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Síntesis de la historia:
Luciana es una joven que rompe con su novio creyendo que este la engaña. Está
muy triste y se quiere alejar de todo por eso viaja a otra ciudad. Es allí donde
conoce a alguien nuevo y se enamora… Pero su ex regresa a su vida confundiéndola
sobre sus sentimientos. Ahora debe decidirse por uno de los dos. Por su ex Ismael o
por Javier el hombre que conoce hace pocos meses.
Capítulo 3
En la mañana cuando despertó el viento movía las
cortinas. Aun no amanecía. Tomó un baño tibio y
se vistió. Tenía planeado caminar por la playa en
ese primer día. Dejó el cuarto y llamó al ascensor.
Estaba parada esperando que llegue al primer
piso, cuando este se abrió pudo ver al hombre de
los ojos azules de la noche anterior. Él miro
tiernamente sus ojos verdes nuevamente. Luciana
medía un metro sesenta y tres; él tenía un metro
setenta y cinco.
Capítulo 4
Durante los siguientes días vio mucho a Javier, él
estaba muy atento de ella, le tocaba en la
habitación y la invitaba a comer o a cenar.
Luciana iba a la playa todos los días, casi siempre
lo veía correr y se quedaba viéndolo. Un día le
preguntó si era de cocinar. Ella le dijo que si y
muy bien. Entonces se ofreció cocinarle. Pero él le
dijo que no podía esa noche. Le conto que esa
noche tenía trabajo.
Se iba a encontrar con un cliente. Cayó en la
cuenta de que nunca le había preguntado a que se
dedicaba.
A ella le parecía que el sería un docente o un
médico. Pero cuando le dijo que era arquitecto se
quedó helada. Sentía que su carrera al lado de la
de él era una cosa insignificante. Pero igual le dijo
que estudiaba literatura y que estaba en su último
año de universidad. Solo le restaba una materia
para recibirse. Javier la felicito y le dijo que
seguramente sería una excelente docente. Le
pidió el teléfono en Rosario. Al principio no supo
si dárselo, pero en las últimas semanas se había
ganado su confianza. A finales de enero Luciana
regresó a Rosario, el siguió en Mar del Plata.
La primera noche en su casa nuevamente extrañó
a Javier. La soledad la cubría.
Estaba rodeada de oscuridad, no podía soportar
estar tan lejos de él. Esa era su ciudad. Pero
aquella había sido de ambos. Donde habían
compartido bellos momentos.
Ahora estaba allí en Rosario, sola.
Decidió llamarlo al cuarto de hotel para saber qué
tal le había ido con la entrevista de trabajo. Y para
escuchar su voz… al menos para escuchar su voz
nuevamente.
-Hola. Soy Luciana.
-Hola ¿Cómo estás?
-Llegue hace dos horas.
-¿Y en vez de desempacar me llamas a mí?
-Quería saber si te habían dado el proyecto de
trabajo que mencionaste.
-Sí, y dura cinco meses.
-Que buena noticia…
-Estas fueron sin duda mis mejores vacaciones.-
le dijo él.
-Las mías también. Te lo aseguro.
Segunda parte
Desconciertos del corazón.
Capítulo 5
Ya se había recibido en febrero ahora solo le
restaba conseguir un empleo. Pero para ella que
jamás había tenido la real necesidad de hacerlo
era difícil. Pero ahora tenía que ser
independiente, era tiempo. En junio encontró en
el periódico un aviso de una editorial solicitando
una editora.
Decidió presentarme ese mismo lunes a la
entrevista. Javier la llevo en su auto y quedo en
recogerla. Ingresó a la editorial y luego de media
hora de espera, que le pareció eterna la llamaron.
Llevaba consigo una carpeta roja con los papeles
personales y con el certificado de que era
licenciada en letras. Un hombre de mediana edad
la recibe, dice que se siente. Luego de las
preguntas sobre los estudios y sobre la intención
de trabajar, el hombre le pide que llene un
formulario. Diez minutos después todo acabo.
Le dijeron que en un par de semanas se
comunicarían con ella. Hasta el día 13 de julio
estuvo expectante, no veía la hora de saber si
había logrado el trabajo. Era la primera vez que
presentaba un curriculum pero tenía confianza de
que en la entrevista me había ido bien. Le llego un
mail, dudó en abrirlo. Tomó confianza. La habían
contratado. Le explicaron que su trabajo estaría
en una de sus tantas oficinas en la cuidad. Una
librería del centro donde necesitaban vendedores.
Solo atinó a escribirle a Javier diciéndole que
obtuvo el trabajo.
El empleo de ella para Javier significaba una gran
felicidad. Verla alegre por obtener el trabajo era
algo que le daba mucha alegría por ella. Ver como
ante sus ojos se desarrollaba, crecía era alentador.
Podía imaginarla a su lado por siempre y quería
que ella triunfe en sus sueños.
Cundo le dijo que el lunes comenzaba a trabajar él
le pregunto si tenía como llegar, ella contesto que
tomaría dos colectivos.
-Pero eso es demasiado. Deberías vivir en el
centro para llegar más rápido.
-Sería maravilloso pero no es posible. Seguiré
viviendo con mis padres.
Capítulo 6
Con su nuevo trabajo se le hace más difícil ver a
Javier. Entonces él le ofrece en noviembre
prestarle por un tiempo un departamento que le
pertenece pero que no utiliza. Al principio ella no
quiere aceptar. Pero la termina convenciendo.
