una gran impulsividad y un bajo
autocontrol. Esto puede provocar que, además de los atracones, los bulímicos tiendan a meterse
en situaciones peligrosas o a entrar en discusiones con facilidad, teniendo grandes cambios de
humor.
Además, como la autoestima la tienen muy baja es frecuente que aparezcan síntomas
de depresión y ansiedad y que abusen del alcohol y las drogas. Los bulímicos también pueden
ser cleptómanos y ludópatas.

Síntomas físicos
En cuanto a los signos físicos que evidencian la enfermedad se encuentran la debilidad, dolores
de cabeza; hinchazón del rostro por el aumento de las glándulas salivales, sobre todo las
parótidas, problemas con los dientes, mareos, pérdida de cabello, irregularidades menstruales, y
bruscos aumentos y reducciones de peso, aunque generalmente no sufren una oscilación de peso
tan importante como la que se manifiesta en la anorexia. La bulimia puede ir acompañada de
otros trastornos, como la promiscuidad sexual.
Las consecuencias clínicas son:
 Arritmias que pueden desembocar en infartos.
 Deshidratación.
 Intestino irritable y megacolon.
 Reflujo gastroesofágico.
 Hernia hiatal.
 Caries dentales.
 Pérdida de masa ósea.
 Perforación esofágica.
 Roturas gástricas.
 Pancreatitis.

Prevención
La prevención de la bulimia tiene que realizarse con un enfoque multidisciplinar. Los
especialistas destacan la importancia que tiene la prevención social y la colaboración de
modelos, diseñadores, presentadores de televisión, publicistas y deportistas, entre otras
profesiones para reducir los mensajes que se lanzan a la población que inciden en la pérdida de
peso de forma no responsable y engañosa y en las tallas de la ropa.
A nivel familiar conviene insistir en que las familias sigan una dieta equilibrada, como
la mediterránea, y que se evite la obsesión por la dieta, el peso o la imagen corporal.
Por otro lado, es recomendable que no hay una protección excesiva de los padres sobre los
hijos. Esto facilitará la autonomía del adolescente y que éste sea capaz de resolver problemas y
tomar sus propias decisiones.
Por último, desde la escuela se puede educar a los niños sobre alimentación y nutrición así como
fomentar la autoestima, las habilidades sociales y comunicativas.
Tipos
En esta enfermedad se pueden distinguir dos subtipos:

Purgativo: Durante el episodio de bulimia nerviosa el enfermo recurre a los vómitos u otros
métodos purgativos, como laxantes y diuréticos, para evitar el aumento de peso.

