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Aborto Ovino y Caprino
Aborto Ovino y Caprino
3. Tipos de abortos
3.1 Abortos No Infecciosos
No todos los abortos son causados por infecciones. De hecho, una
parte importante son causados por motivos no infecciosos, de lo más
variados e inesperados. Por ejemplo, dosificar con antiparasitarios, o
vacunar, especialmente cabras, puede provocar abortos. Un viejo
antiparasitario, la fenotiacina, fue señalada como causa de abortos en
ovejas, y no se recomienda el uso de otro tradicional antiparasitario, el
levamisole, en cabras preñadas porque se lo cree capaz de causar
abortos tardíos. Tampoco conviene administrar corticoides a cabras
preñadas, ni realizar ningún tipo de vacunación.
Con respecto a nivel nutritivo, se puede señalar que un descenso
brusco en la oferta forrajera puede causar aborto en cabras y ovejas,
especialmente cuando este descenso se produce en las últimas seis
semanas de gestación. Las deficiencias severas de vitamina A, cuando
se prolongan por más de 6 meses, pueden causar abortos a cabras.
También algunos minerales como el selenio, el cobre, el iodo y el
manganeso son esenciales para mantener la preñez, y su deficiencia
provoca abortos o el nacimiento de crías débiles. Cada una de estas
deficiencias tiene sus propios métodos de diagnóstico que el profesional
deberá tener presente cuando sospeche que está frente a una de estas
situaciones.
Cualquier enfermedad septicémica, sin ser considerada abortígena,
pero que cause un severo trastorno del estado general, con fiebre,
anorexia, decaimiento y postración, puede causar aborto. Asimismo
enfermedades metabólicas como la toxemia de la preñez o la cetosis
pueden tener la misma consecuencia, aunque la enfermedad conocida
como toxemia de la preñez en ovejas se caracteriza precisamente
porque la oveja desfallece a causa de una preñez múltiple de la que no
se libra y que le cuesta la vida.
Los traumatismos pueden causar abortos a cabras y ovejas preñadas,
igual que a otras especies. Se debe poner cuidado en las maniobras de
encierre en corrales, especialmente cuando las puertas son estrechas,
y en las tareas que impliquen aglomerar y manipular animales como las
dosificaciones, la esquila preparto, el desoje y descole de ovejas con
limpieza de ubres que se suele practicar preparto, y el transporte en
camiones. Con el mismo criterio los machos deben estar separados de
las hembras cuando estas están preñadas, ya que las golpean y las
cornean y pueden hacerlas abortar.
Varias plantas tóxicas son capaces de causar abortos y/o defectos
congénitos en los recién nacidos, como Lupinus formosus, Conium
maculatum, Nicotiana tabacum, Astragallus y Lathyrus.
En cabras Angora existe un aborto hereditario de origen genético, que
ha sido identificado en Sudáfrica. Las cabras padecen una disfunción
adrenal, y pueden parir normalmente una o dos veces, pero al llegar a
los 4/5 años de edad, y quedar preñadas, no pueden culminar la preñez
y padecen un aborto del tercio medio de la gestación (alrededor de 100
días de edad) por insuficiencia placentaria. Estas cabras pueden
acarrear el feto muerto durante semanas, y con el tiempo compensan la
deficiencia adrenal con una hipertrofia pituitaria y, por ende, adrenal, con
sintomatología de hiperadrenocorticismo, es decir atrofia muscular,
adelgazamiento de la piel y distensión abdominal. Estas cabras deben
ser eliminadas del rodeo general.
3.2.Abortos infecciosos
Hay una larga lista de enfermedades infecciosas que causan abortos en
la especie ovina y caprina, pero hasta el momento en nuestro país, y en
Sudamérica en general, solamente hay abortos confirmados por dos
enfermedades: brucelosis y toxoplasmosis.
Todas las demás causas de abortos ovinos y caprinos no han podido
ser fehacientemente comprobadas, por lo que en este trabajo haremos
énfasis en esas dos enfermedades, pero es muy importante tomar nota
de las otras causas de aborto, algunas de ellas endémicas en muchas
partes del mundo, para poderlas reconocer o sospechar su presencia si
aparecen en esta zona.
3.2.1.Toxoplasmosis
Enfermedad parasitaria causada por un protozoario, Toxoplasma
gondii, que tiene un ciclo sexual en los gatos y un ciclo asexual en otros
animales de sangre caliente tales como las ovejas y las cabras, pero
también pájaros y roedores. La toxoplasmosis es una zoonosis, y por lo
tanto debe ser considerada como enfermedad de riesgo, especialmente
para personas que conviven con gatos.