Decidió mudarme. Hacia un año que se conocían.
El 27 de diciembre comenzó a hacer su valija,
guardó las fotos, los cuadros, la ropa, y demás.
Limpio su pieza y tres horas después
Javier pasó a recogerla.
-¿Nos vamos Lucy?
-Sí. Vámonos.
Javier bajo del auto dos maletas y dos bolsos de
mano y ella llevaba una caja de cartón corrugado.
Era todo lo que necesitaba. Al ingresar al hall le
dijo que le encantaba el edificio. Que todo era
hermoso. Le ayudo a desempacar todas las cosas
y a ordenarlas en el placar. De pronto sintió ella
un ruido. Javier estaba sacando los objetos que
estaban dentro de otra caja azul.
-¿Se rompió algo?- pregunto Luciana.
-No. Se cayó una caja azul con flores.
Javier decidió ver que contenía. En ella estaban
pequeñas cajas de cartón corrugado con cintas de
colores que estaban forradas en un papel delicado
y de color rojo. La primera que abrió tenía varios
cuadernos con poemas. La segunda las pulseras
de Ismael. Y la tercera tenía osos de peluche.
Javier creyó que eran más bien baratijas que
Luciana guardaba, pero al leer los poemas vio que
todos iban dirigidos a una misma persona y que
eran de amor.
Los poemas hablaban de cuanto amaba a ese
hombre, de lo mucho que deseaba casarse con él.
Javier estaba helado. Lo veía con el rostro
enojado. Como celoso.
-Aun conservas esto. ¿Por qué?
-Es un trabajo de la facultad.
-Pues parece que tenías alguien que lo inspiro. ¿Y
los peluches también eran para un trabajo de la
escuela?
-No me los regalaron. Pero eso no importa ya.
-Lo siento no debo meterme en tus cosas. Perdón.
No soy quien.
-Lo tirare todo. ¿Está bien?
Capítulo 7
A las 6:30 del 28 de diciembre el teléfono del
departamento sonó, era Javier diciendo que
llegaría tarde. Veinte minutos después lo vio
entra al edificio desde el balcón. Su cabello negro
estaba perfectamente peinado hacia atrás sus ojos
celestes se veían hermosos. La ropa es formal, su
corbata estaba perfecta y la camisa blanca como
de costumbre. Corrió a atenderlo. Ni siquiera lo
dejó pasar y le dio un beso en los labios.
-No esperaba este recibimiento.- dijo Javier.
-Yo… yo… Chií…
-No digas más nada amor. Quédate callada.
Javier la vuelve a besar. Mientras Luciana lo
abrazaba y besaba dulcemente.
-¿Quieres ser mi novia?– le dijo él.
-Si….
-Te amo.
-Yo también te amo. ¿Lo sabes no?- dijo por fin
Luciana.
Hacía tiempo que habría querido confesárselo.
Pero sintió miedo.
-Eso es lo único que se dé seguro en estos
momentos Lucy.
-Sabes me costó mucho decidirme por decirte lo
que siento. Sabes tú eres el primer hombre que
me interesa desde que rompí con mi novio el año
pasado.
Entonces Javier la tomo entre sus brazos
mientras le decía:
-Pues procurare que esta vez las cosas salgan
mejor conmigo.
Entonces Javier la beso lenta y dulcemente.
Estaba feliz
Esa noche al acabar el trabajo. Acomodo el
escritorio. Apago las luces y estaba por cerrar la
puesta cuando vio entrar a Ismael. La miraba con
rostro de mucha tristeza.
Luciana apago la luz. Salió y trato de ignorarlo.
Pero él le pidió de hablar. Ella le dijo que estaba
apurada. Ismael le ofreció acompañarla a su casa.
-Isma no quiero tener problemas.
-¿Estas con alguien?
-Es que no vivo más con mis padres.
-¿Vives con alguien?
-Claro que no.
-¿Hay un amor tal vez?
-Para que sepas si, un amante sabes.- le dijo a él
mientras lo veía con los ojos saltados de rabia.
-No me digas. ¿Y el que es casado entonces que
no lo puedes exhibir?
-No. Pero hay algo peor sabes.
-¿Qué?- pregunto él con intranquilidad.
-El me prestó el departamento.
-¿Cómo dices? Si accedió a prestarte una
propiedad es porque quiere algo más de vos.
Se quiere aprovechar ¿No ves?
-No. Es mi pareja. Y no se ha aprovechado…
Ismael le sonrió entendiendo la indirecta. Se
alegraba de que ella aun siguiese siendo solo de
él.
Esa noche la empresa había organizado una
fiesta. Luego le ofreció llevarla a casa.
Luciana termino por aceptar que él la llevara. Ella
no sabía que esa misma noche Javier planeaba
llegar al departamento a cenar con ella. Javier los
vio despedirse por la ventana del edificio. Se
sintió celoso.
-Hola amor. ¿Qué haces aquí?
-Vine lo antes posible. Tenía que ir al evento del
trabajo. Me acompaño mi jefe. Quizás lo viste.
-También es el dueño de esta editorial.- dijo
Javier.
-Sí, pero su padre maneja la empresa. ¿Te
molesta que haya venido?- dijo Luciana.
-No, tal vez a ti te molesta que yo haya venido.
-No… no… me encanta. Solo que no te esperaba.
