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FEMINICIDIO E IMPOTENCIA MASCULINA

Análisis de declaraciones judiciales

Ma. Fátima Escóbar Nogalesi

INTRODUCCIÓN

Este trabajo de investigación titulado: Feminicidio e impotencia masculina, se


propone una aproximación de la declaración de los hombres feminicidas, en
el contexto de relaciones de pareja y la lógica de amor masculino planteados
por Sigmund Freud, Jacques Lacan y autores de orientación lacaniana como
Jacques Alain Miller, y otros.

De casos de administración de justicia, a partir del recojo de casos específicos.

En la actualidad en nuestra región, el homicidio de mujeres por parte de sus


parejas, está generando una gran atención de parte de investigadores,
instituciones, medios de comunicación, y otros. Sin embargo, los mismos están
focalizados en la mujer, valorada como víctima, y no así en el hombre
homicida, mismo que resulta abordado en términos numéricos, o perdido en
datos de género y factores socioculturales, desde donde se explica el acto
criminal; datos que si bien son importantes conocerlos, no son suficientes a la
hora de hacer inteligible el feminicidio.

Es más, los datos que se tienen en realidad son los del feminicida, y no así de
la víctima.

Palabras claves

Feminicidio, impotencia masculina, lógica de la vida amorosa.

ABSTRACT

EL CONCEPTO DE FEMINICIDIO
Como concepto, el feminicidio fue formalizado por Diana Russel y Jill Radford en
Femicide. The politics of woman killing. La traducción es femicidio, pero Marcela
Lagarce, etnóloga y feminista mexicana, propuso el término de “feminicidio” siguiendo
la voz homóloga a homicidio, y significaba asesinato de mujeres. El feminicidio nombra
según la intelectual, “el conjunto de hechos de lesa humanidad que contienen los crímenes
y las desapariciones de mujeres”1. Considera al feminicidio como una categoría analítica
de la teoría política y consiste en enfrentar el problema como parte de la violencia de
género contra las mujeres. El término no solo comprende asesinatos sino hechos de
violencia contra la mujer.

Diana Russel, parte de un concepto de mujeres “usables, prescindibles, mal tratables y


desechables”. Es el odio contra las mujeres uno de los móviles de estos crímenes,
desprecio, placer o sentido de propiedad de las mujeres. “Asesinato misógino de mujeres
cometido por hombres”. Comenta acerca de la quema de brujas, infanticidio femenino,
muerte de mujeres en nombre del así llamado honor. En todo caso se trata de un odio
hacia la diferencia, hacia lo que no se somete, lo ajeno, lo dispar. Lo extralimitado del
goce femenino representa muchas veces un peligro para el hombre.

Marcela Lagarde (2012) el feminicidio es “el extremo, la culminación de múltiples formas de


violencia de género contra las mujeres que atentan contra sus derechos humanos y las conducen
a variadas formas de muerte violenta, toleradas por la sociedad y el Estado”2; que se produce
por a) La organización social genérica patriarcal, jerárquica, de supremacía e inferioridad, que
crea desigualdad de género entre mujeres y hombres. b) Por la exclusión o exposición de las
mujeres a poderes opresivos personales, sociales e institucionales y c) Por la aceptación y la
tolerancia, que evidencian múltiples complicidades entre hombres supremacistas, machistas y
misóginos, incluso por el silencio social en torno a quienes delinquen y no son sancionados (Cfr.
LAGARDE Marcela y DE LOS RIOS: 2012, en www.ankulegi.org/wp-
content/uploads/2012/03/0008Lagarde.pdf).

“Como puede advertirse, el término femicidio germina para visibilizar “los asesinatos de
mujeres por hombres”; tras los hallazgos de violencia en contra de las mujeres, se va
ampliando la definición y se aclara que ésta forma de violencia mortal se ejerce en contra
de las mujeres de diferentes edades; por el hecho de ser mujeres, por odio, desprecio,
placer o un sentido de propiedad de la mujer, sexismo, por relaciones de poder
históricamente desiguales entre hombres y mujeres, relación inequitativa entre los sexos:
superioridad genérica del hombre frente a la subordinación genérica de la mujer;
asimismo se elucida que representa violencia de género y violencia sexual; que ocurre
en el ámbito público o privado y que es perpetrado por familiares (pareja, ex pareja,
compañero sexual, etc.), conocidos, desconocidos. Este término se convierte en jurídico
cuando el legislador tipifica conforme a su política criminal, definiéndolo como femicidio
o feminicidio.
Tomando en cuenta lo anotado y la tipificación que realiza nuestro ordenamiento penal,
podríamos concluir señalando que el femicido/feminicidio es la acción de extrema
violencia ejercitada por los hombres, que causa la muerte de las mujeres de todas las