No purgativo: En este caso el bulímico emplea otras conductas compensatorias como el ayuno
o el ejercicio físico compulsivo, pero no recurre a vómitos, diuréticos o laxantes con el fin de no
engordar.
Diagnostico
El médico sospecha de una bulimia nerviosa si una persona está demasiado preocupada por el
aumento de su peso y presenta grandes fluctuaciones, en especial si existen signos evidentes de
una utilización excesiva de laxantes.
Otras pistas incluyen tumefacción de las glándulas salivales de las mejillas, cicatrices en los
nudillos por haber usado los dedos para inducir el vómito, erosión del esmalte dental debido al
ácido del estómago y un valor bajo de potasio sanguíneo. Sin embargo, el diagnóstico dependerá
de la descripción del paciente de una conducta con la comida que sugiera la ingesta excesiva y
la purga posterior.
Sin embargo, el diagnóstico resulta complicado ya que los episodios de voracidad y vómitos se
ocultan con facilidad. Además, algunos síntomas pueden ser confundidos con los de otras
patologías.
Para un diagnóstico adecuado es necesaria una entrevista psiquiátrica que desvele la percepción
que el enfermo tiene del propio cuerpo y la relación que mantiene con la comida. Asimismo, es
necesaria una exploración física completa para detectar los trastornos fruto de su
comportamiento alimenticio.
Tratamiento
El tratamiento de este trastorno de la alimentación tiene que ser multidisciplinar y adaptarse a
cada paciente de forma individual.
Las dos aproximaciones al tratamiento son la psicoterapia y los fármacos. Es mejor que la
psicoterapia la realice especialista con experiencia en alteraciones de la conducta alimentaria.
Éste decidirá además si el paciente necesita seguir una terapia con antidepresivos que ayude a
controlar la bulimia nerviosa.
En virtud de la gravedad, el paciente puede requerir a un tratamiento ambulatorio o ser
hospitalizado.
Los primeros pasos deben encaminarse a evitar los vómitos, normalizar el funcionamiento
metabólico del enfermo y enseñarle a mantener una dieta equilibrada y tener unos buenos
hábitos alimenticios.
Junto a este tratamiento, encauzado hacia la recuperación física, paralelamente se desarrollará
una terapia psicológica con el fin de reestructurar las ideas racionales y corregir la percepción
errónea que el paciente tiene de su propio cuerpo.
El tratamiento también implica la colaboración de la familia, ya que en ocasiones el factor que
desencadena la enfermedad se encuentra en su seno.
La curación de la bulimia se alcanza en el 40 por ciento de los casos, si bien es una enfermedad
intermitente que tiende a cronificarse. La mortalidad en esta enfermedad supera a la de la
anorexia debido a las complicaciones derivadas de los vómitos y el uso de purgativos.
3.4 Obesidad
¿Qué es la obesidad?
La obesidad es una enfermedad crónica tratable que aparece cuando existe un exceso de tejido
adiposo (grasa) en el cuerpo.
Los expertos advierten de que sus efectos más negativos se producen porque actúa como un
agente que acentúa y agrava a corto plazo y de forma muy evidente patologías graves como
la diabetes, la hipertensión, las complicaciones cardiovasculares (especialmente la cardiopatía
isquémica), e incluso algunos tipos de cáncer, como los gastrointestinales.
Con excepción de las personas que son muy musculosas, aquellas cuyo peso supera en un 20
por ciento o más el punto medio de la escala de peso según el índice de masa corporal (IMC),
son consideradas obesas.
Causas
Hay muchas causas implicadas en la aparición del problema. Además de una mala alimentación
o la falta de ejercicio físico, también existen factores genéticos y orgánicos que inducen su
aparición.
También pueden influir los factores socioeconómicos. En algunos países desarrollados, la
frecuencia de la obesidad es más del doble entre las mujeres de nivel socioeconómico bajo que
entre las de nivel más alto.
El motivo por el cual los factores socioeconómicos tienen una influencia tan poderosa sobre el
peso de las mujeres no se entiende por completo, pero se sabe que las medidas contra la
obesidad aumentan con el incremento del nivel social.
Las mujeres que pertenecen a grupos de un nivel socioeconómico más alto tienen más tiempo y
recursos para hacer dietas y ejercicios que les permiten adaptarse a estas exigencias sociales.
Y, por último, están los factores psicológicos, que durante un tiempo fueron considerados como
una importante causa de la obesidad. Se consideran actualmente como una reacción a los fuertes
prejuicios y la discriminación contra las personas obesas.
Uno de los tipos de trastorno emocional, la imagen negativa del cuerpo, es un problema grave
para muchas mujeres jóvenes obesas. Ello conduce a una inseguridad extrema y malestar en
ciertas situaciones sociales.
Síntomas
La acumulación del exceso de grasa debajo del diafragma y en la pared torácica puede ejercer
presión en los pulmones, provocando dificultad para respirar y ahogo, incluso con un esfuerzo
mínimo.
La dificultad en la respiración puede interferir gravemente en el sueño, provocando la parada
momentánea de la respiración (apnea del sueño), lo que causa somnolencia durante el día y
otras complicaciones.
La obesidad puede causar varios problemas ortopédicos, incluyendo dolor en la zona inferior de
la espalda (lumbalgia) y agravamiento de la artrosis, especialmente en las caderas, rodillas y
tobillos.
Los trastornos cutáneos son también frecuentes. Dado que las personas obesas tienen una
superficie corporal escasa con relación a su peso, no pueden eliminar el calor del cuerpo de
forma eficiente, por lo que sudan más que las personas delgadas.
Del mismo modo, es frecuente la tumefacción de los pies y los tobillos, causada por la
acumulación a este nivel de pequeñas a moderadas cantidades de líquido (edemas).
Prevención
Llevar una dieta sana y equilibrada, junto con la práctica regular de ejercicio físico son claves
para la prevención de la obesidad.
Los expertos aconsejan realizar un mínimo de cinco ingestas de alimentos al día en raciones
reducidas, así como seguir un patrón alimentario cercano a la dieta mediterránea, es decir, bajo
en grasas y rico en frutas y verduras.
En cuanto al deporte, la constancia es fundamental. La recomendación es practicarlo de forma
habitual al menos tres veces por semana durante 45 minutos. La intensidad debe adecuarse a las
necesidades y al estado físico de la persona.
Tipos
La obesidad se clasifica en dos tipos: central o androide y periférica o imoide. La primera es la
más grave y puede conllevar importantes complicaciones patológicas.
La obesidad central localiza la grasa en el tronco y predispone a sufrir complicaciones
metabólicas (especialmente la diabetes tipo 2 y las dislipemias). La obesidad periféricaacumula
el depósito de grasa de cintura para abajo y produce problemas de sobrecarga en las
articulaciones.

