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Resumen:
La indumentaria es un objeto de incuestionable valor para la didáctica de la historia y
de otras ciencias sociales, ya que posee todas las cualidades de la didáctica del objeto con un
atractivo añadido muy vinculado a su aspecto y funcionalidad estética y a su reclamo visual;
es fácil vincular períodos históricos con su indumentaria característica, puesto que nuestro
imaginario cultural está lleno de películas, pinturas e incluso disfraces que proporcionan
datos al respecto. Lo que resulta complicado es dilucidar qué imágenes son las más fidedig-
nas, y esta cuestión no es otra que la relacionada con la veracidad y rigor de las fuentes de
la indumentaria. El presente artículo analiza dicha problemática, además de la relacionada
con la polisemia de su nomenclatura, con la necesidad de conocer su contexto estético o con la
naturaleza de sus cambios y continuidades.
Palabras clave: Indumentaria, fuentes materiales, didáctica del objeto, didáctica de la
historia, ideas estéticas.
Abstract:
Clothing items, as objects, are of great value for History didactics as well as in teaching
and learning other social sciences, due to the fact that they have not only all characteristics
related to objectual didactics but also some extra qualities concerning their aesthetic function
and visual power. Indeed, it is easy to associate historical periods to their most characteristic
costume, since we have lots of information coming from films, paintings or even fancy dresses.
The issue then has to do with the way to learn which images are more reliable, therefore it is
a matter of scientific rigour in clothing sources. Analysing this issue as well as other issues
related is the main porpouse of this article.
Key Words: Clothing, Objectual Sources, Object Didactics, History Didactics, Aesthetic
Ideas.
DIDÁCTICA DE LAS CIENCIAS EXPERIMENTALES Y SOCIALES. N.º 24. 2010, 63-72 (ISSN 0214-4379) 63
Las fuentes de la indumentaria y en cuenta el potencial del vestido como
su valor fuente histórica, es decir, sin tener pre-
sente las múltiples lecturas a que la
Tanto para el investigador como indumentaria, como objeto del pasado,
para el didacta, la indumentaria, como puede dar pie.
cualquier resto del pasado, es una fuen- Por otra parte, y también como toda
te de tipo material y tiene unos valores fuente, la indumentaria está sujeta a un
añadidos. Por lo tanto, su valor para proceso de selección que no depende sólo
nosotros es doble: por un lado tiene un de su valor material sino que depende,
valor propio derivado de la materia y el sobre todo, de su valor documental. Las
trabajo añadido o artístico que la com- fuentes históricas actualmente exis-
ponen, por otra parte, tiene un valor tentes no son el resultado aleatorio de
estrictamente vinculado a su carácter elementos conservados, sino el resulta-
de fuente del pasado. Este doble valor do de un riguroso proceso de selección;
de la indumentaria –como fuente his- así, la documentación archivística que
tórica y como obra de arte- se refleja se conserva, por ejemplo, en una casa
en los tejidos y vestidos de las clases señorial, en una hacienda o en una casa
altas; en cuanto a la indumentaria de parroquial es una selección de aquellos
las clases sociales inferiores, en cambio, documentos que pueden ser útiles en
sólo actúa como fuente histórica, siendo el futuro, ya sea para afianzar y con-
escaso o prácticamente inexistente su solidar el patrimonio, para demostrar
valor añadido. De todo ello se despren- los vínculos de herencia patrimonial,
de, en parte, la evidencia de que el grue- mantener cohesionada la propiedad,
so de museos de indumentaria cuente señalar las aportaciones de cada uno al
entre sus colecciones con ejemplares patrimonio común y, en definitiva, todo
correspondientes a los modelos de las aquello que hace referencia a los valo-
clases altas y que obvie la indumenta- res de la propiedad. Bien es cierto que
ria de las clases bajas, porque –entre también se conservan otros documentos
otras posibles razones–1 sus ejempla- vinculados a valores emocionales, pero
res indumentarios no son contempla- estos últimos sólo se mantienen en el
dos como obra de arte. Por lo tanto, es tiempo mientras pervive el recuerdo de
de suponer que las colecciones actuales la emoción. Lo mismo pasa con los bie-
de tejidos e indumentaria se basan, en nes inmuebles donde, paradójicamente,
gran parte, en la concepción estética se conservan más catedrales visitables
del vestido como obra de arte sin tener que casas de artesanos medievales, se
1 Entre las razones por las que los elementos del vestido de las clases sociales inferiores no se suelen
mostrar en los museos de indumentaria podríamos incluir, además del hecho ya citado de que se trata
de ejemplares faltos del aspecto estético de la indumentaria, el hecho que las clases inferiores utilizaban
una misma pieza de vestir hasta que ésta acababa estropeada o hecha girones de tanto usarla; es más,
probablemente, aprovechaban los restos de lo que quedara para alguna otra función: trapos, vendas,
etc., por lo que parece natural que raramente hayan sobrevivido este tipo de ejemplares.