1
Espósito, C. “Marcela Lagarde y la invención de la categoría “feminicidio”,
https://aquiescencia.net/2011/05/02/marcela-lagarde-y-la-invencion-de-la-categoria-feminicidio
2
El subrayado es nuestro.
edades; que viola su derecho a la vida, a una vida libre de violencia, a su dignidad,
seguridad e integridad, por el hecho de ser mujeres y que se produce debido a la desigual
distribución de poder, a las relaciones asimétricas entre hombres y mujeres en la sociedad
patriarcal, al sentimiento de superioridad, de propiedad, control sobre sus cuerpos, su
sexualidad, su proyecto de vida personal o discriminación ejercida por los hombres en
contra de las mujeres y que ocurre tanto en el ámbito público como privado”3.

Los Tipos de feminicidio: Feminicidio íntimo

La situación de la violencia femicida/feminicida

Según Small Arms Survay, catorce países de América Latina y el Caribe, se encuentran
entre los 25 estados con mayor tasa de femicidios/feminicidios en el mundo; dentro de
los cuáles El Salvador ocupa el primer lugar, Guatemala el tercero y Honduras el séptimo;
merced a ello estos tres países han sido denominados “El triángulo de la muerte para las
mujeres de Centroamérica”; en el décimo lugar se encuentra Colombia, nuestro país
ocupa el vergonzoso onceavo lugar con la mayor tasa de feminicidios, seguido de
Bahamas, y entre los países con alta tasa de feminicidio se hallan: Venezuela, Bélice,
Brasil, Ecuador, República Dominicana, etc. Cada año son 66.000 mujeres asesinadas.
(GARITA VILCHEZ Ana Isabel, en
www.un.org/es/women/endviolence/pdf/reg_del_femicicidio.pdf).
(BOLIVIA JUDICIAL, en
http://www.boliviajudicial.com/index.php?option=com_content&view=article&id=146
41&catid=81&Itemid=473)

El feminicidio en Bolivia

En nuestro país, Bolivia, el asesinato de la periodista Hanalí Huaycho en manos de su


esposo, un teniente de policía que la apuñaló 13 veces delante de su hijo de cinco años,
motivó la promulgación de la Ley Integral Contra la Violencia hacia la Mujer. El asesino
está prófugo (febrero, 2013). Ella había denunciado 17 veces al esposo sin ser escuchada
por las instancias policiales y jurídicas pertinentes.

En Marzo de 2013, el presidente Evo Morales promulgó la Ley Integral para Garantizar
a las Mujeres una vida libre de Violencia. A partir de la vigencia de la ley, el feminicidio
se considera un delito en el Código Penal con castigo de 30 años de cárcel sin indulto.

Llama la atención la violencia contra la mujer en espacios de convivencia íntima como


la violencia institucional. Sin embargo, debemos resaltar este paso importante de Bolivia
en la temática que nos moviliza.

3 Tito Araujo Nelma Teresa; El tipo penal de feminicidio/femicidio; Revista Jurídica, octubre de
2016. Universidad de Aquino, Bolivia. Disponible en: http://www.udabol.edu.bo/blog-
juridico/el-tipo-penal-de-feminicidiofemicidio-nelma-teresa-tito-araujo-bolivia/
Aunque es difícil saber si los casos de feminicidio aumentaron o disminuyeron a partir de
la Ley, puesto que falta una base de registros de años anteriores, hay todo un interés en el
registro de los casos en Bolivia. Según la organización ¿Una Más?4, los datos obtenidos
en 2016 representan un incremento respecto a la gestión 2015, cuando se registraron 93
feminicidios. Aunque la diferencia es menor a la registrada entre las gestiones 2015 y
2014, año en que las denuncias fueron sólo 77. Recordemos que la tipificación de
feminicidio y su vigencia desde el año 2013. Así, según datos de la Fiscalía desde ese
año hasta diciembre del 2016 se han recibido un total de 297 casos. De este total, 24
casos ya tiene sentencia condenatoria (17 por procedimiento abreviado), 5 se extinguieron
por muerte del imputados y el resto de los casos se encuentra en etapa de investigación”.