Te aprovechas de que tienen la copia de la llave.
-Así puedo entrar cuando quiero y venir y besarte.
Capítulo 8
En mitad de enero le surgió a Javier un trabajo
en Buenos Aires corto. Solo duraba un mes. Ella
lo convenció para que acepte. Porque él no quería
dejarla ese tiempo sola.
Igualmente se sentía triste de no verlo por unos
cuantos días. Cuando Javier se fue se sintió muy
sola en aquel departamento al que no sentía
propio.
Era casi medianoche y no podía conciliar el
sueño. Pensaba en Javier, en si había llegado
bien, si la extrañaba tanto como ella.
El reloj despertador la sobresalto, eran las siete
de la mañana. Debía ir trabajar. Se cambió. No
tuvo tiempo de bañarse. Llegó con el tiempo
justo a la librería. Cuando Ismael me vio se dio
cuenta de su tristeza, de que sus ojos
demostraban que no tenía un buen día la trato le
alegrar.
Esto se repitió. Le costaba dormirse, Javier solo
había llamado para decir que estaba bien y había
llegado. Estaba intranquila. Ismael notaba que
ella empeoraba cada vez más. No estaba bien. A la
semana Javier llamo, dijo que el trabajo era
agotador, y que cada noche al llegar al hotel se
quedaba dormido. Pero que procuraría llamarla
más seguido. Igual lo extrañaba. La única
tranquilidad que tenía por esos días era que él
estaba haciendo lo que más le gustaba.
Una mañana Ismael le pregunto porque estaba
tan preocupada, le dijo sobre el viaje y le dio su
apoyo. Le ofreció llevarla esa noche del 22 de
febrero a casa. Luciana acepto. Cuando llegaron,
tenía un mensaje en el contestador lo escucharon
juntos. Se sentaron en el sillón. Ella se cambió de
ropa. Tenía puesto solo una musculosa y un
short.
Estaba tan de entre casa que sentía que estaba a
justo a su lado y empezaba a haber confianza
entre ellos. Ismael dijo que debía irse, lo
acompaño a la puesta. Se despidió y lo beso en la
mejilla.
Había días en los que Javier no llamaba. Y ella se
quedaba en el teléfono, esperando.
Pero no había caso, Javier estaba ocupado otra
vez. En eso sonó el timbre, era Ismael.
Abrió. Lo hizo pasar. Comieron y después el salió.
Lo acompaño a su auto. Antes de subir al auto lo
abrazo. Era el primer contacto físico entre ambos
desde que se volvieron a ver. Ismael atino a
tomarla del mentón y besarla. Ella no lo aparto.
Cuando reparó en lo que estaba haciendo, lo
golpeó débilmente en el pecho repitiéndole que
no volviera a hacerlo. Pero Ismael no escuchaba
ya su voz. Él estaba decidido a terminar de una
vez con todo eso.
La tomo de los hombros.
-Te amo… Luciana te amo. Desde que te vi por
primera vez. Siempre te he amado. Te quiero
Luciana. Te quiero locamente. Y no quiero estar
más así enojados.
-¿Pero cómo me dices eso? ¿No comprendes que
amo a Javier?
Se quedó callado un momento y luego me hablo,
ya la había soltado.
-Y si él te ama también ¿Por qué no está aquí?
¿Por qué no llama o no regresa porque te
extraña? ¿Por qué no sufre lo mismo que vos?
-¿Quién dice que eso es verdad? ¿Y si él en este
momento está pensando en mí o regresando?
-Pero no está ni quiere. Te dejo sola. Y ahora solo
yo estoy aquí con vos, a tu lado. Dime
¿Quién está a tu lado en este instante?
-Vos Ismael. Vos…
-Entonces no me rechaces. Bésame. Te amo
Luciana… te amo.
Capítulo 9
Unas noches después de eso Luciana regresaba
del trabajo. Unos ladrones la robaron a la salida
de la editorial. Ella se aterra. Se queda
temblando. Lloraba por lo que le había pasado y
por el temor que tenia de caminar sola a su casa.
Llega a un negocio. Pidió usar el teléfono. Los
dueños al verla descompuesta y llorando se lo
prestan. Ella llama a Ismael. Sin darse cuenta
marca el teléfono de Ismael, no el de Javier.
Era nuevamente de noche. Miró su reloj, marcaba
las 2 AM. El celular de Ismael sonó nuevamente.
-Iré para allá ahora mismo. Dime bien en donde
estas.
Ismael llego lo más rápido que pudo. El cielo
estaba despejado. Una tenue luz de un foco de la
calle me iluminaba. Era un verano más cálido
que el habitual. El clima estaba húmedo, muy
pesado. No había ni siquiera una leve briza.
La vio sentada en una silla en el negocio. Él se
acercó, la abrazo y le dijo que la llevaría a su casa.
Ella le pidió que no lo hiciera.
-No quiero irme al departamento. No quiero
pasar la noche sola. Tengo miedo… mucho miedo.
-Entonces te llevo de tus padres. ¿Cuál es la
dirección?
-No… No puedo llegar así, en este estado.
-¿Entonces?
-Cuenta conmigo siempre.
-Gracias.
En el auto se quedó dormida, la dejó en el asiento
trasero. Y luego la recostó en el sillón de su
departamento.
-¿Dónde estoy?