Esta enfermedad puede provocar abortos en el último tercio de la
gestación, es decir tardíos, y esto sucede cuando la oveja o la cabra se
enfermó mientras cursaba el tercio medio de la preñez. Si contrajo la
enfermedad al comienzo de la preñez, dentro de los primeros quince
días de vida, muere el embrión, se reabsorbe y no vuelve a preñarse o
lo hace tardíamente. Lo mismo sucede si se infestó en las primeras
semanas de vida fetal, es decir que puede padecer un aborto temprano
que pasa inadvertido, la hembra vuelve a entrar en celo y se preña
tardíamente o queda vacía. Si enfermó al final de la preñez, resiste la
infección y no aborta, aunque pare un hijo infectado, pero clínicamente
sano. Abortan cuando se infestan en la mitad de la gestación.
Las cabras y las ovejas se enferman comiendo forrajes conservados
(fardos, heno, silajes), granos o pasturas verdes contaminadas con
materia fecal de gato que contenga oocitos. Es característico que hayan
consumido fardos o parvas de heno guardados en un galpón o bajo un
tinglado donde vivan gatos, especialmente una gata con cría, quienes a
su vez se enferman comiendo ratones, pajaritos o tejidos que contengan
la forma infectiva de la toxoplasmosis, los bradizoitos, que colonizan las
células epiteliales del intestino de los felinos.
Clínicamente la cabra o la oveja no aparenta estar enferma, pero aborta
un feto casi a término, y suele haber algo característico en el aborto
toxoplásmico : en caso de gestación doble: uno de los fetos
frecuentemente está momificado, detenido en su crecimiento, y el otro
tiene un desarrollo normal para su edad.
Algunas cabras y ovejas paren una cría viva, de apariencia débil, que
muere en las primeras horas o días de vida.
En la placenta se observan los cotiledones brillantes y oscuros, con
focos de 1 a 2 mm que pueden estar necrosados, calcificados, y unidos
entre sí formando uniones difíciles de separar. No se observan
alteraciones en los espacios intercotiledonarios ni colecta líquida.
En el feto se encuentran colectas de un fluido más o menos oscuro y
sanguinolento en las cavidades corporales, edema subcutáneo
generalizado, y un estado general de descomposición. Las lesiones más
características se evidencian a nivel cerebral, con una encefalomielitis
no supurante, visible microscópicamente, en forma de quistes
parasitarios sin reacción inflamatoria o directamente trofozoitos con
respuesta inflamatoria, aunque es raro poder ver los microorganismos.
Para diagnosticar esta enfermedad, se deben buscar títulos de
anticuerpos en suero sanguíneo de las hembras que abortaron. Tres
pruebas muy adecuadas son el test de aglutinación de látex, el test de
inmunofluorescencia indirecta y la prueba de Elisa. Estas pruebas
también pueden hacerse en fluidos torácicos del feto y en suero
sanguíneo fetal.
Una prueba segura para el diagnóstico es el aislamiento de T.gondii por
inoculación de ratones, que es el método de aislamiento más adecuado
para este protozoario.
No existe un tratamiento adecuado cuando comenzó un brote de
toxoplasmosis. Se deben adoptar urgentes medidas higiénicas y
preventivas como por ejemplo aislar las enfermas y eliminar placentas,
camas contaminadas y fetos abortados.
3.2.2. Brucelosis
Esta enfermedad tiene dos agentes etiológicos, y en cada caso las
diferencias son muy importantes Es la otra enfermedad infecciosa que
causa abortos en la región, pero las dos brucelosis son dos
enfermedades distintas con diferencias que es necesario dejar
aclaradas.
Brucella ovis, agente causal de la Brucelosis Genital Ovina que en el
macho causa orquioepididimitis del carnero, es causa frecuente de
descarte de reproductores, ya que provoca subfertilidad o esterilidad por
la gravedad de las lesiones que causa. La hembra ovina se infecta por
vía venérea al ser servida por un carnero enfermo y difunde la
enfermedad al aparearse con otros carneros sanos en el mismo celo. No
es muy patógeno para las hembras ovinas, en las que causa infertilidad
temporal, baja tasa de preñez y atraso en la parición, aunque alguna
oveja puede sufrir un aborto tardío. La oveja sufre una infección vaginal
o cervical y repite celo en 3 o 4 oportunidades, hasta que finalmente
queda preñada.