Obesidad mórbida
La obesidad mórbida es una de las enfermedades más características de nuestro tiempo, sobre
todo por el número de complicaciones que tiene asociadas.
Para tratarla es necesario el empleo de cirugía, ya que las dietas no surten ningún tipo de efecto.
Las técnicas para reducirla son de dos tipos: reseccionistas, encaminadas a inducir una mala
absorción de los alimentos, o restrictivas.
Las segundas son menos agresivas, ya que no precisan resecar nada; basta con reducir el tamaño
del estómago para que el paciente no pueda comer grandes cantidades. La cirugía reseccionista
es la única forma de que el enfermo pierda peso en muchos casos de obesidad mórbida.
Con las técnicas reductoras se producen menos efectos secundarios, pero no se pierde peso con
la misma facilidad. Existen tres técnicas quirúrgicas principales para la obesidad mórbida: la
gastroplastia vertical o técnica de Maxon, la gastroplastia con banda gástrica ajustable o el "by-
pass" gástrico.

Obesidad infantil
Entraña alteraciones endocrinometabólicas que condicionan un mayor riesgo cardiovascular en
la edad adulta.
Estos factores se relacionan, fundamentalmente, con la edad de inicio de la obesidad y con el
tiempo de evolución. Cuando la obesidad se presenta en edades muy tempranas o se extiende
durante un tiempo prolongado, el riesgo de presentar problemas cardiovasculares en la edad
adulta es también más elevado.
Los médicos aconsejan que, para prevenir la obesidad en los niños, es bueno que
la dietasea variada y elástica, reduciendo las grasas de la bollería, pastelería y la comida
industrial, en general. También es fundamental que hagan ejercicio y que sean conscientes de
que deben tener una alimentación sana.
Diagnóstico
La forma más común de determinar si un paciente padece obesidad es calcular su índice de
masa corporal, por el cual se obtiene la cantidad de grasa corporal y, dependiendo de los
resultados, cuáles son los posibles riesgos para la salud.
A partir de esto, el especialista podrá determinar si se ha producido algún daño colateral en el
resto del organismo y diagnosticarlo para su tratamiento.
Tratamientos
La mejor forma de tratar la enfermedad es previniéndola y para ello, debe
detectarse precozmente en los pacientes en los que a partir de los 20-25 años comienza a
cambiar el peso.
Los médicos consideran que una persona obesa debe ser considerada como un enfermo crónico
que requiere un tratamiento a largo plazo, con normas alimentarias, modificación de los hábitos
de conducta, ejercicio físico y terapia farmacológica.
Los nuevos enfoques terapéuticos están basados en promover una pérdida de peso con
programas de control de las enfermedades y problemas asociados, que dan lugar a problemas
vasculares, cardiacos y metabólicos.
El obeso no debe perder kilos sino masa grasa, con pérdidas pequeñas y duraderas que
impliquen una rentabilidad metabólica. Es necesario consolidar la pérdida de peso a largo plazo,
y además, reducir el riesgo de muerte prematura, de enfermedad cardiaca, metabólica y
vascular.
En ciertos casos, los médicos pueden decidir que, además de cambiar la dieta y realizar ejercicio
físico, es necesario completar el tratamiento con fármacos, que deben ser administrados con una
dieta moderadamente hipocalórica y equilibrada.

