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República Bolivariana de Venezuela

Universidad Pedagógica Experimental Libertador


Instituto de Mejoramiento Profesional del Magisterio
Centro de Atención Caracas
Cátedra: Problemas Históricos de Venezuela
Lic. José Antonio Ruiz

LA REFORMA PETROLERA DE 1943


Y SU SIGNIFICACIÓN EN LA HISTORIA

Autor:
Avelardo J. Sánchez
C. I. N° 12.830.298

Caracas, Junio de 2012


El General Isaías Medina Angarita asume la presidencia en pleno desarrollo
de la II Guerra Mundial. Su administración se caracterizó, entre otros aspectos, por un
profundo desenvolvimiento de la actividad política venezolana, así como por la toma
de importantes decisiones en materia económica y social.

Fue el gobierno de Medina una gestión reformista, que lleva a cabo la


modificación del Código Civil en 1942, la Reforma Tributaria, mediante la Ley de
Impuesto sobre la Renta en el mismo año, la reforma a la Constitución en 1945, que
estableció el voto directo para elegir a los Diputados al Congreso, dio el voto a las
mujeres en las elecciones municipales y eliminó el inciso VI del articulo 32 de la
Constitución, que prohibía las actividades comunistas. También se formuló la Ley
Agraria y el Decreto de Prohibición de Desalojo de Pisatarios en 1945.

Por otra parte, se afina la reglamentación tendiente al mejoramiento de las


condiciones de vida de los trabajadores con la Ley del Seguro Social Obligatorio, el
Instituto Central de los Seguros Sociales, el funcionamiento de las Cajas Regionales,
la Ley de Sociedades Cooperativas, la Reforma Parcial a la Ley del Trabajo y el
Reglamento del Trabajo en el Campo.

En este periodo de grandes reformas, el General Medina no perdió la


oportunidad única que se le presentó con la II Guerra para impulsar una de las
reformas mas importantes en materia económica, como lo fue la Ley de
Hidrocarburos promulgada en el año 1943, y que estaría vigente hasta 1975, año en
que se produjo la nacionalización de la industria petrolera venezolana.

En efecto, la "reforma petrolera" del 43, se discute en un momento en el cual


coinciden varios factores que hacen necesario un cambio en su legislación, con el
objeto de que el Estado lograra obtener una mayor participación, cuando hasta ese
momento las grandes beneficiarias eran las compañías extranjeras, que desde los días
del General Juan Vicente Gómez gozaban de privilegios en la explotación y
exportación del recurso.

Las políticas que en materia de hidrocarburos aplicó la figura central de la


Rehabilitación Nacional, siempre estuvieron orientadas a complacer a las compañías.
Rómulo Betancourt (1975) refiere en su libro, Venezuela dueña de su petróleo, que
"la época de Gómez es inolvidable para los venezolanos. No solo por los ejercicios de
crueldad contra sus opositores (…), sino también por el entreguismo hacia las
compañías explotadoras extranjeras" (p. 15).

El boom petrolero que en 1922 comenzó en Venezuela, permitió al dictador


asegurarse una fuente de recursos económicos lo bastante considerable para sostener
al régimen, a pesar de la casi ruina de las otras áreas de la economía nacional y de las
políticas desventajosas para el país.

Por una época en que ya la exploración del subsuelo venezolano por parte de
empresas extranjeras estaba en pleno desarrollo, no había en Venezuela una
legislación que normara las relaciones del estado con estas empresas, que de una u
otra forma lograron obtener las concesiones. Se regían para ese entonces por una
arcaica Ley de Minas de 1909 que no contenía posiciones referidas a la explotación
de los hidrocarburos. Pero para 1917 el Dr. Gumersindo Torres llega al Ministerio de
Fomento, al cual estaba atribuido lo relacionado con hidrocarburos y se enfrentó,
citando nuevamente a Betancourt, "con energía nacionalista al entreguismo
emprendido por Gómez".

El Ministro Forres hace modificar la Ley de Minas de 1909, y en la nueva ley


se estableció un lapso de duración para las concesiones de solo treinta anos, asimismo
quedo lijado que si pasados tres años de otorgada la concesión no era explotada el
contrato quedaba anulado y las tierras revertidas al Estado, que podía otorgarlas en
una nueva concesión. Se fijó también la disposición de que en cualquier área
explotada, cuenta que mitad pasará a ser reserva nacional, tomando en cuenta que el
petróleo s un recurso natural no renovable.