El aborto causado por Brucella ovis es un aborto tardío, poco
característico, encontrándose un feto con un grado avanzado de
autólisis, y una placenta inflamada, con un edema oscuro, pardo, con
placas amarilllentas entre los cotiledones y el corion con focos de
necrosis.
El diagnóstico se hace en base a la serología de las ovejas y a la
presencia de la enfermedad clínica en los machos. En suero se realizan
las reacciones de BPA, 2‐ME y test de Elisa, y se deben eliminar todos
los reaccionantes positivos. Se pueden hacer frotis de órganos y
colorearlos con la técnica de Ziehl‐Neelsen modificada o intentar aislar
Brucellas de órganos fetales o de la placenta.
Las ovejas no se vacunan contra esta enfermedad, ya que no es una
enfermedad de alta incidencia, y para controlarla es preferible eliminar
los carneros con serología positiva y/o los clínicamente enfermos.
El otro agente causal de Brucelosis es Brucella melitensis, el que puede
producir abortos en cabras y ovejas, y ha sido debidamente identificada
como responsable de una tormenta de abortos caprinos en nov. 1992
en Mendoza, Argentina.
La enfermedad, una seria zoonosis denominada fiebre de Malta, es
endémica y está presente en todo el país, con distintos grados de
prevalencia.
Los animales se contagian por ingestión de material contaminado o por
penetración a través de la piel, y es de rápida difusión a través del
organismo, con eliminación por leche, orina, materia fecal, placenta y
descargas vaginales. Los animales enfermos abortan y contaminan el
ambiente con sus descargas. El macho, en cambio, no juega un rol
importante en la difusión de esta enfermedad.
Los enfermos no padecen síntomas clínicos característicos, solamente
trastornos generales, y cuando se sospecha la enfermedad se debe
buscar una elevación en los títulos de anticuerpos séricos. La prueba de
elección es la de antígeno bufferado en placa, BPA, 2‐mercaptoetanol,
Rosa de Bengala, y test de Elisa, más el aislamiento de brucellas en
leche y calostro.
Para controlar la enfermedad, la medida recomendable es el sacrificio
de todos los
animales enfermos, y la desinfección de corrales e instalaciones. En
caso de no ser posible tan drástica medida, se debe aislar los enfermos
y tratarlos con tetraciclina de larga acción (10 mg/kg c/72 hs.) durante 6
semanas combinado con estreptomicina (1 gr. diario vía IM durante 3
semanas), y repetir las pruebas serológicas.
Teniendo en cuenta que es una zoonosis, se recomienda la eliminación
de los enfermos o de todos los animales del rodeo, y no aplicar
vacunaciones. En algunos países vacunan con la cepa Rev‐1, pero no
se deben vacunar cabras preñadas ya que les provoca aborto. Se deben
quemar o enterrar profundamente fetos y material contaminado con
descargas vaginales sospechosas de estar cargadas de brucellas.
3.2.3.Campilobacteriosis
Antiguamente conocida como vibriosis, esta enfermedad de ovejas y
cabras es causada por Campilobacter fetus var.fetus, que no es el
agente causal de la vibriosis bovina. La campilobacteriosis causa
abortos tardíos en ovejas, pero raramente afecta a cabras.
Las ovejas se enferman por ingestión de forrajes o agua contaminadas
por descargas vaginales o fecales de otras ovejas que hayan abortado.
Esta es una enfermedad que puede causar tormentas de abortos
cuando ingresa por primera vez a una majada no inmunizada, y
Campilobacter generalmente es traído por ovejas compradas o
ingresadas por cualquier motivo.
La enfermedad deja una inmunidad sólida luego de provocar abortos o
un aumento en la mortalidad perinatal. Los abortos son tardíos, y las
ovejas no se ven enfermas, aunque alguna puede morir de peritonitis.
Los fetos abortados aparecen frecuentemente "ventrudos" por el
agrandamiento del hígado (hepatomegalia) , en el que se encuentran
focos necróticos blanquecinos del tamaño de una nuez y forma
redondeada. Además hay colectas líquidas en cavidad abdominal.
El diagnóstico se confirma por aislamiento o por microscopía de campo
oscuro, que permite identificar el agente causal en una muestra de
contenido estomacal del feto o de los fluidos vaginales de la oveja o de
la placenta.
Se deben eliminar los restos orgánicos y fetos abortados para evitar la
difusión de la enfermedad, y toda la majada debería tratarse
inmediatamente con tetraciclina por vía oral, comenzando con 400
mg/oveja/día durante 3 días para luego disminuir a la mitad hasta
terminar los partos. También pueden tratarse por inyección de
tetraciclinas de larga acción.