Creemos que como sociedad no podemos quedarnos en el registro del número de casos,
ni con el costado punitivo de la Ley, es decir encerrar hombres feminicidas durante treinta
años. Para las disciplinas sociales como para la sociedad no basta con encarcelar
hombres, por lo tanto se debe hacer un esfuerzo para construir un saber sobre el
feminicidio.

En Bolivia, una mujer muere cada 3 días víctima de feminicidio (CIDEM), por motivos
de: infidelidad, embarazo, negativa a abortar, negativa a continuar la relación, negativa a
tener relaciones sexuales, venganza y para no cumplir la asistencia familiar, móviles
políticos, sin especificar, celos, discusión, violación seguida de muerte (alcanzando los
últimos 3 motivos: el 16, 23 y 27%); las formas de violencia feminicida en las que mueren
las mujeres son: amordazadas, apuñaladas y maniatadas; asfixiadas y cuerpos en
descomposición; golpeadas y estranguladas; violencia continua y estranguladas;
golpeadas y sepultadas vivas; golpeadas y quemadas; sofocadas; golpeadas, violadas y
asfixiadas; violencia continua, golpeadas y apuñaladas; estranguladas; violencia continua
y muertas a golpes; apuñaladas y degolladas; golpeadas (las últimas 5 formas alcanzan
porcentajes de 8, 12.5 y 20.8 % respectivamente); entretanto que violadas y apuñaladas;
violadas y estranguladas; violadas golpeadas y asfixiadas y violadas y golpeadas,
alcanzan el 11.11, 33.33, 11.11 y 44.44 %). En cuanto a la violencia feminicida infantil:
Abandonadas después de nacer, asfixiadas, violadas y cercenadas, violadas y
estranguladas, violencia continua y muertas a golpes: 14.29% y golpeadas y asfixiadas:
28.57%. Tipo de relación de la víctima y el feminicida: amigos masculinos de la víctima:
2,33%; cónyuges, ex cónyuges, novios, ex novios, parejas íntimas: 55,81%; desconocidos
20,93%; hermanos 2,33%; padres, padrastros, madres, madrastras: 11,63%; otros
conocidos por la víctima 2,33%; sicarios 4,65%. (PACO Marianela, 2013). En 2014 se
registraron 54 muertes violentas de mujeres; desde la vigencia de la Ley 348, se han
dictado 38 sentencias de casos de feminicidio (El POTOSI, en
http://www.elpotosi.net/nacional/20151231_bolivia-cierra-la-gestion-2015-con-93-
procesos-por-feminicidio.html); según informe del Ministerio Público en la gestión 2015
se ha iniciado el procesamiento de 93 casos de feminicidio(GARITA VILCHEZ Ana
Isabel, en www.un.org/es/women/endviolence/pdf/reg_del_femicicidio.pdf).

4
Organización, ¿Cuántas más? Ni una menos. Disponible en la página
https://cuantasmas.org/articulos/213789/
(BOLIVIA JUDICIAL, en
http://www.boliviajudicial.com/index.php?option=com_content&view=article&id=146
41&catid=81&Itemid=473)

En conclusión, en nuestro país hay una violencia contra la mujer que es de tipo social,
judicial y estatal.

¿Qué dice el psicoanálisis?

LA LÓGICA DE AMOR MASCULINA EN FREUD

Se destaca que el psicoanálisis, ha teorizado ampliamente sobre las lógicas de amor


masculino y femenino, es decir, sobre cómo se relacionan los hombres y mujeres a partir
de sus impases, de sus dificultades. Dificultades que se presentan más del lado masculino
que del lado femenino. El delito penal tipificado como feminicidio, al parecer, bastaría
para sostener lo que se afirma. Así, el feminicidio que nos interesa reflexionar aquí, es el
que ocurre en la escena íntima, y desde el lado del feminicida, vale decir del lado
masculino.