Esta Ley, la de 1920, era la primera que regularía única y exclusivamente la


industria petrolera en Venezuela, aprobada por un Congreso que Gómez escogió y
nombró de entre sus amigos y colaboradores.

Pero estas reformas tuvieron limitada aplicación, porque las presiones de las
empresas, el Departamento de Estado norteamericano y la legación británica,
condujeron a su modificación y a la pronta destitución del Sr. Gumersindo Torres. Era
una nueva legislación que nació para morir a temprana edad, ya que al igual que el
ministro Torres no era del agrado ni convenía a los intereses capitalistas de las
empresas extranjeras.

Fue entonces cuando en 1921 Gómez llamo a los representantes de las


empresas y básicamente, y como lo describe Carlos Irazabal en su obra Hacia la
Democracia, les dijo "ustedes conocen de petróleo y nosotros no; redacten la ley que
debe regir esta industria". Rafael Hidalgo Hernández, un abogado de las compañías,
fue designado por el dictador para redactar la nueva legislación petrolera de 1922,
que extendió el plazo de las concesiones, y finalmente introdujo un nuevo elemento
que contribuyó al sin igual enriquecimiento de las petroleras ante la mirada
complaciente de la dictadura.

Se trataba del artículo que le dio libertad absoluta a las compañías para
importar todo cuanto requirieran sin pagar impuesto alguno, todo a través de las
aduanas de la república.

Así, para el período 1923-1930, el monto de las exoneraciones ascendía a la


cantidad de 219.038.964, y los impuestos recaudados por concepto de importaciones
para el mismo período eran por el monto de 187.019-954. Paradójicamente, y según
el mismo Gumersindo Torres, citado por Irazabal, "hubiera sido preferible no cobrar
impuesto alguno de explotación en cambio del pago de los derechos de aduana
exonerados". Torres había sido colocado nuevamente por el dictador al frente del
despacho de Fomento en 1930 año en que reveló estas extraordinarias cifras.

El entreguismo fue bárbaro. El "The New York Times" publicó el 19 de marzo


de 1931 las palabras del Dr. Pedro Arcaya, uno de los intelectuales al servicio de
Gómez, quien en una conferencia en Washintong manifestó ante empresarios e
industriales:

"... las más amplias facilidades y más completas garantías han sido
acordadas al capital extranjero que ha sido invertido en Venezuela. Y
(...) lo que se ha hecho en el caso del petróleo puede ser hecho, con mu-
chas otras industrias en Venezuela ..."(* ).

Pero ya, desde 1928 se produjo una deformación de la economía nacional,


cuando hubo el "primer salto de la explotación petrolera". Para ese entonces ya había
estallado en el Zulia el Barroso No 2; se exportaron cien millones de barriles de crudo
y al mismo tiempo comenzaron a declinar las exportaciones de los productos
tradicionales, café y cacao, cuyo comercio venía experimentando fluctuaciones desde
principios de siglo, pero que definitivamente pasarían a ser una industria del siglo
pasado, de la Venezuela Agropecuaria. Es en este momento cuando nuestra economía
comienza a depender exclusivamente del sector petrolero, y se acentúan los rasgos
neocoloniales que Carlos Irazabal, Erito Figueroa y Malave Mata refieren en sus
trabajos.

Juan Vicente Gómez fue, durante la crisis de 1929, el dictador más


desahogado de América Latina. Es la caída de las exportaciones, pero el petróleo
"inmuniza" a la economía venezolana como afirmara Domingo Alberto Rangel en
"Los Andinos en el Poder" (1964), de "las peores consecuencias de una crisis
económica universal". Las exportaciones venezolanas no cayeron más allá del 15%,
ni el ingreso fiscal se contrajo más del 20%. El petróleo descendió lentamente en el
mercado mientras que otros productos industriales y agrícolas se desplomaron
brutalmente.

Se produjo entonces una caída del valor de la moneda americana que le


permitió a Gómez cancelar la deuda externa a un precio más bajo. Aquí la habilidosa
"tacañería" conque el dictador administraba el tesoro nacional jugó un rol importante;
era en este preciso momento donde hacían falta enérgicas medidas que encaminaran a
Venezuela hacia su verdadera independencia.