3.5 La anemia
¿Qué es la anemia?
La anemia es una afección que se caracteriza por la falta de suficientes glóbulos rojos sanos
para transportar un nivel adecuado de oxígeno a los tejidos del cuerpo. Si tienes anemia, es
probable que te sientas cansado y fatigado.
Hay muchas formas de anemia, cada una con causas diferentes. La anemia puede ser temporal o
prolongada, y puede variar entre leve y grave. Consulta a un médico si sospechas que tienes
anemia, ya que esta puede ser indicio de una enfermedad grave.
Los tratamientos para la anemia varían desde la toma de suplementos hasta la realización de
procedimientos médicos. Es posible que puedas evitar algunos tipos de anemia si sigues una
dieta saludable y variada.
Síntomas
Los signos y síntomas de la anemia varían según la causa de la afección. Algunos de ellos son:
 Fatiga
 Debilidad
 Piel pálida o amarillenta
 Latidos del corazón irregulares
 Dificultad para respirar
 Mareos o aturdimiento
 Dolor en el pecho
 Manos y pies fríos
 Dolor de cabeza

Al principio, la anemia puede ser leve y pasar inadvertida. No obstante, los síntomas empeoran
a medida que la anemia empeora.
Cuándo consultar al médico
Pide una consulta con un médico si te sientes fatigado sin causa aparente. Algunos tipos de
anemia, como la anemia ferropénica o la anemia por deficiencia de vitamina B-12, son
frecuentes.
La fatiga tiene muchas causas además de la anemia, así que no debes dar por sentado que si
estás cansado, es porque tienes anemia. Algunas personas descubren que tienen un nivel de
hemoglobina bajo (uno de los indicios de la anemia) cuando van a donar sangre. Si te informan
que no puedes donar sangre porque tienes un nivel de hemoglobina bajo, pide una consulta con
el médico.
Causas
 La anemia ocurre cuando la sangre no tiene suficientes glóbulos rojos. Esto puede
suceder si:
 El cuerpo no produce suficientes glóbulos rojos
 Un sangrado provoca que pierdas glóbulos rojos más rápidamente de lo que se pueden
reemplazar
 El cuerpo destruye glóbulos rojos
 Qué hacen los glóbulos rojos
 Tu organismo fabrica tres tipos de células sanguíneas: glóbulos blancos para luchar
contra las infecciones, plaquetas para ayudar en la coagulación y glóbulos rojos para
transportar oxígeno por todo el cuerpo.
 Los glóbulos rojos contienen hemoglobina; una proteína rica en hierro que le otorga a la
sangre su color rojo. La hemoglobina le permite a los glóbulos rojos transportar oxígeno
desde los pulmones hacia otras partes del cuerpo y dióxido de carbono desde otras
partes del cuerpo hacia los pulmones para que pueda ser exhalado.
 La mayoría de las células sanguíneas, incluidos los glóbulos rojos, se producen
regularmente en tu médula ósea; un material esponjoso que se encuentra dentro de las
cavidades de muchos de los huesos grandes. Para producir hemoglobina y glóbulos
rojos, tu cuerpo necesita hierro, vitamina B-12, ácido fólico y otros nutrientes de los
alimentos que ingieres.
Algunos de los diferentes tipos de anemia y sus causas son:
Anemia por deficiencia de hierro. Este es el tipo más frecuente de anemia en todo el mundo.
La causa de la anemia ferropénica es una escasez de hierro en el cuerpo. La médula ósea
necesita hierro para producir hemoglobina. Sin la cantidad adecuada de hierro, el cuerpo no
puede producir hemoglobina suficiente para los glóbulos rojos.