Existe una vacuna efectiva, que no es la misma vacuna que se utiliza
para bovinos. Se vacuna por una única vez, y anualmente se deben
vacunar las hembras que entran como reemplazo de las descartadas.
3.2.4.Salmonelosis
Esta enfermedad es causada por Salmonella abortus ovis, que afecta a
ovejas y cabras, las que pueden abortar durante el último mes de
gestación, o parir crías débiles que mueren antes de las dos semanas
de edad. Se cree que la enfermedad se transmite por ingestión, por las
hembras preñadas, de alimento contaminado, aunque se ha
mencionado una infección venérea.
El animal enfermo no muestra signos clínicos, salvo depresión y pirexia
transitoria. La enfermedad se ha asociado a situaciones stressantes
como temporales, caminatas, encierros prolongados, mal estado
nutritivo, o la mezcla de más de una de estas situaciones, pero el agente
causal es introducido a la majada por un animal enfermo.
La hembra que aborta puede desarrollar metritis por retención de
placenta y complicarse el cuadro con una septicemia mortal.
La necropsia del feto no ayuda mucho al diagnóstico porque no hay
lesiones características, por lo que hay que poner énfasis en el informe
del laboratorio. Con el contenido estomacal y con la placenta se pueden
hacer frotis que permiten ver los típicos microorganismos Gram
negativos. Esta sospecha debe ser confirmada con el cultivo del agente.
En el suero sanguíneo de la hembra que ha abortado se pueden
detectar anticuerpos por pruebas de aglutinación hechas enseguida
después del aborto.
Los animales deben ser tratados con antibióticos, y algunos requieren
tratamientos sintomáticos (suero, corticoides, etc.). Se puede utilizar
ampicilina, tetraciclinas y furazolidona.
La enfermedad deja una buena inmunidad después de una tormenta de
abortos, por lo que conviene mezclar los reemplazos con las madres
veteranas tiempo antes de la temporada de servicios, aunque esta
práctica produce portadores sanos y no elimina la enfermedad.
Existe una vacuna muerta de eficacia variable, y se ha usado en ovinos
una vacuna contra Salmonella cholera suis porque comparte con
S.abortus ovis el antígeno H, con buen suceso en el control de abortos
por esta enfermedad.
3.2.5.Leptospirosis
No es una causa importante de aborto en ovinos y caprinos. Son pocos
los informes que confirman a Leptospira como causa de abortos ovinos
y caprinos. Se han informado brotes agudos de la enfermedad en
animales que padecieron anorexia, ictericia, hemoglobinuria, abortos y
muerte de alguna hembra por septicemia. Se ha vinculado a la
leptospirosis con un aumento en la mortalidad perinatal de corderos, y
se cree que fue responsable de abortos ovinos, lo que no se pudo
confirmar.
El diagnóstico de la enfermedad se hace intentando el aislamiento de
Leptospira a partir de orina, hígado, riñón, bazo y humor acuoso del
animal muerto. La serología de las hembras indica altos títulos de
anticuerpos demostrables por aglutinación.
La enfermedad se puede prevenir vacunando 2 veces por año a todas
las hembras reproductoras.
El tratamiento de la enfermedad es sintomático, con un antibiótico de
elección que es dihidroestreptomicina (25 mg/kg) en una única
dosificación.
3.2.6. Listeriosis
Esta enfermedad se caracteriza por producir abortos, encefalitis y
septicemia en cabras y ovejas, aunque la forma abortiva y la encefalítica
no suelen presentarse simultáneamente en una majada de ovejas o de
cabras.
El agente causal, Listeria monocitogenes, es muy resistente en el medio
ambiente, y se lo puede encontrar prácticamente donde se lo busque, y
llama la atención la frecuencia con que se lo encuentra en silos mal
conservados, fríos y con pH elevados. También se lo ha asociado con
larvas de Oestrus ovis, como agente causal de cuadros neurológicos.
Los animales se infectan por vía oral, aunque no se descartan otras
vías, incluso la venérea. El animal sufre una septicemia que le provoca
fiebre, anorexia, agalactia, aborto y, en ocasiones, muerte de algunos
ejemplares.
La eliminación de Listeria se realiza por leche y materia fecal, y la cría
puede enfermar y morir. No hay lesiones caracteristicas que se puedan
buscar en la necropsia. Las lesiones placentarias son focos necróticos y
exudados oscuros que no se diferencian de los encontrados en otras
enfermedades. Estos focos necróticos también se encuentran en
hígado, pulmón y bazo fetales.