Muerto Gómez en 1935, Eleazar López Contreras es el nuevo Presidente, y


con Néstor Luis Pérez en 1938 al frente del Ministerio de Fomento, se da un nuevo
intento por lograr una participación justa en el reparto de las ganancias por concepto
de la renta petrolera.

El Dr. Néstor Luis Pérez presentó un proyecto de ley que limitaba las
importaciones de las compañías exonerables del pago de impuestos aduaneros, pero
algo insólito ocurrió entonces cuando fue a llevarse esa ley para que el Presidente le
pusiera el Ejecútese, no aparecían los artículos que resultaban dañinos a las empresas
y fue necesario rehacerlos de las actas del Congreso. El Presidente le dio el Ejecútese
un año después de ser aprobado por el Congreso, pero nunca alcanzó a ser aplicada en
su integridad.

Tampoco se cumplió durante esa época el articulo 21 de la Ley de Arancel de


Aduanas, que establecía que podía cobrarse un sobre las exportaciones de productos
mineros, de lo cual se hacía clara referencia. A pesar del desarticulado presupuesto de
aquel momento, le falto decisión al gobierno de López Contreras para darle total
cumplimiento a ese artículo.
La Reforma Petrolera de 1943

La situación de Guerra Mundial que coincidió con la administración del


sucesor de López Contreras, había afectado la producción y exportación del petróleo.

En 1942 la producción petrolera había disminuido en 13 millones de barriles


en comparación con 1941. El ingreso fiscal también disminuyó de 121 millones de
bolívares en 1941 a 87,7 millones en 1942. Quedó evidenciada la vulnerabilidad de
nuestra economía respecto a la demanda exterior y la necesidad de obtener divisas
para su inversión en la economía nacional.

La desproporción entre las ganancias de las petroleras y el beneficio del


Estado se dejo sentir en el presupuesto nacional. No obstante, la maquinaria bélica
que se estaba moviendo en el mundo requería del combustible que la impulsara. Era
el momento oportuno para plantear una revisión y pronta reforma a la Ley de
Hidrocarburos, porque también gran parte de las concesiones estaban a punto de
caducar y otras se encontraban en situación irregular.

La burguesía se encontraba urgida de recursos con los cuales acrecentar su


esfera de influencia, y la opinión pública exigía enérgicamente la puesta en práctica
de medidas que permitieran dar respuesta a urgentes problemas nacionales de
abastecimiento y empleo.

“Esa reforma fue anunciada como una panacea para la República, y


surgió de algunos la idea de rendirle al autor de la iniciativa un
homenaje público por lo que iba a hacer. Acción Democrática con
mi voz (...) ocurrió a la concentración de Los Caobos, y
simplemente dije que anunciábamos como auspiciosa la intención
de revisar legalmente las reía, clones empresa-Estado". ( *)
El erario nacional estaba en una crítica situación, mientras que las obras
públicas quedaron paralizadas y el malestar económico hacía eco en los bolsillos de
los venezolanos. El gobierno desarrolló toda clase de "Malabarismos" con el objeto
de garantizar el pago del ejército y el sustento para la burocracia.

De esta manera, el 17 de julio de 1942, en un discurso pronunciado ante la


Comisión del Congreso que anunciaba la clausura de las sesiones ordinarias, el
Presidente Medina Angarita declaro que su administración se dedicaría a "revisar, al
amparo de nuestras leyes y en busca de la equidad, una situación que necesariamente
tiene que revisarse, en favor de la nación venezolana". Anunció desde ese momento
la revisión de las leyes vigentes en materia de explotación de los recursos naturales,
haciendo por supuesto referencia a la industria que desde la década de los años veinte
se constituyó en nuestra, principal fuente de ingresos, con el objeto de que
"Venezuela obtenga en la explotación de sus riquezas naturales la parte que en justicia
le corresponde y que las industrias que son consecuencia lógica de la extracción de
esos recursos tengan su asiento, movimiento y expansión en Venezuela".

El proyecto de Ley fue presentado a la consideración del Congreso Nacional


la misma mañana en que se reiniciaron las sesiones, y Acción Democrática; a través
de su representación parlamentarla, y los Diputados y Senadores independientes que
constituían la denominada Minoría Unificada, formularon sus críticas y fijaron lo que
a su juicio eran aciertos del proyecto.