2 Incluso el pintor flamenco Pietre Brueghel, que pintaba figuras, actividades y paisajes propios de las
clases bajas, ejercía su arte aparentmente proletario para disfrute de las clases altas; de igual modo que
en el renacimiento la adopción de pastorelas era un tema exótico del gusto de las clases altas.
3 Si bien es cierto que esta tendencia ha sido superada, en las últimas décadas, por una serie de museos
y centros de interpretación que han intentado recuperar tanto los utensilios como las herramientas de
trabajo, así como otros aspectos relacionados con la vida cotidiana de las clases trabajadoras. Pero inclu-
so esta tradición se enmarca, a menudo, dentro de una tradición etnográfico, propia de una burguesía
industrial y financiera.
4 La utilización del término “didáctica” –“didácticas”, en este caso- responde a la dimensión aplicada del
término “educación”; este último lo entendemos mucho más relacionado con una dimensión moral y/o
filosófica muy compleja y que no intentaremos analizar en este artículo.
5 Dehecho, éste ha sido uno de los objetivos de la tesis doctoral de Nayra Llonch Molina, titulada Espacios
de presentación de la indumentaria como recurso didáctica: problemática y estado de la cuestión, a cuya
consulta que se puede acceder a través de las redes de tesis doctorales en línea TESEO (http://www.
educacion.es/teseo) y TDX (http://www.tesisenxarxa.net/).
como Immanuel Kant –Crítica del juicio– o Edmund Burke –Indagación filosófica sobre el origen de las
ideas acerca de lo sublime y lo bello.
8 Aunasí, es cierto que, a veces, las clases populares, por imitación de las clases superiores, han acabado
adoptando tendencias indumentarias o elementos del vestido propios de otros lugares.
9 Si bien el estudio comparativo de los parecidos y similitudes entre la indumentaria de los dirigentes de
estos dos países, y de otros países europeos, con épocas de mayor proximidad y otras de más distancia-
miento, podría constituir una tesis por sí sola, entendemos que entre las clases sociales superiores ha
habido más fluidez en cuanto a la evolución de la moda en el tiempo y a las relaciones de influencia e
intercambio de tendencias indumentarias.
10 Cada vez más, y desde los años sesenta del siglo XX, proliferan los libros donde la indumentaria más
contemporánea se explica a través de sus creadores: los diseñadores; y la perspectiva imperante es, a
menudo, la de la moda como producto del genio de estos artistas. Tanto es así que incluso se crean mu-
seos entorno a diseñadores de moda, como es el caso del Musée Christian Dior en Granville (Normandía)
o el de Salvatore Ferragamo en Florencia, por poner dos ejemplos.
12 Revelaciones que consideran copias o réplicas, y en algunos casos invenciones, la mayoría de estatuillas
minoicas que forman parte de las colecciones de muchos de los grandes museos del mundo, especial-
mente los norteamericanos.
13 Gilliéron llegó incluso a fundar un negocio basado en la creación de estatuillas a modo de “souvenir”
turístico que vendía a los primeros turistas o visitantes de las ruinas y que estaban hechas, en algunos
casos, según encargo del comprador.
14 Esta afirmación no pone en duda la calidad de las reconstrucciones y el hecho más que probable de que
en el momento de llevarse a cabo se basasen en otros ejemplos hallados. Tampoco pone en duda la buena
fe o la supuesta buena intención en una pretensión de fidelidad de las reconstrucciones. Ahora bien, sí
se puede decir que, en el afán de hacer atractivo al público el yacimiento, Evans i Gilliéron se excedieron
en sus actuaciones y añadieron detalles allá donde no se podía asegurar que hubiesen estado y crearon
mitos iconográficos que tal vez jamás habían existido de tal manera.