-Es mi casa. Anoche que quedaste dormida. Así
que te traje aquí.
-¿Qué paso anoche?- pregunto Luciana.
-Nada. Solo dormiste.
-¿Seguro que no?
-Si te refieres a eso no. Soy un caballero. Me
conoces estuve casi dos año rogándote y si
sucedió es porque vos viniste a mi queriendo
estar conmigo.
-¿Dices que yo fui muy fácil?
-Digo que no entiendo porque estas con ese joven.
Y tan rápido me olvidaste.
-Corrección…
-¿Qué? Me vas a decir que no me olvidaste…
-No. Te diré que él no es joven. Al menos no de tu
edad.
-Me estas mintiendo, eso es una broma muy cruel
sabes.
Ella se levantó, miro por la ventana. Pudo ver que
estaba en un piso muy alto.
Tercera parte
Sufrimientos voluntarios
Capítulo 11
Esa noche cuando Javier llego a casa Luciana se
encontraba en la pieza. Era tarde pero estaba aún
despierta, lo estaba esperando. Se miraron, nunca
antes habían tenido esa sensación de paz y
tranquilidad. Nada dijeron, solo se besaron. Y a la
mañana siguiente despertaron abrazados. Javier
compro una casa para los dos. Debían mudarse
en menos de un mes. Pero primero tenían que
ponerla a punto. La casa tenía un cuarto con
baño, una cocina, un pequeño living y un patio.
Además de dos habitaciones.
Necesitaban comprar un armario, unas sillas, una
mesa. Además de una cama y un colchón. Fueron
a comprarlas en varios días diferentes cuando
tuvieron tiempo.
Cuando se instalaron debieron limpiar un poco.
Sacar todo lo inservible. Y comprar lámparas
nuevas. Y unas mantas y cortinas para el cuarto.
Esa noche cuando habían arreglado todo lo
importante se fueron a dormir. Luciana se colocó
el piyama y Javier al verlo le dijo:
-No necesitas usar eso.
-¿Te molesta?
Entonces se quitó el camisón, deslizaba la tela
lentamente por la piel mientras Javier la
contemplaba. Se sentó en la cama mientras
Javier se quitaba la remera quedando solo en
bóxer.
-Te ves muy bien. ¿Quieres que te de otra
almohada?
-Sí, gracias.
Le alcanzo la almohada y la tomó de la cintura.
Templó un poco y lo beso. Javier se recuesta en la
cama dejando las sabanas abierta, se recuestas y
la abraza. Javier le quita el corpiño mientras ella
se tapaba con los brazos.
-¿Porque te cubres?
-No lo sé. Me da pena.
-Ven acércate.
Javier la abraza fuertemente.
-Tranquila. No te presionare. Si quieres duermo
en el sillón.
-Es mejor así. Discúlpame.
-Yo te amo, y no tienes nada que explicarme.
-Eres lo mejor que me paso en la vida– le dijo
dulcemente.
-Y vos en la mía no lo olvides nunca…
-Jamás lo haré Javier…
Capítulo 12
Estaba llegando a la esquina. Vi que no había
nadie. Se sentó a esperar. Marco a
Ismael llorando, sola, triste y casi sin habla.
-¿Te sucede algo?
-No, si tengo el mejor día de mi vida sabes.
-¿Te puedo ayudar en algo? Si ese desgraciado te
lastimo de algún modo ya verá.
Deja de llorar.
-No me hizo nada. Es que me echo... Sabe que me
quieres.
-¿Por eso te echo?
-No, eso le da igual…
-¿Entonces por qué?
-Nos vio… nos vio… abrazados.
-Lo siento.
Ella continuaba llorando.
-¿Tienes a dónde ir?
-En realidad… no. Solo con mis padres.
-Mira me gustaría apoyarte en este mal momento.
En serio déjate ayudar. Te llevo a tu casa.
-No…
-Por favor.
-Bueno… Está bien.
-Paso por vos…
En menos de quince minutos paso por ella, lo vio
bajar del auto. Tenía la mirada, profunda, color
miel. Todo lo que una chica necesitaba en un
momento así.
-Gracias en verdad muchas gracias. No sé qué
sería de mí sin vos. -Siempre estaré para lo que
sea… Te quiero Luciana…
La llevo a casa. La dejo en la puerta. Ninguno de
los dos observo el espejo, simplemente se
besaron. Sin saber que Javier los observaba a lo
lejos. Se despidieron con otro beso.
Y ella bajo del auto. Esa noche soñó con Javier. Le
decía que lo amaba, pero cuando él se acercaba a
ella, se daba cuenta de que en realidad se lo
estaba diciendo a Ismael.
Despertó de pronto, maldiciéndolos.
Ismael luego de unas semanas una tarde en el
trabajo le dice:
-¿Lucí no crees que es hora de quedarme quieto,
formar una familia?- le pregunta
Ismael.
-Pero si eres tan joven, tienes tiempo para
encontrar a la mujer ideal.
-¿Y si te dijo Luciana que ya la encontré?
-Me alegraría. No, en realidad me pondría celosa.
-Eso quería escuchar. Te amo…
Ismael la beso dulcemente mientras ella lo
frenaba.
-¡¡¡Estoy tan confundida!!! Te necesito en mi vida,
a mi lado. Dame tiempo. Tal vez podre
corresponderte más adelante.