El sector acción democratista apoyó la unificación de las concesiones, el


aumento de los impuestos para las compañías, la obligación de las petroleras de
establecer en Venezuela la contabilidad de las empresas. Sin embargo objetaron
severamente que no se alcanzara la más grande aspiración de la opinión pública que
no era otra que el reparto justo de los ingresos, y que se incorporara en cambio el
famoso "fifty-fifty", el cincuenta por ciento para el Estado y el cincuenta por ciento
para las petroleras.
Con la Ley de Hidrocarburos de 1943 se esperaba en teoría que una
"participación mas justa" traerla al país los recursos necesarios para iniciar un
ambicioso programa de desarrollo económico y social. Represento así, el
acontecimiento económico más significativo del periodo de Medina Angarita.

Unificó para todos los concesionarios el royalty en 16,5% de la producción


del petróleo en el área de la concesión. Las compañías solo pueden transportar,
refinar, vender, exportar el 83,25% de lo extraído. Otorgó nuevas concesiones entre
1944 y 1945, que duplicaron la cantidad de superficie otorgada en los días de Gómez
y López Contreras; estas concesiones, en algunos casos, caducaban a los cuarenta
arios y podían ser renovadas por igual límite de tiempo, hecho este que fue también
ampliamente objetado por la opinión pública y la oposición.

Se exigió también la instalación de refinerías en el territorio nacional, o en su


defecto, la obligación de refinar en el país el 10% de la producción obtenida en las
nuevas concesiones, cuyos titulares se adaptarán a las prescripciones de la nueva ley.
Conclusiones y Consideraciones Finales

Pese a las grandes críticas que la oposición unificada, hizo a la reforma


petrolera, bien sustentadas y con la seriedad y responsabilidad, que caracterizaba a los
dirigentes de la época, no cabe duda de que la nueva ley impulsó un cambio
importante en la estructura económica de la Nación. La Reforma Tributaria de 1942
la complementó, permitiendo al gobierno incrementar los ingresos que generaban los
impuestos a las importaciones, exportaciones y transporte de productos e insumos
ligados a la actividad extractiva.

Con la situación de guerra en el mundo, la importación a Venezuela de


materias primas, alimentos, ropa, calzado y otros productos, descendieron
abruptamente, hecho este que condujo al gobierno a invertir parte de esos nuevos
ingresos en el financiamiento de pequeñas, medianas y grandes empresas, como parte
de una política de autoabastecimiento. Se otorgaron créditos y se aseguró protección a
las ramas industriales, es así como la burguesía existente, y la que comenzaba a
florecer, reaccionan ante esta oportunidad de crecer económicamente, y se organizan
fundando Fedecámaras.

Ley de Hidrocarburos de 1943, fue un pasó fundamental hacia lo que muchos


años después se llamaría la nacionalización del petróleo el 1975. Determinación que
a juicio de ese gran defensor de la riqueza petrolera nacional, el Dr. Juan Pablo Pérez
Alfonzo (l976), debió tomarse en 1945, porque las circunstancias así lo favorecían.

"...se daban circunstancias similares a las de ahora en cuanto a los


mercados internacionales. Estábamos en una situación en que la
demanda excedía a la oferta, debido a que la industria petrolera se
habla equivocado lo mismo que en el 73 con las posibilidades de
crecimiento de la demanda de petróleo. Al terminar la guerra, la
industria petrolera creyó que iba a haber una contracción de esa
demanda y resultó que durante la paz, la reconstrucción de los países
devastados por la guerra reclamó mas petróleo que el que ha Día
exigido la guerra" (*).

Fue en conclusión el cambio profundo que se dio en la relación de las


petroleras con el Estado, el surgimiento de una burguesía industrial organizada y que
a futuro y en el presente, jugaría un papel fundamental en la economía y la política
venezolana. Es la importancia que tiene corno uno de los primeros pasos hacia la
nacionalización, lo que le da a la Reforma Petrolera de 1943 significación y profundo
valor en el proceso histórico - contemporáneo de Venezuela, y que quizás, haciendo
un poco de sana especulación, pudo haber conducido "sin prisa, pero sin pausa", a un
verdadero y progresivo proceso de emancipación económica y política, de no haberse
producido la abrupta caída del gobierno del General Medina Angarita, con la
polémica "revolución de octubre" de 1945.

Juan Pablo Pérez Alfonzo y Domingo Alberto Rangel. (1976).


El Desastre. Valencia: Vadel-Hermanos Editores, p. 17.

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