Con ese propósito, desde el psicoanálisis, el feminicidio nos interroga en relación al amor
y al deseo, aspectos que creemos centrales en las relaciones de pareja. Así, nos
preguntamos: ¿Qué nos enseña el feminicidio sobre el amor y el deseo?

En el contexto cruceño, como en la cultura occidental, una pareja es tal por elección.
Preciso es resaltar en primer lugar el filo del término elección, que apunta por un lado a
la “libertad” de quien elige, para elegir, y por otro lado, apunta a la poca o ninguna libertad
para elegir, debido a que la elección, está comandada por ciertas condiciones que se deben
cumplir para que se dé el “flechazo” y la “automática” elección. Que existan condiciones
para elegir a una mujer, quiere decir, que un hombre no puede reconocer a una mujer de
manera natural, puesto que, no cualquier mujer le va “bien” a un hombre. De ahí que, el
problema que “resuelven” las condiciones, es cómo amar o gozar de una mujer, debido
a que la sexualidad humana no funciona de manera instintiva.
RESULTADOS

En consecuencia: ¿cuáles son las condiciones a partir de la cuales, abordan a una mujer,
los hombres feminicidas? Para responder a la misma, se recurrió a la exégesis de las
declaraciones sobre el acto feminicida, de casos juzgados en la ciudad de Santa Cruz,
desde el año 2015 al 2017.

Entre los resultados arribados en la investigación, en relación a las estrategias masculinas


de los feminicidas para abordar a una mujer, se han identificado dos:

1. Los hombres que asocian dos valores femeninos, uniendo la vertiente sensual y
la vertiente tierna en una misma mujer. Desde esta lógica, podemos situar a los
hombres cuyo acto homicida, tuvo como escenario los “celos infernales”. Veamos
la declaración del caso que llamaré A: “Yo le expliqué que sin ella no podía vivir,
me puse a llorar hartísimo, le dije que decida con cuál de los dos se iba a quedar
(…) yo le dije por qué se hace la burla. Volvimos a su negocio. Le dije que hable
a la policía porque no quería hacer locuras, que no quería pillarla con el otro
(…) Ya estábamos medio queriendo discutir los dos, y mantuvimos relaciones
sexuales y no quería ponerse como yo quería, y le dije ah! Con el otro sí hacés lo
que quiere. De ahí no me dijo nada, y reaccioné mal, me perdí ese rato, y estaba
con la cañería en la mano, yo la vi….”

La condición de amor para este hombre, nos remite a una “mujer no fiel”, no
toda para él, hay otro hombre, un tercero entre él y la mujer. Así, por un lado
leemos en sus enunciados una sobreestimación de su pareja (“sin ella no podía
vivir…”), por otro lado, el otro hombre hace falta para que le indique a este
feminicida el camino del dese. En otras palabras, esta mujer es deseada en la
medida en que es deseada por otro hombre.

La incertidumbre sobre a quien ama y cómo goza la mujer con el otro hombre,
hace estallar su narcisismo, cuestionado en su nudo viril. Entrampado en esa
condición, pretendía un control total, la pretensión ilusoria, forzada e imposible
de controlar y manejar los hilos de la escena deseante de esa mujer. Un amor y
un deseo imposible de entrada para este hombre, donde la tragedia amorosa
estalla.

La impotencia psíquica masculina en “A”, la podemos deducir de los


cuestionamientos con los que acosaba a aquella mujer que no terminaba de darle
un lugar en su deseo. Sus preguntas podrían ser: ¿Qué quiere esta mujer? ¿De qué
goza esta mujer? ¿Cómo goza con otro hombre esta mujer?

Hace falta que el Otro hombre indique el camino del deseo. Aquí la mujer debe
tener incluso la sospecha de que otros pueden interesarse por ella, y ella
consentirlo, esto aumenta su valor sexual. No basta, sostiene Miller (2010),
entonces con compartirla con el Otro de derecho, hace falta además, como se dice
en lenguaje inmobiliario, un pequeño problemita de goce, de usufructo, es decir
que pueda ocurrir que ella se entregue a otros; que otros merodeen garantiza su
valor sexual. Esta es al menos la prueba de que ella tiene un valor de intercambio.
Esta condición es un anhelo del sujeto de que aquella que él desea no sea toda
para él. En el fondo, esta condición es la condición de no toda.