-Esperaré lo que sea necesario amor mío…
-Gracias por entenderme Isma... Te quiero
mucho. Solo me preocupa el hecho de estar
casada.
-Eso es fácil es resolver.
Capítulo 13
Cuatro meses después, en junio Luciana lo invito
a casa. Conoció sus padres.
Quedaron deslumbrados con Ismael. Cuando lo
acompañó a la puerta y salieron al jardín Ismael
la miró a los ojos y le dio un beso apasionado. Ella
respondió dejándose besar. Estaba comenzando
a enamorarse de Ismael. ¿Tal vez ya había
olvidado a Javier?
-Lo siento no debí- dice Ismael avergonzado. -No
lo sientas yo también hacía tiempo que quería
volver a besarte.
-Me alegro de oír eso. Me alegro de que ahora
estés aquí, conmigo. Te amo.
En el trabajo ya no se veían igual. Le llevó el
trabajo que le tenía que entregar esa semana.
-Sabes tu trabajo de edición esta excelente. Te
amo tanto.
-Lo sé. Pero tu opinión no cuenta. Eres bueno en
esto pero tu amor te sega.
-Claro que no eres muy buena.
-¿No que era excelente?
-¿No que mi opinión no contaba?
-Ha ha ¿Te crees chistoso?
-Solo un poco…
Cuando salieron del trabajo, subieron al auto de
él y cerró la puerta. Ismael la beso en la mejilla.
Con la mano lo toco desde las ceja hasta el
mentón. Ismael respondió besándola
apasionadamente. La llevo a su casa. Espero a
que Ismael abriera la puerta y que le volviera a
besar. La tomo por la cintura suavemente y ella
levanto los brazos.
La beso dulcemente y la subió por las escaleras a
su cuarto.
La depositó en la cama, apago las luces. Mientras
preparaba el baño la beso en la cama.
Él la llevo al baño. Abrió la ducha, entraron
lentamente. El agua comenzó a mojar el cabello
de los dos. Se abrazaron dulcemente. Él la beso y
acaricio dulcemente. Ella respondió con besos
más apasionados.
-No quiero. Déjame solo. No es correcto Lucí.
Ella estaba decidida, pero ahora era él quien tenía
miedo de lastimarla.
Capítulo 14
Tal vez es hora de pedir el divorcio a Javier pensó.
Javier le envió en marzo un mensaje a su celular.
“Luciana te extraño, siento mucho haberte perdido,
perdóname. Vuelve…
Fui un imbécil. Mañana estaré en nuestra casa. Te
espero a las cinco para hablar. No me falles por
favor”.
En diciembre decidió ir a la cita pero a solicitarle
el divorcio.
Cuando llegue lo vio en la puerta de la casa. Abrió
la puerta e ingresaron.
-Espero que estés dispuesta a escucharme.
-Siempre lo estaré; sabes que antes que nada eres
mi amigo.
-¿Solo eso soy ahora? ¿Nada de lo que vivimos te
importa ya?
-Claro que me importa pero he decidido seguir
adelante. Quiero terminar bien esto.
Solo necesito que me des el divorcio.
-Yo creí que querías volver, te extraño. No puedo
vivir sin ti. Dame una segunda oportunidad.
-No es momento de hablar de segundas
oportunidades. Tuviste dos meses para pedirla.
Y ni siquiera me llamaste.
-Quise darte espacio para que aclarara tus ideas.
-Pero solo me diste tiempo para comprender que
ya no te amo.
-No puedes decir eso. No. Tú me amas lo sé. Sino
no estarías aquí. ¿Hay alguien más?
-Creo que estoy enamorada de Ismael… Nosotros
estamos enamorados nos queremos.
-No puedo creerlo… ¡Estas mintiendo!
No contestó a eso, solo se levantó y se retiró. No
podía seguir escuchando aquellas palabras. O tal
vez no quería verlo a él. Se levantó de improviso;
salió de allí pero volvió sobre sus pasos, lo miró a
los ojos y lo beso. Nada explicaba mejor lo que
sentía que ese beso. Él tenía razón todavía lo
amaba. En ese instante descubrió que si lo amaba.
-¿Por qué lloras tanto?
-Yo no te engañe con Ismael.
-Pero yo si te eche de la casa.
-Eso ya no importa.
-Estas aquí. Eso me importa solamente.
No podía entender como Javier la perdonaba así
de fácil. Comenzó a pensar que el confiaba
ciegamente en ella. Aunque la infidelidad no se
haya concretado al fin de cuentas. El capricho, las
mentiras, los pensamientos por otro hombre si
habían existido y había estado a punto de haber
hecho el amor con él. Aun sentía culpa por ello.
Pero era Javier quien le hacía perder los estribos
al besarla pero igual se contenía. En cambio con
Ismael se desataba una pasión. Pero amaba a
Javier.
Cuando le dijo a Ismael que volvería con Javier
lloro al oírla. Al final ella solo era quien lo salvo
de mandar al diablo el trabajo de tantos años de
su padre. Había logrado hacer renacer la librería
otra vez.
Con Javier viajaron a Mar del Plata el 14 de julio
donde todo había empezado tres años antes. Ellos
estaban de acuerdo en que ya no se ocultarían
más nada. Que ella podría escribir si quisiera y él
no se opondría a ello. Solo le pedía que a cambio
de eso yo no trabajase más para Ismael. Aceptó, lo
amaba. Se sentía algo mal era nuevamente feliz.