La enfermedad se diagnostica por una elevación en los anticuerpos del
suero de las madres, y la técnica más usada es la hemaglutinación
indirecta. Se confirma por el aislamiento de Listeria del contenido
estomacal o hígado fetal, o de la placenta y flujos uterinos.
Para prevenir la enfermedad se debe desaconsejar el empleo como
fuente nutritiva de silos en mal estado de conservación, mejorar la oferta
forrajera y desparasitar periódicamente las hembras. No existe una
vacuna eficaz. En caso de abortos, eliminar responsablemente fetos
abortados, placentas y material contaminado.
3.2.8. Fiebre Q
La Fiebre Q es una infección zoonótica causada por Coxiella burnetti,
una rickettsia pleomórfica, intracelular, de tinción variable, que causa en
seres humanos una especie de influenza, con dolores musculares y
jaquecas, y en ocasiones neumonía, hepatitis o problemas cardíacos.
Coxiella burnetti es muy resistente en el medio ambiente, y se cree que
se mantiene en algunos insectos hematófagos (garrapatas) y
vertebrados de pequeño tamaño.
Los animales se pueden contagiar inhalando polvo contaminado,
comiendo forrajes o agua contaminada y por picaduras de garrapatas.
No está demostrada su responsabilidad como agente causal de aborto,
pero se lo encuentra en placentas y fluidos de animales que han parido
crías a término, aunque ha habido abortos en cabras que estaban
atravesando situaciones de stress por alta concentración de animales o
malas condiciones nutritivas.
La fiebre Q es un problema grave en animales estabulados, encerrados
en galpones mal ventilados.
Como los abortos no se diferencian por alguna característica distintiva,
el diagnóstico se logra si se encuentran rickettsias en placenta, corion,
o en el feto. Se pueden hacer frotis de órganos, test de anticuerpos
fluorescentes, inoculación de animales de laboratorio o aislamiento en
huevos embrionados. También se puede realizar el test de Elisa y un
nuevo test de microaglutinación.
La enfermedad se trata con tetraciclinas, a las que son sensibles las
rickettsias, e instaurando medidas higiénicas, las mismas que hemos
comentado para otras enfermedades infecciosas.
Las personas que trabajan con cabras y ovejas deben tener mucho
cuidado especialmente si asisten partos o hembras que abortaron, no
consumir leche de esos animales sin pasteurizar y, si consumen carne,
debe ser muy bien cocida. Se recomienda el uso de guantes y de
barbijos quirúrgicos.
4. Control y Prevención
De la lectura de este informe, surgen algunas medidas preventivas que
debe tomar el propietario o encargado de cabras y ovejas preñadas, a
saber: mantener un buen nivel nutritivo, especialmente en el último tercio
de la preñez; desparasitar las hembras en el tercio medio de la preñez
con un antiparasitario adecuado; suministrar suplementos minerales,
especialmente en zonas de baja fertilidad solar o donde se hayan
detectado carencias en los animales; no concentrar excesivamente los
animales en corrales; si se encierran en galpones prever una buena
ventilación y eliminación de desechos como camas y agua sucia, y llevar
registros de la performance reproductiva, para lo cual es imprescindible
tener los animales identificados.
En caso de abortos, se deben aislar inmediatamente las hembras que
han abortado y remitir al laboratorio placentas, fluidos uterinos y
vaginales, una muestra de sangre de las hembras que han abortado y
el feto entero o sus vísceras con contenido, todo en adecuadas
condiciones de conservación, según las instrucciones del laboratorio.
Con respecto al destino final de las hembras que han abortado, la
pregunta que deben hacerse es si conviene tratarlas (de acuerdo a la
causa del aborto) o es preferible eliminarlas definitivamente del rodeo.
La decisión final depende, en gran medida, de la causa por la que han
abortado, ya que no es lo mismo un aborto por stress que un aborto por
una enfermedad zoonótica como la brucelosis o la fiebre Q. En caso de
aparición de una enfermedad tan grave como cualquiera de estas dos
mencionadas, la recomendación de las autoridades sanitarias
nacionales ha sido la eliminación de las hembras que han abortado o de
todos los animales del establecimiento, sobre todo si se trataba de
enfermedades exóticas para nuestro país.
En el caso de hembras que han abortado por segundo año consecutivo
sin que se haya podido encontrar una causa, se deben eliminar, ya que
de nada sirve una hembra incapaz de reproducirse. Eliminando
sistemáticamente año tras año todas las hembras que no han sido
capaces de destetar una cría, se llega a tener un ganado de alta
fertilidad, algo básico para intentar un trabajo de selección con cualquier
objetivo que se plantee.
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