Freud, en sus escritos sobre “Lógicas de la vida amorosa”, no se detiene en


absoluto a aclarar que la dama deba ser bella, muy sabia, ni tampoco que deba ser
rica o muy elegante. Las condiciones son de otro orden: Que para estos hombres
surge verdaderamente la pasión cuando no sólo lleva la marca de ser la mujer
legítima de otro, de la forma que sea, la posesión de otro, sino que además posee
una dudosa reputación de mujer fácil, de mujer ligera que sucumbe fácilmente al
galanteo masculino. En ese caso surge en verdad el delirio amoroso.

Freud articula una lógica: una exigencia de que el objeto no pertenezca del todo
al sujeto, no solamente que no sea de él, desde el punto de vista simbólico, sino
que pertenezca a otro, y aquí encontramos el filo de lo simbólico para situar la
posición del objeto femenino. Se puede gozar de la mujer con la condición de que
no sea de su propiedad, que no lleve su marca. En consecuencia, hace falta, que el
en el nivel del goce mismo, el objeto se escape y se escurra.

No se trata de justificar el acto homicida a partir de las características de la realidad de


una mujer, sino de lo que se realiza en el fantasma para un hombre. Las causas para el
psicoanálisis no son a priori, son a construir. Así, no se trata de justificar el feminicidio,
nos conformamos con aproximar la lógica de amor masculina a la declaración textual
de un feminicida.

Continuemos. El otro sexo no alcanza en absoluto para abarcar este registro de la


elección de objeto. En el fondo estas condiciones hablan de una variedad del valor.
El valor asociado a un objeto, a la relación que se mantiene con el y a la
satisfacción que se obtiene de el, por ejemplo en el acto sexual. Aquí una
sobrestimación.

Estas condiciones son patológicas, son una respuesta a la pregunta ¿en qué
condiciones se reconoce a una mujer? La versión patológica es que una mujer es
siempre la mujer de otro. El Otro es el padre, y el padre como referencia de la
propiedad de todas las mujeres. Y si este padre es inolvidable, quiere decir que
una mujer será para siempre la mujer del Otro, o sea, aquella que pertenece al
padre. Por lo tanto, podemos reconocer aquí, en la versión claramente patológica
de Freud, la exigencia de que este Otro se encuentre encarnado junto a la mujer,
que esté encarnado a su lado como su marido. Desde esta perspectiva, la condición
del Otro generaliza evidentemente la condición del tercero perjudicado, del Otro
engañado.
2. Los hombres que disocian, los que separan aquellos valores femeninos: la
vertiente tierna y la vertiente sensual, que aparecen separadas, en dos mujeres,
hombres que están del lado de la más generalizada (la mayoría de los hombres),
degradación de la vida erótica masculina. Esta lógica podemos situar a los
hombres cuyo relato de su acto homicida, tuvo como escenario la imposibilidad
de amar a la mujer que gozan sexualmente. Leamos un fragmento de la
declaración del caso que llamaré “B”: “A la una de la madrugada tocaron la reja,
salí a ver quién era, y ella nomás había sido, y vi que ella tenía un trago de menta
en su mano, me dijo si podía pasar y yo le respondí diciendo que no tenía plata y
ella me dijo que no importaba alguito, entonces la dejé pasar y estuve con ella
mientras seguí tomando. Luego salí a quererme bañar y ella salió detrás de mí,
empezamos a discutir y yo le dije a ella que se vaya porque no tenía más plata,
yo le pagué 25 y ella pedía 40, pero yo no tenía. Ella me empujó y empezamos a
discutir y después no me acuerdo. Cuando reaccioné ella estaba sin vida en la
reja, al verla no sabía qué hacer, me asusté…”