Este tipo de anemia suele presentarse en muchas mujeres embarazadas que no toman
suplementos de hierro. También ocurre por pérdida de sangre, como sangrado menstrual
importante, úlceras, cáncer y uso periódico de algunos analgésicos de venta libre, especialmente
la aspirina.
Anemia por deficiencia de vitaminas. Además de hierro, el cuerpo necesita ácido fólico y
vitamina B-12 para producir suficientes glóbulos rojos sanos. Una dieta sin una cantidad
suficiente de estos y otros nutrientes clave puede provocar una disminución en la producción de
glóbulos rojos.
Asimismo, es posible que algunas personas consuman suficiente B-12, pero sus cuerpos no
puedan procesar la vitamina. Esto puede generar anemia por deficiencia de vitaminas, también
conocida como «anemia perniciosa».
Anemia por enfermedad crónica. Algunas enfermedades (como cáncer, VIH/sida, artritis
reumatoide, enfermedades renales, enfermedad de Crohn y otras enfermedades inflamatorias
crónicas) pueden interferir en la producción de glóbulos rojos.
Anemia aplásica. Esta anemia inusual y potencialmente mortal se provoca cuando el cuerpo no
puede producir suficientes glóbulos rojos. Las causas de la anemia aplásica comprenden
infecciones, determinados medicamentos, enfermedades autoinmunitarias y exposición a
sustancias químicas tóxicas.
Anemias asociadas con enfermedades de la médula ósea. Diversas enfermedades, como
leucemia y mielofibrosis, pueden provocar anemia al afectar la producción de sangre en la
médula ósea. Los efectos de estos tipos de cáncer y trastornos similares al cáncer pueden variar
desde leves hasta potencialmente mortales.
Anemias hemolíticas. Este grupo de anemias se presenta cuando los glóbulos rojos se
destruyen más rápidamente de lo que la médula ósea puede reemplazarlos. Algunas
enfermedades de la sangre aumentan la destrucción de glóbulos rojos. Las anemias hemolíticas
se pueden heredar o contraer con el tiempo.
Anemia de células falciformes. Esta afección heredada y, en ocasiones, grave es una anemia
hemolítica heredada. La causa es una forma de hemoglobina defectuosa que fuerza a los
glóbulos rojos a adoptar una forma de media luna (falciforme) anómala. Estas células
sanguíneas mueren de forma prematura, lo que tiene como resultado una escasez crónica de
glóbulos rojos.
Otras anemias. Existen muchos otros tipos de anemia, como talasemia y anemia palúdica.
Factores de riesgo
Estos factores aumentan tu riesgo de anemia:
Una dieta carente de ciertas vitaminas. Tener una dieta que sea consistentemente baja en
hierro, vitamina B12 y folato incrementa tu riesgo de anemia.
Trastornos intestinales. Tener un trastorno intestinal que afecta la absorción de nutrientes en tu
intestino delgado, como la enfermedad de Crohn o la enfermedad celíaca, aumenta tu riesgo de
anemia.
Menstruación. En general, las mujeres que no han experimentado la menopausia tienen un
riesgo mayor de anemia por deficiencia de hierro que los hombres y las mujeres
posmenopáusicas. Esto se debe a que la menstruación produce la pérdida de glóbulos rojos.
Embarazo. Si estás embarazada y no tomas un suplemento multivitamínico con ácido fólico,
tienes un gran riesgo de anemia.
Afecciones crónicas. Si tienes cáncer, insuficiencia renal u otra afección crónica, tendrás riesgo
de anemia por enfermedad crónica. Estas afecciones pueden causar la disminución de los
glóbulos rojos.