El 16 de julio ellos estaban en el hotel, se
amaban.
-Te deseo tanto, este tiempo sin ti fue horrible.
-Yo también quiero ser tuya Javi…
-Tú ya eres mía…
Lentamente los cuerpos de los dos se encontraron
en la penumbra, se amaron como nunca. Nada de
lo que había pasado importaba. Se entregó a
Javier como deseaba hacía mucho tiempo. Esa
noche lo hizo. Ahora podía ya decir que era de él
por completo. Y nada ni nadie nos podían
separar…
-Solo eres mía… de nadie más. Tenlo claro.
-Solo tuya, Javier. Toda tuya.
Y mientras el mar en calma frente a la ventana
estaba, Javier dijo: “Luminosos, transparentes
como las gotas de la lluvia que se resbalan sobre
las hojas de los árboles después de una tempestad
de verano”. Y luego nada, el silencio. Solo ellos
alejándose por la playa, tomados de la mano
observando el amanecer. Un par de ojos azules y
unos verdes. Eso era todo, amaba Javier y el a
ella. No podían vivir uno sin el otro.
Capítulo 15
Luciana no había vuelto a ver a Ismael hasta
septiembre. Pero aún tenía su teléfono en su
agenda. Pensó que tan vez lo habría cambiado así
que no le escribió. Sintió ganas de saber de
Ismael. De que la apoyara. Javier estaba en el
trabajo. Llamó por teléfono, sonaba, nadie
atendía. Pero no cortó. Sonaba de nuevo,
atendieron.
-Hola. ¿Quién habla?
-Soy Lucia Cáceres.
-Se bien quién eres.
-Isma, necesito verte.
-Decime cuando. Ya mismo si quieres.
-Si ahora me parece bien, en la editorial.
-Bueno ya salgo para allá.
-Nos vemos Lucí…
Era casi de mediodía. Estaba frente a Robles,
hacia bastante que no estaba ahí. Los nervios la
podían, el corazón latía acelerado. Entró. Fue
directo a la oficina de Ismael.
La estaba esperando. Lo miró a los ojos. Se acercó
a él. Lo abrazo.
-Lucí, te extrañe. Este tiempo sin vos fue horrible.
Salieron a caminar. Estaban en una plaza cuando
vio la hora, debía volver a casa,
Javier estaba a punto de llegar. Le pidió que la
llevara. Subió a su auto. Puso música, comenzó a
cantar. Lo tenía frente a ella, conducía, cantaba.
Sonreía dulcemente.
Llegaron, bajó y antes de entrar a mi casa lo
abrazo. Le dijo que lo llamaría. Le beso la mejilla
y se despidió.
Abrió la puerta, Javier tenía un viaje. Cuando esa
noche vino del trabajo dijo que haría un viaje
nuevamente. Luciana miro a Javier, se
entristeció. No quiso que él se vaya, temía
sentirse sola y dejarse seducir por Ismael. Corrió
al jardín, llovía y relampagueaba. Se mojó, la
lluvia estaba violenta con mucho viento.
Javier salió detrás de ella, la atrapo al salir de la
propiedad. La tomo de la espalda, abrazándola
por detrás. Ella se agachó y se tiró al piso
llorando. El la abrazo nuevamente, la beso y le
dijo que no quería que se fuera.
-No tienes que hacer eso con un simple no vallas
era suficiente.
-Pensé que no lo entenderías.
-¿Cómo creíste eso?
-Era lo esperable.
-Debes entrar, estás muy desabrigada.
Le dio su abrigo, la abrazo y corrieron a la casa.
Se sacó la ropa mojada mientras el preparaba el
baño y una sopa caliente. Cuando regreso la
encontró frente al hogar temblando de frio. La
abrazo. Ella lo tomó de la barbilla y lo besó. Se
recostó en la cama, se quitó la ropa suavemente.
Él la beso en el estómago y los brazos, luego se
quitó la ropa y se recostó sobre ella. Comenzó a
agitarse, ya no sentía frio. El calor de su cuerpo
era suficiente para los dos. Pero cuando ella creía
que la tomaría él se alejó.
Ella lo abrazo firmemente y se durmió en su
pecho sin decirle nada. Suspiró, me sintió más
tranquila. Se dio un baño y se fui al gimnasio.
Cuando regresaba a casa lo llamo, quería saber
cuándo volvía le dijo que estaba en camino.
Creyó que había pasado la tarde en la
caminadora. Ella no paraba de pensar en Ismael,
después de tanto lo había vuelto a ver. Lo
necesitaba a su lado. Pero Javier no debía saber
de eso.
Capítulo 16
Le dijo a Ismael que viniera. Y llego rápido.
Ismael la abrazo, la beso en los labios le dijo que
la amaba. Salieron de allí rápidamente hasta su
casa. Abrió su cuarto la recostó en la cama y la
hizo suya. Si Luciana estaba engañando a Javier.
El 13 de octubre se ven nuevamente. Pero en ese
momento nada le importo, solo que Ismael la
amaba. Dos días después Javier regreso, nunca
sospecho nada. La mañana siguiente al despertar
Javier ya no estaba, se había ido al trabajo
temprano.
Al medio día regresó, tenía dos llamadas perdidas
de Ismael. Le preguntó qué sucedía, le dijo que la
quería ver. Fue a su casa y nuevamente se
amaron. Luciana no sentía culpa, ni que eso fuera
un engaño, de ningún modo. Pasaron la tarde
juntos allí en su cuarto.