Esta mujer se le presenta para este hombre como escandalosamente indigno de la menor
idealización: la prostituta. Justamente, la condición para gozar del cuerpo de esa mujer
es no idealizarla, no amarla. Si la desea no la puede amar. El dinero aquí reemplaza al
amor. La feminidad, impúdica y degradada, despojada de la menor idealización que le
confería el amor, se manifiesta como puro objeto descarnado, objeto puro de goce. Este
hombre, está casi condenado al aislamiento, visible en la baja significación emocional
de sus actos, la falta de las ensoñaciones amorosas, la falta de interrogantes sobre el amor
y la pareja, etc.
Para este hombre, la condición de aquella mujer, es la que lo orienta en cómo puede gozar
sexualmente de ella. Hay una satisfacción narcisista en este hombre, preso de la
idealización de sí mismo, está habitado por la fantasía de creer que él tendría o poseería
lo que a ella la hace gozar; pero su potencia fálica, sólo está garantizada cuando no
compromete el amor, es decir, impotente para el amor.

Sigmund Freud, en esta lógica, va a generalizar la impotencia psíquica masculina, que


obedece a que del lado hombre no se reconoce a la mujer, solo se reconoce la condición.
Aquella condición, justamente, viene al lugar de la falta de relación sexual. La falta de
reciprocidad sexual no es la relación sexual o el acto sexual. La proporción sexual existiría
si se pudiera decir que un hombre elige a una mujer, que la reconoce como tal sin pasar
por esas artimañas extraordinariamente desviadas; si pudiera reconocerla, amarla, desearla
y gozar de ella por cuanto es mujer. La impotencia masculina aquí es para desear a
cualquier mujer.
CONCLUSIONES

Este trabajo no pretende responder a porqué un hombre mata a una mujer en una escena
íntima. Desde el psicoanálisis, la o las causas son siempre a construir y tienen algo
insondable, insondable no sólo para el psicoanalista, sino para el mismo feminicida. Lo
insondable es lo real, lo real que no se deja traducir en palabras. Lo real para el psicoanálisis
es la falta de proporción sexual, así, las relaciones de pareja son siempre sintomáticas,
nunca son “normales”. No hay forma de reconocerse entre hombres y mujeres, sólo se
reconocen las condiciones para amar y desear. De ahí que, la declaración descriptiva sobre
la escena del crimen no es la descripción de la causa. Si ésta confesión es suficiente para
juzgar su acto criminal, para el psicoanálisis se trata de una clínica del sujeto, del uno por
uno, no del tratamiento normativo y masificado.

Finalmente, remarcar que esta investigación cualitativa, pretende aportar un saber y abrir
un diálogo con otros saberes sobre el feminicidio, a los fines de conformar espacios de
investigación interdisciplinarios y transdiciplinarios. Me gustaría cerrar esta ponencia con
una interrogante: ¿Cómo se establece la relación entre enfermedad (patología) y crimen?

Bibliografía
Freud, S. (1908): “Carácter y erotismo anal”. Bs. As. Amorrortu, Vol. IX.1992.
— — (1909): “La novela familiar de los neuróticos”. Bs. As. Amorrortu, Vol. IX. 1992.
— — (1909): “A propósito de un caso de neurosis obsesiva”. Bs. As. Amorrortu, Vol. X.
1992.
— — (1910-1912): “Contribuciones a la psicología del amor” I y II. Bs. As. Amorrortu,
Vol. XI. 1992.
Lacan, J (1953): “El mito individual del neurótico”. En Intervenciones y Textos. 2. Bs. As.
Manantial, 1988.
— — (1958-59): “El deseo y su interpretación”. En Lacan oral. Editorial Bóveda. Bs As.

Miller, Jacques. (2010): “Los divinos detalles”, Bs. As., Paidós.


LAGARDE Marcela y DE LOS RIOS: 2012, disponible en www.ankulegi.org/wp-
content/uploads/2012/03/0008Lagarde.pdf).

icoanálisis en la Tragedia. De las tragedias neuróticas al drama universal. Madrid.


Biblioteca Nueva. 2000.
— — Arrebatos femeninos, obsesiones masculinas. Clínica psicoanalítica hoy. Buenos
Aires. Letra Viva. 2008.
Shakespeare, W: Hamlet, Príncipe de Dinamarca. España. Círculo de lectores. 1970.

i
Psicoanalista. Investigadora clínica. Docente titular de la UAGRM.

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