La pérdida lenta y crónica de sangre por una úlcera o por otra causa puede consumir todo la
reserva de hierro del cuerpo y transformarse en una anemia por deficiencia de hierro.
Antecedentes familiares. Si tienes antecedentes familiares de anemia hereditaria, como anemia
falciforme, también tienes un gran riesgo de padecer esta afección.
Otros factores. Los antecedentes de ciertas infecciones, enfermedades de la sangre y trastornos
autoinmunitarios, alcoholismo, exposición a químicos tóxicos y el uso de algunos
medicamentos pueden afectar la producción de glóbulos rojos y producir anemia.
Edad. Las personas mayores de 65 años tienen mayor riesgo de anemia.
Complicaciones
Cuando la anemia no se trata, puede ocasionar muchos problemas de salud, tales como:
Cansancio intenso. Cuando la anemia es grave, puedes sentir tanto cansancio que no puedes
realizar las actividades cotidianas.
Complicaciones en el embarazo. Las mujeres embarazadas con anemia por déficit de ácido
fólico son más propensas a experimentar complicaciones, como un parto prematuro.
Problemas cardíacos. La anemia puede provocar latidos acelerados o irregulares (arritmia).
Cuando tienes anemia, tu corazón debe bombear más sangre para compensar la falta de oxígeno
en la sangre. Esto puede conducir a un agrandamiento del corazón o a una falla cardíaca.
Muerte. Algunas anemias hereditarias, como la anemia drepanocítica, pueden ser graves y
ocasionar complicaciones potencialmente mortales. La pérdida de gran cantidad de sangre
rápidamente conduce a una anemia aguda grave y puede ser mortal.
Prevención
Sigue una dieta rica en vitaminas
Hay muchos tipos de anemia que no pueden evitarse. No obstante, la anemia ferropénica y las
anemias por deficiencia de vitaminas pueden evitarse mediante una dieta que incluya una
variedad de vitaminas y nutrientes, entre ellos:
Hierro. Entre los alimentos ricos en hierro se incluyen carne de res y otras carnes, frijoles,
lentejas, cereales fortificados con hierro, vegetales de hojas verdes oscuras y frutas secas.
Folato. Este nutriente y su forma sintética (ácido fólico) se encuentran en frutas, jugos de frutas,
vegetales de hojas verdes oscuras, guisantes verdes, frijoles, maníes y productos integrales,
como pan, cereal, pasta y arroz.
Vitamina B-12. Entre los alimentos ricos en vitamina B-12 se incluyen carne, productos lácteos
y productos de soja y cereales fortificados.
Vitamina C. Entre los alimentos ricos en vitamina C se incluyen frutas y jugos cítricos,
pimientos, brócolis, tomates, melones y frutillas. Estos alimentos ayudan a aumentar la
absorción de hierro.

IV. Conclusiones
 El tener una alimentación balanceada y proporcionada permite evitar las alteraciones
del estado nutricional provocadas tanto por un deficit o por un exceso.
 Y con ello descartar las enfermedades crónicas no transmisibles.
 Es muy importante tener una buena alimentación durante todo el ciclo vital

V. Bibliografía
https://www.unicef.es/noticia/que-es-la-desnutricion
http://www.monografias.com/trabajos15/desnutricion/desnutricion.shtml#ixzz57km5C6HT
https://www.significados.com/desnutricion/
http://www.cat-barcelona.com/faqs/view/que-es-la-anorexia
http://www.cuidateplus.com/enfermedades/psiquiatricas/anorexia.html
http://www.cuidateplus.com/enfermedades/psiquiatricas/bulimia.html

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