Luego tuvo que regresar a casa. Era hora.
Lo esquivo unos días. No quería verlo. Pero había
un problema, extrañaba a Ismael. Lo extrañaba…
lo busco. Al principio él le dijo que deberían dejar
de verse pero no pudo aceptarlo. Lo quería.
Esa tarde mientras besaba a Ismael se dio cuenta
de que no sentía con sus besos lo que Javier le
hacía sentir. Y sintió que perdería a su esposo por
un capricho.
Si no le decía que lo había engañado no era justo
para él. Lo justo era confesarlo todo. Aunque con
ello lo hiriera. Porque no diciendo nada lo hería
más. Solo la verdad era capaz de salvar la
relación. Si es que Javier quería hacerlo después
de todo. Ella tenía que correr el riesgo de perderlo
si le decía la verdad, pero era lo correcto. Solo así
estaría en paz. Tomo fuerzas, reflexiono de qué
modo podía decirle todo y se decidió por decírselo
de frente sin intermediarios. Lo hizo.
Capítulo 17
-Tengo algo que decirte. Si después de escucharlo
quieres dejarme ahí tienes la puerta vete
simplemente sin mirarme a la cara pero deja que
te explique mis motivos.
-¿Qué cosa tan grave sucedió para que me digas
esto?
-Más de una en realidad.
-Dime entonces, por favor dilo de una vez.
-Te engañe, te mentí. Te traicione. Lo siento.
-¿Con quién lo has hecho?
-Eso es lo de menos. Javier debes saber que me
odio por todo esto que fui capaz de hacerte. No
busco tu perdón. No lo obtendré.
-No lo sé. No sé qué pensar. No esperaba esto. No
puedo creerlo. Dime algo la noche que volví de
buenos aires y tu desayunabas con tus padres
¿donde estuviste realmente?
¿Con él no? ¿Y mientras yo trabajaba también?
¿En qué momento se encontraban lo traías a
casa?
-Dime lo que quieras, no merezco tu respeto ni tu
perdón lo sé. Si estaba con él pero no es lo que
crees, me quede a dormir porque la noche
anterior me robaron, me asuste y él me ayudo a
tranquilizarme. No me perdonaras. Lo sé.
-Eso lo decidiré yo no tú. Depende de mí. Solo de
mí. Tal vez este amor sea más grande que esta
desilusión. Solo el tiempo lo dirá. Y no tienes por
qué irte, ni yo me iré. Eres mi esposa, y quiero
que continúes siéndolo. No te dejare libre para
que regreses con él.
Luciana lo abrazo. Le pidió perdón llorando y lo
beso en la mejilla. Javier la miraba con los ojos a
punto de largase a llorar. Tenía enfrente al amor
de su vida, pero esta lo había traicionado.
Los días ya no fueron los mismos. Ellos no eran
los mismos. Su amor tampoco. Tal vez estas
experiencias los había hecho ver lo mucho que se
amaban.
-Es lo que creo. Esto no debió de ser nunca
Javier.
-¿Me pedirás el divorcio? ¿Eso buscas?
-Es lo mejor para ambos. Es lo más sano. Ya te he
hecho mucho daño.
-Yo decidiré si esto me daña o no. No puedes
hablar por mí. No quiero dejarte. Por favor
recapacita. Yo ya perdone el engaño. Te amo.
-La que no se perdonó soy yo. No puedo.
-Claro que sí. Si yo pude lidiar con esto tú podrás.
Piénsalo. No perdemos nada en intentarlo otra
vez. Te amo Luciana. Y tú a mí. ¿No es así?
-Si te amo. Pero por eso no quiero herirte más. No
soy buena para vos. Entiéndelo. Debes dejarme.
-No lo hare. Estaré a tu lado hasta el día en que
me muera.
Entonces Luciana lo beso en los labios
dulcemente y le dijo que lo amaba. Javier la
abrazo y la tomo en sus brazos llevándola hacia el
cuarto.
-Permíteme demostrarte que nadie puede hacerte
tan feliz como yo.
Entonces la beso. Le quito el vestido y la acaricio
dulcemente. Porque la amaba. Y para sentir que
era nuevamente suya.
Cuarta parte
Desconfiadamente
Capítulo 18
La relación ya nunca volvería a ser la misma.
Porque el hilo de desconfianza siempre caería
sobre ella. Javier sabía que aún era posible que la
perdiera, pero prefería no pensar en ello.
-Javi, sabes cuándo te hable de ese chico que era
mi novio y rompió conmigo hace tres años, te
oculte algo.
-Eso es parte de tu pasado no me encumbre.
-Pero creo que deberías saberlo. Ese hombre era
Ismael. Era mi novio desde hacía dos años.
-Al menos tengo la tranquilidad que hubo uno
solo. Pero es lo mismo, no cambia las cosas. Si lo
conociste hace años o hace solo unos meses. Solo
quiero que me prometas que no lo veras más.
-Te prometo que así será.
-Prométeme que no volveremos a separarnos. -le
grito tomándola de los brazos.
-Nunca más amor. Nunca más. –le dijo ella
llorando sobre su hombro.
Javier la beso tiernamente y la tomo de la barbilla
mientras la abrazaba y la tomaba de la cintura.
Deseaba tanto confirmas esas palabras con algo
más real. Quería estar con ella.
Ahora si sentía que Luciana era solo para él. Y no
estaba dispuesto a compartirla. Ni a hacer nada
para volver a perderla. La amaba como jamás
había pensado que sería capaz. La quería siempre
a su lado. La necesitaba para vivir, como
necesitaba el oxígeno así necesitaba a Luciana.
Era temprano aun, pero ya se encontraba
sentado en la sala de espera del aeropuerto.
Miraba su reloj, las agujas se movían lentamente
y el tiempo parecía no pasar.
Eran las doce de la noche. El reloj sonó, era la
alarma. Comenzaba a impacientarse, ya era la
hora, ella debía haber llegado. Su corazón latía
acelerado; faltaba poco para abordar el avión.
Miró la puerta, sus ojos se cerraron. Tuvo miedo
de que ella no viniera, de que todo hubiera sido
en vano, su intento por protegerla, de alejarla de
todo. Javier sabía que ella podía llegar a
arrepentirse y no venir. Se sentía abrumado por
todo lo que había pasado en los últimos meses.
Allí con los ojos cerrados en la sala de espera,
pensó en el momento en que la conocí. En porque
el destino se había empeñado en que se
conocieran.
Capítulo 19
Ismael al enterarse que ella se iba lejos la rapto.
La espero en el aeropuerto y la tomó de los brazos
y empujó al auto, cerró la puerta. Luciana se
resistió pero Ismael fue más fuerte, la retuvo y
condujo lejos Luciana lloraba, le gritaba que
parara el coche y la dejara bajar. No lo hiso.
Siguió su camino hasta estar a más de 500
kilómetros. Luciana se durmió. La tapó y paró a
descansar. Habían pasado 6 horas.
Cuando Ismael despertó ella ya no estaba. Miró
por el retrovisor y la vio caminado por la ruta.
Salió y le gritó que se detuviera. No le escucho.
Corrió detrás de ella, la tomó del brazo.
-Suéltame. Me quiero ir.
-¿A dónde y así caminando? No te dejare sola.
-Me tengo que ir. Mi lugar está junto a mi esposo.
No puedes retenerme. La policía me buscara. Mi
hombre me buscara desesperado.
-Miente él no es tu hombre, yo soy tu hombre.
Bésame. Bésame.
-Deja que me vaya. No quiero estar contigo.
Entonces él la tomó del rostro, la beso. La sujeto
por la cintura sin dejar que se alejara.
Ella le grito que la suelte.
-No te soltare. Entra al auto.
Luciana accedió. Pensó en Javier. Él debía de
estar pensando que paso con ella.
Porque no llego al aeropuerto.
Su celular sonó. Era Javier.
-Lu si te arrepentiste de ir a otro país te entiendo.
Nos quedaremos.
-Javi… te prometo que voy a hablar esto
personalmente. Pero necesito un tiempo a solas.
Ismael quiso atinar a hacerla cortar pero al
escuchar que ella le pedía un tiempo pensó que
estaba logrando lo que buscaba.
Capítulo 20
Por tres años no supo de Ismael. Estaba
demasiado ocupada con el trabajo y con su
esposo. Una noche lee el diario y descubre que el
dueño de la empresa Robles se casó.
Luciana se alegra con la noticia, y piensa en
cuanto desea que él sea feliz. Tanto como ella
ahora lo es ella. A pesar de todo lo que le había
sucedido era feliz. Javier y ella eran ahora una
familia. Luciana tenía todo lo que siempre deseo.
Esperaba que Ismael también lo tuviera. La
editorial era de las mejores en el país y eso la
hacía muy feliz.
Ella tiene 31 años, Javier 47. Tienen la vida por
delante, para amarse tanto como el primer día. El
día en aquel ascensor fallo y se quedaron
encerrados solos ellos dos no fue casualidad la
falla, fue el destino que hiso que conocieran en
Mar del Plata, que se hospedaran en el mismo
sitio y que se enamoraran allí. El universo había
congeniado para unirlos para siempre. Porque su
amor era tan fuerte que nunca acabaría. Siempre
se querrían como el primer día. Estaba escrito así.
Era su destino. Y contra el destino no se puede ir
nunca. Estaba escrito que Javier seria por
siempre el gran amor de su vida y que él la amaría
a pesar de todo. Que el amor sería lo más fuerte,
nada lo acabaría.
Están en Mar del Plata, las vacaciones acaban de
empezar, caminan por la playa tomados de la
mano. Hay viento, el cabello de Luciana se le
vuela, se lo recoge en una colita y continúan.
Javier la besa dulcemente y le dice cuanto la ama.
Luciana lo abraza y le dice que ella lo amara por
siempre. Hasta la muerte.
-Demuéstramelo… que me querrás siempre
Luciana se toma el vientre y le dice: “yo sola no te
amare, nuestro bebe también lo hará”
-¿Tendremos un hijo? ¿Desde cuándo lo sabes?
-Me lo dijeron antes de venir. Pero quería darte la
sorpresa aquí, por donde caminamos juntos hace
años.
-Soy tan feliz.
-Y yo también Javier. Me haces feliz cada día
amor mío.
Javier la tomo en brazos y la hiso dar vueltas, ella
se tomaba del cuello de él. Las olas estaban en
calma, todo era perfecto. Se besaron largo rato y
continuaron caminando hacia el mar.
Fin